-
Título
-
BS_1913_10
-
Descripción
-
Boletín Salesiano. Octubre 1913
-
extracted text
-
A Ñ O X X V III - N . lo
Q
Q
Q
Q
O ctubre de 1913
Edición de España
<70 ()
Q
(?
(?
(?
(;>
(?
l^oktín Saksiano
J
O
O
Q
o
0 0 ^ (^
Turin
—
V ia Cottolcngo N. 3 2 .
SUMARIO. — La elección de colegio y la Coope
ración salesiana......................................................... 257
Nuestro Superior a los pies del Padre Santo . . 259
Bodas de Plata del Instituto D. Bosco en Quito . 260
Las Bodas de Plata de la Obra Salesiana en Chile 263
Dk n d e s t r a s m i s i o n e s . — China; La. bondad de
María Auxiliadora — Otra vez los piratas —
Flores y frutos — E sp igan d o ...............................266
Tesoro espiritual . . . .
270
^
^
^
Gradas de María .Auxiliadora.............................. . 2 7 1
Por El- MUNDO S A L iiS iA N O : El succsorde D. Busco
en España: Santander — Noticias de aquí y de
allí: Bttenos Aires, Tegucigalpa, Hítenos Aires
(Almagro) — Crónica de los Oratorios Festivos:
Buenos A i r e s ................................................... 273
Memorias biográficas deMons. Luis Lasagna . . 280
Libros y R e v is ta s ...............................................283
Necrología............................................................ 284
li É d ó n lie É i y lg t o w n n s M a .
A elección de colegio para los
niños es cosa que suele y debe
preocupar a los padres de fa
milia, y en la cual los Cooperadores
salesianos tienen un admirable campo
áe propaganda salesiana. jCuántas ve
ces habrá un amigo vacilante, que no
sabe dónde colocar a su hijo; o un
niño avispado y bullicioso que corre
igro de perderse o de ser mal en•endido y por lo mismo mal dirigido!
■cuántas otras serán niños huérfanos,
,je, ya quedan en total abandono, ya
enen hermanos o tíos que no alcanzan
- ejercer sobre ellos la influencia ne-saria para mantenerles en la disci;'ina familiar!
En todos estos casos y muchos otros,
■ 5 Cooperadores salesianos pueden
"abajar en pro de los ideales y de las
-iras del V. D. Bosco. v ciertamente
íjQ fruto.
Hace apenas un mes, se presentó a
un abogado, antiguo alumno de los
Salesianos, un ingeniero, llevando de
la mano un mocito de 12 años, de ojos
rasgados y vivos y de movimientos
nerviosos y rápidos como los de una
ardilla, cual si tuviera azogue en la
sangre.
— ¿Qué voy a hacer de él? le dijo,
lo tenía en una escuela privada y fué
la desesperación de la maestra.
— Llévelo a un colegio salesiano.
— Ya me lo han dicho, pero no
me decido.
— Pues yo estuve con los Padres
seis años enteros, y sólo siento no ser
otra vez niño para volver allá. Re
cuerdo esos años como se recuerda la
felicidad que pasó.
— ¿Pero podrán con este potro cerril?
— ¿No han de poder? Es el caso mío.
— ¿Pero cómo hacen ?
-
258 -
— Eso, eso es el secreto de D.
IJosco, sin duda uno de los más eemales educadores. El niño vive con
ellos contento, feliz, en una disciplina
severa, con un orden rígido, inflexible,
y al mismo tiempo con libertad y hol
gura. ¿Cómo lo hacen? Yo no me lo
sé explicar. Pero que lo hacen, lo ha
cen. El niño juega, salta, ríe, se mueve,
se agita... Suena una campana, todo
se acaba, se forman filas en que nadie
chista, se va al estudio, a la clase, se
estudia desesperadamente, se aprende
en medio de una gran seriedad unida
a una jovialidad extraña... los profe
sores están con el niño en el dormi
torio, en la iglesia, en la clase, en el
comedor, lo envuelven con la mirada,
lo fascinan con la bondad, lo dominan,
se apoderan del corazón... en fin yo
probé todo esto, pero cómo lo hacen,
lo repito, es el secreto de D. Bosco
y de sus hijos.
— Me han dicho que no hay cas
tigos corporales, y no alcanzo a com
prender cómo se puedan suprimir ob
teniendo los resultados que V. pondera.
Y creo que en todo hay una piadosa
exageración.
— Absolutamente; el resflamento se
lo dice claro a los Salesianos «...jamás
castigos penales, ni siquiera reprensio
nes severas delante de los demás.
Vuestras palabras denoten dulzura, ca
ridad y paciencia, virtudes esenciales
al salesiano. Nunca motes, ni palabras
mordaces o punzantes, menos aán bo
fetones. Procuremos que siempre los
que son avisados o reprendidos se nos
aficionen y que no se retiren de nos
otros ni envilecidos, ni desalentados. »
He dicho que no comprendía el se
creto; pero dije mal. Los salesianos
tienen de D. Bosco esa herencia, que
es como un privilegio suyo, una gracia
de estado, y además, ahora que digo
gracia, y ya que \^ y yo tenemos la
fortuna de ser creyentes, añadiré que
en la educación de los salesianos entra
mucho lo sobrenatural. Bondad y piedad
son sus distintivos. Tratan bien, sufren
mucho, toleran más, como quien sabe
lo que es ser niño, como quien recuerda
que también lo fué. Pero sobre todo,
encomiendan todos los días sus alumnos
al Sagrado Corazón y a María Auxi
liadora, los ponen en sus manos ¿y
Je.sús y María habrán de abandonarlos?
Luego, tienen el arte de inculcarles e
infundirles una piedad sincera, un amor
tierno a María Santísima, una devoción
profunda a Jesús Sacramentado.... y
esto... hace el milagro, este es el se
creto...
— ¿Y la educación tísica?
— Oh 1 si en esto también se dis
tinguen los hijos de D. Bosco. Vaya
V. a un colegio salesiano durante un
recreo; ¡qué movimiento aquél! ¡qué
juegos variados y animados! y V. sabe
que el juego descarga la cabeza, irriga
los centros nerviosos, desarrolla la vista,
las piernas, los brazos, la imaginación...
Y luego, los paseos... Y luego, hasta
el espori, porque los Salesianos, aun
que tienen desterrado, como prohibido
por sus reglas, el atletismo, aman a¡)asionadamente el esport educativo.
— Conque mi Pepe puede estar allá
bien y le domarán.
— Lo creo firmemente; más aún,
creo que en ninguna parte estará me
jor un carácter como el suyo.
— ¿Y la alimentación?
— Vea V.: los Salesianos son muy
sencillos en todo. Sus pensiones .son
módicas; pues principalmente paralas
clases medias y pobres son sus esta
blecimientos. La alimentación es sana,
abundante, nutritiva; se come bien,
aunque sin lujos, sin extremadas finuras
que debilitan el estómago y que ex
pondrían el niño a dolorosas desilu
siones al salir de colegio, porque, lo
repito, en general sus colegios son para
gente modesta. Visite V. la casa sale-
— 259 —
siana y verá V. muchachos rollizos, que un día reunió a cuatro,- o seis
colorados, alegres; las clases llenas, la amigos y les decidió a unirse con él
enfermería vacía por regla general. Me para pagarle la pensión en el mismo
colegio, a un niño que había quedado
parece que más no se puede desear.
— Efectivamente. Mañana iré a vi huérfano el año anterior.
Hay mil maneras de cooperación, y
sitar al Director del colegio y el i® de
ciertamente no es la última el favorecer
octubre estará Pepito allá.
los colegios y escuelas, y el dar a co
*
* *
nocer el sistema educativo salesiano y
Este señor cooperador sabe trabajar los resultados espléndidos obtenidos por
por la obra salesiana. Sabemos además sus alumnos en los públicos exámenes.
¡iiestro laperior a los pies del ladre iaiito.
'1 9 de itmio nuestro Rvmo. Superior Ge
neral, D. Pablo Albera, tuvo la fortuna
de postrarse a los pies de Vicario de Je
sucristo. L a bondad con la cual el Papa lo aco
gió y se entretuvo con él en familiar coloquio,
y el deseo vivísimo de nuestros lectores de co
nocer todo lo que de alguna manera se refiere
al Supremo Pastor de la Iglesia y a nuestras
cosas, nos ha movido a dar una breve reseña de
dicha audiencia; y nosotros nos consideramos
muy afortunados de poder hacerlo con las pa
labras mismas de nuestro amado Superior.
Nuestro Superior General fué recibido, como
dijimos, el 9 de junio a las lo
por Su Santidad,
que con su aspecto sonriente le libró en seguida
de esa especie de temor reverencial que se
experimenta al encontrarse delante del Vicario
de Jesucristo. Habiéndole dicho con mucha bon
dad que se levantara y se sentase, le dijo bro
meando:
— Pero ¿tenéis el dón de la bilocación? ¡En
estos días se está hablando de vos en el congreso
de música sagrada de Turín; y ahora os veo en
Roma!
— Padre Santo, respondió el P. Albera, asistí
en espíritu al congreso de música; pero mis
amados hermanos tuvieron la bondad de men
tarme repetidas veces; lo que habrá sido causa
de que los ausentes, al leer los periódicos, hayan
creído que yo estaba presente.
•— ¡Bien! respondió Pío X , ahora que estáis
aquí, dadme noticias de vuestras cosas.
— Padre Santo, continuó nuestro Rector
Mayor, deseaba venir a Roma para postrarme
a vuestros pies y manifestar en mi nombre y en
el de todos mis hermanos, toda nuestra venera
ción e ilimitada obediencia a \'uestra Santidad.
— Conozco, añadió el Papa, vuestros senti
mientos y no hace falta que os detengáis a ma
nifestármelos.
— Quería también deciros que hemos rogado
mucho por vuestra Santidad y nos alegramos de
ver que está mejorado y que vuelve a sus ocupa
ciones.
— Gracias, replicó Su Santidad; me apena
todavía el no poder hacer más para ayudar vues
tras obras.
— Y sin embargo, interrumpió el P. Albera,
nosotros estamos maravillados de que, en medio
de tantos afanes, haya podido Vuestra San
tidad hacer tanto por nosotros. Basta recordar
las escuelas del Testaccio... basta recordar lo
que hace por las Hijas de María Auxiliadora que
trabajan por los barrios más necesitados de
Roma.
— Os ayudo con sumo gusto porque veo que
trabajáis cuanto podéis.
— Padre Santo, con la gracia de Dios algo
varaos haciendo. Nuestras escuelas y colegios
están abarrotados de niños, nuestros oratorios
son muy frecuentados. Según las recomenda
ciones de Vuestra Santidad, la comunión es fre
cuente y para muchos cotidiana; el Catecismo se
explica con mucho empeño; también el canto
de la Iglesia, según vuestros deseos, se cultiva
con esmero como lo acaba de demostrar el
Congreso de Música sagrada de Turín. He v i
sitado las casas de Austria, Inglaterra, Bél
gica y España, y gradas a Dios he visto que los
Salesianos conservan en todas partes el espí
ritu de su Fundador y su actividad no ha dis
minuido... E n España tenemos 32 casas y al vi
sitarlas he notado que los Salesianos son muy
bien vistos por las Autoridades, pues venían a
damos las gradas por el bien que se hace a las
clases pobres especialmente.
— 26o —
K 1 Padre Santo le intermmpió varias veces
]>ara decirle que eso es muy natural, cuando se
trabaja ])or los niños pobres y abandonados: y
añadió que no se maravillaba de que obrasen
así los españoles conociendo como conocía la fe
grande que hay en esta nación.
Nuestro Superior viendo con qué interes es
cuchaba el Vicario de Jesucristo sus palabras, se
animó a continuar diciendo que la Pía Sociedad
Salesiana parecía no resentirse de la pérdida del
llorado I). Miguel Rúa porque el nuevo Rector
Mayor tenía la fortuna de verse asistido por un
excelente Consejo Superior, animado de la mejor
voluntad para continuar la obra de D. Bosco y
de I). Rúa. y que suple abundantemente lo que
falta al nuevo Superior.
Su Santidad interrumpió con un gracioso
chiste sonriendo al mismo tiempo con paternal
bondad y dulzura.
Pe preguntó después si teníamos vocaciones,
y al oir que habían disminuido un ¡>oco, añadió:
— No me maravilla. Lo mismo sucede en los
seminarios y en las demás comunidades reli
giosas. (Y enumeró las causas). ¡No os desani
méis por ello! Cultivad las que tenéis lo mejor
que se pueda.
K1 P. Albera creyó oportuno indicar entonces
el movimiento consolador que se nota entre los
exalumnos, los cuales están formando una Fede
ración que da esperanzas de ser muy numerosa,
puesto que tiene socios en todas las naciones.
Dijo que en cada una de las casas visitadas tuvo
la grata sorpresa de verse rodeado de antiguos
alumnos, y que el mismo día anterior había
asistido' a una reunión de más de 200 en las
escuelas del Sagrado Corazón de Roma.
El Padre Santo le preguntó sonriendo si se les
había dado de comer, y al oir la respuesta afir
mativa, exclamó: ¡Muy bien! ¡Eso es lo que con
venía!
— Hablando después de Roma, dijo a nues
tro Superior que nuestros hermanos, especial
mente en el Testaccio, han hecho ya mucho
bien; que sentía no poder ayudamos más porque
le preocupa la construcción de cinco iglesias nue
vas en diferentes puntos de Roma. En la ciu
dad son numerosas las iglesias, pero faltan en
los suburbios y el Papa debe proveer también a
la salvación de aquellas alm as.'
Finalmente, aunque estaba determinado des
pués de las audiencias privadas, a no dar audien
cia, a ninguno de los acompañantes de la per
sona recibida, el mismo Papa le preguntó si tenía
alguno que presentarle. Y como respondiese que
le esperaban D. Julio Barberis, Catequista Ge
neral de la Congregación, el Dr. Dante Munerati. Procurador General, y el Director de la casa
salesiana de Nazaret, el Padre Santo dió or
den de que entrasen. Cuando se hallaron pre
sentes, con palabras del más paternal afecto, les
dió a besar el anillo, diciendo que daba a todos
su apostólica bendición, haciendo votos porque
nuestra Pía Sociedad pueda continuar su misión
allí donde ha plantado sus tiendas y repitiendo
lo que había dicho al Rector Mayor, esto es, que
entendía bendecir al Capítulo Superior, a todos
los Salesianos, Hijas de María Auxiliadora,
niños y Cooperadores.
Profundamente conmovidos los venturosos
hijos de D, Bosco recibieron la bendición apostó
lica, y después de haber besado una vez más la
mano del Vicario de Cristo, se retiraron casi
llorando, confundidos por tanta bondad. La au
diencia duró 23 minutos.
D. Pablo Albera, atravesando las salas y ba
jando del Vaticano no cesaba de exclamar:
— ¡Oh! ¡Cuánta bondad mostró el Padre
Santo a los pobres hijos de D. Bosco! ¡Cuánto
ama a nuestra Pía Sociedad! ¡Cuánto debemos
amarlo nosotros y rogar por él!
¡Roguemos siempre por el Padre Santo, sobre
todo este mes, que marca el ]>rincipio de X I año
de su glorioso pontificado. El Señor conser\’e su
preciosa existencia para bien de todos los fieles
cristianos!
BOMS DE PLÁTA DEL IISTITOTO D. BOSCO E» OOITO.
Ks conveniente que las páginas del BoUtín
no sólo den noticiti a nuestros Cooperadores y
amigos de las vicisitudes y peripecias de los
Salesianos dispersas por el mundo, sino que
también, para un cabal concepto e infonnación
exacta, reseñen kxs triunfos y agasajos que,
aunque dirigidos directamente a la gloria de
Dios, omtribuyen no obstante para honra de
los Hij»\s de! Ven. D. Bosco.
Cuando estaba para eclipsarse ese astro fulgente
de primera magnitud a quien se llamó Apóstol
de la niñez del siglo X IX , dirigió sus últimos
destellos a las lejanas tierras del Ecuador,
mandando allá sus Hijos con su última ben
dición e imprimiendo así en la Obra Sale
siana del Ecuador un sello místico de pre
dilección. Desde la muerte de nuestro Venerable
Padre han pasado 25 años, y desde que liegarwt
— 261 —
al Ecuador los primeros Salesianos, también ha
pasado un lapso de tiempo que forman las Bodas
de Plata de su venida. Este acontecimiento se ha
celebrado en Quito con gran solemnidad, y po
demos decir que en esta ocasión se ha podido
comprobar el aprecio grande y veneración de
que gozan los Salesianos en el Ecuador.
E l«Obrero Feliz * periódico para la clase obrera
y E l Ecuatoriano i>diario católico muy impor
tante de esta Capital, y a mucho antes habían
dado noticia del acontecimiento que estaba para
celebrarse, de modo que el público conociera la
importáncia de este aniversario teniendo en
cuenta el bien que los Salesianos han hecho en
favor del Obrero y la Patria por espacio de 25
años. Se organizó un Comité para los festejos
compuesto de personas muy distinguidas de la
sociedad capitolina, y también Cooperadores in
signes de la Obra de B . Bosco en Quito.
Ocupa uno de los primeros lugares como des
interesado bienhechor, hábil consejero, y, en
una palabra, como Padre tierno para los Sa
lesianos el Rmo. Sr. Canónigo Alejandro Matéus. Tememos herir su modestia al ocupamos de
este insigne amigo nuestro y sólo apuntamos
que la gratitud de los Salesianos y sus alumnos
será eterna por tantos beneficios como diaria
mente reciben.
Fueron mayordomos en los cultos religiosos de
estos días las siguientes personas, dignas todas
de alabanza por la generosidad y empeño que
pusieron para el éxito de las fiestas: Sr. l)r. Ma
riano Aguilera, Sr. I)r. Emilio Gunrderas, Sr.
Dr. Miguel Arregui, Rdo. Sr. I)r. Luis Pinto,
Sr. Santiago Velasco, Sr. Rafael Bucheli, Sr
Enrique Rubianes, Sr. Antonio Barahona, Sr.
