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Título
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BS_1910_03
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Descripción
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Boletín Salesiano. Marzo 1910
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extracted text
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M arzo de 1910
AÑO X X V
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N. 3
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Boleíín $ak$iano
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Turin — Via CottoUngo N. 5 2 .
SUMARIO: Un buen obsequio en el Jubileo del Padre
(Antiguos Alumnos - Su agrupación) . . . . 6i
Tesoro espiritual...................................................... 63
La Pía Sociedad Salesian a..................................... 64
A los amantes de la Juventud..............................31
Asociación de Ex-Alumnos: £/íT»rcK/o *Juan Bosco *
de Turin. — Ahorro y p revisión .................73
De NUESTRAS MISIONES : Ecuador: Valiosa ayuda
para la etnogr afía de los J i b a r o s .................... 76
^
ó
\
^
E l c u l t o d e M a r í a A u x i l i a d o r a .................... 83
P o r e l m u n d o s a l e s i a n o : El Jubileo Episcopal
de Mons. Cagliero — Crónica de los Oratorios
festivos: Trieste, Lima — Crónica de los Ex
alumnos: Sarriá, Turin, Santa Tecla. . . . 85
N o t i c i a s V a r i a s : España: Barcelona. Las escue
las restauradas — Salamanca. Eco de la inau
guración ....................................................... 90
Necrología: Sra. Da. Carolina Gerpe de Blanco . 92
t(n 5uer\^ o^seguio en el Ju5iIeo del d^adi/e
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Su
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R g ru p a d ó n
o olviden un solo instante
nuestros alumnos, que
Dios les tiene marcado
un camino y fijada una
niisión: los tiene destinados á difundir
por el mimdo el espíritu del Ven. Juan
Bosco, ó sea la vida práctica cristiana,
€Í Evangelio en acción, con su criterio
amplio, respetuoso, independiente, que
se plega y acomoda á las circunstan
cias para dominarlas é informarlas,
que saca partido de todo, para hacer
triunfar el reinado de Nuestro Señor
Jesucristo. Esta es su gloria y éste es
su deber.
E n otra ocasión lo hemos procla
mado muy alto, deben ser como una
antorcha y como un imán, de manera
que los que los traten se sientan incli
nados y como arrastrados á amar la
Verdad, la Justicia y la persona ado
rable del Divino Salvador, y en E l y
por É l al prójimo, á la humanidad en
tera.
Si un injerto en una planta silvestre
la modifica y hace producir frutos ex
quisitos ¿qué tendria que suceder si
todos los educadores, y en especial los
Salesianos y sus alumnos, preocupán
donos muy seriamente de nuestra mi-
62 —
sión obligatoria, pusiéramos anual
mente centenares y millares de buenos
injertos en el árbol, es verdad, algo sel
vático y... salvaje de la sociedad mo
derna? Esa sociedad es mala ¿á qué
negarlo? aunque con lo malo hay mu
cho bueno, pero ¿deberemos cruzarnos
de brazos? ¿y no es nuestra obligación
ingertarnos y hacer que ese árbol pro
duzca buenos frutos?
El Ven. Juan Bosco vislumbró el
peligro é hizo lo que pudo para conju
rarlo. Hizo lo que pudo, porque á estar
en su mano, el remedio liubiera sido
eficaz, completo. E l queria cristianizar
al obrero, instruirlo, educarlo á la vida
brillante (jue le preparaba la Divina
Providencia. Dió el ejemplo y fundó
sus Escuelas profesionales, que no son
sino un modelo que todos pueden imi
tar; y para que esas escuelas en unión
con los colegios que á su lado funcio
nan. dieran todo el fruto que pueden
dar, fundó la Asociación de Antiguos
Alumnos, y les encargó conservar el
cs])iritu del colegio y extenderlo por el
mundo.
Ed trabajar .seriamente por la Aso
ciación de los Antiguos Alumnos es un
deber sacrosanto de todo salesiano;
el espíritu de D. Bosco así lo exige.
Y dulce es decirlo: en esta obra labo
ramos todos, porque para esa Asocia
ción se van formando desde su entrada
al Colegio y no sólo en la clase, desde la
primera elemental, hasta la última de
bachillerato ó comercio y el año de perfeccionamietito técnico; sino en el patio,
en la iglesia, en todas partes. Según
el deseo de nuestro Ven. Padre, la Re
ligión y el espíritu social han de cons
tituir el ambiente de las casas salesianas. Y según su espíritu, al salir el
niño del Colegio ha cambiado simple
mente de posición. Los Salesianos ya
lio somos sus maestros, pero continua
mos siendo sus educadores; no somos ya
sus padres, pero sí sus amigos más leales.
Ah! queridos jóvenes que dejáis las
casas salesianas, sabed que en todos los
momentos de la vida, en las penas y en
los triunfos y en los desastres, debéis
volver con ternura la mirada al colegio
que os formó y sabed que en él encon
traréis.siempre superiores y amigos que
os estiman y aman, que reciben vues
tras visitas con agrado, vuestras con
fidencias con amor y respeto, y todo
lo vuestro con cariñoso interés. Per
suadidos estamos de que la Asociación
de los antiguos alumnos es el necesario
complemento de nuestra tarea de edu
cadores y como la aureola que ciñe
nuestras sienes.
*
t- *
El fin principal de la Asociación es
pues conservar el espíritu del Ven. Juan
Bosco y las relaciones con los antiguos
Superiores. Ese espíritu es, digámoslo
así, el núcleo de este organismo amado
para nosotros, la fuerza de cohesión
que mantiene unidos tantos elementos
diversos. Por eso es casi indispensable
que el Consiliario eclesiástico de las
Asociaciones sea siempre un Salesiano.
Una vez segiira del fin principal, la
Asociación puede tomar la forma que
se quiera, la que más convenga, según
las circunstancias.
Hablaremos luego de ello. Digamos
ahora algunas de las muchas y pode
rosas' razones que deben pesar en el
ánimo de los alumnos para dar su nom
bre á la Asociación apenas salgan del
Colegio: porque si á lo? Salesianos nos
es conveniente que existan las Asocia
ciones como testimonio perenne de
nuestros esfuerzos, á los alumnos les
es necesario:
I® Para la conservación de la fe. Es
tando el mundo como está, el individuo
aislado podrá sostenerse por algún
tiempo en los buenos principios; pero
no muy tarde la seducción rendirá su
-
6 3
corazón. Si es un héroe se mantendrá
firme por toda la vida á pesar de todas
las embestidas y tempestades; mas los
héroes son por desgracia muy escasos.
Mas estando unidos los irnos velarán
por los otros, se sostendrán mutual
mente, con sus reuniones renovarán
el espíritu, como dicen que renueva el
águila las plumas de sus alas (i), y si
alguno cae, los demás le ayudarán á
levantarse (2);
2° Para el consuelo en tiempo de en
fermedades y desgracias. ¡Cuán amar
gas son las lágrimas y cuán acerbo el
dolor cuando uno se ve aislado y solo!
Al paso que una visita las enjuga, una
palabra del amigo alivia el corazón y
la caridad socorre las necesidades;
3° Para la vida misma material. La
lucha por la existencia es hoy muy ruda;
las exigencias sociales son muy grandes,
desgracias y golpes de fortuna muy
posibles ¡ay! y muy frecuentes. Si estáis
aislados, debéis arreglaros como po
dáis, y muchas veces resignaros..... á
sucumbir. De manera que es casi tentar
á Dios el vivir aislados, como buhos
solitarios como los avestruces del de
sierto:
Pero unidos, tendréis en primer lugar
esos lazos fortísimos del compañerismo,
y en segundo lugar las obligaciones de
justicia que os hayáis impuesto, porque,
como luego veremos, nadie os impide y
todo os aconseja, formar una caja de
ahorros y mutuo socorro, una coope
rativa de crédito ú otra institución por
el estilo, que dentro de la Asociación
hay campo para todo.
Muchos otros motivos podríamos
pero los resumiremos todos en
dos palabras: propio interés y caridad.
El interés personal nos aconseja ase
gurar nuestra existencia y la de nuestra
familia, y lo que vale más, asegurar
( 0 Salmo.
(í) Eccie. IV. 10.
-
la conservación de nuestra fe; la caridad
nos manda facilitar esas mismas ven
tajas á nuestros hermanos. L a Asocia
ción de los Antiguos Alumnos lo hace
todo.
Pequeña cosa es un hilo de cáñamo,
tres de ellos no se rompen sino con
alguna dificultad (i) y un centenar de
ellos forman esos cables formidables
que atan los acorazados á la orilla
aunque los soliciten las ondas y los
agiten los vientos. ¡Oh! que sea el amor
al Ven. Bosco ese cable bendito que os
mantenga asidos á la playa de la Iglesia
en medio del mar borrascoso del egoís
mo y las pasiones! ¡oh! que seáis nave
que salve del naufragio á las genera
ciones que se hunden!
{Concluirá).
(i) Eccie. IV. 12.
