BS_1925_06

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Título
BS_1925_06
Descripción
Boletín Salesiano. Junio 1925
extracted text
:0 :

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año X L .

JU N IO , 1925

H o m en aje

d e e o s c b in it o s a

Número 6.

M a s í a A u x il ia d o e a .

RedAcción j A d m ísU tra e ió n : V ia C oU olengo N. 3 2 - T U R IN , 9 (Italia).

*> a

^

COOPERADORES SALESIANOS
O modo práctico para moralizar la sociedad.
Es el 'periódico oficial de las Obras y Misiones Salesianas, que se envía
niensualmente a los Cooperadores Salesianos y a las Cooperadoras Sa­
lesianas, o sea a los que sostienen dichas Obras y Misiones.
Salesiano,,
Fundador de las Obras y Misiones Salesianas y de los Cooperadores
Salesianos es el Venerable Padre Don Juan Bosco (1815-1888) apóstol de la juventud y fundador
de la Pia Sociedad Salesiana y de las Hijas de María Auxiliadora.

''Boleífn

Cooperadores
Salesianos.

La Unión de los Cooperadores Salesianos — como dice Don Bosco — no
crea vínculos de conciencia y por lo tanto pueden participar las familias
seglares y religiosas, y los institutos y Colegios, por mediación de sus
padres o Superiores.

Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión de Cooperadores
Salesianos son:
1. Tener 16 años de edad.
2. Gozar de buena reputación religiosa y civil.
3. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones, ofertas, limosnas
o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Salesiana.
K B . — Los que desean inscribirse eritre los Cooperadores y sobre todo aquellos que propone:
nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida por el Venerable Fun­
dador; es a saber: que puedan promover por si o por otros, con oraciones y limosnas — que
compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín » — las Obras Salesianas.
Los pedidos de inscripción envíense directamente al Rector Mayor de los Salesianos, Cottoleng)
32, Torillo, 9 — Italia.
En el Cincuentenario de las Elisiones Salesianas (1875-1925) refomendamos a todos la celebración de Jornadas Misioneras a favor de las
Misiones Salesianas, para que se difundan con su conocimiento sus mu­
de caridad.
chas necesidades — extendiendo el marco de las simpatías y procurán­
doles el apoyo de todos los buenos — Es cierto que las Jornadas Misioneras no recogerán de
goljie la ayuda necesaria. Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria, ¿'¿‘.'¡i''
y objetos para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus huér­
fanos y noóiUos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la vida civil de los nuc
vos cristianos.
Indicamos pues, a las Cusas de Comercio, esta grande obra de civilización y de fe, rogíi>
dole.s quieran enviar al Rector Mayor de los Salesianos Don F E L IP E R IN A L D I, Ce: U h'^o, 32 - 1X)RIN0 (9) - Italia, cuanto estimen oportuno dar á las Misiones Salesianas. .
Señor, por las fervorosas plegarias de los protegidos, bendecirá sus negocios proporciona
damonte a su generosidad.

Obra grande

Enofo de
las ofertas.

Ruégase enviar las limosnas y ofertas direciamente al Rmo. Rect:’*
Mayor de los Salesianos, que es asimismo el Director General de la Uniude Cooi>eradores Salesianos y de las Cooperadoras Salesianas, con
dirección; Rmo. Sr. Don F E L IP E R I X A L D I - Oratorio Salesianó-

Cctírlen^o. 32 - TORIN O (9) - Italia.

BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año X L .

JU N IO . 1925

Número 6.

S u m a r io : Devoción al Sa^raóo Corazón Je Jesús, — D , Doseo J» los niños. —

La Obra social
educativa de Don Bosco en /Imérica. — Bib'iografia. -- D e nuestras Misiones: (.uarenta dias'
de excursión por la región del Indanza (Ecuador). — E l Vicariato de Shiu Chotu, China- —
Nuevos centros de evangelización en el Congo. — Culío de María /íuxiliadora: ¿P o r qué /ionramos a María Sant’ sima? — Gracias. •— Por el mundo salesiano. — Los que mueren.

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Los cultos que la
piedad de los fieles
consagra a su Madre
celeste tocan a su fin.
El hermoso, poético
mes de María se aleja
en\Taelto en arreboles
«le oro, de nubes de
incienso, entre cánti­
cos, tiernas plegarias
ce cariño, y mientras
U Virgen Santísima
PJiosa, satisfecha del
¿mor y homenajes de
^ hijos se dispone
« bendecirles, para
“;ue con sus bendi‘áones lleven el bieny la felicidad
cristiana a sus fa^ a s , antes de que
^ los templos, des­
bordantes de almas
piadosas, comience
tí desfile, se adelan^ Jesús bondadoso,
*^ ente, too el diCorazón palpien la mano,
Sfindiendo en tom o
v
delicioso perfume, en tanto que de sus
que dibujan sonrisas celestes, fluyen
de amor y de \-ida, dulces como la miel:
fw
esse cum filiis Jiominum: Mis deson estar con los hijos de los hombres.
iQoe sorpresa más agradable para las almas

buenas! ¡Qué tran­
sición tan dulce dejar
el regazo de la Ma­
dre para echarse en
brazos del más cari­
ñoso de los padres,
pasar del altar flori­
do de la Reina de los
cielos al Santuario de
la Divinidad, al Pa­
raíso terrestre!
¡Ah si los hombres
conocieran que el mes
de junio es el mes
de las bendiciones y
finezas del Corazón
eucarístico de Jesús,
la felicidad y dul­
zuras que se gozan
en esta devoción, si
supieran los tesoros
de amor, de bondad
y de mi.sericordia que
encierra este Corazón
sacratísimo, manan­
tial perenne de vida
eterna!
«Venid a mí, nos
dice tertdiéndonos
generoso sus brazos,
todos los que andáis trabajados y cargados, y
\'o os ali\*iaré».
Y , en efecto, en el Corazón de Jesú-s, en esta
devoción han hallado siempre las almas buenas,
los santos, inefables consuelos, energías sobre­
humanas para correr por el camino de la virtud



164 —

y del deber, alas para remontarse a las más
elevadas cumbres de la perfección cristiana.
El Corazón de Jesús es oasis delicioso en el
árido desierto del mundo donde encuentran
refrigerio las almas peregrinas, panal de miel
adonde las almas devotas a manera de abejas
místicas van a morar y recrearse con la dulzura
del divino amor. Por eso una vez probados estos
^ dulces encantos, los santos no acertaban a salir
de este dulce nido. San Bernardo se deshacía
de amor al solo nombrar el Corazón de Jesús;
el Patriarca de Asís se relamía los labios, como
si miel dejara al pasar por ellos; y San Buena­
ventura envidiaba su suerte a la lanza que le
h.irió, protestando que, en su lugar, no habría
abandonado jamás el Corazón deífico donde una
vez penetrara.
Saben bien los amantes de Jesús, los que prac­
tican la devoción de su adorable Corazón que
el mes de junio deja en las almas huellas imbo­
rrables, recuerdos imperecederos que, en las
horas amargas de la vida, en los momentos de
pesadumbre y desaliento, exhalan cómo emana­
ciones de paraíso, que confortan el espíritu y
entonan el corazón para no desfallecer en la
dura prueba.
*
* *
L a devoción al Sagrado Corazón de Jesús es
una práctica de la Religión, que tiene por objeto
el mismo Corazón de Jesús, palpitante de amor
por los hombres, y a quien ellos ultrajan con
su ingratitud.
De esta definición se deduce que, como en
todas las devociones que se refieren a la huma­
nidad santísima de Jesucristo, el objeto de esta
devoción es doble: el uno material y sensible,
y espiritual e invisible el otro. E l objeto material
y sensible de esta devoción es el Corazón material
del Hombre-Dios. H ay eu Jesucristo dos natu­
ralezas: la naturaleza humana y la naturaleza
divina liipostáticamente unidas; pero una sola
l>ersona, la del Hijo de Dios. Como en esta per­
sona la divinidad está siempre unida a la huma­
nidad, de ahí que la divinidad es inseparable
del Corazón material de Jesús; y este es el mo­
tivo porque debe ser adorado, porque es el
corazón de la persona divina, el corazón del
\’erbo encamado. Y como el corazón es el ór­
gano más noble de la santa humanidad del
\'erbo encamado, es el manantial generoso y
fecundo de la sangre de la Redención y el símbvílo de todos los afectos, particularmente del
inñnito amor que Dios tiene a los hombres,
por esa razón merece culto especial de adoración,
superior a los que se tributan a los demás
miembros de la humanidad del Salvador.
Si el cuerpo y la sangre de Jesucristo merecen

todos nuestros obsequios ¿quién no ve que el
Sagrado Corazón, por sí mismo, los merece
aún con mayor razón? Si nos sentimos mondos
a la veneración de las llagas sacrosantas, y
hasta de la misma cruz, clavos y demás instmmentos de su pasión ¿con cuánto mayor motivo
no deberemos honrar y glorificar su Corazón
Divino?
Siendo el Corazón de la persona del Verbo
encarnado, ni que decir tiene que es todo ca­
ridad, que es un Corazón que recibe con toda
plenitud y sin medida los efluvios del amor
infinito, de aquel amor por el que, desde la
eternidad, arde el Verbo por los hombres, y que,
le movió a dejar el cielo para morar con nos­
otros revistiéndose de nuestra naturaleza. Es un
Corazón, símbolo sensible de los afectos más
santos y excelsos,del alma santísima de Jesu­
cristo, que ha sabido corresponder con sus na­
turales movimientos a aquel perfecto amor en
que ella se inflama por nosotros.
Y si con sólo considerar la parte material del
Corazón del Hombre-Dios, se comprende ya
la sublimidad de esta devoción y culto, cuánto
más observando el objeto espiritual y principa],
que es el amor inmenso del Carazón de Jesús
hacia los hombres, amor que éstos tan poco
consideran y que pagan con la más negra ingra­
titud.
E l mismo Sgdo. Corazón se querelló una vez
con Santa Margarita, diciéndole: «Mira este
corazón que tanto ama a los hombres, que
nada ha dejado de hacer hasta agotarse y con­
sumirse para mostrarles su amor. En recono­
cimiento, yo no recibo de la mayor parte sino
ingratitudes ».
Que al menos los lectores del Boletín y Coopearadores Salesianos no merezcan este justo
reproche.
Nosotros con esta devoción pretendemos
llegar al verdadero conocimiento de este amor
divino, para mejor agradecerlo y corresponderle,
y, después, hacer que también los demás lo
conozcan y correspondan como merece. ^
¿qué ocupación más provechosa y digna que
conocer y exaltar y hacer conocer al prójimo
el amor que Jesús nos muestra eu la redenaon.
en su nacimiento, vida, doctrina, ejemplos 1
.srifrimientos, y especialmente en la insütuci®
de la Eucaristía, eu el soportar su pasión do>
rosa y aun dejamos por Madre a María Santí­
sima cuando expiraba en medio de atroco
tormentos? ¿Qúé puede haber en el mimdo
digno de nuestra consideración que ocupamos
de estos misterios de amor, que y a son y sei^
por siempre la atención, la admiración de^ _
ángeles y de los bienaventurados del
Pero además del objeto material y espuitaaí.

— i6s —
connene considerar en esta devoción el objeto
final. Este objeto final es la persona de Jesús,
úitimo termino de la devoción. Las tres palabras
que compendian el triple objeto de esta devo­
ción son las siguientes: Corazón, Amor y Jesús:
ro honro al Sagrado Corazón, pero en atención
al Amor con que Jesús lo ha inflamado por nos­
otros. Estas tres palabras son la síntesis del
contenido de la manifestación de Jesús a Santa
ilargarita: Mira este Corazón qtie tanto ha amado
a los hombres.
Y por tanto, en la devoción instituida por el
mismo Jesucristo, nos proponía su Corazón
como objeto sensible; su amor hacia los hombres
como objeto espiritual, y su divina Persona
como objeto final. De donde se sigue que en
esta devoción, nunca se separa el Corazón de
Jesús de su divina Persona; y que por lo mismo
podemos, con toda razón, dirigir directamente
a este Corazón di\-ino nuestras plegarias, porque
el acto con que le adoramos, es a la vez un acto
con que adoramos al Hombre-Dios,

E n 27 de Julio de 1900 realizóse análoga cere­
monia en Venezuela, y el 13 de Marzo de 1904
se irguió sobre las cumbres andinas al Cristo,
que más que separar, une Cliile y la Argentina.
E l presidente del Perú. Augusto B. IvCguía,
recibe las insignias de caballero del Sagrado
Corazón y promete cumplir fielmente sus deberos
« teniendo simpre la bandera nacional a los
pies de Cristo, cueste lo que cueste ».
Paraguaj’-, festejando el centenario de su
independencia, eleva a Jesús una estatua do
16 metros en el cerro de Santo Tomás de Para­
guay, el 15 de Mayo de 1911; en 23 de Noviem­
bre del año 1919, Urugua}»^ comienza la construc­
ción de un templo votivo; en 1920 se entroniza
en el palacio presidencial de Colombia el Sagrado
Corazón; el 4 de Noviembre de 1923 el presidente
de Co^a Rica consagra su república; el 30 de
Septiembre de 1922 con asistencia del jefe del
Estado y los ministros, se consagra el Brasil en
el grandioso templo de la Candelaria, y el i r de
Enero de 1923, en Méjico, más de 150.000 per­
sonas acompañan al Señor a la cumbre del cerro
del Cubilete, hoy de Cristo Rey, para que desde
* *
él presida la vida de la república.
Con blanco mármol de Carrara se cincela
Por lo demás, la devoción al Sagrado Corazón
de Jesús debe ser y lo es ya, una devoción, un ahora en Roma la gigantesca estatua con que
culto de familia para los pueblos de lengua espa­ Bolivia conmemorará su consagración a Jesu­
cristo el año de 1925, que acaso sea también
ñola.
El Sgdo. Corazón prometió, el 14 de mayo de el principio de la realización del magno pro­
1733, al P. Bernardo Hoyos de la Compañía de yecto de Silva Costa. Sobre la cumbre del Cor­
Jesús: que reinaría en España y con más vcnc- covado, cabe el mar y a 700 metros sobre su
que en otras partes; y sabido es que quien .nivel, un Crucifico gigantesco, mayor que la
d:ce España dice también América, porque estatua de la Libertad de Nueva York, dará la
bienvenida con sus brazos abiertos a cuantos
Lpaña es América 3^ América es España. Y
e.’.é la promesa se realiza nos lo prueba el hecho arriben a la espléndida bahía de Río Janeiro».
Pues, si somos los predilectos del Corazón de
';ue hoy gran parte de las repúblicas americanas
C'tán, como España, oficialmente consagradas Jesús, esforcémonos porque reine soberano en
nuestros pueblos, en nuestras familias y en
-1 Corazón de Jesús.
He aquí lo que a este respecto decía en eí nuestros corazones.
Mediante esta devoción podremos estar- se­
diciembre pasado el fogoso orador Sr. Ramírez
■ c Aguilar, sacerdote mejicano, en una sesión guros de conserv’ar intacto el riquísimo caudal
de valores espirituales, morales y religiosos que
el Pontificio Colegio Pío Latino-Americano,
nos legaron nuestros mayores; podremos mirar
P'csidida por los Cardenales Ragonesi, Erlhe,
1^‘loc, el embajador de España, marqués de con confianza el porvenir, y en las incertidumbres
del presente hallaremos en Jesús la paz de
'ülasmda; el Arzobispo de Montevideo, Mons.
nuestros corazones, el alivio en nuestras nece­
Aragone, y seis Obispos hispano-americanos.
* í>i excluimos algunas fechas remotas, cuya sidades, la bendición en nuestras empresas, un
^jam'a se compensa con la actual celebración grato refugio en las pruebas de la vida y, sobre
c sus aniversarios, lo que equivale a revalidarlas todo, en la hora decisiva de la muerte.
^ualmente, las demás son todas posteriores
^ 'a guerra y al 30 de mayo de 1919, fecha de la
^•cinom?. del Cerro de los Angeles.
Los Cooperadores Salesianos serán los que han
25 de Maj'o de 1873 consagró García Mode ayudar a difundir el espíritu católico. Cuani-y
^ 0 el Ecuador al Sagrado Corazón; el 12 de
mis se vaya extendiendo la incredulidad, tanto más
«unió de 1S74
consagrado E l Salvador, país luminosa brillará la llama déla fe activa de nuestros
.-e con extraordinaria pompa acaba de celebrar Cooperadores.
^ cuicuentenario del acontecimiento.
D. Bosco.

