BS_1925_12

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Título
BS_1925_12
Descripción
Boletín Salesiano. Diciembre 1925
extracted text
a

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XL,

DICIEMBRE. 1925

Número 12.

* S O L l D E O H O N O R E T G L O R IA !...*
C a rd e n al J u an C a c l i e r o .

R e d ac ció n j A dm inistraciÓ D : V ia C o tto le n g o N. 3 2 • T U R IN , 9 (Italia),

m

COOPERADORES SALESIANOS
O m odo práctico p a ra m o ralizar la sociedad.
Es el -periódico oficial de las Obras y Misiones Salesianas, que se en\ia
mensualmente a los Cooperadores Salesianos y a las Cooperadoras Sa­
lesianas, o sea a los que sostienen dichas Obras y Misiones.
SalesianOj,
Fundador de las Obras y Misiones Salesianas y de los Cooperadora
Salesianos es el Venerable Padre Don Juan Bosco {1815-1888) apóstol ^e la juventud y fundadoi
de la Pia Sociedad Salesiana y de las Hijas de María Auxiliadora.

"Boíeffn

Cooperadores
Salesianos.

Da Unión de los Cooperadores Salesianos — como dice Don Bosco — no
crea vínculos de conciencia y por lo tanto pueden participar las familiaí
seglares y religiosas, y los institutos y Colegios, por mediación de sus
. padres o Superiores.

Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión de Cooperadorei
Síflesianos son:
^
1. Tener 16 años de edad.
2. Gozar de buena reputación religiosa y civil.
3. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones, ofertas, limosnas
o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Salesiana.
N B. — Los que desean inscribirse entre los Cooperadores y sobre todo aquellos que proponen
nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida por el Venerable Fun­
dador; es a saber: que puedan promover por sí o por otros, con oraciones y limosnas — que
compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín » — las Obras Salesianas.
Los pedidos de inscripción envíense directameñte al Rector Mayor de los Salesianos, Cottolengo
32, Torino, 9 — Italia.
En el Cincuentenario de las Misiones Salesianas (1875-1925) recomen­
damos a todos la celebración de Jornadas Misioneras a favor de las
Misiones Salesianas, para que se difundan con su conocimiento sus mu­
de caridad.
chas necesidades — extendiendo el marco de las simpatías y procurán­
doles el apoyo de todos los buenos — Es cierto que las Jornadas Misioneras no recogerán de
golpe la a>'uda necesaria. Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria,
y objetos para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus huér­
fanos y neófitos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la vida civil de los nue
vos cristianos.
Indicamos pues, a las Casas de Comercio, esta grande obra de civilización y de fe, rogán­
doles quieran enviar al Rector Mayor de los Salesianos Don F E L IP E R IN A L D I, Cotiol^ns^, 32 - TORIN O (9) - Italia, cuanto estimen oportuno dar a las Misiones Salesianas. K1
Señor, por las fervorosas plegarias de los protegidos, bendecirá sus negocios proporciona
dameute a su generosidad.

Obra grande

Ruégase en\dar las lirñosnas y ofertas directamente al Rmo. Rector
Mayor de los Salesianos, que es asimismo el Director General de la • ’ • ’
de Cooperadores Salesianos y de las Cooperadoras Salesianas. - • ■ '
tos ofertas.
dirección: Rmo. Sr. Don F E L IP E R IN A L D I - Oratorio 5 a/c ■ ’
Cottolengo, 32 - TO R IN O (9) - Italia.

Enofo de

BOLET N SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XL.

DICIEMBRE, 1925

Número 12.

S u m a r i o : ¡N avidad! — A propósito de una pagina de Papini, — E l insigne teólogo R do, Don
Luis Pisceíta ha muerto. — E l Cooperador Salesiana debe ser otro Don Bosco. — De nuestras
Afisiones; Cuarenta días de excursión en la región del Indam a, £cua<ior. — Desde la India:
Esperando la Redención. — Tesoro espiritual. — Cuilo de Mario Auxiliadora. — Gracias de
María Auxiliadora. — Por el mundo salesiano. — Los que mueren. — Indice generaí del año 1925.

¡ N A V I D A D !
Ya se acerca de nuevo Navidad, el día de los dulces recuerdos, de las emociones plácidas, de la tierna
poesía cristiana, de los aleares rumores del Nacimiento que llenan de stuive y sano regocijo nuestras almas.
Parémonos a reflexionar un momento; hagamos un alto en nuestra vida cotidiana, azarosa, de
vértigo y de preocupaciones materiales que sofocan los nobles anhelos del alma, y dispongámonos a
saturar nuestro espíritu de celestial ambrosia.
A prepararnos al grande acontecimiento nos invita el profeta Isaías diciendo: o Oíd la voz del
qtte clama en el desierto: aparejad el camino del Señor, enderezad en la soledad las sendas de nuestro
P íos ■> Y la Iglesia que, regocijada, lanzando al vuelo las campanas, que parece que aplacan con sus
wtas festivas las secretas angustias del corazón, nos anuncia el misterioso socorro que hace veinte
siglos manifestaron los ángeles al mundo, cantando en las alturas: « Gloria a Dios en lo más alto, de
los cielos, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad ».
4 Mientras la sociedad metalizada, cuyo único ideal son la banca y el comercio; los amadores del
nundo, los hijos de mammona se postran como esclavos ante el vil metal, el becerro de oro que hiela y
endurece los corazones, vayamos los cristianos, los hijos de Don Bosco: cooperadores y antiguos alumnos
al pesebre donde, con los bracitos abiertos y el corazón palpitante de amor, nos espera el Divino Infante.
V allí postrados de hinojos ante Jesús, echemos una ojeada al año que fenece, y considerando los muc ios y varios beneficios que en su trascurso hemos recibido de la bondadosa mano de Dios, démosle
tendidas gracias, al par que imploramos nuevos favores para el año venidero.
¡i¿ué hermoso panorama el que se ofrece a las almas buenas desde la extrema cumbre del año, cuando
abarcar con una mirada el camino recorrido contemplan sus ojos un pasado de grandezas, una vida
^^agrada al servicio de Dios y del prójimo!
¡Qué satisfacción tan grande no experimentarán el cooperador salesiano, el antiguo alumno y
cuantos apoyan la obra de Don Bosco con su autoridad, limosnas y oraciones al pasear su mirada por la
^^”'-n:sxdad del campo salesiano, y ver amillares de niños preservados de la ignominia por su caridad
imcros T, a muchedumbres de aliñas que reciben del misionero la luz déla fe y entran a formar parte
^ r¿l:u'o de Cristo!
Al. irétnonos en el Señor los hijos de la gran familia salesiana, porque para nosotros repite la
l?Usi{i alborozada, entre villancicos, las palabras de los ángeles « gloria a Dios en las alturas, y
' 7 tierra a los hombres de buena voluntad ».
Re-::’:id también con esas consoladoras promesas las bendiciones de nuestro querido Rector Mayor^
Don Felipe Rinaldi, que implora en edos días gracias abundantes para iodos sus hi‘,os, augu~
f^ndoUi al misnuf tiempo felices Pascuas de Navidad y buen fin y principio de Año.

-

556 -

A propósito de una página de Papini.
**Sacerdos a iie r C h risíu s„
**EI S acerdote es otro Jesucristo,,. — San Agustín.
¿Os imagináis que no he estado espiando todos
En la página que ofrecemos a continuación
ü nuestros lectores, Papini nos muestra las los movimientos, los resx’landores, los refugios,
ansias de su corazón pocos meses antes de su escondrijos, temblores y palpitaciones más es­
conversión al catolicismo;, lo que se sufre lejos condidos de mi ahna?
Y con todo — ¡maravillaos cuanto queráis
de la verdad; y la necesidad absoluta de un
buen amigo que enderece nuestros pasos. Su y tratadme como a un embustero, incluso! —
lectura, que nos manifiesta los ímpetus de un no he encontrado nada, ¿entendéis?, no be en­
alma de fnego, de avidez espiritual refinada e contrado nada que me asquee o me avergüence.
insaciable, se presta a saludables reflexiones. No he couseguidp, en tantos años, sorprenderme
un verdadero defecto, un vicio declarado; no
Dice así:
« ¿Pero cómo? ¿Pero no hay nadie entre he logrado nunca detenerme en el umbral de
vosotros que tenga el valor de venir aquí, a nii tma acción y decir: « ¡Esto es una canallada! *
No me ha sucedido ni siquiera una vez el seriti r
casa, cara a cara, y hhblarme claramente y
descubriime sin compasión ni melosidades qué murmurar dentro de mí el. remordimiento de
soy yo? ¿No hay nadie que Quiera decirme des­ algima acción no realizada o mal hecha o con­
piadadamente, como verdadero amigo, lo que traria a alguna ley de los hombres o de Dios.
¡Pero decidme al menos una vez la verdad;
be hecho de malo, lo que no he hecho o lo que
hubiera debido hacer; mis defectos, mis vicios, por vuestras madres, decidme si es posible que
mis delitos? ¿Sois todos hipócritas y cobardes haya en la tierra un hombre tan puro! ¿Seré
acaso un santo sin pecado, el único virtuoso,
como las señoras decentes de cincuenta anos?
¿Tenéis miedo de que no hable en'serio? ¿Teméis el alma sin mancha, el hombre perfecto? No
que tome a mal lo que me digáis o que en vez lo penséis ni siquiera un momento; es imposible,
de abrazaros y besaros os rompa la cabeza u la cosa más imposible entre los imposibles.
¡También yo seguranxente soy malo, sucio,
os ponga en la puerta?
¡Adelante, por Dios! ¿No habéis visto nunca cobarde, embustero, débil, falso y sin cürazónl
la cara de un hombre franco que dice la verdad? También yo seguramente peco setenta y siete
Y o os llamo e invoco con toda el alma, con toda veces al día, y tengo el alma negra y pestilente
nú alma desgraciada. Tengo necesidad de saber como una alcantarilla. Si así no fuese, no sería
qué cosa fea he cometido, para arrepeutimie un hombre. Si no fuese así, ¿por qué sentiría her­
de ella y conocer mis defectos, para rasurarlos, vir continuamente dentro de mí este enorme
quemarlos, deshacerme de ellos de una vez deseo de ser grande, de tener un alma grande,
un alma herniosa?
para siempre. ¿No habéis comprendido todavía
N o, amigos; inútil es que me tentéis con pa­
qué es lo que me agita y me muerde noclie y
labritas al oído. No os creo ni os creeré nunca.
día?
Y o quiero hacerme un aliya grande; quiero Puede ser que yo sea puro y perfecto para vo­
llegar a ser un gran hombre, un hombre puro, sotros, para esa torcida moral de haraganes y
de traidores, de vergonzosos cansados y de
noble, perfecto. Sé que iio viviré sino esta vez,
y quiero vivir bien. L a vida de todos vasotros cerdos enmascarados. Pero no para mi; para
me disgusta. Quiero ser grande o matarme. No mi no soy puro y grande, ni para tí, ¡oh, ideal
hay otra elección para uno como yo. Tengo indescriptible de mi vida!, soy como quisiera
necesidad de estar más arriba que vosotros ser o como debiera ser para acercarme sin rubor
para que subáis más aún. Mas para llegar a ser a la muerte.
Lo que hay es que nadie puede conocerse a
grande es menester rehacer, atormentar, pulir,
agigantar esta alma sola que nos ha sido dada sí mismo; nadie puede ver con severidad y
no sé por quién para estos anos breves de paso decir con franqueza todo aquello que siente,
o de destierro sobre la tierra. Para hacerse el piensa y hace. E l astuto amor propio, la agu­
alma grande hay que conocer todas sus pe­ dísima vanidad, el interés calculador, la teme­
queneces; para hacerla pura, es menester ver rosa vergüenza, el descarado orgullo, están
siempre allí para esconder, para celar, par»
todas sus suciedades; para hacerla animosa y
cubrir, para excusar, para justificar. Por eso,
fuerte, todos los miedos y las \úle2as.
¿Creéis que me he mirado poco a mí mismo? sin duda, no me doy cuenta de la podredumbre

tonces sois estúpidos e imbéciles, porque si hay
alguno malo, vosotros, los extraños, debéis verlo
a primera vista. ¡Aguzad la mirada, haceos
más maliciosos, acechadme, preguntadme a
quemarropa! Haced lo que queráis; pero yo
quiero, de todas suertes, que me denunciéis y
acuséis sin piedad. Sli vida y mi muerto, mi
grandeza y mi abyección, están en vuestras
manos.
¿Qué es lo que estáis ahi murmurando? Ya
sé, ya sé que no sabéis más que hablar mal de

que llevo conmigo y creo ser el cisne de una
absurda perfección.
Ahora comprendéis el por qué necesito de
vosotros y por qué no puedo dar dé lado vues­
tro severidad. Los demás ven todo lo malo que
hay en un hombre; la natural malicia humana
tiene ojos agudos y la mente pronta. Nada es­
capa a su maldita \ngilancia. Lo que no ve, lo
adivina; lo que no puede adivinar, lo sospecha.
No es de hoy el que los hombres vean la paja
en el ojo ajeno.

E

l

-PK IMI í R G R D Í O

UB

m is io n e r o s

S M .E S IA N O a

O L 'K

T A R T lÚ

No os hagáis los inocentes. Aquí no se trata
de subterfugios ni de cumplidos. Vosotros veis
ciéitamente dentro de mí, os asqueáis y os
te o r iz á is 'ta l vez. Pero ¿por qué no hay nin?aao que me hable; al menos, uno, uno solo
que venga a decírmelo todo? Os repito que 3*0
K>soy como los demás. En las alabanzas me
cisco; odio las adulaciones; no puedo sufrir las
f-ilabras sobrentendidas.
:Hs que tenéis miedo? Os juro que el primero
me haga caer en la cuenta de un defecto
“«o será mi salvador, mi más caro amigo, mi
'Ganadero hermano.
¿Es que mi alma es tan horrenda que os falta
aliento para proclamar en alta voz su fealdad?
Cobrad valor y hablad. Os recompensaré como
P ^ a . Os daré cuanto poseo; robaré por regay adoraros.
¿Ko 5:cis capaces de descubrir el mal? En-

A

LAS

EL

It

VI. N O VIEM BRE D B

1875.

los hombres en secreto, calumniarlos en voz
baja y acusarlos cuando no están. Pero conmigo
esa infamia debe acabar. ¡Venid a la luz del sol,
hablad a toda voz! No me avergüenzo, no huyo.
Quiero ser acmsado e infamado para poder subir
adonde yo me sé.
Pero tal vez... — perdonadme si os ofendo —
pero tal vez vosotros no queréis revelarme mis
vicios y mis pecados, para que no pueda puri­
ficar mi espíritu, para que no me sea dado llegar
a la perfección que espero.
¡A vosotros me encomiendo, hombres, a todos
vosotros, amigos y enemigos; tened piedad de
este pobre hambriento de grandeza! No le ne­
guéis la amargura de la acusación fii la dureza
de la condena. Hablad sin reparo, condenad
ferozmente. No os detengáis si me veis llorar,
no os conmováis si veis que me pongo pálido.
Me mataré si no me hacéis ver cuán pecador

