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                Título                        
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                        BS_1929_10
                                            
        
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                Descripción                        
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                        Boletín Salesiano.  Octubre 1929
                                            
        
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                extracted text                        
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                        Año X L IV - N. 10-
 
 Octubre, 1929.
 
 BOLETIN SALESIANO
 REVISTA DE LAS O B R A S DE DON B O S C O
 
 Don Bosco en los altares
 Con gran satisjación nos complacemos en
 adornar las páginas de nuestro Boletín con
 las preciosas cuartillas salidas de la galana
 pluma del insigne estadista Ecuatoriano, y
 grande amigo de la Obra Salesiana, D. Re-'
 migio Crespo Toral.
 Había de llegar la glorificación del hombre
 de Dios, del Santo del siglo X IX . Cuando
 su muerte en 1888, mi ingenuidad juvenil
 estalló en el idioma entonces predilecto, la
 estrofa:
 Desde esta tierra am ericana, a donde
 los tuyos llegan en resuelto bando,
 a un reclam o de am or, mi voz responde,
 como siem pre cantando......
 
 I.a sinceridad del corazón me decía, que,
 no muy tarde, ese obrero del bien, ese sol
 dado de la voluntad, hijo del pueblo, nacido
 de la inocencia agraria para conductor de
 muchedumbres, había de ascender desde
 la tumba al altar.
 ¡Era tan bueno, tan discreta su virtud,
 fecunda su acción callada, tenaz y múltiple!
 Un milagro de actividad, de valor, de per
 severancia.
 E l candor infantil en la férrea contextura
 del atleta, d práctico teorizante del ideal
 divino, el motorista de la máquina sodal y
 también el vidente, el alucinado de las em
 
 presas distantes y arriesgadas; fue el tipo
 novísimo y característico de su siglo, algo
 como un Pablo de Tarso, en la virtualidad
 dinámica; predicador, viandante, jornalero
 de la casa de Dios, maestro en el silencio,
 dominador de almas, avaro del tiempo,
 disipador de caridad, dominador de las
 almas por la seducción del ejemplo, más
 bien que por la soberanía de la palabra.
 Provisto para las complicaciones de la
 vida moderna, llegó a su sazón, al momento
 histórico, para injertar en la iglesia secular,
 en la sociedad d vil, en la masa convtilsa,
 la savia de la doctrina, la linfa de la recons
 titución moral y del vigor físico.
 E l Cristianismo ha dignificado el trabajo,
 casi como si fuera éste una religión, armo
 nizándolo, en un régimen concordatorio,
 entre los grandes y los pequeños, para empe
 queñecer a aquéllos en beneficio de los
 pobres y los humildes y además para cir
 culación de los valores de la caridad y
 multiplicación ordenada de las operaciones
 del trabajo y su retribución según las orde
 nanzas de la piedad y la justicia.
 Programa vastísimo y gigantesco. ¿Y el
 tesoro? Mudable, i>ero seguro: el tesoro de
 la Providencia: el de las aves del délo que
 no siembran ni entrojan; el de las flores
 silvestres que no hilan ni traman.
 Así es como este pastor de la Saboya
 
 290
 
 icinica, la de las ovejas de San Francisco
 de Sales, pasó desde Castelnuovo de Asti
 a Valdocco, para juntar a los niños de la
 calle, a los desperdicios de la familia y en
 sañarles a trabajar y orar, iniciande la edu
 cación integral, la de la vida y la de la
 muerte: dos tareas que llenan el ritmo de
 las horas.
 Había de completar la obra en la metróp )li de Tiirín, con el Santuario de María,
 con los talleres, el pensionado, el teatro, el
 campo deportivo, las escuelas, el colegio,
 la maestranza, la imprenta, el jardín, la
 granja, la universidad laborista, una ciudadela de actividad febril, una colmena
 modelo de cooperación social, cátedra y
 tierra de cultivo, altar y mesa, confesona
 rio y máquina, el canto litúrgico y la marcha
 patriótica; el silencio de la oración y el
 bullicio de la orquesta: todo a su hora y
 para sit objeto, según el rito cristiano y la
 regulación altísima de la Razón, hermana
 menor de la Fe.
 E l Santo llegó a tiempo a la campaña
 que le estuvo reservada, en los años de ini
 ciarse la llamada revolución social. Así como
 el Pobrecito de Asís fué enviado a la pre
 dicación de la humildad, a la práctica de
 la pobreza y a las renunciaciones de la peni
 tencia, precisamente en la plenitud del
 Renacimiento sensualista y magnífico; así
 como Savonarola vino con la vehemencia
 apasionada a quemar las llagas de su pueblo.
 Era el maestro de aMea, el gran evange
 lista de mañana; llegaría al alma de las
 multitudes, intentando el regreso a la fuente
 cristiana, predicador de paz, heraldo de
 la piedad del Cielo.
 San Francisco logró la reforma, endere
 zando la gran curva del neopaganismo que
 había quebrado la recta triunfal del Evan
 gelio. Los últimos, los miserables, los con
 vidados al banquete de Dios, serían los primen>s. \ así aquella sociedad inmisericorde
 del siglo de oro hizo del sa>-al una clámide
 de rey; y se salvó la humanidad de una de
 las más peligrosas tentaciones de Satán
 el maligno.
 Don Juan Bosco, al rugir las fieras de
 la Internacional, en el hervor del a r t ig o de
 los Carbonari<^s, cuando se encendían las
 primeras antorchas anarquistas sobre París,
 meditaba y escribía el primer programa de
 coucxírdia entre los poderosos y los dtóheredados, entre los ahitos y los ham-
 
 bientos, entre los de arriba y los de abajo.
 El programa se redujo a la fórmula: orar
 y trabajar. Y primero, la salvación, la edu
 cación de los niños desvahdos, en d templo
 y en el taller, a fin de rescatarlos del aban
 dono, de la pereza y de la pestilencia del
 vicio; y para esta obra de profilaxis social,
 buscó la cooperación organizada de todos, a
 fin de encauzarla corriente de la misericordia
 hacia la multitud proletaria que pide su
 puesto al sol de Dios.
 Para ejecución del plan, era menester
 abarcar las varias e intrincades dependen
 cias de la vida contemporánea: la técnica
 y el deporte: las bellas artes y las industrias;
 la escena, los juegos, el cinematógrafo, la
 faena agraria y la manufactura. Y endma
 de todo, la disciplina espiritual, la norma
 ética, la belleza de la conducta, la implo
 ración del Cielo, bajo el árbol de la Cruz,
 para la libertad, la igualdad, y la fraternidad
 verdaderas: la de los feUces y los sencilles
 que viven, sienten y piensan en común.
 Este fuerte, discreto e infatigable varón
 ha logrado lo- que solamente Francisco de
 Asís, Domingo de Guzmán o el caballero
 de Cristo, Ignacio de Loyola en las turbu
 lencias de su época: el prodigio de una em
 presa vastísima, de ilimitado horizonte, de
 profundidad radical: la univerealidad y la
 \-irtud del trabajo en pueblos, razas y gentes,
 la destreza profesional y la virtualidad de
 ación, su régimen de concordia y su, equi
 librio en la cooperación. vSe hizo, en esa
 forma, la ciudad de paz, no contaminada
 de la fermentación malsana y de la convul
 sión pasional: la eruixáón de los cráteres de
 la anarquía no derrama las estériles lavas
 sobre el rincón de quietud en que el hombre
 de bien hace la jom ada de la vida sin co
 dicias ni venganzas que se inspiran en doc
 trinas de incendio y de sangre
 Ese pastorciUo de 'ovejas \ino a ser
 pastor de rebaños humanos. E l siglo X I X
 que admiró en los altares al mendigo Benito
 José Labre, hubo de formar el espíritu de
 Don Juan Bosco para una larga y tenaz
 campaña de regeneración de multitudes: el
 prodigio de los varones elegidos que hacen la
 historia, modelan la cd\*ilÍ2ación y de\-uelven
 a Dios las almas perdidas en el torbellino de
 los sucesos y en la penumbra de las ideas.
 Y este hombre todo acción, lo fue tam
 bién en el libro, en sus Lecturas, en los ma
 nuales pedagógicos, en la Historia Sagrada,
 
 T
 
 291
 en la Historia de Italia. Había que redimir el
 libro de tantas culpas y caídas. Intervino en
 los grandes negocios de su época, no fué indi
 ferente a la meteorología de la política, la
 que contemplaba y medía desde la altura,
 con criterio espiritual y a la lumbre profética. El comenzó y a a enderezar las solu
 ciones de la cuestión romana: los más difí
 ciles problemas aparecen claros y sencillos
 
 el brazo levantado en oración, sino adhe
 rido amorosamente a la faena.
 E l Ecuador fue una de las últimas colonias
 espirituales del Santo de Castelnuovo. Al
 Ecuador envió su mirada agonizante cuando
 sus hijos cmzaban el mar Pacífico con rumbo
 a nuestra Costa. Sobre nuestra Patria, en
 maravillosa msióii, profetizó, en el instante
 crepuscular del tránsito a las celestes riberas.
 
 Tucutnán — £1 florecicote O raiorio en el dia de la Resta del B eato Ju a a Bosco.
 
 de resovlver conforme a la no aprendida
 ciencia de los santos.
 Su vida se resolvió en un prodigio, en un
 müagro no interrumpido, como acaba de
 declararlo Pío X I. E l pobrecito de i Becchi
 el de la escuela de la cabaña, pudo ver
 cómo se levantaban en el viejo 5* el nuevo
 mundo, los oratorios, los palacios del tra
 bajo, los colmenares ciudadanos, las casas
 de misión. Se impro\úsáron los caudales,
 la riqueza cubrió el presupuesto de la mi
 seria; y se demostró que el Cristianismo
 podía sortear todos los peligros y afrontar
 el conflicto de la revolución social, no sólo
 con las dulzuras d d Sermón de la montaña,
 sino con el esfuerzo y la obra; no sólo con
 
 |De rodillas ante el Bienhadado! Es el
 santo del siglo, elegido vencedor en la con
 tienda actual, apóstol de los obreros, evan
 gelista de les pobres, que puso el martirio
 del trabajo, el martirio del sudor a nivel
 del martirio de sangre, en las liquidaciones
 del juicio de Dios y d d juido de la historia.
 En esta solemnidad universal, la huma
 nidad admira a un vencedor, que no ha des
 truido sino edificado: su triunfo es caridad:
 su lau rd una rama de la Cruz.
 ¡G loría al Doevo Bautista
 que del siglo en el gran de cataclismo
 trajo, p ara la paz de otra conquista
 del trabajo el bautismo!
 R
 
 e m ig io
 
 Cr e s p o T
 
 o ra l.
 
 2Q2
 
 Esíudiando a Don B osco (X II)
 
 Las Misiones Salesianas
 - o—
 
 Y henos ya ante la más esplendorpsa de
 sus empresas: hazaña que aün a los ojos de
 los profanos se presenta con caracteres de
 epopeya, y de la que no puede menos que
 ocuparse la Historia de la Civilización.
 Los hijos de Don Bosco se han extendido
 por todas las Repúblicas americanas; han
 penetrado en el Africa del Sur, en el Congo,
 en Túnez, Argel, Egipto; desarrollan una
 actividad pasmosa en la Palestina, en la
 Anatolia, en la India, en la China y él Japón.
 Las misiones extranjeras ocupan actual
 mente los dos tercios de la gran familia salesiaua, y donde quiera que se encuentra un
 salesiano, vive, con el nombre de Cristo,
 el nombre de D. Bosco.
 El lector que nos ha seguido hasta aquí,
 espera el sueño, la visión, el vaticinio de
 D. Bosco. Pues bien, sí; también esto había
 sido objeto de su sobrenatural intuición.
 Al principio de su vida sacerdotal, tuvo
 ardientes deseos de formar en la falange
 misionera; pero D. Cafasso le disuadió,
 señalándole su misión entre sus mismos
 hermanos. Con todo, el pensaniieiito de ser
 misionero, no le abandonó un instante.
 En 1848 se conmovía profundamente al
 considerar el abandono en que se hallaban
 la Patagonia y la Tierra del Fuego, a cuyos
 feroces habitantes, nadie osaba llevar la
 luz del lívangelio.
 Veinte años después, en misterioso sueño
 — en una de sus noches de \*ideiite — \nó:
 « Por la llanura inmensa vagaba una mul
 titud abigarrada de salvajes, dedicados a
 la caza o a la guerra. Su número no tenía
 fin, y los últimos se perdían en la azulada
 silueta de las montañas lejanas.....
 «Mas de pronto, por el lado opuesto, y
 precedidos por un nutrido grupo de jóvenes
 indios que cantaban las Letanías de la Vir
 gen, vió aparecer un grupo de misioneros,
 y aguzando la \nsta, pudo reconocer en ellos
 a sus amados hijos
 « A Su \nsta quedó en suspenso la turba
 sal\^je; cesó la caza, depusieron sus armas
 los guerretx« y todos se agruparon alrededor
 de los enWados de Dios, a cu>’a voz humi
 
 llaron las hirsutas frentes, en acto de ado
 ración, los feroces hijos del desierto ».
 Y el hombre de Dios pensó.... L a ciencia
 le hacía desfilar por la imaginación todas
 las razas de la tierra, con sus armas, vesti
 dos y caracteres propios, pero en el mental
 desfile, nunca veía aparecer aquellos sal
 vajes que soñara su alma de vidente...
 Mas he aquí a fines del 1874 le llega de la
 Argentina un apremiante pedido de misio
 neros. Aquel mismo año había recibido, de
 todas las partes del mundo, más de 50 peti
 ciones semejantes, pero ninguna respondía a
 las íntimas inspiraciones del Hombre de Dios.
 Sólo fué escuchada la petición que le hicie
 ran de la Argentina, a cuyas playas llegaron
 el año siguiente, capitaneados por el famoso
 Cardenal Cagliero, los diez primeros salesianos misioneros.
 El sueño misterioso le había trazado el
 plan de penetración y de progreso: abrir
 casas para los niños indígenas, y una vez
 conquistados estos, avanzar, juntamente con
 ellos, al encuentro de la barbarie.
 Ivas expediciones de misioneros se repitie
 ron en los anos suc^ivos, haciéndose más
 nutridas cada vez Hubo tiempo en que se
 paralizó por completo el progreso de la Con
 gregación en Europa, porque la Patagonia
 reclamaba más operarios y no se le podían
 negar.
 En las pampas argentinas, los sudores y
 el heroísmo de los salesianos hicieron pros
 perar la santa empresa de modo maravi
 lloso. L a expansión fué rápida, prodigiosa,
 difundiéndose bien pronto por las vecinas
 repúblicas. La penetración en el interior
 tuvo que hacerse antes del tiempo pre\isto.
 Tan enorme dasarroUo reclamaba la crea
 ción de un Obispo, y D. Bosco pudo besar
 en 1884 la frente mitrada de Mons. Juan
 Cagliero, primer Obispo Salesiano.
 Poco después Mons. Fagnano, al frente
 de otro escuadrón de intrépidos misioneros,
 desembarcaba en las Islas Malvinas, y em
 pezaba la conquista espiritual de la Tierra
 del Fuego.
 A los veinticinco años de la primera expe-
 
 T
 
 293
 
 dicicn, la Patagonia estaba evangelizada,
 y junto con el Evangelio entró en ella la
 civilización y el progreso.
 I#as Misiones salesianas formaron el nú
 cleo a cuyo alrededor fueron naciendo los
 primeros poblados, las primeras ciudades,
 y en aquellas regiones donde poco antes
 apenas se habrían atrevido a penetrar las
 expediciones armadas, reinaba ahora la
 tranquilidad, la paz y el trabajo; el cacique,
 arbitrario y cruel, pudo ser sustituido por
 el representante del Gobierno.
 