— i66 —

D on Bosco y los niños.
Mientras los Príncipes de la Iglesia se disponen
al estudio de las virtudes y.milagros del Vene­
rable Juan Bosco, apóstol de los niños y Funda­
dor de la Pía Sociedad Salesiana y de las Hijas
de María Auxiliadora, nosotros lo considera­
remos, })ara interesar en la Causa de su Beati­
ficación a nuestros lectores y en modo particu­
larísimo a la juventud, en una de sus facetas
más luminosas y atrayentes: en la de ^amigo
cariñoso y ángel de la niñez.
Ks cierto que la figura del Ven. D. Bosco se
destaca como hermoso cuadro sin sombras,
bañado de luz por todas partes, pues reúne en
su persona como en conjunto armónico las
varoniles y las suaves virtudes del cristianismo:
la fe que fué la esencia de su pensamiento y la
generadora de sus acciones; la caridad evangé­
lica, norma directriz de su acti\ddad fecunda
que ningún obstáculo pudo entibiar, y la espe­
ranza en la Divina Providencia en cuyos brazos
se abandonó con plena confianza de hijo; pero
a estas virtudes fundamentales agregó como
complemento y corona la mansedumbre y dul­
zura de carácter, la ingenuidad y sencillez de
corazón, el cariño y delicadeza de trato que ga­
naba las voluntades y robaba los corazones de
cuantos lo trataban, especialmente de la niñez
y juventud que lo veneraban y circundaban
como hijos afectuosos y agradecidos.
Bajo este aspecto de suaves \-irtudes, que
tantos bienes produjeron y producen hoy por
medio de sus hijos en las almas juveniles, discu­
rriremos brevemente, consideraremos hoy la
silueta amable del gran pedagogo del siglo X IX .
Me parece verlo rodeado de una turba alegre
de niños que le sonríen dulcemente, que le
siguen por doquiera, ávidos de escuchar sus
amables palabras, dispuestos a confiarle sus
más íntimos secretos, a poner en sus manos con
regocijo y abandono la dirección de sus almas,
como lo harían eu las del buen Jesús si vohnera
a la vida mortal. Nada tiene, sin embargo, ésto
de extraño, si se considera el amor grande que
Don Bosco profesaba a sus rapazuelos, y a que
a su educación y bienestar consagró toda su
vida y comodidades, renunciando gustoso a las
ventajas temporales que podía esperar de su
talento, de su ilustración, trabajo y virtud.
Kn efecto, ya desde sus primeros años, eu
los primeros sueños, arcanos de la adolescencia,
se encontró en medio de ellos: era una caterva
de pilludos alborotadores que esperaban su
. venida, como agua en mayo, para que los cal­
mara; deslenguados, blasfemos imberbes que

él debía corregir: delincuentes precoces qne
debía conducir al recto camino y no sabía como
lograrlo, pues su ensayo de cachetes, de redu­
cción y dominio a viva fuerza no le produjo resul­
tados muy halagüeños, por lo que afanoso supli­
caba al cielo y lloraba desconsolado, hasta que
una bellísima matrona, la Virgen Auxiliadora,
se le acercó compasiva, diciéndole; o No con
golpes, querido Juanito, sino con mansedutrúnt
y caridad te ganarás el corazón de estos «í«os y
les cenvertirás».
Desde entonces el jovencito Juan Bosco des­
pertaba de todos sus sueños con un ardiente
deseo en el corazón: el de recoger los niños del
arroyo y transformarles alimentándoles espiri­
tual y corporalmente; porque pensaba, y no
sin razón, que niños malos no los hay, se hacen
tales abandonados a si mismos, cuando no
tienen a nadie que les ame y paternalmente les
corrija.
Y después de muchos años, cuando pudo
finalmente verse rodeado de pihuelos y realizar
el gran sueño de su niñez abriendo un pequeño
Oratorio festivo, en el que celebró con sus pro­
tegidos la primera Noche Buena, viéndoles acer­
carse al banquete eucarístico con vestidos hara­
posos, pero con almas de serafines, ¿quién puede
imaginar la alegría inefable. que experimentó
Don Bosco? Y no esperó que los niños \*inieran
a su encuentro, no, sino que, a ejemplo del
buen Pastor, fué el mismo a buscarles.Recorre calles y plazas, entra 'en las posadas,
paradores y por cuantos lugares puedan ha­
llarse jovencitos vagabundos, y a todos les in­
vita a su Oratorio dominical. Con su habitual
dulzura y atrayente sonrisa, soh'a decirles:
« Venid a visitanne, os espero: jugaréis, os dí\‘ertiréis cuanto queras: os enseñaré a cantar, Iw
y escribir; aprenderéis a ser buenos, conoceret
al buen Dios que tanto os ama, y yo seré uno
de vuestros mejores am igos». Y aquellos pobre?
niños extraviados, porque abandonados, qo<
.quizá no habían oído en su vida palabras tan
cariñosas y sentidas que brotaran de un cor^
zón amante que se interesara por ellos, k
seguían fascinados a su Oratorio festivo y ya no
le abandonaban jamás. E n D. Bosco hallaban
al más tierno y solícito padre que, desde aq^
día, se interesaba para que tuvieran trabajo,
iba a \isitarles a fábricas y talleres, hablaba c®
dueños y encargados para que tuvieran c o ^
deración con ellos, y los días festivos lo? rea
en su casa con los brazos abiertos,
doles como a hijos muy amados- ¡Es que I*®

I
— IÓ7 —
Bosco cifraba toda su dicha en verse rodeado
de aquellos pobrecitos!
Y como algunos de esos jovencitos más des­
graciados se hallaban 5'a en las cárceles pur­
gando delitos cometidos por necesidad o incons­
ciencia más que por maldad, iba a verlos a esos
antros del dolor y escuelas de perdición para
consolarles con amor de madre y exhortarles
a romper con sus malos hábitos y hacerse buenos.
r,n ima de estas frecuentes visitas tan agra­
dables para los pobres reclusos, más conmo­
vidos que de ordinario, le dijeron: « D. Bosco,

vuelto a la sociedad redimidos! Inútilmente se
afanan los reformadores políticos por liallnr
una fórmula que solucione los arduos problemas
planteados, los conflictos de todo género que
amenazan el derrumbe de nuestra sociedad.
Es necesario llegar a la raiz del mal y no per­
derse con paliativos por las ramas. Mientras no^
se rediman las almas y se mejoren los individuos,
no ‘hay que esperar milagros del conjunto.
Mientras gran parte de nuestra niñez vague
abandonada por el arroyo de las grandes ciu­
dades expuesta a toda suerte de malsanas in-

DUN Bosco BENUICE A LOS M5?0 S.

SI le hubiéramos conocido antes, no nos hallari^os hoy a q u í».
— Pues bien, queridos amigos, ahora que me
«>nocéis. replicó el buen sacerdote, debéis proffieterme formalmente que, una vez que hayáis
^^plido vuestra condena, no volveréis a pisar
i- s umbrales de esta casa.
^Muchos así lo cumplieron, pues luego que
‘ jaron la cárcel fueron a verse con Don Bosco,
‘i’den les recibió con su bondad habitual, ofre-cadose generoso a socorrerles, a darles una
-'-no en el camino de su redención, satisfecho
poderles reunir en su Oratorio como a buenos
de cuya fidelidad podía estar s^^uro.
-n^to bien han producido estos Oratorios!
.-uantas lágrimas se han enjugado en ellos, y
^^-Tiííts corazones desgarrados recibieron el
del consuelo, la salud con que han

fluencias, ninguna fuerza ni ley alguna será
capaz de evitar disgustos a la patria, crímenes
que cubran de vergüenza y luto a la sociedad.
Debido al celo y caridad ardiente de Don
Bosco, sus Oratorios se veían rebosantes de
rapazuelos los días de fiesta, llegando a ban­
dadas de todas partes de la ciudad. Era un
enjambre de alegres jovencitos, por lo general
más de setecientí)s, que en los pintorescos y
soleados prados de V'aldocco se divertían a su
sabor con alegría estrepitosa, en movilidad
constante, y en medio de ellos se hallaba el
venerado sacerdote que, sin perder su dignidad,
se identificaba en el juego y alegría con sus niños.
Pero lo admirable era que en medio de aquella
algazara y aparente desorden, nada escapaba
al ojo perspicaz del sabio pedagogo. Seguía ccn
interés el desarrollo de los juegos, el movimiento

i68 —

vertiginoso esperando la ocasión oportuna, el
momento psicológico para ejercer su fecíindo
apostolado y sembrar en los tiernos corazones
la semilla del bien. E n esos momentos de sana
expansión, en que los caracteres se muestran
tales cuales son, en toda su nitidez, con las vir­
tudes y defectos que los integran, Don Bosco
se acercaba ora al uno, ora al otro, ya corrigiendo
a éste con dulzura, sin que los compañeros ’del
culpable lo advirtieran, y a aconsejando, insi­
nuando una buena acción o dejando caer una
palabra amiga en la avidez de iin corazón se­
diento, que la recibía con la codicia con que las
flores acogen el rocío en su cáliz en las mañanas
de una primavera de pertinaz sequía.
Para juzgar de la oportunidad de aquella
actuación y poder apreciar el efecto de las
advertencias que les hacía y consejos que les
daba, era preciso observar la impresión de
aquellos rostros juveniles que, sin estudiada
simulación, reflejaban como en límpido espejo
las diversas sensaciones, los afectos que embar­
gaban sus almas. ¡Qué juego de expresiones!
Unos sonreían con gusto, a otros se les teñían
las mejillas de grana; quienes se ponían serios
y se mostraban pensativos; algunos rompían a
llorar desconsolados e iban a enjugar sus lá­
grimas y a tranquilizarse a la capillita contigua,
no faltando los que no acertaban a separarse
de Don Bosco como si estuvieran fascinados
por alguna idea fija.
■ Si el buen padre quería dirigir algunas pa­
labras a la turba bullanguera, contarles alguna
anécdota o hacerles una breve plática, bastaba
una señal convenida para que, como por encanto,
cesara la algarabía y reinara un silencio sepul­
cral, impresionante, hasta el punto que, aun
hablando en voz baja, D. Bosco se hiciera oir por
todos, tanto de los próximos como de los que esta­
ban más lejanos. Tal era su ascendiente sobre los
muchachos, y sólo así se explican ciertas cosas,
verdaderas maravillas, aparentemente increíbles.
Y de este ascendiente se servía Don Bosco
con tanto acierto para realizar transfonnaciones
estupendas, para cambiar los pilletes del arroyo
en jóvenes ejemplares, del temple de Miguel
Magone y émulos de aquellos ángeles de la
tierra que se llamaron Besucco, Domingo Sarrio,
etc..,, dando cabal cumplimiento al sueño
extraño de su niñez en que veía trocarse en
mansos corderitos aquella manada de canes,
lobos rebeldes etc. Y no se crea que disminuyó
o se gastó con el tiempo, pues las mismas ma­
ravillas se realizaban cuando empezó a edificar
y llenarse de niños los colegios, las granjas agrí­
colas y las escuelas de artes y oficios y \-erse
rodeado de nuevos colaboradores, sus hijos, los
Salesianos: su ascendiente continuó produciendo

nuevos frutos sin variar en su dulzura invencible,
en la suave influencia, robadora de corazones,
porque estaba fundada sobre la caridad de Cristo.
Cuando algunos personajes y buenos católicos
se interesaban por conocer al sacerdote porten­
toso, el buen padre solía decir sonriendo: ¿Vdes.
quieren saber quien soy? Y o soy el pobre Don
Bosco que no puede ostentar otra ejecutiva ni
título que el de ser jefe de los pilludos ». Y ala
verdad que fué jefe y jefe muy amado, no solo
de los pilludos, sino también de millares de
niños a quienes instruj ó y educó, de millares de
seminaristas, de sacerdotes y monjas que difun­
dieron y difunden por el mundo todo su espíritu
y multiplican su acción, su apostolado por cen­
tenares de Oratorios, orfelinatos, colegios,
granjas agrícolas y escuelas profesionales dise­
minados por la redondez de la tierra; jefe de
tantos Cooperadores que le ofrecen generosa­
mente sus limosnas para prodigar d bien a
manos llenas, lo mismo en los suburbios de
nuestras grandes ciudades que en los áridos
desiertos y en la espesura de las selvas. .
Pero este santo sacerdote, mis buenos lec­
tores y amados jóvenes, y a no vive entre nos­
otros, hace 37 años que voló al cielo a recibir el
premio de sus trabajos. L a Iglesia, madre amo­
rosa, se dispone a estudiar sus virtudes y mila­
gros con intención de elevarlo al honor de los
altares y coronarlo con la gloria de los santos.
Si nobleza obliga, qué ocasión más propicia
para acelerar su Beatificación gloriosa con
nuestras oraciones, haciendo en este mes de
Junio, en que deben comenzar las reuniones antipreparatorias de los Príncipes de la Iglesia a
este respecto, dulce violencia al Sagrado Co­
razón de Jesús, de quien fué tan amante.
Es rn deber de gratitud, un acto de justicia
el que debe mover a los jóvenes a obtener «t.a
gracia del cielo, y a que Don Bosco consagro ¿r:
vida toda en bien de la juventud.

Devoción a M aría Auxiliadora.
Doir Bosco aconseja:
« Nadie deje de manifestar su g^radeciinicrdo «

tan bondadosa Bienhechora. Este agradccw-i(''-'
puede manifestarse de dos maneras:
Publicando la gracia obtenida, o promoviendo p ’
otros medios la devoción a tan amorosa Madre. Es>
mueve a los demás a levantar sus ojos al Cielo >'
recurrir a María en sus necesidades, sift re?--*'’ ^
mismo tiempo para alcanzar mayores gracias. _
Recomiendo además enearecidamerúe (pte
cumplan las protnesas hechas ».
^.
Será muy conveniente que cuantos hayan
gracias de María Auxiliadora y acudan a su
p.ira visitarla, escriban anticipadamente w:.i or^relacián de ella, firmándola o poniendo tan s-J''
iniciales del nombre, si lo creyeren más

— I&9

La Obra social educativa de D. Bosco en América
E c o s d e u n a c o n fe re n c ia .
A título de información ofrecemos a nuestros
lectores los puntos principales de una confe­
rencia. dada el marzo pasado en la Sala Wagner
y ante numeroso y selecto auditorio de la Capi­
tal mejicana por el Salesiano Rdo. P. Esteban
Trione, secretario general de los Cooperadores
Salesianos.
Después de saludar a las autoridades concu­
rrentes y distinguido público, entre el que se
encontraban los Príncipes de Pignatelli, y
grai^earse el afecto y despertar el interés de
los oyentes con un patético exordio, que mereció
calurosos aplausos, siguió diciendo:
* .... Los Senadores de Atenas, notando
cómo la Nación iba perdiendo su fama, degra­
dándose y amenazando su completa ruina;
reuniéronse en una asamblea solemne, en la
que cada uno propuso su parecer sobre el fenó­
meno que Ies preocupaba, y no acertando cuál
sería el remedio más eficaz para el caso, se
levanta un anciano de venerandas canas y,
sacando de su bolsillo una manzana podrida,
la tiró en medio del Senado y dijo: Señores,
este fruto, como véis, está podrido, mas no
todo se perdió en él. Obser\md bien, hay en
su interior unas semillas de las que podemos
sacar un nuevo árbol y conseguir nuevos y sa­
zonados frutos... Es la juventud de Atenas,
exclamó después, la que debemos cultivar, es la
niñez de esta preclara ciudad, la que nos dará el
hombre de mañana, que levantará nuestra Nacjón y conserv’ará nuestra tradicional fama.
Los jóvenes de hoy, si los educamos en los no­
bles sentimientos de la Patria, serán nuestra
corona mañana.
Italia en el siglo pasado atravesaba por una
<^nsis espantosa. Los próceres republicanos y
‘05 de la Italia una, euarbolaban su estandarte,
y cada uno según sus bases, promovía entu5^^stas moxúmientos patrióticos provocando
^ el her\'or de las pasiones políticas y sem^^do la lucha cada vez más enconada entre
partido de clase. Don Bosco se levanta entonces y en su corazón de verdadero patriota
3 en su mente, mente de im genio, concibió la
?^ d e idea: Salvemos a la juventud. Encuén• ise con otro genio de su tiempo, el grande
Crispi, háblanse, pero mientras éste
•r^jpone y estudia los medios, Don Bosco que
-' era hombre de Bibliotecas, sino sumamente
:'iCticc. empieza su labor y la lleva a cabo, y,
^entras aquél proclama que hay que dar suma

importancia a la educación de la juventud,
D. Bosco pone manos a la obra y la educa.
Las escuelas de aquellos tiempos estaban
reservadas a la nobleza; la clase media y menos
aún la obrera no alcanzaban por ningún medio
las luces de la ciencia, o, si algo vislumbraban,
era incierto, de ningún provecho y hasta a veces
de daño. Intuj’ó Don Bosco la necesidad de
esos tiempos, conprendió que en una época no
lejana, la clase obrera se levantaría poderosa
para reclamar
derechos, comprendió qué
mal se seiviría de ellos sin la debida instrucción,
sin una preparación que la llevase a sostenerse
en su puesto de honor; y sin discutir más
funda institutos y colegios a favor de aquella
clase que se haría poderosa en un mañana no
lejano.
E n todas las ciudades del reino de Italia,
en todas las capitales del mundo, podemos de­
cir ahora, se levanta un grande edificio y, a
veces, varios edificios, cada uno de ellos divi­
dido en dos departamentos. E n uno se educan
los que mañana fonnaráii la clase directora de
la sociedad, en otro los que dedicándose al tra­
bajo no serán menos dignos de su honrado puesto
social. Unos y otros observan el mismo régimen,
unos y otros guardan el mismo horario. Se en­
cuentran cada día, se hablan cada día, se ayudan
mutuamente, porque, si los artesanos dedican
cuatro horas diarias al ejercicio práctico de su
oficio, también dedican otras tres al estudio.
Así no llegarán a ser trabajadores que solamente
saben manejar el instrumento de su oficio, sino
que se darán cuenta de ío que hacen, será'n obre­
ros inteligentes y capaces; y serán obreros, por­
que, si se diera mayor importancia al estudio de
lo que necesitan para su oficio, los de.sequilibraríamos en sus facultades, y al salir del insti­
tuto, en lugar de buscar el trabajo, les vendrá
más cómodo hacerse empleados, en donde por
la escasa preparación harían una mezquina fi­
gura. Y ahí tenéis, Señores, la clase intelectual
de mañana y la clase trabajadora que juntas
condividen su pan y su aprendizaje.
Don Bosco, hechos los primeros ensayos en
su Oratorio de Turín con óptimos resultados,
no pudo menos que llamar la atención de altos
personajes, los que comienzan a visitar su Ins­
tituto, hablan familiarmente con Don Bosco,
se ocupan de su obra y la apoyan .en la Cámara
y ante el Rey. E l Ministro Urbano Rattazzi le
había dicho: Me gustan, señor Don Bosco, su