Fernando Aviles, Sr. Rafael Alarcón, Sra. A ve
lina Lasso de Plaza, Sra. Pastora Alarcón, Sra.
Rosa Ponce, Sra. Mercedes Vclasco v. Gómez,
Sra. Rosa Solano de Sala, Sra. Natalia Espinoza
de E., Sra. Mercedes del Hierro, Sra. Josefina
Gangotena de Páez, Sra. Eufemia Chiriboga de
M-, Sra. Concepción Alvarez, Srta. Susana Chi
riboga, Sra. Angela C. Vera v. de Mendoza, Sra.
María del P. Viten.
Sería muy' largo hacer una reseña deta
llada de las fiestas. Para conocimiento de los
lectores del Boletín Salesiano apuntaremos lo
más culminante.
Hermosa y muy significativa fué la idea de
prepararse para la solemne fiesta del 22 con un
triduo en honor de María Auxiliadora. Comenzó,
pues, el triduo de preparación el 19 del mes de
Junio. El horario fue el siguiente: por la mañana
a las 6, misa de Comunidad y de comunión para
los internos y personas devot as en la Capilla de
María Auxiliadora de La Tola; a las 8
misa
S' lemne c^ciada respectivamente por el R. P.
Juan Cañete S. J., el R. Dr. Secundino Ortiz,
y el Dr. Pablo Espinosa. A estos cultos asistie
ron alumnos de varios colegios y escuelas de la
Ciudad en corporación y asistidos por sus res
pectivos profesores: a todos damos públicamente
el testimonio de nuestro agradecimiento, ])ero
en particular a los Beneméritos Hermanos de
las Escuelas Cristianas que y a con su Schola
Caniorum admirablemente formada, ya con su
numeroso y bien ejercitado clero contribuyeron
a dar mayor esplendor a las ceremonias reli
giosas. Por la tarde antes de la Distribución,
oradores de mérito se turnaron en la Sa
grada Cátedra discurriendo brillantemente
sobre temas más o menos importantes y adapta
dos a las circunstancias. El primer día del triduo
el R. D. Luis R. Escalante pronunció una ma
gnífica conferencia acerca del Obrero. Estuvo
admirable y se mostró conocedor de la materia,
sin escasear en frases que honran el nombre Sa
lesiano; animó a todos a dar gracias al Señor
porque, a pesar de tantos contratiempos, ha se
guido la Congregación Salesiana desempeñando
sú misión en el suelo ecuatoriano.
E l 2^ día ocupó la Cátedra Sagrada el P. Justo
Morales, oblato del S. C. Conociendo la impor
tancia de la educación, que es la que determina
la vida del hombre, trató con maestría sobre la
necesidad de educar a la niñez cristianamente;
hizo las aplicaciones del caso alabando el método
educativo de D. Bosco y sus Hijos.
Sin quitar el mérito correspondiente a los dos
oradores anteriores hablaremos un tanto del líltimo que fue el R. P. I^eonardo Jaime, de la
Orden Franciscana. Con su estilo brillante,-frase
agradable y modale.'^ finos y acomcxlados, tuvo
al auditorio ¡>endiente de su lal)ios durante una
hora que a nadie cansí'» ]>or la fa.scinación <le
su elocuente palabra. Habló del espíritu de
actividad de D. Bosco y de la excelencia de sus
Obras, poniendo de relieve el sistema preventivo.
Presentó a los Salesianos como cruzados de la
civilización ya que, como lo demostró, la verda
dera civilización no está reñida, antes necesita
de la Religión Cristiana que fué siempre la cuna
y fuente de genios e inteligencias admirables en
todos los ramos del saber humano. • - Para la ce
lebración de la vísperas de la gran fiesta se había
preparado una gran cantidad de fuegos piro
técnicos, globos, cohetes chinos y más cosas que
dm rtieron a nuestros niños. Se puso emijeño
en la iluminación del Establecimiento, que re
sultó encantadora por la profusión y orden en
que estaban colocados centenares de faroles de
todo color y forma.
El día 22 tuv'o lugar la fiesta en honor de Ma
ría Auxiliadora, fiesta que ocupaba el primer
puesto en la celebración de las Bodas de Plata.
—
2Ó2
Los preparativos correspondieron a la expecta
tiva resultando la solemnidad muy imponente
por la considerable afluencia de personas, y la bri
llantez del canto y orquesta; pero sobre todo, por
el notable disctirso que infra missam pronunció
el apreciadísimo orador y teólogo insigne Rmo.
Sr. I3r. Alejandro Matéus. Con frases escultorias
y con un estilo hermoso a la par que conciso.,
discurrió sobre la Congregación Salesiana, ha
ciendo un análisis muy honroso de la misma y
presentando el papel importante que desem
peña en el campo social y religioso. K1 mismo
—
Este distinguido literato tomó la palabra, en
representación de los Cooperadores Salesianos.
para presentar a la Congregación Salesiana en su
acción social; narró las contrariedades y \kisitudes por las que han atravesado los Salesia
nos en el Ecuador durante 25 años; terminó
animando a prestar todo el apoyo a las Obras
de D. Bosco. También ocupó la tribima durante
la Academia el Sr. D. Manud E. Flor en represen
tación de los Ex-alumnos; el Sr. D. Manuel Chiririboga A. en nombre de los obreros de la Capital;
por último, el Sr. D . Miguel Prado Orrego, presi-
SANTANDER — D. Albera coa (os Antigaos Alumnos (véase la p ág . 274).
día, por la tarde, se llevó a cabo en el salón de
actos cedido galantemente para esta ocasión
j)or los RR. l ’P. Jesuítas, una bien organi
zada Academia literario-dramútico-musical. Co
mo
previo el concurso crecido de personas,
este acto fue dedicado únicamente a los Caba
lleros de la localidad. E l clero secular y regular
estuvo muy bien representado ocupando el
puesto de honor miembros de casi todas las co
munidades religk>sí\s y caballeros distinguidos:
el resto del espacioso salón estaba ocupado por
jóvenes entusiastas y pundonorosos obreros que
forman el elemento noble y activo de la Socie
dad. El Dr. Telmo R. \’iteri pronunció un bri
llante discurso que arrancó aplausos calurosos.
dente de la sociedad Artística e Industrial del
Pichincha. Todos estuvieron admirables en sus
discursos y consiguieron fragorosos aplausos por
el asunto y, la expositiva de sus respectivos tra
bajos.
Al día siguiente 23 de Junio en el salón de
actos del Instituto « I). Bosco * tuvo lugar una
nueva función teatral en obsequio a las Benemé
ritas Cooperadoras Salesianas. Personas de gran
posición social y de lo mejor acudieron a esta
Academia que resultó espléndida y del agrado
general. Las declamaciones fueron desempeña
das brillantemente y los jóvenes actores se mos
traron verdaderos artistas en el desempeño de sus
resiiectivos papeles. E n los días que duraron los
—
2 f i?
festejos llamó la atención general la banda mu
sical del Instituto D. Bosco que con maestría in
terpretó hermosos y difíciles trozos musicales;
¡A Dios y a María Auxiliadora sea todo el ho
nor y la gloria! Merced a la Cooperación de todos
los amigos de la Obra de D. Bosco en Quito, re
sultó magnífica y brillante la celebración de las
Bodas de Plata de la llegada de los Salesianos al
Ecuador.
D egiovanni, Director.
LAS BODAS DE PLATA
DE hfl OBRA SnhESianR ED G51bE.
(Conferencia de D. E. Rabaghali).
—
padres! ¡Y cuántos ciudadanos inútiles, o malos
y perniciosos, tom an a ser útiles y ventajosos a
su patria por su laboriosidad y honradez, por
sus buenos ejemplos y virtudes cristianas! Ahí,
en el templo, el sacerdote salesiano, trabaja
gratuitamente por amor de Dios y en provecho
de las almas. Y Dios que nunca se deja vencer en
generosidad, paga ese trabajo, bendiciendo la
obra que el clérigo y el hermano coadjutor cum
plen en la clase o en el taller. Así es como mu
chas veces, allí en el templo, el público se pone
al contacto con la obra salesiana, a la que apren
den a conocer y apreciar, para pasar luego, pudiendo, a protegerla material o mor:ümente,
declárandose cooperadores salesianos. Tengo
para mí que a lo menos la mitad de los coopera
dores actuales, han aprendido y comenzado a
serlo en una de las iglesias salesianas. Trabajando
nosotros para dar a ellos gratuitamente el pan
del espíritu, ellos han resuelto darnos a nosotros
en la persona de nuestros niños pobres, el pan
del cuerpo, el vestido y todo lo necesario para
educarlos. Amor recíproco que debe agradar a
Dios, ^ r ventajoso para el individuo, la familia
y la patria; y que Dios recompensará, como lo
tiene solemnemente prometido, con el ciento por
uno aquí en la tierra, y más tarde, con la par
ticipación de su propria felicidad en su Paraíso.
Una palabra siquiera yo debería añadir antes
de terminar, sobre el gran bien que los salesia
nos hacen por medio de la Prensa. Pero com
prendo que prolongando esta conferencia, yo
abusaría de vuestra paciencia y hago punto.
Agrego una sola palabra más y concluyo. Os
he hablado de la obra salesiana como si ella estu
viera limitada a los colegios de niños. Pero vos
otros habréis notado que al lado de cada cole
gio o taller, hay una iglesia, un templo grande
o pequeño, no importa. Así es aquí en Concep
ción, lo mismo sucede en Valdivia, en Talca, en
Santiago. L a Serena, Iquique: pronto lo habrá
también en Linares. E l templo, donde se rinde
culto de adoración a Dios y de veneración a Ma
ría Auxiliadora y a los Santos, es el comple
mento de la acción salesiana. El salesiano no se
satisface con tener una capilla interna para el
scrx'icio religioso de la comunidad: le parece que
es demasiado poco. Recordando los ejemplos
del Padre que al lado del primer Oratorio de TuXI.
rin, levantaba el lindísimo Santuario, hoy Ba
Ahora sí que os será fácil darme la respuesta
sílica. de María Auxiliadora, y hacía lo mismo
en Roma, Florencia y en todas partes: el sale- que os he pedido varias veces durante este dis
siiiiio, fiel guardián de la tradición paterna, curso: ¿tenemos los salesianos alguna razón, ad
siente la necesidad de tener al lado de cada co- quirido algún derecho, para festejar estas bod:is
lei.,io, un templo, una iglesia; y en donde no lo de plata? Y o creo que sí lo tenemos: ¡Kíro oídme
encuentra hecho, trata de hacerlo poco a poco, ahora la palabra última que brota espontánea
como sucede en Linares; y si lo encuentra pe mente de mi corazón: mayor razón, mayor de
queño, viejo y ruinoso, poco a poco trata de recho tenéis quizás vosotros todos los que sois
ensancharlo, rejuvenecerlo, como se está ha cooperadores chilenos: jx>rque el bien, poco o
ciendo en Talca. Y en esos templos tiene el sa mucho que se ha hecho y se está haciendo en
lesiano un nuevo y fecundo campo de acción no Chile, vosotros sois los que lo habéis hecho, en
solamente religiosa, sino eminentemente social. gran parte a lo menos, directa o indirecta
Por medio de la predicación, de la catequización, mente. ¿Lisonjas? ¿Figura retórica o exagera
de la administración de los Santos Sacramentos, ciones oratorias? X i lo uno ni lo otro; es esta mi
en particular de la Confesión y Comunión, con\ricción, es la convicción íntima de todo sa
¡cuánta luz se lleva a las inteligencias! ¡cuánto lesiano. Decía al principio que el cooperador sa
amor a los corazones! ¡cuántas ñores de virtu lesiano es para los hijos de D. Bosco, la sombra
des se plantan, se riegan y cultivan! ¡Cuánta que los precede, que los acompaña y los sigue a
zizaña de errores y de vicios se extirpan! todas partes. Así es, y no os burléis de mí,
¡Cuántos hijos pródigos resuelven ahí a los pies' como si hubiera dicho un disparate, observán
del santo tabernáculo volver a los brazos de su dome que las sombras son impalpables, y que
Padre, Dios, para consolarle! ¡Cuántos malos no son muchos ni muy grandes los servicios que
hijos \Tileven a ser el consuelo, el apoyo de sus ellas puedan prestar a nadie. Os equivocáis
— 2S4 —
vosotros, si así lo pensáis. Es que donde hay
somljra, hay algo más, un cuerpo de carne y de
hueso, tan íntiínamente unido a la sombra que
forman una sola cosa. E l cooperador es la som
bra que precede a los hijos de D. Bosco... Y sino...
¿Cuándo y cómo vinieron los primeros salesianos a Chile, a esta casa de Concepción? Cuando
los señores D. Benigno Cruz, D. Hesperidión
Herrera y la señora Doña María Urrejola de
Hnzueta nos brindaron con esta casa, la una
dando el terreno, y haciendo los otros los pri-
^ ^
^t
I
#
i
ros pasos, para ayudarlos a vencer los obstá
culos, a superar las dificultades, inestables en
toda obra buena: en fin la sombra ha cambiado
de sitio, pero ahí está a su lado como pegada
al salesiano para luchar y vencer. Solamente
que para este segundo servicio, la sombra
y a no era una sola, o dos o tres: sino muchas,
docenas, centenares de ellas. Así pasó en Con
cepción, en Talca: esto es lo que ha pasado
en todas partes. Pasan hoy de medio millón
estos cooperadores que, en todo el mundo,
t i
i
f ^ » S f'r
/TI
/ ;'
i'
S. CATALINA (Baenos Aires) — El Rev. P. Julio Belllngerl con los Antiguos Alumnos
<n el día de sus Rodas de Plata.
meros edificios. Si esas tres sombras no nos
hubieniu precedido, los salesianos no estarían
ahora en ConceiH.'ion; a no ser que se hubieran
prcsetitado otras sombras. .-Cuándo llegaron
los salesianos a Talca? l ’n año después en
1888. ¿Y la sombra? La sombra fué el Sr. D.
Julio Cruz, quien ofreció casa, iglesia y todo lo
necesario: sin la generosidad de ¿aquel amigo
bienhechor, tampoco habría salesianos en Talca;
como no los habría en nin^ma de todas la fun
daciones chilenas, sin la sombra pro\*idencial
que los precediese. Después del primer ser\dcio,
vino el segundo: la sombra se ha colocado a lado
de los salesianos, para sostenerlos en sus prime-
acompañan a los hijos de D. Bosco. para sos’:enerlos, ajnidarlos en su misión caritativa de re
generación social. Y cuando la sombra ha pres
tado el segundo ser\-icio. y ha visto que el sale
siano puede andar solo, sin tropiezos y sin caídas,
entonces le presta el servicio: último se coloca
a sus espaldas para defendérselas en caso de ne
cesidad. No hace muchos años que se desencade
naba, sobre la obra salesiana de Italia, la más
\*iolenta tempestad que sea dado imaginar,
el año mismo en que Roma desde la roca del
•Vaticano, anunciaba a todo el mundo que D.
Bosco estaba ciertamente en el cielo, y que se le
podría venerar, declarándole VeturabU. El pri-
— 26$ —
mer estallido de aquella tempestad infernal, por su misma tumba. E l cooperador es para el saque fué ciertamente el infierno que la preparó lesiano, sombra que lo precede , que lo acom
y provocó, retumbó como trueno pavoroso so paña y lo sigue; es lo que la savia para la planta
bre el colegio de Varazze en la Liguria, si no rae la sangre para el orgamsmo, y para el soldwlo
que va al campo de batalla, el mauser, los
equivoco, el mismo día en que el S. Padre Pío X
pertrechos, todo. Si vosotros pensáis que son
fimaba el decreto de venerabilidad.
A los pocos días, como si se tratara de un re éstas piadosas exageraciones mías para hala
guero de pólvora, todos los colegios de Italia garos, oid la última palabra, la misma que D.
estaban amenazados por la misma tempestad. Bosco escribía en su testamento, pocos días
El infierno por medio de la masonería había antes de partir para la eternidad. «Sin vuestra
firmado el decreto de exterminio total de la obra caridad, mis buenos coej^eradores, nosotros no
de D. Bosco, como si quisiera vengarse del de habríamos podido hacer nada o sólo muy poco;
creto papal que lo declaraba venerable. En con ella hemos podido enjugar muchas lágrimas
aquella lucha desigual entre el infierno, la maso y salvar muchas almas. Por lo mismo, tengo
nería y la impiedad toda, y unos pobres, tímidos para con vosotros una deuda inraensa de grati
e indefensos religiosos, la victoria final no pa tud, por todo lo que habéis hecho ayudándome
recía dudosa: y y a la prensa inásonica no sola a educar cristianamente y a guiar por el camino
mente de Italia, sino de toda Exiropa, aseguraba de la virtud y del trabajo a tantos y tantos niños,
en son de triunfo que sería suya. De improviso que ya llegaron o llegarán a ser el consuelo de
aparecen en todas partes, muchas sombras; la familia, útiles a sí mismos y a la sociedad, y
en los pueblos, en las ciudades, en los tribunales, sobre todo... felices en el Cielo. Y pues con tanta
en las Cámaras legislativas, y aun creo que bondad y perseverancia me habéis ayudado a mí.
apareciesen algunas en el mismo palacio real: os ruego sigáis la santa obra con mis sucesores.
y después de meses de lucha encarnizada, el La labor comenzada y a no tiene necesidad de mí,
triunfo se declaraba en favor dé los hijos de D. pero sí de vosotros y de todos los que desean que
Bosco: la justicia había triunfado por las som Cristo N. Señor reine en la tierra ».
