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Título
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BS_1931_05
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Descripción
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Boletín Salesiano. Mayo 1931
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extracted text
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Año XLVI - N, 5.
Mayo. 1931.
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LA S O B R A S DE D O N B O S C O
Vocación maravillosa y probada
Recordando este año el centenario de la
fecha en que D on Bosco empezó su carrera
sacerdotal, nos parece oportuno presentar a
r.-tesiros lectores lo extraordinario de la vocaden y las pruebas por que tuvo que pasar
el Siervo de D io s para llegar al sacerdocio.
Al mismo tiempo que estas páginas servi
rán para refrescar en nuestra memoria las
andanzas de esta vocación maravillosa, no
¡■ {jarán de de servir de aliento a aquellos que
humados por D ios a un estado más perfecto
tengan que luchar por seguir la voz de D ios;
la lectura de estas duras pruebas sufridas
f'orel Beato, servirán de acicate a las almas de
Dios presdestinadas para seguirle mds de cerca.
— ¡Posible.' Todos los dios me has de hacer
alguna. ¿ P o r qué vas con aquellos compañe
ros? ¿ N o ves que son malos?
— Precisam ente por esto voy con ellos;
pues cuando estoy yo son mejores y no dicen
ciertas palabras.
— Y entre tanto vienes a casa con la ca
beza rota.
— ¡Q u é lo vamos a hacer! H a sido cierta
mente una desgracia.
— Está bien; no vayas en s« compañia.
¡M a m á!
•— ¿ M e has entendido?
— S i es por darte gusto no iré más; piensa,
sin embargo, que s i estoy con ellos hacen lo
que yo quiero y no riñen.
E! niño predestinado,
(Primeras señales de vocación).
Y esperaba inmoble la última palabra de
la madre, la cual después de reflexionar un
tanto, como si temiese impedir algún bien,
le permitía volver con los compañeros.
E s admirable semejante reflexión en la
bios de un niño que t< da\da balbuceaba.
E s que presentía y a la Misión que debía
llenar entre los niños. < Reunirlos para ense
Cuatro años contaba apenas el Siervo de
Dios cuando y& se mostraban en él los indi
cio:' del apostolado que había de llenar su
vida y conquistarle el glorioso timbre de
Apxístol de la Niñez del siglo X I X . Mamá
ilargarita, aquella heroína que tan bien supo
íonnar en él el alma de apóstol, le acostambró desde m uy niño no sólo a las prácti
cas de piedad, sino también al trabajo, cui
dando de asignárselo, y después de termi
nado éste, le concedía que fuese a entrete
nerse en, juegos inocentes con los amigos
No pocas veces venía el pobrecito niño a
casa con alguna herida, y Margarita, al verle
en aquel estado, le decía:
ñarles el Catecismo ftié para m i una ilu m i
nación — dejó escrito en unas preciosas
memorias — desde que tenía cinco años, éste
era m i más vivo deseo; esto parecíame la única
cosa que debía hacer en la tierra *.
Primeras pruebas.
E l viajero que desde Castelnuovo se dirige
a Murialdo descubre sobre una graciosa co-
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lina una aldehuela llamada Bechi y en la
falda de la colína divisa a derecha un prado
al que hacen sombra varios árboles.
Kn aquel prado, Juan Bosco, cu ya fama
había de llenar un día el mundo, apancentaba una vaquita. L a ociosidad es maestra
de muchos vicios; por esto Margarita inculca
al futuro apóstol el trabajo desde m u y niño,
empleándolo en el humilde oficio de pastorcito, oficio que él cumplía con gran diligencia.
Prim er sueRo m isterioso del B eato D . Bosco.
Entre tanto llegó el niño a los ocho años y
la madre, columbrando que la Providencia
no lo destinaba a la vida del campo, deseaba
mandarlo a la escuela pública de Castelnuovo, pues en Bechi no había escuela, para
que aprendiera lo que en diclui escuela se
reducía a leer, escribir y las cuatro opera
ciones de Aritm ética, los primeros rudimen
tos de Gm m ática y el OUecismo; pero se
hallaba indecisíi por la distancia que les se
paraba de Castehuiovo y más aún porque
esto siq>onia gastos en la familia. Habló,
por tanto, con Antonio, el hennamí mayor
que había ya llegado alos 21 años de edad,
y éste se opuso decididamente al justo deseo.
— ( P o r qu¿ uuuuiar a J u a n ito a la escuela?
Q ue coja ¡a azada como yo la he cogido.
Margarita, deseando ante todo consen’ar
la paz en la familia, que ella consideraba
el m ayor tesoro en la tierra después de la
gracia de Dios, no creyó oportuno insistir
por el momento; pero llegado el invierno,
acordó con Antonio que durante la estación
invernal, Juan frecuentaría la escuela pú
blica de Capriglio para aprender los rudi
mentos de lectura y escritura, hospedándose
en casa de sus parientes. «
Era maestro de Capriglio el capellán Don
José Lacqua, sacerdote de mucha piedad.
Margarita fué a visitarlo, rogándole aceptara
el hijo en su escuela; pero el capellán, no
estando obligado a aceptar sino los niños
de su ayuntamiento, no quiso acceder a los
deseos de Margarita. Desilusionada la pobre
madre ante aquella negativa, no sabía qué
partido tomar, cuando un aldeano se ofreció
a ser el primer maestro de Juanito en la
lectura. Aceptado el caritativo ofrecimiento
Juanito en el mismo invierno de 1823-24
aprendió a soltarse en la lectura. Aquel
buen hombre gloriábase más tarde con Don
Miguel Rúa de haber tenido esta dicha.
E l Señor entre tanto disponía los aconte
cimientos de modo que M argarita fuese con
solada.
E n Í824 moría el ama de D. Lacqua, y
ocupaba su puesto Mariana Ochiena, her
mana de Margarita, que quería mucho a sus
sobrinitos e iba de cuando en cuando a vi
sitarlos. E sta rogó al capellán que aceptase
en su escuela a Juanito, y él, en atención
a la nueva ama, no pudo excusarse y con
sintió tenerlo en su clase gratuitamente.
Encontrándose la tía en CaprigHo, para
Juan era como ir a su casa. Sin embargo,
las clases no empezaban sino después de
la fiesta de Todos los Santos, y duraban lo
más hasta la Anunciación, y él en tan tierna
edad y en la más rígida estación del año
comenzó mañana y tarde a andar no me
nos de cuatro kilómetros entre la nieve, la
lluvia, el fango y el frío.
D. Lacqua, sorprendido de la especial
disposición del nuevo discípulo tanto para
el estudio como para la piedad, se ocupó
de buena gana en su instrucción y más to
davía en su educación cristiana, añadiéndole
en privado muchas explicaciones de las \*erdades y a aprendidas de labios de la madre.
Los condiscípulos, en cambio, al verle ya
crecidito, lo creían una nulidad. E s natural
que un joven, aislado hasta entonces en la so
ledad de un caserío, fuera molestado por la
turba de compañeros desconocidos;
sin
embargo, no se resintió por las burlas lan
zadas a su llegada, ni procuró defenderse,
como podía fácilmente haberlo hedió des
pués cuando y a no era novato, y más con
tando con el apoyo de la tía y del maestro.
Guiso mejor soportar con paciencia toda mo
lestia sin hacer valer sus razones.
Grandes fueron sus progresos en la lectura
V escritura durante el invierno de 1824-25;
con D . hacqna, ejercitándose en la escritura
y procurándose algiín hbro. N o duró mucho
tiempo esta felicidad, y Juanito tu vo que
interrumpir toda relación con aquel buen
sacerdote. ¡Duro martirio para quien tan
vivo deseo tenía de aprender!
Entre tanto iban desarrollándose los gér
menes de virtud sembrados en su corazón
por la madre y el maestro. Cuatro o cinco
jovencitos conducían sus vacas al pasto junto
al prado de Juanito, y no cuidándose de
Los insiruia en cosas de Religión...
pero llegó la primavera, y por satisfacer el
deseo del hermanastro Antonio, no tuvo
más remedio que dedicarse a las faenq^ del
campo. E l leer era para él una pasión. Su
hennano José narraba más tarde que aún
durante la comida Juan tenia el libro en la
mano y continuaba leyendo, teniendo espe
cial predilección por el Catecismo.
Llegóse el mes de noviembre y empezaron
a caer las primeras nevadas, cesando el
trabajo en los campos, y Juan habló de
TOlver a la escuela; pero Antonio se opuso
enteramente, y M argarita creyó, por amor
de la paz, no hacer valer su autoridad.
Mas como no faltaban pretextos y ocasiones
para mandar el niño a Capriglio, Juan apro
vechaba estas ocasiones para entretenerse
guardarlas se entregaban a sus juegos. A d
mirados de que el hijo de Margarita no qui
siera jugar con ellos, por estar siempre em
bebido en la lectura, ima vez no sólo lo in vi
taron, sino lo amenazaron y hasta lo golpea
ron brutalmente. Juan, aunque más fuerte
que ellos, no quiso defenderse, sino con dulces
palabras les dijo: ^ Golpeadme lo que que
ráis, pero no jugaré, porque quiero estudiar
y hacerme sacerdote
Estupefactos que
daron los compañeros ante tan ta paciencia,
y desde entonces fueron ta n amigos que,
cuando Juanito cesaba de rezar o de leer,
ellos también interrumpían sus juegos y co
rrían a su lado; y él con sencillez encanta
dora, o les contaba algún hecho educativo y
ameno, o los instniía en cosas de Religión,
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o les conducía a su casa ante los altardtos
por él construidos, donde campeaba siem
pre una imagen de María Santísima, y allí
los invitaba a hacer la señal de la cruz, rezar
las oraciones y cantar. Una voz interior,
con semblanza de paraíso, le señalaba de
un modo maravilloso ésta como su especial
misión.
Y henos aquí en la primera página miste
riosa de esta maravillosa vocación.
Ce/esfe mensajero.
« líl Señor — decía conmovido el Carde
nal Mafli en la destartalada escalera de m a
dera, mientras subía al piso superior de la
casita donde nació D . Bosco — el Señor no
necesita de ricos y soberbios palacios para
suscitar grandes hombres! ». Kn efecto, en
un sueño misterioso proyectaba ante la im a
ginación del humilde campesino la film mis
teriosa de su azaroso porvenir. Lo sobrena
tural, que al decir del primer defensor de la
Causa del Beato, el Cardenal Vives y Tutó,
invadió toda su existencia, va a manifestarse
por vez primera. U n sueño, un simple sueño
que, con tal cual adicción, se repetirá en
todos los momentos solemnes de su vida,
C(mmovió su alma a la edad de nueve años.
Oigamos la relación hecha por el mismo
Beato.
<( Me i)arecía estar en la pradera que ro
dea nue.stra casa entre una m ultitud de niños
que se divertían. Me fijé algún tanto y
advertí que reían, jugaban, y algunos blas
femaban. Lleno de indignación, quise corre
girlos a golpes, pero ellos se arrojaron sobre
mí y me sacudieron de lo lindo.
E n aquel instante apareció un Señor ma
jestuosamente vestido: un manto blanco cu
bría toda su persona y su faz era tan radiante
que no se le ])odía mirar.
Llamándome por mi nombre, me ordenó
que me pusiera al frente de aquellos jóvenes
y añadió:
N o a golpes, sino con mansedumbre y ca
ridad deberás ganarlos. H azles enseguida una
plaliquila sobre la fealdad del pecado y la
hermosura de la virtud.
Confuso y espantado le hice observar que
yo era un pobre e ignorante niño, incapaz
de explicar la religión a nadie. E n aquel
instante los niños, suspendiendo sus riñas,
gritos y blasfemias, rodearon al Señor que
hablaba. Casi sin saber lo que decía le pre
gunté: i Q uién sois vos que me mandáis un
im posible?
— Precisam ente porque te parece ¡in im
posible-, debes prepararte a ello con el estudio
3' la obediencia.
— iü b n d e y como podré estudiar?
— Y o te daré una M aestra, bajo cuva di
rección podrás llegar a ser sabio, y sin la
cual toda sabiduría viene a ser necedad.
— iP e r o quién sois vos que me habláis de
este modo?
— Soy el hijo de aquella a quien tu madre
te ha ensenado a saludar tres veces al día.
— M i madre no quiere que sin su permiso
me junte con los que no conozco; decidme,
pues, vuestro nombre.
— Pregúntaselo a m i madre.
Entonces v i a mi lado una señora de ma
jestuoso aspecto, vestida de un manto que
resplandecía como si fuese de brillantísimas
estrellas. Viéndome E lla cada vez más tur
bado, me indicó que me acercara, y tomán
dome bondadosamente por la mano me dijo:
M ira.
Miré y v i que los niños habían desaparecido,
y que en su sitio había una multitud de ca
britos, perros, gatos, osos y otros animales.
H e aquí tu, campo: aquí debes trabajar, con
tinuó diciendo la Señora: S é fuerte, humilde
y robusto, y iodo lo que veas que sucede en
este momento a estos animalitos, deberás ha
cerlo con m is hijos.
V o lví a mirar, y en su lugar v i una multi
tud de mansos corderitos que acudían tris
cando, como para festejar a aquel Señor y
aquella Señora.
Me eché a llorar, y supliqué a aquella Se
ñora que me hablara en forma que yo pu
diese comprender, pues no alcanzaba el signifióado de lo que veía. Ella, poniendo su
mano sobra mi cabeza, me dijo:
—
Lo comprenderás a su tiempo. *
Una carcajada general acogió esta rela
ción. Antonio, el hermano mayor, con aire
burlón, dijo: « Y d se ve. Serás un famoso ca
pitán de bandidos ».
José obser\-ó; N o hay tal; será un pastor
de ovejas
H asta la abuelita quiso pronunciar su sen
tencia; « N o hagas caso de los sueños
le dijo.
En cuanto a Margarita, contempló un ins
tante al niño, y ■<
>¡quién sabe — indicó —
s i un d ia será sacerdote! ».
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A yaguaio (£1 S a lv ad o r). — Alum nos de ia C a sa de formación (1930).
A la acción.
Una hermosa prueba del concepto grande
que el apóstol en ciernes tu vo de del primer
mensaje celestial fué su imm ediata orienta
ción en el apostolado que se le liabía señalado.
Lo sentía hacía tiempo; pero no dudó un
instante en dedicarse a él después de las
impresionantes escenas relatadas.
Muchas veces me habéis preguntado
— escribe en las M em orias para los Salesianos — a qué edad he comenzado a ocu
parme en los niños. A la edad de diez años
hacía ya lo que era compatible con mi edad
y (jue venía a ser una especie de Oratorio
Festivo. Era toda\na m uy niño, y y’a estu
diaba el carácter de mis compañeros. Mi
rando fijamente a alguno en el rostro ad ivi
naba sus proyectos, lo que tenía en el cora
zón; razón por la cual era m u y amado y
temido de mis compañeros contemporáneos.