 En su a3mda acude intrépido el salesiano,
 y vive entre ellos, respirando las pútridas
 emanaciones de sus carnes corrompidas,
 con la sonrisa en los labios y la bondad eu
 el corazón; por el sublime desprecio de sus
 propias \ndas, se les llamarla los suicidas dcl
 amof de Dios.
 Y no para ahí la acli\ndad del misionero;
 dondequiera que se halle, su labor no se
 reduce a hacer el bien a las almas confiadas
 a sus cuidados; sabe además servir a la
 ciencia, y saca partido de sus valiosas obser-
 
 Tucum&n (ArgcDÍina) — íVíva el &ca(o Don B o sco !
 
 T.a misma labor se llevó a cabo en las
 inexploradas regiones del Brasil; el misio
 nero tuvo que atravesar ríos caudalosos,
 desconocidos para la ciencia; descorrió el
 velo milenario de las florestas \rirgenes, sor
 prendiendo los misterios del Ñapo y del
 Pastanza, y de las tupidas selvas donde
 habita el ferocísimo Jíbaro del Ecuador....
 H ay además otros infelices, a los cuales
 sólo puede dar alivio aquel exquisito espí
 ritu de caridad por D . Bosco infundido eu
 el corazón de sus hijos...; otros infelices para
 quienes la civilización apenas tiene otros
 cuidados que el más absoluto aislamiento. .
 seres desgraciados, que ^iven muriendo, pre
 senciando en ^^da la descomposición de su
 cuerpo, que se desprende trozo a trozo,
 corroído por la horrible lepra.....
 
 vadones, legando al mundo dvilizado cono
 cimientos predosos, atesorados en sus pe
 nosas marchas a través de los continentes
 inexplorados. Los datos geográficos, etno
 gráficos, lingüísticos, etc., hacen del Boletín
 Salesiano, en que son expuestos, un venero
 inagotable para la curiosidad de los sabios.
 *
 * *
 Otro acontecimiento hay que tener pre
 sente en aquella fecha memorable del 1875.
 Me refiero al establedmiento de la obra
 salesiana en Franda, con la ínauguradón
 de la Casa de íHza, que D Bosco en per
 sona quiso presendar.
 A primera vista parece que la inauguxadón de un nuevo centro no sea asunto tan
 
 294
 
 trascendental como los antes citados; pero
 el hecho tuvo entonces excepcional impor
 tancia y no deja de presentar una alta signi
 ficación en la historia que estamos deline
 ando.
 No se trataba de una de tantas acepta
 ciones de parte de D Bosco: era la recepción
 de su Obra en Francia, en el extranjero.
 Venía a ser como la prueba del fuego.
 Porque el sistema de D. Bosco, para de
 mostrar su eficacia, debía adaptarse a cual
 quier ambiente, y sufrir, en consecuencia,
 al menos al principio, los efectos de esa
 prevención — rayana en hostilidad — con
 que suele acogerse todo lo de procedencia
 extranjera.
 P'rente a índoles tan diversas, a tradiciüties y costumbres extrañas, ante modos
 de pensar y de ver, tan distintos de los suyos,
 el sistema de D. Bosco, debía demostrar su
 facultad de adaptación universal, su efi
 cacia intrínseca y sustancial, independiente
 en absoluto de los elementos accesorios,
 variables para cada país.
 Y el sistema de D. Bosco salió triunfante
 de la dura prueba. El éxito fué rotundo en
 la educación de la juventud; porque su mé
 todo estaba fundado en la psicología del
 niño y en los principios cristianos, que son
 ambos universales.
 
 G R A C IA S
 DEL BEA TO JU A N B O S C O
 
 Sor Sun Vicente de Paúl, novicia agustinn
 en el Ilosjñtnl de Caen, de ¿4 años de edad,
 había debido abandonar su oficio de enfermera,
 en primer lugar |x>r una evqx’ión de escarla
 tina y luego, a consecuencia de fuertes dolores
 artríticos. Después de algiui tiemjK», en el mes
 de noviembre pasado, tuvo que guardar cama,
 y someterse o una inmovilidad absoluta. Dos
 médicos ixnsaban en enyesarla, cuando im
 provisamente, el día II de enero de 1929 la
 enfermedad tomó tales projxxiones de gra
 vedad, que ya se creía llegada la última hora.
 Se presentaban todos los síntomas de la menin
 gitis: vómito, rigide?: de la nuca, etc.
 Entonces la comunidad entera, comenzó mía
 novena al \T)le. D. Bosco, y colocaron debajo
 la cabeza de la enferma xma reliquia del Vble.
 Entre tanto el mal iba en aumento. La eufenna
 con todo, aún pudo comulgar, axmque con gran
 dificultad, el 14 de enero; el día siguiente ya
 
 no le fué posible, porque estaba incapacitada
 para engullir nada, perdía a intervalos el co
 nocimiento, y parecía hallarse en estado co
 matoso. El médico, encontrando el pulso muv
 irregular y constatando los ráiiidos progresos
 de la enfeniiedad, dijo el día 15 de enero,
 que aquel sería el iiltimo para la enferma.
 lista había recibido los últimos sacramentos:
 se habían recitado ya las oraciones de los ago
 nizantes. Durante todo aquel día no pudo
 tomar absolutamente nada, y la respira
 ción se hacía cada vez más difícil. Hacia las
 seis de la tarde, en un momento de lucidez,
 acordándose de la reliqiiia de D. Bosco que
 tenía debajo de la almohada, la tomó, la puso
 sobre la garganta, y de ese modo se dur
 mió. Al despertarse, le pareció que se encon
 traba mejor, pidió una taza de caldo, y la
 pasó sin molestia alguna. Enseguida empezó
 a gritar que se hallaba curada; se sentó en la
 cama — hacía dos meses que se hallaba en la
 inmoUvidad más absoluta — y empezó a comer.
 Acudió enseguida la Madre Priora; Sor San
 Vicente, le pidió sin más, permiso para al
 zarse de la cama; lo que hizo sin que la ayu
 daran. Se dirigió luego al altar de la enfer
 mería, y, de rodillas, cantó el Magníficat,
 acompañada por todas sus Hermanas, que se
 hallaban profundamente conmovidas.
 A continuación se fué a visitar a una Plermana enfeniia, que yacía en nna cama de la
 misma enfenuería.
 Ha desaparecido teda huella de la enfer
 medad. La debilidad, a los ¡x>cos días desa
 pareció igualmente.
 Cacu 23 enero 1929.
 
 Presbítero Houdax ,
 Capellán del Hospital.
 
 BARCEI.ONA {España).
 Estando bajo los
 efectos de un fuerte ataque de aj)endicitis.
 por lo que me había sido prohibido por el
 doctor que me asistía el levantarme de la
 cama, y debiendo tomar parte, precisamente
 ix>r aquellos días a una función en beneficio
 de las Misiones Salesianas; viendo que huma
 namente me sería imposible realizar mis de
 seos, imploré de todo corazón a mi bonda
 dosísimo Padre Don Bosco que me ali\'iara.
 Sin pedir autorización al médico, pues ya con
 taba que me sería rotimdamente n^ada, me
 levanté de la cama, salí de casa y tomé parte
 muy activa en la fiesta, sin que molestia o
 dolor alguno vinieran a mermar mis entusias
 mos.
 Pocos días después, sin haberme visto obli
 gado a guardar cama, y siguiendo el consejo
 del doctor, a fin de evitar ulteriores compli
 caciones, ful operado felizmente del apéndice
 encontrándome hoy, gracias a tan grande in-
 
 T
 
 295
 
 tercesor, completamente restablecido; por lo
 que de todo corazón doy gracias a mi amadí
 simo Padre, haciendo pública la gracia, al
 par que agradezco otros favores que por su
 intercesión he conseguido del Altísimo.
 Mayo 1929.
 J uan B. de A baría .
 
 D avos P i a Tz (S«íja. — María R. de Matheis, da gracias al Beato D. Bosco por la
 curación de su hijita, y enWa una limosna.
 
 Buenos A ires {Argevtiná). — En vísperas
 de la Beatificación del gran siervo de Dios
 Don Juan Bosco, siento el deber de agrade
 cer al Señor y a María Auxiliadora una gracia
 señalada que he recibido por intercesión de Don
 Bosco. Del hecho han pasado dos años. Me
 encontraba enfermo del estómago, de tal modo
 que no podía alimentarme suficientemente y
 en consecuencia me debilité de tal manera
 que tuve que rendirme, dejar el empleo y
 p>onerme en manos de los médicos. Estos diag
 nosticaron que se imponía ima penosa y
 difícil operación. Mi horror por la intervención
 quirúrgica era tal, que no me quería someter
 de ninguna manera, prefiriendo cualquier cosa
 antes que someterme a ella.
 Felizmente, mis hijos son alumnos de los
 Colegios Salesianos, y a instancias de ellos,
 me encomendé encarecidamente a D. Bosco,
 quien me dió tal valor y serenidad, que, con
 sorpresa de toda la familia, yo mismo me pre
 senté al cirujano, y me coloqué en la mesa de
 operaciones muy tranquilo y con tma fé ciega
 en que D. Bosco me sanaría por completo.
 Mis esperanzas se vieron cumplidas. La ope
 ración resultó muy bien, tanto que sané per
 fectamente y pude a poco reanudar mis ocu
 paciones.
 X
 En agradecimiento hice algunas limosnas en
 favor de la Obra Salesiana, pero me parecía
 no haber cumplido con mi deber hasta que no
 publicase la gracia obtenida en el Boletín
 Salesiano, a fin de que todo el mundo conozca
 el gran valimiento de este Gran Siervo de Dios.
 14 nuzyo 1929.
 NicoiAS de A ndrea .
 
 Z ap .atoCA {Colombia). — M. Teresa Gómez
 A. muy agradecida a D. Bosco por la curación
 de su señor padre, hace pública su gratitud
 y envía ima limosna.
 
 A íanifíesfan fam bién s u g r a íifu d
 a J B e a fo D on B o s c o :
 COBAN (Guaiemalá). — Silvia R . vda. de
 Pérez, por varios favores recibidos, y manda
 una limosna.
 Los Ange I£S {Estados Unidos).
 Campanelli, por un favor recibido.
 G. González, por haber obtenido la
 una nietecita y envía una limosna
 hueifanitos de D. Bosco.
 
 — Vito
 Agustina
 salud de
 para los
 
 B uenos Aires {Argentina). — José Pigozzi
 en agradecimiento por im señalado favor.
 
 P uerto de Cabr .^s
 — José Me
 dina Berriel, y Señora, hacen pública su gra
 titud al Beato D. Bosco porque ¡xjr su inter
 cesión han alcanzado la salud de una hijita.
 
 H uancayo {Perú), — Balduina Gálvez,
 Mercedes Zamallos, Teófila Cedran y Virghúa
 Pimentel, expresan públicamente su profimda
 gratitud a D. Bosco por varios favores recibi
 dos y envían una limosna para las Obras
 Salesianas.
 ®®®0 0 0 0 ®0 ®&)®®®S®0 ®0 0 ®0 ®3 ©©0 ®®®
 
 LA VIDA DEL
 BEATO JUAN BOSCO.
 La Librería Salesiana de Sarriá ofrece a
 los Lectores de las Lecturas Católicas una
 nueva Vida de Don Bosco. El autor es harto
 conocido en el numdo de las letras para que
 nos detengamos en hacer su presentación; es
 el Rvdo. P. Felipe Alcántara, cuyo sólo nom
 bre basta para elogiar cumplidamente la obrita,
 escrita con esa gracia particular que hace que
 los escritos del P. Alcántara no se dejen nmica
 de la mano, una vez iniciada la lectura. La
 razón de esta nueva Vida de D. Bosco la ex
 pone el autor en el prólogo de su librito de la
 siguiente manera;
 Imperdonable sería que en esta ocasión —
 la Beatificación de D. Bosco — guardáramos
 silencio y fuéramc» la única voz que no se
 uniera al conderto de alabanzas que de todas
 las partes del mimdo se levanta en honor del
 pastordllo de i Becchi. Esta es la razón de ser
 del tomito que hoy presentamos. No vamos
 a escribir una biografía, que muy detalladas
 las hay ya y al alcance de todos; ni tenemos
 la pretensión de hacer un estudio profundo,
 impropio de la publicadón, e imposible de
 encerrar en el reducido marco de tan breves
 p¿Sgina« Son sólo ligcTos apuntcs, escritos a
 \'uela pluma, en los cuales queremos ofrecer a
 nuestros lectores los rasgos salientes del Beato
 V al Tnigmn tiempo tributarle el homenaje dc
 nuestro filial amor ».
 
 T
 DE NUESTRAS MISIONES
 llUlli
 
 Excursión por los afluentes del Río Negro.
 Continuación
 Al proseguir nuestro viaje nos dijeron los
 indios que estábamos ya en los linderos de
 la floresta, y que aquel mismo día encon
 traríamos las primeras malocas.
 A las pocas horas de marcha, se nos pre
 sentó la primera, construida con palmas gi
 gantescas y habitada por escasoá indios. Nos
 vino al encuentro una viejecita, cubierta
 apenas por un mísero andrajo, y me dijo
 sin preámbulos:
 — Padre, ¿ves? Y a no tengo ropa para
 cubrirme.
 — Si, ya lo veo, le repuse: pero ¿porqué
 no has comprado ropa en lugar de esas ba
 ratijas con que te adornas?
 Desconcertada por mi observación, bajó
 la cabeza y sin proferir palabra volvió de
 nuevo junto al fuego.
 Estos pobres indios son así: cualquier chu
 chería Ies fascina, y por ella dan todo lo
 que poseen a comerciantes sin conciencia,
 que saben explotar esta debilidad del indio.
 A veces por una filarmónica, o por un gramofón,*se hacen esclavos, condenándose vo
 luntariamente por meses o años enteros,
 al duro trabajo de la extracción de la goma.
 Proseguimos nuestro viaje dirigiéndonos a
 Tucano-Cachoeira, residencia de indÚTS Tucuwos y Desganas. Cuando esta Misión es
 taba confiada a los franciscanos, existía un
 lindo pueblecito, con casas y capilla; pero
 a la partida de aquellos misioneros, los in
 dios cayeron de nuevo en la barbarie y en
 ei paganismo.
 Hoy, siguiendo las indicaciones del Mi
 sionero han abandonado otra vez sus ma
 
 )-
 
 locas y han empezado a construir de nuevo
 sus casitas.
 Dos indios nos recibieron con regocijo; casi
 todos habían estado en Taracuá y nos co
 nocían.
 A l atardecer los reunimos a todos en la
 maloca mayor, en donde habíamos improvi
 sado un altar, y después de la instrucción re
 ligiosa, Ies hicimos recitar las oraciones.
 Por la noche llegaron los indios Dessanas,
 que venían de la pesca; de modo que a
 la mañana siguiente fueron numerosos los
 concurrentes a la Santa Misa.
 
