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Título
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BS_1921_03
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Descripción
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Boletín Salesiano. Marzo 1921
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extracted text
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o
Boletín Salesiano
R E V IS T A DE LAS OBRAS DE DON BOSCO
Año XXXVI — N. 3.
Marzo 1921
Sumarlo. — El RJmo. Sr. D. Pahlo Alhera a los pies del Podre Sanio — Por ía « Fiesta del
Papa » — A nuestros Antiguos Alumnos — Normas directivas de la Organización p Acción
de los Cooperadores Salesianos — Pidiendo socorro — Un gran i-oncurjo Caf^qui’^líco — Un
tributo de admiración al Sistema Educativo de Don Boseo — Un autorizado juicio sobre Don
Boico p su Obra — Noticias de la Palagonia — /íío Negro (Brasil): Llegada de nuevos Mi
sioneros — Culto de María Auxiliadora — Gracias dé María Auxiliadora — favores del Ven,
Juan Bosco — Por el Mundo Salesiano: Honrosa distinción - Cuapaquil (Ecuador) - Caracas
(Venezuela) - Concepción (Chile) - Santiago de Chile — Cooperadores 5 a/esíanos difuntos.
M o n a m e n to a l V b le . J u a n B o a co e n C a a te ln u o v o d e A a tl • T u r t o (Ita l( a ) ■ A fio 1898.
LIBRERÍA SALESIANA DE SARRIÁ (Barcelona)
Paseo Don Sosco - núm. 4.
Publicaciones periódicas:
Lecturas Católicas.
Publicación mensual, fundada el por el Vble. Juan Bosco. — Sale cada mes un tomito
de unas cien páginas, de lectura amena, moral e instructiva, siempre interesantísima. A los
suscriptores se les regala a fin de año el almanaque
Hombre de Bien” , que encierra un
tesoro de entretenimientos de utilidad y solaz.
La suscripción es de
ptas. para España y toda la América.
“ E / Oratorio Festivo
Hojita semanal para los niños. Es un simpático periodiquito en el que se tratan los
asuntos más serios y graves en la forma más agradable y amena, al alcance del público
menudo.
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tiene un completísimo surtido de dramas, comedias, sainetes, zarzuelas, cantos, romanzas, etc.
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provisar a veces algún acto público.
Calendario Salesiano de María Auxiliadora.
Almanaque de pared, que consta de cartón cromo-litografiado, con ,1a' imagen de María Auxi
liadora, y taco de hojita diaria. Hace más de veinte años que se publica, con un éxito siempre
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anécdotas, pensamientos, poesías, chistes y curiosidades de todo género, siempre dentro de
la más sana moral: es un verdadero tesoro para las familias. — E l indicador religioso está
adaptado al público de España y de la América española.
Biblioteca amena “ Juventud
99
Colección de libros de amena lectura, que contienen novelitas, historias, leyendas y na*
rraciones, eminentemente literarias y educativas. — Van publicados 10 tomos de unas 200 pá
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A dvertencia. » Pídanse muestras, precios y catálogos al Sr. Admor. de \s.“ Librería
Salesiana” . Paseo Don Bosco, 4 • S a rriá (Barcelona-España).
Marzo de 1921.
BOLETIN SALESIANO
R E VISTA DE LA S OBRAS DE DON BOSCO
R e d a c c ió n Y A d m in is t r a c ió n ; Vía Cottolengo, N. 32 - TUPIN (Italia)
EL Rdmo. Sr. D. PABLO ALBERA
A LOS PIES D E L PADR E SAN TO .
A mediados de diciem bre nuestro veneradís!mo Superior, D on P ab lo A bera, tu vo
la dicha de ser recibido en audiencia privada
por el Sum o Pontífice, B enedicto X V .
E l Vicario de Jesucristo le acogió con suma
complacencia y conversó largam ente con
él con una bondad de padre.
E l P a p a m anifestó en prim er lugar lá
satisfacción con que veía la m archa de nues
tra Pía Sociedad; .y expresó su soberano con
tento por el bien que los Salesianos se esfuer
zan en obrar, a ejem plo del V . Don Bosco.
D edicó un p articular recuerdo al Emm o.
Cardenal C ag ie ro , quien, a pesar de sus
ochenta y tres años, está fuerte y robusto
todavía y arde siempre en deseos de trab ajar
más y m ás por el bien de las alm as.
H izo sobre to d o un sentidísim o elogio del
Instituto de las H ijas de M aría A uxiliadora,
y se felicitó de que v a y a n m ultiplicándose
las m aestras y m aestros cristianos, debida
mente preparados a cum plir su elevada mi
sión en medio de las generaciones que suben.
A ceptó con gusto el obsequio de la nueva
edición de la Vida del Vble. Don Bosco del
P. Juan Lem ojTie, y se dignó recorrer algu
nas páginas de ella en presencia del mismo
P. Aibera.
D íjole tam bién que desde m uchas partes
se dirigen v iv a s instancias al P apa, supli
cándole intervenga con su autoridad cerca de!
Superior de los Salesianos para obligarle
a aceptar nuevas fundaciones; pero que sabe
E l m uy bien que los H ijos de Don Bosco
hacen y a todo lo que pueden por extender
el cam po de su acción; y que, si no hacen
más, es por ser lim itado el personal de que
dispone la Sociedad Salesiana.
P or fin, a ruegos del Rdmo. D. P ablo
Aibera, Su Santidad bendijo m uy de corazón
a los Salesianos, a las H ijas de M aría A u x i
liadora, a sus Alum nos
A lum iias y a todos
los Sres. Cooperadores, los cuales, después
de Dios, son el sostén de nuestras Casas.' -•
N uestro am adísim o Superior salió honda
m ente conm ovido de la audiencia del Papa,
por las pruebas de paternal benevolencia
y preciosos alientos recibidos.
Por la
Fiesta del Papa”
E l Rdm o. Don Pablo A ibera, en jirenda
de la profunda veneración y vivísim a gra
titu d que toda la Fam ilia Salesiana profesa
al V icario de Jesucristo, recuerda y reco
mienda eficazm ente a los ign o res Coopera
dores, que se hagan promotores y celadores
de la F iesta del P ap a, conform e al deseo
expresado y conclusión aprobada por el
8® Congreso Internacional.
D onde dicha fiesta no se hubiese celebrado
nunca, toda\ria se podría tom ar jjie para ini
ciarla del Quincuagésimo aniversario de la
definiciÓ7 i dogmática de la Infalibilidad P on
tificia, que acaba de recurrir: la conm emo
ración de esa im portantísim a fecha ofrece
una m uy buena coyim tura p ara instituir
con mucha solem nidad dicha Fiesta, que es
un recurso oportunísim o p ara dar a los cris
tianos conciencia de su unión y solidaridad
con la Cabeza visible de la Iglesia, y robus
tecer ])or tan to oii ellos el amor, reverencia
y sumisión, que son debidos a su sagrada
Persona, enseñanzas y mandatos.
A NUESTROS ANTIGUOS ALUMNOS.
Nos permitimos llamar la atención de nuestros
Antiguos Alumnos acerca de la invitación que
les dirige el Rdnio. Don Pablo Albera en su
Carta anual de enero último, para que aporten
su activa colaboración a las Juntas de Acción
Salesiana, para llevar de este modo a la práctica
las conclusiones adoptadas en su Segundo Con
greso Internacional en orden a la actividad que
ha de desplegar su Asociación. Sabemos el fiHal
cariño y profunda devoción que nuestros ExAlmmios profesan al Rdno. Padre Albera: por
esto no dudamos que responderán con gene
rosa premura a esta recomendación suya.
De esta colaboración que los Ex-Almnnos
prestarán colectivamente a los Cooperadores,
son de esperar los mayores bienes. Bien para los
Señores Cooperadores, que en las bizarras hues
tes juveniles hallarán una valiosa y eficaz ayuda;
bien para losmisnos ex-aluninos,queen el apos
tolado religioso-social de la cooperación sale
siana hallarán ancho campo donde explayar sus
actividades. No olviden nuestros amigos que
obrar es vivir: no hay señal más segura de la
vida que el movimiento y la activiad, ni cosa
que más se parezca a la muerte y al no ser, que
la inacción y la apatía. |Manos, pues, a la obra!
Traten y estudien este asunto los Centros en sus
asambleas y reuniones: pónganse al habla y con
ciértense con las juntas de Sres. Cooi>cradores;
y enseguida, unidos y mancomunados con ellos,
constituyan una Junta de acción, la cual deter
minará las obras religioso-sociales que se deban
acometer, obrando siempre al lado y bajo las
órdenes de los Superiores y de acuerdo con la
competente autoridad eclesi;istica. Los Antiguos
Alumnos se dan la mano con los Sres. Coopera
dores: las Antiguas Alumnas con las Sras. Coop6
radoras: los unos y las otras para trabajar en sus
respectivos campos, y en las obras que les son
propias.
E sta colaboración en el programa de los Coo
peradores, no significa anulación y absorbímiento: ella no debe estorbar la vida peculiai^
y autónoma de los Antiguos Alumnos comc|
tales: nada impide ser Antiguo Alumno y Coope^
rador al mismo tiempo. Antes bien, de los jóvenesj
educados en la escuela de Don Bosco, aqu^
será más digno de tan grande Padre, quíl
conserve sus principios y enseñanzas y se esfuerc^
en ponerlos por obra: ta l es el ex-alumno coo|
perador.
'
L a recomendación del Rd mo. P. Albera nej
es nueva para muchos Centros, tanto del Viejd
como del Nuevo Mundo. No pocos de ellos vie
nen dedicándose desde años a obras de carida(
y celo, con muy buenos resultados: trátase ahoii
de generalizar esas laudables iniciativas, d<
sumar y coordinar las fuerzas de las dos Unió
nes con seguridad de centuplicar los resultados
Ningún ex-alumno debe cruzarse de braza
los que se hallan solos y aislados trabajen pri i
vadamente o den su concurso a otras obras y í j
existentes: aUí donde haya un núcleo de ellos| ¡
dispónganse a actuar en común, según un pla^.
determinado, en el campo de la cooperado^ ;
y de la acción católica.
•
i <
L a Buena Prensa, las Catcquesis, los Ora
torios Festivos, las vocaciones al estado reli
gioso o eclesiástico, las obras de caridad y celi
en sus mil variadas formas, deben ser el objeté <
del estudio y emplear la actividad de nuestro^
queridos ex-alumnos.
¡Qué glorioso para nuestro Vble. Padre D
Bosco será el día, en que sus alumnos, haciendi
honor a la educación recibida, no contentos
ser buenos cristianos, se unan con los Sres. Co(| ‘
peradores en un esforzado ejército de paz y ^ ¡
lancen a la realización de nobles empresas p<^ ¡
la gloria de Dios y bien de las almas!
¡; i
Era deseo de Don Bosco y lo han r e a l'
mendado repetidas veces sus Sucesores, qi
todo Ex-alumno, al salir de la Casa Salesiani
si tiene la edad competente, se inscriba con
Cooperador: de esta manera, participando en
espíritu y obras de la Pía Unión, conserval
mejor en el mundo los principios y enseñanza
recibidos en la Escuela de Don Bosco, y podi
gozar de sus grandes ventajas y privilegia
espirituales.
-
69 —
NORMAS DIRECTIVAS
de la organización y acción de los Cooperadores Salesianos
I.
pensamiento fundamental que guió a Don Bosco
al instituirles, podrán enviar directamente al
O rgan izació n de lo s C oo p erad o res.
Superior General las oblaciones que espontánea
1. — El Director General de los Cooperadores mente su generosidad les dicte, para el sostén de
es el Rector Mayor de la Pía Sociedad Salesiana, las Obras y Misiones Salesianas, para el Boletín
quien preside y dirige la acción de los mismos por Salesiano y mayormente para extender la Obra
a nuevos pafees de Misiones, y a todas aquellas
medio:
а) del Boletín Salesiano, que es el órgano ofi regiones que tengan particular necesidad; y ajwyarán las obras a que .se de<liquen las Juntas locales
cial de la Pía Unión.
de acción salesiana.
б) de los Directores Diocesanos y Decuriones
8- — El Boletín Salesiano, que .se publica bajo
y Celadores.
la iimiediata ^^gilnncia del Siq>erior de la Pía
c) de una Oficina Central.
tbiión, en diversas lenguas, se emda con gratitud
2. — La Oficina Central, que funcionará bajo la
también
a aquellas personas, que, sin c.star alis
dependencia inmediata del Director General, tendrá
tadas en la Pía Unión de Cooperadores, favorecen
por objeto:
a)
promover el desarrollo de la Pía Unión porde cualquier modo el desarrollo y la acción de
medio de las Ominas-filiales establecidas en cada la Obra de Don Bosco. Al mismo deben ir diri
Inspectoría y Casa Salesiana, y de los Directores gidas por las Oficinas sucursales. Directores, Decu
riones y aún por los mismos Cooperadores, las
y Decuriones, dando normas, consejos y auxilios.
h) convocar Congresos Nacionales e Interna relaciones que pueden servar para mayor gloria
de Dios y edificación de todos.
cionales en tiempo y lugar oportunos.
9 - — Para las naciones dor.de no existen Casas
3 - — Las Oficinas sucursales de las Inspectorías, Salesianas.
de acuerdo con la Oficina Sucttrsal
de acuerdo con la Central y con la aprobación de
los Rdmos. Ordinarios de los lugares, nombrarán más cercana, la Oficina Central propondrá al
a los Directores diocesanos: cuidarán de que se Rector Mayor de la Pía Sociedad Salesiana cl
tengan las conferencias reglamentarias en las nombramiento de un Director Nacional.
10. — Las Oficinas Inspectoriales y los Directo
fiestas de María Auxiliadora y San Francisco de
Sales; organizarán cursillos de propaganda; presi res .Nacionales enviarán cada año a la Oficina
dirán por medio de delegados de su seno, las reu Central una relación del raovoiniento de la Pía
l ’nióii en la respectiva región o nación.
niones convocadas para las secciones locales;
señaláran las normas de acción, conforme a las nece
II.
sidades locales y espíritu de Don Bosco; promo
verán Congresos regionales o diocesanos, de acuerdo
C ooperación S a lesian a.
con la Oficina Central.
4- — Toca a las Oficinas Sucursales locales dar
N ormas generai.es .
cumplimiento a las normas emanadas de la Central
Para ser Cooperador, según las terminantes de
e Inspecíorial, conforme a las necesidades peculiares
claraciones del \ble. Don Bcsco, ba.sla que de
del lugar.
cualquiera manera, sea con oracionc.s. limosnas o
5- — A los Directores de las Casas Salesiana.<:. prest;
dones personale.c. se contribiiy.i al desa
Directores Diocesanos y Decuriones toca princi
rrollo de la acción salesiana. La ncción local parti
palmente establecer en las ciudades y pueblos
cularmente se deja y recomienda a la.s Juntas tle
Juntas de acció^i salesia7ia, a quienes señalarán
las obras, en que deberán entender. También es r.cdón salesiana formadas por Us C<r pera dores.
En las poblacior.es donde se cstablc7ca una
incumbencia de los Directores diocesanos, convocar
nueva obra salesiana, siguiendo la ccslumbre
reuniones interdiocesanas o mterparroquiales, pre
practicada desde k s prindpios de la Unión, antes
vio el acuerdo con la Oficina Inspectorial.
de dedicarse a nin.ctinaotra piadesa empresa, pro
6. — Las Juntas de acción salesiana, ya sean de
curarán los Coopen dores por todos lo.s medios
Cooperadores o Cooperadoras, sé encargan colecti posibks. afianzar y desarrollar la obra comenzada,
vamente de llevar a la práctica el Programa de
la Cooperación Salesiana, procurando que así en
las ciudades como en los pueblos haya una o más f o - P a r a la s O bras y M isiones S alesian as.
personas encargadas: i®, de buscar recursos para
Con el fin de asegurar a la Obra de Don Bosco
las Obras Salesianas y particularmente para las las bendidones del Señor y los recursos morales
Misiones; 2®,de promover la acción local de los Coo y materiales indispensables para dar cumpli
peradores, a) para las obras religioso-sociales, miento a su misión, a tenor del Cap. IV, art. 50
b) para las vocaciones al estado eclesiástico, c) para del Reglamento.
la buoia prensa, e) para la asistencia a la juventud.
I • — Los Cooperadores ruegnen al Señor se sirva
7. — Los Cooperadores, de conformidad con el
bendecirla: denla a conocer con la lectura del Bo~
— 70 —
1. — Rueguen y hagan rogar al Señor que se
buscándole nuevos Cooperadores y Bienhechores. digne suscitar y llevar a feliz cumplimiento muchas
2.
— Los Directores cuiden de que se celebran enTocaciones para el estado eclesiástico.
todos los centros las dos Confexencias prescrita^
2. — Vigilen amorosamente a los jovencitos qi;e
por el Reglamento, en las fiestas de María Auxi dan señales de vocación, para que ésta no se ma
liadora y San Francisco de Sales y manden el logre; ténganlos alejados de las malas compañías
producto de las colectas al Superior General.
y lecturas peligrosas; anímenlos a frecuentar la con
3. — Las Oficinas sucursales, inspectortales o lo fesión y comunión, para que puedan consen-ar
cales, de acuerdo con los Directores y Decuriones,
intacta la reina de las virtudes, la santa pu
Í)romucvan «le vez en cuando conferencias de pro- reza.
''
3. — Encamínenlos a las Casas Salesianas más
])aganda con el doble objeto de dar a conocer la Pía
Unión y recoger fondos para las necesidades de la próximas; a los Párrocos o Sacerdotes que puedan
Obra.
ayudarles.
4. — Protéjanlos con generosidad y espíritu de
4. — Kn las ciudades y grandes poblaciones esta
blézcanse Juntas de Setloras para la acción salesiana fe, o biísquenles alguna persona que se preste a
y de Protectoras de la Obra de Don Bosco, las cuales facilitarles los estudios, teniendo presentes estas
promoverán con/erencias o veladas de beneficencia, santas y hermosas máximas de Don Bosco: « No
y atenderán a la confección de ornamentos sagra olvidemos que regalamos un precioso tesoro a la
Iglesia, toda vez que le procuramos una buena
dos para las Misiones Salesianas.
