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Título
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BS_1910_06
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Descripción
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Boletín Salesiano. Junio - julio 1910
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extracted text
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AÑO X X V
Junio y Julio de igio
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Turín — Via GoHoIengo N. 32.
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Í^ÚMEI^O ESP EerA L
En la muerte de D . R ú a ........................................150
Los últimos d í a s ...................................................... 153
Hacia el f i n ................................................................. 166
La m u e r t e ................................................................. 171
■
Los f u n e r a l e s ............................................................17Í
L a t u m u la c i ó n ............................................................178
L os p é s a m e s ................................................................. 122
^ L a Corona de la P r e n s a ........................................... 127
jL
|J
L Consejo Superior de la Pía Sociedad Salesiana, i)enetrado de la más profunda gratitud, hace ])úblico su
„ ,
l^ y
vivo V sincero reconocimiento á las Autoridades Ech;siásticas, Civiles, Judiciales, Militares, Académicas y Mu
nicipales, á los Institutos, á las Asociaciones y Sociedades
Comerciales, á cada uno de los
amigos que de un modo
ú otro han tomado parte en la imponente demostración de
estima y duelo en honor de su Rector Mayor D. M iguel F^ua;
y conmovido suplica á Dios se digne conceder á los Salesianos
la gracia de seguir siempre las huellas gloriosas de D. Bosco
Y de su inolvidable Sucesor.
Turín, Calle Cottolengo, 32.
E L PREFECTO G ENERAL
FELIPE RINALDI, Pbro..
celebrar sus Bodas de Oro Sacerdotales el
24 del presente Junio. Anticipábamos el día para
darle la satisfacción de unir una vez más su
nombre al de su Venerable Maestro y también una so
lemne muestra de nuestra gratitud sincera por el heroísmo
desplegado en 50 años, empleados constante y entera
mente en el bien, por medio de la palabra, de la acción,
del ejemplo. Justo nos parecía que llegase hasta esa fecha
y lo pedíamos al Cielo con grande fe, ciertos de que esa
fecha solemne habría de proporcionarle un suavísimo, legí
timo goce, á él, que había sacrificado su vida toda para
hacer triunfar sus ideales y el espíritu de D. Bosco. En
nosotros eran tan profundos estos sentimientos de filial re
conocimiento, y tan férvido el deseo de que nuestro Padre
tuviera aun en esta tierra una compensación de su vida en
tretejida de sublimes sacrificios, que hasta el ultimo momento
nos alentó la esperanza de ser escuchados por el cielo.
EBÍA
Y ciertamente fuimos oídos, no según nuestros deseos,
sino de una manera más admirable. Nosotros pedíamos para
D. Rúa una satisfacción, un premio, un triunfo.
Y él tuvo la santa satisfacción de ver á todos sus hijos
esparcidos por el mundo, vueltos con la vista ansiosa y llena
de espectación, hacia su pobre lecho; la noticia de su enfer
medad, divulgada por el mundo con la celeridad del relám
pago, tuvo por dos meses atento, al mundo, y trajo á su
aposento humilde Cardenales, Arzobispos, Obispos, Príncipes,
Generales, Economistas, Magistrados, Obreros, todos empu
jados por un mismo sentimiento de amor.
Para quien jamás buscó, sino más bien huyó la gloria
propia para aumentar la de Dios y de D. Bosco, á quienes
consagró su inteligencia escogida, su voluntad de hierro, su
insaciable celo, su acerada constitución, y todo el conjunto
admirable de sus raras energías, debía de ser un consuelo
singular el afecto con que se veía distinguido, « no tanto
D. Rúa, cuanto el Sucesor de D. Bosco ».
Pero también D. Rúa tuvo su exaltación. Si, mientras
se estaba muriendo, la manifestación de reverente afecto
hubo de detenerse á las puertas de su aposento, que paulati
namente se fueron cerrando excepto á pocos afortunados; una
vez muerto, se convirtió en la apoteosis que ninguno hubiera
osado prometerse en el suspirado Jubileo. Su nombre, ben
decido y llorado, resonó en asambleas y Consejos, y corrió
glorioso por toda la tierra; ante sus restos mortales desfiló
durante dos días una multitud inmensa, compuesta de gente
de todas las clases y condiciones; más de loo.ooo, extran
jeros y nacionales, le hicieron guardia de honor el día de
los postreros honores, y la prensa de todos los matices y
de todos los partidos, le rindió también espléndido tributo
al eminente continuador de las Obras de D. Bosco.
De frente á tal acontecimiento también nosotros debe
mos hablar.
Para los amigos es una voz de aliento. Una institución
que, como la Obra Salesianá, tiene un D. Bosco por Fun-
dador, un D. Rúa por continuador, lleva en su frente el sello
de la Providencia divina; no es una obra puramente humana,
es una obra suscitada y sostenida por Dios.
A los demas, les debemos una declaración cordialísima:
en la hora de nuestro duelo gravísimo, vosotros habéis cu
bierto de elogios los nombres de D. Bosco y de D. Rúa,
por(jue, dejando correr desapasionadamente la vista sobre
nuestras obras, os habéis sentido admirados del esplendor
y del perfume de la caridad. ¡Oh! estudiad á fondo nuestros
propósitos, visitad nuestros institutos, examinad el bien que
nos esforzamos por hacer, y llegaréis á ser amigos y bien
hechores nuestros.
Y para Ti, dulcísimo Padre, nuestra última palabra.
Con la mirada siempre dirigida al ejemplar perfectísimo de
caridad, Jesucristo, y siguiendo fielmente las huellas de Don
Bosco, Tú no tuviste otra mira que la de hacer bien á
todos. Lo decías-ventidós años hace: Démonos la d^ilce sa
tisfacción de hacer bien á nuestros semejantes, especialmente d
los niños más pobres y abando?tados; el hacer bien á nuestro
prójimo, nos hace, más que cualquier otra cosa, semejantes á Dios,
el cual, siendo por naturaleza una bondad difusiva, beneficia á
todos, hasta d los que no lo conocen ni lo aman, hasta d los
que se declaran sus enemio-os (i). Y el mundo ha quedado
maravillado de lu caridad. ¡ Oh! por aquel amor con el cual
imploramos para Ti é imploraremos siempre, arrodillados
ante lu sencilla tumba, la eterna recompensa, alcánzanos
que una caridatl semejante infiame nuestros corazones y se
encienda también en el corazón de los que han rendido
tan espléndido y tan espontáneo homenaje á Tu memorial
(i) Carta circular á los Cooperadores, enero de 1SS9.
m ñ
— 153 —
= LOS ÚLTIMOS DÍAS
A los Salesianos. á los Cooperadores y á cuan
tos han seguido las fases de la enfermedad con
angustioso sobresalto, y tuvieron después un sen
timiento de dolor profundo por la irreparable
pérdida, dedicamos estas páginas.
A A la verdad, dice el marqués de Crispolti,
ka sido una providencia que muchos hayan, po
dido ver al enfermo, que oralmente y por escrito
se haya llevado minuciosa crónica de sms últi
mos días, porque todo el valor de su larga obra,
b tenido tina confirmación conmovedora y eficaz
en la sabiduría de su modo de morir; porque D.
Rúa no ha sido menos apóstol dentro de las cuatro
paredes en donde luí fallecido, que lo había sido
mientras fué el brazo derecho de D. Bosco vivo
y su continiuidor después. »
La última M isa — E l anuncio á la s C a s a s
salesianas — E l eco de la p ren sa — L a
Princesa L e tic ia y el C ard en al R ich e lm y
— L ig era m ejo ría.
14 febrero.
Ayer fué visitado D. Rúa por el dr. Battistini. quien lo ha encontrado en condiciones bien
di\ersas de hace ocho días. E l ilustre profesor
retiró muy impresionado por la extrema debi
lidad del corazón y nos rogó le aconsejáramos
que so abstmnera de celebrar por cuatro ó cinco
dia> y permaneciera en absoluto reposo.
El buen padre ha oído la recomendación del
médico, ha sonreído, pero se levantó y dijo
misa en la capillita de D. Bosco, contigua á su
cuarto (¡y fué la última Misa que dijo!). E vi
dentemente ha querido dar el adiós al altar del
Señor, al que durante 50 años subió, con tanta
de.-odón ¡y en su corazón debió de ser ésta su
Misa de Oro!
15 febrero.
Hoy á las 5 de la mañana ha querido vestir
h sotana, por reverenda á Jesús Sacramentado,
porque poco después D. Francesia celebró en
la capillita contigua, y le Uevó la Sagrada Co
munión. lo cual s^ u irá haciéndose en lo suoeavo. Él sigue todas las partes de la Misa con
®na devodón que arroba, y después de misa,
Imce su cuotidiana meditadón.
A mediodía se levantó, pero al cabo de una'
bota \-uelve al lecho. Xo podía más. Llamó al
fiel Bak-stra (el enfermero) y le dijo:
* Ton:.i ¡a correspondencia que está sobie la
mesa y llévala á D. Rimldi. Le dirás que de hoy
en adelante la despache él porque yo no puedo ha
cerlo ya. »
16 febrero.
E sta tarde han celebrado consulta los docto
res Battistini y Clérico y hallan gravísimas
las condidones del enfermo. E l Prefecto Ge
neral D. Rinaldi ha mandado inmediatamente
una Circular á todas las casas, recomendando
oradones.
E n casa todos están consternados, menos
D. Rúa, quien, no habiendo podido leer nada
durante la cena por las continuas visitas, son
riente y calmo mientras todos andan preocupa
dos, suplica que se le lean algunas páginas de
el Boletín.
17 febrero.
Comienza el mes en preparadón á la fiesta de
S. José y una novena á María Auxiliadora por
la curación de D. Rúa. ¡Dígnese Dios escuchar
nuestros votos!
18 febrero.
Noche insomne, pero ligera mejoría: las fun
ciones del corazón se han vigorizado un tanto.
D. Rúa está ligeramente afectado también de
bronquitis, que parece se desarrolla benigna.
I..OS diarios comienzan á ocui)arsc con su en
fermedad, asando frases muy deferentes. La
noticia despierta eu T u n a y fuera la más dolorosa impresión: llegan multitud de cartas y tele
gramas pidiendo ansiosamente informaciones.
L a Princesa Lérida, Duquesa de Aosta y
Presidenta del Comité de damas turinesas para
las Obras de D. Bosco, pide ])ersonalmente no
ticias, hadendo fér\*idos ^•otos.
Ha \ enido á \Tsitarlo el Emmo. Sr. Cardenal
Arzobispo, á quien se había dado ayer la triste
norida. D. Rúa, apenas lo vió, quitóse respe
tuosamente el gorrito, dando las más expresi
vas gracias. Su Erna, lo ha bendeddo, diri
giéndole las más afectuosas palabras.
Habiendo sabido que se hallaba en el Ora
torio el Presidente de la Federadón Universi
taria Católica Italiana, el enfermo manifestó
deseos de verlo y lo bendijo con efusión, ase*,
gurándole que rogaría por todos los trabajos
de la Federadón.
A muy pocos se les (»ncede \*lsitarIo, y esto
por mandato de los médicos. También _io vió
— 154 —
el marqués de Crispolti. « Estuve con él, de
cía el marqués, breves instantes; lo encontré
reclinado en una torre de almohadas, porque la
dificultad del respiro le impide estar tendido. Me
habían dicho que lo encontraría deshecho; pero
no recibí esta impresión. Estábamos acostumbra
dos á verlo tan flaco, que no noté gran diferencia.
Solatnente su mano ya tan descarnada, estaba
hinchada, pero su apretón era robusto, como tam
bién la voz. A los ardientes votos que le expresé,
respondió como quien agradece mucho, pero se
ilusiona poco. Me arrodillé para que me diera
la bendición, y me la dio afectuosamente y con
aspecto muy vivo. »
L a im presión en R o m a — L o s vo to s del
P ad re Santo — E l ,, O sse rv a to re R o
m a n o ".
19 febrero.
« 1-unciones del corazón ligeramente mejores;
dismifiución de los fenómenos de pasmo; acen
tuado aumento de la diuresis.
P e Roma llega una Carta del Vice-procurador General P. ^lunerati: « He comunicado
la grave noticia á Mons. Bressan. Me ha dicho
(|ue la comunicaría inmediatamente al Padre
vSanto.
« lio ¡>asado después á casa del Emmo. Card.
Rampolla, quien se muestra muy apenado. Me
ha encargado de escribir á los Superiores que
toma \-iva ])arte en nuestro dolor y que desea
recibir noticias todos los días.
« Muy conmovedora fue la visita al ICmiuo.
Card. Vives. Su Hma. me ha llevado inconti
nenti á su capillita privada y allí rogamos á
María Auxiliadora y á 1). Hosco.
« También he dado l;i noticia al Emmo. Card.
Secretario de Estado, al Emmo. Card. Vicario
y al Emmo. Card. Ctennari. Todos han mani
festado vivo dolor y hacen votos por la pre
ciosa existencia del amado enfermo.
« En esta triste circunUancia he visto una
vez más cuánta es la estima y veneración que
rodea á nuestro amadísimo Su])crior. "
Al Rmo. D. Riualdi. Prefecto General, le
llegaba después la siguiente carta:
« Muy Rcv. Señor: Sabiemio el Padre Santo
con graikie pena la enfermedad del Revmo. Su
perior Gemrai D. Miguel Rúa, ai paso que luce
votos por el restahlecimienio de tan preciosa sa
lud, te da cofi toda la efusión del alma su beiuiición apostóliai. En la esperanza de noticias mejo
res acerca del venerando enferfno, con sentimien
tos de profunda estinui
declaro
De r . 5 . M. R. dcx‘mo. S. S.
J L \ iN B R E SSA N . *
También el Emmo. Card. Vives ha enviado
una tarjeta rebosante delicadísima deferencia.
Lo mismo expresan otros Emmos. Cardenal®,
Arzobispos y Obispos, y muchas importantísi
mas familias, por carta ó con telegramas.
El Superior de la « Piccola Casa della Dhina
Provvidenza í>manda al R. Sr. Teól. Sanguinetti
para tomar informes y asegurar que toda la
Casa (más de 7.000 personas!) ruegan por D.
Rúa y hacen los más férvidos votos.
20 febrero.
« Perdurando todos los fenómenos de ayer, k%
condiciones del enfermo son estacionarias ».
La petición de noticias continúa siendo in
cesante de todas partes y la prensa nos facilita
la manera de darlas. E l «Osservatore Romano*
publica un interesante artículo, del cual co
piamos unos períodos.
« Dios, que todo lo puede, aleje la hora fatal;
no podemos imaginarnos la Congregación Salesiana sin su Rector Mayor, sin D. Rúa. Él ha
sido quien estuvo más cerca de su gran Fun
dador y Padre; él quien más ha tomado de s»
espíritu; él quien nos lo ha trasmitido puro y
vital. La larga intimidad que tuvo con el Pulsa
dor, su capacidad inmensa de inteligencia y cora
zón para comprender y conservar los secretos tk
esa grande alnui, lo declararon sucesor y continuador de las admirables obras de caridad y re
dención iniciadas por D. Bosco allá en los de
siertos prados de Valdocco en medio de um turba
de ahandomáos niños y extendidas luego á iu
remotas playas de la América, del Asia y dd
Africa inhospitalaria. En este momento esas aisiu.
del Ecuador d la Tierra del Fuego tal vez no xtben que su padre está luchando entre la vida y k
muerte; pero bien saben cuán poca vitalidad
queda en ese cuerpo quebrantado por las fatigiU
enormes y destrozado por los viajes y los innúme
ros cuidados de una acción mundial. Todos sa
ben que D. Rúa, de 10 ó 15 años á esta p.nt:
uii’tf de um vida más celestial que terrena. ;t^ue
la divim misericordia escuche las oraciones *>'
rotos de tantos inocentes educados y socorri
dos por la caridad Salesiam y ftos conserve a¡
Sucesor de D. Bosco! *
^
21
febrero.
« E l venerando enfertno descansó edgiinas
horas duratUe la luoche. Ims condiciones generala
permafiecen iguales, aunque el pulso es algo más
fuerte. *
¡Abramos el corazón á la esperanza!
■ H a venido á visitarlo el Concejal Rinaudo,
con el cual se entretiene afablemente.
— « Me lia dado mucho gusto esta 'visita — <Üj®
después al Revrao. D. .rVlbera — especialmeni*
por haber oido á Rimudo hablar tan bien de
D. Bo?co. »
22 febrero.
« Perdura la ligera mejoría iniciada de algu
nos días acá; aumentada diuresis; regulares las
condiciones del corazón; completa lucidez de la
inente.
Por la noche quiere siempre rezar sus ora
ciones en compañía de alguno de casa. De
ordinario no le falta la de su director espi
ritual D. Francesia, porque el enfermo después
del rezo gusta de oír algún buen pensamiento,
como se acostumbra hacer en nuestros Colegios.
El sermoncito de ayer se refería á esta má
xima: trabajar con el pensamiento fijo e n - D i O S .
El profesor Battistini define la enfermedad
una miocarditis servil.
está llamada á hacer el bien ante todo á sus
propios miembros, y después á sus familias
y á la Sociedad. »
También la Rvma. Madre Sor Catalina Daghero, Superiora General de las Hijas de Ma
ría Aim liadora ha sido recibida en audiencia
con otras religiosas. D. Rúa escucha con visi
ble satisfacción é interés las hermosas noticias
que le dan y bendice 4 todas las religiosas del
venerando Instituto.
El Padre Santo, que ha querido informarse
directamente por el Procurador General, ha
tenido vivo gozo al saber la mejoría y haciendo
votos para que continúe, ha vuelto á eiuúar una
bendición Apostólica especial.
24 febrero.
« Condición estacionaria ».
La comenzada mejoría no da señales de con
El Sr. O bispo de A o s ta — E l tridu o en
tinuar y esto da lugar á temer un regreso.
los Santos M á rtires — L o s A n tig u o s
Viene á AÚsitarlo S. E. Rvma. Mons. Spandre,
Obispo y Príncipe de Asti. E l afectuoso discí
Alumnos de la L o m b a rd ia — E l Sr.
pulo pide á D. Rúa su bendición con las lágri
Obispo de A s ti — M ons. C á s tra le —
mas y no dice una palabra más: se da cuenta del
« ;A s i m ueren lo s S a n to s! ?>
estado del enfermo y no quiere contribuir á
23 febrero.
acabarlo de postrar.
« Condiciones invariables, muy .poco conso
Por la tarde sube á visitarlo también el Obis
ladoras. »
po Auxiliar de Turín, Mons. Cástrale, acom
Recibe un gran contento con la visita de pañado del teól. Franco, y el Conde Olivieri de
Mons. Vicente Tasso, Obispo de Aosta y An Viernier. E l Obispo presidió la X III Ar.amblea
tiguo Alumno del Oratorio.
