BS_1926_05

Ficha

Título
BS_1926_05
Descripción
Boletín Salesiano. Mayo 1926
extracted text
BOLETÍN SALESIANO
REV ISTA DE LA S O BR A S DE DON BO SC O
Año XLI.

Número 5.

M AYO, 1926

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M A R ÍA A U X IL IA D O R A .
Imagen qae se vencfa en sa primer San taan o B aú lica de Tarín.

RED ACaÓ N Y ADMINISTRAOÓN: V U COTTOLENGO. 32 - TURÍN ataüa)

COOPERADORES SALESIANOS
o modo práctico para moralizar la sociedad.
Es el periódico oficial de Jas Obras y Misiones Saiesianas,
que se envía mensualmente a los Cooperadores Salesias
nos V a las Cooperadoras Saiesianas, o sea a los que
sostienen dichas Obras y Misiones.
Fundador de las Obras y Misiones Saiesianas y de los Cooperadores Sale=
sianos es el Venerable Padre Don Juan Bosco (1815:1888) apóstol de la juventud
y fundador de la Pía Sociedad Salesiana y de las Hijas de María Auxiliadora.

**B O L E T ÍN
S A L E S ÍA N O *'

La Unión de los Cooperadores Salesianos — como
dice Don Bosco — no crea vínculos de conciencia y
por lo tanto pueden participar las familias seglares y
religiosas, y los institutos y colegios, por mediación de sus padres o superiores.
Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión
de Cooperadores Salesianos son:
1. Tener 16 años de edad.
2. Gozar de buena reputación religiosa y civil.
5. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones,
ofertas, limosnas o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Salesiana.
N B . — Los que desean inscribirse entre los Cooperadores y sobre todo aquellos
que proponen nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida
por el Venerable Fundador; es a saber: que puedan por sí o por otros, con oraciones
y limosnas — que compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín » —
las Obras Saiesianas.
Los pedidos de inscripción envíense directamente al Rector Mayor de los Sale»
sianos, Cottolengo, 52, Torino (9) — Italia.

CO O PERAD O RES
S A L E S IA N O S

O BRA G R A N D E
D E C A R ID A D

Cincuentenario de las Misiones Saiesianas (1875=
recomendamos a todos la celebración de Jornadas
Misioneras a favor de las Misiones Saiesianas, para que
se difundan con su conocimiento sus muchas necesidades — extendiendo el
marco de las simpatías y procurándoles el apoyo de todos los buenos.— Es
cierto que las Jornadas Misioneras no recogerán de golpe la ayuda necesaria.
Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria, géneros y obietos
para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus
huérfanos y neófitos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la
vida civil de los nuevos cristianos.
Indicamos pues, a las Casas de Comercio, esta grande obra de civilización
y de fe, rogándoles quieran enviar al Rector Mayor de los Salesianos Don F E L IP E
R IN A L D I, Cottolengo, 32 = TO RIN O {9) = Italia, cuanto estimen oportuno
dar a las Misiones Saiesianas. El Señor, por las fervorosas plegarias de los pro=
tegidos, bendecirá sus negocios proporcionadamente a su generosidad.
Ruégase enviar las limosnas y ofertas directamente al
Rmo. Rector Mayor de los Salesianos, que es asimismo
el Director General de la Unión de Cooperadores Sale*
sianos y de las Cooperadoras Saiesianas, con esta dirección: Rmo. Sr. Don FE=
L IP E R IN A L D I » Oratorio Salesiana » Cottolengo, 32 a TO RIN O (9) = Italia.

E N V IO D E
L A S O FER TAS

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LA S O BR A S DE DON BO SC O
Año XLI.

M A YO , 1926

Número 5.

S U M A R IO : E l Primer Cardenal Saleaiano (In memoriam), — Nuevo Vicario y nuevo Adminisirador apostólico. — Revista de Misiones — Culto de M arta Auxiliadora. — Gracias de M aria
Auxiliadora. — Por el mundo Salesiano: Nuestro Superior General en España: Barcelona, Valencia,
Campello, Alicante. Córdoba, Ecija, Sevilla, Alcalá de Guadalra, Cádiz. — Bamberg (Alemania).
— Los que mueren.

El Primer Cardenal Salesiano.
In memoriam
La dolorosa impresión que la inesperada
muerte de nuestro Emmo. Cardenal Caglicro
produjo en todos los corazones salesianos se
ha ¡do mitigando, no sólo con el pensamiento
del inefable encuentro con nuestro Vene­
rable Padre, no sólo con la seguridad de que
hemos adquirido un poderoso intercesor en
el Cielo, sino también por el himno concorde
de alabanzas y admiración que de todas
las partes del mundo se ha entonado para
celebrar los preclaros hechos y cantar las
gloriosas hazañas del primer Misionero, del
primer Obispo, del primer Cardenal Salcsiano.
El mismo Santo Padre en la audiencia con­
cedida el día 4 de marzo a los miembros del
Capítulo Superior de nuestra Congregación,
que habían acudido a Roma al anuncio de
la muerte del Cardenal, bondadosamente
celebraba su ejemplar modestia, su amor al
trabajo, su adhesión al Papa y a la Santa
Sede, su acendrado cariño hacía Don Bosco
y la Congregación Salesiana y añadía que
'la pérdida del Cardenal Cagliero, era una
pérdida grave no sólo para la Congregación
Salesiana, sino también para la Santa Sede,
para el Sacro Colegio Cardenalicio y para
toda la Iglesia.
S. M . el Rey de Italia encargó al Capellán
Mayor de Palacio que presentara su real
pésame a la Congregación salesiana diciendo
la muerte del Cardenal le había impre­
sionado extraordinariamente, tanto más que.

conociéndolo personalmente, lo recordaba
con gran afecto».
Expresiones semejantes de admiración y
pésame recibimos de S S . AA. RR. el Prin­
cipe Heredero, el Duque de Génova y el
Duque de Bérgamo; S. A. R. e 1. la Prin­
cesa María Leticia, ministros de la corona,
los representantes oficiales de Roma, Turín
y Castclnuovo de AstI, Senadores y Dipu­
tados, Cardenales, Arzobispos, Obispos y
Superiores de las Ordenes religiosas, con
toda la nobleza del Piamontc y otras regiones
de Italia y un numero extraordinario de ad­
miradores, Cooperadores y exalumnos, ma­
nifestaron su sentimiento por ¡a irreparable
pérdida; todos se deshacían en alabanzas y
admiración hacia el ínclito hijo de Don Bosco.
El cuerpo diplomático tomó viva parte al
luto salesiano asistiendo a los funerales y
enviando sentidos telegramas de pésame. El
Cónsul de la Argentina en Turín personal­
mente acudió a la Casa Salesiana para dar
él pésame en nombre de su Gobierno que
tanto apreció y aprecia la Obra del difunto
Cardenal en aquella generosa y grande Re­
pública.
La prensa de todos los matices del mundo
entero, especialmente en Italia y en los países
que admiraron la actividad del Cardenal
Cagliero unió su voz a este himno genera!,
alabando sin restricciones su obra y dedi­
cándole extensas crónicas y artículos biográ­
ficos, llamándolo d.'gno hijo de Don Bosco,

1?2

apósfo! de la fe y de la civilización, evangelizador de la Patagonia etc.
Como prometimos en el número anterior,
ofrecemos algunos detalles más sobre su
enfermedad y su muerte y sobre las honras
fúnebres que se le tributaron:
Desde la mitad del pasado noviembre em­
pezaron a manifestarse, en forma de malestar
general, ios síntomas del mal que había de
conducirlo a la tumba y que el por extrema
delicadeza no quiso manifestar. Pero con-

torias: ¡Paciencia! — ¡Bone Deus adjuva
me! y todo lo ofrecía a Dios.
Cuando se trató de hacerle una operación
quiso ver antes la sala operatoria, que, prepa­
rada con todas las exigencias higiénicas, era
capaz de impresionar. Pero él no se inmutó
y cuando todo estuvo dispuesto dijo a Mons.
Guerra: «Ayer me confesé; estoy en las manos
de Dios» y continuó hablando con natura­
lidad y asi sufrió la delicada operación, sin
cloroformo ni anestesia, sufriendo y rezando.

El cadáver del Cardenal Caglicro en la Capilla ardiente.

centró sus fuerzas espirituales y con aquella
serenidad y desenvoltura que le eran tan
connaturales, se manifestó dispuesto a seguir
el llamamiento del Señor. Se hacía cada vez
más sensible su completo abandono en la
Divina Providencia y a menudo repetía esta
frase que constituía como el programa de
su vida: Estamos en las /nonas de Dios. En
sus dolores y cuando presentía que no pa­
saría buena noche se encomendaba a Do­
mingo Savio, su amigo de los primeros años
en el Oratorio de Turín para que ¡unto con
Don Bosco y María Auxiliadora lo ayudasen
a descansar. Cuando los cscalofrios de la
fiebre lo atormentaban y todo su organismo
so resentía sus labios murmuraban jacula-

Celebraba siempre que podía, aun des­
pués de una mala noche, el Santo Sacrificio,
y luego hacía la meditación, que le leía su
paje, el coadjutor salesiano Juan Castclla.
Cuando el malestar no le obligaba a estar
en cama rezaba siempre el breviario, y I®
hacía de una manera edificante, haciendo
resaltar el sentido de las frases. Conmovedor
era luego, por la noche, oirle rezar lo que él
llamaba las oraciones de la madre, a las cual«
añadía una serie de textos bíblicos que
eran familiares, expresiones de amor hacia
Dios y de anhelo de perfección cristiana "
religiosa.
,
La idea de la muerte no tenía para él nada
de terrible, y no llegó a turbar nunca la alegra

II

>35

y habitual jovialidad de su espíritu. Morir
no era para él más que descorrer la cortina
que le impedía la vista de aquel Cielo tan­
tas veces suspirado, salvar la distancia que
le separaba de Don Bosco, de Domingo
Savio, de tantos santos salesianos que le
esperaban para unirse con él con eterno
abrazo; era la paz y el descanso después de
tantos trabajos y fatigas soportadas por amor
de Dios.
Durante los últimos ly días que sobrevivió
a la operación, estos sentimientos se hicieron
cada vez más vivos y elocuentes. Con afecto
de conmovida gratitud se enteraba de las
oraciones que en todas partes se hacían por
el y especialmente agradeció la bendición
y oraciones del Santo Padre; pero contes­
taba siempre: Esto para vosotros, no para mí-,
y añadía: Dejadme marchar.
El oía antes de la muerte, como todos los
sábados, se confesó y después de recibir
la absolución exclamó con energia: Estamos
preparados. Luego recibió la Santa Comunión,
que debía ser la última, de manos de Mons.
Guerra. Al mostrársele la Sagrada Forma
tendió los brazos hacia Jesús que venía y,
recibida la Hostia, repitió tres veces, en voz
baja y como absorto: Custodiat animam meam
if^ vitam aeternam (Guarde mi alma para la
vida eterna) y permaneció largo rato en
oración
Hacia el anochecer de aquel día, rodeado
de Mons. Guerra, del Secretario del Capí­
tulo Superior, D. Calógero Gusmano y de
varios saiesianos se complacía en recordar
hechos de Don Bosco y del Oratorio. Viendo
que se fatigaba Mons. Guerra lo interrumpió:
Eminencia, nosotros nos retiramos y pedi­
remos para que pase buena noche. ¿Mañana
también querrá que le traiga la comunión?
— Claro que sí, contestó; y ahora id todos
a descansar y Mons. Guerra que os dé en
mi nombre la bendición.
Serian las diez de la noche. Bien lejos es­
taban los allí presentes de pensar que la
muerte era inminente. A eso de las i i , vol­
vió la fiebre con caracteres alarmantes.
Acudió el médico y pareció que el enfermo
calmaba, pero hacia la una se repitió
w ataque; fué llamado Mons. Guerra y
demás superiores. El enfermo ya no hablaba.
U administró la Extremaunción y de
nuevo la Bendición Papal y estrechando el
'-rucifíjo entre sus manos, entró en agonía.
A eso de las y y media del domingo 28 de
ebrero cesa el estertor agónico, entreabre
labios en dulce y prolongada sonrisa y
®pira plácidamente.

¿Aquella sonrisa... significaba un último
saludo a los hermanos que lo rodeaban, o
era más bien contestación a otra sonrisa
que con los brazos abiertos alguien le di­
rigía desde los dinteles del Paraíso?
Sin duda, decía el Emmo. Cardenal Maffi en
s^^cí^saje de pésame, en aquel 'instante «en
el Paraíso hubieron de alegrarse, al estrecharse
en cariñoso abrazo con el recién llegado, las
almas de Don Bosco, Don Rúa, Don Albera
y cien y cien más, para quienes el Cardenal
había ^ido hijo, hermano y padre ^>.

Manifestación de duelo.
El cadáver revestido con la púrpura car­
denalicia, con el crucifijo entre las manos y
conservando una placidez de rostro cual si
estubiera sumergido en dulce sueño, fué
expuesto en la capilla ardiente y allá acudió
una continua peregrinación de todo el pueblo
en masa, de colegios y escuelas, de venerandos
religiosos y prelados, de Autoridaes y miem­
bros del cuerpo diplomático y de Émmos.
Cardenales.
Por la tarde del día 2, después de la visita
del Emmo. Cardenal Pedro Gasparri, Se­
cretario de Estado y venerado Protector de
nuestra Congregación, bajo la vigilancia
del Prefecto de las Ceremonias Pontificias
Mons. Respighi, el cadáver encerrado en
doble caja fué trasportado a nuestra Basílica
del Sagrado Corazón.
Presidía la ceremonia el Rdmo. Párroco
y seguían el féretro los Exemos. Mons.
Guerra, Arzobispo titular de Larissa; Mons.
Olivares, obispo de Nepi y Sutri, IVions.
Munerati, obispo de Volterra, los miembros
de nuestro Capítulo Superior con otros su­
periores y un gran numero de Prelados, re­
ligiosos, sacerdotes y una gran muchedumbre
de pueblo, de todas las clases sociales, con
numerosas representaciones de Círculos y
Asociaciones católicas.
Al día siguiente, miércoles día y de marzo
se celebró el fúneral solemne que pontificó
Mons. Guerra, cantando la Capilla Sixtina.
La grandiosa Basílica resultó pequeña para
contener la muchedumbre que quería tomar
parte a aquel último homenaje. Se hallaban
presentes 23 cardenales; se puede decir que
faltaban solamente los pertenecientes al Santo
Oficio que celebraban Congregación.
Junto al Coro de los Cardenales había la
tribuna del Cuerpo Diplomático que asistió
en pleno. En lugar preferente estaban los
familiares del Cardenal: dos sobrinos suyos,

154

el Secretario Rdo. D. A. Tornquist y el fi­
delísimo paje )uan Castella.
Al rededor del Catafalco había una mu­
chedumbre de Monseñores, Superiores de
Ordenes y Congregaciones religiosas, Obispos,
Prelados de la Corte Pontificia y multitud
de ilustres personajes.
Asistían también el Gobernador de Roma,
y representantes oficiales de Turín y Castclnuovo, su patria; Senadores y Diputados;
los miembros del Capítulo Superior de nues-

debía ser enterrado y que resultó una impo­
nente manifestación. Detrás de la Cruz al­
zada, iban los exploradores, los niños del Ora­
torio Festivo y de las Escuelas Externas del
Testaccio, de la Escuela Agrícola de Mandrione, del Internado del Sagrado Corazón,
de Villa Sora de Frascati con infinidad de
representaciones de oratorios, y círculos
católicos.
Inmediatamente delante de la fúnebre ca­
rroza iban los niños del pequeño clero, los

4

Fúnebre cortejo: el clero.

tra Pía Sociedad, los obispos salcsianos pre­
sentes, los Srs. Inspectores de Italia y gran
número de Directores y hermanos de las
casas próximas.
También la Diócesis Suburbicaria de
Frascati, de la que el difunto Cardenal era
obispo, estuvo representada por el Vicario
General, Cabildo Catedral, arciprestes, pá­
rrocos y numerosas representaciones.
Terminada la Misa, S. E. el Cardenal Vanutclli. Decano del Sacro Colegio, cantó el
solemne responso sobre el túmulo.

