BS_1928_06

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Título
BS_1928_06
Descripción
Boletín Salesiano. Junio 1928
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?

Año XLIII.

Número 6.

JU N IO , 1928

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO

S U M A R IO : La página de O ro. — De la Crnzada misionera: Una pregunta. — Las Misiones Salesianas.
— De la Vida de la Sierva de Dios, Dorotea de Chopílea, Cooperadora Saicsiana - Lluvia de gracias. —
De nuestras M isiones: Cóm o vive nuestra misión. - A orillas del gran rio y de sus afluentes (Rio Negro).
— Tesoro espiritual.
C ulto de M aría Auxiliadora: La Virgen de Don Bosco (X X ) - GraciSs. — Por
intercesión del Vble. Ju an Bosco. — Por el Mundo Salesiano: Astudillo: Colegio de Misiones - C artag o;
Solemne bendición de la Brmita de San Lucas. - Habana: Don Bosco en Cubo. - M agallanes: El Museo
"Borgatello” - V alen cia: Una práctica y hermosa iniciativa de los Exalumnos. — A l vuelo; Alcoy, Alicante,
Barcelona, Coruña, Edja, Guayaquil, Huesca, Madrid, ÍAataró, Panamá. — Libros recibidos.
Los que mueren.

LA P A G IN A DE O R O
Como dijimos en
el número enterior es
voluntad de Nuestro
Superior General que
la primera página del
Boletín se convierta
durante el presente año
en Página de Oro,
para publicar en ella
los nombres de aquellas
personas, que afen.diendo el llamamiento
del Sucesor de Don
Bosco, tomen parte a
la C R U Z A D A M I­
S IO N E R A , constitu­
yendo alguna Beca.
Y la serie de almas
generosas no podía
empezarse de manera
más gloriosa.
El Exemo. Señor
Conde E u g e n i o d e

Conde Eugenio de Rebaedengo.

R e b a u d e n g o Senador
del Reino, Presidente
Internacional de los
Cooperadores Salesianos,*levantará por su
cuenta en la ciudad de
Turín, a ¡a memoria
de su llorada esposa
Condesa T e r e sa d e
' C t r i a n a , un grandioso
Colegio Misionero, que
¡lavará el nombre de
¡os C O N D E S DE
REBAUD ENGO ,
para la formación de
Misioneros Salesianos
Coadjutores, Maestros
de Artes y Oficios,
o
i A I noble Patri­
cio Piamontés, nuestra
gratitud y el aplauso
de todos los buenos!

Las páginas de oro, reunidas luego en un volumen, serán colocadas junto al cuerpo
del Vble. Juan Bo.co, para implorar su protección sobre los generosos donantes.

IÓ2

De la Cruzada Misionera.

UN A PREG U N TA.
La cruzada misionera está emprendida. de una serie que no se acabará sino con
Así lo quiso el sucesor de Don Bosco, la muerte.
cuando publicó la carta del que estas lí­
Llegado en efecto al campo de su tra­
neas escribe.
bajo, cuando el misionero querría sin tar­
¿Qué éxito tendrá? Estoy convencido danza lanzarse al apostolado, aspiración
de que éste será completo y sumamente ardiente de su vida, se encuentra repen­
consolador si la voz viva de nuestros mi­ tinamente convertido en un niño, que no
sioneros, con la elocuencia de los sacri­ sabe ni hablar. Y vedlo, quiza Doctor,
ficios realizados, llegase a nuestros Coo­ Profesor, Predicador de renombre, a vuel­
peradores y a todas las almas buenas.
tas con el alfabeto. Aún más, puede ser
Pero el misionero está lejos, en tierras que nisiquiera tenga que luchar con el
remotas, en climas mortíferos, realizando alfabeto, porque o no existe, como en
sacrificios que, a sus ojos, son cosa ordi­ China y en otras partes, donde todo es un
naria, mientras para nosotros son heroicos: martirio de caracteres y de tonos, o, como
en el aislamiento, en el silencio, ignorado, en las tribus salvajes de los fueguinos,
a veces hostilizado, careciendo hasta de bororos y jíbaros, tendrá él mismo que
lo necesario.
crearse el alfabeto y la estructura grama­
Yo que he presenciado estos sacrificios, tical de lenguas ignoradas.
que he tenido la fortuna de dividir con
Sólo quien lo ha experimentado puede
ellos las pruebas de su pobreza, de parti­ medir el esfuerzo enervante, y depresivo
cipar de sus extremas necesidades, siento de este trabajo, de esta lucha.
el deber de poner de relieve y presentar
en su luz verdadera la vida de aquellos
¡Tan viejo...t
generosos apóstoles.
Y precisamente para satisfacer este de­
El 17 de agosto del año pasado me en­
ber me permitiré añadir a mi carta escrita contraba en Nam-Young, ciudad china de
desde eí Siam, algún detalle que ilustre unos 50.000 habitantes. Nuestro malo­
mejor la abnegada vida del misionero.
grado Don Colombo la llama Cuarentamillas, por la verdaderamente intermi­
nable longitud de la casi única calle que la
L e forre d e Babel.
atraviesa. Teníamos que partir para Fong
La función que el día de la partida de Tong, pueblecillo perdido en los montes
los misioneros, se celebra en el Santuario más altos del Kuang Tung.
de María Auxiliadora de Turín, deja en
A las dos y media de la mañana se ulti­
el corazón un recuerdo suave, indeleble. maban los preparativos para la marcha.
¿Quién no se ha conmovido hasta las lá­ El P. Dalmazzo, organizador infatigable,
grimas a la vista de aquellos animosos se multiplicaba; la jornada iba a ser larga
Sacerdotes y Coadjutores, de aquellas in­ y fatigosa: había que recorrer 80 Km.,
trépidas Hermanas, de aquellos jóvenes de desafiando pendientes escarpadas, exte­
fe ardiente, que, a los pies de María Au­ nuantes, en la estación más calurosa. Por
xiliadora, donde un día se arrodilló el fortuna la lluvia vino varias veces a re­
Vbic. Don Bosco, ofrecen el holocausto frescar nuestros vestidos, empapados de
de sus afectos más tiernos, y con un abra­ sudor.
zo, símbolo del más noble sacrificio, lo
Hacia el medio día descansamos en
abandonan todo, para correr a la salvación Chmg Kong, casi a mitad de camino.
de las almas, allí donde el Señor los llama? Mientras tratábamos de reforzar nuestro
Y con todo, lo que a muchos parecería estómago con un poco de arroz, rodeados
el sacrificio definitivo no es sino el primero como siempre de curiosos, un muchacho

164

me miraba atónito. Y viendo que no ha­
blaba chino, no pudo menos de decir al
P. Canazei, señalando mi blanca barba:
Pero cómo, tan viejo... ¿ y todavía no sabe
hablar?
Reímos; pero no siempre el pobre mi­
sionero puede sonreír. Muchas veces la
ignorancia de la lengua le ocasiona mo­
lestias, penas indecibles y le arranca lá­
grimas. iQué m-artirio! i Encontrarse ro­
deado de almas que quisiera salvar y
no poder decirles una palabra. Ser inte­
rrogados y no poder responder; sentir
necesidades urgentes, quizás improrro­
gables y no poderlas manifestar!
¿Y qué decir cuando el misionero, con
constancia y esfuerzos no comunes, ha
aprendido la lengua y se cree saber algo,
y se encuentra, cuando va a visitar los
varios poblados, con que hablan otros
dialectos, numerosos, difíciles c ininte­
ligibles?
Añádase a todo ésto los esfuerzos so• brehumanos que se requieren para tra­
ducir a un lenguaje nuevo y pobre, ideas
abstractas, misterios, conceptos espiri­
tuales y hacerlos fáciles y asequibles a
inteligencias entorpecidas, a corazones
materiales, quizá embrutecidos, incapa­
ces, por tradición secular, de alzarse del
mundo de la materia a la vida sobrena­
tural.
¿Q uién sabe?

En enero de 1908 recorría las intermi­
nables regiones de la Patagonia. Viajaba
con aquel intrépido misionero que fué
el malogrado Don Domingo MÜanesio,
iPobrecillo! Había empleado tanto tiempo
y había sudado tanto para aprender el
bendito araucano; y gozaba al poderse
entregar enteramente a sus queridos in­
dios. Pero ¡cuántas veces, me decía, des­
pués de largas horas empleadas expli­
cando las verdades más elementales de
nuestra Santa Religión, experimento las
más desconsoladoras desilusiones! Un día
había hablado largamente sobre la exis­
tencia de Dios y le parecía que, natural­
mente, todos debían haber entendido; y,
volviéndose a uno de los más inteligentes,
le pregunta: — Vamos o ver, dime ¿Existe
Dios? Un momento de incertidumbre y
luego: — ¡Hum..,! ¿quién sabé^

Hay que tener nervios bien templados,
pero sobre todo mucha fe, mucha caridad
y una paciencia sin límites, para empezar
de nuevo; y las más de las veces, si se
trata de adultos, con la perspectiva del
mismo éxito desconsolador.
Aun más, hasta después del bautismo,
se puede uno encontrar con desagrada­
bles sorpresas. Atravesábamos con el
mismo P. Milanesio la cordillera de los
Andes. Una vez sorprendidos por la noche,
nos detuvimos en una misera cabaña. Un
araucano, un hombretón, se nos acerca
ofreciéndonos hospitalidad. Aceptamos,
quedándonos fuera, no obstante, a causa
del excesivo calor. Entablada conversa­
ción, le preguntamos: — ¿Eres cristiano?
— Oh, sí, dos veces cristiano.
— ¿Cómo es eso? Y venimos a saber que
el pobrecillo, habiendo recibido un re­
galo el día de su bautismo, le pareció
cosa óptima hacerse bautizar de nuevo
para recibir otro regalo.
¡Sorpresas, desilusiones,fracasos he ahí
el pan cotidiano del pobre misionero! •
O bservancia y picaduras.

Entre los preceptos de un fiel adorador
de Brahma existe el de no matar ningún
ser viviente. Los más escrupulosos, los
fariseos del Hinduísmo, aplican el pre­
cepto hasta a los insectos más pequeños.
Es fácil preveer las consecuencias. Por
fortuna no todos son practicantes. Ima­
ginarse, pues, al pobre misionero que debe
vivir en contacto con aquellas personas,
penetrar en tugurios y cabañas donde el
precepto es escrupulosamente observado.
Siento un poco de desazón y repug­
nancia al confesar que también yo fui
víctima de aquella estrecha observancia.
Una sola noche pasada en uno de aquellos
ambientes acrecentó -de tal modo mi pa­
trimonio zoológico, que tuve no poco
trabajo, por espacio de un mes, para
exterminar a aquellos animalitos punzan­
tes e importunos. Son cosas que leyén­
dolas hacen reir, pero no hacen reir cuan­
do se experimentan...
La forzosa falta de ropa blanca, de hi­
giene, la inmundicia, el hedor de los am­
bientes y de las personas, constituye en
muchos sitios un sacrificio que no es de
los menos penosos.

T

IÓ5
E l “ ñaco” .
La comida: he aquí otra fuente de fre­
cuentes mortificaciones para el misionero.
Y en primer término, el tener que adap­
tarse a comidas que para otros son ex­
quisitas y para nosotros son repugnantes.
No podré nunca olvidar aquel 9 de julio
en que por cortesía tuve que engullir los
huevos podridos y negros... y no obstante
aquello era una golosina. No hablemos
del modo con que se confeccionan ciertos
platos. En regiones donde todavía no se
usa el pañuelo y ciertas albóndigas, en
vez de redondearlas en la mesa, se redon­
dean sobre el vientre del cocinero o co­
cinera, hay bastante hasta para la fantasía
más modesta; sin necesidad de recordar
las henchidas bocas de las mujeres j í ­
baras que mastican e insalivan la yuca que,
fermentada, nos regalará después la de­
liciosa chicha.
¡ Inolvidable P . Milanesio! Bajábamos
hacia el valle del Aluminé. Su célebre
tilburi se había deshecho en la escarpada
cuesta y continuábamos el viaje a caballo
sin silla. Pareciéndole a aquella alma
santa reanimarnos un tantico: — Esta
noche, nos dijo, haremos el ñaco. ¡E l ñaco!
La ignorancia de la cosa. aumentaba el
deseo y hénos aquí a la puesta del sol,
rodeando al intrépido apóstol de los arau­
canos. Va a un pequeño foso, llena una
escudilla de agua, ni pura ni cristalina,
saca de una bolsa que llevaba terciada,
no sé si más arena o más pan tostado y
triturado; lo mete en aquella agua, lo
agita y en tono de triunfo: — ¡Aquí está
el ñaco! me dice, ¡verá que cosa más rica!
i Efectivamente..., no había otra cosa!
También el buen P . Parisi estaba un
poco mortificado y casi afligido durante
el viaje de Jeong Shan a Y-Tow-Heui:
¡ pobrecillo, no había podido encontrar
ninguna clase de comida! Verdaderamente
nos habíamos refrescado, si no saciado,
con el agua fresquísima de un minúsculo
manantial, en la cima de la montaña. —
Verá, verá me decía, pronto ¡legaremos a
un pequeño poblado, donde hay un viejo
que me da siempre algo. Efectivamente, a
la entrada del poblado, nos paramos de­
lante de una cabaña. A la voz del P. Pa­
risi el viejo sale, apretando entre sus ma­
nos, ni cuidadas ni limpias, un panecillo

negro, gomoso, que parecía caucho. Con
esfuerzo consigue cortar un pedazo; me
lo ofrece, trato de masticarlo; pero no lo
consiguió ni siquiera el caballo a quien
se lo tuve que regalar...
Y no obstante el misionero, además de
que no siempre en los viajes puede en­
contrar qué comer, tiene que poner buena
cara aún a las cosas más contrarias a su
gusto y no pocas veces manifestar agra­
decimiento por cosas que le revuelven el

£1 P. Milanesio
el intrépido misionero de los Araucanos.

estómago. Son sacrificios que sólo Dios
conoce y que recompensará a su tiempo.
Y ¡cuidado con rehusar! sería una falta
de cortesía y grave ofensa.....
B allen a en conserva^..