-

358 -

y culpable soy, si no me decís al punto cuán
despreciable y miserable soy. Me encomiendo
de rodillas a todos los hombres de la tierra.
[Tened el valor una sola vez de decir la verdad
cara a caral
*
* *
Natural, todos tenemos necesidad para re­
gular nuestra conducta de un consejero, de un
íunigo sincero y fiel, de un consolador, de un
padre; y este no puede ser sino el sacerdote,
(jue es otro Cristo, el continuador de su misión
en la tierra, como líl mismo lo dijo: — « Vos
(•sfis lux nuindi, vos eslis sol icrrac »: Vosotros
sois la luz del mundo, vosotros sois la sal de la
tierra; y así como la vida es imposible sin la
luz, del mismo modo la vida del alma sin el
sacerdote.
Pero no solamente sin el sacerdote es impo­
sible la vida espiritual del individuo,* sino tam­
bién la dé la sociedad. Así como no puede darse
sociedad sin religión, no puede existir religión
sin sacerdote; por lo tanto, sin él, pronto aca­
baría la sociedad cristiana, que tantos bienes
nos ha proporcionado y proporciona, y de
nuevo caeríamos en la miseria moral, en el
caos dcl paganismo.
¿Qué sería la vida moral y religiosa de los
pueblos sin el sacerdote? ¿Qué adelantos lo­
graríamos sin él por el camino del bien? ¿Quién
bendice y consuela nuestros pasos en toda la
vida? ¿Quién desde la cuna y desde los primeros
vagidos que el sacerdote bendice con el agua
del bautismo, hasta la sepultura donde se
mezclan sus plegarias con el rumor de la tierra
bendita, aparece en nuestra casa y persevera
a nuestro lado, y es nuestro amigo y nuestro
padre y nuestro apoyo en la vida moral y la
mitad por lo monos aun de nuestro bien hu­
mano y terreno, y en nombre de Jesucristo nos
abre las ¡niertas de la Iglesia, y ofrece por nosotro.s el santo sacrificio, y nos perdona los pe­
cados, y manda nuestras almas al cielo? K1
sacerdote.
Desde el día memorable en que Jesucristo
ct)nfirió la vocación más divina, con plenitud
de su poder, diciendo a los discípulos: v zlst
como mi Padre me nreió a mi, asi yo os ejwio a
vosotros
humanidad contó con ángeles tute­
lares de sus derechos y con maestros infalibles
que le señalarán el camino legítimo del progreso.
Sólo el sacerdote, representante de Cristo,
tiene, comoüu Maestro, palabras de vida eterna.
Y del mismo modo que Jesucristo tuvo una
misión insustituible, porque fué preciso que se
ofreciera un sacrificio con todos los mereci­
mientos de uu Dios, así también resulta insus­

tituible la misión religioso social del sacerdote
católico. ¡Cuán caro pagaron los pueblos após­
tatas sus audaces ensayos por sustituir el sa­
cerdocio de Jesucristo con alguna grosera cre­
ación humana! ¡Qué impotente y qué ridículo
aparece el hombre cuando quiere constituir
por .su propia iniciativa, el intermedio entre
Dios y las almas!
Sepan los que trabajan para conjurar los
males presentes, los que se devanan los sesos
para dar una solución a los conflictos sociales
que los únicos que pueden curar la humanidad,
porque cuentan con remedios sobrenaturales;
los únicos que pueden llenar esa misión divina
entre los pueblos, alzarnos a Dios y alcanzamos
un rayo de su verdad y de su amor, son esos
seres benditos que envió J esucristo por la tierra,
como el Padre lo envió a El.
L a mayor bendición que Dios puede conceder
a un pueblo es enviarle buenos sacerdotes. Oíd
lo que a este propósito decía el gran orador sa­
grado Massillón:«¿Qué beneficios o bienes creéis
vosotros que prometió Dios al pueblo de Israd
por medio de sus profetas si se convertía y se
apartaba de su perversidad? ¿Tal vez el dominio
de todas las naciones? ¿la destrucción total de
sus enemigos? ¿la conclusión de sus males y
desventuras? ¿quizás la posesión de una tierra
que manara leche y miel? Nada de eso; eétai
magníficas promesas y a se las había hecho
otras veces; pero desgraciadamente no evitaron
el que adorasen a los dioses de otros pueblos,
ni pudieron mantenerles en la observancia de
su ley. E l Señor dejó aparte promesas tan es­
pléndidas, capaces de impresionar a un pueblo
tan material y terreno como el ebreo, para
ofrecerle otros más preciosos y espléndidos
todavda.
Convertios, oh hijos de Israel, volved al. Dios
de vuestros padres que habéis abandonado, y
yo os enviaré pastores y sacerdotes segrín na
corazón n.
Pues si esto es así, como lo es en verdad ¿p®
qué cuantos nos preciamos de cátólicos, de
amantes del bien y de la sociedad no fomen­
tamos las vocaciones sacerdotales, y a sea apo­
yando materialmente a los que a ella son lla­
mados y no pueden satisfacer sus anhelos 2?^falta de medios, y a sea trabajando con nues&o
ejemplo para mejorar el ambiente social donde
deben brotar, crecer y desarrollarse?
No oh'idemos que un sacerdote es el niejcí
regalo que podemos hacer a la Iglesia y a 1*
sociedad. Que hay millones de hermanos nues­
tros que yacen en las tinieblas del error y de b
ignorancia esperando un ministro del be®*
que les muestre el camino del cielo y regene**

sus almas con las saludables aguas del bauti?®®-

El insigne teólogo
Rdo. Don Luis Pisceíta ha muerto.
El día 8 de Octubre, al año y up
día de la partida para el cielo de nues­
tro inolvidable hermano, Rdo. D. Ar­
turo Conelli, la muerte nos arrebataba
otra columna de nuestra amada Con­
gregación, al preclaro' miembro de
nuestro Capítulo Superior, Rdo. Don
lyuis Piscetta.
¡Cuán rudos son estos golpes, y
cómo llegan al alma y sacuden todas
las fibras del corazón! Porque hombres
que por sí solos son una institución,
(|ue dotados de gran talento y de vir­
tudes no comunes son guías seguros
de la pobre humanidad, faros que ilu­
minan los tortuosos senderos de la vida
y la hacen amable con su bondad y la
ejemplaridad de sus actos, no debieran
morir nunca.
¡Qué bien se vive al lado de estos grandes hombres, cuya cariaad no tiene límite.s,
dispuestos siempre a compadecer y perdonar, a comunicar las luces de su inteligencia
a cuantos se las soliciten, que levantan el ánimo con la viveza de su fe y la energía
de sus convicciones!
¿Por qué el.Señor nos privará de tan inestimables tesoros, de existencias tan que­
ridas, de luces que alumbran nuestros pasos 5' de ángeles que guiaban nuestras vidas?
Adoremos, como cristianos, como creyentes, los altos y justos juicios de Dios, y
besemos la mano que tan sensiblemente, pero con justicia y amor, con soberano
derecho, nos hiere para aleccionamos.
Dios sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. Pensemos que la prosperidad
como las desgracias son efecto de su misericordia.
Para los que sobrevivimos, expuestos siempre al descarrío y olvido de los verda­
deros intereses, que son los del alma, no hay escuela como la del dolor ni lecciones
más provechosas que las de la muerte para formamos verdaderos cristianos, pues
si hubiera otras más sabias y útiles el Señor nos las habría enseñado.
Para las almas justas, que han consagrado su vida toda ai servicio de Dios y bien
del prójimo, cumpliendo fielmente sus deberes, la muerte es, a su vez, el momento

má.s feliz y glorioso, porque al hallarlos el Señor llenos de méritos y maduros para
el cielo, los transporta de la miserias de la tierra a la región del descanso y de la
felicidad.
No los perdemos a estos hermanos, porque en el cielo serán nuestros vale­
dores; ni mueren, porque los hombres verdaderamente grandes y buenos con­
tinúan, aun después de su muerte, siendo con sus acciones un ejemplo vm en te para
los que les sobreviven; su memoria vivirá siempre perfumada por el aroma de las
virtudes religiosas y sacerdotales que supieron cultivar con esmero.
*

* *
No es necesario que hagamos una apología del amado extinto ni nos esforcemos
por reconstruir su fisonomía moral en todos sus rasgos y detalles, ni ponderemos
sus méritos y servicios en favor de la Iglesia y de nuestra amada Congregación para
que su memoria se grave en nuestros corazones, porque sabemos que su imagen vive
en ellos recordándonos su hermosa existencia. Si ofrecemos, en síntesis, algunos datos
y rasgos de su vida, lo hacemos como homenaje filial de dolor, de amor y gratitud,
como necesidad del corazón que desea depositar una flor ante esta tumba reciente­
mente abierta.
Nació en Comignago, provincia de Novara, “Italia, el 12 de febrero del 185S, en
el seno de una familia muy cristiana. Atraído por la fama de santidad del sacerdote
D. Juan Hosco, se dirigió al Oratorio de Valdocco a cursar’sus primeros estudios a
la sombra de aquel hombre providencial que Dios había suscitado para salvar muchas
almas.
Dotado de un raro talento y de una felicísima memoria, fácil le era asimilarse
todos los conocimientos que recibía de sus maestros, por lo que pronto corrtenzó' a
sobresalir entre sus compañeros, los que sin emddia le señalaban como estudiante
modelo, entreviendo y a su gloria futura.
Muy joven aun se presentó en público examen para obtener la licencia liceal,
siendo la admiración de los examinadores. No solo presentó su composición en correc­
tísimo latín, estilo clásico, sino que al preguntarle, ya casi por ceremonia, si sabía
algún cántico de Dante, dijo algunos con mucho acierto e inteligencia, y hubiera
recitado toda la Divina Comedia de memoria, a no haberse levantado pasmado el
tribunal para abrazarle y presentarlo a la concurrencia como un fenómeno de me­
moria e inteligencia.
Otro menos virtuoso y humilde hubiera perdido la cabeza y se hubiera lanzado
al mundo a coronarse de gloria; pero para el joven Piscetta, para esta alma prócer
el mundo no tenía atractivos bastante poderosos con que cautivarlo y retenerlo en
sus redes. Alma noble y generosa, ansiosa de perfección religiosa, prefirió la vida
oculta y laboriosa de las Casas de Don Hosco.
Sus inclinaciones a la ciencia teológica, cultivadas con maduro juicio, bien pronto
hicieron del joven Piscetta un profundo teólogo. A los 22 años, cuando otros muchos
comienzan a recorrer seriamente los escabrosos senderos de la ciencia y dar los pri­
meros pasos firmes en el ejercicio de las virtudes, nuestro querido hermano era ya
un gigante y se doctoraba con aplauso en Sagrada Teología.
Y que en su frente brillara la chispa del genio, su saber fuera profundo y acri­
solada su virtud nos lo prueba el hedió de que, a los 27 años de edad, fuera llamado
a ocupar la cátedra de Teología moral - en la Universidad Pontificia de Turín,
vacante por la muerte de Mons. Bertagna, uno de los mejores teólogos del siglo
pasado, cargo que desempeñó hasta la muerte.
Sin des.\tender los deberes de religioso y de superior, el Seminario de Turín fué
el campo de acción donde Dios quiso que el humilde hijo de Don Hosco desplegara

con provecho de la Iglesia los recursos de su talento y las bellas prendas de su carácter.
Rico en ciencia y \*irtudes cumplió su ardua tarea, su misión sublime de formar los
ministros del santuario por espacio de 40 años, a satisfacción de todos y con magní­
ficos resultados.
En medio de su sencillez, hacía brillar a los ojos de los jóvenes teólogos la verdad
de las afirmaciones católicas, desvaneciendo el cúmulo de sofismas inventados por
la impía escuela filosófica del pasado siglo. La claridad en sus ideas y el orden lógico
en la exposición, infundían en el espíritu de sus alumnos el gusto por el estudio de
la teología y admiración por las bellezas encantadoras de la fe. Su preparación en
disciplinas religiosas era tan vasta, que todas las cuestiones: de Escritura, Cánones,
Liturgia, Patrística etc..., le eran familiares, pudiendo dar dictamen concienzudo
sobre todos los asuntos, ilustrándoles, a la vez, con hechos que le facilitaba su pas­
mosa memoria.
Por último, y como para coronar su hermosa obra, escribió un excelente tratado
de Teología moral, en el que se revela la robustez de un talento reflexivo y maduro,
impecable en la doctrina y hasta en la lengua del Lacio.
Su profundo saber, unido a la austeridad de vida y obserx'^ancia religiosa de que
daba ejemplo dentro y fuera de casa, le grangearon el cariño y respeto de cuantos
le trataron, fruto del verdadero mérito y de virtud acrisolada.
Su aire sencillo, familiar y expansivo captábale fácilmente la confianza y sim­
patías de todos, infundiendo al propio tiempo profundo respeto su persona.
Pero amado y respetado de todos, conservóse, sin embargo, en la humildad, ha­
ciendo servir el prestigio de su nombre y el legítimo ascendiente de que gozaba en
el seminario y en la Congregación, únicamente en beneficio de los intereses religiosos
y para atraer a todos al servicio de Bios y apartarlos del vicio.
De humildad profunda, él solo parecía desconocer sus propios méritos, siendo
frecuente el consultar a otros inferiores con la ingenuidad de un niño, sobre materias
en que era consumado maestro.
Espíritu generoso, caritativo, se complacía en hacer el bien a todo género de per­
sonas, mostrando predilección especial por los enfermos, a quienes visitaba de con­
tinuo.
Y así, cargado de méritos y virtudes, llegó al fin de su carrera mortal, preparán­
dose al paso obligado con la tranquilidad propia del varón justo que mira en la muerte,
no sólo el fin de la vida perecedera, sino también el principio de la bienaventuranza,
y rodeado de sus hermanos, que rezaban por él, cerró los ojos a la vida terrenal para
abrirlos a la felicidad del Paraíso.
¡Feliz el que muere haciendo derramar lágrimas sinceras, quien fallece en edad
avanzada con el candor de la infancia, quien deja en pos de sí una estela de luz y
merece unánimes bendiciones, quien cumplió a la letra el precepto de Jesús:«Amarás
a tu Bios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu voluntad, y al próji­
mo como a tí mismo!
Los solemnes funerales, la gran concurrencia de pueblo, especialmente sacerdotes,
las sentidas manifestaciones de duelo con motivo del traslado de sus restos a la última
demora, son una proclamación solemne, ponen en evidencia la aureola que circun­
daba al varón santo y docto.
Que el recuerdo de los beneficios que de él hemos recibido nos mantenga viva su
memoria para ofrecerle sin cesar, y con el amor con que él las prodigaba, oraciones
y sufragios que le purifiquen del polvo que pudo llevar de su paso i>or la tierra.
Descanse en paz el bueno e ilustre extinto.

— 3^2 —

El Cooperador Salesiano debe ser otro D. Bosco.
(Continuación)
Da mihi animas, cadera iolle»

J\. ejemplo del Divino Maestro, que « vino a
salvar lo que se había perdido » (i), D . Bosco
se propuso, instruido por el Apóstol, « hacerse
todo a todos para salvarlos a todos » (2), y se­
diento solamente de la salvación del prójimo,
resume su programa en esta máxima nobilísima:
|Oh, Señor!«Dame almas y llévate lo demás!»{3)
Los que tuvieron la fortuna de visitar la
humilde habitación donde vivió el Venerable,
recordarán haber visto escrita esta máxima
junto con esta otra: « vSólo una cosa es nece­
saria (4): salvar el alma *, en aquel ambiente
afortunado donde se concibieron y maduraron,
quizás a la luz de privilegiadas manifestaciones
celestiales, las unís fecundas iniciativas del bien.
La juventud.

Los gemidos que primero conmovieron las
fibras de su corazón, fueron los de da pobre
juventud.
Se ha dicho que el niño es el hombre con todo
su porvenir encerrado en sus primeros años:
es el género humano que renace; es la patria
que se perpetúa; es como la renovación de la
sociedad todavía en flor (i). Don Bosco, cuya
única aspiración es la regeneración cristiana
de las almas y de la sociedad, se consagra ente­
ramente al bien del niño, por lo mismo que éste
encierra en su corazón las esperanzas del Cielo,
de cuyos eternos galardones es el heredero; y
de la tierra, de la que es ya la riqueza y el tesoro,
y de la que un día será la fuerza y la gloria.
Ilustrado con luz sobrenatural en sus bien
conocidos sueños, convéncese de que Dios le
ha enviado sobre todo para los jóvenes. « Hijos
míos, les dice, yo os amo a todos de corazón y
basta que seáis jóvenes para que os ame mucho,
y puedo aseguraros... que difícilmente encon­
traréis quien os ame más que yo, en Jesucristo, y
quien más desee vuestra verdadera felicidad <»(2)
Y a los jóvenes que pedían el pan {3) de la
(1) VenU ... u l M lvum faceret quod Fwrierat |/.«c ,

XIX. lo).

I2' Oumihu-» onmi.1 facUis u t omnes facerem saivus
{/ Ct*»-.. IX . a il.
Da mihi
caetem toUe {G en.. X I V , 21).
(4) 1‘ orro «num e sl necessarium ( ¿ h. . . X , 42:.
(X) Dupanloup.
•9) Pre/a. io d el Joven Instruido.
(31 Parvuli pcúerunt i>auem «t non erat qu i frangerel
eis {T h ren ., IV , 4I.

divina palabra; a aquellos cuya inteligencia
tenía necesidad de ser esclarecida con la luz de
la doctrina cristiana; a los infelices, víctimas
acaso precoces del ambiente en que viven; a
los más pobres y abandonados, a los huérfanos,
a todos quiere prestar auxilio eficaz y difundir
sobre todos las ternuras de su caridad.
Ks imposible seguirlo en los ardorosos arrojos
de su celo.
Oratorios festivos.

