BS_1921_06

Ficha

Título
BS_1921_06
Descripción
Boletín Salesiano. Junio 1921
extracted text
o

Boletín Salesiano
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Junio 1921.

Año X X X V I — N . 6.

S u m a rio . — E l S<T^raiÍQ Corazón Je Jesús ji el Venerable Juan Dosco — Iniciativas ejemplares
— L a Cripta funeraria Je D o n M ig u e l R úa — -Tesoro espiritual — M a lo C raso: V ia je a través
Je la gran meseta central. - Los buscaJores

Je

Jiamanies —

Cu/io Je M a ría AuxUiaJora —

Gracias Je M a ría AuxUiaJora — O tro ju icio sobre la Obra Salesiana Je Viena

— E l R Jm o.

S r. D o n P a b lo A lb e ra en Francia — B ibliografía — P o r el munJo salesiano: Lim a - P iró n *
R o je o Jel M e J io • Sallo ■ Sucre - V i la Colón —

Señorea CooperaJores Salesianos Jifunios.

— (Véase en el íníeríor.- P ía O b ra d e l S a g ra d o C o r a z ó n d e Jesú s).

B a s f llc * y H o s p ic io d e l S a g r a d o C o r a z ó n d e J e e ó t e n R o m a .

B A R C E L O N A (E SP A Ñ A )

^ u ^ U c a cx o tv e s

d e

c a v á cte v

1. EL OilATORIO FESTIVO. — Semanario para
niños, instructivo y ameno. Cuatro págs. con
numerosos grabados.
Precios: 5 núms. semanales 5*00 ptas. al año
»
10 »
»
6’oo
»
>
25 »
>
i4 ’oo
>
*
so’oo
*
>
100 >
Van publicados 1026 números.
2. LECTURAS CATOLICAS. — Publicación
mensual de obritas de asuntos varios. 100
páginas (190 por 120 mms.), con grabados y
liermosa cubierta a colores, cada mes. Al fin
de año se regala el almanaque * £ l Hombre
de Bien *.
Suscripción: 4 pesetas al año en España.
»
5
»
»
extranjero.
Número suelto: 0*50 ptas. Publicados 315 tomos.
3. BIBLIOTECA AMENA € JUVENTUD». —
(Lecturas para jóvenes). Gran colección, en
serie única, de novelas históricas, escritas a
propósito o arregladas para ser puestas en
manos de jóvenes. Hermosos tomos de 300
págs. (240 por 140 cms.), con grabados.
Precios: según las diversas encuadernaciones.
Ocho tomos publicados.
4. BIBLIOTECA « HORAS SERENAS». — (Lec­
turas para jovencitos) Gran colección, en serie
única, de narraciones histórico-novelescas, es­
critas a propósito para ser puestas en manos
de los jovencitos. Hermosos tomos del 100
págs. (190 por 120 mm.) con grabados.
Precios: Too ptas. en rúst.; 1*50 encuadernado
Cinco tomos publicados.
5. BIBLIOTECA DEL ABUELITO. — (Lecturas
para niños). Gran colección en series varias,
de episodios históricos y cuentos de fantasía,
escritos a propósito para ser puestos en manos
de niños. Serie primera: Episodios históricos
de la niñez del Vble. Bosco. Tomos de 16
págs. (x6o por loo) con grabados.
Precios: o ’ 10 pías, tomo suelto. En pedidos al
por mayor, descuentos hasta el 50 por ciento.
Publicados 18 tomos.
6. BIBLIOTECA «COA^AZO/V».— (Lecturas para
Congregantes). Gran colección en serie única,
de vidas edificantes escritas a propósito para
ser puestas en manos de Congregantes. Her­
moso tomos de 100 páginas (190 por 140)
con grabados.
Precios: i ’oo piasen rústica. 1*50 ecuadernado.
Publicados tres tomos.

s

a

r

r

i

a

=

p e Y m a tv e n U :
7. BIBLIOTECA EDUCATIVA. — Lecturas
Educatores). Gran colección de obra de for­
mación cristiana, destinadas a los Colegiales
de los últimos cursos, próximos a entrar en el
mar de la vida.
fErt preparación).
8. BIBLIOTECA ESPAÑOLA. — Conocimientos
generales de las Artes y Ciencias, y de sus
pregresos: historia, celebridades, obras, etc.,
expuestos en estilo sencillo, proprlo para niños.
Precios: i ’oo pta. Publicados 12 tomos.
9. GALERIA HISTORICA. — Colección de lectu­
ras para niños que refieren en resumen los
grandes hechos de la historia universal.
Precio: o’ io pta. tomo. Publicados 12 tomos.
10. LIBROS PARA PREMIO__ Variado y extenso surtido de libros para premios: lectura
sana y abundante, hermosa presentación y
economía. Consta de 4 centenares de tomos.
Precios varios.
11. GALERIA DRAMATICA SALESIANA. —
Extenso arsenal de dramas, comedias, saine­
tes, juguetes cómicos para la juventud de
ambos sexos. Inmenso surtido de zarzuelas y
cantos recreativos.
Precios varios.
12. VELADAS RECREATIVAS. — Colección de
diálogos, monólogos, discursitos, versos, escenitas, etc., para fiestas colegiales, patrióticas,
religiosas, etc. Cuatro grandes tomos publi­
cados.
Precio: 3*50 ptas. en rúst.; 4’oo encuadernada.
Suplemento musical, 5’oo y 6’oo pesetas.
13. eCANTANTIBUS ORGANIS».— Colección
escogida de música religiosa, inspirada y de­
vota para toda clase de funciones litúrgicas
y extralitúrgicas, con arreglo al < Muto proprio » de S. S. Pió X.
Precios varios.
14. LA
MUSICAL. — Colección de
semanas musicales (siete piezas cada semana),
para principiantes de piano. Dificultad gra­
duada. Van publicadas nueve- «semanas;*.
La 9* para piano y vioHn.
Precios: Día suelto, i ’oo pesetas. Semana com­
pleta, 5*50.
15. CALENDARIO DE MARIA AUXILIADORA.
— Calendario de pared para familias cris­
tianas; con toda clase de indicaciones astro­
nómicas, martirólogicas, religiosas, disciplina­
rias y ecclesiásticas. Texto ameno y agradable.

Pídanse Catálogos y prospectos
Se re p a rte g ra tis la re v ís ta tr im e s tra l

Prensa S a le sla n a »
.

Año X X X V I -

N . 6.

Junio de 1921.

=

5^

BOLETIN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
R e d a c c ió n

y

A

d m in is t r a c ió n :

Via Cottolengo, N. 32 - TURIN (Italia)

i

El Sagrado Corazón de Jesús
Y EL VENERABLE JUAN BOSCO
Todo cuanto ha}' en el mundo de pureza,
ie candor e inocencia, todo cuanto hay de noble,
ie hermoso y levantado en el orden sobre natural,
todo fluye e irradia, como de su proprio centro,
del Corazón adorable de Jesús. De ese Corazón,
embeleso de los ángeles, brota la corriente
misteriosa, que convierte cada familia cris­
tiana, cada colegio católico, en un vergel de
fragantísimas azucenas de pureza y virtud:
ese verdadero árbol de la vida plantado en
medio de la Iglesiá, es el que da vigor y lozanía
a las innumerables flores de santidad, de sacri­
ficio, de heroísmo, que en todo tiempo y lugar
ha producido y sigue produciendo este huerto
cerrado suyo.
Por esto todos los grandes amigos de la juven­
tud pertenecen al nobilísimo escuadrón de los
íntimos confidentes de Jesús: S. Ignacio de
Loyola, S. José de Calasanz, S. Juan B. de la
Salle y cuantos hasta nuestros días han traba­
jado a favor de esta porción la más escogida
y delicada de la cristiana grey, se han inspirado
en los deseos y sentimientos de su Corazón ama­
bilísimo; del Corazón, que un día dejó escapar
esta tierna y amorosa queja: ¡Dejad que los
niños se acerquen a mí!
No puede negarse que en estos últimos tiem­
pos, por diversas causas, que sería prolijo enu­
merar, pero especialmente por el relajamiento
moral de la familia, una gran parte de la ju­
ventud tan amada del Corazón de Jesús, iba
apartándose de él, iba resbalando por la pen­
diente del mal, empujada más por el peso de
su natural flaqueza, por ignorancia y abandono,
que no por malicia y depravada voluntad: no
podía sufrir el Corazón adorable de Jesús
esa lamentable y creciente deserción de cora­
zones tan suyos y tan queridos; y entonces

fue cuando en la Iglesia, bajo su impulso e
inspiración, comenzaron a surgir las mumerosísimas instituciones (y son pocas todavía)
que vemos consagrarse con todo ardor y entu­
siasmo a la obra salvadora de la niñez y de la
juventud: a encaminar sus primeros pasos
hacia Jesús: a reconquistarle esas prendas tan
queridas de su Corazón; y entonces fue cuando
el mismo Jesús, se dignó inspirar su obra al
^^enerable Bosco, poniéndole en las manos las
dos grandes armas de sus conquistas: la caridad
y la mansedumbre.
Y esa divina inspiración no fue por vía re­
gular y ordinaria, sino que en la vida del Vene­
rable Padre aparece con todos los caracteres
de sobrenatural y solemne, como en tantas
otras ocasiones se ha dignado el Señor reve­
larse a sus siervos.
«
* *
Trasladémonos a los primeros años del Ve­
nerable, cuando, niño todavía, pastoreaba en
los floridos ¡irados de i Becchi. A esta época se
refiere la siguiente página autobiográfica de
nuestro Padre, que nos puede dar no poca
luz sobre el altísimo origen de su misión y sobre
la procedencia de sus doctrinas y procedimientos
pedagógicos. Dice así:
« A la edad de nueve años tuve un sueño,
que me quedó profundamente grabado en la
memoria por toda la vida. Mientras dormía,
me pareció encontrarme en un extenso solar,
cercano a mi casa, donde estaba divirtiéndose
una muchedumbre de chiquillos. Unos reían,
otros jugaban, no pocos ultrajaban el santo
nombre de Dios. A l oir sus blasfemias, me
lancé a ellos, valiéndome de puños y voces
para hacerlos callar. En aquel punto apareció

152 —
un Personaje venerable, de edad madura, ves­
tido noblemente, ' Un manto blanco cubría
toda su persona; mas su rostro era tan resplan­
deciente. que no podía, mirarlo. Llamóme por
el nombre y mandó ponerme al frente de aque­
llos rapazuelos, añadiendo estas palabras: « No
con golpes, sino con mansedumbre y caridad te
granjearás el amor de estos niños. Ponte, pues,
a- hacerles una plática sobre la fealdad del pecado
y la hermosura de la virtud i>. Confuso y asus­
tado, repliqué ser yo un pobre niño sin instruc­
ción; incapaz, por tanto, de enseñar la religión
a esos jovencitos. ICstos entonces, dejando sus
riñas, gritos y blasfemias, se agruparon todos
alrededor del Personaje que me hablaba. Casi
sin saber lo que rae decía, le pregunté:
— /Quién sois vos, que me mandáis una
cosa imposible?
— Precisamente porque esas cosas te pare­
cen imposibles, debes liacerlas pósibles, obe­
deciendo y adquiriendo la ciencia.
— ¿Dónde y con qué medios podré adquirir
la ciencia?
— Y o te daré una Maestra bajo cuya direc­
ción puedes llegar a ser sabio y sin la cual toda
sabiduría es necedad.
— Pero ¿quién sois Vos que habláis de ese
modo?
— Y o soy el Hijo de aquella, a quien tu
madre te enseñó a saludar tres veces al día.
— 5Ii madre me prohíbe juntarme, sin
permiso suyo, con personas que no conozco:
decideme, pues, vuestro nombre.
— Mi nombre pregúntaselo a mi Madre.
líntonces vi junto a él a una Señora de majes­
tuosa presencia, cubierta, de un manto que
resplandecía en todas direcciones, como si cada
uno de sus puntos fuese uua brillantísima estrella
Viéndome cada vez más confuso y atolondrado en
mis preguntas y respuestas, hízome señal de que
me acercase a ella, que me tomó amablemente
por la mano y me dijo:
¡Mira!; y al mirar
noté que habían desai>arecido todos aquellos
muchachos, y en su lugar divisé una multitud
de cabritos, canes, gatos, osos y otros muchos
animales. - He aquí tu camiK>, he aquí dónde
tienes que trabajar, siguió diciendo aquella
Señora. Hazte humilde, fuerte y robusto; y
lo que ahora veas suceder con estos animales,
haráslo tú después con mis hijos.
V'olví entonces la mirada y hé ahí qire en
lugar de los animales feroces, aparecieron otros
tantos mansos eorderitos, que triscaban y
balaban suavemente en torno de aquel Hombre
y aquella Señora, como para festejarlos.
A este punto, sin dejar de sonar, comencé a
llorar y supliqué a la Señora se dignase hablar
de modo que la pudiera entender, porque no

alcanzaba el significado de lo que me quería
decir. Púsome entonces Ella la mano sobre la
cabeza, diciéndome:,— Todo lo comprenderás
con el tiempo. Dicho esto, despertóme un fuerte
luido; y todo desapareció. Hallábame como
alelado. Parecíame sentir aun en las manos y
cara el dolor de los puñetazos repartidos y el
de las bofetadas recibidas de aquellos pícamelos.
Además, ese Personaje, esa Señora... lo que
había dichó y oído me llenaban de tal modo
la cabeza, que y a no pude tom ar a pegar el ojo
en toda la noche ».
Enseguida cuenta el Venerable los comen­
tarios que suscitó el sueño, al contarlo por
la mañana a su familia, y las peregrinas inter­
pretaciones que mereció de parte de cada uno
de los miembros de ella; luego continúa:
« Y o era del parecer de mi abuelita, (es decir,
que que no hay que hacer caso de los sueños);
sin embargo, nunca pude borrar ese sueño de
mi mente. Las cosas que más adelante expondré,
le darán algún significado. Yo, por mi parte,
me lo tuve siempre callado; y mi familia acabó
por olvidarlo. Pero cuando en 1858 fui a Roma
para tratar con el Papa de la Congregación
Salesiana, hízose contar minuciosamente todas
las cosas que tuvieran visos siquiera de so­
brenaturales. Entonces referí por primera vez
el sueño tenido de los nueve a los diez años.
E l Papa me ordenó escribirlo en su sentido
literal y por menudo, y dejarlo para edificación
de los hijos de la Congregación, que había
sido el objeto de aquella ida a Roma » (i).
Hasta aquí el Venerable. Que ese sueño no
era una pura ficción de la fantasía, demuéstranlo
muy claramente los hechos posteriores. Asegura
su biógrafo que ese cuadro se le volvió a repre­
sentar al Siervo de Dios repetidas veces durante
el espacio de diez y ocho años, cada vez con
nuevos particulares, aunque el asunto era sustiuicialinente siempre el mismo. Las últimas pa­
labras del propio D. Bosco, que dejamos trans­
critas, dejan vislumbrar la altísima importancia
que él le daba. Todo nos hace creer, pues, que
se trata de uua verdadera visión como tantas
otras posteriores, comprobadas por millares
de discípulos suyos, y que el Venerable, por
humildad, no designó jamás sino con el nombre
de sfítfwos.
Esto sentado, y a podemos admirar la fuente
sublime de donde brotó esa ciencia de catequi­
zar las almas; la escuela en que aprendió el
Venerable su arte maravilloso de apoderarse
de los corazones; el Maestro que 1? enseñó el
sistema de la mansedumbre y de la caridad
en la evangelización de los pobres y de los pe(lí Véa«e la Vita del Veneraóüe Giovju>u Basco, ¡or
el S a c . GU)V. B. L e m o y n e , vol. I, cap. III.

— 153 —
Algunos años después, esto es, en mayo de
queñuelos. — Si la marca genuinamente evan­
1S86, estando el Venerable Padre:en Barcelona,
gélica, que los métodos pedagógicos del Vene­
rable ostentan en sus cuatro costados, no fuera se le encomendó de un modo al parecer sobre­
natural y extraordinario, la erección de otro
suficiente para cercionamos de su procedencia
divina, ahí está ese auténtico testimonio que templo al Sdo. Corazón de Jesús, en la cima del
nos debe quitar todo género de duda: ese Maes­ monte Tibidabo, que domina a Barcelona:
tro de la caridad, no podía ser otro que Jesús de templo que se halla ahora en construcción y
Xazaret; esa fuente de dulzura, caridad y man­ que será sin duda una de las glorias más grandes
de Don Bosco.
sedumbre heroicas, no podía ser otra 'que su
Esas dos obras, podemos considerarlas como
Corazón eternamente adorable.
Tal es la interpretación que creemos debe una glorificación que quiso hacer el Señor a
darse al misterioso sueño o visión que dejamos la faz del mundo, del obscuro, pero fecundísimo
apostolado de amor y celo por su gloria, que
apuntada. En ese Personaje que tan preciosa
lección de caridad y mansedumbre da al fogoso absorbió todos los alientos de la laboriosísima
Juanito, nadie puede dejar de reconocer a existencia del Venerable Padre: son el remate
y coronamiento excelso de una vida, por en­
aquel mismo Señor que en las tierras de Galilea,
dijo un día: Á-prended de M í, que soy manso y tero dedicada a extender y afianzar el reino de
Dios en las almas.
humilde de corazón; a aquel Maestro divino,
Que tal era el significado de esas dosiíltimas
que al oír a. sus discípulos pedir fuego del cielo
obras del Venerable, dánlo, a entender las .si­
contra las ciudades prevaricadoras, hubo de
decirles: No sabéis de qué espíritu sois; de aquel guientes palabras suyas en las solemnísimas
Jesús, que derramó tesoros de bondad y com­ fiestas de la consagración del Templo del Sdo.
pasión sobre los pecadores y sólo se indignó •Corazón de Roma. Esta tuvo efecto el día 14
contra los hipócritas y contumrces: de aquel de junio de 18S7, y el 16 Don Bosco celebró
Jesús bueno, manso y humilde, que pasó por en la nueva iglesia su primera y única misa.
« Mas de quince veces, dice su biógrafo,
el mundo haciendo bien y predicando amor, y
rompió a llorar durante ella, no logrando pro­
murió en la cruz perdonando a sus verdugos.
Con razón podemos concluir por tanto, que seguir el santo sacrificio sino con verdaderos
la táctica admirable de tratar a los niños, que esfuerzos E l sacerdote que le asistía tuvo que
el \’enerable Bosco legó a sus hijos bajo el nom­ hacerle repetidas llamadas para sacarle de la
profunda emoción que le dominaba... Habién­
bre de Sistema Preventivo y que da maravillosos
dole preguntado después el motivo de esa emo­
resultados, proviene derechamente del Corazón
ción tan honda, respondió: — Se me represen­
amabilísimo de Jesús.
taba muy al vivo el sueño que tuve entre los
*
nueve y diez años de edad acerca de mi futura
* *
misión (el mismo que más arriba dejamos re­
ferido) y los opuestos comentarios que provocó
Así como la página anteriormente transcrita
de parte de mi madre y hermanos: y todo ello
es una vislumbre, síntesis y compendio de la
Obra desarrollada por el Venerable durante toda lo veía con tal viveza, qpe se me hacía imposible
su vida, así también toda ésta puede y debe con­ de toddo punto atender al Santo Sacrificio ».
Sin duda, añade el biógrafo de Don Bosco,
siderarse como un solo y continuado acto dé
obediencia, sumisión y acatamiento a los deseos comentando este hecho, nunca como entonces
debió ser para él tan fascinador el recuerdo de
del Corazón santísimo de Jesús.
aquel primer « sueño t . * A su tiempo lo com­
Por esto, a nadie debe causar maravilla que
prenderás todo », le había dicho la Sma. Virgen:
nuestro Venerable Padre fuese escogido para
y el humilde pastorcito de Becchi, al cabo de
llevar a cabo dos grandiosísimas empresas, que
ligarán perpetuamente el nombre de D. Bosco, sesenta y dos años de fiel y heroica obediencia
a la historia de la devoción y culto del Sdo. Co­ a aquel primer mandato, estaba viendo, cómo
razón de Jesús, poniéndole en el número de sus la misión que le había sido encomendada en
más insignes propagadores. Nos referimos a la su niñez, recibía entonces, con la consagración
construcción del Templo Votivo Internacional de esa iglesia al Sdo. Corazón de Jesús en Roma,
del Sdo. Corazón de Jesús en Roma y del Tem:la sanción más solemne. Comprendió entonces,
plo Votivo Nacional del Tibidabo (Barcelona- que el Personaje y la Señora vistos en aquel
España). La primera le fué encargada a Don sueño, no sólo le habían a3mdado a fundar la
Bosco por el Papa León X III, el 5 de abril de obra encargada, sino que la acababan de co­
iSfco. En poco tiempo con limosnas reco^das ronar con una aureola de gloria con la erección
en todo el orbe católico, quedó concluido el de ese templo al Sdo. Corazón de Jesús en el
centro de la cristiandad.
grande y suntuoso templo.