Con el animoso Mons. Eagnano re­
corríamos la Tierra del Fuego. El viajar
con él, que era el tipo del misionero en­
tusiasta, resultaba una lección, un estí­
mulo, un gusto.
A medida que nos acercábamos a la
playa, sentíase cada vez más intenso el
hedor de la ballena en putrefacción. No
es raro, en aquellas aguas, que una ballena.

ió6
herida por el harpón del ballenero, con­
siga escapar; pero, desangrándose, no
tarda en morir y es arrastrada a la playa
por las olas.
Resultaba una fiesta, un banquete, para
nuestros fuesuinos. El enorme cetáceo les
proveía de carne... isiempre fresca! por
semanas y meses. Es imposible hacerse
una idea del hedor y del nauseabundo
espectáculo.
Mons. Fagnano, en busca de sus amados
salvajes, los encontró un día locos de
contento alrededor del fétido monstruo.
Unos con las manos y otros con conchas
se servían ávidamente de aquel exquisito
plato. Hubiera sido una descortesía no
ofrecerlo al Padre, al Gran Capitán.
Y he aquí que uno de ellos, sin duda
el más educado, hunde una gruesa con­
cha en aquella masa putrefacta, la llena
y la ofrece al pobre Monseñor... Dejemos
la Tierra del Fuego... que también ciertas
escudillas dcscascarilladas, sucias, en las
que ofrecen lo que llaman té, en los ciating
o ventorrillos al aire libre, en la China,
exigen un estómago... más bien diná­
mico!
Trenes de lujo.

i Eso sí!... Los viajes son poéticos, sobre
todo cuando se hacen, como ocurre casi
siempre, a pie, bajo un sol canicular, con
viento y con agug. ¡Oh, si nos hubieran
visto algunos días enfangados hasta la
cabeza, chorreando de sudor c irrcconocibles!
En las misiones de América es posible,
a veces, servirse del caballo: pero no así
en Oriente donde en algunas partes re­
sulta un lujo, y a veces un peligro, porque
excita la golosina de piratas y soldados;
y hasta puede convertirse en un estorbo,
cuando, como sucede con frecuencia, el
pequeño y enclenque cuadrúpedo no
puede con el jinete y éste tiene que arras­
trárselo.
Es cierto que se puede coger un palan­
quín; pero, además de que no siempre
se tienen los medios, cuando, como su­
cedió al que esto escribe, en un solo viaje,
uno es arrojado varias veces a tierra, en
sitios peligrosos, es preferible ir a pie.
Pero me había propuesto hablar del
tren. Lo tome efectivamente desde Can­
tón a Sfiuiu Chow. ¡Una delicia! El buen

P. Boccassino siempre incansable, ser­
vicial y amigo del personal ferroviario,
quería a toda costa encontrarme un sitio...
casi reservado, algo así como un coche
salón. Obtuvo efectivamente poderme
cargar, es el término técnico, en un fur­
gón de mercancías entre cestos y barriles.
Es fácil imaginarse el resto.
Estos viajes hechos en tal forma y a
veces en mucho peores condiciones, son
para el misionero causa, no sólo de inco­
modidad y sufrimiento, sino frecuente­
mente de enfermedades y a veces hasta
de la muerte.
Nuestro pobre P. Colombo, víctima de
la fatiga, caía sin vida en el camino de
Fong Tong y fué trasportado cadáver a
la residencia.
En Chosmalal, en el corazón de la cor­
dillera Andina, vi las traidoras aguas del
Neuquén que habían arrastrado en sus
vórtices al intrépido P . Agosta.
Más arriba, subiendo al Chimborazo, en­
contró la muerte el inolvidable P . Savio.
i Y qué de episodios, aventuras, pérdi­
das 'dolorosas se podrían contar para
ilustrar más y más la vida de abnegación
del misionero!
La poesía del caballo y de los viajes
desaparece muy pronto a la vista de la
dura realidad, de las incomodidades, del
hambre, de la sed, de los peligros de todas
clases y sólo queda la celestial poesía de
las almas que salvar, por amor de Jesús
que las redimió con su sangre preciosa.
No faltará quien se imagine que, a la
noche, el misionero, después de una fa ­
tigosa jornada, encuentra un techo y un
amigo, un poco de alimento y un lecho
donde reposar sus fatigados miembros.
Por desgracia no siempre es así. ¡C uán­
tas veces, en las inmensas llanuras pata­
gónicas, después de haber soportado todo
el día las furias del impetuoso pampero,
había que buscar el suelo menos duro
y menos húmedo para tenderse por al­
gunas horas, cobijados por el estrellado
firmamento, asaltados y acribillados por
mosquitos c insectos de todas clases!
¡Cuántas veces el misionero, y qué bien
lo recuerdo, en sus viajes a través de la
China, después de haber pasado días y
a veces semanas enteras, encogido y ahu­
mado en la pequeña barca, busca en vano
por la noche un poco de descanso, ten-

T

167
dido sobre ios tablones crujientes del
barquichuelo, al lado de los remadores
que lo apestan con los exhalaciones del
opio y martirizan sus oídos con cantilenas
sin fin!
L a Lepra.

Y ¿qué decir de las terribles enferme­
dades que en aquellos climas mortíferos
acechan, minan día por día y destruyen
a veces de un golpe la salud del misio­
nero?
El cólera que entre nosotros infunde

cable enfermedad, i Qué pena sobre todo
en el departamento de los niños! ¡pobre
juventud marchita, de ojos tristes y casi
sin luz, en la primavera de la vida! ¡Qué
ola de compasión no excitaría vuestra
mirada lánguida y entristecida en los cora­
zones que encierran tesoros de caridad
para quien sufre!
Después de haber visitado los lazaretos
de los leprosos sentí la necesidad de dar
gracias a Dios y se acrecentó en mi co­
razón la devoción, el amor a nuestra Re-'
ligión santa, que sabe infundir tan su-

M acabras escenas de la Revolución China.

tanto terror y causa tantas víctimas es
una enfermedad corriente y endémica
en muchas regiones del Oriente.
Mientras hacía estragos en los pueblos
del distrito de Tanjor, pude admirar el
sereno heroísmo del misionero que, con
admirable abnegación se prodigaba a los
atacados del terrible contagio.
Las fiebras palúdicas, los desarreglos
intestinales, la disentería, la peste, hacen
millares de víctimas, Y la lepra consume el
cuerpo aún vivo y hace caer las carnes
a pedazos.
Me los veo todavía delante aquellos
pobrccitos leprosos, desfigurados, hin­
chados, con la cara, los dedos y los mu­
ñones roídos poco a poco por la impla-

blimc heroísmo en tantos sacerdotes y
religiosos, en tantos salesianos e hijas de
María Auxiliadora, que consideran un
honor y una gracia especialísima el poder
consagrar su vida a los pobres leprosos,
i Dichosos vosotros, hijos de Don Bosco,
que con ansia febril soñáis en ia aurora
del día en que vuestro superior os conce­
derá el deseado permiso para volar entre
aquellos infelices, a quienes amáis ya
como a hermanos y a los que queréis ser­
vir mañana como a señores, por amor
de Jesucristo!
No es ya sólo el arrojado P. Unía que
voló el primero, gozoso, a Agua de Dios;
otros muchos le siguen y solicitan el mis­
mo privilegio.

1Ó8
¿Qué más? También nuestra humilde
Congregación ha pagado con creces do­
loroso tributo al implacable morbo. El
buenísimo Padre Sanfinelli sucumbió el
primero; otros le siguieron más tarde y
hoy algunos, atacados entre los atacados,
son al mismo tiempo víctimas de la ca­
ridad y del dolor.
La angelical Sor Rota que, serena, son-

Doa chinito» (’e nucatro Orfanalo.

ricntc, continuó prodigándose a sus ama­
dos leprosos hasta cuando herida por la
terrible enfermedad, veía marchitarse su
joven vida, continuará irradiando luz
fulgurante sobre la Congregación de las
Hijas de María Auxiliadora.
P iratas y soldados,

Pero hay más. No siempre el misio­
nero puede cumplir en paz sus apostó­
licos trabajos. ¿Y quien no sabe que en

China, por ejemplo, es preciso muchas
veces contar con los piratas, que infestan
aquel territorio?
No intento hablar de mi encuentro con
aquellas buenas piezas; conmigo, tengo
que confesarlo, se portaron, casi diría, si
no temiera hacer injuria a la palabra,
como caballeros. Muy diversamente su­
cedió en otras circunstancias mucho más
penosas, con el carísimo P. Canazei y
últimamente con el pobre P. Vincenzo,
acogido este último a tiro limpio y herido
en una mano. De él puede decirse que
huyendo de Scila cayó en Caribdis. Efec­
tivamente, hecho prisionero no por los
piratas sino por los soldados, debió su
salvación más que a sus piernas, a una
especial protección del Cielo.
Pero alguien dirá: — ¿Cómo, también
los soldados? Ayer mismo recibí una carta
verdaderamente dolorosa de nuestros jo­
ven Misionero P . Battezzati, escrita des­
de Lok Chong, en China. Las noticias que
me comunica son horribles y destrozan
el corazón. « Llegué a Leu Ha, me dice,
cuando hacía poco habían salido los sol­
dados que lo habían saqueado y profa­
nado todo. Ropa blanca, vestidos, mantas,
todo lo robaron y llevaron consigo. En
la Iglesia ¡Dios mío! cometieron los más
horribles sacrilegios. Profanaron y des­
truyeron las imágenes, rompieron e! santo
Tabernáculo, donde afortunadamente no
estaba ya el Santísimo; arrojaron orna­
mentos y vasos sagrados bajo los pies
de sus caballos. Imagínese mi dolor y el
terror de aquellos pobres cristianos. Toda
la comarca se halla presa de la más terri­
ble desolación.
Son millares los degollados, previa la
amputación de los brazos y otras horri­
bles crueldades, lo mismo por parte de
los bolcheviques, como por parte de los
soldados. Habiendo ¡do a Log Chong, en­
contré igualmente desolación y terror.
Nuestra residencia invadida por los sol­
dados presenta un aspecto desolador. Las
depredaciones y vejaciones se suceden
unas a otras sin tregua; ni siquiera la vida
está segura.
El 17 de febrero fui testigo de una
escena canibalesca, espeluznante, que se
desarrolló trágicamente, a poca distancia
de nuestra casa.
Nueve bolcheviques, caídos en manos

1Ó9
de los soldados, fueron por estos destro­
zados y descuartizados del modo más
bárbaro e inhumano. Pero lo que la pluma
se resiste a describir es que aquellas fie­
ras humanas, realizada la matanza, se
arrojaron sobre los cadáveres aún palpi­
tantes, para arrancarles el hígado y co­
mérselo, brutalmente convencidos de que
así adquirirían fuerzas y valor. Los sol­
dados que habían invadido nuestra casa
consiguieron también procurarse uno de
estos hígados y en una infernal orgía, se
lo repartieron y devoraron crudo y ensan­
grentado.
Horrorizado corrí a la capilla a orar por
aquellos desgraciados y para apartar la
ira de Dios justamente provocada por
tales barbaries.
¡Pobre China! ¡Pobre Misión! Yan§
Fa saqueada e incendída. Ni mejor suerte
tocó a las residencias de Chon Tong y
Pian Sak. ¿Qué será mañana o acaso hoy
mismo de Lok Chong? Estamos en manos

de Dios y confiamos en nuestra celestial
Auxiliadora.
¡Oh, Señor! apresurad la hora de la
redención, de la paz y del amor!»
Llegado a este punto séamc permitido
dirigirme a nuestros cooperadores y a
todos los corazones generosos para de­
cirles:
He aquí, esbozados apenas, algunos
de los muchos sacrificos realizados con
generoso ardor por nuestros misioneros.
He aquí lo que ellos realizan y sufren
por amor de jesús y de las almas.
¿Qué haremos nosotros?
¿Cuál será el éxito de la cruzada misio­
nera? ¿Conseguiremos las looo becas
Misioneras?
La respuesta pronta y alentadora la
darán, estoy seguro, los corazones gene­
rosos de nuestros lectores.
De ella tratará ampliamente en el pró­
ximo número, vuestro afmo. en J. G.
Pedro R icaldone , Pbro.

LAS MISIONES SALESIANAS.
En EUROPA: A lbania:

i.

Scutari. — T urquía: 2. Constantinopla.