— 170 —
franqueza y lealtad, pídame Usted cuanto
necesite para sus niños y yo se lo concederé, y
entre tanto él mismo le traza las líneas que ha
de seguir en su sistema para no tropezar con las
disposiciones legales, con lo cual su obra llegaría
a ser mundial. No menos importante fué la
relación que cultivó con el Exmo. Sr. Ministro
Vigliani, Cavour, Quintino Sella y otros.
Hace apenas cincuenta años, Don Bosco no
contaba más que con seis Institutos en su pa­
tria, y con tan poco elemento piensa extender
su obra al extranjero. El once de noviembre
de 1875 salían los primeros educadores formados
según su sistema, para dirigirse ala Argentina, y
en el plazo de los cincuenta años que pasaron,
tenéis, señores, millares de Institutos levantados
en las principales ciudades ^ e l mundo.
En el pasado octubre tuve ^ gusto de encon­
trarme en el octavo Congreso Internacional de
Cooperadores de Buenos Aires. Allí, además de
demostrar el desarrollo de la obra de Don Bosco
en las solemnes asambleas que tuvimos, qui­
sieron demostrar, como en resumen, el poder
actual'de la obra en acción; Doce mil gallardos
jóvenes, señores, desfilaron delante del Sr. Pre­
sidente de la República y demás Autoridades
civiles, eclesiásticas y de los ilustrados Con­
gresistas. Todos aquellos niños, divididos en
sus secciones de Banda musical. Sport, Gim­
nastas, representando las distintas clases de
veinticinco Institutos que contienen un total
de treinta y cinco mil escolares, formaban el
encanto de los presentes.
Invitaron a Don Bosco en cierta ocasión
para que tomara parte en la gran Exposición
Nacional de Turín, y él contestó: Con mucho
gusto, pero os advierto que desde luego ne­
cesito toda una galería a mí disposición. Se le
señaló la galería. Los visitadores de la Expo­
sición llegaban y leían. el letrero: Galería do
Don Bosco. Pasaban y encontraban el arte
gráfico representado desde el procedimiento
para fabricar el papel hasta los más finos im­
presos, hasta la más artística encuademación,
y quedaban admirados de tanto progreso con
aprendices de tan poca edad y con tan escasos
recursos. Pero lo que más les llamaba la
atención era el ver a aquellos niños sonrientes,
contentos desemi)cuando su trabajo como quien
juega en él.
V ¿cuál será el secreto para tener a esos niños
tan alegres y contentos de su suerte? Hélo aquí:
El primero es un ambiente moral a toda pmeba.
Un docto escritor inglés, estudiando la natu­
raleza y cotejándola con la del tiempo de la gra­
cia. llegó a decir: Se me figura que aún hay tres
cosas que no han desmerecido de aquellos aven­
turados tiempos: E l cielo sereno tachonado de

brillantes estrellas, las flores que tapizan los
prados en la Primavera y los ojos llenos de en­
canto y de vida del jovencito que guarda aún
intacto su corazón. Se necesita, pues, primera­
mente colocar al joven en un ambiente perfecta­
mente sano en cuanto a moralidad, y entonces
podremos contar con que llegaremos sin mucha
dificultad a formar un ciudadano bueno, fuerte v
que llenará las experanzas de la patria. Para
obtener esto, he aquí el sistema educativo de
Don Bosco: Alegría, expansión, vida familiar
con los alumnos, y así notaréis que ninguno de
los socios salesianos toma parte en las diver­
siones fuera de su Instituto. Se privan del teatro,
de la audición musical, del espectáculo y de
cualquier otro atractivo que ameniza la vida.
Se conforman con los inocentes entretenimientos
que es necesario introducir en el instituto para
aliento y educación de sus niños.
Nada más poderoso en el corazón de un niño
que la educación impartida a la manera que
se hace en la familia. Cuando el educador se
acerca al alumno, cuando estudia o prepara sus
clases junto a él, cuando juega con su escolar
es cuando gana mayor ascendiente con su edu­
cando, y éste a la vez siéntese ennoblecido por
el trato familiar de su maestro. Luis XIV, si
no me equivoco, un día se entretenía re­
creándose con su hijo, el Delfín de Francia. Uno
de sus Generales le sorprendió en el asueto y pa­
reció desaprobar aquel acto del rey; pero éste le
contestó que para él aquello era un sagrado deber,
pues, mientras su corazón gozaba con las ca­
ricias de su hijito, éste se sentía, sin duda,
honrado de verse tan estimado por su papá.
Segundo secreto del sistema de Don Bosco
es el de desterrar de sus Institutos la política.
E l con exquisito tacto excluyó de su obra la
política. Cada cosa a su tiempo; antes del polí­
tico hay que formar al hombre instruido, moral,
virtuoso y buen ciudadano, dueño y dominador
de sus propias pasiones. Por lo mismo en cual­
quiera de sus Colegios encontraréis reunidos
los niños de las más distintas familias, como
también de las más diferentes opiniones y par­
tidos políticos. La Obra de Don Bosco a
todos recibe sin distinción, educa al pueblo de
pequeños hombres, le hace comprender con
suma serenidad los deberes y los derechos de
toda la humanidad con la inteligencia siempre
dispuesta al estudio y el corazón siempre abierto
a la bondad. Así no se dificulta que el niño de
cualquiera nacionalidad se preste con cariño a
saludar al \risitador que llegue de cualquier parte
del mundo. El Príncipe Umberto, heredero de
la Corona de Italia, \*isita todos los CoI ^ í®
Salesianos de la América del Sur y en todos es
recibido con tal espontaneidad, que le arranca

— 171 —
esta significativa expresión: P or doquier me
parece encontrarme en el seno de m i querida
patria. L a N ave “ Ita lia ” arriba a muchos
paertos de las p layas de todo el mundo, y
donde sabe que existe un In stitu to de Don
Bosco, manda .a sus representantes a visitarlo
y son recibidos como en su propia casa.
Encuéntrase en una novela italian a el si­
guiente episodio que, en síntesis, puede expre­
sarse así: E l hijo de un Comendador, en su villa
de verano, topa con un jovencito obrero que
le mira con aire de desdén... E l noble tiene
en su mano un precioso cáliz de fino m etal, pega
con sus dedos en la orilla de aquel vaso e inter­
pela al obrerito diciéndole: ¿Oyes qué armonioso
sonido? Aquél, cada vez m ás necio en su desdén,
le arrebata el cáliz y lo llena de inmundo
Iodo, presentándolo así a su interlocutor. Este,
sin alterarse, recibe el cáliz, recoge de un cer­
cano rosal una encam ada rosa, del otro lado un
fragante cdavel, olorosas violetas y perfumados
lirios. Todas esas flores las cla va en aquel lodo y,
volviéndose al rústico artesano, le dice: ¿Percibes
esta fragancia admirable? A quél queda confun­
dido y comprende, al fin, que el sonido y el
delicado olor en este caso proporcionaban igual
satisfacción al olfato y al oído de entrambos,
y que en el mismo cieno pueden brotar deli­
cadas flores. D e esta manera habría que allanar
la alta cumbre que divide las clases. D e esta
manera, haciendo comprender cómo el puesto
que cada uno ocupa es de sum a im portancia,
haciendo comprender cómo no se degrada el
hombre cx)n el trabajo, antes bien se ennoblece,
cómo no se degrada el rico que se asocia al que
pertenece a más humilde cuna, se lograría la feli­
cidad de los pueblos, y entonces, ilustrada tan to
la clase inferior como la superior a la altura de
los tiempos' presentes, tendríam os lo que el
poeta canta:

Ltice inieüetual piena d*amore,
A more di vero ben pien di leiizia,
Litizia che sorpassa ogni dolzore.
En tal am biente saturado de bondad y de
'Trtud, el alm a juven il entra para robustecer
su amor de p a tria y de fam ilia, así que.no en­
contraréis jam ás Escuelas o In stitutos donde
con mayor afán se cniltive el am or patrio que
® los Institutos y Escuelas donde rige este
sstema.
En 1.-? m ás críticos tiem pos porque ha paItalia por las facciones políticas, fué a
•^sitar el Instituto de Don Bosco un Inspector
Escolar, que entre otras preguntas dirigió a
Jai alumno la siguiente: ¿Cuál es la m ejor form a
^ gobierno? A la que contestó el jovencito:
U roe; ,r forma de gobierno es la que goza de

m ejor adm inistración. M ientras que el alum no
está en el c o l ^ o tien^ que aprender, tiene que
educarse, tiene que form ar su corazón y más que
todo su carácter.
Cuando salga de allí tom ará el cam ino que le
parezca, y cualquiera que sea el estandarte a
que se agregue hará siempre honor a su par­
tido, sostendrá y consolidará siempre más los
principios que abrazó.

(Copia).

Bibliografía,
B ib lio te ca “ R o saled a.”
Acabamos de recibir la novelita « Da dulce me­
lodía » cuarta novela que viene a enriquecer la
preciosa colección de lecturas sanas y amenas de­
dicadas a la juventud hispano-ainericana.
E n ella, el pulcro escritor José M.^ Folch y
Torres hace un estudio de tres almas, entre las
cuales esisfe una invisible y emocionante corriente
de sensibilidad. L a diferente manera de resolverse
los casos de la vida, según el ambiente y la educa­
ción de las personas, dan en esta pbrita un feliz
remate a un conflicto ejemplar, tratado con ex­
quisito conocimiento del corazón que comienza,
a asomarse al mundo.
Merecen ser felicitados el autor y el editor.
Véndese a una peseta cada novela (enviada por
correo, pesetas i'io ). Suscripción a la.s seis primeras
novelas, pesetas 6 (franco de portes). — Luis Güi,
Editor, Apartado 415, Barcelona, Córcega, 415.

*

*

*

F lo re s silvestres
de la s T ie rra s M agallánicas.
E l benemérito misionero salesiano, Rdo. D. Borgatello Maggiorino, apóstol de las tribus de la
Tierra del Fuego, en la extremidad sur del Con­
tinente Americano, nos presenta en un hermoso
ramillete, las biografías de muchos jovencitos in­
dígenas convertidos a la fe por él, verdaderas
flores silvestres de agradable perfume de santidad.
Los jóvenes, para quienes está escrito este libro,
encontrarán en él narraciones amenas y deliciosas
anécdotas que recrearán su espíritu y moverán
su corazón al amor de la virtud y de la caridad
para con los pobres indígenas que aún carecen
de la luz de la fe.
E l libro está de venta al-precio de 5 liras, en la.
Sociedad Editrice Intemazionale - Turín.

Cuarenta días de excursión
por la región del indanza, Ecuador.
[Relación del misionero salesiano D. Carlos Crespi
al Rdmo. P. Rinaldi).
Muy amado Padre: H abía prometido a nuestra
querida Aladre María Auxiliadora que, mientras
en su Basílica de Turín millares de fieles devotos
la aclamaban Reina y Protectora, conducién­
dola en triunfo por las calles, después de ren­
dirle sus homenajes durante todo el mes de
mayo, yo procuraría también, en unión de mis
Jíbaros, tan soberbios, materialistas y refracta­
rios a todo culto externo, hacer algo en su honor.
Con este fin, luego que volví de mi explo­
ración a los manantiales del Santiago y expedí
cuanto material había reunido para la E xpo­
sición misional de Roma, en compañía de dos
indios de la Sierra me interné por las florestas
que circundan la misión del Indanza, por cierto
en la época más peligrosa y menos favorable
a estas incursiones.

Sensacional acom etida de un toro bravo.
Hasta el presente, esta salida ha sido una
de las menos afortunadas. Apenas nos alejamos
de Gitnlaceo. cuando tranquilo, como el que se
abandona en las manos de Dios, caminaba con­
templando la Jiermosa naturaleza que el sol
bañaba de luz. un mugido espantoso me saca
de mi serena meditación. Vuelvo asustado la
cabeza y rae veo a pocos metros un toro furioso
que viene a embestimos con fiereza, K o rae da
tiempo para nada, ni me queda recurso alguno;
porque por una parte tengo una roca altísima
cortada a pico, y por la otra, un abismo que
tiene por lecho el río S. Francisco. La muerte
era cierta, inevitable, por lo que j>ennanecí
o caballo resignado a lo que viniera.
L a acometida fué feroz. L a cabalgadura
echaba sangre por todas partes. Y o me enco­
mendé a María Auxiliadora y ofrecí mi vida en
holocausto por la conversión de los Jíbaros,
lín esto, porque todo fué cosa de pocos segundos,
el toro más furioso cada vez, da una terrible
cornada en el vientre de la muía salvadora,
rozándome la pierna derecha, y \*uelve gmpas
bramando de coraje, momento que aprovechan

los bravos indios para tirarle sus lazos y hacerle
caer impotente.
Levanté los ojos al cielo para dar gracias por
el favor que acababa de concederme, y al mismo
tiempo me ocurría a la mente el dicho de Don
Bosco.
«Tened fe y veréis que cosa son milagros».
A l suáto siguió una gran tranquilidad y alegría
intensa, que creo Dios solo concede a los Misio­
neros, pues yo, a decir verdad, no las había
gozado iguales en ningún otro momento de mi
vida.

L a ñoresta virgen.
E l susto soberano que se llevaron mis dos
pobres indios, que me creyeron destrozado o
« hecho polvo », como ellos dicen, por el toro,
rae impidieron llegar a la miserable cabaña que
debía servimos de alojamiento.
Envueltos por densa niebla y medio nevis­
cando llegamos casi a la cumbre de la cordi­
llera, y, cuando y a nos disponíamos a descender
a la parte oriental, los últimos resplandores de
una fantástica puesta de sol, coronada de her­
mosas nubes de ópalo, nos anunciaban la pro­
ximidad de las tinieblas de la noche.
No hubo más remedio que levantar la tienda
de campaña en una esplanada húnreda por
demás, con la agravante de no fSner leña para
quemar en una región en que los osos campan a
sus anchas.
¿Qué hacer? Para evitar la humedad tendí
sobre unas latas de petróleo una docena de ca­
misas y calzoncillos que llevaba para regalar
a los indios, y sobre esa cama pasamos la noche.
Hacia las dos de la mañana se desató fuerte
temporal que parecía iba a aniquilamos, pero
gracias a Dios, terminó pronto. Cuando el s<l
comenzó a dorar el horizonte, colocamos el
altar de cara al oriente y celebramos la Santa
Misa. Poco después reanudábamos el viaje.
No me detengo, amado Padre, a describiré
la prodigiosa vegetación de esta privilegiada
región. H aj' bosques enteros poblados de quinay de maderas riquísimas, pero lo que más llama
ia atención son las abundantes y magnifica»
cascadas, de una belleza insuperable. Centenares
de miles, millones de caballos de fuerza pudieran
aprovecharse fácilmente. ¡Y pensar que apen*
distan 200 kilómetros del Pacífico! ;Qué pn^'

— 173 —

M o n s e R o r C o m ín c o n l o s e s c o l a r e s d e l a s e l v a .

venir más halagüeño y prometedor se les brinda
a estos países!
Maravillosa es también la abundancia y varie­
dad de musgos, liqúenes y helecbos enanos y
ár^rescentes. Puede imaginarse, por tanto, la
a\idez con que durante el largo camino be po­
dido saciar mi afán científico. Baste decirle que
Mee todo el trayecto a pie para cargar la muía
de tan codiciados tesoros. En este viaje, y
por vez primera, he visto nuevas especies de
belísimas orquídeas, colgando de árboles al­
am os que se yerguen majestuosos al borde
de espantosos precipicios. Si no fuera una
temeridad, cualquiera se sentiría tentado de
obtenerlas.
También esta vez, y por puro pecado científi­
co. la nwhe nos sorprendió en la floresta, aunque
^ sufrimos tanto como la noche precedente.
" día siguiente, y sin más percances que alguna
^ e otra caída, llegamos a la residencia de la
^ ó n donde nos esperaban impacientes los
■ Pía y Falco con todos los jíbaros y colonos
Oa lugar.

Magnifica visión de fe,
H domingo fué día de reposo, aunque me vi
por los indios que, curiosos, deseaban
si había traído muchas cosas. Entretanto
con el incansable P. Pía nuestro pro?j«na de acción apostólica.
^ día siguiente no^ encaminamos a pie y a

marchas forzadas hacia el Norte, llegando al caer
de la tarde a la embocadura del hermoso valle
que riega el río Juinganza, donde se desarrolla
floreciente y prometedora una colonia de indios
Guichua.
Apenas nos vieron algunos de los colonos, se
alzó un alegre vocerío que se corrió por los alre­
dedores de la colonia, como si se tratara de una
visión celeste, de un acontecimiento extraordi­
nario; y, a poco, numeroso grupo de niños,
adultos y ancianos venerandos salía a nueistro
encuentro, nos rodeaba, e incándose a nuestros
pies, visiblemente conmovidos, nos besaban
con religiosidad y afecto las manos. Cuando
después Ies dijimos que nos detendríamos con
ellos tres días y que el P. Pía Ies predicaría un
triduo para prepararlos a la Pa.scua, diciendoles
además dos misas diarias, su alegría no hallaba
límites, para ellos aquello era una fiesta de
parafeo.
Inmediatamente apuestos jóvenes se esparcie­
ron por la floresta para comunicar la nueva a
los demás colonos; y, durante la noche, que por
cierto se poso fea y obscura como boca de lobo
y se desató en llovizna, llegaban a nuestra ca­
baña de bambú, como almas en pera, numerosos
cristianos que desembocaban por todos los sen­
deros de la floresta.
Como era la estación de las lluvias, y éstas
arreciaban de lo lindo, hubimos de pensar en
trasladar o convertir en capilla otra cabaña
más capaz y decente.