Cada uno me quería por juez y por amigo
haciendo yo por mi parte a todos el bien
y mal a ninguno.
Apenas mis compañeros me veían, corrían
alocados para que les contase algo, yo que
apenas comprendía lo que leía. A estos se
juntaron algunos adultos, y unas veces
yendo o viniendo de Castelnuovo, otras en
ua campo o en un prado, estaba rodeado de
centenares de personas que acudían para oir
a un pobre niño que, fuera de un poco de
memoria, estaba en ayunas de ciencia, pero
que ante ellos aparecía como un gran doctor:
monoculus rex in regno coecorum.
« S i llego un día a ser sacerdote, decía a su
madre, consagraré m i vida a los niños. Los
atraeré a m í, los amaré y me haré amar,
les daré buenos consejos' y trabajaré sin
descanso por la salvación de las almas ».
Y tal era el programa de apostolado que
ejercía entre los de Becbi.
E n los cortijos de la aldea todos se lo
disputaban durante el iiunenio para que
les contase alguna historieta. A llí se reunía
gente de toda edad y condición, y todos go
zaban en poder pasar en su compañía vela
das que duraban a veces hasta' cinco y
seis horas. I ^ s reuniones se empezaban y
tenninaban con la señal de la cruz y una
fervorosa Avem aria.
En la primavera, especialmente en los
días festivos, se unían a los vecinos no ]X)Cos
forasteros, cambiando de lugar el teatro de
estas reuniones.
N o m uy lejos de su casa había un prado,
en donde daban abundante sombra un añoso
peral y diferentes claées de árboles. A taba a
éstos una cuerda; después preparaba una
mesita £on un mantel, colocaba luego una
silla y extendía sobre la tierra un tapete
para dar saltos Cuando todo estaba pre-
^34
parado, y la mirltitud formaba iin apretado
círculo esperando ansiosa alguna novedad, el
I>equefio saltimbanqui los invitaba a rezar
el Rosario, y entonaba a continuación un
himno piadoso. Ruego subía sobre una silla,
y repetía cuanto recordaba de la explicación
del santo Ivvangelio, intercalando ejemplos
(jue había oído o leído en algún libro. D e
vez en cuando se oía decir: iQué bien habla!
¡Cuánto sabe! ¡V aya un muchacho!
Terminada la plática y después de una
breve oración, se daba comienzo a los juegos.
K1 orador se convertía en saltimbanqui de
profesión. Hacer mil piruetas, dar el salto
mortal, caminar con las manos en el suelo
soportar todas las dificultades. Itsta audacia
será su distintivo a través de toda su exis
tencia; es la que le lanzará a empresas que el
común de los hombres juzgará de locuras.
Entonces también, como en los días de su
infancia, seguirá siendo el pequeño saltim
banqui caminando sobre la cuerda, y aun
que el corazón le palpite, desafiará el peligro,
y con paso firme llegará victorioso a la meta.
Un jalón en e l camino.
Cuando se dan muestras de tal precocidad
de ^espíritu, de un anhelo tan grande de
obrar el bien y de una ta l posesión de la
PAGINA DE ORO MISIONAL.
Beca DOÑA ESTRELLA fundada por las señoras Dña. Ermitas de A íobeilán vda, de Camino y su hermana Dña. María, en memoria de su
querida madre Dña, Estrella, que fué en Santander para Jos Salesianos madre tierna y modelo de Cooperadoras,
Beca NUESTRA SRA. DE CO\-'ADONGA debida a un ilustre Prelado
español, insigne admirador de ¡a Obra de! Beato Juan Bosco.
Beca MIGUEL RÚA fundada por un insigne Cooperador de Valencia.
Beca DIVINO SAL VADOR fundada por- Dña. Pioquinto Carranza de
S. Jerónimo (Nueva San Salvador - 7?ep- del Salvador).
y los pies en alto, tragar una moneda que
luego iba a recoger en la punta de la nariz
de cualquiera de los asistentes, m ultipli
car bolas, huevos, cambiar el agua en vino,
matar y despedazar un pollo, y después re
sucitarlo y hacerle cantar mejor que an
tes, eran las diversiones ordinarias. Sobre
la cuerda andaba como por una senda; sal
taba, danzaba y se suspendía ya de un pie
ya de otro.
Y ¿cómo llegó el tierno apóstol a obtener
esta habilidad y maestría en los juegos?
Con su espíritu de observación había sor
prendido las mañas de los saltimbanquis,
asistiendo a las ferias y mercados; añádese
a esto la agilidad de cuerpo de que estaba
dotado, un don raro de imitación y sobre
todo su audacia emprendedora que le hacía
doctrina cristiana como hemos visto que
daba el futuro apóstol de la niñez, parecía
que poseyera todas las disposiciones nece
sarias para acercarse al Sacramento de la
Eucaristía. Y sin embargo, debido a las
influencias jansenistas, en aquella época no
se admitía a los niños a la Primera Comu
nión antes de los 12 o 13 años; y fué una
grande excepción que a Juanito se le admi
tiera, debido a su extraordinaria prepa
ración, a lo 10 años. Huelga decir que su
madre puso todo su empeño en que este
acto fonnara época en la vida del hijo que
el instinto de madre le hacía ver predestinado
para grandes cosas. E l mismo Beato asegura
en sus Memorias, que después de haber cum
plido este acto solemnísimo, continuó con
mayor celo su apostolado.
135
C O O P E R A C IO N
La cooperación más acepta a Dios.
La más hermosa, la más eficaz de las for
mas de cooperación salesiana sería cierta
mente la oración — decíamos el mes pa.— si no le aventajara el sacrificio, el
martirio de cuerpo o de alm a ofrecidos a
Dios para que bendiga y fecundice el campo
de la acción de los Hijos de Don Bosco.
Kntre nuestros amigos, entre nuestros coope
radores, hay centenares, millares, quienes,
estamos seguros, tienen que soportar ima
cadena continua de dolores. jCuán útiles se
harían a las almas si ofrecieran por ellas
una parte de sus méritos! L a voz suplicante
del que arrastra su vid a crucificada por la
enfermedad, ?s siempre escuchada por Dios.
Sobre su corazón, al que llegan los gritos
lastimeros de la criatura martirizada por el
dolor, y que lo recibe como venido de la
mano de un Padre amante, la oración de
las almas sacrificadas en aras de la fe, es
poderosa y obtiene de E l muchas gracias.
Poderosa es, ciertamente, la oración de
los inocentes, de aquellos cuyos corazones
el mal todavía no ha herido; al juntar sus
manos inocentes Dios les escucha inmedia
tamente. Más fuerte es todavía, nos lo a.segura el Evangelio, la plegaria colectiva de
estas almas « Donde quiera que se unieran
dos o tres en mi nombre, yo estaré en medio
■
de ellos ».
Mas por encima de todas estas clases de
suplicantes está la del hombre que une a su
oración la ofrenda de su martirio cotidiano.
Desde su sillón o desde su lecho de doler,
si es el cueqx> el que sufre; desde el fondo de
su espíritu atormentado por la sequedad,
!a duda o la tentación, o del fondo de su
corazón traicionado en sus más íntimas ter
nuras, hace más por el reino de Dios que to
dos los trabajos de los apóstoles, de los mi
sioneros, de los obreros de la Fe. Dios-Pa
dre nada estimó tanto en su Hijo como el
estado de \-íctima en el curso de su Pasión,
estado de víctim a, de resignación, de con
descendencia perfecta a la horrible prueba;
mismo modo nada mueve tanto su coradel mi:
E F IC A Z
zón como la ofrenda silenciosa que el cris
tiano hace de su dolor profundo.
Manera de ser
más útiles a ios demás.
¡Consoladora doctrina, bien necesaria en
nuestros tiempos! Contagiados por la acti
vidad fer\rescente de nuestro siglo, se nos
ha infiltrado tan en el alma esta actividad,
esta vida agitada, que el día en que el su
frimiento nos inmoviliza nos parece sufrir
dos veces. ¡Qué satisfación, al contrario,
poder decir; « A pesar de las aijariencias, es
ahora cuando yo puedo hacer más por aque
llos a quienes amo! »
L a hermosa alma de OUé-Laprune, el gran
filósofo católico, andaba repitiendo continua
mente: « L a acción, la acción, la acción.
E s m u y m uy bonita la acción; pero la aven
tajan la oración y el sufrimiento ».
Y nuestro San Francisco de Sales, en su
lenguaje pintoresco decía: « Vale más una
onza de sufrimiento que una libra de acción ».
Recordemos un ejemplo reciente, de Isabel
Leseur. Cuando la enfermedad cortó los
vuelos de su actividad exterior, brilló más
que nunca el esplendor espiritual de esta
mujer extraordinaria.
E staba tan convencida de la eficacia
casi inmediata del dolor aceptado con esVíritu cristiano, que decía: « Sé por experiencia
que ciertas gracias son obtenidas por otros
en las horas de prueba, gracias que todos
nuestros esfuerzos no habían podido conse
guir antes. ./Vsí que yo he llegado a esta con/clusión, que el sufrimiento es superior a la
acción, la más alta expresión de la admirable
Comunión de los Santos, y que sufriendo
estamos seguros de ser útiles a los demás y
a las grandes causas que soñábamos servir *.
Un ejemplo de casa.
Después de este ejemplo, que no es, por
asi decir,, de la familia, permitásenos traer
imo que nos toca más de cerca, por tratarse
de un cooperador salesiano.
Tur¡n (I(alía). — S . E. M ons. Fossoü, nuevo A rzobispo de Turin,
con los Superiores del C apitulo de nuestra C ongregación, en su prim era visita al O ratorio.
Kste modelo de cooperadores, ya de 75
años de edad, se moría lentamente en su
sillón de paralítico, después de haber dado
en defensa de la Iglesia, por medio de la
pluma, casi 50 años de trabajo apostólico.
La enfermedad inmovili/.ó casi todo su cuerpo,
respetando, 110 obstante el cerebro. Cada
uno de los artículos de este hombre era un
agudo sufrimiento, pues en su soledad debía
con atroces dolores trazar en varias veces
con el lápiz la menor de aquellas lineas que
formaban después un artículo brillante que
el público devoraba con fruición. Con sus
conferencias telefónicas, con su periódico y
con sus escritos lograba infiltrar la idea re
ligiosa haciendo vibrar en todos sus escritos
el i>ensamiento de la Fe. Pero estas dos es
trechas columnas del diario solo Dios sabe
el martirio que suponíam en el cristianísimo
escritor.
<1 ¿Os permite el mal algunos momentos
de reposo? — le preguntaban a veces sus
am ig o s».
— N i un minuto, I*'s más o menos lace
rante, pero no me deja un momento. —
Extender el brazo pam alcanzar el aparato
telefónico le hacia lanzar un grito de dolor;
y esto iduraute cuántos años! Pero yo no
me quejo — añadía — Todos estos dolores
los ofrezco por vuestras hermosas Misiones
Salesiauas,..!
Que este ejemplo que hoy con tanta sobrietlad presentamos a nuestros lectores sir\'a
para alentar a aquellos que gimen bajo el
jHíSo de un sufrimiento, ofreciéndolo, al meluís en parte, por nuestras obras de aposto
lado! L a moneda del dolor es omnipotente
idlá arriba para conseguir las gracias de luz y
fuerza que sirven para despertar vocaciones,
suscitan almas generosas en favor de la Obra
Saleslana y allanan los obstácidos que do
quiera encuentra la predicación del Evangelio.
EL NUEVO ARZOBISPO DE TURIN
EN LA CASA-MADRE.
Acogido con v iv a reverencia por los com
ponentes del Ca])ítulo Superior — al frente
de los cuales estaba el Rector Mayor Don
Felipe Rinaldi — y aclamado por los alumnos
del Oratorio de Valdocco, S. E . Mons. Fossati se dignó visitar el día 12 de Jlarzo la
Casa Salesiana con el fin de celebrar una
misa en el altar del Beato Don Bosco.
Acabada la misa, se entretuvo unos ins
tantes con la ola inmensa de niños y de fieles
que le aclamaron en el vasto patio del Ora
torio. Después de una marcha ejecutada por
la Banda y un breve saludo de un niño, el
Sr. Arzobispo pronunció breves palabras di
ciendo que aquella visita era únicamente para
María Auxiliadora y para el Beato Bosco,
y prometiendo venir a pasar pronto un día
en el Oratorio.
UN NUEVO OBISPO SALESIANO.
E l pasado febrero el telégrafo trajo la
noticia de que Su Santidad el Papa Pío NI
ha firmado la Bula de nombramiento de obis
pos para las diócesis de Yillarrica y Concep
ción a favor de los PP. Bartolomé Adorno y
Emilio Sosa Gaona.
137
£1 fausto acQntecimiento nos lleva a agra
decer profundamente al Padre Santo esta
creación que tantas ventajas reportará a la
nación del Paraguay: y como salesianos agra
decemos filialmente al Sumo Pontífice esta
distinción con que se ha dignado honrar lasmodestas filas de la Congregación Salesiana,
eligiendo de entre sus miembros al que será
el Primer Obispo de la diócesis de Concepción
y Chaco.
A nuestro queridísimo hermano exaltado
a tanto honor nuestra complacencia y la
fraternal corona de nuestras oraciones como
el mejor tributo de felicitación.
FECHA MEMORABLE
Y VISITA ILUSTRES.
De plácemes estuvo el colegio de León X I I I
jColombia) el día 6 de Enero, fiesta de los
Santos Reyes Magos. U n grande amigo y co
operador de las Obras Salesianas, el Pbro.
Dr. Hipólito Agudelo, fué elevado a la digni
dad episcopal para ocupar la sede vacante de
Pasto, capital del departam ento de Mariño.
Con especial deferencia, el benemérito y
nituoso consagrado quiso elegir este colegio
como demora en el intervalo de su permanen
cia en la capital. E l susodicho día se efectuó
la consagración y en consecuencia la casa
fué nsitada por lo más selecto del clero y
del foro. A la una de la tarde se celebró
un suntuoso banquete dado por el recién
consagrado a las autoridades. Asistió el p a
drino, Excm o. Sr. Enrique 01a3’a Herrera,
Presidente de la República, el Excm o. Sr.
Nuncio de Su Santidad, el Hmo. ArzobispoPrimado, los limos, Sres. López y Rodrí
guez ministros de la consagración, muchos
dignísimos representantes del Congreso >•
numerosos personajes, de que sentimos no
poder hacer mención.
Como era la primera vez que el Presidente
de la Républica honraba con su presencia
nuestro colegio, aprovechando la ocasión,
uno de los nuestros le dirigió un saludo ha
ciéndole una sucinta relación del bien que
nuestra Obra ha realizado y realizará en
favor de la juventud obrera, greniio a que
el Primer Mandatario de la Nación atiende
con patriótico interés. Maravilloso efecto
produjo el discurso, pues dió ocasión a una
bellísima improvisación del hombre público
en la que exteriorizó la sim patía que siente
por la Obra de Don Hosco.
