BS_1921_05

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BS_1921_05
Descripción
Boletín Salesiano. Mayo 1921
extracted text
1

o

Boletín Salesiano
R E V IS T A DE LAS OBRAS DE DON BOSCO

Año XXXVI — N. 5.

Mayo 1921

S u m a r i o . — Laúdate, p ueñ , D om inum l — La “ Basílica” del S do. Corazón de Jesús «n Roma
— l A s í viven p mueren los Santos! — La Obra de D on Rosco en un rincón de París — Ecos
del Centenario de Magallanes — Auras del Tibidabo — D iez años de apostolado salesiano en
el corazón del A frica Central —

Una expedición apostólica a través de los señoríos del Congo.

— Las postrimerías de la Pagoda de Leng-Kong — Culto de María /luxi/ioóora — Gracias de
María Auxiliadora — P o r el munóo salesiano: Paraguay - Panam i — Noticias varias — Necrología.

Vista Interior de la Igleala Saleslana de Bllaabctbvllle

R e d a c c ió n

v

A d m i n i s t r a c i ó n : V ia 6

>--------------------------------------

o ttO len g o N. 3 2

(Coofo Belfira).



TCJKIN (Italia)*

-------------------^

Escuelas Profesionales Salesianas

s

de Sarria

(Barcelona - España) a

Sección de Carpintería y Ebanistería
De esta Escuela han salido una
multitud de altares de todos'los estilos
V tamaños; púlpitos, confesionarios, y
de más muebles y artefactos de igle­
sia, que la acreditan sobremanera.
Se hacen planos y proyectos de
altares, etc., conformes al estilo de
cada iglesia, y se dan los presupuestos
del coste de cada uno de ellos, según
la madera, ornamentación, decoración,
etc., que se desee.
Altares magníficos, de espléndida
decoración y gran vistosidad a coste
relativamente módico, por la aplicación
de hermosas y sólidas molduras orna­
mentales.
^ La Escuela se ha especializado en
la construcción de altares para orato­
rios privados, altares-armarios, trípti­
cos, etc Muebles de todas clases y
estilos para habitaciones: Cómodas, ar­
marías, sofds, sillerías, etc.
Mesas-ministro, escritorios, estan­
terías, etc.
Especialidad en el escrítorio norte­
americano de cierre universal.
^ Ofrécense estas Escuelas a todos
los amigos de la Obra de Don Basco
para que se sirt'an fw orecerlas con

A lt* r M a y o r de I t Iglea la de lo e P . P . P a ú le e de B ercelon»,
tallad o y d ecorad o en eeta a Escu elae.

sus encargos, haciéndoles presente que los módicos beneficios que realizan, se invierten integra­
mente en fa vor de la misma Obra y de los huerfanitos que en ella se educan.

Para informes, pídanse Catálogos y Prospectos, que
se envían gratis. — Escuelas Salesianas • Paseo Don Bosco, 4 - SARRIA (Barcelona).

Mayo de 1921.

Año XXXVI - N. 5.

BOLETIN SALESIANO
REVISTA DE LAS OBRAS DE DON BOSCO

R e d a c c ió n Y A

d m in is t r a c ió n :

Via CottolengOi N, 32 - TURIN (Italia)

Laúdate, pueri, Dominum!
TJn distinguido escritor y fervoroso Coopera­
dor Salesiano, liondaniente embebido y enamo­
rado del espíritu e ideales salesianos, creyó
ver en el salmo i i 2 un canto profético y triunfal
preludio de la Obra de Don Bosco; y glosó dicho
salmo en el hermoso artículo, que a continua­
ción reproducimos. No dudamos que los bellí­
simos conceptos y felices y ajustadas aplica­
ciones que hace el genial escritor, serán de edifi­
cación para nuestros lectores y harán palpitar
de entusiasmo todos los corazones que ya
conocen y aman la Obra de María Auxiliadora,
que es la de Don Bosco.
Suonino a festa e giubilo
Le Irombe e le campane;
£ {'eco ne ripetano
Le spiaggie piú lontane
Lodando luí che prodigo
Conforta la virtú.

Suenen a fiesta y júbilo
Trompetas y campanas;
O igan su alegre estrépito
Las playas más lejanas
Cantando al que es fortísimo
Sostén de la virtud.

« Dicen santos y sapientísimos autores que
aquel querubín y aquel serafín del siglo X III,
Santo Domingo de Guzmán y San Francisco
de Asís, fundadores o Patriarcas de la esclare­
cida Orden de Padres Predicadores y de la
seráfica Orden franciscana, estaban profeti­
zados hada y a muchos siglos en las Sagradas
Letras, allá en el versículo 7® del capítulo i i
del Profeta Zacarías:
— * Me he labrado dos cayados (dice el
Señor allí); y al uno de ellos le llamé Hermosura,
al otro le llamé Cuerda y con ambos a dos apa­
centé mi grey *.
L a Orden de Predicadores es llamada Hermo­
sura por la blancura de su hábito, y la de San
I'rancisco es llamada Cuerda porque con ella
(1) El autor, Don Juan M.irln del Cam po, distinguido
ahogado d e M adnd. Cívcribió este .nrucuio en ju n io de
1918, en ocasión del jul>;leü sace»aowi «le! Rdmo. Sr.
D. Pablo Atbera a quien lO d e d u ó > vio la fiiz primera
en el im pórtam e diario madrileño E l S ig lo E u luro.

L

van ceñidos siempre los frailes menores; y a
entrambas Ordenes las dió el Señor el encargo
o divina encomienda y vocación de ai)acentar
al pueblo en doctrina sana y con ejemplos de
santa vida-.
¿Estará por ventura profetizado también
en la Sagrada Escritura nuestro venerable
Padre Don Bosco, Patriarca ae la Pia Sociedad
Salesiana, que tanta gloria ha dado ya a Dios
Nuestro Señor y a nuestra Santa Madre Iglesia
y que a cosas tan grandes está llamada según
palabras del inmortal Pío IX ?... Y o no lo sé;
mas por lo que a mí hace, declaro con verdad
que mis ojos están viendo siempre a Don Bosco
nada menos que en el Salterio de David, que
es mi libro predilecto y familiar, el que más
leo y releo, y cuyas divinas sabrosas páginas
no acaba uno de saborearlas nunca.
En tan divino libro hay un salmo triunfal,
que es el aiegrísimo salmo 112, el cual cuanto
más le recito y cuanto más le saboreo, más y
más me recuerda siempre el nombre de Don
Bosco, su niñez, su pobreza, su perpetua alegría,
su exaltación, sus hijos predilectos (que eran
los niños); y me recuerda también el amor de
su corazón y de su vida entera, que fué M aría.
Santísima Auxiliadora a quién se ve por cierto
en este Salmo del Real Profeta rodeada de todos
los niños salesianos. Habitare facit {Deus) sterilem in domo Mairem filiorum laeiantem. Sí,
Dios Nuestro Señor ha d«^retado que habite
y reine perpetuamente en todas las casas de
Don Bosco Aquella que siendo santísimamente
estéril por su santísima y perpetua virginidad,
fué inefable y milagrosamente hecha Madre del
Verbo Divino, y Madre también feliz y ven­
turosa de inOnitos hijos. Sí, siempre es el alma
y la vida y el corazón de todas las casas salesianas la ñ u tísim a Virgen Auxiliadora, que en

124 —

estampas, eu grabados, en folletos, en revistas,
en libros, en hojas sueltas, en medallas , en di­
plomas, en pinturas y en esculturas campea
como Reina y Señora en .casi todos los ámbitos
de todas las casas salesianas: en las porterías,
en los pasillos, en las escaleras, patios, apo­
sentos, aulas y talleres, y, sobre todo, en el
altar i>rincipal de las iglesias o capüias. ¡Siempre
y j)or todas partes la Santísima Virgen A uxi­
liadora como espejo de misericordia, como escudo
de defensa, como administradora de todas las
Casas de Don Bosco, tesoro de proteción y de
esperanza, pero de bienandanza y de salvación
para los religiosos y para los niños salesianos,
para todos los cuales, lo mismo que para los
cooperadores, Idla es siempre la causa de nuestra
alegría. *
También la alegría le acompañó perpetua­
mente desde niño al venerable Don Bosco; y
siendo joven le inspiró que fundase entre sus
camaradas una sociedad que llamaron La cuerda
de la alegría; y siendo y a fundador predicaba
siempre a sus niños que sirviesen a Dios con
alegría;' y, finalmente, a la rueda principal, a
la piedra fundamental, a la célula madre de
todas las obras de Don Bosco, al inmortal y
salvador Oratorio salesiano le llamó sabiamente
y para siempre el venerable fundador. Ora­
torio ¡estivo.
Tor todo lo cual, cuando en nuestros Ora­
torios festivos o en nuestras pobres o modestas,
pero siempre alegrísimas casas salesianas con­
templo el bullicio, la gritería, el estrépito, el
regocijo sano y la alegría desbordante de tantos
niños; cuando luego les veo callar de repente (que­
dando todo en maravilloso silencio) a una sola
señal de la campana; cuando les veo finalmente
encaminarse eu filas a la capilla o a la iglesia,
eu cuyo trono o altar principal campea la San­
tísima Virgen Auxiliadora, yo pondría entonces
eu boca de todos los niños (para que a coro le
cantasen) el divino salmo de la alegría, es decir,
el que comienza con el Laxidatc, pueri, y acaba
en el Matrcm filiorum laetanicm. Pero este magní­
fico salmo tendría que cantarse con clásica
música popular. ¡Oh, si viviera ahora aquel
gran músico popidar español, el maestro D. Cán­
dido Candí, que legó a la Santísima Virgen de
Mont'^errat todas sus inspiradísimas y reli­
giosas composiciones, tan sublimes y al mismo
tiempo tan sencillas, tan artísticas y al mismo
tie^npo tan i>oj)ulares, tan santamente alegres
y tan marcialmeute piados;\s, tan difíciles de
ser compuestas, tan fáciles para ser aprendidas,
tan sabrosas {>ara que siempre agraden y entu­
siasmen. aunque se canten muchas veces! ¡Hu
qut‘ música tan verdaderamente salesiana hu­
biera subido engastar el salmo- 112, el salmo

de Don Bosco y de la Santísima Virgen de Don
Bosco! Así le llamo sin recelo de engañarme,
porque como no sea a Don Bosco y a la Santí­
sima Virgen, yo no sé a quién puede referirse
y aplicarse más literalmente y con más propie­
dad, tanto el espíritu como la misma letra de
esta sabrosa oración, de este himno de júbilo (i);
de esta canción triunfal, de este divino salmo,
que está compuesto para que, cantándolo pre­
cisamente los niños {laudatie Pueri), alaben el
nombre del Señor, la exaltación de Don Bosco
y el gozo de María Santísima con solemnes y
santamente regocijadas notas de cristianísima
alegría.
En este salmo se cantan, en efecto, las mara­
villas y grandezas que hizo el Señor con aquel
pobre vaquerilio de Becchi, a quién sacó de su
aldea y de entre el estiércol de las vacas [susettans de ierra inopem, et de siercore erigens pauperem), para darle asiento entre obispos y car­
denales, príncipes, reyes, Papas y fundadores
de órdenes religiosas {ut collocet eum cum prin­
cipiáis populi sui), y en cuyas iglesias y casas,
granjas y talleres mora y reina perpetuamente
y es siempre centro y corazón, alma y vida,
dulzura *y esperanza de los niños, de los reli­
giosos y de los cooperadores la Santísima Virgen
Auxiliadora {causa nostrae letitiae), Madre ama­
ble, Madre admirable, Madre feliz y venturosa
de tantos amantes hijos, [matrem filiorum laetantem).
Este divino salmo, que es, como lo estáis
viendo, el salmo de Don Bosco y de la Virgen
de Don Bosco y de los niños de Don Bosco, debería
cantarse por todos nuestros niños hasta la con­
sumación de los siglos, como allí dice el Real
Profeta {ex Jioc nunc et usque in saeculum), y
debería cantarse en todas las casas salesianas
del mundo desde el mar Amarillo hasta el mar
Mediterráneo, desde el Mediterráneo hasta el
Atlántico, y desde el Atlántico al Pacífico, es
decir, íí solis orín usque ad occasum, como tam­
bién en el mismo divino cántico se dice».

Rogamos a los Sres. Directores y Presidentes de
los Centros de Antiguos Alumnos que se sirvan en­
viar a esta

Redacción del “Boletín Salesiano”
32,

{Via Cottolengo,
Turin-Italia) un ejemplar a
lo menos de cualquier periódico, que publiquen las
Casas Salesianas, las Archicofradias de M . A . o
los Antiguos Alumnos,
(il Claro está qu e el esclarecido y fervoroso articulista
se refiere siem pre y únicam ente al sentido acomodaticio
del salmo; sin qu e entienda prejuagar e l sentido propia­
m ente liU r a l (Nota de la Redacción).

-

125 -

ba ‘^Basílica” del Sdo. Corazón de Jesús en Roma.
BREVE PONTIFICIO DE ERECCIÓN

Entre las más importantes e ilustres iglesias
que estáu a cargo de la Pía Sociedad Salesiana,
cuéntase d magnífico Santuario del Sdo. Corazón
de Jesús en Roma. Este templo tiene cierto
carácter de monumento internacional por cuanto
íué levantado por nuestro Venerable Padre,
D. Bosco con las limosnas' y donativos de todo el
orbe católico y por radicar en él la «Obra de las
M isas perpetuas » tan conocida y umversalmente
apreciada. Situado en una populosísima barriada
es una de las más florecientes parroquias de la
Ciudad eterna. Anejo a él hay un grande hospicio
de huérfanos con Escuelas de Artes y Oficios.

Reconociendo todas esas preclaras dotes del
sagrado edificio y las obras de celo allí reali­
zadas por los religiosos que lo administran, la
Santidad del Papa Benedicto X\^, acaba de
dar a dicho Templo el título de Basílica ^tefior,
con el siguiente documento, que es un nuevo
y honrosísimo testimonio de la estima y afecto
que profesa el Padre Santo a la Pía Sociedad
Salesiana, y del vivo interés con que sigue sus
trabajos y contempla sus hazañas. Helo aquí
en su original latino y correspondiente versión
castellana.

AD PERPETUAM R E I MEMORIAM
Pía Societas Sancti Francisci Salesii, a Venerahdi Servo Dei Joanne Bosco jam Augustae
Taurinoruni condiia, atqite hodie per dissitas
orbis regiones difusa, omnibns plañe cognitum
est quanta sibi merita comparaverit, actuóse
sollerterque incumbendo non modo in puerorum,
orbitate laborantium, religiosam honestamque insiituiionem, verum etiam in rei catlioUcae profectum, iiim apud christianum populum tumapud
infideles in longinquis et asperrimis missionibus.
Eiusdem Societatis Sodalibus est quo'que in iiac
Alma Urbe Nostra ecclesia paroecialis, Sacratissimo Cordi Jesu dicata, in qua, etsi non abhinc
mullos annos condita eximii praesertim praedecessoris Nostri Leonis P . P . X I I I jussu atque
uHspiciis, Chrisiifidelcs urhani, eorumdem sodalium operá, adeo ad Dei ctdtum et virtutum laudem
excrceníur, ut ea vel cum antiquioribus paroeciis
m honoris ac meritorum conteniionem venial.
Ipsemet Salesianorum Sodalium jundator, venerabilis Joannes Bosco, in nova Urbis regione,
aere salubérrima, populoque confertissima, quae
ad Castrum Praetorium extai, exaedificationem
hxchoavü istius templi, et, quasi illud erigeret ex
gentis italicae voto et pietatis testimonio erga
Sacraiissimum Cor Jesu, síipem praecipue ex
Italiae Christifidelibus studiose conlegit; verum
lamen p ii homines ex ceieris rudionibus non dejuerunt, qui, in exiruendum perficietidumque tem-

Son de todos conocidos los grandes merecí
niientos que ha contraído la Pía Sociedad de
San Francisco de Sales, fundada en Turín por
el Vble. Siervo de Dios Juan Bosco y extendida
hoy hasta los últimos confines de la tierra, ]5or
la solicitud y cuidado con que ha trabajado, no
sólo en la educación cristiana de los niños su­
midos en triste orfandad, mas también en pro­
mover el adelanto espiritual, tanto en medio
del pueblo cristiano como en las más difíciles
y lejanas misiones entre infieles. Los miembros
de esa misma Sociedad tienen encomendada
en esta Nuestra Alma Ciudad una iglesia
parroquial, dedicada al Sacratísimo Corazón de
Jesús, la cual, aunque erigida hace pocos años,
por iniciativa y con el paiiicular favor de Nuestro
Predecesor León X III, con todo es tal el im­
pulso a la piedad, al culto divino y al ejercicio
de las virtudes que en %lla reciben los fieles
romanos, merced al celo infatigable de esos
religiosos, que compite en honor y méritos aún
con las parroquias mrís antiguas.
E l mismo Fundador de los religiosos Salesianos, el Vble. Juan Bosco, emprendió la constmcción de este templo en aquella nueva ba­
rriada de Roma, salubérrima por sus aires y
sumamente poblada, que cae junto al Castro
Pretorio: y dando a la erección del mismo la
significación de un voto nacional y monumento
de la piedad del pueblo italiano hacia el Sacra­
tísimo Corazón de J esús, puso particular
diligencia en recaudar fondos para él entre los
fieles de Italia: aunque no faltaron tampoco

---- I2Ó ---'plwn istud, erga Sacratissitmtm Cor Jesu amore
incensi, largatn pecuniae vim coníulerint. Anno
auiem M DCCCLX. Í K V
sacra ip$a Aedas, secundum speciosam formam a Virginio Vespignani architecto delineatam, tándem perfecta ac
solemnüer consécrala dedicaiaque est. Eamdcm
vero postea, magna cum sollertia, Sodales Salesianos non modo variis altaribus, imaginibus
affabre depictis et statuis, omnique sacro cultui
nccessaria supelle'ctili exornasse, verum, etiam
continentibus aedificiis, juventuti, ut témpora
Nostra postulant, rite istituendae ditasse, jure
ac mérito Praedecessores Nosiri sunt laetati, et
Nos haud minore animi voluptate probamus.

