BS_1917_02

Ficha

Título
BS_1917_02
Descripción
Boletín Salesiano. Marzo - abril 1917
extracted text
librería editrice internazionale bella S.A. I.D. BUONA
__________ Corso Regina Margherita, 174. 176 — TO R IN O (italia)

STAMPA

s e R iP T ü R fl s a e R a

BECHIS MIC., Sacerdos

REPERTORIUM BIBLICUM
seu totius Sacrae Scripturae concordantiae iuxta vulgatae editionís exemplar Sixti V P. M.
iussu recognitum et Clementis V III auctoritate editiim, praeter alphaleticm n ordinem m
grammaticalem redactae. — 2 volumina pp. í 150-1156
Libellae 12 —
A missionis pretio solutiim
Volumina contecta semipelle, fortiter et eleganter, sectione rubra

»

A missionis pretio solutuni

14 —
15
21 —

NOVUM TESTAMENTUM
Editio post criticas novissima una cuín concordantia evangélica elaboratissima. Vol. pp. 414
Volumina contecta l i n t e o .......................................................................Libellae 2 —
A missionis pretio solutum

»

2 50

IN D E X :
Lectori studioso — Novum Testamentmn : Secundum Matthaeum (fudaeis palaesíimnsióiís ad
fidem ChrisH cotwersis desHuatum. probab. Hierusalem scriptum, an»o 40-42) - Secundum Marcuni
(ethnicis ad Christum conversis. Romae, a. 42-44) - Secundum Lucam ( Theophih, sive ecclesiis a PauU
fundatis, Romae, a. ó j xel ineunte 64) — Secundum loannem f^nis polemicus, ad demonsirandam
lesa messianitatem H divinitatem Ínter Gentes, exeunte saeculo /) — Actos Apostolomoi ('¿^ucas
scripsit Ecclesiae histonam ,í5 annorum, ab a, 2^ ad 64, triaque PauU itinera Ínter anuos 44S9J _
Epistolae Beiti Pauli Apostoli; ad Romanos (Corintlii, a. 58 vel 59} — ad Corinthios I (Ephesi.
a. 57) — ad Corinthios II (Ephesi a. 57) - ad Calatas (Ephesi. a. 55-56) ad Ephesios
(Romae. a. 65) — ad Philippenses (Romae, a. 63) — ad Colossenses (Romae. a. 63 vel 64 ad Thessalonicenses I (Corinthi, a. 53) — ad Thessalonicenses (1 (Corinthi, a. 53) _ ad Timotheum I (ex Macedonia vel Laodicia, a. 64 vel 65} — ad Timotheum II (Romae, in ipso vitac
fme) - ad Titum (ex Macedonia. a. 64 vel 65) — ad Philemonem (missa per Onesimum) ad Hebraeos (Romae, a. 63 vel 64) — Epistolae Calholicae : Beaii iacobi Apostoli (Hierusalem,
a. 62) — Beati Petri Apostoli (Romae. a. 64 vel 65) — Beati Apostoli H (Romae. a. 67) Beati loannis Apostoli I (exeuiue saeculo 1) — Beati loannis Apostoli II (exeunte saeculo I) Beati loannis Apostoli III (exeunte saeculo I) - Beati ludae Apostoli (finis fideles praecavere ab
erronl>us aiuinomisticis) — Apocalypsis Beati loannis Apostoli (in ínsula Palmos, a. circ. 95) —
Concordantia Evanjceliomm.

M arzo-A bril de 1917

A Ñ O X X X II - N. 2

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T u r in — V ia C o»oiengo N. 32.

SüMARIQl — A nuestros Lectores y Cooperadores 29
La Cooperación S a le s ia n a ...............................................30
II Instituto de las H ija sd e M aría A uxiliadora en 1916 31
Documentos S a le s ia n o s ....................................................33
Acordémonos de S . -José ..................................................... 36
Gracias obtenidas por intercesión del V e n . Juan Sosco 36
De m u e s t r a s m i s i o n e s : M atto G rosso(B rasil); A tre­
vida exploración de 450 K s. a lo largo del Rio das
M o r t e s ............................................................................... 37

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Una interesante R evista ju v en il

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E l C u l t o d k M a r í a A u x i l i a d o r a : Coronación de

M aría A uxiliadora en Rodeo d el M edio (Rep. Arg.) 44
G racias de M aría A u x ilia d o r a .......................................... 45
B i b l i o g r a f í a .................................................................................... 48
P o r e l m u n d o s a l e s i a n o : T u r in , B ahía B lan ca,
B u e n o s A ire s , T u c u m á n
..................................................49

N ecrología: D . Em ilio de T orres y Martínez, Sr. Dr.
D., M aria n o A g u ile r a

........................................................51

N n u e s tro s L e c to re s p C ooperadores.
Las estrecheces y caíamidades de la guerra nos han impuesto todo
¿enero de economías y dificultan no poco d desarrollo de nuestras obras.
El Boletín Salesiano, que en diez lenguas diverjas llevaba mensualmente la
palabra de los Salesianos a sus amados Cooperadores de (os diferente^
países, tuvo que suspender algunas de sus ediciones, incomunicándonos
a^i con bueqa parte de la Familia Salesiana. Las otras ediciones, a excepción de la italiana, aparecen ^ólo bime^tralmente.
f^unque las dificultades cp lugar de disminuir, aumentan, hemos re­
suelto devolver su vida normal a ia Edición Española.
vosotros, amados
Cooperadores de España y América, la Divina Providencia os ha librado
de las calamidades de la guerra. Y nosotros sentimos más viva que nunca
la necesidad de seguir comunicándonos a menudo con vosotros para ha­
blar de nuestras obras y proyectos, de nuestras esperanzas, de nuestras
penas y alegrías, para trasmitiros la palabra de nuestros Misioneros, cuyas
apostólicas ob>ras, hoy más cjue nunca n®C2 sarias, contribuís a sostener.
Por esto, desde el próximo mes de mayo, bajo la protección de nuestra
buena Madre María 7\uxiliadora, reanudará. El Boletín su vida normal,
yendo a visitaros cada mes. Vosotros, que formáis con nosotros una misma
familia, no dejaréis de reconocer nuestra buena voluntad y apreciar nuestros
esfuerzos 9 ayudarnos a llevar adelante (as obras emprendidas.



3

0



La Cooperación Salesiana
V.

« Lo recuerdo como sí fuera hoy.

Mis amadísimos hijos, nos dijo D.
Una palabra sobre el retiro mensual.
Hosco, para que podáis conservar el
uestro
amadísimo Padre Don fruto de este santo retiro, os daré tres
Miguel Rúa, de feliz recorda­ recuerdos. El primero es este: Haced
ción, que por tantos anos vivió cada mes el Ejercicio de la Buena
con el Vble. D. Hosco, estudiando
su ». — Y nos demostró lo nece­
Muerte
espíritu, y expiando, por decirlo así, sidad de este piadoso ejercicio, animán­
con ávid^ solicitud todos sus movimien­ donos suave pero eficazmente a practi­
tos para empaparse en él; que recogió carlo. — «El segundo es este: Haced
sus enseñanzas y que, llamado a suce- bien... el Ejercicio de la Buena Muertes.
derle, no se preocupó sino de hacerlo — Al oír estas palabras muchos pen­
revivir en su propia persona; daba una samos: D. Hosco esta vez se distrae,
grandísima importancia al retiro men­ pues nos da dos veces un mismo re­
sual llamado Ejercicio de Buena AEierte, cuerdo. Por añadidura insistió en la
y nos decía con frecuencia cómo Don necesidad de hacerlo bien para sacar
Hosco tenía por sej^ura la salvación de verdadero provecho espiritual. — Pero
quien se aceixa todos los meses a los cuando, pasando al tercero, D. Hosco
Santos Sacrame7itos y arregla los asuntos insistió: « Haced siempre bien el Ejer­
de su conciencia como si debiera pasar cicio de la Buena Muerte » ¡ o h ! en­
de esta vida a la eternidad.
tonces compreiulimos la grande impor­
Y añadía: « Por esto’ nuestro amado tancia que nuestro buen Padre daba a
Padre D. Hosco introdujo desde el esta práctica. Y en efecto, quiso for­
principio del Oratorio (o sea de su Oi)ra) mular .sobre él sus tres recuerdos, re­
el Ejercicio mensual déla Huena Muerte; comendándonos: I® que lo hiciéramos
y a los que se admiraban de la buena cada mes, 2® hacerlo bien, y 3®siempre
conducta de tantos niños y jóvenes, bien, porque la muerte puede venir
muchos de los cuales habian « conocido cuando menos se la espera. « Amados
el mundo y sabían su alevosía », les míos, concluía D. Rúa con un acento
contestaba: — No os maravilléis; son que llegaba al alma: escuchemos todos
buenos porque hacen cada mes el Ejer­ y practiquemos tan viva recomendación,
cicio de la Huena Muerte ».
que tanto interesaba a D. Hosco ».
Otras veces, con esa claridad que le
Vosotros, amados Cooperadores, ce­
era propia, con esa bondad paternal, losas Cooperadoras, que con los Saletan natural en él, complacíase en repetir sianos formáis una sola Familia, que
el siguiente episodio :
sois como los Terciarios Salesianos,
« Era el año de 1850 y D. Hosco acoged también esta recomendación;
llevó a Giaveno un centenar de sus escoged un día al principio o al fin de
alumnos para <\ue hicieran en el Semi­ cada mes. el que más os agrade, el
nario jna tanda de Ejercicios Espiri­ primer viernes, por ejemplo, o el primer
tuales Yo también tuve la fortuna de domingo, ya que sois todos tan devotos
ir. D. Hosco no predicó, para poder del Sagrado Corazón, y fijadlo para
cuidarse mejor de nosotros; pero nos vuestro retiro mensual.
dió los Recuerdos.
Desde la tarde anterior pedid a Dios

N



M

la gracia de hacerlo bien; y puesto que
retiro quiere decir apartarse, en lo po­
sible, del bullicio del mundo, sustituid,
en lo que cabe, la agitación por la
calma, las preocupaciones y pensamien­
tos del siglo por los del cielo. A vues­
tras ordinarias oraciones, añadid una
meditación, examinaos delante de Dios,
sobre el cumplimiento de, los deberes
de nuestro estado, confesaos y comulgad
como si fuera la última vez y pedid a
Dios la gracia de una buena muerte.
— Os aseguramos que ganaréis mucho.
En el curso ordinario de la vida,
ciertos pensamientos pasan como un
céfiiro, rozando apenas la superficie sin
dejar casi huella en la alma; pero en
el retiro la gracia divina los fija, los
intensifica, enciende el entendimiento
V mueve eficazmente la voluntad. En­
tonces tienen lugar las suavidades y
delicias espirituales, entonces las reso­
luciones que ceden en beneficio propio
y en bien de los demás.
Otra gran ventaja nos procura este
retiro, ventaja no despreciable, cual es
la de conocernos a nosotros mismos.
¡Ay! apenas habrá cosas que menos
conozcan los hombres que su propia
persona, que su conciencia propia! Y
sinembargo es cosa tan necesaria, que
los mismos paganos la pusieron como
base de la sabiduría y del buen sen­
tido. Nosce te ipsum! era la inscripción
que se leía en templos y ateneos. Quien
no se conoce a sí mismo se expone
continuamente a peligros y siempre
estará por debajo de su misión.
Y misión la tenemos todos en este
mundo.
No hace mucho recibió el Santo
Padre en audiencia a doscientas jóvenes
de los Retiros Obreros y les decía:
^ Nada importa tanto como impedir la
languidez del alma. ¿Pero qué la im­
pedirá mejor que los ejercicios espi­
rituales? Reavivan las enseñanzas de
la f e : recuerdan nuestras obligaciones
de cristianos; ponen a nuestra vista los



peligros a que la somnolencia espiritual
nos expone; nos aterran saludable­
mente con los castigos eternos o nos
levantan con las esperanzas inmortales...
Oh! ¿quién no ve la importancia de
los Ejercicios espirituales?»
jAnimo, pues! Y para quesea más
fácil y para que sea más eficaz, hacedlo,
pudiéndolo, colectivamente. Y a hemos
visto con gran consuelo, que se practica
así en muchos sitios, especialmente
donde hay iglesias salesianas. Lo liemos
visto en Italia y en España ; sabemos
que se hace en América, j Las bendi­
ciones del Cielo llueven sobre las per­
sonas de buena voluntad 1

E l INSTITUTO DE LAS HIJAS DE MARIA ADAILIADORA
&XX

lO lO .

La guerra, ese Jiuracán devastador
que arrasa campos y ciudades, que
siembra odios y esteriliza tantas obras;
no produce tan solo abrojos; también
ha hecho practicar virtudes heroicas,
también ha hecho brotar ñores fragantes
de caridad y de heroísmo. V bien lo
ha experimentado el Instituto de las
Hijas de María Auxiliadora que, como
el de los Salesianos, se gloría de haber
sido fundado ])or el Vhle. I). Hosco y
reconoce, con 'creciente gratitud, que
el Señor lo bendice visiblemente. En
el año 1916 la guerra ha revelado vir­
tudes y habilidades secretas, gérmenes
de cualidades casi ignoradas aún en el
Instituto. Encargadas las religiosas de
hospitales de .sangre y de enfermedades
infecciosas, de colonias de internados,
etc., se van mostrando enfermeras in­
teligentes, como si toda su vida hu­
bieran practicado, pacificadoras habílisimas, en suma, religiosas según el
corazón de Dios y el anhelo de Don
Bosco.
También ellas han debido abrir nue­
vas casas y ampliar algunas de las
existentes, el año pasado.

— 32 —
C asas abiertas en 1916 .
Catorce fueron sus fundaciones en el año pasado.
En Sarnd de Barcelona (España) abrieron un
J ardín de Intancia por instancias dcl Ayuntamiento
y la Diputación Provincial.
En Occimiano. provincia de Alejandría (Italia),
accediendo a las reiteradas instancias del Rev.mó
Sr. Preboste, D. Evasio Colli, abren un Jardín do
de Infancia, más un Oratorio Festivo y una Escuela
de I,abores.
En Roppolo Castello (Novara-Italia), debido al
empeño del Rev.nio Sr. Arcipreste D. Agustín
Poma, en el palacio de los Condes Alejandro y
Gabriela De Rege y Donato, tomaron la dirección
del Oratorio b'estivo, con clase.s de corte v costura.
Religión y Canto, muy florecientes desde el prin­
cipio.
En Trivero B¡ele$e, merced al celo constante del
Sr. Comendador D. A. Cerino Zegna, que superando
no pequeños obstáculos, ultimó un espléndido
edificio para un jardín de Infancia, han acogido
unos cuantos centenares de niños.
Iguales fundaciones llevaron a cabo en Campiglia (Pi.sa) y Scropano (Ceva), donde abrieron
además un Oratorio festivo y una Clase de Labor.
En Gubio aceptaron del Patronato de Ancona
la direcion de una colonia de obreras anconitanas.
En Brancaleón de Calabria, accediendo a los
llamamientos de S. E. Mons. Pablo Albera, Obispo
de Bovn, protector de sus obras en Messina, to­
maron la dirección de xm Jardín de Infancia, una
Escuela y un Oratorio festivo.
En Alejandría de Egipto fundaron una escuela
elemental y otra de segunda Enseñanza, con La­
bores, y clases de miísica y pintura, dedicadas a
María Auxiliadora.
En Patterson (Estados Unidos), a ruegos del
Sr. Cma, se encargaron de las Escudas Parro­
quiales y del Oratorio festivo. *
Obras parecidas emprendieron en la parroquia de
S. Lázaro, en Santiago de Chile y en Curies, debido
a la generosidad de los respectivos párrocos y
otras beneméritas iiersonas.
En MsU (l’ruguuy), fundaron im jardín de in­
fancia y una Escuela privada, como también un
Oratorio festivo.
Aiuialucia (España), donde hace ya cuatro
años dirigen las Colonias veraniegas marítimas de
Jerc: de ¡a Frontera, a petición del Delegado de
Instrucción jmblica. aceptaron también la de
la Sevillana Principe de .^sturias. compuesta de
150 niños y 150 niñas.
Ampliaciones.
Contemporáneamente a todo esto, han llevado
a cabo otras obras i»ralclas a las ya existentes.
Merece especial mención el desarrollo que tomaron
sus casas de Roma. Aquí, en el Instituto de María
Auxiliadora, (via Marghcra). fundaron una oficina
de colocación, para jóvenes. En el Testaccio. siendo
insuficientes ya los locales, se trasladaron a otros
nuevos, cuyo primer piso, acondicionado esplén­
didamente, con grandes salas, por la munificencia
del Sanio Padre, sirve de domicilio social a una

