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Título
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BS_1915_06
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Descripción
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Boletín Salesiano. Noviembre - diciembre 1915
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extracted text
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AÑO XXX - N. 6
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Noviembre-Diciembre de 1915
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Bolch'n $ale$iano
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F^cvisía de (as Obras de Don Bosco
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Turín — Via Coflolengo N. 32.
SUMARIO. Los dos Centenarios gloriosos
. . . 141
La Conmemoración en Valsálice y Becchi . . . 144
A dhesiones........................... .......................................149
República A r g e n t i n a .................................................... 151
República de C o l o m b i a ................................................154
Variedades: De D. Bosco a D.A lb e ra .......................... 155
El discurso de I’oesio enValsálice . . . . . . .
156
E l C u l t o d k M a r í a A u x i l i a d o r a : E l Decreto
^0
0
K70 Q Q
de la Institución de la ñesia de Maria A. — Otra
Pastoral imputtante — Gracias de Maria A. . . t6i
Favores de Don B o s c o ............................................... 164
Favores de Domingo S a v i o .......................................... 165
P o r e l m u n d o s a l e s i a n o : Mons. C.ngliero Car
denal — Mons. Guerra — Aura.s del Tibidal>o . 166
B ibliografía.......................................................................167
Tesoro espiritual — Indice general del aflo 1915 . 168
Los dos Centenarios gloriosos
docco, se hallan unidos en un vínculo
de inseparable gloria. Hoy no es po
la portada del presente nú- sible en ningún rincón de la tierra
• j S / mero se ostenta la efigie mil invocar a María Auxiliadora, sin (pie
veces bendita de María Auxi el pensamiento vuele a D. Bosco, a
liadora. Y sin embargo está casi todo quien se debe la difusión de aquella
él destinado a hablar del Centenario invocación y de aquella devoción con
del nacimiento del Ven. Bosco. En la soladora, tanto que doquiera se la llama
del anterior campeaba la imagen- sim la Virgen de Don Bosco; y no es po
pática del Venerable. Y no obstante, sible exaltar a D. Bosco y a su Obra
casi todo él no hablaba sino de María sin cantar al mismo tiempo las glorías
Auxiliadora. Es que las dos figuras, de María Auxiliadora, que por medio
la de la Madre amantísima, benigní de él manifiesta en nuestros tiempos
sima, y la del Hijo humilde, fide su poder y su bondad ».
lísimo, se corresponden maravillosaHablar de la una es hablar de la
menle.
otra y viceversa. Más aún, cuando se
Con razón exclamaba entusiasmado habla de la una, se teje principalmente
Poesio en su discurso conmemorativo : el panegírico de la otra. Por esto he
En la coincidencia providencial del mos hecho la aparente transposición
Centenario de la fiesta de María Au de portada.
Las dos fechas memorandas han pa
xilio de los Cristianos, y del nacimiento
del Vble. D. Bosco. el pueblo católico sado, mas no sin dejar un gran re
constata que el nombre de María A u cuerdo y darnos un impulso hacia ei
xiliadora y el de su Apóstol de Yal- ideal.
I.
—
II.
142
por la relación detallada. No se inau
guró el monumento que la gratitud de
los Antiguos Alumnos ha decretado
erigir en la plaza de María Auxilia
dora; pero millares de almas generosas
nos demostraron claramente que le ha
bían levantado uno en sus corazones,
más precioso que los mármoles y bron
ces. No vimos a nuestro lado los Re
presentantes y Delegados de Salesianos,
Ex-alumnos, Hijas de María Auxilia
dora y Cooperadores de todo el mundo;
pero sabemos — ¡ y
sentíamos, casi
diría lo experimentábamos! — que en
esos momentos, sí, repitámoslo, nos
acompañaban los Hijos de D. Hosco
de toda la extensión del globo. Desde
las zonas donde más encarnizada hierve
la guerra,, llegaron las conmovidas adhe
siones de los Hijos, con el voto ar
diente de que El interceda ante la
Clemencia Divina para el restableci
miento de la paz.
Así la conmemoración de D. Hosco,
despojada de pompa exterior aquí,
donde hubiera debido ser más solemne,
resultó una afectuosa evocación de sus
virtudes, con el propósito firme de imi
tarlas, y sobre todo una manifestación
de fe y de piedad muy en armonía con
el espíritu del amadísimo Padre.
La fecha centenaria del nacimiento
del Padre hubiera debido ser una explo
sión de júbilo universal, un canto uná
nime a la Providencia, Pero ha venido
envuelta en crespones de luto que en
tristecen a la humanidad entera, y acom
pañada de estallidos de cañón y garitos
de dolorido entusiasmo o de resignada
angustia: la guerra horrenda y sus
fatales consecuencias le han invadido el
campo a toda manifestación de actividad.
Esto no obstante, la grande fecha
no ha pasado, no podía pasar desa
percibida.
Aquí mismo en Italia, si no revistió
el esplendor que hubiera tenido en
tiempos normales, no por esto fue
fría o dejó de ser solemne; muy al
contrario; sentíamos latir potente el
corazón salesiano universal, tanto en
Valsálice como en Becchi y Castelnuovo; sentíamos que en esos momen
tos supremos representábamos a toda
la Familia Salesiana, que toda ella nos
acompañaba. A nuestras fiestas, mo
destas pero intensas y ricas de afecto,
participaban todas las clases sociales,
con tal amor, con tal convicción de la
santidad de Don Hosco — dicho sea
con todo el respeto debido a las pres
cripciones de la Santa Sede, cuyos
III.
juicios en ningún modo queremos pre
El 13 de septiembre se cumplió, día
venir — con tan plena confianza, o por
mejor decir, seguridad de su bendición por día, el Centenario de la institución
y asistencia a sus Obras y a la Fa de la fiesta litúrgica de María Auxi
milia por él creada, y de su válida liadora, establecida con el Decreto Cum
intercesión ante el trono de Dios; que Sanctisshmis. En todo el mundo se han
el ponerlo de relieve lo consideramos celebrado ya las fiestas del año cen
como un deber de sinceros cronistas, tenario, como ha podido verse en nues
como una obligación de hermanos, a tro número anterior. Pero en el San
fin de que la entera Familia Salesiana, tuario debía festejarse de manera espe
con la oración y las obras, con la más cial el del Decreto. Uno de los
escrupulosa fidelidad a las enseñanzas ntejores oradores salesianos, el R. D.
paternas, dé a Dios las debidas gra José Brancati, vino expresamente desde
Roma para predicar la solemne No
cias y al mundo razón completa.
vena
de preparación. El Emmo. Sr.
A nuestra conmemoración no faltó
Cardenal
Arzobispo y otros ilustres
sino el aparato exterior, como se verá
— U3 —
Prelados, el Revmo. Rector Mayor y mosas en este concierto de amor y se
su Consejo Supremo tuvieron parte han hecho acreedores al reconocimiento
importante. Y era justo. La Provi- más alto de la Familia Salesiana y a
dencia Divina quiso que
al mes del nacer el pastorcillo de Becchi, el Su
mo Pontífice estableciera
la fiesta de María Auxi
liadora, y que una co
rriente divina de amor
uniera los •dos nombres
en toda la prolongación
de los siglos.
También aquí sentía
mos palpitar junto a nos
otros, corazón con cora
zón, la entera Familia
Salesiana; también aquí
sabíamos que la repre
sentábamos a toda. Las
madres, las esposas afli
gidas que se agrupaban
llorando al pie del altar,
los bravos militares que,
numerosos, devotos, sin
sombra de respeto hu
mano venían a ofrecer
sus corazones y pedir la
bendición; los millares
de niños que cantaban
o lloraban ; los institutos
y colegios que desfilaban
bajólas bóvedas excelsas,
representaban a nuestros
cooperadores y amigos
de todo el mundo.
Sí, en todo, nada faltó
fuera de la pompa exte
rior. Pero ésta la su
plieron abundantemente
E l futuro m onum ento v o tiv o en B ecch i di Castein uovo.
nuestros Hermanos de
allende el mar, allí donde la guerra la admiración del mundo. Las manino se siente inmediatament-e, allí donde, festaciones han sido oficiales y nacioaunque se sufren sus salpicaduras nales. Los Presidentes de República,
— ¿y adonde no llegan las consecuen- los Gobiernos han elevado en nombre
cias de un cataclismo universal?-— hay de sus pueblos, himnos de admiración
todavía lugar para otras cosas que no y gratitud al varón santo que, como
sea la guerra. Colombia, Argentina, la Iglesia, es universal; como el Genio,
Brasil... han dado notas las más her- es patrimonio de la humanidad entera
— 144 —
La Conmemoración en Valsálice y Becchi
1.
E l venerando Rector Mayor de los Salesianos
fijó el día 15 de agosto para la conmemoración
en Valsálice, y el i 5 en Castelnuovo d ’Asti.
Y fué la evocación de una vida edificante y
gloriosa, empleada toda entera en dar honra a
Dios.
P o r la m añ ana.
Bastante antes de las 7, hora de la misa, co
menzó a llenarse de gente el vastísimo patio del
Seminario de las Misiones. « Todos iban animados
de un mismo anhelo, dice La Voce dell'Operaio, el
de dar gracias a Dios por haberle dado al mundo
su gran siervo el Vble. Juan Bosco ».
Entre la multitud campeaban los Círculos y
Asociaciones juveniles de ambos sexos, con sus
respectivas banderas, y todas las secciones obre
ras Católicas de la ciudad, que unánimemente
respondieron al llamamiento que les dirigiera el
Consejo Central de la Unión; también ellas lle
vaban desplegadas sus banderas al sol, dando lui
hermoso ejemplo de gratitrid filial « al grande
Apóstol de la redención y cristiana elevación
moral de las clases ix>pulares ».
listaba previsto que la iglesia no contendría la
multitud de fieles. Por este se pidió autorización
para una misa de campaña, y el altar se levantó
frente al mausoleo. E l sitio de honor ocupábanlo
las representaciones y el Consejo Supremo de las
Hijas de María Auxiliadora.
La Misa, celebrada i>or el Rvmo. Rector Mayor,
fué de lo más tierno que se pueda imaginar. Los
lünuios y motetes se elevaban allí en coros popu
lares robustísimos, saturados de expresión. El
momento de la Elevación hizo derramar lágrimas
a no pocos. La distribución de la Sagrada Co
munión, por el celebrante y otros dos sacerdotes,
duró casi una hora; se repartieron más de mil.
quinientas partículas. Eué un espectáculo in
olvidable. D. Bosco debía ciertamente gozar
viendo tan fielmente cmuplido s\i gran deseo de
enamorar de Jesús Sacramentado a la juventud
y al pueblo cristiano.
A l terminar la Misa, el R atuo. D. Albera no pudo
contenerse, y dirigió a la muche<l\nnbre una fer
vorosa alocución eiupajiada en llanto de consuelo.
P o r la tard e.
A las 17,30 debía tener lugar la solcimic con
memoración. Pero todo el día fué una procesión
no interrumpida a la tumba del Venerable Padre.
A las ló se dió un concierto en el patio.
A las 17.30 en punto tomaban asiento en el
estrado D. All>era con todo el Consejo Supremo,
el Presidente de la Federación internacional de
los Antigos Alumnos, y el Concejal del Ayunta
miento Teniente Gribaudi. venido expresamente
de lejana zona, y con breve licencia, para tomar
parte en el acto; las representaciones del Cabildo
Metropolitano, del Emmo. Sr. Cardenal Arzobispo,
del Colegio de Párrocos, del Ayuntamiento de
Turín, del de Florencia etc. de las Asociaciones
Católicas etc. etc. Venían luego las Asociaciones
femeninas con la Madre General de las H ijas de
María Auxiliadora. No había menos de cinco mil
personas con mi centenar de banderas.
Abrió la sesión el Teniente Gribaudi, con ima
alocución breve y elevada y con la lectura de nu
merosas adhesiones de Cardenales, Arzobispos,
Obispos, personajes ilustres. L a de S. Emma. el
el Cardenal Secretario de Estado, con la Bendición
de Su Santidad, fué escuchada en pie y aclamada
con ardor. También leyó entera una carta autó
grafa del Obispo Castrense, Jlonseñor Eortolomasi, firmada en la zona de guerra, Hneas avan
zadas, Tras esto subió a la tribuna el orador oficial,
venido expresamente de Roma, donde llena con
honor el puesto de Jefe de sección en el Ministerio
del Tesoro, D. Arturo Poesio, Presidente de los
Antiguos Alumnos de Roma: y durante una hora
tuvo al público pendiente de sus labios, con la
evocación férvida, viva, de la amada figura del
Padre, de su actividad portentosa, de su amor
infinito a Dios y a los hombres, de su caridad sin
límites.
Teniiinado este magistral discurso y apacigua
dos los aplausos, ocupó la tribima el Abogado
Concejal D. Javier Fino, también él ex-alumno, en
representación del Alcalde Senador capitán Téofilo
Rossi, quien a pesar de su voluntad de inteiv^enir
al acto, no pudo por razones militares. Habló de
las relaciones entre la Obra salesiana y el Ajnmtamiento y pueblo de Turín y terminó haciendo
votos para que en no lejano día todas las autori
dades se hallen alrededor del monumento de Don
Bosco, celebrando aquella paz, que sólo será du
radera criando se funde sobre el derecho cristiano,
sobre el espíritu cristiano, difundido por D. Bosco
y sus hijos en numerosos institutos y púlpitos y
escritos en Europa y en América y en el mimdo.
Entre ondas de aplausos subió a la tribuna el
Sucesor de D. Bosco, y con voz conmo\nda ma
nifestó su intenso gozo por la comnemoración,
su dolor profundo por la situación de la sociedad.
Dió gracias a Poesio, al Ai-untamiento, a los Coo
peradores, a cuantos allí tenían parte directa o in
directa, e hizo votos porque los cooperadores
continúen sus relaciones de familia con los Sale
sianos y difundan en sus familias el espíritu cris
tiano, para mayor gloria de Dios, de la Iglesia,
del V. T)on Bosco, y bienestar de la sociedad.
Apenas terminó D. Albera su discurso, la voz
sonora del clarín llamó la atención hacia el mau
soleo. A l pie se hallaba de nuevo el altar, y de
todos los pechos prorrumpió \*ihrante, poderoso,
el canto de las Letanías lyauretanos. E l inmenso
— 145 —
patio se convirtió en templo. E n devoto cortejo se
trasladó el Santísimo Sacramento de la iglesia y
se expuso a la adoración, para la Bendición so
lemne. que fué dada por el Rvmo. Rector Mayor.
Un aplauso imáuime estalló cuando el cortejo se
puso de nuevo en movimiento hacia la iglesia.
En aquel mismo instante ll^ ó un nuevo telegrama
del Vaticano, trayendo la más ampHa Bendición
del Padre de los fieles: digno remate de la con
memoración del Grande Varón que al amor tiernísimo al Santísimo Sacramento unió la devoción
más afectuosa al Soberano Pontífice.
II.
Al día siguiente le tocó su tum o a Castelnnuovo
d’Asti. Y a desde el 6 de agosto se había comen
zado en la aldea de Becchi, en la capilUla levan
tada por el mismo Don Bosco, una novena en
honor de la Asim dón de la Vú^en Santísima, para
dar gracias a Dios por haber dado al mundo un
sacerdote tan celoso cual fué Don Bosco. La fiesta
de la Asunción fué solemnísima. Las Escolauías
del Oratorio de S. Francisco de Sales y del Jlartinetto se habían trasladado allá de.sde el día an
terior, y de todos los pueblos y aldeas circunve
cinos acudían los fieles, muchos de los cuales
conocieron a Don Bosco y tuvieron relaciones con
su familia.
E n B ecch i.
Uno de los redactores del Boletín Salesiano, ciuiso
hacer a pie y como en peregrinación el trayecto de
Castelnuovo a Becclii y celebrar allí la santa Misa,
en la capillita que D. Bosco mismo erigió y san
tificó. Sentíase, y con algún derecho, el represen
tante de España y de la América Española en
aquellos grandes y solemnes momentos. Y de ma
nera especial rogó por esa parte de la grarr I'aiuilia
Salesiana — en sus tres ramas — que se extiende
de los Pirineos a las Canarias, de California al
Cabo de Hornos.
¡Cuántos recuerdos y cuántas impresiones al
recorrer aquellos cinco quilómetros! ¡Cuántas evo
caciones de la infancia de aquel grande!
Este es el camino que él, descalzo, casi desnudo,
hada cuatro veces al día, en el rígido y crudo
invierno, para ir a la escuela de .Castelnuovo. Allá
en la colina de la derecha, Murialdo, con su iglesia,
donde él iba a oir los sermones y al oírlos, los apren
día de memoria. Acá, también a la derecha, en
esta blanca cinta que forma la carretera descen
diendo de Buttigliera, tuvo lugar su encuentro
con Don Calosso, su primer bienhechor, el pro
totipo de los Cooperadores Salesianos...
Allá está y a Becchi. E s ima loma de regular
altura. Los árboles y vdñedos ocultan las casas, envoh-iéndolas en ese verde-oscuro poético que trae
asomos de misterio. Qaramente se ve que es la
meta de una per^rinadón. Los senderos de las
colinas vecinas hormiguean de campesinos que
se dirigen a la altura de Becchi. Los hombres llevan
un bordón; las mujeres un cestillo; los niños,
bulliciosos y alegres cc^en flores en los setos y
prados. De «Há arriba bajan los ecos de una sin
fonía; es la banda de las Escuelas profesionales del
Martinetto.
Enfilamos un sendero sombreado todo por mo
reras y avellanos salvajes. Estamos en la humilde
casita. Con reverenda, y recordando el portal de
Belén, la visitamos. E s una verdadera choza.