1

11

Quapropter cum dilectus filius Paulus A Ibera,
kodicrnus Piae Societatis Sancti Francisci Salesii
rector major, non'iine proprio ac religiosorttm
virorum, quibus praeest, quo mcmorati templi
SS.mo Cordi Jesu dicati máxime augcaiur decus,
ejusdem urbanae paroeciae fidelinm fides et pidas
foveatur, Nos supplex rogaverit, ut eidem templo
dignitatem, titulum et privilegia Basilicae M inoris, pro Nostra benigniiatc impertiri dignemur.
Nos, ut magis magisque stimulos fidelibus ipsius
paroeciae atque urbis totius Nostrae ad Sacratissimuyn Cor Jesu impensuis colendum atque adamandum addamus, nec non benevolentiam, qna
Sodales Salesianos ob inerita sua prosequimur,
puhblice signifteemus, votis hisce piis annuendnm
ulíro libcnterqtie censemus.
Qtiam ob rem, conlatis consüiis cum V V. F F .
NN. S. R. E. Cardinalibus Congregationi Sacroruin Rituum praeposüis, motu proprio ac de certa
scicnha et matura deliberatione Nostris, deque
apostolicae poiesiatis^ plenitudine, praesentinm
Liiterarum tenore perpetunmque in modum cntmciatum templum Sacratissimo Cordi Jesu dicaium
in hac Alma Urbe Nostra atque ad Castrum Praetorium situm, dignitatc ac titulo B A S IL IC A E
M IN O R IS honestamus.'cum ómnibus et singulis
honoribus, praerogativis, privikgiis, indultis,
qtiae aliis minoribtts Almae hutus Urbis Basilicis
de jure compdimt.
Dccernentes praesmtcs LiUcras firmas, validas
atque c/Jicaces, semper extare ac permancrc, suosíikcffectus sortiri jugiter et obiinerc,
ülisque iid quos pertinent fiiou' et m posterum
plentssime Sufragan; steque rtle jtidicamium esse

piadosas personas de las demás nacionalidades,
que movidas de su ardiente amor y devoción
al Smo. Corazón de Jesús, contribuyeron con
generosa largueza a la construcción y acaba­
miento de dicho templo. Y precisamente el
año 1887, este sagrado edificio, levantado s^ún
los espléndidos planos del arquitecto Viiginio
Vespignani, se llevó a término y fué solemne­
mente consagrado y dedicado. Desde entonces
Nuestros Predecesores muy justamente hu­
bieron de congratularse, de que los Salesianos,
no sólo procurasen con mucha diligencia ador­
nar el templo con diversos altares, magnffipas
pinturas y estatuas y todo el ajuar necesario
para el culto, sino de haberlo dotado además
de un vasto edificio anejo, destinado a la edu­
cación de la juventud conforme a las necesi­
dades de estos tiempos: tampoco Nos podemos
dejar de expresar por ello Nuestra íntima sa­
tisfacción y agrado.
Por tanto, habiéndonos humildemente ro­
gado el amado hijo Pablo Albera, actual Redor
Mayor de la Sociedad de San Francisco de vSales,
en su propio nombre y en los de los demás reli­
giosos sus súbditos, que a fin de aumentar
el lustre del referido templo dedicado al Smo.
Corazón de J esús y de avivar la fe y la piedad
de los fieles de la sobredicha parroquia romana
tuviéreníos a bien conceder al dicho templo,
la dignidad, título y privilegios de Basílica
Menor, Nos, para alentar siempre más a los
fieles de dicha parroquia y de toda Nuestra
Ciudad a amar y adorar con mayor fervor
al Sacratísimo Corazón de Jesús y para dar al
propio tiempo una pública demostración de la
benevolencia que profesamos a los Salesianos
por sus merecimientos, venimos en- acceder con
sumo agrado a la demanda.
Por lo cual, oído el parecer de Nuestros Vene­
rables Hermanos los Cardenales de la Santa
Iglesia Romana, prepósitos a la Congregación de
los Sagrados Ritos, motu proprio, con cabal
conocimiento y después de un maduro examen
de Nuestra parte, y valiéndonos de la plenitud
de nuestra potestad, en fuerza de las presentes
Letras y de un modo perpetuo, otorgamos al
referido Templo, dedicado al Sacratísimo Co­
razón de Jesús en esta Nuestra Alma Ciudad,
junto al Castro Pretorio, la dignidad y título
de B a s íl ic a m en or con todos y cada uno de los
honores, prerogativas, privilegios e indultos,
que por derecho competen a las demás Basílicas
Menores de esta Alma Ciudad.
Asimismo decretamos que las presentes l e ­
tras tengan y conserven siempre su firmeza,
\-igor y eficacia, que surtan en todo tiempo y
obtenan sus efectos cabales, que ahora y en
lo venidero valgan con toda su fuerza en favor



127



ac definicndum, irritumque ex nunc et inane fieri,
si quidquam secus super his a qnovis 'auctoritaU
qualibct scienier vel ipioranUr attentari contig,crit. Non obstantibus quibiislibct.

de aquellos a quienes tocan, que se juzgue y
falle conforme a ellas y que desde este momento
sea nulo y sdn efecto todo acto que contra
ellas se atentase por quienquiera, sea cual
fuese su autoridad, a sabiendas o por igno­
rancia: sin que obste ninguna disposición en
contrario.

Daíum Romae apiui Sanctum Petrum, stü>
annulo Piscatoris, die X I tnensis Februarii, anno
M C M X X I, Pontificatus Nostri séptimo.

Dado en Roma junto a San Pedro, bajo el
anillo del Pescador, el i i de febrero de 1921,
año séptimo de Nuestro Pontificado.

{L. ^

5 .)

P. Card. G a s p a r r i

a Secreiis Status.

P . Card. G a s pa r r i

Secretario de Estado.

En otro número trataremos más despacio y de propósito de la « Obra del Sdo. Corazón
de Jesús en R om a», y a tan apreciada de cuantos han tenido noticia de ella.

¡Asi viven y mueren los Santos!

El día 2 de febrero expiró plácidamente en Milán
el santo Cardenal-Arzobisp>o de aquella gran ciu­
dad. Mun’ señor A ndrés FtiRRARi. Es una figura
gigante de Prelado, bien digna de ponerse al lado
<ie Sa n Ambrosio y San Carlos Borromeo, a quienes
sucedió eu la Silla. Hacía 26 años que regía la gran
Arquidiócesis lombarda. No es posible resumir
en breves líneas una vida y una obra pastoral, que
necesitaría volúmenes. Temendo por lema: ¡almas,
almas, y nada más que almas! (el mismo de nuestro
tTíle. Padre Don Bosco), a ello enderezó todos sus
pensamientos, actctó y empresas. Los niños, los

enfemios, los pobres, los hmnildes, los obreros,
los atribi ladoseranla pupila de sus ojos. Si bien no
tenía dotes de grande orador, no ahorraba en
ningún caso el ministerio de la palabra: en la calle,
en la casa, en el salón y en el templo, lo misino a
los mocosuelos que iban a pedirle una estampita,
que a los grandes señores que se le acercaban para
saludarle, a todos tema que decir algmia palabra
de edificación, algo que tocase a la salvación de
su alma. L a inmensa y montañosa diócesis, que
desde San Carlos Borromeo no había sido visitada
enteramente por ningún antecesor suyo, él la
recorrió de cabo a cabo cuatro veces durante su
pontificado. Fué, en smna, el pastor bueno y vigilantísimo, de que habla Jesús en el Evangelio.
Y el que se había mostrado intrépido trabaja­
dor en su \*ida mostróse no menos fuerte , valeroso
y denodado ante la cnfennedad y la umerlc: un
cáncer le devoró durante muchos meses la gar­
ganta. — Pues bien, como dice el Osservaiore Ro­
mano —• cuando sus piernas se negaron a llevarle
nu Iliplicó las audiencias; cuando .su lengua no
le servía para deicr sus pensamientos, redobló sus
escritos; cuando su mano se resistía a expresar sus
mandatos, hablaba con el vivo mirar de sus gran­
des y expre.sivos ojos; y cnando éstos también se le
anublaron, su mano que becdeda y su rostro son­
riente continuaron expresando los afectos de su
corazón.
A dos grandes obras tuvo el consuelo de dar
cima desde su lecho de muerte: la Universidad
Católica y ima grande, inmensa Casa del Pueblo,
que había soñado toda su vida.
Amó cordialmente nuestra Obra, y tuvo mil
ocasiones de demostrarlo. La iglesia monumental
de San Agustín, que él mismo consagró el pasado
junio, será perenne recuerdo de sus bodas episco­
pales con la arquidiócesis de Milán.

— 128 -

La Obra de Don Bosco en un rincón de París.
Hace cuarenta y tres años, el de 1877 percisamente, unos buenos jóvenes parisienses
movidos de un ardiente y santo celo por la
evangelización de la juventud pobre y abando­
nada, fundaron un Patronato en la barriada
(le Menihnontant, uno de los suburbios más
populosos y descuidados de la gran Metrópoli
francesa. Poco después los fundadores, enama­
rados de la Obra de Don Bosco, cuya fama
llenaba entonces todo París, pusieron su nueva
fundación en manos del Vble. Fundador para
(jue la llevase adelante {1883).
Desde aquel punto la ObraSalesianadeMenilniontant, con la ayuda de la proverbial caridad
francesa, fué tomando un vuelo admirable.
Al lado del floreciente Patronato y Oratorio
Festivo surgió una magnífica Fscuela de Artes
y Oficios, que cobijaba al pie de tres centenares
de luierfanitos. Pero cuando más robusta y vigo­
rosa era su vida y se preveían los mejores frutos,
el « Patronage Salésien de Saint Piirre » de
Paris, como tantos otros de I'rancia, fué herido
de muerte y derribado al suelo por la nefasta
ley anticongregacionista. Quedó deshecho el
nido... se desbandaron los pajarillos... y los
Padres y (lirectores hubieron de tomar el ca­
mino del destierro. E l edificio con todo su
ajuar y mueblaje, levantado a costa de tantos
sacrificios, fue vendido en pública subasta y
.se convirtió en una fábrica de... cajas de cartón.
Tamaño contratiempo no bastó a desalentar
a los fervorosos iniciadores de la Obra. Ea
misma caridad y celo que les había impulsado
a emprenderla, les hizo buscar el modo de con­
tinuarla. En efecto, un año después, en • un
nuevo local de la rué des Pyrénées de la misma
barriada, volvían a reunirse los pobres niños,
los hijos de nadie, los abonados del arroyo, para
pasar alegremente el domingo, asistir a las
funciones religiosas, instruirse... y educarse...
El nido se ha trasladado, ha cambiado de lugar,
pero no de espíritu ni de procedimientos...
siempre el « Patronage Saint Picrrc que reco­
noce por Padre e inspirador al grande Ap()stol
de la juventud, el Vble. Bosco. En él prestan
su personal concurso una docena de fer\'orosos
Antiguos Alumnos. i>erfectamente empapados
en el esi>íritu del grande lAindador; y el.o da
las mayores seguridades de la buena marcha y
feliz suceso de la institución bienhechora.
Tenemos delante de los ojos una bellísima
descripción de la intensa vida y fructuosa acción
que desarrolla ese Oratorio: creemos hacer un
grato obsaiuio a nuestros lectores, dando de
ella una sucinta reseña.

El « Patronage Saint-Puerre » en espera de
mejores tiempos, limita por ahora sus trabajos
al animadísimo Oratorio Festivo, cuya benéfica
acción- se completa con una porción de institu­
ciones, sumamente útiles e interesantes.
Frecuentan, el Oratorio hasta doscientos
cincuenta muchachos, que no son pocos si se
atiende a la estrechez y penuria del local, de
que se dispone. A la primera hora de la mañana
del Domingo la puerta del Oratorio está 3'a
abierta y los chicos van acudiendo para asistir
a la misa de las siete y media. En ella rezan las
oraciones de la mañana y el Santo Rosario; y los
que quieren, que son siempre los más, confiesan
y comulgan. Pero esta misa primera es para
los más fervorosos y madrugadores. La Misa
oficial de asistencia obligatoria es a las nueve
y media: ella es cantada en las festividades más
señaladas y siempre suele andar seguida de la
explicación del Evangelio o de otra platiquita
oportuna, hecha a la salesiana, es decir, conforme
a las necesidades, capacidad y gusto del bulli­
cioso auditorio.
En saliendo de la iglesia, la turba juvenil se
desparrama por el patio, y sus adyacencias,
acudiendo cada cual a donde le empuja su par­
ticular afición y gusto.
Corren los más a estirar los músculos en la
gimnasia natural de la carrera y particular del
balompié, solaces éstos que gozarán siempre de
la preferencia de los muchachos, que necesitan
ejercitar sus ágiles miembros: otros, los mayorcetes, se arremolinan a la puerta de la «Biblio­
teca circulante » para sentarse a leer; devolver el
libro leído o llevarse prestado a casa el que
desean. La afición a la lectura es ])roverbial
en París: los mcnilmontagnards participan de
ella. El canon del alquiler es reducido y mo­
desto en extremo: no pasa de diez centiniitos
por tomo y por semana.
Esta mi.sma sala, tapizada de libros por sus
cuatro lienzos, dos veces por mes sirve de salón
de sesiones al « Circulo de estudios ». Estas se
efectúan el domingo por la tarde. A la hora que
la juventud obrera parisién corre desalada a
solazarse en mil centros de disipación >• en espec­
táculos nada recomendables, esos buenos jó­
venes se encierran en aquella severa estancia
a escuchar la conferencia de un compañero,
la cual será luego pábulo de una discusión se­
rena a veces, a veces apasionada. Tales reu­
niones arman y abroquelan a nuestros mozos,
como de una fuerte coraza, contra las ocurrencias
filosóficas, sociales, religiosas, etc. de algún
compañero de trabajo más 0 menos consciente

— 129 —

y evolucionado, que intentara catequizarles.
Hay que añadir- que el Círculo goza de cierto
honor y consideración dentro del Oratorio y
es una honra pertenecer a él. L a esperanza de
entrar en el Círculo aguija y estimula a los
pequeños a acudir al catecismo, que se da tres
veces por semana; porque solamente los que
han cumplido quince años de edad y han obte­
nido un certificado de instrucción religiosa,
que la Curia Arzobispal otorga tras un serio
examen, tienen abierta la puerta del escogido
Cenáculo. Una sólida instrucción religiosa unida a
la práctica viva y ardiente de la misma religión,
es la base sobre que fundan su obra los sabios
Directores del « Paironage ».
A la rma de la tarde el patio del Oratorio
toma a poblarse del bullidor elemento. Cuando
más embebidos y enfrascados se hallan los mu­
chachos en sus juegos, ‘ suena la campanilla,
se reúnen en gmpos e invaden ordenadamente
la iglesia, donde descansa el cuerpo y se pasa el
alma mía hora de sabroso regalo. De regalo, sí:
porque los ejercicios piadosos hechos a la salesiana, esto es, según el patrón y ñiolde que nos
legó el \T>le. Bosco, no son de enojo y fastidio al
alma juvenil, sino que al tiempo que la elevan,
caldean y vigorizan, la acarician y recrean.
I,a jom ada dominical se rem ata de ordinario
con un vistoso espectáculo público, que por algu­
nas horas absorbe y lleva tras Sí los ojos, la aten­
ción y el alma toda de los mozuelos y de sus fam i­
lias: en el recogimiento del abrigado teatrito en
invierno, o en el abierto patio, convertido en pa­
lenque gim nástico, de verano, pasan todos un
rato de honesto solaz y entretenimiento.

Pero si anda bien aprovechada, según lo
dicho, la jornada del domingo, no tiene tampoco
desperdicio la del jueves. E l jueves es de va ­
cación completa en las escuelas; y ese día de
<KÍo, que tan fatal puede ser para muchos niños,
con sapientísimo acuerdo lo aprovecha el' Pa­
tronato para completar y perfeccionar la obra
del domingo. Comienza por la misa a las siete y
media. A las ocho y media bajan al catecismo
de la parroquia los que se preparan a la Comu­
nión solemne, quedándose en casa los más chi­
quitos y los mayorcetes, para prepararse a la
Comunión privada los unos y al examen de la
Curia arzobispal los otros. Por la tarde tienen
los niños otra hora de instrucción religiosa en
común con la Bendición del Smo. Sacramento;
y lo restante del día lo pasan en animados
juegos y honestos pasatienpos bajo la continua
y paternal vigilancia de los directores. A las
siete de la tarde se mandan a casa los chicos;
pero a las ocho y media, comienza de nuevo la
clase de música instrumental, que por espacio
de una hora atruena el ambiente.

A todo esto añádanse las otras nril cositas que
forman el contorno de la vida oratoriana; la
Caja de ahorros, puesta a dispoáción de los niños
y de sus familias; la asistencia espiritual de los
muchachos enfennos: corregir a éste, dar un
buen consejo a aquél; buscar colocación a los
desocupados; atender y consolar a las madres
que van a pedir noticias o presentar quejas
sobre la conducta de sus pimpollos. Estas ocirpacibnes, junto con las de presidir y regular
las diversas reuniones institucionales del Ora­
torio, son más que suficuientes para traer al
retortero al Padre Director los siete días de la
semana.
Por último, otras dos instituciones tiene el
« Patronage », de grande importancia y que le
honran sobre manera. Una de ellas es la « Socie­
dad de San Vicente de Paul ». Los Oratorianos
más antiguos, hombres y jóvenes, obreros casi
todos o modestos aprendices, reúnense sema­
nalmente para hacer un recuento de las familias
más necesitadas de la vecindad y acudir en su
socorro. Hacen una colecta entre ellos, en la
que cada cual echa el óbolo de su pobreza;
y luego distribúyense Ih dulce tarea de ir a re­
partir el socorro material y moral a domicilio.
¡Hermosa caridad que hace recordar la feliz
sentencia de Veuillot: « Heurcusement pour les
pauvres il y a les pauvres! ».
L a otra institución es la «colonia escolar vera­
niega» para los pequeñuelos del vecindario, cuya
débil constitución reclama los aires puros y salu­
dables de la montaña. Desde 1907 e l «Patronage »
organiza cada verano una expedición de ese gé­
nero, que se instala en un amplio colegio situado
a 276 kilómetros de París, en medio de extensos
y tupidos pinares que embalsaman el ambiente.
De quince que fueron en 1907, han llegado el
año pasado a ochenta los niños por ta l modo
beneficiados. Son otras tanta.s tiernas e inocentes
criaturas salvadas de las garras de la tubercolosis
y del raquitismo orgánico; es el consuelo y la
alegría llevada a centenares de hogares, de
los que muchos eran por ventura enemigos del
cura o indiferentes en religión.
Este plantel y escuela práctica de la vida
cristiana, sonaba con ensanchar su campo y
sus empresas; esperaba anexionarse algunos
terrenos baldíos colindantes; pero la realidad
es que ni siquiera está seguro de poder seguir
en d local que ocupa ahora: éste será puesto
en venta durante el año que corre; el adquirirlo
es cuestión de vida o muerte para el «Paironage Saini Pierre ». Vhfirá si la generosidad de
los amigos de la educación cristiana de la
juventud lo sostiene, ayuda y socorre, lleván­
dole la ayuda que reclama con urgencia.

