-
Título
-
BS_1911_06
-
Descripción
-
Boletín Salesiano. Junio 1911
-
extracted text
-
AÑO X X V I - N . 6
Ju n io de i g i i
Edición de Esp&ña
2.
C lO
^
O"
o
V
o
o
^
^
o
^
T^í 7
o
V
^ (3 ^
c ^o o
C : i < b C i C ) C i C i n
ó
c
c
c
<
r
Á
Bokfín §ak$iano
o
^
^
( f
0
^
^
Turin — Via Conolcngo N. Z2,
SUMARIO.
El Corazón de Jesús reinará en España desde el
Tibidabo . . . .
141
Un santo del siglo X I X ............................................ 145
Desde la Calabria . ...................................................I4fcl
Sobre la tumba de D. R ú a ........................................150
El Instituto de las Hijas de María Auxiliadora . . 152
Tesoro espiritual..........................................................154
Concepto de la Cooperación Salesiana......................155
Dr n u e s t r a s m i s i o n e s . Matto Grosso (Brasil):
EJ padrón de la iribú de ¡os Horeros, • Llegada
providencial. - Los últimos inslanles de un mi
sionero anciano. — China: La fiesta de las ollas 157
Bibliografía..................
160
0
Ó
^
de
M a r í a A u x i l i a d o r a : El p o r q u é
de las gracias de María Auxiliadora......................161
Gracias de María Auxiliadora................................... 162
P o r e l m u .s d o s a l e s i a n o : La canonización del
Pbro. Salesiano D. .Andrés Beltrami. — La Fiesta
de nuestro Patrono S. Francisco de Sales. —
Crónica de los Ex-Alumnos: Turin, Sevilla, Má
laga, Cindadela, Toui'nai. — Crónica de los Ora
torios festivos: Btrchircara, San Severo, Liorna.
— Noticias varias: España: Malaró, Huesca.
América: Tegucigalpa. Europa: Lieja, Bruselas,
Lubiana...................................................................165
N ecrología.................................................................. 171
Cooperadores Salesianos difuntos...............................172
E l C ulto
El Corazón de Jesús reinará en España
desde el Tibidabo
s rey debe tener un trono, y
ese trono debe ser propor
cionado, no sólo á la grandeza
<iel rey que ha de ocuparlo, sino tam
bién á la nobleza é hidalguía de la
nación que se lo ofrece; y siendo Je
sucristo el Rey inmortal de los siglos
y de las naciones, es muy lógico que
los cristianos agoten los recursos de
su arte y riqueza para entronizar al
Rey de los reyes y Señor de los que
dominan.
Todas las naciones cristianas poseen
monumentos suntuosos donde el Co
razón de nuestro Rey recibe los home
najes de millones y millones de cora
zones que le aman con un amor único.
como único es Dios; y ya que esos mo
numentos no responden á la majestad
infinita del Rey del cielo y de la tierra,
son, sin embargo, una prueba del amor,
del poder, de la riqueza y del genio
artístico de cada nación y nos dan la
medida de su valor y de su fe.
Entre las naciones cristianas nunca
ha ocupado España el último lu g a r;
durante largos años tuvo la hegemonía
de la cristiandad, y después de descu
brir y poner á los pies de Jesucristo
un mundo nuevo cristianizado, uno
solo de sus apóstoles bautiza, es decir,
entrega á la Iglesia en el mundo no
vísimo, más cristianos que todos los
misioneros no españoles de su tiempo.
—
U 2
¡Y hay quien se extraña, y se lo echa
en cara como una afrenta, de que la
nación católica después de este su
premo esfuerzo, sin ejemplo en los
anales del mundo cristiano, se siente
un instante siíiuiera á tomar aliento!
Sin embargo, ese reposo forzado ha
de durar poco; ya se prepara á con
tinuar su camino para ponerse al lado
ó delante de sus compañeras de pe
regrinación á través de los siglos.
Llegó el tiempo de dar pruebas de su
vitalidad y por eso ha emprendido una
obra, sino digna del Corazón de Jesús,
á lo menos no indigna de sus cristia
nas tradiciones y legendario poderío ;
levantar á su Rey un trono grandioso
como su historia, y perdurable como
su fe.
Tocóle designar el sitio á un sacer
dote italiano, humilde cual un anacoreta
y célebre cual un patriarca; un hombre
que nacido en el siglo de los grandes
hombres y de los grandes inventos,
hijo de un labrador y colocado por la
Providencia entre Napoleón I y León
XIII, llevaba en su grande alma todas
las grandezas del siglo gigante que le
había de contar entre sus hombres más
ilustres.
El siglo del vapor y la electricidad
que logró descubrir un nuevo mundo
más allá d e l‘átomo \' llegó á ver la
materia radiante; el siglo de la ciencia
que encomienda á su sucesor la con
quista del aire, legándole el aeroplano
para efectuarla, no pudo librarse de
las hondas preocupaciones del espíritu.
En el apogeo de su gloria, sabio, opu
lento. poderoso, sintió el eterno aguijón
del remordimiento, que viene á per
turbar las orgías del rico malvado, se
sintió culpable de un crimen de lesa
humanidad, experimentó convulsiones
espantosamente sublimes de hambre y
sed de justicia; y después de abolir
oficialmente la esclavitud, quiso también
abolir la injusticia y la miseria, y plan
—
teó la cuestión social. El alma del sa
cerdote italiano se estremeció al apo
derarse de ella toda la magnitud del
problema; comprendió que Dios visi
taba á su pueblo y que en esas acudidas
•profundas de la sociedad atormentada
por el materialismo, palpitaba el alma
de Cristo que se abría paso á través
de las pasiones egoístas y tumultuosas,
jesús iba á nacer de nuevo; los hom
bres se repetían unos á otros: ^Cras
delebitur iniquitas íerrae^ mañana rae
remos la iniquidad de la superficie de
la tierra. La fraternidad humana será
un hecho, el Príncipe de la Paz, Jesu
cristo, reinará definitivamente, y el rei
nado de la justicia inaugurará la era
de la' paz universal ». .El Patriarca del
gran siglo vió que en el fondo de estos
desahogos había una gran verdad.
Porque formada el alma humana á
imagen del alma de Jesucristo durante
veinte siglos de predicación cristiana
cuya acción tenaz, lenta, profunda,
como la de los agentes de la “natura
leza. ha estampado indeleblemente en
la conciencia de la sociedad las vir
tudes del Justo por excelencia, las ideas
de justicia y caridad se han ido tras
formando de virtudes privadas en altí
simos deberes sociales. Su Corazón
amantísimo acabará por enseñar á los
hombres la ley divina de la caridad;
la sociedad rechazando egoísmos y
odios anacrónicos, comprenderá de una
vez para siempre la fecundidad inago
table del am or; y el Corazón de Cristo
será para unos el símbolo y para otros
la fuente de ese amor eternamente fe
cundo.
Juan Bosco, al poner sus pies en
España, la nación católica que guarda
la promesa del reinado de ese Cora
zón adorable, por intuición misteriosa
señaló el monte que había de servir
de base al trono grandioso que España
quería levantar al Corazón de Jesús
en Barcelona, la ciudad más grande de
-
J43 —
España. Allí á la vista de Monserrat,
se realizaría la promesa hecha al estu
diante de S. Ambrosio; allí comen
zaría á ser brillantísima historia lo que
hasta entonces había sido humilde pro
fecía. El hombre de Dios, el soñador
de Becchi, venía á completar la obra
del visionario de Torrelobatón ; y una
vez señalado el sitio donde la visión
del P. Hoyos había de ser realidad,
el Corazón de Jesús tendría un magní-
r
;
.
% U [.^
,»
, '
guardan aún entre sus breñas el eco
de las conversaciones del hombre con
Dios. El alma humana en su ascención
natural al infinito, en su ansia eterna
de librarse de las trabas de la materia,
en sus afanosas inquietudes por encon
trar á su Dios, quisiera salir del pla
neta, salir de esta cárcel y recobrar la
ansiada libertad del espíritu; busca un
punto para lanzarse á la inmensidad y
se hace la ilusión de que en la cumbre
í
V
^
\
'
LU BIA N A (Austria) — Alumnos internos y externos del Colegio Salesiano.
'co palacio para reinar en E spaña; la
-'iisión de Juan Bosco estaba cumplida,
; por eso á España no volvió más.
Este palacio debía edificarse en la
ima de un monte. Los antiguos no coocieron mejor lugar para la adoración
lúe la cumbre de las montañas. Sin
iiablar de las montañas sagradas que
■?uran en todas las relicriones, ni de
>ion ni del Olimpo griego, las grandes
■^velaciones, los grandes ministerios de
J religión cristiana y mosaica se veri-^ron también en un monte. El Sinaí,
^oreb, el Gólgota, el Tabor, el Olívete,
del monte, está más lejos de la tierra,
más libre, más grande y más cerca de
Dios. Desde lo alto de la montaña el
hombre, arrobado en religioso anona
damiento, contempla en la azul inmen
sidad la sombra infinita del Eterno y
en lo alto del cielo y en lo íntimo de
su alma, oye una voz sojenine que le
dice: < Tu Dios se escande allí ».
i Cómo desearía tener alas y arrojarse
en el espacio! ¿ Quién sabe si esas alas
le saldrán.^, ¿Quién sabe si el aeroplano
le llevará más allá de la cumbre de la
montana que creía el límite de su do-
— 144 —
mínacióa? Entre tanto sus relaciones
con la Divinidad encontrarán en la mon
taña el lu^far más propio que la ima
ginación le representa. Siempre buscará
al Dios personal y dueño del planeta,
fuera del planeta mismo; los confines
del cielo con la tierra serán siempre
el altar de la humanidad; los montes
tendrán siempre ese profundo sentido
religioso en la liturgia universal, porque
es muy natural al hombre buscar las
alturas para ¡)onerse al habla con el
Altísimo.
Pero si el hombre es para Dios, el
monte es para el hombre, para acer
carle á su Creador; en la cumbre del
monte la morada de Dios y al pie del
monte la morada del hombre: la ciudad.
Al pie del Tibidabo, Barcelona, la
suntuosa morada de un pueblo grande
en sus heroísmos y en sus crímenes...
Barcelona, la soberbia metrópoli cuya
misión en nuestra historia ha sido
siempre echar un velo de gloria sobre
nuestras pasajeras decadencias á la faz
de Europa, era también la llamada á
llevar á cabo con su tradicional mag
nificencia la grande obra del templo
nacional. En aquel petlazo de roca, no
tierra, catalana se levanta ya la mole
del templo donde se juntarán las almas
de los españoles que contribuyan con su
óbolo á la realización esplendorosa de
la promesa hecha por el Corazón á los
españoles Unios. Allí se encontrarán
los recuerdos de todos los españoles,
porque habrá estatuas costeadas por los
españoles de la Coruña, columnas ofre
cidas por los españoles de Cádiz y
alhajas de los españoles de Madrid...
Contemplemos entre la bruma del por
venir las multitudes de peregrinos su
biendo por entre la verde sombra, bajo
el uddo ondulante y rumoroso, al monte
santo, al monte bello, hermoseado por
la mano del hombre y santificado con
la ])resencia de Dios. Y al llegar á
cumbre, ¡qué magnificencia!
Arriba, la inmensa cúpula azul del
firmamento de la cual pende, envol
viendo la tierra en un océano de luz,
la lámpara de los siglos; abajo, tendida
en la llamura, la grandiosa urbe que
reclina su augusta cabeza en las gradas
del trono de Cristo y los pies salpi
cados por las espumas del mar. Del mar
que trae en el murmullo de sus olas
los cantos de Grecia y la música de
Italia... El Mediterráneo que encierra
en su seno los grandes recuerdos de
la historia del mundo... A lo lejos con
tinuando la vastísima explanada del
templo, ese mar que llevó sobre su
verdoso lomo fenicios y griegos, Após
toles y árabes; el mar en cuyas orillas
nacieron el comercio, el arte, la ciencia,
la industria, la filosofía y la religión...
Allí lucharon Cartago y Roma, Grecia
y Asia, Selim y Juan de Austria; allí
se hundió la media luna hecha jirones
de un zarpazo del león español...
Es maravillosamente providencial que
el Corazón de Jesús tenga á sus plantas
desde el Tididabo el mar de donde han
salido todas las civilizaciones, como
Señor de todas ellas y Soberano de
todas las gentes... Un rato de adora
ción, un momento de éxtasis ante esa
imagen... suspendidos en medio de ese
cielo, sobre ese m ar; con la mente llena
de recuerdos y el corazón de afectos...
De pronto á la imaginación asoma
una sombra-fúnebre... j La expiacióntriste deber del hombre! ¡Herencia
tremenda que se transmite con la sangre
culpable! ¡Oh Dios mío! Nuestros pa
dres pecaron y ya no son: nosotros
cargamos con sus iniquidades... ¡ Pecar
para arrepentirse!...
He aquí nuestra expiación, pública
como este monte, solemne como este
cielo, grande... como nuestros pecadosdigna de Barcelona, de España...
sí, nuestra inocencia hubiera sido mu)
bella; este arrepentimiento, es subh»f>-
145
UN SANTO DEL SIGLO XIX.'"
AN pasado ya 23 años desdé que Don
Bosco f u é trasladado á la mansión de
los Justos, dejando en el siglo que le
vió 7iacer u/ia estela que el tiempo no
podrá ¡amas eclipsar. Este año pasó e l 31 de Enero,
ftehade suinuerte, mejor dicho, de su apoteosis y la
dnmdancia de material nos impidió dedicarle un re
cuerdo que por cierto guardamos muy vivo en nuestro
corazón. Pero para que alguno no lo atribuya á oldio, ni crea que se ha agotado ya el manantial
ie sus alabanzas, que seguirá mafiando, mientras
su Obra continúe creando agradecidos, ofrecemos
Vnuestros lectores la hermosa coiiferencia con que
ti distinguido abogada D . Javier Fino, Concejal
id Ayuntamiento de Turin, cantó e l recuerdo de
uuístro V. Fundador en el Instituto Salesiano de
Bolonia el 13 de Enero de igoS.
La iconografía de los santos ha mostrado con
frecuencia poca fantasía. Entre la innumera
ble muchedumbre de figuras creadas por el
me, éste ha querido confiar á una reducida serie
de actitudes convencionales la revelación de la
santidad; y en su árida y breve extensión se ha
ejercitado en expresar los más grandes sentioientos. Sin embargo, casi siempre prc-senta á
las turbas la imagen del Santo y a separado de
la tierra y con afectos
__ sólo inflamados
del Espíritu Santo en goce pletw
que regocija á los por E l formados.
•\si es que se ha difundido un concepto místico
^ la santidad, pero se alzó también una barrera
«superable entre la familia de las almas prinlegiadas y la turba innumerable que delante
dt ellas dobla las rodillas para rezar. Así \-e.nos
d Santo más cerca de Dios, pero más alejado de
los hombres. Para nosotros su figura no en®entra sitio sino en los locales destinados á
b oración 3* representa el heroísmo religioso de
•na religión ascética, cuya base es la vida de
dtiatumba y en ella se resueh-e y sublima.
Señores, permitidme que lamente la estrechez
de semejante arte y esta estrechez de nuestras
Estambres. Una y otras encierran un concepto
do la religión demasiado unilateral frío; por
fío haciendo únicamente una ansia de cielo de
I*leligión, ésta cesa de ser en parte la antorcha
d!* En conformidad con los docroto# de L'rbeno VIIl y «ros
Poniíñces. declan-toos que á todos y cada uno de loe
y w y expresiooes cootmidos en este discurso no damos más
que la mtíremtitít hmmanA.
esplendorosa que debe alumbrar y caldear toda
la vida terrena. La santidad no se debe con
templar solamente eu el éxtasis, queremos verla
en la batalla cuotidiana de la existencia, que
remos asistir á su formación en las minucias de
la vida, que cuanto más cerca esté de nosotros
menos nos desalentará: pero nos inspirará y
dirigirá más. De esta manera, además de sentir
su aleteo en la oración y en el templo, sentire
mos su influjo, la viviremos, en las acciones de
cada día y de cada hora.
Si apartamos los ojos de los lienzos gloriosos
para buscar en la vida de los santos sus luchas,
sus méritos y sus triunfos, \-eremos que, cada
uno en la luz de su siglo, ellos son los represen
tantes típicos de la época en que manifestarou su
actividad, y que no sólo fueron héroes del amor
de Dios, sino también héroes de la civilización
humana. Y así no causa extrañeza que hable de
un santo, además del sacerdote desde el púlpito,
un laico desde una tribuna, porque ello es iiablar
de un hombre benemérito del progreso social que
exige el concurso de todas las fuerzas religiosas
y civilc*s.
Encontraremos, es cierto, un S. Simeón
Estilita que en sus tiempos pudo ser la expresión
de una necesidad social que atormentaba á los
hombres, la necesidad del recogimiento en medio
del fragor de un imperio que se derrumbaba, la
necesidad de salvar el individuo, puesto que el
elemento colectivo del estado se disolvía. Pero
S. Agustín, que había conocido las orgías de la
vida mundana en un período de decadencia, se
nos presenta filósofo santo en medio de los ergotistas dominadores de su siglo; pero S. Fran
cisco de Asís aparece en medio de partidos
que mutuamente se destrozan y diminutos muni
cipios orgullosos de su autonomía, y es el santo
de la pacificación de las contiendas civiles. De
Santa Teresa se recuerda el ascetismo personal,
pero se oh*ida su heroico amor del prójimo en
aquellt» tiempos en que el amor era ambición
desenfrenada de goce sensual; y cuando pen
samos en S. Luis, nos lo representamos como un
no\'icio meditabundo ante el crucifijo, siendo
asi que debíamos recordarlo en los hospitales
de Roma, héroe de la asistencia pública entre
los apestados. Del mismo modo I). Bosco se nos
presenta, no sólo como fundador de nuevas
asociaciones religiosas, sino como honrado é
incansable trabajador de un siglo manufactu-
I46 —
rero, cual fue d siglo X IX , y será el protector del
siglo X X , que amanece entre gritos de huelgas
y silbidos de sirenas y resplandor del pensa
miento más allá de los espacios. Recuerdo un
retrato de 1). Bosco que representa mejor que
ninguno su obra social.