^
TESORO ESPIRITUAL
Los Cooperadores Salesianos que confesados
y comulgados, visiten devotamente una ijílesia
6 capilla pública, 6 sí viven en comunidad, la
propia capilla, y ruegen según la intención
del Summo Pontífice, pueden ganar las si*
guíenles indulgencias plenarias:
Ea todo tiempo:
1. * El día que dieren su nombre á la Unión
de Cooperadores;
2. ®Una vez al mes, el día que cada cual quiera
escoger;
3. ®Igualmente una vez al mes, el día que
asistan á la Conferencia;
4. ®Asimismo una vez al mes, el día que hagan
el ejercicio de la buena muerte;
5. ®El día que por primera vez se consagren
al Sgdo. Corazón de Jesús;
6. ®Cada vez que por ocho días consecutivos
se retiren á hacer ejercicios espirituales.
7. ®E n artículo de muerte, sí confesados y co
mulgados, 6 almenos contritos, pronunciaren
devotamente el Smo. Nombre de Jesús con la
boca á ser posible, ó al menos con el corazón.
—
64
—
Comentarios al Decreto de Venerabüídri
de nuestro padre. ^
*
* f
£ ía ^odedacT ^alesiona
L q
Y á fin d e q u e b u obra no pere
ciera con el anclar d el ilenipo, el
aflo de 1857 fundó la Pía Sociedad
Saleslan a, la cual extendiéndose de
din en día, fué alabad a y recom en
d ad a por la S a n ta Sed e en 1864 y
aprobada con decreto de 1® d e m arzo
d e 1869.
D ecreto Sttfirem us 1907.
5u
fin .
fin general de las Casas de la Pía So
ciedad Salesiana es socorrer y heneficar
prójimo, especialmente con la edu
cación de la juventud, sosteniéndola en los años
más peligrosos, instruyéndola en las ciencias y
las artes y encaminándola á la práctica de la
Religiófx y la virtud.
La Pía Sociedad no excluye á ninguna clase
de personas, pero prefiere ocuparse con las clases
media y pobre, por ser quienes más necesitan de
asistencia y auxilio.
Entre los niños de las ciudades y campos, no
pocos se hallan en condiciones que hacen inútiles
lodos los recursos morales si carecen del socorro
material. Algunos, algo avanzados ya en la edad,
huérfanos ó faltos de asistencia, porque sus pa
dres no pueden 6 no quieren cuidarse de ellos, ««
profesión, sin instri4cción, están expuestos á los
peligros de un triste porvenir, si no encuentran
quien los acoja y los enderece al orden, al tra
bajo, á la Religión.
Para ellos la Pía Sociedad abre clases, ora
torios, colegios, especialmente en los centros popu
losos. donde la necesidad suele ser mayor.
(Reglam. de las Casas de la S. de S. F. S.
P. I . C. I I ) .
§1.
Los Oratorios Festivos
fundamento de todas las obras del V. Bosco.
D. Bosco fué educador siempre y dondequiera:
él edticó con su ejemplo, con su plalabra, con
sus escritos, y educó á los ricos y á los pobres,
á los hijos del artesano y á los hijos de los con
des y marqueses; á los niños y á los adultos. D.
Bosco fué educador siempre y en dondequiera.
Pero educó principalmente á los pequeños.
Y el primer medio fué el Oratorio festivo.
Como la familia es la célula madre de toda
Sociedad, así el Oratorio festivo lo es de las
Obras Salesianas.
«Las palabras del Santo Evangelio:« Ut film
Dei qui erant dispersi congregaret in unum, que
nos hacen comprender que el Divino Redentor
vino al mundo para reunir en uno á todos los
hijos de Dios, que andaban dispersos en las
varias partes de la tierra, paréceme que se
pueden aplicar á la juventud de nuestros días.
Esta porción la más delicada y preciosa de la
humanidad, sobre la cual se fundan todas las
esperanzas de un por\'enir mejor, no es perversa
de suyo. Supliendo al descuido de los padres,
remediando el ocio, la reunión con malos com
pañeros, á la cual se ven casi necesariamente
sujetos, especialmente los días festivos, resulta
facilísima la tarea de infundir en sus tiernos corazoncitos los hábitos de orden, de moralidad,
de respeto, de religiói) y honestidad: si por ven
tura están y a viciados en esa edad, ha sido por
inconsideración y no por malicia. Estos jóvenes
tienen absoluta necesidad de una mano bené
fica que se cuide de ellos, los cultive á las vir
tudes, los aleje del vicio. L a dificultad está en
hallar modo de reunirlos para poderles hablar
y moralizarlos. Fué esta la misión de los hijos de
Dios, y solamente puede hacerlo su Santa Re
ligión. E sta Religión, que es eterna é inmutable
en sí, que fué y será siempre y dondequiera la
maestra de los hombres, contiene una ley tan
perfecta, que sabe acomodarse á las circunstandx^
de los tiempos y adaptarse á las ítidoles tan diver
sas de los hombres...
« Ahora bien, entre los medios más aptos para
difundir el espíritu de Religión en los corazones
incultos y abandonados, deben contarse los
Oratorios...... Cuando me entregué á esta obra
del santo ministerio, entendí y quise consagrar
me en cuerpo y alma y dedicar todas mis fa
tigas y energías á la mayor gloria de Dios y bien
de las almas, entendí y quise empeñarme en
formar buenos cuidadanos en esta tierra, p ^
que un día fueran dignos habitantes del cirio »•
Así se expresaba nuestro Ven. Padre á los
— 6s —
principios de su vida sacerdotal; y á ese pro
grama se mantuvo fiel durante su vida.
Comenzó su primer Oratorio con una clase
de Catecismo á un solo niño, el 8 diciembre 1841;
el domingo sám ente los niños eran 6, el 2
febrero, 20, y á la mitad del año de 1842 toca
ban el centenar; j y no tenía dónde reunirlos!
Apenas tuvo un mísero local, y no obstante los
continuos traslados y las más rudas oposiciones,
creció tanto, que en 1845 llegaban á 300, y en
la primavera de 1846, con todo y tener que
reunirlos en un prado, los niños pasaban d 400.
— ¿Qué secreta magia llevaba á los niños
alrededor de D. Bosco? Ninguna otra que su
caridad, abierta, generosa y universal, que to
dos veían y todos sentían repercutir en lo más
profundo de su corazón, como el eco de una
harmonía celeste, que á ellos llegaba y de ellos
salía. El joven sacerdote no se limitó á enseñar
la Religión: conmovido por las necesidades
de aquella tierna edad, los rodeó de los más
amorosos cuidados y les prodigó medios v re
cursos materiales. No tardó mucho en desplegar
las alas de su genio y comenzó á ejercer sobre
ellos el más dulce de los patronatos, visitando
á los unos en sus talleres, procurando trabajo
á los otros, á éstos abrigo, á aquéllos pan, y
franqueándole á todos sin excepción y con la
más exquisita cortesía, las puertas de su ca?£^.
Al mismo tiempo, se mostró largo en juegos y
paseos y Ies enseñaba á leer y escribir y los
elementos de la lengua y de la ciencia é insti
tuyó una clase de canto.
Apenas le fué posible, es decir en el invierno
de 1845-46 abrió en tres mezquinos cuartos al
quilados en casa Moretta, esas clases nccturms,
que fueron las primeras de su género en Ita
lia — casi diríamos en los países latinos — y
que tanta importancia han adquirido, que en to
das partes se las ha imitado. No bien tuvo esta
ble demora, se entregó con todo el ardor de su
alma genial y apostólica, á organizar metódi
camente la instrucción literaria y religiosa de
sus hijos, como llamaba á los niños. Y hé aquí
surgiendo, allá en 1847, la primera Compañía
ó Sociedad del Oratorio, para estímulo y emu
lación en la \rirtud; quiso llamarla de S. Euis
Gonzaga, por ser el Santo de la juventud, á
ella dieron inmediatamente su nombre, como
twembros honorarios, no sólo ilustres eclesiásbcos como el abate Rosmini, el Arzobispo
Fransoni. el Nuncio Apostólico Antonucd, el
Cardenal Antonelli y el mismo angélico Pío IX ,
sino también los laicos famosos y no muy cie
n e s . como el Marqués Gustavo y el Conde
Canulo Cavour. A ese mismo año se remonta el
Pnnier certamen catequístico, ó prueba pública
dci adelanto de los niños en la Religión (Cate
cismo é Historia Sagrada con su respectiva
Geografía), al cual asistieron, maravillándose
del éxito, ilustres personajes, como el H. Dipu
tado Buoncompagni, el Ab. Aporti y el Pro
fesor Rayneri, distinguido maestro de Pedagt>l
gía en la Real Universidad de Turín, el cuaquedó tan admirado que dijó á sus alimmos en
pública aula: « S i queréis ver admirablemente
en práctica la Pedagogía, id ai Oratorio de S.
Francisco de Sales y observad lo que hace Don
Bosco » (i). A la porfía catequística siguió el exa
men presentado por sus 400 alumnos de las
clases nocturnas, ante la Comisión nombrada
por el Ayuntamiento de Turín, y presidida por
el célebre Dupré, obteniendo también este ex
perimento tan brillante éxito, que el Ayunta
miento decretó en los Presupuestos un subsidio
anual de 300 liras « para pagar las luces de la
Mons. Luis Pransoni, Arzobispo de Turín,
incomparable promotor de los Oratorios Festivos.
escuela nocturna de D. Bosco en beneficio de los
pobres hijos del pueblo », suma que fué pun
tualmente pagada hasta el año de 1875.