D ijo que bien sabía cuánto debe Colombia
a la Congregación Salesiana y que estaba
dispuesto a prestar su decidido apoyo a to
das nuestras empresas.
Terminado el banquete, visitó los locales
del nuevo edificio y la obra del Templo,
prometiendo volver m u y pronto a visitar
nos, cuando estén ^-a los alumnos en sus ta
lleres de vuelta de vacaciones.
Colom bia (B ogotá). — El Excm o. S r. Presidente de la República y el nueiro O b isp o
con el Excmo. S r. N uncio, obispos consagrantes. A utoridades religiosas y civiles, S alesianos, etc.
I3S
UN VISITANTE ILUSTRE
Y UNA BUENA NOTICIA.
Hemos tenido el gusto de tener entre noso
tros durante casi todo el mes de marzo al
gran novelista argentino Dr. Don Gustavo
Martínez Zuviria, tan conocido en el mundo
literario con el seudónimo de Rugo IVost
que ha querido vivir durante algún tiempo
la vida de la Casa Madre, para empapar su
cristiana alma del espíritu del Beato Don
Bosco. Da figura de nuestro Beato Padre ha
de tal manera cautivado su corazón que ha
querido ofrecerle el homenaje más valioso
que estaba a su alcance: escribir con su atra
yente pluma una, vida de Don Bosco.
Y he aquí la buena noticia: la ya abun
dante literatura sobre Don Bosco se va a
enriquecer con una nueva joya que lo será
doblemente, como dictada por un afecto
lleno de piedad y admiración y como salida
de pluma tan gloriosa en las lides lite
rarias.
N unca olvidaremos los sabrosos días pa
sados en compañía del Sr. Hugo Wast, sus
ejemplos de cristiana piedad y sus extremos
de atención e hidalguía. ¡Que Don Bosco
bendiga y premie su feliz propósito!
E n el álbum de honor ha dejado escrito:
Ei novelista Hugo W as(
su autógrafo en ei libro de honor.
y
í^ C O i ^ L i O
^
í- u itíy u < ^
-ó
yv*.^ .»»^ ,
.¿A*-
___ __
7 ^ u ^ <fc»^ A.>^,
.,
Oscuro escritor de u n p ais lejano, me he
propuesto escribir la vida de D on Bosco, para
mostrar a m is compatriotas la inpnita gratitud que le debemos.
Porque m i patria, la Repiiblica
Argentina, conquistó desde temprano
las predilecciones del corazón de
D on Bosco.
P o r la inspiración que tuvo de
enviarnos aquel prim er enjambre de
sus abejas laboriosas, que pudo
desprender de s« querida colmena
de Valdocco, es el verdadero civi
lizador de nuestra Patagonia y uno
de los más grande sobreros de la
cultura argentina.
Como D ios me ayude proseguir-:
m i di/icil tarea, tan d ifícil P^'i
m i, que a veces desespero rea lw d i
y s i la llego a concluir lo conside
raré una gracia de Don Bosco, que
tan hondamente conoció las
lia s del escritor; y tendré la certi
dumbre de que él hendecir-.i :ni Araunque la vea imperfecta.
Turín, 20 de M arzo, 1931.
H u g o W ast.
139
EXTRAORDINARIO ACONTECIMIENTO.
§1
i/
D el día 5 al 24 del mes de Mayo
esfará expuesfa al público en la Real 3asílica de Tarín ¡a
S ÁB A NA SANTA
O Sanio Sudario, fesoro precioso de la Real Casa de Saboya,
Esta insigne reliquia conserva la Bgura preciosa
que Jesús nos ha dejado de su adorable Cuerpo.
140
Las Compañías Religiosas de los jóvenes
y la Acción Caíólica.
Jesucristo no escribió nada. U na sola vez
se inclinó y trazó sobre el polvo algunas pa
labras que el viento dispersó. Prefirió escri
bir sobre los corazones vivientes de los hom
bres, a fin de (pie su doctrina pasase de co
razón a corazón. Raramente un libro con
vierte un corazón: convertirse es pasar de
la muerte a la vida, y la vida viene sólo de
la vida.
He aquí por qué Jesús, después de haber
escogido doce Apóstoles que debían consti
tuir la Jerarquía, nombró 72 Discípulos que
permanecieron en el estado seglar y que E l
los mandó de dos en dos a todas las ciudades
donde 3íl debía ir. E ste pasaje de San Eucas
en el capitulo X , es el capítulo de la A cción
('■ atólica, pues en él, a los discípulos que mar
chaban para la Propaganda, Jesús dijo: « La
mies es mucha y los operarios pocos; rogad,
])ues, al Señor de la mies para que mande
op>erarios a su mies. *> Por tanto sólo aquel
que trabaja por la difusión del Reino de
Dios puede repetir con fundamento esta ora
ción. 1‘11 que no mueve un dedo por la causa
de Jesús, no puede decirle: « Señor, deseo que
otros hagan lo que hago yo; yo que no hago
nada ».
Los setenta y dos discípulos fueron en
viados adonde Jesús había de ir, porque
Jesús ordinariamente no entra en un cora
zón si uno de sus Apóstoles o Discípulos no
le prepara el camino. Ahora bien, los seglares
y especialmente los jóvenes, son frecuente
mente los batidores mds hábiles e insinuantes,
más capaces que los mismos ccksiásticos.
En la narración de las .^ctos de los Após
toles encontramos seglares, jóvenes o \dejos,
hombres o mujeres, que difundieron el E v a n
gelio bajo la guía de los Apóstoles.
Cuando San Pablo llegó a Europa (Macedonia) la primera conversión fué de una
mujer (Lidia) que después se hizo instrumento
de otras conversiones. En la carta a los R o
manos, Siin Pablo nombra cerca de 60 per
sonas entre hombres y mujeres, a los cuales
alaba como oózíT os con E l en el Evangelio.
La gran carta fué llerada por una mujer
(Febe) de Corinto a Rom a ¿Qué cosa eran
estos cristianos seglares en la Iglesia Pri
mitiva? Eran los miembros de las Compa
ñías Religiosas, que se habían formado en
la práctica de la Oración y de los Santos
Sacramentos bajo la dirección de algún Sa
cerdote y que vinieron a ser pronto Coope
radores con los mismos Sacerdotes para la
salvación de otras almas.
He aquí delineada la relación que debe
mediar entre las Compañías Religiosas y los
Círculos de la Juventud Católica. En las
Compañías se preparan para entrar cuanto
antes en los susodichos Círculos los mejores
elementos; cuanto antes, y no después, por
que el joven debe enseguida comenzar a
ejercer la obra del apostolado, si se quiere
que después continúe. E l Círculo en los Co
legios es como el puente que hace que el
colegial pase del Colegio a la Parroquia. El
Colegio acaba para todos; la Parroquia no
acaba nunca: en el Colegio se está pocos años
en la Parroquia se está siempre: en la Parro
quia fué bendecido el Matrimonio de nuestro
padre y de nuestra madre, allí fuimos bau
tizados y confirmados, allí se dieron las
últimas bendiciones a nuestros muertos augu
rándoles descanso eterno, y allí seremos lle
vados un día también nosotros.
Aprendamos, pues, a hacer lo que quería
y hacía Don Bosco: « Sentiré cum Ecelesxa k
Sentiré: es decir, tener la susceptibilidad
espiritual que pone el alma por encima de
todo:
Da tnilii animas!
Sentiré cum Ecclesui: y por lo tanto ser
no solo católicos individuales, sino católicos
que trabajan con otros hermanos y por otros
hermanos.
Sentiré cum Ecclcs*a: es decir, hacer lo que
manda el Papa, hacer lo que desea el Papa,
ir a donde E l manda, entrar en los Centros
de la Acción Católica; porque son palabras
su>-as: E l verdadero católico es el católico de
acción, esto, es el católico que se hace bueno
para hacer bien a los demás v hace el bien
a los demás para hacerse bueno a s i mismo.
Sac. A x t o k io C o j .\zzi
(Salesiano).
DE NUESTRAS MISIONES
Misión Salesiana del Río Negro (Brasil)
La paciffcación de los salvajes ‘‘Barás” hecha por e l P. Juan Marches!,
CONCLUSION.
Téiminadala función religiosa, el P. Marches!
recomendó a todos que se fuesen a dormir y
él mismo, después de haber cenado more indicna en el mismo rincón de la maloca, se eclió
en la hamaca para pasar la noche, con el co
razón lleno de santas emociones. E n derredor
de una docena de hogueras que arden incensanlemente, los Barás conversan animadísimos
acerca del Misionero, de lo que ha hecho y
dicho durante el día, y sus palabras interrum
pidas por frecuentes y sonoras risotadas, no
permiten conciliar el sueño al Misionero. Piensa
V repiensa que se encuentra precisamente en
medio de los terribles Barás que primeramente
le parecían tan difíciles de aproximárselos y que,
al contrario, gracias a rma especial protección
del Cielo los encuentra tan dócUes y accesibles.
Rensa también que en aquella maloca, teatro
durante tantos años de barbarie y obscenidades,
al día siguiente celebraría por vez primera la
Santa Misa, pidiendo al Dios de la Paz una bendi
ción especialísima para aquellos pobres infelices.
Como Dios quiso pasó la noche y al despun
tar la aurora el Misionero se alzó e hizo los
preparativos para la Santa Misa. N o fué pre
ciso llamar a los salvajes, pues mucho antes
que él estaban dispuestos a contemplar todas
las novedades del Misionero. Mientras se ves
tía los ornamentos sagrados, los salvajes agru
pados todos al rededor, daban continuos gritos y
exclamaciones de estupor y maravilla, al ver
vestidos tan hermosos.
Antes de comenzar el Santo Sacrificio, el
Misionero les ruega que hagan silencio, y todos
obedecen. El pequeño catequista ayuda con
gran pí.*rfección a la Santa Misa, y los feroces
Barás no se cansan de observar todos los movi
mientos del Misionero. ¿Quién puede imaginar
las ideas que habrán pasado por aquellas mentes
nida'? y salvajes?
Después de la Santa Misa hubo im poco de
catcquesis rudimentaria, insistiendo sobre todo
sobre las palabras que el Tucano les había dicho
al hacer la presentación del Misionero, es decir,
que el Misionero quería a todos bien, que era
Pailre de todos, siempre dispuesto a ayu
darles. Acompañado del cacique, visitó toda
la maloca sonriendo a todoe, no consiguiendo
DO obst4nte que se le acercara ningún niño.
porque todos huían, presa dcl mic<io. Antes de
abandonarlos puso en uu palo principal de la
maloca una imagen de María Auxiliadora, pro
metió a todos que después de varias limas(meses) volvería a visitarlos, y como señal de su
sincera amistad regaló al cacique un par de
calzones y a todos los demás alguna otra cosita.
También los Barás se monstraron generosos
con su ilustre huésped, regalándole hormigas
asadas y un canastillo de gusanos también
asados, plato exquisito entre aquellos infeli
ces; y acompañándole hasta el camino de la
floresta, se despidieron con señales de la más
grande alegría y cordialidad. E l primero y
más dificil paso se había dado, y el Misionero
dando gracias en su corazón a la Virgen, apenas
podía contener las lágrimas por la conmoción.
Conforme a la promesa hecha, D. Marchesi
después de once mestó regresó por el rio Tiquié
para llevar a cabo la obra de pacificación.
Acompañado por las oraciones y comimiones
de nuestros alumnos, bordeó de nuevo poco a
poco el río, deteniéndose como de costiunbre
para visitar e instruir a los Indios de todas las
localidades. U egado a los Tuyucas, m\-itó al
jefe y dos más a acompañarlo entre los Barás
para establecer en su presencia la paz entre las
dos tribus. A l principio se mostraron — e.s
natural — m uy reacio.^; pero D. Marchesi supo
hablarles con tanta convicción que los Tuyucas
confiando en su palabra y protección contra
cualquier asalto por parte de los Barás, acepta
ron acompañarlo. E l segundo día de viaje lle
garon a la maloca de los Barás. Ca.suahneiite
en aquel momento estaban a la puerta sola
mente siete hombres, entre ellos el cacique.
Apenas se dieron cuenta de la llegada del Pat,
el cacique tomó los calzones recibidos del Mi
sionero el año anterior, se los puso de prisa y
corrió a saludarlo a la puerta de la maloca.
Sin preocuparse de saludar a los que acom
pañaban al Padre, entró en la maloca, se quitó
los calzones y los pasó a un segundo, el cual
los puso de prisa y corrió también a dar la
mano al Padre; este segundo los pasó a tm
tercero y así sucesivamente se fueron vistiendo
los «;-al7f»tip<; para ir a saludar al Padre oliéndole
la mano. E l último Bará, sin embargo, no los
puso sino que los llevaba al cuello como una
142
bufanda (quizá porque no era todavía digno
de tanto honor, o porque no sabía ponérselos).
Ií.sta vez el Misionero presentó los Tuyucas
a sus enemigos los Barás y dijo que sieTido él
padre y amigo de todos los ludios, deseaba y
quería que también ellos fuesen amigos entre
sí y que olvidaran las ofensas recibidas. Añadió
que Dios los bendeciría y que el P a i los pro
tegería y defendería de las inju.sticias de ios ci
vilizados, que tratan de exjdotarlos y hacerlos
esclavos. I,as palabras del apóstol de Cristo
que hablaba el lenguaje del Evangelio, hallaron
eco en los corazones de aquellos pobres salvajes
hasta entonces llenos de odio y rencor. Depuesto
todo resentimiento, aquellos que se sentían
por la primera vez hijos de un mismo Padre,
se dieron la mano en señal de paz y se llamaron
con el dulce nombre de hennanos. E l Misionero
expresó el deseo de que cada vez que viniera
a visitar las orillas del Tiquié deseaba visitar
a los Barás y por tanto les rogaba que abriesen
el camino jx>r el río quitando los árboles que
años atrá.s habían colocado como trinchera. De
seaba también que tanto los Barás como los
demás indios bajasen a la Misión de Taracuá
para conocer todo, lo que se hace por el bien
de todas las tribus.
Ajustada la paz, D. Murchesi se detuvo con
ellos dos días, bautizando a los niños y distri
buyendo a todos el pan de la divina palabra.
Para afirmar más las nuevas relaciones y estre
char más los vínculos de la paz, se llevó a la
Misión de Taracuá cuatro tuyucas y dos ba
rás, quienes pasaron con nosotros dos semanas.
Actualmente las relaciones entre las dos tri
bus son buenas, más aún, cordiales; y los Barás
cada seis o siete limas (meses) pasan entre los
tuyucas y bajan a visitar a los Missioneros en
Taracuá. En la última visita nos decían: <Pai,
ven pronto entre nosotros; párate allí y enséña
nos a construir la casa y a levantar una iglesia,
pues también nosotros queremos ser de Dios ».