General de la Federación Agraria Piamoiitesa
Se le anuncia que por iniciativa de un antiguo
reunida en el salón de actos del Oratorio.
condiscípulo, mañana se comenzará un triduo
Piden también visitarlo los Sres. Comcndadoi
solemne en la parroquia de los Santos Mártires,
Nicolás Rezzara de Bérgamo, el Conde Luis
por su salud. I,a noticia lo conmueve y suplica
Caissott! de Chiusano. el ])rof. Guido Hh>tto, el
se haga conocer al promotor su gratitud cordial.
ingeniero Rodolfo Sella, elcav. Oreslc Macciotta,
Pero, rogado á manifestar lo que piensa de su el teól. Suppo y el Rector de Allavilla 1). Jo:ié
enfennedad, se evade, diciendo:
Caroglio. D. Rúa lo.s recil>e muy complacido y
¡Hágase la voluntad de Dios! »
les dice:
Por la tarde parece más aliviado. Antes de
— <<Me congrafulo con Ustedes que promueven
rezar las oraciones de la noche se j)one á decla con tanto celo el mejoramiento agrario: también
mar, fuera de su habitual modo de proceder,
este es un medio excelente de salvar las almas. *
y con gran sentimiento, una canción á la Virgen,
E l escogido grupo recibe la bendición y sale
una de las canciones enseñada por D. Bosco á presuroso del aposento reprimiendo á dura
sus niños, y cantada con tanta gracia que se ha pena las lágrimas: el com. Rezzara exclama
hecho histórica, por uño de los compañeros de profundamente conmo\'ido:
D. Rúa, el clérigo Pettiva: « O María, qiiando
— /Así mueren los Sanios!
ti miro — Abbracciaia al tuo diletio.
D. Francesia aprovecha la ocasión para inT r is tís im a jo rn ad a — U na v is ita g ra ta —
rítarlo á rogar con nosotros por su salud; pero
C a rta del C ard . R am p olla — E l O bispo
obtiene tan sólo una bondadosa sonrisa.
de M a ss a C a rra ra — L a p rin cesa GonAl Rev. D. -^ngel Rígoli, Rector de Somma
z a g a — E l E m m o. C ard . M ercier — E l
Lombardo, y Presidente de la Unión Antiguos
A rzo b isp o de E sm irn a — A d m ira b le de
Alumnos de Lombardia. que ha venido á traerle
lic a d e za — E l S r. A rzo b is p o de V e r personalmente los recuerdos y votos de tantos
celas.
ex-alumnos reconocidos, le ha dicho con efu
25 febrero.
sión de corazón:
* Soche insomne; debilitadas las fuerzas del
— " Me alegro con los A . A . porque veo que
hacen bien y que va creciendo esta. Unión, que corazón *.
i=;6
Ivs un día bien triste. Siendo el aniversario
de la muerte de su hermano Iniis (25 febrero
1851) D. Rúa ocupa con él por largo tiempo el
l)cnsamiento.
— <i Creía morir hoy, dice después de cena á
D. Francesia, creía que mi hermano Luis venía
á llevarme.
— Tú no eres ya de Luis; eres nuestro, y nos
otros no queremos dejarte partir. ¿Lo recuerdas?
antiguos Superiores, dijo que esa era para él
una de las más dulces visitas y agradeció emo
cionado al buen Director tanta fineza. El Di
rector le repitió sus votos de pronto restable
cimiento y Misa Jubilar, diciéndole que ese
día alegraría también á los Hermanos de las
Escuelas Cristianas.
D. Rúa le respondió con una sonrisa y añadió:
— Pero es preciso luicer las cuentas con el
Amo.
De Roma le llegaba esta carta consola
dora:
« Rcvmo. Señor: — Supe con gran pena su en
fermedad y no he dejado de hacer votos al
Señor para su pronto restablecimiento. Supli
qué luego al R. P. Munerati que me tenga
i.
' ’ú*i
L o s fu n e ra le s d e D . R ú a . —
L a p la za M aría A u x ilia d o ra a n te s de la se p u ltu ra .
E l día mismo de la conmemoración que de tu
hermatu) Luis hizo D. Hosco,
de Marzo 1851.
entré yo al OnUorio y nos hemos anuido siempre
como hernumos.
¡E s t'iVrto....' Te recomiendo que tto siembres
alarmas por ht casa. EfUre tanto; cihuplase la
voluntad de Dios!
Pudo no olistante recibir algimas \dsitas.
Gratísima le fué la del prof. Cándido Clüorra.
director dcl Ct'^'gio de S. José, con el alumno
Guido Zorgno en representación de todos los
alumnos de los Hermanos de las Escuelas Cristiamis. cuyo alumno fué D. Rúa en las clases
elementales y con los cuales hizo la primera co
munión. Recordando con gran ternura á sus
informado continuamente del estado de su sa
lud y hoy recibo con vivo gozo la nueva de su
mejoría. Ruego fervorosamente al Señor se
digne devolverle pronto la salud, á fin de que
pueda S. R. continuar muchos años guiando por
senderos de luz á los Hijos de D. Bosco. Acepte
los sentimientos de profunda estima y parti
cular benevolencia con los cuales me es grato
repetirme afectísimo en el Señor.
M ARIANO Card. RAMPOLLA».
Mons. Varady telegrafía de Budapest los
más ardientes votos de los Cooperadores reu
nidos en congreso. La noticia resulta t^ adabilísima para D. Rúa, que nada ansia tanto
como la expansión del espíritu de D. Bosco.
— IS 7 "
El Teol. Piano predica con incomparable
afecto el triduo en los Santos Mártires.
Cardenales. Obispos y eminentes personajes
continúan pidiendo informes. También el Mu
nicipio de Turin pide noticias varias veces al día.
Con el tren de las 23 llega Mohs. Marenco,
Obispo de Massa Carrara.
26 febrero,
< Condiciones iguales. »
Después de haber celebrado, Mons. Marenco
ohddaremos nosotros la exquisita amabilidad
de este E minentísimo Príncipe de la Iglesia que
inmediatamente después de vnsitar en Monte
Cassino, la cuna de la Obra Benedictina, quiso vi
sitar el Oratorio de S. Francisco de Sales, cuna
de la Obra de D. Bosco, para confortar á D.
Rúa y pedir en nombre del Gobierno Belga, al
gunos Salesianos para el Congo.
27 febrero.
El enfermo ha pasado la noche en benéfico
L o s O b is p o s s a le n d e l S a n tu a rio .
sube á visitarlo y permanece largo tiempo al
lado del amado Superior.
También son admitidos á la msita la Prin
cesa Gonzaga de Milán, el sr. cab. ab. D. Mayohno Capello, con su esposa la Condesa Amalia,
el Prof. D. Juan Bautista Aníossi, canónigo, y
el sobrino de D. Rúa, prof. José Rúa, llegado
expresamente de Roma.
También lo \*iatan el P. Gemelli, con el Pro'■ iudal de los Menores Capuchinos.
El Sr. Aleado de Turin, senador Rossi con
el ase»;r abog. D. Ricardo Cattaneo vienen
á poner su firma en el registro de los \risitante3.
A las 19,30 llega el Emmo. Card. Merder, Arzobispt: de Malinas y Primado de Bélgica, con
su Auxiliar Mons. Wacter. Su Erna, es portador
de una espedal bendidón del Papa. Jamás
descanso; le ha cesado casi por completo la respiradón afanosa. Recibió las visitas del Sr.
Card. Merder y d d Sr. Arzobispo de Esrairna,
que lo conmoderon dvam ente; por lo cual, de
orden de los médicos, no se permitió ninguna
otra: «na sola excepdón se hace en favor del
Dr. \lgnolo Lutati.
E l Card. Merder después de haber celebrado
la Misa en el Santuario, subió al aposento de
D. Rúa, acompañado de su Obispo Auxiliar.
A l ver al Purpurado, el enfermo extendía los
brazos h ad a éL Apenas llegado á su presenda,
le dice d Card. con gran satisfaedón;
— Ante todo, cumplo d dulcísimo encargo
que me confió d Padre Santo. Cuando visité
á S. S. para despedirme, le dije que me deten
dría en Turin expresamente para ver al Su-
— i>s —
perior de los Salesianos: me dijo: <i Bien. Emi
nencia, lleve á D. Rúa mi bendición especial y
manifiéstele los ardientes votos que hago para
que Dios nos conserve su preciosa existencia ».
Y bendijo á D. Rúa, mientras todos los pre
sentes se arrodillaban. Aproximándose más al
lecho del enfermo, le tomó la mano, besándo
sela repetidas veces con una conmoción difícil
de expresar. E l séquito se retiró y quedaron so
los en coloquio el Cardenal y D. Rúa por al
gunos instantes; después Su Erna, recomendó su
Patria á las oraciones del enfermo y salió pro
fundamente conmovido, permaneciendo en ora
ción algún tiempo en la capillita de D. Bosco.
Al recibir al dr. Vignolo Lutati, D. Rúa
exclamó:
— ¡Oh querido doctor, con cuánto gusto lo
vudvo á ver!
— Vengo á verlo como amigo, pero con la
condición de que no diga una palabra.
Y D. Rúa, con ese sentido especial de deli
cado reconocimiento que siempre lo ha distin
guido y con ese sentimiento de gratitud que
muestra á todos los bienhediores, se limitó
á responder:
— Ve:i, doctor amado, apenas pude tomar una
gota de vino, me dieron Barolo. enviado dj la casa
Vignolo Lutati.
Ayer por la noche, regresó lleno de angustia
el Rmo. D. Cerruti. Estaba en Nápoles, próximo
á ])roseguir á Catania para presidir la primera
rermión de directores diocesanos, cuando recibió
las alarmantes noticias sobre D. Rúa y regresó
en el acto. D. Rúa lo ha visto con i>lacer y le ha
pedido noticias del viaje con el interés paternal
que le es propio.
E l Emmo. Card. Vives, apesarado por las no
ticias de la enfermedad que parece vaya agra
vándose. renueva sus votos y augurios: « sed
ante omnia » — son palabras del Emmo. —
pide lo que agradará más á Jesús, porque Jesús
ama mucho más que nos y vosotros ai queridisim.í enfermo ».
Después de cenar, toda la comunidad va á
rezar en el Santuario las oraciones y el Sr. D i
rector anuncia que el triduo solemne de la
Corte de María, fijado para los días 2, 3 y 4 será
ofrecido á la Siua. Virgen por la salud de D. Rúa.
28 febrero.
« Coiuliciones e^acionarias. >
Mons. Marenco después de haber celebrado
en la capillita de D. Bosco. pide la bendición
del enfermo y parte para su diócesis.
Hoy se penuite entrar á ver á D. Rúa. sola
mente al limo, y Exmo. Sr. Teodoro de los
Condes \‘ alfré de Bonzo. Arzobispo de Vercelas. que también en 18S8. siendo Obispo de
Cúneo, había venido á visitar á D. Bosco, en
su última enfermedad.
L a C orte de M a ria — In sp ira compasión
_ Su interés por lo s M ision eros — Los
S res. O b isp os de M ond ovi y de Casale
— L a m uerte del M. R . D . L azzero.
I marzo.
Continúan recibiéndose cartas y telegramas
de todas partes.
D. Francesia debería ir á predicar una tanda
de ejercicios espirituales fuera de Tiirín, y D.
Rúa manifiesta deseos de que no se aleje. Todos
admiran la delicadeza del enfermo, pero au
mentan las preocupaciones.
2 Marzo.
« Condiciones invariables, p
Es el primer día de la Corte de María en el
Santuario; el altar está adornado como en las
grandes, solemnidades; alumnos _y profesores
se turnan á los pies de la Virgen Snia.. Existe
toda la ilusión de una gran fiesta mariana. ¿Se
alcanzará la suspirada gracia?
d ' Rúa está unido con nosotros para orar.
Ha dicho al Sr. Director:
— « Toso/zos hacéis la Corte de honor á Marí.% por mí: pero yo la he comenzado antes que
vosotros. A l toque- de media noche estaba despierto
y dije á Li í ’irgcn: ¡Madre! empieza ahora vues
tra Corte: m- úno á los ángeles y á todos vuestros
hijos del Oratorio p.zra tributaros honor y alabanz.ja
Hoy se ha levantado un instante, mientras
le arreglaban el humilde lecho. Solamente del
27 noviembre acá se resignó á tener cama en
su aposento, para cumplir las órdenes del me
dico. Hasta ese* día durante tantos años ha
dormido sus breves sueños en un simple diván
que por la noche le servía de cama.
Ensayó dar algunos pasos por el cuarto, mas
no tuvo fuerzas. Causa verdadera pena ver
tanta energía de voluntad en un cuerpo ya
desliecho que se niega absolutamente á obede
cerla.
3 marzo.
Segundo día de la Corte Marianal Se ruega
con gran fervor. También los chicos del cor
reccional de La Generala se han propuesto consegfuir la gracia. Todos esperan.
Los Directores y Decuriones de los Coopera
dores de Sicilia, reunidos en Asamblea, hac^
votos por la curación. D. Rúa. reconocido. 1«
da las gracias y envía su implorada bendición4
trio.
Ultimo día de la Corte Mariana!
El devotísimo triduo no podía terminar coo
— 159 —
más brillantez: es el primer viernes, y en honor
del Sacratísimo Corazón se tiene al Santísimo
Sacramento expuesto desde las 6 hasta las 20.
¡Sea bendecido el Santo nombre del Señor!
D. Rúa ha pasado regular esos tres días.
El 11. R. Sr. D. Esteban Paghere, Pro-Vi
cario de la Patagonia Septentrional, actúa
desde el principio del ano, de Secretario de D.
Rúa, teniendo la dicha de acercársele frecuen
temente. El venerando enfermo se entretiene
largos ratos con él, hablando de las Misiones.
E>:presa á menudo la gran satisfacción que
siente al recibir las cartas de los Misioneros.
conmueve. D. Rúa en el lecho es el mismo
caballero fino y atento de siempre. Todo el
mundo sale del cuarto enjugándose los ojos.
6 tmrzo.
Es domingo. E n el Oratorio festivo de S.
Francisco de Sales y en el de niñas de Santa An
gela Merici se hacen fervorosas oraciones. Digna
de especial mención es la función celebrada
en el segimdo, con ima Comunión general. Pa
rece que el cielo bendice nuestras súplicas.
Los médicos encuentran esta tarde una ligera
mejoría. Deo gratias!
E l carro fú n eb re .
A muchos de ellos los nombra repetidas veces
ttin singular afecto. E l P. Pagliere está admi^ y enternecido, y á las veces le dice:
. ~~ Amado Padre, S. R. ama mucho á la Amé^ y á los Misioneros!
Cierto, -procuro amarlos como los amaba
Bosco.
Entonces, concédame una bendición cspara todos.
' *¡De mil amores,
mil amores!
^ V la mano paterna se levanta para bendecir
: *05 Misioneros (acto que repite varias veces
'—'ante la enfermedad).
5 marzo.
,^^^>icndo las \risitas da muestras para con
• ' de rma caridad oartés y exquisita que
7 marzo.
Continúa la mejoría.
Vienen á \nsitarlo SS. Srías. limas. D. Juan
B. Ressia, Obispo de Mondovi y D. Ludovico
dei Marchesi Gavotti, Obispo de Casale, quien
pide la bendición.
A las 6,30 muere en Mathi el M. R. D. José
Lazzero, uno de los primeros alumnos de D.
Bosco. Será muy doloroso para D. Rúa, y sin
embargo habrá que comunicárselo, pues pre
gunta constantemente por éL
8 marzo.
Se le comunica la muerte de D. Lazzero. E x
perimenta íntimo dolor; agradece la delica
deza que se usó con él, no dándole la noticia
ayer tarde; y luego exclama casi sonriendo:
— r6r —
llegado á saber que se ha impuesto un horario,
V que el fiel coadjutor que lo asiste; aleccio
nado ya por experiencia de la singular regula
ridad del enfermo, ha tomado á su cargo su
más exacto cumplimiento.
En efecto, se notó que á las 5 en punto, el
buen Balestra, está observando jimto á la
puerta entreabierta del aposento del enfermo.
— en el cual se releva por tumo un hermano
para velarlo, en auxilio del enfermero — y
apenas oye que D. Rúa se mue\'e y tose, pal-
- -
17 marzo.
Viene á visitarlo S. Excia. Rma. Mons. Mateo
Filipello, Obispo de Ivrea y también el pia
doso y celoso P. Roberto de Nove, que con tanto
éxito predica la Cuaresma en la Metropolitana.
D. Rúa recibe al docto y pío religioso con aquella
cordialidad que inspiran los Capucliinos, lo fe
licita por el gran bien que hace, le dice que si
estuviera sano iría también á oírlo y le ruega
se quede á comer con los Superiores. El Padre
L a ú ltim a p a rte d e l c o rte jo en e l' C o rso R e g in a M a rg h e rita .
motea suavemente, diciendo: Benedicamus Doá que D. Rúa responde con escrúpulosa
puntualidad: ¡Deo graiias! Así lo quiere él. Inme
diatamente se dispone á oír la Santa Misa. No
Wen la campanilla da la señal para comenzar
la Misa, se persigna y contesta las palabras con
d ayudante; luego abre su misalito y sigue pa
labra por palabra el Santo Sacrificio.
Apenas se supo claramente lo del horario —
en realidad fue el de toda la enfermedad —
Francesia recogió algunas obse^^•aciones que
corrían por la casa y se las manifestó al enfermo;
^ cual no dijo nada, pero en su rostro dejó
'cr claramente que le daba pena el que se quidisuadirlo de un propósito que le parecía
de fádl cumplimiento
íí
Roberto, que se había reservado ese día para
descansar, consagrándolo casi por completo en el
Oratorio, visitándolo detenidamente, no cesaba
de repetir:
— Me ha impresionado profundamente cuanto
veo aquí: pero lo que más me ha conmovido
ha sido la \-isita á D. Rúa. Este hombre es un
santo.
E l Inspector D. Julio Barberis le da cuenta
de las fervorosas oraciones que por su salud se
hacen en la In^>ectoría Central; D. Rúa le en
carga Ue\-ar la bendición á todos los socios.
E l buen Padre enumera una á una aquellas
casas, las predilectas suyas (en ellas se forma el
personal) y se conmueve srívamente al saber
la piedad de algunos jóvenes de las E r e l a s Pro-
— IÓ2 —
fcsionales de S. Benigno Canavese, que desde
el primer anuncio de la enfermedad, hacen to
das las noches, después de las ordinarias ora
ciones, media hora de adoración ante el vSantísinio para implorar la salud de su apreciado
Padre.
i8 marzo.
¡Vigilia de S. José! Con particular afecto re
cuerda á D. Lazzero y á varios hermanos y
bienhechores que llevan este nombre y promete
orar por ellos. Y mientras Palestra lo está aco
modando en los almohadones, le rq>ite son
riendo:
— ¡Es lambién tu día!
Y como el pobre enfermero, hallándose solo
y queriendo hacerlo todo con el mayor cuidado,
no logra lo que desea: — Tira, tira, prosigue,
hasta donde puedas, que ya te compensaré tirándote
desde arriba, para ayudarte á subir al Paraíso.
Pero el pensamiento más tierno y afectuoso
es para el Padre Santo, que. bien lo sabe, se in
teresa tanto por él; por su encargo, mañana te
legrafiará á S. S. el Rmo. Sr. Prefecto General
D. Riualdi, trasmitiéndole los fervientes votos,
de todos los Salesianos y los especiales de su Ge
neral enfermo.
19 marzo.
¡S. José! En el santuario de María Auxilia
dora se celebran funciones solemnes. De todos
los corazones se exhala el mismo suspiro:
— ¡Scñorl sanad á D. Rúa!
Ivas condiciones son siempre las mismas.
Un pensam iento d elicado — P a r a los C o o
perad ores - A rticu lo de un d iario am e
rican o — R ecib e el S an to V iá tic o —
P re cio so s recu erd o s — F e liz augurio.
20 marzo.
¡Domingo de Ramos! Habituados á ver á D.
Rúa por tantos años en el altar de María A uxi
liadora ejecutando con tan e<lificaate piedad
los solemnes ritos de la Semana Santa, sentimos
inmensamente su ausencia.