Obra Postecolar que cuenta con 350 señoritas,
sobrando todavía local, con entrada aparte e in­
dependiente, para 200 pequeñelos de la primera
y segimda Elemental, cuyos maestros, Salesianos,
incorporados en filas, han sido suplidos por las
celosas hermanas. En el mismo distrito abieron una
Escuela Profesioiial, que es ima verdadera ben­
dición para ese barrio popular. En el instituto de
la Sagrada Familia, donde para secundar obras
edilicias hubo que reformar el edificio, constru­
yeron un vasto pórtico, que en los días de intem­
perie o de extremado calor, sustituye a los patios
para las 400 niñas del establecimento; abrieron
luia clase de dactilografía, que sustrae a los pe­
ligros de las escuelas laicas un buen núriiero de
.señoritas. I'inalmcnte en el instituto de Jesús
Nazareno comenzaron un I,aboratorio de cos­
tura y punto, para niñas pobres, las cuales, re­
tribuirlas diariamente, confeccionan trajes y unifonnes militares.
En Nunziata (Sicilia) dedicaron una parte de
su florecientes Colegio a un jardín de infancia,
insistentemente solicitado por autoridades y pri­
vados. Lo bautizaron con él nombre de D. Bosco.
Prueba patente de la bendición de Dios a las
Obras de las Hermanas Salesianas de D. Bosco,
ha sido la agregación (pareggio) de su Escuela,
Normal y Complementar de Ali Marina (SIessina).
Para asegurar su prosperidad y para demostrar
su importancia, lo ha tomado bajo su especial
protección la Asociación Nacional de socorros
de los Misioneros Católicos Italianos. La Escuela
que ha dado ya pruebas de su competencia y con­
ferido títulos con efectos legales, está consagrada
a María Auxiliadora.
Otras obras.
Además de esto, sigiueron, en los países beli­
gerantes, prestando sus servicios patrióticos v
humanitarios en pro de los desgraciados qoe
sufren por causa de la guerra. Durante las
vacaciones de'verano tuvieron en muchos sitios
abiertas sus escuelas, asilos, jardines... a disposición
de los hijos de reservistas incorporados, dándoles dos
vec-cs al día abundante refección.
ivn la ciudad de Alejandría, la misma Rdiua.
Madre General, Sor Catalina Daghero, abrió un
nuevo instituto para niños de militares muertos
en guerra. Hállase en mía hermosa finca que a
su disposición puso la espléndida dama Doña
Rosa Borsalino.
En Milán dejábase sentir irivamente una ne­
cesidad social, cual era el mirar por las liijas de
reservistas incorporados, huérfanos de madre o
cuya madre se hallaba enferma en el' hospital
Nuestras Hermanas han abierto las puertas de sn
casa a estas infelices, a quienes hacen de madres.
En Turin encendieron el fervor de sus alumuas
mayores y exalimuias. y dedican todas las tardes
una hora a trabajar gratuitamente para los sol­
dados. Adhiriéndose, de corazón y de obra, a las
iniciativas de la Unión de Domas Católicas, que
eti su grande caridad, han tomado a su cargo la
educación de niños de 3 á 7 años, a quienes la
guerra ha dejado huérfanos; las Hijas de María

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— 33 —
Auxiliadora reciben a los niños que se les envían,
en su instituto principal de la ciudad y a-'las niñas
en el de Santa Teresa, en Cliieri.
Eu los hospitales que a su cargo tomaron desde
el año de 1915, prosiguen su obra caritativa,
viéndose en muchos lugares obUgadas a aumentar
su personal. Así sucedió en el Hospital Regma
Ma^aiita, de Turin, donde, en número de 45
cuidan a 2.300 enfermos y heridos. Y así en Torioiia, Asli, Acgui, Catania, Lugo, Rotna, etc.
En Catania dirigen mateniahnente diez«Mffl[os
de creaturiias», liijas de incorporados en filas.

•Estas, en breve, son las obras nuevas que han
llevado a cabo las Hijas de María Axixiliadora
el año pasado.
i Que lo Virgen Santísima las conserve siempre
en el espíritu del Ven. D. Bosco, las .sastenga y
bendiga en todas sus empresas, en Exiropa y fuera
de Europa, en naciones cixdlizíídas y pueblos sal­
vajes... y alegre y reverdezca su Instituto con
tantas vocaciones, que puedan en todas partes
hacer mayor bien, todo el bien a que la Divina
Providencia las llama!

DOCUMENTOS SALESIANOS
De la mesa de trabajo de nuestro Reverendísimo
P. Prefecto General, D. Felipe M . Rinaldi, ha
fosado a la nuestra una Memoria del personal di­
rectivo de las Escuelas Profesionales de Sarria,
sobre la formación religiosa y moral, literaria y
profesional del obrero en las Escuelas salesianas.
El documento se dirigió a los bienhechores de di­
chas Escuelas. Pero, como gracias a Dios, en todas
las Casas Salesianas hay unidad de sistema, su
importancia trasciende y se hace general, dando
una idea del modo como se entiende y practica
la educación del obrero en todas las casas Sale­
sianas. Por eso lo acogemos gustosos en las co­
lumnas del Boletín, órgano oficial de comuni­
cación entre Salesianos y Cooperadores Salesianos, rogando a Dios lo bendiga para que
estreche vínculos, si necesario fuera, y di a conocer
tnás y más, y propague el sistema de D. Bosco en
la formación del obrero.
Para satisfacer un justo deseo de las per­
sonas que han favorecido directa o indirecta­
mente a esta Casa, hemos ju g a d o conveniente
publicar la presente Memoria, en que se mani­
fiesta lo que, con el favor de Dios y el apo>*o
de nuestros beneméritos Cooperadores, hemos
hecho para el adelanto religioso y moral, lite­
rario y profesional de los niños que la Divina
Providencia quiso confiar a nuestros cuidados.
La educación de los niños debe, en lo posible,
ser, colectiva e individualmente, completa,
según la carrera a que Dios los llame. Cultivar
exclusivamente una u otra de sus facultades,
dejando las demás entorpecidas, sería per­
judicarlos, perjudicar a la hum anidad, cuya
porción escogida es la juventud, privándola de
medios para conseguir su fin; sería privar a la
Iglesia de fervorosos cristianos, y a la sociedad
de capaces ciudadanos.
Es, pues, m uy lógico, que todos los educa­
dores verdaderos encarezcan la necesidad de

que, á la vez que la juventud aprende un arte,
un oficio ó bien una carrera literaria o científica,
sea instruida en las verdades de Jiuestra vSanta
Religión.
Don Bosco, el más grande de los educadores
modernos, no podía menos de basar también
él, todo el edificio de la educación, en la íntima
unión de la Religión con el estudio y el trabajo.
Y persuadido de que nadie puede poner otro
fundamento que, el que Dios puso, repetía a
menudo: « ¿Queréis que los niños sean mañana
Inienos obreros, buenos Sacerdotes y buenos
estudiantes ? Procurad primero que sean buenos
cristianos; pues la Religión es la base de la
educación ». A tal efecto escribe un Reglamento
que se apoya todo en la caridad.
Qué se hizo, pues, en esta Casa desde su fun­
dación ? Ejecutar al pie de la letra el regla­
mento de Don Bosco.
E l primer cuidado íué que los niños apren­
dieran con esmero la Doctrina Cristiana. De
aquí resultó que muchos alumnos que a su in­
greso ignoraban los elementos más necesarios
de la Religión, están ahora suficientemente im­
puestos de sus deberes religiosos y sociales.
Pero no basta que conozcan las verdades ca­
tólicas ; es preciso algo más, es preciso que las
amen, para que las pratiquen. Medio poderoso
para imprimir en el corazón de los niños este
amor, es la vida cristiana, llena como está de
encantos y dulzuras, con su confianza filial en
la Providencia, sus funciones de iglesia poéticas,
profundamente humanas, y sobre todo la re­
cepción de los Santos Sacramentos. Si esto se
hace, es imposible no enmendarse de sus defectos,
como imposible es acercarse al fuego sin sentir
su calor. No hay, pues, que extrañar si entre
superiores y alumnos reina siempre aquella
unión, que, más que de un Colegio parece propia
de una familia.

— 34 —
La formación del corazón corre paralela a la
educación de la mente, que es el piloto que guía
la débil navecilla de nuestra ^dda entre el furioso
oleaje del mundo. ¡ Mente y corazón! he aquí
lo que constituye el verdadero hombre.
A la formación intelectual se atendió seria­
mente desde la fundación de estas Escuelas.
Tenemos las clases divididas en cinco secciones,
y cada sección tiene un programa proporcionado
a los alcances y necesidades de los alumnos;
las asignaturas, además de estar desarrolladas
con la debida proporción, andan, en lo posible,
relacionadas entre sí. de manera que la una
ayude a la mejor inteligencia de la otra. Abri­
gamos la confianza, casi diría la seguridad, de
que el joven que, después de haberlas cursado
todas, sale de esta Casa, está suficientemente
instruido y preparado para todas las emer­
gencias que en su vida obrera le pueden so­
brevenir.
Una palabra especial sobre la clase de dibujo.
El dibujo tiene capital importancia bajo todos
los conceptos. Generalizado en las varias clases
de la sociedad, es de gran utilidad para las artes
y la industria de un país, y contribuye poderosa­
mente a la prosperidad general. Si el dibujo
no tuviera otro objeto que perfeccionar las fa­
cultades estéticas e iniciar en las bellas artes, ya
merecería ser cultivado en los centros de educa­
ción. Pero sirve también para el ejercicio de un
gran número de profesiones. Y si para todos en
general es útilísimo, para los obrerós podemos
llamarlo indispensable.
En las Escuelas Profesionales es hoy asigna­
tura obligatoria para todas los alumnos.
Tenemos la satisfacción de consignar que
da resultados verdaderamente satisfactorios.
Muchos de los alumnos presentaron, repetidas
reces, trabajos ejecutados con una perfección
más que regular, cuyo mérito, siempre que se
desee, se puede apreciar, pues algunos de ellos
están expuestos entre los varios trabajos
ejecutados en estas Escuelas.
*
* *

Pero la parte más importante, después de la
Religión, la que de una manera especial ha sido
siempre objeto de nuestros cuidados, es la en­
señanza propiamente profesional.
Desarrollar, perfeccionar, dar vida y movi­
miento a las Escuelas profesionales, es dar ^dda
y movimiento á la Casa misma.
Persuadidos de esto, trabajamos en lo posible
para que las Escuelas consiguieran el fin que
tuvo nuestro Venerable Padre al fundarlas.
Algunas de las Escuelas-Talleres fueron au­
mentadas con nuevas herramientas y nuevas
máquinas, otras fueron trasladadas y ampliadas
en locales expresamente adquiridos, y todas

puestas en tal condición, que puedan satisfacer
a todas las exigencias.
*
* *
E l progreso material, aunque tenga de suy*
una utilidad grandísima, de nada sirve cuand»
no va unido á la enseñanza teórico-práctica y
al orden moral, que es el alma de un Colegio y
de una Comunidad. L a enseñanza teórica,
la parte técnica del arte u oficio a que el alumno
se dedica, precede siempre a la enseñanza prác­
tica. Antes de ejecutar un trabajo, el maestro
hace ejecutar el dibujo, después le da la expli­
cación teórica en todos sus detalles, haciendo
comprender al alumno el cómo y por qué de las
diversas operaciones que ha de realizar, y los
inconvenientes que podrían seguirse ejecután­
dolo de diversa manera. E l alumno bajo la di­
rección de su maestro pasa de la ejecución de
un trabajo sencillo á otro más complicado. Y
siguiendo el programa de la enseñanza profe­
sional, llega poco a poco a adquirir todos los
conocimientos que le son necesarios para la com­
pleta posesión de su arte u oficio.
La enseñanza profesional consta de cinco
cursos divididos en dos períodos de ses meses
cada uno, y el alumno que tenga disposición
y sea aplicado, puede hacer dos semestres en
uno, y abreviar de esta manera el tiempo de su
aprendizaje.
Los exámenes teórico-prácticos se dan dos
veces al año a la presencia de un tribunal com­
puesto por industriales competentes, los cuales
examinan los dibujos, la parte técnica que exige
el programa, y los trabajos correspondientes a
sus respectivos cursos.
Procuramos inspirar a los niños el amor al
trabajo, excitando entre ellos la emulación,
tan útil, y diríamos necesaria, entre los niños.
Además cuidamos sean debidamente enseñados
y constantemente asistidos por sus respectivos
maestros.
Y para que se animasen más y más, estable­
cimos una esp>ecie de caja de ahorro que pro­
porciona á los alumnos grandes ventajas.
Tienen un tanto por ciento sobre todo el tra­
bajo que hacen, y dicha cantidad depositada
en la administración del Establecimiento, se
destina a sufragar los primeros gastos que el
alumno debe hacer al salir de él, después de
haber acabado su aprendizaje.
Tal vez parecerá a algunos demasiado largo
el tiempo del aprendizaje, pero observamos:
I® Que además del oficio deben los alumnos
aprender las asignaturas literarias, la parte
técnica del oficio y del dibujo, como ya dije
arriba, lo cual incluye, por cierto, algún retraso
en el oficio, puesto que -en ellas emplean dia- '
riamente unas cuatro horas. 2° Que esta no es

r

— 55 —

una casa de comercio, sino uu Colegio en que
el trabajo está relacionado con las exigencias
de la enseñanza y de la edad de los niños, y
lejos de explotar^sus débiles fuerzas, todo lo
subordinamos a su formación y robustecimiento
y rodeamos el trabajo con todas las atenciones
debidas a su condición.
*
* *
Por otra parte no podemos menos de recordar
con dolor que en los 32 años que cuenta de
existencia este establecimiento, hemos tenido
el grandísimo sentimiento de ver a muchos
padres sacar a sus hijos antes de concluir su
aprendizaje. De lo que resulta que, saliendo los
alumnos todavía no completamente educados
en los principios morales y religiosos que deben
formar la base de toda su vida, y sin la completa
formación profesional, al poco tiempo de su
salida, olvidan las máximas e instrucciones
recibidas y se encuentran con muchísimas di­
ficultades para terminar su aprendizaje y hacer
frente a su propia sustentación.
La institución de la Caja de ahorros, que acu­
mula para el aprendiz un capitalito, si bien es
verdad que para esta Casa es una carga más
que regular, produce a los niños y sus pariente.^
ventajas m uy señaladas, cuya importancia no
deja de producir sus buenos resultados.
*
* *
Mas los niños necesitan desahogo, distrac­
ciones y ratos de honesto pasatiempo. Ningún
buen educador puede olvidarlo: pues es en la
educación de los niños una parte importan­
tísima. Lo difícil está en acertar, escoger, y
saber unir lo pedagógico á lo recreativo. Y Don
Bosco. educador ]>erfecto, no olvidó esta im­
portantísima porción en el programa-reglamento
que dictó para sus Colegios. Tienen en él su
parte los juegos, la declamación y la música,
pero en tal proporción, que no aficionen en de­
masía a los niños, distrayéndoles de lo que debe
formar la e.sencia de su eilucación.
Y tratándose de diversiones, llamo vuestra
atención sobre la música, que sin duda es entre
todas las más noble y á la \*ez la más recreativa.
Ella eleva el espíritu humano, lo ennoblece y
lo perfecciona. En todos los Colegios de Don
Bosco ocupa un lugar distinguido. Aquí se
cultiva no sólo la vocal, sino tan;l ién la instru­
mental. L a primera se da a tod«j^: la segunda
solamente a los que por su ejemplar conducta
se hagan merecedores de esa especie de premio.
V se elimina de ella á los que por su mal
comportamiento deshonraren la banda y la
orquesta. De este modo la música es para los
niños un honor ambicionado, y para nosotros
un medio, un gran recurso pedagógico. Logramos

perfeccionar el canto, acostumbrando a los niños
a saborear la música sagrada, cuyas composi­
ciones son más conformes al sentimiento religioso
y a las recomendaciones de S. S. el Pa])a Pío X.

*
De todo lo expuesto podréis conocer y a]ucciar el sistema de educación que se practica
eii estas Escuelas, que resultan jxíqueñas, aten­
didas las muclias peticiones que cada día nos

Explorador de D. Bosco (Rep. Arg.).
llegan. Pero confiamos que la Divina Provi­
dencia, que nos prodigó siempre sus auxilios
divinos, proporcionándonos los medios para
edificar este establecimiento, nos dispensará
también lo necesario para ampliarlo según el
plan ideado y proyectado hace años por el
Reverendmo. Sr. Don Felipe María Rinaldi,an­
tiguo superior de las Casas Salesianas de nuestm
hidalga España, y actual Prefecto General de la
Congregación Salesiana, y que no se ha podido
realizar jx)r falta de medios. De este modo
podremos admitir un mayor número de alum­
nos, desarrollar más y más nuestras EscuelasTalleres y hacer más pro\Cchosa nuestra insti­
tución para la juventud.



