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Título
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BS_1922_04
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Descripción
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Boletín Salesiano. Abril 1922
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extracted text
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r
o
Boletín Salesiano
R E V IS T A DE LAS O BRAS DE DON BOSCO
Año XXXVII - N^ 4.
Sum ario. — Almas gemelas. — Cooperación
— Nuevo nombramienío. — Bibliografía.
mentos sagrados. — D e nuestras Misiones,
Auxiliadora — D e nuestros Exalumnos. —
Abril 1922.
Salesiana: Normas Jheclivas, — E l nuevo Papa,
— Hablemos de misiones. — Exposición da orna
— Culto de María Auxiliadora. Gracias de María
D e nuestros Colegios. — Los que mueren.
MitioQe* Salesianat d« U India: U na ceremonia religiosa.
BARCELONA (España)
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Libros propios para la Cuaresma
Officia M ajoris Hcbdomadac. franco de porte .
Novísima Semana Santa, eií tela
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La tierra Santa. Recuerdos de un peregrino, en tela . .
Devociones de la Pasión de Nuestro Señor (33 días)
Alguns capitols de bona doctrina •
Institución de la Eucaristía
Speculum pasothorum
Sum ario de Indulgencias
Canciones de un creyente
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MANUAL TEÓRIC0=PRÁCTIC0
DE
CARPINTERÍA Y EBANISTERÍA
por F. CALVO Y M. GARCÍA
DE LA PÍA SOCIEDAD SALESIANA
Obra Utilísima, de 232 páginas, ilustradas con unos 200 grabados; muy
a propósito como texto para la enseñanza práctica y progresiva del carpintero
y ebanista en las Escuelas Profesionales.
Consta de 5 cursos, divididos en diez semestres, formando otros tantos
cuadernos elegantemente presentados.
P J^£ C /0 S : Caifa semes/re, encuadernado en rústica., o '/ j
La obra Complela^ encuadernada en tela, g'oo pías.
Abril 1922
Año XXXVII - N. 4.
T r
BOLETÍN SALESIANO
R E V ISTA DE L A S OBRAS DE DON BOSCO
R edacción Y A dministración ;
V ia C o ttolengo, N.
ALMAS
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T U R IN (Italia)
GEMELAS
En un pormenor de su precioso cuadro « E l
Juicio final», ha representado el Beato Fr. An
gélico, con espiritualidad irresistible, a dos almas
bienaventuradas, que, bañadas en luz y rebo
sando candor, remontan su vuelo sobre los fl.oridos prados del Paraíso terrestre, y se dirigen
a la gloria, a través de im reguero de levísimos
átomos de oro que les sirve de guía.
Aquel surco de lluvia dorada ejerce sobre las
dos almas una atracción tan poderosa, un deseo
tal de ser absorbidas en el inmenso océano de
la di\nnidad, que un hechizo blando y sutil
emana de la tabla y se introduce en el co
razón del observador, despertando en él un
ansia secreta, un deseo irresistible de seguir a
las dos almas en su ascensión gloriosa y acom
pañarlas por aquel reguero de luz, hasta lan
zarse en el foco purísimo de donde emana.
Al pensar en dicho pormenor de esa produc
ción de purísimo y místico arte cristiano, nos
parece ver una estela resplandeciente de luz,
siguiendo la cual se destacan remontando el
^■ uelo hacia lo alto, las almas bienaventuradas
S. Francisco de Sales y el Ven. Juan Bosco, que
tan fiel y rotundamente copió su espíritu.
Patrocinadores ambos de la causa cristiana
{la única que purifica el alma y la levanta sobre
la arcilla de la tierra), haciendo hincapié en su
constante aspiración a lo di\ino, lograron escalar
las cumbres más altas de la fe que obra prodi
gios, y abismarse en las fraguas encendidas de
la caridad que se hace todo a todas.
Pe operativa y caridad efusiva, virtudes que
se perpetúan en la Iglesia de Cristo como sím
bolo de su juventud siempre fresca y lozana,
y que encarnan en entidades reales como el
Instituto de' la Visitación, fundado por S. Fran°sco de Sales, y la Congregación Salesiana a la
dió origen y robusta vida el Ven. Bosco.
«
« *
« Cuanto más un semblante se asemeja a dn
pensamiento, y un pensamiento a un alma, y un
alma a Dios, ha dicho-I. Heberty tanta mayor
belleza encierran ».
Estas palabras escritas en elogio de un alma
delicada, víctima del sufrimiento cristiano
hallan aplicación cumplida en S. Francisco de
Sales y en el Ven. Bosco.
Imagen viva y real de Jesús, tal como apareció
a la vista extasiada de S. Vincente de Paúl,
S. Francisco de Sales, por im fenómeno comiin
que se registra en la vida de los Santos, en vir
tud del cual el alma llena de Dios llega a trans
figurar el vaso frágil que la aprisiona, t'ué, según
expresión gráfica de un significado escritor,
como la hostia cándida de nuestros altares:
bajo la albura de las especies sacramentales
palpita Jesús, vivo y verdadero.
¿Y qué decir de Don Bosco? Como la luz
encerrada en un vaso delgado de alabastro di
funde sus rayos tamizados en ondas suaves, así
al alma de Don Boscó reflejaba en todo su exte
rior la luz serena que ardía dentro, ya fuera que
transfigurado con los velos de la fe arrastrase
a los niños detrás de Cristo en el Evangelio
o los condujera por los secretos e impalpables
senderos de los divúnos misterios, y a abriese los
brazos al dolor y a la miseria para cubrirlos con
el manto de su caridad, amplio y rozagante.
Y no podía ser de otro modo.
Tanta semejanza con la divina Bondad no se
explica sino diciendo que Dios con sus mismos
dedos plasmó ^aquellos corazones hasta depu
rarlos del más leve átomo de impureza, e in
fundió en ellos el soplo divino de su inteli
gencia,. y movidos por él intuían los secretos
del cielo y del espíritu humano, obrabran mila-
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gros, predecian lo futuro, leían en lo más recón
dito de las conciencias y fascinaban con la
potencia de su mirada a cuantos se acercaban
a ellos para exponerles sus miserias materiales o
morales y pedirles consejo.
Cuna de Francisco de Sales fue Saboya; el
Piamonte, la patria de Don Bosco; tierras una
y otra de héroes y santos; regiones ambas, que,
situadas en los confines de Italia y Francia,
tienen de aquélla el sentido prático de las cosas,
y de ésta el arrojo generoso que mostró en
tiempos en que la fe era robusta y firme como
el granito de los Alpes que defienden la patria
de nuestros héroes, e ingenua gracio^ y amable
la piedad, como la armonía misteriosa y pro
funda que brota del seno de sus lagos.
Ricos paños envolvieron al primero, y blasón
nobiliario coronó el testero de su cuna; y no
quiere esto decir que la nobleza desangre ni las
dignidades y preeminencias acusen en la ba
lanza de los privilegios divinos el más leve peso;
sino que, tratándose de una época en que las
relaciones sociales se hallaban aprisionadas en
el duro y reducido troquel de un convenciona
lismo, todo relumbrón y fórmula, y la vida, regu
lada a la sazón por la rígida y suntuosa etiqueta
española, rendía culto a la linea, al color, al
sonido a todo lo que constituía magnificencia y
pompa exterior, precisaba el esplendor de un
blasón y el prestigio de un nombre para mejor
herir la imaginación de los disidentes, y hallar
así una puerta abierta para llegar a la simpatía
o cuando no, a la benevolencia del auditorio
y atraerse la atención del mismo.
Del proprio modo apareció Don Bosco en el
mundo en tiempos de efervescencia social, cuando
la lucha entre el capital y el'trabajo ocupaba la
mente de economistas y estadistas y los sumer
gía en un mar de preocupaciones para hallar
en aquel desequilibrio el uhi consisiam que lo
detuviera, la clave para la solución del problema
que más tarde había de cambiar la faz de las
sociedades.
Don Bosco, hijo del pueblo, sintió las pulsa
ciones más secretas del alma popular, intuyó
sus aspiraciones y se compenetró de sus necesi
dades. Vió al pueblo, que. sumergido en un am
biente dé democmcia pugnaba por romper el
yugo de la autoridad a título de rehabilitar las
clases proletarias que a la sazón avizoraban la
cumbre desde la cual ejercerían más tarde el
dominio de las naciones. Francisco de Sales
y Juan Bosco llevan impreso en su frente el
sello de los elegidos de Dios. A entrambos dotó
el Señor de inteligencia perspicaz y sutil para
ele\’arse a la comprensión de las más oscuras
doctrinas; de exquisito sentido estético, refinado
con el estudio constante de las ciencias, sagradas
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y profanas; de un carácter diamantino suavizado
con seráfica dulzura: caracteres recios y suaves
a la vez: láminas dé acero en fundas de terciopelo.
Dióles además corazón puro, lleno hasta desbor
dar de amor acrisolado que no conoce restricicones ni egoísmos, titubeos ni desmayos: porque es
propio de águilas remontar el vuelo a atmósfera
elevadas y puras, espaciarse en dilatados hori
zontes y mirar con segura pupila la luminosa
fotosfera del sol. Y como complemento y corona
de tan preciosos carismas, la perfección plástica
de la línea, la estética viril del cuerpo: urcas
de cristales trasparentes que llevaban visible
de continuo el alma. Con este complejo armo
nioso de facultades físicas y morales ejercían
en las muchedumbres ese hechizo misterioso
que cautiva los corazones y que, sin detenerlos
en el hombre, los eleva hasta Dios. Es cosa
probada que hasta para el servicio de la verdad
y del bien el aspecto exterior del hombre, si
es agradable, equivale por sí mismo a una tácita
recomendación.
Criaturas soberahas, disponían siempre de
un estupendo, secreto e inagotable caudal de
energías capaces de realizar prodigios, y de
ese instinto natural e iimato de entrega vo
luntaria y de conquista, al cual obedecen los
santos con la misma sumisión fatal del viento
que fecundiza la flor. Francisco de Sales y Juan
Bosco consagran sus fuerzas y facultades al ser\dcio del bien, llevados de ese instinto oculto
que insensiblemente se va traduciendo en plena
convicción de obedecer a una vo z interior, eco
de la misma voz de Dios.
Y ese instinto de entrega voluntaria y sin
reservas se revela en el primero de una manera
rotunda y luminosa. Non excidd: no degenerará.
He aquí el mote que elige para su blasón, como
si a través de él entreviera su constante voluntad
de no dejar fallidos los designios de Dios y
las aspiraciones de la Iglesia que lo desean ' e
como a S. Pablo, hecho todo a todos (he aquí la
propia entrega), por salvarlos a todos (he aquí !•>
conquista).
Y ¿dejará de tener completa signiflcación y
valor de entrega y de conquista la letra que
sintetiza la empresa de Don Bosco: Da nWii
animas caetera tolle; dame almas y las demá?
cosas llévatelas para tí?
¿Qué otra cosa es, en efecto, la letra que Duu
Bosco quiso imprimir en el blasón de la Congre
gación Salesiana, sino la expresión clara de un
acto estupendo de renuncia, caeter tolk,
llevar a cabo el más alto programa de con
quista, da mihi animas?'
Ambas letras reducen a cifra las justas
nuncias las legítimas avideces cristianas qu<
compendian la historia de las humanas incom
prensiones, de todas las ansias y ardores, de
todas las aspiraciones, goces y padecimientos
de los Santos.
Luz y sombra, antítesis eterna, que en el
mundo espiritual y en el corpóreo parecen sim
bolizar la profunda y misteriosa disensión que
agita al universo, y que Francisco de Sales y
Don Bosco alcanzaron a componer desde sus
primeros años, como presagio luminoso de su
futura santidad, y apostolado fecundísimo.
En el mote heráldico de ambos escudos se
halla trazado en síntesis con caracteres lumincfios el ideal crtistiano en toda su integridad.
Que él solo absorba nuestras potencias, se apo
dere de nuestras almas, las levante sobre el
polvo de la tierra y las remonte en ascensión
gloriosa a más elevadas cumbres, revestidas
de bienaventuranza y de candor, como las almas
representadas por el pincel inmaterial del Beato
.■ Angélico en la tabla mencionada al principio.
COOPERACION SALESIANA.
A las Beneméritas Juntas de Asociación
de Exalumnos,
En nuevas reuniones sucesivas, celebradas el
pasado enero por el Consejo Central de la Pía
Unión, con asistencia de Presidencias de Cír
culos de jóvenes anexos a Oratorios Festivos Salesianos y Colegios de Hijas de María Auxiliadora,
de varias Uniones y Circuios de E x alumnos y
Ealumnas y Juntas de acción Salesiana, ya
constituidas, fueron precisadas algunas normas
dir¿ctivas que nos complacemos en comunicar
a todos los Centros de los Oratorios festivos
Salesianos y de Hijas de María Auxiliadora, y
a todas y cada una de las Asociación de Exalumnos y Exalumnas, al mismo tiempo que
dirigimos a los mismos una invitación calurosa,
a fin de que se inscriban oficialmente en la Pía
Unión de Cooperadores y se constituyan en
celosos promotores de Juntas de Acción Salesiana.
Norm as directivas,
para la agregación de Círculos de juventud
y Asociaciones de Exalumnos a la Pía Unión
dt Cooperadores.
1*. Los Centros de jóvenes y Asociaciones de
Exalumnos, al inscribirse en la Pía Unión de
Cooperadores Salesianos, deben solicitar la adofiaón a la Direción Central de Cooperadores
Salesianos: Via CoUolengo, 32, Turin, 9.
2'.Una vez recibido el diploma de inscripción,
Es Presidentes de Círculos y Asociaciones o
Uniones son equiparados a los Directores dioce
sanos y Decuriones, en lo tocante a organiza
ción y acción salesiana (i), así que, lo mismo que
a éstos, les incumbe interesarse eficazmente en
la actuación del programa de Cooperación sale
siana, como está trazado en el capítulo II del
Apéndice anotado abajo.
3°. Para más perfecto cumplimiento de la
citada incumbencia cada Presidente, de acuerdo
con su Consejo elegirá un número determinado
de socios, los cuales, individualmente o formando
núcleos según la amplitud e importancia de las
atribuciones que les hayan sido delegadas, se
ocuparán en realizar la pluralidad de obras
que integran el programa de acción, dentro del
ambiente y posibilidad del lugar donde radica
el Círculo o Asociación.
4°. E l conjunto de los referidos socios forman
lo que se llama Junta de acción salesiana, de
la cual se habla en el Apéndice citado arriba
cap. I, n.o 5.
Dicha Junta, que reviste carácter permanente,
podrá aumentar d número de miembros cuando
el Presidente crea posible y oportuno emprender
nuevas obras en conformidad con el programa
trazado.
5.° E l Presidente reunirá con frecuencia a los
miembros de la Junta o Comisión para recibir
información exacta de cuanto realicen los socios
o núcleos de socios, y aconsejar medidas que
tornen más intenso y fecundo en resultados
prácticos el trabajo de Cooperación salesiana.
6°. E l Presidente, a petición de la Junta Cen
tral de Cooperadores, transmitirá cada año a
este Centro una relación o informe de la acti
vidad desplegada por la Junta local.
7®. A la referida Dirección General pueden
dirigirse con plena confianza los Presidentes
de Juntas locales, siempre que hubieren mene
ster de consejo u orientación.
Con estas corporaciones colectiv'as dentro
de cada asociación, se llega a conseguir de dos
preciosísimas ventajas:
I®. La participación de las Indulgencias con
cedidas por los Sumos Pontífices a los Coopera
dores Salesianos, siempre que todos ellos cooperen de alguna manera, en conformidad con el
Reglamento de la Pía Unión,
2®. E l aumento considerable de Juntas de
acxrión salesiana.
Abrigamos fundadas esperanzas de que las
Asociaciones responderán a esta invitación, con
vencidos de la utilidad e importancia de la
misma.
(i ) Véase el Apéndice al Reglamento de Coope
radores, cap. I, nos. del i al 6.
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86
—
EL NUEVO PAPA
D ulce firm eza, tacto exquisito
serenidad imperturbable.
Non paevalebunt.
Vuelve la Iglesia de Cristo a tener cabeza
visible, y la Cátedra de Pedro, que por espacio
de veinte siglos viene desmenuzando y aclarando
el dogma católico, seguirá machacando impla
cable con su ferrada maza la cabeza de la herejía,
que en mil formas distintas ha clavado su
diente venenoso en el corazón de tantos desven
turados, sin lograr con semejantes defecciones
oscurecer el cielo sereno y purísimo de la Verdad
Infinita.
Incontables son las maquinaciones que el espí
ritu maligno ha puesto en juego para arrancar
de mano del Pontífice de Roma el cetro de Rey
universal que el mismo Dios puso en sus manos.
Pero inútilmente. Ks palabra de Dios, pronun
ciada al instituir la Iglesia, que las Puestas del
Infierno no prevalecerán contra ella; y al grito
de dolor de « l'U Papa ha m uerto», responderá
siempre como un eco unido a la última sílaba
del triste anuncio el otro grito de resurrección
y de júbilo que hoy llena las ámbitos del mundo.
« |Tememos Papa! »
La postrera bendición del Papa agónico,
majestuosa, solemne saturada de derretidas
efusiones de amor, al mundo entero sediento de
paz, se enlaza con la primera del nuevo Pontífice,
mayestática y serena luminosa y cálida, a los
presentes... a Roma... a Italia... al mundo entero,
como anuncio y mensaje de la paz universal,
de todos tan ardientemente suspirada.
Elevadísimo fue el prestigio moral que la
tiara adquirió durante el glorioso pontificado
de Benedicto X V . Ha sido preciso perder al
Pontífice de la Paz, para que un Andrea de la
Torre dijera de él: « Desde 1870 hasta hoy,
ningún Papa tuvo de la Iglesia la concepción
amplia y orgánica que tirvo Benedicto X V . »
La comparación nos ofendería si no viéramos
en páginas tan autorizadas como las de Civiltá
Católica el Pontificado del « piadosísimo Bene
dicto X V calificado como el más consiantcmente
y wiás pro/iéndamente religioso, aun cuando pa
recía a los observadores apasionados un pon
tificado meramente político ».
I.,a inmensii herencia de prestigio moral que
Benedicto X \ ’ dejó a la Iglesia la recogerá y
acrecentará el Papa que comienza.
Datos biográficos
Su Santidad Pío X I nació en Desio lugar de
la provincia de Lombardía, a pocos kilómetros
de la ciudad de Milán el 30 de mayo de 1857.
P'ueron sus, padres Francisco R atti y Teresa
Galli, de cuyo enlace nacieron seis vástagos,
el tercero de los cuales es el ahora Sumo Pon
tífice, con el que sobreviven dos hermanos
Firmo, el primero de los hermanos, y Camila,
la última. Modesta fué la cuna que meció al
Pontífice reinante. Su padre fué primero ge
rente y después propietario de una hilandería
que ocupaba la planta baja de la casa en que
nació Pío X I.