Sus cuartos, estrechos, bajos, escuálidos, desiertos;
ni un sofá, ni ima silla, ni una cómoda; en im rincón,,
los restos de una vieja cama: la de Mamá Marga
rita, donde nadó Juan Bosco... Y nada luAs. Y sin
embargo, \4 enen a(pií los grandes del mundo, y las
geirtcs de los alrededores besan con devodóii estos
paredes: todos saben que aquí vió él la luz, que
aquí se le apareció la Virgen, cuando contaba nueve
añas y le dió a entrever sus destinos llenos de
bendidón y de gloria.
Es mi movimiento continuo. Ninguno de cuantos
han venido, se aleja después de visitar la casita,
parece que una fuerza misteriosa los mantiene en
los alrededores. L a capillita no se ve sola mi mo
mento. Desde las primeras horas de la mañana
se suceden las misas sin interrupdóu. Nuestro
redactor tiene que esperar dos horas, y llegado su
tumo, aim cede su puesto a mi subteniente sa
lesiano que debe partir para Turín y de Turíii
al campo de batalla.
L a capillita es bien Inmiilde... como todo allí:
tendrá tres metros de altura, por otros tantos de
largo y dos o poco más de ancho. L a inauguró
D. Bosco en 1848. E l hubiera querido más tarde
edificar ima capilla decente, que harta falta hace
a la aldea; pero... su lumiildad profunda y su de
licadeza no se lo peraiitieron. E s justo que lo
hagan sus hijos. Y este día, 16 de ^ o sto de 1915,
se coloca la primera piedra de mi pequeño pero
bonito monumento votivo en honor de María
Auxiliadora. Es justo que La honremos aquí, entre
la casita de su Siervo y el prado, donde él, dócil a
sus iustnicciones, comenzó .su apostolado, edu-.
cando a sus compafieritos de pastoreo; aíjiií en
estos sitios solitarios, donde por tantos años re
sonó su voz de apóstol en las hermosas tardes
otoñales, cuando ya sacerdote y ¡ladre de nume
rosa prole espiritual, traía a sus hijilos adoptivos
con paternal cariño; a pasar unos día.s de asueto y
distracción y... elevaciones místicas. Sí, es justo,
pues Ella es la inspiradora, la Madre, la verdadera
Autora de tantas mar., lias.
Hoy parecen revivir esos encantados días.
H ay aqm' un buen grupo de alumnos de Turín, la
banda, dos estxilanías; hay buen número de rostros
amigos... ni májs ni menos que cuando — según
dicen conmovidos los que entonces lo vieron —
venía de Turín para las fiestas del Rosario.
L a niebla que amaneció flotando t-n este mar
de colinas, se ha disipado, y de los pueblos circimvednos, de Capriglio, Mondonio, Sierra Capriglio, Murialdo, continúa la incesante romería.
Entre tanta gente, unos se glorían de ser compa
triotas de mamá Margarita; otros de haber acom
pañado a D. Juan, no faltando algún afortunado
atif-iann que, como un sueño lejano, recuerda sus
juegos de prestidigitación y la repetición de una
plática oída en Murialdo o Castelnuovo; otros dicen
ser del pueblo de Domingo Savio... todos recuer-
— 146 —
dan algo, evocan algo... hasta los que, como el re
dactor citado, han venido del otro lado de los océa
nos. del corazón mismísimo de los Andes... sobre
todo.s se cierne hoy el espíritu del Venerable Padre.
A la.s 8.30 llegan el Consejo Supremo de los Salesiano.^, el de las Hijas de María Auxiliadora,
Poesio, las rejiresentaciones de los Coopera
dores, ex-alumnos. Ayuntamiento turinés, en
magníficos automóviles prestados por nobles se
ñores de Turín y,., piloteados por I0.S mismos
dueñas. — La familia Sosco (los hijos de un so
brino carnal del Venerable)* hace los honores de
casa, con franca y sencilla cordialidad... Que al
fin y al cabo somos todos de la misma familia.
L a cerem o n ia.
L a banda, entonando una marcha religiosa,
anuncia que va a comenzar la función. En el es
pacio libre, del tope de la colina, y mirando hacia la
masía, se levanta el altar de campaña, en el mismo
sitio donde está el presbiterio del nuevo templo.
Sobre el altar, la Cruz del Redentor y tras la cruz,
en alto, el cuadro de María Auxiliadora. Un toldo
cubre totlo el espacio. Mientras el Rvino. D. A l
bora se prepara y se reviste, toma Poesio la’ pa
labra y recuerda conmovido que en aquella ca
sita humilde, casi misera, nació aquel que hoy Uena
con su nombre y con su gloria y... con sus obras
el mundo, invitándonos a elevar un himno de gra
titud al Eterno.
Celebra D. Albera Ja S. Misa, asistiendo de diá
cono y sulidiácono dos ex-olunmos; el Rmo.
Mons. Pío Casetta, párroco di Tigliole y el M. R.
B . A. Ménica, párroco de Buttigliera d ’Asti. La
Escolanía del Oratorio ejecuta una Misa litiirgica,
bajo la dirección del Maestro Dogliani.
In cornu Evangelii se hallan, revestidos de ro
quete y muceta, los represeiUantes y delegados
üel Clero piamontés. /« cornu Epistolae, el con
sejo Supremo de la Pía Sociedad, y a corta dis
tancia, a la sombra de la capüUta primitiva, el de
las Hijas de María Auxiliadora, con sus hermanas
y novicias de R iva de Chierí, Arignano y varias
de Turín. I.,a,s novicias hubiau ido a pie desde
Arignano. (unos diez kms.l a comulgar allí.
Concluida la misa, sigue la ceremonia de la
iHíudición y coligación de la primera piedra. Toilas
comprenden el significado del homenaje que se va
a dar a María Sma. Auxiliadora. E l R. D. Esteban
Trioue le e d d<)cumeutO, y el Rmo. D. Albera, al iii
vocur las bendiciones celestiales sobre la Familia
Salcsiana, sobre cuantos coo{>ercn a la erección dcl
Santuario, se connmeve y a duras i>enas puede
tenuinar lu oración, entre suspiros y sollozos, que
se comuuicaii a la concurrencia. Es un momento
sublime de ternura y comimicación de espíritus.
Se siento anticipadamente lo que será este templo.
Pone fin a la ceremonia el acto ritual de rociar
con agua bendita toda la exc^avación dcuide han
de aix>yar los fundamentos. ¡Surja pronto el de
seado Templo!
U n a lápida.
De vuelta a Castelnuovo, se in a i^ r ó una la*
pida en la parroquial, donde fué bautizado Don
Bosco el 17 de agosto de 1815. Asistían, en forma
oficial, fuera de todos los personajes que estu
vieron en Becchi, el Diputado del Colegio electo
ral, el Hon. Gazelli, el Alcalde, Coronel Espíritu
Musso y casi todos los concejales, el cavaliere Bertagna, el Dr. Juan B. Pilipello y varios otros ilus
tres ciudadanos, así eclesiásticos como salares.
A l descubrir d velo, pudimos leer la siguiente
inscripción:
£ti el primer Centenario del nacimiento — del
glorioso conciudadano — Ven. Juan Bosco — 6a«iizado en este sagrado templo — Autoridades y
•pueblo de Castelnuovo d'Asii — aclamando al Após
tol insigne — pusieron — 16 agosto 1915.
Acto segmdo subió al pulpito el M. R. D. Esteban
Trione y pronunció una elevada y entusiasta alo
cución.
Terminada así la inauguración, entonóse el Te
Deum y el Rvmo. D. Albera, rodeado de un grupo
de sacerdotes ex-alumnos, dió la Bendición con
Su Divina Majestad.
Precedidos de la banda, se encaminaron al
Instituto Paterno Superiores, Autoridades y las
representaciones, y en el hermoso salón iíons.
Cagliero tuvo lugar im modesto con^úte. Brin
daron, con frases elevadas, el Diputado Sr. Ga
zelli de Rossana, el Coronel Musso, el Vicario
D r ., Nigra, el Abogado Sr. Pino, el abogado Sr.
Brazioli de Bolonia y el Dr. Diotti. E l Diputado
fué im intérprete verdaderamente feliz de la ve
neración en que tiene a D. Bosco la Patria.
D. Albera, ciudadano honorario de Castelnuovo,
dirigió su paternal palabra agradeciendo a todos.
L a v e la d a .
No paró aquí el homenaje a Don Bosco en su
pueblo natal. E l Alcalde había mandado invita
ciones especiales para una velada en el umbroso
patio del Instituto Paterno. Y comenzó a las 17.
El infatigable y siempre entusiasta P. Trione
leyó, comentándolas, las principales adhesiones
recibidas y presentó el orador. Este, el admirable
Poesio. digno intérprete del amor y veneración de
los Antiguos Alumnos al amado Padre, dió de
nuevo rienda suelta a su corazón y duró por
cuarenta minutos mostrando al entusiasmado au
ditorio la colosal figura del Padre de la Juventud.
Tras él, levantóse a hablar el Diputado Gazelli
de Rossana. Con acento exquisitamente paterno,
seguro de la imparcialidad de su juicio (Ga
zelli es liberal) manifestó que después- del ban
quete había querido ir a visitar la casa donde nació
el gran Bienhechor del mundo, y halládola tan
pobre, cual él no liubiera podido imaginar a pesar
de haberla oído describir con los más acentuados
colores, deduciendo de todo esto que en Don Bosco
y en su Obra era visible el dedo de Dios.
« Y ahora, exclamó dulcificando más v más
la voz, me parece que D. Bosco debe de estar con
tento de nosotros. Lo hemos honrado, lo hemos
festejado; y como un padre, el día de su fiesta,
después de haber recibido los obsequios de sus
hijos, se vuelve a ellos y les dice sonriente: « Hijos
míos, estoy satisfeclio «ie vosotros, pedidme lo que
queráis »; así creo yo que Don Boíwo nos dice en
— 147 —
este momento desde el délo;«Vosotros, condudadanos míos, me habéis hecho fiesta, y os la ^radezco;
deddme aliora qué deseáis de mí *. Pues bien,
amigos míos, respondámosle a D. Bosco que de
seamos nos obtei^a la suspirada paz «.
Un aplauso delirante acogió las conmovedoras
palabras del representante del .pueblo. ¡Cuántas
madres, cuántas esposas, cuántos niños, cuántas
familias no le hadan eco en aquello momentos!
El Tnismrv Instituto Paterno, veía allí, por licencia
momentánea, a uno de sus profesores y superiores
posidones de las autoridades y los miramientos
debidos al país en estas tristes drcunstandas,
dejaron sus sentimientos consoladores en los co
razones: la universalidad espontánea de la venoradón que a D. Boscó drcimda, la cual, siqx'rior
a las fronteras y hallando albei^jue en todo cora
zón, es xm premio a la caridad universal, católica,
con que abrazó toda la tierra: y la no menos es
pontánea y general con d d ón de que él, y a oii jxosesión de la gloria,' puede interceder por sus hijos,
por sus bieiüiediores, por la humanidad entero.
L a m isa de cam paña en BecchI.
vestido de soldado, quizá pronto a partir al campo
donde los hombres se matan irnos a otros.
E l Rvmo. D. Albera puso fin a la memorable
reunión, con imo de esos discursos ocasionales
que conmueven, que electrizan, que arrancan lá
grimas y aplausos y que lu ^ o el cronista no sabe,
no puede resumir. Manifestó en isu nombre y en el
de toda la Familia Salesiana su satisfaedón, su
agradedmieuto, sus esperanzas.
Ea banda entonó la marcha real y d gentío des
filó lentamente, comentando la jom ada y comu
nicándose sus impresiones.
Estas conmemoradones, hechas netamente en
familia, para no d olar en lo más mínimo las dis-
He aquí la minuta o documento del nuevo
Santuario votivo.
3 u nomine Pom ínu 2lmcn.
E l año del Señor mil novedentos quince, pri
mero del Sumo Pontificado de Su Santidad Be
nedicto X V . décimo sexto del rdnadode Su Majestad 'V íctor Manuel III; dédmoctavo del gobierno
en la Arqnidiócesis de Tarín, de Su Eminenda
R\Tna. el Sr. Card. Agustín Richelmy; al cinnplírse
el año quinio desde el día en que el Pbro. D. Pablo
Albera íué elegido a la Dirección general de las
Obras Salesianas; el lunes i6 de agosto, en el
caserío de Becchi, fraedón de Murialdo, partido
judicial de CasUlnuovo d'Asii, después de la Misa
V
— 148 —
solcuine, se bendijo según la fórmiúa del Ritual
Romano la piedra angular de eite Templo votivo,
de 14 metros de largo por i i de ancho, de estiüo
gótico-piamontés. dedicado a Dios Optimo Má
ximo, en honor de la dulcísima Madre de Jesús
bajo el título de Auxilio de los Cristianos, en re
cuerdo del año Centenario de la Institución de la
h'iesta Litúrgica de BUa, Celeste inspiradora y
Augusta l ’atrona de las Obras Salesianas, y del
Año Centenario del Nacimiento del Vble. Fun
dador de esas Obras, el Siervo de Dios Don Juan
Bosco, acaecido en la humilde casita todavía
existente aquí de frente.
Además de la circunstancia de los dos Cente
narios, nos movieron a levantar este Templo —
que Don Bosco deseaba construir para el bien es
piritual de su aldea natal — el anhelo de dar a
Dios y a su vSantísima Madre una pnieba pública
de nuestra gratitud filial, por lodos los favores
otorgados a Nuestro Vble. Padre, comenzando
por el rasgo de especialísima bondad, con que se
le apareció a El, cuando tem'a diez años, en la
casa paterna, y le dejó entrever la misión'a que lo
destinaba Dios — el deseo de aseguramos más
y má.s la constante Bendición de esta Señora sobre
toda lá familia Salesiana: sobre cada uno de sus
miembros y de sus obras; sobre los Oratorios Festi.o s, los institutos de cristiana educación, las
iílesias y capillas salesianas, las diversas Misiones
establecidas entre salvajes e infieles — y final
mente el ardentísimo voto de ver cuanto antes
e evado el Vble. D. Bosco al honor de los altares.
I^os tiempos corrían extraordinariamente di
fíciles; sin embargo no hemos podido de ningún
modo dejar pasar inobservada la doble fecha so
lemne; por esto, a las intenciones mencionadas y a
todas las que los presentes y los ausentes, unidos
a nosotros íntimamente en espíritu, fonnularon
in lividualmente en aquella hora memoranda,
quisimos asociar expresamente la férvida súpUca
para ver pronto, por la intercesión de Aíjuella
Bendita Señora que en todo tiempo ha sido la Au
xiliadora potente del Pueblo Cristiano, domado
el terrible incendio que abrasa la tierra y restable
cidas la justicia y la paz besándose en la frente y
poniendo establemente su habitación entre los
hombres.
La ceremonia la llevó a cabo el R\mio. Don Pablo
A 11>era, asistido por los miembros del Rvmo. Capí
tulo o Consejo Supremo de la H a Sociedad Sale
siana. con la más amplia bendición del Emmo.
Cardenul-ArzobisiK), <iue es también el Padrino de la
Obra, y la presenda de las autoridades locales,
de ilusíres representantes del Clero, de la Nobleza
y do la ciudad de T\irín, de Roma, de la Rvma.
Superiora Crcneral de las Hijas de María Auxi
liadora, Sor Catalina Daghero, del noble B ^ n
Gamba y otras importantísimas personas.
Tenninado el rito de la Bendición, se leyó la pre
sente Minuta, y luego, colot'adoen un tubo de cris
tal, junto con el retrato y una medalla del primer
año de Potttificado de Su Santidad Benedicto X V
algunas moneilas que tienen la efigie de Su Majestad
Vklor Manuel II I , con varias medallas de María
Sma. At$xiliadora, entre las cuales mra del año en
que fué inaugurado el Santuario de Turín-\'aldocco y otra del Instituto de las H ijas de María
Auxiliadora, con los retratos del Vble. D. Bosco,
del Eminentísimo Cardenal Richelmy, y del inol
vidable Don Miguel Rúa, de siempre feliz memoria,
y de su Sucesor, con el catálogo de los Miembros
y de las Casas de la Pía Sociedad Salesiana exis
tentes el año de 1915 en uno y otro Continente,
con el dibujo del nuevo Templo, ejecutado por
la Oficina Técnica'de la Pía Sociedad Salesiana y
una copia del Bolletino Salesiano del citado mes,
se colocó en el hueco de la piedra bendecida, la
cual se puso para base del pilar que divide el
presbiterio del resto del Templo in cornu Evangelii,
mientras el Rvmo. Celebrante, elevaba al Cielo la
siguiente oración:
« IMaría vSantísima, Auxilio de los Cristianos,
siempre amable y generosa para con sus devotos,
bendiga a cuantos contribu}’’eren a la erección
del sagrado Edificio, especialmente a los amados
niños y niñas de los Cooperadores Salesianos, a cuyo
óbolo está particularmente encomendada; y ex
tienda siempre su manto .sobre el Romano Pontí
fice y toda la Iglesia Católica, sobre el Augusto
Soberano y sobre la Italia entera, salve los Go
bernantes de todas las Naciones y de todos los
pueblos donde la Obra del Pastorcillo dei Beccki se
ha difundido; y sea siempre la Madre ternísima
de todos los miembros de la Pía Sociedad Sale
siana, Institixto de las Hijas de María Auxilia
dora y Pía Unión de Cooperadores Salesianos,
otorgando a cada uno toda gracia espiritual 5'
temporal en la tierra, y después de este desticiro,
un puesto junto a su trono en el Cielo! »
Agustín, Card. Arzobispo de Turíu — Pbro.