— T54 —

In ic ia tiv a s e je n n p la re s
Un buen programa de acción salesiana para
nuestros Ex-alumnos. — La grande y hermosa
revista « Kxalumnos de Don Bosco » de Buenos
Aires, en su número de enero, trae un intere­
sante artículo titulado: Ex-alumnos y Coopera­
dores de la Obra del Vble. Don Bosco. Recógense
en él algunas vocecillas de crítica, de los que
echan de menos en nuestros Antiguos Alumnos
programa, organización y acción social católica. A
estas críticas contesta victoriosamente la revista
exponiendo algunos de los trabajos y grandes
obras, que la Asociación de Buenos Aires tiene
ya en su activo. Pero no se contenta con esto y
queriendo cerrar la boca de una vez para siem­
pre a los descontentadizos zoUos, aboga porque
se adopte y se lleve cuanto antes a la práctica
la incorporación de los Exalumnos al glorioso
movimiento y acción de los Cooperadores Salesianos, según se resolvió y votó en el último
Congreso internacional de Turín.
E inmediatamente se proponen a los ex-alumiios una serie de propuesas concretas, prácticas y
muy hacederas para ellos, para que comiencen por
ahí su actuación como « Exalumnos-Cooperadores^. Helas aquí:
I. Las Conferencias Salesianas que suelen
celebrarse en cada Colegio o en las respectivas
iglesias dos veces al ano, en ocaáón de la fiesta
de S. l'rancisco de Sales y de María Auxiliadora,
suelen resultar casi desiertas (especialmente por
falta de hombres). Se trata en ellas de infundir
nuevo espíritu y proponer algún punto del pro­
grama de la Obra de nuestros Cooperadores.
Pedimos, pues, a I6s Ex-Alunmos de Don
Bosco que patrocinen y rodeen de entusiasmo
estas conferencias de las Casas respecivas, y más
aún, que favorezcan y vuelvatv provechosas con
su presencia y cooperación las dos Conferencias
del Inspector, que interesan toda la Obra de
Don Bosco en el País, y en las Misiones de la
Patagonia, Pampa, etc.
II. La Obra de Don Bosco no es conocida
por los que podrían ampararla y ayudarla: y no
es conocida porque no se visitan ni los Oratorios,
ni los Talleres, ni los Colegios Salesianos. Muy
pocos hacendados se dan cuenta de las nece­
sidades y del abandono de la niñez, y menos
aún son los que tratan de mejorar esa situación
deficiente y peligrosa de la sociedad de ma­
ñana.
Toca a los Centros de Exalumnos (especial­
mente los que actiían al lado de Oratorios fes­

tivos, —^ Escuelas de Artes y Oficios y Agricul­
tura, etc.) cooperar a la organización completa
y perfecta de los Oratorios, Colegios, Explora­
dores, Gimnastas, Exposiciones escolares. Actos
académicos. Veladas músico-teatrales, etc.; pres­
tando todo su concurso, de acuerdo con la Di­
rección.
Convendrá también señalar una época del año
(cuando toda la obra de D. Bosco funciona regu­
larmente) para dar los mismos Exalumnos al­
guna conferencia práctica sobre la Institución
Salesiana, dedicada a los Amigos de una determi­
nada Obra de D. Bosco, y llevar a estos Amigos y
Cooperadores a visitar esa Obra en movimiento
y bien organizada con todos sus elementos.
Jamás se olviden de invitar a la benemérita
Comisión de Cooperadoras de la Capital, que
desde veinte años y más, viene ayudando pode­
rosamente nuestras Casas y Asilos de la Metró­
poli y de las Misiones.
III. Mientras se recomienda a nuestros E x­
alumnos que cooperen a la organización y fun­
cionamiento de todas las distintas obras particu­
lares relacionadas con su Centro, se les pide enca­
recidamente que dediquen todo su afecto y celo
a la Casa Inspectorial que representa toda la
Obra de Don Bosco, y que promuevan la Vi­
sita de los Cooperadores y Cooperadoras al Ora­
torio de S. Francisco de Sales, a las Escuelas
de Artes y Oficios de Almagro y de Maldonado,
y finalmente a la Escuela Normal de Aspirantes
Salesianos de Bernal.
Todos los meses el día 24 se dedica a obse­
quiar a la Virgen de Don Bosco, M a r ía A u x i ­
l ia d o r a , y en ese día o en el Domingo siguiente
se celebra una piadosa práctica, que acaba con
una colecta a favor de las vocaciones salesianos
de Bernal. — Es una fecha amable también
ésta y que recuerda a nuestros buenos Exalum­
nos la devoción a la SS. Mrgen que practicaron
en sus primeros años. Quisiéramos en éste ver a
numerosos grupos de Ex-alumnos acompañar­
nos como fervientes Devotos de María Auxilia­
dora con estos cultos sagrados y también en
promover la cooperación a favor de las voca­
ciones eclesidsticas. Será ello un gran medio para
proveer de personal la Obra de Don Bosco y
extender sus beneficios a todos los puntos más
necesitados de esta República.

------- --------------------

LA CRIPTA FUNERARIA DE DON MIGUEL RUA,
Solemnidad inaugural.
Los venerados restos mortales del Rdmo. Sr.
D. Miguel Rúa, inmediato Sucesor del Vble.
Bosco, recibieron honrosa sepultura en Valsálice, muy cerca de los del Vble. Padre. E l amor
de sus hijos le había procurado ya un magnífico
enterramiento en un artístico sarcófago de már­
mol, pero la humilde cripta que lo cobijaba, meta
de devotos y lejanísimos peregrinajes, estaba,
muy pobre y desnuda de adornos. Pensóse este
año adecentarla y decorarla, de manera que resul­
tase digna de la venerada memoria de tan escla­
recido varón; .trabajóse en ello varios meses
y al fin señalóse uno de los primeros días de
abril, en cuyo día 6 se cumplieron once años
de su santa muerte, para inaugurarla solemne­
mente.
El domingo día lo , a despecho de la llu\-ia que
no cesó de caer ni un instante y que y a duraba de
tres días, centenares de personas se encaminaron
a Valsálice, con el propósito de rendir un tributo
de devoción y piedad a la memoria del segundo
Patriarca de la Congregación Salesiana.
Acudieron representaciones de todos los Co­
legios Salesianos vecinos; de los Centros de
Antiguos Alumnos, de los Colegios de las Hijas
de María Auxiliadora, de muchos Círculos de
jóvenes y Asociaciones católicas de Tuiín.....
Entre el distinguodo grupo de Señores Coo­
peradores y personalidades, se notaban el Dr.
Perona, magnífico Rector de la Universidad y.

otros catedráticos; por el Municipio, el Dr. Gribaudi, Teniente Alcalde; varios miembros de la
Nobleza; Monseñor Pedro Massa, Prefecto Apos­
tólico de Río Negro; ima representación de las
Religiosas Hijas de María Auxiliadora; de las
Hermanas Franciscanas de María, y otras mu­
chos caballeros y señoras.
En un altar levantado en el pórtico que corre
delante de la capilla, celebró la misa el Rdmo.
Sr. D. Pablo Albera, siivuéndccela dos señores
antiguos alumnos, que recabaron para sí este
honor. Los hermanos escolares Salesianos de la
Casa cantaron algunos motetes durante la Misa;
E l acto resultó lleno de religioso recogimiento y
severa grandeza.
Terminado el sagrado rito, pronunció un di.scurso conmemorativo del llorado Padre, el di­
putado Sr. Fino.
D is c u rs o del S r . F in o .

Con palabra fádl y fogosa expresión el ilustre
diputado turinés ensalzó las virtudes excelsas y
santidad heroica de Don Rúa.
El Vble. Bosco había hecho a su ilustre sucesor,
cuando éste era niño aún, la misteriosa propuesta
de ir a medias con él. Y en efecto, después de haber
compartido jiíntos durante la^os años, los trabajos
y fatigas, la hmnildad y la gloria, la popularidad
y la santidad y el gobierno mismo de la Congre­
gación Salesiana, esles ahora común la misma paz
del sepulcro.
Don Rúa fuá un soberano de la bondad. La bondad
le levantó y sublimó y puso endma de los gra’i'^es

— 1^6 —
y 8 )beranos de la tierra, como se vió en su enfer­
medad y en su nmelte, que fue sentida y llorada
por miles y miles de corazones, y bendecida su
memoria más que la de ningún príncipe y poderoso
del mundo.
Don Rúa fué un modelo de virtudes angélicas,
(le piedad profunda y de santidad heroica. Desde
miiy niño comenzó a elevarse, sin detenerse un
punto, hacia la unión con Dios, bajo la dirección
de Don Hosco y en compañía de insignes modelos
como Domingo Savio. La piedad de Don Rúa se
manifestaba particularmente en la oración: parecía
entonces verdaderamente un ángel.

peregrinó varias veces por Francia, Bélgica, In­
glaterra. España, Portugal, Suiza, Alemania,
Austria, Polonia, Palestina, Turquía, Egipto y
Túnez, llevando a todas partes la sonrisa de su
bondad, el consuelo y alivio a los pobres, a los
humildes, a los huérfanos, y predicando a todos el
precepto divino « de amarse unos a otros >. Y con
esta caridad como única arma, le vimos hecho un
conquistador famoso, que habiendo hallado a la
muerte del Venerable Fundador sólo 64 Casas’
Salesianas, en 22 años de rectorado las aumentó
hasta 241, tendiendo así una gigantesca red de
obras saludables y santas a lo largo del viejo y

Sap
u
leroy «sU
tua yacen
ta d
al R
d
m
o
.D
o
nM
igu
el R
ú
a.

Pero donde brilló partiéulannente la santidad
de Don Ruu fué en su apostolado de caridad. En
su mocedad viósele acudir en socorro de los colé­
ricos, despreciimdo loa peligros de perder la vida:
más tarde le Nimos abrir generosamente las puertas
de sus casas a los ImérfanovS, a las víctimas ino­
centes de las calamidades públicas. Y en el primer
contlicto qtie sxirgió en Turin entre el capital y el
trabajo, brillaba con tales destellos la caridad
iunuuicillada de Don Rúa, que fué invodada su
intervención por los mismos enemigos de nuestra
fe, habiéndose oído a un caudillo israelita decir
a sus mesnadas socialistas: « ¡compañeros, sólo
Don Rúa puede salvanios¡ *.
Est \ caridad de Don Rúa abarcó todo el mundo:

nuevo Continente, desde el Atlántico al Mar
Caspio, desde el Canadá al Cabo de Hornos.
Su táctica fué la santa sencillez cristiana: y toda
su política, como la de su ínclito Padre y Maestro,
se redujo a la que nos enseña Cristo, Nuestro Señor,
en el Padre nuestro.
Y esta alma bendita y santa, que como el Maestro
divino pasó por este mimdo practicando el bien,
antes de trocarlo por la patria, hubo de beber como
El largos tragos en el cáliz de la amargura. Vió
bocas protervas escupir fango sobre la Obra Salesiana, obra de sus amores, en la que él había gas­
tado tantos sudores y \4gilias y todos los minutos
de su vida. Con el corazón sangrante por la herida
quiso peregrinar a los santos lugares y llorar donde

— 157 —
Cristo había llorado: se prostró en el Getsemani,
subió al Calvario, ^dsitó la tumba gloriosa de la
Resurrección: y desde entonces ya no pensó sino en
venir a reposar aquí, junto a esta otra. Poco después
bendiciendo a sus hijos y sonriendo a los eternos
gozos, a donde volaba, se durmió plácidamente
en d Señor.
Tal es en breve síntesis la hermosa oración
pronunciada por el elocuente parlamentario y
fer\’oroso Cooperador Salesiano. La concurrencia
dado un último saludo a las veneradas tumbas
fue retirándose poco a poco, meditando en silen­
ciero recogimiento las imborrables impresiones
recibidas en aquella sencilla pero memorable
ceremonia.

Descripción de la Capilla.
La capilla del enterramiento de Don Rúa,
hállase a mano derecha de la escalinata que
lleva al del Venerable Padre Don Bosco, y en
el mismo plano del pórtico delantero. Es utir
pieza de muy cortas dimensiones, de techo bajo
y ligeramente abovedado, que le da el carácter
de una verdadera cripta. En el fondo álzase un
lindo altarcito de mármol de Saltrio; la mesa
apoya sobre dos marmolejos. Los capiteles, cor­
nisas, frisos, etc. están finamente cincelados, con
variados y bellísimos motivos ornamentales de
estilo románico.
En el lienzo de pared, a mano derecha de
quien entra, hay empotrada una grande y artís­
tica lápida funeraria de mármol, que imita la
fachada de un sarcófago. En medio de ella,
abierta a cincel se lee esta inscripción latina,
dictada por el M. R. P. Dr. Francisco Cerruti:
Mich ael R ú a , S a c e r d o s T a u r in e n s is —
Alte r S a e e s ia n a e F a m ie ia e P a r e n s — V e NERABILIS JOANNIS BOSCO EXEMPLA — PlETATE, S a PIENTIA, O p ERE — A em ULATUS — HIC
— I n p a c e C h r isti QUiEsaT — Obiü Augustas

Taurinorum , V i l idus apriles, anno M C M X —
aetiitis suae a. L X X I I , m. I X , d. X X V I I (i).
En el muro opuesto se abre un amplio nicho
u hornacina, que cobija el sepulcro de Don Rúa.
Consiste éste en una urna hermosamente deco­
rada flanqueada en sus extremos por dos co­
lumnas macizas. Sobre todo ello se extiende
un largo arquitrave, que sostiene la estatua ya­
cente del insigne sacerdote. Viste éste ancho plu­
vial, estrecha una cruz entre sus descamadas
manos y apoya la cabeza y los pies en sendos
almohadones.
M t^ e ! R úa. Sacerdote T u rin és, S egu n d o Padre d e la
Familia Salesiana, después de haber em ulado — en
piedad, sabiduría y tra lú jo — los ejem plos del V enerable
Juan Bosco, — aquí — en U paz d e Cristo descansa, —
Murió en T u rin el 6 d e abril d e 1910, a los 7a años,
9 mes y aS dias de su edad.

La estatua de Don Rúa es un altorelieve,
esculpido eu un bloque de Carrara: es una obra
muy bien trabajada. La cabeza sobre todo tiene
el mérito de reproducir muy al vivo las facciones
y el ascético perfil del santo sacerdote: y los
labios y mejillas están en una posición natural,
serena 5’^tranquila, propia de quien se duerme
en el Señor. Le» paños están muy cuidadosa­
mente trabajados aunque sin afectación.
E l estilo románico-bizantino, que domina en
toda la cripta, pedía una decoración de la bó­
veda y paredes en fino mosaico de Venecia: pero
era muy exagerado el coste, por lo que se resolvió
aplazarla sine
Mas una persona devota del
Siervo de Dios, deseando ver acabada la deco­
ración de la capilla, ofreció costear la pintura de
toda ella al encausto; y así se liizo. En la viveza
y adivinada combinación de los colores, lo
curioso y bello de los motivos ornamentales y la
perfección de la hechura, échase de ver una
obra de exquisito gusto, que agrada y satisface.
L a parte arquitectónica y decorativa débese
al diseño de los arquitectos Síes. José Momo y
Conde Adriano Toumon. L a estatua fue mode­
lada y cincelada por el aristócrata artista. Señor
Conde Aníbal Galateri. Tanto los arquitectos
como el escultor prestaron galantemente su tra­
bajo, sin percibir honorario alguno, contentos de
rendir ese homenaje al ínclito Sucesor de Don
Bosco, de quien fueron grandes amigos y admira­
dores. Bien merecen su caballerosidad y gentileza
la gratitud de toda la Familia Salesiana.
La decoración marmórea corrió a cargo 'de
la Casa FrateUi Catella de Turin; y la pintura
de la bóveda y paredes fué hecha por el artista
Sr. Giovanni Alessio, ayudado de su hijo.