Hacia el campo Verano.
Terminada la fúnebre ceremonia se pro­
cedió al traslado del cadáver al Verano donde

clérigos de Genzano, los sacerdotes salcsianos
y el párroco de la Basílica del Sagrado Co­
razón, Rdo. Brossa.
Detrás del féretro seguían los familiares
del Cardenal, los obispos salcsianos presentes,
el Capítulo Superior y el Procurador General
de los Salcsianos, los Inspectores, Canónigos,
Párrocos, Directores de Colegios Salcsianos,
Superioras de las Hijas de María Auxiliadora,
Cooperadores y Exalumnos y una multitud
innumerable, de toda clase y condición ce­
rraba el sencillo pero imponente cortejo.
Llegados al Verano, recitadas las preces
y cantado un último responso, en medio de
la conmoción general, fué depuesto el ca­
dáver en uno de los nichos de la Capilla de
la Congregación de Propaganda Fide.

El funeral de Trigésima en Turín.
La Casa Madre de Valdocco que tantos
recuerdos guarda del ilustre Purpurado y
donde él pasaba todos los años una larga
temporada, ofreció enseguida abundantes
sufragios por su alma; peró se reservó dar
mayor solemnidad al funeral de trigésima
que se celebró el día 27 de marzo.
La Basílica de María Auxiliadora que
tantas veces había resonado con las inspi-

Obispos Mons. Pinardi, Mons. Cástrale,
Mons. Perlo y Mons. Perousson y varios pá­
rrocos de la ciudad, apareciendo el fondo
cubierto de banderas y estandartes.
Detrás del tumulo, rodeado de candcleros
y cubierto con la púrpura e insignias carde­
nalicias, se hallaba la presidencia del duelo
integrada por el Rdmo. D. Pedro Ricaldone,
Prefecto General (Don Rinaldi se hallaba
todavía visitando las Casas Salesianas de
España) los demás miembros del Capítulo

Loa obispos salesianos Mons. Olivares, Mons. Guerra y Atons. Muneraü en la presidencia del duelo.

radas melodías de sus cantos, y con los acen­
tos sublimes de sus apostólicas predicaciones,
que presenció rebosante de júbilo su con­
sagración episcopal, que le vió entrar con
^tremecimientos de alegría revestido con la
sagrada púrpura, apareció majestuosamente
«nlutada para unirse a la grandiosa manifes­
tación de duelo, que el Oratorio Salesiano
' toda la ciudad de Turín, tributaron al es^■ «arecido hijo de Don Bosco.
El aspecto que el vasto templo ofrecía a
9’ ;; de la mañana era imponentísimo.
Representaciones de todas las autoridades
Jacían corona a S .S . A.A. R .R . el Duque de
bénova y sus dos hijos los duques de Pis• a V de Bergamo. En el presbiterio ocusitios de preferencia los Exemos. Sres.

Superior de nuestra Sociedad, el venerando
D. juan Francesia, el comisario regio de
Castelnuovo, los sobrinos del Cardenal, los
Comendadores Masera y Alpino, (este úl­
timo venido expresamente de Genova en
representación de la Federación de A. Alum­
nos de Liguria) y varias otras personali­
dades. Comunidades religiosas, Casas Salesianas. Círculos juveniles, Asociaciones de
Exalumnos estaban todas abundantemente
representadas; así es que no es extraño que
el templo resultara incapaz para contener
gran parte de público estacionado en los
patios y en la Plaza de María Auxiliadora.
El solemne pontifical fué oficiado por el
arzobispo de Turín, exalumno del Oratorio,
?vIons. Gamba. Las armoniosas composicio-

15Ó

nes musicales de Palcstrina y de Anerio eje­
cutadas magistralmentc por la Schola Cantorum del Oratorio Salcsiano, en unión con
los cantores de la Universidad Teológica
Internacional Salesiana «Don Bosco», re­
sonaron bajo las amplias naves del templo,
elevando los ánimos en fervorosa oración
que se convirtió e.n lágrimas de commoción
cuando, después del Benediefus, una voz de
soprano ejecutó el patético Recordare de, la
gran misa fúnebre, compuesta por el difunto
Cardenal.

La oración fúnebre.
Terminada la Misa subió al pulpito el
arzobispo de Perugia, Mons. Juan Bta. Rosa,
que durante una hora, tuvo pendiente de sus
labios al imponente auditorio, que en medio
de un religioso silencio y con el corazón con­
movido, escuchó la oración fúnebre que el
celoso prelado leyó con voz sonora y conmo­
vida, con verdadero afecto y entusiasmo, evocando con tanta maestría la vida del ilustre
fallecido, que su figura apareció cual héroe
extraordinario del cristianismo y nimbada
con la aureola de la santidad. Empezó recor­
dando la tierna escena acaecida en la enfer­
mería del Oratorio en el año 1854 cuando
Don Bosco llamado para asistir al niño Cagliero moribundo, es sorprendido por aque­
lla visión que le revela su porvenir; que el
buen Padre se contenta con manifestar con
aquellas palabras:... y con el breviario bafo
el brazo irás lejos, muy lejos... Esta expresión,
lejos, muy lejos, sirvió ai ilustre orador para
ir presentando los distintos períodos de la
vida del Cardenal Caglicro, haciendo ver
como en todos ellos había llegado cada vez
más lejos. Y en gradación magistralmente
llevada presentó las cualidades extraordi­
narias del niño, que es comprendido y forma
una alma sola con el alma de Don Bosco, de!
joven salesiano que, sobresale entre sus com­
pañeros y llega leios, muy lejos, tanto por su
múltiple actividad, como por su espíritu de
sacrificio; del sacerdote celoso que se multi­
plica como músico, como maestro, como
profesor de teología, como predicador in­
cansable, como apóstol capaz de los más
grandes sacrificios en la asistencia de los
coléricos, hasta que llega al año 1875, cuando
el sacerdote D. Juan Caglicro, a los 77 años,
es elegido para capitanear la primera expe­
dición de misioneros. «Aunque en este mo­
mento hubiera terminado su carrera ya hu­
biera sido sobradamente verdadera la frase

de Don Dosco: Irás lejos, muy lejos. Pero
estos 37 primeros años no fueron más que
de ensayo, de preparación para las grandes
obras a que el Señor le tenía destinado».
Y aquí el orador empieza la descripción de
la actividad misionera del difunto Cardenal,
que lo lleva cada vez más lejos, no solo mate­
rialmente por los largos viajes en las regiones
más apartadas del globo, sino por la ascensión
cada vez más admirable hacia la cumbre del
heroísmo cristiano, que la Iglesia premia,
elevándole con rccocijo inmenso de Don
Bosco y de su jóven Congregación, a la di­
gnidad episcopal; y el primer obispo salesiano
sigue derrochando actividad y héroismos,
yendo cada vez más lejos, y es elevado a
Arzobispo y nombrado Visitador extraordi­
nario y representante diplomático de la
Santa Sede y con la maestría con que desem­
peñó todas estas delicadas mansiones de­
mostró cuán lejos había llegado. Pero no bas­
taba, y más lejos llegó cuando Su Santidad
Benedicto X V el 6 de diciembre 1915 lo
elevó a la Púrpura Cardenalicia, que en este
caso fionraba y era honrada. « Y como el
Cardenal Bclarmino recubrió con la púrpura
las espaldas de San Ignacio, y como el Car­
denal Baronio honró con ella la figura de
San Felipe Neri, así el Cardenal Cagliero
extendió su sagrada púrpura sobre la tumba,
¿qué digo sobre la tumba? sobre la figura
gloriosa de Don Bosco viviente y palpitante
en su obra cada vez más fecunda y grandiosa,
llenándola de gloria y esplendor. Y por úl­
timo viendo alia lejos, muy lejos, en las pla­
yas eternales, la figura sonriente de su Vene­
rable Padre Don Bosco, en un vuelo sublime
llevó a cabo su última ascensión, y fué lejos,
muy lejos, a unirse con su Dios por toda la
eternidad ».
Acabada la oración fúnebre, Mons..Gamba
dió la absolución al túmulo, terminando con
ella la solemne y conmovedora ceremonia.
Verdaderamente se ha cumplido lo que
dijo Don Bosco hace cincuenta años, des­
pués de despedirlo en el puerto de Génova,
la primera vez que partió para las misiones:
Don Cagliero escribirá una página brillante
en la historia de la Iglesia.
Con gusto ofrecemos, pues, a nuestros
lectores un resumen de los principales pe­
ríodos de su vida como tributo de admiración
y para memoria de un tan ilustre hijo de
Don Bosco.

‘ ?7

Alumno predilecto y digno hijo de Don Bosco
-(

1851-1875

E l prim er encuentro
con Don Bosco.
Escribe el mismo Mons. Cagliero:
«En 1850 vi por primera vez a Don Bosco
entre las amenas colinas de Murialdo...
Tenía yo entonces 12 años. El Cura Pá­
rroco, mi maestro y otros sacerdotes lo ro­
deaban y me di cuenta de que lo colmaban
de atenciones y lo trataban con especial ve­
neración, Su sencillez, su sonrisa, su amabi­
lidad me aparecieron como algo nuevo y
aunque niño, comprendí que era un sacer­
dote extraordinario.
El cura-párroco, D. Antonio Cinzano que
también me quería mucho, me presentó a
Don Bosco que, dirigiéndome en seguida la
palabra me preguntó:
Me ha dicho el Señor Cura que deseas
estudiar. ¿Es cierto?
— Sí, Señor Don Bosco.
— ¿Y dice que quieres estudiar para mé­
dico?
— No, Don Bosco, yo no quiero ser mé­
dico.
— Vaya que sí, replicó el buen Padre,
médico de las almas...
En el otoño del año siguiente volvió Don
Bosco a Castelnuovo, en compañía de mu­
chos niños que venían con él desde Turm
para celebrar la fiesta de la Virgen del Ro­
sario en Bccchi. Me acerqué a él sonriendo
y al verme me dijo:
Oh, tú eres el pequeño Cagliero que
desea venirse conmigo a Turín. Bien, me
gusta. Sigue siendo bueno y nos volveremos
a ver pronto.
El día de Todos los Santos, Don Bosco
volvió a Castelnuovo para predicar el ser­
món de las ánimas y actuando yo de mona?u¡llo, tuve la suerte de acompañarlo al pul­
pito. Después del sermón, al llegar a la Sa’^rlstia, me dijo:
¿Y que? Te duran todavía las ganas de
Venirte conmigo a Turín?
— Ya lo creo.
Así me gusta. Ya puedes decir a tu
madre que esta noche pase por la rectoría
para hablar conmigo.
Y aquella misma noche madre e hijo vol­
vieron a ver a Don Bosco, el cual dijo a la
madre:

)-

— Habéis llegado a tiempo, mi buena
Teresa, os esperaba; vamos a ver si hacemos
negocio. ¿Es cierto que queréis venderme
vuestro hijo?
Oh, venderlo no, esclamó la buena
madre; pero si V. lo acepta de buena gana se
lo regalo.
— Mucho mejor, repuso Don Bosco, ya
podéis prepararle el paquetito; mañana ven­
drá conmigo y yo seré su padre».
Y al día siguiente el jóven Cagliero llegó
a Turín en compañía de Don Bosco. Era el 2
de noviembre de 18 51. Contaba ya 13 años
pues había nacido el 11 de enero de i8'58.
En edad muy tierna quedó huérfano de
padre y ahora el Cielo le deparaba otro. Du­
rante el viaje narró a Don Bosco con can­
didez y entusiasmo sus travesuras y haza­
ñas en la escuela, como cabecilla de los juegos,
como monaguillo, como cantor de antí­
fonas y misas, como catequista de los más
pequeñitos etc. etc.
Don Bosco apreció el rico don que el
Señor le hacía y como padre cariñoso rodeó
al joven alumno de los más afectuosos y
santos cuidados.

En e/ Oratorio.
En aquellos tiempos, de imperecedera
memoria, era tan agradable, íntima y fami­
liar la vida que se llevaba en el Oratorio
que no sólo el Fundador se preocupaba con
la mayor solicitud de las necesidades de cada
uno de los alumnos, sino que ejercía sobre
éllos tal encanto, que muy pronto los ideales
del Padre eran los ideales de todos sus hijos
y así se interesaban de todo lo que se refe­
ría a Don Bosco como de cosa propia; y
hablaban de nuestra iglesia, entonces en cons­
trucción, de nuestro nuevo edificio, que se
empezó apenas acabada la iglesia, de nues­
tras clases, que se iban formando; en una
palabra todos se preocupaban de los pro­
gresos y adelantos del que, con la mayor na­
turalidad, llamaban nuestro Oratorio.
Cagliero fué uno de los que más se dis­
tinguió en esta compenetración profunda y
saludable y espontáneamente concibió el
propósito de quedarse toda la vida con Don
Bosco, aun antes de que éste le hablara de
hacerse salesiano.

n8

En la tarde del 26 de enero de 1854, pri­
mer día del Triduo de San francisco de
Sales (contaba ya '16 años) fué también él
uno de los invitados, conforme a una nota
autógrafa de Don Rúa, a una reunión pri­
vada que se celebró en la habitación de Don
Bosco, en la cual el Venerable hizo, a un grupo
de jóvenes escogidos, la primera alusión a la
formación de una Sociedad para desarrollar
y continuar la obra empezada « y desde aquel
día los que participaban a tales reuniones se
llamaron salesianos».
Así, sencillamente: estaban también pre­
sentes a dicha reunión los jóvenes Rúa y
franccsia que, como Caglicro, habían con­
cebido ya el propósito de no abandonar
jamás al que consideraban como a un se­
gundo padre. Años más tarde admiraban
aquellos primeros salesianos la prudencia
de Don Bosco y alguno de ellos, según re­
fiere Don Albera, solía decir, bromeando:
— Sí Don Bosco nos llega a decir de
buenas a primeras que nos iba a hacer frailes,
lo que es yo no me conformaba.