Esto es lo que, ayudados por nuestros benocaéritos Cooperadores, hemos podido hacer
desde la fundación de estas Escuelas. ¡ Quiera
Dios que la semilla sembrada y cultivada con
tantos cuidados, se desarrolle, crezca robusta
y dé a su tiempo sabrosos fmtos; quiera Dios
que estos jóvenes, hoy tiernas plantecillas, sean
mañana robustos árboles contra quienes inútil­
mente sople el tempestuoso viento del mundo,
de las pasiones, de la indiferencia religiosa y
de la impiedad!
E. C. y D.

¡Acordémonos de S. José!
E l mes de marzo eslá de nn modo especial
consagrado a S. José. Varios fueron los fines que
se propusieron los Soberanos Poniifices al pro­
clamar a S. José Patrono de la Iglesia Universal
y al inculcar tanto su devoción. Pero uno de los
principales es obtener su poderosa intercesión en
favor de la sociedad doméstica, de tantos enemigos
combatida y amenazada de los mayores estragos.
No es ella ya, por desgracia, la que vieron
otros tiempos, modelada sobre la Familia de
Nazaret. Hoy, como dice Sardáy Salvany, apenas
saben ya los padres ser padres, ni saben ser hijos
los hijos, ni suelen amarse como hermanos los her­
manos, ni se tratan como debieran amos y criados.
S i algún principio impt,ra hoy en el mundo, es
la anarquía social, y ésta empieza en el hogar
doméstico. A la veneración y amor se ha sitsHtuido
el egoísmo, el interés material, el desenfreno.
La guerra, el terrible azote desatado sobre el
mundo para corregirlo de sus extravíos, contri­
buye por desgracia a la disgregación de la familia.
Pidamos, especialmente durante este mes, al
glorioso S. José, por el remedio de tan grave ne­
cesidad, por la reintegración déla familia cris­
tiana sobre la base de la Religión; y hagamos
nosotros mismos cuanto podamos para devolver
a los buenos caminos la sociedad doméstica ; hagá­
moslo con el ejemplo, particularmente por medio
del rezo en común, del respeto al Santo Nombre
de Dios, de la obsenuincia de los días festivos.

GRACIAS OBTENIDAS

por iDterresi del VoDoralile Juao Mi

(0

E l año de 1913 fui atacado de una fuerte
erisipela, que me ulceró toda la pierna izquierda
y el pie. K1 facultativo me ordenó baños espe­
ciales y un depurativo. Como pasaron dos meses
(1) E n conformidad con tos Decretos de la Santa Sede,
no damos a estas relaciones otra fe m otra autoridad que
la puram ente hum ana.

3 6



y el mal empeoraba, me aconsejó proceder a la
amputación. Llamé otro médico, el cual exami­
nando detenidamente el caso, se manifestó ente­
ramente de acuerdo con su colega.
Consulté otro, quien determinó tratar la
enfermedad de otro modo. Experimenté algún
alivio. Transcurrió un año. Llegó el 14 de junio
de 1914. E l mal se recrudeció de un modo tan
espantoso, que yo creí llegado mi último día..
Todas las úlceras se inflamaron, causándome
acerbísimos dolores. Creí que me había invadido
el cáncer. Me preparé a morir, aunque los dolores
me causaban una especie de desesperación.
En medio de las angustias, recordé que tenía
una reliquia del Vble. Juan Bosco. L a tomé,
y suplicando a María Auxiliadora tuviera a
bien curarme por la intecesión de su fiel Siervo,
lleno de fé empece a hacer la señal de la cruz
con la reliquia en cada úlcera. A los pocos ins­
tantes comencé a sentir alivio. A la media hora,
el dolor, la desesperación y todas las angustias
desaparecieron, sucediendo una gran tranqui­
lidad, que me hizo pasar una noche sosegada
después de tanto tiempo de amargura.
Han transcurrido dos años desde que sané,
desde que volví a la vida. He caminado hasta
dos leguas a pie y no he vuelto a sentir impedi­
mento alguno.
En agradecimiento a Dios, a María Auxi­
liadora y al Vble. Juan Bosco, cumplo lo que
prometí, haciendo publicar esta gracia y en­
viando una limosna para los huerfanitos de
D. Bosco.
C ali (Colom bia), Julio 28 de 1916.
M

ig u e l

M. A

vala

Decurión de los Coop. Sales, de Cali.
Habiendo sufrido mi madre una hemorragia
nasal durante tres días con sus largas noches,
y habiéndosele aplicado las medicinas que acon­
sejaban para contener tal hemorragia, no le
valieron hasta que imploré la protección de
María Auxiliadora por conducto del Venerable
D. Bosco para que viniera en auxilio de mi
madre, y al efecto me oyó con solícita atención
y mi clamor fué escuchado; mi madre fué salva.
— Un hermano que tengo en Cartagena, supo
mi ida a Bogotá y desde allá me escribe le haga
dar una colocación. Pero ¿qué podría yo darle
sin tener mando mi voz? Pero se lo recomiendo
á D. Bosco, para que él con María Auxiliadora
le consiga a mi hermano el destino y ¿oh pro­
digio de la Madre del que es dueño de los des­
tinos! una tarjeta al superior, valió para que
se le consiguiera lo pedido, y mucho más, mi
hermano fué ascendido.
Siachoque (Colom bia), Septiem bre i de 1916.

A r ist id e s D aza y E spin o sa .

D E J s lU E S T R A S M I

M A T T O G R O S S O (Brasil)

Atrevida exploración de 450 Ks. a lo
largo del Río das Mortes.
C olo n ia d el Sgdo. Corazón, 15 de agosto de 1916.

Revmo. P . Albera:
También este año resultó bella y devota la
fiesta del Sagrado Corazón. No tuvo la gran­
diosidad del año pasado. No lo llevaron en
triunfo Mons. Malán y Mons. Aquino por las
calles de la aldea, enganaladas con flores y ani­
madas con los cantos de los niños, lirios vi­
vientes con cuya compañía goza Jesús.
Esto no obstante, vino la fiesta con igual dul­
zura, vino con la suave paz que se veía grabada
en la frente de todos, fruto de la íntima unión
con Jesús, recibido la mañana en la Santa Co­
munión general. Vimos a nuestros niños arro­
dillados, con las manitas puestas y los ojos fijos
en el Divino Amor que, en un trono de luz y
flores, los miraba sonriente desde lo alto del
altar. Nuestos cantores ejecutaron la Misa de
Angelis y en la plazoleta, delante de la iglesia,
resonaron solemnes las notas de la banda, a la
Elevación y al concluir la ceremonia. Premios
y juegos alegraron, después de las Vísperas so­
lemnes y la bendición, a nuestros caros Bororos. Ah! reine siempre J esús en medio de nos­
otros, nos conserve siempre a E l unidos y nos
ajmde a aumentar las filas de sus devotos,
trayendo a los esplendores de su luz a tantos
y tantos infelices que yacen aún en las tinieblas!
Renové la consagración de la Colonia al Sa­
cratísimo Corazón y se la confié de un modo
especial, debiendo ausentarme durante varios
d ¿ s por un viaje de exploración, cuya relación
espero le sea grata.
LfOS d o s o b je to s d e l via je*

L a Prelatura
Exmo. Sr Malán hállase
en su parte septentrional atravesada por el
Río das Mortes, cuyo curso aún es bastante des­
conocido, especialmente aquí en la altiplanicie.
Esta corriente de ^ u a tiene una grandísima
importancia para el porvenir de la Prelatura,

5 IO J \ lE 5

siendo, como es, una gran vía de comunicación
que facilitará la civúlización de las tnbus que
pueblan sus orillas. Pero para esto es indispen­
sable conocerlo bien, establecer hasta dónde es
posible la navegación, examinar los trayectos
interrumpidos por las cascadas y las dificul­
tades que ellas pueden crear a la navegación.
E ste era uno de los fines del viaje.
E l otro, no menos importante, era visitar
la antigua residencia de nuestros Bororos, a la
orilla derecha del río y ver si el sitio o sus cer­
canías habían sido ocupados por otras tribus,
cosa no rara, habituados como estamos a recibir
todos los años la \dsita de indios desconocidos,
provenientes del Norte. Estas visitas nunca nos
han sido gratas porque casi siempre nos han
perjudicado las cosechas y no pocas veces han
asaltado a traición a nuestros indios, causando
alguna vez alguna víctima, y sembrando el
pánico y la desolación en nuestra amada Colonia.
De estos misteriosos visitantes nada sabemos,
í>or no haberlos podido todavía tratar los Mi­
sioneros.
Para aclarar este misterio estábamos dis­
puestos a atravesar el río e internarnos lo que
fuera preciso.
E n v ia je .
La comitiva no era numerosa: formábanla el P.
César Albizetti, el infrascrito y cinco indios que
debían guiar y cuidarse de los animales que lle­
vaban las provisiones, el altar portátil y varias
chucherías.
Con los saludos y votos de los nuestros,
nos pusimos en camino, y en breve perdimos de
vista la Colonia. Entre las continuas ondulacio­
nes de la altiplanicie era espontáneo el pensar;
Quién habiera imaginado hace quince años,
que dos misioneros solos se abandonarían con­
fiados a merced de dnco de estos bororos tan
terribles que era una temeridad pasar por sus
tierras aun bien acompañados y bien armados?
Y son los mismos indios que habían hecho derramc^r tantas lágrimas y atentado a la vida de
los Misioneros...!
Y a la verdad, eran ellos dueños de nosotros,
armados como iban, no sólo de flechas, sino de
carabinas, que saben manejar a la perfección.

-

Remontando el valle de un afluente.
h l día siguiente llegamos al S. Marcos, cuya
desembocadura había yo descubierto y explo­
rado en el ]>rimer viaje al Rio das Martes. Te­
míamos que nos ofreciera dificultades espe­
cíales. Pero lio fue así, pudiendo vadearlo v
seguir su curso hasta sus fuentes.
Ivl hermoso valle da la ini])resión de un valle
prealpino. I^as azuladas aguas ya mujen encer­
radas entre ciclópeas rocas, ya se precipitan
de peñasco en peña.sco, o bien corren tranquilas
entre verdes bosques, reflejando en su seno
las cadenas de montañas, que frecuentemente
se arriman a sus orillas.
Durante dos días remontamos el valle hasta
llegar a las fuentes. Oyendo la palabra«fuente
ordinariamente se presenta a la imaginación
un claro manantial de linfas claras y frescas.
Aquí la cosa suele variar. Los grandes ríos que
descienden de estas altiplanicies y que tributan
sus aguas, después de miles de kilómetros, los
del Norte al Amazonas, y al Paraguay los del
Sur, tienen un origen singular. A la vegetación
arbórea, mezquina y raquítica de la meseta,
que se pára de golpe, sucede una densa vege­
tación herbácea más o menos extensa, en cuyo
centro, en la parte más baja, se levanta otra
de árboles corpulentos que elevan al cielo como
cúpulas sus densas, lozanas, airosas copas. Nunca
falta la palma Burity, variedad de la Mauritia
v 'mijera, que se yergue a la altura de 30 metros,
con una cabellera de hojas en forma de abanico,
d e q a ó metros de largas. Llámase vinifera, por­
que haciendo una incisión en el tronco, mana un
líquido parecido al vino rojo. A veces la vege­
tación de estos orígenes consta exclusivamente
de dichas palmas, y es magnífico verlas lanzarse
al ciclo como esbeltas columnas, con su esplen­
dorosa corona de hojas, por entre las cuales
se ven asomar racimos de frutillas.
Vista tan hermosa cubre un terreno húmoílo
al principio; la humedad va aumentando hasta
formar un pantano que poco a poco .se con­
vierte en regajo fangoso, (pie cu ocasiones a
pocos metros es ya un hermoso arroyo, y au­
mentado con otros semejantes llega, a ser tor­
rente o río.

Curiosos fenómenos de espejismo.
El valle corre de K.K. a S.O. Lo recorrimos
todo y dimos en otro valle bien singular. AI
rededor, rocas variadísimas que despiertan
en nosotros fantásticas ideas. A distancia era
una serie de castillos de bellas torres almenadas
en las cuales hasta parecía ver las personas.
La ilusión es completa. El fenómeno de la ero­
sión. visto al revés, o sea de abajo a arriba,
daba origen a pirámides tnmeas invertidas.

3 8

-

frecuentemente coronadas por cantos redon­
deados, que dan la imagen de personas en lon­
tananza. Así, mi compañero me • indicó tres
hermanos bajo un paraguas. Eran tres rocas,
una al lado de la otra, coronadas por la copa
de un árbol. Más adelante, otra roca sobre una
columna, nos pareció una sopera gigantesca,
con sus respectivas asas. Admiramos también
poderosos juegos de equilibrio, que no nos
daban tan completa seguridad, que no nos pre­
guntáramos : « ¿y podremos pasar por debajo
con toda tranquilidad? »— De semejante labe­
rinto sólo los indios podían sacarnos. Ellos nos
hicieron subir el escarpado <¡terraplén » de uno
de los más lindos castillos, desde cuyas de­
rruidas torres pudimos observar mejor ese
«reino de hadas ».

Una caza feliz.
Poco se interesaban miestras guías de lo que
tanto admirábamos nosotros, y para nosotros
mismos duró muy poco el goce. Bajando al valle,
los indios dijeron estar m uy cansados y nos ro­
garon que descansáramos a las orillas del arroyo.
Aceptamos, puesto que era tarde 5’-también
nosotros necesitábamos descanso. Estábamos
desensillando, cuando resonó nn silbo de un
bororo que se había rezagado un poco. Oirlo y
abandonar la ta re a y echar a correr con las armas
en la mano, todo ftié uno. Nosotros, quedando
solos, nos miramos como para preguntam os:
« ¡Y ahora? ». Acabamos de desensillar y de­
jamos en libertad las acémilas.
Mientras el P. Albissetti buscaba lena j^ara
el fuego nocturno, y busqué, pero en vano, un
sitio donde plantar las tiendas. No había sino
rocas peladas, cubiertse de una finísima capa
de tierra. Pasar debíamos, pues, la noche al
escampado. Por lo demás, no era cosa del otro
mundo. Como llevábamos unos cueros para
cubrir las cargas, ensayamos con ellos una
nueva forma dé tienda para reparamos del
rocío, aquí abundante, extendiendo la mitad
en el suelo y doblando sobre sí misma la otra
mitad.
A l teraiinar esta faena oímos la gritería de
nuestros indios, alegres porque habían tenic’o
una cacería magnífica. Tenían tres hemiosc.s
puercos salvajes, que inmediatamente desaiartizaron y echaron a azar en la gran hoguera
que iluminaba el valle. E l puerco salvaje es
algo más pequeño que el doméstico y no tiem.tocino o tiene muy poco; vive en grandes mana­
das y los indios le dan una caza despiadada, pues
es un rico bocado.