T E S O R O E S P IR IT U aL .
Los Sres. Cooperadores Salesianos, cumpliendo
los requisitos de costumbre, pueden ganar /«•
dulgencia plenaria los siguientes días de Julio:
El día I —
»
»

» 2
» 16

Fiesta de la Preciosísima Sangre
de N. S. J. C.
La Visitación de Ntra. Señora.
Fiesta de la V’^irgen del Carmen.

También pueden ganar otras muchas indul­
gencias plenarias y parciales y gozar de varios
privilegios, como puede verse en el Reglamento
o « Cédula de admisión en la Pía Unión », a
la cual nos remitimos.

DE^(UESTRAS MISIOJ^lEJ

M A T O G RO SO (Brasil)
Viaje a través de ia gran meseta central.
Los buscadores de diamantes.
[Carta del P. Cesar Alhisctti, Misionero Salesiano)
C olonia de la Iiimaculailu (Mato Groso - Brasil)
24 ele octubre 1920,

Kevmo. Sr. D. Pablo Albera;
Hace tiempo que en el Boletín no aparecen
noticias de las Misiones del Mato Groso: échese
la culpa a las ocupaciones abrumadoras, que
nos quitan todo espacio de escribir. ¡Allá el
Señor lleve nota y cuenta en su libro del poco
bien que logran nuestras pobres fatigas, que es
lo (juc inqx)rta!... Mas por otra parte, también
está muy en lo cierto nuestro venerado Prelado,
Mons. Malán, al advertir que los Sres. Coopera­
dores tienen derecho de saber el destino que se
da a sus limosnas y el bien que se hace con ellas,
y ((ue por tanto debemos escribir de vez en
cuando alguna cosilla. Voy, pues,' a cumplir ese
deber, amadísimo Padre, dando una ligera
descripción del país, cuya evangelización tene­
mos encomendada.
D e rio en rio : de « R ío d a s G arq as », a « R io
d as M o rtes » y « R ío A r a c y ».
Recordará V., muy amado Padre, cómo la
Colonia de la Inmaculada que se estableció en
IQ05 a orillas del Rio das Gnroí.s-, fué trasladada
en agosto de 1918. a las márgenes del Río das
Mortes, es decir, un centenar de kilómetros nuás
adentro del « cerrado
con el Un de tener más
cerca a los indios
y alejar a nuestros
neófitos del pernicioso am tacto y malvado
influjo de los bátbaros civilizados, y afianzar así
su cilucación moral y religiosa. Pero no nos sa­
lieron bien las cuentas: pues a causa de
fre­
cuentes desbordamientos y consiguientes fiebres
]>ah'Klicas, hubimos de alzar los reales el mes
de diciembre siguiente y tornamos a nuestra
primera sede: aunque por no establecernos de
nuevo en el lugar ipie ¡wr muchas y buenas ra­
zones habíamos en buena hora abandonado,
acampamos diez kilómetros más acá, a orillas del

río Arad, afluente del Río das Cargas, que los
indios conocen por el nombre de Boerigajao,
que significa: agua del pez ruidoso, porque en
él vive uno llamado boto, que salta sobre el agua
como el delfín, dando al mismo tiempo un sono­
roso resoplido, mientras lanza al aire un chorro
de agua.
Como tuve lugar de llegarme a este nuevo
campamento en sus mismos comienzos, y de
cruzar de un cabo al otro todo su cerrado,
desde la Colonia del Sdo. Corazón, donde a la
sazón me hallaba, hasta el río Arad, voy a dar
algunas noticias de ese viaje.
¿ Qué es el « cerra d o ? »
Para hacer este viaje, no vaya a creer, muy
amado Padre, que haya tenido que atravesar
inmensas y tupidas florestas. Nada de eso. En la
meseta central del Brasil, por donde se dilatan
los territorios de nuestra Msión, no faltan cierto
selvas vírgenes más o menos dilatadas, que se
extienden a lo largo y en las márgenes de los
ríos caudalosos, cuya humedad hace el terreno
sumamente abonado para la vigorosa y luju­
riante vegetación tropical. Todo lo restante de
la inmensa llanura, que no goza de esas favo­
rables condiciones, recibe el nombre de cerrado,
es decir, terreno de vegetación arbórea más o
menos espesa, pero de plantas pequeñas, desme­
dradas, tostadas por el sol y de año en año
requemadas por el fuego. Aún hay llanuras que
ni eso tienen: crece en ellas solamente la hierba,
constituyendo excelentes praderas para criar
infinitas cabezas de ganado.
No pasa de ahí la feracidad de esas tierras:
lo cual no causará a nadie maravilla, si se atiende
a que ellas son muy ligeras y arenosas: de suerte
que si faltaran las lluvias periódicas que ahora
las humedecen y fertilizan, tendríamos aquí
un inmenso desierto, que bien podría, a mi
parecer, hombrearse con el del Sahara. Con
todo, es de admirar y muy para bendeci' a Dios,
la fecundidad que se descubre en estos ardieiues
arenales: entre otras mil cosas, hallaréis aquí
un riquísimo venero de plantas medicinaUs.
Por decir algunas, citaré tan sólo el árbol 111niado quina, cuya corteza suministra el famcs^’>

ir
— 159 —
remedio contra las fiebres, el cual es muy común
en estos parajes: la estimada genciana; la pre­
ciosa nuez vómica y demás plantas, de que se
extrae el acti\dsimo veneno, llamado estricnina;
la trepadora zarzaparrilla; la tan socorrida
árnica; y también, a orillas de los arroyuelos,
el famoso y aromático mate y... ¡basta! No aca­
baría en un buen rato si hubiera de nombrarlas
todas: vuélveme pues a mi interrumpido dis­
curso sobre la naturaleza y propiedades del
suelo.
Buena parte de él, en toda la extensión de
esta altiplanicie, constituyelo una roca arenisca,
de color rojo por lo común, en la que noté una
particularidad, a mi ver, harto curiosa: dentro
de esas piedras descubrí unos huecos de forma
bastante regular; tienen figura de marmitas de
variada magnitud, hechas sus paredes de la
misma roca arenisca, pero mucho más com­
pacta y consistente que la que les rodea, de
suerte que no es difícil separarlas-y extraerlas
enteras de la masa restante. A ratos el suelo
se presenta en forma de un coriglomerado du­
rísimo, a manera de un hormigón de color ama­
rillo subido, sembrado de guijarros, todo lo
cual quizá provenga de algima remota erupción
volcánica. Confirma esta opinión el caótico
a^)ecto que ofrece el suelo en ciertos parajes;
á bien el fenómeno debe ser de época lejanísima,
porque los Bororos no tienen noticia ni concepto
de lo que es un volcán, ni se halla rastro alguno
de ellos en sus antiguas leyendas.
Esta meseta es de una monotonía abruma­
dora, más aún que la del mar: veis en éste cielo
y agua de continuo, pero aquí parece como que
os sentís agobiado y aplastado entre el ardiente
cielo que se extiende sobre vuestra cabeza y
el desolado, inmenso y triste cerrado, que huellan
Noiestros pies.
, Entretenido en tales observ'aciones y pes­
quisas, alternadas con algunas decenas del
Santo Rosario, anduve largas horas por aquellas
tierras adelante; pero antes de acabar el abu­
rrido y enfadoso viaje, aún me tocó atravesar
una dilatada extensión de bosque, completa­
mente destruido por un reciente incendio; hasta
que al fin, a través de su chamuscado ramaje y
ennegrecidos troncos,- divisé las \d\’iendas del
nuevo campamento.
Aquí ocurre naturalmente la pregunta: ¿de
dónde provienen esos incendios? ¿Son acaso
espontáneos y casuales? No, sino muy inten­
cionados: cuando no son los indios, son los
blancos los que pegan fu ^ o a la maleza de ¡os
bosques, durante los meses de seca: los primeros
destruyen el boscaje con el fin de tener el terreno
más desembarazado y expedito para sus cazas y
Corrlrías; y los otros emplean el incendio como

expediente para poder reunir en un paraje el
incontable ganado, que vaga a sus anchas por
aquellas dehesas sin límites. Porque sucede que
en los meses de julio, agosto y septiembre los
pastos del cerrado o praderas, se ponen duros
y sin sustancia: y esto hace que el ganado ande
en busca de otros mejores, y hállalos precisa­
mente en los parajes asolados por el fuego, pues
al cabo de pocos días los terrenos chamuscados
aparecen alfombrados de una menuda, fina y
tierna herbecilla, que las bestias comen con
avidez. De ahí que los «estancieros», que tienen
millares de cabezas de ganado esparcidas en
una extensión enorme, dan fuego al boscaje en
determinados puntos, dónde, pasados quince
días, están seguros de hallar reunida una buena
parte de las reses. Acuden enseguida hombres
prácticos y bien adiestrados montados a ca­
ballo, los cuales empujan hábilmente las bes­
tias hacia unas estacadas, donde se les sumi­
nistra la dosis de sal que necesitan y se las se­
ñala y marca con el hierro cadente, se cuentan,
escogen, etc.; operaciones que resultarían casi
imposibles, si no se echara mano de ese recurso.
L a nu eva a ld ea o redu cción.
Tiempo es y a dé que entremos en la recién
nacida aldea salesiana de la Inmaculada. No
busquéis en ella torre ni iglesia ni palacios ni
casas siquiera: sólo unas pobrísimas y menguadas
chozuelas, cuya presencia delatan unas nubecillas de azulado humo sobre sus pajizas te­
chumbres, descubrirán vuestros ojos. En ésas
que veis hechas con algo más de arte y curio­
sidad que las otras, jwdéis ajlivinar las de los
Misioneros. En efecto, al ruido de las pisadas del
caballo, asómase y hácese fuera de la clioza de
palmas, muy humilde y cabizcaído, el amadí­
simo P. Colbacchini y tras él de varias partes
a la vez salen los demás hermanos, que corren
muy gozosos a darme la bienvenida. Ayúdamne
a desmontar y me acompañan a la «ca<a directo^
ral ». Pasada la puerta, antes que tuviera tiempo
de llevar las manos a la cabeza, y a me había
derribado el sombrero un palo imjjertinente que
colgaba del techo, mientras que otro, por no
haber hecho a tiempo una inclinación bastante
profunda, casi me arrancó un pedazo del cuero
cabelludo. I^o era de ellos la culpa, sino mía,
por no andar más atento y sobreaviso. Senté­
monos por fin, (y era lo más prudente) y pusímonos a charlar y cambiar impresiones, bien
seguros de que pudiera venir nadie a terciar en
la conversación, porque entre un camastrón,
a manera de catre, una mesilla y nuestras mo­
destas personas, teníamos tan bien tomado y
aprovechado el espacio de la sala, que y a no
cabía, como suele decirse; ni un alfiler.

— i6o —
Talego los demás hermanos me acompañaron con el miserable aparejo de la mesa, pero es­
tuvo toda ella sazonada de esa jovialidad y
gentilmente a visitar sus respectivas viviendas,
que estaban hechas por el mismo estilo, esto es alegría, que es el mayor regalo que gusta el
por el estilo en que suelen fabricar nuestros misionero en medio de su trabajosa y asende­
reada vida, y el mejor sostén y alivio de sus
labriegos las barracas en los campos, para
abrigar a los polluelos cuando llueve. Ense­ penas, después de la gracia de Dios.
A l otro día, que era domingo, se celebró una
guida me mostraron « los edificios más notables
misa de campaña, a la que asistieron todos los
de la población
Bororos. Acabado el sagrado rito, hízose el re­
— ¿Ve V., Padre? Esta será nuestra iglesia:
parto de raciones por cabezas, en medio de la
hasta a(iuí llegará e i presbiterio!...
algazara y alegre vocerío de todos: enseguida
— Y el campanario ¿dónde se lo dejan Vdes.?
— ¡Véalo V. allí, hecho y derecho! y me mos­ cada cual se retiró a su choza, donde se despo­
traban un árbol, en cuya horcadura pendía una • jaron de sus prendas domingueras para reapa­
recer enseguida vestidos de su habitual indu­
campunita.
mentaria ligera, muy armados de arcos y flechas
— Esta estacada, me decían, limita nuestra
casa; esta otra la de los niños internos y sus ellos y colgados los grandes cestos a la espalda,
escuelas. Los indios por ahora están acampados las mujeres. E n un decir ¡Jesús! quedó el cam­
por estos alrededores a la buena de Dios: más pamento mudo, desierto y casi sin un alma: ha­
bíanse partido a cumplir su deber, según suelen
adelante también ellos construirán sus casitas,
decir ellos mismos, muy serios y convencidos;
siguiendo un plan regular. Ahí tiene V . nuestra
cocina, al sereno todadvía; pero no faltará tam­ entendiendo por deber, la -caza, la pesca, o ir
por frutas. ¡Y es de ver con qué empeño lo cum­
poco un sotechado para ella.
— ¿Y es ese todo el material de construcción, plen!
con que cuentan Vdes.?
L o s b u sca d o res de diam antes.
— No hay otro. Estas hojas de palmera
Como
vimos partirse a nuestra buena gente
hacen el oficio de tejas; las mismas palmas,
tan
alegres
y decididos, entramos también
enteras y extendidas, sirven de puertas y ven­
nosotros en deseos de descubrir mundo. Pasa­
tanas; esas cañas de bambú son los travesanos
del tejado; y esos troncos y postes, según su mos a la otra orilla del río, y no muy lejos de
aUí, montados en una canoa, divisamos a dos
diverso grosor y largura, serán pilares, vigas,
traviesas, etc. Esa corteza que ve V . ahí, ha civilizados, amigos y conocidos nuestros.
Saludámonos mutuamente.
sido buscada y traída expresamente para cubrir
— ¿Adónde bueno van Vdes.?
las paredes de la iglesia.
— Aquí <?erca, en busca de diamantes.
— Hay que reconocer que la floresta provee
— Hubieran venido Vdes. un poco más
de todo lo necesario , sin que falte nada.
temprano,
y habrían podido oir misa, ya que
— Así es, auiíque a veces se echa de menos
hoy
es
domingo.
una cosa... las ganas de trabajar en nuestros
— Mucho lo sentimos. Padre: pero no caímos
indios. Tómase lo que buenameirte dan; y lo
en
ello. ¡Vénganse, Padres, vénganse una horita
que falta, que no es poco, lo ponemos nosotros.
con nosotros.!
l ’U retintín de una campanilla nos anunció
Aceptamos muy gustosos la invitación. Mon­
que la mesa estaba puesta y la cena a punto.
tamos en nuestra mísera barquichuela, que no
Euímonoe al refectorio y nos sentamos en tomo
de una mesa de ... cañas de bambú. Dicha la es más que un grueso tronco ahuecado, y echa­
oración y sentados, mi vecino me dijo: — ¿No mos río abajo con los buscadores de diaman­
le parece, Padre, que los que estamos sentados a tes. Al cabo de una media horita nos detu­
una mesa como ésta, deísmos de parecer otros vimos al borde de una cascada: era el lugar pre­
fijado. Dejamos amarrados los esquifes, apo­
tantos signos interrogativos? — Y así era la
vcidad; y no podía ser de otro modo. Porque yando la popa a una roca a flor de agua; y uos
cuando’ la mesa es baja y el plato «parece como pusimos sobre una piedra para ver mejor.
Sin perder tiempo nuestros dos hombres
que huye de la boca, fuerza es que la espalda
se cun’e, la cabeza se agache y busque la boca sacan de la canoa el aparejo propio para la
pesca diamantina (pues trátase de una verda­
el plato.
dera pesca)] el cual por lo raro y curioso bien
— No se apuren Vdes, replicó otro comensal:
merece que se describa. Imaginad un ancho reci­
que no se hizo Zamora en una hora; y día vendrá
eu que también nosotros tengamos nuestras piente redondo de madera, de fondo ligera­
esimciosas y lindas casitas y cómodos comedores mente cónico, con una profundidad máxima
de unos 25 cni. A primera vista os parecerá ni
y otras muclias cosas.
más ni menos que... un amplísimo somfcrero
Allá se anduvo la cena, por lo pobre y frugal.

ip w
— i6i —

japonés o coreano. Este trasto llámase haiea y
es el único aparejo que usan para su trabajo
estos andariegos buscadores del precioso cristal.
En la extracción de éste hay un poquito de todo:
arte, maña, trabajo, ridiculeces y puerilidades
y un si es no es de superstición.
Los dos pescadores, de que tratamos, co­
menzaron por observar atentamente las piedras
que se asomaban sobre el agua: sacaron luego
otras del fondo del río, que también sometieron
a un detenido examen: hecbo todo lo cual, con
olímpico gesto, pronosticaron un feliz suceso
para sus pesquisas.
Enseguida echaron mano a la pesada hatea
y se llegaron con ella junto a una roca, donde
el agua les cubría hasta la cintura. Pusieron
el gran sombrerón sobre el agua boca arriba
y mientras lo sostenían con ima mano, sacaron
con la otra del fondo un puñado de arena y
menudas guijas; y ¡vuelta a observarlas y re­
mirarlas con no disimulada satisfacción!
Hechos esos tanteos preliminares, pusiéronse
a trabajar con muchas veras, buceando con
un plato debajo del agua, el cual sacaban luego
lleno de limo, arenillas y guijarros del fondo; que
echaban en la inmensa batea o sombrerón de
madera.
Cuando hubieron recogido por este arte
cierta cantidad de « materia prima » comenza­
ron a sacudir y zarandear la « batea », sobre la
misma agua, como se hace al limpiar el grano
en la criba; y así unas veces la hacían girar de
izquierda a derecha, otras de derecha a izquierda,
sin dejar un puntó de revolver y agitar el
contenido, y renovando el agua de continuo,
hasta quedar solo la arena gruesa, bien lavada
y limpia. Nosotros teníamos puestos los ojos
en todos sus movimientos, mientras ellos pare­
cían absortos y ensimismados en su trabajo, y
andaban repitiendo entre chapuz y chapuz:
— ¡Qué lindas formas!... ¡qué hermosas habi­
chuelas!... ¡qué rico venero! ¡Mirad como brilla!
¡Oh! cuántas y cuántas formas! ¡cuántas ha­
bichuelas!
— ¡Y dale con las « formas « y las « habi­
chuelas! * decía para mi coleto. ¿Quién ha visto
aquí tales cosas?
Descartadas las pedrezuelas más gruesas y
clarificado cuidadosamente lo restante, co­
mienza la última manipulación, la más impor­
tante y delicada. Decantan la batea apoyándola
en una piedra; y enseguida hacen resbalar la
arena despacito y por partes desde el fondo a la
orilla, dejando caer sobre ella continuos cho­
rlitos de agua con el hueco de la mano. Los
ojos siguen sin pestañear la lenta caída de la
arena: aparece de pronto entre los granos de
ésta un puntito n ^ o , brillante, luminoso.....