5. — lvnlaspoblacionesix.*queñasconvendráque vocación: que tal vocación o sacerdote vaya a la
el Director local nombre y autorice públicamente diócesis, a las Misiones o a una Casa religiosa,
a alguna celadora para recoger limosnas y dona no inq^orta: es siempre un tesoro precioso que se
regala a la Iglesia de Je,sucristo 1.
tivos de todas clases jjara las Misiones Salesianas.
5. — Propaguemos la « Obra de María Auxi
letin SaJesiano: favorézcanla con sus limosnas y
2° - Para la acción local.
A
)
P ara
acción rei ,igtoso-sociai,.
A tenor del Cap. IV, art. i®del Reglatnenío, los
Cooperadores Salesianos:
1. — I*'avorezcan y coadyuven individual y colec
tivamente, al incremento de la vida cristiana, con
todos los medios que sugiere un celo'emprendedor
y prudente, y sobre todo con el buen ejemplo.
2. — Den su apoyo al movimiento religioso-social,
q ;e exijan las necesidades del lugar; — trabajen
]K>r implantar cursos populares de religión para
jóvenes y adidtos, y dense a promover con todo
empeño la instrucción religiosa de la juventud y
del pueblo, mayonncnte en los puntos donde es
más notada la indiferencia y alejamiento de las prác
ticas religiosas, o hay penuria de medios materiales
para emprender un programa de reeducación de
la.s muchedumbres; — velen por la obser\’^aJicia del
descanso festivo; — combatan sin cuartel la blas
femia y tuiqjíloquio: — fomenten la constitución de
ligas de padres de familia y madres cristianas para
exigir la enseñanza religiosa en las escuelas, donde
sea preciso: — en fin, a ejemplo de Don Bosco,
estén prontos a acudir y echar mano de todas his
formas de acción cristiana, scgtui las nece.sidades
especiales de cada lugar y tiempo.
3. — Propaguen la «As<iciación de Devotos de
María Auxiliadora ** y la Conmemoración mensual
el 24 de cada mc.s, añadiendo, donde pareciere
conveniente, el « ¿jercicio de ¡a Buena Muerte ».
4. — Háganse promotores de la t Fiesta del
Papa *.
liadora para las vocaciones de adultos al estado ecle
siástico ».
C) P ara la buena prensa .
Siendo la « Buena Prensa 9 una de las obras
que con más ahinco fomentó y recomendó el
Venerable Don Bosco a todos los cristianos, los
Cooperadores, a tenor del Cap. IV, art. 2°, del
Reglamento:
1. — Adliiéranse con entusiasmo a las iniciativas
emanadas por el Papa y los Obispos para la difu.sión de la Buena Prensa.
2. — Absténganse de comprar o leer diarios, re
vistas o libros no buenos; y velen atentamente
sobre las lecturas de la propia familia.
3. — Suscríbanse al diario o periódico bueno de
la localidad: fomenten y propaguen su lectura,
haciéndolo circular entre los amigos y conocidos.
4. — Dediqúense a la propaganda gratuita de
hojas y opúsculos religiosos y morales, como las
eLechtras Católicas n de Don Bosco; y promuevan
la fundación de « Bibliotecas circulantes ».
5. — De una manera activa y pnidente no se
cansen de difundir la buena prensa y poner un
dique a la mala.
D) P or i a asistencia de la juventud .
Puesto que la asistencia de la juventud, parti
cularmente la de los niños abandonados y su edu
cación cristiana, es el trabajo que Den Bosco
recomendó más que ningún otro, mirando por la
Iglesia y la sociedad, los Cooperadores, a tenor
del Cap. IV, art. 4® del Reglamento:
1. *— Promuevan la asistencia a las catcquesis
parroquiales; ajaiden al establecimiento y marcha
B) P aR.V L.\S VOOVCIONKS ECW:SIASTICAS.
de los Oratorios FestiA-os y Qases de religión.
Recordando la palabra de Jesils: « Rogad al
2. — Sean los iniciadores y sostenedores deci
dueño de la mies que envíe trabajadores a su campo ® didos de toda empresa que mire a la educación
y de las reiteradas y \-i\-as recomemlaciones de cristiana de la juventud, como son:
Don Bosco, los Cooperadores Salesianos, a tenor
a) colegios, pensionados, y establecimientos
del Cap. ’.V, art.
del Reglamento:
de tendencias netamente católicas, principalmente
— 71 —
los dirigidos por religiosos, para la juveiitud estu
diosa;
b) escuelas y establecimientos profesionales
agrícolas, e internados para obreros, a ser posbile
dirigidos por religiosos; escuelas nocturnas de
artes y oficios y de amas de casa para la juventud
trabajadora.
•
c) la publicación y propaganda de libros de
texto y de lectura, revistas escolásticas y educa
tivas, inspiradas siempre eu los sanos principios
de la pedagogía cristiana;
3. — Pónganse al frente o establezcan de nueva
planta, conforme a las condiciones v necesidades
(’e cada lugar, otras obras para estudiantes o
artesanos; tales como; Círculos de sana cultura
y acción; cursillos de legislación sobre el trabajo;
conferencias de higinene profesional; secretariados
de trabajo y oficinas de colocación; oficinas de
suscripción a la caja de ahorros y previsión; se
guros mutuos entre obreros, etc.
4. — Cada Cooperador individual y privada
mente procure acercarse a los muchachos más
pobres y abandonados; hagáselós amigos* propor
cióneles la instrucción religiosa y, si fuese necesario,
gestione su ingreso en algtin establecimiento be
néfico.
Pidiendo socorro.
Nuestros amados Cooperadores leyeron el
mes pasado el conmovedor Llamamiemto, que
nuestro Superior Don Pablo Albera dirigía a
todos los Bienhechores de las Obras Salesianas.
La verdad es que llegan a los oídos y penetran
en el corazón de nuestro buen Padre voces las
timeras, que provienen de todos lados. Todas se
reducen a una expresión sola: ¡Padecemos mucha
necesidad! ¡Ayudadnos! Para muestra, traemos
a continuación dos breves noticias extractadas
de sendas cartas, que llegaron de Polonia y
Palestina... y después que se hayan leído, dí
gasenos si no es urgente acudir en auxilio de
aquellas obras.
— E l auxilio
que necesitan la Casas Salesianas de Polonia es
una de las cosas que preocupan más hondamente
el corazón de nuestro Superior. Están verdade
ramente en la miseria. Las cartas que nos llegan
de aquella nación mártir y heroica, hacen llorar.
He aquí lo que escribía el Padre Inspector a
lines de año al P. Albera:
« Dos de nuestras casas tuvieron la poco en
vidiable suerte de ser visitadas por los bolche
viques: la de Rozanystcck y la de Daszawa. Por
fortuna, el día antes que los rusos entrasen en
Daszawa, habían desalojado le Casa el Director
con otro sacerdote y los pocos muchachos que
eu ella habían quedado pasando vacaciones:
ayudados de algunos obreros cargaron tres o
Los Salesianos en Polonia.
cuatro carros con lo mas precioso del ajuar
y se pusieron en salvo. Llegados a Przemysl,
hubieron de bregar dos días cerca del jefe de
la estación para lograr unos vagones de carga
donde se acomodaron a la buena las personas
y las cosas, y en los cuales Eegaron a Klecza
DolfM, junto a Oswiecim, donde tenemos una
Casa de formación del personal.
En Daszawa habían quedado guardando la
Casa e Iglesia, con inminente peligro de sus vidas,
el Párroco, P. Bujar, el Hermano Rupala y un
muchacho. Por una merced de Dios, los invtisores no causaron ningún daño a las personas,
al visitar la Casa; temíase mucho por el Párroco,
pero no le tocaron un pelo de la ropa. El los acom
pañó valientemente por toda la casa: la puerta
que hallaban cerrada, era derribada sin com
pasión, así en las habitaciones como en los ar
marios y cofres. Llevábanse todo lo que halla
ban de algún valor: de este modo mos robaron
toda la lencería y prendas personales.
L a Caja rural, que estaba cerrada, fué abierta
a hachazos y tiros: pero fué fatiga perdida,
porque no contenía ni un perro chico.
Lleváronse del granero todo el trigo y cen
teno que había: la avena, que se acababa de
traer del campo, sirvió de pienso a sus caballos
(eran ocho mil) tal como estaba, sin trillar.
Disponíanse a trillar las garullas de trigo que
estaban en el campo: pero uno de los de casa
se les adelantó, escondiendo la polea de la trilla
dora, y desistieron de su propósito.
Los daños que nos causaron importan mu
chos miles de marcos. Pero, después de todo,
debemos estar muy reconocidos a nuestro Señor
de que no tengamos que deplorar mayores males,
pues es voz que muy cerca de allí arrastraron
fuera del pueblo y asesinaron a los sacerdotes.
¡Cómo se ve que María Auxiliadora y Don Bosco
velan por nosotros!
El curso escolar pasado, ha sido de dolorosos
pruebas. El Colejdo de Oswiccitn hubo de mandar
a casa a los áltennos y cerrar sus puertas du
rante un mes y medio. El de Daszawa estuvo
cerrado por espacio de seis meses; y sólo a costa
de muchos esfuerzos y sacrificios se logró man
tener abiertas las dos Casas de formación del
personal.
Este año que comenzamos se presenta con
una perspectiva de colores harto más hoscos y
desconsoladores. En la Galicia (región polaca)
se perdió casi totalmente la cosecha de centeno,
a causa de las heladas tardías: el desastre alcanzó
también a nuestra Casa de Klecza-Dolna, donde
los hielos destruyeron extensas sembrados, de
suerte que hubo que ararlos y cambiar el plan
tío. Lo que los hielos respetaron fué arrasado
por las hordas rojas; pues éstas, según afirma
una nota del Ministerio de Abastos, malbara
taron las cosechas de toda el país invadido, es
decir, de la mitad de Polonia.
Si el Señor no lo remedia, es de prever iina
extrema penuria de los bastimentos más indis
pensables, y que lo poco que se pueda adquirir,
vendrá a costar un sentido. E l Gobierno ha ta
sado en 800 marcos los 100 kilos el precio de
re(iuisa del grano a los agricultores, el cual
se aumentará hasta mil para los consumidores.
Como el racionamiento - tasado por las auto
ridades es del todo insuficiente, habrá que
adquirir una parte de las provisiones de los
particulares, si no queremos resignarnos a morir
de hambre, según nos dice la experiencia harto
dolorosa del tiempo de la guerra y después de
ella; y ese grano ciertamente no nos costará
menos de dos a tres mil marcos el quintal mé
trico. ¿Quién se apiadará de nosotros? »
¡Mueva el Señor a muchas almas buenas a
acoger generosamente esos gritos de angustia
y proporcionar al Sucesor de Don Bosco los
fondos necesarios con que socorrer a aquellos
atribulados hermanos nuestros!
Queremos hacer notar, que esta caritativa em
presa sería sumamente fácil para aquellos países,
cuya moneda .se mantiene fuerte; pues dada la
extrema depreciación actual del marco polaco,
un dólar, peso o peseta, se convierte fácilmente
en algunas decenas de marcos.
DE LA PATRIA DE JESUS. — En los comienzos
dcl uño. nos llegaba desde Belén otra angustiosa
demanda de socorro, en una larga carta confiden
cial del Director dcl Orfanotrofio del Niño Jesús
de aquella ciudad. Dicho Director lanzó el año
pasudo un llamamiento a los bienhechores del
Orfanotrofio, anunciando los graves apuros por
tille éste pasaba; pero mucho mejor que él ponen
en claro las apremiantes necesidades y congojosa
situación de aquella Casa, los particulares siguien
tes. (jue tomamos de su carta. ! '
« Muy escasos, por desgracia, júeron los resul
tados de iiuestro.s clamores del ^fto pasado: tan
escasos y cortos, (lue de no habernos llegado con
providencial oportunidad la soberonQ munificencia
de nuestro común Padre, el Sumo Pontífice, a (piien
guardaremos ]ior ella eterno reconocimiento, ha
bríamos debido sucumbir bajo los aheges finan
cieros y <lesistir de la grande eni]ue.«a tpie lomamos
sobre nuestros hombros, de asilar y salvar del
hambre a cuarenta huerfanitt>s, de mantener
abiertas las e.scuelas externas gratuitas y el Ora
torio Fesli\-o ique más propiamente llamaríamos
cuotidiano, pues está abierto lodos los díus), que
importan gastos notables.
ívs más, alentados jvir la gcnetosidf.d dcl Pupa,
fuimos osados de dar un paso adelante hacia la
restauración completa de nuestro Instituto (i),
(t) Recordarán nuestros lectores que las Casas todas de
Ia Palcsuna y {Mirticulannente ésta de Belén, padecieron
mucho moral y lunleríuUnente durante la guerra. '
por la cual suspiramos; y elevamos hasta 60 el
número de ios asilados, poniendo nuevamente en
marcha las escuelas profesionales y, como natural
consecuencia, también las nocturnas.
Con todo , no ha sido posible restablecer todos
los talleres-escuelas que teníamos antes: pero espe
ramos durante este año que comienza dar nueva
vida a la escuela de herrería mecánica, cuya rea
pertura es vivamente anhelada.
Esta será muy costosa, pues hay que hacer la
instalación del taller de nueva planta: el anterior
fué completamente desvalijado por el ejército
turco, que se apoderó de todas las herramientas
y maquinaria. Pero está asegurado su refloreci
miento para un corto plazo, de parte tanto de los
alumnos, que afluirán a él con preferencia, como
de la clientela, que no le ha de faltar, pues no se
halla en la ciudad quien ejecute ese género de tra
bajos. Bien es verdad que el presupuesto de la
maquinaria es muy elevado: pero no desconfiamos
de hallar entre nuestros bienhechores la genero
sidad y desprendimiento bastantes para cubrirlo.
Pese a nuestra voluntad y esfuerzos, andamos
todavía bastante lejos de la reposición total del
Orfanotrofio: huelga decir cuánto nos duele esto,
mayormente al tener que desatender las reiteradas
súplicas que se nos hacea por diversos conductos
a favor de pobres niños que están en la mayor
miseria y abandono, m...iitras vemos multiplicarse
a nuestro alrededor muchas instituciones no cató
licas, espléndidamente dotadas, que reúnen, cual
200, cual 300, cual 400 alumnos, pensionados con
largueza ftor sus respectivos gobiernos. NorteAmérica e Inglaterra no escatiman los dólares ni
las esterlinas para sostener sus instituciones.
Al vernos en condiciones de tanta inferioridad
respecto de los otros, no está en nuestra mano
evitar que nos asalte y se apodere de nuestro
ánimo una desalentadora incertidumbre sobre la
suerte de esta obra, qua ya produjo opimos frutos;
sólo la esperanza y seguridad del auxilio del Cielo
nos sotieue y nos da valor. Pero lo que más nos
lacera el corazón es la vista del peligro que corren
muchos niños de familias católicas de ir a parar
en los institutos de la otra banda, donde su fe
padecerá cierto y lanrentable naufragio.
Mediten esto los católicos de Europa y del mundo
Vntero: nadie de ellos puede mirar con indiferencia la
suerte que espera a la Palestina, que todo creyente
debe considerar y amar como su propia patria ?>.
Dn gran CononrsD C a te p slico .
MONTEVIDEO (Uruguay). — Una vez más nos
complacemos en hacemos eco de una hermosa
iniciativa de los Católicos Uruguayos, que me
recería ser imitada en otros puntos.
El Exemo. Sr. .^Vrzobispo de Montevideo. Dr.
Don Jxian Aragone, al calor de su encendido celo
por la difusión de la instrucción religiosa, particulanuente entre la niñez, escogitó la celebración
de un gran concurso catequístico entre los niños
de la doctrina y los colegios de la diócesis montevidema.
— 73 —
Propúsose de antemano un cuestionario para el
concurso vocal y dejóse libre el programa para el
escrito. Adhiriéronse al punto unos cien centros
instructivos, que presentaron un total de 1051
concursantes. Después de seis meses de prepara
ción, el 5 de septiembre en cada centro se efectua
ron unos exámenes privados para elegir a dos
alumnos de cada curso que concurrirían al general.
El concurso entre 373 alumnos de los centros cate
quísticos se llevó a cabo el domingo siguiente, día
12; el 19 en cambio pasaron ante las 20 mesas exa
minadoras los 499 de los centros escolares. Estas
debían proceder por eliminación, a seleccionar a
los seis alumnos más aprovechados de cada curso:
y aquí se tocaron los frutos y feliz resultados de
todo el calor y convicción con que sienten y
defienden sus creencias cristianas estos futuros
adalides de la religión; este fue el valor más
apreciable de esos trabajillos, que mostraban tam
bién el rico caudal de conocimientos teológicos
adquirido por sus respectivos autores.
En fin, el día 26, último domingo de octubre,
se congregaron más de cuatro mil niños en la Ca
tedral, cuyas bóvedas hicieron resonar con bellos
himnos al Sdo. Corazón de Jesús, terminando con
una consagraci<to cabal y entera al mismo Deífico
Corazón.
En seguida se hizo la proclamación de los 148
premiados en el concurso.
En resumen, en él tomaron parte im centenar
B E L É N (P alestina) — ‘V is ta general del O rfanotroño Salesiano del N iñ o Jesús.
la empresa tan en buen punto comenzada. Las
comisiones examinadoras en sus informes hubie
ron de elogiar calurosamente la buena y sólida
preparación que traían los muchachos, tanto les
de las catcquesis, como los de las escuelas. Y en
no pocas mesas se llevó tan sostenida la lucha,
que para decidir los seis lugares de preferencia,
fué menester hacer preguntas ajenas al programa
establecido, y en otras se h u ^ de recurrir al
sorteo; tan firmes estaban los niños en responder
a los examinadores.
El domingo 19, tocó el tumo al certamen escrito
entre docti^eros y escolares, respectivamente.
Fueron 179 los teólogos en mantillas que entraron
en üza. Era un espectáculo digno de verse el que
ofrecían los locales donde redactaban sus temas
los pequeños opositores: allí pasaron una hora en
tera trabajando en silencio y orden admirables.
El jurado que examinó los escritos alaba sobre
de centros con un total de veinte mil alumnos Ha
constituido un acontecimiento de primer orden,
que dejará profunda huella en los corazones e
inteligencias de la católica niñez montevideana.
El Exemo. Sr. Arzobispo, iniciador y ])rin<ipal
organizador de la empresa, puede estar de enhora
buena.