K1 por su parte tampoco se olvida de las pia
dosas costumbres y con delicada y exquisita idea
envía un ramo de palma l>endito á \'arios coo
peradores, encargando á D. Rinaldi de desearles
á todos « vencer todas l4$ dificultades de la vida
para llegar á recoger la última palma en el Paraíso.*
21 marzo.
iQuizás alinrentemos vanas ilusiones! pero
nos parece que él abriga las mismas esperanras que nosotros.
Habiéndole pedido una palabra para los
Cooperadores, pues está á punto de entrar en
máquina el Boletín italiano de abril, responde
con gran afecto y ponderación:
— Decid á los Cooperadores que les doy las
más expresivas gracias! Sé que ruegan por mi;
yo también ruego por todos ellos; Cooperadores,
Cooperadoras y sus familias. Por lo que hace á mi
salud, ella está en las manos de Dios; si á Elle
place curarme, declaro desde ahora que he de
consagrar la vida que me diere, al bien de tanta
juventud como he procurado hacerlo hasta aquí,
y por todas las obras de caridad que los Salesianos
tienen en comim con los Cooperadores; y si Le
place llamarme á S í.....
Alguien lo interrumpe:
— ]Oh! no, querido Padre! S. R. debe cele
brar la Misa de Oro!
Y él con dulce sonrisa, repitiendo la frase
concluye:
— ...y si Le place llamarme á Sí, prometo que
seguiré rogando'igualmente por todos ellos, en el
otro mundo.
Llega la respuesta del Padre Santo:
D. Rinaldi, Prefecto Salesianos — Turin.
Padre Santo, agradecido filial obsequio regracia
cordialmcnte y bendice V. R., venerando Supe
rior D. Rúa y Salesianos iodos. —
R. Card. Merry del Val.
22 marzo.
¿Conque y a no hay esperanza alguna? Des
graciadamente la mejoría desaparece y el en
fermo está en las mismas condiciones de hace
un mes, con la drcuiistancia agravante de la
postración de un mes de sufrimientos. Los mé
dicos lo dicen con dolor:
— ¡Hemos retrocedido!
El Mometito publica uu artículo del diario
argentino v; La Patria degli italiani *; que no
obstante ser liberal, rinde homenaje á la virtud
del Sucesor de D. Bosco: « Los diarios de ¡a
ciudad, »— dice en su artículo del 23 febrero,
ilustrado con el retrato de D. Rúa, — * hace aigutws días que vienen publicando alannantes telegranuis sobre la grave enfertnedad del Superi:r
General de los Salesianos y aluden al pronto
desenlace fatal. La noticia debe revestir aigura
importancia ciertamente, pues la prensa de todoi
los matices se ocupa en ella abundantemente; '<
así el telégrafo, presuroso en comunicarnos
ticias, nos brinda ocasión de hablar del hombre y
de la obra. En las columnas de un periódico cu.d
« La Patria d ^ li Italiani " que por
>*’'
las prevenciones a priori sabe poiuderar el mérito
de cuantos aman la patria y benefician á la huuunidad, será bueno resumir etmnío ha hecho D.
durante los 22 años de dirección. Será v"
de afecto y de justicia......
— i 63 —
El artículo tennina con estas palabras;
« Este año que debía coronarlo de gloria en la
cdehradón solemnísima de su Misa de Oro, este
afw tal vez será de luto y las fiestas inminentes,
id vez se truequen en llanto. ¿Entre las flores de
un altar se abrirá una tumba? ¡Ojalá que no! co
moquiera que sea, mientras el mundo teme j>or
la existencia de D. Rúa; mientras la Casado Sabaya
toma viva parte en el dolor Salesiano. es justo tri
butar un homenaje de revereiüe gratitud á este
hombre, inteligencia y corazón de apóstol, que
inclinado sobre el costado izquierdo. Ea cara,
que en él estado normal impresionaba por lo
flaca, se va hinchando,|como también las manos.
Sobre las mantas se estiende una blanquísima
sobrecama.
Consciente de su estado, quiere recibir la
Santa Comunión por Viático, pero no se im
presiona ni inmuta y dispone que mañana, día
que reciben la comunión todos los Sacerdo
tes, le sea llevado el Santo Viático del Santua
rio de María Auxiliadora. L a noticia, aunque
D e s p u é s d el carro fú n e b re .
la Patria, elevó á los humildes, siguió con
Pderruü amor al emigrante italiano hasta las
Phiyas de la tierra del Sol de Mayo. La gratitud
•w reconoce partidos. >
23 marzo.
gravedad aiunenta. E s una compasión el
'■ erlo. Los primeros días gastaba todavía el
^ je talar, permaneciendo medio recostado en
^ almohadas; después se cubría el pecho con
^ capotillo n ^ o , para recibir lo más decente®Oite posible la Santísima Eucaristía y las
P^sonas que lo visitan; ahora se debe contentar
un simple chal y después de la misa se ve
®*>ligado á meterse completamente bajo las
®^tas, donde yace inmoble, dolorosamente
él la ha endnlzado con toda la caridad de su
exquisito corazón, se ha difundido entriste
ciendo todos los corazones.
24 marzo.
¡Jueves Santo! A las 6.15 antes de dar prin
cipio al rito solemne en el Santuario, el Prefecto
General D. Rinaldi, escoltado de todos los
hermanos de la casa con cirios encendidos, sube
la escalera de la antigua sala de estudio, atra\úesa la Biblioteca y lleva á D. Rúa el Santísimo
Viático.
E n su extrema sencillez, la ceremonia no po
día ser más solemne. Xo bien el celebrante ha
pronunciado con la angustia en el corazón y las
lágrimas en los ojos el Misereatur y el Indul-
i 64
genliam, D. Rúa hace scñis de querer hablar.
Todos clavan en él los ojos con expectación, se
hace sentar apoyándose en los almohadones, y
con voz tan clara y firme que se oye en los apo
sentos vecinos, dirige á los presentes esta alo
cución que será leída con ternura mientras haya
Salesianos V' Cooperadores en el mundo:
— « En esta circunstancia siento ei deber de
dirigiros algmuis palabras:
» La primera es de reconocimiento por las ora
ciones que habéis hecho y seguís haciendo por mí.
¡Dios os lo pague! ¡y os recompense también por
las que haréis aún!
» Otra palabra quiero deciros, porque no sé
si podré luihlaros otra vez á lodos juntos: os re
comiendo que la hagáis saber también á los au
sentes. Yo rogaré siempre á Jesús por vosotros
y espero que el Señor concederá ¡a gracia que
pido para todos y especialmente para los que están
en el Oratorio y lo estarán en lo porvenir. Me in
teresa mucho que iodos nos hagamos y nos conser
vemos dignos hijos de D. Bosco. D. Bosco en su
lecho de muerte nos dió una cita: «¡Hasta la vista
en el Cielo!'■>Este es el recuerdo que nos dejó Él.
I). B-ksco quería consigo á todos sus hijos; para
ellá nos recomendó tres cosas:
Grande amor á Jesús Sacramentado;
Viva devoción á María Sma. Auxiliadora;
Grande respeto, obediencia y amor á ios Pasto*
res de la Santa Iglesia y especialmente al Sumo
Pontífice.
" Es éste el recuerdo que yo también os dejo. Pro
curad haceros dignos de ser hijos de D. Bosco!
»Jamás dejaré de rogar por vosotros. S i el Señor
me acoge en el paraíso con D. Bosco. como espero,
rogaré por todos los de todas Uis castts, par-licular
mente de ésta. »
Ninguna persona extraña estuvo prcsuilo á
esta conmovedora escena, inora de algunas
Hijas de María .\uxiliadora y el Dr. Rettazzi
que había su])licado de poder asistir como favor
supremo que se le haría, y que en el registro
de visitantes se llamaba v afortunado de haber
asistido al Viático de un Santo. »
25 ntarzo.
Viernes Sanio. Ayer, después de haber re
cibido el SiUito \’iático, se alivió un poco, esta
noche pudo descansar mejor y nosotros vol
vemos á cobrar esperanzas.
Mas él siempre sin ilusiones. El amoroso in
terés de sus sobrinos que lo visitan diariamente,
no le hace olvidar á otros parientes que viven
fuera de Turin. Ellos no osaban molestarlo:
poro él los manda llamar y quiere \*erlos uno
á uno siquiera una vez; á todos les pide noticias,
les dice pMabras de aliento y saludándolos
afectuosamente, los cita para el Cielo.
—
26 marzo.
Sábado Santo. D. Gxismano, al 'conduir la
función de la Iglesia, va á desearle un buen
¡aleluya! añadiendo que todos hubiéramos de
seado verlo en pie; á lo cual responde:
— ¡También yo lo esperaba!
Se permite que entre á visitarlo Sor Eulalia
Bosco, sobrina en segundo grado del V. Bosco
y Visitadora de las Casas de las Hijas de María
Auxiliadora en el Piamonte, y su Secrétaria:
quieren un pensamiento, una palabra que
mandar en su nombre á la Madre General y á
todas las Hermanas.
— « Decid á la Madre, que les deseo que ésta
Pascua sea portadora de paz. de consiielos y de
fervor para las Madres, para las Superioras de
las Casas, las Hermanas y todas las Novicias.
Estas son las felicitaciones de Pascua de igio!...
Y si el Señor me deja algunos días más en la
tierra,, iremos á Niza y completaremos estas fe
licitaciones.
U na hora alarm an te — R ecib e la Extre
m a U nción — E l G en eral SanminiatelH
— Su gratitu d á lo s m éd ico s — Hacia
el fin.
2 7 fíUifZO.
¡Pascua de Resurrección!
Este santo día pasa regularmente aunque no
se acentúa aquella mejoría que deseáliaraos.
Sin embargo por la itoclie recibimos mía dolorosa iuqiresíón.
Hacia las 9.30 manifiéstaiise en el enfermo
algunos fenómenos de embolia puntijorm':
poco á poco pierde la palabra y el conocimiento.
En un momento se reúnen en torno de su lecho
los v^uperiores mientras se telefonea al doctor
Battistini. que acude inmediatamente con su
automó\*il; nos tranquiliza clidéndonos que el
fenómeno es pasajero y desaparecerá por com
pleto. sin dejar traza.
E n efecto, vuelve completamente en sí y con
maravilla ve á su alrededor á D. Rinaldi, D.
Albera, D. Cermti, D. Bertello, D. Piscetta y á
todos los Superiores.*
Estos disimulan su emodón, y uno tras
otro le dan las buenas noches y se retiran para
no inspirarle aprehensión.
28 marzo.
D. Rúa está un poco impresionado por el acó
dente de ayer noche.
— ¡ Os he espantado á todos! dijo esta mañana
á Balestra. Y se ha hecho explicar cómo ocurrió
el caso.
Los doctores Battistini y Clérico (éste siempre
viene á verle por la nodie) han asegurado qne
— i6s —
hau desaparecido todas las consecuencias del
peligroso fenómeno. Mientras explican á D.
Rinaldi lo ocurrido, he aquí que se presenta
Balestra:
— ¿No podrían Vs. permitir. 1^ dice, que
el Sr. D. Rúa se levantase hoy un poco?
Sonriendo con gracia le contesta el dr. Battistini:
— Hoy no es posible ¡veremos mañana!
¿Quien lo creería? Esta ingenua pregunta la
había sugerido al fiel servidor el mismo D. Rúa.
lándole el estante — ¡toma en seguida el riiual!
y pide que lea todas las rúbrica» y las preces in
dicadas para la administración de este Sacra
mento. que luego después presentes sólo los
miembros del Capítulo Superior, le administra
el Director espiritual D. Albora. Son lo.» únicos
que lo saben en casa; se ha evitado la vigilan
cia hasta de los misiuo.s servidores y enfermeros
por expreso deseo del enfermo, que " no (luiere
contristar antes de tiempo á sus hijos y bienhe
chores
L a c a lle C o tto le n g o d e s p u é s de en tra d o e l féretro e n e l S a n tu a rio ,
el cual con esto pretendía quizás disipar en
nosotros la an.siedad que nos causó el peligro
sísimo caso de la noche pasada
Sin embargo, los médicos han consentido
que tome algunos gramos de carne, se desea que
'’aya recobrando las fuerzas, que van faltándole
progresivamente.
¡Mas no podemos hacemos ilusiones! Así es
que á las 6.30, D. Rinaldi, previo acuerdo con
los otros Superiores se presenta á él, y:
— Señor D. Rúa, le dice; ya hemos probado
fodos los remedios, aimque sin resultado;
«querría V . recibir la Extrema-Unción? ¡Quién
si será eñ
aún para devolverle la salud
coiporal!.....
— Con gusio, con gusto, le responde, y seña-
Terminada la ceremonia llama á D. Rinaldi
y le agradece efusivamente su piadosa indica
ción.
29 marzo.
No se sabe qué pensar de la enfermedad del
amado Superior. Sus palabras, y a nos tranqui
lizan con la seguridad de su. curación, y a nos
arrebatan toda e ^ r a n z a ; pero el efecto de las
oraciones es exúdente. Nadie, humanamente
hablando se da cuenta de las repetidas señales
de una mejoría que, científica y físicamente
es imposible.
.
30 marzo.
Recibe la ^■ isita del Tóiiente General D. Carlos
Sanminiatelli Zabarella, Comandante de la Di* ♦
— i6 6 —
visión militar de Liorna. K1 enfermo conversa toma entre sus manos la del Dr. Battistini y
apretándosela con afecto le dice:
con su noble viiíítante con maravillosa presteza
— Le agradezco con el alma cuanto ha hecho por
de espíritu, de forma tal, que éste, al salir, de
la antecámara expresa su convicción de que mí. S i el Señor se digna recibirme en el Paraíso,
seguiré rogando siempre por V. y por su familia.
Don liu a ha de curar.
El médico le besa la mano y se retira profun
Por otra parte el Padre amado hace y a algún
damente conmovido.
tiempo (jue durante el día está frecuentemente
A D. Angel Bologna que diariamente lo visita,
amodorrado, si bien pasa las noches desagrada
le ha dicho:
blemente y con molestos insomnios; los médicos,
— D. Bologna me mira mucho; pero pronto le
no obstante, pronostican mal.
¡Pobre 1). Rúa! Sufre á causa de una grave daré la despedida.
A D. Lemoyne, que después de la muerte de
hinchazón de las piernas, que ya hace tienqjo
D. I,azzero ha vuelto de Matlü y todas las tardes
están convertidas en una llaga; y ahora ¡cuánto
no debe sufrir por las nuevas llagas que le ha suele hacer compañía al enfermo, que goza con
versando con él y recordando los primeros tiem
causado su prolongado decúbito! ¡Ysin embargo,
pos del Oratorio, le ha dicho:
ni un lamento! Si le preguntan: — ¿Sufre mucho,
— Debemos separarnos, querido D. LetnoyM,
Sr. D. Rúa? — ordinariamente contesta: —
debemos separarnos!
¡Oh! no ■ ' y ])ocas veces: ¡U n poco!
Ha dado las gracias también á todos los enfer
Su pensamiento está puesto' en la mayor glo
ria de Dios y cu la salvación de las almas. Dice meros.
E l Capítulo Superior de la Pía Sociedad Saleá 1). Albera:
« Desde que iba á las cscuchs de los Hermanos siana resuelve que se haga un triduo de oracio
en Porta Palatina he leído con gitsto siempre los nes en el Santuario de Maña Auxiliadora.
anales de Ui « Propagación de la Fé ». Aún en
medio de mis ocupaciones buscaba tiempo para
cooperar á ello y creo haber hecho cuánto he podido
para propagar esta obra. ¡Oh! si también desptiés
de mi muerte mis hijos continuasen ocupándose
en ella! *
n u cía EL
r.e agrada mucho oír que en una de nuestras
casas del extranjero, los sacerdotes circun\’ccinos se reúnen todos los meses para hacer el
ejercicio de la Buena Muerte según el método E l triduo solem ne — V a declinando — El
día de lo s recu erdos — L a ú ltim a carta
de D. Po.'co:
circu la r á la s c a s a s sa le sia n a s
A los
— ¡Oh! ¡cuánto lien hacen las cosas que pres
C
ooperad
ores
—
San
ta
serenidad.
cribió nuestro querido Padre D. Hosco!
Lleno de gratitud, á pesar de que los médicos
a’^ril.
le recomiendan (juc no se cnn.se. si sal>c que
Es el primer viernes del mes y en el Santuario
alguien desea verle, pide que le introduzcan al
punto. Díceule que una anciana Hermana del queda de manifiesto todo el día el Sino. Sacra
mento. T.os miembros del Capítulo Superior se
Refuj’io sería feliz si recibiera su bendición:
— Sí. si. quiero verUi. exclama; quiero dar han reservada las funciones de la comunidad
gracias á esit Hermam y al Refugio porque siem durante este triduo, y en compañía de los demás
Salesianos y niños se turnan ante Jesús Sacra
pre han trabajado por nosotros!....
mentado.
Pero se le dice:
El Dr. Battistini nos deja el sigtiiente boletín,
— V. sufro y se cansa con tantas visitas.
— 5 i» atnlxirgo, Li airid<ui lo pide asi y no se bien triste por cierto:
« Las condiciones, ya muy graves por ¡a presencia
puede Iktcer de otro modo, contesta.
de una alteración de circiüo inmanente, debida i
31 marzo.
miocarditis senil, han ido empeorando en estos
El mes termina cini una tremenda incorti- últimos dios por «« agotamiento progresivo. B<*do
dvuubro. Los doctores impresionados como ya lo el estado actual, desgraciadamente no sólo
estaban por un agotamiento general de fuerzas esperanzas, sino que se debe prever un res.dijdo
infausto no muy lejano. ActualmenU. no luiy pe
con acentuada depresión cardiaca, \uelven esta
noche á visitarlo y nos dicen con dolor que esta ligro próximo, pero puede presentarse prcr.t^: 1
mos al cabo de la enfenuedad: ¡la ciencia no también el agotamiento orgánico puede, de
cttHStir la muerte en el plazo de una semaucJ
cuenta y a con más recursc^ !
El mismo D. Rúa á lo que parece, y a no hace
El enfermo sin preocuparse lo más mínimo
m
— i 67 —
misterios sobre su inminente fallecimiento: á
cuantos le visitan, á todos les da santos consejos y
la cita: ¡Hasta vernos en el Cielo!
No es posible consignar todas sus santas adver
tencias. A D. Marchisio, director del Oratorio, le
ha dicho:
— Dirás á los niños que una grande gracia les
ha hecho María Santísima trayéndolos á esta casa.
Dtles que se hagan más dignos de ella, con el estudio,
el tral^jo, el buen ejemplo y la piedad. A cua^ntos
hayactualmente, y á cuantos vengan en lo venidero,
recomendadles siempre la frecuencia á los Santos
Sacramentos y la devoción á María Sma. Auxiliadora.
Con D. Rinaldi estuvo hablando
más de media hora con gran se
renidad, dándole particulares rer
cuerdos para los Salesianos, para
las Hijas de María A uxiliadora y
los Cooperadores.
Repitió para los Salesianos los
avisos que con tanta solemnidad
diera el 24 marzo.
— Recomienda mucho á los
Hermanos cuanto dije el día que
recibí el Santo Viático y recuérdales
que nuestra mayor fortuna s^rá J
mantenernos fieles en la conserva
ción dt las tradiciones de Don Sos
co y evitar las novedades.
A las Hijas de María Auxilia
dora les dirás que la Sma. Virgtn
las ama mucho; que procuren cons-r-iar esta predilección de nuestra
dulce Madre.