 PucbIecUos que inician la vida civilizada.
 — “ A Jesús le deberás obedecer siem
 pre
 — Los hjios del tigre.
 Puestos de nuevo en camino, llegamos,
 al caer de la tarde, a la maloca de la tribu
 M inty Tapuya, la tribu más reducida, pero
 más salvaje y temible de todas. Nos espe
 raban unos cincuenta indios, presididos por
 el cacique, que me saludó en portugués.
 También ellos habían construido reciente
 mente sus lindas casitas. Por la tarde, reu
 nidos todos en la maloca, les expliqué un
 cuadro que representaba la Crucifixión del
 Señor.
 A l decirles que Jesús es también su Vioge
 (cacique) el Cacique se mostró sorprendido,
 y dirigiéndose a su hijo, que estaba entre
 sus rodillas, le dijo: — «Tu no me quieres
 obedecer a mí pero a Jesús le deberás obe
 decer siempre ».
 
 297
 
 A l acabar la instrucción, les regalé el cua
 dro quedando muy satisfecbos, y en cambio,
 se esforzaron en aprender la jaculatoria que
 les enseñé para que saludaran a Jesús cada
 vez que entrasen en la maloca.
 Después de tres lloras de incesante nave
 gación, llegamos a Pozo-Piraiba, pero no en
 contramos más que cuatro indios, por lo
 que reanudamos nuestro viaje hacia PozoWira, en donde nos esperaba ya un cen
 tenar de personas. Nos llenó de consuelo el
 ver cómo los niños, en vez de asustarse por
 
 Si pudiera el misionero visitar con más
 frecuencia a estos indios, bien pronto que
 darían ganados para la civilización y el cris
 tianismo.
 Felicité calurosamente al cacique por el
 progreso realizado; él por su parte no se mos
 tró insensible a mis alabanzas, y quiso
 acompañarme en persona a colocar una ima
 gen de María Auxiliadora en cada una de
 las habitaciones. Las mujeres se mostra
 ban maravilladas de la belleza y bondad que
 veían reflejada en el rostro de la Virgen.
 
 R !o N egro — L os niños de naesíra Misióo.
 
 nuestra presencia, nos rodeaban cariñosa
 mente, y no querían apartarse de nuestro
 lado. E l viejo cacique Lorenzo recordaba los
 tiempos de la misión franciscana, y quiso
 indicamos el lugar en donde se levantaba
 la antigua capilla, y nos habló de las cos
 tumbres introducidas por los misioneros en
 su tribu, m uy numerosa en aquel entonces.
 Pozo-Wira está resurgiendo a nueva vida;
 cuenta y a con 14 casitas, la mayor parte
 con paredes de adobes, y pronto estará ter
 minada la capilla. Esa fiebre de actividad
 y deseo de progreso no data de muy remota
 fecha. Fué en 1926, en una visita que les
 hizo nuestro P. Marehesi, quien les inculcó
 los sentimientos de amor por una vida tran
 quila y sedentaria.
 
 y me rogaron les enseñase algún saludo
 para honrar todos los días a la Reina del
 Cielo.
 Cuando y a nos retirábamos a la habita
 ción que nos habían destinado, observamos
 una humareda proveniente de una gran ma
 loca, algo alejada del pueblecito.
 — ¿Quién vive allí?, pregunté a los mu
 chachos.
 — Nadie, me respondieron.
 — Vamos a ver quién ha quemado la
 maloca.
 — Pero si allí no h ay indios. Tan sólo
 hay algimos Macús.
 Kstns indios creen que los Macús no son
 hombres como los demás. Los llaman « hijos
 dcl iigre >, y les consideran como una raza
 
 2gÜ
 
 inferior, esclava suya. Y aquellos infelices
 se someten con resignación a la esclavitud,
 pues no tenen idea de sus derechos de hom
 bres y acatan con indiferencia su triste con
 dición de parias.
 Pasan en el bosque algunas temporadas,
 disputando a las monas los frutos silvestres
 y luego se acercan a las malocas de los
 Tucanos, Piratapuyas o Desanas, poniéndose
 a su servicio para la tala de los bosques, re
 cibiendo en cambio por tínica recompensa
 un poco de cachiry (bebida) y unos puñados
 de harina de mandioca.
 Pero a veces se vengan bárbaramente de
 la avaricia de sus amos, arrasando las plan
 taciones de mandioca.
 ^Muchas veces hemos intentado acercarnos
 a ellos, y elevarlos un poco de la mísera si
 tuación en que se encuentran, pero o se
 canshron pronto de nuestras palabras, o se
 encargaron sus amos de sustraerlos a los
 cuidados y asistencia del Misionero.
 Casi todos los caciques tienen en su ma
 loca algunos niños Maciis, encargados de vi
 gilar a sus hijos y de los más humildes tra
 bajos. A veces son empleados como instni-^
 mentó de atroces asesinatos y crueles ven
 ganzas.
 En aquella maloca, encontramos cuatro
 familias de Macús en uii estado de embru
 tecimiento difícil de describir. N i siquiera
 se movieron para saludarnos; las mujeres
 huyeron a esconderse en lew rincones más
 oscuros de la maloca en tanto que los niños
 cubriéndose el rostro con las manos, chilla
 ban llenos de miedo. A duras penas pude
 arrancar a un viejo cuatro palabras.
 Con todo no quise abandonar la maloca
 sin dejar et; ella una imagen de María A u
 xiliadora, confiando a sus maternales cuida
 dos aquellos desgraciados.
 •Todos los indios tomaron parte en las
 funciones religiosas que tuvieron lugar en
 la casa del cacique, y quisieron acompañar
 nos hasta la embarcación, a pesar de la lluvia.
 
 San José, — ¡Esfoy envenenado! — Los
 venenos. — ¡Esta es fu casal
 Con la a>*uda de Dios llegamos a S. José,
 en donde encontramos un grupo de casas
 cu construcción, que daban al naciente pueblecito, simpático aspecto.
 Un anciano tuc&no, Juanico, que había co
 
 nocido a los antiguos misioneros, nos ha
 bló con mucho entusiasmo de F ray Venancio,
 y recordó con placer el consejo que el P. Marchesi Ies había dado de abandonar la vida
 de la maloca y construirse cómodas casitas.
 Y así se levantó el pueblecito, y en medio
 de él la capilla, aún en construcción, será el
 nuevo centro de la vida cristiana de estos
 indios.
 Después de administrar algunos bautismos
 emprendimos de nuevo la marcha. En Sta. Lu
 cía nos aguardaba una amarga desilusión. Los
 indios se encontraban aún bajo los embrutecedores efectos de la orgía celebrada el
 día anterior, y no tenían ganas de escucharnos.
 Proseguimos, pues, en dirección a Maracajd, en donde esperamos encontrar mejor
 dispuentos a los indios. E l furioso ladrido
 lie los perros anunciando nuestra llegada,
 llenó de terror a las mujeres, que huyeron
 bosque adentro, llevando en brazos a sus
 criaturas. Pero al reconocer al Misionero,
 se tranquilizaron y volvieron sobre sus pa
 ros riéndose de su infundado temor.
 A l entrar en la maloca llamó nuestra
 atención un indio joven, como de 25 años,
 con el cuello horriblemente hinchado, que
 nos miraba con expresión de infinita tris
 teza.
 — ¿Qué tienes? — le pregunté.
 Estoy envenenado.
 Te daré una medicina y te curarás.
 Es inútil, estoy envenenado y de nada
 me servirán tus medicinas. Tengo que morir.
 Y no quiso aceptar ningún remedio a pe
 sar de mi insistencia, por hallarse convencido
 de que no puede suceder de otro modo:
 su suerte está echada, tiene que morir y
 espera resignado su última hora.
 El veneno es la preocupación continua de
 los indios de esta región. Creen que hay
 itidiWduos que tienen el poder de trasmi
 tirlo a los demás. Dicen que el hombre no
 muere nunca de muerte natural, sino por
 la influencia de agentes exteriores.
 E l catarro, por ejemplo, y la malaria,
 los traen los comerciantes europeos. Las
 otras enfermedades son debidas a im veneno
 que producen ciertos individuos soplando al
 rostro de su Wctiraa. Y cou esta convicción,
 se guardan mucho de entrar en ima maloca
 en donde sospechan se encuentre im indio
 envenenador.
 Cuando muere alguno echan la culpa al
 último que entró en la maloca.
 
 T
 
 299
 
 Si en una misma maloca mueren varios
 indios en pocos días, entonces consultan al
 brujo, el cual suele aconsejar que abando
 nen la maloca vieja y se construyan otra,
 pues el hálito venenoso, dice, ha inficcionado toda la casa, y todos los utensilios de
 la misma.
 E l piloto de nuestra canoa, un viejo Tu
 cano, por otra parte muy adicto al Misio
 nero, tiene un terror cerval al veneno. Cuando
 llegábamos a las malocas de los Dessanas,
 
 sus hamacas, mascando hojas de f>adií. Ape
 nas me vieron se levantaron y corrieron a
 saludarme.
 Preparado el altar asistieron con gran res
 peto a la Santa Misa.
 A continuación el cacique nos hizo en
 trega oficial de la casita y con este motivo
 insistió calurosamente en la absoluta nece
 sidad de que vaya cuanto antes un Misio
 nero a establecerse entre ellos para hablarles
 de Dios y hacerlos buenos.
 
 R io N egro (B rasil) — L os iodios de paseo...
 
 o Miritv TapUyas, en donde sospechaba la
 existencia de envenenadores, no podíamos
 hacerle bajar de la canoa, y prefería pa
 sar la noche a la intemperie, antes que
 exponerse al peligro de ser envenenado.
 Pasando por Boa Vista, llegamos después
 de tres horas de navegación a Pary-Cachoeira
 en donde se halla el más numeroso grupo de
 Tucanos. A pocos pasos de la orilla se le
 vantaba una casita de agradable aspecto,
 y los indios que me acompañaban me dijeron.
 — Padre, esa es tu casa. L a han hecho
 para tí, y te esperan desde hace mucho
 tiempo.
 Pasé por delante de ella sin detenerme y
 entré en la maloca mayor, en donde esta
 ban los indios, tumbados indolentemente en
 
 Y bien se lo merece Pary-Cachoeira, pues
 además de ser un lugar ameno y sano, es
 el centro de población más numeroso, y
 hasta ahora uno de lo más descuidados.
 Dios sólo sabe cuando podrá realizarse
 este sueño. H oy día, con el escaso personal
 de la Misión, apenas si podemos atender
 con regularidad a las obras que traemos
 entre manos.
 
 En el Umary-Ygarapé... burlados por los
 indios.
 E n adelante, debiendo proseguir nuestra
 navegación por el río Umary Igarapé, afluente
 impetuoso y lleno de peligrosas cascadas,
 tuvimos que abandonar la canoa grande y
 
 300
 navegar en otras más pequeñas, de unos
 cuatro metros de largo por medio de ancho,
 en donde sólo caben tres personas. En
 tres de estas canoas nos dispusimos a re
 montar el Umary por un centenar de kiló
 metros; L a primera jornada, no pudo ha
 cerse en peores condiciones; cinco horas y
 media acurrucados en la canoa, ateridos de
 frío y sin poder tomar un bocado. Por fin
 llegamos a la primera cascada, y como no
 había indios que nos ayudasen, tuvimos que
 transportar nosotros mismos, sobre los hom
 bros, nuestras canoas y bagajes. A las cua
 tro de la tarde llegamos a la segunda
 cascada. Encontramos algunos indios
 que nos ayudaron a remontarla, y luego les
 seguimos hasta su maloca. L a acogida que
 nos hicieron en ella, no pudo ser más gla
 cial. En la puerta, dos hombres, nos salu
 daron torpemente; los de dentro, sentados
 en sus hamacas, nos miraban de hito en
 hito y al cabo de un rato prorrumpían en
 sonoras carcajadas. También las mujeres nos
 miraban de arriba abajo y luego se echaban
 a reir estúpidamente. Intenté acercarme a
 los niños, pero no bien me vieron ir hacia
 ellos, huyeron despavoridos, gritando como
 condenados. Quise trabar conversación con
 alguno, pero no obtuve más respuesta que
 insolentes carcajadas.
 Esta acogida me desconcertó un tanto,
 aunque me pareció adivinar la causa. Estos
 indios, alejados como se hallan del río por
 donde pasan los civilizados — misioneros y
 comerciantes — no se han visto nunca en
 contacto con la civilización y son por
 consiguiente, los más salvajes.
 Les dejé que desahogaran su hilaridad
 durante nuestra cena, acabada la cual, me
 puse a preparar el altar para el día siguiente.
 Al instante cesaron las risas y empezaron
 las exclamaciones de asombro, especialmente
 por parte de las mujeres, que al verme con
 el roquete puesto, decían;
 — jOh!, mira qué vestido tan henuoso
 tiene el Padre. ¡Y nosotras apenas tenemos
 con qué cubrimosl
 Y Wnieron a pedírmelo.
 Me inquietaba el pensamiento de que en
 aquellas condiciones no podría celebrar con
 seguridad los ritos sagrados, y me dirigí a
 María Auxiliadora pidiéndole su a>*uda.
 Y no se hizo esperar; a poco entró en la
 maloca una india joven, que había estado
 un mes en nuestra Misión de Taracuá. Al
 
 verme, me saludó respetuosamente y se
 puso a mis órdenes; luego reunió a las mu
 jeres y las recomendó la compostura y el
 silencio. También los hombres se fueron cal
 mando poco a poco.
 E sta joven me ayudó no poco sobre todo
 en enseñar la señal de la Cruz y el rezo de
 las oraciones.
 Cuando a la mañana siguiente vieron los
 ornamentos sagrados de la Sta. Misa, su
 expansivo asombro no tuvo límites. Sobre
 todo el alba, les causó tanta maravilla, que
 creí comprometida mi seriedad durante la
 santa Misa; pero gracias a las exhortaciones
 de mi buena catequista, renació la calma,
 y pude cumplir tranquilamente la sagrada
 función.
 Emprendimos luego el viaje hacia la úl
 tima cascada, la más peligrosa, llamada cas
 cada de la golondrina — andurinha cachoeira
 — y seguimos luego por los tortuosos mean
 dros del Igarapé, que cada vez se iba es
 trechando más hasta que a un cierto punto
 se hizo imposible la navegación, por no te
 ner el río más que un metro de anchura.
 Entramos en una choza de Taftiyas, que
 nos recibieron con indiferencia raj’ana en la
 hostilidad, tanto que apenas si pudimos con
 seguir tras mucho trabajo un rincón donde
 pasar la noche. Son estos los indios más
 indolentes que he encontrado: lo demostraba
 hasta el estado de su mísera cabaña, llena
 de brechas por todas partes. Hombres y
 mujeres asistieron con desconsoladora indi
 ferencia a la instnicción religiosa que intanté hacerles. Antes de entregarnos al sueño,
 mi compañero y yo dirigimos al Señor una
 ferviente plegaria, para que ilumine aquellas
 pobres almas y las haga más dóciles a otra
 visita del Misionero.
 