En la cascada Pió X.
Era el cuarto día de expedición. Cerca de
medio día comenzamos a oir el mido de la

— 39 —
c:\scada Pío X , siempre más y más distinto.
Cuando estuvimos cerca, busqué la cruz plan­
tada cuatro años liace sobre la ceja del salto.
.\Uí estaba: una parasita la adornaba con sus
verdes hojas y sus flores. A l pie del símbolo
bendito, al caer de la tarde, rezamos el Rosario,
experimentando las más dulces emociones, cual
si rezáramos bajo las bóvedas del más majes­
tuoso de los templos.
A la tenue luz crepuscular y al rumor de la
cascada, nuestro pensamiento se trasportó a los
ensangrantados campos de Europa... y arrodilla­
dos rogamos venga pronto la paz y le devuelva
su tranquilo vi^•ir, como tranquilas corren
aquellas aguas después del airado espumor
de la cascada.
Interrumpió nuestras meditaciones el silbo
de los indios avisándonos que la cena estaba
]>reparada. Después, voh*imos a subir sobre las
rocas de la -catarata, rezamos la oración de la
noche y nos retiramos bajo las tiendas
U n a m eseta interesanteAl otro día muy temprano proseguimos el
viaje, torciendo un poco y subiendo la sierra
para evdtar un gran recodo del río, y a por mí
explorado. Hasta el más consumado geógrafo
se hallaría empachado si quisiera trazar la to­
pografía de esta zona. Es una desordenada
sucesión de valles y colinas. Cuando crees entrar
en un valle ancho y dilatado, te encuentras en
una garganta o en una hondonada sin salid a; te
imaginas haber llegado a una eminencia, y das
con una depresión que te obliga a retroceder.
Hasta nuestras guías se desorientaron, y todo
el día no hicimos sino subir y bajar, con nuestros
cansados animales, muy pocSj acostmbrados
al alpinismo. Pero en conpensación de nuestras
fatigas, hicimos un de.scubrimiento que mucho
hubiera alegrado a un geólogo. En la misma
cima de la aquella altura observamos que en
medio a los blancos cantos de cuarzo había
otros rojos de arenaria y otros oscuros ligeros,
semejantes a la lava, y algunos brillantes, iri­
discentes y de un negro mate. Los examinamos:
presentaban impresiones fósiles bien manifiestas.
— Mira, dije, a mi conpañero, y decían que
en la altiplanicie no había fósiles. — No pudieron
durar mucho nuestras indagaciones, porque
los indios, preocupados por salir de aquel la­
berinto, habían bajado al valle que debía po­
nemos en buen camino. Por más que buscá­
ramos luego, no nos fué dado encontrar piedras
de negro mate, con vestigios de conchas.
E l buen co razó n de- lo s in dios
Nos apresuramos, para ganar tiempo. Nues­
tras guías nos esperaban a la orilla de una cor­
riente poco profunda, pero flanqueada de hen­

diduras que dificultaban el paso. Nos desmon­
tamos. Los indios pasaron las cabalgaduras con
precaución, tomándolas por el ronzal. Jliontras
tanto nosostros nos descalzábamos para pa.sai;
pero los indios se eni])eñaron en pasarnos a
cuestas. Tanto insistieron, que cedimos. pSon
un puente seguro las robustas espaldas de
nuestros Bororos! Monos afortunadas las acéniilas.'dos de ellas de cayeron al agua. Los daños
fueron mayores de cuanto se podía imaginar:
el altar portátil y los ornamentos se calaron,
las hostias se inutilizaron, las pocas i)rovisiones
que aún quedaban, hubo que aj)rovecharlas
allí mismo para no dejarlas iK*rder. I,o que na­
turalmente más sentíamos, era qxiedarnos sin
celebrar el Santo vSacrificio.
Viéndonos preocu])ados, uno de los indios
nos dijo con franqueza:
— ¡No temáis, no temáis! nada nos faltará!
no os dejaremos morir de hambre! Vienen lu­
gares conocidos y ya veréis cuánto ])escado,
cuántas cosas!
— ¡Adelante! adelante! no temáis! exclamnron
los demás.
Puestos en las manos de Dios y de nuestros
queridos salvajes, continuamos el camino, pudiendo admirar la buena voluntad, diré más, la
abnegación con que nos ayudaron y sirvieron.
Llegando a las paradas se las arreglaban de modo
que nosotros nada tuviéramos que hacer: mi­
raban por los animales, plantaban las tiendas,
hacían la comida. Cuando tenían preparados
los guisos y platos que combinaban entre sí,
nos llamaban y nos servían, sin que nunca se
sirvieran a sí propios antes de ordenárselo
nosotros. Por la mañana temprano iban unos
a buscar los animales, mientras los otros pre­
paraban el desayuno y disponían lo nc^cesarío
a la marcha. Revelaron una delicadeza y unos
tesoros de corazón, que aún desconocíamos
nosotros y que nos dejaron admirados y felices.
Una noche, a las orillas del Río das Mortes,
estábamos y a acostados, cuando nos ruegan va­
yamos a ver el fruto de su pesca. Nos levan­
tamos. Había de veras pescados extraordi­
narios. Uno especialmente llamaba ha atención
por ser im gigante de la especie, y otro por los
enormes dientos inferiores. Los felicitamos y
volvimos a nuestros hoyos cavados en la arena
para dormir, mientras ellos siguieron traba­
jando casi toda la noche. A l día siguiente, más
a l ^ e s que nunca, me decían: — ¿Ver, Padre,
ver cómo no falta nada? H oy no hay solo paU
mito cocido en agua. ¡Sírvete, mira cuánto bien
de Dios!
Y fué una fortuna el que tuvieran comida
abundante; la jornada fué' fatigosa, debiendo
abrir el camino, a fuerza de hacha, a través de
las soberbias florestas que adornan las orillas
J

i



del río, donde ellos habitaban antes. Saliendo
a campo abierto, observamos trazas de fuego de
pocos días, en cuyas cenizas brotaba y a la
tierna yerba. ¿Quién lo había encendido? ¿Civi­
lizados? No por cierto. Debían de ser indios, y
los nuestros pronto hallaron las huellas. ¿Pero
qué indios? ¿Acaso los mismos que de cuando
en cuando se aventuran a hacer crueles cor­
rerías hasta la Colonia? — Nuestros hombres
avanzaron más unidos, exclamando:
— ¡Vengan, pues! es ya tiempo de que se­
pamos quiénes son!

M alos compañeros.
Volvimos a entrar en la selva, siguiendo el
curso del río, que de vez en cuando rugía des­
peñado, indicando que íiún estábamos en la
región de las cascadas. A veces, cuando el fragor
de las aguas nos anunciaba un gran salto, cor­
ríamos a verlo y n js persuadíamos de la difi­
cultad de navegación. Esa noche dormimos
también entre las arenas de la playa. Poca for­
tuna tuvieron los indios en la pesca, de modo
que para desayuno y almuerzo y cena hubimos
de contentamos con un poco de palmito hervido
con carne de tortuga y algunas frutillas salvajes.
Y lo peor fué que pasamos la noche mal, porque
atravesando la selva se nos habían pegado al­
gunos insectos, y entre otros la pulex penetrans,
{pulga penetrante), m uy parecida a la pulga
común, con la diferencia que la hembra penetra
dentro de la piel, particularmente en los pies,
produciendo una terrible comezón que quita
el sueño y obliga al paciente a armarse de aguja
y extraerla. Si no se la saca pronto, se foraia
bajo la piel como un tumorcito blanco, seme­
jante a un guisante, producido por el cuerpo
del insecto desarrollado y fecundado, al rededor
del cual se fomia una inflamación que se pudre
en seis u ocho días. Ulcerándose la piel, el pará­
sito sale con huevos maduros, o bien los deja
depositados en la llaga que, si no se cura,
puede tener serias consecuencias., h'ácil es imagi­
nar cómo se dueniie con tales huéspedes, (i).

4

0



— E s la última cascada; de aquí en adelante
el río corre manso.
— Muy bien ¿pero conocéis vosotros todo le
río? ¿también aUá lejos?
— Sí. Nosotros no tanto, pero nuestros padres
y los padres de nuestros padres lo bajaron
m uy lejos, muy lejos, y nos dijeron que el agua
siempre está en calma.

E l segundo objeto del viaje.
Nos faltaba lograr el otro objeto del viaje.
De los indios de quienes habíamos encontrado
vestigios no volvimos a ver rastro alguno. Pero
allende el río se percibían, por cima de una
cadenita de montes, ligeras nubes de humo,
al paso que un verdadero incendio devoraba
el matto o mancha de bosque más retirado hacia
N: O. ¿Será el campamento de alguna tribu?
¿Debemos pasar el río? Pero la noche avanzaba,
la noche, madre de buenos consejos. Plantamos
las tiendas bajo los árboles de la orilla.
Apenas apeado, oigo al P. Albisetti exhalar
prolongadas exclamaciones, mientras contem­
plaba su sotana que hervía de otros parásitos,
verdadero tonnento del viajero. Sin pensar
que sólo el humo denso podía destruir los mi­
croscópicos animalitos, se había arrojado al
agua, vestido y todo, en la esperanza de acabar
con ellos. Pertenecen a la familia de los áscaris
y varían de color y dimensiones. L a especie más
molesta es de pequeñísimo tamaño, anida a mi­
llares en los árboles y arbustos, que sacudidos
al pasar el viajero, dejan caer sobre él una ver­
dadera llu\úa de animalitos, que producen una
comezón y una irritación espantosa. Se adhieren
fuertemente a la piel, y si no se quitan pronto,
allí quedan hasta que, rellenas de sangre, se
dejan caer. Para arrancarlas hay que tener
cuidado para no dejar dentro la trompa, que
podría dar no poco fastidio (i).

¿Conviene pasar el río?

Sin haber descansado apenas, continuamos el
\dnje en medio de la selva sin perder de \nsta
el río, examinando su curso. Las aguas corrían
más tranquilas, en un lecho dilatado, sobre el
cual extendían sus ramos los seculares árboles
de las orillas. De pronto oímos el borbotar de las
aguas. Era otra pequeña cascada, pequeña con
reiacidn a las otras. Parecía como si las aguas,
cansadas ya, buscaran tranquilidad. Los indios
exclamaron:

Con estos nuevos amigos, que unidos a los
de ayer, foniian la clase más importuna de
insectos, tuvimos tiempo de pensar durante
la noche si convenía o no pasar el río das Mortes.
Nuesft^os hombres, en cambio, felices de hallarse
en su paraíso terrenal, pasaron la noche rom­
piendo las duras cortezas de los frutos de ia<=
palmas sin pensar siquiera en pescar algo para
el día siguiente. ¿Para qué preocuparse cuando
había tanta abundancia de palmito y mararái?
Por la mañana celebramos consejo con ellos
para tratar de la conveniencia de pasar el río.
EUos fueron de parecer afirmativo. ¿Pero nos­
otros, sin barca, sin nada y poco nadadores

(i) E s lo qu e en español se llam a nigua. A bu n da en
.\fñca y en la Am érica tropical. .Y. da ¡a R .

(i) ¿Serán las llam adas g a rra p a ia si Estas son arácnidos,
pero tienen las cualidades enum eradas por el misionero.
N . d. 1. R.

La última cascada.

PIA OBRA DEL SAGRADO CORAZON DE JESÜS
O S E A O F R E N D A DE U N F R A N C O

PARA EL ASILO DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS
UM

mOMÁ.

CON LA PARTICIPACION AL FRUTO ESPIRITUAL

DE S EI S MISAS CO T ID I AN AS P E R P E T U A S
Y DE MUCHAS OTRAS BUENAS OBRAS

I*. — A losBienhechores de la iglesia del Voto Internacional, dedicada al
Sagrado Corazdn
de Jesús en elCastro
Pretorio en Roma habíaseles ya prometido que terminada dicha iglesia ten­
drían parte en la celebración de una Misa todos los viernes del año y en la recitación cotidiana
del Santo Rosario y otros ejercicios de piedad. A fin de extender estas
gracias espirituales y hacer partícipes á otras personas, se ha establecido
en dicha Iglesia la J^ta Obra del Sagrado Corazón de Jesús para la ce­
lebración perpetua de seis Misas diarias según la intención de quien da
un franco solo una vez, para el Asilo del Sagrado Corazón.
2®. — De estas Misas, dos se celebran en el altar del Sagrado Co­
razón de Jesús, dos en el de María Auxiliadora y dos en el de S. José;
á estos dos últimos altares está también unida la veneranda memoria de
D. Bosco, que celebró en ellos la última vez que estuvo en Roma.
3®. — Los inscritos, vivos y difuntos, á más de la aplicación de las
Misas, participarán perpetuamente: i®. de la recitación del Santo Rosario
y bendición con el Santísimo Sacramento que cada día tienen lugar en
aquella iglesia; 2®. de las funciones que diariamente se celebran en la
capilla de los niños del Asilo; 3®. de la Misa que cada día oyen los
alumnos; 4®. de todas las demás funciones, novenas, fiestas y solemni­
dades (que son muchas) que se celebran en dicha iglesia y capilla; 5®. de
todas las oraciones y buenas obras de los Salesianos y alumnos de sus Casas, Colegios, Asilos,
Oratorios festivos, Misiones, etc. de Italia, España, Francia, Inglaterra, Austria, Suiza, America,
Asia, Africa y todos los puntos del globo, donde ya se han establecido ó en adelante se establecerán.
4®. — Los inscritos participarán de todos estos favores deste el día mismo de su inscripción.
5®. — Con la limosna de un franco por una sola vez, el donante tiene derecho de formar in­
tención para las seis Misas y demás obras pías, tanto para su proprio provecho como de las per­
sonas de su familia, vivas ó difuntas, y de cambiar tal intención en cualquier circunstancia según
sus particulares necesidades y deseos.
6®. — Con igual limosna puede inscribirse á los párvulos, á los ausentes y á cualquiera otra
persona, aun sin que ella lo sepa, como también á los difuntos.

1
Deseando participar ó hacer participar más abundantemente del fruto de la Pia Obra
se ¡Hiede repetir dicha limosna de un f 7-anco y multiplicar cuanto se quiera las inscripciones para
sí ó para otros, vivos ó difuntos.
7°-

Las limosnas se emplean en primer lugar para el decoro y conservación de la Iglesia
y del Asilo, y en el mantenimiento de los alumnos que allí se albergan, quedando á cargo de los
Salcsianos el fiel cumplimiento de todas las obligaciones de esta Piadosa Obra.
9“.
Los nombres de los inscritos se ¡registran y conservan para perpetua mcmo -ia en la igle­
sia del Sagrado Corazón de Jesús.
~
dos centros, uno en Roma y otro en Turín. La dirección del primero
es la seguiente: Muy R. P. Director del Asilo de! Sncrado Corazón de Jesús, via Porta S. Lorenzo,
n. 42 ; y la del secundo; al Rdmo. P. Pablo Albera Superior General de los Salesianos, vía Cottolcngo, n.® 32.
Apro'iación EdesiásHoa.
Pium Opus adprobamus, eídenniue largissimam fidelium opem ominamur.
L. M. P arocciii, Card. Fie.

Ex Aed. vic, die 27 Junii 1888

BE NDI C I ÓN PONTI FI CI A.
L 1 Padre Santo se ha dignado conceder la bendición implorada para la Piadosa Obra.
R inaldo A ngelí, Cap. Sccr. de S. S.

fflDM ÍPIÍl]


m

C olectores y C olectoras. — El buen éxito de la Obra depende en gran parte de los Co­
lectores y Colectoras. Indudablemente que no hay ciudad ni aldea donde no se encuentren muchas
personas dispuestas á ofrecer la limosna de un franco; lo importante es hacer por Dios el sacrificio
de buscarlas, darles con piadoso celo á conocer esta obra de caridad y alentarlas á tomar parte en
ella. Tal es el oficio que acrecentará lo.s méritos de nuestros Cooperadores y Coo]>eradoras. quienes
á su vez podrán solicitar la ayuda de otras personas de buena voluntad. Les recomendamos que
noten con e.xactitud y claridad el nombre y apellido de los donantes en la cédula que más tarde
ha de guardarse en el Ardiivo de la Casa de Roma, y que dejen copia de los nombres á fin de
poder después dar á cada uno á modo de recibo el piadoso recuerdo que les será enviado.
R ecuerdos. — Justo es que cada contribuyente reciba un recuerdo de su cooperación á la
Pía Obra del S^i^rado Corasón de Jesús. Por lo tanto, á medida que se reciban las cédulas con las
ofrendas correspondientes, se enviarán á los Colectores otras tantas imágenes del Sagrado Corazón,
para que se sirvan entregar una á cada donante. Esta será como la señal de agregación á la Pia­
dosa Obra.
Obsequio á lo s C olectores y C olectoras. — Seguros estamos de que los Colectores y Co­
lectoras. guiados sólo por amor al Sagrado Corazón de Jesús, pondrán vivo empeño en el buen
éxito de la Obra y que únicamente del Cielo c.si>erarán digna recompensa; no obstante creemos
conveniente advertirles que todos los que manden al menos doce nombres y la cantidad correspon­
diente. tendrán .lerecho á la participación del fruto de las .seis M isas cotidianas como cada donante,
derecho que se multiplicará confonne al número y ofrendas que envíen.
E nvío de la s C édulas y ofrendas. — Cuando un Colector ó Colectora ha llenado la cé­
dula tomada á su cargo, ó sin haberla llenado, no tiene esperanzas de completarla tan pronto, ten­
drá la bondad de mamlar la cédula ¡lor correo, y girar el dinero sobre Paris ó Londres á favor
dcl R. S. Don Pablo Albera pbro, calle de Cottolengo, n.® 32, Turin, (Italia) ó del R . Sr. Di­
rector del Asilo del Sagrado Corazón <lc Jesús, calle Porta S. I.orenzo, n.® 42, Roma.

