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Título
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BS_1917_05
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Descripción
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Boletín Salesiano. Septiembre - octubre 1917
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extracted text
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¡V. 5 ■Setieiulíre-Oetabre de 1917
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LIBRERIA EDITRICE INTERNAZIONALE BELLA S .A .I .D . BUONA STAMPA
Corso Regina Margherita, 174, 176 — T O R fN O (Halla)
S eR IP T C J R A
SA eR A
BECHIS MIC., Sacerdos
REPERTORIUM BIBLICUM
•eu totius Sacrae Scripturae concordantiae iuxta vulgatae editionis exemplar Sixti V P. M.
iussu recognitum et Clementis VIII auctoritate editum,
grammatícalani redactae. — 2 volumina pp. 1150-1x56
Volumina contecta semipelle, fortíter
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praetei alphabeticum ordinem in
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Libellae 12 —
A missíonis pretio solutum
et eleganter, sectione rubra .
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14 —
18 —
A missionis
»
21 —
pretio solutum
NOVUM TESTAMENTUM
Editio post criticas novissima una cum coacordantia evangélica elaboratissima. Vol. pp. 414
Volumina contecta linteo
Libellae 2 —
A missionis pretio solutum
»
2 50
IN D E X t
Lectorí studioeo — Nottub Tesfcamentum : Secundum Matthaeum (ludaeis palaestinensibus a i
fidsm Christi convtrsis iastinaittm, probab. HitrusaUm scripíum, aTtno 40-42) — Secundum Marcum
(ethñeis a i Ckristum conversis. Romae, a. 42-44) — Secundum Lucam (Theophilo, sive eccUsiis a Paule
fnndaHs^ Romae, a. 63 vel ineunte 64) — Secundum loannem (/inis poUmicus. a i demenstrandam
lesu messúmiUtem et divmitaíem inier Gentes, exeunie saeculo /} — Actus Apostolonun (Lucas
scripsit Bcelesiae histeriam 3$ annerum, ab a. 29 ad 64. triaque P au li itinera ínter armas 44-59) —
EpistoUe Beati Pauli ApOttoU: ad Romanos (Corinthi, a. 58 vel 59) — ad Corinthios I {Ephesi,
a. 57) —
Corinthios II (Ephesi a. 57) —/ad Calatas (Ephesi, a. 55-56) — ad Ephesios
(Romae, a. éj) — ad Philippenses (Romae, a. 63) — ad Colossenses (Romp^'e, a. 63 vel 64 —
ad Theasalonicenaes I (Corinthi, a. 53) — ad Thessalonicenses II (Corinihi, a. 53) — ad Tiinotheum I (ex Macedonia vel Laodicia, a. 64 vel 65) — ad Timotheum II (Romae, in ipso vitae
fine) — ad Titum (ex Macedonia, a. 64 vel 65) — ad Philemonem (missa per Onesimum) —
ad Hebrmeos (Romae, a. 63 vel 64) — Epistolae Catholioae: Beati lacobi Apostoli(Hierusalem:
a. 62) — Beati Petri Apostoli (Romae, a. 64 vel 65) — Beati Apostoli II (Romae, a. 67) —
Beati doaanis Apostoli I (exeunte saeculo I) — Beati ioannis Apostoli II (exeunte saeculo 1} —
Beati Ioannis Apostoli III (exeunte saeculo 1) — Beati ludae Apostoli (finís fídeles praecavere ab
arroribua antinomistids) — Apooalyptis Beati Ioannis Apostoli (in inaula Palmos, a. drc. 95) —
Coaoordaatia EvangaUonun.
Setiem bre-O ctubre de 191/
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I^cvisía de ías Obras de Don Bosco
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Turin — Via Goltolengo N.
SUMARIO. — La Cooperación Salesiana, V il . . 109
Colocación de ia primera piedra de las Escuelas Pro
fesionales de Artes y Oñeios en Madrid . . . 112
Tesoro e s p i r i t u a l ............................................................117
D e k d e s t r a s m i s i o n e s : Matto Grosso (Brasil): E l
Cacique Mayor — Páginas intimas de la primera
Colonia Salesiana en medio de los Bororos— . 118
B ib lio g ra fía .........................................................................I 32
Un modelo de C o o p e r a d o r e s ....................................... 123
Para el templo votivo de María Auxiliadora en Cas-
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teliiuovo d’A s t i ....................................................... 125
d e M a r ía A u x il i a d o r a : La fiesta de
María Auxiliadora — Himno de María Auxiliadora
Con el correo a e r e o ...................................................... '* 6
Gracias de María A uxiliadora....................................... ts 9
P o r e l m u n d o s a l e s ia n o : En honor del Beato Cottolengo — El nuevo Diiector General de las Es
cuelas Salesianas — Mons. Juan Marenco — An
tiguos A l u m n o s ........................................• . . . i j j
Necrología — C o o p erad o res-d ifu n to s........................ i ’ j
E l C ülxo
La Cooperación Salesiana
V II.
ln-3ist¡endo.
L factor principal de la educación
moral no es la palabra, ni el
___ libro, sino el ejemplo. < Más
influencia tiene un ejem plo que cien
lecciones, dice D . A ndrés M anjón. Y
así cuanto más sepas, mejor hables,
más figures y de m ayores dotes e influjo
goces, tanto mayor es tu obligación de
darles buen ejem plo a tus discípulos;
porque todos tus dichos y acciones se
im prim irán en ellos, y con ta n ta más
fuerza, cuanto m ayor sea tu autoridad.
Así estam os hechos >. Y como entre
todos los educadores, los padres son
los prim eros, los que m ayor autoridad
y mayor influjo tienen, incúm beles más
q u e a nadie la obligación del buen
ejemplo. U n acto destruye la eficacia
de cien lecciones. Y siem pre, con la
eficacia de las lecciones, destruye la
autoridad, principiando por la propia
de quien lo comete.
Por esto, el que de veras quiera ser
C ooperador Salesiano, procure ser mo
delo en quien puedan m irarse sus lujos
y d ep en d ien tes; haga de su casa un
trasunto de la de N azareth: reine en
ella la arm onía, el orden, la manse
dum bre, la religión.
i O h ! ¿quién podrá decir el valor que
adquieren las advertencias, los consejos,
cualquier p alab ra de un padre, de una
madre, de un herm ano mayor, cuando
van precedidas, escoltados y sostenidas
por el ejem plo? E l mismo D on Bosco
es una prueba. H asta en su más avan
zada edad, recordaba con cariño y vene
ración los consejos de su virtuosísima
m adre, el am biente de virtud en que
supo envolver su hogar. Como a nues
tros lectores gusta tanto oír h ablar a
D on Bosco; como nos conviene a todos
— lio —
escuchar cuanto con él se relaciona e
im itar cuanto a imitación en él se p re s te ;
de buena g an a le cedemos aquí la
pluma, y traducim os, con la más escru
pulosa ficlelíclacl, una página de sus
Memorias, que dedica a la acción edu
cativa de su madre, la inolvidable M ar
g arita Occhiena, la cam pesina humilde
que sin saber apenas leer, m erece ocu
p ar un sitio im portante en la historia
de la Pedagogía. Sólo nos perm itirem os
subrayar alguna que otra frase.
« ..... Fué su principal cuidado el
instruir a sus hijos en la Religión,
formarlos a la obediencia y ocuparlos
en cosas com patibles con su edad.
M ientras fui pequeñito, me enseñó ella
misma las oraciones, y las rezábamos
los d o s ; apenas fui capaz de unirm e a
mis hern\anos, m añana y tarde me hacía
arrodillar al lado de ellos, y todos jun
tos rezábam os las oraciones, sin dejar
nunca la tercera parte del R osario.
Recuerdo que ella misma me preparó
a la prim era confesión, me acompañó
a la iglesia, e7npezó por confesarse ella
misma, me recoinetidó a l confesor, después
me ayudó a dar gracias. Y siguió ayu
dándom e así hasta* que me consideró
capaz de confesarme bien yo s o lo ».
Y así como lo preparó a la confesión,
lo preparó a la Santa Comunión.
€ Yo tenía 11 años, prosigue Don
Hosco, cuando fui adm itido a la prim era
Comuivión. Sabía todo el Catecismo
menor. G eneralm ente ningún niño era
a<lmitido a la prim era Comunión hasta
los 1 2 años. En cuanto a mí, había
otro inconveniente: por la gran distancia
de mi casa a la iglesia, era casi desco
nocido del párroco, debiendo lim itarm e
casi exclusivamente a la instrucción re
ligiosa de mi buena madre. D eseosa
ella de no dejarm e ad elan tar en los
años sin hacerme practicar ese grande
acto de nuestra S anta Religión, se con
sagró con todas sus fuerzas a prepa
rarm e a él. D urante la C uaresm a, me
m andó diariam ente al Catecism o; fui
exam inado y aprobado. Y se fijó el día
en que todos los niños debían cumplir
la Pascua. Mi m adre hizo cuanto pudo
para asistirm e muchos d ía s : tres veces
me había llevado a confesarme durante
la C uaresm a... E n casa me hacía rezar,
leer buenos libros, me daba esos con
sejos que una m adre solícita sabe en
contrar con oportunidad p ara sus hijos.
E sa m añana no me dejó hablar con
nadie, me acompañó a la sagrada Mesa,
haciendo conmigo la preparación y ac
ción de g racias..... D u ran te el día no
quiso que me ocupara en trabajo alguno
m aterial, sino que lo em pleara todo en
rezar y leer..... >.
D e los consejos de su m adre, no ol
vidó nunca ni uno solo nuestro V.ble
Padre.
Más adelante escribe: « E l día que
entré en el Sem inario, todos mis pa
rientes estaban contentos; yo más que
ellos. Sólo mi m adre parecía preocu
pada, y me m iraba fijam ente como si
tuviera algo im portante que decirme.
La tard e que precedió a mi partida,
me llamó a parte y me dijo estas me
m orables p a la b ra s :
« ju an ito mío, tú has vestido el há
bito eclesiástico; yo siento toda la sa
tisfacción que puede una m adre sentir
por la fortuna de su hijo. Pero acuérdate
de que no es el traje el que honra tu
estado, es la virtud. Si alguna vez lle
garas a dudar de tu vocación: a h ! por
el am or de D ios! no lo deshonres;
quítatelo pronto! Prefiero mil veces
ten er un hijo pobre campesino que un
sacerdote descuidado en sus deberes.
Cuando viniste al mundo, te consagré
a la Santísim a V irgen; cuando comen
zaste tus estudios te recom endé la de
voción de esta nuestra excelsa M a d re ;
ahora te recomiendo ser todo suyo;
am a a los com pañeros devotos de María,
y si llegas a sacerdote, recom ienda y
p ro p ag a siem pre la devoción de María.
< Al term inar estas p alab ras, mi
m adre estaba conm ovida; yo lloraba.
— M adre, le re sp o n d í; os doy gracias de
cuanto habéis dicho y hecho p o r m í;
estas p alabras no las habréis dicho en
vano y las g uardaré y aprovecharé como
un tesoro toda m i vida ».
Bastan estos pocos rasgos de la pluma
de D on Bosco p ara dem ostrar la gran
influencia que la conducta de su m adre
ejerció sobre él. No sin razón todos
los biógrafos del V .ble Padre, entonan
un himno de adm iración y alabanza a
la virtuosa M argarita. Dice el más ilustre
de todos, el clásico P. L em o y n e: «Juan,
que m editaba en su corazón toda pa
labra de su m adre, y g rab ab a en su
mente el recuerdo de cada una de sus
acciones, se apropiaba, casi sin darse
cuenta, este sistema de buen ejemplo, de
afabilidad, de sacrificio y de contitma
vigilajicia en el modo de eciuca7\ •»
santiguarse muy b ie n ; hacíalo arrodillar
a su lad o ; le ab ría el devocionario y
le señalaba las oraciones y prácticas
útiles p ara oír y acom pañar debidam ente
la S an ta M isa. Los días de fiesta lo
tenía siem pre consigo en la M isa, la
Doctrina, la instrucción, la Bendición. .
¡Ah! que de cada cooperador, de cada
cooperadora se pueda decir otro tanto!
*
* #
A dem ás del buen ejemplo, es necessaria una vigilancia continua y amorosa
sobre cada niño.
V igilad diligentem ente sobre la Índole
de cada uno de ellos, para corregir a
tiempo sus defectos y desarrollar en
ellos los gérm enes preciosos de las vir
tudes cristianas ; ya que el sistem a
preventivo no se contenta con evitar el
mal — que esto sería una labor m era
m ente pasiva — sino que forma posi
Más tarde, cuando D on Bosco, ya tivam ente a la virtud.
conocido y célebre en el mundo por
V igilad sobre el cumplimiento de sus
los adm irables resultados de su sistem a deberes, en especial los re lig io so s; y
pedagógico, escribió, no tratados, como unid a vuestros niños para oír juntos
lo m editaba — que por desgracia no la S anta Misa, frecuentar los Sacra
le alcanzó el tiem po — sino biogratías mentos, rezar las oraciones de la ma
y novelitas histórico-pedagógicas; puso ñana y de la noche.
especial em peño en inculcar a las fa
V elad p ara que desde niños se acos
milias este sistem a de educación del tum bren a la unión con Dios, a la de
ejemplo y de la vigilancia asidua y ca voción a Jesús Sacram entado, a M aría
ritativa. E n la obrita titulada Valentín, Santísim a, a S. José, medios indispen
leem o s:
sables para vivir vida cristiana, que es,
« Para corregir y c o n trarrestar los al fin y la postre, el objetivo de la
efectos de los ejem plos del m arido (que educación.
no eran, por desgracia, muy buenos)
V igilad sus am istades, sus lecturas.
la virtuosa m adre de V alentín, repetíale
V igilad sobre el am biente que nece
sariam ente ha de rodearlos cuando por
frecuentem ente:
« Hijo mío, acuérdate de que D ios razón de estudio o profesión salen de
lo ve todo. E l bendice a los niños vir casa. A lejadlos de toda seducción, de
tuosos en la vida presente y los prem ia todo peligro... en cuanto sea posible;
en la eternidad. Por el contrario, m al cuando menos, sabed prevenirlos e ins
dice a los impíos, les acorta esta vida y- truirlos. D esgraciadam ente hoy el aire
los castiofa en la o tra vida con un su- mismo parece que respira corrupción,
perversidad, y es un m ilagro sí el joven
plicio eterno.
« C ada m añana lo tom aba de la mano, se m antiene inm une; pero ese m ilagro
lo llevaba a la iglesia, le daba el agua lo haréis vosotros, padres y m adres de
bendita, le enseñaba a persignarse y familia, lo h ará vuestro am or, vuestra
— 112 —
vigilancia caritativa y continua, y sobre
todo, vuestro ejem plo.
*
* *
U na palabra aún. El niño necesita
expansión ; es un organism o en pleno
crecim iento, una plantita en prim avera
que desborda vida. No la oprim áis. Al
contrario, desarrollad esa vida. — T am
bién esto es im portantísim o y muy
conforme al espíritu de Don Bosco. —
Dice el D ecreto de V en erab ilid ad : « D is
puso tam bién que, Í7iierrumpiendo de
tanto en.tajifo ¿as ocupaciofies, ¿os Aliños
50¿azara7i e¿ áfiimo con ho7iestas diversioties-*. O prim id vosotros el vapor:
estalla ; oprim id el resorte: se rompe
con violencia. Así es la actividad del
niño. Q uerer tenerlo siem pre quieto es
irracional, es sum am ente peligroso.
Expansionadlo santam ente; favoreced
su actividad, dirigid su fiebre de movi
miento. M irad lo que hace D on Bosco
en sus O ratorios festivos, en sus cole
gios ¡cuánto movimiento en los patios,
cuánta aleg ría, cuánto ju e g o , cuánto
canto! en las clases ¡ qué intensidad de
vida, cuántas lecciones por acció n ! en
la iglesia ¡ qué esplendor en las fun
ciones, qué actividad allí ta m b ié n ! : los
niños cantan la M isa y toman parte en
las demás funciones, sirven al altar. Y
luego las veladas y representaciones
apropiadas a ellos, paseos... en una pa
labra movimiento, vida, actividad, limi
tadas por una sola b a rre ra : la de la
M oral y la Higiene.
Y mucho de esto se puede traslad ar
a la familia, como él de la fam ilia tras
ladó mucho a sus institutos.
Colocación de la primera piedra
de las Escuelas Profesionales de Artes y Oficios
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A .r > R ir > .
Los preparativos.
Sabíamos la noticia por la prensa madrileña,
que llevaba algunos dios liablando de las Bscuclas
^ofesionalcs en artículos muy bien pensados y
escritos’. Ixis Reyos iban a colocar la primera
piedra de las Escuchis Salcsianas de artes y oficios;
y, devotos de las obras del V. J. Bosco, nos diri
gimos, la nuulana del 29 de mayo p. ’p., a la casa
salesinna de esta corte, y bajo la impresión honda
y gratísima exiierimentada al asistir a la coloca
ción de la primera pieilra, cscribimas estas cuar
tillas. rcsev\ndoras de la tiesta con tal motivo celebraila.
lil acto no ha jxxiido ser más solenme. Abrillan
tado con la presencia <le Sus Majestades y .Vlteza
Reales, ha sido expresión entusiasta de la sim
patía con <iue se mira una obra consagrada a la
educación de los niños, fonnando de ellos obreros,
que, cumulo el sudor les riegue la frente, alcen
los oj^vs al cielo y bendigan a Dios, padre amaiitísituo. en lugar de renegar de amos y patronos, y
mirarlos como esclavizadores del pobre.
Los pati«"is del colegio estaban vistosamente
engalanados. Multitud de gallardetes y banderas
lUicionales ondeaban gozosos eu el aire. E l patio
de entrada había sido decorado con tapices y re
posteros de la casa real, representativos de escenas
de Diana y Eneas. Una alfombra regia, que mide
200 metros de largo, se extendía desde la portería
al estrado, levantado en el patio inferior, recien
temente adquirido. En el medio se alza artístico
arco de follaje, rematado en una preciosísima
corona real, y en gruesos y bonitos caracteres se
leían en el estas palabras: ♦ Vivan Sus Majestades ».
E l trayecto hasta el lugar donde había de colo
carse la primera piedra, estaba cubierto con ancha
alfombra, y hermoseado con guirnaldas de verde
yedra. Otro arco, coronado con la cruz, y en el
que campeaba vistoso el escudo de la Pía Sociedad
Saiesiana, se erguía a la entrada del segundo
patio. *De tredio en trecho se veían bellas macetas
de rosas, y la parte del suelo que no cubría la al
fombra, estaba regada de flores. Regio estrado se
había construido en el sitio de la ceremonia; María
Auxiliadora, la madre de los Salesianos. se desta
caba bondadosa, en im altar blanco y azul, con
ricos bordados. L a primera piedra entre un arco
de verdes ramos espera ser asentada por manos
reales. E l patio estaba lleno de amantes de la obra
saiesiana. Los niños, que pasaban de 800, llenos
de jiibilo. T^as nubes que cubrían el cielo ofrecían
toldo bienhechor. Todo era alegría y r^ o d jo .