Gozaba aquel venturoso hogar de esa
holgura que permite a mi hombre de buena
volimtad y más que mediano ingenio, como lo
era Francisco Ratti, doblemente afortunado por
haberle cabido en suerte una esposa solícita y
muy hacendosa, mirar sin turbación el horizonte
turbio del porvenir de sus hijos, contando siem
pre con el apoyo de la Providencia y la habi
lidad de sus manos, hasta tanto que sus hijos
creciesen y se hcieran aptos para ganarse el
sustento con honradez y laboriosidad, a jeniplo
de sus cristianísimos padres.
Sus
estudios.
E l niño Aquiles comenzó sus estudios en la
escuela de lugar, dirigida por el digno sacerdote
Don José Volontieri, el cual, por delegación de
la Congregación local de Caridad, aun antes de
que la ley in^usiera a los municipios la ense
ñanza obligatoria, mantuvo abierta durante 43
años en su misma casa una escuela primaria.
Interesante y graciosa es la figura del humilde
maestro de aldea, a juzgar por los relatos de
personas ancianas que aun viven y lo recuerdan
con veneración.
Dotes de su magisterio fueron profunda y sin
cera piedad, benevolencia suave y generosa; alas
que le llevaron a la intuición de procedimientos
educativos modernos en la educación de la
infancia; procedimientos, encauzados a des
arrollar las facultades intelectuales de los uiñ«,
más bien que sujetándose a la realización de
fórmulas abstractas, sir\riéndose de la obser
vación directa, asidua y amorosa, y aprove-
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chando las lecciones aprendidas en el gran libro
de la naturaleza y en la experiencia de la vida..
Sentía predilección por las flores, y sabía in
fundir en los tiernos corazónes de sus alumnos
el mismo cariño al cultivo de esas hermosas
criaturas, tan sugestivas con su mudo lunguaje,
que sólo aciertan a escuchar las almas ingenuas,
como la del venarable maestro.
Otro virtuoso sacerdote colaboró en la for
mación espiritual del niño Aquiles: su tío Don
Damián Ratti, cura párroco de Asso, en cuya
casa parroquial pasaba aquél la temporada de
vacaciones.
liaron de honestísimas costumbres, celoso por
el bien espiritual de sus feligreses, de entrañas
compasivas para con los, pobres, aferrado igual
mente a la Iglesia y a la Patria como la concha
a la roca a la cual vive adherida, era \m eclesiás
tico que, merced a sus muchos y reales méritos
adquiridos a fuerza de trabajo desinteresado,
gozaba de elevado prestigio entre cuantos le
conocían, hasta el pimto de ser contado en la
conciencia universal entre el número de esos
varones acreedores a más levantados cargos
y dignidades, y capaces de desenpeñar cualquier
misión por alta y espinosa que sea. E l entonces
Arzobispo Mons. Euis Nazari le profesaba sin
gular estima y veneración, y admiraba en él
la perspicacia rarísima en el conocimiento de
las verdaderas vocaciones al estado eclesiástico.
En una de estas temporadas de vacaciones
conoció el Arzobispo al sobrino del párroco y
acertó a ponderar el alcance de su inteligencia,
sus disposiciones para el estudio, su corazón
generoso, su piedad profunda y bien fimdada, y
tuvo ocasión de apreciar en su justa medida
la gravedad precoz en que se hallaba embebida
la palabra y el continente del jovencito, hasta
el punto de distinguerle con el dictado de su
* uiño viejo ».
Diez años contaba éste cuando ingresó en el
Seminario de S. Pedro Mártir donde se distin
guió por su tenaz inclinación al estudio; y más
tarde pasó al Seminario de Monza; después, al Co
legio de S. Carlos y al Seminario Mayor, y por úl
timo, fué mandado a Roma en calidad de alumno
del Colegio Lombardo, con objeto de cursar
Teología en la Universidad Gregoriana. En la
alma Ciudad celebró la primera Misa el 20 de
diciembre de 1879. De vuelta de Roma retornó
a Milán en 1882, con la borla de Doctor en Filo
sofía, Teología y Derecho Canónico, y enseguida
le fué confiada la cátedra de Teología, y poco
tiempo después, la de Elocuencia Sagrada, y
Hebreo en el Seminario Mayor de la Archidió«sis, cargos ambos que desempeñó por espacio
de cinco años y . que coronó con victoriosos
laureles. Más bien que detenerse en los preceptos
exteriores del arte y de la palabra, su magis
terio entraba en el campo de los clásicos y no se
detenía hasta dar con la entraña viva y profunda
del primitivo pensamiento religioso. E l hombre
erudito descollaba sobre el artista. Así es que
a nadie mara\rilló la solicitud del joven pro
fesor para cubrir una plaza vacante en la B i
blioteca Vaticana. Elevó la instancia para ser
admitido y se aceptó muy luego su demanda.
A este periodo de su vida se ha de referir,
a lo que parece, su máximo fervor alpinista, que
le llevó a pasar antes que nadie el collado de
Zumstein en una excursión arriesgadísima, en
el curso de la cual les sorj>rendió la noche sobre
una cornisa de rocas, bajo las cuales se abría
un abismo hondísimo, y sin poder avanzar ni
salir de aquel enorme peligro a causa de la
oscuridad.
Su ministerio saceráotal.
E l Doctor R atti no ejerció cura de almas en
el sentido estricto del vocablo; sin embargo,
ejercitó su ministerio en un Instituto monacal
por espacio de treinta años. De él recibió esta
institución religiosa, el primer impulso y un
desaroUo tan robusto y magnífico, que hoy día
el Instituto de Nuestra Señora del Cenáculo es
en Milán uno de los más fer\’orosos y acrisolados
centros de \rida religiosa.
No se emprendía obra benéfica en aquella
santa morada, a realización de la cual no con
tribuyese con todo el fervor de su alma Don
Aquiles Ratti.
En 1883 se 'organizó, el día de S. Carlos, una
asociación de maestras católicas, cuya dirección
sostuvo con recio pulso el doctor Ratti.
Señoras de lo más granado de la aristocracia
milanesa; señoritas de la alta sociedad, de la
clase media, humildes obreras, pobres sirvientas:
elementos todos que intergan la congregación
de Hijas de María, sin distinción ni prelación
de ningún género, recibieron el beneficio de su
fervorosa palabra, que si bien habitualmente
docta y elevada, con todo, no se desdeñaba de
vestirse con los hábitos humildes de la llaneza
cuando iba dirigida a las hijas del pueblo.
Tampoco tenía a menos alternar con los pobrecitos deshollinadores recogidos en el Cenáculo
por aquellas heroínas de la caridad, y a los cuales
prodigaban con solicitud maternal instrucción
religiosa. E l Doctor de la Biblioteca Ambrosiana se interesaba de corazón por aquellos
pobrecitos limpiachimeneas, a los cuales pre
paraba él mismo para recibir la primera Comu
nión, y en el día de la misma les acompañaba
en sus a la ría s, participaba de su gozo, asistiendo
a sus inocentes juegos y entreteniéndose amo
rosamente con ellos.
—
Ei Bibliotecario.
En 1888 fué nombrado doctor de la Biblioteca
Ambrosiana, de la cual era Prefecto el abate
Ceriani. Al lado de este esclarecido maestro
entre pergaminos, y códices antiguos y viejas
ediciones de amarfilados folios trascurrió su
vida hasta la muerte de Monseñor Ceriani.
Durante este período el Cardenal Ferrari le
había conferido la cátedra de hebreo en el Semi
nario y una canongía con título de monseñor
en la iglesia de S. Ambrosio.
A la muerte de Monseñor Ceriani ocupó la
vacante de Prefecto en la Biblioteca Ambrosiana
monseñor Ratti, cargo que desempeñó hasta
1911, en que recibió de S.S. P io X , de feliz me
moria, el nombramiento de ayudando del insigne
Ehrle, Prefecto a la sazón de la Biblioteca V ati
cana, y con derecho de sucesión, como de hecho
le sucedió en 1914. No es empresa fácil reducir
a cifra el trabajo enorne y precioso desarrollado
por el nuevo Papa en los dos grandes centros de
estudio. Ello fuó, que su merecida fama de sabio
en Italia y en el extranjero le valió la elección
que de él hizo Pió X para cubrir la plaza de
Viceprefecto en la Biblioteca Vaticana; así como
el trabajo enorme realizado en Roma y las mues
tras de su vastísima cultura, unidas con estre
chísimos lazos a las más puras manifestaciones
de celo sacerdotal, atrajeron sobre su persona
las miradas del Papa Benedicto X V , quien en
1918 lo envió a Polonia como Visitador Apostó
lico en plena conflagración europea. La elección
no pudo ser más acertada y providencial. Difiícil
será compendiar en pocas líneas la tarea llevada a
cabo sabia y amorosamente por Monseñor Ratti
para bien de la Religión y de la infortunada
y generosa nación que resucitaba a una nueva
vida de entre las escombros del más dilatado
imperio de Europa.
Nuncio en Polonia.
Con el resurgimiento de Polonia cesó Monseñor
en el ejercicio de sus credenciales de Visitador
Apostólico, y en junio de 1919 fué nombrado
Nuncio Aiwstólico, y preconizado Arzobispo
Titular de líCpanto en julio del mismo año.
Recibió la constigración episcopal en la Catedral
de Varsovia, con asistencia del Gobierno, del
Episcopado y Diputados de la Asamblea Cons
tituyente.
En dicha ocasión recibió como demostración
de singular afecto de SS. Benedicto X \' una
riquísima cruz pectoral.
La vida íntima de Mons. R atti en Polonia, a
la par que la oficial y diplomática de hombre
público, es un tejido de obras de caridad, en
cauzadas u enjugar lágrimas y cubrir miserias.
88
—
Conocidos y bendecidos son sus trabajos reali
zados para redimir a los prisioneros polacos
que gemían bajo el canibalismo bolcheviquista,
al mismo tiempo que atendía con admirable
providencia a distribuir socorros entre multitud
de niños famélicos, a los cuales acogía con bon
dad y prodigaba tiernas caricias en las calles
de las ciudades donde con más rigor azotaba el
flagelo del hambre, efecto natural de una guena
larga y sangrienta.
Puede decirse con toda verdad que fué el
hombre providencial para la Iglesia de la rena
cida Polonia.
Arzobispo de fiíUáa.
Vacante por defunción del Cardenal Ferrari
la sede de San Ambrosio, precisaba sentar en
dicha silla a un Prelado que no desdijera de sus
dignos predecesores. L a elección recayó sobre
monseñor Ratti, el cual, después da haber sido
elevado a la Sagrada Púrpura, fué. proclamado
Arzobispo de Milán.
Son acontecimientos recentísimos. Su entrada
en la gran urbe, que recuperaba, trocado en
Maestro y Pastor, al antiguo Prefecto de la Am
brosiana, fué una apoteosis indescriptible. Sólo
puede compararse con el desbordante y jubi
loso entusiasmo de las multitudes que el 6 de
febrero recibían su primera bendición ponti
ficia, apiñadas en torno al obelisco de S. Pedro,
lengua granítica que por largos siglos canta
desde la plaza del Vaticano el reinado y triunfo
de Cristo.
Acontecimientos de boy.
Llegados aqui, ¿precisa añadir aún una pala
bra que recuerde los últimos hechos gloriosos
del Emm®. Card. Ratti? Creemos que no; no
se halla rincón de la cristiandad, al cual 110 haya
llegado el fausto anuncio que resonó por todos
los ámbitos del globo en la mañana del 6 de
febrero último « Tenemos Papa; y es el ¿'mm.’
y Rdm°. Sr. Cardenal Aquiles Ratti, que ha adop
tado el nombre de Pió X I ».
Ningún corazón cristiano habrá dejado de
sentir recias pulsaciones de gozo al leer el comu
nicado oficial del Mariscal del Conclave en el
momento en que la esbelta y mayestática figura
del Papa se asomaba a la Loggia externa para
bendecir a los presentes, a Roma, a Italia, al
inundo entero.
No hay duda que en todo el mundo será co
mentada está primera bendición de Su Santidad.
Pero los católicos no tenemos para que ¡jedir
interprectaciones a nuestra imaginación. Bien
claramente declara la nota oficial de la Santa
Sede el sentido real y verdadero alcance del
acto del Pontífice. Dice así:
« Su Santidad él Papa P ió X I , con las reservas
(11 ¡avor de los derechos inviolables de la Iglesia
y de la Santa Sede, derechos que ha hecho jura
mento de afirmar y defender, ha dado s« bendición
itsde el balcón exterior que cae a la plaza de
ian Pedro, con la intención particular de que
esta bendición no es sólo para las personas que
se hallaban en la plaza de San Pedro, ni sólo para
Roma e Italia, sino para todas las naciones, para
todos los pueblos de la tierra y para que esta ben
dición lleve al mundo entero la expresión y el
anuncio de los deseos de esta pacificación universal
que iodos sentimos y ardientemente anhelamos i.
Emocionante fué el mensaje de adhesión que
S. il. Católica el Rey de España ha mandado
al nuevo Papa por medio de S. Em.^ el Cardenal
Soldevila, Arzobispo de Zaragoza.
Fué un acto que produjo honda y lisonjera
impresión en el Sacro Colegio, y los Cardenales
líercier, Schuete, Fonlhabor, Bertram y varios
italianos y de otras regiones felicitaron viva
mente a sus colegas españoles, y pidieron copia
del precioso documento enviado per el Rey de
España en reconocimiento de la soberanía Pon
tificia, la más elevada que cabe en lo humano.
Dice así el citado documento:
« Beatísimo Padre:
Alfonso X I I I , Rey de las Españas, que
proclama y proclamó siempre los testimonios de
5» piedad y religión con alabanza de todos los
pueblos cristianos, de manera especial en la soUmnisima consagración hecha pór él mismo en el
monte central, llamado vulgarmente el cerro de
los Angeles, al Santísimo y Eucarísiico Corazón
de Jesús, nos dió una honrosa comisión para
que, terminada la elección de Sumo Pontífice,
tiantísimo Padre nuestro y Vicario de Cristo
en la tierra, en nombre del Rey católico presentáímos y expresásemos lo más pronto posible y los
primeros, el más profundo testimonio de reverencia
y ohedencia filial: impetrando fervientemente y
eon gran instancia la bendición apostólica, tanto
pura stt majestad católica como j>ara la Reina,
Principes todos de la real familia, y la
nación hispana, que,-con su Ejército, tantos sarificios sostuvo luchando por la Cruz y el honor
patria.
Inclinado a los pies de Vuestra Santidad esto
expone y esto pide vuestro siervo e hijo, ,
J. Cardenal Soldevila *.
Quiera Dios misericordioso por intercesión
de nuestra Señora, que ha sido en todo tiempo
Auxilio de los Cristianos, en\*iar días de luz
esplendorosa y meridana’ tras las r<»adas esperanzas de una aurora blanca y risueña que se
sobre el sereno horizonte de la Iglesia
Católica.
Nuevo nombramiento
Su Excelencia Mons. Elvezio Gómez de Oliveira, de la Congregación Salesiana, Obispo de
5 . Liiiz do Marañhao en Brasil, ha sido nombrado
por SS. Pió X I Arzobispo de Farissa y Coadjutor
del S. E . el Sr. Arzobispo de Marianas, con de
recho de sucesión.
Nuestras más sinceras felicitaciones al nuevo
Arzobispo.
B IB L IO G R A F IA .
Han llegado a la mesa de esta Redacción las
obras siguientes; De la L ibrería S alesian.a de
Sarria (Barcelona).
Sigue tu estrella, por el P. Rodolfo Fierro Torres,
de la Pía Sociedad Salesiana. * Biblioteca edu
cativa IH). Volumen de 176 páginas. — Li
brería Salesiana. — Sarriá (Barcelona). Precio
2 pesetas, en rústica.
«Es el tenia de este interesante libro, la elección
de estado. Ninguna de sus páginas tienen desper
dicio, ordenándose todas a la mejor dirección
de las almas, en el momento decisivo del cual
depende, g^eralmente, la marcha ord^ada de la
\'ida.Por si en la elección no hubo acierto, da el
ilustrado autor la fórmiüa para suplirlo. Y añade;
< Cualquiera que sea tu vocación, dice, cualquiera
el estado y la carrera que elijas, pon alta la mirada,
piensa digno, sublime, siente a lo cristiano s.
Las Hijas de Doña Justa. Comedia en dos actos.
Para solaz de muchas y remedio de otras tanta.s,
por Dou Florencio R osas del Campo.
Bien sabido es el influjo c[ue el teatro ejerce en
las costmnbres. Creado en su principio para ser es
cuela de honestidad y aprendizaje de buen vivir,
degeneró más terde de su nobilísimo origen, por
intrusión de algunos escritores, que, olvidando su.s
sagradas deberes lo profanaron abriendo en él cá
tedra de vicios y de inmoralidad, e incitando a rom
per el freno de la conciencia moral, individual y
social. Ko han faltado escritores de valía que han
trabajado para oponer un dique a esa inva.sión
destructora, restituyendo al teatro sus antiguos
fueros y velando por la moralidad de los pueblos.
A esta mesa ha llegado una hennosa comedia, en
cuya primera página trae escrito por lema un pen
samiento de S. Francisco de Sales: « La sencillez
y la modestia, dice así, son el mayor ornamento de
la belleza y el mejor disimulo de la fealdad *. Por
el sólo lema se deja entender que va dirigida a de
rribar la inmoralidad en el vestido, abuso tan la
mentado vituperado y combatido desde el púlpito
y en la prensa, y con resultados positivos tan
escasos. El corto número de personajes y la poca
complicación del aparato escénico hacen tjue pue
da representarse en todos los colegios de niñas.
Aplaudimos con todas nuestras fuerzas el em
peño de tan distinguido como cristiano escritor, y
le deseamos muchos y deádidos imitadores.
—
90
—
HABLEMOS DE MISIONES.
lylanianios de propósito la atención de nuestios Directores, Decuriones y Juntas de acción,
encareciéndoles la necesidad de dar incremento
y desarrollo entre los Cooperadores al movi
miento y organización misional, que afortuna
damente se acentúa más cada día en todo el
mundo, merced al impulso del gran Pontífice
benedicto X V , cuyo nombre irá unido en la
Historia de la Iglesia al dictado glorioso de
Papa de las Misiones.
Inmdadas y halagüeñas esperanazs puso este
celoso Pontífice en la católica España, la cual,
« siempre generosa, y cuyas empresas a favor
de las Misiones son de tradición tan gloriosa,
debe emprender de nuevo su excelsa tarea con
nuevos bríos, sin desmayar nunca, dando a las
misiones, santa entre todas, iodo lo que puede
dar de sí la nación hidalga por excelencia,
católica cual ninguna, y que encierra en su seno
los corazones más esforzados del mundo, para
todo lo que es grande, difícil y de lucha perse
verante ».
Así escribía el Cardenal Laurenti al abrirse
la magna asamblea nacional de Misiones en
Burgos, y tal era el sentir de SS. Benedicto X V
de gloriosa memoria.