PIA OBRA DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS
353^

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OFRENDA DE UN FRANCO
OFERTAS

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Nombre del Colector
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(*) Creemos oonrenienre advertir qoe losqae maadeo anA cédnia rod doce nombre* y 1» cantidad eorr*^
pondiente. tendrán derecho á )a partioiparioii del frnro de lae seia Misas cotidianas como cada donante, dere>:ho
qa> »c m <]• pilcará conforme á las duceua* de nombres qoe manden oon la« relatnae ofrendas.
,

OFERTAS

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ID O Iv IIO IlL IO

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31
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34
: 85
36

Hombre del Ooleotor
37
1 88
^ 39
40
41
; 42
43
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46
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[

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Hombre del Ooleotor
Su m a

total

_

Nombre, apellido j domicilio del Colector ó Oolectora.

_ 41 —
como somos? Pasar en los hombros de los indios
era imposible. E l río, ancho, profundo, infundía
respeto, al solo mirarlo... ¡Y sin embargo, de, hemos pasarte...! Para los indios era la cosa
más natural del mundo y nos decían que con­
fiáramos tranquilos en ellos. Decidimos pasarlo
la mañana siguiente, y empleamos ese día nos­
otros en explorarlo y ellos buscando cocos.
A la puesta del sol, entramos en el campamento,
nosotros medio muertos, ellos tan frescos y
con sus sacos líenos de cocos, resueltos a pasar
otra noche rompiendo las durísimas cortezas,
ha cena fué de rigorosa vigilia: palmito y coco.
U n a b a ls a im p ro visad a .
Otro día nuestros hombres amontonaron a
la orilla varios haces de una madera seca y de
una ligereza extraordinaria y se pusieron a
construir una balsa, cuya dirección tomó el
más anciano. E ste arrojó tres haces en el agua,
puso sobre ellos otros dos transversalmente
y otra dos longitudinalmente, a ellas ató fuer­
temente dos gruesas cañas de bambú que de­
bían servimos de asiento, y aseguraron todo
con cortezas de árbol. Durante la operación
nosotros mirábamos las aguas del río, que no
tenía menos de 200 metros de anchura, como
preguntándonos si aquella débil embarcación
nos ofrecía seguridad para confiamos a sus
ondas.'
Cuando nuestro Capitán nos dijo que todo
estaba pronto, entramos en la improvisada em­
barcación, llevando sólo los fusiles 5' echándonos
la bendición, cosa que inmediatamente imitaron
los indios. Con el peso de nuestros cuerpos, la
balsa se hundió... hasta al segundo piso. Los
salvajes, llenos de alegría, se reían de nuestro
miedo.
— Ta paggudo kaba, ta kiarigoddo kaba, boeer~
dua bokuareughe ceghi; ta mearutorudda, ta merora butugoguddu! — iNo tengan miedo, tengan
ánimo! nosotros sabemos bien lo que hacemos;
tengan confianza, tranquilícense!
La praeba era dura, era el caso de abando­
namos totalmente a ellos o de renunciar.
Se nos impele en el agua y nuestros indios,
colocándose a un lado y otro, nadando, em­
pujan adelante, y trazando una larga diagonal,
llegamos felizmente a la otra orilla.
N o h a y señ a les de indios.
Con no pequeña dificultad atravesamos una
mancha de bosque para llegar a un loma cu­
bierta de escasa vegetación. Tendimos la vústa
\ista hacia los fuegos vistos el día anterior.
Continuaban su obra destmetora, pero estaban
muy lejos y se interponían montañas no co­
nocidas de nuestros guías. Descansamos un

momento jimto a un torrente, y vohúendo a la
exploración de la zona, hallamos muy pocos
vestigios de indios, y éstos muy antiguos,
quizá de años. Eran ciertamente indios prove­
nientes del interior, tal vez buscando ]>esca.
C u rioso incidente.
Quedar allí, o alejamos más, era inútil, sa­
biendo ya, como sabíamos, que no había ran­
cherías de indios. Además, carecíamos hasta
de lo más indispensable. Montamos en la balsa,
y lo indios, unos empujando, otros tirando de
una cuerda, procuraban vencer la fuerte cor­
riente para que no nos arrastrara muy lejos del
campamento. L a cosa marchaba bien, cuando
nuestros perros, que permanecían en la orilla,
comienzan a ladrar furiosamente, anunciando
la presencia de piezas de casa. La tentación
pora los indios es fuerte. Miran, gritan... tres de
ellos abandonan su puesto... los otros dos, los’
que tenían la cuerda, se miran, cambian impre­
siones y viendo a flor de agua un grueso tronco
enterrado en la arena, tienen la envidiable ocur­
rencia de amarrar allí la balsa y escapan a
ayudar a sus compañeros. Así quedamos nos­
otros, allí solos, en medio del río das Mortes,
sin podér valemos, mecidos en una balsa atada
a un palo de cuya firmeza no estábamos se­
guros.....
También es esta una estrofa de la continuada
poesía de la \úda del misionero. En nuestros indios
se había despertado, irresistible, la naturalezasalvaje, que en achaques de pesca y caza 'es
impetuosa, irrefrenable. Para nosotros el oficio
es el deber, para ellos la caza y la pesca es deber
y oficio: persiguen la presa hasta caer exánimes
.sin reparar en peligros ni dificultades. Tenemos
en la Colonia un indio tuerto, que])erdió un ojo
porque se lo sacó un cliuzo mientras perseguía
un animal. ¿Cree S. R. que se detuvo por esto?
Continuó impertérrito la persecución hasta
apoderarse de la presa. — Era naturalísimo que
para hacer su oficio nos dejaran una hora me­
ciéndonos sobre una balsa.
A llí permanecimos riéndonos de ellos y de
nosotros, sin dudar un punto de su fidelidad,
de que tantas pmebas teníamos. No por esto
estábamos del todo tranquilos, porque, calados
los maderos, la balsa parecía hundirse poco a
poco, de modo que casi estábamos ya sentados
en el agua.
¡.Si almenos hubieran cogido pronto el bendito
animal! Pero se les escapó y se lanzó al agua.
Nadando como un desesperado, uno de ellos
lo sigxiió y los otros cuatro vinieron a nuestra
balsa y continuaron tranquilamente la opera­
ción intermmpida. Pero estaban tan cansados,
que apenas podían trabajar. Entre tanto la em­
barcación se hacía más pesada y se stimergía

— ja ­
más y más. Las orillas aparecían lejanas v las
aguas negras por lo profundas.
— ¡l'uerza! ánimo! gritábamos, ¡un empuje y
estaremos en la orilla! Ganárnosla orilla v re s ­
piramos con la satisfación que es de suponer.
Antes de internarnos en la selva pora volver
al campamento, miramos a la s aguas, al palo...
y ya no vimos la embarcación: había desapare­
cido, hundiéndose. Podíamos dar gracias a
María Auxiliadora.
La selva era densa, oscura y tardamos en
atraversarla; pero todo, las garrapatas mismas,
pareció soportable. Poco después de nosotros
llegó nuestro Nemrot, radiante «le alegría, con
una hermosa ])ieza en las espaldas. Allí bajo la
tienda, ya seguros, su accicSn nos pareció hu­
manitaria, buena, porque nos procuraba a li­
mento a todos. — Cuando nos columpiábamos
en la balsa, amarrados a un mal seguro tronco,
pensábamos de otro modo.
D e vu e lta.
T/a mañana siguiente emprendimos el regreso,
que fué más rápido, teniendo ya abierto el ca­
mino y corrigiendo las equivocaciones. Gozamos
el espectáculo de la cascada de un afluente del
río das Mortes. Es tina corriente respetable que,
casi de un salto solo, se precipita en una gar­
ganta estrecha, a más de 40 metros. También
esta vez dimos con una piara de puercos salvajes,
y nuestros indios mataron unos cuantos; pero
■ más previsores que la vez anterior, comieron lo
necesario y asaron lo demás pora conserv’arlo
para el camino. Volvimos a saludar la gran
cascada Pió X y seguimos sin apartamos del
río.
El enemigo que mas temo yo en estas excur­
siones es el frío. Parece absurdo, jíero es así.
Lo experimentamos imrticulamiente la última
noche, a las orillas del río. No nos dejó casi
dormir; y esto que teníamos dos buenas mantas
de lana y una gran fogata ardía cíerca del cam]>ainento. Por la mañana el terunSmetro mar­
caba ai>enas 8 grados. Para vosotros én Europa,
no es esto un gran mal; ]>ero para nosotros,
acostumbrados a bregar <x)u 30” a la sombra, es
muy sensible semejante «lesnivel.
Medio ateridos continuamos muy temprano,
decididos a caminar los bo ks. que nos quedaban.
Altísimas yerbas, que cubrían caballos y ca­
balleros. empapadas de rocío, aumentaban el
trío, es¡>ecialmente a las piernas. Tomar en tales
circunstancias un biuio era j>oco ajxítitoso. Y sin
embargo, hubo que hacerlo al atravesar el
Marcos, el mismo que habíamos costeado hasta
sus orígenes. Estálximos en su desembocadura:
pasar en hombros de los indios no era posible:
la profundidad no era por fortuna mucha, nos
llegaba hasta los hombros. Pero en el fondo

había fango pegajoso, y sobre todo temíamos un
pez llamado araia, que suele morder, produciendo
hinchazones, fuertes dolores y fiebre, reduciendo
casi en el acto el paciente a la inacción. Pero
gracias a Dios, todo salió bien. Y el sol acabó
por hacernos casi insoportable el calor.
L le g a d a a la Colonia.
Dejamos atrás a los indios con los animales
de carga, y avivando la marcha, avistamos la
Colonia a boca de noche. Desde la colina fron­
tera avisamos con un disparo. A la entrada de
la población nos esperaban nuestros hermanos
y todos los Bororos, que espontáneamente
acudían. Uno a uno pasaron a felicitarnos,
a darnos la Inenvenida, a pedirnos noticias del
viaje.
— Mañana nos hablaremos, les dije, y dán­
doles las buenas noches, les mandé retirarse.
Entramos en nuestra casa. Si el éxito de la
excursión nos llenaba de satisfacción, el .cordial
recibimento ponía la corona a tanta dicha. La
sincera y filial acogida de los Bororos nos con­
movió; ni yo ni mis hermanos nos esperábamos
cosa semejante. Quizá todos descansaban ya.
Y se levantaron para salir a encontramos, para
manifestarnos su cariño, su gratitud. Es ima
rosa en medio de las naturales espinas. Así pasa
la vida del Misionero. Entre las penas pone Dios
consuelos que endulzan las amarguras y sanan
las heridas.
L o s fru tos del viaje.
Así, con el favor de Dios, terminó nuestro
N’iaje. Hemos explorado la zona que se extiende
a N. Iv. de la Colonia del Sagrado Corazón,
hasrin entonces inexplorada, recorriendo 450 ks.
Partiendo de la grande cascada Pío X , la mayor
del Rio íias Mortes, que impide la navega<rión,
el curso inferior del río está sembrado de cas­
cadas y chorros rápidos y desni\-eles, algunos
imposibles de superar con embarcaciones, otros
superables, en un espacio de 60 ks., pasados
los cuales la navegación parece perfectamente
libre.
Comprobamos también que la antigua man­
sión de nuestros indios no ha sido ocupada por
otros, aunque, por las señales halladas, de
cuando en cuando la \isiten para cazar v má.'^
probablemente, para pescar.
Pero el mejor descubrimiento ha sido la gran
fidelidad y el excelente comportamiento de
nuestros indios. Cierto que no puede haber
consuelo mayor para el misionero, que ver el
fm to de sus trabajos y sudores, no solamente
en la Colonia, don<ie t«Ddo procede con orden y
concierto, sino también fuera, lejos, en plena
floresta, en circunstan«áas desfavorables. A la

w
— 45 —
verdad, no nos esperábamos tanto respeto,
veneración, amor filial. Sí, la semilla evangélica
fructifica. E s la ^uiieba de que Dios la bendice.
Esto se lo escribo, Padre amado, con la mayor
complacencia, porque sé que le gustará y que
participará de la alegría de sus hijos y con eUos
elevará sus manos dándole gracias a Dios.
Suplicándole se digne acoger benignamente
esta pobre relación, aceptar los sentimentos
de obediencia y amor filial de estos sus hijos

Con el interés que nos inspira la prensa, y mucho
más la prensa juvenil, hojeamos sus páginas, y
con gran placer comprobamos que ikj es una revista
cualquiera, que es rma publicación de gran imixirtancia pedagógica, de positiva utilidad. Dice <iue
se propone «enseñar a la juventud la rica lengua
de Cervantes y publicar sus pnmeros triuníos
lingüísticos •: y dice muv modestamente. Da leiipua,
como instrumento de comunicación, como ex­
presión de verdad y de belleza, sí, es quizá el objeto

M o n s. G io rd a n o , e l P . B á tz o la y su a c o m p a ñ e r o s en la M isió n d e R ;o N e g ro .

y bendecimos de corazón, beso respetuosamente
su mano, v en nombre de todos me repito
De V. R.
a/mo. hijo in C. J.
A

n t o n io

C o l b .\c c h i n i ,

Misionero Salesiatio.

UNA INTERESASTE REVISTA JlIVENtt
Al regresar de un viaje de estudio por España,
encontramos sobre nuestro bufete varios números
de una nueva re\'ista, c ita n te , poéticamente pre­
sentada. Titulase Juventud, y es órgano del Co­
legio Salesiano Pió de Villa Colón. Uruguay.

jmncipal de la revi ta, cu el sentido de <iue lo que
])ublican sus columna.s tiene im estilo má.s o menos
literario. Pero, por los números que a la \Ú3ta te­
temos. su objeto es mucho más amplio: abraza
todas las asignaturas del bachillerato; y tiene su
Sección de deportes, sus variedades, sus ammeios etc.
La alta dirección la lleva el R. Sr. Director
del Colegio, el laureado poeta D. Ramón Montero
Browi.
No hay necesidad de añadir que la impresión
es esmerada, los grabados limpios, el papel superior.
Muy de veras felicitamos al Colegio de V •
Colón, y pedimos a Dios derrame sus fecimdas
bendiciones sobre Juventud, le dé numerosos y
entusiastas lectores, abundantes recursos y sim­
patías para que pueda realizar todas sos esperanzas
y cosechar opimos frutos,
R. F. T.

V

upe

®0ooo®

EL CULTO

de María Auxiliadora
N6« (enemoi la peraitasióa de que, en lae vicisitudes dolorosaa de les tiempos
que atravesamos, oo nos quedan más consuelos que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Vlr{eo bendita, que ínó en todo tiempo el Auxilio
de loa Cristianos.
p¡o x.

Coronación de filaría Auxiliadora
en Rodeo del Medio (R. Arg.).

El 8 de octubre del año pasado tuvo
lugar esta importantísima ceremonia,
que dió, por decirlo así, consagración
oficial al que ya el pueblo llamaba
Santuario de María Auxiliadora.
El 2 2 de noviembre de 1899 ben­
dijo y colocó la primera piedra el en­
tonces limo. Mons. Cagliero, y el 20
de mayo de 1907 bendecía solemne­
mente el templo, por delegación epis­
copal, el M. R. P. Inspector, D, José
Vespignaniy celebrábala primera Misa
el Sr. Vicario Foráneo, D. Juan Videla
' Coelho, cantando las glorias de la A u­
xiliadora de los Cristianos el elocuen­
tísimo Dr. D. Juan N. Peralta.
La devoción fué creciendo; peregri­
naciones numerosas llegaban de toda
la región; María Auxiliadora se com­
placía en derramar sus bendiciones y
gracias; la iglesia, por denominación
popular, fué tomando el carácter de
Santuario. Todo esto lo hace constar,
con satisfacción de Pastor, con cariño
de Cooperador, con amor filial a la
Reina del cielo, el Sr. Obispo de Cuyo,
Dr. D, José Americo Orzali, en un Auto o
Pastoral al Clero y fieles de su diócesis
sobre la devoción a María Auxiliadora,
con fecha 30 de noviembre de 1912.

f e

El templo se había ido llenando de
exvotos, que atestiguaban favores di­
vinos; la generosidad y devoción prác­
tica de la gente habían dado medios
de decorarlo magníficamente. El grande
artista Español D. Antonio Estruch
puso su inspiración genial y su dócil
pincel al servicio de María Auxiliadora
y de su pueblo y su arte fijó allí en
cuadros inmortales los principales < mis­
terios » y episodios de la devoción de
María Auxiliadora.
El clamor popular pedíala Coronación.
y a ella se llegó. El celosísimo Pre­
lado, en una pastoral del 11 de junio
de 1916 expone y razona los motivos
que hay para ello, elevándolos al grado
de homenaje oficial, y exclama:
« E s muy propio este honie7iaje oficial
y colectivo, porque son amichos y muy
señalados los betieficios que los fieles de
7iuestra diócesis han recibido por inter­
cesión de María Auxiliadora, en el orden
mciividual por gracias especiales, y en
el orden general religioso-social por la
obra incomparable de D . Bosco en su
doble rama: los Padres Saiesiafios y ¿as
Religiosas de Marta Auxiliadora.
< E s también de estricta justicia este
acto público, porque es la expresión de
gratitud con que nuestro pueblo, religioso
y culto, corresponde a las pruebas deli­
cadas del amor de María Auxiliadora.