ECOS DEL CENTENARIO DE MAGALLANES
S. A. R. el Infante Don Fernando de Baviera visita el Colegio Salesiano de Punta Arenas.
Homenaje a la Obra Saiesiana. — Una lápida conmemorativa a Mons. Fagnano.
Visita ai Museo Regional Salesiano.
No se han apagado todavía los ecos de las
solemnísimas fiestas que se celebraron en la
remota capital de la América austral en honor
del intréjíido Magallanes. Dio particular esplen­
dor a esas fiestas la intervención de un miembro
de la Familia Real española, en nombre de la
nación que patrocinó él grande descubrimiento.
Con S. A. R. el Infante Don Fernando de Ba­
viera, se trasladaron a Punta Arenas, el Nuncio
de S. S. en Chile, Mons. Alobsi Masella, el mi­
nistro del Interior, Excmo. Don Pedro García
de la Huerta, los Embajadores de varias na­
ciones y muchos ilustres personajes, que for­
maban una lucidísima comitiva.
Kn aquellos días, en que se honraba la me­
moria de cuanto.s habían contribuido al mara­
villoso florecimiento de la inhospitalaria región,
no podían quedar olvidados los modestos mi­
sioneros salesianos, que desde trenticuatro años
han venido trabajando con titánicos esfuerzos
por la elevación moral y espiritual del país.
Pero de un modo particular se quiso rendir
homenaje a la santa memoria de Mons. José
I'agnano, Prefecto Apostólico y primer Apóstol
del Magallanes, que empleó sus sudores y energías
y sacrificó su vida en la noble empresa.
Nada diremos de los ejemplos de edificantí­
sima piedad que el religiosísimo Príncipe dió
a todos al asistir a las funciones religiosas de
nuestra iglesia del Sdo. Corazón; referiremos
solamente la visita oficial que el Serenísimo
Infante, acompañado de todos las altas perso­
nalidades de su séquito, hizo a nuestro Colegio
de San José, y al Museo Regional Observatorio
Meterológico, que en 61 radican.
Tomamos los datos del gran diario « E l Mer­
curio » de Santiago de Chile que tuvo una
parte muy principal en la organización de este
homenaje a la Obra Saiesiana.

Su Alteza Real en el Colegio de San José.
El día 17 de diciembre por la mañana, S. A.
R. el Infante D. Fernando, acompañado de
toda su iUistre comitiva, se dirigió al Colegio
Salesiano de San José, donde fué recibido por
la Comunidad y alumnos del mismo, de los del
Colegio Don Bosco, y las señoritas alumnas del
Liceo de María Auxiliadora.
Entre los acordes de la banda de música y

las aclamaciones de los niños, entraron en d
Colegio los ilustres señores y visitaron enseguida
la Casa, particularmente el Museo regional
« Mayorino Borgatello » y el « Obsen^atorio
Meteorológico », dos manifestaciones culminantes
de cultura, que honran sobremanera a la Co­
munidad que las dirige y aún a la misma ciudad
de Punta Arenas, que las protege.
I/uego pasaron al salón de actos, dónde se
improvisó uno brillantísimo en honor de Su
Alteza y demás personalidades, el cual se con­
virtió luego en una triunfal apoteosis de la Obra
Saiesiana y en particular de su primer Superior
y Apóstol en la región austral. Monseñor José
Fagnano (q. s. g. h.).

El acto: los discursos.
Abrió el acto un sentidísimo saludo del limo.
Sr. D. Abrahán Aguilera, Vicario Apostólico
del Magallanes y Superior de la Obra Saiesiana
en aquellos territorios. Como primera Auto­
ridad eclesiástica de la región, dió las gracias
a la Exema. Embajada que la había honrado
con su visita. En brillantísimos párrafos, cantó
un himno a la gloriosa Madre España, que dió
su sangre, su habla y sobre todo su fé católica
a la América, que colonizó. Expresó el deseo
'vdvísimo de que Chile su patria, viva perpetua­
mente unida con la nación española en comu­
nidad de fe, de costumbres e ideales cristianos.
Y terminó diciendo; « Alteza: los humildes hijos
de Don Bosco, en sus dos ramas de los Sale­
sianos y de las Hijas de María Auxiliadora,
trabajamos en Magallanes bajo la inspiración
de estos ideales y, educando a la juventud, nos
alienta el amor sagrado de la civilización es­
pañola.
Por eso nuestros niños, después del Museo y
el Obser\'atorio, son el mejor homenaje que
podemos ofrendaros, porque en ellos entregamos
a Vos, a Su Majestad Católica, Don Alfonso
X III y a España entera, el dominio espiritual
de Magallanes y de Clüle ».
E l Obispo Salesiano, que había puesto todo
el fuego de su corazón en sus palabras, fué
aclamado con mvísimos aplausos.
Enseguida tomó la palabra el Sr. D. Clemente
Díaz León, redactor de « E l Mercurio », quien
pronunció un fogoso discurso, enalteciendo y

\ w
— 131 —

ensalzando la gigantesca obra de civilización
cristiana, reaiia^ada por los Salesianos eu el
Archipiélago Magallanánico, con sus misiones,
iglesias, colegios y centros de cultura. De un
modo particular trazó la semblanza y ponderó
los extraordinarios méritos de Monseñor José
Fagnano en esta noble empresa.« En estos días,
dijo, en que celebramos las principales efemé­
rides de esta hermosa porción del territorio
nacional, oUddar el nombre de Mons. José Fa­
gnano sería desconocer la liistoria misma de
la obra civilizadora, que ha hecho posibles los
progresos que hoy admiramos ». Hizo ver el ora­
dor la magnitud de la labor de este ilustre hijo
de Don Bosco, en los treinta años que trabajó
allí con una constancia y abnegación heroicas: y
terminó proponiendo que las fiestas centenarias,
así como perpetuaban en un grandioso monu­
mento la memoria del insigne navegante por­
tugués, del mismo modo dejasen un recuerdo de
perenne gratitud al infatigable adalid de la civi­
lización cristiana en la América Austral. Con­
cretó su propuesta en la colocación de una lápida
comemorativa sobre la tumba de Monseñor, so­
metiéndola a la aprobación y beneplácito del Go­
bierno Chileno allí presente en la persona de Don
Pedro García de la Huerta, Ministro del Interior.
La propuesta del Sr. Díaz León fué apro­
bada por aclamación; y el Sr. D . Diego de Castro
Ortúzar, director del Protocolo, se levantó
para declarar eu nombre del Sr. Ministro, que
el Gobierno de la República se asociaba a la
iniciativa del Sr. Díaz León, porque ella inter­
pretaba fielmente el sentir de los habitantes
de Magallanes. Recordó los grandes méritos
contraídos por Monseñor Fagnano en la evangelización de los indígenas, e hizo notar cuán
oportuno era asociar en el homenaje a hombres,
que, como Magallanes y Fagnano, trabajando
en distintas esferas, han preparado la común
civilización: « Magallanes fué precursor de los
capitanes, que debían abrir senda a los misio­
neros ci\dlizadores; Fagnano es uno de los
últimos eslabones de una cadena ininterrum­
pida de apóstoles, que comienza en Fray Bar­
tolomé de las Casas y se continúa con los Padres
de la Compañía de Jesús en las reducciones del
Paraguay y termina en la isla Dawson, en la
obra admirable, que allí han desarrollado los
Hijos de Don Bosco, bajo el impulso generoso
de Fagnano ».
• E l Señor Ministro del Interior me encarga
•exprese en su nombre que se asocia gustoso a
la idea de consagrar un monumento de gratitud
a Mons. Fagnano, que tantos méritos contrajo
en obras de caridad en nuestro país, el cual fué
a su vez para este ilustre hijo de Itaha una
s^qnda patria *-

Esta adliesióu del Poder Central a , la inicia­
tiva expuesta por el Sr. Díaz, fue recibida con'
una explosión de entusiasmo y ovacionada
largo rato.
E l Muy Rdo. Sr. D. Luis Nay,-Inspector y
Superior de las Casas Salesianas de Cliile, en
nombre del Rdmo. Sr. D. Pablo Albera y de
toda la Congr^ación Salesiana, a quien allí
representaba, aceptó y dió las más expresivas
gracias por los efusivos encomios y sentida
conmemoración que se había hecho del grande
Misionero Salesiano, enviado por el mismo Don
Bosco a aquellas regiones. De un modo parti­
cular agradeció la participación de las Auto­
ridades en ese homenaje póstumo, pues ella
implicaba un solemne y alentador reconoci­
miento de la obra meritoria allí realizada por
la Congregación Salesiana.
El Infante Don Femando dió particular en­
cargo al Sr. Francos Rodríguez para hablar
en su nombre y expresar su adhesión entusiasta
a la noble iniciativa, dándole la significación
de un solemne homenaje de gratitud iiue la na­
ción española tributa a la Pía Sociedad Salesiana.
E n efecto, el Sr. Francos Rodríguez se puso
en pie en medio de los aplausos de toda la
asamblea y dijo: « Su Alteza Real acoge con
cariño y se adhiere con entusiasmo a la idea de
colocar ima lápida en honor del ilustre misio­
nero salesiano, Mons. José Fagnano: y pide que
su nombre, así como también el de la Nación
Española, consten en la inscripción que en ella
se grabe para perpetua recordación. E l Gobierno
Español, agregó, reconoce los inmensos ser\dcios que la Congregación Salesiana presta al
pueblo y a la patria en Madrid, Barcelona y otras
importantes ciudades de la nación. Los Salesia­
nos llevan a cabo una preciosa labor de cultura
y civismo con patriótico empeño y esfuerzos
admirables, secundando de este modo la acción
del Estado, que trabaja por fomentar el pro­
greso y la civilización. Por esto, en nombre de
Su Alteza hacemos también nuestro el homenaje
en honor de Monseñor Fagnano; y aún la Misión
española pide para ri el honor de costear por
su cuenta la inscripción de la.placa, retribuyendo
así de algún modo la admirable labor patriótica
que realiza la Congr^ación Salesiana, que no
solo arranca de la barbarie a gente alejada de
la civilización, sino que prepara para la vida y
profesiones liberales a una multitud de jóvenes,
que son honra de las artes y de la ciencia ».
No hay que decir con qué delirante ovación
fueron recibidas estas nobilísimas declaraciones
del embajador español, que hablaba además
por inspiración del Infante.
E l acto terminó después del medio día; en
él reinó desde los comienzos un vivísimos en-

— I3 ¿ —
tusiasmo y todo él fué un justo tributo de loores
a la sagrada memoria del primer apóstol del
Magallanes.

La inscripción de la lápida.
Iva inscripción, que se grabó en la lápida
]>uesta cerca la tumba de Monseñor Fagnano,
objeto de los anteriores acuerdos, quedó re­
dactada en la siguiente forma:
A M o n s . J o sé F agn an o
que rescató de la barbarie las tribus indígenas del
Archipiélago, llevó la luz del Evangelio a todos
los ámbitos del territorio de Magallanes y contri­
buyó a la difusión de las ciencias y de las artes,
haciendo obra de civilización y de cultura, el
pueblo de Magallanes rinde tribtUo de admiració.i
y gratitud.
E l Sr. Ministro del Interior D. Pedro García
de la Huerta participa en este homenaje y se com­
place en dejar testimonio de los altos merecimientos
cívicos del misionero salesiano.
Su Alteza Real Serenísimo Sr. Infante de
España, D. Fernando de Bavicra y Borlón, que
tuvo a bien presidir el acto en que se adoptó este
acuerdo, .st; adhiere fervorosamente a él en nombre
de Su Majestad el Rey de España y de la nación
que representa su Embajada.
Estuvieron presentes los Exemos. Sres. Emba­
jadores de España, Portugal y México, el Sr. De­
legado de Costarica y los Sres. agregados militares
de Brasil y Uruguay, en representación de sus
respectivas embajadas.
Punta .-In’/m.s, en el Cuarto Centenario dcl
descubrimiento del Estrecho por Hernando M a­
gallanes, a 17 de diciembre de 1920.

Auras del Tibidabo.
No resistimos a la tentación de poner ante los
ojos de los lectores d e l Boletín ” la siguiente bellissima croniquilla, que a la prtjnorosa pluma de
María í'ictoria {cronista de los famosos « En­
jambes de oro *), Ín.spiraron las graciosas trazas los
niños de nuestras Escuelas de Madrid, en su afán
generoso tle recoger dinero para el Sdo. Corazón
de Jesús dcl Tibidabo.
« Pióme Jesús la labor en esta sección de En­
jambres, gracias a unos preciosos apuntes que
tomo de *Ln Virtien de D. Bosco » que publican las
Escuela Solcsitma de Madrid. Comentando diclia

hojita la edificante labor de aquellos graciosísi­
mos arrapiezos, que tan bien, conprenden y practi­
can el sacrificio, refiere alguno de sus más bell. s
ejemplos:'« Un chiquitín de la primera elemental
que apenas sabe poner su nombre y suma con los
dedos de la mano y aún se equivoca, quiere con­
tribuir con cinco céntinos y ¡no los tiene! Sale del
colegio: se dirige a su pobre casita silencioso y pen­
sativo; y al llegar a su barrio, donde no escasean
los golfillos, se siente apóstol. Elama a parte a imo
de los más traviesos y comienza a reprenderle por su
mala conducta; le habla del amor que el Sagrado
Corazón profesa a los niños buenos y al fin le con­
vierte y logra que sacrifique toda su fortuna, los
cinco céntimos que posee para comprarse unos
caramelos o para ir a un nial cine. Al día siquiente
llega el diiiiinnlo apó.stol al colegio radiante de
alegría y dice al Sr. Maestro: Tome cinquito para
el Tibidabo: son de un niño que era 7nu malo, mu
malo; era lobo y yo lo he hecho bueno ». ¡Que hermo­

sura!
Otro niño que vive en el barrio de Salamanca,
no sólo sacrifica durante muchos días los diez
céntimos del tranvía, sino que recoge de su casa
todo el papel inservible y viejo, hace un lío, se lo
carga al hombro, y viene a pié desde la Concepción
hasta la Ronda de Atocha; llega jadeante con el
rostro encendido y el corazón también; los vende
y saca tres reales. ¡Bendito dinero!
Otro día este mismo niño cohna de caricias a
su Padre y después le pregtmta: — Papá mío,
¿quieres hacerme \m favor? — Si puedo... — Sí
que puedes! — Concedido pues. — ¿No es verdad
que mañana te abstendrás de fumar y ofrecerás
el dinero del sacrificio al Sagrado Corazón? —
Costoso es; pero lo prometido es deuda; sólo temo
(jue a lo mejor no me acuerde y deje de cumplirlo.
— Pues al marchar al colegio me das el tabaco
Y por la noche te lo devuelvo. — Conformes — .
Largo fué aquel día para el padre, más que un día
sin pan; pero al anochecer ll^ ó el liijo con el te­
soro y fumó el más sabroso pitillo de su vida. ¡El
sacrificio estaba hecho!
Y otros rapazuelos recogen en la calle papeles,
tachuelas, lüerros vejos, y hasta huesos de albaricoque. que ellos liman * nitos»y todo lo venden
y todo lo imen al sacrificio de cines, tranvías,
golosinas y desajumos, llegando a reunir ¡200
pesetas! ¿No es im milagro de amor? ¿No es demos­
tración palpable de que Dios inspira y Dios ben­
dice estos enjambres de abejas místicas, que pa­
cientemente labran con miel de amores su Trono
Nacional? »

DE^ÍUESTRAS MI5 IOJMES
y

DIEZ AÑOS DE APOSTOLADO SALESIANO

situado sobre la proyectada línea del gran fer­
rocarril trausaíricano, que unirá el Cabo de
Buena Esperanza con la costa del Mediterráneo.
La población está formada en gran parte por
Recordarán nuestros antiguos lectores las
familias naturales de Bélgica, que re.ddeu allí
])rimeras noticias de la misión salesiana, que por
iniciativa del Gobierno de Bélgica fué a estable­ ix>r razón de la explotación minera o como em­
pleados en la administración: es una linda ciucerse en 1911 a ElisabethviUe, capital de la prodadilla, limpia y curiosa como nacida que es
\-incia de Katanga (Congo Belga). La guerra y
de pocos años, en donde la gente blanca se codea
el consiguiente desconcierto y entorpecimiento
y alterna con la de color, que sou los naturales
de las comunicaciones nos dejaron por mucho
del país. En ella florecen ya varias hermosas
tiempo sin nuevas de esa importante misión;
obras, adaptadas a las necesidades de aquel
hoy por fin podemos ofrecerles algunas recién
ambiente. E l Rdo. P. Sak, Sujíerior de la Misión,
llegadas, y por ellas echarán de ver que no ha
pasado baldío ni ocioso ese largo período de si­ comenzó por abrir una escuela de artes y oficios
lencio, sino que durante él nuestros intrépidos para los muchachos indígenas, ayudado por
misioneros han trabajado con denuedo en des-- varios hermanos coadjutores que tomaron la
dirección de los talleres de carpintería y eba­
brozar el camino y dado los primeros pasos en
nistería, mecánica, sastrería, imprenta y encua­
firme para la realización de su cometido. Hállase
demación. E n breve los alumnos llegaron a
Katanga en el límite oriental del Congo Belga:
130 , y los resultados están a la vista: toda una
por este ládo confina con el lago Tanganika y
falange dé negritos congoleses, ‘educados en la
al Sur con la Rodhesia; es tina región bastante
Escuela Profesional Salesiana ejercen ahora
salubre, montuosa y rica en minas de cobre,
en el país sus respectivos oficios, en calidad de
la cual es habitada por un buen número de
mecánicos, carpinteros, sastres, etc. y se ganan
colonizadores europeos, atraídos unos por la
cómodamente la vida. Lo que más consuela es
natural ambición de enriquecerse, y otros por la
ver la profesión de buenos cristianos que hacen
Administración, que suena con realizar una
verdadera y fructuosa colonización de estos esos excelentes menestrales, los cuales todos los
inmensos territorios. Merece un aplauso entu­ domingos sin falta acuden a misa en nuestra
iglesia, rezan con fervor y reciben los Sacra­
siasta el Estado belga por la elevada orientación
mentos.
cristiana y social con que realiza la concpiista
La iglesia salesiana hállase los domingos y
moral del Congo. Si el deseo de elevar, civi­
lizar y mejorar la miserable condición de un fiestas a disposición de todos los liabitaules
de ElisabeihvUle. E l gracioso edificio, pulcro,
pueblo y el prop<')SÍto de hacer provechoso al
nuevecito y elegante, invita a recogerse en su
humano linaje un terreno fértil e inexplotado
son títulos bastantes para legitimar una pose­ seno: esto, y el esplendor y gusto con que se
celebran las sagradas funciones, le granjean
sión colonial, fuerza es reconocer el derecho de
particularmente las simpatías de la población
la nación belga a colonizar el Congo por lo bien
europea. A i servicio de la iglesia hay una ca­
<iue cumple allí esas dos condiciones. Ella en
pilla de música compuesta exclusivamente de
efecto invitó, envió y mantiene allí por su
puros y auténticos congoleses, la cual ejecuta
cuenta todo im ejército de misioneros, que a la
difíciles partituras a tres voces, con un dominicj
vuelta de pocos años han cambiado la faz de
del arte, afinación de voces y delicadeza de ex­
aquel país, asiento de la ignorancia, de la supers­
tición y de maléficos gérmenes. La obra reali­ presión que ponen pasmo. Ese,admirable sen­
zada por los Salesianos con el apoyo material tido artístico de nuestros amables negritos halla
lugar de mamfestarse también los atardeceres de
del Gobierno y el concurso de las autoridades
veranu en la plaza mayor de la población: allí
todas es una muestra palmaria de ello.
ante un apiñado gentío, entre el que se nota la
ElisabeihvílU es un centro importantísimo.
EN EL CORAZÓN D EL AFRICA C EN TR A L