Lo imaginó Biaiia bajo las históricas y secu
lares bóvedas de la abadía de Kructuaria en S.
Benigno Canavese. Cuando la barbarie reinaba
aún en nuestra patria y la agricultura andaba
en mantillas por sus llanuras incultas, S. Gui
llermo, el activo hijo de S. Benito, liabía erigido
aquella abadía y recogido en ella los que rotu
raban la tierra, acostumbrándolos á alternar las
labores del campo con el ejercicio de las Ixíllas
artes que se habían refugiado en los conventos.
A tantos siglos de distancia, dentro de aquellos
mismos muros, fundó D. Bosco una de más flo
recientes escuelas de artes y oficios para edu
car y ennoblecer al pueblo trabajador.
Los dos hienhochoros de la humanidad se en
cuentran en el cuadro de Quintín Piaña salu
dándose fraternalmente y dirigiendo su mirada
afectuosa al hijo de la gleba; aquel saludo al
tra\'és de los siglos es un poema de gloria. Entre
uno y otro, Señores, media una larga época de
civilización y de historia; y, sin embargo, el uno se
nos ptesenta como simple continuador del otro;
teniendo los dos el mismo ideal ante sus ojos,
la misma fe en el alma y en el corazón la eterna
y única ley sobre la cual se funda la Iglesia de
Cristo. Son los siglos que pregonan por su boca y
ensalzan con sus obras la grandeza y la dhinidad de aquella, ley y evidencian su maravi
llosa eficacia social. V nosotros nos sentimos
orgullosos de ver aquella prueba escrita de la
v'irtud cí\*ica de nuestros santos.
D. Bosco nace con el sello de lo moderno. El
sintió todo el encanto tempestuoso, toda la in
quieta vivacidavl y audacia de nuestra vida afa
nosa y turbulenta que no entiende otra cosa que
vértigos y luchas. Al paso que las ideas ful
guran en su mente y se aclaran y crecen y toman
proporciones gigantescas, el humilde sacerdote
siente robustecerse su voluntad y hasta sus
fuerzas físicas. Asi que. habiéndose propuesto pa
cificar las almas, encontró fuerza de voluntad
y robustez de cuerpo para mantenerse luchador
tenaz é incans;\ble. Y fué luchador por toda su
vida. esqui\*ando por intuición el ambiente y
las tradiciones que hubiesen podido detenerlo.
Estudiando en el instituto de Chieri, desafia
al saltimbanqui que entrenía la gente fuera de la
iglesia durante his sagradas funciones, y se pre
senta como titiritero de profesión repitiendo
los ejercicios de equilibrio para ganarle al otro
la plaza.
Con el mismo ánimo sereno y audaz, lo en
contraremos más tarde haciéndose escritor po
pular, fundar periódicos, multiplicar libros con
prodigiosa destreza y fecundidad, dando ejemplo
de adaptación á los tiempos moderaos y de cómo
deben usarse en las batallas sociales todas las
armas que los nuevos tiempos le ofrecían. Sa
bía que el siglo X IX era un siglo de instrucción
y amó, buscó y divulgó el estudio haciéndose
antodidacto, dando muestra de una cultura
adquirida á retazos, sin perder un momento.
E l labrador del Piamonte tenía fibra de inglés
y sabía gastar el tiempo, aprovechando los
minutos y procurando adquirir cuanto podía
y lo mejor que le era posible de los conocimientos
humanos.
El pastorcito que en las plazas de Bechi y de
Murialdo aprendía á hacer la golondrina y á
dar el salto mortal, que andaba con los brazos y
asombraba como prestidigitador, hecho ya
hombre maduro, en la calle, en el vapor, en el
coche, apro\*echaba los momentos, y despachaba
su correspondencia en las antecámaras donde
le hacían esperar.
Corregía pruebas de imprenta andando por la
calle: leía, estudiaba, intuía y daba á su cultura
un carácter preciso en cuanto le era posible, de
modo que no sólo hablaba de leyes éon el abo
gado, de patología con el médico y de cultivos
con el agricultor, sino que llegó á maravillar
una vez á Mons. Parodi, célebre escritor de
náutica; escribió en 1856 la Historia de Italia
que mereció el premio del Gobierno Fia montes
5Ü mejor libro de historia que se publicase en
aquel tiempo, y en 1887 la Sociedad Geográfica
de Lión le concedió una medalla de oro por su
conferencia sobre la Patagonia, ¡tánto apre
ciaron su perfección científica! Por otro lado, coa
las Vidas de Santos, la Historia Eclesiástica, la
edición de clásicos italianos y latinos, las Lecturas
Católicas y otras innumerables publicaciones
para los jóvenes y para el pueblo, hacia noble
competencia á los editores procurando difundir
la v’crdad, la belleza y el bien con aquel respeto
á la niñez que debía ser un deber para todosCuando por la primera vez, yendo de Bol^
nia á Roma, pasó el rubio Tíber, se puso de pie
en el tren, recitando con el entusiasmo de im ha*
monista del Renacimiento la estrofa de Horado
en alabanza del fatídico rio. Ahora bien, este
hombre autodidacta daba al estudio solamente
el tiempo perdido porque era hombre esencial
mente moderno; era hombre de accióii. V de los
hombres de acción de estos tiempos con\'ulsiV(»
tenía el espíritu, rico en iniciativas. Compren^*
que en las luchas modernas el indi\*iduo no puedt
resistir y que es preciso oponer asociación á aso
ciación. Esta característica de la \*ida social se
encuentran ya, y es cíosa digna de notarse, en
el rústico partoicillo de Bechi; estos perfiles
de hombre cx>n instintos de •vida americana, se
distinguen y a en el organizador de compañeros,
que reúne en una sociedad embrionaria, bauti
zada con el nombre de Sociedad de la alegría, en
la cual funciona y a el sistema peda''ógicro que in
formará más tarde los Oratorios Festivos y los
Institutos Salesianos. Es pues innato é instin
tivo en él el esfuerzo continuo que se ve en sus
acciones para penetrar todos repliegues de la
rida moderna y acercarse al pueblo para in\‘estigar todas sus necesidades; por lo tanto no
hay que mara\-illarse de que una vez sacerdote,
sienta necesidad de sarlir del círculo de las ocu
paciones ordinarias y costumbres del clero,
para reunir los niños en los prados, desarrollando
en ellos el sentimiento de compañerismo; ni
tampoco de que encontrara la Asociación salesiana constituida naturalmente, de modo que
cuando se ■ \'ió obligado á darle reglas, no tuvo
que hacer más que escribir los usos en que venía
moldeándose. E l espíritu de asociación fué to
mando fuerza y consistencia al paso que su obra
crecía, así que acabó por en%'olver su Sociedad
con un lazo universal que la relaciona y forti
fica con los Cooperadores Salesianos. Institu
ción genial que indica también que él sintió la
necesidad de estrechar, en cuanto podía, todas
las relaciones y comunicaciones con la sociedad
que vive fuera de sus institutos. Como el audaz
productor americano, hace de su instituto el la
boratorio de la formación del carácter; pero su
mercado es el mundo entero, diferenciándose
en esto de otros hombres de Dios contemporáneos
suyos; más aún, esquivando en esto su ejemplo.
Porque cuanda D. Bosco se encontraba con la
rida y con la sociedad, contaba Turín con nobles
y espléndidos ejemplares de caridad y san
tidad. La Marqueza de B ard o coad>*uvada por
Sii\io Pellico y el ^^en. José Cottolengo son
nombres que no solamente pertenecen á Turin, sino á todo el Piamonte. Era natural que
aquel gran sacerdote turinés, D. J. Cafasso,
que también camina al honor de los altares, di
rector espiritual de D. Bosco, empujase al joven
lerita ansioso de realizar la caridad, hacia
aquellas almas hermanas; y D . J. Cafasso por SU
parte ligó el ministerio sacerdotal de D. Bosco
á las obras de la Marquesa de Barolo. Pero el
instinto de D. Bosco era profundamente di
verso , demasiado moderno, y tan moderno,
que pareció excéntrico y creyeron que era ne
cesario buscarle otro retiro: el manicomio. No
hay por qué mara\'iUarse. El ambiente pianiontés era muj* txadidonalista los años que pre
cedieron las sacudidas patrióticas. A lí donde se
incubaba la futura patria, se vi\'ía en ambiente
estrecho. Se susurraba y a el nombre de Italia,
se leía en las poesías que su confines eran los
Alpes y el Lilibeo, que en toda su superficie no
había más que un altar, un corazón y una lengua;
pero en práctica los confines del Piamonte eran
los confines del mundo.
Así que. aquella cuidad de la caridad cristiana,
la Pequeña Casa de la Providencia, donde el
genio caritativo del \’en. Cottolengo reunió más
de seis mil criaturas que sufren con serenidad
todos los dolores que la humanidad puede su
frir, siguió siendo exculsivamente turinesa; y
exclusivamente piamonteses siguen siendo los
institutos de las 5 ara¿ínas, donde tantas jovencitas del pueblo encuentran trabajo, protección
y dirección para emprender el camino de la
\*ida. D. Bosco, empero, pretendía algo más.
Sentíase el representante de la Iglesia Católica
en el siglo de las máquinas y de la expansión;
aun lo vemos multiplicando sus ápostólicas
fatigas entre sus niños del pequeño Oratorio
de Valdocco, y y a sueña con una ^lesia capaz
de cobijar las peregrinaciones de todo el mundo;
y a ojea el mapa de América y del Asia, estu
diando el modo de penetrar en la China,. en
tonces , más legendaria que ahora. Después
acabará por ser el viajante de la caridad reco
rriendo Italia, Francia, España, yendo al .\ustria
y mandando sus hijos más allá del Océano. Y
ho>’ en Valsálice. donde finalmente reposa,
oye que se hablan
sobre su tumba
todas las múltiples
lenguas huftuinas;
oye las alims
del mundo todo
sobre su tuml>a
llamarse hermanas.
E l héroe yace; y del sepulcro el muerto
escucha y rie en dulce sueño yerto.
Este era. dice,
lo que pedia
yo como premio
de mi carrera,
que para campo
de sus victorias
tengan mis hijos
la tierra entera.
Y al sueño que crecer vivo veía
aun muerto en el sepulcro sonreía.
Pero distinguiéndose también de los otros, de
los hombres modernos, en otras cualidades par
ticulares que completan su figura personal.
Porque, por ejemplo, él no quiso sacrificar nunca
á su utilidad ninguna parte de verdad; no aduló
ni disimuló jamás. Cuando el Ministro Urbano
-
148 -
Rattazzi se permitió hacerle esta extraña pre
gunta; « Dígame 1). Bosco, ¿estoy excomulgado
de veras? el humilde sacerdote respondió sin
sin inmutarse: Lo siento, pero no he encon
trado aún un teólogo que lo salve
Urbano Rattazzi, encontrando algunos años
mús tarde á I). Bosco por las calles de Roma, se
le acercó á estrecharle la mano y le d ijo : «Ruegue por mí D. Bosco y mande rogar á sus niños
para que no vaya al infierno. Me siento mal,
estamos al fin *. Y .estaba al fin en realidad.
Otra \-ez fue inspecionado el Oratorio por las
autoridades y el Gobierno Piamontés se propuso
acabar de una vez con D. Bosco; pero éste presen
tóse al Ministro I'arini para defender su obra con
la franqueza qire solía. El Ministro procuró asus
tarlo amenazándole con la cárcel, y él respondió:
* No creo posible que la honradez del Comen
dador Farini se cambie en villanía; pero si lle
gará á suceder lo contrario de lo que pienso,
y el Sr. Ministro me hiciera violencia, yo man
daré semejante infamia á la imprenta, pondré
por testigo á la Historia y llamaré las generacione presentes y futuras para que nos juzguen
y pronuncien la sentencia.» Gracias á la inter
vención de Camilo Cavour, diplomático y
hombre de gobierno más astuto, le dejaron en
paz. Pero después de algunos años, trasla
dada la capital á Florencia, el Barón de Ricasoli
mandó llamar á D. Bosco de Turín para encar
garle ciertos asuntos cerca del Vaticano respecto
á la llamada y nombramiento de los obispos.
Habiendo él observado que el Gobierno había
dado y a su parecer en sus relaciones con el Papa,
y muy diferente del sviyo para encargarle tal
misión en su nombre, el Presidente del Consejo
le respondió que el Gobierno conocía toda
franqueza y sinceridad de D. Bosco, y precisa
mente recurría á él porque en aquella ocasión
tenía necesidad de un hombre sincero.
¡ Iva sinceridad en la diplomacia era evi
dentemente un juego I D. Bosco no disi
mulaba ni adulaba delante de los poderosos.
Cuando fué á Roma comió con la corte pon
tificia y la aristocracia, teniendo cerca de sí á
l'rancisco II. Rey de Nápoles, que se había re
fugiado en Roma. El Rey le preguntó si podía
esperar volver á tomar posesión de su reino.
D. Bosco respondió sin ambajes que no, que
abandonase toda esperanza. Los cortesanos se
asombraron y reprocharon la poca delicadeza del
sacerdote; pero el Rey destronado oyó en aquel
momento, quizá por \-ez primera, toda la verdad.
¿ Ivra tal vez consecuencia de aquella sinceridad
inquebrantable la serenidad de ánimo de que
gozaba ? También en esto se distinguía del hom
bre moderno que envuelto en dificultades gran
des y pequeñas, se retuerce entre las dificultades
que la Sociedad le crea y se hace sospechoso y tí
mido á la vez . D. Bosco, no obstante, hasta en
los pasillos de los ministerios, donde el peligro
es continuo, \-ivo é inmediato, no perdía sa
tranquilidad. Cuando lo recibió en su gabinete
particular el Ministro Lanza, el hombre de
estado procuraba hacerle comprender las mil
dificultades, los escollos y marañas de la \ida
política y del equilibrio de las potencias, y él se
durmió muy tranquilamente; su sueño era tan
reposado que el Ministro no se atrevió á des
pertarlo, tocó el timbre y se puso á despachar
su correspondencia. Cuando 1). Bosco se des
pertó mortificado y confuso, el Ministro le dijo:
¡Qué de cosas me ha revelado la tranquilidad
de su sueño!
Machbet, la heroína de Shackspeare, deda
que la angustia tormentosa de los remordi
mientos que su delitos y traiciones le causaban,
habían matado ei sueño. D. Bosco que podía
dormir hasta en el gabinete particular del Pre
sidente del Consejo de Ministros, no debía
sentir remordimientos.
{Contimuirá).
DESDE LA CALABRIA
MARINA
DE
PHLIZZ
{Carta de D. P. Scelsi)
r
Bova Marina, 11 de Enero de 1911.
Revmo. Sr. D. Pablo Albera:
verdadera necessidad de ha
cerle participante de las alegrías que
nos proporciona la buena gente de este
pueblo en el cual venimos trabajando desde hac
4 años. Para que V. R. pueda comprender todo
el alcance de nuestra satisfacción, le advertiré
primero que, cuando hace cuatro años fue con
fiada á los salesianos la dirección espiritual de
esta naciente población, se podía exclamar con
el Profeta: ¡Las calles de Sión están de luto, por
que no hay quien venga á las solemnidades del
templo! El cuadro era desconsolador. Echamos
mano de los medios que nos parecieron más opor
tunos para a\ivar la fe, y comenzamos en se
guida con misa, catecismo, predicación, \isitas
á los enfermos, á los indiferentes, e tc etc. De
bemos confesar, en honor de la verdad, que la
tierra no fué estéril y correspondió á nuestros
sudores.
IENTO
S
I 4Q
Jlientras se verificaba este renacimiento de
fe y piedad cristiana, vino por acá el Delegado
Pontificio, Mons. Cottafavi, el cual cediendo á la
piadosa insistencia de una buena alma, la Se
ñora Da. Teresa Córdoba, donó á Marina de
Palizzi dos' magníficos pabellones, uno para
^lesia y otro para oratorio festivo. Gran parte
de la población, y la más aristocrática, que, á
causa de la lejanía de la antigua iglesia, no
cumplía el precepto dominical, comenzó á fre
cuentar la nueva, debida al Padre Santo; y se
aficionó de nuevo á las funciones religiosas, in
teresándose particularmente para que se cele
brasen con el debido esplendor.
nueva que, por ser de madera, ofrecía mayor
seguridad.
Gran número de personas concurrieron á escu
char nuestras pláticas; así, que, la víspera de la
fiesta, hombres y mujeres, grandes y pequeños
todos venieron á reconciliarse con Dios en el
sacramento de la pemtencia.
Aquel día sentíamos nuestra alma llena de
agradecimiento á Dios nuestro Señor, por haber
bendecido tan copiosamente nuestras fatigas.
El entusiasmo de la población fué tal, que casi
todos acudieron á la misa de media noche; y se
acordó mandar al Sumo Pontífice el siguiente
telegrama, como expresión de fe y gratitud.
LUBlANA (Austria) — Moas. Karlin obispo de Trieste rodeado de ios alumoos iaternos dei Colegio Saleslano.
Dios bendijo este mo\'imento religioso, tra
yendo por NaWdad á Marina de Palizzi la paz
que él ofrece á todos, y tan pocos aceptan. ¡Si
hubiese \4 sto, amadísimo P a d re , la muche
dumbre de gente devota que llenaba nuestra
iglesia la noche de Xaridad! E n todos los sem
blantes se veía aquella serenidad risueña que
durante tantos años no habían podido alcanzar.
Xo crea que este entusiasmo religioso fuese
efecto pasajero de la función de Isa^^dad, que
muchos veían después de muchos años. Du
rante la novena de preparación, íbamos á Pa
lizzi todas las tardes dos sacerdotes para encontranos allí al otro día por la mañana á lascuatro; el que escribe se quedaba en la iglesia
antigua y D. Enrique Talamo en la nuCA'a. La
gente acudía á las dos; pero á causa de varias
oscilaciones del suelo percibidas la noche del
s^undo día, la mayor parte se trasladó á la
«S. S. P ío X. - Roma. Ultimo rincón Italia Ca
tólica, Palizzi Marina, manda reverente felici
tación Vueüra Santidad, assistiendo funciones
navidad, celebradas primera vez iglesia cos
teada vuestra munificencia, pidiendo apostólica
bendición ».