Ese mismo año de 1847 se reconoció otra gran
necesidad á la cual era preciso poner remedio
cuanto antes. < Muchos jovendtos, dejó escrito
D. Bosco, muchos jovendtos turineses y foras
teros, estaban llenos de buena voluntad para
darse á una \rida moral, y laboriosa, pero invi
tados á comenzarla, respondían que no tenían
ni pan, ni vestido, ni albergue ». Para alojar al
gunos de los más necesitados, d buen sacerdote
adaptó un henil: d e^ ad ad am en te < con de
masiada frecuencia los unos se llevaban las sá
banas, los otros las mantas y hasta la misma
—
paja, para venderla *; pero el instituto no tardó
en funcionar regiilarmente.
Entre tantos pobres niños, comenzaron desde
luego á agruparse al rededor de D. Bosco mu
chos estudiantes; y él, bendiciendo al Señor,
echó mano de ellos para convertirlos en hábiles
catequistas y hasta en excelentes maestros ele
mentales para sus numerosas clases; al paso que
les dedicó, como en contracambio, á ellos ex
clusivamente. todo el jueves; en ese día. estando
libres de lecciones en los colegios, acudían en gran
número áValdocco, siendo acogidos con fiesta por
D. Bosco. de quien recibían, no sólo buenas
palabras, sino ectraordinarios auxilios, re
peticiones y consejos para el mejor éxito en sus
estudios.
Elegó el año de 1848 que excitó hasta en los
niños tal efervescencia, que sin un conveniente
freno, para la mayor parte de ellos hubiera sido
muy peligrosa. No se pensaba sino en la guerra.
En los días festivos, alamedas y calles parecían
una gran plaza de arm as, dondequiera se veían
jóvenes en maniobras militares; añadían leña
al fuego los desfiles de la Guardia Nacional, las
maniobras de los guerreros, la llegada de los pri
sioneros de guerra, y las fiestas repetidas con
que se celebraba toda nueva victoria. Era mornlmente imposible que no se contagiaran tam
bién I(is alumnos del Oratorio.. ¿Qué hizo Don
Bosco? Amoldándose á las exigencias del tiempo
en todo lo que no era incompatible, según de
cía, con la buena crianza y la Religión, no va
ciló en permitir á sus niños hacer sus maniobras
en el patio del Oratorio; antes bien, halló modo
de proporcionarles una buena cantidad de fusiles
de madera é introducir al mismo tiempo mu
chos aparatos de gimnasia; multiplicó las mo
rales representaciones teatrales y a inciadas;
á las lociones de canto agregó las de piano y ór
gano y también las de banda; y para que no se
cansaran de las instrucciones religiosas, en las
que siempre le ayudó su incomparable amigo
el Teól. Borel, comenzó el Sistema de darlas
en forma de diálogo.
La caridad es industriosa y D. Bosco lo de
mostró en bien de la juventud. ¡ La caridad I
este es el secreto de las maravillas que re
alizó.
A las precedentes jcúantas otras industrias no
podríanos añadir! Para sus niños escribió opor
tunos libritos de texto y de lectura y de piedad
y les dió el pniódtco « El Amigo de la Juventud*;
para ellos fundó la Sociedad de mutuo socorro;
para ellos instituyó las Conferencias de San V i
cente de P aúl: para ellos dispuso que el Oratorio
estuviera abierto no solamente los dias festivos,
sino todos los días de las vacaciones de otoño;
que todos tuvieran comodidad de hacer una
66
—
tanda de ejercicios espirituales en preparación
á la Pascua; en una palabra, á cada necesidad
impuesta ó sugerida por las circimstandas del
tiempo ó de las particulares condiciones de los
hijos de su corazón, D. Bosco supo buscar satis
facción y remedio.
Cuando se trataba de buscar reclutas para el
ejército del Oratorio, D. Bosco nó vacilaba en
detenerse por las calles y las plazas, en los cafés,
y en las fondas, ni aun en montar en los anda
mies de la construcciones para dar un buen
consejo á un niño (i).
Es, pues, evidente que según la idea de D.
Bosco, el Oratorio debe ser una institución
siempre nueva, siempre joven, siempre llena de
nueva vitalidad, de nuevas iniciativas en re
lación con las exigencias de los lugares, los
tiempos y el carácter de los niños. Hemos dicho
que el Oratorio festivo fué la célula madre de las
Obras Salesianas; ahora añadimos que lo es tam
bién de la acción católica y cristiana. Pero para
que el Oratorio sea realmente el vivero y el
Centro de todas las Obras Católicas juveniles,
hoy es indispensable que tenga sus institu
ciones de instrucción y preparación de los niños
á la « vida que se vive ». Si hasta aquí en muchos
oratorios se miraba casi exclusivamente á la
instrucción religiosa, y á los juegos, como lla
mativos de aquélla (cosa que puede bastar to
davía hoy á los niños de 8 y 10 años, y hasta
12 ó 14); si poco á poco se han venido introdu
ciendo los esports y las escuelas recreativas para
los mayorcitos ; hoy estos medios ya no bastan.
Nuevas instituciones se imponen si queremos
hacer obras duraderas y eficaces, instituciones
que con todos los medios de vida vigorosa, pue
dan subsistir al lado de los Oratorios. Así, por
ejemplo, á las Asociaciones religiosas, á las
Sociedades esportivas, es preciso añadir Escuelas
de Cultura y Circuios de Estudio, Conferencias
sociales. Bibliotecas circulantes, Secretariados
de Trabajo, Oficinas de colocación. Cajas de pre
visión « ad tempus %.Agencias de alistamiento á
las Cajas de previsión para la vejez y la invalidez.
y cuantas más instituciones requieran las cir
cunstancias y necesidades de tiempos, lu
gares é individuos.
No temamos exorbitamos, no; en ocasión so
lemne hemos dicho que D. Bosco fué un verda
dero revolucionario santo, que tuvo osadías
que parecieron locuras. Sus hijos no debemos
contentamos con repetir lo que él hizo, sino que
debemos hacer lo que él haría; debemos tomar
el espíritu y no quedamos únicamente con la
letra, É hijo? somos Salesianos y Cooperadores.
Y no somos nosotros solos quienes lo pensa
mos; antes que nosotros lo ha proclamado y
bien alto un gran Prelado, Mons. Alessi, en el
— 67
III Congreso de Cooperadores Salesianos; * Don
Bosco fué un conquistador. No en vano la Pro
videncia lo hizo nacer en un siglo de conquista
dores ; conquistadores científicos y conqxiistadores políticos; con la sola diferencia que él fué
más grande que dios. Los conquistadores cien
tíficos, desde Volta á Marconi, dominan las
fuerzas naturales; D. Bosco supo apoderarse
de e n e ja s superiores, de las inteligencias, las
voluntades, los corazones: D. Bosco fué con-
Roma; así D. Bosco, para conquistar para Dios
la moderna sociedad quiso penetrar y ejercer
su acción en el corazón mismo de esa sociedad,
enderezando sus múltiples obras á las almas, y
precisamente á las almas en su desarrollo, en
su formación moral, á las almas en las diversas
clases sociales. Su obra fué eminentemente edu
cadora; por eso fué obra de conquista, toda
apropiada á las transformaciones y á las ne
cesidades de los tiempos que alcanzamos
ECUADOR — Misiones Salesianas — La familia de Ramón Fuá.
quistador de las almas. Los conquistadores po
líticos amontonaron hecatombes humanas en
los campos de batalla, arrastrados febrilmente
por una ambición imperialista, desde las guerra
de Napoleón hasta las guerras del Transvaal.
D- Bosco en cambio no trabajó sino para la glo
ria, para la dilatación de un reino infinitamente
superior el reino de Dios, Rey de los Re3'es y
Señor de los Señores. A É l pues, y á su obra
triunfo y gloria, gloria que brota espontánea
de la conciencia del pueblo..... Mas si queréis
adi\-inar el secreto de los triunfos del gran con
quistador espiritual del siglo X IX , debéis aten
der al campo en que mayormente desplegó sus
energías, á la finalidad á que encaminó su pen
samiento, al espíritu que informó toda su obra.
A semejanza del Capitán Cartaginés que para
vencer á Roma llevó sus armas á la mítima
—
§ II.
{dorfanafo^, Colegios i insHlulos
de Educación.
L a primera educación debiera ser la domés
tica; pero acaece con demasiada frecuencia que
no solamente no puede aplicarse en conveniente
medida la actividad paternal, sino que por
efecto de perversión moral y de discordias do
mésticas entre aquellos mismos á quienes la na
turaleza ha encomendado la educación de la
prole; es á veces necesario sustraerla á la ne
gligencia ó á la acdón corruptora y deletérea:
de aquí la necesidad de Horfanatos, Colegios é
Institutos de educadón.
—
< Es admirable, exclama el Card. Alimonda (i)
la extensión de las obras de D. Bosco. E l Ora
torio de Valdocco engendra otro junto al puente
de hierro sobre el Pó: de éstos nacen otros y
otros y por todas partes se extienden los Cole
gios, las casas, los pensionados. He aquí en las
manos de D. Bosco el nacimiento de las asocia
ciones. « Las abejas, decía, cuando son dema
siado numerosas en una colmena forman enjam
bres que van á establecerse en otra parte ó sobre
la escabrosidad de un muro ó en el tronco de
frondosa planta. Es cierto, es preciso; los niños
del Oratorio, como numerosos enjambres, van
á poblar nuevas colmenas sobre los montes,
en las llanuras y á lo largo de las costas, van
adonde hay lugares necesitados de auxilio ».