Una visión del Venerable.
Sabido es que un sueño que tuvo Don
Bosco hacía los nueve años fué el germen de
la Obra Salesiana. También una visión abrió
al celo del Venerable el campo de las mi­
siones. Nos place evocar su recuerdo con las
palabras mismas del Card. Cagliero:
« El cólera hacía numerosas víctimas en
Turín en agosto de 1854 Y yo estaba enfermo
en la enfermería del Oratorio.
Tenía entonces diez y seis años y los mé­
dicos aseguraban que mi muerte era inminente.
Algunos en casa decían que yo me encon­
traba en aquel trance por haber cometido
la imprudencia de acompañar a Don Bosco
en sus visitas al lazareto de los apestados.
Los mismos médicos indicaron a Don
Bosco la conveniencia de administrarme los
últimos Sacramentos. El buen Padre se acercó
a mi cama, me parece verlo todavía, y cari­
ñosamente me preguntó:
— ¿Qué prefieres, curarte o ir ai Cielo?
— Oh! Es mejor ir al Cielo, contesté.
, — Dices bien, añadió, pero por esta vez
la Virgen quiere salvarte; te curarás, vestirás
el hábito sacerdotal y tomando tu breviario
irás lejos, muy lejos...
Ante la vista del Padre se desarrollaba en
aquel momento una estupenda visión. Al
acercarse a mi cama (no nos lo contó sino
después de 30 años) viola rodeada de salvajes
de alta talla y fiero aspecto, color broncíneo

y con espesa cabellera negra sujeta a las
sienes con una cinta. No pudo determinar
entonces a qué raza pertenecían aquellos
seres extraños y solo bastante más tarde,
hojeando secretamente un manual de Geo­
grafía, vió que aquellas figuras tenían el tipo
de ios Patagones y Fueguinos.
Le fué mostrada, pues, al Padre en aque­
lla extraordinaria visión aquella región in­
mensa que él profetizó rica en minerales e
industrias, en fábricas y ferrocarriles, que
recibiría el don precioso de la fe cristiana
por medio de los trabajos y de la sangre de
su querida familia espiritual. Lo cierto es
que yo me sentí en aquel instante curado,
la fiebre cesó como por encanto y ni siquiera
recibí los sacramentos pues me pareció
mejor teniendo que curarme en seguida,
hacerlo cuando ya estuviera levantado.
Y me interesa hacer constar que todos
estos particulares Don Bosco los manifestó
sólo después de haber empezado ya la evangelización de la Patagonia y cuando yo había
sido ya nombrado Vicario Apostólico de
aquella región. Pues él, precisamente por
temor de dejarse llevar por una impresión
personal, no quiso nunca tomar iniciativas
sobre mí persona, sino que lo dejó todo en
manos de' la Divina Providencia, que dirigió
los acontecimientos tal como los había reve­
lado al Padre en aquella visión de lo futuro*.

Vida de familia.
Cuántos episodios sencillos pero inte­
resantes, de la juventud de Cagliero se po­
drían referir, que nos hacen revivir aquellos
tiempos inolvidables justamente llamados
héroicos. Su atrevida prontitud, aquel su
simpático compañerismo, la generosidad de
su ardiente corazón, cómo sabía captarse las
simpatías de todos y especialmente aquella
veneración y confianza ilimitada que nutria
hacia Don Bosco.
El amor que en el Oratorio se profesaba
al Vblc. Siervo de Dios, junto con la profunda
convicción de su santitad, efecto no de apre­
ciaciones ajenas, sino del trato inmediato y
continuo con él, 'fueron el maravilloso se­
creto de aquella íntima fusión de tan opues­
tos caracteres que allí se admiraba y en donde
se veían brillar, no sólo en un Domingo Savio,
sino en gran número de almas juveniles, aque­
llas hermosas virtudes de inocencia, sencillez
y felicidad cristiana que hacen recordar
aquellos simpáticos inicios de un Santo
Domingo o de un San Francisco de Asís
con sus discípulos.

159

Ya había venido de Avigliana a Valdocco
aquel heroico, D. Víctor Alasonatti, que du­
rante varios años, hasta que cantó misa Don
Rúa, fué el único sacerdote que se quedó
con Don Bosco, cuando ya los alumnos in­
ternos llegaban a doscientos; y con el austero
y santo D. Alasonatti, que tenía dos años más
que Don Bosco, formaban un solo corazón y
un alma sola los clérigos Migue! Rúa, que
por la eficaz ayuda que prestaba ya desde
entonces al Venerable y por la perfección

aptitud extraordinaria para la música, siendo
excelente maestro y fecundo compositor,
verdaderamente providencial en aquellos pri­
meros tiempos del Oratorio.
El mismo Don Bosco había empezado a
dar clase de canto a sus primeros alumnos
— canto, juegos, teatro, toda diversión ho­
nesta e higiénica era un gran elemento de su
sistema educativo, — pero aumentando su tra­
bajo, pues su campo de acción se iba exten­
diendo más y más, fué aprovechando las

Autoridades y pueblo asislen a! entierro.

con que comprendía c interpretaba su pensa­
miento, todos designaban como su sucesor;
Juan Francesia alma generosa y llena de man­
sedumbre, dotado de gran ingenio y estro
poético y Juan Cagliero, carácter fogoso y
activo, dotato de infinidad de habilidades,
V otros y otros que Don Bosco con el atrac­
tivo de su caridad verdaderamente paternal,
aunque de índole y aspiraciones tan distintas
supo hacer que formaran un sólo corazón
Amándose como hermanos.

E l maesíro de música.
Entre las muchas habilidades que poseía
luán Cagliero merece especial mención su

cualidades de sus jóvenes alumnos para irles
confiando diversas incumbencias. El primero
que le ayudó en la música fué el canónigo
Nasi, después el inolvidable Don Chiatellino
y con carácter más permanente el joven
Segundo Gurgo .que Don Lcmoyne nos
describe «de complexión sana y robusta y
gran ejecutor de organo y piano». Era el
mejor cantor de Turín, indispensable fn
todo acontecimiento musical y que a soles
17 años obtuvo por oposición la plaza ce
organista en la metropolitana de Vcrcelli.
En marzo de 1854 Don Bosco sano, que
dentro de zz lunas (meses) sus alumnos
verían por primera vez entrar la muerte en
el Oratorio, mostrándosele también quien

140

sena la víctima. El contó el sueño a sus niños
el día 24 de marzo. Un sagrado temor in­
vadió el Oratorio pero faltaban todavía 22
meses y Don Bosco había dicho también,
que, contando con la buena preparación de
todos, esperaba que el primero que había
de morir en el Oratorio lo haría santa­
mente.
Al año siguiente, 1855, acercándose la
fecho designada, quiso el Venerable que el
clérigo C.ugiiero durmiera en el cuarto del
joven maestro de música y le dijo: Procura
asistir bien a Gurgo. Y a principios del úl­
timo més, al empezar la 22® luna le repitió
con mayor insistencia la misma recomenda­
ción, mientras en la Casa todo el mundo
gozaba de perfecta salud. Pero he aquí que
hacia la mitad del mésj Curgo cae enfermo
V a los ocho días, en la noche del z j al 24
de Diciembre, expiró casi repentinamente.
I.a impresión en el Oratorio fué enorme
especialmente en el joven Cagliero. Y desde
entonces por encargo de Don Bosco empezó
con crí-usiasmo el estudio de la música y en
pocos días se halló en grado de empezar a
dar clase de canto. Los progresos fueron
rápidos y su acción providencial. Es imposible
en pocas palabras dar una idea de la parte
vital que la música y el canto alcanzaron en
aquella vida tan alegremente tranquila del
Oratorio y de la fecunda actividad musical de
Cagliero que resultó con disposiciones excep­
cionales para el divino arte. Motetes, vís­
peras, himnos, misas a cuatro, seis, y ocho
voces, para gran orquesta, empezaron a
brotar de su inspirada pluma, adquiriendo
pronto gran fama y popularidad. Una de sus
primeras composiciones, que produjó mayor
admiración fué la romanza, Lo spazzacamino
(El deshollinador). Leyó una poesía con este
título, de Ignacio Cantú y le gustó tanto que
inmediatamente la puso en música, la hizo
aprender por su joven alumno Santiago Costamagna y la estrenó en la primera fiesta,
en uno de los entreactos de la función de
teatro. El público se entusiasmó y pidió el
bh, no faltando quien dijera: ¡No puede ser
música de Cagliero!
Pero el siempre pronto y genial, para desva­
necer toda duda sobre su trabajo, se presentó
a Don Bosco para pedirle que se la dejara pu­
blicar. El buen Padre, a cuyos oídos habían
llegado las dudosas insinuaciones, le miró
sonriendo como quien dice: — ¿Pero es ver­
daderamente tuya esta composición? El joven
maestro no pudo refrenar su fogoso carácter
y dando con la mano un violento golpe sobre
la mesa, contestó: ¡También Don Bosco?

— Y el Venerable, sin dejar de sonreír: —
Me basta tu palabra. Ya puedes imprimirla.
Y así empezó la serie de sus producciones
musicales que con tanto cariño y entusiasmo
se cantaban en todo el mundo, doquiera
llegaban los salesianos y que en el 1878,
eran ya unas 80 entre sagradas y profanas.

Los fíempos heroicos.
Y no se crea fuera la música, la única
ni la principal ocupación del joven clérigo.
Había, sobre todo en aquellos primeros
tiempos, tanto y tanto trabajo que los discí­
pulos de aquel que había desempeñado
todos los oficios por sus alumnos, no podían
contentarse con una ocupación sola y todos
llenaban varias mansiones, y lo hacían con
afecto y con entusiasmo, no desdeñándose
de pasar a ser alumno el que momentos antes
actuaba de maestro.
Era por lo tanto necesario muy amenudo
sacrificar el descanso. Cuando uno es ¡oven
nada le arredra y cuando se tiene delante un
ejemplo fascinador como el del Venerable
se hacen milagros.
Don Bosco quería que sus auxiliares, a
la par que sus alumnos, después de las ora­
ciones de la noche se retiraran en seguida
a descansar. En esto era muy exigente. Como
medida higiénica y por otros motivos no menos
importantes, no quería que los suyos trabajaran
después de cenar; las clases de canto, mú­
sica y los mismos ensayos de teatro se hacían
siempre antes de cenar. En cambio con facili­
dad consentía que por la mañana se levantaran
antes que la Comunidad; y a las cuatro de la
madrugada Cagliero, Rúa y Erancesia (éste
todavía vive y continua levantándose a la
misma hora a pesar de sus 88 años cumplí'
dos) aun en invierno, ya se habían levantado
«y mientras Francesia, narraba el Cardenal,
corregía los trabajos de sus alumnos y hacía
versos y Rúa estudiaba griego y hebreo, yo
componía música y tocaba el piano...».
Además de la clase de canto y de otras di­
versas enseñanzas, al mismo tiempo que cur­
saba sus estudios, tenía también el Clérigo
Cagliero el cuidado de la Iglesia; era el sa­
cristán mayor de la iglesia de San Francisco
de Sales y aún en estos últimos años, visi­
tando aquella primera iglesia por Don Bosco
erigida en sostitución del ptimitivo cober­
tizo-iglesia al lado de casa Pinardi, decía
señalando la gran cornisa: «¡Cuantas vuclta>
di yo por alia arriba poniendo colgaduras.
¡Y que no teníamos nada! Recuerdo que

141

más de una vez improvisé un gran dosel de
papel sembrado de estrellas... de oro que
abarcaba todo el fondo del altar mayor! Es
cierto que Don Bosco era generoso cuando
se trataba del decoro de la Casa de Dios,
pero es que entonces apenas teníamos para
comer. Baste recordar que sopa y un poco
de fruta era nuestra comida habitual y sólo
dos veces a la semana veíamos un principio,
que a veces consistía en ciruelas cocidas».

en seguida al ministerio de la predicación
y a un verdadero apostolado en favor de los
alumnos más reacios a la disciplina y de
índole más difícil.
El mismo Don Bosco le confió también
el cuidado especial de los clérigos, la clase
de teología y, desde 1862, la instrucción
dominical a los alumnos internos del Ora­
torio, reservándose para sí las interesantí­
simas narraciones de Historia Sagrada, por

Hacia el Campo Verano.

\

Sacerdote.

Pero aun en medio de tanta pobreza y de
tanto trabajo, los clérigos del Oratorio fre­
cuentaban la clase de Teologia en el Semi­
nario y ganando siempre los primeros pues­
tos. El P. Cagliero fué ordenado sacerdote
en junio de 1862 junto con Don Francesia,
único que por dar clase regular de 5° año
<lc gimnasio, no podía ausentarse y tuvo que
estudiar la teología por su cuenta. Poco des­
pués, mientras don Francesia se doctoraba
en Bellas Letras en la universidad de Turín,
recibía el P. Cagliero en la misma Univer^ ad la borla de Doctor en Teología.
Ordenado sacerdote, su campo de acción
^ extendió maravillosamente consagrándose

la mañana, hasta que, edificado ya el San­
tuario de María Auxiliadora, desde el curso
1868-69, las encargó a Don Rúa.
Como predicador, el P. Cagliero era es­
cuchado con fruición; sencillo, de palabra
fácil, no se paraba en largas disquisiciones,
iba derecho al corazón; convencía, persuadía,
y dejaba siempre saludable impresión. S i­
guió predicando regularmente en María
Auxiliadora hasta el año 1875, en que partía
para las misiones.

E ¡ Apóstol.
En 1867 se declaró el cólera en Castelnuovo de Asti, su pueblo natal, y él, sin ^’tubear, sabiendo que hab.'a escasez de ¿sis

142

tencia espirítua) pidió a Don Bosco que le
dejara ir a remediar aquella necesidad y el
buen Padre que en 1854, con la palabra y
con el ejemplo supo formar unos 40 enfer­
meros de entre los alumnos del Oratorio,
cuando el cólera diezmaba la ciudad de Turin,
se lo concedió inmediatamente. Y Cagiiero
fue V tan heroicamente se portó en aquella
ocasión que el municipio le concedió una
medalla conmemorativa.
No es pues de extrañar que en 1875 cuando,
determinado ya el personal que debía ir
a echar la primera semilla en el campo de

las misiones, se trataba de confiar aquella
expedición a uno de los Superiores Mayores,
todos designaran al esforzado, al celoso, al
emprendedor Don Juan Caglicro. Sólo Don
Bosco callaba y callaba porque después de
la visión que tuvo en 1854, quería que los
acontecimientos siguieran su curso sin in­
tervención suya y no quiso decir: — Te
envió a tí porque ya desde hace tiempo se
me reveló que serías misionero; sino más
bien: — Es el Señor que ha dispuesto que
tu fueras misionero y yo te puedo asegurar
que a mi me lo hizo conocer hace veinte años.