El Padre Santo se dignó contestar el mismo
día de Xaridad: « Arcipreste Palizzi-Marina Reg. Catab. - Padre Santo agradece filial obsequio
envía apostólica bendición
Esto es, amado Padre, lo que deseaba co
municarle. Recomiendo muy de veras á sus
oraciones y á las de nuestros Cooperadores, la
Obra que el Señor comenzó aquí, valiéndose de
nosotros, para sea duradera y abundante en
frutos.
Su afmo. hijo en Jesucristo
P.ABLO SCELSI, Pbro.
— Í 50
SOBRE Lñ TUMBA DE D. RÚA
o
’ l C> de Abril hizo un año que la losa
de un sepulcro se cerraba, arrebatando
á nuestros ojos húmedos por el llanto,
la visión amable del P . Rúa, del inolvidable su
cesor de D. Bosco.
Hoy deponemos sobre esa losa que guarda las
amadas cenizas del Padre, estos recortes, modesto
manojo de siemprevivas, porque viven en el fondo
de nuestra alma sms recuerdos, sms bondades y
s«s consejos. Y no estamos solos: amigos, exalumnos, coooperadores, todos traen su florecilla
para formar la corona que al renovar la memoria
del Padre, f»os renueva también el recuerdo de sus
heroicos ejemplos, el deber de seguirlos y el de re
compensárselo con nuestras fervorosas plegarias.
Datos biográficos.
C lérigo
(i)
y rec ién orden ado .
« De D. Rúa poco podré yo decir, porque su
humildad fué tan grande que. como me decía
un amigo mío el día de los grandiosos funerales,
supo ocultar su misma persona; lo ordinario en
él era lo extraordinario en los otros. Toda su
vida fué la actuación de una voluntad absolu
tamente decidida á alcanzar la perfección; vir
tud que jamás se desmintió de cualquier parte
que se la mire.
*
• •
« Hé aquí algunos recuerdos personales del
que fué mi venerando Maestro y amigo du
rante 52 años cumplidos.
Vine al oratorio en Octubre de 1858. El
clérigo ^^guel Rúa era ya indiscutiblemente
el brazo. derecho de D. Bosco. Me parecía la
imagen de la bondad; poco después, pude ad
mirar las conferencias que hacía á los socios de
la Congregación de la Immaculada. ¡Cuánta
pnidencia. cuánta piedad brotaban de sus la
bios en aquellos fervorines!
«
* *
En el curso de 1859-1S60, á fines del imnemo,
supe que algunos se le\*antaban á las tres de la
mañana para estudiar. D. Rúa los llamaba.
(i) Preferimos esías dos relaciones por referirse á un
periodo de su vida menos conocido de nuestros lectores.
Le dije que me despertara también á mí, y me
respondió: « Lo haré si te lo permite D. Bosco ♦ .
Pedí á D. Bosco el permiso y averigüé que
D. Rúa se levantaba á las 2 ó 2
Arrodillá
base en el suelo y allí se estaba rezando hasta
las 3; luego llamaba á los 14 ó 15 más gano
sos de estudiar, hacía su meditación durante
media hora ó más, mientras nosotros estudiába
mos á la luz del aceite, y después estudiaba tam
bién hasta las 5 ^ en que entraban todos para
hacer el estudio en común hasta la hora de misa».
« De este tiempo tengo otro recuerdo. Un día
me mandó D. Rúa que fuese á su cuarto á bus
carle el sombrero y el manteo. Entré en el pobrísimo cuchitril donde dormía el futuro Ge
neral de los Salesianes, y, llevado de la curiosi
dad propia de los niños, leí unas líneas de un
cuaderno que tenía abierto sobre la mesa. Con
gran admiración mía vi que eran apuntes y
obser\-aciones sobre la marcha del Oratorio
festivo del Angel de la Guarda cuya dirección
se le había encomendado.
4. Otro episodio en que me mostró ya desde
entonces la bondad de su corazón y la manera
con que sabía combinarla con el rigor de la dis
ciplina, fué el siguiente. E n 1861 nos expli
caba Historia romana en el texto de la Historia
de Italia de D. Bosco; texto que él completaba
con apimtes entresacados de otros libros. Le
supliqué me examinara de dicha asignatura,
para poder yo dedicarme enteramente á las
otras. No me esparaba tal favor; no obstante,
me examinó pero no me dijo la nota. Al fin de
curso, me hizo dar un examen de pura fórmula
y me despidió con un cachete acariciador y un
sobre salietite *.
* No quiero dejar de decir una cosa que po
cos sabrán. Una persona de Caselle me dijo que
no se acostó la noche antes de su ordenación;
en la \'üla del Barón D. Carlos Bianco, en cuya
capilla privada lo ordenaron de sacerdote, x
encontró el lecho intacto y un grande espejo
\*uelto con la luna hacia la pared. E l buen le
n t a no quería que estorbara su coloquio con
Dios ninguna imagen de vanidad ó de lujo
Prof. A. F.
r
— 151 —
DIRECTOR DE ESTUDIOS
PREFECTO Y DIRECTOR DEL ORATORIO.
que más de uno osó decir: — La santidad de
D. Rúa no brilla tanto á los ojos del mundo co
mo la de D. Bosco con obras públicas y mila
gros, pero interiormente y á los ojos de Dios es
tal vez superior.
A su santidad hacía hermosa corona su grande
ciencia, especialmente sagrada; por lo cual,
cuando en 1870 se establecieron en el Oratorio
clases de teología, D. Bosco le eligió profesor de
«.... Aunque yo no soy de los que lo tenían
más cerca y más íntimamente lo trataban, tuve
el honor de que fuese mi superior en el Oratorio
por espacio de muchos años.... Entré en el Ora
torio á fines de setiembre de 1861; él era y a en
tonces director de estudios... Cumplía este de
licado é importante cargo con
tanto esmero y habilidad, que y a
se le llamaba Rueda maestra del
Oratorio.
Pocos años después, muerto D.
V. Alasonatti, le sustituyó D.
Rúa como Prefecto general, y .
de este modo vino á ser efectiva
mente el brazo derecho y primer
ministro de D. Bosco.
A pesar de que era rigurosa
mente justo con todos y su £argo
por sí mismo un poco antipático,
no obstante todos le querían co
mo á un padre.
Se le amaba porque trataba
bien á todos; y aun cuando de
bía hacer alguna corrección ó
repoche, ó imponer un castigo,
sabía mezclar lo amargo con lo
dulce, diciendo alguna alabanza
al que debía corregir, recordán
dole los méritos precedentes ó las
futuras esperanzas. El culpable
se conmovía y enmendaba, aún
antes de recibir el castigo, el cual
resultaba por lo tanto innecesario,
con gran satisfacción del que de
bía sufrirlo; y éste cobraba sin
gular cariño á su Superior.
-Ugunos decían: — Si D. Rúa
no hace milagros de curaciones
y resurrecciones, hace milagros
de conversiones. Y á otros que
respondían diciendo que esos no
son milagros, D. Bosco mismo
les advertía que D. Rúa si quisiera
limo, e Rev.mo .Moas. Aadrea Karlío obispo de Trieste.
haría verdaderos.milagros (i).
Por otra parte, la santidad no se muestra tanto
S. Escritura. Y o tuve la fortuna de escuchar sus
con milagros, como con la práctica de las \’irtudes, lecciones dos años más. Teníamos de te.xto el
con el cumplimiento del proprio deber; la san libro de Janssens, y aunque la materia era un
tidad consiste esencialmente en la obser\’-an- poco ánda, él sabía hacerla siempre amena
cia de la ley divina y de las santas reglas de
con su facundia natural que adaptaba muy
nuestra profesión religiosa. Y en esto la san bien al arte de la enseñanza.
tidad de D. Rúa era tan admirable y admirada
Cinco años de^ués, fué nombrado Director
del Oratorio por el V. D. Bosco. E n este nuevo
(1' En conformidad con los decretos de Urbano VIII
cargo brillaron aun más sus dotes de Padre y
yerros Snmos Pontífices declaramos que á todos los
nechos y expresiones que se encuentren en e«rae páginas,
Superior, sobre todo, una gran prudencia unida
^ entendemos dar otro ^-al6r que el que merecen atená una bondad exquisita...»,
j) p p Pb^o
diblles testimonios humanos.
.L
— 152 —
Nuevos comentarios al decreto de la
S. Congregación de Ritos para la introducción de la Causa de D. Bosco.
In^íiíuío de fas
Fntre tanto, Juan Bosco fundó el Instituto de
las Hijas de Maria Auxiliadora, siendo las
primeras que entraron en él unas jóvenes de
Mornese, pueblo de la diócesis de Acqul, las
cuales, eucaminadas á la perfección por el
piadoso sacerdote D om in ^ Pestnríno, esta*
ban bajo su dirección espiritual. Muerto éste
en 1874, Ies dió otro superior, escofddo entre
los SateslanoB; y asi, la familia religiosa de
las Hijas de Maria Auxiliadora vino á ser
la Segunda Orden de la Institución Sale*
siana (i).
I.
Su origen.
's imposible no ver la intervención de
la Providencia en la fundación del Ins
tituto de las Hijas de María A uxi
liadora.
El sacerdote D. Domingo Pestarino de Mornesc había determinado el año 1862 formar
parte de la naciente Sociedad Salesiana; pero
D. Bosco, aun aceptándolo entre sus hijos, quiso
que permaneciese en su pueblo, porque allí de
bía cooperar á otra importantísima empresa que
Dios N. S. conCara al Venerable.
En 1855, D. Domingo Pestarino, ayudado
por una joven maestra de 18 anos, Maria Maccagno, había fundado en Moniese la Asociación
de las Hijas de María Inmaculada. Era ésta'
una especie de instituto secular en el cual las
sodas, aunque viviendo en el mundo ó con sus
familias, procuraban alcanzar la perfecdón
cristiana con la práctica de los consejos evan
gélicos, probreza, castidad y obedieiida. El
sencillo reglamento fué aprobado el 20 de mayo
de 1857 por Moiis. Modesto Contratto, Obispo
de Acqui, y la piadosa Esodadón se propagó
con tanta rapidez, que en 1S62 se encontraba
yn establedda en varias provindas de Italia.
D. Bosco reconodó la necesidad de no pri
var de su incansable director la Piadosa Aso
ciación de María Inmaculada de Mornese; pero
¿ previó que, pasados diez anos, habría escogido
algunas de aqudlas jóvenes para dar prindpio
al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora?
(i) Del Decreto de la S. Congregación de Ritos.
de JlZaría^Su^iliodora
Parece que sí; porque en 1863, Carolina Pro
vera, hermana de D. Francisco Provera, uno
de los primeros salesianos, deseando entrar re
ligiosa, había consultado á D. Bosco, el cual le
respondió: — Si quieres esperar un poco, tam
bién D. Bosco tendrá Salesianas, como ahora
tiene y a sus clérigos y sus sacerdotes.
D. Domingo en tanto, lleno de santo celo,
echó en 1864 los cináentos de una casa de edu
cación para niños en un terreno suyo. A la
construcción del edificio contribuyó de buena
gana la población, ofreciéndole material y tra
bajo gratuito, con la esperanza de tener en breve
un Colegio de D. Bosco. Terminóse la capilla
en el año 1867; el 13 de diciembre D. Bosco
mismo la bendijó y celebró en ella la primera
misa.
Mientras D. Domingo Pestarino levantaba
el colegio destinado á los niños, Dios iba pre
parando en la humildad y en el silencio las que
en realidad debían posesionarse de aquella
cosa de bendición. Estas eran algunas de las
jovenes de la Piadosa Asociación de María
Inmaculada, las cuales ó porque se veían solas
en el mundo, ó porque su salud no era muy
fuerte, ó porque deseaban santificarse, habían
convenido en hacer \nda común en una casa,
repartiendo el tiempo entre el trabajo y la ora
ción con edificación de todo el pueblo, has
madres les confiaban sus niñas á las que ense
ñaban calceta y costura, infundiendo de paso en
sus almas el santo temor de Dios y el amor á
la virtud. D. Domingo servnase también de ellas
para asistir á los enfermos, dar albergue á al
guna familia pobre y especialmente para en
señar el catecismo los domingos en la parro
quia. Terminadas las funciones, si el tiempo lo
permitía, las Hijas de María llevaban á sus
alumnos de catecismo á dar un paseo por el
campo ó á visitar alguna capilla cantando al
guna copla á la \*irgen. E n esto, llegó el año
1870. En Mayo D. Bosco fué á Mornese y estu^■ o
allí algunos días acompañado del joven sa
cerdote D. Santiago Costann^na con moti\o
de la primera misa que celebraba D. José Pes
tarino, sobrino de D. Domingo. En el ánimo del
— 153 Siervo de Dios maduraba y a el generoso proyecto.
Al principio del mes, reunió su Capítulo Supe
rior, compuesto del Prefecto, D. Miguel Rúa,
Ecónomo, D. Angel Savio, Director Espiritual,
D. Juan Cagliero, y Consejeros, D. Celestino Du
rando, D. Carlos Ghivarelo, y D. Pablo Albera;
y después de las oraciones de costumbre, dijo
que les iba á comunicar una cosa de suma im
portancia.
— Muchas y autorizadas personas, continuó
diciendo, me ha exhortado con mucha insis
tencia á que hagamos con las niñas lo que ha
cemos con los niños. Y o por mí no siento incli
nado á un apostolado de este género; con todo,
las instancias son tantas y tantas veces repe
tidas por personas dignas de todo respeto, que
temo contrariar los designios de la Pro\idencia,
á no las tomáramos en seria consideración.
Os lo propongo, pues, para que lo meditéis en
la presencia de Dios, ponderando bien el pro
y el contra, para tomar la resulución que
haya de resultar más ventajosa á la glo
ria de Dios y á la salvación de las almas. Por
lo tanto, durante este mes debemos enderezar
muestras oraciones comunes y privadas á este
fin: alcanzar del Señor las luces necesarias para
este importante asunto.
Inútil es decir que todos los miembros del
Capítulo se retiraron con una profunda impre
sión. Pasado el mes, los vohdó á reunir y recorcordando lo que les había dicho, pidió su pa
recer, comenzando por el Prefecto D. Miguel
Rúa. Todos estu\'ieron conformes en que D.
Hosco debía tomar por su cuenta la educación
de las niñas, como había tomado la de los niños.
Después de oir el parecer de todos, D. Hosco
concluyó:
— Pues bien, ahora podemos considerar
como cosa cierta que es voluntad de Dios el
que cuidemos también de las niñas. Y para
venir á algo concreto, propongo que se destine
á esta obra, la casa que D. Pestarino está ter
minando en Momese.
Evidentemente el Siervo de Dios aludía á
las Hijas de María que D. Domingo Pestarino
dirigía en aquella paroquia, entre las cuales Dios
le preparaba la piedra angular del nuevo edificio.
El año de 1871 D. Hosco en « una audiencia
privada que tuvo con S. S. Pío IX , de gloriosa
memoria, le manifestó el pensamiento de fun
dar un instituto de religiosas y pidió un consejo
oportuno sobre la conveniencia ó inconvenientes
de tal proyecto. E l Vicario de Jesucristo escu
chó atentamente, y le respondió:
— Lo pensaré y en otra audiencia os co
municaré mi parecer.
Después de algunos días, D. Hosco volvió á
ver al Pontífice, el cual le dijo sin más:
— « He meditado vuestro proj’^ecto de fundar
una congregación de religiosas, y me pareció
que ello será para gloria de Dios y salv-ación de
las almas. Mi parecer es, pues, que dichas reli
giosas tengan por principal fin hacer por la
educación é instmccióii de las niñas, lo que la
Sociedad de S. Francisco de Sales hace por los
niños. En cuanto á la dependencia, deben de
pender de vosotros y de vuestros sucessores
como las Hijas de la Caridad de S. Vicente de
Paúl dependen de los I.,azaristas. En este sen
tido puedes ys. formular sus constituciones y
comenzar la prueba. lyO demás vendrá después ».
D. Hosco comunicó á D. Domingo la idea de
fundar la nueva institución: y le dijo que para
principiar, le parecían á propósito las Hijas de
María de Momese; puesto que, como dirigidas
por él, y a estaban de alguna manera informadas
en el espíritu salesiano. Le recomendó que
observ’^ase bien si entre aquellas muchachas ha
bía alguna que tuviese inclinación á \dda más
perfecta, mostrando vocación religiosa; y, por
fin, le indicó que, en vez de los niños, tomarían
posesión del nuevo edificio las jóvenes que qui
sieran aceptar el nuevo método de vida.
D. Domingo Pestarino, si bien estaba per
suadido de que D. Hosco obraba guiado por
Dios, \nó en la empresa dificultades insupera
bles. Sus Hijas de María, por muy virtuosas que
fuesen, ¿estarían dispuestas á hacerse monjas?
El sabía que estaban muy contentas de su
estado; pero ninguna había pensado retirarse
del mundo. El mismo, en lugar de aconsejárselo,
las había exhortado á permanecer en acjucl
estado, hasta por el bien de la parroquia. En la
la mente del buen sacerdote se amontonaban las
dificultades, y sobre todo esta: <• ¿Qué dirá-el
pueblo de tan repentino cambio? ».
No obstante alentado con las palal)ras de
D. Hosco que le aseguraba que aquella era la
voluntad de Dios, se dispuso á cumplirla, á
pesar de que preveía el mal humor que cau
saría en el pueblo y fuera del pueblo,.y dijo
á D. Hosco:
— ¿ Y cómo haré para conocer las que tienen
esa vocación?
D. Hosco le contestó: — Las obedientes aun
en las cosas menudas, las que no se ofenden por
las correcciones y muestran espíritu de morti
ficación pueden tenerse por tales.
Cuando volvió D. Domingo, las Hijas de
María se sorprendieron de no ^•e^ en el rostro de
su Director aquella santa alegría que solía traer
cuando vohría de hacer algima \’isita á D. Hosco.