Flotaba un ambiente de grandeza que nos llenaba
— r i3 —
de júbilo. Abundaban fotógrafos y no faltaban
impresionadores de films. Sonaron los acordes
de la música. Las notas eran de fiesta y anunciaban
la llegada de la comitiva de los Reyes y de las
personas que habían de formar la corte a SS. MM.
OI el acto que iba a tener lugar. Eran momentos
solemnes y queríamos damos cuenta de lo que
se iba desarrollando.
Llegada de las autoridades y los Reyes.
Antes de la hora fijada llegaron el Sr. Obispo
de la diócesis, Excmo. Sr. Meló y Alcalde, el Sr.
Nuncio de S. S., Monseñor Ragonesi, elEm bajador
de Italia, conde Boiiin Longare, el Ministro de
Instrucción Pública, Sr. Francos Rodríguez, el
Gobernador Civil, Sr. Reselló, el Director General
de Seguridad, general I^a Barrera, el Sr. Conde
Grosoli, los Sres Bauer, Cossio, Doctor Cisneros y
d director del Universo, D. Rufino Blanco; se
ñoras de la junta de Damas Cooperadoras, con su
presidenta, Exema. Sra. Condesa de Viamanuel,
T otras ilustres y aristocráticas personas.
L a Reina madre. Doña María Cristina, acom
pañada del Príncipe Pío de Saboya y de la Con
desa de Mirasol, y la Infanta Doña Isabel de
Borbón con su Dama particular, Srta. Juana
Bertrán de Lis, llegaron irnos momentos antes
que Sus Majestades.
A la llegada de los Reyes D. Alfonso X III y
de su augusta' esposa Doña Victoria Eugenia, a
quienes acompáñaban la Condesa viuda de los
Llanos; el Duque de Santo Mauro y el Ayudante
del Rey, Señor Nardiz, recibidos por los perso
najes antes nombrados, y por los P. P. Salesianos,
y saludados con entusiastas y cariñosos vivas,
el entusiasmo subió de punto. A los acordes de la
marcha real se dirigieron al lugar de la cere
monia, entre los niños del clero infantil que lucáan
vistosos trajes de cardenales, y acompañados por
los P. P. Binelli y Maufredini. Antes de llegar les
salió al encuentro, para saludarles y ofrecerles
agua bendita, el Exemo. Sr. Meló, revestido de
ornamentos pontificales.
S. S. M. M. y A. R. ocuparon la presidencia,
entonando los niños de las Escuelas y del Oratorio
festivo el himno del Gurugú y el canto de la ban
dera. A l tenninar se escucharon calurosos vivas
a España y al Rey. S. M. hizo sentar a su izquierda
al Embajador de Italia.
E l P- Manfredini, emocionado ante la grandio
sidad del acto, saludó a S. S. M. M. y A. R. y les
expresó la más viva gratitud por haberse dignado
honrar con su real presencia el acto que se cele
braba, y expuso en brevísimas palabras el objeto
de las escuelas profesionales, y ¿ s medios cxm que
se cx>ntaba para construirlas. S. S. M. M. esemcdiaron m uy cíomplacidos al R . P. Maufredini, y
entre el públicx? ^'imos a algimos llevarse el pa
ñuelo a ios ojos para enjugarse las lá^im as. Al
terminar, el P. Manfredini dió un viva al Rey,
protecítor de los obreros, que fué contestado <»n
gran cariño y entusiasmo por todos le» circuns
tantes.
La ceremoaia.
E l Esm o. Sr. Obispo bendijo luego solemne
mente la primera piedra, según el Ritual Romano,
y después de en tib a d as a S. S. M. M. y A, R. los
cintas de los colores nacionales que de ella pen
dían, comenzó la piedra a descender a los acor
des de la marcha real, habiendo cciiádo antes con
lui palustre de plata, S. M. D. Alfonso X III, con
gran energía, unas paletadas de cal. ¡ Momento
conmovedor cu que manos reales colocaban la
S u s M ajestades dirigiéndose al estrado.
primera piedra de tm edificio donde los bije» hu
mildes del pueblo, han de formarse obreros en
noblecidos c»n el trabajo y con las sanas dcK:trina.s
del Evangelio. Texio era grande en aquellc» ins
tantes de extraordinaria majestad: y sí hay mo
mentos en la vida, en que lo elevado y subliine de
una migión se palpa y se ve y aparece ante nuestros
ojos cxin todo su esplendor, el día 29 de mayo, la
Congregacic^ Salesiana, cem toda su humildad
y sencillez, se presentó a nuestra vista grande
como nunca, y reconocidos dimos gradas senti
dísimas al S. Corazón de Jesús, por haber enviado
en le» últimos tiempe», en socorro del obrero
abandonado, al insigne e inmortal turínés, cuyo
— II4 —
nombre prommdan con cariño los hijos de todas
las latitudes, y bendicen con reverencia el ta
ller, la escuela, la misión, el apostolado y la
prensa.
Colocada la piedra, S. M. el R ey entregó la cinta
que había sostenido, al Embajador de Italia, diciéndole la conservara como un recuerdo de su per
sona y de la fiesta, y firmaron S. M. el Rey, la
Reina Roña Victoria Eugenia, la Reina Madre,
Doña María Cristina, la infanta Doña Isabel, el
ministro de Instrucción Pública, el Sr. Nuncio de
S. S., el Exnio. Sr. Meló, Monseñor Manzano, el
Gobernador Civil, el Príncipe Pío de Saboya,
Comisión de párrocos de Madrid, Damas de la
Itta dE la BEiidIciílii y [oloiatíóii de la Pilmera piedra.
«En el año del Señor mil novecientos diez y
* siete tercero del pontificado de Su Santidad Bet nedicto X V ; reinando en España SS. MSI. el
»R ey D. Alfonso X III y la reina Doña Victoria
»Eugenia; siendo Nuncio de Su Santidad en
8 España el Excmo. y Rvmo. Sr. D. Francisco
8 Ragonessi; primado de España el Emmo. Sr.
8 D. Victoriano Guisasola y Méndez; gobernando
8 la diócesis de Madrid Alcalá el Rmo. Sr. D. Pru8 dencio Meló y Alcalde; siendo Presidente del
* Consejo de ministros él Excmo. Sr. D. Manuel
L a bendición ritual de la primera piedra.
Junta de Cooperadoras, los P. P. Binelli y Manfrcdini, el acta de colocación escrita con hermosa
letra redondilla, en finísima vitela.
E l P. Manfredini dió lectura al acta, lectura
que S. S. M. M. y A. A. R. R. escucharon de pie.
Nos complacemos en ófrecer a los lectores del
Boiítin, el terto íntegro del acta, que con retratos
de S. S. M. M., monedas con el busto de S. M. D.
Alfonso X III; medallas de María Auxiliadora, de
S. José, de la Virgen del Pilar, de Santa Teresa de
Jesús y de Santiago, con retratos del V. J. Bosco
y de los Salesianos ilustres por su santidad; con
un catálogo de los miembros de la Pía Sociedad
Salesiana, E l Boietin Salesiano, en sus ediciones
española e italiana, y con un ejemplar de los
diarios católicos del día y de la Semana Católica
de Madrid, colocó S. M. D. Alfonso X III en el
hueco abierto en la primera piedra.
8 García Prieto; gobernador de la provincia el
I Exmo. Sr. D. Luis Silvela; siendo Superior
8 Getieral de la Pía Sociedad Salesiana el Rvmo.
I' Sr. D. Pablo Albera, Inspector de los Salesia8 nos de las Provincias Céltica y Tarraconense
8 el Rvmo. Dr. D. José Binelli y Director de
8 esta Casa Salesiana el Rdo. P. José M. Man8 frcdini, el 29 de Mayo a las once y media
* de la mañana ante la presencia de S. S. M. M.
8 D. Alfonso, X I I I y de su augusta esposa Dña.
^Victoria Eugenia, de la Reina Madre Dña. María
8 Cristina, de la Serenísima Infanta de España
8 Doña Isabel de Borbón, del Excmo. Sr. Nimcio de
8 Su Santidad, de la Jimta de Damas Coopera1 doras de las Escuelas Salesianas, etc., etc., el
' Exmo. y Rmo. Sr. Obispo de la Diócesis bendijo
8 solemnemente según el Ritual Romano y fue
8 colocada por S. S. M. M. el R ey (q. D. g.), su
—
115 —
envoltura los saludó en nombre de sus cotU|)a»augusta esposa Dña. Victoria Eugenia, la Reina
ñeros, v les expresó el más vivo agradecimiento
»Madre y la Sra. Infanta esta primera piedra
por haberse dignado dejar su real palacio, para
• del edificio que se levantará en eátos terrenos
ir a visitarlos en su pobre casita, y con encanta
» para fundar en él un mtemado de Escuelas Prodora sencillez, expuso a la Real Familia, lo triste
»lesiónales de Artes y Oficios.
y desconsolador que es, ver que niños crecidos ino
» Terminado el rito, dióse lectura de la presente
centes y buenos a la sombra del Sagrario, son
• acta que firmada y colocada en un tubo de cristal
luego victimas tempranas del d cio y de i)civcrsa.s
»fué encerrada en el hueco de esta piedra bendedoctrinas ascurecedoras de la mente. Débiles cor» cida, juntamente con ima medalla de S. S. Bederitos mueren devorados ixjr carrticeros lobos, y
> nedicto X V , varias monedas españolas, medallas
ahogados por los miasmas del taller y de la fábrica
»de María Auxiliadora, retratos de S. S. M. M.
sin Dios; mas en adelante con el querer del Sagrado
• del Exmo. Sr. Obispo de la Diócesis, de D. Pablo
Corazón de Jesús, y con la caridad de los pechos
»Albera, el Catálogo de los socios e Institutos
amantes del pobre, los niños de Madrid, tendrán su
»Salesianos, un ejemplar del último número del
» Boletín Sálesiano, de la Semana Ca• tóHca y varios diarios católicos del
• día.
»Los niños de las Escuelas Sale» sianas y los fieles amantes de María
»Auxiliadora elevan al G elo fervo• rosa oración para que el Sdo. Corazón
»de Jesús, Omnipotente Dios, María
» SSma. Auxiliadora y el Vble J uan
» Bosco derramen sus gracias y ben»diciones sobre Su Santidad Bene» dicto X V sobre nuestro Augusto So• berano, quien aceptando la humildí» sima invitación de los P. P. Salesia• nos ha dado prueba hermosa de amor
> y cariño a los liijos del pueblo, sobre
> la Real Familia Española, sobre las
• Autoridades eclesiásticas y civiles,
• sobre los madrileños y cristianos del
»mundo entero.
• Dios Nuestro Señor, María Sma.
» Auxiliadora v el Venerable Juan Bos• co bendigan a todos los que contri• buyan a la erección de estas Escuelas
» de Artes y Oficios.
* Por ellos pedirán siempre en sus
» fervorosas oraciones todos los que
• vivan y se eduquen a la sombra de
» este edificio, — Siguen las firmas de
S . M . el R ey firma el A cta .
» los Reyes, de la Reina Madre, Ins fanta Isabel, Sr. Nuncio, Sr. Obispo,
»Sr. Ministro de I. P., Embajador
muralla y defensa en las Escuelas Profesionales Sale» de Italia, Sr. Gobernador, Sr. Duque de Santo
sianas. de las que saldrán obreros hábiles, temerosos
• Mam», Príncipe Pío de Saboya, Sr. Inspector
de Dios, amantes de la Patria, y fieles súbditos del
• de los Salesianos, Sra. Condesa de los Llanos,
magnánimo R ey D. Alfonso X III, que con su asis
t Sra. Condesa de Via Manuel, Sra. Condesa de
tencia al acto de colocar la primera piedra <de la
• Mirasol, Srta. Bertrán de Lüs, ÍL Manzanos,
verdadera casa de le» hijos del trabajo • daba her
» D. Alfonso Santamaría, D. Andrés Maya, D.
mosa prueba de amor a los pobres y humildes.
• Antonio Carralero, D. Manuel de Cossio, D.
Los Reyes escucharon complacidísúnos al di
» Joaquín Sol-aña arquitecto, por último el P.
minuto orador, y, más de una vez dieron muestras
» Manfredini >.
d e. asentimiento a sus palabras.
El salado de los niños.
Cuando el niño Alfonso Vicente terminó .su
discursito, se «arcaron a él para reprenderle por
Al terminar, los niños de las escuelas cantaron
haberse atrevido a hablar a S. S. M. M. y A. R.,
el Himtir» m ardai de las Navas, que por lo bien
los alumnos J uan Prieto, Miguel Martínez, Manuel
ejecutado por centenares de voces infantiles, y
Moreno, Tomás López, Joaquín Coso, Gerardo
por los sentimientos que encierra, complació
Vidal y Blas Santurde, y como temerosos, y con
mucho a todoá los asistentes.
ena^ím iento le pregunt^on qué quien le había
S. S. M. M. y A. R . volvieron a sus asientos y
fnqpfiadn a ser tan « atrevidillo ». E l aludido
destacándose del grupo de alumnos el niño Alfonso
Vicente, se acercó a los soberanos, y con gran des ni tardo ni perezoso, respondió, con desembarazo'
Il6
cjue S. S. M. M. y A. R. ysobre. todo nuestro bon
dadosísimo Soberano.
Se maravillaron los niños al ver tamaña con
testación y el oradorcito continuó: «Sí, sí S. M.
el Rey. Pues qué ¿no es el padre de todos los Espa
ñoles y también de los niños? ¿Y no han de acer
carse los hijos con libertad al padre, a contarle
sus alegrías, y más tratándose de un padre tan
bueno como nuestro amantísimo Soberano, que
ha venido por nosotros a esta estrecha casita?
Y eso he hecho yo. I^e he dicho a S. M. el Rey,
que le agradecemos mucho el habernos visitado. Y
no creo se haya enfadado conmigo, como tampoco
■■ ^
-
La bondad de los Reyes.
Ix3s niños del apropósito representado se acer
caron a S. S. M. M., y el R ey D. Alfonso X III.
los acarició y habló con ellos ayunos instantes,
preguntándoles dónde vm an , en qué trabajaban
sus padres, etc, manifestando en sus preguntas
y respuestas lo enterado que está de la condición
de los obreros de la Capital, y , dándoles muestra
de singular afecto y cariño.
Para terminar, los alumnos de las escuelas can
taron el himno salesiano.
......... . I
'-TÍi
■ ^
-i
L o s niños ante los R eyes.
se enfada mi padre, cuando le doy las gracias por las
caricias que me prodiga, al vol\*er del trabajo *.
S. S. RI. M. escuchaban complacidísimos a los
niños, y a S. M. el Rey se le veía w a ra e n te inte
resado. I/X3 niños continuaron mostrando su gra
titud y amor a la Real Familia, y cuando uno de
ellos dijo a S. M. el Rey, y a su augusta esposa,
«lue les deseaba que sus hijos los principitos les
quisieran mucho, y les pagaran con su amor el
((uc a los niños de las escuelas salesianas tenían
S. S. M. M. y que el Sagrado Corazón de Jesús
los tuviera de su mano, y los salvara de todo pe
ligro, vimos sonreír de amor a los Soberanos.
A l tin el niño Alfonso Vicente ofreció a S. M.
la reina Doña Victoria Eugenia, Hndo ramillete
de flores, en el que se veían primorosamente com
binados los colores nacionales, y del cual pendía
hermoso lazo del color de la bandera patria, y
terminó con un cariñoso y \*ibraute viva al Rev.
al que siguieron otras a la Real Familia Española.
Antes de abandonar la casa salesiana S. M.
el Rey examinó el proyecto y los planos del
nuevo edificio, y preguntó ai Arquitecto, D.
Joaquín Saldaña, cuánto vendría a costar, y Sa
biéndole él contestado: Tres millones, replicó Su
Majestad; Me parece mucho dinero, y va a ser
algo dtficil encontrarlo. A lo que respondió un
salesiano: Pero tenemos paestj nuestra confianza
en la Providencia. — Tienen razón, agregó Su
Majestad, la Prooidenda es hoy el único banco
ifjJ.i.Ü
I.a bondad exquisita del Monarca quiso ente
rarse por menudo del fin principal a que se desti
naba el edificio, y al saber que lo principal era
fornrar obreros cristiaiios e instruidos, exclamó:
,-Bictt.' Es lo más indispensable hoy!
Sus Majestades las Reinas y las Infantas e
Infantes departían entre tanto amigablemente
con los Salesianos, preguntando también detalks
acerca de las escuelas de Artes y Oficios.
— it7 —
que el S. Corazón de Jesús derrainard sobre la
obra salesiana en Madrid.
E l taller parece haberse, olvidado de Dios, y
las máquinas fabriles, el cepillar de la garlopa, y
los golpes del martillo, matan la eusofianzu cris
tiana y patria que se recil» en las c-scuclas cató
licas, y hacen de jóvenes e.spenuiza do la nación,
hombres vergüenza y deshonor de España.
Si los hijos del pueblo pasaran do la escuela cató
lica. a los bancos del taller ctiyo trabajo santifica
la oración, so darían a la patria hábiles obreros,
no inficionados coa doctrinas Irastomadoras de
la mente y corruptoras del corazón, cuyos frutos
todos conocemos.
Por eso al asistir a la colocación de
la primera piedra de las evScucla.s
profesionales salesianas, hemos .sen
tido, como dijimos, hondamente la
grandeza del acto, y hallado en los
cimientos de dichas escuelas, la so
lución del problema obrero.
Nuestra enhorabuena a los P. P.
Salesianos, v con ella nue.stro sincero
aplauso, por la fiesta celebrada, y que
pronto, muy pronto empiecen a entrar
]X)r las puertas del edificio en cons
trucción. ya acabado, numerosos niñc« en busca del pan del alma y del
cuerpo.
Toda la prensa, así de la capital como
de provincias, atribuye a este hecho
grande importancia, considerándolo
como un acontecimiento social de
primer orden. Diarios hubo, como Et
Dia Gráfico de Barcelona, (jue le de
dicaron ocho grabados, La Hormiga de
Oro. E l Mundo Gráfico y varias revistas,
le dedicaron preciosos grabados e in
teresantes columna.s. |Dios ouiera que
pre.sto se lleven a cal>o lo j obras y
S . M . congratulándose con lo s dim inutos oradores
reabren las es}>cranzas qu • en ellas
cifrmnasl
S. S. i í . M. y A. R. salieron muy satisfechos del
acto cjue acababan de presidir, y al dejar la casa
salesiana fueron ^■ itoreados calurosamente por
los niños, cosa que no dejó de llamar la atención
de S. M. D. Alfonso X III.
I.X3S hijos de María, los novicios y los filósofos de
de la casa de Carabanchel Alto, que se hallaban
en un gran corredor adornado con colgaduras
banderas de los colores nacionales y con los re
tratos de María Auxiliadora, del V. J. Bosco, de
D. Rúa y de Domingo Savio, aclamaron al Rey
y a su augusta familia, y arrojaron sobre las reales
personas copiosa lluvia de rosas y flores.