 A través de la floresta. — Un Hormi
 guero. — En canoa a lo largo del Papury. — Salvado por milagro.
 A duras penas pudimos encontrar dos in
 dios que quisieran acompañamos a través de
 la enmarañada floresta que se extiende en
 tre el Tikié y el Papuiy'.
 Emprendimos la marcha a las seis de la
 mañana, molestados por una lluvia perti
 naz que nos prometía larga y enojosa com
 pañía. E l terreno era un barrizal, inter
 rumpido tan sólo por grandes charcos de
 
 301
 
 agua corrompida. Naturalmente, nuestra mar
 cha era en extremo fatigosa.
 A l cabo de una hora de camino: — Pai,
 me dicen los guías, este sendero es muy
 largo y si seguimos por él, deberemos per
 noctar en el bosque; en cambio, por un
 atajo que sabemos, ganaremos mucho tiempo
 y antes de las cuatro de la tarde, estaremos
 en las orillas del Pafury.
 Acepté de buen grado: mas pronto me
 di cuenta de mi error. A cada paso había
 
 R io N egro
 
 Verlos mis guías, arrojar la carga, y cor
 rer gritando de alegría hacia el hormiguero,
 todo fué uno. Provistos de una larga hoja
 de palma, la introducían eu el hormiguero,
 y a poco la sacaban, devorando las hormi
 gas que a ella habían quedado adheridas.
 Prosiguiendo nuestro viaje, nos encontra
 mos con una familia de indios que había
 tenido que abandonar las orillas del Papury
 porque un comerciante desnaturalizado les
 quería obligar, a fuerza de brutales trata-
 
 — EJ Misionero preperándose a ana excorsión.
 
 que saltar sobre árboles derribados, hundirse
 hasta la rodilla en charcos cenagosos, res
 balar sobre la húmeda hojarasca; pero en
 fin, ya no había remedio, y este fué nuestro
 camino por espacio de nueve largas horas.
 Sendero, ni soñarlo: de cuando en cuando
 los guías dejaban como señal para no extra\-iamos, algunas ramas que arrancaban de los
 árboles del camino.
 Por fin, con la ayuda de Dios, pudimos
 salir de aquel atolladero y encontramos ima
 vereda transitable. A los pocos pasos me
 llamó la atención una extraña escena: a un
 lado del camino había un enorme hormi
 guero, y de rodillas cabe él, una mujer y un
 joven comían con avidez aquellos insectos.
 
 mientos, al duro trabajo de la extracción
 de la goma. Antes de sufrir esa ignominiosa
 esclavitud, prefirieron buscarse un asilo en
 la floresta, donde tan difícil se hace la vida,
 teniendo que vivir como bestias en busca de
 raíces, frutas y hormigas con que alimen
 tarse.
 De allí a poco se dejó oir ya el sordo
 rumor de la cascada, y nuestros guías ace
 leraron el paso, viéndose cerca de la meta.
 En la orilla del río encontramos dos canoas
 de algimos indios fugitivos y nos servimos
 de ellas para dirigimos, siguiendo la cor
 riente, h ad a la M isión Monjort, distante hora
 y media, y que partenece a Colombia. Al
 oscurecer aparederon y a las blancas casi-
 
 302
 
 tas de Monfort, no lejos de la cascada Cupim.
 Llegados a la cascada, la primera canoa,
 en la que iba el P. Algeri, superó sin dificultad
 alguna todos los obstáculos; pero la mía,
 envuelta por un torbellino, se inundó por
 completo, al par que giraba vertiginosa
 mente. Creyéndome irremisiblemente per
 dido invoqué de corazón a María Auxilia
 dora, y sin saber cómo, una fuerte oleada
 empujó la canoa hacia la orilla, en donde,
 asido a los arbustos, pude mantenerme a
 flote y salvarme con el indio que iba con
 migo.
 Los Misioneros de Monfort, al enterarse
 luego del percance, me invitaron a dar gra
 cias a la Virgen, pues pocos días antes, y
 en el mismo lugar, había naufragado una
 sólida embarcación, pereciendo todos sus
 tripulantes.
 Tres días nos detuvimos en compañía de
 los buenos Padres de Monfort, que nos col
 maron de atenciones y se desvivieron por
 nosotros: charlamos largo y tendido sobre
 nuestras respectivas misiones y las grandes
 dificultades que hay que vencer.
 Como llevaba conmigo el Catecismo Por
 tugués-Tucano, compilado por nuestro P.
 Marcliesi, aproveché la ocasión para que
 lo revisara y corrigiera el P. Clemente Limpers, que ha llegado a dominar a la per
 fección la lengua Tucana.
 
 Cníre los Piraíapuyas dcl Macú-Igarapé.
 Aprovechando la circunstancia de que la
 canoa de los Padres debía bajar hasta S. Ga
 briel a reaiger la correspondencia y hacer
 I>rovisiones, partimos en ella. Así pudimos
 visitar las malocas que hay a orillas del río,
 administrando algunos bautismos y confor
 tando un poco a aquellos pobres infelices.
 A l atardecer llegamos a la maloca S. Car
 los (Colombia). Los indios acababan de ce
 lebrar una de sus frecuentes bacanales y se
 encontraban en el estado más abj'ecto y
 repugnante. Los hombres, sucios y comple
 tamente borrachos, ni siquiera se dieron
 cuenta de nuestra presencia. Las mujeres,
 con las caras horriblemente pintarrajeadas,
 no se mostraron tampoco muy interesadas
 por nuestra visita. La maloca era una po
 cilga, y hubiera sido grave imprudencia per
 manecer allí por más tiempo. Regresábamos
 ya a nuestra canoa cuando nos salen al
 
 paso dos viejas que no habían tomado parte
 en la orgía y nos ruegan que nos detengemos; naturalmente, no les hicimos caso.
 Junto a la orilla encontramos nnq choza
 abandonada y nos metimos en ella para pa
 sar la noche. Nuestros remeros aseguraban
 que estaba infestada por el Wagty (demonio)
 y no quisieron entrar, prefiriendo pasar la
 noche a la intemperie. Nosotros dormimos
 tranquilamente.
 Llegada la mañana encargamos a los re
 meros que transportasen la canoa más allá
 de la cascada, en tanto que nosotros hacía
 mos el trayecto a pie por el bosque.
 Llegados a la confluencia del Papury y
 del Waupés, nuestra primera preocupación
 fué buscar un lugar a propósito para fijar
 nuestra futura residencia, que ha de ser el
 centro de civilización para los indios Tuca
 nos.
 AUí me despedí del P. Algeri que seguía
 hasta Taracuá, y acompañado por cuatro
 indios Tarianos proseguí mi excursión re
 montando el alto Waupés.
 A fin de poder visitar las siete malocas
 de J avareté, tuve que atravesar tres veces
 el río sobre una frágil canoa, agitada vio
 lentamente por furiosos remolinos y arras
 trada por la impetuosa corriente, siempre
 con inminente peligro de zozobrar.
 En una de las malocas se hallaban todos
 los indios alrededor de un hombre, obser
 vando con religiosa admiración y silencio
 las extrañas contorsiones y conjuros que ha
 cía sobre un indiecito que yacía enfermo a
 sus pies. Era el brujo, el cual, apenas se
 dió c u ^ ta de mi presencia, interrumpió su
 trabajo y fué a esconderse a uu rincón de
 la maloca, no dejándose ver más por todo
 el tiempo que duró mi visita.
 Tres días después lo vcIW a encontrar en
 otra maloca haciendo la misma operación
 con una \-ieja enferma.
 Reunidos los indios, les di algunas instruc
 ciones que escucharon con atención y res
 peto, y luego me presentaron cinco niños
 para que los bautizara. Entre ellos estaba
 el enfermito antes mencionado.
 L a na\'agación por el 'río Waupés es muy
 arriesgada, a causa de sus numerosas cas
 cadas y por la bolencia de la corriente.
 L a parte superior de este río aún no ha sido
 muy ^’isitada. En 50 años sólo dos hombres
 han tenido suficiente valor y audacia para
 afrontar los peligros que ofrece su explora-
 
 303
 
 ción: son Mons. Giordano y el P. Bálzola.
 Gracias a ellos los indios se muestran muy
 atentos con el Misionero y le escuchan con
 placer.
 En la última maloca que visité me reci
 bieron de una manera extraña.
 E l cacique, en hábito de gala (chaqueta
 y pantalón) había dispuesto su gente en dos
 filas: los hombres a una parte y las mujeres
 a otra; después de estrechar mi mano con
 exagerada solemnidad, y de darme el abrazo
 de paz, me dijo:
 — Finalmente has llegado; aquí está mi
 gente.
 Luego hizo desfilar ante mí a todos sus
 súbditos, mandándoles me besaran la mano.
 Observé que los hombres estaban un poco...
 chispos; y las mujeres y niños muy pintar
 rajeados, pero no di mayor importancia al
 hecho.
 Más tarde supe que mi visita les había
 sorprendido en los comienzos de la fiesta,
 y que el cacique, apenas ^e enteró de la
 proximidad del Misionero, había mandado
 suspender la orgía y esconder las botellas
 de licor.
 A l día siguiente los encontré ya mejor
 dispuestos a escuchar la instrucción religiosa,
 y les vi asistir con gran interés y respeto
 al bautismo de algunos niños que me pre
 sentaron.
 A ntonio G iaccone
 (Continuará).
 Misiomro Salesinao.
 LW-Altei-Üí. ‘ i'.-
 
 G racias obíenidas
 por infercesión de Domingo Savio
 S aeTO {Uruguay). — A . S. de Simonet cum
 ple con la promesa de publicar la gracia que
 le hizo Mana Auxiliadora por intercesión del
 sien'o de Dic« Domingo Savio, obteniendo la
 salud de una ahijada gravemente enferma, la
 cual, en el mismo instante en que le fué apli
 cada la reliquia del santo jovencíto, se vió
 repentinamente sana.
 TAI.CA. {Chile). — Gracias sean dadas al ange
 lical Domingo Sa\*io pues escuchó mi súplica
 y me sanó de un fuerte ataque que me puso
 casi a las puertas de la muerte.
 Hn\*{o diez pesos para su beatificación y le
 n i^ o que me siga prot^endo.
 Marta E. A.
 
 Los Srcs. Cooperadores salesianos, adetuás
 de las indulgencias .ordinarias que se detallan
 en el Reglamento, pueden gatíar, cumpliendo
 los requisitos de costumbre, indulgencia pleuaria, los siguientes días:
 Mes de 0 :tubre.
 
 6. La Virgen del Rosario.
 Maternidad de la Virgen.
 i6. La Pureza de María.
 
 II.
 
 Mes de Noviembre.
 
 15. La Pre.sentación de Ntra. Sra. en el
 Templo.
 22. Santa Cecilia.
 S e is M is a s d ia ria s perpéfuas.
 
 Recordamos a nuestros lectores el privilegio
 extraordinario concedido por el Paj)a León X III
 (d. f. m.) a nuestro Vble. P. Don Bosco en favor
 de todos los que contribuyeron con sus limosnas
 a levantar la Basílica del Sagrado Corazón de
 Jesús en Roma o cooperen en lo jxirvenir al
 sostenimiento de aquella Iglesia e internado
 de Artes y Oficios para niños pobres.
 Basta entregar una sola vez la limosna de
 i peseia (20 centavos de dólar más o menos)
 para Ircner derecho, en %4 da y después de muerte
 a la aplicación diaria de 6 misas, que se celebran
 en el altar mayor de dicha Basílica; como tambiéu, de todas las prácticas de piedad que en
 ella se practican. Pueden también ser inscritas,
 entregando por cada una de ellas la misma li
 mosna, las personas ausentes o fallecidas, las
 cuales gozan igualmente de dicha aplicación.
 Para gozar de esta gracia tan extraordinaria
 basta reimir en xma lista los nombres de los
 que desean inscribirse y enviarla, junto con la
 limosna correspcaidiente, al Rector Mayor de
 los Salesianos - Via Cottolengo 32 * Turín (109)
 Italia - y apenas inscritos en los registros, em
 piezan a gozar de la aplicación de dichas 6
 misas. Como testimonio de la inscripción cada
 imo de los inscritos recibe una cédula con su
 nombre y con la explicación detallada de este
 privilegio.
 Los que y a conocéis este privilegio dadlo a
 conocer a todos vuestros amigos y conocidos
 y veréis como no queda ni imo que no se ins
 criba y que no haga inscribir a sus difuntos.
 
 EL CULTO DE MARIA AUXILIADORA
 Asociación de los Devotos
 de María Auxiliadora.
 (Coníiauacióa).
 
 S. E. el Arzobispo accedió de buen grado a
 la petición formulada por el Beato, y acompa
 ñaba la aprobación de los Estatutos con el
 siguiente
 DECRETO DE ERECCIÓN.
 ALEJANDRO OCTAVIANO RICCARDI
 de tos Condes de Netro, Caballero de la Su
 prema Orden de la Anunciación, etc etc.; por
 gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica
 Arzobispo de Turin, Prelado doméstico de S. S. el
 Papa P ío I X y Asistente al Solio Pontificio.
 Habiendo examinado el Memorial que nos
 fué presentado por el muy Rvdo. sacerdote Juan
 Bosco, Rector de la Iglesia poco ha e r i^ a en
 esta ciudad bajo la invocación de la Immaculada
 Virgen Auxiliadora, y considerando atentamente
 su contenido, asentónos a los piadosos ruegos
 del Orador, a fin de acrecentar más y más la
 devoción de los fieles a ¡a Gran Madre de Dios
 y al Augu.do Sacramento de la Eucaristía, y
 con el presente Decreto, erigimos y declaramos
 canónicamente erigida para los fieles de ambos
 sexos, la Pia Asociación que tettdrd el nombre
 
 Asociación de los Devotos de María Au
 xiliadora, de modo que todos aquellos que
 ella dieren su nombre y cumplieren ¡as prácti
 cas establecidas, puedan participar de los te
 soros de la Iglesia.
 Y como los Estatuios a Nos presentados y
 por Nos firmados nos han parecido adecuados
 para el gobierno y buena marcha de la Aso
 ciación, aprobapHos estos mismos Estatutos, re
 servándonos la facultad de añadir o variar iodo
 aqwllo que juzguemos de mayor utilidad para
 dicha Pia Asociación.
 Este nuestro Decreto, junto con la solicitud
 y los Estatutos, sean registrados en los Archivos
 
 de nuestra Curia, proporcionando además al
 Orador un ejempaar auténtico de los mismos.
 
 Dado en Turín, a i8 de abril de 1869.
 AI.EJANDRO,
 
 Arzobispo.
 