¡es el suspirado diamante! Recógenlo, examínanlo, pónetilo a buen recaudo, y siguen con
renovando afán y entusiasmo la delicada y espa­
ciosa maniobra.
A l tiempo que uno de los buscadores aper­
cibía lo necesario para una segunda bateada,
pedíle me explicase qué significaban aquellas
benditas « habichuelas » y misteriosas « fonuas »,
que me traía metidas entre ceja y ceja.
— H a de saber, Padrecito mío, me contestó,
que nosotros tenemos nuestros v'ocablos espe­
ciales, técnicos, propios del oficio. Nuestras
« habichuelas » son las peladillas de color rojo
subido, del tamaño y figirra de la conocida le­
gumbre. Las « formas » son estas otras más
chicas, menudas y de color negro: el « venero »
son estos granitos relucientes; y todo ellas son
señal clara e indicio seguro del diamante.
— ¿Y porqué llamáis « formas » a estas guijas
negras?
— Porque ellas son diamantes «en form ación»;
pues a fuerza de tiempo, después de algunos
siglos acaso, truécanse sin duda alguna en dia. mantés.
— Pero ¿estáis bien seguros de esa transfor­
mación? Porque, de ser la cosa tan cierta como
decís, bien valdría la pena que hicierais una
buena provisión de ellas y las tuvierais guar­
dadas como oro en paño en espera del trueque
maravilloso.....
Sonrióse el buen hombre de mi salida y otro
tanto hice yo, conviniendo ambos, en qne lo más
cuerdo era dejar que la naturaleza llevase a
cabo, sin meterle prisas ni fijarle plazos, el
trabajo que está encomendado a sus lentas' y
misteriosas fuerzas.
Presenciamos tres * bateadas i> más, todas
afortunadas: después nos subimos nuevamente a
nuestra canoa y remontamos el río hasta nuestra
casa. Pero los dos incansables buscadores se
quedaron allí, metidos de medio cuerpo en el
agua, hasta bien entrada la tarde. Al retirarse
llevaban un botín de vreinte diamantitos, más
chicos que un grano de arroz, los cuales podían
valerles por junto cosa de cien francos.
¡ P o b r e s indios! L a v o z del « d e b e r » .
A l anochecer volvieron también los indios;
nuestros pescadores habían tenido poca suerte.
Algunos habían ido a matar la sed con vino de
palmera y tomaban más alegres de lo que fuera
menester. Charlaban por los codos, cantaban
hasta echar los bofes, y daban cada' traspié que
cantaba un credo. Uno de los más iluminados
se dirigió al P. Colbacchini y sin dejar de hacer
equis con las piernas, le dijo:
— ¡Mira, mira qué gordito estoy! Sabe que
estoy bueno, pero muy bueno! No vayas a

creer que esté enojado contigo, no: al contrario,
estoy muy alegre y te quiero muchísimo. Hubo
un tiempo, ¡ah! un tiempo, en que no pensá­
bamos bien de vosotros... y casi casi.....
J'U pobrecillo, no viniéndole a veces las pa­
labras, completaba con gestos y ademanes la
expresión de su pensamiento: al fin, dióselc un
poquito de tabaco y se alejó repitiendo descon­
certadamente: — Sabe que te quiero mucho...
no te tengo enojo, no: ... ¡estoy muy contento y
alegre!
Utro tal, hecho también un zaque y no menos
calamocano que el anterior, traía aún en la
mano una vasija llena del brevaje traidor, y
cantando que .se desgargantaba las excelencias
de él, convidaba a todos a que lo catasen. An­
dando en ésas, fuese de los pies el pobre hombre,
y dió con todo su cuerpo en el suelo, haciéndose
añicos la vasija dé tierra que llevaba, hos cir­
cunstantes celebraron la caída tragicómica con
grandes risadas; pero.... ¡es verdaderamente de
compadecer esta gente!...
V ved de dónde sacan ese vino maldito. Entre
los mil linajes de palmeras que se crían en estas
.selvas, hay una (¡ue los blancos llaman actiry y
los indios apida. Cúrtanle éstos las hojas y do­
blan el tronco hasta el suelo: y para obtener un
renuevo practican una profuuda cortadura en
la médula de la planta, que tapan luego con
cuidado. \'uelven al otro día, y sirviéndose de
una pértiga es¡)ecial como de una escalerilla,
sílbense u la palmera y con un canutillo recogen
el licor blanco,' que llena la oquedad; y así hacen
un día y otro por una quincena seguida.
líse líi¡uÍdo, de aspecto lechoso, es una bebida
refre.scaute y sabrosa, tomada antes de fer­
mentar; jiero con la fermentación tórnase acedo
y desagradable: y como contiene una buena
parte de alcohol, súbense sus vapores fácilmente
a la cabeza y produce todos los inconvenientes
del vino sin tener ninguna de sus ventajas. Los
indios lo beben con delirio y padecen sus lamen­
tables efectos, según acabamos de ver.
A la mañana siguiente se habían desvanecido
los humos de la borrachera y un buen número
de hombres y mujeres se presentaron para
acudir al trabajo. Al tiempo tpie se les repartía
el desayuno, se oyó un silbido proveniente de
la parte del río. Y a no hubo quien les detuviera
los pies: corrieron a sus chozas: empuñaron el
arco, ñechas, y corrieron desalados a la pesca.
¿Qué se le va a hacer? l'>ecidles que se acerca
a más andar la estación de las lluvias; que urge
l>or tanto levantar a toda prisa la capilla, las
viviendas... ¡Sermón perdido! No llegan sus
ojos a prever el mañana y no les desazona por
tanto... Muy pocos se quedaron a trabajar. La
gran mayoría, en oyendo el silbido que avisaba

ofrecerse abundante pesca en el río, y a no repa­
raba ni atendía a más obligación que ir a pescar;
el silbido era para ellos la voz del deber. ¡Sea ben­
dito al Señor, que se la dió mucho mayor de lo
que merecían!
Como se portó él indio en esa coyuntura, así
obra ahora y del mismo modo obrará mañana,
cuando sea tiempo de sembrar o recoger, de
plantar o cavar: todas esas cosas son para él
muy secundarias. Muchos años han de pasar
antes de que se enmiende de su imprevisión y
habitual indolencia: por más que progrese,
siempre le quedará algo de la flojera y malos
hábitos de la raza, que lleva en la masa de la
sangre, y constituyen en él una segunda natu­
raleza.
Poco después yo tornaba a cruzar el aburridí­
simo cerrado; pero iba tan abismado en mis
negros pensamientos, que casi no reparé en él.
Dábame enojos la fantasía, pintándome nuestras
grandes y espaciosas Casas de Europa y Amé­
rica al lado de las menguadísimas chozas que
acababa de dejar: junto a la penuria y miseria
actual las comodidades y hermosas fiestas de
otros tiempos: la familia, amigos, y tantas
personas queridas frente a estos pobres sal­
vajes, incorregibles niños de cien años.....¡Pobre
Misionero! hé aquí tu pan de cada día: el trato
con estos indios de condición baja, material,
rastrera y voluble hasta el extremo; trabajos
y penalidades de todo género, privaciones sin
cuento y nunca una diversidad que rompa esta
monotonía y te proporcione unas bocanadas de
aire más respiradero. N i'siquiera se verifica
aquí aquel conocido adagio de que ah assudis
non fit passio.

Sólo una voluntad resuelta y firme, sostenida
por la gracia divina puede resignarse a una vida
de tantos trabajos y aún abrazarla con entu­
siasmo: pero a la larga menguan las fuerzas y
decaen los ánimos. Mucho necesita el misionero
de los auxilios divinos y es gran caridad rogar
por él.
Le prometo, amado Padre, enviarle otras no­
ticias, mientras me profeso de V.
H um ilde y afmo. h ijo en J . C .

C e s a r Á e b is e t t i , Pbro.
M isionero salesiano.

Rogamos a los Sres. Directores y Presidentes de
los Centro^ de Antigiíos Alim m os que se sirvan en­
viar a esta Redacción del “ Boletín Salesiano
{V ia Cottolengo, 32, Turín-Italia) un ejemplar a
lo menos de cualquier periódico, que publiquen las
Casas Salesianas, las Archicofradias de M . A . o
los Antiguos Alum nos.

Pía Obra del Sgfdo. Corazón de Jesús
0 SEfl OFREHOfl DE Uíl FRADCO
P A R A E L A S IL O D E L S A G R A D O C O R A Z Ó N D E JESÚS
r o m

a

.

CON LA PARTICIPACIÓ N A L FRUTO ESPIRITUAL

DE SEIS M is a s e e r i o i a N a s PERPExuas
Y DE MUCHAS OTRAS BUENAS OBRAS

Programa.
I® — A los Bienhechores de la iglesia del Voto Internacional, dedicada al Sagrado Corazón
de Jesús en el Castro Pretorio en Roma, habíaseles ya prometido que tenninada dicha iglesia
tendrían parte en la celebración de una Misa todos los viernes del año y en la recitación coti­
diana del Santo Rosario y otros ejercicios de piedad. A fin de extender estas gracias espirituales
y hacer partícipes a otras personas, se ha establecido en dicha Iglesia la Pía Obra del Sagrado
Corazón de Jesús, que consiste en la fundación de seis Misas diarias perpetuas aplicadas por los
bienhechores del Templo y del Asilo de Huérfanos a él anejo. Tienen participación en ellas
iodos las personas que contribuyan con la limosna de un franco por una^sola vez.
2' De estas Misas, dos se celebran en el altar del Sagrado Corazón de Jesús, dos en el de
María Auxiliadroa y dos en el de S. José; a estos dos últimos altares está también unida la vene­
randa memoria de D. Bosco, que celebró en ellos la última vez que estuvo en Roma.
3° —• Dos inscritos, \*ivos y difuntos, a más de la aplicación de las Misas, participarán
perpetuamente: i® de la recitación del Santo Rosario y bendición con el Santísimo Sacramento,
que cada día tienen lugar en aquella iglesia; 2° de las funciones que diariamente se celebran
en la capilla de los niños del Asilo; 3° de la Misa que cada día oyen los alumnos; 4° de todas
las demás funciones, novenas, fiestas y solemnidades (que son muchas) que se celebran en dicha
iglesia y capilla; 5® de todas las oraciones y buenas obras de los Salesianos y alumnos de sus
Casas, Colegios, Asilos, Oratorios festivos. Misiones, etc. de Italia, Kspana, Francia, Inglaterra,
Austria, Suiza, América, Asia, Africa y todos los puntos del globo, donde y a se han establecido o
en adelante se establecieren.
q"" — Los inscritos participarán de todos estos favores desde el día mismo de su inscripción.
5 ' — Con la limosna de un franco por una sola vez, el donante tiene derecho de disponer
de la intención de las seis Misas y demás obras pías, tanto para su propio provecho como de las
personas de su familia, \dvaso difuntas, y de cambiar tal intención en cualquier circunstancia según
sus particulares necesidades y deseos.
ir — Con igual limosna püede inscribirse a los párvulos, a los ausentes y a cualquiera otra
persona, aun sin que ella lo sepa,Qomo también a los difuntos.
7 ' — Deseando participar o hacer participar más abundantemente del fruto de la Pía Obra,
se puede repetir dicha limosna de ün franco y multiplicar cuanto se quiera las inscripciones para
sí o para otros, \-ivos o difuntos.
S° — Las limosnas se emplean en primer lugar para el decoro y conservación de la Iglesia
y del Asilo, y el maiftenimiento de los alumnos que allí se albergan, quedando a cargo de los
Religiosos Salesianos el fiel cumplimiento de todas las obligaciones de esta Piadosa Obra.

9® — Los nombres de los inscritos se registran y conservan para perpetua memoria en la
iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.
10° — Iva Obra tiene dos centros, uno en Roma y otro en Turín. L a dirección del primero
es la seguiente: Muy R. P. Director del Asilo del Sagrado Corazón de Jesús, Via Marsala, ,xí° 42.
R om a, 21 — y la del segundo: al Rdmo. Superior General de los Salesianos, Via Coüol&ngo n.° 32,
T u rin (Italia).
Aprobación de la Rdma. Curia Eclesiástica de Roma.
Piuni Opiis adprobamus, eidcmquc largissimam fidelium opem ominamm.
L. M. P a r o c c iii , Card. Vic.
Roniae, K x Aed. Vic. die 27 Junii 1888.

BENDICIÓN PONTIFICIA.
E¿ Padre Santo se ha dignado conceder la benedición implorada para la Piadosa Obra.
R in a ld o A n g e l í , Cap. Secr. de S. S.

A d v e rte n c ia s .
C o le c to r e s y C o le c to r a s . — E l buen éxito de la Obra depende en gran parte de los Colectores
y Colectoras. Indudablemente no hay ciudad ni aldea donde no se hallen muchas personas
dispuestas a ofrecer la modesta limosna de un franco; lo importante es hacer por Dios el sacrificio
de buscarlas, darles con piadoso celo a conocer esta obra de caridad y alentarlas a tomar parte
en ella. Tal es el oficio que acrecentará los méritos de nuestros Cooperadores y Cooperadoras,
quienes a su vez podrán solicitar la ayuda de otras personas de buena voluntad. Les recomen­
damos que noten con exactitud y claridad el nombre y apellido de los donantes en la cédula que
más tarde ha de guardarse en el Archivo de la Casa de Roma, y que dején copia de los nombres
a fin de poder después dar a cada uno a modo de recibo el piadoso recuerdo que les será
enviado.
R e c u e rd o s . •— • Justo es que cada contribuyente reciba un recuerdo de su cooperación a la
P{a Obra del Sagrado Corazón de Jesiis. Por lo tanto, a medida que se reciban las cédulas con las
ofrendas correspondientes, se enviarán a los Colectores otras tantas estampitas del Sagrado Corazón,
para que se sirvan entregar una a cada donante. Esta será como la señal de agregación a la Pia­
dosa Obra.
O b s e q u io a lo s C o le c to r e s y C o le c to r a s . — Seguros estamos de que los Colectores y
Colectoras, guiados sólo por amor del Sagrado Corazón de Jesús, pondrán vivo empeño en el
buen éxito de la Obra y que únicamente del Cielo esperarán digna recompensa; no obstante
creemos conveniente ud^•crtirles que todos los que manden al menos doce nombres y la cantidad
corresi)on'diente, tendrán derecho a la participación del fruto de las seis Misas cotidianas como
cada donante, dereClio que se multiplicará conforme al número de ofrendas que envíen.
E n v ío de la s C é d u la s y o fre n d a s . — Cuando un Colector ó Colectora ha llenado la cédula
tomada a su cargo, o sin haberla llenado, no tiene esperanzas de completarla tan pronto, ten­
drá la lx>ndad de mandar la cédula por correo, y girar el dinero sobre París o Londres a favor
del Rdmo. Rector Mayor de la Pía Sociedad Sálesiana, Via Cottolengo, n.° 32, T u rín . (Italia)
del R. Sr. Director del Asilo del Sagrado Corazón de Jesús. Via Marsala, n.° 42, R om a, 21.

1
PIA OBRA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
EN EL CASTRO PRETORIO EN ROMA

O f f e i it i a L

N.“

<3Le -vtxx. fr « i" io o .

N O M BRE Y A P E L L ID O

OFERTAS

D O M IC IL IO

Francos

Cém. j

I
1
...................... 1

2

1

^



4
5

■ 6
i 7

i
1
t

; 8

;

9
1 lO
i I-I
12

(*) Nombre del Colector................ .............
1 ^3

■ 14
. 15

.......................................................... - ...................

16
*

17
iS
19

;

— ......... — ............ -.................... ...................... ....

20
21

22
1 23
24
Nombre del Colector
SUM.A TOTAL

.. ....... 1

(*) Creem os convenicDte a d ve rtir qu e los qu e manden una céd ula con doce nom bres y la .cantidad correspon­
diente, tendrán derecho a la participación del fruto de las seis M isas cotidianas como cada donante, derecho qué
se multiplicará conform e a las d o r n a s d e nom bres qu e manden con las correspondientes ofrendas.

N O M BRE Y A P E L L ID O

25

26
27

28
29
30
31
32

33
34
35

Hombre del Colector
37
3S

39
40
41
42
45

44
45
46
47
48

Nombre del Colector

Nombre, apellido y domicilio d el Colector o Colectora.

T
u
rin• T
lp. Soc. E
d
. In
l.

1

LIMA (Perú). — E l Templo de María Auxilia­
dora. — En la capital peruana se está erigiendo un
templo monumental a María Sma'. Auxiliadora:
las obras adelantan con rma rapidez consoladora
y se espera üiaugurarlo dentro de un*año, en las
fiestas del centenario de la Independencia.
En sus comienzos pasó por algiín serio contra­
tiempo. Estaban ya hechos los cimientos y las
paredes se alzaban algim metro sobre el suelo,
cuando el nuevo trazado de las calles obligó a
modificar la -posición de la planta y comenzar otra
vez desde el principio. El nuevo proyecto es del
arquitecto salesiano, Don Ernesto Vespegnani. A
los dos años, es decir en 1917, se abrió al culto la
cripta, donde se celebran ahora las sagradas fun­
dones, resultando insuficiente de todo punto para
el público que la frecuenta.
La nueva iglesia es de absoluta necesidad para
el vecindario, que aumenta de día en día, y parece
que María Auxiliadora la quiere también, porque,
segi'm afirma el Padre Administrador de los fondos
del Santuario en construcción, desde que comenzaron
las obras, minea se interrumpieron los trabajos, ni
por falta de recursos, ni por huelgas ni otros con­
tratiempos. Cosa que no deja de parecer maravi­
llosa, por cuanto la dbra se hace con las limosnas
que llegan día por día.
Llueven las gracias de María Auxiliadora sobre los
devotos ejue la invocan y al mismo paso menudean
las limosnas para la obra. En varias ocasiones, se
han visto llegar cuantiosas sumas con ima oportu­
nidad pro\*idencial a todas luces.
Otra de las fuentes de recursos para llevar ade­
lante la construcción dél Santuario, es la obra del
« perpetuo sufragio », establecida en la cripta
del templo. Las personas que contribuyen con
cierta cantidad, tienen su nombre grabado en una.
lápida de la cripta y partidpau de la misa cuoti­
diana perpetua y del fim er¿ que cada lunes se
celebra en el altar de ella.
El culto y devoción de María Auxiliadora se
extiende, propaga y toma siempre mayores vuelos.
Celébrase cada año la fiesta con un inmenso con­
curso y una procesión solemnísima. En 1919 el
Mundo de Su Santidad, Mons. Lauri puso un
cetro de oro en la diestra de la Virgen.
La nueva iglesia, que ya está techada, es de

cemento annado y ladrillo. Su e.«¡tilo es el romá­
nico lohibardo, con tres naves. Al lado de la iglesia
se construye también el nuevo y grande colegio,
que taidrá alumnos internos 3* externos, estu­
diantes y artesanos: su construcción va al mismo
paso que la del templo y pronto estará tenninada.

GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
L a V irg e n de Don Bosco
durante un h orroroso terrem oto*
A mediados de diciembre último rma vasta región
andina que cae entre Argentina 5^ Cliile, fué de­
vastada per mi horroroso terremoto. Las ondas
sísmicas se dejaron sentir en todo el orbe, que
per tal modo presintió la gran catástrofe, que luego
las ondas eléctricas de la telegrafía confinnaron
con precisos ponnenores. Un sacerdote salesiano
que visitó la r ^ ó n devastada pocos días después,
cuenta la maravillosa intervención de la Virgen
Auxiliadora a favor de mía familia que quedó
sepultada bajo los escombros de su casa. La rela­
ción que tomamos de la revista La Virgen de Don
Bosco de Rodeo del Medio (Argentina), dice así;
< Si es admirable Dios en sus santos, lo es en
particular manera en cuanto a su Santísima Madre
se refiere.
Movido por im vivo deseo de ver los estragos
del terremoto del 17 de Diciembre y llevar una
palabra de consuelo a mis parientes y amigos c]ue
habitan las zonas más afectadas por el terrible
flagelo, el 23 de Diciembre salí para las Tres Por­
teñas y la Central.
¡Qué cuadros de horror se presentaban doquiera
ante mis asombrados ojos!
Aquí y allá, desoladoras minas: grandes e in­
formes montones de escombros, donde ayer se
alzaban humildes \*iviendas, hermosos chaléts,
soberbios establecimientos.
De trecho en trecho, espantosas grietas que
como gigantes<x)s serpentónes cruzaban campos
y caminos.
Calles, fincas y praderas convertidos en lagimas

— 1Ó4 —
y pantanos por el agua que de los ojos y grietas
había brotado.
De cuajido en cuando con gran espanto del
ánimo llegaban al oído estruendos cavernosos, como
estampidos de mil cañones diseminados en el seno
de la tierra.
Pero en medio de tanto estrago no podían faltar,
como un iris de paz y bonanza, las señales de la
protección de Aquella , a quién con sobrada
razón llama su Auxilio el mundo cristiano.
También sobre esos escombros fue a extender
su monto la Virgen de Don Bosco para que pu­
dieran asirse de él cuantos en tan angustioso trance
volvían a Ella sus despavoridos ojos.
Oid sino uno de tantos hechos acaecidos en
ese día de triste recordación.
Después de andar tres horas a caballo llegué a
un punto llamado i El Mirador * en las « Tres Por­
teñas ».
Existía allí, sentada en una loma, a guisa de
mirador, una graciosa y cómoda casita, donde
habitaba la familia del Sr. José Carletto, com­
puesta de su esposa, la Sra. María Larguer, su
señora madre y cinco o seis hijitos menores de
12 años.
Al presente, de esa casa sólo queda un montón
de ruinas y la citada familia vive cofho muchas
otras bajo una improvisada enramada.
Al contemplar por una parte, tamaño estrago que
ponía espanto, y sanos y salvos a todos los miembros
de esa numerosa familia por otra, no pude resistir
a la curiosidad de pregimtar por lo acaecido y cómo
habían podido salvarse.
La buena anciana, madre del Sr. Carletto, en
la que desde un principio había notado que an­
daba inquieta y que tenía algo que dedr, contestó
presurosa llena de conmoción y en cerrado dialecto
piamontés; — |Fue la Virgen, la Virgen de Don
Bosco, María Auxiliadora, la Virgen de Turín!...
|Oh! sen Ella mil veces bendital por Ella estamos
todos salvosl y hablaba con tal convicción y vehe­
mente afecto que se le inimdaban de lágrimas
los ojos.
Dejé que por im momento diese tregua a su
emoción y luego le rogué me narrara los pormenores
dcl hecho, a lo que la buena anciana accedió gus­
tosa y comenzó diciendo:
Mi hijo José habla salido; yo y mis nietos y la
madre de ellos estábamos en el corredorcito. Mi
nieta mayor trabajaba en su máqmna de coser,
los demás donuitabnn aquí y acullá. De pronto
o eso de las tres de la tarde, se extremece toda la
casa de un modo horrible, oyétidose al mismo tiempo
un ruido espantoso, que no parecía sino que el
mundo se desplomase. Y o y mi hija tomamos
como mejor pudimos a los niños y echamos a correr,
dando voces; ¡Virgen Santisima Au.xilictdora, soco­
rrednos! pero no habíamos dado aún de» pasos,
cuando estábamos todos sepultados bajo los escom­
bras. Yo. mientras me quedó aliento, no cesé de
invocar a la Virgen de Don Bosco... después, no sé
ya lo que pasó. Sólo sé que estamos todos salvos
gracias a la bondad de la Virgen Santisima, no
habiendo tuás heridos que esa mi nietecita que
como Ud. ve, está allí en cama, porque el peso de

los escombros le oprimió la pierna derecha que
siempre tuvo débil. ¿Qué dice Ud. a todo esto.
Padre? Todos salvos, ¡todos! cuando era la cosa
más natural que no quedase ni uno de.nosotros
con \dda. ¿No es esto un milagro de la Virgen?
Calló la anciana y nuevamente sus ojos se lle­
naron de lágrimas, lágrimas arrancadas, a no du­
darlo, por el más vivo reconocimiento y filial amor
a la Reina de los Cielos.
Deseoso de saberlo todo, seguí preguntando:
— ¿Quién os sacó de debajo de Ios-escombros?
Tomó entonces la palabra un joven, pariente
de la familia:
— Yo, dijo, momentos antes había ido a en­
sillar mi caballo, cuando aturdido por el estruendo
del dernmibe y cegado por ima nube de polvo que
allí se elevaba, no atinaba en lo que debía hacer;
mas luego sentí apoderarse de mí una energía tan
potente, unn fuerza tan extraordinaria, que no
sé a quien atribuirla; lo cierto es que fio paré un
instante hasta no haberlos sacado a todos de entre
los escombros; y contra todo lo que suponía, los
hallé a todos con vida y, lo que es aun más mara­
villoso, sin lesión alguna. Y o creo también, como
la abuelita, que aquí hay im milagro.
— Ese también es mi parecer, añadió el Sr. Car­
letto, que había oído silencioso y conmovido la
interesante narración.....en medio de mi desgracia
fui afortunado y de ello doy gracias a Dios.
En cuanto a las casas, ¡que secaban en enhora­
buena; edificaremos otras!
Conmovido hasta lo íntimo del alma, les re­
partí a todos medallas y estampas de María
Auxiliadora, que aceptaron con el mismo interés
y amor que si fuesen el mayor de los tesoros.
La anciana espéciahnente no acababa de cubirir
de besos a la Virgen de Turín, de Don Bosco....
Después de saludarla lo más cordialmente,
alejéme deesa buena famih'a y abandoné esos tristes
parajes lleno el corazón de encontrados afectos.
Si por un lado me apenaba y afligía el cúmulo
demalesquemisojos acababan de very presenciar,
alegrábame por otro el pensamiento consolador,
sobre todo para mi hijo de Don Bosco, que la Reina
de los cielos María Auxiliadora como lo fue ayer,
así es hoy y será siempre la bondadosa y tierna
Madre que nunca desampara a quien la invoca;
el bello iris de paz y de esperanza que brilla en las
más rudas tempestades de la vida.
VlRGII.10 Z a x e t Ín ,

Pbro. Salesiano.
I

G lo ria a M a r í a !

Un exalurano salesiano de San J uan (Argentina)
fue visto un domingo del mes de enero en el San­
tuario de María Auxiliadora de Rodeo del Medio,
oír misa y recibir los sacramentos con grande edi­
ficación. Era un favorecido de la Virgen, que iba
a cumplir su voto. Rogado por el P. Director a
poner por escrito la merced recibida, manifiesta
lo siguiente en una carta:
* ... Deseando publicar a los cuatro ^'ientos mi
inmensa gratitud, le refiero en pocas palabras la
gracia que obtuve.

— i6s —
Caí enfenno de la fiebte tifoidea t crava »; sobre­
vínome después una hemorragia intestinal con
decaimiento del corazón, llegando a un estado de
consunción indescriptible; y cuando ya llevaba
dos meses de cama, me tuvo otros cuatro y medio
en ella ima gripe neumónica.
Ocho médicos se sucedieron a mi cabecera, y imo
tras otro me dejaron como irremediablemente per­
dido: en varias ocasiones corrió la voz de mi muerte
y a mi familia U faban cartas y visitas de pésame...
No quedaba esperanza en lo humano: las aluci­
naciones e insensibilidad de mis extremidades eran
anuncios precursores de un próximo desenlace...;
mas de pronto, contra toda previsión, comencé á
mejorar y entré en franca convalecencia y hoy
puedo contarlo, después de año y medio de aquel
terrible viacrucis... Cuando los médicos cansados
de luchar, se declaraban impotentes contra el mal.
yo no cesaba de esperar en mi Madre bondadosa
y de invocar el auxilio de Aquella que Vdes. me
enseñaron a amar. Sólo los que henros padecido
y pasado pcw: ello, sabemos de estas cosas...
Yo he experimentado en mí el beneficio de ser
creyente y tener una protectora como la Virgen
de Don Sosco. ¡Gloria pues a Ella y honor a los
que en esta tierra de penas y dolores enseñan a
amarla e invocarla!
San Juan (Argentina), ^ enero 1921.

ECector C ontegrand .

M a ría A u x ilia d o ra s a lv a a m i h ijito.
Atacado de fuerte pulmonía que le producía
altísima fiebre veíamos desaparecer la vida de
nuestro hijito Antonio. Una persona amiga nos
exhorta a confiar en la bondad de María Auxihadora, cuya estatuita coloca a la cabecera de su
cama.
Debíamos bañarle cada tres horas, y mía de
las veces, en el paroxismo que le producían los
agudos dolores de cabeza, el^niño se apodera de
la estatuita de la Virgen, la estrecha contra su
rostro y la colma de besos; a duras penas pudimos
quitársela... en este instante hace crisis la enfer­
medad, iniciándose una rápida mejoría que salvó
a mi hijito.
A los pocos días celebramos una función solemne
en su altar y el niño liizo su primera Comunión
para dar gracias a tan buena Madre por el seña­
lado favor que le había hedió y el consuelo que
prodigó a sus afligidos padres.
Sevilla.
M e r c e d e s S.\.n t a c r u z .

T ú le h a s curado, ¡M a d re m í a !
Unas pertinaces fiebres infecdosas pusieron a
mi hijo al borde del sepulcro: varios afamados mé­
dicos pronosticaron un fatal y próximo desenlace.
Desañudado de la denda humana acudí con fe a
María Auxiliadora, comencé una novena el 28 de
Abril; el i® de Mayo supliqué a la Virgen librara
a mi liijo de aquella fiebre mortal y lo hizo de un
modo tan completo que el día 6 pudo ir a su iglesia
a darle gradas dejando pasmados a los mismos
médicos que consideran el hecho verdaderamente
prodigioso.
Una Cooperadora Salesiana de Málaga.

L a N o ve n a de M a ría A u x ilia d o ra .
Desde muchos años venía padeciendo mi que­
rida madre un dolor en el hígado: fuése agravando
el mal de día en día y en el mes de febrero de 1917,
ll^ó a tal extremo que los médicos abandonaron
toda esperanza de curación y parecía próximo su
fin. Partíaseme el alma de ver a mi madre postrada
e inmóvil en la cama, consmnida por la flaqueza
y debilidad, lamentándose con un gemido continuo
U na op eración ev ita d a .
que le arrancaba la viveza del dolor y sin poder darle •
ningún alivio. La familia entera gemía bajo el peso
El segimdo día de Carnaval del año 1919, me
del dolor. No sabiendo de qué recurso echar mano encontraba algo molesto de un panadizo que me
para aliviar nuestra situación, me postré a los pies salió en el meñique de la mano derecha; a 1 cabo de
de María Auxiliadora y con todo el fen'or de mi dos semanas me desarticularon la última falange,
alma le pedí nos proporcionara algún remedio eficaz y, con todo, el mal seguía su curso; después de venir
para devolver la salud a nuestra madre. Hice las padeciendo dos meses y pico, me llevó el médico
promesas acostmnbradas y empecé ima novena.
que me curaba, a que me viera el entendido ciru­
Y aquí comienza el prodigio.
jano Sr. Lloret, del Hospital de Valencia, por de­
Al terminar la novena, es decir, ocho días después,
clararse él impotente para su curación.
había cesado casi d d todo el dolor: la inflamación
Enseguida que lo vió el Sr. Lloret, me cortó la
fué cediendo hasta desaparecer y poco a poco la camura que en él había y ordenó al médico que
enferma fué reanimándose y recobrando fuerzas,
de no cortar la súpiu-ación quemándolo diaria­
y al cabo de dos meses reinaba en casa la paz y
mente con el nitrato de plata, habría que desarti­
felicidad, ^'iendo a nuestra madre sana y libre de cular la falange inmediata.
la enfermedad, que le había atormentado a ella
En vista de que el mal hacía sus progresos, recogí
y a nosotros por tantos años.
por indicación facultativa la correspondiente pa­
Han pasado dnco años y mi querida madre, a peleta para ingresar en el Hospital al día siguiente.
pesar de su edad, sigue gozando de buena salud, lo Esto era al anochecer; riéndome en tamaño trance,
■ que pone fuera de toda duda la verdad de la cura­ aquella misma noche recorrí á la que es Auxilio de
ción: por lo que la familia entera publica su gra­ los Cristianos, prometiéndole que, si no me coretitud a la Sma. \T^en Auxiliadora, y envía una taban la falange siguiente, confesaría, <»muigaría,
limosna en cumplimiento de lo prometido.
ofrecería una
en su altar en su día y publicaría
Ocotal (N icaragua), 31 de enero 1921.
su gracia.
A la mañana siguiente me dirigí a casa d d méE iin jA Ortez .

— i66 —

díco pnra c]ue me acompañara al Hospital; al
verme la herida quedó asombrado de la mejoría,
tanto que me dijo que dejaba para más adelante
lo de la desarticulación.
Cada día encontraba una mejoría grandísima
hasta que el dedo se me curó por completo.
,
Y hoy, enteramente curado, cumplo la promesa
(jue ofrecí a María Auxiliadora.
Valencia (ICspafla) 30 de m ayo 1930.

T omas L a s s a i .a ,

Ex-Almnno del Colegio Salesiano de Valencia
Un revés de fortuna estaba a punto de arruinar
y sumir en la miseria a nue,stra familia. Se habían
agotado ya todos los recursos y medios para evi­
tarlo y no se veía la manera de salir de la situación
angu.stiosísima. ICntonces recurrí a María Smji.
nuestra Auxiliadora y pu.se en sus manos con filial
abandono todos nuestros negocios. [Oh bondad y
poder de María! cuando todo parecía perdido, sin
([lie se vishunbrara esperanza alguna, se arregla­
ron las cosas satisfactoriamente y se desvaneció la
desgracia (¡ue se comía sobre nuestra casa.
Perdonad ¡oh Madre querida! si no anduve tan
diligente y solícita en publicar vuestra gracia como
os ofrecí: pero en cambio de la tardanza puedo
añadir ahora (|ue no fue pasajero vuestro Auxilio,
sino que ni un sólo momento nos ha él abandonado.
[Hendita seáis, Madre queridal
V alencia, 4 octubre 1930.

D. S. G.

Mi querido sobrino Francisco Oya se hallaba
a las puertas de la muerte. Unos dolores reumáticos
le habían reducido a tan triste esfedo que el mé­
dico casi no daba esperanzas de salvarle. En esta
dolorosa circimstancia le encomendé a María Auxi­
liadora. La Virgen no desatendió mis súpUcas;
pues al poco tiempo recobró mi sobrino la salud
quebrantada, lo que fue de gran consuelo para la
familia. Agradecida per este favor doy las gracias
a mi Virgen Auxiüadora y cumplo la promesa de
publicarlo.
Carm ena 1918.

G r a c ia GARtíA.

Me encontraba sumamente apenada por el temorde que mi hijo Francisco no fuera favorecido con
un l)uen número en el .sorteo de la quinta del
corriente año. En tan apurada situación acudí con
mucho fervor y confianza a la Santísima \’irgen,
y Ella, verdadera Auxiliadora, oyó mi hmnilde
ruego concediendo a mi hijo un número alto, que
es lo que yo tanto deseaba.
Doy gracias a María Auxiliadora por tan seña­
lado favor, y lo publico para que todos pongan su
confianza en tan poderosa Auxiliadora.
Carm ona 1919.

P a s t o r a A co sta .

Doy gracias a María Auxiliadora por haber sal­
vado prodigiosamente a im hijo mío, que estaba
a dos dedos de la muerte, desahuciado y sin espe­
ranza alguna de curación, a causa de im agudísimo
ataque de apendidtis. Envío 20 centavos para los
huérfanos de Don Bosco.