Da caridad de Nuestro Señor Jesucristo ha
obtenido aquí una nueva y no última victoria.
Como aman los salvajes ai P. Marchesi.
Después lU' lu pacificación de los Banís todas
la lides y cuestiones que surgen entre las nu
merosas tribus del Río Uaupés y sus afluentes,
.son resueltas por D. Mamhosi y sus decisione.s
son siempre bien aceptadas. ¡Cuántos asaltos,
cuántas venganzas ha evitado! ¡Cuántas veces
ha hecho renacer la calma donde meses y años
reinaba la más terrible borrasca! Todos los
salvajes de cualquier tribu aman al Misionero
y iMista el siguiente episodio para probarlo.
En enero de 1930, atravesando el río en una
canoa con dos jovencitos, llegados a una rá
pida ci'rrionte, <Íebido al esfuerzo hecho por
kis remadores i>ara vencerla, volcóse la barca
y los tres cayeron al agua, envueltos rápidamente por la impetuosa corriente. Los salvajes
hábiles nadadores, trabajaron abnegadameaté
por salvar la vida del Misionero desaparecido
entre la vorágine de la corriente. Lucharon
desesperadamente y por fin lograron sacarlo a
la orilla más muerto que vivo. Enseguida mu
chas indias que habían visto desde lejos y
habían seguido con ansiedad y gritos des
garradores la escena aterradora por la que
creían perdido a su querido P a i acudieron ha
ciéndole cada ima sus reconvenciones, si asi
pueden llamarse: « Tu, Pai Joao (Padre Juan)
no debes atravesar el río con barca pequeña,
porque es peligroso; tú puedes morir, y si mue
res ¿qué haremos sin tí? Tú eres nuestro Padre,
nuestra Madre, hermano... tú eres todo para
nosotros... No, 110, tú no debes viajar nunca
en barca pequeña... ¡A y de tí como lo hagas
otra vezl... «Terminada una, comenzaba otra,
repitiendo la misma recomendación con acento
de verdadera reprensión. Cuando llegaron los
hombres, el cacique, con mayor autoridad
repitió la recomendación de las mujeres, aña
diendo: « Y o te doy mi barca grande, que
aunque se vuelque no v a al fondo y así podrás
salvarte. Nosotros te queremos mucho, mucho,
y no queremos mueras ahogado. Tú eres nuestro
padre, y nosotros sin tí ¿qué haríamos?
25 de Enero de 1931.
A ntonio G iacone
Misionero Salesiano.
Misión del Siam.
Un cafecí/meno modelo.
Se llama catecúmeno el que no pertenece a
la Religión de Jesucristo, pero ya en su co
razón la ama, la desea y se prepara a recibir
el Santo Bautismo. E l trabajo fundamental del
misionero es buscar catecúmenos para convertislos en cristianos.
Esta es la primera parte de su labor; pero
no por eso menos ardua y difícü.
Se trata nada menos que de insinuarse en
los almas que están bajo el dominio del error
y del paganismo.
Se trata de derruir el Reino de Satanás para
establecer el de Jesucristo, y esto no es empresa
fácil: el infierno no vive con los brazos cmzados. Lograr un catecúmeno es conseguir un
discípulo de Jesús, que se convertirá en amigoy
hermano cuando sobre él llueva la gracia divina.
H oy quiero presentar los sentimientos de
uno de estos últimos, expresados por él luismo
en una carta firmada con el nombre cristiano
de Juan María. Saber su nombre pagano no
143
es cosa fácil, ni a mí, que ya lo conozco, ni a
muchos otras que aún no lo han visto.
Es un joven en la primavera de la 'vida, de
ojos rivos y sentimientos ardientes. Además,
sTtrato es delicado y su porte elegante.
I,eo V traduzco.
. Antes de contarle los favores qire la gracia
divina ha obrado en mí alma, me veo obligado
a decirle que vo, desgraciadamente no perte
nezco aún a la’ Iglesia Católica. Hace y a cinco
años deseo el Bautismo; pero el Señor me priva
todavía de la gloria de ser su verdadero hijo y la
felicidad de unirme a E l en la Santa Comunión.
No obstante yo le doy gracias constantes
por haber hecho tanto por mí, dándome la
verdadera Luz, que todavía no han recibido ni
mis parientes ni muchos de mis compatriotas,
ni muchos de mis condiscípulos, en ciencias hu
manas mucho más adelantados que yo.
Desgraciadamente me falta la independencia
para ^ d e r ser bautizado; pero estoy suspi
rando día y noche porque llegue el momento de
ser cristiano y de entregarme por entero a
Nuestro Señor Jesucristo. »
En el Siam no hay Catacumbas, pero muchas
aima<t que aman a Jesucristo deben esconderse
dentro de sí mismas para no perder su tesoro.
El alma de Juan María se encuentra circun
dada de tinieblas exteriores, mientras fuera ve
la verdadera luz y suspira por ella.
Llevar a esta alma a conseguir resplandores
divinos es empresa superior a las fuerzas hu
manas, dados los obstáciúos mencionados, y
juzgo feliz a quien con sus ardientes oraciones
consiga de Dios que esta alma vea cumplidos
cuanto antes sus ardientes deseos.
Siam, 20 de Noviembre de i 9 .3 0 Manuel A lmazI n ,
M is io n e r o
« Oración y trabajo * hacen que el benéfico in
flujo de la Obra Salesiana lle ^ e a aquellas
lejanas regiones, abarcando indiv'iduos de dis
tintas sectas, sobre quienes no deja de sentirse
la obra redentora de la Iglesia Católica por
medio de sus salvadoras doctrinas.
L a adjunta fotografía, en efecto, nos pre
senta a cuatro niños, que rodeando al incansable
P. Filemón López demuestran su inmensa sa
tisfacción al participar de los beneficios de la
Obra Salesiana: cada imo de los niños perte
nece a distinta secta. N o son pocos los que con
la labor constante de los Hijos de D. Bosco,
entran con sus familias en el redil salvador d é
la Iglesia Católica.
Recomendamos a nuestros beneméritos Coo
peradores y Cooperadoras encomienden la la
bor de estos abnegados misioneros a Nuestra
Excelsa Madre María Auxiliadora y a Nuestro
Beato Padre Don Bosco para que los sostengan
en medio de su agotadora labor.
S a le s ia n o .
M a d r á s - (In d ia ).
Escuela de San Gabriel.
A pesar del corto número de salesianos que
con incansable labor dirigen este floreciente
centro, es grauden^ite consolador ver los fru
tos que van cosechando, como dice muy bien
el celosísimo misionero español Rdo. D. Filemón
López, sin bombo m platillos, pero sí haciendo
cada uno la labor de tres. Una escuela de más
de 500 alumnos, de los cuales sólo 200 son catóücos. y los demás se dividen en Hindus,
bramones, mahometanos y hasta protestantes,
la parroquia de la Catedral de donde es Arzo
bispo Mons. Mederlet, salesiano; asistencia al
Hospital general; dirección de ima Tipografía,
capilla de la Hijas de María Auxiliadora: tal
es el extenso programa de acción de sólo nueve
sacerdotes que, fieles al lema de Don Bosco
M a d rás (India): 1. hindú ■ 2. mahomelano
3. braham án - 4 . protestante - 5. el P* Filemón.
144
CULTO DE MARIA AUXILIADORA
Nuestra querida Auxiliadora
I F.l mes de Mayo — escribe el Beato Don
Boscü — es el más delicioso y el más impor
tante del año; razón por la cual debía ser con
sagrado a la Santísima Virgen. En este mes la
naturaleza cubre de hierbas los prados, de
flores las plantas, de ])ám25auos las vides. En
él el hombre se eixtrega con más ardor a cul
tivar el camix> que comienza a hacer renacer
la esperanza de abundante cosecha; esperanza
por otra parte turbada por los peligros a que
están expuestos los frutos de sus fatigas; pueá
una granizada, una tormenta, una sequía o
cualquier otro infortunio pueden en un mo
mento frustrar todas sus esperanzas y causar
el luuubre y la carestía en un pueblo, en mía
ciudad y a veces en toda una nación. Por tanto,
además <le las necesidades espirituales pdr las
cuales a cada momento debemos recurrir a esta
Madre de Misericordia, están también las ne
cesidades temporales; es decir, para que María
Auxiliadora bendiga y proteja nuestras casas
y los fmtos de nuestras tierras, y nos defienda
de los infortunios».
Escuchemos al Beato Don Bosco que nos
iuN-ita a recurrir con confianza a Aquella que
siendo Reina del Cielo, es para nosotros fuente
de gracias.
El 24 de Mayo es el gran día de María A u xi
liadora.
E l 24 de Mayo nos invita a acudir al grandioso
Santuario de Valdocco, que podemos lliunar el
Monmnento del agradecimiento erigido por el
Beato Don Bosco a Aqxiella que fué su Insiñradora y su Auxiliadora.
Da peregrinación al Siuituario de la Auxilia
dora es para muchos un deber.
I yOS nunierasísimos favorecidos por tan .buena
Madre no faltarán ciertamente u presentar el tri
buto de su gratitud a su Celestial Bienhechora.
íLas favorecidos! ¿Cuántos son? Centenares,
millares, cada aüo. Millares de almas confor
tadas, cotisoladas; almos que luui probado la
dulzura de la benigna niinula de la Madre de
Jesús, siempre pronta como su Dhono Hijo a
llevar a cabo los más grandes prodigios del
amor; almas que han rogado y confiado; alnias que han llorado y suspirado; almas por
las cuales se ha rogado y llorado, y no en vano.
Cada nombre de estas almas es una flor: la
flor del agradecimiento.
Cada nombre es un corazón: corazones re
bosantes de amor y gratitud.
N o pueden, pues, faltar los favorecidos en
el día de su h'iesta, en el día de su reconoci
miento a la Consoladora de los afligidos.
L a peregrinación a Valdocco será siempre
para todos una gran satisfacción, mi gran con
suelo. E l esplendor del Templo, la fe y el en
tusiasmo de los devotos, lo imponente de las
fimciones sagradas, la solemnísima procesión,
los cánticos, las músicas, la masa enorme del
pueblo que en ellas toma parte, todo concurre
a que sea éste im día lleno, deseado, imborrable.
T al sucede todos los años. A Valdocco se va
siempre de buena gana. María Auxiliadora es
im dulce e irresistible reclamo.
En Valdocco se honra y se reza a la Auxilia
dora, que es la Virgen de Don Bosco.
María Auxiliadora fué todo para Don Bosco,
porque Don Bosco fué todo para Ella.
Desde la cuna a la tumba la Virgen Bendi
tísima estuvo presente sobre el camino del pobrecillo de Becclii que había de ser su Apóstol.
Está presente con la sonrisa que consuela, con
el aliento y la ayuda que anima, sostiene y
afianza. Don Bosco fué todo de la Virgen. Su
madre Mamma Margarita, lo había ofrecido a
Ella desde su nacimiento. Don Bosco lo sabía,
lo había oído de sus labio».
E l mismo confiesa que el 30 de Octubre de
1835 debiendo ir al seminario, su madre lo
llamó aparte y le dijo estas memorables pala
bras: « Cuando viniste al mundo, te consagré
a la Santísima Virgen; cuando has comenzado
tus estudios te he recomendado la devoción
a esta tierna Madre; ahora te recomiendo de
ser todo suyo. Am a a los compañeros que sean
devotos de María Sautísinia, v, si llegas un día
a ser sacerdote, recomienda y propaga si¡.mpre
la devoción a la Santísima Vú^en
145
E^as santa.'» palabras de una madre cayeron,
como semilla de oro, en el corazón del hijo
tan bien dispuesto y preparado: la gracia no
faltó' tampoco faltó la correspondencia; ^dnieronpor tanto, los frutos.
Muy pocos niños amaron tanto a la Virgen
como el pequeño Bosco de Becchi. L a invocaba
a menudo, la sentía siempre consigo. A los
nueve años la ve en sueños mostrándole con
eanño maternal, ante sus ojos llorosos, el campo
de acción que no había de abandonar más.
El pastorcülo de Becchi amaba a la Virgen y
procuraba hacerla amar de sus compañeros.
I Todas las veces — dicai las Memorias —
que Juanito volvía de la casa paterna a Castelnuovo donde estaba de pupilo en casa del sastre
Roberto, para frecuentar la escuela, solía lle
var consigo fruta para convidar a los compañe
ros, que disfrutaban muchísimo de su amable
gHierosidad, y él tomaba de esto ocasión para
hablarles de religión y recomandarUs con entisiasmo la devoción a M aría Santísima. Una
atracción especial tenía para él la iglesia lla
mada del Castillo «situada sobre la cumbre del
monte, adonde él subía, y a solo, y a acompa
ñado de los amigos, para dar a la Virgen Ben
dita el tributo de su filial devoción. T a l era de
joven, y tal continuó de estudiante».
La devoción a la Virgen Santísima, su Ins
piradora, su Guía y Auxihadora, fué siempre su
hermoso sueño. Y a sacerdote, se convirtió en
ferviente apóstol.
La Obra de Don Bosco quiere ser im triunfo
de la Auxiliadora; el culto de la Auxiliadora,
tan popular, tan familiar, tan difundido y prac
ticado. será siempre la prueba más hennosa y
más viva del amor agradecido de Don Bosco
y Aquella a quien todo lo atribuía, conside
rándose a sí mismo el más débil, el más
mezquino instrumento en sus manos.
Sé todo suyo le había recomaidado su madre.
No cayó en baldío la semilla materna.
El Beato Don Bosco ha unido su nombre al
de la Virgen Auxiliadora tan estrechamente
que el pueblo la conoce con el nombre de Vir
gen de Don Bosco.
En nombre de E ’la echó los cimientos de su
grandioso, edificio.
Con la a5Tida de Ella lo llevó a cabo.
Le levantó un Templo en Turín. que fué
y es un trono de gloria y una fuente inexhausta
de gracias.
Bspués del Santuario, quiso para Ella un
monumento viviente: una familia que llevase
su nombre dulcísimo, que cantase sus maravi
llas en todo el mundo: las Hijas de María Au
xiliadora. L a Virgen Santísima fué para Don
Bosco luz, llama, escudo, defensa, consuelo,
Auxiliadora.
Y por medio de Don Bosco la ^^irgen San
tísima fué, es y será también nuestra A u x i
liadora.
Madre mía Auxiliadora.
I'o conozco un notnbre santo
que evoca en la fantasía
raudales de poesía,
notas de mdgico encanto.
Una Virgen de azul nuinto,
cetro de oro, faz de aurora
que fascina y enamora,
surge en el alma del hombre
cuando invoca el dulce nombre
de M aría Auxiliadora.
Nombre que vibrante suena
como guerrero peán
pues con él unidos van
los de Lepanto y de Viene;
notnbre de beldad serena
que es canto de paz y amor;
nombre al qtte dotó el Señor
de eficacia tan potente
que es defensa al inocente
y es rescate al pecador.