En A SIA : Asia M enor: 3. Esmirna, etc. — C hina: 4. Heungshan. — M acau, 5.
Hong Kong, 6. Shanghai, 7. Shiu Chow {Vicariato Apostólico). — India :
8. Assam {Prefectura Apost.), 9. Khrisnagar, 10. Mylaporc, 1 1 . Tanjorc. —
Japón: 12. Khiu Shiu. — Palestina: 13 Jerusalén-Nazareth-Herén etc. —
SlAM: 14 Bang-Nok-khuek, etc. — Isla de T imor: 13. Dily.
En A FR IC A : A rgelia: 16. Orán, etc. — C ongo B elga: 17. Luapula {Prefectura
Apost.). — E gipto: 18. Cairo-Alejandría-PortSaid-Sucz. — SuD Africa:
19. CapeTown, etc. — T únez: 20. Túnez etc.
En A M ER IC A : A rgentina: 2 1. Pampa Central, 22. Patagonia Septentrional, 23.
Patagonia Meridional y Tierra del Fuego. — B rasil: 24. Registro do Araguaya {Prelatura Apost.), 23. Rio Negro {Prelat. Apost.), 26. Porto Velho
{Prelatura Apostólica). — C hile : 27. Magallanes {Vicariato Apostólico). —
E cuador: 28. Méndez y Gualaquiza {Vicariato Apost.).— Paraguay: 29. Gran
Chaco. — Perú: 30. La Merced.
En O CEAN IA: A ustralia: 31 Sunbury.
£1 (oial de personal dedicado a las Misiones es de 14 7 2 personas entre SaleúaBOs e Hijas de M . A .
No están comproididas en los precedentes dalos las O bras S a ie ^ n a s para la edocacidn de la ¡uvenfad, esparcidas en todas las nadooes civilizadas de Earopa y Araéñca y qoe comprenden 4 6 3 Cc^e^ios para
nuos, con 6.6SS salesianos y 351 para niñas, con 5.431 Hijas de M aría Aoxiliadora.

j?o

De la Vida de la Sierva de Dios
Dorotea de Chopitea, Cooperadora Salesiana
Los Solesíanos en Chile.
De ¡a vida de ¡a Sierva de Dios, escrita
por el P. Jesuíta J acinto A legre, copiamos
el siguiente capítulo, que hace ver la grande
parte que tuvo Dña. Dorotea en el estable­
cimiento de la Congregación Salesiana, en
su patria, Chile.
*
iK H
e
Su fundación en esta República su­
damericana, donde tanto bien ha hecho,
se debe casi exclusivamente a Doña Do­
rotea de Chopitea, que la amaba como a
su verdadera patria que era, por haber
nacido en Santiago, su capital, a 4 de
Junio de 1816, de padre español y madre
chilena.
El primer pensamiento de fundar en
Chile los Salcsianos lo inspiró Dios a la
Jvl. Teresa Serra, Religiosa del Sagrado
Corazón, y cuñada de Doña Dorotea. Fue
esta santa religiosa una de las primeras
de su Orden que vinieron a España para
fundar, y que con el mismo fin pasó luego
a ChMe, como se lo había profetizado
poco antes de morir en olor de santidad
su hermana Carmen, religiosa también
de la misma Orden.
La fundación de los Salcsianos en Chile
comenzó de esta manera.
« *
Poco después de fundar Doña Dorotea
en Sarria los Talleres Salcsianos, sabiendo
la NI. 1 cresa los excelentes frutos que
producían, deseó tener en Talca, de Chile,
donde ella estaba, una cosa* parecida, y
le pidió a su cuñada se interesase en ello.
Por eso al contestar el día 12 de Junio
de. 1886, a la carta en que Dorotea le
había dado cuenta de la estancia de Don
Bosco en Barcelona, le dice:
« Nada le has hablado de fundar en
Talca. Ya casi pierdo la esperanza. Pues
es tan deseado en todas partes, será casi

imposible lleguen hasta aquí sus hijos.
Mucho lo siento»..
Y antes le había dicho:
«M e alegro contigo de haber tenido
por huésped en tu propia casa a tan santo
y tan digno sacerdote. Su fama ha llegado
hasta aquí. He leído su biografía, que es
interesantísima y llena de los prodigios
más sorprendentes. Con razón sabes apre­
ciar su visita y conversación, guardando
sus máximas como un tesoro espiritual».
*
Cuando la M . Teresa había perdido ya
casi todas las esperanzas de poder tener
Salesianos en Chile, recibió una carta de
Doña Dorotea, que la reanimó entera­
mente y a la que contestó, a 10 de Julio,
con estas palabras:
« Siempre tus cartas me llenan de con­
suelo, pero esta última ha sido sobrema­
nera consoladora. Lo que me dices ha
reanimado mis esperanzas de llegar a
tener una fundación de PP. Salesianos.
A tu intercessión deberá este pueblo una
gracia tan grande, que embellecerá in­
mensamente tu corona, i Cuánto me ha
conmovido la oferta que haces, para dar
ejemplo de liberalidad a las personas pu­
dientes de este pueblo! Yo, luego que
recibí tu carta, se la mostré al Sr. Cruz,
Capellán de la Casa, el más interesado en
esta fundación, que dedica todo lo que
tiene, junto con la herencia que ha reci­
bido de sus difuntos padres, a esta obra
de celo».
Cuando la fundación fué un hecho,
suscitóse la duda de quién se llevaría en
Chile los primeros Salcsianos, y comenzó
el pleito de que nos habla la M . Teresa
escribiendo a Dorotea por el mes de Septienibrc de este mismo año:
« Ya nadie duda que se hará la funda­
ción, mas hay grandes debates sobre
quiénes se llevarán la preferencia. Los

I7t
de la capital dicen será Santiago y ios
talquinos Talca. Yo he asegurado que
tengo en ti una protectora que intercederá
por Talca. No me vayas, pues, a dejar
confundida en mi esperanza. Y sobre
todo, te ruego, contestes luego a mi carta,
en que te hago las preguntas que se han
hecho para concluir
este asunto definiti­
vamente... ».

*
* *
La M . Teresa, escribiendo a Doña Do­
rotea, el 29 de Octubre de 1887, le dice:
« Aquí en Talca todos te conocen como
la principal cooperadora de los Padres
Salcsianos. Yo tengo aquí una fotografía



♦ *
Don Juan Cagliero,
uno de los dos pri­
meros salesianos que
pasaron a Barcelona
a tratar con Doña
Dorotea la fundación
de Sarriá, el que lue­
go fué Emmo. Car­
denal Cagliero, que
acaba de fallecer, fué
consagrado obispo de
Iviágida en 1884.
Enviado a America,
en su viaje de Bue­
nos Aires a Chile,
al pasar la cordillera
de los Andes, el 3
de Mayo de 1887,
arrojóle el caballo en
rtiedio de las rocas
y precipicios, y sólo
por milagro parece
poderse explicar que
no quedase muerto
en el acto.
Al recogérsele, fué
hallado con varias
costillas rotas, y con
graves contusiones.
Talca (Chile) — C o le r o Salesiano cuya fundación
La noticia de tal acci­
se debe en gran parle a Dña. Dorotea^
dente produjo grande
y general consterna­
ción en el Oratorio, si se exceptúa a Don tuya que es muy antigua. La mostré a
Bosco, que no manifestó temor alguno, y una señora que deseaba conocerte y se
el 7 de Diciembre de aquel mismo año, empeñó en que se la dejara llevar; creo
ha corrido por todo Talca, Tendrá de
tuvo la dicha de abrazarle en Turín.
Sintió mucho Doña Dorotea esta des­ fecha como 20 años; así que te han cogracia, no sólo por lo que quería a Mons. nocído mucho más joven. M e alegro que
Cagliero, a quien conocía personalmente, sea así».
Encabezaron los talquinos una suscrip­
sino también porque con su vuelta a Europa
se retrasaba la fundación de los Salesianos ción a favor de los Padres Salesianos,
en Chile, que ella tanto deseaba y procuraba. con 500 duros de Doña Dorotea. Esta

172

cantitacl, que allí representaba casi mil,
pareció tan considerable, que no com­
prendían, pudiese ser donativo sino de
una persona de noble y antigua alcurnia,
y sin otro fundamento la comenzaron a
llamar la Condesa de Chopitea, Vda. de
Serra.
« Por más que yo diga — dice la M.
Teresa, en su carta del 26 de Noviembre
— que yo no conozco estos títulos, no me
creen; piensan que es por humildad. Yo
me río y los dejo decir; pues ni tú ni yo
ambicionamos otros títulos que el de sier­
vos de Nuestro Señor Jesucristo».
Luego añade a continuación:
« Los 500 duros que me enviaste, aún
no los he entregado, hasta que lleguen
los Rdos. PP.; pues hasta que los vea,
no lo acabaré de creer, si es que vivo
para entonces. Sin embargo de tener
buena salud, los años van pasando».
Y poco tiempo después, la misma jVl,
Teresa escribía a Doña Dorotea:
El Sr. Cruz recibió carta en que se le
dice han llegado a Montevideo seis Padres
Salesianos, destinados para la casa de
~[ alca; mas creemos habrán de esperar
se abra ei paso de la cordillera de los
Andes, para que lleguen a nuestro Chile,
pues las nieves son tan densas en aque­
llas montañas que es muy arriesgado pa­
sar antes del deshielo.
« Es preciso armarse de paciencia en­
tretanto, para soportar las maquinaciones
del enemigo malo que hace de las suyas
coit el pobre Sr, Cruz para entorpecer
la obra.
<f Parece que Don Bosco sabe lo que
está pasando el Sr. Cruz, pues le mandó
decir por conducto de Don Ramón An­
gel Jara, que estuvo a verlo, que se pre­
parase para sufrir muchas calumnias y
trabajos en consecuencia de la obra que
tiene entre mayos de fundar Salesianos
en l aica. Creemos que está inspirado del
Señor para hablar así, pues no puede de
otro modo haber llegado a su conoci­
miento lo que realmente está pasando
este buen señor con una tranquilidad y
paciencia admirables».

El 18 de Febrero de i88S, vuelve a
escribir la M, Teresa Sena a su cuñada

Doña Dorotea para darle las gracias por
la gran remesa de objetos preciosos para
el culto que acababa de recibir. Y luego
añade:
« Pero me falta tiempo para llegar a ex­
presarte mi dicha. Ya están en Santiago mis
PP. Salesianos. Mañana, 18, hacen su en­
trada en Talca. El pueblo está entusiasmado
sobre.manera. En otro correo te contaré
los pormenores de la recepción y la visita
que de ellos esperamos en nuestra casa.
Esta felicidad te la debemos a ti, después
de Dios.
« Gracias por todo. Sólo Dios puede
renumerar tantos bienes recibidos de tu
gran corazón. Adiós, hermana mía».

Muy providencial fué la ida de los Pa­
dres Salesianos a Chile; y cierto debióse
a la actividad de Doña Dorotea el que
tan pronto su cuñada pudiese verlos es­
tablecidos en Talca.
Pues a la muerte de Don Bosco, cesaron
por algún tiempo de hacer nuevas funda­
ciones, reconociéndose la necesidad de
precaver los peligros a que está expuesto
un rápido desarrollo en los principios de
de un Instituto religioso.
El 1 1-de Abril de 1888, escribía desde
Talca la M . Teresa a Doña Dorotea, en­
tre otras cosas:
«¡Cuánto hemos sentido por acá la
gran pérdida que hemos tenido con la
muerte de nuestro santo Don Bosco! Mon­
señor Cagliero ha escrito que le dió dos
bendiciones antes de morir, una para él
y otra para las casas de América. Además,
dice que hasta nueva orden no se hagan
más fundaciones; de modo que hemos
hecho una gran ganancia con haber po­
dido lograr pasase antes la fundación de
Talca que la de Santiago. Esto lo debemos
a tu recomendación, que pudo más que
toda otra recomendación. El P. Superior
ha recibido del Superior de la Misión la
felicitación por no haber aceptado todos
los ofrecimientos de Santiago, viniendo
donde la obediencia lo destinaba, a la
casa de la ica .
« Gracias, hermana mía. Cada vez más,
conocemos el gran tesoro que poseemos
en estos Rdos. Padres-».

175

^

Dña. Dorotea de Chopifea

^

LLUVIA D E G R A C IA S
atribuidas a la intercesión de la Sierva de EKos.
AI hablar de D*. Dorotea, como de los demás Siervos
de Dios, nos ímoorta hacer constar que no queremos
en manera alguna contravenir a las disposiciones ponti«
ficias, ni atribuir a n in ^ n hecho una autoridad superior
a la que merece un simple testimonio humano, ni pre*
venir el juicio de la Iglesia, de la cual, a ejemplo de
Don Bosco nos gloriamos, de ser obedientísimos hijos.
D a v o s - P l a t z (Suiza). — Soy deudora al Se­
ñor de dos gracias especiales alcanzadas por
la invocación de la Sierva de Dios, Dorotea
de Chopitea y que deseo sean publicadas en el
Boletín Salesiano:
Habiéndome visto atacada de un fuerte dolor
acudí con fe a la Sierva de Dios y en brevísimo
tiempo me vi libre por completo del mal.
En otra ocasión viéndome muy atormentada
d.^ insomnio, le pedí me concediera la gracia
de poder descansar y de no interrumpir el sueño
hj;ta las seis de la mañana. Y así sucedió exac­
tamente.
Agradecida publico las gracias y le ruego me
envíe la vida y tres novenas de la Sierva de
Dios,para darla a conocer a algunas amigas mías,
y abril 1928.
M a t il d e G o n z á l e z .
B a r c e l o n a (España). — En la calle de Ara­
gón, entre Rambla de Cataluña y Balmes, hay
una lechería cuyo dueño Matías García, el día
4 de las abril de 1925, estaba muriéndose de una
grine maligna, con una infinidad de compli­
caciones.

Una de las hijas menores de este hombre
frecuenta la escuela gratuita que allí cerca tie­
nen las Esclavas del Sagrado Corazón de jesús
y su maestra, la M . Josefa, me mandó recado
para que yo fuera a confesar al enfermo; pero
el recado se transmitió tan mal, que, no enten­
diendo yo de lo que se trataba, fui a enterarme
al Colegio de las Esclavas y allí, mientras aguar­
daba, salió la M. Prcfccta de estudios, a ro­
garme que este año, como el pasado, diera los
Ejercicios a las niñas del Colegio. Siendo para
mi ésto muy difícil, por razón de mis muchas ,
ocupaciones, dije resueltamente que no; pero
como insistiesen las Madres, al mismo tiempo
que me comunicaban que el enfermo estaba
gravísimo, marchándome apresuradamente les
dije:
— Rueguen a Dios y si Dña. Dorotea hace
un milagro curando a este enfermo, daré los
Ejercicios.
Lo que más pena me dió, al llegar a casa del
enfermo, fué el ver alrededor de la cama a sus
hijos pequeñitos, que no podían apreciar la
desgracia que se Ies venía encima con la muerte
de su padre.
Después de confesado éste, mientras se iba
a buscar el Viático, hice que se arrodillaran
todos, incluso los pequeñines, para comenzar
la novena a la Sma. Trinidad, a fin de alcanzar
la salud por los méritos de Dña. Dorotea.
A los pocos días recibo aviso del Colegio de
Ijs Esclavas, diciendo que podía preparar los
Ejercicios, pues aquel enfermo se había curado.
Efectivamente, poco después vino a verme a
nuestro Colegio de la Calle de Caspe, para de­
cirme que estaba ya completamente bien.
21 marzo 1927.
Ja c in t o

A legre

S.

