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Título
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BS_1916_03
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Descripción
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Boletín Salesiano. Mayo - junio 1916
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extracted text
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M ayo-Junio de 1916
A Ñ O X X X I - N. 3
52 .
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V ia Gottolcngo N. 52.
SUMARIO. ¡Amemos al Sagrado Corazónl • • • 57
Nueva Prefectura Apostólica confiada a los Salesianos 58
Tesoro e s p ir itu a l.......................................................... 71
El Emmo. Card. C a g lie ro ...........................................72
Auras d e l T ib id a b o ..................................................... 74
E l C u l t o d e M a r í a A u x i l i a d o r a : Oración a María A u x ilia d o ra ..........................................................75
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Gracias de María Auxiliadora
...................................7®
Portentosa gracia de Domingo S a v i o ....................... 77
Ecos de los C e n t e n a r io s ............................................7^
A los n i ñ o s .................................................................... 80
P o r e l m u n d o s a l e s i a n o : El Congreso d e antiguos
alumnos en Buenos A i r e s ........................................ 8t
Necrología — Cooperadores Salesianosdifuntos
. . 84
¡ñm em os aí Sagrado Corazón!
H ace y a dos años que e l amor ha huido d el mundo. L os hombres olvidados « de su origen
divino esclarecido » se persiguen y se matan unos a otros, como fiera s irritadas. N o sólo se
han olvidado aquellos fiam antes program as de igualdad y fratern idad; sino que se predica e l
odio como U7i deber de patriotismo...
E l amor a D ios se había resfriado; natural era que se extinguiera e l amor a l prójimo.
S i e l so l dejara de alumbrar la tierra, toda vida se paralizaría.
E71 e l nmndo de las almas e l so l es D io s, y su fo co e l Corazón D ivino de Jesús. D e E l
dimana la lu z de la ver'dad y e l fu eg o d el amor. Cuando se apareció a la B . MargoTnia, se
le 7'epresetitó en un trono de fu eg o y llamas, más brillante que e l so l y transpar'erite como e l
cristal. Visible y rriariifiesta estaba la herida recibida eri la Cruz. Teriia una corona de espinas
al rededor, y ericima una cruz, y le dijo clararnente que todo eso significaba que e l amor in
menso que tenía a los‘ hombres había sido para E l fu en te de tonrienios y humillaciones, desde
el prim er instante de su Encarnación. ¡ E l amor ! ¡ e l infinito amor de Cristo!
Ahora bien, s i amor no se puede pa gar sino con amor ¿habrá cristiano que no se decida
a mostrar prádicam ente su amor a l Corazón que tanto nos ha amado f
Q uien ama, procura obedecer a l amado, hacer su voluntad, complacerle en todo.
Y esto es lo que de nosotros exig e e l Sagrado Corazón de jesús.
S i alguno me a 77ia, ob
servará m i doctrina ».
Y la doctrÍ7ia de fesucristo es doctrina de amor.
Pongaitios e l corazÓ7i bien en alto.
Bañados e 7i los respla 7idores d el S o l Infinito, inflamados en sus ardores sempiternos, ve
remos en e l projiiiio la iinagen de Cristo, y la fraternidad tan suspirada, no será sino una
consecuencia natural. <í Todos vosotros sois hermanos, todos sois hijos d el Padre Celestial
ha
dicho fesucristo, a todos os llevo impresos en m i Corazón.
Nuestro Santísimo Padre Benedicto X V , e l ángel de la p a z, se ha arrojado en medio de
los pueblos encarnizados, conjurá 7idoles, *< en nombre de A q u e l que es ju sticia y caridad infinita,
a poner f i n a l suicidio d el mundo ctvilizado-h; y exhorta a todos los cristianos a imitarlo con
la oración, la moriificctción y las obras de misericordia.
Unámonosle cordialmente. A s i daremos una prueba de amor a l Cotazón Divino.
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S8 -
Nueva Prefectura Apostólica
confiada a los Salesíanos
UCHAS pruebas de estimación
y confianza dió el inolvidable
______ Pío X a la Pía Sociedad Salesiana, y puede decirse que murió
dándole una nueva. El i8 de junio
de 1 9 1 4 salió un D ecreto de la S. Con
gregación de P ropaganda Pide, con
fiando a los Salesianos la Prefectura
A postólica de Río N egro, en el Brasil,
sep arada .en 1 91 0 , de la Diócesis de
M aiiaos, que form a p arte del inm enso
E stado del Am azonas. Cinco días des
pués de la m uerte del Santo Pontífice,
la misma S. C ongregación enviaba al
R. P. Juan Bálzola, Superior de una
de las reducciones de B ororos en el
M atto G rosso, las credenciales para
visitar y tom ar posesión en nom bre de
la Pía Sociedad Salcsiana, de la nueva
Prefectura.
El diligente padre no pidió plazos ni
treguas, y apenas recibió el encargo
se apresuró a cumplirlo. T erm inado su
largo viaje de exploración, vino a T urín
p ara d ar cuenta de todo al R ector M a
yor, quien lo ha destinado a la nueva
Misión, con el título de D irector de la
prim era residencia que se establezca —
y será la de S. G abriel. — Superior pro
tempere de la Misión ha sido nom brado
el de R. P. G iordano, actual Inspector
de los Salesianos del N orte B rasiüano.
El P. Bálzola p a rte inm ediatam ente
a principiar sus trabajos. A ntes de
salir de T urín ha dado una notabilí
sim a conferencia en el S antuario de
M aría A uxiliadora, en la cual expuso
a g ran d es rasgos, con infantil sencillez,
con candorosa ingenuidad, la historia
de las misiones del M atto Grosso, en
donde trabajó 20 años; y el viaje y las
esperanzas que abriga en la nueva mi
sión que la obediencia le confía. Dicha
Misión surge bajo la protección pode
rosa de M aría A uxiliadora; y aunque
ditícil, ardua, llena de peligros; no du
dam os que ten d rá el mismo éxito que
las de P atagonia y M atto G rosso. Por
lo menos N uestro Señor aceptará el
holocausto de n u estra obediencia a la
p alabra de su Vicario sobre la tierra.
P ara que nuestros lectores puedan
form arse una idea de la nueva Misión
les ofrecemos aquí la relación íntegra
que de su viaje hace el P. Bálzola. Es
una página sencillísima, sin flores ni ador
nos, como de quien hace 20 años viene
absorbido com pletam ente en la tarea
de enseñar a desbrozar terren o s y plan
ta r sim ientes, a gente hasta hoy nómada;
y en el sublim e pero elem ental ministerio
de doctrinar en las prim eras verdades
a inteligencias rudas, toscas, salvajes...
Pero p o r eso mismo la hallarán nues
tros lectores interesante, y sobre todo,
edificante.
O raciones especiales les pedim os a
todos, y en p articu lar a los niños, para
que les alcancen del cielo g ran d es ben
diciones a los M isioneros que van a
cultivar un cam po, donde ya otros han
encontrado m ultitud de abrojos.
I.
Los preparativos.
Antes de hablar de mi excursión por las comarcas
regadas por el Río Negro, que después de bañar
y dividir las tierras de Colombia y Venezuela,
entra majestuoso en el Brasil donde corre por más
de mil quilómetros aún, hasta tributar sus aguas
al rey de los ríos, el Amazonas, me es dulce volver
los ojos a la Colonia indígena de S. José sobre el
Sangradouro en el Matto Grosso, de donde arrancó
mi viaje, para que se vea cómo la Divina Provi
dencia se dignó asistimos desde el principio de
esta obra.
— 59 —
D o lo ro sa s e p a r a c ió n — L a s r iq u e z a s d e l
M ision ero — L a p a rtid a .
la indumentaria de Mons. Aquino. Así y todo,
co nenzaron una sotana para nu; pero no habién
dola podido terminar, me la llevé hilvanada, para
hacerla acabar en Connnbá.
Pero la caridad de mis hermanos lo sujilió todo,
entablándose entre ellos una verdadera }>orfia
para vestirme. Mons. Malán me regaló su solana
de simple sacerdote; Mons. Aquiuo sus dos puros
de zapatos sin hebillas: el Prefecto de la casa s\i
sobretodo, y el Director algunas prendas de ropa
Todos saben cuán aficionado estaba a nuestras
Misiones del Matto Grosso, donde pasé 20 años
entre los indios salvajes, trabajando en compañía
del celosísimo e infat^able Mons. Malán, última
mente elevado a la dignidad episcopal; y creía
pasar el resto de m i vida en medio de eses amadí
simos Bororos, que en cambio de los inmensos
sacrificios que su civilización y catequizadón nos impone, comienzan
ya a hacemos saborear gralísimos
frutos. Mas no debía ser así. Un
telegrama muy lacónico de mi
Superior. Mons. Mnlán, me orde
naba ir a Cuyabá, sin darme más
explicadones; y yo, presintiendo
una separadón, experimenté algo
de pena por temor de separanne de
tan buenos hermanos y tan amados
neófitos.
Era el 26 de noviembre de 1914.
Acompañado de dos indios partí
para Cxiyahá, hadendo a caballo
los 300 quilómetros que nos se
paraban de aquella capital. Llegué
el 3 de noviembre y ful a des
montarme en nuestro colegio de
S. Gonzalo. Ahí tampoco nadie
sabía la causa de mi viaje. Pero
hé aquí que el 7 de diciembre,
vigilia de la Purísima Concepdón,
llega el Boletín Salesiano, en su
edidón italiana, y allí leemos la
notida de que yo estaba encargado
de hacer im viaje de reconocimiento
a la Prefectura Apostólica del Pío
Negro, confiada por el llorado Pon
tífice Pío X a la Pía Sociedad Salesiana. Con el mismo correo llegaba
una carta de Mons. Malán, diciéndome la misma cosa.
Me detuve en Cuyabá para es
perar al nuevo Obispo, a quien
se preparaba un solemne recibi
miento. Llegó el 20 de diciembre y
fué xm triimfo su entrada.
El I ** de enero asistí a la consagradón episcopal de nuestro her
mano el P. Francisco Aquino Cor
rea, que fué también imponente.
II a. P. Jun BálzoU
jMé Cannt* 7
81r» Bmco il m da AlbnqnerqBa.
Se había estableado que yo par
tiera el 7 de enero, acompañando
hasta Corumbá al Sr. Obispo de esa diócesis,
blanca... Me complazco en recordar estas cosas
Mons. Cirilo de Paxila Freitas, grande amigo de
para que se vea cómo partía del Matto Grosso, para
los Salesianos. Pero había vma gravísima dificuldar principio a una nueva misión, im misionero
dad... yo carecía en absoluto de recursos para el
que en esas reducciones había trabajado 20 años;
viaje. La época era crítica para todos, y Mons.
porque me parece conveniente que nuestros cooMalán sólo pudo, a duras penas y con grandes
peraüdoTfs y amigos conozcan la situación de los
sacrifidos, reunir una siuna insignificante, que
^lisioneros Salesianos, las estrecheces en que se
no bastaba ni para m itad del viaje de ida. Tam encuentran, estrecheces que en lugar de des
bién me hallaba escasísimo de vestuario. La casa
alentarlos, son causa, como para mí, de mayor
salesiana tiene, es verdad, una pequeña sastrería,
aliento, porque teniendo la nueva Misión por
pero, como era natxoral, absorbía toda su actividad
cimiento la más absoluta pobreza, me parece
— bo —
una promesa y una prenda de las bendiciones de
Dios.
Otra cosa me animaba aún más, y era el saber
que en todo el mundo rogaban nuestro Hermanos
y Cooperadores por el éxito de esa Misión, según
recomendaba el Boletín Salesiano. Y en efecto, el
Señor aceptó las oraciones y habrá también re
compensado a los que las elevaron.
Pero basta de preámbulos. Con una bendición
especial del Sr. Arzobispo de Cuyabá, Mdiis.
D ’Amour, de Mons. Malán y de Mons. Aquino,
partí el 7 de enero, no sin lágrimas, siendo acompa
ñado hasta el puerto por nuestros dos Obispos, los
alumnos del colegio, los jóvenes bororos de la
Escuela Agrícola de Coxipó, la banda de nu'isica
y mucha gente de la población.
D e C o ru m b á a R io J a n e iro en tre n — U n
a b r a z o a lo s r ie le s — U n d ia d e a y u n o
— C a m p in h a s y S. P a u lo p o r la M isió n .
En cuatro días recorrí los 600 quilómetros que
dista Corumbá.
Pasé algunos días con nuestros hermanos y el
17 de enero me embarqué, llegando a Puerto Espe
ranza, después de otros cien quilómetros.
Hubiera debido bajar también el Río Paraguay,
el Paraná y el Plata, hasta Buenos Aires, y de ahí
proseguir a Montevideo y Río Janeiro, como se
liacía hasta ahora; pero por fortima se acababa
de inaugurar el ferroerrü que arrancando de Puerto
Esperan-a a orillas del Paraguay, atraviesa el Estado
de Matto Grosso y el de S. Paulo, y en seis días
lleva a Río Janeiro con im recorrido de 2800 qui
lómetros. Y filé mía providencia.
Y con todo, ni aun este trayecto debía estar
exento de peligros. Por inconvenientes acaecidos
■ en una estación, llegamos con tres horas de atraso
a Punta-Paran, a eso de las i i de la noche, y no
habiendo ya puesto en la fonda, pedí y obtuve
penniso para donnir sobre un banco en el vagón.
Me sucedió (jue pasando en la oscuridad de un
vagón al otro, con una pesada maleta en la mano,
tropecé y caí sobre la vía, con peligro de rompenne
la calx'za. Aunque algo dolorido, no sentí nada
grave, me levanté, bu-síjué la maleta que había
sido desiwlida lejos, y fuí a tendonne en el duro
banco. Donuí bien, pero me desperté con una aguda
}>icadu que me siguió imximodando, hasta que
pude curarla cu nuestro Colegio de Campinhas.
K1 tren corre ^>or territorios habitados por los
indios sinnicivilizados pertenecientes a las tribus
de Quaiüs, Terrenas, etc.
El tercer dia pasamos el majestuoso río Paraná,
a cuyas orillas comienza una selva virgen de más
lie 400 kilómetros, en donde viven los feroces in
dios CertHic/eí, del listado de S. Pablo.
También en este trayecto tu\'e que sufrir algo,
pues no habiendo en la fonda lo necesario para
tcKlos los ^^ajeros. tuve que quedarme en prunas.
Creí encontrar algo en las estaciones siguientes,
pero halhindose todas en pleno bosque, nada hubo.
Gracias a Dios llegué por la tarde a una poblacióti nueva, compuesta casi toda de Venecianos,
dedicados casi totalmente a la Agricultura. Un
Italiano en medio de Italianos, allá en esos sitios.,,
pueden ustedes imaginar las fiestas y los agasajos
de que me hicieron objeto. Estos compatriotas
son buenos; carece toda'^a de sacerdote la pobla
ción, y y a están preparando una iglesia.
A l otro día llegué a Baurú, ciudad incipiente
pero de halagüeño porvenir. También aquí me
hospedó un Italiano.
A l día siguiente tuve la grande alegría de encon
trarme con mis hermanos en la floreciente casa
de Campinhas, quienes me acogieron más que como
a un humilde hermano, como a un triunfador.
Pero el mayor consuelo me lo reservaba nuestro
Colegio-Liceo del Sagrado Corazón en S, Paulo
|Me parecía haber llegado al paraíso 1 |Qué gran
dioso es el Santuario y cuánto bien hace! Un sen
cillo dato lo prueba: durante el año de 1914 se
distribuyeron en él 212.000 comuniones. Más de
1.200 niños frecuentan su Oratorio, y el internado
alberga dentro de sus paredes otros 400. E l perso
nal salesiano está abrumado de trabajo, pero
también inimdado de consuelos y de satisfacción.
En Campinhas y en S. Paulo se dieron dos ve
ladas recreativas en beneficio de la nueva Misión,
produciendo lo necesario para continuar mi viaje.
¡Dios bendiga aquellas almas generosas que acu
dieron a ellas, y las colme de favores celestiales!
En Lorena encontré a los hermanos reunidos en
Ejercicios Espirituales, bajo la dirección del Sr. Ins
pector P. Rota, quien no contento con entregarme
ima suma de dinero, me dió un hermano que me
acompañara, y fué el diligente coadjutor Juan
B. Zanella. Desgraciadamente a su buena voluntad
no correspondió su resistencia física, y medio enfenno tuvo que abandonarme en Pernambuco.
E n la c a p ita l F e d e r a l — A m a z o n a s a rrib a
— L a s b e n d ic io n e s y o r a c io n e s no son
in ú tile s.
En Río Janeiro me detuve algunos días y pedí
al Gobierno pasaje gratuito hasta Manaos, favor
que me concedió, gracias a la actividad de nuestro
amado hennano D. Pedro Massa, que bien podemos
llamar nuestro representante en la capital. Visité
al Emmo. Cardenal Arcoverde, Arzobispo de Río
Janeiro, al Sr. Obispo Auxiliar y al Sr. Obispo de
Nichieroy, como antes lo había hecho con los Pre
lados de Campinhas y S. Paulo. Presenté mis res
petos a S. Excia. el Sr. Nuncio Apostólico, Mons.
Juan Anversa, grande amigo y bienhechor de los
Salesianos. S. E. se empeñó en sentarme a su mesa.
Partiendo de Río el 30 de marzo con el vapor
Brasil, llegamos a Bahía el 1° de abril. Visité a los
hermanos de Sergipe, donde se hallaba a la sazón
el amadísimo P. Giordano, con quien hablamos
laigamente de la nueva Misión, ambos bien ajenos
de imaginamos que sería elegido primer superior
de ella. En su compañía y en la del Sr. Obispo,
que es un salesianazo, pasé el domingo.
En Bahía me embarqué a bordo del vapor Ceará.
con rumbo a Pernambuco, en donde permanerí
diez días con nuestros hermanos.
Aquí pude obtener de la bondad de los Supe
riores, que me dieran dos compañeros, el R. P. An-
— 6i —
tonio Solari y el lieimano José Canuto, con quienes
costeamos hacia el Norte a bordo del Paré, hasta
la desembocadura del río del mismo nombre.
Viajaba con nosotros el Sr. Arzobispo de Parahiba,
Mons. De Miranda y todos cuatro fuimos a visitar
al Sr. Obispo del Rio Grande del Norte, que se ha
llaba muy enfermo. A su cabecera quedó el Sr.