-

174 —

Vn gallinero convertido en iglesia.
En toda la aldea no encontramos más que
lun cobertizo con techo de paja, y aun este se lo
disputaban, para guarecerse de la lluvia, galli­
nas, puercos y bueyes. Tampoco este local servía
p ara nuestro objeto ni era decente. Entonces
optamos por un gallinero vecino, que por lo
menos era más espacioso. Desalojamos a cuantos
inquilinos volátiles lo ocupaban, y una vez
limpio y ordenado, levantamos el altar con las
maderas que hallamos a mano, adornándolo
todo con flores y ramaje. Nadie hubiera dicho
después que aquello era unas horas antes galli­
nero. Tan bien olía y bonito estaba. Las lonas
de nuestras tiendas de campaña las utilizamos
como alfombras.
Al hermoso cuadro de María Auxiliadora,
que sonreía gozosa en el improvisado altar, le
daban luz dos miserables cabos de vela sujetos
a un palo, mientras a sus pies ardían de amor
los corazones de treinta indios que le hacían co­
rona. Nada más conmovedor que la fe viv a e
ingenua de esta pobre gente errante, a quienes
la miseria arrojó a la floresta. Invocan a la
Virgen como a su consuelo y esperanza, como
el hijo necesitado invoca a la madre.
Terminada la función religiosa con su plática
y rosario, apagamos las luces y nos entregamos
al reposo én la misma capillita, como guardianes
de la casa del Señor. A la mañanita, al romper
el alba, celebramos la santa Misa.
¡Qué música se armó. Dios Santo! De una
parte las vacas que mugían; de otra los cerdos
que gruñían a coro, y por la puerta y rendijas

de la cabaña capilla a quererse colar estrepito­
samente las gallinas que echamos fuera el dú
anterior.
Cualquiera hubiera dicho ante aqudla al<Jarabía que era una profanación celebrar aUí los
divinos misterios; y, sin embargo, a mí me parece
que pocas misas se celebrarán y oirán con más
devoción y fervor, con tanto afecto de los cora­
zones.
De seguro que Jesús estaba contento, que
descendió a nuestro humilde altar lo mismo que
descendió a la cabaña de Belén hace 2.000 años.

Bn busca de los salvajes.
. Cuando acabó la Misa, el P. Pía se quedó ins­
truyendo a los colonos y- yo me interné por la
floresta en busca de los Jíbaros, que andaban
muy lejos, con intención de enseñarles un poco
de catecismo y, a la vez, decirles que esparcieran
por todo el valle la noticia de que dentro de unos
días un misionero iría a visitarles a sus cabañas
y celebraría la misa en ellas y haría llover sobre
ellos las bendiciones de Dios. Después de seis
horas de fatigoso caminar bajo una lluvia to­
rrencial, como suele hacerlo por estas tierras,
di con una familia de jíbaros, muy complaciente
para con el misionero. A pesar mío no pude pro­
longar mucho mi visita, pues debía volver al
punto de partida, y el tiempo no estaba para
fiestas.
Al anochecer, más muerto que \*ivo, llegaba
de nuevo al gallinero. Los colonos me esperaban
con ansiedad, algo preocupados por la tardanza.
Se rezó el rosario y se les hizo una breve plática,

S a b r o sa f r u t a e c u a t o r ia n a .

tras la cual, y como descanso de la pesada cami­
nata, toda\*ía oímos las confesiones de aquellos
buenos cristianos.
El día siguiente todos cumplieron con Pascua,
recibiendo con transportes de alegría a Jesús
Sacramentado. Fué una fiesta emocionante.
Como premio dimos a cada cual una estampa de
María Auxiliadora, que ellos estiman como ina­
preciable tesoro.
Luego escogimos el lugar donde se debe cons­
truir la capilla con todas las de la ley. Termi­
nada nuestra misión, nos volvimos a nuestra
residencia, pero no sin experimentar la tristeza
de separamos de amigos muy queridos.
Para el lunes siguiente nos preparamos a
visitar los colonos y Jíbaros de Tzaramhiza, Parlidero y Peña Blanca. Estas bellísimas posiciones
son sin duda alguna las más encantadoras del
hermoso valle del Indanza.
Los colonos son aun pocos, unos veinte en
junto, divididos en cuatro haciendas y haciendo
la rida más prim itiva que imaginar se pueda,
sin relaciones de sociabilidad entre ellos.
[Continuará).
C arlos C r espi Pbro.,
Misionero Salesiano.

El Vicariato de Shiu Chow en 1924.
(S. E. Mons. Luis Versiglia, Vicario Apos­
tólico de Shiu-Chow, China, nos envía un resumen
de la labor apostólica realizada por nuestros mi­
sioneros en dicho Vicariato, desde el i* de enero
de 1924 al 15 de agosto del mismo año. Como
tierán los lectores hay motivos sobrados para ben­
decir al Señor).

Guerra... y trabajo.
Los desórdenes de la guerra y de la piratería,
fio sólo continuaron durante este tiempo, como
en los meses anteriores, sino que se acrecentaron
en manera alarmante con las consiguientes
preocupaciones para los misioneros. Algunas
r^ones ya no se pueden visitar más, se han
'■ oeito impenetrables, y en otras sólo puede
nmesgarse el sacerdote europeo, pero no el
catequista indígena, quien corre peligro de que
lo prendan y hagan prisionero. U na de las vír­
genes chinas, Kuneon, fué hecha prisionera el
«aero pasado, y han tenido que bregar seis meses
P*ra alcanzar su libertad.
Esta dolorosa situación, entre otras cosas,
P^a los misioneros salesianos supone un an®Cfito considerable de trabajo, pues además de
atender cada cual las obras de su residencia,

debe cargar con la tarea de los catequistas que
giraban por campos y aldeas, labor fatigosa
sobremanera, y en la cual no podrán resistir
por mucho tiempo, si es que de Europa no nos
envían nuevos operarios. Esto no quiere decir,
añade Mons. Versiglia, que ante la sobrecarga
que nos proporcionan las anormales circuns­
tancias, se amilanen los misioneros, no; al con­
trario, todos trabajan como buenos, confir­
mando con los hechos aquello que de sí decía
S. Pablo: Nec fació animam meam prctiosorem
quam me. Y yo aprovecho con gran satisfacción
esta oportunidad para dar público testimonio
de afecto y complacencia a mis hermanos.

N uevas obras.
En Shiu-Chow hemos abierto una Casa para
la formación dél nuevo personal salesiano, pues
la lengua, usos y costumbres del lugar exigen
una preparación especial. A fines del 1924 con­
taba y a con 18 aspirantes a las misiones, entre
chinos e italianos.
E l Instituto de las Kuneong, o vírgenes chinas,
se halla en período de pleno desarrollo; ha crecido
considerablemente el número de las mismas, y
algunas de ellas prestan ya servicios en diversos
distritos. Estamos preparando un reglamento
para que pronto podamos contar con una ver­
dadera familia religiosa indígena.
También son y a un hecho las Escuelas Pro­
fesionales Don Bosco. Aunque modestamente,
funcionan la escuela de tipografía, de sastrería
y zapatería, en las cuales se atiende a la forma­
ción profesional de los alumnos al par que a
su educación religiosa y moral, pudiendo afir­
marse, por tanto, que son una escuela de catecumenado para los niños de la Misión.
Del mismo modo la Escuela de Niñas, que ya
existía desde hace unos años, al pasar a manos
de las Hijas de María Auxiliadora se ha conver­
tido en verdadero colegio con su internado y
externado. Lástima que por lo reducido del
local y la estrechez de medios no se le haya po­
dido dar todavía todo el desarrollo que fuera
de desear, ya que se trata de una obra de la
que la Misión espera hermosos y abundantes
frutos.

N uevas ig le sias y residencias.
Varios grupos de cristianos, y de relativa
importancia, carecían aún de capilla p de lugar
conveniente para sus reuniones cotidianas y
festivas, y a todos se les-ha provisto de capilla
y de residencia;
En Ly Heu Kiao, distrito de Nam Yung, con
el concurso generoso de los cristianos del lugar
se ha construido una preciosa capilla, que puede

— 176
contener muy bien a 500 personas, y , junto a
ella, una pequeña residencia para el misionero.
L a cristiandad de Ho Si, próxima a Skiu
Chow, se veía obligada a reunirse en una de las
salas del Orfelinato de S. José; pero, gracias
a la caridad de uno de nuestros hermanos, que
ha querido destinar para remedio de esa nece­
sidad el patrimonio heredado de sus difuntos
padres, también estos cristianos cuentan ya
con hermosa iglesia, capaz de acoger entre sus
muros a más de 500 personas.
La cristiandad de K i Tan, una de las más
antiguas del distrito de Ycong Shan, hasta hace
poco se hallaba en las mismas condiciones de
las anteriores: pero también ella, debido a la
generosidad de uno de nuestros bienhechores
de Hong ‘Kong, hoy cuenta con su iglesia y
residencia.
Lo mismo ha sucedido con los cristianos de
Y i Tea Sui, que pertenecen también al distrito
Yeong Shan.
listo en cuanto se refiere a las nuevas construcciónes; a las que hay que añadir las repa­
raciones y aumentos realizados en las residen­
cias, escuelas y capillas y a existentes.
L a residencia de Lúi Kong How, por ejemplo,
de ahora en adelante podrá llenar cumplida­
mente su cometido, y servir a la vez, de refugio
a los misioneros que suben de Cantón o descien­
den de Shiu Chow, los cuales podrán contar,
no sólo con el cariño de los hermanos de la casa,
sino también con un local cómodo, de que antes
se carecía.

Otros frutos consoladores.
En los distritos de Lok Chong, l ’ wg Tak y
Yan Fa se ha realizado una intensa y meritoria
labor para instruir a los cristianos, para lo cual
fué preciso ir a buscarles a sus casas y reunirles
en las horas más convenientes para ellos, ob­
teniendo como resultado el que muchos que
se habían enfriado en la fe y ya no frecuentaban
los Sacramentos, xnielvan de nuevo a la ejemplaridad de vida y se apro\*eclien de los manantiaks de la divina gracia.
Los distritos de Nam Yung y Chi Hing han
sido de los más castigados por las invasiones
militares y por las correrías de los piratas, ha­
biendo sufrido vejaciones sin cuento y quedado
reducidos a la más dolorosa miseria. E l espíritu de
de sacrificio de nuestros misioneros llamó pri­
mero la atención y provocó después la admi­
ración de los paganos, los cuales, visitados y
tratados por el ministro del Señor, consintieron
de buen grado en destruir sus ídolos y dejar
sus supersticiones para iniciarse en el verda­
dero culto.

M aravilloso desarrollo de la s escuelas.
En la ciudad de L iu Chow, que desde hacía
algunos años contaba con una buena escuela
de niñas, se ha abierto otra para los niños con
los dos cursos completos de instrucción primaria.
Fué tan grande el concurso de alumnos, que
los espaciosos locales no pudieron contener a
todos. E l entusiasmo corre parejas con la asis­
tencia extraordinaria, debido a la disciplina y
orden que reina en aquella escuela, hasta el
punto que otras escuelas de la ciudad, soste­
nidas por los paganos, quieren ponerse bajo
la dirección del misionero, el cual, no obstante
sus muchas y graves ocupaciones, ha debido
y a prometer que asistirá de vez en cuando para
darles alguna conferencia.
También en Tung-Pi, en el mismo distrito
de Lin-Chow, donde existe una cristiandad
floreciente, se habían construido dos amplios
locales, junto a la iglesia, para escuelas de
niños y niñas, y hasta el año pasado fueron más
que suficientes para contener a todos; pero el
método educativo de Don Bosco practicado en
ellas dió tan brillantes resultados, que se ga­
naron las simpatías de la población, por lo quemuchos niños, no solo paganos, sino también
de los protestantes, abandonaron sus escuelas
para asistir a las nuestras. Esta ha sido la causa
que ha motivado la adquisición de un nuevo
local para destinarlo a escuela de niñas, ya que
los dos primeros los ocuparon por completo los
niños en el curso 1923-24.
Me es grato consignar que todos los cristianos
respondieron generósamente a nuestro llama­
miento, pudiendo reunir con presteza la suma
necesaria para la com pra del nuevo edificio, por
m edio de una suscripción popular.

K o hemos terminado, sin embargo, con
nuestras construcciones, pues hemos de conti­
nuar las emprendidas en Lin-Chow y en Tung-Pi
si no queremos detener el floreciente desarrollo
que van adquiriendo nuestras varias obras de
misión.
Una de las cosas que han dado buen resul­
tado también han sido los paseos escolares.
Siguiendo las tradiciones salesianas, salíamos de
vez en cuando con todos los alumnos, maesti s
y el misionero a la cabeza, a dar una \uelta por
las aldeas principales, llamando en todas
partes la atención por la disciplina y t o c a
alegría de nuestros muchachos. Así nnsn-"*
han dado buen resultado las reuniones escolás­
ticas de los alumnos de nuestras escuelas, c •
las principales festi^•idades de las diversas ciu
tiandades.
También hemos podido abrir, por fin,
escuela en el distrito de Yeong Shan, cosa

— J77 —
nos fué de todo punto imposible antes. E n otros
distritos aumenta el número de escuelas, y ccn
ellas el de los alumnos que las frecuentan.

Í2I7 alum nos que reciben
educación religiosa.
Motivo de legítima alegría y halagüeña espe­
ranza es considerar el aumento de nuestras
escuelas y alumnos. En breve espacio de tiempo,
desde el último recuento hasta el agosto de 1924,
las escuelas de niños pasaron de 13 a 23 y los
escolares, de 381 a 698; las escuelas de niñas

E l program a para el nuevo año.
E n el nuevo año misional (1924-1925) Jlonseñor Versiglia se propone:
1) Dar todo el desarrollo posible a la Obra de
las Hijas de María Auxiliadora eíi favor de
las niñas, para lo cual será preciso construir de
planta un colegio, pues donde hoy se albergan
carece de buenas condiciones y no es lo sufi­
cientemente capaz para atender a las necesi­
dades actuales.
2) Coptinuar en el desarrollo de escudas para
niños y niñas.

C h in a — D e v is it a a l a s n u e v a s c r is t ia n d a d e s ,

aumentaron de 12 a 19 y las alumnas de 196
* 5ivEn casi todas las escuelas los maestros son
cristianos, y por tanto, la enseñanza del catepswo ocupa el puesto que le corresponde, el de
“or; y en las pocas en que no se pudo intro--.2r el catecismo como materia de programa,
^ misionero, aprovechándose de las disposigobernativas que prescriven para cada
^^ tres lecdones semanales de moral, da él o
dar por maestros cristianos competentes
!T
(jg religión.
^ De esta manera la juventud, este hermoso
.
le 1217 almas, entre niños y niñas, va
- !'-• a sorbos la doctrina de Cristo y unién_Í

Católica por el respeto y la
-sembrada la buena semilla
•iiaor se encargará de hacerla germinar.

3)
Constituir varios centros de catectímenos
en distintos puntos de la Misión, donde reunir
en tiempo oportuno los catecúmenos adultos que,
y a por falta de educación o por estar demasiado
disp>ersos, no pueden ser instruidos conveniente­
mente en sus casas.
X o escapará a la perspicacia de nuestros lec­
tores y amados Cooperadores, que estas obras
requieren medios abundantes, y nuestra Misión
de Shiu-Ckow, así como todas las demás que
están a cargo de los Salesianos, no cuentan con
medios propios, todo en ellas depende de la
caridad de nuestros bienhechores.
Huelga toda otra explicación a este respecto.
Nuestro Rector Mayor, D. Felipe Rinaldi, tras­
mitirá gozoso a Monseñor Versiglia y a todc^
los demás Superiores de nuestras Misiones las
limosnas que para ellos reciba.

-

178 -

Nuevos centros de evangelizacíón
en e! Congo, Africa.
{Carta del Misionero Salesiano D. Enrique
Bufkens a D. Felipe Rinaldi).
Elisabethville {Kaianga), 26 de octubre de 1924.
Rdmo. Padre: Durante las seis semanas de
vacaciones que hemos concedido a nuestros
alumnos europeos, he podido hacer la verdadera
vida de misionero. Permítame que le cuente
algunas cosas, especialmente los resultados con­
soladores obtenidos con la bendición de Dios y
de María Auxiliadora, que han querido premiar
nuestro trabajo.
Como le decía en mi última relación sobre
la. Misión del Shindaika, con fecha del julio
pasado, deseaba vivamente visitar algunas
aldeas vecinas que habían obtenido, a fuerza
de ruegos, el permiso de edificar alguna capilla
escuela donde reunirse a rezar las oraciones y
aprender el catecismo, como así mismo a leer
y a escribir. Ahora debo decir que mi sueño
dorado se ha realizado. E n tres diversos centros:
los de Lumata, Kiomho y Kilobelobe he podido
inaugurar varios puestos de misión, los cuales
funcionaban y a debido al celo de algunas buenas
almas que, aunque* sencillas y de pocos alcances,
trabajaban con la mejor bv.eaa voluntad.
Sería cosa larga contarle todas las peripecias
de estas fundaciones; con todo deseo descri­
birle al menos la inauguración de una de estas
sucursales, la de Límala, y por ella podrá ha­
cerse cargo de lo que han sido las de las otras
dos, si bien cada una tenga su propia fisonomía.