Esperanzas.
La fi^ ta ha tenninado. Se oyen los últimos ví
tores y las notas finales de la nuísica, y los autos
reales comienzan a correr en dirección al Prado
y a la Castellana. Í/ds concurrentes desfilan y se
ve en el rostro de todos contento y regocijo. El
arto ha resultado grandioso, oímos decir. María
.\uxibadora y D. Bosco han triunfado. Las reales
personas bondadosfeiraas. | Que el S. Corazón de
Jesús les pague tanto amor y tanto cariño, y ace
lere el día de la colocacióii de la última piedra
también por las augustas generosas manos que
lian empezado a edificar el palacio de los niños
obreros de la capital de España!
Voh-imos al terreno donde se había colocado la
primera piedra, y junto al altar de Mana Auxilia«lora, levantado en él, \imos a varias personas
lüncadas las rodillas en el suelo, re2»r devota
mente. I.,a oración subía a los cielos desde aquellos
«ñmientos acabados de comenzar a constnrir por
manos reales, «nno digno remate a tan hermosa
fiesta, V como presagio de loe donos y mercedes
T E S 0 R O E S P lR IT U at.
Los Cooperadores .Salesianos que confesados y
comulgados, visiten devotamente una iglesia o
capilla pública, o si viven en comunidad, la propia
capilla, y nieguen según la intención del Sumo
Pomifice, pueden ganar las siguientes indulgen
cias plenarias:
Setiembre.— El 8, Natividad de la Sma. V irgen;
14, Exaltación de la Santa Cruz; 15, Los sitie
Dolores de María Sma.; 29. S. Miguel Arcángel.
Octabre. — El 7, Fiesta del Smo. Rosario; i z .
Maternidad; r6, La Pureza de la Sma. Virgen,
Noviembre. — El 2t, Presentación de Nira. Sra.
22, Sta. Cecilia.
Diciembre. — El 8, Inmaculada Concepción; 25,
Navidad.
Además, pueden ganar otras tres cada mes:
i ' un día de libre elección, que bien puede se r
el Primer Viernes; 2 el dia del Ejercicio de la
Buena Muerte;
el de la conferen^'U mensual.
DE Mu e s t r a s M 1510JME5
MATTO GROSSO ( B r a s il ).
hoguera que con visos rojos iluminaba la es*
cena selvaje.
A una señal del Cacique se imponía reli
Cuatro rotaciones nos han llegado de las flore' gioso silencio, y él, en voz alta, dominador,
cientos misiones del Matto Grosso. Las iremos
seguro del secreto y de la obediencia, hablaba
dando en sucesivo ndmeros. Principiamos por la
del P . Colbacchini, que, como los lectores verán, y daba órdenes. Recom pongam os una arenga:
« ¿Habéis ya olvidado los ultrajes de que nos
es muy interesante.
ha colm ado la raza maldita de los civilizados?
E llos nos han robado nuestras m ujeres y nues
EL CACIQUE MAYOR.
tros hijos, han derram ado la sangre de nues
P áginas in tim a s de la p rim e ra C olonia tros padres, la sangre de nuestras madres, la
sangre de nuestros hermanos, la sangre de
Saleslana en m e d io de lo s B o ro ro s.
nuestras hermanas. N osotros hemos derramado
y a su sangre, pero no es bastante; la sangre
Colonia del Sagrado Corazón, i9*III-27.
de los nuestros todavía pide venganza. Ellos,
R v m o . y A m a d í s i m o P. A l b e r a :
los ladrones, no contentos con habernos ro
V ivas están todavía en la memoria de mu bado nuestros hermanos, quieren arrebatarnos
chos las sanguinarias hazañas de los salvajes nuestro terreno. ¡ A h ! vosotros los que lleváis
Bororos, perpetradas a orillas del m ajestuoso el luto de aquellos que y a no están a nuestro
A raguaya y del S. Lorenzo, y a lo largo del lado, escuchad: Son nuestras estas florestas,
cam ino com ercial y la vía telegráfica que por nuestros estos campos, nuestros estos ríos, porel oriente une la capital del Estado de Matto quí aquí nacieron y m urieron nuestros padres;
Grosso, Cuyabá, con la capital del Estado de aquí nacimos y vivim os nosotros. Y aquí que
G óyaz, y S. Pablo y R ío Janeiro. N o hace remos permanecer y dejar nuestros huesos.
todavía muchos años, eran ellos el terror y la
Pero ellos quieren robarnos lo que es nuestro,
consternación de estas regiones, tem ibles ya y quieren destruirnos y nos persiguen como
de suyo por lo desiertas e inhospitalarias : va si fuéramos animales feroces. Pero nosotros
gaban, robaban, sembraban dondequiera el ex haremos con ellos lo que nos quisieron hacer,
y peor todavía. N o temáis. L a sangre de los
terminio, la muerte.
nuestros pide venganza. ¡Vam os, pues, a ven
Dolorosos recuerdos — Cómo se odiabas y mataban garlos! Dejem os aquí, en lugar seguro, nues
— Loa discursos del Cacique — El Cacique tras mujeres y nuestros niños ; vam os noso
Mayor.
tros solos. Volverem os victoriosos, cargados
L a sed de venganza los dominaba y atorm en de trofeos
Unánimes aprobaciones coronaban estas aren
taba y deseaban saciarla en la sangre, y las
víctim as caían bajo la envenenada punta de gas. E inmediatamente se concertaban, y al pie
sus flechas, y se multiplicaban las cruces fune de la letra ejecutaban los acuerdos tomados para
rarias a la vera de los caminos, a la orilla de el buen éxito de la expedición.
E s un hecho que a la voz del Cacique bullía
los ríos, en los patios y corrales de las casas
incendiadas. Com o fieras aguijonadas en sus la sangre en las venas de estos indios: su voz
cubiles, de las selvas del R io das Mortes, sa era la chispa que prendía siempre un gran fuego.
lían sedientos de sangre, al llamamiento de su D e este Cacique, el Cacique Mayor, que g o
zaba de tanto ascendiente y p restigio sobre
jefe.
E n las profundidades de la floresta resona sus com patriotas, de esta figura de auténtico
salvaje, que el Señor tuvo a bien traer a nues
ban siniestros los ecos prolongados de la poári,
qvie el mismo jefe tocaba a pleno pulmón co- tra misión, quiero hablarle, amado Padre,
vocando su gente. U no a uno salían d e sus porque es justo que se conozca lo bueno que
escondrjos y se acurrucaban en torno de la ha sido el Señor para con nosotros, pobres
— 119 —
misioneros Salesianos, y también lo que im
porta el corresponder a la gracia.
Quién era el Cacique Mayor — Su ascendiente so<
bre sus compañeros — Cómo se ganaba el co*
razón — Su bi|o Miguel víala por Europa y per*
suade el padre de la bondad de los misioneros.
Mayor, salvaje por naturaleza, lo era tam
bién en el aspecto; pero bajo tan fiero sem
blante, poseía un corazón de oro.
A lto y fornido, mostraba en su porte y pa
labra, la fiereza de su carácter. T u erto del ojo
izquierdo, perdido en una partida de caza, con
los póm ulos saliente^, chata la nariz, infundía
miedo al presentarse. Era padre de cinco niños
cuando vino a la misión en 1903.
F u é uno de los primeros salvajes que escu
charon la voz del m isionero invitándolos a
cam biar esa vida vagabunda, atrevida y nómade,
por la tranquila, segura y pacífica a la som
bra de la Cruz,
Con él por jefe, vinieron m uchos indios;
de m odo que puede decirse que por él tuvo
principio nuestra misión, tanto más, que su
ejem plo trajo otros muchos.
A qu í pasaban meses y meses, y si bien M ayor
se mostraba deferente y hasta respetuoso, nada
cedía de su natural fiereza. Conservaba íntegra
su grande influencia sobre los demás salvajes.
Puede decirse que ninguno daba un paso sin
su consentimiento. T odos le obedecían a la
menor señal. E ste ascendiente no lo obtuvo en
virtud de leyes o pactos, ni de castigos a los
transgresores, sino por otros m o tivo s: en pri
mer lugar, su familia pertenecía a la de los
iefes, o como diríamos nosotros, a la nobleza;
luego por la bondad; paciencia, dulzura que
tenía para con sus semejantes; en tercer lugar,
por su valor en las cacerías y en los combate.s
con los civilizados. Estos lo conocían bien y
lo temían mucho, habiendo experim entado su
influjo, y fueron ellos quienes nos dieron su
nombre y dijeron lo amado y estim ado que
era.
Com o he dicho, su influencia continuaba en
la misión, y a nosotros no se nos ocultaban
ni su gran ascendiente, ni la veneración que
lo rodeaba ; y con gran fervor rogábam os a
M aría A uxiliadoras se dignara convertir a fa
vor de los m isioneros las grandes y hermosas
cualidades de espíritu y corazón que el caci
que poseía.
Esperábam os una ocasión propicia, una opor
tunidad cualquiera que nos lo uniese más es
trechamente y reforzara su am or hacia noso
tros. Estábam os persuadidos de que si el Señor
nos concedía esta gracia, habríam os dado un
gran paso en el consolidam iento de la misión.
Cada día extremábam os con él la caridad, la
paciencia, los cuidados para atraernos su co
razón.
M ayor tenía un hijo que apreciaba mucho.
Bueno e inteligente, el chico venía frecuente
mente a vernos y pasaba el día con nosotros;
pero ni aun entonces lo perdía de vista su
padre: quería saber lo que hacía, dónde estaba,
con quién hablaba y de q u é ; y cuando pasa
ban dos o tres horas sin verlo, venía a bus
carlo. no sin dejar ver algo de tem or y ,d e s
confianza. Y sin em bargo nosotros queríamos
que el niño se quedara con nosotros como in
terno, para poderlo educar, y sobre todo para
alejarlo del ambiente pagano que lo envolvía
en su casa.
‘
Llam am os un día al cacique, y rogando a
la Santísim a V irgen diera a nuestras palabras
la eficacia necesaria, le dijm os cómo deseando
nosotros únicamente el bien de ellos, queríamos
que sus hijos crecieran buenos y aprendieran
muchas cosas, de m odo que los Bororos pu
dieran decir: « nosotros también, no menos
que los civilizados, aprendemos y sabemos ».
Y le rogam os nos dejara a su hijo vivir con
nosotros, que así aprendería también él muchas
cosas, que no sufriría nada ni le faltaría nada;
y que estando él tan cerca, en cualquier mo
mento podía verlo, y que también el niño iría
a visitarlo de cuando en cuando.
E l austero cacique meneó la cabeza, la in
clinó, pensó un rato y diio:
— Sí, os lo concedo. Y o creo lo que me
decís. Cierto que si no fuerais vosotros, que sois
buenos, yo no os creería ni entregaría mi hijo,
en manos de los civilizados. Pero vosotros
sois buenos. Tenedlo aquí, que coma y duerma
en vuestra casa.
...Y se alejó llorando. L a Santísima Virgen
había enternecido el corazón del fiero cacique,
que quizá hasta entonces nunca había derra
mado una lágrim a.
E l niño, instruido y bautizado el 10 de ju
nio de 1904, con el nombre de M iguel Magone, vivió desde entonces con nosotros, y
atraía gran número de sus compañeros, for
mándose así el colegio de la misión y reco
giendo los más tiernos y solícitos cuidados de
los misioneros. E n abril de ig o 6 , M igueF re
cibió la primera comunión de manos de nues
tro celoso Inspector, el P. Malán, h oy nuestro
venerado Prelado.
O tra gracia debía otorgarnos nuestra bon
dadosa M adre M aría Auxiliadora, Se la pe
dimos. Deseaba nuestro Superior llevar en su
próxim o viaje a E uropa una flor de estas vír
genes misiones y quería que fuera M iguel.
¿P ero el padre? ¿y la. madre?
E sto nos tenía a todos perplejos, seguros
—
X20 —
com o estábamos de que no le perm itirían ale que con algún sacrificio, aprender su lengua,
jarse por tanto tiempo.
instruirlos en las verdades de nuestra Santa
L o que no puede el hombre, lo puede el
R eligió n y darles en todo las explicaciones con
cielo. L o encomendamos mucho a María A u x i ducentes.
liadora y un día afrontamos al cacique; quien
M a y o r s e b a u t i z a — U n a p ru e b a tre m en d a
como si ya supiera todo y com o si fuera ya
— A n s i a s d o lo r o s a s y s e d d e sa n g re .
asunto terminado, dijo:
—- Sí, ya os lo he dicho, de vosotros me fío;
Y la gracia de D ios obró de manera sor
y estoy contento de que con vosotros esté y
prendente en el ánimo del Cacique. D e allí a
vaya, pero siem pre con vosotros. E l P. Malán
poco, cuando nuestras relaciones eran más ín
no se lo confíe a nadie, que él mismo lo lleve y
timas, pidió él mismo el bautismo « para ser
él mismo lo traiga. Y o quedaré esperándolo.
más bueno y tener más gracias para hacer
Y M iguel acompañé al P. Malán, y visitó
buenos a sus compañeros y súbditos ».
Italia y Francia, despertando sim patía y admi
Y de hecho, debido a sus trabajos, cuantos
ración. Y después de un año largo retornó, con
estaban en la misión mejoraban de día en día,
grande contento de sus padres, que no acaba y desapareciendo las antiguas prevenciones,
ban de besarlo y adm irarlo, y decían con mil’ aumentaban su am or y confianza en el misio
exclamaciones de júbilo, las impresiones' que
nero.
inundaban sus corazones.
A la vuelta del amado Superior, en 1908,
M iguel, más instruido y más vivam ente pe pensamos que no debíam os hacer su.spirar por
netrado de los elevados fines que nos movía
más tiempo al Cacique lo que tanto deseaba.
a convivir con ellos, pobres y rudos salvajes,
Y el 13 de m ayo fué un día grande para la
se esforzaba por convencer al padre, de que
Colonia. E l agua santa, cayendo sobre la frente
nosotros habíamos venido únicamente para su
del je ie indio, regeneró a quien p oco ames
bien y que nada tenían que temer ni descon sembraba el terror en la comarca.
fiar; que nosotros no éramos como otros civi
L a función, sobremanera conm ovedora, fué
lizados que aparentando bondad, guardaban
seguida de la bendición nupcial y dejó en to
odio. Y día por día veíamos el benéfico in dos im borrable impresión. E l Señor, por medio
flujo de estas palabras.
de la V irgen Santísima, había llamado a última
Entregado por com pleto a nosotros, el inte hora al hijo de las selvas, para hacerlo primer
ligen te y cariñoso chico se esforzaba por en instrumento, al lado del misionero, de la re
señarnos y revelarnos todos los secretos de la generación de sus hermanos.
lengua y costum bres de la tribu, que hasta
E l buen Cacique, que tomó el nombre de
entonces bien poco nos había sido dado co M ayor Migtiely en honor a un tiempo de su
nocer.
hijo y de nuestro venerado Superior General
E l padre, celoso de sus derechos, y más
D. M iguel Rúa, se cojiservó siempre fiel a la
que todo temeroso de que llegáram os a poseer
misión a que Dios lo había llamado, en medio
lo que tan celosam ente custodiaba, reprendió
de las numerosas pruebas por que pasó, y diré
ásperamente al niño y le prohibió enseñarnos
que, consciente de su deber, se consideró siem
nada, amenazando retirarlo y encerrarlo siem pre, con noble orgullo, el auxilio y el com
pre en su casa.
pañero del misionero, para el bien de los su
El niño no quiso disgustar a su padre, pero
yos, a quienes amaba com o un padre ama a
deseando también ayuiiarttos, nos contó el he sus hijos.
cho, prom etiendo hacer lo posilde para que
En 1908, con ' la ocasión de la Exposición
su padre le levantara la prohibición. Este le
Nacional de R ío Janeiro, 21 de nuestros bod e c ía :
toritos, salidos apenas de la selva y la barba
— Si aprenden, nosotros no podremos decir
rie, y , debido a fatigas y sacrificios sin cuento,
nada sin que nos entiendan ellos, y no ten instruidos y capacitados para formar una banda
drem os’ libertatl para nada.
de música, se presentaban acompañados de
El chiquillo respondía:
nuestro infatigable Superior, en la Capital,
— Sí, pero si no aprenden, tampoco nosotros
ante la más culta sociedad brasÜiana, para de
entenderemos lo que hablan ellos Y o, por
mostrar con la palabra, y más aún, con los
ejem plo, sé muchas c o s ; ís que vosotros no .ca hechos, cuál y cuánto poder ejerce aun sobre
béis ni sospecháis. Dejad que ellos aprendan
los m ás.bárbaros salvajes, la caridad de Cristo,
nuestra lengua, y os dirán tantas cosas, y los
única verdadera escuela de educación, única
com prenderéis y os haréis buenos...; muy bue fuerza y única arma del misionero. Partieron
nos!...
de la Colonia alegres, entre los aplausos y los
Estos coloquios, y la gracia de Dios, con votos de feliz regreso, de parte de todos. e.«;vencieron al austero jefe, y así pudim os, aun pecialmcnte de los padres de familia, que no
é
ir
—
I2 I
dejaban de sentir la separación y temer des
gracias.
Pasaron alg^unos meses, y a sus padres se
comunicaban -das buenas noticias que llegaban...
cuando un día llega un lacónico telegram a,
anunciando la muerte de tres niños, y entre
ellos j los dos hijos del C aciqu e! A l leerlo, me
vino gana de llorar y lloré. La noticia me hacía
prever escenas tristísimas. ¿ Q ué será de nos
otros? ¿q u é diré el Cacique M ayor? ¿qué
pensarán de nosotros los indios? ¿qu é harán?
Son salvajes, capaces de todo... capaces de las
más bárbaras venganzas... j Oh M aría A uxilia
dora, SíUvadnos; tú sola eres en estos mo
mentos nuestro auxilio y re fu g io ! tú nuestra
Madre.
C o rrí al altar y oré... oré y lloré. ¿P odía
darse prueba m ayor? ¿cóm o y con cuál ánimo
me presentaría a darles la noticia? ¿qué tem pes
tades se desencadenarían en esos corazones ?
Por algunos días guardé en el corazón el
secreto, em pezando una novena a M aría A u
xiliadora. Pero era preciso dar el gran paso.
Con el corazón sangrando, pero confiando en
M aría, se dió la fatal noticia. Describir el llanto,
la desolación de todos y en especial del Cacique,
es imposible.
E l buen hombre parecía loco. D esnudo, g i
miendo y lanzando agudos gritos de dolor al
cielo, em pezó a sajarse todo el cuerpo, ro
deando acá y allá, dondequiera que habían
estado sus hijos. A nuestra casa vino llorando
y chorreando sangre. L o dejamos eiftrar y
desfogar su dolor en silencio. Iba de cuarto
en cuarto, en donde sus hijos habían estado,
al dorm itorio, a las clases, a la capilla, a
todas partes, se sentaba donde ellos se habían
sentado, y con m ayores gritos y tajándose la
cara, bañaba todos esos sitios de sangre. Era
un espectáculo horrible, verdaderam ente sal
vaje. Para nosotros ni una palabra ni una mi
rada. Veíam os y comprendíamos claramente
que sobre nuestra cabeza se adensaba la tem
pestad, y sin dejar de temer, orábam os y con
fiábamos.