Arzobispo, mientras nosotros proseguíamos el
\-iaje, visitando de paso a los Sres. Obispos de
Ceará, Marañan y al Arzobispo de Belén do Para,
Mons. Santinho María da Silva Coutinho, que es
también Administrador Apostólico de Macaos.
Mons. Santinho me dió, con su bendición, todas
las facultades necesarias para la administración
de los Sacramentos y demás cosas que ocurrieran;
y el 28 de abril llegué a Manaos, con la bendición
de ir Obispos. 6 Arzobispos, un Cardenal y el
Nuncio de Su Santidad. Sus bendiciones no fueron
inútiles: mudas a las de Dios, de las cuales eran
prenda, me faclitaron la empresa, que era arries
gada y peligrosa. Había partido en la mayor
p iu r ía de bienes materiales; y durante el largo ca
mino nada me faltó, ninguna desgracia me ocurrió,
sino que más bien puedo decir que llovieron sobre
mí las bendiciones divinas, y que en cada liecesidad
experimenté su amorosísima asistencia.
II.
En ta nueva Prefectura.
L le g a d a a M a n a o s — V i s it a s a l a s autoto r id a d e s y su a p o y o c o r d ia l — S . G a
b rie l, c e n tro d e la P r e f e c t u r a — E l
C e n te n a rio d e M a r ía A u x ilia d o r a .
Llegados a Manaos, nos alojamos en el Palacio
Episcopal, que regularmente está cerrado. Pero
era la voluntad del Sr. Arzobispo Administrador.
En los siguientes días nos apresuramos a visitar
a las Autoridades civiles, al Vicario de la Diócesis
vacante, Mons. Antera y a su secretario que es
un celosísimo sacerdote portugués. Todos ellos
nos colmaron de cordialísinias cortesías, lo mismo
que el Párroco de la Catedral y los infatigables
Padres Capucliinos, que están haciendo un bien
muy grande, particularmente en la Prefectura Apos
tólica del Alto Solimdes (Alto Amazonas).
Presenté al Exmo. Sr. Gobernador del Estado
la carta de recomendación que para él me había
dado el Sr. Ministro de Agricultura, y a su vez me
dió otras para las autoridades civiles de R ío Negro.
También del excelente Inspector Gobernativo
de los Indios del Amazonas, Dr. Amoura, recibí
los más cordiales agasajos y ima carta de presen
tación para todos los Delegados gobernativos,
a quienes, recomendaba ayudarme en mi misión.
Eterna gratitd guardaré asimismo para (»n el
Sr. Comendador Joaquín Gonzalves de Araujo,
riquísimo comerciante portugués, católico práctico
y praticante, siempre dispuesto a hacer el bien:
no sólo me dió cartas de recomendación para sus
princápales (dientes del Río Negro, sino que nos
pagó a todos tres el viaje hasta Sta. Isabel. Igual
mente nos dió cartas de recomendación para sus de
pendientes, el Dr. Paolino, Presidente del Tribunal.
Como se ve, no fueron inútiles las bendiciones
de tantos sagrados Pastores, ni fueron vanos las
oraciones de tantos amigos. Persuadidos de esto,
nos embarcamos en el vapor Inca, con dirección a
S. Gabriel, que es el centro de nuestra Prefectura
Apostólica.
S. Gabriel es el pueblo unís imporUuite do esas
remotas tierras: es Mmiicipio regularmente cons
tituido. Nosotros llegamos a él el 21 de mayo, y
hallamos a toda la gente prepaníndose para las
fiestas del Es]>íritu Santo, que allí celebran con
toda la solenmidad.
ExcepKÚón hecha de mías jxx^os comerciantes
y caudieros portugueses y brasilianos, todos son
indios civilizados o semicivilizad<}s... Y .sin em
bargo, no acierto a describir la alegría (jue se
reflejaba en sus rostros ix>r nuestra llegada. Con
no menos ardor tómanos nosotros parte en su
alegría, aprovechando la ocasión que se presen
taba para celebrar con algima soleimiidad el Cen
tenario de María Auxiliadora. Celebramos también
el triduo con pompa escasa pero con grande fe: algu
nos cantos, el Rosario y un sermón cada tarde para
dar a conocer en aquellas lejanas tierras los dulces
nombres de María Auxiliadora y de Don Bosco.
E l día 24 cantamos solemnemente la Mi.sa...
entre dos, yo en un altar y el P. Solari en el coro.
E l mismo P. Solan predicó el panegírico de nuestra
amada Patrona.
Para terminar rezamos el acto de consagración
de la nueva Prefectura a María Auxiliadora, y les
dimos a todos ima medalla de nuestra dulcísima
Madre. Así queda, humilde, pero indisolublemente
unida la historia de la misión al Centenario de
María Auxiliadora.
La iglesia en que se celebró la fiesta no podía
ser ni más pobre ni más humilde: construida de
palos 5* de barro, no tiene más de 8 metros de larga,
por cinco de ancha: su pavimento c.s... el natural,
que no está ni siquiera allanado; sin puertas, ni
ventanas... de ncxrhe sirve no pocas veces de re
fugio a algún cuadnip^do... exactamente, pensá
bamos, como la gruta de Belén. Sin duda nuestro
Padre nos habrá observado desde el Cielo esos
días; y en (manto a la Celestial Señora, quién sabe
lo que habrá dicho al verse festejada en tan mez
quino lugar.
Por mi parte, mil y mil pensamientos suaves
se me agolpaban a la mente, porque la humildad
es el fundamento de t(x3as las obras grandes, y
porque el sitio aquel me parecía muy apropiado
para la residencia central de la Misión.
Apenas celebrada la' fiesta, el P. Solari, aprove(bando la salida de im vapordto, volvió atrás,
porque (x»menzaba su salud a resentirse; y yo me
dispuse a salir el día siguiente, resuelto a llegar
hasta los últimos confines del Brasil, que lo son
también de nuestra nueva Prefectura Apostólica.
E n m a r c h a — C u c u b y — L a M is a d e l 21
d e m a y o — U n d ía ¡le ja n o a ú n !
Partí, pues, el 25 de mayo, bajo los más felices
auspicios. E l Municipio proveyó a todo. Me dió
—
\m vaporcito con motor de petróleo y una canoa
(le remok|ue, cu la cual coloqué el equipaje, incluso
el altar portátil. E l Sr. Coronel I). Joaquín de
Aguiar y todas las demás autoridades del lugar me
acompañaron a bordo, y a las 5 de la tarde dejaba yo
a 5 . Gabriel, acompañado, por un exceso de cor
tesía, de D. Amaro de Goes, Delegado de Policía
y de los simpáticos jóvenes Graciliano Gionas,
líniesto
Cicero Pereira. siendo éste último
el maquinista. Da tripulación la fonnaban algunos
indios.
Pocos minutos después, llegamos a la habitación
del Sr. Quintino, gran trabajador y excelente
cristiano. Admiré sus plantaciones de diversas
62 —
E l 27 por la mañana asistieron muchos in<3ios
a la Santa Misa. Les dirigí una breve plática. Y
sin perder tiempo nos embarcamos y a las 3 de la
tarde llegábamos a S. Felipe, que es una grande
propiedad del comerciante D. Germán Garrido
Otero, español de nacimiento y que hace más de
40 años habita en Río Negro. Es uno de los propie
tarios más ricos y tiene una espléndida corona
de hijos, compuesta de once varones y tres mujeres,
y de unos cuantos nietecitos, todos buenos, todos
robustos, todos cristianos de verdad. E s una fa
milia providencial para el misionero, que será en
ella siempre un huésped bienvenido. Ahí encontré
48 indios del vecino afluente Isana, todos ellos
Sn «1 Ri« Uanpéi — Remontando na salto.
clases, entre las cualc.s ^’í con sorpresa algunas
■ Nridc.s. no muy bien cultivadas, pero que nos ser
virán para obtener vástagos. De allí pasamos a la
casa de una Jteñora llamada la viuda Cecilia, en
contrando allí una habitación grandísima, pues
qucremiía una familia tan numeroso, que posaban
<ie 40 personas. Avisado de mí llegada, nos hicieron
quedar allí, nos prepararon una buena cena, y
después arrodillaíios todos a mi alrededor, reza
ron el Rosario conmigo y escucliaron con avidez
una exhortación religiosa que les dirigí. Allí mismo
(alebré la Satita Misa el día siguiente, j>oniéndonos
inmediatamente en \riaje. Al atard<>cer llegamos
a la confluencia del tuayor de los afluentes del Río
Negro, que es el Uaupés, e hicimos noche en casa
de D. Juan Villagelín, uno de los cristianos más
fervorosos de esos lugares.
robustos y de buena presencia. A cada uno le di
una medalla y les prometí que el año venidero
iríamos a verlos a ellos y a sus familias.
E l 28 celebré muy de madrugada y partimos antes
del alba, tocando varices lugares habitados, como
Guia, S. Marcelino, etc. para llegar por la tarde
a la población de Marabxtana, donde hay una ca
pilla decente que según me dijeron, es muy fre
cuentada en las festividades. L a gente ^•ive en
pobres cabañas esparcidas a lo largo del río.
Finalmente, el 30 a las 2 de la tarde, libam os
a la fortaleza de Cucuky, extremo confín del Brasil
y de la Prefectura, donde hay un destacamento
militar, que vela las fronteras, lindantes con las
repúblicas de Colombia y Venezuela. — Es un
lugar encantador.
Acogidos con gran cortesía por el sargento
ir
Tobías de Souza Revoredo, cximandante provi
sorio de la fortaleza, en aiisencia del Teniente
Aprizio, y tras im refresco y irnos momentos de
descanso en la sala de la Comandancia, nos con
dujeron a dar imelta en el vaporcito, alrededor
de la linda isla de S. José, entrando así en el terri
torio de Venezuela y en el de Colombia. E l bravo
sargento y su digna consorte nos trataron con gran
gentileza y cordialidad, lo mismo que los buenos
soldados. Y no bastándoles esto, todos se em
peña ron en darme una limosna para la nueva
Misión. ¡La espada unida a la Cruz! ¡qué buen au
gurio !
Vivo deseo tenía de remontarme por im día más
el Río Negro, que desde allí corre siempre entre
Colombia y Venezuela, para llegar hasta leí Casiquiare, el gran canal natural que ime el Río Negro
con el Orinoco; pero la falta de petróleo para el
vaporcito me lo impidió. Más tarde, si Dios quiere,
tendremos ocasión de explorar también un poco
este río, y lo haremos de muy buena gana, porque
al Misionero que llegue a los confines de la Prefectiura, le será fácil ponerse de acuerdo con las
autoridades de Colombia y Venezuela y visitar
de vez en cuando esas poblaciones, que también
están sin sacerdotes. Son sitios esos, sin duda entre
los más aislados del mimdo civilizado.
E l 31 de Mayo, a cuya fecha estaba en el Calen
dario trasladada la fiesta de María Auxiliadora,
celebré la Santa Misa en las fronteras. En la sala
de armas se celebró, asistiendo a ella los soldados
con sus familias y algimas otras familias de la ve
cindad. E l sargento había ordenado retirar las
armas, y en el lugar principal coloqué la imagen
y preparé el altar. A l fin de la ilisa pronuncié al
gunas frases de ocasión.
Era el último día del mes de María e iba a co
menzar el del Sagrado Corazón de Jesús. Hablé,
pues, de la nueva Misión, consagrada a María
Auxiliadora y recomendada a la bondad del Co
razón de Jesús, cuya imagen se entronizará cuanto
antes. Desde el altar dominaba con la mirada el
majestuoso Río Negro, que en aquel sitio todavía
tiene 200 metros de anchura, y tenía delante las
selvas vírgenes de Colombia y Venezuela. Mandé
un saludo a los Salesianos e Hijas de María Auxi
liadora de las dos naciones, pensando y meditando
en el día, tal vez aún muy lejano, en que se rea
lice el suspiro de Mons. Lasagna, quien a su vez
lo recogió de los labios de Don Bosco, esto es, ver
a los Salesianos del Brasil, Colombia, Ecuador,
Perú y Venezuela reunirse en el corazón de la Amé
rica, en sus atrevidas excursiones, y entonando un
himno de loor a María Auxiliadora, estrecharse
fraternalmente la mano en nombre de Cristo.
Y y a en esta ocasión, si no a Salesianos, sí a
Ex-alumnos de los Salesianos de Bogotá tuve el
gusto de estrechar la mano; ellos me hablaron con
entusiasmo de sus Maestros, especialmente de los
Padres Unia y Rabagliati.
A l terminar la función, les distribm' a todos los
presentes, medallas e imágenes de María Auxilia
dora y del ^ d o . Corazón de Jesús. Y a las 2 de la
tarde, despidiéndome de aquel amenfeimo lugar,
de aquella excelente gente, con la promesa de volver
63 pronto a visitarlos, nos embarcamos y empren
dimos el viaje de vuelta.
D e C u c u b y a la d e s e m b o c a d u r a d el U a u p é s
— L a s a v e n tu r a s d e un co lo m b ia n o —
E n S. J o a q u ín .
L a vuelta es naturalmente más fácil [>orq\ie
ayuda la corriente. E n efecto, a las 5 de In tarde
estábamos en Marabiianas, donde había mucha
gente esperándome.
Y allí también celebré el día siguiente la Satria
Misa y hablé de paso del mes de María al del 8gdo.
Corazón: administré uonos 15 Bautismos y Con
firmaciones, les recomendé a todos arreglaran
bien la capilla y levantaran ima choza para el
Misionero, ya que en lo pon'cnir podían contar
con su presencia en las principales fiestas del año.
¡Pobre gente! L a mayor parte son indios Darés
y Bavibas, medio ci^41izados ya, pero sin sombra
de instrucción religiosa! ¡Cuánto necesitan de
buenos, de celosos Misioneros!
A medio día estábamos de nuevo mecidos y
transportados por las aguas. Pernoctamos en la
habitación de Madtuvá donde administré otros
cuatro Bautismos, y proseguimos para S. Mareelino. También aquí había im tiempo ;ma capilla
a cuya sombra se cobijaban varias familias; y aliora
está todo desierto, si exceptuamos mía hermosa
casa perteneciente a la familia Bustos, en la cual
celebré la Santa Misa. S. Marcelino está en la con
fluencia del Rio X ié con el Río Negro.
Invitado después de Misa a risitar un enfenno,
ful en el acto, y encontré im joven de 24 años,
colombiano de nación y de educación, con aire
de quien ha sufrido mucho y mucho está sufriendo,
pero con gallardía de militar y con aspecto encan
tador, revelador de nobles y elevados sentimientos.
Preguntóle de qué enfermedad sufría, y me res
pondió, en castellano, que había sido herido por
los indios Banibas del Rio Xié, y que vivía por mi
lagro.
El 13 de abril se encontraba con otro compa
ñero colombiano, a la altura del dicho río, ocupados
como otros varios, en la extracción del caucho (i).
Habiendo tenido que separarse por unas horas
y alejándose él im tanto, de vuelta fué recibido
a tiros por los bárbaros. Habían dado muerte a
su compañero y querían hacer lo mismo con él.
Una bala le trapasó la muñeca; otras cinco le hi
rieron gravemente en el abdomen y los muslos,
otra se le fué a alojar en la espina dorsal, mientras
muchos perdigones le surcaron la cara, de modo
que cayó en el fondo de la canoa, bañado en su
propia sangre. Los salvajes se le acercaron entonces
para ver si estaba muerto o si debían rematarlo;
pero él logró incorporarse, disparó su carabina y los
puso en fuga. Pero con todo eso, su caso era deses
perado. Medio muerto, sin poder gobernar la canoa,
se santiguó y se abandonó a la Divina Providencia,
dejando su cascarón de nuez a merced de la co
rriente. Eran las 4 de la tarde, y a las 11 de la n e x ^
(i) Este es el verdadero nombre de ia goma elástica,
que los afrancesados llaman, con palabra tan dura cuanto
contraria a la índole de nuestra lengua, ca&chout.
J
64 —
pasó ante una choza, de la cual logró hacerse oir.
y dirige las funciones religiosas... con que suplen
Corrieron a verlo, y lo hallaron extenuado. No te la Misa.
niendo remedios, aquellas caritativas personas
S. Joaquín fué y a una gran población, con iglesia,
dieron mano a los remos y a toda prisa lo llevaron
A3Tuntamiento, buen cementerio, y ahora es un lu
a San Marcelino. Colocado sobre ima camilla, ha
gar poco menos que abandonado. Sin embargo con
.sido tratado lo mejor que se puede en esos sitios,
serva una iglesita en buen estado, con su torrecita,
donde los mismos sanos no se lo pasan muy bien.
su cementerio poblado de viejas cruces, y unas
Habían transcurrido casi dos meses y el pobrecito
cuantas casas donde viven unos 70 indios bastante
estaba en la misma posición. Me dijo que apenas
civilizados, que agasajan al Misionero.
se sintiera mejor, se trasladaría a Manaos, para
Apenas llegué, vinieron a contarme sus miserias
hacerse extraer la bala que tanto lo molestaba; y
y sus malas relaciones con los civilizados, y yo
yo le recomendé ponerse con entera confianza en
los animé y les prometí que estableciéndonos
manos de María Auxiliadora, le di una medalla,
cuanto antes en la misión, los defenderíamos y
algunos alimentos de los que llevaba conmigo y
ayudaríamos.
lo dejé con gran sentimiento.
Y efectivamente estoy persuadido de que apenas
Un mes más tarde llegaba con
migo a Manaos, pero siempre en
cama.
De aquellos asesinos fueron aprehendidos tres y conducidos a
S. Gabriel para ser juzgados. Dicen
que la causa del delito fué la ven
ganza.
No hay que extrañar que estos
indios usen fusiles; todos los in
dios del Río Negro los tienen, pues
en esto y en los trabajos de la
explotación del caucho — principal
riqueza de estas regiones, — se les
considera como civilizados. No su
cede lo mismo, por fortuna, con
los Macús, Tucanos, Tucanos-taputos, etc. que habitan más al in
terior. en las cabeceras de los
afluentes mayores del Río Negro,
como el Isana, el Uaupés, el Tiguié, el Padaniré, el Marié, el
Univeri, el Umbaxy... y muchos
otros a cuyas márgenes viven nu
merosos indios en estado comple
tamente salvaje.