Misionero y Vicario Apostólico
------------------(

1875-1888

La primera preocupación del P. Cagliero
al llegar a Buenos Aires fue estudiar el modo
de penetrar en la Patagonia y dedicarse a la
asistencia religiosa de los emigrados.
Cuando se dirigió por primera vez al ba­
rrio de La Boca, «era tanta, narra él mismo,
la incredulidad que allí reinaba, el recibi­
miento que me hicieron fué tan afectuoso,
que tuve que escapar más que de prisa de
aquel lugar donde sólo se oían insultos y
blasfemias contra los sacerdotes.
Fui a exponer mis impresiones al Arzo­
bispo de Buenos Aires, el cual, después de
oir mi narración, me dijo:
— P. Caglicro, ha cometido V. una im­
prudencia metiéndose en aquel centro irre­
ligioso.
— Pues bien. Monseñor, ¿Me permite que
intente de nuevo ir allá para fundar una
iglesia?
El arzobispo, después de algunos reparos,
acabó por decirme: — Pues, bien; conce­
dido.
Y alia me dirigí con mis compañeros. AI
principio nos molestaron bastante, querían
quemar nuestra casa, llegaron hasta a tocar
a alguno de nuestros sacerdotes, pero des­
pués, poco a poco, se calmaron; construimos
una capillita capaz para cincuenta personas
y, creciendo las simpatías, pudimos pensar
en la construcción de una iglesia grande,
magnífica, como cualquiera de Europa^.
En abril de 1877 hizo una visita a la
colonia italiana de Villa Libertad, a más 300
leguas de Buenos Aires, hacia el N . de la
provincia de Entre R íos, donde habitaban

)---------- :------

muchas familias del Trentino, Lombardia y
Venecia. Permaneció con éllos dos semanrs
dando a todos ocasión de acercarse a los .
Sacramentos. «Entre los muchos que acu­
dieron el último domingo, narra el mismo
Don Caglicro, había un coronel, indio man^o,
de elevada estatura, muy rico, y de buen
corazón que vino a pedirme la adminis­
tración de varios bautismos. Este coronel se
llama Don Miguel Guarumbá y tiene 600
indígenas a sus órdenes. En caso de revo­
lución o de guerra, hace resonar el cuerno
de caza y en un momento se ve rodeado de
600 valientes armados. Pero no sabe leer ni
escribir; así es que cuando ha de tomar nota
de alguna cosa importante hace algunas
señales con la punta de un cuchillo...».
Fue el primero de los muchos encuentros
que el gran misionero había de tener más
tarde con tantos indígenas y caciques de
la Patagonia.
/

Vuelve a Kalio.
En Setiembre de 1877 D. Bosco lo hizo vol­
ver a Turín para el Primer Capítulo General
de la Congregación, de la cual el seguía siendo
Director Espiritual y se quedó en Europa
hasta fines de 1885. Durante estos 8 años re­
corrió varias veces la Italia, para fundacion-'s
de nuevas casas salesianas y de las Hijas de
María Auxiliadora, cuya Dirección general
le fué confiada por Don Bosco. Sólo en Si­
cilia fundó ocho casas. Por igual motivo
estuvo varias veces en Francia y se
hasta Portugal y España.

U3

Introduce los saleslanos
en España.
Habiendo el inolvidable Marqués de Casa
üllóa escrito a Don Bosco para que fundara
una Casa en Utrera (Sevilla) el Venerable
envió en agosto de 1880 al P. Cagliero acom­
pañado del coadjutor José Rosi para que
viera si era aceptable la fundación. Vuelto a
Turín con informes favorables se preparó la
fundación de la primera oasa de España,
siendo nombrado Director de la misma Don
Juan Branda el cual con otros cinco salesianos, dirigidos todos por el P. Cagliero,

esparció por toda la localidad el entusiasmo
y simpatía hacia la nueva Congregación
que por vez primera entraba en España.
Unos dos meses permaneció entonces en
Utrera el P. Cagliero y mientras se adap­
taban locales para poder establecer escuelas
diarias, implantó la providencial obra del
Oratorio Festivo que en España, como lo
había sido en Turín, fué el inicio de la Obra
Salesiana.
Cuando dos años más tarde se trató de
fundar en Barcelona, también fué el P. Ca­
gliero el encargado de ir a darse cuenta de
las condiciones de la nueva fundación.

Mons. Cagliero recorriendo su Vicariafo (Chosmalal,

en enero del año 1881 fué a hacerse cargo
de la nueva fundación. El P. Cagliero era
tanto más indispensable en aquella ocasión
en cuanto era el único que, por haber estado
en América, sabía hablar el castellano.
Llegados a Utrera se aposentaron en Casa
del Sr. Marqués y aunque el sitio en donde
se había de empezar a trabajar era sumamente
deficiente y falto de lo más indispensable,
no se arredraron aquellos valientes formados
3 la escuela de Don Bosco. El mismo día de
su llegada el P. Cagliero hizo adecentar el
Lícal que había de servir de iglesia, agenció
un harmonium, hizo correr la voz entre el
«^emento infantil que pronto se reunió en
S^an número y él en el armonium, un coad­
jutor con el clarinete y los otros cantando,
dieron la primera bendición solemne con
S. D. M . no faltando la arenga del celoso
P< Cagliero a la turba infantil, que luego

1901),

Pero el campo donde había de brillar su
animo emprendedor, la finura de su criterio
y su admirable discreción era la Patagonia.

La misión de ¡a Patagonia.
¿Qué era la Patagonia en 1875 cuando
llegaba a Buenos Aires el primer grupo de
misicTieros salesianos guiados por el P. Ca­
gliero?
Un desierto, habitado en su mayor parte
por los belicosos y audaces indios de la Ar­
gentina, que obligaban al Gobierno a man­
tener un ejército en las fronteras, que no
lograba siempre impedir las vandálicas irrupciones que cayendo sobre las poblaciones
civilizadas fronterizas lo ponían toto a san­
gre y fuego. Era lo único que se sabia de
la Pampa, y de la Patagonia.
Aquellas tierras, aun después de las na-

144

rracioncs de exploradores y prisioneros que
habían pasado por ellas como por un in­
fierno dantesco, estaban envueltas todavía
en las más densas tinieblas de lo desconocido.
Nada se sabía tampoco sobre el número
de sus habitantes. Las conjeturas y noticias
que de los indios se recibían no servían sino
para aumentar la confusión. Los caciques
tenían interés en hacer creer que eran tan
numerosos que podían imponerse a toda la
República. Parece que debían ser unos 80.000.
Pero sobre sus bárbaras costumbres se
conocía algo más; lo decían sobrado clara­
mente las torturas sufridas por los que caían
en sus manos; y también se conocía que no
querían aceptar la civilización bajo ninguna
forma. Desde el día en que, armados, se or­
ganizaron en confederación salvaje, no tole­
raban trato alguno con los civilizados a no
ser que fueron bandidos o prisioneros. Hasta
en la misma religión, lejos de considerarla
como una fuerza que habría podido cimentar
su independencia, no veían más que un nuevo
peligro de esclavitud y por eso habían deci­
dido no abrazar el cristianismo. Ningún
misionero había logrado hacer triunfar entre
ellos la palabra evangélica, y algunos celosos
jesuítas que muchos años antes, habían in­
tentado introducirse en aquellas tribus, desde
Chile, pagaron con la vida su generoso in­
tento.
No obstante estas enormes dificultades
ya en 1876 el P. Cagliero se disponía a pe­
netrar en la Patagonia llegando hasta Santa
Cruz; pero llamado a Italia por Don Bosco,
para asistir al primer Capítulo General, tuvo
que desistir por entonces de la empresa.
Ocho años permaneció entonces en Italia,
siempre obediente a las ordenes de Don
Bosco, aunque reprimiendo en su pecho el
volcán de ardor misionero que ardía en su
corazón.
Mientras tanto el Gobierno Argentino,
decidido a someter aquellas hordas salvajes
con la fuerza dirigió contra ellos una expe­
dición de 9000 hombres que llevaron a feliz
éxito su cometido. Era el año 1879. Los Salesianos P.P. Costamagna y Luis Botta obtu­
vieron el penniso de acompañar aquella
expedición y el 17 de abril el P. Costamagna
podía escribir a Don Bosco que los Salcsianos
se encontraban ya entre los Indios Pampas.
El 11 de mayo atravesaron el Río Colorado,
y el 24 de mayo, fiesta de María Auxiliadora,
llegaban a orillas del Río A’egro.
Aquella expedición militar acabó con la
amenaza salvaje. Claro que el fusil y la es­
pada causaron verdaderas catástrofes, pero

era una dura necesidad hacer sentir a aque­
llos salvajes la fuerza de los civilizados que,,
por tanto tiempo, durante las vandálicas
invasiones, habían sido víctimas de inumerables delitos.
Y entonces se pudo conocer lo que era
la Pampa y la Patagonia. Gentes aventureras
y deseosas de apropriarse grandes extensiones
de terreno empezaron a recorrer aquellas
misteriosas soledades; hombres de ciencia y
nuevas expediciones militares fueron explo­
rando aquellos extensos territorios; grupos
de agricultores empezaron a cultivar los más
fértiles y bases comerciales se establecieron
en los puntos de más fácil comunicación.
Pero mientras todos ellos iban en busca
de riquezas, la Providencia quiso que los
Hijos de Don Bosco penetraran enarbolando
la Cruz de Jesucristo, vivificando aquel mo­
vimiento colonizador con la savia de la Reli­
gión e iniciando una nueva era de paz y de
concordia entre vencedores y vencidos.
Y aquí es donde empieza la nueva etapa
de la labor del grande aposto! Cagliero, con­
sagrado Obispo y nombrado Vicario Apos­
tólico de aquellas regiones, y que nosotros
describiremos en el próximo número.
{Continuará).

Nuevo Vicario apostólico.
Habiendo sido nombrado Mons. Aguilera,
obispo de San Carlos de Ancud (Chile), ha
sido designado para sucederle, como V'icario
Apostólico de Magallanes, con residencia
en Punta Arenas, el salesiano Don Arturo
Jara.
Mons. Jara es chileno, de la diócesis de
Santiago. Nacido en Lontué el 27 de julio
de i88o, entró a los catorce años en el Co­
legio Salesiano de Santiago y fue ordenado
sacerdote en Sucre (Bolivia) el 23 de abril
de 1905. Actualmente era Director del Co­
legio Salesiano de Iquique (Chile).
Le deseamos un largo y fecundo apostolado.

Nuevo Administrador apostólico.
En sostitudón de Mons. Malón, creado
obispo de Petronila, ha sido nombrado por
la Santa Sede, Administrador Apostólico de
la Prelatura de Registro do Araguaya en el
Brasil, el Rdo. P. Salesiano, Don Juan B.
Couturon.
Mons. Couturon es francés, de la diócesis

145

de Tulle, nacido el 15 de enero de 1881. Fue
recibido en la Congregación Salcsiana, a
los 2j años de edad, en la Casa de Lorena
(Brasil), cuando cursaba ya el 3er. curso de
Teología, siendo ordenado sacerdote en
Cuyabá el 2 de febrero de 1912, por el arzo­
bispo Mons. Carlos Amour.
Están confiadas a sus cuidados las flore­
cientes colonias misioneras que tan esplén­
didos resultados Kan obtenido entre los
Bororos de las florestas del Matto Grosso. He
aquí como nos describe el misionero P. Albisetti la primera visita que hizo el nuevo
Administrador Apostólico a la Colonia de
Sangradouro:
El 15 de noviembre tuvimos la dicha de tener
por vez primera entre nosotros al nuevo Superior
que fue recibido con gran fiesta y alegría. Con de­
senvoltura y cariñoso afecto le dió la bienvenida
una niñita bororo, alumna de las Hijas de María
Auxiliadora.
Al día siguiente, domingo, celebró Monseñor
U Misa de Comunión General y asistió después a
1'. Misa cantada llamándole grandemente la atención
€• Pequeño Clero tanto por la compostura y devo­
ción en las ceremonias como por el canto de las
partes variables en correcto gregoriano. — «¡N o
me imaginaba, dijo, semejantes ejecuciones en
plena floresta; tendrían que aprender algunas ciu­
dades! Y luego, qué hermoso Tantum ergo/... *.
Se había ejecutado un Tantum ergo coral de Perosi.
Por la tarde toda la Colonia se reunió al rededor
del nuevo superior para ofrecerle un homenaje
en el cual lo alegre alternó con lo serio y se oyeron
acentos delicados en portugués, bororo, español
c italiano.
Monseñor correspondió a estos obsequios con
cariñosas palabras y algunos regalitos pues ios bo­
roros todavía se contentan más con hechos que
Con palabras.
Al anochecer lució en la fachada de la misión
una original y artistica iluminación, con mechas
dispuestas en cáscaras de naranja llenas de grasa.
El día 18, continuó Monseñor Couturon su viaje
hacia Registro sede de la Prelatura, donde había
aido recibido solemnemente a principios de este
niismo mes. Yo lo acompañé durante cinco días
de viaje a caballo hasta el límite de la vasta pa­
rroquia confiada a los salesianos de esta Colonia
de San losé y el viaje fue bastante pesado siendo la
*stación de las lluvias.

Va dirigida especialmente a los jóvenes (aunque
no dejarán de leerla con fruición los que ya nopasan por tales) pues éllos más que nadie necesitan
alimentar en su alma ideales nobles
qué ideal
más noble puede haber que la propagación dcl
Reinado de jesucristo en aquellos pueblos que
todavía no lo conocen?
La presentación tipográfica es impecable. El
texto variadísimo e interesante. Da a conocer la
actividad misionera mundial, especialmente la salc­
siana; propone a los niños y jóvenes medios efica­
císimos para cooperar a la grande obra de las mi­
siones; refiere lo s ‘ más interesantes episodios de
nuestros campos de misión y de los ajenos, en la>
distintas partes del mundo. No faltan leyendas y
novelitas inspiradas en la vida de las misiones. Y
el conjunto va ilustrado con profusión de foto­
grafías, grabados y dibujos originales que hacen de
Juventud Misionera una revista sumamente inte­
resante.
No debe faltar en ningún hogar que se relacione
con la Obra Salesiana; tanto más cuanto la ga­
nancia que, con el aumento de suscripciones pu­
diera obtenerse, se empleará toda en pro de la-,
misma obra de las misiones, resultando así un ver­
dadero contributo a una obra tan del agrado de Dios..
Las suscripciones pueden pedirse o directa­
mente a la Dirección de * Juventud Misionera^ Cottolengo 52 - Turín (9) - Italia o a cualquiera
de las siguientes Casas Salesianas;
ESPA N A (3'50 ptas. anuales). — Escuela s Salcsianas — Apartado 175, B arcelo n a . — Escuelas
Salesianas — Apartado 7026, M adrid . — Colegiode la Sma. Trinidad — Apartado 37, S e v il l a .
A R G E N T IN A (t'50 Pesos anuales). — ColegioP ío IX — Calle Adolfo Berro 4050, B uenos
A ires . — Colegio San Francisco de Sales,
VlEDMA.
C E N T R O A M E R IC A (1 peso anual). — Escuelas
Salesianas, S an ta T ec la , {Rep. del Salvador).
C H IL E (5 pesos anuales). —■ Gratitud Nacional.
— Delicias, 2003, Casilla 16 , S a n t ia g o . — Ins­
tituto Don Bosco — Calle Sarmiento 630, Ca­
silla 358, P unta A r e n a s ,
C O L O M B IA (o'yo pesos anuales). — Colegio
Léon X l l l — Apartado 85, BOGOTA.
EC U A D O R (2'5o sucres anuales). — Instituto
Don Bosco, Carrera M ejia 1, Q u ito .
M E IIC O (1 peso anual). — Escuelas de Artes y
Oficios'— Apartado 927, M éjico .

Revista de Misiones.

PE R U (1 sol anual). — Colegio Salesiano — A ve­
nida Brasil, Casilla 999, L im a .

Recomendamos encarecidamente a todos los
lectores del Boletín la nueva revista ‘ Juventud
M/uor-.-ú • (edición española) que desde el mes de
rriero de este año ha empezado a publicarse men^’xdmerte en nuestra Casa NIadre de Turín pa;a
^ o s loi paises de lengua castellana.

U R U G U A Y (o'fo pesos anuales). — Talleres Don
Bosco — Calle Maldonado 2 12 5 , M ontevideo .
V E N E Z U E L A Í3 bolívares anuales). — Colegio de
San Francesco de Sales — Apartado 369, C ara ­
cas .

