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Título
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BS_1925_03
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Descripción
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Boletín Salesiano. Marzo 1925
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extracted text
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o
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XL.
Ba s í l i c a
MARZO, 1925
del
Redacción
y
S gdo. Cokazón
de
Jesús,
edifica da por
Número 3.
D o n Bo s c o , R o m a .
Administración: Vía Cottolengo N. 32 * TURIN, 9 (Italia).
^ ______________________________________________________________ y
ca
m
COOPERADORES SALESIANOS
O m odo práctico para m oralizar la sociedad.
Es el periódico oficial de las Obras y Misiones Salesianas, que se envía
mensualmente a los Cooperadores Salesianos y a las Cooperadoras Sa
lesianas, o sea a los que sostienen dichas Obras y Misiones.
S a ie s ia n O jj
Fundador de las Obras y Misiones Salesianas y de los Cooperadores
Salesianos es el Venerable Padre Don Juan Bosco {1815-1888) apóstol de la juventud y fundador
de la Pia Sociedad Salesiana y de las Plijas de María Auxiliadora.
*'Bohifn
p
j
^
S a le s ia n o s .
de los Cooperadores Salesianos — como dice Don Bosco — no
crea vínculos de conciencia y por lo tanto pueden participar las famiüas
seglares y religiosas, y los institutos y Colegios, por mediación de sus
padres o Superiores.
Las condiciones establecidas por Don Bosco para ser inscriptos en la Unión de Cooperadores
Salesianos son:
1. Tener 16 años de edad.
2. Gozar de buena reputación religiosa y civil.
3. Estar en grado de promover por sí mismo o por otros, con oraciones, ofertas, limosnas
o trabajos, las Obras de la Pía Sociedad Salesiana.
NB. — Los que desean inscribirse entre los Cooperadores y sobre todo aquellos que proponen
nuevos socios, reflexionen sobre la tercera de las condiciones, requerida por el Venerable Fun
dador; es a saber: que puedan promover por si o por otros, con oraciones y limosnas — que
compensen por lo menos el envío gratuito del « Boletín » — las Obras Salesianas.
Los pedidos de inscripción envíense directamente al Rector Mayor de los Salesianos, Cottolengo
32, Toríno, 9 — Italia.
En el Qncuentenario de las Misiones Salesianas (1875-1925) recomen
damos a todos la celebración de Jornadiis Misioneras a favor de las
Misiones Salesianas, para que se difundan con su conocimiento sus mu
d e c a r id a d .
chas necesidades — extendiendo el marco de las simpatías y procurán
doles el apoyo de todos los buenos — Es cierto que las Jornadas Misioneras no recogerán de
golpe la ayuda necesaria. Nuestros Misioneros piden por ejemplo con insistencia diaria, géneroi
y objetos para el sagrado ministerio, y principalmente telas, vestidos, calzados, para sus huér
fanos y neófitos, medicinas y mil otras cosas necesarias para el inicio de la vida civil de los nue
vos cristianos.
O b ra gpan do
Indicamos pues, a las Casas de Comercio, esta grande obra de civulización y de fe, rogán
doles quieran enviar al Rector Mayor de los Salesianos Don F E L IP E R IN A L D l, Cetto32 - TORIN O (9) - Italia, cuanto estimen oportuno dar a las Misiones Salesianas, B
Señor, por las fervorosas plegarias de los protegidos, bendecirá sus negocios propordoiu
damente a su generosidad.
Ruégase enviar las limosnas y ofertas directamente al Rmo. RecW
Mayor de los Salesianos, que es asimismo el Director General de la Üdíób
de Cooperadores Salesianos y de las Cooperadoras Salesianas, con
ia s o fe r ta s .
dirección: Rmo. Sr. Don F E L IP E R IN A L D l - Oratorio Salesi»^
CoOolengo, 32 - TO R IN O (9) - Italia.
B n o ío d e
m
BOLETÍN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON ROSCO
Año XL.
MARZO, 1925
Número 3.
Sum ario : Cuoresmo ji Jubileo, tiempo» Je renovación espiritual, — Domingo Savio j> P ió X . —
Gracia exíroordinaria Je Domingo Savio, — / X Congreso Internacional Je CooperaJores Sa/esianoe. — D e nuestras Amisiones,' Venezuela, Motto Crosso. — P a r el alto JVeuquén, — Aii's
viajes en la Tierra Jel Fuego. — Culto Je Mario Auxiliajora, — Gracias Je Mario AuxiliaJora. — Gracia Jel Venerable Don Dosco. — Por el munJo salesiano. — Los que mueren.
CUARESMA Y JUBILEO
tiempos de renovación espiritual.
Extinguido el eco homicida de las danzas
carnavalescas, pa.sado el tiempo de las vergon
zosas bacanales en que el frenesí de las pasiones
ahogó en el lodazal de placeres degradantes
los sentimientos cristianos, entramos de lleno
en la santa Cuaresma, tiempo de sana reflexión,
de renovación espiritual, mística estación pro
picia a la roturación de los espíritus por medio
de la oración contrita y penitencia humilde.
Basta ya de claudicaciones viles, de condes
cendencias indignas que mancillan nuestro honor
de cristianos, de hijos de Dios. Despojémonos
de las andrajosas vestiduras del pecado y vista
mos nuestra librea, la rica vestidura de la gracia.
Es inútil buscar en los goces de la tierra una
felicidad que satisfaga nuestros anhelos, que
intentemos trocar este valle de lágrimas en el pa
raíso de delicias que y a perdieron nuestros padres.
En vano procurará el hombre atolondrarse
bebiendo a grandes sorbos la mentida felicidad
^ los placeres. Creado para Dios, hecho a su
y semejanza y destinado para poseerle,
es demasiado noble, demasiado grande para
9^iedar satisfecho con las miserias de la tierra,
con las goces mezquinos que puedan brindarle
las criaturas. Todos los esfuerzos que haga para
detenerse en su marcha al soberano Bien, acantimándose en la bajeza, no pueden saciar su
espíritu que le responderá siempre y con vehe« he nacádo para cosas más grandes ».
^0 es posible coronarse de rosas en este
destierro sin comprometer nuestro glorioso
destino y faltar a nuestros sagrados deberes
de cristianos. L a \úda, como nos dice con frase
gráfica la Escritura, es una milicia: « Militia
est vita hominis super terram », y, por tanto,
hemos de estar siempre con el arma al brazo;
se impone la lucha, decidida y tenaz, tanto
contra el extravío de las pasiones que nos apar
tan de la perfección cristiana, y por ende de
la consecución de nuestro fin, como contra la
insidia de los placeres y comodidades que debi
litan las energías virtuosa.s y preparan el de
rrumbe del alma.
Convencidos por triste experiencia de que no
hay en este mundo satisfacciones verdaderas
y durables; de que todos los placeres que nos
h a l l a n no son más que vanidad, rectifiquemos
nuestros proceder y reparemos nuestro error:
despertemos nuestra conciencia, volvamos a
la casa paterna donde nos aguardan las dulces
alegrías del perdón, y, humillándonos ante
nuestro Dios, hagamos brotar con nuestro sin
cero arrepentimiento la hermosa floración de
la Cuaresma: flores y frutos espirituales.
Pongámonos a tono con la naturaleza. Ella,
después de un letargo morboso, de un período
de inacción semejante a la muerte, al suave
halago del sol primaveral comienza a revivir
y a germinar, y, avergonzada de su miseria
y desnudez, con febril actividad se cubre de
elegante y rico manto verde, recamado de flores
vistosas de mil colores.
Pero ¿cómo podremos, dirá alguno, esperar
— 6S _
4e
se siente la necesidad de rehacer nuestra ciri'ización y arrojar de sí cuanto hay en ella de falso,
de contrahecho y podrido. Todos muestran \ivas
ansias de orientación, de claridad y amioaía.
E l hombre abusando de su libertad quiso
apartarse de Dios para gozar a sus anchas, r
en su pecado halló bien dura penitencia. .\1
huir de la verdad, también la libertad se alejó
de nosotros, quedando aprisionados en la tienda
del grosero positivismo, que al par que nos
entrega maniatados a nuestras pasiones desbor
dadas, va secando poco a poco las fuentes de
nuestra fe y atando los corazones de barro a
carro deslumbrador.
iQué espectáculo más desolador , y triste el
que ofrece nuestra sociedad! ¡Cuánto hemos de
generado de las grandes virtudes que adornaron
la vida de nuestros padres! Los tiempos actua
les son de indiferencia religiosa, de materialisEO
brutal 5’’ por lo mismo tiempos de egoísmo, de
odios, de sensualidad sin freno, en que los
hombres, sin más ideal que la satisfacción de
sus pasiones, se disputan a dentelladas y a
zarpazos, como las bestias, los bienes exlusivamente materiales, la dicha puramente terrena,
convertida en último fin.
Entregados por completo al réprobo sentiil'V
parecen haber olvidado que no solo
/><ih ir:c
el hombre, que el espíritu inmortal ha menester
de otro alimento que no se encuentra en
objetos terrenos que tanto acariciamos, ni en
los placeres que seguimos con ansia, ni en
glorias mundanas que por un momento cíau
nuestra frente.
Cierto que la violenta sacudida de la úIüdia
guerra ha despertado muchas conciencias, qnf
*
* *
los millones de víctimas sacrificadas a los errores
Pero no es solamente el santo tiempo de Cua- y egoísmos humanos ha obligado a rexnsar ma
resnm lo que nos fúvita a nuestro resurgimiento chos valores y declarar paladinamente el fra
y renovación espiritual, sino también el Jubileo caso de las cosas humanas, de las utópica?
teorías de los hombres; pero, en general,
del Año santo.
Y cuán oportuna llegue esta gracia e indis males no han desaparecido, la crisis continnpensable sea este remedio que la Pro\4 dencia en pié, y tal vez más acentuada que nunca.
Observ’ad si no, y veréis que todos los valore^
Divina nos concede por medio de la Iglesia, no
morales están en quiebra; y, que en lugar i
es necesario ponderarlo.
N*o hay quien no reconozca que nuestra so haberse contenido el mal, y avanzar los hombre?
ciedad está enferma. L a humanidad padece decididos hacia el orden, hacia la justa*,
una espantosa crisis, efecto de su alejamiento hada la propiedad, hada el trabajo, haaa c
de Dios. Hace ya mucho tiempo qire nos halla ideal religioso, se camina hada la incredulidadrnos bajo el >uigo de fonnidables contradicciones, hacia el crimen, h ad a la anarquía y comunisni''desorientados en medio de radicales y hostiles hacia d caos.
¿Qué importa que ante un cuadro tau triste,
divergencias, generadoras del malestar profundo
que tortura a los liombrcs. Por todas partes haya quien proclame con vanagloria los
nuestra mente y corazón, que son como
liorríi estéril, otra cosa que no sean abrojos y
espinas? Porque la maldición de Dios, después
del pecado de nuestros padres en el paraíso:
« la tierra no os produciré más que espinas »,
má,s que sobre la tierra material, ha caído, si
así es permitido expresarse, sobre la tierra espi
ritual del alma, de nuestra mente y corazón
como todos lo sentimos y deploramos haciendo
nuestras las vivas expresiones del Aposto!. Sí,
es cierto, no cabe duda alguna: tenemos nece
sidad de una gracia grande, de una gracia po
tente qué renueve nuestra alma, la trasforme
y nos revista como de una segunda naturaleza.
Y esta gracia que Jesús nos alcanzó con su
dolorosa pasión nos la ofrece en este tiempo de
Cuaresma la Iglesia mediante nuestra peni
tencia y arrepentimiento.
Desde el tabernáculo santo continúa Jesús
contemplando con ojos de ternura las miserias
que afligen a las almas regadas con su sangre,
y para atraerlas a su amor de nuevo se dispone
a renovar su mística pasión.
Acompañemos al Señor, compungidos y
llorosos, en su doloroso vía-crucis y en su es
pantosa agonía. Postrémonos al pie de la Cruz,
y allí nuestra alma se abrirá a la luz esplendo
rosa de la verdad y al calor fecundo del amor;
allí comprenderemos que la sangre de Cristo
derramada liace veinte siglos, está todavía
fresca y que el aroma divino que de ella se desjjrende aún, vivifica, conforta y anima, haciendo
germinar con inagotable fuerza portentosas
acciones de gracias, hondas y vivas acciones de
unción y de piedad.
gresos de nuestro siglo? Nosotros lo reconocemos
de buena gana y aplaudimos; pero debemos
confesar con dolor que todas nuestras maravi
llas y grandezas no son capaces de abogar el
grito estridente de la humanidad que sufre.
¿A que sirve que nos elevemos por los aires,
si nuestra moralidad se Arrastra por el suelo;
que seamos capaces de conducir y aprisionar
el rayo, si el ambiente nefítico que respiramos
por doquiera es un agente destructor mucho
más enérgico que el rayo?
Alguien preguntará:
¿Luego esta crisis será definitiva y ya no
bibrá para la pobre humanidad remedio poáble? No, lejos de nosotros el caer en el negro
pesimismo más perjudicial que la enfermedad
que nos trabaja. Nosotros creemos en la posible
renovación, mediante la fuerza sobrenatural
de la gracia, que, reanimando nuestras amorti
guadas energías, romperá las cadenas que nos
esclavizan a la materia y nos dará alas para
v('.ar a las cimas de la vida moral, a contemplar
en las alturas el sol de Dios.
Tengamos fe en nuestro resurgimiento. El
águila de la montaña, reina del cielo azul y de
li-^ cumbres, puede olvidar un instante su gran
deza; puede abandonar la altura, deslizarse por
la pendiente y perderse en el valle tenebroso;
pero, recordará algiin día su fuerza, y entonces
rocoge sus músculos de acero, extiende sus alas
rigorosas y con vuelo largo y majestuoso vuelve
a alzarse a las cimas luminosas.
Pero para esto es necesario volver a Dios.
En vano recurriremos para conjurar nuestros
males a la ciencia, a los códigos, a las institu
ciones armadas, a los congresos políticos, eco
nómicos y diplomáticos, si nos apartamos de
las doctrinas salvadoras del Evangelio. Todos
los experimentos que se han verificado prescin
diendo de Jesús, que es: la verdad, el camino y
l* vida, no han hecho más que empeorar la sitnadón, conduciéndonos a dos pasos del abismo
que se abre a nuestros pies.
Así lo entiende también la Iglesia, y por eso
oos brinda con sus auxilios poderosos, abrién
donos de par en par las puertas que guardan sus
inconmensurables tesoros espirituales.
* ... Pero no debemos creer, dice el Sumo Pontffice, entre otras cosas, en la Proclamación del
Santo, que la celebración del Jubileo tenga
*0-3 Por objeto inducir a cada individuo a la
‘^piación y a la cura de sus enfermedades espiri
tuales. En este tiempo aceptable, además de las
visitas a los lugares sagrados, y las variadas prticiieas de piedad públicas y privadas, ictUríin im
portancia grandísima los espixialcs socorros d:l
Cielo para excitar los
a un grado m is
alto de santidad y de perfección y a prom nK'r
¡a rcstanración de la Sociedad.
Porque como la mala conducta de cada indi
viduo redunda en perjuicio común, así la con
versión de los individuos a ima vida mds santa
lleva evidenicmente la entera sociedad' humana a
enmendarse y a unirse siempre más con Jesu
cristo... ».
Sí, de Jesús ha de venir nuestra salvación.
Asi como en otro tiempo mandó callar los ele
mentos que amenazaban sepultar la nave en
que navegaban sus discípulos, del mismo modo
ahora puede devolver la paz, la calma y el
orden a nuestra sociedad enferma.
Cuando los pueblos se ven reducidos al úl
timo extremo y nada esperan de sí mismos,
cuando han agotado todos los recursos de la
humana prudencia para rehabilitarse y sacudir
la cadena de vicios que los oprime, es cuando
Dios se complace en venir en su auxilio.
Hijos de la cruz, escuchemos la voz del Papa,
del Sucesor de Pedro que nos invita a la re
forma espiritual y con ella a la renovación del
mundo. Convida a todos: a los extraviados para
que vuelvan al redil, a los pecadores, para que
bagan jieniteiicia y a los justos para que alcancen
mayor perfección.
Volvamos nuestros ojos a Roma. El Papa
nos ha abierto el templo sereno de la gracia, el
templo resplandeciente de la gloria. Los (juc no
puedan abandonar sus hogares que se tras
laden en espíritu a besar el anillo del Represen
tante de Cristo en la tierra, para rezar ante el
ara del holocausto del primer Pastor, para pos
trarse de rodillas en el Coliseo, cáliz inmenso
que durante tres siglos recogió la sagre preciosa
de miles de mártires.