Para los Cooperadores repitió
con las más conmovedoras expre
siones todo su reconocimiento:
— Cuando yo muera, no es menester escribirles
i los Cooperadores uiui carta especial como se hizo
por D. Sosco. Sin embargo deseo que se les diga
que -;:irdo toda la gratitud que les debo por el
'poyo que han prestado á nuestras obras. S i Don
Bo^ o dijo que sin ellos no habría hecho nada ; ¿ qué
debo decir yo. que soy un miserable? Estoy,
í^us. obligado d acordarme de süos de un modo
especial. Yo rogaré por ellos, por sus familias y
^^os, para que el Señor los recompense en esta y
‘•W'ida.
A D. Minguzzi le dice con grande afecto:
— Te bendigo á ti y á tus obras: prosigue con
salúdame al Círculo de los Antiguos Alumnos
y iUes que los bendigo á todos.
A D. Barberis que está preparando ima nueva
tt&ión de la vdda del P. Andrés Beltrami:
— Siempre hemos sido am^os y deseo que consiéndolo en el paraíso por toda ¡a eter.Inimo. encomiéndate también á D. Bosco
y D. Beltrami. También yo me he recomendado
todos los dios de la enfermedad, á D. Bosco y á Don
Beltrami.
Y á la piadosa madre de este santo salcsiano,
Doña Catalina Beltrami, de Omegna; que le pide
una bendición, la satisface y le dice:
— Ahora alcánceme V. del caro D. Beltrami. una
bendición especial y que cofUinúe dispensándome
su protección.
2 abril.
En el Santuario segundo día del triduo.
Las mismas funciones y prácticas de piedad
U n g ru p o de n iñ a s.
que los días de la Corle de María.
El Dr. Battistini confirma el lx)letín de ayer,
añadiendo: Acentuando las Untas ’f. D. Rinaldi
comunica á todas las casas el inminente peligro,
con especial circular.
D. Rúa recibe la \isita de D. Ei^enio KeflPo,
que le comunica los votos y oraciones que por él
hacen Superiores y Socios de la Pía Sociedad de
S. José. El le da las gracias conmovido y le ]jregunta por su hermano Enrique, celebrado pintor.
— Trabaja siempre.
— ¡ Y bien! — añade D. Rúa.
Recordando la especial indulgencia plenaria
para el punto preciso de muerte, concedida por
Pío IX á D. Bosco en 1858 para cuantos se ha
llaban entonces en el Oratorio, manifiesta su
complacencia de que la Santidad de Pío X la
haj'a extendido á cuantos aceptan de grado el
género de muerte que plegue á Dios mandarles,
y agrega:
— t6 8 —
— Ayudadme para que yo también pueda lu
crarla! Sugeridme jaculatorias en esos momentos, y
aun cuando no esté en mi. dadme frecuentemente la
absolución.
— Y sujíincndole muchas plegarias ¿no lo
molestaremos? ¿no lo estorbaremos en su unión
con Dios?
— No. antes me haréis un gran favor.
Y dice al 1*. Albora:
— Después de muerto ¿dónde me colocaréis?
¿Quiso talvez manifestar el deseo de descansar
al lado de I >. Bosco ? D. Albora, bastante preocu
pado, le responde:
— ¡Oh! »Sr. 1). Rúa! no pensemos en estas cosas!
esperamos que S. R. sane y pueda aún trabajar
mucho.
luí su extrema delicadeza, el enfermo no sólo
no insiste, sino que para desvanecer la impresión
que su ])regunta pudo despertar, la trueca en,
broma, añadiendo:
— ¿Sabes? te hacia esUi pregunta porque el día
dcl juicio universal no quisiera dar muchas vueltas
buscando mis huesos en un lugar mientras están en
otro!
U na In iciativa de los O b reros C a tó lico s —
E l últim o día del T rid u o — E sta m o s á
la s ú ltim as — E l ,,B o le tin “ terrible —
— , , ¡V o ca cio n e s! ¡V o c a c io n e s !” — L o s
ú ltim o s recu erd o s — Q uiere que se le
encom iende el alm a — H o ra s trem endas.
3 abril.
Ultimo día del triduo.
K 1 Comité « Pro procesión María Auxilia
dora » y la Unión Católico-Obrera de Turin, con
permiso de la autoridad eclesiástica habían pro
movido jiara hoy á las 15.30 una devota pere
grinación á la tumba de D. Bosco « á fin de obtener
de la Divina BomUul la curación del venerando Don
R ím , verdadero bienhechor y padre de los obreros
como )i? lo fué el Ven. D. Bosco *.
I.os manitiestos fijados á las puertas de las
iglesias llevan esta nota: * En caso de mal tiempo
se trasladará al Domingo 10, á la misma hora t».
Y en efecto la nieve y la llm ia x>ersisteute de
varios dias, impiden la afectuosa demostración.
Kn el Santuario, en presencia de toda la comu
nidad. Y á las 14, se hace ex^iosición solemne del
Santísimo Sacramento, ante el cual se turnan
los niños del Oratorio festivo, las niñas del Ora
torio de Sta. Angela y los alumnos internos; las
á’ís]ieras, comm 5 (i»r/issimo. son cantadas por
el Prof. Dr. D. Francisco Cemiti. D. Francesia
pronuncia el discurso de circunstancia con univers;\l conmoción. Muchos son los que lloran. El
orador mismo, dirigiéndose á J esús Sacramentado
y á María Auxiliadora para pedir vma vez más
el milagro ó la perfecta resignación á la voluntad
de Dios, se ve atajado por el llanto.
« ¡Oh Jesús, no nos arrebates á nuestro Padre,
á nuestro amigo, á nuestro Bienhechor... Esta
gracia, sería, ¡oh Virgen Santa! la piedra más
preciosa de vuestra espléndida coronal »
D. Gnsinano celebró esta mañana en la capillita. D. Rúa le dijo:
— Temía no verte más!
— ¿ Por qué ?
— Creía que me iba al cielo.
Pero él mismo pregunta un rato después:
— ¿Cem qué -no celebramos ya el Jubileo?
Y como se le da esperanza y se le exhorta á
rogar con ese fin:
— ¡Oh! no es el caso de decir como S. Martin:
Si adhuc.... Hay tantos capitanes que pueden llenar
mi puesto.
D. Francesia le pregunta: — ¿Por qué no ha
rogado con nosotros?
— Sí, he rogado con vosotros, mas no como vos
otros. Vosotros queréis según vuestro deseo, y yo
según la voluntad de Dios.
Vuelve nuevamente de Roma á \nsitar á su
amadísimo tío, el profesor D. José Rúa. También
lo visitan diversas veces al día los sobrinos resi
dentes en Turín y él lo.s recibe siempre con gran
cariño.
4 ahrü.
— ¡Estamos en las tdiimas! estamos en las úliinuis! repite él mismo desde antes de ayer.
La jomada es tristísima; se espera ansiosa
mente la llegada del Exmo. Sr. Morganti; el
enfermo lo aguarda con afán; quiere verlo «na
\’ez más y expresarle su gratitud, y en su per
sona. á todos los Cooperadores Salesianos; con
frecuencia se detiene á hablar de Monseñor, del
celo que desplegó en Milán, de la gratitud que
siempre ha tenido por D. Bosco y por su obra.
Monseñor telegrafía que retarda algunos días su
venida: D. .íVlbera le contesta que no demore, si
quiere verlo toda\na vivo.
A eso de las 16.30 \'iene el doctor BattistiiuTeme que no pase la noche; mas él, apenas sale
el médico, quiere hacer la acostumbrada lectura
espiritual. El enfermero Bosisio, que con gran
diligencia lo asiste día y noche, satisface su deseo.
A los diarios que insisten pidiendo noticias, se
les participa el siguiente * Boletín » ; Tras un
riodo relativamente bueno, pero no tanto que deje
esperanza de durable mejoría, de algunos dias acá
se iwn agmmtk/o notablemente las perturbaciones,
debido á insuficiencia cardiaca. Se ha a g r ^ ^ nn
estado de progresivo agotamiento que por desgracie
presagia próxima la catástrofe ».
¡ V no parece que esté realmente á las última®
A las 17,30 poco más ó menos, discurre con
— i6 g —
Cemiti sobre la necesidad é importancia de tener
muchas y buenas vocaciones religiosas, y espedalmente de conservarlas. D. Cem iti le expone
la idea de una jaculatoria al Corazón de Jesús,
que sea recitada por los Salesianos y para la cual
se pidan favores espirituales al Padre Santo.
Él lo escucha con visible satisfacción y le ruega
le presente escrita dicha jaculatoria.
— ¡Oh! si, ¡vocaciones!¡x'ocaciones!
Dios
nos las ha dado, conservémoslas!
A D. Rinaldi empero le da los últimos recuer
dos.
— Te recomiendo U^var adelante todas las obras
de índole social, especiahnetUe las iniciadas para
mcremenío de los Oratorios festivos y de LosAntiguos
Alumnos; ellas harán tanto bien!
Una vez más se permite que entre á verlo la
Supeiiora General de las Hijas de María Auxilia
dora. acompañada de algimas hermanas; per
manecen algunos instantes. Las bendice de nuevo,
como lo ha hecho repetidamente durante la en
fermedad, vuelve á agradecerles efusivamente
las oraciones que hacen por él en Xiza y en todas
sus casas, y toda\úa tiene un recuerdo para la
Superiora.
Al salir ellas, suplica que le llamen á D. Francesia. Este vuela á su lado:
— Toma el ritual!... y encomiéndame el alma.
— ¡Pero, querido D. Rúa!
— Si, sí, encomiéndame el alma!
Es una alarma, una consternación general.
I.os Superiores que se hallaban en privada con
ferencia interrumpen la sesión, acuden al apo
sento y. arrodillándose responden las oraciones.
D. Rúa, sereno, tranquilo, casi sonriente, res
ponde también.
V sin embargo sufre, y sufre mucho.
— Si para morir — dice á D. Albera — se nece
sita sufrir más. no sé qué será de mí.
— Deus gui dai nivem sicut laiutm, le dará
fuerza también á S. R.; tenga confianza en su
misericordia.
Suceden horas desoladoras. A las 19,30 en el
Santuario y poco después en el Oratorio de Santa
Alcela, se hace entre Is^rimas la función de la
Agonía.
El Dr. Clérico que lo venía asistiendo con el
carino de im hijo, ha debido ausentarse improvis^ente por la muerte de su suegro. D, Rúa, á
quien no fué posible ocultar la causa, sintió \'iva
pena y rogó al Dr. Battistini que le hiciera ma
nifiesta su gratitud por los filiales cuidados que
ie prestó. Al Dr. Clérico le sustituye el Dr. Fomi,
que pasó la noche al lado del enfermo.
Los aposentos contiguos se llenan de hermanos.
A las 10 \"uelve ^ Dr. Battistini; salvo complica
d le s . D. Rúa alcanza á la mañana d d día
s^uiente. Los Superiores y los sobrinos rodean
su lecho. Hacia la media noche recobra un tanto
las fuerzas, da las gracias á los médicos y les
ruega que descansen. Todos están admirados de
la resistencia y de la lucidez de espíritu, y se re
tiran.
R ecib e por ú ltim a v e z la San ta Com unión
— C on m ovedor salu d o - R ecob ra un
poco de vid a — E l P rin cip e G on zag a —
U na ja c u la to ria al S g d o . C orazón de
Jesú s — C alm a im presion an te — N u eva
bendición del P . San to - - E l S r. A r z o
b isp o de R á ven a — »,¡D. B o s c o , y o v o y
á tí! ”
5 abril.
A la
entra d abog. D. Javier Fino. Don
Rúa lo reconoce perfectamente, lo mira fijamente
y en señal de gratitud le estrecha la mano con
grande afecto.
A las 2 comienzan las Misas en la capillita
contigua. Ocho sacerdotes se suceden sin inte
rrupción y todos añaden la oración pro infirmo
morti próximo.
L a segunda, edebrada por D. Francesia, es la
que oy§ el moribxmdo. D. Rinaldi está á su lado.
¡Oh! niara\nllal D. Rúa sigue con la mayor aten
ción puuto por punto el Santo Sacrificio é infra
missam recibe la vSanta Comunión, con gran
contento de todos los presentes.
Cuando termina el vSanto Sacrificio, D. Ri
naldi le pide que bendiga una vez m:ís á todos los
Salesianos presentes y ausentes, á sus alumnos
y á sus obras todas. El moribundo entonces con
voz fuerte y solemne pronuncia la fórmula que
solía usar D. Bosco. haciendo una gran Cruz con
gesto tembloroso, pero largo y resuelto.
— .... pax et copiost benediefio Dci Omnipoleniis, Pairis, el Filii, et Spirilas Sancii, descendat
super vos. et super omnes Salesianos. et alumnos, et
cooperatores, el ^naneat semper, semper!
— ¡Amen! responden los presentes con los ojos
llenos de lágrimas.
Y \ udve á caer en sopor. Parece que el ago
tamiento recobra su curso fatal. A las 4.30,
cuando la campana mayor del Santuario toca
d Ave María, se teme que exhale el último
aliento. Todos se arrodillan . A su lado están: á la
derecha D. Albera y d enfermero; á la izquierda D.
Rinaldi y D. Francesia; al rededor D. Gusmano y
muchos hermanos. Y he aquí que de improviso
se \Tidve á D. Rinaldi y mientras con la izquierda
lo abraza paternalmente por d cuello, le pasa en
la cabeza la diestra temblorosa, y permanece asi
algunos instantes, murmurándole al oído algunas
palabras, con tanto afecto y ternura, que im
presiona á todos los presentes.
De allí á poco parece que recobra nuevas fuer-
— 170 —
— Es de veras grave mi estado?
zas y quiere que todos se retiren á descansar,
porque también él desea reposar. Esta enferme
— Desgraciadamente y a no hay esperanza!
— Pero ¿habéis hecho cuanto podíais?
dad nos parece á todos un misterio.
Amanece el dfa y parece que D. Rúa va resu
— Nos parece que no hemos ahorrado ni mé
citando. A las 8 hace que todos los presentes dicos, ni medicinas, ni oraciones.
— Luego, ¿no os queda nada más?
recen con él las oraciones de la mañana, y agrega
— Nos queda la esperanza de im milagro.
con acento clarísimo:
— Ahora, para que todo proceda bien, cada cual ¿Quiere S. R. rogar también con nosotros?
— ¡Gustoso!
se dedique á sus propias ocupaciones, y conformes
Después de orar, pregunta:
en todo á la voluntad de Dios.
— Y ahora ¿qué debo hacer?
Entra á verlo D. Cerruti y lo halla con ple
— Esperar que el Señor nos escuche.
nísima lucidez y hasta con fuerzas. I^e besa la
mano, lo felicita por la mejoría, le agradece los
De pronto:
— Conque ¿cuando moriré?
preciosos recuerdos que le diera el día anterior con
— Talvez esta tarde, dicen los médicos; talvez
tanto afecto y le dice que hará un memento espedalísimo por él en la misa que iba á celebrar.
dentro de pocas horas..-, y a le avisaremos.
Poco después son introducidos en el aposento
— ¡Está bien! por ahora dejadme tranquilo; no
me introduzcáis á nadie más; recibiré solamente d
el Príncipe Gonzaga, con una hija y la Sra. Da.
Eugenia Ravizza, de Milán. A eso de las lo el Mons. Morganti á quien espero; entre tanto me
enfermo pide que se le lean los puntos de la me- dispondré á cumplir la voluntad del Señor.
ditacióu. Se le obser\-a que su estado es grave,
Más tarde exclama:
— ¡Pues bien! ensayaré si puedo ir al paraíso
que se resigne á cumplir también en eso la vo- ‘
luntad de Dios. Pero sólo en parte cede á la ob durmiendo!
Por conducto de la Procuraduría, desde ayer
servación. reza el Veni Sánete Spiritus y se hace
leer el tema de la meditación y las varias reso tarde se le comunicó el agravamiento al Padre
luciones sobre lo cual se detiene lo minutos con Santo, quien mandó en el acto una espedalígran recogimiento. Mientras tiene un hilico de sima Bendición Apostólica:
vida no acierta á dispensarse de ninguno de sus
« D. Rinaldi, Oratorio - Turin. — Padre Sanio
efusión corazón envía venerando D. Rúa Bendición
deberes.
Apostólica con Indulgencia Plenaria. — Bressan».
Vuelve D. Cerruti y le dice:
— Vengo á traerle, escrita á máquina, la jacu
Se contestó en señal de gratitud:
latoria de que le hablé ayer tarde.
« Mons. Bressan, Vaticano-Roma. — D. Rita,
— ¡Ah! sí! bravo! te esperaba ; me acuerdo que te siempre en extremo peligro, recibió conmoción ■
recomendé traérmela escrita.
profunda Bendición enviada, agradece humilde
Da jaculatoria era ésta:
mente reconfirmando nombre entera Sociedad Sale« Cor Jesu Sacratissimum, ut bonos ef dignos siana veticración Cátedra Apostólica. — Rinaldi ♦
operarios Piae Salesianorum Societati mittere
También el Emmo. Card. Richelmy, que se halla
et in ea conservare digneris, te rogamus aiuli nos *. en Roma, le en\na su Bendición.
A la presencia de D. Albera y de D. Praiicesia
A las 12,30 llega por fin el Sr. Arzobispo de
se la lee D. Cerruti y él repite atentamente pa Rávena y sube temblando al pobre apo.sento.
labra por palabra, acentuando es|>ecialmente el Apenas lo ve D. Rúa, saca el brazo de entre las
in ea conservare, y pide se la pongan debajo de mantas, abraza á tan amado hijo, y exclama:
la almohada.
— ¡Ahora estoy contaito! ahora estoy cotUenlo!
A D. Marchisio que le pide una l>endición para ahora estoy contento!
los estudiantes, que empezaron el domingo sus
Monseñor le pide la Bendición y D. Rúa se U
ejercicios espirituales:
da: su voz apenas se percibe, ahógala im libido;
— De buen gm./o bendigo los ejercicios
no bien termina la fórmula:
tualcs de los esfiulianies. como también bcmligo á
— ¡ Y ahora tú á mí! dícele con viveza y recibe
tos artesanos que los empezardn el domit^o veni humildemente la bendición del Prelado.
dero. Dfles á todos, que los luigan de modo, que
Después del medio día continúa su curso U
tengan que alegnirse sus Afigeies de Guarda.
prostración: por desgracia las pupilas comienz^
Al Prof. D. Pedro Gribaudi, presidente del á dilatarse. Con manifiesta a la r ía recibe la 'i*
Circulo « Jvian Rosco *;
sita del Canónigo Ferrero. el * Padre > de la
— Te rccomicmio U Fcdcracióft de los Antiguos cola Casa della Divina Prowidema.
Alumnos.
— linde hoc mihi?... unde hoc miki? exclama al
A D. Rinaldi le dice rc|>etidas \*eces:
verle: le agradezco tanto la caridad qtu Ju tenido
— Dlme, ^'cómo estoy.^
siempre con nosotros y que V. continuará ¡cntendo
— ¡Muy mal. amado Padre!
en lo venidero.
— I7I —
Las adoratrices del Smo. Sacramento que viven
en rigurosa clausura en la Piccola Casa, orarán
toda la noche por D. Rúa, Por él ofrecerá el
4 Padre >también todas las demás oraciones de la
Piccola Casa.
D. Albera le lee im telegrama de los Semina
ristas teólogos de Milán, candidatos al sacerdocio
y ex-alumnos de los Salesianos, que prometen
una peregrinación al Santuario de Valdocco y
< k piden devotos extrema bendición ». D. Rúa
escucha conmo\rido y alza la mano bendiciendo.