 Teól. G aude , Pro-Canciller.
 La Asociación erigida en Archicofradía.
 El anterior Reglamento, tan sencillo como
 práctico, no es más que ima hermosa mani
 festación del intento que el Beato tuvo durante
 toda su vida; valerse de la devoción a la gran
 Madre de Dios para acercaree con más con
 fianza y seguridad a su Divino Hijo, segiíii
 el programa cristiano: A d Jesum per Mariam.
 Así como Jesús nos ha sido dado por medio
 de María, así por medio de María encontramos
 el camino más fácil y seguro para llegar a él.
 S. S. Pío IX, con la bondad que le caracteri
 zaba, y por el sincero cariño que profesaba
 a D. Bosco, dió su suprema aprobación a la
 Asociación fundada en Turín, el día 16 de
 marzo de 1870, y luego cou otros breves, la
 erigió en Archicofradía. cou el derecho de
 agregarse otras Asociadonas menores. He aquí
 el Breve de erección;
 Nuestro queridísimo hijo el sacerdote Juan
 Bosco, nos manifestó su deseo de instituir con
 licencia del Ordinario, en la Iglesia dedicada
 a María Auxiliadora, de Turin. una piadosa
 sociedad con el piombre de Asodadón de los
 devotos de María Auxiliadora, a fin de acre
 centar en los fieles la devoción hacia la Sa>,ta
 Madre de Dios y al Augusto Sacramento del
 Altar,
 Y para que. al concederles mayores facilidades
 para conseguir la eterna felicidad, pusieran los
 fieles mayor empeño en agregarse a esta Asocia
 ción, y en cutnplir las obras de piedad esta
 blecidas, nos rogó humildemente, que tuviéramos
 a bien abrir los tesoros de la Iglesia, cuya po
 sesión nos otorgó el Altísimo.
 Por este motivo, mientras alabamos los sa
 ludables y provechosos cuidados de citado núes-
 
 505
 
 MagaDaDcs — Inferior dd (emplo de A*aria Anxfliadora.
 
 —
 
 tro queridísimo hijo, y para que esta Asociación
 tome mayor incremento cada día, apoyados en
 la misericordia divina y en la autoridad de sus
 bieneventurados Apóstoles Pedro y Pablo, a
 todos y a cada uno de los fieles cristianos de
 uno y otro sexo, que al presente o en el por
 venir se inscriban en la piadosa sociedad que
 tiene por nombre Asociación de los Devotos de
 María Auxiliadora, canónicamente erigida en
 la iglesia dedicada a María Auxiliadora en la
 ciudad de Tarín, que arrepentidos de corazón,
 confesados y comulgados, hubieren visitado de
 votamente esta misma iglesia, Oratorio o altar
 de la Sociedad, desde las primeras vísperas
 hasta las puesta del sol, en las fiestas de Navidad.
 Circuncisión, Epifanía, y Ascensión de Ntro.
 Sr. Jesucristo, y en el domingo de Pentecostés,
 en la solemnidad del Corpus Cristi y también
 en ¡as siete fiestas principales de la Inmaculada
 Virgen Madre de Dios, rogando por la concordia
 de los Principes cristianos, por la extirpación
 de las herejías, y exaltación de la Sayita Madre
 Iglesia, concedemos misericordiosamente en el
 
 Señor Indulgencia plenaria y remisón de todos
 los pecados.
 Además, a los mismos socios, que arrepentidos
 de corazón cumplieren las antedichas prácticas
 de piedad en cada uno de los dias de la novenas
 o triduos que suelen hecerse en dicha iglesia
 en honor de la Gran Madre de Dios, concedemos
 siete años de indulgencia y otras tantas cua
 rentenas, siempre que asistan después al devoto
 ejercicio, que con licencia del Ordinario se ce
 lebra todas las mañanas en dicha Iglesia, y de
 igual modo, a los que arrepentidos de corazón re
 citaren la acostumbrada oración por la concordia
 de los principes cristianos, la extirpación de
 las herejías, y la exaltación de la Sta. Madre
 Iglesia concedemos cien días de indulgencia.
 Las cuales y cada una de ellas, el perdón
 de los pecados y la remisión de las penas, mi
 sericordiosamente concedemos en el Señor que se
 puedan aplicar también por modo de sufragio
 a las bentidas almas de los fieles cristianos que
 pasaron de esta vida unidas a Dios en santa
 caridad.
 (Continuará),
 
 Los festejos en honor de María Auxiliadora.
 M O RELLA (Méjico).
 No obstante el empeño con que Satajids
 trabaja por quitar de nuestra Patria In fe y
 el amor a la Virgen Santísima, ella la guarda
 incólume y pura en sus devotos y una pnieba
 (le ello la vimos en ocasión de su fiesta el 24
 de Mayo. Desde el día 23 de abril en que se
 empie/a el xnes de ¡)reparación, a las 5 de la
 tarde acudían en gran número a rezar el Santo
 Rosario: lui gnqx) de 20 a 25 niñas ofrecían
 llores dunuite los misterios cantados y al em
 pezar el rezo cada Celadora con su coro resI>ectlvo entraban como en jieregrinación de
 rodillas algunas veces, pidiendo el auxilio a la
 Santísima Señora; después se hacía ima lec
 tura de las glorias de María y se cantaban
 alabmvzas; duratxte la Novena se invitó algmias
 de las .Asociaciones de diferentes templos de
 la ciudad, quienes asistieron en gran mbuero
 cada día segi'm el orden que se les había se
 ñalado.
 Llegado el día 24, desde las 5.^2 en que se
 abrió el Santuario, un grupo de indígenas es
 peraba para saludar a la A*irgen con cantos
 y alabanzas; después se rezó la primera parte
 del Rosario y el acto de Consí^ación a María
 Auxiliadora; a las 6. se rezaron las oraciones
 de la Misa (xm acompañamiento del Coro; a
 
 las 8. la segunda parte del Rosario, Visita al
 Santísimo y Comunión Espiritual; a las 10,
 con la mayor solemnidad posible se rezó la
 Santa Misa con acompañamiento del Coro, que
 ejecutó su cx>metido con la mayor perfección,
 cantándose una Ave María; durante la Co
 munión, se hizo también mía hermosa lectuia
 de la Santísima Virgen.
 Por la tarde a las 3, se cantó el T r i s c o y
 a las 5.1^ se rezó la última parte del Rosar o
 y se dió lectura a un sermón preparado por un
 hijo de D. Bosco, que conmovió y llenó de
 entusiasmo y aliento a la multitud de fieles
 aglomerados en el Santuario, en el momento
 en que el orador hizo una plegaria a la Saniísima Señora y todas las miradas fijas en la
 Imagen, como esperando una sonrisa, una
 mirada de consuelo para México que pade<e
 tanto, se oyó un grito de * Viva María Auxi
 liadora *, que fué secimdado por mil voces;
 después se organizó la procesión por el corredorcito único que queda contiguo al Santuario,
 formando como (dncuenta a sesenta niñas ves
 tidas de blanco tirando flores al paso de la
 celestial Señora.
 Terminada ésta se rezó el acto de Consa
 gración a María Auxiliadora y se «antaron
 hermosas alabanzas de despedida a la Virgen
 de D. Bosco.
 
 3®7
 
 A L C O Y (España).
 La devoción a la Virgen del Beato Juan
 Bosco va creciendo en esta ciudad. Desde el
 primer día del mes de María fue muy crecido
 el munero de fieles, que acudían a la solemne
 función, ávidos de oir contar y leer las glo
 rias de María Auxiliadora y de su Apóstol, y
 atraídos por les bonitos y devotos cautos
 ejecutados por la Escolanía.
 Viendo que la Capilla era incapaz para con
 tener el numeroso público, se pensó en cele
 brar el Triduo y Fiesta en la Iglesia parro
 quial. De los sermones se encargó el M. I. Sr.
 Deán de la Catedral de Segorbe, Dr. D. Mi
 guel Juliá, hijo de esta población. E l mejor
 dogio que podemos hacer de su obra es re
 petir la frase que todos pronunciaban: Habla
 lo mismo que un Salesiano; y a decir verdad, a
 través de sus palabras se adÚTnaba un cora
 zón enamorado de la Obra Salesiana.
 El público invadió los tres días las espacio
 sas naves de la Real Parroquia de S. Mauro
 y S. Francisco hasta el punto de no quedar
 en ella ningún lugar vacío.
 Solemnísimas y muy concurridas resultaron
 las misas de comunión, que se celebraron el
 día 24 en nuestra Capilla, convertida en meta
 de numerosas visitas que iban a lucrar la
 Indulgencia Plenaria, y el domingo día 26, en
 la Parroquia como conmemoración del cuadra
 gésimo quinto aniversario de la Fundación
 del Patronato de esta obra, que, sin darse
 entonces cuenta, nacía en el día destinado
 a honrar a la Auxiliadora del pueblo cristiano.
 Solemnísima resultó la misa de comunión que
 tuvo lugar en la Real Parroquia de San Mauro
 en la que fué celebrante el muy ilustre señor
 Deán de Segorbe. Y no fueron solo los niños
 los que acudieron a ella sino muchas señoras,
 archicofrades de María Auxiliadora y caballe
 ros, entre los que sobresalían los socios de la
 Juventud Obrera del Patronato, que quisie
 ron con ello dar una prueba elocuente de su
 amor a la Santísima Virgen. [Con cuánta com»
 placenda contemplaría Mosén Jusep desde el
 délo el hermoso espactáculo que ofredan sus
 hijos en esta fiesta!
 A las once comenzó la misa solemne. La
 celebró el reverendo señor Cura de la misma
 Real Parroquia y de la parte del canto se
 encargaron los niños de las Escuelas Salesianas.
 que en número de irnos dosdentos interpre
 taron la mL«m I pío X * y en el Gradual y Ofer
 torio sendos motetes a cuatro voces.
 El sermón corrió a cargo del mismo orador del
 Triduo muy ilustre señor dx. don Miguel Juliá,
 quien puso el sello con este sermón a los muy
 elocuentes que ha pronunciado en estos días.
 Todos ellos obedederon a un mismo plan,
 bien meditado y mejor desarrollado, pues iba
 
 siempre avalorado por el testimonio de las
 hechos, tomados de la vida d d Beato D.
 Bosco que fué d instrumento de que Dios se
 sirvdó para propagar por d mimdo esta devodón, que, como dijo d mismo orador, tiene
 inudio de español, pues nació en la batalla de
 Lepanto, que es una gloria de nuestra historia
 y una grandiosa hazaña de nuestros guerreros.
 Al proprio tiempo que las glorias de la Madre
 tejió d señor Deán de Segorbe las glorias del
 Apóstol de la Auxiliadora y de la Obra Sa-
 
 El Rvdo. D . Jo s é Jo rd é y C aníó. (e. p. d.)
 Fundador del Patrooaio de Alcoy.
 
 lesiona, x>or d fundada con su proteccíóiL
 Y al oir de sus labios aquellos hechos ma^a^•illosos, y asistir al desaroUo de una obra
 fundada sin contar con ningún medio de
 fortuna no podíamos menos de exclamar;
 E l dedo de Dios está ahi, y al mismo tiempo
 reconocer con cuánta razón la Iglesia colo
 có d día 2 de junio la aureola de Beato en
 en las sienes de Juan Bosco.
 Con este acto terminó d •solemnísimo Tri
 duo y Fiesta que en d presente año , de tanto
 júbilo ptara la familia Salesiana, se ha ofreddo
 a la \'irgen Auxiliadora. jQue Ella siga pro
 tegiendo, como hasta d presente, la Obra
 puesta bajo su manto maternal en nuestra
 noble ciudad, como también a todos cuantos
 con sus limosnas y entusiasmo la protegen!
 
 3o8
 
 G R A C IA S
 DE M ARÍA AU X ILIAD O RA
 
 necesidad de operarse, y hoy se encuentra
 completamente sana.
 Cumplo lo prometido, rindiendo fervorosas
 gracias a mi excelsa Protectora.
 Abril, 6 de 1929.
 Un ex-alumno salesiano.
 
 GRANADA (NICARAGUA). — En el año 1919
 hallábase mi padre gravemente enfermo sin
 esperanza de vida y en aquel trance terrible
 llena de angu.stia, pero con entera confianza
 en Mfiría Auxiliadora, acudí a Ella. Le supliqué
 con todo el fervor, me concediera la vida de mi
 padre, prometiéndole celebrar una misa en
 la capilla salesiana de Granada y enviar ima
 limosna de 10 pesos para los niños del Oratorio
 de Turín.
 Habiéndome concedido nuestra Madre bon
 dadosa la petición que le hice, cumjilo lo ofre
 cido, prometiendo a tan buena Madre eterna
 gratitud por el favor alcanzado.
 R osa F ernandkz de B lanco.
 MADRID (ESPAÑA). — Habiendo tenido una
 sobrina cnfenna, con mucha preocupación para
 toda la familia, prometí, si en seis meses no
 volvía a tener novedad, 1000 pesetas a María
 Auxiliadora y otras 1000 por im hermano que
 tiimbicn estaba enfermo. Obtenida la gracia,
 cumplo agradecida mi promesa, dando las 2000
 pesetas para el culto de tan bondadosa ma
 dre, en el Instituto Salesiano de Cuatro Ca
 minos y pido su protección.
 Condesa de Serramagna.
 
 MONTEVIDEO (U r u g u a y ). — Encontrán
 dome gravemente enferma y no pudiendo to
 mar ningiin alimento por atacarme a la cabeza
 y a la vista, invoqué a María Auxiliadora,
 aidicándome su estampa y la del Beato Don
 Bosco, ofreciendo una promesa de plata y un
 poso para la nueva iglesia en construcción.
 Y mi buena Madre me escuchó, dándome la
 salud, lín otra octisión, enfermé de grippe con
 fuerte hemorragia nasal, y empecé una novena
 a María Auxiliadora poniendo por intercesores
 al Beato D. Bosco y a Domingo Savio y pro
 metiendo publicar la gracia. Otras muchas ve
 ces la he invocado y siempre he sentido los
 sivludables efectos de su maternal protección.
 MU gracias sean dadas a María Auxiliadora.
 4 yunto 1929.
 Carmen Ma yó .
 MONTEVIDEO (Uruguay ). — Hacía tres
 meses que mi querida madre sufría una en
 fermedad y los módicos opinaban que debía
 o^xTiuse. Lleno de confianza acudí a María
 Au.\üiadora. haciendo una novena y prome
 tiendo publicar la gracia. B 1 poder de la Sma.
 %'irgen se hizo patente. Mi madre mejoró sip
 
 SALAMANCA. — Teniendo que resolver un
 asunto de importancia el cual se me había hecho
 completamente imposible por todos los me
 dios empleados en él, acudí con gran confianza
 a María Auxiliadora en la seguridad de ser
 escuchado implorando la intercesión de nues
 tro Padre el Beato Bosco.
 A los pocos días de terminar las oraciones
 o prácticas recomendadas por él para obtener
 las gracias que pidamos, vi con gran asombro —
 a pesar de mi fé en ello — que había conseguido
 tan gran favor, el cual no siendo por obra de
 milagro, hubiese sido para mi completamente
 irrealizable pues todas las circimstancias me
 eran desfavorables y cada día se llenaba más
 de obstáculos mi camino para llevar a cabo
 lo que tanto ansiaba.
 Sirva este caso de aliento sobre todo para
 mis queridos compañeros los A. AUmmes. que
 son los más llamados a confiar en tan valiosa
 protección; pues nadie como nosotros debe
 tener seguridad de alcanzar tales gracias siendo
 hijos del Beato D. Bosco de quien hemos
 recibido la santa costumbre de confiar en la
 eficacia de la oración con la cual Dios siempre
 se complace en atendemos cuando es salida
 del corazón.
 Con el alma radiante de alegría, cumplo la
 promesa de publicarlo en el Boletín en acción
 de gracias, ensalzando la gloria de M. Auxi
 liadora y de nuestro santo Padre.
 B. G onzalez-Vincente
 A . Alumno Salesiano.
 