Pero en todas partes se encuentran ya Horfanatos. Escuelas, Pensionados, casas de Educa
ción ¿ cuál es, pues, lo característico, lo peculiar
de la Obra de D. Bosco?
« E n sus casas, prosigue el Purpurado, sea que
se alberguen artesanos ó estudiantes, ó sim
plemente clérigos y legos, él ordena que la con
ducta de los jóvenes sea de tal modo gobernada,
que el ejercicio del bien sea fácil y no gravoso,
y en donde aparezcan los síntomas del mal, se
corten en el acto para que el mal no estalle.
Es el sistema preventivo. Este sistema, si á
todo educador le agrada, para él es ley. ley
absoluta ». Esta es la primera señal caracterís
tica de los iiistitutos Salesianos.
Por esa misma razón la educación debe acer
carse todo lo posible á la educación domés
tica. « El colegio, el instituto, dice Olivi, deben
ser como la casa paterna; el director y los su
periores deben poseer inteligencia é intuiciones
paternales, y afirmar en todo sentido .su auto
ridad, de manera que toda ella se agote en hacer
el bien á sus hijitos espirituales; deben suplir en
lo posible á la carencia de la m adre, nutriendo
para con los alumnos especial ternura y entra
ñas de compasión sin limites. Es necesario que
los educadores adivinen los pensamientos. los
deseos, los gustos esj>eciales de los niños y se
valgan prudentemente de ellos para sus fines,
que repriman al tiempo que hacen su primera
aparición, las pasiones, y en cambio desarrollen
el germen de las virtudes; saludable palestra á
la cual ofrecen continuas ocasiones los mil y
un accidentes dé la vida diaria y la misma \*ida
del colegio donde crecen la comunidad de jovencitos ». Precisamente esta vida de familia es el
segundo carácter distinti\*o de los Colegios
Salesianos.
Pero la más hermosa de todas las prerroga
tivas. es el puesto de honor que ocupa la piedad.
(i) Juan Bosco y su siglo.
68
—
espléndida consecuencia del sistema preven
tivo. « La idea religiosa es el eje y el gozne de
todo el movimiento y proceso educativo, el
soplo que inspira y vivifica el edma de educa
dores y alumnos. Los primeros especialmente de
ben estar llenos del espíritu de Dios y tan ena
morados de Dios, que espontáneamente comu
niquen á sus alumnos el sagrado fuego. Todas
y cada una de las obras que á la cultura de la
mente y á la formación del corazón se refieren,
deben reflejar esta grande idea y reproducirla
de tal modo en su proprio sér, que la puedan
insinuar y difundir en poderosos rayos.... Fué
una verdadera Providencia esa primera casa de
Turín, foco central donde se reúne y de donde
irradia el fervor de Don Bosco y de los suyos
suscitados por Dios para reparar los efectos mal
sanos de una educación incompleta ó viciada.
E sta empresa admirable ha podido conservar ín
tegro y sano el principio de educación cristiana
en una época en que han prevalecido todas ks
consecuencias del sistema de laicización de la es
cuela producida por el liberalismo » (i).
Los Colegios Hospicios acogen niños pobres
y abandonados, que carecen de hogar y de ali
mento, de vestido y de caricias. Ordinariamente
se les destina á un oficio, y si dan muestras de
buen ingenio y esperanza de buen suceso, se les
dedica al estudio.
Los Colegios se abren para los niños de me
diana condición, que desean seguir la carrera de
los estudios.
§m .
escu elas profesional^^Y a de su institución hemos hablado en una
serie de artículos el año anterior. Solo añadiré
mos que, fieles á los deseos de D. Bosco, los Sa
lesianos han sido los primeros en organizar en
los países latinos de Europa y América las Es
cuelas Profesionales con programas regulares y
metódicos, y lo hicieron porque nadie trabajaba
todavía cu ese campo de educación popular, y
ni siquiera los Gobiernos lo habían vislum
brado.
§ IV.
Escuetas y Granjas Agrícolas.
Todos los moralistas sinceros y los economistas
más serios están conformes en que el abandono
de la vida rural y la desaconsejada deserción
de la campiña es uno de los grandes errores de la
sociedad moderna, un verdadero peligro que
(i) .^ctos del III Congreso, p. 164.
— 69 —
amenaza la vida social de la familia y la prosperi
dad d\-il, moral y religiosa de los pueblos;
puesto que el fundamento sólido de grandeza
de las naciones, es la Agricultura. Mas también
ella debe reformarse y aprovechar los grandes
recursos que le ofrece la ciencia. L a \úeja agri
cultura, tal cual la practicaron nuestros padres,
se hace cada día más impotente para compensar
los gastos de cultivo y sostener la competencia
ejrtranjera y la que, armados de nuevos mé
todos nos hacen los más previsores entre nues
tros compatriotas. De aquí la necesidad de
Escuelas populares que den cuenta de los mo
dernos inventos y enseñen á emplearlos. Y
hé aquí las Granjas agrícolas que por inicia
tiva de D. Bosco se abren en Italia y Francia
y hasta en las mismas tierras de Misiones, las
cuales, como la Escuela teórico-práctica de Ivrea
(Italia), se glorian de seguir con amor y abnega
ción los principios económicos-agrarios Solarianos, de cuya recta aplicación pueden de
rivar tantos bienes; de aquí también las pu
blicaciones agrarias en castellano, italiano, fran
cés. portugués y hasta en los dialectos salvajes,
para popularizar las nociones de la Agricültura
racional, esa agricultura que al mismo tiempo
mira por los intereses del patrono y por los
del obrero.
§ V.
Educación de (os aduUos
para e( calado eclesiástico.
I.as \‘ocaciones al estado eclesiástico se maniíiestan muchas veces en los jóvenes que y a
han traspasado la pubertad, quienes y a por
falta de n.edios ó de tiempo, y a por el servicio de
quintas ó por otros motivos, no pudieron darse
á él de niños. Tales jóvenes, ó no serían admitido> en los Seminarios, ó ellos mismos esperimentarían mucha repugnancia de estar en
los mismos bancos que los niños. Para ellos esta
bleció D. Bosco una obra llamada de Los Hijos
di ^f.lrÚ2 Auxiliadora. Pío IX bendijo la nueva
institución, y son muy consoladores los frutos
que ha dado y a á la Iglesia y á la Sociedad.
VI.
M isiones.
Desde los primeros tiempos de la Iglesia hubo
® su seno corazones magnánimos que reco
gieron las palabras del Señor; Id y enseñad á to
das las gentes, y siguiendo las huellas de los
apóstoles, se repartieron por las naciones bár
baras, hicieron oír la Buena Nueva y plantaron
el santo estandarte de la Cruz, tras el cual aso
ma el pendón glorioso de la civilización. D.
Bosco ha cooperado á la obra.
« E l escuchó en los latidos de su corazón, dice
Alimonda, los gemidos de los salvajes. Y más
y mejor que otros, encendió en él una ansia ar
diente por redimirlos. Familiarizado con los
viajes, habíase dado á levantar templos y
escuelas en los países de Europa. La Europa
cristiana, al verlo pasar, podía decir como de su
Maestro dijo Palestina: Perlransiit henefacicndo. Pero D. Bosco no estaba satifecho: su
pensamiento volaba lejos. jPobres salvajes! se
le oía exclamar ¿quién llevará el Evangelio á
los salvajes? Estaba rendido de sus peregrina
ciones y \niajes, y no obstante, desde los Alpes,
desde las costas tirrenas, lanzaba la mirada an
siosa más allá de la línea que cierra el Atlán
tico, y poníase á contemplar á los salvajes, como
Francisco Javier, cuando quebrantado y can
sado, desde la isla de Sancian miraba el imperio
de la China, suspirando por ganarla para
Cristo.
« Plugo á Dios que se le abriese el camino de
la América. También por allá se había esparcido
su fama y se deseó su o b ra : sus suspiros des
pertaron los sospiros de los Americanos, se
encontraron, se enlazaron, y comienzan las
expediciones salesianas » (i).
La primera tuvo lugar en 1875: el 79 los Salesianos penetraron en la Patagonia y el 1880
se establecieron en ella. El 1886 bajaron á la
Tierra del Fuego; el 1893 plantaron sus tiendas
entre los Jíbaros del Ecuador y el 1902 em
prendieron la evangelización y colonización de
los Bororos-Coroados del Brasil.
Y la obra continúa; si la Patagonia y la Tierra
del Fuego han sido ganadas para la Iglesia, y
la Civilización, el trabajo de los Salesianos no
ha disminuido, porque cada día aumentan los
emigrados europeos y americanos que van á
cultivar las tierras entre los indígenas de aquellas regiones inmensas. Inmenso también es
d trabajo en las demás misiones, como puede
verse por las relaciónes que mensualmente pu
blica el BoUiin. A las y a existentes, última
mente se ha agregado una vasta zona en el in
terior de Mozambique, con una residencia cen
tral destinada á ser el punto de partida, para
la Evangelización de las salvajes tribus
Macúas.