Pablo A Ibera, Rector Mayor de los Salesianos. —
Pbro. Filipe Rinaldi, Prefecto Geral. — Pbro.
Clemente Bretto, Ecónomo Geral. — Pbro. Fran
cisco Cerruti, Consejero Escolástico. — Pbro.
Pedro Ricaldone, Consejero Profesional. — Pbro.
Luis Piscelta, Consejero. — Pbro. Calogero Cusmano. — Secretario. — Pbro. Juan Baut. Lemoyne,
Secretario honorario. — Teol. Domingo Nisia,
Vicario, Delegado del Enmio. Cardenal Arzobispo.
— A bog. Javier Fino, delegado para repre.sentar al
Ajurntamiento de T-mn. — Teol. Juan M. Frola,
delegado del Colé;
> los pvárrocos de Turíu. —
representante de la Pía
Carlos Mauricio
Unión de los Cooperadores Salesianos. — Cav.
Arturo Poesio. — Sor Catalina Daghero. Superiora
General del Instituto de las Hijas de María Auxi
liadora. — Sor Luisa Vaschetti, Consejera General.
— Sor Marina Coppa, Cons. General. — Sor Clelia
Genghini.Secr. Ger. — Sor Eulalia Bosco. Inspec
tora, sobrina del Venerable.
Seguían otras firmas del Inspector Salesiano,
del representante de los antiguos alumnos Sale
sianos. del Capellán de Murialdo, del ,Sr. José
Bosco, sobrino del Venerable, de los representantes
del Boletín Salesiano.
Este templo a María Auxiliadora tiene el ca
rácter de x'oiivo, y su construcción est.á especial
mente encomendada a los niños v niñas de núes-
I
— 149 —
tros cooperadores, y en general a los que se educan
en los institutos Salesianos del uno y del otro
sexo.
Las Hijas de María Auxiliadora dirigen en
Italia numerosos Asilos infantiles y han sabido
encender entre sus alumnitas y en las familias
•de éstas, sus santos entusiasmos por este monu
mento elevado a María Auxiliadora, en el mismo
sitio donde se dignó aparecer a Juan Bosco niño.
Muchas maestras, salidas de las Normales que
dirigen las Hijas de María Auxiliadora o admi
radoras de D. Bosco y su sistema, rivalizan con
aquéllas, en esta santa cruzada, y mandan las
adliesiones y las pequeñas limosnas de sus alumnas para la construcción de este, templo votivo.
¿Quién no siente la profunda y poética belleza
de este homenaje? E l óbolo de los niños, agrade
cidos a la Di^i^a Bondad, de haber dado al mundo
im maestro como D. Basco, un padre como D.
Bosco, levanta el templo de la gratitud a la Ins
piradora de D. Bosco.
Pero es necesario que la idea encuentre difusión
en todo el mundo, en toda partes donde hay coo
peradores salesianos. Debe ser un homenaje
mtmdial.
He aquí algunas graciosas carütas:
Los niñiios y niñitas de Castelnuovo, deseando
ser los primeros en rendir pleito homenaje a Marta
Auxiliadora, envían para el santuario que se levantará
en Becchi su primer óbolo de liras cinco, implo
rando la especial protección de la celestial Patraña
para si y para las personas que les son caras.
Conoumos por el Boletín Salesiano la sania
idea de confiar a los niños pequeñitos la erección
del templo sobre la cuna de D. Bosco. Deseando con
tribuir entre los primeros, mandamos seis liras,
seguros de que las súplicas de la inocencia, atraerán
las bendiciones del cielo sobre nuestras familias
y nuestro pais. — Los niños del Asilo infantil
de S. Ambrosio.
Mando Liras 6 recolectadas por los niños del Asilo
infantil Urbano de esta ciudad. ¡Bendiga D. Bosco
a estos niños inocentes, que con tanto corazón ofre
cen su óbolo! — ^ Turín, septiembre 1915. María
Carmela Bianco, Maestra.
»
.Vosotros, chiquititos del Asilo del Crusinallo
{,prov. de Novara) alegrisimos mandamos nuestra
pequeña oferta de seis liras para la iglesita de María
Auxiliadora en Becchi, para que la Virgen de D,
Bosco nos bendiga y haga volver a nuestros padres
sanos y salvos de la guerra.
Como éstas hay varias cartitas de casi todas
las provincias italianas.
Deseamos publicar muclias, pero muchas, de
España y América.
I.
El Santo Padre.
Contestando a un telegrama del Rmo. Sr. Don
Albera en que Le anunciaba los detalles de la Con
memoración Centenaria y rendía homenaje, en
nombre de toda la familia salesiaua, a su Augusta
Persona, el Santo Padre hizo enviar el sigieiite:
Ruma, 15 Agosto.
Romo. D. Albera,
Rector Mayor de los Salesianos — Turin.
Su Santidad, paternamente satisfecho por el
pronto y concorde pensamiento que inmensa l'amilia Salesiana dirige a su trono desde la tumba del
grande Institutor, ve con alegría conmemorarse en
templo votivo Auxiliadora virtudes y méritos 1).
Bosco; y complaciéndose que obsequio salesiano al
Vicario de Cristo honre el nombre del Apóstol y
Maestro y confirme bondad institución suya, da con
afecto a V. R., Religiosos, Cooperadores, Ex-alumnos,
Apostólica Bendición.
Card. G a s p a r r !.
Además, el 16 de agosto el Santo Padre tuvo la
bondad de recibir en particular audiencia al Sa
lesiano prof. D. Juan B. P'rancesia, que había ido
a Roma por razones de nmiisterio.
S. S. trató con exquisita amabilidad a nuestro
venerando salesiano; le declaró benignamente
que admitiendo en aquella hora a su augusta pre
sencia al más antiguo de los Hijos de D. Bosco, su
intención era dar homenaje a la Pía Sociedad sale
siana en el fausto Centenario del Nacimiento del
Venerable I^undador; y habló con gran admiración,
del joven alumno del Oratorio, el Siervo de Dios
Domingo Savio, que el P. 1'rancesia se gloría de
haber tenido como alumno, y cuya vida reciente
mente escrita por Mons. .Salotti, tenía el Papa
Benedicto X V , sobre su e.scritorio.
Este nuevo rasgo del S. P. es agradecido en
todas las casas Salesianos, en los cuales tocios los
días, especialmente en estos tiemjxjs difíciles, se
elevan fervoro.sas oracicjiies según la intención del
Padre común de los fieles.
II.
Emmo. Card. Pedro Gasparri
{Seer€ la n o d e E sta do de S . S . y A u g u sto P ro tecto r auestro).
Reverendísimo Padre:
M uy de corazón tm uno a la alegría de la entera
Familia Salesiana en la fausta ocasión del Cente
nario del nacimienio del Vhle. Fundador D. Bosco.
Dos fúlgidas glorias albergó la católica Turin en el
pasado siglo: el Canónigo Cottolengo y D. Bosco,
ambos sanios si bien llegaron a la santidad por di
verso camino. ¿Cómo no admirar la Divina Providen
cia en las Fundaciones Salesianos tan necesarias
y tan apropiadas a nuestros tiempos? Ella prepara
— 150 —
de una numera verdaderatnente admirable al pe
queño Sosco, en todo aquello que quería hiciera des
pués ; Juan Sosco corresponde perfectamente a los
designios de la Divitui Providencia: y hé aquí que
surgen las Congregaciones Salesianas de hombres
y de mujeres que con sus diferentes obras, se ex
tienden por todo el mundo. ¡Que el espíritu del Vbfe.
Fundador continúe vivificando y animando a sus
hijos, para que sigan con celo apostólico, como han
hecho hasta ahora, dedicándose a la formación cris
tiana de la juventud, especialmente proletaria como
la llaman hoy, expuesta a las seducciones de un siglo
corrompido y corruptor.
Bendigo a todos los Hijos e Hijas de D. Bosco,
a los Cooperadores y Cooperadoras y con perfecta
estima me repito
De V., Padre Rvmo.
Afmo.
P e d r o Cardenal G a s p a r r i .
Protector.
n i.
Em m os, C arden ales Arzobispos.
Emmo. Cardenal Francica Nava
Arzobispo de Catania.
Catania 15. — M e adhiero noto corda toto conme
moración solemne centenario nacimiento Vble. D.
Bosco y acción de gracias al Señor habernos dado
grande Apóstol juventud Iglesia Católica. ¡Ojalá sm
venerando nombre pueda aparecer ramo olivo sus
pirada paz universal!
Card. N a v a .
mensos tesoros de verdadero bien, del cual lo hizo
dispensador el Cielo.
Supo conservar los tesoros de 'gracia con que fuéenriquecido en sm segundo y perfecto nacimiento.
Mantuvo constantemente las solemnes promesas
de aquel día; la cándida vestidura de la inocencia,
la rodeó de las más exquisitas precauciones y nunca
permitió, no diré que se extinguiera pero ni siquiera
que disminuyera el esplendor de aquella llama que
entonces le fué entregada y de la cual se sirvió con
tinuamente para creer, esperar y amar, como un
hombre regenerado debe hacerlo.
De la fe que vence al mundo, de la esperanza que
nunca queda confundida, de la caridad que es más
fuerte que la muerte, supo sacar el secreto de aquellamaravillosa actividad que quiso heredaran sus hijos,
a quienes dejaba en herencia las tres cosas de los
elegidos: el triple amor a la Sma. Eucaristía, a la
Divina Auxiliadora, a la otra madre nuestra laIglesia Santa con el Vicario de Cristo, fundada sobre
Pedro, que siempre vive, « León de Judá, terror de
Egipto, auxilio de Israel ».
Ante una Religión que a las generaciones que
pasan presenta hijos como un Vble. D. Bosco, hay
que inclinarse y reconocerla y venerarla como hija
del Cielo, capaz por sí sola de dar verdadera pros
peridad y paz a los pueblos y alas naciones.
14 agosto 1915.
t A n d r é s C. Card. P i- r r a r i .
Arzobispo de Milán.
E l Emmo. Purpurado tuvo además la amabi
lidad de enviar el siguiente telegrama:
Milán, 14. — Tomo vivísima parte solemnes
honores Centenario Fundador, insigne bienhechor
y lustre de la Iglesia, y de la Patria y del mundo.
Card. F e r r a r i .
Emmo. Cardenal Julio Boschi
.
Arzobispo de Ferrara.
Camaldoli, 14. — Admirador Vble. D. Bosco,
adhiérame plenamente fiestas centeiuirias, unién
dome hijos suyos gozosos.
Card. B o s c h i .
Emmo. Card. Andrés Ferrari
Arzobispo de Milán.
E l día después de la Asunción, en Murialdo se
pudo decir: * lia vendió al mundo un hombre ».
¡Oh, bienaventurado infante! Tu nacimiento no
quedará imperfecto. Tus benditos padres no po
drán sufrir que permanezcas hijo de ira; y el buen
Párroco bajo el nombre Juan, Melchor Bosco, es
cribirá: « Ayer tarde nacido, hoy por la tarde so
lemnemente bautÍKido ». En la sagrada fuente resucitó
a vida nueva, fué como con una nuem creación, in
corporado a Cristo, Hombre nuevo.
¡Pequeña Murialdo de 1815, alégrate, que en
adelatúe no serás pequeña! ¡Murialdo de 1915, cuán
grande te has vuelto! De ti se habla en todo el mundo
porque en ti vió la luz y luego de ti salió aquel
hombre, que dando espléndido testimonio de Jesu
cristo, difundió y difunde por todo el mundo in
Emmo. Cardenal José Prisco
Arzobispo de Nápoles.
Ñápeles, 15. — E l alba radiante del día en que el
apóstol de la Juventud, el Vble. Juan Bosco entró en
el mundo, conmemorada después de un siglo, sea
principio de un nuevo fecundo apostolado de luz,
de atnor, hoy que el
do entero para alcanzar el
suspirado bien de la paz, tanto neusita de wta y otro.
t J o s é Card. Arzobispo.
Emmo. Cadenal Alejandro Luaidi
Arzobispo de 'Palermo.
Palermo, 15. — En ocasión primer centenario
nacimiento D. Bosco aplaudo Hijos que honran tan
gran Padre; auguro su figura radiante caridad res
plandezca siempre más luminosa y benéfica en estos
tiempos calamitosos.
Card. L u a l d i .
Emmo. Card. Pedro Maffi
' Arzobispo de Pisa.
Pisa, 14. — En la alegría del centenario en honor
del Venerable que consoló tantas miserias y quees dulce
— I5 Í —
.esperanza también en los dolores de estos dios, consi
déreme presente. Rttego y confio: Don Bosco salmrá.
t Card. M ai-f i .
£1 Episcopado Italian o .
Puede decirse que no quedó un Prelado italiano
sin mandar una adliesión, im pensamiento, una
Bendición en la fausta circunstancia. Con grande
pena nos vemos obligados a omitirlos, por la sen
cilla razón de que nos falta espacio. Nuestra Edi
ción italiana emplea veinte apretadísimas coliunnas para ello. Nosotros debemos contentar
nos con dejar constancia del hecho, agradeciendo
a los Pastores tanta delicadeza y sobre todo, el
aprecio que esto presupone. Más adelante quizá
podremos entresacar algunos de sus principales
pensaniieut- s.
REP. ARGENTINA
Cada ciudad, cada pueblo donde existe una
casa salesiana o im núcleo de Cooperadores Salesianos, celebró con entusiasmo la fecha cen
tenaria y merecerían todas siquiera un recuerdo
-en el Boletín Sulesiuno. Mas el espacio nos lo veda
y supheamos a nuestros lectores y cooperadores
no lo lleven a mal; es imposibilidad física. Narra
remos con algún detalle las fiestas de Buenos Aires
que fueron, uaturahnente, las más solenmes.
B u en os Hires.
Con un criterio eminentemente práctico pen
saron nuestros Hermanos y Cooperadores ar
gentinos que el mejor obsequio que se podía ofrecer
a D. Bosco era fundar en su honor un Oratorio
festivo modelo. Y así lo han hecho. Por tal niodo el
recuerdo del Centenario no pasará con el último
aplauso tributado a un orador o a una banda de
música, sino que perdurará y narrará a las generacionies venideras el amor de la presente a los
niños, especialmente a los menesterosos, (|ue fue
ron la pupila del grande Hombre festejado.
La inauguración del monumento — .que ver
dadero mommiento es — fué, como era justo, un
acontecimiento, que demuestra con claridad la
compenetración feliz que existe, y la comunidad
de espíritu y seutimientos, entre los Salesianos y la
hospitalaria y generosa Nación Argentina.
Oigamos cómo la narra el gran rotativo E l
Pueblo en su número del 15 de agosto;
Con la solenme inauguración del nuevo edificio
del colegio y oratorio San Francisco de Sales,
levantado en homenaje al primer centenario del
nacimiento de Don Bosco, puede decirse que han
tenido el momento inicial de su esplendor las
fiestas preparadas p>or la Congregación Salesiana
de nuestro país y sus inmnnerables amigos.
Antes de la hora fijada ya no se podía dar un
paso en el local ni sus ad3’acencias. Todo el es
pacio interior y el visible en las inmediaciones
estaba ocupado por los cooperadores, ex alumnos,
alumnos y oratorianos de los seis colegios sale
sianos de la capital y los de L a Plata, Bemal y
San Isidro.
A l U ^ ar el Presidente de la Repiiblica Doctor
de la Plaza, las escudras güunásticas <le dichos
colegios escalonadas desde la calle Castro Barro.s,
lo escoltaron hasta el nuevo edificio, ubicado en la
esquina de Victoria y Yapeyú, donde recibieron al
primer mandatario del país las autoridades de la
congregación salesiana, winisiones de coopera
dores y cooperadoras salesianos y el consejo ge
neral de los Ex-alunuios de Don Bosco.
Luego de evoluciones de las escudras gimnásti
cas de la obra de Don Bosco, y dada la bienvenida
al señor presidente y a las autoridades eclesiás
ticas representadas en el Exmo. señor Arzobispo,
cantóse en coro el himno nacional acompañado
por tres bandas: las de los colegios Pío IX, Iluerlanitos de Don Bosco j' Bernal. Fué un momento emo
cionante, que reveló a las claras cuán hoiidamente
inailcan el patriotismo los R R . PP. Salesianos.
A continuación liizo uso de la palabra el di
putado nacional doctor Juan F. Cafierata, cm'o
elocuente discurso no podemos menos de insertar.
« Viejo amigo de esta casa y de esta benemérita
.congregación a la que aprendí a amar como ni fio
para admirar después como hombre, vengo a ofrendar
a Don Bosco en su día centenario el homenaje de
mi palabra, que si no tiene los acentos y el colorido
de otras más elocuentes, no cede a ninguna en hondos
afectos y en sinceridades y simpatías siempre con
fesadas.
< Como argentino sé que interpreto la gratitud
de mi patria hacia la Obra Salesiana que ha flore
cido en su suelo con tan óptimo y sazonado fruto, para
contribuir a su grandeza y a su gloria. Como re
presentante del pueblo en su expresión más genuina,
el obrero y el hijo del obrero, le es deudor de grandes
beneficios. Como católico honro la memoria de un
hijo predilecto de la Iglesia, columna de su fe, he
raldo de su doctrina, soldado de su causa, y héroe
de sus batallas.