J.

ídem. — Hace algunos días vino a verme un
joven con la carrera del magisterio, tan desespe­
rado, (pues trabajando todo el día en cierto Co­
legio de Barcelona, sólo ganaba cien pesetas
mensuales, con las cuales no podía ciertamente
vivir),que había resuelto marchar a Melilla y
entrar en el tercio extranjero.
— Ya sé — me decía — que voy a la muerte,
pero jjrefiero esta muerte a la del hambre.
No sabiendo cómo consolarle le recomendé
la comunión diaria y la novena de Dña. Dorotea.
Hoy ha venido a verme para darme las gra­
cias por el consejo y despedirse, pues acaba de
salirle un buen empleo en una población vecina
a Barcelona, donde es más barata la vida, y
con un sueldo mensual de 245 ptas.
Dña. Dorotea le ha alcanzado la grada que le
pedía antes de acabar la primera novena.
Marzo 1927.
J.

A legre

S. J.

CHINA.

Cómo vive nuestra misión.

Los gastos anuales hasta ahora, teniendo
en cuenta la importancia de las construc­
ciones que hemos tenido siempre entre
manos, no han bajado de 43.000 dólares,
mientras que las entradas normales no
pasan de 4.000 dólares.
¿ Y entonces? La experiencia nos en­
seña que no hemos de desconfiar nunca
de la caridad pública y la fe nos asegura
que la Providencia vela sobre nosotros
especialmente en las críticas circunstancias
presentes.
Con esta esperanza nosotros damos a
conocer a nuestros amigos y bienhechores
nuestro humilde trabajo, nuestras co­
tidianas fatigas, nuestros sudores y sacri­
ficios; para que con su generosa caridad
participen del bien y de los méritos que,
con la gracia de Dios, nos será dado co­
sechar.

— Sin-Fu (Padre), ¿dónde encuentras
el dinero para los edificios y las escuelas?
¿Cuánto os pasa vuestro gobierno?
He ahí las preguntas obligadas, que nos
hacen los paganos algo instruidos y espe­
cialmente en estos últimos tiempos, los
militares y los empleados del nuevo G o­
bierno nacionalista.
La respuesta, para nosotros y para quien
conoce la organización católica y ha podido
experimentar los milagros de la caridad
cristiana, es bien sencilla:
— Yo no gano, nada; no tengo ningún
sueldo fijo y todos los medios de que dis­
pongo, me los manda la Providencia.
Esta respuesta tan sencilla como ver­
dadera, que dejaría satisfecho al más rudo
¿ H a y todavía quien se con vierte?
de nuestros cristianos, deja dudosos a los
chinos paganos, convencidos de que nos­
La China tan tranquila, tan apática,
otros hemos de ser pagados por nuestros
tan
indiferente, se ha trasformado debido
Gobiernos, de los cuales nos creen por
tanto los Tcheu Keu, perros de vanguardia. al vendaval bolchevique en un volcán en
Y sin embargo es la pura verdad: nues­ plena actividad: guerras, luchas, mítines,
tra misión vive de la beneficencia y entre manifestaciones, polémicas, persecucio­
todas, creo que se puede llamar por an­ nes... a mano armada, con la prensa; tras
tonomasia, ia Misión de la Providencia. el cañonazo, la arenga, hojas volantes y
La misión Vicariato de Shiu C/íow,*fué fuego de fusiles, proclamas y gritos de:
separada de la de Cantón en 1920. Con­ « ¡Abajo ¡a religión y afuera los extranjeros;
taba entonces con capillas y residencias guerra a toda religión»!
Se ha procurado ganar especialmente
en 8 distritos pero carecía de todas las
obras características y necesarias para la a la juventud, más débil, más fácil de ser
vida de una misión: un centro, un semi­ impresionada con las novedades y des­
nario, colegios, escuelas, hospitales, ca­ graciadamente no han dejado de encontrar
tequistas y maestros; y carecía absoluta­ entre sus filas multitud de adeptos.
Las escuelas de Noung min (agricultores)
mente de fondos, dependiente como era
se
han multiplicado, llegando hasta los
en todo de Cantón. Los misioneros eran
pucblccitos
más aislados, donde han lo­
cinco.
Actualmente cuenta: con un centro, grado reclutar gran número de incautos,
dos colegios de niños y dos para niñas; que conducidos a Cantón o a otros centros
24 escuelas con 800 alumnos; 37 maestros de propaganda, en pocos meses, han sido
y maestras; 52 residencias con 8 iglesias trasformados en entusiastas propagan­
nuevas, un asilo para ancianos y otro para distas, para ser enviados de nuevo a lo<^
la Santa Infancia. Los misioneros son ló campos a propagar las nuevas doctrin s,
y hay además 7 clérigos, de los cuales tres a dar a conocer los beneficios del progreso,
prometiendo la alta protección del p^r
estudiantes de teología.

175
tido, la inmunidad contra los piratas, la
exención de contribuciones, en una pa­
labra, las fan fouk (las lo.ooo felicidades).
Alguno de nuestros alumnos nos fué tam­
bién así arrebatado.
Y hay que oirlos a estos jovenzuelos
propagadores del nuevo Evangelio, i Qué
sangre fría, qu é seguridad, qu é entusiasmo!
Y no se olvidan de emplear también las
amenazas. Uno de ellos, en una reunión

¿ Qz/é será d e nuestros jó v en es?

En ciertos momentos de extrema an­
gustia cuando se avivan las llamas devas­
tadoras, contemplando con indecible pena
las tiernas plantecillas de nuestros jardines,
codiciada presa de su furia devoradora,
nos preguntamos:
6 El pequeño ejército de nuestros vi­
vaces alumnos, estos hermanitos nuestros

Grupo de sluninos chinos.

de obreros, llegó hasta el extremo de gritar:
S i vuestros padres no os dejan entrar en
esta sociedad... matadlos. Y el chino, que
naturalmente es tímido y apocado, se deja
impresionar y dominar con mucha faci­
lidad.
Los tiempos son, pues, dificilísimos;
las conversiones casi nulas; especialmente
en las ciudades es una pena y una queja
general. No falta de vez en cuando alguna
espiga que se recoge en el campo devas­
tado. Los pocos frutos que se obtienen
son para nosotros un grande consuelo y
nos animan a resistir y a permanecer
firmes en nuestro puesto de lucha, aún
entre el fragor de una desigual batalla.

crecidos al calor de nuestros cuidados,
que son ya miembros de nuestra familia,
serán dispersados? ¿E sta querida juven­
tud, primera esperanza y fruto de nuestro
trabajo, nos será arrebatada? ¿Nuestras
escuelas serán cerradas? ¿Nuestros co­
legios, planteles de vocaciones, futuros
auxiliares del misionero, serán abando­
nados? ¿ N o podremos asistir más a los
rumorosos juegos y a las alegres fiestas
de nuestros chinitos ? ¿ No los oiremos
ya rezar y cantar? ¿ N o los veremos ya
desfilar ante el altar para recibir el pan
de la vida? ¿Q u é será de ellos?
Así pasamos días y meses de angustia
indecible. Y nos decimos a nosotros mis-

17Ó
mos: los piratas, la guerra, el bolche­
viquismo, no nos espantan... Una sola
cosa nos hace temblar: que nos quieran
privar de nuestros niños... que nos arran­
quen la niña de los ojos.
Hasta ahora, ¿qué ha sucedido? Én
algunas localidades los mismos estudiantes
han obligado a los religiosos a cerrar las
escuelas, por no haber aceptado los nuevos
reglamentos. También los Padres Ame­
ricanos, prefirieron cerrar, antes que so­
meterse a las exigencias bolcheviques.
Nosotros resistimos; nuestra actitud rea­
nimó a los cristianos, nos ganó simpatías
y aumentó el número de matriculados a
nuestras escuelas.
B arreras.

La evangclización de los paganos es
siempre un trabajo difícil, duro, fatigoso
largo, incierto, sembrado de espinas...
Tengase en cuenta que nos hallamos en
China: la enorme dificultad de la lengua,
la idolatría grosera en muchos sitios y
arraigadísima; numerosas supersticiones
en toda clase de personas; su antiquísima
civilización de la cual los chinos se glorían
y se muestran muy celosos; la literatura
y las ideas filosóficas, las costumbres, la
desconfianza de todo lo extranjero y, para
colmo de males, la propaganda bolche­
vique.
El nacionalismo de por sí, ciertamente
no habría cambiado las condiciones de la
China hasta el punto de crear situaciones
insostenibles y mucho menos, hasta exaltar
y trocar los espíritus, hasta llegar a hacer
imposible la vida de los misioneros, de
los enviados de Cristo, instrumentos de
redención.
El enemigo terrible ha sido otro: la mala
hierba del bolcheviquismo, sembrada a
manos llenas ha echado profundas raíces
y empieza a dar sus frutos venenosos, con
una furibunda propaganda anti-extranjera
que es lo mismo que decir anticristiana.
Y en consecuencia, numerosas residencias
misioneras ocupadas, iglesias trocadas en
clubs o teatros, misioneros expulsados,
perseguidos, asesinados...
¿ En una atmósfera semejante; cómo
puede vivir todavía el misionero ? ¿ Cómo
trabajar y desarrollar un programa? Las
circunstancias nos imponen mucha pru­

dencia, tacto y circunspección. Pero a toda
costa queremos vivir con nuestros cris­
tianos, trabajar por ellos y mantener nues­
tras posiciones. Hace falta energía y con­
fianza en Dios... la tormenta pasará...
Queridos hermanos y amigos. A pesar
de todo, nosotros vivimos tranquilos y se­
guimos confiados en nuestro trabajo. El
Decreto sobre la heroicidad de las virtudes
de nuestro Vblc. P. Don Bosco nos ha
conmovido y reanimado. Nuestro Padre,
a quien esperamos poder pronto llamar
Beato, nos alcanzará, así lo anhelamos,
poder celebrar solemnemente su fiesta
aquí en Shiu Chow, con toda nuestra
juventud. ¿ No son acaso éstos sus hijos
que él vió y amó en sus proféticas visiones
y que prometió bendecir desde el Cielo ?
¿ Cómo podríamos festejar a Don Bosco
sin los jóvenes?
J uan G uarona Pbro.
Misionero salesiano.

R IO N E G R O (Brasil).

A orillas del gran rio
y de sus afluentes.
Extractamos de una carta del misionero
Salesiano Rvdo. D. Angel Cerri, escrita
desde el Barracón Castaño:
« Partí de Barcellos el día 7 de enero,
embarcándome en el mismo navio en que
llegaba el P. [osé Domitrovitsch. Un día
y una noche duró el viaje por entre esa
infinidad de islas y florestas, siempre
avistándose inmensas extensiones de agua
que semejan mares, en las que se engen­
dran terribles tempestades.
Dos recorridos tiene este navio: el de
invierno y el de verano. El primero es a
lo largo de una de las costas por ser tie­
rras altas; el segundo se efectúa en la época
en que las lluvias han disminuido y co­
mienzan a surgir de las aguas infinidad
de islas y selvas, después de haber estado
cinco o seis meses inundadas. Es en esta
época, llamada de verano, que todas esas
gentes se internan por estos territorios
para dedicarse al trabajo de la recolección

177
de la goma, depositando cada mes en de­
terminados barracones, el producto de
sus trabajos: por ellos va pasando el navio
y mientras deja las mercancías y víveres
que trae de Manaos, llévase la goma re­
cogida y otros productos forestales.
En uno de estos barracones hice alto
durante tres días, para embarcarme luego
en una de las lanchas que remontan el
Río Padaniry y visitar las muchas ba­
rracas y chozas desparramadas en quellos
alrededores.

me pararé a narrarle algunas circunstan­
cias que al escribirle estas líneas me
rodean.
Del último barracón del Rio Padaniry
me embarqué, a las dos de la tarde, para
entrar en el gran Río Negro y alcanzar el
barracón de la isla Macará, dónde pasó
Mons. Giordano sus últimos lo días de
vida. Después de andar horas y horas por
entre un laberinto de islas, después de
haber encallado dos o tres veces obligando
al piloto, y motorista a tirarse al agua para

Rio Negro (Brasil) — Barracón Ja v a r y , donde manó el heroico Mons. G ord an o
(la + scRala el cuarto que ¿1 ocupaba).

En ¡a isla M acará.