Pasado el prim er desahogo del Cacique,
•brilló la protección de M aría Auxiliadora. A
los am agos de terrible tempestad, sucedió el
encanto de un cielo sereno, tanto más halagüeño
cuanto más amenazadora había sido aquélla
P or la tarde llegó el íntimo y confidente
del Cacique a decirnos que el corazón del
je fe estaba profundamente herido, j>ero que ni
él ni ninguno pensaba en vengarse, porque
habíamos sido siempre leales para con todos,
que no lo hubieran hecho si fuérsemos simples
civilizados; que M ayor deseaba hablarnos, p>ero
que estando com o estaba tenía reparo en ha
cerlo.
—
L a protección del cielo- se manifestaba en
su esplendente luz. Inmediatamente le manda
mos con qué vestirse y le rogam os viniera pronto,
porque deseábamos decirle cuánto sentíamos
también nosotros la desgracia y mostrarle
cuán grande era nuestra tristeza por la muerte
de los niños.
¡V in o ! Y fué María Auxiliadora quien lo
trajo en el momento más oportuno; como fué
Ella quien puso las palabras en la boca del
misionero, que tan profundamente conm ovie
ron al fiero cacique. L a gracia de Dios lo con
m ovió hasta la más hondo, obrando un cambio
inesperado en él. Pasmado quedé y no pude
menos de derramar lágrim as al ver el altivo
guerrero acercárseme humilde, besarme la mano
y mirarme y hablarme con tanto respeto como
hasta entonces nunca había hecho.
Y en efecto, fué una desgracia grande, pro
fundamente sentida de todos, una prueba dolorosísima. Pero las flores que el Señor supo
hacer brotar de estas punzantísinias espinas,
fueron muchas y de esplendor no conocido. A
nosotros no nos es dado sino dar gracias y
besar siem pre aquella mano amorosa, que sólo
para nuestro bien pesa algunas veces, que cas
tiga mas bendice, que abate y luego levanta.
El triunfo de la gracia — Mayor se convierte en
el maestro y el brazo fuerte del misionero —
Intimos coloquios — Alusión a un gran secreto.
E l pobre M ayor, privado de hijos, no dis
minuyó su afecto y estima a los misioneros,
sino que, resignado a la voluntad de Dios,
procuró hacerse mejor cada día para reunirse
nuevamente con los suyos. Conm ovedora fué
la escena al llegar el P. M alán: el pobre Ca
cique, no pudiendo aljrazar a sus hijos, abrazó
al misionero con un cariño con que no hubiera
podido, hacerlo a sus hijos. Fué el triunfo de
la gracia de D ios y de María Auxiliadora, por
que cuando el bárbaro jefe podía vengar cruel
mente la muerte de sus hijos, se acercó hu
milde a besar la mano del sacerdote y pedirle
la bendición cual único consuelo. Y desde aquel
día, aumentando su amor y sumisión, redobló
su celo para ayudarnos en la difícil misión que
e l cielo nos confió, llegando a ser un verda
dero apóstol entre sus compañeros, a quienes
evangelizaba con el celo y la eficacia del mejor
de los misioneros.
A m igo m ío carísimo, pasaba conm igo largas
horas, y sentado a par m ío, me revelaba todos
los secretos, y poco a poco me enseñaba la
lengua, harto d ifícil, cum pliendo así la obra
em prendida por su hijo y que él obstaculara
tanto. M e hablaba con gran cariño, llamándome
« hijo m ío » y sintiéndose feliz cuando yo le
decía papá.
—
122
Urt día vino temprano, me saludó y me besó
reverentemente la mano.
— I Oh M ayor! ¿cóm o tan tem prano?
— O h Padre, me dijo, tratando de disi
mular un rayo de apacible tristeza que som
breaba su austera faz, Padre, hoy tengo pre
sentes a mis hijos... Esta noche los he visto.
¡ Deseaba tanto verlos I P or fin los he v is to ;
están bien, alegres, contentos; andan vestidos
de blanco. Me dijeron que viviera alegre, que
fuera bueno, que me esperaban, que iría con
ellos... Después he visto una gran lu z ; mis
hijos se han vuelto tan hermosos, que jam ás,
jamás los he visto así.
A l decir esto lloraba, me besaba la mano y
p rotestaba:
— Y o te quiero mucho, te quiero de veras.
M is hijos no están aquí conm igo. P ero he creído,
y ahora sé de veras que están bien y que es
verdad cuanto me has dicho siem pre tú. E n
séñame, pues, a ser bueno, porque yo también
quiero ir adonde están mis hijos y v iv ir con
ellos... Mira. Y o te llamo con el nombre de
itonereguedo {hijo mío) y tú, sí, tú llámame
siempre con el de iogiia (padre mío), porque
así me acuerdo siempre de mis hijos, para ser
bueno, hacer lo que me mandes e ir con ellos
al Paraíso.
E s costum bre entre estos salvajes reunirse
por las tardes en el centro del pueblo y allí,
sentados o echados, contarse mutuamente los
sucesos del día. Pero en realidad la reunión
tiene por objeto oír la palabra de su Cacique,
que de pié en m edio de ellos, con voz alta y
un tono oratorio peculiar suyo, les habla a
todos. Nuestro buen M ayor se ha servido de
ello muy cristianamente. Casi todas los tardes,
alzando su voz robusta y timbrada, repetía
cuanto había aprendido durante el día, acon
sejaba, los exhortaba a todos al bien, trasmitía
los avisos y órdenes recibidos, haciéndose el
m ejor intérprete entre nosotros y los salvajes
y siendo el mejor y más fuerte auxilio para
conservar y estrechar las buenas relaciones.
Y o me servía siempre de él, que obediente
y obsequioso, cumplía con abnegación sus en
cargos, no siempre agradables, debiendo al
gunas veces corregir abusos y defectos. Y su
palabra era bien recibida, también cuando era
fuerte y tenía que hacer sentir la autoridad
del misionero. Fué este el medio de que plugo
servirse a la D ivina Providencia para grabar
profundamente en el ánimo de los salvajes el
respeto y deferejicia debidos a los misioneros.
Pasaban meses y años, y el buen M ayor,
siem pre igual y constante, era nuestro am igo
íntimo. M uy a menndo venía a verm e, y me
re p e tía ;
— N o puedo dejar de venir a que me digas
—
alguna cosa. Ten paciencia conm igo. Sabes
que te amo como a un hijo y no puedo estar
contento si no te veo... Háblame, háblame del
Paraíso, del Señor, que me place tanto oír
las cosas tan bellas que sabes tú.
Y así discurríamos juntos con gran confianza.
Me contaba siem pre sus cosas y las de sus
compañeros, y yo por medio de él estaba siem
pre informado de todo y de todos.
Un día, en una hora de íntimas confidencias
hablando de los tiempos pasados y recordando
tragedias, me dijo:
— ¿N o sabes? también vosotros debíais
estar todos muertos. N o sé quién os ha salvado.
¡ O h ! cierto es que Dios os p rotege, porque
nosotros no acertam os todavía a explicarnos
el hecho.
Y o , que como los demás misioneros, nada
sabía y nada dudaba, em pecé a interrogarlo,
ansioso de descubrir un secreto que quizá
nunca habría podido conocer.
— T ú dices que no pudisteis matarnos por
que D ios Nuestro Señor nos protegió y ayudó.
Cuéntame cóm o, iogua, cuéntame todo.
M ayor quedó pensativo, perplejo, miróme
con fijeza, y al fin se decidió:
— Sí, yo te amo como a hijo. Sé que eres
bueno. P or eso te lo diré todo. Escucha.
f Continuará).
BIBLIOGRAFIA.
La Librería Salesiana de Sarriá-Barcelona, in
fatigable en el trabajo, cuanto discursiva en in
ventar recursos para hacer el bien, ha inaugu
rado una nueva serie de opúsculos: La Biblio
teca del Abuelito, que vivam enle recomendamos.
Para comprender bien el titulo, hay que saber
que dicha casa edita un semanario para niños,
llamado el Oratorio Festho., premiado con me
dalla de plata en el Congreso Catequístico de
Valladolid, y que los artículos de fondo, que
desarrollan con gran amenidad puntos de doctrina
variadísimos, van firmados por E l Abuelito. Este
Abuelito, pues, emprende una nueva Biblioteca
por entregas. Cada opúsculo consta de i6 ó 32
págs. y los que a mano tenemos ilustran, grá
fica y literariamente, puntos salientes y dramá
ticos de la vida del Vble. Juan Bosco. La nar
ración es interesante y los grabados, artísticos,
de modo que no solamente dan lectura instruc
tiva y educativa, sino que tienden a formar el
gusto artístico de los lectores.
El precio es muy módico.
Felicitamos vivamente a la Librería y le de
seamos grandes éxitos a la Biblioteca del Abnclito.
i
Un modelo de Cooperadores
Sin duda, uno de los Cooperadores Salesianos
celosos, que puede proponerse como modelo
a sacerdotes y seglares, es Mons. P abi ,o T aron i ,
capellán que fué en S. Pierlaguna y después d i
rector espiritual del Seminario de Faenza, donde
murió en concepto de santidad el Viernes Santo,
a las tres de la tarde, año de 1902. Se escribió
enseguida la Vida de este Sien*o de Dios; de ella
entresecamos estas notas.
I.
«El 17 de febrero de 1864 por la mañana — narra
Mons. Taroni en sus Memorias — habiendo ido
desde S. Pierlaguna a Formelljno para un funeral,
encontré al acaso en casa de un párroco un librito
de cubiertas azules. L o tomé, leí la primera pá
gina y algunos otros trozos. E ra un fascículo de
las Lecturas Católicas de Turín... Lo pedí prestado.
Y me gustó tanto, que para adquirir aquel librito
y otros semejantes, me suscribí (1865) a las Lectu
ras Católicas. Por medio de estas benditas
Lecturas conocí a D. Bosco, el Oratorio y a
la Virgen Auxiliadora..... — Ella en 1870 me
curó de una gravísima enfermedad, (entero-pe
ritonitis). Después de recibir los Sacramentos —
prosigue el piadoso Sacerdote — recordando la
narración de tantas gracias prodigadas por la
Auxiliadora a sus devotos, según había leído
en las Lecturas Católicas, propuse hacerle, apenas
lo consintiese mi enfermedad, una novena de tres
Padrenuestros y tres Salves y mandar una oferta
ai Santuario de Turín, una vez obtenida la cura
ción.
<Comencé el día 15 de mayo, y al día siguiente
cesó el liipo que continuamente me molestaba
desde más de ocho días; el 21 me levanté y el 24,
fiesta de María Auxiliadora, pude ir a la iglesia
para hacer la Santa Comunión.
«Aquel mismo día escribí a D. Bosco, man
dando, junto con la relación de la gracia, mi
pequeña oferta.
( E l vice-director del Santuario, D. Miguel
Rúa, me contestó a nombre de D. Bosco, felici
tándome por la gracia obtenida y exhortándome
a corresponder, propagando cuanto pudiera las
Lecturas Católicas. Me sentí de improviso tan
llevado a esto, que. si no fué un voto, fué cierta
mente un firme propósito lo que hice. Empecé
luego a buscar suscritores, aunque fueron contaHtoimrxa los que entre aquellos pobres campesinos
pude encontrar. *
A l t^tnaT posesúm, a principios de 1871, del
Rectorado en el Seminario de Faenza, ¿ qué no
hirr» el piísimo Director para la difusión de las
Lecturas Católicas.^
PoHnTnoü la palabra a Mons. Tranzón!, bió
grafo d d ilustre Director. Admiremos d cd o de
este santo sacerdote.
Mois. la tiiiii ) las “ Lectoras [atílicas..,
Tanto en el Seminario como en toda la diócesi»
y aún fuera de ella, difundió miles y miles de opús
culos y buenos libros, especiahnente de las tipo
grafías salesianas, y exhortaba a sus hijos espiri
tuales a que hicieran otro .tanto. Solía decir: « Hoy
día, el que sepa, que componga y escriba buenos
libros; el que no sepa, como yo, divulgue y pro
pague los libros de los demás >.
«Sería necesario, escribía en el 1884 a un pár
roco amigo suyo, que de este hennoso übrito tu
vieran mi ejemplar todos vuestros feligreses. SL
los sacerdotes de vuestra parroquia, que entre
ancianos y jóvenes son bastantes, se uniesen para
hacer venir de Turín algún millar de estos opusculitos (y no gastarían mucho, pues cuestan
cinco céntimos cada uno), de cuánta utilidad
serían para d pueblo, ahogado por un diluvio de
librejos y papduchos malosi H oy que todos apren
den a leer, es necesario que todo párroco distribuya
y venda... sí, venda buenos libros... Cuando el
pueblo estuviese en peligro de morir envenenada
¿ no sería caridad el ponerse a vender y distribuir
el contraveneno? | Manos a la obral haced que
os ayude algún maestro, o maestra, algún caba
llero o señora y esparcid buenos libros. Si en todaslas casas parroquiales hubiera un depósito de estos
libritos, a cinco céntimos cada uno ¿ creéis que n a
se venderían a millares cada momento? A l priudpio los compraría un niño, una niña; éstos esparcen
la notida, muestran el librito a los amigos, a los
padres... y héte ahí el negodo encamijiado. Mr
buen amigo, es necesario que los curas desparra
men buenos libros a toda costa ».
E l mismo cooperó con otros celosos sacerdotes
para la fundadón de una Biblioteca circulante
católica, que existe todavía en Faenza.
He dicho ya como el capellán de vS. Pierlaguna,
después de su curación en mayo de 1870, habién
dole exhortado D. Bosco a propagar lo más que
pudiera las Lecturas Católicas, se sintió «de im
proviso • según cuenta él mismo — tan llevado
a esto que. si no fué un voto, fué ciertamente un
firme propósito lo que hizo; empezó luego a buscar
suscritores. — * Pero ¡ ay 1 dice, que en aquellos
p>arajes era empresa demasiado difídl. No ena>ntré
sino tres o cuatro. Mas llegado a P'aenza al añosiguiente... piide ejecutar mi propósito {1888)».
E n efecto, en 1872, sus suscritores abonados
eran y a cuarenta, y dos años después escribía a su
querido amigo el Sr. Javier: «Tengo más de 100
suscritores a las Líc/aror... Quisiera que fuesen un.
millar de millnnfts, es dedr, tantos cuantos son
los habitantes del globo terrestre, el cual en vez
de ahogarse en el agua, como en tiempos'de Noé,
se están ahogando en las mentiras, de las que te
nemos un diluvio universalisimo. Mentiras en la.
124 —
historia, en la filosofía, en la literatura, en la poesía,
en el teatro, en el periodismo, en las novelas, etc.
Así pues, vengan lecturas católicas, libros católicos...
y i viva Don Bosco! Mi querido JaWer, yo pierdo
los estribos cuando pienso en todo esto... veo tantas
almas, especialmente de jóvenes y aiin de seniinal istas, ahogados por la mentira, por la mil veces
maldita mentira. {1874) ».
ICn 1877 escribía: «Acepte María Auxiliadora
mi celo por la difusión de estas Lecturas, y pueda
yo el din de mi muerte consolanne de haberlas
propagado lo más que podía ». Y al año .siguiente
parece que hiciese de ello un voto, pues que escribe
éu sus Memorias; <necessitas mihi incu'mbit: vae
miki si non evangelizavero! (1878)».
«Mis suscritores, escribía el 1888, llegan al nú
mero consolador de 333, sin contar varios que lo
han hecho independientemente de mí, es decir, se
han hecho también colectores, asocian a otros y
se hacen venir ílirectaniente los libros de T u rín ».
E l año de su muerte los suscritores llegaban a
cuatrocientos.
«Mi progTíuna, decía, ha sido sido siempre este: los
.suscritores pueden aimientar, pero no disminuir».
E l clía en que le traían el paquete de los opúsculas era un día de fiesta para el director. Si
estaba algo melancóüco, luego se serenaba; si
estaba indispuesto, parecía sanase. Con toda soli
citud llamaba a su despacho uno o dos seminaristas,
y les dictaba las direcciones, atando él mismo
cuanto antes cada paquetito para mandar cada
ejemplar a su destino.
,
Cuando murió, había difundido en la diócesis y
lugares vecüios cerca de 212.000 {doscientos docemil) de aquellos opúsculos.
Amenudo escribía a los amigas para inducirlos
a suscribirse o buscar suscritores, y a sus colabo
radores para excitarlos a buscar otros. De las varios
centenares de tales cartas que he tenido a la vista,
tomaré algún paso:
« Vos sois verdaderamente un amigo, porque
para ayudarme a propagar los libros de Don Bosco
p méis vos mismo el dinero, como hago yo, antici )ando a Turín centenares de liras, que después
\ vy percibiendo poco a jk >co y cuando Dios quiere;
v.-*toy contento... Cúbrameos el mundo de Lecturas
i atáücas (1882) *.
• Ayudadme a esparcir las Lecturas Cat.'Hcas.
Ikch l a N. N. que recomiende en la iglesia estas
1 bros... i Oh. si cu cada familia hubiese un ejem
plar! listos libros no están hechos pora los sacer. <lotes; |x'To sois vosotros los sacerdotes quienes
debéis darlas para leer a los niños, niñas, ancianos,
jóvenes, ricos, campesinos, a todas.... Hablad con
los demás sacerdotes de las ¡.ecturas Católicas
cíiando os encontréis en una fiesta, en un funeral,
cu oficios... I V iva quien propague las Lecturas
Católicas, opportune et importune! * (1883).
« |Oh si me encontraseis allí alguien que se suscri
biese a las Lecturas Católicas! No podéis imaginar
ciuuito bien hacen estos libritos.....Muchos buenas
imdrcs. muchas buenas madres que procuran
educar cristianamente a sus hijas, podrán hallar
en vosobos, además del maestro, el apóstol de
la educación cristiana... Por lo demás, perdonad
mi propuesta y atribuid mi atrevimiento a la gran
benevolencia que... me mostráis (1880) ».
<3Busca, querido amigo, busca nuevos suscri
tores... Comencé yo con uno y ahora son 307.....
Roma se hizo a poco a poco. Muchos pocos hacen
un mucho. Para hacer llegar los opúsculos a las
familias, sírvete de algún amigo, o compañero, o de
las mujeres de casa. Pues a veces salta la liebre
donde no se piensa..... Aconseja también a los
antiguos suscritores... que hagan leer estos libros a
sus vecinos y conocidos. E l mundo está loco...
y hay que tomarlo como es..... Piensa, estudia,
ruega. Pero recuerda que a menudo viene la oca
sión cuando menos se piensa. Entonces se ensaya;
tentare non nocet. Si hoy no se obtiene, quizás se
obtendrá mañana. Si uno responde no, otro dirá que
sí. E l que no llora 110 mama. No siempre da en el
blanco el cazador; si porque alguna vez no acierta
dejase de disparar, nunca más acertaría (1884)».