Sin retroceder un punto ante las dificultades
de la lucha que la Iglesia tiene entablada contra
la idolatría y la superstición, España ha res
pondido generosa al llamamiento y se ha colo
cado en el lugar del combate que le corresponde.
Nuestros beneméritos Cooperadores de líspaña y América tienen también su lugar. Nuevos
campos de conquista confió a nuestros esfuerzos
el difimto Pontífice Benedicto X V , contando
sienípre con el celo concorde de nuestras Coo
peradores. Las hemos aceptado; ayudadnos
a .salir airosos en esta empresa, que es la empresa
de Cristo: la glorificación de su nombre, la exten
sión y advenimiento de su reinado.
Nos es grato consignar un elenco de las mu
chas, vastísimas e importantísimas misiones
confiadas a los Salesianos.
1) I'ATAGONIA Sl-PTIÍNTKIONAI. Y CENTRAL.
V TERRITORIO 1 E I.A PAMUA. Si lie n no forman
de suyo un territorio bajo la jurisdicíón de un
N'icatio o Prefecto Apostólico, han sido no obs
tante, confiadas en su totalidad a los Salesianos.
2) VICARIATO AlX)STOUCO ItK 24AGALLANES
Ks titular de dicho territorio el Ilm.® Sr. D.
Abraham Aguilera, Obispo salesiano: pertenece
dicho territorio a la antigua Prefectura Apostó
lica golernada por Mons. P'agnauo.
3) VICARIATO APOSTOLICO DE MENDEZ Y
GUALAQinzA, bajo la jurisdicción del Obispo
Salesiano Ilm.° Sr. Don Domingo Comín, que
lucha actualmente con ingentes necesidades,
sobre todo, con extrema escasez de personal.
4 ) LA PRELATURA DE REGISTRO DO ARAGUAYA
en el Brasil, de la cual es titular el Ilm.* Mons.
Malán, Obispo salesiano, cuya incumbencia pri- ‘
mordial está limitada a la evangelización de los
Bororos y varias otras tribus salvajes.
5) PREFECTURA APOSTOLICA DEL RIO NEGRO,
también en Brasil, de la cual es titular el Sale
siano Mons. Massa, Prefecto Apostólico de!
citado territorio, cuya extensión inmensa abarca
una superficie de más de mil kilómetros cua
drados, con multitud de poblaciones indígenas
diseminadas a orillas de los ríos, y sembradas
por el interior de la floresta.
6) VICARIATO APOSTOLICO DE SHIU CHOW
en Kuantung, China. E l Obispo Salesiano Ilm.“
Sr. Don Luis Versiglia es titular de dicho te
rritorio, cuya población alcanza a más de cinco
millones de habitantes, de los cuales pocos más
de dos mil son católicos.
7 ) PREFECTURA APOSTOLICA DEL ASSAM en
la India, a la cual acaban de llegar los primeros
misioneros Salesianos, bajo la dirección del
Dr. Don Luis Mathias. Es aquél un territorio
habitado por más de siete millones de almas, y
en el que se hablan más de sesenta lenguas
diversas. A más de los siete campos inmensos
enumerados, cuentan los Salesianos otros dos
centros de misiones: el uno entre los negros del
Congo Belga, en la jurisdicción del Vicariato
Apostólico de Elisahethville, encomendado a los
RR. PP. Benedictinos, y el otro, en el distrito
chino de Heon^-Shan, bajo la jurisdicción del
llm.'^ Sr. Obispo de Macao,
Por último ■ han sido aceptadas reciente
mente las Misiones del Chaco-Paraguayo, de
.4 ngo/rt (Africa Ecuatorial), y el Vicariato Apos
tólico de Kimb^rlcy en Australia.
Daremos muy pronto datos estadísticos de
todos y cada uno de los territorios misionales,
a fin de que nuestros- amigos abarquen, como
en un cuadro, la vastedad inmensa del campo de
evangelización encomendado a la Obra de Don
Bosco, el trabajo realizado y lo que queda por
hacer; y así, nos ayuden eficazmente con la
oración, en primer lugar, y después con el óbolo
de su caridad, y desarrollando campañas inr
tensas y fructuosas en pro de nuestras misiones.
Nos atrevemos a insinuar como ocasión par^
comenzar a despertar un ligero mo\dmiento
misional, la conferencia que se acostumbra dar
el día de la fiesta de María Auxiliadora.
Permítannos una palabra más los Señores
Decuriones y Presidentes de Juntas de Acción.
Hemos entrado en el año que determina el ter
cer Centenario de la Sagrada Congregación de
Propaganda Fide, y se acerca el año Cincuente
nario de la fundación de las Misiones Salesianas.
Quisiéramos ver en 1925 agruparse en el San
tuario de María Auxiliadora tantas falanges de
nuevos misioneros, cuantos son los centros
de Miáones a los que atienden los Salesianos.
Quisiéramos que María Auxiliadora y el Ven.
Bosco \rieran complacidos desde el cielo, con los
resultados práticos apetecidos, la celebración
de la fecha conmemorativa del i i de noviembre
del 1875, día en que nuestro Venerable Padre,
dirigiendo su mirada al grupo de los primeros
iniáoneros que atravesaban los umbrales del
templo de Valdoco después de haber dado el
adiós a la Madonna venerada en el Santuario,
remontaba su pensamiento al recuerdo de aque
llos sueños misteriosos, en los cuales tantos años
antes había visto conclaridad meridiana el
hermoso templo que debía edificar, a costa de
tantos prodigios cuantos son las piedras que
lo componen, y le parecía resonaban en sus
oídos las palabras con que la Virgen se lo seña
laba: « ¡De allí se propagará mi gloria en el
mundo!... inde exihit zloria mea! »
EiposiiiDi de OmanieDtD! Sagiades.
La Junta Central de Damas Protectoras
Salesianas ha dirigido dias atrás una circular
a las beneméritas Cooperadoras Salesianas, con
objeto de que todas, en la medida de sus fuezas,
concunan a formar y completar la exposición
de ornamentos sagrados, que desde 1918 viene
abriéndose todos los años en Turín, con motivo
de las fiestas de María Auxiliadora.
Traducido, dice así el referido documento.
* Es costumbre de algunos años a esta parte,
abrir, a invitación e iniciativas de la Junta Cen
tral de Damas Protectoras de la Obra Salesiana, una exposición de ornamentos sagra
dos, con destino a las Misiones Salesianas.
Trabajadora sin descanso en dicha obra fué
la Condesa Lorencina Mazé de la Roche, a quien
Dios llamó a su eterno descanso el 3 de no\riembre de 1921. Vivos aiin los ejemplo de celo y actiridad que nos ha dejado esta piadosísima Dama
Protectora, y ejempíarísima Cooperadora de las
Obras del Ven. Bosco, no pretendemos igualar,
ni con mucho, su enorme labor; sin embargo, con
la confianza puesta en el apoyo de María Auxilia
dora, hemos resuelto continuar infundiendo vida
a obra tan útil como necesaria, inspirándonos
en los ejemplos de acti\ridad y celo que nos dejó
la Condesa Mazé, a quien Dios haya recompen
sado el sinnúmero de buenas obras ».
« Por tanto, con mayor ardor si cabe que
otros años, dirigimos a todas las Juntas de Damas
Protectoras y a todas las Celadoras de Coope
radoras Salesianas, la in\*itación anual acos
tumbrada, con objeto de que nos envíen objetos
en cantidad, para poder abrir una exposición
lucida y grandiosa el próximo mayo, con ocasión
de las fiestas de María Auxiliadora. Todo lo
aprovecharemos: seda, terciopelo, galón, lienzo,
forros, percal, encaje: todo lo transformaremos
en prendas destinadas al servicio de altar.
Y como quiera que hoy día los géneros se
valúan en precios muy subidos, recibiremos con
vivísimo reconocimiento cualquier oferta que
las generosas Damas y Cooperadoras se dignen
enviamos ».
<( E l próximo abril, se iniciará el hermoso
mes de María Auxiliadora con la suspirada elec
ción del tercer sucesor de Don Bosco, que se
realizará en Turín. Concumrán a formaf parte
de dicho nombramiento todos los Inspectores
Salesianos y varios Obispos misioneros, que llega
rán con la correspondiente lista de necesidades
por las cuales atraviesan las pobres Capillas de
Misiones. Beneméritas Damas Protectoras y
distinguidas Cooperadoras, en vuestra mano está
poder satisfacer los deseos de todos ellos».
« Unámonos, pues, todas con generoso de
nuedo y ofrezcamos al nuevo Rector Mayor úna
Exposición rica y copiosa de ornamentos sa
grados; así, al mismo tiempo que le proporcio
namos al consuelo de poder prestar ayuda a las
lejanas Misiones Salesianas, nos cabrá la satis
facción más cumplida de ofrecerle nuestra
primera ofrenda de resjjetuosa reverencia, junto
con la renovación de nuestra más fervorosa
coo]>eración a la Obra Salesiana».
N .B. Las personas «pie deseen enviar género
para la confección de ornamentos, se servirán
mandarlos a los señores Inspectores de la Pro
vincia respectiva.
A ellos podrán asimismo entregar las ofertas
en metálico que gusten mandar; o si lo prefiiren,
pueden remitirlas a los siguientes centros;
1° Rdm."^ Sr. Don Felipe Rinaldi. Vía Cotiolengo 32 - Turín, 9, con la s^uiente declaración:
Con destino a la confección de Ornamentos San
grados para las Misiones Salesianas.
2“ Sra. D*. María Musso-Croce. ViaOspedale
Turín.
3* Exm a. Sra. Condesa María Teresa Carnerana. Corso Oporio 23. Turín
CHINA
M
vislla a los dlslritos del Vitaiiato de Sdlu-Iow.
Traducción de un informe del P . Versiglia.
TERCERA JORNADA - YING TAK.
C am ino de L in K ong H o w . — Un v ie jo
o rigin a l. — « \ A rrib a P ad re , que el
g a llo h a can tado 1 ü> — C ronóm etro cu
rio so.
A mi regreso de Chi Heng me detuve algunos
días en Shiu Chow, y a primeros de junio reanudé
mi viaje. TU ferrocarril muere en L iu Kong How,
límite sur de nuestra misión, y no tardará en
enlazar las ciudades de Hong Kong, Cantón,
Han Chow, Pekín, Mukden. Harbin, y en esta
blecer comunicación entre estos países, la Siberia
y líuropa. Así sucederá que en Shiu Chow, pon
gamos pie en el estribo, y nos descolguemos el
día menos pensado en Turín, Roma o Marsala...
En Liu Kong How aguardaban mi llegada el
Padre L y, de la misión de Cantón, y nuestro
1’. Pasotti con un grupo numeroso de cristianos,
moradores de un lugar, distante del que nos ha
llábamos, a unas cuatro horas de camino.
Llavaba la voz cantante en aquel grupo un
viejo simpático, entrado en los sesenta, jefe de
aquella reducida cristiandad, y persona, la más
influyente del lugar, que se presentaba a reci
birme, en hábitos prescritos por los cánones
de la etiqueta chinesca; pero con ligeras modifi
caciones de buen gusto, según lo gastan por aquí,
pues llevaba en la cabeza un diambergazo a la
europea, con el ala recogida por delante, y un
bastón largo, a modo de cayado. Son éstas las
insignias de su autoridad, sin las cuales jamás
comparece públicamente en días de gala, o en
cualquier reunión o junta religiosa, cuya presi
dencia deba ocupar él. ¡Y hay que ver lo dere
cha que hace andar a la gentel Todos, no obs
tante, le quieren bien y le obedecen.
H.ibíase reservado, la tarde anterior a mi lle
gada, el honor de dispertar al Padre, con ob
jeto de que pudiera partir a tiempo. No era aún
inedia noche, cuando nuestro buen huésped se
llega a la puerta de la alcoba del P. Pasotti, y
con voz recia, al mismo tiempo que aporreaba
la puerta « ¡Padre, despierte! ¡Arriba, arriba! *
Pero el P. Pasotti que por lo que llevaba dormido
no le resultaban bien las cuentas — ¿Qué hora
es? preguntó para cerciorarse del error.
— No sé, respondió nuestro hombre, pero me
parece que es hora de levantarse.
— ¿No será demasiado temprano?
— ¿Qué ha de ser? ¡Si ha cantado ya el gallo!
— Y ¿a qué hora canta el gallo en estas tierras?
— ¿Qué le diré?... Cuando se despierta...
E l P. Pasotti consultó a su cronómetro y halló
que las saetas no señalaban todavía las once y
media.
— V aya a dormir le dijo, que aun queda mu
cho tiempo por delante. Todavía no han dado
las doce.
A regaña dientes, y sin que llegara a conven
cerle de la equivocación, el pobre viejo se retiró,
y sin pegar el ojo se estuvo en su habitación
hasta que oyó segunda vez el canto del gallo.
Y otra vez a la carga, y nuevos porrazos a la
puerta. Se repite la escena, hasta que el misio
nero, un poco amostazado le responde sin mo
verse del lecho.
— Pero, hombre de Dios, déjeme dormir en
paz, y no me aporree la puerta; y a me despetaré
yo solo.
Muy de madrugada celebré la misa, y , sin pre
mura, pues había tiempo de sobra, partí acom
pañado de mi comitiva, y hacia las diez llegué
a la estación, momentos antes de la Uegadadel
tren.
He de advertir que la aldehuela que dejamos
se halla perdida en medio de montañas, sin ca
minos, ni más senderos que los que abren le s
regatos que surcan la montaña durante la época
de las lluvias. Aun no han llegado a estos ohidados rincones los sistemas de iluminación usa
dos en países civilizados. No se ve ni, por des
cuido, una triste luz de petróleo; aun se alum
bran con candiles humeantes, negros y de olor
nauseabundo. Son recipientes de barro cocido,
cuyas entrañas encierran regular cantidad de
aceite de sésamo, del que se alimenta la llama que
arde en el extremo exterior de una torcida de
estopa.
Huelga decir que no han visto otro reloj que
el del misionero; sin embargo, para saber la hora
del día miran al sol, y la de la noche, a las est^
lias. Madrugan con el alba, o, si les precisa dejar
el calor de las mantas más temprano, se levantan
—
al canto del gallo. I,a noche de mi hospedaje
era oscura como boca de lobo, sin una estrella
en el firmamento, pues se hallaba cubierto de
espesas nubes'. Por eso el reloj del gallinero no
funcionaba con regularidad. Usan además otro
procedimiento más constante y ^guro en la
averiguación de las horas; el ojo del gato. Con
este reloj les es dado acertar exactamente el me
diodía y las horas restantes de luz natural. Al
mediodía, aun en días en que el sol no aparezca
por hallarse encapotado el cielo, la pupila del
gato se contrae de manera tal, que sólo ofrece
a la vista como una línea negra filiforme y sxnnamente deluda; después a partir de dicha hora
va dilatán^se paulatinamente, hasta adquirir
su más alto grado de dilatación . Puede hacer
experiencia de ello cualquiera q\ie tenga gato,
y a cualquier hora del día. ¿Quién sabe si este
descubrimiento no puede resultar una fuente de
riqueza, y veamos el día menos pensado a las
damiselas que circulan por las calles de las gran
des metrópolis llevar encima del hombro o me
tido en el manguito, en sustitución del flamante
reloj de pulsera, un lindo garito, en cuya pupila
puedan ver reflejada la hora del dial ¡Sería el
chic de la moda!
Una ferv o ro sa cristia n id a d ten id a p o r ap ó s
tata. — L a v u e lta a D io s de un bando
lero. — E x tra ñ a aven tu ra que le sucedió
al v iejo de m a rra s. D e a cu sad o r a a cu
sado. — M ovim ien to cristia n o consolador.
Me habían referido que la cristiandad de que
hemos hablado arriba había apostatado en masa.
Muchas veces se había propuesto el P. Pasotti
riritarla, pero siempre le retrajo la idea de que
sería mal recibido. Por fin, un día se decidió a
partir, y de sopetón se plantó en el lugar no tar
dando en recibir la más consoladora e inespe
rada sorpresa, porque no sólo conservaba aque
lla buena gente, sin mengua el tesoro de la fe,
sino que observaban las prácticas religiosas en
aquella medida que estaba a su alcance, reunién
dose para orar en común, con especialidad los
domingos, observando la abstinencia del viernes
y distribuyendo el pan del catecismo entre los
niños de la aldea. E l alma de todo aquel movinúento religioso era el simpático viejo ya men
cionado. Cuatro años hacía que el misionero no
pisaba aquellas tierras; así es que, aprovechando
!a estancia, todos quisieron ajustar las cuentas
del alma, y añadir nuevo pábulo a la viva Uama
de su piedad.
— El primer día que les celebré la misa, nana
P. Pasotti, divisé en el fondo de la capilla, en'■ uelto en la penumbra, a un mozo guapo y bien
plantado, derecho come un huso, en pie, y con
93
—
ambas manos apoyadas sobre la boca del ca
ñón de un fusil. Me tuvo un momento perplejo
la apostura y bizaría del mancebo, pues igno
raba el por qué se hallaba allí de aquella ma
nera armado. Quise hablar con él después de la
misa, pero se las había ya guillado.
— Es un bandolero, me dijeron los cristianos,
bajando mucho la voz.
— Pero ¿es cristiano?
— ¡Vaya si lo es!
— ¿Cómo, ques, se entrega a tan arras
trado y criminal oficio?
— ¡Ahí ve usted! Murieron sus padres y cayó
en manos de cuatro pillos, y ahí lo tiene V.
colocado.
— Y ¿no hallaría yo medio de salvarlo?
— No sería difícil empresa, porque el mozo
no es malo, ni ha dejado evaporar todo senti
miento religioso; bastaría encontrarle trabajo.
Si hubiera escuchado las voces que el corazón
me daba entonces, prosigue el P. Pasotti, hu
biera salido en busca de aquél y me lo hubiera
llevado conmigo; pero no era tan fácil dar con
él en aquel momento. Exhorté a los cristianos a
impetrar de María Auxiliadora la vuelta al redil
de Cristo, de aquella pobrecita oveja descarriada,
y la Virgen Santísima no fué sorda a nuestros
ruegos.
Aprovechando la ocasión de ama amnistía,
el bravo mozo sentó plaza en las tropas regu
lares. Eso fué el primer paso; pero no tardó en
trocar el fusil por la azada, y hoy trabaja en
las tierras de un pariente suyo: así se gana el
pan honradamente. Aliora repasa la doctrina,
porque la ha olvidado toda; no sabe el pobre ni
santiguarse. No será ruda labor el instruirle
pues sabe leer y espero admitirlo presto a la pri
mera comunión. »
Con fecha posterior, una carta del P. Pasotti
me anunciaba om movimiento religioso conso
lador en aquella región.»
