BS_1921_07

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BS_1921_07
Descripción
Boletín Salesiano. Julio 1921
extracted text
Boletín Salesiano
R E V IS T A DE L A S O B R A S DE DON B O SC O
Año XXXVI -

N. 7.

Julio 1921.

S u m a rlo . — De la a¡fuda que los CooperaJores Salesianos pueden ofrecer a los Sres. Párrocos
— La Obra Salesiana en Polonia — C hina: Noticias del Picariaio Apostólico de Shiu-Kou —
Páginas de oro para la historia de la Obra de Don Basco en China — Hacia la Misión del
Rio Ne^ro (Brasil) — Las Fiestas de María Auxiliadora en esta su Basílica-Santuario de Turin
— Gracias de María Auxiliadora — Antiguos Alumnos: La señal inconfundible — Inauguración
de un nuevo monumento de Domingo Savia — Por el mundo salesiano: Utrera • Comagueji •
París - Marsella • Bernal — Necrología.

CHINA - Una vUlU pastoral.

iS o C I

r > ÍV X >

T O K IIV O

I5 D IT O R A .

— C o rso

R o e íj o o . M a r t e l a o r l t a *

^

— T O R IIV O

J O S U E B O R SI

COLOQUIOS
Traducción Q stellana del Prof. T. José M“ Palomeque y Arroyo, Pbro,
« 5oci'e(á Edilricc internazionale » Corto Regina Margheriia 174 - T O R IN O ,

fiermoso uoluneD eo 16‘’, págioas 248: Pías. 3.75
Los libros de este joven escritor — pocos y breves por desgracia, porque la muerte lo
arrebató en flor — son devorados con avidez por la juventud intelectual italiana y han me­
recido los honores de la traducción a diversas lenguas. Para advertir su especial significado e
importancia de éste es menester decir algo de la vida del autor.
Josué liorsi nació en Liorna (Toscana) el lo de junio de 1888. — Hijo de un padre incré­
dulo y militante en las filas del más rabioso anticlericalismo, Josué recibió una educación casi
Gompletamente pagana. Estudió: siguió sin entusiasmo la carrera de las leyes, porque toda su
pasión eran las letras. En éstas se aventajó mucho y obtuvo precoces y muy señalados triunfos:
se vió agasajado, aplaudido, adulado y hecho el ídolo de los circuios intelectuales y de los
salones: la vanidad se señoreó de su alma y engolfóse en el ambiente frívolo, descreído y
sensual que le rodeaba. Era con todo demasiado sensible y perspicaz para no caer en la cuenta
y arquearse de la falsedad, corrupción y hediondez moral del mundo en que vivía; hacía gala
de rendir culto a la verdad y sinceridad, y su franqueza era temible: y en el fondo de su
alma todavía ardía entre las cenizas alguna chispita de la fe recibida en el bautismo y culti­
vada por su madre en sus primeros años.
La lectura asidua de Dante, su autor favorito; el monumento erigido sobre la tumbare
su iiadre, por los amigotes de éste, inspirado en un naturalismo brutal y lúgubre; la muerte
de una hermana muy querida y sobre todo la de un amable angelito de 5 años, alegría de
la casa, cuya breve vida fué una aspiración y vuelo hacia Dios, todo eso le hizo volver sobre
sí y produjo una honda crisis en su alma, ardiente é impresionable : al fin decidióse a romper
abiertamente con su pasado y convirtióse sinceramente a Dios (1913)Dióse con afán a leer,, meditar y comentar las obras de los grandes pensadores cotólicos;
emprendió una vida fervorosamente cristiana y vertió los nuevos setítiiiiientos de su corazón
ei\ bellísimos escritos..
Cuando Italia entró en la guerra, Borsi creyóse en el deber de sentar plaza y seguir sus
banderas, antes de ser llamado a filas. Cumplió como buen soldado, cristiano y valiente, hasta
q u e'el 10 de noviembre de 1915 cayó mortalmente herido en el asalto de una trinchea junto
al' Isonzo.
Este libro de los Coloquios es como un diario espiritual, de los últimos seis meses de
svt vida. Son los desahogos y efusiones de su corazón, que deplora los extravíos pasados, des­
cubre los defectos presentes, anhela y se agita por un porvenir más puro y-virtu oso, mani­
festando todos estos afectos y opuestos sentimientos a Jesucristo, como a un fiel amigo e íntimo
confidente. Junto a la vehemencia y fogosidad de un corazón enamorado, brilla la luz de una
in.teligencia clara y sutil ingenio, apoyado con las sentencias de la Escritura, de los Santos
Pádres, de los grandes pensadores católicos, que ennaltau y avaloran el escrito. Todo ello
pasado por la pluma del literado de gustó depurado.
La lectura de este libro se aconseja especialmente a la juventud intelectual: puede-.dar
mucha luz a su mente y mucho calor a su corazón. Todas las personas, aún las más frívolas
y mundanas, lo leerán con gusto, pues aparte del arte exquisito con que está escrito, en sus
páginas seatirúa latir y arder uu corazón juvenil con toda la vehemencia rie.u n amor, .puro
y simto.

Año XXXVI -

N. 7.

Julio de 1921.

r ......

BOLETIN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
R e d a c c ió n Y A

d m in is t r a c ió n :

Vía Cottolengo, N. 32 - TURIN (Italia)

De la ayuda que tos Cooperadores Saleslanos
pueden ofrecer a los Sres. Párrocos.
El último Congreso Internacional de Coo­
peradores Salesianos, al inculcar el amplio con­
cepto y vasto programa de acción católica que
Don Bosco señaló a sus Cooperadores, reco­
mendó que dónde y siempre que fuera posible
éstos se pusieran al lado de su propio Párroco,
para ayudarle a Hevar adelante las obras de
celo, sociales, etc. establecidas en la Parroquia.
Y en esto el Congreso no bacía más que decla­
rar y recomendar im deseo de nuestro Vene­
rable Padre.
Entendía él, en efecto, que al modo que su
Obra era una modesta y parcial contribución
a la gran cruzada contra el mal y por el imperio
de la virtud y el reino de Dios, así también
sus Cooperadores fuesen caballeros entregados
a este nobilísimo y sublime ideal.
Un ilustre Prelado, que pudo tener cabal
noticia del espíritu e intenciones que animaban
al Siervo de Dios por haber vivido a su lado
desde niño y formádose en su escuela, ha
escrito acerca de esto un sustancioso artículo,
que queremos dar a conocer a nuestros lectores.
Habla de « /a ayuda que. los Cooperadores han
de prestar a los Párrocos *.
Nuestro Venerable Fundador Don Bosco,
dice, expresó reiteradamente la intención de que
el Cooperador, a más de mostrar particular
interés y socorrer con preferencia las Obras
Salesianas, viniese a ser también y principal­
mente el fiel auxiliar y brazo derecho del párroco.
Este concepto grandioso del Cooperador,
que tiende a utilizar las muchas fuerzas latentes
pero vivas que hay en cada parroquia, es poco
conocido aún y poco apreciado de muchos Coo­
peradores, que por lo común limitan el campo
de la Cooperación Salesiana a socorrer con
limosnas alguna de las muchas Obras de Don
Bosco.
(i; Véase el Boletín de sept.-octobre 1920, p. 243.

Pero mucho más lejos andaban las intenciones
del Venerable Padre. Ellas eran que sus Coo­
peradores por el estilo de los Terciarios de otras
Congregaciones, atendiesen en primer lugar a
su propia santificación y luego a la de los demás,
en el modo y medida que a cada uno le premitiesen su particular estado y condición. Así
y a saboreaba de antemano el hermoso espectá­
culo que ofrecerían delante de Dios y de los
hombres esas' falanges de fervorosos cristianos
y cristianas, agrupados estrechamente en tom o
del Párroco y unidos a él como los brazos al
cuerpo, y trabajando bajo sus órdenes por eí
bien de la parroquia, que de esa santa conjura
reportaría incalculables ventajas.
Persuadirános y moverános a abrazar este
importantísimo cometido la consideración de
los puntos siguientes:
1° Cuanta necesidad tienen los Párrocos
de una tal ayuda.
2° L a posibilidad en que están los Coopera­
dores de prestarla.
I. — Los Párrocos necesitan ser auxiliados, —
Consideremos que el mismo Jesucristo, c»n todo
y ser omnipotente y bastarse muy sobrada­
mente a sí mismo, sin duda para significar la
táctica de la Iglesia en general y la de cada
Parroquia en particular, quiso valerse de la
cooperación de los do<^ Apóstoles, y de los
setentidós Discípulos y aún de la de las pia­
dosas Mujeres, a cada uno de los cuales cortfiaba diversos oficios, según los casos. Ahora
bien, todos ven el cúmulo de cuidados, atenciones
e incumbencias que pesan sobre el Párroco,,
de tan diferente y aun opuesta naturaleza, por
la diversidad de los sexos y estados y otros mil
accidentes; entre las cuales atenciones las hay
modernas, nuevas y no experimentadas aún, ciiyo
desempeño se sale de ló tradicional y ordinário.
Y por decirlo más claramente: debajo de la

— 176 —
responsabilidad del párroco caen los pobres
y los ricos, jóvenes y viejos , hombres y mujeres,
buenos y malos; él debe descubrir y poner co to ,
y remedio a los peligros y escándalos; contra­
rrestar la mala prensa con la buena, oponer
sociedades católicas a las perversas; las escuelas
religiosas a las ateas y sectarias; diversiones
lionestas e inocentes a las inmorales y corrup­
toras. De ahí que necesite periódicos, libros,
asilos, escuelas, teatritos, regalos; deberá pro­
mover el establecimiento de círculos y socie­
dades; Comisiones, Peregrinaciones, Conferen­
cias, instituciones económicas, como la Caja
Rural, Cooperativas de todas clases. Sindi­
catos, etc. Y todas estas cosas debe llevarlas a
cabo el párroco sin descuidar por otro lado nin­
guno- de los deberes gravísimos, que le impone
el oficio pastoral y que son propios del Sagrado
Ministerio: y todo ello, luchando por ventura
a brazo partido y soportando los más rudos
ataques de los feroces adversarios de la fe y de
la virtud que le disputan el terreno palmo a
palmo, con iguales armas, para llevar al pueblo
a su bando. Aun supuesto que el Párroco esté
dotado de una voluntad indomable y de habi­
lidad, talento y de las mejores partes, para
realizar tantas cosas, por fuerza le habrán de
faltar las fuerzas y el tiempo necesarios. ¡Cuán­
tas veces se oye a celosísimos Curas quejarse
con harta razón de la imposibilidad de poner
por obra planes ventajosísimos por hallarse
solos, sin tener a nadie que les sostenga y ayude
con su palabra, hacienda, luces o experiencia,
de suerte que pueden decir con el paralítico
del Kvangelio: ¡Hominem non habeo! ¡Qué de
veces también el pobre párroco deja de hallar
aún entre el sexo devoto el auxilio que la mujer
podría prestarle sin liiengua de ninguna especie!
I^a mujer puede hacer mucho: es más, cosas
hay que sólo ella puede hacer. No la ha criado
Dios para que sea una dije, baratija o juguete
del hombre, sino una verdadera aiixiliadora,
como E va lo fué para Adán: Adjulorium similc
sibi {Gen., 2, i8). Ved, pues’, c6mo urge que
cuantos se precian de hijos buenos y bien na­
cidos, se ofrezcam generosamente al Padre,
que .sucumbe bajo la fatiga.
II. — E l Cooperador puede ayudar al Párroco.
— Sin que jionganios en duda de que nunca
han faltado en nuestras parroquias excelentes
sujetos, que hau prestado muy buenos ser\4 cios
a los señores Curas, con todo creemos que el
axixiliar más apropiado para éstos es el Coo­
perador SaUsiano. según fué concebido y creado
por Don Boscó.
El Cooperador, en efecto, es sujeto de fe
^^vá y piedad ardiente, que mira por tanto con
afición y cariño todas las cosas tocantes a la

religión, el esplendor de las funciones de la
iglesia y todos los intereses espirituales y tem­
porales de la Parroquia a, la cual él ama como
a su propia familia: posee además cierto grado
de ciiltura ascética y religiosa, y a por las plá­
ticas y conferencias que escucha, ya por la lec­
tura del Boletín Salesiano y de otros libros y
publicaciones; lo cual le pone en condiciones de
poder ayudar al Párroco en las' siguientes cosas:
I® Para encargarse los domingos y fiestas
de explicár lá ddclnhá á álgüh grupo de mu­
chachos.
2® Si es una Cooperadora, para dirigir a las
Hijas de María; el Oratorio de niñas; ejercer
una vigilancia maternal en los establecimientos
donde trabajan muchachas.
3° En promover loterías, tómbolas y otras
industrias por el estilo para recoger fondos, con
que proveer a la iglesia de ajuar y ornamentos;
levantar Oratorios Festivos, Asilos de la in­
fancia, Escuelas; contribuir a la celebración de
las fiestas y solemnidades religiosas, etc.
4® En apoyar una buena lista de candidatos
a la administración municipal, de la que de­
penden tantos intereses morales, como son las
Escuelas, la beneficencia, hospitales, etc.
5® En el establecimiento e implantación
de las obras sociales y económicas arriba men­
cionadas y en otras mil empresas que sería
prolijo enumerar.
Es claro que en muchas ocasiones no es po­
sible, prudente ni decoroso que entre en liza o
actúe directamente el Párroco, mientras no
hay inconveniente ninguno en que salga al
campo el Cooperador o la Cooperadora y le
reemplace. Así por ejemplo, no hay inconve­
niente que un seglar trate con una determinada
persona, entre en ciertas casas o en sitios con­
curridos, intervenga a ciertas fiestas y espectá­
culos, etc., donde la presencia del Sacerdote
desentonaría: y allí el seglar bueno y celoso
podrá intervenir oportunamente para impedir
mucho mal y hacer un gran bien. E l pueblo
acepta y echa en buena parte ciertas adverten­
cias, que le son hechas por sus semejantes;
probaría, en cambio empacho, sonrojo y tur­
bamiento, por otra parte muy naturales y excu­
sables, si durante ciertas honestas expansiones
y solaces hubiera de tener delante la grave y
severa figura del párroco, que le embarazaría
de algún modo la libertad de sus actos. A las
veces sucede también que el a\úso del Cura, por
la costumbre de oirle sea de menos eficacia que
si fuera hecho por un seglar, un compañero o
amigo, porque en tales casos el advertido no
toma el a\iso como el desempeño del oficio,
sino que lo estima como un acto de profunda
amistad v encendido celo.

— 177 —

¡Ea, pues, celosos Cooperadores, a los muchos
buenos propósitos que tenéis hechos, añadicj
también este que os pide el \TDle. Padre Don
Bosco, a saber, de -poneros gustosos a las órdenes
de vuestro Párroco, con docilidad filial y sumisión
completa y co-n acendida voluntad, considerán­
doos dichosos de poder poner vuestras mejores
dotes y aptitudes al servicio y para el bien de
\-uestra Parroquia.
Del gran caudillo Judas Macabeo se lee que
con ser él valerosísimo y esforzado, necesitaba
con todo de un buen número de soldados que
le ajTidasen a sustentar las grandes batallas
contra los enemigos de la patria y del templo,
a los que no habría podido ciertamente hacer
frente por sí sólo, y que a un llamamiento suyo
corrieron a alistarse bajo sus banderas todos
sus hermanos y otros mil compatriotas, que ya
habían raÜitado a las órdenes de su padre.
Ningún feligrés deje de ayudar a su pastor:
pero los Cooperadores de un modo particular
ámenle y apóyenle con afecto de hermanos: es
decir: vayan a la cabeza y descuellen entre todos
los demás por su celo diligente, activo e ilumi­
nado, recordando la hermosa sentencia de Don
Bosco: « Nosotros podemos decir qu emediante
nuestros Párrocos estamos unidos a los Obispos;
por los Obispos al Papa y por el Papa a Dios:
seamos, por tanto, dóciles a su voz con la misma
docilidad con que las ovejuelas acuden a la voz
del pastor >.
'
Mons. P. Morganti,
Arzobispo de Ravena.
El diario E l Pueblo de Buenos Aires en su
número del 5 de abril da cuenta de la confe­
rencia anual que tuvieron los señores Coo­
peradores Salesianos de aquella gran ciudad,
con los siguientes términos:
Asamblea de Cooperadores Salesianos. — Era
deseo del apóstol de la niñez, el Vble. Don Bosco,
que las conferencias anuales de los Cooperadores
Salesianos fueran presididas y alentadas por
un prelado; él las vio siempre honradas por un
Obispo o Cardenal.
Anteayer, precisamente, se efectuó en el
templo de San Carlos (Almagro) la asamblea
de Cooperadores Salesianos Argentinos, presi­
didos por Mons. Alberti, obispo auxiliar y vica­
rio general del Arzobispado.
Fué un acto hermoso, muy digno de memoria
duradera.
El Inspector o Superior provincial de la Pía
Sociedad Salesiana, R. P. José Vespignani,
pronunció un discurso-memoria de la acción
salesiana en la Argentina; como trabajo prác­
tico propuso tres medios, muy ordenados a
secundar la obra beneficiosa del pueblo, a saber:

intensificar la enseñanza catequística; dando
auge a los Oratorios festivos; cons^uir de las
personas generosas cien becas de 15 y 25 pesos
mensuales para otros tantos niños pobres y
fomentar y a5rudar las vocaciones religiosas
para el instituto salesiano, como quiera que los
sesenta colegios de Don Bosco, existentes en la
Argentina, tienen escaso personal docente para
el creciente número de niños que a ellos con­
curren.

Su Ex.da Mom . Luís Vsrslglta, VIc. Ap. d s Shiu-Chow.

Invitado Mons. Alberti a hablar, liizo suyos
los saludables proyectos del R. P. Inspector
Salesiano con frase llena de unción y entusiasmo.
E l Padre Vespignani dió después la bendición
papal con indulgencia plenaria; se trata de una
concesión del sumo Ppntífice en favor de los
Cooperadores Salesianos.
Terminó el acto c»n la bendición del Santí­
simo, dada por Mons. Alberti *.
E l diario trae lu ^ o una lista de distingui­
dísimas damas y caballeros, presentes en la
conferencia, y los nombres de los representantes
de los varios centros de Antiguos Alumnos,

— 17»
especialmente invitados a ella, según dijimos
en el Boletin anterior. — « Estos centros, con­
tinúa el diario, fueron objeto de especial ala­
banza por el R. P. Vespignani en su conferencia,
ya porque sus miembros trabajan con admirable ■
celo y constancia en la obra de los Oratorios
festivos, y a porque todos en masa se han incor­
porado a la sociedad de Cooperadores Salesianos;
éstos contarán con jóvenes decididos y entu­
siastas, dispuestos a trabajar en favor de los
niños del pueblo.

A l salir del templo el R. P. Vespignani recibió
un hermoso telegrama de calurosa adhesión de
parte de los Cooperadores Salesianos y ex­
alumnos de la ciudad del Rosario de Santa Fe i.
Nos place consignar este ejemplo, porque
muestra el empeño con que procuran los Ex­
alumnos bonaerenses dar cumplimiento a los
acuerdos del último Congreso Internacional y
a los deseos del Rdmo. Sr. D. Pablo Albera, de
que los Antiguos Alumnos de Don Bosco imán
su acción a la de los Sres. Cooperadores.