¿Lo oísteis? Es el mismo D. Bosco que os
bras de los cooperadores salesianos, caballeros,
señoras, ricos, pobres, abogados, magistrados, habla desde el borde del sepulcro; la obra sale
senadores y diputados que habían hecho suya siana no necesita de D. Bosco y mucho menos
la causa de los oprimidos, de los calumniados de sus hijos; pero si tiene necesidad de vosotros,
hijos de D. Bosco. Fué aquel un gran triunfo, para que subsista y cumpla su misión. Y vo-s
que después de Dios y María Auxiliadora, se otros, oíd la palaljra preciosa, no ya como
debió a las sombras de' los cooperadores sale salida de los labios de un moribundo, no como
sianos de Italia. — Cuando aquí en Concepción, venida de una tumba; sino como caída desde el
hace unos 14 ó 15 años, esta casa estuvo a punto Cielo, porque D. Bosco está ciertamente en el
de hundirse, y el naufragio, por la poca expe Cielo. Con vuestra cooi>eración franca y deci
riencia del timonero, se daba por seguro, y la dida, con vuestra pr(^ección moral y material,
catástrofe parecía inminente, ¿quienes mantu con \*uestra propaganda continua a favor de la
vieron a flote la pobre barca q\ie hacía agua obra salesiana, entre vuestros buenos conocidos
por todos sus costados, hasta llevarla felizmente y amigos, dentro 25 años, se celebrarán aipií
al puerto? Las sombras, muchas sombras; to mucho más solemnes, /a.»; bodas de oro de la obra
davía la sombra de D. Benigno Cruz, de D. Hes- salesiana en este querido Chile; más tarde las
peridión Herrera, del Prelado, del clero; las de diamante y se llegará al centenario; y por
sombras queridas de los García L(’)pez, de los este camino, quiero decir, trabajando en esta
Urrejola, de los Méndez, de los Verdugo, de los obra, creo poder asegurar a todos los presentes
Castro, etc. etc.; las sombras de tantas religio que llegaremos infaliblemente a celebrar algún
sas, señoras, caballeros, etc., que en el secreto día nuestras bodas, las grandes, las Bodas eter
del hogar, o a los pies de María Auxiliadora, pe nas en unión de D. Bosco y de D. M. Rúa, en
dían la salvación de los pobres náufragos. Som compañía de los ángeles y santos, de María
bras, he dicho: pero todas de cooperadores y Auxiliadora y de Dios, como muy de corazón
cooperadoras salesianas. Y tengo para mí que os lo deseo a todos.
sin el socorro providencial de esas queridas >■
benéficas sombras, la nave salesiana de Con
cepción se hubiera hundido sin remedio \ para
siempre. Convenceos: la obra de D. Bosco sin
cooperadores salesianos no estaría en Chile ni
en ninguna parte. Ella no habría salido de Turín
ni del Piamonte, o habría caído conD . Bcsco cu
DE JSÍUESTRAS MISIOJSÍES
C H IN A
La bondad de María Auxiliadora.
{Carta del R. P. Burronial S/. D, P. Albera).
Pao-King-fu (Hu-nan) 24 de mayo de 1913,
ñes(a de María Auxiliadora.
Reverendísimo Padre:
el año 1890, hallándome en Turín
como militar de la Cruz Roja, tenía la
costumbre de ir cuando podía al bellí
simo Santuario de María Auxiliadora.
Allí, además de solazarme oyendo los melo
diosos cantos de los niños del Oratorio, podía
desahogar mi devoción a nuestra Madre ce
leste y alcanzar de ella las gracias que le pedía.
iCuántas horas de alegría he pasado ante la
amada Virgen de D. Bosco!
l>espués volví a mi residencia de Milán, fui
enviado a otros sitios y finalmente a China. Han
pasado más 13 años desde que no he podido
ver a la celestial Auxiliadora de Valdocco; pero
jamás ha disminuido en mi corazón la confianza
en la que se complace en llamarse Auxiliadora
de los cristianos; y siempre que lo he necesitado,
experimenté su poderoso auxilio.
Oiga, entre otras, un singularísimo favor que
recibí poco há por intercesión de esta soberana
Reina.
Dos años há mi obispo Mons. Juan P. Moudaini me mandó a Pao-King-ju, Prefectura tan
grande como el Piamoute, y me dijo sonriendo:
Haga la pmeba a ver si se puede fundar una
cristiandad entre esos Paochinos que son tan
rehacios y astutos.
Me dirigí a dicha ciudad, me puse a la obra
con enqHíño y con la ayuda de Dios en poco
tiempo algunos se convirtieron a nuestra santa
Religión, pidieron libros, se pusieron a estudiar
con aliinco y en días determinados nos reunía
mos en una casita para tener las explicaciones
d é la Doctrina y decir las oraciones.
Vo estaba bastante satisfecho y el Sr. Obispo
Ule dió el parabién, autorizándome para adlili
(luirir un terreno destinado a levantar a su
tiempo una iglesia al verdadero Dios.
Pero el demonio envidioso y enemigo de todo
bien, tentó impedirlo.
Mientras algunos catecúmenos hacían lasgestinos para el contrato de compra, se esparció
la voz de que aquel terreno se dedicaría al culto
católico.
Bastó esto para que el dueño suspendiese los
tratos y denunciase a los catecúmenos como
revoltosos y enemigos de la República, que
querían vender bajo cuerda terreno chino a los
diablos europeos. Inmediatamente el alcalde de la
ciudad manda prender a cuatro de mis neófitos
y tenerlos bien custodiados, hasta que terminara
el proceso que contra ellos se había incoado y
fueran condenados a muerte. Además hizo saber
que todos los prosélitos cristianos serían pren
didos y castigados severamente.
Entre tanto estaba yo muy tranquilo en la
ciudad del Sr. Obispo haciendo los ejercicios
espirituales. Cuando recibí noticia de lo que pa
saba, se me cayeron las alas del corazón. Sin
embargo, cobré aliento, pues estaba acostum
brado a semejantes sinsabores, y recurrí a María
Auxiliadora. « Virgen Santísima, le dije, si me
ayudáis en este trance, os prometo erigiros una
capilla allí mismo en Pao-King-fu, donde el de
monio no quiere.
Escribí a los catecúmenos que rogasen a la
Madre de Dios, y siendo 24 de abril, comencé
una especie de mes en preparación a la fiesta
del 24 de mayo.
Pues bien, hoy solemnidad de María Auxi
liadora, he terminado mi devoto ejercicio y la
gracia está alcanzada. Eos cuatro neófitos están
ya en libertad; el Gobernador ha dado un de
creto de protección para todos los cristianos, yo
tengo en mi poder los docimiéntos de la compra
y poseemos un magnifico solar en el centro de la
ciudad.
Reverendísimo Padre, pongo esta relación
en sus manos jiara que haga de ella lo que mejor
le pareciere a mayor gloria de María Auxilia
dora. Si V. se digna encomendar esta misión a
la caridad de los buenos cristianos, haremos
pronto una capillita a laVirgen de D. Bosco:
—
y si para comenzar quiere S. R. mandarme una
oleografía de María Auxiliadora, mi gozo será
cumplido y no dejaré de tenerlo al corriente
de los progresos de esta naciente misión.
Así María Auxiliadora pondrá también su
trono en esta pobrísima provincia china, y los
neófitos de estas regiones, recurriendo a Ella
como a su Madre, recordarán que tienen por her
manos a todos los devotos de María, y especial
mente a los dignos Hijos de D. Bosco.
De V. R. .
Aftno. in C. J.
F. I n o c e n t e B ü r r o n i ,
O. F. M.
Otra vez los piratas (i)
{Carta de D. J. Pedrazzini).
Macao (China), 6 de junio de 1913.
Rvmo. y amadísimo Sr. D. P. Albera:
¿Quién había de pensar que tan pronto se
había de repetir la fechoría que le conté poco há y
precisamente el mismo día en que nuestro amado
hermano D. J. Olive venía a Macao para ce
lebrar la fiesta de María Auxiliadora? Pero,
bendita sea nuestra buena Madre que también
esta vez ha protegido a sus misioneros.
El día mismo de María Auxliadora, a eso de las
siete de la mañana, nos embarcamos en una de
las consabidas lanchas para ir a Macao.
El sol que al principio brillaba sereno sobre
la verde superficie de los arrozales, se fué oscu
reciendo poco a poco. A las II ^ó entrábamos en
un estrecho canal cubierto de niebla cuyas aguas
corrían por entre dos murallones de granito, y
mientras yo recordaba la última aventura, sonó
una descarga de fusilería.
Comprendí en seguida lo que era y me escondí
en un rincón encomendándome a la \'irgen San
tísima.
El vaporcito que nos remolcaba se volvió
rápidamente y sus dos cañones dejaron escapar
dos disparos. Cayó un pedazo de la muralla,
pero la situación emperoraba. Eos ladrones se
habían agarrado al cable y aunque perseguidos
por el fuego de los diez soldados del remolcador,
lo habían atado a los bloques de la muralla. Allí
estuvimos durante dos horas contemplando la
lucha entre los del vaporcito y los piratas.
Estos que eran más de 150 no se daban por ven
cidos; y los soldados viendo que era inútil resis
tir, cortaron el cable y el vaporcito se dió á la
faga precipitadamente silbando desesperado.
Véase el núm. anterior.
—
Durante la lucha nosotros nos tendimos sobre
la cubierta de nuestra embarcación para evitar
las balas; no obstante un pobre viajero, herido
¡x)r dos en las cabeza, se retorcía en un charco
de sangre.
Nuestro intrépido D. J. Olive acudió a so
correrlo y logró hacerle comprender la felicidad
que le esperaba en la otra vida si se determinaba
a creer en Dios y en Jesucristo Salvador; luego
lo excitó al arrepentimiento de sus pecatlos y lo
bautizó.
E l fámulo de D. J. Olive fué herido levemente
en un brazo por una bala que fué a clavarse en
el palo mayor. Todos escapaban espantados sin
salxír donde meterse, cuando se presentaron los
piratas; éstos llevaban también abundantes*se
ñales de la lucha. Apuntando con sus fusiles
intimaron que ninguno se moviese, y luego co
menzaron a saquearlo todo. Y o fui uno de los
primeros en ser registrado: \Tú debes tener
mucho dinero, europeo! me dijo uno.
A l mismo tiempo de un solo tirón me desabro
chó la sotana de arriba abajo; los botones sal
taron por el aire.
Me cogió el reloj, la maleta, el sombrero, el
paraguas .etc. No satisfechos con el poco dinero
que llevaba, me encerraron en un camarote. Y o
no sé lo que pretendían hacer de mí.
E n este momento un vaporcito de guerra
pasó a toda máquina. Los bandidos se descon
certaron un poco y aceleraron su rapiña. Y o
pude escapar del camarote y pasé a una sala
donde los foragidos estaban arrancando los pen
dientes y pulseras a dos señoras chinas y se lle
vaban varios prisioneros. Una fila de barcas llena
de maletas y de dinero se iba acercando a la
orilla.
También I). J. Olive lué rodeado y le obligaron
a entregar todo; más aún, uno lo agarró de un
brazo y lo quería llevar prisionero a la barca.
El se resistió y pudo salvarse. María, a la cual
se encomendó, venía en auxilio de su infatiga
ble misionero.
Los piratas se precipitaron en sus barcas y
en un santiamén ganaron la orilla. Un instante
después las ametralladoras de dos barcos de
guerra comenzaron a disparar.
Los terribles bandidos, para proteger la re
tirada y botín se quedaron detrás de la muralla
durante media hora, defendiéndose con audacia
increíble.
Uno de ios buques dió una vuelta para coger
los entre dos fu ^ o , al mismo tiempo que un
remolcador nos llevaba a Seak-ki adonde llega
mos a las 7 de la tarde todavía en ayunas.
Aquí supimos que habían muerto en la re
friega tres soldados y una docena de piratas;
quince de éstos fueron hechos prisioneros; los
— 268 —
otros huyeron con- el botín, llevándose además
12 viajeros en rehenes.
E sta es, amado Padre, la segunda aventura,
que creemos será la última.
lA la clemente Auxiliadora que acudió en
nuestro socorro para que no nos llevaran aque
llos criminales foragidos, sean dadas las gra
cias!
Sin embargo a V. le prometemos, amado P a
dre, continuar trabajando en la misión que el
Señor nos ha confiado, aunque nos cueste la
vida.
Y besándole la mano con filial afecto queda
de V.
afmo. hijo en Jesucristo,
•
J u an P rd ’iazzin i ,
Misionero Salesiano.
Flores y frutos.
V ( l).
F a n fa r r o n a d a s y p r o te c c ió n d el c ie lo .
En abril de 1890, pasando por una estrecha
cañada para ir a la misión, me encontré con un
buen hombre que caminaba armado de un re
vólver.
— ¿Por qué lleva V. esa peligrosa arma?
— Porque por estas montañas se encuentran
con frecuencia ladrones y asesinos...
— Enterado. Sin embargo, si yo me viese en
tal apuro, no me atrevería a usarla de verasT
Creo que mis piernas me salvarían lo mismo sin
herir a nadie.
— ¿ Y si no tuviese tiempo?
— Qué quiere que le diga? yo no tendría
valor para matar a nadie.
Me despedí porque mi interlocutor caminaba
muy despacio. ¿Quién hubiera dicha que pocas
horas después, yo me había de ver obligado a
simular aquello mismo que reprobaba, y a hacer
creer que también yo llevaba revolver, yo que
jamás lo he usado ni sé siquiera su uso?
I.legué, en efecto, al fondo de un valle y he
aquí que se me iireseutan tres hombres de ma
lísima catadura, los cuales viendo a un pobre
sacerdote acompañado por dos mxichachos, co
menzaron a vomitar todos los insultos imagi
nables.
Eos saludé cortésmeute y la respuesta íué
una mueca de desprecio.
Gen pasos más allá, tuve que bajar de mi ca(i) Vift.'ie el BoleHn de setiembre.
bailo para que uno de mis compañeros arreglase
una hebilla que iba a caerse. Entre tanto yo
saqué del bolsillo el diurno y comenzé a rezar
vísperas y completas. A l verme hacer la señal de
la cruz el más bárbaro de aquellos deslenguados
que se habían sentado sobre la hierba, volvió a
comenzar su satánica letanía, y esta vez blas
femando.
Entonces perdí los estribos, cerré mi libro y le
dije muy recio:
— ¡Cállese V.! ¡Yo rezo por todos y espe
cialmente por V. que es tan desvergonzado!
El aludido se levanta y grita:
— ¿Yo desvergonzado?
— Sí, señor.
— Retire esa palabra, si no...
— Imposible, amigo mío. Ea palabra es
como una piedra; una vez lanzada, no se puede
retirar.
— |Y V. tendrá que retirarla!
— ¡Yo digo que no debo retirarla! Mientras
me habéis insultado a vuestro gusto, yo no
abrí la boca; pero ahora que comenzáis a insul
tar a Dios, yo no puedo tolerarlo. ¡No retiro
nada!
— ¡Vete allí y mata a ese cura! le susurraban
los otros al oido.
— ¡Sí, sí, mátalo, mátalo! gritaban después.
A l oir aquella antífona, mis guías se escabu
lleron como dos liebres y yo me quedé solo de
lante de aquellos perdonavidas.
— Ee repito por última vez, dijo con imperio
el otro, que retire lo dicho o si no lo estran
gulo.
— V. hace el valentón porque me ve solo en
esta floresta y tal vez sin armas; pero si nos ha
llásemos en una ciudad como Buenos Aires o San
tiago no se atrevería a tanto. No obstante, si no
hubiese dicho lo que dije, y a que V. se ofende, no
lo diría yo ahora; pero lo dicho, dicho; y no
puedo retirar nada.
A este punto, me acometió el desalmado, bu
fando como un toro, y amezándome con los pu
ños. Viéndome perdido comencé un Ave María.
Cuando llegiié M Santa María me pareció ver
junto a mí al amigo del revólver que me decía:
I Ve V. si hay casos en que debe usarse! >
Aun estaba el otro a cinco pasos de distancia, y
yo instintivamente metí la mano en el bolsillo
como para sacar algún arma (no tenía otra que
el rosario) y le dije con voz recia :
— ¡Ven, cobarde, ven!
— ¡Ay! Ay! — exclamó vohriendo la espalda.
Tomó a sus amigotes y después de unos mi
nutos de turbación les dijo jadeando aún:
— Si ese tío de cura no saca el revólver, le
saco yo las tripas.
Me pareció que me quitaban un gran peso de
- - 209 —
encima y voh-í a comenzar las vísperas para dar
gracias a la \’ irgen Santísima que se había mos
trado Auxiliadora una vez más.
Luego llamé a los muchachos que estaban
escondidos detrás de unas rocas y continua
mos nuestra ruta hacia la misión sin más inci
dentes.
Buenos Aires. 24 de mayo 1913.
^
S a n t i .\go C ostamagna
Obispo tit. de Colonia.
fúndala el 7 de septiembre de 1911. Al frente de
ella está el señor I>. Umberto de Oliveira, joven
inteligente y laborioso.
A causa de las muchas dificultades que itn tra
bajo de tal naturaleza encuentra siempre en
sus primeros pasos, su definitiva organización,’
especialmente en una pro\nncia tan vasta como
la nuestra, con caminos y comunicaciones deficientísimos, no ha sido totlavía posible y no se
han sacado de esta filantrópica institución todos
los frutos que en el ix)r\'enir debemos esperar de
SANTANDER — Durante la velada (véase la p á g . 273).
M.ATTO G RO SSO (Brasil).-— Tomamos la página
simiente de la Relación oficial, dirigida por el
lixmo. Sr. Gobernador. Dicha Relación fué pre
sentada a la Asamblea legislativa el 13 de mayo
próximo pasado: en ella se encuentra una com
paración elocuente entre los resultados obteni
dos por la civilización laica y la de los misioDeros. Acerca de la Civilización y Protección de
•-Ó Indios dice a s í:
.. Continúa ésta (la civilización de 1 w indios)
a cargo de la Sociedad que mantiene en esta prorincia una Inspectoría, que dirige les trabaja
dores nacionales y la protección de los indios.
ella, .si los cooperadores de esta grande obra 9e
mantienen fieles con gran constancia y amor a
las laudables y patrióticas intenciones del Go
bierno federal. Por falta de datos e informacio
nes no puedo dar noticias particularizadas acerca de los trabajos de esta Inspectoría lleva
dos a cabo el año pasado.