íQué inmensos tesoros de gracias encierran
aquellos sagrados lugares, cómo abundan allí
los méritos de los atletas de Cristo! Roma
es el río caudaloso de la gracia, la fuente inago
table de la misericordia.
Los santos, los mártires, todos los bienaven
turados, hermanos nuestros en la fe, esperan
nuestro arrepentimiento y purificación para
cubrir con la sobreabundancia de sus méritos,
con las ondas de su preciosa sangre el polvo del
camino, las impurezas que afean la blancura de
nuestras almas.
Domingo Savio y Pío X.
Domingo Savio, el angelical alumno del Vene
rable Juan Bosco, es una figura privilegiada del
interesante y hermoso cuadro que encierra
dentro de su marco de oro las bellezas de los
orígenes de la Pía Sociedad Salesiaua. Narra
Monseñor Salotti, en la << Vida de Domingo
Savio »,.que en una audiencia íntima que le
concedió Pió X , un mes antes de que le visitara
la muerte, el gran Pontífice se mostró entusiasta
de las virtudes del angelical jovencito.
Como le interrogara sobre el concepto que de
ól tuviera, Pió X , con la espontaneidad y rapi
dez de una convicción profunda, respondió:
— « Ch-eo que es el modelo acabado, per
fecto de la juventud de nuestros días. Un ado
lescente que baja a la tumba con la inocencia
bautisnial, y que, durante la breve carrera de
su vida, no deja ni siquiera entrever un defecto,
es verdaderamente un santo. ¿Qué más debemos
pretender de él? »
— Y , sin embargo. Beatísimo Padre, aiando
en febrero pasado se introdujo la causa de
Beatificación, que yo tuve la suerte de defender,
no faltó quien me objetara que Domingo Savio
era demasiado joven para elevarlo al honor de
los altares.
A lo que argüyó el Pontífice: « Razón de más
para canonizarlo. lis tan difícil para un jovencito conservar y practicar las virtudes en modo
])erfectol Y Domingo Savio lo ha logrado. La
vida que de él escribió Don Bosco, y que yo
he leído, me ha convencido que se trata de un
jovencito ejemplar, que bien merece ser pro
puesto como modelo de perfección ».
Moirseuor Salotti le lüzo entonces referencia
de una (X)nferencia que había dado sobre Do
mingo Savio, y Pío X , visiblemente compla
cido, añadió: « Cuantos elogios le hayáis tribu
tado, son pocos, en comparación de sus mereci
mientos *.
Ivsforzaos por adelantar su causa. Que los
Salesianos no caigan cu la equivocación sufrida
por alguna Congregación religiosa, que se ha
desinteresado de la glorificación de sus miem
bros hasta que no ha sido promo\*ida la Qausa
de su Fundador. La figura y la obra de Don
Bosco es muy grande y compleja, y, por lo
mismo, requiere mucho estudio. Kn cambio, la
vida de Domingo Savio, es tan sencilla, breve
y luminosa, que creo no necesite un examen tan
laborioso. No se pierda tiempo, por lo tanto; y
prosígase su Causa con toda la celeridad posible*.
No dudamos de que los millares de jóvenes
admiradores del aprovechado discípulo del \’ en.
J uan Bosco, son del parecer y deseo del gran
Pío X , y que para dar cumplimiento a ese anhelo
manifestado por Su Santidad, procurarán con
sus fervientes oraciones y la imitación de las
virtudes de Domingo Savio, acelerar la Causa
de su Beatificación.
«
* *
¡Domingo Savio modelo y guía de la juventud
contemporánea! Es un santo el que nos lo mues
tra y propone como ejemplar de perfección;
un santo moderno que conoce las necesidades
de nuestros días y los medios que conducen a
la virtud, a la gloria de los altares; el Padre
amante que, viendo como el ambiente pagano,
materialista de nuestro siglo ajaba en flor las
más halagüeñas esperanzas de la sociedad y de
la Iglesia, inspirado por el cielo, se propuso
instaurare omnia in Cristo.
Si la vida del hombre se deslizara y discu
rriera siempre como en los años de su dichosa
inocencia, en la calma apacible y armoniosa de
su aurora, cuando se asemeja al azulado y lím
pido arroyuelo que juguetea entre las guijas
cubiertas de sedosos musgos y lame tranquilo el
verde césped de sus riberas, recamado de mar
garitas y esbeltos lirios, no habría porqué preo
cuparse del porvenir de los niños, ni temer por
extravíos que pusieran en peligro o malograran
el tesoro de virtudes con tanto cariño y desvelo
cultivado por la madre en el sagrado recinto del
hogar.
Pero como desgraciadamente esa hermosa
escena dura poco, y a la mañana de la vida del
hombre, \úrgen de pasiones todavía, sigue el
ardoroso mediodía, en que a la calma y tran
quilidad de la infancia, que no sabe de males,
sucede el estrepitoso despertar de las pasiones
y locos devaneos de la juventud; como al curso
apacible del arroyuelo pronto le sorprenderá el
mar tempestuoso de la vida, es necesario pre*
venir a la niñez, y no dejarla abandonada a lo?
peligros del mundo y a sus inclinaciones, sin la
compañía de un noble modelo que la aliente con
su ejemplo a la virtud y le sirva de guía qa*
enderece sus pasos en el caos de las ideas, f
en los senderos tortuosos de la existencia.
Por algo S. Agustín, aleccionado por una triste
experiencia, da el grito de alarma y pinta ai
vivo los vicios y peligros a que \-iene expuesta la
juventud, y nota de una manera particular su
inclinación a dejarse acariciar por el enemi^
de su salud, a relnur lo que dice aspereza, y»
—
71
reconociendo la belleza de esa edad, que califica
de flor delicadísima, no puede negar sus peligros
de corrupción mental. Juventus,, flos aetafis,
pericultm mentís. Y menos mal si solo peli
grara en la debilidad espiritual, y, en su pro
pensión a lo más dulce, pero !ay! que es todavía
mucho más temible el amor arrebatado a los
placeres y delicias, la vehemencia de sus pasio
nes, unido al odio a todo freno y la adversión
a las sabias advertencias y saludables consejos.
La sabiduría y la experiencia enseñan de
—
Todo esto lo sabía muy bien Pío X; como
experto piloto conocía los numerosos escollos
en que a diario naufraga la incauta juventud,
y al contemplar admirado la serenidad y des
treza del angelical Domingo Savio para sortear
los bajíos de la vida y llegar con felicidad al
puerto de la salud sin que las ondas fangosas
del mundo empañaran la pureza de su alma,
le propone como modelo y guía de los jovencitas de nuestros días.
K1 ejemplo es por su esencia comunicable,
\
Monum ento
a
D omingo S a v io
consuno que el joven guiado con acierto y ca
riño llega fácilmente a la cumbre de la virtud y
fle la gloria; pero solo, abandonado a sus fuerzas
c inexperiencia con relativa frecuencia se deja
^ u d r por el vicio y se hunde en la ignominia.
Muy bien puede comparársele a la nave que
^aie del puerto empujada por recios vientos,
e xpuesta, a estrellarse contro los escollos y hun<-<rse en los abismos con la carga preciosa de
'-5^ inesbmables tesoros.
íiolicitado por Dios y el mundo que desean
®^*lu^ar su corazón, no es difícil adivinar su
^*ccaón si no hay quien le aconseje y dirija. El
CíL^’no de la virtud, sembrado de espinas, le
abnegaciones, sacrificios sin cuento y
f^annda de sí mismo, mientras el mundo le
sos dichas, le brinda sus atractivos, le
^laga con tentador lenguaje que suena a su
^í'azon como armoniosa música.
en
C a m p e ó l o , EspAftA.
como el calor que se trasmite de un cuerpo a
otro de semejante naturaleza. Y por otra parte,
la vida de Domingo Savionointim idani descon
cierta con rasgos de prodigio inimitables; al
contrario, al leer la hermosa biografía que de
él dejó escrita su maestro y padre, el Venerable
Juan Bosco, instintivamente se exclama: ¿pcjr
qué no podría yo imitarle? Y es que lenta y gra
dualmente va infundiendo en el esjriritu natural
confianza, para despertar, después, misterioso
y santo anhelo de imitadón. Del mismo modo
que la vida de esos colosos de la penitenda
nos espanta y retr^ , la vida sendlla, fád l y
armoniosa de este siervo de Dios nos atrae y
encariña, pues hace de la santidad una cosa
natural.
¿Quién no se siente alentado ante el rasgo
generoso y simpático de Domingo Savio, de
ceder su abrigo al compañero para que le acom-
i
— 72 —
pane a visitar a Jesús Sacramentado; ai verle en su mano el timón hará que cabalgue sobre
interponerse entre dos amigos del colegio que, las olas con dominio j que hasta los vientos con
ciegos de ira, intentan dirimir a pedradas sus trarios la empujen hacia al puerto.
cuestiones; al encararse contra un desalmado
Animo, pues, amados jovencitos; degid a
que intenta corromper a sus amiguitos con es Domingo Savio por \mestro capitán y lanzaos,
critos pornográficos; que en plena calle, y mien a imitación suya^ a escalar la cumbre de la san
tras pasa el Señor, tiende su blanco pañuelo que tidad y de la gloria. No es tan difícil la drtud
ofrece a un soldado para que se arrodille; que como a nuestra cobardía se le figura. Ante una
niega y alcanza de un carretero que no profiera gran resolución, una voluntad decidida no hay
nada que resista. Observad si no en la natura
más blasfemias: qtie se niega con entereza al
requirimiemto de sus amigos que le invitan a leza: todo se somete al dominio del hombre, sus
bañarse en lugares donde corre riesgo su pu fuerzas le obedecen dócilmente, préstanle ser
reza?
vicio los animales, subyuga la avara tierra y le
¿Quién no se avergüenza de su debilidad y
saca cosechas a su antojo, las montañas
que taladra le ofrecen los tesoros de su seno,
condescendencia con los halagos del mundo y
sus pasiones, al ver a un tierno jovencito que escudriña en los mares sus riquezas y surca
con resolución heroica, que mantiene hasta el los espacios cabalgando en los aires que lo llevan
fin de su breve peregrinación por la vida, pro en triunfo sobre sus alas.
Pues si nada se le resiste en la naturaleza, si
mete conservar el rico tesoro de sus virtudes y
hacerse santo, enarbolando la bandera de com todo se somete a sus mandatos, si puede el
bate con el hermoso lema, que sintetiza todos hombre reinar sobre la creación también podrá
'reinar sobre sí mismo.
sus anhelos: <j antes morir que pecar? »
Da vida de Domingo Savio, ese jovencito
Ello significa despojarse de los afectos te
como vosotros, que en el Oratorio de á^aldocco
rrenos para ir en pos de los afectos divinos,
cerrar los oidos a la voz de la sirena de los pla se teje tan brillante corona siendo el encanto
de sus condiscipulos, que estudia mucho, que
ceres, y no abrirlos, más que a la voz de Dios.
Sabe que la virtud no es fruto espontáneo de ora con fervor, que se granjea el cariño de sus
la naturaleza, y que no basta dejarse llevar compañeros a quienes amaba y trataba como a
para ser virtuoso. Que la virtud es el premio del hermanos, que se divertía y jugaba con entu
esfuerzo incesante y por eso se lanza con denuedo siasmo, es una buena prueba.
¿Pues si el ha podido santificarse con faci
a su consecucción.
lidad y en tan breve tiempo, por qué no lo
Es cierto que el camino del vicio es fácil y
agradable; pero a su término se halla la igno podréis vosotros?
Que en vuestra peregrinación por la \*ida
minia y el dolor; y aunque la senda de la virtud
es áspera y fatigosa, porque debe conducirnos Domingo os acompañe como el ángel Gabriel al
muy alto, al cielo azul, una vez llegados, esca joven Tobias. Si seguís sus consejos y le imi
lada la cima, nos aguarda la gloria y la felicidad táis en sus luchas, gozaréis como él, más tarde,
en su gloria y triunfos.
del deber cumplido.
Desplegad al viento vuestra bandera y gritad
Cuando Domingo fué a comunicar a D. Bosco
con entusiasmo: « antes morir que pecar »,
la resolución de hacerse santo y solicitar su ayuda
y consejo, vió grabado en la habitación el lema
que al Venerable le sirvió de guía: « Da mihi ani
mas coetera tolle » y en su tierno corazón, abierto
a toda buena influencia, recogió estos santos
deseos, como la flor recoge en la mañana de prima\'era, las perlas del rodo en su capullo, para
con\*ertirlas en aromas, en sabrosos frutos de
E n el pasado mes de Enero obtuvimos, por
santidad.
intercesión de Domingo Savio, una graciá seña
Y a no hay nada que le acobarde y detenga.
lada; y si bien hemos cumplido la promesaCuenta con la gracia de Dios y un experto guía.
deseamos completarla con su publicación ea
Y ¿que son las pasiones exaltadas, las tormentas
el Boktín Salesiano.
de la \*ida, los poderosos instintos, las imagiHe aquí el hecho: un jovencito estudiante dd
uadones ardientes ante la acción de la gracia?
¡Nada! Dios con una sola palabra puede impo
nerlas silendo, como un día en el lago de Ga
(jl Obedientes a los D ecretos del S . P. Urbano VIH 7
lilea. Podrán, contra la frágil barquilla que de otros Sum os Ponliñees repetim os la p ro te su de qy*
cualqu ier hecho relatado en estas páginas no entcn^
tiende al puerto suspirado, desatarse furiosas amos
darle más fe qu e la qu e m erecen respetables tesOtempestades, no importa; el piloto que tiene monios humanos.
Ctaiia eitiaoiaan a oMealiia par intenasiáa
del SIeivo de Ules OomiPio Savio."’
— 73 —
tercer curso de humanidades llamado Gregorio
\’elasco, cayó enfermo a principios de Enero.
Se quejaba de dolores en las piernas y en la
cabeza; pero como se trataba de un muchacho
que frecuentaba la enfermería por indisposi
ciones pasajeras, no le dimos la mayor impor
tancia, y todos los cuidados se redujeron a que
se levantara un poco más tarde y pasara el día
en la enfermería.
A los dolores de cabeza y piernas, se unieron
poco más tarde tos persistente e inapetencia.
Obligado a guardar cama con ligera fiebre,
en \ústa de que la tos persistía y la debilidad
se acentuaba, a\’isamos al médico de casa, \dniendo a \dsitarle, el iS de Enero, el Dr. D.
Francisco Ivorra, hijo de nuestro médico.
No dió muclia importancia a la enfermedad,
y la tos la calificó de nerviosa. Y a el día 19 el
enfermo había empeorado visiblemente, hasta
el punto de inspiramos serios temores. L a res
piración era afanosa, y a la tos continua se
unieron bocanadas de sangre con fiebre alta.
El día 20 el enfermo mandó llamar a su con
fesor con intención de confesarse. Por parte
nuestra, viéndole cada vez peor y con fiebre
muy alta, temiendo perdiera el conocimiento
de un momento al otro, le aconsejamos reci
biera el Viático, lo que hizo con gran satisfa
cción.
Cerca de las diez y media del mismo día vino
el médico, Dr. D. Francisco Ivorra, padre, el
que viendo el estado del enfermo, exclamó:
Ya es inútil todo lo que intentemos hacer: se
trata de una bronconeumonía evidentísima y
tan avanzada que el muchacho se halla en el
período preagónico. Unas inyecciones le podrán
sostener por unas horas, pero y a es demasiado
tarde.
Este dictamen del médico nos hizo pensar
en Domingo Savio y, reunido todo el colegio
en la capilla, a las 12 comenzábamos un triduo,
poniendo como único intercesor al angelical
Domingo Savio.
El día 21 se en\úó uno a casa del médico, el
cual creyó Íbamos a buscar el certificado de
defunción; siendo grande su maravilla cuando
se le dijo que el enfermo había mejorado nota
blemente.
Continuó la mejoría franca, y el día 22, ter
cero del triduo, el enfermo pidió de comer.
Para nosotros es evidente la eficaz intercesión
<ie Domingo Savio. El jovendto sanó complet^ en te, y y a no lé hemos visto con indispoción alguna.
Envío esta breve relación con el certificado
®Wico, para cumplir con la promesa que hice
entonces de publicar la gracia.
Quiera el angelical alumno de Don Bosco ob
tenemos la gracia de que todos estos jovencitos se esfuercen por imitar a Domingo Savio
en la práctica de la virtud.
JosK MANrREPiNi Pbro.
Director Salcsiano
Instituto Salesiano de Campello, Alicante-España, 9 de Marzo de 1924.
CER TIFICAD O MP,DICO
D on F rancisco de P. I vorra y F iírrandtz, mé
dico titular de esta \illa, con patente de Ter
cera Case, f. 26.