« Apóstol y conquistador que no busca territorios,
ni tesoros, ni gloria, ni honores... sino que va
más allá... busca las alnms, y las atrae con el en
canto irresistible de la bondad, de la dulzura, de la
abnegación, del olvido de si mismo, renunciando a
iodo por ellas y haciendo de esa conquista el único
objeto de sus ajanes.
a Hombre extraordinario que reúne en su per
sona todas las virtudes: que es Francisco de A sis
en la mansedumbre y la pobreza; Ignacio de Loyola
en el empuje varonil; Francisco de Sales en el
consejo y en la caridad Vicente Paúl.
Para realizar este supremo ideal, concibe, señores,
su idea madre, su creación fecunda, de donde fluyen
todas las otras de la vasta obra: el Oratorio Festivo,
y la lleva a cabo contra lodos los obstáculos, contra
todas las dificultades y contra todos los cálculos de
la prudencia humana, con esa locura de la Cruz que
es la cordura de los sanios.
« No podían celebrar mejor los hijos la memoria del
Padre, que inaugurando hoy este nuevo retoño, aquí
en la gran capital, orgullo legitimo de mi patria, para
brindar, a los hijos de mi tierra, techo f^otector, b u
para sus inteligencias y calor para sus corazones/
— IS2 —
i Yo admiro ese oratorio festivo nacido del cono
cimiento acabado del corazón humano. Institución
de alia trascendencia social, cuyos bejieficios son
incalculables. Que interpreta y satisface amplia
mente las necesidades de la época presente.
« Porque esas almas de los niños abandonados, de
los chicos de la calle, que son los hijos del obrero,
que a una mirada superficial o indiferente pueden
parecer valores perdidos, escorias sociales que se arrojan
al viento, son perlas envueltas en el fango, diamantes
perdidos en las arenas, que Don Bosco con ojo pe
netrante persigue, busca, aquilata, pule y abrillanta.
« Esos chicos de la calle tne recuerdan las flores
flotara como bendición del cielo sobre las cabezas
de esos niños, substrayéndolos a las sugestiones del
vicio, del abandono, de la degradación y del crimen.
« Con esa materia prima tosca y grosera el celode Don Bosco y de sus hijos realiza las maravillas
de un modelado maestro.
« Estudiantes, obreros, profesores, ciudadanos,,
pastores de almas, surgen de ese ahnácigo al parecer
informe, como los rayos de luz de la inasa incandes
cente. Y se forma una elite de hombres sanos, con un
concepto claro de la vida, de, sus responsabililidades,
y de sus deberes; de corazón generoso, de espíritu
templado, de carácter firme, que son más tarde en
Panoram a de B ecch i.
f m bordean ¡os caminos en las campiñas de mi
provincia natal. E l paso de los vehículos, el tropel
de los ganados, el torbellino y el huracán, arrojan
el polvo sobre
delicados pétalos, y ajan
tiernas
eorolas... pero si cae en la tarde um lluvia refreseanle, y humedece las ávidas raíces, es de ver cómo
94 yerguen de nuevo sobre sus tallos, alfombran las
vegas y las embalsamam con sus aromas.
< 4^5^
señores, esas almas de los niños que
envuelven el polvo de la miseria y de tas concupis
cencias, qxu agosta el torbellino de la vida, hasta
que la caridad cristiana cae sobre ellas como riego
fertih^nte, para devolverles el ropaje de su primera
hertnosuta.
t No he podido nunca presenciar esa retinión
de tos domingos en el recinto de las casas salesiatias,
sin sentirme hondamente conmovido y -sin evocar
el recxtcrdo de apóstol, cuyo espíritu parece que
la sociedad el contrapeso y el equilibrio que la de
fienden contra el desorden, la anarquía y la revuelta.
Y no es, señores, el menor beneficio de la sabia
institución, el acercamiento de los hombres de dis
tinta .clase para hacer desaparecer las mutuas desconfianzas y recelos que nacen de la diversa cuna y de la
diferente actividad {i). Porque allí aprende esa niñez
qxu todos hemos de ser factores eficientes del orga
nismo social; y que dentro de la órbita de la respecíiw
acción no podemos ser elementos aislados y opuestos.
Sino fxurzas armónicas y concurrentes. Que tanto
xxile a los ojos de Dios el qxu escala las alias cumbres
del pensamiento, como el humilde agricultor qxu
labra la tierra o el modesto obrero qxu bate el acero
sobre el yunque. Qxu todos tienen el mismo origen,
(i) V . F i e r r o . La Institución Salesiana. Parte II Cap.
II y III — Sarria 1912.
— 153 —
han nacido para el mismo fin y fueron redimidos el niño de los campos no será ya como el pájaro sil
vestre ó como el potro indómito, sino que se conver
al precio de ¡a misma Sangre.
tirá en el apoyo tnds firme y en el sostén »iíÍ5 iíftiro
« Educadas las generaciones en esas corrientes,
de la grandeza nacional.:.
el espíritu de casta dejará de turbar la sociedad;
habrá entre los distintos elementos del cuerpo so
« No llenaría mi propósito al dirigiros la palabra,
cial wui comunicación feliz y los inconvenientes
reales se encontrarán de hecho suprimidos por la si no terminara este breve elogio de Don Bosco y de
su obra invitándoos, señores, a penetraros de. .tM
cultura moral y por la caridad cristiana.
importancia social, de su significación en el desa
< y no hay en ello ensueño de un igualitarismo
rrollo
de nuestro progreso, de su trascendencia en ¡a
tan imposible como inútil, sino el deseo de reconciliar
a los hombres de diversa condición y a los trabaja educación de nuestro pueblo. Para que « mos por
dores manuales e intelectuales, por un vinculo se sus anhelos patrióticos y muchos por sus aspiraciones
guro que ha de ser el mutuo respeto y la mutua apre de mejoramiento social, le presten sus auspicios, sus
alientos y su concttrso en la seguridad que realizan
ciación de su valor reciproco...
i Es de estos oratorios festivos de donde sale esa obra sana, de justicia y de verdadero f^triotismof
« Mereceremos por ello bien de la religión, de la
falange de obreros tan numerosos, fuertes y aguerridos
sociedad
y del país! »
como los otros que cobija la bandera roja, pero que
E l Exmo. señor arzobisjx) i>rocedió después a
a diferencia del torrente que devasta, 5on aguas
bendecir los salones del nuevo edificio.
tranquillas que fertilizan, aguas revueltas a veces,
Ejercicios de locomoción, de clavas, de box y
pero revueltas con limo fecundante de ese que se de
canta en las márgenes, para abonar los campos y palo, de manubrios, de bastón; un desfile de los
exploradores de Don Bosco, oratorianas de San
enriquecer los jugos de la tierra.
I Obreros conscientes de sus derechos, pero sa Francisco de Sales; y otro de 3000 gimnastas tam
bedores de sus deberes: demócratas sinceros dentro bién de los establecimientos salesianos, mantu
de las gradaciones que dan los méritos, los esfuerzos vieron a la concurrencia de impresión en impresión
agradable, hasta que terminó el acto con la visita
y las aptitudes individuales y no con la nivelación
que hizo el doctor de la Plaza de los talleres-escueforzosa que mata los estímulos y ahoga la libertad...
obreros que podrán fundar instituciones duraderas,
E l señor Presidente se retiró exteriorizando el
porque, como escribe Lacordaire, saben poner al
alto
concepto que le dejaba el número de alimuios,
lado de la palabra libertad, la palabra obediencia:
por encima de la palabra igualdad, la palabra jerar la educación en general y la obra importantísima
quía; junto a la palabra fraternidad, la palabra de civilización y progreso que realiza la Congre
veneración y por^ encinla del símbolo augusto de gación Salesiana.
los derechos el símbolo divino de los deberes.
« Todo esto que os he trazado a grandes rasgos, es,
E l 15 se reunieron más de 500 cx-alumnoss
señores, un oratorio festivo, con sus consecuencias
de orden social, moral y material. Pensemos un mo asistiendo a la Misa y comulgando todos, de manos
mento en los beneficios que a la sociedad, al país, a del M. R. Sr. Ins^ ctor, D. José Vespipiani.
esta ciudad capital hace esta casa con su oratorio de Oyeron también la misa solemne y luego sentáronse
los domingos, recogiendo en su recinto hasta 2000 a una misma mesa con sus antiguos Superiores.
Sus brindis fueron himnos de gratitud y amor,
niños para darles con el esparcimiento de sus cuerpos
la enseñanza para el espíritu. Y como este oratorio promesas consoladoras, impulsos generosos a la
y esta casa todas las otras de Buenos Aires y todas acción católico-social.
Como .se ve, esta Asociación está muy bien en
las que desde Jujuy hasta la Patagonia conw oasis
caminada. Comprende perfectamente su grande
bcttdiios están diseminados por el suelo de la patria.
Con piedra blanca marcaban los romanos ¡as misión de conlri'.uir con el ejemplo, con la pala) ra
fechas memorables de su historia;
debe marcar y con todo, al reinado social de Jesucri.sto, fin al
que deben tender cuantos de cristianos se precian.
la sociedad y el hijo del obrero este día...
* Pero la obra de Don Bosco es más frondosa.
■ Comienza en el oratorio y tutela al hombre más
**♦
all.i de la edad infantil, más allá de la adolescencia,
Toda la prensa bonaerense dedicó a Don Bosco
m as allá de la edad madura. Es la obra integral por
numerosos y brillantes artículos y adornaron sus
que es la obra de toda la vida. E l que tiene la for
columnas con retratos e ilustraciones de la Obra.
tuna de ingresar en esa familia no la abandona jamás.
E l Pueblo le c o n s t ó 17 de sus largas columnas
<
■ La escuela, el taller, los circuios de estudios, las
sociedades de ex-alumnos, las escuelas de agricultura ; y 18 viñetas.
_ Los Antiguos Alumnos imprimieron un sello
hay en ella campo para todas las vocaciones y hori
o estampilla conmemorativa, muy expresivo,
zontes. para todas las ambiciones ¡egiíinuis.
* No necesito analizarlas. Dtré sólo de las es obra de uno de ellos y lo difundieron en abimdand^
cuelas de agricultura que están llamadas a un rol Representa a Don Bosco a los píes de Mana
Auxiliadora, en actitud de llevar un niño a la Ce
de verdadera trascendencia.
leste Madre, a Quien ofrece el lirio de su juventud
* Es que el país requiere para su progreso no
cristiana. E n las esquinas de la parte supenor
sólo matws rudas y músculos de hierro, sino espíritus
tiene las dos fechas 1815-1*915: ahajo hay esta
abiertos e ingenios cultivados.
inscripción; ler Centenario de Don Bosco.
* E l día en que tan feliz conjunción se realice...
— IS 4 —
REP. DE COLOMBIA.
E n la República de Colombia fué, si cabe, más
explícito y más comi)leto el Homenaje nacional.
No solamente el Presidente honró con su presencia
las fiestas salesianas, sino que los ministros to
maron viva y activa parte, pronunciando elocuen
tísimos discursos, y las Cámaras I,egislativas * in
terpretando los sentimientos de todo el pueblo
colombiano, se adhirieron a los hijos de D. Bosco
en la celebración del primer centenario del naci
miento de su Venerable P'undador ».
He aquí los documentos, los cuales mientras
dicen hasta qué punto son apreciados los Salesianos en la noble República, « madre de poetas y
de sabios », también demuestran la hidalguía del
Estado, que reconoce y proclama altamente el mé
rito, donde(]uiera que lo vea, y agradece y alienta
todos los esfuerzos cpie por su pros¡)cridad se ha
cen, por peipieños que sean. Ciertamente los Salesianos, y en general todos los hombres de buena
voluntad, se sentirán con esto iiuls estimulados, si
fuese posible, a seguir en su labor con todas las
energías del alma. ¡Anima tanto la gratitud! ¡Es tan
raro encontrarla hoy!
REPUBLICA DB COLOMBIA
N'iimero .49
Senado - Secretaria
Bogotá, II de Agosto de 1515.
A l Reverendo Padre Superior de la Comunidad
Salesiam.
Presente.
Tengo el honor de transcribir a S. R. la pro
posición aprobada en sesión de esta feclia por el
Honorable Senado:
t E l Senado se asocia a los beneméritos miem
bros de la Commiidad Salesiana en la celebración
del primer centenario del nacimiento de Don
Bosco, el insigne benefactor de la niñez desampa
rada. Comuniqúese al Superior de la Comunidad
en esta Capital ».
Dios guarde a S. R.
C arlos
Tam ayo.
RBPUBUC^DECOLO.MBIA
Número 15
CÉun
Rifmtibitts Bogotá, II de Agosto de 1915.
Muy Reverenedo Padre Antonio Aime, Supe
rior de los Salesianos:
Altamente grato y honroso me es transcribir
a V. R. la proposición que esta H. Cámara aprobó
en su sesión de hoy. al enterarse del muy atento
oficio de V. R., fechada ayer, y la cual dice así:
< L a Cámara de Representantes con ocasión de
la nota que acaba de leerse, y
considerando:
I® Que el día lunes, i6 de los corrientes se
cumjile el primer centenario del nacimiento del
Venerable Juan Bosco, Pmidador de la Sociedad
Salesiana y de varios otros institutos piadosos de
caridad y beneficencia: y
2° Que la RepübUca tiene contraída especial
deuda de gratitud con los miembros de la bene
mérita Sociedad Salesiana, por sus insignes, cons
tantes y abnegados servicios en pro de la educa
ción de la juventud, especialmente de las clases
trabajadoras y menesterosas y por la heroica asis
tencia de los colombianos enfermos de lepra.
Resuelve:
Asociarse a los homenajes, que con ocasión
del primer centenario del ilustre Fundador, se
tributen a su memoria, con lo cual la Cámara in
terpreta los generales sentimientos del pueblo
colombiano.
Esta proposición será transmitida al R. P. Su
perior de los vSalesianos en Colombia, como res
puesta a su atenta nota y además será publicada
en carteles ».
Con la mayor consideración, tengo el honor de
subscribirme de V. R.
Muy obsecuente servidor,
R . Q u i j a n o G ó ?.i e z .
A juzgar por el progratna — único documento,
que con un número único sobre D. Bosco y su obra
nos lia llegado — la velada músico-literaria con
que los Cooperadores obsequiaron al Vble. Fun
dador, ha sido de una grandiosidad insupierable.
Vemos que se abre el acto con el canto del Himno
Nacional, cual a patriotas corresponde, y en se
guida ofrece el acto-el-Sr. Dr. D. Antonio Gómez
Restrepo, subsecretario del Ministerio de Estado,
conocidísimo en el mundo literario por sus pre
ciosas trabajos críticos a lo Menéndez Pelayo, de
quien nos parece fervoroso'discípulo.
Entre los demás oradores vemos dos Ministros,
el de Estado, Dr. D. Marco hfdel Suáxez que, se
gún nuestros escasos conocimientos, es el J efe de
la gran Comunión Conserv-adora Colombiana y
goza fama de ser de los primeros, si ya no el pri
mero, de los hablistas lúspanoamericanos, pole
mista brillante, filósofo insigne; y el de Instruc
ción Pública Dr. D. Emilio Perrero. Vemos tam
bién al Muy Ilustre Canónigo Dr. D. Rafael
María Carrasquilla, Rector del Colegio Maj’or, que
es xma verdadera Universidad Católica, y Presi
dente de la Academia Colombiana de la Lengua
Española, orador conocido en toda América y
en España, filósofo y sociólogo, famoso espe
cialmente por siLS comentarios a las Encíclicas de
Léon X III.
Los poetas son Diego Uribe, Vicente Casas y
Antonio Montoya. Y para que literariamente todo
sea escogido, lleva la voz de los Antiguos Alumnos
el elocuente abogado Dr. Don Víctor Lombana.
E l repertorio musical está a la altura de la ve
lada: Wagner, Verdi, Capoed, D<^liani, Garlaschi.
Sentimos profimdamente carecer de datos pre
cisos para dar xma idea de esta velada excepdonal.
E n otros números acaso podamos ofrecer a
nuestros lectores algimos fragmentos de los dis
cursos de tan grandes maestros. Esperamos redbirlos (i).
(i) Estando ya en máquina nos llega el del Exmo. Sr.
Suárer. Nos lo envía el Sr. D. E. Revollo del Castillo,
Cónsul Colombiano en Genova. .Agradecemos tan delicada
atención. La publicaremos, D. m., en el próximo número.
Es una pieza magistral de sobriedad clásica.
— 155 —
Del programa se deduce tanilúcn que liubo, a más
déla gran velada, quefué propiamente el obsequ'o
de los Cooperadores, otros dos actos solemnes; imo
a cargo de los Alumnos, V otro de los Ex-alumnos.
En Agua de Dios i ambién hubo grandes fiestas.
Dos batallones infantiles se inauguraron: el G»rardotyéi Rica,.ríe. Un g< neral, que allí habita, les
regaló las banderas. L a llama encendida del patrio
tismo ali\’ia los dolores e infunde nuevas energ as,
sobre todo cuando va unido con el amor de Dios.
De D. Bosco a D. A lbera.
(Inspirada durante ima velada).
A mis alumnos,
I.
Preside tu retrato ¡oh Padre mió!
¡Cómo se aniinart tus facciones bellas!
Tus pupilas fulguran cotno estrellas
En alta noche de silencio y paz;
Doquiera que me mueva, tu sonrisa
Solicita me sigue, y bienhechora
Calma difunde en mi alma soñadora
Que entre nimbos de luz penetra audaz.
Absorto en la Deidad, contemplas y amas.
Absorto en la Deidad, rápido vuelas
De délo en cielo, por tus hijos velas.
Saciada al fin tu ardiente actividad.
Absorto en la Deidad, amas y adoras...
Flotando en ondas de Increada Lumbre
Ante la cual es pálida vislumbre
E l sol. reflejas la Eternal Beldad.
II.