1

Pasando por alto las incomparables
bellezas naturales que fui admirando en
ese sinuoso río, con sus diversas perspec­
tivas, sus misteriosas soledades, la gran
variedad de pájaros, esas numerosas ban­
dadas de papagayos y loros, garzas, mancuarís y corocorós, la placidez de sus
arroyos y lagos internándose silenciosa­
mente en las sombrías florestas, las des­
tartaladas barraquitas de cerinqueiros,
etc., etc.; dejando a un lado las varias
estadías que hice en los barracones de
estos colonos, administrando muchos bau­
tismos y regularizando matrimonios, sólo

empujar la lancha, llegamos, a las nueve
y media de la noche, a este barracón; no
hallando a nadie, pues no se sabía nuestra
llegada, tuvimos que continuar hasta el
barracón próximo.
Eran las diez de la noche: se gritó, se
golpeó, se llamó; pero nadie contestaba.
Como pudimos entramos por un portillo
abierto y vimos que los dos indios, únicos
moradores de aquella choza, dormían a
pierna suelta, tendidos en sus ya mugrien­
tas hamacas. Al mismo palo en que se
hallaban colgadas éstas, amarré la mía
y despidiéndome de los de la lancha me
dejé caer en ella, después de perdida la
esperanza de una cena; también los dos

178
pobres curumís, que dormían a mi lado
habían ayunado esc día por no haber sido
felices en la pesca.
Cuando desperté, ya estaban ellos de
pie y con ojos como platos me contem­
plaban de arriba abajo y no cesaron de
mirarme mientras recogía mi hamaca, iba
a lavarme a la orilla del río y volvía a toda
carrera al barracón, para escapar de la
lluvia que caía en abundancia.
Allí acurrucados y con los brazos cru­
zados, no apartaban de mí la vista, espe­
cialmente cuando empecé a disponer el
altar portátil, para celebrar el Santo Sacri­
ficio. En esa posición, y bien pegaditos
el uno al otro, se iban fijando en todos los
movimientos y ceremonias, hasta que al
ver que apagaba las velas y deponía los
sagrados ornamentos, se convencieron de
que ya no había más que ver. Con unas
yerbas me prepararon una especie de té,
que con un poco de harina de mandioca,
constituyó mi desayuno. Luego fueron
a sentarse en el dintel de la puerta y allí
se quedaron contemplando extáticos e
inmóviles la copiosa lluvia.
Terminada mi meditación fui hacia
ellos, que, desconfiados y temerosos, con­
testaron a mi saludo; pero tras algunos
chistes y promesas comprendieron que
no era yo nada temible y que no tenía
intención de hacerles mal alguno. En­
tonces empecé a enseñarles la señal de
la Cruz, que aprendieron con suma faci­
lidad, así como también el Padre nuestro
y el Avemaria. Después de haber inten­
tado darles una idea de la unidad y tri­
nidad de Dios, pregunté a uno de ellos: —
¿Cuántas personas hay en Dios? Y me
contestó con el mayor aplomo: — ¡Una
porción! Quien sabe lo que había enten­
dido.
L a fíesfa pafronaL

El día de San Francisco de Sales, cuando
me disponía a celebrar la santa misa en
compañía de mis dos catecúmenos, me
dijeron que ellos debían irse a la floresta
para recoger goma, pues habiendo llovido
ios días anteriores, no querían presentarse
a fin de mes a su patrón, con un bolo de
goma tan pequeño como el que tenían;
no fuera a tomarlos por unos holgazanes.
Así, pues, en el día dcl Santo Patrono

L

de la Congregación Salesiana, me tocó
celebrar la Misa sofito, en el barracón y
privarme del deseo que tenía de hacer a
mi original auditorio un sermoncito apro­
piado.
Llegó mediodía y yo continuaba en mi
soledad, recordando las fiestas de mis her­
manos de Congregación, paseando arriba
y abajo, en la solitaria playa, contemplando
las oscuras selvas y el majestuoso Río
Negro, sin que se notara la menor señal
de vida humana
Serían las 4 de la tarde cuando apare­
cieron mis dos amigos, y mientras uno
de ellos, en su canoa, se dirigía a la otra
orilla, en busca dcl espinel, el otro iba a
defumar la blanquísima leche de la goma,
para engrosar el consabido bolo. Y a las
cinco de la tarde estábamos todavía en
ayunas, sin que se vieran coronados los
esfuerzos de los dos pobres curumís que
con sus anzuelos se pasaban las horas a
la orilla del río. Ni el espinel, ni los an­
zuelos lograron detener ningún pescado,
hasta las 6 y media de la tarde, en que uno
de los indios logró inspirar compasión a
tres pececillos, que se resignaron a acallar
nuestra hambre, y con ellos hicimos el
banquete de fiesta. Mientras los buenos
pececillos se cocían, sentados a orilla del
río, a la luz de una hermosa luna, que
iluminaba mi blanca sotana y los amari­
llentos rostros de mis amigos, fui comple­
tando su instrucción catequística. De vez
en cuando uno de ellos corría al interior
dcl Barracón, para avivar el fuego y ver
si alguno de los peces se había escapado.
Era de ver cómo con ojos abiertos y
oídos atentos escuchaban aquellos pobrecitos las consoladoras verdades de
nuestra religión y como al oír hablar dcl
Ciclo, que espera a los buenos, se propo­
nían ser observantes de los avisos que les
daba, para cumplir la ley de Dios, aún
en medio de aquellas apartadas y solitarios
selvas.
P ie d a d y superstición.
La maleta d e l P . B álzola.

El elemento que puebla estos barracones
es, en general, bueno y dócil, tierra virgen
fácil de cultivar y que promete opimos
frutos. Todavía conservan costumbres y
prácticas antiguas, aprendidas de los mi-

t79
sioneros que en otros tiempos trabajaron
entre ellos; pero el mucho tiempo tras­
currido las ha ¡do mezclando con preven­
ciones y supersticiones, fruto de ignorancia
y de descuido, que conviene desarraigar
y corregir.
Una de las costumbres que conservan,
por ejemplo, es la de reunirse en ciertas
circunstancias en los barracones princi­
pales para cantar las letanías, que uno de
los presentes, al que apellidan Reverendo,
entona y dirige, mezclando de vez en
cuando invocaciones adulteradas. Una de
las veces en que se festejaba a San Se­
bastián yo mismo presencié cómo, termi­
nadas las letanías, uno de los presentes
cubrió con una frazada la imagen del santo,
apagó las dos velas que la flanqueaban
e inmediatamente empezó la música (gui­
tarra y acordeón) con animadas charlas
de los que hasta entonces habían estado
en silencio, dando bien pronto comienzo
a una danza, con repetidos tientos a las
botellas de vino y aguardiante...
¡Pobrecitos! están tan alejados de los
centros de misión y ven tan de tarde en
tarde al misionero, que aún es de admirar
conserven estos sentimientos religiosos!
En una ocasión tuve que administrar
varios bautismos y, dada la estrechez del
lugar, utilicé como mesita la misma ma­
leta que para los sacramentos utilizaba
el P. Bálzola y que heredé de él, junta­
mente con otras cosas. Abierta la tapa,
en la que el P. Bálzola había pegado las
estampas de un pequeño viacrucis, era
conmovedor ver cómo se iban acercando
todos para contemplarlas y cómo se con­
movían ante las diversas estaciones. Tuve
que alejarme un momento para ir en
busca de alguna cosa y todos cayeron
sobre la maleta siguiendo con los dedos
y comentarios toda la historia de la Pasión;
y al volver pude sorprender un interesante
montón de cabezas pegadas a mi maleta
y en animada conversación, circunstancia
que aproveché para narrarles detallada­
mente los hechos y sacar las convenientes
conclusiones prácticas.
¡Cuanta falta hace que se aumente el
número de obreros evangélicos para que
la acción misionera sea más regular y
consiguientemente más eficaz!

Los Sres. Cooperadores salesíanos, además
de las indulgencias ordinarias que se detallan
en el Reglamento, pueden ganar, cumpliendo
los requisitos de costumbre, indulgencia plcnaria, los siguientes días;
Mes de junio.
3.
7.
16.
24.
30.

Santísima Trinidad.
Corpus Domini.
Inmaculado Corazón de María.
San Juan Bautista.
Conmemoración de San Pablo.
Mes de julio.

1. Preciosísima Sangre.
2. Visitación de Ntra. Sra.
16. Virgen del Carmen.

S e is M isas diarias perpetuas.
Recordamos a nuestros lectores el privilegio
extraordinario concedido por el Papa León X i l l
(de f. m.) a nuestro Vble. Don Bosco en favor
de todos los que contribuyeron con sus limosnas
a levantar la Basílica del Sagrado Corazón de
Jesús en Roma o contribuyan en lo porvenir
al sostenimiento de aquella Iglesia e internado
de Artes y Oficios para niños pobres.
Basta entregar una sola vez la limosna de
i peseta (20 centavos de dólar más o menos)
para tener derecho, eñ vida y después de muerte
a la aplicación diaria de 6 misas, que se celebran
en el altar mayor de dicha Basílica como tam­
bién, de todas las prácticas de piedad que en
ella se practican. Pueden también ser inscritas,
entregando por cada una de ellas la misma
limosna, las personas ausentes o fallecidas, las
cuales gozan igualmente de dicha aplicación.
Para gozar de esta gracia tan extraordinaria
basta recoger en una lista los nombres de los
que deseen inscribirse y enviarla, junto con la
limosna correspondiente, al Rector Mayor de
los Salesianos - Via Cottolengo 32 - Torino (109)
Italia - y apenas inscritos en los registros, em­
piezan a gozar de la aplicación de dichas 6
misas. Como testimonio de la inscripción, cada
uno de los inscritos recibe una cédula con su
nombre y con la explicación detallada de este
privilegio.
Los que ya conocéis este privilegio dadlo a
conocer a todos vuestros amigos y conocidos
y veréis como no queda ,ni uno que no se ins­
criba y que no haga inscribir a sus difuntos.

La Virgen de Don Bosco.
XX.
15.000 liras para una obra.

La vida de Don Bosco estuvo toda in­
formada por dos grandes ideales: la gloria
de Dios y la salvación de la juventud pobre
y abandonada. Sus obras de celo necesi­
taban ingentes sumas y para allegar re­
cursos hizo otro viaje a Francia a prin­
cipios de 1882.
El día 20 de enero fue recibido por el
Consejo Central de la Obra de la Propa­
gación de la fe, ante el cual Don Bosco
expuso las necesidades de las misiones
de la Patagonia. Uno de los principales
miembros de aquel Consejo le preguntó
cómo se atrevía a poner mano a tantas
empresas y de dónde sacaba los recursos.
— ¡L a Divina Providencia! contestó
Don Bosco levantando los ojos al Cielo
con una expresión de honda gratitud y
les contó un hecho que le había acaecido
pocos días antes en Turín: Tenía que
pagar 15,000 liras al empresario de las
Obras de la Iglesia del Sagrado Corazón
de Jesús de Roma, a las cinco de la tarde
y eran ya las 4 y media. No teniendo ni
un céntimo, envío, como acostumbraba
en semejantes apuros, a algunos niños
a rezar delante del Smo. Sacramento y
a los pocos instantes llega un sacerdote
forastero que pide hablar con Don Bosco
y le dice que a fuerza de economías había
logrado ahorrar 8.000 francos que quería
dejar a su muerte para las obras de Don
Bosco; a la par que un amigo suyo se pro­
ponía hacer otro tan!o con una suma de
7.000 liras. Hablando ambos del asunto
les pareció que aquel dinero, puesto en
seguida en manos de Don Bosco, habría
servido más pronto para la gloria de Dios
y por tanto habían determinado en lugar
de tenerlo ocioso, llevárselo e! próxim’o
sábado. « Y esta mañana, continuó c! sa­
cerdote, he ido a casa de mi amigo para
recoger los ocho, mil francos y guardarlos

con los míos hasta el próximo sábado.
Pero al llegar a casa, casi maquinalmente,
tomé mis 8.000 francos y distraído, sin
casi darme cuenta, me dirigí a la estación.
Al llegar allí, reflexioné y golpeándome
la frente me dije: — ¿Pero qué has hecho?
6 No tenías que ir a Turín el sábado pró­
xim o? Pero ya que estaba en la estación
pensé: Ya no vale la pena de volver atrás,
así quedo libre de este fastidio. Y aquí
tiene V. los quince mil francos. El Vene­
rable sin decirle nada de los apuros en
que se encontraba, ruega al sacerdote que
espere un momento; hace llamar al em­
presario. Este entró con aire resuelto,
reclamando la inmediata entrega de las
15 mil liras, y Don Bosco: — Yo no tengo
esta cantidad pero este buen sacerdote
os contará cómo acaba de buscar las quince
mil liras y rogó al sacerdote repitiera al
empresario la narración anterior. « Y a
tal narración, concluía Don Bosco, el em­
presario, el buen sacerdote y yo no pudimos
contener las lágrimas, ante una interven­
ción tan evidente de la Divina Providencia.
En Marsella.

Desde Lyon vol vió Don Bosco a M ar­
sella, donde día tras día iban en aumento
los hechos prodigiosos, tanto que el V e­
nerable, llegado el día de la salida, para
evitar la aglomeración de curiosos y de­
votos que habrían ¡do a despedirle a la
estación, determinó ir a tomar el tren a
Aubagne. El abate Mandrc, vicario de San
losé, le ofreció acompañarle en coche,
tramando un piadoso plan. Tenía una
penitente, la Srta. Flandrín, gravemente
enferma, casi en agonía y cuya madre
había intentado en vano hacerla visitar
por Don Bosco, pues el sucederse de las
ocupaciones no se lo había permitido. A
un cierto punto el coche se para y don
Bosco exclamó: — ¿Cómo, ya estamos
en Aubagne? Todavía no, dijo el buen sa­
cerdote; pero aquí habría una pobre en-

i8i
ferma que visitar — Pues vamos
allá, dijo amablemente el siervo
de Dios. Y subió a , ver a la
enferma. Hacía 15 días que la
joven no podía tomar alimento
alguno y sufría ardentísima sed.
El padre, empleado oficial, la
había dejado para dirigirse a
la oficina, convencido de que a
su vuelta la habría encontrado
muerta. Don Bosco dijo a la
joven:— ¿Tom aría con gusto
un poco de agua, no es cierto ?
— Es que no puede tomar nada
observó la madre. Recemos, aña­
dió Don Bosco. Y todos los
presentes se arrodillaron y reza­
ron con Don Bosco. Don Bosco
dió luego la bendición a la en­
ferma y añadió: i Ahora beba!
Y la enferma empezó a beber sin
dificultad alguna; parecía que
una nueva vida fuera penetrando
rápidamente su sér hasta que
fuera de sí por la alegría excla­
mó: ¡Estoy curada! Todos los
presentes quedaron como fuera
de sí por la sorpresa y la alegría y
D. Bosco mismo con las lágrimas
en los ojos y temblando de emo­
ción mientras volvía al coche iba
repitiendo: ¡Bendito sea el Señor!
¡Bendita sea M aría Auxiliadora!

Talca (Chile) — La Iglesia de M arta Auxiliadora
de! Colegio Salesiaao.