« Debiera hallarme a estas horas en I'ok
Shang, me escribía a la sazón; la Providencia,
empero, ha dispuesto mi retorno a Ko Sa Kong,
pues en una parada que necesariamente debió
hacer el vaporcito en que viajábamos, a causa
de haber sufrido orna avería de regular conside
ración, me alcanzó correo del P. L y, el cual me
requería con uirgencia para cierto asunto que
debía yo gestionar en Ying Tac. Ss trataba de
aquel célebre viejo de K o Sa Kong, de mi famoso
despertador, al cual habían encarcelado por mo
tivos que apomtaré, Ello había sucedido así:
E n virtud de la amnistía general que las autorida
des concedían, los bandoleros que pululaban en
cuadrillas, sembrando el terror en estos lugares,
se sometieron en masa al yugo de la autoridad,
y la mayor parte de ellos sentaron plaza en la
—
milicia del estado, al paso que una parte míniina
entregaron las armas, prefiriendo tornar a sus
prístinas tareas.
Pero sucedió que los que antes habían sido
objeto de vejación por parte de los que tan pa
cíficamente abandonaban tan arrastrada y agi
tada vida, aprovecharon la ocasión del desarme
para hacerles saber con cuantas entraba la ro
mana, y no lo hicieron del todo mal, pues algunos
de aquellos tunantes fueron hechos prisioneros
y entregados al mandarín de Ying Tak. Los acom
pañaba nuestro inolvidable viejo, juntamente
con otro noble del lugar, con objeto de añadir
mós peso con su autoridad al platillo de la acu
sación. Pero sucedió que, una vez delante de la
autoridad aquella gente sencilla, no avezada al
lenguaje estirado ni a sortear las preguntas de
los mandarines, se armó una maraña de mil de
monios, de tal manera, que se les atarugaban las
palabras en la garganta, y no sabían ni que decir
en su defensa; ello íué, que de acusadores resul
taron procesados y sin más los mandaron a des
cansar a la sombra.
Llegamos a Ying Tak; allí me aguardaba una
turba de gente, todo el vecindario de dos pue
blos, con el P. L y a la cabeza. Todos se hallaban
fuera de sí, llenos de espanto, que sólo mi presen
cia bastó a disipar.
Saben muy bien los cristianos que los euro
peos tienen paso franco para llegar a la auto
ridad, y que ejercen ante ella cierta presión moral,
consiguiendo fácilmente cuanto se proponen.
Pues bien, acompañado del P. L y me presenté
al mandarín, y bajo mi palabra de honor aseguré
que aquel cristiano era un buen alma, incapaz
de tocar a nadie en un pelo de la ropa, ni de de
fraudar intereses de nadie. E l mandarín, bajo
mi palabra empeñada, soltó al infortunado acu
sador, y dió también libertad al otro noble que
le acompañaba, sin que les quedara gana de
volver otra vez a buscar pan de trastrigo.
Realizadas mis gestiones salí de
Tak jun
tamente con los dos libertados y seguido de todo
mi acompañamiento. La emoción que dominaba
a toda aquella gente era indescriptible; el viaje,
un triunfo. Imagínese S. R. la fiesta que me hi
cieron al entrar de nuevo en K o So Kong. iQué de
cohetes rasgaron los aires para estallar en lo alto
con seca detonación! ¡qué de petanlos reven
taron aturdiendo los oídos de cuantos Íbamos en
aquella procesión triunfal!
Durante los tres días que pasé con ellos, una
j rocesión continua de gente entraba en la sala
donde me Uosix?daba para ofrecer homenaje de
reconocimiento al Padre y hacerse cristianos.
La ocasió me pareció más que oportuna para
dirigir una plática de religión a todos, y no la
desaproveclié; con todo, no quisiera forjanne
94
—
ilusiones. Demos lugar a que el tiempo rebaie
un poco la efervescencia; que se serenen los
ánimos, y al fin de cuentas, veremos el fondo de
sinceridad que aguanta semejantes promesas.»
y aquí termina la relación del P. Pasotti.
A Sh ui P in . — M anes defendidos. — ¡Que
vienen lo s la d r o n e s ! — ¡ D io s sea con
n o so tro s I — L a p esca con cónor.
Volviendo a la relación de nuestro viaje, de
Lin Kong How, después de tres horas de nave
gación sobre el río Liu Chow, llegamos a la des
embocadura de un afluente de tercera catego
ría, por cuyo cauce bogamos agu a ^ rib a, hasta
tocar puerto en Shin Pin, después de otras dos
horas de navegación.
Habrá en este lugar, hasta una treintena de
cristianos, y más un crecido número de cate
cúmenos; cuenta además una escuela, a cargo
de un cristiano, y es ta l el aprecio y veneración
que los habitantes del lugar profesan al maestro,
que hasta los mismos paganos respiran con gusto
el ambiente cristiano que la en^Tielve y aprenden
también el catecismo.
Mil medios hay de propaganda, y el que usa
este maestro es excelente, y creo que no tardará
en frutificar.
Fué suficiente un día para administrar sa
cramentos y visitar familias. Entre éstas se
halla una de catecúmenos que lleva ciuco meses
estudiando la doctrina. La casa en que viven
es una fortaleza en toda forma, asentada sobre
una eminencia, a cuyos pies se desliza mansa
mente el río que la defiende por uno de
los flancos, mientras por el opuesto se abre
honda y oscura fosa. Los cuatro ángulos del
edificio se ven defendidos por otros tantos to
rreones voladizos con su atala j'a, y a lo largo de
las paredes se abren angostas aspilleras en co
municación con un pasillo, convertido en de^>ósito de armamentos; allí alterna el fusil con el
trabuco de ancha campana, aquí la espingarda
de largo cañón, más allá enormes escopetones,
armas casi todas ellas, cuyo solo valor creo sea
el que pudiera designarles im anticuario. Todas
las paredes se hallan sembradas de panoplias for
madas de truculentos sables cur\'os y rectos,
espadas de dos filos, agudos tridentes, entre los
cuales hubiera tenido para escoger el dios mi
tológico de los mares; flechas, Innyjs y venablos
de todos los tamaños. E l corazón de la casa lo
componen las habitaciones de nuestros cate
cúmenos. Corre por el lugar (yo no lo he averi
guado), que son gente hacendada. En las últimas
re\'ueltas fueron blanco de los tiros de los ban
didos; pero siempre han salido ilesos del ti
roteo.
«La noche del quinto día de la luna tercera »
me contaban ellos, « dormíamos todos a pierna
, tendida, como suele decirse, cuando el insólito
>y continuo ladrar de los perros nos dispertó
t sobresaltados. Subimos a la atalaya, y en las
« sombras de la nociré descubrimos otras más
I oscuras que discurrían por la parte del le> vante, con ánimo de emprender una inten. tona y escalar la casa. Conteniendo el alien' to, para que ni el respiro nos oyeran los que
í venían a visitamos con tan sanas intenciones,
> bajé la escalera, 5’’ con cautela entré en los
( departamentos donde duerme mi gente. — ¡Chi^ eos! dije, ¡la escopeta a la cara! Como impul- sados por un resorte, se levantaron todos; re« zamos con fer\-or el Padre nuestro que está
• en los cields, y echando mano al fusil, disVparamos una carga cefrada contra los granujas,
- mientras las mujeres se disponían a recibirlos
« con una más que regular cantidad de pela< dillas de respetable tamaño que tienen siem' pre almacenadas en lo alto de las torres,
' para casos de recepción como el que estoy
( contando.»
« Aquella manada de perdidos, al sentir que
í no disparábamos con corcho, perdían las pier( ñas de puro correr, temiendo no saliéramos
< a cazarlos. »
Y mientras estas cosas iban diciendo, me
abrumaban con hiperbólicas, ponderaciones a
sus e.xcelentes armas, y con cierta satisfacción
que tenía mucho de candidez, me preguntaban
si en nuestras naciones eran conocidas armas de
semejante calibre y calidad.
Naturalmente le respondimos que en nues
tras humildes naciones apenas son conocidos
aquellos terribles pertrechos, y que se conside
ran como piezas tan raras, que se guardan como
reliquias en los museos. Úna sonrisa de satisfac
ción se posó en los labios y brilló en los ojos de
nuestros interlocutores, y así, estimulados por
tan lisonjero elogio continuaron el cuento de
sus hazañas.
<
■ utra vez, y no hará quince días que pasó
desde ahora que lo cuento, prosigue nuestro
ÍTigenuo catecúmeno, aquella cáfila de bandidos
se apercibía para el ataque. Anochecía, y a la
escasa y mortecina luz del crepúsculo se habían
apostado cerca de nuestra casa, provistos de
vasijas llenas de petróleo, destinado a alimentar
el fuego cuyas llamas habían de devorar nuestra
morada; colocáronlas sobre una mesita baja y
se sentaron a cenar en el centro de la tienda.
Pero sucedió que uno de ellos, al levantarse para
llenar su escudilla de arroz, tropezó con la mesa,
que a lo que pareció no habían asegurado bien,
y dió al traste con todas las vasijas, derramando
por el suelo cuanto líquido contenían, y rom
piendo buena parte de ellas. Recogen todos los
cacharros que quedan enteros, los llenan
de nuevo, y, sin saber como, otra vez boca
a b ajo .»
«Sin desmayar por eso, y caballeros en su per
versa intención, toman a llenar las vasijas se
gunda vez, y,.de nuevo la mesa alsuelo. Se rom
pen los cacharros, se \nerte el líquido, cae en
cima el candil que arde sobre la mesa, se enciende
el petróleo, y en pocos momentos queda redu
cida aquella tienda a cenizas. A vista de tan
inesperado contratiempo, al que se añadía tal vez
una regular dosis de sni^erstición que les pronos
ticaba en el fondo de la conciencia mayores
desastres, se estuvieron quedos y no osaron lle
var a cabo la intentona. A ello contribuyó
un aviso que les dió • la mujer de uno de
ellos, emparentada con la familia de nuestros
neófitos. »
<f ¡Cuidado con lo que vais a hacer! les
había dicho, porque esa familia es cristiana, y
el Dios de los cristianos es terrible en sus cas
tigos. »
« Así nos lo contó la misma mujer que fué tes
tigo de los referidos lánces. »
Sea ello verdad o exageración, lo cierto es,
que en nuestros valientes catecúmenos adqui
rió más fuerte arraigo la confianza en la protec
ción del Señor. Compraron una imagen de la
Santísima \’irgen, y la colocaron sobre la torre
principal, desde donde domina toda la campiña;
como si quisiera decir a cuantos la divisan, se
ñoreando desde aquellas alturas: « Yo soy la
Torre de David, baluarte inconmovible contra
los enemigos de mi pueblo. »
Como son gente de pelo, se pueden permitir
el lujo de tener preceptor en casa, que si bien no
está bautizado aún, enseña a todos la doctrina
de palabra y más elocuentemente con suejeni])lo
de vida correcta e intachable. Los dgs chicos que
tiene a su cuidado, de cinco y siete años respec
tivamente, se saben de coro las oraciones y casi
toda la doctrina.
« *
A la bajada de la fortaleza, y mientras atra
vesaba el río, se me ofreció ocasión de contemplar
una escena muy curiosa, la pesca con cónor.
Es esta un ave de jxxx) mayor corpulencia que
el ánade; el cuello breve, la cabeza aplastada por
los costados, el pico largo, ancho y ligeramente
encorvado. \'ista de conjunto, ofrece una figura
desgarbada, de formas pesadas: no puede ser
más antipática y desprovista de gracia, sobre
todo cuando está mojada. Es en realidad curioso
espectáculo ver cómo este animal se zampa en
el agua, y reaparece con la misma rapidez, apre-
-
96
sánelo en el pico un pez que colea con fuerza
¡>ara escapar de las tenazas del pescador.
lyOs chinos explotan la habilidad del pajarraco,
y para im¡)edir que éste se engulla la presa, le
rodean al cuello un arete de hierro, al cual va
anudado el extremo de una cuerda, y el otro a
una pata del bicho; sirve esta cuerda para Uaniaile al deber, siempre que al zambullirse se
entretiene sumergido en el líquido elemento más
tiempo del que quisiera verle oculto su dueño.
Ig le s ia de la Colon ia V lgn a u d (A rgen tin a).
Cuando se halla cansado, reposa sobre la
borda del bote, y si son varios los pájaros pesca
dores se colocan todos en la misma posición,
tantos a una banda, como a otra, indefectible
mente. Supe que tiene habilidad para sacar a
flote insidiosamente piezas de veinte a treinta
kilos, usando para ello de táctica especial A pe
ces de este calibre no les lieclia las pinzas directa
mente; sino que se monte a la grupa sobre ellos,
y a picotazos los ciega, y después, les quiebra las
aletas. Desarmado de esta suerte el enemigo,
no le queda otro remedio que abandonarse a
merced del elemento, que no tarda en lanzarlo
a la superficie. Entonces el pescador no tiene
que imponerse otra molestia, sino cogerlo boni
tamente y echarlo en el canasto de la pesca.
—
Con rum bo a H am K w o n g . — L a pasión
del opio y sus triste s efectos. — Epi
so d io elocuente.
A l otro día siguiendo, la corriente del río
nos plantamos de nuevo en la desembocadura del
mismo, donde aguardaba el vaporcito que había
de llevarnos a Ham Kwon%\ sin otro contrartiempo que un más que mediano retraso, que fué la
causa de que llegáramos al punto de destinación
a las nueve de la noche.
Durante la travesía tuvimos ocasión de obser
var un vicio muy arraigado y extendido en la
población china: el nunca bastante reprobado
hábito de fumar opio.
Nuestros camarotes se hallabaq entre los des
tinados a los dueños de .la embarcación. Viajaba
con nosotros uno de éstos, fumador empeder
nido, que nos atoxigó el alma lanzando al aire
que respirábamos bocanadas de humo, azulado
y nauseabundo para quien no tiene acostumbra
das las narices a aguantar olores tan postilen
tes. A todos es conocida la malhadada pasión
que nutren los chinos por el opio. La importación
de esta droga deletérea es de ayer, como quien
dice, pues data desde 1840, y fué en mala hora
introducida por el coronel inglés Watson y el
Vicepresidente Weller. Admitido ese producto
en la corriente comercial, adquirió una prepon
derancia tal, qué en 1860 la China importaba
de Inglaterra existencias de opio por valor de
50 millones de francos; y no obstante la ley que
condena a muerte al fumador, no se ha podido
impedir que semejante vicio se extendiera de
manera tan alarmante, que hoy viene a consti
tuir en estos países uno de los más terribles fla
gelos, llegando a aniquilar todo sentimiento no
ble, dejando la voluntad flaca y sin fuerzas para
toda acción levantada que requiera su concurso.
Fué puesta la ley en vigor repetidas veces; pero
se echó en olvido con la misma facilidad que de
terminó su promulgación, porque ¿qué sanción
puede tener una ley transigida descaradamente
por los mismos ministros de justicia? Así se ve,
que todo aquel que se le antoje puede fumar
opio impunemente, porque los mandarines son
los más empedernidos fumadores.
Es el opio una sustancia viscosa, negruz<a,
que se fuma lo mismo que el tabaco ordinano,
pero que exige minuciosa preparación. La pips
consta de rm tubo semejante a una flauta en
uno de cuyos extremos lle^■ a adosado un reci
piente de barro cocido, o de otra sustancia re
fractaria, en forma de pera, y en comunicación
con el interior del tubo.
Para fumar, se espeta en un alfilerón una can
tidad de opio del tamaño de un grano de pi*
mienta; se calienta en una lamparilla a propó-
—
97
ato, hasta que el calor haya hinchado el granito
( 6 manera que no dé más de sí y haya adquirido
suficiente consistencia. Así preparada la sustan
cia, se la introduce en el recipiente mencionado,
dándole la forma de cono, y perforándola después
con el mismo alfily , de manera, que se esta
blezca comunicación entre el aire exterior y el
alma del tuto. Se acerca la pipa, una vez de esta
manera cargada, a la llama de la lámpara, y por.
el extremo del tubo opuesto al recipiente se aspi
ra el humo. Después de dos o tres chupadas el
cono queda completamente consumido, y el
humo aspirado va saliendo lentamente formando
espirales por las narices del, fumador: se vuelve
otra vez a cargar la pipa, y se continúa el juego,
hasta que el cuerpo diga hasta. Los chinos fu
man el opio tendidos a larga, pues están persua
didos (vaya usted a averiguarlo), de que es la
posición más adecuada para sentir el influjo cabal
de la droga. Los fumadores de condición no se
molestan en preparar la pipa; tienen siempre
que fuman al lado un criadillo o tma muchachuela que les presta el referido servicio. Ess
curioso que hasta a los perritos de casa le gusta
el olor: apenas ve al amo coger la pipa, corre a
echarse a sus pies y aspira con avidez el humo
que sale de las narices.
. En las familias ricas la mujer incita el marido
a fumar, o la madre al hijo, sobre todo, en el pe
ríodo de estudios. Con ello pretenden, en pri
mer lugar hacerlos caseros y amantes del hogar;
porque debiendo satisfacer la necesidad de fu
mar, no pueden permanecer mucho tiempo
fuera de casa. E n segundo lugar, para lograr
amansarlos; con dificultad se encuentra un fu
mador inquieto, a menos que le falte combus
tible; entonces se tom a inaguantable; y por
último, excitar las fuerzas físicas y mentales, para
lo cual tiene el opio virtud estimulante en alto
grado. En efecto, después de haber hechado la
pipa, puede un fumador atender con mayor des
pejo a los estudios o negocios que tenga entre
manos. Por eso los mandarines no tratan asimto
de consideración y tomo, sino después de una
hartaza de lo que ellos llaman en su jerga hakmi
(atroz negro), y de noche, cuando pueden fumar
tranquilamente sin peligro de ser molestados
durante la operación. He de advertir que los
chinos no fuman hasta embriagarse, como fal
samente se propala, y ta l vez se practique ya en
Europa. Por el contrario, se contentan con sólo
excitar un poco los nervúos, y, una vez de§pavilados, lo dejan 5' se enfrascan en sus ocupaciones.
Con todo, los efectos de este \*icio son funestísimos. Aparte la depresión que produce paulahnamente en el sistema nervioso, envenena len^^mente la sangre, y de ordinario es causa de
*Dcurias negligencias e igna^*ia horrible. Cuando
—
im fumador siente necesidad de satisfacer los
estímulos del vicio, pasa por encima de todo,
atropella todo respeto y lo pospone todo: dejaría
de acudir en auxilio de su padre o de sus hijos,
si los viera caídos en el fuego.
Para la mayoría de los fumadores es fuente de
ruina y de miseria, a causa de lo escandaloso del
precio a que se vende. Un gramo de plata no
basta para comprar igual peso de opio, y esta
cantidad apenas si llega para fumar una sentada.
Consecuencia de ello es la miseria, y con ésta,
el deshonor y toda la cadena de delitos que puede
arrastrar una necesidad apremiante unida al
olvido de todo sentimiento de dignidad propia.
E l fumador de nuestra barca allá se las andaba
entre los treinta; pero era enjuto y seco como
una oblea y con un pellejo de color de barro, que
infimdía miedo.
— ¿Qué es eso, buen hombre? ¿Tan joven, y
con más achaques y remiendos que un viejo de
^ tenta años? La pregunta envolvía toda la apa
riencia de un cumplido, según los cánones de la
la urbanidad chinesca; pero en realidad iba diri
gida a oír la declaración de una realidad tristí
sima, consecuencia de un vicio inveterado.