En «1 Rio Bnnpés — Etqaeloto de mu „nuloe&<‘.
La población del Río Negro es
ima población sui generis, en que
se mezclan razas y variedades, desde el salvaje
se establezca la misión, todos estas antiguas po
más salvaje hasta el europeo de cultura.
blaciones, hoy dispersas y destruidas, se reunirán
Partimos de S. Marcelino a las i i , y pasando
de nuevo, agrupándose al rededor de su iglesita.
por varios caseríos, Ueganios al caer la tarde a
Para empezar por algo, exhorté a los de S. Joaquín
Nuestra Señora de Guia, pueblecito indígena que
a ir haciéndolo desde aliora, y me lo prometieron.
tiene una capilla decente y bastante bien cuidada.
Algunos de los más civilizados me manifestaron
E l 4 de jimio, después de celebrar, administré
también deseos de instruirse, para acabar una ver,
algunos bautismos y matrimonios y partimos para
con una vida tan humillante y tan poco diversa
S. Felipe, hacienda distante mía hora, pertene de la escla\ndud.
ciente al buen anciano Gennán, que nos recibió
Se quejaron de las fiebres, a que están expuestos
y agasajó como a ^•iejos amigos. En los dos días
y en cierto modo sujetos, debiendo todos los años
que paré en tan amable compañía, tuve el con descender al Bajo Río Negro para explotar las
suelo de adminitrar unos 15 bautismos a hijos de
caucherías, bajo la vigilancia de sus patrones.
indígenas.
Naturalmente las fiebres son mucho más frecuente
E l 6 nos desp>cdimos de tan buena gente, yendo
y malignas en el Bajo Río Negro que en el Alto,
a \4 sitar la capilla de Sta. Ana, en donde, hallando
aun por razón del clima mismo. Poco se podrá
varios indios reunidos, prediqué y administré
hacer por ahora para combatirlas; pero se pueden
algimos bautismos, siguiendo sin perder tiempo,
dar instrucciones preventivas y remedios. Y o co
para 5 . Joaquín, en la desembocadura del Uaupés.
mencé por darles quinina, que a mi vez había
Aquí encontré un buen sujeto portugés, D. Juan
obtenido del Gobierno.
Villngelim, que en ciertas fiestas y reuniones de
Aquel día terminó con la oración en común.
indios, abre la capilla, la adorna, convoca al pueblo
Era ya de noche, y todos juntos rezamos el Rosario
-- 6s —
y cantamos las Letanías de la Sma. Vii^en. ¡Sea
Ella la Madre de estas pobres poblaciones! — Al
día sa lie n te asistieron todos devotamente a la
Santa Misa; y además administré varios bautismos.
E l R io U a u p é s — A n tig u o s M is io n e r o s —
H a z a ñ a s dp lo s in d io s — U n a c o m id a
in te r n a c io n a l — L a s g r a n d e s « m a lo c a s »
— L a « m a lo c a » de Ip a n o ré.
E l 7 de junio, acompañados por el Sr. Villageliin,
cambiamos dirección, entrando en el majestuoso
Rio Uaupés, llamado vulgamiente Caiary el mayor
afluente del Río Negro.
Dicho río es el más importante de todos los afluen
tes que tributan al Río Negro dentro de los confines
de nuestra nueva Prefectura. Fué explorado por
antiguos Misioneros Carmelitas, de quienes no
quedan apenas recuerdos. E n 1784 el Coronel
Manuel de Gama Lobo de Almador lo recorrió
h.ista la confluencia del Tiquié, y descubrió su
comunicación con el Yapufá. Más tarde lo \ t s í taron otros exploradores, siendo el último y imo
de los tná.<; ilustres, el Dr. Teodoro Koch, alemán,
que habitó en S. Felipe e hizo importantes excur
siones de 1903 a 1905, explorando los ríos Gaiary
e Isana. A este explorador debo yo importantes
datos y bellísimas fotografías.
Desde la extinción de las Misiones Carmelitanas,
no se sabe de ningún otro sacerdote que visitara
esos lugares, hasta el año de 1832 en que lo hace
el Misionero Brasiliano P. José de los Santos Ino
centes. Del año 1851 al 54 misionó ix>r ahí un
celoso Capucliino italiano llamado el P. Gregorio
de Benevagienna, que logró restabelecer los grupos
catequizados: pero hubo de retirarse y los grupos
quedaron abandonados, hasta el año de 1880, en
que volvieron los Franciscanos, bajo la dirección
del P. Gesualdo Marchetti, conocidísimo en Manaos.
Fueron sus compañeros los PP. Sanuel Mancini,
Venancio Zilocchi, Mateo Camioni, y los Hermanos
Iluminado y Estanislao; casi todos Italianos.
Ocho años después también ellos tuvieron que reti
rarse, quedando nuevamente abandonadas las
Misiones. Esto explica por qué aquí y allí se en
cuentran iglesias en ruina y poblaciones abando
nadas, mientras en los pobres indios se conser\-a
una llamita de espíritu cristiano.
Habiendo partido, como dije, el 7 de junio por
la mañana, al anochecer llegamos a la hermosa
hacienda de los Hermanos Albuquerque. la prin
cipal del Uaupés, situada en el punto llamado
Boa Vista, Buena Vista, donde nos esperaban y nos
acogieron con fiesta. E l Jefe de la familia, D. Ma
nuel A. Albuquerque es también el director de
aquellos indios. Los otros dos hermanos, Higinio
y Francisco, forman familia a parte \'iviendo todos
tres en envidiable fraternidad. E l lUtimo de los
hermanos. Calistrato, gallardo joven que contaba
30 años, fué muerto por los indios del Tiquié el
27 de enero de este año 1915- Hallábase en su pa
bellón, frente a la desembocadura del Ird-paraná,
cuando se le acercaron los indios, disparándole
un tiro de revólver en la cabeza, que lo derribó
en el acto. Una sobrina suya que estaba poco dis
tante, corre al pabellón y ¡horrible espectáculo,
ve que unos cuantos indios, armados de hachas,
hacían pedazos el cadáver de su tío.
A tal vista, lanza un grito de dolor e increpa a
los asesinos. Estos se vuelven contra ella, que logra
escapar y saltar a la canoa; pero una bala la al
canza y la deja inoribmida; entonces se le acercan,
le cortan brazos y piemos y la arrojan al río. Con
sumado este nuevo asesinato, vuelven al i)al)cllóu,
se roban cuanto encuentran y le prenden fuego.
E n esos mismos días mataron un joven de 16
años y lo tiraron al río.
Esta es la gente con quien deberá vivir el Misio
nero. Y sin embargo, confiados en la poderosa
protección de María Auxiliadora, no retrocederemos
ante las dificuldades, cualesciuiera que .sean, con
tal de conquistar para la fe y la civilización a esos
hennanos nuestros.
Pero volvamos a nuestro viaje.
Esa tarde rezamos el Rosario, cantamos las T/OtaníflR y les dirigí una platiquita, explicándoles
el objeto de nuestro misión.
Mucha gente se congregó la mañana siguiente
para oír la santa Misa, ocasión para ellos hasta
ahora más única que rara; luego bendije algunos
matrimonios y administré 14 bautismos. Ahí me
detuve también todo el día 9, amversario de la
consagración del Santuario de María Auxiliadora
de Turín, y fué día de grande gozo para todos.
Hermoso y singular fué el almuerzo, por las
diversas nacionalidades allí reimidas. Había brasilianos de diversos Estados, portugueses, italianos,
colombianos, venezolanos, pemanos y un árabe.
A los postres... comenzó, con mutua pena, la sepa
ración. Los corteses caballeros que me habían lle
vado hasta allá, volvieron a S. Gabriel, dejándome
con la familia Albuquerque; y los demás invitados
se vohderon cada cual a su casa.
Por la tarde yo también me embarqué en el
majestuoso’ Uaupés, con objeto de visitar a los
indios dcl Ipanoré y de Urubucuora, viajando hasta
las 11 % y dunniendo en im barracón.
E l ro partí a las 5 y me detuve a las 10 para
visitar al viejo Tuixaná o caciíjue hnrique. Ivncontré tendida en su chinchorro o hamaca a una
vieja india que al ver al Pakl — el Padre — se
pliso archicontenta.
Apenas en marcha, dimos con tres canoas tripu
ladas por indios vestidos completamente a la adamítica.
E l II a las 5 de la tarde me hallaba ya en la
desembocadura del famoso Tiquié, donde está
un cierto Sr. Gerónimo del Pará, pariente de los
Albuquerques, a qmen visité y proseguí sin denv ta
el camino.no obstante sus requerimientos para que
me quedara, no sin prometerles contentarlos a
la \"uelta.
A las 2 de la mañana llegamos a la altura de
Ipanoré, mas no entramos en la aldea para ix>
asustar a los indios, que sin duda habrían buido.
A l rayar el alba nos les acercamos, y quedaron
muy contentos de nuestra llegada. Visité la choza
en construcción, y la encontré interesantísima, que
dando admirado de ella, pues estaba muy lejos
—
de imaginarme que pudiera haber casas tan grandes
y tan cómodas en medio de los indios.
Y en efecto, a diferencia de los Bororos del
Iklatto Grosso, que tienen en el centro de sus aldeas
una cabaña grande pero primitiva, llamada Bahyto,
para las fiestas y reuniones de los hombres, éstos
tienen sus malocas, que son, a la verdad, soberbias.
Jva maloca es una casa de 20, 30, 40 metros de
ancho por 30, 40, 50 o 60 de largo.
No tienen puertas ni ventanas laterales, sino sólo
un portón, en cada extremidad. A lo largo de
sus lados están distribuidas y separadas las fami
lias, que en ocasiones llegan a 40 por maloca. En
k
oiilUs tfel Vaapét
el centro de ella hay un gran espacio vacío, especie
de s;üa, pura los bailes y reuniones, y para tra
bajar la harina de mandioca y el famoso cachiry,
su bebida prcHlUecta.
Aquí encontré también dos campanas, recuerdo
de los antiguos misioneros, quienes tmdéron ahí
una tloreciente colonia.
E n U r u b u c u a ra — L o s p r e p a r a t iv o s de un
b a u tis m o — Ig n o r a n c ia — U n n u e v o
co m p a ñ e ro de v ia je .
Uunuite el día quise ^•isita^ la maloca de Uru
bucuara. distante una Iiora a pie. Aquí es donde
empiezan las grandes y peligrosas cataratas del
Uaupés, donde es preciso hacei largos trayectos
66
—
por tierra, conduciendo las canoas con largos v
gruesos cables. Nosotros dejamos allí las barcas,
porque era el límite que me había prefijado, v se
guimos a pie.
Allí varía el panorama, empezando rma ondu
lación de lomas y colinas que alegran la\Tsta, pero
que son la cauca de la dificultad de navegación.
Cuando llegamos a la maloca dé UrubiUtiara, nos
vieron los niños, y se escaparon al bosque gritando.
Ivos viejos, en cambio, aguardaron, aunque con
algo de temor, que al recibir algunos regalitos, se
di.sipó, y se disipó en todos porque inmediatamente
nos rodearon todos. Un cacique corrió a vestirse,
Interior de n u „Ht!oca“ .
y me ofreció algunas frutas para que las comiera:
hrego me llevó a ver las diversas cabañas y la
grande maloca.
\‘lsitamos también la vieja iglesia, completa
mente abandonada. Les recomendé cuidarla y
restaurarla, pues im día volveríamos a verlos.
L a mayor parte de estos indios están bautizados,
y muchas familias casadas religiosamente por el
celosísimo Sr. Obispo de Manaos, el limo. Sr. Fe
derico Costa, que en 190S. en compañía de un
Padre Capucliino visitó todo el Río Negro y gran
parte de Uaupés, llegando a administrar 350 ma
trimonios y 1500 bautismos, de modo que lo re
cuerdan con cariño.
E l venerando Prelado, oprimido por las dificul
tades de su^ vasta diócesis, renunció a ella y se
l
— 67 —
retiró a la Camándula. Kosotros confiamos mucho
en sus oraciones y esperamos nos alcance del Señor
la fuerza necesaria para llevar a cabo el grave
cuanto difícil encargo que, por obediencia y amor al
Soberano Pontífice, hemos resueltamente tomado.
Toda esta gente, sin excluir los bautizados, ca
recen hasta de la más elemental instrucción.
Cuando descienden al Bajo Río Negro para ex
traer el caucho, se ^■ isten regularmente, pero en
las malocas los hombres andan desnudos, las mu
jeres a medio vestir, y en sus parrandas y fiestas
a ellas mismas les pesa ese traje.
El cacique me dijo que quería le bautizara a su
hijo, y le respondí que lo llevara a Ipanoré, donde
L a madre del eliiquillo por bautizar,tomó a la
madrina, y apartándose, se quitó su vestido y se
lo puso a la otra. Apenas terminó la ceremonia,
se apresuraron a la restitución.
He querido narrar estos episodios para dar una
idea d ¿ estado de esta gente. ¡Pobreoilos! moivi'on
toda nuestra compasión!
Salimos de ahí a las 8, y a mediodía estábamos
en casa de D. Jerónimo, y ciimo 61 había avisado
de mi llegada a los indios, detenniné (luedarmc
allí hasta el día siguiente. Por la tarde hioimos con
nuestro vaiX)rcito un viaje de exploración en el
río Tiquié, que también es majestuoso. Para llegar
adonde hav indios, se neivsilaban tres días de nave-
uuUos d«l Hío Cftipét — 1 Is paerta da ana „sa la e t‘
al día siguiente celebraría la santa Misa, y que por
eso le rogaba in\*itara a otros.
La Misa se celebró en una pobre choza, asistiendo
muchos indios de las dos localidades.
Después de ella, se presentó el cacique con su
bautizando.
pregunto por el padrino. E l mira
a su alrededor, agarra a un hombre por el brazo y
me lo presenta, así desnudo como estaba.
— ¡Vergüenza! le dije, un padrino así no lo
acepto yo.
Entonces corrieron los dos a una choza y de
eUa volvió el padrino en calzones y camisa.
— ¡Así, sí! — Pero en esto se adelanta la mujer
del padrino, también casi desnuda.
— ¡No es necesario! le dije; y así no lo puedo
permitir.
gación y lo dejamo.s para otra vez. Me han a s e r
rado que sólo en el Ti(juié hay más de mil indios,
y otros muchos en sus afluentes.
E l 13 de junio, después de celebrar la Santa Misa
y administrar varios bautismos, p)artímos en di
rección a la maloca de Cururú, donde encontré a
los indios esperándome para bautizar seis cria
turas. Después de la función, me obsequiaron con
prescados fritos, bananas, harina de mandioca, etc.
Quedé confflo\*ido hasta las lágrimas, viendo tan
buen corazón.
Esa TTÚsma tarde estábamos de nuevo en Buena
Vista, donde nos esperaban para la fiesta de S. An
tonio. Rezamos el Rosario, cantamos las J.«tauías
y les hice una plática de ocasión
E l 14, fiesta de S. Buenaventura, celebré en su
—
honor, administré varios Bautismos y Confirma
ciones, cuando se me presenta una joven de 15
años diciéndonie (jue quería ser confirmada. La
invito a confesarse, como lo hace; y en acabando
de hacerlo, se me presenta otra de la misma edad,
la cual había hecho ilícitamente de madrina de
otra, no estando confirmada; la confieso, y he
aquí (jue se j)re.senta otra, de la misma edad y ya
unida sacramentalmente en matrimonio. Las pre
paro también y... por fin me dicen que tampoco
estaban bautizadas. Como pude y como el tiempo
me lo pennitía, las instnií, las bauticé y las confinné. jOhl qué Misión tan rara es esta! Uná mezcla
así, de fe y de ignorancia no la había encontrado
en ninguna parte; y quién sabe cuántas fatigas
nos aguardan antes de poner remedio a estos tristes
efectos del abandono en que vinieron a caer estas
cristiandades, que fueron tal vez florecientes im
día!
Pregunté al Sr. Albuquerque si tenía un m u
chacho práctico en las dos legnuas, portugués e
indígena, para ejercitarme y a durante el viaje,
y me presentó a Siró, hijo de una india de la tribu
de Barés, muchaclio inteligente y despierto, que
ya sabe leer y eseribir: el buen chico se convirtió
desde luego en mi compañero de viaje. También
me regaló el Sr. Albuquerque varios objetos indí
genas. conq>letando así la colección que en S. F e
lipe me diera el Sr. Gemían.
O tr a v e z en S . G a b r ie l — T r a t a d o s p a r a
la fu tu ra r e s id e n c ia — D e v u e lt a — U n
m a tr im o n io y ..... e s p e r a n z a s fr u s tr a d a s
— E n S ta . I s a b e l.
El 15 de junio saludamos con el pequeño Siró,
a la familia y nos embarcamos con rumbo a S. Ga
briel, adonde llegamos el 16 por la tarde.
No puedo describir la cordialidad con que me
oyeron confinnar la noticia de que la primera
casa (jue abra la misión, será la de S. Gabriel.
Como para demostránnclo, durante el mes (jue
pa.sé en el Alto Río Negro, habían emprendido la
constnicción de varias casas.
Pedí al Ayuntamiento un terreno cuadrilátero de
500 metros ]x>r 1000, para enijiezar sobre sólida
l)ase la costrucción de la nueva residencia. En
este terrcino está ya enclavada la mísera capilla,
de 8 metros ix>r 5, que arriba mencioné, y a en
trambas lados de ella se levantan dos casuchas
c\ibicrtas de paja y hojas de palma. Me prome
tieron los buenos ^•ecinos que restaurarían pronto
la capilla.
Por linde del terreno de la Misión ha}* un moñtecito, que examiné y me pareció muy apropósilo
para levantar una Cruz que domine aquellas regio
nes tan altandonados.
El terreno i>edido es fertihsimo y de fácil cultivo;
pero, como todo el Río Negro, plagado de liomiigas, destructoras de toda plantación. Y sin em
bargo del terreno es de donde los Misioneros de
berán sacar la mayor parte de su sustento, ni más
ni menos que en las Misiones del Matto Grosso.
Ese día pasaron por S. Gabriel 15 soldados, que
iban a sustituir a k» que guardaban la frontera
68
—
en Cvciihy. Llegó también el Sr. Amaro, que en su
bondad debía pro]X)rcionarme modo de p r o s ^ ir
mi viaje.