—,134
flor y nata del vecindario, la banda salesiana
interpreta los mejores piezas de su repertorio.
Allí reciben un solemne mentís cuantos andan
propalando la obtusidad refractaria de los hijos
de Cam para el divino arte.
Además de las Escuelas profesionales para
los naturales del país, los Salesianos de Elisabethvüle tienen también establecida una escuela
de enseñanza primaria para los hijos de las
familias europeas: es más, recientemente han
abierto un internado para los pequeñuelos,
cuyos padres }>or razón de su empleo o trabajo,
se ven precisados a pasar largas temporadas
lejos de la familia.
En la barriada indígena, situada en las afue­
ras de la ciudad, han puesto nuestros misioneros
una escuela para los niños de ella, y dos veces
al día van dos Salesianos a enseñar a aquellos
negritos las primeras nociones de religión,
cuentas y lengua francesa. La matrícula de esta
escuela llega a tener de 300 a 400 inscripcio-.
nes: y si bien la asistencia es harto desigual y
caj)richosa, hay un número de alumnos muy
constantes, con los que se entremezclan tam­
bién los soldados negros de la guarnición, a
quienes la ambición de galonearse, pone ganas
de chapurrear la lengua de Bossuet.
No bien estuvieron asentadas y bien enca­
minadas todas esas obras en Elisabethville, la
indomable actividad de nuestros hermanos,
trató de buscar un nuevo campo donde expla­
yarse. Ofrecióseles muy pronto en Kiniama,
I>oblación distante 155 km. de la anterior y
cabeza de un señorío indígena. Carácter pecu­
liar de esta nueva empresa es ser desde su co­
mienzo un centro esencialmeñte misionero,
esto es, un foco de evangelización, y carecer por
tanto de todo apoyo que no sea la caridad pro­
videncial de los fieles cristianos. Tratemos,
pcii.saron ellos, de ensanchar el reino de Dios
y todo lo demás se nos dará por añadidura.
Y si bien tardó en llegar ese socorro, al fin llegó
largo y cumplido.
Piénsese ahora en el inmenso esfuerzo y en
el cihnulo de fatigas que exige el comienzo de
una obra de esta clase. Lo primero era trazar
y llevar a efecto un camino de 115 km. que
uniera a Kiniama con ElisabdhviUc. Y no era
ello un grano de anís. 1‘U camino debía salvar
corrientes inqietuosas, sobre miserables puentecilios, y atravesar enmarañados campos de ma­
leza; luego, y a puestos en el lugar, había que
levantar la casa desde los cimientos, comen­
zando por fabricar los ladrillos, dirigir la obra
Y aguijar la habitual indolencia de los trabaja­
dores indígenas. Con la ayuda de Dios, todo
eso se ha realizado ya: álzase allí una linda iglesita con la casa de los misioneros al lado. Más



tarde se construyeron las escuelas y otras de­
pendencias indispensables.
Todos esos trabajos realizados en Elisabeth­
ville y en Kiniama son obra de una veintena de
Salesianos. Han tenido que luchar al propio
tiempo con arduas dificultades y soportar dolo­
rosos contratiempos: los enrevesados dialectos
de los indígenas por una parte; las fiebres endé­
micas del país, de las que nadie se libra: la te­
rrible mosca tsé-tsé, inoculadora de la enfermedad
del sueño; la vecindad de fieras tales como el
Icón y el leopardo, que, al decir de un misionero,
son harto diferentes de esas que se exhiben en
los barracones de las ferias, de embotados col­
millos y uñas limadas, sino auténticos .gatazos
hambrientos siempre de carne y sangre fresca:
una riada que se llevó una cosecha casi entera;
un incendio causado por un rayo que redujo a
pavesas una casa en Kiniama y dejó un hoyo
de 10.000 mil francos en el modesto balance
de los obreros del Evangelio: y como éstos, otros
sucesos de poco grata recordación. Pero nin­
guno de esos tropiezos ha sido parte para con­
tener el emprendedor y ardoroso celo de esa
escogida brigada, cuyo jefe acaba de abrir un
tercer centro de cristianización a 80 kilómetros
de Kiniama, donde centenares de congoleses
hallarán luz para sus inteligencias y vida sobre­
natural para sus almas, sumidas en la barbarie.
■ Los « Pcúires de Kiniama », como allí los lla­
man, son popularísimos entre la gente indígena.
No es para dicho el amor y confianza con que
los miran los naturales, que una vez bautizados,
no aciertan y a a separarse de la misión: y cuando
los Salesianos recorren las aldehuelas' de la
comarca, tienen siempre el auditorio conquis­
tado de antemano y dispuesto a escucharles,
como puede verse por la carta del
Van
Heusden, que sigue a esta breve reseña.
Cierto que hay mucho para bendecir a Dios!
Pero esos consoladores resultados, lejos de
dejar satisfecho el activo cdo de nuestros mi­
sioneros, no hacen sino aguijonearlo y espo­
learlo más y más. Se han salvado muchas almas,
es verdad: se han bautizado centenares de in­
fieles, es cierto: se han enderezado los pasos de
millares de indígenas hacia una vida mejor, no
se puede negar; pero ¿qué es todo esto en com­
paración de lo mucho que queda por hacer? El
Congo tiene una extensión ochenta veces mayor
que la de Bélgica; 3' las tinieblas del error y de
la infidelidad lo envuelven desde muchos siglos,
con su iue\-itable séquito de supersticiones }•
brutalidades. ¿Qué son veinte obreros para
desbrozar y roturar una extensión tan enorme?
No veinte, sino cien misioneros se necesitarían
por lo pronto: también para nuestras hermanas,
las Religiosas Hijas de María Auxiliadora, hay

— Í 35
tarea abundante en ese inmenso campo: y unos
y otras habrán menester del eficaz y generoso
concurso de la caridad católica.
El sacrificio de esos misioneros, que por la
salvación de los pobres negros del Congo se
arrancaron a la familia y a la patria, y fueron
a habitar en un clima mortífero, donde mil
enemigos los acechan, es verdaderamente grande
y digno de admiración: pero no nos contentemos
con admirarles: sostengámosles, auxiliémosles
con nuestras oraciones y limosnas, y también
con el sacrificio de nuestras personas, si el Señor
nos lo pide.

todos tenían algún extraordinario que añadirle:
este una corbata, aquel un cinturón, el otro un
pañuelo. K1 otro día, al rayar el alba, el brioso
ejército estaba en punto de marcha: formaba
el más guapo grupo que haya \*isto en mi vida,
avmque lo abigarrado de los trajes le daba cierto
aspecto carnavalesco. Los chicos se pusieron
en camino una hora antes que nosotros acom­
pañados por nuestros dos valientes cargadores,
Lukumadi y Kalidu; pero aún así, llegamos ante.'í
que ellos a Makunga. L a primera diligencia
en lib a n d o a la aldea, fué andar por lo derecho
a la choza del reyezuelo a manifestarle el fin de

ELISABETHVILLE (Congo Belga-Africa) — La Iglesia de la Nisidn Seis

UNA EXCURSIÓN APOSTÓLICA
A

TR A V É S DE LO S SEÑ ORÍOS D E L CONGO

{Carta del P . Van Hensden, misionero salesiano
al P . Sak, Superior de los Salesianos del Congo).
Muy amado Sr. Superior:
Obedeciendo a sus indicaciones, tan apropia­
das siempre a las necesidades de la misión, acabo
de girar una visita a los poblados circunvecinos.
Para ello me aproveché de las vacaciones; y
salí acompañado de todos nuestros alumnos
internos y cuatro pequeñuelos externos. El
lunes, víspera de la partida, se pasó todo en
preparar el trajeado. Cada uno de nuestros mu­
chachos cuidó de poner en orden su vestido y

.1

nuestra visita,, esto es, saludarle respetuosa­
mente; en segundo lugar, dejarle sus niños en casa
para que pasen a su lado tres días de vacaciones
y por último, díjele el propósito que llevaba de
enseñar la doctrina cristiana al pueblo. 1 )urante
mi discurso fué aumentando el grupo de curio­
sos a nuestro alrededor. Desgraciadamente los
hombres se hallaban trabajando en el.campo:
fué preciso mandar a llamarles. El cercano lugarejo de Makusetnba se juntó con el de Makunga
para escuchar la doctrina, y así sobre las diez
empezaba yo mi plática desde lo alto de una
silla. Media horita les estuve predicando a grito
pelado sobre el verdadero Dios y la obligación
de conocerle y adorarle. Como aquí nadie en­
tiende el Sicahüi, hube de valerme del Kilemba.



136

Hablábales corrientemente y sin empacho, como
fluien está avezado al difícil trabalenguas, y
por las trazas echaba de ver que*me entendían.
Daba yo fin a mi plática, cuando se asomó
la juvenil caravana de los colegiales, hendiendo
los aires con sus hermosos cantos. Llegados que
fueron frente a la choza real, se alinearon en dos
filas y a una voz de mando hicieron el saludo
a Makiinga; enseguida el grupo de colegiales
entonó dos o tres cantos en su honor. K1 buen
lioiubre no volvía de su asombro y se le caía
la baba de puro contento y satisfecho. Dejá­
rnosle u Makunga (i) sus niños y torcimos a la
vuelta de Kalassa, seguidos de una muchedum­
bre de curiosos. ICste primer ensayo de instruc­
ción me ha dado vislumbres de que tanto- el
reyezuelo como su pueblo, hombres y mujeres,
están coiKiui.stados para la buena causa lis de
notar que al sermón no había ni un solo mucliacho: más tarde les vi escondidos detrás de
los maizales o timidameute asomados a la
csíiuina de una cabaña.
K 1 camino (jue lleva a Kalassa es excelente.
Media horita antes de llegar a esta aldea topaInos con gente de las de Kipepo y de Kipanta.
Al enterarse del motivo de nuestro viaje, qui­
sieron saber la hora de la instrucción. A ella
acudieron sin falta, pues pude reconocerles por
la tarde mezclados con mi auditorio. Algunos
mostraron su buena disposición y voluntad,
acompañándonos un buen trecho de camino
para pasar nuestras bicicletas en dos cauda­
losos brazos dé un afluente del río Lnapula.
A eso de las tres llegamos de sorpresa a Kalassa,
ya que no estaba avisada nuestra visita: en
compareciendf) nosotros, al punto se pusieron
en fuga todos los representantes del sexo feo.
Dignóse venir a nuestro encuentro el anciano
Kalassa en persona, quien nos señaló una choza
donde recogernos: tanto a nosotros como a los
alumnos nos trató con una delicadeza y bondad
extremadas. No bien manifestamos el fin que
allí nos había traído, y anunciamos que en pt>s de
nosotros venían los niños, las madres prorrum­
pieron en gritos de alegría y echaron a correr
a su encuentro. Minutos después hada su en­
trada en el pueblo nuestro menuda brigada, en
correcta formación.
A las cinco y media de la tarde el viejo /Crt/nssa
recorrió la aldea del un cabo al otro, diciendo
a voz de pregón: ¡Venid todos a la insfn cción!
Los moradores en masa, con su jefe a la cabeza,
se agolparon delante de nuestra cabaña y yo les
rei>etí el sermón de la mañana. Fué una jomada,
a lo que se ve, de harta agitación y movimiento;

4

(0
nvisiulo lector habnl advertido qu e el nombre
del Inunr y el del reyexuelo es el m ism o: ni más ni m e­
nos qu e cu U»8 feudos de In edad media.


pero la noche no le anduvo en zaga. En toda ella
nos fué imposible pegar el ojo, acosados como
estábamos por los mosquitos. A l amanecer se
celebró la misa y se rezaron las oraciones;^ sin
haberles llamado ni avisado, asistieron a ella
una parte de los aldeanos, presididos como
siempre por el buen viejo Kalassa, quien du­
rante el santo sacrificio de la Misa daba de tanto
en tanto una ruidosa chupada a su gran pipota
de agua.
Terminada aquí nuestra misión, salimos para
Mpmiga, población distante 40 km. de la an­
terior. No era malo el camino, si bien se nos atra­
vesaban al paso con harta frecuencia arroyos y
riachuelos, tributarios del Luapula, cuyo curso
seguimos en un trecho de más de dos kilómetros.
Las tsé-isé nos asedian y el calor nos abate y
enerva. Finalmente a la una después del mediodía
llegamos al pueblo y dos horas mas tarde nos
dan también alcance nuestros dos cargadores
con los bagajes. Justo se consignar aquí, aunque
sea de paso, que estos dos hombres se brinda­
ron espontáneamente a acompañamos en la
excursión sin aumento alguno de salario; que
en el transcurso de ella nos dieron constantes
pruebas de una fidelidad , abnegación y cariño,
superiores a todo encomio; y que observaron
un comportamiento irreprochable. ¡Bien por
nuestros buenos Lukumadi y Kalulii.
En Mpunga fuerza fué echamos en las tibias
aguas del Luapula: no se podía resistir más al
calor sofocante y ese baño nos hizo bien. En
saliendo del agua nos ofrecieron huevos, cacahueses y harina para los cargadores, sin que
nosotros hubiéramos abierto la boca para pe­
dirlo.
Uno de nuestros alumnos, que al tiempo del
baño, había ido a pescar, volvió con un par dq
peces y un pato silvestre, que vinieron de perlas
para consolar y tonificar nuestros desfallecidos
estómagos. Luego para activar la digestión
con algún ejercicio, dimos un paseíto en piragua
a lo largo del río Luapula. E n sus riberas des­
cubrimos paisajes estupendos: en la mitad de la
corriente aparecen largas hileras de rocas a flor
de agua, desde cuyas crestas, contemplan tran­
quilos vuestro paso las hermosas pintadas y
otras mil especies de pájaros. Vense asimismo
en él grandes islotes, cubiertos de verdor, al­
guno de los cuales es habitado por alguna fa­
milia.
En Mpunga nuestro alojamiento estaba si­
tuado dentro del bosque en las afueras de la
población. No nos sufrió el corazón dejar dormir
a nuestros cargadores fuera de la choza al sereno,
expuestos al peligro de las fieras y alimañas. Nos
acomodamos todos dentro a la buena de Dios
y luego tapamos cuidadosamente todos los agu-



U7

jeros, atrancamos la entrada con los velocípedos y
por precaución colgamos en tomo de las paredes
cazuelas, sartenes, cafeteras y demás sonoros
enseres de la cocina, para que nos despertaran al
menor movimiento: pero gracias a Dios, la noche
se pasó tranquila y sin ninguno de los temidos
percances. No pudimos empero evitar la eno­
josa música y sañudos asaltos de los mosquitos,
que nos tuvieron toda la noche en jaque, como
tampoco el continuo aletear de las pintadas,
que posaban en la vecina arboleda.
A la mañana madmgamos antes que el sol,
y al rayar el alba tuvimos la misa. De habernos



del mundo, lü pobre hon\bre llegó a nuestra
misión la mañana misma de nuestra partida.
Como oyera que nos habíamos marchado y que
nos adelantaríamos hasta su feudo, púsose en
camino aquella misma tarde, anduvo toda la
noche y llegó a su corte momentos después de
nosotros. ¡Díganme si esto no es andar!
Hicimos retomo a Kalassa, recogiendo de
paso otra vez a los chicos. E n esta aldea liice
una segunda instrucción y rezamos las oraciones
de la noche. Luego, en tom o de una hoguera
encendida en medio de las chozas, nuestros niños
dieron una serenata. Teníamos izada la bandera

ELISABETHVILLfc (Congo Betga - Africa) - Los Alumnos de las Escuelas Profesionales Saleslanas en el patio de juegos.

adelantado algún kilómetro más allá, habríamos
llegado a Kainibi, y metídonos de rondón en
el coto jurisdiccional del P. I'rederick (i).
Pero..... ¡cada cual en su casa y Dios en la ue
todos!
Mpunga anda en vías de reconstruirse y con
Kabalo formará un nuevo núcleo de misióp.
Kabalo es un villorrio que se halla un par de
kilómetros acá de Mpungfi. Me abstuve de hacer
allí la acostumbrada instrucción, porque se
presentó poca gente y, de otra parte, se halla
muy distante y fuera de mano, y sería mu>
difícil visitarlo con la debida frecuencia. El
•: señor » de esta aldea es el negro más bonachón
(i) Kaimtn es e l tercer centro de M isión, últim am ente
(andado, de qu e se habia en la relación precedente.

sobre nuestra casa y otro tanto habían hechoios niños en las suyas resj>ectivas.
De Kalassa pasamos a Makunga, donde éra­
mos es¡>erados por los niños de este i)ueblo. Sus
madres les habían llenado los e.st6magos y los
bolsillos de toda suerte de bastimentos, ])articularmente de pescados y liarina: antes de sepa­
rarse de ellos, aprovechaban esas mamás los
últimos instantes para dar la última mano al
equipo, arreglarles la corbata, darles los últimos
consejos. ¡Oh! el corazón de las madres es siem­
pre igual, lo mismo en estas aldehuelas del
lejano Congo, que en las risueñas villas y ciu­
dades de mi querida Bélgica: aquí como allí
siempre es la fuente de todas las ternuras y el
asiento de todos los cuidados y desvelos!