Y miro desplegarse toda entera
Tu vida gloriosísima y fecunda:
Y la gloria de Dios, que sobreabunda
A tu paso, do el crimen abundó.
Y bendigo tu nombre venerable,
Y legitimo orgullo experimento
Y confianza, al solo pensamiento
De ser soldado que tu voz llamó.
Pan te contemplo dando al indigente,
Y a los cuitados la bendita calma,
A los cuerpos salud, vigor al alma
Y pábulo al sediento corazón.
Te veo en la tribuna derramando
Los fecundos efluvios de tu mente.
Que hacen brotar doquier rápidamente
De virtudes variada floración.
Y en libros y folletos, los tesoros
Te contemplo vertiendo en larga vena.
De que tu mente y corazón se llena,
Y las almas tomar raudas a Dios;
Y te veo por los campos y ciudades.
Por cárceles, asilos y hospitales.
Por hondos valles y altos peñascales.
De las almas corriendo siempre en pos.
Y siguiendo te miro al emigrado
Más allá de los nwntes y los mares.
Consolarle en sus Íntimos pesares,
Y su aliento en la lucha sostener;
Y siguiendo al salvaje te contemplo
Del desierto al través y la intrincada
Selva, y dándole plácida morada,
Cuna de bienestar y de poder.
Animoso te miro juttto al lecho
Do entre acerbo penar yace leproso,
E imprimir en su frente, respetuoso,
E l ósculo inefable del amor.
Donde quiera te encuentro, oh Padre amado
Preveniendo el pesar, curando heridas...
¡Ninguna condición humana olvidas,
N i sordo te encontró
clamor!
Mas sobresale entre tus obras U dis.
La miskín por los niños, grande, bella,
Cual entre montes célicos descuella
E l Tolima (i) con regia majestad.
Tú, previniendo el mal, diques poniendo
Y cauce al despertar de las pasiones,
Envuelves los humanos corazones
E n ambientes de luz y de bondad.
III.
¿Qué es lo que veo.^... ¡Uva tumba!.,..
Luego en magnifico vuelo
Te miro marcharte al cielo
Y ocupar alto sitial
Cerquita a la Auxiliadora...
Y desde allí gobernando
Sigues con tu cetro blando
Nuestra Pía Sociedad,
Pues retratos tuyos vivos
Son D. Albera y D. Rúa
En quienes se perpetúa
Tu genio y tu corazón.
De triunfo en triunfo ellos ¡levan.
No obstante rudos embates.
Vencedor en mil combates
E l Salesiano escuadrón.
Bajo su mando acertado
Cruzan los mares y montes.
Trasponen los horizontes
Buscando almas que salvar.
No los arredran ni el hambre,
N i las alimañas fieras.
N i las plebes altaneras.
N i los abismos del mar.
Y en todos lados penetran,
Y en todos su ardiente celo
Almas gana para el cielo...
Dignos de su padre son.
¡Bendito mil veces seas.
Oh D. Bosco! y adelante
Sigi4e protegiendo amante
A l Salesiano escuadrón!
R o do lfo
F ie r r o T o r r e s ,
Pbro. Salesiano.
(i) Es el pico m is elevado de los Andes colombiaDoc
3618 metros.
— 156 —
EL DISCURSO DE POESIO EN VALSÁLICE
« Si desde este sagrado mausoleo, iiltimo epi
logo de la carrera mortal del Ven. Don Bosco,
volamos con la mente hacia la humilde casita de
Becclü, donde cien años hace, el Venerable vino
a la luz, la huella de su paso en la vida y en la
historia aparece como un ancho y luminoso sendero
dirigido hacia las cmnbres más excelsas de la
santidad y el genio.
* Este camino, aunque abierto casi por com
pleto entre tropiezos y difíciles pasos, en terrenos
ásperos e insidiosos, entre obstáculos de toda clase,
sin embargo se nos presenta como mía línea cons
tantemente recta, dirigida, sin algún desvio, hacia
una meta brillante, segura e imnutable.
• Si nuestro pensamiento recorre estas huellas
dcl Ven. Siervo de Dios, jxjr las márgenes de esta
vía verá cómo se suceden en cuadros los más ma
ravillosos, una inesperada serie de figuras y acon
tecimientos extraordinarios.
« La existencia del modesto Sacerdote cuyo porte
humilde y afable y cuyo lenguaje sencillo y pa
ternal muchos de los presentes y yo mismo re
cordamos conmovidos, se presenta al observardor
rica en extremo de heclios singularísimos, de epi
sodios sorprendentes y peripecias maravillosas,
que se alternan, en sucesión continua, con los más
vivos contrastes de luces y de sombras.
« En la vida de Don Bosco se alternan y entre
lazan rosas y espinas, pobreza y grandezas, la
exaltación y los desprecios: las luchas más acerbas
del odio y la calumnia y las glorias y triimfos del
amor*.
Después de esta introducción, el elocuente ora
dor, con frase galana y en estilo conciso pre
senta la múltiple figura del Venerable Don Bosco,
tomándola, digámosloasí, desde su cuna de Apóstol,
cuando aún muy niño se ingeniaba para hacer el
bien a cuantos le rodeaban, especialmente a niños
de su condición, pobres y olvidados, Adolescente
aún revela im ingenio no común adaptándose ven
tajosamente a las exigencias de sxi ideal nobilísimo,
pero encontrando tantísimas dificultades. Ah!
¡Cuánto costó a D. Bosco el suspirado Sacerdocio!
Pero la Ihovidencia dirigía sus pasos, y no nos
maravillemos aún del jov’cn enciclopédico, pues
miis tarde no sabremos cónjo apreciar los pro
digios de sus obras y apostolado.
El doméstico y catequista de las parroquias
de Murioldo y Castehmovo, abrirá centenares
de Casas para servir a niillares de niños po
bres y darles una educación cristiana v cívica con
un nuevo sistema hasta entonces desconocido a los
pedagogos más insignes: el casi improvisado es
tudiante y predicador incipiente será más tarde
martillo de los protestantes, campeón del Ponti
ficado Romano y la Religión, a cuyo servicio de
dicó sus múltiples escritos inspirados todos por su
celo infatigable, que cual precioso legado dejó a las
dos Congregaciones por él fundadas.
Pero tantas manifestaciones de la activdad de
D. Bosco van a armonizarse en una vmidad per
fecta, cual los rayos multicolores de xm diamante.
Tantas particularidades no son sino detalles que,
reconstruidos, nos presentan la figxira de D . Bosco,
Apóstol de la niñez y campeón del Bien.
L a u n id a d d e s u v id a .
« L a historia, prosigue el orador, no nos pre
senta otro ejemplo que pueda sostener al parang.'ai
con el Ven. Don Bosco, en eso de la plena y con
tinua unidad de toda la vida, sea en el fin ideal
como en la acción práctica.
fl Generalmente los hombres sumos en las cien
cias y en las artes y los mismos Santos, solamente
en sus últimos años han tenido la intuición y
convenrímietno de su genio y su misión; y raros
son los casos que a tal percepción haya se
guido una acción inmediata y perseverante;
mientras en el Ven. Don Bosco la clara visim
de la misión que la Providencia le reservaba fué
casi simultánea a las primeras manifestaciones de
su inteligencia y él la comenzó en seguida, la con
tinuó sin descanso, consagrándole con abnegació*
incomparable, todos sus pensamientos, facultades
y energías..
« Por eso a la distancia de im siglo, cuando desa
parecen en la bruma del olvido las figuras que su
tiempo llamó inmortales, admiramos siempre,
creciente y radiosa, la aureola de gloria y santidad
que cubre la frente de D. Bosco, y nos conmovemos
en extremo ante la figura de este Padre amantísimo para quien todos guardamos el afecto más
sincero y la más profimda veneración.
«Doquiera tomemos el nombre de D. Bosco, lo
encontraremos como expresión de celo y caridad
hada los niños, espedalmente de la dase prole
taria, de los pobres, de los abandonados.
«vSiguiendo al Divino Maestro, Don J uan Bosco,
Sacerdote, los busca y enseña y educa cristiana
mente. I^a Iglesia, la Patria y la Sodedad entera
recogerán, bendiciéndole, los frutos de su Obra.
* En todos los acoutedmientos hiunanos y so
dales hemos de admirar la Divina l ’rovidenda,
pero espedalmente en las grandes obras para
cxmxplir las cuales parece se siiva de medios hu
mildes, pues así los hombres reconocerán más fá
cilmente la mano del Omnipotente. E n Don Bosco
interviene lo sobrenatural ya en su más tierna
edad, pues apenas cumplía diez años cuando una
^•isión simbólica de señala los derroteros de su
misión.
«Y hoy conmemorando al Venerable Siervo de
Dios ¿quién no admirará la Providenda Di\-ina,
considerando los modestísimos y humildes prindpios y la magnitud de la Obra que v a efectuán
dose merced a la acti\*idad de Don Bosco?
«Conocemos el origen de D. Bosco. Nace en el
campo, de humilde familia, pobre en bienes de
fortmia pero muy rica en sentimientos y virtudes
—
157
cristianas. Joven adolescente, dotado de cualidades
físicas y morales las más raras, con tenaz cons
tancia prosigue sus ideales, sostenido y ajmdado
en primer lugar por su madre Margarita Occhiena,
modelo de las principales \*irtudes que se deben
cultivar en todo hogar cristiano: piedad y tra
bajo, abnegación y firmeza en el bien. ¡Ah! la
madre de D. Bosco! humilde campesina, fué en
manos de la Providencia un instnunento muj'
eficaz para la preparación moral de Don Bosco a su
apostolado, y después valiosísima cooperadora
en los años de máp duros sacrificios ».
■ Indinémonos, señores, ante esta magnifica
figura de Madre cristiana, cuya fama nosostros.
—
ción del jovendto Bosco como acróbata de plazos,
predicador y propagandista religioso en los pra
dos, y en fin hasta organizador de la Sociedad
de la alegría. Esto nos enseña a no agunular ({uc
las circunstandas versan a adaptarse a nuestros
ideas, sino por el contrario, a adaptar nuestra ac
ción a las circunstandas, todo para hnct'r el bien.
Más tarde en el Seminario procura diftuulir sus
ideas de apostolado en pro de la niñez |x>bre, y a
esto mira cuando se hace el iniciador <lel * Círculo
Científico » palestra de estudio y santidad.
« Y por esto son caracterí.sticas del espíritu
salesiano la confianza en emprender trabajos
que las circiuistancias demuestran necesarios, la
E l prado de lo s sueños
fen ¡a yerba Luis Bosco, hijo de un sobrino segundo del Venerable.
aquí reunidos, hemos de transmitir con religioso
cuidado a las generadones venideras; su nombre
unido al de su hijo, con gratitud y respeto, veneradón y afecto, repetirá la familia Salcsiana a
través de los siglos, mientras dure su existen d a».
S u a c t iv id a d .
E l orador se muestra profundo conocedor de
la vida de Don Bosco. describiendo a grandes
ra^os su preparadón a la misión ya prevista, preparadón práctica, llena de «actividad, movimiento
y \iveza ». ísiño, comienza a perseguir sus ideales
con constanda y resoludón sirviéndose de los
medios que a su alcance tiene o que su ingenio
le sugiere, y adaptándose al ambiente con espí
ritu de profunda obsert'adón, inexplicable en un
jovendto de tan pocos años. He aquí la explica-
practicidad y novedad del método, la resolución
y santa audada serena y confiada en la Providenda.
S u p re p a ra c ió n ,
«Ordenado Sacerdote el 5 de J umo de 1841, antes
de lanzarse completamente en brazos de su ca
ridad a alid ar dolores y trasformar en buenos cris
tianos a tantos pequeños pihuelos de la dudad de
Turín y sus alrededores, pasa tres años bajo la
direcdón del \’enerable Sacerdote José Cafasso,
honor y decoro del clero piamontés. Este tiempo
fué má.»; que sufidente para convencerle por
experienda d d aban<kmo y ruina moral de tantas
alniM jóvenes, que si saboreaban apenas el pan
material, no encOTitraban quién les diera el pan
para sus almas. Mucho había hecho en este tiempo
Don Bosco, recorriendo hospitales y visitando
buliardillas; pero urgía comenzar con los niños.
Y comenzó el día de la Inmaculada Concepción
de 1841 en la Sacristía deS. Francisco, defendiendo
y acogiéndolo después, a im desventurado niño,
a quien prometió su amistad y apoyo, su trabajo
y sus desvelos para enseñarle el Catecismo.
«Al domingo siguiente volvió el jovencito con
varios otros y poco a poco se iba formando al re
dedor de Don Bosco un enjambre de inquietos
rapazuelos no sólo ¡)ara divertirse, saltar y correr,
sino princii)almeute en los designios de Don Bosco,
para aprender el catecismo y santificar las fiestas:
se iba fonnando el Oratorio I'estivo que antes de
presentarse cual hoy se admira en las Casas Salesianas, deljía vencer un cúmulo de dificultades y
oposiciones hasta de parte de quienes Don Bosco
esperaba auxilio. Calumnias, amenazas, persecu
ciones era el incmio que cosechaba Don Bosco por
ser el macsüo y padre de centenares de estos niños
recogidos en calles y plazas. Hasta el año 1846 de
bió Don Bosco cambiar el centro de reunión para
sus niños muchísimas veces; pasó de una iglesia
a otra, cambió locales y no encontrando otro lugar,
filé a parar en un prado... donde luia grande
mullitíid de niños le siguió. Pero hasta de este lugar
se le despedía. Empero la Providencia sólo quería
poner a prueba el celo y caridad de Don Bosco y aquí
echó una base más estable a sus proyectos con la
adqui.sición de la Casa Pinardi. Rechazados del
prado antes adquirido, el 12 de Abril de 1846 se
Teunieron los Oratoria-nos en la nueva morada que
más tarde .será el teatro de maravillas, el Oratorio
Snlcsiano de Turín. En este día comenzó, pues,
para la obra de Don Bosco una nueva fase que
debía terminar con el triunfo de sus proyectos.»
L a c é lu la m ad re.
Habla el orador del Oratorio Festivo, « mani
festación típica de la actividad salcsiana. \'isto
superficialmente, no difiere apenas de las demás
instituicioucs infantiles,
<• Estudiado profundamente, en el concepto
íntimo (jue lo infonna, en el a]>arato integral que
lo anima y en las roigas dictadas i>or quien lo ins
tituyó, es el Oratorio un organismo complejo,
que contiene y pone cu práctica las principios v
normas de un nuevo sistema pedagógico-rcligioso.
Concentra en gennen el múltiple trabajo moral e
intelectual nec'c.sario para la fonnación cristiana
de las ji')venes do nuestros tiempas y se presta a un
desarrollo ilimitado de aquellos provectos que
pue<lo fonnarse uno que trabaja con celo por la sal
vación de las olmas juveniles (i).
«Y así es. Por eso generalmente la Obra Salesiana doquiera comienza sus labores cotv el Ora
torio Festi\*o y poco a poco se van iirstalando
Escuelas nocturnas. Colegios de enseñanza pri-
( 0 V . F ie r r o T o r r e s : L os Oratorios Festivos. —
Sarriá-Barcfluim. Obra laureada. En acabando de leer
este Ubrito, exclamó nno de los mayores sociólogos espa
ñoles: ” El oratorio festivo es un milagro de organización
juvenil, es el patronato ideal".
isa m ana y secimdaria. Hospicios, Escuelas Profe
sionales etc. etc., sin descuidar la construccirá
de hermosas capillas y templos monumentales.
E n estas pocas palabras hemos presentado, la
historia del grandioso Oratorio Salesiano de Turín,
para cuya sombra edificó D. Bosco el SantuarioBasílica de, María Auxiliadora.
<fCon la construcción de este monumento a la
Reina de los Cielos, su Madre y Protectora, la
Obra de D. Bosco entra en su período glorioso:
el de expansión y consolidación.
A m p lia c ió n y difusión.
Las iniciativas de Don Bosco encontraron un
eficacísimo apoyo en aquellas almas generosas,
celosas por el bien y triunfo de la causa de Dios:
los Cooperadores Salesianos. « Son personas que
anlielan prestar su contingente de energía doquiera
resplandece la luz del bien; así Don Bosco pudo
atraer hacia sus instituciones aquella arcana e
inexhaurible fuente de genero.sidad y con el hono
rífico título de Cooperadores tu'vieron y tendrán la
gloria de ser un validísimo sostén de las Obras
Salesianas ».
Y el pequeño germen .brotando en el barrio de
Valdocco y extendiendo sus ramoS, primero en
la ciudad de Turín con nuevas Casas para Ora
torios, después por varias provincias de Italia, por
las principales ¿aciones de Europa, y pasando les
mares en muchísimas naciones del mundo, se hizo
imiversal. I^as energías de Don Bosco se habían
centuplicado en sus Iiijos; el ejemplo y las ense
ñanzas de tal maestro formarom im núcleo de va
lerosos colegas prontos a trabajar bajo su dirección
en pro de la niñez abandonada. L a chispa santa se
commiica. L a Obra debe completarse. E l sexo
femenino debe tomar parte en tan fecmida aposto
lado. Del gemo de Don Bosco surgen así dos Con
gregaciones con idéntico fin e igual espíritu: la
Pía Sociedad de S. Francisco de Sales y el Insti
tuto de las Hijas de María Auxiliadora, por cuvo
medio también las niñas gozarán de la caridad del
Venerable Siereo de Dios.
Con la institución de estas dos fanulias religiosas
diríímios que Don Bosco corona ya su misién;
pues quedaba as“"nrada en el por\-enir la conti
nuación de su u ].
lado y podíase ya adÍNuar cuál
seria, su benéfico inilujo por la redención moral y
religiosa de los pueblos.