También están de plácemes nuestros Colegios
y Centros Catequísticos, por los provechosos resul
tados alcanzados; pues el concurso fué parte para
que se estudiara en ellos con verdadero pasión y
ahinco el catecismo durante el año. Por ahí
«e explica que los seis Colegios ed la Obra de Den
Bosco, que entraron en el concurso, obtuvieran
treinta y fieie premios, sobre les 148 otorgados.
De ellos, nu^' c son primeros premios; cinco, segun
dos; cinco, terceros; cinco, cuartos; cinco, quintos; y
ock--.
jBien por nuestros amiguitos uruguaycsl
— 74 —
UN TRIBUTO DE ADMIRACIÓN
A . t/
{S IS T E > M A
C A T IV O
K 1 diario de Viena « ArbeiterzeiUmg », que es
el más autorizado vocero de los socialistas aus
tríacos, en su número del 14 de mayo de 1920,
dedica un largo e interesante artículo al * Re
fugio para muchachos en peligro », que los Salesianos regentan en el distrito 13* de aquella
capital, y hace un efusivo y cumplidísimo elogio
del sistema educativo que en él se emplea.
Y a hicimos mención de este nuevo e inespe
rado triunfo del sistema educativo de Don Bosco,
en el Boletín anterior (l); pero creemos hacer un
placer a nuestros lectores trayendo aquí la
versión del artículo de referencia.
« ü l refugio p ara muchachos en peligro» en
Viena XIH. — Un pilluelo que roba y no anda
en buenos pasos, que desierta del taller donde
debería estar aprendiendo, que se llena la cabeza
de locas fantasías, merecería ser arrojado al
Danubio, en el punto más hondo de él, con dos
ladrillos atados al cuello ».
Tal es la caritativa sentencia con que el vulgo
indocto resuelve a su manera el problema de
la juventud abandonada. ¿Que se ha escapado
de casa un muchacho, ha robado y anda vaga
bundo con la gente del hampa?... Echasele irre
misiblemente de la sociedad de las gentes hon
radas, mientras va adquiriendo sazón para el
presidio o la horca: y, por lo general, no se hace
esi)erar mucho la madurez, porque la corrupción
es siempre precoz.
Pero, no piensan así los padres de esos chicos
desgraciados; tampoco la ciencia puede asentir
al juicio más arriba formulado; sino que opina
má.s bien que los jóvenes delincuentes en su
mayor parte deben considerarse, no como un
desecho despreciable, sino como pobres enfer
mos del espíritu, que, debidameirte atendidos
y curados, pueden recobrar la perdida salud.
De este mismo parecer es la Sociedeui Protectora
de la juventud varonil (2).
Consecuencias de la guerra.
La « SiKiedad Protectora se constituyó en
el tiempo de la guerra, por iniciativa y con el
apoyo de algunas personas, ganosas de socorrer
a la juventud: puede y debe considerarse como
una necesidad traída por la guerra misma.
(t) Véase el articulo: • La Obra de Don Bosco en
Austria, Ateníanla y Hungría
(a) Km SocietlnU fu¿ la que conñó a los Salesianos el
EstablecimieiUo de que i>e viene hablando.
I>E?
X>OI«^
BOSCO
No es que no hubiese golfos, pillos y holgazanes
y a antes de la fecha famosa; pero el número de
ellos se aumentó espantosamente por la falta
de vigilancia a partir de la movilización general.
E l pequeño Asilo 'provisional, que la Sociedad
abrió en Wahring para 25 muchachos, tiene
constantemente llenas todas las plazas desde
su fundación (i).
Se tantea que cada año son denunciados a la
Sociedad de quinientos a setecientos menores
delincuentes, de los que sólo 200 ingresan en el
Instituto. El aumento diario de estos desgra
ciados, verdaderas víctimas del abandono, tiene
su origen únicamente en la falta de vigilancia.
La vida del período de la guerra produce ahora
sus amargos frutos. Esos niños, al crecer lejos
de la vista paterna, han abierto los ojos y la
inteligencia en una época y ambiente de escán
dalos, y han dado de mano a los más elemen
tales frenos de la moral. H an sido terriblemente
lógicos en sacar las consecuencias del ejemplo
de los mayores, los cuales ven hoy el abismo y
no aciertan a evitarlo.
A m or con am or se paga.
Entre los muchachos recogidos en el Insti
tuto los hay escapados de casa, rateros, jugagores, carteristas, profesionales de la ganzúa,
y merodeadores del arroyo. Con gente de tal
laya, claro está que no es fácil empresa sacar
buenos resultados: y al principio, como era na
tural, se repetían a cada paso los intentos de
fuga, que no pocas veces surtían efecto. De nada
aprovechaba tener las puertas bien atrancadas
y las ventanas aseguradas con cadenas; las eva
siones se efectuaban igualmente.
Pero la cosa cambió completamente de aspecto,
tan pronto como el nuevo Director se encargó
del gobierno del Asilo y substituyó el sistema
penal con el de la persuasión. Desde el primer
día mandó quitar las cadenas de todas las
ventanas, a excepción de una sola, que dejó
para mostrársela a los visitantes como una
curiosidad; y ahora se sirve de los mismos asi
lados para los recados y comisiones: es más,
cuando falta sitio en los dormitorios, da licencia
a algunos de ellos para ir a dormir a sus casas,
debiendo volver por la mañana a ocupar sus
plazas en el Asilo.
(1) El número de los asilados desde mucho tiempo se
logró elevarlo a 60.
— 75 Y ahora que ,1a puerta de salida está constan
temente abierta, ninguno piensa en rebelarse
o evadirse. El Director Kehrein tiene amarrados
a sus vigilados con ataduras harto más fuertes
que las más gruesas cadenas: él les inspira con
fianza y les devuelve la esperanza de su propia
rehabilitación, por más que le sea bien conocida
la poco gloriosa historia de cada uno de ellos.
Para estímulo y consuelo de los mal aconsejados
queremos hacer constar aquí que en la numerosa
brigada de jóvenes abandonados y viciosos no
ha^' uno solo que no se crea digno de mejor
suerte: a estos, ahora que tienen franca la salida
no les viene siquiera a las mientes recobrar por
la fuga su pasada libertad.
“¡No tengo paciencial
Cualquiera que contemple a esos jóvenes co
rrigendos aplicados al trabajo, a primera vista
le dan la impresión de unos buenos muchachos,
ordenados y pacíficos, gustosamente entrete
nidos. Todos esos vagabundos y perillanes se dan
al trabajo con tal amor, afición )• g ^ to , como
sería vano esperar aún de los chicos mejor edu
cados. En el espacioso salón no se oye sino el
rechinar de las sierras, el raspado de las limas y
a ratos ima que otra palabra del maestro. I^os
muchachos ni siquiera advierten la entrada y
salida de las visitas, sino que están absortos
en su trabajo, saboreando el placer de llevar a
cabo algo útil con sus manos.
A un lado por ejemplo, vemos a un rubiecito
de ojos negros y chispeantes, muy atareado en
limar la portezuela de una jaula. Es procedente
de Loeben y ha desertado y a de siete estableci
mientos. N i él mismo sabe a punto fijo la larga
retahila de oficios que ha ensayado: joyero,
relojero, peluquero y varios otros, pero sin
quedarse con ninguno. — «¡No tengo paciencia! *
dice por toda excusa el guapo mozo; y sonríe
de placer, dando una mirada a la jaula que va
a ultimar. Pero ello es que para ejecutar ese
trabajito, el incorregible muchacho ha hallado
por fin, no sólo la paciencia, sino también la ha
bilidad y destreza necesarias.
Este con todo no puede competir con su
vecino, un chico flacucho, que dibuja con pas
mosa maestría, y talla con igual facilidad una
casa, que la cabeza de un Cristo o la silueta de
un molino. Tuvo la desgracia de venir al mundo
en no limpia cuna, y al cabo de solos quince
años, pasados en la miseria, vagancia y amar
guras de la \*ida, es ya hombre más corrido que
otros harto más viejos que él.
Frontero al rojito antes mencionado está un
muchacho pálido, compañero suyo de desgra
cias: éste abandonó el trabajo por un motivo
harto distinto y más honroso que los demás:
¡quería estudiar! Está poseído de la pasión de!
aprender, de pasarse la NÚda sobre los libros y
saberlo todo. Se muestra muy diligente y tra
bajador: se emplea en hacer muñecos. Pero,
pese a su mucho talento y buena voluntad, es
una múidad en punto a técnica, según afinnan
los entendidos en el arte. Dejad, pues, que
pase el tiempo necesario para el diagnóstico y
corregimiento de su carácter, mediante el acer
tado plan curativo del Instituto, y entonces se
dará satisfactorio empleo a sus innatas ten
dencias y (al parecer) exclusivas facultades
intelectuales.
Un pillastre, profesional de la ganzúa
y un abandonado
Un robusto mozallón de encrespados y rubios
cabellos, os muestra con orgullo de artista su
último trabajito; un par de muebles para mu
ñecas, muy bien dejados, con los que no se
desdeñaría jugar algún otro mozallón más bar
budo que él. En efecto, los más pequeños parti
culares del artefacto aparecen finamente tra
bajados: admíranse los delicados adornos de
talla, el perfecto ajustaje de las piezas, y la
bien adivinada entonación de los colores. Es de
notar que en lo pasado el artista estaba habi
tuado a muy otros trabajos. En efecto, sobre
el escritorio del Director está expuesta toda una
curiosa colección de ganzúas, palanquetas y
otras honradas herramientas... que nuestrohombre manejaba con maestría, antes de caer
en manos de los polizontes. Era un profesional
insuperable, cuya destreza sólo puede parango
narse con su ardimiento.
Dos lugares más adelante de él, está su colega
de profesión y empresas, todo absorto y ocu
pado en tallar un caballito de madera. Si alguien
le hiciese hoy la propuesta de participar en una
empresa, ni siquiera le escucharía. Es una pre
ciosa prerrogativa de la juventud poder olvidar
y echar una losa sobre lo pasado, como si jamás
hubiera sido.
Este carrilludo mozalvete que veis aquí, era un
auténtico ratero, carterista y timador impeni
tente, ladrón de profesión. Se pasaba semanas en
teras de merodeo en las estaciones; desde muy
atrás se codeaba y alternaba con gentes del
hampa (¡y ha cumplido apenas los iG años!) era
la espina de su atribulada madre, contra quien
había osado blandir y descargar algunos golpes
de hacha... Cúpole la grande fortuna de no ser
encerrado en un establecimiento correccional
ordinario, sino llevado a este Asilo, donde
la enmienda del muchacho comienza con la
obser\*ación y atento estudio del mismo, al
paso que se procura ganarle el corazón y la
voluntad.
-
Influencia del cinem atógrafo.
En el Asilo se halla >ma prueba palmaria de
la fatal influencia que ejerce el cine sobre la
psicología juvenil. L a <( anamnesis » del estable
cimiento (téngase presente que los caracteres re
fractarios son allí considerados y tratados como
enfermos y anormales) advierte que los mucha
chos mayorcetes suelen ser asiduos y apasionados
frecuentadores del cinematógrafo. Uno de ellos,
por ejemplo, andaba obsesionado por la idea
de llegar a ser artista de film a toda co sta ; e
impulsado por esta idea, abandonó la escuela
y el taller. En esto era el chico más lógico que
—
de azar: la cosa es cierta. Estas noticias no las
hemos sabido por boca del Director (quien, por
principio, no refiere jamás las malas andanzas
de sus protegidos), sino por referencias oficiales.
Por cuál modo ese chiquillo pudo introducitse
en aquel ambiente y de dónde sacó el capital
inicial, no aparece claro. Consta, eso sí, que se
le hallaron en los bolsillos noventa mil coronas,
y él mismo confesó que en una semana había
despilfarrado otras cuarenta mil. Que tuvo
tratos con gente de mal vivir, no haj’’ porqué
decirlo: ésta desempeña siempre un papel im
portante en los tristes sucesos de los pródigos
y abandonados, por temprana que sea su edad:
V IE N A
O bra de D on B osco
Los jóvenes reco
gidos fabricando j u
guetes.
ciertos padres, que, si el hijo no se siente con
ánimos para seguir una carrera superior, pien
san sin más que se enamorará de las bellezs...
de la lezna y el cerote.
En el escuadrón de los asilados hay también
un artista de teatro en mantillas: un muchacho
de una familia distinguida que, poseído de una
irresistible vocación para las tablas y no habi
tuado a irse a la mauo en sus antojos, abandonó
la escuela, la familia y ciudad natal (sita en el
Austria inferior), se enganchó a una compañía
cómica y por espacio de varios meses anduvo con
ella rodando de ciudad en ciudad, haciendo de
comparsa eii funciones del w';,ñicro chico *.
Un Jugador.
Tero no estaría el cuadro completo, si en la
colección de tipos esbozados, faltase el del
juerguista. Ahí tenéis un mozuelo, de cabello
castaño, que-menea nerviosamente la brocha de
la cola: es un mimado de la fortuna en los juegos
se dan niños de doce años inficionados de sífilis
adquirida.
Mucho se ha hablado en estos últimos meses
de la corrupción de las muchachas: pero no es
tan fácil poner en claro la corrupción sexual,
precocidad de desarrollo y degeneración, que
corroe a la juventud masculina. Todavía, por
principio, nadie abre los ojos ni se da por en
tendido.
L a bendición del tra b a jo .
Para aquellos jóvenes que aparecen dotados
de una habilidad superior a la normal (y no es
escaso el número de ellos, aún entre los más
reliados a la educación) hase dado la prefe
rencia, para ocuparles, a la fabricación de ju
guetes, porque ofrece más ancho campo a la
obseiv’ación y reconocimiento de las dotes de
ingenio y carácter de los diversos trabajadores.
V los objetos fabricados son verdaderamente
notables y dignos de admiración. Aquí se ven
lindos muebles para muñecas; allá figuras de
I
— 77 —
animales magistralmente trabajadas: jaulas,
casitas y juguetes de toda forma y linaje, muy
buenos para hacer las delicias de cualquier
chiquillo.
Pero si son de notarse tales buenos resul
tados puramente exteriores del trabajo de esos
muchachos, sonlo mil veces más los que caen
por dentro: por que por ahí comienzan a apreciar
y palpar con sus manos las excelencias y ven
tajas del trabajo creador. H ay que ver con qué
afición esos picanielos se aplican ahora a la
entalladura; cómo sus pálidas mejiEas van tiñéndose de vivo carmín, a medida que se des
pierta en ellos y se enardece su amor propio:
i
j
V IE N A
^
Obra de D on B osco
de artes y oficios, de paso que ofrecería nuevos
modos de ocupar a esos jóvenes corrigendos,
daría al Instituto de preservación y corrección
un notable ensanchamiento, que contribuiría
no poco a la solución del problema de los me
nores delincuentes.
No es posible echar todas las cargas sobre las
espaldas del Estado o de la Sociedad; pero sí
deben tener todos interés para que los extraviados
sean nuevamente puestos sobre el buen camino,
pues la futura suerte de los que aquí son aten
didos y cuidados, es nuestra propia suerte; nadie
por tanto está excusado de trabajar por me
jorarla.
Los asilados te
jiendo cestos.
con qué satisfacción y gozo contemplan el
trabajo y a acabado y lo muestran a todo el
mundo; hay que haber presenciado la contra
riedad de alguno de ellos, al oir la campana que
los llama a comer: — ¿Qué es eso? ¿Otra vez
a comer? Pero, ¡si acabo de tomar la sierra en
la mano! ...— para hacerse cargo de los milagros
que en ellos ha realizado la pedagogía.
Esta reconciliación y nuevo amor al trabajo
es otra de las bases sobre que se funda el ma
gnífico plan pedagógico del Director Kehrein:
urge por tanto ampliar el Instituto con unas
escuelas de artes y oficios.
En efecto, hácese un problema difícil para
el jefe del Instituto el colocar o dar trabajo a
los alximnos, luego que han terminado el pe
ríodo de observación. Las plazas de trabajo son
muy pocas. Por otra parte los establecimientos
de instrucción profesional tampoco abundan;
y en su mayoría no se cuidan más que del tra
bajo maierial. L a instalación de unas Escuelas
Una observación postrera.
; En cualquier establecimiento que visitéis,
danse priesa a mostraros los departamentos de
baños. En éste en cambio, si hacéis presente al
Director vuestra satisfacción, de que os haya
dispensado de tal visita, él os señala el lavabo
compuesto de una pileta y dos jofainas de
hierro esmaltado. No es una instalación cierta
mente para dejar a nadie boquiabierto; pero esto
es bastante para él: — Nuestros muchachos,
dice, no conviene gocen aqm de lujos y como
didades, que no podrán proporcionarse en todas
partes. ¿Tendrán siempre bañeras de mármol?
No por cierto: mas un bacín de lata para la
cara y un lebrillo para los pies, estarán siempre
a su alcance.
E n estas escuetas palabras se contiene todo
un sabio programa, que viene a decir: « nadie
extienda más la pierna de lo que es larga la
cubierta »: programa muy mejor que tantos
-
78
otros que se anuncian a son de timbales y trom
petas ».
-
UN A U T O R IZ A D O JU IC IO
sobre Don Bosco y su Obra.
Hasta aquí el diario socialista. E l anónimo
colaborador de la Arbeiterzeitung, según han
visto nuestros lectores, elogia con sincero entu
siasmo la marcha del Instituto, pone de mani
fiesto sus beneficiosos resultados, dice mil bienes
del sistema pedagó gico que allí se sigue, se
deshace en alabanzas de la dirección; pero, in
fluido quizá por compromisos de partido, se
deja en el tintero un dato importantísimo, es
a saber, que los directores del mismo son sacer
dotes, religiosos, hijos de Don Bosco. Con esta
omisión priva a sus lectores de la noticia que
mejor ilustra el origen y razón íntima de los
grandes triunfos pedagógicos, que propone a la
admiración de los mismos. Para llenar ese vacío,
fuerza es decorrer un poco el velo.
Si en el Refugio para jóvenes en peligro de
Viena se han hecho innecesarias los cerrojos
en las puertas y las cadenas en las ventanas,
débese el milagro al sistema preventivo o de ca
ridad y persuasión, practicado y enseñado por
nuestro Padre Don Bosco, que ha reemplazado
allí al penal o represivo, que es el más cómodo,
fácil y ordinariamente usado.