Mientras él discurría cómo había de ejecutar las
órdenes de D. Hosco, un suceso prorídencial
\-ino á resolver sus dudas. La casa parroquial
estaba y a ruinosa y fué preciso pensar en res-
— 154 —
taurarla; i>ero el párroco no sabía donde co carlo,, á Turín. Así que, las Hijas de María
bijarse, y rogó á D. Domingo que le cediese una tu\aeron el consuelo de ver y hablar á su Fun
casita suya, habitada á la sazón por las Hijas dador, antes de vestir el hábito religioso, y re
de María.
cibir de sus labios preciosos consejos para el
— ¿ V dónde las meto en tanto? objetó D.
género de vida que pronto habían de abrazar.
Domingo.
S. E. Mons. Sciandra bendijo el santo hábito
— Por ahora puede V. meterlas en el cole de las primeras religiosas del nuevo Instituto
gio que está enteramente vacío.
de María Auxiliadora, asistido del V. Juao
Viendo en esto la mano de Dios, no se lo hizo
Bosco; y, en el mismo día, once de ellas hicieron
repetir; y con el menor ruido posible, para no votos por tres años á la presencia de Sr. Obispo.
dar que hablar, mandó trasladar los pocos mue D. Bosco las llamó Hijas de María Auxiliadora,
bles la víspera del Corpus del año 1872.
como les había indicado años antes, porque, según
Antes de verificar el traslado, había ido ex dijo más tarde, quería que el Instituto de las Hijas
plicando con mucha prudencia á las Hijas de de María Auxiliadora fuese un monumento pe
María la intención de D. Bosco; y preguntando
renne de gratitud, por los singulares y múltiples
una por una, si estaban dispuestas á aceptar tal
beneficios obtenidos de tan buena Madre.
género de vida. Estas se hablaron entre sí y
El Sacerdote D. Domingo Pestarino fué el
hubo su poquito de agitación, porque no en primer Director espiritual del nuevo Instituto
tendían bien el asunto y estaban persuadidas
hasta el 15 de Mayo de 1874, en que lleno de
que podrían hacer mucho bien, sin cambiar el méritos, después de celebrar la misa, atacado de
género de vida que llevaban. Más; la misma di un síncope, murió á los 57 años. E n los anales
rectora María Maccagno se declaró en contra.
de la Pía Sociedad Salesiana y del Instituto de
D. Domingo las dejó reflexionar, deseando que las Hijas de María Auxiliadora, vi%irá eterna
eligieran libremente en un asunto de tanta im mente su memoria.
portancia; y las que se determinaron á probar
Muerto D. Domingo Pestarino, le sucedieron en
el nuevo género de vida, pasaron á la nueva
la dirección espiritual de las Hijas de Maria Au
morada.
xiliadora, D. José Cagliero, D. S. Costamagna,
Cuando se supo esto en el pueblo, se levantó
D. Juan B. Lemoyne y otros salesianos. Como el
un murmullo de desaprobación; sólo la reve Instituto crecía, D. Bosco le dió un Director
rencia que D. Bosco inspiraba pudo evitar vio general que hiciera sus veces, y ocuparon este
lencias contra D. Domingo. También se criti delicado cargo sucesivamente D. Juan Cagliero,
caba á las Hijas de María por haberse encerrado,
D. Juan Bonetti, por algún tiempo el mismo
separándose de su familia y de la población,
D. Rúa, D. Juan Marengo, hoy obispo de Jlassa
sobre la cual ejercían su benéfico influjo.
Carrara, y por fin D. Clemente Bretto, actual
Hasta sus mismos padres les negaron los mente Ecónomo General de nuestra Pía Socie
ordinarios recursos, y ellas se vieron algunas ve dad. Todos ellos tu\4 eron un mismo afán; en
ces faltas de lo más indispensable.
grandecer el Instituto de las Hijas de María
D. Bosco entre tanto, preñas las necesarias
Auxiliadora, según el espíritu que informa la
inteligencias con S. E. Mons. Sciandra, Obispo
Pía Sociedad Salesiana.
de Acqui, escribió una breve Regla, según le
{CoiUinuard).
había ordenado Pío IX . y se la envió á D. Do
mingo Pestarino. Das aspirantas la recibieron
cotí transjiortes de alegría >• se comprometieron
TESORO ESPIRITUAL
á observarla con ejemplar exactitud; y aunque
en traje secular, era tal su fervor, que podrían
pasar por las religiosas más oliser\-antes.
Los Cooperadores Salesianos que confesados
A fines de Julio, D. Bosco detenninó que hi y comulgados, visiten devotamente una iglesia
cieran los ejercicios, como preparación á la toma
ó capilla pública, ó si viven en comunidad, la
de hábito. El mismo había designado el color y
propia capilla, y rueguen según la intención
la forma, que debía ser como el de una joven del Sumo Pontífice, pueden ganar las siguientes
modesta; y aunque prometió á D. Domingo que indulgencias plenarias:
asistiría á la ceremonia, no sintiéndose bien y sa
Para el mes de Julio:
biendo por otro lado que estaría presente ¿ Sr.
Obispo de Acqui, creyó poder dispensarse, á El día 2 Fiesta de la Preciosísima Sangre
pesar de las repetidas instancias de D. Domingo.
de N. S. Jesucristo y Visitación de
Pero el Sr. Obispo quiso á todo trance que D.
María SS. á su prima Sta. Isabel.
Bosco estu\*iese presente, y mandó á su secre
» 16 Fiesta de Nuestra Señora del Car
tario D. Francisco Berta (que aun \*ive) á bus
men.
Concepto de la Cooperación Salesiana
El mundo civilizado padece en estos instantes una
crisis aterradora . de proyecciones pavorosas, como
no se habia producido otra en la marcha de la H u
manidad á través de las edades.
Se ha enarbolado estandarte de muerte contra
los principios tutelares del orden; y sectas infer
nales, gru p ad as en tom o suyo, han hecho púbUo) y solemne juramento de destruir la oi^anización social.
Han caído en el Viejo Mundo, á manos de anar
quistas, presidentes, emperatrices y reyes; la
presente centuria se inauguró con el sacrificio del
jefe de la primera de las naciones americanas;
está humeante todavía la sangre de un represen
tante de la autoridad de nuestra hermana del Plata,
derramada alevosamente por im malvado que dice
no reconocer ley, patria ni Dios; y estos retos á la
civilización, escritos con caracteres de fuego en di
ferentes partes del globo, son pm eba inequívoca
de im profimdo desquiciamiento moral, á la vez
que precursores de grandes cataclismos.
Se escuchan, señores, ruidos subterráneos anun
ciadores de las erupciones de un volcán; y, si Herculano y Pompeya quedaron sepultadas bajo la
la lava ardiente del Vesubio, está la sociedad
moderna, con sus triunfos, esplendores y magni
ficencias, en peligro de perecer también, aplastada
por la lava de la anarquía, que es el fuego del odio
frenético, satánico, que bulle en el seno de las
masas, engendrando esas exaltaciones feroces que
las arrastran al dncendio, al pillaje y la matanza;
que produjeron en otro tiempo los horrores de la
Comuna, que han tenido, hace poco, horrendo
estallido en las horas de espanto y de vergüenza,
de ignominia y de dolor que ha sufrido la civilizaQón y que han cubierto de negros crespones la
tierra de Femando y de Isabel.
Esos monstruosos excesos, esos hechos vandáücos. en los que aparecen unidos el puñal que ase
sina v la blasfemia que reniega de Dios, si impo
nen el hacha del verdugo, no se cortan con ella.
(i) Discurso del Diputado D. Darío Urzúa en el ConSreso de Cooperadores Salesianos, habido en Santiago
de Chile.
ni se previenen con la bayoneta del gendamie. El
acero y la metralla no consiguen siito exasperar la
fiera humana, más temible y más indómita en sus
furores que los leones, las liienos y panteras.
L a solución del tremendo problema no ha sabido
encontrarla la filosofía racionalista, que ha con
cluido por declararse en bancarrota; ni han sabido
hallarla los estadistas en arbitrios meramente hu
manos.
Se clama por la luz de la enseñanza como el re
medio redentor; pero no se quiere que el fulgor
de las eternas claridades disipe las tinieblas que
amontonan en el espíritu del pueblo utópicas y lo
cas fantasías. Hablan sus falsos apóstoles del mejo
ramiento material; y no hacen más que enarde
cer la sed devoradora del pobre corazón humano,
que no podrá jamás saciarse sino en la fuente de
í^uas \rivas que brotó im dia de las rocas del Cal
vario. Pregonan la igualdad, fraternidad y liber
tad; y no quieren recordar que el mismo Dios
proclamó la fraternidad y la igualdad humanas,
rompiendo las cadenas de todos en una cruz.
Se ha quitado al obrero todo freno religioso; y el
obrero ha perdido el respeto á toda autoridad te
rrestre. Se le ha enseñado que el cielo es una pa
traña; y él quiere lógicamente tomar posesión de
la tierra. Se le ha diclio que Cristo es un imjwstor,
y que todo se reduce á oro é inmimdicia; pues él
reclama su parte de oro y su parte de mniundícia.
¿ Dónde se encontrará, señores, el secreto miste
rioso para salvar á la Humanidad enferma ?
¿ Dónde ?
Tiene el pueblo hebreo necesidad de im guia en
el desierto, y una coliunna de fuego espleudente
ilumina sus pasos durante la noche y una nube
lo protege con su sombra durante el dia. Manan*
tial cristalino salta de la roca al golpe de la vara de
Moisés. Se abren las ^ u a s del Mar Rojo y sepultan
en los abismos á las legiones enemigas. Se detiene el
sol sobre las llanuras dé Gabaón, y caen por tierra
los muros de Jerícó al son de las trompetas de loe
sicerdotes del Señor Dios de Israel.
;Ah! señores, en lo alto de la colina santa ha reso
nado una voz que es eco de los cielos. ¡Id al pueblo
ha dicho; y im hombre pro\ndencial que, con vi
sión profética habia prevristo el mal antes de las con-
— I 5 «> —
vulsiones que agitan hoy á la sociedad. Don Bosco,
fué al pueblo, y, como un segundo Moisés, ha ini
ciado para él una nueva redención,
Moisés descendió del Sinaí. entre truenos y re
lámpagos, con los preceptos de la ley grabados en
dos tablas de piedra; y el nuevo emisario del Se
ñor levanta en s\is manos, como enseña de salud
y de paz, el compendio del Decálogo; amar á Dios
sobre todas las cosas y al prójimo como á si mismo
por amor á é l : precq>to fundamental de la Religión,
principio vital de la obra gigantesca de Don Bosco,
alma de la Congregación Salesiana, explicación de
su prodigioso engrandecimiento como de la gradeza y gloriíis del Cristianismo entero.
La socieílud está des(iuiciada porque el Evan
gelio ha sido desterrado; porque la dulce ley del
amor cristiano, que aplaca los odios y rencores,
que cicatriza los heridas, que refrena las pasiones
más rebeldes, que prescribe la justicia á los que
mandan y la mansedumbre á los que obedecen,
asentando sobre brases de diamante la armonía
universal, ha sido reemplazada, ¿quién lo ignora,
señores? por Icé principios de im materialismo co
rruptor y re])ugnante, sensual y disolvente. Por
esto la misión de Don Bosco es la restairración del
orden perdido, mediante Aquel que es la Luz la
Verdad y el Caniino.
I<a acción demagógica y revolucionaria, que ha
levantado como ideal el triunfo de la materia, no
se ha ciramscripto dentro de le» limites estrechos
de im pais, sino que ha prexlucído una tonneuta miiversal, en todos los ámbitos de la tierra, y ha lan
zado sus fuegos contra tenias los elementos consti
tutivos de la socieelad, en el orden científico, eco
nómico y religioso, contra las bases más elemen
tales del derecho, contra la majestad de la justicia,
contra los fueros de la conciencia, porque su pro
pósito es demoler el edificio hasta sus cimientos.
¿ r
De aquí que la obra de Don Bosco re\Tsta tam
bién un carácter \iniversal, como el de la Iglesia
misma, y que necesite, á la vez. ser varia y múlti
ple en sus manifestáciones para poder contrarrestar
eficazmente los ataques del formidable enemigo.
De aquí porque sus hijos, estos nuevos operarios
llegados los últimos á trabajar en la viña del Se
ñor, se hallan esparcidos por los cuatro vientos
como falanges de un ejército que va á la conquista
del mundo.
De aquí porque el Iltmo, Señor Costamc^pa
realiza sus proezas apostólicas entre los ardores de
la zona tórrida, mientras Monseñor P íf a n o le
vanta la cruz del campanario en medio de los fue
guinos de la Patagonia. De aquí porque, jomtos
con estos dos generales que aquí tenemos y que no
llevan imcidos á su carro de rictoria esclavos que
reniegan, sino prisioneros que bendicen, han. lle
gado á este Congreso, atravesando mares y cor
dilleras. campeones ilustres de la buena caxisa, que
montan la guardia en diferentes partes del conti
nente, en defensa del único reino que no reconoce
fronteras.
De aquí también porque Don Bosco haya lla
mado á enrolarse bajo si:s tiendas á todos los hom
bres de buena voluntad, sin distinción de ricos y
p>obres. de nobles y plebeyos, de jóvenes y anciano.s,
de hombres y mujeres, para que, con el concurso
de todos los cristianos del orbe entero, se empren
diera la cruzada santa de la restauración del reino
de Dios en la sociedad y en las familias. De aquí,
finalmente, porque la acción de Don Bosco ha que
rido extenderse, no sólo á cuanto la fe tiene de más
sublime, la moral de más delicado, la piedad de más
tierno, sino á todo el sér humano, á todas y cada
ima de stis múltiples necesidades, aún en el or
den material, económico y físico, para formar asi
\ma Humanidad nueva, iluminada por la Fe, alen
tada por la Esperanza y santificada por el Amor.
[Continuarií^.
DEMUESTRAS MISIONES
MATTO GROSSO (Brasil)
II.
Llegada providencial. — Los últimos ins
tantes de un misionero anciano.
I.
El padrón de la tribu de los Bororos.
{Caria de D. Juan Bálzoló).
Cuyabá, 28 de noviembre de 1910.
Re\*mo. Sr. D. Pablo Albera:
'gf
ambién esta vez me cabe la satisfacción de poder decir con la más profunda gratitu d: « Deo gratias et semper Deo gratias ». Hemos tenido que recorrer
las comarcas de los Bororos para hacer un pa
drón de toda la tribu, cosa no sólo difícil, sino
también peligrosa. Y bien, gracias al Señor,
hemos podido terminar nuestra misión, obte
niendo un resiiltado que ninguno podía esperar.
Empleamos 69 días, recorriendo 1766 km., sin
contar los de S. José á Cuyabá y los que ha
remos para volver. Me acompañaron nuestro
bravo clérigo Juan B. Couturán y cuatro
indios.
Nuestro recorrido, á mi parecer, fué completo,
puesto que hemos visitado todas las aldeas. Los
indios que nos acompañaban se portaron muy
bien; y nosotros confiados en la protección
del d d o , sin ninguna ajm a de fuego, penetra
mos en los más remotos escondrijos, pasando
once días en medio de la floresta, no sin gra\-ísimo peligro. Con ésta, no entiendo enviarle
relación detallada de mi viaje, sino una simple
notida del feliz éxito de nuestra misión; mi
compañero le mandará una reladón completa,
que ha de interesar á los lectores del Boletín.
Ahora debo volver á la colonia de S. José
donde me espera mucho trabajo.
Bendíganos á todos, amado Padre, en espedal á su afmo. hijo en Jesucristo
Ju.\N P alzola , Pbro.
Misionero Saksiano.
De una carta de un ¡tcrmano nuestro fechada
en Corumbá, 23 de enero 1911, tomamos estos
detalles de la muerte de nuestro misionero D. Ra
fael Traversa.
...El 28 de nodembre salí de la Colonia de
Sagrado Corazón para volver al Sangradouro,
resistiendo á las insistendas de D. N. Colbacrhini que quería detenerme hasta el 30. Mi
resoludón sólo obededa ai deseo que tenía de
pararme algunos días en el Sangradouro, pero
Dios X. S. dirigía las cosas á otro fin.
Empleamos tres días en el \iaje de una á
otra Colonia, que ordinariamente con mulos se
hace en cuatro; así que, llegué allá la tarde del
30 , El primer coadjutor que me vió, me saluda
y me dice: Llega V. providendalmeiite, D. Ra
fael desde el domingo se nos puso malo; ahora
está grave y se acerca rápidamente á su fin.
Irunediatamente me fui á ver á mi buen her
mano el cual, apenas me d ó , dijo: — ¡Qué con
tento estoy! Dios me lo manda; yo sabía muy
bien que Dios no me dejaría morir sin un sa
cerdote.
De allí á poco, con los ojos fijos en el délo,
añadió: — Mañana, si Dios quiere, daré un buen
salto.
E l buen anciano (le faltaban 20 días para
cumplir 72 años) se acercaba verdaderamente
á la muerte. D. Juan Bálzola andaba recorriendo
las aldeas de los Bororos; de modo que mi He
gada no i>odía ser más á propósito.
Por la tarde el enfermo se confesó, y la ma
ñana siguiente (i® de diciembre) redbió el S.
■ Viático con edificante piedad. Aunque conser\*aba el uso de los sentidos, no podía hablar;
no obstante, no cesaba de rezar moviendo los
labios. A las 14 % se agravó aun más y le ad
ministré la Extrem a undón; después le di la
bendidón papal in articulo moriis, y deudo que
la muerte estaba próxima, comencé la recomendadón del alma. ¡Qué muerte tan tranquila!
De allí á un poco, mientras rezábamos las ora creer que la muerte de D. Rafael Traversa con
ciones de la buena muerte, se sentó en la cam a; tribuirá á que los Bororos se acerquen más y
más al Cristianismo.
y en tanto que nosotros lo sosteníamos, yo la
A la mañana siguiente, después de misa, en
cabeza y dos hermanos la espalda, expiró plá
un pobrísimo a ta ú d , que ni aún tal nombre
cidamente en nuestros brazos.