« I Bravo! ¡ ohl si todos los sacerdotes hicieran
como tú,... si propagasen libros buenos! L a ruina
del mundo es la mala prensa, la salvación será la
buena prensa... A los jóvenes que te ayudan a
Misa, préstales estos buenos libros... Cuando visitas
a los enfermos deja estos libros buenos: díles que
cuestan poco... E n fin para hallar un suscritor es
necesario tantear y probar con diez, veinte, treinta...
(188.5) *•
«Para encontrar nuevos suscritores, se nece
sita paciencia, cara sonriente, buenas maneras,
no estorbar, no ofenderse, rogar que se convenzan
los que no muestren ganas, pero contentándose
con estar a su parecer... Quien vence es el que
sufre y aguanta. Así lo he hecho desde hace 35 años
y ¡ cuán contento estoy de ello!... Di a los suscri
tores que el Director tiene 75 años y por tanto
dejará pronto de molestarles (enero de 1902) ».
«Me alegro de la pesca que has hecho. Sí, sí; en
lugar de poneros a cuestionar vosotros, sacerdotes,
por esta o aquella cosa, en vez de lloriquear por({ue el mundo va mal, dejad las invectivas contra
irnos y otros... esparcid, esparcid, esparcid buenos
libros (5 enero 1902) *.
«Haz que todo el pueblo lea las Lecturas Cat
ticas... Centuplum accipies, en esta vida, et vitam
aeternam possidebis. ¿ Te parece poco? (22 marzo
1902) ».
« I Oh qué preciosos frutos, exclamaba el D i
rector en sus Memorias (1888), produjeron estas
benditas Lecturas Católicas en Faenza y en toda
la diócesis!
Por ellas se conoció a la Sma. Virgen
.\uxiliadora y de Ella se obtuvieron muchas
gracias; 2° Se conoció a Don Bosco, y entraron
muchos jóvenes en la Pía Sociedad Salesiana; 3®
Muchos niños han ido a educarse, a aprender las
letras y las artes en el Oratorio de Don Bosco en
Turín y en otras casas salesianas; 4®
Lecturas
Católicas han procurado la \ida del alma a mi
llares de lectores; 5® Los suscritores han concurrido
con su óbolo a procurar la vida del cuerpo y la del
alma a muchos niños pobres de los institutos de
Don Basco; 6® Las Lecturas Católicas han susci
tado en Faenza los Cooperadores Salesianos; v
los Cooperadores Salesianos han llamado a Faenza
a los S^esianos ».
(Continuará).
F
-
125 —
laMKiiiaii
« L os niñitos d el ja rd ín de infancia (7,
E l templo votivo a Ma?ia A u xiliad ora que se
Gamboa en Quargnento, unidos a las Ora/olevanta en Castelniiovo d’ A sti, soáre la cuna
rianas, envían liras ly , rogando a la í^irgen
de nuestro Véle. Padre D . Poseo, y cuya p ri
haga que tornan salvos y sanos del fren te su
mera piedra se cotocó e l 16 de agosto de iq iS ,
padre y hermanos
primer centenario dé su nacimiento es 2111a joyita
R . T. y M . I'. de Turin, ofrecen 2 liras,
.artística que poco a poco va tomando forma defi
orando, y esperando.
nitiva. Son las niños y niñas, los am iguitos cU’
D. Bosco, quienes particularmente se han en
* ü:
cargado de su construcción. E llos mandan de
« L a s A lum nas y Oratorianas de las H ijas
cuando en cuando sus ofertas, sacrificios f r e
de M aría A uxiliadora en e l Ecuador, envían
cuentemente, como sucede con e l del Tibidabo, de
liras 30, implorando bendiciones sobre sus Jagolosinas o recreaciones. — Estas ofertas suelen
m ilias y sobre la patria amada.
venir acompañadas de candorosas carlitas que
L a casa de R osario Santa F é (Argentina),
se depositan allí, como un monumenfo de amor
en acción de gracias p o r favores obtenidos, en
y testimonios de gratitud o de confianza. L a
vía a l Santuario de Becchi liras 73,93.
mayor parte proceden de Ita lia ; pero y a em
E l Instituto de las H ijas de María A u x i
piezan a venir d el extranjero, singularmente
liadora de Sta. T ecla (El Salvador), en prenda
de Am érica. Son gotas de agua, pero las gotas
de gratitud f i l i a l y viva instancia de cotidiana
form an los ríos. P o r esto necesitamos que se
proteción, manda con afecto 50 pesetas para el
multipliquen las gotas, que se resuelvan en
Santuario de Becchi.
lluvia de céntimos y pesetas. H oy las obras, si
Cuyabá (Matto Grosso). Sobrecogida de un
no patalizadas, caminan muy lentamente por
escasez pecuniaria. Podo cuesta e l triplo, e l cua grave accidente, ofrecí una limosna para una
misa en la capillita de Becchi (i).
druplo de antes. Y la terminación d el templo
L a Virgen me ha esetuhado. Llena de g r a
urge. Nuestro deseo era y es inaugurarlo apenas
titud cumplo m i promesa, 7 liras. Sor Olimpia
el cielo mande a la humanidad e l deseado olivo
Prado Oliveira.
de la paz. A si, nos permitimos hacer un calu
— L a s pequeñas alumnas del V curso en
roso llamamiento a los amiguitos con que en
e l Colegio de Ignacio, en S. Paulo (Brasil),
colegios, escuelas, oratorios festivos y fam ilias,
envían la oferta de liras 101,30 para e l Sancuenta D on Bosco, a los pequeños devotos de
ctuario de Becchi, dando a María Auxiliadora
Haría A uxiliadora.
las más expresivas gracias p o r la protección
L a s ofertas pueden depositarse en las Casas
especialisima otorgada durante e l año y supli
Salesianas o confiarlas a los Decuriones de los
cando siga bcndiciéndolas, ju n to con sus deu
Cooferadore^, expresando claramente: Para el
dos y amigos.
templo votivo de Becchi. Ellos se encargarán
— L a s niñitas del Jardín de Infancia de
de trasmitirlas a l Rvmo. P a d ie D . Pablo A l
bora, Via Coitolengo. y z , T u rin ; o directa Bahía Blanca, ofrecen para e l Saniuaiio de Bec
mente a E l Boletín Salesiano, advirtiendo expre chi liras l o o , llenas de confianza en María
A u xiliadora y D . Bosco.
sam ente: para el templo votivo de Becchi.
— L a s alumnas del Instituto de M aría A u x i
Co2iio ejemplo de ofertas, vayan las siguientes:
« Somos dos hermanitos que nos encomen liadora en Alm agro-Buenos A ires, mandan J27
liras, suplicando a la Madre Celestial las con
damos a D . Bosco, y mandamos 5 pesetas para
set ve siempre bajo su protección.
la Iglesia de Becchi.
— L a fa m ilia Olivares, de Santiago de Chile,
« Una niñade Alassio manda 5 liras, rogando
ofrece liras 13 para la iglesia de Becchi, en
a D . Bosco y María A u xiliad ora le devuelvan
prenda de gratitud a D . Bosco, p o r una gracia
sano y salvo de la guerra a ! amado hermano.
« Í j }S hermanitos Boano: Benito, José y Car debida a su intercesión.
E n cada número reseñaremos puntualmente
los, envían liras 3 a l templo votivo de Becchi,
implorando una bendición especial sobre la fa las limosnas y ofertas que recibamos de España
y A m érica para e l templo votivo de María
milia, singularmente sobre e l padre soldado.
.■ itixiliadora en Becchi, cuna del Vble. Juan
« L a s hermanitos hnelde. Otela, M elina v
Bosco.
Otolina .Moro, mandan r lira para la iglesia
de Becchi, para que la Virgen y D . Bosco las
(1) L a iglesia se levanta precisamente para sustituir
esta cap Ilíta, a todas luces insuficiente.
protejan.
T Ooo« Si
®Oooo®
*0000®
EL CULTO
de María íluxlliadora
Nós tenemM la perauaslfio de que, en lai vicisitudes dolorosas de los tlenpoi
que atravesaños, no oes quedan más cooaueloa que los del Cielo, j catre estos,
!• poderosa prolealón de la Vírico beodlla, que fuá en todo tiempo el Aazlllo
de los Cristianos.
n o x.
La fiesta de María Auxiliadora.
U t r e r a . — ■ Con el título de e Los Salesianos
de Utrera y los fiestas de María Auxiliadora»,
nos envía 19 cuartillas un entusiasta y culto pe
riodista, que es un regalo el leer, pero que la estre
chez del espacio nos obliga, con gran sentimiento,
a reducir y cortar. Nuestra revista, de mensual,
se ha tenido que hacer bimestral, y el salir toda
vía todos los números con 28 páginas, o por mejor
decir, con 32, pues las cubiertas han de contarse,
es una ya concesión que agradecemos, pues el
10 de abril del presente año, salió un decreto or
denando la reducción, en un octavo, de todas las
publicaciones que actualmente salen en el reino.
Entresaquemos, pues:
E l afán inextinguible de los Salesianos por
buscar la mayor gloria de Dios y que da un aspecto
característico a sus obras, haciéndolas fecundas...
ha levantado en la ciudad de Utrera el centro de
cultura moderno que admiramos y que con el
nombre de Colegio de Nostra Señora del Carmen,
da educación cristiana a trescientos niños de fa
milias distinguidas, y gratuita a otros trescientos
niños de familias má3 modestas.
En este mes de mayo cuyo final se acerca y en
el que se celebra la fiesta de María Auxiliadora,
l^atroun excelsa de la Pía Asociación Salesiana,
todos a una, profesores y educandos, pusieron de
su parte cuanto les fué posible para dar culto
esplendoroso a la Virgen Santísima. Auxilio de los
cristianos.
Y lo han conseguido. H ay que ver lo bella que
esda iglesia del Carmen, lo bien decorada que está,
la hermosura de sus imágenes, lo artístico de sus
altares, la ümieusidad de luces con que refulgen.
Y hubo que admirar la profusión de flores que
embalsamaban los ambiente del templo; y sabo
rear los harmonías del soberbio órgano magistralmente pulsado, y la afinación de las voces, ad
mirablemente ensayadas. ¿Cómo no habían de
resultar estos cultos en honor de María Auxilia
dora de un esplei\dor... que no sé si el sobrepu
jarlo seria posible?
Corona de este mes de María fué la novena en
honor de María Auxiliadora.
Para predicarla, los R R . P P . Salesianos in
vitaron el M. I. Dr. D. José Juliá, Canónigo de la
S, I. Catedral de Jaén y Catedrático del Instituto
y del Seminario dé Baeza, varón de virtudes, pre
dicador elocuentísimo que durante la novena y
el panegírico de María Auxiliadora, mantuvo en
cendida la atención de los fieles que llevaban el
templo y consiguió mover a piedad los corazones,
(y prueba de ello fué la nutridísima Comunión
general que se realizó el día de la fieste).
L a función ha sido una maravilla de solemnidad
y de esplendor... E n el coro, la orquesta de los
Salesianos de Sevilla, que vino de allí en unión
de la banda del regimiento infantil salesíano, para
tomar parte en la procesión, lanzaba sus haniioiiiosos acordes acompañando las voces infantiles
que entonaban la Misa y la del tenor sevillano Sr.
Roche, bien timbrada y extensa. A este delicioso
concierto se unía harmoniosámente el soberbio
órgano del templo, tocado del mc^o magistral
que sabe hacerlo el R. P. Rosés.
En el altar, la santa Misa, solemne, severa,
impresionante, oficiada por el Sr. Arcipreste de
Utrera, D. Juan Padilla.
Más tarde la procesión.
Esta resulta un acontecimiento en la ciudad,
donde los Salesianos han sabido Inculcar el amor
a María Auxiliadora de tal modo, que ante la
imagen bendita de la excelsa Señora, los corazones
se conmueven y se ve acudir el pueblo en masa,
lleno de respeto; y mientras la procesión se desliza,
serpenteando por las calles en largas hileras de
niños, señoras y caballeros, el pueblo presencia
reverente y lleno su amor aquella manifestación
externa de la fe católica.
Abrían la procesión carabineros a caballo.
\'enían después los hijos del pueblo que educan
gratuitamente los Salesianos y que engalanados
con sus mejores vestidos llevaban en las manos
sandos ramos de Alores. Seguían los jóvenes in-
— 127 —
temos del C o lero Salesino, portadores de can
delas y cuya seriedad y corrección ejemplares
eran admiradas por el público que llenaba las
calles. Luego los Congregantes de S. Luis Gónzaga
con su lindo estandarte y el paso de Santo,
predósa imagen, los alumnos premiados, la banda
V el batallón infantil de María Auxiliadora, el Co
legio de Notra Señora de Consolación, el del Santo
Angel con su bella Cruz de flores y sus inocentes
niñas, muchas de las cuales habían realizado en
la mañana de este día su primera Comunión, ata*
\ iadas con sus blancas vestiduras y albos velos,
regando flores ante la Virgen y entonando terní
simos cánticos. Seguía el Colegio en las benemé
ritas Hermanitas de la Cruz y multitud de señoras
y señoritas con insignias. Luego, el hermoso estan
darte de María Auxiliadora; detrás, con cirios en
las manos, los devotos de las Santa Virgen; las
hermandades de caballeros y el clero.
Detrás el paso de María Auxiliadora, Alima
ña del arte... Verdadera idealidad artística.....
Adornado con gusto exquisito por hábiles manos,
arrebató las miradas del pueblo y con las miradas
los corazones. E l que esto escribe pudo escuchar,
con alegría, las alabanzas que las gentes dirigían
la Madre de Dios, al contemplarla, radiante,
triunfante, sobre el trono espléndido que le eri
gieron la piedad y el amor de sus hijos. Este paso
iba escoltado por fuerza de la Guardia G vil.
Detrás de este paso iban los Sres. sacerdotes y las
Autoridades civües y militares y, cerrando la
procesión, la banda de las Escuelas Salesianas de
Sevilla.
Utrera se había engalanado y lucía sus mejores
colgaduras y sus más vistosas iluminaciones. Los
cohetes surcaban el aire y las armoniosas cam
panas de las iglesias lanzaban al aire sus notas más
alegres.
Cuando, a las nueve y media de la noche, en
traba el paso de la Virgen en su templo, esta
llaron entusiastas los \’ivas a María Auxiliadora
y a los Padres Salesianos, que, a todo pulmón,
daba el pueblo conmovido ante tanta belleza y
tanta piedad, sintiendo toda la devoción que ins
pira la bella imagen que recorrió en triunfo las
calles de Utrera.
E l elocuente predicador, cauón i^ D. José Juliá,
dirigió desde el pulpito, a la multitud apiñada en
la iglesia, frases adecuadas llenas de fervor y de
unción religiosa; y con ellas y con el himno a
María Auxiliadora, cantado con todo entuaasmo
por el inmenso coro de aquella muchedumbre,
dieron fin estos cultos solemnísimos. Y yo, que,
como periodista y a viejo, creo deber interpretar
fielmente los deseos del pueblo, pienso que ha de
interpretarlos fielmente al dar, en nombre de
Utrera, la enhorabuena más cumplida a los re
ligiosos Salesianos.
*
« *
E l día 23 se había hecho la solemne distribución
de premios. Para este acto llegó expresamente
de Sevilla el Exmo. Sr. D. José Ximénez de Samdoval. Capitán General de la región.
E l regimiento infantil de los Salesianos cubrió
la carrera por donde habían de pasar los carruajes
q u e . conducían al Sr. Capitán General y a su
acompañariiiento y prestó a aqv;él los honores
debidos a su rango.
En imo de los amplios patios del lienuoso co
legio, y bajo lujoso dosel de terciopelo rojo donde
destacaba una preciosa fotografía de María Au
xiliadora. tomó asiento la prc.sideucia, formada
por el Sr. Capitán General, que tenía a su derecha
al Sr. Arcipreste de Utrera, D. Juan Padilla, Sr.
Alcalde y Catedráticos de la Universidad de
Serilla D. Manuel Sánchez de Castro y D. Alberto
J ardín; y a su izquierda el Sr. Director dcl Colegio,
Teniente Coronel y Comandante de la zona y
Director del Instituto General y Técnico'Sr. Por
tillo. Formaban también parte de la Presidencia el
Ayudante de S. E. Sr. Marqués de Benamejí y
toda la numerosa y distinguida oficialidad de la
zona y fuerzas de Intendencia de Utrera, a más
de otras personalidades de la población.
A im lado y otro del estrado presidencial se
habían colocado cómodos sillones, donde tomó
asiento la comitiva, reservándose los de la derecha
para los alumnos que habían de recibir premios de
■ honor, que consistían en lujosas bandas de seda
de diversos colores, que les fueron impuestas jxjr el
mismo Sr. Capitán General a los acordes de la
marcha real.
Toda la buena sociedad utrerana y muchos fo
rasteros llenaban completamente el patio, apesar
de sus grandes proporciones.
Entre aplausos entusiastas que premiaban la
labor de los que tomaron parte en acto tan so
lemne, se cumplió el programa, que fue selecto
e interesante, entre cuyos números figuró un D is
curso por el Dr. D. Alberto Jardín, Catedrático
de Derecho Político de la Universidad de Sevilla;
modelo de lenguaje castellano, elocuente, práctico
y lleno de enseñanza sanísimas que no debieran
<>lvidar nunca los alumnos que tuvieron el placer
de oírlo. Recibió e.struendosos aplausos.
Por último el Exmo. Sr. Capitán General se
levantó y dirigió su palabra al numeroso auditorio.
Fueron sus frases fáciles y bellas y sinceramente
cristianas; un canto sentido a la Religión y a la
Patria, que se escuchó con agrado y respeto,
puesto el público de pie y que se aplaudi.0 con
entusiasmo.
Así terminó este acto, cuya solemnidad fué
indescriptible y que dejará honda huella en las
inteligencias y en los corazones de cuantos lo pre
senciaron.
G e r o n a . — Indeleble impresión llevaron cuantos
aástieron a la fiesta de María Auxiliadora, que
el 3 de junio se celebró en la Granja Salesiana de
San Isidro de la Inmortal ciudad.
E l cíelo, días antes lluvioso, apareció completa
mente despejado. L a banda del Instituto, unién
dose al (xmeierto admirable de la naturaleza,
ribró las notas de gallarda diana, mientras se
presentaban ante el trono de la que es Madre de
Dios y madre nuestra las felicitaciones cando
rosas de los niños.
A las 7 fué la Misa de Comunión general con
—
128 —
canto de escogidos motetes al hannonium, siendo
celebrante el M. I. Sr. Dr. D. Agustín Vilá, V i
cario General, quien liizo con un oportimísimo fervorín que nuestros espíritus se caldearan todavía
más en la fragua del amor.