Una sobrinita mía de diez años, a causa de su
desarrollo prematuro, en concepto de los médicos
Y a m b o (Colombia) febrero de 1921.
estaba en prriucipio de una tisis. Hizo ima novena
a María Auxiliadora; leyó la vida de Don Bosco
C a r m e n M a r tin iíz .
durante su enfermedad y por fin el Señor iluminó
Cooperadora Salesiana.
a los médicas (pie convinieron en que era una
pleuresía. Ilízoscle la operación en Barcelona el Dan también gracias a Alaria Auxiliadora y envian una limosna:
mismo día de Corpus y hoy, gracias al Señor,la niña está fuera de peligro.
Cali (Colombia). — Don Sergio Arboleda, na­
lUtrríann, 4 njíosto 1920.
tural de l ’opayán, para mayor honra y gloria de
María Auxiüailora da públicas gracias a e.sta gran
J uan FiGuKRor»A, Pbro.
Señora por varios favores recibido.s de Ella y manda
Damos gracias a la Sma. Virgen Marín Auxilia­ seis pesos oro para su culto.
dora por habernos concedido das favores extraor­
— Don Luís A. Guerrero manda por igual mo­
dinarios, que le pedí durante mucho tiempo ha­ tivo un peso oro.
ciendo varias novenas y prometí publicarlo en el
Cerrito (Colombia). — Da. Manuela Tenorio,
Boletiv, lo que gu.stosa cumplo.
por dos gracias alcanzadas, envía 3,30 pesos oro.
a María Auxiliadora. — Da.- Lucrecia Tenorio, da
Snn V icente <le Sarriá, abril 1921.
2.50 p. oro por tres señaladas gracias de María
M a r ía dií M. B a t l i .e .
Auxiliadora: X. N., o,io; Da. Rosalbina de Reyes,
Se me presentó una fuerte hemorragia por la por dos favores, 2,00 p, oro; Da. Peregrina Saavedra.
nariz, la ([uc .sufrí tres meses con resignación por Ídem, 0.50 p. oro; Leticia Tenorio, por varias
cristiana. Me do.sahucinron muy buenas faculta- favores, i, 50 p. oro; María Luisa García por un
tiw s y después de recibir las auxilios,de Nue.stra favor 1,00 p. oro: Ignacio Saavedra por varios fa­
Santa Religión, acudí con viva fé a la Santísima vores 1,00 p. oro: Llsímaco Saavedra, por ídem,
Virgen de Don Basco, nuestra podero.sa Madre
1,00 p. oro; Rcbiíca Saavedra, por im favor, i.oo
Auxilio de las Cristianos. Enseguida quedé libre p. oro.
dcl mal; y hoy llena de filial y profunda gratitud
Chonc (Ecuador). — R. A. Limonji da gracias
cumplo con lo ([ue lo ofu'cf: darle 25 p. de limasna a María Auxiliadora por un gran favor que parecía
para sus Imcrfauitas y publicar el milagro cu el iuqwsible de alcanzar.
/ v
\ Sitú'suWO.
- Da. Ana Pastora en nombre de Mafia Auxi­
Chonc vKquadorl.
liadora, envía la limosna de un sucre para sus
Cr u z M . V . ■
d e H in .\t.o o .
obras.

— i 67 —
— Da. Ana Castillo, teniendo dislocado un pie;
se siütió impulsada a encomeudar.se a María Auxi­
liadora y al momento pudo caminar sin la menor
molestia.
Don Benito (Badajoz-España). — Atribuyo a la
poderosa intercesión de la Sina. \'irgen bajo el
título de Auxilio de los Cristianos, el haber curado
de una grave enfermedad que puso en peligro mi
vida. ¡Bendita sea por siempre tan buena madre.
E. M.
Horcajada de la Torre (Cuenca-Blsp.). — Da.
Isabel Sáiz, 5 ptas. — D. Marcos López, 5 ptas.. Da.
Felisa Jiménez, 2 ptas.; Da. Simona Ruíz, i pta.
La Unión (Colombia).. — La Srta. Da. María del
Carmen Millán, envía pesos oro 8, 35 a nombre de
unos devotos favorecidos por la Virgen. La misma
I peso oro para ima Misa.
Madrid. — Da. Trinidad Cañadas tenía en 191$
un liijo enfermo de peligro y sin esperanzas de
curación. Acudió a Jlaría Auxiliadora y a los pocos
momentos desapareció la gravedad y se puso com­
pletamente bien. Cumple una promesa publi­
cándolo en el Boletín Salesiano.
Nueva Concepción. — Da. Luz Rodrí^ez de P.
da gracias a María Auxiliadora -por haber otor­
gado la salud a su hija María Fidelina, que estaba
gravemente enferma.
— Da. Francisca G. de Aguilar expresa su in­
mensa gratitud a María Auxiliadora por haber
devuelto la salud a ella y a su hijo, gravemente enfenuqs de calenturas fuertes y pertinaces.
Pradera (Colombia). — Don Llpiano Manzano
tenia a su esposa gravísimamente ennnferma y
oleada y intercesión de María Auxiliadora recobró
la salud y la vida. Manda tres pesos oro de limosna.
— Da. Rosalía Roa en acción de gracias por
varios favores manda 2 pesos oro.
— Sr. Pbro. D. Rogelio Santibáñez, por cuenta
de varias personas por favores recibidos de María
Auxiliadora, pesos oro 2,58.
P ’.'.chla de Don Fadriqiie (Cueuca-España) —
Da. María Carpintero, 10 ptas.
Valencia (España). — Da. Dolores Gerique hoce
públca su gratitud a la Sma. Virgen, por un singular
neneficio recibido y manda 25 ptas. para su culto.
Se: illa (Colombia). — Da. Débora R. de Cas­
taño, para el Santuario 1,20 oro, y otra devota por
una gracia, 1,20 oro.
Yumbo (Colombia). — Da. Mercedes Mostjuera,
Da. Rafaela García, Da. Rita N. de Mañosea, Da.
Alejandrina Delgado, Da. Cannen Martínez, Da
Natividad Estrada, D. Benjamín Echeverri, Da.
Bernardina Ferrerosa y Da. Qementina Casas, dan
gracias a María Auxiliadora y en^•ían mía limosna
por favores recibidos.
— D. A., Cooperadora Salesiana, por haber al­
canzado de la bondad de María Sma. Auxiliadora
la >alud de un hermano y que otro dejase una mala
amistad, le da infinitas gracias y manda 1,40 cen­
aros para los huerfanitos-de Don Bosco.
I. B, — Declaram os qu e todas estas relaciones expresan
el ;>írecer y ju icio s de personas, q u e creen haber sido
favorecidas’ jKir l.t Sm a. V irgen: y q u e por tanto, fuera
de
que la Igles'a ha fallado con el su yo infalible, no
se les deb.‘ m ás fe qu e la m eram eute hum ana.

D ocum entos Satesianos,
Otro juicio sobre la Obra Salesiaaa en Viena.
i El Debate » importante diario de Madrid,
publicó en el mes de enero una carta de su corres­
ponsal en Viena, la cual llevaba por título: La obra
redentora de lo Padres- Salesianos vieneses. El
escritor, que se firma « Danubio * risitó nuestro
Refugio para menores delincuentes, que tan calu­
rosos elogios mereció al órgano socialista de la
misma capital austríaca, como saben nuestros
lectores; y contando las impre.siones de su visita,
dedica a aquella nuestra .obra vienesa nucx'as y
muy cumplidas alabanzas, que .son tma confirma­
ción de las del diario socialista.
Comienza por exponer la espantosa desmorali­
zación que se advierte en la juventud austríaca
después de la guerra, como consecxieiicia de ella
y de la miseria extrema del país; y la necesidad
urgentísima de acudir en su auxilio, no con cárceles
y represiones N'ioleutas, sino con obras de crisliatm
caridad, que rehabiliten y repongan a esos pobres
fl enfermos del abua Y coiitinúa de este modo:
« Con acento de suprema dulzura religiosa me
va hablando así, lenta y sabiamente, el reverendo
Padre Superior de los Salesianos vieneses, en cuyo
Instituto están internados unos sesenta muchachos
y niños, más dignos de compasión que de aborreci­
miento. ¿Internados he dicho? No; ni internados ni
prisioneros. La casa en que AÚven es un \-erdadero
palacio, y los reverendos padres salesianos son
para todos esos desgraciados cariñosos padres, que
les dan buenos consejos, y médicos qne se desvelan
por curar sus males físicos y morales. El portal del
Instituto Salesiano está abierto, y abiertas de par
en par todas las puertas de la <•cárcel de niños 9.
La láctica de los Padres Salesianos es admirable,
y admirable su método impregnado de psicología
y experiencia. En esta casa, que tiene e.scuIpido
en la facliada el lema * Razón, Religión y Cariño »,
jamás les hablan lo.s sacerdotes a los muchachos en
voz alta, y nunca se alza una mano, sino ha do .sor
para socorrer o perdonar... V lo.s poíjucños la<lronzuelos, por ejemplo, a fuerza do ver abiertas de
par en par todas las puerlíi.s do su nueva mansión
acaban por olvidar que hayan manejado la ganziia... A los que, por error o precipitación, estu­
vieron encerrados un par de días cu una verdadera
cárcel, el Instituto í^le.siano, con sus jmertas
abiertas, se les antoja un paraíso. A ninguno de
los jóvenes delincuente.s se le obliga por la fuerza
a rezar ni a trabajar, y, sin embargo, los arrepen­
tidos llenan cada mañana la capilla del IiLstituto
y acuden voluntariamente al taller, donde, bajo
la dirección de los bondadosos sacerdotes, trabajan
cantando y riendo la mayor parte del día, ha­
ciendo trabajos manuales, aprendiendo a fabricar
muebles, a hacer zapatos, a confeccionar prendas de
vestir, etc. Y cuando, completamente sanos de
cuerpo y de espíritu, esos muchachos abandonan el
Instituto Salesiano, lo liacen con losojos húmedos de
agradecimiento hacia los discípulos de Don Bosco,
los salvadores de los niños y de lo.->jóvenes de.smoralizados de la ciudad más desgraciada del mimdo... *.

— i68 —

U na g ra c ia sin gular.
Ivl fervoroso Cooperador Salesiano de Méjico Don
Angel Ürtiz Monasterio, en una carta escrita desde
Nueva Orleans (Estados-Unidos) con fecha 13 no­
viembre 1920, al P. Juan Scainuzzi, Director de
los Salcsianos de Puebla de los Angeles (Méjico),
da cuenta de una señalada gracia, hecha por el
Vble. Juan Bosco a favor de una henuana suya,
religiosa de la Visitación en Sevilla (España).
No nos causa maravilla la ardiente y viva fe que
muestra tener dicho distinguido caballero mejicano
en la bendición de María Auxiliadora y la inter­
cesión de nuestro Vble. Padre Don Bosco; por
cuanto tenemos noticia de que cuatro años atrás
tuvo lugar de experimentar en sí mismo por muy
señalada y singular manera la eficacia de la ima
y de la otra. He aquí lo que refiere el Sr. Ortiz:
«Recordará S. R. que el año pasado lo pedí me
diese la bendición, allí en Puebla rogando al Vble.
Don Bosco cpic interpusiera su poderosa intercesión
cerca de la Snia. Virgen Auxiliadora, para que
recobrase la razón mía hermana mía. Religiosa
Salesa en Sevilla, y que pudiese morir en su
Convento. Recibida la bendición, hicimos aquí
una novena a María Auxiliadora y también la
hicieron en Sevilla las monjas de la Visitación.
Transcurrió el tiempo, y las noticias que nos lle­
gaban eran cada vez más desconsoladoras. Yo no
me resignaba a creer que mi súplica fuese desateiulida por Don Bosco, y continuaba rogándole.
En esto, vino a sorprenderme la noticia de la
muerte de mi santa henuana en España, pero
acompañada de tales circunstancias, que demues­
tran pnlnmriamente la intervención milagrosa de
Don Bosco. Pues como la enfenna en su locura
tenía la manía de no comer, se había destruido
en ténninos tales, que su cerebro estaba cada vez
más obscurecido y no era humanamente posible
esperar que en él se luciese luz. I/3S mé<licos pre­
sagiaban su próximo fin, pero creían imposible
que recobrara la razón. Estando así las cosas, de
pronto su cerebro se alumbró y comenzó a sentirse
en su cabal juicio, tanto que ella misma pedía
alimentos, y soñaba con regresar a su convento,
lo cual no pudo lograr, porque los médicos se opu­
sieron a que se pusiese en viaje antes de reponerse
y Dios no (piiso concederle este gusto; pues como
Íiabía vivido varios años con una alimentación
deficientísima, no pndo resistir una alimentación
sólida y hubo de limitarse a tomar leche. Por fin
la debilidad la agotó y gozando dcl uso de todas
sus facultades intelectuales entró en agonía.
El día 21 do agasto, fiesta de su Fundadora,
SiUita Juana de Oiantal, tuvo la dicha de recibir
(0 A toiins estas relaciones declaram os que no se les
debe más fe qu e Is meramente humana y que de uingün
modo querem os anticipar el ju icio de la Iglesia.

por última vez a J esús Sacramentado y el día 24.
especialmente dedicado a Máría Auxiliadora, a
las 4 de la mañana entregó su alma a Dios, dando
prueba de lucidez mental hasta el último mo­
mento. Como ve V. R., Don Bosco escuchó nuestros
ruegos e hizo la merced pedida, según aparece del
hecho de haber recobrado la enferma el juicio
contra toda esperanza y podido recibir la commiióu
en la solemne fiesta de su Santa Fundadora y sido
llamada al cielo él día en que se conmemora a
María Auxiliadora. Y si murió antes de que pudiera
volver a su querido monasterio, podemos creer
que fue porque la Reina de los >Cielos la invitó
a su fiesta. ¡Bendito sea nuestro santo Protector!»

— Una vez más ha querido nuestra buena Madre
María Auxiliadora probar la santidad de su muy
amado Siervo Vble. Don Bosco con un milagro
obrado eü mi familia.
Habiendo Caído enferma mi buena madre, los
médicos diagnosticaron el caso gravísimo, dudando
que llo a ra a pasar la noche, a causa de una
afección del corazón y un tumor en el vientre
bastante avanzado y que, dada la edad (84 años) de
de la paciente no había esperanzas de operar efi­
cazmente.
Recibió todos los auxilios de Nuestra Santa
Religión; y convencida yo de las gracias y favores
que obra María Auxiliadora por intercesión del
^ le . Don Bosco, le pedí con verdadera confianza
que obrara este milagro para su santificación, po­
niéndole una reliqma y prometiendo dar una
limosna para sus obras y la publicación de la
gracia. Bien pronto la gravedad fué desapareciendo
y, pasados unos días, con gran admiración de los
médicos y de todos quedó mi madre completamente
sana, por lo que muy agradecida cumplo la pro­
mesa.
Si siempre fué grande mi amor y confianza á
tan dulce Jladre, mi iinico deseo en adelante será
propagar y atraer a su devoción a muchas almas,
para que conociéndola recurran a Ella, seguras de
que les concederá las gracias que necesiten.
Ensenada (Argentina) 15 de ál.irzo 1921.
E

l v ir a

T. T

u n e s si.

Ojangnren (Navarra). — Don Pedro Slartínez
da gracias al Vble. Don Bosco y al Siervo de Dios
Domingo Savio, por un favor recibido.

A /os 5res. Celadores pedimos pongan una especial di­
ligencia en recoger las copias de los suscriiores difaníoi
^ enviamos sus nombres, no sólo para encomendarlos a
los piadosos sufragios a que fíenen derecho, sino para sus­
pender el envió del Boletín, si fuere necesario. Se han
dado casos en que éste se ha seguido enviando p or largo
tiempo a personas que habían muerto o de ignorado pa­
radero. — A l ordenar alguna baja o cambio de dirección,
envíese /a « fa jita * correspon</ienie.

— I&9 —

El Rdmo. Sr. Don Pablo Albora en Francia.
La Obra Salesiana se avecindó en Francia el
año iS 75; el mismo que traspasó los mares y puso
d pie en las playas americanas, junto al Plata.
• Abrió su primera Casa en Niza Marítima, fun­
dación conocida por el Pqtronage de Si. Fierre, y
a esta, en vida del Ftmdador, siguieron una tras
otra las de Navarra, Marsella, Saint Cyr, SainteMargtieriie, cerca de Marsella, Lila París y Gevigney.
Xo disminuyó im punto este entusiasmo y fuerza
expansiva a la muerte de Don Bosco, pues catorce
años después, esto es, en 1902, el número de Casas
Salesianas existentes en Frauda era al pie de unas
treuita.
Pero dicho año se desencadenó la persecución
contra las Congregadones religiosas y, iio obstante
las denodadas y brillantísimas defensas que de
ellos se hideron en ambas Cámaras, los Salesianos
franceses hubieron de extrañarse de su patria.
Desparramáronse por las varias Casas de Europa y
América y fundaron algunas nuevas en los confines
de Frauda, en espera de mejores tiempos de paz
religiosa y concordia social.
X'o ha llegado tadavía ese día anhelado; pero
las robustas plantas tan en malaliora tronchadas
por el vendabal sectario, no tardaron en echar
vigorosos retoños, que han crecido y convertídose
en árboles frondosos, que reemplazan en lo posible a
losantiguos, cobijando bajo su sombra bienhechora
a innumerables hijosdel pueblo. Allí aprenden éstos
a conocer, temer y amar a Dios; se ejercitan en un
arte u ofido; o se dedican a los estudios de latini­
dad con vistas al sacerdodo.
Que ¿cómo se ha hecho d milagro? Con el favor
V gracia de Dios y la deddida voluntad de xm pu­
ñado o puñados de Antiguos Alumnos, que afi­
cionados con amor de hijos al Vble. Don Bosco,
embebidos en su espíritu, y enamorados de sus
ideales y procedimientos de apostolado, han ocu­
pado las plazas de sus antiguos superiores y maestros
en sus Colegios y Escuelas Profesionales, en sus
Colonias Agrícolas y Oratorios Festivos, donde
millares y millares de niños y jóvenes se crían,
educan y troquelan en los moldes, que nos l^ ó
Don Bosco. Ko, no ha desapartddo el recuerdo
de Don Bosco en Franda. Sus Alimmos guárdanlo
esculpido en lo íntimo de sus almas; su retrato
tiene un sitio de honor en todos institutos, diri­
gidos por ellos: su nombre lo repiten con venera­
ción los niños benefidados; y su memoria vive y
resplandece en el seno de mil y mil familias de
Cooperadores Salesianos.
El paso del \*ble. Siervo de Dios, como también
el de su digno Sucesor Don Rúa, dejaron huellas
imborrables en el corazón de los católicos franceses.
Deinnéstraulo duramente las rdteradas instandas que harían al Rdmo. Sr. D. Pablo Albera,
esos institutos naddos a nueva vida — si bien no a
todos cupo tamaña fortima — suplicándole tuviese
a bien hacerles una \-isita, que les comunicase