No se oculta a la mirada penetrante del bon­
dadoso Padre que sobre todo en los días festivos,
turbas de jóvenes, descuidados por los padres
y atraídos por mil halagos seductores, no sólo
no frecuentan la iglesia, creciendo ignorantes
hasta de los primeros rudimentos de doctrira
cristiana, sino que se reúnen a jóvenes escanda­
losos, exponiéndose a mil peligros de alma y
cuerpo; mas he aquí que concibe y pone en
práctica, con una de aquellas creaciones de qre
es tan fecunda e inagotable la caridad de Cristo,
la obra de sus geniales Oratorios festivos que
reflejan en armoniosa síntesis los alegres atrac­
tivos del celo de S. Feliije y las sabias organiza.*
ciones de la caridad heroica de S. Carlos Borremeo, bajo una fisonomía completamente nuev?,
con caracteres propios, definidos, que responden
a las exigencias de los tiempos. Allí, con a
suave dulzura de sus modales, con su palabra
fácil, clara y alentadora, sirviéndose de honestes
pasatiempos, de regalillos, y sobre todo con la
inagotable fecundidad de los medios morales
excogitados por los ardores de su celo, atrae
multitud de jóvenes, los reixne a su alreded<r,
los instruye en las verdades de la íe, los fomia
en la honradez, los robustece con la frecuencia
de los Sacramentos y los prepara para las luchas
de la vida, restituyendo a la sociedad hoiubr-s
probos y a la Iglesia hijos obedientes y fieles.
Asilos.

Cuando después se dio cuenta de que entre
los jóvenes que llenaban sus Oratorios había
algunos que, y a por la vida desarreglada de sus
desnaturalizados padres, o porque victinir.^
inocentes de vicios indm duales o de iujusticus
sociales, no tienen ni vestidos que les cubran
ni techo que los albergue, ni un trozo de paa
que los substente, entonces d Venerable, eco

— 363 —
ilimitada confianza en Aquel que dijo: ♦ Si tu­
viereis fe, todas las cosas os serán posibles » (i),
comienza la obra de sus asilos, constituyéndose
en Padre de centenares y millares de niños que
a él serán deudores de su regeneración y eleva­
ción religiosa y social.
Escuelas profesionales.

La obra de demolición religiosa había per’.ertido sobre todo, las masas obreras las cu^es,
más que por el humo de las máquinas, ennegre-

Quieref que circule también en los mansos
obreros aquel nuevo soplo de vida, aquella linfa
cristiana que, penetrando en los miembros de
los individuos, sane y robustezca el conjunto.
Escuelas agrícolas

vSu celo no podrá olvidar tamiKico a aquellas
otras muchedumbres que en los campos, opri­
midas contiiiuameute por nuevos impuestos,
desviadas por funestos empirismos antieconó­
micos al par que irracionales, víctimas del ab-

I n d í g e s a s d e l a P a t a g o n i a b a u t i z a d o s p o r M o n s . C a g l i k k o e n e l 1886.

odas y debilitadas y enfermas moralmente por
atmósfera del desvergonzado materialismo
’;Ue envenenaba el ambiente, constituían un
religro gravísimo para el joven y el aprendiz
por fuerza debían \dvir en medio de tan
P^tmciosos elementos.
I^n Rosco, sin desanimarse ante las dificul-ides de todo género que su mente educada en
,
práctica prevee y mide, echa los cimientos
sus Escuelas profesionales, en las que se
ffopone formar al par que hábiles obreros, ópcristianos que sepan sendrse del trabajo,
•-otificado por Jesucristo en el taller de Xapara gauar^ pan para su cuerpo y mépara su alma
■Araen quipi>e d iro vo& a, si h abuerítis fidem ..,..
'• t- :;'b ile e ril v'.;.:- .JioiJh., X V II. q).

seatísmo de los directores, impotentes para
sostener la concurrencia inevitable creada por
las evoluciones agrarias y por el mercado único,
o han de ceder a los h a¿gos del industrialismo
que los absorberá en las máquinas de los grandes
centros, o han de persuadirse de que han de
encontrar alivio al desbarajuste económico,
agrupándose en asociaciones que, bajo los men­
tidos despojos de aconíesionalidad, exigirán
quizás como billete de entrada dolorosos com­
promisos y harán obra de subversión religiosa
y social.
También para estas almas tiene D. Rosco
entrañas de caridad, y con el multiforme flore­
cimiento de sus Escuelas de Labradores, Colonias
Aerícolas v Escuela!, ác At^ricullUra, al paso que
establece la difusión de sano progreso agrícola,
prepara al mismo tiempo generaciones profun-

— 364
damente cristianas, destinadas a poner tm dique,
no sólo al pernicioso éxodo de los campos, sino,
y sobre todo, a la corriente de -principios irre­
ligiosos y anárquicos que amenazan corromper
y perturbar cada vez más los ambientes de
tradicional paz y quietud.
La escuela.

I^a misma obra de regeneración cristiana lleva
a cabo con admirable eficacia en la escuela que
quiere esté alumbrada y vivificada por la luz y
el calor de nuestra Santa Religión.
0 La educación, dice, basada toda en los
clásicos paganos, embebida de máximas y sen­
tencias exclusivamente paganas, dada con mé­
todos paganos, jamás podrá formar, y menos
en nuestros tiempos en que la escuela lo es todo,
verdaderos cristianos. He combatido toda mi
vida contra esta perversa educación que corroe
la mente y el corazón de la juv.entud en sus
años más hermosos, y ha sido siempre mi ideal el
reformarla sobre bases sinceramente cristianas
Cómo cumplió el deber que se impuso, la
abundancia de frutos que le íué dado recoger,
el vigoroso impulso que dió al resurgimiento
y difusión de la escuela cristiana nos lo dice la
iiistoria, y de un modo especial lo proclama la
gratitud de millares, de millones de jóvenes de
toda edad, sexo y condición, puesto que al gran
Pedagogo del siglo X IX , en cuyas aulas encon­
traron luz para su inteligencia; energías, res­
tauración y fervor de vida para el corazón,
quisieron levantar en el centenario de su nata­
licio un monumento, en torno del cual se habían
de agrupar para entonar el himno de la grati­
tud representantes de todos los pueblos frater­
nalmente reconciliados a la sombra de la dulce
figura de Aquel que fué apóstol, y es la perso­
nificación y el símbolo de la caridad cristiana,
apenas se haya alejado la borrasca de odio y
de sangre.
Y todo el mundo sabe que los colegios y los
numerosos institutos fundados por el Venerable
se multiplicaron de un modo maravilloso des­
pués de su muerte; y hoy, diseminados por
todas partes, ro<leados de las más lisonjeras
simpatías, para estínuilo de los sacrificios de
los educadores y de la aplicación de los alumnos,
ofrecen un inmenso tributo de obreros evangé­
licos a la Iglesia; a la patria, ejércitos de ciuda­
danos honrados que sabrán a su vez honrar los
puestos que les sean confiados en la sociedad civil.

la que es reina; olvidada o descuidada la obra
educadora cuya primera base debieran ser los
cuidados amorosos de la madre, aunque opri­
mido y a de trabajo abrumador y empeñado ea
múltiples y dificilísimas empresas, se decide a
fundar el providencial Instituto de las Hijas
de María Auxiliadora que, propagándose coa
asombrosa rapidez, rivalizan santamente con
los Salesianos, por medio de las variadísimas
obras que constituyen el programa de su celo,
en la realización de prodigios de caridad; y los
frutos ubérrimos hasta ahora obtenidos son
prenda de un más lisonjero porvenir para la
formación de la mujer y la suerte de la prole.
Vocaciones.

La revolución se había proijuesto, no sólo
adormecer, sino destruir completamente el sen­
timiento cristiano; con tal objeto sus golpes
más rudos procuraba dirigirlos contra la Iglesia
y sus ministros. Herido, o quitado de en medio
el Pastor, Has ovejas serían fácilmente presas
del lobo (i).
ICl odio, la persecución al sacerdote, la detilitación de la fe, hasta en las aldeas y entre les
familias de más arraigadas tradiciones religiosas,
hicieron que llegasen a faltar los obreros evan­
gélicos, cuando más intensa se sentía su nece­
sidad en la místrea viña.
No sólo vió y calculó D. Bosco las funestas
consecuencias de aquella falta, sino que se puso
con resolución decidida a proporcionarle el
remedio. De sus palabras y escritos se deduce
claramente que uno de los cuidados más solí­
citos de su celo fué el de dar a la Iglesia mucli«>
y buenos sacerdotes. « Acordémonos, dejó es­
crito, de que regalamos un gran tesoro a b
Iglesia cuando procuiamos una buena vocación:
que esta vocación o este sacerdote sea para la
diócesis, para las misiones o para una casa re­
ligiosa es indiferente: siempre será un gnin
tesoro que se regala a la Iglesia de Jesucristo *•
Y ¿quién podrá contar el número de sacer­
dotes de uno y otro clero dados a la Iglesia
la obra del Venerable Don Bosco?
m) Percute pastorem et dispergentur oves (2tck'
XIII, 7).

Es preciso tratar los negocios de la tierra coa
ojos
en el cielo.

Las Hijas de María Auxiliadora,

Cuando después, cou el corazón angustiado,
ve la familia minada hasta sus cimientos, redu­
cido a escombros el trouo eu que debía sentarse

Para quien Dios lo es todo, el mundo ha de ^
nada.
S. F rancisco

de

S ales.

á

Cuarenia días de excursión
por la región del Indanza, Ecuador.
[Relación ~del misionero salesiano D. Carlos
CrcsP'i al Rimo. P. Rinaldi) (i).
(continuación ) .
Recibimienio triunfal.

ílientras el sol se ponía, nosotros subíamos
fatigosamente el repecho que nos faltaba pata
llegar a la casa del jíbaro Kitkúx. Como había­
nlos anunciado la visita, tuve la satisfacción
de hallar reunidos unos cincuenta salvajes que
habían venido desde mu}' lejos.
Esta vez, con la excusa de que me encontraba
indispuesto, pude libranne de beber chi­
cha, motivo que hube de comunicar al jefe
dé casa para evitar un agravio, pues como
tal consideran el rehusar su ofrecimiento.
lUjele, sin embargo, que avisara a sus
mujeres para-que me prepararan un buen
cocido de bananas, calabaza y patatas,
porque pensaba pagarles generosamente.
Reuní en seguida a los niños para en­
senarles un poco de catecismo, en tanto
que los adultos improvisaban un hennoso
altar, donde rezaríamos mucho al Señor,
y diríamos la Sta. Misa como premio a
su buena conducta.
Como señal de gran fiesta, el Kukúx
bizo degollar un cerdo bien cebado; y
conmovido por verse tan honrado, se me
acerco mostrándome, cou la ingenuidad
con que lo hiciera un niño, un magnífico
collar de dientes de tigre.
— Mira, Padre, me decía: yo hubiera
querido obsequiarte matando un cerdo
más grande, pero hace poco me lo devoró
el tigre en la selva. Este año y a son más
veinte los que rae ha destrozado. Pero
por fin ha pagado con el pellejo. Estos
gnresos dientes de mi collar te podrán
dar idea de la fortaleza de mi brazo y
Qe nu arrojo. Si tu rezas a Dios para que
ningún tigre más me moleste, cuando
cerditos se hagan grandes, yo te
icgalar - uno.

Mientras los jíbaros se lanzaban con
(*)"V¿aae el B o le tín d e S ep tiem b re.

brutalidad sobre la víctima, yo hice matar una
gallina y prepararla ante mis ojos, para que me
sirviera de comida al día siguiente.
No se extr:ine de este mi proceder; pues como
para esta gente no hay ley que prohíba el
robo, si uno encarga a una mujer para que le
prepare una gallina, es capaz de presentarle al día
siguiente uu poco de caldo con algiíii resto de la
que fué gallina, y que ella se ha zampado, durante
la noche, en el obscuro rincón de su cabaña.
Para acallar el apetito que había despertado
la vista de las \nctimas, hice preparar un buen
perol de exquisita bebida: guayusu con azúcar;
y después del catecismo les escancié a cada cual
cuanto quisieron, no siéndome dificil hallar un
pretexto para no probar de su cerdo.

E l P . P n i t w s e A x a h a c e r p a l o t e s a l o s /{ b a r i t o s .



%66

La noche pasó todo lo tranquilo que se puede
esperar en medio de tauta gente. Me preocu­
paba. no obstante, el pensamiento de cómo
podría tener callados durante la S. Misa a tanto
rapazuelo, y que figura me harían sin tener ni
un retazo de tela cou qué cubrirlos.
Como estatuas vivientes de angelitos.

Por experiencia propia, me voy convenciendo
de que al Misionero se le ocurren ideas peregrinas
para salir del paso. Nada más fácil y acertado
para tener callados y quietos a tanto salvajito,
c[ue reunirlos alrededor del altar, y encomen­
darle algo a cada uno. A cuatro les puse ante
el altar con un cabo de vela en la mano; a otros
tres con las vinajeras y el panito; uno tenía la
campanilla, y los restantes también represen­
taban su papel, más o menos importante; pero
todos convenc'idos de que se trataba de algo
muy serio e interesante.
Kfectivamente, la ocurrencia me dió buen
resultado, pues todos se condujeron bien, sin
permitirse ni una palabra, gesto o sonrisa, se­
mejando otras tantas estatuas de angelitos,
de marmol.
listábamos en la vigilia de la fiesta de María
.\uxiliadora, 23 de mayo, y puede imaginarse,
amado Padre, con el entusiasmo y cariño con
«jue les habré hablado de la .Augusta Reina del
Cielo, que el día anterior nos había librado de
la muelle.
Vela nocturna.

Hacia las ocho de la mañana, emprendimos
el viaje, a pesar de la al)undante y persistente
lluvia, l.il día no ¡nido ser peor. Ríos y arroyos
habían crecido considerablemente haciendo muy
peligrosa la tra\ esía. Nosotros íbamos hechos
una lástima, con los vestidos llenos de fango
por las címtinuas caídas, y calados hasta los
huesos, ]ntes más de diez veces tuve que lan­
zarme a tra\ és <lo la corriente, con el agua al
cuello, aytuladü por los jíbaros que nadan w m o
los peces.
Por lo diclio piíede colegir cómo habremos
llegado o la última colonia cristiana: la sotana
y las zapatos ni yo mismo los conocía.
Cuando me vieron llegar de ^ ta manefa,
algunos colonos lloraban de compasión. Pero
después de media horita, bien mudado y
rehecho al amor de la lumbre, ya estaba yo
en condiciones de comenzar mi trabajo apos­
tólico.
La capilla no la habían empezado a constnrir
todavía, drbido a la enferhiedad del carpintero,
por lo que de nuevo, el gallinero-catedral, de



i¡ue ya hablé otra vez, nos sirvió a maravilla
para celebrar la solemnidad de María Auxilia­
dora.
Los colonos lo convirtieron en hermoso jardín,
pues todos traían un hermoso ramo de flores
y guirnaldas hechas con hojas de palmera,
entrelazadas con arte y buen gusto.
Todos los rostros transpiraban alegría, la
fiesta de la Auxiliadora llenaba de gozo los
corazones. Eu un santiamén colocamos la ima­
gen de la excelsa Patrona .sobre un trono triunfal
de gloría. Rezado con fervor el vS. Rosario, em­
pecé a confesar a unas treinta personas que se
hallaban presentes, ministerio que me ocupó
hasta casi el filo de la media noche, hora para
mi de gratos recuerdos, pues me despertaba
la dulce nostalgia de la vela nocturna que se
celebra en la Basílica de María Auxiliadora,
de Turín.
¡Con cuánto placer me uní en espíritu a los
Superiores, a los amigos lejanos, confiado eu
que el humilde homenaje de estos treinta co­
lonos y diez jíbaros fervorosos sería también
grato a nuestra querida áTrgen!
A las cuatro de la mañana celebré la S. Misa,
distribuí la Comunión, y por último di con el
crucifijo la bendición de despedida.
Plegaria de tos salvajes.