Certifico ; Que por el mes de enero del corriente
año 1923 se encontraba enfermo en la Casa Salesiana del Campello (Alicante) el joven Gregorio
V eeasco, al que afectaba una bronconeumonía
antérica, de carácter gripal.
El proceso morboso de tal enfermedad se desarrolló
en forma rápida, como en la mayoría de estos casos:
los aparatos y sistemas de su economía se encontraban
trastornados: el corazón con vertiginosa carrera en
sus movimientos, tnarchaba con pulso incontable.
La cara abotagada, lívida, con un timpanismo extretnadamenie acentuado; frío su cuerpo con fisonomía
cadavérica. A pesar de un gran enfriamento pertférico, el termómetro marcó 42°. Todo esto me hacia
presagi-ir un funesto desenlace.
A l momento y anle este cuadro desconsolador, ma
nifesté al Sr. Director la gravedad del casó hacién
dole presente que la ciencia humana era impotente,
que no sabia si los medios de que la ciencia disponía
llegarían a vencer la gravedad y que sólo una inter
vención divina podía devolver la salud al jóven
Velasco. Para colmo de desgracia y como si Dios
quisiera demostrar más potente su intervención, man
damos al vecino pueblo de San Juan por los medios
terapéuticos y desgraciadamente no disponía la far
macia de lo que necesitábamos; el mismo mandadero
marchó a Alicante en busca de los remedios, y cuando
por fin pudimos disponer de ellos, vimos con sorpresa
que todos los síntomas de gravedad habían desapare
cido, aunque no por eso dejamos de aplicarle dichos
remedios; sucediendo de una marura franca y rápida,
en pocas horas, casi la completa curación.
He aquí un hecho portentoso verdaderamente ex
traordinario, que en mi larga práctica profesional
no había presenciado y que solo concibo por inter
vención sobrenatural del Poder Divino, que obró de
una manera casi repentina, como cuando dijo:
< Lázaro, sal afuera >.
y para que lo puedan acreditar donde convenga y
a petición del Sr. Director de la mencionada Casa
Salesiana expido la presente en San Juan a diez y
nueve de noviembre de mil nuevecienios veintitrés.
F rancisco d e P. I vorra.
-
74
IX CONGRESO INTERNACIONAL
de Cooperadores Salesianos.
Antes de poner fin a esta crónica con las con
clusiones aprobadas en este gran Congreso de
Cooperadores, broche de oro de las fiestas con
memorativas del cincuentenario de las Misiones
Salesianas, creemos conveniente incluir las con
sideraciones que le han sugerido a una revista
de la progresiva República.
Dice así:
« Dos circunstancias ayudan a comprender
todo el alcance del triunfo salesiano en la
reciente « conmemoración cincuentenaria » de
la llegada a tierras americanas del primer nú
cleo de misioneros de Don Bosco.
Ante todo esa conmemoración ha sido un
reflejo esplendido, si bien incompleto, del avance
semisecular de la Obra Salesiana en la sola
Argentina, sin tener en cuenta la enorme expan
sión de la misma en los demás paises de las tres
Américas.
En segundo lugar estos triunfos son la rea
lización magnífica, pero parcial e inicial tan
sólo, de lo que Don Bosco previó y describió
en sus sueños proféticos, escritos hace más de
medio siglo.
Supóngase que a la Exposición Profesional
y Agrícola hubiesen podido confluir muestras
de productos y labores de las i6 Inspectorías
diseminadas a lo largo del Continente Ameri
cano o que cada uno de los cuatrocientos Co
legios de ambos sexos hubiera enviado una
amplia representación de sus almnnos y alumnas y qire delegados de todos los paises de Amé
rica hubiesen puesto en la elocuencia de la
palabra el calor de su afecto y entusiasmo por
la Obra de Don Bosco, entonces solamente se
notaría con asombro la milagrosa realidad de
lo que hace 50 años pudo jxizgarse vano y emfermizo engendro de imaginación en los ensue
ños de un hombre.
Desde este punto de vista la conmemoración
de Buenos Aires, más que una síntesis luminosa
de una obra realizada en medio siglo, es el pro
nóstico seguro de un avance en progresión geo
métrica hacia los horizontes del porvenir: y
el alma de todos, salesianos, cooperadores y
amigos de la Obra, encuentra en la lústoria de
la primera etapa salesiana el impulso firme e
irresistible hacia una mayor expansión de las
obras actuales y hacia fonnas nue\'as de acti
vidad implícitas en el fecundo programa sale
siano.
Estos pensamientos poblaban nuestro espí
ritu en la sucesión admirable de los distintos
números que integraron el programa de la con
memoración iniciado con la Exposición de la
calle « Florida » y terminado en el desfile de
los doce mil alumnos por la histórica <■ Plaza
de Mayo », entre los aplausos de las altas auto
ridades y del pueblo y bajo los rayos de un sol,
que en la gran República Argentina es el sím
bolo de las glorias pasadas y el faro de las gran
dezas del por\'enir.
Y una pregirnta subía sin cesar de las inti
midades del espíritu.
« Si ésta es la gloria cincuentenaria de la
acción salesiana en América, cuál será el triunfo
que coronará el siglo de su existencia? »
¡desolaciones de las Comisiones de estudio.
En la imposibilidad de dar cabida a todas,
como fuera nuestro deseo, por falta de espacio,
incluimos las que más nos han llamado la aten
ción: Sobre la educación de la juventud.
Considerando:
Que en el vasto programa del apostolado social
de Don Bosco, cuyo espíritu rige a la Institución
de los Cooperadores Salesianos, figura en pri
mera linea la « Educación cristiana de la Ju
ventud '>:
Que en la reconstrucción social de la hora pre
sente, ésta es la obra más urgente y de mayores
esperanzas, siendo por esto el Apostolado social
más recomendado por Don Bosco;
Que particularmente en la educación de la
juventud, las enseñanzas y ejemplos de Don
Bosco, deben formar escuela, y servar de guía,
sea por los maravillosos efectos conseguidos, sea
por el porvenir de uno tie los más grandes ge
nios de la educación popular.
E l I X Congreso de Cooperadores Salesianos:
1 . — Recomienda que los Cooperadores Sale
sianos en cualquier parte y en toda ocasión, se
presten gustosos a colaborar con celo verdadera
mente cristiano, en las obras de educación de
la juventud;
2. — Que para el Ejercicio de este tan nece
sario y noble apostolado, se inculque la lectura
de la vida de Don Bosco, y de las áureas páginas,
escritas por el núsmo, sobre « El Sistema
ventivo en la Educación de la Juventud », sis
tema que encarnó sus ideales, y que es el alma
de todas sus obras educativas y sociales.
3. — Hace votos para que se realice una gran
difusión de las fuentes donde los cooperadores
y padres de familia puedan encontrar los prin
cipios y criterios de Don Bosco, aplicados a las
distintas fases del apostolado moderno, y en
particular a la Educación cristiana de la Juven
tud, como son: distintas vidas de Don Bosco,
populares y especiales, el Boletín Salesiano, opús
culos informativos, etc...
4. — Para que se promuevan con el mismo
objeto conferencias de índole educativo, sea
eutre los Cooperadores Salesianos, sea entre los
Ex Alumnos, sea por medio de las Asociaciones
de « Padres de Familias », que se constituyen
alrededor de cada colegio por las familias de los
alumnos, y que en la elección de temas para las
conferencias de regla para los Cooperadores,
se tengan presentes los criterios educativos.
5. — Aplaude la obra de difusión de las ideas,
y del espíritu del gran educador: que realizan
las« Revistas de Ex-Alumnos i>de las distintas
naciones; recomienda la lectura de las Revistas
educativas, o de Pedagogía práctica Salesiana,
que como la Rivisia dei Giovani, de Turín, aplica
a la Auto-Educación post-escolar los criterios
del gran forjador de hombres, y hace votos para
que se publique donde no se publique aún, una
re\-ista para niños, impregnada del espíritu de
Don Bosco, y llevada con los recursos de atrac
ción e interés que exigen los tiempos actuales.
6. — Eleva un voto particular para que apa
rezca una Re\ústa Pedagógica cristiana que
siguiendo los principios de Don Bosco, con
tinúe cultivando y uniendo al magisterio
cristiano.
Sobre vocaciones religiosas.
Considerando:
Que el sistema educativo de Don Bosco, con
miras al bienestar social, consultando las apti
tudes e inclinaciones del niño, trata de desa
rrollar no sólo las vocaciones personales, sino
que fomenta muy especialmente vocaciones al
apostolado social cuya necesidad es cada día
ruás sentida:
Que las vocaciones al estado eclesiástico en
reahdad no faltan en el seno de las familias cris
tianas, sino falta más bien, quién las cuide
y encamine.
Que es un sagrado deber para con la Iglesia
y para con la Patria no dejar perder estos pre
ciosos dones del cielo;
Congreso:
— Recuerda con particular recomendación
*0 que se dice en el artículo II, del Reglamento
^ los Cooperadores Salesianos, en relación al
r^Iutamiento y fomento de las vocaciones eclesuiíticas: o Siendo tan escasas en nuestros días
^ vocaciones al Estado Eclesiástico, los que
estén en situación de hacerlo se ocuparán espe
cialmente de aquellos jóvenes que ])or sus buenas
cualidades y aptitud para el Plstudio, dieron
indicios de vocación, ayudándoles con sus con
sejos, facilitándoles la entrada en colegios
apropiados o pequeños seminarios, donde pue
dan ser educados con ese objet<x
2. — Da un aplauso particular a los Coope
radores que con sus donativos y oraciones,
mantienen la Organización de « La Obra de
María Auxiliadora 6 para las vocaciones ecle
siásticas, tan floreciente en algunas Iglesias y
Parroquias.
3. — Hace votos por el desarrollo de la Obra
de los Hijos de María para vocaciones de adul
tos, y la de los aspirantes o pequeños seminarios
para vocaciones de niños, cuyos frutos ya se
han palpado en la organización salesiana ar
gentina, y solicita de los Cooperadores un in
terés particular por estas casas de formación
donde se concentran las esperanzas del porvenir
de la Obra de Don Bosco y de la Iglesia (Bernal,
Fortín Mercedes. Yignaud).
Oratorios Festivos,
Considerando:
1. — Por una parte, que debido al actual es
tado de la sociedad, el niño recibe en su casa una
instrucción religiosa, deficiente;
2. — Que en la escuela que debiera suplir
a la educación de familia se prescinde en el
mayor número de los casos, por comj)leto, de
dicha instrucción o se Umita a simples nociones
elementales desligadas de la práctica de la reli
gión (no se vive la vida del catecismo);
Se reconoce una vez más la obra del Oratorio
de Don Bosco de puertas abiertas, con juegos
y atractivos varios, y con el ejercicio práctico
de la piedad y vida cristiana como el medio
seguro, eficaz y providencial de salvar a la
niñez, cambiar el aspecto moral de un barrio,
de una parroquia etc.
En consecuencia el congreso inculca a los
cooperadores y cooperadoras:
1. — Que consideren el Oratorio Festivo
como la primera entre las Obras del Venerable
Juan Bosco y le presten su más decidido apoyo
moral y material.
2.
— Que con permiso de la autoridad Eclesiás
tica se empeñen en fundar Oratorios, a ser posi
ble en todas las Parroquias, principalmente en
los barrios más pobres y abandonados.
3. — Que en cada Oratorio, por medio de los
Cooperadores, Ex-Alumnos y Exploradores se
organicen excursiones Catequisticas en los lu
gares donde no se pueda establecer un Oratorio.
—
La Obra de las Misioaes.
Aceptando con decisión el llamamiento que en
favor de los indígenas dirige al mundo cristiano
el Vicario de Jesucristo S. S. Pío X I gloriosa
mente reinante: recogiendo la gloriosa herencia
de celo y abnegación que legaron a las genera
ciones los primeros Misioneros que Don Bosco
envió a América; fija la mirada en la frase
evangélica « un solo redil bajo la égida de un
solo pastor ».
76
—
y a en el sentido de preservar a los jóvenes
llamados por Dios, y a cooperando directamente
o por medio de otros a sostener los gastos que
demanda la formación eclesiástica y reli^osa
de los futuros misioneros.
5. — Que los Cooperadores y Cooperadoras
de posición más elevada recuerden el bien
apreciablc que su infi.uencia podrá aportar a
las Misiones: Difundiendo el Boletín Salesiano
y buscando nuevos cooperadores, encomen
dando las obras de las misiones a los duda-
M i s ió n i >r l a s H ija s d k M. vk ía .Au x m . i a d o r a k n t r e l o s B o r o r o s , B r a s i l .
lil I X Congreso de Cooperadores Salesianos
formula los siguientes votos:
1. — Que en obsequio, al llamamiento del
Popa y de los limos. Prelados diocesanos, siempre
prestando su concurso eficaz a las Obras que
nos recomienden, tales como la propagación
de la I'e y de la Santa Infancia, se intensifique
por lo.s Cooi>eradores Salesianos la acción pro
tectora de la.s misiones encomendadas a los
Hijas de Don Bosco por la Santa Sede, los Obis
pos y los Gobiernos, propendiendo a obtener la
benevolencia de ellos en favor de colectas gene
rales periódicas para dichas misiones.
2. — Que toda in\ntación misional vaya pre
cedida y acompañada de un espíritu de íerNiente
piedad, promoviendo ci\izadas de plegarias
públicas y privadas en favor de esas obras.
3. — Que se aumente nuestro aprecio por la
Obra de los Hijos de María para las vocaciones.
danos influyentes; concurriendo a dar imp<rtancia y valor a las Conferencias reglamintarias que se tienen en las fiestas de María
Auxiliadora y de San Francisco de Sales u otras
ocasionales y enviando al Rmo. Señor Rector
Mayor de la Pía Sociedad Salesiana las indica
ciones o socorros que su buen corazón les sugiera.
Obra de la Acción Social Cristiana.
Para obtener que los Cooperadores Salesianos
correspondan siempre a los fines pro\Hdenciale
para los que el \T>le. Juan Bosco los instituy.' y
para que su generosa acción pueda dar siempre
un éxito mayor.
E l Congreso:
I . — Llam a la atención de lo s Cooperadores
Salesianos sobre el espíritu que los debe animar,
es decir, el mismo espíritu de bondad y de dul-.
— 77 —
zura que a ejemplo de San Francisco de Sales
animaba al Vble. Juan Bosco, espíritu de celo y
de apostolado por la gloria de Dios y bien de
las almas, por la salvación de la juventud, el
fomento de las vocaciones eclesiásticas y reli
giosas, la buena prensa para la juventud y para
el pueblo, la obra de las misiones salesianas
entre los infieles, etc...
y recomie^tda:
2. — La organización de la Pía Unión con
la elección de los Directores Diocesanos; de los
Colegio
de las
H ijas
de
6. — Las conferencias anuales de San Fran
cisco de vSales y de María Auxiliadora y las con
ferencias o reuniones según las ocasiones o nece
sidades que se presenten.
7. — Especialmente los Ornamentos y Ob
jetos para el culto, en beneficio de las Iglesias
pobres salesianas y de un modo particular a
favor de las misiones.
— La colecta y preparación de los vestidos,
medicinas, etc., para las mismas misiones.
9* —
los Cooperadores Salesianos de la
M a r í a A u x i l i a d o r a , Bo r o r o s , Br a s i l .
Decuriones o Directores Parroquiales y de los
Celadores y Celadoras.
3- — L a fundación de las Comisiones de
Acción SaJesiana o por lo menos que cada Di
rector o Decurión obtenga el concurso de algún
celador o de alguna celadora, para hacer más
^ 1 o eficaz la propia acti\ddad.
4- — Que se estudie con meditación y se
ponga en práctica el Reglamento de los Coope
radores Salesianos, pues del exacto conocimiento
su organización y del método del trabajo,
^pende la seguridad del éxito.
5- — La difusión y lectura del Boletín Saley de los suplementos relativos al mismo
ioe son tanto más necesarios cuanto que éstos
^ de contener las instrucciones y noticias sale^ nas locales.
Argentina patrocinen las obras de los Centros de
ex-alumnos de Don Bosco, y en especial extien
dan su concurso a la iniciativa aprobada por la
asamblea Inter Americana que acaba de cele
brarse en adhesión a este Congreso, de levantar
en Buenos Aires la Casa del F^.x-alumno, sede
de las obras de la A.socÍación y centro de preser
vación para la juventud.
¡Dichosa y sumamente dichosa el alma justa
que reinará eternamente con Dios en la deliciosa
m.iTisión del Paraíso... Infeliz y en extremo
desdichado el pecador impenitente, que arderá
eternamente con los demonios en el iiifemo!
D. Bosco.
A
Atrevida excursión
por el Amazonas (Venezuela).