AS —

€ Es, por fin , un acto altame7ite aus­
picioso, porque asi se asegura pa7‘a toda
mtesh-a amada diócesis la proteccióji especialisima de la Madre de Dios... »
*

*

*

Las coronas y el cetro son de oro
finísimo, incrustadas de diamantes y
pedrería, confeccionados en la Casa
Majó, de Buenos Aires. Para ellas han
contribuido todos los elementos sociales
de la ciudad. Por eso, afirma la Me­
moria-recuerdo, en esas valiosas y ar­
tísticas joyas, más que el oro y los
diamantes y las. piedras preciosas, bri­
llan el amor efusivo, la devoción más
filial, el niveo candor de la inocencia
de sus amados hijos.
La ceremonia tuvo lugar el 8 de O c­
tubre de 1916. Ofició el mismo Excmo.
Sr. Orzali y asistieron la más altas re­
presentaciones eclesiásticas, militares y
civiles, entre otros el Excmo. Sr. Ten.
General D. Rufino Ortega, y Mons.
Piaggio, Vicario general de la Armada
Argentina.
D esd e entonces se suceden las p e­
regrinaciones, algun as de bastante lejos
y a pie.

Está visto, la palabra de D. Bosco
el día de la consagración de la Basí­
lica turinesa: Hific gloria mea, fué una
profecía. El mundo entero conocerá
bien pronto los prodigios de María
Auxiliadora.
GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
V alen cia. — Hace unos meses me sentí algo mo­
lestada y determiné me vieran algunos notables
médicos y luego de examinarme y recetarme,
todos me dijeron lo mismo, declarando ser pre­
cisa una operación quirúrgica y ésta sin pérdida
de tiempo y tener que ir á ima casa de salud a
que me hicieran la operación. Sentí un miedo
grande a la operación.
En tan angustiosísimo estado, tma cooperadora
Salesiana me díó tma medalla de María Auxi­
liadora para ponérmela al cuello y le hicimos una
novena ofreciéndole una limosna y una iíisa y
publicar la gracia si de la operación salía victoriosa.
La Virgen oyó nuestras picarías, pues al des­
pedirme de ella me sentí tan animada y tan tran­

quila como si nada hubiera de pasar. Se verificó
la operación saliendo bien de ella y encoutrúndome ya en in casa curada iiel todo.
Hemos entregado la limosna y celebrado la
Misa: y ahora con toda la gratitud y agradeci­
miento de que doj^ deudora á tan líxcelsa Hieuhechora, y cmnpliendo la promesa, hago publicar
el favor para que todos conozcan el ixxier y la
bondad de María y no dejen de acudir a IClla 011
sus necesidades.
V alen cia (España), ó de agosto de 1916.

P ura A zn a r .

Bogotá. — Amado Padre en Jc.sucristo; Me
es grato comunicar á su Reverencia que habiendo
enfermado de una violenta neumonía en la que
fui desahuciada de los médicos, acudí á la salud
de los enfermos, á María Atixiliadora, rog'udole
si era esa la voluntad de mi Dios y Señor, me diera
la salud por intercesióit del Padre de la Colombiére, ofreciendo publicar la gracia si me era cor­
cedida, en el Boletín Salesiano y enviar unos ramos
para su altar.
Hoy estoy fuera de peligro y cumplo mi pro­
mesa llena de afecto y agradecimiento á Nuestra
Sma. Madre la Virgen María, enviando á su Rcia.
estos datos y juntamente los ramos ofrecidos
para que disponga como á bien tenga.
De su Reverencia humilde hija en Nro. Señor
Jesucristo y M. SS.
34 de septiem bre de 1916.

La Abadesa del Monasterio Sia. Clara.
M osquera. — Padecía desde *los primeros años
constantes ataques de epilejisia, sin que los varios
médicos a quienes consulté me dieran esperanza
de curar.
Me sobrevino luego el tifo, cosa que llenó a mi
familia de indecible tristeza. Kn unu de las crisis
me dió el ataque con tal fuerza, (pie todos creyeron
había llegado el temido desenlace.
Al referir al médico lo acaecido, sólo contestó
que no se explicaba i>orqué no había yo muert<j
en esa hora. Esto no era para mí un misterio: me
liabían puesto la reli<piia de Don llo.sco e invoca­
ban por su intercesión el auxilio de María.
El poder de la muerte cedió ante aquella que no
ruega sino manda. La enfermedad siguió su curso
y hoy me hallo perfectamente cmada, no sólo del
tifo, sino de esa larga enfermedad que cual ne­
gra nube empañaba el cielo de nuestro liogar pro­
yectando siempre su sombra en todos nuestros
goces y alarías. Por eso al mismo tiempo que
ofrezco a la Virgen mi corazón lleno de amor y
gratitud, cumplo la promesa que confiada le hice,
de publicar la gracia recibida para que todos los
que gimen bajo el peso del dolor, alienten su co­
razón con la esperanza en esa Virgen siempre
Auxiliadora y le consagren sus penas, su amor y
sus plegarias!...
E n ero 14 de 1916.

I s a b e l Co r t é s

Z.

A llén (R.A.) — Encontrábase afiigidísima una
pariente mía, porque hada tres años tenía en la

-

46 -

cárcel un hijo suyo, injustamente acusado. A fines
de 1915 el dcsí'''nsuelo de la señora rayaba en des­
esperación, pues al siguiente día, su hijo sería con­
denado a 25 años de reclusión. Quise consolarles,
y le escribí una larga carta; pero pensando que
era bien menguado el consuelo que mis palabras
jxxirían darle, me acordé de María Auxiliadora,
y lomando un librito ajado que tenía sobre la
mesa: la Novena de María Auxiliadora, se lo mandé
exhortándola a |>oner en lilla toda su confianza.
Kiiipezamos a rezar. A nuestras súplicas unía las
suyas el Sr. Cura de esta población, que es un ce­
losísimo devoto de María Auxiliadora. Yo co­
mulgué el 25 de diciembre con esa intención y
escribí a la afligida madre para alentar su esi)eranza. Mucho temía, a la verdad, por ella, pues,
son tmi pocos los que saben conformarse plena­
mente con las disposiciones de la Divina Provi­
dencial
l ’ero la Virgen vSina. no permitió que durara
mucho tiempo la prueba; el 31 de diciembre re­
cibo un telegrama en que la madre, llena de júbilo
me anuncia que desde el día anterior su liijo es­
taba libre y daba gracias a Dios por felicidad
tan grande.
P'eliz me siento al empezar este año, pagando
mi débil tributo de gratitud a la bendita Virgen
de D. Bosco.
iGracias de todo corazón! ¡María Auxiliadora,
bendita seáis eternamente!
Enero 10 de 1916.

L. C.
Bucaram anga — Mi liijo Roberto, por no sé
cpié causas, se volvió loco de rm momento para
otro, pero con una locura siniestra, aterradora.
Nuestro hogar fué presa del dolor más profundo.
Ivos meses pasaban, y mi hijo encerrado en un hos­
pital, no sentía mejoría ninguna. Ix)S médicos y
nosotros ya desesperábamos de su curación. Pero
vino una buena amiga a ^■ isita^uc; me rogó hi­
ciera siíplicas fen-ientcs a María Auxiliadora, y le
ofreciera publicidad dcl prexiigio en su lioletin.
Así lo hice. Jle hinqué a las plantas de su henuosa
imagen quo .se venera en esta ciudad, y a los ]X}cas días mi hijo estaba completamente curado.
Bendita seáis, ¡Madre Divina! Vuestra tenmra,
^^^estro amor no faltan jamás para los que os invocanuís. ¡Gracias, mil gracias. Madre mía, por
tan excelente pnxligio. Vuestra ciencia es infi­
nita como vuestro amor. Mi hijo comparte ya a
nuestro lado las delicias y goces del hogar. ¡Bendita
seáis!
S cliem bre

de 1916.

I.ÍME1.1NA C. DE hlN’DO.

Girón. — línfermé gravemente de im pié. Por
más de 1o años se me ajilicaron lotlos los remedios
que los mejores médictw creyeron convenientes,
siendo Unió inútil. Viendo (¡ue la enfemiedíid
segtua adelante, exmsulté a otros médicos muy
afamados, hasta que se cumplieron 15 años de
tratamiento. Agotados lodos los recursos humanos
sñi proA'eclio alguno, acudí a María Auxiliadora
como médica segura, rezándole nueve Ave Marías
todas las noches. I.,a enfermedad no siguió ade­

lante; pero tampoco cesaba. Le ofrecí a la médica
Celestial hacerle la novena en presencia de su
venerable imagen, que está colocada en la capilla
del hospital de esta ciudad. ¡Oh prodigio! El día
de la Inmaculada era el último día de la nox^a y
estaba ya curada. Pero me quedaba una pequeña
señal, que temía volviera a revivir; comencé de
nuevo la novena y hoy que me falta un día para
terminarla, estoy perfectamente curada.
Agradecidísima hago publicar mi curación para
gloria de Dios y de su bendita Madre. Envío
una limosna para el Boletín.
22 de D iciem bre de 1916.

A na R

o sa

S.

db

S errano.

Boconó. — Un día, despúes de muchas persecusciones y zozobras, fui arrebatado violentamente
del seno del hogar, y enfenno y lleno de penalida­
des, conducido a una cárcel, en donde permanecí
varios meses. Mi buena esposa y yo somos Coope­
radores Salcsianos y por tanto muy devotos de
María Auxiliadora, cuya imagen veneramos en
el Altar de la familia, con frecuencia aliunbrada
y obsequiada con las mejores flores de nuestro jar­
dín. Y a al despedirme para emprender camino de
la prisión, en medio de las lágrimas de mis tiernos
liijos y la honda tribulación de mi esposa, ésta
tomóme de la mano y Uevándorae ante el altar,
besó y me hizo besar la sagrada imagen de la \’irgen, diciéndome: « A Ella te entrego; Ella te lle­
vará sin peligros y te volverá a traer a tu casa sano
y salvo '>. Esta consoladora esperanza, que me liizo
partir confiado y tranquilo, se ha realizado cum­
plidamente y hoy me encuentro de nuevo entre mi
familia, disfmtando, en medio de la complacen­
cia de todos, de las honestas delicias que brinda
el hogar. Y como mi espasa ofreció a la Poderosa
Reina y Señora que, al regresar, fuera mi primer
trabajo de pluma, darle las gracias por la protec­
ción y auxilio otorgados tan generosamente, doy
con mucho gusto cum]>limiento a aquella promesa
jíidiéndole, muy especialmente, me dé firmeza y
caridad bastantes para jíerdonar siempre, como ya
tengo perdonados, a todos los que directa o indi­
rectamente hayan sido causa de mi prisión o me
hayan hecho o pretendido hacerme algún mal. en
cualquiera otra forma, línvío una pequeña limasna.
i» de N oviem bre de 1916.

Un Cooperador Salesiano.
Buenos A ires. — Desde tiempo atrás una es­
pina dolorosa afligía mi corazón. Un tío mío ya
avanzado en edad, se hallaba enfenno y se temía
un fatal desenlace. Oh-idado de la religión, había
pasado ya más de 45 años sin pisar la' iglesia a pe­
sar de \nvir a pocos pasos de ella. En vano acudí a
.su lado procurando traerlo a mejores sentimientos,
pues llegó a enfadarse, prohibiéndome terminan­
temente hablarle del asunto. Agravándose el mal
y no pudiendo asistirlo personalmente, comencé
con feix'or una Novena a María Auxiliadora, en­
cargándole el asunto con la promesa de publicar
la gracia en el Boletín Salesiano, mientras escribía
a la familia que trabajaran por acercarlo a Dios,
recordándole de paso que mi padre en su leclio

— 47 —
de muerte me hizo prometer que haría cuanto pu­
diese por reconciliarlo con Dios.
¡Oh bondad de María! a los pocos días recibí
a^ñso de que se había confesado y comulgado
con edificación y piedad y al terminar la Novena
junto con la noticia de su muerte supe que en los
últimos días fué visitado diariamente por el Sr.
Cura, muriendo con todos los auxilios de la Santa
Religión.
Gracias. |oh María! y que este hecho anime a los
corazones afligidos a recurrir con confianza a tu
materna protección, seguros de que cuanto má.s
difícil es el trance, más visible será tu auxilio,
¡oh Refugio de Pecadores!
24 Agosto de 1916.
A. D. M.
Soacba (Colombia). — Complácese nuestra
buena Madre María Auxiliadora en amparar visi­
blemente a sus hijos, para demostrarles mas y más
la protección continua que sobre ellos tiene.
Cayó mi padre gravemente enfermo. Se le hicie­
ron inmediatamente remedios, se consultó de nuevo
al médico que poco antes lo había recetado y se
hizo cuanto éste prescribió: mas todo fué inútil:
la enfermedad continuó su curso y el paciente
empeoraba cada vez más. Y a había perdido casi
por completo el conocimiento, de manera que se te­
mía im fatal desenlace de im momento a otro. Se
le administraron los santos sacramentos, le impusi­
mos la medalla de María Auxiliadora y se prin­
cipió privadamente una novena con la promesa de
publicar la gracia en el Boletín, si se obtenía la
curación solicitada. No fué fallida nuestra espe­
ranza: terminada la novena, el enfermo empezó
a mejorar y hoy se halla ya restablecido.
¡Bendita la potente Auxiliadora!
H. M. A.
C ali (Colombia). — Hace un año tuve un hijo
enfermo de tifus en época en que esta epidenra
hacía numerosas víctimas en la ciudad; no obs­
tante los cuidados de dos médicos ’ distinguidos
mi hijo entró en agonía; sus facciones eran las de
un cadáver, momentos antes me había manifes­
tado la proximidad de su muerte y su última vo­
luntad: todo anunciaba el fin de aquella existencia.
Con la amargura que embargaba mi alma ante
perspectiva tan cruel, invoqué a la gran Madre
de Dios y Madre nuestra Auxiliadora de los cris­
tianos aun cuando mi hijo menos esperanza daba
de vida.
Por fin esta gran Señora oyó mis ruegos y devol­
vió mi hijo a la vida. Cou sentimientos de eterna
gratitud publico hoy este singular favor y envío
100 pesos como prometí a María Auxiliadora.
7 octubre 1916.
R o s a Z a p a t a V. d e L e ó n .
R ioach a (Col.) — El día siguiente de tm viaje
que hice a la Sierra Nevada, en d mes de marzo
último pasado, recibí una comunicación del padrc
Director del Orfelinato de San Antonio en la que
me antmciaba la gravedad de una de las benemé­
ritas Hermanas que están al frente de dicha instítución. P*í a verla, y en efecto, estaba muy

grave; hasta el punto de haberle administrada
la santa Extremaimción; pero como yo no t]ucria
que se muriera, por la mucha falta que haoíu en
¿ Orfelinato, acudí fervorosamente y lleno de t\mfianza a María Auxiliadora, comencé .su novcim y
le pedí que conservara la vida de Hermana Micaela,
Dos ¿'as antea de acabar la novena la Hcnnana
estaba mejor, mas whnó a agravar, |xir lo que me
vi precisado a comenzarla tle nuevo, redoblando
mi devoción y confianza: mejoró la Hermana:
volvió a agravar, en tal sentido que el módico
le dijo estas palabras al jiadrc IMrector del lístablechníento: La Hermana nos quiere dejar. Y
añadió: Yo estoy haciendo todo cuanto puedo, sólo
Dios la puede curar. No desesi)eré al leer estas
palabras en una descon.soladora cartita que me
e.scribió el padre Director, al contrario, redoblé
mi confianza y le dije a María Auxiliadora: Madre
mía: no debe morirse ahora Hermana Micaela, espere
que me otorgues esta gracia. A todo esto eran muchas
las oraciones que por su salud estaban haciendo
los niños del Orfelinato y otras muchas per.'omis
de quienes era conocida la Hermana Micaela. Acal>é
la novena, comencé otra, siempre con igual con­
fianza, a pesar de ver que la Plemiana algunos
días estaba materialmente a las puertas de la
misma muerte: sólo faltaba que le aproximaran
el ataúd y la acomodaran, en él. tal era el estaclo
de gravedad en el cual muchos días se hallaba. I*or
fin la Santísima Virgen, María AuxiUadora, después
de probar nuestra fe le otorgó la salud de la manera
más rápida y satisfactoria, y hoy gracias a tan di­
vinal y cariñosa Madre, la Hennana Micaela se ve
completamente bien, trabajando con grande celo
en la obra de nuestros Orfelinatos.
Como le prometí a la Santísima Virgen que, si
la Hermana Micaela conseguía la salud, publicaría
este prodigio en la Revista Boletín Salesiano,
cumplo hoy muy gustoso este dcl>er y encarezco
a todas las almas necesitadas que, en .sus contra­
tiempos y ad\'ersidade.s, acudati con toda fe y
confianza a María Auxiliadora que ella nunca las
dejará de su bondado.sa mano y les hará sentir los
amorosos con.suelos de su mntenial corazón.
Jfunio, 34 de 1916.
F r. A t a n a s io V t e . S oi . kh

Vicario Apostólico
C b a ra lá (Col ). Doy las más rendidas gracias
a María Auxiliadora por haber librado a mi Hijita
de un rayo que le cayó a tres metros de distancia
y por otra multitud de favores, enviando 5 ptas.
de limosna.
A na R osa

de

A r d ii . a .