<< ¡Admirables designios de la Proxndencia!
f Don Bosco, hijo del pueblo, consagró su vida
al l>eneficio del pueblo mismo, de la clase más
descuidada, y encuentra lujos del pueblo que se
imen a El, con los lazos de una caridad ardiente:
fueron los eslabones de tma cadena infimta de al
mas generosas, que poco a i)oco, se extendió y
actualmente rodea el globo ».
« Cuando la vida de Don Bosco declinaba al
ocaso, ya aparecían en toda su magnitud los
frutos de sus fatigas. » Había erigido a Dios mu
chos templos raa estuosos, había creado cente
nares de Oratorios Festivos. Hospicios, Escuelas
Profesionales. Colegios, Granjas para la enseñanza
de la Agricultura, y todo por la salvación de la ju-
i
— 159 —
ventud; en tantos institutos educó una innume
rable multitud de honestos obreros, hábiles pro
fesionistas y sacerdotes celosos.
I Había abierto muchísimas escuelas católicas
populares para oponer cual contraveneno a las
escuelas de impiedad y corrupción; y a había fun
dado varias tipografías de las cuales salieron mi
llones de libros de piedad, amena lectura e historia;
había enviado huestes de sus hijos a redimir de las
tinieblas de la idolatría y a conquistar para el
Evangelio y la Civilización a los salvajes de la Patagonia; había iniciado la obra de asistencia a los
emigrantes europeos en Am érica; había orga
nizado en modo admirable la falanje de Coope
radores Salesianos; había en fin dado a la milicia
de la Iglesia Católica dos nuevas corporaciones
f irmadas según las exigencias del tiempo, y en las
c lales se alistaron millares de Sacerdotes y don
cellas de la caridad, que recogiendp el pendón
inmaculado de las manos temblorosas del Padre,
juraron mantenerlo siempre altó y llevarlo con valor
y fe a la gloria de nuevas batallas y nuevas victo
rias.
8 Y hoy después de cien años del nacimiento
de Don Bosco, admirado constata el mundo que
en su nombre y,por su energía, la Obra salesiana
continúa incesante su marcha triunfal, y a que sus
conquistas, entre el aplauso y reconocimiento de
los pueblos, se han extendido hasta los últimos
confines de la tierra.
I Y he aquí que el Centenario de su naci
miento se celebra solerrmemente en centenares
de ciudades de tantas naciones, y los idiomas más
extraños y diversos cantan unánimes el himno de
sus glorias.
* Contemplando el gigantesco edificio levantando
por el Vble D. Bosco a gloria de Dios y para la sal
vación de la sociedad, no se puede menos de ad
mirar la laboriosidad y las virtudes que tal obra
supone en su autor ».
Y aquí, en párrafos magistrales, traza el cuadro
de las grandes obras que D. Bosco llevó a cabo
con el trabajo, con el sacrificio y con la perseve
rancia.
« Da mente no llega a comprender cómo un hom
bre haya podido soportar tanto trabajo y tantos
cuidados...».
Enumera luego las múltiples ocupaciones del
Venerable, confesando, dirigiendo la casa, visi
tando bienliechores, buscando recursos, empren
diendo viajes, dando audiencia por horas y
horas, escribiendo numerosas obras de todo gé
nero y manteniendo todavía una correspondencia
numerosísima * millares del cartas al año >.
Varias veces enfermó p>or la fatiga; apenas cu
rado volvía a sus ordinarias ocupaciones.
• Y mayor maravilla causa tanta laboriosidad si
se amsidera que en él iba unida con la práctica
constante de la frugahdad, con la mortificación
más austera y rigurosa, hasta el pimto de hacer
creer que en él se hubieran extinguido la sensibihdad y el estímulo del gnsto. Y como compendio
de su ejemplo dejaba como recuerdo y máxima
a los Salesianos este lema: * Trabajo y templanza ».
xsn x
S u sa n tid a d .
Pasa luego el orador a examiar las virtudes so
brenaturales que sostenían en el Vble. tanta fuerza
de acción, empezando por la fe;
« Vivió de fe y el origen de todos sus actas, de
todas sus palabras, no se puede bxiscar sino en
su grande espíritu de fe... Por tanto cualquiera
que admire a D. Bosco y aplauda su obra, o vo
luntariamente o sin darse cuenta, tiene que rendir
homenaje a la saludable doctrina de Jesucristo, n
la benéfica acción de la Iglesia Católica, de la cual
la vida y la obra de D. Bosco constituyen en el
siglo X IX una manifestación y ima prueba de las
más bellas y gran<liosas ».
Examina luego su grande caridad (pie da la me
dida de la fe. Caridad para con Dios, mediante
mía íntima unión con Xíl, que se re\‘claba en sus
sennones, en sus conversaciones, en sus escritos
que adaptaba a toda clase de personas.
« Pero más que en las palabras y en los escritos,
la caridad de Cristo que abrasalia el corazón de
D. Bosco, se manifestó en sus obras ».
Y aqm' el orador, en párrafos elegantísimos enu
mera las priiKÜpales de esas obras; el amor prác
tico al Papa en tiempos dificilísimos, que él su])o
unir con el más acendrado amor de i ’atria. Das
numerosas empresas que llevó a ténnino para el
bien de prójimo.
« E l lema que le dejó a la Pía Sociedad Sale
siana: Da niihi animas cociera talle, es todo un
programa que revela su ardiente sed por la sa
lud eterna del prójimo »; este ardor se revelaba
en las públicas calamidades como en el cólera de
Turíndel 1834: en los socorros morales y materiales
que prodigaba a todo género de personas.
« Pero la forma especial, el carácter particular,
la nota relevante de su caridad, fué la predilec
ción por la J uventud ».
E n este punto el orador, después de pintar el la
mentable espectáculo que ofrece la juventud mo
derna, hace ver cómo 1). Bosco remedió todas sus
llagas, educándola y preparándola para la restau
ración de la sociedad, a la cual dió nuevas gene
raciones de obreros profcsionalincnte hábiles a
la par que cristianamente ejemplares. Y dedica
un párrafo tiemísi.smo al sistema Preventi^■ o de
D. Bosco, comparándolo al método que usa una
madre con sus hijos. Y continúa:
♦ El bienestar y el progreso de sus liijos fué el
cuidado más asiduo del corazón de D. Bosco, y
para ello no' ahorró sacrificio alguno... I.,as prue
bas infinitas de solicitud y afecto por sus hijos, que
la historia salesiana registra con áureos caracte
res indelebles, son tales y tantas, que a los veni
deros siglos parecerán incomparables maravillas.»
M a r ía A u x ilia d o ra *
Pasa luego a hablar de su amor a Alaria Auxi
liadora, «amor intenso y práctico, cual el de los
mayores santos, que le convirtió en im taumatiugo, como si pudiera disponer a su volimtad
de las misericordias divinas.
« Y es que toda la vida de Don Bosco va entre
lazada con lo sobrenatural y extraordinario. Su
---
1(30
apoyo y guía en las obras que debe llevar a cabo es
María Auxiliadora y vemos con cuánta genero
sidad corresi)onde el Siervo de Dios a esta Madre
amorosa.
« María toma a su cargo la protección de Don
Basco y Don Bosco consagra toda su vida al ser
vicio de María Auxiliadora.
1»María Auxiliadora anima a D. Bosco con vi
siones y otros favores sobrenaturales, le indica
multitudes de niños, abre el camino a sias obras etc.
y Don Bosco de todo se sirve para mayor gloría
de María; esas masas de niños cantarán sus glorías
y virtudes y la Obra Salesiana toda propagará
en el mundo el triunfo de María Auxiliadora.
« El nombre de María Auxiliadora y el de Su
Apóstol de Valdocco van miidos con un insepa
rable vínciúo de gloria. Hoy no es posible en ningi'm rincón de la tierra invocar a María Auxilia
dora sin que el pensamiento acuda también a Don
Bosco, a quien en modo especial se debe la difu
sión de .Ku culto, de manera que el nombre de
María Auxiliadora, conoide por eso con el nombre
de Virgen de Don Bosco.
« La vida do Don Bosco así considerada resulta
una serie de annonías entre el Cielo y la tierra, es
\m ix)ema en el ciral el elemento divino y el hu
mano se entrelazan y se confunden.
« L a historia de Don Bosco es historia de prodigias. Su mano aparece como poseída de una
lK)tencia divina; el libro de las conciencias se re
vela ante su.s ojos; habla de acontecimientos fu
turos con la misma seguridad qrre im profeta. Con
su bendición se obtienen los favores más señalados
los ciegos ven, los sordos oyen, las enfermedades
más terribles desaparecen y hasta alguna vez por
su intervención los cuerpos y a endurecidos por el
frío de la nruerte recuperan vida y movhniento.
«En estos prodigios obrados por María, mediante
su Sieiv'o, encontró el modo de sostenet sus obras,
y resolver dificultades hiunananiente insupera
bles; y nosotros en ellos encontramos y a ima glo
rificación ante el pueblo, cristiano no obstante la
h\imildad del Siervo de Dios.
fl Su fama extendióse por toda la tierra. Pon
tífices, Obispos, Príncipes y Personajes ilustres
de todas las naciones lo veneraron, como un per
sonaje extraordinario, llamándolo el tesoro de
Italia, el genio providencial de sus tiempos, el
Santo, el taumaturgo de Valdocco. Ante él se pos
traron Cardenales. Obispos, y multitudes inmensius para implorar su bendición. Ciudades no
tables como Roma, París, Barcelona 'etc., se conmox’ian a su paso prodigándole ajilausas y gran
diosos triunfos.
£ 1 c a r iñ o d e s u s h ijo s .
«Pero n todo esto supera el amor de sus hijos, de
los niños de s\is Institutos, donde era amado como
el 1‘udro m;is tierno. Estos niños, con el crecer de
los años, estimaban miís y más a Don Bosco, y de
este modo en sus ex-iüumnos, tan numerosos,
encontró siempre y doquiera la más cordial aco
gida. la fuente de tantas y tan sinceras simpatías.
»Oh! el porte de Don Bosco en medio de sus ni
ños! ¡Qué escenas de ternura y correspondencia a
tantos cuidados! Jamás podré olvidar la que pre
sencié en noviembre de 1885 cuando entré al
Oratorio. Jugaban más de 500 niños; era altí
simo el clamor que del patio se levantaba. De re
pente cesan los juegos, cesa la gritería, y todos,
se levantan imánimente, como obedeciendo a un
concorde sentimiento, se agrupan bajo im balcón,
donde había aparecido un sacerdote, caminando
lentamente, encorvado bajo el peso de los años
y las fatigas... era D. Bosco. Miraba tiernamente
a sus hijos, y éstos fijando en él sus pupilas y rnág
que sus puiiilas, sus almas, estaban inmoviliza
dos y mudos, presa de la conmoción. Luego estalló
alto, solerrme, entusiasta el aplauso y el grito;
"¡V iva Don Bosco!” Se veía que entre el anciano
sacerdote y los niños pasaba una de esas corrientes
de amor que levantan los espíritus más allá de
los confines de las cosas humanas, en un supremo
empuje de sentimientos que pasan las fronteras
de la vida.
«No nos admiremos, pues, de que más de una vez
estos buenos hijos, sus alunmos queridos, ofrecie
sen al Señor su propia \dda para prolonga la del
Padre de tantos huérfanos.
«Mas el trabajo había y a agotado todas sus ener
gías, su espíritu iimiortal se desprendía cada vez
más para unirse al Criador, extinguióse su mortal
vida cual ima lámpara que ha consumido todo el
combiistible.
« Don Bosco desapareció de la tierra; pero su
amable y santa imagen queda en medio de noso
tros para hacemos aiin mucho bien; la conser\*amos
en nuestros corazones como en ima urna; nos queda
su pensamiento, bien definido; nos queda su espíritu,
bien manifiesto; nos quedan sus escritos, nos quedan
oh señores, su caridad y sus virtudes cual patri
monio sí^rado, que continuará perpetuándose.
como germen de un árbol eterno; nos quedan en
especial, sus hijos los Salesianos y las Hijas de
María Auxiliadora, con el tesoro de las tradiciones
familiares, de su caridad comunicada a sus hijos,
fuego santo que emanado de su pedio, de corazón
en corazón encenderá las fibras de una sociedad
fría e inerte, produciendo el calor y la vida que
vienen de Jesucristo. Así la tiunba del Venerable
continuará siendo el centro de mudias simpatías
de parte de sus hijos y todos sus admiradores.
«Hoy, señores, por sobre los confines que señalan
a las naciones los montes y los mares, por sobre
los abismos excavados por el odio político que en
estos momentos ensangrienta y destroza la Eu
ropa entera, d afecto común de los liijos salvando
mares y continentes, haciendo ohúdar todo rencor
y toda divergencia, pasa como una ola inmensa de
amor, que los aúna a todos en im sentimiento de
veneración y gratitud, que ante su tumba canta
un hinmo de imperecedero recuerdo, preludio de
un homenaje más granilloso al cual esperamos asis
tir, cuando esta tumba se cambiará en altar y las
glorias del ajjóstol de la juventud se celebrarán
entre el indenso, los himnos y las oraciones de la
suprema apoteosis cristiana >.
EL CULTO
de María Auxiliadora
N6t tenenoi la p eriu ailia de qoe, en las Ticlsllndet delerosai de les (leoipoi
qne alravesamos, no nos quedan m is consuelos qae les del Cielo, jr entre eslet,
la poderosa proleccidn de la Vlrfea bendita, qne fod en todo lletnpe el Áaxllln
de los Cristianos.
I*10 X.
El DECRETO de la
InstitQción
de la fiesta de María Sma. Aaxiliadora.
Ofrecemos a nuestros lectores el texto original y la traducción del Decreto con que Pío V II
manifestó su gratitud a Su Celestial Bienhechora.
RO M A
URBIS
ET
S T A T U S E C C L E S IA S T IC I.
Y
ESTAD O
P O N T IF IC IO .
Cftm S.mus D. N . P iu s V I I Poniifex Maximus
Habiendo Nuestro Santísimo Padre Pío V II,
vaUdissimum B . M . V. auxilium expertas fuerit Pontífice Máximo, experimentado el validísimoín muliis trihalaiionihus, aerumnis, an^usíiis, anxüio de la Bienaventurada Virgen María en las
quas in diuiitia quinqué et ultra annorum capti- muchas tribulaciones, afanes, angustias que le
vifate passus est, E jus intercessioni tribuens fe- . tocó sufrir en los cinco y más años de su cauti
Ucem suum reditum in Urbem Sanctam, a qua vidad, atribuyendo a la intercesión de Ella, su
fuerai nefarie avulsus, aceito R.mo Cardinali vuelta a la ciudad santa, de la cual había sido vioJulio Alaria de Somalia Episcopo Tusculano, sao lentemente arrancado, llamado el Rvii^o. Cardenal
in Urbe Vicario Generali et Sacrorum Rituum Julio María de Somalia, Obispo de Frascati, S u
Conp'egationi Praejecto, mentem suam esse si- Vicario General en Roma y Prefecto de la Sa
gnxficavit, ai ad grati animi reddendum perenne grada Congregación de Rito.s, manifestó que era
gloriosissimae Virgini, quae inspe- su deseo instituir, para demostrar su imiiensa
mo sibi et populo fideli in auxilium venit, pe- gratitud a la gloriosísima Virgen, que cuando
culiare Festum in ejusdem honorem insHtuatur menos se pensaba, vino en auxilio suyo y del
Peragendum die 24 M aji in aevum memoranda, pueblo cristiano, una fiesta especial, a celebrarse
)elki Ipsius ad Petri sedem signata regrtssu; et el 24 de mayo, eternamente memorando, día de
aemulatus decessorem suum Sanctum Pium huius su regreso a la Cátedra de S. Pedro; y emuljjndo
m>»iinís V, qui ob insignem vicioriam anno a su predecesor San Pío V que, en memoria de la
M D L X X I a Christiana Classe contra Turcas ad victoria reportada sobre los Turcos en 1,/epanto el
EeJunadas Ínsulas Dei Genitricis ope relaiam, año de 1571, por favor de la B. Madre de Dios,
Z.j/<7m'ís Laureianis alterum elogium inserí jus- añadió en las Letanías Lauretanas la invocación
sii Auxilium Christianorum ; ita et Ipse hoc ti Auxilium Christianorum; E l resolvía adornar esta
tulo decorare novum hoc Festum constituii cum Fiesta con Oficio y Misa revisadas por el mismo
Officio et Missa ab eodem Rev.mo Cardinali Emmo. Cardenal Prefecto, por el R. P. Andrés
Praefecto, a R. P . Andrea Cavalli Promotore Fidei Cavalli. Promotor de la Fe y por el infrascrito
et a me infrascripto S. R. C. Adsessore revisis, Asesor de la Sagrada Congregación de Ritos, Ofi
cutí: in Urbe íum in foto Ecclesiastico Staiu cios y Misa que se han de celebrar tanto en Roma
reciianda et respective celebranda, sub rita du- ccHno en todo el Estado de la Iglesia, con rito
Plicis majoris, ab ómnibus tam Saecularibus doble mayor, por todos los seculares y r e ñ ía
q\tum Regularibus qui ad Horas Carumicas te- les que están obligados a rezar los Horas Canó
nicas.
nentur.
—
IÓ 2
E i hoc Decretum in Acta Congregationis Sacrorutn Rüttutn reponi ac puU ici juris fieri mandavü. D ie 15 septembris 1815.