La Misión Salesiana a su vez continúa con
todo celo cristianizando y civilizando nuestros
indígenas de la tribu de los Bororos Coroados,
una de las más terribles en otro tiempo. En la re
lación que me mandó su digno e infat^able
director el P. Malán, se encuentran datos pre
cisos de las tres colonias indígenas: la del Sgdo.
Corazón fundada en 1902 a orillas del riachuelo
Tachos: la de L a Inmaculada Concepción, fun tres años ha, ahora son 74 y no podemos aceptar
dada en 1905 en el Aroy y la de S. José fundada más por falta de local; pero el local vendrá. Su
tres o cuatro años hace cerca del rio Sangradouro. Excia. que tanta confianza tiene en los salesiaComo aparece por dicha relación y por las ala nos, añadirá un piso más a nuestra casa; el Go
banzas qiie hacen de estas o colonias el indiano bierno inglés prometió cubrir l a , mitad de los
Horacio de Souza, Inspector de Metereología, el gastos y nosotros pronto tendremos una casa
Ingeniero agrónomo José Morbeck, entonces mayor con 150 niños.
También los bienhechores de aquí se toman
Inspector de Agricultura, y el R. D. Aquino
Correa, Director del Liceo Salesiano, que han mucho interés. E l 15 de marzo la señora Mille,
estado allí estos últimos meses, el estado de esposa del Juez, organizó en su casa una fiesta
estas colonias es sobremanera floreciente, tanto de caridaad a nuestro beneficio; acudió mu
por lo que se refiere a civilización y cristiani chísima gente. Pude ver más de 60 motocars
zación de los indios, como por lo que atañe a la y un gran número de coches de lujo y motocycles en abundancia.
agricultura y otras industrias.
Tomó parte toda la aristocracia inglesa. La
Por los cuadros adjuntos a la citada relación
se vé que la población indígena d éla colonia de 1 fie.sta estaba patrocinada por el Gobernador de
Sgdo. Corazón es de 105 hombres y lOÓ mujeres; Madrás, el cual vino a honrarla con su presencia
la de La Inmaculada Concepción es .Ic (>4 hom acompañado de su esposa, mostrando el más vivo
bres y 59 mujeres; la de S. José, de 49 hombrer. interés. E l resultado fue excelente. Quedamos
y 42 mujeres; formando un total de 208 hombres muy agradecidos al Sr. Juez y a su esposa por la
y 207 mujeres. De esta población 230 son cris generosa iniciativa.
El 19 de marzo fiesta de S. José tuvimos otra
tianos y 195 paganos y entre los primeros se
cuentan ya 29 familias crir. ianas. Entre ello:', fiesta. El Sr. Obispo puso la primera piedra de .
hay 93 ([ue saben ya leer y escribir y 330 son una nueva escuela que se construye por cuenta
todavía analfabetos. lín el Asilo infantil y en de la diócesis con la ayuda del Gobierno. Se
la primera elemental hay 42 niños; en la se está construyendo precisamente en nuestro jar
gunda 81 y en la tercera 12; unas 112 entre ni dín en comunicación con nuestro patio que será
ños y niñas las tres colonias, aprenden los oficios común a la casa y a la escuela. Se dice que la
de carpintero, herrero, albañil, curtidor, pana escuela es para nosotros o a lo menos que debe
dero agricultor, de cocineras y tejedoras las ni remos encargamos de su dirección.
Nosotros vemos y callam os; sin embargo
ñas. El terreno cultivado con habichuelas, arroz,
mandioca, banano, maiz, caña de azúcar, al el Sr. Obispo tiene mucha confianza en nos
godón y frutas, es, según la relación, de 270,600 otros y nos confiaría de buena gana toda la ju
metros cuadrados en el Sgdo. Corazón, 440,000 ventud de Meliapore. Lo que nos hace falta es
en La Inmaculada Concepción; y 379,000 en la personal....
de S. José. En esta última colonia hay adeniá:.
329 cepas de viña; y en la del Sgdo. Corazón
125 pies de café. l'U terreno arado se calcula en
T E S O R O E S P IR IT U n U .
41,000 metros cuadrados.
Además de estas colonias, la Misión salesiann
Los Cooperadores Salesianos que confesados
mantiene la l'^scuela Agrícola de S. Antonio en y conminados, visiten devotamente una iglesia
Coxipó do Ponte, a pocos kilómetros de esta ca o capilla pública, o si viven en comunidad, la
pital, la cual se distingue por la enseñanza teó- propia capilla, y nieguen según la intención
rico-prátioa de la agricultura racional que se da del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
a los niños i>obres; también frecuentan 15 jó indulgencias plenarias:
venes Bororos la Escuela agrícola industrial
Para el mes de octubre:
llamada de la Gratitud Nacional en Valmciras.
El
día
5 — El Santísimo Rosario.
domie poco tiempo ha se colocaron diferentes
»
12
— La Maternidad de la B. Virgen
máquinas movúlas por una turbina hidráulica.
María.
Estas valiosas obras, hijas de una abnegación
»
19
—
La
Pureza
de la B. Virgen M*.
admirable, bien merecen el a]x>yo de los señores
Diputados y la ayuda del VHKler público para que
Cada mes:
consigan su fin con la conquista de los terrenos
1. Un día cualquiera de libre elección.
en beneficio de la civilización, de los habitantes
2. El día en que hagan el Ejercicio de la
de las selvas y de la comunidad social.... ».
buena muerte.
3. El día en que tengan conferencia.
MEU.áPORE (India, Madrásh - - Tomamos de
una carta de D. ]. Tomatis. El orfanotrofio
prospera. I,os niños, que eran 14 cuando vinimr
— 271 —
acostada, cosa que antes 110 p>odía. ¡Gracias mil a
María!
Julio de 1913.
Gracias de María Auxiliadora.
A c o y a p a (Nicaragua). (*)— Mi hijo José Vicente
padecía de ataques epilépticos desde la infancia
hasta la edad de catore años, hasta el extremo de
poner en cuidado a toda la familia pensando te
mer un desenlace funesto. Después de tantos años
de sufrimiento, fm obsequiado por mi amigo con
un ejemplar del Boletín Salesiano, y lleno de con
fianza por los varios favores publicados en dicha rerista. pedí á Dios por mediación de nuestra santa
madre, la salud de mi querido hijo. No había ter
minado la primera novena cuando ya estaba en
vías de mejorarse; y hoy que escribo estas lí
neas se encuentra completamente curado. Cmnpliendo mi promesa, envío 400 rs. de limosna, en
agradecimiento a la Virgen de D. Bosco.
J u a n F. S ir ia s .
A lican te (España). — Con inmenso agradeci
miento cumplo la promesa que le liice a mi amorosa
madre María Auxiliadora haciendo publicar la
gracia que me ha concedido: A mi marido em
pezaron a darle irnos ataques en los que perdía el
conocimiento, cayendo al suelo y corriendo grave
riesgo de su inda. E n ima de estas caídas, yo llena
de fe invoqué el auxilio de María Auxiliadora, y
emp>ezamos ima novena todja la familia, comul
gando todos el ultimo dia. Desde que concluimos
la novena no le han vuelto a repetir los ataques, y
sólo le vienen de tarde en tarde unas insignificantes
mareos que, con la ayuda de esta bondadosa Ma
dre. tengo el convencimiento de cjue también han
de desaparecer.
Cumplo mi promesa y envío 25 pesetas para las
misiones Salesianas.
.\go5to de 1913.
M aría C astr o de P. del P o r e l .
C a n a ls (Esp.) — Una sobrinilita de mi matrimo
nio que tengo en mí casa, llamada Purificación
Aman de casi 10 años, comenzó a manifestar hin
chazón y a respirar afanosamente, denimciando
bien a las claras ima grave afección cardíaca. El
médico no daba importancia a la cosa; pero a los
tres días, después de auscultarla con detención,
ordenó en seguida mía aplicación de sanguijuelas
y una poción a base del digital porque la pobre
niña se asfixiaba a<|uella noche poniéndose en
peligro de muerte. Apenadísimos sus padres y tíos,
comenzamos ima Novena a María Auxiliadora pro
metiendo celebrar una Misa en su honor y hacer
publica nuestra gratitud. Los últimos tres días de
la Novena vino la enfennita á esta casa a unir sus
preces alas nuestras, pudiendo al presente descansar
Ateniéndonos a las prescripciones de N. S. M. Igle
sia, no emendemos dar a estas gracias más valor que el
cuf merecen atendibles testimonios humanos.
V ice n te G ü zm án .
C a n tilla n a (España).— Una hermana mía tuvo
mía caída que puso en peligro su vida y la de un
hijo suyo de 9 meses que llevaba en brazas, Como
el niño parecía que tenía una pienia partida, inc
encomendé a María Auxiliadora y le ofrecí una
limosna y mía Novena: al séptimo día el niño mo
vía la pierna y mi lieniiana se hallaba fuera de |x:ligro. Como ofrecí publicar el favor, si la Virgen
Santísima oía mi súplica, hoy cumplo mi promesa,
dando la limosna de tres jiesetas.
Abril de 1913.
U m devota agradecida.
M adroño del C a stillo (Sev.). — Después de halier dado a luz tuve como consecuencia esa fiebre
maligna, que suele atacar en tales casos, llegando a
una gradación elevadísima. E l dictamen facul
tativo lio daba ninguna esperanza, afinnaudo, jx>r
el contrario, el peligro de muerte en (jue me hallaba.
En esta situación una prima mía me encomendó
a María Auxiliadora, prometiendo, .si sanaba, dar
una limosna y publicar la gracia.
Ami cuando yo hab a quedado como muda, tenía
momentos en que me daba cuenta de lo (jue pasaba
y de lo que hablaban; a todo accedí, y prometí por
mi parte que tan pronto como pudiese, haría una
\-isita a tan buena Madre en la Iglesia de los Salesianos de Sevilla.
Poco tiempo después estaba completamente
buena, y hoy vengo a cumplir la promesa.
Junio de 1913.
M a r ía de los S \ ntos M artín de M a r t in .
S a la m a n c a . — Dos años liab an transcurridodesde que a una hija m 'a le dió el primer ataque
nervioso. El mal llegó a tal gravedad cjue no ]x>d amos dejarla sola ni un instante. Se consultaron
varios médico.s, pero lodo fue en vano hasta (]ue,
desconfiando ya de la ciencia Immanaa, aciidimo.s a
la que es abogada de todo mal.
Creo conocerá V. la devoción (juc Salamanca
tiene a María Auxiliadora. Al llegar, pue.s, su mc*s
de mayo, lo enijx*zamo;> con muclia dcvfx’ión y con
fianza. Hoy lo seguimo.s celebrando hasta ctmieiizar
la Novena que hicimos tcxla la familia, iiicliLso la
enferma; pidiendo unánimemente a mie.stra buena
madre la salud, y prometí 'ndolc, al mLsmo tiempo,
publicar la gracia y mandar celebrar alguna misa.
E sta no se hizo esperar. El día 22 de Mayo mi hija
con grande sorpresa de todos, .se quiso levantar
alegando que no sent a dolor alguno, y salió para
oir misa y comulgar en acción de gracias. Estaba
curada. Bendita sea María Auxiliadora.
Mayo de 1913.
A sce n sió n A lb e r t d G o n z .u .e z .
S e v illa . — Mi nieto Francisco de Flor Castillo, de
18 años de edad, enfermó gravemente de fiebres
tifoideas. U fa n d o a tener por espacio de alguníjs
di'at 41 grados, y espirándose de un momento a
otro im funesto desenlace.
— 272 —
Hn tan triste situación, me encomendé a María
Auxiliadora y le prometí una misa en su altar, y
una limosna para sus niños si me concedía la cu
ración para mi nieto, y tuve la satisfacción de verle
pronta y totalmente restablecido.
Publico este beneficio recibido de la bondad y
clemencia de María Auxiliadora en favor de los que
la invocan en sus necesidades y aflicciones y mando
celebrar la misa y entrego la limosna
Mayo de igt.í.
R it a M il l á n .
Dao también gracias a María Auxiliadora y envían su
limosna:
Acoyapa (NÍC.) — Mercedes .Sevilla Vega, por
haberle salvado milagrosanicnte a .su liijo eii la
pasada guerra, $ 8,00.
Alta Gracia (Nic.). — Da. Julia K, de Seballos,
$ .‘5>oo; Da. Josefa Rebecca. $ 1,00 oro; Da. iMercedes lie Mongalo y .^ua María.
Algodonales (Cácll/. lí.sp.). — María Jurado, por
haberla librado de una peligrosa eiiferniedad.
Alpandira (Málaga). — Ana Duarte, por un gran
favor y manda 10 pías,
Bucaramanga (Colombia). — Juan A. Núñez, por
mucliü.s y speclales favores, y envía 5 pías.
Buga (Colombia). — Una ilevota. por haber li
brado a su madre de una grave enfermedad.
Caldono (Colombia). — César Suárez, Manuela
Vergíira, por gracias recihida.s.
Cali (Ctilombia). --- Dolore.s Castro, por haberle
librado de unos tumores (¡uele molestaban nuichí.simo. — Id.: Ricardo Ramírez, Dohjres Castro
Sandemente, Rosa Garda de Zamoraiio, por gra
cias recibidas.
Córdoba (Msp.); — C. A ., por liaber curado a sn
hija tpie se hallaba en gravísimo estado y por
haberle arreglado un asunto de mucho interés.
Dirioino (.\ic.). — Angélica Fernández, curada
lie un cáncer.
El Pigre (Puntarenas, Argentina). — Juan Arias,
por haberlo librado de una gravi.sima preocupación.
Granada (Nic.). — Da. iMaiuiela Castrillo. — U.;
ICncarnación Lacaza, ])or haberle arreglado un ne
gocio de importancia, — Id.: J. H. Pérez, por haber
librado de un ])eligro de mucite inminente a Mnrianilo iCsirada. — Id.: Florencia Castillo, por ha
ber sido librada de asma. § .s ,ih>. — Id.: Remigia
(la Robleto, por haber sido librada de enfermedad
muy molesta, $ 12,00. — Id,: .Srta. Angélica Gó
mez, $ ro,oo.
Granada (lisp.). — Maria Rodríguez, por haberla
ayudado en nn negocio difícil y manda 5 ptas. —
Id.: Felipe Fajardo, por haberlo socorrido en una
grave tribulación y envía sn limosna.
Guigalpa (Nic.). — Fidelia de .Suárez, § 2.00. —
Id.: Fidelia de Suárez. $10.00. — Id.: líruielina
Cruz V Genoveva de Morales, por favores reeibidiis, $ i2.i»o. — Id.: Teresa Hurtado. $ 6,50. hi.: lieuedicto León. $ 2,00. — Id.: Una devola,
,$ 1,00. — Id.: Juan C. Leal, $ t,oo. — Id.: Leonardo
Pérez, $ 5.00.
Qinotepe (Nic.). — Agustín Tara.
La Corufta (Esp.). — E. U.. por varios favores.
V envía 60 ptns. de limosna.
Malacatoya (Nic.). — Petrona
de Muñoz,
$ 50,00.
Managua ^Nic.). — D. ('«ayetano Lugo. $ 60.00.
Mendoza (Venezuela). — Juan de Dios I.a Corte,
por la curación milagrosa de su niñiia.
Metapa (Nic.), — Isabel de Pastora, $ 5,00. —
Id.: Carlos Kurique y Carmen V'ega.
Paso Alsina (Arg.). — Carmen F. De Carreras,
por un especialísiniü favor y manda 5 ptas. de li
mosna.
Pereiro (Colombia). — Ana Eclieverri, por haber
salvado una piernecita a su hija Ana. — Id.: El
vira Arias, por haberla librado de un cólico que
le atacó en el campo donde nadie podía socorrerla.
— Id.: Ana Torres, Maria Jaramillo, Ana Josefa
Serrano y Francisca Cardona, por varios favores.
Salamanca (Esp.). — María de los Reyes Mo
rales, por un favor especial y envía 15 ptas. de
limosna. — Id.: Francisca barrera, por haberla li
brado de una pertinaz enfermedad. — Id.: M. E.,
por haber libratio a sus hijos de varias enfermedade.s, — Id.: C. y L., por haber librado a im
niño de grave meiiingiti.s.
Id.: Aurea Alonso,
por haber curado a su liijo ile una enfermedad y
a la hija de una conocida, de otra. — Id.: Juan
llei-nández, por un favor.
S. Benito (Es[).). — N. N., por haber librado
de una grave enfermedad a una sobrinita.
Sevilla (Esp.). — María Acuna, por haberle
arreglado uii asunto de grandísimo interés. — Id.:
Antonia Serrano, por haber sacado bien a su mamá
de un parto dificili.simo en el cual se vió en peli
gro de muerte. — Id.: Una devota, por haberle
conservado a una .sobiiiiita sano un brazo que
tenia inmóvil a consecuencia de un golpe. — Id.:
Rosario Gil, por haberla librado de gripe gra\isima y da 5 ptas. — Id.: Carmen Diez, por dos
grandes favores y envía 5 ptas. de limosna. —
Id.: Carmen López, por haber librado a dos so
brinas suyas de fuertes calenturas y por otro favor.
S. Marcos (Nic.). — Laura de Campos, por ha
berle salvado sus dos hijitos, y envía una limosna.
— Id.: N. N., por innumerables favores, $ 5,00.
— Id.: Perfecto .Márquez, por haberle salvado a su
niñito Paulino de fiebre intestinal, y envía una li
mosna. — Id.: Josefa IL de Campos. $ 5,00. —
Id.: Francisca Vega de Maltés, $ 1,00. — Id.:
Petrona Arriáza, .$ 2.00. — Id.: José M. Aifaro y
Sra., $ 10,00.
S. Pedro (Nicaragua). — Rosaura de González,
|)or haber salvado a una bijiia suya de un grave
peligro,
Santa Teresa. — Rosa \'ado, $ 6,00. — Id.:
Juan G. Casina, $ 5,00. — Id.: N. Urbina, $ 4.00. —
Id.: La niñita Manuela C. Pérez, envenenada ca
sualmente se curó invocando a Alaria Au-xiliadora.