(t) Ju^ Bosco y su siglo
—
7 0
§ VIL
fljzisfencia á lo^ em igrados.
Aunque hasta ahora la acción salesiana en
este campo se ha limitado casi exclusivamente
á los italianos, por ser la Colonia más numerosa
y más al)andonada de cuantas de emigrantes
europeos hay en el Nuevo Mundo, creemos opor
tuno decir cuatro palabras de ella, ya para com
pletar el cuadro de la Obra Salesiana, ya taml)ién para que viendo cómo se trabaja, puedan
otros imitar el ejemplo.
También esta empresa benéfica se acometió
en 1875. Tin ese tiempo el problema de la emi
gración no preocupaba tanto, ni tan graves como
hoy eran las necesidades de los emigrados.
Pero 1). Bosco, que y a en su mente acariciaba
las conquistas de los salvajes de la/nrfí«, los de
la Australia y los de la PaUtgonia; viniendo á
saber la triste situación de algunos emigrados
italianos en la Rep. Argentina, dió su preferen
cia á esta República hospitalaria, y allí sus
hijos hicieron las primeras armas antes de em
barcarse para la Patagonia. El i i de noviembre
de 1875, al despedir á sus hijos, no olvidó ha
cerles esta entre otras recomendaciones:
« Os recomiendo particularmente las muchas
familias italianas que atraviesan situación pe
nosa en la ciudad y en el campo. Padres y niños
poco instruidos en la lengua y costumbre de
aquellas tierras, lejos de laá iglesias y escuelas,
ó no van á las prácticas religiosas, ó si van.
nada comprenden. De allá me han escrito que
hallaréis multitud de niños y de adultos com
pletamente analfabetos y sin saber nada de rciVión. Id, buscad esos hermanos nuestros, á
quienes la fortuna ó la miseria llevó lejos do su
patria y esíorzaospor hacerle.-^ comprender cuán
grande e-^ la niiyeric'ordia de Aquel Dios que o.',
manda allá para el bien de sus almas...».
Asi. la primera fundación salesiana en Amé
rica fué para los emigrados. Más de 200 italia
nos acudieron á recibir á los misioneros en el
puerto de B. A., y ellos, aunque destinados á
la fimdacióu del Colegio do
Nicolás de los
Arroyos, no pudieron |■ ^ermanccG^ sordos á las
súplicas de sus compatriotas y á la autoridad
del limo. Sr. Arzobisjx^ Anoyios, y los diez se
dividieron en dos grupos, uno de los cuales tomó
inmediatamente á su cargo la iglesia Mater M isrrtcorJiae, cimocida vulgarmente jx>r ¡a iglesia
de los líitlMUOS. en la misma capital. El limo.
Sr. Aneyros escribía á D. Bosco en estos tér
minos:
« No puedo decirle con cuánto gusto he abra
zado á sus hijos que con tan heroico valor han
—
dejado á su Patria. Harán ciertamente un gran
bien, no sólo en S. Nicolás , sino también en esta
metrópoli, donde es convenientísimo que ten
gan una casa, no solamente para facilitar la
comunicación con S. R. sino también porque el
bien que pueden hacer aquí es inmensamente
mayor que el que hagan en S. Nicolás. En Bue
nos Aires, solamente los Italianos pasan de
treinta mil. Creo, p u es, conveniente que los
hijos de S. R. tomen á su cargo la parroquia
italiana. Me harán un servicio inmenso... i>
El sello de las Misiones salesianas estaba ya
estampado. El interés que se tonian por los
Italianos, no lo escatiman á los emigrados de
las demás naciones. Si sobresale con los pri
meros, es porque eran y son los más necesitados.
Los españoles á lo menos conocen la lengua.
Aunque y a llegará el tiempo de emprender con
ellos la misma gloriosísima tarea. — En los
Estados Unidos tenemos y a sacerdotes desti
nados á la Colonia portuguesa ; si se juzga ne
cesario, también de los Españoles nos ocu
paremos.
Prenda de la actividad de los misioneros
son los numerosos patronatos, casas, escuelas,
colegios. Oratorios, Comités, Secretariados, fun
dados exclusivamente con este objeto en Eu
ropa y en América. La direción general parte
de la Comisión Salesiana de los emigrados, con
domicilio social en Turín, Cottolengo, 32
y sus
órganos son varios j'cricdicos íemanales y un
diario en Argentina, Brosil y Norte América.
.§ VIII.
Difusión de la Bueqa Prenda.
Gustan muchos de figurarle á D. Bosco ro
deado de turbas innúmeras de niños, ó bien
yendo de puerta en jnierta en demanda de li
mo. ñas para levantar templos y abrir Escue
la'í, ó inflamando con su vtrl>o á las falanges d.'
ajióstoles que lanzaba á redimir tribus erran
tes. Y está bien. Ma'^ no olvidemos que D. Bosco
es también re-taurador y con¿er\-ador de la fe y
la moral entre el pueblo y entre la juventud
especialmente, por medio de la Buena Pren-'a.
Podrá parecer fábula; mas es una realidad
histórica: de ciento pa=an las obras origínale- de
este hombre que debía trabajar de la mañana
á la tarde para dar pan á los numerosos hijoJ
de su corazón. Las primeras de la colección son
las religiosas y apologéticas: las Lecturas Caíólicas, las Í’irfíis de los Papas de los tres pri
meros siglos.'El Joven Instruido, la Historia Sigrada, E l Católico en el siglo, los Concilios heniroles, etc., etc., todas ellas de palpitante actua
lidad. Y es que para D. Bosco « la religión no e:
—
un no sé qué vaporoso, vago, sentimental que
ha llegado á ser de moda. Hijo de la Iglesia Ca
tólica. su religión, la que animó su existencia
toda, fué siempre la Religión Católica, apos
tólica. romana, sin disminución pero también
sin aumento, tan sin miedo como sin matonería.
Quien hace de D. Bosco simplemente un hombre
humanitario, lo desconoce, do deforma. D. Bosco
fué el hombre de la caridad, porque fué el hom
bre devoto al Papa y á la Igleda Católica á
quien debió todo su ser y toda su obra y sin quien
no sería nada. Las tres aureolas del educador
cristiano; verdad, amor y sacrificio, que coro
naron su frente, irradiaban sobre él de la Re
ligión Católica. E l Dominus iUuminatio mea,
que Alfredo el Grande. R ey de los Anglosajones
hizo grabar mil y tantos años hace, en las puer
tas de la Universidad de Oxford 3' que el Anghcamsmo ha conservado religiosamente. Don
Bosco lo tenía profundamente impreso en el co
razón y del corazón se derramaba en las obras.
Y es ésta la Religión en que D. Bosco quería que
se informara la prensa educadora, ésta la Reli
gión que insinuaba en sus hjos deseando que se
tradujera en obras; ésta. sí. ésta, la que forma
la más pura, la más legítima gloria de nuestra
Patria, que él anhelaba salvar á costa de cual
quier sacrificio, de cualquier lucha, de la misma
muerte, salyar de la embravecida ola de la he
rejía. de la indiferencia religiosa, que á todo
andar se le venía en cima. Al satánico grito de
Lutero: Que ningún niño escape de las redes dcl
diiNo. D. Bosco opuso la invitación suavíríma:
(.ondiccamos los niños al Corazón de Jesús. In
transigente en las ideas y en los principios.
Don Bosco era transigentísimo en los me
dios.
'■ En vano buscaréis en sus e.'^critos esa acri
monia que irrita, ni la personalidad que ofende,
ni las faltas comunes de rcipeto, respeto que
^•empre á todos, pero especialmente á los cató
licos. se impone como deber sagrado, pero al
cual suele faltarse con demasiada frecuencia; en
una palabra, en \-ano buscaréis algo que desá la caridad que constitu\*e la esencia del
Cristianismo.
^ * Su mismo Diario « E l amigo de la Juventud •>
ideado desde el principio del año de 1849 para
<^btener pronta y eficaz influencia sobre las
masas (que antes y quizá mejor que nadie en el
Piamonte D. Bcsco tuvo intuición de la im^rtancia del diario), su mismo diario revela
desde el título, al par que el fin. el método y el
sistema, franco y amable, digno 3* sencillo, firme
y ^renc, siempre ajeno de toda aspereza 3' es^ivando las tortuosidades 3* tramas de aquella
srtera zorra que se llama política. Así es como
pudo formar á sus hijos, á un tiempo ciudada
7 1
—
nos libres y católicos y respetuosos, de^'otos
á Dios y deferentes á las leyes del Estado » (rj.
La prensa tiene ante sí una de las más uobles y grandes misiones de nuestra ctlad; su
objetivo 3* su deber es esclarecer 3’ popularizar,
á la luz del Evangelio, los nobles y fecundos re
sultados de la libertad 3’ del progros(>; á ella
toca señalar las graves y múltiples necesida
des de nuestra vida sociai. .sugerir los remedios
3* derramar sobre ella cl bál-aiuo re.stauratlor; á
ella le está confiado cl más sublime de los ideales,
el que constitU3*e el objeto de la Pedagogía en el
concepto de D. Bosco: esto es, el restablecimien
to de la imagen de Dios en el hombre, la forma
ción de una comunidad iluminada por la fe,
sostenida por la esperanza, santificada por el
amor. \ á ejemplo de su padre, también con
este deber cumplen sus hijos decididamente, con
obras religiosas de actiialidad, con buenos tex
tos escolares 3- con publicaciones de di\-ersa ín
dole; y el Boletín Salesiano es una prueba de
ello.
fl los amanlcs Oc la luventud.