¿ Qué hubiera sido, si yo hubiese salido de la merecía, lo llevamos al cercano cementerio,
Colonia del Sagrado Corazón el día 30, ó si hubié acompañándolo los hermanos y más de 60
semos hecho el viaje en cuatro días, en vez de indios; todos los que estaban decentemente
hacerlo en tres? Nuestro querido D. Rafael . vestidos. Es el primer salesiano muerto en
habría muerto sin los auxilios de nuestra santa el Matto Grosso entre los Bororos. ¡ Qué opor
tuno hubiera sido un entierro solemne con
religión. La Providencia dispuso que yo apresu-
B I R C H I R C A R A . — E l s e g u n d o O rato rio fe s tiv o en la is la d e M a lta .
rase el viaje con diverso fm del que yo me pro
ponía.
.\sistieron muy conmovidos á la muerte del
buen Misionero varios indios, entre los cuales
estaba el feroz Bó:
{Capitán del Pueblo}
y Pcrigo, que en otro tiempo fué el terror
de los ci\'ilizados. Este estaba muy i>ensati\-o
delante del cadáver; sus ojos brillantes habían
perdido aquel fulgor siniestro y había cesado en
sus labios el movimiento coiunilsivo y continuo.
¡Quién sabe los pensamientos que le andaban
por la cabeza! Preguntó al clérigo Pessiua la
explicación de todas las ceremonias, por qué
se le vestía al muerto el roquete y la estola y
porqué se le ponía en las manos mi libro, un
crucifijo y un ros;irio,... Parece que la explica
ción calmó la \nvacidad de su carácter. Es de
música y canto! Los Bororos no tienen en rea
lidad más prácticas religiosas que el culto pro
fundo de las almas [Aroe) de sus antepasados
V una fe supersticiosa en sus Barí. El culto de
ias almas penetra todas las acciones sociales,
ca.za. pesca, comidas, cantos... etc.; y á la
muerte de uno de ellos la preceden, siguen y
acompañan durante 15 días larguísimas fun
ciones religiosas con cantos (Bakururú, como
los llaman los brasileños) , ceremonias, bailes
luchas, etc.....Más aún; acusan á los ciidlizacos
de no tener \-eneración á sus muertos.
Así pues, un entierro solemne acompañado de
un solemne funeral, hubiera impresionado In^
imaginaciónes jói'enes menos refactarias á nues
tras costumbres. Tal vez hubiera inducido a
alguno á preferir nuestros ritos á los que sus
costumbres les imponen. Hasta la fecha, nin
guno de sus muertos, excepto uno, aun de
los bautizados, hemos podido enterrar en el
camposanto; todos bajaron á su « Fosa de las
almas ».
Nosotros no podíamos hacer otra cosa; no
temamos ni paramentos siquiera. De dos ro
quetes que había, uno lo lleva yo y otro... el
difunto. Sin embargo, el acompanñamiento y
toda la ceremonia produjo muy buena impre
sión en los Bororos.
CHINA
La fiesta de las ollas.
{Del diario de nuestros misioneros) (i).
^ste título traerá á la mente del lector
una carnavalada ó algo semejante....
@
^ Que se espere un poco y verá que no
se trata precisamente de las ollas que en algu
nas partes se suelen romper para divertirse
en carnaval.
He aquí el origen de nuestra fiesta. Obser
vamos que algunos de nuestros chinitos en los
rincones del patio se daban muy buena maña
guisando en cajitas de lata pedacitos de pan y
otras menudencias que furtivamente habían
guardado durante la comida. En esto, se me
ocurrió una idea:
— Pongamos á prueba la habilidad de nues
tros niños.
— ¿Cómo?
— Le daremos á cada uno unas cuantas pe
rrillas y absoluta libertad de comprar y guisar
la comida á un gusto. Esto nos servirá para co
nocerlos mejor.
— ¿ Y les gustará eso?
— Tal vez.
Debíamos precisamente aquellos días hacer
un paseo el día de la fiesta de S. Luis.
El decírselo solamente despertó en ellos un
entusiasmo inverosímil. Los chinitos se reu
nieron en grupos de 5 ó 6 y á cada uno se le
entregó una suma equivalente á 2,50 ptas.
Hay que advertir que con esta suma debían
comprarlo to d o : arroz, carne, fruta, dulces,
te y hasta las ollas. Solamente la leña se com
praría á cuenta de la casa. Dicho y hecho. Las
minúsculas sociedades eligieron sus mandarines
los cuales estudiaron el problema: « sacar el
mayor provecho con el menor gasto ». Lo más
(0 V. los núm. de mayo y abril.
grave, es decir lo único verdaderamente grave,
era comprar las ollas. « ¡Y las ollas, decían los
más inteligentes, no se comen!» De todos modos,
los chinos tienen una rara cualidad: aun en las
circunstancias más criticas de la vida conser\’atv
una sangre fría absoluta. Reunidos, pues, en
consejo, durante algunos días no hicieron otra
cosa que ponderar bien cuánto podría com
prarse con el enorme capital de medio duro por
cada seis personas. Solamente las dichosas ollas
turbaban un poco la serenidad de los adminis
tradores.
Pero el director no cedía: — Tendréis que
comprar también cazuelas y sartenes, además
de las ollas.
L a víspera del paseo los jefes salieron á la
compra. No se fiaban de nadie; ¡pobre paseo si
hubiera sisas! Por otro lado desconfiaban hasta
de los que los que les hubieran comprado más
y mejor.
Uno de los administradores tuvo la feliz ocu
rrencia de comprar un buen pollo. Los otros
no quisieron ser menos; y en breve se encon
taron juntos, picoteándose en medio del patio,
media docena de preciosos bípedos que poco
antes ni siquiera se conocían... y que fueron
ocasión de curiosas escenas.
Amadísimo Padre, aquí cortaría esta fútil
relación, si no me acordase de las alegres co
rrerías que sabía combinar, en aquellos tiem
pos heroicos, nuestro buen Padre 1) Bosco. Para
él una salida al aire libre significaba mucho
más que un simple ejercicio deportivo. Por lo
cual continúo.
La partida fué curiosísima. Había que ver á
nuestros á alumnos: todos con la coleta del)ajo
de la barba, parecían soldaditos que partían
para la guerra. Cada uno con su hato á cuestas,
cestos y utensilios, semejaban un pelotón de
emigrantes que marchaban á buscar fortuna.
La gente se a.somaba á las ventanas, los cu
riosos se agolpaban á nuestro paso sonriendo
de satisfacción y sin cansarse de comtemplar
tan extraño expectáculo.
Una vez pasado el mar, después de una hora
de camino, nos encontramos en lo más profundo
de una garganta, formada por dos montañas
de la isla de Lapa, entre las cuales corre ru
moroso V límpido un riachuelo, defendidos del
sol con la frescura de amenísimos sombrajos.
Debajo de un largo tinglado se hallaban dis
puestas doce mesas de piedra, que el generoso
dueño deja á merced del primero que llega. Allí
depusimos la preciosa carga, y al instante co
menzó un trabajo febril para romper pedruscos
V hacer trébedes para la cocina. Y las ollas no
faltaban. No exagero, los de la coletita trabaja
ban con tanta inteligencia que, en un abrir y
— i6o —
cerrar de ojos, todo estaba desplumado, cor
tado y guisado; el ollorcillo se difundía en torno
y dejaba adivinar platos y salsas variadísimas.
Es fama en Europa de que los chinos engullen
las cosas más asquerosas; pero nosotros hemos vi
viste todo lo contrario.
A título de curiosidad y para estudiar la no
menclatura china, me di á recorrer las diferentes
clases de platos que nos hacían los mucha
chos; pero al llegar á cincuenta, guardé el lápiz,
asombrado de la habilidad tan risueña é inte
ligente de los improvisados artistas cocineros.
Allí no habían ninguno desocupado, y al me
diodía cada grupo se vió honrado con diez pla
tos al menos, comprendiendo todo: arroz, carne,
salsas, ensaladas, dulces, te, etc., y con una va
riedad maravillosa. Era fruto de sus sudores y
por lo tanto les causaba mayor satisfacción,
no sin ofrecer primero á sus Superiores las pri
micias. para que cataran los fructos de su rara
maestría. Aquello era una delicia; al fin de la
comida todo lo sobrante se regaló á los pobres
que hablan acudido, atraídos por el bullicio y
olor desconocidos. Así, esta buena obra puso
colmo á la alegría.
¿ Y las ollas? Se recogieron cuidadosamente
y se guardaron para ocasiones semejantes; pues
había dos prohibiciones severas: comprar \'ino
ó licores y.... romper las ollas.
He de añadir también que la panza llena
desató la vena poética; y un chisgarabís, tan
listo de ingenio como de lengua, quiso felicitar al
Director. Se levantó con asombro de todos y co
menzó el exordio de su alocución así textual
mente: Go italiana manera jalar, muüo couxer,
hoió funhei. Estamos contentos. Rezar mnito por
ti. Viva Tonkií. Todo lo cual nene á decir. Yo
italiana manera hablar, comer mucho, mucha
alegría. Estamos contentos. Rezar mucho por
ti. ¡Viva el Director! Como V. ve, esto es un pisto
de portugés, italiano y chino, producción en
teramente personal que tuvo el mérito de au
mentar la alegría, lo cual era un poco difícil.
Después de comer, los de la coletita corrie
ron á sus anchas por entre la verdura de las mon
tañas.... Todo s;Uió, gracias á Dios, á pedir de
boca; un incidente estuvo á pique de aguartros la fiesta. Precisamente al pisar el umbral del
colegio, el que traía á cuestas con infinito cui
dado el saco de las ollas, sin saber cómo las dejó,
caer y.... se hicieron añicos. Sus compañeros
reían: el infeliz, al r*er el irreparable estropicio
de los pucheros, hizo unos cuantos pucheros
más y se le escaparon dos lagrimones....
El director acudió inmediatamente á con
solarlo; — No hay para tanto; está tranquilo,
que para otra \'ez y a pensaré yo en las ollas.
Serenóse el mucliacho y continuó la risa y el
buen humor; y nosotros no pudimos menos de
exclamar: — ¡Qué dulce es la alegría del que
sirve al Señor alegremente!
B IB L IO G R A F ÍA .
De la C a sa E ditorial de B . H ER D ER en
FR IB U R G O DE B R IS G O V IA (Alemania);
Visitas ai Santisimo Sacramento y á María Santísima
por San Alfonso María de Ligorio. Nueva versión
con visitas á San José y un apéndice de ejercicios
piadosos por el P. Victoriano P. de Gamarra, Redentorista. Aprobada por la autoridad eclesiás
tica. En 240: 12 qs X 7 'P cm. (VIII y 240 pp.) —
Encuad. en tela Fr. 1.25; en cuero, cortes dorados
Fr, 2.75introducción á !a Vida devota por San Francisco de
Sales. Traducida por Don P e d r o d e S i l v a , Pres
bítero. Edición revisada, aumentada con un apén
dice de oraciones. Adornada de un grabado. Con
la aprobación del Exmo. Señor Arzobispo de Friburgo. En 240 14X 9 cm. (XII y 438 págs).
N. 31 Tela, cortes blanco.s Fr. 2.— ; N. 35 Tela,
cortes dorados Fr. 2.50; N. 93 Cabra, cortes do
rados Fr. 3.75; N. 426, Becerro pulido, acolchado,
con adornos, cortes dorados Fr. 7-50.
La Perla de las Virtudes. Una exhortación al joven
católico por el Padre A d o l f o d e D o s s , de la Com
pañía de Jesús. Con la aprobación del Exemo. Se
ñor Arzobispo de Friburgo. En 24®: 13
X 7 'b
cm. (XII y 158 págs.) Encuad. en tela Fr. 1.50*
Vía Cruds meditado ó sea Pensamientos que pue<len ayudar d la meditación de las estaciones del
Via Crucis por el Padre Luis J. M u ñ o z , S. J. Se
gunda edición. Con la aprobación del E.n ciu o . y
Rnio. .Sr. Arzobispo de Friburgo. En 24®: t2 qa X8
cm. (VIH y 90 págs., con ilustraciones). Encuad.
Fr. — .75
Manual Antoniano. Por el Padre F r . M. N úñez.
Con el permiso de los Superiores de la Orden y la
aprobación de los Exemos. y Rmos. Señores Pre
lados de Barcelona y Friburgo. Segunda edición.
Con un grabado. En 24®: 14X9 cm. (XVI y 44*
págs). N® 34 Tela, cortes encarnados Fr. 2.75;
N® 93 Cabra, cortes dorados Fr. 4.25.
Jesús, Amigo de ios Nidos. Librito de oraciones,
ilustrado y destinado á la infancia. Tercera edición.
Aprobado por los limos. Señores Arzobispos de
Bogotá, Friburgo y Tarragona. Con 49 magnificas
láminas. En 32®: i i q j X 7 qa cm. (72 págs.) En
cuad. en media tela Fr. — .40.
Chistes y Verdades. Por B e r n a r d o G e n t il in i . Se
gunda edición corregida y aumentada. En 12“ (X‘ l
y 266 págs.). Se vende, encuad. en tela, al preaode Fr. 3.—
ApIcBltara Racional por el sistema de panal movi
ble, por el Presbítero R em ig io R i z z a r d i , Salesiano.
Este tratado de 190 páginas y adornado con cerca
de too grabados, es la obra más sencilla y c o ^
pleta que se ha escrito sobre la materia en Colombia.
Precio de cada ejemplar: $ 125. — De venta eo
la Librería Salesiana de Bogotá Apartado ^.® 85 y
en las principales Librerías de la República.
El por qué de las gracias de María Auiiliadora.
l dar gracias á Dios cuando alcanzamos
algo que con insistencia le habíamos
___pedido, ó nos vemos libres de algún petigro, es cosa tan antigua como la religión misma.
Poco importa que el suceso se verifique de wux
manera natural ó tenga algo de inexplicable,
maravilloso ó sobrettatural. E l hombre que cree
en Dios y en su Providencia, necesariamente debe
atribuir á la causa primera lo que naturalmente
obran la causas segundas. Imaginaos un náu
frago agarrado d un trozo de mástil en medio de
la terrible soledad del océano; el ansia de vivir
pronto se transforma en plegaria ardentísima y
ora. De repente, cuando se creía perdido, pero
seguía orando, aparece un vapor que lo salva.
Decidle que es una cosa muy natural, que aquel
lugar es muy frequendado, que necesariamente
debía pasar por allí el vapor; en una palabra,
que es un suceso enteramente casual y que será
muy tonto en dar gracias á Dios, cumpliendo al
guna promesa, ó haciendo un acto público de re
ligión; os mirará con cierto aire de indignación,
y glosando sin saberlo al ciego del evangelio dirá: Yo
nó sé si fué milagro ó nó; lo que sé es que estaba á
Punto de ahogarme y ahora estoy salvo; que se lo
pedí á Dios, y me salvo. Tal vez el incrédulo zum
bón insista, objetando que otros cien, después de
haber hecho la misma plegaria y tal vez con más
fe y más merecimiento, de poco les ha valido y se
han ahogado. Esto que parece un argumento sin
réplica, encenderá más la gratitud del náufrago.
Porque efectivamente si otros muchos en el mismo
easo oraron con mas jé y lo merecían más; eso quiere
decir que ü ha sido más afortunado ó más favo
recido, y eso en vez de disminuir, aumenta la
grandeza del beneficio y la eficacia de su oración.
Es inútil; el hombre refiere instintivamente á
Dios lo que le concede después de habérselo pe
dido, y aún sin pedírselo, porque es cierto que no
cae un cabello de nuestra cabeza sin autorización
del Creador. Entre los católicos se canta el Te
deum y los de otras religiones todos tienen sus
ritos para dar gracias á Dios en los sucesos prós
peros aunque estos sean evidentemente natura
les; y si llegan á tener apariencia solamerüe de
sobrenaltural, entonces el favorecido hasta por
vanidad lo califica de milagro, lo cual aunque sea
poco juicioso, no le dispensa por eso del agrade
cimiento y de la debida acción de gracias; y
cuanto más difícil sea la explicación natural del
hecho, tanto más obligado se cree uno á agradecerlo.
Estas reflexiones podemos referirlas también
á las gracias de María Auxiliadora que publi
camos en esta sección. Hay individuos piadosos
y buenos cristianos que leen con una sonrisa
burlona las relaciones de estas gracias, como si
fuera una ridiculez dar gracias á la Virgen SS.
cuando nos vemos libres de un peligro, enferme
dad 6 desgracia, después de haberla invocado.
Decidle á esa madre que vio al hijo de sus en
trañas moribundo, ó á pique de perecer en un in
cendio, que á pesar de habérselo pedido á la Vir
gen, no tiene que agradecérselo porque el chico se
hubiéra salvado lo mismo; y os llamará hereje mil
veces. Y por cierto que si no es herejía, es una li
gereza inexcusable y tal vez irreverencia punible.
Los médicos U aseguraban que su hijo no podía
curar; que la ciencia no explica la curación; y
aunque la ciencia sea en este caso los conoci
miento más ó menos vastos y muy relativos que
posee el Doctor, el hecho es que si es maravilloso
para el médico, claro está que ha de ser milagroso
para la madre; y sea milagroso, no sea, el dar
gracias á la Virgen será siempre una cosa lau
dable. A sí se explican estos actos de sincerísimo
agradecimiento que publicamos en esta sección, no
como verdaderos milagros, que esto sólo la Igle
sia lo puede definir, sino como acción de gracias
de corazones agradecidos, que publican su grati
tud por tas gracias que María Auxiliadora les
concede.
Gracias de María Auxiliadora.
G u a ta v ita .— Yo, José Antonio Rojas Berbeo,
General de Brigada del Ejército de la República de
Colombia en la América del Sur, h ^ o constar:
1* Que el dia 27 de Octubre de IQ07 caí enfermo
en Cliapineiro, barrio de la Ciudad de Bogotá
(Capital de la República) y que después de haber
sido examinado y recetado por muchos médicos
notables, estos Sres. quisieron someterme á una
penosa operación quirúrgica, asegurando que de
jaría de existir si no se llevaba á efecto la opera
ción para extraerme un tumor que la mayor parte
de los facultativos opinaron era canceroso.