-

138

Estando para ponernos en marcha, el jefe
del lugar me regala un botecillo de mkayo,
fabricado por él mismo; será exquisito sin duda.
Después me da palabra, y ratifica a voces la
promesa delante de toda su gente, de que cons­
truirá para mí un barracón o cobertizo. Por úl­
timo, extrema su cortesía hasta acompañamos
por su ])ie y presentamos a su vecino Mainsa,
a <iuien invita a acudir a las instmcciones veni­
deras. Y a.sí quedan formados dos grupos de
poblaciones indígenas, para nuestras excursiones
apostólicas; Makunga, Maknsango y Maiusa
por un lado: y Kalassa, Kipe-po y Kipunia por
el otro.
De vuelta a Kiniama reunímonos todos en
un lugar, e hicimos juntos la entrada en la po­
blación, sin e.xceptuar los cargadores, que para
alcanzarnos y acompañarnos en la solemne en­
trada hubieron de andar de una corrida y con
el bagaje a cuestas unos seis kilómetros.
Para que no se malogre el fruto de esta gira,
pienso volver a visitar a mis ovejuelas dentro
de quince días y proseguir la enseñanza de la
doctrina a esos auditorios de negros, siempre
atentos y ávidos de aprender. Ihicomiende en
sus oraciones, mi querido Director, estas se­
millas, para que caigan en buen terreno y pro­
duzcan al menos el treinta por uno de que nos
habla el ICvangelio.
De reitera el testimonio de su filial veneración
y le saluda afectuosamente la humilde Comu­
nidad Salesiana de Kiniama y particularmente
Su afmo. hijo
A . V an H e u s d e n , Pbro.

Misionsro Salesiano.
------- e

-------

Las postrimerías de la Pagoda de Leog-Eong,
{Rdución del Misionero D. Juan Pcdrazzini).
Acababa de volver del entierro de un cris­
tiano, durante el cual había debido soportar
•con cristiana resignación un recio chubasco que
me caló hasta los huesos, listaba para mu­
darme las ropas, cuando se me anunció la
visita de los Scn-si (anciaims) de Lnig-Kong,
lugarejo cercano a Shek-ki. Un mala hora lle­
gaba la tal visita: pero, puesto que se trataba de
unas venerables, barbas blancas, fuerza era
hacerles acatamiento y tratarlas en cortesía.
Así que. encajóme sin más una sotana chinesca
y un par de clíinelas en los pies, recostóme muy
gravemente en el lecho y di orden de que en­
trasen los de la embajada.
Hicióronse en efecto adelante cuatro ^■ iejos

-

de venerable catadura, que, en viéndome, tras
de una inclinación profunda, me preguntaron
en coro:
— ¿Cuál es tu ilustre prosapia?
— ¡Yeong! les contesté imperturbable. {Yeong
quiere decir sol).
— ¿Y tu muy honrado nombre?
— Cohn-cham (primavera fértil), repliqué.
Y luego tomé yo la mano y dije; — Ahora que
sabéis mi modesto y oscuro linaje y mi nunca
oído nombre ¿mereceré el alto honor de saber
vuestros sublimes y sonoros nombres y apellidos,
oh ilustres abuelos de la grande villa de LengKong? ■
Y por este tenor continuó un buen rato la
conversación, enojosa y aburrida, coñ todas las
ceremoniosas cortesías que son en ella de rigor.
Pues, si bien no eran pocas las ganas que
tenía de mandarlos a freir espárragos, con todo
la buena crianza chinesca obligaba a proseguir
la conversación con toda calma hasta llegar
al nudo la cuestión. Por fin, cuando Dios quisto,
se vino al asunto. Un vejete de ojuelos chis­
peantes, comenzó a bordearlo, diciendo:
— Sabemos que la Religión Católica es la
mejor, la más santa, la más propagada.....
— ¡Oh!
— Es más, que goza del aprecio de todas las
autoridades...
— ¡Ah!
— ..... y quisiéramos que nuestros nietos
abrazasen esa religión... y como no tenemos en
el pueblo ningún local a propósito para servir
de escuela y de iglesia, venimos a ofrecerte la
Boncería, para residencia de la Misión!
Me restregué los ojos pensando que soñaba.
¿Sería verdad tanta belleza? Erame bien cono­
cida por fama la renombrada pagoda de LcngKong, pero nunca me hubiera pasado por las
mientes que ella pudiese venir a nuestras manos.
¡Ojo! dije para mi capote, aquí hay gato ence­
rrado!
— ¡ Pláceme muchísimo vuestro ofrecimiento!
les resixmdí; pero antes de resolver nada, nece­
sito aconsejarme con los jefes de la Sociedad
de Acción Católica. Volved mañana y oe daré
una contestación en firme.
Retiráronse con las aco.stumbradas reveren­
cias y dobladuras del espinazo y tom ó a reinar
el .silencio y tranquilidad en mi aposento. Mien­
tras el criado iba recogiendo de los cuatro rin­
cones de ól las medias, calzones y camisa, cho. rreando agua todavía, yo medio metido entre
las sábanas, pensaba entre mí:
— ¡Caracoles! ¡Nada menos que una pagoda...!
¡Una boncería trocada en iglesia! Tratárase de
un simple Ci-Tong (templo de los antepasados)
y no me m aranllaría tanto; pero un miu (pa-



139

goda)... y lo que es más, el miu más antiguo,
celebrado... y devoto de muchas leguas a la
redonda!... ¿No podría ser que los taimados
bonzos, so color de catolicismo, tratasen de
escurrir el bulto y des^•ia^ algún mal golpe?
fin fin, amanecerá Dios y veremos.
Oprimíame el cansancio y sentía los primeros
escalofríos de la calentura en los huesos. Así
y todo, logré pegar el ojo. Despiértome a eso
de las cuatro, salto del lecho y en pocos minutos
estoy listo.
Tras de embudiarme una píldora de quinina,
abría el breviario para rezar vísperas, cuando
se me anunció una segunda visita. ¡Cáspita!
Era nada menos que el general G... E l criado
hubo de liusmear el olorcillo de una buena pro­
pina, porque en un santiamén .puso la pieza de
recibir en perfecto orden; dejó a punto las pipas
de fumar y anunció la visita con solemne
gravedad.
Ofrecí silla al joven general, que por el
aspecto, mostraba frisar en los treinta. Era
por las trazas un apuesto y cumplido caballero,
trajeado a la europea, con unos bigotillos que
le hacían guapo y simpático en extremo. Di
un paso hacia él, y estrechando su mano entre
las mías, tras los primeros saludos, le pregunté
qué cosa se le ofrecía, en la cual pudiera yo
servirle.
Respondióme él que acababa de ser tras­
ladado a esta nuestra región de Heung-Shan;
que tenía las mejores noticias de nuestros
trabajos por la pacificación de las aldeas de
Tau-Mun, como también del cuidadoso interés
que nos tomábamos por aliviar la triste suerte
de los leprosos, de los presos y de todos los pobres
y desgraciados en general) y que también el
quería entrar a la parte en esta hermosa obra.
Por la mía procuré cuanto pude desviar y
hurtar el cuerpo a la arremetida de sus alaban­
zas, escudándome tras los dictados más humil­
des y modestos del vocabulario chino y certi­
ficándole en cambio que haría cuanto estuviera
en mi mano .para dar a conocer en Europa la
espléndida organización de sus soldados y el
alto ejemplo de educación que daba la oficiali­
dad, bajo el mando y dirección de su bizarro
general, joven por la edad, pero anciano por
la discreción y sabiduría.
Pronto advertí que mis corteses razones le
habían llegado al alma, pues púsose en seguida
a exponerme muy en confianza y punto ^ r
punto el plan que tenía trazado para limpiar
de piratas la región, y entre otras cosas me
(Jijo; — Dno de mis principales plintos de apoyo
será Leng-Kong: en la p ^ o d a de este pueblo
alojaré una guarmción) — y por espacio de una
buena media hora siguió declarándome muj

.L



por menudo todos sus planes estratégicos. No
había yo menester más para caer en la cuenta
y darme cabal razón del gtoí^roso rasgo de los
venerables barbudos de Líng-Kong.,. ¿Qué debía
hacer yo? Asir la ocasión por las greñas y hacer
animosamente rostro a la fortuna.
Entre una casa de misión o un cuartel, la
elección no podía ser dudosa; opté resueltamente
por lo primero; y así dije a mi ilustre interlocutor;
— Apruebo en todos sus puntos el plan que me
has expuesto, que hallo verdaderamente admi­
rable y digno de tu gran talento; sólo tengo
que hacer algún reparo a la elección de la jiagoda de Leng-Kong para cuartel, porque has
de Saber que ella es ahora de mi propiedad, pues
me ha sido entregada por libre y espontánea
donación de a<juellos lugareños.
Quedóse el hombre pasmado ante la inespe­
rada noticia; mas, fueran ellos de sorpresa o des­
pecho, supo disimular sus sentimientos bajo
la careta de la más impecable cortesía, y así
me contestó;
— Tengo por principio respetar la libre vo­
luntad de los ciudadanos y no me queda sino
darte por ello mi cordial enhorabuena.....
Bebimos una copita a la salud y larga y dura­
dera amistad de entrambos.
Cuando se hubo marchado, teníame por más
feliz que Napoleón después de su más sonada
victoria. Y a no me volví a acordar de la lluvia
y trabajos pasados y sentéme a cenar con regular
apetito. Poco después referí lo ocurrido a l le­
trado, al catequista y al presidente de la Socie­
dad de Acción Católica, es decir, a los tres jefes de
mi Estado mayor. Celebraron todos con grande
alborozo la noticia; y para dejar la cosa bien
firme y asentada lo más pronto posible, mandé
llamar con urgencia a los Scn-si; echéles algún
reproche por haberme ocultado el motivo de su
donación; y al fin les hice saber que el traspaso
de la pagoda estaba y a acordado con el General.
Concertamos para el otro día la Wsita al edi­
ficio, la toma de posesión del mismo y la des­
trucción de los ídolos.
L a v is ita al edificio.
No se podía desear un día más liermoso. Jd
otoño de Heung-Shan es placentero como la
primavera en los riberas de mi querido Lago
Mayor. C n fresco vientecillo sacudía ligera­
mente los árboles y plantas, al paso que mil
pintados pajarillos saludaban con sus gorjet^s
la rosada aurora, - que por los dorados balcones
de oriente se asomaba ». Espectáculo siempre
antiguo y siempre nuevo, manantial perenne de
suaves emociones.
Cuando bajé a la capilla para celebrar la
santa Misa, v a escarbaban y piafaban en el

patio una docena de caballos, puestos a nuestra
disposición por las auroridades de Lcng-Hong.
1 )entro del sagrado recinto se hallaban reunidos
los diez vocales de la sociedad de Acción Cató­
lica, (jue oyeron misa y comulgaron con un fervor
y recogimiento dignos de los cristianos de las
catacumbas.
l ’or tal modo comenzaba nuestra épica jor­
nada, que será memorable en los anales de la
cristiandad de Heng-Shan.
Acabada la misa, almorzamos brevemente,
salíamos a las sillas y echamos a andar por el
camino de Shck-ki adelante.
Traspuestas las murallas de la ciudad salimos
a la abierta campiña. Dos Sen-si nos aguarda­
ban allí en un cochecillo para acompañarnos
a su aldea. Por una senda que serpentea a través
de dilatadísimos arrozales, llegamos al cabo de
media hora a Lmg-Kong. A la entrada del
])ueblo apeénie de la cabalgadura y presenté
mi tarjeta personal a un grupo de guardias
voluntarios: y enseguida, aconii)añados de toda
la muchedumbre, de los ancianos y gendarmes,
enderezamos los pasos a la pagoda. Antes de
entrar en ella nos llevaron delante de una gran
mesa, colmada de frutas y dulces de todas cla­
ses: echóles un discursito para agradecer su
gentileza y alabé sii ofrecimiento para una
causa tan noble y levantada, cual es la dé la
religión verdadera.
Acabado el discurso, se dió comienzo al se­
gundo y más importante acto de la jornada.
E l contrato.
Desde este punto comenzó el diablo a somar
la oreja... A las sonrisas y palabras blandas
sucedieron los lamentos y subterfugios. ¡Quién
lo hubiera dicho! Tras de haber ido a invitarme
expresamente, pagado las cabalgaduras y tributádome un tan espléndido y lucido recibi­
miento, no bien ordené a mi letrado que exten­
diese la escritura que debían firmar luego todos
los ancianos, y en la cual constase la entrega
de la pagoda a la Iglesia Católica para instalar
en ella una capilla, escuela y salón de conferen­
cias, comenzaron a llover las observaciones,
dificultades y reparos.
No me desconcertó tal contratiempo... harto
me sabía que me liallaba en China y cuán finos
y taimados son los hijos del celeste imperio,
para que me llamara a engaño y mostrara enojo.
Di por el contrario en una gran carcajada y
les declaré sin rebozo que me volvía sin más a
Shek-ki, contento y satisfecho de haber com­
probado que aquel edificio no podía servir
más que para... ¡cuartel de soldados!
Con esto había puesto el dedo en la llaga.
Cuando vieron que me disponía a emprender la

marcha, se pusieron en pie todos los ancianos y
me suplicaron que aplazase la partida por un
rato, mientras ellos buscarían de común acuerdo
un acomodamiento cualquiera... una concesión...
un arriendo...
— No, les repliqué, eso no me basta. Sí, que
es pequeño el campo de la misión y pocas las
casas e iglesias que esperan mi visita, para que
venga a regatear con vosotros; sóbranme edi­
ficios: para nada necesito de vuestra pagoda, üna
de dos: o me la dais en donación cabal, pura
y simple, o no hay nada de lo dicho. Os concedo
el plazo de una hora para resolver: voy entre­
tanto a darme una vuelta por el nonte vecino.
Larguénie con dos mozos, dejando que los
viejos rezongones se las hubiesen coii los jefes
de la Sociedad d?. Acción Católica y concertasen
con ellos la escritura del contrato.
Traspasé la verja del jadín que rodea la pa­
goda y eché a trepar por la ladera del monte
arriba.
Hállase éste escalonado para el cultivo y
dáse en él el ananaz, cuyos grandes frutos en
sazón perfumaban' entonces el ambiente con
su exquisita fragancia. Subiendo siempre, al
cabo de media hora llegué a la cumbre, desde
donde se atalaya la dilatada llanura. Vense
disperdigados en ella hasta sesenta pueblecillos,
todos cercados de muros. A l Norte avístase
Skek-ki, la cabeza del distrito, con su caracterís­
tica torre de siete pisos, o cuerpos. A l Noreste se
columbra la montaña de Ho-Tan, famosa por
sus minas de hierro: más abajo hacia levante,
aparecen las colinas de Ckeong-ña-Rin, ricas
de wolfram y acaso también de oro, pero todavía
inexploradas. E n la misma dirección y al otro
lado de los arrozales, espácianse los ojos por
el ancho delta del Si-Kiang, que avanza majes­
tuosamente hasta la isla de Leng-Tin, sede de
la aduana europea, frente por frente de HongKong, y piérdese luego la vista por el mar aden­
tro, todo sembrado de frondosas islitas. A l Sur,
vense otros montes y otras colinas, a cuya
espalda queda oculta la plaza portuguesa de
Macao. A poniente en "Cambio cautiva la mi­
rada un rebaño de blancas aldehuelas, recos­
tada cada una de ellas en medio de un fron­
doso bosquecillo del árbol de las pagodas.
Hallábame embebido en gozar del maravi­
lloso paisaje y en escuchar las explicaciones
de mis dos jóvenes acompañantes, cuando
abriéndose paso entre el follaje, se asomó y
púsoseme delante un avispado rapazuelo, que
me dijo a voces: — ¡Ven, Padre: el contrato está
acabado; ven a destruir...— iba a decir/os í</oZos,
pero truncó la frase, y a fuer de hombre cons­
ciente, la concluyó, diciendo: — a destruir...
esos jantociies de madera.

— I4 I
Acaricié al inteligente rapaz y le pregunté
á quería hacerse cristiano:
— Mau, man {poquito a poco) me contestó,
e hizo un expresivo ademán que significaba:
con el tiempo veremos.
Eran las dos de la tarde cuando bajé. l,eyéronme el contrato: un verdadero mosaico de
sutilezas y pieza magistral de la cavilación
.chinesca. A l punto entendí que aquello era un
triunfo diplomático de nuestro letrado. Hice
toda\úa algunos remilgos y melindres, pero
acabé por firmar y en pos de raí firmaron tam­
bién todas las blancas y honradas barbas pre­
sentes. Disparóse enseguida una salva de pe­
tardos y cohetes en señal de regocijo y nos sen­
tamos a comer.
D estru cció n de lo s íd o lo s.
A medida que adelantaba el banquete, se
levantaban los espíritus y se enardecían los
ánimos: quizá no fué del todo ajeno a ello el
vinillo que se trasegaba a los estóqiagos.
A los brindis, se ensalzó la verdadera religión,
que hermana a los pueblos todos en un solo ideal
supremo.
El presidente de la Sociedad de Acción Cató­
lica tomó la mano para arremeter con xma
filípica contra los ídolos y acabó su discurso
con estas palabras: « Da destrucción de las
supersticiones conduce a la paz y tranquihdad
de la familia y de la nación ». E ra llegado el
momento. E l entusiasmo estaba al colmo y
había que dar comienzo a la obra destructora:
había sonado la última hora para aquellos
dorados fantodies, que tranquilos e impasi­
bles en sus magníficas vitrinas, por espacio de
tres siglos habían venido usurpando el sumiso
vasallaje y veneración de los sencillos e
ignorantes campesinos de la comarca. Era al
caer de la tarde: los débiles rayos del sol ppniente bañaban la escena de un rojo matiz, que
infundía miedo y pavor en los pechos.
Da estatua de « Kum-Jam » (¿go así como la
Venus de los Chinos) se alzaba allá arriba en
su hornacina en medio de un grande altar.
Dievado de su fervor religioso, el presidente de
la Junta de Acción católica íbase derecho a
derribar la diosa de su usurpado puesto, cuando
le salió al paso el atribulado bonzo, que deshecho
en lágrimas le suplicó por lo más sagrado de
este mundo, que perdonase aquel tan venerado
ídolo. Pero los cristianos replicaron a voces
que no -debía haber perdón ni indu^encia para
el demonio: que jal fuego con ella sin compasiónl y que se estuviese a lo pactado.
E l bonzo mal de su grado echó la llave al
candado. Se abrió la cristalera y metiéndome en
el escaparate, me hallé sólo y frente'a frente con

el sacrilego tarugo. Hízose un silencio profundo.
A decir verdad, aún yo mismo no las tenía todas
conmigo, por temor de que el demonio me hi­
ciese alguna de las suj'as, al verse tan ignomi­
niosamente arrojado del alto trono, que había
ocupado tan largo tiempo. Comencé por quitar
una a una y con cuidado las grandes lunas que
formaban la vitrina, las cuales hice pasar a
las manos de mis amigos los cristianos. Eché
enseguida el guante a un feo idolillo, especie
de Mercurio, que estaba a la derecha de la diosa,
y lo entregué al catequista. Otro tanto hice con
la criadita que ésta tenía a su izquierda, y la
largué a mi amigo el presidente, cuyo semblante
mal disimulaba los ímpetus de su impaciencia.
Subí por fin una gradilla detrils de la grande
estatua, y... icuál no sería mi asombro, el estu­
por del bonzo, el escándalo de los gentiles y
el regocijo de los cristianos presentes, cuando, no
bien había tocado la cabeza del ídolo, vínose
ésta rodando y dando tumbos hasta hacerse
añicos e n . el suelo! Mas fácil es imaginarlo
que escribirlo... ¿Qué era ello? Das hormigas
blancas, ese enemigo formidable del madera­
men, habían roído toda el ánima de la e.statua,
dejándola con la pura corteza. Da madera de
la estatua había desaparecido por completo,
no quedando más que la delgada y sutil capa
de yeso dorado, que la recubría. No fué me­
nester pasar adelante. E l pobre bonzo se retiró
a su celda corrido y avergonzado, a meditar
sobre la dudosa verdad y poder de sus vanos
muñecos, al paso que lo cristianos, catecúme­
nos y gentiles, a mía sobres tuya, se dieron a
destruir la turba multa de los ídolos de segundo
orden, no dejando títere con cabeza.
Quedaba aún por derrocar uno de esos fantas­
mones, conocido por el « Trueno », horrible
monstruo en figura humana. Ello ofrecía alguna
dificultad por cuanto estaba en un nicho muy
elevado e infundía pavor y espanto con sólo
mirarle. ¡Tal era la fiereza de su aspecto!
Trájose una escalerilla de bambú, y por tres
veces seguidas nuestro intrépido cateípiista,
intentó subir para arrancarle los rayos del puno,
y otras tantas cayó a tierra. No se perdió de
ánimo por esto: armóse con la señal de la santa
Cruz y por cuarta vez se encaramó por la esca­
lerilla arriba. Penetró en la hornacina, se enjugó
el sudor, saludó al público devoto con una
sonrisa y de un empujón derribó al idolote de
su pedestal al suelo. El estrépito de la caída
quedó cubierto por los fragorosos aplausos de
los espectadores.
Recogidos los miserables restos de los destro­
nados ídolos, hízose con ellos una hoguera en
la plaza, que sirvió de divertimiento a los mu­
chachos: y mientras los endiablados despojos