La Obra Salesíana en Polonia
Antes de la guerra la Obra Salesiana gozaba
y a de una vitalidad exuberante en aquella parte
de Polonia, llamada Galüzia, que estaba bajo el
dominio de Austria; pero eran harto estrechos
y limitados esos confines para su vigorosa ju ­
ventud, mientras de otras muchos puntos de la
cautiva nación polaca no cesaban de invocarla
y tenderle los brazos, en demanda de socorro.
Desde que un ilustre príncipe de Polonia, áe
la familia Czartoryski vistió la humilde sotana
de Don Bosco, todo un ejército de jóvenes de
esa católica nación corrieron a alistarse bajo la
bandera salesiana: y era natural que anhelasen
extender y hacer partícipe a toda su desgra­
ciada patria de los beneficios de nuestra Obra.
Al fin sonó la hora* tan suspirada. Pone mara\4lla y consuelo ver la prodigiosa difusión que
alcanzó la Obra Salesiana en aquellas regiones,
vn lo que va del comienzo de la guerra hasta hoy.
El Instituto Don Boaco de Oswiecim. — En
el mismo punto que sobrevino el sangriento
choque de las armas, en verano de 1914, quedó
violentemente truncada la laboriosa existencia
de las Casas Salesianas de la Oalitzia polaca.
Aquel curso de 1913-1914, el Instituto Don
Bosco de Oswiecim acababa de tocar la cumbre
de su esplendor y fiorecimiento, por el número
de los akinmos y la actividad generosa de los
profesores; pero desde entonces el temor de
una probable avanzada rusa le tuvo en con­
tinuo sobresalto: y así pasó todavía un año de
penosa y lánguida existencia. Al fin, el corto
número de alumnos que en él quedaban, hubo
de desalojar el edificio por haberlo escogido el
mando austriaco para hos]>ital militar provi­
sional. Traslaááronse aquellos al Colegio Salesiano de Vnicr Waltcrsdorf, junto a \’iena, que­
dando en Osxciecim tan solo el Director, con al­
gunos hermanos. No se esturieron éstos ociosos
y mano sobre mano al quedar solos en el espa­

ciosísimo Colegio, sino que abrieron las puertas
del patio y de los desiertos salones, dando en­
trada franca a los niños y jóvenes de la pobla­
ción, que hallaban allí un lugar recogido para
el estudio y de honesto solaz.
Los temidos batallones rusos por singular
merced de Dios no llegaron ni a Cracovia ni a
Oswiecim, por lo que pasados algunos meses
se pensó en anudar la interrumpida vida del
Colegio, lo que se hizo, aunque no sin vencer
graves dificultades.
Admitiéronse en efecto unos 160 muchachos,
casi todos huérfanos de la guerra, repartidos
en cuatro cursos gimnasiales y cuatro talleresescuelas. Era y a noviembre bien adelantado
cuando comenzó el curso: pero todos se pusieron
al trabajo con la mejor voluntad y se cobró
el tiempo perdido.
¿Y qué no puede la volúntad, cuando de veras
se pone a una empresa? E lla hizo surgir en el
mismo Colegio como por arte de encantamiento
un tcologado hecho y derecho para los hermanos
escolares salesianos. Cierto que se carecía de
muchos de los recursos y comodidades, que es
fuerza tenga cualquier instituto de estudios
superiores, pero el ardoroso entusiasmo de pro­
fesores y alumnos suplió las deficiencias, y
escuela cumplió muy airosa su cometido. Aún
hubo entre esos buenos teólogos quienes toma­
ron generosamente sobre sí la asistencia del
Oratorio Festivo, que se inició con urgencia en
rista del espantoso aumento de los jovencitos
que andaban sueltos y abandonados por la
ciudad. En el Oratorio esos pobres niños, a más
de un sólido y abundante alimento para sus
almas, que es la cultura religiosa y social, ha­
llaban también no pocas veces vestido con que
cubrirse los mal abrigados y tm pedazo de pan
que llevar a la boca los hambrientos.
En esa misma Casa hallaron asilo y tomaron.

— 179 —
por así decirlo, a nueva vida algunos Salesianos
italianos, a quienes sus buenos hermanos polacos
lograron sacar de esos antros de hambre, dolor
y desesperación, que eran los campamentos de
prisioneros de la guerra.
Habíase desvanecido entre tanto todo temor
de una invasión enemiga; pero sobrevino en
cambio la escasez de personal, por haber sido
llamados a filas los muchos Salesianos de esa
Casa, que eran súbditos alemanes. Esto no
obstante aparecía cada vez más apremiante la
necesidad de nuestra misión, y el Colegio de
Oswiecim veía aumentar de día en día el
número de sus niños, que buscaban en él
la necesaria educación... ¡Tiempos verdadera­
mente heroicos fueron aquellos, en que los pocos
hermanos restantes, súbditos rusos y austríacos,
se multiplicaban y desvivían para atender a
todo con una abnegación y sacrificio ádmirables!
¡Loor a los humildes y esforzados campeones,
que con el menguar del número no desmayaron
ni se rindieron a la fatiga, antes, aunque postra­
dos y descaecidos con el mucho trabajo y la
escasa y mala alimentación, se mantuvieron
a pie firme en su puesto hasta el finí
Tal estado de cosas no acabó hasta fines del
año 1918, esto es, hasta que cesó el estruendo
de las armas. En esa época el Instituto de
Oswiecim llegó a asilar de 350 a 400 alumnos. Mas
¿cómo librar del hambre a .tantos pobrecillos?
Ahí estaba el grave problema que traía desve­
lados y cuidadosos a los superiores.
Llegó a tales extremos la penuria el siguiente
año de 1919, que por Navidad fué forzoso
mandar los niños a sus casas por faltar los víveres
de todo punto. Más adelante, merced a los soco­
rros recibidos del Gobierno polaco, tornó a po­
blarse el Colegio de una multitud de jovencitos:
mas en todas esas idas y venidas, ¡cuántos
bienes se malograron, cuántos sudores andu­
vieron perdidos y cuántos daños materiales se
padecieron!
En otras obras pusieron mano nuestros her­
manos. Desde el principio de la guerra corría
a cargo de ellos la asistencia y la cura de fllmg.*;
en el vecino campamento de familias fugitivas
de la zona de guerra, que estaban internadas en
aquel lugar. Ftmdóse allí im Asilo oftálmico para
los pequeñuelos enfermos de la vista, en número
de unos 250, los cuales, distribuidos en escuelas
o talleres apropiados, recibierom una esmerada
educación, que dió preciosos resultados.
Al propio tiempo nuestro Padre Gostylla,
por especial encargo de la Autoridad guberna­
tiva, fimdó y estuvo al frente de una Comisión
de abastos, cuya misión era proveer de víveres
a todo el distrito.
Al presente, es decir, en este curso escolar de

1920-1921, el Instituto «Don Bosco»
Oswie­
cim tiene alojados a 400 alumnos: pero la cues­
tión de los bastimentos preséntase ahora más
grave, difícil y cruda que nunca, y hácese del
todo incomportable a causa del fabuloso enca­
recimiento de la vida. Así y todo, esta Casamadre de los Salesianos de Polonia, es la que
ha padecido menos de todas con el arreciar de
la guerra mundial...
La Casa Salesiana de Cracovia. — Algunos
años antes de la guerra los Salesianos se encar­
garon en Cracovia de la dirección de im A.SÍI0
de Huérfanos, fundado por el príncipe Ale­
jandro Lubomirsld en el histócrico y monumental
palacio solariego de los Reyes Jagelones; pero
en los mismos comienzos del sangriento con­
flicto, estando la ciudad seriamente amenazada
de un asedio e invasión rusos, los huerfanitos
hubieron de abandonar el asilo y dispersarse a
la desbandada. E l corto grupo que en él había
quedado, refugióse primero en la quinta Wola
Justowska, propiedad del Príncipe-Obispo de
la ciudad, que el Concejo nos procuró a trueque
del Colegio, que por estar cerca de la estación,
caía dentro de la zona de operaciones militares;
y de allí a poco trasladóse a nuestro Instituto
de Radna (Camiola), pa^ que está ahora bajo
el dominio de la Jugoslavia. E n esto el Orfa­
notrofio de Cracovia había sido convertido por
los Austriaojs en hospital militar.
Tampoco se estuvieron ociosos los Salesianos
que quedaron en esta ciudad, al tiempo que
sucedían todas estas mudanzas. Después que
entró Italia en la guerra, llegaron a Cracovia
muchísimos heridos italianos; y su hospital fué
puesto bajo el cuidado de los Salesianos. El
joven P. Director, hondamente compadecido
de aquellos desventurados, púsose con un amor
y cariño más que de hermano a suavizar y ha­
cerles más llevadera su triste suerte, prestán­
doles con gran caridad los servicios del minis­
terio sacerdotal e ingeniándose de otras mil
maneras, a hacerles menos duro su cautiverio.
Así por ejemplo, instituyó en medio de ellos
im Centro recreativo, que en más de ima ocasión
dió representaciones delante de la Tnisma ofi­
cialidad austríaca; entretenía a los convalecien­
tes en algunos trabajillos de jardinería; en
suma, no descuidaba recurso alguno que pudiese
iluminar con un rayo de luz o alegrar con una
sonrisa la n ^ r a melancolía de los descorazo­
nados soldados, obligados a una larga conva­
lecencia en tierra enemiga.
‘\ ■
AI advenimiento de la páz, los soldados ita­
lianos tomaron a su patria, y su lugar fué ense­
guida ocultado por otros enfermos del ejército
polaco, los cuales han permanecido en nuestro
Instituto hasta estos últimos meses, en que tras

— i8o — ^
reiteradas instancias el riiando militar' se avino
a desalojarlo^
Aparte de todos esos trabajos, en 1919 nues­
tros hermanos tomaron bajo su cuidado una
parroquia más, en la populosa barriada de
Debniki. No hallaron allí ni igleria mi rectoría,
puesto que la barriada acababa de ser desmem­
brada de otra parroquia. Como no sufría apla­
zamiento la asistencia de aquellas diez mil
almas, las más abandonadas de la ciudad, y las
estrecheces de los tiempos actuales no per­
miten poner manos en costosas construcciones,
pensóse en improvisar una iglesia de madera.
No bien se divulgó el proyecto, fué acogido
con vivo entusiasmo, pues no se veía otra salida
por lo pronto. El municipio cedió el solar por
diez años: y el 5 de diciembre último la flamante
iglesia fué solemnemente bendecida por el
líxcmo. Mons. Adán Sapieha, Obispo y Prín­
cipe de Cracovia. Ha resultado un bello edificio
de 33 m. de largo por i i de ancho y 8 de alto:
y en el centro de la fachada se yergue una
airosa torre, cuya aguja alcanza 25 metros de
altura..... Pero también es verdad que la obra
ha venido a costar todo un caudal, del que
queda todavía un buen piquillo por pagar.....
La Obra Salesiana en PrzemysI. — Todas
nuestras casas de Polonia pasaron grandes tri­
bulaciones por causa de la guerra; pero ninguna
tantas como las de Przemyél y Daszawa.
Antes de la gtierra florecía en Przemyél un
Oratorio Festivo, abierto toda la semana, sede
de varios Círculos de jóvenes obreros. Después
que hubo estallado el conflicto, el gobierno re­
quisó el Colegio para trocarlo en hospital mi­
litar: cerróse por tanto el Oratorio y se inte­
rrumpieron las obras de la iglesia en construc­
ción, cuando estaba a punto de techarse.
Todo el mundo sabe cómo Przemyél, plaza
fuerte de primer orden, cayó desgraciadamente
en manos de las huestes rusas, a despecho de la
más desesperada y heroica resistencia. Tres
meses tan solo dominaron en ella los rusos; pero
fueron bastantes para dejar recuerdos harto
dolorosos en la crónica de aquella pobre Casa.
En efecto, no parece sino que esa gente había
escogido nuestro Colegio como blanco de sus
furores y desahogo de su encono, dándose con
un gozo salvaje a destniir el mueblaje y des­
trozar los aparatos e instalación eléctrica. Al
evacuar la plaza, se llevaron prisionero al Padre
Director, Rdo. Don Valentín Kozak, y lo echa­
ron eii una mazmorra de Leópolis. E l pobre sa­
cerdote, bajo la amenaza de ser pasado por las
anuas, y a se disponía a morir, recomendándose
a nuestra Sma. Madre, la Virgen Auxiliadora:
pero cuando más sin remedio parecía su suerte,
un golpe violento e inesperado \*ino a sah*arle.

Eos Rusos, acosados por un rápidísimo avance
de los Alemanes, que a más andar se les echaban
encima, hubieron de abandonar la ciudad precipitadaniente: y en eX desbarajuste de la huida,
dejáronse olvidadas mil cosas y entre ellas a
nuestro buen Padre Kozak, que, gracias a eso,
pudo tom ar a ver la luz del sol, compareciendo
como un nuevo Lázaro resucitado en medio
de sus hermanos jubilantes.
En junio, pues, de 1915 entraron nuevamente
en Przemyél las tropas imperiales; y las auto­
ridades eclesiásticas, atentas a dulcificar los
tremendos males de la atribulada población,
rogaron ahincadamente a los nuestros que se
tomasen el cuidado y asistencia de los niños
más abandonados: no se hicieron los sordos
nuestros carísimos hermanos a tal requenmiento
y con noble generosidad pusiéronse enseguida a
reorganizar algunas de \2LsEscuelas Profesionales,
con los apuros y estrecheces y falta de todo, que
son de suponer. Pero su abnegado sacrificio fué
fecundo en buenos resultados. Los tallercitos de
zapatería y sastrería, que comenzaron a fun­
cionar a fines de aquel mes, granjeáronse a)
punto las simpatías y el favor del público; y
aún ahora siguen pujantes y florecientes, pro­
porcionando el sustento de hoy y el de mañana
a ochenta rapazuelos aprendices.
Para secundar los vivos deseos del Episco­
pado de la Galitzia, establecióse en ese mismo
Colegio una nueva y singular obra, esto es, una
Escuela de organistas, cuya dirección está en las
hábiles manos del maestro, Pbro. Salesiano,
Rdo. Don Antonio Klond, alumno aprovechado
de la Academia de Música de Ratisbona. Los
cincuenta alumnos organistas, además de U
música y el canto, ejercítanse también en la
contabilidad, en el cultivo de la huerta o de las
abejas, en el oficio de zapatero o de sastre, según
la afición de cada cual, para tener otra profe­
sión de que echar mano, cuando la de organista
no les bastase: con tan sabia providencia se evita
que aumente la turba multa de los sin oficio ni
beneficio, fracasados de la vida, miembros dis­
locados del cuerpo social. Esta modesta aca­
demia musical, goza de tal estima y remembre
que resulta y a en extremo reducido el número
de sus plazas, para los muchos que las solicitan.
Por lo que dejamos dicho se ve cómo este
nuestro instituto de Przemyél, con no estar con­
cluido todaWa, lleva y a rma vida robusta y
verdaderamente salesiana.
Aquellos buenos hermanos, eficazmente apo­
yados por una junta local de Cooperadores, pu­
sieron también manos en una hermosa obra,
que recuerda los tiempos .heroicos de nuestro
Padre Don Bosco. E n no\*iembre de 1917, el
Director P. Wiertellak, halló en la calle a un

— i8 i —
pobre niño, sucio y andrajoso, que se dedicaba
a vender tarjetas ilustradas y periódicos. L lé­
veselo a casa y fué la piedra fundamental de un
Hospicio. Dióle alojamiento, lo lavó y limpió,
le vistió de nuevo de pies a cabeza y le dió de
comer: de allí a poco, a éste primero se juntaron
otros varios pilluelos, jovencitos vagabundos,
huérfanos o abandonados de sus padres; y al cabo
del año el número de esos asilados era de irnos
veinte. Malos andaban los tiempos para obras
de beneficencia, porque aún los más ricos y adi­
nerados pasaban grandes estrecheces; pero la
caridad, la grande, hermosa y sublime caridad
que enardece y dilata los corazones a lo di\’ino,
enterneció las almas, venció los duros egoísmos,
y se vió al pueblo quitarse generosamente el
pan de la boca para dárselo a esos pobres niños,
salvados del abandono y de la vagancia, y
puestos en lugar seguro, donde vivían alegres
y contentos, educados en el temor de Dios y
cobijados por la sombra bienhechora de la Obra
de Don Bosco. Y llegó el socorro providencial.
Hasta de la lejana América enviaron los emi­
grados Polacos sus dorados dólares a los comer­
ciantes de comestibles y ropas; y gracias a ellos
pudieron alimentarse y vestirse primero treinta,
después cuarenta, cincuenta y aún sesenta rapazuelos, de . los cuales algunos, los más chicos,
van a la escuela; 5’- los otros están colocados en
varios talleres, y comercios de la ciudad, y de
este modo, de paso que se labran un porvenir,
críanse honrados y buenos cristianos.
La Obra Salesíana en Daszawa. — Si fueron
duros los trabajos que pasó el Colegio de PrzemyU en el periodo guerrero, mayores y más
dolorosas pruebas afligieron todavía al Instituto
Salesiano de Daszan'a, población situada en los
confines de Polonia y Ucraína, a poca distancia
de Stryi. Antes de la guerra esta Casa estaba
dedicada a la Obra de María Auxiliadora para
el cultivo de vocaciones tardanas, esto es, de
mozos algo adelantados en años, que aspiran
al sacerdocio. Durante el tiempo que la pobla­
ción estuvo en poder de los Rusos, el párroco
Salesiano, P. Bújar, liizo generosos esfuerzos y
trabajó sin descanso por aliviar material y
moralmente la triste suerte de la población (i).
Habiendo sido arrojados de allí los Rusos, los
Alemanes establecieron un hospital militar en
el Colegio; pero en 1916, se logró que lo dejasen
libre de soldados, y se convirtió en un asilo para
huérfanos de la guerra, con otros procedentes
del Orfanotrofio Lubomirski de Craco\da. Pros­
peraba en santa paz el benéfico establecimiento,
cuando estalló la guerra entre Ucraínos y Po­
lacos. Un pelotón de soldados, que se batían en
IM V é a se la b -ev e relación qu e se publicó en el B oU iin
de marzo últim o, p ág. 71.