El viaje de vuelta fue un verdadero martirio,
dado el cansancio excesivo de los días prece­
dentes, pero, no obstante, todavía llegué a
tiempo para celebrar la fiesta solemne en la
residencia del Indanzj el domingo, día 25.
Todo contribuyó’ a dar grande esplendor a
la fiesta; los fuegos, la iluminación, los disparos
y la música; pero lo (j^ue más debió impresionar
a los jíbaros que se hallaban presentes, ya que
ellos son tan materiales, fué, sin duda, la gran
caldera de arroz y cerdo que hizo preparar el
V. Plá para ellos.
Si V. hubiera visto, amado Padre, la acome­
tida de estos hombres, armados de cucharas
de madera, a la montaña de arroz, que despedía
tan apetitoso olorcillo, y como reían y gozaban
saboreando la exquisita paella.
Pero no hay que creer qne todo se redujera
a una grosera comilona, no; fulgores de fe’ in­
genua brillaban en medio de tanta barbarie y
materialismo. Durante la Misa que yo celebré,
el R. P. Julio había inculcado a los jíbaros con
insistencia que cualquier gracia que durante
el día pidieran a la Virgen Auxiliadora, esta
buena Madre se la toncedería, especialmente
si se trataba de cosas espirituales.
Luego que terminé la Misa y la iglesia <¡uedó
vacía, mientras yo daba gracias en la sacristía.

veo que entra un fornido jíbaro del lejano
Pongo, ricamente ata\iado y con la inseparable
lanza en la mano. Llegado al jñe del altarcito,
se cuadró ante la imagen de la Virgen, y co­
menzó su oración de la siguiente manera:
— Nangüi huagueraie, Tziirusla; cuciru huagueraje, tzuntsta; pusciru ihuagueraje, tiurmia:
quiero una lanza, dámela; quiero un cuchillo,
dámelo; quiero un justillo, dámelo.
Se detuvo mi momento, y de nuevo comenzó
la petición con más fuerza; y al ver que nada
conseguía, salió medio desesperado de la iglesia,
diciendo a sus amigos que el Padre que les

Asaltado por un oso.

E l 27 de mayo, y después de haber trabajado
día y noche, ya tenía preparadas las cajas con
el material etnográfico y científico para la ex­
posición de Roma, y me dispuse a salir de la
floresta. Por desgracia, mis peones se habían
emborracliado: puede, por tanto, imaginar las
dificultades del viaje, y el sufriento moral con
que he debido guiar yo mismo a ellos y a las
bestias particulanr.ente en los sitios peligrosos.
I,a noche nos sorprendió en la flore.sta; y la
carne que habíamos comprado para el viaje

Co lo n o s y jíb a r o s d e G u a l a q u iza , E c u a d o r , d e p a r t ie n d o con M o n s. C oh ín d e sp u é s d e la M isa.

había predicado era un embustero, que no era
verdad que la estatua de la Auxiliadora daba
todo lo que se le pedía.
Como fui testigo de la escena, aunque ocul­
tamente, llamé a solas al jíbaro en cuestión, y
le dije que lo primero que debía haber pedido
era que le a>*udara a ser bueno, le concediera
la gracia de no matar a nadie, de no tener tantas
mujeres, y poder ir al Cielo. Y para hacerle ver,
además, que la Virgen Auxiliadora había escu­
chado premiado su oración, le regalé la lanza,
€l cuchillo y justillo que pedía.
El pobre jíbaro estaba fuera de sí por la ale­
gría que le embargaba; y ¿quién sabe si esta
grada material obtenida no sea el. principio de
alguna otra espiritual?

olía y a a podrido. Por fortuna, a la mañana
siguiente, después de pasar una noche toledana,
mis hombres se hallaban y a en sus cabales
Por eso, y después de celebrar la S. Misa, me
decidí a devorar los 50 km. que nos separaban
de Gttalaceo, con ansias de poder celebrar tran­
quilamente en país cristiano la fiesta de la Ascen­
sión, Y hacer algún bien entre aquella buena
gente.
Tan solo cuando me hallé en medio de una
floresta tan brava y deshabitada, juzqué algo
imprudente un ’riaje tan aventurado
En efecto, después de dos horas de fatigoso
caminar, un oso uegro sale de entre unos ma­
torrales y se para en medio del camino, a pocos
metros de mí, y en actitud amenazadora.

— 368 —
Y o también hube de paiamie, y, convencido
del grave peligro que corría, invoqué el favor
de la Auxiliadora. No f>e hizo esperar, pues al
instante se presentó un perrazo feroz, ’que, la­
drando rabiosamente, se lanzó contra el oso
obligándole a internarse en la floresta, seguido
muy de cerca.
Aprovechando ese momento de litigio entre

Un

( S lK M » R E Y E Z U E L O , E N T R A J E D E G A L A .

las dos fieras, yo puse pies eu polvorosa y con­
tinuó tranquilo mi viaje hasta dar cima a la
altura de 3.500 metros que culmina en el frío
páramo.
Pronto me dió alcance el perrazo con el que
dividí, agradecido a su servicio, el i>eda/o de
pan duro que me había quedado para la
anuida.
■ •'Superados los 20 km. de sabida, me faltaban
todavía 30 km. de bajada, pero como más fácil
y hacedero, me puse a caminar ligero.
Hacia las 4 de la tardo, y vecino va a la pri­

mera casa cristiana, me salieron al enaientro
tres perros, poco cristianamente por cierto,
pues a pesar de defenderme a palo limpio, a
poco me habían hecho girones la sotana, y la
hubiera pasado mal, a no haber llegado a tiempo
mi perro, que, como animado por una causa
santa, a moidi.sco limpio puso en fuga a mis
enemigos, mientras yo daba gracias a Dios por
ayuda tan oportuna e inesperada.
A dos leguas de Gv.alacco aun, mis zapatos
estaban sin suelas, y como la noche se echaba
encima, era fácil tropezar en los guijarros. Gra­
cias que también esta vez el perro me prestó
muy buen servicio, pues iba delante guián­
dome como un lazarillo.
A las nueve de la noche llegué, por fin, a
Gnaltxceo, sin zapatos ni medias y con la sotana
hecha girones. El buen párroco me acogió como
verdadero hermano, proporcionándome todo
lo necesario para refocilarme y descansar có­
modamente. A mi fiel perro le regalé con una
buena cena, IJara recompensarle dignamente
de las heroicas hazañas realizadas durante el
día:
Cuando me retiré para descansar, quiso se­
guirme a toda costa, y se acurrucó a los pies de
la cama. A l romper el alba me desperte, pero
y a no vi níás al perro, había desaparéenlo. Des­
pués de algi'm tiempo supe qué se había vuelto
a la floresta, a mía hacienda que hay cerca de
In Misión.
Por mi parte puedo asegurar que su inter­
vención y guía fueron tan oportunos, que se­
guramente me libraron de graves peligras, re­
conociendo en él uti instrumento de la Provi­
dencia para salvarme.
Durante el día de la x‘\scensión y los dos si­
guientes me repuse un poco del pesado viaje,
ayudaíido al párroco en las confesiones; y el
día 31 de mayo, llegaba, a pie, a la casa central
de la Misión, que se halla en Cuenca, para dar
cuenta de mi viaje y trabajos apostólicos al
E¡xcmo .Sr Obispo salesiano, P. Comín.
Amadísimo Padre, por esta relación, en la
que sólo toco alguno que otro episodio de los
que me han ocurrido en mi excursión, podrá
fácilmente comprender la necesidad grande
que esta Misión de los Jibaros tiene de oraciones
y medios materiales para desarrollarse debida­
mente. Son tales y tantas las dificultades que
se oponen al triunfo de la gracia, que sólo es­
píritus bien templados y abnegados hasta el
heroísmo podrán cantar victoria en su trabajo
apostólico.
¡Quiera la Virgen Auxiliadora enviamos esos
mistonerus!
C a r l o s Cr k s p i P b ro .

Misionero Salesiano,

-

369 —

DESDE LA INDIA.
Esperando la redención.
{Relación del misionero sale^iu7io
D. Pablo Bonardi (i).
La daaza de ¡as vírgenes.

El alba del cuarto día de « Sngi iew lincha »
parece que invita madrugadora a la « S'iemSad » a que salga de la gran cabaña divina, su

curando mantener rígido el brazo que cae del
lado de la S'iem-Sad. De esta manera cierran
un círculo, dentro d d cual deben dar tres \'ueltas
Cumplida esta ceremonia, se declara libre el cam­
po oficialmente para que bailen las demás niñas.
Aquello es un enjambre de gente que anua
una algarabía infernal. Eos prados vecinos, las
tiendecilías donde han domiido, los puestos
de té y de chuclierías: todo es un hormiguero
humano que procura comprar cartuchos de
kwai, una especie de pasta que parece hecha

A s s a m , In d i a . — Ev b a i l b d b l a s m u c h a c h a s .

habitación ordinaria, para que sea la primera
en <»nsagrar con sus plantas el Duvaan, antes
de que la aurora gloriosa invite a otros pies
menos divinos a hollar aquellos sagrados lugares.
Ite este modo ella da comienzo y dirige la danza
religiosa ♦ Shad noh kjat ka S'iem i) — nombre
que deriva de ella misma, guiando en tres su­
cesivos giros a la familia del rey y a todos sus
servidores.
Es curiosa la forma en que lo hacen. L a S ’iemSad extiende sus brazos en cruz, y , en cada mano,
fuma la pimta del cinturón de seda que cuelga
de dos personajes reales, puestos a su lado, y
®otre ios que debe danzar. Estos, a su vez, se
unen en cadena con los demás danzantes, pro(*) Véase el Boletín de Noviembre.

con minio, y que mastican con deleite durante
todo el día, como si se tratara de caramelos
exquisitos. Vense también muchas madres
dando la última mano al tocado de sus hijas,
por otra parte los Myntri qúe ensayan con afán
los kiad de la mañana; y como marco que limita
este conglomerado humano, una porción de
carros indígenas y no pocos automóviles de
europeos, gente del país y extranjera que acude
curiosa para presenciar los bailes o danzas
khassi y su rica y original indumentaria.
Si el día anterior el area del Diaran estaba
reserv'ada únicaihente para los hombres, hoy,
en cambio, lo está para las muchachas que
no tienen marido. A los hppibres sólo se les
permite realzar el acto con la repetición de
sus danrAs y simulacros de lucha, pero todo

— 370 —

alrededor del recinto, apartados por completo
del grupo femenino,. y al son de atabales y
flautas. Esta danza de las mujeres se llama:
« Shad Kynihei »: pero está muy lejos de ser lo
que su nombre significa. En efecto; la bailarina,
desde el momento que entra en escena, le da a
su cuerpo una postura de rigidez e inflexibiliVlad tal que pasma. Todo su baile consiste en
mover los pies un tanto, manteniendo inmóvil

siendo el resto de un color graiia precioso. El
cabello lo atan atrás, a la altura de la nuca, con
una cadena de plata que cuelga hasta casi tocar
el suelo, terminando en borlas muy vistosas.
Eos pendientes son grandes y de oro puro; los
anillos y pulseras preciosos; en el cuello aros
de oro y plata; y sobre la cabeza una rica dia­
dema que termina en un ramo de flores ar­
tificiales. Pero las joyas más características,
son los grandes collares llamados {ki
kpieng) que adornan el pecho con
múltiples giros, unidos unos con otros
por medio de gruesos granos de oro y
de coral [ki paila ksiar y ki paila),
joyas que por si solas constituyen ri­
cos y vistosos patrimonios familiares.
E l Jingknia de los doce.

assam

— M a s t i c a d o r e s d e K w a i .,

d resto del cuerpo, con los ojos clavados en
un punto y los brazos caídos como si fuera una
estatua. Y la elegancia, el mérito está en que la
muchacha se mueva lo menos posible en su mo­
vimiento. Solo al fin de la d.mza, y a la salida
del campo, se les permite alzar los ojos del suelo.
Pero si en el baile o danza que ejecuta la
mujer khassi no hay nada que ver ni admirar,
a no ser su exagerada compostura; en cambio,
su atavío, las hermosas galas que viste llaman
poflerosamente la atención. I,a túnica de seda,
<.iue les llega hasta los pies desnudos, está me­
dio cubierta por un hermoso chal de seda, ada­
mascado con tiras de color amarillo oKscuro,

A l atardecer, la danza cede el puesto
a l «Jingknia de los doce»; o sea: a los
sacrificios de adivinación que se ofre­
cen en honor de las divinidades infe­
riores protectoras del estado {’Lei
raj-'Lei miduk) por medio de los
Lyngdoh, sacerdotes de las provincias
del reino, erí presencia de la Ting-Sad.
Esta nueva inmolación de víctimas
se ejecuta con idéntico ceremonial al
ya descripto para el U blei Shillong,
sobre doce gallos y doce cabras. De­
lante de la 'gran cabaña divina se
deja libre, por largo trecho, hasta la
misma entrada del recinto, un ancho
paso, para que por él pueda pasar,
durante el sacrificio, la divinidad.
Desgraciado del que entonces se
atreviera a entrar por aquella puerta
o caminar por aquel paseo. Un grito
de indignación partiría de la multi­
tud contra el profanador sacrilego, al
que en otros tiempos hubieran conde­
nado a la muerte ipso facto. La
S ’ictn-Sad, la gran sacerdotisa a quien
compete el supremo encargo religioso, y en
cuyo nombre sacrifican los doce, presencia, en
compañía rey, la familia real y los Myntri, la
ceremonia.
A l fin de la inmolación se renueva la danza
del Rey y de los Myntri como homenaje de
gratitud a las divinidades tutelares, y para re
presentar unidas y concordes a las varias divi­
siones o provincias del reino. La última víctima
del rito, que se sacrificará y a muy entrada U
noche, será el cerdo, que se ofrecerá al
jíííi long s'iem * {demonio creador de la realeza),
repitiéndose cada año esta solemnidad,
alcanzar, en cambio, protección para-el monarca

— 371 —
y prosperidad pará el reino, felicidad para los
subditos, seguridad en los caminos, floreci­
miento en los mercados, y para que, por último,
si las divinidades no hubieran quedado satis­
fechas con los sacrificios, tengan la bondad de
revelarlo en aquel último escrutinio de intes­
tinos, para remediarlo del mejor modo posible.
**Ka S n g i Dobar s/a„.
(día de la asamblea bajo ¡as hojas).

Este es el quinto 3' último día de la íiestal
día del mercado de Nongkrctn, antigua capita,
del reino, y llamado « Sngi Dorbar sla » día de
la grande asamblea plenaria.
A medio día matan cerdos, cuj’^as carnes se
reparten a todos los presentes, con kwai y kiad,
para que coman a voluntad. Se raciona en
abundancia, cuanto uno quiera, pues lo que
sobre hay que tirarlo, porque está prescrito
que no debe sobrar nada de los dones de la
fiestas, sino que todo debe consumirse.
Llegada la hora señalada, todos deben tomar
parte en la asamblea del Dobar y guardar el
silencio más absoluto, porque comienza la ora­
ción a la divinidad; ni siquiera a los niños, ni
aun a los borrachos se les perdona el que lo
interrumpan, so pena de recibir fuertes azotes
de'parte de los encargados del orden.
Entonces el rey empieza su oración de esta
manera: <<Oh, Dios, mis labios son torpes y bal­
bucientes: no saben hallar palabras para rezarte
como mereces: perdona mi insuficiencia!... *, y
en seguida cede el puesto a un anciano que
halla las palabras que a él le faltan, y una in­
terminable letanía de invocaciones, oraciones
y súj)licas. Y así continúa hasta que en el si­
lencio de la noche se oiga el canto del gallo.
Esta es la señal que debe poner fin a los ritos
anuales y disolver la asamblea. Huelga decir
que es recibido con hurras estentóreos. • '
No faltarán rezagados, borrachos que se
tenderán sobre los prados a dormir su jumera,
para volver al día siguiente a la monotonía de
su trabajo.
l^ientras ¡lega la hora de su redención.

¡Qué pena da ver a tantos miles y millones
de seres humanos, hermanos nuestros, vnctiraas
de supersticiones groseras, privados aún de la
del Evangelio! Pasan los años, las genera­
ciones >. suceden imas a otras, descienden a la
y el espíritu del mal goza 3* pesca en
ignorancia, reinando soberano sobre tantas
mientras tarda en llegar la hora de la
ten ción de estos infelices.
Estas almas son rehgiosas, es v'erdad, pro­

curan adorar a Dios, pero al que adoran no es
Dios — inmolan víctimas al V Kstiid, al espí­
ritu maligno, para que no les haga mal alguno.
Rezan, pero su plegaria no es hija del amor (jue
perfecciona, sino del temor ser\’il, que degrada.
Hijos de Dios, no conocen a su Padre; y por
m ás-víctim as que sacrifiquen, >■ por mucha
sangre que derramen, no logran alcanzar los
beneficios de la Sangre del Calvario, ni recibir
el ósculo de la paz y del amor. Su redención
tarda demasiado.
Procuremos nosotros con amor de caridad,
mediante nuestros sacrificios y oraciones, ace­
lerar el .día de su rescate, la hora de la luz, del
abrazo con nuestro Padre.
P aiü .o B ü .n aki 'I Pbro.