2* Que estuve luchando con la muerte veinte
meses sin esperanzas ya de recuperar mi salud,
hasta que los RR. PP. Salesianos me mandaron
á mi casa un cuadro de la Santísima Virgen en su
divina advocación de María Auxiliadora, que fué
colocado á la cabecera de mi cama; desde entonces
empecé á sentir reposición y esta Madre Sacro
santa, no lo dudo, sugirió á mi amado y buen lujo
Efrain. Sargento mayor del Ejercito y de veintiún
años de edad en esa época, la idea de conducinne,
como lo liizo, de mi lecho á la Ciudad de Zipaquirá,
en donde el Sr. Dr. Enriq\ic I^anco Pulido, diri
gido, asi lo creo, j>or la Divina Reina de los Ciclos,
detlicü con cariñoso afán sus conocimientos y su
inteligencia á combatir tan terrible enfermedad
hiista levantiume de la postración en que me halla
ba V dejarme en situación de convalecencia.
3®Que creo y sostengo con fé que la Virgen Santa
Miuía Auxiliadora ha obrado en mi un hecho que
está fuera del orden natural y que. por consiguencite. bien puetle. en mi humilde concepto
considerarse como un ]>ositivo milagro, pues hoy
me encuentro en perfecto buen estado de salud y
entregado á mis que haccres habituales.
Octubre 25 de 1910.
J o s é A. R o ja s B e r b b o .
(O En conformidad con los decretos de Urbano VIH.
declaramos una vez m.'is que A la gracias publicadas en
nuestra Revista no le* damos mis valor que el pura
mente histórico, sujetAmlonos en todo á las decisiones
de nuestra Santa Madre Iglesia.
***
P icasente (Píspaña).— Hada muchos años que
mi marido no se había confesado, á pesar de in
dicárselo muchas veces y haber venido á este pue
blo misión acunas veces.
El año pasado hubo también misión, y también
se lo indique y no rae dió respuesta afirmativa;
no obstante, se lo pedí á M. Atixiliadora y el pe
núltimo día de la misión me pidió la ropa para ir á
la iglesia. Al día siguiente, se levantó muy de ma
drugada y me dijo que iba á comulgar y que se
había confesado la noche antes, lo cual fué cierto,
visto por muchos testigos.
Hago público mi agradecimiento para atuuentar
la devoción á María Auxiliadora.
Marzo 1911.
M. S.
***
Andacollo (América). — Estando enferma yo y
tres de mis hijos en el invierno, nos vimos en un
gran peligro, mis hijitos mi esposo, y yo. Se nos
presentaron unos bandoleros, y me llené de terror
al ver que peligraba la vida de mi esposo y mis
hijos.
Eñ cuanto sentí los primeros disparos de las
armas, invoqué á la Santísima \^irgen y le hice al
gunas promesas que pagaría con todo gusto si
Dios y la Virgen nos libraran del percance, y feliz
mente fui oída por nuestra Madre.
Después fué mi esposo reducido á prisión y acu
sado de graves cargos y también le pedí á la Vir
gen que lo sacara bien de todas las calumnias de
que se le acusaba, porque era completamente ino
cente de todo: María Auxiliadora no permitió
que tan injustamente sufriera él y su familia, y
salió absuelto.
Por estos favores doy infinitas gracias á María
Auxiliadora que con tmita bondad ha escucliado
mis ruegos.
Marzo 1910.
E ma C. d e D ’ a ch a r y .
Zap atoca (Colombia). — Habiendo sido ata
cada de ima enfennedad grave, llegó ésta á tal
extremo, que el médico declaró ser pocas las horas
que me restaban de vida. Se rae aplicaron infi
nidad de remedios y ningrmo de ellos pudo dismi
nuir la gravedad de mi situación. En este trance
recurrí llena de fe á María Auxiliadora, prom^
riéndole ima limosna, publicar la gracia é insenbirme en la Ardiicofradia de María AuxiIia<Iora.
Inmediatamente comenzó á notarse la mejoría,
y desapareció el pelero, cuando ya los de mi mmilia habían perdido toda esperanza.
— 163 —
Cumplo, pues, con mucho gusto lo prometido y
doy las gracias más sentidas á tan buena Madre.
Julio 1910.
A m a l ia P .
de
O rtega.
Id. — Me creo verdaderamente obligado en
conciencia á declarar que la Virgen Santísima ha
hecho conmigo im m il^ro. Desde hace nueve
años venía yo sufriendo las dolorosas consecuencias
de una terrible enfermedad. Medicinas, médicos y
consultas repetidas una y otra vez, me hicieron
perder toda esperanza de curar. Por fin los mé
dicos creyeron encontrar el remedio en una peli
grosa operación. Mi esposa me aconsejó invocar
primero el Auxilio de la Virgen SS. y reschúmos
pedirle mi curación, sin tener que recurrir á tal
extremo. Nuestras p ica ría s fueron escuchadas.
Instantáneamente, sin operación de ningún gé
nero. me vi libre de mis dolores y hoy gozo de per
fecta salud. Tan convencido estoy de que esto es
efecto de la protección de María Auxiliadora, que
mando 100 $ de limosna, y de hoy en adelante
seré devotísimo de tan buena Madre y cooperador
salesiano.
Octubre tgio.
A l e j a n d r o P a r t ig i
ia n y .
me rodeaba, %"i que el fuego prendía ya en Lis vigas
del techo. A l verme en tan angustiado triuice clamé
á María Auxiliadora para que me socorriese, que sin
un socorro prorídendal estaba irremisiblemente
perdido. En pocos minutos se api^ó mih^rosamente el fuego, y yo sólo me encontré con leves
quemaduras que desaparecieron en poco tiempo.
Agradecido, por lo tanto, á nuestra celestial Ma
dre. mando ima limosna para su santuario y ya me
he inscrito en la Arcliicofradia de Maria Auxilia
dora, haciéndome ademús Cooperador salesiano.
Noviembre 1911.
J o s é A. S a l i n a s .
S a n ta n d er. — Hallándose mi madre enferma de
tanta gravedad, que tuvo que recibir la Extrema
unción, y habiendo ya perdido toda esperanza de
conservar su para mi preciosa salud, acudí con
toda confianza á nuestra celestial Auxiliadora, su
plicándole que tuviese á bien hacer lo que los mé
dicos no podían, ofreciéndole al mismo tiempo ima
biisa en el Oratorio de Don Sosco de esta ciudad.
¡Oh bondad maternal! L a Sma. Virgen me escu
chó devolviendo á mi anciana madre la salud per
dida, que recuperó por completo. Por gracia tan
singular cumplo mi promesa y mando la limosna de
5 pesetas. ^
Marzo 1911.
C l a r a A r g Oe l l e s .
B r o o k ly n (U. S. de Am érica).— Teniendo á una
hijita de 2 anos de muerte desahuciada de los mé
dicos, con ima fiebre muy alta, y 3 convulsiones
fortisimas crei perderla en menos de 6 horas, pues
podia morir de un momento á otro. Los médicos
dijeron que si le repetían las con^'ulsiones podia mo
rir en seguida, y ¿ qué haría yo al ver que le repitieron
y por dos veces ? — Con lágrimas, pero con fé, clamé
á gritos á mi buena compañera y querida Madre,
que me le diera la salud; y en efecto, la bebé mejoró
pronto y á los 8 dias estaba fuera de peligro. Hoy
cumplo con mi oferta á sea limosna de 10 pesos
<’ o habiéndo cumplido con lo ofrecido, una no
vena y Comunión. No sé cómo dar gracias á
esta buena Madre, que nunca me desampara, y
no es la primer vez, que de\-uelve la salud á mis
hijos.
Octubre 1911.
R
osa
D u m arest.
S ig sig (Ecuador). — E l 23 del pasado Octubre
estaba preparando irnos fuegos artificiales, cuando
de repente ima chispa, traída por el viento de la
cocina, fue á posarse en e! recipiente de la pólvora
y en un abrir y cerrar de ojos me vi rodeado de
Dam.as. Comenzaron á estallar los cohetes y bombas
y entre el hmno y estampido ensordecctlor que
II
Dan también, con toda la efoslón de an alma, gracias á
María Auxiliadora y envían una limosna:
A)
— Allariz (Esp.): Asunción Alonso, por dos
favores recibidos y envía 35 pesetas de Iinio.sna. —
Alpera fEsp.): P .G ., por haberle sacado de un grave
apuro y envía 10 ptas de limosna. — Audacollo
(América): Erna C. de D ’achary, por haberle cu
rado á su hijito Héctor. — Arequipa (Perú): La
Sra. Micaela Meneses, por un favor obtenido. —
Arraure (Venezuela): Filomena de Vigaiione, por
haberle devuelto la salud á una hijita. — Arabayona
de Müjica (Esp.): Teresa Diego, por haber devuelto
la salud á la niña Trinidad Moran.
B) — Boconó (Venezuela): El Sr. D. Gregorio
Bastidas, por un favor recibido y remite 5 pesos.
— Barcelona (Esp.): Asunción Sariol, por haberle
arreglado un asunto del cual pendía el honor de
su esposo. — Id.: F. R. S., por un favor recibido
y envía 2*50 pesetas de limosna. — Id.: P. E.,
por un tavor recibido y envía cinco pesetas de li
mosna. — Brooklyn (Est. Uni.); Rosa Dumarest,
por haber devuelto milagrosamente la salud á una
amiga suya. — Bogotá (Colombia): Mercedes Plata,
por habfT salvado segunda vez á su sobrina.
C) — CarcagenU (Esp,): Nieves Pérez, por haber
devuelto la salud á su hijita y envía 15 ptas de li
mosna. — Cali (Colombia;: Remedios Rujes, por
haberle deparado comprador para una finca y manda
— IÓ4 —
roo pesos de limosna. — Id .: Sergio Cantillo, por
haberle facilitado el dinero para pagar una deuda.
— Id.; Juana Figueroa, por dos gracias recibidas
en dos de sus hijas. — Cb/d» (América): A . V .S .,
por haber alcanzado la salud y envía una limosna.
— Cambados (Esp.): Fernando Botana, por haberle
obtenido la salud para su hermano Antonio que
estaba desahuciado por los médicos y envía 37’ 5o
ptas. de limosna.
Ch) — Chos-Malal (Rep. Arg.): Aurora Garrido,
por un favor recibido y envía dos pesos de limosna.
Id.: Elena C. de Martínez, por haber salido bien
de una enfermedad un tanto seria mediante la in
vocación de María Aux. y envia una limosna.
D) — D. Benito (Badajoz): Francisco García, por
un favor recibido y envía una limosna.
E) — Esmeraldas (Ecuador): Julia E. Bonilla,
por haberla curado de una parálisis crónica que
los médicos declararon incurable. — Id.: Clorinda
de Silva, por haberla librado de una enfermedad.
F) — Fómeqtie (Esp.): Carmen Romero, por
haber curado de una terible enfermedad y manda
celebrar una misa.
G) — Granada (Nicaragua): P. B., por devolver
la paz á su pueblo. — Guayaquil (Ecuador): Se
gundo Ayala, por haberlo librado instantáneamente
de un fuerte dolor. — Granada (Nicaragua): Alicia
Membreho, por haberla librado de una dolorosa
operación quirúrgica y envía cinco pesos de limosna. — Id .: Josefina Bárcena, por haber curado
á su hermana Clara de un tumor en el vientre,
sin necesidad de operación y envía una limosna.
H) — Huanactico (Perú): Mateo V . y Reina, por
curarle la fractura de una pierna á su hijo Leandro.
- Horcajo de la Eras (Esp.): M. C ..por un favor
y envia una limosna. — Hondón de los Iratles
(Esp.): Piedad García, por tres favores recibidos.
L) — La Paz (Bolivia): N. N ., por haberla li
brado de un lance angustioso. — Lepanés (Esp.):
Mariano Díaz Cuerva, por un favor muy grande y
envia 25 ptas de limosna. — Las /’a/mní (Canarias):
Pedro F. Barber, por una gracia obtenida y envía
una limosna.
P) Pedralbes (Esp.): La Abadesa y la Comunidad
del Real Monasterio, por haber alcanzado de Mana
Aux que fuese declarada inocente de una acusación
injusta la mandadera de dicho Monasterio. — Punta
Arenas (Chile): Celia R. Gutiérrez, por una gracia
recibida y envia una limosna. — Id.: S. B. por
muchos favores.
Tpj) _ Roca/uerte (Ecuador): 1.a Sra. Rosa María
Huerta, por haberle concedido la salud de un en
fermo.
S) — 3 ‘. José del Valle (Esp.): El Sr. D. José
Ríos, por un favor recibido y envia 25 pesetas. —
Carlos ^Nicaragua); Andrés Mindez, por ha
berlo ayudado á salir bien de un negocio. —
lamanca (Esp.): Un devoto, por un favor y envía
5 ptas de limosna. — Soraia (Colombia): Julia
Aguilera, iror haberla librado de una grave enfer
medad de un modo maravilloso, y envía $ 200 de
limosna. — Sigsig (Ecuador): Zoila A . Desantes,
por haber curado á su esposo de desinteria. —
Id.: Virginia de la Cruz Iñíguez, por haber cu
rado de una pulmonía grave. — I d .: Julio Reyes,
por haberlo ayudado á cobar un crédito que ya
consideraba perdido. — Id.: Erlinda Lafebre, por
un favor y envía una limosna. — Id.: Manuel N.
Marea, por un favor y envia una limosna. — Id.:
Miguel Pello, por un favor y envia una limosna.—
Id.: Adela de Jesús Segarra, por un favor y envía
una limosna. — Sta. Rosa (Venezuela): Víctor
Satildo, por haberle concedido la salud y envia
una limosna. — S. Joaquín (Costarica): Las Sras.
Vicenta Chones y Ester Villalobos, por haberlas sa
nado de fuerte reumatismo y del mal de garganta.
— S. Pedro del Higón (E sp.): Juana Alvarado, por
haber librado á una persona de su familia de una
tos que las medicinas no podían curar. — Sala
manca (E sp.): R ., por un favor. — Id.: M. A. por
otro favor.
T) — Trujillo (Perú): Juana D. González, por
haberla librado de una gran tribulación. — Trelew
(Argentina): Una devota, por haber obtenido una
gracia muy importante y envía 45 francos de li
mosna.
y ) _ Yaritagua (Venezuela): Salomé Gainza,
por haber devuelto la salud á una amiga y envía
40 bolívares de limosna. — Yaritagua (Nicaragua):
Filomena de Carballo, por un favor y envia una
limosna.
V) — Valencia (Esp.): P. B., por un favor y
envia una limosna.
Z) — Zambrano (Colombia): El Sr. D. Daniel
Peñaloza y las Sras. Josefa M. de Penaloz^ y Marqueza B. de Peñaloza, por favores obtenidos y en
vían una limosna. — Zapaioca (Colombia): Pablo
A . Gómez, por un favor obtenido y envía una li
mosna. — Id.: María A . Orgarepa, por la curación
de un niño y manda una limosna. — Id.: Cle
mencia Sizaraso, por la venta de una finca que
creía perdida y envia una limosna. — I d .: Florinda Serrano, por varios favores y manda una
limosna. — Id .: Juana A . Plata, por haber obtenido
remedio en una necesidad y envia una limosna. —
Id.: Ana de Castañeda, por varios favores. — Id.:
E. Duarte, por un favor y manda una limosna. —
Id.: María de la Cruz Pinilla, se recomienda alas
oraciones de los cooperadores y envía una limosna.
_
.. D. G. y M. L ., por haber devuelto la salud
á su querido padre y envían una limosna. —
Una Señora, por haberle concedido la reconciliación
de una familia y envia una limosna. “ Id .: F.S.,
por la milagrosa curación de uno de su familia y
envia una limosna. — Id .: Matilde
^
un favor, y envia una limosna. — Id .: ” • M. y
R. N-, por favores recibidos.
La canonización dei Pbro. Salesíano
D. Andrés Beltrami.
El 20 del pasado Abril tuvo lugar en la capilla
del palacio episcopal, la primera sesión del Proceso
informativo para la Causa de beatificación del
sier\*o de Dios D. Andrés Beltrami, sacerdote de
la Pia Sociedad Salesiana, muerto en Valsálice,
Turin, el 30 de diciembre de 1897. Y a D. Rúa lo
tienia en concepto de Santo y sus compañeros
predecían su futura canonización. Slientras la sa
lud se lo permitió, enseñó letras y filosofía; des
pués, compuso algunos libros ascéticos y literarios,
donde se mostró escritor elegante y de sentimien
tos profundamente piadosos. Alguno de sus libros
alcanzó la \ngésima edición. Dejó, además de las
16 que publicó, doce obras inéditas, mías com
pletas otras esbozadas, que atestiguan su vasta
cultura.
La Fiesta de nuestro Patrono
s.
P R n n c is c o
d e
glamentaria fué tambieii interesantísima. * Da
vida activa de los cooperadores y la parte que les
corresponde en la educación de la ju\’entud »
fueron los puntos ¡irinciijales de la confcrcjicia
que ha caido en buen teireno, según lo van de
mostrando en el Colegio de Sta. Cecilia.
Sta. Ana (Rep. El Salvador). — Uno de los
detalles más salientes de la fiesta fué el abundante
desayuno que unas generosas bienhechoras re
galaron á los alumnos externos y á los del Orato
rio festivo: los muchachos no cabían en sí de gozo
y diclio se está que para ellos la fiesta resultaba
verdaderamente agradable.
Añade el corres|x>nsaI que en esta localidad se
leen más de mil ejemplares del « Don Bosco * lo
cual nos place sobre manera.