G R A C IA S
DE M ARÍA AUXILIADO RA
B a r r o {España). — A principios del mes de
diciembre del pasado año enfermó en Santiago
mi hermano Angel. Inmediatamente fué mi
esposo médico a verle y su diagnóstico fué bas­
tante pesimista; mas para su tranquilidad y la
del enfermo mandó reunir en consulta a tres
prestigiosos médicos de la ciudad. Todos con­
firmaron la gravedad del mal. Cuando regresó
mi esposo y me enteré del fallo ofrecí a la Sma.
Virgen María Auxiliadora , además de mis ora­
ciones diarias, una limosna de 100 ptas. para
las Misiones y contribuir anualmente con la
misma cantidad todos los años que la Virgen
Santísima quiera condederle de vida a quien
consagró muchos días de trabajo en su honor
para añadir a su corona el título de medianera
universal.

i

Van a cumplirse cuatro meses desde que en­
fermó y aunque la reposición fué lenta, está
gracias infinitas a la Sma. Virgen Auxiliadora
restablecido, pudiendo atender a los múltiples
cuidados y asuntos de ia Archidiócesis que rige
como Vicario Capitular.
Dígnese publicar en el Boletín Salesiano esta
gracia especial pues así lo ofrecí para que se
conozca cada vez más la valiosa intercesión de
la Sma. Virgen Auxiliadora.
27 marzo 1928.
R o s a l ía A m o r R u íb a l .

Celadora Salesiana.
B o g o t á {Colombia). —
Un hermano mío,
joven militar, regresaba a la capital después
de cumplir una comisión del Gobierno. Al de­
sembarcar en el puerto fluvial de Girardot,
para tomar el tren, que debía conducirlo a la
sábana de Bogotá, a 2.ÓS0 m. de altura, supo
que dicho tren había partido pocos minutos
antes.
Por llevar una comisión importante le ofre­

cieron poner una locomotora con un coche para
él, para el oficial y los guardas del correo y asi
se hizo.
Habiendo dado alcance después de varias
horas al tren ordinario, quisieron unir a éste
el coche en que iba mi hermano y sus tres com­
pañeros. Pero no advirtieron que estando en
la gran pendiente de la montaña, debían sos­
tener el vagón para evitar el retroceso al desen­
gancharlo de la máquina. Efectivamente el co­
che empezó a retroceder aumentando por mo­
mentos la velocidad y sin que fueran parte a
dcterncrlo los frenos, que en vano, intentaron
manejar los cuatro viajeros.
Después de recorrer muchos kilómetros y en
un punto en que la vía queda al borde del abismo
y en donde se encontraba un vagón de carga,
lleno, que esperaba otra máquina, se produjo
el choque con tal violencia que el coche donde
iban los cuatros viajeros quedó destrozado, ca­
yendo hacia el lado contrario al abismo.
¿Y qué había sido de los pasajeros? Uno de
los guardas quiso saltar fuera y quedó muerto;
mi hermano y el otro guarda se asieron fuerte­
mente a las puertas del coche, sentados en el
suelo del mismo; el» oficial de correos quedó
tan mal herido que a poco murió.
Mi hermano dice que por un momento pa'saron por su mente su esposa y sus tres hijitos
y luego no pensó más que en la Virgen Santí­
sima, invocándola bajo el título de Auxiliadora
y pidiéndole su auxilio para el momento de la
muerte, humanamente segura.
Y esta Madre dulcísima, que fué siempre la
reina de mi familia, oyó benigna la súplica de
los que la invocaron, pues no permitió que mi
hermano, ni el otro guarda que también la
invocó recibieran lesión alguna, a pesar del des­
trozo del vagón.
Con mi familia hago pública mi gratitud a
mi dulce Madre, la Virgen de Don Bosco.
Setiembre de 1926.
Una Hija de María Auxiliadora.
E n s e n a d a (Argent/na). —- Siento verdadera
necesidad de dar un desahogo a mi corazón
haciendo público mi agradecimiento a María
Auxiliadora por una gracia singular recibida de
su bondadosa mano. He esperado hasta ahora,
para con^probar la seguridad de la curación;
hoy que los médicos no hallan en ella la más
mínima molestia, tras una nueva revisión creo
llegado el momento de dar esta muestra de re­
conocimiento a tan tierna Madre.
Mi hija Dominga Carmen Ostuni, de 12 años
de edad, el año pasado el día 19 de Abril sin­
tióse descompuesta. Llamamos al médico de
la familia, c! ilustrado Dr. Vicente Dcfelicc,
quien no titubeó en señalarnos la gravedad del
C.1S0 diagnosticando un <flemón séptico en el
cuello infiltrado y difuso con prolongación al tó­

rax » ordenando su traslado inmediato al Hos­
pital de Niños de La Plata. Reconocida por los
eximios Médicos, Dres. G. B. Cavazzutti, M.
Cavazzutti, y Vicente Centurión desde el prin­
cipio confirmaron el diagnóstico anterior dando
el caso como perdido, procurando conformar
mi corazón de madre y prepararme para el
momento fatal. Mas luego se produce una cierta
indecisión en los médicos, quienes el 23 de
Abril, primer día del Mes de María Auxilia­
dora, deciden practicar una intervención qui­
rúrgica casi contra su misma voluntad, según
lo confesaron ellos mismos, y asegurando a la
familia que nada bueno se podía esperar de la
operación, ni abrigar la más mínima esperanza,
opinión que confirmaron después de la ope­
ración por haber hallado el pus ya muy infil­
trado. Tan debilitada quedó la niña después
de la intervención y tan descompuesta que a
cada momento parecía morir y hasta cundió
la voz, que ya hubiera fallecido.
No debía sin embargo suceder así, pues es­
taba de por medio el poder de María Auxilia­
dora a quien se invocaba con fervor. Desde un
principio la familia al enterarse de la gravedad
de su estado acudió con entera confianza a la
que es «Salud de los enfermos» y mientras
en el Colegio de María Auxiliadora las compa­
ñeras se interesaban por ella iniciando una fer­
vorosa Novena, en la iglesia salesíana de N. S.
de la Merced se ofreció una Misa en el altar
de María Auxiliadora poniendo a la enferma
bajo el cuidado especial de tan tierna Madre.
La misma enfermita, desde que comprendió
la gravedad, no hizo más que invocar a María
Auxiliadora y en las angustias del dolor no decía
otras palabras sino el nombre de María Auxi­
liadora. Al trasladarla a la sala de operaciones
iba repetiendo: '■ ¡María Auxiliadora, no me
dejes morir! y en la noche de ese mismo día, ya
muy agravada y casi en agonía repetía constan­
temente: <■¡M aría Auxiliadora, que me muero! *
'■ ¡M aría Auxiliadora, no me deies morir».
Asistida por las cariñosas Hermanas de la
Misericordia, que no la abandonaron de día ni
de noche, una de ellas conmovida ante la insis­
tencia de las oraciones de la niña, indicó a la
familia: <’■ Don Bosco necesita milagros para su
beatificación ¿por qué no lo invocan? Yo le
rezaré con esa intención. Se pidió entonces a
las compañeras del Colegio que suplicaran con
mayor insistencia mientras la familia multipli­
caba sus plagarías y prometió una limosna para
la Obra de Don Bosco en la Ensenada, hacer
celebrar una Misa en su Santuario de Turin
y llevar el hábito de María Auxiliadora.
No podía la Virgen Auxiliadora mostrarse
sorda a tantos clamores, y pronto se pudieron
palpar los efectos de su intervención en una
maravillosa mejoría, tan sorprendente e inexpli­
cable, que provocó la admiración de todos a

II

i 83

tal punto que uno de los doctores, el Dr. Cen­
turión que la operó llegó a decirle emocionado
y maravillado: o ¿ Y tú tienes fe, niña? S í; esto
es un milagro, porque tú no eras para vivir».
El 19 de Mayo (un mes justo desde que co­
menzó la enfermedad) salía Dominguita del
Hospital casi totalmente curada, asistiendo el
24 de Mayo, día de María Auxiliadora, y
el 29 de Mayo, solemnidad exterior aquí en

? íí, :

Hoy, muy agradecidas a tan excelsa Madre
por la recuperada salud, cumplimos la promesa
publicando la gracia para mayor gloria de Dios
y devoción a María Auxiliadora. También
damos las gracias por haber recuperado la salud
una hermana nuestra que se encontraba en­
ferma.
24 febrero 1928.
F am ilia M a y o .

-‘i-

¿
i '

r*' .

Tibidabo (Barña-España) — La escolanía del Templo Naciónal ai Sagrado Corazón de Jesús.

la Ensenada, a todos los actos desde la Comu­
nión General hasta la Procesión, dando así pú­
blicamente gracias a su soberana Bienhechora
y siendo la admiración de quienes la creían
muerta. Poco tiempo después quedó totalmente
curada y hoy después de casi un año de per­
fecta salud, sin que apareciera ningún síntoma
de tan terrible mal, vengo a satisfacer mi deuda
y cumplir mi promesa por medio del Boletín
Salesiano, enviando mi pobre oferta para una
Misa de acción de gracias en su Santuario de
Turín.
D o m in g a C . O s t u n i . La enferma.
C a r m e l a B. de O s t u n i , La madre.
L uis J. M uras , Director del Colegio N . S . de
¡a Merced. Cura y Vicario de ¡a Ensenada.
M ontevideo (Uruguay). — Hallándose en­
fermas de grippe seis personas de nuestra fa­
milia. acudimos a María Auxiliadora con la
promesa de dar una limosna para las Misiones
Salesianas.

D an también g ra cia s a M aría A uxi­
liadora:
B o n il l a (España). — Evaristo Ayala de Alvarez, Filomena Cortés de Vargas, Bárbara Santacruz V. de Caldas, Rosario Guevara, Dolores
González de Bizarro y N . N . hacen público su
testimonio de inmensa gratitud a la nunca des­
mentida y potente protección maternal de la
Virgen de Don Bosco, y por el digno conducto
del Decurión Salesiano, D. M íg u e l V t e . M er ­
cado A ja l a envían una limosna para las Obras
y Misiones Salesianas. — Ibraliun Lorada enV i a 5 pesos.
C ar m e n (Colombia). — Manuel Mora y en­
vía una limosna.
C er rit o (Colombia). — Elisa de Paredes,
Rosalbina de Reyes, Carmen de Reyes, Isaura
Girón, Angelina Paredes, Delfina de Tarcón,
Silvia de Reyes, Matilde Domínguez y Climaco
Reyes y envían una limosna.
CÓNESA (Argentina). — Emilia G . de Zapa

184
da g:racias a María Auxiliadora por la salud
otorgada a su esposo y envía una ofrenda.
C uenca (España). — Josefa Antonia de Mo­
rena por la curación de su hijito Vicente de seis
años de edad, desahuciado de los médicos y
envía una limosna para los huerfanitós de Don
Bosco. — Aleida de Aveiga, Luz Clara de H i­
dalgo, Ramona Zambrano P ., Leopoldina de
Bravo, ¡Ida de Coll y Guadalupe Alvarado Avei­
ga y por conducto de la activa Cooperadora
Salesiana Rosario Aveiga envían una ofrenda
para las Obros y Misiones Salesianas.
E nsenada (Argentina). — Marcela M . Cormack por la salud devuelta a su hermano Pedro
gravemente enfermo y ens^a una limosna.

L a P lata (Argentina). — Luis M . Ferrer,
por haber obtenido un empleo, encomendando
el asunto a María Auxiliadora.
M ontevideo (Uruguay). — María M . de
Martínez, por haber recuperado la salud per­
dida > el uso de una mano que hacía tres meses
no podía utilizar. — María Angélica Borzone
por la curación de su querida Madre. — M er­
cedes C . de Buquet, por la salud recuperada. —
Cecilia Robha B ., por la conversión de un indi­
viduo de la familia. — M aría Ofelia Gandolfo.
P asto (Colombia).— José Julio Delgado, por
varios favores obtenidos y envía una limosna
para las Misiones Salesianas.
P edromeras (España). — F . G. B . da gracias
y envía una limosna para el culto de Maria
Auxiliadora.
POPAJAN (Colombia). — Ignacio Falla, agra­
decido, envía una limosna.

R ubielo s B ajos (España). — Paz Montoya
y envía una limosna.
S t a . T ecla (El Salvador). — María N . Ruiz,
por haber obtenido la solución de un asunto
difícil, poniendo por intercesor al Vblc. Don
Bosco envía una limosna para las Misiones SaIcsianas.
S an Iose (Uruguay). — N . N ., por haber
alcanzado un empleo para su hilo, que hacía
seis meses estaba sin trabajo, y hace celebrar
una Misa.
T i p l e (Colombia). — Rosita Paiz, Leónidas
Saldaña, R. Calderón de Tenorio, Salvador Ló­
pez y Clementina D. de Valencia, envían una
limosna para el cuito de María Auxiliadora,
en acción de gracias por favores recibidos.
Y p i a l e s (Colombia-Nariño). — Joaquín Mo­
reno en agradecimiento a la Virgen de Don
Bosco por un importante beneficio que le otorgó
envía una limosna y se hace Cooperador Salc-

Por intercesión
del Vble, Juan Bosco.
C o n c o r d i a . — Como testimonio de profunda
gratitud al Vble. Juan Bosco, por cuya inter­
cesión hemos obtenido la milagrosa curación
de nuestra hija, gustosos publicamos este hecho
dispuestos al propio tiempo a afirmarlo con juranento, si preciso fuera y si ello va en honra
del Venerable, cuya valiosa mediación hemos
palpado en tan dolorosa circunstancia.
Habiendo sido sometida nuestra hija a una
operac’ón quirúrgica, terminada ésta, no daba
ninguna señal de vida. Cuarenta minutos lu­
charon los facultativos y pusieron por obra
todos los recursos de la ciencia, cuántos medios
tuvieron a su alcance pero en vano. Era angus­
tioso el momento, los médicos no daban la más
mínima esperanza, llegando a asegurarnos se­
ría un verdadero milagro el que nuestra hija
volviera a la vida.
En tan aflictiva situación, recibimos una es­
tampa del Vble. Juan Bosco, enviada por las
Hijas de María Auxiliadora; desde el momento
en que la vimos sentimos renacer la esperanza
y una fe sobrenatural, de que con ella sanaría
nuestra amada enferma. Los mismos médicos
nos ayudaron a colocar la mencionada reliquia
sobre el corazón que ya no latía y a los pocos
insvintes, con verdadero asombro de cuantos
allí estábamos, empezó a volver en sí, entrando
desde entonces en franca convalecencia.
Hoy está perfectamente curada y guarda
para el amado Padre inmenso agradecimiento.
24 noviembre 1927.
El Padre: M A R C O S A. C a d a v i t F.
La Madre: C a r l o t a G o n z á l e z d e C .
sigue la firma de 10 testigos oculares del hecho.
Los A n g e l e s (California). — Herminia Ló­
pez por haber obtenido, por intercesión del
Vblc. Don Bosco, la gracia de encontrar a su
padre a quien ya tenía por muerto.
M é j i c o {Doña Dolores Solorzano de Rebo­
llar envía varias limosnas para la Beatificación
del Vblc. Don Bosco, por haber obtenido la
salud de dos hijas gravemente enfermas. — La
familia Sicilia envía una limosna para la beati­
ficación del Vblc. Don Bosco, en acción de
gracias por haber obtenido por su intercesión
la salud de un niño enfermo. — Fausta Arroyo
da gracias a Don Bosco por haber obtenido
éxito feliz en los difíciles exámenes de ingreso
a la facultad de ciencias, y también por haber
obtenido la curación de una persona que se
hallaba ya en agonía; asimismo habiéndose
visto la madre de esta última agraciada, atacada
de un erisipela, se le aplicó la reliquia del Vble.
en la parte afectada y con prodigiosa breve­
dad le desapareció la hinchazón.