Por la tarde siente dificultad para reconocer
á las personas y por la noche pierde por completo
la vista. E l « Boletín » médico de esta mañana
deda:
« El j)tdso está siempre débilísimo, impercep
tible; la conciencia ligeramente nublada. Las con
diciones persisten poco más ó menos iguales t>. E l de
esta tarde á las 17.50: « Desde esta mañana se nota
una ligerisima mejoría en las condiciones del pulso ;
pero la inteligencia está á intervalos más ofuscada
y persiste siempre el estado gravísimo ».
D. AlbeA y D. Francesia se turnan en suge
rirle jacidatorias y rezarle las oraciones de los
agonizantes.
A las 20 se acentúa el agravamiento que pre
sagia próximo el fin.
En el pórtico de abajo cantan los estudiantes,
antes de las Oraciones de la noche, el conocido
himno: tPresso l'aitgusio avello *, que termina con
este estribillo: « Dcm Bosco io vengo a te t> (Ante
la augusta tumba... Don Bosco, voy á tí). El eco
de las últimas notas sube triste y solemue. Don
Rúa abre los ojos bañado el rostro en sua\’e ale
gría y repite con gran sentimiento:
— ¡Sí, D. Bosco! también yo voy á T i... D. Bosco
voy á Tí.
A las 22 poco más ó menos « entra en agonía,
calmísifno, sin grandes sufrimientos y conser
vando siempre el conocimieiüo ». Moas. Morgaiiti
se le acerca y D. Rúa le dice:*
— St ine quieres dar la bendición, la recibiré
agradecido.
E s una escena ternísima.
-!-V éteá dormir, le dice, esforzándose por fijar
en él la mirada.
Vuelve á rezarse la recomendación del alma y
el enfermo se esfuerza por seguirla con ligero
movimiento de los labios y de manos.
A las 23 eleva una vez más el descarnado brazo
sostenido por D. Rinaldi, y da la última bendi
ción á todos sus hijos, presentes y ausentes. La
palabra tartamudea, el rostro se ilumina con la
sonrisa de un padre que se siente en medio de la
familia y que quiere dejarles á todos y á cada uno
un pensamiento, una palabra de gratitud y amor.
Los médicos se retiran, quedando sólo el Dr.
Clérico. Y la ciencia se declara definitivamente
impotente contra el a\-asallador avance de la
muerte.
LA MUERTE
El saludo de A la s s io — T ern ísirq o s r e
cuerdos — L a s ú ltim a s ja c u la to r ia s —
Del letargo a l esta d o co m ato so — T o d o s
los A lu m n os van á b e sarle la m ano —
Se duerm e en el Señor.
6 abril.
Poco después de medianoche D . Rúa se des
pierta de su largo sopor. E l Arcipreste de Alassio
B. Bartolomé Podestá, Canónigo, que acaba
de llegar con el Director Salesiano D. Luchelli,
aprovecha la ocasión para ofrecerle las oraciones
y votos de aquel C o l^ o Cívico, de Mons. Fe
lipe A l ^ o y de toda la ciudad de Alassio. E l moiftundo abre los apagados ojos y sonríe, regraríando dulcemente.
A la 1 H
sacude otra vez, y D. Francesia
le dice al oído:
— Aquí estamos rogándole á Dios que te abra
Paraíso!
El lo escucha con mucha atención.
— ¿Saludarás por nosotros á D. Bosco, ver
dad?
Al nombre de D. Bosco. el rostro del muriente
se ilumina y la sonrisa se hace más dulce y sen
sible.
— Verdaderamente nos juega una mala par
tida, dice D. Francesia á los que le rodean. Y
después nos saludarás á Domingo Savio ¿no es
cierto? y á D. Alasonatti... D. Ruffino... Don
Provera... D. Bonetti... D. Sala... Mons. Lasagna..
D. Belmente... D. Durando... D. Rocca... Don
Lazzero...
A cada nombre, se difunde una palpitación de
vida en el cadavérico rostro del moribundo, que
parece transfigurarse; hasta que no pudiendo ex
presarse mejor y dedr todo el gozo que experi
menta en esos momentos, alza la diestra y á cada
nombre la deja caer cerrada, sobre las mantas,
en señal de afirmación.
Un momento después dícele D. Francesia;
— Domine ad adiuvandum me festina.....
— 172 —
Y él — Sí, sí. festina!... festina!...
— Moriatur anima mea morle sanctorum!
— Justorum, justorutn — rqjíte con mani
fiesta atención.
Cada jaculatoria lo despierta de su concentra
ción y él la rej)ite con grande afecto.
La última que pudo balbucir fué una de las
que aprendió de D. Bosco en su niñez: « Dulce
corazón de María, ¡laz que salve el aími mía!
— ¡Oh! sí! salvarle! alma, añatie, es todo!... es
todo!... salvar el alma!...
Y fueron estas sus últimas palabras. Hasta
el alba, oyó todavía las jaculatorias que se le
sugerían, pues, apenas las oía, se le veía poner el
i'—
tiqMHílM'HfJtli ftf:
L a s v is ita s á lo s re sto s.
oído y retener religiosamente el resiúro; mas no
habló ya.
A las dos se empiezan las Misas en la contigua
cn])illa; pero el moribundo y a no puede recibir
la Santa Comunión.
Al toque del .‘Itv }>¡ari.i. abrió todavía un
bueii rato los ojos; las pupilas estaban muy di
latadas y apagadas; los paseó en largo giro por el
contorno, sonriendo como en señal de grande
afecto y de paterna gratitud para con todos sus
hijos y bienhechores....
Poco después, la res]>iración se hace difícil é
interrumpida, aunque el pulso, antes insensible
del todo, comenzaba á dar i>erceptibles latidos y
el cueri^o recobraba el calor natural. Parecían
señales de vida y eran señales de muerte. Lentantente pasaba del sopor al estado comatoso; el
último « Boletín de los médicos, redactado á las
8, no dejaba lugar á ilusiones.
Entonces tuvo lugar una escena piadosa que
jamás se olvidará.
Los clérigos y niños que no habían podido acer
cársele durante la enfermedad, fueron admitidos
á besarle la mano una vez más. E n larga proce
sión desfilaron uno á uno por el lecho del mori
bundo que estaba ya insensible... ¡Qué dolor! ¡qué
penal Después de los niños, quisieron desfilar
también las Hijas de María Auxiliadora que
estaban en la iglesia pidiendo á Dios hiciera
menos dolorosos los últimos sirfrimientos del
Padre: al frente iba la Madre General. La nueva
de la inminente catástrofe se difundió rapidísimaniente, y todas las personas que se hallaban
en la iglesia, siguieron á las Hermanas. Más de
una hora duró el triste desfile y hacía pocos mi
nutos que había acabado, cuando á las 9,37, sin.
gemidos, casi sin que nadie lo advirtiera, volaba
á los cielos el alma grande del primer Sucesor de
D. Bosco!
El' dr. Battistini que se había inclinado para
cerciorarse, nos dijo más con gestos que con pa
labras que D. Rúa había muerto; voR-ió á incli
narse, y haciendo esfuerzos por reprimir las lá
grimas, imprimió los labios ardientes sobre la
frente helada del cadá^'er!
Todos hincaron las rodillas y, contestando al
sacerdote que daba el primer saludo á los restos
invitando á los Angeles del Señor á salir al en
cuentro del alma que los había dejado, rompieron
á llorar!
Poco después, la gran campana del Santuario
y cu seguida la de la parroquia-de S. Joaquín
anunciaron á la ciudad el tristísimo suceso.
E l anuncio de la m uerte — D o lo r univer
sal
E sp o sició n del c a d á v e r - Extra
ord in aria afluencia de gente de toda
c la se — E l p ésam e del G obierno.
El acontecimiento se anunció en seguida al
Padre Santo, al Cardenal Arzobispo, al Alcalde
y al Prefecto (Gobernador) de la ciudad, á la
Reina Margarita, á Sus Altezas Reales é Impe
riales la Princesa Leticia, la Princesa Clotilde y
al Príncipe Tomás, Duque de Genova; á S. E. el
Presidente del Ministerio, Luzzatti, al Hon. Boselli, al Emmo. Card. Merry del Val y á varios
otros Eminentísimos Cardenales, á otras auto
ridades y notabilidades, á la Procuraduría Ge
neral y á todas las Inspectorías Salesianas; y
el acto respondió el eco de universal dolor.
E l cadáver fué pronto religiosamente com
puesto. Sobre la sotana se le puso el roquete y 1^
estola — roquete que había recibido como regalo
con la expresa volimtad de que se colocara sobre
su féretro; la estola que buscaba y cogía en las
últimas horas — entre las manos cruzadas, se
— 173
le pusieron el Cnicifij o y el rosario; y por la tarde
se le trasladó á la iglesia de S. Francisco de Sales,
donde hace 50 años había celebrado su primera
Misa; allí, colocado sobre humilde catafalco,, cu
bierto con xmsimple crespón funerario, se le expusoála\*ista de miles y miles de ^úsitantes. Entre
tanto en el Palacio de la Ciudad el Ayuntamiento
hacían solemne conmemoración del difunto.
7 abril.
Hoy se ha renovado la
conmovedora peregrinación
desde las primeras horas
de la mañana; y todo el
día ha sido una no inte
rrumpida sucesión de carro
zas señoriales, de elegantes
automó^■ iles en la plaza de
María Auxiliadora, mien
tras continúa sin intermi
sión la onda del pueblo.
En la capilla ¡que de
conmovedoras escenas! To
dos quieren tocar en el ca
dáver rosarios, medallas,
leontinas, libros, imágenes.
pañuelos.....las señoras dan
con el mismo fin sus anillos
y sortijas á los sacerdotes
y clérigos que hacen este
piadoso oficio; muchos ca
balleros sus relojes, y los
estudiantes de la Universi
dad sus libretas. La pere
grinación aumenta extraor
dinariamente por la tarde y
llegó á su colmo á boca de
noche, al salir los obreros
de sus fábricas. Se 'calcula
en no.000 las personas que
han desfilado hoy ante el
cadáver.
A las 16 llegó al Oratorio
el limo. Sr. Com. D. Jaime
\'ittorelli. Prefecto de la
ciudad, que había recibido
El
orden del Hon. Teobaldo
Calissano, Subsecretario de
Gobernación, de dar al Prefecto General de la
Pía Sociedad Salesiana, D. Felipe Rinaldi, el
pésame del Ministerio por la muerte de D. Rúa,
y la expresión de la admiración por los trabajos
que los Salesanos realizan en el exterior en be
neficio de los emigrantes italianos. E l Sr. Pre
fecto manifestó que unía su pésame pemonal
al del Gobierno. Fué recibido y atendido por
el M. R. Don Rinaldi y los Consejeros Munici
pales Fino y Gribaudi.
Los funerales.
¡N uestro D. Rúa! — C olocación del c a d á
v e r — Á la M isa fúnebre — S . A . R.
é I. la P rin cesá L e tic ia — E l pontifical
de M ons. M arenco.
8 abril.
Los primeros trenes derraman sobre la ciudad
un crecido número de forasteros, ü u revisor de
c a d á v e r e n la c a p illa a rd ie n te .
billetes de la línea Milán-Turín, viendo un com
partimiento lleno de sac^dotes, exclama:
— ¡Oh! bien sé por qué los Reverendos Sacer
dotes van á Turin! También ayer los obreros de
Turín, antes de ir á trabajar, y á mediodía y á
la tarde, han ido á ver los restos de « nuestro Don
Rúa» y se echó állorar.... Era un antiguo alumno.
Tatñbién esta mafiana hasta las 8 ha sido un
gentío y un movimiento c»imiovedor; pero á la
postre hubo de cerrarse la iglesia para la colo-
— 174 —
cación del cadáver. Asistían todos los Superiores
y algunas pocas ])ersonas más, entre las cuales el
Dr. Bestente, del Ayuntamiento. l/os despojos
mortales del Sucesor de D. Bosco se colocaron
religiosamente en doble caja, dentro de la pri
mera, á los pies y en un tubo de vidrio sellado
con el sello de la Pía Sociedad, se colocó el si
guiente documento:
« En el nombre de Dios. Amén.
«Eos infrascritos dan fe de cpie en este féretro
yacen los despojos mortales del Sacerdote Don
Miguel Rúa, i® Sucesor del Ven. Juan Bosco.
♦ Nació en Turín el 9 junio 1837 de Juan Rúa
y Juana María Perrero y murió en el Oratorio
de S. I'rancisco de Sales de m ió-.
carditis senil, el 6 abril 1910 á '
las 9.37, ])OCOS minutos des])ucs
de que todos los niños del Ora
torio habían sido admitidos á
besarle la mano por última vez.
el año 7®del Pontificado de Pío X
y 10® del reinado de Víctor Ma
nuel III, gobernando la Arquidiócesis de Turín el Cardenal AgusUn Richelmy.
» De sus virtudes admirables
y heroicas, singularmente de su
ardiente celo por la gloria de
Idos y salvación de las almas, y
del dolor general que en el mundo
civilizado suscitó su muerte, ha
blará la historia.
s>El cadáver, depuesto en un
cajón De María (i) viste el hábito
talar y está revestido de roquete
y estola. En el féretro, junto con
La
este pergamino están colocadas
tres medallas de María Atixiüadora y algunas monedas del reino de Italia.
♦ ¡Descansaen paz, oh j)adre bendecido! junto
á quien te quiso por compañero en sus em
presas, y así como tu nombre vivirá unido al de
D. Bosco, así tu espíritu extilte junto al suyo
eternaíuente. Amén.
Turín. 8 abril 1910.
♦ Nota. ■ Del presente verbal queda otra copia
para el Archivo salesiano. *
F in m s: D. Rinaldi Eilippo - Gio. Marenco
Vescovo di Massa - D. Albera Paolo - D. Cermti
Francesco - D. Bertello Giuseppe - D. Piscetta
I.uigi - D. I.emoyne Gio. Battista - D. Marchisio
Secundo - Dott. Pietro Clerico, médico de cabe
cera. V wjKc/íos Oíros.
( i) E>5 u na nueva p re iw racü u para la ci'nser\*ación de
los Ciulávervs, inventado j>or e l cah. José De M aría, de
T urín. Dicen qu e con-^rva ^>01 mucho tiemjH-* tas fac
ciones de los cadi\*eres. |>or lo cual tam bién nos iti os lo
recomendamos á nuestros amigo.s.
Apenas cerrado, el féretro fué trasportado al
Santuario de María Auxiliadora atravesando el
patio de S. Francisco de Sales, y colocado en
un modestísimo'túmulo bajo la cúpula: seis cirios,
algunas luces, ninguna ñor, ningún adorno, si se
exceptúa la corona de bronce, espléndido en
tretejido de palmas y laureles, enviada por el
Comité Salesiano de Milán.
Al rededor del féretro toman puesto los Miem
bros del Capítulo Superior , el Vice-Procurador
General D. Dante Munerati, los sobrinos y pa
rientes del extinto, el Senador Antonio Manno
con el Comité Promotor de los festejos jubilares,
el Clero secular y regular, numerosos Inspectores
p rin c e s a L a e titia s a 'e d el S a n tu a r io .
y Directores de las Casas salesianas de Italia y
fuera, el Capítulo Superior de las Hijas de María
Auxiliadora y muchos ex-alumnos.
El Santuario enlutado presentaba un aspecto
imponente. Poco antes de las loUega con brillante
séquito S. A. R. I. María I^eticia, Duquesa de
Áosta, á quien reciben D. Rinaldi. D. Albera,
D. Minguzzi, el Barón Manno, el cab. BrazioÜ, la
Marquesa de Crispolti y la Condesa de Capello,
y conducen á su reclinatorio, colocado de la
parte del Evangelio, entre las Damas Protecto
ras de las Obras Salesianas. A l lado opuesto
están los representantes del Cardenal Arzobispo
y las más elevadas autoridades de la dudad, los
Arzobispos y Obispos y varios Conséjales. Jamás
se \*ió tanta gente y tal recogimiento!
I,a Misa fué pontificada por Mons. Juan Marenco. Obispo de Massa-Carrara, con asistencia
de Mons. Morganti, Arzobispo de Rávena y Mons.
Scapardini, Obispo de Ñusco.
— 175 —
La ejecución musical — dice el Momento —
estuvo á cargo de la Escolania del Oratorio bajo
la dirección del M® Dogliani: con admirable buen
gusto se bebía dividido el programa-entre canto
Uano, de la última edición vaticana y canto
figurado. Así fué ejecutado el severo melódico
sradual de Griesbaker, el Dies trae de Palestina
y el Benedictus de Ponten. Las otras partes y las
exequias fueron de canto gregoriano.
La onda numerosa del canto se difundía como
un lamento, excitando el recogimiento y aumen
tando la conmoción: todo de efecto bellísimo,
especialmente la parte gregoriana, ejecutada á
la perfección: era solista el P. Cimatti, profesor
del Seminario de Valsálice, habilísimo intér
prete y lo secundaba la masa coral, con rma per
fección que no se puede desear mejor.
En las naves del crucero, detrás de las repre
sentaciones de los colegios salesianós, había una
selva de banderas enlutadas, de Sociedades Ca
tólicas. Eí puesto de honor lo ocupaban las ban
deras de los artesanos y estudiantes del Oratorio,
á entrambos lados del altar mayor.
Terminada la Misa, iglesia, patios, plaza.....
presentan el aspecto de una fiesta extraordi
naria. Jamás se vió tanta gente, ni siquiera el
día de la Coronación de María Auxiliadora!
Los forasteros llegados para tributar á D. Rúa
los últimos honores, son numerosísimos. Parti
cular mención merecen los representantes de
Mirabello. en donde estuvo dos años de director
del primer Colegio de D. Bosco; de Castelnuovo
d'Asti, de donde era ciudadano honorario; los
enteros Colegios de Castelnuovo y Chieri; los
numerosos alumnos de los Colegios de Lanzo,
S. Benigno, Cuorgné, Novara, Sondrio. Maroggia
(Suiza). Milán. Varazze, Borgo S. Martino; las
del Oratorio festivo y Cooperadores de I/Ugano
(Suiza) y los Antiguos Alumnos de Milán, San
Pier d'Arena, Bolonia, Alassio, etc., etc.. Es im
posible seguir.
La Sepultura — G en tío innum erable —
Imponente cortejo — C inco O b isp o s —
Plebiscito de bendiciones.
<He asistido — escribía el corresponsal de
1Lnioiie de Milán, á los funerales de Amadeo,
Duque de Aosta y Rey de España, á los cuales
tomaron parte en Turín inmensas muchedumbres
porque era popularísimo; he visto los funerales
de Biancheri en nuestra ciudad y he contem
plado otras demostraciones imponentes del
pueblo; pero una demostración tan grandiosa,
tan inmensa, conmovedora, indescriptible, como
la que hoy ha tributado Turín á D. Rúa, cierta
mente no se ha visto jamás y quizá ni siquiera
® ninguna dudad de Italia: era Turín el que
acudía á dar el último saludo al dudadano ilustre
y benemérito, al grande filántropo, al padre, ol
amigo, al apóstol de la juventud
La Stampa, escribe á su vez: « Para tener \;na
idea exacta de lo que fueron los horrores fú
nebres tributados hoy á D. Rúa (8 abril) predsa
retroceder muy atrás en los recuerdos de furrerales imponentes, y traer á la nreiuoria las más
grandes y más espontáneas pruebas de afecto
que el pueblo ha tributado, en raras circuiistaircias, á los pocos personajes ilustres por quienes
el alma de la multitud, varia y múltiple, ha ex
perimentado palpitaciones de reconodmiento.
L a solemne ceremonia de hoy ha sido una so
lemne apoteosis del amor y la bondad ».