Z^s Oraf07ios festivos
X I I í.
Atracción de niños.
No hace mucho dos Rdos. Sacerdotes visilando
nuestro Colegio Salesiano nos decían: <
■ Esos artícu
los sobre los Oraiort-t'^ fcsíix^'s, son un encanto:
nos han entusiasmado, y hemos puesto Oratorio
festivo también nosótros; pero como no tene
mos la embocadura, no numt'uí.i mucho el nú
mero de niños ». Y nos rogaron que diésemos al
gunos medios para atraer á los niños. Se lo pro
metimos: y haceiJios lo posiNe para cumplir lien
nuestra promesa.
Desde luego que nos conviene tener siempre
mucJios niños y aument-.'.r cada día .su número
para recoger plenamente el fruto que se desea;
y para ello es ante todo preciso tener siempre á
la vista el fin del Oratorio festivo; si el fin no se
busca, más vale no emprender una obra que im
pone grandes sacrificios. Pero si cl fin está atüe los
ojos del alma y lo hacemos objeto de nuestras me-
<i) Cerruti S. S. La SUmpa nel concelto educativo di
D. Bo&co.
— I l
utaciones, ¡ah! entonces todo cuanto hagamos j>or
esa obra benéfica nos parecerá poco y pequeño.
Ahora preguntamos:
— ^Dasta recoger cien 6 doscientos chicuelos
en un alegre y honesto recinto y ponerlos en grado
ie santificar las fiestas y enseñarles una parte del
Catecismo, ó todo el Catecismo?
S i sólo miramos al fin primordial del Orato
rio, que es precisamente dar comodidad á los niños,
especialmente á los más necesitados, de santificar
las fiestas y darles instrucción adaptada; eso
ya bastaría. El fin estaría logrado por el momento.
* *
Pero algo más que eso se propuso D. Bosco.
Su fin, su ideal era — y ello logró — guiar paso
tras paso, á esos niños y esos jóvenes en los años
más peligrosos de sk vida. Y esto, á decir verdad,
pocos lo obtienen.
La sana Pedagogía nos dará medios seguros
para acometer la empresa siquiera con alguna pro
babilidad de éxito.
La direción de la juventud es empresa muy de
licada y difícil; preocuparse solamente de dar
un piadoso alimento al espíritu, es obra defi
ciente V frecuentemente seguida del fraaiso, por
atusa de la actividad natural del adolescente, que
exige, también naturalmente, movimiento, agi
tación. wriedad; y no hallándolos á mano allí
donde sólo se le enseña á refremr los apetitos y á
vencerse á sí mismo, casi por naturaleza va á
buscarla expansión de sus energías donde la puede
encontrar, que es. con detnasiada frecuencia, en.
ambientes harto peligrosos y emponzoñados. Por
otra parte mucho se engañaría también quien
creyera preservar á la juventud de esos peligros
y contagios, con ofrecerle y facilitarle iodos los
■ pedios de divertirse honestamente, y Itasta
tamente; sin aprovechar de ese contacto intimo y de
esa confianzii que el Oratorio le da. fkira robus
tecer el carácter y vigorizar el espíritu con el
alimento sano y siempre nutritivo de ¡a fe y la
moral cristuuui.
»«
Y esto tampoco basta. El jovencito püidoso que
tvi al Oratorio d orar y jugar, á recibir la buem
semilla déla
palabra y á templar las fuerzas
del cuerpo mediante los ejercicios gimnásticos; no
tiene todavía todo aqtiello de que su persomilidad
siente necesidad. Individuo y miembro de la so
ciedad. se ve acosado por aquel deseo de insfmirse, por h sed de lectura, por el ansia de pro
greso mental que hoy k i llegado d ser entre el
pueblo un fenómeno común, de que abusan lar
gamente los viadores, en perjuicio de las masas;
pero que es por si mismo bueno y merecedor
de todo elogio y de todo auxilio; y también se
ve acosado por aquella necesidad de tutelar sms
intereses de dase, de mejorar sus condiciones
sociales, que el desenvolvimiento histórico y eco
nómico y el movimiento industrial han hecho mcer tan clara é imponentemente de en medio de
todas las situaciones d/ la vida colectiva. Descuide
estas sus aspiraciones el hombre apostólico que
le sirve de padre en el confesonario y la palestra,
y verá con la mayor amargura, separarse una parte
de esa familia que lo rodea, reverente y alegre,
para desaparecer poco á poco y de callada, de los
círculos y organizaciones para engrosar otras de
carácter bien diverso.
¿Qué hacen para prevenirlo los Oratorios SaIcsianos? ¿qué debemos hacer todos, aun á costa
de muchos sacrificios?
Digámoslo claramente.
S i en la ciudad ó pueblo, donde funciona el
Oratorio, existe ya un Centro juvenil católico,
es decir, un plantel de sucesivas asociaciones ca
tólicas; lo -natural es que comenzando con tiempo
á hablar con los mayorcitos de la importancia y
de la necesidad de esta clase de Asociaciones, se
los encamine poco á poco á él. Y con esto puede
darse por terminada la misió-n del Oratorio. Na
turalmente, á quien preside dichos Circuios ó
Centros, le corresponde darles la dirección con
veniente y kicer que se les atnaesíre conio es debido,
en sus derechos y deberes. ¡ Que bien tnmenso no
podrían hacer v. gr. los consiliarios eclesiásticos
introducieíído, si aiin no existiese en dichos Cen
tros, la clase ó las Conferencias de Religión, clase
que con mucha razón llama d 3*'^ Congreso Satesiaiío « el más directo y eficaz antidoto que
se pueda oponer á la perversión intelectual
y moral que desgraciadamente amenaza á la
juventud en las escuelas públicas », y en las
oficitkis, a ñadimos nosotros. Por eso. d citado Con
greso recomienda á los Cooperadores Salcsianos
que « promuevan eficazmente la fundación de
clases de Religión entre los obreros, y en ellas,
con forma popular y de modo serio, interesante
y eficaz, se desenmascaren y confuten los errores que la propaganda atea y subversiva va
esparciendo en medio de ellos. »
y SI en esa ciudad ó pueblo faltan dichos Circidos juveniles católicos; entonces es prenso qM
d Oratorio funde una Clase Superior de Religión,
algo así como lo que en España llamamos Cate
cismo de Perseverancia, pero dáttdoles forma
nucía, en donde con las Conferencias de caráde^
religioso, se ailernen explicaciones claras, breves V
competuiiosas de sociología cristiana; y donde sí
pueda (y debe poderse á iodo trance), fúndese um
Sociedad de mutuo socorro, como hizo D. BoSi'-en su primer Oratorio. Y según d ticmp:>. se
gún las necesidades, según las circunstancias, re-
— 73 —
curramos á cualquier otro expediente; lo que im
porta es que no nos dejemos robar á los jó
venes que después de habernos entusiasmado y
abierto nuestro corazón á las inds risueñas espe
ranzas, podrían {¡ay! y Iq pueden y lo hacen!) vol
vernos las espaldas cuando más cerca creemos te
nerlos.
Ahí tiene- el lector uno de los necesarios complenxentos dcl Oratorio Festivo.
Para los Oratorios jestivos Salcsianos en los
lugares donde funciona la Asociación de los An
tiguos alumnos, la empresa se facilita muchí
simo. Ellos, en su generosidad, abren las puer
tas de la sociedad á estos Oratorianos. que tam
bién pueden llamarse, y son, alumnos de las
Casas Salesianas. E l nombre bendito de D.
Bosco es el lazo dtdcísimo que los estrecha, y uni
dos y fuertes los lleva á través de los arenales de
la vida.
ASOCIACIÓN DE EX -ALU M N O S.
¿ P o r qué esta nueva sección?
. T~)orqué ? Es una invitación que diríJ p giinos á todos los que se educaron en
^
los Institutos Salesianos para que for
men circuios y sociedades, en cuyo seno, además
de las grandes vantajas que se alcanzan en se
mejantes instituciones, puedan vivir siempre
del espíritu de D. Bosco y difundir su benéfico
inHujo dentro de la sociedad.
Es un consuelo innegable, dentro del tor
bellino proceloso de las costumbres modernas,
volver á aquellos años suavísimos de la juven
tud, que llenaron de alegría los cuidados pa
ternales de D. Bosco y se colmaron de su ad
mirable espíritu.
mayor parte de cuantos por algún tiempo
vivieron en casas salesianas recuerdan aquel
pasado con gran fruición, y tienen muy pre
sente todavía la bondad y el encanto del sis
tema educativo del gran maestro, para el que
aún conser\-an un rescoldo de aquel sagrado
fuego que el padre incomparable supo un día
encender en sus corazones.
Que nos digan ellos los tesoros de afecto y de
bondad, que este nombre encierra: ¡D. Bosco!