alientos y bríos para llevar adelante su generosa
empresa. Nuestro Rector Mayor aún a trueque
de arrostrar las incomodidades de un viaje én el
corazón del invierno, que resultaban doblemente
graves para éi a causa de su edad y salud no muy
firme, quiso complacerles. Cierto que ese \'iaje
ofrecía para él tm atractivo particular, que debió
inclinarle eficazmente a emprenderlo. Las súplicas
y requerimientos le venían de lugares para él muy
queridos, de personas muy conocidas y a él unidas
con lazos de antigua y estredia amistad desde
cuando era superior de las Casas de Ph-ancia. Allí,
en efecto, había prodigado los trabajos, fatigas y
entusiasmos de sus mejores años, siendo testigo
presencial del maravilloso arraigo y crecimiento de
la Obra Salesiana en aquel generoso suelo.
Púsose en camino en la segunda mitad de enero
y se detuvo sucesivamente en Niza, Navarra, Mar­
sella, Montpeller, Román, Liofi y Cháteau d'Aix.
Esperábanle también con rívas ansias en París,
mas la falta de tiempo le obligó, mal de su grado,
a apresurar la vuelta a Turín.
E l P. Albera volvió de su viaje hondamente
enternecido por el grande amor y cariño con que
fue recibido en todas partes, tanto en los colegios,
como por parte de las Asociaciones de Antiguos
Alumnos, de las Jxmtas de Cooperadores y de los
Sres. Prelados a quienes se creyó en el deber del
visitar.
En Niza tuvo nuestro Rector Mayor el con­
suelo de ver cómo sigue ríviendo 5' prosperando
el antiguo Paironage, cuna de la Obra Salesiana
cu Francia. Comuovióle particularmente el hondo
afecto que le demostraron los actuales Coopera­
dores, que se proponen seguir apoyando nue.stra
Obra con el nisiuo entusiasmo de sus padres.
En Navarra halló recogidos en nuestra antigua
Colonia Agrícola hasta un centenar de huerfanitos
de la guerra, cuya candorosa sendllez y sincera
piedad no desmerece en nada de la de sus hennanitos de antaño.
Marsella tributó a su petit Don Bosco (nombre
que se daba al P. Albera cuando estaba allí de
Superior) un recibimiento triunfal, en nada in­
ferior al que en otro tiempo tributaba al mismo
Vble. Padre. Los Cooperadores más señalados
andaban a porfía en agasajarlo y presentarle sus
hijos para que los bendijera, con la misma fe y
veneración con que ellos a su vez habían sido pre­
sentados con igual fin a Don Bosco y a Don Rúa
por stis padres. En el Oratorio de San León se
celebró bajo su presidencia una reunión imponente
de Cooperadores y Ex-alumnos. El Rdo. Abbé
Mendre pronunció un discurso sobre Don Bosco
y su misión prorídencáal en medio de la sociedad;
y habló con tan vehemente y encendido afecto,
como no lo habría hecho un Salesiano, acabando por
declarar que Don Albera le había arrebatado el
corazón, ni más ni menos que Don Bosco.

m

— 170 —
En Montepeller nuestro venerado Superior quedó
confuso ante la afectuosísima acogida y exquisitíis atenciones que le dispensó el Prelado de aquella
ciudad, Emmo. Cardenal de Cabriéres. Este vene­
rable Prelado, íjue a pesar de haber cumplido yá
los <jo años goza todavía de una salud robustísima,
(juiso sentar a Don Albera a su mesa, junto con su
Obispo Auxiliar, Cabildo y Seminario, y al alzar
los nUmteles hizo un caluroso brindis a la salud de
nuestro Superior.
En Román (Valence) tuvo Don Albera el placer
de contemplar de cerca el funcionamiento de un
llorecicnte Oratorio Festivo, bajo la dirección de
una Junta de celo.sísimos y activos Cooperadores:
dio su cordial enhorabuena a los dos Sres. Curas
de la ciudad, que son el alma de esa institución.
También en Lion y en Cháteau d'Aix, donde hay
un Colegio de huérfanos de la guerra, recogió el
P. Albera muchas y muy sentidas demostraciones
de afecto a la Obra de Don Bosco.
Volvió nuestro Superior contento y satisfechí­
simo y bcndicie:ido a Dios de lo mucho bueno que
había visto en su viaje; pues ha comprobado que
arde todavía el rescoldo bajo las cenizas; lo que
hace esperar, que no bien pueda reavivarse y
lanzar al aire sus llamaradas, se propagará nueva­
mente ix>r toda Francia el entusiasmo por la Obra
tle Don Bosco, y sus Hijos tomarán a ocupar su
puesto entre los campeones de la educación de la
juventud francesa.

B IB L IO G R A F IA .
L ib ro s re cib id o s ea esta redacción.
De la Librería Salesiana de Sarriá-Barcelona:
Lecturas Católicas.
Noviembre de 1920: L a heroína de Dom rem y.
Breve estudio histórico-biográfico por un Sacerdote
Salesiano. — Recuerdo de la solemne Canonización
de Sta. Juana de Arco (13 mayo 1920).
— Diciembre de 1920: L o s Bolcheviques. Pin­
celadas trágicas de la revolución rusa, por un Sa­
cerdote Salesiano.
Son dos hermosos volúmenes de lectura amena y
provechosa, avaloradas con magníficas ilustraciones
— Véase en las cubiertas de este Boletín, el anuncio
de Lecturas Católicas.
Galetia Dramática Salesiaiia.
Colección de obras propias para señoritas: N. 46:
¡ V a y a un lío 1 Juguete cómico en un acto y en
prosa por Don J. Bellafont y Roset.
— N. 50: Ilusiones de sesenta abriles. Mo­
nólogo en prosa por el Rdo. 1*. Serapio González,
Mercedario:
— N. 51: L a E scla v a de F abiola. Drama en
tres actos y en prosa, con prólogo y apoteosis,
por D. J. Bellafont y Roset.
No es preciso que hagaiuos aquí el elogio de la
4 Galería Dramática Salesiana » de Sarriá, pues
ella goza de tal crédito y estima en España y Amé­
rica. que no tiene rival en su género. Y particular­
mente de las tres obritas arriba apuntadas, que

hemos examinado detenidamente, debemos decir
que las dos primeras, están escritas con ima gracia
y comicidad insuperables. La tercera es un hermoso
drama, sacado de la famosa novela del Cardenal
Wiseman, hábilmente trazado para hacer vivir en
la escena los pasajes más conmovedores de la misma.
Las tres son de fácil ejecución y seguro éxito.
También recibimos el ópusculito:
— Guía del joven en la práctica de la Confesión, por
Fermín Molpeceres, Pbro. Salesiano. Quinta edición.
Es un minúsculo librito, de tan poca mole que
casi se pierde de vista: contiene apenas cincuenta
paginitas: pero en ellas el Autor « con verdadero
espíritu salesiano » según el autorizado testimonio
del Rdmo. Don Pablo Albera, ha^ recopilado las
reglas y trazado a los muchachos una guía práctica
para confesarse bren. Prueba de la acertada y útil
que resultó la humilde obrita es haber logrado ya
la quinta edición en pocos años, honor que no al­
canzan tantas obras de mucho más tomo y lomo.
Véndese a solos 0,15 de peseta: pídase a la Li­
brería Salesiana de Sevilla (España).
De la Librería de L u is G n j (Barcelona):
L a religión dem ostrada o Los Fundamentos de
la fe católica ante la razón y la ciencia, por el P. A.
Hillaire, ex profesor del Seminario Mayor de Mende,
Superior de los Misioneros del S. C. Versión cas­
tellana de la 160 edición francesa por Mons. AgusHn
Piaggio, Vicario General de la Armada Argentina,
Prelado doméstico de S. S. Benedicto X V. Tercera
edición. — Un volumen de 1214 X 19 Yz cms. de
XX-687 páginas. En rústica, Ptas. 7; en tela, ptas.
9. (Por correo, certificado, Ptas. 0,65 más). — Luis
Gili, Editor, Apartado 415, Barcelona, Córcega, 415.
Esta obra expone con rigurosa trabazón cien­
tífica las verdades de la fe. Su fin principal es armar
a los jóvenes de las escuelas con xma sólida coraza
de convicciones contra los ataques de la impiedad:
para ello examina y pone de manifiesto la base
científica de los motivos dq credibilidad: y lo
consigue muy cumplidamente. Es útilísima tam­
bién esta obra a los hombres de mundo, que quieren
darse razón de sus creencias; cuadraríale a las mil
maravillas el título de Teología del hombre literato
o de carrera. Un dato elocuentísimo en su abono,
es haber alcanzado ya la 16® edicióu en su origiaal
francés y la 3®en su versión cstellana.
R ecordatorios de difuntos. — Una colección
de 20 modelos acaba de publicar la Casa Editorial
Luis Gili, de Barcelona, artísticos, litúrgicos y
originales. Los asuntos seleccionados para esta
serie son debidos a artistas de los más famosos,
y muy adecuados a la piedad de los fieles: para
iiaceríos en un todo litúrgico han sido sobriamente
ornamentados, completando el conjimto con ins­
cripciones lapidarias latinas, dictadas por al fe de
los primitivos cristianos, que despiertan en el alma
sublimes afectos de resignación y conformidad.
Son recordatorios de doble hoja, de 63 x 124 nom.,
muy bien impresos en espléndido papel conché.
Precios: ptas. 9 el ciento y ptas 80 el millar. —
[Luis Gili. Editor, Apartado 415, Barcelona, Cór­
cega, 415).

POR EL NllINDO SfILESISINO
LIMA (Perú). — Solemoísima clausura del año
escolar. — El 28 de diciembre verificóse en este
Colegio la clausura del año escolar y reparto de
premios.
El acto fué dedicado a S. E. el Presidente de la
República, quien estaba acompañado en la tribuna
de honor por d Excmo. Sr. Nuncio Apostólico,
el limo, y Revmo. Sr. Arzobispo, los Excinos.
Sres Ministros de Italia, de China y de Cuba, por
el Cónsul General de España y otras distinguidas
personas.
Asistieron además muchos miembros del clero
secular y regular, representaciones de las Hijas
de María Auxiliadora, Cooperadores y Coopera­
doras Salesianas, y las familias de los alumnos del
Col^o.
Ofreció el acto el Rvmo. P. Luis Héctor Salaberry. Inspector de los Salesianos en el Perú.
Los alumnos, con mucha soltura y maestría
ejecutaron los números de un variado y escogido
programa músico-literario. El acto se efectuó en
el amplio patio de la sección de Artesy Oficios, que
había sido convenientemente arreglado. Se puso
en ejecución la obrita « El Perú », que resultó toda
una lección objetiva de geografía nacional.
Se distribuyeron los premios a los alumnos que
se habían distinguido durante el año escolar por
su buen comportamiento y aplicación en los estu­
dios; además S. E. entregó personalmente el di­
ploma de competencia profesional a los almnnos
Angel Morales y Manuel Bonifaz que han terminado
este año su aprendizaje em el ramo de sastrería.
Al tenninar, el Sr. Leguía manifestó, con nobles
palabras, su alta complacencia por la labor in­
tensa y fecunda que lleva a cabo en este país la
Institución Salesiana, y ^radeció sutnamente
complacido el homenaje de que era objeto.
— El día 2 del mismo mes se había efectuado en
dicho Colegio ion reñidísimo Certamen Catequís­
tico entre los alumnos de los dos C o la o s de Lima
y del Callao. La proclamación de los vencedores se
hizo días después en un solemne acto, presidido
por el Excmo. Sr. Arzobispo.
PIRAN (Estación ddl F. C. S. A^entina). — Inauturación de dos nuevos Colegios. — Los piadosos
y hacendados consortes, Dr. Antonio Pirán y Señora
Emilia Moutier de Pirán convirtieron en una fun­
dación benéfica una hermosa y extensa finca de
600 hectáreas, con un parque y lago, levantando en
ella una hermosísima iglesia y dos c o la o s , imo
para c arenes y otro para niñas, a cuya dirección
llamaron a los Salesianos e Hijas de María Auxi­
liadora. La finca además está dotada de maqui­

naria agrícola, aperos de labranza, automóvil,
coche, cadra, corrales, etc. Se halla sobre la línea
del Ferrocarril del Sur y junto a la estación, a
que da nombre.
En ella habrá una escuela de agricultura y clases
de enseñanza primaria para los hijos de las nume­
rosos estancieros, que pstán repartidos en aquella
región.
La inauguración de la Escuela se hizo con ex­
traordinaria solemnidad y grandes fiestas en los
días 25, 26 y 27 de febrero. Para intervenir en ellas
partieron de Buenos Aures un batallón de Explo­
radores del Instituto San Francisco de Sales, la
banda de música del Colegio Pío IX , y el Cuadro
Dramático de Bemal, en representación de los
Antiguos Alumnos
En llegsmdo, fueron a saludar a los Sres. de
Pirán, acompañados de la población en masa.
Se celebraron devotísimas y brillantes funciones
religiosas en la iglesia, con intervención de los
músicos y exploradores.
El domingo a las 3 de la tarde se realizó brillan­
temente la ceremonia de la Colocación de un a P/aca
conmemorativa en el Edificio de la Escuela Agrí­
cola. Con un inspirado discurso el Dr. Antonio
Pirán hizo entrega de la citada Escuela al Ins­
pector Salesiano R. P. José Vespignani, quien
contestó con afectuosas palabras de agradecimiento
por tan valiosa e importante fundación. Hubo luego
declamaciones, cantos y concierto por la banda,
desarrollando todo un programa, cuya acertada
ejecución alegró y dejó los más gratos recuerdos
entre los concurrentes.
Se tenninaron los festejos del día con un acto
académico en honor de los generosos fundadores,
representándose el hermoso drama: Los dos Saboyanüos. En esta circunstancia pronunció om discur.so
el Director del Colegio Pío IX , R. P. Jorge Serié,
que le valió nutridos aplausos por los conceptos
vertidos en honor de dichos piadosos consortes y
de la población de Pirán, que ve con regocijo la
fundación de esta Escuela Agrícola confiada a Xa
Obra del \T)le. Don Bosco.
El lunes 28 r^ esaron los excursionistas a la
Capital. De Constitución se dirigieron al Colegio
Santa Catalina, donde cenaron, poniendo así tér­
mino a su simpática excursión.
RODEO DEL MEDIO (Argentina). — Una excarslón
y un pergamino.. — Siguiendo las hermosas tradicio­
nes del primitivo Oratorio de Don Bosco, los Supe­
riores de la Escuela Salesiana de Rodeo del Me^o
concertaron tma excursión de todos los alumnos a
la vecina ciudad, de San Luis, para contribuir al

— 172 —
mejor lucimiento de las fiestas patrióticas que para
el II de noviembre en dicha ciudad se preparaban
al General Justo J. de Urbina, de paso que se
proporcionaba a los alumnos unos días de solaz
y esparcimiento, l-'ueron 130 los excursionsitas y
cuatro días estuvieron en San Luís, participando
con brillantez en todos los actos religiosos y cívicos
que se celebraron. Las Autoridades gubernativas,
municipales y eclesiásticas, las Comunidades reli­
giosas y distinguida.^ familias particulares, aga­
sajaron de mil maneras a los niños de Don Bosco
y éstos por su parte tampoco se ahorraron, obse(piiando a la población con vistosos festivales
gimnásticos, y brillantes veladas músico-recita­
tivas, en que echaron el resto de su repertorio
La ciudad agradecida por la brillante coopera­
ción de la Kscuela de Don Bosco en sus fiestas, la
ol)scquió con un artístico pergamino, de que fué
])ortador el Interventor Nacional de la Provincia,
Dr, Santiago Belingeri, Antiguo Almuno Salesiano.
líl dibujo del pergamino* es un delicado trabajo
debido al pincel del Sr. Gomila, exalumno de las
Ivscuelas Salesianas de Sarriá (Barcelona). Ostenta
en el testero los escudos argentino y salesiano y en
el centro lasiguicuteinscripción»; Al K. P. Aquiles
Pedrolini, Director de la Escuela « Don Bosco »
de Rodeo del Medio (Mendoza), como homenaje
a su ilcsiiitercsadu participación en la fiesta del
Capitán General D. Justo José de Urbina, con el
concurso de sus alumnos.
San Luis, Noviembre 1920 *.
Siguen las finnas de las principales familias de
la capital puutana, y entre ellas la del Sr. Gober­
nador de la Provincia, Dr. Carlos Abric.
— La Escuela o Don Bosco » de Rodeo del
Medio, ganó el Gran Premio y Medalla de oro en
la Exposición de Industrias y Trabajo, que se
celebró el año pasado en Milán, por la exquisita
elaboración virdcola de sus bodegas. No es éste el
primer trixuifo con que se acredita nuestra escuda
vitivinícola de Rodeo del Medio.
SALTO (Uruguay). — Bendición de un nuevo Co­
leólo Salesiano. — Recordarán nuestros lectores
iiuc el año pasado tomaron los Salesianos a su
cargo una Parroquia en Salto (Uruguay). Ense­
guida se puso manos en la construcción de im
Colegio contiguo, para etlucnr cristianamente a
la juventud, El edificio se llevó a feliz término en
poco tiempo, de suerte que pudo ser solemuemente
bendecido e inaugurado el 7 del pasado marzo,
día en c[ue los católicos saltcños edebraban el ono­
mástico de su Prelado. limo. Sr. Dr. D. Tomás G.
Camacho. Dado d caluroso entusiasmo con que d
bondadoso Pastor patrocinó d establecimiento dd
Colegio, la bendición del mismo debió ser sin duda
alguna el más precioso regalo y parabién de su
día de días. A las 7 de la mañana el Sr. Obispo,
asistido d d P. Inspector, P. José Gamba y otros
muchos sacerdotes Salesianos y en preseocia de
una brillante concurrencia de distinguidas familias
de la ciudad, bendijo solemnemente el nuevo edifido, plantel de caballeros a lo divino, donde
centenares de niños y jóvenes se ceñirán las armas
de la fe y se revestinin de la malla de las virtudes.