A las ro principió la misa solemne, cantada
por el M. I. Sr. Dr. D. Joaquín Gon y acoli
tada por los Rev.dos D. Narciso Prats y D. Ramón
1‘érez, y con asistencia de Medio Pontifical de
nuestro amadísimo Prelado, Sr. Dr. D. Francisco
de P. Más, siendo asistentes los M. I. Srs. Dr. D.
Antonio Ayarra, canónigo chantre y Dr. D. Ant.mio Oins canónigo ¡jenitenciario de la S. I. C. de
Gerona.
L a imponencia del rito y la melódica ejecución
de la Misa por la Schola Cantomm de la Granja
fueron cosas dignas de nota.
Después del oficio hubo en el salón de la Expo
sición del Instituto una pequeña velada en honor
del líxm o. Sr. Obispo, quien, al final en paternal
alocución ponderó la excelencia de la agricultura
sobre todas artes, y recomendó a los pequeños
agricultores la santificación del domingo y el
horror a la blasfemia.
A las 4^^ p. m., después del Trisagio, ocupó la
Sagrada Cátedra el mismo Sr. Obispo que con su
verbo elocuente demostró lo providencial de la
Obra Salesiana y el deber que a todos incumbe
de ayudarla. Acto seguido tuvo lugar la bendición
con S. D. M. por nuestro amadísimo Pastor y la
desj>edida a la Virgen, yendo los fieles al camarín
a besar los pies de la preciosísima imagen.
Con el concierto de selectas piezas por la banda,
tuvo remate la fiesta, sin precedente en esta Granja,
y que llenando nuestros corazones de gratos con
suelos, dejó satisfechos a todos los que a ella in
tervinieron.
C a U (Colombia). — Nos escribe el activo De,
curión Sr. D. Miguel Vicente Mercado A}’ala:
Previa la Novena celebrada con inusitado fervor
y edificante piedad ¡)or parte de los numerosos
Cooperadores y Cooperadoras de esta dudad, se
celebró la Fiesta de Míu-fa Auxiliadora en la Santa
Iglesia Catetlral el 24 de mayo.
Como nota sobresaliente del día, poclemos apun
tar eí haber recibido por ver primera el Pan Kucarfstico, multitud de niños y niñas de las Escuelas
Primarias de la Ciuilad, preparadas por el celoso
Cura Párroco, Señor D. Daniel Guerrero. De
cuánto jubilo se llenó nuestro corazón al vemos
precedidos por aquel grupo de angelitos que con
tanta pureza como devodón recibía con nosotros
al Divino Huésped amparados bajo el manto de
nuestra celestial Patronal
.V las nueve de la mañana dió prindpio la sok'ume Misa, con Exposidón de S. D. M. en la cual
ofidó como celebrante el Pbro Señor D. Narciso
Rentería, actuando como diácono y subdiácono
respectivamente los Presbíteros Guerrero y Sanclemenle. E l panegírico estuvo a cargo del Rvdo.
Padre Edmundo Goñi, de la \T)le. Orden de San
Agustíii. No supimos qué admirar más, si lo elo
cuente de su oradón, o la manera práctica con que
cantó las alabanzas ntrestra Madre v Rdna.
E l notable coro de la Catedral de quien es Maes
tro de Capilla el Sr. D. Uldarico Vallejo, ejecutó
una de las más bellas y selectas Misas de su rejjertorio.
A las dos de la tarde se resei^'ó a su Divina
Majestad. A las cuatro de la tarde, bellísima, que
contrastó notablemente con las anteriores, que
habían sido de lluvias constantes, se verificó la
procesión recorriendo las principales calles de la
ciudad en medio de infinidad de devotos y de
niños y niñas de primera Comunión que formaban
guardia de honor á la que es todo candor y pureza.
Con la luz crepuscular, que teñía de colores
indefinidos los vastos liorizoütes de nuestro her
moso Valle y nuestras azules montañas, regresó la
procesión a la Catedral, donde para finalizar la
memorable solemnidad, se cantó ima conmovedora
Salve, terminada la cual se disgregó la concur
rencia de fervorosos devotos, llevando todos el
grato recuerdo de los dichosos momentos pasados
a los pies y en compañía de la que es y será siempre
el Auxilio de los Cristianos.
Himno de María Auxiliadora.
(Tradución dedicada al Emmo. Sr. Card. Juan Cagliero).
San José, Costa Rica, 34 Mayo 1917.
Cuando de Cristo al pueblo asoladora
Guerra la adversa hueste promovía,
Del almo Cielo vino Auxiliadora
L a Virgen Pía.
Nárranlo así ancestrales monumentos;
Ricos trofeos pruébanlo ante el ara
Y año tras año, nueva en incrementos
Fiesta preclara.
Dulces y alegres himnos, oh María,
Gratos te muestren nuestro amor profundo,
Y uu nuevo dón aplaudan a porfía
Roma y el mundo.
|Oh día fausto y de etemal memorial
Roma, que en duelo un lustro lo ha esperado.
Y a recibió dichosa al que es su gloria,
Su padre amado.
Vírgenes puras, niños inocentes.
Clero afanoso y pueblo, con anhelo
Todos su ofrenda llévente fervientes.
Reina del Cielo.
Colma tus dones, y haz que sin quebranto.
Oh Virgen, Madre de Jesús'sagrada,
A salvo pueda guiar el Pastor Santo
Su grey amada.
A Tí, adorable Trinidad, honremos
Llenos de fe por siglos etemales.
Y de tu gloria en homenaje alcemos
Himnos trimifales.
Ma t ía s
T rejo s
Cooperador Salesiano.
129 —
Con
el correo aéreo.
Com o a su .tiempo anunciaron los diarios,
el pasado m ayo se ensayó un serv'icio postal
aéreo entre algunas ciudades de la península
italiana y con sus islas. E l 19 partió de Turín a
Rom a un aeroplano, que realizó el viaje en
cuatro horas. E l 20 regresó y entre la corres
pondencia traía este gentil m ensaje:
« Rom a, 20 de m ayo de 19 17 — A l San
tuario de M aría Auxiliadora — ValdoccoTurín.
« D e Rom a, con el prim er correo aéreo en
viamos a la Sma. V irgen Auxiliadora y al
Vble. Don Bosco nuestros devotos homenajes
de im perecedera gratitud y devoción, im plo
rando sobre nuestra fam ilia especiales bendi
ciones de la bondad inagotable de nuestra cara
Madre Auxiliadora y de nuestro Padre Don
Bosco.
Fam ilia N . N.
GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
B ogotá. (Colombia). — ¡O h! cuán buena es
María'Auxiliadora para con los que ponen en Ella
su confianza! D oy testimonio de ello con esta
gracia:
. . .
Desde el último año de mi noviciado prinapié
a enfermar, y por lo tanto creía imposible llegar
a ser saiesiano y más aún. a sacerdote.' Los Su
periores me admitieron a la prueba temporánea.
Y así. delicado en salud partí para la primera
casa adonde la obediencia me enviaba, donde
pude cumplir con mi deber. En el último año de
mi permanencia en ese lugar, mi salud era más
delicada y la obediencia me designó para la Costa,
donde, contra la opinión de los médicos, hice mis
estudios Teológicos y los demás relativos al Sa
cerdocio. Así, pues, venciendo todas las dificul
tades y con la ayuda de María Auxihadora, nuestra
buena Madre, liice votos perpetuos y poco después
tuve el consuelo de recibir las órdenes.
H oy mismo, día en que por'la primera vez subo
al altar, lleno de gratitud, doy cumplimiento a
mi promesa, a fin de que k>s que lean estos ren
glones aviven más su confianza en María Auxilia
dora y reconozcan que cuando los médicos de la
tierra no obtienen el objeto deseado por m e^o de
la ciencia, lo pueden siempre todo esos médi<x>s
que no sólo curan las enfermedades
del cuerpo, sino las del alma y dan además la verda dera felicidad.
Febrero de 1917-
__
c- f
•
Un Saiesiano. ,
BüC^RAMAXGA (Santander-Col). -— Enfermó^ y
agravó de tal manera una h ijitam ía de tres años
de edad, que la muerte parecía inevitable. ^ tal
íi) E n conformidad con los Decretos de la Santa Sede,
no damos a
relaciones otra fe ni otra autoridad que
|a puramente humana.
angustia le prometí a María Auxiliadora que si
me la curaba, publicaría el milagro. Fuí escuchada
al momento, y hoy cumplo gustosa mi promesa.
Llena de agradecimiento, hago pública innnifctadón de acdón de gracias a María Auxiliadora,
protectora de que con toda fe acuden a lilla, cu
los momentos de sufrimiento y dolor. Envío \ma
Iimo.sna (5 ptas.).
Febrero 9 de 1917.
DEU A d e RODRIonvZ.
CORDOBA (Esp.). — Encontrándome enfermo
ya durante varios meses con uu padecimiento que,
aunque la cienda no había declarado del todo
iucurable, ello es que por más que el tíenq)o trans
curría no sólo no ex^xírimentaba alivio, sino que
ni aun siquiera podía vislmnbrarse, a lo lejos,
cuándo hubiera de llegar; mi familia, y yo coa
ella, con la mayor fe, acudimos a ILaría Auxilia
dora en súplica de que nos otorgara la de.seadu
salud, badendo un triduo todos los de casa; y cu
el mismo día en que se hubo de terminar, se me
inidó una mejoría tan rápida, que a los pocos
días me encontraba completamente bien. Recono
cido por lo que todos entendimos uu verdadero
milagro de la Sma. Virgen Auxiliadora, ofrecí
hacer pública mi gratitud cu el Boletín Saiesiano;
lo que, aim cuando algo demorado, cumplo con
la mayor satisfacdóii.
Córdoba’ (España) Marzo d« 1917.
J osé Ortiz M otina .
Abogado y Diputado Provincial.
CORDOBA (Esp.). — En momentos de gran an
siedad acudí a María Auxiliadora con grcui fe y
confianza, encomendándole al menor de mis hijos
con motivo del servicio militar. Os doy. Madre
mía, las gracia.s jxjr h:d>crlo librado cuando menas
esperanza tenía, reconociendo ser una gracia que
debo a vuestra bondad. Llena de reconocimiento li>
publico en el Bolelin, para honor y gloria vuestra;
y os suplico lo tengáis siempre bajo vuestra i>rotección y amparo
Córdoba (España) 1915.
F r ANCTSCA lÍNVIUi
Vda. de Gutiérrez de los Ríos
(Presidenta de la Junta de los Cooperadoras).
I.iMONAR. — H acía dos meses tenía mi hijo
I^uis Hernando Montoya. niño de 15 meses, un
grande tumor en el oído, que creí tomara fuertes
proporciones, y a por la mala calidad y por las
fuertísimas fiebres que a diario tenía mi chiquito,
como por el estado de la hinchazón que le subía
diariamente. Toda esperanza era perdida; pero
me acordé de María Auxiliadora, le ofrecí una
limosna de quince ptas. y al mismo tiempo la
novena, implorando su auxilio y dándole g ra d ^ .
A l día siguiente de terminada la novena, mi hijo
mejoró completamente y hoy está libre de tan
terrible enfermedad.
Hoy, pues, con el corazón lleno de gratitud,
ciunpk) lo ofrecido y deseo se publique este pro
digio en el Boletín Saiesiano.
GEKmTíVA R e z a d e M otctoya .
— 130 —
H u e lva . — Un hermano mío, venía pedeciendo
fuertes ataques de apendicitis y habiendo visitado
varios médicos, tanto en Huelva como en Sevilla,
todos creyeren necesaria la operación, y ya está
bamos resueltos a e llo ; pero yo había ofrecido a
la Sma. 'Virgen Auxiliadora que si curaba sin
necesidad de la operación publicaría la gracia en
e l Boletín; y Ella que todo lo puede, accedió a mis
deseo y y a han pasado dos años sin que haya vuelto
a molestarle para nada esta enfermedad y se en
cuentra sano por completo. Gracias mil de todo
corazón le da esta agradecida hija
Man uela V ii ,i:,adeamigo
Ex-al.umna del Colegio de María Auxiliadora.
S an A ndríís (Santander, Colombia). — Muy
grato es para mi alma agradecida el poder ex
presar de algún modo mis sentimientos de amor
y gratitud a María AuxiUadora por el sin igual
favor que me ha dispensado: Hacía año y me
dio que venía padeciendo de fuertes hemorra
gias, que tratadas con cuantos recursos la
ciencia me indicaba, todo era inútil. En tan
angustiosa situación invoqué, llena de confianza
y de fervor, á María Auxüiadora, rogándole
que por intercesión de D. Bosco oyera mi sú
plica e liiciera que llegara a esta ciudad un facul
tativo que pudiera curarme, ayudado de la pro
tectora Virgen. En efecto, y por obra de Ella, se
presentó el Dr. Vargas. Hecho el exámen de mi
enfermedad, diagnosticó un tumor de que sólo
una operación resuelta y arriesgada podría hbranne; yó no jne decidía a sufrirla, mas mi fe en
la Excelsa Virgen me alentaba y yo no cesaba
en pedirle a Ella el valor que me era necesario. Se
presenta en seguida otro síntoma más alarmante,
y dotada y a de todo el valor, pedí se me adminis
traran los sacramentos y varias de mis ajiúgas
los recibieron también por el peligro tan inmi
nente a que me arriesgaba; coloqué la medalla
que siempre conservo sobre mi pecho, que es la
de María Auxiliadora, y encomendada a Ella, se
dió principio á la operación ; surtido el efecto del
nircótico, scgi'm me refieren, no hallaba otra cosa que
decirles nU>s médicos, sino que María Auxiliadora
1 )S estaba ayudando, y así terminó felizmente la
operación; mi convalecencia fué de quince días
y hoy me encuentro perfectamente bien de salud
y süi que ningún otro síntoma haya interrumpido
la buena salud de que hoy gozo.
Ci,ORiNDA P into dr V.
Cooperadora Salesiana.
\*ii.i.A CoEON (Uruguay). — Con el corazón
rclxisando gratitud y alegría, doy gracias a María
Auxiliadora y al Venerable Juan Bosco por el
insigne favor, verdadero milagro, que me han
concedido arrebatando de las garras de la muerte
a mí tierna hijita de seis meses de edad.
A l declarar el médico el día i8 de Julio de 1915
que se hollaba atacada de tos convulsa, mientras
seguía sus indicaciones, comencé una novena á
María Auxiliadora.
E l Señor, quizás para probar mi fe, pareció que
no prestaba oídos á niLs súplicas, pues la enfermita
se vió acometida de congestión pulmonar, habién
dolo declarado así el médico el día 29. ¡Dura prueba
para mi'fe!
Terminada la novena comencé Otra al Venerable
Juan Bosco. Parecióme a los pocos días que el
Cielo escuchaba mis plegarias, pues notóse en la
enfermita ima leve mejoría. Mas bien pronto cesó,
quedando la enfermedad a m i hijita en brazos de
la muerte.
Un tumor en el oído fué causa de que se le de
clarara, el día 4 de J ulio, la meningitis, con hor
ribles convulsiones.
¡Tanto sufría la tierna criaturita, que, si bien
yo estaba dispuesta á dar mi vida por salvarla,
moría en esos momentos por no verla morir!
Los médicos me habían dicho que no había más
esperanza y me la dejaban morir sin visitarla.
Lo creían inútil. Con todo, una voz, la de la espe
ranza, me hablaba al alma. Llegábamos al final
de la segunda novena, era él último día. E l úl
timo ataque le duró veintidós minutos. Mi hijita
estaba ya fría, hasta el punto de que las personas
que nos asistían se disponían á amortajarla.
En esos crudos momentos ima ferviente devota
de María Auxüiadora y del Venerable D. Bosco,
tomando ima hilachita de una rehquia del Vene
rable, púsosela en la boca a la moribunda tratando
de dársela á beber con un poco de agua. ¡Era la
hora del müagro!
Cesó la convulsión; la niñita se quedó adorme
cida y al despertar había vuelto á la vida.
Tan manifiesta era la gracia, que el médico, con
templándola después largamente, me d ijo : La
han sacado'del ataúd para volverla á la cuna.
Continuó la mejoría y á los pocos días estaba
completamente restablecida y ahora después de
20 meses puedo atestiguar que no ha quedado en
mi querida hijita indicio alguno de tan horribles
enfermedades.
Pubüco con todos sus pormenores esta gracia
para cumplir mi promesa, hacer púbhco mi agradecímento y para encender en el alma de las ma
dres cristianas la fe en Dios y la devoción á María
Auxiliadora y al Venerable Juan Bosco.
Villa Colón, Marzo 20 de 1917.
A n t o n ie t a M oro
de
V ic o .
Ca u (Colombia)! — Gracias infinitas doy a
María Auxiliadora por tres grandes favores.
Cayó enfermo mi hermanito Mario con mucha
fiebre; los síntomas eran de tifo. Día por día se iba
agravando, y de nada servían los medicamentos.
Acudí a María Auxihadora, pidiéndole me con
cediera la salud del niño y prometiendo publicar
la gracia, si me era otorgada. ¡Oh bondad de la
Santísima Virgen! E l primer día de la novena co
menzó la mejoría del eiifermito, y terminada ésta,
lo vimos completamente sano.
E l segundo favor es el siguiente: E l primero
de mayo mi otro hermano Enoch montó en un
caballo muy brioso, que al poco rato se desbocó
y tiró al jinete. Corrimos al caído y lo hallamos
bañado en sangre y con graves heridas. Nuestro
dolor era grande porque, siendo el golpe reducido
particular a la cabeza, temíamos que compro-
I3I —
metiera el cerebro. E l día siguiente lo pasó un
poco mejor; pero en el tercero amaneció muy
adolorido y fué agravándose. Estábamos en el
campo, donde es difícil encontrar médicos a la
mano. Fué mi padre a buscarlo y no lo bailó en
casa; pero un buen caballero le sugirió el remedio
de acudir por medio de una novena a María Au
xiliadora, que empezamos con grande fervor y
confianza, y tras algunas horas de terribles su
frimientos, el querido enfermo mejoró rápida
mente.
E l tercer favor fué salvar a mi padre de una
muerte segura. ¡Viva María Auxiliadora!
Cali (Colombia), Mayo de 1917.
M a r í a d e i , C. V i i ,i ,a q u i r \n S.
Dan tambiéo traclas a María Auxiliadora y enviaa uoa
limosna:
Aicohujaie (Espafia-Cuenca). — Da. Dolores
Vadillo por un favor recibido, ptas. 5.
Amer (Gerona-Esp.). — Da. C. V. de R. por un
favor, 2 ptas.
Bólliga (España-Cuenca). — D. Francisco Blanco
y su esposa. Da. Valentina Alvaro, por haberlos
sanado de grave enfermedad, ptas. 22.
Bucaramanga (Colombia). —
Benjamín Mo
rantes, Federico Ordóñez, Santos Cupaban, Vir
ginia M edina, Delia R osillo, Martina Otero,
Familia Gómez Vargas, Josefa Vera Greñez, Trán
sito Motta, Antonio Rovira, Carmen Escobar y
Gregoria Franco, por la protección que generosa
mente les dispensó, y envían ima ofrenda para el
sostenimiento de los huerfanitos del Vble. Don
Bosco. — Da. Elisa Gómez, por la m il^ rosa cu
ración de una hermana suya y de ima amiga,
1,25 ptas.