« Este sistema {el preventivo) escribe nuestro
\’enerable Padre, se funda en la razón, la reli
gión y la amabilidad: por esto excluye todo castigo
violento y tiende a prescindir y abolir aun los
mismas penas ligeras
Kste sistema, el más racional y caritativo,
cuya eficacia para la redención moral de los
muchachos díscolos había sido comprobada ya
en otras ocasiones, alcanza una nueva y bri
llante prueba de su bondad y eficacia en el Re
fugio para niños en peligro de Viena. En efecto,
su Director, el P. Kehrein, como obediente hijo
de Don Bosco, no hizo sino poner en práctica
las normas educativas por él ensenadas. No sin
razón lo recomendó el Venerable Padre a sus
hijos con ahincada insistencia, llegando a decir
que quería dejárselo « como un testamento »
Declaró el mismo que la adopción de la caridad
y benevolencia como regla pegagógica, le fué
sugerida a la edad de 9 a lo años, en una arcana
visión, donde se le mostraba el apostolado que
debía ejercer en medio de la juventud. Por esto,
no cesaba de repetir pública y privadamente:
« \Nq ahorréis esfuerzos ni fatigas para haceros
amar y no temer ! » Y el 31 de enero de 1885, tres
anos justos antes de su muerte, inculcando una
vez más esta recomendación, añadió: « Con este
sistema he x'cncido toíias las dificultades, y, al
morir, quisiera dejdrselo a mis hijos como un
testamento ».
En el Congreso Católico que se celebró en Munich
(Baviera) el año pasado, el Arzobispo de aquella
ciudad, Mons. Faulhaber, pronunció estas palabras:
♦ Unicamente a la Religión es dado arrancar de
raíz los abusos y desórdenes, que nos atormentan;
tan sólo la caridad puede infimdir un alma en las
muchedumbres, e inspirar en los pueblos un aliento
de calor y de vida.
El estado, el organi.smo gubernativo no pasa de
ser una máquina de acero, fría, sin alma, brutal,
e impasible como el duro metal, si el amor del
prójimo no le infunde un alma y no le comunica
el calor de la vida.
A San Bonifacio debe la nación alemana mucho
más que a Otón y a Bismark: la máquina de acero
de Bismark se ha hecho añicos, mientras que el
espíritu de San Bonifacio queda y sobrevive y
nos dará valor y fuerzas para levantamos de
nuestras ruinas.
¡Plaza, pues, a la caridad, en cualquier forma ella
venga! Mediante la caridad esparcirán su saludable
influjo en la vida pública la Religión y la Iglesia.
La caridad, como hija libre del cielo, no sufre los
grilletes de la coacción; y no le será posible dar
cima a su misión sublime, si el Estado no la deja
moverse con independencia y libertad. Hubo quien
osó decir publicamente a voces en esta misma ciu
dad de Múnich:, que después de las Catedrales de
la Edad Media, la Iglesia Católica, no había llevado
a cabo ningitna otra obra o empresa grande. Quien
tal dijo, cierto no había leído las Encíclicas de
T,eón X III, ni dado un vistazo al Código de De
recho Canótiico. Tampoco sabía que las Casas de
Don Bosco lanzan todos los años al seno de la
sociedad dos mil quinientos muchachos arreba
tados al vicio y educados e instruidos. Y esta mara
villa de la caridad ¿no vale por una basílica que
lanza gallardamente al cielo sus agujas y piná
culos? En la Edad Media los Papas coronaban a
los Emperadores: en nuestros días, con una auto
ridad y competencia de diferente índole, pero de
no menos fecundidad e importancia, en sus encí
clicas dan la pauta y señalan el camino de las
cuestiones sociales: y el Código de Derecho Ca
nónico se alza a nuestros ojos, como una gran
diosa catedral del espíritu, bien digna por cierto
de estar al lado de las catedrales de los pasados
siglos ».
DE NlUESTRAS MISIONES
ciones por los amenos valles al pie de la Cor
dillera, dedicándose a la agricultura y al pasto
(Una entrevista con el P . Litis Pedemonte).
reo. E l Misionero ha terminado la primera y
A principios de octubre último llegó a esta más difícil parte de su obra: ahora debe pensar
en acabarla y consolidarla, completando la
Casa-Madre de Turín el Muy Rdo. Sr. D. Luis
Pedemonte, Inspector y Superior de las Misiones instrucción religiosa de las viejas y nuevas
Salesianas de la Patagonia y Tierra del Fuego. generaciones, educándolos en la piedad y for
Su nombre no es desconocido de nuestros lec mando, en suma, ese conjunto de costumbres
tores, pues a menudo ha a aperecido en las pá cristianas, que son el índice y base de la ver
dadera civilización. E sta acción del Misionero
ginas del Boletín.
Nosotros, sabedores de su arribo, no quisimos se hace particularmente necesaria, por cuanto,
estando abiertas las inmensas regiones pata
desperdiciar la ocasión que nos deparaba la
Providencia de entrevistarnos con el ilustre gónicas a los inmigrantes de todas las razas y na
Misionero, venido de tan lejanas tierras, cono ciones, hay que defender a esos nuevos hijos de
cerle personalmente y recoger de su boca una la Iglesia de posibles propagandas subversivas.
Pero la obra del misionero, no es sola
colección de intersesantísimas noticias para
ofrecerlas a los asiduos lectores de esta sección mente religiosa: ella es además un principalí
simo factor social, civil y patriótico. — Difícil
de las Misiones.
es de prever cuál vendría a ser con el andar
L a empresa no nos costó muchos sudores;
porque el P. Luis, que habla el español con el del tiempo la situación y relaciones de esas
dulce y gracioso acento argentino, nos recibió tribus indígenas, perdidas en la inmensidad de
con una amabilidad exquisita: y saber el motivo las Pampas o en las quebradas de la Cordillera,
principal de nuestra visita y vaciar el saco, como respecto de la madre patria, sino mediara esa
suele decirse, de sus noticias e impresiones, fué acción afectuosa, sacrificada y constante del
todo uno. Porque, según el mismo nos dijo, su sacerdote. Este, en efecto, a costa de. sacrificios
venida a Europa no tenía otro fin, sino recabar sin cuento cruza el llano, vadea ríos, trepa mon
auxilios de personal y recursos para la magna tanas y recorre miles de kilómetros para visitar
empresa que lleva entre manos el esforzado al paisano y al estanciero en sus chozas y casas,
escuadrón de misioneros, que trabajan a sus y arreglar su situación ante la Iglesia y el Estado:
órdenes: y para esto cuanto más ambiente se no sólo administra los sacramentos, sino que
haga, mejor. Y a fé, que venía el hombre bien también legitima y ordena el estado de las fa
pertrechado para el caso; pues amén de varios milias: el misionero viene a ser casi el único
lazo de unión entre la sociedad organizada,
cuadernos cuajados de apuntes y documentos,
nos mostró una riquísima e interesantísima colec representada por el Estado y sus leyes, y la
dispersa y olvidada población indígena y colo
ción de vistas de aquellos remotos países, ya
nizadora.
montadas en clisés de cristal para pasar ante
Gracias a esa labor nacionalizadora del misio
el objetivo de la linterna de proyecciones.
He aquí malamente hilvanados los intere nero, miles de indígenas se sienten ligados por
santes datos, que lápiz en mano, pudimos reco afectos e intereses comunes con todo la restante
ger de la amena charla y bondadosa cortesía población del territorio argentino: solo el sacer
dote con la autoridad y ascendiente moral que
del actual Apóstol de la Patagonia.
le da su elevada y sublime misión, ha podido
hacer comprender a esas gentes, exasperadas
por la desposesión y el acorralamiento, a que se
ven reducidos, que en cambio de la merma
El indio bravo y salvaje ha desaparecido de srifrida en su independencia y libertad salvajes,
la Patagonia: los antiguos reyes de la floresta gozarán de la protección y ventajas de una
y de las Pampas, se hallan ^ ñ ip ad os en pobla sociedad organizada, cristiana y culta.
N o tic ia s d e l a P a t a g o n ia .
La obra actual de los Misioneros — Vida
asendereada — Un baño involuntario —
Noche triste.
L
De admirar es también la actuación social y
benéfica de los pregoneros de la fe entre las habi
tantes de aquellas remotas regiones. Se educan
los niños y las niñas en bien montados colegios:
se propaga la cultura y fomenta la industria
en las Escttelas Profesionales y Agrícolas: se
atiende y cura a los enfermos en hospitales;
se dispensan consejos, protección y ayuda a los
que se hallan en algún apuro o embrollo; hasta
la ciencia tiene que agradecerles el precioso
contingente de datos que aprontan sus obser
vatorios.
Pero todo eso no se hace sino a costa de sacri
ficios casi heroicos. Siete son actualmente los
sacerdotes que ejercen el sagrado ministerio en
el corazón de la Patagonia, cada uno de ellos en
una extensión que varía entre ocho y quince
mil kilómetros cuadrados. Para que la asis
tencia espiritual alcance a todas las almas dise
minadas en tan dilatados términos, se ven pre
cisados a andar de un lugar para otro, siendo su
vida un viaje continuo: como los caminos y
medios de comuuicfición son escasos o faltan
de todo punto, no tienen más remedio que re
correrlos por lo general a una de caballo, mulo o
pollino.
No tienen número ni cuento las peripecias,
riesgos y aventuras, que corren nuestros her
manos en esa asendereada profesión de misio
neros andantes. Tendrían con ellas materia para
libros enteros de gozoso entretenimiento, si el
incesante ajetreo no les quitase toda comodidad
y espacio de escribirlos. Bien es verdad que les
tiene sin cuidado que sus trabajos lleguen a
noticia de los hombres, pues que saben que los ve
y contempla el grande y poderoso Señor, a quien
sirven y que les premiará en su día como quien
es.
K 1 P. Pedro Martinengo, por ejemplo, en un
solo año se vió por dos veces con la muerte al
cuello. Un día andaba en un carricoche especial
por la orilla del río Agrio, en la región del Neuquén; al llegar a cierto punto se le espantaron
los animales; y coche, muías y viajeros fueron a
parar en el río desde una altura de veinte metros.
K 1 vehículo quedó destrozado; pero el Misio
nero y su catequista, por un especial favor del
cielo, no sacaron más consecuencias que algún
ligero golpe, el baño inesperado y un susto feno
menal. K 1 P. José Brentaua hubo de telegrafiar
desde Cipoldi al P. Inspector, que enviase a
todo escai>e una sotana de repuesto al buen
P. Martinengo, porque la que llevaba, la había
dejado en girones entre las malezas del camino.
Lo más terrible es verse amenazado de una
muerte lenta, como la del hambre y la sed, sobre
las ardientes arenas del desierto.
En la margen derecha'del Neuquén, gran
río al que dan su tributo unos ciento ochenta
8o —
afluentes, se extiende un inmenso arenal, cono
cido por los indios por el paso de Ando, y lo
es obligado para quien quiera que se traslade
a Chosmalal. Disponíase a atravesar esa arenosa
llanura el P. Martinengo, cuando, llegado a la
altura del río Cabunco, fué a llamar a un pobre
rancho de indios, que le recibieron con franca
y generosa cordialidad; allí comió el asado y
tomó el mate en compañía de sus amables hués
pedes y les hizo en contracambio un poco de
doctrina, acomodada al lugar y tiempo. Entre
tanto, se había dejado a las muías, debidamente
maneadas, pacer libremente en la campiña.
A l otro día, después de la misa y desayuno,
el Padre con su joven catequista {un pobre mu
chacho huérfano, que vive con el misionero)van
en busca de las cabalgaduras, que no podían
andar muy lejos. Anda que te anda y mira que
te mira, los animales no aparecen. Dejan el
camino para subir sobre una loma: el rancho
se pierde de vista, pero no desconfían de volver
a encontrarlo. E l sol canicular de enero abrasa
con sus rayos: el hambre y la sed a un tiempo
empiezan a dar tormento: pero no se puede
abandonar la empresa, si no es con peligro de
perder el ganado para siempre. Entre tanto
llega la tarde: se aprovechan las últimas horas
de ella, como más frescas, para activar la bús
queda; pero al fiu, el hambre, la sed y el can
sancio abaten primero al animoso mancebo y
luego al misionero. Lo más triste es que las
sombras de la noche impiden la orientación y
han borrado toda traza de camino. E n vano se
buscará un sorbo de agua en aquel ingrato
páramo; no hay más remedio que recogerse al
pie de una jariUa y echarse en brazos de la Pro
videncia para pasar aquella terrible noche, que
bien podría ser la última para los dos desgra
ciados andariegos. E l muchacho llora; y sus
gemidos destrozan el corazón del sacerdote:
todo su consuelo es invocar los auxilios de la
Madre Celeste.
Ella hizo sin duda que algunos buenos indios
se resolviesen a salir al encuentro de los desca
rriados. Dos de ellos saltaron sobre sus caballos y
se lanzaron a un galope desesperado por el llano:
hacía treinta horas que estaban sin nuevas del
misionero. A l la indecisa luz del alba andaban
ojeando el terreno despacio y atentamente, cuan
do fueron divisados por el jovencito que lanzó el
grito de; — jGente, gente. Padre! — con todo la
fuerza y allxjrozo que consentía su desalentado
pecho, mientras probaba inútilmente a levan
tarse. Pero, ¡gloria al Señor! el socorro había
llegado en buen punto: la primera diligencia de
aquellos prácticos y avisados paisanos, fué abrir
un hoyo en la arena con la pala de que venían
oportunamente provistos. Así se obtuvo agua
enseguida, que sino era muy clara ni muy fresca.
— 8i —
sirvió almenos para refrigerar las sedientas fauces
de los desfallecidos \dajeros.
El clam or de los m isioneros — Un via je a c
cidentado — Mucho campo, mies abundante
y obreros escaso s — U n hospital que no
funciona.
Toda esa febril actividad, trabajo constante
y heroicas penalidades se van realizando silen
ciosamente en la Pampa y región andina desde
muchos años. Claro está que esa labor ha sido
constantemente apoyada por los Sres. Coopera
dores Salesianos, particularmente por los que
habitan en las florecientes ciudades del litoral
sud-argentino. Pero una empresa de esta ín
dole merece y necesita el apoyo de todo corazón
generoso y honrado. Y por si esta relación hu
biese de caer bajo los ojos de alguna persona de
nobles y levantados pensamientos, creemos del
caso copiar aquí algunas cartas, que aquellos
humildes y oscuros obreros evangélicos desde
sus voluntarios y remotos destierros enviaban
a su Superior, Á P. Pedemonte, al saber que
■ estaba a pxmto de salir para Buenos Aires
y emprender desde allí un viaje a Europa
Augúranle un feliz viaje; pero también ponen en
p-hasi de manifiesto los, obstáculos, que hallan
en su penosa profesión; las necesidades que
padecen, y de ellas sobre todo, la escasez de per
sonal y de recursos, y esperan que el viaje del
Superior les traerá algún alivio.
En el mes de julio pasado, por ejemplo, el
P. Fabricio Saldano, comunicaba al P. Inspector
estas noticias, de un viaje efectuado durante el
invierno a la Cordillera.
c He llegado a Chosmalál después de luchar
con las mayores dificultades. Estuve en Zagala
del cinco al diez de este mes, preparando mi viaje.
Mas he aquí que el día lo julio, cuando pen
saba salir, amanecimos con 40 cm. de nieve y
una tormenta que duró 4 días. Tuve que volver
a Neuquén para venir con el auto del Sr. Parada,
que salió el 18; mas tampoco estuvimos libres
de peripecias. Llegando a Cortadera hallamos la
nieve. Tuvimos que esperar el día. Salimos a las
9 del 19 para Ranquil, pero a la mitad del ca
mino tuvimos que apeamos, para que el auto
pudiera romper la nieve y subir la cuesta de
Ranquil. Aquí tomamos un bocado y salimos
al mediodía para Curaco, donde fué la grande.
Después de subir 200 metros, tropezamos con
una buena capa de nieve y fue necesaria la
cuarta (i) para ir subiendo.
Mas llegando a unos 500 m. de altura la nieve
iba en aumento. Nos alcanzó la noche y queda
mos completamente empantanados en la nieve,
(I) Llaman los argentinos la cuarta, a la caballería q p
se engancha a un carruaje para ayudar al tiro: es decir,
una caballet ia de cuartas.
con el auto en ima posición muy comprometida.
En la imposibilidad de continuar el maje, el
Sr. Parada pensó en damos descanso y despachó
un cuarteador en busca de carne, y de otras dos
cuartas, que felizmente llegaron a la mañana
siguiente. Hicimos noche allí, parados en medio
de la nieve, en la subida del Curaco, con el auto
muy inclinado a la izquierda, pues tenía las
ruedas metidas en una zanjita. Mas era tal el
cansancio y el sueño, que todos dormimos bas
tante. A la mañana siguiente se hizo puchero
de chivo y asado, que fué muy bueno. A las
nueve llegaron felizmente las dos cuartas y otro
pasajero con cabalgadura que vino de perilla,
pues fueron necesarias tres cuartas para ganar
la cumbre. Y hénos enfrente del Tramen, donde
el viento levanta la nieve y nos refresca hasta
los tuétanos. En adelante el viaje fué bueno.
A las dos de la tarde bajábamos a la antigua
capital, como quien se precipita al fondo de un
abismo. )Qué atrevido camino aquél! El auto
llega a un palmo del borde del abismo y retro
cede para verificar la curv’a.
Mas al fin, hénos an Chosinalal, en los domi
nios del P. Mateo; ¡alabado sea Dios!
Después de tres días de viaje llegamos a este
oasis , al deseado, al suspirado Chosmalal. El
P. Mateo y el hermano Serafín y a estaban con
cuidado por la tardanza; pero la alegría, al vernos
y abrazamos, fué grande por ambas partes.
Ayúdenme María Sma. Arixiliadora, nuestra
Madre, y el \nDle. D. Bosco a^levar a cabo debi
damente mi cometido.
Ahora paso a augurarle un feliz viaje y que
sea fecundo en resultados, pues las necesidades
de esta Misión son muy apremiantes. E. P. Panaro (q. e. p. d.) y el P. Mateo han trabajado,
como unos héroes. Esta casa necesita personal.
Es indispensable traer a un sacerdote misionero
y un hermano catequista. E l P. Mateo, anciano
de 72 años, está dotado de una salud y energía
envidiables: mas no podemos contar mucho con
un hombre de esa edad para misiones a caballo.
Es nuestro deber hacerlo descansar y no obli
garle a una labor superior a sus fuerzas. La
caridad lo exige.