 SALT (España ). — Después de un lapso de
 tiempo de mucho trabajo y luchando con
 mfinidad de inconvenientes para conseguir el
 buen resultado de vm asunto verdaderamente
 importante para toda la familia, la cosa pare
 cía ir de mal en peor. Acudí entonces a mi
 Madre María Auxiliadora pidiéndole por in
 tercesión del Beato D. Bosco el éxito feliz de
 las gestiones que realizaba, prometiéndole pu
 blicar la gracia en el Boletín Salesiano y la
 pequeña limosna de 5 pesetas para las Misio
 nes Salesianas.
 El asunto no se arreglaba, y el horizonte
 se presentaba oscuro y triste, cuando inespe
 radamente, y sin gestión alguna cambió todo
 de tal modo, que se pudo solucionar de un
 modo altamente satisfactorio, probando todo
 nuestro hogar cuán asombrosa es la protec
 ción de María Auxiliadora y la de su fiel siervo
 D. Bosco.
 
 3°9
 
 Elevo un himno de gratitud por las incon
 tables gracias que he recibido de mi buena
 Madre y del nuevo Beato, a quien suplico sea
 siempre el'protector de mi familia.
 I junto 1929.
 S. C. C.
 SOCORRO (Colombia). — llago pública
 manifestación de mi eteñia gratitud a María
 Auxiliadora por un señalado favor recibido,
 pidiéndole por la salud de uu estimado amigo,
 que se encontraba gravemente enfermo, y
 ausente de su familia; sin que yo lo pudiera
 peestar mis servicios, invoqué inmediatamente
 a María Auxiliadora.
 Y al par damos las más rendidas gracias, a
 la que siendo Reina de los cielos, tantas veces
 viene en socorro de los atribulados; animo a
 recurrir a todos a su protección asegurándoles
 que jamás quedan fallidas las esperanzas que
 descansan en la bondad de María Auxiliadora.
 En agradecimiento cumplo la promesa hecha
 de publicar la gracia en el Bvletin Sal.siaito
 y enviar una pequeña limosna.
 1° Abril de 1929.
 A ntonio M. R eyes C.
 TUMACO (Colombia) — Después de una
 fuerte fiebre de que se vió atacada mi hermana
 Carlota, le salió una complicación en los ojos,
 que se agravaba por momentos, hasta el pimto
 de encontrarse casi por completo privada de
 la vista.
 Después de muclias novenas hedías con
 todo fervor, un día. llena de fe y confianza,
 me postré a los pies de María Auxiliadora, y
 por espacio de ima hora no dejé de pedirle la
 curación completa de la enferma.
 María Auxiliadora escuchó mi súplica. Ayer,
 fiesta de la Sma. Trinidad, día en que tenninaba la última novena, mi hermana experi
 mentó grande mejoría, encontrándose curada.
 Desde el fondo de mi alma doy gracias a
 María Auxiliadora por este y otros favores,
 y en\-ío un peso oro para su santuario.
 27 mayo 1929.
 FuL\iA Campo W.
 TUMACO (COLOMBIA). — Teniendo entre
 manos im serio n^ odo, cuya solución pre
 sentaba graves inconvenientes, acudí con en
 tera confianza a María Auxiliadora, ofreciendo
 publicar la gracia si me la concedía. ¡Cual no
 sería mi sorpresa y agradecimiento cuando a
 las pocas horas comprobé que el favor me
 había sido concedido! Gracias mil sean dadas a
 nuestra buena Madre y sirva este favor para
 que muchos otros confien en la que es Auxilio
 de los Cristianos. Envío una limosna.
 An a D. del Cast .llo.
 
 Cl
 
 LLUVIA DE GRACIAS
 atribuidas a la intercesión de la Sierva de DÍ95
 DOROTEA DE CHOPITEA.
 B aradero {Argentina). — Prometí rezar tres
 novenas seguidas a la Sma. Trinidad por in
 tercesión de la Sierva de Dios, Dorotea de
 Chopitea, para obtener en una fecha deter
 minada cierto ascenso y poder así mejorar de
 situación. Al fin de la segunda Novena recibí
 
 Agoa de 1^05. — Monomenío a M aría Auxiliadora
 y al &eato Don Bosco.
 
 el ascenso esperado sin haber interpuesto para
 ello ninguna influencia política.
 Hoy, agradecida, mariifiesto esta gracia para
 que sea todo a mayor gloria de Dios y exalta
 ción de su Sier\’a.
 Diciembre de 1928.
 S.
 Chone (Ecuador). — Lidia M. de Sánchez
 da gracias a la Sma. Trinidad por un importante
 favor conseguido por intercesión de Dña. Do
 rotea de Chopitea y hace una ofrenda en bene
 ficio de los huerfanitos de Don Bosco.
 Cádiz (España). — María Velarde agradece
 un esp>ecial favor que consiguió de la sierva
 de Dios, a quien invocó, y envía una pequeña
 limosna para su causa de beatificación.
 
 3 X0
 
 S ta . C01.0MA (España).
 Por giro jx)stal le envío 13 pesetas; de las
 cuítles, cinco son de limosnas iK>r una gracia
 de la sierva de Dios Doña Dorotea, en favor
 de una señora de Barcelona, que teniendo que
 someterse a una arriesgada operación, que por
 la extrema debilidad de la enferma, todos
 creían de fatales consecuencias, salió de ella
 con un felicísimo resultado, después de haberle
 sido aplicada una reliquia de la Sierva de Dias
 pudiendo abandonar la clínica a los pocos días,
 y haciendo vida normal, comiendo con exce
 lente apetito, cosa que desde mucho tiempo no
 podía hacer.
 Otro favor tengo que agradecer a la Sier\'a
 de Dios, y es la curación de una señora de
 Santa Coloma de Farnés, que hallándose gra
 vemente enferma y habiendo ya recibido el
 Santo Viático, una amiga suya le piiso una re
 liquia de D'‘. Dorotea, y quedó curada a los
 pocos días.
 Envío tres pesetas para mía Misa y las otras
 cinco para renovar la suscripción al Boletín Salesiíino.
 
 I de marzo de 1929.
 CoivOMA Vuj.Ar,oNGA, vda. de Soi,ER.
 Cai.i (Colombia). — Rafaela Montehermoso
 enferma de erisipela en una pierna, que la vino
 atonnentando por espacio de tres meses, sin
 que remedio humano la aliviara, acudió con
 gran fé a la intercesión de D*. Dorotea de Chopitea, consiguiendo al poco tiempo verse libre
 de sus dolores. Hoy, agradecida a su bienhe
 chora celestial, envía una limosna para los
 gastos de la causa de su Beatificación.
 Cartaco (Costa Rica). — Paz Bueno llena
 de profunda gratitud a la Sierva de Dios, Doña
 Dorotea de Chopitca ¡xjr cuya intercesión ob
 tuvo la milagrosa curación propia y la de un
 tío suyo, gravemente enfonno. desea hacer
 piiblica la iKxlcrosa mediación de la indicada
 Sierva. cn\‘iando a la par una limosna para su
 causa de Beatificación.
 CassA d s i..\ S iílva (España). — Víctima
 una sobrina mía de una penosa enfermedad
 en la rodilla, enfennedad que según el parecer
 de los médicos que la visitaban, exigía ima
 pronta intervención quinirgica, de dxidosos
 resultados, recurrí con toda mi familia a la po
 tente intercesión de la Sierx-a de Dios Doña
 Dorotea de Chopitea, a quien tuve la suerte
 de tratar en vida. A este fin empezamos una
 novena suplicándole la curación de la querida
 enferma. A continuación hicimos otra, sin
 desmayar, hasta que por fin obtuvimos la cu
 ración completa de mi querida sobrina, con
 gran sorjxresa de los méihcos, que la creían
 incurable.
 5 Iuy agradecida a la Sierva de Dios, en^•lo
 
 una limosna para su causa de Beatificación v
 le ruego publique en el Boletín la gracia reci
 bida.
 V icenta S aqué .
 E l Primer Viernes del Mes de octubre de 1928.
 — Al llegar a casa por la noche después de pre
 dicar la Hora Santa en la Iglesia de Nuestra
 Señora del Pino, me encuentro con un joven
 dependiente de la Sociedad Anónima « Cubier
 tas y Tejados » que me dice, que a uno de sus
 trabajadores le ha dado la enfermedad que
 llaman « tétanos », que está muriéndose y no
 quiere confesarse.
 Subimos al auto que estaba aguardando;
 vamos a la clínica donde estaba el enfermo
 cerca de la Iglesia de la Merced y encontramos
 allí al Coadjutor del señor Cura que a pesar de
 haber hecho todo lo posible no había podido
 conseguir nada.
 Era im joven murciano de 19 años. Desde
 muy joven, por no decir niño, comenzó a tra
 bajar en xmas minas de su tierra, sin ninguna
 instrucción religiosa. Había llegado aquí hará
 como seis meses y comenzó a trabajar en el gran
 túnel del ferrocarril subterráneo de la calle de
 Balmes, donde se hizo daño en un pie y por no
 tener cuidado con el aseo, le dió la enfermedad
 que dije, mortal por su naturaleza.
 Primeramente le di una Medalla Milagrosa,
 que él besó y yo coloqué debajo de la almohada,
 diciéndole que la Sma. Virgen puede curar a
 todos los enfennos que quiera.
 — ¿Quieres curar?
 — Sí.
 — Pues mira, vamos a pedírselo a la Sma.
 Virgen por intercesión de una señora muy cari
 tativa con los pobres, y tomando mía estampa
 de doña Dorotea de Chopitea, se la hice besar,
 la puse sobre su mesita de noche y rezamos un
 Padrenuestro o mejor rezé, pues él, j>obrecito.
 no lo sabía.
 Y sin más preámbulos, comencé a preguntar
 yo y contestar él, de modo que al poco rato se
 había confesado admirablemente.
 — ¿Quieres recibir la Sagrada Comunión?
 — ¿Qxxé es la Comunión?
 Le expliqué con la mayor brevedad posible
 las verdades más necesarias para la salvación
 y habiéndome contestado afirmativamente,
 salí para decir al sacerdote, que aguardaba
 fuera, podía ir a buscar el Santo Viático.
 AI cabo de unos días, acompañado de aquel
 dependiente, que ^•ino a buscarme la primara
 ve^ \’ino a verme en nuestra casa completa
 mente curado.
 Aliora trabaja de nuevo en el túnel de la calle
 de Balmes y ha venido algunas veces a nuestro
 Colegio de la calle de Caspe para confesarse de
 nuevo e instruirse más en las verdades de la
 Religión.
 P. Jacinto''Alegre. S. J.
 
 31 »
 
 Siroeder (Argenüna) — Colocación de la primera piedra de la nueva Iglesia.
 
 Stroeder (Argeotioa) — L a s Aoforidades daranfe
 
 la ceren»OQÍa.
 
 P o r el m u n do
 S a lo s ia n o
 CORDOBA (España) — La Beatificación de
 Dúo Busco, flomcnaje a un Salesiano.
 K1 día 2 de junio celebrAronse en el colegio
 Salcsituio diferentes actos a cual más brillante y
 hermoso. Üueríiui los hijos de Don Bosco cele
 brar solemnemente la fiesta de la Beatificación
 <le su Santo fundador y para ello organizaron
 la serie de actos que a continuación vamos a
 enumerar:
 A las doce del día verificóse en la Iglesia
 de María Auxiliadora un Te-Deum, oficiando
 el Kxemo. e Ilii.strísimo Prelado don Adolfo
 Pérez Muñoz.
 La Iglesia completamente llena de fieles de
 todas las clases sociales presentaba el aspecto
 de las griuides solemnidades religiosas.
 La Córdoba salesiana dió ayer una vez más
 pruebas de su amor a la obra del hoy Santo
 I‘adre fimdador.
 Terminó el solemne Te-Deum oficiado a
 toda orquesta y la voz del Prelado resonó
 |X)tente en la nave de aquella santa capilla.
 Habló el Pastor de la grey cordobesa con esa
 unción evangélica que le caracteriza y el au
 ditorio, subyugado, escuchó las cálidas pala
 bras del obispo, que muy emocionado fiié
 desgranando delicadas frases que hicieron aso
 mar lágrimas a muchos ojos.
 Habló del l ’apa, describiendo su personali
 dad a grandes rasgos; de la amistad que tuvo
 con don Bosco. y luego habló del nuevo Santo
 ni>óstoI de la niñez, alma gigante que, sin te
 mor a nada ni a nadie, se lanzó a la lucha tan
 solo por salvar las almas de los niños pobres.
 En las palabras del Prelado se numifestaba
 claramente el amor que siente por la obra del
 Beato don Bosco y niños desvalidos. * Hay
 que pensar amadísimos hijos, decía el Obisjx>.
 en salvar a Uwj niños pobres, en educarlos, en
 atraerlos hacia los cominos dcl bien, y esto
 lo hace admirablemente la obra salesiana.
 Hay muehos niños que llaman a las puertas
 de este Colegio y no se les puede dar cabida:
 y esto es triste j>ara mi corazón. Es preciso
 seguir adelante, propagar esta obra a la que
 nunca regatearé mi ayuda porque no sabéis
 el bien que Córdoba debe a los Salesíanos.
 Terminó su hermosísimo discurso alabando
 la labor de los hijos de don Bosco y cantando
 a María Auxiliadora.
 
 Al salir del templo nuestro prelado fué
 vitoreado por los niños y demás personas
 mientras la banda de cometas y tambores del
 colegio tocaba bonitas marchas.
 B e n d ic ió n d e l nuevo feafro.
 