$ 4,00. — Id.: Lilis I’érez, jior curar de uu fuerte
reumatismo, $ 6,00.
Valencia (ICsp.). — Josefa Saumás, por lialH-i
curado a varios de su familia. — Id.: J. IL, por
haber devuelto la salud a su madre gravemente
enferma. — Id.: R.
¡íor haber devuelto la sa
lud a su querido padre. — Id.: Ana Tndela. por
haberla librado de inminente j>eligro y manda 25
ptns. de limosna. — Id.: J. P., por haberle ilevuelto
la .salud en situación apurada. — Id.: Maria Rogo,
por haberla librado de mía grave enfermedad.
Yamundt (Colombia). — Manuel Boiiilia, por
haberlo librado de las fatales consecuencias de una
caída, y envía 15 pesos de limosna. — Id,: Manuel
•Santiago Bonilla, por un favor recibido.
POR Eli MUNDO SflbESiaiNO
El Sucesor de D. Poseo eq España.
SANTANDER. — Antes de la visita. — Aunque
la patriade los Peredas y Menéndez Pelayos ocupapaba uno de los últimos liigares en el orden esta
blecido para las visitas de las casas Salesianas de
España por nuestro amadísimo Rector Mayor, sin
embaído, y corriendo el riesgo de que el recibi
miento que le tributase al Rmo. D. Albera experi
mentara algún menoscabo en la inevitable com
paración a que se exponía con los precedentes de
otras capitales, no había temor en asegurar que los
obsequios de Santander ocuparían lugar preferente
en esta que pudiéramos llamar carrera trimifal del
apostolado salesiano a través de im país palpi
tante de religiosidad y amor a las instituciones ca
tólicas, y de entre ellas a las sociales por excélencia,
como la salesiana.
Comprendiéndolo así, y tjue no sería tarca in
fructuosa ni difícil aunar cuanto de valioso y culto
encierra la capital montañesa para preparar un re
cibimiento digno a nuestro Superior General, el
Rdo. P. i^ijol, representante de los Salesiajios en
Santander, logró asociarse im crecido número de
dlstmguidas personalidades, de cuyas excelentes
disposiciones podrá ahora juzgarse por lo que
vamos a relatar, tomándolo de las diversas publica
ciones de la localidad: que valiéndonos de ellas
ganará la imparcialidad lo que arrebatamos a
nuestro filial afecto, al privamos nosotros de ser
cronistas de los triunfos de nuestro padre.
Decía el respetable Semsmaxio a Págims Domi
nicales », condensando con elocuente brevedad las
impresiones tomadas de la prensa diaria, represen
tada por '3 E l Diario Montañés >y • La Atalaya ».
Como habíamos anunciado en nuestro iiltinio
nújiiero, el viernes por la mañana llegó a Santan
der. en el tren correo, procedente de La Coruña,
el Reverendísimo P. Albera. E l recibimiento hecho
al humilde salesiano fué en extremo cariñoso y
cnt\isiasta; el tiempo, con sus tremendos rigores de
lluvia y ventisca, no bastó a deslucirlo.
Pocos momentos antes de llegar el tren llovía copio.samente: no obstante, a la estación con las auto
ridades eclesiásticas, el Alcalde, varios concejales y
diputados provinciales, acudieron muellísimas y distiiv.üidas personalidades de Santander, y numeT*as representaciones del clero y del pueblo. El
andén presentaba el a^)ecto de las grandes solemniEn la explanada de la estación había una
iaxga hilera de automó\Tles y coches: a la entrada.
el batallón infantil con sus luisarcs, su bando de
cometas y la sección de ciclistas. En la rampa de
Sotileza im público numeroso cjue aguantaba la
lluvia ante la esperanza de ver pasar al Padre A l
bera.
Nuestro Exemo. Prelado hizo la presentación
de las distinguidas personas que habían acudido
a saludar al sucesor del Venerable Don Bosco.
Casi todas ellas acompañaron hasta la calle de Vi
ñas en coches y automóviles al ilustre huésped, (¡ue
en frases llenas de bondad agradecía las demostra
ciones de cariño que el pueblo de Santander- le tri
butaba.
E l tra^-ecto desde la estación a la antigua casa
salesiana, constituyó un cuadro de color simpá
tico en extremo. Precedía al automóvil del P. A l
bera (en el que iban el señor Obispo y el .Alcalde),
la sección ciclista con los húsares, y dando guardia
el batallón infantil; segm'au después muchos co
ches y automóviles. Numeroso público presenciaba
el paso de la comitiva.
Al llegar a la casa de los Salcsianos, donde ,se ha
bía levantado un artístico arco de ramaje.s y flores
naturales con luia lx)uita inst'rij)ción, un coro de
cuatrocientos niños alumnos de las e.scuelas sale
sianas, cantaron acompañados ])or la banda mi
litar un himno de bienvenida al P. Albera. I,as
casas de la calle de Viñas e.staban engalanadas con
colgaduras.
Una representación mUridísiina de señoras coo
peradoras esperaban en el recibidor del Colegio
salesiano y en el vestíbulo la llegada del sucesor
de Don Bosco.
Al descender del automóvil se oycroji muclios
vivas y aclamaciones que eran contestados con en
tusiasmo. El P. -Albera, muy agradecido a tan
tas atenciones, sonreía Ixjndadosamcnte, salu
dando a todos. En el vestíbulo del Colegio sale
siano se despidieron de él muchas de las personas
que le habían acompañado desde la astación, que
dando otras a oir el santo sacrificio que había de
celebrar inmediatamente. .Antes recibió la vi
sita de las señoras coo]>eradoras salesianas, a las
que dió las gracias por sus deferencias y atcncimies.
Durante la misahizx) guardia el batallón infantil
en pleno, cantando motetes la capilla de niños con
la de los Padres carmelitas. Terminada la misa
se ocupó el P. Albera en recibir a varias personas.
— 274 —
trasladándose, cerca de las doce, al Colegio del
Alta donde se hospeda, en el que a la una tuvo lugar
una comida íntima, a la que asistió nuestro Excmo.
Prelado.
La velada. —^Resultó espléndida y brillante. La
estrechez de espacio nos impide dar larga reseña,
como seria justo. Todos sus números fueron aplaudidísimos. vSe celebró en la amplia capilla del Co
legio, adornada artísticamentente con banderas,
escudos y guirnaldas de flores. Presidió el acto
el Excmo. señor Obispo con el P. Albera, que teníaji a su lado al señor Gobernador civil, Alcalde ac
cidental Sr. Arrí, Delegado de Hacienda, Coronel
del Regimiento y Provisor del Obispado; en el
estrado tomaron asiento representaciones del Ca
bildo, clero parroquial y distinguidas personas.
a 300 presos, que luego volvió a llevar a ella, sin
que ningxmo se fugara.
Esto — añade — no se hace más que por el amor,
única manera de domeñar el corazón.
Alude al proyecto sobre la enseñanza del Cate
cismo en las escuelas, protestando de que se quie
ran arrancar de estas las sublimes doctrinas del
Cru^cado.
Y o no concibo que haya más que religión con
escuelas confesionales, o escuelas modernas, donde
se incuba la idea de la anarquía.
Si yo no hubiera sido recogido por los Salesianos
es probable que los bajos fondos sociales me hnbieran hecho anarquista.
Tan enemigo soy de las escuelas laicas, que pre
fiero ver a mis hijos — oyéndome están — muer-
SANTANDER — Los batalloocs iníaatlles Auxilium y de la Caridad.
Media hora antes de comenzar, el salón estaba
completamente lleno, abarrotado: un público se
lecto, distinguidísimo lo ocupaba todo... y todavía
quedaba mucha gente por las claustros del colegio
sin poder entrar.
' El director del Colegio Salesiano de Santander,
don José IMjol, leyó ut» |xíqueño y sentido discurso
de salutación al amado General.
A contimiacióu el presidente de los antiguos
aluumos, don Rodrigo Guate, elevó un sentido,
brioso y hennosí.simo disorrrso de salutación.
Dice que fué el primer huérfano recogido por
la santa casa salesiana de Santander.
Relata la triste situación cu que se hallaba cuan
do fué recogido por los Salesianos, y los peligros
tanto corporales como espirituales de que le libró
la protección de los Padres.
Hablando de lo que deben ser los obreros, dice:
Antes que de uuostius padres somos de Dios y de
la Patria.
Recuerda el episodio de la vida de Don Bosco
cuando éste obtuvo licencia para sacar de la cárcel
tos. a verlos entrar en ima escuela laica, porque
prefiero verlos vivos muertos a muertos vivos.
El señor Guate fué muy aplaudido.
Los señores don Odón Soto y don Gabriel Iinaz
ejecutaron a continuación el concierto para piano
y violín de Beriot, Setnes de ballet, con la maestría
acostumbrada por tan conocidos artistas.
I^eyó a continuación un hermosísimo discurso el
catiónigo de la Santa Iglesia Catedral v admirable
orador sagrado don Pedro Santi^o Camporredondo, que saludó al P. Albera en nombre de San
tander.
Dice que a pesar de su falta de condiciones se
siente seguro al hablar, p>or que nunca tuvo una
representación tan honrosa y grande.
Y es que yo, no soy yo — añade — sino que por
mí habla el pueblo que os brinda hospitalidad.
No pierde mérito el regalo de un rey porque lo
ofrezca un siervo, y siervo soy yo y no menos que
rey el pueblo que os saluda.
La mejor salutación de todas las que pueden seros
ofrecidas, es lo que dicen esas piedras taUg/las que
—
fueron el principio de la realización de un grande
sueño del P. Tabarini.
Ellas dicen: no somos ruinas de nii^^una caridad
en bancarrota, somos un monumento a la caridad
de un pueblo, somos capullos prontos a conver
tirse en flores, somos elocuente prueba de una ca
ridad que a nada llama derroclie si sirve para enju
gar una lágrima.
Relata cómo vinieron los salesianos a Santander
a recoger a los niños, que teniendo un alma buena
tpm'an rma fortuna mala.
Cuenta después la historia de los niños educados
por los salesianos.
En períodos elocuentísimos habla de la verda
dera democracia cristiana.
Al terminar de leer SU discurso sonó im a estruen
275 —
tenta niños del Oratorio de la calle de las Viñas, que
por primera vez lo recibían con ocasión de la v i
sita de nuestro amadísimo Superior, pasó éste a
presidir ima reunión de antiguos alumnos a los qué
dirigió frases de gratitud y aliento, haciendo tam
bién resaltar la importancia de la misión que les
está confiada dentro de la sociedad, una vez q\ie
y a terminaron su educación en las escticlas salcsianas, misión que no es otra shio la de difundir el
bien que se les había enseñado a practicar en aqué
llas; constituyéndose en decididos afAstoles de la
obra salesiana, cooperando a.sí con sus antiguos
maestros a la obra re<leutora de cristianizar y for
mar hombres i'itiles de tantas j>obres niños aban
donados.
L/CS exhortó a contribuir , aimque con cuota
modestísima, a la erección del monumento al \^edosa ovación.
El señor Jado dijo tm discurso verdaderamente nerable D. Bosco, idea que ha partido de la asocia
notable y correctísimo, saludando al Padre Albera ción internacional de antiguos ahmmo,s.
A la rma de la tarde rcimiéronse todos en fra
en nombre de los cooperadores.
El dúo de tenor y barítono de « I pescatori di ternal banquete, en número de ciento aproxima
perle », de Bizet, fué admirablemente cantado por damente, en el Colegio Sale.siano del A lta y bajo la
el señor capellán del Sanatorio Madrazo y el joven presidencia del Rvmo. P. Albera, del Alcalde acci
señor González; ambos poseen voces bien timbradas dental Sr. Arri, de los canónigos Sres. Cainporredondo y Esposes, de los PP. Salesianos Breíto;
de tonalidades delicadas y sonoras.
Se leyeron hermosas poesías de los señores Ax- Manfrediui y Pujol, del Sr. Guate y del Sr. Molpegüello y R ío Sáiz.
ceres.
Los señores Soto e Im az ejecutaron magistral
A l final del banquete brindaron los antiguos
mente la « Romanza » en fa menor de Tschaihow- alumnos Srs. Guate, Gutiérrez y Pereceda, los ca
sky.
nónigos Sm. Esposes y Camporredondo; éste, con
Un nutrido coro compuesto de voces varoniles e aquella forma galana en que es maestro consumado,
infantiles, y acompañado de orquesta, interpretó dijo que, agotados en los brindis antecedentes
ajustadamente la estrofa del Himno Eucaríslico los temas a que podían dedicarse, a él quedábale
solamente contentar.se con brindar por cosa tan
de Buáca.
La serenata original del maestro salesiano Pe- diminuta como un microbio, y que como la éo.sa
drolini, fxxé muy bien cantada y acompañada con por lo extraña exigía explicación, la daba al puntó,
flautas de caña por los pequeños artistas .salesianos. movido por el deseo de que los jóvenes allí presen
A continuación levantóse para hablar el reveren tes, se contagiasen para siempre y de un modo
real y fructífero, con el microbio del entusiasmo en
dísimo Padre Albera.
Desde el primer momento la dulzxira de su gesto, favor de la obra sale.síann.
Exem ado es decir qxje <1 jxMisamiento original
la actitud recogida y modestísima de su semblante
e ingenio-so. halló en el atulitorio digna rccomi>en.s:i
y toda su persona, cautivaron al auditorio.
En frases sencillísimas, reveladoras de una pro con estruendosa.s salvas de aplau.so.s.
E l brindis del Alcalde, Sr. Arrí, fue una comovofunda himiildad, da las gracias a todos por las in
merecidas atenciones que se le tributan: recuerda dora exhortación al bien y en pro de sus benemé
el testamento de Don Bosco, y dirige palabras de ritos educadores dirigida a los antiguos alumnos.
aliento a los cooperadores salesianos, a los que atri Recordando los rasgos más salientes del fundador
buye el éxito de la obra salesiana. Termina pí'ome- de la obra salesiana y de su incomparable conoci
tiendo, en testimonio de gratjtud, sus preces en miento del corazón humano, cita el siguiente pa
fa\or de los bienliecliores ante el altar de María saje de la vida de Don Bosco, que dice haberle
arrancado más de una vez al leerlo abundantes
Auxiliadora y la tumba de Don Bosco.
Cerró la velada nuestro Excmo. Prelado que da lágrimas. Se trataba de un pobre albañil que,
las gracias en elocuentísimas frases, a las autorida educado de niño por Don Bosco, con el trans
des y a cuantos han contribuido al homenaje es curso del tiempo y la influencia del corrom
pléndido en honor del R\*mo. P. Albera. Tennina pido ambiente social en que vive gran parte de
su clase, había claudicado en .sus creencias relidando la bendición episcopal.
Mientras la concurrencia salía, el coro salesiano giosa.s; y así en una ocasión en que -xió años más
tarde pasar a Don Bosco acompañado del amigó
cantaba el himno del maestro Alcántara:
Los antiguos alumnos. — ^ Dfa muj^ aprovechado de éste don Carlos Palazzuolo, promímpió en frases
para la causa .salesiana fué el siguiente domingo despreciativas para lá respetable clase sacerdotal,
27. como que estuvo dedicado casi por entero a los en términos que, provocando la indignación del se
ñor Palazzuoló, obligó a éste a llamarle al orden
antiguos alimmos.
Después de haber distribuido en la misa de en tono y ademanes enérgicos con promesas de lle
aquella mañana el Pan de los Angeles a untís se var las cosas más adelante. Pero Don Bosco, maes-
— 276 ^
tro incomparable en el arte de dominar a los hom
bres y disponer de sus corazones, intervino en el
altercado y se dió trazas tales para terminarlo, que
no niuclio después, al abrigo de una tapia, se puso
a confesar al lenguaraz albaml, a quien por lo que
se comprende, había subyugado con el irresistible
influjo de s*u penetrante y avasalladora caridad.
Dirigiéndose, por xiltimo, al reverendo Padre
Albera, hace un caluroso y poético elogio de Italia,
al cjue llama país hermano, y suplica al Superior
(le los Salesianos c]ue cuando vuelva a Turín se digne
impetrar de María Auxiliadora las gracias y ben
diciones que como buen hijo de la Montaña pide
para vSantander.
Con las siguientés palabras nuestro Rector
Mayor puso digno remate al acto;
« No podré olvidar jamás el esiiectáculo que aca
bo de presenciar redeado de tantos antiguos alum
nos de las escuelas salesiairas de Santander. Esto
es una prueba palpable del afecto filial que a sus
maestros conservan estos buenos jóvenes, señal
distintiva de toda la juventud educada en los co
legios salesianos, debido sin duda al espíritu fa
miliar (pie infonna todos los actos y el sistema
educativo del Venerable Don Bosco ».
I'innlmente dió a todos la bendición de María
Auxiliadora.
A las cuatro, una hora más tarde, penetraba el
batallc'm infantil de la Casa de Caridad en el an
churoso patio de la calle de las Viñas, ejecutando en
unión del salesiano Atixilium variados y lucidos
ejercicios.
Aa despedida. — Este acto, a juicio de cuantos lo
presenciaron, constituyó una de los más originales
y conmovedores que ha presenciado el pueblo de
Smitaudcr, porque desde los primeros pasos que dió
el Padre en el vestíbulo del ferro-carril hasta que
tomó possesión del vagón reservado, que generosa
mente le facilitó la Empresa, no cesaron los saludas
respetuosos, el arrodillarse de gentes sencillas que
le besaban la mano, y a este tenor las más expresi
vas demostraciones de aquella admiración entre
misteriosa y profunda ejue la virtud y virtudes
eximias logran imponer a las muchedumbres.