V italia Reale « Asombroso espectáculo el de
Turín poniendo de relieve la concordia miiversal
en la participación al luto de la familia salesiana;
la rmánime gratitud al Bienhechor del pueblo, á
la Institución que él representaba, para la cual
la misma tumba que se abre señala auroras de
destinos más gloriosos todama: la profesión de
fe, pública, solemne, conmovedora, grandiosa en
la tristeza del luto, en el palpitar de los corazones
y en el feiror de la oración. Es una página glo
riosa y bella que Turín ha escrito en sus anales, y
la santa poesía de piedad, de caridad, de gran
deza que resuena en ella, tendrá un eco profundo
en su historia ».
II Momento: « La realidad supera toda ima
ginación. Al rededor del féretro se concentran
todas las representaciones oficiales y las más
altas autoridades civiles; pero detrás de los cordo
nes de guardias que ponen dique á la inmensa ola
popular, en la plaza y en los viales, hay una mul
titud cual no se había xisto jamás; y lo que más
conmueve, es la significación que esto tiene; es el
tributo de gratitud, de veneración, de afecto.
Suceder á D. Bosco no era empresa fácil; man
tener durante un cuarto de siglo, viva é intensa
la irresistible simpatía que D. Bosco suscitó, no
podía ser obra sino de una persona humilde y
grande como había sido el padre. La demostra
ción popular á los despojos de D. Rúa fué la más
elocuente, la más conmovedora que se podía
imaginar. Las campanas que doblaban aludiendo
á su sepultura, entonaban á la vez el himno de su
triunfo *.
A las 3 una multitud innumerable llena la
plaza; y en los patios se van agrupando los repre
sentantes de las autoridades eclesiásticas, ci
viles, militares, académicas, judiciales, provin
ciales. municipales; de Arzobispos, Obispos, O jlegiatas. Seminarios, Cofradías, Establecimientos
y Casas de Comercio; en\riados y corresponsales
de diarios, institutos, colegios, asociaciones con
más de lo o banderas: el V'icerector del Reforma
torio de « L a Generala » representando toda la
— 176 —
Dirección, y un buen grupo de jóvenes de dicho
instituto representando, por orden del Ministro
■ de Gobernación, á todos los Reformatorios Gul ernativos de Italia... E l Alcalde ha trasladado
á otro día la reunión del Consejo y enviado al
Consejal Rinaudo á representar al Ayunta
miento.
A pesar de tanto gentío no hay ni puede haber
desórdenes. ICl servicio está de tal modo estable
cido, que el cortejo tiene que formarse con orden
y proceder sin incidentes. Da Guardia ha tra
zado dos líneas ideales, que dejan descubierta
biiena parte de la Calle Cottolengo y de la plaza.
Mirando desde la iglesia no se ve sino un mar de
cabezas, cuyas ondas se agitan en dos alas por
ambos lados de la Calle Cottolengo y una inun
dación (lue llena la ])laza y alameda Regina. En
los edificios laterales en construcción hay carabi
neros. Da multitud aumenta por momentos.
Todas las otras calles cercanas presentan la
misma animación. Dos tranvías apenas pueden
moverse. En el centro de la alameda las carrozas
y los automóviles forman una barrera que negrea
de cabezas. Dos cinematógrafos trabajan sin
cesar para fijar en sus cintas estas escenas su
blimes.
Numerosas personas vocean periódicos y pos
tales ilustrados con el retrato del difunto. Parece
que Turín entero se derrame sobre Valdocco.
¿Cuántos habrá? ¿Cien mil? ¿ Y quién puede
hacer un cálculo preciso? Y después de todo.....
mil personas más, mil personas menos son nada
ante una manifestación de duelo en que toma
parte toda la ciudad sin distinción de partidos.
Muévese á las 16 el cortejo:
Abrenlo las Damas de María Auxiliadora;
siguen; la Compañía de los Dolores de S. Juan
Plvangelista; alumnas y alumnos de las Escuelas
Municipales « Edmundo de Amicis Unión de la
Consolata formada por las obreras del Cotonificio Poma. Instituto Inmaculada Concej>cióu.
Oratorio " Don Rúa ». de Mirabello, Socierlad de
Mutuo Socorro y Patronato de jóvenes obreras.
Hijas de María de Porgo S. Donato y parroquia
de S. Joaquín. Hermanas Franciscanas Misione
ras. Instituto S. Pedro, Círculo esportivo V al
docco. Oratorio festivo de Cartnagnola. Oratorio
festivo de Dugano, los Artesanitos del Corso Palestro. Colegios stilesianos de todo el Piamonte,
numerosas órdenes monásticas de mujeres, casa
correccional Da Generala », Seminaristas. Sa
cerdotes salesianos. Clero turinés. Colegio de
párrocos de la ciudad. Capitulo Metropolitano,
Canónigos de la Sma. Trinidad y Corpus Domini.
El cortejo procede por las calles Cottolengo y
Biela, para desembocar en el Corso Regina.
I,as columnas salen ordenadas de la iglesia y
el hallar It^ar despejado facilita la marcha de la
columna. Da primera parte es interrumpida por
la Banda de los Artigianelli. A l \dbrar las
primeras tristes melodías corre un escalofrío
por toda aqudla multitud inmensa. Vienen los
grupos de niñas huerfanitas, vestidas de blanco,
con una cruz enlutada: es la inocencia que pasa
cubierta con un velo de tristeza que inclina sus
frentes bajo el peso de graves pensamientos.
E l cortejo está interrumpido por las otras
tres bandas cuyas lúgubres armonías son inte
rrumpidas por los gemidos del Miserere.
E l desfile es majestuoso entre la multitud
incontable: parece que no tiene fin, parece que se
pierde en esa larga vía que semeja acabarse ea
el horizonte, cortada por el enorme bloque de los
prealpes que, cubiertos de nieves, brillan como
si fueran de plata.
Cuando el primer Obispo, Mons. Marenco,
asoma á la puerta, y a los canónigos y sacerdotes
enfilan la calle de Biela y la selva de banderas de
diversas Asociaciones es tan espesa, que á duras
penas logra la vista abrirse paso á través para ver
más allá. En pos del Obispo Salesiano van len
tamente Mons. Cástrale, Obispo tit. de Gaza. Vi
cario General de Turín, representando al Emmo.
Card. Richelmy, Mons. Spandre, Antiguo Alvimno del Oratorio y Obispo y Príncipe de Asti,
Mons. Teodoro de los Condes de Valfré y Bonzo,
Arzobispo de Vercelas, Mons. Morganti, Arzo
bispo de Rávena.
Cuando los Obispos están en la plaza, el cor
tejo se detiene: las campanas siguen doblando
lentamente: el silencio es absoluto, solemne.
Detenido, el cortejo se extiende más imponente;
asi también cuando el llanto anuda la garganta
])rorrumpe después en un sollozo largo, agudo,
interminable. Cuando el féretro asoma, parece
que la multitud contiene hasta el respiro. Se
percil>en clara y distintamente los movimiento?
de los cinematógrafos que fijan para la histona
la página dolorosa y luminosa.
E l carro comienza á moverse, y ya el cortejo
ha recorrido la alameda Regina Margherita y
está para cn u ar en. la Calle -Vriosto. X^as dos mi
tades de la corona se cerrarán antes que las re
presentaciones hayan desfilado todas. Vía Cott^
lengo. Via Biella, Corso Regina Margherita,
Ariosto presentan un aspecto majestuosamente
hermoso. Todas las ventanas rebosan de
E s un espectáculo grandioso que jamás
ohndarse. Hemos dicho que en Valdocco h aw
cien mil personas; en la manifestadón por ^
calles este número ha sido sui>erado con mu<^
E s gente, no solo de Turín, de Italia, sino de todo
el mundo.
,
IvOS ocho cordones d d carro de seguncta
los llevan; á la derecha d Barón Manno, Senador
— 177 —
del Reino, en representación del Comité para el
Jabileo de D. Rúa; el Comendador Taglietti,
primer Presidente del Tribunal Supremo; el
abogado }• publicista Scala, en representación
de ios Cooperadores Salesianos; D. Juan Gaggino. en la de los Antiguos Alumnos de D. Bosco;
á la izquierda: el Comendador Baccliialoni, procurador general de la Corte de Apelación; el Cab.
Scaraoni. Consejero delegado de la Goberna
ción. on representación del Sr. Vittorelli; el Co
mendador profesor Rinaudo, antiguo alumno de
Ti. Roa, en representación «leí Ayuntamiento; el
Comandante de la primera Región y de su Di\dsión; Consejeros de la Gobernación, Asesores
del Ayuntamiento, el primer oficial de la Orden
Militar de S. Mauricio y Lázaro; consejeros mu
nicipales, varios Cónsules el alcalde de Castclnuovo, representaciones do varios municipios;
Cooperadores, ex-alumnos, caballeros. ]uofesiü
nistas, empleados y obreros de varios estable
cimientos como p. ej. los numerosos del establiciniiento algodonero Poma, en fin, varios
millares de personas.
Cierran el Cortejo I20 Asociaciones católicas
E n V a ls á lic e : la b e n d ic ió n d el c a d á v e r .
bi. Dame Munerati. P. S .S.,porIa Procuradoría
•’wueral de los Salesianos ante la Santa Sede.
E.«coltaban el carro doce guardias municipales
■ tífidas de gala y los pajes y libreas rojas de las
ducales de la Duquesa de Aosta y el Duque
Genova; seguíanlo el Rev. P. Rinaldi, presi
endo el Capítulo Superior, los PP. Albera, Ce^ti. Bertello. Piscetta, Francesia, Barberís y
^ o jT ie y la Superiora General de las Hijas de
Auxiliadora, Sor Catalina Daghero. Vienen
^ paric’.tes del llorado D. R ú a : Inspector
*Ggnel Rúa y abogado Víctor Rúa: y demás
ítudo?.
Siguen las autoridades y representaciones:
eom. Lequio. mayor general, en represen^dón del S. E. el General Ludonco Barbieri,
con banderas y numerosísimas representaciones,
entre las cuales sobresalen la Unión Obrera con
sus 30 Secciones, la Unión del \^alor Católico, la
Sotíédad gasista italiana, las Sociedades de los
tranvías municipal y Belga.
A las 17.45 \Tielve al Santuario, donde el Ar
zobispo celebrante da la bendjdón al cadáver.
A las 20 el féretro se lleva de nuevo á la ca
pilla interna.
-
178 -
los que se hallan esparcidos por el mundo, yo
depongo, oh padre venerando, sobre tu tumba
el último saludo del amor. Nosotros contraemos
hoy aquí, ante tu sepulcro, el empeño solemne
D e V a ld o cc o á V a ls á lic e — L a s ú ltim as
de mantenemos siempre fieles á las grandes en
exeq u ias — E l últim o saludo.
señanzas que a tí y á nosotros dejó el Ven. Don
9 abril.
Bosco, compendiándolas en el célebre lema: /Ora
A las 14 todos los Hermanos del Oratorio se ción y trabajo! Esta es la flor que los hijos depo
recogen ante el féretro para rezar el Oficio de • sitan sobre la tumba del Padre í>.
<lifuntos; el Director reza todavía una oración,
lo rocía con agua bendita; después sacado en
hombros el caro depósito, se coloca en un ca
rruaje fúnebre á convoy, en donde toman puesto
1). Rinaldi y D. Albera. En otros coches suben
otros Superiores. Los alumnos se abrieron en dos
alas hasta la puerta y vieron pasar el cadáver de
su Padre, no sin estremecimientos y lágrimas.
¡Salían del Oratorio los restos mortales del
(¡uc por tanto tiempo había sido su más preciado
ornamento, su padre y maestro dulcísimo; pero
por singular ventura eran conducidos á descansar
junto á los de D. Bosco en Valsálice!
De ]>ropósito habíase ocultado la hora del
traslado; mas á lo largo del trayecto {Calle Cottoleiigo. Avenida Reina Margarita, Avenida S.
Mauricio, avenida Cairoli y allende Puente Hum
berto) el pasaje del carro es notado y no pocos lo
siguen. Cuando llega á Valsálice liase añadido un
im])onente grupo de ciudadanos de todas clases.
A la entrada del Seminario, lo esperan todos
los Superiores y alumnos, los niños del Oratorio
festivo, el Can. Anfossi, el barón Oreglia de Sto.
vStefano. la Condesa Amalia Capello y otros Coo
peradores y Cooperadoras, y una íniena represen
tación de Hijas de María Auxiliadora con la Superiora General y las Inspectoras de Turín,
Ki/.za-Monferrato. Roma, ^iilán, etc..
Con religioso silencio toman en hombros el
féretro ocho sacerdotes y lo depositan en la pri
mera galería, donde el M. R. Don Rinaldi, asis
L a s ú ltim a s e x e q u ia s en V a ls á lic e .
tido por el Inspector D. Barberis y el Director
D. Varvello le da la Bendición. Se le lleva al pór
Los albañiles ejecutan su obra al instante, r
tico del V piso, por la escalipata de la derecha,
los presentes satisfechos de haber presenci:’-^!''
y de allí á la iglesia de S. Francisco de Sales.
<londe la Schola de la casa-seminario ejecuta con hasta el último instante la triste ceremonsuavísima y acertadísima expresión las últimas desfilan lentamente, después de haber besado ?
exequias en canto gregoriano. Finalmente, por mármol que cubre los despojos mortales de
la escalera principal se le baja á las galerías in Bosco y de dar una mirada postrera á la par-^
feriores y coloca á la entrada de la tumba de Don de diestra, donde él.- en el mismo silencio ‘L
B0.SC0. Kn la pared de la derecha está preparado sepulcro, ha querido hacer por mitad con su
el lóculo para la tumulación. Entre las lágrimas comparable Sucesor.
A l día siguiente (10 de abriT) debía verifica^
de todos, se l>endicen lóculo y féretro y rociado
por última vez con el hisopo por D. Rinaldi. se la arriba mencionada peregrinación á la tufflt'
introduce el féretro en el lóculo. El instante es so de D. Bosco; y se verificó en efecto: y fue
afluir continuo de Turineses á la capilla amau^
lemne. El Sr. Director del Oratorio, con la voz
entrecortada por el llanto, murmura el último ahora doblemente cara, porque junto
mortales despojos de D. Bosco. guarda
saludo.
« En nombre de tus hijos del .Oratorio, aun de los de Don Rúa!
La tumulación.
— 179 —
LOS PÉSAMES
Apenas se divulgó la noticia por Turín, fué un
continuo desfile de ciudadanos por el Oratorio.
Dos registros colocados en la portería se cubrieron
de millares de firmas, y de todas partes de Italia
y aun del extranjero llegaban telegramas de pésa
me. Los primeros fueron del Papa, del Card. Rainpolla del Tindaro,Protector de los Salesianos, de
los Cardenales Gennari, Maffi y Ferrari, los Arzo
bispos de Génova, Bolonia y Mesilla, los Obispos de
I%Tea, Novara, Biela, Albenga, Cúneo, el Pre
fecto ó Gobernador Civil de Turín, Comendador
Santiago Vittorelli, innumerables directores dio
cesanos de Cooperadores etc., etc...
Transcribimos solamente agimos:
El Sumo Pontífice.
« El Padre Santo Pió X, profundamente ape
nado por la triste noticia de la muerte del vene
rando D. Rúa, Superior General de los Salesianos,
ha sufragado su alma escogida. Se asoda al grave
luto de la familia Salesiana que perdiendo tan digno
Superior adquiere nuevo protector en el cielo y
en estos tristisiraos momentos conforta S. S.
con espedal bendidón ajxistólica. Añado mis vi
vísimos personales pésames.
Card. Merry del Val. *
La Reina Madre.
Casa Real de Turín, 6 abril.
* He partidpado á S. M. la Reina Madre, la
triste notida de la muerte de D. Miguel Rúa que
R. me ammdaba á nombre de los Superiore.s
Salesianos. La Augusta Señora que tanto vene
raba al llorado Sacerdote, escuchó con el más vivo
^ o r la grande pérdida, que viene á privar á esa
fongregadón de una mente que la piedad hada
escogidísima, de un corazón que la fe hada infa
tigable en el ejerddo de las más iliuninadas y pia
dosos obras de humanidad y caridad.
Por encargo, pues, de S. M. expreso á V. R. para
que lo comunique á los Superiores, el más sincero
pésame Real y me imo á él con veneradón.
La Dama de Honor de S. M.
Marquesa de Villamarina.*
La Princesa Clotilde.
S. A. R, la Princesa Clotilde envió al Oratorio
Silesiano á su Capellán mayor, R. Canónigo Brusa
para dar en nombre de Su Alteza Real é Imperial el
^ is sincero pésame al Capítulo Superior de la
La Princesa Leticia.
S. A. R. é I. la Princesa Lérida, de Saboya
“OMparte, Duquesa de Aosta, Presidenta Hono
raria de las Damas Bienhechoras de las Obras de
Bosco. ha enviado en el acto al Oratorio, á su
gentil hombre de hemor. el cab. César Bcmvidno
p3ra dar el pésame y ammdar que S. A. R. é I.
'^^stirá á los funerales de D. Rúa.
II
S. A. R. el Duque de Genova.
Turín, 6 abril.
« S. A. R. el Duque de Génova. que ha .seguido
con vivísimo interés el proceso de la enfermeilad
del llorado D. Rúa y ha redbido con dolor pro
fundísimo la notida de su muerte, me encarga
comunicar á V. R. y á toda la benemérita Pía
dedad Salesiana, la expresión de su más intenso
pésame por la desaparidóu del ^’enerando Maestro
de V. V. R. R., el digno Sucesor y continuador de
la Obra Santa de D. Bosco, que tan benemérita
ha sabido hacerse en todas partes del mmido.
Rogándole acepte también mi pésame parti
cular, me honro profesarme
El Primer Ayudante de Campo
y Capitán de Acorazado,
R. Mengoni-Ferretíi. '
El Card. Richelmy.
Chiavari 6. — Redbo aquí tristísima notida.
Fiat...! Jesús corone sn Sierv'ofiel; consuele hijos
llorosos. Impedido distanda úuome en espíritu
al justo tributo de estima y afecto.
Agustín Card. Richelmy.
El Card. Rampoila.
Re\*mo. Señor:
Ayer he sabido, del rev. P. Munerati. con d dsimo dolor la muerte del ^'enerando D. Miguel
Rúa y luego endé al Superior de los ¡Salesianos
de Turín mis más sentidos pésames. Ayer por la
noche redbí también su telegrama en ol que
R.
me commiicaba la mLsma doloro.sa notida.
Aunijue yo tenga firme confianza de ijue D. Rúa
jwr sus hermosas obras y por su fecundo apostolado,
siguiendo las huellas benéficas de 1). Bo.sco, jirouto
redbirá el mereddo galardón cu el eterno go/.o,
sinembargo no he dejado de sufragar su alma ben
dita y lo seguiré hadendo. La muerte de D. Rúa
es, á no dudarlo, una inmensa pérdida para los
Salesianos, que veneraban en él un padre ama
dísimo, el fiel compañero de D. Bosco y su tligno
sucesor. Pero nos condene doblar la cabeza ante
los imperscrutables designios de Dios que cier
tamente querrá proteger en modo especial los
Hijos de D. Bosco en esta hora de dolor iluminán
dolos también en la elecdón del Sucesor á fin de
que el nuevo Superior General pueda continuar
la Obra benemérita y santa del Ven. Fundaílor
y del llorado D, Rúa, imitando sus luminosos
ejemplos. Para este fin no dejaré de unir á las ple
garias de Uds. las mías personales.
Confirmándole toda mi estímadón y particular
beuevolenda complázcome al repetirme de Ud.
Afmo. en el Señor
M. Card. Rampoila.
Roma, 7 abril 1910.