retirada, hizo irrupción en nuestro Colegio,
saqueó el almacén de abastos de la Caja Rural,
que estaba bajo nuestra dirección, y se llevó el
ganado. En vano se les adWrtió con lágrimas
en los ojos que al llevarse aquellas provisiones,
condenaban a morir de hambre a infelices niños:
de nada sirvieron las lágrimas y súplicas: por
toda respuesta, uno de aquellos desalmados
Ucraínos, apuntó con el revólver al P. Director,
Don Antonio Kotarski e le traspasó el vientre
con ua bala, que fué a cla\’arse en la pared.
Por fortuna la herida, si bien de gravedad, no
fué mortal: pero al hermano coadjutor Pablo
Przybjdak, que se interpuso lieroicamente en
defensa de su Superior, un tiro de bala dum-dum
le destrozó el codo izquierdo; y a consecuencia
del desangramiento e infección que sobrevino,
expiró tras algunas horas de cruel agonía
este buen liijo de Don Bosco, víctima de su
caridad. ¡No bastó todavía este sangriento
Lobeausto para atraer la ansiada paz sobre
aquella Casa infortunada! Un año después del
horroroso asalto, de nuevo cayó sobre ella el
huracán bolchevique. Dos días no más que­
daron los soldados de Lenín en el Colegio: pero
■ bastaron para causarle un daño de más de cua­
trocientos mil marcos.
No acababan de resolverse los Superiores a
abrir nuevamente el Colegio este año: intentóse
al fin, y ahora (justo es decirlo) por la abnega­
ción de aquellos hermanos, tom a a nacer con
vigorosa vida.
El Escoiastícado Salesiano de Radna. — El
horroroso vendaval guerrero* alcanzó también
al plantel de vocaciones y escoiastícado sale­
siano de Radna (Carniola), que, sino quedó des­
truido y arrasado del todo, debióse a una ]>rotección especial del cielo y a Iq diligencia de los
Sui)eriores, que se apresuraron a buscarle un
más abrigado paraje. En efecto, el gravísimo
entorpecimiento de las comunicaciones obligó
en 1916 a aquellos hermanos nuestros a levantar
el vuelo y dar un adiós a la cortés y hospitatalaria ciudad. Después de largas y trabajosas
negociaciones, lograron tomar en arriendo una
casa en Plcszów, en las cercanías de Cracovia.
Dos años después, habiéndoles salido en esta
capital una Casa más cómoda y adaptada, a ella
se trasladaron los hermanos escolares, mientras
que los aspirantes, que habían crecido mucho en
número, hallaron alojamiento en la nueva Casa
de Klecza Dolna.
Ea la aotigua Polooia Rusa. — En medio de
todas estas heroicos trances y trabajos y haza­
ñosas fatigas, fuéronles a nuestros hermanos de
dulce consuelo y alivio las fundaciones que se
'llevaron cabo por este tiempo en la parte de
Polonia, que estuvo anteriormente bajo el do-



l82 —

minio ruso, en las cuales pudieron ver una
prueba de que el Señor bendecía sus obras y
trabajos.
A mediados de 1918 los Salesianos asentaron
el pie por primera vez en la parte del an­
tiguo reino de Polonia, evacuada por los Rusos,
abriendo una Escuela de Artes y Oficios en Kielce,
lugar que está a medio camino de quien va de Cra­
covia a Varsovia. K 1 nuevo establecimiento tiene
las escuelas de carpintería, sastrería y zapatería,
con obra de cuarenta alumnos por junto, que
podrían fácilmente tresdoblarse, si la estrechez
del local por un lado y el continuo encareci­
miento de los materiales de construcción por el
otro, no fueran un obstáculo insuperable para
la admisión de nuevos alumnos.
La misma capital polaca, desde cuando estaba
bajo la dominación de los Zares, había intentado
por todos los medios poner bajo el cuidado de los
Salesianos una parte de su juventud. Quien con
más calor y entusiasmo patrocinaba esta em­
presa era el Arzobispo, Mons. Juan Siemiec,
muerto en la primavera de 1919. Este celosísimo
Prelado había levantado con ese exclusivo fin
un vasto edificio, destinado a ser un internado
con escjielas profesionales y con una iglesia al
lado para comodidad de la populosa barriada
de Poxi'isle, donde estaba emplazado. De mucho
tiempo atrás este santo varón daba trazas y
hacía diligencias para que los hijos de Don
Poseo se encargasen de esta obra piadosa; pero
nunca pudo lograrlo por la oposición de las
leyes, que nos prohibían la entrada en territorio
ruso. Cayeron fiflalmente esas barreras, recobró
la nación polaca su unidad con la independencia,
y entonces tuvieron! feliz remate y cumplimiento
ios generosos esfuerzos del virtuoso Arzobispo
para traer los Salesianos a Varsovia. El nuevo
Instituto Salesiano de esta ciudad se desarrolla
prósperamente, juntando en su grupo de escue­
las primarias y en las cuatro profesionales, a
150 alumnos internos y 350 externos.
El mismo año, a saber, el 12 de agosto de
1919, se inauguró un tercer colegio en Akxandrow, en las inmediaciones de 7 orn«. Tiene los
seis cursos gimnasiales. El bueno y cabal orde­
namiento del instituto y el entusiasmo de los
colegiales son las mejores prendas del espléndido
porvenir que aguarda a la Obra Salesiana en
esa hermosa ciudad. En efecto, ya han ofrecido
a los Salesianos una Escuela de Artes y Oficios,
cuya aceptación ha sido necesario aplazar por
la falta de personal, habiéndose debido además
convertir el colegio en un hospital, durante la
invasión bolchevique que amenazaban anegar la
Polonia entera. Entre tanto las clases se daban
en otros edificios de la ciudad, harto a deshora
por cierto, pero logróse concluir así el año es­

colar. Y a, gracias a Dios, se tornan a tener aque­
llas en las aulas del Colegio: se trabaja y estudia
con fervoroso ahinco y los resultados son muy
consoladores.
Una cuarta fundación se llevó todavía a
cabo en Rózanystok, distrito de Grodno, el año
1919. Los Salesianos se han posesionado de un
vasto edificio, anejo a un renombrado Santuario
de la Virgen. En enero de 1920 se dió comienzo
a la obra abriendo una clase con 50 muchachos:
mas poco después se asomaron por allí las ban­
das bolcheviques, a quienes nuestra Casa se
les antojaba sin duda un Potosí. Diéronse a
registrarla de un cabo al otro hasta el último
escondrijo: y al fin, todo su botín se redujo a
algún modesto reloj de bolsillo, unas navajitas,
y cuatro mil marcos, que la pobre gente había
depositado en manos del Padre Director. La desa­
gradable visita no tuvo más consecuenias; a ello
debió contribuir la actitud de la población en­
tera, que día y noche hacía espontáneamente
la guardia al instituto para que «que no se les
tocase al pelo de la ropa a los hijos de Don
Bosco». En volviendo la comarca a su habitual
estado de paz y sosiego, nuestro colegio anudó
su marcha y hoy se trabaja allí denodadamente.
En una palabra; la Obra Salesiana de Polonia,
desplegando una acción eminentemente cul­
tural y civilizadora, mediante las escuelas
profesionales, granjas agrícolas y colegios de
enseñanza secundaria, ha podido recoger, aún
entre las privaciones, dolores y sobresaltos de
los últimos siete años pasados, copipsos y muy
consoladores frutos. Confiando en el auxilio
divino espera recoger muchos más en lo veni­
dero. En efecto, no pasa día sin que lleguen al
P. Inspector, Don Pedro Tirone, de parte de
las más elevadas autoridades eclesiásticas, palpa­
bles y seductoras proposiciones para nuevas
fundaciones... Pero ¿cómo contentarlas?
En primer lugar escasean los brazos. — Haga
el Señor por intercesión de María Auxiliadora,
que se levanten muchas y buenas vocaciones;
sostenga en su vigor y lozanía y dé perseve­
rancia a las que ya florecen según el espíritu
de Don Bosco, para que en estos momentos
históricos para Polonia, cumplan debidamente
su deber.
En segundo lugar faltan ios recursos... — Se
trabaja abnegadamente y sin reparar en sacri­
ficios; pero hay extremada escasez de vituallas,
tanto para los huérfanos y niños asilados como
para los Salesianos que los cuidan. No nos sa­
limos un punto de la verdad, al decir que: ¡los
SaUsianos de Polonia y
alumnos padecen
hambre!
¡Amados Cooperadores, no los olvidéis en
\mestras oraciones y en vuestras limosnas!

DE JNÍUESTRAS M ISIO NES

CHINA
Noticias del Vicariato Apcstúlico de Shin-Koii,
tomsdas de varias cartas de lo s M isioneros.

Han llegado al Rdmo. Sr. Rector Mayor
algunas cartas particulares de los misioneros
destacados en los diversos distritos del dilatado
Vicariato de Shin-Kuang.
Como sabemos el vivísimo interés con que
reciben los lectores del Boletín todas las noticias
tocantes a las misiones, entresacamos de dichas
cartas las mas importantes. De ellas unas son
buenas y consoladoras y otras tristes y aflic­
tivas. Aquellas nacientes y fervorosas cristian­
dades pasan ahora grandes trabajos y tribula­
ciones: y el misionero, cuyo ministerio es todo de
amor 5’ caridad, padece junto con sus ovejuelas
y participa de todas las penas y trabajos que
las afligen: confórtale con todo en medio de
los suyos, ver el fervor y constancia de esos
nuevos cristianos y la abundancia de gracias
que el Señor derrama sobre ellos.
Luchas civiles - L a ciudadela de refugio - N o hay
mal que por bien no venga.

Un manantial copiosísimo de malestar y
miserias son las luchas intestinas, que de algunos
años a esta parte, traen perturbado y revuelto
el inmenso imperio chino. Este se halla dividido
en bandos políticos, y ensangrentado por an­
tagonismos territoriales. No hace mucho hu­
bimos de tocar las luchas entre Sudisias y Ñor)
distas que por varios meses tuvieron a mal traer
a nuestra Misión. Consecuencia de aquellas son
los conflictos que posteriormente sobrevinieron
por los que unas provincias se levantaron en
armas contra otras.
No hay duda que la provincia de Cantón
{K-.(ang‘ Tung) es la más revuelta y castigada
por tales luchas. Ultimamente los Cantoneses
venieron a las manos con sus vecinos del nor­
oeste los dei Kivang-Si, y teatro de sus escar^ u zas, reyertas, batallas sangrientas e ine­
vitables represalias, que dejan en pos de sí
tristes y dolorosas huellas, fué la r ^ ó n de
nuestro Vicariato.

Aquellos pacíficos moradores veían arrasados
sus campos, quemadas sus casas, puestas en
continuo peligro sus vidas y haciendas, siendo
vejados en fin de mil maneras, ora por el uno,
ora por el otro de los bandos contendientes, que
no guardaban mesura ni consideración alguna.
Pero este cúmulo de calamidades v miserias
sirvió providencialmente de enaltecer a los ojos
de aquellas sencillas y atribuladas gentes el
poder y autoridad de nuestros misioneros y
por consiguiente de la doctrina y religión que
predicaban: porque las tropas chinas tanto del
uno como del otro bando ponían gran cuidado
en no causar el menor daño, ofensa o agravio
a las cosas y casas de los Europeos, por la
cuenta que les tiene; y esto hacía, que no sólo
los cristianos, mas también los gentiles acudie­
sen en tropel a guarecerse a la sombra de la
misión, bajo la egida protectora de los pabello­
nes europeos que sobre ella ondeaban.
« Durante el conflicto armado entre los de
Kwang-Si y los de Cantón, escribe el P. Vicente
Barberis, nuestras residencias de Pak-Heong
y de Tong-Heong dieron asilo y refugio no sólo
a nuestros cristianos, sino también a muchas
familias paganas.
En los horrores y espanto de aquellos días
los pobrecillos labriegos corrieron a ponerse
bajo la protección de la Iglesia Católica; y así
se vió a muchos, que antes se habían percatado
siquiera de la presencia del misionero, acudir
ahora a poner en nuestras manos con absoluta
confianza cuanto tenían en este mundo de más
querido y precioso.
No había aposento, paradizo ni rincón de
nuestra casa que no estuviese ocupado por esas
desgraciadas gentes con sus baúles y míseros
hatos de ropa. En nosotros tenían puestos sus
ojos angustiados, considerándonos como su
tabla de salvación. Era de ver la ansiedad y
desasosi^o que mostraban cada vez que debía­
mos salir de casa, aunque no fuera sino por
breves momentos. Nos recomendaban y supli­
caban con lágrimas que no nos alejásemos
mucho , que volviésemos presto, no faltando
quien, por no quedar solos, tratase de acompa­
ñamos ».

— 184 —
Y tales temores no eran desgraciadamente
vanos ni sin fundamento..... Iva ciudad de LokChong fué varias veces sucesivamente tomada
y perdida por los de los dos partidos; y una de
ellas los Cantonianos pegaron fuego a varias
casas, declarándose un horroroso incendio que
redujo a pavesas y escombros más de la tercera
parte de la ciudad. Ardieron los edificios con
cuanto había en ellos: las pérdidas fueron in­
calculables porque las llamas se cebaron en los
princiiJales negocios de la población, que era
uno de las jdazas de mayor tráfico de esta
región, por hallarse a las puertas del Hu-Nan.
lil 5 de noviembre abandonaron los Kiangsineses precipitadamente Lok-Cheong, que quedó
a merced de una pandilla de merodeadores, que
se dieron a arrebatar por la fuerza a los atribu­
lados habitantes, lo poco que habían logrado
salvar del incendio y saqueos anteriores.
Uno de los misioneros refiere que habiéndose
ausentado accidentalmente el mandarín legí­
timo, usurpó el cargo un perillán de tomo y
lomo que, despachándose por mandarín inte­
rino, comenzó por enviar sus cuadrilleros a los
pocos comercios que hablan quedado con vida
para sacar con la violencia, donde no hallasen
dinero, los géneros que pudiesen. Mas no bien
oliscó la vuelta del mandarín auténtico, puso
pies en polvorosa el barbián, llevándose consigo
el fruto de sus rapiñas.
Muy de lamentar son todos esos desórdenes
y calamidades públicas, que han repercutido
dolorosamente en nuestra Misión: pero tam­
bién es muy de admirar en ellos la sapientísima
providencia divina, que sacó grandes bienes de
los mayores males: pues esas desgracias han
sido parte para que se acostara la distancia
y se arrimasen a la Iglesia Católica muche­
dumbres de gente que no la conocían sino por
fama y que, conociéndola de cerca y tal como
es, se disipasen perjuicios, se deshiciesen hielos
y se le otorgase el aprecio y estima que se merece.
Por nue.stra parte, concluye el P. Barberis,
no dejamos de sembrar un buen pensamiento,
siempre que la ocasión se ofrece. Haga el Señor
que no sean vanos y sin fruto nuestros esfuerzos;
que germine y arraigue la santa semilla que
arrojamos en el sua'o: y cpic los aplausos y lison­
jeras aprobaciones que recibimos de estas gentes
no se reduzcan a palabras hueras que lleva el
viento, sino que sean expresión de íntimas con­
vicciones y precursoras de la fe sobrenatural,
que regenera las almas.

Ktenfos de fronda - M uerte heroica de un cristiano
- ¿7 crisol de la fe - O tras tribulaciones,
. Algunas de es;\s cristiandades, que acaban
de nacer con los más felices pronósticos, ya

ha comenzado el Señor a acrisolarlas con diirísimas pruebas para separar la escoria y dejar
más puro y aquilatado el fino metal. La Misión
Salesiana de Shiu-Kow ha recibido el primer
bautismo de sangre. Si un cristiano, que por
no renunciar su santa ley desprecia las amenazas
y arrostra serenamente la muerte, merece lla­
marse confesor de la fe, bien podemos decir con
santa ufanía de que nuestro Vicariato de la
China tiene y a su primer mártir en el cielo.
Tal da a entender la siguiente carta, que
con fecha del 24 de noviembre 1920 escribe el
misionero P. José Cuchiara al Rdmo. D. Pablo
Albera desde la población de Tung-Pi, Dice así
el citado Misionero:
No bien llegué a Liou-Kow, lugar de mi resi­
dencia, tuve noticias de que en las partes de
Tung-Pi los cristianos eran blanco de graves
atropellos, o por mejor decir, de una verdadera
persecución por parte de las bandas de piratas,
que por allí merodean. Al punto me puse en
camino (era esto el 8 de octubre) en compañía
de dos cargadores cristianos y de los catequistas,
que habían ido a avisarme.
Detuvímonos en el lugar de A-lhi-rong, donde
un mes antes había acaecido un suceso que
causó honda impresión en todos estos cristianos
y desconcertó a no pocos catecúmenos.
Los continuos avances y conquistas de nuestra
religión y el aumento de los adoradorés del
verdadero Dios en estas comarcas, daban mala
espina a las partidas de bandoleros que las
asuelan y saquean a sus anchas, por lo que
concibieron el diabólico propósito de ponerle
coto, poniendo en apretura a los cristianos y
sembrando el terror entre los neófitos y catecú­
menos. Para poner por obra sus infernales trazas,
ofrecióles inmejorable coyuntura la marcha de los
pocos soldados que guarnecían la región, que
fueron llamados a Cantón para inter\-enir en
la lucha de los partidos que se contendían
el poder. Los lugares elegidos por los piratas
para sus infames proezas fueron A-liu-img y
Si-ho.
lU 6 de setiembre, al tiempo que los misione­
ros estábamos reunidos en Macan para comenzar
los ejercicios espirituales, presentóse un hombre
a eso de las ocho de la noche a la puerta de nuestra
casa de A-liu-iong. donde a la sazón se halla­
ban reunidos los cristianos para el rezo cu
común de las oraciones y pidió hablar con el
jefe de la comunidad. Nada hacía sospechar
que bajo, el sayo de un hombre llano y sencillo
se escondiese un lobo raj^az y traidor. Nuestro
hombre salió a la calle y trabó no sé qué plática
con su buscador, quien a la chita callando le
llevó hacia la entrada del pueblo, donde esta­
ban apostados y en ancho otros diez baudidos.

-

i8s -

Luego que estuvieron allí, rodeáronle, echóse
delante el cabecilla de ellos y le dijo;
— No temas: no te tocaremos a un pelo de
la ropa: sólo queremos que renuncies a adorar
a Dios y 'abraces nuestra profesión, entrando
en la cuadrilla.
No es para decir cuán largos pondría los ojos
el pobrecÜlo ante una tan brutal e inesperada
propuesta: rehízose con todo, y armándose de
un valor, superior a sus mismas fuerzas, res­
pondió con voz alta y segura;
— ¡Eso no lo haré yo nunca! Quiero perma­
necer siempre fiel a Dios y a su ley; y ésta me
veda hacer el bandolero!
No tuvo tiempo de decir más que estas pa­
labras (oídas por un catecúnreno, que por dicha
se hallaba entonces a la puerta de su casa);
porque en el mismo punto uno de aquellos des­
almados le apuntó con el fusil 5' le disparó un
tiro a quemarropa.
Cayó el mártir al sudo y allí expiró media
hora después, con el nombre de Dios en los
labios.
He visitado su tumba y mejor que rogar por
él, le he invocado como santo.
Amadísimo Padre: si es verdad que la sangre
de los mártires es senmilla de cristianos, bien
podemos esperar un acrecentamiento grande
de la \úda cristiana de estos países.
La muerte heroica de nuestro Shin-shanyong no fué sino un coronamiento de una vida
santa.
Brillaba nuestro hombre por su instrucción
y fervorosa piedad entre los demás cristianos
de A-liu-tong; por lo que la última vez que pasó
por aUí nuestro Vicario Apostólico, Mons. Versiglia, puso en él los ojos para el cargo de cate­
quista: pero él estimándose indigno de tal honor
lo declinó humildemente e indicó para él a otro,
Tchin-lzu-yen, que al presente lo desempeña.
Con todo, el santo celo que inflamaba su co­
razón le hada predicar de continuo, sin res­
petos humanos y delante de quienquiera, en
casa y en la calle, las verdades de nuestra santa
religión: tan viva y ardiente era su fe. Si por
ventura se encontraba con el Padre Misionero,
arrodillábase delante de él, aunque fuera mitad
de la calle, se santiguaba devotamente y le
pedía la bendición. 5a°^ás probaba bocado ni
bebida sin que se hubiese santiguado antes.
Adelantábase a todos en ofrecerse al Misionero
para acompañarle o llevarle las valijas. Muy
grande merced le ha hecho el Señor concedién­
dole la corona del martirio: pero es justo reco­
nocer que se había preparado dignamente a
rila con tina \*ida ejemplar y santa.
Lleguéme a visitar a la pobre \úuda para
consolarla: y bien lo necesitaba la cuitada:

mientras me ofrecía el te, estaba deshecha -'ii
llanto. De paso procuré animar e infundir
alientos en no pocos cristianos y catecúmenos,
que desde el sangriento suceso andaban atemo­
rizados y muy alicaídos, y con harto motivo,
pues que pesa sobre ellos la amenaza de los
feroces verdugos de que igual suerte le aguarda
a quienquiera siga adorando al verdadero Dios.
Tráeles esto desasosegados y en continua ten­
tación de apostatar.
Y a se han tenido que lam entar algunas caí­
das: pero, por la misericordia de Dios, muchos
más han sido aquellos cuya fe con el arreciar
dei venabal se ha afianzado, y robustecido y
ahondado las raíces.