— jAhí ve V.! respondieron sus camaradas,
disparando a sus espaldas una carga de risa.
« ¡El opio lo ha cocido hasta pasarlo! »
¡Infeliz! pocos años le auguré de \rída. Sin este
malhadado vicio hubiera sido un excelente su
jeto, pues dotes no le faltaban para ello: buen
corazón, servicial, todo cuanto puede ser sim
pático un mozo guapo y apuesto, como lo era
antes de emperrarse en el vicio: de lo poco que
quedaba dió muestras apenas nos divisó. Por
que nos llamó, nos introdujo en sus departamen
tos y nos dió su estera para que nos tendiéramos
a la larga, conforme lo requiere la cortesía en
China; y así lo hicimos, aunque con protestas de
todas las entrañas qiie creimos nos subían a la
boca a causa del olor pestilente y acre que des
pedía la ofrenda. Por último una vez en tierra
y de noche, llegó su atención hasta el punto de
acompañamos hasta casa, distante de la ciudad
a unos veinte minutos, alumbrándonos el camino
con una luz.
(Continuará).
N o hasta tener a D ios en la boca con bellas
palabras, y en e l corazón con buenos afectos; es
necesario tenerlo como Sim eón en los brazos, por
medio de las buenas obras.
S. Francisco de Sales.
I
i
CULTO
^
de María Auxiliadora
^
^
V
^
Nóm tenem os la persuaslóa de que, en las vicisitudes dolorosas de lo s tlvmpos 4ue atravesam os, no nos quedan m ás consuelos que lo s d el Cielo, y ea iie
éstos, la poderosa protección de la Virgen bendita, que fue en iodo tiempo el
A u xilio de lo s Cristianos.
P ío X.
m
•0
S. José del Valle (Cádiz), — Una capilla a María
Auxiliadora. — El domingo 15 de enero último,
inauguraron los Salefiianos de la Casa Noviciado
y lístudiautado, establecida en el pueblo de S. José
del Valle una capilla a honra de María Auxiliadora,
cu el lugar denominado «El Hatillo ».
Concurrieron a la fiesta los miembros del per
sonal de la referida Casa, y a cargo de ellos corrió
el ornato del altar y la solemnidad exterior de la
fiesta. Bajo un dosel de flores artísticamente com
binadas, caitipeaba el liennoso cttadro de la Auxi
liadora. desde cuyo perfumado trono parecía ben
decir a las ciento cuarenta personas que llenaban
el sagrado recinto, número considerable, si se tiene
en cuenta la situación de estos lugares.
Dió.sc luego comienzo ala St. a Misa, celebrada por
el Rd®. P. Viñas, Inspector de la Provincia Bética.
Durante la celebración del Santo Sacrificio se ejejutaron escogidos motetes. Al Ofertorio el P. Viñas
leyó una carta del limo. Sr.D. Marcial López, Obispo
de Cádiz, en la que se congratulaba con los Saleslimos y aquella reducida porción de su grey, por
la piedad demostrada hacia la Sma. Virgen en el
acto que estaban realizando. Habló después el P.
Inspector sobre la necesidad de la det-oción a la
Virgen, y la protección que en todo momento dis
pensa tan buena Madre a sus fieles hijos. Termi
nada la Misa se cantó una despedida a la Virgen,
se repartieron medallas y estampas a los fieles, y
se impresionaron varias placas.
Gracias de irla Auxiliadora.
i) Verificaba un viaje en compañía demiespasa,
cuando, a la bajada de una enonne pendiente,
e.spautadas los caballos, emprendieron vertigiuasít carrera. Despeditlo el cocliero del pescante,
y sin gtiía que detuviera los corceles, ya nos veíamos
ro<lar i>or imo de los muchos precipicios de que
está sembrado aquel lugar, cuaiulo de repente
sufrió el coche un choque formidable contra el
pretil de tm puente, que dejó inutitizados a los
dos cabidlos; a mí, herido, y a mi esposa tendida
en tierra y sin señales de vida. Y a la llevaban al
depósito del cementerio, cuando fué reconocida
por dos afamados médicos que la declararon viva,
al mismo tiempo que confesaron su imposibilidad
de salvarla.
De.spüés de mes de lucha con la muerte, la
paciente salió del pehgro; pero su razón se extra
viaba, por lo que, al cabo de tres años de demencia,
agotados todos los recursos humanos, preveíamos
la triste necesidad de recluir a la enferma. Un año
después desaparece sin más aquella anormalidad
y hoy goza la entonces enferma, de xma salud a
toda prueba.
2) Un pleito surgido de la anterior desgracia,
tan injusto en el fondo, como ignominioso en la
forma nos puso a las puertas de la indigencia:
después de reñidas luchas por espacio de algunos
años, tres sentencias desfavorables pusieron remate
a nuestro calvario. Cuando todo se hallaba perdido,
y no había en la tierra quien nos ayudara, recobra
mos nuestras propriedades, objeto del pleito, y
con ellas, nuestra salud, la tranquilidad del hogar,
y como por encanto comenzaron a llover sobre
nosotros gracias celestiales, que nos han puesto
en mejor condición de lo que lo estábauios al
comienzo de nuestras desventuras.
María Auxiliadora a quien invocamos de un
modo especial en los días de mayor angustia nos
lo ha concedido todo. A tan buena Madre nos
hemos eucomendádo siempre; en la cabecera de
nuestro lecho, tenemos colgada su imagen su
medalla la llevamos al pecho. Hoy, muy recono
cidos a sus gracias, hacemos público testimonio
de ellas, y en señal de gratitud hemos decidido
entronizarla solemnemente en nuestro hc^r,
como a Reina y Señora nuestra y de cuanto
poseemos, erigiendo en su honor una capilla qne
perpetúe sus favores.
XiBüRCio J uana Y R osa V adit.i.o de Juaiía
Cooperadores Salesiauos.
Hallándonos en mía grande aflicción, nos vino U
idea de ofrecer a María Auxiliadora la promesa
de asistir descalzos durante nueve días al Santo
Sacrificio de la Misa, a fin de que devolviera U
salud a nuestro querido tío, desahuciado por
cuatro médicos que lo \-isitaron. Esperábamos
—
de un momento a otro su a muerte, cuando la
Virgen Auxiliadora nuestra Madre atendió en se
guida nuestros ru^ os, pues nuestro tío comenzó
a mejorar, salió en segioida del peligro, y recobró
la salud aún antes de terminar nosotros nuestra
promesa.
L. M., niño de 8 años; E. M., de 13. A . M., de 10
y E. D., de 14.
Catj (Colombia). - Da. Suana Palau de Velázquez
invocó a María Auxiliadora durante una grave
enfermedad, pidiéndole alcanzara de su divino
Hijo le voh-iera la salud y ofreció, si conseguía
este favor, publicarlo en el Boletín Salesiano,
inscribirse en la Pia Unión de Cooperadores
Salesianos y enviar una limosna para, las Obras
del Ven. Don Bosco que más necesidad de ayuda
tenga.
Hoy, que se encuentra completamente resta
blecida, cmnple gustosa su promesa, dando públicas
gracias a la Siiia. Virgen y enviando con la ofrenda
de cinco pesos oro tma lista de varias personas,
que invitó a inscribirse en la Pía Unión de
Cooperadores Salesianos.
20 de noviembre de 1921.
Caracas V enezuei ,a . — Hallándose dos perso
nas a quienes mucho estimo, enfermas de gra
vedad; una de ellas, desahuciada por los médicos,
acudí a María Auxiliadora, ofreciéndole una
novena y visitarla diariamente en su iglesia. Sli
súplica fué atendida, pues antes de terminarse
la novena, ima de aquálas estaba completamente
buena y la otra, muy mejorada. Espero de la
Sma. Virgen la total curación, y ser atendida en
dos necesidades que actualmente experimento.
IL aria R odríguez .
CAtoTo (Colombia). — A los cinco días de na
cido nú hijito Alberto, le asaltó una oftalmía de
raal carácter, que le tuvo entre padecimientos
por espacio de cinco meses, sin que le valieran los
cuidados de dos facultativos, ni lograran los medi
camentos aplicados devolver la salud al enfeniio.
De.<csperados de todo remedio humano, cuando
nue.->lro nene, según declaración del Doctor había
perdido im ojo y no quedaba esperanza de atajar
el mal al otro, recurrimos toda la familia a María
Auxiliadora, prometiéndole que haríamos celebrar
Qtu misa en su honor, dar de limosna un peso oro
para los huerfanitos de Turín y publicar la gracia
® la alcanzábamos.
Pné esto bastante para que el niño, con brevedad
desperada comenzara a recobrar la salud perdida;
y asi, muy en breve lo vimos perfectamente bueno
y con el sentido de la vista en estado tal, que nadie
powle creer que hubiera estado a punto de perderla,
pues aimque el ojo izquierdo se le iba secando
poco a poco, volvió a su estado normal.
Silva el presente relato para mayor gloria de
y honra de María Auxiliadora, a quien debe
dlos e-1 a gracia tan singular.
25 de d.cismbre de 1921.
I gnacio D íaz .
JUDIT YOUKG d e DLAZ.
0 9
—
SIE^^A (Cauca-Coloiubia). — Ofrecí a María
Auxiliadora enviar una limosna para los niños
de Don Bosco si obtenía por su intercesión el
buen éxito en im viaje; favor que me fué di
spensado tal como lo deseaba: hoy cumplo gu
stosa la deuda de gratitud contraída con tan
buena Madre y no dudo que seguirá favorecién
dome con su maternal amparo.
Julio de 1921,.
A n a P au ta R amírez .
E s Te u (Nicaragua). — Encoíitnüidome grave
mente enfermo, y después de haber recibido los
auxilios divinas, acudí a nuestra queriíla Madre
Mría Auxiliadora en demanda de salud; pronto
fui escuchado y hoy me encuentro bien. Cumplo
con lo prometido de hacer pública mi gratitud y
envió la humilde ofrenda de dos dólares para.los
huerfanitos del Ven. Don Bosco.
J udian B dandonis .
L i EXER (Albacete). — Hallábase un hijo mío
enfermo de tifus. Cuando nada podíamos esperar
del remedio humano, comenzamos ima novena a
María Auxiliadora. A los tres días bajó la fiebre
y hoy se encuentra en perfecta salud. Agradecida a
dicho favor, publico la gracia y envío ima limosna.
8 de octobre de 1921.
C andedarla G uirado .
Un caso muy semejante aconteció con una joven
del mismo pueblo que agradece jimtamente con otro
favor la gracia de su curación.
Mon TEITDEO (Uruguay). — Teniendo enferma
a una persona que mucho estimo, recurrí cou
fervor a nuestra buena Madre María Auxiliadora,
prometiendo que, si le devolvía la salud, mandaría
dedr una misa, daría una limosna y haría pu
blicar la gracia en el Boletín Salesiano.
Habiendo sido concedida dicha gracia, .agra
dezco a nuestra buena Madre y cmuplo mi promesa,
17-12-1921.
J osefa I gnacia J auregui .
P resaras (Coruña- España). — Loor y gratitud
eterna a María Auxiliadora por los señaladísimos
favores siguientes obtenidos consecutiva y reciente
mente. U n' gran éxito en negocio que llegó a
reputarse perdido; la curación de mi heniiana
Remedios, atacada de enfermedad, cuyo desen
lace pudiera ser fatal; y, finahuente, el obtener
yo la salud en ima penosa y grave afección a la
vista. A l publicar estos especialísimos favores
no sólo ciuuplo lo prometido sino que además
lo hago para ejemplaridad; a fin de que cuantos
en lo humano se consideren deshauciados soliciten
el remedio de nuestra Celestial Madre.
29-9-1921.
J esús G ómez R ivaldudea .
V.AI30NII.DA (Burgos-España). — D oy las más
expresivas gracias a María Auxiliadora por varios
favores recibidos de su bondad. Uno de ellos fué
que, encontrándose m i querida madre grave-
lOO —
mente enfenna, recurrí a María Sma. Auxiliadora,
pidiendo que le devolviera la salud, si así le con
venía, prometiendo publicar la gracia, si nos
la concedida. Ésta no se liizo demorar, porque al
poco tiempo mi mamá se repuso de su enfermedad.
listando yo intimamente convencida qrie en
ello intervino el poder de la Virgen, cumplo hoy.
llena de gratitud, la promesa, enviando además
una ofrenda de diez pesetas para los huerfanitos
del Vble. Don Bosco.
1°. de febrero 1922.
J ustina M uñoz.
D an tam bién g ra c ia s a M a ría A u x ilia d o ra .
Barcelona (España). Don Antonio Virós, por
favor recibido, y envía 35 pts.de limosna. — B .B .,
por id, una pta. — E. C. por gracia recibida, imaid.
— N.N., en agradecimiento a un favor, 5 pts. —
Da. María Sans Pascual de Mollet, envía, agrade
cida, una limosna. — Da. Dolores Mas, por favor
recibido, 10 pts. de limosna. — D. F. M., por
varios favores, manda 15 pts.
Barajas de Meló. — Por conducto del dignísimo
Decurión D. Manuel Escribano, hemos recibido
20 pts. en concepto de limosnas de varios Sres.
Cooperadores. De una Cooperadora, i pta., y de
Da. Alfonsa Fernández i id.
Betulia (Colombia). — Da. Teresa Díaz Acevedo,
envía una ofrenda por varios favores conse^dos
de la Sma. V irgai.— D. Justiniano Serrano, gran
demente agradecido por la milagrosa salvación
de un liijito suyo, luortalmente atacado de im
etílico, manda mía limosna y se inscribe de Cooperatlor Salcsiano. — Don G. G., atacado repetidas
^•eces por un grave cólico, invocado el auxilio
de la Virgen de Don Bosco. fué otros tantas veces
salvado; por lo que envía en testimonio de su
gratitud ima ofrenda para la Obra Salesiana.
Brasa (Colombia). La Sra. Vda. de Ch. da gracias
n Jlaría Auxiliadora por im favor especial, manda
celebrar mía misa, y envía una limosna para las
Obras Salesianas.
Caracas (Venezuela). Da. Juana de R. de P. da
gracias a María Auxiliadora por haber conseguido
mediante su valiosa protección la salud de su
hija gravísinianiente eufenua.
Labateca (Colombia). Por conducto del celoso
Decurión Salcsiano Don Cirios L. Bermúdez,
envían limosna, en reconocimiento a fai’ores
recibidos de Slaría Auxiliadora, los siguientes
Sres. Cooperadore.s, y devotos:
Sra. Vda. de Capacho. D. Ismael Capacho. —
D. Intis M. Luna. — D. Jo.sé del Carmen Mendoza.
— D. Alejandro Sepúlveda. — D. Néstor C. Parra.
— D. Luis F. Peña.— J . D. Andrés Delgado, y otros.
La Unión (Colombia). Da. María del Carmen
MüUüi da gVacias a María Auxiliadora por un
favor recibido y deposita en el cepillo del Santuario
cincuenta centavos de limosna.
Tetir (Canarias). Da. Basili.sa Tra\*ieso, por
haberle librado de la muerte en una cogida de im
loro de su propriedad.
/T
De nuestros Exalumnos
1
Reunióa de Exafumnos mejicanos en Puebla. —
Día de memoria imperecedera será para los exalum
nos Salesianas de Méjico, la reimión celebrada el
4 de diciembre del pasado 1921. Al amanecer del
día de la víspera nos pusimos en camino, hacia e!
colegio donde fiorecieron nuestas primeras ilusio
nes y sonrieron nuestros prinreros ensueños. El
viaje no ofreció novedad alguna digna de contarse;
pero sí lo liicinios muy felices y grandemente hon
rados por la exquisita compañía de todo un perso
naje ilustre, cual lo es para nosotros, en siuno grado,
el amadíshno Padre Inspector, cuya conversación
llena de lUiles enseñanzas, cuya amabilidad ca
racterística, y, sobre todo, la confianza de hermano
mayor nuestro (como suele llamarse con afectuosa
ingenuidad por él dispensada), hicieron que la jor
nada resultara breve y halagadora.
Llegamos al colegio, y al atravesar de nuevo el
umbral de aquellos viejos lares, testigos fieles de
nuestras alegrías y penas infantiles, al abrazar
otra vez a nuestros queridísimos y antiguos pro
fesores, una emoción tan viva se apoderó de nues
tras almas, que no acertamos a descubrir palabras
con que expresarla.
Entramos... ¡oh sorpresa! nuestra casa había re
juvenecido, si cabe la expresión. Aquellos destar
talados muros, las columnitas y pórticos raquíticos,
que sólo de fiesta en fiesta, nuestro infantil entu
siasmo procuraba trajearlos con trapas, y papeles,
y que cariñosos nos abrigaron de la intemperie y
sombrearon nuestas fatigas y cansancio, han desapa
recido; mejor dicho, han pasado a ocupar un sitio
muy distinguido entre los viejos recuerdos que
conserva nuestra memoria. En su lugar se presenta
majestuoso, de ima majestad subyugadora, atra
yente, hernioso y alegre, el nuevo patio. En aquel
mouiento de contemplación surgieron ante la ima
ginativa, cual sombras tutelares, todos los Superio
res ausentes, todos los que marcharon hacia la ver
dadera Patria. Una nube de recuerdos, de añoran
zas, de gloria, de felicidad, invadió el espíritu.
Pero como nube, fué pasajera y se des\ aneció,
dejando abierta el alma a la alegría y al regodjo
de chiquillos, y seguimos admirando las depen
dencias y demás bellezas del Colegio, hasta que
llegó el momento del reposo.
Amaneció el domingo 4 del cita.lo mes, s
quien saludaron muy de madrugada las alegre*
campanas de los templos vecinos. Asistimos a la
misa en la encantadora Capilla del Colegio. Nuevas
y distintas impresiones se apoderaron de, nuestras
ahílas; el recogimiento y fervor de los niños edu
candos, las religiosos cantos de bien timbradas vo
ces, los acentos polifónicos del armónixuu que tra
ducía fiehuente la didáctica inspiración del maestro
de música, Rd®. P. Schntte y, sobretodo, la vista de
la hermosísima imagen de la Madre Auxiliadora, la
1
lOI
Soberana Presencia de Nuestro Señor, en la Santa
Eucaristía, nos transportaron al seno místico de
otras regiones, donde deben hallarse las gracias
cdestiales que el Señor reparte a sus hijos predi
lectos....
A las 9 y media a. m., llegaron los señores exalumnos del referido Colegio. ¡ Cuántos conocidos
de antaño! ¡Qué de abrazos, frases cordiales, remiuiscencias, congratulaciones mutuas.... La mrxsica
del Oratorio Festivo « Domingo Savio », dirigida
porelexalumnoDon José López, amenizaba tanta
cordialidad.... Todos los exalumnos, como nube de
alegres y bullangueras golondrinas, que toman a su
nido, nos agmpamos al rededor del amado Padre
Inspector, quien sonreía, de gozo y de contento.