Caldono (Colombia). — D. Pedro M. Biaza.
Cali (Colombia. — V. G. M. y esposa, atribuyen
al Vble. Don Bosco el feliz éxito de un negocio
que le confiaron, y agradecidos, mandan ima li
mosna para los huerfanitos que los Salesianos
sostienen, con deseo de que sea hecho público el
poder que el Venerable posee cerca de María A u
xiliadora.
Ibidem. — Miguel Vte. Mercado Ayala, Ca
milo Becerra, Zenón Montes, Zoúa Rosa Donéis,
Rosa Em ilia Cobo y Sánchez, Natalia Zea Vda.
de Sánchez, Carmen P. Vda. de Palacios, R ita de
Ramos, Mercedes Vásquez de Cuevas y Julia Salazar Figueroa.
Córdoba (Esp.), — Da. Soledad Cabeza, por la
conversión de un reo. — C. O., por un favor extraor
dinario, y envía 40 ptas. para la iglesia salesiana
en construcción. — C. R. R ., por la curación de
una prima suya. — Da. E u l^ a Hernández R.,
por la salud de una hermana suya, enferma de
gravedad.
Coruña (Esp.). — E. U., 6 ptas. por un impor
tante beneficio.
Cubo de D. Sancho (Esp.). — D. Alejandro Vi
cente, por la curación de su hija, 3 ptas.
Chosmalal (Argentina). — Emma C. de Dachary por tres favores, dos pesos para una Misa.
Girón (CoL). — A. F . R ., por una milagrosa
curación.
ii
Granada (Nicaragua). — Da. Dolores A. de
Madrid, por la salud recobrada.
Horcajada de la Torre (Esp.). — Da. F.ucarnación Avíos, 5 ptas. por un beneficio. — D. ],eonardo Solera, Pbró., por la curación de una so
brina, 25 ptas.
Llagostera (Esp.). — Da. .\na Martihcll de
Vares, por muclios favorc.s, esjiecialmente pór la
curación de una hija gravemente enferma.
Madrid (Esp.). — M. T., da gmoias a María Sino.
Auxiliadora por un favor recibido y manda cele
brar una Misa en su iglesia do la Ronda de Atocha.
— C. C. D.. muy agradecida a María Auxiliadora
por una gracia recibida, entrega la limosna de cin
cuenta pesetas para los obras salesianos de esta
Corte.
Manabi (Ecuador). — Da. María de los Angeles
Paleios S., agradece a María Auxiliadora por va
rios favores que otorgó a sus hijos, y manda 18 frs.
para los huerfanitos del Vble. Don Bosco.
Morales (Col.). — D. Pedro I^eón Ortega. \x>i
la curación de su señora y de un hijo, 5 frs. —
Srita. Patrocinio Ramírez, por varias gracias re
cibidas, 10 frs. — Srita. Natalia Valvm eso Reyes,
por favores conseguidos y por otros que desea, i fr.
Pescador. (Col.). — D. Pedro León Ortega,
por la curación de su señora y de un hijo, 5 frs. —
Srita. Patrocinio Ramírez, por varias gracias re
cibidas, 10 frs. — Srita. Natalia Valdivieso Reyes,
por favores conseguidos y por otros que desea, i fr.
Pescador (Col.). — D. Epaminondas Ramírez.
Puente Genü (Esp.). — Da. Luisa Luque Lucena, por la salud recobrada.
Puerto Tejada (Col.). — Da. Damiana Romero.
Salado (Col.). — D. Félix Collazos.
Sangüesa (Esp.). — Da. Dorotea Aragón Laborda y su esposo, por la salud recobrada, 5 ptas.
— D. Custodio Larumbe, por gracia señalada, 5 ptas.
San Andrés (Col.). — Por conducto de la activa
Celadora Salesiana, Da. Ana Rosa P. de Bohórquez, envían sus ofrendas ¡wr favores recibidos los
.señores .siguientes: Isaac Quintero Caballero, Ramón
Hernández, Diógenes l'lores, I/íticia E. de Escobar,
Florinda Pinto de N. y los niños Rosa María, Carlos
Jesiis y María Encamación Bohórquez Pinto.
San Pedro Palmiches (Esp.). — Da. Eustaquia
Albendea y Da. María Orbis Calvo, agradecidas
a la Virgen por favores que les otorgó, mandan
una ofrenda para el sostenimiento de los huer
fanitos del Vble. Don Bosco.
Tunite (Col.). — Da. María Cruz M. de F., por
la curación de un hijo, 3 frs.
Utrera (Esp.). — Da. María T. Arenas de Alvarez, por dos grandes favores.
Valdecolmenas (Esp.). — Una Cooperadora, por
la relabrada salud de su esposo, 2 ptas.
Villaibüla (Esp.). — D. Hilario de Julián,
manda 2 ptas. en acción de gracias a la Virgen de
D. Bosco.
Villar de Dgo. García (Esp.). — Da. Benita Carbailo, profimdamente reconocida a la bondad d e
la VL^en Santísima envía 5 ptas. en beneficio de
los niños pobres de D. Bosco.
Yamundi (CoL). — D. Manuel Santiago Bo
nilla y D. Benjamín Sierra.
POR El MONDO SfllESlíINO
Bn honor dcl Beato Cottolenm
En anteriores números heñios hablado de las re
laciones del Instituto Salesiano con el del Cottolengo, y cómo la primera iglesia en donde se honró
solemnemente al nuevo Beato, después de S. Pedro,
fué la Salesiana del Sagrado Cora2Ón, con asisten
cia de los Cardenales Cagliero y Vico, del P. Albera y varios Obispos.
También en Turíu, el Santuario de María Au
xiliadora y el Instituto de S. Francisco de Sales,
fueron los primeros en estos homenajes de glori
ficación. Las funciones reli^osas, imponentes y
solemnísimas, tuvieron lugar del 31 de mayo ál
3 de junio. Los cuatros panegíricos o estudios:
ii/ B. CoUolsngo y la cavidad., él B . CoUolengo y
la oración, el B . CoUolengo y el V. Bosco, el B . Cottolengo y la Divina Providencia, fueron pronun
ciados por cuatro salesianos. entre ellos, el M. R.
P. Pedro Ricaldone, y a Superior de los Salesianos
de Andalucía.
E l último día, en el salón de actos del Instituto,
tuvo lugar la conmemoración civil ante inmenso
público y todas las autoridades eclesiásticas, mi
litares y civiles, llevando la palabra el Emmo.
Cardenal Ma£fi.
El DDefo OlreílorGeDeral de lasEstoelas Salesianas.
Como aunciamos en el pasado número, el Rvmo.
Rector Mayor ha nombrado Director General de
Estudios Salesianos el M. R . P. Arturo Conelli,
en sustitución del llorado P. Cerruti, q. e p. d!
E l nombramiento lleva la fecha del 15 de junio.
Con este acto, el P. Conelli entra a formar parte
del Consejo sujircmo de la Pía Sociedad Salesiana.
Su cargo es imi^rtonte y delicado. A él le corres
ponde la dirección y Wgilancia de los estudios
de la Pía Sociedad, desde las clases elementares,
hasta los estudimitados o escolasticados teológicos,
donde se prepara inmediatamente el personal,
píisaudo por el Gimnasio, Bachillerato. Liceo,
líscuelas Comerciales, Normales,, etc., especial
mente en Italia, donde el personal es más nu
meroso y donde está la cuna de la Pía Sociedad.
El P. Cem iti lo de.sempeftó durante 30 años con
singular acierto.
En cuanto al nuevo Superior, las esperanzas
son muy fundadas, pues a su gran competencia
literaria y científica, une un gran conocimiento del
mundo y amplísimas y cordiales relaciones con
los elementos con que debe tratar. A juzgar por
las felicitaciones que, a comenzar de la Curia Ro
mana, han llegado y continúan llegando al Rvmo.
P. Albera, por su acertada elección, el P. Conelli
era el hombre llamado a llenar el puesto que,
volando al cielo, dejara el P. Cem iti.
este
sentido, telegrafió, entre los primeros, y el tnigmo
19 de junio, el Presidente del Consejo, Boselli,
ínthno amigo del finado y del sucesor.
^ E l P. Conelli, es doctor en Filosofía y Teología,
üuen literato y buen orador. Entre sus obras figura
un texto de Filosofía elemental, modelo de clari
dad y sencillez, hoy completamente agotado.
Desde hace quince años venía gobernando la
Inspectoría o Provincia salesiana romana, en cuyo
cargo le sustituye el R. P. Tommasetti, Director
del Instituto del Sagrado Corazón en la Ciudad
Eterna.
- E l P. Conelli es relativamente joven, no
contando sino 52 años. Está, pues, en la edad
más a propé^to para los gobernantes, lleno ya
de experiencia, calmados los ímpetus de la ju
ventud ardiente, sin que hayan disminuido ni los
optimismos ni las energías. Todo ello habrá me
nester en este tiempo en que. por la revisión de
valores que necesariamente traen consigo los
acontecimientos presentes, todo se trasíorma.
E l P. Conelli fué discípulo queridísimo del Vble.
Bosco. [Quiera Dios que vea a su Maestro y Padre
en los altmes, él, que por su cargo en Roma, tanto
ha trabajado en el Proceso de Beatificación y
Canonizadónl
Nos complacemos en ofrecerle desde estas co
lumnas nuestras felicitaciones, respetos y fervientes
votos de prosperidad.
Mons, Juan Marenco.
La Helada. E l 18 de abril atracó en Puerto Colón
el trasatlántico español Manuel Calvo, que llevó
a las risueñas costas americanas al Sucesor del
Cardenal Cagliero en la Intemimciatura de Centro.\mérica. E l barco había zarpado de Barcelona
el 17 de marzo, llevando un viaje felicísimo. E l
Presidente de la Compañía, Exnio. Sr. Marqués
Comillas, tan cumplido caballero cuanto fer
i e n t e católico, había recomendado a la tripu
lación amenizar la larga travesía del Internuncio
del Papa, y ordenado al Capitán izar bandera
pontificia, si encontraban en su ruta submarinos
o barcos de guerra. E n Puerto Colón trasbordó
a un buque yankee, y el 19 amaneció anclado en
la rada de Limón.
A las 7 a. m.. en la lancha de la Capitanía de
Puerto, fueron a bordo las autoridades del puerto
w
1
—
133 —
a efectuar la \osita reglamentaria, acompañán
doles Monseñor Gaudio Volio y Jiménez, ObispK)
de Santa Rosa de Copán y el Ayudante Militar
don José María Tristán.
Pocos momentos después, regresaron a tierra
los señores antes mencionados en compañía del
ilustre viajero, a quien las autoridades del Puerto
dieron toda clase de facilidades y atenciones. Espe
raban a Monseñor Marenco en el muelle. Monseñor
Monestel, Obispo Titular de Sora y Auxiliar de
Comayagua, F ray Angel Alvarez, Cura de la Parroqtiia de la Dolorosa, Fray Dionisio, Capuchino
de la Comunidad Franciscana de Cartago, el Re
verendo Superior del Colegio de los Salesianos
Presbítero Marfiara, don Nicolás Casasola y al
gunos miembros de las Asociaciones Católicas
de .Costa Rica.
E l ilustre viajero se dirigió del muelle y en com
pañía de las personas antes mencionadas, además
de los-muchos particulares, al templo Católico,
en donde celebró su primera misa en el Continente
Americano. E l templo se vió muy pronto Heno de
fieles que escucharon la palabra galana y bien
inspirada de Monseñor, qmen impartió la ben
dición papal al terminar la Slisa.
E n viaje a la Capital. — En el coche de la Pre
sidencia, agregado al tren ordinario, puesto a la
orden del estimable viajero por el señor Presidente
de la República, se trasladó Monseñor Marenco a
esta capital, habiendo sido saludado en las esta
ciones intermediarias por gran número de fieles.
En Turialba le esperaban el Presbítero don V a
lentín Nalio, Encargado de la Delegación ApostóUca, Monseñor Stork, Obispo de Costa Rica,
el señor Rector del Seminario, y varios Presbíteros.
Además algunos otros caballeros, entre ellos don
Guillermo Lahmann, don Eladio Prado y don
Matías Trejos, como representantes de algunas
de las congregaciones religiosas de esta capital.
En Cartago, la estación se encontraba llena de
gente de todas las clases sociales. Estaban allí
los Reverendos Padres Capuchinos, la Congrega
ción de las Henuanas del Corazón de Jesús, los
Curas de los lugares vecinos, y numerosas personas
del pueblo y la sociedad. E l tren paró breves
momentos en aquella estación y Monseñor Ma
renco tuvo oportunidad de saludar a muchas de
las personas que deseaban verlo.
E n la Capital. — A las cuatro de la tarde, el tren
entró en agujas en la estación central. E l Secre
tario del Presidente subió a saludarlo. Una enorme
multitud se ^ o lp ab a en los alrededores, deseosa
de presenciar la llegada de Monseñor Marenco,
quien descendió del coche -y recibió el saludo de
numerosas personas que le esperaban, entre ellas
muchos miembros del Cuerpo Diplomático y
Consular.
' .
•\1 pitar la locomotora en su entrada a la esta
ción central, las campanas de todos los templos
parroquiales de la ciudad rompieron en largo re
pique, que no paró, sino hasta que Monseñor ^larenco llegó al presbiterio de la Santa* Iglesia Ca
tedral.
En la puerta de la Iglesia esperaban el Deán
del Venerable Cabildo Eclesiástico, don José
Zamora, revestido con capa de coro, y acompiuVido
de los revestidos señores Cascante e Hidalgo, el
Venerable Cabildo Eclesiástico y el St^minario
Mayor. Con el ritual de costíunbrc, fué recibido
el Representante de la Santa Sede, quien arrotliUado en compañía de los ilustrisinu« señores Obi.sjví.s
doctores Stork, Volio, Monestel 5» del Presbítem
Nalio, dió gracias a Dios por .su feliz arribo n la
tierra costarricense. En el presbiterio pudimos notar
la presencia de numerosos curas.
Un disenso de saludo. — Tenninada la corta
oración en acción de gracias, Monseñor Marenco,
rodeado de los ilustrísiinos señores Obis^ws, del
Venerable Cabildo P'clcsiáslico, el Siuuiuario
Mayor, y los señores Curas, se acercó a la baranda
del Presbiterio, desde donde dirigió la jíalabra a
la enorme multitud que ocupaba las naves del
templo. E l ilustre orador domina perfectamente
el español, y según pudimos apreciarlo, es uu
orador de primera fuerza.
Principió dando sus agradeciinieutos al Su
premo Gobierno por las distinciones de que había
sido objeto desde su llegada a la tierra costarri
cense, agradecimiento que liizo extensivo al ilustrísimo señor Obispo Stork y Venerable Cabildo
Eclesiástico.
Habló luego del recuerdo cariñoso que a su
salida de la Santa Sede le diera para el pueblo y
sociedad de este país el hoy Cardenal Ex-Delgado
.Apostólico en Centro América, y de quien se
guardan tan gratos recuerdos en Costa Rica. A l
hablar de Monseñor Cagliero, el orador se mostró
vivamente emocionado, no estándolo menos la
multitud que cada vez agrupaba más a su alre
dedor.
Terminó su alocución diciendo q\ie el Santo
Padre, a su salida del Vaticano, le había encar
gado traer a los Ixabitajites de esta región de Amé
rica, la bendición l ’apal, y puestos los feligreses
de rodillas. Monseñor Marenco impartió esa ben
dición.
Se cantó luego un Te Deum solemne en acción
de gracias, después del cual, las personas reunidas
fueron ha.sta la puerta principal a despedir a
Monseñor Marenco.
Por haberse recibido Juramento el día anterií'r
a los señores Magistrados de la Corte Suprema de
Justicia, acto en el cual debía estar presente todo
el Gabinete, el señor Secretario de Estado en el
Despacho de Relaciones Exteriores no pudo con
currir, como era su deseo, a la Estación a recibir
al estimable viajero. En su representación íué
el señor Secretario Privado de la Presidencia, don
Manuel Monge C.. quien acompañó a Monseñor
Marenco hasta la residencia de la Intemunciatura,
en
Francisco de Mata Redonda.
Los carruajes condujeron al señor Delegado y sus
acompañantes a esa residencia, en donde se sirvió
una copa, y el señor Nuncio recibió algunas visitas.
En los tres dís^s siguientes recibió S. E. las vi
sitas de eminentes p>ersonajes y de los jefes de
institutos y asociaciones, durante las cuales fué
lina verdadera porfía de amor por el Internuncio
— 134 —
y por Su ScUitidad Benedicto X V . Todos le pedían
con grande interés noticias del Sumo Pontífice y
con cariñoso afecto filial demostraban su partici
pación en sus trabajos y sus aflicciones en estos
terribles momentos.
Ante el Qubicrno. E l 26, acompañado de su Se
cretario, £ué a visitar al Exmo. Sr. Ministro de
Estado o Relaciones Exteriores, quien a su ve^ le
acompañó y presentó a Su Excia. el General Ti
noco, I’residente de la República. E l 2 de mayo
tuvo lugar la presentación oficial de las creden
ciales.
Después de las ceremonias de rigor, se pronuuciarqn los siguientes discursos, que por su impor
tancia reproducimos. E l Exmo. Sr. Marenco dijo:
« Exceleniísitno Señor;
Con la más grande satisfacción pongo en vuestras
manos las Letras que me acreditan como Internuncio
de Su Santitad ante el Gobierno de la República.
Enviado del Apóstol de la Paz, en momentos de
conflagración mundial, experimento una satisfacción
inmensa, comparable a la de aquel que escapa de
un incendio, al llegar a esta Nación, que ha sabido
distinguirse por su civismo y por su tradicional
amor a la paz.
iMi Augusto Soberano, el Sumo Pontífice Bene
dicto X V , ama con predilección a esta hermosa
tierra costarricense, se interesa por este pueblo tan
profundamente religioso y desea contribuir en la ór
bita de su acción a hacer más eficaces aun los
esfuerzos de los Gobernantes encaminados al incre
mento del progreso nacional.
Uno de los más grandes factores del adelanto de
las naciones es la paz religiosa, que Cosía Rica
siempre supo altamente apreciar, manteniendo una
armonía benévola entre los dos Poderes, el civil y
el eclesiástico: armonía que.no cabe dudarlo, res
plandecerá una vez más en la Carta Fundamental
que actualmente se elabora.
De la benevolencia del Gobierno y de la recipro
cidad del pueblo es testimonio gratísimo a la Santa
Sede — y el Soberano Pontífice me ha encargado
de manifestároslo asi, Excelentísimo Señor — la
donación que el Congreso de esta República, con
acuerdo votado, puede decirse por aclamación, le
hizo de un valioso terreno, donde con el concurso
generoso del pueblo, una Junta de connotados ciu
dadanos con autorización legal y a cuyo fr.ente está
el Venerado Jefe de esta Diócesis, construye ahora
una dignísima residencia al Representante Pontificio.