Que nos digan si con él no se han sentido inspi
rados en sus dudas, confortados en los peligros
y estimulados al bien.... ¿Verdad que en aquellos
augustiosos instantes de la lucha por la vida,
la imagen cariñosa del padre se les apareció
como iris de paz, que viene á consolamos y
herir nuestra alma con piadosos, nobles y
santos pensamientos? ¡Cuantas veces este re
cuerdo venerable no ha detenido al ex-alumno
al borde del abismo!
Si tanto puede este recuerdo, aun conser\-ado en la oculta arca del secreto ¿ qué no hará
la evocación pública de los hechos preclaros de
D. Bosco, su inmensa caridad? ¿serán tántos
la ingratitud y el olvido, que no levante los co
razones de sus hijos y los úna, admirados y
entusiastas, en la divina aspiración de prose
guir y coadyuvar á la obra del padre, que los
quiere ver salvos un día allá en el Cielo, y aspira
también á que cooperen al bien de la sociedad?
No hay que estrañarse, pues, si vemos surgir y
florecer estas asociaciones de Ex-alumnos. De
aquí nuestro \4vo deseo de que dondequiera
que haya Ex-alunmos salesianos, se propague
este laudabilísimo ejemplo.
IvO deseatnos con \'ivas ansias, de todo co
razón, por el bien moral y material de tántos
queridísimos amigos nuestros, como igualmente
por la ventaja no pequeña que habrá de recibir
la sociedad civil y por la honra que reportará
a la memoria de D. Bosco y á Dios Nuestro Señor.
¿Cómo olvidar las dulces palabras que el
tierno padre, humillándose para levantar á sus
hijos dirigió á un gru]x> de Ex-alumnos en una
de aquellas conferencias que fueron las últimas
alegrías de su vida?......
« Si D. Bosco, dijo él. ha conseguido algún re
nombre en el mundo, no lo del)e á sus virtudes
ni á sus talentos, sino al feliz éxito, al buen com
portamiento de sus hijos. Se ha cumiilido en mí
aquello que se lee en los libros sagrados; Gloria
patris, filius sapiens. Continuad siendo buenos
cristianos y de este modo seréis siempre mi
consuelo, mi gozo y mi corona » (i).
Pues bien, queridos Ex-alumnos salesianos,
unios, asociaos, y sea este el fin principal de
vuestros círculos y asociaciones: ¡ser siempre
dignos de tan gran padre!,
E L C ÍR C U L O
de
« JU A N B O S C O »
|urín.
E l Círculo Juan Bosco de Turín fundóse á
fines del año 1906, Apenan fué conocida esta
noble iniciativa, la favorecieron numerosas re
comendaciones. El Sucesor de D. Bosco, decía
(i) C fr. BolleltiH O S a U sú tn o , anno
i>ag. « 3 .
— 74 —
en 8 de diciembre de aquel año á los socios fun
dadores:
o Me congratulo con vosotros porque al agru
paros en asociación habéis adoptado el nombre
de Círculo «Jmn Basco», nombre que encierra
un programa de bondad y amor. Deseo que
seáis numerosos y fieles á este programa custo
diándolo como vuestra bandera ».
K1 ICmmo. Cardenal Agustín Richelmy, Ar
zobispo de Turín, al bendecir al nuevo Círculo
6) completar su cultura intelectual y moral
confonne á las necesidades de los tiempos;
c) proporcionar un lugar seguro de reunión
para recrearse honestamente;
d) la mutua ayuda moral y material con todos
aquellos medios de que el Círculo puede dis
poner.
Este comprende:
i) el desenvolvimiento de una importante Sec
ción de cultura con periódicas conferencias, ier-
fí.
Entre los Jibaros del Ecuador — La casa de Ramón Fuá.
hacía « votos fervientes ]x>r la prosperidad del
niismo y i>ür la consecución del fin que se proponian sus fundadores ».
V el Santo l’iulre Pío X . en un afectuoso te
legrama. em iaba su bendición á todqs los so
cios la noche del 7 de abril de iqo?, día en
que el Círculo se inauguró solemnemente; v
el 24 de septiembre del mismo año envió á la
presidencia <lel mismo un preciosísimo autó^rafo deseando buen suceso á la jxíregrinación
promovida por el Circulo á la tumba del Ve
nerable Rosco, cu donde se reunieron las so
ciedades católicas obreras de Turín y un núcleo
de persona- de todas las clases stx:iales con va
rios Prelados al frente.
El C/n'fi/o tiene por objeto:
,
rt) la ol>ser\-ancia de los principios cristianos
entre sus socios;
lidias sociales, biblioteca circulante á propósito.
sala de lectura y un curso gratuito de lenguas
cxtran]cras; y dispone de periódicos, re\*istas
ilustradas, etc., etc..
2) Posee:
a) una sección dramática, á fin de proporcio
nar honesta diversión á los socios y sus fa
milias por medio de espectáculos artísticos y
morales.
b) una sección musical para amenizar las se
siones del Circulo y las indicadas representacio
nes dramáticas:
3) Proporciona:
rt) asistencia médica á los socios y sus fa
milias {graluila); asistencia farmacéutica (d
precios reducidos); Consultorio legal y notarial
{gratuUó) y un Secretariado para empleos, corresjxmdencia escrita y •representaciones {graluUo).
— 75 —
He aquí algunos artículos de las Condiciones
b) sala de recreo con billares, ajedrez, juegos de
sociedad, etc., etc. y seroicio de bupet á precu s generales de Póliza:
Art. 2 .— E l sodo á&<iAhorroy Previsión^ debe
económicos.
4) y finalmente, organiza ácademias musi entregar cada mes y durante 15 anos consccuti\'os:
a) una ó más cuotas indivisibles de una lira
cales y fiestas sociales según la oportunidad y
en concepto de prima del seguro;
medios de que disponga la Jrmta Directiva.
b) diez céntimos por cuota á la Caja especial de
contraseguro para el reembolso, en caso de
• muerte, de las primas pagadas;
El Círculo cuenta y a con un buen número de
c) cinco céntimos por cuota para los gastos de
socios, varios de ellos ilustres personajes del Caja. Las entregas del primer año son obliga
ClerQ y seglares. En él están representadas to torias, salvo el caso de muerte.
das las clases sociales: obreros, empleados
Art. 3. — Las contribuciones indicadas en el
comerciantes, profesores, médicos y sacerdotes art. precedente deben pagarse anticipadamente
concurren á los elegantes salones del Círculo,
á la Caja de la Sociedad.
dando así magnifico ejemplo de aquella cris
Transcurrido el mes, el socio es declarado mo
tiana fraternidad, que es uno de los más her roso; y para ponerse en regla deberá abonar una
mosos frutos de la educación recibida.
sobretasa de cinco céntimos por cada cuota y mes
Los socios son de varias clases: efectivos,
de retardo.
adheridos, honorarios y correspondientes.
Se admiten las entregas anticipadas de una
Pueden ser socios efectivos todos cuantos ha ó más cuotas.
yan estado algún tiempo en los Institutos SaEn caso de fallecimiento, las cantidades an
lesianos; <:ocios adheridos pueden serlo cuales ticipadas, con excepción del bimestre corriente,
quiera que profesando principios católicos se serán devueltas á los herederos, con tal que se
obliguen á observar el Reglamento: socios ho reclamen dentro del año;
norarios todas aquellas personas que, habiendo
Art. 4. — En el momento de la suscripción
merecido bien del Círculo por los ser\*icio3 á él el socio debe pagar un derecho de entrada de
prestados, obtienen el correspondiente diploma;
dos liras por cada cuota suscripta, y una lira por
SOCIOS correspondientes son los exalumnos de Ins la libreta-póliza.
titutos Saíesianos resideiügs fuera de Tnrin,
Árt. 5 — Todas las tasas presentes y futuras
los cuales, en cualquier ocasión que vayan á son á cargo del asegurado y deben correspon
Turin tienen libre ingreso en los locales del Cír derse con las primas.
culo, y gozan de todas las ventajas de los so
Art. 6 — Nadie puede asociar.se por un nú
cios cfccth'os además de otras que se especifi mero mayor de diez cuotas por año.
can en el Reglamento.
Art. 7. — El seguro se puede contratar tam
El Círculo tiene su domicilio en Via della bién por un suscriptor en provecho de un tercero.
Consf^lfta n. 2.
En caso de muerte ó de cesarión en el pago ]>or
*
parte del suscrijitor, se concede al beneficiario la
* *
facultad de continuar la póliza por cuenta propia.
Entre otras hermosas iniciativas de esta jo
La A sociación. según las reglas de la I^óliza Rcven asociación merece que recordemos la So glatnenlo, pagará al asegurado— si vive el dia del
ciedad •>Ahorro y Preroisión ■>de la cual nos com vencimiento — doscientosochenta liras por cada
place hacer especial mención.
cuota suscripta, recibiendo además el aumento
de la participación proporcional en las utilida
« AHORRO Y PREVISIÓN »
des sociales, con la condición de que se hayan pa
Asociación mutila de seguros sobre la vida, á capital diferido gado por completo todas las primas mensuales.