[Relación dd Misionero salcsiano D. Juan Balzola
T aracu á, Rio N egro (Rrasile), m ayo de 1924.
Reverendísimo Padre Rinaldi,
De vuelta de una larga excursión por el Ama
zonas, no puedo resistir al deseo de comunicarle
mis impresiones. Durante mis largos años de mi
sionero he tropezado con dificultades sin cuento
y corrido graves peligros, que pueden reducirse
con la experiencia adquirída, pero no evitar por
completo, como lo prueban las fatigas y aven
turas de este último viaje, que paso a reseñarle
brevemente para que pueda formarse idea de
la zona recorrida.
Varias \'eces en nuestras excursiones, había
mos llegado a los confines de Brasil y Venezuela;
pero no podíamos realizar ningún trabajo entre
aquellos pobres indios, bien necesitados de evangelización por cierto, porque carecíamos de juris
dicción para ello. Así las cosas, en marzo del 1923,
nuestro Prefecto Apostólico, el salesiano P. Massa. escribió al Sr. Obispo de Guayana, de quien
dependen estos territorios, solicitando permiso
para poder hacer algún bien a aquellos sus fe
ligreses de la selva, a lo que accedió gustosísimo,
concediendo toda clase de facultades. No menos
propicio se nos mostró el Gobernador de la
región, coronel D. Francisco Méndez, quien
no sólo dió facilidades, sino que ofreció su pro
tección y valioso apoyo.
Animado con las facilidades que se nos con
cedían, el 18 de Febrero me despedí de nuestro
querido P. Marche.ri y del buen coadjutor Au
gusto, y embarqué en nuestra canoa en com
pañía de 5 Tucanos y un Macus, quien después
me abandonó durante el camino.
Providencialmente hallé en S, Gabriel el
vaporcito de nuestro amigo Pedro Fuentes,
apunto de partir para Nrtn Carlos de Venezuda,
bajo la dirección del mismo joven que, en el
año 1915. hizo de timonel en la primera \-isita
que giré a la Prefectura. El Sr. Fuentes, con
su acostumbrada generosidad, permitió que el
vaporcito remolcara nuestra canoa. Después
de saludar a los Salesianos, Hijas de María
Auxiliadora y alumnos de nuestros colegios de
S. Gabriel, el día 27 de febrero emprendimos
la marcha de nuevo.
Estado miserable de ¡os pueblos.
El 5 de marzo pasábamos los confines del
Brasil y entrábamos en tierras de Venezuela.
Celebré la S. Misa en la capilla de Sta. Rosa,
en la población de Amanadonna, que hallé en
gran desolación y extrema miseria, debido a
los enredos políticos. Más calma y serenidad
reinaba en S. Carlos, donde fui recibido con
atenciones por las autoridades. La iglesia muy
maja y bastante capaz, aunque requiere repa
raciones, como la mayor parte de los edificios.
También aquí la parte religiosa deja bastante
que desear; lo cual no es de extrañar, si se tiene
en cuenta que, en un período de 50 unos, apenas
si han recibido seis veces la visita de un misio
nero. La última la hizo el Padre Artiaga, actual
obispo de Caracas, quien, verdadero apóstol, re
alizó un bien inmenso.
De nuevo la caballerosidad del Sr. Fuentes,
me brindó hospedaje en su casa. Inmediata
mente me puse a trabajar para despertar el
espíritu religioso. Por la mañana decía la S. Misa
y les hacía una platiquita. Por la tarde se rezaba
el Rosario, práctica tan querida en estas tierras
americanas, y a continuación otro sennoncito.
Administré algunos sacramentos, pero la
mayor parte lo dejé para la vuelta, dando tiem
po a que se reuniesen y preparasen bien.
Estaba pensando cómo hacerme con un guía
cuando, inesperadamente, llegó el represen
tante gubernativo de Maroa, D. Raimundo
Mercede Monte, el cual se me ofreció cortésmente
para cuanto pudiera servirme, al par que ponía
a mi disposición much(» indios.
El día 13 navegábamos de nuevo, alcanzando
a las dos horas las bocas del gran Casickian,
que se destaca del peligroso Orinoco y desaende
hacia el Este del Brasil, mientras este conti
núa su curso al norte de Venezuela. Desde e^c
punto el río Negro toma el nombre de Guain'.x.
Hasta 49 km llega la tribu de los Bares, y más
adelante, hasta Victorino, habitan los
mezclados con los Guarikenas; a continuaciw*
vienen los Curipacos y los Curú-Curú que se
extienden a los largo del río Negro-Guauya.
Encontramos varias aldeas sin iglesia, si biefl
me prometieron que la edificarán; y en otras
encontramos restos de las antiguas misiones,
como en ComunidaJ, Democracia, Las IsUtas,
Guzmán etc...
— 79
En Maroa estaban preparando' la fiesta de
S. Gabriel. La población es toda indígena, ex
cepto el representante gubernativo. Salió en
masa a recibirme al puerto, ondeando banderas,
con disparo de fusiles y su banda de música
consistente en un viejo tambor y una filar
mónica.
Conducido a la iglesia, bastante grande por
cierto, aunque algo ruinosa, después de elevar
una plegaria a S. Gabriel y cantado el Magniftc'U,
El
los pequeños afluentes, donde más fácilmente
pueden vivir de caza y pesca y cultivar sus
tierras. Nosotros nos fuimos a Victorino,
Aquí recibí las mismas impresiones: todo en
lamentable ^^adencia, casas ruinosas, de la ca
pilla apenas queda el armazón desafiando las iros
del tiempo, a la par que recuerda la labor de
antiguos misioneros, de cuyos trabajos no queda
apenas nada, pues es raro encontrar alguno
que se acuerde de las oraciones.
i n t e r i o r d e un a m a l o c a o c a b a l a d e l o s
fiirigí un caluroso saludo a los presentes invi
tándoles para que acudieran numerosos a la
nn>ión, que duró cuatro días, coronándola con
la administracción de los Sacramentos. Para
la Confirmación, como no había ninguna mujer
estu\*iera confirmada y que pudiera, por
tant •. hacer de madrina, confirmé a una, dánpor madrina la Virgen Santísima, y aquella
de madrina a las demás, como ordena el
kitnal.
Para los hombres se prestaron muy gustosos
- güiH y el sacristán, estando y a los dos cxm*-r::.;uadas las funciones religiosas, la gente
' ’ mó a sus casas, esparcidas a la vera de
T ucanos
del
Rio N e g r o , B r a s i l .
Quise \*isitar también la isla Venado, a donde
llegó el 1923 la Comisión compuesta de Suizos,
Colombianos y Venezolanos para marcar los
límites de sus territorios. Una pirámide de pie
dras señala los confines de Colombia y de Veneguela, por una parte, y los del lejano Brasil,
por otra, Rogué al Señor que bendijera aquellas
remotas tierras,
A la vuelta . —
Una Misión en S. Fernando,
Era mi deseo continuar el viaje hasta el alto
Guainia, es decir, hasta las fuentes del Río
Negro, para visitar también a los indios Arapacos y los Curú-Curú, que se calculan en unos
— 8o 6oo; pero como actualmente pertenecen a Co
lombia. careciendo yo de jurisdición, renuncié
con pesar a mi vivo deseo y volví a Victorino,
donde continué administrando algunos sacra
mentos, y pasé de choza en choza a bautizar
algunos enfermos de sarampión.
Les recomendé insistentemente que reedifi
caran la iglesia: y ya que me invitaban para
que volviera pronto, les prometí que les visi
taría con relativa frecuencia, a condición de
que construyeran la iglesia.
El 24 de marzo, me encontraba de nuevo en
Maroa. Sobre el altar coloqué las imágenes de
María Auxiliadora, el Sagrado Corazón de Jesús
y de San José, rogándoles acogieran bajo su
protección a tantas pobres almas como to
davía existen abandonadas, e hicieran de
modo que muy pronto la luz del Evangelio se
extendiera refulgente desde S. Gabriel a estas
florestas.
Al día siguiente, y con la ayuda de algunos
Banivas y Arapaios, emprendimos el viaje hacia
S. Eernando, llegando al anochecer a Pimichim,
último puerto de las aguas amazónicas.
Puesta a seguro la canoa, cargamos a espaldas
los víveres y el equipaje y nos dirigimos a Yavita,
pequeña aldea indígena distante 18 Kilómetros,
que se halla en plena floresta, a orillas del río
Aiabapo. Aquí hubo en otro tiempo una iglesia,
que hoy no es más que un montón de ruinas,
¿a s estátuas de los santos que se veneraban
en ella, así como las dos campanas, una de las
cuales es del 1769, las conserwan en casas par
ticulares. Les recomendé encarecidamente que
la reedificaran, y el Tuixana, jefe del lugar, me
lo prometió fonualiuente.
lín esto llegaba una canoa que nos enviaban
desde S. Eernando, muy incómoda por cierto
para 13 personas y todo el bagaje. Su longitud
era de 9 de largo por 1,10 de ancho, con pequeño
toldo de 80 centímetros, única defensa contra
los abrasadores rayos de este sol tropical.
Después de cinco días de brega, estábamos
de nuevo en S. Eernando; el primer saludo de
bienvenida que recibí fué el del bueno y apuesto
joven Juan de Dios Aponte, jefe de la pequeña
capital y representante dcl Gobernador que
había partido para Caracas. Con él estaba tam
bién el Comandante del destacamento con al
gunos soldados y varios representantes del
comercio, los cuales me condujeron, con seña
ladas muestras de simpatía y aprecio a la casa
que debía ser\*ir de albergue para mi y los doce
acompañantes.
Durante la pennanencia visitamos la iglesia,
que es de las más invportantes de aquellas mi
siones; bien cubierta con zinc, con pavimento
de cemento, tres altares de madera y hermosas
estátuas de *S. Femando, el Sagrado Corazón
de Jesús y de la Virgen del Carmen etc.; las
paredes laterales y la fachada, sin embargo, se
encuentran bastante deterioradas, debido a
una descarga eléctrica. Las autoridades se com
prometieron a repararlas cuanto antes.
A decir verdad, la población me causó muy
buena impresión, Las casas están cubiertas
casi todas con hojas de palma; pero son grandes
y están bien hechas. Las calles son anchas y
rectas como tiradas a cordel; el panorama no
puede ser más soberbio; entre una vegetación
exuberante se desliza el majestuoso río Guaviare,
que nace en Colombia y recoge en el camino,
entre otros afluentes, las aguas del Iniride y
cerca de la población las del Atabapo, vertiendo
generoso a los cuatro kilómetros su gran caudal
en el Orinoco, uno de los ríos más imponentes
del mundo, al que quise visitar llegando en
canoa por el Guaviare.
Satisfecho de ver tanta m aravilla como ha
creado Dios, después de las primeras impre
siones di comienzo a la misión con dos sermones:
uno a la mañana y otro al atardecer, y en el
intermedio explicaba otras dos veces el cate
cismo para preparar a la primera Comunión y
a la Confirmación. Así continué por diez días.
Durante este tiempo envié dos correos por el
río Orinoco y el Veníuari con el fin de notificar
a las familias la llegada del misionero e imitarles
para que se vinieran a S. Fernando. Desgracia
damente no me dió mucho resultado, porque
el concurso fué poco numeroso, debido a que
la mayor parte de los hombres se habían ya
internado en la floresta en busca de la balaía,
la mejor y más apreciada goma elástica actual
mente.
El 4 de abril, primer viernes de mes, celebra
mos fiesta en honor del Sagrado Corazón. Dis
tribuí 30 primeras comuniones y confirmé a 40
personas. 8 de las cuales de una misma familia,
quedando muy satisfecho de la religiosidad con
que transcurrió todo el santo día.
Entretanto llegaron por el río Iniride varios
indios de la tribu de los Pinábos, y otros, mucho
más salvajes, que venían del alto Guaviare que
pertenecen a la tribu de las Gt4ocaf?uiios. Las
mujeres vestían con fibra de árbol, de una soia
pieza, de la que habían quitado la corteza mas
áspera. Me dieron un ejemplar, que enriare
para la Exposición Vaticana, regalándoles yo
en cambio tela roja que les gustó mucho.
Frutos recogidos.
E l día 8 de abril fué el señalado para la par
tida. La Misa, que estuvo muy concurrida, la
celebramos para obtener de Dios paz para el
— 8i —
territorio. Luego saludé y agradecí los servicios
de cuantos generosamente me habían a^mdado
durante aquellos días, lo que les conmovió en
¡mpresloaes del ingeniero D. Carlos Bueno
forma que todos quisieron acompañamos hasta
Sanz sobre la Misión Salesiana del Matto
el puerto, donde nos esperaba nuestra pobre
Grosso.
canoa. Nuevos saludos con promesa de vernos
otra vez pronto, y en marcha. Después de seis
Con verdadero placer recogemos las impre
días de navegación en las que no faltaron aven siones de personajes ajenos al Instituto Saleturas, llegábamos a Maroa, donde todas las siano, por que ello es una pm eba convincente
estaban cerradas, a excepción de mi fiel de imparcialidad, de verdad desinteresada.
guía
Si bien es cierto que los misioneros, héroes os
Los últimos días de la Semana Santa los pasé curos, no buscan el aplauso humano, como lo
en S. Carlos, y el día de Pascua tuve el consuelo reconocen todos los que han podido tratarles
de distribuir 19 comuniones y confirmar a de cerca, especialmente sobre el campo del tra
otros 19. Con el amigo Pedro Fuentes seña bajo, no obstante pudieran sus relaciones, por
lamos el terreno donde se levantará la futura lo mismo que casi siempre heroicas y siempre
misión con las casas consiguientes ‘para la re- admirables por la abnegación y sacrificios que
suponen, despertar suspicacias atribuyéndolas,
adencia.
Todavía paramos en Cucuhy, que se halla en si no a miras interesadas, a exageraciones de
la frontera del Brasil, donde celebré la santa amor propio y de vanagloria.
Dice, pues, el señor Bueno:
misa en casa del buen Comandante D. Manuel
« Sería una imperdonable ingratitud el aban
Dos Santos Amorín. Emprendí el rápido re
greso por el río Negro, llegando a S. Gabriel el donar esta Colonia, donde recibí tan franca
24 de abril, a descansar un poco entre nuestros hospitalidad, sin testimoniar el sincero recono
cimiento a que son acreedores los RR. PP. Salequeridos hermanos y amigos.
Como no estaba Mons. Massa, partí a poco sianos que en ellan moran y de ella hacen un
para Taracuá, ansioso de hallarme en el amado oasis en las dilatadas e inhospitalarias serranías
nido de mi misión, después de la larga ausencia del desierto Mattogrossense — Yo, que amo la
vida en lo que encierra de agradable y fácil,
de 75 días.
admiro el enorme sacrificio que voluntaria
Los frutos de esta excursión no han sido muy
abundantes, .porque el terreno no estaba pre mente se imponen estos mártires de la fe, habi
parado, debido a la prolongada ausencia del tando en este ignorado rincón del planeta, donde
misionero; con todo no puedo quejarme y es todo es hostil, donde todo es árido, donde sólo
pero que en lo porvenir quedarán bien compen con el alma saturada de abnegación y de pia
doso amor al prójimo es posible la vida —• Los
sados. En junto admipistré; 250 bautismos:
155 confirmaciones, 100 confesiones, 60 comu auténticos héroes no están en los campos de
niones y 6 matrimonios. Este poco de bien batalla, pues el heroísmo de un instante es un
gesto impulsivo, muchas veces inconsciente y
realizado se lo ofrecí a la Virgen Auxiliadora,
que obedece a ignoradas combinaciones psico
al comenzar su mes de mayo, rogándole que
infunda en tantas pobres almas el deseo de las lógicas independientes de la voluntad del sujeto.
cosas del cielo, y bendiga asimismo a nuestros Heroísmo •verdadero es el heroísmo premedi
tado; aquél que ejecutado con toda conciencia
queridos cooperadores.
He aquí, amado Padre, cuanto quería noti del peligro, no ofusca, no ciega, no priva de ra
ficarle. Encomiéndenos a Dios, como nosotros ciocinio ni de lógica.....
Misionero es sinónimo de héroe. Su heroismo
lo hacemos por \^. y nuestros bienhechores en
no es alucinación momentánea, no es un des
nuestras oraciones y apostolado.
precio pasajero de la vida, pues su vida toda es
un sólo episodio heroico. Si dirigimo.s una mi
Afectísimo hijo en C. J.
rada retrospectiva a las hoy pacíficas campi
J uan* B alzola
ñas del desierto oriental de Matto Grosso, las
veremos desoladas, inhabitables, tenebrosas.
Misionero Saltsiano.