Así, después de haber pasado tres días en tratos
para la residencia central de la Misión y adminis
trando Sacramentos, me despedí de todas las auto
ridades locales, agradeciéndoles la exquisita cor
dialidad con que me habían tratado y haciendo
muchos votos por un próspero pon-enir. Ñas abra
zamos a la presencia de toda la población, y sepa
rándonos, seguimos agitando nuestros pañudos
hasta perdemos de vista;
En menos de dos horas estábamos en CaTtianaos,
antigua población indígena. Tomé alojamiento
en casa de D. Manuel Antonio, y puesto que debía
quedanue para celebrar la fiesta de S. Juan en la
áe D. Manuel Ferreira; mi buen amigo el Sr. Amaro
se separó de mí, prosiguiendo su viaje.
E l día después, apenas temiinada la Santa Misa,
se presenta D. Manuel Ferreira con su linda canoa
a vapor y me condujo a su hermosa hacienda de
J ucaby. Tvos tres días que pasé con aquella familia
fueron tres días de grandes satisfacíáones; prediejué, confesé, administré bautismos y confir
maciones, bendije matrimonios.
Naturalmente en medio de las alegrías por el
bien que se hace, están las penas por lo que no se
puede hacer. E n aquel lugar, como en todos, había
muchos indios muy b en dispuestos, pero muy
necesitados de instrucción, y yo, sabiendo muy
poco su lengua, no pude hacerme entender de ellos.
Esperamos que más tarde podremos hacer lo que
no se pudo entonces.
Algunos episodios demostrarán la poca instruc
ción que tienen. Vinieron dos para casarse, y los
invité a confesarse antes, en lo que consintieron
gustasísinios. Me siento y llamo al esposo. Se me
acerca, le hago señas para que se arrodille, y mi
hombre se me pone en cuclillas. Me levanto y me
arrodillo para enseñarle a hacerlo, y lo hace; pero
(mando me pongo en pie y n;e siento, se pone en
pie y se sienta también él jiurto a mi.
Le digo de persignarse, y no sabe hacerlo...
¡Paciencia! Me contenté con poco y me arreglé
como ]>ude. láega la esposa, y sucrede otro tanto.
Como le hiciera algunas preguntas, ella me con
testa en ima jerga que no comprendo, pero que
comprende el esposo que estaba a la puerta de la
iglesia, pues ella lo dijo bien alto. E l se vuelve
atrás, y desde lejos le (orrige, dicéndole una cosa
que tampoco comprendí. Hube de poner fin al
diálogo, instruirlos lo mejor que se podía, y les
uní en matrimonio. ¿Quién tenía corazón para
proceder de otro mexio? Son ya cristianos, y siem
pre es mejor que su unión esté santificada por el
Santo Sacramento. ¡Grande es el trabajo que nos
aguarda! Y ... ¡loado sea el Señor!
.-Vsí y todo, partí muy satisfecho, no sólo del
bien que se había podido liacer, sino también del
tratamiento (x>rdial de la familia Ferreira Guimaraes Freitas.
El 25 de junio nos trasladamos al caserío de
5 . Antonio y fuimos a alejamos en casa de D. Joa
quín Hmenta, donde recibimos también trato
exquLsito y cordial. El otro día les dije misa, ad-
-
69
ministré bautismos, y en compañía de D. Joaquín
fuimos a visitar la casa Boutfitn, propiedad de Don
Julio Macedo; para seguir luego a la población de
S. Pedro, im tiempo muy próspera, hoy algo de
caída, pero susceptible de restauración.
De allí pasamos a Utruiriíuoa, una de las mejores
habitaciones de Río Negro, de propiedad del por
tugués Sr. Fuentes. Distribuí algunas medallas
entre los Indios, \'isité al Sr. Puentes y en su com
pañía uos trasladamos a S. José o Vista Alesrc,
bellísima propiedad del excelente caballero Don
Raimundo Ivópez Gonzalves, quien, a pesar de
lo entrado de la noche, nos dispensó un recibi
miento triunfal y nos preparó alojamiento, con
todas las comodidades que se puedan desear.
Y aquí nos det^^^mos tres días, que lo fueron
de grandísimos consuelos por el gran trabajo en
el santo ministerio y la exquisita amabilidad de
D. Raimundo y su dignísima señora, Doña Rosa,
hermana del senador Dr. Augusto I/Spez.
También aquí me aconteció un caso curioso
que quiero recordar. E s costumbre aprovechar
del paso del Misionero para improvisar matrimo
nios. Un muchacho, queriendo aprovechar la oca
sión, pidió la mano de la cocinera de la casa, y re
cibió unanegativa. No se desalentó por ello, y con la
mayor naturalidad, se la pidió a otra; que tampoco
10 quiso. Como a la s tres va la vencida, pide a ima
cliica de 11 años que acababa yo de bautizar, y ésta
acepta 1 riimfante se presenta al Sr. I.^pez para
que me lo diga a mí; pero al patrono le contesta
que el Misioneio no lo va a casar con una niña de
11 años. E l pobrecito se alarma entonces y ruega
y conjura al Sr. I./Spez, que le concierte el matri
monio, prometiendo tratar por varios años a la
muchacha como si fueran hermanos, cosa que
también ella deseaba. Por fin viene a proponenne
el caso y yo lo O)nsuelo prometiéndole que volvería
a su debido tiempo para bendecir su matrimonio,
con lo cual quedaron ambos satisfechos.
El día de S. Pedro nos des]>edimos de tan buena
familia y fuimos a \nsitar diversas habitaciones,
hospedándonos en Manattacá, propiedad de D.
José I^ópez dos Santos. \’arias familias se reunieron
allí, de modo que al día siguiente tuve un buen niV
mero de fieles en la Misa y administré algunos bau
tismos. Varias personas me acompañaron luego
hasta la casa del Sr. Amaro, donde pasé la noche.
Es éste imo de los sitios mejor cultivados que en
contré.
El I ®de julio madrugué a confesar, celebrar la
S. Misa, administrar bautismos y confirmaciones,
para partir con tiempo a Buena Vista, grande y
hermosa propiedad de la religiosa familia de Juan
Amazonas de Sa. Aquí encontré la mejor capilla
de cuantas había ^isto, mantenida con im cui
dado y cariño que ponen de manifiesto la grande
fe de ía familia, con quien pasé tres días, ricos de
trabajo pero también de satisfacciones.
El 4 los dejé y bajé a Sia. Isabel. En esta po
blación se reúne cada mes mucha gente esperando
el vapor flnvial qm llega hasta ahí. Esta vez salió
a recábíinos y hospedamos el activísimo comeriante D. ArnTÍal Peiroto, cuya amabilísima compa
ñía gozamos los días que tardó en ll^ a r el vapor
—
Inca, el cual traía las noticias de im mes entero.
Todos estaban ansiosos de saber las novedades
de la guerra europea. Y o en cambio meditaba si
debía bajar con ese vapor o esperar el del otro mes,
para visitar otras localidades que me estaban
aguardando.
Proseguí hasta Villa Pedí, que distaba dos horas,
y allí salió a mi encuentro \m turco católiw,
Sr. Pecil, que es im grande industrial que lia .sabido
formarse la mejor hacienda de todo el Río Negro,
con culti\*os a la moderna y grande motúmiento
agrícola y comercial. Me ofreció ho.spitalidad y me
rogó me detuviera siquiera ,dos días, pues su fa
milia y sus colonos deseaban aprovechar la gracia
de tener im sacerdote.
Hubiera accedido a tan legítima petición, pero
circunstancias especiales me sacaron de vacila
ciones, resolviéndome a apro\'echar del Inca y
bajar hasta Manaes.
Me embarqué, y en todas partes por donde pa.saba, salían gentes a mi encuentro, diciéndome <jue
estaban esperándome y rogándome me quedara
siquiera im día. Pero a todos tuve que decirles
cjue no podía, que tu\neran paciencia, que a nuestra
\Tielta, que no tardaría, que establecida la misión,
les garantizaríamos la visita del Misionero siquiera...
ima vez al año. E sta promesa los llenó de contento.
Por este motivo, poco puedo decir acerca del
Bajo Río Negro, añadiéndose la circimstancia
de que \úajando también de notare, muclios lu
gares ni siquiera se ven, como me ha sucedido con
Moura y la confluencia del Pió Blanco, que marcan
los confines de la líisión.
Mucho sentí no haber podido hace en el Bajo
Río Negro lo que hice en el Alto; pero gracias a
Dios he podido igualmente fonnarme una idea de
todo y anhelo el momento de empezar mis tareas
en ese nuevo campo.
III.
La vuelta.
E n M a n a e s — L o s fr u to s d e l v ia je d e e x
p lo r a c ió n — E n B e lé n d o P a r á — V i
s it a a l G e n e r a l P in to .
E l lo de junio llegamos felizmente a Manaes,
siendo acogidos con fiestas por el Gero y los amigos
que allí había dejado.
Durante mi rápida excursión había podido, gra
d a s a Dios, administrar 204 bautismos. 50 confirmadones, bendecir 13 matrimonios, oír confesiones
V distribuir varías comimiones. No es mucho,
pero me consolaba que tampoco era poco para quien
ignoraba la lengua casi de! todo. En 1908, cuando
hizo esa excursión el Sr. Obispo de Manaos se
administraron 1500 bautismos y muchísimas con
firmaciones, y se bendijeron 350 matrimonios. En
1914 estuvo por allí un celoso Capuchino de Ma
naos, y también él administró más de 700 bau
tismos y bendijo 50 matrimonios, lo que demuestra
que el campo nuevo de acríón es vasto e impor
tante.
— 7C —
Diez días permanecí en Mansos, tratando los
asuntos de la Misión. Encontré toda^’^a al Comen
dador Araujo, que en breve iba a embarcarse para
Portugal; y 61 en su bondad, allí proverbial, me
ofreció pasaje gratuito de Mansos a Sta. Isabel,
como de aquí a S. Gabriel me lo prometió su amigo,
y mío, el Coronel Aguiar, para cuantos vayan a
fundar la Misión. Estuve con el Gobernador del
listado, el Dr. Jonitas Verdoso, quien me dió
cartas de recomendación para los Diputados fede
rales Dres. Sales, Pereira y Monteiro de Souza,
a fin de que me apoyaran ante el Gobierno.
En esos días recibí también la visita de un oficial
del Ejército, a nombre del Gral. Pinto. I/i agradecí
tanta cortesía, y le prometí que a mi paso por el
Pará tendría el honor de visitar al Sr. General.
Finalmente, el 21 de julio nos embarcamos en el
vapor Pará, y en tres días llegamos a Belén, ca
pital del Estado del Pará, en donde nos hospedó
el Sr. Arzobispo Mons. Santinho da Silva. Para mí
fué una providencia encontrar allí, a más de los
dos jiadres jesuítas profesores del Seminario, al
R. P. Síiperior de ellos, que se embarcó coimiigo
para Bahía.
Según m i promesa, visité al General Pinto. El
bravo soldado, apenas me vió, se puso en pie, se
adelantó y me abrazó como a un hermano, en pre
sencia de un Capitán y de varios oficiales. Pidió
noticias de la Misión, y e.«;pecialmente de sus sol
dados, me presentó a sus oficiales como un viejo
Mi.-^ionero de los indios del Matto Grosso, y ahora
del Río Negro; e hizo hincapié sobre la necesidad
y la imix>rtancia de la buena armonía entre el
Ejército y el Clero, especialmente en medio de los
salvajes.
contra toda' nuestra voluntad. De todo, Deo gratias! Y a a bordo, nos felicitamos mutuamente de
haber escapado con vida. E n aquellos parajes
abundan los tiburones y en la marea alta hacen
de las suj-^as.
Precisamente, el 28, apenas llegamos a Forta
leza, capital de Cereá, aparecieron a pocos metros
del anclado vapor cuatro tiburones. Todos los pa
sajeros los miraban, y los marineros prepararon
anzuelos y se los echaron; uno de los cetáceos
mordió y dos pescadores pudieron, a viva fuerza,
llevarlo hasta cubierta. No tenía sino 2 metros,
por ser muy joven aún. Estos monstruos alcanzan
hasta 6 metros. A pesar de su juventud sus fauces
tenían , más de dos palmos; de modo que podía
tragarse mi hombre.
El maquinista principal le cortó la cabeza y le
hizo pulir las mandíbulas para conservarlas; pero
habiéndoselas pedido, para nuestro museo de Valsálice, me las cedió galantemente.
A l pobre Misionero no le faltan jamás los peli
gros, pero tampoco le falta el auxilio continuo
de la Divina Providencia.
Visité nuevamente a mis hermanos de Pemambuco y Bahía, y el 5 de agosto, entraba sano y
salvo a Río Janeiro. Volví a ver a S. Emcia. el
Card. Arcoverde, quien se demostró m uy satis
fecho y muy interesado por la nueva Misión; a
S. E. el Nimcio, quien me inritó otra vez a su mesa;
a los Exmos. Sres. Sllveiro Nery y Dr. Augusto
G r a v e p e lig r o en un P u e r to — E n R io
J a n e iro — B a u tis m o de S ir ó en S. P a u lo
E l d ía C e n te n a rio de D . B o s c o — E l
v o to d e l M isio n e ro .
El 24 por la tarde dejamos el Pará y el 25 por
la mañana llegamos a
Luis, capital del Estado
del Marañ&n. En compañía del P. Jesuíta fuimos
a saludar al Sr. Obispo, mas, hallándose ausente,
nos recibió y agíisajó el Sr. Vicario General, Mons.
Vicente Gulván.
A las 2 volvimos al puerto, donde nos aguar
daba una barca, para llevamos a bordo. L a marca
se había retirado y estaba para desencadenarse
im furioso tenqxjral, stipluba un viento terrible
y cuando la barca se había alejado unos 30 mctixvs
empezó a zozobrar. E l Padre Jesuíta les llama a
gritas la atención a los barquertxs, quienes dicen
que «o tema, pues no hay peligro; entre tanto
entraba el agua y la barca se vuelca. Mi venerando
comi^ñero logra asegurarse a la volcada barca,
mientras yo caigo en el agua. Como puedo, saco
afuera la cabeza, y escupiendo agua salada, busco
ansiosamente adóudc asimie, hasta que logro
agarrarme... a una pierna deljesxiita. E n tretanto
seguíamos pidiendo auxilio, e inmediatamente
nos lo prcitaron un vaporcito y varias barcas. Sólo
perdimos los sombreros y paraguas: pero los reco
bramos enseguida. L a cosa no pasó de vm baño
PREFECTURA APOS
L im ites . — A l N. Colombia y Vencí*
r
■
p
— 71 —
López Gonzalves, senadores del Airiazonas, y en
el Congreso, a los Diputados de este inmenso y
próspero Estado.
\'isilé igualmente a S. E. el Ministro de Agricul
tura, Dr. D. José Bezerra... Todos ellos me dejaron
concebir las más dulces esperanzas.
Una covSa que me interesaba mucho era llegar
en tiempo a S. Paulo para las Tiestas Centenarias
de nuestro Ven. Padre, y bautizar solemnemente,
en el Santuario del Sgdo. Corazón y precisamente
el día centenario, a mi querido Siró, el primer
indio del Río Negro, que se ha unido a los Misio
neros salesianos.
Gracias a Dios, lo logré, y el Exmo. Sr. Dr. D.
Francisco Rodríguez, dignísimo Presidente del
Estado, y ya de la Confederación, tuvo a bien
apadrinarlo, en compañía de su bondadosa hija.
La ceremonia se llevó a cabo con gran solemnidad
el 16 de agosto de 1915, bautizando al representante
de la tribu de los Barés el Sr. \’icario General de
la Arquidiócesis, Mons. Benito Alves de Souza,
poniéndole los nombres de Jitan Siró Bosco Alves
de Albuquerque.
¡Sea por todo bendito y alabado Dios Nuestro
Señor! y bendita y eternamente agradecida sea
también nuestra dulcísima Madre, María Auxiladora, que en el año centenario de su Fiesta y del
Nacimiento de su gran Siervo D. Bosco, abría a
su humilde hijo el nuevo, el dificilísimo campo de
la Misión de R io Negro.
¡Que la gracia de Dios nos asista, y nos sostenga
la caridad de nuestros Cooperadores, de modo ijue
mediante nuestros sudores, que de muy buen grado
derramaremos. p>odamos convertirlo en \m amono
jardín, rico de ñores, y frutos de Religión y civi
lización!
J uan B ái . zoi .a .
Misionero Solesiano.
T E S O R O E SPIR ITU A L.
L os Cooperadores Salesianos que con/esíitios
y comulgados, visiten devotam ente una iglesia
o capilla pdblica, o si viven en comunidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sum o Pontífice, pueden ganar las siguientes
indulgencias plenarias:
Mayo. — El 3, Invención de la Santa Cruz; 8, Apa
rición de S. Miguel Arcángel; 24, Fiesta de Maria
Auxiliadora.
Junio. — El I®, Ascensión; i i , Pentecosté.s ; 18,
Sma. Trinidad; 22, Corpus; 30, Sgdo. Corazón.
Julio. — El I®, La Preciosísima Sangre de N. S. J. C.;.
2, Visitación de Maria Sma.
A{osto. — El I I , .Asunción de M. Sma.; 16, S. Roque.
Además, pueden ganar otros tres cada mes \.
I® un día de libre elección, que bien puede ser elPritner Viernes; 2® el día del Ejercicio de la Buenas
Muerte: 3® el de la conferencia mensual.
>S ICA DEL RIO NEGRO (Estado del Amazonas - Brasil)
S. Los afluentes del Japurá — A l E. Río Blanco y Río Urubina — A l O. Colombia.
-
72 —
El Emmfl. Cari Cagliero
Imposición del Capelo.
El Capelo es insignia cardenalicia,
y se com pone de la b irreta y el som
b rero rojos. La imposición de esta in
signia, suele hacerla el Padre Santo en
persona; pero cuando los C ardenales
residen en el extranjero, delega a algún
alto personaje; así el Rey de E speña dió
el capelo al Emmo. C ard. Vico y el
Rey de B aviera lo dió ahora al Emmo
l'rühw irth.