Inauguración del ceniro de Lum ata.
Da primera sucursal que pude inaugurar
solemnemente en esta mi supirada excursión,
íué la de Lumaia, aldea situada a unos 35 Km.
í>. E. de S h M iik a . Da mañana de mi partida
lue hallaba en Kafubu, adonde había ido a
confesar y celebrar la Santa Misa en sustitución
del P. Shillinger, que a la sazón andaba misio­
nando por Dilanda.
Da distancia que separa Kafubu de Dumata
es de cerca 40 Km. Al decir de muchos, saliendo
a las 8 de la mañana, yo podía llegar a Lumaia
a las diez o las once; y según esos cálculos me
rpiedaba tiempo para una instrucción, dar un
poco de clase, tomar los nombres de mis nuevos
catecúmenos, señalarles un catequista, .y vol­
verme al atardecer: por lo cual me pareció que
no había razón para cargarme de viandas, bastiíndome para el caso una rebanada de pan con
un poco de manteca. ¡Cuán desacertado anduve
en mis cálculos, me lo enseñó después la realidad!

Después de algunas peripecias, que paso de
largo para no hacerme compadecer, llegué a
la aldea a las dos de la tarde más muerto que
vivo, bajo los rayos de un sol abrasador. Apenas
me vieron algunos de los habitantes, inmediat
tamente corrió la voz de alarma:
— ¡Baba Waisa, iseni botise! « ¡Ha libado
el Padre; venid todos!».
Y como a poca distancia, en el contorno, hay
cinco pueblecitos, al poco rato me vi rodeado •
de todo un pueblo numeroso que me manifes­
taba con marcada alegría, entre gritos y reve­
rencias, la satisfacción que les producía mi
visita.
E l jefe dió una orden para que todos callaran
y se sentaran a mi derredor, diciendo que yo
les iba a hablar del buen Dios y que después
rezaríamos todos juntos.
Tomé asiento, y toda aquella multitud fijó
en mi persona sus miradas, dándoles motivo
especialmente mi barba, a variados e intere­
santes comentarios. Apenas hice ademán de
hablar, todos gritaron para imponerse silencio
mutuamente, para no perder una palabra del
Padre que les iba hablar. Hubiera querido
decirles que prefería descansar unos minutos
antes de hacerlo; pero el jefe, enderezando^ su
largo talle, y a algo encorvado por los años,
impuso de nuevo el más riguroso silencio y
comenzó a hacer mi presentación, cuyo panegí­
rico traduzco a continuación.
« Vosotros veis aquí al Padre que ha venido
para enseñarnos la ley del buen Dios. Pues
bien, él es nuestro Btdamatasi mkubwa, nuestro
gran jefe. Y todos deben cumplir cuanto el ^ga:
todos los padres deben conducirle sus hijos,
y no hay otro maestro fuera de él (aludía a los
protestantes que infestan la región, odiados por
los habitantes). E l es padre de nuestro jefe
Shindaika, y también es el padre de todc« nos­
otros ».
Concluida la peroración, dicha con voz fuerte
y sonora, dirigió una mirada varonil a todos
ios hombres y jefes menores que le circunda­
ban, preguntándoles si había hablado bien.
No hay para que decir que todos, aplaudiendo,
dijeron que sí: « Heim ».
Entonces comencé yo, diciendo que todos
debían hacer cuanto yo dijera, y dejar lo que
prohibiera.
Que todos y cada uno de ellos debía venir dia­
riamente a rezar en la capilla escuela
inauguraría después: que todos los n i ^
debían estudiar mucho y los adultos
para que todos frecuentaran regularmente -a
escuela... y por último, que si se daba a lg ^
cuestión, altercado o litigio, solamente el Pad«
debe resolverlo, etc., etc.

— 179 —
AI final de cada recomendación el viejo pre­
guntaba: « ¿He dicho bien? » y la muchedumbre
reqwo.día con un grito de aprobación.
El discurso se prolongó de este modo por casi
ana hora entera, tiempo en que yo descansé un
poco, aunque parezca paradoja; y al fin les
dije que hablaría de nuevo en la capilla para
enseñarles lo que debían hacer para llegar a
ser buenos catecúmenos. En un santiamén
quedó atestada la iglesia, resultando pequeña
para contener a todos, pües la mitad de la gente

A continuación la capilla — donde había ya
un gran cartelón con algunas letras del alfa­
beto — se transformó momentáneamente en
escuela. I^es hago leer a coro, comenzando por
la primera letra hasta la última y viceversa;
después les pregunto uno a uno (empezando
por los que me parecen más seguros) sin excluir
a niños ni mujeres, las cuales, cosa rara, contes­
tan tan bieh como los ‘hombres y los niños. Así
transcurre más o menos una hora de lección
(quizá esto no esté muy en conformidad con

E s c u e l a s a l e s ia n a a l a ir e l ib r e e n e l C o k g o B e l g a .

tuvo que quedar fuera. L a ceremonia comenzó
C-n una fer\’’orosa oración, seg;uida de un canto
^
Sma. Virgen que les había enseñado mi
f íequista.
Y heme de nuevo charlando. Les hablé del
Wos verdadero. Creador del cielo y de la tierra,
y señor de todos los hombres, a quienes
^^pmpensa el bien que hacen y les castiga el
• que cometen. Les dije cuánto ha hecho por
'' y les indiqué el medio para llegar a
Mjos muy amados.
Añadí algunas palabras sobre la Sma. Virgen,
u
—e de este buen Dios, a quien ellos acabaonrar con su canto y la sentida oración:
tee na infumu... » ^ Salve Regina ».
Y ^ :7, -é con una oración y otro canto que
^i'iáan -'i todos: * ¡Oh María!... ».

los modernos métodos de pedagogía, aunque
resulta muy interesante), y concluyo congra­
tulándome de la buena voluntad que demuestran
y anim ándola a ser perseverantes, sin descuidar
las prácticas religiosas, pues deben rezar con
amor y recogimiento y seguir con regularidad
las instrucciones religiosas que les dará mi
sustituto. Chimbi, que a la vez es jefe menor
de su aldea.
E ra y a tiempo de dejarles salir un poco y
hacerles correr para que pudieran estirar las
piernas. Llevaba conmigo un viejo balón, cono­
ciendo de antemano su pasión por este juego.
En un instante pelaron de arbustos un campo y
colocaron unos palos para las porterías, y dale
que te pego en partida reñidísima. 1/Os viejos,
hombres y líiujeres, sé contentan con mirar

— í8o —

y reir, especialmente cuando alguno, por equi­
vocación o errar el golpe, recibe un balonazo
en la cabeza y más aun cuando niedan por tierra
en un encuentro; entonces la hilaridad llega
al máximun. Pero he aquí que el sol, cansado
de mirar un juego en que tan poco se guardan
las reglas, se oculta en el horizonte y hacen su
aparición las tinieblas en el campo, lo cual nos
obliga a recoger los trastos, después de haber
pasado un día lleno que coronamos con una
oración y un canto religioso. No faltó tampoco
el discursito que se usa en nuestras casas antes
de retirarse a dormir la gente.
Cuando quedé solo, me di cuenta que el estó­
mago estaba vacío, pues reclamaba su ración.
El pan con manteca que traía -lo había distri­
buido entre unos niños que encontré por el ca­
mino. ¿Cómo arreglármelas? Porque es el caso
que esta buena gente están convencidos de que
los blancos siempre llevan consigo todo cuanto
.pueden necesitar. Debido a esa persuasión, la
mujer de mi catequista me había preparado la
cama en un ángulo de la escuela con una mesa
y un taburete, todo a estilo del país, pero no se
le ocurrió siquiera que pudiese necesitar algo
para comer. Se imponía; con todo, salir de esta
situación angustiosa, sin faltar á mi dignidad
y con todas las de la ley.

Opíparo banquete
El hambre aguza el ingenio... Pronto se me
ocurrió una idea salvadora. Como se habían ve­
nido* conmigo tres perros de la residencia, pedí
a la buena mujer del catequista, nueva u Mamá
Margarita », que me trajera un plato de patatas
para mis fieles amigos, rogándole que no fuera
«
(pasta de harina infecta o insípida,
comida corriente de esta gente) porque a tfiis
perros no les gustaba, ni a mí tampoco, añadí
para mis adentros.
No tardó en estar listo el plato de patatas,
que me trajo la buena mujer con un vaso de
cerveza, contenta de poderme prestar algún ser­
vicio. Se lo agradecí de corazón, le di las buenas
noches y me cerré dentro con mis convidados.
Recé el Benídiciir y convencé mi desayuno:
una patata para mí y otra para cada uno de
mis amigos, que la engulleron con mucha más
facilidad que yo, pues tenía que empajarla
adentro con un sorbo de cerveza entre bocado
y bocado.
Terminado el opíparo banquete, que me sirvió
de desayuno, comida y cena, dije mis oraciones,
y me eché a descansar sobre la dura e impro­
visada cama. El sueno cerró pronto mis ojos,
y a soñar sobre las alegrías experimentadas
durante la fatigosa, pero provechosa jomada.

629 catecúmenos.
He aquí el fm to de mi visita: todos los alum­
nos que tenían los protestantes de la región se
han venido con nosotros; mi catequista me en­
trega una lista de 144 catecúmenos inscritos,
entre hombres, mujeres y niños, aunque no
entraban los pequeñuelos. Todo el pueblo se
reúne en la iglesia, al atardecer de cada día,
para rezar y aprender el catecismo. Los niños
acuden con puntualidad y constancia a aprender
a leer y a escribir, y los domingos, los más robus­
tos vienen a oír la instrucción religiosa en
Shindaika.
E l buen Dios — por medio del catecismo —
es conocido cada vez más; y la Virgen Santísima
amada y honrada con afecto filial. De este
modo, poco a poco, pero en continuo avance, el
reino de Satanás cede terreno al reino de Dios,
y abundante mies de nuevos cristianos comienza
a granar, prometiendo esta Misión, yo estoy
seguro de ello con el favor de María Auxiliadora,
buenos hijos de la Iglesia y aún santos que em­
bellecerán nuestros altares.
Como le decía al principio, hemos estable­
cido tres nuevos centros: el de Lutnata — que es
del que le he hablado — el de Kilobelobe a 15 Km.
del confin y a 20 Km. de Shittdaika, donde pasan
ya de 96 los inscritos como catecúmenos, y el
centro de Kiombe, en el camino de Kasenga y a
unos 25 Km. de Shindaika, donde hay otros
68 inscritos. Es decir, que entre las tres capilla.';
escuelas tenemos 214 nuevos catecúmenos que,
unidos a los de Shindaika, nos dan la hermosa
cifra de 629.
No quiero abusar más de su paciencia ni robarlé con mi charla un tiempo precioso que V. Rnecesita para cosas más importantes, por eso
dejo la descripción de los otros dos centros y le
doy el resumen en cifras, lo bastante elocuentes
por si mismas para demostrar claramente que
María Auxiliadora bendice nuestros trabajes.
Tennino estas mal pergeñadas páginas reco­
mendando nuestra obra a sus oraciones 5' a las
de los que anhelan que el reinado de Jesucristo
se extienda, en modo particular entre la pobü*
ción del Congo.
Dígnese bendecimos y recordar en particular
al que con cariño de hijo se repite
afmo. in C. J.
E n r iq u e B u f k e x s Pbr>

Misionero Salesi.'HO.

A l presentarse la ocasión de hacer uk.t ’ cf-'-*
obra, pensad poco, hablad y haced muci:--.
S. F r a n c isc o d e S a ie s .

CULTO

($>
($>

de María Auxiliadora

(§>

S ó s ten e m o s la p e rsu a sió n de <iue, e n la s v ic is itu d es d olorosas de lo s t h n 'p o s q u e B tra tesa m o s. n o n os qued a n m is co n su e lo s q u e lo s d e l C ielo, y e n i i e
¿stos, la poderosa protección de la Vlrji^en ben d ita , q u e fu e en todo tiem po e l
A u x ilio d e lo s C ristia n o s.
pio X.

O

¿Por qué honram os a María S antísim a?
i La historia del Cristianismo es la historia del
amor a Dios y a su Cristo: pero es al propio
tiempo un canto perenne de amor a esa Mujer
a quien hace veinte siglos el mundo llama
Madre. Cuando el Protestantismo arrancó del
corazón de los pueblos sometidos a la libertad
esclat'izadora de la fe muerta a la libertad fría
de la razón pura, el amor a María, la fe cálida
en las influencias y en el poder de la Madre de
Jesús Redentor, obró en el alma de los mismos
pueblos, que dejaron de ser católicos, una mutila­
ción espantosa. Arrancóles lo que es el aroma de
religión cristiana, estímulo de la piedad, suavi­
dad de consuelo cristiano, casi diría lo más
profundamente humano de nuestra religión
dirína, para dejarlos cpn el nombre de Jesús en
los labios fríos y una creencia sin unción en el
corazón. ¡Quién sabe si, como ha notado alguien,
el cambio profundo que en la psicología de los
íermanos y sajones se ha verificado en los úl­
timos siglos, es debido a que en el orden reli­
gioso estos pueblos han quedado .rín Madre/...
Somos libres, pero no somos libres de amar.
^ yo creo que entre todas las esclavitudes del
^ o r, la más dulce, la más legítima, la más
fecunda, la más honrosa para .el hombre, la que
en los pueblos más profunda y gloriosa
ímella, es la esclavitud mariana ». — I. G om a .
Magnífico; tiene razón sobrada en cuanto dice
tí sabio canónigo. ¿Por qué debe nadie estrade nuestro férvido amor a la Sma. \’irgen,
ce! caito que le tributamos? ¿No es acaso Madre
^ Dios.-' Pues si es así, como lo es, la Maternidad
es el pedestal de su grandeza, ella forma
^ refulgente corona de gloria y se hace por
^ i acreedora a nuestros homenajes.
^ La grandeza de María, que se eleva por encima
-í toud- las glorias humanas, es un reflejo, una
de Jesucristo. De su Maternidad
t*ina derivan todos los privilegios marianos.

I

¡La Virgen Madre de Dios! ¡El Hijo de Dios
que forma a su Madre! He aquí una enseñanza
teológica que es a la vez poesía incomparable.
Ante estas frases no cabe más que ponerse de
rodillas con el corazón palpitante de gozo, pues
ya se intuye por ellas lo que debe ser la grandeza
de la Sma. Virgen.
Esta grandeza incomparable, estas bellezas
de María son las que han arrebatado en todo
tiempo el corazón y las facultades de los hombres,
haciendo al género humano poeta, cuyo hermoso
poema a la Madre celeste es el culto secular que
le tributa.
Los protestantes que se han escandalizado del
culto mariano, han carecido, no solo de la ló­
gica teológica, sino también de la lógica del
sentimiento.
Han carecido de la lógica teológica, porque
no han comprendido o no han querido compren­
der, que para los católicos María Santísima es
una luz refeja, una grandeza participada; sabe­
mos muy bien que no es grande por naturaleza,
sino porque Jesús la hizo Jladre suya; y por
consiguiente el culto que nosotros rendimos a
la Madre de Dios, redunda en último análisis
en gloria de su Divino Hijo. L a misma Virgen
Santísima nos lo anunció cuando visitando a
su prima Santa Isabel entonó su magnífleo canto
de acción de gradas al Señor por los extraordi­
narios favores y dones recibidos: — «Porque ha
puesto los ojos en la bajeza de su esclava; y ha
hecho en mi grandes cosas aquel que es todo pode­
roso. Hizo alarde del poder de su brazo; por eso
desd¡e ahora me llamarán bienaventurada todas
las generaciones *.
Las criaturas no pueden ser objeto de un
culto absoluto, es derto; pero lo pueden ser de
un culto relativo. Celebrando las obras de Dios
¿no glorificamos acaso al Creador de las mismas?
Para comprender estas cosas no se necesita la



l8 2 ~

ciencia o lógica de un teólogo, basta sencilla­
mente la l<¿ica de un niño.
Pero los protestantes con respecto a María,
no solo carecen de lógica teológica, sino que
también les falta la lógica del sentimiento. El
corazón nos dice claramente que no se puede
honrar al hijo sin honrar a la madre. Que los
honores que se tributan a la madre son gloria
del hijo, a quien procuran íntima satisfacción.
Procediendo a la manera protestante, se hace
de Jesús el más extraño y desnaturalizado de
los hijos, y a que se ofendería por los homenajes
que rendimos a María, como si tuviera envidia
de los agasajos a su Madre. ¡Y luego nos mos­
trarían en la historia, como la cosa más natural,
a este ser extraño, el más inhumano de los hijos,
cortio la Bondad por esencia, el Amor infinito,
el Unigénito de Dios! ¡Vaya una amalgama!
Aberración semejante solo cabe en corazones
de corcho y en cabezas tronadas.
Renegando de su madre, vendría en resumidas
cuentas a renegar de sí mismo, porque no
querría que amásemos nosotros ni sabría amar
él mismo a su obra, la obra más grande y maguí-'
fica de su caridad y potencia.
Nuestra teología no es, no, la abstrusa y fría
teología protestante. Da nuestra, al par que un
tratado de lógica, es un poema de amor. Cuanto
es y vale María todo se lo debe a Jesús; por lo
tanto cuando nosotros admiramos su belleza,
. rendimos gloria al Divino Artífice.
La gloria de María se deriva de Jesús y a
Jesús retoma: es como el rayo luminoso que
al reflejarse sobre un límpido y terso cristal
vuelve al manatial de luz de que partió.
Consagrémonos, pues, al servicio de María;
amémosla y honrémosla como a una madre.
Dice un piadoso autor que la devoción a la
Virgen es como un faro colocado en el camino
que conduce a Dios; su luz nos reanima y tran­
quiliza. No es esta devoción un mero adorno,
como dicen nuestros enemigos, ni un recurso d_los muchos que podríamos escogitar a nuestro
gusto, sino una parte integrante de la religión.
Dios no ha querido descender hasta nosotros
sino por María. — Nosotros no podemos subir
hasta Dios sino por la intercesión de María.