D ii Uabléo {racisB «M aría Auxiliadora y eor/aa oaa
ilfliDtaa:

Barbosa (Col.). •— Da, María Carvajal N., por
gracias muy importantes.
Bogotá. — Da, H. P. de G. ¡x)r notable me­
joría en sa salud.
Cali. — Da. Natalia Z. v. de Sánchez por ha­
berla «^anadn de luiH grave enfermedad al estómago.
Fontibán (Col.). — D. Anselmo Espinosa, por
haberle devuelto la salud y envía «na limosna.

-

4

I.a Unión-Valle (Colombia). — . Marco Julio
Gómez, Rafael Hernández, Ana Petrona Sánchez
y otra Cooperadora tributan viva gratitud a María
Auxiliadora por favores qne les otorgó, y envían
una limosna para los huerfanitos del Ven. D. Bosco.
San Martin (Col.). — D. Aristides Rojas por
haberle .sanado de una grave enfermedad al hígado.
Salado (Col.). — Teófilo Ramírez, por gracia
recibida.
Santander (Col.). — Da. I/Conora Rengifo de
Ch.. Da. Rosa Ramos, Dr. Salomé Ramos, por
lo mi.smo. — El S. Cura Párroco, D. Alfredo Pérez,
escribe que la Virgen Auxiliadora derrama prodigio.s en esas tierríus. íx> celebramos de corazón.
Toro (Valle-Col.). — D. Marco A. Gómez-G.,
por haber sanado de mía peligrosa herida.
Valencia (Esp.). — Una devota de M. Auxi­
liadora por una gracia.
Yoíoco (Col.). — Da. María de J. Cardona y Da.
Pídela Aragón.
A’. — J. I,. de A. por la milagrosa curación de
su liijita gravemente enferma.
Lab.teca (Colombia). — José del C. Mendaza
G. y Acjuilina Santafé dan gracias por favores
recíbalos y envían una ofretiija a beneficio de
las obras del Vble. D. Bosco. — Das. Gertrudis
Fígueroa y Liberata Chávez, agradecen igualmente
a la Virgen de D. Bosco j)or favores recibidos y
envían sus limosnas.
Priego (Cuenca-España). — Francisca Gonzá­
lez da gracias a María^ Auxiliadora por un favor
recibido y envía 5 ptas. de limosna. — Una de­
vota agradece a la Virgen de D. Bosco por un be­
neficio recibido y dá 5 ptas.
Buenos Aires (Argentina). — Pierina 51. de
Manto y Juan Chiodi envían una limosna por
gracia recibida.
Loreto (Argentina-Stgo. del Estero).— Genoveva
U. de Sánchez, por un favor recibido.
Tandil (Argentina-Buenos Aires). — A. B. agra­
dece a 51aría Auxiliadora por un beneficio reci­
bido y envía una ofrenda para su Santuario de
Turín.
Im Marque (Argentina-Choele-Choel). — Pablo
Zabaleta reconocido por un favor que obtuvo
mediante la pn)teoción de la Virgen de D. Bosco,
hace una ofrenda en pro de la Obras Salesianas.
— Micaela Figueroa, Encamación Figueroa.
Natalia Zéa Vda. de Sánchez. 51aría Jtísefa Salas
de Vallecilla, Mario L. Pinilla, Camilo Becerra,
Kdiuudo Velasco y Matilde Jaramillo de Salinas.
Por excesiva abundancia de material, remi»
timos al siguiente número otras relaciones.

B IB L IO G R A F IA .
El infatigable P. Gentüini, Saleaiano, que tantas
y tan hermosas obr;is tiene escritas, todas ellas
con Siinísimo carácter pedagógico, aunque no
todíis de Pedagagía, acaba de damos una nue\*a
prueba de su po’’tentosa acti\i.dad 5’ f<H:imdidad
inoxhaurible. con la publicación de El libro de la
joven o Preparación moral de la joven para la vida.

«

-

El libro, como todos los suyos, demuestra ima in­
mensa lectura, una erudición nada ordinaria y un
conocimiento no superficial de la ^^da y los pro­
blemas dé la vida. En 234 páginas, con galano y
variado estilo, entreverado con multitud de citas
de, variadísmos autores, traza im verdadero pro­
grama femenino, que abraza el vasto campo de las
actividades de la joven.
Poco antes habíamos recibido El manual del
joven, su hermano gemelo.
Ambos están editados por el Apostolado de la
Prensa de Santiago de Chile (Casilla 16) y presentan
cualidades tipográficas excelentes.
Felicitamos calurosamente al autor por sus
nuevas producciones.
De la Administración de E l Monte Carmelo,
hemos recibido la Edición Popu'ar de
las Obras de Santa Teresa, diligentemente com­
pulsadas p>or el R. P. SiLVERio d e S a n t a T e r e s a ,
conocido en donde quiera que se habla español y
se ama a la Mística Doctora, por sus estudios sobre
sas escritos. Los cuatro tomitos son elegantes, ma­
nuales, y a pesar de ello, sumamente económicos.
—■ Agradecemos el la atención del P. Silverio y re­
comendamos vivamente a ntiestros lectores esta
preciosa colección de las Obras de la Santa.
B u rgo s,

De la Librería int.rnacional de Luis Gilí, Bar­
celona,' Apartado 145. — Curso de Pedagogía Es»
colar para maestros, por el P. F r a n c is c o d e
B arben s.

El esclarecido capuchino .que hace años \'iene
estudiando con verdadero amor y gran competencia
la psicología y cuanto a ella se refiere, condensa
en este voluixaen en de 500 páginas, las enseñanzas
más prácticas y más autorizadas de las ciencias que
integran la Pedagogía moderna. — Si quisiéramos
sintetizar el pensamiento tan magistrahneiite des­
arrollado por nuestro ilustre amigo, diríamos que
el maestro debe ser un psicólogo y un psiquiatra.
Para demostrarlo, más aún para fonnar al maestro,
está escrito (le libro. Láminas, impresas fuera del
texto, contribuyen a facilitar el estudio. - Ptas. 6.
Catecismo Litúrgico para niños y adultos, por
D. J u a n F e r n a n d e z , Pbro. — Pis un tomito de
06 págs, en que con sencillez y claridad se explica
la significación de los lugares y cosas sagradas,
los ritos y ceremonias de la Iglesia, los ritos y ce­
remonias de los Sacramentos. Ptas. 0,50.
De la Librería Católica. - Pino, 5 Barcelona, nos
ha vásitado un hermoso Almanaque, llamado de las
Misiones, con un lujo tipográfico y literario raras
veces igualado. Su particularidad saliente está
en los artículos dedicados a las Congregaciones que
tienen misiones en los distintos países del nnmdo.
Uno de ios principales está dedicado a las Misiones
Salesíauas.
La Lectura Popular y Las Misiones Católicas.
editadas en la misma librería, han recibido tales
mejoras, que las convierten en Revistas modelos
en su género. Felicitamos a los Sres. Casals y ha­
cemos votos porque el favor del público secunde
sus generosos arranques.

=^=vS—

POR Eb MUNDO SflbESlíilSO
TURIN — La Fiesta Patronal, — Con
la solemnidad que las circunstancias permi­
ten, celebróse la Fiesta de nuestro Santo
Patrono, el 29 de enero. Los triduos de la
mañana y la tarde, predicados respectiva­
mente por el venerando P, Francesia y el
P. Fierro, contribuyeron a enfervorizar a los
alumnos 5' fieles. Numerosísimas fueron las
comuniones. Celebró la misa de comunidad
el Rev. P. Albera y, en ausencia del Excmo.
Sr. Marenco^ a quien un grave luto de fa­
milia no permitió venir, pontificó Ü^Iqns. J.
B. Pinardi, auxiliar del Arzobispo de Turín
y exalumno salesiano. Cantó las glorias del
Santo el Rmo. P. Riguini, S. J.
La conferencia tuvo lugar el 31, dándola
el R. P. Eusebio Vismara, vSalesiano soldado.
>>cirX

Mons. Juan B. Marenco, Salesiano, Obispo de Massa-Carrara, ha sido elevado a la
dignidad arzobispal con el titulo de Edesa
y nombrado Internuncio Apostólico de las
Repúblicas de Centro América, sustituyendo
al Emmo. Card. Cagliero.
xacx
TURÍN-VALDOCCO — La Asociación del Dulce
Nombre de Jesús. — Nació eu los Kstados Unidos
y prospera a maravilla la Asociación del Dulce
Nombre, que se propone combatir el vicio hor­
rible de la blasfemia y se compone de hombres
solos. Los socios se obligan a no profanar jamás
los Nombres de Dios, Jesucristo, la Virgen Sma.,
ios Santos, los Sacramentos y
impedir en lo
posible la blasfemia y el mal hablar, y comulgar
una vez al mes ptara reparar tantas injurias como
se cometen contra Dios y sus Santos.
El celoso Misiónero Salesiano. D. Ernesto
Coppo, a su paso por Turín^hizo que se estable­
ciera la Asociación en la parroquia de María Au­
xiliadora, y así se hizo con la bendición de S.
Erama. el Cardenal Arzobispo y bajo la presidencia
del limo. Sr. Olivares, Salesiano. Otáspo de Nepi
y Sutri.
Inauguróse con 60 socios, a quienes felicitamos
de todo corazón y auguramos muchos triunfos.

BUENOS AIRES. — Los Exploradores. — lie ­
mos ya dicho y comentado la grandiosa idea,
hoy realidad halagadora, (jue tuvieron nuestros
hermanos argentinos, guiados por el P. Ve.>ípignani, de organizar grandes grupos de Explorudoro.s. Así. más de 2.000 jovciicitos maiiiobr.in y
se ejercitan, sin lo.s peligros del laicismo. El mismo
P. Vespignani Ies ha explicado los diez manda­
mientos del Explorador, dándoles inrpresos las
sustanciosas explicaciones, para que las repasen
mejor.
El Emmo. Card. Cagliero les ha remitido un
curioso autógrafo^ llam^dose el antiguo tambor
y clarín de D. Bosco y del Papa». Jyos envía una
bendición especial y les recomienda, en nombre
propio y de Su Santidad, la observancia de sus
diez mandamientos, base de su Institución, fun­
dada sobre los principios cristianos, prácticos,»
que ayuden en los Oratorios Festivos y frecuenten
los Sacramentos. — Ellos lo hacen con exactitud
y gran cariño.
El 26 de uoriembre p. p. tuvieron, eu el Co­
legio de S. Juan Evangelista la importante fun­
ción de beiuiirióu y iitra de la Bandera dcl 5° Ba­
tallón. Bendíjola el limo. Monseñor Luis Duprat,
Vicario general del Arzobispado y asistió una se­
lecta concurrencia. Una comisión de honor, com­
puesta de los Sres. Senador Dr, D. Pedro Kchagüe,
Contralmirante D. Vicente Montes, Doctore.s Car­
los R. Viñale, límilio liandi, Pedro A. Tic;?i, Alfredo
Rapallini, Joaquín Figueras y Víctor Dainiuno,
pusieron la enseña cu manos del Abanderado
mientras la banda tocaba una brillante diana.
Apadrinaron la ceremonia S. Jv. el jefe <lel
Estado Mavor. Gríil. Ruiz y el de Policía Sr. Mo­
reno y las Sras. D.i. María J. H. de Moreno. Da.
Enriqueta A. de Vivot y Da. María Ana Vivot.
Se distribuyeron los premios y condecoraciones
ganadas anterionneute. nada menos c]uc tres
medallas de oro otorgadas por el Ministro de Ma­
rina. a los gimnastas, el Conservatorio Williams
a la banda lisa y la de las Hijas de María de S.
Panciano, por cantos escolares. Hubo también
discursos y poesías.
Más tarde, los batallones 1° y 3° de la Capital,
o sea ios agriados a los Colegios S. Francisco y
D. Bosco, hicieron tma excursión hasta Bemal,
dando un espectáculo sorprendente y suscitando
el entusiasmo por su corrección y habilidad.
Deseamos que tengan muchos imitadores, así
su E^spaña como en América.
BAHÍA BLANCA — Las fiestas del Ceatenario.
— De todos los acontecimientos sabe valeree

— so —
el hábil educador para sembrar generosas ideas
y sentimientos en el corazón de sus alumnos,
máxime cuando esos acontecimientos se prestan de
suyo por su grandeza e importancia. — Nuestros
hermanos de la Argentina han tenido reciente­
mente ocasión de aprovechar uno de ellos: el Cen­
tenario de la independencia patria. Justo es de­
cirlo. en toda la República las fiestas no han sido
un insulto para la Madre España — estos tiempos
ya pasaron — sino im homenaje a los héroes, un
canto al Topoderoso, un finne propósito de me­
joramiento intelectual, moral y material.
De la labor de los nuestros da idea el siguiente
fragmento del artículo que a las fiestas dedica
El Censor, gran diario indepehdiente, de Baliía
Blanca:
« El primer centenario de la Independencia Ar­
gentina ha recibido en Bahía Blanca el holocausto
de los sentimientos y la pureza de los impulsos
nobles; en toelos y en cada uno de sus hijos y de
sus habitantes ha habido, en el fondo del alma,
una consagración y un júbilo, ese jubilo inconsciente
que llevan en si y transmiten todos los grandes
hechos, como si vieran, má»; que el presente y el
jxísado, las grandezas del porvenir en el secreto
de los destinos, la propia alma de esas nüsmas
cosas grandes, más grandes que los ojos y el enten­
dimiento de- los hombres para verlas.
, La ofrenda de Bahía Blanca a los hombres
justos de Tuemnán, a los que en aquel congreso
solamente atendieron a las ansias del país, cum­
pliendo con sus consecuencias al elevar su voz
para jurar ante el Eterno y ante la obra consu­
mada, ha sido la ofrecida por los pueblos antiguos
a los manes de sus héroes: porque sobre el pedestal
ác la admiración, se han levantado los espíritus
que modelados en el yimque de aquel esfuerzo, son
hoy soldados continuadores de la patria que for­
jaron.
Ni luces ni músicas han hecho las fiesti\s; aquéllas
han obscurecido más y éstas han ensordecido,
ante el júbilo, ante la fiesta que cada ciudadano
ha llevado en sí.
El Te Denm, cantado en la iglesia parroquial de
lu Mercc<l. fué un acto religioso de gran solenmidad.
El píidre Luis I-'ormaini recibió al elemento
•ficial en la puerta del templo, cpie llenó la multitud.
Antes de entrarse en la iglesia tuvo lugar el
descubrimiento de h\s placas dedicadas al clero
piitricio y a Ja iniciación de Uus nuevas obras del
templo.
En este acto, puede decirse que la brillantez del
es|)octáculo ha sido completada por el concurso
Ue tos nhumios de D. Bosco: que nada demás dinaimvs tampoco, si añadiéramos que ellos han
llevado el peso de las fiestas, siendo un exponente
de organización, que ha resultado mía manifestación
de alto buen gusto.
Ixis ciclistas y sus batallones de exploradores,
|)orvcuir de cultura y patriotismo, han sido una
nota culminante, de la que puede enorgullecerse
la República.
Estos muchachos hicieron guardia de honor
mientras se cimtó el Té Deum, y al tenniuarse
éste, dirigiéronse, con perfecto orden, a los lados