En la tard e del 8 de diciem bre, im
puso Benedicto X V la b irreta a los
nuevos C ardenales que se hallaban en
Italia, Emilios. Tonti, M istrangelo, Cagliero y Gusniini. A penas term inado
esta im ponente cerem onia, los C arde
nales se desplegaron ante S. Santidad,
y el Emmo. Sr. T onti dirigió en nom bre
propio y de sus colegas un sentidísim o
discurso, dándole las más expresivas
gracias por el nom bram iento. Recordó
luego los deberes que el C ardenalato
im pone y prom etió solem eniiiente hacer
cuanto pudieran, para no dejar defrau
d ad as las esperanzas que sobre ellos
pusiera S. Santidad.
El Soberano Pontífice respondió con
e ste afectuoso discurso:
• Nuestro Di\ino Redentor, después de haber
lavado las pies a sus Apóstolc.s, les preguntó si
habían comprendido el significado de lo que había
hecho por ellos: sciiis quid feccrim vobis? (Juan.
X III. i¿). Nosotras no tenemos necesidad de pre
guntar a los nuevos Cardenales si han entendido
la significación de la ceremonia que por ellos aca
bamos de hacer, confiriéndoles la birreta cardena
licia: y en efecto el Decano de ellos, interpretando
los sentimientos de todos, ha adelantado la res
puesta a la pregimta que hubiéramos podido
dirigirles: .«nítí quid ftcerim vobis? Podríamos,
pues. limitamos a recoger las palabras que han
resonado hace unos momentos en esta aula; podríamas limitamos a reconocer que la imposición
de la birreta recuerda a \m tiempo altísimos de
beres y suix>ne méritos singulares.
¿Pero por qué no deberemos añadir que en
(i) V . N. anterior.
nuestro caso los méritos son en realidad excelsos?
De Europa y América se eleva un concierto uná
nime de admiración por las altas dotes de inteli
gencia y celo que han brillado en aquellos de vos
otros. a quienes la Santa Sede confió misiones deli
cadas y honoríficos cargos ante las Naciones ex
tranjeras (i); y hay cuatro diócesis italianas que
en los otros, han reconocido la caridad del padre,
unida a la doctrina del Maestro y a la firme pmdencia del juez. (2).
Para no ofender vuestra modestia, oh digno hijo
del Ven. Bosco. aludimos sólo de vuelo a las fe
cundas fatigas que habéis sostenido para llevar la
luz del Evangelio a los pueblos que yacían aún
en las tinieblas y sombras de muerte.
Sobre las huellas de José de Calasanz habéis
gloriosamente caminado vos, que en el Santuario
de vuestra nativa Savona, aprendisteis la misericordia de que debe rodear a la juventud quien
qvdere conducirla a los pastos^ saludables de la
doctrina verdadera y de la sincera piedad (3).
Y habéis emulado las glorias del apóstol no menos
que las del Maestro,Vos, que tan noblemente habéis
trabajado primero en el campo de las letras y lu ^ o
en el sagrado ministerio, y que en hora solemne nos
parecisteis preparado por Dios para recoger la
herencia de nuestro afecto para con nuestros inol
vidables hijos de Bolonia (4).
Es, pues, una verdad incontestable, que la digni
dad cardenaUcia supone méritos grandísimos en
quien a ella es elevado; y la imposición de la birreta
recuerda estos méritos. Y nos complacemos en
hacer constar que estos méritos son, en la ocasión
presente, realmente tales.
E l intérprete de nuestros comunes sentimientos,
como queriendo prevenir una vez más nuestra pre
gunta: sciiis quid fecerim vobis? ha dicho que la
imposiciónde la birreta recuerda los graves deberes
que asiune qxiien entra en el Sagrado Senado de la
Iglesia.
Y no contento con proclamar este elocuente
deber, ha declarado en nombre de todos \*uestra
decisión de tener siempre fija la mirada en el color
de esa bandera, para sacar de él siempre nuevo
ardor y celo constante en la práctica de esos gra
vísimos deberes. Se regocijó nuestro corazón, oh
amadísimos hijos, porque se justifican mejor los
esperanzas que para el buen gobierno de la Iglesia
hemos puesto en \niestro concurso generoso, inte
ligente y resuelto.
Porque si no todos estáis destinados a perma
necer a nuestro lado, ¡oh! los mismos que tenéis
^•ucst^o campo de acción lejos de Roma, debéis
defender los derechos y los intereses de la Santa
Sede y trabajar en la defensa de la doctrina cató
lica, y para el triunfo de las %'irtudes cristianas.
Así como un padre no puede encontrarse perso
nalmente en todos los sitios donde esté interesado
(1) Los Etuos. Tonti y Cagliero.
(a) El Emo. Sr. Mistrangelo, Arzobispo de Florencia
y antes Obispo de Pontremoli: y el Emo. Sr. Gusmini,
Arzobispo de Bolonia, y antes Obispo de Foligno.
(3) El Emo. Sr. Mistrangelo.
(4) El Emo. Cord. Gusmini ha escrito varias obras
importantes, entre obras una historia de la Literatura Ita
liana, muy estimada.
— 73 el iiombre de la familia, y llama otras personas
para confiarles parte de sus solicitudes; así el R o
mano Pontífice no llena los deberes de su ministerio
sin el concurso de los Obispos, puestos por S en el
gobierno de las diócesis: y allí donde razones espe
ciales lo exijan, añade a la mitra, el esplendor de
la púrpura para hacer más respetable y autori
zada la acción de sus colaboradores lejanos.
Síguese de aquí que los Cardenales, endondequiera se encuentren, son siempre miembros de
un mismo cuerpo, y es fácil comprender que deben
mantenerse siempre unidos a la cabeza del cuerpo
cuyos miembros son. Nosotros saboreamos de
antemano las delicias de esta unión, que vosotras
mismos decís se lia robustecido y hecho más ín
tima por la encumbrada dignidad a que os hemos
elevado. ¡Oh!
cuán dulce no es aseguraros que
también en nuestro corazón ha crecido la bene
volencia para con vosotros, aliora tan íntima
mente unidos a nuestra Persona. Inspirándonos en
esta aumentada benevolencia, hacemos los más
expresivos votos por vosotros y por el feliz éxito
de todos los negocios que se os puedan confiar.
Y la misma circimstancia del día en que recibís
la primera insignia de vuestra nueva dignidad,
abre nuestro corazón a la dulce esperanza de que
será fecunda en obras útiles para la Iglesia vuestra
rí<¿a de Cardenales, porqué ésta comienza bajo los
auspicios de la Inmaculada Virgen María. De dos
de vosotros podía y a decirse que la Virgen Inma
culada había bendecido su cuna (i); hoy se puede
asegurar de todos cuatro, que Ella bendice ^’uest^a
entrada en la vida Cardenalicia. L a intercesión de
tan excelsa Patrona dará ciertamente eficacia a la
Bendición que en este solemne momento os damos a
vosotros y a cuantos han venido a haceros corona ».
El digno Hijo de D. Bosco también ha visto esta
feliz coincidencia de la fiesta de la Purísima. En
efecto fué consagrado Obispo el 7 de dicembre de
1887, en el Santuario de María Auxiliadora; y el
7 de diciembre de 1887 entró de nuevo al Oratorio
para asistir a D. Bosco en su paso de esta vida a
la eterna. ¡Y cuántas otras circunstancias no ha
debido recordar él, que hacen del 8 de diciembre
un día particularmente grato al corazón salesiano!
Consistorio del 9 de diciembre.
Im posición del S o m b rero . — L a
p ero ració n
p a ra la C a u s a del V e n . B o sc o . — L a ente g r a d el a n illo . — A s ig n a c ió n del titu to
y oficios. — C erem o n ia de la to m a de po
sesió n .
E l 9 de diciembre celebró S. S. un Consistorio
Público para entregar el sombrero a los cuatro
Cardenales, en la sala de las Beatificaciones. La
ceremonia revistió toda la solemnidad acostum
brada.
A la entrada de S. S. los Capellanes Cantores
entonan el Tu es Petnts. El Papa se sien ^ en su
:0 hos Emos. Tonti y Gasmini, nacido ambos le 9 d e
¿ dembre, el primero en 1844 y el segundo en 1855.
trono, y algunos Cardenales salen de la sala para
buscar a los nuevos colegas e introducirlos al Con
sistorio. A l mismo tiempo los Preladas oficinle.s
de la Sagrada Congregación de Ritos y los Ahelga
dos Consistoriales se acercan al trono pouiifioio,
en donde, el Abogado Conde Saniucci |H*Mra jior
la segunda vez la Causa de Beatificación y Caiionización del Ven. D. Juan Base.xi, h'tmdador do la
Pía Sociedad Salesiana.
En cuanto a las nuevos Cardenales, de.spués do
hacer tres inclinaciones profundas, se acercan al
Santo Padre, le besan la mano, reciben su abrazo
y luego el de sus venerandos colegas.
A l tenuinarse la peroración de la Caiisa, los
nuevos Cardenales vuelven al trono del P.apa,
quieti, con asistencia de las Ceremonieros Ponti
ficios, les imix>ne el Sombrero cardenalicio, con
la fórmula ritual.
El Santo Padre se retira y el Colegio Cardena
licio va procesionalmente a la capilla Sixtiiia,
precedido de los Cantores, y entonan el Te Deum.
Durante el canto, los nuevos Cardenales permane
cen postrados, la cabeza cubierta con la capa
magna, y al final, el Cardenal Decano reza la
oración super créalos Cardinales. Al salir de la sola,
los nuevos Purpurados reciben im segundo abrazo
de sus colegas.
Terminado así el Consistorio público, tuvo
lugar, en la sala de las Beatificaciones, el Consistorio
secreto en el cual S. S. después de publicar el nom
bre de gran número de Arzobispos y Obispos, puso
el anillo Cardenalicio a los nuevos Cardenales y
les asignó el título, o sea, una de las iglesias de
Roma, más venerandas por su antigüedad. Al
Enuno. Sr. Cagliero le tocó el título presbiteral de
San Bernardo ad Termas. Esta designación nos ha
sido muy agradable, por hal>er pertenecido este
título al Emmo. Sr. Gas]>arri, Secretario de
Estado de S. Santidad y venerado Protector
nuestro, y antes de él al Emmo. Cardenal Sarto,
que fué S. S. Pío X.
E l mismo día les comunicaba S. S. por medio
de la Secretaría de Estado, las Sagradas Congrega
ciones de que en adelante formarán parte.
Al Cardenal Salesiano se le asignan las de Reli
giosos, Propaganda Pide, de los Ritos Orientales
y de Ritos.
Toma de posesión del título Cardenalicio.
E l domingo 12 de dicembre se verificó para el
Card. Cagliero la ceremonia de la toma de jK>sesión de su títxilo. He aquí cómo la descril>e l'Osservaiore Romano.
La artística iglesia de S. Bernardo ad Termas
había sido adornada e iluminada para la cere
monia. y en el lado del Evangelio el trono en que
se sentó el Emmo. Titular.
A las 16 en punto hizo su entrada el Emmo, Car
denal siendo recibido
los R R . PP. Cístercienses, a cuyo frente estulxm el General de la Orden,
el Procm.ndor General y el P. .M)ad de Santa Cruz
de Jcrusalén.
Después del acto de adoración, subió S. Eincia.
— 74 —
al trono, y el Revmo. Mons. Piacenza. Protouotario Apostólico, leyó la Bula Pontificia de nom
bramiento, y en seguida el R . P. Giusti dirigió al
Purpurado un discurso de felicitación en nombre
de toda la Pamilia Grtenciense, que se honra grandemeixte de tener por titular al Cardenal Cagliero,
lastre y gloria de la Sociedad Salesiana. Esbozó
la historia de la antiquísima iglesia desde su fun
dación, y puso de relieve como el primer Cardenal
que llevó ese título fué el piamontés Card. Bona,
natural de Moudoví, es decir conterráneo del
Euuuo. Sr. Cagliero. E l orador terminó con una
profesión de oÍ>ediencia, en nombre del Clero y de
la Iglesia.
Respondió Su Eminencia con nobilísimas pa
labras de gratitud. Y luego, con fonna apostólica,
cpxe pojie de manifiesto
Misionero cpie durante
40 años ha recorrido inmensas regiones difundiendo
la luz del Evangelio y los esplendores de la civili
zación, hn cantado la admirable disposición de la
Providencia c^ue, teniendo dispuesto en sus altos
dcsignias que sobre los escombros de la civiliza
ción ])agana se levantara el espléndido edificio
de la civilización cristiana; decretó que aquel edi
ficio levantado por los primeros cristianos en castigo
de su heroica fe, cimentado con sus sudores y
sangre, se convirtiera en templo del verdadero
Dios y se dedicara a uno de los más excelsos Docto
res de la Iglesia, en cpiien brillaron especialmente
tres amores: el amor de la perfección cristiana, el
amor de la Virgen Santíshna, el amor del Vicario
de Cristo.
« Estes tres amores, anadió, yo los aprendí desde
mi más tierna infancia en la escuela de mi gran
Maestro y Padre Don Bosco, que nos inflamaba
en deseos de perfección cristimia, y en anhelos de
salvar almas, y tuvo cuidado de enseñamos a
acudir a los pies de la Madre de Dios para buscar
energías, y a los del Vicario de Jesucristo para
acrecentar los tesoros de nuestra fe. También a la
cabecera de mi tierno Padre moribundo, recogí yo
esa preciosa herencia \ma vez nuís. *
A esta alocución sig\iió el cauto del Te Dewn,
y el nuevo Titular posó a la Sacristía para finnar
el acta de posesión. Dirigió la función Mons. Tani,
ceremonien) pontificio. l''innada el acta, los can
tores entonaron la antífona 5 ofcrdos magnus y
otro Te Deiun.
Asistían a la ceremonia, Mons. Marcuco, Salosiano. Obts*po de Massa y Currara, los PP. Abades
De Bie, Magnanensi y Panucci, Mons. Salotti y
Mons. Dami, el P. .\lbera. General de los Salesianos,
con los Rcvdos. Sros. Ricaldono. Munerati, Conelli,
Tomasetti, y el si>briuo y sobrina segunda del
nuevo Purpurado: los alumnos del Colegio de Pro
paganda l*'ide y los que fonnan el Pequeño Clero
de los Solesianos, los alumnos del Instituto del
Sgdo. Corazón, los alumnos de las Hijas de María
Auxiliadora y muchas repn*entaciones, y muclias
fattiilias de alumno.s del Institrito Salcsiano.
Después de esta ceremonia hubo una solenme
recepcióíi en el Instituto Salesiano en honor de
su Eminencia *.
X 3 E=K
miis DEL lIDíBfl ■
E7t el N ° 39 de „EI Vble. Bosco y el Tibidabo“ ,
hallamos estos dos medalloncitos de María Victoría,
que ofrecemos a nuestros lectores para que se edi
fiquen, y ... si gustan. Ce den ocasión e la escriioi'a
de regalarnos otras preciosidades del mismo estilo.
De las Islas Malvinas, de Port-Stanley, me anun
ciaron el envío de cinco libras esterlinas, sacrifi
cadas en el colegio de la Estrella del Mar para el
Tem plo Nacional expiatorio del Sdo. Corazón de
Jesús ¡qué alegría! Pero... las libras no llegaban.
Hace poco vino una nueva carta con la noticia
de haber sido devueltas desde Inglaterra, por
no existir giro postal entre Inglaterra y España;
y como se esperaba en Port-Stanley la llegada
de un sacerdote argentino, que iba a predicar
una misión, e él las entregarían para que desde
la Argentina las remitieran. ¿Contrariedad? ¡Oh
no ! i Beneficio grandísimo ! Aquellas libras es
terlinas que cruzaban tierras y mares en busca
de Jesús, marcarían la huella de su paso; de
ellas se desprenderían irradiaciones magnéticas
que producirían en lejanas tierras atracciones de
amor. ¿Sonreís? E n este instante se deshoja una
rosa y sobre estas cuartillas caen sus pétalos;
ellos me recuerdan aquellas hermosísimas pa
labras : « No digáis nunca ¡ lástima que las rosas
tengan espinas! Decid más bien ¡ suerte que las
espinas tienen rosas! » ¿V qué es esta hermosa
obra del Tibidabo sino un continuo florecimiento
de e.spinas? De cada contrariedad surge una
gloria, de cada desprendimiento doloroso nace
una flor. ¡ Bendito sea Dios que así las siembra
y nos confia el dulcísimo goce de recogerlas!
•
«
Permitid que os recuerde la formación del pri
mer enjam bre,de ¡Aragón y laV irg en del Pilar!
A sus pies me entregaron una onza y dos mo
nedas, que despertaron en mí, el deseo de formar
un áureo enjambre, bajo la protección de aquella
Virgen Excelsa, con oro de su regió n ; y como
a la buenisima señora que me entregó las mo
nedas la asustara la idea, acordamos seria este un
enjamlire de indeterminado número de «abejas?'
que podrían ser treinta o veinte o sólo quince,
mientras todas ellas fuesen de oro. ¿Recordáis
que antes de finir el mes, teníamos ya treintaicinco monedas de las treintaitrés primeras abejas?
¿Recordáis que en el mismo día de recibirlas
llegaron dos abejas más y entonces acordamos
que este enjambre privilegiado podría enrique
cerse con cuarenta, cincuenta o cien abejas.
« cuantas quisiera la generosidad de la noble re
gión aragonesa? » ¡Y a se realizó el hermoso en
sueño 1 El enjambre de oro de Aragón pasa de cien
abejas y continúa siendo el primer enjambre de
España. ¡L a Virgen del Pilar triunfa! ¡Bendita
sea! ¿Qué enjambre igualará tanta hermosura?
Nues^a hermosa y generosa América Española
^no brindará ocasión a María Victoria f Los D i
rectores del Santuario Expiatorio del Sdo. Co
razón, desean reservarles a ellos el templete central.
EL CULTO
de Naría Auxiliadora
Nós tenemoi {■ pcrsutslón de qoe, en las ridsitiidet doloroMs de los llempot
qae Biravesamos, oo nos quedan más consuelos que los del Cielo, y entre esios,
la poderosa proleccido de la Vlrfea kcndila, que iu i en todo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
O r a o ió ii
a.
M a x -ía
fe
A x x x :ilia c lo x -a .