E n sus florestas el Bororo cantaba en misterioso
idioma su eterno odio al blanco, mientras con
todo cariño fabricaba las flechas con las que
habría de exterminarle. Veríamos los caniínos
P. D. — Espero enviarle dentro de poco algunos impracticables, las estancias asaltadas, ruinas,
sobre una nueva misión que debiera esta desolación y muerte.
Veríamos contingentes de fuerzas regulares.
blecerse en el Territorio que he visitado
Matto Grosso.
— 82 —
T
ierras
Ma g a l l á n ic a s. —
Río y
C a d e n a P a i n r . M o n t e M e d r o , 3280
extraviadas en el desierto, soldados famélicos,
moribundos, abandonados en el campamento
por falta de medios de conducción, horrores
en fin. — Y fué en estas, no muy recomendables,
condiciones, cuando los RR. PP. Salesianos fun
dadores de esta Colonia se aventuraron a estable
cerse en la floresta, desconociendo en absoluto
el difícil lenguaje de los indios y contando con
la franca hostilidad de los mismos. Y fué en cir
cunstancias tan desfavorables, cuando iniciaron
su eficaz catequesis, fundada, no en la fuerza ni en
el derecho (que palabras sin sentido serían para
al indomable hijo de la selva) más sí en la pa
ciencia, en la bondad, en la misericordia, en la
compasión hacia esos seres desgraciados por
quienes la sociedad civil hace tan poco y tan
olvidados tiene. El indio indómito, desconfiado,
agresivo, va, aunque lentamente, venciendo la
antipatía que por atavismo ancestral le inspira
ba el * breide * (civilizado ) y aunque con infi
nitas precauciones y recelos se acerca ya a aque
llos que, sin otras armas que la persuasión y la
buena voluntad le llaman así. — jCuántos sacri
ficios, cuántos peligros, cuántas zozobras e in
tranquilidades sufridas para conseguir vencer el
recelo de los hijos de la Venada (así ellos mismos
se llaman, explicando la leyenda de su origen).
jQuó costoso aprendizaje, qué estudio árido, el
estudio de la leyenda Bororo, cazando una a
nna las palabras, sin intérprete, sin guía y lu
m.
chando con la desconfianza del indígena que
juzgaba una profanación sondar los misterios
de su intrincado idioma! ¡Es de admirar tantaperseverancia! Opimos son los frutos recogidos
de tan abnegada labor. Los ingentes esfuerzos
empleados en esta ardua y peligrosa empresa,
colman la medida de cuanto se pudiera esperar,
y a que el triunfo se va completando desde todos
los puntos de vista. L a continua protección pa
ternal. va convenciendo al salvaje. La doctrina
de Cristo constantemente practicada por el Mi*
sionero despiertan en el Bororo sentimientos de
paz y aún más, anhelos de religión, de forma
que de conquista en conquista los Cruzados Sa
lesianos se adueñan del corazón del temido in
dio sembrando en él las fragantes flores de la
moral y del humanitarismo, flores éstas que le
jos de agostarse se conser\'an con mayor es
plendidez, pues los jardineros que de ellas cui
dan lo hacen con el mayor celo y solicitud.
Por eso el Bororo y a no es el terrible, el irre
conciliable enemigo. Él, en este ambiente de
paz, de caridad y de religión, trabaja y reza. V
si en su cerebro no germinan aún ideas de amor
al prójimo, por lo menos ohrida aquel rencor,
aquel odio heredado de sus antepasados,
ama, pero tampoco odia ni persigue. ¡Grande
triunfo!
C arlos B ue .v o S a -vz.
Ingeniero,
M
_ 83 -
T i e r r a s Ma g a l l á n i c a s . — L a g o A z u l
Patagonia septentrional-
Por el alto Neuquén.
{Del Pbro. Lino del Valle Carhajal M is. Sal.
(Continuación. V éase núm ero de Diciembre).
I
Sobre los concesionarios de los campos fis
cales, Gutiérrez se lamenta un poco, pues dice
que estos señores, a menudo, y él me refiere
alanos nombres, cumplen las condiciones prescriptas por las leyes de colonización con pobla
dores ya existentes, de quienes exigen pagos
poco discretos, haciendo pasar sus animales y
poblaciones como propios. Así, también, otros
han invocado el privilegio del primer ocupante,
cu lugares donde \úvían pobres chilenos a quieucs les han prometido, que si se prestaban al
®sunto, les condonarían el arrendamiento, cosa
que después no cumplen.
Creo que sobre esta ley, que ya no rige sino
P®ra los parajes que no han sido explorados
<^ahnente, la ley debía expresar la condición
^ que el primer ocupante debiera tener una
residencia al menos de cinco años en el paraje,
y haber gastado de 500 a 1,000 pesos en planta
ciones, edificios y otras mejoras del campo. Y
esto debiera hacerlo constar por los Jueces de
^ ® autoridades gubernativas, con testigos
hoedignos, para evitar el hacer figurar a otros.
L
I
______________________________
v
C a d e n a Pa i n e .
Lo que Gutiérrez me refiere no es nuevo, y
en mi largo viaje, muchos chilenos me han hecho
saber lo mismo.
Como mi interlocutor está de marcha para
las veraneadas, le interrogo al respecto.
El irá a los valles del Varvarco.
Las peregrinaciones a las veraneadas empiezan
en Noviembre, durando hasta los últimos días
de Abril. En general estos lugares están en los
valles de las altas cordilleras, y en esta zona,
entre los últimos afluentes de los ríos Nahueve,
Varv'arco y Neuquén superior. Como son chi
lenos en mayoría los veraneadores se internan
hasta los valles, entre los macizos cordilleranos,
que pertenecen a Chile. Unos arriendan los valles
de veraneos, y otros se asientan donde Ies dan
permiso o no hay otros y a establecidos.
Vamos a las cordilleras, me dice, cuando se
han derretido las nieves, llevando cada pastor
toda su familia y enseres correspondientes. Lo
habitual es ir todos los años cada cual a un mis
mo lugar, donde muchos tienen construidos sus
ranchos para repararse de posibles nevazones.
Es cosa de ver marchar estos veraneadores
con todos sus pertrechos y haciendas.
En todo el territorio del Neuquén, a mi juicio
son más de 15.000 personas las que van a las
cerneadas, conduciendo 15.000 vacunos, 50.000
ovejas, 25.000 cabras, 10.000 caballos y 3C0
muías.
mi
-
84
Es un verdadero éxodo: y dxirante el mes de
Diciembre, no se camina en ninguna dirección
hacia las cordilleras, sin hallar estas extrañas
colonias ambulantes, con ocho o diez cargueros,
donde van familias, gallinas, perros, gatos y
hasta los loros sobre los hombros de las mujeres.
Describo la escena que estoy viendo: La fa
milia de Gutiérrez, con los seis allegados: tres
mujeres adultas, una joven, dos muchachos,
un niño de dos o tres años, una criatura de pe
cho y cinco hombres; trece entre todos.
H ay seis cargueros. En uno van colchones
y ropas; en otro carpas, sillas de cuerdas y ense
res de cama; en otro, patos, gallinas, una clue
ca echada en una canasta; en otro, comestibles,
harina, azúcar, ñaco, yerba...; en otro, diversos
objetos indiscernibles, sobre que se sienta un
muchacho; en el último, bultos tampoco discernibles dentro de arganas. Cada persona lleva
por su parte sendas maletas que parecen arga
nas; otros conducen damajuanas y botellas.
Las mujeres van como sobre montañas de
frasadas; unas con sombreros de pajas, atados
con pañuelos; otras, las viejas, con la cabeza al
aire. Una lleva un gato, otra un perrito, la joven
un loro al hombro.
La columna a caballo es digna de verse: á
vanguardia marchan las tropillas y los vacunos;
al centro, las cabras, ovejas y algún cerdo; y
cerrando ésta, los cargueros con las gallinas,
gatos, perros, y muchachos atados para que no
se caigan. Cuando se pone en marcha, es indes
criptible el vocerío: de las vacas y temeros, de
las cabías y ovejas, de los potros,y yeguas, de
las gallinas, patos, perros, gatos y muchachos
que lloran. Y en medio de este vocerío y remoli
near de los trapos, los gritos destemplados de
los hombres, las voces cascadas de las viejas,
los chillidos de los muchachos, y de los mismos
perritos que ladran dentro de sus árganas. ¡Qué
infernal griteríal Sí: esto debe parecerse al éxodo
de los Judíos hacia su tierra prometida.
Y a marchan; los hombres fon su pantalón
de cuero de chivo y un saquito corto á la cintura
agitan sus ponchos cortos, y las nnijeres sus
pañuelos de lana de guanaco.
Parece sin embargo, que algo se les ha oh*idado, pues, uno de los jinetes con una mujer,
vuelven a los ranchos de donde partimos tam
bién nosotros con otro nimbo. \’ ienen a recoger
algún gato que se les ha olvidado, alguna gallina
clueca, echada en algunas matas; a asegurarse
que las puertas quedan bien cerradas; en fin
a observar por si han olvidado algo, algún cuero,
algún lazo, una guasca o cuerda cualquiera. Es
la despedida; el adiós al viejo rancho del in
vierno, que uno de los vecinos inmediatos, que
no sale a veranear, cuidará en la ausencia.
-
Son las 9,20. Emprendemos marcha rumbo
al NE, trepando una loma, en cu5’-a cima se ex
tiende una pampa ó meseta glacialógcna, típica.
Pr. 649.3 A l N. 15® E tenemos un cerro ne
vado de la cordillera Chocoy, y al N. 15° W d
cerro alto central de la precordillera de los Tres
Esteros. Se ven con mayores detalles los campos
del Varvarco.
A nuestra izquierda, vemos a lo lejos, las cor
dilleras andinas y diversas series de alturas serranosas. Frente á la margen derecha del Neuquén hay otra meseta, que parece ser continua
ción de esta del Vnlialón. Tiene altas barrancas,
en cuyas secciones se ven estratos de color rosáceo y blancuzco; son materiales volcánicos
tobas terrosas con carbonatos,
H . 10. — P.
Otra pampa que está a
mismo nivel de la parte inferior del estrato ro
sado de la meseta del Neuquén, cuya superficie
se eleva á más de 80 metros de este sitio. El
corte de esta meseta lo debe haber efectuado
el río Neuquén. Esta pampa indica una segunda
denudación causada por los glaciales, cuyas
moreinas se alinean en diversos puntos, con
erráticos y bloks bastante grandes.
E l terreno de este segundo escalón de la pam
pa, es algo rojizo, y en parte arcilloso de color
amarillento. Hacia la derecha se ven otros valles
y quebradas del mismo origen. La vegetación
es pobre; no tiene arbustos.
H. 10.20 a. m. alcanzamos el torrente Cok
Michicó de rápida y pedregosa bajada y su
27C L 1 caudal de aguas es mísero.
H. 10.30. — P.
sobre la pampa de Cok
bida. P.
Michicó. El camino sigue al N . v a r i a n d o á los
cinco minutos (de trote) hacia el N. 60° W en
dirección á un rancho próximo al Neuquén. La
pampa es más pastosa y tiene una bajada hada
cl torrente Matu:iuina-có al cual llegamos á
646.2.
las 10.50 P
Pasado este torrente, toda
6502
pero al
vía continúan las planicies. — P
aproximarse al río Neuquén, empiezan á com
parecer rocas eruptivas de un cordón que se
desprende de la cordillera Choco}'.
A las 11.45 llegamos á la confluencia del to
rrente Guaracos con el Varvarco, que difeta unas
dos cuadras de la confluencia del Varvarco eco
el Neuquén. Las aguas del Varvarco son de
color verdoso y las del Neuquén turbio, lechosas;
el ancho medio de los dos ríos antes de confondiree es de treinta y cinco metros. Entre los dos
ríos hay lomas niesetosas.
En el \*ar\'arco hay un paso con una capacho
ó látigo, como llaman los chilenos, consistiendo
85
en m cajón de un metro cúbico que corre sus
pendido por cuerdas entre ambas márgenes
del río, para pasar ovejas, cabras, personas y
artículos de comercio.
Los vacunos y caballares los hacen vadear
á nado, en medio de la corriente que a veces
los lleva a más de doscientos metros más abajo
de su punto de entrada.
Eran las 12.40 cuando determinamos des
cansar en un rancho con áreas sembradas, si
tuado no muy lejos de un ramal paralelo á la
cordillera de Chocoy.
Nuestra temperatura tanto en la confluencia
del Var\'arco como en este rancho era de 30°.
La altura sobre el nivel del mar en la conflu
encia es de 1250 metros, y la presión, 657.1 y
462.7 mm. en esta casa, cuyo dueño ha ido á
veranear. L a distancia entre la de Gutiérrez y
esta casa la estimo en cinco leguas, hechas al
trote en 3^^ horas.
La pobre mujer chilena, con varias criaturas
que encontramos, sea por habitual desconfianza,
sea por natural timidez, no supo o no creyó
conveniente responder con claridad a las diver
sas preguntas que le hice. Después supe que a
uno de nuestros compañeros le había pregun
tado, si éramos agentes de policia, o inspectores
de campos, los cuales cuando caen por sus ran
chos no les dejan buenas impresiones (i). Cuando
supo lo que andábamos haciendo, se mostró más
expansiva, pero ccm aire receloso, que ni las
demostraciones más sencillas y naturales pu
dieron destruir.
¡Pobres gentes! temen de todo y de todos.
Hasta las criaturas antes de darles algunas
monedas, andaban recelosas, habiéndose mos
trado después más alegres y confiada?.. Dijeron:
írOen ser gente buena, por que dan chauchas, di
nero La misma señora con algunos pesos que
le dimos, compadecidos de su pobreza, estuvo
4 vemos ofreciéndonos el eterno ñaco.
Tenemos a nuestra vista hacia el O este y
H. W la región del Neuquén Superior, perdién
dose entre las precordilleras y cerros que pre
ceden a los macizos andinos.
El terreno presenta mesetas escalonadas y
lomas aplanadas. Al W. se divisa un arroyo
<Joe corre entre hondas barrancas desaguando
en el Xeuquén; al N. 75'’ W, otros dos arroy»js
del mismo aspecto, confluyendo en el mismo
río a maj'or distancia.
Varias humaredas indican la presencia’ de
Hoy debiera saprím irse esta observacióa, ju sta en“ ®ces, que puede expUcaise por un estado especial de
y de ánim os, debido en prim er térm ino a la disde la capital federal, estado q u e agudizaba k »
” ®3 iicoíos sobre la m entada cuestión de lim ites, por
que esta p arle no entró en litigio.
ranchos. AI N. 53° W. desagua en el ^^^rvarco
el arroyo MaiausUlas que vadeamos do.'ípués.
H. 4.15. — Partimos hacia el arroyo }iíuUmsillas al cual llegamos al cuarto de hora, cos
teándolo rumbo al N. hasta encontrar el i)aso.
Como todos los arroyos de las mesetas glaciales,
tiene altas barrancas. Desde él se divisan hacia
el W. muchas aberturas en las cordilleras y nu
merosos arroyos. El aspecto es agradable, y los
últimos afluentes del Neuquén distarán de 25
a 30 millas geográficas.
In d í g e n a
d e i. a
T ierra
del
F uego
e n su t r a b a j o .
Vadeado el arro5*o Matansillas, nos dirigimos
al X W. despuntando una serie de alturas con
tobas de color ceniciento y morado. Estas lomas
son bajas, no llegando á 200 metros sobre el
Matansillas. Despuntando estas lomas, que traen
una dirección NE-SW. giramos hacia el Varvarco, encajonado entre profundos cortes de
rocas Ígneas El suelo de la parte norte, es llano
con planicies más ó menos inclinadas hacia el
río. E l pasto amarillea por todos pates, y las
verdes gramas florecidas de los terrenos próxi
mos al cauce de agua, recrean la vista, cansada
de mirar terrenos estériles y rocosos. Los tres
cerros que hemos vústo desde Malal cavallu se
ven coronados de nieves en medio de un ramal
perpendicular a las altas cordilleras.
(Continuará),
—
86
—
Mis viajes en la Tierra del Fuego.
Pbro. Alberto M. De Agostini.
[Contimiiición)
Todas precaución es poca.
Nos ponemos en contacto con la roca de que
está formado el monte y la encontramos friabilísimay fácilmente desmoronable bajo cualquier
movimiento nuestro, por lo que presta poco o
ningún apoyo a miestros piés y Tnanos. Lo pa-
T
ibrras
il. Olivia, que se levanta a pico sobre nuestras
cabezas.
Con infinitas cautelas y precauciones pro
cede Agustín en su avanzada por esta poco
segura cresta de hielo, asiéndose fuertemente
a los salientes de la roca. En ésta difícil posi-
M a g a i . l A n i c a s . — P in g ü i n o s
sainos en inedia hora y nos encontramos des
pués en un declive muy empinado, cubierto de
nieble helada que lame los piés de la pirámide
terminal, y que nos disponemos a pasar obli
cuamente.