CULTO
DE MARÍA AUXILIADORA
La Smo. Virgen se ho constUuido ella misma proiectora de los niños más
pobres y abandonados... por eso concede a los bienhechores que se interesan
por ellos muchas gracias espíríluale y aún temporales.
D O N B O S C O a sus Cooperadores.

La Virgen de Don Bosco.
¡Mayo! ¡Mes de las flores, mes de María!
iCómo se ensancha el corazón a tu llegada,
cómo goza el alma cristiana que tan tierna­
mente ama a María! La naturaleza toda son­
ríe V parece que nos llama a nueva vida y el
sentimiento cristiano, que para María rcsct.a las mayores finezas del cariño filial, ha
querido unirse a la naturaleza para ofrecer
a la Reina de Cielos y tierra el homenaje más
completo. La infinita variedad y hermosura
de las flores no sólo sirve para entretejer rami­
lletes V guirnaldas que adornen y embalsa­
men los altares de María, sino que con sus
graciosos simbolismos incitan a los cristianos
a la práctica de las virtudes; los armoniosos
gorjeos y prolongados trinos del ruiseñor
y de otras mil pintadas avecillas no sólo for­
man un himno digno de la celestial Madre,
sino que enseñan a los hombres a elevar sus
cánticos y a entonar himnos de alabanza a la
Virgen sin mancilla; el vigor y lozanía con
<iuc la naturaleza toda se desarrolla, prome­
tiendo los más consoladores frutos, comunica
a las almas valor y energía para luchar contra
las malas inclinaciones y fortalecerse en la
práctica de la virtud, correspondiendo así
a la solicitud maternal de María.
Y si para todo cristiano es este mes fuente
do gratos consuelos, un atractivo especial
tiene para los corazones salesianos; pues en
él se celebra la gran fiesta de María Auxi­
liadora que, como decíamos el mes pasado,
Jo fue todo para Don Bosco y su obra. Por
eso el pueblo, con esc buen sentido que lo dis­
tingue, llama a María Auxiliadora la Virgen
</c Don Bosco. Sin María Auxiliadora no
se explica ni la persona de Don Bosco ni su

obra; por otra parte Don Bosco supo co­
rresponder tan generosamente a las bon­
dades de María que ésta puso su poder en
sus manos concediendo por sus> ruegos inumerablcs gracias, milagros extraordinarios.
En los meses sucesivos iremos desarrollando
esta idea, pues de gran aliento y consuelo ha
de ser para ios salesianos y sus coopera­
dores el saber y considerar que la Obra Sale*
siana es una de aquellas manifestaciones pro­
videnciales con que Dios ha querido que sz
perpetuara a través de los siglos la mater­
nidad de María sobre el género humano, su
mediación universal a favor suyo. María asistió
a la Iglesia reden nacida mientras todavía
vivía en este destierro; María es la que dio
fuerza a los Mártires, que la aclamaban por
s j reina; María es la que derrocó e hizo vanas
todas las herejías; María es la que armó el
brazo de los caballeros cristianos que en
epopeyas como las de Covadonga, Las Na­
vas, Lepanto y Vicna vencieron a los enemigos
de Cristo y de su Iglesia; María es la que se
preocupó por la redención de las cautivos
que gemían en las mazmorras agarenas;
María fue la inspiradora y maestra de los
grandes genios del Cristianismo; María es
la que guió las naves que dieron a la Iglesia
un nuevo mundo, y María es fin tímente b
que reuniendo todos sus títulos en el de Auxi­
liadora de los Cristianos, ha venido en nues­
tros tiempos, por medio de Don Bosco y su
obra, a ofrecer un remedio eficaz contra todos
los males que aquejan a la humanidad,
ella, según veremos, puede considerarse comí
fundadora, defensora y continuadora de b
Congregación Salesiana. Don Bosco, como

PO R

EL

JAUNDO

5A L E S IA N O

Las obras que con vuestra ayuda he comenzado, ya no tienen necesidad de mí, pero si de
vuestro apoyo y el de todos aquellos que. como vosotros, desean promover el bien so^'e
la tierra.
D O N B O S C O a sus Cooperadores*.

Nuestro Superior General en España.
Ya dimos cuenta en el número anterior
de! recibimiento que tributó al R-dmo. P.
Rinaldi la Ciudad Condal y de ia velada en
su honor celebrada en las Escuelas Salesianas
de Sarria.
Añadiremos ahora las noticias recibidas
posteriormente de diversos puntos de la
Península, reveladoras todas de un grande
afecto y admiración hacia la Congregación
Salesiana y hacia el tercer Sucesor del Vble.
Don Bosco al cual se tributan en todas par­
tes manifestaciones espléndidas, grandiosos
homenajes en los cuales toman parte todas
las clases de la Sociedad; como si todos, au­
toridades y pueblo, jóvenes y ancianos, ca­
pitalistas y obreros, eclesiásticos y laicos fue­
ran a porfía a manifestar su admiración y
gratitud hacia la Obra Salesiana, tan bien
personificada en la persona de nuestro Rector
Mayor, obra que tan bien se adapta a las
necesidaddes especíales de la época presente.
En Barcelona.
El P. Rinaldi permaneció en Barcelona desde
el dia 4 hasta el día
de febrero. Además de los
actos que reseñamos en el número anterior, inter­
vino el dia 6 a la fiesta de Santa Dorotea, cele­
brada por las hijas de María Auniliadora de Sarria,
fiesta que fuá muy grata a su corazón, pues se
honró también de un modo especial la memoria de
Da. Doroteo de Chopitea Vda. de Serró, distinguida
Cooperadora de la Obra Salesiana a cuya genero­
sidad se debe la fundación de las Escuelas Salesianas
de Sarriá, del instituto Salesiano de San losé
(Hostafranchs) y el Colegio de Sta. Dorotea para
las Mijas de Marta Auxiliadora de Sarriá, funda­
ciones todas a las cuales el Padre Rinaldi dedicó sus
mejores energías durante su permanencia en Espana.
Los días 12 y t ‘$ los pasó visitando las florecentes
Escuelas Salesianas de San José de la calle de Rocafort.
El día 14 subió al Templo Nacional Expiatorio
del Tibidabo, donde pudo admirar c! adelanto de
las obras, v la nueva casa para aspirantes al sacer­
docio que han de formar como la corte de honor del

Sagrado Corazón, con la perfección del canto y el
esplendor de las Sagradas ceremonias.
La estancia en Barcelona dejó en el P. Rinaldi
las más gratas impresiones siendo de gran consuelo
para su corazón paternal el ver la prosperidad de
las obras por él fundadas y con tanto cariño diri­
gidas.

En Valencia.
La llegada y recibimiento tributado a nuestro
amadísimo Rector Mayor en la muy noble y dos
veces leal Ciudad del Cid fue verdaderamente en­
tusiasta, como saben hacerlo los valencianos. El
Rdmo. P. R ínaldí llegó a Valencia el día 15 de
febrero, acudiendo a la estación para recibirle los
Exemos. Gobernadores civil y militar, represen­
tante del Sr. Alceldc, y comisiones de Cooperadores
Salesianos, de PP. jesuitas, PP. Franciscanos,
HH. Maristas y numerosos cx-alumnos y alumnos
de las Escuelas Salesianas.
Hecha en el anden la presentación y cambio de
saludos, subió el Padre Rinaldi al auto particular
del excelentísimo señor gobernador militar, que
también le acompañó hasta el colegio de la calle
de Sagunto; en otros seis autos seguía la comitiva
antes dicha.
Por devoción y deseo del mismo Padre Rinaldi
se hizo alto en la plaza de la Virgen, bajando para
saludar a la Virgen de los Desamparados lo que
hicieron todos los acompañantes, subiendo al
camarín por indicación del digno señor Rector de
la Real Capilla, que se esmeró en atenciones.
Reanudado el trayecto, se llegó a las seis y mi­
nutos al límite de la filial de San Antonio, donde en
fila esperaban el grupo gimnástico del colegio, los
niños internos y los antiguos alumnos, todos con
sus banderas, y a éstos se unió todo el barrio, que
llenaba completamente la calle.
Al aparecer el Padre Rinaldi todos le aclamaron
con entusiasmo, y mientras la banda de la
tocaba un airoso pasadoble y se disparaba una
bonita traca de colores, el bondadoso Padre
que acceder a las cariñosas súplicas de los entusias­
tas antiguos alumnos, que deseaban dejara el coche
cerrado y subiera a un lando para que así, descu
bierto. pudieran todos verle y aclamarle.
El trayecto hasta la puerta de ia iglesia fue un
triunfo: la banda, batiendo marcha: los niños, aU'

149

iiguos alumnos y público, dando vítores y aplau­
diendo; las luces de bengala, iluminando la calle;
los estampidos de las tracas,... todo contribuía a
acrecentar el entusiasmo de que ya todos se ha­
llaban invadidos.
Con gran dificultad se pudo entrar en la iglesia,
ya llena de gente, y allí, ante el altar de la Virgen
Auxiliadora, se cantó una grandiosa Salve, al fin
de la cual el señor director de las escuelas dió, en
nombre del Superior, las más rendidas gracias a
todos cuantos habían tomado parte en aquel gran­
dioso acto, invitándoles además para la comunión
del día siguiente.
A continuación, en uno de los patios todos los

N « » lro Superior

Rvdmo. D. FelipP

dumnos, acompañados por la banda, entonaron un
himno de bienvenida al amado Superior, y un pequeñuclo le dirigió afectuoso saludo en nombre de
sus compañeros.
En el amplio local social de los antiguos alumnos
le saludaron éstos, a pesar de que ya tuvieron la
delicada atención de designar una comisión que
^uc a recibirle a Sagunto, y las comisiones de se­
ñores que le acompañaron hasta las escuelas. Todos
comentaban la sencillez y afabilidad del visitante,
«1 propio tiempo que calificaban de grandioso el
recibimiento tenido.
El martes, día j 6, celebró Misa de Comunión
fcncral. que se prolongó largo rato, pues fueron
muchísimos los niños y fieles que se acercaron a
^ b ir ia de su mano.
Por la tarde tuvo lugar una solemnísima velada,
* ja que asistieron, además de los representantes
,
excelentísimo señor capitán general y gober'**dor militar, el excelentísimo señor gobernador
®'dl y otros muchos cooperadores salesianos. En

élla, alternando con otros muchos números lite­
rarios y musicales a cargo de las varias secciones de
las escuelas, pronunció un oportunísimo saludodiscurso el señor don José María Zumalacárrcgui
quien hablando en nombre de los cooperadores salesianos presentó la misión que a estos confiara la
Providencia, por mediación del venerable D. Bosco.
El miércoles día t? lo pasó el reverendísimo P.
Rinaldi visitando las casas que tienen las Hijas de
María Auxiliadora en Valencia y Torrente, y aún
pudo dedicar un rato a hacer algunas visitas, re­
cibir a la Junta de la Archicofradía de María Auxi­
liadora y entretenerse con los antiguos alumnos, a
quienes dió una breve, pero interesante confe-

. quien EupuB. u jr .d t ó d . h , recibido c„ Iriuufo.

rencia acerca de la • Rectitud de intención y fir­
meza en practicar los buenos principios apren­
didos en el colegio, a pesar de las dificultades de
la vida v de las espinas y abrojos que en ella puedan
encontrar.
El jueves, a las nueve, y llevándose el corazón
de los niños, algunos de los cuales lloraban de tris­
teza por marcharse tan pronto aquel buen Padre,
salió para Alcoy, donde se proyecta y está ya en
curso de ejecución una fundación salesiana, y .luego
para Campello y Alicante.

En Campello.
Gratísima fue para el buen Padre la estancia
entre sus amantes hijos de Campello, plantel Salesiano donde se forman más de un centenar de jó­
venes que desean dar su nombre a la Congregación
Salesiana y donde cursan los estudios teológicos
un buen número de salesianos de las tres inspec­
torías escarolas.

150
La Casa estaba engalanada con banderas y arcos
de triunfo en uno de los cuales se leía: Benedictio
Patrls firmai domos filiorun (Eccli. l l l - i i ) .
Hacia las 4V2 de la tarde todos los salesianos y
niños, haciendo corona a las autoridades eclesiás­
ticas y civiles del pueblo, recibieron en triunfo al
P. Rinaldi que llegaba en automóvil procedente de
Alcoy, acompañado por el P. Candela, del Capí­
tulo Superior de la Congregación Salesiana, por
el P. Calasane, Inspector de la Prov. Tarraconense
y por el P. Manfredini, Director de la Casa Sale­
siana de Campello que había ido a recibirle a Alcoy.
Se cantó una Salve en la iglesia y el P. Director le
dió la bienvenida en nombre de todos.
Por la noche una nota sumamente simpática
llamó la atención del buen Padre. En uno de los
palios que lucía espléndida iluminación, so ejecu­
taron por todos los alumnos y salesianos, en im­
ponente inasa coral, una multitud de cantos tradi­
cionales salesianos, de aquellos que en tiempo de
Don Rosco tanto alegraban los patios del Oratorio
Salesiano de Turín.
Al diü siguiente 19 de febrero nuestro Superior
General celebró la misa de comunidad durante la
cual se cantaron escogidos motetes. Por la tarde a
lus cinco tuvo lugar una hermosa velada lírico-mu­
sical y por la noche se renovó la iluminación con
cantos y fuegos artificiales. El siguiente día 20 fue
de despedida; todos aquellos buenos hijos se esfor­
zaron para expresar al buen Padre la . vehemencia
de su afecto y gratitud y el P. Rinaldi dejó aquella
casa de formación con el corazón rebosante de los
más gratos consuelos. A las 5 Y> salió para Alicante.