¿üniÍ5Ín\a e Inm aculada Virgen Jl^arío, íiernísinia pJadre nuqslro ^ poderoso
Tlu/^ilio de los Grisíianos, ¡■(osoiros nos coqsagpomos eí\íGramci|^lc q V ucslro sanio ser
vicio. Os consogromos ja mente con sus pci\san\^ieníos, c! corazón con sus ofcclos, el cuerpo
coq^ sus sentido^ v con todos sus JuerSos, v pijometemos o6rar siempre paro la ma^or
gloria de ;Dios ^ la salvación de fas aímas,^
Vos. pues, ¡ 0 ^ Virgen incompapoBle! guc juisícis siempre la Auxiliadora de] pueblo
Crisiiúiio, conlii^^uad, por piedad, siéndolo, espcciarmcnlc
estos dios. ípuniilfod a los
egemigos de i][ue6fra sai^^la ií^eligión ^ /ruslrod sus perversas ii^tencioncs. Ilun^inad ^ torliticad a los Obispos v Óoccrdolcs y legcdlos siempre unidos y obedientes Qr:l?Qpa, (l^acsíro
infalible; preservad de la irreligión v del vicio a la ig^couta juvcg^lud: promoved los sontas
vocaciones v aun|cnlüd cf gúmero de Tos sagrados jUig^isirope, o fin de gue por n\cdio de
ellos el reino de A^ucristo se coi\scrve entre nosotros y ^se entienda ^osía los últimos contíi|cs de la fierro.;
Os suplicomos oden|ás, ¡ob dulcísima J32adrc! guc no opoijíéis nunca vuestra piadoso mi
rada de lo incaula juvcgíud expu^to a laníos peligros v de los pobres pccodoijcs i n\oF¡bundos:
sed para todos, ¡ob J12aría!, duTce esperansa, A^oirc de misericordia y f^uerín del 0¡clo.
■JP. 0 6 tombicn pora nosotros 0 s suplican^qs, _grag^ f]2adpe de Dios, gue nqs ense
ñéis a imilar Vuesípgs virtudes, porticurarmcgtc fa angelicaf qodesíio, la ^umiídacT profiii^da V la ardiente coridod, a fig^ de gue, por cuanto e^ posible, con gu^í^o pTz^zí\c'\Q^
con g^ucslros polabras v cog^ nuestro ejemplo, representemos al vivo cg^ medio def ígugdb
o Vuestro Dendiío Dijo
logremos ^ccro s conocer i ania^, i podan|^o^ cog^ este
medio ife^ar o salvar n^uebas olma,s^?
Dnccd además ¡ob jllQrÍQ Auxiliadora!, gue lodos permoncHcamos Reunidos bojo
Vuestro nialcrnol monto; baced guc eg_ tos tentaciones 0 s invoguemqs con toda cogfíansa,
baced eg^ fin guc el pensamiento de gue sois tan bueno, ton omablc ^ fun on|ada, e í re
cuerdo del omor guc tenéis a vuestros devotos, nos aliente de tal modo, gue porgamos
victoriosas contra los egeniigos de nuestro olma, cg^ la vida i en lo muerte pora gue podargos formaros una coroga en el Doroíso. ^m én^
300 días de indulgencia a todos los Fieles Cristianos, cada vez, aplicable a las almas del Pur
gatorio.
(L eó k XIII, con Breve del 10 de marzo de 1900}.
i
76 —
En el Santuario de Turín.
Todos los 2^ se siguen celebrando
funciones especiales^ segtm la intención
del Sum o Pontífice, p ara obtener del
Cielo la cesación del terrible flagelo de
la g uerra. L as Co^nuniones son mmterosas; numerosas son taynbién las visitas
a Jesús Sacramentado ^ a su Santísim a
M adre. Pero es necesario redoblar nues
tro fervor, es necesario qtie aumente el
7iÚ7uero de los qite rezan y comydgan,
de los qyie se 77iortifica7i y haceyi bernias
obras. E s yiecesario que todos iinitonos, e7i
la 77iedida de ymestrasfiie rza s y C7i nuestra
esfera de acción, a la Sayitidad de Beyiedicto X V , qyie ora, se m ortifica y trabaja.
E l 77ies y fiesta de M a?ia A u xilia d o ra
se celebrará7i co7i grayi devociÓ7i e7i el Sa7ituario, p}'ocura7tdo hacer dulce violencia
sobre el Corazón de ymestra amorosísima
M adre, a fÍ7t de que 7ios alcance de su D.ivÍ7io Pfijo las gracias de que tanto yiecesitaynos. Interveyidrá a ellas elE m .m o Card.
Cagliero p o r expresa vohintad del Papa.
GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
B a rcelo n a . — Mi hijo J oaquín, de lo años, sufría
de un tumor blanco. Recurrí a María Auxiliadora
pidiendo la salud de mi hijito, prometiendo una
Misa cantada y un cirio de la altura del niño.
A poco estaba curado y agradecida cumplía yo lo
prometido cu el altar de María Auxiliadora del
Instituto Salesiano el 6 de Enero.
J o a q u in a C a s e s .
Enero, 15 de 1916.
—- Habiendo pedido a María Auxiliadora una
gracia muy importante, me la ha concedido tal
emuo la había solicitado. Agradecida cumplo gus
taba la promesa que ofrecí y lo hago constar en el
Boktin Salesiano para gloria de María Auxiliadora
y aliento de los que acuden a su intercesión.
F e r n a n d a A l v a r e z d e Mo r e n a .
Enero 15 de 1916.
B o go tá. — Hallándome en un estado de postra
ción indecible y desaliuciada por el mérlico de
cabecera y otros varios facultativos, mi familia
suplicó a María Auxiliadora se dignara conser
varme la vida, en atención a mis inocentes hijos,
comenzando al efecto una Novena, que dirigía mi
excelente esposo. María Auxiliadora se dignó
escuchar tan tiernas súplicas, y al quinto día estaba
conjurado el mal. Y o, agradecida, procuraré aprove
char la ^^da que me concede, para trabajar por mi
esposo y por mis hijos cuanto me sea posible y
por honrar y hacer honrar a María Auxiliadora.
También nos ha otorgado otras gracias impor
tantes, como el haber sanado de disentería pútrida
a uno de nuestros niños, y colocado a la mayorcita en uno de los colegios de sus Hijas, sin tener
nosotros recurso alguno.
Por estos y otros muchos favores, que sería la^o
enumerar, le doy las más rendidas gracias y deseo
que todos la invoquen con el dulcísimo título de
Auxiliadora de los Cristianos.
E. 0 . de G P.
Enero 1916.
C a n e s a (Arg.). — Me hallaba en una gran tri
bulación y necesitaba ima importante gracia.
Acudí a María Auxiliadora, empezando los quince
Sábados en su honor, y ¡oh prodigio! al tercer sá
bado. la gracia estaba alcanzada. Con el corazón
lleno de gratitud, hago piiblico el favor y exhorto
a todos los atribulados a que acudan a tan buena
Madre.
M a r t in a de M o l in a .
Enero 1916.
V a lle de S . J o sé .— Tuve ima niña, y durante
la primera semana todo fué bien, sin que aparecer
accidente a^uno; pero al octavo día me vi atacada
de una gravísima fiebre de mal carácter. A los
tres días todos me consideraban perdida, tanto
más, cuanto careciendo de médico el lugar y estando
muy ocupados los de las poblaciones vecinas, me
traían los remedios recetados sólo por datos y
explicaciones. E l tercer día hubo im momento en
que creí morir y lo creyeron todos. Entonces ex
clamó mi prima Isabel: « ¡Invoquemos a María
Auxiliadora! y prometamos mandar a Turín una
limosna y la relación de la gracia ». Así se hizo.
Sobrevino un nuevo ataque violentísimo, pero fué
la sacudida del mal: -inmediatamente empezó la
curación, total. ¡Bendita sea la cariñosa Madre!
A n a de A r d il a .
Nov. 25 de 1915.
Oao tambléo {raclis ■ María Auxiliadora y envían una
llmoaoB:
Ancón (Col.). — Da. Vicenta Manzi, por el feliz
éxito de tina operación, y envía una libra esterlina.
Avia de la Obispalía (España-Cuenca); P. Herráiz
Sáiz, da gradas a María Auxiliadora por favores
que le otorgó y ofrece 5 pesetas para su culto.
Bogotá (Col.). — B. M., por un favor, frs. 2,50;
Da. Clara Pinzón y Da. F . G., por el feliz éxito
en la extraedón de tumores.
Buenos Aires. — Da. M. C. de M., por ima grada,
25 pesos.
Coruña. — D. E. U. por muchos favores, 34.50
pesetas.
Cali (Col.). — Da. Remedios Reyes, v. de Sán
chez, por un singular favor otorgado a su hija
Bárbara, 5 frs. L a celadora Da. Heliodora Moreno
V. de Otero, y en\*ía una limosna. Una devota por
la salud de su hijo. Da. Juana B. Figueron de Can
tillo, Da. María Francisca Ochoa, Da. Ana Julia
Ramírez, Da. Indaleda López v. de Lazo, D. Pedro
Delgado, Da. Gregoria Jiménez y Da. Dolores Bcnítez envían una limosna por beneficios redbidos.
77 —
Cerrito (Col.). — Da. Tránsito Ortiz de Dxirán
manda decir tres Misas al altar de María Auxilidora por favores recibido. D a Anastasia Foguesa,
enría también una limosna para una misa. Da.
Delfina Quintero, Da. Cristina Muñoz, Da. Clementina López, Da. Anita García, Da. Mercedes
Echevarría y otros devotos enrían sus limosna
por conducto del Decurión Sr. D. Dionisio Gil.
Calato (Col.). — Dan gracias a María Auxilia
dora y por medio del Revdo. Sr. Deciuión: Don Nereo Piedraliita enrían sus ofrendas: Da. María
J esús Campo; Da. Flora Mosquera; Fidel Saavedra,
D. Manuel Rivera, D. José Dionisio Fernández,
Da. María Santos Aguilar, Da. Mercedes Rivera,
Da. Licenia Franquí, Da. Rosaura Vivas, D. Pe
dro Rivera y Da. E lvira Medina. — D. César
Suárez, por muchos favores espirituales y tem
porales.
Chinandega (Nicaragua). — L a Srta. Elisa Tigerino, por varios favores recibidos. Sra. Mónica
Vaca, por im grandísimo beneficio y por conducto
de la Celadora Da. Elisa Tigerino envía lo frs. para
el sostenimiento de la Obra Salesiana; Srta. Teresa
Alfaro, por la singular protección, 8 frs.; Da. Juana
Díaz Cardosa, por la curación de su hijo Antonio,
2 frs.; D. Antonio Rivas, por im señ^ado favor,
2 frs.; Sra. Da. E rciliaju árezpor varios beneficios.
E l Carmen (Col.). — Da. Virginia Castillo de
Flores y Da. Clotilde R . de Echeverri, por favores.
E l Salado (Col.) — D. Nicolás Figueroa Domín
guez, Da. Gavina Domínguez, Da. Otilia Figue
roa, M. Miguel Cortés.y Da. Delfina Caicedo.
Fómeque (Col.). — D. Fortimato Cifuentes, por
la milagrosa curación de una hija suya, 12,50 pe
setas en oro.
Enguidanos (Esp.). — Da. Francisca Terrados,
por señaladísimos favores.
Guayaquil (Ecuador). — Da. Mercedes Mallariño. por la salud recobrada, i peso.
Morales (Col.). — D. Custodio V ill^ as, por mer
cedes recibidas y envía ima limosna para los huerfanitos de Don Bosco.
S. José del Valle (Esp.). — D. Antonio Bemal,
D. Antonio Camacho y D. Antonio M. Mohedanor,
por xm señalado favor.
Tuntaco (Col.). — Da. Carolina W. v. de Arias,
por im señalado favor, 2 dóllares; Da. Romelia
de Arias, por haber otorgada la salud a su liijita
Dora Romelia, p. 1,50; Da. Mercedes de Veeder,
por im favor recibido, media libra esterlina.
Yamundi (Col.) — D. Custodio Villegas. D. Ma
nuel Santiago Bonilla. Da. Rafaela Montano, Da.
Tránsito González, Da. Dolores Sardí y otras varias
personas por favores recibidos.
E l sábado 22 de enero de 1916, a
3 de la
tarde, el niño A m oldo Bachínan, de 7 años,
que por hallarse indispuesto no se había levan-
tado en todo el día, fué acometido de convul
siones espasmódicas, durante las cuales amagaba
quedar sofocado. Llam ado de urgencia el módico,
declaró que probablem ente se tratab a de una
laringitis estridula, reservándose el hacer un
diagnóstico detenido el día sigiuente.
Como el niño siguió empeorando toda la
noche, el domingo tem prano le dió el módico
dos inyecciones de suero antidiftórico; todos
los superiores y alumnos, y el padre del niño,
llam ado telegráficamente, recomendaban a D o
m ingo Savio la curación del alumno. U na re
liquia del Siervo de Dios se había colocado ya
bajo la alm ohada, y en sus m om entos de calma.
A m oldo la besaba y se unía a nuestras plegarias.
E l m al progresaba a ojos vistas, y haciéndose
cada vez m ás frecuentes y agudos los ataques,
de m anera que se tem ía quedara sofocado de
un momento a otro, los superiores decidieron
adm inistrarle los Santos Sacramentos, reci
biendo así A m oldo por V iático su primera Co
munión, a la presencia de todo el Colegio.
A las 2 de la tarde el médico prescribió la
respiración artificial por medio del oxígeno y
le dió una inyección de morfina para aminorarle
los dolores.
A las 3, entraba en agonía, y se le administró
la E xtrem a Unción; un estertor cada vez m ás
afanoso y un pulso cada vez m ás acelerado eran
las únicos señales de vid a que daba el cuerpecito.
A las 8 el médico dijo que tenía el niño con
tad as las horas y que debiendo él ausentarse
había y a entregado al colega que con él visi
tab a al enfermo, la cédula de la declaración
de m uerte. E l padre angustiado tom aba ya las
disposiciones para la sepultura y en la alcoba
se preparaba la m ortaja.
Pero si nadie tenía y a esperanza humana,
todos seguían confiando en la intercesión de
Dom ingo Savio; con v iv a fe le imploraron una
vez m ás los niños antes de retirarse a dormir;
los superiores por su parte no habían cesado de
im plorar el favor del ángel de Mondonio.
Y parece que en efecto Savio ha querido
m ostrar que intervenía cuando se habían des
vanecido todas las esperanzas humanas. A las
9,30 el moribundo abre los ojos, sonríe, pide
de beber y se santigua espontáneamente.
Desde ese instante siguió mejorando con
adm iración de todos, inclusos los dos médicos
y m uchas personas de la población que tom aban
parte en nuestra pena, superiores y alumnos,
apenas supieron la gran nueva el limes por la
m añana se reunieron en la capilla a dar g ra d as
a D ios y a agradecer a Dom ingo Savio su inter
cesión, atribuyendo unánimemente a ella sola
la portentosa curadón.
(i) Es nuestra intención no dar a lo que aquí se re
fiere sino una fe meraroente humana.
Castelnuovo d'Asti, febrero i<> de 1916.
J . G u a l a , Direcíor del Insiiíuío Paierno.
Portentosa gracia de Domingo Savio. (i)
-
Ecos de los Centenarios
C O L O M B IA .
IMPONENTES DEMOSTRACIONES
Tiernai escenas en los Lazaretos - Inauguratión de obras sociales.
Nota de la Redacción. — H oy 6 de marzo de
1916, llega a nuestras manos una relación, escrita
en italiano por el M. R. P. Aim e, Inspector de
las Casas Salesianas de Colom bia y Venezuela,
•sobre las fiestas centenarias de su Inspectoría.
Como y a nosotros hemos dado cuenta de la
m ayor parte de ellas, aprovechando los recor
tes o cartas que a la Redacción llegaban, nos
lim itam os a traducir las reseñas de las fiestas
de los dos Lazaretos y de la recién abierta casa
de Medellín, y a integrar, con los nuevos datos,
las de B ogotá y Mosquera.
A gua de Dios. — Después de Bogotá, le tocó
su turno a A gua de Dios.
Me dispensaron un recibimiento grandioso.
A la entrada de la población estaban esperán
dome el Adm inistrador, los Médicos, todas las
Asociaciones religiosas de la Parroquia con sus
estandartes, los alumos del Asilo «Miguel U nía »,
formados en dos batallones y con tra je m ilitar
>• la bandera nacional desplegada, la banda de
m úsica dirigida por el activísim o y abnegado
P. Luis V ariara, y un gran número de enfer
mos. A l llegar a la plaza, me dirigió un breve
pero emocionante discurso uno de los enfermos
más antiguos del Lazareto, que tu vo la fortuna
de conocer a V . R. (el Revm o. P. Albera) cuando
en 1907 visitó estas casas. Recordó a D. R úa, y
recordó a V . R. y la caridad que V . R . usó tan
largam ente con ellos en esa m em orable ocasión;
y entonó un himno de gratitud sincera para con
la Sociedad Salesiana, y los H ennanos que tra
bajaron y trabajan en el Lazareto.
L a plaza estaba llena de gente, y yo, estando
a caballo, desde acaballo resjwndí para hacerme
oír mejor. Con el corazón conm ovido les dí las
m ás expresix'us gracias en nombre de V. R.
D ije que V. R. recuerda siempre con afecto a
sus amados enfermos, los días pasados con ellos,
y que ruega por ellos y los bendice.
A qu í la fiesta tu vo un carácter especial: los
cantos, los discuros, las poesías eran un refiejo
del ánimo de los enfermos, en quienes abunda
el amor y la gratitud al Ven. D . Bosco y a sus
hijos, que hace 24 años son para ellos amigos,
hermanos y padres, que los acom pañan en el
aislam iento a que los ha reducido la enfermedad
fatal, los consuelan en sus penas, los visitan en
sus casas, en el hospital, les dan los auxilios
78 -
y consuelos espirituales, al paso que con la
música, el teatrito, el canto, el cinematógrafo
y el O ratorio festivo les hacen olvidar el des
tierro en que se hallan. D e hoy más, la antigua
estatuita de la Virgen que el P. U nia le dejó
al L azareto, será acompañada del busto de su
fiel Siervo, el Ven. D . Bosco.
Como recuerdo del Centenario, se colocó la
primera piedra del nuevo Oratorio Festivo, la
del Centro D . Bosco, y de la iglesia del Centenario.
A sí nuestro amado Padre v iv irá siempre en
medio de los enfermos de A gua de Dios, y vivirá
con sus obras.