Nombre de poder arcano
que en labios de Bosco fué
la intimación de la fe
sobre el mundo de lo humano;
nombre que hoy el salesiano
que lo recibió en herencia,
repite en la fiel creencia
de que, por gracia no usada.
Dios dejó en él encerrada
su divina OmnipoíenJu.
Notnbre, en fin, ila d r c q crida,
que yo por favor te pido
que al exhalar el gemido
postrero de esta mi vida,
pronuncie ron voz henchida
de esperanza aíeniadora;
y exclame en aquella hora,
cuando me eleve a tu abrazo:
' Recíbeme en tu regazo.
Madre mía Auxiliadora *.
14 6
ANTOM ORIvNO
(Coi.ombia-P opayan ). —
M afia Auxiliadora salva a mi hijo. — Horas
tristísimas fueron las (jue pasé jmito al lecho de
mi hijo, torturado por una peligrosísima eiifennedad al vientre: todo parecía sin remedio,
pues los médicos daban el caso por desahu
ciado, esperando sólo un fatal desenlace. En
medio de tan angustiosa situación un buen
amigo me sugirió la providencial idea de re
currir a la Santíssima Virgen invocada bajo
al sin par título de Auxiliadora que tantos mi
lagros extraordinarios va prodigando por todas
partes. Con toda mi fe invoqué la protección
de tan Buena Madre solicitando la curación
de mi hijito, y Ella con inmensa alegría y sorl^resa de todos, casi instantáneamente trajo
al enfermito la anhelada curación.
Hoy gozosa y eternamente agradecida, mando
la oferta prometida al Santuario de Turm, y
deseo se publique este tan insigne favor para que
excite a aquellos que se encuentren en circuns
tancias apremiantes a invocar a la que es Salud
de los enfenuos y Auxiliadora de los Cristianos.
Octubre de 1930.
A na J ulia Díaz
Cooperadora Salesiana.
C E R R IT O (Colombia). — Curación prodi
giosa. — El 6 de Mayo del pasado año caí gra
vemente enferma, y habiéndome visitado los
médicos, declararon se trataba de una vio
lenta angina de carácter tuberculoso y muy
mal del corazón, ordenando, en vista de lo
desahuciado del caso, que me separaran de mis
tiueridos liijos, hasta de la niña menor que
sólo contaba tres meses. Viéndome en semejante
apuro, acudí a María Auxiliadora ofreciéndole
una limosna y publicar el milagro.
Eternamente agradecida, cumplo gustosa le
prometido, por hallarme de nuevo restablecida
y fuera de todo peligro.
Septiembre de 1930.
M.vria J esús de A yai .d e .
CU E N C A (E cuador). — María .■ iuxiliadora
escucha los ruegos de una familia. — Hallábame
smuiunente enfermo con una grave complica
ción hepática, enfermedad que los facultativos
encontraron más grave de lo que yo creí al
{irinciiño. En vista del alarmante diagnóstico
de la ciencia, no haUé otro recurso que acudir
Heno de confianza a las plantas de nuestra
Madre Auxiliadora, a quien llenos de fervor
yo y mi familia hicimos una serie de novenas
ofreciéndole una limosna y publicar la gracia si,
compasiva, me devolvía la salud. Hoy me en
cuentro completamente restablecido, y tan bien
como antes de que se me presentara la complica
ción, de lo que damos gracias a Nuestra Madre
Auxiliadora, cumpliendo las promesas hechas.
Enero de 1931.
Manuel Moreno S. y Familia.
V IC T O R IC A
(Pampa-A rgentina). — t'na
gracia curiosa. — José Zapata, de trece años,
venía a caballo arrastrando un gran barril de
agua; cuando al llegar cerca de casa, en una
peirdiente, el barril se vino sobre las patas
traseras del animal que asustado comienza a
dar coces emprendiendo una desesperada ca
rrera. E l niño, a su vez, empieza a gritar a voz
en cuello; y la madre a los gritos del niño
sale de casa y ve el riesgo gravísimo en que
éste se halla. ¡María Auxiliadora, salvadlo! es
el grito espontáneo de la madre. IProdigiol
E l corcel se queda clavado lanzando al niño
como un fardo jx>r encima de las orejas y el
flamante caballero se encuentra de repente
cambiado de asiento, sobre la mullida arena.
L a madre, creyendo a su hijo muerto efecto
del golpe, lanza im grito angustioso; mientras
el niño, que siempre fué m uy juguetón, al veree
sentado muellemente, en la arena, reía a más
no poder.
E l caso fué verdaderamente prodigioso, pues
la senda era sumamente angosta: a la derecha
tenía un alambrado cuajado de púas y a la
izquierda im cerco de espinos. María Auxilia
dora mostró visiblemente su protección. KUa
reciba nuestra gratitud.
Enero de 1931.
JOSE D urando, M is. Sales.
S A N B E R N A R D IN O (California U. S. A.¡.
— Estando gravemente enferma y sin poder
conseguir medicinas por la falta de comunica
ción rápida, por lo aislado de este rancho, clamé
a mi buena Madre María Auxiliadora, supli
cándola tuviera misericordia de mí y me devohiera cuanto antes la salud. Al poco tiempo,
con grande algría y de un modo sorprendente,
quedé libre del mal que me aquejaba.
Hincada a las plantas de mi celestial Bien
hechora, con el corazón henchido de gratitud,
invito a todos los que se hallen en trances di
fíciles a acudir a tan Poderosa Señora, y en
trego una limosna para su Santuario de Turin.
Enero de 1931.
M. T. QSA LA M A N CA (España ). — Hace algún
tiempo que mi tínico hermano fué atacado
de una grave enfermedad, y estando desahu
ciado de los médicos y casi en la agonía fue
confortado con los santos sacramentos. Toda
mi familia se hallaba apenadísima esperando
un triste desenlace. En tal angustia acudimos
a María Auxiliadora comenzando una novena-
147
El 9 de Febrero, y cuarto día de la novena el
afermo se hallaba 3*a íjiera de peligro.
Con el alma hencliida de gratitud hacia tan
buena Madre, deseamos se publique tan extra
ordinario favor en el Boletín Salesiano para
gloria de la Auxiliadora de los Cristianos.
9 áe Octubre de 1930.
N. N.
Dan fambién gracias a María Auxilia^
dora y envían una limosna:
M on tevid eo (Uruguaj’). — Juana Cando de
Bárrelo, por la curación de sus hijos de ima
grave enfermedad en la vista a la que los
médicos pronosticaban que se quedaría ciega.
M osquera (Colombia).— Virginia Charry V.,
por dos señalados favores.
NOGAEES (Arizona-U. S. A). — M aria Inés
R u iz de Carrasco, por la curación de su hijito
de grave enfermedad, y manda xma oferta para
las Obras Salesianas.
Aguascaxientes (Méjico) — Altagracia Cbáui, Amparo Ranjel, Baudelia Díaz, Rosa M aría
Chives y Lugarda G. de Ornelas, por favores
recibidos y envían rma oferta para las Misioues Salesianas por medio de la benemérita
Celadora local.
Barcelona (España). — M ario Juan, por
h curación de su hijo gravemente enfermo de
bronconeumonia, y envía 5 ptas. para su San
tuario.
Bernal (Argentina). — L u is P iccin i, por
iiaberle sanado de una dolorosa enfermedad.
Buenos Aires (Argentina). — C. S. L. por
h curación de un hermano enfermo de cuidado,
t envía cinco pesos.
Bücaraalwga (Colombia). — Mercedes Ve¡niaiela de Parra, por un favor señalado.
Cali (Colombia). — José J . Ramírez Malta,
por una gracia recibida, y envía 2 pesos para
las Misiones Salesianas y un peso para la Basí
lica del Sagrado Corazón de Jesús. — Isabel
Polo vda. de Rodríguez, por varios favores reübidos. — M . L . de P in illa , por haberle auxi
liado milagrosamente en im caso especialísimo,
renvía una limosna para las Elisiones Salesianas.
— Mariano P . de Saiizábal, Francisco Beian-
KUTt, Jorgina Suárez de Rodríguez y A . de S.
agradecen favores recibidos y mandan ofertas
para las Obras Salesianas.
El C errito (Colombia). — Abigail T . de
iince, por haber dado la salud a una cuñada,
y envía un dólar de limosna. — Lubin Reyes,
'¡ctirudis de Ocampo, Bertilla de Tenorio, Re'-■ :ca Saavedra, Angel Caicedo, Carmen Arzai'i:. Bárbara de Reyes, Leticia vda. de Escobar,
TtinsiU' vda. de González, Guillermo García R.,
l-'kr d,- González y Débora Tascón, dan testiraoüio «k* su agradecimiento por señalados be“efido.s recibidos de la Virgen de Don Bosco y
tavían limosnas por medio del Decurión Sale
g o D. Adán Reyes T. para las Obras y
Miñones Salesianas.
MaTaro (España). — L . M . R .. por favores
^bidos. y especialmente por la protección
dispensada por Nuestra Bondadosísima Madre
Maria Auxiliadora a una hermana suya.
La Union (Valle-Colomhia). — Hersilia Mcmde G ü. por favores recibidos.
S a n ta Lucía (C orriente»-A rgentina). — Estatua d e
M a rta A uxiliadora colocada en el a lta r inaugurado.
A naheim (Califoniia-U. S. A.). — Nicolás
Sevilla, por lui señalado beneficio, y manda vma
limosna para su Santuario.
S alto (Uruguay). — J . B ., por una señala
dísima gracia, y envía una limosna para los
huerfanitos de Don Bosco. — Una Salteña,
por facores recibidos.
U jo (España). — Da. Buenaventura García,
por varios gracias obtenidas, y envía una li
mosna para su Santuario de Sarriá.
Z a pa TOCa ^Colombia). — N . N ., por un
señaladísimo favor.
14 8
Gracia extraordinaria.
Una curación en la que se palpa
portento
ha llamado la atención en la hermosa Anda
lucía .Uos personajes del cuadro prodigioso que
lia llenado de asombro a toda la región son
una niña angelical de menos de tres años y su
papá, médico de gran faina tanto en Sevilla
cómo en Alcalá de Guadaíra, por tener clínica
en anibas localidades. H ay muchos datos -inos escribe el vSr, Director del Colegio Salesiano
de Alcalá de Guadaira — que tendrían im
portancia en el hecho portentoso y que debido
a no querer hacer una novela no hemos querido
poner, buscando sólo la sencilla uarración del
hecho,
Dos médicos visitaron a la niña durante
su enfermedad: uno de Sevilla y el propio pa
dre. Ninpnio de los dos supieron diagnosticar lo
<iue la niña tenia. Da misma tarde de la cu
ración milagrosa fué este mismo salesiano con
otro Padre del colegio a ver a la niña llevando
varios retratos de Don Hosco, y puestos como
en baraja con otras estampas de santos, no
bien llegó la de Don Sosco, la niña señaló con
el dedo diciendo: Este, éste.
Presentamos la relación del hecho tal como
el padre de la niña la manda, sin añadir ningihi comentario. Dice así:
« Hace más de un mes que mi hija Angelita,
niña de menos de tres años, enfermó presen
tando un cuadro clínico raro.... a los doce días
de enfermedad la niña se agravó.... Desespe
ranzado, como padre y como medico, penetré
en la Iglesia que los Padres Salesianos tienen
en este pueblo y rogué a Don Pasco.... esto
lo repetí durante algunas mañanas. Al cuarto
día de mis visitas a la iglesia snlesiana, noté
al llegar a casa que la niña, que llevaba cinco
días sin hablar, miraba con insistencia un cuadrito c{ue mi esposa tiene en el dormitorio y
en el cual en forma de mesa revuelta hay va
rias estampas de Santos. Tanto insislió la
niña con sus miradas cpie me pareció oportuno
aproximarle el cuadrito ])ara ({ue lo viera mejor,
y id hacerlo, la niña, que como llevo dicho
llevaba cinco dííis sin hablar, dijo, señalando
una e.stnmjnta del cuadro: !K1 hombre!
;Qué hombre? — le pregunté yo.
¡K1 <¡ue me va a poner buenal
\ ¿quién le ha j^edido eso a ese hombre?
se le ocurrió a la madre preguntarle
¡Este! ¡Este! ¡Papá! — contestó la niña
sin el niils mínimo titubeo.
Aquella noche, aprovechando que la niSa
estaba algo más tranquila, se acostaron las
criadas y yo también me acosté sin salir del
dormitorio donde estaba la niña, quedando
la madre al cuidado de ella hasta las tres
de la madmgada, hora en que me había de
levantar para que mi esposa pudiera dormir
algo; pues llevábamos más de diez noches sin
descansar... A l poco rato de haberme quedado
dormido, me despertó mi esposa sobresaltada,
pues decía que en la alcoba había alguien y
que había visto un resplandor sobre la cama
de la enfennita... cosas a las que no atribuí
\-alor alguno, considerándolo consecuencia na
tural del estado de alteración ner\'iosa en que
mi esposa se encontraba. Da niña en este mo
mento presentaba im aspecto m uy diferente
del que tenía en las primeras horas de la noche.
Dormía con todas las aparencias de un sueño
normal... A las seis y media de la mañana des
pertó la niña. Dos síntomas de gravedad ha
bían desaparecido. Como médico y como pa
dre consideré a mi hija fuera de peligro...
Da niña mira nuevamente al cuadrito y se
ñalando a la estampa de Don Bosco dice: !E1
hombre! !el qne ha entrado por la ventana, se
puso allí en el rincón y me decía muy bajito:
'<Angelita vengo a ponerte buena»... Venía
^■ estido de negro, y era m uy viejo...
Mediando infinidad de detalles, resulta com
probado plenamente que «el hombre " fué Don
Bosco.
Mi hija está bien. No quiero comentar el
hecho, del cual respondo como caballero y
como médico.
Alcalá de Guadaira, Diciembre de 1930.
C ristóbal Z ar .\goza. '
B E J A R 'E spañ a ). -— Habiendo tenido el
pasatlo año un hijo gravemente enfermo con
lina endocarditis lo encomendé al Beato Don
Bosco empezando una novena delante de su
reliquia y ofreciendo una limosna, y ¡oh pro
digio!, el enfenno mejoró pudiendo seguir sus
estudios. Al mismo tiempo doy gracias al Beato
ix>r haberme mejorado de una enfermedad.
1 4-2-1931.
JOSIÍFINA M rS o z.
N. B. Nuestros lectores verán en la Necrolo
gía la muerte del hijo de esta piadosísima .señora
(jue, al mDmo tiempo que acepta con cristiana
resignación tan saisible pérdida viendo en ello
la voluntad de Dios, quiere hacer constar la
gracia de la curación que lui año antes del fatal
desenlace le obtuviera el Beato.