En Alicante.
Cordialísíma fué la acogida dispensada a nues­
tro amado Superior en la hermosa ciudad de Ali­
cante que bien puede apellidarse Salesiana por el
afecto con que recibió a la Obra de Don Rosco y
porque en realidad María Auxiliadora es la dueña
de todos los corazones Alicantinos.
A la grandiosa Velada-homenaje, tomaron parte
todas los autoridades eclesiásticas, civiles y mili­
tares, los Superiores de las Comunidades Reli­
giosas de Alicante, los Rdos. Cura-Parrocos, el
Sr. Presidente del Apostolado de la Oración y de
la .Adoración Nocturna, Cooperadores y Exalum­
nos, otras varias representaciones y numeroso
público, un conjunto de unas 1500 personas, te­
niendo que retirarse más de un millar por falta de
local.
Los números de la velada se desarrollaron magistralmentc, llamando especialmente la atención
el cuadro « Redención * en el que el Genio de las
Misiones suspirando pide luz y redención y re­
cuerda con nostalgia aquellos años dichosos en que
Isabel, gloriosa Reina de las Españas, vendió sus
joyas mejores para descubrir nuevos mundos, para
Dios; aparece España majestuosa, solemne, al
son de la marcha real ostentando un regio manto y
po” C su diestra mano sobre la abatida frente de su
Hija America, en señal de amor y alianza y le ase­

gura que nunca jamás se olvidará de ella. Entra
luego al son de una rnarcha triunfal, el Genio de
la Congregación Salesiana, con manto de púrpura
y bandera azul y rosa y afirma' que el Apóstol de
la niñez desvalida y de las Misiones, el Inmortal
Don Rosco, nacido de una humilde Margarita,
vendrá a España, en donde la Virgen Auxiliadora
le hará ver los muchos misioneros que tienen que
partir para las lejanas tierras de América a fin de
formar un solo pueblo, un solo corazón y un alma
sola. Corona tan bello cuadro una apoteosis o visión
celestial en la que aparece María Auxiliadora entre
célicos resplandores y a sus pies extático Don Rosco
escuchando la promesa: ** Saldrán muchos misio~
ñeros de la Católica España».
Después el Rdo. P. Director del Colegio Salcsiano de Campello, D . José M . Manfredini, dió una
notable Conferencia que fué muy celebrada y
aplaudida, ensalzando la figura del ?er Sucesor del
Vble. Don Rosco, ilustrando la actividad de los
Salesianos en Alicante y de las Hijas de María Au­
xiliadora que realizan verdaderos milagros en el
barrio de Benalúa y cantando un himno a las mi­
siones salesianas, hablando de las cuales hizo alu­
sión al Colegio que piensa levantarse en España
para vocaciones misioneras y exhortó a los Antiguos
Alumnos a que se comprometieran a costear una
beca de 60 ptas mensuales.
Al fin se levantó á hablar entre una salva de
aplausos el Rvdmo. Don Felipe María Rinaldi.
Todos los presentes guardaron religioso silencio.
Comenzó diciendo que el generoso pueblo de
Alicante, no necesitaba de estímulo ninguno para
hacer el bien y para ayudar en todas sus empresas
a los Hijos de Don Rosco.
Hizo un cumplido elogio del ilustrisimo señor
Abad y demás insignes bienhechores de la Obra
Salesiana en Alicante, porqué había visto devoción
intensa á la Virgen, afirmando que donde se lleva
en alto el glorioso estandarte de María Auxiliadora,
se avanza de victoria en victoria y la conquista de
las almas es segura.
Dió las más rendidas gracias á todos porque
veía que el único afán de los Alicantinos, era salvar
la pobre juventud, hoy flor fragante y lozana y
mañana fruto sabroso en la sociedad. Después de
dar desde lo más intimo del alma las gracias por
los festejos que en su honor se habían prepa­
rado, dió á todos los presentes la bendición de
M ana Auxiliadora.
Después de la velada, por cierto lucidísima, tuvo
palabras de ternísimo Padre, para sus queridos An­
tiguos Alumnos que son sus hijos predilectos, quie­
nes á su vez le festejaron de nuevo con breves pero
sentidos discursos, entre otros los de los Sres. Amorós. Presidente, y Garrigós y al fin hubo fuegos
artificiales y se disparó una soberbia traca.
Por la mañana siguiente numerosos Coopera­
dores, entre ellos el señor Abad, y el Teniente Al­
calde Sr. Alós, Antiguos Alumnos Protectores,
niños del Colegio y numeroso público con bandera
y banda, fueron á despedirle á la estación. --M"
llegó á las diez, después de haber dicho misa en e
Colegio de las Hijas de María Auxiliadora.

151

El buen Padre asomado a la ventanilla del tren,
iba saludando con indefinible dulzura á todos sus
amigos e hijos de Alicante.

En Có.'doba.
R ecibimiexto .
El recibimiento que esta noble y histórica ciudad
tributó al Rdmo. P. Rinaldi fue espléndido y ca­
riñoso. Llegó a ella el 24 de febrero en el tren
rápido de la noche.
En los andenes esparaban su llegada el obispo

El padre Rinaldi venia acompañado de los salcsianos Don Antonio Candela; Don losé Calasanz,.
inspector de Cataluña y Don Guillermo Viñas,
inspector de Andalucía.
El Rvdo. Padre Rinaldi saludó a todos al des­
cender del tren, marchando en seguida al colegio
salesiano.
Al llegar nuestro ilustre huesped al barrio de
San Lorenzo, en donde está enclavada la casa de
los salesianos, todos los balcones lucían colgaduras
y algunos de ellos iluminación extraordinaria.
Puede decirse que el vecindario en masa estaba.

El Padre Rinaldi entre sas hijos de Campello (Alicante).

de la diócesis, doctor Pérez Muñoz; gobernador
civil, señor Cabello Lapiedra; primer teniente de
alcalde, Don Ricardo Revuelto; presidente de la
Diputación, Don Francisco Santolalla Natera; di­
putados provinciales y concejales.
Figuraban también varios miembros del Cabildo
C^edral, Beneficiados y Párrocos de la ciudad;
numerosas representaciones de las órdenes relifiosas, Dominicos, Corazón de M aría, Carmelitas,
Capuchinos y otras, y un sinnúmero de distinguidas
personalidades.
El Director del Colegio Salesiano coadyuvado
l»r los demás sacerdotes de la Comunidad y una
Comisión de Antiguos Alumnos atendía a la dis­
tinguida concurrencia.
A la estación de Montoro fueron a esperar al
Rinaldi el catedrático de este Instituto general
técnico, Don Mariano Grandía y el señor López
' ' Rozas.

en la calle M ayor esperando la llegada del superior
de la comunidad salesiana, tan querida y admirada
por todos los cordobeses, y sobre todo por los ve­
cinos de ese populoso barrio, que idolatran a los.
educadores de los niños pobres.
La

fiesta in fa n til .

Al día siguiente, día 25, celebró el P. Rinaldi una
misa de Comunión a las 8 y niedia a la que asis­
tieron todos los alumnos.
Estos formaron luego en el patio principal del
Colegio, que presentaba un golpe de vista hermo­
sísimo, pues se habían congregado en él seiscientos
niños. En el centro se hallaban formados los legio­
narios de Domingo Savío. En el estrado de la pre­
sidencia tomaron asiento el Padre Rinaldi y las
personalidades que le acompañaban y los Supe­
riores del Coizgto.

152
Después de un hermoso himno de ocasión, y
•de un discursito del P. Catequista del Colegio, el
|efe de los legionarios de Domingo Savio, José
Luís Martínez, arengó a aquellos con palabra v i­
brante, diciéndoles que conservaran toda la vida las
■ enseñanzas de Don Bosco a imitación de Domingo
Savio.
Luego en medio de atronadores aplausos y vivas
de la turba infantil se levantó a hablar el P. Rinaldi.
Dirigió a los niños paternales consejos y expresó
con palabras muy elocuentes la satisfacción que
sentía de encontrarse rodeado por tantos centenares
J e alumnos de Córdoba.
I lizo protestas de amor a esta población.
Seguidamente tomó la bandera en sus manos y,
haciendo notar que era la española y que llevaba en
el centro el Corazón de Jesús, dió a los niños una
explicación educativa acerca de los colores nacio­
nales, enlazando bellamente el sentido patriótico
con el religioso.
Ya que Domingo Savio — les dijo — es vuestro
modelo, debeis cobijaros bajo su bandera, pues
•según una visión de Don Bosco, lo vió tremolán­
dola al frente de una multitud de jóvenes. Esta
bandera — anadio — no podía ser otra que la Es­
pañola, teniendo en su centro el Corazón de Jesús.
Una verdadera ovación acogió las últimas pa­
labras de Don Rinaldi.
'E l

hompna )E de

la

C iudad .

Por la tarde, a las cuatro, se desarrolló una agradabilisima fiesta músico-literaria que resultó un
verdadero homenaje de toda la ciudad.
Con el obispo de la Diócesis doctor Pérez M u­
ñoz y el Padre Rinaldi. tomaron asiento en la pre­
sidencia el gobernador civil señor Cabello Lapiedra,
el gobernador eclesiástico señor García Gómez, el
presidente de la Diputación señor Santolalla Natera, el teniente de alcalde señor Gutiérrez Fer­
nández, don Manuel Enriquez Barrios, el coronel
del regimiento de artillería, el director del Colegio
Salcsiano de Córdoba Don Sebastián María Pastor,
•el Director del Instituto nacional de segunda ense­
ñanza señor Fernández García, el de la Normal de
maestros señor Blanco Cantarero y otras perso­
nalidades.
Asistieron también representaciones de las co­
munidades religiosas y numerosa concurrencia de
señoras y señores cooperadores.
Fueron muy aplaudidos los discursos del P.
Director D. Sebastián M “ Pastor, dando la bicn-vcnida c historiando la labor de las Escuelas Salesianas de Córdoba durante los primeros cinco lustros
•de su existencia; del cxalumno D. Buenaventura
Villa que en nombre de sus compañeros saludó al
P. Rinaldi, y especialmente de Don Manuel En­
riquez Barrios, ex-Director General de Primera
Eseñanza, que hizo resaltar b obra gigantesca
llevada a cabo en Córdoba por los Padres Salesianos,
a los que calificó de atletas de la fe, amantes del
niño Y propulsores de la cultura.
Dedicó un bello canto a María Auxiliadora y
terminó pidiendo a la representación municipal

que presidía el acto que se le diese el nombre de
María Auxiliadora a una de las calles del barrio de
San Lorenzo.
El Padre Rinaldi cerró el acto dando las gracias
a todos por su asistencia y explicando el por qué
de la preferencia que tuvo al aceptar la fundación
de la Casa Salesiana en un barrio tan pobre como
el de San Lorenzo.
Dedicó un sentido recuerdo al antiguo rector de
la parroquia de San Lorenzo Don Mariano Amaya
y terminó exaltando la labor que realiza la obra
salesiana.
E ntre

los

E x -A lumnos.

Una de las notas más simpáticas de la estancia
del P. Rinaldi en Córdoba, fué la reunión intima,
con que, aquel mismo día por la noche quisieron
prestarle especial homenaje los Antiguos Alumnos
por cuya organización tanto se desvela nuestro
Superior General. Asistieron unos quinientos socios
del Círculo Don Bosco y aunque la escasez de es­
pacio no nos permite reseñarla por extenso, no
dejaremos sin embrago de darla a conocer en otro
número a nuestros lectores, pues fué uno de los
actos más simpáticos de la visita a Cprdoba. Al
día siguiente salió el P. Rinaldi para Ecija.

En Ecija.
« Fecha memorable y grata, efeméride gloriosa
que conservará entre sus imborrables recuerdos
la nobilísima cuanto leal Ciudad del Sol, será siem­
pre la del día 26 del pasado febrero en que tuvo a
bien honrarnos con su visita el Rdmo. Superior
General de la Pia Sociedad Salesiana Don Felipe
M ® Rinaldi». Así empieza la crónica de la visita
a esta ciudad el chispeante corresponsal que oculta
su nombre bajo el pseudónimo » £ / duende de Co­
nato *.
Y verdaderamente la acogida que Ecija tributó
al P. Rinaldi fué cariñosa y entusiasta. A la llegada
del tren correo de Córdoba los andenes de la es­
tación rebosaban de lo más selecto de la sociedad
ecijana. Con el Exemo. Sr. Alcalde y con el Te­
niente Arcipreste, estaban los párrocos de la ciudad,
la casi totalidad del Clero, representaciones de las
Comunidades Religiosas, y gran número de Coo­
peradores y admiradores de la Obra Salesiana.
M ás de 50 automóviles formaban el séquito del
P. Rinaldi al entrar en la ciudad. Las calles engala­
nadas, los balcones rebosantes de público, las cam­
panas echadas al vuelo, la turba infantil con ban­
deras y estandartes entre los que descuella el de la
Asociación de Antiguos Alumnos; todo ofrecía «
aspecto de los grandes triunfos.
Entrada la comitiva en la iglesia del Carmen qu*
ofrece deslumbrador aspecto, la Schola Canforam
entona el Benedictus qui venit y la Salve Regino<
que el P. Rinaldi sigue desde su reclinatorio con los
ojos llenos de lágrimas.
Terminadas las preces litúrgicas nuestro Suoerior
General dirige la palabra al pueblo y * con frases

155

pletóricas de dulzura y unción santa (es siempre el
citado cronista que habla) da gracias efusivas a las
autoridades todas y a Ecija en general por este ho­
menaje de cariño. Su voz es acariciante como de
padre que retorna tras largos años al hogar de sus
hijos; su figura procer y arrogante, no obstante la
pesadumbre de los años, parece como que se agi­
ganta y sus ojos de penetrante mirar, me traen a la
memoria aquellas miradas escudriñadoras del Vble.
Don Bosco y de sus sucesores D. Rúa y D. Albera *.
En seguida se trasladan todos al salón de actos
donde se desarrolló una solemne y cordialísima

grama en el que destacaron el hermoso discurso dcl
Presidente D . Daniel Valpuesta y los aires de la
tierra interpretados por la rondalla junto con la
graciosa zarzuela «Los Dinamiieros* con que se
cerró la fecunda ¡ornada.
AI día siguiente 27 de febrero la iglesia dcl Car­
men resultó pequeña para ia misa de Comunión
General que distribuyó el P. Rinaldi durante largo
rato.
A la una de la tarde del mismo día los Coopera. dores Salcsianos ofrecieron al amado Padre un ban­
quete en el que reinó familiaridad y alegría.

Cádiz — Los simpáticos bailadores de la Jo ta aole la Presidencia*

Velada. El párroco de Santiago con su habitual gra­
cejo y buen humor se encarga de darle ia bienve­
nida en nombre de la Ciudad del Sol. Las decla­
maciones, cantos y piezas de música se siguieron
con admirable ejecución y cierra el acto nuestro
Superior recogiendo las palabras de) párroco de
Santiago y pidiendo a Ecija que no abandona jamas
esta Casa Salesiana de ia que él echó los cimientos
allá por el año 1897, y que tanto ha prosperado en
estos seis escasos lustros.
A las cinco de la misma tarde visitó la residencia
y Colegio de las Hijas de María Auxiliadora donde
le aguardaban las Señoras de las Conferencias de
San ^ ícente y lo más selecto de las Damas ecíjanas.
Hubo bendición con S . D . M . y otra velada que
muy deí agrado del P. Rinaldi.
A . ;< nueve de la noche los Antiguos Alumnos
**mbién quisieron obsequairle con un selecto pro-

Organtzóse después una comitiva de autos con
los cuales las autoridades y numeroso séquito acom­
pañaron al P. Rinaldi hasta la ciudad de Carmona
donde visitó la Casa Salesiana.
Desde Carmona se dirigió nuestro Rector M ayor
a Sevilla.

En Sevilla.
Para acompañarle desde Carmona marcharon
a primera hora de la tarde, en numerosos autos,
ios directores de las Casas Salesianas de Se­
villa y Cádiz, don Pedro Ruiz, que ostentaba la
representación de los cooperadores; Don Adolfo
Cuéllar Rodríguez, presidente y secretario respec­
tivamente de la Federación Regional de Antiguos
Alumnos Salesíanos; una comisión de exalumnos del

154

Ceniro Don Bosco, de Sevilla; otra del Centro Do­
mingo Savio-, los presidentes de las Congregaciones
de San Luíz Gonzaga y San José de las Escuelas
de la Trinidad y otras personalidades.
En las Escuelas Salcsianas de Carmena fué des­
pedido el reverendísimo padre Rinaldi por las au­
toridades locales, pronunciando un elocuente dis­
curso de despedida, que fué un fervoroso canto a
la labor salesiana, el digno señor arcipreste.
El desfile de la caravana automovilista, que en­
cabezaba el automóvil del registrador de la Propie­
dad de Carmona, señor Arroyo, puesto galante­
mente a disposición del Rector M ayor, por las
calles del pueblo, fué presenciado por una apiñada
multitud que aplaudió entusiastamente. Las cam­
panas de las iglesias, echadas a vuelo, dieron el
último saludo y despedida al ilustre sucesor del
Venerable Don Bosco.
La

llegada .