El amabilísimo Padre Maldotti, Director, con su
habitual y alegre benevolencia, refería nuevos prou-ctos para la Casa; todos charlábamos, todos reí
amos. Una campana cortó la belleza de aquel cua
dro plástico, indicando que pasár amos al salón, ya
dispuesto para que se verificara la Gran Asamblea.
Un centenar de exalumnos poblanos tomaron
parte en las diversas discusiones que se suscitaron
en aquella Asamblea, presidida por los RR. PP
Inspector don Guillermo Piani y Director don
Angel Maldotti, acompañados por los seis miembros
del Consejo Directivo de la U. E. D. B. de Méjico,
El Comité reorganizador, dignamente presidido
por el caballeroso señor don Rafael Abrego, dirigió
los debates con sobriedad y tino.
Después se procedió a la elección del Consejo
Directivo, que recayó en los señores exalmnnos;
Rafael Abrego, Roberto Rojas, José López, Manuel
Contreras. Jorge Mena, Ramón Rojas, Donato
Orea, Carlos González, Ramón Espinosa y José
Marín.
Para integrar el Consejo Directivo déla «Unión
de Exalmimos de Don Bosco de Puebla,, en el pe
riodo 1921-1922. tuvo lugar el acto emocionante,
alos acordes de nuestro Himno Nacional, de la Jura
de la Bandera, que el M. R. P. Inspector entregó
solemnemente a Don Rafael Abrego, quien en im
l-reve y elocuente discurso, invitó a los socios a
trabajar unidos, defendiendo los sagrados intereses
de la Religión Católica y de la causa Salesiana.
Entre tanto el S'il había ya llegado a la mitad
de su carrera. En el amplio comedor del Colegio,
todos los concurrentes fuimos galantemente obseuiuados por el M. R. P. Angel Maldotti, con un sunilento banquete que se dignaron ser\-ir todos
ius amabilísimos Salesianos.
Siguió desarrollándose fielmente el programa:
grapo fotográfico, y velada músicoliteraria, en
el amplio s ió n de actos del Oratorio Festivo de
S. Francisco de Paula.
El disciurso oficial que pronunció en la velada
el distinguido Cooperador Salesiano, Ingeniero
don Francisco Tamariz Oropeza, al igual que la
Conferencia sustendada con verdadera imción por
el M. I. Sr. Canónigo Lectoral, D. Luis. M. Alta-^
tidrauo, produjeron tan santa y honda impresión,
que la concurrencia prorrumpió en ima prolongada
tempestad de aplausos y aclamaciones.
Plácenos transcribir algunos párrafos del briHante discurso pronunciado por el primero, reve
ladores del afecto que nutre tan entusiasta bienheclior por los sagrados lares donde bebió la eflucación en las puras fuentes que derivan del manan
tial descubierto por el \'en. D. Bosco, y legado a
sus hijos en su sistema educativo.
« Hemos sido educadas, dice, en el Colegio Salesiaiio de Puebla, y no queremos que los vínculos
de fraternal amor que allí se formaron, se aflojen
o se rompan. En el mundo, en las luchas de la \ ida,
queremos respirar la atmósfera de honradez, de
virtud y de santidad que nos rodeaba por todas par
tes en el Colegio Salesiano. y cuando encontremos
en nuestro camino a xin exaliuiuio, pobre o rico,
de alta o de lumiüde condición social, queremos
saludarlo con el dulce nombre de henuauo, por
que todos somos hijos de Don Bosco; queremos
recordar nuestra antigua vida de Colegio, los
juegos de nuestra niñez, a nuestros superiores,
au.seutes o muertos, pero vivos en nuestra memoria,
y presentes en el afecto de nuestro corazón *.
« Eso nos dicen y por eso se reúnen ahora en este
día, para celebrar la reorganización de esa UNION
tan querida para sus corazones. La hubieran cele
brado más jubilosamente a no haber ocurrido la
llorada muerte del segundo sucesor de Don Bosco,
El, desde d cielo, nos mira y nos bendice 1.
«Unión de Exalunmos de Don Bosco quiere decir
que el miembro de esta agrupación no está solo en
el mundo. V(m solil nos dice el Espíritu Santo. ]Av
de los que caminan solos por este valle de dolor y
de lágrimas! Oíd, señores, el miiltiple objeto que
tienen estas uniones, como aparece en el reglamento
de la Unión de exalunmos de Méjico, i® Mantener
indelebles el cariño y el respeto hacia los Superiores
y Maestros Salesianos. 2® Conseiv^ar y acrecentar
el vínculo de fraternal .estimación entre las condis
cípulos o amigos de cualqxüer Colegio u Oratorio
Festivo de Don Bosco. 3®Procurar su mejoraui ento
intelectual, moral y físico. 4®Cooperar a la difusión
del espíritu de Don Bosco, en la familia y en la so
ciedad, y al sostenimiento y desarrollo de sus obras.
«He aquí im programa completo en unas cuantos
palabras. Materia, no de un breve discurso, sino de
un libro, sería comentar cada ima de las partes de
este amplísimo programa. >
«No es necesario haber sido laureado por el éxito
en las batallas de la vida, ni tampoco haber alcan
zado tal o cual esfera social, menos aun ser un genio
en el arte, en la cienda o en otra actividad hmuana;
lo linico que se necesita es haber sido alunmo de
un Colegio u Oratorio Festivo de Don Bosco.*
« Al discutirse este artículo del reglamento en
la Unión de Hxalumnos de la dudad de Méjico, al
guno de ellos quiso hacer obsen’adones sobre uii
particular, limitando el ingreso a la misma por
determinadas condidones. I^a voz , empero, de la
mayoría aprobó el artículo tal como fué propuesto;
por consiguiente, todos los que hayan sido exalum
nos, tiaien derecho a ser admitidos en el seno
de la sodedad. ¡Hermosa igualdad! Quisiera ana
lizar, como dije antes, punto por pimto cada parte
de este beUísimo y sencillo programa. En la impo
sibilidad de hacerlo, me limitaré únicamente a hacer
hincapié en lo que se refiere a la difusión del espí
ritu de Don Bosco en la familia y en la sodedad. »
« ¿Pui(5n de mis oyentes no conoce el espíritu de
Don Bosco? ¿Quién no ha leído la vida, por tantos
conceptos admirable, de ese siervo de Dios, tan lle
na de encantos y de caridad? La caridad, llevada
hasta el sacrificio, fué la característica de ese espí
ritu sublime y arrebatador. La caridad, que, como
dice S. l ’ablo, es sufrida, es bienhechora, no envidia,
no se jacta, no es anjbiciosa ni busca su interés;
no se irrita ni piensa mal; la que no se huelga de la
injusticia; la que se complace en la verdad; la que
todo lo disinuiia, todo lo cree, todo lo soporta. Ese
espíritu de caridad es el que animó siempre la vida
de D. Bosco, y el que debe animar las miiones de
exalumnos salesianos.
Lo que no se consigue con la violencia, se con
sigue por la caridad. La caridad es amor y el amor
es unión. Unión estrechez, unión hasta más allá de
la muerte, unión hasta llegar al cielo, luiión in
mortal. 9
«I'ue.s bien, esa caridad debe ser y es el objetivo
de esta unión. En los actuales momentos histó
ricos, la unión no sólo es conveniente, es necesaria.
Para librar los combates de la verdad y del bien,
es necesario estar estrechamente unidos, todos
unidos en el espíritu de Cristo, que es el espíritu
de caridad. Por eso el ahna se estremece de gozo al
contemplar que los elementos sanos se unen para
ser fuertes por la unión. Se unen los malvados para
hacer el mal: se míen en fuerte y apretado haz, y
no hemos de miimos los católicos para hacer el bien
y proclamar a Cristo como nuestro \ erdadero Rey^
Es necesaria, urgentemente necesaria, la unión
de todos los católicos para lograr el advenimiento
<IU reino de Dios. Como lo hacen los exalmnnos
de Don Basco, lo debemos hacer todos los cató
licos. Unidos, seremos fuertes, seremos respetados,
y un día, no muy lejano, alcanzaremos dentro del
orden y dentro de la paz, espléndida victoria.
• Se uncu los jóvenes en apretada y valerosa fa
lange; se unen las damas en admirable y ejemplar
unión; muchos elementos de prestigio se unen eti
los Con.sejos de los Caballeros de Colón. Acá, en
Puebla, a iniciativa de nuestro gran Arzobispo,
cuya vida Dios guarde muclios años, se ha estable
cido la Unión Popular para que en ella se in.scriban
todos los católicos de buena voluntad. La aurora
del día del advenimiento del reino de Cristo se
aproxima; pero es necesario trabajar hasta caer
rendidos por la fatiga ».
BUENOS AIRES. — Fundación de una Academia.
— Desde mucho tiempo atrás se ha insimiado la
couvcnieuoia de que los exalumnos constituyan
una Academia do Estudios, que realice entre
illas una lunplia acción de cultura intelectual.
La simpática acogida que siempre mereciera esta
pliuusiblc idea es un indicio más que suficiente
del éxito que íilcanzará cuiuido se lleve a la práctica.
Ante esta halagüeña perspectiva, el Caitro
Pío IX ha iniciado una entusiasta labor para la
pronta consecución del general deseo que todos
compartimos resjiccto a la fundación de la Aca
demia.
Su primera preocupación es, en estos momentos,
redactar .os Estatutos que detenuimu claraniaite
las atribuciones que correspondan a la naciente
institución, que establezcan los estudios a los que
dedicará sus actividades y que formulen los medios
que la conduzcan al mejor cumplimiento de su
cometido.
Dicha Academia no llevará, como tantas otras
una finalidad pura y exclusivamente Uteraria.
Su acción será más extensa, y a sus efectos di^idirá su labor en las cuatro secciones, que a conti
nuación se enuncian: Literaria, Sociológica, Apo
logética, y Científica.
En los estudios literarios fometará el amor a
los idiomas clásicos, como el latín, el griego y el
hebreo. Abrirá concurso sobre los mismos y pre
miará a los alumnos de los Colegios Salesianos
que se distingan por su afición a estos idiomas.
\'elará para que la pureza de la lengua castellana
se conserve entre los alumnos y exaluninos de
Don Bosco, difundiendo libros de autores cas^
tizos y tratando de que se excluyan en la conver
sación ciertos giros y vocablos de marcado
sabor a extranjerismo y de fuerte tendencia calleje
ra. Merecerán también su atención las obras
teatrales, que se representan en nuestras fiestas
y alentará la labor de los exaliimnos que han
llamado la atención con algunas producciones de
mérito. Finalmente establecerá concursos literarios
entre los alimmos y exalumnos, como un medio
de elevar su nivel intelectual.
Respecto a la sección sociológica, la academia
ejercerá la dirección de los estudios sociales en los
Centros donde estos se efectúen, y dedicará algunas
de sus sesiones piíblicas a la lectura de los trabajos
de mayor valor que se le presenten.
En lo que se refiere a la apologética, su campo
de acción será vasto, tanto entre los alunmos
como entre los exalmimos. Por últhno, la ocuparán
los estudios cientificos en general, de una impor
tancia notable en esta época, en que es imposible
tratar una cuestión apologética o social, sin ufi
relati\’o conocimiento de los últimos progresos
médicos, físicos, biológicos etc.
Cualquier exalumnos podrá aspirar a mi puesto
en la academia. No se exigirá más requisito para
ser académico que la presentación de una mono
grafía sobre un tema que corresponda a cualquiera
de las cuatro secciones. Esta monografía será
calificada por los académicos directores, los cuales
estarán facultados para la aprobación o el rechazo
del trabajo.
En el párrafo anterior hablamos de los acadé
micos directores. ¿Quiénes son los académicos
directores? Entre los exaliminos se cuentan algunos
que han descollado por su preparación intelectual
y que gozan de fama bien reconocida. Estos
serán los que tendrán a su estudio las monografías,
los que fonnarán los jurados para los concursos
y las mesas examinadoras de alumnos, para discernir
los premios de apologética o de sociología, y los
que orientarán a la Academia. A ellos se les desig
nará con el nombre de académicos directores.
La idea ha sido lanzada con grandes esperanzas
de que se realice pronta y eficazmente; se la ha
acogido en todas partes con entusiasmo y con
aplauso.
o
De nuestros Colegios.
o
O rfan atroño C ató lico de N iñ o
BELÉN.' — En e! Orfanotrofio católico del Niño
Jesús. — Este asilo, abierto en el país donde
nació Jesús para albergue de Iméríanos, clausuró d
año escolar con la distribución solé i ne de pretnios.
presidida por el Conde Rey de Villaruy, cónsul
de Italia en Palestina.
En la distribución de premios se hizo ima conme
moración al Poeta Florentino en la medida de las
tiernas inteligencias infantiles.
Con verdadera satisfacción pudieron apreciar
los presentes el adelanto considerable realizado
por los PP. Salesianos de dicho establecimiento.
Se han llevado a cabo además varias obras de
mejora en el local. Así, el edificio se reparó conve
nientemente, se abrieron algimos talleres, cerrados
durante varios años, y ge acondicionaron nuevos
locales con destino a escuelas.
El número de escolares externos auntentó consi
derablemente, y a la enseñanza diurna se añadieron
las escuelas nocturnas, divididas en tres cursos.
El Orfanotrofio ha dado asilo a más de sesenta
huérfanos: esto es, a veinte sobre los alberga los
el año anterior.
Este Centro ha sido objeto de la caridad de
Benedicto XV, de santa memoria, el cual mandaba
recursos mensualmente para el sostenimiento del
internado. El afecto y la gratitud de los Salesianos
hada el llorado Pontífice durarán etemaraente.
Por lo demás no cuenta con otro apoyo el Insti
tuto, que el de la Di^^na Providencia. ílueva Ella
el corazón de muchos caritativos Cooperadores.
MADRID (España). — Los Salesianos en Cuatro
Caminos. — Una buena noticia, que ha de causar
grande alegría en el corazón de todo cooperador salesiano, hemos de comimicar a nuestros lectores. Dios
N'uestro Señor y Mana Auxiliadora han arréglalo
ras cosas de manera que los Salesianos han
podido entrar en la populosa y necesitada barriada
de Cuatro Caminos y Bellas Vistas, inaugurando
el día 27 del pasado diciembre im Oratorio Festivo
en la calle Francos Rodríguez. De esta inauguraQón daba cuenta El universo j bajo el epígrafe
de « U n a n u e v a o b r a s o c i a i , ». en los siguientes
lénninos:
• Con gran solemnidad inauguróse ayer en la
®Ue de Francos Rodríguez, cerca de la glorieta
J e s ú s en Betón,
de los Cuatro Caminos, un liermoso cuerpo de
edificio, rodeado de extensos patios, principio de
unas grandiosa escuelas, que habrán de regentar
los Padres Salesianos, como las que actualmente
funcionan con tanto éxito y fruto en la Ronda
de Atocha, 17, de esta Corte. »
«La nueva fundación comprenderá al principio
solamente la sección del Oratorio Festivo, que
durante los días de fiesta, reimirá, mañana y
tarde, a todos los niños de aquella barriada para
darles comodidad de cumplir sus deberes religiosos,
educarlos e instruirlos y facilitarles diversiones
útiles y honestas. »
« La fundación se debe a la cristianísima dama
que fué la excelentísima marquesa de San Juan,
que quiso donar los terrenos; al entusiasmo y
fervor de su distinguida hija, la excelentísima
duquesa de T. Serclaes, y al celo infatigable de mía
jimta de señoras y caballeros, que, bajo la presi
dencia de la excelentísima señora duquesa de
Floridablanca, y con la valiosa cooperación del
Sr. Marqués de Legarda no perdonaron sacrificio
hasta ver su obra en disposición de ser inau
gurada. »
• La inauguración revistió los caracteres de una
verdadera fiesta. •
' Bendijo el nuevo local el excelentísimo y reve
rendísimo señor obispo de Madrid-Alcalá».
r'Los Padres Salesianos de la Ronda de Atocha
acudieron con sus niños, con los gimnastas, con
la banda de música, con el clero infantil.»
( Desde la glorieta de los Cuatro Caminos, todos
en formación, con la banda de música a la cabeza,
desfilaron por la calle de Bravo Murillo, llevando
tras sí a toda la turbamulta infantil de aquellos
barrios, atraída por la novedad y alegría de la
nmnerosa comitiva, y a infinidad de curiosos, a
quienes llamaba la atención el espectáculo, que
ha de iniciar una nueva era de actividad para el
bien en aquella populosa barriada.
Hablaron con su elocuencia acostumbrada,
para dar gracias a las señoras y caballeros que
forman d. patronato de la fundación Marquesa
de San Juan, nuestro amadísimo prelado y el
director de ios salesianos, padre Julián Massana.
Asistieron al acto las nobles damas que unen
a su escudo de grandeza el de la caridad cristiana
t 04
íliuincsns de T. Serclaes, de Terranova, Montellano,
Almenara, Medina de las Torres; marquesas de
la Laguna, Riscal y Lizarda; condesas de Floridablanca y Ribadavia, entre otras, y los señores
don Jost^ I’t^rez de Guzinán, don Luis Silvela y
Casado, y el celoso párroco de Nuestra Señora de
los Angeles, don Emilio Franco ».
Des<le íuiuel día todos los domingos y fiestas el
nuevo Oratorio ha abierto sus puertas a los nume,
rosos niños de aquella barriada que han ido au
mentando progresivamente hasta llegar al número
de <iuinienlo8. La iniis que promete este campo
es muy abundante y todas los que se interesan
jKir el jMuvenir de la clase obrera deberían conver
tirse cu tq>ósloles de esta Obra.
UTRBRA (Sevilla). — Fiestas Centenarias de San
Francisco de Sales. — El tercer centenario del nadmionto de nuestro Fatrouo y Titular, S. Franci.sco de Sívlcs, era necesario celebrarlo de una
manera extraonlinaria. El año centenario coincn/ubu el aS de diciembre, día por demás indicado
para dar comienzo a las fiestas. Y a se rumoreaba
algo sobre el particular y se hablaba de algo
a,>d como concentración síilesiana en uno de los
pxK'bk^ cercanos. I«os rumores llegaron a confir
marse. y una vez puesto de acuerdo el Revdo.
Sr. Insi>ector con los Señores Directores de los
Colegios de Sevilla, Utrera y Alcalá de Guadaira,
jxu la mañmnta del expresado día, se dirigían a
tomar el tren q»ie conduce a Dos-Hermanas losniñas de los Colegios mencionados.
El regocijo y algazara no son para descritos.
I avj de ü^villa con los de Alcalá U faron primero;
smnabim un total de 700 alumnos entre internos
y externos, renuanecieron en la estación p ^
esjH'ntr a lo.s de Utrera, y apenas el tren se divisó,
la banda del Colegio de la Trinidad lanzó al
esjxxcio los aconles de un alegre pasodoble en señal
de bieíiveuida que revelaba toda la a la ría que
embargaba a aquel ümienso honuiguero. Los de
Utrera pasixban de 500, con su banda de música y
el Batallón infantil de María Auxiliadora.
lumciiiataineute se organizó la marcha a la
Iglesia jvuToquial a le» acordes de ambos bandas.