Agustín, que se encuentra a la cabeza de la
cuerda, emprende un fatigosísimo trabajo con
el destral para abrir escalones en el duro hielo
y asideros para las manos, mientras nosotros
inmobles y bien afianzados esperamos nuestro
tumo para avanzar. Otra media hora hemos
empleado para pasar esta blanca sábana de
hielo que tiene pocas decenas de metros. A
nuestros piés empieza a abrise un vasto pa
norama del canal y de los montes vecinos.
E l borde superior del peligroso helero nos
pone en contacto con la pared terminal del
en e l nido.
ción lo hago pararse para tomar una instan
tánea, la única que he podido tomar en toda
la subida. En la extremidad occidental de
aquel borde de hielo nos metemos uno a uno
por una torrentera, primera arm ga abierta
transversalmente en la imponente y terrible
pirámide.
Por aquí debemos ir adelante lentamente
con toda clase de precauciones; cuanto puede
ser\*imos de apoyo o de agarradero lo examina
el guía con grande atención, para que no nos
falle o nos arrastren las rocas peligrosas en »
caída. Una pared vertical de unos diez metros
de altura se nos pone delante e impide nuestra
marcha. Pone en práctica el guía que rae pr^
cede todas sus habilidades acrobáticas, pc^de nada le sir\*en, porque la roca no ofrece coo-
-
8 7
-
sistencia ni seguridad alguna. Se avanza Abel
otra rapidísima torrentera, de la que gotea td
en su a>Tida; 3-0 le cedo el paso en aquel estrecho
agua derretida de una pequeña mancha de
borde y él desaparece sobre mi cabeza y se une nieve escondida entre las siimosidades de la
a su hermano. Me acurruco contra la pared y
pared, lentam ente avanza Agustín hacia ella,
en aquel nido de águilas espero con impaciencia y le seguimos nosotros con mirada angustiosa
el éxito de su exploración. Son momentos de y graves preocupaciones a causa de lo difícil
ansia mortal; oigo las palabras secas, rabiosas y peligroso que se va haciendo el camino.
qne salen de cuando en cuando del pecho jade
K1 primer trecho, el más diíícÜ, es un salto
ante de Agustín, que lucha a brazo partido con \ertical de varios metros; le vemos ansiosamente
las mal seguras rocas, y las más tranquilas tantear la roca, buscando con mano audaz un
y pacatas de Abel, que le aconseja y le ayuda.
asidero seguro, y levantarse después a plomo
Sobre mi cabeza pasan volando algunas piedras con sus múscules de acero, adhiriéndose tan
por ellos desprendidas, 5' al ruido que éstas estrecliamente a la roca vertical, que parece
hacen sucede profundo
silencio. Taciturnos y
preocupados los veo al
poco rato a mi lado.
¿Deberemos, pues,
volver atrás después de
tantos esfuerzos, peli
gros y fatigas, en busca
de otra váa más fácil?
No se pierde de ánimo
Agustín, al que veo acer
carse a la prominencia
de una cresta que cae
a plomo sobre el ventis
quero, agacliarse y de
saparecer por una aber
tura invisible: mira, es»
cmta por todos lados y
de pronto desaparece en
d vacio.
Está ya para acabar
se la cuerda a que está
T i e r r a s M a c a m .Xn i c a s . — E n i. o s r s i k e c h o s .
atado y que le vamos
con precaución pasando
oosotros a medida que avanza; pasan algunos que esta le atrae como jiodcroso imán. Superada
instantes de profundo y angustioso silencio y la torrentera, da una mirada de inspección a
finalmente oímos su voz que nos incita a avan- su alrededor, afianza sólidamente sus pies en
Me toca a mí pasar primero, y desciendo las rocas y espera tranquilo nuestra llegada.
poco a poco en el abismo; las rocas son firmes, Nos encontramos ahora sobre un estrecho plano
^0 pocos los salientes a que agarrarse. Sigo de pocos metros, en el que nos paramos un poco
aoiizontalmente la dirección de Agustín, que para descansar y corroborar nuestras fuerzas,
ffirisible para mí, me va indicando en alta voz
Son las 9 y
Dura todavía en nosotros la
d camino que debo seguir. En la mitad de a- grave preocupación sobre el éxito final, perocresta hay una hendidura que baja de nuestra constante y grande tensión por los es
alto, por lo que hay que pasar de la pared de fuerzos que debemos hacer en aquella dura
« izquierda a la de la derecha; en el abismo,, bajo lucha contra la roca, a la que palmo a palmo
^ pies, resalta la masa blanquecina y g rie ta d a debemos disputar el terreno, no sólo no nos ha
del ventisquero. Reúno todas mis energías en desanimado, sino que ha puesto en nosotros
esfuerzo calmo y sereno, y con un poderoso una ansia ardiente y una fe más viva. Busca
como lanzado por un resorte, me encuentro mos por varios minutos una vía de salida de
y*^tonente adherido a la pared de enfrente, en aquella estrecha galería y la encontramos en el
9*>e, a pocos pasos, me espera sonriente Agus- extremo. Es otra torrentera más empinada y
En un instante ll^ a Abel, y los tres nos peligrosa que las anteriores, cubierta en su
**crntramos reunidos en un estrecho cornisón. fondo de hielo y de una ligera y traidora capa
- poca distancia de nosotros baja de lo alto de nieve blanda
-a
■O
^
I
C U L T O
de María Auxiliadora t
N ó t ten em o s la p e rsu a sió n de q u e, ea la s v ic isitu d es d olorosas de lo s t lu r p o s q u e a tra v esa m os, n o n o s qu ed a n m ás co n su e lo s q u e lo s d e l C ielo , y e n iie
é sto s , la poderosa p rotección de la Virgen ben d ita , q u e fu e en todo tiem po e l
A u x ilio de lo s C ristia n o s.
PIO X.
J
e-
€
M ARÍA AU XILIAD ORA
en Chachapoyas, Perú.
Y a han pasado dos años y medio desde que el
Obispo salesiauo, Dr. Don Octavio Ortiz Arrieta,
se encargó del gobierno pastoral de esta inmensa
diócesis, y en este tiempo se ha celebrado ya por
dos \-eces en Chachapoyas la fiesta de nuestra
ternísima Madre María x^uxiliadora con solemnidad
cxiraordinaria.
Convencido el Sr. Obispo, desde un principio,
que todo debía esperarlo de María Auxiliadora,
tanto en orden al desempeño de su dificil minis
terio. como en el de la santificación de las almas,
comenzó con grande actividarl y cariño a propagar
la devoción hacia esta buena Madre, en tal manera
que ya se puede afirmar que hoy es una devoción
floreciente en Chachapoyas y en los pueblos cer
canas. y que la Asociación de sus «levotos cuenta
con más de 200 inscritos, que profesan verdadero
cariño a la Virgen de Don Bosco.
I,a propagíuida que se ha hecho, ha sido fmctuasa y verdaderamente bendecida por Dias,
pues se ha desjxírtado tanta confianza en la Anxiliudoni (de los Cristianos, que por cualquier nece
sidad se acude a KUa, quien no desoye nunca las
súplicas de sus devotos, como lo prueban a las
claras las numerosas limosnas que ofrendan cada
mes para su culto.
Si el año picado se celebró su mes con devoción
profmula, el presente .se distingue por el fer\or y
santo entusiasmo. Por eso los resultados han sido
prodigiosos.
Kutre otras necesidades, el Sr. Obispo halló el
Seminario de esta tliócesis muy pobre de voca
ciones, y amique el deseo de tener un Seminario
floreciente y como lo desea la Iglesia era grande,
no se veía, sin embargo, la posibilidad de conse
guirlo.
Al comenzar el raes de María, se dispuso que un
clérigo salesiauo luciera de asistente de los semi
naristas que se esperaba mandara la Madre de los
Salesianos. Y con gran satisfacción hacemos pú
blico que María Auxiliadora no defraudó nuestros
esperanzas, pues el 27 de abril ya teníamos cinco
niños, y la vigilia de la fiesta, el 23 de mayo, doce
nuevos acólitos acompañaban con sus voces argen
tinas las primeras vísperas de María Auxiliadora
en la Catedral, con gran contento de las familias
y del pueblo que la llenaba por completo. No había
quien no viera en ello la directa intervención déla
Virgen.
Huelga decir que la fiesta se celebró con grande
entusiasmo. En la misa de comunión general, se
acercaron a la sagrada mesa más de 500 personas,
rezando todas con verdadero fervor delante de la
imagen de María Auxiliadora.
A las diez cantó la misa el Vicario general, por
hallarse ausente, en la visita pa.storal, el limo. Sr,
Obispo. Tx)S alumnos del Seminario interpretaioc
con mucho acierto el canto, acompañadas por la
orquesta. Da concurrencia fué tan numerosa como
en las mayores solemnidades. Entre las autonflades civiles que asistieron se hallaban el Sr. Go
bernador del Departamento, el Comandante dd
Cuerpo de Anuada de la región con muchos o-cíales, el Sr. Juez del Tribmial departamental,
el Sr. Intendente de la Provincia; el Jefe de polios
y muchas otras personalidades importantes de -i
ciudad; todas las asociaciones católicas, devoto»
de María Auxiliadora y numerosos fieles. I/a gnarnición de la plaza también mandó rraa compaú»
de soldados con su banda.
Después del Es'angélio, el secretario del Sr.
Obispo, que también es salesiano, habló de «»
glorias de la Virgen de Don Bosco que tan proi*
giosamente extiende su devoción por el muw^^
I<a hermosa función dejó en todos los concurrente
im profundo sentimiento de devoción y de
ración por la \'irgen Auxiliadora.
Por la tarde se verificó la velada drarnáh^'^
musical, que prepararon los devotos de la
Resultó espléndida.
-
En la catedral hubo todavía por la noche ser
món, consagración a la Virgen y bendición solemne
para cerrar con broche de oro la encantadora fiesta.
Ya hemos empezado a pensar en la del año
venidero, que, a juzgar por las dos pasadas, será
algo notable. Se prepara un altar con nueva estatua
de María Auxiliadora.
El corazón salta de santas emociones al pre
senciar estos triunfos de María Auxiliadora, y
considerar que poco a poco la Virgen extiende su
reinado por toda la tierra.
¡Gloria a María Auxiliadoral
AIC.4L.4 DE G uadaira (Bspaña). — De la muerte
■ la vida.
De m\ singular favor es deudora mi familia a
María Auxiliadora; deuda que, en parte, quieto
I^ar con la publicación del mismo en el Boletín
^aksiano, para que en todos crezca la confianza
y el amor a tan celestial Protectora.
Mi madre, la Sra. Da. Amalia del Molino, había
«aido enferma de una afección al corazón, siéndole
tan difícil la respiración, que la veíamos ahogarse
momentos. Vino después la complicación con
ws pulmones y los riñones, quedando en mi estado
verdaderamente lastimoso. A fuerza de oxígeno se
«tuvo evitando la asfixia durante muchos días.
Ella, que se daba perfecta cuenta de su grave
dad, se esforzaba por con.soIanios en nuestra sur^nia aflicción, y al mismo tiempo disponía todo
» necesario para su mortaja v sepultura, enteraconforme con la voluntad de DÍos, dándonos
v-n sublime ejemplo de fortaleza cristiana y de
entereza más que varonil.
El médico de cabecera y otros que vinieron a
vtHis^ta, confe-saron que la ciencia ya nada tenía
<¡Qehacer con nuestra querida enfeniia. En aquellos
“■ ornatos de angustia volví mis ojos a la que es
•‘imlio de los cristianos para qne nos consen’ase
taa \^a tan preciosa. Para hacer más fuerza en el
maternal de María, puse por intercesores
^ sti gran Sien-o el Ven. P. Juan Sosco y a Do^ungo Savio. Al mismo tiempo mandé celebrar
ciez misas en su altar.
H incruento sacrificio en el altar de María Auxifué la medicina salvadora ante la cual huyó
«
graWsimo que aquejaba a mi madre, y ésta
^^
para henar de inefable consuelo
taestio corazón.
podré olvidar este favor que pone de
la ternura del corazón de María Amri_ •y
toda mi alma le pido siga dispensánsu amorosa protección.
SAI.ÜD GUTIERREZ DE ESPEJO.
8 9
-
G eroxa '(Espafia). — Atribulada por lo cimdado y dificil que se me ofrecía un nsimlo de gran
importancia, y acordándome de haber experimen
tado siempre que acixdí a María Auxiliadora su
protección, roguc a mi excelsa Madre me alcanzara
ver felizmente resuelto el tal asunto, prumetiondo
publicar la gracia eu el Bolciiu Salrsiano.
Gusto.sa cumplo lo prometido y entrego una pe
queña limosna.
E. J.
Mairi-:na dei. A ecor (España). — Creo firme
mente que la vSma. Vii^eii ha iulerveirído de modo
decisivo eu que mi hijo Femando se haya sah'ado
de la muerte que, de no recurrir a Ella, le habría
producido una broiiconeumonía sarampionosa com
plicada con faringitis y laringitis tan agudas y
sospechosas que el médico le aplicó tres inyecciones
de suero antidiftérico.
El 15 de Noviembre empezamos en casa la no
vena a María Auxiliadora. Tanto mi vSeñora como
yo temamos fe en que seguidamente se iniciaría
la mejoría; pero el 17 se agravó de tal modo que
no nos quedaba más esperanza que el auxilio de la
Sma. Viigen. Redoblamos nuestro fervor y a los
5 días mi hijo entró en franca convalecencia sin
fiebre.
Igu^neute creo que por Ella no se contagió mi
otro hijo, menor que su hermano, a pesar del con
tacto inmediato e inevitable.
Deseo que se dé la mayor publicidad a estos dos
hechos en testimonio de toda mi gratitud a la aládre
de nuestro Redentor y así contribuir a la propaga
ción de la devoción a María Auxliadora.
Con este fin incluyo 5 ptas.
R aeaki, S errano,
Director de la Escuela Graduada,
Maestro Nacional.
N ueva V iela de las T orres (España). — Profunc^nente agi^ecida a mi buena Madre Jlaría
Ai^iliadora. quien siempre ha escuchado mis .süplicas, publico hoy la gracia que acaba de concedenue, devolviendo la salud a mi hija.
El agradecimiento me lleva a demostrar públi
camente mi gratitud, que quisiera sirviera de
aliciente a cuantos se encuentren necesitados,
pues estoy segura que no les faltará la protección
de María Auxiliadora, si recurren con fe y confianza
a esta buena Madre.
A estas líneas de reconocimiento imo mí pequeña
limosna.
N. G.
\ IGO (España). — Me hallaba apenadísima. En
los últimos exámenes, que rindió mi hijo, díéronle
muy buenas notas; pero sin hacerlo constar en
acta. En Septiembre, se pidieron los Certificados
necesarios para conseguir prórroga para el serN*icio mihtar y los Catedráticos se niegan a darlos,
por no constar aprobadas dichas asignaturas.
Agotamos los medios hujuanos, y no se veía solu
ción por ninguna parte. Encomendé el asunto a la
qne todo lo' puede, María Auxiliadora, y Ella me
escuchó.
—
9 0
El 30 de Septiembre espiraba el plazo, y ese
mismo día qiiedaba todo arreglado.
Prometí publicar la gracia y dar una limosna,
y hoy cumplo mi promesa. jGracias, Madre mía,
graciasl Que el mundo entero te alabe y glorifique;
y a mí, concédeme la gracia de .serte fiel hasta la
inuerLe. para tener la dicha de niorir en tu.s brazos.
María Mendez.
TuRÍN (Italia), — histituto Inlern. D. Basco.
— Después de ■ 24 años.
Pasadas algunas semanas de mi nacimiento, el
doctor se dió cuenta de que había venido al mundo
con fístulas en los conductos lacrimales.
Hubo consulta médica, y los doctores afirmaron
\mdnimes que a la edad de los tres años podría ser
operado, aunque dudando mucho del resultado,
pues temían quedase ciego.
Se pi\ede imaginar la aflicción de mis padres.
I.lenos de fe en María Auxiliadora y en su fiel
Siervo Don Bosco, le pidieron la curación , pro
metiendo publicar la gracia, y si pluguiese al Señor
concedenne el favor de la vocación al sacerdocio
salcsiano, de no poner ningún obstáculo. 5Ii madre
iX'iiovó de corazón el ofrecimiento que de mi había
hecho a María Auxiliadora y a Don Bosco ya
antes de mi nacimiento.
Por espacio de ocho meses perseveraron en la
oración sin usar otra medicina que agua bórica.
A menudo mi madre juntaba mis manecitas y
rogaba en mi nombre; i Don Bosco, cúrame y
hazme hijo tuyo ».