Desde muchos antes de la hora anunciada, los
alrededores de las Escuelas Salesianas de la Santí
sima Trinidad se hallaban atestados de personas,
y gran número de niños de las Casas Salesianas de
Sevilla, que aguardaban impacientes la llegada del
Padre.
A las cinco y minutos hizo éste su entrada, en­
tre las aclamaciones de grandes y chicos y a los
acordes de la Marcha Real, interpretada por la
banda de las Escuelas.
Delante de la puerta de la iglesia de la Santísima
Trinidad, fué cumplimentado el Padre Rinaldi por
el provisor, señor Armario Rosario, que ostentaba
la representación de nuestro eminentísimo Prelado;
don Hermenegildo Gutiérrez de Rueda, que os­
tentaba la del Ayuntamiento; don Amante Laffón,
don Francisco de Casso Fernández, señora viuda
de Murube, por la Archicofradía de María Auxilia­
dora; reverendo padre rector del Colegio de Jesuítas
y comisiones de las diversas Ordenes religiosas.
El reverendísimo padre Rinaldi pasó seguida­
mente a la iglesia, donde se cantó una Salve por los
alumnos, dando la bendición de María Auxiliadora.
De allí se trasladaron todos al patio princpal,
donde fué saludado, en nombre de la Obra sale­
siana de Sevilla, por el padre Salcsiano don An­
tonio Camacho, que leyó un elocuente discurso.
El padre Rinaldi, en términos de honda emoción,
contestó al saludo recordando los comienzos de
la Obra Salesiana en Sevilla y comparándola con
el actual estado floreciente, dando por ello gracias
a M . Auxiliadora y a los beneméritos Cooperadores.
Terminó agradeciendo las atenciones y frases
que para él hablan tenido, atribuyéndolas todas a
los pequeños educandos puestos bajo la custodia
y cuidados de la Congregación Salesiana.

La

noticia de la muerte del

C ard . C agliero .

Después del recibimiento triunfal que acaba de
tributar la ciudad de Sevilla al reverendísimo Pa­
dre Felipe Rinaldi, el telégrafo, con su lacónico
lenguaje, esparció la fatal noticia del inesperado fa-

llecimiento del ilustre Principe de la Iglesia Cató­
lica eminentísimo Cardenal Cagliero, uno de los
primeros hijos del Venerable Juan Bosco y apóstol
incansable de las misiones saleslanas.
Por voluntad expresa del reverendísimo señor
Don F . Rinaldi, se suspendió la velada-homenaje
que los Amigos de ¡a Obra Salesiana habían de
celebrar el jueves 4, a las cuatro de la tarde, veri­
ficándose, en cambio, a las diez de la mañana del
mismo día, en la iglesia de la Santísima Trinidad,
un solemne funeral por el eterizo descanso del
alma del ilustre purpurado.
Dicho funeral resultó una manifestación gran­
diosa y expóntanea de amor y cariño hacia la Obra
Salesiana, hacia el primer Misionero de Don Bosco
y hacia el Rector M ayor de nuestra Congregación
cuya honda pena todos comprendían y en la cual
tomó toda Sevilla vivísima parte.
COLOCACIÓN d e l a PRIMERA PIEDRA DE UNAS NUEVAS
E scuelas. - A sisten tres infantes de E spaña y

EL E mmo . C ardenal

de

S evilla .

El domingo, día 7 de marzo, por la tarde, se
celebró la ceremonia de la bendición y colocación
de la primera piedra de un edificio que se va a cons­
truir en Triana con destino a Escuelas populares
Salesianas.
A las cuatro de la tarde en la iglesia de San Ja­
cinto los señores curas párrocos de la O y Santa
Ana dieron una breve conferencia sobre la Obra
Salesiana, afirmando que ésta reporta bienes sin
cuento a la sociedad con la educación cristiana de
la nínez.
Después, en una huerta situada poco más allá
de la mencionada iglesia, cuyos naranjos aparecían
adornados con gallardetes, se celebró el acto men­
cionado.
Asistieron los infantes don Carlos, doña Luisa y
doña Isabel Alfonsa, el Cardenal Ilundain, el te­
niente de alcalde señor Gutiérrez de Rueda en re­
presentación del alcalde, el diputado provincial
señor Camacho Baños, en representación del pre­
sidente de la Diputación, los condes de Bustillo,
representaciones de todas las Ordenes religiosas,
los párrocos de Santa Ana y la O, de Triana, el
vicerrector de la Universidad don Mariano Mota,
el juez eclesiástico del Arzobispado señor Holgado
Yusta y numeroso público.
Junto con nuestro Superior General se hallaban
presentes todos los padres de los Colegios SaU'
sianos de Sevilla y una representación de los de
Alcalá y Utrera.
El lugar de la ceremonia estaba adornado con
guirnaldas y banderas, y en uno de los lados se
levantó una tribuna donde tomaron asiento las au­
toridades c invitados.
El Cardenal Ilundain, revestido de Pontifica^
bendijo el sitio, y acto seguido el padre Montero
leyó el acta que firmaron los infantes, el Cardenal
Arzobispo, don Felipe Rinaldi y los condes *
Bustillo.
.
Inmediatamente Su Eminencia descendió a w
zanja abierta para colocar la piedra y bendijo esta,

15 ?

procediéndose seguidamente a su colocación.
Echaron paletadas de cemento, con el Prelado, los
infantes y don Felipe Rinaldi.
En el momento de ser colocada la piedra la banda
de los Salcsianos interpretó la Marcha real.
Las futuras Escuelas se llamarán de San Pedro
y serán diurnas y nocturnas.
Acabada la ceremonia religiosa, el antiguo alumno
y abogado don Adolfo Cuéllar pronunció un breve
discurso diciendo que se complacía en declarar que
él estuvo once años con los Salesianos de quienes
recibió su educación y que por eso quiere proclamar
cuán grande es la obra que realizan estos religiosos.
Don Bosco quiso resolver la llamada cuestión
social con la educación del niño, y ya se puede ver
cuántos frutos se han conseguido en todo el mundo.
Don Bosco fué el hombre de la Providencia. Esta
piedra que se acaba de bendecir y colocar con tanta
solemnidad significa la obra de los cooperadores
Salesianos, que prestan una gran ayuda en beneficio
de la causa del bien.
Ayudemos a los Salesianos en esta labor santa—
terminó— y así haremos patria...
El señor Cuéllar fué felicitado y aplaudido.
Después Su Eminencia dió la bendición a todos
ios asistentes.

En Alcalá de G ufdiira.
Desde Sevilla y acompañado por D . Antonio
Candela, por el S r. Inspector P. Viñas y por el
Director de las Escuelas Salesianas de Sevilla Don
loaquin Bressan, se dirigó el P. Rinaldi, el sabado
día ó de marzo a visitar el Colegio de Alcalá de
Cuadaira.
Esperaban la llegada del reverendísimo padre en
el alegre y espacioso patio del colegio los alumnos
de los distintos grados, con sus estandardes, el di­
rector don Manuel Fernández, representación del
Ayuntamiento, formada por el digno Sr. Alcalde,
ilustrísimo señor don Pedro Gutiérrez Calderón;
concejales señores Bono, Diaz Galindo, Espinosa
Gómez Mesa: exalcalde ilustrísimo señor don
Antonio Alcalá y Ortiz y Don Luís Cotán y Delfado; párroco Don Joaquín García Correa, y nunterosos invitados.
A los acordes de la «M archa Real*, hizo su en­
trada en el colegio el reverendísimo padre, haciendo
las presentaciones oficiales el señor juez, don M a­
nuel Pérez Diaz.
El señor alcalde, en breves frases, dió la bienve­
nida a tan ilustre visitante, en nombre de la ciudad.
Luego se desarrolló una interesante velada en la
due niños y mayores expresaron sus sentimientos
alegría y admiración. El señor Alcalde se in­
teresó con el Rdmo. P. Rinaldi, por la ampliación
la acción escolar de los Salesianos en pro de
h ciudad.

En Cádiz.
^ ILECADA.

En esta hermosa ciudad, se renovaron los triun­
fes de Valencia, Córdoba y Sevilla. Llegó a ella

el P, Rinaldi en el exprés del día io de marzo.
Salió a recibirle a la estación un gentío numeroso
en el que se destacaban todas las autoridades reli­
giosas civiles y militares y numerosas personalidades
de la sociedad gaditana. Allí estaban c! Excino.
S r. Obispo de la diócesis Dr. D . Marcial López
Criado con varios canónigos y cura párrocos y
representaciones de los PP. Franciscanos, Agus­
tinos, Dominicos, Carmelitas, Paúles, Marianistas,
H .H . de las Escuelas Cristianas, etc. También acu­
dieron a recibir al P. Rinaldi el Exemo S r. G ober­
nador Civil, S r. Salas Vaca, el Sr. Alcalde, Sr.
Blazqucz con varios concejales y el Sr. Presidente
de la Diputación Conde Villamar. Igualmente
figuraban, por el elemento militar, el General G o ­
bernador D. Jorge Fernández de Hercdia, el G e­
neral de Brigada S r. León Dorticos y varios coro­
neles y comandantes entre los cuales el de Marina
don Eduardo Pasquín!. Los periódicos anadian una
lista interminable de personalidades.
La banda de los Salesianos que se hallaba en el
andén durante la espera de la llegada del expreso,
interpretó una composición musical bajo la reco­
nocida batuta del señor Pajes.
A la una y diez de la tarde, llega el convoy; des­
ciende el Reverendísimo P. Rinaldi, besando res­
petuosamente el anillo del señor Obispo, el que
presentó al señor alcalde, y éste a su vez fué
haciendo las presentaciones de las autoridades y
demás representaciones civiles y militares.
Luego el Superior general de los Salesianos ocupó
asiento en el automóvil del señor Alcalde, con éáte
y el señor Obispo.
En otro coche marchan los Reverendísimos
Padres Candela, Viñas y Bressan y el canónigo
señor Qyíntanar.
En otros carruajes partieron las autoridades y
otras distinguidas personalidades. El coche del Sr.
Alcalde en que iba el P. Rinaldi, hizo un largo reco­
rrido por las principales calles de la ciudad, ansiosa
de ver y aclamar al Sucesor del Vbie. Don Bosco.
E n e l B arrio de S an J osé y en e l C o legio S a l f SIA N O .

La llegada del P. F . Rinaldi a Cádiz para visitar
la Casa Salesiana, constituyó un solemne acontencimiento en la barriada de San José, donde se halla
instalado dicho establecimiento.
Muchas casas de! barrio ostentan ricas colgaduras
y tm sol alegre de primavera luce espléndido para
realzar más esta fiesta de bienvenida al superior de
los salesianos.
A l llegar al Colegio el Rvdmo. Padre Rinaldi la
banda de música interpretó un himno y los alumnos
y numerosos vecinos de aquel barrio prorrumpieron
en vítores y aclamaciones.
Nuestro alcalde don Agustín Blazquez dió un
viva al Padre Rinaldi que fué unánimemente con­
testado.
E l paseo comprendido entre la puerta que da a la
carretera y la del edificio estaba engalanado con va­
rios arcos, guirnaldas, cadenetas y gallardetes, leyén­
dose diversos rótulos dedicados al ilustre visitante.

156
E n la c a p i l l a - P ala br as del señor O bispo y del
S uperior G e n e r a l .

Seguidamente entraron en la Capilla, profusa y
artísticamente iluminada, que lucía gran cantidad
de florea, presentando el conjunto hermoso aspecto.
El Padre Rinaldi con nuestro Obispo, Alcalde y
demás autoridades se mstalaron en el presbiterio.
En la Capilla esperaban numerosas señoras y se­
ñoritas pertenecientes a la Asociación de María
Auxiliadora, que también habían acudido para to­
mar parte al grandioso homenaje.
Un numeroso coro de niños del mismo Colegio
interpretó el * Benedictos qui venit in nomine Domini» y a la salida la composición «Rendidos a
tus plantas».
El Sr. Obispo ocupó su sitial y después d e l« Bencdictus» saludó en nombre de las autoridades al
ilustre visitante, expresando la satisfacción de Cádiz
al agasajar al Superior de la Congregación Salesiana
para poder manifestar así la gratitud que siente
hacia los hijos del inmortal Don Bosco que tanto
se desviven por el hiende la juventud gaditana. En
un párrafo lleno de afecto y humildad edificante
pide a nuestro superior que le bendiga a él y a sus
diócesanos.
Enseguida nuestro Superior, visiblemente emo­
cionado contestó al bondadoso Prelado, agrade­
ciendo las halagüeñas frases dedicadas a la Congre­
gación Salesiana y a su humilde persona. Habló
de la labor intensamente benéfica que, en pro de
la niñez realizan los salesianos, ayudados por la
generosidad de las almas buenas que tanto abundan
en España, siempre grande por su fe y caballero­
sidad.
España desde hace más de 40 años se ha mante­
nido caritativa para los Salesianos y para la juven­
tud por éllos educada, habiéndose recogido ya
consoladores frutos como lo prueban los numerosos
antiguos alumnos que hoy gozan de una posición
honrada y digna.
1'cned la seguridad de que no olvidaremos nunca
a España, ni a la provincia de Cádiz porque siem­
pre recordaremos su benevolencia y su caridad.
Terminó dirigiendo varias frases de bendición
al Sr. Obispo y a todos sus diocesanos, postrándose
a su vez a los piés del Prelado, que impartió la
pastoral bendición.
E l A lm ue rz o .

Se pasó después al patio principal, primorosa­
mente engalanado, y en una grandiosa mesa en
forma de U tomaron asiento un centenar de comen­
sales. A la derecha del P. Rinaldi se sentaron el
limo. S r. Obispo, el Comandante de Marina, el
Delegado de Hacienda y el R. P. Antonio Candela
V a su izquierda el S r. .Alcalde, el Presidente de la
Diputación, el General segundo jefe de la Plaza
V el Cónsul de Italia. La Banda de música de la
casa amenizó el acto.
,A los postres, el S r. Alcalde reiteró el saludo y
satisfacción de la ciudad por la deseada visita,
aeradcció la obra de los Salesianos y terminó brin­

dando larga vida al P. Rinaldi y a todos los sale­
sianos para bien de España y de Cádiz.
Habló después D . Francisco Hontañón en nom­
bre de los Antiguos Alumnos e invitó a hablar al
S r . Pemán. Este elogió la obra de los Salesianos,
recuerda la obra magna realizada por el P. Rinaldi,
fundador de tantas casas Salesianas españolas y
aludiendo a su actual cargo de Superior General
dice que hoy se honraba no a un grande de ¡a tierra,
sino a un grande del cielo que trae el cetro del Católicismo y el corazón de los grandes bienhechores.
Terminó recitando una hermosa poesía dedicada
al festejado.
Habló después nuestro Superior dedicando un
sentido recuerdo a la Exema. Sra. Da. Ana de Viya,
fundadora generosa de este Colegio Salesiano, di­
ciendo que élla seguramente habrá recibido el
premio que Dios tiene reservado a las almas cari­
tativas.
Pide a todos los presentes continúen su apoyo
a la Obra Salesiana y también a los Antiguos Alum­
nos, pues hoy más que nunca es necesaria esta obra
de amor para curar las llagas sociales tan enconadas
en ios últimos tiempos. Todos los oradores fueron
muy aplaudidos y al P. Rinaldi se le tributó una
cariñosa ovación.
L a V el ad a .