£1 Colegio Salesíano de Misiones
de Asíudillo (Palencia~España)
Recordamos a nuestros lectores que, desde
el pasado octubre, funciona en España este
Colegio, destinado a la formación de misioneros
que vayan luego a aumentar el número de obre­
ros evangélicos que trabajan en los distintos
campos de misión confiados a los salesianos,
en América, Asia, Africa y Oceanía, donde
tantos millones de almas yacen todavía en las
tinieblas del error y de la barbarie.
Las vocaciones, como no podía ser menos en
una Nación misionera por excelencia, no faltan;
sólo en el primer año pasan de 70 los generosos
aspirantes que anhelan un día llegar a ser mi­
sioneros.
Pero hacen falta medios para sostener estas
vocaciones y para aumentarlas.
¡Cooperadores Salesianos españoles y cuantas
almas sintáis el noble ideal de las misiones! redordad que el mejor medio de contribuir a ellas
es favoreciendo vocaciones misioneras; pues es
incalculable el bien que puede llegar a hacer
un misionero y todo ese bien redundará en
mérito de quien haya contribuido a su forma­
ción con sus limosnas. Enviad donativos, fun­
dad becas misioneras: que España no quede
atrás en este consolador movimiento misionero,
que cual incendio de amor ha prendido en ei
mundo entero, ante las repetidas exhortaciones
del Padre común de los fieles.
¡Cooperadores Salesianos de América Espa­
ñola! Vosotros que sentís gratitud hacia España,
porque supo dejar la religión católica tan arrai­
gada en esas hijas suyas que son su orgullo,
las generosas repúblicas hispano-americanas.
¿No es verdad que sentís la necesidad de que
se multiplique el número de sacerdotes y mi­
sioneros, que ayuden a sostener esta vida cris­
tiana y a propagarla en aquellas regiones donde
no ha podido penetrar todavía? Pues bien; ha­
ced que florezca este Colegio Salesíano de M i­
siones de España y de ahí podrán salir grupos,
cada vez más numerosos, que, con el mismo
espíritu que animaba a aquellos santos reli­
giosos que acompañaban a los descubridores
y conquistadores de América, vayan a prestar
ayuda a ese ejemplar clero americano, que,
dada su escasez, el número grande de almas a
qué atender y las extensiones enormes con­
fiadas a sus cuidados, es bien digno de aplauso

y admiración, pero sobre todo de que se le preste
eficaz ayuda!
¡Todos, pues, a una, por la Iglesia, por el
Papa, para propagar el Reinado de ]esucristo,
a cultivar, a promover, a favorecer y a sostener
vocaciones misioneras!

Asiudíllo — Fachada del Colegio Misionero.

M edios de C ooperación:
Se puede cooperar a la formación de misio­
neros salesianos:
1. Suscribiéndose por una determinada
cantidad mensual o anual.
2. Ayudando al mantenimiento de uno o
más aspirantes misioneros:
a) La pensión de un día es de 2 ptas
b) La pensión de un mes 60 ptas
c) La pensión de un año 700 ptas
d) La pensión de cinco años 5000 ptas.
j . Con la fundación de Becas perpetuas;
se calcula en 10.000 ptas. la suma necesaria
para la fundación de una beca, pudiendo ser
costeada por una o varias personas.
4. Los Rvdos. sacerdotes podrán cooperar
con la celebración de misas, según la intención
del Director del Colegio

186
C A RT A G O (Costa Rica) — Solem ne B en­
dición de la Ermita de San Lucas. — Como
anunciamos a su debido tiempo, algunos alum­
nos del Colegio Salesiano de Cartago (Costa
Rica) lanzaron la idea de proveer al Penal de
San Lucas de una capilla, que endulzara la
vida de los presos y que sirviera para hacer
nacer en sus corazones propósitos de enmienda
y de rehabilitación.
La iniciativa encontró en seguida el apoyo
de las autoridades y de los generosos corazones
costariqueños tan amantes de la Virgen.
Los niños del Colegio Salesiano fueron re­

entre las que figuraban lo más selecto de la
Sociedad Costariqueña. De la costa a la' isla
donde se halla el penal, la comitiva y la Virgen
fueron trasladadas en Gasolineras siendo con­
movedora la llegada al penal y las funciones
con que se dejó entronizada la Virgen.
Toda la prensa se ha deshecho en elogios
de la nueva Obra, dedicándole largas crónicas
con abundantes fotografías y elogiando la labor
del P. Soldati, alma de la Obra, a quien la Nación
se honra en reconocer como hijo adoptivo, que
tanto se desvive para la formación de las futu­
ras generaciones de Costa Rica.

Habana (Cuba) — Institución Inclín, para Escuelas Profesionales Salesianas.

cogiendo de puerta en puerta el óbolo de todos
los buenos para contribuir a tan delicada y feliz
iniciativa; y en breve espacio de tiempo la Er­
mita ha sido un hecho y la bendición ha dado
lugar a una fiesta, que ha sido un verdadero
triunfo de María y que ha traído sobre los salesianos los plácemes y parabienes de toda la
prensa y de toda la Nación.
Contribuyeron de un modo especial al éxito
de la empresa el Exemo. Sr. Presidente, Don
Ricardo limener, el limo. Sr. Obispo de Alajuold, Mons. Monestcl, los Sres. Secretarios
de Estado; gran número de eclesiásticos y el
Soberano Congreso de la Nación.
La estatua de la Virgen de los Angeles, la
Negrita como la llama el pueblo, salió de la
ciudad de Atajuela para ir a llevar el consuelo
a los moradores del Penal. Desde la capital se
organizó un tren especial que trasladó al lugar
de la nueva Ermita a más de looo personas

HABANA (Cuba) — Don B osco en Cuba.
— Con gusto saludamos la nueva Revista « Don
Bosco en Cuba» que se propone ser un reflejo
de la actividad salesiana en la hermosa perla
de las Antillas y animar a todos los Cubanos
a cooperar eficazmente a los ideales de Religión
y Patria a que los Salesianos en nombre de
Don Bosco han dedicado todas sus energías.
La Congregación Salesiana en Cuba cuenta
ya con las siguientes obras:
H abana (Víbora). ♦ Institución Inclán * gran­
dioso edificio, moderno en el cual funciona
actualmente un externado con 500 alumnos
y el Oratorio Festivo. En él se han instalado
también las Escuelas Profesionales para el
aprendizaje racional y metódico de siete oficios.
H abana (Guanabacoa). Centro de formación
salesiana, con noviciado y los cursos de Huma­
nidades y Filosofia. También tiene talleres de

i 87

sastrería y carpintería para algunos de los asi­
lados en la Granja Delfino.
C a m a g ü e y (Ciudad). Los PP. Salesianos re­
gentan la Parroquia de Ntra. Sra. de la Cari­
dad. — Frente al Santuario dirigen las Escuelas
parroquiales con notabilísimos Oratorios Fes­
tivos para niños y niñas. — Hay en construcción
un edificio para Escuelas de Artes y Oficios.
S a n t i a g o d e C u b a . — En el Barrio de Punta
Blanca rigen los Hijos de Don Bosco la na­
ciente Parroquia de María Auxiliadora y flo­
recen además un externado, escuelas noctur­
nas y Oratorio Festivo; se está preparando el
local para Escuelas Profesionales.

Llevó a cabo la ceremonia el Vicario Apos­
tólico de Magallanes, obispo salesiano Mons.
Jara, al que hacían corona alumnos, exalumnos,
cooperadores y gran número de invitados.
El Sr. Inspector P. Aliberti pronunció un
elocuente discurso tejiendo la historia del M u­
seo desde su fundación, haciendo notar su apre­
ciable contribución a la cultura regional. De­
talló el número e importancia de los ejemplares
expuestos, muchos de ellos preciosísimos p»r
su gran rareza y dedicó un recuerdo de gratitud
para Mons. Fagnano, para el P. Borgatello y el
hermano Angel Benove a la vez que ofreció
el tributo de su agradecimiento y el de todos
los salesianos al Sr. Obispo oficiante y a los

Magallanes (antea Punfa-Arcnas-Chilc) — Mons. Ja ra con los caballeros y damas que apadrinaron
la ceremonia de la Bendición de la Primera Piedra del M useo Regional Misionero salesiano.

Las Hijas de María Auxiliadora poseen dos
florecientes centros en la provincia de Camagüey,
uno en lá misma ciudad y otro en Nuevitas.
Un brillante porvenir se presenta para la
Congregación Salesiana en la generosa nación
cubana que tan bien sabe acoger y fomentar
toda noble iniciativa.
M A G A L L A N E S (Chile). — £ / Museo
"B orga tello.” — El 26 de febrero de 192Ó,
señalará una fecha gloriosa en los anales de la
Obra Salesiana en Magallanes (antes Punta
Arenas). El Musco Regional Misionero Sale­
siano, fundado por el inolvidable P. Mayorino
Borgatello y amorosa e inteligentemente man­
tenido y enriquecido por el llorado hermano
coadjutor Angel Benove, necesitaba un local
más amplio y apropiado. Y en dicho día se
procedió a la Bendición de la primera piedra
de un nuevo brazo de edificio destinado a este
objeto.

Sres. Padrinos y distinguidas madrinas que ic
acompañaban. Estos fueron: El Sr. Intendente,
Crnel. Javier Palacios H. y Sra; Sr. Jefe del
Apostadero, Cap. Alberto Paredes y Sra; Sr,
Juez de Letras, D. José María Almarza, Sr.
Alcalde, D. Pastor Rojas y Sra., Cónsul de Es­
paña D. Francisco Campos y Sra., Cónsul de
Italia D. Juan B. Contardi, Cónsul de Yugos­
lavia D. Vicente Kusanovic, Sr. Cónsul del
Brasil, D. Alfonso Menéndez B., etc., que die­
ron gran realce al acto y a los cuales reitera­
mos las gracias desde estas columnas.
V ALEN CIA (España) — Una práctica y
hermosa iniciativa de los Exalumnos. — El
día ló del pasado marzo celebróse en la ciudad
de Valencia (España) una simpática fiesta que
señalará el inicio de un período glorioso en la
actividad de los Antiguos Alumnos de la he­
roica ciudad del Cid.
El Exemo. Sr. Arzobispo, Don Prudencio

i88
Meló y Alcalde, bendijo y colocó
la primera piedra del grupo de lO o
Casas Baratas « Don Bosco» que
va a construir la Cooperativa de
los Exalumnos, una de las inicia­
tivas de acción social católica más
prácticas y dignas de aplauso.

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La Cooperativa de Casas Baratas, Don Bosco,
se propone por ahora edificar su primer grupo
de Casas verdaderamente salesiano. Nada más

Plano de disiribución de las 10 0 C asas Baratas.

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Nació esta sección del Centro de Exalumnos por el mes de noviembre de 1926, a raíz
de la proposición de algunos socios de edi­
ficarse un barrio obrero, acogiéndose a la
ley de Casas baratas.
El doctísimo sociólogo D. Juan Reig (Abo­
gado) con su actividad, celo y competencia bien
acreditada en la organización de obras sociales,
fué el encargado de realizar el pensamiento que
tan copiosos frutos ha de dar a sus asociados.
Colaboradores entusiastas fueron al prin­
cipio el Rvdo. P. Antonio Recasens, antiguo
Director de las Escuelas y el actual Rvdo. P.
Daniel M . Conde.
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Valencia (Esprfli) — Las 10 0 C asas Baratas: 1) Distribución planta baja izqaierda
21 Distribución, piso alto derecha.