Además la Misión va siempre en aumento; en
todas partes aparecen nuevas poblaciones y
las distancias son enorme.s. De aquí a la Laguna
Blanca, Carreri, no van menos de 200 km. y al
Aluminé son más de 300 km. y es fuerza que se
vaya, pues hace 10 años que no llega allí el mi
sionero. E n Nereco bauticé en marzo a muchos
niños chilenos de 8, 10 y i z años. Y me roga
ron llegara más adelante, pero no me fué po
sible.
Habrá pues que ir este año. Quiera Dios nos
traiga un buen misionero para atender a tanta
población ».
— 82 —
Otro misionero, el P. LuisMarchiori, con fecha
del 12 de junio, desde San Carlos de Bariloche,
da estas nuevas al P. Pedemonte:
<í vSentimos mucho que no haya podido visi
tarnos, pues teníamos la convicción que, de per
mitírselo sus ocupaciones, no hubiera dejado de
hacerlo, por cuanto el viaje en automóvil no le
habría costado nada. ¡Paciencia! Lo verificará
a su vuelta de Italia, Dios mediante. Entretanto
le acompañaremos en su viaje, con nuestras ora
ciones, y pediremos al Vble. Don Bosco, que
tanto amaba la Patagonia, le consiga del P. Albera unos cuantos buenos hermanos, para las
Casas y Misiones de aquí.
A este propósito le recomiendo, que, al pasar
por la capital, haga de su parte cuanto le sea
posible para conseguirnos la delegación del
Registro Civil, pues bien le consta que al misio
nero que va sin él se le cierra el camino para
hacer el mayor bien. Hágale notar al Gobierno
que esta delegación no le cuest aabsolutamente
nada y (¡ue al mismo tiempo la nación reportaría
un aumento notable de habitantes.
Debo notificarle que nos hemos visto en la
precisión de abrir provisoriamente el hospital
para dar alojamiento a un peón de la estancia
de los Ingleses de Pilcaniyen, el cual se fracturó
una pierna. El gerente de ella nos suplicó que
lo admitiéramos.
Nos creimos obligados a acceder a la demanda
por que tanto a él como a casi todos los gerentes
de las estancias ingesas que hay en estos terri
torios, los Misioneros salesianos todos les debe
mos un sinmimero de servicios.
Unos días después, a instancias del director de
Policía, tuvimos que admitir a un herido de
cinco puñaladas, para que fuera operado, y con
él también a un agente. Este salió después de
ocho días. El de las puñaladas está y a fuera de
peligro y será declarado de alta la semana ve
nidera.
Por último, recibimos a un niño que tenía
incrustado en la mitad de la lengua, un proyectil
de revólver, que otro jugando con el arma le
disparó. Se le cloroformó, se le extrajo la bala
en un santiamén y a los dos días se marchaba
del hospital sano y contento como unas pascuas.
líl peón de la estación está ya mejor y se
marchará a fines del corriente.
Desde ahora ya no admitimos a nadie más.
Saliendo este peón cerraremos el hospital, pues
carece de todo: no tiene recursos: falta personal
para el sei^’icio y es una molestia muy grande
el tener que llevar cuatro veces por día la comida
desde nuestra cocina, que dista casi una cuadra
del hospital, por un camino lleno y a de nieve,
ya de barro.
A nuestro pobre cocinero le dió la semana
pasuda un ataque de locura. Rompió los seis
vidrios que tenía la puerta de entrada del hos
pital, arrojando por la ventana muchoss objetos
de medicina y cirugía, que se hallaban en el
aposento en que dormía.
Ahora parece estar sano. Pero el doctor nos
aconseja que lo despachemos, apenas se pre
sente una oportunidad.
Para cuando V. R. venga a visitarnos le va
mos a hacer un obsequio de tres o cuatro huerfanitos para que los lleve a Fortín Mercedes.
H ace y a veinte días que no se recibe 'ni se
despacha correspondencia. De Pilcaniyen a Ba
riloche hay trechos de camino con un metro y
medio de nieve. Ni en auto ni galera se puede
llegar a ésta por ahora. Estamos bloqueados ».
Patagonia pintoresca — El lago HuechuLauquen — “La piedra de la Virgen” —
El Thromen — Riqueza forestal.
Pero nadie vaya a creer que contienen sola
mente lástimas las cartas de nuestros misioneros
sudargentinos. — H ay aUí algo más que desiertas
pampas e inhospitalarios arenales. E n aquella
región andina, al decir de un Salesiano que ha
tenido lugar y espacio de recorrerla y admirarla,
hay paisajes de una belleza y grandiosidad, que
nada tienen que envidiar a los más famosos del
mundo: y piensa sustentar publicamente esta
opinión, dando a luz un magnífico álbum, donde
se contiene una mínima parte de aquellas estu
pendas maravillas patagónicas.
He aquí otra carta de uno de nuestros Misio
neros, que sugestionado por el panorama gran
dioso y riquezas imponderables que descubrían
sus ojos en un perdido rincón de la Cordillera,
no pudo resistir al deseo de describirlo breve
mente. Allí lagos encantadores, nevadas cumbres,
fantásticas siluetas, bosques impenetrables y ma
ravillas nunca soñadas. «En las márgenes, dice
le del Lago Huechu Lauquen, estuve unos ocho
días visitando a los pobladores indios, chilenos
y argentinos de aquellas costas y tierras vír
genes, cubiertas en estos meses de exuberante
vegetación y que encierran en sus bosques secu
lares riquezas incalculables de madera de cons
trucción y leña. Nunca hubiera creído existieran
en la Argentina parajes tan románticos y encan
tadores: puedo afirmar que conozco palmo a
palmo el Scxtqucn de Norte a Sur y de Este a
Oeste; conozco muy bien la deliciosa Vega Maipú
y San Martín de los Andes con su lago Locar y
su anfiteatro de inmensas cordilleras; el Huchún,
los panoramas majestuosos de las cordilleras v
bosques de los lagos Pirhueco, Panguipulli, y
Riñihue en Chile; pero bien poca cosa me pa
recen estos encantos y bellezas, comparándolos
con la impresión hondamente arrebatadora que
produce la vista del panorama del lago HueckuLauquen. A su izquierda, par la parte Sur, sale
— 83 el río Chimehuin, que después de un curso de
hasta diez leguas, va a mezclar sus aguas con las
del Colluticurá. A l dilatado y profimdo lago le
prestan hermosa escolta: al Este el Cerro de la
Mesa, que parece una gran mesa o fortaleza,
que toca con su cumbre las nubes del cielo; más
arriba hay una gran peña de unos cien metros
de alto y muchos más de circunferencia, que
ofrece la figura de ima estatua colosal, con
la imagen de una madre piadosa que lleva
un niño hermoso en sus brazos, motivo por
el cual es llamada y conocida por todos con
el nombre de «La Piedra de la Virgen »: sigue
un majestuoso desfile de soberbias cumbres,
el cual cierra dignamente el gran volcán, que
con razón se puede llamar el rey de todos
los volcanes del Sur, la más alta cumbre de la
Cordillera de la Argentina meridional: es de
unos cuatro mil metros de altura, siempre ves
tido de deslumbrantes nieves y envuelto en blan
cas nubes, que, iluminadas por el sol, semejan
una gigantesca cúpula cien veces más grande y
más alta que la de la Iglesia de San Pedro en
Roma: este pico llámase enidioma indio, «Thromen » (volcán), y en castellano « Lanín », pues
parece una montaña de blanquecina lana, que
pasando sobre las nubes, quiere poner su cabeza
en el cielo para coronarse de estrellas. Las Cor
dilleras siguen escoltando y encerrando el gran
lago Huechu-Lauquen al Norte, Oeste y Sur, casi
todas blanqueando con sus nieves, que al refle
jarse en las aguas cristalinas, que cubren la hon
dura del valle, inúndanlo de l\iz y colores y
hacen aparecer ante los ojos del asombrado
viajero un nuevo mundo en el fondo de aquellas
lagunas encantadas. Complétase la poesía y
hechizo de este cuadro estupendo de la natu
raleza, con la nota de vida que el eco da al valle
profundo: este eco admirable repite el bramido
del león puma, que busca hambriento donde
hincar sus voraces colmillos; el balido de la oveja
y la voz del pastor; y llega su gracia y delica
deza hasta reproducir con fidelidad inimitable
las suaves melodías de las aevecillas del cielo,
que cantan un himno de amor al Todopoderoso,
que ha dejado impreso en este celestial pano
rama un destello de su infinita belleza.
Pasé por la estancia de los Señores Hofiman
y Schoeder, propietarios de unas 24 leguas de
tierra en Quilquihué, Currhué, Callunco, Samavao y Contra, y penetré en los inmensos bosques
que cubren las montañas basta la región de las
nieves. A cada paso se hallan arroyos de aguas
cristalinas y minerales, que despeñándose de
las más altas cumbres, van purificándose sobre
las piedras y precipitándose en el lago: los ár
boles crecen tan cerca unos de otros que parecen
hacinados; tan grandes y corpulentos, que re
cuerdan los que creó Dios N. S. en el principio
del mundo: son bosques naturales, veneros de
inmensas riquezas de madera para las futuras
generaciones. Hé aquí las maderas principales,
cuyos nombres recuerdo: el cohigue, el roblín,
el roble, el pino, el ciprés, el manzano, el radal,
el maiten, el palosanto, el litrecillo, el ñire, el
lercha, y el chacay. De los arbustos recuerdo
el rari, t í chapel, el chequén, t í michay, el maqui,
el yaqui, el chilco, la urna, la parrilla, t í notro,
la quila, el retamo, et retamillo. y el avellano.
L a vegetación es exuberante, pues t í suelo
abunda de alfalfa, trébol, cedrón, arvejilla, etc.
Vuelan sobre las cumbres y laderas de las mon
tañas el buitre, t í águila, el carancho, t í jote,
t í aguilucho, el cuervo y el chucho, etc. Kn las
selvas se hallan el puma , el zorro, el huemul y
la ardilla. Las principales especies de pájaros
que he visto y oído cantar son: el carpintero,
tí zorzal, la bandurria, el tordo, la paloma
torcaz, t í picaflor, el piío, la diuca, la golondrina,
el concón y otros. En el lago y en las costas hay
patos, quetros y gaviotas. E n las aguas hay
abundancia de truchas, salmonetes y pejerrey ».
P ala b ra s proféticas — Un congreso de in
dígenas en Buenos A ires — E l día del
aborigen — H onrosa y noble declaración.
A fiines del año 18S3 el Vble. Bosco, hablando
a sus niños del Oratorio acerca de la Patagonia,
les dijo estas palabras: — « Aquellas tribus
bravas llegarán a ser tan dóciles con el tiempo,
que ellas mismas andarán en busca de la ins
trucción, y tratarán de adquirir la cultura y
fomentar t í comercio. Y eso que causará mara
villa a otros pueblos, será para aquella gente la
cosa más natural y ordinaria ».
Es lo que estamos viendo ahora. En julio del
año pasado la gran metrópoli argentina, que
tiene sobre un millón y ochocientos mil habi
tantes, asistió con hondo estupor y maravilla
a un espectáculo nuevo y jamás imaginado;
ventidós delegados de la población indígena de
la Cordillera, se presentaron en la capital para
defender sus derechos y hacer oir su voz, enér
gica y fuerte, a favor de los siete mil patagones
que les habían diputado. Esta diputación nunca
vista fué la nota sensacional y la comidilla de la
prensa durante varios días. El pueblo y las Auto
ridades todas trataron a esos hombres con defe
rencia y hasta con cariño: fueron atendidos, y
escuchadas sus quejas y reclamaciones : se les
prometió justicia y ciertamente la obtendrán.
y a decir verdad, entre aquellos hombres de
rostro tostado y curtido por el sol y el cierzo de
la cordillera, habíalos de nombre muy conocido
y calificado. Allí estaba entre otros, Emilio
Choaimán, delegado de la colonia de San Martin
(Chubut); Mariano Alayef, de la misma colonia,
que a despecho de sus noventa años recorrió a
uña de caballo cerca de mil kilómetros sobre las
nieves, a más de treinta siete horas de tren, para
llegar al Congreso; Manuel González y Felipe
Collhuin, de Norquinco (Río Negro); Francisco
y Kmilio Cañumil de Chequenyéu; Juan Méndez
José M. Padilla y Juan de Dios Martín de
Anecón Chico (Río Negro); Juan Filipín, de
Ckacaicó; Pedro Cheuquel, de Mallín de los
Caballos (Neuquén), viejo venerable de noventa
años de edad; Lorenzo Huentecol, de Trés La
gunas (Zapala); Justo Colín, de Chubut; Tomás
Payalef, Martín Morales, trompeta de la corpo
ración, y Segundo Epullán, los tres de Sañicó
(Neuquén); Francisco Quipildor, de Abrapatnpa
Jujuy; Luis Millán y José Colín (llamado Colón)
que fue el Presidente.
E l Gobierno acogió las peticiones que le ele
varon los sobredichos congresales, los cuales
fueron recibidos en audiencia por los Sres. Pre
sidente de la República y Ministro de la Agri
cultura. El día 13 de julio, que para que se aseniíijara mejor a los de la cordillera, fué de nieves
en Buenos Aires, la Diputación indígena se vió
sumamente agasajada; fué acompañada en
triunfo por las calles pbr una muchedumbre
de pueblo, y el Congreso nacional, con su voto,
dedicó ese día en honor de los indígenas, bajo
el nombre de « Día del Aborigen ». Durante la
clamorosa manifestación, a no pocos de los
presentes debió de causar sorpresa, entre los
vítores que hendían los aires, oir estas y pare
cidas aclamaciones: ¡Viva Don Bosco! ¡Viva
d Cardenal Cagliero! ¡Viva el Arzobispo Mons.
Espinosa! ¡Viva el P . Milanesio! ¡Viva el Si*perior de las Misiones! — Y era natural, que en
aquellos días, en que los delegados indígenas
hacían el recuento y memorial de todos los
agravios y desafueros padecidos, recordasen
también al mismo tiempo los grandes beneficios
espirituales y materiales, la protección y apoyo
que les habían dispensado constantemente los
Jlisioneros, los cuales habían llevado a cabo
la redención de ellos con un cariño, abnegación
y desinterés sublimes y a costa de largos y cos
tosos sacrificios.
Para todos estos actos y gestiones, aquellos
buenos mantañeses quisieron estar acompa
ñados de nuestros Misioneros, como de sus
hombres buenos; y no se recataban de darles
público testimonio de gratitud y afecto, siempre
que la ocasión se ofrecía. Sobre todo, los vene
randos Padres Milanesio y Beauvoir, que gas
taron su juventud y mejores años en la evangelización de la Patagonia, eran objeto de la vene
ración y cariñosas atenciones de los delegados
indígenas.
En la sesión del día 16, después que hubo
hablado el P. Pedemonte, como Superior de las
Misiones de la Patagonia, se alzó el Presidente
84 -
del Congreso, José Colín, para tributar un sin
cero y público homenaje a la labor de los misio
neros. « Todo lo que acaba de exponer el P . Pedemonte, dijo, es verdad: su palabra merece crédito.
Porque, según ya he manifestado otras veces en
esta Asamblea, él y los demás reverendos M isio
neros Salesianos son nuestros únicos amigos ver
daderos y compañeros inseparables en nuestros
infortunios. Ellos viven en medio de nosotros en
las Pampas, en lo interior de las selvas oscuras,
en las quebradas de la Cordillera, cubierta de per
petuas nieves: procurando siempre y únicamente
nuestro bien. Cualesquiera sean las ideas y opi
niones políticas de los que me escuchan, la verdad es
verdad y no puede dejar de decirse: y por esto procla
mamos bien alto nuestra gratitud, para que a todo el
mundo llegue la noticia de este hondo afecto nues
tro J>. Una atronadora salva de aplausos acogió
esta noble y franca declaración del Presidente.
E l Congreso no quiso poner fin a sus trabajos
sin hacer una solemne profesión de religiosidad.
Reuniéronse por tanto ios representantes de la
población indígena argentina en la majestuosa
iglesia de San Carlos, que los Salesianos tienen
en Almagro; allí oyeron la misa del P. José
Beauvoir y escucharon la palabra del P. Do
mingo Milanesio, que les hizo una platiquita en
su lengua mapuche: nombres ambos de dos vete
ranos y beneméritos campeones de la evangelización de la Patagonia y Tierra del Fuego, que
habían convertido y cristianado a buena parte
de los aUí reunidos o a sus padres y parientes. No
es para dicho el gozo y alegría con que los sen
cillos representantes cordilleranos volvieron a
ver y escuchar a sus más antiguos amigos y
primeros Misioneros. L a función religiosa se
cerró con un solemne Te Deutn y besamanos a
la Virgen Auxiliadora.
*
* *
E l P. Pedemonte se embarcó nuevamente
para la Argentina a primeros de diciembre,
llevando consigo a algunos sacerdotes y maestros
de taller. ¡Que el Señor le acompañe y bendiga
todas sus empresas!
RIO NEGRO (Brasil).
L le g a d a de nuevos M isioneros.
{Caria del Rdo. Don Pedro Roía, Inspector).
S . Gabriel 3 de abril 1920,
Amadísimo y muy venerado Padre:
H oy es sábado de gloria: a mil leguas de aquí,
en las Casas nuestras del Viejo y Nuevo Mundo,
donde los oficios de Semana se celebran con
todo esplendor y pompa, babrá henchido los
- 8s del mar. La población apenas llega a 750 almas;
pero, a pesar de tan modesto número, todavía
deja muy a la zaga a otros pueblos, antes bas
tante florecientes, pero caídos ahora en un de
plorable abandono.
Creo excusado dar otros informes, pues abun
dan en las anteriores cartas de nuestros Misio
neros. Baste decir que San "Gabriel se halla pro
visto de elementos, que le aseguran un próspero
por\’^enir material y moral, no siendo el menor
de ellos la Prefectura Apostólica, que tiene aquí
su sede.