Además de la indulgencia plenaria diaria e
indulgencia de 400 días, aplicables a las almas
del Purgatorio que, según la última concesión
de Pío X í, podemos lucrar, siempre que una­
mos a nuestro trabajo qualquier devota invo­
cación, pueden ganar los Sres. Cooperadores
Salesianos, cumpliendo los requisitos de cos­
tumbre,* Indíilp[encia plenaria:
1° El día que se inscriben en la Pia Unión.
2“ Una vez al mes, a elección de cada cual.
30 Una vez al mes, asistiendo a la confe­
rencia.
4” Asimismo, una vez al mes, el día en
que hagan el Ejercicio de la Huena Muerte.
5° El día que por primera vez se con.sagren al Sagrado Corazón de [esús.
6° Siempre que hagan Ejercicios Espiritua­
les durante ocho días seguidos.
Además, (os siguientes días del mes de Enero:

El I Circuncisión de N. S .J . C.
» 3 Smo. Nombre de Jesús. » 6 Epifanía de N. S .J. C.
* í8 Cátedra de S. Pedro en Roma.
» 25 Conversión de S. Pablo.
» 29 S. Francisco de Sales.
También pueden ganar otras muchas indnlgeiuias pUnarias y parciales, y gozar de varíos priviUgios, como puede verse en el R e­
glamento o « Cédula de admisión a la Pía
Unión », a la cual nos remitimos

a
CU LTO

t de María Auxiliadora
^
\
^
^

N ós íenem oB la parB uaslón de q u e, e n la s vicíaltudea d o lorosa s d e loa t/em *
poa q u e atraveaam oB, a o noa qu ed a n m ás co n su e lo s q u e loa d e l C ielo , y e a t ie
éatOB, la poderosa p rotección d e la V lryea ben d ita , q u e tu e e n todo tiem p o e l
A u x ilio d e loa C ristia n o s.
PIO X .

\

J
i)

o-

María Auxiliadora
en Bogotá (Colombia).
Copiamos de una revista de la Capital Federal
la descripción siguiente:
« Y a es cosa averiguada que la devoción a
María Auxiliadora lia sentado definitivamente
sus reales en Bogotá. Espléndidamente, con
lujo de entusiasmo, la manitestación católica
del 24 de maj'o pasado no fué sino un trasunto
bastante fiel de los glorioisos triunfos de Lepanto
y Ríima.

Durante la novena que precedió a la fiesta,
sacerclotes escogidos entre lo más selecto en
materia de oradores sagrados ocuparon' el púlpito de la iglesia salesiana del Carmen, que se
veía corta para contener la afluencia extraor­
dinaria de los devotos Jíl 24 por la mañana,
las seis mil comuniones distribuidas en la sola
iglesia Catedral y en la del Carmen vinieron a
ser un halagüeño augurio de la ubérrima cosecha
del día. Siguió Inégo la misa mayor, que el limo.
»Sr. Ar.robispo Coadjutor hubo de celebrar en
la Basílica Primada con el objeto de dar menos
estrecha cabida a la concurrencia, que desde
el atrio hasta la baranda del altar se apiñaba
como un solo corazón desbordante de fe y de
cariño Ejecutada por la Schoía Catomm de
los Sulesianos y por los cantores de más renom­
bre en la capital, puso toques de ferv-ores la
misa de Mercanti, que ora se elevaba en los ar­
dores místicos de la plegaria, ora rompía con
las grandiosidades del último juicio. En el ser­
món, pronunciado por el Pbro. Dr. Carlos A l­
berto IJeras, aparecieron al \rivo las llagas que
roeti nuestra sociedad contemporánea, y como
salvación única de tan tremendas azotes, María
Auxiliadora, presta hoy como en los días del
islam, para la defensa del atribulado pueblo
cristiano.
<El trono de la Reina festejada fué un verda­
dero trabajo de ingenio y de elegancia. Doble

hilera de ángeles en exacta gradación de mayor
a menor llegaba desde el suelo hasta la cima
de un elevado pedestal que, recubierto de gasas,
ostentaba en toda su longitud una verdad^a
profusión de luces y de flores. Aquello parecía
la escala de J acob, de cuya altura María Auxi­
liadora repartía sus sonrisas y sus favores a
la multitud que abajo la contemplaba embe­
lesada.
Pero el n\omento culminan|e del festival fué
a no dudarlo la solemne procesión que recordó­
las entradas triunfales de nuestros días heroicos.
Cortejada, por los. alumnos, y , Jg ,banda del
Colegio Salesiano de I,éon X III, por los mejores
colegios de señoritas, las asociaciones de María
Auxiliadora de señoras y de caballeros, el Ora­
torio festivo, una respetable comisión del clero
secular y regular, el Seminario, un regimiento
de infantería, muchas asociaciones católicas y
la masa anónima del pueblo, paseó triunfal­
mente María Auxiliadora por las calles más
concurridas y céntricas de la capital colombiana,
bajo una lluvia de flores que a su paso dejaban
caer los balcones engalanados, entre el concierto
delirante de unas trescientas voces del Colegio
Salesiano, que acompañado por la banda ento­
naba cánticos sagrados a la Reina triunfante
De vuelta a la Catedral, la procesión terminó
con la salve, y la multitud se disolvió con la
impresión de lo grandioso y de lo cristiano.
Por la noche tuvo lugar el sermón-coníerenda
a los cooperadores salesianos. Ante una con­
currencia igual a las anteriores, el orador Pbro
Pedro Pablo Galindo, patentizó la necesidad
Me levantar el pueblo con una educación racional
basada en el sistema práctico de don Bosco.
Vino a terminar la lucida jomada la salve, que
ejecutó el coro con inimitable maestría y cerró
dignamente la sucesión de los festejos tan cum­
plidamente realizados.
La impresión dominante en los que asistieron
a todos los números del programa — y fué todo
el pueblo cristiano de la ciudad — fué la de un

día de gloria y de oración sólo ocurrido de tarde
en tarde.
Esta palpable prueba de la recia raíz que en
nuestro suelo ha echado tan rimpática devoción
la dan igualmente en dicha fecha los principales
centros de Colombia como Medellín, Bucaramanga, Cali, en que la fi^ ta reviste caracteres
de pompa inusitada.
Bendiga María Auxiliadora el acendrado
fer\'or de sus hijos, 5- labre eu cambio la prospe­
ridad de ^olombia.

María Auxiliadora
en Chachapoyas (Perú),
Y á han pasado dos años y medio desde que
el Obispo salesiano, Dr. Don Octavio Ortiz
Arrieta, se encargó del gobierno pastoral de
esta inmensa diócesis, y en este tiempo se ha
celebrado ya. por dos veces en Chachapoyas la
fiesta de nuestra ternísima Madre María Auxi­
liadora con solemnidad extraordinaria.
Convencido el Sr. Obispo, desde im principio,
que todo debía esperarlo de María Auxiliadora
tanto en orden al desempeño de su difícil minis­
terio, como en el de la santificación de las almas,
comenzó con grande actividad y cariño a pro­
pagar la devoción hacia esta buena Madre, en
tal manera que y a se puede afirmar que hoy
es una devoción floreciente en Chachapoyas
y en los pueblos cercanos, y que la Asociación
de sus devotos cuenta con más de 20ü inscritos,
que profesan verdadero carino a la Virgen de
Don Bosco.
Da propaganda que se ha hecho, ha sido fruc­
tuosa y verdaderamente bendecida por Dios,
pues se ha despertado tanta confianza en la
Auxiliadora de los Cristianos, que por cualquier
necesidad se acude a Ella, quien no desoye
nunca las súplicas de sus devotos, como lo prue­
ban a las claras las numerosas limosnas que
ofrecen cada mes para su culto.
Si el año pasado se celebró su mes con devo­
ción profunda, el presente se distinguió por el
fer',.'or y santo entusiasmo. Por eso los resultados
hau sido prodigiosos.
Entre otras necesidades el Sr. Obispo h.alló
el Seminario de esta diócesis muy pobre de
'tcaciones, y aunque el deseo de tener un .Se­
minario floreciente y como lo desea la Iglesia
crr. grande, no se veía, sin embargo, la posibide conseguirlo.
.‘^t comenzar el mes de María se dispuso que
mi .lírigo salesiano hiciera de asistente de los
seminaristas que se esperaba mandara la Madre
de io? Salesianos. Y con gran satisfacción hapúblico que María Auxiliadora no de­

fraudó nuestras esperanzas, pues el 27 de abril
ya. temamos cinco niños y la vigilia de la fiesta,
el 23 de mayo, doce nuevos acólitos aconipnñahan con sus voces argentinas las primeras
vísperas de María Auxiliadora en la Catedral,
con gran contento de las familias y del pueblo
que la llenaba i>or completo. No había quien
no viera en ello la directa intervención de la
Virgen.
Tomaron parte los alumnos de ambos colegi('S
salesianos, las asociaciones parroquiales y mii7\eroso público en el que llamaba la atención
rin grupo de caballeros, que vela en mano hacía
escolta de honor a J esús Sacram entado condu­
cido bajo palio

La procesión recorrió los patios y corredores
de la Escuela y en dos elegantes altarcitos se
dió la bendición. í.a banda de la Escuela dió
realce a la ceremonia acompañando el cauto del
Tantum ergo y de otras alabanzas eucarísticas.
Y a en la iglesia y antes de impartirse la última
bendición, el celebrante dirigió la palabra al
pueblo, desarrollando el lema: « Cristo vence.
Cristo reina. Cristo impera •. haciendo votos
para que Nuestro Señor vuelva a ocupar el
sitio que le corresponde en el corazón del hom­
bre, en el hogar y en la sociedad, de doude por
desgracia ha sido expulsado.
Durante todo el día se pudo lucrar en el S.antuario la indulgencia plenaria « toties quoties »
concedida poi la Santidad de Pío X a las iglesias
d«mde se hubiese celebrado el octavario en la
forma por El prescrita.

B arckiX)NA (España). — A primeros de septiem­
bre caí bastante enferma, De.spués de haber cam­
biado de médico, porque el primero no acertaba
con la enfermedad, ebsegundo me dijo que se tra­
taba de im contagio.
No es para describir el susto que me llevé. En
mi aflicción recurrí con toda fe a María Auxilia­
dora pidiéndole que no me desamparara.
Cuando a los ocho días volvió a visitarme el
doctor, no salía de su asombro al ver la rapidez
con que la enfermedad había desaparecido.
Pero no fué esta sola la gracia que me concedió,
sino también la de enasntrar pronto trabajo, pues
a causa de la indisposición había perdido la colo­
cación que tenía.
^ o me mueve a dar públicas gracias a María
Auxiliadora, pues pueda que algunos tengan nece­
sidad de recurrir a su maternal protección como yo.
M e rc ed es C. A lonso .

— 374 —

C ádiz {España). — Hallándome gravemente
enfermo con fiebre infecciosa, me encomendé a
María Auxiliadora, de quien soy devota, ofrecién­
dole publicar la gracia.
La Virgen Sautí.sima escuchó mi súplica, por lo
que le doy rendidas gracias y cumplo lo ofrecido.
M. O rd en ,

(Córdoba) la intervención de María SS. Auxiliadora
en un asunto de carácter reservado, sumamente
dificultoso. Agradecida a la celestial y bondadosa
Madre nuestra por estos y otros beneficies, envío
la limosna de doscientas liras en sostén de la Obra
Salesiana.
**
S ara H echara .

Y ecea {Mure. Esp.). — De vuelta de un viaje
me encontré a mi madre, anciana de 8i años, con
bronconeumonia grave.
Dada su avanzada edad, no tenía esperanza al­
guna de c[ue se salvara, pues hasta los médicas
juzgaban desesperado el caso.
No resignándome, sin embargo, a perderla, acudí
con fe viva y esperanza a María Auxiliadora, confi.uidolo todo de su bondad.
Hice venir a un padre salesiano, que le dio la
l);udición de María Auxiliadora, y a los cuatro
días estaba fuera de peligro.
Ruego se publique en el Boletín Salesiano,
como gratitud a tan buena Madre.
J UAN M.\iíTínez .

S an N icolás d e los A rroyos {Argentina). ~~
En mi aflicción invoqué con fe a María Auxiliadora,
y conseguí la gracia que ardientemente deseaba.
En agradecimiento cmiiplo la promesa hecha de
publicar el favor en el Boletín Salesi^io y enviar
una limosna para misas.
Una Cooperadora.

S antander {España), — Doy sinceras gracias
a Marín Auxiliadora por haber preservado de todo
peligro a un lujo mío durante el período de ope­
raciones militares en que hubo de tomar parte,
en Africa, en los pasados años. Igualmente agra­
dezco a esta buena Madre el que otro hijo alcanZiise un empleo fijo que deseaba.
Llena de gratitud, hago público estos favores,
y envío al Santuario de Turíu, según prometí,
una limosna por cada una de las antedichas gra­
cias, en la firme esperanza de que esta bondadosa
Auxilidora de las familias cristianas seguirá protegicúdo piadosa a mis lujos.
J osefa G utiérricz, \’da. de A rce
T r ET.EW {Argeniina). — La familia de Galo
Lobato dá infinitas gracias a María Auxiliadora,
por haber .salvado la vida de su hijo de 7 años.
Habiendo los padres perdido to<ia esperanza en
los medios humanos. j)or indicación del sacerdote
acudieron a María Auxiliadora haciendo una de­
vota novena, y esta buena madre escuchó sus
ruegos devolviendo milagrosamente la salud al
hijo querido. Agradecida a tan señalado favor,
cumple hoy su promesa de hacer publicar la gracia.
Pbro. N azario B a r t o u .
Cura Rector.
CÓRDOBA
— En un haspital de la
ciiulad de Córdolx» (Argentina) moría una enfenna,
pidiendo la presencia de detenuinado sacerdote,
el que se hallaba ocupado urgentemente en otro
lug:ir de la República.
María A\ixiliadora n quien se invocó en tan ang istiosos momentos, permitió que dicho sacerdote
necesitara pasar unas horas en la ciudad, durante
las cuales pudo atender a la enfenna, quien fa­
lleció veinte minutixs después.
Además de este grande beneficio, me es consola­
dor certificar haber presenciado en Alta Gracia

E l C armen {Colombia). — Durante cuatro años
sufrí una eri.sipela en ima pierna. Recurrí a vatios
médicos para que me la curaran, pero cuanto ue
recetaron resultó inútil; y después de gastar mis
pocos ahorros, quedé en peor-condición que estaba.
Entonces me volví a María Auxiliadora, rogán­
dole me ayudara, con la promesa de publicar el
favor.
H oy que me encuentro en franca mejoría, de­
bido a la Virgen Santísima, cmnplo mi promesa
y envío ima pequeña limosna.
B en ild a S alazar d e Mondragón .
Z apa TOCA. {Colombia). — Llenas de agradeci­
miento y devoción a María Auxiliadora, enviarces
una limosna para su culto, por habernos conce­
dido varios fa\ores.
Que tan bitena Madre siga protegiéndonos como
hasta el presente.
T eresa de G.arcía y
J osefa d e G ómez .
P untarenas {Chile). — Se hallaba mi hija de
17 años de edad en grave peligro de muerte. Les
tres doctores que la visitaron declararon categó­
ricamente que no había recurso humano de pe­
dería salvar. Acudí entonces con viva fe a María
Auxiliadora, rezándole una novena y promel iéndcle
una limosna
la publicación del milagro. ¡Oh
prodigio de María! La enfenna empezó a mcjorr.r
V hoy se encuentra completamente sana. Infinitajiieiite agradecida hago público mi agradeci­
miento y le incluyo diez pesos.
Magdalena de P avlov .
V alparaíso {Chile). — José Rsonón Lillo,
cooperador salesiano, manifiesta públicamente
haber sanado de una grave infección de la san­
gre, por favor singular de la Sma. Virgen a quien
invocó en su titulo de * Auxilium Clmstianoruni *J osé R amón L illo .
Q uito {Ecuador). — \Curado de la lepra! — Lesmédicos habían declarado que el joven Jusii
Ignacio Cabrera, de distinguida fanúlia de Ibarra,
había sido atacado de la terrible enfermedaü de
la lepra.
E l joven Cabrera, sin pérdida de tiempo, viene

— 375 —

a Quito, corre a los pies de María Auxiliadora,
que se venera en nuestra iglesia, y allí, con lá­
grimas y con viv a fe, pide la gracia de la curación.
Y la obtiene, según unánime declaración de los
médicos.
Muy agradecido, envía ima limosna y pide la
publicación de la gracia.
P. L u is C o m o guo .
Inspector Salcsiano.
S.u,TO Oriemtai, [Uruguay). — ¡Qué buena es
María Auxiliadora! Esta buena Madre nunca
abandona a quien confía en Ella. Un pariente mío.
enfermo desliauciado de los médicos, y, por tanto,
sin esperanza alguna en lo humano, recurrió a
María Auxiliadora, y su auxilio no se liizo
esperar.
Ofrecimos comuniones y limosnas para las Mi­
siones, y ahora cumplimos gozosos la promesa.
JL^jtíA J u s t i n a S i l v a .