BARCEI.ONA {España). — Por una señalada gracia
de María Auxiliadora envío la limosna de 25 pe­
setas para su Santuario de Sarríá, y al par que
doy las más rendidas gracias a la que, siendo Reina
de los cielos, tantas veces viene en socorro de los

atribulados, animo a recurrir a todos a su protec­
ción, asegurándoles que jam ás quedan fallidas las
esperanzas que descansan en la bondad de ilaiía
Auxiliadora.
A. S. B.
E arcei .on'A (España). — Habiéndose puesto en­
fermo de gravedad un t i ^ o hijito de trece meses,
de D. Tomás Palacios, a fuer de excelentes católicos
sus padres recurrieron a la intercesión de María
Auxiliadora por medio de una novena.
E l médico de cabecera había declarado ser hu­
manamente imposible la curación del niño. Mas.
apenas recibió este la bendición de María Auxilia­
dora y besó su medalla comenzó a mejorar visi­
blemente, hasta el punto de que el día último de
la novena se hallaba y a completamente fuera de
peligro.
Don Tomás, al despedir al Padre Salesiano que
dió la bendición de María Auxiliadora al niño, le
entregó una limosna, diciendo: — « Recen por mi
hijo ».
Gracias sean dadas a la Auxiliadora de los cris­
tianos.
MONmnA (Espaiña). — Hacía cuatro meses que
mi hija Concepción se encontraba enferma. Los
médicos habían hecho lo posible, para salvarla de
la enfermedad que la aquejaba. Todos los reme­
dios eran inútiles. Y o no sabía que hacer para
salvar a mi liija de la enfermedad que poco a poco
la iba consmniendo. Aconteció que estando en
casa de una señora que recibe e l « Boletín Salesiano»
leí ima gracia que la Stma. Virgen Auxihadora
había concedido a una madre en favor de su hija.
Animada con este ejemplo excité mi confianza
María Auxiliadora y le prometí publicar la ^ c ia .
Se me ocurre llevar a mi hija a Córdoba. \ isitada
por el Doctor, le receta una sencilla medicina que
yo no quise empezara a tomar, hasta el mismo,
día 24 dedicado a honrar a María Auxiliadora;
|oh prodigio! desde ese mismo día comenzó a me­
jorar m í hija y hoy se encuentra perfectamente
curada. Agradecida a tan bondadosa Madre, hago
público mi reconocimiento y al mismo tiempo
suplico a todo el que se halle en apuros semejant»
invoque a la Stma. V i^ en bajo el hennoso titulo
de Auxiliadora
D olores P érez HroALCO.
B.ARACALDO (España). — Doy- gracias a mi
buena Madre María Auxiliadora por varias gracias
que me ha concedido, entre otras'la de poder h a ^
en m i
la entronización del Sagdo. C o ra ^
de Jesús, cosa que tanto deseaba, y que, por tm,
se realizó el ib del julio pasado.
A la par que enrío una limosna y mando cele­
brar una misa en acción de gracias, ruego a esU
buena Madre me obter^a de su di\-ino Hijo el qoe
reine en los corazones de todos y cada uno de mi
familia.
. P edro Calvo.
B uenos A ires (Argentina). — E n mi aflicción
m\*oqué con fe a María Auxiliadora y he conse­
guido la gracia que aniientemfnte deseaba.
E n agradecimiento cumplo la promesa hecfl»

-

183 -

de publicar la gracia en el Boletín SaJesiano, y enñai una pequeña limosna.

Margarixa Casson.
Cali (Colombia). — Una devota de la Sma.
M^en Aim liadora dá las gracias más rendidas
por haber alcanzado se arreglara perfectamente
un grave asunto de familia. A la vez que envía,
una limosna, ruega se publique en el Boletín Sa¡isiano para honra de María Auxiliadora.
Una Cooperadora Salesiana.
C<U (Colombia). — Hago publica manifestación
de mi eterna gratitud a María Auxiliadora por un
señalado favor recibido.
• Viendo la tribulación que afligía xm hogar,
donde gemía la esposa abandonada con cinco cria­
turas, movida a compasión a la presencia de cuadró
tan triste, supliqué a la Virgen Auxiliadora que
pusiera remedio a tanto mal, ofreciéndole publicar
la gracia en el Boletín Salesia7io.
Como la Virgen escuchó la suplica, y hoy goza
de paz y alegría aquel hogar, cumplo yo también
gustosa mi promesa, y a la vez envío una limosna
por medio del Decurión D. Mercado Ayala.
»
Una Cooperadora.
I quique (Chile). — Mi esposo, Miguel Angel
Collazos, cayó víctim a de una fiebre tifoidea que
puso en inminente peligro su existencia. Los mé­
dicos declararon el caso irremediable.
Acudí entonces al poderoso auxilio de María,
la Virgen de Don Bosco, y empecé una Novena
en su honor pidiéndole la salud del esposo mori­
bundo o que recobrara el uso de los sentidos para
poder recibir los Santos Sacramentos. Fui oída,
ili esposo, a pesar de haber perdido un ojo, debido
a la fuerza del mal, recobró la salud, con gran ad­
miración de los médicos que no se daban cuenta
de la reacción tan rápida y extraordinaria del
paciente.
Cumplo hoy la promesa que hice a María Auxiuadora. y envío una pequeña limosna para los
tueifanitos de Don Bosco.

TORIBIA SII.es de COI.I.AZOS.
Comayagua (Honduras). — L a familia Gómez
rinde las más expresivas gracias a María
Awriliadora por haberles Hbrado de im peligro
“ afluente de perder la vida durante la revolución
de los meses de marzo y abril p a sa o s.
Se habían refugiado en ima casa de construcción
l ^ e , propiedad de extranjeros, para mayor segucuando una noche fué atacada y saqueada
por soldados embriagados, mientras las amenay descaigas de sus rifles nos harían temer una
“ ume derta. L a mamá estaba moribunda; las
atravesaban las puertas, y nosotros todos
^¿uamos y a resignados a morir, si bien invocáa Jíaría Auxiliadora, casi s^ uros que nos
sucedió; nuestra buena Madre nos
^ vo Qfc la manera más inesperada y am tra todas
probabilidades.
Con animo sinceramente j a d e a d o , mandamos
P*ficar esta grad a y enviamos tma limosna.
Familia G óhez F w r e s .

Montevideo (Uruguay). — D oy gracias u
María Auxiliadora por habeniie concalido \ui sin­
gular favor. Viéndose amenazados mis cmnptxs
por la seqma y la langosta, temía se penlicra ima
gran plantación de eucaHptos que había preparado.
Prometí, como otras veces lo Imbía hecho, a María
Auxiliadora enviar mía limosna para sus obras,
si me concedía la suspirada gracia de ver asegu­
rada mi plantación, y hoy que ¡>alpo la protección
de tan buena Madre, envío agradecido lui promesa.
Por los favorecidos
J acinto A vei,i.a Pbro.
Montevideo . — Sumamente agradecida a Ma­
ría Auxiliadora por haberle devuelto la salud a
una hennanita y también por otras gracias reci­
bidas. hoy publico gustosa estos favores por medio
del Boletín Salesiano.
Devota de María Auxiliadora.
Mercedes (Uruguay) — Zelmira M. de Segre
dá público testimonio, según proiuesa, por un
favor especial obtenido por intercesión de la
Sma. Virgen María Auxiliadora y envía mía limos­
na para su culto.
Enero 12 - 1925.
Dan también gracias a María Auxiliadora.
Barcelo}ia (España). — Un antiguo'aluumo por
favor recibido y envía limosna; Dña. Teresa Ferrer
Vda. de Navarro por haber alcanzado la salud, y
manda decir una misa.
Ciexa (España). — Dña. Dolores Iglesias,
agradecida a la Sma. Virgen, y envía limosna.
Vera (España). — Rdo. D. Antonio Ferrer Galindo, por beneficio obtenido, y envía limosna
para la Obra de D. Bosco.
Concordia (Argentina). — Dña. Teresa Adenli;
por varios favores, y envía limosna.
Cali (Colombia). — Sras. Carmen Palacios de
Alvarado; N. N; y Dolores Jiménez por favores
recibidos y dan una limosna.
El Carmen (Colombia). — Dña. Cannen García
j» r haber obtenido la curación de su hija y envía
limosna.
E l Cerrito (Colombia). — Ester de González dá
infinitas gracias a María Auxiliadora por favores
que le otorgó yr envía una ofrenda para las Misione s
y los huerfanítos.
Id. — Leticia Onorio V. de Escobar, Abigail
de Lince, Matilde de Eucalón, Rosalía de Tenorio.
Flora de Reyes, Clínlaco Reyes, Gregoria Benavides, Mercedes Sanábria v. de Reyes, Lisímaco
Saavedra, Em ilia de Calero, María F. Orejuela íie
Valdés, Adán Reyes y Silvia de Reyes manifiestan
públicamente su viva gratitud a la Auxiliadora
de los Cristianos por haberlos favorecido en va­
rias circunstancias y mandan cada imo su ofrenda
en favor de la Obra Salesiana.
Sa« Cristóbal (Venezuela), — Sra. Dña. Carmen
S. de Rodríguez por haber obtenido la salud de su
hija, y M. T. de N. por varios favores.

— iS4

Por el Mundo Salesíauo
SANTIAGO DE CHILE — Digno de loa e imitación.

Cuantos peregrinos, visitan este año la Expo­
sición Misionera en el Vaticano, todos quedan
asombrados ante las maravillas realizadas por los
abnegados, heróicos soldados del Evangelio y salen
de aíjuel lugar coil el pecho henchido de gozo y
alumbrada la inteligencia con las llamas divinas
del apostolado.
iCudntas almas redimidas, qué de ídolos derri­
bados. cuánta abundancia de frutos de bendición!
|Y j)cnsar que si estos sembradores de la divina
semilla contaran con más medios, fueran más ge­
nerosa y eficazmente secundados, la upes se m ul­
tiplicaría en proporción no sospechada! Porque
hay nruclios cristianos que no toman parte activa
en este apostolado miiversal, como si estuvieran
exentos de prestarle su decidido concurso.
Nadie se excuse, porque para todos hay puesto
honraso y de importancia srmia en esta sagrada
misión.
Y ¿en qüé forma podremos aportar nuestro
concurso, pregimtarán algunos, si carecemos de
medios pecuniarios?
Lean a este propósito unas líneas de la hermosa
carta que nos envía desde Santiago de Chile una
religiosa, cuyo nombre desea permanezca oculto,
porque le basta que el Señor sepa su entusiasmo
por to. salvación de las almas.
« .....Amado Padre, no pnede imaginarse lo sa­
tisfecha que estoy al ver con que entusiasmo las
religiosas de Chile se interesan por las Misiones.
Me es grato comunicarle hoy, que ya son i8 las
Conumidades que ofrecen sus oraciones y sacri­
ficios por el buen éxito de las Misiones de infieles
(jue están a cargo de los PP, Salesianos.
So han repartido el campo en la siguiente fonna:
Kdas. Mdres. Agustinas ruegtui por la Misión de
la China.
Rdas. Mdres. Cannelitas de S. José ruegan por
la Misión de la India.
Rdas. Mdres. Clarisas ruegan por la Misión de
la India.
Rdas. Mdres. Clarisas de Ntra. Sra. de las Vic­
torias ruegan por la Misión de la Itiaia.
Rdas. Mdres. de la Visitación ruegan por 1^
Misión del Congo Belga.
Rdas. Mdtos.de la Preciosa Sangre ruegan por
la Misión de Australia.
Rdas. Mdres. Sacramentinas ruegan por la
Misión del Japón.
Rdas Mdres. Capuchinas ruegan por la Misión
del Ectiador.
Y las lo Comunidades restantes de la Provincia,
por la del Buen Pastor de la China ».
He aquí ima manera de ayudar a los Misioneros
ol alcance de todos. ¿Quién no puede rezar? Pues

la oración es la palanca, el arma principal de este
apostolado. A Dios hemos de recurrir los que de
Dios lo esperamos todo. Rezar el rosario a la Virgen,
oír la Sta. Misa, ofrecer la Sagrada Comunión por
la conversión de los infieles, son medios eficací­
simos, de resultados infalibles.
Nos dice la Sagda. Escritiura que cuando Moisés
no podía pelear contra los enemigos de su pueblo,
se subió a la cumbre de la montaña y con las manos
en alto, como sin con ellos quisiera arrancar y
hacer descender sobre los suyos la victoria, per­
manecía en oración; y mientras así estaba vencía
Israel, más cuando desfallecido dejaba caer los
brazos, el triimfo se inclinaba de la parte de los
enemigos de su pueblo.
Luego la oración es poderosa, capaz de obtener
del cielo el triunfo de nuestro apostolado, de hacer
germinar en los corazones de los que no conocen
a Dios la semilla que con tanto afán depositan los
abnegados misioneros.
¡Ojalá que muchas otras Comunidades sigan
el ejemplo de las religiosas de Santiago de Chile!
Nuestros misioneros al conocer estas agradables
noticias se sentirán confortados, animosos al verse
asistidos y apoyados por Jas oraciones y sacrificios
de las almas buenas.
CANARIAS. — La Obra Salesiana en Las Palmas.

Un año hace apenas que se fimdó esta casa y la
Providencia ha querido que todas las esperanzas
que en ella se habían cifrado madurasen como de
golpe en tan corto plazo.
Locales amplios y terminados hasta con refina­
mientos y lujo, talleres dotados de abundante y
moderno material, patios, jardines y ... un enjam­
bre de niños. avispados y alegres, como que son
200 los artesanitos y estudiantes que bullen y tra­
bajan y rezan en la nueva casa como veteranos
pupilos de D. Bosco.
Es mi milagro de actividad lo que aquí se ha
desarrollado. Canarias está asombrada de esa vi­
talidad poderosamente fecmida que fluye del ár­
bol salesiano, y ese asombro se traduce en admi­
ración y aprecio desbordado ayer en el homenaje
tan espontáneo y fervoroso, que el cronista no
llalla ténniiios adecuados para reseñar.
Celebramos la fiesta de nuestro Patrono San
Francisco de Sales, la primera, podemos decir, de
las muchas, cada vez más solemnes, que irán ce­
lebrándose. A falta de una imagen adecuada qoe
presidiera los cultos, nuestro dignísimo Sr. Direc­
tor Don Salvador Rosés, bien conocido por sos
múltiples actividades artísticas, desempolvó su
paleta y arrancando de ella los colores que una
potente idealidad le sugiere, nos sorprendió coo
un soberbio cuadro copia maestra del que se vmera
en el Santuario de María Auxiliadora de Turm.
Bendecido por nuestro amado Sr. Inspectf»’.
que accidentalmente se hallaba entre nosotros
dimos comienzo al solemne triduo en que predico
el P. Viñas con la insuperable unción apcstóhca
que es nota peculiar de su verbo siempre
__ _
y jugoso.
La víspera de la fiesta el mismo Sr. Inspec^
impuso la medalla a numerosos c o n g r e g a n t t í de