Medellín. — H ace apenas seis meses que se
fundó esta casa, destinada a obras de acción
social. P or ahora se h a comenzado con el Ora
torio F estivo y las E scuelas nocturnas y se ha
organizado un Asilo nocturno para los chicos
m ás abandonados de la ciudad, es decir, los que
carecen de padre, de madre, de techo. A l Exm o.
Sr. Arzobispo, Dr. D . Manuel Caicedo se debe
esta fundación, y es un fruto de su celo apos
tólico y de su amor por la porción de su grey
m ás necesitada.
Gracias a la eficaz protección del Com ité de
Cooperadores y al Subcom ité de Cooperadoras,
no solam ente prom ete mucho, sino que y a deja
sentir sus benéficos efectos. E sos jóvenes que
hace unos meses tenían fam a de insubordinados,
desobedientes, maleducados, son h oy dóciles,
respetuosos, educaditos. E l Oratorio marcha
bien. L a frecuencia a los Santos Sacramentos
es consoladora.
E stos resultados prácticos han llam ado la
atención sobre la casa y ganádole las simpatías
de las autoridades y de la población, que ven
en ella el resultado práctico del Sistem a Educa
tivo del Ven. D on Bosco.
N o es, pues, extraño, que al tratarse de cele
brar nuestros Centenarios, tom ara parte todo
Medellín, como si se tra tara de cosa propia.
Pocas veces se había celebrado una fiesta con
tan ta tan ta solemnidad y tan to concurso.
E n el triduo de preparación la gente acudió
numerosa a oir a los exim ios oradores que can
taban las glorias de M aría A uxiliadora y de su
Siervo.
L a últim a noche casi todos los balcones y
ventanas de la hermosa ciudad aparecieron ilu
minados con bom billas eléctricas y farolillos
a la veneciana. A l día siguiente, la Comunión
fué continua desde las 5 a las 9, hora en que
comenzó la Misa Pontifical, que S. E . quiso en
persona celebrar con la asistencia del Cabildo
M etropolitano, el Clero y el Seminario.
E l vasto tem plo estaba repleto. E staban
abundantem ente representadas tod as la s auto
ridades y las clases sociales, presididas por S. E.
— 79
el Dr. D. Pedro J. Berrío, Gobernador del D e
partamento, los Generales Antonio M. R odrí
guez, Com andante del Cuerpo de Ejército,
Juan Vázquez, Com andante de la Policía, y el
Alcalde Sr. Betancour. E l discurso del Revm o.
P. Zum alaba, R ector del Colegio de los J ^ u itas,
fué tma m agistral conferencia salesiana.
E l coro del Seminario, bajo la b atu ta de nues
tro P. César, director de la nueva casa, a quien
S. E . ba confiado su dirección, ejecutó la Misa
III de Haller.
Durante todo el día fué una no interrumpida
sucesión de peregrinaciones, com puestas de las
varias Asociaciones, Congregaciones y Compa
ñías de la ciudad, que con sus banderas desple
gadas, acudían a venerar a M aría Auxiliadora,
-cuya bendita im agen sonreía desde el altar
mayor, entre un m ar de luz y de flores.
A las 5 de la tard e se llenó de nuevo la vasta
-catedral, para asisitir la conferencia, dada por
•el humilde infrascrito. H ablé en ella de la ac
ción de la D ivin a Providencia en preparar al
Ven. D . Bosco para la grande misión que le
quería confiar, de su sistem a educativo, de sus
resultados obtenidos en todas partes, cu ya con
firmación veían ellos en la m ism a MedeUín.
Y al mismo tiem po que daba las m ás expresivas
gracias al Com ité y al Subcom ité de Coopera
dores, les confiaba el desarrollo com pleto de
la obra, desarrollo impuesto por las continuas
peticiones de nuevos alumnos. L es recomendé
se inscribieran en la P ía Unión de los Coopera
dores, para ganar las numerosas Indulgencias
concedidas por la Santa Sede. A la conferencia
asistían numeroso pueblo, el Clero con el Ca
bildo y S. E . Re\Tiia. el Sr. Arzobispo, quien
dió la Bendición con el Smo. Sacramento.
Contratación. — U na semana entera, del 4 al
9 de octubre, duraron aquí las fiestas, con un
espléndido y variado programa, en el cual
nuestros hermanos, las H ijas de M aría A u x i
liadora y los leprosos del Lazareto, m anifesta
ron su am or a la Virgen Santísim a y a Don Bosco.
Cada día hubo Misa solemne y Comunión
General, asistiendo las autoridades. E l día 5,
después de la Misa hubo gran almuerzo ofrecido
y servido a los leprosos por nuestros hermanos
en el Hospital Juan Bosco. E n seguida se cantó
el
Deum en acción de gracias. P or la tarde
se inauguró solemnemente el nuevo Acueducto,
en la plaza, el Hospital Juan Bosco y el
A silo S. Evasio, obra m u y im portante, por
cuanto hasta ahora debían proveerse de agua
en una fuente a ^ o lejana, con no poca incomo
didad, particularm ente cuando llueve, que no
es pocas veces.
E l 6 se'h izo la hermosa, la saludable Entro
nización del Sagrado Corazón de Jesús en la A dm i
nistración del Dispensario, se descubrió el busto
de nuestro Ven. Padre en el jardín del Hospi
ta l y se inauguró en el mismo H ospital una co
cina económica y un elegante y grande refectorio,
con una comida ofrecida a los cien leprosos más
pobres, quienes recibieron tam bién un vestido
y un regalo en m etálico, debido a la caridad de
la señorita D a. Saturnia Samper, de Bogotá.
Se cerró la jom ad a coa una linda velada en que
hablaron de D. Bosco, con entusiasmo y gra
titud, el Sr. M artínez Lee, el Dr. Juan B. Uribe
y D . Rubén Barrioventos.
L a fiesta del día 7 les tocó a las H ijas de María
Auxiliadora, quienes, además de la Comunión
General y una Misa solemne, inauguraron un
busto a D . Bosco en el jardín del Hospital María
Mazzareüo, y tuvieron un solemne acto lite
rario, en el cual se representó la Casa de la For
tuna, reducida para mujeres, y se declamaron
hermosas composiciones en prosa y verso.
E l 8 por la ' mañana, después de Misa, hubo
en la p laza variados juegos, y en el hospital
« M aría Mazzareüo », una com ida servida por las
Hermanas, a las leprosas m ás pobres, quienes
recibieron tam bién su regalito en metálico. Por
la tarde se plantaron cuatro árboles en las cuatro
esquinas de la plaza, como recuerdo del Cente
nario y se terminó la jom ada con la representa
ción del beUo dram a E l amor Filial, puesto en
escena por el Círculo Dram ático del I^azareto.
E l 9 se clausuraron las fiestas con una comu
nión numerosísima y solemne funeral en su
fragio de los Cooperadores difuntos, y un paseo
-a que tom aron parte los 500 niños del AsUo y
del Oratorio festivo.
E n todas estas fiestas tuvieron parte impor
tan te la banda y Escolanía del Lazareto. Todas
eUas han dejado en estas poblaciones un imi)Crecedero recuerdo, y con seguridad nuestro
Ven. Padre m andará desde el cielo una bendi
ción especial a los leprosos, y otra a sus H ijos
que trabajan en el campo m ás difícil que tengan
la Iglesia y la Obra Salesiana.
B ogotá - Exposición. — E l 21 de noviembre
S. E . el Dr. E m ilio Ferrero, Ministro de Instruc
ción Pública, inauguró la Exposición didácticoprofesional de las Escuelas de León X I I I . A com
pañaban a S. E . las representaciones del Con
greso y del Senado de la República. E n la E x p o
sición están representados todos los cursos.
E l D irector, P. Bassignana explicó en su her
moso discurso, su significación y criterios que
la presiden.
S. E . después de visitar todas las secciones,
pronrinció un breve pero jugoso discurso, ala
bando los m étodos salesianos, haciendo los más
lisonjeros votos por la prosperidad de estas
Escuelas, que h a llam ado las mejores de toda
f
— 8o —
la República y asegurándonos la protección y
el apoyo del Gobierno.
— E n el Oratorio festivo' Ven. Juan Bosco.
— E l D irector del Oratorio festivo tu vo a bien
celebrar la fiesta centenaria el 8 de diciembre,
día clásico que recuerda el principio de la Obra
Salesiana y el 3er aniversario del Oratorio bogo
tano. S. E . el Sr. Herrera, Arzobispo de Bogotá
y Prim ado de Colombia, viendo que la iglesita
es demasiado reducida para contener el gran
número de Oratorianos ha concedido permiso
para celebrar la Santa Misa bajo el gran tinglado
del patio.
Desde las primeras horas de la mañana, igle
sia y patio estaban invadidos de niños y de
gentío inmenso de todas clases y edades, de
seosos de oir Misa y recibir el Pan de los A n
geles.
Me tocó a m í la dicha de celebrar la santa
Misa y distribuir la sagrada Comunioón. ¡Cuán
tos recuerdos despertaron entonces en m i mente!
D . Bosco y su cobertizo de Valdocco, con quien
tiene tan ta sem ejanza este de Bogotá; la basí
lica de María Auxiliadora, en donde todo cora
zón se inflam a de amor por D . Bosco y por su
obra... Y aquí tam bién, donde h oy se reúnen
en centenares los hijos del pueblo para adorar
a Dios bajo la m ajestuosa bóveda del cielo,
surgirá una iglesia grandiosa dedicada a la
Virgen de D . Bosco, que será un trasunto de
la de Turín, porque ha de renovar los prodigios
de Valdocco.
A las 9, antes de la Misa m ayor, bendije la
h 'rm o sa estatua de M aría Auxiliadora, fabri
cada en las Escuelas Salesianas de Sarriá y
donada por la generosa y piadosísima Coopera
dora, D a. Dolores Groot de Rico. Pronrmció un
magnífico discurso el R. P. P uyo, Superior de
los Padres del Inm aculado Corazón de María,
cual pudiera el m ás amante de los Salesianos,
Por la tarde se organizó una procesión, qi e
resultó un triunfo, y el día term inó con un sen
cillo pero artístico acto literario. L a banda
de la Policía Nacional, graciosamente envnada
por la Señora de S. E . el Presidente de la Repú
blica, alegró la fiesta con sus armoniosos acordes.
Mosquera. — A lo dicho en el pasado número,
añadiremos estos datos, tom ados de la relación
del mismo P . Aime.
Con un triduo fervoroso se prepararon los
E studiantes Salesianos, los No\ncios y la pobla
ción, a las fiestas centenarias, en honor d d Ven.
D on Bosco, que tuvieron lugar el 12 de noviem
bre. L a Escolanía ejecutó la Misa de R utz. E l
V’ice-rector d d Seminario, Dr. D . José V . Castro,
cantó entusiasmado en un espléndido sermón
cuán b d la es la misión que la Pro\*idencia ha
confiado a la Obra Salesiana. A l term inar la
Misa se cantó d grandioso T e J)eum de Haller
y se dió la Bendición con el Smo. Sacramento.
E l numeroso público se derramó por d No%dciado para assistir a la inauguradón d d monu
mento-recuerdo, en d patio prindpal. Acordes
musicales y aplausos estrepitosos saludaron
el descubrimiento de la dulce figura d d Padre.
Interpretó los sentimientos de todos d Dr. Don
Juan A . Caicedo, y term inó la ceremonia con un
himno popular de ocasión, lleno de brío y de
afecto.
A las 2 se reunieron los prindpales coopera
dores en nuestro salón de actos, para la velada
conm em orativa. L a • m agistral conferenda del
exim io cooperador, Dr. D. Teodoro Rosas, de
mostró que la Obra de D on Bosco es obra de
redención social. A cto seguido, tom ó la palabra
D. Camilo Bohórquez, en nom bre d d A yunta
m iento, allí en pleno, para agradecer a los Sale
sianos el bien que le hacen a la pobladón. Con
d cuadro D . Bosco -pastorciUo, que evocó la
infancia del Padre, finalizaron las fiestas.
A LOS ÑIÑOS.
U n p re c io so re g a lo — E l grande
educador inglés P . Rickaby, S.
ha
escrito un libro herniosísimo dedicado a
los niños y a los jóvenes. A fu e r de
maestro, sabe interesar, tomando todas
las cosas p o r su lado práctico y mostrando
el partido que de ellas podemos sacar
p a ra orientar la vida. E n pocos años el
libro ha tenido tres ediciones.
L a L ibrería Internacional p ara la di
fusión de la Buena Prensa, domiciliada
en T urín, adquirió los derechos de tra
ducción a l italiano y a l español. L os tra
ductores se han esmerado en acomodar
la obra a l genio de la raza latina. A
fines del año pasado salió la edición ita
liana, y tanta ha sido la aceptación, que
en breve saldrá la 2^ edición. L a espa
ñola, confiada a la plum a del P . Fierro
Torres, saldrá prronto, y no dudainos que
tendrá éxito completo. I m . presentación
tipogí'áfica es hermosa y el prrecio es
excesivamente módico. E l libro se titula
D e n iñ o a h o m b re y servirá magnificam cfite para prem io y p ara 7-egalo.
_
8i
E [OtiGUO DE miTIGDOS DUOS
EN BUENO S AIRES.
A su tiempo anunciamos la convocación de este
importante Congreso. Sabíamos que había tenido
lugar en el tiempo fijado. Sólo el i i de febrero
recibimos detalles, y eso por v ía indirecta. Valga
esto como explicación de la tardanza en hablar
de él a nuestros lectores.
Tres fueron los grandes pimtos tratados;
1° Accián social cristiana: formas prácticas de
colaborar al mejor cumplimiento de las resolucio- ■
nes del congreso de la juventud católica argentina
sobre centros apologético-sociales y catequís'ticos, en los centros de ex-alumnos.
2° Acción patriótica y mtUnalista: forma de mutualismo que conviene.
3° Acción de los centros para su mayor desarrollo:
medios de acercar los ex-alumnos a la asociacón;
atractivos que conviene ofrecerles para ese fin;
adquisición de un campo para deportes.
Estos temas fueron tratados en tres sesiones
privadas y tres públicas por los delegados de todos
los centros de la República.
Las privadas se tuvieron los días y, 14 y 21 de
octubre. Las públicas los días 10, 17 y 24.
Todo se había reglamentado de antemano, para
que procediera con orden y diera sxis frutos. Los
temas se habían concretado con la debida antici
pación y enviado a los diversos centros de la Re
pública para que los estudiaran y presentaran las
propuestas y medios de llevarlos a efecto. Cuando
esto estuvo hecho, se nombraron subcomisiones,
una para cada tema, que examinaran todas las
propuestas y de ellas sacaran un conjunto concreto,
armónico y breve <jue sintetizara, determinándolo,
el trabajo de todos. De este modo la obra era co
lectiva, popular, interesaba necesariamente a
todos, pues al aprobarla y ejecutarla, aprobaban
y ejecutaban todos su propia obra. Este es el sano
raim en democrático, tan propio del Vble. Bosco.
E l Congreso así no fué un torneo oratorio, sino
una actuación práctica. Se pronimdaron, sí, elo
cuentes y eruditos discursos, pero fué para presentar
al público, revestidas con las galas de la elocuencia
V obtener su aprobación, las conclusiones a que se
había lib a d o de^ués de madmo examen y dis
cusiones fecundas.
Por eso las sesiones privadas precedieron siempre
de tres días a las públicas. Dichas sesbnes pri
vadas estaban compuestas de las subcomisiones y
de los otros d elgad o s de todos los centros de la
República. E n la primera, nombraron los digna
tarios honorarios y efectivos, y constituida la mesa,
empezaron inmediatamente los trabajos.
Por unanimidad de votos la asamblea aprobó
las siguientes mociones:
—
Que para honrar a Don Bosco se dedican las
asambleas al Papa; firmar notas que serán enviadas
al Siuno Pontífice y al Rector Mayor, D. Pablo
Albera; como homenaje práctico de los centras de
ex-alumnos, enviar un óbolo de 2000 pesos al Sumo
Pontífice.
Inmediatamente se mandó un telegrama al
Romano Pontífice y otros a vnrio.s personajes.
En seguida la subcomisión de centros apologé
ticos sociales presentó a la consideración de la
asamblea las resoluciones tomadas y los proyectos
presentados por los centros y asociados.
E l despaclio de la subcomisión, aprobada por
la asamblea, contiene dos ideas fundamentales;
Formación
de grupos de estudios ajK»logético-sociales , en cada imo de los centros de
ex-alumnos establecidos en la república;
Formación inmediata de grupos de ex-alumnos
catequistas para la enseñanza de la Doctrina Cris
tiana en cada uno de los oratorios festivos salesianos.
Y como las iniciativas privadas y aisladas
fácilmente se esterilizan o desvían, la asamblea
aprobó otras dos mociones encaminadas a la for
mación inmediata de dos comisiones centrales, des
tinadas a unificar, dir^ir e impulsar la acción de
los respetivos grupos.
Aprobados estos artículos de índole general, se
discutieron y aprobaron los medios prácticos para
ponerlos por obra, entre los cuales nos place re
cordar sintéticamente algunos. Los grupos orga
nizarán conferencias periódicas; entablan relaciones
con todas las Asociaciones catóHcas locales; en las
reuniones mantienen carácter familiar y toman por
norma que todos los actos aparezcan bajo la acción
colectiva del grupo, evitando personalismos; formar
bibliotecas referentes a Apologética y estudios so
ciales: formar archivos estadísticos... relativos a los
diversos campos de accióir político-económicosocial; propagar la Prensa Católica y trabajar in
cansablemente por fundar centros de la Liga Social
Argentina, (que es una espeie de Volksverein cató
lico): no limitarse a conocer teóricamente los pro
blemas, sino darles vida en el campo de la acción, for
mando periodistas, conferencias de S. Vicente de Paúl,
etc. Para e\ntar celos indiscretos y dar una prueba
de solidaridad con las demás agrupaciones, los An
tiguos Alunmos se abstienen de fonnar sus grupos
restando elementos a otros afines ya constituidos.
Análogas han sido las resoluciones para la for
mación de los grupos catequísticos, que funciona
rán con el mayor número de socios posible. En
estos grupos se admiten también otras personas,
propuestas por los Directores de Colegios y Ora
torios festivos.