189
seductor para sus socios, antiguos alumnos de
los beneméritos hijos de Don Bosco, que le­
vantar 100 hogares junto al Colegio donde se
AL VUELO
formaron útiles para la vida en los sentimien­
tos de cultura, de laboriosidad y de moralidad
que inspira y estimula la conciencia cristiana,
A LC O Y (España). — Actividad consoladora
na sólo para afirmarse en ella, sino también demuestran estas nuevas Escudas Salesianas
para tener como extensión de su casa para sus instaladas en el Patronato de la Juventud Ca­
hijos aquel Colegio cuya sombra quieren que tólico-Obrera. Las Escuelas y Oratorio Fes­
continúe amparándoles.
tivo rebosantes de niños, próxima a empezarse
La Cooperativa puso toda su tenacidad en
la construcción de una grande Iglesia dedicada
ver realizado cuanto antes su sueño; y de sus
a María Auxiliadora, llena de vida la juventud
entusiasmos y de su prosperidad son testimonio
Católico Obrera que .con más de 200 socios
la aprobación de su proyecto rápidamente ob­ es un verdadero refugio para la conservación
tenida del Estado y su halagüeña situación fi­ del espíritu cristiano salesiano de sus socios.
nanciera.
Pero las Obras de la Iglesia y otras para el
Además completará el proyecto la construc­ arreglo del teatro y pórticos, exigen que la gene­
ción de un edificio Cooperativa de consumo
rosidad de los buenos alcoyanos no disminuya,
para los ocupantes de las Casas, que al mismo
para que pueda desarrollarse esta Obra con
tiempo será su centro Social.
toda la amplitud que la importancia de Alcoy
La sociedad tiene fe en que ha de dar feliz requiere.
término a sus propósitos porque tiene pruebas
de que la Providencia la asiste como ha asistido
AO CA N TE (España). — La Caja de Aho­
y llevado al mayor éxito todas las Obras Sa- , rros de los Antiguos Alumnos salesianos al
lesianas.
finalizar el ejercicio 1927, sexto de su fundación,
se encuentra en estado de marcha próspera y
Los íerrenos y el proyecto.
floreciente, pues en este ejercicio ha llegado
a alcanzar el número de 151 imponentes con un
Con fecha 22 de setiembre de 1927 fueron
aprobados los terrenos y calificadas condicio­ capital de 7.875 ptas. cantidad importante si
nalmente 8y viviendas que constituyen el pri­ se tiene en cuenta la modestia de sus impo­
nentes. «Sin embargo, añade la memoria, más
mer grupo a edificar.
Ocupan éstas una extensión de 14.620 me­ aún podríamos lograr si todos nos hiciéramos
portavoces de las ventajas del ahorro, hasta
tros cuadrados y dan a tres amplias calles de 12
metros de anchura, dos de ellas orientadas al infiltrar esta sana costumbre en todos los com­
ponentes de la Unión cíe Antiguos Alumnos
norte y la tercera mirando a levante. Como
resulta de los planos que se insertan, las casas Salesianos ».
son amplias y alegres.
BA RCELO N A (España). — El día 29 dcl
Don José Gil del Castillo, Cooperador Salesiano, propietario de los terrenos, dió facili­ pasado abril, la Asociación de Antiguos Alumnos
dades a la Cooperativa para su adquisición y Salesianos de las Escuelas de San José, cele­
braron la Fiesta de la Unión, siendo números
el competente arquitecto Don Manuel Peris,
dignos de mención el homenaje a Domingo
también insigne bienhechor de las Escuelas
Savio y el reparto de libretas de la Caja de
Salesianas, trazó el p^yecto.
pensiones a los socios aspirantes.
El presupuesto total de las 100 viviendas
alcanza la cifra de i.yÓ4.7y4'78 ptas.
CO R U N A (España). — Dedicada a los alum­
La construcción está financiada de tal suerte
nos estudiantes y artesanos de las Escuelas Sa­
que las casas resultarán verdaderamente bara­
lesianas de la Coruña, ha empezado a publicarse
tas, luego de haber recibido los beneficios del
en el pasado marzo una nueva Revista intitulada
Estado.
* Escuela y Taller*. Narraciones, trabajitos de
Deseamos ver coronada esta iniciativa con
los alumnos, Cuadro de Honor, Crónica dcl Co­
el más rápido y lisonjero éxito.
legio y una sección de antiguos alumnos la ha­
cen muy interesante y educativa. Le deseamos
muchos años de vida.
E l conocimiento de nuestras miserias no debe
inquietarnos, antes al contrario consolarnos; por­
que en ellas encontramos una defensa contra el
amor propio, y contra la buena opinión que tene­
mos de nosotros mismos.
S. F r a n c i s c o d e S a l e s .

E C IJA (España). — El día 12 del pasado
abril celebró sus Bodas de Plata sacerdotales,
el Director del Colegio Salesiano, Don Manuel
Gómez, dando lugar a una fiesta de familia y
a una demostración de afecto y simpatía hacía
el buen hijo de Don Bosco. Durante la misa

cantó las glorias del Sacerdote Católico el Coad­
jutor de la Parroquia de Santa Cruz, Don
Miguel Bermudo. También el Boletín Salesiano desea al festejado que pueda llegar a las
Bodas de Oro.
G U A YA Q U IL (Ecuador). — El diario « La
N a c i ó n publica la siguiente noticia recibida
de Quito: «£/ misionero Padre Crespi fué re­
cibido en audiencia por el Presidente Provi­
sional de la República, quien después de una
larga Conferencia, le ofreció el apoyo incondi­
cional dcl Gobierno para sus labores en la re­
gión Oriental del Ecuador». Este reconocimiento
oHcídI de la meritoria labor que los Salesianos

de Atocha tuvieron lugar del 12 al 18 del pa­
sado marzo, una serie de actos altamente con­
soladores. El Rvdo. P. Juan Echevarría C. M.
F. y D. José M . Gil Robles, Catedrático de
Derecho Político en la Universidad, desarrolla­
ron un ciclo de Conferencias para Obreros.
«M ás de i.yoo hombres, dice E l Debate, se
reunían todas las noches en el teatro, siendo
muchos de ellos socialistas y republicanos, afi­
liados a la Casa dcl Pueblo». Las siete Confe­
rencias fueron verdaderos Ejercicios espiri­
tuales. Terminada la última, que versó sobre
la confesión, en la noche del sábado, diez y
seis confesores se distribuyeron por palcos,
patio de butacas y escenario y allí mismo con-

Hucsca (EspaRo) — Un grupo de alegres muchachos del Oratorio Festivo.
están llevando a cabo para la cristianización y
civilización de los indios jíbaros, es honor y
estímulo para los hijos de Don Bosco.
H U ESCA (España). — Grande animación
reina en el Oratorio Festivo. Un simpático cro­
nista, P. D., nos envía una chispeante relación
en la que se ve el entusiasmo con que salesianos,
exaluinnos y niños contribuyen a dar vida a
las distintas secciones dcl Oratorio. Teatro,
juegos y deportes se hallan llenos de vida y
cada uno tiene su encargado especial. Para la
instrucción catequística se han formado i 2 sec­
ciones, dirigidas algunas por antiguos alumnos,
y las fiestas de Iglesia revisten una solemnidad
extraordinaria. ¡Bien por los osccnscs! i ade­
lante siempre y sin desfallecer!
M ADRID (España). — En el grandioso sa­
lón-teatro de las Escuelas Salesianos de ¡a Ronda

fosaron a más de 700 hombres. El Domingo,
día 18, hubo dos comuniones generales en la
Iglesia de María Auxiliadora y el P. Echevarría
dió a todos la Bendición Papal.
M ATARÓ (España). — Con verdadero en­
tusiasmo han celebrado los Exalumnos del Co­
legio Saicsiano su fiesta anual, en la que se vieron
acompañados por los amados y antiguos supe­
riores, D. José Calasanz, D. Julián Massana
y D. Juan Alberto. Con delicado pensamiento,
todos los concurrentes oyeron una misa en su­
fragio de los antiguos alumnos fallecidos. Tam­
bién se renovó lá Junta Directiva siendo elegido
Presidente D. Nadal Lupo; Vice-presidente
D. Tomás Boada (a los dos hemos tenido el
gusto de verlos no hace mucho en la Casa M a­
dre de Turín); Secretario, José M. Casassas;
Vice-sccretario -Don Francisco Enrich y cinco
vocales.

i

i9 i
PAN AM Á (Centro América). — El día '8
del pasado enero se celebró con gran solemni­
dad el Día del Exalumno. Acudieron más de
40, de los 160 exalumnos del Hospicio que
honran a la ciudad de Panamá y a sus cristianos
maestros. En la ¡unta celebrada después de la
misa, los Exalumnos se interesaron grande­
mente en las obras que se proyectan para am­
pliación del Oratorio Festivo, entre las cuales
figura la construcción de un local apto y cómodo
para los Antiguos Alumnos.

Diccionario de Diccionarios. — De la Casa
editorial José Montesó (Aribau, 204 - Barcelona
España) - hemos recibido esta magnífica obra,
que en su primera parte contiene el diccionario
en lengua castellana con una buena explicación
de cada palabra y con la correspondencia en
las siete lenguas; latín, catalán, francés, italiano,
portugués, inglés y alemán para todas las acepciones; y en la segunda parte contiene siete
lenguas citadas y dispuestas en un sólo diccio-

Maíaró (España) — La nueva Junta Directiva de los Exalumnos,

L IB R O S S A L E S /A N O S .
Lecturas Católicas. — De Buenos Aires
hemos recibido la entrega 525, correspondiente
al mes de enero de 1928, titulada Lecturas Re­
creativas, del P . L u i s C o l o m a .

L I B R O S R E C IB ID O S .
Manual Práctico de Publicidad. — De la
Editorial Cultura - Apartado 782 - Barcelona
(España) - hemos recibido el primer volumen
de este manual en el que sus autores, Rafael
Bori y José Gardo, se proponen desarrollar todo
el tecnicismo de la propaganda aplicada al
anuncio prensa, estudiando minuciosamente
todos los aspectos del anuncio. Forma un vo­
lumen de 161 páginas con numerosas ilustra­
ciones y se vende al precio de 2 ptas.

tÉM

nario por riguroso orden alfabético con la co­
rrespondencia castellana, en muchas palabras
abundantísima; con una gran riqueza de sinó­
nimos e ideas afines. Forma dos gruesos volú­
menes de 1595 y 1824 páginas respectivamente,
con impresión clarísima a tres columnas y cues­
ta al contado: 100 ptas.

Haced de manera que vuestra devoción sea
placentera y amable] así ¡os demás ¡a amarán y
tendrán más ánimo para predicarla.
Nada más difícil que renunciar al dictamen
propio; y sin embargo nada más necesario para
tener humildad y llegar a ¡a perfección.
S . F r a n c isc o

de

S ales.

igz

Don Victorino Mapa.
Falleció en Manila (Filipinas). Fué presi­
dente de la Suprema Corte de Justicia de Fili­
pinas. Católico íntegro y práctico, fué siempre
reconocido por buenos y malos como el hombre
de la rectitud y de la justicia. Su ardiente deseo
era ver a los Hijos de Don Bosco establecidos
en las Islas.

Sr. Cruz María Rávago.
Hijo de Don Manuel Rávago, falleció en M a­
nila (Filipinas). Fué entusiasta propagador de
la devoción a María Auxiliadora y admirador
de las Obras de Don Bosco. Había hecho pro­
mesa de ir al Santuario de María Auxiliadora
de Turín, si se aliviaba. Deja tres huerfanitos,
sumidos en el dolor. Pidamos por su alma y
por su apreciada familia.

giadas dotes de mente y de corazón. Era cate­
drático del Instituto y de la Escuela Normal de
Barcelona y sentimientos de afecto y admira­
ción lo ligaban a la Obra Salesiana, a la cual
favorecía con todos los medios a su alcance.
Enviamos a la familia el más sentido pésame
y lo recomendamos a las oraciones de nuestros
lectores.
*

Falleció también en las Islas Filipinas, este
grande amigo de la Obra Salesiana. Fué gober­
nador de la Provincia de llocos-Sur y uno de
los fundadores de la Asociación Católica « Hi­
jos de la Libertad» que cuenta actuahncntc con
más de ey.ooo miembros.
En los tiempos más difíciles para la causa
católica, siempre procuró defender los sagrados
derechos de la Iglesia. Murió a los 8¿ años.
En su testamento manifestó el deseo de que
sus óptimos hijos, a quienes damos el más sen­
tido pésame, se inscribieran como cooperadores
salesianos, in\poniéndolcs la obligación de dar
un óbolo anual para las Obras del Vble. Don
Bosco.
*

*

áS

D. Eduardo Tolosa.
Falleció en Barcelona (España) sumiendo en
el dolor a sus parientes y a cuantos le conocían,
que no podían menos de admirar sus privile­

*

Don Francisco Nacher y Nacher.
Falleció este ejemplar caballero, modelo de
padres cristianos, el día i8 del pasado marzo,
a la edad de 68 años, habiendo recibido los
Santos Sacramentos y la Bendición Apostólica.
De sus acrisoladas virtudes y del afecto que
profesaba a la Congregación Salesiana son elo­
cuente prueba los tres hijos Enrique, Ricardo
y Alfonso que se han consagrado al Señor,
como hijos de Don Bosco.
A ellos y a los demás parientes Ies damos
el más sentido pésame y a todos pedimos una
oración por su alma.

R eco rd a d en vuesfros sufragios a :
B arcelo n a

5 r. Mena Crisólogo.

*

(Sarriá). — José Girbau y Sivilla.

C a l i (Colombia). — María Luisa González
de Rojas.
C u e n c a (España). — Concepción Moreno,
Nieves López.
M o r a l e s (Colombia). — María Casimira
Velasco, Vda. de Villegas, Cooperadora Salcsiana y Madre del Decurión Salesiano, D. Cus­
todio M. G. Villegas.
S il v ia

(Colombia). — Antonia Hurtado de

Quijano.
T u n i a (Colombia). — Marta López y Merce­
des Sandoval Vda. de Vicos.
Q u it o

(Ecuador). — Carlos Egas Manrique.

V a l d e c o m e n a s d e A b a j o (España). — Boni­
facio Muñoz y Carmen Gutiérrez (Celadora).
V a l b O NILLA

(España). — Valentín Plasenda.
R. I. P.

C o a a p ra¿acA Sa t k la a a í o r i d a d e c ie a iá a t ic m .
G m a l c : D . D O .W E N IC O G A R N E R I .
E sU b lK im ie a io T ip . d e la S o cie d ad B dito ra lo le r n a c io u l - T aria
C o F M R e g in a ,'^ a r g b c r il a , ¡7 4 .

Fecha
1928.06