Rivera [Uruguay). — Adjunto a la presente la
cantidad de lo $ destinados a los huerfanitos de
Don Bosco por ser la promesa que ha tiempo hice
a nuestra bendita aladre María Ai^iliadora, si
conseguía mis aspiraciones.
Habiéndolo conseguido, quiero dejar constancia
en el Boletín Salesiano de este humilde óbolo, por
estar plenamente convencida que a Ella debo mi
felicidad.
Diciembre de 1924,
ZORAIDA o. DE C.\LANDRA.
•C\R.vCAS [Venezuela). — Habiéndose presentado
en mi familia ima situación m uy angustiosa, por
motivo de una grande tribulación que nos sobre­
vino, imploré la protección de mi querida Madre
María Auxiliadora, la que,todo lo arregló devol­
viendo la paz a mi hogar.
Siento el haber retardado mi poco el cumpli­
miento de lo ofrecido, y doy a la Sma. Virgen
las más rendidas gracias con todo el alma por este
y otros favores- que me ha concedido, y en\río
una limosna para las misiones del Venerable Don
Basco.
INES A rroyo L am ed .
Car.\cas [Venezuela). — Ana L. Arroyo manda
limosna para las Misiones Salesíanas en agra­
decimiento a María Auxiliadora por dos impor^ t e s favores que le otorgó, habiendo puesto por
iutercesor al Venerable Don Bosco..
Ensenada [Argentina). — Gracias, ¡oh Slaría!
'*^ to \-iva necesidad de desbordar mi gratitud
^**cia mi celestial Madre Alaria Auxiliadora, que
con tan tierna solicitud y maternal bondad me
*ssüó en las horas de angustia y necesidad.
Enferma desde algunos meses y cargada de
**®dia, EUa fué el remedio de m is, males y me
syadó a reponer mis fuerzas en forma casi maí2vfllr-i, dejando asombradas a las personas que
conocían.
Además EUa con ternura verdaderamente ma­

ternal, proporcionó ocupación a mi esposo cuando
al cabo de largo tiempo de hallarse sin trabajo
acudiólos a su bondad por la intercesión de Don
Bosco; María no se hizo esperar y con vin rasgo
de su cariño de predilección superó amon'sa
nuestras esperanzas acudiéndoros con genero
sidad.
Reconocida por estos y otros mil favores con
que ha querido houraime la Virgen Au-siliadoni*,
cumplo mi promesa de hacer oficiar uno Múa
solemne cu su honor; ofrezco im mantel bordado
para su altar, y durante este año contribuyo con
la modesta oferta de $ 0,50 mensuales para las
Obras de Don Bosco.
Quiera tan buena Madre contüuinnios su visible
Patrocinio, mientras para estiinnlo y animación
de sus devotos pido quieran publicar estas gracias
en el Boletín Salesiano, conforme lo tengo prome­
tido.
J osefa B. d e L icciardo .
T urín [lialia). — M i madrecita me sanará. —
E l dar clase y los ensay’-os y ejecuciones de canto
en los meses de m ayo y junio, hincharon mis
glándulas salivares.
Eninado de Quito a Riobamba para tocar y
cantar en la iglesia pública, creció mi enfermedad,
sobre todo por las misas cantadas de casi todos
los días, cuando no eran dos seguidas; las glán­
dulas hincliadas levantaban la lengua y me im­
pedían la locución y el comer, hasta que, abrién­
dose ppr sí solas, arrojaban un poco de sangre y
tom aban a liiudiarse. Poco tiempo después, encías,
muelas, maxilares y hasta los huesos del oído me
dolían.
Consultado el doctor, me dijo que ya era tarde,
que casi no liabía remedio, y que abandonara
clases y canto. Como las medicinas fueron inefi­
caces, me cortó las glándulas sin emplear ningún
anestésico.
Pasado un mes y cerradas ya las heridas, canté
una sola vez: las hinchazones se prc.scntaron como
antes, y el doctor quiso corlánnclas de nuevo.
Comprendí eníoces que para evitarme un con­
tinuo m auirio, nunca debía esforzar la'vo z. Pero
¿para qué sirve un hijo de Don Bosco que ni si­
quiera puede catequizar a los riñes? ¿Y entonces
qué será de mí? Rogaba mucho, pero grande era
mi angustia.
Pocos días después recibía la cor.solantlsima
noticia de partir a Turín a leni.inar n is estudies,
noticia que me infundió la certeza de mi.curación,
y a las preguntís sobre mi enfermedad, rcspoudíí:
Mi Madrecita me llama a Turín; E lla me sanarA
sin bisturí ni medicinas.
Llegado al Ins ituto Internacional D. Bosco,
fui admitido en la schola cantorum. E n pruebas
y ejecuciemes canté siempre, pero mi enfermedad
crecía como en el Ecuador. Interpuse entonces la
mediación de las almas del Purgatorio, y no fué
en vano. E l domingo 9 de noviembre canté de so­
lista, y tni«; glándulas se hincharon más, pero
esta fué la última vez. Un año ha trarnscurrído en
el cual canté sien:pre que el deber toe lo exigía,
y jam ás se presentaron los efectos consabidoe.

— 376 —
M adredta amadísima, agradecido te prometo
trabajar con mayor denuedo, fervor y sacrificio
bajo la humilde obediencia a mis Superiores. Me
has devuelto el uso de la voz; pues bien, ayúdame
a emplearla siempre para atraer muchas almas
bajo tu amoroso manto y avecinarlas a Jesús.
Se cumpla en mí el ardiente deseo de un amante
tuyo que le cantaba:
hijo fiel quisiera amarte
y por tí sólo vivir,
y por premio de ensalzarte,
ensalzándote morir.
Turin, Inst. Int. D on » Bosco.
L u ís María T orre , sales.

Dan también gracias a María Auxiliadora:
Seo de Urgel (Lór., E sp .).— C. y M. Nadal por
varios favores recibidos, y envían una limosna.
Valbonilla (Pal. Esp.). — Ulpiano Muñoz, por
gracia recibida de María Auxiliadora, y envía
limosna.
Bernal (Argentina). — María Delfino de Tortello,
agradecida a María Auxiliadora por insigne gracia
recibida, envía limosna.
Sarmiento (Argentina). — T. de Bossolasco da
rendidas gracias a la Virgen, y envía limosna en
beneficio de los liuerfanitos.
Cali (Colombia). — Enriqueta Gonzáles; Mer­
cedes Aragón de I.,enls: Carmen Domínguez; Ro­
sario Espada de Granés y Cornelia v. de Negret,
dan gracias a la Virgen Auxiliadora por varios
favores, y envían una ofrenda.
Yi 4 mbo (Colombia). — María de López. Martina
Viras, Teresa M. de Perlaza. Al)elina Isanoa,
María García, Casilda Prado, María E. de V. de
Quintero, Sinforosa Viras y Nélsoii López hacen
piiblica manifestación de su eterna gratitud a la
Virgen de Don Bosco por haberlas favorecido en
sius necesidades, y ]>ot el digno conducto de la Ce­
ladora S:vlesiana. Dña. María de Ferrerosa, envían
una ofrenda en sostén y beneficio de la Obra Salosiana.
Chinandega (Nicaragua). — Ana María Solórz;mo da gracias a María Auxiliadora por haberle
devuelto el uso <le sus facultades intelectuales de
un modo milagroso.
Montevideo (Uruguay). — Sarana Nieto Saenz
agradece a María Auxiliadora favores recibidos.
Caroía« (Venezuela). — La familia D*Empraire
rinde infiititas graciiis a la Sma. \'irgen por liaberles
concedido importantes beneficios.

Por el Mundo Salesiano
Sección de Antiguos Alumnos.
VALbNClA (España). — Entronización del Sa*
grado Corazón de Jesús en el centro "Don Bo^co„.
He aquí una fiesta memorable, que dejó gratos
reciterdos en cuantos la presenciaron.
Verificóse en la noche del 27 al 28 de julio vís­
peras de la fiesta del Sgdo. Corazón. A eso de las
I o reunióse en la iglesia mi buen grupo de Antigües
Alumnos y procedióse a la bendición de la esta­
tua, que procesionalmenle, y en -manos del Sr.
Presidente, D. Joaquín Aznar, fué llevada al
Centro mientras los socios cantaban aquellas co­
plas que aprendieron siendo niños en el colegio;
tocaba la Banda, se disparaban tracas y petardos
y quedaba fantásticamente iluminado por potentes
luces de bengala todo el trayecto de la procesión,
que fué el claustro adyacente al Centro. Una vez
en éste y colocada la estatua en su sixial, leyó el
Sr. Director las oraciones y se rezaron las preces
de costumbre. A continuación prommeió el Se­
ñor Presidente tm sencillo discurso, en el que oíreefa
al Sgdo. Corazón el local, socios y todas cuantas
obras llevan estos a cabo. Muy bien escrito, decla­
mado con entonación y sentidísimo, tanto, que
en ocasione.s llegaba a conmover, arrancó al final
una merecida ovación. También el Sr. Pre:^idcrte
dcl Tum o de María Auxiliadora dijo una sentida
poesía; el Sr. Iseli un hermoso discursito, el Sito.
X’iguer unas tiernas estrofas, todo alternando con
piezas de Banda y de lomanzas, muy bien canta­
das, por cierto por el notable tenor y Antiguo
.Alumno Sr. 2^mora. Cerró el acto con su fer\'0msa palabra el Reverendo Sr. Don Manuel Espuig,
Catedrático del Seminario de Segorl>e, a quien
muy bien puede llamarse apóstol de las entroni­
zaciones. E l entusiasmo de que todos nos lialü*
hamos poseídos creció con ello y im entusiasta
/ l'ít'a el Sagrado Corazón de Jesú^/ coronó su pe*
rv)ración. A continuación se sir\’ió un lunch a todos
los socios, y poco después, con el fehiia llena de
gratas emociones, fueron todos retirándose a sus
casas, con el deseo de que sea un hecho lo que se
lee en el pedestal del trono, desde el que preside
el buen Jesús: Ya reino.

Complemento de esta fiesta fué la que celebró
solemnemente el día siguiente al Sagrado Cora­
zón. v el día de oración, que con m otivo de la Ccogregación antipreparatoria acerca las virtudes dcl
\ euerable Juan Bosco tuvo lugar en nuestra igl^
sia y ante la presencia de Jesús Sacramentado d
día 30, actos en que tomaron parte im crecido nú*
mero de Antiguos Alumnos.

— 377

BUENOS AIRES
— El día del Ex-alutnno.
Por todas partes donde se hallan Antiguos
Alumnos Salesianos, el día del Ex-alumno va con­
sagrándose como una de las fiestas favoritas, en
la que estos buenos amigos se reimen para reme­
morar los alegres días de la infancia, días que se
d?slizaron felices bajo el manto de la Auxiliadora,
a h sombra benéfica de las Casas de Don Hosco.
Este año lo han celebrado con fruto y entusiasmo
nuestros queridos hermanos de los Colegios SaIcsianos de la Argentina. A centenares concu­
rrieron a los centros donde se educaron y se pre­
pararon para las luchas de la vida, y con admi­
ración de los actuales colegiales, dando hermoso
ejemplo de religiosidad, se acercaban ante todo
al banquete eucarístico para abrazarse con Jesús,
y luego presentarse alegres a María Aiixiliadora
para ofrecerle sus cariños.
Son actos hermosos, queridos Ex-aluinnos, que
tonifican el espíritu y nos alientan a continuar
por el recto sendero dé la honradez y del deber.
Pero no sólo os proporcionan un gran bien a
vosotros, sino que son, a la vez, mi consuelo para
los maestros que consagraron su \dda a vuestra
formación, y un alto ejemplo para los colegiales
a quienes impresionan altamente estas \mestras
manifestaciones de gratitud y de religiosidad.
Y los que leemos la reseña de los actos realizado.^,
vuestras ingenuas expansiones divirtiéndoos, hom­
bres ya hechos, como cuando erais niños, gozamos
cuanto no podéis imaginaros, y compadecemos a
^esos seres infelices para quienes la vida es mi mar­
tirio.
Pero no solo se divierten, se expansionan estos
nuestros queridos amigos, sino que planean, or­
ganizan nuevos actos que mantengan vivo es'e
santo entusiasmo. Nos place enumerar, entre otros,
la gran peregrinación a la* Virgen de Lujan, en
la que tomarán parte míos dos m il jóvenes. Para
esa romería, el P. Pedrolini ha compuesto lui liinmo
que ha titulado * el Himno de los Ex-alumnos de
Don Bosco ».
Sin juzgar la composición, que ofrecemos a los
Antiguos Alunmos salesianos del mimdo entero,
aplaudimos la iniciativa y damos la enhorabuena
al P. Pedrolini.
¿Cuál es la misión
del Antiguo Alumno Salesiano?
Nos escriben algunos Antiguos Alumnos diciendo
que no saben que hacer; que quisieran emplear
bien sus energías juveniles; que les determinemos
tí programa.
Ante todo no nos toca a nosotros. Esdsten los
Centros y federaciones nacionales de A. Alumnos,
y además el Comité Central en Turín, a quienes
P**cden dirigirse directamente.
extraña, sin embargo, la demanda. ¿Es
que un antiguo alumno de Don Bosco no
en que emplear sus talentos, riquezas, si las
y energías? ¿Es que espera a tener im pro’ ien determinado y definido para darse al
*^»toIado? Si nuestro querido Padre Don Bosco

hubiera razonado de esa manera, poco o nada hu­
biera hecho en el mundo.
Nosotros educamos para la vúda, y el Venerable
Don Bosco cifraba sobre sus alumnos gnmdes esi>eranzas. ¿Habremos formado hombri'S de conviccio­
nes para que vivan ocultos, soldados pívra que
dejen enmohecer stis amtas?
No olviden que un poco de levadura fennenta
gran cantidad de masa, que un imán atrae a sí
todos \os objetos de liicrro que entran cu su campo
magnético.
Desgraciadamente la sociedad actual está gra-

,.

Gn *uo.-Oflv-to JxíU'Íct. -ito •wéiíaAna... Gffa<

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no* i í a . • tlUk .

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vemente enferma por falta de savia vital, de vida
cristiana. E l joven salido de nuestras casas es,
en los sueños de Don Bosco — que se van reali­
zando a maravilla — levadura que ponga en mov-imiento la máquina social, y contribuya a darle
\dda cristiana.
Después el antiguo alumno, es cooperador sa­
lesiano nato. Póngase en relación con los supe­
riores salesianos y ayude, con todos los niedios a
su alcance, a extender el buen nombre y la in­
fluencia de la Pía Sociedad Salesiana, a granjearle
amigos, y si puede y quiere, también recriisos para
facilitarle su misión; pero, sobre todo, honre con
su conducta el nombre de sus educadores y tra­
baje por el triunfo de la Religión Católica.
En este año del Centenario del sueño d& nuestro
Venerable Padre, Cincuentenario glorioso de nues­
tras misiones, entre de lleno en la acción salesiana,
tome parte en las conferencias pro misiones, en

-

37« -

las colectas para el sosteiiimiento de las casas de
for.nación de misioneros, en la propagación de
la l)uena prensa, etc....
Tenéis una gran misión que realizar en la so­
ciedad, cuidad de no malograr vuestras energías,
las enseñanzas recibidas, las esperanzas que sobre
V' sotros cifra Don Sosco, la Sociedad Salesiana.