Ei Arzobispo de Sevilla.
Sevilla, abril 9 de 1910,
Revdo. Superior de los Salesianos, Turín.
Mi muy estímado Padre: con profunda pena he
leído la triste nueva del falledraiento de D. Rúa.
La muerte de tau celoso varón constituye una
pérdida grande para la Familia Salesiana; pero
— i8o —
Dios que lia querido probar de nuevo á Uds. en.
el crisol de la tribulación, sin duda para aquilatar
más sus virtudes y merecimientos, no tardará en
.señalar de entre Uds. otro varón emprendedor,
activo y lleno de celo, que sea digno continuador
y émulo de Doni Rúa, como este lo fué, á su vez,
del insigne Doni Rosco.
líl difunto, cuya fama de virtud y santidad era
bien conocida de todos, velará seguramente desde
el cielo por la Sociedad Salesiana á cuyo florecimieulo y prosperidad con.sagró, por espacio de
muchos años, sus talentos, sus energías, y su
prodigiü.sa actividad.
vSean, R. P,, estas líneas expresión del sentido
pésame que. e.xteJisivo, por mediación de Ud., á
toda la Familia Salesiana, le envía juntamente con
su pastoral bendición.
E l Arzobispo de Sevilla.
El Obispo de Menorca.
Me asocio al duelo universal por muerte D. Rúa.
Obispo Menorca.
Unos Cooperadores.
Me asocio dolor Uds. pérdida Dom Rúa.
Madrid. Isidra Pons Pascual.
Profundamente afectados reciba Capitulo Supe
rior y Socieilud Salesiana nuestro sentido pésame.
Rjircelona, Marti y Cddolar.'
Reciba Ud. y Sociedad Salesiana expresión mi
profuuila pena por fallecimiento nuestro querido
P. Rúa.
Vigo, Manuel Pitá.
El Gobernador de Roma.
A la Pia Sociedad Salesiana. — Turín.
Profundamente apenado por la muerte del
Rvmo. y benemérito P. Rúa, envió mi más sen
tido pésame.
A n n a r a io n e.
La Diputación Provincial.
Turín, 7 abril 1910.
Recibo en este momento la triste noticia de la
muerte del Revnio. D. Miguel Rúa, que baja al
sepulcro sinceramente llorado y bendecido, no
solamente en el Oratorio, sino en todo rincón de
la tierra donde se estime la virtud cristiana y la fé
en los altos destinos de la humanidad.
Me inclino reverente ante la memoria venerada
del hombre intachable y presento mi más sincero
pésame.
Giordano.
El Consejo Municipal de Turín.
En la sesión de hoy, después de las espléndidas
palabras de los Conséjales, prof. comendador
Constancio Rinaudo y marqués prof. Alejandro
Corsi en la muerte del Venerando P. Rúa, el Ayimtamiento encárgame de dar á los Superiores de las
Obras Salesianas los más expresivos pésames por
la gravísima irreparable pérdida.
En nombre pues de la representación mimicipal segura intérprete de la ciudad entera, que
de un modo especial ha visto desarrollarse y ha
admirado la obra grandiosa y altamente humani
taria de su benéfico ciudadano, cumplo con el deber
de manifestar á la familia salesiana los sentimien
tos de su profimdo dolor y del más sincero pésame.
Con respeto profimdo,
El Alcalde: Teófilo Rossi.
Turín, 6 abril 1910.
Al Rev. Sr. D. Segimdo Marchisio, Director del
Oratorio Salesiano, Turín.
La Corona de la Prensa
entintares de periódicos Intentos á la vísáj.
Vttede decirse qtte tto /m qitediulo alguno de
ellos, europeo ó americano, sin rendir u« tributo de
admiración y respeto d la mcmorúi de D. R im, sin
depositar una flor sobre sm tumba. Bien quisiéra
mos citarlos tí todos, especialmente d los mds e.xtremos de ¡as Kquierdiis, aquellos mismos que olrtis
x'eces cubrieron de faitgo el nombre salesüino,
porque en este atso su wz es mds auioriztida y su
alabattzti mds impiircüii. Mas esio tto puede ser, y
nos limitaremos á mims pocos, que reflejan el sentir
de toda la prettsit: aqui están represetit<idos los
ctüóiicos, los liberales, los socialistas y Itasta los
indiferentes, los despreocupados. *
SEN TIM IEN TO U N IV E R S A L .
La muerte de D. Rúa es un duelo del mundodvilizado. Esta es la palabra que ante su féretro, re
gado por las lágrimas de millones de pobredh»,
prommeian los periódicos de todo los partidos,
repiten todas las personas, en todas las manifesta
ciones que llegan de todas partes á la casa-madre de
la Pia Sociedad Salesiana. Ni es menester que nos
detengamos á demostrar, siguiendo las necrologias que ocupan páginas enteras, la grandeza del
hombre que ya no existe. El pueblo, para el cual
escribimos, conoce, hace ya tiempo, al hiunild*
apóstol de la caridad, de toda obra benéfica, y no
hay quizá nación alguna que no haya experimen
tado las fuerzas de su corazón.
— i8 i —
Recordemos si. q u e ta m b ié n e s ta txim ba, a n te
la cual n e n e á derram arse e l dolor u n iversal, es la
tumba de tm sacerdo te, y q u e ta m b ié n e s ta v e z los
honores de una g r a t itu d u n ive rsa l é im perecedera,
van tributados á tm h o m b re q u e v i v i ó e n su p le
nitud perfecta, la fe c a tó lic a . ¡H erm osa y o p o rtu n a
ra\"indicación d e a q u e l t r a je n egro c o n tr a el c u a l se
desencadenan ta n ta s furias! esp lén d id o triu n fo de
aquella fe, á la c u a l ta n to s h erald os d e opin ion es
ricas en p alab ras c u a n to p ob res en obras, qu isieran
negar toda v ita lid a d , toda, v ir tu d so cia l y liu u ian itaria!
[La Vita del Popolo,
Com o, 7 ab ril).
Don R ú a lle v a b a 50 añ o s d e v i d a sacerd o ta l. S u
juventud, su v ir ilid a d y s u e d a d m a d u ra fu eron
una profesión firm e y sin ce ra d e fe, c o n u n esp íritu
de rectitud a lto y sereno.
Todos los diarios h a n p u b lic a d o edicion es e x tr a
ordinarias co n ac en to s d e dolor p ro fim d o p o r el
extinto; señ al d e q u e a n te la v ir t u d n o b le y firm e
mente alim e n tad a y p ra c tic a d a , to d a s la s opin ion es
se confunden e n u n resp etu o so y p ro fim d o h o m e
naje de estim a y reveren cia.
[Il dómale d’Italia,
EL
R o m a , 7 a b ril).
HOM BRE.
.... L o s q u e conocieron á es te v a r ó n ju s to y e x
cepcional. 5'a p erso n a lm en te ó p o r su s obras; los
que han p en sa d o a lg im a v e z en lo q u e sign ifica
para el bien estar so cia l l a b en e m é rita in stitu c ió n
Salesiana. y e stu d ia d o s u p e rfe c ta o rgan izació n ,
lamentarán, estam o s seguros, es te tristísim o ac o n
tecimiento, p orq u e el es im a p é rd id a h a rto do lorosa, n o sólo p a r a los religiosos q u e lo m irab an
como su superior, n o sólo p a r a I ta lia , q u e lo t u v o
por hijo, sino ta m b ié n p a r a los p aíses d e l m u n do,
porque en to d a s p a r te s e s tá n d isem in ad a s la s es
cuelas é in stitu to s S a lesia n o s q u e d a n alb erg u e á
miles de h ijo s del p u e b lo q u e se p rep aran á ser
ciudadanos in stru id o s y ú tile s á s u país.
\>El Mercurio* S a n tia g o d e C hile. 7 d e abril).
Fué un a lm a g ran d e, en cerrad a e n im cu erpo
tenue; un e.spíritu d e a s c e ta au stero y enérgico, un
grande corazón p atern o , d e p a lp ita c ió n p o te n te ,
mmensa. F u é u n g ra n d e a p ó sto l, u n g ra n d e e d u
cador, un ita lia n o gran de.
Cortés, ca r ita tiv o , cu lto , in te lig e n te y m o desto,
pasj la ^id a d e rram a n d o e l b ien . P'ué u n sacerd o te
*n d llo , pobre, e v a i^ é lic o , q u e h a d e ja d o d e s u
obra, de s u m in isterio, d e s u a p o sto la d o , h u ellas
^^stas y p ro fu n d as e n to d a tierra. L o s g ran d es
®cerdotes, los g ra n d es m in istro s d e Jesús, d eben
^^tímplir su m isió n a c á e n tierra, co m o la cu m p lió
L. Rúa: o bran d o sa n ta , h u m ild e, ard ie n tem e n te y
poner por d m a d e su s o b ra s á la C aridad.
Y porque fu é g r a n d e e n s u ca rid a d , T iu in , la
^ tria, el m u n d o c iv iliz a d o , se in c lin a n reveren tes
sn féretro, y la s gen eracio n es q u e él v ió , b en occirán p ara siem pre s u m em oria.
[La Lega Libérale,
A lessan d ria. 9 abril).
En el mimdo eclesiástico y entre los Católicos
d e to d o e l m u n d o , se v e n ía n sigu ien d o co n g r a n
in q u ie tu d la s fases d e la en ferm ed ad d e D . R ú a , d
p rim er sucesor d e la g r a n d io sa in stitu c ió n h u m a
n ita r ia fu n d a d a p o r D . B o sco ... V e r d a d e r o in té r
p r e te d e D . B o sco , a u n desp u és d e la in u e r lc del
M aestro, n o se lim itó á fu n d ar c;isas en Ivuropa y
A m é r ic a p a r a la ed u cació n d e la ju v e n tu d m ás n e
cesitad a , sino q u e se o cu p ó e n fa vo re cer etícaziu eu te
á los E m ig r a d o s ita lia n o s y lle v ó á c a b o u n a eficaz
p en etra ció n ca tó lica , en tre la s trib u s b árb aras d e la
P a ta g o n ia , d e la T ie r ra del F u e g o , del E c u a d o r y
d e l B r a s il.....
D e m ir a d a d u lce y p en etra n te, D . M igu el R ú a
s a b ía ca p ta r se á p rim era v is t a las s im p a tía s d e ijuien
se le a c e rc a b a p or la \*iveza d e s u in te lig e n cia y la
co rtesía d e su s m odales. D e ja in m en so dolor en sus
ad m irad o res y e n su s im iu m erab les p ro tegid o s.
[La Tribuna, R o m a , 7 abril).
E r a el G en eralísim o d e los s im p á tico s H ijo s d e
D . B o sco , d e m e d ia n a estatu ra ; a lg o m oreno, d e l
g a d o q u e p a r e cía u n esqueleto; d e m ir a d a dulce,
m o d esta, afab le, a m o rtigu a d a , (parecía q u e a q u e
llo s o jo s n o eran p a r a fija rse e n la s cosas d e e s ta
tierra), a lg o v e la d o s p ero ... t a n am orosos y e x p r e
sivos, q u e s e m e ja b a n ¿ á q u é co m p a ra r? á... á la
am o rosa d e C r isto á l a que. n u e s tr a m en te co n cib e
l a ex p resió n ben éfica, é in d escrip tib le co n q u e reci
b iría a l p o b r e d to , al in fo r tu n a d o cu a n d o se le acer
c a b a en d e m a n d a d e a lg u n a cosa.
D . R ú a h a m uerto: y ese a tle t a p e n ite n te q u e
p a s a b a n och es in te rm in ab les (para los q u e d v eces
no p o d e m o s co n cilia r el s u e ñ o ) ; y p a r a él n o sen
tid a s p ues q u e se le d e sliza b a n co m o u n crep ú s
c u lo p rim a ve ra l, ta n to , q u e la ca m a se la h a lla b a
in ta c ta (ni se te n d ía siq u iera en ella...) ¿ Q u é tien e
d e e x tr a ñ o si su a lm a en a m o ra d a d e D io s .se arro
b a b a e n am orosos d e liq u io s ....? S u v id a fu é u n a
a g o n ía du lce, p ro lo n g a d a y m a r tiriz a d a de.sapia<lad a m e n te p o r la co n tin u a y n ecesaria co m u n ica ció n
co n los m o rtales ¡que h arm on ioso contra.ste co n el
V en . F u n d a d o r ! D io s N u e s tro S e ñ o r perfeccionó
co n su g r a c ia u n a c u a lid a d n a tu ra l e n D . Bosco, la
fa c ilid a d del t r a to h um an o; y á D . R ú a . le p ren só
e s a m ism a g r a c ia en co n trap o sició n á su n a tu ra l y
ello rio o b s ta n te l l ^ ó e n eso ta m b ié n á la a ltu r a d e
s u A n te ce so r ... ¡B ie n d e d a D o n B o s c o :/ D . Rúa no
hace milagros porque no quiere!...
[El Grano de arena. M ah ón ,
i 6 ab ril 1910).
D o n B o s co form ó á su la d o á u n h o m b re c a p a z
d e lle v a r sobre sus e s p a ld a s e l p e so d e l a o b ra rea
lizad a; u n ho m bre q u e reu n ía la s u a v id a d y la
energía, la s a n tid a d y la cien cia; u n h o m b re en
q u e l a m a te r ia e ra n a d a y e n q u e e l e.spíritu era
altísim o , u n t it á n in can sa b le p a r a el t r a b a jo y un
h éro e p a r a e l sufrim iento.
[La Unión, S a n tia g o d e Chile, 7 A bril).
M u rió d e 73 añ os. A lto , d e lga d o , y m ás q u e d e l
g a d o , d e carn es e n ju ta s , d iá fan o , d e fren te e s p a
ciosa. enferm o, d e o jo s siem p re erícam a d o s á
c a u s a d e la s largas v ig ilia s; o s te n ta b a u n a figu ra
a scética , que. á la p a r q u e u n a a c tiv id a d e x tr a o r
d in aria. r e v e la b a s u a v id a d y d u lzu ra in efables.
S u p a la b r a ten u e y m o d esta, reco rd a b a la del
—
I82 —
F u n d a d o r q u e e u su s im p lic id a d so n d e ab a y h a cia
v ib ra r la s fibras m ás d e lic a d a s del alm a.
{ L o s P r i n c i p i o s , B o g o tá , 9 abril 1910.)
L A OBRA.
A D . M ig u e l R ú a , co m o o tr o d ia á D . Hosco, el
m u n d o en tero,o ficial y p riv a d o , le h a ren d id o esp o n
tá n e o tr ib u to d e a d m ira ción y d e lágrim as. A y e r los
restos m o rtales d e l gran d e c u a n to h u m ild isim o s a
cerdo te, fueron o b je to d e u n a solem ne y en e x tr e m o
co n m o v ed o ra ap o teosis p or p a r te d e l p u eb lo , d e ese
p u e b lo ([ue p or p rim ero v ió nacer, e n tre d ificu ltad es
in m e n s a s , iitsuperables p a r a q u ien n o tu v ie r a
te m p le d e ap óstol, la o b ra d e D . Hosco, q u e la v ió
afirm arse y a g ig a n ta rse en I t a lia y el Ivxtrairjero,
desarrollan do u n p ro g ra m a d e v a s t a reden ción
social, q u e v a del ch iq u illo a b a n d o n ad o e n la calle,
a l sa lv a je , q u e v a g a en los desiertos, d e és te a l e m i
grado, a l la za r e to d e leprosos, e n don de m á s d e \m
Salcsin n o, m ártir del deber, h a p erd id o la v id a .
I/)s Salesiau os, a u n en m ed io d e l dolor d e la irre
p arab le p érd id a, d e b e n e s ta r alegres p or el m o v i
m ien to m u n d ia l d e m an ifestacio n es, p or es te im iv crs a l y férv id o a fe c to d e s im p a tía q u e los en
v u e lv e , d e este elo g io qu e les lle g a d e to d a clase
social, sin (lue se o ig a n i lu ia n o ta d e sa fin a d a en
m ed io del u n ive rsal concierto.
I,u l ’ ia S o c ie d a d S a lesia n a n o es u n a r u in a q u e
so b r e v iv e á si m ism a. E l la v i v e in te n sa m e n te la
v id a d e s u tiem p o . H o y se afirm an la s m asa s h u
m an as. asi en el b ien co m o e n el m al. E s in ú til n egar
el fenóm eno; y n o sólo in ú til, sino p eligro so el querer
com prim irlo, m á s b ien q u e en can alarlo e n las g r a n
d e s y ia s d e la ju s tic ia . Y bien, h e aqxii q u e surge
p o r in tu ic ió n d e u n san to , la C o n grega ción S a le
siana, y dirígese p recisa m en te á la ed u cació n d e las
m asas, a c tu a n d o im a acción s a n a n ic n te d e m o c r á ti
ca , do n de los estu d io s clásicos, la lís c u e la P rofesio n al
y el artesan o se ap rietan am isto sa m en te la m ano,
Y p or esto, los q u e h a n te n id o la fortu n a, co m o
qu ie n esto escribe, d e form arse en s u escuela, le
gu ard a n , au m iu e m ilite n d e sp u és en c a m p o n o c a
tólico. vuia tiern a g r a titu d , u n a afecció n filial q u e
n a d a p u c ile borrar; p or e s to ta m b ié n el G o b ie rn o y
la s nuis a lta s au to rid a d es d e l E s ta d o , y los.hom bres
d e los d iv erso s p artid o s, p a r tic ip a n h o y o ficial
m en te á s\i dolor ]>or la p é ttlid a d e l v en era n d o J efe.
A D . R ú a , pues, co n tin u a d o r d e D . Hosco, se
rindo y se tleb e reiulir el h o m en a je q u e se trib ttta á
la s héroes d e la c a rid a d y á la s verd ad e ro s b ien h e
chores del ptieblo. sin creer q u e p o r esto se h u m ille
la p ro p ia b an d era . A n te s bien, to d a s la s b an deras
d e to d a s los p artid o s, se delx'riait ele v a r p a r a sah u lar los resto s m o rtales d e l q u e tr a b a jó y eje rcitó
el b ien sin segtm d os fines. IX R ú a , co m o se v e. sigiü ó
u n a b an d era q u e p u e ile a b r a z a r y s in te tiza r to d a s
la s dcuu’xs.
(L a P m tftvraM -a. M ilán . 7 abril).
..... P ren sa E u r o p e a d e to d o s lo s m a tic e s ha
co n ce d id o á es te su ceso e x c ejK io n a l im j>ortancia.
sien do ad m ira b le p o r lo rara la u n an im id atl c o n q u e
tix la cluvsc d e peritSdiavs y d e i>ersonajes. lo niLsmo
d e n u estro c a m p o q u e d e los d e en fren te, hacen
ju s tic ia á lo s r e lev a n tes m érito s d e ese hombre ver
d a d era m e n te ex trao rd in ario. E n su v id a se han riv is t o h e n n a n a d a s e n b ellísim o consorcio ima acti
v id a d p asm osa p a r a la a cció n co n e l ascetism o más
e le v a d o d e lo s g ran d es san to s. S u s virtu d es están
p id ien d o á v o z en g r ito u n a vo lu m in o sa biografía
q u e lo p resen te á la ad m ira ció n d e los pueblos es
p lé n d id a m en te ilu m in a d o co n los fulgores de sa
p ro p ia sa n tid a d . S u s ob ra s sólo n ecesitan contare
p a r a p ro d u cir e n e l án im o la im presión d e lo mara
villoso. l í n su m ism a m u erte se h a v is to manifiesta
la c la r iv id e n cia p r o fé tic a co n q u e D io s suele honrar
en elidió tra n ce á su s gran d es siervos. General del
In s t it u to d e los P a d res S alesian os d u ran te veintidós
años, d esde la m u erte del v en era b le fundador Doa
Hosco, el P a d re R ú a h a v e n id o realizan d o con tino
sorpren den te m ía lab o r gig a n te s ca , m erced á la
c u a l figu ra h o y su In s t it u to co n honor entre las
m ás b en em é ritas C o n g r e g a d o n e s co n q u e se honra
la Iglesia, y q u e m ás in te n s a a c tiv id a d desarrollan
co n la a c d ó n ca tó lico -so cial.