Seguramente que nunca se reunieron en Dos
Henumiixs tantas niños. La gente no salía de su
a Imiración; las campanas echadas a \-udo anuncialvui al pueblo algo extraordinario; y en efecto
lo cm una multitud de mas de 1^ » niños ta
jK'rfecto orden, pero alegres y risueños que «ttmlxíUt ax la igl^ a.
Kl
Cura rarroco y todo el clero con d Sr,
AlcaMc y deu»«tó Autoridades uos dispensaron la
u,;ts cariiVxsa acogida.
En el altar maj'or de la parroquia se colocó un
c.tadio de S. Francisco de Saks y después de
amtatsc por todos los niños ^ l^uno a Mana
Auxiliadora que ccaxiienxa * Ren^lido? a tus
}ÚABtas *. «auentó la misa que cantó t í Sr. Instí coro estu\x> a c.ugs'» de k s alumnos
iutcriK>s de Utrera que inteipictaioa la masa dtí
AS. Axcramemo a tres voces dtí Mtr.* lUvera. El
Batallúa iniantU hacia K\s booores en tí presbiteno. Bl momento de U tíevatíón ftaé verdade
ramente imponente; las bandas tocaban la Marcha
Real y se rendía armas al Dios de la Majestad,
que es también el Dios de los niños.
La iglesia estaba casi llena de niños, y los pocos
huecos restantes y el atrio fueron bien pronto
ocupades por los feligreses que acudieron a la
novedad.
Al
de la parroquia, se dió una vuelta por
el pueblo, llamando la atención de todos los nume
rosos curiosos que se agolpaban al paso. El Cura
Párroco que estuvo atentísimo, en unión del
clero de la parroquia, nos acompañó a la Granja
de S. Hermenegildo que poseen los P. P. Capu
chinos Terciarios, a las afueras del pueblo en un
paraje delicioso. Recibidos con sumo agasajo
por aquellos buenos Padres, se comenzó a organizar
la comida.
Bajo aquellos árboles gigante.scos, con un día
brillante y limpio como las conciencias de las
almas inocentes, se esparcieron los niños, divididos
en grupos, y allí se dió fin a todo aquel bien de
Dios que había sido trasportado en varios carros
y camiones.
Las bandas, por tumo, amenizaban la comida,
va de por sí tan amena por el apetito y algazara
de los chicos, y porque no faltó nada, ni de lo que
restaura ni de lo que agrada.
El Batallón
después preciosas evolnaimes
que arrancaron muchos aplausos de todos, y mu
chos plácemes de las dignas Autoridades dtí pueblo
que se hatn'an dignado tomar parte ^ nuestra fiesta.
Un animado partido de foot-bali nos «itretuvo
otro rato, y después se pasó al patio interior del
establecimi^to, espacioso y tíñante, y allí tuvo
lugar un acto muy sencülo. pero muy hermoso.
Un artesanito de ía Sma. Trinidad leyó admira
blemente lina composición, ofreciendo la fiesta a
S. Francisco de Sales; los internos de Utrera
cantanm su clásico Himno dtí Colegio; sigmo
lina poesía por un artesano, y tí Himno a Domingo
Savio por los alumnos de la Sma. Trinidad; entcmes
tí Sr. Inspector dirigió palabras de fer>or a ks
niños y muy rendidas gracias a las autoridades por
su vaUoso asistenda a la fiesta. Tenninazcfi los
externos de Utrera con un himno a la Bandera
£1 Sr. Cura no quiso despedimos sin antes dar
las gracias, a su vez. con palabra entusiasmada,
por haber sido su pueblo favorecido con nuestn
visita.
Se acercaba la bota d tí regreso y nc»? funam
acervando a la estacióti. altamente satisiechos.
dc^xkés de manifestar a aquellos Padre»
buenos nuestro profundo agradedmiento.
En todos dejó gratlámo recuerdo aquel día
pasado santamente, y en t í que la simpática ngera.
dulce y amable dtí Santo Obiqto de Gcatína se
redejaba en los semblantes candorosos de tantos
niños qoe, mediante la edncación qne recibes de
los hijos del Ven. D. Bosco. cooservan o te c e p o *
la inocencia de sos aknas.
CAHAGCEY Cuba). — Das fiestedtas
Tales liM resultado la de la I^zriáma G occsciís
y la de S. Francisco de Svale^ ambas exae**®*
mente Ta/meiriT-- en nuestras Escatías Po-.i-c-iiVi
— 105 —
de Camageüy (Cuba). Da gozo el ver como lenta
mente pero con solidez, nuestra Obra adquiere
notable incremento y va dando de sí frutos her
mosos y consoladores. Vaya en pruba de ello esta
sucinta relación.
Con solemnísimo triduo se preparaban todos
los alumnos al gran día. por tanto tiempo y con
tanta ansias suspirado. Por la mañana, asistían
al Santo Sacrificio ante el Señor de manifiesto,
recibiendo al fin la Bendición con S. D. M.. y por
número de alumnos de las Escuelas Parroquiales
y niñas de la Catequiesis, realizaron con ^^sibles
muestras de piedad. El fen-orin que con transpa
rente emoción dirigió a la porción más querida
de su rebaño místico, fué verdaderamente ajvistólico en la más alta significación de la frase. Al fin
hubo también de llevar a los labios la expresión
de sus sentimientos, para dar sus plácemes y
comunicar sus alientos a los doce ahuunas que
inauguraban la Compañía de
huis. honor
C O L O N IA V IQ N A U D
lA rgen lln k).
n
Interior d e U Ig le iln
d el C o le gio Sa leilan o ,
v is ta desde el fondo.
la tarde acudían fervorosos al Ejercicio del triduo,
‘ duchaban con atención la jugosa plática sobre
l*. >*irtudes de María: y Jesús, su más amante
les despedía bendidéndoles desde el Sacra"tteuto de su amor.
Pon fin. dercm satisfechas sus impaciencias al
• *1: !-i aurora del día de sus anhelos, y ya a las
'■ •rras horas de la mañana, ingresaban en el
lío con ostensible júbilo eqñritual. Se acer- las siete y en la sacristía, por vez primera,
^^saan sus lindas sotanitas los qoe habían sido
para formar el pequeño clero. Con
t'- =¿ad y recogimieaito ejemplares atravesarcm
L ívjesia hasta el atrio, en dcmde recibieron,
gratísima sorpresa, al Timo. Sr. Obispo
y Administrador Apostólico de CienFray Valentín Zubizaireta y Unamimsaga.
.^em €i mayor cansado para el paternal corazón
i.y, fné d acto siempre sablime y conmo—"
la Primera Cmmmíóo, que un crecido
merecido a .su ejemplar coiiducfa, bm-im «pli< li
ción y aprovechamianto El Clero volvió a lucir
sus gal? 1 y dar le nota de
en la -olcimu
Misa cantada de las nueve, rivn1Í7-~indo <011 él, la
Capilla musical, cuya i'Lcrión de
1jIiiiu:i^
atrajo sobre sí la atención d*d ...iMurito,
El sermón tuvo r cargo del Rdo. P. J-.u cbío
del Niño Jesús, Carn:* lita dt'- ilz*
La parte recreativa
la tan t fué íntima y tal
vez por lo mismo m'y
juege-f a granel, la mayor parle ■ ‘ reusidr en
aquel inoUódaMe día, hicieron trai- rurrir deli
ciosas y vd/vrieinij"
primera ^ iujrif-, o->»pu*í
de tm breve descanso. dedí«”í"l., a la catocp:' -i .
se desarregló la vdadita niúd*-'• •-raria. en <jiu
cómicos novales, *jrAamíul' >■. ímproví-r- ':-.-.- y
á coro musical, fueron a porfía en j • irar a r>'
compañeros r-:..’ re t
,
*
. ’-fa
igoalmaitc la prí~'r.“ vez q-:* <: verifi
caban semejante exhibición. Cerró \jriílímUa¡.‘ :,U:
— io6 —
el acto el limo. Sr. Obispo, quien, después de
visitar el edificio en construcción para las Ecuelas
Talleres « Dolores Betancourt », entró en el patio
de las ICscuelas l^arroquiales, recibiendo las acla
maciones delirantes y entusiastas de su hijos,
quienes le dedicaron además un cálido discursito
de bienvenida, y le cantaron con vibrante entu
siasmo el Himno al gran Pontífice de la Paz,
Iknedicto XV. (d. f. m.). lil Prelado, que con
halagüeñas y alentadoras. frases supo agradecer
las nmastras del cariño infantil, llevó su bondad
al extremo de dignarse presidir dos grupos foto
gráficos: uno general, de Irs colegiales y oratorianos, y otro particular, de «primera Comunión».
Repartió luego de su mano a todos y cada
uno de los alegres pequeñuelos, lindos rosarios,
acompañados de dulcísimos caramelos. Inútil
consignar, que los niños ovacionaron prolonga
damente al Prelado al terminar éste de dar su
última bcnedición, que todos recibieron arrodi
llados religiosamente en el suelo, y ocioso men
cionar los animadísimos comentarios de las inde
lebles impresiones del día aniversario de la creación
genial de la Obra salcsiana, siempre bajo los
amorosos auspicios de la « Inmaculada ».
Igualmente espléndida y salesiana resultó la
p'eslividad del glorioso Patrón que el Ven. Sosco
eligiera para su ya gigante Congregación: al pasar
ligera reseña sobre los principales actos religiosos
hemos de consignar con satisfacción, los de más
relieve y brillantez; y así, la Misa de Comunión fué
concurridísima y con numerosas comuniones; el
Oficio solemne se abrillantó por la mayor justeza
y concentración en el Clero y precisión y entu
siasmo, eir el Coro: el Sermón a cargo del M.
lltre. Sr. Gobernador Eclesiástico, Mons. Marcelino
Basaldúa, fué magistral por lo selecto de sus
fonnas y la solidez de la doctrina expuesta.
Trasladándonos a la parte recreativa de la
tarde, contemplamos con gusto convertido el
patio en salón de actos, cuyo flaiuante escenario
estaba levantado entre dos coUuimas del pórtico;
con decorado escénico adaptado a sus dimensiones
y ol argumento de las piececitas dramáticas:
4 Soberbia y humildad » y la lindísima zarzuelita:
■9 Ea Virgen de la Ennita », que cerreban respecti
vamente la primera y segunda parte del Programa,
lyos artistas en ciernes se cxecedieron a sí propios,
cosechando merecidos aplausos, y, lo que es más,
comnoviendo hondamente ol público, que quedó
satisfechísimo y maravillado de su labor. Igual
éxito obtuvieron, timto el ameno Discursito de
un P. Salesiano, como los demás cantos y recita
ciones poéticas, sobre todo el «Tríptico patriótico »
y el graciosísimo melodrama < El griui Nicolás ».
Se dió lectura a un precioso Romance episódico
sobre la Vida de S. h'rnncisco de Sales, dedicado
al distinguido albacea D. Francisco Agramonte
Avila, quien celebra en ton notable fecha su
día onomástico. Tanto el Muy lltre. Gobernador
eclesiástico, que preidió la velada, como el respe
table público y sobre todo los niños manifestaron
repetidas veces su plena satisfacción por tales
actos, no ocultando su deseo insistente de que se
repitan a menudo.
Bendigan la Virgen Sma. y S. Francisco de
Sales los modestos trabajos de los Hijos del
Vble. Bosco y sobre todo tradúzcanlos en frutos
copiosos de santidad para los hijos de esta Repú
blica.
ARGENTINA. — Una Misión en !a Colonia Vig»
naud. — Con íntima complacencia referimos
que también este año se han cosechado riquísimos
frutos espirituales durante la misión dictada a
los católicos de esta Colonia por los PP. Salesianos
Don Bartolomé Molinari y Don Serafín Santolini.
Desd i el primer día se echó de ver im concurso
de gente tan numeroso, como nadie podía espe
rárselo, cosa que animó más y más a los PP. pre
dicadores y les abrió de par en par las puertas
a la esperanza de qiie aquellas misiones serían
para muchos principio de redención. El número
de oyentes iba en aumento por días; asimismo
crecía el fervor, que fué culminante durante los
tres días, en los cuales se vieron los confesonarios
apiñados de gente que aguardaba el tumo para
lavarse en las saludables aguas de la Penitencia.
La madrugada del día de la clau.sura anunciaba
una jomada aún más consoladora y rebosante de
fmtos espirituales. La escasa población de Vignaud
se vió invadida de forasteros que se juntaron en
el templo de la Colonia para ofrecer a la vista de
todos los moradores de élla las últimas demostra
ciones de fé y unión cristiana y participar una
vez más del Banquete Divino.
Después de la misa solemne, celebrada a las lo
se reahzó una imponente procesión, que recorrió
todo él lugar, y en la que fué sacada en triunfo
la imagen de María Auxiliadora, entre las aclama
ciones d d pueblo, el canto de los fieles y la araionía
de preciosas marchas ejecutadas por la banda del
Colegio.
Un modelo de Oratorios festivos. — Ha llegado a
la mesa de esta redacción im número extraordi
nario titulado « El Oratorio », en el que se da
cuenta del trabajo realizado per los Salesianos
en la culta Capital de la Argentina.
De un modo especial nos llama la atención el
desarrollo prodigioso-del Oratorio festivo. Es el
primero fimdado en América, y no va a la zaga
de los más florecientes, no ya por el número de los
concurrentes, sino por que presenta la más acabada
fisonomía del Oratorio modelo, tal como lo ideó
nuestro Ven. Padre y Fundador don Bosco.
El número de niños que a él asisten oscila
entre ocliocientos y mil, cada domingo, sin contar
las fiestas extraordinarias, en muclias de las cualeí!
ha subido la cifra a más de dos mil.
Es ima obra portentosa que ha llegado a transfor
mar la faz del barrio de Almagro en que se halla
establecido, creando en él un ambiente tranquilo
y pacífico característico del oratorio S. Francisco
de Sales.
A partir de 1892 hasta la fecha de hoy han
recibido en dicho centro instrucción religiosa y
moral más de sesenta mil niños.
No es, pues, extraño que los RR. PP. Salesianos,
al encaminarse de un pomto a otro de la República,
—
107
® cumplimiento de su misión, tropiecen por todas
partes con jóvenes que recuerden gustosos los
días de su niñez, muchos de ellos pasados en el
oratorio, entretenidos entre diversidad de juegos
al aire libre, y sobre todo, en el teatrito.
Todos los domingos y días festivos se da ima
hora de catecismo: media hora en secciones, en
las cuales se hallan divididos los niños según su
instrucción y al frente de las cuales hay un cateqnista, y otra media la da el Rv°.P. Director a todce
los niños juntos. El 8 de diciembre del pasado 1921.
hideron la primera Comunión 180 muchachos,
que juntamente con otras sumas parciales de
niños que la verificaron dmante d. año en diversas
festividades, arroja un total de 300 primeras
Comuniones. El Oratorio se abre todos los días
desde las 16 hasta las i8, horas que se dedican
casi exclusivamente para preparar a los niños que
aun no han recibido la primera Comunión a
realizar este acto soberano con las mejores deposi
ciones posibles. El timbre más glorioso que diclio
Oratorio pueda ostentar es el haber preparado
una pléyade de jóvmies creyentes, convencidos,
que no se contentan con practicar en privado
íer\-orosamente la Religión, sino que se presentan
como tales a la faz del mundo, sin el menor respeto
al qiié dirán, desafiando al enemigo en las calles
de la ciudad. E l Oratorio, como vulgarmente se
dice, es una sangría y exige extraordinarias erogadones para mantenerlo en efer\'escencia. Merced
al aux.lio de almas generosas, que comprenden
d alcance de esta obra regeneradora, se han podido
llevar a cabo en él durante el año obras de consi
deración, para dar cabida y comodidad a la
mnltitud de chicos que lo frecuentan.
Con ocasión del tercer Centenario de la muerte
de S. Francisco de Sales se tenía proyectado s^uir
el edificio comenzado durante el año centenario
del nacimiento del Ven. Don Bosco; pero se ofrecen
dificultades para la adquisición de dos edificios
contiguos que dividen los patios de recreo, y
represan d movimiento de aquella masa búhente,
necesitada de expansión.
Aplaudimos con todas nuestras fuerza.s la
labor de los PP. encargados de dicho centro y
estinnüainos a nuestros Bienhechores a seguir
prestando su apoyo material y moral a una obra
tan esencial en la \dda de nuestra Congregación,
que puede decirse que eUa sola le dió vida y
pujanza, y que ha constitm'do el ideal de Don
Boeco, de Don Rúa y Don Albera.
BUENOS AIRES (R. A ) .— Una exposición Ínteres
Mote Coronada por las notas de atracción con que
UM cautiva lo útil y lo beUo, se abrió una exposidóu de labores en la Escuela TaÜer de María
Auxiliadora (Canelones 1710), que representa en
forma altamente satisfactoria toda ima obra de
poáti\ o valor real, vma suma vahosa de esfuerzos
tudi\iduales que, junto al exquisito gusto y al
carácter artístico, constituyen im poderoso expoU€nte del valioso prestigio que conceptúa a ese
centro de educaaón femenina, tan acreditado en
Duestra capital.
Todas las secciones de labores ponen de relieve
—
el mérito de las maestras y la aplicdón de las
aluumas
Personas entendidas tuvieron ocasión de admirar
preciosos y nuevos trabajos de escultura en asta,
marfil y nácar, que implican tenacidad y constancia;
trabajos en carey, repujado en metal y cuero,
ostentándose ntifl riquísima colección de ahnohadones de armazón y trabajos japoneses, magní
ficamente confeccionados. La pintura ocupa
también elevada altura.
Al recorrer la sección de labores en blanco
aparecen, como disputándose el puesto por su
primorosa ejecución, los encajes de \’euecia,
fiUet, bolillo, etc., los bordados, costuras, que.
para los que saben valorarlos, significan mía alta
dosis de constante laboriosidad.
Merece especiales encomios la esmerada confec
ción de trajes, lencería, muestrario etc. de las
alumnas que obtuvieron el diploma de profesoras
de corte y confección, ortogado por la Academia
« Meiidía ».
No faltaba allí encantadora variedad de flores
artificiales, frutas, legumbres, dulces, trabajos
de fantasía, que hacen derroche de sabor artístico.
Y no dejamos de considerar las labores de las
alumnas menores, en las que, cada pmitada, marca
un esfuerzo y vm por\'enir.
Nuestros mejores aplausos y nuestra rendida
admiración coronen esa obra, que mientra.s eleva
a las competentes profesoras, enaltece a la sociedad,
que enriquecerá mañana sus hogares con las
ventajas de la utilidad y las behezas del arte.
LIMA (Perú). — Distribución de premios a los
alumnos del Colegio Saiesiano. — Verificóse este
importante acto escolar el domingo 25 de didemhre del pasado 1921. Ante una selecta cóncurrenda, presidida por el Señor Ministro de
Instrucdón, doctor Oscar Barrós, se dió comienzo
a la fiesta.