El Diario Montaüés ha reprodueido en las líneas
que a continuación in,sertanias, una como impre
sión fotográfica de lo ocurrido en la despc(Íida
de Santander ul R\nno. D. Albera el 29, según es
exacto y fiel reflejo de lo que tontas, como está
banlas allí presenciamos.
lie aquí la reseña:
• .\ver. en el tren de las doce y veinte, salió para
Bilbao el ilustre Superior General de la Orden Salesiana. tpie tiui grata memoria por su \*irtud, sen
cillez, bondad, amable y simpático carácter, sua
vidad de modiücs. talento y cultura ha dejado en
nuestra ciudad en el cxirto tiempo que ha sido nues
tro huésped.
El espacioso andén izquierdo de la estación de los
l'errocarriles de la Costa estaba completamente
lleno de gente, deseoso de demostrar al varón cari
tativo, al jefe supremo de esos beneméritos sale.siaiias, maestros, mentores, defensores, amigos de
los hijos del pueblo, de la infancia desgraciada, de
los pequeñuelos sin gm'a ni amores, el afecto sentido
hacia él, la alta consideración a su Instituto; de
seosa de despedirle con sincero cariño y decirle:
Buen padre, que Dios os siga ayudando en esta
santa empresa de caridad y amor, para bien de la
Iglesia, de la sociedad y de los hombres. Que Dios
os bendiga y que esta bendición continúe cayendo
sobre vuestra obra. Que Dios os acompañe en vues
tro viaje y os dé salud y fuerzas para sobrellevar
el santo trabajo a que consagráis todas vuestras
energías.
E l batallón infantil salesiano formado marcialmente con su bandera y bandas, hizo los honores a
su anciano jefe.
E l momento de la despedida fué emocionante;
autoridades, distinguidas personalidades, el buen
pueblo, los niños, acudían a besar la mano al son
riente anciano, que para todos tenía, dulcemente
dicha, una frase, mía palabra amable.
Partió el tren, resonó estruendosa salva de aplau
sos y algimos vivas, batieron la marcha real los pe
queños cometas y tambores y... al poco tiempo se
perdía a lo lejos el convoy en el que viajaba el
Padre Albera, dejándonos el recuerdo de su fi
gura simpática, de su imborrable sonrisa, de su alma
apostólica de misionero de caridad, gemela de los
Franciscos, Vicentes y Boscos.
No nos es posible citar a todos los que en la ca
riñosa despedida vimos. Daremos el nombre de
una parte de ellos que recordamos: Excelentísimo
señor Obispo, Provisor y Secretario de Cámara. Al
calde accidental, señor Árrí; Delegado de Hacienda,
señor Coronel de Valencia, don Casto C. Guereta;
Comandante Cavestany, Capitán Burgués, señor
Caniporredondo, diputado provincial Sr. Gutiétiérrez Calderón; señor Argüello, Sr. Marqués de
Hazas, Conde de las Bárcenas, don Manuel y don
Miguel Canales, don Angel Jado, don Isidoro del
Canijx), don Pedro de Escalante, don Jesús Grinda.
don I.,eoix>ldo Llórente, don Dioni.sio Erasun, se
ñor Ostúa, reqieseutación de la v Junta de padres
de familia », otra de la * Asociación Protectora del
Viajero * otra de treinta ex-ahinmos salesiano®,
presidida jxjr el señor Guate; capellanes de las Tri
nitarias y de la Inclusa, señor Sotorrío, Soriano y
don José Pérez. »
BUENOS AIRES.— Y a dimos cuenta a nuestros lec
tores de los brillantísimos festejos con que los
colegiíjs salesianos de la capital argentina celebra
ron el jubileo del Himno nacional.
Impresionó tanto a las autoridades el patriotismo
de los nuestros, que la presidenta de las Coopera
doras recibió el mensaje siguiente que tomamos
de nuestro colega E l Templo de S. Carlos.
Publicamos a continuación la nota de agra
decimiento y de aplauso que el Hble. Conse)0
N. de Educación tuvo a bien dirigir a la bene-
— 277 —
mérita Comisión de Cooperadoras Salesiaiias (en
la persona de la distinguida Señora Presidenta
interina, Dña. Ana B. de Lacroze) por haber pro
movido la grandiosa manifestación que ofrecieron
los siete Colegios de la obra de Don Bosco con im
contingente de tres mil cincuenta niños, encabe
zados por tres bandas de música de las Escuelas
de Artes y Oficios y bien uniformados con traje de
gimnasia.
La misma Comisión de Cooperadores al dar
publicidad a ese dociimento, que patentiza la
gentileza y la complacencia con que el Hble.
Consejo reconoce y admira esas manifestaciones y
rasgos de patriotismo, con que las Escuelas Salesianas se juntan a las oficiales para recordar las
gloriosas tradiciones de la Patria; nos encarga de
agradecer públicamente las palabras de animación
y aprecio que el Hble. Señor Presidente le ha
dirigido, encomiando no sólo su benéfica coopera
ción sino también la dirección de los mismos Co
legios Salesianos.
República Argentina
Consejo Nacional de Educación
Secretaria
N.° 2588 — Exp. Letra P. — N .° 6012.
Buenos Aires, Mayo 17 de 1913.
Sra. Presidenta de la Comisión de Señoras Coopera
doras Salesianos, Dña. Ana B. de Lacroze.
Avenida Alvear N, 490.
Tengo el agrado de dirigirme a la Señora Pre
sidenta. por especial encargo del Consejo Nacio
nal de Educación, agradeciéndole su adliesión a las
fiestas conmemorativas del Primer Centenario del
Hmuio Nacional Argentino, y felicitándola p>or la
corrección con que actuaron los alxmmos de sus
escuelas tanto en los coros de voces como en los
ejercicios gñimásticos, formación y desfile, presen
tando así un conjunto digno de encomio, que honra
a las jjersonas que los dirigen.
Ruego, por tanto, a la Señora Presidenta quiera
aceptar mis plácemes y servir de intérprete ante
los miembros de esa Sociedad, haciéndoles Comstar
este aplauso en nombre del Consejo que presido.
Con este motivo me es grato reiterar a la Sra.
Presidenta las seguridades de mi especial consi
deración.
P edro N. A rata .
TEQUCIGALP.A (Honduras).—
E l Nuevo Tiempo,
periódico de esta ciudad, copiamos lo siguiente.
E l domingo se verificó en el Colegio San Miguel
una simpática fiestecita solemnizando la Enircga
de la Bandera a los alumnos y a los socios del círculo
ju\ enil Concordia.
E l tiempo era poco risueño; pero acercándose la
hora del entretenimiento se fué serenando y al fin
prestó a la fiesta las galas de su esplendidez. Los pa
drinos y las madrinas ocuparon un lugar distinguido
pKparado al efecto; numerosos <x»ncurrentes
llenaron los pórticos internos del C o l^ o . A las 3
p. m. se dió principio al acto con el Himno Nacional,
cantado por todos los alrmmos; acto continuo, el
M. Ilustre señor Canónigo Ledo, don Ernesto Fiallos, dió la bendición ritual al Pabellón y el Dr. don
Antonio R. Fontecha, que por especial delegación
representaba el Exemo. señor Presidente de la Répública, Dr. don Francisco Bertrand, en medio del
más profundo silencio entregó la Bandera a los
jóvenes que respetuosamente la recibieunv y ]><)niéndola al frente de su fila, marcliarou delante
de los padrinos y de los invitado.^ L a linda Ban
dera consta de dn lienzo de seda de color eleste de
las dimensiones de metros 3 por 1,80 con selectas
alegorías bordadas en oro, y el asta metálica, largo
ni. 3; ésta termina con artística lanza dorada.
Subió a la tribmia el señor Fontecha, para pro
pugnar cu profmida y brillante alocución lo.^ sa
grados derechos de los niños, mereciendo por ello
mía ovación.
I/)s pequeños actores se esforzaron para interesar
al público con ima cómica representación en <los
actos, intitulada Ruiseñor 6 el Nigronuintc glotón.
E l coro infantil ejecutó varios cantos escolares y
romanzas; SulVOnda, En el mar, La escuela. En el
campo-, y la orquesta, integrada ¡xjr afamados ar
tistas, durante los entreactos impregnó el aire de
balsámicas armonías.
E l joven don Julián R. Cáceres pronmició un
bello discurso, haciendo resaltar con frases ¡lictóricas y argumentos profmidos, el jx>der incontras
table de los centros de organización. E l Presidente
y el Secretario del círculo Concordia dirigieron tam
bién conceptuosas palabras, ilustrando los trabajos
llevados a cabo por dicho círculo, y sus propósitos
para el por\*enir.
Concluyó el Director del Colegio, drndo las
más cumplidas gracias a los padrinos y madrinas y
a todos los que con su apoyo moral o material au
xilian al Colegio.
Notamos entre los presentes, las .señoras y .seño
ritas que forman la Junta Directiva de Coojxíradores y otras muchas muy honorable,s de esta culta
sociedad: entre los caballeros, además de los men
cionados arriba, vimos al M. R. P. Basilio llóniez,
en representación del Rviuo. Sr. Üblsixj, al Exemo.
Sr. Gral. don Máximo B. Rosales, don .Santas .Solo,
Gral. don Rafael López Gutiérrez, Dr. Trinidad
Mendoza, don Pablo Padilla, etc.
A las 5 p. m. terminó la fiasta que, aunque .‘ Ciicilla, no carecía de alta significación, pues la E n
trega de la Bandera, además de infundir entasiasino,
como faro luminoso orientará las tiernas energías
y señalará el derrotero glorioso a un número no
despreciable de jóvenes.
A. R. M.
BUENOS AIRES (Almag.). - En la lienuosacripta
del Templo de S. Carlos, ante distinguida y nume
rosa concurrencia dio el Sr. Inspector la confe
rencia reglamentaria cuyo extracto copiamos por
encerrar datos de interés para nuestros lectores.
Se dió principio con la lectura de la precio.sa
Carta-Testamento, que el Vble. Don Bosco dejó
a su Sucesor piara que se enviara a todos los Coopieradores y Cooperadoras de su Obra, esparci
dos p>or todo el mundo, lo que se hizo por el Rvmo.
-
278 -
Señor Don R úa 25 años hace, en 1888. No podía
inaugurarse la Conferencia con un documento
más oportuno y autorizado: la palabra tan insi
nuante y conmovedora del Apóstol de la juvent\ul fué oída con profxiudo respeto y con el mayor
interés.
Subió luego al piilpito el Rdo. Superior y to
mando argumento de la misma Carta (que pro
metió enviar a todos los Cooperadores, como re
cuerdo, a pesar de ejue ella figure ya en el Re
glamento-Diploma que todo Cooperador ha de po
seer) explicó los pinitos principales comprendidos
en ese admirable documento: el afectuoso agrade
cimiento de Don Bosco jror la cooperación, las ha
lagadoras ])romesas de las oraciones de los asilados,
de las recomi)cnsas inefables del Santo Evangelio,
y de la protección y gracias de María Auxiliadora,
con la comjjrobación de los hechos admirables y
providenciales realizados en vida del mismo Fun
dador. l ’or último el compromiso que el mismo
Vble. Don Bosco ha contraído de rogar incesan
temente en el Cielo para la salvación de los amigos
y bienhechores de .su Obra.
'l'odo esto ha de hacer comprender la impor
tancia y necesidad absoluta de la Cooperación
Salosiana, sin la cual, la Obra de Don Bosco, como
él mismo lo afirma, no podría subsistir. « L a Obra,
una vez establecida, ya no necesita de mi (dice D.
Basco) pero si de vosotros y de todos los que, como
vasotros, aman y desean que reine Dios en la tierra. >
Y concluye nuestro Vble. Fundador entregando su
misma Obra en manos de sus Cooperadores: « Os
¡a confio y recomiendo....i.
Las expresiones tan claras y terminantes de
nuestro Vble. Padre sobre la imprescindible ne
cesidad de la Cooperación, nos han de hacer comjirender esta gran verdad, confirmada por la Histo
ria Eclesiástica (como y a otras veces lo hemos
explicado), que la Obra de Don Bosco consci^'ará
su carácter popular y benéfico hasta que a la acción
de los Salesianos (y respectivamente, de las Hijas
de María .^uxiliadora) vaya unida inseparablemente
¡a Cooperación de los seglares. E l día cu que las Casas
Salesianas no tengan va el auxilio de la coopera
ción no ]x)drán educar jx>brcs y huérfanas, |x>r(pie
les faltarán los medios materiales para su sosteniniicnto, alimento, vo.stido, habitación, talleres.
■ nia<iiiiunrias. etc.
Todas las Tnstituciones benéficas, ijue la Iglesia
ha establecido ^xir medio de sus Santos, especial
mente de las dc<licadas a la eilucación y caridad en
favor lie los pobres, han tenido que evolucionar y
formarse' un método económico de vivir según los
medias ipic la caridad cristiiuia les proporcionaba:
menuatido esta caridad deben buscarse otros me
dias, solicitándolos a los padres y encargados de
los educandos. V entonces necesariamente han de
subir las exigencias y condiciones reglamentarias
del ptt^ am a.
La Obra de I^ou Bosco en la República A r
gentina (sin ningún suicidio oficial del Gobierno,
sin otros recursos fiijos) con el trabajo de los SaIcsiauos V algunas limosnas de los Cooperadores,
ha podido consetrar hasta hoy ese carácter abso
lutamente benéfico, que el Fundador le imprimió.
Se vive económicamente, se hacen sacrificios, se
padecen privaciones, pero puede asegurarse, que
la mitad de los alumnos son gratuitos y que los que
pagan pensión, ésta no pasa de 25 o 30 $ mensua
les para Estudiantes, mientras que para los Arte
sanos el máximum de pensión ha sido siempre de
15 S al mes.
Sin embargo, queridos Cooperadores, ¡cuán
tas luchas y disgustos por no poder satisfacer
las innumerables peticiones que se dirigen cons
tantemente a las Escuelas de Artes y Oficios de
Almagro y de Maldonado, o a la muy triste
abandonada Escuela Agrícola de XJribelarrea!
Debemos repetir en este año lo que anuncia
mos ya en años anteriores: después de admi
tir en las Escuelas Profesionales de Artes y Ofi
cios a más de 800 alumnos pupilos, la mayoría
gratuitos, hemos tenido que rechazar más de 3000
peticiones por falta de local y de recursos.
L a acción salesiana se sostiene y adelanta, el
personal aumenta también paulatinamente en
nimiero. Una nueva Escuela « Ar^el Zerda » se
ha fundado en Salta, gracias a la generosidad de
aquel inolvidable patricio salteño que fué el Sr. D.
Angel Zerda q. e. p. d., que ha querido dejar
ese imperecedero monumento de su piedad y
amor a su patria, proporcionando al pueblo un
local que desde ya ahora alberga a 100 internos
y a 200 medio-pupilos y externos, con floreciente
Oratorio Festivo de más de 400 niños!
En Buenos Aires, mediante el auxilio de la be
nemérita Asociación de Cooperadoras Sale.sianas, el Colegio de los « Huerfanitos de Don Bos
co » de Maldonado ha emprendido una nueva y
grandiosa construcción, que podrá contener otro
centenar de pobres huerfanitos artesanos. Allí se
hace sentir la urgente necesidad de la cooperación
salesiana. más que en cualquier otro punto, per tra
tarse de huérfanos y abandonados y en un barrio
sumamente pobre y hasta hoy desamparado!
E n Córdoba también se construyen algunos
talleres, el comedor, cocina, etc., locales ijuc
eran ya imprescindibles por el incremento de la
Obra: almas generasas van contribuyendo con
.sus donativas dedicados a la memoria de sus
queridos finados, cuyos nombres grabados en las
placas colocadas en esos nuevos salones, pasarán,
de generación en generación, bendecidos pxjr mi
llares de niños que allí se irán educando! ¡Ojalá
este precioso acto de caridad encontrara imita
dores entre los Cooperadores de Buenos Aires,
a favor del Colegio « Pío I X » de Almagro, que
reclama un taller de herrería, una entrada más có
moda y conveniente y una fachada que corresponda
a la inipx)rtancia de esta primera Escuela de Artes
y Oficios, no sólo en la Argentina, sñio en toda la
América!
Mientras se trata de levantar al Vble. Don
Bosco un Monumento en Valdoco de Turín -;no
sería justo que los beneméritos Coop>eradores y
Cooperadoras con los exalunmos de esta pririlegiada República (que cuenta 45 casas Salesiana.^)
propiciaran la idea de concluir en Almagro este
F
— 279 —
Colegio Central de toda la Obra de Don Bosco, de
dicándola en 1915 (centenario del nacimiento del
grande Apóstol) como Monumento Argentino de
gratitud a su venerada memoria?
Raras veces el Vble. Don Bosco en sus funda
ciones tuvo que arrepentirse y enmendar la plana;
pero parece que se dá el caso actualmente en la R e
pública Argentina de deber cambiar de rumbo con
respecto a la Escuela Agrícola de XJribelarrea, que
no ha dado en los 20 años de haber sido establecid,
los resultados que se esperaban, a causa del terreno
an^adizo y estéril en que se ha colocado. Su San
tidad León X III había recomendado a los Supe
riores Salesianos que fomentasen en la América,
y especialmente en esta Reptíblica, la fundación
de Escuelas de Agricultura; llenos de entusiasmo
aceptamos el ofrecimiento generoso del benemé
rito Cooperador D. Miguel N. de Uribelarrea; segastó muclio dinero, se empleó un personal bien
preparado y se hicieron trabajos romanos (como lo
pudieron comprobar los visitantes); pero .todo se
malgastó a causa de las aguas estancadas que aho
garon las sementeras y las plantaciones é hicieron
imposibles las cosechas.
Sin embargo se han veiñdo educando constante
mente unos 50 pupilos recogidos de los barrios
de la Boca, Almagro, y pueblos de la Provincia, y
al deberse trasladar esa Escuela de Agricultura,
es de desear que sea a un paraje próximo a la
Capital para que pueda ser como sucursal de las
Escuelas de Artes y Oficios para recoger de las
calles de la Metrópoli a tantos niños que en las
faenas campestres, encontrarían su bienestar moral
y físico y aprenderían a ganarse honradamente
el pan de la vida. Se espera, pues, que algima
persona caritativa como el inolvidable D. Miguel
de Uribelarrea, venga hoy a proporcionar un campo,
auucjue en menor extensión, para desarrollar con
venientemente esta tan importante Obra de la
educación agrícola para la juventud desvalida».