— 142 —

quedaban chisporroteando allá fuera, entré nue­
vamente en la pagoda, seguido de cristianos y
gentiles, y en el sitio más honrado, principal
y visible de ella, coloqué el santo Crucifijo,
recuerdo de mi primera Misa. Enseguida, arro­
dillados todos delante de él, rezamos el Padre
Nuestro y la Salve Regina, entre el incesante
y alegre traqueteo de los petardos y cohetes,
que estallaban en la plaza.
Iva noche se nos venía encima a más andar.
Ivos caballos, hartos de pacer todo el día a sus
anchas, pateaban impacientes.
No quise marcharme de allí sin echar la ben­
dición al edificio. A falta de otra cosa mejor,
puse una medalla de María Sma. Auxiliadora
sobre el pedestal que había sustentado hasta
entonces el simulacro pagano, colgué una sen­
cilla cruz de la fachada y después de ordenar
una limpieza general en todo el local, monté
a caballo y partimos.
Fue una jornada bien aprovechada, y los
acontecimientos de ella dejaron vivamente im­
presionadas nuestras almas. En el camino
andábamos sin cambiar palabra, pues todos
sentíamos la necesidad de meditar.
A todo esto había anochecido. Marchando
a paso lento, entoné el santo Rosario, al que
respendían en coro mis fervorosos acompa­
ñantes. Todos rezábamos con fervor. E l camino
iba bordeando un ‘ ancho río, en cuya tersa
superficie veíamos reflejarse el parpadeo de las
estrellas y las borrosas siluetas de nuestras
cabalgaduras, que parecían inclinar reverentes
sus cabezas a los nombres de Jesús y María.
|K1 reino de satanás acababa de recibir un rudo
y certero golpel
J uan P üdrazzini, Pbro.
Misionero Salesiano.

PATAGONIA - PAMPA CENTRAL
Visita del limo. Mons. Santiago Costamagna
a las Colonias de San José y Espiga de Oro.

Con fecha del i6 de dicembre último nos
escriben de la Colonia « San Joié »¡ dando no­
ticias de la visita que les hizo nuestro veterano
e insigne Misicnero, Mons. Santiago Costamagua,
visita que fué pata aquella gente « un aconte­
cimiento memorable.*
La « Colonia San José * es una de las muchas
que se han establecido en la Pampa Central,
fonnadas casi exclusivamente por alemanes y
rusos. Desde varios años tiene el cuidado espi­
ritual de esos colonizadores, un sacerdote sale­
siano de su lengua, el P. MatíasSaxler, que recoge

entre esas sencillas y honradas gentes preciosos
frutos de santificación. D el espíritu de religio­
sidad, fervor de devoción y veneración profunda
al Ministro del Señor, que reina en aquellas
Colonias, da una idea la relación siguiente.
A pesar de que la visita del limo. Prelado
fué casi inesperada, se le dispensó un recibi­
miento lucidísimo. Su llegada a la estación de
Quemú-Quemií estaba anunciada para el día
25 de Septiembre a las 8 de la noche, proce­
dente de Guatraché. Quemú-Quemú dista unas
ocho leguas de la Colonia San José: a la llegada
del tren dos automóviles estaban allí esperando
al ilustre visitante; y un tercero con un grupo
de Cooperadores salió de la Colonia a su en­
cuentro para anticiparle la bienvenida; saludo
que todos los colonos, chicos y grandes, hom­
bres y señoras, esperaban con impaciencia darle
personalmente, a pesar de lo avanzada que
estaba la noche. Sobre las blancas fachadas
de todas las casitas ondeaban las banderas
argentina y alemana: las calles aparecían empa­
vesadas de gallardetes de todos los collores.
A l entrar en la Colonia, Monseñor fué reci­
bido con fuegos artificiales y disparo de estruen­
dosas bom bas, cuyos atronadores estallidos
publicaban el vivísimo entusiasmo, veneración
y amor de todos estos moradores hacia el bene­
mérito Prelado Salesiano, primer Obispo, que
visitaba esta Colonia ruso-alemana.
Así que la comitiva hubo ingresado en la
Casa de la Misión, ún coro da robustas voces
hombrunas entonó el himno de acción de gracias:
« Gro-por Gott wir loben dich » Te Deum laudanius.
Monseñor dió las gracias y saludó á los pre­
sentes en castellano: y enseguida cada uno se
retiró a su casa.
A l día siguiente, que era domingo, desde las
primefas horas de la mañana hasta la noche la
iglesia estuvo rebosando de fieles , siendo insu­
ficiente para contener a todos los que concurrie­
ron, no sólo de la Colonia, sino de varias leguas
a la redonda. La primera misa fué rezada por
el Rdo. P. Matías Saxler, consagrado diez años
ha por el mismo Mons. Costamagna y que desde
entonces con celo incansable atiende a las co­
lonias ruso-alemanas establecidas en esta zona
del territorio de la Pampa. Después del E van­
gelio el Misionero dirigió la palabra a sus buenos
feligreses, hablándoles de la importancia y ne­
cesidad de «la Obra de María Auxiliadora para
las vocaciones eclesiásticas», encareciéndoles que
fueran generosos en la colecta que para ese fin
se haría durante la segunda Misa. Numerosí­
simos fueron los que en aquel fausto día se acer­
caron a la mesa Eucarística.
A las 9 vohdéronse a echar a vuelo las cam-



143

panas, llamando a todos a la Capilla, de donde
salió la procesión hacia la casa de la Misión
/que dista unos doscientos pasos) para ir a
buscar con toda solemnidad a S. S. Ihna. El
cortejo iba precedido de unas treinta niñitas
vestidas de ángeles, con sendas canastitas de
flores, que esparcían por el camino por donde
debía pasar Su Señoría lima.: seguía la escolanía con sus sotanitas coloradas y lindos roque­
tes; y detrás el pueblo.
Recibida por todos de rodillas la bendición
del Prelado la comitiva se puso en marcha, y
entre cantos y plegarias, repiques de campanas
y disparo de bombas llegaron triunfalmente al
templo, que estaba lujosamente adornado con
inscripciones, guirnaldas y flores. Creía uno
hallarse en alguna de las más hermosas iglesias
de, Europa, donde el arte y la riqueza parecen
andar a porfía para expresar el homenaje de
veneración y amor de los cristianos a Jesús
Sacramentado. Enseguida Monseñor subió al
altar, donde se revistió con un juego de precio­
sísimos ornamentos, propiedad de la Coloiiia,
que fueron enviados a ésta por los parientes y
amigos de Europa.
Después del Evangelio, S. S. lima, vohúó a
dirigir a la numerosa concurrencia una plática
fervorosa y sentida, como todas las suyas; y a
pesar de que hablaba en castellano y la mayor
parte de los colonos entiende poco este idioma,
sin embargo todos pendían de sus labios y cada
una de sus palabras parecía una gota de suaví­
simo bálsamo, que caía sobre los corazones de
los oyentes. Terminada la Misa se liizo la colecta
en favor de la « Obra de María Auxiliadora»
para las vocaciones eclesiásticas, que arrojó la
espléndida suma de setecientos pesos {700) que
se entregaron a Monseñor para que los llevara
al Revino. P. Inspector. A l ver tamaña genero­
sidad, el buen P. Saxler lanzó la propuesta (que
fué aceptada con unánime aplauso) de instituir
una subvención perpetua, por medio de un mo­
desto capital, para contribuir con su renta al
sostenimiento de las vocaciones salesianas que
saldrán de esta Colonia. Hasta la fecha ésta
ha enviado y a cuatro jóvenes al noviciado salesiano de Bemal: uno de ellos tiene 3'a la sotana
y la profesión trienal; los otros tres están en
vísperas de recibir también el hábito talar,
todos muy contentos y ganosos de ser, con la
gracia de Dios, buenos misioneros salesianos. El
Sdo. Corazón de Jesús y M ana Auxiliadora
premiarán sin duda la buena voluntad de estos
colonos, siempre generosos cuando se trata de
cooperar para las Obras del Vble. Don Bosco,
cuyos beneficios experimentan.
A l día siguiente, lunes, acompañado del Misio­
nero, Monseñor viritó la Colonia* Espiga de Oro *.


A varias leguas de distancia salió al encuen­
tro de S. S. lim a, un grupo de valientes jóvenes
a caballo, todos a cabera descubierta, y por más
que los raj'os del sol canicular eran harto mo­
lestos, resistiendo a los reiterados ruegos de
Monseñor, ninguno quiso cubrirse. A unos dos
kilómetros de la capilla, el Prelado se encontró
con una devotísima procesión que venía a reci­
birle. Una improvisada banda de música dejó
oir sus alegres notas durante el trayecto, alter­
nando con los cantos y rezos de los colonos hasta
la entrada en la capilla. Monseñor celebró la
Santa Misa, predicó y confirmó a unos 200 per­
sonas, contando entre ellas a los de la colonia
de San José. Luego fué obsequiado con un al­
muerzo. al que participaron los jefes do las
principales familias; y todo el pueblo acudió a
despedirle con el mismo entusiasmo con que le
habían recibido. Terminado el almuerzo, can­
tando himnos religiosos, le acompañaron por
largo trecho de camino: al separarse, todos de
rodilla pidieron su últina bendición.
Hubiera visitado también las demás colonias
de los alrededores, pero el tiempo urgía y Mon­
señor debía prepararse para regresar a Buenos
Aires. E l martes a las 15 a campana tañida se
reimieron los colonos en la Capilla y en ordenada
comitiva acompañaron al Ilustre Viajero hasta
los confines de la colonia, donde, puestos de ro­
dillas. pidieron los bendijera una vez más. S. S.
lim a, agradeciendo tantas demostraciones de
afecto y veneración, después de haber implorado
sobre todos las más copiosas bendiciones de
Dios, subió al automó\’il, engalanado con flores
y banderitas. Precedido por unos treinta ga­
llardos jóvenes, que montaban caballos lujosa­
mente enjaezados, seguido de gran número de
carruajes de todas clases, fué conducido a la esta­
ción del pueblo de Barón. ¡Qué magnífico espec­
táculo de fe y de amor hacia el representante de
Dios! Monseñor estaba comnovido y dijo al
P. Saxler: Me consuela el presenciar tanta sen­
cillez. tanta fe, tanta modestia y tanta piedad.
A l momento de arrancar el tren todos los
acompañantes, jóvenes y hombres, sin respetos
humanos le besaron el sagrado anillo con las
lágrimas en los ojos por el sentimiento de tener
que separarse de tan apreciable huésped. ¡Adiós,
Monseñor, le decían, todos conservaremos siem­
pre el más grato recuerdo de su visita y desea­
mos que vuelva bien pronto entre nosotros! Hace­
mos fervientes votos para que el Señor le conseiv'e aun por muchos años para el bien de tantas
almas. Ruégole, concluyó diciendo el R. P. Sexler, bendiga nuevamente a estos buenos colo­
nos juntamente con este su humilde hijo en el
Señor. Y mientras el tren se alejaba, la mano
del venerando Obispo, seguía bendiciendo....

^ ®®0000«®CS' **®0000®° 8 ’'®00®''

EL CULTO

de María /laxiliadora
N6i tcnemoi I> perinasldn de que, eo las vicisitudes dolorasas de los tiempos
que atravesamos, uo nos quedan más consuelos que ios del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Virien bendita, que fué eo todo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
pio x.

H in o jo sa uiíL D uguu (Córdoba-Jvspaña),. - K1 día 7, en la misa cantada hizo el sermón el
ICste religiosísimo pueblo acaba de declararse
Rdo. D. Francisco Muñoz Romero, Cura-pátodo entero por María Auxiliadora con un en­ roco de San Pedro, de Córdoba, y en la función
tusiasmo y fervor nunca vistos. Con la debida vespertina entretuvo deliciosamente al apiñado
autorización, entronizó a la Snia Virgen María,
auditorio el Rdo. D. {Sebastián Piistor, director
Auxilio de los Cristianos en el Altar Mayor de de las Escuelas Salesianas de Sevilla, narrando
su iglesia parroquial. La bendición de la esta­ varios hechos de la vida del Vble. D. Bosco.
tua y erección del nuevo altar, dieron lugar a
El día 8, fiesta de la Natividad de la Virgen
unas solemnísimas y memorables fiestas que y último del triduo, concurrió a Hinojosa un
se verificaron entre los días 5 y 8 de septiembre.
extráordinario gentío de los pueblos comar­
Para contribuir a su esplendor fueron invitados canos, con el fin de participar de los hermosos
la banda de música y escolanía de cantores de festejos marianos. Hubo una Comunión nume­
las Ivscuelas Profesionales Salesianas de Sevilla.
rosísima; en la misa mayor predicó con su
El día 5, llamado por las campanas echadas acostumbrado ardor y elocuencia el Rdo. Don
a vuelo y las marciales notas de un pasacalle Salvador Rosés, Director del Colegio Salesiano
acudió el pueblo todo a la iglesia parroquial para
de Ronda. Por la tarde, la Sma. Virgen Auxi­
asistir al acto solemne de descubrir la imagen. liadora fué llevada en triunfal procesión por
Esta se hallaba oculta tras un velo, en cuyo cen­ las calles del pueblo. A ella concurrieron todas
tro campeaba el escudo salesiano: descorrióse las cofradías y hermandades de la población
este y apareció la bellísima escultura de la Vir­ con sus insignias y estandartes; y hendía los
gen, amable y sonriente con el Niño Jesús en
aires la popular letrilla:
los brazos, mientras el pueblo prorrumpía en el
Postrados a tus plantas,
grito de ¡Viva María Auxiliadora! y el órgano
Reina y Señora,
y la orquesta preludiaban la marcha real. ICnseLos Cristianos te aclaman
guida comenzó la Misa cantada, en la que pre­
Su Auxiliadora
dicó el Rdo. p . Antonio Povedano, Pórroco de
Yo tus auxilios — vengo a pedir;
Cabra, estando la música a cargo de la esctúanía
¡Virgen
Sma. — ruega por mi!
salesiana de Sevilla. A las 7 de la tarde dió
comienzo al solemnísimo triduo un sermón del y el pueblo repetía con toda el alma el piadoso
P. Rdo. Don Rafael Tormo, Salesiano.
estribillo; ¡Virgen Santísima — ruega por mi!
K 1 día 6 quisieron honrar a la Sma. Virgen
lín suma, Hinojosa del Duque honró a María
Auxiliadora los Rdos. PP. Cnrmelitas, quienes a Auxiliadora con unas fiestas que dejarán impe­
más de encargarse del servicio de altar, púlpito
recedero recuerdo en la vecindad y en cuantos
y música e.se día. dieron gentil y amable hospi­ tuvieron la fortuna de presenciarlas.
talidad en su cvúegio durante las fiestas a los
A mantener a í v o el entusiasmo de la pobla­
pequeños músicos y cantores salesianos, que ción y hacer más brillantes y alegres las fiestas
habían ido de Se\*illa. Prerlicó el P. Juan Ruiz, contribuyeron poderosamente los simpáticos
definidor primero de la Orden. Por la tarde hizo sevillanitos, que a fuer de buenos discípulos del
oir su caldeada palabra el Salesiano Don Gre­ V’^ble. Bosco, la edificaban con su piedad, la re­
gorio l'erro.
corrían con alegres pasacalles y daban conciertos



145

de música eu la plaza y henchían de sagradas
melodías el sagrado recinto, y a cierta hora,
trocados en una popular farándula, entrete­
nían a la sencilla y curiosa muchedumbre con
hermosas representaciones dramáticas y chis­
peantes y salerosas piezas cómicas.
Alma de este gran triunfo de María Auxilia­
dora fué el piadoso caballero Don Gabriel Murillo Torneo, antiguo alumno del Colegio Salesiano de Utrera, cuya familia costeó todos esos
cultos en acción de gracias por un señalado
favor recebido de tan buena Madre. También
a las Autoridades, sobre todo al digno Párroco,
Don Marcelino Caballero, y Alcalde, Don Nicasio Mateos, se debe el brillante éxito de las
fiestas.
¡A todos bendiga la excelsa Auxiliadora de
los Cristianos!

GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA/"
¡Sea mil veces bendita la Virgen Auxiliadora!
• Teníame sumida en mortal congoja la inevi­
table y arriesgada operación a que. en opinión
de los médicos, era fuerza me sujetase, si quería
librarme de una grave dolencia que me aquejaba
desde algún tiempo.
Por dicha me acordé entonces de mi querida
Madre la Virgen Auxiliadora y a EUa acudí con
filial confianza, pidiéndole me sostuviese y ayu­
dase a salir con bien del peligroso trance. Ofrecüe
contribuir al mayor esplendor y solemnidad de
su fiesta con mi modesto óbolo, santificarla de lui
parte con la recepción de los Santos Sacramentos,
y publicar a los cuatro vientos la merced, en el
caso que E lla en su bondad creyese oportuno
otorgánnela.
Y E lla me escuchó. L a operación se llevó a cabo
con muy feliz resultado, y quedé completamente
libre de la cruel enfenuedad: no dudo que en
todo ello, junto con la reconocida pericia de los
facultativos, intervino mía asistencia especial de
mi querida Madre y Auxiliadora.
Aliora be de declarar para mi confusión que
anduve algo remisa en cumplir mi ofrecimiento;
pues hace ya un año que obtuve -el favor: pero
esto servirá para hacer más clara y «luniiiiosa la
bondad de María Sma., y más vivo y duradero
mi ^radeciiuiento. ¡Sea mil veces bendita mi
dulce Auxiliadoral
San Juan B. de Girón (Colombia)
20 mayo 1920.
A n a María d e V aldivitíso V.
Mi hijito Jlan ud Francisco, de dos meses de
edad, a causa de una fuerte congestión se hallaba
más muerto que vivo, y d reputado doctor que le
(i) Declaramos que todas estas relaciones expresan el
parecer y juicios de personas, que creen haber sido
favorecidas por la Sma. Virgen; y que por tanto, fuera
de lo que la Iglesia ha fallado con el suyo infalible, no
se les debe
fe que la meramente humana.

íL


asistía ya casi desesperaba de que pudiera mejorar.
Entonces invoqué a María SS. Auxiliailora, ofre­
ciéndole solicitar un lagarcito en el Bolctih. para
publicar nuestra gratitud, si nos salvaba la vida
del querido liijito. Hoy, con inmenso júbilo y reco­
nocimiento de lui corazón, cumplo lo ofrecido,
bendiciendo a la excelsa y taumaturga Virgen de
Don Bosco.
La Libertad (Nicaragua) enero 1921.

\ ’ENTU RIN A D E ÜSAGA.

Y acía en cama, víctim a de una gravísima afec­
ción pulmonar, una de mis queridas hennauilas.
Agobiada por el dolor, me postré de hinojos unte
mi Jesús Sacramentado, y derramando copiosas
lágrimas le pedí consudo para mí y salud para
la enferma; y enseguida enderecé mis súplicas a
nuestra tierna y bondadcvsa M uaIto. la Viigon Sma.
Auxiliadora, reiterando la petición del remciUo.
Proiuetlle hacer pública la mcrce<l. rezarle la no­
vena todos los días y como jierpetua señal de
agradecimiento, llevar siempre, tanto la enferma
como yo, su beiuiita me<ialla sobre d pecho.
H oy mi hennanita, repuesta d d todo, junta su
voz con la mía para publicar la merced recibida,
nuestra inmensa gratitud y las maternales bon­
dades de la Sma. \Trgeu María. Auxilio y consuelo
de los Cristianos.
Girón, 27 septiembre 1920T eodolinda de Ori 'iz .
Una grave quemadura en la mano me puso a
riesgo de perder d dedo pulgar; ofred á la Sma
Virgen publicar la grada, .si me alcanzaba la cura­
ción sin pasar por la amputación d d dedo: mis
ruegos fueron escuchados. E s más: albinos días
después, conseguí de tan buena y querida Madre,
la desaparición de dos enfermedades, la una de la.
garganta y la otra d d estómago. Agradecidísima
cumplo lo ofreddo y mando 0,20 p. o. para su
Santuario de Turín.
Betulia (Colombia).
E duvigis G ómez.

Dan también gracias a María Auxiliadora yenvían
una lim osna:
Barcelona (España). — C. G. en acción de gra­
d a s por un favor recibido de María Auxiliadora,
ofrece la limosna de 5 ptas. • D. Miguel García
y Da. Mercedes Juanico, y ofrecen mía limosna.
Betulia (Colombia). — Da. Mercedes Guarín
de Duarte da gradas a María Auxiliadora, porque
tres veces que empeoró su madre en una grave
dolencia que padecía, otra.s tanta.s en invocando
a María Auxiliadora, se mejoró. Manda 0,10 ptas.
oro de limosna.
_D. Gabriel Silva por la curación de una di­
sentería 0.40 p. oro. ~ Da. Elisa Vásquez Gómez
por haber dispensado una asistencia particularí­
sima a su padre en la hora de la muerte, 0,20 pesos
o ro ._Da. Ana Rosa Serrano de Díaz, por grandes
favores redbidos, 0,56 pesos oro.
_Da. Ana Isabel Plata en cumplimiento de
nna promesa, 0,20 pesos oro.

— 146 —
Calato (Colombia). — Da. Tránsito Fernández,
Don Santiago Solarte, Da. Martina Dinas, Da.
Agu.slina Molina, Da. Rosaura Sandoval, D. Juan
IJ. Lucuini, Da. Pastora Perdomo, D. Vicente
Rivera, D. Manuel J. Vivas, D. Víctor Torres,
Da. María Jesús Campo y Da. Flora Mosquera.
Curazao (Venezuela). — Sra. Da. Abigail de
Bardaracco da de todo corazón gracias a María
Auxiliadora de los Cristianos, por la curación de
un hijo y envía 214,29 liras de limosna, para su
culto y sostén de los huerfanitos de Don Sosco.
Ecija (España). — Da. Rosario Escalera da
gracias a María Auxiliadora por la prodigiosa
curación de un hijito suyo enfermo de sarrampión,
con fuerte calentura y vómitos. — Da. Francisca
Villmuieva, enfenna de mía aguda bronquitis
muy peligrosa a cau.sa de su avanzada edad, se vió
libre de ella por intercesión de María Auxiliadora.
Girói% (Colombia). — Por conducto del dili­
gente Decurión Sr. Valdivieso Reye.s, envían ima
limosna a María Auxiliadora las siguientes persoiuus de e.sta localidad: Sres. Evari.sto Prada,
Simón Vargas, María Valdivieso O., María Herrera
de R., Matilde Valdivieso O., Lastenia González,
Ana Duda Rodríguez G. y Teodolinda Gómez.
Halo (Sanlander-Colombia). — Don Laureano
Rueda, por varios favores 2 pesos oro. — Doña
Paulina Rueda, por un favor, envía el valor de
uim.s orejeras de oro, un peso oro. — Don Eugenio de
Je.sús Gil, por una grada recibida, 50 centavos oro.
Laboulaye (Argentina). — Antonia Festini por
haber alcanzado una gracia muy señalada de María
Auxiliadora, le expresa publicamente su más
urtloTosa gratitud.
San José de Costa Rica. — Den Jorge Ureña M.
en acción de gracias a María Auxiliadora, manda
un dólar para la propagadóu de su culto.
SiUtiá (liarcelona-Espaila). — Una Coopera­
dora Salcsiana en agradecimiento a María Auxiliuilora por haberle solucionado favorablemente mi
asunto, manda 50 ptas. de limosna para su culto.
Sueros (Castellón-España). — Da. Rosario
Pi(jucr Pallarés por varios favores recibidos de
María Auxiliadora, manda 5 ptas.
Zapaioca (Colombia). — Da. Prudencia Rueda
de Suárez por varias gradas alcanzadas de María
Auxiliadora, 0,45 p. oro.
— D. Sebastián Solano, en acdón de gracias
por grandes favores, 0,20. — Da. Bertilde Ariza,
por haber alcanzado grandes favores, particular­
mente para su marido, 0,20. - Julia Mejía de
Gómez, agradecida a María Auxiliadora por mu­
chas hícrcedes recibida.s, ofrece \ ]k\so oro. — Da.
María de la Cruz Suilrcz, dn gracias a M. A. por
muchos favores y manda xo centavos, oro. — Da.
Irene A. de Gómez, por la milagrosa curación dé.
un hijo ya deshahudado, que pudeda un tumor
maligno en el hígado.
Zurgí Hí» (l'lspaña). — Da. Jumxa Segura por
una gracia ulcmizada de María Auxiliadora y
monda 13 pías. - - Doña Emilia Inicsta Sora, id.
id. 5 ptas.
Ibia devota, 1 p. — Da. María Gómez
Gilnbert, i p. — Don Ginés Jiménez Perales, 5 pt.
— Da. Rosalía Domínguez Egea, 22,50 ptas. —
— Da. /Viia García Muñoz.

Por el Mundo Salesiano.
PARAGUAY. — U n v ia je tr iun fal d e los
E xploradores d e D on B osco . — Durante el mes'
del pasado enero un batallón de Exploradores
Paraguayos de Don Bosco, hizo ima excursión a
los más importantes centrots del Uruguay y la
Argentina. Este viaje por los entusiasmos que
despertó, las hermosas escenas a que dió lugar, y
los irrompibles lazos de solidaridad y fraternidad
cristiana qhe dejó anudados éntrelas juventudes de
las tres naciones hennanas, bien merece calificarse
de acontecimiento de suma importancia y de re­
cuerdo perdurable.
Participaron en la expedición xm centenar de
muchachos, entre los 14 y los 24 años, almnnos del
Colegio Salesiano de Asunción (Paraguay). E l día
7 de enero perfectanxente uniformados y equipado.s de todo punto, se pusieron en marcha, siendo
despedidos por xma gran gentío que los aclamaba,
deseándoles buen viaje y feliz retorno. Ai frente
de ellos iba su instructor, el bizarro capitán Daniel
Duarte Sosa, y acompañábanlos el Director del Co­
legio, Rdo. D. Domingo Queirolo, y otros dos sa­
cerdotes.
L a primera etapa fué en la ciudad uruguaya de
Salto. Como desembarcaron de madrugada, su
primer acto fué oir la santa Misa; después de la
cual les dió la bienvenida el Obispo, Ilnxo. Sr. Camacho. Enseguida desfilaron uniformados y con
marcial continente por la ciudad, rindiendo plei­
tesía a las Autoridades locales. L a población leá
dispensó xm cordialísimo recibimiento y 1x0 cesaba
de vitorearles a su paso por las callos. Tuvieron
hospedaje en el Colegio Salesiaixo, donde uruguayos
y paraguayos fraternizaron por un par de días.
Por esto, hubo de ser sentida la separación. Los
excursionistas ocuparoix dos eches de ferrocarril
de primera clase, galantemente cedidos por el
Gobierno Oriental; y eix ellos al cabo de unas veinte
horas de vertiginosa carrera, llegaron a la hermosa
Montevideo. L a llegada de la süupática escuadra
tomó las proporciones de xma ixianifestación piíblica de calurosa simpatía. Acudieron a recibirles
a la estación comisiones de Exploradores de los
diversos Colegios Salesianos, con sus bandas de
nu'isica. Los vivas y aplausos se uiiíaix a las notas
marciales, v así en trhmfal desfile llegaron a los
Talleres Don Bosco, (lue les brindó fraternal hos­
pitalidad.
La primera visita, efectuada la misma tarde de
su llegada, fué al insigne poeta y Cooperador Sale­
siano, Sr. Zorrilla de San Martín, el épico cantor
de las hazañas del coniiín gran padre Artigas. Los
visitantes paraguayos fueron recibidos por el
ilustre escritor con noble hidalguía y efusiva cor­
dialidad: conversó fanxiüannente con ellos; les
mostró uno por xmo los diversos recuerdos de los
héroes nacionales, que, como en xm relicario, con-



147

serva religiosamente en su casa: y al fin, el poeta
creyente y cristiano, acabó su cheirla, grabando en
el corazón de sus jóvenes oyentes este pensamiento
con el mágico buril de su palabra: * además de
todos estos lazos étnicos e históricos, 5’ de la co­
munidad de interses materiales, haj* otros vínculos
que nos xmen eternamente: y es nuestra fe, hennanos paraguayos. Os llamáis Exploradores Católico^:
somos pues henuanos en Cristo... *.
El recuerdo de esta visita no se borrará jamás
del corazón de los expedicionarios.
E l día siguiente, visitó los Talleres Don Bosco
Exmo. Sr. Ministro del P a r^ u a j’^en Montevideo,
Sr. Abente Haedo, a quien' ^ asajaron calurosa­
mente sus connacionales y la Comxmidad y niños
de la Casa. A las once de la mañana fueron a rendir
homenaje de-cortesía al Presidente de la República.
Dr. Baltasar Brum. Los Exploradores foniiaron
con bandera frente al Palacio del Gobierno, mien­
tras el jefe instructor, los Padres y una comisión su­
bía al salón de recepciónes de la Presidencia,
Alli los aguardaba el Jefe del Estado. Un joven
paraguayo leyó im cariñosísimo saludo en nombre
de su Nación y de su Gobierno, al que contestó
el Dr. Brum con amables y lisonjeras palabras.
Enseguida entonaron el liimno nacional y desfila­
ron antes el Sr. Presidente en colmima de honor.
Por la tarde visitaron con igual fin al Excnio.
Sr. Arzobispo de Montevideo, Mous. Juan Aragone,
a quien saludaron y entregaron un mensaje de
Mons. Juan S. Bogarín, Obispo de Asrmción. E l
Prelado agradeció entemcido aqudla demostra­
ción de afectuosa veneración; les dió la bienvemda
y obsequió con un exquisito refresco y dulces.
De allí pasaron al Colegio de las H ijas de Mana
Auxiliadora en cuyo obsequio ejecutaron algunas
evoluciones gimná.sticas en el jardín, siendo gen­
tilmente correspondidos con un bien ser\ ido lunch.
A l otro día el bizarro escuadrón paraguayo efec­
tuó una excursión a la histórica Fortaleza del Cerro,
que domina la gran ciudad, cuya guarnición se
deshizo en atenciones para los jóvenes visitantes.
— A l medio día hallaron excelente cuartel y
familiar alojamiento en el vecino Colegio Salesiauo de Maturana, que les esperaba con la mesa
puesta para el almuerzo. Por la tarde, amable­
mente invitados por el dueño, visitaron la gran
fábrica de sombreros del Sr. D. Pedro Gil, quien
les acompañó por las dependencias del Estableciluieuto y les mostró las varias manipulaciones de
su industria; de este modo acabaron de aprovechar
la excursión de aquel día.
En los sucesivos efectuaron otras muchas visitas,
de afecto y cortesía unas, otras de instrucción y
recreo, siendo en todas partes blanco de las más
delicadas atenciones y vivísimas shupatías. Así
estuvieron en los jardines de la Legación Argen­
tina para saludar al Excmo. Dr. Estrada, de
cuyos labios escucharon una fogosa declaración de
afecto a su patria. Pasaron lu ^ o un par de días en
nuestra Casa y Colonia Agrícola del Manga, donde
con delicado pensamiento, habían levantado un
hennoso trofeo a los héroes de la Independencia
del Paraguav, cuyos retratos aparecían sobare las
banderas de* las dos Repúblicas, oriental y para­


guaya, y ante él se desarrolló una improvisada ve­
lada en que los corazones de todos parecían fun­
didos en un sólo y elevado sentimiento de her­
mandad y patriotismo.
Entre los agasajos que la juventud católica
uruguaya «luis >dispensar a los jóvenes visitantes no
podía faltar el consabido banquete... pero, como
se trataba de una comunión de sentimientos y
una fusión de almas y de corazones en Cristo J esús,
fuerza era que también el acto se remoiiíase
de lo vulgar y ordinario y estuviese a la altura de
esos nobles fines... Y así la Juventud Católica de
Montevideo convocó a un banquete... Eucarístico, aú n a Comxmión General atodoS' sus asocia­
dos, para hallarse juntos con sus camaradas dcl
Paraguay al pie de los altares y en la participación
del Cuerpo y Sangre de Nue-stro Señor Jesucristo.
L a Comimión concurridísima, se efectuó el domingo
16, siendo celebrante el Exmo. Sr ArzobisiX).
En saliendo de la iglesia desav'unaron juntos y se
desfogaron y fratcmizarou animadamente las ex­
pansivas almas juveniles.....
Una nota brillante dió el batallón expedicio­
nario el mismo día por la tarde en el Parque Central
en un festival gimnástico dedicado al Exmo. Sr.
Ministro de la Guerra, que lo presenció juntamente
con un numeroso y distingmdo público.
E l lunes lo' pasaron alegremente en el Colegio
Pío de v illa Colón; el martes peregrinaron a la
liistórica Villa de las Piedras. .\quí fueron entu­
siásticamente recibidos y obsequiados por el jmeblo
V autoridades y en el Colegio Salesiano, donde
hicielron etapa.
N o hay cosa que no acabe en este mundo, y
también la estancia de los excursionistas en Monte\ñdeo, que duró sus diez buenos días, tocó a su
fin. E l miércoles, día 19, montados' en camiones
automÓNdles cedidos galantemente por el Gobierno,
los paraguayitos se llegaron al balneario de Ca­
rrasco, donde gozaron de la ^^sta y frescas ondas del
mar, de que carece su patria. Almorzaron en el Co­
legió Salesiano de San Miguel y visitaron luego
la fábrica de galletitas del Sr. Compte, quien ob­
sequió a cada imo de los i xcursionistas con un
paquete de dulces.
A las 6 de la tarde ya se hallaban éstos nueva­
mente en los Talleres Don Bosco, donde se efectuó
una ceremonia tan sencilla como solemne. Esttimio
los bizarros Exploradores Paraguayos en fonnudón,
presentóse el Sr. Intendente General de Guerra
para hacerle.s entrega de una bandera dc4Artígas,
que el Excmo. Presidente. Dr. Brum, áiiiabletuente quiso regalarle.s, Cruzáronse con tal mo­
tivo galantes frases entre el Intendente y el
P. Director de los Exploradores. No podían éstos
recibir im regalo más halagador para su exal­
tado patriotismo: será el más precioso recuerdo
que llevarán a su país de la excursión efectuada.
A las nueve de la noche, despedidos ]X )r las com­
pañeros montevideanos, y aclamados por un gentío
enorme, atravesaron la ciudad y U fa ro n al puerto,
donde se embarcaron para Buenos Aires.
Sabemos que en la Capital a^entina se repitie­
ron las fiestas y agasajos. Doquiera hallaron camaradas, amigos, hermanos, con quien les miía estre-