-

x8s —

Acto seguido ocupó la tribima el M. I. Sr. Ma­
S. José y S. Luis que destacándose de sus campoñeros como cruzados voluntarios del buen ejem­ gistral de esta Basílica Catedral, Ldo. D. José Maplo, recibieron sus insignias con santo y comuni­ rrero. Hizo una hermosa conferencia, en la que,
una vez más demostró la galanura de su e.stilo que
cativo entusiasmo.
V llegó el solenme día, lleno todo él de ese sol
daba gran realce a los muy atinados conceptos
tibio y amable, que hace de Canarias las Islas Afor­ que exponía sobre la caridad, virtnd por excelen­
tunadas, y más que de sol, lleno de alegrías y des­ cia de D. Bosco. Fué una perfecta pieza orntori.a
tellos de santidad.
en la que dejó delineada la silueta del gran apóstol
La Comunión de la mañana fué una apoteosis
de nuestros tiempos.
eucarística; la misa mayor un estreno notabilísimo
E l Exemo. e lim o. Sr. Obispo, desde el sitial que
de la incipiente « Scbola Cantorum » que acompa­ ocupaba, dirigió su apostólica palabra para enal­
ñada por el magnífico órgano tam bi¿i flamante,
tecer la obra que realizan los PI’ . Salesianos. Fué
ejecutó muy bien •ima litúrgica partitura a dos
imá alocución muy interesante teniendo momentos
voces. Ocupó la sagrada cátedra el incansable Don
de gran inspiración y elocuencia. Traza la figura
Francisco Mármol, este salesiano enciclopédico
moral de D. Bosco, al que tuvo la satisfacción de
que con la misma fortuna predica rm panegírico,
conocer en Gerona. Exhortó a todos a que contri­
descifra una charada aritmética, hace ima cura
buyeran a esta grandiosa obra para que estos be­
de urgencia, o entretiene a sus oyentes con algún
neméritos Religiosos puedan dar cima a la empresa,
oportuno chiste de rigurosa marca andaluza.
que redimdaráen beneficio de todos en esta Diócesis.
Después... la reorganización de los cooperadores,
Expuesta S. D. M., el Prelado, revestido de Pon­
la gran asamblea que D. Juan Bigatti había pre­ tifical, dió la bendición solemne con el Santísimo.
parado con el atractivo irresistible de, su sencillez
Los Padres, deseando testimoniar su gratilxid
y la práctica de sus largas andanzas apostólicas.
dieron en los hermosos jardines la sorpresa de pre­
Y Canarias respondió.
sentar a unos colegiales, pequeñísimos y muy
Aquello no fué \m éxito; fué un diluvio de gentes
monos, que recitaron unas palabras de acción <le
de todas clases que venían a nuestro colegio suges­ gracias. Otros, bastante numerosos, reahzaron
tionadas por el ideal salesiano.
ejercicios de gimnasia rítmica dirigidos y acom­
Transcribiré algunos párrafos de la reseña que
pañados al piano por el Rdo. P. Inspector. Todos
hace del acto « el Defensor de Canarias
Dice:
pudimos apreciar la labor meritísima de estos
• Con ocasión de reorganizar la valiosa institu­ santos religiosos sacrificados por Dios y por la
ción de Cooperadores Salesianos, en esta Ciudad,
Patria. ¡Qué hermosa obral ¡Todo elogio es in.sudispusieron los Rdos. PP. Salesianos para ayer a
ficientel Merece la protección de quienes sientan
las cuatro un acto religioso-literario que resultó
amor a Dios y amor a España i. Hasta aquí el ci­
fü gran manera interesante, lleno de esa íntima
tado diario.
poesía que respiran todas las obras de los hijos
E l acto tuvo como grandioso final, el himno de
^•1 incomparable Don Bosco.
Don Bosco, cantado por centenares de niños y
La banda de música ejecutaba alegres marchas
acompañado por la Banda infantil. E l público lle­
para recibir a los numerosos invitados que llega­ no de entusiasmo aplaudía constantemente.
ban a la Casa de Caridad donde se educan cente­
Ni tenemos tiempo, ni disponemos de espacio
nares de niños, preparándose para ser pronto una
para comentar tan grata fiesta. Prometemos <xugeneración fuerte, robustecida con los principios
pamos de esta Institución benéfica, para que sien­
•cligiosos y el amor al trabajo, que dignifica al
do más conocida, la amemos y protejamos hasl;;
•C'tiibre; no como esas otras, que intoxicadas con el
con sacrificios.
tirus de doctrinas malsanas, sólo se disponen para
Todos quedamos muy agradecidos por las aten­
«ndirse ante el vicio dominadas por el odio a todo
ciones recibidas de aquellos buenos hijos de Don
Cuanto existe, y débiles, anémicas y enfermizas, son
Bosco que con tanta escrupolosídad nos cmnplien absoluto inútiles para los rectos fines sociales.
metaban. Las frases de elogios eran imánimes.
Al celebrar acto tan importante para el desa­
A las febcitaciones recibidas, unan los -PP. Sa­
f i l o de las escuelas de D. Bosco se reunieron
lesianos las que desde estas coliunnas nos compla­
Numerables familias de todas las clases sociales
cemos en enviarles, sinceras y muy entusiastas,
ocupaban el hermoso salón de capilla de la
prometiéndoles cooperar al desarrollo de tan noble
Wa decorado con arte y sencillez.
misinn educadora, con cuantos medios e s t^ a
Presidió el Exemo. e lim o. Sr. Obispo Dr. Serra
nuestra mano y con g u s ta n te propaganda.
ííucarrats, acompañado por los M. I. Sres. MaesFué realmente la de ayer una jomada de triunfo
Dr. Azofra, Penitenciaro Dr. González ' para nuestra amada Congregación Salesiana que
y Canónigos Sres. Alvarez y Ponce. En sitio pre- cuenta en Canarias con muchos, fervorosos y an­
tiguos Cooperadores quienes han hecho llegar el
amor a D. Bosco y la devoción a María A uxilia­
^ D . .Alejandro Hidalgo y D. Santiago Ascanio, los dora hasta las islas mas pequeñas del archipiélago.
Reciban desde estas páginas nuestra gratitud
Párrocos y Comisiones de Ordenes religiosas.
A la ;;ora señalada el Rdo. P. Inspector proy nuestros aplausos. Recíbalos también nuestro
^ c ió breves frases jpara saludar a todos, y agraamadísimo prelado el Exemo. y R\Tno. Sr. D. Mi­
la protección que se dispensa en esta Tsla
guel Serva y Sucarrats que con una emotividad
* ^ hijos de D. Bosco. L«e algunos artículos del
que sugestiona más que estimula se dignó ponerse
**8í®mento de Cooperadores Salesianos.
a la cabeza de la Pía unión, pronunciando pala-



186 —

oras inolvidables que cayeron en las almas como se­
millas luminosas destinadas a fecunda germinación.,
Que ese copioso fruto venga pronto y qué los
vientos de la caridad transporten rápidamente a
todas las islas hermanas el polen divino de este
árbol ([ue ayer se plantó en Las Palmas y ya
Ijrinda a este bendito archipiélado el aroma exejuisito de sus primicias.

Ernesto Salinas Medinilla, P. Valiente,. R. Arrovo
Genaro Rodríguez, Velasco (J.) y J, Palacios, insuperables en el diálogo « Los malos periódicos ».
« ¡Viva España! » fué cantada admirablemente
por el coro.
E l aventajado alumno Femando A^nla, estuvo
imponderable en el recitado de la composidói
titulada « Tan chiquitín ».
E l cuadro de, alumnos, constituido por Jesús
Gómez, Fmetuoso García, José González, M. P.
Cabrera y Lorenzo Hernández, muy bien repre­
sentaron « E l santito de pantalón y chaqueta i.

SALAMANCA {España). — Homenaje a Domingo
Savio.
Que el jovencito Domingo Savio va despertando
simpatías por doquiera, lo prueltan, entre otras
cosas, las fiestas que en su honor celebran los co­
ARGENTINA. — Dos nuevas fundaciones salesia*
legiales salesianos todos los años en su aniversario.
ñas en Viedma, Patagonia.
Recogemos de la prensa de *Salamanca:
A primeros de año y con regocijo de numeroso
« Amenísima fué la velada celebrada ayer, a las público, se realizó en Viedma la ceremonia de la
seis de la tarde, cu el Colegio Salesiano de María bendición de las primeras piedras del nuevo Hos­
Auxiliadora, ptor los alumnos que en dicho centro pital de la Misión Salesiana, necesidad sentida en
docente reciben, de los infatigables hijos del Apóstol
aquella vasta región, y del Colegio de las Hijas de
(le la niñez, qiie en el pasado siglo vivió en Italia Maiía Auxiliadora.
y (pie, llevado de su grande amor por los niños,
E l Rdo. P4 Vespignani, Visitador extraordinario
fundó la Congregación salesiana, difxmdida hoy
de las Casas Salesianas de aquel Continente, ben­
por casi todo el immdo, derramando a torrentes los dijo las dos primeras piedras.
inagotables tesoros de la caridad y amor ardiente
En aquellos mismos días se inanguró también
el tramo de ferrocartil de Viedma a Bariloche. El
(jue consumió el gran corazón de Don Juan Sosco.
Dicha velada estaba dedicada a honrar la me­ rápido desarrollo que van tomando la industria
moria de la primera flor que, todavía tierna, fué y el comercio en aquellas florecientes tierras, basta
trasplantada al jardín salesiano y cuidada con es­ liace poco incultas en manos de los salvajes, re­
mero y tierna solicitud, por este experto y hábil
clama un mayor contingente de misioneros para
jardinero, creció frondoso en santidad y \nrtud;
que asistan en sus deberes religiosos a los nume­
un niño recogido del arroyo y cuya tierna aUna rosos inmigrantes de todas las nacionalidades y
fué formada por Don Sosco y dirigida por los seha la educación de los hijos de los mismos.
deros del bien.
IQUIQUE {Chile). — Certamen Catequístico co
Pué éste angélico joven, Domingo Savio, en
el Colegio Comercial “ Don Bosco.”
<juien encontró el fmidador de los Salesianos un
Muy significativo fué el acto que se llevó a cabo
decidido cooperador, en la grande obra de la edu­
en el Colegio Comercial * Don Bosco » de esta ciu­
cación e instrucción de la niñez.
Para conmemorar el L X V III aniversario de su dad, al finalizar las tareas escalares del año pa.sado.
Más de 200 almiinos de los cursos elementales se
muerte, .se organizó la mentada velada.
presentaron en el salón de .actos del colegio para
líl espaciaso y elegante .salón del Colegio, se
tomar parte en el Certamen Catequístic». Presidia
Hallaba completamente lleno de mi público selecto
el acto el Ilustrísimo Señor Obispo, Dr. Don José
y distinguido.
María Caro, \^icario Apostólico de Tarapacá, acom­
ICl acto dió principio con el himno a Domingo
pañado por el Director y Profesores del estable­
Savio, cantado con gran gusto y afinación, por la
« Schola ». .siendo muy aplaudidos.
cimiento.
Eran las 8,30 de la mañana cuando
daba
lil reverendo padre Alcihitara pronunció segui­
damente un elocuente di.scurso, resaltando en él comienzo al acto. Las preguntas se hacían 00a
las cualidade.s y virtudes que adornaron el alma suma presteza. La menor equivocación e n las res­
de tan venturoso joven y excitando a los alumnos puestas, daba lugar a que los combatientes abaoa que le imitasen, si querían caminar con paso se­ douarau las filas del numeroso ejército infantil
que rodeaba el estrado donde residía el tribuna,
guro por los derroteros de la virtud.
Al terminar el orador, eJ*público le tributó una inapelable.
Llegaron las 12, y todavía quedaban en
calurosa salva de aplausos.
El aplicado alumno señor Notario, recitó como * veinte guerreros, dispuestos a seguir la lucha hasta
que les abandonaran las fuerzas, pues no habían
un perfecto actor la bella composición titulada
cometido aiín una sola falta; eran los triunfadores
« Un Angel i, causando mi sincero sentimiento en
Se’ hubo de excogitar im medio para poder otorgar
el auditorio, que premió su labor con nutridos
aplausos.
los grados o títulos honoríficos, y solo así, y
medio del más desbordante entusiasmo de Io>
El coro cantó, a continuación, la composición
concurrentes, el Ilustrísimo Sr. Obispo coronó a*
denominada « La bandera de Don Sosco ».
Emperador y colocó las insignias a los Prínapes
Muy bien de diccitm, y colosal de interpretación
ei colegial Ignacio de Prada, en el « Lema genial », Cónsules etc...
Acto seguido, el bondadoso Prelado dingió la
cosechando innimierables enhorabuenas.
palabra a los alumnos congratulándose con eli»
Los colegiales José Partearroyo, José Riesco,

— t87 V animándoles a -estudiar siempre el Gran Libro,
él Catecismo.
Nos complacemos en mostrar a nuestros lectores
el grupo de los afortimados alumnos del Colegio
«Don Bosco * que supieron, por su amor al estudio
del Catecismo, conquistarse tan merecido triunfo.
GRANADA {Nicaragua). — Brillante certamen
catequístico en el Colegio “ Juan Bosco.”
El día 5 de Diciembre efectuóse de g a 12 de
la mañana en el Colegio Salesiano ante selecta
concurrencia en la que destacábase como astro

llenos de esperanzas y de fe los que se disputan
noblemente el laurel de la victoria rodeados do ^oo
alumnos que obser\-an conmovidos y entusias­
mados la conmovedora e.sccna.
A l acabar el reñido certamen en que los com­
batientes dieron pruebas inc(]uívocas de prodigiasa memoria, los jueces adjudicaron d primor
premio, segundo y tercero a los jóvenes siguientes,
J nlio Centeno h., Bolívar Gámez y I/.'ocadio Jaime.
I.,a parte del catecismo toma<Ía cu el certamen
fué el Credo explica<lo de mía manera finísima y
confirmados con hechos históricos y morales.

C h il e — V e n c e d o r e s e n e l c e r t a m e n c a t e q c í s t i c o d e l C o l e g io “ D on

^cninoso la figura de su Señoría Ilustrísima y
• 'taa. Monseñor Canuto Reyes y Balladares,
Botttro abnegadísimo Pastor, un certamen cateentre los alumnos de la intermediaria.
I ^ ó d discurso de apertura el inteligente joven
JUio Centeno h. y siguieron unas m uy atinadas
?*^ras del Señor Director del Plantel, Reverendo
Emilio Bottari, con respecto a la F^nnVlira
Su & ntidad Pío X I de 29 de Junio de 1923,
el Santo Padre dic* ser el estudio d d cael único medio para alcanzar la paz v el
social,
ü- ya ha empezado la lucha, son 15 jóvenes

Bosco’’,

de

Iquique.

Concluyóse el Acto con la autoriza<ia palabra
de su Señoría Ilustrísima y Reverendísinia, quita
manifestó haber pasado un rato de Paraíso entre
sus hijos más_ queridos, los salesíanos, y sus alum­
nos;* y añadió que se convencía .una vez más de
que los hijos del Venerable Padre Ju«tn Bosco en
todas partes dan copiosos frutos de sabiduría y
santidad. Dijo también que el hombre tanto vale
en ctianto, por medio de la ciencia sagrada, conoce
y ama a Dios Nuestro Señor.
Una felicitación calurosa a los jóvenes que to ­
maron parte en el noble certamen y a su digno
Director.

— iS8 ^
Circular del P. Trione a las Sras. Cooperadoras
americanas.

Beneméritas Seüoras:
Por orden del Rviuo. Señor Don Felipe Rinaldi,
nuestro Rector Mayor, me encuentro en tm viaje
(le Acción Salesiana en vuestro Continente Ame­
ricano con el encargo de ocuparme así mismo de
vuestra Providencial Acción en favor de nuestras
Obras y Misiones. No pudiendo llegar a todas
vuestras ciudades, suplo al menos en parte, diri­
giéndoos esta hmnilde Circular.
Ante todo tengo el honor de comunicaros que
el Rvmo. Padre Rinaldi está ntuy edificado y al­
tamente satisfecho por vuestro celo y generosa
actividad en favor de las Obras y Misiones Salesianas. E l os agradece de corazón y os asegura que
sois participantes de todo el bien espiritual que
se hace por la gran familia salesiana y ruega y
hace rogar por vosotras.
Después de esto, interpretando su pensamiento,
tengo el honor de comunicaros las siguientes re­
comendaciones:
jo. — Para el mejor fimcionamiento de vues­
tras Asociaciones, conviene que cada Comisión
tenga un floreciente Consejo o Jimta Directiva
la cual se retuia frecuentemente o al menos una
vez al mes en im día señalado.
2®. — Las reuniones generales de la Comisión,
cmmdo no se puedan tener con facilidad tma vez
al mes, ([ue se tengan por lo menos dos o tres veces
al año, preferiblemente un mes antes de las Fiestas
y Conferencias de S. Francisco de Sales y de María
Auxiliadora, tratando en ellas del modo piáctico
para preparar bien su celebración.
30. — A l cooperar a la difusión, de la Pía Unión
de los Cooperadores Salesiauos, haced resaltar
bien que el Cooi>eradot antes que Bienhechor de
las Obras y Misiones Salesialias, debe procurar
ser un buen terciario de Don Bosco. I/5S Coope­
radores y las Cooperadoras deben ser otros tantas
Salesianos e Hijas de Marín Auxiliadora en el
nuuido. viviendo segi'm el espíritu mismo de Don
Bosco y segtiu las enseñanzas de S. Francisco de
viales y animándose de ferviente celo por la salva­
ción de la juventud, por los vocaciones eclesiás­
ticas. religiosas y de misioneros, y, por lo que
uumda el Reglamento, de la Pía Unión.
^ Qxie las Comisiones que se formen donde
hay Onttorios o Institutos Salesianos de Benefiivncia, ayuden principalmente tales instituciones
locales. Sin embargo, aun éstas, <x>mo las otras
Comisiones que se formen donde hay Colegios
de pensionistas regulares, es bueno qtie concurran
especialmente al sostenimiento de Noviciados y
Casas de Formación para el personal salesiano y
avuden a las Obras Salesianas que geuerahnente
se recomiendan de cuando en cuando.
5®. — Continuad difundiendo con celo cada vez
más crccicute la devoción de María Auxiliadora,
con la conmemoración mensual del 24 de cada mes,
con el Mes de María, y principalmente celebrando
biei\ la fiesta anual de nuestra Celestial Palrona.
6®. — Esforzaos también para que la Imagen
de María Auxiliadora que se expone a la venera­

ción pública, y que se lleva en las prexesiones, sea
verdaderamente hermosa y artística. No sólo los
profanos sino también los buenos cristianos ne­
cesitan esto. L a religión debe ser así mismo un
triunfo del arte sagrado.
7°. — Difundid el uso de las Capillitas de María
Auxiliadora entre grupos de treinta familias, lleván­
dolas por tum o a cada familia sucesivamente cada
día del mes. Si en la Capillita hay el cepo o alcan­
cía para las ofertas que sea preferiblemente para la
Obra de las vocaciones salesianas de la Inspectoría.
8®. — Donde se pueda, procurad instituir la
Obra de la confección de Ornamentos y Manteles
sagrados para las Iglesias salesianas de la Inspec­
toría y de las Misiones.
9®.
En fin, respecto al modo práctico de ob­
tener subsidios de los fieles, vuestra caridad in­
dustriosa. sabrá encontrarlo y ponerlo en práctica
con mucha facilidad y también de vez en cuando
os lo sugerirá la benemérita Comisión Central del
Patronato de las Obras y Misiones de Don Bosco
que existe en Turín, cerca del Rector’ Slayor y
cuya presidencia ocupa con laudable celo S. A. R. I.
la Princesa Leticia de Saboya Napoleón, rodeada
de Ilustres Damas pertenecientes en gran parte
a familias que ayudaron mucho al Ven. Don Bosco
desde los primerets años de su Obra.
Otras cosas os las dirán los Señores Inspectores
y Directores salesianos locales.
María Auxiliadora y el Ven. Don. Bosco os recom­
pensen con largueza vuestra admirable actiridad
y generosa caridad hacia las Obras y Misiones Sa­
lesianas.
Junto con las agradecidas muestras de simpatía,
del Rvmo. Padre Rinaldi, dignaos aceptar tam­
bién las mías.
»
México, 9 de marzo de 1925. Conmemoración de

Domingo Savio.
Atto. S. S.
E steban T rio n e . Pbro.
CENTRO AMÉRICA. —
salesianos.

Una flor de los veríclcs

A principios de 1916 se abría en el pintoresc-"'
valle de Ayagualo, jurisdicción de Santa Itcb,
la Casa de fonnación del personal Salesiano para
la vastísima Inspectoría de SS. Salvador, la qrc
comprende seis Repúblicas: Guatemala, El Saivai-f.