El Inspector Salesiano quiso interesar de mía
manera especial la caridad y el celo de los Coo
peradores de Don Bosco sobre otra Obra, que
llamó fundamental y de trascendental importan
cia: los Oratorios Festivos. H oy especialmente
que se ha desterrado de la Escuela Oficial toda
idea de Dios y de Religión; hoy que los liijos
del pueblo nacen y crecen entre la blasfemia y
la imnoralidad de las calles y de las oficinas,
con mil ocasiones de perversión por los com
pañeros y diversiones; es una obra de salvación
para la sociedad el proporcionar a esos pihuelos
de la calle en los días festivos un lugar de recreo,
de instrucción y de buenas compañías en los Ora
torios de Don Bosco.
Buenos Aires desde 1879 tiene su Oratorio de
S, Francisco de Sales (que fué el primero en toda
la América); Tnás tarde se establecieron ios Ora
torios de la Boca, de Sta. Catalina, de Mater Misericordiae, de Maldonado y de San Antonio: en
dios se entretienen unos tres mil niños de esos ba
rrios todos los días festivos, y con admiración he
mos presenciado en la fiesta de San Luis en uno
sólo de ellos unas 500 Comtmiones.
Un grupo de ex-aluninos de esos Colegios Sa
lesianos cmnplen con celo y abnegación el oficio
de CaXequistas en sus respectivos Oratorios y se
ocupan de la asistencia, de las rifas y de las fun
ciones de teatro, biógrafo, etc. ¡Qué admirable
y oportuna es esta Obra y cómo merece ser favo
recida por los beneméritos Cooperadores!
Los medios de cooperación son muy sencillos
y fáciles; se trata de pro]X)rcionar a esas niños
pobres algún regalo y frecuentes atractivos para
conseguir su asistencia: pretidas de w stir, oalzatlo,
gorros, libritos, estampas, juguetes, etc., etc.;
y en los días solemnes pagarles o el desaynmo o la
merienda. Cualquier cosa sir\^e para despertar
entusiasmo en los chicuelos y conseguir que amen
su Oratorio y se ^•inculen con él ixniictuamente!
Pero un grupo de caballeros se han propuesto
promover mía suscripción para dar al Oratorio
Festivo de Almagro, el más antiguo y más imjwrtante de la República, una fonna característica,
dotándolo de clases, salones de reunión y para
actos públicos, de manera que pueda representar
dignamente el primer Oratorio de S. P'rancisco de
Sales de Valdocco entre nosotros.
Hacemos votos para que esta iniciativa encuen
tre apoyo entre todos los Cooperadores de la Re
pública, y que pueda tener el mismo éxito que la
Obra de Don Bosco tuvo en Córdoba, mediante la
suscripción parcial de las partes del edificio. Para
esto se está levantando el plano conveniente
con las reparticiones necesarias.
Puso término a la conferencia, la relación que
hizo el Inspector de los esfuerzos hechos hasta
hoy para formar en Bemal el personal docente
según el espíritu del Vble. Don Bosco. L a Obra
más admirable del grande educador de la juven
tud fué la de las vocaciones eclesiásticas, que él
encomendó a María Auxiliadora. Ix>s pequeños
Aspirantes de Bemal, escalonados en los cursas pre
paratorios y en los Años del Curso Noniial, han
llegado al número de ciento. Varios Cooperadores
costean los estudios, por medio de becas de 20
mensuales a esos futuros Maestros y Asisten
tes Salesianos y todos ]>edimos por su perseveran
cia: aimque nos del>emos contentar con halx.T pro
porcionado a varios de ello.s solamente el medio
para ser buenos cristianos en el mundo, dado que al
crecer en los años se reconozxía no tener las condi
ciones necesarias para llegar a ser Salesianos.
Recomendamos esto encarecidamente: que to
dos los Cooperadores se hagan suscriptores Cela
dores de la Obra de María Auxñiadora para
las vocaciones, no sólo por el contingente de los
20 cts. que dá cada contribuyente o de los g 2,40
que recoge mensualmente cada Decurión o Ce
lador en su decuria (de doce contribuyentes);
sino porque propagando esta Obra y favorecién
dola. se facilita también a tantos jóvenes el cono
cimiento de las condiciones necesarias para aspirar
al sacerdocio, se onnbaten y quitan de las familias
y del pueblo las prevenciones contra el estado ecle
siástico, tan perseguido y calumniado en nuestros
días, V se proporcionan a las almas los medios de la
— 28o —
rt-deiición, que todo Cristiano está obligado a pro
curar para sí, y para su prójimo ».
I-'altaba aim hablar de las Misiones de la Pampa
y de la Patagonia para ofrecer im cuadro com
pleto de la Obra de Don Bosco en esta Repxíblica;
]XTO se dejó para otra ocasión el tratar este asunto
tan importante, limitándose por el momento a re
comendar a las oraciones y a la caridad de los Cool)eradores los trabajos de los Misioneros y especial
mente las vocaciones de Aspirantes para esa vida
de ajxjstülado y de sacrificio, que cada vez más
escasean en estos países tan dilatados y de tanta
población de imuigrantes y aiui de indígenas!
Concluyó la Conferencia con la colecta, que dió
por resultado míos loo $ a beneficio de la Casa de
Benial, además de luia beca para un Aspirante.
u Crónica de los Oratorios Festivos j
L a banda del colegio Pío I X con alegres marclios
contribuyó grandemente a amnentar la alegría.
A las 8 p. m. sin que durante todo elidía entre
1400 niños sucediera el menor incidente des^radable, terminó esta fiesta, que dejará en el corazón de
todos los que tomaron parte en ella, recuerdos im
borrables y sentimientos de profimda gratitud al
venerable Don Bosco, que con su óbra de los ora
torios festivos ha proporcionado a los niños un
medio seguro y eficaz para conservarse buenos en
medio de los ^jeligros morales de las grandes ciu
dades.
M EM ORIAS B IO G R Á FICA S
DE MONS. LUIS LASAGNA
CAPITU LO L.
BUENOS AIRES (Ahnagro).— E l Oratorio de S.
l'riuicisco de Sales ha celebrado este año con es
plendor inusitado las fiestas de S. Duis.
A las 8 p. m. ofició la santa misa el reverendo
padre José Vespigiiani, Inspector de los co ló lo s
salesimios en la Argentina, quien, después de ima
breve plática, distribuyó la santa comunión a unos
500. cutre ahminos, oratorianos y ex-alumnos.
A las 9 a. m. la comisión de cooperadores del
oratorio sirvió el desayuno a todos los concurrentes
al acto religioso, que pasaban de 700; a las 2 p. m.
más de 1400 niños ocupaban los espaciosos patios
del oratorio, entretenidos en diversos juegos y di\ersiones: llega la hora de la procesión; cesa
el bullicio; y aquel mundo infantil fonna en filas
compactas, y guiados por el i>ersonal del colegio y
unos 50 jóvenes ex-alimuios de Don Ihisco. canta
con religioso acento el hinmo nacional al Sagrado
Corazón y otros sagrados cantos, acompañando el
canto la banda del colegio Pío IX . Una vez en la
capilla, subió al pulpito el reverendo padre Luis
I’cdemonte. siqierior de las misiones salesianas de
la Patagonia. v en m alio tlel mayor silencio, habló
a acjucllos niños, (pie le escuclinron con visible
atención: después de indicarles los medios para
conscTvarse siempre buenos cristianos, dirigió su
palabra a la comisión de la compañía de San Luis y
a los jóvenes ex-ahumuxs, animándolas a perse
verar en su obra de catetjuista.s, que es la obra re
dentora en las tiempixs presentes. Tenniuada la
breve i>ero entusiasta alocución del reverendo pa
dre Pedemonte. el novel sacerdote reverendo padre
.Mfredex Perassi ordenado e.sc mismo día, dió la
Ixndición con el Santísimo Sacramento.
Al salir de la Iglesia la comisión de cooperadores
obsequió nuevamente a los 1400 niñas con dulces
y pasteles.
•A las 5.30 p. m. se dió principio a una fiesta ci
nematográfica al aire libre; hubo luego iluminación,
fuegos artificiales y elevación de globos.
Carácter particular de la catástrofe — (nmeaso con*
curso al lugar del desatre — El anuncio a las
autoridades — Luto nacional — Angustia desga
rradora de los Salesianos y de las Hijas de Marta
Auxiliadora — Cuidado fraterno de los cadáveres
— El féretro en la iglesia de la G l o r i a ------ Los
funerales — En el Cementerio de Juiz de Pora - Las averiguaciones de la justicia — Pónese en
claro que el acontecimiento es delictuoso — Pero
¿cuándo se hará la luz? — Ante el tribunal de la
opinión pública — Apóstol y mártir.
L a catástrofe de Juiz de Pora tan horrenda en.
sí misma, fué acompañada de circunstancias (jue
aumentaron inmensamente la consternación de
todos los que de ella tuviercai noticia. Aquellas
víctimas que habían sucumbido atravesando las
lejanas tierras brasileñas, eran misioneros, eran
vírgenes esposas de Jesús, y no las guiaba otro
anhelo que el de realizar las pacíficas cruzadas de
la fe y de la civilización. Ix>s habían llamado con
fervientes votos y encarecidas instancias las auto
ridades eclesi<ásticas y civiles del Estado: erati ben
decidos. alentados por todos, aun por los que no
se mostraban aficionados a la religión, y que e.>^tabau contestes en reconoc'cr que la misión de los
hijos de Don Bosco es emiuentemente caritativa
v, como ellos decían, humanitaria. E l choque de
ios trenes hizo en las víctimas, y en algunos que
lograron escapar a la muerte, tan espantoso e s tr ío ,
que enterneció los corazones más duros y arrancó
lágrimas a los mismos que no habiendo podido
dmrse cuenta con sus propios ojos del horrendo
espectáculo, sólo habían oído uarrarle. Pero k)
que llegaba a las telas del corazón era la pérdida,
como escribió el Jornal do Commercio, * de un gran
Obispo, de un gran sacerdote, de im apóstol infa
tigable de la ciencia, de la paz y del trabajo, en
la plenitud de sus fuerzas, y en el ejercicio de
ardentísimo celo •.
— 28i —
Apenas cundió la lúgubre noticia, acudieron al
lugar del desastre millares y millares de personas
en cuyo rostro se dibujaban la tristeza y el dolor
más profundos. Ni las tinieblas de la noche, ni
la llu\-ia torrencial que continuaba cayendo fueron
parte a disminuir la afluencia de aquella oleada de
pueblo. A l día siguiente, aunque ya no quedaba
allí más que un rimero de escombros y los rastros
de la sangre, tampoco cesaba el concurso. Parecía
que todos se consideraban invitados a aquella
fúnebre romería por el lastimero clamor de las
campanas que no cesaron de expresar con lentos
dobles el universal quebrairto, hasta que no fueron
sepultados los restos mortales de las inoncentes
ríctimas.
El Doctor Don \’euaucio Café, Vicario Foráneo
de Juiz de Fora, ajíenas volvió en sí del aturdi
miento en que le había sumido el tristísimo lance,
acudió también a prestar su auxilio, y luego se
apresuró a enviar por telégrafo la dolorosa nueva
al Presidente del Estado, al Ministro de la Agricxiltiua, al Obispo de la Diócesis de Mariana y a las
casas salesianas del Brasil. Desde aquel instante
comenzaron a llegar de todos los puntos de la R e
pública federal telegramas con el pedido de maj-ores
im'ormaciones y con la expresión de los más sen
tidos pésames. Desde los obispos hasta el últim o
de los sacerdotes, desde el Jefe del Estado hasta
el último de los súbditos, casi no hubo quien no
participara \-ivamente de aquel luto, de manera
que la muerte de Mons. Lasagna fué considerada
como una calamidad pública en todo el Brasil.
El Consejo Mimicipal de Jmz de Fora y el de
Ouro Preto suspendieron sus sesiones en señal
de duelo y enviaron una diputación que los repre
sentara en los funerales, L a Administración del
Hospital de la segunda ciudad mencionada, tele
grafió inmediatamente al Vicario Foráneo de Juiz
de Fora, reclamando el honor de correr con los
gastos de las solemnes exequias y encargándole
que depusiera sobre el ataúd una espléndida co
rona. El Obispo de Minas Geraes, vinculado a Mons.
Lasagna con los lazos de la más afectuosa amistad,
suspendió la visita pastoral mostrándose pesa
roso de que la distancia no le pennitiera llegar
a tiempo para bendecir la tumba de aquellos m ár
tires de la caridad; su Vicario General Mons. Telles
Guimaraes por medio de rma circular invitó a
todos sus diocesanos a tributar piadosos sufragios
a las víctimas. E l Presidente de Minas se liizo in
térprete por tel^ rafo del dolor de todos sus admi
nistrados por la pérdida de im Prelado que había
merecido bien de toda la República.
Mas ¿cuál no hubo de ser el quebranto de los
Salesianos y de las Hijas de María Auxiliadora
al recibir la dolorosísima noticia? Nosotros que
hemos seguido al gran Misionero en las varias \*icisitudes de su vida y en el gobierno de sus insti
tutos. no tendrems dificultad en imaginarlo. No
hay palabras que correspondan a la inmensidad
de la coi^oja que experimentaron en aquella circtuLstancia, ni aun tentamos describirla; alguna
idea de ella dan las vehementes palabras del Doctor
D. Luis Pedro Lenguas, Presidente de la Asocia
ción de Ex-Alumnos del Colegio Pío de Villa Co
lón: « ¡Monseñor Lasagna ha muerto! H a llegado
pues, la noclte para los hijos del padre amado. Fué
tan rudo el goli>e que las fuentes del dolor se seca
ron; los ojos no han vertido mía sola lágrima, sólo
suspiros brotan del fondo del corazón ». Todos
creyeron por un instante que el Señor cu sus ina
pelables designios exigía de ellos la consumación
de un sacrificio superior a sus fuerzas. Dios solo
es testigo de las angustiáis que sufrieron, de los
esfuerzos que hicieron para acatar el querer divino
y resignarse a él. Pero volvamos a las lloratias
víctimas del chotjue.
Los cadáveres habían sido llevados a la casa de
los beneméritos Padres Redentoristas, quienes
habían ¡>edido como una gracia el honor de con
cederles hospitalidad. Durante la noche aciuellos
buenos religiosos velan los cuerpos de Monseñor
y de su secretario, mientras distinguidas y piadosas
señoras, sobreponiéndose al horror que necesaria
mente han de inspirarles aquellos cuerpos reducidos
por el choque de los trenes a una masa informe,
prestan el mismo oficio a las Hermanas fallecidas
y las disponen en el ataúd. A la mañana siguiente
muy temprano, las pobres ^^ctinlas, con el acompa
ñamiento de unas pocas personas, son trasladadas
a la iglesia de la Gloria en Juiz de Fora, para la
celebración de las tristes solemnísimas exequias.
L a iglesia está lo mejor enlutada que ha sido
posible, dada la brevedad del tiempo. E n la nave
central son colocados los siete cadáveres en este
orden: elévase en el centro un modesto catafalco
en el cual es depositado el féretro de Mons. La
s a ñ a y sobre aquel la mitra y demás insignias
de la dignidad episcopal; a la derecha el P. Beniardino M. Villaamil, a la izquierda la Madre Teresa;
a los lados las otras tres hennanas y el foguis^-a.
Es im espectáculo nunca visto que arranca lá
grimas a los ojos. Los ataúdes yacen ocultos bajo
una imuensidad de flores y de coronas traídas con
noble porfía por las familias más calificadas de la
ciudad y por las asociaciones que allí están repre
sentadas. Asisten, en persona o por medio de una
representación, todas las autoridades civiles, mihtares y judicialas, como también todas las socie
dades científicas y de }>cneficencia pública con 1<js
estandartes enlutados: algunas de dichas asocia
ciones han venido de Ouro Preto, de Caclioeira do
Campo y de Ponte Nova. No faltan redactores y
corresponsales de periódicos deseosos de dar a los
lectores noticias ciertas y circunstanciadas de
un suceso que tan hondamente ha conmovido
todos los corazones. La multitud de los fieles es
tal, que sólo una pequeña parte logra entrar en la
iglesia; muchos quinan en la plaza, mas con i>orte
y piedad verdaderamente edificantes: tan grande
es la tristeza que a todos les inspira la presencia
de aquellos siete cadáveres!
Después del rezo de diez y seis misas ante atjuellos despojos, el Vicario Foráneo, asistido por los
otros sacerdotes, canta la misa solemne de Bequient.
Hechas las absoluciones de rito, el buen Pastor,
gran amigo de Mons. I,asagna y admirador de las
obras de D. Bos<X), no pudiendo contener el ím-
—
202
petu de su congoja, prorrumpe en ima conmove
dora improvisación en elogio de las víctimas allí
presentes. Acaso nunca hubo ejemplo de tan per
fecta comunión de ideas y sentimientos entre el
orador y los oyentes: idéntica era la emoción del
c|ue hablaba y de los que escuchaban.
Terminada la alocución, se forma el cortejo para
acompañar a los difuntos a la iiltima morada. Un
gentío innumerable y compacto sigue a la triste
procesión. Detrás de las mmierosas asociaciones
va el féretro de Monseñor I^asagna, llevado por
los Redentoristas y los Salesianos. Sigue el ataúd
de la Madre Teresa Rinaldi, llevado por las Her
manas de María Auxiliadora y p>or caritativas damas
quienes no permiten que las ayuden los hombres
en aquel piadoso ministerio. I/ds demás féretros
son condados a la caridad de los miembros de la
Cofradía de la Gloria.
K 1 cementerio de Juiz de Pora, recostado a las
faldas de un monte de subida muy áspera y fati
gosa, es pobre, sin recinto y sombreado de arbustos.