C O M A YÜ E D A (H o n d u r a s ). — Hace algu
nos meses me encontraba gravemente eníenua
de hidropesía, enfermedad que los médicos ha
bían cahficado de incurable. Mi famiha espera
ba ya de un momento a otro mi muerte; en
sstadp dirigí todos mis ruegos al Beato Juan
T4 9
San J o s é del V a lle (E spaña). — S uperiores y N ovicios de la Ispecioria B élica en 1930.
S an J o s é del V a lle (E spaña), -r - N oviciado S alesiano de le In sp ed o ría Bélica.
150
Bosco, pidiéndole me devolviera la salud que
líjs honil>res no podían devolverme. Después
de mis fervientes ruegos al Beato, mi salud
filé mejorando a pasos agigantados y ahora
nie encuentro restablecida. Acompaño una li
mosna en prueba de mi agradecimiento.
Febrero de 1931.
J usta de I nodk.
B U iíN O S A IR E S (A r g en tin a ). — Don
Bosco me protege en los exámenes. Temiendo
mucho por el resultado de las estudios hechos
durante el año, y dudando <lel éxito de mis
exámenes de fin de curso, invoqué la protec
ción del Beato D. Bosco, prometiendo enviar
a Turín una limosna y publicar la gracia si con
seguía aprobar.
E l Beato Don Bosco me e.scuchó. E l resul
tado de mis exámenes fué más que satisfactorio.
Cumplo la promesa enviando 5 pesos para la
causa de su Canonización, y pidiendo se puIdique la gracia.
Diciembre de 1930,
A nita Oomez,
Alnmna de 3° año Normal.
M anifícsían íambién su grafifad o ! B%q Ío :
R osario (Argentina). — M aría López, exalumna de las Hijas de María Auxiliadora,
por haberla favorecido en una situación apura
dísima, manifestándose su valioso poder des
pués de haber besado la reliquia del Beato.
T eguise (Canarias-España). — Una señora
y su esposo, por un favor recibido, y mandan
5ptas. para las Misiones Salesianas, y otras
cinco para que bauticen dos indiecitos con los
nombres de Marcelino, y María de las Nieves
del Santísimo Sacramento.
Cadi (Colombia). — José Ramírez M alfa, por
una gracia recibida, y manda 3 pesos.
B arcelona (España). —- D. de M ., por ha
berle protegido visibilmente en trances muy
apurados.
E nsenada (Argentina). — . 1. M . C., Hija
de María Auxiliadora, jx>r la curación de una
peligrosa eufermeilad, al contacto de la reliquia
<lel Beato, y por haber ajnulndo a un miembro
de su familia en una situación m uy angustiosa.
Cali (Colombia). — Rosa Velázques de Salpor la curación de una grave enfermedad
a una hennana, religiosa de San José, y por
la salud de su esposo.
li't. CERRlTti (Colombia). — Etüalia de Garda,
por hal>er obtenido la feliz curación de mi her
mano. -- Adán Reyes T ., Carmen de Reves v
Lucrecia Tenot io, por favores otorgados.
G iínivRal A cha (Argentina). — María B . de
M eio, por haberla atendido en una situación
apuradísima, para cuya solución habían sido
vanas todas las humanas tentativas.
N ogales (Arizona-U. S. A.). — Jesús dt
Robles, por un señalado favor, y envía una limosna para las Obras y Misiones Salesianas.
P asto (Colombia). — Grahilina C. de Gu
tiérrez, por una milagrosa curación, al aplicarle
ima reliquia del Beato, y manda un dólar.
S a lto (Uruguay). — L. L. M ., por gracias
obtenidas, y envía una limosna para las Mi
siones Salesianas.
S a n ta T e c l a (El Salvador). — María R. de
Ruiz, por haber obtenido la curación de su papá
y de ima hermana.
T u n ja (Colombia). — Adeodato Aguilera H.
y A r jce li de Briceño, por señalados favores, y
envían una oferta para las Obras y Misiones
del Beato.
G racias conseguidas por intercesión
de Da. Dorotea de Chopitea.
M ALA G A (E spa ñ a ). — Encontrándome an
gustiado por una mala operación comercial
llevada a cabo y en la cual se jugaba casi mi
porvenir, me encomendé con el mayor fervor
a Da. Dorotea de Chopitea prometiéndole hacer
una oferta para la causa de su Beatificaciái
y publicarlo eii el Boletín Salesiano si lograba
dar solución favorable al mencionado asunto:
y como he conseguido lui feliz resultado y con
más rapidez de la que esperaba, me apresuro
a cumplir lo prometido; pues veo en ello un
señalado favor alcanzado de la Sierva de Dios
Da. Dorotea de Chopitea.
Febrero de 1931.
A n to n io C. J iménez .
E L C E R R IT O (Colom bia ). — Carmen de
Reyes y Débora de Tascóii hacen ima oferta
para la Beatificación de Da. Dorotea de Cho
pitea por beneficios recibidos mediante su in
tercesión.
M O N T E V ID E O (Ur u g u a y ). — S. Magda
lena E. da gracias a Da. Dorotea de Chopitea
por la favorable solución de una importante
asmito.
B E R N A L (A r g en tin a ). — Habiendo leído
los favores que obtenían algunos por la inter
cesión de la Sierva de Dios Da. Doroteade
lie Chopitea, im-oquéla también yo prometiendo
si alcanzaba lo vjue pedía hacer público mi re
conocimiento y eniiar una pequeña limosna
(2 pesos) para la causa de su Beatifícadéc;
lo que hago con todo cariño y gratitud.
22 de Febrero de 1931.
N. K.
151
POR EL MUNDO SALESIANO
CIUDADELA (España). — Fiesta de S . Fran
cisco de S ales.
El día 8 de Febrero fué el señalado para
honrar a San Francisco de Sales Patrono y
Titular de la Congregación Salesiana, y de
este colegio en particular. Preparada la fiesta
con un oportuno triduo dió el resultado que
era de esperar en su solemnidad y animación
a pesar de lo desagradable del día. Las funcio
nes religiosas se desarrollaron en el Santuario
con esplendidez, tomando parte los ministros
sagrados anunciados en el programa. E l M. 1 .
Sr. Dr. Guillermo Capó, Magistral, hizo honor
a su doble título de Magistral y Cooperador Salesiano enlazando las glorias de San Francisco
de Sales con las de su Congregación protegida
y las del Beato Fundador. Por la tarde reunióse
un buen número de amantes de la Obra Salesiana en la espaciosa iglesia de San Agustín,
donde, bajo la presidencia de nuestro bonda
dosísimo y celosísimo Obispo Coadjutor Dr. An
tonio Cardona, dió la reglamentaria Conferencia
el Rdo. Sr. Lie. D. Juan Florit, Profesor de
este Seminario Conciliar. E l entusiasmo y elo
cuencia del conferenciante, cooperador activo
e insigne antiguo alumno salesiano de este Co
legio, estuvo en el punto que era de esperar
en el desarrollo del importante y oportuno tema.
Se le escuchó con gusto y atención durante toda
su disertación, al final de la cual hubo colecta.
Terminada la Conferencia, el limo. Sr. Obispo
dió la Bendición con el Santísimo, poniendo
fin al acto nuestra escolanía con el canto de
una artística y llamativa Salve del cada día
más popular y celebrado compositor ciudadelano Rdo. Sr. D. Gabriel Salord, antiguo alumno
de este Colegio. Fué mi día verdaderaménte
salesiano, tomando parte en todo la Cuidadela
católica, yendo al frente las distinguidas autoridade. que se distinguieron especialmente en
la presidencia de la reunión oficial de la tarde.
BARCELONA (España). —
P o r e l Templo
del Tibidabo.
El Sagrado Corazón de Jesús, que dijo un
día al P. Hoyos que reinaría en España con
más veneración que en otras partes, no tenía
aún revelado el trono donde había de asentarse
como Soberano de las almas.
El Tibidado es im trono escogido por el
mismo Señor.
.^pareció en el siglo pasado un hombre proridencial... Don Bosco. Se le llama con razón
el taumaturgo del siglio X I X . Este hombre
juntaba a los tesoros de su corazón los de sus
fecimdantes ideas. E n el año i886 visitó la ciu
dad condal. E l Beato ignoraba que aquí exis
tiese una montaña deste nombre. Durante el
viaje mía voz misteriosa munnurabn a su oído:
« Tibidabo, Tibidabo ». lín Barcelona fué re
cibido con triunfante acogida aquel sacerdote
humilde y afable que Víctor Hugo llamaba el
<i hombre leyenda ».
En el Santuario de Nuestra Señora de la
Merced, una comisión de fendeutes católicos,
propietarios del monte Tibidabo, le lucieron
donación de la cumbre para que levantase una
ermita al Sagrado Corazón de Je.sús que de
tuviera el brazo de la Divina Justicia y atra
jera las divinas Misericordias sobre la querida
ciudad y sobre toda la catóhca España.
L a palabra irdsteriosa que resonara en sus
oídos durante el viaje, recibía en aquel instante
cabal explicación. Emocionadísimo aceptó el
presente diciendo que sus deseos eran levantar
allí, no una ermita como ellos pedían, sino un
templo, desde donde el Sagrado Corazón de
Jesús extendiera su protección sobre toda la
Península.
Decía el Cardenal Casañas en 1906: « Aquella
semilla no cayó en terreno estéril, y los liijos
del inmortal Don Bosco, después de haber de
dicado la montaña al Sagrado Corazón, van
a realizar el pensamiento de- su Fundador:
santificar la montaña del Tibidabo, que según
frase de Verdaguer
« Es la superba acrópolis que vetlla la ciut a t ».
De<licándola al adorable Corazón es, sin duda,
la mejor reparación que puede ofrecerse a Dios,
por parte de Barcelona, de las ofensas de toda
clase que contra E l se cometen en nuestra
ciudad y la obra más simpática que puede pro
ponerse a la piedad de los fieles *.
Y el insigne Sardá y Salvany escribía: « Lo
que no pudo dar Satanás a Cristo en el Tibídabo de Palestina, aimque orgullosamente se
lo prometiera, se lo ofrecerá el Tibidabo bar
celonés como nacional homenaje de rendida
adoración y de amorosfeimo y fidelísimo va
sallaje ».
Ahora se trata de dar un impulso extraordi
nario a las obras de este templo para poderlo
inaugurar en el año 1933. A este fin responde la
<siiscripción popular > abierta para recoger el
medio millón de pesetas que se requiere.
Católicos barceloneses: reflexionad que con
tribuyendo a esta suscripción, no sólo daréis
1 5 ^-
C ollao (P erú). — Alum nos de Prim era C om unión d e año 1930.
gloria al Sagrado Corazón, sino que también,
considerando las cosas desde un pmito de vista
humano, contribuiréis a dar trabajo a muchos
obreros en paro forzoso, lo cual no dejará de
ser una obra altamente caritativa y humanitaria.
J. M asan a S. S.
{I)c tL a Vanguardia*, periódico de Barcelona).
líl Boletín Salesiano hace extensiva esta
exhortación a todos los lectores españoles,
por tratarse de una obra aceptada por el mismo
Don Bosco. Digtio de imitarse es el ejemplo de
limo. Sr. Obispo de barcelona que a más de la
culuro.sa inyitación de que lucimos relación
en el mes pasado ha querido iniciar la suscrip
ción con looo pesetas.
S A N T A L U C IA (Corrien(es-Arg.). — Inaugu
ración de un a liar y estatua de Al. A .
Habiendo la Sra. M. Kmestina Crosta em
prendido un arriesgado asunto comercial se
encomendó a María Auxiliadora pidiéndole su
]xxlero.sa an id a y prometiendo, si se allanaban
los olvstácuh>s que al éxito feliz se oponían,
inaugurar solemnemente en la iglesia parix>
quial del pueblo un altar con la imagen de la
N'irgen de Don Bosco, para que donde María
Auxiliadora era |x>r m uy pocos conocida, tu
viese medio de arraigar su devoción.
L a Poderosa Auxiliadora de los Cristianos
escuchó benigna la súplica de su devota haciendo
que todo resultara a medida de su petición;
por lo que. tuvo lugar el cumplimiento de su
promesa inauguranno el altar y la imagen con
la bendición del cura párroco el 24 de mayo
del pasado año. Fueron madrinas de tan so
lemne acto los señoras Guadalupe V. Ortega
y Angela V. de Mochi. E l P. Justo Curti, pá
rroco de la citada iglesia, celebró una inba
solemne repartiéndose en dicho acto medallas
de María Auxiliadora (obsequio de Ia donaiito
del altar). Acabada la misa el P. Curti dirigió
sentidas y elocuentes frases haciendo resaltar
la acción fecunda del Beato Don Bosco con l.i
protección de María Auxiliadora y exhortando
a sus oyentes a imitar al Beato en su devoción
a María Auxiliadora, la que se hallaba reful
gente en su altar en medio una gran profusión
de luces y flores.
Bendiga desde el Cielo esta Buena Madre d
entusiasmo de su devota y siga protegiéndola.
C A L L A O (Perú). - En e l colegio " D . Bosco.
I.<os Salesianos de este puerto celebraron el
domingo, 25 de Enero, la fiesta anual de San
Francisco de Sales. Patrono de la Congregaciói
Salcsiana.
A las 8 se celebró una misa de comunióo
B em al (A rgentina). — Exalum nos S alesianos que han hecho los E jercicios E spirituales.
^eral para los exalunmos y aláronos del
Plantel. A las 9 cantó la misa solemne el Rdo.
P. Juan B. Gasbarri, Director del Colegio; infra missani ocupó la sagrada cátedra el P. Salesiano Dr. Juan Portales, quien cantó las
..lorias del santo Obispo de Ginebra e hizo la
reglamentaria Conferencia a los Cooperadores
Salesianos. Un nutrido coro de exalumnos salesiauos ejecutó luia de las misas del Mtro. Pe
ros!.
A las 12 se sir\'ió mi almuerzo, al que fueron
invitados el P. Portales, algunos cooperadores
7 la Directiva del • Centro Don Bosco *. En
d salón social de los Exalumnos se entretu•icroii los in\itados hasta las 4 de la larde,
llora en que se dió la Bendición con S. D. M.
■ h que asistieron también los socios del club
I^Excelsior » y los numerosos niños del Oratorio
tesOto, que luego fuero.n todos agasajados con
®a abundante merienda.
De ( E i Comercio • de Dima.
BÜEXOS AIRES. — E jercicio s Espirituales
de los Exalum nos d e D o n .Sosco.
En los días de Carnaval, o sea desde el sáoado,
^ hasta el miércoles, 18, los exalumnos de
^ Bosco de Buenos Aires realizaron los
^ tos Ejercicios Espirituales.
Este año eran 41, por no haber en la casa
lugar para mayor número; pues en caso con
trario, se habría podido duplicar el número.
Esperamos que el año próximo podamos llegar
a im centenar.
Grandemente emocionante y consolador ha
sido el ver a todos ellos, la mayor parte jóvenes,
llenos de bríos y entusiasmos entregarse por
entero y generosamente durante estos días de
locuras a la -sida retirada, con acrisolada pie
dad.