 Seguidamente se celebró la bendición del
 nuevo teatro que es hermosísimo y decorado
 con exquisito gusto y sencillez.
 A requerimiento del director del colegio don
 Sebastián María Pastor, habló nuevamente
 desde el escenario el Obispo y nuevamente
 sus palabras fueron cayendo en las nlmas como
 caudal copiosísimo de sabias y saludables
 enseñanzas. Al final fué vitoreado
 El alcalde de la ciudad don Rafael Cruz
 Conde, en nombre de la Excelentísima Cor
 poración Mimicipal, entregó el título de hijo
 adoptivo de Córdoba a don Sebastián María
 Pastor, distinción muy justa y merecida por
 su árdua y dificil labor al frente de esta Casa
 Salesiana.
 Y habló por último don Sebastián, visi
 blemente emocionado, para dar las gracias por
 aquellla distinción, que consideraba inmerecida,
 diciendo que él no había hecho más que apor
 tar un grano de arena a la gran obra que fun
 dara el santo Juan Bosco.
 Sus líltimas palabras fueron allegadas por
 la fonnidable ovación que estalló en su honor.
 L a c a lle de M a r ía A u x ilia d o ra ,
 
 Temimada la bendición del teatro y la en
 trega del título de hijo adoptivo de Córdoba
 a don Sebastián María Pastor, el Prelado, las
 autoridades y demás personas asistentes al
 acto, se dirigieron a la iglesia de San Lorenzo,
 en ima de cuyas fachadas se descubrió ima
 lápida en la que se rotula a la calle Mayor'de
 San Lorenzo con el nombre de María Auxilia
 dora, nombre que en lo sucesivo ha de llevar
 esa típica xda cordobesa donde se halla encla
 vado el Colegio Salesiano.
 La lápida, que se hallaba adornada con
 flores, fué descubierta por la distinguida se
 ñora doña Angela Conde de Cruz Conde.
 Todos les balcones de las casas de la calle
 María Auxihadora, se hallaban engalanados
 con colgaduras.
 
 313
 
 Ve/acfe en h o n o r d e D o n 3 osco.
 A las seis de la tarde en el magnífico teatro
 del Colegio se verificó una velada como ho
 menaje al Beato Juan Bosco y como obse
 quio a los Cooperadores Salesianos.
 La sala del teatro estaba ocupada por dis
 tinguidas damas y señoritas.
 Primeramente xma notable orquesta inter
 pretó el pasodoble « El Barquillo ». A con
 tinuación un coro de 850 niños cantó el himno
 a Don Bosco.
 Después, desde el escenario, el director del
 Colegio dirigió la palabra a los concurrentes.
 Con la sencillez que le distingue, dijo que
 hablaba a título de hijo amantísimo de Don
 Bosco.
 En este momento todos nos imimos a los
 millares de almas que en la ciudad eterna
 glorifican al fundador de los Salesianos.
 Todos sabíamos que era un santo, pero no
 lo podíamos decir hasta que el Sumo Pontífice
 no proclamase que estaba colocado en los
 altares. Habló de Don Bosco como pedagogo
 de masas populares y como propulsor de la
 obra de evangelización de las gentes. La obra
 salesiana — agregó — ocupa un lugar preemi
 nente en la obra misionera. Sintetizó la vida
 de don Bosco desde su niñez y jiidió gloria
 para el amigo de los niños. E.xpuso que en
 Córdoba ha tenido eco el Corazón de don
 Bosco Educador. Narró la humilde llegada
 de los salesianos a Córdoba y la generosidad
 de los beneméritos cooperadores. Expresó su
 gratitud a todos y teniiinó con un viva al
 Beato Juan Bosco, que fué contestado con
 delirante entusiasmo.
 A continuación hizo uso de la palabra el
 elocuente orador don Manuel Enríquez Barrios.
 En bellísimos períodos evoca el maravilloso
 y grandioso espectáculo que se verificó en el
 marco de la hermosa Sevilla el día de la inau
 guración del grandioso certamen ibero-ameri
 cano, para manifestar que en Italia, el país
 del arte, ha acontecido hoy algo semejante
 al glorificar a don Bosco.
 Todos los corazones bien nacidos han de
 ser amantes de la niñez.
 El Sr. Enriquez continuó su magistral discureo manifestando que el nombre de Don
 Bosco está escrito en el libro sublime de la
 vida, donde solo están los predestinados, los
 elegidos.
 En párrafos grandilocuentes, con tm profimdo conocimiento de causa, habló del pro
 ceso y trámite de beatificación de Don Bosco.
 Don Bosco. como el genio, ha pertenecido
 a la humanidad. Con él ha subido a los altares
 el ejemplo de la caridad.
 El señor Enríquez manifestó que la obra
 perdurable de la paz era la del amor.
 
 El día de la pacificación mundial llegará,
 cuando se bese en la frente a los devalidt>s,
 como los besaba don Bosco.
 »
 En períodos sentidos tiene un recuerdo para
 la madre de don Bosco, la dulce Margarita,
 fuente enextinguible de virtudes cristianas.
 EvSta noche las estrellas del Cielo de Italia
 lucirán con más brillo, exaltando la obra de
 don Bosco y el mar latino, inexünguibile e
 invencible, cantará hoy con más amor sus
 endechas y sus espumas se elevarán como un
 airón glorioso, en honor de don Bosco.
 El señor Enríquez Barrios, fué muy ovacio
 nado al terminar su magistral discurso.
 Por último, el cuadro artístico de los anti
 guos alumnos, puso en escena el drama « Una
 limoíma por Dios » y el sainete «La Casa de
 Campo». Todos los intérpretes fueron muy
 aplaudidos.
 STROEDÉR (Argeotiaa).
 Con motivo de colocar la Piedra Funda
 mental de la Iglesia en Stroeder, el Domingo
 7 de Abril 1929 se desarrolló el siguiente pro
 grama:
 A las 9: - recorrido de la banda de mú
 sica de Vicdma por el Pueblo.
 A las 10: - Misa Solemne,
 A las i i:
 - Bendición de la piedra funda
 mental.
 El programa fué ejecutado con todo esmero
 y con pleno regocijo del numeroso público
 qiie desde las nueve hasta las doce estuvo
 participando con júbilo y con religioso cariño,
 al acto eminentemente religioso y patriótico.
 El canto de la misa solemne, las selectas piezas
 por la banda, la declamación de jKxvsías, han sido
 una prueba evidente de que la Keligión Ca
 tólica a la par que nos sublima en nuestros
 ideales, nos forja campeones de Cristo, selectos
 caballeros, abnegados patriotas; nos infunde
 además un amor y una profunda veneración
 baria todo lo bello y encantador.
 Conceptuoso y calurosamente aplaudido ha
 sido el discurso, prommeiado por el Reverendo
 Padre Pedro Ortiz, Profesor de Ciencias en el Co
 legio Normal« Don Bosco r- de Fortín Mercedes.
 El orador con corazón entusiasta y alma ar
 gentina, demostró que: en todos los siglos y
 en todas las naciones han brotado á la sombra
 de la Iglesia, las industrias, las bellas artes, los
 amores más puros de familia y patria.
 Bendecida la Piedra Fundamental, tomó la
 palabra el Pbro. Doctor Gaudendo Manachino,
 Inspector de las Misiones de la Patagonia.
 A continuadón se firmó la siguiente acta,
 cuya copia fue encerrada en la misma piedra:
 En Stroeder el día 7 de Abril de mil novedentos veinte y nueve ocupando la silla de
 Sn. Pedro, S. S. Pío X I, gloriosamente reinante,
 siendo Presidente de la República su excelen-
 
 1
 
 3M
 
 cía el Dr, Hipólito Irigoyen; arzobispo de Bs.
 As. S. E. Fray José María Bottaro; Gobernador
 de la rtovincia S. E. el Dr. Valentín Vergara;
 Superior de los salesíanos el Rvmo. Pbro. D.
 Felipe Rinaidi; Inspector de la Patagonia
 Septentrional el Rvmo, Pbro. Dr. Gaudencio
 Manacliino; Director del Colegio Cardenal Cagliero el Pbro. Domingo Anselmo, benemérito
 misionero de la I’atagoma; Delegado mimicipal el Sr. D. Horacio Pita, se bendijo por el
 Reverendo Inspector de las Misiones la primera
 piedra de la Iglesia Parroquial de este Pueblo.
 
 Señor José Curetti y Sra. Celesta B. de Curetti.
 Señor Elias Lebed.
 Señor Juan Dicenzo.
 Señor Alberto Lancellotti Costa.
 En prueba de ello dan Fó y firman :
 
 Felicitaciones copiosas, pues, á todos los
 miembros de la Obra Salesiana, amigos y ad
 miradores salesianos que supieron iniciar en
 esta importantísima zona ima labor netamente
 patriótica y filantrópica, cuyos opimos frutas
 las generaciones venideras saborearán.
 
 Sevilla (fisp a5a) — Grupo de Antiguos Alumnos.
 
 Ajiadrinaron el Acto los siguientes señores:
 Don Juan Cnnnody y Sra. lüena Wilson de
 Cnnnody.
 Señor Juan S. Anagoity y Sra. María Felisa
 S. de Anagoity y Sta. María S. de Anagoity.
 St'ñor Rtxlolfo Durañona y Sra, lístela Salaberry de Durañona.
 Señor Alberto Durañona.
 Señor Ricardo Durañona.
 Señor J uun Carlos Buva y su distinguida esposa.
 Señor Bartolomé I.astrets y su Sra. esposa
 Flora C. de I.astrels.
 Señor Máximo Fimpcl y su Sra. es,'osa Creccncia M. de Fimpel.
 Señor Domingo Borga y Sra. Serena C. de Borga.
 Señor .Vudrea Parolo y Sra. Dominga B. de
 Parolo.
 
 SEVILLA (Españi). — La fiesta de los Exalumnos salesíanos.
 En las Escuelas Salesianas de la Santísima
 Trinidad se ha celebrado con gran solemnidad
 la fiesta de los ex alumnos organizada por la
 Asociación local. Centro Don Bosco.
 A las nueve de la mañana se celebró la misa
 de Comunión general, que fué oficiada por el
 director de la casa, reverendo smor don Sal
 vador Roses, recibiendo la Sagrada Comunión
 muuercsos ex alumnos, resultando un acto
 brillantísimo, como asimismo la solemne misa
 cantada que se celebró a las doce, interpre
 tando el Orfeón del Centro Don Bosco la misa
 de Pío X .
 Terminada la misa cantada y en medio de
 
 315
 
 la mayor animación, tuvo lugar el almuerzo
 íntimo, que fué presidido por los superiores
 de la casa y la Junta directiva. Durante el
 almuerzo, los profesores de esta Escuela se
 ñores don Teófilo Olmo, don Olegario Martín,
 don Fermín Calzada y el ex alumno señor
 Campos, cantaron una preciosa canción, siendo
 aplaudidísimos, reproduciéndose la ovación al
 cantar estos mismos señores una vibrante jota
 navarra.
 A les postres el señor Riqui dijo mi chispeante
 brindis; el señor Moreno Suárez habló en nom
 bre de la Directiva y el señor Roses pronimció
 un bellísimo discurso que acogieron los ex
 alumnos con una formidable salva de aplausos.
 
 — Fiestas en honor de S. Luís Qonzajta.
 Con extraordinario entusiasmo han feste
 jado los alumnos Estudiantes de este Colegio
 de la Sma. Trinidad a su glorioso Patrón.
 En preparación a la solemnidad se celebró
 un devoto triduo.
 La víspera de la fiesta todo era alegría y
 movimiento. Como por obra de hadas el gran
 dioso patio de los estudiantes se presentó a la
 vista de todos primorosamente engalanado con
 colgaduras, flores, transparaitcs, plantas etc.,
 ofreciendo un aspecto deslumbrador durante
 la alegre velada, que tuvo lugar la noche de
 la víspera, de cuyo programa, a más de otros
 
 Sevilla (España) — £1 grupo gimnástico en uno de so s ejercicios.
 
 Por la noche, en el salón-teatro, el cuadro
 artístico de la Asociación obtuvo im clamoroso
 éxito al poner en escena la graciosa comedia
 "Da República de la Broma*, que represen
 taron los señores Zayas, Riqui y Machito,
 formando un trío de actores cómicos insupe
 rables.
 El Círculo Domingo Savio estuvo repre
 sentado en cuantos actos se celebraron por
 una nutrida comisión presidida por sus di
 rectivos señores Barragán, Gómez y MontUor.
 En resumen, ima fiesta brillantísima, re
 saltando sobremanera la parte religiosa, digno
 resultado de las dos hermosas conferencias
 que tmneron lugar en los días 26 y 27, por lo
 cual felicítames al principal organizador de
 ella, el virtuoso sacerdote salesiano don An
 drés Yun, preaidente-exmsiliario de los e i
 alumnos.
 
 números, formaba parte una sección de fuegos
 artificiales que resultó artística y del agrado
 de todos.
 En la mañana de la fiesta hubo Misa de
 Comimión, celebrada por el Catequista de los
 Estudiantes Rvdo. D. Luís Peña, y en la que
 se cantaron devotos motetes; más tarde la
 Misa solemne oficiada por el Rvdo. Sr. Director
 D. Salvador Rosés, luciendo en ella sus visto
 sos trajes el grupo de cardenales del pequeño
 clero, y la Escolanía de Ufaría Auxiliadora; se
 interpretó una herm<»a partitura a ties voces
 del Maestro Ribera.
 Por la tarde y tras un delicado obsequio
 que los socios de la Compañía de S. Luís ofredercHi a sus superiores y compañeros, en el
 patio de los Estudiantes y a la presencia de
 numeroso público se celebró tm lucido festi^ al
 en el que el grupo gimnástico «Auxilium » hizo
 
 3 i6
 
 M agallanes (Chile) — Alumnos del C olegio Sa n Jo&é.
 
 verdaderas filii’ruiiüs, mereciendo los pequeños
 gimnastas tinmerosos aplausos del respetable
 público; también lució sus habilidades el grupo
 ciclista «Virtus» logrando ganar hermosas y
 artísticas chitas, ofrecidas por generosos donantciS. No faltaron selectos trozos de música
 como «ICl coro de repatriados * y el Himno
 de la Exposición Iberoamericana de grandioso
 conjunto, siendo por ello muy felicitado el
 Maestro Kvdo. D. Teófilo Olmo.
 MAGALLANES (Ch.le). — La Beatificación de
 Don Bosco celebrada en el Instituto Saicsiano.
 Imborrables recuerd»^ y hoiidavS repercu
 siones en los óninuvs de lodos los asistentes
 dejaron los festejos con que el instituto Do»
 Dosco celebró el fausto día de la glorificación
 de su hoy beato titular.
 Los festivos sones de las cam|>anas echadas
 a vuelo a las 6,30, anunciaron a los fielCvS de la
 ciudad que ya había brillado el alba del día
 mós sagrado para la obra salosiana.
 Los diversos números del programa con
 tribuyeron a dar tonos de veitladcra grandio•sidad n la fiesta. Por eso la fiesta del día » es
 la mayor que registran los anales religiasos de
 Magallanes.
 A la solemne Mis;i Cantada de las 10,15 P‘'»rtieiparon todos los alumnos de los colegios salesianos, numerosos niños oratorianc», las
 alumnas de los colegios de las Hijas de María
 Auxiliadora y las dcl Asilo de la Infancia; su
 perando el total la cifra de mil niños. Las
 vastas naN’es de la imeva iglesia resultaron
 estreclins para contener la multitud de fieles
 que la llenaban de bote en bote.
 