Acompañaban al doctor Barrós en la tribiuia de
honor, d Ihno. Mons. Garda Irigoyen, obispo de
Tnijülo, el Exmo. señor Agnoli, Ministro de Italia,
el Exmo. señor Fosalba, Ministro del Uruguay,
Mons. Ortiz Arrieta, obispo decto de Chachapoyas,
Mons. Chiarlo, secretario de la Nundalura Apos
tólica, y el CabaUero Ferrero, Canciller de la
Legación Italiana.
Estaban también presentes mudios mieml)ros
d d Clero secular y r^ular, directores de Colegios,
Hijas de M. A., y las familias de los almunos.
Una vez cantado d Himno Nacional, uno de
los jóvenes alumnos de la secdón de Estudiantes
ofredó la fiesta, dedicándola al Señor l^linístro de
Instrucdón.
En s^uida los alunmos, correctamente unifor
mados y divididos en secdones, ejecutaron
diferentes ejerddos de gimnasia escolar, y evoludoúes militares; tributóles d público muy
nutridos aplausos. La orquesta d d Colegio ejecutó
im repertorio musical escogidísimo.
La predosa zarzuela infantil titulada E l Arte
Musical, de Pedrolini, obtuvo un completo éxito;
en eha se mostraron los pequeños actores bien
posesionados de su papd y bien s^uros dd canto.
— io8 —
Se distribuyeron en seguida los premios a los
alumnos de las tres secciones: estudiantes, arte
sanos y externos.
I/OS premios de excelencia, fueron obsequiados
por el Sr. D. José A. Freundt, y los de italiano,
p(jr el Exmo. señor Ministro de Italia.
Antes de tenninar el acto, el Señor Ministro de
Instrucción agradeció, en nobles frases, la atención
de que había sido objeto dedicándosele la fiesta.
Animó a los alumnos a proseguir con entusiasmo
por el camino del saber y de la honradez, para
que todos, en armónico conjunto, puedan contribuir
más tarde al engrandecimiento verdadero de la
Patria, y, felicitando a los profesores y alumnos
por la benéfica e intensa labor realizada en 1921,
terminó declara:ido clausurado el año escolar en
el Colegio Salesiano.
CAKTAQO (Colombia). — Clausura de labores
en Colegio Salesiano de huérfanos. — K 1 miér
coles 21 de diciembre tuvo lugar una modesta
fiestecita, con que los Salesianos clausuraron el
año escolar en el Colegio. Varias notables personas
y familias de los aliunnos le dieron realce con su
presencia. Se presentó con buena preparación y
mejor gusto, un sainete en dos actos y xma zarzuelita. Los pequeños actores fueron muy aplau
didos. A c: iitinuación se leyeron los premios a los
almimos estudiantes, y cerró el acto mi discursito
del P. Director, el cual, con frases sencillas pero
sentidas y claras, ilustró la verdadera misión del
educador. Sirvióle de tema la siguiente frase de
San Juan Crisóstomo;: « Más artista que el mejor
pintor, y más que el mayor de los escultores, y más
(]ue todos los que a las artes se dedican, es para
mí^ aquél que sabe modelar el alma de los niños:
porque, en efecto, ¿ qué cosa más grande que
modelar los espíritus y sublimar las costmnbres? >
listas palabras del celebérrimo Padre griego son
d retrato del verdadero educador y son también
su programa... Educar no es shuplemente llenar
de conocimientos el cerebro, ni siquiera lo es
henchir de luz la inteligencia. Si el sentimiento
no se acendra, si el carácter no se templa, si la
conciencia no se forma de manera que ella esté
por endma de todas las conveniencias y de todos
los halagos, si el corazón no se eleva y purifica:
en una palabra, si el hombre no se hace hombre,
eso llajiiadlo como queráis, pero eso no es educar...
Tributó sentidos agradecimientos a la Junta
del Hospicio, presidida por el Lie. don Arturo
Volio J.. que con su apoyo valioso e incondicio
nal coopera en la reconstruedón y ampliadóu
del edificio, al sostenimiento de 33 becas de niños
dcsiunparutlüs, cu la dotadóu de maquinaria y aiscres para los talleres y en la inlroducdón de toda
dase de mejoras en el plontd. Manifestó su agra
decimiento a todos los biaihechores particulares
y los animó a continuar y acrecentar su coopera
ción en pro del Colegio. Agregó además que para
d nuevo año escolar se duplic:¿ía el departamento
de los tiüleres en extensión, ensanchando el edificio
hasta ocupar roo varas de largo, en todo confonue a las exigendos liigiénicas; luz, aire, a las
reglas pedagógicas de disdpliua, estética etc..
como también por la parte didáctica, dotando a los
diferentes talleres de maquinaria adecuada y
moderna, contando con los poderosos auxilios
de la Jimta del Hospido.
Se aumoitará con nuevos elementos, bien
preparados, el personal docente, cuyo viaje (dos
mil colones) ya entregó la Jimta Nacional de
Beneficenda. Para d. mayor desarrollo de la
parte técnica se dedicará al aprendizaje de los
oficios a los alumnos que reúnan edad adecuada,
suficientes conocimientos y notoria indinadón
a determinado ofido. Los demás jovendtos que
no reúnan aún las condidones indispensables, for
marán la secdón preparatoria, con local y pro
gramas distintos.
Estos son los propósitos que se espera traducir
en dulce y provechosa realidad en el nuevo curso.
Las labores realizadas por los Rdos. Padres
Salesianos en el Plospicio de Huérfanos de la
ciudad de Cartago, durante el año de 1921, son
altamente meritorias.
Para el curso próximo de 1922, las labores de
ese e.stablecimiento serán mucho más extensas
pues la Jimta Nadonal de Beneficenda dispuso
en una de sus reuniones, dar im auxilios extra
ordinarios a los talleres, y al mismo tiempo
destinó otra suma para aumentar el personal,
que había ingresado ya en dichas Escuelas.
ALEJANDRÍA (Egipto) — El sultáa de Eslpte
y los Salesianos. — E l diario de la colonia ita
liana residente en Alejandría de Egipto « II Messagero Egiziano f> (25-XI-1921) publica una inte
resante rdadón referente a ima detenida visita
que realizó Fund I, Sultán de Egipto a los co
legios de la Obra de Don Bosco en Alejandría.
Acompañaban al Sultán siete ministros, el
gobernador, el jefe de polida de Alejandría y
numerosos personajes de la localidad.
En el colegio salesiano se hallaban numerosos
cooperadores y amigos de la iustitudón, entre los
cuales el cónsul de Italia y varios caballeros de
la corona.
Después de admirar la higiene y disciplina y
el progreso intelectual de los aliunnos estudiantes,
visitaron detenidamente las escudas profesionales,
quedando muy satisfechos por la experieuda
práctica de los pequeños asilados en los distintos
ofidos de aprendizaje.
Su Majestad el Sultán tuvo frases de alabanza
y de satisfaedón por d empeño con que los Padres
Salesianos se dedican a la instrucción de los niños,
fonuándolos hombres honrados y de provecho,
para sí mismos y para el país, y acostumbrándolos
desde pequeños al espíritu de pre\Tsión y de
disdpluia tan necesarios hoy día para la feliddad
de la dase proletaria.
Después tuvo lugar una academia literaria y
una exhibición de ejerddos físicos por el batallón
escolar, quedando muy agradeddo el soberano
por la educadóu integral que redben los alumnos.
Al despedirse rdteró al Padre Director de la
Obra Salesiana su satisfaedón, prometiéndole
proteger siempre una institudón tan benéfica
para el país.
limo. Sr- D- Pedro de Escalante y Prieto,
Caballero del hábito de S. Juan de Jerusalén.
falleció en Santander el día 15 de Octubre de 1921
a los 93 años de edad, despuéfe de recibir los Santos
Sacramentos y la Beuedición Apostólica.
Murió como había vivido, siendo un ferviente
hijo de la Iglesia Católica. Su última visita fué
a Jesús Sacramentado; su último saludo para
las Conferencias de S. Vicente de Paúl de las
que fué presidente durante largos años; su úl
timo ósculo, para el anillo del Sr. Obispo de
la diócesis, quien le visitó en los lilthnos mo
mentos, y para el Crucifijo. Con la muerte de este
anciano caballero ha desaparecido la únicá reliquia
viva y veneranda del Ven. Don Bosco en esta
capital. Siendo secretario de la Embajada Española
lo había conocido en Turín y lo había tratado en
Roma, especialmente durante el cólera del siglo
pasado.
Los salesianos de Santander,- agradecidos á
sus bondades, mientras elevan sus preces al Señor
por el eterno descanso del ilustrae finado, piden
una oración a todos los Cooperadores y dan el
más sentido pésame a su familia.
Doctor D. Manuel Sánchez de Castro.
Catedrático de la Universidad de Sevilla, eiltregó
su ahna a Dios el 9 de Enero de 1922 a los 62 años
de edad, después de recibir los SS. Sacramentos
y la Bendición Apostólica.
Quiso Dios acrisolar sus méritos con una larga
y penosa enfermedad que soportó sin la menor
queja.
Fúé copia cabal de su santo hermano el Sr. Obispo de Santander, de grata memoria.
Su pluma de oro y su palabra de apóstol fueron
consagradas por completo á Dios.
Fué im bienhechor tan insigne de la Obra
Salesiana y un tan grande admirador del Ven.
ilon Bosco, que todo lo que se diga no sería sino
pálido reflejo de la realidad.
Los discursos que pronunció en nuestro colegio
de Utrera hablan muy alto; y el he.ho de que aun
eafemio y próximo a la muerte haya asistido a
los funerales que por el M. Rdo. D. Pablo Albera
* celebraron en Santander, prueba hasta la evi
dencia para quiénes eran sus simpatías.
D. Manuel Canales y Perales*
Acabó su preciosa existencia el 28 de Enero de
1922 a la avanzada edad de 90 años, después de
Kdbir todos los auxilios de la Religión Católica.
A pesar de las preocupaciones y peligros que
L
el comercio, trae consigo fué siempre, esclavo de
su palabra siempre probo, siempre sencillo, y.m o
desto. A estas virtudes añadió la práctica cons
tante de la rehgión. Sin duda que Dios quiso
premiarle en parte, y a en este mimdo sus gran
des virtudes, aumentando considerablemente su
fortuna.
I/>s salesianos de Santander han perdido cu
él a im insigne bienhechor, y Ma. Auxiliadora, do
quien fué tan devoto en vida, le había obtenido de
su divúno Hijo un trono de gloria en el cielo.
A l propio tiempo que acompañamos a su familia
en el dolor que siente por tal pérdida, encomenda
mos su ahna a las oraciones de nuestros lectores.
Don José Luis LanzaEttudisnte Saletiano.
De él puedé hacerse el elogio que el Espíritu
Santo dictó a los antiguos Profetas y que suele
aplicarse a los modelos de la juventud, S. Luis,
S. Estanislao de Kostka, S. Juan Berchmans: * consuinmatus in bre\d, explevit témpora m ulta». Se
agotó en breve tiempo, pero alcanzó la perjección de
largos años de vida s.
Cuando se escriba la vida de este nuevo Santito
Salesiano, se publiquen sus hermosas y copiosíshuas
cartas que lo pintan al natural, todos reconocerán
que al lado de Luis Comollo y de Domingo Savia
bien puede terciar este otro admirable hijo Argen
tino del Ven. Don Bosco, Luisiío Lama, y fonuar
con ellos esa trilogía moderna de Santitos Salesia
nos, que han se ser constantemente la sal, la luz y
la buena levadura evangélica en los Colegios de la
Obra de Don Bosco.
Contaba apenas 7 años, cuando comenzó a fre
cuentar las escuelas elementales en el Colegio
♦ Don Bosco »de San Nicolás; era un niño iiiocaite,
sencillo, inclinado a la piedad, a la oración, gusta
ba sumamente de las funciones de Iglesia, tenía
respeto y veneración por todos los sacerdotes y
por sus maestros; se notaba en él una serenidad
y alegría inalterables; a\m tan pequeño era la ad
miración y el consuelo de los de casa y de los su
periores y amigos de colegio.
A los 9 años no sólo ayudaba misa, sino que tra
taba con especial devoción de rezarla y cantarla
en su casa, delante de im altarcito que se había
hecho. A lodos manifestaba el deseo de dedicarse
a la vida religiosa, y aspiraba a ser sacerdote.
Pero a causa de mi susto, recibido a los 9 años,
se debilitó su físico de tal manera que hubo de sus
pender los estudios, a pesar de que su piedad y las
demás virtudes se manifestasen aun más clara-'
mente.
A los doce años sus aspiraciones, constantemente
manifestadas a sus superiores, eran finalmente
atendidas: se le recibía como Aspirante en Bemal.
Fué admitido en las clases de latinidad por el año
de 1914. y cursó no sólo los cuatro años con grandes
adelantos en los estudios, sino, especialmente, con
admirable progreso en la vida religiosa y eclesiás
tica, hasta recibir el hábito clerical el 29 de enero
de 1917.
— lio —
Ese mismo día se manifestó la grave enfermedad,
q' le, por temor de no ser admitido, había tratado de
reprimir; fué necesario enviarlo a su pueblo natal,
al laclo de sus padres, cerca de su antiguo colegio
y de su Iglesia de María Auxiliadora y frente al
Colegio de las Auxiliadoras donde seis' de sus her
manas habían entrado de Religiosas.
Durante cinco años de enfermedad cardíaca su
vida fué la del Siervo de Dios, Don Andrés BelIrami: vida de dolor, de paciencia y de oración:
vida de piedad, de paz y de retiro; vida de dulces
aspiraciones y de admirables ascensiones hacia la
j)erfcccióu y hacia el Cielo. Nuestro Luisito vivía
en su casa, con sus buenos padres; como en una
ermita y allí disfrutaba de todas las satisfacciones
de la vida religiosa y salesiana, porque su horario
de ejercicios de piedad, de piadosas lecturas y
hasta de estudio, conser\'aba las mismas distribu
ciones de ima casa de noviciado. — Dos cinco años
de este noviciado eran demasiado largos para im
ahna que aspira a unirse íntimamente con su Dios
con la profesión religiosa que efectuó pocas sema
nas antes de morir. Desde entonces, no quiso ya
pasar el día en su casa;’ quería, como solía expre
sarse, pasar la vida en commiidad, en su Casa y
Colegio, en su Iglesia y con los suyos. Le costaba
un sacrificio iimienso, pero el cuerpo y su débil co
razón debía sujetarse a su espíritu heroicamente
enérgico y resuelto. La alegría ínthna por su pro
fesión y por hallarse entre los suyos ocultaban los
estragos de la enfermedad latente... El 26 de no
viembre a las 5 p. m., mientas asistía por la tarde
ol recreo de los niños sufrió im desmayo, o un sín
cope al corazón: fué llevado a la cama, pidió la ben
dición de María Sma. Auxiliadora, recibió la ab
solución y la Extreiuaimción, y expiró su bendita
alma en el beso de Jesiís Crucificado a las 6,30 p. m.
Se ciunplieron sus deseos: voló de la celda reli
giosa ol Cielo; expiró al lado de María Sma!, y en su
santo mes, que cumplía exactamente. Fué asistido
pt)r sus Superiores y Hermanos de religión (acu
diendo también presurosos sus buenos padres y
parientes): murió profeso e Hijo de Don Bosco y
de Don Rúa, habiendo profesado en el día del feliz
tránsito de Don Alberal
A los felices padres de siete hijos de María Auxi
liadora y del Vble. Don Bosco no se les puede da
el pésame en el día que uno de ellos va a juntarse
con sus Patriarcas-. Felices esos padres cristianos¡
¡Más felices aún esos hijos religiosos y saniosl
Don Angel Zaniní»
Había nacido en Carpeneto (Udine-Italia), el 1®,
de octubre de 1S64; por varios años desempeñó
oficios de confianza* en el Hospital de Rivadavia,
bajo la dirección de las RR. Hemianas del Huerto.
H1 19 de octubre de 1890 hizo su ingreso, como her
mano coadjutor, en el Colegio Pía iX , San Carlos,
donde hasta hoy desempeñó iiábihuente el oficio
de portero. Dotado de una memoria felicísima y
admirable, recordaba nombres, personas, hechos
y direcciones, sin peligro de equivocarse. En mu
chos casos se ha manifestado hombre providencial
para San Carlos.
Enfermo desde algún tiempo, se ha venido cousmniendo, hasta entregar serenamente su ahiia a
Criador, después de haber recibido los auxilios de
la Santa Religión y confortado con la presencia v
oraciones de sus Superiores, Hermanos de religión
y de sus parientes.
Oíros Sres. Cooperadores difuntos:
E spaña. En Cuenca fallecieron: el Rdo. Sr.
D. Francisco Escudero; Da. Isabel Recuenco; Da.
Teresa Izquierdo; Da. Adoración Lozano y D. Juan
y Da. Pilar Contreras.
En Almodóvar del Pinar, el Rdo. Sr. Cura pá
rroco del lugar, D. Anastasio Martínez.
En Valdecohnenar de Abajo, Da. Encamación
Arián.
En Villar de Domingo Garda D. Jesús Bonilla;
Da. Marüna Arribas; Da. Casta Martínez; Da. Isabel
Martínez; Da. MaríaLabradory Da. MaríaMartínez.
En Bólliga D. Juan Pío López.
En Fondos D. Domingo Gil y Da. Eustaquia Fiel.
En Cádiz Da. Elvira Pérez; D. Enrique Saavadra;
Da. Dolores Jiménez; Da. Mercedes G. Aguilar de
Pineda.
En Ecija (Sevilla). El Muy Rdo. Sr. Don En
rique Guerra; Muy Rdo. D. Antonio Soria; D. José
Saavedra; D. Enrique Saavedra; D. Enrique El.as;
D. José Fraile; D. Manuel Corral; Da. Elvira
Pérez; Dña. Dolores Jiménez; Dña. Encamación
Parepa.
Argentina. En Btienos Aires; El jovencito
Cóclite Fassi, miembro del Batallón de Explorado
res de Don Bosco.
Colombia. En Cali D; José Cesáreo; Da. Augustina Castillo, Vda. de Fernández.
En Calato D. Manuel Herrera; D. Ramón Mo
reno; D. Jerónimo Cruz; Da. Filida Medina; Da.
Soledad Mera; Da. María Montaño; Da. Petroua
Paliño;
Eu Labateca D. Crisóstomo Villamisar.
En La Unión D. Nicolás Muriel; Da. Concepción
Borja; Da. Justa Nélez; Da. Uvaldina Rico; Da.
Francisca Carolina; Da. Dolores Beltrán y Da. Ro
sario Vélez.
En Tunia Da. Felisa Méndez de Villano.
Nicaragua. En León D. Juan Pineda.
Uruguay. En Ccrrillas Da. Dionisia R. de Ro
blo; D. Angel Bolonia; Da. Josefa S. de Cabrera.
Venezuela. En Caracas Da. Concepción Santana.
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