Dios premió la constancia de mis padres. La
curación fué completa. Después de tantos años,
mis ojos se hallan aúii en perfecto estado.
Por causas muy ajenas a la voluntad de mis,
padres, la gracia no ha sido publicada hasta al día
de hoy. Por eso, después de veinticuatro años, y
muy cerca del sacerdocio, con ocho años de vida
snlcsinna, me siento en la obligación de hacer pi'iblico este favor y cumplir gustoso la promesa de
mis padres.
Quiera el Señor qne después de emplear mi vida
en amar y hacer amar a su divina Madre, vaya,
cu compañía de una falange de almas, a saciar
estos mLs ojos en la pureza de María y cantar su
himno que
Por Dios
cifras de estrellas
i ’rt está en los cielos escrito.
J uan B. Q ukiroz Candía ,
Salcsiano.
JuNÍN DE LOS A ndes (Aigentina). — Antiguo
poblador de Jtmín de los Ande.s, y muy vinculado
a la Misión Salesiana, con el s\idor de nti frente y
mis economías, pude construir, en terreno de mi
propiedad, una modesta casita para establecerme
en ella con mi familia.
Personas de mala conciencia se aprovecharon
de mi ignorancia y debilidad, para expropianne
lie la casa y correspondiente escritura del terreno.
Pasaron 12 años eu este estado de cosas, faltán
dome a veces hasta donde pasar la noclie bajo
techado.
El año pasado, 1923, movido por una inspiración
—
interna, acudí en mi aflicción a nuestra Madre Auxi
liadora, prometiendo inscribirme entre los Coo
peradores Salesianos, y publicar la gracia, si con
seguía recuperar nuevamente los derechos a mis
terrenos y casa.
María Auxiliadora acudió piadosa en mi socorro.
Mediante la intervención de personas de esta loca
lidad, se hizo justicia a mis reclamaciones, y hoy
soy de nuevo dueño de mi casa y terreno.
Atribuyendo tal suce.so a la protección de la
Auxiliadora de los cristianos, hago público mi
agradecimiento, invitando a todos los necesitados
a que acudan confiados al poder de María.
La publicación de la gracia es el cumplimiento
de la promesa hecha, pues a primeros de año
cumplí la primera parte de la misma.
L uis d e N aday .
B ahía B lanca (Argentina). — Hallábase mi
papá, ancianito de 73 años, atacado de una fuerte
congestión puhnonar, y llamado el médico, nos
dijo que el caso era simiamente grave, que no creía
tu\'iera remedio.
En tan angustiosa situación, recurrí a María
Auxiliadora, prometiéndole si curaba a mi papá,
decir una misa en su honor y publicar la gracia
en el Boletín Salcsiano.
Mi ferviente súplica fxié escuchada, pues mi
papá se halla al presente completamente curado.
jGracias mil a María Auxiliadora!
V irginia Borettini,
Cooperadora.
R awson (Argentina). — Una hijita nuestra,
María Nelida, de seis meses de edad, cayó enfeniia
con pulmonía y sarampión que la condujeron a las
puertas de la muerte. En momentos tan angu-stiosos
recurrimos al poder de María Auxiliadora para
que nos la sjilvara, prometiéndole si obteníamos la
gracia un exvoto que recordara el favor.
La Virgen no se hizo rogar más; la niñita me*
joró como por encanto.
Agradecida a María Auxiliadora, cumplo gus
tosa mi promesa.
R osario G. de G.u -fet.
Girón (Colombia). — A consecuencia de una
caída que tuvo mi hijo Gilberto, de tres m e ^ d*
edad, se puso tan grave, que creí que no podríamos
salvarlo. Por espacio de varios días le atonn^to
\ma fiebre aguda que ponía en peligro su vida.
Acongojada por el estado del enfemiito, acudí eco
entera confianza a la que es salud de lo.s enfermos,
prometiendo publicar la gracia y hacer cooperador
a mi hijo.
Al cabo de poros días el niño quedaba fuera de
peligro, y hoy goza de perfecta salud.
^
G uadalupe (Colombia). — Llena de inmensa
gratitud hacia María Auxiliadora publico la
sente gracia: hallándome gravemente enferma de
mal que me salió en las manos; después
haber acudido a la ciencia y no encontrando
coMipleto remedio acudí a mi buena Madre Man*
—
Auxiliadora quien a nadie deja sin consuelo y al
poco tiempo fui recobrando la salud y hoy me en
cuentro ya con esperanzas de un completo resta
blecimiento. Gracias, oh Madre querida.
íXoiSA G. DE D uran .
BüCARAMANGA (Colombia). — En mis continuas
necesidades he recurrido siempre al auxilio materno
7 p^eroso de mi Santísina y Purísinm Madre
liaría Au-xilio de los Cristianos, Reina de los cora
zones, y casi siempre he sido fa\^orecido. Ahora
estoy confiado en que me socorrerá en otra gran
necesidad y como tengo fe en que seré atendido,
me anticipo a enviarle mi hmnilde homenaje de
gratitud a la dulcísima Azucena Inu3aculada.
Envío el óbolo ofrecido.
J uan A gustín K úñez.
Chone (Ecuador). — En cuatro ocasiones y en
distintas épocas, he recebido grandes beneficios
por intercesión de nuestra querida Madre Auxilio
poderoso de los cristianos, ya consiguiendo la salud
de mi esposo cuando parecía que estaba en sus
últimos momentos, ya también sacándome de confbctos difíciles que solo nuestra amada Madre Auxi
liadora puede alcanzamos de la infinita miseri
cordia de Dios S. N. Por estos favores ofrecí con
la novena tres sucres para los huerfanitos de Turín.
JL\ria de la o . de R odríguez,
Cooperadora Salcsiana.
Chone (Ecuador). — Víctima de una grave enfemiedad, y no teniendo la suficiente confianza en
la ciencia médica, resolví acudir a María Auxilia
dora. para que Ella me curara, ofreciéndole de mi
parte llevar siempre al cuello su medalla y publicar
la gracia en el Boletín Salesiano.
lEs ruegos fueron oídos, pues a los pocas días de
labenne puesto la medalla me hallé completá
b a te bien y fuera de peligro, por lo cual doy ren
didas gracias a esta buena Madre v cumplo la pro
mesa.
■
'■
María L uisa de G utiérrez.
— Belisario Trejo, sacerdote de la
dtócesis de Chiapas, Méjico, se complace en pupara gloria de la Sma. Virgen María. Madre
>-e Dios, el hecho siguiente.
Caminando el día 25 de septiembre de 1924 en
c o m p ^ del limo. Sr. Dr. D. Gerardo Anava,
dignisimo Obispo de Chiapas, y del Sr. Presbítero
ü- Anselmo Montalia, su famiUar, para asistir al
Eucarístico, que ha tenido lugar en esta
me acompañaba el joven Enoch Urbano,
de 20 años de edad. El mencionado día, habiendo
nosotros de la ciudad de S. Cristóbal Las
cayó un aguacero torrencial. El agua conyw^ó los caminos en verdaderos rk» y de las mon•añas bajaban torrentes.
apresuramos a ll^ ar al río del Burrero
g t t pasarlo antes de que creciera. El jo\-en
Urbano fné el primero en arrojarse, y estaba
en una pequeña isla, y antes de que los
estantes pudiéramos seguirle, llegó la temida cre
91
—
cida, aterradora, bramando entre las peñas y
arra.strando troncos y ramas de árbole.s. Conqireudiendo el peligro quiso regresar, pero el río le en
volvió en sus raudales y le arrastró golpeándole en
las piedras.
Fué todo cuestión de breves momentos. No
pudimos prestarle auxilio ninguno. El limo. Sr.
Obispo y el que esto escribe le dimos la absolución.
Pronto desapareció de nuestra vista, sin q\ie pu
diéramos seguirle, porque altos paredones nos
cerraban el pa,so. La muerte era segura; así creimos
todos.
En tan terrible momento invoqué desde el fondo
de mi alma a la Sma. V^iigen Auxiliadora y al Ven.
Don Bosco, pidiéndoles salvaran al joven. Largo
rato pasamos de indecible ángnslia y de infrnctuovsas pesquisa.s. Yo no cesaba de invocar a la
Sma. Virgen Auxiliadora. Creíanlas cierta la
muerte, cuando le encontramos sano y salvo entre
unas piedras. Las aguas que debían haberle devo
rado, fueron las que le arrojaron al punto de sal
vación. Más lejos se encontró el caballo, también
intacto.
Hay que liacer constar que el joven Enoch Ur
bano, aunque sabe nadar, no podía hacerlo, porque
iba vestido y enteramente en\nielto en mi imper
meable que impedía toda libertad de acción; lle
vaba además una cantidad de dinero en los boLsillos.
calzadas las espuelas y varios otros objetos de los
que no se pudo desembarazar. Fué, pues, su sal
vación verdaderamente prodigio,sa. Si no es un
milagro, nada hay cjue se le parezca más.
He pedido al limo. Sr. Anaya que .se digne cer
tificar la veracidad de este relato, lo que ha hecho
con gusto. Finna también el otro testigo. Pbro.
Anselmo Moníoya.
Que la publicación de este succ.so sea, no sólo
el testimonio de nuestra vivísima gratitud a la
Virgen Sma. .Auxiliadora, .sino también un nucv»j
aliciente para (lue su devoción se extienda.
El que subscribe pide a todos los Coojieradort .s
Salesianos eleven a la gran Madre de Dios sus
alabanzas por este insig:ie fa\or.
Méjico, Octubre 15 de 1924.
Belisatio T rejo.
Certifico ser cierto cuanto en esta relación dice el
Sr. Pbro. D. Belisario Trejo.
G erardo,
Obispo de Chiapas.
Como testigo ocular
A nselmo Montoya Pbro.
VAI.LE DE LA P ascua -G uarico {Venezuela). —
Gracias te doy, amada Madre María Auxiliadora,
por el gran favor que me lias concedido de^'olviendo la salud a uno de mi familia, cuando ya
desahuciado por la ciencia, todos lo daban por
perdido. Tu mediación, a la que recurrimos en
tales angustias, nos procuró el consuelo.
Hoy que se halla completamente restablecido,
se une a mí en el agradecimiento y enviamos una
limosna.
Carmen Cecilia .
— 92
C ancagua [Venezuela). — Sufrimientos morales
habían minado mi salud hasta el punto que todos
jne creían víctima de la tul>erculosis. Acongojada,
pero llena de fe al propio tieniix>, recurrí al cielo
por mediación de María Auxiliadora, implorando
mi curación.
Pronto comenzó la mejoría y con ella desapa
recieron los sufrimientos, encontrándome ya com
pletamente restablecida y alepe.
Agradecida a tan señalado favor, mando cele
brar una misa, envío una limasna, y ruego se pu
blique en el Boletín Salesiano la gracia.
M. n.
Gracia del Venerable Don Bosco.
S a r r i a [Darc.-Espaila). — El agradecimiento
más sincero me impulsa a publicar él eficaz vali
miento del Ven. Juan Bosco. A él me dirigí cuando
temía quedarme imposibilitada de una pierna a
consecuencia de un fuerte golpe recibido por im
tranvía. La hinchazón de la pierna rae hacía temer
<lolorosas consecuencias y los médicos veían el
CU.SO muy serio.
Llena de fe en la intercesión del Venerable
Don Bosco, acudí a él con una ferv’orosa novena,
aplicando su reliquia en la parte más dolorida,
prometiendo al mismo tiempo una limosna para
su Causa de Beatificación y la publicación de la
gracia en el Boletín Salesiano.
Hecha mi promesa, hacia la mitad de la novena,
sentí notable mejoría, la cual fué aumentando
considerablemente, de modo c[ue al terminarla,
con estupor del médico y grande satisfacción mía,
pude diriginne a la iglesia a rendir un tributo de
agradecimiento a mi celeste bienhechor.
' Mi gratitud será eterna, y p<'r esto me com
plazco en hacer p.iblico el hecho a fin de que cunda
más y más la devoción y aumente la fe en la in
tercesión eficacísima del Venerable Juan Bosco.
C. A. A.
Dan también gracias a María Auxiliadora.
Borañe. (España). — Da. líncarnación Cobian
Moutüde.
Viga (P^spañn). — Sra. Da. Carolina Pérez S^a
y D. Jasé.
lAunberii.
Las PalnuK (España). — Da. Dolores Marrero
Orcuz.
Villa de D. Fadrique. (España). — Da. Mana
Ilncsta.s; Da. Polonia Rab^los y Da. Josefa Bea o,
que envían una limosna.
Córdoba (Argentina). — Da. E. B. de Bnuto, por
haber obtenido la salud de una amiguita, y envía
limosna.
Cali (Colombia). — Sres. D. Francisco .i. Velózquez; Gonzalo Aguirre; Mariana Narváez; Re-
beca Torres; Carmen González; Isaac Callazos,
Carmen l ’alacios de .^varado; Mercedes Aragcm
de Léiiis; Juana Ouijano y Primitiva Palacios poi
gracias recibidas y envían su limosna.
Caldono (Colombia). — Da. Rosario Fernández.
.Clione (Ecuador). — Da. Inadalpe Alvarado v
Da. Rosario Aveiga por señalados favores recibidos
E l Bluff-Bhieúelds (Nicaragua). — Da. Juana
Peal, y envía mía limosna.
Matamoros (México). — Rebeca Elizondo, agra
decida a María Auxiliadora por un grande favor
concedido a la familia, desea hacer público su agra
decimiento y manda una limosna para la Obra
Salesiana.
Jdem. — Berta Elizondo Guerra'dá gracias a Ja
Auxiliadora de los Cristianos por haberle con.eeguido la salud de su hijito y envía una limosna paia
los liuerfanitos del Vble. D. Bosco.
Mercedes (Uruguay). — Da. Juana Acasta Kiquehni agradece a María Auxiliadora la solución
de un problema que parecía in.soluble, y envía como
señal de agradecimiento una limosna.
Los Sres. Cooperadores Salesianos. cum
pliendo los requisitos de costumbre, pueden
ganar Indulgencia plenaria:
lO El día que se inscriben en la Pia Unión.
2° Una vez al mes, a elección de cada cual.
30 Una vez al mes, asistiendo a la confe
rencia.
4*' Asimismo, una vez al mes, el día en
que hagan el Ejercicio de la Buena Muerte.
5° El día que por primera vez se consa
gren al Sagrado Corazón de Jesús.
6® Siempre que hagan Ejercicios Espiritua
les durante ocho días seguidos.
Además, ios siguientes días del mes de Abril:
El 3, Dolores de María.
El 5, Domingo de Ramos.
E l 12, Domingo de Resurrección.
También pueden ganar otras muchas ind*!
gencias plenarias y parciales, y gozar de
ríos privilegios, como puede verse en el
glamento o « Cédula de admisión a la P**
Unión
a la cual nos remitimos.
—
Por el Mundo Salesiano
93
—
de los miembros no puede .ser inferior a cinco, ni
superior a nueve; todos pueden ser reelegidos.
El voto de la Presidencia de la Asooim’ióu Cení i;.I
es el siguiente^ * Recomendar la fonnacicSn de .sec
ciones locale.s tanto en las griuides como en los
pequeños centros; por otra
la Asociación
central est i dispuesta a dar todas la.s indieaeioius
y a coialx^yar en la extensión de esta Asociación
que producirá mucho Iruto en el campo educativo ».
Fiesta de San Francisco de Sales
en el Oratorio.
La solemnidad del Santo Patrono de la Obra
(le Don Basco ha sido celebrada en el templo de
María Auxiliadora de Turíu con especial brillo,
debido a la presencia del limo. M. Jo.sué Cattarossi. Obispo de Bellimo y Peltre que predicó el
triduo con mucha unción y fruto. El programa
musical correspondió a la solemnidad de las fun
dones, acompañando los divereos números el M.»
mises ilattei.
La conferencia a los C(X)peradores estuvo a cargo
de Mons. (irancelli de ^'erona, desarrollando el
tema: ♦ San I'rancisco de .Sales conquistador de
sí mismo y por la mansedmnbre, también del
prójimo *.
‘‘Asociación D. Bosco,, entre educadores.
En Tnrín. el Js de Diciembre de 11)23 surgió la
primera asociación entre maestros con el nombre
de Don Bosco. destinada a imitarlo en la caridad
con los jóvenes y e.speciahnente en su método edu
cativo. para que la acción educadora fuera más
intima y efica?.. Pueden participar de ella todos los
educadores indistintamente, sin otra obligacÍé«
ni otro vínculo ()ue llevar a la cla.se o cátedra la
cplicación práctica del sistema de Don Bosco. No
hay cuotas: lo gastos de secretaría y correspon
dencia se pagan con ofertas libres de los adherentes.