'
Rawson (Chubut - Rep. Ai^.). — La fiesta
de S. Francisco de Sales ha revestido también
gran solemnidad. El mismo Sr. Gobernador, acom
pañado de varios amigos, tuvo la amabilidad de ir
á saludar personalmente á la Comunidacl y aceptar
un modesto almuerzo que ésta le ofreció, reinando
durante el mismo la más cordial expansión.
s a c e s
Continúan llegando de las lejayms tierras donde
se hallan diseminados los Hijos de D. Bosco, los
homenajes que este año ha» tributado á su glorioso
Patrono. Xos duele tener que resumir las relaciones,
pnvándolaa del interés que les dan los pequeños
detalles, pero nuestro amables lectores compren
derán que nos es absolutamente imposible publicar
todo ¡o que ellos quisieran leer y nosotros decir.
.Méjico. — En la Colonia de Sta. Julia fué día
memorable el
de Enero, no sólo por la inusitada
solemnidad de los cultos, sino también por las
escogidas diversiones de que disfrutaron los niños.
Más de 50 hicieron su primera comunión; y l'Motros,
además de edificar á los presentes con su páedad,
proporcionaron á los Cooperadores grato solaz con
tma velada brillantísima. En el templo de Sta.
Inés los Cooperadores organizaron también esplen
didas funciones cc«i triduo solemne, en que los oradwes estu\*ieron tan acertados en escoger como
docuentes en el decir.
Su. TecU (R. del Salvador). — Como los alum
nos acababan de llegar de vacaciones, la fiesta
de S. Francisco fué para ellos una excelente pre
paración. en la cual va incluida una comunión
generalíama que es k> esencial. I„a conferencia re
Crónica de los Ex-AIoninos,
La • Comisión Provisiomü » de la Federación
de las Sociedades, Uniones y Círculos de los Anti
guos Alumnos Salesianos ha enviado á los Srs. Di
rectores de las Casas Salesíanas y á los Presidentes
de dichas asociaciones la siguiente circular:
Turin, 25 marzo 1911.
Rdo. Sr. Director :
Sr. Presidente:
La calurosa acogida hecha á nuestra primera
convocatoria para la mayor inteligencia entre las
varias asodadones de los Antiguos Alumnos Sa
lesianos y unirlas en una Federadón intemadonal;
las numeras adhesiones que nos llegan de todas las
partes del mundo y los aplausos con que ha sido
aprobada la propuesta de un Congreso federal, in
dujeron á la Comisión Provisional á comenzar los
trabajos, á fin de que la nue\*a manifestación de
fraternidad y actividad de los Hijos de D. Bosco
resulte grandiosa por la solemnidad del acto y
— i 66 —
fecunda cu bienes morales y sociales por el sentido
práctico de las deliberaciones.
Habiendo tomado, pues, los debidos y oportu
nos acHierdos con el Rev. Sr. D. Pablo Albera, Rec
tor Mayor de los Salesianos, la Comisión Provi
sional. constuida, juntamente con el Consejo di
rectivo dcl Circulo V Juan Bosco * de Turin y
otros ilustres ex-alumuos, en Comisión organi
zadora, ha deliberado convocar el primer Congreso
internacional de los ex-alumnos salesianos en los
dias 8, Q y i o del próximo Setiembre que se celebrará
en Turin en la Casa madre de las obras de D. Bosco.
K 1 articulo 3® del Reglamento de la Federación
nos indica y a para este congreso los tres temas si
guientes que serán desarrollados por competentes
oradores, compañeros nuestros.
De la conveniencia moral y económica de las
Sociedades de los ex-alumno^ y de los medios de
estrechar los vínculos de fraternidad para facilitar
el conocimiento reciproco de los socios en las varias
provincias y naciones á fin de conservar en ellos
los frutos de la educación cristiana y facilitar el
socorro mutuo.
2* Manera de difundir en la familia y en la so
ciedad el espíritu de D. Bosco, especialmente en lo que
toca á la educación religiosa y cívica de la juventud.
3® De la necesidad y modo de actuar y promover
iniciativaá públicas y privadas que sostengan y, si
es necesario, dependan las múltiples obras de asis
tencia y prevención religiosa y social, suscitadas en
el nombre de D. Bosco.
No so puede poner en duda que las fraternales
discusiones que entre nosotros tendremos, para
aprobar después con unánime asentimiento las
deliberaciones del congreso, serí'm, además de una
pmeba consoladora de que vive en nosotros el es
píritu de D. Bosco. una demostración ]mlpable de la
admirable variedad y tacto con <jue las exalumnos
de D. Bosco saben, seguieiido los ejemplos dcl
Padre, en vista de las nuevas necesidades de tiem
pos y lugares, adoptar nuévos métodos y me<lios
de acción social, religiosa y civil.
La Comisión oriianizadora comunicará cuanto
antes el programa partievdarizado y el reglamento
del Congreso: en tanto recomienda vivamente á los
Sr. Directores y Ib’csidentes que convotjucn á los
sociiís de las diferentes t/»iowtfs á utui sesión es
pecial, para esttidinr los temas que se han de discu
tir cu el Congreso lutenuioional y en\*iar luego sus
conclusiones al Secretario de la Comisión, á fin
de que se tengan en mienta en las Deliberaciónes
que se presenten á la discusión y aprobación
dcl Congreso,
Además, recomienda que se nombren Comisiones
nacionales y locales de honor, y que se indique á
la Coniístihi organizadora el orador encargado de
llevar al Congreso el saludo de la propia nación.
La Comisión espera que nos encontraremos en
Turin muchos y concordes, para afinuar nuestro
afecto y gratitud d nuestros antiguos educadores
en la Casa madre de las Instituciones salesianos.
y confirmar al venerando Sucesor de D. Bosco y de
D. Rúa los sentimientos de nuestro afecto filial.
L a Comisión organizadora.
A D \^ R T E N C IA S.
I® Los congresistas que de Italia y del e.xtranjero
vengan á Turin, pueden valerse de las notables faci
litaciones ferroviarias, marítimas y de hospedeje que
se concedan para las Expo^ciones . Internacionales
de Turin, Roma y Florencia, que durarán desde el
I® Marzo al 31 de Octubre de 1911. — E l Secretario
de la Comisión dará toda las indicaciones que para
ello se le pidan; pero los interesados pueden tam
bién dirigirse á cualquier estación ó agencia ferro
viaria, y á las Oficinas de la « Asociación-Movimienío-Forasteros ■> que presta gratuitamente sus
servicios para lo que se refiere á faliciiaciones de
viajes.
2® E l Cupón-libreta para la facilitación del
viaje se toma en las estaciones ferroviarias.
3® E l billete de congresista cuesta una peseta.
4 ®Diríjase la correspondencia ■ al Secretario de
la Federación de Exaluinnos de D. Bosco — \*ia
Consolata, 2, — Turin.
SEVILLA. — A última hora nos llega esta no
ticia en el Correo de Andalucía.
« E n el Colegio de los PP. Salesianos celebráronse
ayer solemnes fiestas con que los antiguos almimos
de las casas de Andalucía de dicha benemérita ins
titución, conmemoraron el Patrocinio de su glorioso
Patrono, el Patriarca S. J osé.
Por la mañana celebróse misa de Comunión ge
neral, acercándose á la sagrada Mensa buen número
de alumnos, que pasaron de un centenar.
A las diez y media celebróse misa solemne en
la'que'éfisalzÓ laS 'glorías del Patriarca el muy
reverendo señor don Dionisio Ferro, quien pro
nunció una brillante y sentida oración .sagrada.
Terminadas los religiosos actos, los antiguos
alumnos, con algunos cooperadores iin-itados, pre
sididos por el inspector provincial y antiguo di
rector de la casa, padre don Pedro Ricaldone, y
otros padres de la Comunidad, reuniéronse en
fraternal banquete en el que reinó la más franca
alegría y cordialidad.
Al terminar la comida pronunciaron sentidas
frases de c^radecimiento dos de los antiguos
alumnos.
A requerimientos de la concurrencia habló tam
bién el señor Mouge y Bemal. quien ensalzó el
espíritu de unióu iiue mostraban en las fiestas
que celebraban de consuno alunmos y maestros.
E l señor Sánchez de Castro, á petición de todos,
y á pesar de su delicado estado de salud, que le
impidió hablar de pié, dirigió breves palabras, ha
ciendo resaltar, en los cortos periodos con que se
expresó, la profundidad de su talento y lo cliispeante
de su ingenio.
Fué muy aplaudido.
Ultimamente el P. Ricaldone, con sencillas frases
nacidas del espíritu y del amor que hacía sus
alutimos siente, hubo de excitar á los mismos l>ara
que estrechasen los \-inculos de afecto y de com
pañerismo nacidos de esta comunidad cristiana,
llamada á desempeñar y cumplir altísimos fines.
Los alumnos y demás personas ovacionaron al
P. Ricaldone.
— 1Ó7 —
En lino de los-patios se impresionaron placas
fotográficas con grupos de los alumnos y demás
invitados.
Por la tarde desempeñóse la parte recreativa coa
arreglo al programa que á su tiempo anunciamos,
el que cumplieron perfectamente los alumnos que
en él tomaron parte.
A este acto asistieron las familias de los antiguos
'lurrmos y otros invitados. »
MÁLAGA. — De una larga reseña de « La De
fensa » extractamos los s^uientes párrafos.
Familia en el cual aparece e^ divino Niño Jesús
arrojando flores sobre las casas sale.sianas. liste
cuadro sugirió al predicador magnificos párrafos
saturados de fe ardiente, suplicando A S. José las
derrame también sobre el Papa, sobre el nmndo,
especialmente sobre España y en particular sobre
nuestro amadísimo Prelado y Uxla la grey que
le está encomendada.
Al acto religioso siguieron los festejos orga
nizados para celebrar la reorganizacim de la Aso
ciación de los antigitos alumnos.
Estos acudieron al llamamiento en número de
MÁLAGA — Grupo de £x-alumnos.
« A las lo de la mañana del domingo, celebróse
«n la iglesia de San Bartolomé la fiesta del Pa
trocinio de San José, contribuyendo al mayor
esplendor de ésta, otra fiesta altamente simpática,
que eleva sobremanera la benemérita labor edu
cadora de la Congregación Salesiana. Era ésta,
como anunciamos. la reorganización de la Asocia
ción de antiguos alumnos, tal como la deseaba
Don Bosco.
De la devoción y solemnidad de la función re
ligiosa nada diremos para no alargar demasiado
la crónica : pero no podemos omitir un oportuní
simo recuerdo del orador al ensalzar el glorioso
patrocink) del Santo Patriarca. D. Bosco. decía,
mandó pintar en uno de los altares del santuario
de María Auxiliadora un cuadro de la Sagrada
más de setenta, recibiéndose varias carta.s de
adhesión de otros que no habí^n podido asistir
por razones distintas.
A las doce y media se sirvió á estos un almuerzo
exquisito, presidiendo la mesa el Sr. Director.
E n él reinó el mayor regocijo pronunciándose
brindis entusiastas y dándose \4va3 á la Congre
gación. á su fimdador. al digno Director de la
Casa y al Patriarca San José.
X/U^o á la tres de la ta^-de, se hicieron los
ejercicios del mes de María y bendición solemne,
y á continuación se representó en el teatrito del
establecimiento por varios niños la romedia en
tres actos: ' Los saboyanitos *, cuya interpreta
ción hizo pasar un rato divertido á los asistentes.
Finalmente se sacó una fotografía de la nueva
— i68 —
AHOciadón de antiguos alumnos que será endada
al R. 1’ . Riralclone *.
CIUDADELA (Menorca). — Entresacamos de * F.l
Noticiero Popular ■>•— AI objeto de rendir un tri
buto de cariño al Rdo. Padre Marmo, se reunieron
el domingo por la tarde en el Salón de Actos de
los Padres vSalesianos los Antiguos alumnos de
dicha Casa.
Vimos también entre los asistentes, al Rdo.
Fray Miguel, Capuchino, predicador aiaresmal,
y gran mmiero de Cooperadores.
Iniciado el acto, en representación de las Anti^tos Alumnos dirigió un cariñoso saludo al fes
tejado el Cooperador Salesiano D. José Polo Bar
bero, (piien puso de relieve la fecunda labor
de la naciente asociación y la necesidad de prosegu.ir por el camino emprendido, recordando
también la brillante gestión del Padre Manno en
sus liempo,s de Dirección de la Casa Salesiana.
55eguidamentc. el Secretario de la Asociación
Don Juan Roselló, Pbro. dió lectura á las Actas
a>rrespondiente»'. á las tresj;m tas celebradas, ex
plicando la gestipne de las mismas; á continua
ción el Padre Director, IX Pedro 11. Olivazzo, hizo
la pre.scntaciüu del P. Manno. explicando sus bue
nos deseos en pro de la Casa que dirige, en general,
y de la Asociación de Antigiios Alumnos en par
ticular.
A l levantarse á hablar el Padre llam io, xma entuaiíusta ovación resonó en la. sala. Saludó efusivíuncnte A sus antiguos .discipulos á los que dió
sabios consejos para lo porvenir, marcándoles la
nonna de conducta A que deben atenerse. EnearcciíS la necesidad de xm Reglamento qxxe marque
los deberes y derechos de cada asociado, diciendo
ct'mu) se in s titu y ó idéntica Asociación en la ve
cina Barcelona y encomiando la labor de sxis her
manas y amigos de Cindadela.
TOURNAI (Bélgica). — Da Asociación de los exalumnas xlel Orfanotrofio S. (íabriel de Dila. tuvo
su rexmión anuid y en ella la satisfacción de \-er xm
gnxpo de antiguos y actuales alumnos de la casa de
Txmiai. El entxxsi;usmo no poelia ser mayor. Ix>s
nombres tU' D. Busco. D. Rxia y D. Albera cien
veces repetidxxs en afectxuxsas di.scursos. dcsi>ertaron los más dxilces rex'xxerdos y los nuls guieuxsos
proi>úsit(xs. Allí se determinó ejue los iuxtiguos
txhmmos de Lila devolverán la visita A los de T<.>urnai.
-----------
Crónica de los Oratorios Festivos
BIRCHIRCARA (Malta). — Axmnohan pasado seis
uxeses desde la inauguración del Oratorio «Domingo
Savio» y ya el iuuplio patio resulta pexqueño. El
foot-lKÜl. el pxisavolaute. las palancas, y otros jue
gos dan vida, salxid y alegría á xm emjanxbre de
700 chix|uillos. los andes haxi aprenxlido ya. y uo es
poco. A sxts^xeuder el juego al toque de la canxpana
y alinearse bajo los gruesos números de las pa
redes, que indican la clase A que cada xmo perte
nece. Así dixndidos, parte en la capilla, parte en el
teatrito.se reúnen para las lecciones de catecismo,
todas 'as tardes.
lu'-j maravillosa la actividad de los cooperadores,
e.specialmente del Sr. Notario y su esposa, que en
poco tiempo han transfonuado xm desierto en xm
plantel fecundo.
El gnxpo fotográfico que reproducimos repre
senta xm poco más de la mitad de los niños.
SAN SEVERO (Italia). — Para dar A los jóvenes
del oratorio mayor caxidal de conocimientos reli
giosos y sociales, para animarlos al estudio de los
los graves problemas de la vida y habituarlos á
la (liscxxsión serena y objetiva de las ideas que hoy
agitan las conciencias, inauguróse el 26 de marzo
xm Círculo de cultura. E l predicador de la cuaresma
pronxxnció el discurso de ocasión y el Inspector
salesiano, D. A. Conelli, añadió algunas palabras
para alentar á los jóvenes en la hermosa empresa.
LIORNA (Italia). — También en el colegio sale
siano de esta cixxdad se ha inaugxirado otro círcxxlo
de cultxira. E l I. S. Obispo, después de haber de
clarado el fin de la fiesta, demostró la necesidad
de esta clase de instituciones. Esta por su parte pro
curará promover el estudio de la Religión y el de
las ciencias sociales, valiéndose de los medios de
enseñanza que el adelanto científico pone á nuestro
alcance, como conferencias, proyecciones, cineiuatrógafos, blibl¡otecñ.s, revlsías, música, arto, acción
femenina, literatura, oratoria, propaganda etc.
El Sr. Obispo inauguró también los jueves so
ciales haciendo él mismo la primera conferencia.
MATARÓ. — Tomamos del « Diario de Matará
>' s« comarca*.— s Los Rdos Padres Salesianos de
ésta celebraron ayer en su Colegio de San Antonio
la fiesta del Patrocinio del Patriarca San José,
uno de los gloriosos Patronos de la benemérita
Asociación Salesiana,
La fiesta dividíase en dos partes: xma religiosa
por la mañana y otra literaria por la tarde, toda
la cual, si bien era en honor del santo Patriarca,
la scgxmda iba dedicada de xm modo especial por
los superiores y alxmmos al diguisimo padre Di
rector de aquel establecimiento, D. José Calasanz
y Manjxxés, en ocasión de comnemorar ayer sxi fiesta
onomástica y como tributo de gratitud y filial amor.
Las altas galerías del patio central del edificio,
estaban elegantemente ataviadas en señal de fiesta,
como asimismo la capilla de San Antonio hermosea-
— 169 —
da para los cultos del día. A las ocho y cuarto el re
verendo P. Masana comenzó la Misa de Comunión
general, á la cual asistieron todos los alumnos del
Colegio con varios individuos de sus respectivas
familias y 26 de aquellos tiernos escolares reci
bieron por vez primera el Pan de los Angeles, des
pués de fervorosamente preparados para el Convite
Eucaristico con la muy elocuente y oportuna plá
tica que les dirigió el señor celebrante, haciendo
niás patético el acto los escocidos motetes sacros
cantados por la capilla de música del Colegio.
En la misa solemne lucieron su habilidad los
V A L E N C IA —
pecialmente de los números de música como « I,a
fiesta del amor », el * Himno Salesiano ». la ope
reta « Am ad al pobre * desempeñada por apro
vechados alumnos del colegio, y varias ^wesíius y
discursos son dignos del más annplido elogio, del>e
hacerse mención especial del mag.rifico y elocuente
discurso el - Aposto! moderno *, que ix>n brillante
dicción pronunció el salesiano Rdo, P, J. Masana
al comenzar tan selecta velada, dignamente coronadiv con el elocuentísimo discurso de gracias
que al final dirigió el Rdo. P. Director h la extraor
dinaria y distinguida concurrencia que atestaba
F ie s ta e s p o rtiv a en e l C o Ie |p ° S a le s ia n o ,
cantores eu la hermosa misa « In honorem Sancti
Joseph del compositor Salesiano F. Alacántara.