Cuatro de estos últimos vinieron el domingo
pasado a Tung-pi a practicar sus devociones,
y me atestiguaron su profundo amor e incon­
dicional adhesión a la Iglesia Católica y que en
sus casas se rezaría como siempre y en voz alta.
Como se ve, no faltan lenitivos y consuelos en
medio de este áspero batallar y padecer. Creo
que convendrá tomar en arriendo una casa en
A-liu-tong.
También los cristianos de Si-ho han pasado
sus penas y tabajos, aimque de distinto linaje.
En dicho pueblo vi\-ía un tal Ma-Kiau, mozo
desalmado, sin familia, \icioso y jugador, y
dueño de una pistola. Este haragán tragaldabas,
puso los ojos en una joven cristiana, recién
desposada, y perseguíala poniendo anchanzas
a su virtud, sin dejarla a sol ni a sombra. Mas
como la plaza resistía a todos los asaltos y no
se le rendía, buscó la amistad y alianza de una
pandilla de piratas de Ngo-Cou, y juntos tra­
zaron un golpe de mano para robar a aquélla y
a otras dos esposas cristiana.s. Kn efecto, un
día a la luz del sol, comparecen los malvados
en Si-ho, se apoderan de las tres pobres mujeres
y llévanselas, mal de su grado, junto con tres
búfalos. Nadie osó alzar la voz ni decir esta
boca es mía. Menester es conocer los menguados
brios de estas gentes, para entenderlo; pero
ello es así: un solo fusil que se les ponga delante,
todos, aunque sean mil, caen boca abajo y
quedan sin resuello.
Tres semanas después las tres esposas pu­
dieron volver a sus casas, después de haber
pagado el rescate en 94 dólares; y tan satis­
fechos debieron quedar los bandidos de su in­
fame empresa y negocio, que en estos días la
más joven de las tres está nuevamente amena­
zada. E l pirata decía que estaba resuelto a reco­
brarla aún a trueque de pagar doscientos dó­
lares por ella.
Y en efecto, no ha dos días que esos diablos
se presentaron de nuevo en Si-ho para llevarse
a la muchacha: y como no la hallaron aguar-

— i8 6 —

dando su visita, han amenazado pegar fuego
a la casa y matar al marido si en el término de
ocho días no se pone en sus manos la mujer.
I^a familia ha venido a exponerme el caso
muy temerosos y apesadumbrados. He procu­
rado infundirles ánimos, que mucho lo necesi­
taban: y hemos puesto el asunto en las manos
del Señor.
Una buena nina, llamada Shang-a-tzo, na­
tural de Van-Cuing, a quien bautizó Mons. Versiglia poniéndole el hermoso nombre de María,
y que vive ahora aquí en Tung-pi en casa de su
tía, se pasa el día casi entero en la humilde
iglesita, rezando arrodilladita y con las manos
juntas ante el sagrario devotamente compuesta
y recogida que parece un ángel.
lista manana ha venido a hacerme una visita:
díjome que aspira llegar a ser catequista para
enseñar la doctrina a las demás niñas y al fin,
refiriéndose a las tribulaciones que afligen a
estas cristiandades, ha dicho:
— ¡lU Señor, sí, el Señor escuchará nuestras
oraciones! ¡Cuánta fe en una chiquilla de diez
años!
Por lo pronto he hecho escribir a los señores
piratas, que los cristianos están puestos bajo
la protección de Dios y del Misionero: que pues
no hacen mal a nadie tienen derecho a ser
respetados y que nadie se meta con ellos; que
es muy poderoso su Dios y no deja sin duro
castigo a los que les dañan o perjudican: que
se guarden por tanto de molestarles en adelante.
l'.n Dios tenemos puesta toda nuestra espe­
ranza: pero por lo que pudiera llover, hemos
traído y alojado aquí en Tung-pi a todas las
mujeres y niños de Si-ho.
V a he indicado más arriba que estos tristes
acontecimientos han sido parte para que se
enfriase el fervor de algunos cristianos y se nos
volvieran la espalda no pocos catecúmenos.
ICs la prueba del crisol, donde se eliminan y
descartan las e.scorias de la insinceridad y se
acendra y aquilata el oro puro de la verdadera
virtud: y ello en fin ha sido para mayor bien,
porque se ha robustecido la fe y avivado el
fervor de todas estas cristiandades. Cada do­
mingo aquí en Tung-pi se llena la capilla de
borde a borde de suerte que siempre han de
quedarse algunos de puertas a fuera; en tales
días las confesiones y comuniones tocan en la
cincuentena y algunas hay ya diarias.
He bautizado a cinco criaturas de familias
cristianas, a una vieja in (iriicuh mortis y a un
viejo de 76 años, llamado Vong^M-zin, natural
de Kofi-jha. Kncantaban la fe de este vejete y
sus ardientes deseos de que se le borrasen los
jx:cados por el santo bautismo. Tómele el pulso
eu punto a diKtrina y hallé que se la sabía al

dedillo: es muy dentro en decifrar los garra­
patos chinos. Llegado el día de cristianarse.
\nstióse su más solemne y pomposo traje,*
aunque algo trasnochado, y aderezóse la clá­
sica coleta, que traía muy trenzada y lustrosa.
Al hacerle la pregunta ritual, cómo quería que
le llamasen, respondió;
— ¡Quiero el nombre del Papa!
Estuve también en Ka-to-li, donde hay obra
de veinte catecúmenos, los que puse en las
manos del catequista Tchiu, para que les adoc­
trine todas las noches. A otro pueblo he enviado
a las Hu-neou (jóvenes cristianos que profesan
vida de castidad y auxilian al misionero en la
catcquesis) para que instruyan en la fe a una
veintena de mujeres. Híceles una visita: las
pobres muchachas cumplen con mucha volun­
tad y empeño su oficio, pero cuéstales mucho
trabajo darse a entender........ ».
Escenas edificantes - A m or a la doctrina - Hala­
güeñas esperanzas.

Otro misionero, el P. Esteban Bosio, escribe
desde Kam-Kong describiendo las escenas de
edificantísimo fervor, que tuvo lugar de pre­
senciar en un viaje efectuado por varios pueblos
de su jurisdicción.
« El 3 de noviembre, dice, llegué a Sa-lionthen y fui hospedado por uua familia de fervo­
rosos cristianos. Habiéndose esparcido la voz
de mi visita, acudieron a recibirme los cris­
tianos y catecúmenos de varios pueblos comar­
canos. Mostrábanse gozosísimos de poder sa­
ludar al Misionero lo que es una señal clara de
la sinceridad y viveza de su fe.
Cambiados los primeros saludos, un buen
grupo de catecúmenos comenzaron a estudiar
juntos y en coro la doctrina, bajo la dirección
de los catequistas y ayudados de los cristianos,
que voceaban junto con ellos. Era un espectá­
culo al mismo tiempo pintoresco y conmovedor.
De mi confieso que al escuchar aquel coro de
robustas y enérgicas voces varoniles, que can­
taban las verdades de nuestra santa fe, me sentí
hondamente enternecido e impulsado a dar
gracias a Dios por ser yo el llamado a recoger
los frutos que el santo celo de mi predecesor
había sembrado con tanto acierto. Sí: el espí­
ritu del santo y experimentado misionero, que
fué el P. Olive, alienta todavía por estos lugares,
los guarda como un ángel tutelar y los hace
producir copiosos y sazonados frutos de sal­
vación.
Cuando mis buenos escolares enronquecieron
a fuerza de vocear, pidiéronme que les tomase
la lección uno por uno para dar muestras del
adelanto hecho en el importante estudio du­
rante los días anteriores. Pregúnteles, en efecto,

-

187 -

con resultados bastante satisfactorios, aunque
a menudo echaba de ver que no habían acabado
de entender lo estudiado, por no tener quien
día por día les dé una explicación puesta al
alcance de sus nudas inteligencias.
Por la noche aumentó notablemente el nú­
mero de los fervorosos estudiantes; entre los
cuales se presentaron varios paganos, que pi­
dieron ser alistados entre los catecúmenos y que
se les proveyese del catecismo y librito de ora­
ciones, asegurando estar dispuestos a dar un
puntapié a sus ídolos y supersticiones y con­
vertirse al verdadero Dios.
A la mañana celebré la misa a la presencia
de gentiles, catecúmenosy-y cristianos, que co­
mulgaron todos; enseguida visité a los catecú­
menos en sus casas, en cada una de las cuales
se hacía un barrido general de idolillos y obje­
tos supersticiosos. En este trabajo hube de
probar muy hondas emociones; parecíame que
revivían los tiempos apostólicos.
Tales espectáculos de viva fe y fervorosa
piedad se repitieron en los otros nueve pueblos
que sucesivamente recorrí. Es muy de notar
que varios cristianos de los más antiguos se­
guían al misionero en estos viajes para acom­
pañarse con él, ayudarle y sobre todo para
tener la dicha de comulgar cada día.
Trentisiete son las familias que he visitado
en este viaje: en todas ellas no se contaban por
junto más de una treintena de cristianos y i6o
entre catecúmenos y aspirantes. Dejéles con­
solados con la promesa de tom ar presto a verles,
y algunos quedaron felices como unas pascuas
por haber sido aprobados en la doctrina y admi­
tidos por ende al bautismo por las belas fiestas
de Navidad.
Epílogo.

Todas las anteriores noticias provienen de
diversos puntos del Vicariato Apostólico de
Shíu-Kwan. De la Misión de Heong-Shan, terri­
torio confiado a nuestros misioneros por el
Sr. Obispo de Macau, en el que se trabaja mucho
ha, envía también buenas noticias el P. Bocassino. El país está pasando un mal rato a causa
de la crisis económica, y como en casa do no
hay harina todo es mohína, a la miseria general
se juntan allí grandes desórdenes, atropellos,
y piraterías, que tienen a todos los habitantes
en \nlo. La única casa que vive tranquila y
respetada es la de la Misión Caiólica, y no hay
que decir cuánto redunda ello en ventaja de la
buena y santa causa, de la gloria de Dios y bien
de las almas.
Nuestros amigos se alegrarán seguramente
de todas esas buenas noticias: ningún buen
cristiano puede ser indiferente a los triunfos

de la causa de Dios y al bien de las almas. Pero
no nos contentemos con admirar el trabajo,
fatigas y sacrificios de los misioneros, mas
unámonos a ellos, pongámonos a su lado, ayu­
démosles con nuestras oraciones pidiendo al
buen Dios h ^ a fructificar sus sudores; y dé­
mosles el apoyo que necesitan.
Para sustentar esas grandes empresas se
requieren cuantiosas sumas de dinero. Los
viajes y mantenimiento de los misioneros; el
guamecimiento de las iglesias, de los ornamentos
y ajuar necesario para el culto; el levantar o
poner casa en diversas poblaciones, etc., ab­
sorben grandes caudales. Además, si los misio­
neros disponen de recursos, medicinas etc. con
que poder aliviar a los desgraciados, que siempre
abundan, tienen un medio poderoso de conquisquista: remediando las necesidades y males
de los cuerpos, es el camino más llano, seguro y
expedito para rendir y señorear las almas.
¡No lo olviden nuetros Cooperadores!

Páginas de oro

para la bistorla de la Obra de Don Basto en [bina.
{De una relación del Phro. Dr. D. Santos Garelli).
I,
Coasagración Episcopal de Moas. Luís Versígifa.
« Nueve de Enero dd 1921 en Cantón. » —
Esta fecha quedará grabada con caracteres tan
duraderos como la eternidad en los fastos de la
Pía Sociedad Salesiana y de un modo particu­
lar en los del modesto sector de la Obra de Don
Bosco, que opera en China.
Bajo las elegantes ojivas de la bellísima cate­
dral gótica, erigida no ha muchos años en
Cantón con el oro de la piedad francesa y entre
solemnísimos ritos recibió la plenitud del sacer­
docio un Misionero Salesiano: acontecimiento
memorable, no tanto por la importancia del hecho
en sí mismo considerado, como por los lazos de
cordial y efusiva amistad con que se vieron uni­
dos en tal ocasión Instituciones, ciudades, hom­
bres y cosas: unión de los espíritus en la caridad
cristiana, consagrada al propio tiempo desde
lo alto.
Hace pocos años la vasta finca, donde se halla
instalada la Misión Francesa de Cantón, con
sus cómodos edificios, sus extensos y bien cui­
dados parques, se os autojaba como un rinconcito de ci¿o , sobre todo después de atravesar
las estrechas, sucias y mal olientes callejuelas
de la ciudad, por las que se desborda de continuo
un torrente humano: contemplando las enhiestas
agujas de la catedral y respirando el aire puro

— i8 8 —

y perfuñiado del jardín, os creíais por un mo­
mento trasportados a vuestra tierra natal;
y entonces sobre todo, contraponiendo aquel
desorden, suciedad y baraúnda de fuera, con el
orden, jjulcritud y belleza que remaba allí dentro,
echábais de ver la diferencia y contraste grande
que media, aún en lo humano, entre la hirmilde
Cruz de Cristo y el arrogante y pretencioso Có­
digo de Confucio. Ahora el inquieto y revo­
lucionario pueblo de Cantón va abriéndose a
las nuevas ideas y transformándose profunda­
mente a impulsos de la civilización europea,
que en su esencia es civilización cristiana.
Manse derribado las antiguas murallas, cuyo
puesto ocupan ahora espléndidos paseos de cir­
cunvalación; se ha cruzado el casco de la ciudad
con anchas calles en todas las direcciones; en
suma, al cabo de un año la inmensa metrópoli de
la China meridional ha cambiado de faz por com­
pleto. Ahora llégase a la Catedral Católica a
través de bellas y espaciosas calles, dignas de
cualquiera capital europea, cuyos flancos van
poblándose de soberbios edificios.
« China renace a una nueva y misteriosa
vida í. Tal es la impresión que se recibe al
cruzar aquellas anchas avenidas en construc­
ción. « Parece llegada la hora por tanto tiempo
esperada, en que la Iglesia se apresta a infundir
en este pueblo en nombre de Cristo, la vida reno­
vadora. única verdadera fuente de bienes tem­
porales y eternos », es el pensamiento que ocurre
espontáneo al abarcar con los ojos la mejestuosa
Seo Católica de Cantón.
ha Sociedad de las Misiones Extranjera de
París debió de adi\nnar sin duda la proximidad
de ese momento histórico y la necesidad de mul­
tiplicar las fuerzas y prepararlas para un apos­
tolado más intenso, cuando se resolvió a poner
en las manos de los Hijos de Don Bosco los once
distritos del interior, contribuyendo así a formar
un nuevo Vicariato Apostólico.
« Pronta está la Iglesia: la China se rebulle
y agita en busca de una nuéva vida y segura­
mente la tendrá ». Tal era el arcano presenti­
miento qire hacía saltar de gozo e inundaban de
entusiasmo el corazón de los diccisicic Salesianos,
que rodeaban al nuevo Ibigido del Señor en la
hora solemne de su consagración, bajo unas
bóvedas de arrobador estilo, entre el elevarse
de inciensos y armonías y cantos litúrgicos y
entre las pomj>as del sagrado rito, que es la más
grandiosa expresión del triunfo indefectible de
la Iglesia de Jesucristo.
Pistas impresiones subían de >i)unto al ver
reunidos al pie del altar para la augusta cere­
monia a varios ilustres Obispos, como Mons. de
Guébriant. Vicario Ap. de Cantón, consagrante.
Mons. Pozzoni, Vicario Ap. de Hong-Kong, y

Mons. Rayssac, Vic. Ap. de Swa Tow, asistentes,
y Mons. Nunes, Obispo electo de Macao; a los
Superiores de todas las Misiones y Procuras
existentes en la provincia, a un gran número de
sacerdotes franceses, italianos, españoles, por-,
tugueses, americanos y chinos; al contemplar en
fin aquella muchedumbre inmensa que llenaba
las naves de la catedral y participaba activa­
mente con sus cantos en el sagrado rito, hombres
de las más diversas razas, naciones, lenguas y
posiciones sociales, unidos todos en una sola,
única y sublime aspiración, esto es, de que se
dilate siempre más el reino de Dios.
Los Salesianos y niños de la Casa de Macao y
demás Misioneros que asistieron a la solemnidad,
recabaron para sí la ejecución del canto litúr­
gico en la ceremonia, siendo además eficazmentg
ayudados por los buenos seminaristas cantoneses; era un delicado homenaje de los hermanos
al hermano en el día de su triunfo: y si la emo­
ción de aquella hora, la más solemne para un
hombre, no le embargó completamente los
sentidos, pudo oir el nuevo Pastor a sus her­
manos y niños que le saludaban con el canto
del Ecce Sacerdos, compuesto expresamente y
enviado desde Italia por otro hermano suyo, el
Pf Cimatti; la Misa Sexta del M.° Pagella, en
cuya ejecución Salesianos y niños hicieron pri­
mores. E l altar estaba magnífica y esplendidamente adornado: las flores más galanas y vis­
tosas, bajaban en guirnaldas desde los capiteles,
tapizaban las paredes y cubrían las gradas del
altar, y flores con profusión se veían también
en todos los preciosísimos ornamentos. No por
nada es llamada la China «el país de las flores *».
PU ser\úcio del altar estaba a cargo de los Sres.
Seminaristas que hacían las ceremonias con
puntualidad admirable.
E l sagrado recinto rebosaba de fieles, euro­
peos y chinos. Los primeros puestos fueron
tomados por asalto por los cristianos venidos de
todos los rincones de la nueva Misión de LengNam-Tou, que habían hecho im viaje de varias
jomadas de camino para recibir la primera bendi­
ción de su antiguo amigo y amado Padre de sus
almas; allí estaban también muchas familias
de la ciudad y no pocos cristianos de Macao y
Hong-Kong, amigos del P. \’ersiglia: todos los
colegios católicos de niños y niñas de Cantón
y un gran gentío acababan de llenar el tenrplo.
Teraiinado el Santo Sacrificio y las hermo­
sísimas y expresivas ceremonias de la consa­
gración, cuando el nuevo Obispo Salesiano se
presentó adornado con la mitra y demás atri­
butos pontificales delante de todo el pueblo e
invocó sobre él con voz temblorosa la bendi­
ción de Dios Omnipotente, <«entonces, dice el
cronista, los Salesianos e hijos espirituales allí

— t89 —
presentes caímos de hinojos con los ojos arra­
sados en lágrimas y en ese momento nos parecía
ver la apacible 'figura de nuestro \T3le. Padre
' Don Bosco, que confirmaba sus proféticos sueños
de conquista, en la idolátrica tierra del dragón ».
Desde la Catedral, el recién consagrado Pre­
lado fué acompañado en triunfo a la residencia
principal de la Misión francesa, 5'endo en la comi­
tiva el clero, los demás señores Obispos y en
último lugar el festeajo bajo palio, mientras la
banda de música de los Hermanos Maristas
llenaba el ambiente de alegres notas. Las varas

I hd. n.Ms lo i’.