Andando el tiempo, una herniosa y grande
iglesia reemplazará a la mezquina y estrecha
capilla actual, que no mide más de ocho metros
en largo por cinco en ancho. Por lo pronto, se
alargará de cuatro metros, aumentando así su
capacidad y haciéndose menos indigna de co
bijar la bellísima estatua de María Auxiliadora,
L le g a d a a S . G a b rie l — N o tic ia s gen era que en ella se venera, obra artística que honra
les del lu gar y de la M isión .
sobremanera a nuestra Escuela de Escultura
de Sarriá (Barcelona). Ella ha sido parte para
Llovía a cántaros la tarde del 14 de marzo,
que la Virgen de D Bosco tomara solemnemente
cuando llegamos a San Gabriel, a bordo del vaposesión
y asentara su trono en estos países,
porcito Isabel, cuyo propietario es el Sr. Antonio
donde vierten sus sudores apostólicos los hijos
Fontes, uno de los mejores amigos de la Misión.
Nuestros hermanos recibieron una agradabilí de tan gran Padre.
En San Gabriel nuestios Misioneros tienen
sima sorpresa, pues, si bien les habíamos anun
ciado nuestra llegada con un parte varios días abierta una escuela gratuita, que hasta ahora
antes, habían padecido un error en su inter ha dirigido nuestro carísimo hennano Miguel
Blasco: frecuéntanla unos treinta muchachos,
pretación, tomando un mes por otro.
Nuestro amadísimo P. Bálzola se llevaba a que por la mañana tienen escuela de primeras
la boca las primeras cucharadas de sopa, cuando letras durante dos horas y por la tarde dedican
le avisaron el arribo del barco con algunos sacer otras dos a faenas de labranza. Es justo con
signar aquí, que tanto yo como mis compañeros
dotes a bordo. Levantóse al punto de la mesa, y
de viaje quedamos muy gratamente impresio
sin reparar en los torrentes de agua que soltaban
nados de las excelentes disposiciones que mues
las nubes, vino corriendo al puerto, es decir,
a las rocas de la orilla del río, que sirven de tran estos rapazuelos, así en punto a piedad como
embarcadero. Dejamos pasar lo más recio del a progresos intelectuales, prueba fehaciente
chubasco, antes de echar pie en tierra; pero de la buena educación que reciben. Tuve ocasión
en el ínterin se había corrido por San Gabriel de asistir a unos exámenes y oirles responder
la voz de nuestra llegada; así que, al bajar nos a las pregimtas con seguridad y justeza; les vi
hallamos en medio de una alegre y bulliciosa en la iglesia, rezar con edificante compostura,
turba juvenil, que nos acompañó en triunfo ayudar a misa con imjMícable puntualidad y
hasta las puertas de nuestra Casa. Esto es, recibir con mucha devoción y frecuencia los
nuestra, en cuanto la habitamos por ahora,’ sacramentos de la Confesión y Comunión: le
porque en realidad la casa en que reside la certifico, amadísimo Padre, que me parecieron
Misión Salesiana, pertenece al Municipio, y nos dignos de ser puestos a la par con los alumnos
ha sido galantemente cedida por las Autoridades de nuestras Casas mejor encaminadas. Contando
hasta que no tengamos una propia: es el mejor con tales elementos no hay porqué temer por
la suerte y feliz suceso de nuestra Misión: es
edificio de la población.
San Gabriel, según datos publicados por la más, abrigo la certeza de que de este plantel
saldrán algunos misioneros. E l buen ejemplo
Comisión Americana de Exploradores, dirigida
por el Dr. Hamilton Rice, está situado a o®o8’o3’ que dan estos niños con su piedad edificantísima
comienza a producir consoladores frutos entre
de latitud Sur y a 67° 05’ 13” de longitud Oeste
el
vecindario: ya son muchas las personas, de
de Greenwitch. Goza de la más bella y saludable
ambos
sexos, que Ies imitan; y el mandamiento
posición de toda la región de Río Negro, pues
se asienta en el punto más alto de lá margen de la Iglesia de comulgar por Pascua, deja de
ser letra muerta en este país.
izquierda del río, a unos 85 metros sobre el nivel
aires el alegre canto del ¡alduya! anunciador de
las solemnidades pascuales: en nombre de esta
reducida Comunidad y en el mío propio se las
deseo a V . y a los demás Superiores muy santas
y felices.
También esta Misión, dando vma tregua al
dolor y luto en que la sumió la inesperada
muerte de su primer Prelado, Mons. Giordano,
ha podido entonar hoy el ¡aleluya! gracias al mo
desto refuerzo de personal, que tuve la dicha
de traerle. Son algunos sacerdotes y coadju
tores, no muchos por desgracia, que \úenen a
trabajar en este campo; es de esperar que con
su concurso, la Obra Salesiana del Rio Negro,
que es Obra de Dios, podrá seguir adelante y
sortear las muchas y graves dificultades, que
se le han atravesado al poner el pie en sitios,
donde mayormente se sentía su necesidad.
—
E n v ia je — D u lces recu erd o s — S e ne
c e s ita d o tar a la M isió n de una b arca
p ropia y e s ta b le c e r una re sid e n cia en
M anaos.
Nuestro viaje de Rio Janeiro hasta aquí,
dejada aparte su larga duración, que fué de
trentisiete días, no ofreció particularidades
dignas de nota. Nuestro barco hizo escala en
diversos puertos del litoral Atlántico, Bahía
y Pernambuco entre ellos, donde tuvimos lugar
de llegarnos a visitar a nuestros hermanos allí
residentes, aunque espero hacerlo con más
espacio y comodidad a la vuelta. Pasamos el
miércoles de Ceniza en San Luis de Marañan,
cordialmente recibidos y hospedados en su pa
lacio por el Obispo, nuestro carísimo her
mano de religión, Mons. Helvecio Gómez d’Oliveira, que nos prodigó toda suerte de aten
ciones fraternales. En Pará fuimos hitéspedés del Arzobispo Mons. Santino, que nos
declaró sus prisioneros hasta el momento de
partir para Manaos. Era nuestra cárcel su
hermoso palacio, emplazado en el sitio más
pintoresco de la ciudad; gozábamos además de
una libertad provisional tan amplia, que pudimos
dar espléndidos paseos; es más, nuestro ilustre
y amable carcelero se dignó acompañarnos per
sonalmente a visitar los sitios más bonitos y los
edificios y establecimientos más importantes
de esa gran ciudad, donde permanecimos tres
días enteros.
Pará había sido ya visitada por aquel hombre
apostólico que fué Mons. Lasagna, de sanjta
memoria. Entonces (hace ahora cuarenta años)
gobernaba la diócesis paraense el insigne y
heroico Arzobispo. limo. Sr. D. Antonio Macedo Costa, que durante el imperio padeció
toda suerte de persecuciones y vejámenes y
hasta la cárcel, por defender la libertad y de
rechos de la Iglesia. Este celosísimo Prelado
había concebido el proyecto de construir un
gran vapor, que se denominaría Cristóforo, y
sería una verdadera iglesia flotante, destinado
a navegar a lo largo del grande Amazonas y
sus caudalosos afluentes. i)ara llevar la luz de
la fe, la predicación del Evangelio, el amor y
gracia de Nuestro Señor Jesucristo, a los infe
lices pueblos salvajes, que andan perdidos y
errantes por las inmensas florestas de la región.
Mons. Easagna, que |>oseía también un cora
zón de héroe y de mártir, acordóse al punto con
el grande Prelado. Y . por más que ni uno ni
otro pudieron {X)r entonces llevar a efecto el
atrevido plan, dispuso con todo el Señor que
fueran los Hijos de Don Bosco los evangelizadores de una buena parte de estos territorios
dilatadísimos, y que el primer Prefecto Apostó
lico del Rio Negro, fuese un discípulo predilecto
86
—
de Mons. Lasagná, esto es, el malogrado Monse
ñor Giordano, quien también anhelaba, aunque
en más modestas proporciones, ese vaporcito
Cristóforo o Don Bosco, que debía ser la iglesia
ambulante para el Río Negro y sus muchos
afluentes, que surcan el campo que la Santa
Sede ha confiado a los Salesianos.
Pero ese sueño, que nuestro llorado Monseñor
no pudo ver realizado en los tres años y medio
que estuvo recorriendo de un cabo al otro su
extensa Prefectura, parece que va a ser pronto un
hecho: no ha de pasar mucho tiempo, según
creo, sin que la Misión Salesiana de San Gabriel
enarbole el pabellón de la Prefectura Apostólica,
sobre el mástil de un barco de su propiedad,
como lo tienen ya otras Misiones y Prelaturas
del Brasil. Bien es verdad que las especiales
condiciones de estos ríos, que tienen escaso
fondo, el- lecho sembrado de enormes rocas y
forman estrechos canales con saltos y co
rrientes muy peligrosas, exigirán que nuestro
futuro Don Bosco (supuesto que así se bautice el
deseado barco misionero) sea de reducidas di
mensiones y de una solidez a toda prueba.
Repetidas veces Mons. Giordano y el P. Bálzola han tratado este asunto, pues que la expe
riencia de cada día les hacía palpar las incon
veniencias y dificultades que hay y el tiempo
precioso que se pierde (y sin poner en cuenta
los gastos no pequeños) al tener que depender en
todo de ajenas voluntades e intereses en esos
viajes, cuyo único camino es el río: el único ve
hículo la barca; y las únicas fuerzas motoras,
el vapor o los brazos de los remeros.
En Manaos hicimos noche en el palacio del
Sr. Obispo, Mons. Joffily, grande amigo de los
Salesianos, quien no desperdició la ocasión de
reiterar sus ahincadas instancias, para alcanzar
la fundación de una Casa Salesiana en esa ciudad,
capital del Estado del Amazonas.
Y a la verdad, amadísimo Padre, aun pres, cindiendo del bien que la Obra de Don Bosco
podría realizar en esta población, donde no
hay por ahora ni siquiera un colegio católico
para niños, y no mirando más que a los intereses
de nuestra Prefectura, de la que Manaos es la
puerta y la llave, soy de parecer que si alguna
fundación urge llevar a cabo en el Brasil, aunque
no fuera más que de una simple residencia, es ésta
de Manaos. Dos o tres sacerdotes con algún
hennano coadjutor ix>drían abrir por lo pronto
un Oratorio Festivo, que más adelante se corÍvertiría en un externado, para llegar a ser al fin
lo que Dios dispusiera. Al propio tiempo po
drían prestar un valioso auxilio a los misioneros
del Rio Negro, particularmente en casos y acci
dentes imprevistos. A l pasar de vuelta por allí,
el Sr. Obispo me expresará más concretamente
sus proposiciones.
-
87
E i « F r a n c is c o S a lle s » — V is it a a lo s
p arajes donde c a y ó enferm o y m urió
M ons. G iordano — L o s ú ltim o s d ia s de
este in can sab le M ision ero.
Tomamos pasaje en el Francisco Salles (nom
bre que nada tiene que ver con el de San Fran
cisco de Sales) que es uno de los grandes vapores
de la Compañía Amazónica, el cual mide 50 m.
de eslora por 10 o 12 de manga. Tiene dos pisos:
el de abajo es para las máquinas y equipaje;
y el de arriba, que está abierto por ambos lados,
sirve sucesivamente de comedor, de sala de
conversación, ju ^ o y paseo, de lugar de
clamorosas tertulias hasta altas horas de la
noche, para acabar finalmente en silencioso
dormitorio. Los pasajeros no emplean los po
quísimos camarotes más que para cambiarse
las ropas y guardar los objetos de más valor:
para todo lo demás no salen de cubierta. Cuando
llega la hora del sueño, cada cual tiende su red
o hamaca, colgándola de unos argollas que para
ello penden el techo, y a dormir todo el mundo,
así, a la buena de Dios y al aire libre.
Estos barcos, que surcan los ríos, son llama
dos vulgarmente guiólas (jaulas), no sabría
decir porqué. Nada hallé en nuestro F . Salles
que le diese algún parecido con una jaula de
pájaros o de fieras: el origen de tal denominación
debe de ser bastante antiguo y no creo ofrezca
interés alguno particular.
En cinco días (del 2 al 7 de marzo) nuestra
gaiola nos llevó a Sía. Isabel, final de su trayecto,
pues de aquí para arriba el río no es navegable
para embarcaciones de su porte. Ninguna
aventura que merezca contarse nos acaeció
durante ese recorrido, que se pasó en una calma
y regularidad siempre igual y monótona: la
nave iba deslizándose por aquellas aguas cons
tantemente turbias y casi negras, cerrábannos
el horizonte por ambos lados los dos gigantescos
vallados verde-oscuros de la selva, que no se
interrumpen ni un punto: arriba, el cielo casi
siempre cubierto de nubes, que a ratos nos
regalaban una pro\'idencial y refrigerante lluvia;
a veces alguien nos señala el emplazamiento
de pueblos, que estaban antes en auge, pero
que yacen ahora en soledad y ruinas; cruzámonos con una que otra lancha o canoa de las
que van y vienen; aburrímonos largas horas en
fastidiosas paradas para cargar leña o dejar
mercancías.....tales son las únicas distracciones
de la vida a bordo. Esos lu p re s donde el vapor
hace escala, vérnoslos habitados por indígenas
medio civilizados, mezclados con trabajadores
provenientes de otros puntos del Brasil. Las
caras aparecen por lo general pálidas y descar
nadas: sé ve que la terrible grippe pudo des
cargar aquí impunemente sus zari)azos, sin que
-
nadie le fuese a la mano, porque de Manaos
para arriba no se halla un médico ni quien sea
capaz de aplicar un mal remedio; de maravillar
es que la cuenca de este río, particularmente
en su región baja, no esté convertida en un
inmenso cementerio. E l despoblamiento de este
país es uno de los más graves y urgentes pro
blemas que debieran atraer la atención de los
gobiernos.
Pero, si bien es verdad que el \4 aje estuvo
exento de aventuras, no careció de emociones
y particularidades dignas de nota.
E l día 5 sabíamos que nos hallábamos en
las inmediaciones del lugar, donde Monseñor
Giordano había pasado los últimos días de su
vida apostólica y abrigábamos la esperanza de
recoger algunos informes y noticias acerca de
sus postreros momentos.
En efecto, sería la media noche por filo, cuando
nuestro vaporcito ancló frente al poblado lla
mado Barracón Fortaleza. D e allí a poco oí que
me llamaban por el nombre. Salto de la red y
me entero de que acaban de subir a bordo dos
mozos, Edmundo y Manuel Teixeira Rodríguez,
antiguos alumnos de nuestro Colegio de Pernambuco, en cuya casa nuestro Monseñor había
pasado algunos días, cuidado y atendido por
la anciana madre, como un miembro de la famiha. Hicimos al punto corro en torno de ellos
para escuchar las noticias que nos interesaban
inmensamente. Entonces supe con certeza que
el Prelado había falleddo el día 4 de diciembre
y no el 5, como se había dicho comunmente.
No he de repetir aquí lo que y a manifestó
el P. Bálzola en una carta suya. Quiero con
todo obser\’ar, que Mons. Giordano en su último
viaje se proponía dos fines principales. E l pri
mero de ellos era efectuar una exploración en
la cuenca del río Padanirí, afluente del Río
Negro, que no había visitado aún, y ejercer el
sagrado ministerio entre aquella población.
Otro propósito cjue le llevaba allá era el de con
sultar al Sr. Juan Amazonas, coo])erador salesiano y profundo conocedor de la lengua ñengafú. que habita en aquellos parajes, sobre un
catecismo y una gramatiquita de esta lengua,
para uso de los Misioneros, obras a que había
dedicado mucho trabajo, e iba a dar una úl
tima mano, antes de mandarlas a la imprenta.
Dicho señor, con quien me entrevisté, me ase
guró que se trataba de un trabajo paciente,
concienzudo, de un mérito extraordinario y
nuevo de todo punto.
P edro R ota , Pbro.
(Coniinuark).
------ ---------------------
Í0'S)
^
EL CULTO
de María Auxiliadora
Nte teoenoi !■ pcrsuailóo de qae, ea las vicisitudes doloroaas de los tiempos
que atravesamos, ao aos quedan más consuelos que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Ylr{en bendita, que (ué en todo tiempo el Anxillo
de los Cristianos.
pio x .
/fcar
HABANA
(Cuba). — María Auxiliadora en un
sanatorio de tubercolos[is. — Bien se puede decir,
que nuestra amada Madre la Virgen Auxiliadora,
ha hecho una entrada triunfal en la perla de las
Antillas. Y a el año pasado nuestro Boletín reeogió
la consoladora noticia de haberse constituido allí
y alcanzado gran florecimiento una Asociación de
Devotos de María Sma. Auxiliadora de los Cris
tianos. que radica en la Capilla de las Rdas. Madres
Reparadora.s. Hoy podemos añadir, que merced
al celo y diligencias puestas por su fervorosa fun
dadora y actual Presidenta, Da. Rosario Riverón
de Martínez, la Asociación acaba de ser agregada
a la Archicofradía primaria de Turín por un de
creto del Rdmo. P. Albora, entrando por tanto
en el goce de todas las indulgencias y privilegios
espirituales, que a ésta última están concedidos.
Otra hermosa noticia nos llega de la capital
cubana: la Virgen de Don Bosco, que ha proporcio
nado pan, asilo y educación a tantos millares de
niños y niñas, remediado incontables miserias y
enjugado inflnitas lágrimas, va a ser también la
dulce consoladora de unas pobres enfermas, ata
cadas de un mal implacable.
En los afueras de la ciudad hay un refugio para
jóvenes tubercolosas, conocido por el sanatorio.
< Iva Esperanza », donde son cuidadas y atendidas
en su terrible enfennedad: pero les faltaba una
cosa, la única quizá que jxjdía traer algihi alivio
a sus dolores: una capilla, que fuese para ellas
antesala del Paraíso, Ahora la van a tener por
iniciativa de una piadosa dama: y será la Virgen
Auxiliadora, el consuelo, refugio y paño de lágri
mas de tanta niñez huérfana y abandonada, la
que secará las de esas pobres niñas, a quienes ha
tocado la mano del Señor, cuando sus corazones
acariciaban dulces sueños de dicha y felicidad.
Para la construcción de la capilla se ha acudido
a la caritativa generosidad de los corazones pia
dosos: es ton hermosa la obra, que creemos no le ha
de faltar el apoj’o de ningiüi corazón compasivo.
i E l Mundo », diario de la Habana, en su edi
ción del 29 de ma>*o 1920, dice: — * Mary A. O’DonlU'll. dama caritativa, que ejerce un alto puesto en
el sanatorio «Da Esperanza >, ha iniciado una obra
simpática: la construcción de una capilla donde
puedan dirigir sus plegarias al Padre de las bon
dades las pobres jóvenes que llegan a aquel asilo,
combatidas por el mal crrielísimo de la tubercolosis.