^ JULius M. Card. E p .u s Tusculanus D e
S o m a l ia
S. R . C. Praefectus.
A ndreas
Cavalli
S. F id ei Promotor.
A l o y s iü s G a r d e l l in i
S. R . C. Adsassor.
O tra P a sto ra l im p o rta n te
sobre el Centenario de María Auxiliadora, fué la
del limo, y Rvmo. Sr. D. José A, Orzali, Obispo
de Cuyo (Argentina), fecliada a 17 de abril.
E l Uustre Prelado habla de la confl^radón
europea, que tiene profimdamente conmovido al
mundo. Analiza las causas que han hecho nece
sario ese diluvio moral, y reanima el ánimo de sus
fieles.
< Sursum corda! [arriba los corazones! ¿H ada
dónde? *
Aquí el Prelado habla de las bondades de María,
d t a a S. Bernardo y prosigue:
¡Qué drcunstancia más propida se os presenta
ahora, con la celebración del primer centenario
de la festividad, con la cual se invoca a la bon
dadosa RIadre de Dios!
Así la invocó Pío V y las huestes cristianas triun
faron... Así clamó Pío V II y... fué devuelto a su
sede.
Y desde el 24 de Mayo de 1815, así la ha invo
cado el pueblo cristiano cuando se ha visto ago
biado por la desgrada, o com*ulsionado por la
guerra, o afligido por la miseria, o diezmado por
la peste y siempre ha experimentado, en mía o en
■ otra forma, el patrocinio de María...
H oy como entonces, el Vicario de Cristo en la
tierra, llora sobre Jemsalén desolada y dirigién
dose al mundo entero, le d ice;« Cltuna, ne cesses
Oración y penitencia, para aplacarla DivinaJustidn y librar ol mundo de tan terrible castigo.
Ahora, como entonces, debemos levantar al
délo nuestnus manos suplicantes y con toda nues
tra alma, dominados por la fé más profimda y
alentados ix>r la esperanza más arraigada, debemos
rcjíetir: ¡Oh María Auxilio de los Cristianos, sal
vadnos!
Por fortuna, tendremos pronto una ocasión
muy propicia para ello: la celebradón del primer
Centenario de la festi\ddad de María Auxilia
dora, y muy próximo im lugar espedalmente apro
piado; el Santuario de María Auxiliadora, en
Rodeo del Medio, producía de Mendoza; ya que
allí, desde hace tiempo la buena Madre de Dios
ha establecido un Trono espedal de misericordia
y de protección y desde el cual la dispensa sin
medida a los que la invocan de corazón, y a Ella
acuden con filial esperanza, en medio de sus penas
y aflicciones.
Dios mediante, presidiremos personalmente los
Y mandó que el presente Decreto se inserte en
los Actos de la Sagrada Congregación de los Ritos
y se promulgue a la faz del mundo. E l 15 de sep
tiembre de 1815.
J u l i o Card. d e S o m a g l i a , Obispo de Frascati, Prefecto de la S. Cong. de Ritos.
A n d r é s C a v a l l i , Promotor de la Fe.
L u i s G a r d e l l i n i , Asesor de la Sagrada Congr^ ación de Ritos.
solemnes cultos.-., es muy natural, que ese día
queramos vernos rodeados de todos nuestros que
ridísimos lujos, a fin de postramos jimtos ante
la Imagen Venerada de Rodeo del Medio y decirle
con toda nuestra ahna; « María Auxilio de los cris
tianos, salvad al mimdo, que, víctim a de su propia
infidelidad, se ve agobiado bajo el peso de cas
tigo tan espantoso! »
E n ese día, en im Santuario de María AusíHadora, no podemos olvidar los beneficios espe
ciales que la República Argentina y en particular
nuestra amada Diócesis, ha recibido de su bondad
al impulso de la acción apostólica y moralizadora
de uno de sus más grandes devotos y más entu
siastas propagadores de su culto, el Venerable
D. Sosco, cuyo primer Centenario de su naci
miento, también ha de celebrarse en este año
por tma feliz coincidencia.
A l celo apostólico de ese varón ilustre y preclaro
bienhechor de la humanidad, se debe en nuestra
patria, en nuestra Diócesis, la popular obra de
D. Bosco, que todo lo ha llenado y lo está refor
mando, con sus Misiones y Oratorios festivos, con
sus Misiones y Oratorios festivos, con sus Escuelas
y Asilos, con sus Establecimientos de enseñanza
Secundaria y Profesional, con sus congregaciones
piadosas y Asociaciones de ex Aluimios.
¿Cómo debemos conmemorar fecha tan memo
rable y tan simpática para nuestros conuíones
cristianos?
Dos actos principales nos han de preocupar.
Es el primero y más importante, presentamos
delante de nuestra queridísima Madre, con el alma
Ubre de todo reato de culpa grave y fortalecida con
con el Pan Eucarístioa.
No nos engañemos, amadísimos hijos. Fiesta
religiosa, sin Confesión y Comunión es mía ano
malía. Hacerla consistir tan sólo en la solemnidad
exterior, es un contrasentido. No lo hacían así k»
primitivos cristianos. No lo hacen así los cristianos
verdaderos.
Luego vayamos todos en piadosa romería al
Santuario de María Auxiliadora en Rodeo d¿
Medio, tomando parte activa en una de las dos
peregrinaciones proyectadas, a lo menos en espirito,
si nos es imposible hacerlo en otra forma.
Nadie debe faltar a esa cita de honor y de amoc
a la Sma. Virgen.
¡Cuán grande es la eficacia de la oración en. ocr
— IÓ3 —
mún y de la plegaiia c»lectiva! Si así lo comprendie ran al fin los que no quieren incomodarse, ni
salir de su casa, ni dejar el rincón predilecto de su
iglesia!
¡Si así lo entendieran de una vez los egoístas,
los que sólo piensan en sí! ¡Ix)S cobardes que, para
cumplir con sus deberes religiosos, buscan la so
ledad de su bogar, o la parte más escondida del
templo, o la hora de menos concurrencia! »
Y aquí el bondadoso Padre dirige una exhor
tación a la generosidad de sus fieles para que
dejen un recuerdo perpetuo en el Santuario: el
decorado total y la corona de oro y pedrería que
ha de ofrecerse a la Sma. Viigen.
dentro de mí una extraña conmoción, y des
pués un bienestar que me sien to.ya curada.
Efectivam ente, así lo constataron después los
médicos, llenos de sorpresa, le prescribieron
metódica alimentación y a los pocos dias de
convalecencia salía y a de casa y se ocupaba
en sus faenas com o si tal cosa.
A grad ecida d oy cinco pesetas de lismosna
a la Casa Salesiana de Valencia y mando ce
lebrar una misa en su precioso altar.
Villanueva de Castellón, 9 Septembre 1915.
L eono r Ma r t í G il .
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.c' .M
La éra de Becchi donde D. Boaco niño instruía a sus compañeros.
GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
Notable g racia de M aría A uxiliadora.
Enferm édad mortal sufría m i hermana D o
lores: los m édicos así me lo anunciaron. Afli
gida de dolor, comencé una N ovena a María
Auxiliadora; el últim o día, invité a rezar con
migo a una querida sobrinita, que accidental
mente estaba a mi lado, encargándole pidiese
con todo el fervor de su inocente corazoncito,
la salud de su amada mamá
Acabado el rezo fuimos al cuarto de la en
ferma y llena de alborozo nos recibió con estas
palabras: estoy curada, he sentido hace poco
Advertencia. — Dada la abundancia de original
y las escasas páginas de que disponemos, nos
vemos obligados a redttcir más de lo que desearía
mos las relaciones de las demás gracias. íiuplicamos a los beneficiados no lo lleven a mal.
Dao UmbiéD {racías a María Auxiliadora jr eavíao uaa
ilmoBua;
Barcelona. Da. Arcadia Tezón de Sagrera, por un
grandísimo favor; D. Francisco Moya, por haberle
curado, estando ya al borde del sepulcro; Da. Do
lores y Josefa Campderá y D- Salvador Rísscch,
por muchos favores espirituales y temporales Da.
Dolores Beltrán, por su curación.
Barranquilla. — Da. Mawtrefa Alvares, por la
curación de una amiga.
Benicalaf. — E. N. M.
Bocooó. — Da. Mercedes M. de Berti; D.José
— IÓ4 —
E. Rosario, bolívares 4; D. José J.; Da. Carmen
Guerra, bs. 5; D. Amadeo QuevedOj 40 bs.; Da.
Dominga Míüani.
Bogotá. — I). T . de C.
Cali. — D. Remedios Reyes, v. de Sánchez, 5
por un favor y 5 para una .santa M isa; Francisco
Puente Valverde pta. i ; María Francisca Hofimann,
9; Gertrudis Reyes, 0,50; Gregoría Jiménez, 2;
Rosa Emilia Cobo y Sánchez, i ; Luisa Santa Cruz, 2.
Cádiz. — Da. Trinidad y Paz Gutiérrez de lo ? Ríos.
Córdoba (España). — D. N. C. estudiante, por
un señalado favor.
Coruña. — Dr. U., 40 ptas.
Espliea (Barcelona). — D. P. M., por un porten
toso favor, y da 50 ptas. de limosna.
Estercuel (Feruel). — Da María Zurita de Ferrer.
Gerona. — M. D. ftl. D. José P. y señora, 5 ptas.
Guamo. — D. Gilberto Carvajal.
Habana. — Da. Dolores Balltori.
La Laguna. — Da. Concepción Truillié.
Medina Sidonia. — Da. Mercedes de la Cueva,
30 ptas. de limosna.
Morales. — D. Custodio M. G. VUlelgas ; Da.
Dolores Cliacón de G.¡ D. Manuel Velasco y Da.
Gregoria Villelgas.
Orense. — Da. Eugenia Alvarez.
Popayán. — D. iM. N. Un padre de familia.
Patagones. — Da. Ascensión Grasso, por haber
salvado a su hijo; Da, Justina Tavares de Díaz,
por haberle salvado la vida, estando ya en agonía.
Tudela. — Da. Manuela Lapiierta, 7 ptas. — Una
devota de Maria Auxiliadora, 10 ptas.
Valencia (Esp.). — Da. Dolores Duran, Da. Maria
Pérez, Da. Vicenta Prats Martí. — Unos suscriptores
del fíflleiin SalesianOy dan 10 ptas. a los Saleslanos
de la ciudad para misas de acción de gracias;-Da.
Asunción Ferroll B. de Risla; Da. María del Ro
sario Pascual, y envía a la Casa Salesiana 25 ptas.;
D. Carmelo Buch, 10 ptas. id.
X. — D. Juan Peña y hermana, 10 ptas.
Favores 5e don Rosco
De nuevo protestamos que no damos a cuanto
en esta sección se refiere, sino una f e meramente
humana: la que merecen las testimonios de per
sonas serias: y en ningún modo queremos con
travenir a los decretos de la Santa Sede, de la cual
nos gloriamos, como nuestro V. Padre, de ser
hijos SKmisos y amantisimos.
Antonio, m i hijo, único fué atacado de graví
sim a pulm onía y parecía que de un m om ento al
otro quisiera abandonar esta tierra. M andé la
triste noticia a un sobrino mío que se educa en
el O ratorio Salcsiano de Turín, y por respuesta
me envió un pedacito de sotana de D . Bosco,
aconsej;?ndome com enzar sin dem ora una no
vena a M aría A uxiliadora, poniendo por inter
cesor al Venerable Sier\’o de Dios.
Puse la reliquia al pecho del niño y empecé
la novena.
Inm ediatam ente em pezó a m ojorar el en
fermo, pronto salió de todo peligro y curó per
fectam ente.
Cum plo la promesa de publicar la gracia y
envío una limosna.
Bérgamo, Agosto 1915.
J aime Cav .\gna.
*%
Siento en el alm a la necesidad de manifestar
públicam ente la gracia que be obtenido por in
tercesión del V ble. Bosco.
Sufrió graves quem aduras un sobrino mío,
y a consecuencia de ellas se le declaró una eri
sipela difusísima, con altísim a fiebre y todos
los caracteres de la meningitis.
A pesar de todos los esfuerzos del médico, su
tío, el m al seguía adelante, y fué desahuciado.
Entonces, perdida tod a esperanza humana,
m i fam ilia y yo nos dirigim os confiadam ente al
V . Bosco, prom etiendo publicar la gracia en el
Boletín Salesiano.
Comenzamos la novena con gran fervor, po
niendo debajo de la alm ohada del paciente una
rebquia del V ble. y una im agen de M aría A uxilia
dora. D e cuando en cuando preguntábam os al
m édico si h ^ í a to d a vía alguna esperanza, y nos
contestaba que ólo un m ilagro podía salvarle la
vid a, y que aun cuando éste se verificara, el
niño quedaría sordo y mudo, por la meningitis.
Indecible era el dolor de la fam ilia, de mi
nuto en m inuto se aguardaba la catástrofe.
Pero ¡oh portento, verdaderam ente celestial!
D e repente abre el niño los ojos y parece vuelto
de m uerte a vida. Se em peña en abandonar la
cam a, y se echa prim ero en brazos de su madre
y luego en los míos. Y ahora la am adísim a cria
tu ra está com pletam ente curada, v iv o y alegre,
sin que el m al le b a y a dejado rastro alguno.
Con el corazón rebosante de gratitu d, cumplo
promesa, m andando una pequeña lim osna y
suplicando publicar la gracia.
Palma de Monteclaro, Julio 28 de 1915.
S. L a Marca F a lci .
*
• •
Mi h ija fué acom etida de entero-colitis. Nos
encom endam os a M aría A uxiliadora. N o quiso
oírnos. Interpusim os la intercesión del ■ 'hile.
Bosco.
Desde el día siguiente la nina tom ó por sí
misma un poco de leche y siguió mejorando
'sensiblem ente hasta cu rar del todo.
E s to y cierto de que el corazón paterno de
D. Bosco h a querido y quiere consolar a sus
cooperadores.
Perosa Argentina, 15 de Agosto de 1915.
D o ctor
C arlos B ertolotto.
Tam bién en Poianis, aldea de los confines
entre A u stria e Italia, ha querido M aría A oxi-
— IÓ5 —
liadora dem ostrar cuán agradable le es ser in
vocada por intercesión de D . Bosco.
Enferma gravem ente de tifo , tu v e la for
tuna de ser visita d a por algunos Salesianos m i
litares, y m ientras tem blaba por mis pequeduelos, m e presentaron una m edalla de M aría
iusiliadora y m e invitaron a suplicarle la
gracia. Pasaron algunos días de angustiosa
expectativa, sin m ejoría; pero y o no m e cansé
de invocar a la V irgen de D . Bosco. E l 15 de
agosto m e encontraba gravísim a. E ra m uy
temprano, cuando vin o a visitarm e uno de los
citados Salesianos: arrancó del Boletín Salesiano un retrato del Venerable y m e dijo, alar
gándomelo: « Béselo y dígale que es tiem po de
acabar con esto; h oy es el centenario de su na
cimiento y debe alcanzar esta gracia ». — Besé
el retrato, y repetí ingenuamente: « E s tiempo
de acabar con esto ».
E l mismo día em pecé a m ejorar y pronto curé
completamente. D ando a M aría Sm a. A iixiliadora y a D . Bosco las m ás expresivas gracias,
prometo am arlos tan to, tan to y propagar su
devoción .
Poianis, Septiembre 2 de 1915.
M a r ía B o t u s s i
de
M a r in ic .
Favores 5e domingo $avio
(Véase la advertencia anterior)
Monseñor Cagliero y Domingo Savio.
A m ediados del pasado diciembre, de vu elta
de una excursión, me sentí atacado de fiebres
palúdicas, enferm edad m u y com ún y endémica
en estas regiones.
E l m al aum entó hasta el punto de impedirme
digerir cualquier alim ento sólido o líquido.
Por consejo del m édico cam bié clim a y me
trasladé a varios lugares, pero todo inútil
mente. Mi estóm ago no funcionaba y a y la na
tural dispepsia m e atorm entaba con m olestias
hepáticas m u y \*iolentas.
Perm anecía en pie y me alim entaba. Pero
inútilmente; cansado, pálido, enflaquecido su
fría de d ía y no descansaba de noche.
A sí pasaron enero y febrero del presente año,
cuando a m ediados de m arzo m e llegó en pa
quete confidencial, el volum en de las D ep o a ciones canónicas y juradas, sobre las \*irtudes
Y santidad del Siervo de D ios D om ingo Savio.
L o leí del principio al fin, ju n to con lo que yo
Tni«mir> depuse en el proceso diocesano de Turín.
Lleno de santos y alegres recuerdos, traía a
la memoria los prim eros tiem pos del O ratorio
pasados en com pañía de nuestro Dom ingo,
desde 1854 a 1857; ^ alumno y y o clérigo, m u
chas veces su asistente (i). Y gozaba recor
dando su v id a inocente, su singular piedad y
precoz santidad, dirigida, alim entada y soste
nida por nuestro Venerable P adre D . Bosco.
E l 8 de m arzo por la m añ ana,'m ás oprimido
y decaído que de costum bre, sin haber podido
rezar el Oficio divino ni digerir la ta z a de café
tom ado, salí a paseo por las cercanías de la L e
gación. D e repente me acuerdo de que aquel
d ía era la vigilia del aniversario de su santa
m uerte (9 de m arzo de 1857) y de que él, que
fué ángel en la tierra, tenía derecho de estar
jun to a los ángeles del cielo.
Lleno de confianza en su intercesión, me de
tengo, dirijo la m irada y el corazón al santo
niño, y le digo, con esa fam iliaridad con que
le tra té un tiempo: — ¡Oh amado Dom inguito
mío! h asta h oy te he rogado por los demás;
veam os si eres capaz de hacer tam bién algo
por m í. Mi alm a ante todo; pero me parece que
la salud y el bienestar físico me son necesarios
para el cum plim iento de m i misión. A cuérdate
de tu antiguo asistente; entiéndete con D.