— 148 —
chámente, además de la comunidad de lengua, tra­
diciones y sentimientos, el amor y el nombre del
común Padre Don Bosco.
líl día dos de febrero emprendieron los expedicio­
narios la vuelta a su país con el corazón henchido
de gratísimos recuerdos y con la satisfacción y
consuelo de haber llevado a feliz término una deli­
cada misión de paz, unión y cordialidad entre los
países hermanos.
PANAMA. — R iíI'arto de premios con asisten
CIA Di-i, líxMo. Su. P residen te d e la R epú ­
blica . — E l día 30 de enero se verificó en la cajútal panameña la solemne distribución de pre­
mios a los almimos del Hospicio de Huérfanos,
({uc dirigen los Hijos de Don Bosco.
Desdo las primeras horas de la tarde mi nume­
roso y distinguido público invadía los claustros
y llenó el amplio .salón de actos del Colegio. A las
tres y me<lia en punto, a los acordes del Himno
Nacional, hacía su entrada en la Casa el Exemo.
Sr. Dr. D. Bclisario Porras, Presidente de la Repú­
blica. Fué recibido a la puerta por los profesores
y alumnos: y luego acompañado del P. Director,
vi.sitó la Exposición Profesional, donde pudo ver
y admirar los diversos trabajillos y artefactos, que
los pequeños aprendices ejecutaan y presentan al
fin del curso, como trabajo de examen. Esa muestra
es un índice seguro y auténtico del adelanto de
cada alunmo cu particular y del método progresivo
racional y completo, que se sigue en las Escuelas
de Don Bosco para formar buenos oficiales y
maestros de taller. Allí vió el Sr. Presidente di­
versos trabajos de encuadernación, ebanistería,
imprenta, mccilnica, fundición, sastrería y zapa­
tería, perfectos y acabados unos, otros nuHnienturios, .según la habilidad de sus respectivos au­
tores
De allí el ilustre Magistrado pasó al salón de
actos, donde fué aclamado por la concurrencia
puesta en pie. Enseguida comenzó la velada, cuya
fiel ejecución dió a los niños lugar de lucir su gentil
garbo para la recitación y sus buenas partes para
la música y el canto. E l distinguido y apiñado
nmlitorio pasó ima horita de delicioso entreteni­
miento. Pero el suceso principal del acto fué la
entrega de los once Diplomas de oficiales, a otros
tantos alumnos de diversos oficios que habían
terminado su aprendizaje. Cúpoles el honor de
recibir el Diploma de'manos del primer Magistrado
de la Nación, quien tenía para cada uno de ellos
amables frases de parabién y estímulo, mientras
la asamblea les aplaudía con entiusia.smo. Mu^
notable fué también el magnifico discurso que pro­
nunció al final del acto el culto prc.sbítoro, Dr. D.
José Suarez . Ihiso de manifiesto la providencial
mi.sión que dt"empeña la Obra Salesiana en los
actuales tieiu|X)S vloutro del misericonliosoplan de
la Divina Pn)videncia; hxs bienes grandes que
aquella a^iorta a la sociedad y p;irticularmentc se
paró a con.sidcrar cuántos puctle esperar el pueblo
tle Panamá de su Hospicio de Huérfanos, si halla
éste el am.stante apoyo y favor que de lodos nece­
sita. Trazó también el orador una sucinta historia
de la ida de los í^alcsianos a Panamá, en la que el

orador, amigo y admirador entusiasta de la Obra
de Don Bosco, tuvo no pequeña parte.
L a Obra Sale.siana guardará grato e imperece­
dero recuerdo del bello rasgo y singular prueba de
afecto que le dió en esta ocasión el Exemo. Sr. Pre­
sidente, Dr. Porras, pues le consta que por pa.sar
unas horas en medio de los huerfanitos y sencillos
hijos del pueblo, dejó de concurrir a una bril­
lante fiesta, a que había sido invitado.

NOTICIA5 VAR1A5
Durante el mes de febrero y los primeros días
de marzo el I^dmo. S r . D. P a b lo A lb e r a giró una
visita por diversas ciudades de F r a n c ia donde flo­
rece aún la Obra de Don Bosco, bajo la dirección
y cuidado de una falange escogida de Antiguos
Alumnos, herederos del espíritu y métodos salesianos.
De esta interesante visita daremos una reseña
más particularizada en otro número.
— En una hermosa carta dirigida al M. R . vSr.
D. Dante Munerati, Procurador General de ,1a
Pía Sociedad Salesiana en Roma, el Emmo. Card.
Gasparri, manifiesta haber llegado a manos de Su
Santidad las sumas de dos mil liras y mil novecientas
cuarenta y tres, que para socorro de los pobres,
victimas de la guerra, le enviaron respectivamente los
Alumnos y Antiguos Alumnos del Colegio Salesiano
de S a n t a F e (Arg.) y las ahminas de las Escuelas
Nocturnas de la misma ciudad, dirigidas por las
Hijas de Marta Auxiliadora. Esa piadosa ofrenda,
que es una prueba palmaria de la exquisita caridad
de la juventud de Santa Fe, que recibe cristiana edu­
cación en las escuelas de los Hijos y de las Hijas ¡fe
Don Bosco, ha sido aceptada con gratitud por el
Padre Santo y dádole un dulce consuelo a su corazón.
Por lo que el A ugusto Pontífice implora las más esco­
gidas gracias sobre los alumnos y alumnos antes
mencionados, y en prenda de su paternal benevolen­
cia da muy gustoso a los mismos y a
Superiores
y familias, ¡a Bendición Apostólica pedida.
— E n S e v illa (España) el domingo, 20 de fe­
brero, se bendijeron con gran soleimiidad dos
nuevas máquinas, una de imprimir y otra de coser
libros, a las cuales se pusieron los nombres de
I San Pedro * y « San José » respectivamente.
Fueron padrinos las Exemos. Sres. Condes de
Bu.stillo y Condesa de Lebrija, a quienes acompa­
ñaban ei Dr. D. Manuel Portillo, Director del
Instituto General y Técnico, varios profesores y
otras distinguidos Cooperadores Salesianos. Pro­
nunció un discurso alusivo el Padre Prefecto.de
las Escuelas. D. Rafael Tonno.
— E n la Crónica de nuestras Escuelas populares
de San José, de A lic a n te (Elspaña) leemos que los
niños asistentes al Oratorio Festivo aumentan
por días en número, que es un contento. « Prueba
de ello, dice el cronista, es que los dominga‘=.

— 149 —
gradas a Dios, la iglesia (grande y espadosa por
cierto) resulta pequeña para contener a los muclios
niños que acuden a la Misa por la mañana y al
Catecismo por la tarde ». Consoladora es la notida
y haga el Señor que siempre así sea. E l 31 de enero
conmemoraron allí al Vble. B o^ o con una hennosa
velada: en ella pronundó un aplausidísimo discurso
el M. I. Sr. D. José Cilleros. Canónigo de la Cole­
giata y grande amigo de nuestra Obra.
— Los gall^ u itos de las Escuelas Populares
Salesianas de la C o ru ñ a (España), el día 9 del
pasado febrero, inauguraron la banda de música
estrenando los instrumentos, las gorras y trajes
de uniforme, gradas al generoso desprendimiento
de muchos caballeros, señoras y señoritas de la
buena. sodedad coruñesa. A l acto fueron i n s ­
tados, como era razón, los caritativos donantes;
y a más de sus primicias musicales, les lucieron
gustar unas b d las escenas de la vida del Sier%^o de
Dios, Domingo Savio, representadas al vivo por los
mismos alumnos. Es de esperar, que así como re­
produjeron los rasgos del santo niño en la ficción
de las tablas, así le harán revivir en la realidad de
la nda.
— Nuestros amigos de Q uito (Ecuador) uo
quisieron ser menos que sus hermanos de Guayaqyuil en mostrar su amor y veneradón al novel
Obispo Salesiano y Vicario Apostólico de Méndez
y Gualaquiza, Monseñor Domingo Comín. E l
dnmingn i 5 de enero, le festejaron por su cuenta
los Salesianos y alumnos de las Escuelas de Artes
■ y Ofidos « Don Bosco » que le dedicaron la Expodidón de trabajos y dibujos de los artesanitos y
im lindo Festival de ejercidos deportivos, y cantos,
diálogos, imisica y poesías. ¿Qué otro obsequio
más delicado pueden ofrecer tmos buenos liijos,
tan ricos de cariño como escasos de hadenda, a
un Padre cariñoso, y venerado Pastor de las almas?
El domingo siguiente, 23,'organizaron otra fiesta
en honor de ilons. Comín, los Sres. Cooperadores
y lixalmnnos, que consistió en un brillante acto
dramático y literario. Ofrendó el acto el docto
abogado y elegante y castizo orador, Dr. D. Manuel
Granizo, Director de ♦ E l Derecho *; habló cu nom­
bre de los Ex-alumnos, el Sr. Ruperto. E. Alarcón,
sin que faltara el delicado obsequio de las musas,
que tuderon dignos intérpretes en los Sre.s. Don
Luis F. Burbano de Lara y Dr. Don Luis A. Sal­
gado.
— E l Oratorio de San Carlos de T o u rn a i (Bél­
gica) fué honrado en la visita del Exemo. Sr. G.
Francotte, Ministro del Gabinete belga, y muy
grande amigo y admirador de la Obra Salesiana.
El ilustre político y ferviente cristiano, dirigió a
la apiñada muchedumbre de oratorianos, chicos y
mayores, tma hermosa arenga, toda caldeada
en el fervor religioso que arde en su corazón
exliortándcles a confesar paladinamente la fe con
SU.S actos.
— En Melles-lez-Tottmai (Bélgica) a dos kiló­
metros de la frontera francesa, fiorecía en lo pasado
im Colegio de Vooaciones tardías, para jóvenes
adultos que aspiraban al estado sacerdotal o reli­
gioso. De él habían salido y a muchos y buenos
sacerdotes: pero la guerra lo arrasó por completo.

45 alimmos fueron llamados a files, de los que 25
perdieron la vida en los campos de batalla; el edi­
ficio fué también destruido por completo por los
proyectiles de los combatientes. — H oy se halla
reedificado del todo, por im milagro de cari­
dad, y sus aulas relx>sau nuevamente de fer\’orosos jovenes que se preparan a combatir ... las
santas batallas del Señor. Son muchas y muy bellas
las esperanzas que se abrigan sobre el « Oratoire
Saint‘ Paul de Melles ».

B í=:

65

N E e R e L O G i n ]

limo. Sr. Dr. D. José Gaspar Stork.
Obispo de Sao Joié de Costa R ica.

Llegó incí5perada dc.sde Colonia, su país natal,
adonde había ido accidentalmente, la noticia
de su fallecimiento. Pocas semanas antes le había­
mos tenido huésped en esta Casa-Madre de Turín,
de paso para su patria. Fué grande amigo de la
Obra de Don Bosco, como lo pudieron experimen­
tar en varias ocasiones los Salesianos y las Hijas
de,María Auxiliadora. ¡Descanse en paz el ilustre
Prelado!

Dr. D. Joaquín M. Cullen.
Murió cristianamente en Buenos Aires el 20 de
octubre 1920.
E l Dr. Cullen, popularísimo en toda la Repú­
blica Argentina, fué im modelo de caballeros ca­
tólicos, de fuerte temple e indomable carácter,
de esos que dejan en pos de sí honda huella y lumi­
noso reguero de santos ejemplos. Desde que co­
noció la Obra de Don Bosco en favor de la ju\’entud
pobre y desvalida, el Dr. Cullen se encariñó de 1al
manera con ella, tjue, segiin manifestó su propio
liijo D. José María, la consideraba como « alRO
suyo propio «. Fué el paladín de la libertad de ense­
ñanza y de la educación cristiana en las escuelas.
Fundó la Universidad Católica que le tuvo por .su
primer Rector. Fueron tales y tantos sus mereci­
mientos, que su muerte hulx) de considerarse como
un duelo nacional. A su distinguida familia uue.slro
sentidísimo j)ésame.

Doña Elvira Pérez.
Murió en E cija plácidamente el día 8 de enero
1921. Sobre la tumba de esta piadosísima daJiia
tienen escrita los Salesianos de E cija la palabra:
¡Graiiind! Miraba con inmensa cariño nuestra
obra en favor de los niños pobres, y no dejó nunca
de favorecerla de todas las maneras que pudo.
E l Señor le concedió una muerte dulce y santa
y a estas horas habrá y a premiado seguramente sus
fen'or y caridad. .Acompañamos a su señora
hermana y sobrinos en su ju-sto dolor.

150 —
ICl día i6 de Noviembre de 1920 murió en Medcllíii (Colombia) la

Sra. Da. Mercedes Barrientes
de Barrientes.
noble dama de aquella sociedad, insigne Coopera­
dora Salesiana a quien las Hijas de María Auxiliadoía deben eterna gratitud por la generosa bondad
con (pie les ayudó en la época de su establecimiento
en u(iuella ciudad, siendo para ellas una verdadera
madre.
Después de larga enfermedad la noble matrona
íué a recibir el premio (pie en el Cielo le mercícieron
sus cirsitanas virtudes. A su familia especiabiiente
a su hija, (pie. .siguiendo el noble ejemplo de su
madre, tan pródiga ha sido en beneficios para el
sostenimiento de las niñas huérfanas del Taller
de Muría Auxiliadora, y de todas las obras salesiamus de atpiella ciudad, enviamos nue.stro sincero
pésame; y encomendamos a las caritativas ora­
ciones de nuestros lectores el alma de la difunta.

D. J. Enrique Sr. de Romaña.
Este insigne y benemérito Ccxjperador Salesiano
ha dejado de existir en Arequipa (Perú) su ciudad
natal, 11 día 6 de febrero del presente año^ después
de larga y penosa dolencia.
Miembro distinguido de la aristocrática familia
de los Romaña; al lustre de su cmia añadió la au­
reola de una vida virtuosa y netamente cristiana,
demostrando así que puede muy bien un caballero
])uudouoroso entregarse al ejercicio de la piedad
sin desmedro de las múltiples atenciones sociales.
lira hombre de muclia fe; de esa fe viva, rica
en buenas obras, de que habla el Apóstol. Por eso
su mayor ambición fué la de hacer el bien a sus
semejantes con obras de caridad, a fin de atesorar
rUjuezas pura el cielo.
l'\Tvientc devoto de María Auxiliadora, en ella
tenía puesta su más ilimitada confianza: admira­
dor de las Obras de Don Bosco, figuró siempre en
el número de sus más entusiastas cooperadores.
Demostró su amor a la Congregación coadyuvando
eficaz y generosamente al establecimiento dcl
Aspirantado salesiano de Arequipa para el cultivo
de vocaciones eclesiásticas, y honrarido con su
amistad muy distinguida a todos los hijos de Don
Bosco, para quienes nunca faltó en sus labios una
frase de encomio y aliento.
Pidió vivamente y obtuvo que un sacerdote de
la Congregación recibiera su líltimo aliento y re­
comendara su henno.sa alma a Dios. H a muerto
con la muerte envidiable del justo, fortalecido
con todos los auxilios de nuestra santa Religión,
dejando en todas las personas, que lo han visto
morir, la firme convicción de que ya ha sido admi­
tido, en premio de sus virtudes, a la mansión del
eterno descanso.

I.,a Comimidad Salesiana de Arequipa, lamen­
tando como una desgracia propia su desaparición,
lo recordará siempre con gratitud y cariño en sus
oraciones, y pide encarecidamente a sus amados
Cooperdadores una plegaria por el alma del extinto
Cooperador y amigo,' y otra por su atribulada
fam ilia a fin de que el ángel de la resignación
descienda a consolarla.
E spañ a .
E n Barcelona: Da. Concepción
Costa.
En Molina de Aragón: Da. Mercedes Valcárcel.
E n Biescas: los Rdos. Sres. D. Antonio
D. Antonio Abdi y Don José Bambó, Pbros., la
Sra. Da. Elena Escartín Estaín, Da. Josefa Ipiens
y Da. Patrocinio Ipiéns Escartín.
En Hinosa del Duque el Ihno. Cr. D. Manuel
Murillo, pundonoroso Coronel y ferviente Coo­
perador Salesiano'
En Pilas (Sevilla); la piadosa señorita y celadora
de Cooperadoras, Do. Antonia Cabello, hermana
del P. Salesiano Don Juan.
En Chipiona (Cádiz): D, Antonio Lorenzo Castro.
— Da. Dolores Romero, — ,D. José Bueno. —
Da. Concepción García Espinosa. — Da. Leonor
Rodríguez.
En Ciudadela: E l M. I. Dr. D. Jiosé Febrer, Deán
de la Catedral, muy devoto de María Auxiliadora
y el antiguo alumno Don José M. Badía, sastre.
E n Puerto de Sta. María (Cádiz). Da. A na Pérez
Say. — Da. Consolación Girón, Vda. de Poullada.
E n Puerto Real: (Cádiz): Doña Josefa Vargas
Zúñiga.
En San Remando (Cádiz): Da. Dolores de la
Herrán y García de la Vega.
En Sanlúcar de'Barrameda (Cádiz): Da. Asunicón
Gómez de Barreda. — Da. María Mor^eno. — Da.
María Larraz. — Da. María Vidal de Narváez.
E n Sevilla: D. Domingo Soto. — Srta. Josefa
Fernández Puerto. — Da. María Luisa Morillo. —
D. José Gómez Otero. — D. José Carlés y Ruiz
de Lira. — Da. María Reina de Velasco. — Ihno.
Sr. D. Luis Salcedo de Barreto. — Da. G ara Pavía
Pereyra de Velarde. — D. Manuel Seguta Medina.
— Da. Jacoba García y Ruiz. — D. Rafael García
Velázquez. — Da. Filomena Gómez de Barreda.
— Exemo. Sr. Marqués de Montesión y Conde de
las Atalayas. — D. Pedro Mihura Olmedo.
C olombia . — .En Tumaco: lasSras. Da. Catalina
de Jiménez y Da. Merqedes de Morillo;
En Girón: los Sres. Antonio Delgado, RitaFigueroa. Casimira Calderón, Tránsito Carrillo de Garay,
María del Carmen Mantilla de M., Basilio Rodrí­
guez N., Enrique González Prada, Balbina Ordóñez de Ordóñez, Laura R ey de Reyes, José del
Cannen Pinilla G., Adela Novoa de Serpa.
U r u g u a y . — En Montevideo: la ciistinguida
Sra. Zulema Urioste de Vanessa, la Sra. Rosa.P.
de Solari, madre del.P. Salesiano D. Juan;
P A N A M A . — En Chitré: la Sra. Da. Delfina Salamín de Rodríguez.

Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINT.\NO F E R R A R I.
Establee. TIp. de la Sociedad Editora Internacional. — Corso Regina Margherita, N. 174 - TURIN

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