para dar cima a la grande empresa de su salvadón. Fueron padrinos en el importante acto los
distinguidos hennanos, Srtos. José María y Gelia
Solaro, en representadón de sus padres, Don Este­
ban y Da. Magdalena B. de Solaro.
Después de la bendidón S. S. Urna, celebró la
Misa de comunión, y en eUa dirigió la palabra al
pueblo, para manifestar las esperanzas que su
corazón de Pastor y Padre ponía en la acdón
salvadora de los Hijos de Don Bosco.
El Prelado pasó toda la jomada en compañía
de los Salesianos.
Las nuevas aulas rebosan ya de muchachos, que
las hacen resonar con sus voces argentinas y behos
cantos, y los patios aparecen llenos ■ de bullicioso
movimiento, que es señal de alegría, salud y vida.
SUCRf (Bolivia). — El importante diario « La
Industria » de Sucre, publicó im documento su­
mamente honroso para las Escuelas « Don Bosco >
de aquella capital y para la enseñanza salesiana
en general. Es mi infonne que el Sr. M. Posquellas,
director de didio diario, eleva al Sr. Rector de la
Universidad, dándole cuenta de los resultados de
los exámenes en las Escuelas Salesianas que había
ido a presidir por delegadón de la autoridad esco­
lástica.
Elogia el Sr. Posquellas el esfuerzo abnegado de
los religiosos directores del Colegio, y luego añade:,
« Dos cosas especialmente llamaron mi atención;
a saber; la uniformidad de instrucción entre los
alumnos y la severidad de los profesores en sus cali­
ficaciones. .
V.d. sabe, Sr. Rector, que este colegio consta de
artesanos’ y estudiantes, de externos e internos.
Ahora bien, el artesano compite con el estudiante en
cualquiera asignatura del programa oficial, y el
externo no se distingue del interno en las diferentes
materias de su curso: laudable resultado debido a
una adecuada distribudón del horario y acertado
método didáctico ».
Aplaude luego los métodos que allí se siguen en
la enseñanza de diversas materias y termina con
los siguientes datos estadísticos, harto elocuentes
por sí mismos: Alumnos matriculados; 130. —
Internos: 42. — Examinados: 85 . — De los cuales
resxütaron; sobresalientes: 7; distinguidos, 50; y
aprobados: 28.
.
— El diario «La Capital * de la misma ciudad
publica el bello rasgo de generosa y delicada ca­
ridad, que dio una señora Cooperadora Salesiana
en favor de los niños que frecuentan el Oratorio
Festivo.
« Una noble dama de nuestra culta sociedad,
dice el citado periódico movida tan sólo por un
mero sentimiento de desinteresada caridad, de esa
caridad evangélica que obra el bien en secreto y
cuyo fin y móvil no son los aplausos de los hom­
bres, sino el alivio del indigente y la sonrisa de
Dios, gastó ima cuantiosa simia para vestir y
calzar con sus propias manos, a un gran número
de niños pobres, que en el Colegio « Don Bosco »,
asisten cada domingo al catecismo y se entretienen
allí en honestas diversiones ».
El Boletín Salesiano ju ta s>is felicitaciones y

— 173 —
hasta la tumba del extinto el incienso de nuestra
plegaria.
¡Qué figura tan simpática, autable y cariñosa
la del Intemxmcio de Bolivia! Tras los resplandores
VILLA COLON (Uruguay). — Balance anual de la cruz pastoral palpitaba un corazón lleno de
amor, para el maestro, para el niño, para el obrero
de los estudios catequísticos. — Ue la seriedad y
ferv'oroso empeño con que se estudia la doctrina y sobre todo para el pobre indio, tan olvidado de
cristiana en nuestro Colegio Pío de Villa Colón la sociedad culta, y condenado a seguir en las
(Uruguay), son muestra clara y testimonio feha­ punas salvajes, sin porvenir, sin progreso y falto
ciente las ciento dos medallas de oro y plata que los de civilización.
Testigos de su caridad evangélica son las calles
colegiales aquistaron en buena lid, al terminar el
de La Paz que lo vieron mil veces detenerse al
curso de 1920.
Cada clase por separado verificó un concurso lado de los indigentes o de los pobres lujos del
con opción a premios especiales. Además de esto pueblo para tenderles su mano bienhechora y
36 otorgaba primer premio a los alumnos que hu­ darles junto con la limosna material, la Uuiasna
biesen estudiado durante el curso todas las lec­ de una palabra, de una sonrisa de consuelo para
ciones del catecismo con nota de opíitne. Sobre 140 las almas.
También para los hijos de Don Bosco ha tenido
alunmos de la 3», 4» y 5® clases elementales, hubo
este Príncipe de la Iglesia Católica innumerables
32 primeros premios y 28 segtmdos.
Los bacliilleres por otra parte llevaban como finezas que nunca olvidaremos, y que nos obligarán
materia de pvame.n el « Tratado Completo de Reli­ a bendeci’’ su recuerdo mientras vivamos en la
gión » del P. Soler. Un tribunal competente tanteó tierra. Con frecuencia se le veía en nuestro Colegio
el caudal de conocimientos teológicos de cada de La Paz, no como en \ósita de etiqueta, sino de­
alumno en un recio PTrampu de 16 a 12 minutos,
partiendo amigablement ■ con los Superiores y
además del tema desarrollado por escrito de ante­ almmios, (omo un miembro de la Familia Salemano. El resultado fué el siguiente: de los 74 jó­ siana. Más de ima vez se le \úó en los patios, cojtvenes examinados, hubo 30 sobresalientes en el fimdido entre los niños, si ndo el alma de la icejercicio oral y 16 sobresalientes y 24 optimes en creación.
Cuando uno de nuestros hermanos, el coadju or
el escrito. El promedio anual arrojó 27 primeros
José Marcobdlo, terminaba sus días en uno de los
premios y 17 segundos.
Las medallas se otorgaron en un solemnísimo hospitales de la Capital de Boli\-ia, Mons. Cároli
acto público presidido por el digm'simo Sr. Arzo­ dió muestras de su intenso cariño por los Salesianos.
bispo de Montevideo, quien quiso imponerlas por Pues no hubo día en que, sustraj-éndose a las múl­
tiples ocupaciones propias de su alto cargo, dejara
sí mismo en el pecho de los jóvenes vencedores.
de ir a la cabecera del enfermo, a preocuparse ce
él, como si reahuente hubiera sido xmq de sus
deudos más queridos.
Próximo a expirar el ilustre Preladoy querierdo
■ = ÍT O
dar a conocer a Boliria que se había ofrecido coi. o
víctima a Dios en bien de la Nación y que le dejaba
sus cenizas como la última prenda de su amor,
se sirve para ello de su confidente e inseparable
amigo el sacerdote salesiano D. Pedro Marabii i.
ods
Oprimido el corazón por el dolor, rendimos va­
Arzobispo de Tiro e Internuncio de S. S. en Solivia sallaje ante los despojos del dignísimo Repre.senFalleció en La Paz el 25 de enero 1921.
tante de la Santa Sede. ¡Paz eterna a su ánima
bendita!
Del Don Sosco, revista mensual de la Obra Sale.siana en el Peru^ Bolivda, tomamos el siguiente
sentidísimo elogio y semblanza moral a la vez, de
i i
este ilustre diplomático pontificio, que murió glo­
Obispo de L a P a z (B oU vla)
riosamente lejos de su patria y familia y en el
desempeño de su elevada misión;
Muerto el 18 de enero de 1921.
' Un ¡ay! de profundo sentimiento se escapó de
Hacía apenas 98 días que este Prelado ocupaba
nuestro corazón, cuando el cable, con su lacónico
lenguaje, nos comimicó la muerte del limo. Mons. la silla episcopal de la capital boliviana: pero le
Rodolfo Cároli, Arzobispo de Tiro e Internuncio bastó ese breve espado de tiempo para granjearse la
estima de sus diocesanos, que han debido llorar
Apostólico en la República de Bolivia.
Ogri nos resistimos a creer tan triste mensaje inconsolables la desaparidón del buen Pastor,
los que hemos tenido la suerte de conocer a Mons. cuando apenas comenzaban a gozar de sus sabio
Cároli, rebosante de vida, lleno de luz en los ojos gobierno.
Los Salesianos redbieron del limo. Sr. Loza
y ostentando en su amplia frente ideales de celo
apostólico, inspirados por la fe y por el amor. ^las muchas pruebas de bondad y paternal benevolenda
debemos inclinar la cabeza a los inescrutables que le hideron acreedor a su gratitud imperecedera
designios de la Provridenda divúna, y hacer llegar ¡Sea paz a su* alma!

aplausos con los d d dicho diario y expresa el
deseo de que tan bello ejemplo tenga muchos imi­
tadores.

EicDio. 8lio. M . Bodolo[drolí

miiiio. 8limo. S. D. D.Mestlno loza y

— 174 —
O tros Sres. Cooperadores Saiesianos d h
fu ñ io s :
líSi'AÑA. — En Madrid: a la temprana edad de
22 el joven D. Miguel Cisneros y Cáceres, ingeniero
militar, hijo del Excmo. Sr. Dr. D. Juan Cisneros.
cuya dislinguida familia se ha mostrado siempre
devotísima de María Auxiliadora y de la Obra
Sak-siana.
lili Barcelona: la Sra. Da. María Iglesias y Don
Javier Jinieno; en Pojado (Da Coruña) el Sr. Don
Antonio vSánchez; en Mahón (Menorca) la piadosa
Sra. Da. María Carreras y el Sr. D. Camilo Mir
Fctjrer: en Madrid, el distinguido Cooperador y
presálentc del Centro de Antiguos Alumnos, Don
Krancisco Ardizone, abogado del Estado, en Cass«
de la Selva, Da. Isabel Cánovas de Villalonga; em
Saw Feliu de Cuixols, D. Félix Ribot Puyol y
Da. Engracia Cuni de Peralló; en Palafrngell, las
Sras. Da. Dolores Pruts, Vda. de Piera y Da.
María Sagrera y el virtuoso y ejemplar joven,
Srto. D. An4rés Munich y Oliva; en Bagar, la Sra.
Da. Narci.sa Forment y P'ont.
En Sevilla: la piadosa y angelical Srtn. Mercedes
Pcrcira Naredo, aluuina de las Hijas de María
Auxiliadora, cuya vida fué un continuado suspiro
de amor a la Reina del Cielo.
En Cuenca, el M. I. Sr. Dr. D. Teodoro Gómez,
Arcediano de la S. I. C. y Da. Basilisa Gómez.
En Mantilla: el Rdo. Sr. D. J osé Antonio Iglesias,
Cura-Párroco.
lín Gerona: la distinguida Señora, Da. Ana Soler
Serrat-t^alvó de Cánovcis.
En Puebla de Don Fadrique: D. Antonio Carpin­
tero.
En Cardona: el Rdo. Dr. D. Ramón Vansell.
En Ntíria.- el Rdo. Sr. D. Mateo Murist, CuraPárroco.
En Borjas Blancas, D. Manuel Aleniany.
Eu Cuenca, el celoso Decurión de Cooperadores,
D. Eupercio González y las Sras. Da. María Rueda
y Da. Modesta de Morón; en Belinchón, Don Sixto
Villanucva; en MotiJla de Palavcar, Da. Agripina
Bonilla; en Torrejoncillo del Rey, Da. María Bárzaua; en Gascuenu, el Celador de Cooperadores
Salesiano.s, Don Ce.sáreo Culebras: en Priego, Don
Valentín Pobo , Dn. Xicolasa López, Da. Jorja
González y Dn. I'olisa Mariinez; en Pcralcja, Da.
I''eliciuna del Olmo: en Villar del Saz, Don Fausto
Navalón: en Vtllalba. Da. Petra Valentín.
A ruknvin’.v: en Puiuas Aneg: la vWñorita Do­
lores Puente, ejemplar Hija de María, a quien la
Reina de las Vírgenes quiso llevarse consigo al
cielo, antes que el mundo empañase el candor de
su alma.

C o l o m b ia . — En Bogotá: el distinguido caba­
llero Don José M. Fierro y Torres, que dió un hijo
a la Cogregación Salesiana y rma hija a las Hijas
de María Auxiliadora. En Cali: los Sres. Coopera­
dores Don Nicolás Izquierdo, D. Gabriel Caxtillo,
D. Víctor Acedo, Da. Mariana Holguín de Nieto,
Da. Virginia Sánchez, y D. Lorenzo Zea. — En
Carmen: la Sra. Da. Encamación Ríos de -Mar­
tínez.
P e r ú ’. — En Lima: el limo. Mons. Abrahán del
Rosso, Canónigo de la Iglesia Metropolitana y
Párroco de San Marcelo. Fué sacerdote ejemplar
y afortimado cultivador.de las buenas letras, que
algunas veces puso al servicio de nuestra Obra, la
cual amaba entrañablemente. — El ilustre caballero,
Don Mariano A. Balaunde, bueno siempre, a quien
ia Institución Salesiana de esta nación conservará
perenne gratitud.
De P a n a m á : en la capital, el distinguido caba­
llero y bienhechor salesiano D. Ramón Arias
Ferand, y la Sra. Da. Juana Gonzaga y D. Flo­
rencio Arosemena Icaza, bienhechor insigne de
la Obra Salesiana.
MEJICO: en la Capital, murió la virtuosa cela­
dora, Srta. Tiburcia Gutiérrez, que por largos
años empleó todos los entusiasmos de su corazón
en favor de la Obra de Don Bosco en aquella ciu­
dad. Como no podía dar de lo suyo, porque era
pobre, hacía colectas y una activa propaganda de
las cosas salesianas. Su mayor dicha era poder
llevar algún regalito a los niños de los Saiesianos
o a las niñas de las Hijas de María Auxiliadora:
siempre con un tesón adnrirable. ¡Dios recompensee
con grados de gloria tan fina caridad y desinterés
y le suscite imitadores!

R
. I. p. n.

E l “ B oletín Salesiano,, se envía de ordi­
nario e indistintamente a todos los miembros de la
P ía Unión de Cooperadores Saiesianos y no tiene
por tanto fijado precio algm o de suscripción : pero,
dados los enormes gastos de impresión y envío, que
son ahora varias veces mayores que antes de la
guerra, nos vemos obligados a acudir a la carita­
tiva y espontánea generosidad de nuestros lectores,
para <jue vengan en nuestra ayuda. M aría A u x i­
liadora y D on Bosco les bendicirdn.

Con aprobaci'Ut de la .Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINIANO FERRARI.
Establee, Tip. de la Sociedad Editora internacional. — Corso Regina .Margherita, N. 174 - TURIN

Escuelas Profesionales Salesianas
^ d e S a r r ia (Barcelona - España) ^
Sección de Carpintería y Ebanistería
4^ De esta Escuela han salido una
multitud de altares de todos los estilos
Y tamaños; púlpitos, confesionarios, y
de más muebles y artefactos de igle­
sia, que la acreditan sobremanera.
^ Se hacen planos y proyectos de
altares, etc., conformes al estilo de
cada iglesia, y se dan los presupuestos
del coste de cada uno de ellos, según
la madera, ornamentación, decoración,
etc., que se desee.
Altares magníficos, de espléndida
decoración y gran vistosidad a coste
relativamente módico, por la aplicación
de hermosas y sólidas molduras orna­
mentales.
¿ La Escuela se ha especializado en
la construcción de altares para 07 atoños privados, altares-armarios, triptiios, etc Muebles de todas clases y
estilos para habitaciones: Cd;7iodas, ar­
marios, sofás, sillerías, etc.
^ Mesas-ministro, escritorios, estan­
terías, etc.
^ Especialidad en el escritorio norteame/icano de cierre universal.
A lta r M a y o r d e U I^ le ^ a de loa P . P . P a ú le a de B arcelon a,
Ofréce/ise estas Escuelas a todos,
tallad o y d ecorcd o en e s ta s E scu e la s.
hs amigos de la Obra de Don Basco
p-sra que se sirvan favorecerlas con
w encargos, haciéndoles presente que los módicos beneficios que realizan, se invierten integra­
mente en favor de la t7iisf/ia Obra y de los huerfanitos que en ella se educan.

WT P a r a in fo r m e s , p íd a n s e C a t á lo g o s y P r o s p e c t o s , q u e
e n v ía n g r a tis . — Escuelas Salesianas * Paseo Don Elosco, 4 • SARRIA (Barcelona).

(SOOIKOAÜ K:O ITDOR A .
TOKIIVo

I
Í^ A t — TORIiNO

— Oox*«o Refi^lzxcL

j OSEPH R1CKABYS.J.
Traducido directamente de la
Volumen de 300 páginas
.

J ) g
3*

.

NIÑO A HOMBRE

Edición inglesa por R o d o l f o
.
.
.
.
.
.
.

F ie r r o

T

.

o rres,

.

Salesiano.
Ptas. 3 —

Publicaciones recientes:

THBOLOai^ MORALIS SYNOPSIS
Auctore PÉTRO RACCA
ArcbUi04e€ul§ Taurlñoaata SMcardoíe Sscrae Thaologiae Doctore

B reve opus ex sapientissimis scriptoribus in Re Morali eductum et ad normam novi Codlcls
J u ris Canonicl exaratum. — Vol. (20x13) en 16®, casi 600 páginas .
Ptas. 15 —

De Censuris “ Latae Sententiae
Q U A E IN

CODICE JURIS CANONlCi C O N T I N E N T Ü R , C O M M E N T A R IO L U M D IG E S S IT

JOHANNES CAVIGIOLI - Archlpresbyter S. Maurltü a CHvo
Hermoso volumen en 16® páginas 164 .

.

.

.

.

.

.

Ptas.

5

NOVUM JESU CHRISTl TESTAM EN TU M
Yulgatae EdUionis íuxta ezemplar Vaticanum cum appendíce
Volumen manual (13x8) impreso en finísimo papel opaco, contorno -encamado en todas lai
páginas. Págs. xvi-800. Encuadernación en tela negra, corte encarnado .
.
Ptas. 8 —
Encuadernación en tela negra, corte dorado
.
.
.
.
.
.
.
» 10 —

BECHIS Sac. MICHÁEL.

RBPBRTORIUM BIBLICUM
seu totius Sacrae Scripturae concordantiae iuxta vulgatae editionis exemplar Sixti V. P. M. iussu
recognitum et Clementis VIII auctoritate editum praeUr alphabeticum ordinem in grammaticalm
redactae. — Dos grandes tomos en 4, dé más de 200 páginas .
.
.
.
Ptas. 25 —

Redacción y Administración: Via Cottolengo, 32 - TURIN.

Fecha
1921.06