En la testera de la mesa de honor, rodeado del
nuevo Obispo, que estaba a su lado, de los otroscuatro Prelados; de Cantón, Hong-Kong, SwaTow y Obispo electo de Macao; de los Supe­
riores de las otras Misiones y Procuradurías resi­
dentes en Cantón: francesas, italianas, españolas,
portuguesas y americanas, presidía el Gober­
nador del Estado de Kwang-Tung, General
Chang Chiung Ming, el héroe del día. que pocos
meses ha libró este territorio del dominio del
Kwang-Si, arrojando de él al antiguo gobernador
militar con todos sus soldados. Frente al señor

Q (hbcnadtr ftl Rvisg-Tna) - Msbi. Rt Gicbriiit Kk l ta r i

I m l b}iac.

CANTON (China) — Delante de la Catedral el 9 de enero de 1921.

del palio eran llevadas por las personalidades
cristianas más notables de Cantón y de la Misión
Salesiana. En la residencia le esperaban las
Autoridades y varias ilustres personas de las
colonias europeas, para cumplimetarle.
Los Superiores de la Misión Francesa de
acuerdo con los Salesianos, prepararon tm mo­
desto con\rite en el Seminario para obsequiar
a los Prelados y demás personajes que habían
inteivenido a la solemnísima ceremonia. Pero
antes de sentame a la mesa, Mons. Versiglia
quiso ir a bendecir la de los peregrinos, feli­
greses suyos, que con tanto sacrificio habían
asistido a su consagración: aquella pobre gente
agradeció infinito eí delicado rasgo de su Pastor.

Gobernador se sentaba el Sr. Mak, en represen­
tación del Ministro de Estado del Kwang-Tung,.
y el General Wong, ayudante de campo del
Gobernador Chen. Las restantes mesas, hasta
setenticinco cubiertos por junto, estaban ocu­
padas por los in\*itados del clero y distinguid^
personas de la población cristiana.
Era mucha la cordialidad y efusiva expansión
que reinaba en el ambiente, para que ella dejase
de manifestarse en entusiastas brindis. El pri­
mero que se levantó a hablar fué el Prelado
Consagrante, Mons. de Guébriand, a cuyo noble
y generoso dseinterés se dete principalmente
•la fundación de la Misión Salesiana y VicariatoApostólico de Shiu - K o w , quien ensalzó el

— 190 —

Italianos de San Calógero, Mons. Versiglia bajó
a Macao, para celebrar rodeado de sus hermanos,
de los Alumnos y Cooperadores .de esa ciudad,
su Primera Misa Pontifical, que coincidía con
sus bodas de plata sacerdotales.
E n el puerto le esperaban el Vicario General
y Obispo electo de Macao, Mons. da Costa
Nunes, nutridas representaciones del Clero,
Seminario, Cooperadores y amigos de la Obra
Salesiana y los doscientos veinte niños de nuestro
Orfanotrofio vestidos a la marinera, precedidos de
la brigada de gimnastas, dando pábulo a los ojos
con su brioso continente y llamativo traje, y a los
oídos con su regocijado y argentino vccerío y las
marciales y álegres sones de su banda musical.
No bien atracó el barco, vióse invadido por
gran golpe de personas que se contendían el
honor de llegar los primeros a besar el sagrado
anillo. Los paganos, atraídos por un espectáculo
tan vistoso y brillante, las argentinas voces de
los niños y música y petardos, se preguntaban
maravillados quién podía ser aquel viajero tan
espléndidamente recibido. No así la población
cristiana, que le había visto desembarcar quince
años antes en aquel pedazo de rierra portuguesa,
y había admirado su prudencia, y gran corazón
en el gobierno del Orfanotrofio Salesiano de la
misma ciudad.
Enseguida se trasladó en automóvil al Orfa­
notrofio, donde le aguardaban ya la Comunidad,
los niños y los Cooperadores, que le acompa­
ñaron al pequeño salón de actos para saludarle
y ofrecerle un presente. ¡Y qué presente! Allí
estaban expuestos, desde el primero al último,
todos los ornamentos sagrados y objetos usuales
en la celebración de un Pontifical. Allí la IMitra,
báculo, pectoral y anillo; vasos sagrados y
jarro de plata; allí los ornamentos y lencería,
vestidos y calzado; el dosel, silla y reclinatorio...
sin que faltase la más menuda pieza. Y no pobres
o de modesta y sencilla hechiira, sinó ricos,
espléndidos, artísticos, como se pudieran desear
para la más encopetada Catedral. Todo ello
había sido minuciosa y amorosamente proveído
y preparado por el tan pequeño cuanto gene­
roso y entusiasta núcleo de Coperadores, por­
tugueses y chinos, de la plaza de Macao. Mon­
señor se conmovió hasta saltársele las lágrimas
al ver aquella exposición de objetos, que ponía
de manifiesto una pre\nsión cariñosa, un des­
prendimiento grande y un afecto inmenso, no
tanto a su persona, como a la Obra Salesiana.
Por la tarde llegó de Hong-Kong Mons. Pozzoni para participar en las fiestas jubilares del
II.
colega y amigo.
El Primer Pontifical.
Hubiérase deseado que Monseñor celebrara
su primer Pontifical en la intimidad familiar, en
Pasando por Hong-Kong. donde se detuvo
•dos días agasajado y festejado por los Padres la humilde capilla del Orfanotrofio; pero era ella

grande ardor con que los Hijos de Don Bosco
y particularmente su Superior el P. Versiglia,
habían procurado continuar el cultivo de la
parte de la viña, (lue él y sus hermanos, los
Padres de las Misiones Extranjeras de París,
habían comenzado a desbrozar, pero que hu­
bieron de dejar por poderosos y justos motivos.
Pero el grande aprecio en que este Prelado tiene a
Moas. Versiglia, se manifestó cuando dijo « que
hallaba tan acertada, tan natural y puesta en ra­
zón .su exaltación al Episcopado, que si se hubiese
debido hacer por aclamación popular, hasta
los nids tiernos parvulitos hubieran designado y
escogido al P. Versiglia por su Pastor y Padre»,
Nuestro P. Canazei dirigió un saludo en
castiza lengua china al Jefe Supremo del Estado
■ del Sud, que presidía, dedicando un justo y me­
recido elogio a su gobierno y deseándole mil
prosperidades en él. El magistrado, puesto en
pie, escuchó visiblemente complacido el saludo,
y luego levantando la copa respondió con un
largo discurso, que el intérprete francés iba
traduciendo palabra por palabra. Entre otras
cosas dijo, «que si bien no era cristiano, con
todo reconocía que en el hombre tiene la parte
principal la vida del espíritu, cuya elevación
promueve la religión católica mejor que nin­
guna otra. Que por tanto él, puesto que anhela
sinceramente el verdadero bien y felicidad de
su pueblo, prestaría a la Iglesia Católica todo
su apoyo y favor, mientras aguardaba con ansia
el día en que el catolicismo se adueñase del
alma de todo el pueblo chino ».
No eran menores las de todos los presentes
•de que la luz del Evangelio llegue a abrirse
paso en su alma confuciana, ya que ha dado
pruebas de muy nobles sentimientos, dignos
de cualquier gobernante cristiano.
Mons. Pozzoni, Vic, Ap. de Hong-Kong, sa­
ludó cordialísimamente a Monseñor Versiglia
como amigo y compaisano.
Por liltinio el festejado pronunció un breve
discurso de acción de gracias, las cuales reiteró
de un modo particular a Mons. de Guébriand y
a los Padres de las Misiones Extranjeras, a
quienes se debía principalmente la organización
de aquella magnífica fiesta.
Aquella misma tarde el Gobernador llevó su
amabilidad hasta dejarse retratar rodeado de
los Sres. Obis|>os y un numeroso grupo de mi­
sioneros. Después Mons. \ ersiglia dió la Ben­
dición con el Smo. Sacramento; la cual puso fin
a aquella jornada memorabilísima.

IF
-

19: —

demasiado reducida y estrecha, y además el Ca­
bildo de la Catedral quiso a toda costa que la so­
lemne función se efectuase en la iglesia principal.
Recibiéronle a la puerta de ella el Obispo
electo y Canónigos revestidos de Capa, los cuales
con el Clero y seminaristas prestaron servicio
en el altar. Allí celebró solemnemente nuestro
Monseñor la misa jubilar de sus cinco primeros
lustros de sacerdocio, que era al propio tiempo
la primera que oficiaba con rito episcopal.
Una capilla de música, formada de Salesianos,
cantó una misa de Pagella, salesiano, y el bello
Ecce sacerdos de nuestro Padre Cimatti.
Acabada la función se sacó un grupo foto­
gráfico en la gradería de la Catedral, en cuyo
centro se colocó la Excma. Sra. del Gobernador
de Macao, en ausencia de éste. Enseguida los
Prelados y Autoridades pasaron • al Palacio
Episcopal, donde fueron obsequiados con un
refresco por la Junta de Cooperadores Salesia­
nos. Allí Monseñor Nunes, tributó un cuádruple
saludo al Obispo Salesiano, como amigo personal
primero y en nombre del Clero, del pueblo y de
los Cooperadores Macaenses.
A la comida acompañaron a Monseñor los
Prelados y distinguidos sacerdotes y seglares de
la población.
Por la tarde les tocó, por fin, el tum o a nues­
tros buenos chinitos del Orfanotrofio, que no
veían llegar el momento de manifestar su afecto
al venerado Pastor y Padre. E l ancho patio
estaba primorosamente empavesado con arcos,
banderas, inscripciones, etc. por manos de los
mismos niños, que habían trabajado en ello
algunos días con febril actividad. En él se dieron
cita el Seminario, todos los alumnos y alumnas
de los Colegios chinos de la ciudad y una gran
muchedumbre de pueblo. Presidían los tres
Obispos con las Autoridades. Enseguida los
doscientos alumnos, trocados en agilísimos
gimnastas bizarramente vestidos, comenzaron
a desarrollar con una precisión y maestría ma­
ravillosas un bonito programa gimnástico-niusical. Por dos horas tuvieron cautivos los ojos
y suspensos los ánimos de la distinguida con­
currencia, que se deshacía las manos a fuerza
de aplaudir. ¿Quien da a esos muchachos tanto
brío, seguridad y entusiasmo ? se preguntaban
mostrando su asombro muchas personas que
no estaban en el secreto... y el secreto estaba
en el amor entrañable que esos chicos profe­
saban al Padre a quien obsequiaban y cuya
presencia les e ectrizaba. — Terminó la fiesta
con la Bendición Eucarística dada por el fes­
tejado Obispo.
Por la noche, habiendo quedado solos con
Monseñor la Comunidad y alumnos, éstos tu ­
vieron lugar y espacio de rodearle, estrechárse­

le en tom o y manifestarle así el íntimo y tierno
afecto que le profesaban, paseando y conver­
sando con él bajo los mil farolitos que lucían en
el patio. Entonces, al ver aquel bello espectáculo
y recapitular las mil hermosas demostraciones
de sincero afecto que habíamos presenciado esos
días, nos cruzó por la mente la sospecha de que
bien pudiera ser un mito la nota de insensibilidad
e ingratitud atribuida a los Chinos, que llega hasta
a sembrar la duda en el ánimo del obrero evan­
gélico y hacerle desmayar en su áspero trabajo;
o sino sería por ventura reservado al espíritu y
método educativo de nuestro Venerable Padre
Don Bosco el milagroso poder de penetrar hasta
lo más hondo del alma y apoderarse del corazón
de las juventudes de todas las razas y países.
A la mañana siguiente Monseñor dijo la Misa
y distribuyó la comunión a nuestros buenos
alumnos. Y después de algunos días, que apro­
vechó para hacer varias visitas de cortesía y
agradecimiento se embarcó nuevamente para
sil remota misión, con una hermosa cruz de oro
y perlas sobre el pecho, es verdad; pero ago­
biado también bajo el peso de otra invisible,
compendio de dolores , trabajos y sacrificios,
que el Señor pone siempre sobre los hombros
de los que E l envía.
« Domine, in verbo tuo laxaho refe! — ¡Señor,
en tu nombre echaré la red! »: estas palabras
del ínclito Pescador de Galilea, constituyen la
empresa adoptada por el Vicario Apostólico de
Shiu-Kow. Ellas resumen y compendian los
deseos, los anhelos y todo el programa de acción
que señaló Don Bosco a sus hijos y Coopera­
dores: haga el Divino Pescador que tengan ven­
turoso cumplimiento. .Miles y miles de almas
andan sueltas y libres en aquellas populosos
distritos: un puñado de obreros apostólicos tra­
bajan y echan lances día y noclie por ganarlas
al reino de Dios: pero serán inútiles sus trabajos
y esfuerzos, si el poder divino no ayuda a hacer
buenas redadas.

Hacia la Misión del Río Negro (Brasil).
A mediados de abril se embarcó a la vuelta
de la Misión del Rio Negro (Brasil) el nuevo
Prefecto Apostólico de la misma. Monseñor
Pedro Massa, acompañado de cinco misioneros,
que van a emplear sus fatigas y sudores en
aquel vastísimo y difícil campo.
Estas expediciones van derechamente a la
dilatación del reinado de Jesucristo y salvación
de muchas almas: mas ellas cuestan capitales
cuantiosos, los mejor empleados por cierto,
pero que hay que reunir y sacar de alguna parte.
¡Buen pagador es el Señor: no temamos en
colocar el dinero en sus empresas!

Las Fiestas de María Aaxiliadora
en esta su Basílica-Santuario deTurín.
Pasan los años, se suceden las generaciones,
se mudan los tiempos y las cosas en tom o de
nuestro Santuario, pero en el corazón del pueblo
cristiano no menguan, antes aparecen siempre
más pujantes y arraigados el anror y la fe en su
taum aturga Auxiliadora. IClIa sigue ejerciendo
sobre las muchedumbres ese irresistible atrac­
tivo que comenzó el día memorable de la inau­
guración, cuando se dignó manifestarse y señalar
este Santuario por suyo y como lugar de sus
complacencias y especialísimas bendiciones,
mediante la potentísima voz de los milagros y
gracias extraordinarias.

El mes.
2-í de abril. — Abre.se el mes dé María Auxilia­
dora y comienza el ciclo de las grandes solemnitladcs anuales de su Santuario. E l piadoso ejercicio,
para mayor comodidad de los alunmos de la Ca.sa
y dcl variado piiblico devoto, se celebra en tres
horas di.stiutas del día; por la mañana a las seis y
media y por la tarde a las 5 y a las 8; cada vez hay
plática, canto de las Letanías y Expasición del
>Smo, y reserva. Al tiempo de la.s misas el Santuario
se ve concurridísimo: los confe.sionarios asediados
y la Conmnióii se di.stribuye en un altar especial
con intervalos de pocos minutas, eso aparte do las
largas hileras que se sucetlen en la balaustrada del
altar mayor.
La función más solemne y concurrida es la de
la noche. Ihia muchedumbre compacta llena el
.Santuario de cabo a cabo: es el pueblo humilde,
gente trabajadora (pie después de las fatigas del
(lía se rcáne a líxs pies de la Viigen Auxiliadora
para pasar una hora de plácida devoción y refri­
gerio espiritual. La apiñada multitud, de iiKxlestas
mujeres pueblerinas, de hombres barbados, de
graciosas niozuelas. jóvenes y niños, por tres cuartos
de hcíra está con\o pendiente de los labios del pre­
dicador, que en magistrales y sentidos sennones
les da prci'iosos diK'umentos de vida cristiana, y
les inculca el amor y confianza en la Virgen Siua.

No sabríamos que admii'ar más si la avidez ([ue
muestra este pueblo por la divina palabra o el
arte del sacerdote en distribuírsela y hacerla pene­
trar en las inteligencias y corazones de los hu­
mildes y sencillos: pero ciertamente el espectáculo
connmeve. Acabado el sennóii, la muchedumbre
cae de rodillas, vuelve los ojos al altar, canta las
Letanías y demás liinmos litúrgicos, recibe la Ben­
dición eucarística y abandona poco a poco el
templo, mientras im coro de delicadas voces feme­
niles, que surge espontáneo entre la multitud en­
tona y repite sin cansarse alguna letrilla sagrada
a la Virgen Auxiliadora, cuyo eco no se extingue
hasta que se cierran las puertas del Santuario.

La novena.
15 de mayol — Comienza la novena de María
Auxiliadora. Aumenta extraordinariamente el
concurso de gente. Los días pasados acudían al
Santuario los devotos habituale.s: ahora vienen
de todos los puntos de la ciudad y de la comarca.
L a afluencia se nota sobre todo por la mañana,
durante las misas; las comuniones no se interrunipen un punto desde las 5 a las 9, distribuidas a
ratos por das o tres sacerdotes a un tiempo. Todo
el día llegan personas a la iglesia, para encender
velas, rezar la novena, encargar misas o pedir la
bendición de María Auxiliadora.
El día 17, aniversario de la Coronación Ponti­
ficia, celébrase una Misa solemne, que cantan las
niñas y jóvenes de algunos Colegios e Institutos
de la ciudad: el coro de frescas y \ irginales voces,
desgrana con afinación e impecable gusto las melo­
días gregoriatias y hace resonar las bóvedas con
nig'ntinos gorjeos. La toda Pura y Reina de las
vírgenes recibe el homenaje de sus lujas: ¡Laudaveruut eam filiae Sion!
E l domingo de la Sma. Trinidad se congregan en
el Santuario por la mañana los Círculos juveniles
y las niños de las Casas Salesianas de Turín y por
la tarde las Hijas de María, las incontables niñas de
los Colegios y Oratorios de las Hijas de María
Auxiliadora. ¡Ilennoso y embelesador espectá­
culo! ¡Quién duda que nuestra Señora, tan amiga
de las almas sencillas e intxrentes, se habrá gozado
en hallarse particularmente presente en tales reu­
niones?