{ E l I r i s d e P a z . M ad rid , 23 d e A b r il 1910.)
E l laco n ism o telegráfico , s i b ie n h a d a d o cuenta
d e la m u e r te d e l Su p erio r G en era l d e los Salesianos,
n o h a p o d id o d a r id e a d e lo g ra n d e d e la pérdida de
la Ig le s ia C a tó lic a co n l a d e s a p a r id ó n d e este ilustre
religioso..... S a lv o d o s años q u e e s tu v o de Director
e n la c a s a salesian a d e M irabello, n m ica se separó
d e l V e n . D . H osco, del c u a l p u e d e d e d r s e que fué
su b ra zo derecho, c o n o d e n d o perfectam en te el
esp íritu y la s gran d io sa s id ea s d e l hom bre de Dios,
y sien d o e x a c to r e tr a to d e él, e n s u laboriosa piedad
e n s u ca rid a d in a g o ta b le , y , sobre to d o , en su pró
v id a y s a b ia direcció n d e la n m iierosa fam ilia sale
siana.
E n s u tr a to sobresalía la m ás e x q u is ita dulzura,
m iid a á la in v e n d b le firm eza y á la profunda Imm ild ad , sien do u n esp íritu rectísim o y eiuineutem e u te p rá ctico .
.
A d e m á s su p rin c ip a l d r t u d fué su acÜMdad
in can sable, ca u sa n d o ad m ira ció n la s numerosas
em p resas á q u e h a b itu a lm e n te se h a lla b a consa
grado ...
{E l
Universo.
M ad rid , D o m in g o 10 d e Abnl).
L o s p ro ho m bres d e to d o s lo s p a r tid o s han ma
n ife s ta d o su ad m ira ció n p or e l h u m ild e siervo 00
D io s. T o d o s los p erió d ico s h a n reco n o cido en I W
R ú a e l ho m bre ex trao rd in ario: algim o s a l filán
tropo, o tr o s a l gr a n sociólogo, o tr o s a l santo; pero
to d o s e s tá n a co rd es e n a la b a r s u o b r a ta n eminente
m en te p ro ve ch o sa p a r a la sociedad.
{La Defensa, M á la g a , 10 abril).
D e sd e tres m eses d u r a b a u n a h u e lg a en
co n o d d isiin o esta b le cim ie m ito algo do n ero de »
ciudad; los p ro prietarios n o q u e ría n d e ningu^
m an era v e n ir á p a c ta r co n la s m aestran zas «
nuis d e m il o breros n i á discu sió n a lgm ia con ^
represen tan tes. H a b ía n h e d ió tiu n u ltu o ?:!' ^
m o str a d o n e s a n te e l e s ta b le d n iie n to . mx-h v y d a
y ca si s itia d o las ca sa s d e un os asi denou'.m.i
do s K m r u i n . M á s d e im a fa m ih a p a d e d a =I ham
bre. G o bern ador, alcald e, p refecto d e policía j
demás autoridades in ú tilm e n te
posible para ap acigu arlo s.
i 83
h a b ía n h e ch o lo
Don R úa in v itó u n d ia á to d o s los p ro p ie ta
rios del establecim ien to y á lo s rep resen tan tes
de los obreros á h a cerle xma v is ita , y lo q u e no
habían logrado la s au to rid a d es d e l a c iu d a d co n
promesas y am enazas, lo a b t u v o c o n s u sim ple
palabra el hum ilde sacerdote.
El conflicto se solu cionó y la p a z y el tra b a jo
volvieron en to d a im a leg ió n d e o b reros.....
Modesto, recogido e n s u h u m ild a d , íu é p a r a él
suficiente é in tim o co n su elo sen tirse t a n b u en ciu
dadano como b u en sacerdote, y , si g o zó , sólo fue
por el bien que s a b ia h a b er c a u sa d o á s u religión
y á su patria.
(II
Corriere delta Sera d e
M ilán, 7 abril).
El Señor colm ó d e fru to s d e b en d ic ió n e l celo
inexhaiisto d e este a d m ira b le sacerd o te. M á s qu e
sus virtudes heroicas, m á s q u e s u e x tra o rd in a rio t a
lento organizador, m á s q u e s u cien cia p ro fu n d a y
que su v o lu n ta d in fa tig a b le , siem pre p ro p icio ¿
bien, proclam an el m ér ito in sig n e d e D . R ú a los
progresos, in exp licab les sin esp ecial pred ilección
de Dios, de la o b ra so cia l y religio sa d e los ben em éri
tos Salesianos. Operibus credite... B a j o la direcció n
de D. R úa h a lleg ad o la O b r a S a lesia n a q u e in ició
D. Hosco á m i g r a d o d e esplen do r q u e es m ara villa.
[La Lectura Dominical.
M ad rid, N . 852).
El fallecim iento d e l revuno. Sr. D o n R ú a , S u
perior General d e la P ia S o c ie d a d Sa lesia n a, rern-enta una p é rd id a irrep arab le p a r a el n iim do
cristiano, que t u v o e n él \m o d e sus m ás a b n e g a 'i's , sabios y v irtu o so s apióstcfles.... D o n R ú a fué
e. sucfsor de D . B o sco, e s p ír itu d e carid ad , c u y o
conibre es a la b a d o y b e n d ito e n to d o e l m iu id o
P"r los doloridos, los hu érfan os y los d e sa m p a nlas. L a o bra d e b ien y d e co n su elo q u é em p ren ' éste íué secu n d ad a p or a q u e l co n ig u a l celo y
oicion apostólica.... D o n R ú a tien e la solem ne
y dulce expresión del san to , y lo e ra p or su id e a
lidad y por su am or a l sacrificio. C o n fe in q u eb ran u 'le en su obra, an im a d o d e u n p uro am o r á ella,
dirigió durante 22 años la g r a n fa m ilia salesian a,
da am paro, p a r a religión y consu elo á m u chos
endones da n iñ o s sñ i licuar, y lle v a e l n om b re
7 ti culto de D io s á los p u e b lo s s a lv a je s . S u v id a
ni: larga, fecim d a y s en c illa ......
(¿ l Diario,
S a n tia g o d e Chile,
7 ab ril d e 1910.)
EL S U C E S O R DE D. B O SC O .
A la edad d e 73 a ñ o s h a m u erto e n T u r in D . M iRúa. G en eral d e lo s Salesian os. u n a d e la s m ás
figuras q u e h a b ía e n el m im d o ca tó lico .
, Anxüiar y co n tin u a d o r d e D . B o sco. im p rim ió á
-i <5bra piadosa y p a tr ió tic a d e los S a lesia n o s im
m aravilloso. L a c u a l o b r a se p ro po n e fines
in stru cción , ed u cació n , Ixm eficeacia
tn .Os pueblos civ ilizad o s; m ision es y co lo n ización
c u c Ir.s p ueblos sa lv a je s , a siste n c ia y escu ela p a r a
fenugra los ita lia n o s e n e x tr a n je r o suelo. A m i“Sres se cu. iita n los n iñ o s á o n ie a e s D . R ú a d ió \m
-
oficio para ganarse la vida; á centenares los Secre
tariados para ayudar á los Emigrados, y es soiq>rcndeate lo que ha hecho para educar á los salvajes.
La conquista de la Patagonia, y la asistencia de
los leprosos y la enseñanza del trabajo y de In agricultmra á las tribus salvajes de los Bororos, son obra
de los Salesianos. Delante de los restos venerandos
de D. Rúa, moderno S. Francisco, de.sfilarou roo.ooo
personas, incluidas las autoridades y sin distinción
de partidos.
{La Domenica del Corriere, 17 -2 4 abril).
D. Rúa supo seguir dignameate las huellas de su
maestro. Durante 22 años dirigió la grandiosa insti
tución que D. Bosco quiso llamar Pia Sociedad Sale
siana y le dió un maravilloso impulso, continuo é
inesperado.
Por esto el dolor es imiversal á su muerte. No es
solamente el asceta quien desaparece, es el jefe ,de
una importantísima asociación que honra á Italia,
y que siguiendo sin apartarse un ápice, la senda que
le trazó su Fundador, se dedica exclusivamente
á la educación de los niños y á las más grandes obras
de caridad sin fin alguno político.
Podrán pasar los hombres, pero las Instituciones
que, como la Salesiana, tienen por fin la caridad y
el progreso, están, para dicha de la humanidad,
destinadas á ser inmortales.
{La Gazzeíla di Torino, 6 abril).
El continuador y sucesor de D. Bosco. ha muerto
asistido de todos los Sacerdotes y después de haber
recibido, conmovido, el extremo saludo afectuosí
simo de todos los niños de la Pia Casa, que fué el
grande amor y la solicitud férvida y constante del
l>enéfico sacerdote, el cual continuó la Obra de Don
Bosco, por quien fué educado, desarrollmido por
tentosamente la institución de su venerado maestro.
.... Con severa y grandiosa sencillez, fué honrado
el Jefe de los Salesianos, el llorado apóstol, hufnildc*
y fuerte á im tiempo, fuerte por el amor y la bondad;
y los funerales resultaron, como hemos dicho, una
imponente y solemne demostración al sentido su
cesor de. D. Bosco, cuya humanitaria institución
debía recibir de D. Ruatanexstraordinario desarro
llo. Y fué tributo grande y singular, fué digno pre
mio al digno sacerdote.
{La Gazzetta delPopolo. Turin, 7 y 9 abril.)
< E L SANTO »
(I).
Al leer la biografía de D. Rúa, se experimenta
la impresión infinita de lo que puede la grandeza de
ahna de dertos hombres, los cuales pasan en esta
vida terrena como si fueran de naturale2:a distinta
de todos los demás que respiran el mismo aire y
pisan la misma tierra. Quiere decir que en este
mundo, junto á nosotros, viviendo con nosotros,
hay todavia héroes; héroes á quienes no lisonjeó
ni relampiagueo de espiadas, ni ardor de batallas,
(i) E l titulo no es nuestro; antes, declaramos que ni
á é sta nr
« tra s expre-:or.c= F tn;ejaiitc= queremos darle
a l^ n a
r: !.sd, no quericisd-j en rdguiia manera prevc:3ir los decre'-'-s de la Santa lelesia.
i8i
ni ilu sión d e co n q u ista b a u tiz a d a e n sangre, sino
la sim ple form a d e la cria tu ra hu m an a: e n quienes
h a y a lg o del fran ciscan o y del soldado, q u e su rgen
co n la co n cien cia d e u n a m isión, y la cu m p le n tod a,
lle g a n d o á la c im a d e su v id a e n v u elto s t o d a v ía en
la m ism a o n d a d e sen cillez c o n q u e dieron los p ri
m eros pasos.
¡C u án m ez(|uinas nos p arecen to tlas n u estras
hxchas co tid an as, d e la n te d e u n a v id a q u e se desen
v u e lv e co m o la d e D . R ú a , sin u n a m an ch a, sin
n in g u n a som bra! Y sin em b a rg o es te hom bre, este
sacerdo te, q u e t u v o la h u m ild e fe d e lu i n o v ic io y el
ferv o r g ran d e d e u n ap ó sto l, p a só ta m b ié n él á t r a
v é s de la lu ch a. de.sde los a lto s g rad o s d e su c o n
cien cia, q u e d ebió d e ser gra n ítica , h a s ta la m ás
b a ja , m ás acomo<laticin, m ás in c ie r ta d e los d em ás
hom bres, y su p o a v iv a r la y reforzarla con la p o
te n c ia an im adora, q u e en él tra.sform aba las alm as,
<le su v ir tu d y d e sus irresistibles a tr a c tiv a s .
¿ Q u é vien en , pvies, á ser, las tu rb io s dram a s de
n u estro s corazones, n u estras in fin itas p ostra cion es
m o rales.u u estras co n tin u as p orfías p ara d isp u tarn o s
co sa s d e n a d a , n u estras v a c ila cio n es sobre el in
cierto d ia d e m añ a n a , y el b u scar in m ed ia to d e la
felicidad, y n\iestros inn>etus de odio, y la s co n ti
n u as traicion es á n u estra fé, en sum a, to d o lo q u e
h o y U(« h a ce ad orar la v id a , y m a ñ a n a nos in d u ce á
m aldecirla: {pié v ie n e n d ser a n te la fig u ra d e este
ho m b re (pie te rm in a b a sus a c to s to d o s co n u n a son
risa d e p az, cjue d e ja en p os d e sí u n su rco in deleble
c u el cu al h a y la m a r c a p ro fim d a d e u n a v o lu n ta d
ten az, y se a g ita el e.spíritu d e u n m a ra villo so c o n
q u is ta d o r?
T aiu ])oco n u estro escep ticism o tien e a lg u n a razó n
d e ser, á la p resen cia de h o m b res có m o D . R ú a:
nosotros som os escép ticos en la m a y o r ía d e los casos
porcpic fim d a m eu tam o s n u estras dcducx'ioncs sobre
la ba.se m ezq u in a del y o p ersonal, ju z g a n d o los
a c to s ajen o s p or n u estro s p ro p ia s actos; y creem os
q u e esto es u n a fuerza, c u a n d o es u n a ilcb ilid ad; y
p referim a s frecu en tem en te u n a a c titu d irri.soria y
s a r c á s tic a á u n a c to d e fe. á u n arran qu e d e am or....
¡A h! c u á n to m ás d u lce es lauziu- la v is ta m ás allá
d e tcxla esta n u estra m iseria m oral, s e n tim e n ta l y
m aterial, y Inuscar la figu ra uobili.sim a q u e jialp itó
co n el ixirazón «le la h u m a n id a d , ip ie á m u ch o s s a
cu d ió . (pie á in finitos am o n estó , q u e ilu m in ó á in
n u m erables. co n la lu z en q u e b rilla, ta lv e z , el iris
d e la verdad; y detenerse lu e g o á lo largo d e l c a
m in o q u e abrieron á s u dorso, am p lio y solem ne.
T a n t o m ás c u a n d o im a v id a se m e ja n te se d esa
rrolla en a c to s en q u e el heroísm o v a re v e s tid o co n
u n m a n to d e rara sen cillez. E s in n e g a b le q u e D o n
R ú a filé lu i d o m in ado r: }x;ro u n d o m in ad o r d e
ahmus (pie v a le c u a n to u n d o m in ad o r d e im perias;
e l p u e b lo em p ero lo llam ará el san to , y es ju sto , y
e s p ro fu n d am e n te h u m an o, p o rq u e la su perioridad
d e su v id a sob re la n u estra lo h a tra n sfo rm a d o en
e s ta figu ra ideal.
—
to d a l a ciu d a d , se o y ó u n a v o z , y se esparció <xm
edicion es e x tra o rd in a ria s d e lo s diarios: ¡H a miurto
e l S a n t o ! D . M ig u e l R ú a , h a b ía pasado, á eso de
la s 9^/i. a l etern o descanso. U n a la r g a peregiinaciái
general, fo rm a d a co m o p o r en can to , llevó á Vald o cco gr a n p a r te d e la ciu d a d , y fu é im testimonio
solem n e d e l e le v a d o co n ce p to e n q u e todos tenían
a l v e n e r a d o Sucesor d e D . B o sco. Q u ién era D. Rna.
cu á n to s m érito s a d o r n a b a n s u persona, no hace
fa lta decirlo. Bá,stenos d e cir q u e si era grande k
e s tim a <pie lo ro d eab a , esa e s tim a era merecida 7
sus m éritos ex trao rd in ario s eran indiscutibles....
{ L a C iv iltá , C a tto lic a , N * 1436).
C o m o b r o c h e d e o ro d e e s t a s p á g in a s , depone
m o s c o n filia l t e r n u r a s o b r e la t u m b a del Padre
lo s p e n s a m ie n to s d e l R e v m o . M o n señ o r Carks
S a lo t t i , A b o g a d o d e l a C a u s a d e B eatificad ó n y
C a n o n iz a c ió n d e l V e n e r a b le D o n B o s co ante la
S a n t a Sed e:
« H o m b r e s h a y q u e n o d e b ie r a n ja m á s dcsap á r e c e r d e e s t a tierra : s u v i d a es u n apostolado
s u s e je m p lo s u n a e s cu e la , s u c o n tin e n te una cá
te d r a d esd e d o n d e b r o ta n
in fin ita s enseñanzas
y fu e n t e s in a g o ta b le s d e a c t iv id a d , d e \-irtudeS;
d e sacrificio s.
» E s t u d ia n d o e n lo s P r o c e s o s d e D . Bosco e!
e s p ír itu d e l V e n . F u n d a d o r , y co n sid era n d o
el a p o s to la d o d e l in o lv id a b le D .
hoy
R ú a . que du
r a n te 3 6 a ñ o s c o n v iv ió á s u la d o , p a lp itó sobit
a q u e l c o r a z ó n p a r a s a c a r d e e l in sp ira ció n y con
su e lo , y s e g ú n É l 'm o d e ló t o d o s s u s a c to s privú(los y p ú b lic o s , v e o q u e e n t r e lo s d o s apiistoU-^
h u b o u n a p e r f e c t a a r m o n ía
d e id e a s y de espe
r a n za s , e n l a q u e e s t á c o lo c a d a t o d a la gran des
y t o d o lo p o r v e n ir d e l a P í a S o c ie d a d Salcsiana.
En
el P r o c e s o
d e T u r ín D o n
R ú a fué luw
d e lo s m á s a u to r iz a d o s t e s t ig o s d e la santidad
d e D . B o s c o : t e s tig o s
de
la
s a n tid a d
de Don
R ú a s o n m illa r e s y m illa r e s d e h ijo s q u e de=de
t o d a s la s p a r te s del m u n d o , m á s a u n q u e llorar
a l P a d r e , c e le b r a n a l S a n t o .
" Y si u n d ía l a P^o^ ^dencia d is p o n d r á que á la
c a u s a d e D . B o s c o s ig a l a d e D . R ú a , los innume
r a b le s t e s t ig o s q u e p a s a r á n a n t e e l trib u n a l ecle
s iá s tic o d e T u r in . r e m e m o r a n d o lo s heroísm os de
h o m b r e q u e h o y h e m o s p e r d id o , deberán con
fe s a r q u e e l u n o fu é d ig n o d e l o tr o , y q u e tal v»
n o s e r ia t a r e a m u y fá c il e l d e te m iin a r á quien de
lo s d o s c o r r e s p o n d e e l p r im a d o e n el e j e r d a o '.
a q u e lla s \*irtu des
c r is tia n a s e n la s q u e entram
b o s s e d is tin g u ie r o n .
Y nosotros n os in clin a m os a n te él.
(// S e c o lo X I X d e G en o v a . 9 abril).
C o n a p r o b a c ió n d e la A u to r id a d E clesiástica:
G e r e n t e : J O S E G A M B I N 'O .
l 'n a n o tic ia dolorosa se esp a rció p or T u r in el 6
p o r la m añ an a. E n m eilio d e la co n s te n ia c ió u de
E sta ble e. T ip . d e la S . A . In t. para la B.
C o rso R egin a M argherita, N . 176 - TURI^í*
-
Fecha
-
1910.06
-
1910.07