El canto de los divinos oficios dirigido y
ejecutado enteramente por ellos con una com
petencia que admiraba, ha sido, junto con el
comportamiento y seriedad de todos estos jó
venes, objeto de los mejores comentarios, si
se tiene en cuenta las extraordinarias distrac
ciones que los rodeaban.
Fueron días preciosos, nos decían esos buenos
jóvenes, que mmca ohridaremos. Y que este
era el estado de ánimo que los alentaba, no lo
podía dudar el que hubiese tenido el placer de
asistir a las confesiones del último día. Esos
tmiversitarios llenos de vida; esos empleados
modestos y buenos; esos obrer<» dispuestos a
todo, derramando lágrimas de ternura; todos
ellos nos conmovieron hondamente.
E ra hermoso ver a esos jóvenes con su libro
en la mano o con un rosario, recorrer los pór
ticos del Colegio o andar por los senderos del
parque devotamente recogidos pensando en
i 54
las verdades eternas que les habían predicado
con calor y entusiasmo los sacerdotes salesianos
Iv. Zissa, L. Baqiié del Uruguay, y P. Colombo.
I/legada la mañana del miércoles, cuando la
oscura noche seguía cubriendo nuestro contluenLe, a las cuatro y media, se iluminaron
las ventanas de los donuitorios y de las cel
das; los jóvenes ejercitantes se levantaban para
oir la santa misa a las cinco, y así poder estar
P'ontos para dirigirse cada uno a su trabajo.
listaban aún emocionados por el acto de la
cena en que se habían expresado y dc*sahogado
los ejercitantes sobre temas de profunda pie
dad y de verdadera acción católica y salesiana,
y le siguió este acto de la mañana en el cual
las palabras del l*. Inspector, la Santa Comunión
y el canto solemne dcl « Te Deuni « eran el
complemento de aquellos días de l^araíso.
A los pocos momcntas los numerosos trenes
de la estación de Bemal facilitaron la rápida
partida de todos estos ejemplares muchachos.
] Bien por la juventud salesiana bonaerensel
Que cunda el ejemplo.
V A L E N C IA (España). — Gran velada en h o
nor d e ¡os C ooperadores Salesianos.
Amablemente invitados, nos trasladamos
el 30 de línero a las Escuelas Salesianos', que
celebraban una gran velada imisico-litcraria en
obsequio de sus beneméritos cooperadores.
E l salón-teatro estaba espléndidamente ador
nado, como en las grandes fiestas. E n la pre
sidencia se sentaron don José Maestre,alcalde
de Valencia; el muy ilustre señor don Manuel
Pérez,, Canónigo, en representación del señor Arzobisi»; la señora y la agraciada luja del señor
gobernador civil; doña Teresa Hernández de
Maestre y su bella hija Bolita, el concejal y
benemérito cooperador salesiano don Enricpie
Vallbona, don Leopoldo Tréiror, los arquitectos
don Manuel Peris (padre e hijo), el doctor Mascareñas, don Gervasio Rogla, doña MarínGarrigues de Paredes, don Manuel línrique de Burriaiia y don José Ferrando, presidente de los
Antigvas Alumnos del Centro Don B«^seo.
E l Padre Conde, director de las Escuelas Salesians, dosimés de saludar a las autoridades
y a los señores C(xii>eradores, a quienes dió las
gradas en nombre de los Salesianos, de la po
pulosa barriada y de los catorce pueblos que
matuhu» sus hijos a aquel centro benéfico, co
menzó su luuena conferencia relatándonos a
grandes rasgi>s la obra admirable del Beato
Basco, cuyas episotlias nuls salientes se pro
yectaron en la ixmtulla, con inmensa satisfac
ción del público.
En la segunda parte ile su tlisertación nos
describió la labor maravillosa que ha realizado
la institución salesiana en Valencia en su acción
escolar y postescolar.
Todo el mundo sabe — dice el Padre Conde
— cómo hace veinte y tantos años esta barriada
de Sagunto ardía en luchas fratricidas, que
luego se corrían al interior de la ciudad.
Desde San Miguel de los Reyes — añade —
hasta las Torres de Serranos, no había otras
escuelas que las que los Salesianos tenían en
el antiguo convento de San Antonio, de todo
insuficientes para albergar la población escolar
del barrio y de los pueblos circunvecinos, que acu
den ávidos de sana instrucción a los Salesianos.
Para proveer a la cristiana educación e ins
trucción de tantos niños abandonados y ter
minar con las batallas campales que con harta
frecuencia se entablaban entre bandos parti
distas, surgió la idea redentora de un grupo
selecto de cooperadores .salesianos de constmii
un gran edificio en que cupieran los hijos de
esta populosa barriada y de los pueblos vecinos,
seguros de que con los hijos se educarían los
padres, como efectivamente así sucedió.
Al aparecer en la pantalla el grandioso campo
de deportes de los Antiguos Alumnos, los Cen
tros Don Bosco y Domingo Savio y el hermoso
barrio ♦ Don Bosco». con .sus cien esbeltas y bien
ventiladas y soleadas viviendas, el conferen
ciante nos relata cómo el Beato Bosco quería
que los Salesianos vi'vieran siempre en íntimo
contacto con los alumnos, desde que entran
en sus casas hasta que desciendan al sepulcro,
fomentando la acción postescolar en las Aso
ciaciones de Antiguos Alumnos, con sus di
versas secciones sociales, músico-literarias y
económicas.
Terminada la conferencia, la «Schola cantorum » del Colegio nos obsequió con el gran
dioso oratorio de Perosi, a cuatro voces:
Cena del Señor», que fué magistralnreute in
terpretado, así como el entremés lírico t Isi
d rill», que hizo las delicias de la selecta con
currencia. E l Himno Regional gustó tambiái
muchísimo y fué oído de pie por el público.
Los diálogos « I,os Benjamines *, representado
por los alumnos de la cuarta de externos, y
í Ix)s bombones *, por los parvulitos, nos hi
cieron pasar ratos agradabilísimos.
A l tenninar la función nos acercamos a feli
citar por el enorme éxito al Padre Director, el
cual, con la sonrisa eii los labios, nos dice: «Vn
han visto ustedes cómo eii estos tiempos de
luchas y de odios el Beato realiza el milagro
de unir en fraternal abrazo a todas las clase?
sociales. Quería el gran Apóstol de la juventud
— añade — que en la magna obra de regenerar
la sociedad a base de la educación de la n i^
todos cooperaran en la medida de las propi'-s
fuerzas; que nadie se encerrara en la concha
de su egoísmo, ya que si la sociedad es buena,
todos disfrutamos de su bondad; pero si es
mala, todos padecemos las inqu.etudes que nt»
vienen de sus convulsiones *.
p
155
Quisiéramos que todos los pudientes visitaran
!a que el Padre Conde llama <Casa de los pue
blos I, para que, convencidos de la aiorme laS->r regeneradora que los Padres Salesianos rea
lzan en nuestra Valencia, despertaran del la
mentable letargo y se imieran en obligada coo
peración a la de los justos, que el ángel exterminador pedía para no destruir las ciudades
de la Pentápolis.
[E l Diario de Valencia).
M.4R DE PLA TA (Argentina). — f e o s d e un
Oratorio.
Grandes son el entusiasmo y animación que
reinan en este Oratorio tan joven aún y que
•.,:enta, sin embargó; con la general simpatía
de la dudad balnearia, primera bajo todos los
aspectos de nuestra gran República.
Todos los día vense llegar caravanas de
niños que alegres y bulliciosos se esparcen por
lo patios inundándolos de alegría y vida. La
modesta capilla que espera anhelante ser sus
tituida por otra más digna y capaz, 5e siente
o^uUosa de poder hospedar diariamente más
de un centenar de niños que son la más viva
eipresión de la piedad y entusiasmo reinantes.
La novena y fiesta del Nacimiento del NiñoDios revistieron extraordmaria solemnidad dan
do gran realce el canto y ceremonias de tm coro
de jóvenes clérigos al que hacían eco las ar
gentinas voces de un afinado coro infantil de
niños y niñas. La tradicional festividad tuvo
M a r de P iafa. - C ooperadoras S alesianas del O raforio.
un hermoso complemento en el hermoso grupo
de primeras comuniones, que llegaron casi a
un centenar. Las palabras vibrantes y llenas
de unción con que el Rdo. D. David Ortega,
fmidador y ahna de este Oratorio, enfervorizó
Viar de Piafa (A rgenfina), — Los 200 “ E xploradores de D . B osco" delanfe de su nuevo edificio.
'■ I
156
a la turba infantil, quedarán grabadas por
mucho tiempo en aquellos que tuvieron la
suerte de escucharlas.
Debemos dar desde ^stas columnas un fér
vido ¡gyadai! al Señor Comisionario Municipal
D. Enrique Vedoya y a su señora esposa que
con gesto noble y desinteresado proporciona
ron a los niños lo que para ellos era todo en
ese día: « los juguetes ».
Los Señores Vignolo y Canibón, insignes
cooperadores, hiciéronse una vez más acreedo
res a la gratitud de los niños de este Oratorio,
que les debe gran parte de su vida y animación.
La sinfónica banda del Oratorio, parte inte
grante del bizarro batallón « 21 » recientemente
inaugurada, y que consta del bonito-número
de 30 músicos, cosechó abundantes aplausos
del numeroso jiúblico que presenció la distri
bución de ju nietos.
Fueron éstos convenientemente preparados
por la comisión de Cooperadoras presididas por
la benemérita dam j María Ester Costa de Muttoni.
Quiera Don Bosco bendecir esta obra, la
primera de todas las que el Señor le inspirara
V que lia sido comenzada con tantos sacrifií:ios en esta ciudad, a fm de que el Oratorio de
Don Bosco cumpliendo los altos fines que se
proixme, logre el aumento de su prestigio e
influencia moral llevando la paz y la regenera
ción social a las familias.
Pontificado a lo largo de los siglos y haciendo
la apología del Pontificado de Pió X I. Tennüsó
sus palabras con im ¡Viva! al Papa y con la
lectura del siguiente telegrama enviado al final
del acto a la Nunciatm-a Apostólica de Madrid.
«Colegio Salesiano, M ontilla, protesta arfVsión inquebrantable Pontífice reinante fausto ani-
versario coronación».
N i que decir tiene que fué calurosamente
ovacionado después de oir en pie su lectura.
T..uego entonóse im himno al Papa-Rey, y
a continuación el Sr. D. Evaristo Sánchez, sa
lesiano, leyó una delicada poesía, combinando
hábilmente los exámetros latinos con las liras
castellanas, que aplaudimos todos.
E l niño del cuarto curso de latinidad, Gabino
Sánchez, leyó unas cuartillas en las que estu
dió la biografía del Papa actual y su aposto
lado fecmidisímo en el campo misionero y ea
el de la Acción Católica, y el niño externo de
la clase superior, Femando \hllalba, desarrolló
con cariño y acierto el tema: ♦ E l Papa y el
Beato Juan Bosco ».
Con e l « Canto a Roma », inspirado fragmento
del poema a Bolívar de Villaespesa, admirable
mente declamado por el alumno de cuarto,
Jesús González, y con otro himno coral al Papa,
terminóse el acto que puso en todos nuevos
fervores y entusiasmos para trabajar «con el
Papa y por el Papa ».
Un espectador.
C A R A C A S (Venezuela). — La fiesta Patronal.
M O N TILLA (España). —
La fiesta d e l Papa.
Día lleno, fiesta simpática y hermosa por
demás, la celebrada el 12 de febrero en el
colegio salesiano.
Convenientemente preparados con un triduo
de oraciones y coiiiiiniones fervorosísimas, cal
deados con la palabra encendida y entusiasta
que nuestro Prelado les dirigiera desde las pá
ginas del Boletín Eclesiástico, llegamos al día
de la fiesta dedicada a conmemorar el faustí
simo aniversario de la coronación del Pontífice
reinante.
Misa de commiión general a las siete y ocho
y media, y cantada a las diez, ensalzando en
ella las glorias del Pontificado el Rdo. Don
I.dcfonso Gómez, salesiano.
A las once y media, con la asistencia de los
250 niños externos y los T12 internos, se tuvo
en el salón de actos del colegio una conmemo
ración oficial, una velada miisico-literaria, sen
tida y entusiasta. Campeaba en el centro del
estrado, entre banderas y gallardetes, entre las
enseñas del Pontífice y de España el retrato
del Pío X I.
Presidían los profesores del colegio. Después
de un liimno vibrante, coreado por todos los
alumnos, lüzo uso de la palabra el Sr. Director
estudiando en un breve discurso la historia del
Las fiestas del Centenario Boliviano ban
puesto eii uiovimeuto a las gentes. Con el es
tudio de la vida del héroe, de sus ideales y
programas, ha venido un aumento en los de
seos de estudio de cultura y de progreso, cuyas
oleadas afectan a los colegios y en especial a
los muchos que pertenecen a ,los internados y
que por lo mismo responden muy bien a las
necesidades de la multitud de personas que
viven y tienen sus intereses en los cañipos, lejos
de los grandes centros.
Nosotros estamos palpando la urgente ne
cesidad de ampliar nuestros locales y construir
un brazo de colegio, indispensable complemento
del actual, que responda siquiera en parte a
la creciente e incesante demanda. Nuestras
fiestas patronales estuvieron este ano empa
padas en esta realidad y lo que niás le pedi
mos a nuestro Santo Patrono fué ñispirariolies y medio para responder a ellas debija*
mente.
Nuestro veterano P. Rivaque, que, íonnadu
en España, tomó de Andalucía entusiasmo ca
lido y de Cataluña espíritu eminentemente
práctico, después de construir im elegante
brazo de edificio colegial, concentró sus
vidades en una linda y artística iglesia de^
cada a María Auxiliadora, que le ha costado
S a n Francisco de S a les.’
sudores y trabajos sin cuento, pero que está
ya casi concluida.
Ahora la Proviudencia le ha puesto al lado
un salesiano activo y emprendedor, el P. Fierro,
aombrado Director del colegio, y Caracas espera
fundadamente que esta vez la Obra Salesiana
desarrollará con plenitud su acción. E l Sr. Ins
pector Rdmo. P. De Ferrari, está más persua
dido que nadie, y las simpatías generales acom
pañan a los Salesianos. Esto pudo verse en las
fiestas Patronales.
l,as imponentes ceremonias religiosas tuvie
ron ya a disposición el elegante presbiterio
nuevo con su triple altar monumental, su re
tablo, sus marmóreas balaustras etc. etc.
Asistió de pontifical el Exciiio, Sr. Nuncio
de Su Santitad; dijo el panegírico Mous. Pellín.
Director del importante diario « I^a Religión »
tocando, sobre todo, los aspectos del Santo que
más se relacionan con el momento presente:
su celo apostólico y su habñidad educadora
unidos a su calidad de periodista, mostrándolo
también como inspirador del Beato Don Bosco.