Hondxtras, Nicaragua, Costa Rica y Par:U''.<Dios bendijo la nueva fimdación enviándíde
entre los doce primeros alumnos, xmo de extra­
ordinarias virtudes, destinado a sen-ir de modele
a todos los demás.
E s este el Acólito José Serrano, nacido en U
ciudad de San Salvador (América Central) el 9 de
Marzo de 1902, y muerto en el Instituto Salesiano
de Ayagüalo el 25 de Agosto de 1920, en concepta
de santidad.
Éu su niñez lo primero que aprendiera fuero.,
los dulcísimos nombres de Jestis, José y Mai^’
las oraciones de la mañana y de la noche y ci
Rosario, que recitaba con edificante devoca^ora con su familia, ota solo teniendo a la
quince estampas que representaban los
A los 7 años ya sabía muy bien todo el Caiecisno

r

— 189 —

pero, según la costumbre de entonces, no fué ad­
mitido a la Primera Comimión, sino a los ocho
años, y tuvo la dicha de recibirla en la Catedral
de San Salvador, de manos del hoy Eminentísimo
Cardenal Juan Cagliero, Salesiano, a la sazón lutemimcio Apostólico en Centro América.
Frecuentó sucesivamente, como externo, la E s­
cuela del Hospicio de San Salvador, ima Escuela
Pública y el Colegio « San Agustín > del P. Samuele
Tenorio, haciéndose admirar doquiera y siempre
por su asiduidad, piedad, aplicación y conducta
ejemplar.
En 1914, a pesar de los cuatro kilómetros de dis­
tancia, comenzó a concurrir como externo al Co­
legio Don Bosco « Mercedes Peralta » de la Capital,
mereciendo, por su puntualidad, asistencia continua
y excelente conducta la « Mención Honorífica »
a fines de año y la admisión eñ la « Compañía
Filo-Dramática » del Colegio, resultando un buen
actor.
Por la extrema pobreza de sus padres, a mediados
de 1915 tuvo que suspender sus queridos estudios,
para ingresar en un taller de Zapatería de la ciudad,
donde tuvo ocasión de acrisolar bien su \drtud en
medio de terribles pruebas, y logró al fin mejorar
los sentimientos de los Jefes y ganarse a los apren­
dices haciéndoles asistentes asiduos al Oratoiio
festivo del Colegio Don Bosco « Mercedes Peralta »,
que él continuaba frecuentando siempre, como
dramático y celoso catequista.
El I®de Febrero de 1916 ingresó en el Instituto
i San Francisco de Sales * de Ayagualo, con el fin
de hacerse Sacerdote Salesiano.
Allí pasó cinco años: cuatro como aspirante,
estudiando los cursos de latín y uno como acólito
novicio, mostrándose siempre ejemplarísimo, tanto
en el aprovechamiento de sus estudios, en los que
no perdía im segundo, como en el ejercicio de todas
las prácticas religiosas, que cmnplía con recogi­
miento y piedad, dignos de loa e imitación.
Obsen ador exacto de todos sus deberes, pudiera
Considerársele como « el Reglamento viviente »,
cuyas disposiciones, lo mismo que los avisos de
los Superiores, acataba como la voluntad y voz
úel mismo Dios.
Sin embargo nada de singular o extraordinario
se veía en su conducta; su lema era: Hacer bien.
w* perfección creciente, lo común y ordinario de
codo día, esforzándose por hacerse cada vez más
íligno de la vocación Salesiana.
La Santa Comunión diaria, una ardiente de^paón ai Sagrado Corazón de Jesús y a María A u­
xiliadora, eran el centro e imán de todos sus afectos,
pensamientos, palabras y acciones.
Era * un Seíafín de amor » y, por lo mismo, « un
^ gel de pureza *.
En el reverso de una estampa se halló escrito,
su puño y letra, firmado y fechado el 8 de Diócinbre de 1917, lo siguiente: « Recuerdo de mi
roto de castidad, cuando ctmsagré a Jesús y a
~ 3ria alma, vida y corazón. ¡Antes morir que pecar!
Dh Inmaculada Concepción de María, consérvame
f®o hasta la muerte! ¡Oh glorioso San Luis, tú
tue hiciste este voto de castidad desde niño, ayúa cumplirlo!

Se abrasaba en deseos de ser Salesiano, pura
trabajar mucho en la educación de la juventud,
irvom o mi.sionero entre los infieles, si los Sujx*riorcs
se lo permitiesen, y morir por la fe de Cristo.
Pero, ¡otros eran los designios de DiosI K 1 susto
o impresión brusca que le produjo la repentina
explosión de mía láuijiara de acetileno en el salón
de estudio en la tarde del 30 de julio de 1920, le
causó una lesión en los pulmones y la muerte a las
pocas días.
Según relató él mismo, en la noche del 24 de
Agosto de 1920, tuvo mía visita del Venerable

E l a c ó l it o J o s é S e r r a n o .

Padre Juan Bosco, quien lo invitaba a ir al Paraíso;
lo que le llenó de inefable alegría. En la madrugada
del día siguiente, el alma angelical de José Serrano
voló al cielo, a la edad de 19 años.
A l antmdo de su tránsito, era general la excla­
mación: « ¡Ha muerto un Santo, im nuevo Domingo
Savio, im nuevo San Luisl *, y muchos comenzaron
a invocarle, siendo pronto atendidos.
Sus despojos descansan, mientras Dios no dis­
ponga otra cosa, en el pequeño cementerio del
valle de Ayagualo, frente a nuestro Instituto.

¡Oh eternidad, cosa única digna de mis pensa­
mientos, de mi solicüttd y de mis cuidados! ( Cómo
he podido hasta ahora tenerte tan olvidada?...

D. Bosco.

1

— igo —

LOS QUE MUEREN

el corazón agradecido nos dicta: Hombres de tales
virtudes, de excelencias morales tan graiides v
que tanto bien hacen a la humamdad, no debieran
desaparecer de la sociedad, no debieran moiir
nunca.
Reciba su cristiana familia nuestro más sentido
pésame con la promesa solemne de nuestras ora­
ciones y sufragios por el eterno descanso del amado
difimto.

Don Ramón de Ibarra y González.
K 1 20 de Marzo expiraba en Sevilla con la paz
de Jos justos, para ir a recibir en el paraíso el premio
de sus buena obras, el caballero integérrimo, mo­
delo de católicos entre los ejeniplarísiinos Don
Ramón de Ibarra y González.
* Sevilla, decía el « Correo de Andalucía en uno
de los párrafos de sus artícxilos encomiásticos, iio
sólo en sus pobres, sino en sus elementos directores,
está de luto, porque con la muerte de don Ramón
de Ibarra y González ha perdido xmo de sus hijos
de más sana prudencia, de virtüd más acrisolada
y (jue trabajó incesíuiteniente en toda obra de
elevación de miras, para el fomento de los intereses
materiales de la ciudad y para fines de caridadi
tan amplia, que rara es la institución de beneficencia
que no haya sentido la acción inteligente y fecunda
de su celo profundamente cristiano; así como
serán muchas las familias que experimenten frío
en el hogar, por la falta de los auxilios que callada
y asiduamente les otorgara ».
Du cuanto a sus relaciones con la Obra de Don
Bosco, que amaba intensamente, los Salesianos
no tenemos más que motivas' de gratitud y reco­
nocimiento que ni el tiempo puede borrar ni la
muerte romper.
Aun recordamos con gran satisfacción su pre­
mura por visitar a nuestro Siervo de Dias, Don
Miguel Rúa en .su visita a Sevilla y la fe coa (iue
pedía y recibía su bendición.
Ku los momentos difíciles porque pasó nuestra
Obra en Sevilla, januis faltó la caridad geneitxsíi
de Don Ramón Ibami, siempre atento a reme<liar
necesidades, a prcKÜgar los tesoros de que abiuidaba su gran corazón.
lín KJ15 y cuiuido .se hallaba gravemente en­
fermo cu el lecho del dolor, aviii contraviniendo
la ouleu medica (pie le prohibía recibir visita al­
guna, quiso y agradeció sobremanera la que le
hizo nuestro Superior, Rdmo. Don Pedro Ricaldouc, complaciéndckse en recibir por su medio la
bendición de María Auxiliadora.
Graiule era el cariño tpie nos profesaba, como
lo prueban tantos otros hechos que omitimos
poripie a.sí lo deseaba su humildad, que no quería
(pie la uuuio izipiieiüa supiera lo que hacía la de­
recha, como ordena el Kvimgelio; pero no omiti­
remos que hasta cu sus últimos uiómentos se a<x>rdó
de las Salesianos, para manifestarles todo su afecto.
Acatamos los designios de la l ’rovideucáa, que
siempre obra «ni bieu de sus criaturas; pero nos
parece también muy humano manifestar lo que

Exemo. Sr. D. Claudio López y Bru López
de Lamadrid y de Lassus
Marqués de Camillas.

Confortado con todos los auxilios espirituales,
murió en Madrid el 18 de Abril, santamente, como
santamente había' vivido el Exemo. Sr. Marqués
de Comillas. Con el pierde España a imo de sus
hijos más preclaros, y el catolicismo a uno de sus
•más ilustres defensores.
No vamos nosotros a tejer su gloriosa necrología,
porque las virtudes del ilustre extinto eran de
todos conocidas; ofrecemos, en cambio, a nuestros
lectores el juicio que, a su muerte, mereció del
Nim(ño de Su Santidad, Mons. Tedeschini y del
Prelado de la diócesis que le asistió en los últimos
momentos.
Dice Mons. Tedeschini:
« Varón de vida espiritual intensísima, tuvo
por norma de existencia tres amores: la Iglesia,
España y la Monarquía, a cuyo-servicio puso tod: s
■ ^us energía^ y sus eádraordinarias dotes. La Santa
Sede y los prelados españoles sabían que el mar­
qués 'estaba a su lado en texias las ocasiones, por­
que cuando la Iglesia había hablado, él no discutía;
prestaba su valioso apoyo con enérgica decisión.
Por eso Su Santidad, que lo miraba como hijo
predilecto, lo honró como a ninguno, cxmcediéi:dole tan altos honores, que sólo él ostentaba.
E n efecto, sólo el marqués de Comillas, cnt'c
las católicos de todo el mundo, poseía las dos in: s
altas condecoraciones pontificias: la'Orden Suprima
de Cristo y la de la Milicia Aurea ».
Y el Prelado, que en el instaute mismo do !a
muerte del marqués le había dado la beiidúión
papal, se arr<xiilló aute el cadáver y besó las
tjue tan generosas habían sido para repartir el
bien.
— Pidamos a Dios Nuestro Señor — exclamó (1
Obispo de Madrid - Alcalá — que le perdón,
porque todos somos pecadores, y que le prc:’: e
misericordiosamente tantas obras de carió- >•
<x>mo ha heiúio en su vida, enjugando lágriiu; ^ J
remediando necesidades; que le ,dé la corona c,; e
ha merecido por su fer^•oroso apostolado, por (i
bieu de la Religión y de la Patria, y que a E&psr->
y a la Iglesia no Ds deje huérfanas de un varés
seuiejaute ».
Salesianos y Cooperadores nos unimos a estíi
manifestaciones de duelo y rogamos al Señor
su eterno descanso.

Con aprobacii^n de la Autoridad Eclesi;\slica: Gerente: G EM IN IAN O FERR.ARI.
Establee
ec. T ip .d e la Sociedad Editora interiiaciou.il. — Corso Regina .Margheriia, N. 174. - Tü'REí

'
|

Opera latina ct litúrgica.
A LAPIDE K. P. ComeHus, S. I. - COIHMENTAEIAIN QUATÜOE EVANGELIA recognovit siibipctisquo
notis Ulustravit et ad praesentem sacrae scientiae statum adduxit DD. Autoiiius Padovani. Edilio 111
mendata, additis in Appeudice Commissioiiis Poutiüciae de Re Bíblica Reaponsis, PropoRÍtionibusquo
per Decretum Lamcntabili reprobatis et proscriptis quae ad Evaugelia rcfereutur, cum iadioe analytico ac indico rerum praecipuarum, 4 vol. pag. 2060, in-8 max:
Lib. 80 —
Apud exteros:
'
» lOo —
- Di OMNES S. PAUL! EPISTOLAS recognovit subiectiaque notis iUustravit, emendavit ot ad praesentem sacrae scientiae Statnm adduxit A. Padovani, cum iiid.ce j.nalytico ao i.idico rerum praecipuarum. 3 vol. in-8 max., pag. 1800. Lib. 55. — Apud exteros: Lib. 70.
BADII Sao CAESAR. in ius canonicnm.

DÍSTITUTIONES JÜRIS CANONICI, Editio altera aucta. Vol. I. Introductio

Líber I. Normas generales. — Líber II. De personis Lib. 16 50 — Apud exteros Lib,
Vol. II. De rebns. Lib. 20. — Apud exteros: Lib. 24.

20 _

BLAT Pr. ALBERTUS O. P. — COMKEENTARIÜM TEXTUS CODICIS lURIS CANONICI.
Líber I. Normae generales. Previo tractatu introductorio, ét appendice subsequente de legibus
ac hbris liturgicis: Lib. 7,50. — Apud exteros: Lib. 9.
,
Líber II. De personis cum aulhcnticis declarationibus usque ad diem 7 Julii 1921 (A. A. S. XIII
fase. 9): Lib. 30. — Apud exteros: L b. 36.
Líber III. De rebus. Pars. I. De Sacramentis cum declarationibus authenticis usque ad diera
2 Augusti 1920 (A. A. S. X II, fase. 8). Aecedit dúplex appendix, prima de relationibus ex libro V
altera de formulis facultatum S. Congr. de P. Pide: Lib. 30. — Apud exteros: Lib. 36.
- Pars n . De hcis et icmporibtis sacris. Pars III. De cuUu divino. Pars IV. Do Magisterio cede8Íastico._ Pars V. De beneficiis aliisque inslilutia cedesiaeiieis non coUegiálibus. Pars VI. De bonis
Eccleaiae iemporalibus, cum deolaralionibus authenticis usque ad diem 31 octobris 1922: Lib. 24. —
Apud exteros: Lib. 30.
Líber V. De delictis et poenis (Sub praelo).
CflELODI Sac. JOAXXES. — JUS MATRIMONIALE. Lib. 8. — Apud exterosr Lib. G.50.
JÜS DE PERSIONIS, etc., praemisso tractatu De principas d fontibus inris canonici. Lib 25 _Amid
exteros: Lib. 30.
- íÜS POENALE et ordo procedendi in judiciis criminalibus. Lib. 6. — Apud exteros: Lib. 7,20.
CODK JURIS C^ONICI P ío X P. M. ius¿u digestus Benedicti Papae X V auctoritate prómulgatus.
raefatione E.mi Petri Card. Gasparri et indice analytíco - alphabeíico auctus. Pag. L X X Ii-920.
harta indica subtili et solida. Conteetum linteo, sectione rubra. Lib. 15. — Apud exteros: Lib. 18.
P- — THEOLOGIA FUNDAMENTALIS SECÜKDUn
^ raO M A E DOCTRINAM. Pars apologética: De revelatione i>er Ecelesiam catbolicam proposita:
Opus juxta S. P. Benedicti X V optata sacrae praesertim juventuti commeudatum. 2 tomi Lib. 45
— Apud exteros: Lib. 54.
'
* ’
-^UG. O. F. JI. — DE SCRUPULIS. Psycho-pathologiae specímen in usura confessarionim. Lib. 10. — Apud exteros: Lib. 12.
SON HOECHABERIS. Disquisitiones medicae in usura confessarionim.-Editiosexta. Lib 1 2 _Anud
títeres: Lib. 15.

—‘^ A flC A Aloisius, Bibliothecae Ambrosíanae Praefectus. — BIBLIORXTM SACRORUM lUXTA
OLGATAM CLEMENTINAM. Nova editio, 1922, emendatissima. Breviario perpetuo et concorOintiis auctd, adnotatis etiam loéis qui in monumentis fidei sollemnioribus et ín liturgia romana
•Kirpari ebnsueverunt, in charta indica. Lib. 40. — Apud exteros: Lib. 50.

Opera latina et litúrgica.
JAQUET DOMINICUS O. M. C., Archiepiflcopus Salaminius. — PRAELECTIONES HISTOBIAE ECCLESIASTICAE ad usum Scholarum. Cum IcoupletisBimo indice analytico.
Volumen I. Ab aetate Apostólica ad saeculum deeimomprimam. j Lib. 30.
Volumen II. A saeculo decimosecundo usque ad vigesimum. — í Apud exteroe: Lib. 36,
LE GAUDIER P. ALPH. S. J. — DE PERFECTIONE VITAE SPIRITUALIS. Accedunt dúo opuacuk
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Vol. III. De Deo sanctificante - De Deo remuneratore seu de gratia - De Sacramentis et de Novissimis. Lib. 20. — Apud exteros: Lib. 24.
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Vol. I. De poenitentia - De matrimonio et de ordine (Pars dogmática simul et moralis). Lib. 25.

Apud exteros: Lib. 30.
Vol. II. (Theologia moralis fundamentalis) De virtutibus - De praeceptis - De censuris - »
prohibitione librorum. Lib. 25. — Apud exteros: Lib. 30.
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TANQUEREY AD. - QUEVASTRE M. - IIERBERT L. — BREVIOR SYNOPSIS THEOIOGIAE DOQMATICAE. Pag. 860. Charta indica. Contectum linteo. Lib. 20. — Apud exteros: Lib. 24.

R e d a c c ió n y A d m in is tra c ió n : V ia C o tto len g o , 32 - T U R ÍN .

Fecha
1925.06