E l objeto principal de estos grupos es trabajar
en los Oratorios festivos; lo cual hacen no solamente
enseñando el Catecismo, que es su fin principal, sino
también fomentando la asistencia de Oratorianos,
^-inculándolos al Oratorio en forma duradera y
progresiva. Para ello escogitaron algunos medios,
como obtener boletines, estampillas, y libretas de
la Caja Nacional de Ahorro Postal, organizar entre
los Oratorianos los cuerpos de Exploradores de
D. Bosco; hacer a>lectas entre los ex-alumnos,
personas caritativas, para rifas, etc.
—
Los catequistas celebrarán conferencias sema
nales — según el reglamento del Ven. D. Bosco —
y procurarán dar a conocer y HifnnHir las obras
de Don Bosco, principalmente « E l Católico en el
Siglo *, la « Historia Sagrada », te. y otras de otros
autores.
I<os grupos pueden constituirse con tres miem
bros y no tendrán más de 15.
Tanto los grupos de Estudios sociales como los
Catequísticos, informan mensualmente a la Comi
sión Central, de su movimiento general. L a Comi
sión, por su parte, se reúne a lo menos una vez al
mes.
Los fervorosos jóvenes, que ante todo son cris
tianos, y de la práctica de la Religión saben que
deriva toda la fuerza y el entxisiasmo para el tra
bajo, ardup de suyo, han hecho votos porque « se
fomente entre los Ex-alumnos la piedad, pues es
el medio de amar los estudios y las obras sociales».
L a sesión pública que vino luego en medio del
entusiasmo de una concurrencia numerosa, sirvió
para dar sanción completa a estas labores y poner
en contacto a los ex-aliunnos con la masa social
en cuyo medio van a actuar. Abierta la sesión, el
Presidente leyó el siguiente despacho de Roma:
• K 1 Santo Padre bendice de corazón a losExaluimios Salesianos augmando que su Congreso los
confirme en el camino del bien ».
También se leyeron telegramas y notas de todo
el Episcopado de la nación y de diversas persona
lidades, adliiriéndose al Congreso y aplaudiendo
las resoluciones tomadas en la sesión privada.
Tras esto vinieron los conceptuosos y brillantes
discursos del Sr. Podestá, del P. Pagliere, del Sr.
D. Carlos Castañet y D. Juan A . Sorondo.
— No menos fecimdo fué el segimdo tema: el de
la acción patriótica y acción muiualista.
Bellísimos son los motivos o considerandos en
que la subcomisión apoya sxos bases y propuestas.
<-Para poder hacer práctica la mutua ayuda entre
los ex lumnas y con el fin de estrechar los vínculos
de amistad sincera y compaiitrismo. por medio
de la doctrina evangélica, base prim oráal en que
se ha de levantar y sostener el edificio de la Aso
ciación, que servirá en lo futuro no tan sólo para
auxilio de los asociados, sino como baluarte contra
los daversarios;
teniendo presente lo muclio que cuentan en
nuestra época las doctrinas positi\-istas y las difi
cultades por que se van estrecliados los jóvenes en
el numdo y las dificultades que algimas veces los
hacen desertar de nuestras filas para sostener las
apremiantes necesidades de la vida;
e impulsados por esos sentimientos de amor a
las enseñanzas del maestro el Ven. D. Bosco, la
subcomisión somete a la consideración de la Asam
blea el siguiente proyecto »:
(Como es un tanto extenso, lo resumimos aquí).
E l proj-ecto propone 1 ®establecer un distintivo
social, el cual consiste en carnet, que se dará bajo
algunas condiciones: buena conducta, un año de
socio activo, cumplimiento de los deberes de socio;
diclio carnet además de ser mi distintivo ante los
demás socios, da derecho a ciertas rebajas en casas
comerciales y de consumos; 2® la fundación de una
82 —
caja de mutuo socorro entre ex-alumnos: s** la
de un Secretariado de Trabajo; y 4° la de un hos
pital y un panteón.
L a Caja tiene su asiento en la capital, con pro
bables sucursales en las demás ciudades. Los bene
ficios obligados en proporcionar a los socios mé
dico y medicamentos en caso de enfermedad,
siempre que la naturaleza de ésta no sea de carácter
inmoral ni se trate de heridas recibidas por causa
del sodo. Mientras dure enfermo se le pasará tam
bién im peso diario. Otras varias ventajas tiene,
por cj.del fondo de reserva se facilitan con deter
minadas condidones, dertas sumas a los sodos. En
caso de fallecimiento de un socio, el Centro a que
pertenezca entregará a la familia 60 pesos y dispon
drá se celebre ima misa de estilo, a la que invitará
a la familia del extinto y a todos los ex-alumnos.
E l Consejo General hará sufragar todos los años
el alma de todos los ex-alumnos, aplicando por
ellos la Misa que se celebra en Luján el día de la
peregrinadón. E n las salas de reuniones habrá un
cuadro con el nombre de todos los sodos falleddos,
y a ser posible, sus retratos en fotografía.
E l Secretariado de Trabajo también tiene su prin
cipal asiento en Buenos Aires. Su objeto es atender
las demandas de trabajo de ex-aliunnos, apoyar
empleados, sostener sus derechos ante los patronos
dar consejos, apoyo, asistenda moral, etc. — Para
facilitar su trabajo forman un elenco de ex-alumnos
y cooperadores que estén establecidos, y les pe
dirán su cooperadón, sean ellos comerciantes o
profesionales. E l Secretariado se reladona con las
casas de comerdo y oficinas en general.
Con el objeto de mejorar en lo posible la condi
ción de los ex-alumnos empleados, se dará im curso
gratuito de comerdo en los locales del Secretariado.
Como todo esto demanda gastos, han formado
una comisión protectora, compuesta de Coopera
dores y ex-alumnos pudientes.
En cuanto al hospital, sus esfuerzos se encaminan
a crear e impulsar im intenso movimiento nadonal
con el fin de llevar a cabo la fundadón de un hospi
tal modelo para la asistencia de enfermos neta
mente católicos.
Más fácil es la construcción del panteón para los
socios difuntos, donde estén miidos, esperando la
resurrecdón , los restos de los que vivieron unidos
en el amor a D. Bosco.
E sta subcomisión tenía también a su cargo estu
diar la parte que los ex-alunmos han de tomar en
las fiestas patrias de este año 1916, y acordaron
entre otras cosas: realizar una gran manifestadón
patriótica en la capital, con el concurso de los co
legios salesianos; una gran velada, con partidpación de todos los centros; publicar memorias
biográficas de los miembros del célebre Congreso
de Tucumán, en su mayoría sacerdotes, y solid ta r de la Comisión de festejos la suma de 10.000
p p o s para realizar ima manifestadón de 6.000
niños gimnastas.
En la sesión pública hablaron elocuentemente
sobre Muhtalismo, D. José A . Chaz; sobre Confra
ternidad, D. Eladio Quintas: D. Rosendo Michaus
sobre atracción de Ex-alumnos y resumió el P. Bonetti, cantando la constanda en la acdón.
-
83
verán concursos artísticos y literarios: pintura,
— Igual que los dos anteriores, el tercer tema:
Acción de los Centros para su mayor desarrollo: escultura, artes manuales, poesías, cuentos, etc.
fijándose además temas para desarrollar eirtre los
medios de acercar los ex-alumnos a la Asociación
ex-alimmos *. Anualmente habrá una exposición
y atractivos que comdene ofrecerles; dió li^ ar a
de trabajos, se nombrará im jurado, el cual esta
hermosos trabajos y eficaces resoluciones. Consi
blecerá los premios.
derando « que los vínculos de amistad y el compa
Finalmente, quedan encargados los Centros
ñerismo entre personas que profesan una misma
de establecer juegos y deportes en general, dando
fe y han recibido iitia. misma educación ejercen una
la preferencia a los que, como la pelota o el tiro,
poderosa influencia en la práctica del bien, en
se prestan a organizar concursos para de este
el mantenimiento de las buenas costumbres, en el
modo fomentar la unión entre los diversos centros.
robustecimiento de los hábitos morales y prácticas
piadosas;
***
que siendo necesarios para el alma y para el
cuerpo ciertos ju ^ o s y deportes;
Como se ve, el Congreso ha sido fecundo, y la
que uno de los m e^os más prácticos para fo labor que se proponen los valientes Antiguos
mentar la unión y am istades la reunión frecuente...
Alumnos Argentinos, es vasta, práctica, y ix>r lo
proponen... »
mismo difícil, que les costará sacrificio, pero que
1° medios generales para el desarrollo de los
les dejará mayores consuelos y triunfos cuyas
centros; 2* creación y fomento de cuadros dra delicias saborearán. Por lo demás, no son las difi
máticos; 3“ juego del foot-ball; 4° Bibliotecas y
cultades las que les aterran, no se las disimulan,
Acción artística y literaria; 5° Deportes y ju ^ o s
y esto demuestra su seriedad y voluntad decidida.
diversos.
« Así nos empeñamos, dice la subcomisión primera,
Entre los medios generales hay éstos: «a) Cada
en hacer efectivas las resoluciones, tendremos
año, antes de terminarse el curso en los colegios,
labor suficiente y eficaz para varios años de acción
el Presidente del Centro u otro socio, con anuencia
social cristiana, que sería una obra viviente no
del R. Sr. Director dará una conferencia a los indigna de nuestro venerado Padre y Maestro
alumnos mayores que dejan el colegio, dándoles D. Bosco ».
a conocer los fines de la Asociación e invitándoles
Otra prueba del espíritu de estos jóvenes— y
a inscribirse en ella; 6) se recomienda a los socios
aqm' vemos nosotros la mejor prenda de éxito —
la prop^anda, y que al conocer un ex-alumno no
es el cuidado que ponen en no desviarse del fin
asociado, remitan el nombre y dirección al Centro.
principal: que es la conservación de la fe y la reali
La fiesta social general es el 24 de junio, la tra zación de los ideales de D. Bosco, que en último
dicional fiesta en conmemoración de D. Bosco. Por
análisis son la práctica de la vida cristiana. Casi
lo demás, cada centro festejará el aniversario de
con lágrimas de gratitud, leemos esta recomen
su fundación.
dación de la subcomisión 3*, precisamente la que
Otro voto importantísimo, y que ellos harán
trata del Foot-ball y los Deportes;
pronto realidad, es la constmcdón, en la capital,
« Cuidar de que el Centro de Exalumnos no se
de la Casa del Ex-alumno.
convierta en un mero centro de deportes, y para esto,
En cuanto a los cuadros dramáticos, notas muy
establecer la Santa Misa y la Comunión, promoviendo
simpáticas tiene, v. gr. 2* el Cuadro prestará su
sin imponerlo, estas prácticas de piedad tan confor
concurso en los Oratorios festivos. 5° Se procurará
mes al espíritu de D. Bosco ».
intercalar siempre en las representaciones y fiestas,
I Cuánta dulzura en estas últimas p alabras !
algún número referente al Ven. D. Bosco y sus
¡cuánta sabiduría en toda esta recomendación !
obras >.
Bien se ve que tienen a pechos las recomenda
En lo referente al Juego del Foot-bal, vemos con
ciones del Santo Pontífice Pío X a las Asocia
singular complacencia: « i * créase ima Liga desti ciones Católicas.
nada a fomentar este deporte... 8® La Liga recoY bien lo demostraron en la última de las reu
tnendará' encarecidamente a todos los jugadores
niones públicas, que fué ima solemne romería a.
asistan puntualmente a las funciones religiosas que Santuario Nacional de Nuestra Señora de Luján
precedan las partidas... ii® Deberán los centre» Los manifiestos de invitación decían:
exigir que los clubs afiliados conozcan y practi
« A Su Sg»"ridad Benedicto X V , el Santísimo
quen el ralam en te que la Liga redactará al efecto,
Pontífice Reinante habéis dedicado vuestras asam
de suerte que la fundación de la Liga de foot-ball
bleas, como testimonio del afecto que guardáis
nazca espontánea y ofrezca el espectáculo de im para el Vicario de Cristo. Escuchad su voz que lia
amplio conjunto de fuerzas bien disciplinadas *.
iiamaHrt a la oraáón, llegaos a las plantas de María
Por lo que hace a las Bibliotecas yAcciónArtispara pedir por E lla a Jesús en la Eucaristía, que
tica y Literaria, recomiendan a cada Centro for atienda las plegarias del J efe de la Iglesia.
mar su Biblioteca, para lo cual el Centro arbitrará
recursos, acudiendo, si es preciso, a funciones
¡A comnlgar todos!
teatrales; los Centros invitarán a los universi
« A Luján! Venid todos, en compacta formación
tarios ex-alumnos, o por lo menos simpatizantes
<x>n la obra, a dar conferencias en los locales so como ejércitos de bravos, que llenos de fé, in c^ aces de cobardías y de defe<xiones, doblan reve
ciales, sobre temas de derecho, medicina, i^ en ierentes su rodilla ante la Virgen sin mancha, y M te
ría, tratando en ellas puntos útiles y prácticos.
Para alentar el trabajo entre los socios « promo su trono renuevan el juramento de su fidelidad
-
8 4
a la bandera que los recibe bajo su sombra, y reci
ben en el altar nuevas fuerzas para nuevas batallas,
seguros así de recoger lauros de triunfo que lle
varán de nuevo cómo ofrenda a la vencedora;
María de Luján!
|A fortalecer nuestro carácter!
« A I,uján! E l siglo es de apostasía, su mal la
falta de carácter. Hijos de Don Bosco: No sois
de los que esconden en el fondo de sus conciencias
una fé que no pueden matar pero que no saben
confesar. No sois de ellos, que en la familia de Don
Bosco, todos reciben el bautizo del valor. Venid
pues, y dad testimonio de nuestra fé. E l siglo es
de apostasía, pero puede ser también de resurrec
ción. I.^s que están estrechados en tom o de las
banderas de Cristo pueden obrar el milagro si lo
quieren.
I Todos a Lnján!
« A Ivuján! Con el corazón lleno de fé, desbor
dante de amor, con la frente alta, con la postura
de los fuertes.
A Luján! Jamás fué el de Luján camino de ven
cidos. Por él peregrinaron los grandes, los que
siempre triunfan, cuando no ante los hombres,
ante Dios. E s camino de vencedores que lleva hasta
el trono de gloria: el de María Inmaculada de
Luján! »
[Bravol ¡Así se habla, y así se obra!
De lo íntimo del corazón os felicitamos, Ex-alumnos Argentinos. ¡Quiera Dios que os imiten todos
lo.s Antiguos Aliunnos salesianos de todo el mundo!
Dice lín autor que así como en la naturaleza
física nada se pierde; así tampoco se pierde ningiin esfuerzo en el ancho mxmdo de la inteligencia
y de la libre voluntad del hombre. Sin hacemos
fiadores de la aserción del escritor, es lo cierto
que todo esfuerzo noble aprovecha, siquiera a
quien lo realiza, y frecuentemente también a los
demás. Y una pnieba la tenemos en el influjo
que este Congreso ha ejercido en la juventud
argentina, como lo demuestran estas líneas de
el diario E l Vueblo, con fecha 7 de octubre, y
como, Dios mediante, lo demostrarán todos nues
tros Centros de Antiguos Aluumos.
* I/>s jóvenes, si no crean cauces para su actividad,
mientras lo son. vanamente se esforzarán por lo
grarlo cuando so vean envueltos en los lazos miiltiplcs de otras actuaciones a que necesariamente
habrán detlicado lo mejor de su vida. En la falta
de esta disciplina inicial y sus correspondiente
derivaciones, tenemos la causa de muelles años
de inercia que ha soportado la idea cristiana entre
nosotros. Debe estimularse sin resen'as cuanto
tienda a fomiar en el temple debido las genera
ciones sobre que pesará mañana la responsabilidad
de los destinos de nuestra sociedad. I/>s centros
de ex-alimmos de todos los colegios importantes
de nuestra tendencia doctrinaria, tienen un ejem
plo que deben imitar en la conducta de los esalumuos salesianos reunidos en asamblea nacional
que los unifonne en su organización y propósitos;
—
y los estudiantes en general, contemplen en el
Centro Católico que organizó la velada de anteayer
la casa amiga, con sucursales que será menester
extender a toda la república, en que se podrán
entregar a sus expansiones naturales armándose
al par caballeros de la consecuencia en las ideas
y de su práctica y arraigo y difusión por medio de
la posesión y el ejercicio del carácter *.
e
f
“
^ Q O ljv E e R C L e G i ^ n Q Q
D. Raimundo Umaña Santamaría.
Acaba de entregar su hermosa y caritativa
alma al Creador el caballero D. Raimundo
Umaña Santamaría, que fué en vida un santo
varón de Dios, tierno esposo y acabado mo
delo de padres de familia.
De noble y distinguido abolengo, conservaba
en su hogar las tradiciones antiguas de acen
drada piedad, de caridad humilde y era de una
ternura sin ugual. Para el Sr. D. Raimundo no
había pobre y rico, sabio e ignorante, chico y
grande, sino que todos eran hermanos cariño
sos y a todos abrazaba con igual cariño.
Las obras de Beneficencia de la Capital lo
contaban todas entre sus más asiduos y generosos
bienhechores; a su entierro concurrieron todas
las Comunidades religiosas y toda clase de per
sonas; fué un plebiscito de amor y gratitud.
La Congregación Salesiana en Colombia, que
ha sido objeto de especial cariño por parte del
finado y socorrida en múltiples ocasiones por
su caridad exquisita, acompaña en la inmensa
desgracia a toda su honorable familia y pre
senta su más sentido pésame a la excelente y
piadosa Sra, Dña. Isabel L. de Umaña y a sus
virtuosos hijos.
Bogotá, Enero 38 de 1916.
P. J. B.
Cooperadores Salesianos difuntos*
ESPAÑ A
Valdecomenas de Abajo (Cuenca): D. Antolin
Martínez. D. Juan José Martínez, D. Cesáreo
Martínez, Da. Amalia Martínez, Da. María de los
Santos, Da. Bemabela López, D. José R. Verges.
Carrascosa del Campo (Cuenca): Da. Juana Revuelta
Puebla de D. Fadrique (Cuenca): Da. María Cruz de
Moroto, Casimira Clieca.
rígo .• D. Eduardo Arives Barros.
/ Una plegaria por su eterno descanso l
R. I. P.
Con aprobación de la .\utoridad E clesíistica:
Gerente: JO SE GAM BIN O.
Establee. Tip. de la S. A. Int. de la Buena Prensa.
Corso Regina Margherita, N. 176-TU R IN
-
Fecha
-
1916.05
-
1916.06