A las cinco y media dió principio la velada literario-musical que se celebró en otro de los patios
del colegio convertido en hermosísimo salón-jardín.
Ocupó la presidencia el P. Rinaldi acompañado de
todas las autoridades y personalidades ya reseñadas.
Un himno coral, cantado por todos los alumnos
abrió el acto y enseguida el jóven Doctor en Me­
dicina S r. Gómez Plana pronunció un elocuente
discurso de saludo. Dieron una nota sumamente
simpática diez alumnos que con maestría cantaron
y bailaron varias jotas. Merece especial mención
el discurso de Don Joaquín E. de Puclles, Rector
de la iglesia de S . Pablo, que tituló « Los Ex­
alumnos *.
Comienza diciendo que con ios aplausos que se
le han dedicado al subir al estrado hace dos coronas,
la primera para María Auxiliadora y la otra para
depositarla en la tumba de Don Bosco.
Hace historia de la labor del Padre Rinaldi, re­
cordándolo cuando era visitador en España, du­
rante sus visitas al Colegio de Utrera en el que
el orador se educaba.
Ofrece el amor y la colaboración de los Antiguos
Alumnos Salesianos y termina dando varios vivas
a la Congregación Salesiana, a Don Bosco y a Don
Felipe María Rinaldi, que fueron contestados por
todos, que asimismo aplaudieron mucho al señor
Puclles,
Los mismos diez alumnos antes mencionados
cantaron un bonito coro titulado « Los Vendedo
re s», mereciendo elogios y por el que mostró su
complacencia el Superior General.
El Padre Salesiano don Esteban Martínez dj
lectura a la hermosa poesía « Oda a Don Bosco» ®
la que es autor.

158

Terminó el acto con la repetición del himno
por la banda y un pasodoble por la misma, dentro
dcl mayor entusiasmo de los alumnos que dieron
numerosos vivas.
O

tros

a c to s.

Al día siguiente, jueves i i de marzo, después de
una solemnísima misa de Comunión General, se de­
dicó el P. Rinaldi a visitar a las autoridades y agra­
decerles los agasajos recibidos siendo digna de es­
pecial mención la visita hecha al S r. Alcalde, Sr.
Blazquez; quien ofreció al P. Rinaldi el sillón de
Alcalde que el Padre Rinaldi rehusó excusándose
cortesmente. El mismo Sr. Alcalde le enseñó todas
las dependencias de la Casa empezando por la
tribuna que el Municipio tiene en la iglesia de San
Juan de Dios y le dijó: « Este es un lugar, Rdmo
Padre, donde se halla consuelo para muchos mo­
mentos difíciles». El P. Rinaldi manifestó a su vez
al Sr. Alcalde la gran satisfacción que le propor­
cionaba la estancia en Cádiz.
A las nueve de la noche de este mismo día los
Antiguos Alumnos quisieron agasajar a su buen
Padre en el local social de la Asociación donde le
dedicaron una selecta velada.
Al día siguiente a les nueve de la mañana cele­
bró el Padre Rinaldi una misa de Comunión para
las Señoras de la Archicofraflía de María Auxilia­
dora a las cuales, terminada la misa, dió una Confe­
rencia. Ese mismo día salió de Cádiz para San
losé del Valle, llevando en el corazón los mas gratos
recuerdos.
(Continuorá).

y M adlener con muchos otros personajes del Clero
secular y regular, y de Asociaciones y Juventudes
Católicas.
El Sr. Arzobispo hizo resaltar la necesidad de
emplear todos los medios para preservar a la ju­
ventud de los peligros que la rodean y dirigirla por
el recto sendero, inmunizándola contra la influencia
de los falsos amigos, cuyas doctrinas no tardan en
producir lamentables frutos de indiferencia reli­
giosa, de falta de fe y de inmoralidad; de ahí la
necesidad de fundar establecimientos, como éste,
en los cuales la juventud es instruida y guiada según
los principios de la fe y de la moral cristiana.
Por la tarde los Cooperadores y Cooperadoras
Salesianos se reunieron en el gran salón de actos de
la nueva Casa, con numerosos amigos de la juven­
tud. Tomó la palabra en primer lugar el Rdmo.
Canónigo Madlener para hacer entrega del nuevo
edificio a los Salesianos expresando la esperanza
de que no solo la ciudad de Bamberg, sino toda la
provincia, disfrute de los benéficos efectos de la
buena educación que en el nuevo establecimiento
darán los Hijos de Don Bosco. Habló luego, siendo
escuchado con sumo agrado el Rdo. P. Haas S. )•
que hizo resaltar las íntimas relaciones que existen
entre San Pedro Canisio, Patrono del nuevo es­
tablecimiento, y el Vble. Don Bosco como após­
toles de la Juventud de su siglo. Por último el mi­
sionero salesiano P. Knoop ¡lustró la obra humani­
taria y religiosa que llevan a cabo los salesianos entre
los leprosos, en la Rep. de Colombia.
El programa musical fué ejecutado por la banda
musical y el orfeón de las juventudes católicas di­
rigidos por las salesianos.

B A M B E R G (Baviera-Alemanía) - Inaugura­
ción de una nueva Casa Salcsiana.
Em Bamberg, donde los Salesianos desde hace
cinco años dirigen varias asociaciones juveniles
y un pequeño internado de aprendices artesanos,
se ha construido un nuevo edificio para 140 inter­
nos, en un terreno que, desde tpzt, había sido ad­
quirido por el Capítulo Metropolitano y ofrecido
a los Salesianos para que pudieron desarrollar su
obra.
A la construcción dcl edificio contribuyeron con
abundantes donativos el Ministerio dcl Bienestar
social de Bavicra, la Diputación, el Municipio y
la Asociación Central de caridad, cuyo Director
Rdmo. S r. Madlcncr, Presidente Diocesano de
las juventudes Católicas, es gran admirador y
bienhechor de la Obra de Don Bosco.
La bendición solemne dcl nuevo edificio se efec­
tuó el 24 de enero último, por S . E . Rdma. el Arzo­
bispo de Bamberg, M ons. von Hanck, siendo puesto
bajo la protección del segundo aposto! de Alemania
San Pedro Canisio, Doctor de la Iglesia.
Tomaron parte a la ceremonia los representantes
de los ministerios de Gobernación y dcl Bienestar
Social, los subsecretarios Dr. \\ immer y Dr. Baumann; el Dr. Kóttnitz en representación dcl G o­
bernador de la Provincia, el alcalde Sr. \\ egmann
y el asesor escolástico Dr. Losgar y en represen­
tación dcl Cabildo Catedral los Canónigos Hofner

R e co rd a d en vuestros su gfra g io s a:
Barcelona (España): Da. Narcisa Porta y Montanc,
Da. Catalina Reynés Vidal, Da. Elvira Brias y
Rosell, Dn. Ernesto Tous y Retti.
Bólliga (Cuenca-España), Da. Teodora Sevilla.
Masegosa (España), D . Cirilo Tortosa,
Vigo (España) D . Angel Sáenz-Diez de la RivaVilla de Don Fadrique (España), Francisco Mu'
ñoz, Lorenza Villanncva.
Caracas (Venezuela), José Ayala.
Cerrito (Colombia), Polonia Vivas de Puente.
Pescador (Colombia), Juan Nepomuceno Prie^"'
Antonio Rebolledo y Eulalia Rebolledo.
R. I P.
C on aprobmcióm de le e e lo rid e d eclesiástiem .

Ger«»»e: D . DO.VIENICO a A R N E R I.
Eslablecimicnlt» Tip. ée 1« Socw<l«l E Jílora Ialer»««oB»I - Tw**
C orsa Regina M a rgS erila . IT 4 .

^

S O C T E :'!'A

E D IT R IO E

_______ T O R I N O

I

IO W
Ti V E E

— C o r s o R e g i n a M a r g h e r i t a , 174 — ( I T A L I A )

Sac. Doct. E RN ESTU S RU FFINI.

INTRODUCTIO IN S. SCRIPTURAM
Praelectiones habitae Athenaeis Pont. Sem. Rom. et Prop. Fideí.
Pa r s

secu n d a:

Introdactio in novuin Testamentum ¡iber

p r im o s . — Volumen in-8® pp. xxii-450.

Libellae 30. — Apud exteros: L. 36. — Editio 192$.

PRANCISCUS VARVELLO
Sacerdos, Phllosophtae Professor la Seminario Saleciano apad Taurlnentea.

INSTITUTIONES PHILOSOPHIAE
PARS I. Comp/eciens Introductlonam ad pbilosopbiam et Lo^icam . Libellae 10. — Apud
exteros: Libellae 12.
PA R S II. Metapbysica.
V olumen I. Coraplectens Metaphysicam generalem seu Ontologiam: L . 6. — Apud exteros: L. 7 20.
V olumen II. Complectens iMetaphysicam specíalem seu Cosmologiam, Pneumatologiam et Theodiceam:
L . 15. — Apud exteros: L. 18.
PA R S III. Etica et Ja s natarae.
V olumen I. Complectens Ethicam; L. 5. — Apud exteros: L . 6.
V olumen II. Complectens Ju s naturae: L . 15. — Apud exteros: L . 18.
HORATIUS M A ZZELLA
Arcbleplscopus Tareatinua.

PRAELECTIONES SCHOLASTICO-DOGMATICAE
B R E V X O JR l

C X T R aSU I

A C C O A JC O O A T A IS

Editio Quinta recognlta e t aucta.
V olumen I. Tractatas de vera ReUgione, de Scriptara, de Traditione et de Bcclesla Chriatl.
L. 25. — Apud exteros: L. 30.
V olumen II. Tractatas de Deo Uno ac Trino et de Deo Creante. L. 15. — Apud exteros: L . 18.
Volumen III. Tractatas de Yerbo lacarnato, de Oratia Cbristi et de Virtutibus infusis. L . 15. —
Apud exteros: L. 18.
V olumen IV . Tractatas de Sacramentis et de Novissimis. L , 15. — Apud exteros: L . 18.
ALO YSiU S P ISC E T T A e t ANDRFA QENNARO
S a c e rd o te s P la e S o c le ta tis S . F r a a c ls c l S a le s ii.

THEOLOQIAE MORALIS ELEMENTA
AD CODICEM JU R IS CANONICI E X A C T A
Jam edita su nt in lucem :
p k iu u m : De TbeoiOi iae Moralis Fuadamentis. — i. De actibus humanis. - 2. De conscíentía.
- 3. De legibus. - 4. De peccatis. — Vol. in-16, pp. cvn-404: L. 15. — Apud exteros: L . 18.
V o lu m en s e c u n d u m : De obligationibus erga Deatn et nos ipsos. — i. De virtutibus theologícis. 2. De virtute religionis. - 3. De prudeutia, fortitudine et temperantia. — Vol. in-i6 pp. x-630:
L . 20. — Apud exteros: L. 24.
V o lu m en t e r t iu m : De obligatioaibas erga proximam. — i. De justitia et ju re. - 2. De íniuriis et
restitutione. - 3. De contractibus. — Vol. in-16, pp. xn-250: L . 25- — Apud exteros: L . 30.
VoLUME.s q u a r t ü m : De obligatioaibas pecaliaribas et de poeais ecclesiasticis, — Volumen in-16
pp. XII-420: L . 15. — Apud exteros: L . 18.
Proxim e edenda:
V o lum en q u in t u m : De Sacramentis in genere et de qutaqae primis Sacramentis in apede. —
I. De Sacramentis in genere. - 2. De Baptismo. - 3. De Conñrmatione. ♦ 4. De Eucharistia. 5- De Pcenilentia. - 6. De Extrema Unctione.

V o lu m en

et de Matrimonio.
et nono praecepto decalogi; de usa matrimoaii et de ratione serranda in sacramentoram administratioae.

V olum en
VoLUME.N

s e x t u m : De Ordiae
s e p t im u m : De sexto

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— C o r s o R e g i n a M a r g h e r i t a , 174 — ( I T A L I A ) ____________

OPERA EDITA APUD NOS
A T L A S QEOQRAPHIAE B IB LIC A E addita brevi notitia Regionum et Locorum. —
Textus cum 8 tabularum originalium. — Editio minor; L. lo — Apud exteros: L. 12.

C A N T U S C H O R A LES M AJORIS HEBDO M ADAE. E x editione Vaticana (1924).
In-8® pp. 100. — L. 4 — Apud exteros: L . 5.

D E C EN SU R IS L A T A E S E N T E N T IA E quae in Códice Juris Canonici continentur
commentariolum digessit J oannes C a v ig l io l i . — Vol. in -i 6 pp. 170* L. 3 >75 Apud exteros: L . 4.50.

E L E M E N T A GRAM M ATICAE H EB R A IC A E cum chrestomathia et glossario scripsit
I t a l u s P iz z i Doctor Philol. Hnguarum Orient. professor in R . Universitate Taurin. —
Vol. in-i6 pp. xii-232: L. 8 — Apud exteros: L. 9,60.

F L O R I L E G I U M H IE R O N Y M IA N U M , anno MD a Maximi Doctoris obitu recensuit
adnotationibus auxit Angelus Ficarra, préfatus est Félix Ramorinus, curavit Pia Societas
a S. Hieronymo nuncupata evangeliis italice pervulgandis. — In-i6 pp. xii-236 : L. 10.
— Apud exteros: L. 12.
Continens: Scripta paraenetica - Epitaphia • Scripta histórica • Scripta theologtca et
polémica - Scripta exegetica.

QRAMMATICA H EBRAICA a punctis massorethicis libera cui accedit Chrestomathia et
Glossarium, scripsit F e r r u t i ü s V a l e n t e M. J . — Vol. in-i6 pp. x v i-14 4 — L. 10 —
Apud exteros: L . 12.

OFFICIUM MAJORIS H EBDO M ADAE ED O C TA V A E P A SC H A E a Dominica in
Palmis usque ad Sabbatum in Albis juxta ordinem Breviarii, Missalis et Pontificalis cum
cantu juxta editionem Vaticanam. — Vol. in-i6 pp. 630 (altum 17 latum i i ) . Charta
indica, cum lineis rubris in quadrum ductis ad omnes paginas.
Linteo anglico contectum, sectione foliorum rubra: L. 22,50 — Apud exteros: L. 25.
Cborio nigro contectum, sectione foliorum rubra: L . 30 — Apud exteros: L. 3^*
P S A L M O R U M L I B E R I. — Edidit signisque modernis auxit F . V a l e n t e M. J. —
Vol. in-i6 pp. viii-72: L. 3,50 — Apud exteros: L. 4,20.
Editio est elegantissima novissimaque psalmorum, hebraica lingua concinnata.

TH EO LO GIAE M ORALIS SYN O PSIS. — Breve opus ex sapientissimis scriptoribus de
re morali eductum et ad normam novi Codicis Juris Canonici exaratum a Sac. Theo.
P e t r o R a c c a . — Vol. in*i6 pp. 700: L . 12,50 — Apud exteros: L. 15.

Redacción y Administración: Via Cottolengo, 32 - Turín (9)

Fecha
1926.05