Se han abierto cuatro huesas, una para el Obispo;
junto a ésta, otra para su secretario y una tercera
muy grande para las Hermanas que así duermen
reimidas en la misma tumba. E l maquinista es
enterrado aparte. Allí, en la presencia de aquella
imnensa muchediunbre. da en nombre de todos
el postrimer adiós a las víctimas el Doctor D. Fran
cisco Pinto de Moura, Diputado por Minas en el
Parlamento Federal, y luego aquella masa de
pueblo se aleja pensativa y enternecida con el
espectáculo que ha presenciado, mientras en pocos
])olmos de terreno yace oculto lo que queda en
la tierra del Obispo de Trípoli. Muy pobre y estrecha
es aquella tumba para el que anhelaba abrazar
con la amplitud de su caridad y celo, no sólo el
Uruguay, el Paraguay y el Brasil, sino a todo el
mundo. Pero, « hay muertos, exclama Mons. Soler,
Arzobispo de Montevideo, que no caben en la
tiunba, porque ésta es convierte en el pedestal de
su gloria *. Y esto lo decía refiriéndose precisa
mente a nuestro inolvidable y malogrado Mons.
Uasagna.
No he hablado hasta ahora de las pesquisas de
la justicia, comenzadas aún antes de la sepultura
de las víctimas. Aquel día mismo a las tres de la
mañana había llegado en tren expreso al lugar del
siniestro el Mariscal Jardim, Director del Ferro
carril Central dcl Brasil, acompañado del Doctor
1). Joige Rademakcr, Jefe del tráfico. Quiere
darst' cuenta de la causa de la catástrofe: examina
los daños ocasionados por la colisión de los dos
trenes, y los cadáveres de las \*íctimas; visita a los
hcridtis dando órdenes para que no les falte nada
de cuanto pueda mitigar sus sufrimientos y faci
litar su curación. Imego en unión del comisario
de policía, somete a un largo y minucioso interro
gatorio al Jefe de la estación de Mariano Procopio.
Siüvador José Aives (jefe interino, porque, y esto
también es ’<ligno de nota, el jefe ordinario había
tlejado su puesto). El empleado confiesa paladina
mente que ha dejado salir de Mariano Procopio
el tren mixto N. 14. a pesar de que él mismo ha
enviado al jefe de la estación de Juiz de Fora orden
—
escrita de dejar salir el tren directo. L a confesióa
es gravísima y la confirman el ingeniero Bernardo
Trinidade, Eduardo Barata Ribeiro, telegrafista
Alejandro José da Silva, jefe del tren mixto, y ei
Inspector José Ferreira Ortiz. Todos están'contestes en afimar que Salvador José Alves había
ordenado la salida del tren mixto, aunque no podía
ignorar que, por su misma orden, vem'a por el
mismo ramal y en dirección contraria el directo.
¿Qué más? Arturo Coelho presenta la orden escrita
firmada y por Salvador José Alves, el cual es en
consecuencia arrestado por intimación del Director
del Ferrocarril y del Comisario de Polida.
Aquí el lector espera con nosotros la incoación
de un severo y ruidoso proceso del que emane
toda la luz posible para esclarecer un hecho de
tanta trascendencia. Se trata de saber a quiénes
se extiende la responsabilidad y tal vez la culpa
del desastre en que han sucumbido siete personas
instantáneamente y otras dos al cabo de algunos
días, después de atroces padecimientos. Este parece
un acto imprescindible de justicia, aimque no fuera
sino porque se debe alguna satisfaedón a los di
versos países a que pertenecen los muertos y heri
dos. Tanto más fácil les será a los jueces dar con
el punto de la dificultad, cuanto que obran ya en
su poder los testimonios y las pruebas más convin
centes. En efecto, Salvador José Alves, jefe de la
estación de Mariano Procopio ratifica su declara
ción ante los tribimales. Mas he aquí que interro
gado sobre los motivos que le impulsaron a tal
atentado, responde cínicamente que él mismo los
ignora. Y los jueces, si no noa engañamos, se han
dado ix)r satisfechos con semejante respuesta.
Se nos asegura que, como si nada más hubiese que
exigir de quien por su oficio tiene la responsabi
lidad de tantas vidas, como si la justicia hubiese
cumplido con su deber. Salvador José Alves fué
inmediatamente puesto en libertad. Así, en un
abrir y cerrar de ojos, se hizo a xm lado la causa de
un luctuosísimo desastre que aterrorizó a todas
las naciones civüizadas. ¡Es una mengua! Pero
sépase que hoy, después de cinco años, hay todaria
mil y mil admiradores, amigos y beneficados de
Mons. Lasagna, la más llorada entre todas las
víctimas, que aun reclaman que el tribimal cumpla
con su deber y proclame a la faz de del mundo
entero, si en aquel choque hubo culpabilidad y
sobre quién recae... Ellos tienen derecho de saber
qué significaban aquellas amenazas, piden expli
cación de la conducta de los empleados. Si no la
reciben, quedarán autorizados para creerlos cxilpables.
Y si llegaasuceder que los tribunales de la jus
ticia humana que a menudo son victim a de las
pasiones y del espíritu de partido, con imperdona
ble negligencia, que con razón se podría calificar
de complicidad, rehúsan cumplir con su deber,
entonces nosotros, siguiendo el ejemplo del Dr. D.
Hermenegildo Roa en la oración fúnebre de
Mons. I.asagna, pronunciada en la catedral de la
Asunción, apelamos al tribunal de la opinión pú
blica en el cual « no se pronuncia nunca ima sen
tencia sino después de un largo y minucioso pro-
-- 2 S r —
ceso, que justifique la inocencia o la culpabilidad
de las partes, deslinde los derechos, aquilate los
méritos de la causa y sir\'a así de segura base a la
justicia del fallo...
I El fallo justiciero de esa ley calificó desde un
principio esa muerte como un glorioso martirio;
porque mártir es quien cae en la brecha y con las
armas en la mano, peleando las santas batallas
de la ci\’ilización cristiana; mártir es quien muere
persiguiendo el noble ideal de plantar en la cúspide
de la sociedad humana el estandarte del progreso;
mártir es quien sacrifica su \nda en aras de su
deber y de los intereses religiosos y sociales; mártir
es quien, como Mons. Lasagna, cae más bien que
herido por la guadaña de la muerte, abrumado
bajo el peso de proyectos bienliechores y gran
diosas esperanzas ».
Este mismo tribunal, por boca del Dr. D. José
María Castellanos, de Montevideo, pronuncia el
siguiente veredicto: « Como el guerrero en el campo
de batalla muere defendiendo la causa sagrada de
la patria, él ha muerto en el trabajo duro a que se
había co n solad o , propagando la religión que pro
fesaba, librando esas batallas sin sangre en que no
se esgrimen otras armas que la palabra para hacer
triimfar la fe contra el descreimiento y la duda,
volviendo el bien por el mal, iluminando el alma
oscura, fundando escuelas y talleres, y preparando
las generaciones nuevas para la labor del porvenir ».
Fué pronunciado el mismo fallo por medio de
la autorizadísima palabra de Mons. Soler, el
docto y celoso Arzobispo de Montevideo, el cual
recibió la fatídica noticia, en la cual no quería
creer, de que Mons. L a s a ñ a había sucumbido
víctima del choque de Jmz de Pora, tomó su bien
cortada pluma y escribió una página magnífica
intitulada Apóstol y Mártir, en cual la después de
delinear a grandes rasgos la actividad pasmosa del
Obispo de Trípoli, concluye: * Así Mons. Luis L a
s a ñ a fué apóstol infatigable hasta el fin. ¿ Y mártir?
La causa de su muerte fué criminal; y ese crimen
no pudo ser cometido sino en odio a su misión y
su apostolado: por tanto ha sido mártir con sus
compañeros de labor apostólica. ¡Ah! si tiene la
corona del martirio, será im poderoso intercesor
para la Congregación Salesiana y rogará por nos
otros. ¡Consolémonos!... ».
Y mártir p á lm e n te le declara Mons. Santiago
Costamagna , Vicario Apostólico de Méndez y
Gualaquiza, en ima carta a D. R úa fon fecha del
20 de no\nembre de 1895 en la que, después de
haber indagado y aquilatado las particularidades
que acompañaron al trágico suceso, concluye:
* Si se consideran todas las circunstancias del tris
tísimo acontecimiemto, la tan fecunda misión
de Guaratinguetá, las amenazas de muerte reci
bidas en consecuencia de aquélla, la resignación
de Monseñor, Tná«t aún, su deseo de morir víctima
de los enemigos de Jesucristo; y luego el retardo
del tren, el cambio del jefe de la estación, el cual,
quizá sin saberlo, dejaba el puesto a uno que con
fesó sin ambages haber ordenado la salida del tren
que había de aplastar a los Misioneros y a las Her
manas; el haber colocado el vagón especial reser
vado a los Salesianos entre la máquina y el correo;
todo hace suponer que aquel fué un atentado cri
minal y que Mons. Lasagna y sus- conpaueros pere
cieron y los heridos super\*ivientes sufrieron por
la causa católica, por el amor de Jesucristo ».
Así que, aun pasando en silencio otras innume
rables sentencias del tribunal de la oiiiiiión ])ública que será también el tribunal de la historia,
concluiremos que no parece del todo fortuito el
choque de Mariano Procopio, y que si la justicia
quiere ciumplr imparcialmente con su del>er. no
dejará de descubrir el reo. Muchas más pruebas
se requieren en verdad para (jue uno pueda lla
marse estrictamente mártir, según el lenguaje
de la Iglesia Católica, sin embargo, en vista de las
generosas intenciones del Obispo de Trípoli, es
dulce consuleo para nuestra fe contemplarle entre
los esplendores de los santos nimbado con la doble
corona del apostolado y del martirio.
-y
R e v i s t a s .
Hemos recibido el N.® 26 de la importante y her
mosa Revista El üble. Bosco y el Cibldabo, que
publican los Padres Salesianos de Sarriá. Tiene el
siguiente
SUM ARIO
L a Virgen del Pilar en el Tibidabo; María Vic
toria — In hoc signo vinces; Rodolfo Fierro Torres,
S. S. — Crónica del Santuario; I^eonardo del Pi
nar. — Pagando deudas; E l Capellán. — L^os em
blemas del Corazón de Jesiis; José Bordas Flaquer, S. S. — E l Templo del Amor; A. Rccasens,
S. S. — Canto de Esperanza; Arturo Go.íard.
Ud elegante libro. El (Daaual del Cooperador y del
Coolerenciaote Salraiano.
Año y medio próximamente hará que el P. R o
dolfo Fierro Torres, S. S. publicó un libro titulado
La Institución Salesiana: lo que es y lo que iMce. del
cual se tiraron 3.000 ejemplares. A los 6 meses la
Edición estaba agotada, y los Editores de.searon
reimprimirlo y así se lo manifestaron al Autor,
quien a su vez había recibido de todas partes feli
citaciones y algimas advertencias para la 2* E d i
ción, si lib a b a el caso. Entre éstas, la de im soció
logo vienes, el cual le decía: * ¡Lástima grande que
su hermoso libro carezca de notas estadísticas! »
A decir verdad, el autor no había pensado en
ello, pues su obra era obra rápida de propaganda,
hecha al volar de la pluma, para contestar a la gran
expectación despertada sobre la Pía Sociedad Sa
lesiana, a consecuencia de la famosa ley de Cana
lejas sobre las Asociaciones religiosas.
E l P. Fierro ha tenido todas esas observaciones
en cuenta y la 2* Edición, auníjue no corregida, sí
— 284 —
está notablemente aumentada, ampliada en todos sus
I)uut03 y provista de abundantes datos estadís
ticos y bibliográficas.
lya nueva obra consta de 286 págs. y se presenta
con la elegancia y belleza propias de la acreditada
líscuela tipográfica de Sarriá, premiada en varios
concursos y certámenes en Alemania, Italia y Es
paña; encuadernación en tela con plancha y rótulo
de oro, o cubierta artística a dos tintas, y texto en
magnífico ]ja}>el verjurado con linda letra y mu
chos titulillos ()ue repasan la \Tsta y facilitan la
lectura. Esto en cuanto a lo exterior, a la presen
tación. Por lo (jue hace al contenido, el P. Fierro
divide su obra en dos partes: dedica la primera a
dar una ojeada sintética sobre D. Bosco y sii obra y
contiene tres de sus celebradas Conferencias en la
Iglesia de S. LuLs de los bVanceses en Madrid; en
la segunda estudia la Pía Sociedad Salesiana en
SU.S múltiples manifestaciones.
He acjuí el plan de la obra tal como se estampa
al principio del libro;
P a r te p r im e r a ; Estudio Sintético.
I. — Ln figura del Fundador: El hom
bre, et genio, el Santo.
C o n f e r e n c i a II. — La Obra social del Vble. Bosco:
Lo que es ¡a cuestión social; pesimismo y optimismo;
la cuestión obrera; ¡a agricultura; ¡a golfería.
C o n f e r e n c i a 111. — La Obra |>edagógica ; Los artis
tas; formación intelectual y educación del carácter;
E l sistema preventivo.
C o n fer en cia
P a r t e s e g u n d a ; La Pía Sociedad Salesiana.
I. — Su origen y objeto.
II. — La Obra Salesiana y su misión social.
III. — Obra ante-escolar
IV. — Obra escolar: Colegio, Escuelas Pro
fesionales, Gran;'as, Escuelas nocturnas, Sociedades
económicas.
C a p i t u l o V. — Obra post-escolar: Antiguos alumnos.
C a p i t u l o VI. — Obra extra-escolar: liuena Prensa,
Misiones, Parroquias, Lazaretos, Seminarios, etc.
C a p i t u l o VIL — Los Cooperadores Salesianos: Loque
son, lo que hacen, lo que pueden.
C apitu lo
Í.'APITULO
C apitu lo
C apitu lo
A esto siguen tres magníficos apéndices: I. Su
mario de indulgencias y privilegios de los C oojxíradores Salesianos. II. Datos estadísticos de la
Obra Salesiana en todo el mundo. III. Ix)s SaIcsianos en la infonnación parlamentaria de 1911.
ITii índice copioso y detallado de todas las ma
terias. o sea, un verdadero Sumario, facilita el
manejo de este libro, que es el \’erdndero Manual
dcl Cooperador Salcsiano. De él dijo el célebre
P. Dueso, que « deben leerlo todos los que quieran
conocer la Institución social más grande y que está
llamada a ser ¡a solución nuis práctica y fecunda
de la llamada cuestión social». Y Severiiio Aznar, la
mayor autoridad sociológica de España, agrega:
« Es mi libro interesantisimo.... Está escrito en «»
estilo fresco, intimo, jugoso; se lee con delectación y se
siente uno goeoso al ver en esa obra mui ntteva de
mostración de la maravillosa fecundidad y provi
dencia del Catolicismo ».
Su precio es el ínfimo que podía tenor, dado s\i
volumen y calidad del papel: dos pesetas en rús
tica y tres cu tela, advirtiendo que se hace el 25 %
de dcscueitto al que tome de diez ejemplares arriba.
Esperamos que todos los Señores Cooperadores y
los estudiosos de las cuestiones sociales y pedagó
gicas adqtderan, difundan y propz^ten este beüisimo libro. Pueden pedirlo a las Escuelas Profesio
nales de Barcelona (España), Apartado 175 y a
todas las Casas Salesianas y librerías católicas de
España y de América.
I<os Sres. Cooperadores y a tienen, pues, su Ma
nual. Felicitamos por ello al Autor y a las Escuelas
Sa estañas de Sarriá-Barcelona.
N E C R O L O G IA
Doña Ventura Terrado
t
en málaga el 10 de junio.
IwOS Salesianos y sus niños han -perdido en esta
ilustre dama una madre. Hemos dicho los sale
sianos y sus niños y hemos dicho mal: los pobres de
Málaga y gran número de obras pías y ben'ficas
han perdido también ima protectora.
A l llegar los salesianos a Málaga, les cedió el
local donde se estableció el Oratorio de S. E n
rique. Entre mil pruebas de generosidad, construyó
a sus expensas im bonito altar en el Asilo de S.
Bartolomé. Su caridad no se agotaba con los sale
sianos y sus niños, porque era in^otable.
E n un tiempo en que la situación económica de
la Diputación Provincial era harto angtxstiosa. los
niños y los ancianos de la Casa de Misericordia tu
vieron albergue porque se lo deparó la caridad de
doña Ventura, y el Patronato de obreros católicos
de San José tiene un edificio capaz para sus ne
cesidades, también por cesión que ella liiz'o con ge
neroso desprendimiento, reservando protección
especialísima para el Asilo de S. Juan de Dios, de
cuya Junta era Presidenta. E l « Barrio Obrero *
constrmdo a sus expensas en Churriana es un moumuento de su caritativo corazón.
Su piedad munífica corría parejas con su caridad.
Doña Ventura Terrado fué sin duda algmia de
las personas piadosas que más contribuyeron a las
obras de la Iglesia de San Pablo, costeando el altar
mayor desde el pavimento, púlpitos, retablo, ara
ñas y candelabros, hasta las chico hermosas vi
drieras que coronan la Capilla Mayor, y siempre
manifestó una devoción especialisima al Sagrado
Corazón de J esús. E lla donó la imagen del Sagrado
Corazón a la Catedral y restauró la hermosa capilla
en que se halla, dotándola de pavimento, zó c¿o y
escalinata de mármol, magnífica verja de bronce do
rado y de las seis cristaleras que la adornan. Ella
donó las imágenes del Corazón Deífico que se ve
neran en las Iglesias de San J uan, de San Agustín,
y la enviada últhnamente a la Iglesia de Benaniocarra; y costeó las obras de reparación de la Merced
y de la Parroquia de Giurriana.
Con aprobación de la Autoridad Eclesi-ística;
Gerente: JO SE GA M BIX O .
Establee. Tip. de la S.
Int. de la Buena Prensa
Corso Regfina Margherita, N. 176- TURIN.
-
Fecha
-
1913.10