Bosco y M aría A u xiliadora y así, si es del agrado
de Dios, Kbrame de este mal.
A las 10 v o lv í a casa y me quedé dorm ido en
la poltrona m ás de una hora. Cuando me des
perté, sentíme m u y aliviado, me puse a rezar
el Breviario, y lo hice con facilidad.
A n tes de medio día vin o el Medico, me exa
minó, me recetó y se quedó a comer con nos
otros. Pero yo no necesitaba y a de sus reme
dios. A sí m i querido Dom ingo me había alcan
zado la salud, en el m om ento de pedírsela. E sta
fué la primera com ida que desde hacía tres
meses, de sufrim ientos, podía retener y digerir.
H abían desaparecido el paludismo, sus fiebres y
todos sus m ales y consecuencias.
Recobré mi prim itivo vigor, mi ordinario
colorido y em puje para el trabajo, mi resistencia
normal para las correspondencias y audiencias
no interrum pidas.
Pasaron tres meses, cuatro, cinco; y gracias a
m i san tito intercesor, sigo sano, robusto y
fuerte com o antes, preparado a cum plir m is
78 años y pronto a consagrar mis últim os años
al servicio de la Iglesia, de la Religión y de
nuestra P ía Sociedad.
Ad. majorem D ei gloriam, Eedesiae decus,
et Concivis nostri splendorem.
San José de Costarica, A gosto 16 de 1915,
glorioso Centenario del gloriosísimo Nacim iento
de N uestro Venerable Padre D . Bosco.
^
J u a n C a g l ie r o ,
Arzobispo.
(i) Es lo qne llaman generalmente inspector en lo»
colegios. Nosotros tenemos razones especíalea para llamar
así a este superior escolástico.
POR E l MONDO SdlESI/INO
Mons. Cagliero Cardenal.
Mientras estamos para entrar en má
quina recibimos de Roma la noticia
de que S. E. Rev.ma el Dr. [). Juan
Cagliero, Salesiano, Arzobispo de Sebaste y Delegado Apostólico de Centro
América, ha sido elevado a la púr
pura Cardenalicia y que será procla
mado en el próximo Concistorio.
El Padre Santo quiere premiar los
grandes merecimientos de Prelado y a
la vez, con una delicadeza verdadera
mente paterna, dar a la humilde So
ciedad Salesiana una prueba de su
afecto y estima,.en el año centenario del
nacimiento del Ven. P'undador. Mons.
Cagliero es compatriota de Don Bosco
y uno de sus más amados discípulos.
De él había escrito poco antes el
insigne P. Grisar, S. J. (i); « Fué el pri
mer Vicario Apostólico de la Patagonia y Tierra del Fuego. Nació el 11 de
enero de 1838 en Castelnuovo de Asti,
la tierra de D. Bosco; y siendo muy
joven entró en la Congregación Sale
siana, recién fundada D. Bosco amaba
mucho al inteligentísimo joven y bien
pronto le confió importantísimos cargos.
Cuando mandó sus primeros Salesianos a la República Argentina, les dió
como Superior a D. Juan. El gran co
nocedor de corazones no se equivocó
en la elección; a D. Juan parece se
trasmitieron el extraordinario talento
organizador de su venerable Maestro
y su afabilidad y modestia afectuosa y
especialmente su celo infatigable por
(i)J. G r is a r d , S . J.: V jg j/issionen der SaUsianer
Don Soscos. Verla« der Salesianer Don Hoscos, Wien,
111, H.igenmüUergasscn, 45, 1914.
la salvación de las almas. Este Prelado
visitaba sin cesar el vasto territorio de
sus Misiones; en todas partes dió ejer
cicios espirituales al pueblo e instruc
ciones sobre las verdades de la fe. En
los primeros 25 añí>s de misión, recorrió
300.000 Kilómetros; atravesó nueve ve
ces el Océano; quedó gravemente herido
en los Andes por una caída de a caballo.
«Su obra es admirada de todo el
mundo. En 1904 el Sumo Pontífice
Pío X le nombró Arzobispo titular y
confió a su experimentada prudencia
el difícil cargo de Delegado Apostólico
en las repúblicas de Centro América.
« Pero el mayor consuelo del vene
rando Prelado, ya entrado en años, es
sin duda el que en los territorios que
se le confiaron 30 años hace, en un
estado tan salvaje, ahora casi todos
los habitantes son católicos, todos los
fieles son atendidos y en muchos lu
gares florece una vida verdaderamente
católica ».
Felicitamos sinceramente al Prelado
y a sus numerosos hijos y admiradores.
¡Concédale Dios aún larga vida y... ver
a su compatriota)' padre en los AltaresI
El limo. Sr. Guerra,
Obispo titu lar de A m ata. Adm inistrador A postó
lico de Santiago de Cuba, ex-SecretariodeM ons.
Cagliero, fue consagrado el 5 de Septiem bre. E n
el próxim o número daremos detalles.
A U R A S DEL TIBIDABO.
HaUaiuos en el último número de la Revista
Salesiana «D. Bosco y el Tibidabo*,ton interesante
y edificante como siempre, un artículos de María
— 167 —
Wctoria, que no podemos resistir a la tentación
de copiar.
Cruz-Custodia.
« Mes de junio, mes de oro * os decía en el día
hennosísimo del Sagrado Corazón ; y en aquel
mismo día una oferta verdaderamente regia de
oro, plata y pedrería se ostentaba en forma de
Cruz-Custodia en la hermosísima Cripta del templo
expiatorio nacional. N o por sus piedras preciosas,
ni por sus ricos metales, ni por la labor maravillosa
del cincel de Urpí, he de contaros su historia; sino
por ser ésta (que aun antes de iniciarse se llamó
Custodia Excelsa) un verdadero conglomerado de
amores y sacrificios que sin duda Dios quiso per
petuar de espléndida manera, inspirando a Sagnicr
el más sobrio y simbólico y mtistico diseño y
afiligranando todas las exqmsiteces del distin
guido cincel de Urpí.
Terminado el Sagrario de la Cripta, pero no el
angia del Sacrificio religioso que a él se destinaba,
las MM. de María Reparadora del Convento de
San Gervasio anhelaban ofrecer con sus sacri
ficios rm objeto precioso para el culto destinado
al templo de reparación. ¿Copón? ¿^áliz? Eran
varios los copones y cálices ofrecidos; sólo fal
taba Custodia. ¿Custodia?... Ardua era la empresa;
pero ¿qué no puede el amor y el ansia de reparar?...
Se pidieron sacrificios a todas las casas de María
Reparadora en España; las de la Isla de Cuba
se adhirieron también; llegó su generosidad al
extremo de contentarse con haber sido las inicia
doras y consentir que, para su mayor riqueza, no
sólo contribuyeran con sus sacrificios todas las
congregaciones religiosas, sino que también los se
glares pudieran perpetuar en ella sus más que
ridas joyas y objetos de valor. Se hizo el diseño
y la maqueta de una Custodia hermosa, una amplia
base con ángeles y doseletes que quedaría peren
nemente en el manifestador; y en el centro la Cus
todia de oro y pedrería que podría retirarse des
pués de la Bendición. ¡Era hermoso, sí... era her
moso, pero... no único! Empezó a cincelarse la
Custodia central. Un brazalete formado con el
oro fundido de sus joyas más queridas y del que
pendía ima medalla con las fechas del natalicio y
la muerte de ima amadísima hija, fué la oferta de
una madre, destinada al viril. Como lágrimas pre
ciosas lo enriquecieron hermosísimos brillantes de
jo}’as renunciadas por amor a Jesús.
Otra madre entregó una hermosa cruz de perlas
que cerca del riril quedó incrustada; y a su alre
dedor, enriqueciendo los rayos que circundarán
de gloria la Hostia Santa, perlas y brillantes y
amatistas y zafiros, algunos conserv’ando los ro
setones de sortijas y alfileres, otras de^ranadas
y esparcidas como polvillo precioso que debiera
abrillantar sus resplandores. E n el fuste de la
tolumna las perlas de una no%'ida; rodeando el
nudo unas hebillas de brillantes y zafiros que en
rico brazalete enviaron desde Madrid, y en el cen
tro de la base una Cruz preciosísima que por su
puro estilo pudo colocarse en la Custodia estando
ésta v a terminada y armonizando perfectamente con
su dplíradfeima labor. Todo el oro de engarzar las
piedras era fusión de amores; medallas muy queri
das, alianzas nupciales, cadenas, crucecitasde ánge
les que volaron al délo, joyas recuerdo de hijos, padresyespososqueyam urierou;joyasdeboda, dijes
de joven, sacrificados en vida. |Todo era amor!
Y al terminaree la Custodia surgió el prodigio,
gradas a dertas dificultades de ejecudóu que hideron abandonar el primitivo proyecto de án
geles y doseletes, sustituyéndolos por rica, severa
y preciosa urna en forma de cniz románica, en cuyo
centro se ostentaría como en verdadero relicario
la riquísima Custodia. jUa Cruz! [El símbolo del
sacrificio! Cruz de bronce y plata también enriquedda con preciosas piedras y verdaderas fili
granas de exquisita labor. jCruz-Cuslodial ¡Mo
numental oferta digna del Tibidabo! ¡Símbolo
predoso de todos los sacrificios ofrecidos al Co
razón Divino en su templo expiatorio nacional!
Esta es la historia de la Custodia Excelsa, desde
la cual bendedrá el Señor a todos los amantes que
a ella contribuyeron.
M a r ía V ic t o r ia .
— Nosotros aHadiremos que hemos visto una fo
tografía de la Custodia y la hallamos verdaderamente
maravillosa.
Aprovechamos la ocasión para recordar a nuestros
hermanos y lectores_de América que es deseo general
que sean ellos quienes levanten la cúpula central, o
siquiera sus ocho columnas, de este Templo Expia
torio, último de los templos ideados por el Y ble.
Don Bosco. Pueden dirigirse al Rector de las obras,
Barcelona, Apartado 175. .
BIBLIOGRAFIA.
Lecturas Católicas de Sarriá. N.® 256, corres
pondíante al mes de Octubre de 1915; Caridad:
cuento moral entresacado de Horas de Vacaciones
del P. Conrado Muiños, agustino. Basta emmeiar
la obra de que está sacado e.sle opúsculo y el nombre
del autor, para recomendarlo. I ajs tieniísimos epi
sodios de la vida de Tomasin, más tarde Arzobispo
de Valenda, grande* escritor, hoy venerado en los
altares con el n<
de Santo. Tomás de Villan
ueva, están engiir<.auos |x>r la mágica pluma del
P. Muiños, que en g. e., con ese encanto que los
}^)oetas saben dar a lo que les ha tocado el corazón.
Nota. La Dirección de Lecturas nos suplica
advertir a sus suscritores, que no tardará en salir
el 4° y último tomo de las Páginas de un Diario,
y que contendrá las impresiones de viaje sobre Ñá
peles y Venecia. No se hahria interrumpido la
serie, si no se hubieran extraviado los manuscritos
enviados por el autor desde Turin. Se le suplicó
los rehiciera y hoy están en manos de los Editores.
También nos comunica la aclivisima Dirección,
que entre las carias que con ocasión de este nuevo
libro se han escrito al autor y a ella misma, figura
una del Revmo. D. Pablo Albora, Rector Mayor
de los Salesianos, y otra del Revmo. D. Julio Barberis. Director Espiritual General, en las cuales
bendicen el libro y recomiendan su difusión.
También nosotros nos alegramos del éxito del colega.
— i68
TE SO R O
E S P IR IT U aL .
L o s Cooperadores Salesianos que co?i/esados
y comulgados, visiten devotam ente una iglesia
o capilla publica, o si viven en com unidad, la
propia capilla, y rueguen según la intención
del Sum o Pontífice, pueden g a n a rla s siguientes
indulgencias plenarias:
Diciembre. — KI 8, La Inmaculada Concepción.
El 25, Navidad del Señor.
Eocro. . — El i<», Circuncisión.
El 6, Epifanía.
El 18, Cátedra de S. Pedro.
El 23, Desponsorios.
El 24, Sagrada Familia.
Febrero. . — El 2, Purificación de M. V .
El 25, Anunciación.
tuera de esto, pueden ganar tres más cada mes:
1® un día de libre elección, que bien puede ser el
Primer Viernes,' 2® el día del Ejercicio de la Buena
Aluerte: 3® el de la conferencia mensual.
INDICE GENERAL DEL AÑO 1915.
Documentos.
Carta anual del Rvino. Rector Mayor a los Coo
peradores Salesianos, i .
E l Instituto de las Hijas de María Auxiliadora
en 1914. 31.
I,a Biblioteca Agraria vSoIariana en la exposición
de Génova, 19.
Un Santo profesor de Universidad (Contardo
Ferrini), 37.
Una gloria de la humanidad (Sta. Teresa), 63.
Discurso de Mons. Gusniini; a los Cooperadores
Salesianos, 87, 118.
Pastoral del Exmo. Sr. Espinosa. Arzobispo de
Buenos Aires, sobre el Centenario de M. Aux.
y D. Bosco, 123.
Id. del limo. Sr. Obispo de Curo, 162.
Un pensamiento del Cardenal MafR, 117.
E l Padre Santo y el Episcopado a D. Bosco, 149.
Disairso del Ilble. Cafferata. 151.
Discurso del Sr. Poesio, 156.
E l. Decreto de Pío VTI. instituyendo la fiesta de
Mnr.'a .Auxiliadora, jo i.
Mons. Cagliero Cardenal. 166.
Artículos.
E l Shiema Educativo del Vblc. Bosco, 7,34, 60.
Por la paz, 29, 85.
lU monumento del Vble. Basco. 32.
En el mes de María Auxiliadora, 57.
l/js dos centenarios, 113, 141.
Ea grande feclia, 117.
La Conmemoración Solemne en Turín y Castelnuovo, 144: en Argentina y Colombia. 151, 154.
De familia.
Sobre Domingo Savio— Para su Beatificación, 10
— Traslación de sus restos, 10 — Domingo Savio
y Mons. Cagliero — De la guerra, 17.
De D. Bosco e D. Albera (Poesía', 155,
De nuestras Misiones.
Brasil-Bororos: Colonia del Sangrodouro, 14.
Argentina. — E l P. Pedemonte, 15 — Las Imerfanitas do Río Colorado, 36 — Una gracia de
S. José, 71 — Una flor de la Patagonia, 9 4 _
Los ángeles de la T. del Fuego, 97.
Ecuador. — Jíbaros de Gualaquiza — Nueva
residencia, 15 — Un viaje de Mons. Costamagna, 73 — Un documento, 73.
China. — Misión de Pleu-Shan, 12.
India, 133.
A l los Niños, 16, 38. 74.
Emigrados : La mano Negra en Nueva York, 43, 78.
Culto de María Auxiliadora.
Para el mes, 46 — Implorando la paz, 23, 56 •—
L a Fic.sta: Turín, 102 — Sarriá, 103 — Sala■ manca, 104 ~~ Rodeo del Medio, 134 — Buenos
Aires, Córdoba, Salta, Mendoza, 128 — Bo
gotá, 129 — Barranquilla, 130 — Bucaramanga,!
131 — Cali, Ibagué, 131 — Valencia (Ven.), 132,
— Quito 132 — Brasil, 132.
Gracias y favores, 20, 46, 76, 105, 136, 163.
Gracia y favores del V. Bosco 100, 122, 164.
Gracias y favores del Siervo de Dios Domingo
Savio, 165.
Vida del Vble. Bosco, 65, 90.
Bibliografía, 26, 46, 70, 139, 167.
Tesoro espiritual, 19, 31, 64, lo i, 122,
La crónica de amor, 23. 49, 80, i6ó.
Por el mundo salesiano: A la santa memoria de
Pío X , 26 — Bogotá: S. E. el Presidente en el
Colegio Salesiano, 24 — Buenos Aires, Con
tratación, 24 — Ibagué, I.a Plata, Mataró, 25 —
Rodeo del Medio, 26 — Turín, 50 — Bogotá:
Conmemoración do Domingo Savio, 31 — Ro
sario, Piiira, 52 — E l terremoto italiano, 53 —
Carabanchel, Barranquilla, 52 — Táriba. 78 —
Buenos Aires, Guatemala. 83 — Mons. Aíjuino,
Mons. Malón, Mons. Guerra, 107. — Conme
moraciones de D. Bosco en varias ciudades 107.
— Villacolón, 108.
Oratorios festivos: Zaragoza, 49 — San aem ente,
50 — Estclla, 80 — Turín, Bolonia, Campello, n o
Ex-alumnos: Gudadela, 52 — Barcelona, 53 —
Sarriá, n o .
Necrología: D. José Marino, D. Francisco Gil,
Da. Soledad H. de Mendoza, D. Dámaso L. de
Romaña, Da. Emilia Flaquer de Bordas, 27
y 28 — Da. Margarita Roe. C. de Navaro, 56 —
Emmo. Card. Agliatdí. 83 — D. Bernardo Ló
pez Vicente — Da. Mercedes Beltrán y Díaz 84
— M. I. Sr. Ballester,' 84 y i n — R . P. José
Mayorga, D. Pompeyo Beltrán. Da. Elena C
de Ferrans, 112.
Cooperadores Salesianos difuntos, 28, 84, 112.
Con aprobación de la .Autoridad Eclesi ística:
Gerente: JO SE GAM BIN O.
Establee. I ip. de la S. A. Iiit. de la Buena Prensa.
Corso Regina Margherita, N. 176- TURIN
-
Fecha
-
1915.11
-
1915.12