— 193 —
Las solemnidades.
23 y 24 de mayo: ¡Solemnidad de Alaría Sma.
Auxiliadora de los Cristianos! — Dos días antes
el Santuario y sus adyacencias rebosan de gente
en todas las horas del día. l^os mercachifles, esos
inevitables acompañantes de toda aglomeración
V festejo popular tienen establecidas sus tenduchas
en los parajes cercanos y hacen su agosto, ven­
diendo velas, medallas, dijes, estampas, tarjetas,
dulces y otras baratijas. Y saben bien ellos dónde
les aprieta d zapato a los devotos y peregrinos,
pues todo, incluso los talones de goma, lo ammcian
y vocean: ¡in onore di Alaria Ausiliairice!
Pero, entremos en la Basílica. E sta abre sus
puertas en la madrugada del día 23 y y a no la
cerrará hasta bien entrada la noche del 24. A media
tarde quedan tomados todos los bancos, pasillos
y rincones de la iglesia: los peregrinos cercan los
confesionarios, en los que los sacerdotes se turnan
por toda la tarde, noche y mañana siguientes; los
hombres se confiesan en la sacristía. E n tm depar­
tamento de ésta hay tm sacerdote que no para de
dar la bendición de María Auxiliadora a las per­
sonas que de continuo la piden. jOh entemecedoras escenas! Son madres, esposas, hijas descon­
soladas, que piden la bendición para tm enfermo
querido: son atezados campesinos que traen su
niñito enfermo en brazos para que sea bendecido...
y al ver aquella fe tan grande y tierna devoción,
no es raro que el sacerdote junte el agua de sus
ojos a la del aspersorio que tiene en la mano.
•Otros traen ex votos: corazones de plata; y ob­
jetos.
Este espectáculo de fe, piedad profunda y espon­
taneidad popular son las notas características y
que hacen más simpáticas y atractivas las fiestas
titulares de esta B asílica-Santuario de la Auxiüadora
del pueblo Cristiano. Desarróllanse en efecto con
un. programa estrictamente religioso: todos los
festejos se efectxian dentro de los ámbitos del San­
tuario: no hay entre ellos ni xmo siquiera de ca­
rácter profano, según se usa doquiera se congre­
gan las mucliedumbres: y con todo éstas durante
horas y horas invaden todos los alrededores del
Santuario, y manteniendo una modesta compostura
muy parecida al recogimiento del tiempo que no
pa.san postrados a los pies de la Mrgen.
El lunes. 23. a las siete de la mañana celebra la
misa de commiión el Ihno. Sr. C o n sta n cio C á s ­
trale , Obispo auxiliar de Turín. Al medio día
comienza el jubileo extraordinario de la Basí­
lica, por el que se gana indulgencia plenaria toiies
(¡uoties. A las cinco se inauguran las solemnidades
litúrgicas con el canto de Vísperas Pontificales,
cuyo oficiante es el lim o. Mons. L v ís O l iv .lres ,
Salesiano, Obispo de Xepi y Sutri, sigue el sennón
y Bendición del Snio. Poco después, es decir, a
las 8 se efectiia la segunda función vespertina con
sermón y Bendición eucarística.
.\1 salir de ella aparecen la fachada y ciípula
del Santuario espléndidamente iluminadas por
millares de bombillas eléctricas, que reproducen
las líneas arquitectónicas del mismo. L a \-isión
subxTiga los ojos y encanta y susp>ende. Enseguida

ík

de todas las bocacalles afluye a la plaza frontera
de María Auxiliadora un gentío inmenso, mientras
mía banda deja oir sus acordados sones, y los
centenares de alumnos del Oratorio, dispuestos en
tom o del Manmuento de Don Bosco, cantan her­
mosas letrillas y jubilosos himnos a la Virgen
Auxiliadora.....
L as puertas de la Basílica permanecen abiertas
toda la noche: hay millares de almas, enamoradas
de la excelsa Reina, que se disponen a pasarla
postradas delante de Ella. A las diez y media se
expone el Smo. y nuestro Monseñor OU\-ares, con
sencilla y piadosa unción prexlica las cuatro fervorines de la hora de adoración. Tocan los doce y
la concurrencia saluda a la Sma. \’irgeu con el
canto del Magníficat. Principian luego las niLsas
y las Comuniones, que ya. no cesan hasta el medio
día. A la primera misa hubo una comunión nume­
rosísima: tres sacerdotes estuvieron durante media
hora distribuyéndola.
Tocan las cuatro. Esa hora apacible y quieta
de la madrugada tenían escogida muy callandito
las fervorosas Hijas de María y niñas del vecino
Oratorio Festivo para « felicitar los días » a su
querida y excelsa Madre: a esa hora centenares
de doncellas, todas obreras; ocupaban su puesto
en la Basílica y a poco con sus puras y argentinas
voces, teníanla convertida en xm rinconcito del
Paraíso. Cantóse misa solemne que ofició el Rdmo.
Sr. D. F dip e Rinaldi; poco después las buenas
obreritas acudían cada cual a su puesto de tra­
bajo, pero lle^ ando xm cielo en su corazón.
A las seis y lUv-flia sube al altar el Rdmo. Sr. Don
Pablo Albera y dice la misa para los alxuimos arte­
sanos: a las siete y cuarto hace otro tanto el limo.
Mons. Olivares para los estudiantes. Las comu­
niones no se interrximpen ni mx pxmto. L a concu­
rrencia es siempre compacta: no bien qxxeda xxn
puesto vacío, acuden cuatro a ocuparlo. La gente •
lo llena, lo invade lodo. De vez en cuando un
sacerdote sube al pulpito, dirige la palabra a los
fieles y les da la bendición de María Auxiliadora:
cuando él acaba, el pueblo entona las letanías.
¡Y que cuadros descubre el atento observador!
Una madre, con dos niñitas como dos ángeles se
está arrodillada allá en xm apartado rincón, o en
medio de la sacristía, rezando de cara al altar, los
manos jim tas y xm feivor que arrebata. Los hom­
bres son más afortxmados: algunos puexien penetrar
en el presbiterio. A llí vemos a mi hombre joven
que lleva un cliiquitfn de cada mano. Avanzan
hasta las gradas del altar: se arrodillan: el padre,
con ima bondad y paciencia exqui.sitas se inclina
a sus pimpollos, les sugiere algima palabrita al
oído: alzan los ojos arriba y los labios se mueven:
rezan. No hay duda: es xm exalimmo que trae a
la Virgen aquellas dos florecillas, pedazos de su
corazón. !Oh pinceles de Rubens o Murillo, qxiién
supiera manejaros!
A las diez comienza la solemnísima Misa Pon­
tifical. E s celebrante el limo. Sr. Dr. D. QuíRiCO
T r a va in i , Obispo de Fossano. Mientras en el altar
se desenxTielven las majestuosas ceremonias, de
lo alto bajan ora las bellas melodías gregorianas,
ejecutadas por xm haz de voces blancas; ora las

-

194 —

complicadas polifonías palestrinianas por un poderosíj coro de más de un centenar de voces.
A las cuatro de la tarde, primera función ves­
pertina con sermón panegírico y Bendición eucarística, A las seis y media, solemnísimas Vís­
peras Pontificales por el mismo celebrante de la
mañana, a las que sigue el panegírico y Bendición
del .Santísimo, que sale a dar el Emmo. Cardenal
AdusTÍN Ricni;t,MY. Arzobispo de Turíu, asis­
tido de los otros dos Prelados,
Ba memorable jornada tennina como la ante­
rior: en la plaza delantera del Santuario todo
iluminado se suceden la música de la banda y los
cánticos de los niños, mientras un gentío sin nú­
mero llena la plaza y hormiguea por los alrededores,
líntre tanto la dorada estatua de la Virgen que
corona la cúpula, asentada sobre un pedestal de
luces, sigue bendiciendo a Turíu y al mundo.
Tal es la relación sencilla y escueta de nuestras
fiestas, hecha por un piadoso observador, quien
en ocasiones no ha podido menos (jue intercalar
en la narración sus propias impresiones. Pero todo
lo (pie se diga es pálido al lado de la realidad: y
más, frente a una realidad tan viva y cálida y
rica de afectos y como los que el pueblo pone en
t(xlas su.s manifestaciones de su fe y eu la explosión
de sus entusiasmos.
Pero nuestra excelsa Madre y Auxiliadora en
esos días y momentos, no triunfaba sólo en Turín:
en cien y cien centros esparcidos por todo el mundo
era Hila bendecida y aclamada con delirante en­
tusiasmo en la misma hora.
l ’ara consuelo de nuestros Bienhechores hemos
de tleclarar que totlos ellos tuvieron su parte eu
estos cultos. H1 Rdmo. Sr. D. Pablo Albera reco­
mendó a los Sale.sianos, Hennanas, Cooperadores
y líx-alunmos, niños y niñas que tuvieron la dicha
de hallarse durante el mes junto al Santuario y
particiiiar de sus funciones, que pidiesen según
e.stius intenciones:
Del 23 al 30 de abril: Por los Bienhechores y
pensonas que se recomiendan a nuestras oraciones.
Del \ al T de mayo: Por el Sumo Pontífice y
nece.sidades de nuestra Santa Madre la Iglesia.
Del 8 al 14 de mayo: Por las Misiones Católicas
y de un nvodo particular por las Misiones Salcsianas.
Del
al 21 de mayo: Por nuestras obras en favor
de la juventud y por las necesidades de ésta.
Del 22 al 29 de mayo: Por la paz y concordia
social y por la causa de Beatificación de nuestro
Vble. Padre Don Bosco.
Oradores: Ros oradores sagradas, que día por
día durante el mes, novena y fiestas distribuyeron
a los numerasas fieles el pan de la divina palabra
fueron el Dr. D. lA ’iS CoLOMud, Solcsítuio, j)or la
mañana: y los Sres. Dr. D. L u is Dií A u íx a n d r is ,
Canónigo y Dr. D. J uan B. Z krollo , de Genova,
eti las dtvs funciones de la tatxle.
Programa musical: Tanto por parte de los auto­
res come de las ejecutores, el programa musical
fué casi entecamente salesiano.
id 23 de mayo se cantó la antífona; Sac^rdos el
Pouli/ex del Jltro. Pa o k u _\; Msperas del Mtro.

Cav. DüGUAKi; Himno: Saepe dum Christi del
Card. Ca g u e r o ; Magníficat (nueva y bonita
composición) del Mtro. B ottazzo ; grande antífona:
María, Virgo potens de P ag ELEA y Tantum ergo
del mismo.
E l día 24: por la mañana, motetes de P agelia :
Misa A eterna Christi Muñera de P aeestrina ; y
Ave María del mismo autor. Las demás partes
variables de la misa, en canto gregoriano.
Por la tarde, como la víspera.

GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
C uración singular.
Ocho años estuve padeciendo una enfermedad
penosísima en el vientre. Las consultas de lo.s facul­
tativos y las medicinas no me producían más que
ligeras mejorías en los primeros años: pero última­
mente el mal fué tomando cuerpo; me sobrevino
una abultada hinchazón como de hidropesía y el
médico se declaró impotente para curarme con los
recursos ordinarios, diciendo ser indispensable
una operación quirúrgica. No quise sujetarme a
ese trance doloroso y acudí a la valiosa intercesión
de María Sma. Auxiliadora de los Cristianos: le
supliqué me alcanzase la salud, ofreciéndole en
cambio llevar su medalla por toda mi vida y rezarle
su novena todos los meses. Cuando y a estaba casi
impedida de moverme a causa de la llenura, me
acosté xma noche como de costiimbre y a la ma­
ñana con gran sorpresa hallé la parte dolorida
completamente libre y desembarazada. Desapa­
reció la enfermedad sin haber tomado medicamento
alguno. Con inmenso júbilo de mi alma publicó
hoy esta merced de nuestra milagrosa Auxiliadora.
Ocotal (Nicaragua] Diciembre 1918.
M ercedes J arquin’ .
E l día 7 de diciembre pasado mi hermana Con­
cha Vallecio fue asaltada de una violentísima ca­
lentura que la tenía en un delirio continuo. Veíasela
empeorar y acabarse por días y habíamos perdido
toda esperanza de salvarla. E ra inmensa nuestra
congoja, pues su muerte habría dejado huérfanos
de madre a unos tiernos párvtilitos. Me volví con
el corazón angustiado a María .Auxiliadora rogán­
dole otorgase la salud a la amada eufemia; y con
tal fin empezamos enseguida una novena. A l se­
gundo día de ella, la fiebre comenzó a ceder, hasta
desaparecer del todo.
Prometí publicar la gracia y darla a conocer a
doce personas, tma vez publicada. ¡Ahora. Madre
mía, cumplo gttstosa mi ofrecimiento, bendiciendo
y ensalzando tu bondad y poder sin igual!
Uzulután, Marzo de 1921.

A m EUA E. P.ARADA.
I G ra c ia s ,

M adre m ía !

E n diciembre último caí enferma de gripe, que
a los dos días presentó caracteres alarmantes,
hasta declararse el mal en toda su gravedad. Cuando

— 195 —
mayor era la inquietud y angustia de la familia,
vino providencialmente a \'isitamos una amiga
nuestra. Cooperadora Salesiana, quien me puso al
cuello ima medalla de María Auxiliadora. Y o por
mi parte prometí hacer celebrar ima misa en su
honor; y junto con la familia, comenzamos una
novena, implorando su Auxilio poderoso. Pronto
se río la eficacia de nuestras plegarias, pues el mal,
con admiración de los médicos, fué cediendo , y me
repuse del todo.
Pero hacía apenas dos días que me levantaba,
cuando se me declaró una pleuresía, por la que el
médico me pronosticó ima larga temporada de
cama, y eso, supuesto que no se hiciese necesaria
una operación. Otra vez acudimos mi madre, mi
hennana y yo a la reconocida y ya experimentada
protección de nuestra querida Madre y Auxiliadora,
suplicándole con renovado fen'or y confianza que
nos concediera sus celestiales alivios y consudos
en esa nueva tribulación y angustia. Y Ella fué
por segunda vez nuestro amparo y socorro, como
lo había sido antes. A los veinte días dejaba yo
el lecho completamente curada, diciéndonos el
médico, que realmente el caso estaba fuera de lo
ordinario.
Hoy, que gracias a T í gozo nuevamente de cabal
salud, mi deber. Virgen adorada, es agradecer con
todo el amor de m i ahna tus bondades; y así quiero
que conste publicamente, para que sepan todos
que tienen en tí una Madre solícita en su penas y
un AuxiUo poderoso en sus tribulciones.
Valencia (España) lo de marzo 1921,
A m paro B e n it o .

L a V irgen me h a escuchado.
María Auxiliadora, como madre sohcita, acude
sieiupre en auxilio de todos los cristianos que la
invocan y ponen por intercesora ante el trono de
su Divino Hijo para obtener lo que necesitan. Esta
consoladora verdad la he experimentado por mí
mismo en muclias ocasiones, pudiendo asegurar,
sin que me queda la menor duda, que cuantas
veces he acuíÜdo a la Virgen en mis dificultades,
cuando necesitaba de una sonrisa o de una palabra
maternal, siempre he sentido el benéfico influjo
de su bondad.
Hoy me limito a dar a conocer la siguiente, para
mí excelente gracia:
El 20 de Febrero debía ser sorteado en esta
ciudad con motivo de la quinta. Si Dios y la Virgen
no me favorecían, quedaban en parte
ideales
fmstados y me vería obligado a intemunpir por
algún tiempo mis estudios de la carrera sacerdotal,
con grave peligro de mi vocación religiosa salesiana.
¿Qué hacer? Con la fe y confianza de un hijo
que implora un favor de su querida madre, acudí
a María Auxiliadora, que si es madre de todos los
cristianos, lo es de una manera especialísima de
los Salesianos, que son los encargados de extender
y propagar por todo el mundo esta devoción
admirable.
Puse el asunto en sus manos. Además de hacer
varias novenas le había prometido publicar la
gracia y trabajar sin descanso todos los días de

mi vida para extender su devoción y ganarle voca­
ciones.
Rogaban y me encomendaban a la Virgen Auxi­
liadora mis padres y también algunos niños, ha­
ciendo ofertas
promesas.
L a Santísima \’irgen, que siempre me ha mirado
matemalmente, esta vez me ha dado ima nueva
muestra de amor y de cariño, otorgándome un
número altísimo que me deja libre, gracia que
para mi conceptúo como de primer orden.
Inmensamente agradecido a la bondad de esta
celestial Señora, hago pública la gracia para honor
y gloria de la Virgen de Don Basco. Siempre sed
!oh María Auxiliadora! — Ante Dios mi potente
intercesora.
Carmona, Febrero 1921.
M a x im in o G a lle g o R o d r íg u e z ,

Salesiano.

U na nube de lan gostas.
Cayó sobre un campo de nuestra propiedad una
tanda de la devastadora plaga de la langosta, tan
copiosa que obscurecía la luz del sol. Después de
muchos e inútiles esfuerzos para aliuyentarla y
temiendo acabaran por completo con los sembrados,
invoqué llena de fé a la Santísima Virgen pidiéndo­
le su auxilio y prometiéndole hacer su novena,
publicar la gracia y hacer inscribir a una persona
en la lista de Cooperadores Salesianos si oía nues­
tros ruegos. Como a la media hora de hecha la
petición se levantó por sí sola toda la tanda,
agradecida cumplo lo ofrecido y envío 5 ptas.
Zapalota (Colombia), Abril de I9t6.
E lo ís a M a r t ín e z G.

¡G racias, M adre mía!
E l mes de mayo del año pasado tenía enfenna
a una sobrinita, que llegó a ponerse muy grave.
E l día 24 de mayo entré en la iglesia del Sdo. Co­
razón, al tiempo que los niños del adjunto Colegio
Salesiano cantaban la misa en honor de María
Auxiliadora. Encomendé entonces muy de corazón
la enfennita a la Sma. Virgen, y en el mismo
punto comenzó a mejorar hasta ponerse Imena del
todo.
Mas adelante cayó enferma otra niña, hermana
de la anterior; e igualmente, estando casi perdida,
la Sma. \'i^ en escuchó nuestras súplicas y la
salvó.
Un mes después fueron las dos agraciadas con
otras dos primas a ofrecer cuatro velas a María
Sma. Auxiliadora y oír una míRa en acción de gra­
cias.
Por mi parte debo agradecer a mi querida Madre
y Auxiliadora haber quedado libre de una manera
casi p rod ^ osa de un molesto tumor en la gar­
ganta que me atormentaba desde cuatro meses.
L e he llevado como ex-voto una garganta de plata
y Jiubüco todos estos favores para su mayor honra
y gloria.
Vigo, Mayo de 1921.
Ma r ía Me n d e z .

— ig6 —

Un revés evitado.
Kstaba bastante angustiada por hallarse mis
hijos en peligro de perder su capital y sobre todo
la fé, que es la i'mica fuerza que nos da valor para
soportar los reveses de la fortuna; invoqué de todo
corazón a la que es consuelo y auxilio de los cris­
tianos para íiuc remediara nuestra situación,
ofreciéiulole como Cooperadora, mandar una li­
mosna siempre que me sea fácil, para su Santuario.
Habiendo sido oída, deseo se haga publicar esta
gracia y envío 20 ptas.

atajó la respiración y la lengua se me p araló;
en tan apretado trabajo recurrí a María Auxilia­
dora. quien nunca desampara a sus hijos; en el
mismo instante que imploré su protección, prome­
tiéndole publicar el milagro y enviarle dos pesos
oro como limosna, sentí mejoría; y hoy cmrplo
mi promesa, dando pxíblico testimonio del favorre
cibido, para que los que se encuentren en este caso
no dejen de invocar a esta Madre, que es el consudo
de los pobres afligidos.

Zapatoen, í^epliembre 17 de 1919.

R o sa n a D í.\z d k Pr.ATA.

;V iv a M aría!
El poder de que dispone nuestra querida Madre
la Virgen Sma. es divino e infinitamente superior
jxjr tanto a los limitados esfuerzos y facultades
liumanas.
Por el mes de abril del año pasado se hallaba
postrado en el lecho del dolor, y (piizá a las puertas
de la nuierle. mi hijo Eloy. Soy Cooperadora Salesiana desde mucho tiempo y coixio tal supliqiié
fervorosamente a la gran Madre de Jesús, María
Sma. Auxiliadora, (pie me concediese la,salud de
mi mencionado hijo. Puí escuchada de la Sma,
Virgen, y hoy cumplo el ofrecimiento de publicar
€l favor y enviar una limosna.
También doy gracias a Jesús y a María por un
gran favor recibido hoy, 24 de enero, y envío la
limo.sna de 7 ptus.
I'orlovlVJ^, (líc'iúcTóV). 7 \ Enero 1921.

T.\ r s i !.a d e V e l a z q u e s ,

Cooperadora Salesiana.

jGlorla a María, Auxiliadora de los Cristianos!
Teníamos a nuestra hijita, recién nacida, a punto
de morir. E l Doctor especialista, que la visitó, nos
(piitó toda esperanza de salvarla y la abandonó,
asegurando su muerte para un brevísimo plazo.
Nuestros desolados corazones se dirigieron entonces
al Cielo en demanda de auxilio. Pusimos la vida
de nuestra amada hijita en las manos benditas
de María Auxiliadora, suplicándole nos la conser­
vara a nuestro cariño.
Y Ella, que al fin tiene un corazón de Madre,
se apiadó de nosotros. Pasó el plazo fatal, fijado
por el médico; pasó una semana: pasaron dos meses,
y la niña vive aún, y crece sana y hennosa, con
esperanzas de larga vida.
Al publicar con inmensa gratitud este favor en
el Boletín, (piisiéramos estimular a todos los cris­
tianos a j«mer su confianza en su excelsa Auxilia­
dora, ¡Viva María Auxiliadora!
Sairu t (UnrceloiKO, la febrero 1921.