Dió por la tarde la conferencia salesiana el
C aracas (V eoezoela). — Mcmumenla! a lta r m ayor del S antuario de M a ría Auxiliadora.
=;8
Director del colegio. E n ella recalcó los puntos
desarrollados por Mons. Pellúi y se detuvo con
particular insistencia en la apremiante nece
sidad de construir siquiera un nuevo pabellón,
pues en lo que va de año han debido rechazarse
casi un centenar de internos por absoluta falta
de local. A los Sres. Cooperadores y Archicofrades les presentó esta idea como principal
programa a realizar en estos tres años. Da sim
patía con que fueron eschuchadas sus palabras
demostraron claramente que a los Cooperadores
vSalesianos no les falta volimtad para ayudar.
Por la noche hubo una gran velada cientí
fico-lírica. También los niños tuvieron su día
de campo.
S A N J O S É (Territorio Nacional de Misiones.
- Argentina.) — Honrando ¡a memoria d e l
P . G herra.
Da Municipalidad de San José de Misiones ha
querido honrar debidamente la memoria del
llorado P. Gherra (q. e. p. d.) de cuya defun
ción dimos cuenta en el pasado mes. Damentamos que la estrechez de nuestra revista y
el excesivo original nos impida dar cabida en
nuestras columnas a los discursos que se pro
nunciaron recordando los incontrastables mé
ritos del esclarecido salesiano. N o podemos,
süi embargo, dejar de incluir la resolución to
mada por el Gobierno Comunal con motivo de
tan infausto acontecimiento y que el digno Co
misionado D. Juan Ribaldi se ha dignado en
viar a nuestro Rdmo. Superior General D. Fe
lipe Rinaldi.
Dice así:
San José de M isiones, Enero 24, de 1931
Habiendo fallecido el Rdo. P. Juan B. Gherra,
Director de la Escuela Agrícola *■ Pascual Gentilin i *, y considerando que es deber de las auto
ridades honrar dentro de sus facultades y medios
la memoria de varones que como el citado Padre
han influido con 5» sagrada misión en la eleva
ción moral y espiritual de la educación de este
M unicipio, y lamentando todo el pueblo tan
prematura desaparición, el Comisionado:
R esu elveArt. 1° — Levantar durante tres días a me
dia asta la bandera nacional.
Art. 2® — Designar al Sr. Ramón f. Casanovas para que. en el momento del sepelio,
haga uso de la palabra.
Art. 3® — Exonerdr de todos los impuestos
que correspondan.
Art. 4® — Enviar una nota de pésame al
Superior General de la Orden Salesiana a la
que pertenecía el Ínclito extinto.
Art. 5® — Comuniqúese, publiquese y archí
vese.
F d o : J ü . ^ R E I B A L D I {Comisionado)
id. J orge F errand {Secretario).
Isidoro H urtado
Yam bo (V alle-C olom bia).
Murió repentinamente este cristianísimo ca
ballero cristiano en el mes de enero del pre
sente año.
Era el finado un activo cooperador salesiano
y padre de nuestra'activísima Celadora María
Mamerta Hurtado de Ferrerosa. Su muerte
acaeció lui año después de la de su madre
Da. Ana Joaquina Dópez.
Renovamos nuestro más sentido pésame a
sus deudos, y al mismo tiempo que desde el
Santuario de María Auxiliadora elevamos nues
tras preces por su bendita alma, invitamos
a nuestros cooperadores y lectores a unir sus
oraciones a las nuestras.
Inocencio R odríguez
S a lto (U ruguay).
Falleció este buen cooperador el 12 de Di
ciembre del pasado año a la edad de 82 años.
Orixmdo de España se estableció en estas tierras
formando un hogar modelo basado, como buen
español, en la fe cristiana. Trataba con mucha
deferencia a los Misioneros Salesianos, tauto
de Paysandú como del Salto. Seguía con mucho
interés el desarrollo de las Obras Salesianas,
con la lectura del Boletín Salesiano.
Ciertamente Dios le habrá ya premiado sus
buenas obras; lo recomendamos, no obstante,
a la caridad de las plegarias de nuestros be
neméritos Cooperadores.
Fernando Zanchelli
Tucutnán (A rgentina).
Hombre recto, cristiano ejemplar y generofo
cooperador salesiano, entregó serenamente su
espíritu al Creador en Selva (Argentina), a la
edad de 73 años, dejando tras sí el perfume de
sus virtudes. Supo educar cristianamente a su
numerosa familia, infundiendo en el corazdo
de cada liijo el santo temor de Dios y amor
práctico a la Santa Dey. Disfrutaba grandemente
en conv’ersar sobre la belleza de nuestra Santa
Religión, dejando edificados a cuantos podían
participar de sus piadosas conversackmes;
¡ejemplo digno de imitar!
Su vida de sólida piedad y acción cristiana,
nos hace creer que ya estará gozando de U
gloria en el Cielo. Con todo recomendamos so
alma a los múltiples sufragios de nuestros lecU>'
159
res. Nuestros más sentidos pésames a sus des
consolados deudos, especialmente a su que
rida esposa.
•
D. Viceníe Márquez Castaño.
El 28 del pasado Enero se extinguió para
siempre, en la dudad de Málaga, la predosa
rida de este gran amigo de la Obra Salesiana,
que brilló por su caridad y por su acendrado
amor y devoción al Beato J uan Bosco y a Ma
ría Auxiliadora.
Como antiguo alumno del Colegio Salesiano
de Utrera profesaba uti cariño especial a s\is
superiores y recordaba con entusiasmo las en
señanzas que de ellos recibiera, enseñanzas que,
juntamente con la ciencia, prepararon su co
razón a mía vida sólidamente cristiana, de la
que dió constante ejemplo ya privada como
públicamente, pues Don Vicente era de co
munión diaria y pertenecía a casi todas las
Asodadones piadosas de la localidad.
Dios le favoreció con la prosperidad en sus
negocios, porque antes que nada procuró ser
virle a E l en la persona de los pobres, a quienes
socorría con largueza verdaderamente ejemplar.
Su devodón a María Auxiliadora rayaba en
el delirio. Presidían su casa varias predosas
imágeues de la Virgen de Don Bosco para que
todos los suyos, estando bajo la piadosa mirada
de la Virgen, la invocaran con frecuenda y se
liicieran dignos de su maternal protección. Acu
día con solidtud a los cultos dedicados a María
Auxiliadora el 24 de cada mes, comulgando
en ellos con graji devoción y ostentando sobre
su pecho la medalla de la Santísima Virgen.
Y en medio de estos fervores, que tan unido
le tenían a Dios y a su Santísima Madre, le
sorprendió la muerte arrebatándole al cariño
de I0.S suyos en la plenitud de su vida. Su
muerte fué la del ferviente devoto de la Virgen.
Confortado con los Santos Sacramento.s y la
Ijendición de María Auxiliadora, asistido por
varios sacerdotes y rodeado de su querida fa
milia, expiró plácidamente en el Señor para
recibir el premio de los justos. Dichoso él que
mereció una muerte tan envidiable, dejando
d cons-dador recuerdo de haber cumplido como
buen alumno de Don Bosco, como amantísimo
padre y esposo, y como ferviente devoto de la
Santísima Virgen, porcu ya honra y gloria tra
bajó hasta el último momento de su \ida.
Rdo. P. Pedro Dinale, S. S.
S anfiago (C hile).
La muerte, con su inexorable guadaña, bá
tronchado la vida del inolvidable P. Pedro
ífeale. Dios lo ha llamado a la felicidad eterna
para recompensar su vida de abnegado hijo
de Don Bosco. E l P. Dinale muere en la flor
de la vida y cae sobre el campo del trabajo.
Como el Beato, sentía verdadera atracción jiara
el trabajo. Director del colegio de Talca pri
mero, le dió un desarrollo colasa]; llamado des
pués a prestar sus ser\ricios en «ha Gratitud
Nacional*, desarrolló sus actividades en el
confesonario, en el púlpito, en las escuelas, en
la asistencia de los enfennas, volando donde
quiera que había un alma que salvar.
Que desde el Cielo niegxie jxjr talos Uís Snle.sianos y por todas las jtersonns a quienes
dispensó coii.sejas, caridad, dirección y cariño;
que interceda para que envíe Don Basco mu
chos salesianos de su espíritu, de su abnegación,
de stt caridad y de su inagotable amor hacia
Dios y las almas!
Da. Gracia Zingale, vda. Gusmano
(C e sa ré Italia).
Nació esta mujer activa y caritativa,modelo
de esposas y madres, en Casaró (Italia) el 12
de Agosto de 181^6. Educada ¡xjr las Religiosas
del Convento de Ccuturij)e, co.só muy joven
•con Notar Miguel Gu.smano, con quicji vivió
santamente por especio de 58 años.
De los 14 liijos que la ProvMeiicia le conce
diera, dos volaron al cielo de tierna e<lad; lo.s
demás, criaaos por ella misma sanos y reli
giosos, fueron siempre su más preciada co
rona. Uno de ellos es desde hace muchos años
Secretario del Capítulo Superior de la Congre
gación Salesiana.
Temisima devota de la Virgen Santísima,
desde que conoció a Don Bosco en 1883, quiso
siempre honrarla bajo el título de Auxiliadora.
E n cualquier lugar de su casa se encontraban
las estampías de María Auxiliadora y del Beato
Don Bosco, estampas que quería fuesen de
gran tamaño para pxxier verlas desde cualquier
sitio, y m uy a menudo les dirigía fervientes
oraciones. Aún cuando costase a su corazón
materno la separación de los hijos, jamás hizo
i
i6o
la más pequeña oposición a su vocación; antes
bien se sentía orguUosa, como ella decía, de
haber dado 4 hijos a Don Bosco.
Durmióse plácidamente en el Señor, después
de breve enlermedad, a los 85 años, el sábado
2 1 de Febrero, en Cesaró, fortalecida con todos
los auxilios de la Religión.
Su viria fué un ejemplo de preclaras virtudes
que brillaron especialmente en los días de gra
ves flolores con que Dios quiso probarla y que
nos hacen fundad ámente esperar que esté ya
gozando del premio por e’los merecido. Nues
tro debel es, noobstante, encomendarla al Señor.
Don Juan BauHsía Tormo Sancho
Pozoblanco (C órdoba-E spaño).
H a muerto santamente en Pozoblanco este
cristianísimo caballero y cooperador salesiano
el II de Febrero de este año, a los 78 años de
edad.
Al dar noticia de su santa muerte creemos
de estricta obligación y justicia depositar ante
su tumba la flor de nuestro agradecimiento.
Con su muerte hemos perdido uno de los
mas sinceros, desinteresados y grandes cariñas; pudiendo afirmar que fué el padre de los
Salesianos de Andalucía, no tan sólo por los
dos hijos que entregó a la Congregación, sino
además y sobre todo, por la propaganda que
de ellos, sus devociones y sus obras hiciera,
hasta el punto de merecer el sobrenombre de
<Don Bosco ». Y a desde antiguo laboró in
cansable por obtener ima fundación en esta
ciudad, y desde que se iniciaron las obras, ni
im día pasó sin que su veneranda figura hiciera
su obligada visita a sus Salesianos; hace cuatro
meses que 'lo veíamos entrar llenando de ale
gría nuestras almas, y cuando se aproximaba
la solemne bendición de la nueva iglesia y la
inauguración oficial ae la casa, meta de sus
deseos aquí en la tierra, el Señor lo llevó a go
zar el premio de sus nada commies virtndes,a
cantar sus alabanzas en el Cielo, él que durante
niiis de 50 años se las entonó en la iglesia.
[Padre motlelo y apóstol de la devoción a
la Santísima Virgen Auxiliadora, gran coope
rador y amigo! descansa en paz acompañado
de las oraciones, el cariño y la gratitud de los
que tanto amaste aquí en la tierra.
SanUago Raimondí
C oadjutor salesiano.
Dando la noticia de su fallecimiento a todos
los Colegios Salesianos, el R.mo P . Inspector se
expresó en estos términos:
Fué una flor brotada en los felices tiempos
del Beato Don Bosco. Modelo de Salesiano y
Misionero, creció en un ambiente de humilde
sencillez siendo de ejemplo a sus compañen».
Conoció a Don Bosco y al tratar con él sintió
nacer el doseo de ingresar en la'Congregacico.
En 1895 tomó parte de ima expedición misio.
ñera capitaneada por Mons. Fagnano de f. m
Pasó im tiempo entre los indios Onas, deseoliando siempre por su amor al trabajo y a U
piedad. Era de carácter amable y pariente,
tanto que los indios lo llamaban í El hermanó
bueno ». Luego pasó a las islas Mal\-inas y áe
allí a R io Gallegos transcurriendo en esta Casa
cerca de 20 años, en calidad de coemero. Pun
tual, humilde, obediente, veía en sus Superiores
a los representantes de Dios y practicaba la
Santa Pobreza conformándose con las cosas más
ordinarias para su uso, no queriendo llevar
nunca vestidos nuevos .Sabía de memoria el
Oficio de la Virgen que rezaba diariamente
mientras desempeñaba sus ocupaciones, y su
mejor paseo consistía en ir los domingos al
cementerio local, rezando el santo Rosario por
el camino. Entre tanto un terrible cáncer mi
naba su robusta fibra. Se fué preparando al
gran paso con edificante resignación. E l Doctor,
por el afecto especial que le profesaba en vista
de sus virtudes, lo visitaba todos los días, admi
rado de que- no profiriese una sola palabra de
impaciencia, ni el más mínimo lamento. Recibió
los xíltimos Sacramentos y la Bendición Papal
con vma piedad verdaderamente infantil. Final
mente rodeado de sus Hermanos entregó su
alma a Dios el 29 de Sepbre. día de<licado a
San Miguel, del cual era m uy devoto. Sus fu
nerales fueron imponentes y solemne, parti
cipando a ellos un representante de la Muni
cipalidad, los alumnos, ex-alumnos. Coopera
dores y fieles de la Parroquia.
Firmado: Pbro. J uan M. A uberti .
Recordad en vuesfros sufragios a:
B E J A R (E spa ñ a ). — Pedro Junquera Muño:.
B A R A JA S D E M EIO (Cu en ca -E spaña ). -
Dña. Isabel Azcoitia.
CA 7J (Colom bia ). — Jos¿ Antonio (.‘irjuf}*.
— • M eliión Hernández. — Benilda Cár‘>'''vda. de Trujll.
CE B O (Islas F ilipin a s -C e b u ). — Sr. D. .ifnaXdo de Silva.
E L C E R R IT O (Colom bia -V a l l e )
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Tránsito vda. de González.
Coa mptvb^clóa de la aaíoridad ecJesiéstiea.
Gercnfe: D. DO.VtENiCO GARNLRI.
B>(abl«cimtcoto Ttp. de la Sociedad Lditora latCBacinaal -
Carao Regioa .Hargóerila, lie.
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Fecha
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1931.05