Será esa pequeña iglesia el refugio de las enfer
mas, que buscan consuelos y esperanzas.
Desde el modesto altar coronado por la imagen
de María Auxiliadora, las enfeimitas elevarán sus
oraciones, impregnadas de ternura a la Madre de
Dios y Madre amantísima de los que sufren...
Dice Mary A. O’Donnell:
Creo la construcción de dicha capilla un gran
bien, casi una necesidad,-no solamente para los
enfermos, sino para la barriada, que rápidamente
se está formando en la vecindad de este Sanatorio,
y a este fin he donado parte de un terreno que
poseo libre de todo gravamen. Tanto los enfermos
como yo contamos para llevar a cabo mi empresa
con el favor de Dios, los buenos sentimietos y la
nobleza de alma de los que no desperdician una
oportunidad de hacer bien al prójimo y de llevar
un poco de consuelo a los que sufren ».
Pide luego dicho diario el óbolo de las personas
caritativas y publica una larga lista de las que ya
han dado el suyo, habiendo algunos munificamente espléndidos y muchos, la mayoría, pequeños
y modestos.
[El Señor haga llegar pronto a buen término
la piadosa empresa)
GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.<'>
U na g ra c ia e s p e cia lis im a de M . A .
Y o, Bertilde González Laverde, mayor de
edad y vecina de Bogotá, para mayor gloria de
Dios, honra de la Virgen y provecho de las almas,
paso a relatar lo siguiente, que dejo al juicio
(1) Declaramos que todas estas relaciones expresan el
parecer y juicios de personas, que creen haber sido
favorecidas por la Sma. Virgen; y que por tanto, fuera
de lo que la Iglesia ha fallado con el suyo infalible, no
se les debe más fe que la meramente humana.
de la Iglesia para que declare si es im milagro
o una gracia especialísima..
E l 20 de marzo de 1907 se me declaró una
grave enfermedad, diagnosticada por una úlcera
en el estómago, que me tuvo postrada en cama
por espacio de doce años, sometida a una dieta
rigorosísima y a una inmovibilidad absoluta.
Durante esos doce años me puse bajo los
cuidados de los mejores médicos de Bogotá,
uno de los cuales opinó ser necesaria lina ope
ración: por ser ésta muj'^ arriesgada y de muy
dudoso éxito, no se llevó a efecto. No me quedó
otro recurso que vi\rir sometida á un régimen
medicinal, que en los casos más favorables no
me producía sino pasajeras mejorías, pues bas
taba el menor descuido en la alimentación para
para aniñarías, tomándome el vómito sangui
nolento, que me sobrevenía harto a menudo.
A los dos años de estar enfemia, tuve noticia
de los prodigios que diariamente obra María
Snia. Auxiliadora, en favor de los que la invocan
con fe; encomendéme a Ella fer\’^orosamente,
rogándole me alcanzara de su Divino Hijo el
milagro de mi curación, al cual daría la mayor
publicidad para la mayor gloria suya. Hice a
intervalos varias novenas a María Auxiliadora,
durante las cuales me abstenía de todo remedio
para que fuera más patente la intervención
sobrenatural de la Madre de Dios: pero no sentí
alivio alguno, por lo que decayeron mis esperan
zas de ricanzar la salud por ese lado. A l fin la
deseada gracia llegó el 12 de marzo de 1919 de
una manera que conceptúo extraordinaria, pues
fué después de una novena durante la cual no
tomé ninguna medicina, ni remedio humano.
Sucedió de la manera siguiente;
E l día 4 de dicho mes y año, comencé una
nueva novena sin disposiciones extraordinarias:
al cuarto día de ella me sentí peor que de cos
tumbre. hasta el punto que creí se me repetía
el vómito y que no podría por tanto acabar la
novena sin tomar remedios. A l otro día experi
menté una mejoría jamás sentida: con esto se
me robusteció la fe y confianza y me atreví a
comer pan: cuatro días después tomé dulces y
chocolate, alimentos contrarios a la curación
de la úlcera; mi hermano consideraba esto como
una temeridad , pero lo cierto es que los digerí
sin dificultad y he seguido tomando todo género
de manjares, sin experimentar los acostumbrados
trastornos; que y a puedo andar y dormir; y que
mis miembros, entumecidos por la inacción y
debilidad, me permitieron postrarme de rodillas
para dar gracias a Dios y saludar a Nuestra
Señora. Tres días después de la novena, comencé
a adelgazar y a enderezarme en la persona poco
a poco. En suma, creo que quedé curada radi
calmente. pues desde entonces hasta hoy no he
vuelto a tener novedad grave en la úlcera; estoy
89
como resucitada a una nueva rida. Diez días,
antes de dicha última novena, me.había probado
a comer pan, y tuve que aumentar enseguida
la dosis del medicamento, por habérseme agra
vado el mal. Ninguno de mis hermanos creía
y a en mi reposición y me daban los remedios
sólo para alivianne.
Para inclinarme a creer que esta curación es
un milagro, pongo en cuenta los muchos reme
dios que se me suministraron, las notabilidades
médicas que me visitaron, los elementos de que
pudieron valerse y las circunstancias, en fin.
de lugar y tiempo. Todo lo cual, bien conside
rado, parece que autoriza a llegar a esta conclu
sión: Si bien es posible que los médicos se e(}uivocaran o las medicinas obraran con eticacia,
pero es muy niuclio de maravillar que entre
tantos doctores, todos de gran reputación y
vaha, ninguno acertara con mi mal, o que las
medicinas tardaran doce años en producir su
efecto: tampoco se explica humanamente, que,
habiendo usado por dos años inútilmente de los
remedios, estos obraran precisamente, al sus
penderlos por nueve días; parece por el contra
rio cosa sobrenatural a todas luces, que a una
sencilla oración se haya seguido una curación
completa. D e todos modos, aún cuando se de
biera atribuir la curación a los medicamentos
tomados o a otras causas desconocidas, no se
puede menos que reconocer en ella una gracia
especialísima de la Sma. Virgen, en cuya mano
está dar virtud y eficacia a los remedios más
sencillos para que produzcan los más estupendos
e imprevistos resiñtados.
También pedí a la Sma. Virgen su protección
a favor de una hermana y de una madre de fa
milia y fui benignamente escuchada.
Con transportes de vivísima gratitud hago
constar publicamente todo lo que antecede
para gloria de la Sma. Virgen Auxiliadora. Su
humilde devota,
Boj^otá (Colombia)
36
de diciembre de 1917.
BERTILDE GON ZAU vZ E .
Como testigos de mi curación firman también
mis hermanos:
M a n u e l A n t o n io G o n z á l e z L .
E . G o n z á l e z L.
I
Cuán buena es María!
El año pasado se me obstruyó la garganta de
modo que no podía pasar ni una gota de agua.
Acudí a dos médicos consecutivos, quienc-.s me
introdujeron la sonda, pero sin lograr resultado
alguno. El último me dijo que padecía estreche z,
que no se podía remediar sin una operación, la
cual yo no resistiría. Entonces una heimaiia mía
me encomendó a María Auxiliadora. Esta buena
Madre \-ino en mi socorro: al cabo de cinco días y
medio, precisamente el de la fiesta de San I'ran-
cisco de Sales, puede tragar una cucharada de agua;
y desde entonces seguí pasando alimentos líquidos
primero y de toda clase después, siguiendo sin
novedad todo el año.
I?1 26 de enero último tomó a obstruírseme la
garganta y estuve tres días sin poder pasar nada;
acordándome entonces de la promesa hecha la
otra vez jx>r mi hermana, la cual yo no había cum
plido, acudí de nuevo humildemente a la bondad
de la Virgen Sma., que me escuchó y dió la salud
¡)or segunda vez. También le doy gracias por otros
muchos favores y envío una pequeña ofrenda. Yo
sí (jue puedo decir por experiencia: ¡cuán buena es
¿larínl
Bogotá,
I
de febrero 1920.
Margarita Triarte .
Hace cinco años ofrecí una limosna a María
Auxiliadora para conseguir por su poderosa Ínter*
«’osión los medios necesarios con que atender al
.sustento de mis padres y hermanos: María Auxi
liadora me escuchó, concediéndome lo que le pedía,
de una manera tan extraordinaria, que lo tuve por
un portentoso milagro. — Posteriormente conseguí
de igual modo un favor, que parecía del todo inasecpiible, pero del que dependía en gran parte la
felicidad del hogar que acababa de establecer. Por
estas mercedes de la Sma. Virgen envío una mo
desta limosna, con destino a la Obra Salesiana que
sea más conveniente para el bien' de las almas y
gloria de la Virgen Auxiliadora.
Salivanorte (Colombia), 27 ag. 1919.
VÍCTOR Manuel S equera M.
Mi nietecito Jacinto López, de dos años de edad,
fué atacado de una terrible enfermedad, que le
puso al borde del sepulcro. Deshacíanse en lágri
mas sus desconsolados padres, al verlo con el
estertor de la agonía, que le asaltó durante los dos
paroxismos que le dieron. En uno de esos mo
mentos críticos, cuando parecía que iba a morir,
invoqué a María Auxiliadora y al Vble. Juan
Bosco, pidiéndoles salvaran al niño y devolvieran
la paz a la familia. Como por milagro, al punto
])areció el niño volver a la vida, y ahora goza
de cabal salud.
IJcna de gratitud publico este favor y mando
una limosna.
Tumaco (Colombia), noviembre 1920.
E lena P. Vda. de
H errero .
Dan también gradas a María Auxiliadora y envían
una limosna:
Bogotá (Colombia). — Da. Julia Muñoz y Da.
Ernestina Muñoz, ix>r muchos fa\orcs recibidos.
IlUscas (Toledo). — D. Mariano Camaclio Prado
da gracias» a María Auxiliadora jxir favores reci
bidos y envía una limosna de 15 pta.s. para los
fines de la Obra Salesiana.
Las Piedras (Umguny). — Da. Eloísa García
Aldaiia de Rasés envía 105 liras por un favor reci
bido do Muría Auxiliadora.
BarranquUla (Colombia). — Don ib'gucl José
Lindo, alvígado, hace público su reconocimiento
a María Auxiliadora por los constantes favores que
le concede.
Zapatoca (Colombia). — Da. Estelvina Gómez de
Ardila (i peso oro); D. Celestino Gómez Ortiz (1 p.);
D. Juan de Dios Serrano (0.50 p.); Da. Enriqueta
S. de Gómez (0.50 p.) Carlina Serrano de A. (0,50);
Rdo. D. José A. Díaz, Pbro. y Da. Ramona Díaz
Gómez (0,75); Angelina Gómez de S. (0,75); Raimunda Otero (0,40); María Antonia Oryasena de
Díaz (0,25), Isabel Plata (0.70); María Ramos León,
por haberla librado de un reumatismo agudo, que
le hacía padecermucho (0,25); M. de C. D. (0,05); Ad
Meza de Otero, por muchos gfavores y especial
mente por haberla librado de una penosa enfer
medad (0,05): N. N. por haber conseguido la cura
ción de un hijo, enfermo de fiebre amarilla y por
otros favores (0,50).
— Doña Amelia Serrano de Gómez, de todo
corazón da graciad a M. A. por haberl dado la
salud a su niño y por otros favores (20 p. m. n.).
— Da. María Elmira Gómez de Gómez hace
I^ública su gratitud a M. A. por haber recibido su
auxilio en graves necesidades (50 p. m. n.).
Da. Cándida Plata de Gómez, por haber alcan
zado la curación de su hijo en un caso de difteria
y manda 50 p, m. n.
— D. Alonso Acevedo declara haber puesto
en María A. sus esperanzas y que siempre vió
atendidas sus súplicas (50 p. m. n.).
— D. Alberto Plata y señora agradecen a María
Auxihadora el remedio de sus enfermedades y de
las niñas y mandan 60 pesos moneda nacional.
— Da. María Hernández, por la salud de su
esposo conseguida, envía 28 p. m. n.
— Da. Elena M. Serrano, 10 p. m. n.
— D. Pedro José Rodríguez, por muchas gra
cias alcanzadas, 15 p. m. n.
— D. Angeles Rueda A. por la alcanzada salud
de su nieta jnoribunda y el remedio de un inmi
nente revés de fortuna en su familia, da gracias a
M. Auxiliadora, 50 p. m. n.
De la hojita m ensual« La Virgen de D. Bosco
que publica nuestra Casa de Baracaldo (BilbaoEspaña), tomamos la siguiente hermosa carta,
en que un lujo de Don Bosco, actualmente sacer
dote y Director del Colegio y Noviciado Salesiano de Carabanchel Alto (Madrid), relata una
señalada gracia por él alanzada del \TDle. Padre,
siendo niño todavía. L a carta va dirigida al
P. Pedro Olivazzo, Director del Colegio de Bara
caldo, quien había invitado al agraciado a hacer
público el favor recibido.
Muy amado Padre en C. J.,
Repetidas veces me ha venido la idea de reve
lar por escrito la «obra de D io s» a que V. alude;
(i) A todas estas relaciones declaramos que no se Ies
debe más fe que 1? meramente humana y que de ningún
modo queremos anticipar el juicio de la Iglesia,
_ 91 —
hasta he tenido remordimiento de no hacerlo,
y con todo nunca me he decidido a ello. En ocakones la he contado en d seno de la amistad
y sólo una, la declaré a un grupito de niños.
E l ser una cosa personal, la lejanía del hecho
y la falta de una Re\dstiUa en que cayera natu
ral mi relato, han sido las causas de mi tardanza.
H oy me sorprende agradablemente una carta
que, cargándome en conciencia la dejadez pa
sada, me obliga a referir-el« secretum regis ».
Y esa carta es de V ., que es para mí un mundo
de gratos recuerdos y de paternales bondades
en aquellos años, y a lejanos, de mis cursos de
latín y de mis primeros pasos en la vida de reli
gión; y me sorprende asistiendo a la cabecera de
la cama de im amable anciano (i) que fué para
mí el profeta de Dios, el hombre que en nombre
de Dios me dijo: « quedas sano ».
Paso, pues, de mil amores a recoger mis re
cuerdos de niño, y a llenar una obra de gratitud
para con Dios.
*
* *
Era una de las mañanas de Septiembre y el
año el de 1898.
Mi buena madre había logrado mi admisión
en los « Frailes de Larrea », nombre con que se
conocían los Padres Salesianos, que daban por en
tonces origen a su obra educadora en Baracaldo.
Y o tenía nueve años; dejaba la escuela del
pueblo del Sestao (que era el de mi residencia),
escuela en que había vegetado cerca de tres
años, sin que el cariñoso y diligente maestro lo
grara despertar mi inteligencia dormida.
Me dirigí al colegio, al colegio que Dios me
deparaba y que tan grata y honda impresióii
debía dejar en mi corazón de niño, dando a mi
mente despejo y a mi corazón fuego y el sentir
nobles ideales.
Me dirigí al colegio, pero no llegué; como
herido por un rayo, caí sin sentido cerca de sus
puertas, lastimándome cara y manos.
Sé que vuelto en mí (después de largo rato)
me encontré en los brazos de mi madre; que
un grupo de mujeres me miraban con esa piedad
que siente toda madre por cualquier niño des
graciado; que mi cara herida seguía manando
sangre; que se me habían aplicado los remedios
caseros que a mano se tenían; que después, del
brazo de mi madre, marchaba penosamente a
mi casa; y que al verme pasar decían ciertas
vecinas: « ¡Pobrecillol mal de corazón es, y bien
fuerte le da »; y vueltas a mi madre: «Mujer,
ese hijo se le de^racia ».
*
* *
¡Cuál era mi mal? ¿Epilepsia? Y o no lo sé.
Sólo recuerdo que me atacaba a intervalos, en
(i) El P. Ramón Zabalo, que fue el fundador y por
muchos años, Director de la casa de Baracaldo.
su origen muy distautes, y después, con perio
dicidad regular y frecuente. Sé que perdía del
todo el sentido; que esta pérdida me duraba
unas dos horas; que el ataque me derribaba en
tierra y que cuando quería darme cuenta de él,
para ponerme al seguro, era ya tarde.
Era el niño de la desgracia.
*
* *
¿Y curé?
V olví con mi madre a los Salesianos. Entre
en el locutorio. B ajó aquel inolvidable D. R a
món Zabalo, aposto! de la niñez Barcaklesa, a
quien los años, años de intenso trabajo, y los
achaques, aquí, junto a mi cuarto, lo tienen
postrado en cama. Dió escusas mi madre por
mi ausencia, le contó lo acaecido y le declaró
el mal que yo padecía.
¡Qué presente vive en mí aquella escena!
Me tomó el buen sacerdote la mano, hizo
que fijara mis ojos en el cuadro del Vble. Don
Bosco que adornaba la modesta sala, y luego
dijo con toda seguridad a mi madre: « Bueno,
desde hoy no le dará 5’a el mal »; y vuelto a mí,
con toda sencillez: « Desde hoy deberás cantar:
do, re, mi fa; ¡viva Don Bosco nuestro papa!»
Y fué profeta; yo no recuerdo que los ataques
me hayan repetido desde aquel día feliz en que
me pusieron bajo la protección del Vble. Juan
Bosco, bajo el manto maternal de María Auxi
liadora.
Usted sabe que aprendí a cantar el: «do, re, mi,
fa, viva Don Bosco, nuestro papá »; que enamo
rado del ideal que persiguen los hijos del Vene
rable, im día tuve la suerte de dar mi nombre
a su Congregación; que dos veces he ido a arro
dillarme ante la tumba del gran taumaturgo
del siglo X I X , a explayar mi corazón con un
tierno canto de gracias; que pude subir como
Salesiano las gradas del altar y llqgar así al fin
de mis grandes anhelos.
Decían las gentes: • este niño no servirá para
lego de un convento»; mas San Juan había dicho
veinte siglos antes, contemplando las áridas
rocas de las montañas de Judea: ¿No saldéis
que poderoso es Dios para suscitar de estas
piedras, hijos a Abraham?
*
* *
H e cumplido su deseo y el mío. Publique, si
lo cree bien, esta carta; y sirva mi relato para
animar a los fieles a poner su esperanza en el
Cielo en todas sus desgracias.
Y Usted sabe que queda a sus órdenes su
agradecido hijo en Jesús
Marcelino O laechea ,
Pbro. Salesiano.
POR Eli MUNDO SfIhESI9N0
Honrosa distinción.