JoAorix Uoscu V nobORES P en a .

\’iue a este pueblo cu servicio del Gobierno y
cierto día me dieron unas fiebres, que me atacaron
a la cabeza, dejándome sin sentido: luego comencé
a sentir unas punzadas al corazón por las cuales
caí postrado eu cama donde poco después se me

Yum bo (Colombia), enero 1921.

R a f a e l M in o t t a .

Agradecidísima á mi muy amada Madre María
Auxiliadora por habenue alcanzado una grada
dificilísima en lo humano, de carácter íntimo, le
doy las gracias como se lo prometí y espero mucho
mas de su inmensa protección.
V ic o , 23 Julio 1920.

E . DE LA V.

Se hallaba mi criada gravemente enfemia;
acudí a la que es salud de los enfermos y al instante
fué mejorando hasta hoy que está perfecta­
mente bien. Agradecida por tan señalado favor
cumplo gustosa mi promesa. Envío cien pesos.
Cali (Colombia), enero 1921.
J u a n a D elgado.

E l año 1914 a causa de una peritonitis hallá­
bame gravemente enferma y desahuciada de los
médicos. Ofrecí una limosna a María Auxiliadora
si me alcanzaba la salud: y ahora estoy buena y
gana por una especial merced de tan buena Madre.
Envío cien pesos m. n. en cumplimiento de lo ofre­
cido y me pongo sin reservas bajo la protección de
la Sma. Virgen.
Yu m bo (Colom bia), diciem bre 1920.

M a r ía E. L e n is d e F l o r e s .

Zapatoca (Colombia). — Da. Enriqueta Serrano
cumple el voto de mandar un peso oro a María
Auxiliadora, por haberle curado a su hija de una
grave inflamación de una pierna, libnlndola de una
tlolorosa operación.
Sobrei ínole mi accidente al caballo, de que mi
esposo, impedido de caminar, se sirve siempre para
salir. E ra ello un grave coutratianpo para nuestra
casa, por lo que invoqué el socorro de nuestra
Madre Auxiliadora, ofreciéndole una limosna: y
ella, a i efecto, nos remedió al pmito. También
le doy públicas gracias por otros favores y mando
i.io pesos oro para .su Santuarío.
Zapatoca (Colombia).

G r e g o r ia L iz .^r r o d e B.

Halliindome enferma de peligro por un grave
mal en la garganta, hice ofrecimiento a María
Auxiliadora de liacenne inscribir como Cooperadora
Salesiana y hacer pública la gracia, si conseguía
la curación. Hoy, que me hallo bien, cumplo lo
prometido, dando gracias a la Sma. \’ii^en.
Zapatoca (Colombia) 4 ju lio 1920.

C arm en R o sa G ómez d e F-

-

197 —

La señal inconfundible.
•El Bóleiin Salesiano sigue con atención y anota
con cariñosa complacencia las Hazañas, obras y
trabajos que -emprenden y llevan a cabo nuestros
briosos Antiguos Alumnos, con juvenil ardimiento.
Entre las manifestaciones de esa actividad es
muy de notar la diligencia que ponen todos los
centros de Antiguos Alumnos de Don Bosco en
buscar la elevación espiritual de sus miembros y
fomentar entre ellos la piedad y la instrucción
religiosas. Eso es dar en el clavo y montar el edi­
ficio sobre sólidos cimientos.
Este es en efecto, el fin primario y fimdamental
de la Obra de Don Bosco: para esto les acogió ésta
en su seno, y eso les enseño y con esa leche les crió:
y entonces los Salesianos están contentos, satis­
fechos y aún orgullosos de sus hijos, de sus alumnos,
cuando los ven marchar sin tropiezo por el camino
real de la piedad y de la virtud: solo entonces dan
por alcanzado su fin y por bien empleados sus
esfuerzos y trabajos.
Nuestros amigos se ufanan de ser y llamarse
Alumnos de Don Bosco, hacen gala de celo y con
mucha razón. Ahora bien: suponed que nuestro
Venerable P a ir e volviese por unos momentos en
medio de nosot>os y se hiciese encontradizo con
•# grupo de ex- alumnos: ¿en qué les reconocería
por tales? ¿Cuál sería su primera pregimta? Fácil
(S adi^■ inarla; sabemos la que solía hacer en vida
al toparse con álgxmo de sus antiguos hijos metido
en la baralmnda del mundo.
Un obrero, un militar, xm abogado andando por
la calle divisa la amable y bonachona silueta del
nunca olvidado Padre; corre a su encuentro; tómale
la mano y la lleva a los labios; pero él a su vez
quedaba estrechamente prendido de ella; los ojos
del sacerdote se clavan en los del recién llegado:
sonríele bondadosamente; le saluda con infinito
afecto como a tm amigo del ahna; le pregunta
por su familia, negocios, salud, etc. y enseguida, la
cabeza del sacerdote se acerca a la del interlocutor
y con indefinible acento desliza en su oído esta
sencilla pregunta: Y del alma, ? cómo vamos?...
A veces la pr^ im ta queda sin contestación:
la cabe2:a del interpelado se inclina: quizá xma
lágrima le asoma en sus ojos; y mientras el pa­
ñuelo acude a su oficio, los labios del Padre \melven
a susurrar algunas misteriosas palabras en los
oidos del hijo y la entrevista termina con una invi­
tación y una d ta.
Si por el contrario, la respuesta es satisfactoria,
>uia expresiva sonrisa y un apretón de manos, acom­
pañan al enhorabuena, dado con toda la efusión
del alma:
'— ¡Bravo! ¡Así me gusta! !Tú dejas en buen
lugar a Don Bosco! ¡Arrivederd in Paradiso!
Por esto, cada vez que recibimos noticia de los

magníficos* y líennosos actos religiosos, que indid d u a l o colectivamente realizan nuestros E x­
alumnos; de los acuerdos e iniciativas' tomadas
por los Centros con vistas inmediatas a cultivar
la piedad y la ^^rtud entre ellos mismos; se nos
llena el corazón de júbilo y no podemos menos de
exclamar:
¡Estos sí que son genuinos y aven­
tajados discípulos de Don Bosco!
Porque, a decir verdad, tenemos poca-o ninguna
fe en las obras e instituciones, por bonitas y her­
mosas que parezcan, que no se basen sobre la sólida
piedad y buena formación de los sujetas, que las
componen. Las obras sociales y de celo han de ser
como ima emanación y redundancia, como un
desbordamiento de la intensa y fervorosa vida
espiritual de la asociación que la.s funda: la piedad
individual profimdamente sentida y vivada; la
frecuencia de sacramentas; la gracia divina en fin,
que es vida y calor de las almas, ha de ser el fuegoque mantenga en pie y vivifique todas las obras y
empresas de nuestros Antiguos Alumnos. Sobre
este fundamento hay que edificar: eso ha de ser
lo primero: « el reino y justicia de Dios »; y todo
lo demás
nos dará como añadidura. Nótese la
sentencia evangélica: si buscamos en primer lugar
los intereses de Dios y de nuestra alma, nuestros
esfuerzos y diligencias aún en lo temporal, darán
buenos resultados, porque tienen prometido el
auxilio y favor del cielo.


**

Todas esas consideraciones se nos vinieron de
la mente a los puntos de la plmna, al proponemos
dar breve cuenta de las iniciativas tomadas por
algunos Centros de Antiguos Aliuunos y de algunos
actos realizados que los marcan con la contraseña
inconfxmdible de legítüuos y verdaderos hijos de
Don Bosco.
Digno de todo encomio, por ejemplo, es el pro­
pósito de nuestros amigos de Buenos Aires de
celebrar el 24 de cada mes la comnemoracióu de
María Auxiliadora con misa y comunión.
Y a dimos oportimamente la noticia de haberse
constituido en Madrid el año pasado la Congre­
gación de Antiguos Alumnos, compuesta de s»x’ios
de diversos Centros, que residen en la Corte.
Reúnense semanahnente a los pies de la Sma.
Virgen Auxiliadora para ctmiplir recogidamente
los deberes del buen cristiano.
E l Boletín Salesiano cita con orgullo el bellísimo
rasgo de cristiana modestia que han dado las
señoritas Exalumnas de . María Auxiliadora de
im Colegio de Buenos Aires, que se han comptomctido solemnemente delante de Dios a no doblar
la cerviz ni someterse jamás a las absurdas y envi­
lecedoras imposiciones de la moda salvaje; rasgo
que ha tenido honrosísimo eco en toda la prernsa.
católica de ambos mimdos.
Ora son nuestros amigos los que se hacen como
heraldos y galopines del Señor para invitar al
vecindario a asistir a la santa misión, paseando a
la Virgen sobre sus hombros por las calles, como
hicieron los de Ciudadela (Menorca-Eq>.): ora
les vemos hacerse promotores de esas hermosí­
simas jom adas eucarísticas, que llevan a la sa-

— 198 —
grada mesa compactas muchedumbres de hombres
y jóvenes, dando espectáculos de fe y piedad
varonil jamás vistos en ciertos barrios e iglesias:
tal sucede en varias ciudades vecinas al Plata.
De uno de nuestros periodiqxaitos tomamos
esta noticia: 1 Los Salesianos de Barcelona invit£ifon a los Ex-alunmos residentes en esa ciudad
a una breve tanda de Ejercicios Espirituales, para
prepararse al cumplimiento pascual. A pesar de la
poca propaganda que pudo hacerse, numerosos
JCx-alumnos acudieron al llama:uiento- E l Sr. Cura
ICcónomo de la parroquia de Santa Ana, con ge­
nerosidad que le enaltece, puso a nuestra dispo­
sición la iglesia. Allí, a las 7 % de la noche se
reunían, en cristiano consorcio, hombres de ca­
rrera, abogados, ingenieros, médicos, empleados,
patronos e industriales, mpdestos obreros... pro­
cedentes de las tres Casas Salesianas de la pro­
vincia, que en cierto modo comprendían la Obra
Salesiana; a saber: Escuelas populares de S. José,
barrio de Hostafranchs; Escuelas Profe-ssionales y
Colegio del Santo Angel, de Sarriá; y Colegio de
i . “ y 2.* Enseñanza de Mataró.
Dirigieron los Ejercicios los Rdos. Padres Fierro
y Massana, y tan complacidos quedamos, que nos
Imu hecho concebir a todos el descorde repetir
todos los años tan saludable práctica.
Por su parte, también los Antiguos Alumnos
(juedan satisfechísimos, y no pocos nos han escrito
ciándonos las gracias «por habernos proporcionado
el medio de revivir una de las más hermosas cos­
tumbres de los Colegios Salesianos, de que tan
suaves recuerdos conservan*.
Conservar la religiosidad y entereza de con­
ciencia ha de ser el más inmediato y precioso
fruto de la Asociación. Una vez alcanzado, ya
se puede edÍ6car sobre ese cimiento: sobrará fuerza
y vida para emprender las más arduas obras y
realizar los mejores programas.
Pero sobre todo los Exalumnos y los Centros,
cp\o mantienen viva esa lima, pueden estar se­
guros que Don Bosco desde el cáelo les dice:
— [Muy bien! [Estoy satisfecho de vosotros!
Vosotros honráis a Don Bosco.

En honor de Domingo Savio.

Inauguración de un nuevo Monumento.
Sevilla, la famosa ciudad del Guadalquivir, acaba
de honrar solemnemente la memoria del angéUco
jovencito y Siervo de Dios, Domingo Savio. Le
ha levantado un hermoso monumento. El hecho
por sí mismo es hoixdamente conmovedor. Per­
petuar cu los mármoles y bronces la memoria de
los grandes genios, de los héroes ihistres por sus
hazañas, es rendir homenaje al mérito y un modo
de expresjxr la admiración y gratitud colectiva:
pero el triunfo de nue.<tro Dominguito es un puro
y exclusivo triunfo de la virtud y do la santidad.
Nos escriben de la ciudad del Betis:
Nuc.stro muy amado Señor Inspector. Don Gui­
llermo Viñas, devotísimo del santo niño Domingo

Savio, avanzó la idea de erigir aquí un monumento
a este dachado de la juventud salesiana, como ya
se lo había levantado en Valencia.
Y la idea fué tan oportimamente lanzada y tan
pronto y felizmente acogida, que al instante fue
un hecho consolador. L a casa , los niños y varios
de nuestros beneméritos cooperadores, aportaron las
casi 4.000pesetasquehaim portadolaobra, yelnotable escultor D. Antonio del Castillo cinceló en
mármol blanquísimo, como el alma de Savio, el
gallardo busto del santo mancebo. E l basamento
es ima columna estriada con primoroso capitel
y varias guardas artísticamente dispuestas de
estilo netamente sevillano, circuido por un jardincito, que limita una verja-canastilla de soberana
gracia, que ha merecido al Sr. Castillo sinceras
felicitaciones.
L a inauguración se verificó el domingo, día 3 de
abril, con gran recocijo de nuestros niños y de
cuantas personas acudieron a honramos con su
presencia.
Por la mañana, a las diez y media, hubo misa,
a la que asistieron todos los niños que frecuentan
los Colegios salesianos de esta capital, irnos 700
en junto. Uno de nuestros Padres les hizo una sen­
tida plática, que enardeció sus corazones en santo
amor al compañerito que iban a honrar.
Por la tarde, a las tres, según anunciaba el
programa, se verificó el descubrimiento del busto
por el Emmo. Sr. Cardenal Ahnaraz, quien se dignó
tomar parte activa en la glorificación d d discí­
pulo, como lo había hecho en la del maestro, dando
una prueba más del paternal afecto y benevolencia
con que nos distingue Siempre a los hijos de Don
Bosco.
E l patio de columnas, primorosamente adornado
con plantas y guirnaldas, con banderas y preciosas
oleografías y retratos de María Auxiliadora, Vene­
rable Don Bosco y los Sierv’os de Dios Príncipe
Czartoriski y Don Andrés Beltrami, sacerdotes
salesianos, presentaba un bellísimo aspecto. En
el estrado de la presidencia tomaron asiento S. E.
Rdma. el Sr. Cardenal, que tenía a su derecha al
limo. Sr. Pro\asor, doctor D. Miguel del Castillo y
secretario del Instituto, Sr. Fijo; y a su izquierda
los ilustrísimos Sres. D. Bartolomé Romero Gago
y Don Eugenio Almaraz.
S a l í a n luego representaciones los de P P. Fran­
ciscanos, Escolapios con numerosos alunmos, Her­
manos de las Escuelas Cristianas y de San J uan de
Dios; los Colegios de San Ramón, San Luis, San
Enrique y Sím Francisco de Paula; los Rulos.
PP. Bressán, Tognotti, Tanguy, García, Monserrat,
l ’areja. Castellano y Leal, directores o delegados
de los Colegios salesianos de Cádiz, Utrera, Córdoba,
Alcalá, Málaga, San Benito, Ronda y Camiona,
con nutridas representaciones de alumnos y exahimnos y con primorosas banderas de las respec­
tivas agrupaciones. Rdos. PP. del Seminario y to­
dos los seminaristas.
En sitios de preferencia se hallaban varias dis­
tinguidas familias, caballeros, señoras y señoritas.
Cooperadores Salesianos. E l público y los niños
llenaban completamente lo restante del patio.
A la hora fijada S. E. Rdma. levantó el tapiz

199 —
qae cubría el busto al son de la Marcha Real, y la
nmchedxunbre aplaudió y vitereó con loca entu­
siasmo al santo niño y a S. E.; enseguida, y de pie
todos, se cantó el precioso himno a Dom ii^o Savio,
letra y música del incansable P. Viñas, nuestro
Rdmo. Sr. Inspector, por todos los niños salesianos de Sevilla, con acompañamiento de la banda,
que fué de sorprendente efecto.

Emmo. 5r. Gard. Eorique fllnaraz y Santos,
A R Z O B I S P O D B T O L E D O Y P R IM A D O O S L A S L S P A Ñ A S

9oe

repr^ento a Su SanliJaJ t i Papa en nuestra» fiestas
tnapo del año pasado, e inauguro loa monumento» de
Don Bateo en Turtn, y de Domingo 5avio en Sevilla.
¡Dio» le conserve por muciios años!

Después, en breve y elocuente discurso, saludó
d Rdo. P. Viñas a S. E. Rdma. y a los demás
concurrentes al acto, por el honor que nos dispen­
saban al unirse a nosotros para festejar al Siervo
de Dios Dominguito Sa\no, leyendo enseguida
numerosos telegramas de adhesión y cartas del
Sr. Gobernador, de los Sres. Obispos de 0 5 rdoba,
Málaga, Cádiz, Canarias, de los Rdos. P P. Ins­
pectores de la e s t ic a y Tarraconense, de los Sale-

sianos de Barcelona y Madrid y de los Rdos. PP.
Rinaldi y Ricaldone, con el del Rvdo. Rector
Mayor D. Pablo Albera, que fueron acx^das con
delirantes vivas y aplausos de entusiasmo y cariño.
A l terminar el P. Viñas, ocupa la tribima el
ilustre Sr. Canónigo D. Bartolomé Romero Gago
y con su palabra siempre fácil, elocuente y sugestiva
cantó las glorias de la caridad que es la síntesis
de las Obras Salesianas. siendo calurosamente
aplaudido y felicitado por todos los concurrentes
capaces de apreciar la meritísima labor del insigne
orador.
Habló luego el Rvdo. P. Félix Stevenne, misio­
nero salesiano de la República Argentina, asocián­
dose a la glorificación de Domingo Savio. en nombre
de la juventud sudamericana y patagónica, siendo
muy aplaudido.
Siguieron algunas poesías y im diálogo, que
nuestros sevillanitos recitaron con la gracia y
\dveza inimitables, tan propias y casi exclusivas de
los que nacen y viven a la sombra de la Giralda
famosa.
A l final, S. E- Rdma. hizo im breve y sentido
discurso, felicitando al P. Viñas por la obra rea­
lizada y exhortando a los niños a ser guardianes
del monumento que levantan a su compañero y
adalides de las ideas y máximas que a él lo santi­
ficaron, porque así ellos serán el verdadero monximento vivo, el que más le honre por la práctica de
las virtudes de que él nos dió tan alto ejemplo.
Una calmosa salva de aplausos acogió la úl­
timas palabras de S. E., y repetido el himno ter­
minó el acto, que resultó verdaderamente grandioso,
brillante, imponente y superior a cuanto hubié­
ramos podido esperar.
— También de Córdoba (España) llegan los ecos
de una hermosa veladita celebrada allí en honor
de nuestro » santito de pantalón y chaqueta *.
Además de los almunos internos, asistieron varirs
distinguidas familias de Cooperadores: y el Patlre
Inspector, Don Guillermo Viñas, que presidía ti
acto, lo remató con xma de sus fogosas exhortacione*' a los niños, como sólo él sabe hacerlo, El
círcxilo de Antiguos Altunnos de esa ciudad, que
tiene por titular a nuestro Domingo Savio, presentó
a bendecir su bandera el domingo 6. — Lleva los
colores pontificios y el lema: * Antes morir que
pecar », que era el propio de Domingo.
— En este Oratorio de Turín, la fiesta del Patro­
cinio de San José, se estrenó el nuevo dranm:
« Domenico Savio * del prof. Castellino. Tuvo un
éxito brillantísimo.

j4 los Sre». Celadores pedimos pongan una especial di'
ligencia en recoger las copia» de lo» tuscrilorei difunto»
jr enviarnos ius nombre», no sólo para encomendarlo» a
lo» piadosos tufregiot a qae tienen derecho, sino para sus­
pender el envío del Boletín, si fuere necesario. Se han
dado casos en que éste se ha seguido enviando por largo
tiempo a personas que habían muerto o de ignorado pa­
radero. — A l ordenar alguna baja o cambio de dirección,
envíese la c fajila > correspondiente.