Noticias varías.
.MADRID {Es(>aña). — Nuevo Oratorio festivo
sulesiano.
Dice el Siglo Futuro, de Madrid:
« L a barriada extrema de esta Corte, Paseo de
Extremadura, se está urbanizando a pasos de gi-

pilla, para el cimiplimiento de los deberes del cris­
tiano, .7 dar el deljido culto al Divino Prorisor
Dador de todos los bienes, 7 a la excelsa Madre
María Auxiliadora, especial Protectora 7 Admi­
nistradora de las Obras Salesianas.
E l día 20 de este mes, de septiembre, bendijo
estos amplios e higiénicos salones el mu7 reverendo
Cura Párroco de Nuestra Señora de la Almudena,
en representación del señor Obispo; 7 el día 21
se abrió al culto aquella hermosa Capilla, ofre­
ciéndose en ella por primera vez, el Divino Sacri­
ficio de la Cnrz al Padre Celestial, en acción de
gracias del bien tan grande que reportará a aquella
barriada, 7 en sufragio de las almas de los carita­
tivos bienhechores que han contribuido con sus
limosnas para adquirir el solar 7 levantar el edi-

V a LKNCIA, V k M í ZUELA. — L o s ALU.MNOS

-gante, aumentando en ella el número de vecinos
(le un mcjdo extraordinario. A pesar de ello, no
aumentan, ni se instahm allí escuelas oficiales.
No salx'mos qire desde el Puente de Segovia hada
el Oeste, en todos aquellivs extensos caseríos lla­
madas vulgannente * Barrio de Luche* y « Huerta
de Castañera », haya instalada, ni esté en función
escuela alguna municipal, quedando en el arroyo
aquella turba de niños, que no pueden ingresar
en las pocas escuelas particulares allí establecidas,
¡vu estar repletas do niños.
.\ remediar ese mal moral y aportar su labor en
pro do la educación de aquellos niños. lc»s incan­
sables o intrépidos Hijos do D. Bosco y María Au­
xiliadora. llenos siempre del espíritu de caridad
y celo por la salvación de las almas, han instalado
un henflíV'^isimo local en la calle del Dr. Larra y
Cerezo, con dos clases capaces para 120 niños,
gr.mdisimo salón de actos para la catcquesis y re-croo en los dúis festivos, y la correspondiente ca-

en e l

JUElíO.

ficio, particulannente doña Rosa Latorre, ríuda
de Cáceres, y doña Francisca Rodríguez Abaitúa,
viuda de Gadea (q. e. p. d.).
Falta poner en condiciones la planta principal
del edificio, para pcxler instalar mayor número de
escuelas. Mas las obras se han paralizado por falta
de medios pecuniarics. Apesar de esto, al i de
septiembre se inaugurarán las clases d éla planta
baja, y la Capilla se abrirá al culto, para que la
presencia y oraciones de los niños atraigan a las
caritati\'as personas 7 amantes de la cultura, y las
muevan a hacer donativcís con los cuales
ter­
mine la edificación de este oratorio festivo.
BUENOS AIRES {Argentina). — Los Caciques
Cotaro y Herrera eo el Colegio saleslano “ S. Fría*
cisco de Sales,,.
Nos escriben:
E l día 12 de agosto por la tarde llegaban a
tagones dos comisiones de indígenas; ima pr< sidida

— 379 —

por el cacique D. Manuel Cotaro, residente en
Arroyo Blanco (Río Negro) y la otra de la Colonia
i6 de Octubre (Cliubut) presidida por el antiguo
paisano Manuel Herrera.
Ambas procedían de la Capital Federal adonde
fueron para gestionar ante los poderes públi­
cos, concesiones de tierras para sus respectivas
gentes.
Como no había tren para continuar el viaje,
tuvieron que hacer vida de hotel por día y medio.
Escasos de recursos, accidentalmente el •cacique

IÍL S a l v a d o r . — B a n d a

que la Dirección del Colegio central de la misión
había tomado respecto a los pobres indígenas con
el objeto de aliviarles de su situación alliciiva.
Quísolos a su mesa y en ella ocuparon el sitio
de honor. L a Providencia los había traído al co
legio salesiano en ima circui:Stancia muy solemne:
la de la conmemoración dcl primer sueño del \*cu.
Don Bosco.
Presenciaron rodeando al Sr. Insi>ector de la
Misión Dr. Gaudcncio Manachino, el acto acadé­
mico conmemorativo que se llevó a cabo el día 15,

sa liísia n a

0 .:-;-: encontróse con el Director del Colegio Sa- -iuif- S. Francisco de Sales a quien expuso la
criiea situación propia y la de sus compañeros.
b?an seis personas y faltos de recursos non solo
\
' vtisfacer la cuenta del día y medio de hotel,
'■ '--i tanbiéa con la mala perspectiva de tener que
®tregar como prenda, sus pocas ropas y im qui‘
el más anciano llevaba consigo para su
-—.¿o.
Her~.osa oportunidad para realizar en bien de
pebres ind%enas, la misma obra de caridad
■ jüana que 50 años hace traía a los H ijos del
D. Bosco, y a los seis se les abrió la puerta
Á Colegio para su alojamiento. Gran regocijo
el Superior de l'i misión Rmo. Pbro. Gau- ^ o Manachino, al conocer las dispoadones

del

C o l e g io S t a . C e c ilia .

escuchando de los labios del esclarecido hijo de
D. Bosco y del heredero de la magna herencia
apostólica del Card. Cagliero, las frases de afecto
del misionero, experimentando las sensaciones
conmovedoras de un abrazo paternal encerrando
en él el deseo de abrazar a todos los indígenas de
la extensa Patagonia. Fué realmente un momento
solemne aquel en el que el Superior de la Misión
abrazó al anciano cacique Cotaro, y los expectadores explotaron en un fragoroso aplauso.
Expusieron al día siguiente, la situación moral
en que se hallaban; el estado de abandono de sus
gentes; pidieron al Rdo. Sr. Inspector estableciese
una residencia entre ellos para educarlos, instruirics
y protejerlos. Y .... ¿cómo negarse a ello si para ello
se debe todo el misionero Salesiano?

— 380 —
PATAQONIA {Argentina),

Dos nuevas obras

y de suma importancia.
Una en el territorio del Neuquén y otra en el del
R ío Negro. Se ha dicho que los indígenas ya no
existen en la Patagonia; muy al contrario: existen
y en cantidad muy pondera ble. Las dos funda­
ciones que el Rmo. Señor Inspector Salesiano
piensa fundar, redundarán en beneficio exclu­
sivo de los indígenas- de estos dos territorios
arg -níinos.
lili las cercanías de Junín de los Andes existen
en cantidad, y su número no se conoce porque real­
mente los encargados de levantar el censo de estas
poblaciones de aborígenes deben vencer muchas
dificultades para llevar a cabo su misión y levantar
estadísticas fidedignas.
Lo mismo pasa con los indígenas del Río
Negro residentes en el paraje denominado Arroyo
Blanco.
Para estas dos reducciones o mejor poblaciones,
se fundará un colegio y mía capiUa. Un colegio
que revista los características y tenga ima regla­
mentación adecuada a las exigencias de la vida
y costumbres de los indígenas. lis la obra con que
más simpatiza el Superior de los Salesianos en la
Patagonia, por considerarla como deber primordial
de los Misioneros del Vble. Don Bosco y a la que
dedicará sus actividades. Cada una de estas fimdneiones se calcula importará una cantidad de
60.000 $.
BOLIVIA. — Nuevo Templo a María Auxiliadora.
Los diarios del 25 de agosto, de la Paz, nos dabiui la siguiente noticia:
« La Institución Salesiana ha acordado colocar
la primera piedra para la construcción de un tem­
plo monumental de dos pisos, dedicado a María
Auxiliadora, el cual será erigido sobre la A ve­
nida 16 de Julio o sea el mejor paseo de esta
ciudad.
K l citado templo, que quedará al nivel del Co­
legio de Artes y Oficios que sostiene la ihisma
Institución Salesiana, estará destinado a los alum­
nos de este establecimiento, y el del primer piso,
al nivel de la acera de la mencionada Avenida, será
para el piiblico.
Se cree que este monumento religioso en ho­
nor a la « N’irgen de Don Bosco » será imo de
las más valiosos de la ciudad, al mismo tiempo
que constituirá mi adonio más del referido paseo
urbano >.
SANTA TECLA {El Salvador). — Los Salesianos
en el IV Centenario de la fundación de S. Sal>

vadur.
Un el pasado agosto se celebró en E l Salvador,
el I\’ centenario de la fmidación de la ciudad
capital S. Salvador Cuzcatlán.
Entre los grandiosos y variadísimos festejos
cívico-religiosos, con que el Gobierno y las autorida«.les eclesiásticas solemnizaron tan magno
acontecimiento, los institutos salesianos, especial­
mente el de Sta. Tecla, ofrecieron varios números

dignos de mención que les granjearon el plauso
general.
A l efecto, el día 6 de agosto 200 almnnos del
Colegio Sta. Cecilia se presentaron en la capital
con sus elegantes uniformes de exploradores, pre­
sididos por-'su numeroso cuerpo de ciclistas y su
distinguida banda music^, que repetidas veces ha
contribuido a dar realce a muchas fiestas, tacto
religiosas como cívicas, de la capital.
Después de haber dejado una nota de satis­
facción y simpatía en todos los lugares donde su
presencia fué requerida, la marcial comitiva con
aire de triunfo y la alegría pintada en los rostros,
regresaba a su amado colegio, para entregarse de
nuevo y con más brío a las labores escolares.

Nuevas revistas salesfanas.
Con gran satisfacción hemos hojeado las nuevas
revistas y hojas parroquiales salesianas que han
llegado a nuestra- redacción.
' Nuestra enhorabuena a los directores de « Ju­
ventud », del Instituto Comercial de S. José, Chile,
que tan bien se presenta; a « Vida Misionera 1 de
Viedma, Argentina, tan en armonía con el espíritu
cristiano actual; el « Santuario de María Auxilia­
dora », de la Paz, Bolivia; el « Mensajero Parro­
quial, de Patagones, Argentina;, y el « Oratorio
festivo *, de Parraniá.
Recuerden que el gran misionero moderno es
la prensa. A este propósito decía el Cardenal
Maífi a su clero: « Párrocos, sacerdotes del ministe­
rio que nre escucháis. Fijáos bien: vosotros pre­
dicáis los domingos, más el periódico predica todcs
los días y a todas horas; — vosotros esperáis a los
fieles en la iglesia, el periódico les sigue a sus casas,
les espera en las hospederías, les asalta en los cafés;
— vosotros predicáis media hora, vma hora, y
luego os retiráis, el periódico jamás se retira, pa­
ciente, espera la ocasión de repetir a irnos y a otros
las mismas enseñanzas; — vosotros no predicáis
más que a los que van a la iglesia (y a tantas igle­
sias; ¡cuántos hay que no se acercan!); el periódico
llega hasta quien no lo desearía, y se le impone;
¿dónde hay mi predicador más tenaz y hasta casi
agresor?
Xo pennita el Señor que algimo crea que yo no
tenga de la predicación sagrada la estim a y \-eneración que nos enseña el Evangelio y la Iglesia;
más yo me pregunto a m i mismo y a mis compa­
ñeros de sacerdocio; ¿No nos serviremos nosotros
en bien de las almas de este medio, cuanto nos sea
posible, aún como complemento de la predicacicc
para la formación de inteligencias cristianas y ác
conciencias íntegras y rectas, para la conquista
de las masas, y para la defensa y difusión de la
verdad? *
Deseamos a nuestros hermanos triunfos copiosos
con largos y prósperos años de v*ida.

— 381 -

Besalú (Ger. Esp.) — Don Carlos de Aulet Kafecas.
Villa de D. Fadrique (España). — Dña. Muría
Cicuendez'7 Dña. María Organero.
Cali (Colombia). — D. Joaquín Vera Ramos.
Caracas (Venezuela). — Dña Bolón Cortina.

Sra. Dña. Irene Amorocho de Gómez.
Con la muerte del justo expiró en Zapatoca,
Colombia, el 21 de junio, la entusiasta coopera­
dora salesiana Dña. Irene Amorocho de Gómez.
Cual especie de guirnalda de siemprevivas espi­
rituales le enviamos, en unión de sus apreciables
superrívientes, al sepulcro depositario de sus caras
cenizas, el nuevo recuerdo memorable, para edi­
ficación de las gentes, de haber trabajado esa ve­
neranda matrona durante más de seis lustros en
la grandiosa obra de los Cooperadores Salesianos,
y de que aún en el lecho de muerte le consagró sus
postrimeras fuerzas y acentos, encargando a un
digno y conocido colaborador suyo todavía un
resto de Boletines salesianos. Sencilla, pero muy
elocuente lección.
Y no lo es menos la resignación heroica y envi­
diable con que sobrellevó sus penas y dolores: sal­
voconducto cristiano para el azaroso viaje a las
playas de la felicidad.
Encantada del espíritu del simpático y popular
D.m Bosco, con él nutrió su vivir, y ahora ella vino
a embalsamar su propia agonía dando por despe­
dida una actividad de apóstol infatigable cuanto
entusiasta por la obra social y sah'adora de la ju­
ventud de su patria.
Descanse en ^az la rehgiosa dama.
Para su familia, especialmente .sus liijas, Te­
resa y María, nuestro sentido pésame.

INDICE GENERAL
del año 192.5.
Documentos:
Carta del Rdmo. Sr. D. FeUpe Rinaldi a los Coo­
peradores Salesianos, pág. 3 . — I X Congreso In­
ternacional de Cooperadores Saksi.mos y carta
de S. Santidad al Rdmo. D. Felipe Rjnaldi con
este m otivo, 18, 41 y 74. — Beatificación del
Venerable Cafasso, 134. — Introducción de la
Causa de Beatificación y Canonización de la Sierva
de Dios María Dominica Mazzarello, 227.
A rtículos de Ilustración:
Primer centenario de un sueño, 9. — V Congreso
en honor del Sagrado Corazón de Jesús, 60. —
«Asociación Don Bosco» entre educadores, 9 3 .—
D. Bosco y los niños, 166. — Obra social educativa
de D. Bosco en América, 169. — Conmemorando
el sueño de Don Bosco, 198. — E l Cooperador Sa­
lesiano debe ser otro D. Bosco, 203, 235, 265, 298
y 332. — V I Congreso Salesiano al Sagrado Co­
razón de Jesús, 284. — E l Coadjutor'Salesiano,
291. — L a alegría, el estudio y la piedad en el
sistema educativo del Ven. Don Bosco, 323. —
Prefiero la escuela de D. Bosco a nuestra escuela
laica, 330.
Artículos de colaboración:

Dna. .María Marroquín de Rubio.
También pasó a mejor \’ida, en Cplombia, la
nobilísima dama Dña. María Marroquín de R u Íjío .
De familia de próceras, llevaba en sus venas
sangre dé libertadores; esposa del insigne abogado
D. Luis Rubio fué tm verdadero ángel de paz en
su hogar cristiano, que cuenta con ima hija reli­
giosa de la Presentación y un hijo sacerdote. El
Salesiano presenta su más sentido pésame
®la famiüa de la difunta; en especial al Dr. José
Manuel Marroquín, Pbro., Director de E l CcUoliy a la distinguida señora Inés Marroquín
de Vargas, dignísima Presidenta de la asociación
de María Auxiliadora.
Otros Cooperadores difuntos:

Barcelona (España). — Sr. D. José Salvatella
Grasés.
Fvet;- Cabra (Fuerteventura). — Las Sras. Be®gna Pérez e ¿ab el A<x>sta, Vda. de Quintano.
Casíá de la Selva (Ger. Bsp.). — Dña. María
^losa Masferré y D. Narciso Camps Masferré.