 A la hora señalada se dió comienzo al sa
 grado rito. El altar mayor lucía sus mejore.s
 galas. En el centro hallábase el cuadro del
 nuevo beato nhnbado en los esj^lendores de su
 glorificación. Un numeroso clero compuesto
 en parte j>or niños del colegio San José y en
 parte jwr alumnos del Instituto, dió mayor
 brillo a la ceremonia; mientras la nueva Schola
 Cautorum, de los ex-alumnos del Centro <
 ■ Don
 Bosco» ejecutó con admirable perfección y
 maestría la Misa del maestro Mattioli a dos
 voces.
 Al fin de la misa se distribuyeron a todos
 los presentes una estanqúta-recuerdo y un
 Amigo de la Familia dedicado al Beato Bosco.
 Ocupó la sagrada cátedra el P. Giacomuzzi
 quien trazó en breves rasgos la misión proviclencial de Don Bosco. Acto seguido tuvo lugar
 la Bendición con S. D. M. La Schola Cantorum
 dcl Instituto dió comienzo al canto del so
 lemnísimo Te Deum de Mons. Cagliero a cua
 tro voces con acompañamiento de grande or
 questa. Este número fué de efecto admirable
 debido a la forma magistral con que fué eje
 cutado.
 Tenninada la Bendición, les fieles pasaron
 a besar ima casulla-reliquia del nuevo beato.
 Luego, hivitados por el Sr. Director, pasaron
 al patio del establecimiento profusamente en
 galanado con gallardetes y flores. Allí el fotó
 grafo tomó varias vistas interesantes a los
 incontables asistentes. Al retirarse las niñas y
 los niños fieron obsequiados con goleSnas.
 A medio día se efectuó un almuerzo al que
 partici]>aron los miembros de los dos Colegios
 salcsianos, numerosos ex-alunmos y los alum
 nos internos del Instituto.
 
 317
 
 Los festejos se clausuraron con la función
 teatral de la tarde. A las 15 el salón de actos
 estaba literalmente lleno. Los pequeños artistas
 tanto artesanos como estudiantes conquista
 ron nutridos aplausos por la superioridad con
 que supieron desempeñar sus partes. Es de
 notar, que salvo dos números, la fmición estuvo
 toda a cargo de los niños.
 
 por breve espacio, presentando a Agua de Dios
 como ima inmensa fajnilia, en la que los Salesianos son los hermanos mayores, que in
 vitan a los demás hermanos, tmidos ante la
 imagen del querido padre, a pedirle todas las
 gracias que necesiten y a procurar, con una
 conducta ejemplar, ser dignos hijos suyos.
 Tenuinó su discurso con frases de gratitud
 a la Banda de música, y con entusiastas vivas a
 D. Bosco y a la católica ciudad de Agua de Dios.
 
 AQUA DE DIOS (Colombia). — La fiesta de
 la glorificación del Beato Juan Bosco.
 También en las apartadas regiones de Agua
 ESTELLA (España). — La fiesta del Beato
 de Dios repercutió el eco de las fiestas de la
 D. Bosco.
 beatificación. Y como aquellos buenos leprosos
 No es la primera vez que las páginas del
 se Vían mostrado siempre tan amantes de Don
 Boletín dan a sus lectores noticias de este flo
 Bosco, y tan agradecidos a su obra salvadora,
 no han querido dejar pasar este acontecimiento reciente Oratorio, que, confiado al celo de
 sin manifestar todo su afecto, toda su gratitud sacerdotes seglares, pero amajites de D. Bosco
 y plenamente penetrados de su espíritu, puede
 al santo Apóstol que tuvo para ellos im amor
 servir de modelo a muchos otros, al par que
 todo especial y una predilección tan merecida.
 es un estímulo que no dejará de alentar a
 E l programa de los festejos fué sencillo, nos
 otros sacerdotes a emprender esta grandiosa
 escriben, pero su ejecución, resultó sublime:
 obra de regeneración, tan cara al corazón de
 fué aquella vma fiesta improvisada, nacida
 espontáneamente de ardientes corazones, ins nuestro Beato Padre.
 pirada por el celo, sostenida por el amor y el
 cariño de los hijos, que rodean llenos de en
 tusiasmo al Padre en el día de su gloriosa
 victoria.
 Las Hermanas de los Sagrados Corazones,
 Religiosas que se glorían de ser descendientes
 del Beato Padre, tomaron parte muy activa
 en estas solemnidades: con cariño de amantes
 hijas ayudaron a adornar el altar, dando prue
 bas de su buen gusto y de su fino y delicado
 criterio.
 La concurrencia a las misas fué extraordi
 naria. En la comunión se vaciaron varios Co]>ones. Se oró con más viva y ardiente devoción.
 El Maestro Calvo se prestó galantemente a
 dirigir el canto de la Misa, que, por su artística
 ejecución nos hizo pensar en los himnos que
 lc« ángeles cantarían ante el trono del Beato
 para celebrar su elevación a los altares.
 Con profunda atención y reverencia oyó el
 pueblo la lectura de los Decretos de la Beati
 ficación, y terminada la lectura y el solemne
 Te Deum, se ^lomeró la gente ante el altar
 del nuevo Beato, a quien antes veneraban con
 cariño y ahora profesan culto como a protector
 poderoso en la dura pmeba de su enfermedad.
 Durante todo el día, el altar, soberbiamente
 iluminado, estuvo rodeado de fervientes de
 votos. Por la noche la Banda hizo las delicias
 del público con la interpretación de selectas
 piezas, en tomo a la estátua de María Auxi
 liadora y Monumento al nuevo santo. Al final
 del ccHiderto, interpretando el sentir de todos
 los presentes, uno de los Padres, desde el bal
 cón de la Casa Parroquial dirigió al numeroso
 grupo de admiradores de D. Bosco una fer
 A s m de D io* — ^ * * * " M ayor de la Capilla
 duraofe las foaciooes solemoes.
 viente alocución, que cautivó a los oyentes
 
 3i 8
 
 Eslclla (N avarro) — L os jóvenes del Oratorio Festivo con su Director Rvdo. P . D. Benjamín O rtigosa.
 
 [Uiclla ^Navarra) — Grupo de nifios que forman el O ratorio Festivo.
 
 3^9
 
 Con motivo de la Beatificación de D. Bosco así
 escribía el Director a nuestro Superior General:
 «El día dos de junio, los primeros alumnos
 de este Oratorio, boy muchos de ellos casados,
 nos han dado una gratísima sorpresa. Han
 querido celebrar la Beatificación del Beato y
 queridísimo Fundador Juan Bosco, como se
 merece. A este fin hicieron un llamamiento
 a todos sus compañeros, redactado en la si
 guiente forma:
 Queridos compañeros: Los que estas líneas
 os dirigen, que han compartido con vosotros
 los días venturosos de la infancia y adoles
 cencia, aquellas horas tan felices que se es
 fumaron y y a no volverán, en las que nuestros
 
 piedad edificante y conmovedora se acercaron
 casi todos a recibir el Pan Eucurístico.
 A l mediodía, a expensas de los niños, niños
 y jóvenes de los Oratorios, se sir\ ió una co
 mida extraordinaria a los asilados de lo Santa
 Misericordia, dando con este acto un magnífico
 ejemplo de caridad cristiana, digno de imitación.
 Por la tarde hubo juegos extraordinarios,
 que alegraron mucho a los pequeñuelos. quienes
 fueron obsequiados con una suculenta merienda.
 Por la noche, en el Salón del Oratorio se
 llevó a cabo una preciosa Velada literario-musical, en la que tras el himno a D. Bosco, el
 ex-alumno D. Francisco Manzanedo pronunció
 im hermoso discursb sobre el tema «E l triunfo
 
 Burriana — L a s Aaíoridades dirigiéndose al lugar de la ceremonia.
 
 directores queridos con gran constancia, abn^ación y celo corregían con cariño las tra
 vesuras propias de la edad, os in\'itan a de
 mostrar vuestra gratitud, pues debemos a esta
 primordial institución del \T)le. Bosco el gran
 bien que han hecho a nuestras almas. Por
 este motivo algimos antiguos Alumnos del Ora
 torio de ésta han pensado formar xma Aso
 ciación cultural-ariisiica que tenga por objeto
 el amplio desarrollo de las salvadoras doctrinas
 del Apóstol de la moderna Juventud; y a este
 fin os invitamos a la magna remiión que se
 celebrará en los locales de este Oratorio, para
 festejar el magno acontecimiento de ser ele
 vado nuestro fundador al honor de los Altares ».
 Nmnerosítimos fueron los que respondiercm
 al «timpAtím llamamiento y el día 2 de jumo,
 mientras en Roma se celebraba el grandioso
 acto de la Beatificación, la juventud de EsteUa
 se reunía numerosa y disciplinada en la Apos
 tólica Caplla de San Andrés, en donde cm
 
 de los exalumnos del Oratorio » que fué calurosa
 
 y merecidamente aplaudido. Otro de los nú
 meros del programa fué el breve estudio que
 el joven D, Celestino Iglesias hizo sobre el
 Oratorio Festivo, digno de todo elogio.
 Al final el Sr. Director del Oratorio dió lec
 tura al hermoso discurso pronunciado por
 Su Santidad con motivo de la solemne lectura
 del Decreto de Aprobación de los Milagros del
 Mjle, Juan Bosco, dando con este acto tér
 mino a la hermosa y amena velada que dejó
 en los corazones de todos los presentes inde
 lebles recuerdos.
 BURRIANA (España). — Primera piedra de
 las Escuelas Salesiaoas.
 El día 14 de julio celebróse el solemne acto
 de (x>locar la primera piedra del edificio, des
 tinado a Esencias Salesíanas. Grande es la
 necesidad que tiene la bella dudad levantina
 de im centro semejante, en donde se pueda
 
 320
 
 educar cristíiinamente la juventud burrianeuse.
 Así lo ha entendido el ilustre patricio D. Mannel
 Pcris y Fuentes quien desde el punto que co
 noció a los Salesianos no cesó un momento de
 poner al servicio de tan bella causa todas sus
 influencias, sus energías y gran parte de su
 fortuna. Horas de júbilo habrán sido para el
 generoso cooperador salesiano las que en la
 tarde del domingo. reimieron en las inmedia
 ciones de su finca a las más altas autoridades
 civiles y religiosas de la ciudad para proceder
 ni acto de la colocación de la primera piedra
 del edificio por ól costeado.
 Recortamos del Diario de Castellón la des
 cripción de la ceremonia: ,
 * Salió la comitiva de la Casa Capitular diri
 giéndose al lugar del acto, estando formada
 por don Manuel Peris Fuentes, Rvdo. P. don
 Daniel Conde y Conde director de las Fscuelas
 Salesionas de Valencia; arquitecto de la obra
 don Manuel Peris Vallbona; Rvdo. don Joa
 quín Daudí profesor del Seminario de Murcia,
 representaciones de los maestros nacionales,
 Unión obrera católica, Rvda. Comunidad de
 PP. Canuelitas Descalzos, representantes del
 Diario de Castellón y numerosos invitados;
 seguía el magnífico Ayimtamiento bajo mazas
 presidido por el primer teniente alcalde don
 José Moros, canónigo don Vicente Nadal, en
 representación del limo, señor Obispo, juez
 municipal don Vicente Moros, y cura ecónomo
 don Joaquín Balaguer, precedidos de la banda
 de música «Filarmónica Burrianeuse» e in»
 menso gentío.
 Dlegados al lugar del acto revistióse el ca
 nónigo Rvdo. don Vicente Nadal procediendo
 a la bendición de la piedra, donde fueron co
 locadas monedas de diferentes clases, perió
 dicos del día y un acta firmada por varios
 distinguidos asistentes.
 Don Manuel Peris Fuentes, hondamente
 emocionado leyó unas cuartillas.
 Tras brillantísimos párrafos, tenninó diciojulo; Salvemos a los niños, pues ellos serán
 los hombres del porv enir y con ellos s;üvaremos a la sociedad, salvaremos a Burriana.
 Estas últimas palabras fueron pronuncidas
 por don Manuel tan emocionado que imas
 lágrimas rodaron por sus meiillas y la gente
 frenética aplaudía el rasgo de este noble y gran
 patricio que tan generosamente realiza ima gran
 diosa obra de inmenso beneficio pora Burriana.
 Habla después el canónigo don Vicente Na
 dal. que ostenta la representación del señor
 Obispo, y con brillantísimos párrafos dice que
 hay que tener mucha fé y esperanza en la obra
 que es de gran riqueza moral para Burriana.
 Seguidamente hizo uso de la palabra el di
 rector de las Escuelas Salesianas de Valencia
 Rvdo. don Daniel Conde, quien dijo que la
 rapidez con que so empieza la obra debe ser
 
 seguramente obra de la Reina de los Cielos
 María Auxiliadora, que querrá hacer de Bu
 rriana su hija predilecta.
 Terminó su discurso dando vivas a Burriana,
 a don Manuel Peris y a María Auxiliadora.
 A continuación habla nuestro cura ecónomo
 Rvdo. don Joaquín Balaguer, que lo hace en
 valenciano; y comenzó diciendo: Es para mí
 inmensa satisfacción el actuar en el primer día
 que ejerzo como cura en Burriana, en obra tan
 grandiosa como la que se acaba de empezar.
 Dice ser gran enamorado de la obra de los
 Salesianos y recuerda una anécdota de la vida
 del beato Don Bosco.
 Recordó imas frases del Santo Padre Eeón
 X III, cuando en cierta ocasión le dijeron que
 se había celebrado la colocación de ima pri
 mera piedra, a lo que contestó: Lo importante
 no es la colocación de la primera piedra, la
 gracia está en colocar la última, y termina
 diciendo: y así Burriana no solo colocara la
 primera y colocará la última, sino cien que
 fueran menester. La muchedumbre acogió las
 últimas palabras de nuestro amado cura con
 una estruendosa salva de aplausos.
 Terminado el acto se dirigió la comitiva a
 la Casa Capitular en donde se sirvió a los invi
 tados un refresco ».
 Desde estas columnas nos complacemos en
 enviar a nuestro querido D. Manuel Peris el
 testimonio de nuestra profunda gratitud por
 su gran generosidad y amor hacia la Obra Salesiana — que no es sino la Obra de la reden
 ción social — y le deseamos que el Señor le
 conceda largos años de vida para que pueda
 ver coronada de opimos frutos esta obra en
 cuya realización ha puesto todo su afecto, to
 das sus ilusiones.
 
 TlBcroIogia
 Recordad en vuestros su fragio s a :
 B archin del H oyo (España) Sr. D. Justo
 Armero.
 Cali (Colombia). — Sra. Da. Mercedes López.
 CiEZA (España). — Sra. Da. Salud Capdevila
 Marín.
 Choxe (Ecuador). — Sra. Da. Mercedes M.
 de Aveiga.
 V illa de don F abrique (España). — Sra.
 Da. Benita Aparicio. — Sr. D. Emilio Gómez.
 C oa apra¿acM a die U a H o rkU d c c k s iá s ik » .
 
 Caréate: D. DO.VIENICO GARNERI.
 e*t«l)IecüaÍeafo T V * U S o r ie t W E aitera U teraaciO M l - T arte
 C o rto
 M a r f l ia r f í a , IT 4.
 
 
        
- 
                Fecha                        
- 
                        1929.10