Se hacen tres remtíones anuales, sin (jue ello im
porte no poder celebrar otras, para el mejor y más
amplio conocimiento del sistema educativo de
Bosco.
Reproducimas lo seis articulas fimdanientales
do su estatuto:
1® Queda constituida en Tnrín, con asiento en
^rso Regina Margherita, 178, una Asociación entre
wucadores, bajo el título de * Asociación Don
Bosco ».
2®La Asociación es apoh'tica, por lo tanto no
Se hace distinción en la admisión de maestros.
3® Asociación se prefija la formación moral
y reliposa de los asociados con el conocimiento y
práctica del sistema preventivo en la asistencia
y cuidado de los niños.
4®Para ser admitido en la Asociacitm es ne‘^sano enviar su adhesión a la Presidencia.
5®No hay obligación de cuota: los gastos de
jc^taria y correspondencia .se cubren con ofertas
*d>res de los asociados.
^ 1.a Asociación está regida por un consejo
®«nbrado cada año por los asociados. El número
Antiguos Alumnos.
Carta del Reuma. D. Felipe Rinaldi Rector Mayor.
Transcribimas de la liennosa revista Don Rosco nt
España, órgano de la Federación española de An
tiguos Alumnas Salesianos, la carta que el Revino.
Sr. D. Felipe Rinaldi enviaba al muy estimado
Sr. Pre,sidente Nacional D. Angel García de \'inuesa en diciembre último:
A l acercarse las cojitnovedoras y familiares fiestas
de Navidad, de fin y principio de afiO nuevo siento
la necesidad de comunicarme con mis queridos
amigos, .^n mis hijos, porque tales son y como a
tales considero dentro de la gran Familia SaJesiana a
nuestros Antiguos Alumnos; pero como a pesar de mi
deseo, no me es posible dirigirme a cada uno de ellos
en particular, me dirijo a tí, como a representante
nacional, para que hagas llegar a todos, mis cari
ñosos saludo.s con el AgjFnaldo para el año entrante.
Como bien sabéis, mis queridos amigos, en el
año 1925, año glorioso para la Obra Salesiana, entre
otros motivos por el Cincuentenario de .sus M isio
nes, se conmemora el centenario del sueño admirable
que tuvo nuestro Venerable P. Don Rosco, a la edid
de nueve años, en los floridos prados de J3 E CCH I.
En este sueño que hoy podemos llamar inspiración
del cielo, Jesús y Mariu Santisinui Auxiliadora ma
nifestaron ai pobre paslorcillo su futuro apostolado,
Mí grande misión educadora.
Sin detenerme a narrároslo, ya que fué impreso en
muchos otros periódicos, quisiera aconsejaros que
lo tuvierais muy presente durante el nuevo año, y
que ajustarais a las sabias enseñanzas que de .su
lectura se desprenden, vuestra conducta.
Como hijos de Don Bosco, debéis encarnar en vos
otros y poner en práctica en el trato de vuestras rela
ciones y familia, los buenos modales, la mansedumbre
y caridad cristiana que el divino Maestro y la Virgen
Auxiliadora recotnendaron a nuestro Venerable
Padre para catequizar y granjearse el anuir de los
niños.
Todos, dentro del radio de nuestra acción y con
forme a nuestras fuerzas y saber, estambs obligados
al apostolado social cristiano, a procurar el mejora
miento moral de nuestro prójimo, y, por extensión,
el de la sociedad en general. Pues bien, para lograrlo,
nada mejor y más eficaz, además de nuestro ejemplo
práctico, que la delicadeza de modales y trato exqui
sito, saturados de mansedumbre y caridad cristianas.
Es un hecha, nos lo demuestra la Historia y nuestra
experiencia, que el hombre resiste a todo, a la razón,
a la ciencia hasta al castigo; pero se rinde a las
dulzuras de la caridad, a la mansedumbre y a los
beneficios.
—
y si con todos debemos mostrarnos generosos,
amables y complacientes, hemos de serlo de manera
particularisima en la intimidad de nuestro hogar,
dentro de la órbita de nuestra familia. Vuestra esposa,
hijos y familiares, serán lo que vosotros queráis.
Recordad el ambiente en que vivió Don Basco y os
explicaréis en parte la inocencia de su vida, el her
moso florecer de sus virtudes, ¡.os niños poseen un
uóji especial para reconocer y apreciar su grandeza
V belleza moral. De ahi la necesidad, a ejemplo de
Don Bosco con sus escolares, de modelar su inteli
gencia y corazón con vuestras lecciones y ejemplos,
con vuestros desvelos y ternura. E l aprendizaje del
hogar es el más duradero, el que más hondamente se
graba en la memoria y corazón de los niños.
Sírvannos de norma en nuestra conducta las pa
labras que en el sueño dirigió el divino Maestro al
niño Bosco: * No con golpes, «i«o con mansedumbre
y caridad te granjearás el amor de los niños ».
I''cli..cs Pascuas y año nuevo.
Vuestro afmo. in C. J.
Sac, F h upe R inaedi.
T/js Antig\ios Ahunnos verán en esta carta, un
progranm de acción tan completo como práctico
y de una eficacia segura.
COKDi BA VIGNAUD {Argentina). — Asambleas
misioneras infantiles.
Kn oca.sión de la fiesta de San Félix, niño mártir,
enyo cuerpo se \’enera en el Santuario del Sagrado
Corazón de Jesús y de Jlaria Auxiliadora en Vignaud, surgió la idea de celebrar Asambleas mi
sioneras, como acto de adhesión al Cincuentenario
de las Misiones Salesianas en la República Argentina.
Desde el instante que el Rdo. P. Director nos
propuso la idea, el tema obligado de nuestras con
versaciones era la Asamblea Misionera a realizarse
en los días 23, 24 y 25 de Octubre, solemne triduo
cou Cjue nos prepararíamos a la fiesta de San Félix.
Sin perdida de tiempo el Pudre Director para
facilitar los trabajas y el de.sarrollo de los temas
propuestas a la consideración de los pequeños
a.sanibleistns, estoblecló tres comisiones p>ara
los siguientes temas; i® Obra de las Misiones —
7®Mallos de Cooperación — 3® Fonimción misio
nera.
XombróvSc además una comisión de trabajos
cuyo encargo era preparar no sólo el solón de la
Asamblea, si no engalanar todo el colegio como en
las -mayores solemnidades.
Las días que precedieron a las asambleas mi
sioneras fueron días de entusiasmos verdadera
mente extraonlinnrio y de tral>ajo constante.
Cada comisión no solo cumplió fielmente, sino
cou amor y sacrificio el trabajo que se le había
encomendado.
F1 colegio hnbia.se trocado en activa colmena.
Quien ensaya cantas, quien piepara teatro, aquí
preparan festones y gallaníctes, allí se discute
una propuesta, más allá se fonmila un cotisideraiulo. Todo en tomo nuestro es entusiasmo juvenil.
Ante Jesús Sacramentado cada diez minutos se
94
—
sucedían dos niños, cooperando asi con el medio
más potente de la oración y satisfaciendo de es;e
modo su ardiente deseo de ayudar en algo a sus
hermanitos mayores.
Aliciente incomparable para duplicar d entu
siasmo y ardor juvenil fué la noticia que asistiría
el Rrao. Don Esteban Trione, Secretario general
de los Cooperadores, postulador de las causas de
Don Bosco y Domingo Savio y representante del
Eminentísimo Cardenal J uan Caglicro en el XI Con
greso internacional que .se celebró en Buenos Aires,
de Cooperadores Salesianos.
La primera comisión encargada del estudio del
tema: «Obra de las M isiones» celebró siete sesiones
plenarias y sus propuesta-s fueron todas aprobadas
por la Asamblea.
I/a segunda comisión llevó a cabo tres sesiones
plenarias y otras tres particulares de las sub-comisione.s, haciendo de su parte toílo lo humanamente
posible para cumplir el encargo c{ue se le confiara.
La tercera comisión realizó trece sesiones ple
narias y varias particulares.
líl estudio completo que diclia comisión efectuó
sobre el tema más difícil al par que más necesario
como lo era la formación del misionero, merecieron
la alabanza de la presidencia.
Cuántas sacrificios en esos niños en privarse de
los recreos para reunirse diariamente durante
casi una llora!
Aplauso y alabanza merecen las pequeñas co
misiones que supieron desempeñar muy bien su
co:i:etido.
Dice una Critnica dactilografiada que hemos
visto: «Jamás vimos nuestro colegio engalanado
con tanta profusión y buen gusto. Todo elevaba
al cielo nue.siros corazones; la alegría reinaba
doquier; los patios, corredores, arcisticamente
adonia<ios ñas recordaban nuestras almas ador
nadas de la nivea túnica de la gracia de Dios que
en todo el mes y espiecialmente en el solemne triduo
de preparación habíamos tratado de conservar *.
LO S Q U E M UEREN
iQc:
Recomendamos a las oraciones de nuestros pia
dosos lectores las almas de los Cooperadores diiuntvf:
Barcelona. — Sra. Da. Concepción Maymó ▼
Muliño; Sra. Da. Francisco Toll Casals; Sra. DaFrancisca Calvell Vda. de Molins.
Barajas de Meló (Cuenca-Esp^a).— D. Valeutfa
Muñoz.
Buenos-Aires (Rep. Aigentina).— Rmo. Sr. Ca
nónigo D. Felipe Fonticelli. ; Sra. María Costa de
Ceriale.
PaUncia ÍEspañah — Sr. D. Manuel Nict¿-*-S
Sra. Da. Clotilde í ’érez.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINIANO FERRARI,
Tip. de la Sociedad Editora Inteniacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TL'RlN
E s ta b leec.
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O O IE íT A
r í V a r i 3) i e i V : A « I O N : A I y l 3>
( I t a l ’a ) T O R I N O - C o r s o R e g i n a M a r g h e r l t a , 174
P R H N e iS e O S V A R V E L L O
Sacerdos, Philosophiae Professor in Sem inario Salesiano apud Taurinenses
INSTITUTIONES PHILOSOPHIAE
Pars i .
Complectens Introductlonem ad philosophla n et Loelcam: Libellae lo. — Apud exteros:
Libellae 14.
Pars II. Metaphysica.
Vol. I. Complectens Metaphysicam generalem sen Ontologíani: L. 6. — Apud exteros; L. 7,50.
Vol. II. Complectens Metaphysicam specialem seu Cosinologiam, Pneumatologiam et TUeodiceam;
L. 12. • Apud exteros: L. 15.
Pars III. Ethica e t Jus naturae.
Vol. I. Complectens Ethtcam: L. 5. — Apud exteros: L. 7.
Vol. II. Complectens Jus naturae: L. 15 — Apud exteros: L. 18.
H O R A T IC S M A ZZELU A
Archiepiscopus Tarentinus
PRAELECTIONES SCHOLASTICO-DOGMATICAE
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EDITIO QUINTA RECOGNITA ET AUCTA.
Vol. i . Tractatus de vera Religione, de Scriptura, de Traditione et de Ecciesla Christí: L. 25.
— Apud exuros: L. 30.
Vol. II. Tractatus de Deo Uno ac Trino e t de Deo Creante: L. 15. — Apud exteros: L. 18.
Vol. III. Tractatus de Verbo incarnato, de Qratia Christi et de Virtutibus infusls: L. 15. — Apud
exteros: L. id.
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PSALMORUM L'BER I. — Edidit signisque modernís auxit F. V alenth M. I. Vol. in-i6pp. VIII-72:
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bularum originalium. - Editio niinor: L- 10. — Apud exieros: L. 12.
0 RA.HM\TICA6 h e b r a i c a s cum chrestomathía et glossario scrípsit Itauus Pizzi
Doctor philol. Huguarum orient. professor in R. Un. Taurin. Vol. in-ió pp. XII-232: L. 8. — Apud
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elem enta
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Angelus Ficarra, prefatus est Félix Ramorinus, curant Pia Socíetas a S. Híeronymo nuncupata evangeliis italice pervulgandís. In-i6 pp. XII-236: L, 10. — Apud exteros: L. 12.
S críp ta paraenetica - Epitaphia - S cripta histórica - S crípta theologica et polémica - Scripta ezegetica.
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(Italia) T O R I N O - C o r s o
R e g in a
M a r g h e r l t a , 174
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1 De virtutibus theologicis. • 3.
virtute reliRiüiús. *3. D eprud en tia, fortitiidine et tcniperaiitia. V o l. in -i6, pp. X-630: L . 20. — A pud exteros: L. *4.
Volumen tk r t iu m : D o
— 1. De justitia et ju re . — 2. De iniuriis et resütntione. - 3. De contractibus. V o l. in -i6 , pp. XII-750: L . 25. — A pud exteros; L . 30.
Voi.UMKN q u a r t u m : O e o b lio a tio n lb u s p e e u lia r ib u s e t d e p o e n ls e c c le s ia s tlc is , — Vol. in-i6pp. Xll-ijo;
L. 15. — A pud exteros: L . 18.
"00 o b lio a tio n lb u s e r a a O eum e t n os Ipsos. — .
o b lio a tio n lb u s epfla p ro x lm u n .
D«
Proxiine edeada:
V o l u m e n q u i n t u m : O e S a c r a m e n tis lo o e n e r e e t d e q u in q u é p rltn ls S a c r a m e n tls In s p e e ie . — i. De
Sacram entis in gen ere. - ‘ 2. D e Baptismq. - 3. D e Confirm atione. - 4. De Eucharestia. - 5. D e Poenitentia. •
6. De Extrem a Unctione.
V o l u m e n s e x t u m : l> e O rd in e e t d e M a trim o n io .
V o l u m e n s e p t i m u m : O e s e x to e t n o n o p ra ec ep to d e c a lo g l; d e u su m a tr lm o n ll e t d e ra tlo n e ser»
v a n d a In sa c ra m en to ru m a d m ln lstr a tlo n e .
S. THOMAE AQUINATIS OPERA
S U M M n T H B O L O G i e a diligenter em endata, D e Rubeis, Billuart e l aliorum nolis selectis órnala, cui acceduat
septem locupletissimi índices, quorum unus est auctoritatum S acrae Scripturae, alter quaeslioiium . leruus rerum
omujum praecipuarum , quactus dogm atum ad bodiernaa haereses confuíanda.s, quiutus locorum seu doctntianim
ad explicandas Epístolas et E van gelia Dom inicarum et festorum totius am ii, sextas auctorum qiiibus usus e»t
D . Thom as, septim us locorum ad usum catechislarum . .A ccedit lexicón Scholasiicorum verborum Josephi Zara»*
M ellinii, qu o explicantur verba m áxime inusitata et locutiones praecipuae D. Thom ae et aliorum Schulasticorun
6 vo!. in-8 m ax. Editio Taiirinensis 1922: L . 80. — A pud exteros: L . 96.
IN O M N E S S . r a U L I n P O S T O L I E P I S T O L A S e O M M E N T A R Í A . cum in dice rerum memorabilium
2 vol. in-8 max. Editio T auriuensis em endalissim a: L . 40. — A pud exteros: L . 48.
e a X E N A A U R E A IN Q U A T U O R E V A N G E L I A . — 2 vol. Ín-8 m ax. Editio Taurínensis emeiidatissima. L. 3».
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IN E V A N G E L I A S . M A T T H A B I E T S . J O A N N I S C O M M E N T A R I A . — 2 vol. in-8 max. Editio T»unnensis emendatissima: L . 32. — A pud exteros: L. 39.
S U M M A C O N T R A G E N T I L E S , seu de veritate C aih olicae F idel. E ditio T aurínensis em endatissim a. L. 15- “
A pud exieros: L . i''.
Q U A B S T I O N B S 0 1 S P U T A T A 8 E T Q U A B S T I O N B S D U O O E C I M Q U O O L I S E T A L E S ad fidem optiiMrum edítionuin diligenter recusne. Editio Taurínensis emendatissima: L. 60 — Apud exteros: L . 72.
O B R B G I M IN B P R IN C IP U M A O 'R B G B M C Y P R l , E T D E R E G I M IN E J Ü O A B O R Ü M A O O U e iS S A A
B K A B A N T U l 'B . Política opuscula dúo, josep li M alhis curante: L . 12. — A pud exteros: L . 14.50IN M B T A P H Y S l C A . n A R I S T O T B L I S C O M M E N T A R I A cum locupletissim o in dice alphabetico rerum
bllium , revisa, em endata ac ordinalim dtsposiia, addita pro unoquoque capite synopsi, cura ac studio P. l
M. R. Catliala. L . 24. — A pud exteros: L . 30.
i
5 0
i v i v ^ 'n : r v
R e d a c c i ó n y A d m i n i s t r a c i ó n : V i a C o t t o i e n g o , 32 - T U R Í N .
-
Fecha
-
1925.03