La obra redentora de la Iglesia, 35. — Pedagogía
en acción, 39. — Cuaresma y jubileo, 67. — Do­
mingo Savio y Pío X , 70. — Remenjoraiido al
Rdmo. D. Miguel Rúa, 100. — Una visita a la
Exposición Misionera, 103. — E l mes de las flo­
res, 131. — Un insigne cooperador chino, 138. —
Devoción al Sagrado Corazón de Jesús, 163. —
Cristo es la vida de la humanidad, 195. — Lo que
sobra, dadlo de limosna, 232. — La educación de
los hijos problema de capital importancia, 259.
D. Bosco y el Rosario, 296. — A propósito de una
página de Papini, 356. — E l insigne teólogo D.
Luis Piscetta ha muerto, 359.
Antiguos Alumnos:
Digno de imitación, 59. — Peregrinación de
Exalumnos salesianos a Luján, 39. — Antiguos
Alumnos, 93. — Y a es un hecho la gran federación
de los ex-alumnos salesianos de Q úle, 124. — Día
del Antiguo Alumno, 247. — Homenaje de los
Antiguos Alumnos uruguayos al Rdmo. D. José
VesjMgnani, 248. — Asamblea general de la Federadón Nacional de Antiguos A., 248. — Peregrínacióa de Antiguos Alumnos a Roma y Turín,

— 382 —
2 8 i . — Antiguos Alumnos practicando Ejercicios
Espirituales, 281. — Placa de bronce a Don Sosco,
de los Antiguos Alumnos de Tucumán j Salta,
281. — Nueva revista de los Antiguos Alumnos,
282. — Congreso Nacional de los Antiguos Alum­
nos del Brasil, 313. — Asamblea de exalumnos,
313. — Peregrinación de Antiguos Alumnos espa­
ñoles a Valdocco, 346. — Una idea feliz de los
Antiguos Alumnos, 348. — Entronización del
Sgdo. Corazón en el centro Don Bosco, 376. —
E l día del Exalmnno. 377. — ¿Cuál es la Misión
del A. Alumno salesiano? 377.

Misiones Salesianas:
Das Misiones de la Patagonia, 12. — Asistencia
a los emigrados, 14. — Da nueva Misión del Shindaika, 47. — E stadística.elocuente, 53. — Atre­
vida excursión jxjr el Amazonas, 78. — Matto
(irosso, 81. — Ayudad a la pobre Misión de los
jíbaros, n o . — Orfelinato de Ho-Si, en Cliina,
1 12, 148, 240, 271, 305. — Fervor de vida cristiana
en el Assam, 1 15. — De la Misión del Matto Grosso,
141. — A través de la Patagonia septentrional,
144. — Cuarenta días de excursión por la región
del Indanza, Ecuador, 172, 206, 237, 274. — E l
Vicariato de Shiu Chow en 1924, 175. — Nuevos
centros de evangelización en el Congo, Africa, 178.
— Crónicas de la Australia, 2 11. — Gira misio­
nera por la Cordillera del Río Negro y parte del
Clmbut, 239. — Del Oriente y del Occidente, 267.
— Das Hijas de María Auxiliadora en la India,
269. — No olvidemos en nuestras oraciones a los
misioneros, 302. — Del Vicariato de Méndez y
Gualaquiza, 303. — Esperando la Redención, 335.
— De la residencia entre los jíbaros, 339.
Episodios de las Misiones:
Costumbres de los Bororos antes de conocer al
misionero, 209. — Santa muerte de un bororo, 276.
— Da buena semilla fructifica, 307. —- Fruto de
una limosna, 340.
Culto de María Auxiliadora:
María Auxiliadora cu Granada, Nicaragua, 56.
— María Auxiliadora en Cliachapoyas, Perú, 88.
— I,a devoción de ^María Auxiliadora, 119. — Da
Basílica de María Auxiliadora en Tnrín, 151. —
¿Por qué honramos a Marta Santísima? 181 —
Da aptíteosis de María Auxiliadora, 215. — María
Auxiliadora eu Alicante, España, y en S. Carlos,
B uoiuks Aires, 244. — María Auxiliadora en Puebla
de Caz;tlla, li^paña. 277. — Fiesta de María Auxilidora en Valencia, Venezuela, 310. — María A u xi­
liadora en Orihucla, Esp>aña, y en Mendoza, Argenrinn. 342. — María Auxiliadora en Bogotá, y
cu V .u'.;.tp«.>yas, 372.
de María Auxiliadora:
r.- -I . i t . s 57 y sigitientes; 89 y sig.; 120
Y sig . i¿2 y sig.; 1S2 y sig.; 217 y sig.; 246 y sig.;
279 V xig.; 3 1 1 y sig.; 244 y sig.

Varios:
Cindadela, 58 y 125. — Mercedes, 61. — Bemal,
155. — Valencia, Venezuda, 156. — S. José del
Valle, 157. — Das Palmas, 184. — Salamanca,
186. — Iquique, 186. — Granada, 187. — Ayagualo, 221. — Tacuba. 221. — Sarriá, 249. — Ba­
hía Blanca, 250. — Santander, 252. — Dima, 253
y 284. — Astmeión, 254. — Madrid, 282, — Rodeo
del Medio, 283. — Tucumán, 313. — Valparaíso,
315. Tegucigalpa, Perú, 316.
Noticias del mundo salesiano:
Da Obra de Don Bosco en Yugoeslavia, 27. —
Obra humanitaria, 26. — Creadón de 60 becas en
el colegio de Cartago por cuenta del Estado, 26. —
Monumento a Domingo Savio, 58 y 60. — Los
Salesianos de Chile en el Cincuentenario, 60. —
Visita pastoral d d Salesiano D. O ctado Ortiz,
Obispo de Chachapoyas, 61.- — Un Congreso
Misional de niños, 61. — Asambleas infantiles,
94. — Festejos en honor de S. Frandsco de Sales,
123. — Visita del profesor De Vuyst a la Escuela
Agrícola Salesiana de Jackson, 125. — Interesante
reimión de Cooperadores ingleses, 125, — Un paso
más en la Beatificadón del Ven. Don Bosco, 154.
— Ecos de la Exposidón Didáctico Profesional
Salesiana, 155. — La nueva catedral de Petronila,
156. — Consagración episcopal del Rdo. D. An­
tonio de Ahndda Dustosa, 156. — Visita ilustre,
156. — Nueva fim dadón salesiana en Yugoeslavia,
157. — Digno de im itadón, 184. — Nuevas fuudadones en Viedma y Patagonia, 186. — Circular
a las Cooperadoras americanas, 188. — Una flor
de los vergeles salesianos, i88. — Cariñosa despe­
dida al Rdo. D. Luis N ay, 253. — Congreso mi­
sional de niños, 285. — Nueva Prefectura Apostó­
lica, 285. — Jomada misionera, 315. — E l Insti­
tuto Internacional ante el Papa, 316. — Visitas
ilustres, 317. — L a obra salesiana en Colombia, 348.
Necrología:
Rda. Madre Teresa Gius.sani; Dña. María Cris­
tina de Herdoda; D. Jasé Mundo y Anglés; Ca­
talina Otonelli de Peruzzo; Dña Francisca C. de
Badgalupe; Dr. Eugenio Tello; D. Miguel EscurseU
y Gmtart; D. Antonio M. de Torres Castro; Dña
Rosa Montaldode Cámpora; D. José Luís Amadeo;
Rdo. P. Ernesto Vespignani; Srta. Amalia Angosto;
D. Ramón Ibarra y González; Exemo. Sr. Marqués
de Comillas; Comendador D. Domingo Repetto;
D. Juan Montero; D. Antonio Valdi\ieso; Dña Car­
men Pous e Iglesias; D. Antonio Artile y Falebo;
Srta. Jesús Uribe Azuero; D. Pedro Cárdenas y
Llavanera; Rdo. D. Narciso Mixsqueras; Dña An­
gela Villar de Facelli; Dña Carolina de Lacayo;
D. Luis Monteverde; D. Manuel Peña; D. Eduardo
Fedriani; Mercedes Riglos de Anchorena; Dña
Magdalena Boragno de Solaro; Sra. Dña. Irene
Aniorocho de Gómez; Dña. María Maxroqufii de
Rubio.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: G EM IN IAN O FE R R A R I.
Establee. T ip .d e la Sociedad Editora Internacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TURIl^

S O C IJ E

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(ItaO a) T O R IN O - C o r s o R e g in a M a r g h e r it a , 174

P R iI N e iS e D S V A R V E L L O
Sacerdos, Philosophiae Professor in Seminario Salesiaiio apud Taurincnses

INSTITUTIONES PHILOSOPHIAE
Pars i . Com plectens Introductionem ad philosophiatn e t Losicam: Libellae lo . — Apud exteros:

Libellae 14.

Paks II. M eta p h y sica.

Vol. I. Complectens Metaphysicam generalem seu Ontologiam: L. 6. — Apud exteros: L. 7,50.
Vol. II. Complectens Metaphysicam specialem seu Cosmologiam, Pneumatologiam et Tiieodiceam:
L. 12. • Apud exteros: L. 15.
Pars III. E th tca e t Ju s n a tu ra e .

«

Vol. I. Complectens Ethicam: L. 5. — Apud exteros: L.- 7.
Vol. II. Complectens Jus naturae: L . 15 — Apud exteros: L. iS,

n O R A T IU S 3\ a Z Z E L L a
Archiepiscopus Tareutinus

PRAELECTIONES SCHOLASTICO-DOGMATICAE
BREVIORI CURSUI ACCOMODATAE
EDITIO Q U IN TA RECOGN ITA E T A Ü C T A .
V ol. i . T ractatu s de vera* Rellglone, de Scrlptura, de Traditione e t de Ecciesla Christi: L. 25.
— Apud exicros: L. 30.
Vol. II. T ractatu s de Deo Uno ac Trino e t de Deo Creante: L. 15. — Apud exteros: L. 18.
VoL. III. T ractatu s de Verbo Incarnato, de Q ratla Christi e t de V írtu tibu s infusis: L. 15. — Apud
exteros: L. iS.
VoL. IV . T ractatu s de Sacram entis e t de Novlssimls: L. 15. — Apud exlero.s: L . 18.
PETRUS RACCA.
THEOLOQIA MORALIS SYNOPSIS. — Breve opus ex sapientissímis scriptoríbus de re moral! edtictum et ad norinam novi Codicis Juris Canonici exaratum. — Vol. in-16 ppi 700: L. 12,50. — Apud
exteros: L. 15.
DE CENSURIS LATAE SENTENTiAE quae in Códice Juris Canonici continentur commentariolum digessit JoAS.SEs C a v i g l i o l i . V ol. in-16 pp. 170: L. 3,75. — Apud exteros: L. 4,50.
PSALMORUM LIBER i . — Edidit signisque modernis auxit F. V a l e n t k M. I. Vol. in-16 pp. VIII-72:
L. 3 »5o*— Apud exteros: L. 4,20.
Editio e.«5t elegantíssima novissimaque psalmorum, hebraica lingua coacinnata.
ALO ISIU S GRAM M ATICA.
GEOQRAPHIAE B lBLiCA E addita brevi notitia Regionum et Locorum. Textus cum 8 tabularum oríginalium. • Editio minor: L. 10. — Apud exteros: L. 12.

atlas

QRA.M.H.\TICAE H €BRAIC\B cum chrestomathía e t glossario scripsit I t a l u s P i z z i
Doctor philol. liuguarum oríent. professor in R. Un. Taurin. Vol. in-16 pp. XII-222: L . «. — Apud
exirrr.:;: L. 9,60.
PUOi

'ilU 'I HIERONYMI.ANUM, anno MD a Maxími Doctoris obitu recensuit adnotationibus auxit
>•, 1* <'arra. preíatus est Félix Ramoriniis, curant Pia Societas a S . Hieronymo nuncupata evan*
•• i-e I.erviiigandis. In-i6 pp. XII-236: L . 10. — Apud*exteros: L. 12.
'•/» *v .

paraeiietica - Epitaphia - S crio ta histórica - Scripta theologica et polem íra - Scripta ezegetíca.

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(Ita lia )

T O R IN O - C o rs o

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M a r g h e r lt a , 174

L. P I S e E T T A e t A . G E N N A R O S . S .

THEOLOGIAE MORALIS ELEMENTA
AD CODICEM JURIS CANONICI EXACTA
Jam edita sunt in iucem :
De T t i e o l o a i a e M o r a l i » P u n d a m e n t i s . — i. De actibus hutnanis. - 2. De coascientia. >
3. De IcKÍbus. - 4. De peccatís. Vol. in-16, pp. 0x11-404: L. 15. — Apud exteros: L. 18.
VuLUMKN siccuNnuM: D e o b l i R a t i o n I b u s e r o a D e u t n e t n o s i p s o s . — i. De virtutibus Uieologicis. • 2. De
virlute religiunis. - 3. De priiclenlia, foriiuidine et teniperantiu. Vol. in-16. pp. X-Ójo: L. 20. — Apud exteros: L. 24.
VOLUMKN t k r t i u m ; D e o b l i a e t l o n i b u s e r n a p r o x l m u n . — l . De ju'-tilia et jure. — 2. De iniuriis et restilutione. - 3. De contraclibus. Vol. iii-16, p|>. XII-750: L. 25. — Apu<l exteros: L. 30.
V01.U.VKN q u a r t u m : D e o b l i o a t i o m b u s p e c u l l a r i b u s e t d e p u e n i s c c c l e s i a s t l c l s . — Vol. in-16 pp. XII-420:
L. 15. — Apud exteros: L. 18.

V o m ; mbn pkimum:

Proxitne edenda:
Voi.UMiiN QUiNTtM: D e S a e r a m e n t l s ' l n g e n e r e e t d e q u i n q u é p r l m l s S a c r a m e n t i s i n s p e c i e . — i. De

Sacrameiuis in genere. - 2. De Uaptismo. - 3. De Confinnatione. - 4. De Eucharesiia. - 5. De Poenitcntia. •
6. De Kxlrenia Uncliune.

VoLUMKN s u x t u m ; D e O r d l n e e t d e M a t r i m o n i o .
VoLPMBN sici' t im u m : D c s e x t o e t n o n o p r a e c e p t o
v a n d a in s a c r a m e n t o r u m a d m i n i s t r a t l o n e .

d ecalo g ij

de usu

m a trlm o n ii

e t d e r a t i o n e ser*

S, THOMAE AQUINATIS OPERA
SU.MMíl T H B O L O G iea diligenter eméndala, De Rubeis, Billuart el aliorum notis selectis oriiata, cuí accedunt
septem locupleussimi índices, quorum uiius est auctontatum Sacrae Scripturne, alter quaestionum, teriius reruo
omiiiuiu praecipuarum, quartus doginatum ad hodiernas haereses confutanda.s, guintus locorum seu doctriiiarum
ad explicandas Episioas et Evangelia Doniinicarum et fusloruiu tntius anni. scxtus auctorum quihus uaus
D. Tivmias, sepnmus locorum ad usum catechislarum. Accedit lexicón Scholasiicorum verborum Josephi Zamae
Melbnii, quo explicantur verba máxime inusitata et locutiones praecipnae D. Thomae et aliorum Scholasticonim.
6 vol. in-8 max. Editio Taiirineusis 1922: L. 80. — Apud exteros: L. 96.
IN OMNBS S. PADLl A P O STO L l E P IST O L A S eOM M BNTARIA. cum índice rerum raemorabilium2 vol. in-8 max. h.ditio Taurinensis emendatissima: L. 40. — Apud exteros: L. 48.
GATBNA AURBA IN QU ATUOR BVANGBLIA. — 2 vol. in-8 max. Editio Taurinensis emendatissima. L. 32.
— Apud exteros: L. 39.
IN EVANGBLIA S. M ATTHABl BT S. JOANNIS eOMMB.VTARIA. — 2 vol. tn-8 max. Editio Taurinensis emenduti.ssinia: L. 32. — Apud exteros: L. 39.
SÜMMA eO N TR A G EN TILES, seu de vcrítate Catholicae Fidei. Editio Taurinensis emendatissima. L. 15* ~
Apud exteros: L. t8.
QOABSTIONBS D ISFU TATAB B T QUABSTIONBS DUODBei.M Q UG D LIBBTALES ad fidem óptimaruin editionum dillíeuter recusne. Editio Taurinensis emendatissima: L. 60 — Apud exteros; L. 72.
DB RBGIMIN8 PRINGIPUM AD RBGBM B Y P R l. B T DB RBGIMINB JUDABGRUM AD DUGISSAM
B K A BA N TIA B. Pulitica opuscula dúo, Joseph Malhis curante: L. 12. — Apud exteros: L. 14,50.
IN MBTAPHYSIGAM A R ISTO TB D IS GOMMENTARIA cum locupletissimo indice alphabetico renim noUbilinm, revisa, eméndala ac ordinaiim disposita, addiia pro unoquoque capite syno{»i,_ cura ac studio P. Fr.
M. R. Cathala L. 24. — Apud exteros: L. 30.

R e d a c c ió n y A d m in is tr a c ió n : V ia

C o tto le n g o , 3 2 *■ T U R fN .

Fecha
1925.12