Contándome ya entre los grandes amigos de Costa
Rica, como lo ha sido mi antecesor, el hoy Emmo.
Cardenal Cagliero, y el Encargado de Negocios,
merUisimo señor Presbítero D. Valentín Nalio, aqui
presente, actual Secretario de la Internunciatura,
solicito de Vuestra Excelencia y de los Ilustrados
Hombres que os asisten en el Gobierno de la Re
pública. especial apoyo para llenar cumplidamente
mi misión ; cuyo principal objeto es consolidar las
cordiales relaciones que felizmente e.xisten entre el
Gobierno y la Santa S ed e; contribuyendo asi de
tm modo eficiente al progreso de esta Nación, por
cuya prosperidad hago los más fervientes votos.
Aceptad asimismo. Excelentísimo Señor, los que
os presento muy sinceros en este momento solemne,
por vuestra personal ventura ».
A l anterior discurso <le Monseñor Marenco el
señor Presidente contestó:
<t Excelentisimo Señor;
A l recibir de vuestras manos las Letras que os
acreditan como Internuncio de Su Santitad en esta
República, me es grato daros en nombre del Go
bierno y pueblo costarricenses cordial bienvenida a
este hogar de paz y de trabajo, eg donde el espí
ritu religioso de los habitantes y las inalterables
tradiciones de respeto y consideración recíprocos
del Estado y de la Iglesia, mantienen una efectiva
y fecunda armonía entre los Poderes civil y ecle
siástico, la que sin duda alguna ha contribuido por
largos años al bienestar común y cuyo éxito reco
nocido permite a la vez augurar para el futuro la
estabilidad de ese régimen de mutua convivencia
que tan eficaz resulta en la obra de nuestro mejo
ramiento y de nuestra felicidad social!
Este concepto acerca del buen acuerdo que ha
sido .siempre característico entre las Potestades tem
poral y espiritual en Costa Rica y acerca de los
indudables beneficios que ha reportado en un largo
periodo de nuestra existencia política, os dice, Ex
celentísimo, Ilustrísimo y Reverendisimo señor, que
el Gobierno que presido os prestará especial y
deferente apoyo para el cumplimiento de vuestra
importante Misión, deseoso como se halla de con
solidar las relaciones cordiales y sinceras que feliz
mente le unen con la Santa Sede.
Vuestro Augusto Soberano, el Sumo Pontífice
Benedicto XV, nos honra sobremanera al encargar
a una persona de vuestros méritos y virtudes la
Representación ante este Gobierno, que conserva
gratos recuerdos de la acertada gestión diplomática
del Eminentisinio Cardenal Cagliero y de! Encargado
de Negocios, Presbítero don Valentín Nalio, que es
hoy digno Secretario de Vuestra Excelencia Ilustrisíma y Reverendísima ; y al declararos en el goce
de vuestras elevadas funciones, os ruego trasmitir
al Santo Padre la expresión de los sentimientos
que me animan, junto con mis fervientes votos por
la prosperidad de la Santa Sede y por la ventura
de Su Santidad, a los que agrego también los muy
sinceros que hago en esto instantes por la felicidad
personal de yuestra Excelencia Ilustrisima y Reve
rendísima ». '
S. E. fué invitado a celebrar un solemne Ponti
fical en la Metropolitana el 19 de mayo, fiesta del
Patrono de la ciudad. A llí también pronunció S.E.
un hermoso discurso.
Después del sacro Rito se le sirvió un banquete
•en el palacio episcopal. A l descorchar el cham
pagne proniuició una notable oración, que fué
contestada con otra no menos importante por el
limo. Sr. Obisj>o Stork.
Toda la prensa costarricense y centro-americana
ha dedicado la^ as columnas al acontecimiento,
demostrando grande anior al Vicario de Jesucristo.
ANTIGUOS ALUMNOS.
S a r r i a (Barcelona). — En las Escuelas de Artes
y Oficios de S a m á celebróse la anual reunión de
los Antiguos Alumnos de los Salesianos, con repre
sentantes dé las Casas de Hostafranchs, iíataró y
Gerona. Por la mañana el Reverendo P. Miglielti
celebró la 'Misa de Comunión General, a la que
acudió un crecido número de Antiguos Alumnos
— 135 Durante el piadaso acto se cantaron escogidos
motetes.
A las diez hubo Oficio Solemne cantado por el
coro de la Asociación, siendo celebrante Consilia
rio, R. P. Olivazzo. E l sermón estuvo a cargo del
Reverendo P. Fr. Alfonso María de Barctlona,
antiguo alumno de la casa.
A las once se reunieron en el Salón de Actos,
Superiores y Antiguos Alumnos. Tratáronse vanos
asuntos de interés tomando algunos acuerdos.
A la ima y en el espacioso salón-comedor se
celebró un banquete galantemente servido por
los alumnos de la casa. Hubo bmidis, diversos y
muy aplaudidos. A l final del banquete se aci'rdó
por unanimidad enviar un telegrama de adliesión
al Rector Mayor, Rdo. P. Albera que fué acogido
con nutridos aplausos. Acto seguido se ton: ó
una fotografía de todos Ies ccncurrentes. que
llegaban a ciento.
Por la tarde el cuadro dramático de la Asocia
ción obsequió a los Superiores y niños con una
lucida representación, tomando parte el aplaudido
cuarteto musical Orpheus. Dió también conci-.rto
la banda de la Asociación, dirigida por su lau
reado Maestro el Sr. Quintana.
L os socios tienen establecida, y funciona nor
malmente la Sociedad de Socorros Mutuos. Además
han organizado varios festivales benéficos.
H uesca . — Grande incremento va tomando
la Sociedad de Ex-alumnos en la ciudad de Huesca.
Los festejos en honor de su glorioso Patrono S.
José resultaron este año más solemnes que nunca.
Celebró la misa de Comunión General el M. I. Sr.
D. Juan Antonio Martín, Gobernador Eclesiástico
de la diócesis. Era en extremo consolador ver a
tantos antiguos alunmos fortificarse con el Pan
de los fuertes.
A las lo Oficio Solemne, siendo celebrante un
antiguo alunmo salesiano, el Rdo D. Mateo Barant.
Dirigió su elocuente palabra a los concurrentes
el M. R. Sr. D. Lorenzo Jovellar, Cura-Párroco
de S. Pedro el Viejo.
En el banquete fraternal hallábanse el M. I. Sr.
Gobernador Eclesiástico, el Rdo Sr. Director del
Colegio y otros respetables personas.
A los postres la Banda Infantil interpretó
algunas piezas musicales. A l fin del banquete
sacáronse varios g r u ^ s fotográficos como re
cuerdo de tan simpática fiesta.
Dió la Bendición solemne con S. D. M. el M.
M. I. Sr. Gobernador Eclesiástico.
E l cuadro dramático de Ex-alumnos representó
magistralmente el precioso drama en tres actos
4 Un voto » siendo calurosamente aplaudidos los
actores.
.
E l 3 de junio tuvo lugar la solemne bendiaón
de la bandera de los A n tig r^ Alumnos. Verificó
la ceremonia el M. R . S: Director del Colegio. D.
Tomás Nervi, siendo padrinos de la bandera el Sr.
D. José M. Aventín (socio protector^ y su señora
Dña Em esta Gómez. Firmaron el acta; los pa
drinos, la Junta Directiva y los socios protectores.
A continuación el' M. Rdo Sr. Director del Cole
gio dirigió la palabra a los concurrentes, felicitando
a los antiguos alumnos y haciendo resaltar los
varios detalles de la bandera y el significado de
los mismos; significando el fondo blanco que ante
todo el antiguo alumno de D. Bosco debe ser hijo
fiel del Vicario de Cristo; los colores de la bandera
nacional y el glorioso escudo de Huesca represen
tando el amor a la Patria que el ex-alunmo ilcbe
tener; el escudo salesiano y la risueña figura del
inmortal D. Bosco representando la Congregación
Salesiana de la cual el ex alumno ha rei'ibiJo la
educación y la ciencia.
Coronóse tan hennoso acto con la Bendición
Soleume con S. D. M.
A l salir de la capilla los padrinos de la bandera
fueron obsequiados con lui refresco.
Durante la velada, dirigieron la palabra al nu
meroso público el presidente de la Unión y el
\acepresidente D. Martín Casanovas y D. Fran
cisco Oliván, quienes animaron a sus compañcro.s
a tener siempre bien alta su bandera en medio de
las luchas que se presentarán.
N E C R O L O G IA
El limo. Sr. D. Carlos Carbonell y Moraiid.
Con la paz de los justos y en la ciudad de Cór
doba entregó su alma a Dios en la madrugada del
II de febrero el benemérito Cooperador Salesiano
limo. Sr. D. Carlos Carbonell y Moraud.
L a prensa local y aun la de Madrid han dedicado
al ilustre finado artículos encomiásticos, señalando
su larga y meritísima labor al frente de la impor
tante entidad comercial 4 Carbonell y Cía. i, como
presidente de la Cámara de Comercio, como creador
e impulsador de grandes empresas, y como ca
ballero cristiano y caritativo. Todos los elogios
que con motivo de su fallecimiento se le han tri
butado, nos parecen justos y aun escasos, cpm-
136 —
parados con pus relevantes méritos. Hombres
como D. Carlos Carbonell aparecen de tarde en
tarde en la vida de los pueblos; pues reunía en
admirable concierto gran bondad de corazón,
inteligencia clarísima, voluntad perseverante, acti
vidad asombrosa y era lo que llamamos iodo un
carácter. Así se explica cómo pudo abarcar y desa
rrollar tantos y tan importantes y tan variados
asuntos con una competencia no igualada, gran
jeándose el aprecio y admiración de todos.
Mucho le debe Córdoba y en gran estima le
tenía: así lo demostró con motivo de celebrar la
Casa Carbonell sus bodas de oro el verano ultimo;
homenaje merecidísimo que espontáneamente se
convirtió en una especie de plebiscito local, na
cional y casi mundial, y a que la Casa y la presti
giosa figura de su jefe eran luüversahnente co
nocidas y admiradas.
Para nosotros los Salesianos, su muerte ha cons
tituido una pérdida irreparable que deja en
nuestro corazón huella imborrable de hondo sen
timiento; porque D. Carlos nos honraba con una
amistad entrañable y nos alentaba y ayudaba
con su prestigio y generosidad. Para nuestra Obra
tenía esos rasgos de exquisita caridad que reve
laban la filigrana de sus cristianos sentimientos.
Su claro talento comprendió desde un principio
la gran importancia social de la Obra S a l t a n a y
le prestó su decidido y eficaz apoyo, cumpliendo
cerca de ella una misión providencial, ya que con
tribuyó de un modo decisivo a su arraigo y desar
rollo. — Su devoción a María Auxiliadora era
grande y sincera; bien lo demostró en aquel me
morable día de la bendición de la Imagen que se
venera en nuestro Colegio, actuando de padrino
juntamente con su piadosa Sra. Da. Asunción
Ruiz del Portal. No se nos olvidarán aquellas
palabras llenas de sincero entusiasmo, que oímos
de sus labios: « Este es i)ura mí el día más grande
de mi vida i. Desde esta fecha, marzo de 1908,
parece se acrecienta tmls en él el entusiasmo por
Mmía Auxiliadora. En los acontecimientos más
inqx)rtantes de su vida y de sus empresas le vemos
acudir a Ella do un motlo especial, siendo recomjXMisadas su fe y confiimza con una protección
esj)ccialísima y con gracias extxaordbiarias. Su
corazón noble y agradecido sentía cada vez mayor
impulso a contrümir al desarrollo de la Obra Salesimia. Cuando cu 1914 nos decidünos a empezar
la erección de la iglesia de María Auxiliadora y
obras de ampliación, multiplica su generosidad de
tal manera, que bien podemo sdecir que la obra
realizada se debe en su mayor parte a los doimüvos de la Casa y a los de su bolsillo particular.
A l darle I;is gracias por un larguezas, nos decía
con encantadora sencillez: * Mas le debemos a
María Auxiliadora; cuanto nuis hacemos por Ella
mas prosperan nuestros asuntos ».
Qficde una vez más conágnada nuestra
gratitud a D. Carlos y a todos los membros de la
familia y Sociedad Carbonell y Cía. Gran pérdida,
lo repetimosres para esta Casa la muerte de tan
insigne bienhechor: pero no dudamos de que su
luminoso ejemplo tendrá muchos imitadores y
esta fundación que ahora atraviesa uno de los
períodos más decisivos de su vida, seguirá cum
pliendo los amorosos destinos que la divina Provinencia le confiara.
A la vez que pedimos a nuestros Cooperadores
y amigos una oración por el alma del finado, ha
cemos votos muy fervientes por la prosperidad
de la Casa y empresas que él dejaba en el mayor
apogeo, reiterando el más sincero pésame a la
distinguida y piadosa Sra. viuda, hijos, hermanos
y demás familia del nunca bastante llorado
D. Carlos Carbonell y Moraud (q. e. p. d.).
C ooperadores difuntos.
Castillejo del Romeral (Cuenca). — D. Leonardo
Sáiz.
Chillaron de Cuenca (Cuenca). — D. Enrique
González.
Cuenca. — Sr. Pbro. D. Florentino Carretero.
VaXdecolmenas de Abajo (Cuenca). — D. Cele
donio Ortega, Encía Ortega e Isabel López.
Cuenca. — Sr. I’bro. D. Florentino Carretero —
Patricio Nielfo — María Herráiz y Sr. Canónigo
D. Juan Fernández Velasco.
Cuevas de Velasco. — Isaías Torrecilla.
Valdecobnenas de Mayo. — Modesto López,
Francisco Serrano y Juliana Martínez.
Villalbilla. — Marcelina Serrano.
Villar. — E x a n a . Sra. Marquesa de Guilléii.
Villar de Domingo Garda. — Micaela Goldrán y
Juana Estirado.
Cali (Colombia).-— Miguel Antonio Perca —
Leticia Escobar de Rizo y Rafael Trigueros.
Cobán (Guatemala). — Ezequiel C. de Fernández
y Enrique Pérez.
Juma (Colombia).
Hipólito Leal.
S. Maurizio d'Opaglio (Italia). — Sr. G. Nicolazzi.
Fontibón (Colombia). — Sra. Da. Margarita
León de Romero — Sr. D. Francisco Espinosa —
Sr. D. Santiago Chávez Espinosa.
Guatemala. — Da.
-lores López, vda. de Arévalo.
i«. I.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica;
Gerente: JO SE GAM BIN O.
Establee. Tip. de la S. A. Ini. de la Bueoa Prensa.
Corso Regina Margherita, N. I76-TURIN.
LIBRERIA EDITRICE INTERNAZIONALE BELLA S . A . I . D . BUONA STAMPA
Corso Regina Margheríta, 1 7 1 7 6 — T O R IN O (Italia)
RDDENDA IN BREVIARIO ROMANO. — Editio 1913.
culus .
.
.
A misslonís pretio solutos
.
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Parvos fasci>
Libellae o 30
>
o 40
Contlnens:
In die octava S. Francisci Salesii — In festo Sanctarum Perpetuae et Felícitatís martyrum
Feria 111
infra octavam solemn. S. Joseph — Feria VI infra octavam solemn. S. Joseph — In festo S. Pa«>
lini episcopi confessoris — Prima die libera infra octavam S. Joannis Baptistae.
ORATIONES IN BENEDICTIONE SS. SflCRAMENTI, pro opportunitate temporum, cum Litaniis, Hymnis aliisque precibus ab Ecciesia approbatis.
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aurato
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plano,
angulis
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5—
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»
6—
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>
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RUBRICAE MISSALIS ROMANI juxta novissima decreta S. Rituum Congregationis.
*Accedast: Obsenraada in Míssa solemni, pro defanctis, coram SS. Sacramento, coram Episcopo, ia
Missa SS. Cordis Jesu aliisque votivis nnxium suis tabellis, Rubricae perpetuae, denique praeparatio et sjatianim actiones ad Missam.
Editio 1907, vol. in-32 rubr. et nig. linteo contectum.
A missiqnis pretio solutum
.
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>
>
i 30
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Phílosophia et jus ecdesiasticum.
MXJNERATI D AN TIS Sacerdos, — E lem en ta ju ris ecclesiasticir pubb lic i et p r i v a t i ......................................................................... Eibellae 3 —
A missionis pretio solutum .
.
.
. »
3 So
PISC ETTA A L O Y S IU S Sacerdos. — D e C h risto reiig io sae societatis
disputatío
................................................................................»
o 30
A missionis pretio solutum .
.
.
. »
o 40
V ER M E E R SC H A R T U R U S Sacerdos. — De reiigion is in stitn tis et
personis» — Tractatus canonico-moralis ad recentissimas leges exactus.
Tomus prior ad usum sch o lan im ................................................. »
5 —
A missionis pretio solutum
5 50
Tomus alter. — Supplementa et monumenta
.
. »
16 —
A missionis pretio solutum .
.
.
.
. &
18 —
C antns litu rg ic i (Cantíci, Hymni, Psalmi etc.)
.
. • Libeilae o 30
C antus com m unes in Missa et in Vesperis. Ex editione typica Vaticana.
Extractas séptimas
^.
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.
>
o 40
M issa de A ngelis in lestis daplicibas 5. Ex editione typica Vaticana. Extractas
primas
.
.
.
.
.
.
. »
0 15
M issa in D om in icis in fra annum- Ex editione typica Vaticana. Extractas
qaintus
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
o 10
M issa in fe stis B. M ariae V irg in is. (Cum iabilo). Ex editione typica
Vaticana. Extractas qaartus
.
.
.
.
.
>
o 15
M issa in fe stis solem nibus. Ex editione typica Vaticana. Extractas
tertias
.
.
.
. »
0 10
M issa pro D efan ctis cum Absolutione et Exequiis Defunctis. Ex editione
typica Vaticana. Extractas sextas
.
.
.
.
.
>
o 30
M issa tem p ore paschali* Ex editione typica Vaticana. Extractas se
cundas
.
.
.
.
»
o 20
A D V B R T B N T IA E . — Omnes hae edifiones p ro s ta n f tanfum ap u d S o cletá
E ditríce Internazionale per la diffuslone della B nona Stam pa in O orso
R egina M argheriU 174*176 a T O R IN O (Italia) a d quam epiefulae e f p re fia
miUenda eunf. — P re fia m is s io n is aucfa s u n t fanfum p ro s in g u lis exem plaribus. —
F if deductio fa n fu m p ro m agnis e m p fio n ib u s; fum p u b lic i c u rs o ris im pensae em pforP
bus im putanfup separafim , — D educfio f if p r e fii lib ro ru m non aufem p u b lie i c u rs o ris
im pensarum , — ¡nsfifufa, CoHegia, S e m in a ria deducfions fru u n fu r. ^
-
Fecha
-
1917.09
-
1917.10