Con mucho placer hacemos sabedores a nues
tros lectores y amigos de la honrosa distinción,
que acaba de recibir uno de nuestros incansables
Misioneros del Oriente ecuatoriano (Vicariato
Apostólico de Méndez y Gualaquiza).
Desde seis años a esta parte el R. P. Albino
del Curto, al paso que ejercía el sagrado minis
terio en aquellas inmensas regiones , vino dedi
cándose con indomable tesón y energía a la
difícil enq)resa de trazar un camino entre los
centros de E l Pan y Méndez. E l problema de
las comunicaciones es, en opinión de todos, el
más urgente de aquella región. E l P. Albino ha
logrado dejar 25 kilómetros de dicho camino
en magníficas condiciones; el resto es por ahora
una buena trocha o sendero, que permite con
relativa comodidad llegar hasta las colonias
de Santiago de Méndez. Echase de ver lo ven
tajoso de la empresa realizada, si se atiende a
que el viaje que antes se hacía en ocho días con
muchísimos peligros y dificultades, se hace
ahora en tres. Se espera que la cooperación del
Gobierno permitirá dejar concluido todo el
camino en las mismas espléndidas condiciones,
con que se presentan los primeros 25 km.
Da ciudad de Cuenca, capital del Azuay, quiso
dar una pública muestra de admiración y gra
titud del pueblo azuayo al benemérito Misio
nero, proclamando sus méritos en un solemne
acto literario, organizado por la Junta del Cen
tellarlo y adjudicándole al propio tiempo una
medalla de oro.
GUAYAQUIL
(Ecuador). — Agasajando a un Pre
lado. —
Colegios Salesimros « Cristóbal Coló7i *
y « Santisteban »de este puerto ecuatoriano festeja
ron a fines de noviembre al nuevo Vicario Apostó
lico y recién consagrado Obispo, Mons. Domingo
Comiu. El domingo j 8, presidió la solemne fiesta
que se celebró en la Catedral en honor de Marín
Auxiliadora, con asistencia de ambos Colegios Sale.sianos, del do los Hermanos de las Escuelas Cris
tianas, de las iiiAüS de las Hijas de María Auxiliadoru, Sres. Cooj>eradorcs y Archicofradín. El Pre
lado Salesñmo asistía a la misa soleume de capa
magna. Predicó un sentido panegírico el P. Guido
Roca, quien dirigió un caluroso llamamiento a los
muríanos guayuquileños para que ayuden a levan
tar el templo de María Ausdliadora, cuya primera
piedra estaba próxima a colocarse.
Por la tarde en el Asilo « José D. Santistevan o,
Monseñor fué obsequiado con una hermosa ve
lada, que terminó coni el simbólico cuadro dramá
tico I El llanto de un Angel ¡>, que es una glorifi
cación de las misiones salesianas en las selvas
vírgenes do América.
El día 30 de noviembre recabó para sí el honcr
de üga.sajar al nuevo Obispo el Colegio « Cristóbal
Colón 9. A las ocho de la mañana los 180 ah mnos
asistieron devotamente a su misa; y al salir de
ella le trbutaron una cariñosísima ovación
La Junta d Damas de María Auxiliadora, orga
nizadora de estas fiestas promovió una reunión
en la sala de visitas del Colegio para saludar en
nombre de los Sres. Cooperadores y Cooperadoras
Salesianos de Guayaquil al nuevo Apóstol del
Oriente Ecuatoriano: en este acto se le ofreció al
Sr. Obispo un valioso anillo pastoral.
Lo restante del día lo pasó en el Colegio, conti
nuamente vitoreado por los alumnos, que no acer
taban a separarse de su lado.
También quisieron tener su tumo en esas demos
traciones de afectuosa veneración las colegialas de
las Hijas de María Auxiliadora. Habiendo hecho
Monseñor una visita a su Colegio, celebraron un
bello acto en su honor, con cantos, poesías,
música y flores, que de todas estas cosas se sir^’e
para expresar sus afectos el corazón, y una de las
niñas en nombre de todas sus compañeras ofreció
al Prelado una preciosa escribanía.
CARACAS ^Venezuela). — Recordando una visifa.
— K1 mes de junio pasado llegaba a Caracas un
grupo de dieciocho estudiantes de la Universidad
católica de Georgetown, uno de los principales
centros docentes de los Estados Unidos, que dirigen
los Padres de la Compañía de Jesús. Esos jóvenes,
bajo la guia del eminente profesor Dr. Guillermo
A. Sherwell estaban realizando una excursión di
dáctica por los países de la América del Sur, ejéroitándose de paso en la lengua castellana.
Al llegar la caravana excursionista a Caracas,
el Gobierno cuidó que fuera recibida con todos los
honores y la tradicional caballerosidad venezo
lana. Puesto que el Colegio Salesiano de la Capital
es uno de los Institutos que gozan de mayor apre
cio, fué invitado por el Sr. Ministro de Instrucción
Pública a entrar en relaciones, fraternizar y hacer
los honores de casa, a los amables huéspedes nor
teños. No se descuidó el Colegio, antes hizo punto
de mostrarse digno de la confianza y honor que
se le hacía: y llenó tan cumplidamente su come-
93
tido, que los recién llegados simpatizaron al punto
cordialmente con nuestros aluimios, compartiendo
con ellos el afecto y \-oluntad, de modo que en
ningtma otra parte parecían hallarse tan a gusto,
comd en compañía de los hijos de Don Bosco.
Bien es verdad, que.aquellos mancebos yanquis
se hacían amar por sus nobles prendas; mostrá
banse cultos, sencillos y afables en el trato y de
una religiosidad ^'iva y acendrada, que hacía honor
a sus ínclitos directores y maestros. Todas las
tardes, en terminando las clases, hallábanlos los
nuestros en el patio para hacer juntos el recreo,
entremezclando durante el juego sus respectivas
lenguas, ejercitándose los unos en la de Cervantes
y aprendiendo los .otros la de Shakespeare. Nunca
se vieron más animadas ni concurridas las pistas
de tennis, base-ball y foot-ball. Aquí se dividían los
campos entre venezolanos y yanquis y se reñían
formidables batallas, aunque siempre sin rom
perse ni entibiarse las amistades. El Excmo. 8r.
Ministro de Instrucción P. daba los premios y el
Ministerio de la Guerra emnaba la banda de mú
sica. Esas brillantes guerrillas deportivas fueron
por algún tiempo la nota más interesante de la
crónica social.
La despedida se hizo con bastante solemnidad
y con mx:cho sentimiento. El Dr. Sherwell quiso
saludar en nombre de sus discípulos a todos los
niños; pero hízolo con lengua turbada y voz mal
segura por la emoción. Dejaron al Colegio como
recuerdo la bandera de la Universidad y una artís
tica orla con sus retratos y respectivos autógrafos
y la siguiente dedicatoria; « A l Colegio de San Fran
cisco de Sales, en cuyo seno hallamos bondadoso
hogar, fnaestros y amigos, que nunca olvidaremos ».
CONCEPCIÓN (Chile). — Una fiesta en honor del
Papa. — Merecen una sincera felicitación y aplauso
los Sres. Cooperadores Salesianos de Concepción
íChilel, que, aprovechando la visita del Excmo.
Sr. Benito Aloisi M asilla, Nuncio de Su Santidad,
a aquella ciudad, se hicieron promotores y organi
zaron un solemnísimo acto literario eu honor del
Papa.
El día 8 de no\-iembre había sido designado por
el Sr. Obispo para hacer especiales plegarias por
el Sumo Pontífice; la jomada tuvo un magnífico
coronamiento en el acto mencionado.
En efecto, en un amplísimo salón del Colegio
Salesiano, magníficamente adornado, se reunieron
en torno del Nuncio Apostólico más de dos mil
personas, entre las que había lo más distinguido
de la sociedad. Junto al Represéntame del Papa
se sentaban tres Señores Obispes , los limos. Sres.
Don Gilberto Fuenzalida, Don Ricardo Sepúlveda y Don Reinaldo Muñoz; el Auditor Mons.
Gobifií. las Autoridades civiles, presididas por d
Alcaide y Presidente de la 1 . Corte: Conótiigos,
Diputados, Superiores Religiosos y distinguídisimas personas.
Cruz Re ja de las Mujeres de
Cliile tuvo una parte imjxutante en la Velada,
como homenaje de admiración afectuosa al Pontífice.de la paz y defensor de los oprimidos.
Ofreció el acto el Primer Alcalde, Don Braulio
Ceroni, y pronunciaron sendos discursos, ensal
zando las excelencias del Pontificado Romano, y
particulamiente las benemerencias del actual Papa,
nuestro amadísimo Padre Benedicto XV, el dipu
tado Don José F'rancisco Urrejola y el eminente
orador sagrado Don Olegario Sáez, Pbro. Puso fin
al solenme acto la autorizada palabra de Mons.
Massella, que tuvo palabras de felictación para los
lujos y cooperadores de Don Bosco, para la Cruz
Roja, Autoridades y católicos penguistas, que ha
bían dado una muestra tan hermosa de su adhesión
filial al Papa.
La « fiesta del Papa >de Concepción, ha dejado
imborrables recuerdos.
SANTIAGO DE CHILE. — La Exposición de ¡as
Escuelas Profesionales Salesianas. — A mediados
de diciembre, el Colegio Salesiano « La Gratitud
Nacional *de la capital chilena abrió la aeo.stmubrada y siempre interesante ExixJsición do los
trabajos realizados por los aprendices de sus
Escuelas Profesionales. La Exixisición fué visitada
por el Presidente electo de la República, Sr. Alessandri, el Excmo. y Rdmo. 8r. Arzxjbisjx) y otras
eminentes personalidades, que le tributaron unáni
mes y calurosos elogios.
Un periódico de esa capital publicó un intere
sante articulito, firmado con las iniciales P. B. C.,
cuyo autor, que muestra ser entendido en el asunto,
da cuenta de una visita realizada a la exj>osición
Por él nuestros lectores podrán conocer la impor
tancia y significado de ésta y otras muestras seme
jantes, que suelen realizarse en nuestras Casas.
« Hemos visitado últimamente la exposición
que anualmente se acostumbra celebrar en la
« Gratitud Nacional i, como comprobación de los
trabajos hechos por los alumnos de esta gran escue
la-taller, que con tanto acierto vienen dirigiendo
desde hace años los Padres Salesianos.
Y debemos empezar por declarar que a la vista
de aquellos variados artefactos hechos por los ni
ños, se experimenta una doble sensación de admi
ración y simpatía: la primera, hacia la habilidad
que demuestran los obreros estudiantes, niños
todavía en la primera edad de la vida, y que ya
están ventajosamente armados para la lucha por
la existencia: la segunda, hacia los abnegados
hijos del inmortal Don Bosco, que con manifiesto
espíritu práctico y con paternal .solicitud, han man
tenido este plantel cu grado cada vez más florecuiente y han sabido dar a la enseñanza una orien
tación verdaderamente práctica y eficaz.
En la exposición se* ven los distintos cursos (jue
forman el aprendizaje manual: así hay trabajes
de mecánica y electricidad, de herrería y fundición,
de cbanister¿, de imprenta y encuadernación, de
sastrería y zapatería, en suma, de los oficios más
socorridos y mas necesarios en la vida diaria.
Y toda la enseñanza, absolutamente toda, se
basa en lo que es y debe ser el fundamento de la
ernseñanza manual, para desarrollar las naturales
aptitudes del aprendiz: en el dibujo. Primero, la
enseñanza teórica; después, el dibujo de copia, y
finalmente, el dibujo a mano libre, con aplicaciétfi
a la respectiva carrera.
Así el que estudia electricidad hará dibujos de
pilas, carretes, dinamos, lámparas, inductores:
en nna palabra, de todo lo concerniente al ramo;
— 94
y luego traducirá esos dibujos en obras prácticas
juc el mismo niño habrá concebido. El profesor
tiene el deber de orientar, de guiar el niño; y des
pués, de corregir las imperfecciones en que incurra,
pero dejándole siempre la más amplia libertad
para sus concepciones.
Así se veían los más variados trabajos, revela
dores algunos de una vigorosa personalidad. Hay
muebles de verdadero gusto y del más variado
género, que han sido ideados y ejecutados por los
niños. Y para que sobre el particular no cupieran
dudas ni desconfianza, allí están los cuadernos
de dibujo, que van mostrando, grado por grado,
el desarrollo de la enseñanza y de su aplicación.
Y como nombramos muebles, debemos nombrar
lo.s objetos de los oficios que hemos mencionado,
ejecutados todos en forma sorprendente por lo
fino y lo acabado de los detalles.
A los amplios talleres desde antiguo existentes
en la « Gratitud », se ha agregado una sección de
grande utilidad y aplicación práctica: el taller de
montaje y reparación de automóviles.
Allí se componen los automóviles de todas las
marcas conocidas, se esttidian los diversos sistemas,
las máquinas y motores que cada día están en reno
vación incesante, las carrocerías y los chasíes , el
manejo y la anundura, en suma, todo lo necesario
para hacer un perfecto chofer-mecánico.
Esta enseñanza deja a la casa considerables
pérdidas, pero la dirección no vaciló en acometer
la, ix)r la importancia cada vez mayor que tiene.
Eos niños practican en autos de la misma « Gra
titud D, y los dueños de garages saben lo que signi
fica hacer esta enseñanza con niños o con jóvenes
do tierna edad.
lín suma, como decimos al principiar, junto
con visitar esta interesante exhibición se impone
a la mente la evidencia de que ha presidido a la
organización de la enseñanza y a la instalación
de los talleres un espíritu inteligente, acertado, co
nocedor de la vida y de sus necesidades, y, lo que
es má.s, de la evolución incesante del progreso,
que obliga a una renovación también incesante de
métodos y de material de enseñanza.
Agreguemos a este aspecto material de la ins
trucción la parte moral, que es sólida y vigorosa,
jx)rque reposa en la religión, impartida también
^•on espíritu eminentemente práctico, valiente y
sincero, y llegaremos a la conclusión de que la
obra de los Salesianos es de la más alta imjx>rtaucia para los rumbos generales del país.
Han resuelto ellos el problema de enseñar o
educar, o sea impartir al niño una suma de cono
cimientos, útiles con (pie después, ya hombre, sen
capaz de ganarse la vida, y al mismo tiempo do
tarlo de conocimientos de orden espiritual que les
resuelvan el enigma de la vida, sin caer en los
graves errores sociales, ipie tan a mal traer tienen
al mundo en estos momentos, los cuales ni mejoran
la condición de los obreros mismos, ni contribuyen
en modo alguno al bienestar y al progreso de la
humanidad.
Esta visita dejó en nuestro ánimo las más gratas
impresiones, que pueden sintetizarse así: de las
escuelss-tallercs de la « Gratitud Nacional» sal
drán para Chile obreros hábiles, inteligencias sóli
damente cultivadas, almas bien puestas desde todo
punto de vista ».
B IB L IO G R A F IA .
Libros recibidos en esta Beáacción:
P. J. LI.OBERA S. J. — G ram m atica C lasicae
L a tin ita tls ad Alvari Insiiiutiones doctrinamque
recentiorum conformata, scholís hispanis, americanis,
philippims. — Barcelona, Eugenio Subirana, Edi
tor Pontificio, 1920. Un tomo de XXIV-582 pág.
en 8°.
Con sólo abrir el libro, se echa de ver enseguida
que no es un epítome cualquiera, sino un tratado
magistral de la lengua del Lacio. Esto mismo y
el estar redactado en latín casi todo, demuestra
que se destina a los que emprenden seriamente el
estudio o están ya iniciados en aquel difícil idioma.
Parece que esta gramática ha tenido su cuna en
el Colegio de Veruela, cuyos profesores ya se han
dado a conocer ventajosamente por otras pubhcaciones del mismo género.
No somos los llamados a dar un juicio sobre
esta obra: sólo diremos que la solidez, claridad y
orden resplandecen en toda ella: el plan, es muy
atinado y completo y la exposición esmeradísima
y sobria; cada artículo agota la materia.
Entre los muchos méritos que apreciamos en
la obra, haremos notar el de que huye de las inolK>rtunas doctrinas filológicas, que embarazan
tantas gramáticas modernas, y pone en cambio un
especial cuidado en enseñar a los aluumos la
propiedad y pureza de las voces y giros, con abun
dantes ejemplos tomados de los autores clásicos.
En notas puestas al pie de cada página se ilustran
cuestiones de menor cuantía, pero que revelan una
erudición bibliográfica extensísima, particular
mente de las obras filológicas y críticas, publicada»
en estos xiltimos años.
En suma, la gramática del P. Llobera, la cree
mos útil y aún indispensable a cuantos se dedican
al estudio del clásico idioma de Cicerón, y quieren
estar al corriente de los más recientes adelantos
hechos en este campo del saber.
Tooperadores Salesianos difuntos.
De España: en Solsona, el Rdo. Sr. D. Agustín
Vilaseca, Pbio.; la Sra. Da. Dolores Peus y la Sra.
María del Carmen Roca; en Carmena: la Sra. Da.
Natalia Amalia Quintana y Díaz de uesta; lima.
Sra. Da. Hilaria de Venero y Porras y la Srta.
\'ictoria Tejera y Terán.
Reqaiescant in pace. Amen-
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica: Gerente: GEMINIANO FERR,\RI.
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Severino Amar; « libro indispensable a los Sres.
Párrocos y Sacerdotes y útilísimo a los padres y
educadores *, en concepto del Excmo. Sr. Maura,.
Obispo de Orihuela.
Explica detenidamente la admirable organi
zación de los Oratorios Festivos o Patronatos
fiuidados por el gran Educador Vble. Don Bosco,
para catequizar a los- niños y jóvenes. Enséñase
la manera de dar interés a los Catecismos y de
fundar y sostener las obras suplementarias y post
escolares, necesarias hoy para la vitalidad de las
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de Pedagogía que yo haya leído *, dice le Excmo.
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Mafji, Arzobispo de Pisa y ornamento del Sacro
Colegio, dos volúmenes que no tienen una página
de desperdicio; que afrontan y resuelven con la
mayor naturalidad y competencia‘los más arduos
problemas de la educación, sin dejar, podríamos
decir, ni una situación de colegio y aún de la vida
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Madrid, en 1911, cuando a raíz de su luminoso
informe parlamentario contra el proyecto de Ley
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D. Bosco y su obra educadora y social. La segunda
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Fecha
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1921.03