200

Por el Mundo Salesiano.
UTRERA (Sevilla-Kspaña). — El Colegio Saleslanu de Ntra. Sra. del Carmen. — Acerca de'este
Colegio, el primero que fundó la Pía Sociedad
Snlesiana en España, hallamos en el diario i El
Sol * de Madrid el siguiente cumplidísimo elogio,
contenido en un artículo dedicado a la ciudad de
Utrera, a cuyo pie aparece la firma del Sr. D. Celes­
tino lix'u:
* vSi la importancia de Utrera es grande desde
los diversos a,spectos en que la he descrito, no lo
es menos desde el punto de vista cultural y peda­
gógico, pues ejue, a más de varios colegios parti­
culares, tienen los utreranos el orgullo de poseer
en su pueblo el Colegio de Nuestra vSeñora del
Canneu, que es, por su importajicia y antigüedad,
el mejor Colegio Salesiano de España. Está situado
en la soberbia avenida de Don Bosco y cuenta con
un grupo de edificios construidos a la moderna
y (|ue reúne cuantas cómodas e liigiénicas condi­
ciones pudo idear el saber humano para esta clase
tle centros. Son admirables y admirados sus labo­
ratorios de experimentación, y su gabüiete de
IlLstoria Natural es un verdadero museo. Tiene
en In actualidad setecientos alumnos, y se ve el
señor director de este soberano centro de enseñanza
en verdaderos compromisos por tener que desa­
tender multitud de solicitudes de nuevos alumnos,
por(|ue resulta ya insuficiente su hermoso local.
Sostienen estos esforzados religiosos imas escue­
las gratuitas llamadas de San Diego, donde reci­
ben eficaz enseñanza general, lecciones prácticas
de artes y oficios y estudios musicales más de tres­
cientos alumnos, entre los que reparten valiosas
premios y a los que enseñan prácticamente las
inmensas ventajas del ahorro, habiéndolo fomen­
tado de tal suerte, que en fin del año pasado tenían
e.stos escolares 3.539,04 pesetas en cartillas per­
sonales de la Caja Postal.
Con el lema 1 Unos por otros y Dias por todos s
hati fundado estos reverendos Padres ti^lesianos
un Sindicato agrícola, cuyo principal objeto es
facilitar dinero a los labradores que lo necesiten
con el módico interés de O por 100 anual, evitando
tusí (pie las pulpasas tentáculos de la usura absorban
el trabajo y el sudor de estos hombres que todo
lo producen. E l éxito de este Sindicato, según se
desprende de los datos que tengo, supera a todo
cálculo, y en el poco tiempo que lleva de creado
ya ha realizado préstamos por valor de 51.192
pesetas. E l dinero que facilita este Sindicato a sus
asociados con un interés de 6 por 100. es el dinero
que sus mismas asociados imponen y por el que
cobran un interés de 4 por loo; pero, según el regla­
mento, no se reparten dividendos entre los socias,
pues que éste se destina a pagar las deudas sociales
y a obras de utilidad común, següu los fines del
Sindicato.



CAMAGOEY (Cuba). — Una hermosa fiesta de
Saa José. — E n esta ciudad cubana tienen enco­
mendada los Salesianos ima parroquia con su cp- '
rrespondi^te grupo de escuelas. Da Obra por
ahora no ha salido, por así decirlo, de mantillas
a causa de. las muchas e inesperadas dificultades
que le han salido al paso; pero tenemos motivos
de esperar que pronto entrará en una nueva época
de prosperidad y florecimiento para cumplir •d
fin con que fué llamada a aquella privilegiada
tierra. De allí nos mandan las siguientes noticias,
que con gusto ofrecemos a nuestros lectores:
( Para secundar los deseos de nuestro Smo.
Padre el Papa Benedicto X V , nos propusimos
solemnizar en esta incipiente fundación el 50° ani­
versario del Patronato Universal de San José en
la medida de nuestras escasas fuerzas y cortas
posibilidades.
Durante la Cuaresma organizamos la Catcquesis
parroquial diaria, a la que acudían los niños y
niñas en número mayor de cien. Dos tres días pre­
cedentes, a la fiesta del Santo Patriarca, celebráronse
cultos especiales y se preparó a los niños con apro­
piadas platiquitas. A l propio tiempo los niños
de las Escuelas parroquiales aprendían algunc»
cantos y un escogido grupo de ellos la misa en
música para la fiesta.
E l triduo se celebraba por la mañana con misa
de manifiesto, canto de motetes, rezo de las Detanías del Santo y Reserva. Dos actos religiosos
de la tarde se vieron igualmente m uy concurridos
por los feligreses, sobresaliendo no obstante el
elementó infantil que prestaba a estos cultos un
beUísüno y característico realce. Eran los niños
de las Escuelas Parroquiales encomendadas a la
solicitud de los PP. Salesianos. A ellos se sumaban
otros niños y niñas de la Catcquesis Parroquial,
y todos con tierna devoción y visible alegría espi­
ritual amenizaba:! los misterios del Sto. Rosario
con apropiadas letrillas, escuchaban las breves
y compendiosas frases que a ellos con preferencia
dirigía un sacerdote salesiano; desgranaban con
.sus delicadas vocecitas el canto de las letanías del
Santo, recibían con profmxdo respeto y visible
devoción la Bendiciói: del Santísimo y sdían can­
tando líennosos himnos al Patrón de la Iglesia
Universal y Ejemplar acabado de todas las vir­
tudes cristianas.
Nunca se borrarán de nuestra memoria las gratas
y profundas emociones de este triduo en que a
pesar de lo cerrado de la noche, el amplio templo
parroquial se hencliía de los • predilecto* del Co­
razón de Cristo » los niños, que realmente se acer­
caban a E l y sentían en sus .almas las vaguedades
misteriosas de sus divinales caricias.
Digno remate y coronamiento fué el Oficio
Solemne del día de la Festiindad. Todo en él con­
tribuyó a imprimirle el sello de grandiosidad indis*
entibie y hacerle revestir los caracteres de verda­
dero acontecimiento religioso. Se dió comienzo a
la augusta ceremonia con la sole:nne bendición de
una artística efigie de S. José, tallada en las Escue­
las Profesionales Salesianas de Sarriá (BarcelonaEspaña). Da Capilla Parroquial con acompaña­
miento de orquesta, interpretó la Missa Ponti'



201

ficalis del Mtro. Peros!, que despertó gran ^ tu áasmo por la novedad de estrenarse la Escolanía
infantil * Domingo SaWq », primera de esta índole
en esta provincia de Camaguey, en donde nunca, y
menos en el servicio divino, se oyeron las vibrantes
Va^entinas voces infantiles.....
Ocupó la Sagrada Cátedra d. dignísimo y M. I,
Mons. Marcelino Basaldúa, Gobemadcnr Eclesiás­
tico de esta Diócesis, quiem después de explicar la
transcendencia del Culto de aqud día, en que se
conmemoraba d quincuagésimo aniversario de la
Proclamadón d d glorioso Patriarca S. José como
Protector y especial Patrono de la Iglesia Universal,
tomando pié de las Bodas de plata sacerdotales
del Rdo. P. Salesiano, D. José Calasanz, que ofi­
ciaba de cdebrante, con calor y facilidad de pa­
labra tejió el más acabado panegírico d d « Sacer­
docio Católico * y su misión redentora en medio
de una sodedad enferma y degradada.....
En la misa hubo tma Commiión muy numerosa;
y varios niños y niñas de la Catcquesis la redbieron
por primera vez.
Temiinó la hermosa fundón con tma solemne y
devota procesión claustral, en que se llevó la esta­
tua de San José redén bendedda a su restaurado
altar.
Estos cultos dejaron imborrables recuerdos en
cuantos los presendaron: para la institudón salesiana de Camaguey serán una hermosa página de
su historia apenas comenzada, pues desde ahora
puede decirse que en estas feraces regiones tropi­
cales se cumple y a la noble y santa misión de
Don Bosco, de educar y enseñar el camino del délo
a los hijos del pueblo.
PARÍS. — Un nuevo Oratorio. — E n un barrio
cercano al famoso de Ménilmontant (París) de que
ya tienen notida nuestros lectores, florece desde
antiguo el Patronage Síe. Anne de Charonne. Este
Patronato se tiene por el más antiguo de París:
de 1863 a 1870 fué dirigido por el santo sacerdote
P. Plandiat, que con otros varios ilustres sacer­
dotes murió mártir de la Commune. D e algún
tiempo a esta parte el Patronage Ste. Anne carecía
de capellán, por lo que fué ofrecida su direcdón
a los Sres. Capellanes del Patronage Saint-Pierre
de Ménilmontant, sucesor y heredero legítimo del
antiguo Patronato Salesiano, y que tan acreditado
se halla para la asistenda espiritual de los hijos
del pueblo. Los Antiguos Almnnos de Don Bosco
aceptajon el ofrecimiento y determinaron hacer en
favor de los pilluelcs de Chasonne lo que y a desde
años venían hadendo con los ménilmontagnards.
La toma de posesión se hizo solemnemente el
domingo de Pasión. E l público que se reúne en
aquella iglesia es muy heterogéneo. A un lado se
veían venerables andanos que llevan en el Ora­
torio sus 40 y más años de asistenda asidua; el
centro de la iglesia estaba tomado por un hormi­
guero de rapaces y mozalbetes; en el fondo un
grupo de forasteros, que han traspasado lá puerta
de la iglesia atraídos por los cantos de los chicos;
a un lado un buen número de mujeres y niñas
italianas que frecuentan la iglesia de Ste. Anne,
desde los tiempos del P. Flanchat, A l domingo



siguiente toda esa gente cumplió con pascua con
mucho recc^imiento y fer\'or, y no cesaba de bendedr a Dios de que les hubiese propordonado
nuevos directores espirituales. E l buen pie con que
se ha entrado en ese nuevo campo es pronóstico
de las mejores esperanzas.
MARSELLA (Frauda). — Representaciónes sacras.
— Los jóvenes del Patronage Saint-León de esta
dudad han hallado rm excelente y eficadsimo
medio de apostolado en las representadones de
género religioso.
Por Navidad dieron un drama pastoral que tuvo
éxito brillantísimo y por una larga temporada,
trajo cada domingo al modesto teatrito \ma api­
ñada muchedmnbre que lo llenaba de cabo a cabo.
Alentada por un resultado tan halagador, la
misma compañía preparó el recitado, mitad auto,
mitad oratorio sacro, acerca de la « Pasión » de
N. S. Jesucristo. L a representadón no sólo gustó
inmensamente, sino que además comuovió honda­
mente al devoto gentío que además por varios do­
mingos seguidos invadieron el salón de actos dcl
Oratorio.
H e aquí como da cuenta de los piadosos triunfos
alcanzados el boletín de dicho Patronato: « Como
venía al palco enseguida después de las famosas
representadones pastoriles que dejaron delicio?*
e imborrable memoria, nadie osaba esperar que
la nueva obra alcanzase un tamaño triunfo. Este
ha sido de los que hacen época y de tal magnitud
e im portanda que hemos tenido que escuchar el
reproche — m uy amable y comedido, eso sí —
de que no hubiésemos ensanchado y tresdoblado
el modesto salón de nuestro Oratorio, para que,
no y a mil, sino varios millares de expectadores
pudiesen gozar del piadoso, artístico y entemecedor espectáculo. E s justo consignar que todos
y cada imo de nuestros artistas se sobrepujo a sí
mismo en el desempeño de su pap>el. Echábase de
ver que cada uno ponía alma , corazón y sentidos
en su cometido; y ello es algo... y aún mucho.
Merecen nuestros sentidísimos plácemes los amigos
(jue encamaron maravillasaniente los diversos
personajes del grandioso drama de la Pasión,
como Jesús, San Pedro, Judas, Caifás, Anás y
Pilatos. E l público no se cansaba de aplaudirles
y les llamó repetidas veces al proscenio: señal clara
de que habían logrado lib a rle al alma y pulsar!»
las más íntimas fibras d d corazón. ¡Gracias, amigos,
os decimos una vez más, gracias mil por las hondas
e dulces emociones que nos habéis hecho sentir!
Gran parte para d suceso felicísimo de la « Pa»
sión > fué sin duda alguna la acabada e intachable
ejecudón musical. — ¡Vdes. me han hecho llorar!
se oían decir nuestros bravos artistas al salir del
espectáculo. Cierto, éstos han hecho derramar
muchas lágrimas desde las tablas, pero fué porque
tampoco eran fingidas sino m uy verdaderas las
que en ellas vertían sus ojos y porque esas plega­
rías, que ennaltan los pasos más hermosos d d
drama, les salían a los jóvenes cantores más d d
corazón que de los labios. Nos es m uy grato hacer
constar nuestro público reconocimiento al abate
S im e^ , que puso a nuestro servido todo su saber



202

y entusiasmo.....Merecen también mención espe­
cial los Señores que ofrecieron galantemente su
concurso para constitioir la orquesta, que nos embe­
lesaba con sus magistrales acordes. Baste recordar
el Hosana triunfal con que J esús hacía su solemne
entrada en Jerusalén, precedido de ima muche­
dumbre de niños portadores de palmas: la oración
del Señor en el Huerto de Getsemani; la marcha
hacia el Calvario... [No se nos despintarán jamás
del corazón ni de la memoria las gratas y suaves
impresiones allí recibidasi
Nuestro escenario, donde no falta jamás alguna
buena cn.scñanza, en esta ocasión estaba trocado
en un verdadero pv'Upito y cátedra del Evangelio.
— jEsto vale más que un sermón! hubo de raanifestanios alguna pesona; y en efecto tenemos mo­
tivos para esperar que esta singular manera de
predicación, que no es nueva ni de hoy sino que
tiene muy ilustres precedentes en la edad media,
ha de producir duraderos frutos de santificación ».

BEKNAL. — Proezas literarias. — En nuestro
Colegio de Bernal (Buenos Aires-Arg.), bajo la
protección maternal de Nuestra Sra. de la Guardia,
prospera un vivero de vocaciones salesianas, donde
se forman en virtud y letras los futuros adalides
de la Obra de Don Bosco en la Argentina. L a Con­
gregación salesiana mira con predilección esos
Colegios, y otro tanto han de hacer nuestros ainigo.s
y Cooperadores, porque en ellos se cifran todas sus
esperanzas para el porvenir.
De la vida pujante que lleva nuestra escuela de
Bernal dan fe la hitensa piedad, que allí se respira y
el florecimiento de los estudios.
En los comienzos de marzo nuestros Teólogos,
Filósofos y Latinistas berualeses dedicaron al
Angel de las Escuelas, Santo Tomás de Aquino,
una jom ada religioso-literaria, sin olvidar al propio
tiempo al otro Angel de las Escuelas Salesianas,
que es Domingo Savio.
Ivn diciembre, aprovechando los ocios de las
vacaciones estivales, comnemoraron al Doctor
Máximo San Jerónimo, cuyo X V Centenario
ocurrió el pasado año. Nuestros Escolares dieron
pública muestra de sus arrestos literarios y fácil
manejo de la lengua de Cicerón, representando el
drama latino en tres actos, Leo 1. escrito en ele­
gantes versos plautinos por nuestro venerando
F. Francesia. A la representación asistió un docto y
di.stinguido piiblico, que aplatulió con entusiasmo.
Las últimas noticias denotan fervorosos pre­
parativos para celebrar dignamente la meuioria
de Dante, el poeta cristiiuio, con estudios literarios
y proyecciones artísticas. Con estos plácidos estu­
dios especulativos y cultura entrelazan sabiamente
los jóvenes hijos de Don Bosco otros más propios
y especiales suyos. Asi hemos sabido que han tenido
* Asambela catequística *, como adhesión al Con­
greso de Catequeris, que se reunió en Cágliari
(Cerdeña) a mediados <lel pasado mayo. |Eso es
prepararse y adestrarse en las armas para las ba­
tallas que les esperaul



6® ) r =

N E C R O L eG lfl ]

Sita. 1. Ooioies Betantomt y Apm iiiite.
Murió en Camagüey (Cuba) el 25 de abril a la
edad de 59 años.
E ra esta dama descendiente de tma de las más
ilustres familias de la Isla de Cuba. A su inicia­
tiva se debe la ida de los Salesianos a esa Isla y el
establecimiento de los mismos en la ciudad de
Camagüey. Proponíase levantar a sus expensas
imas Escuelas de Artes y Oficios para dar seguro y
provechoso asilo a los niños pobres y desvaüdos pero
el Señor dispuso llamarla a Sí, cuando se disponía a
poner mano en la piadosa empresa para anticiparle
el premio, así podemos fimdadamente esperarlo, de
sus muchas buena.s obras y santos propósitos.
En efecto, no hubo obra de caridad que esta
generosa dama no favoreciese largamente, por lo
que mereció que el Ayuntamiento la honrara con
el título de « H ija Benefactora de Camagüey >.
Monmuento de su profunda piedad y fervor reli­
gioso es el magnífico templo del Sdo. Corazón de
Jesús, que entregó a los PP. Escolapios. Pero
estos illtimos años puso todo su cariño y desvelos
en implantar allí la Obra de Don Bosco, que bien
puede decirse que fué obra de sus amores; y ya que
no tuvo la dicha de ver realizados sus planes en
vida, quiso dejarlos bien asegurados para después de
su muerte. E n su testamento, monumento insigne de
caridad cristiana, provee a la fundación y sosteni­
miento de unas Escuelas Profesionales Salesianas
para los niños pobres; y llama y entrega su propia
casa a las Hijas de María Auxiliadora, para que
atiendan en ella a las niñas necesitadas de socorro.
Su muerte fué sentidísima: sus funerales fueron
una grandiosa manifestación de duelo de toda la
ciudad: al entierro concurrió la sociedad camagueyaiia sin distinción de clases, presidiendo el duelo
las Autoridades eclesiásticas, civiles y militares.
Los Salesianos, por su parte,, no escatimarán
sufragios a la que con toda verdad pueden llamar
su madre por la solicitud con que siempre cuidó
de ellos, a fin de que nada les faltara mientras se
edificaba la Escuela Profesional; el funeral de
séptima que se celebró en la parroquia de la Ca­
ridad regentada por los Salesianos, fué una nueva
y sentida muestra de afectuosa gratitud a tan
gramle bienhechora. Rogamos a toáo sles lectores
del lioletÍH que en sus oraciones encomienden a
Dios el alma de esta insigne Cooperadora Salesiana
para que le apresure el descanso eterno, mientras
damos nuestro más sentido pésame a sus fami­
liares, en particular al Sr. Dr. Francisco Agrá­
mente, que fué el hombre de confianza de la di­
funta, y a la Srta. Altagracia, con quien compartió
todas sus alegrías y penas.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINI.ANO F E R R A R I.
Establee. Tip. de la Sociedad Editora Inieruacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TURI.N’

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