y detrás de las autoridades a la plaza Rivadavia,
donde se cantó el liimno nacional, constituyendo
este acto im complemento del anterior, en el que
el pueblo aunó sus voces para cantar sus glorias,
después de dar gracias a Dios por la obtención
de aquéllas.
El desfile que los alumnos de D. Bosco hicieron
al terminarse el Himno Nacional, llevó entu­
siasmo a todos los que lo presenciaron, más aún
por lo que. con ser mucho, serán estos muchachos,
que por la misma fiesta.
Hicieron diversas y perfectas evoluciones, desfi­
lando ante el palacio municipal, y yendo después
al centro de la plaza, formaron nuevamente, para
dar lugar a que varios compañeros suyos pro­
nunciaran lindos y patrióticos discursos >.
Además de esta, celebraron los nuestros solemnes
fiestas religiosas, oficiando el R. F. Luis Costamagna, grande amigo de España, que dirigió
durante seis años las célebres Escuelas de SarriáBarcelona.
BUENOS AIRES — Nueva Capilla y Oratorio Fes*
tivo. — El infatigable y celoso P. Burlot, Salesiano, que durante 30 años ejerció su apostolado
en el barrio de La Boca, y cuyo nombre vi%úrá
bendecido por todo im pueblo, trabajó por fa­
bricar •una capilla donde los habitantes de la
Vuelta de Rocha y Barracas al Norte, pertene­
cientes a su paiToquia, pero muy alejados de ella,
pudieran cumplir sus deberes religiosos. No pudo
realizar sus deseos; pero los ha realizado su inme­
diato sucesor, gracias, especialmente a la generosa
caridad de Doña Dominga Pancari, viuda de D.
Pedro Frumento, insigne Cooperador Salesiano.
El II de noviembre de 1915 bendijo la primera
piedra el Exnio. Sr. Arzobispo, D r.. Espinosa.
Con planos del 1‘. Ernesto Vespignani, arquitecto
Salesiano. emprendió las obras el arquitecto na­
cional D. Ernesto Para, y el 9 de diciembre de
1916, el Exmo. Sr. Arzobispo bendecía solemne­
mente y abría al púbUco la nueva capilla y el
Oratorio festivo, que se ha pablado inmediata­
mente de niños.
Capilla y Oratorio están dedicados a S. Pedro,
en memoria de D. Pedro Frumento. Apadrinaron
el Exmo. vSr, Ministro de Hacienda Dr. Domingo
Salaberry, el Sr. Intendente Municipal D. Joaquín
Llambíos y varios señores senadores y caballeros
insignes: Da. María Pancari de Frumento, Da.
María M. Durañona de Salabeiy y otras damas
ilustres.
Ix)s tres ricos altares, de fino mánnol, han sido
costeados por mis piadosas familias devotas de
Santa CataUna de Siena.
AYAGUALO — Casa para Hijos de ^aría. — Una
de las obras más geniales de D. Bosco es la de los
Hilos de María. Son pequeños seminarios para
cultivar vocaciones al estado sacerdotal y religioto.
En sus principios fué para vocaciones de adultos,
con cursos abre\ iados. Después de la reorganización
de los estudios eclesiásticos por S. Santidad
Pío X, algo se han modificado los programas,
adaptándolos en general, al Bachillerato y a los
Seminarios, y se admiten no solamente adultos.

— S i­
smo también niños, con tal que tengan tendencia
al estado eclesiástico.
Casi en todas las naciones poseen los Salesiauos institutos de esta clase. En España hay tres
muy florecientes: en Carabanchel-Madrid, en Campello-Alicante y en Cádiz
El año p. p. se ha abierto imo en Ayagualo, jurisdición de S. Tecla, en la RepúlUca de el Salvador.
La casa está edificada sobre una colina, donde
se goza de im clima delicioso y un panorama
espléndido, lejos .del bullicio, con todas las con­
diciones para estudiar con fruto y... unirse a Dios.
Esta noticia la da la importantísima revista Sal­
vadoreña titulada Don Bosco.
Felicitamos cordialmente a los Salesianos y
Cooperadores de S. Salvador y hacemos votos
porque ia nueva casa dé muchos sacerdotes, ins­
truidos y celosos, a la República y muchos socios
a la Pía Sociedad Salesiana y demás Institutos
religiosos.
TUCÜMAN (R. A.). — Nueva Escuela Salesiaoa.
La célebre ciudad del Congreso argentino, no
podía celebrar mejor el Centenario del grande
acontecimiento, que instituyendo una !^cuela
Profesional para los hijos del pueblo, dedicándola
al € General Belgrano », el héroe nacional. La
Escuela ha acomodado los locales del Colegio que
dirigía D. Julio Zabaleta, cedido generosamente
por éste. El Gobierno del Estado, por su parte, hasubvencionado al nuevo instituto con ima suma
de 20.000 pesos para los gastos de instalación -y
fimcionamiento. Los Cooperadores de la Obra cjuierfen. como dice una publicación salesiana argentina,
un establecimiento donde el progreso moral mar­
che paralelo al aprendizaje de la mecánica, artes
gráficas, decorativas y demás oficios útiles o ne­
cesarios a la sociedad. »
A Dios pedimos se digne bendecir el nuevo
instituto salesiano.

Don Emilio de Torres y Martínez.í^)
Recientemente ha fallecido en Madrid este fer­
voroso creyente, modelo de caballeros cristianos
y entusiasta devoto y propagador déla obra in­
comparable de Don Bosco.
J uzgando que pueda servir de alguna edificación
a los lectores de la Revista, damos algunos datos
biográficos de este entusiasta amigo de los Salesianos.
Nació el Señor Torres en Pan (Francia) en 1854
riendo sus padres Don Domingo de Torres y
Harriet y Doña Rita Martínez) e hizo sus primeros
estudios en el C o l^ o de Smi Antón de Padres
(1) D ebem os loe dates d e este precioso m edallóo a D.
Em ilio de Torres, hijo del ñnado y Secretario de S . M a­
jestad D . Alfonso X I I I. L a modestia d e D . E m ilio sólo
cedió a las instancias del S uperior d e los Salesianos,
cuando se le hizo ver qu e buscábam os únicam ente la
ediñcacUm de nuestros lectores.

Escolapios de esta Corte, contintiando luego sus
estudios en París.
En edad temprana ingresó en lu carrera di­
plomática. siendo agregado supennimerario pri­
mero en París y luego en Ivisboa y Turín, á dtnule
fué trasladado en 1855. Y desde su primera ju­
ventud se distinguió por su conducta ejemplar,
por su piedad y por su acendrada fe. En la hermosa
Capital Piamontesa continuó dedicándose en eí
tiempo que lo consentían las atenciones de su
cargo, a obras de celo y de caridad, frecuentando
las conferenciiis de Sttn Vicente de Paúl, y acu­
diendo á las iglesias en tjue estaba establecida la
adoración al Santísimo Sacramento. Para la
práctica de estos buenos obras encontró en el
primer Secretario do la I,egacióu -de España,
Don Pedro de Escalante (hoy Miembro meritísimo
de la conferencias de San Vicente en Santander)
un auxiUar inmejorable, á la par que prudente y
fraternal amigo, y durante toda su vida recordaba
con gratitud lo que debía a los consejos de tan

excelente compañero. Como lo había decho ya
en París, visitaba los hospitales, aun en tiempo
de epidemias, frecuentaba los Santos Sacramen­
tos. y se mostraba en sus costumbres y en su
trato y conversaciones edificante siempre.
Durante su pennanencia en La Capital de Cerdeña, conoció el Señor Torres á Don Bosco. y fre­
cuentó los Oratorios que
entonces comen­
zaban á establecerse, comprendiendo desde el pri­
mer instante su altísimo valor religioso-social, por
lo que tomó grande afición a D. Bosco.
Aumentó la devoción que siempre tuvo el Señor
Torres por San Francisco de Sales, en cuyas obras
leía basta los últimos años de su vida y se eníc rvorizó más €11 él el celo por la gloria de Dios,
hasta el punto de que en más de una ocasión ex­
puso su vida por la defensa de la religión ultra­
jada.
Trasladado por exigencias de la carrera a Roma,
tuvo ocasión el Señor Torres de continuar fre­
cuentando el trato de Don Bosco, riendo testigo
d d prodigioso desarrollo de su obra y podiendo
asistir a algunos de los maravillosos episodios de
la vida del Santo Fundador. El Santo Píidre Pío IX
lo distinguió con singular aprecio, y en épocas di­
fíciles le confió alguna misiones delicadas.

— 52 —
Casó el Señor Torres en 1864, en la ciudad de
San Sebastii'in con Doña María del Carmen fk)nzález-Aniao, señora de claro talento, acendrada
y Síilida piedad, de relevantes condiciones morales
y ele gran cultura. Dios bendijo este matrimo­
nio, que se consagró por entero a educar cristia­
namente á sus hijos, infundiéndoles con sus con­
sejos y ejemplos, sentimientos de temor de Dios,
amor a la Patria y al cumplimiento del deber.
Amlxw esjwsos fueron siempre desprendidos y
«aritativos en alto grado, y era su mayor gozo poder
remediar alguna necesidad, enjugar las lágrimas
de los que sufren. Supieron llevar con resignación
cristiana las penas .que Dios les enviara, algunas
tan amargas como el ver morir á varios de su
liijos en lozana juventud.
Consecuente monárquico, al estallar la revolu­
ción en España en 1868, presentó le dimisión de
su cargo de Secretario de Embajada.
Fué el Señor Torres, como queda dicho, muy
devoto del Santísimo Sacramento, y mxichos son
los qxie aún recuerdan edificados, con qué reco­
gimiento ayudaba á diario la Santa Misa en las
iglesias de ^ladrid y de los sitios a donde acciden­
talmente se trasladaba.
Caritativo a la manera que la doctrina nos en­
seña, jamás dejaba de dar a tm pobre su saludo
quitándose el sombrero al que le tendía la mano,
por(iue, como el decía, en él pobre debíamos ver la
imagen de Cristo. Nunca dejaba de dar ima limosna
ú la.s irermanitas de los pobres qxie encontraba en
la calle. Se distinguió por su afecto a todas las
Ordenes religiosas, y desde joven ingresó como her­
mano en la Ürdén tercera de San Francisco. Pro­
tegió muchas casas de religiosos pobres, asilos y
familias en la indigencia. Casi desde que conoció a
D. Bosco fu^ fervoros.simo y activo Cooperador.
En 1876 introdujo en España, para desagraviar
al Señor de las blasfemias que por desgracia en
algunas poblaciones se oyen, el que se divulgase ó
ji.Mieralizase la colocación en Templas y escuelas
y talleres, de grandes cuadros con
jaculatorias
O alabanzas que en varios puntos de Italia se reeitaban a la tenninación de las núsas como acto
de reparación al Señor.
En loio. entregó piadosíimente su alma A Dios la
Señora Doi^a María del Canuen de Torrej, y a partir
de esta fecha la s;d\ul del Señor Torres comenzó á
resentirse, En 1014 Dios le eiu-ió \ma nueva prueba
en el fallecimiento de la menor de sus hijas, Religios;v Reparadora, Sor María de los Reyes, que
fué llam.ida á mejor vida el día de la Natividad
de Nuestra Señora y cuya muerte dulce v santa
dejó recuerdos imperecederos a cuantos asistieron
á sus últimos momentos.
El Señor Torres agra\*óse en su dolencia y llevó
oon gnin confonnidad todos sus padecimientos.
Cuando y a no podía salir de casa, continuó reci­
biendo el Señor con frecuencia, celebrándose en
su cuarto el Santo Stxcrificio de la Misa.
El día de San I’edro, después do haberse pre­
parado convenientemente, reconciliándose con
su padre espiritual, asistido por éste y otros religiasos. Y auxiliado por los tantos religiosos que
hi habían cuidado tan solícitamente en su última

enfermedad., entregó stinta y dulcemente, todeado
de sus hijos, su alma a Dios, minutas antes de la
fiesta del Sagrado Corazón. Conforme á sus lUtimas disposiciones, fué amortojado con el hábito
de San Francisco, y su entierro y funeral fué mo­
desto y cristiano como él disponía.
Algunos días antes de morir tuvo el gran con­
suelo dé recibir la visita del R. P. Fierro Rodolfo
y del R. P. Binelli José, Salesianos, y sus hijos re­
cuerdan aún con emoción, la unción y fervor
con que besó una medallita de. la Sma. Virgen
Auxiliadora, bendecida por el Vénerable Don Bo­
sco, que estos buenos religiosos le entregaron.
A la familia del finado nuestros más sinceros
pésames y a todos los Cooperadores el ru^ o de
una plegaria, por si aún lo necesitara el alma grande
de D. Emilio de Torres.

El 21 de abril falleció en Quito, Ecuador, a la
edad de 96 años el

Sr. Dr. D. Mariano Aguilera
Decano de los jurisconsultos de la capital,
supo aprovecharse de sus influencias sociales y
de sus bienes de fortxma para hacer la caridad.
I.,a Obra Salesiana era la predilecta de su corazón;
la amó desde que la conoció, se interesó por ella
cual ningiuio y en su carácter de Presidente del
Comité des Cooperadores supo con su palabra y
acción ayudarla en tiempos muy difíciles y al morgdeja un buen legado al Instituto.
Sus últimos días fueron reflejo de su vida cris­
tiana ; recibió con piedad y devoción edificantes
los santos Sacramentos. Al Director del Instituto
salesiano, cupo en suerte pasar a su lado los úl­
timos días de sú nda por gratitud y por expreso
deseo del moribundo y pudo así asistirle en sus
postreros momeutos. No dudamos que nuestra
Auxiliadora y el Ven. Bosco le habr n salido al
encuentro a la llegada a la Patria para presentarlo
a Jesucristo y pedirle el premio para el alma justa
del Dr. Aguilera, que fué cooperador de acción y
jurisconsulto integérrimo.
¡Descanse en paz el inolvidable Presidente de
los Cooperadores de Quito y que su ejemplo sus­
cite a muchos otros católicos para las filas de los
auxiliares poderosos de la obra del Ven. Bosco!

T E S O R O E S P IR IT U A L .
Indulgencia plenaria:
Avrll. — I , Domingo de Ramos; 8, Pascua de
Re.surrección.
.Mayo. — 3, Invención de la Santa Cruz; 8, Apa­
rición de S. Miguel Arcángel; 17, Ascensión; 24,
Fie>ta de Maria Auxiliadora; 27, Penteco.stés.
Con aprol)ación de la .Autoridad Eclesi .stica:
Gerente: JÜ.SE GA.MBINO.
Establee, 'l'ip. de la .S. A. Int. déla Buena Prensa.
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1913.

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In die octava S. Francisd SalesÜ — In festo Sanctariim Perpetuae et Felicitatis martyrum — Feria III
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18 —

i V

I U

5> ü l O

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Cantus litu rg ic i (Cantici, Hymni, Psalmi etc.)
.
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Cantus com m unes in Míssa et in Vesperis. Ex editione typica Vaticana.
Extractas septimus
.
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.
,
>
o 40
M íssa de A ngelis in testis duplicibus 5. Ex editione typica Vaticana. Extractas
p r i m a s .................................................................................................
0 15
M íssa ín D om ínícís ín fra annuin- Ex editione typica Vaticana. Extractas
q a i n t a s ........................................................................................ »
o 10
M íssa ín fe stís B. M aríae V lrgín ís, (Cam iabilo). Ex editione typica
Vaticana. Extractas quartas
.
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.
,
.
>
o 15
M íssa ín fe stís solem níbus. Ex editione typica Vaticana. Extractas
t e r t i u s ...............................................................................................
OJO
M íssa pro D efunctís cum Absolatione et Exeqails Defunctis. Ex editione
typica Vaticana. Extractas sextas
.
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»
o 30
M íssa tem p ere paschali. Ex editione typica Vaticana. Extractas se­
cundas
o 20
A D V E R T B N T 1R 6.
Omnee hae edifiones proefanf fanium apud S o cietá
E d itríce In tern azion ale per la d iffu sío n e della B u o n a Stam p a in Gorso
R egin a M argherita 174'176 a TeRIIWO (Italia) ad quam episfuhe et pretia
mittenda sunf.
Pretia missionis aucta sunt tantum pro singulis exemphribus.
Fit deduciio tantum pro magnis emptionibus; tum publici cursoris impensae empforh
bus imputantun separatim.
Deduciio fit pretii ¡ibrorum non autem publici cursoris
impensarum.
¡nsfifufa. CoHegia, Sen\inaria deductione fruuntur.




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Fecha
1917.03
1917.04