E l sermón panegírico del castísimo Esposo de
la Santísima \’irgen estuvo confiado al elocuente
orador sagrado Rdo. P. Antonio Vidal, de las Es
cuelas Pías de esta ciudad, quien estuvo admirable
en su peroración al panegirizar las glorias y \*irtndes del Santo Patrono de la Iglesia Católica,
ante el escogido auditorio que llenaba por entero
aquella espaciosa capilla provisional del Colegio.
Puntualmente á las cuatro y media de la tarde
comenzó la amena velada literario musical, con
forme al interesante programa que se había an
teriormente publicado. Hacemos gracia á nues
tros lectores de los diferentes número? y títulos
de las escogidas composiciones que los integra
ban, pues aparte de que todas ellas y muy es-
del todo el hermoso y vastísimo salón de actos del
Colegio en que tuvo lugar la fiesta literaria.»
HUESCA. — L a simpática banda de musiquíllos
que ya conocen nuestros lectores, comienza á ex
tender su fama de tal manera que hasta en las
funciones solemnes de la ciudad se cuenta con su
habilidad. En las funciones de Semana vSanta des
peñó tan importante papel, que dejó extasiados á
los oyentes por su apostura y lo bien ejecutado de
sus piezas.
L a comisión organizadora dió ima pequeña
oferta en metálico que el S ', Director tuvo á bien
emplear en un día de solaz y asueto para los
niños músicos. Cuarenta son éstos y el segundo día
de Pascua de Resorrección, al romper el alba
dejando atrás la ciudad fílencíosa y dormida, se
— 170 —
encaminaban por la carretera de Jaca, desde donde
hacia la derecha se divisaba la pulverulenta si
lueta del famoso Monte-Aragón y á sus pies un
tanto retirada, bañada por la a>briza hiz del cre
púsculo y humeante la tostada aldea de Tierz,
meta del paseo, cuyos vednos desde el ilustrado
párroco D. Plácido Mingarro hasta el más hu
milde labrador, hubieron de obsecjuiarles larga
mente cx>n espontánea y generosa franqueza: á
lo baturro. ICn la añosa Iglesia del pueblo, aseada
á pesar del rigor del tiempo y de sus cuarteadas
I)arades y bien compuesto y adornado el altar, se
celebró la mañana Misa y Comunión general; por
la tarde expasición de S. D. M. y lui reducido coro
de alumnos ejecutaron varios motetes, himnos sa
grados y el patriótico cántico « Firme la voz >>insinstmmentados todos. Hubo concierto á la ma
ñana y concierto por la tarde en la Plaza Mayor,
Repartióse comida abundante y bien condimen
tada y el simpático Sr. Cura sirvió con mucho
donaire á los niños, replicando a nuestras ob:‘.ervaciones: » No pasen aiidado; para mi es im
divertimiento. P's una sola vez al año ó al cabo
de muchos añas ». No sé si es más de admirar en ese
Sr. Cura su sonrisa y 'jo vial afabilidad ó el afán
en complacer y contentar, que verdaderamente
atraia, A la \'uelta (pliso acompañarnos hasta
Huesca. Ruego merienda sobre la hierba del ameno
jirado con mucha alegría y mucha luz, pues el día
fué cs])lén(Udo y rayaba en estival.
A l regrc.so entraron los niños en esta ciudad,
jK>r la plaza de Santo Domingo, interpretando
alegres pasacalles y arrastrando hasta las puertas
ilel Colegio gran número de personas que á la
sazón paseaban por el Coso. « Por ser tan chicos,
tcx^an majamente > decía un señor (lue atenta
mente esaichava. siguiendo junto á la banda.
A M E R IC A .
TEGPCIQ.4 LPA (Hondimis, A. C.). — l ’ na carta
que nos llegó con mucho retraso, debido al estado
de sitio en cpie se hulla aquella repviblica, nos trae
noticias muy interesantes para todo buen Coope
rador Salesiano.
Las hijas de D. Poseo han podido finalmente
plantar sus reales de un ukkIo definitivo en la Rejiública de Honduras, donde tantos Cooperadores
y almas buenas desealuui que se establecieran para
bien de los niños desvalidos. Hace ye algunos
años que los sivlesianos habían llegado a Comayagen; pero tiü vez no era ese el lugar en que debiíui
establecerse, y aunque costó muchisimos sacrificias. hubieron de abandonar su primera conquista.
Sin emlxugo, las Cooperadores lociUes no des
mayaron y el Delegado Apostólico en la América
Central, el Ilhno. y Revino. Sr. Don Juan Cagliero,
apoyó sus jieticiones. obteniendo de los Superiores
que, aun á costa de verdadero heroísmo, se abriera
un Colegio Salesiiuio, puesto que ya fiorecia el que
las Hijas de María Auxiliadora hablan establecido
y conscrwido con un valor á toda prueba.
Los primeros frutos y primeros consuelos se
coseidiaron el día 29 de Enero p. p.. en que los
Cooperadores acudieron en gran número á los
festejos religioso3 con que se inauguró el Colegio.
Doce entre padrinos y madrinas figuraban entre
los que con más denuedo quieren prestarse para
la causa santa de la regeneración moral de la niñez
pobre y abandonada de aquella capital.
Los medios principales con que se ha de actuar
su cooperación fueron puestos de manifiesto por
el Inspector de las Casas Salesianas de la América
Central, el Revdo. P. José Misieri, en la Confe
rencia ([ue les dirigió.
Y el colegio ya funciona regiilannente. Aunque
son cinco sólo los Salesianos que en él trabajan,
sin embargo, hay Rscuela primaria que ya cuenta
más de <50 externos y una d<3cena de internos, y
los domingos funciona el Oratorio Festivo que ya
tiene su clase de canto y su sección teatral con
un hermoso escenario, alistado por 'el mismo Ins
pector.
Sólo se aguarda que concluya el estado de sitio y
el trastorno, debido á los últhnos sucesos políticos
para empezar lo que es deso de todos, las Escuelas
Profesionales, que deben dar á tantos huérfanos
y á tantos niños pobres un Arte ó un oficio con
que ganarse un pedazo de pan y la satisfacción
de aquellos que trabajando saben que cumplen
una ley divina.
EU RO PA .
ROMA. — L a banda de las escuelas profesionales
del S. Corazón está de enliorabuena. E n el con
curso regioup,!. entre tantas instituciones católicas
(juc acudieron de todo el Lacio, disputó la palma
á ocho band?.s; y sus 63 músicos ejecutando admi
rablemente una sinfonía de Petrella. se ganaron
una medalla de oro. diploma de honor y cien pesetas.
ICn el mismo concurso la Ardens, ejue es uua so
ciedad de simpáticos gimna.stas, ganaron también
una gran medalla de plata de 2° grado; v la lítiiis,
otro grupo de atletas, fué clasificada entre las pri
meras, de Italia con una corona de laurel y ^ran me
dalla icrmeil.
LIEJA (Bélgica). — ICn esta ciudad se ha inau
gurado un Circulo Católico, til'ulacío D. Bosco.
Parte de la función se verificó en la iglesia parro
quial de María Auxiliadora, donde se cantó una
misa solenme. y parte en el domicilio social que ben
dijo el Sr. Inspector D. N. Escaloui. E l desfile
que siguió A la ceremonia religiosa, precedido de
la cliaranga y compuesto de alunmos del Orfano
trofio de S. Juan Berkmans, de los miembros del
nuevo (ñrculo. de numerosos amigos y de un grupo
giinnásticx). atrajo la atención y la simpatía de todo
el barrio. Una comisión del circnilo Godeiroid Kurih
honró con su presencia el local, fraternizando con
los socios.
BRUSELAS (Bélgica).— S. E. el Cardenal Mercier bendijo solemnemente las nuevas Escuelas
Parroquiales situadas á pocos pasos de la Expo
sición internacional. E l Conde Meeus pronunció
— I7 I —
un brillante discurso de ocasión, y luego el doctí
simo Arczobispo de Malinas dió gracias á todos los
que habían contribuido á la construcción del nuevo
edificio. <sal cual no le falta ni amplitud, ni arte, ni
aire, ni luz, puesto que su distribución es la esdgida por la higiene ->. Haciendo después votos por
su prosperidad terminó diciendo: « Tengo muchas
esperanzas en im edificio que se inaugura con tanto
esplendor; esperanzas fundadas en la abnegación
de los que lo dirigen y en la protección de D. Bosco
y de D. Rúa, que desde el Cielo, asisten á esta
fiesta é interceden por nosotros *. L a nuevas es
cuelas cuentan va 280 alunmos.
LU61ANA (Austria). — E l Colegio eslavo de Lubiana celebró este año» el primer decenio de su
fundación. Construido para aplicar el sistema pe
dagógico de D. Bosco á niños que otros sistemas
no han podido educar, los resrUtados abonan la
eficacia del método: cuenta con 120 alumnos y
con las simpatías de las Autoridades. A principios
de curso abrióse un pensionado para los alumnos
del gimnasio inferior que frecuentan las escuelas
públicas; tiene su Oratorio festivo frecuentado re
gularmente por más de 200 niños. Esperamos que
se abrirá otro oratorio festivo en el centro de la
ciudad; todos sienten la necesidad y nosotros
creemos que éste seria el mejor recuerdo del pri
mer decenio de la fmidación.
T
^
N E CR O LO G ÍA
111=
Doña Carmen Sierra.
En la ciudad de Santander pasó á mejor vida
la piadosísima señora y modelo acabado de coo
peradoras salesianas, doña Carmen Sierra. E l
Señor premió con tma muerte santa una vida en
teramente consagrada al ejercicio de la caridad y
de las dpmás virtudes cristianas.
Su caridad para con los pobres era inagotatable.
Modesta hasta la exageración para sí, vestía po
bremente, y sus gastos personales eran reducádisimos. Por su porte exterior nadie hubiese recono
cido en ella á la distinguida y acaudalada señora
que dispCHÜa de grandes bienes. Carmelina Sierra,
como la llamaban, parecía ima mujer de la clase
media, de peor arte muchas veces por lo que ha cía a
su vestido que gran parte de los que acudían á su
casa en busca de limosna. Al tratar de amortajarla.
Se encontraron con que no tenia zapatos en ccndiáones: todos estaban rotos. ¡A cuántas jóvenes y
II
huérfanos pesaban pensión para darles educación
cristiana, y cuántos pobres estaban en los asilos por
las liTTinc;na que por ellos daba doña Cnnuelinal
Ningún centro benéfico de la provincia dejará de
contar varios de estos familiares de la virtuosa
dama, que ahora se podrán ir contando, cuiuido
por la muerte de ella vaya poniéndose de mani
fiesto los que se quedan sin pensión y sin protec
tora.
Sólo en el Colegio salesiano de Mnria Auxilia
dora de Alta, entre intenios, mediopensionistas y
externos, sostenía más de 15: otros tantos alimen
taba y vestía para que pudieran asistir á nuestras
escálelas gratuitas de la calle de Viñas. Cuando
venia al colegio y veía el gran brazo de edificio cu
bierto, pero sin pisos ni tabiques, decía: Mi mayor
ilusión es acabar esto para que Vds. puedan reribir 80 niños más.
Ante el cadáver de doña Cannelina vimos á
varias personas que lloraban su desgracia y que
recordaban con gratitud los beneficios recibidos;
y vimos también im espontaneo homenaje de ca
riño de dos pequeñuelos que, á fuerza de constancia,
lograron apoderarse de ima silla para ponerse al
nivel de la caja mortuoria, y asi encaramados besar
la mano de la que tantas veces Ies había socorrido
en su miseria: y no paró atpii, .sino que después
pretejidierou acompañar el cadáver y siguieron
juntos al coche fúnebre, no acertando á separar sus
ojos de la cjue tanto bien les había hecho.
A doña Caniielina no le alcanzaban sus rentas
para los pobres, y se daba frecuentemente el caso
de tenerlas con.sumidas á mitad de mes, y aun
antes, necesitando acudir á sus criadas, á sus ami
gos, á cualquiera que tratase con confianza para
que la anticipasen dinero para sus pobres. Cuantas
veces se lamentaba de no poder dar más. Había en
esto que irla á la mano, porque de otro modo hu
biese repartido su capital y sus renta.'^.
Carmelina. le deda una vez una persona de
mucha confianza, si usted no se modera, va á
parar pronto en las Hermanitas de los Pobres,
como asilada. >< Poco me importaría »replicó ella...
Y seguía dando... y cuando ni con los anticipos,
que ponen tan de relieve su virtud y su sencillez,
k bastaba, acudía á vender sus alhajas y sus cu
biertos de plata para hacer dinero y socorrer á
los pobres... y cogía sábanas y lo que hubiese en
r-aca sín reparar, para darlo a los necesitados. No
ha mucho encontró á uim pobre, que iba descalza.
E sta la pidió ima limosna. Después de atenderla,
le dijo que la acompañase é su casa, y al llegar
le entregó su propio calzado; vnéndose ella de-
pues en gruiule apuro por no tener otro en condi
ciones para salir.
Y no se limitaba al socorro material su caridad;
sino tocaba al espiritual. Mujer de oración, de fe
viva, piado.sísiina y consagrada á la virtud, la
blasfemia le quitaba el apetito, tenía horror gran
dísimo al pecado: y consagraba su actividad a
sacar de él los pobres. Mucho podríamos decir de
esta grande obra de doña Carmelina. tal vez la
nn'is meritoria. Su lema era ganar los pobres para
Dios.
Con la muerte de esta cooperadora pierden los
niños de los Salesiatios y los pobres en general una
madre y un ángel tutelar. ¡Ivl Señor haya premiado
con lum gloria inmarcesible á la piadosísima y ca
ritativa dama!
a:
Cooperadores Salesianos difuntos.
ESPAÑA.
Rdo. Sr, Caiióiiigü D. Agustín Llórente y Martin Avila
Sr. 1). José Gnlinclo
Arcas (Cuenca)
Sra. Da. Dolores de la Rosa y Rosal Archidoná (Málaga)
»
■>
» Nogales González Aracena (Huelva)
»
» Guillerma Romero
»
»
»
» Emilia Vileta de Biariel
Coruna.
Rdo. Sr. D. Salvador Dacorrote
Cuenca,
Sr. D. León Alarcón
» » Luis Germán
» > Agapito Segovia
Carrascosa (Cuenca).
Sra. Da. Matilde Combella
Cardona (HarOa).
Sr. D. Manuel Pajarún
Cueisco.
Sra. Da. Leunarda Fernández
CaniiHana (Sevilla).
'
' Juana Blanco
' AureUim Moreno Hernández
»
.
»
> Antonia Maestre Pérez CarA*vu (Huelva)
>
> Carmen Xamontnos Réndala
»
Antonia MaestreToscauo
»
i
' Maria Antonia Maestre
>
>
»
» .\Minciój> I.as;vrle
Carmona (Sevilla).
' lsalK*l Barrios
>
* Soledad Gurdillo
>
%
Sr. D. Juan Cebreros
>
»
• Guillermo Martínez Picard
»
>
K.wino. Senador D. Lorenzo Domínguez
de la Ihua
>
>
vSra. l>a. CouceiK'ión Sáenz Florida
(Cádiz).
*
' María Kivas
Gerona,
*
- .María de la Asunción de Bosca
»
»
María del Milagro Xifrá
>
*
Fernanda Duraque V. Irazoque
>
»
' Joaquina Missé
>
Sr. D. Ignacio Fort
>
* > Narciso Pol y Batlle
>
» » Fclijw Fajardo
Granada.
» » Rafael Suárez
Gijón (Oviedo).
» > Ramón Satué
Huesca,
» » José María AventuL
Rdo. Sr. D. Juan Cañardo
» » » Vicente Carderera
» » » Mariano Gil
Sra. Da. Rosa Riquelme v. de García
Jerez (Cádiz).
Rdo. Sr. D. Manuel Carro
,»
>
Sr. D. Ramón Farreny
La Bisbal (Gerona).
Sra. Da. Ramona Riera
Sr. I). Antonio Domenech
Liagostera
»
» * Pedro Pablo Alcolea
MontalvQ (Cuenca).
Sra. Da. Mercedes Valcárcel
Orense.
>
» Má.xima Aparicio
Puebla (Cuenca).
»
» Margarita Cano V. de Vázquez 5 .
(Cádiz).
Exemo. Sr. D. Manuel de Ja Puente
Sevilla.
Sr. D. Joaquín Sousa
»
Sra. Da. Maria López
>
»
» Francisca Morilla v. de García
»
»
» Carmen de la Puerta
»
Rdo. Sr. D. José Sánchez Aviles
»
» » » Manuel Gil Pérez
»
Sra. Da. Josefa Borbolla
»
»
» Carolina Casanovas
Vigo (Pontevedra).
»
» Benita Velasco
»
>
»
» Isabel Barreiro Lijo
>
»
»
»
» de Haz y Buet
»
»
Sr. D. Andrés Ducay
»
»
Sra. Da. Baldomera Blanco íóV/flr Dow. (Jarí/a (Cuenca).
»
» DoloresdelaRosadeArJona ÍWan««'a(Málaga).
Rdo. Sr. D. Manuel Martin Chacón
»
»
Falencia.
Sr. I). Antonio Martin Echeveste
Sra. r>a. Adela Cánovas de Campoy
»
» Antonia García
»
» Carolina Royo
»
» Carmen Brenión
Algemesi.
»
» Carmen Belenguer
Falencia,
Sr. D. Eduardo Orobal
» '■ Enrique .Adrleu
Sra. Da. Escolá-stica Miranda
Exemo. Sr. D. Enrique Cialdini
M. ni. Sra. Baronesa de Aríza
Santander.
D. Tomás López Dóriga
R. I. P.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JO SE G A M BIX O .
Establee. Tip. de la S. A . Int. de la Buena Prensa
Corso Regina Margherita, X. 176-TURl X.
-
Fecha
-
1911.06