En caso de muerte del asegurado la « Ahorro
aprobada por el R. Tribunal de Tarín con decretos
y Previsión •> devolverá inmediatamente á sus le
25 de agosto y 22 de noviembre de 1909.
gítimos herederos las primas pagadas — con
« .Ahorro y previsión ■> es una asociadón de exclusión de las del primer año— según las dispo
seguros sobre la ^■ ida que tiene por sodos so siciones de los Artículos 9 y 18 del Reglamento.
lamente á los propios asegurados; — asegura
»
en caso de vida, im capital después de 15 años.
Todos ios Centros de Antiguos Alumnos pueden,
— desnielve á los herederos de los sodos las
cantidades desembolsadas como prima del se andando el tiempo, crear eo sus respectivos domi«
guro, en caso de muerte, — y hace préstamos cilios, estas ó parecidas instituciones. Los padres
de familia en general deben apoyar estas obras,
sobre las cantidades depositadas por cada sodo
después de 4 años del establedmiento de la Aso tanto por fas ventajas que ofrecen, como para ir
acostumbrando á sos hijos al « aborro y previsión ».
ciación.
DE /Mu e s t r a s
C cuaO or
VALIOSA AYUDA
p a r a la e tn o g r a fía d e lo s J íb a ro s.
'n naturalista tan ilustre como el cav.
dott. Enrique P'esta, del Museo Zoo
lógico de la R. Universidad de Turín
acaba de publicar en un espléndido volumen
el diario de los viajes científicos realizados
hace algunos años con éxito felicísimo por el
Darién y el Ecuador. En dicha obra encontra
mos páginas interesantes para la historia de nues
tras Misiones y para la etnografía de las tribus
del Ecuador (i).
« JÍBAROS »
RETRATO - VESTIDOS - ORNAMENTOS.
Ivos Jíbaros (2) son de estatura más bien
baja, pero de cuerpo rechoncho y bellas for
mas. Su aspecto es agradable, aunque su mirada
fiera y dura revelo su índole salvaje y feroz. El
color de su piel fluctúa entre el rojo cobrizo y el
moreno claro.
Cuando hablan con los blancos emplean una
especie de jerga española en que se suprime la
(i) Dr. E. F ksta : Nel Dnrien e iieirEqufttore: Diario
di UH i'iaggio di Ht% NalHt-aUsliU Toritío, 1000 Unione
Tip. Editrlce.
.Vi bim hos limiiaotos á mostrar públkanirnte nuestro
racoHocimiru/o ai i/nstre hombre de ciencia por tas re
petidas y tisoHjeras/rases que dedica á varios de Huesiros
het manos por sus trabaros, no podemos abslenernos de
reproituc»- ¡as noticias re/erentes a¡ carácter, uso y
costumbres de aquellos p 'bres libaros, pues constituyen
una preciosa con/rmación lie las importantes relaciones
de nueslrtis mistoneros.
Todavín esl&n eii estudio algunos notabilísimos tinos
de l(w muchos que ha traído el Sr. Pesia, á j>esar de la
ayuda que Imn prestado ilustres xo.Mogos; con todo es
ínn>ortuntÍsimo el caudal aportado A la ciencia por el ci
tado imuiraliíla. Sin hablar déla nueva íamilia hallada
entre sus ejemplares del li/v» Diplópodos iMiriáiK>dos)
son muchos los géneras y en grandísimo número las cspei'ies completamente nuevas, sin contar las variedades
que ha recogido el eximio naturalista.
’
(a) En su idioma se llaman ^nai a.
m is io j Me s
conjugación de los verbos y sólo usan el ge
rundio.
La primera pregunta que hacen al extranjero
es si trae regalos y en qué consisten éstos. Creen
estos salvajes que todo el que no sea de su país
está obligado á obsequiarles con abundantes
regalos. Tienen modales bruscos y son en extre
mo curiosos; todo lo quieren tocar, y si les dejáis
hacer os lo revuelven todo.
E l vestido de los hombres consiste en un
pedazo de tela de algodón llamado itipi, de
0,70 m. de ancho y 1,50 m. de largo aproxi
madamente que se ajustan á la cintura, y baja
hasta las rodillas sostenido por un ceñidor for
mado de cabellos humanos. El ceñidor debe
hacerse con cabellos de algún enemigo muerto,
pero á falta de éste pueden servir los del mismo
propietario. El üipi es bastante fuerte y está
tejido y teñido en listas rojas y negras por los
mismos Jíbaros.
Los hombres se adornan con collares forma
dos de semillas coloreadas diversamente, de
conchas, de abalorios y de dientes de monos ó
de carnívoros. Llevan á manera de tahalí largas
sartas de semillas blancas y rojas. Se adornan
además la cabeza con coronas hechas con plu
mas de varios colores colocadas en una ur
dimbre de fibras leñosas sutiles. Se dejan crecer
mucho los cabellos, que son negros, gruesos y
lisos y los dividen en tres trenzas: dos pequeñas
á los lados de la cabeza y una grande que les cae
á lo largo de la espalda atadas con cintas de
algodón. Añaden á las trenzas pequeñas, me
chones de plumas de Tucán, y cuelgan de la
grande el Tajuconcha, voluminoso ornamento for
mado con los huesos de las alas de una especie de
caprimúlgidos [Sleatornis caripestsis. Humboldt)
enriquecido con plumas y despojos de pajaritos
de brillantes colores.
Tanto los hombres como las mujeres tienen
horadado el lóbulo de las orejas v llevan en
él una varilla de cerca de 26 cm. de largo por
12 mm. de diámetro, labrada en un tallo de
Gyncrium, del cual suspenden anzuelos, agujas,
etc., etc., y pendientes confeccionados con éli
tros de coleópteros de colores metálicos.
Los hombres llevan al costado una bolsa d<
mallas, llamada huambaschi en la cual colocan
— 77 cuchillos, el pedernal, el eslabón y los anzuelos,
un vasito que contiene la pasta de achote que
emplean en pintarse la cara y un centenar de
otras cosillas. Acostumbran pintarse el rostro
á puntos y líneas de color rojo y negro. Muchos
se embadurnan pecho y brazos con extraños
dibujos.
Las mujeres visten el tarachi, especie de ca
misa ó manto de algodón de color oscuro que
les cubre el cuerpo casi por completo, hasta las
rodillas. Se adornan con collares y brazaletes de
CÓMO COSTRUYEN LAS CASAS.
Las casas de los Jíbaros son espaciosas, aisladas
y construidas en general spbre alguna altipla
nicie y cerca de una corriente de agua limpia.
Cuando rma familia quiere construirse una
casa, una vez elegido el terreno á i)roi)ósito.
invita á los amigos á que la a>mden á preparar
los trabajos. Se despeja una buena porción de
terreno alrededor del sitio designado no sólo
para proporcionar aire y luz á la casa, sino tam-
Interior de la casa de Ramón Fuá — La parte de las mujeres.
conchas, semillas y abalorios. En los días de
fiesta llevan un cinturón bastante curioso forniado por una faja de tela de la cual están sus
pendidas gran número de cintas que sujetan pe
dazos de conchas {Bxdimus) y frutos secos, que
chocando irnos contra otros hacen un ruido se
mejante al de las sonajas. Algunas, además de
las orejas se han atravesado el labio inferior por
donde hacen pasar una varilla de hueso. Cada
®ujer cuando sale de casa lleva la chinguim
(baiasta) de que se sirv’e para transportar mer
cancías y vituallas para sí y el marido, su señor
V dueño.
Los niños hasta la edad de diez ó doce años
van casi siempre desnudos, mientras que las
aínas aim las que están en la lactancia van cul^iertas con los tarachis....
bién para tener terreno suficiente para los plan
tíos. De ordinario trabajan con ardor durante
dos ó tres horas, después descansan otras va
rias. y en el entretanto cantan, tocan, comen
y beben chicha en abundancia. Terminada la
preparación del terreno tienen un banquete.
En seguida aplanan con cuidado la superficie en
donde van á construir la casa, extienden sobre
ella una capa de arcilla mojándola y apisonán
dola fuertemente á fin de formar un pavimento
sólido; y sobre éste levantan después la casa......
EN CA.SA DE CHACAIMA.
Después de hora y media de camino llega
mos á casa de Oiacaima. situada en un cerro
y rodeada de lozanas plantaciones de bananos
y de yuca, entre las que se levantan enormes
matorrales de achote y elegantes palmas choniaruru. lín las inmediaciones vense hozar nume
rosas piaras de cerdos y dar vueltas bandadas de
aves.
lya casa, como todas las de los Jívaros tiene
forma elíptica. I^as paredes están formadas
de listones de madera de Chonta (especie de
palma); el techo se cubre con hojas de bijao
dispuestas con mucho arte y unidas entre sí con
lianas. K1 ciclo raso eptá sostenido por seis
columnas de troncos de Chonta dispuestas si
métricamente de dos en dos.
La casa tiene dos puertas de entrada cu las
extremidades de la elipse; una sirve para los
hombres solamente y la otra para las mujeres.
1 )ichas puertas, cpie son muy pesadas, constan de
un solo pedazo de madera sacado del tronco de
un árbol ó labrado en tablero. Su construcción
cuesta á los Jíbaros largo y penoso trabajo pues
no emplean para ello otro instrumento que la
segur.
El interior de la casa es una vasta cámara, la
mitad de la cual se destina á los hombres y la
otra á las mujeres aunque entre arabas no exista
una división material. El visitante que se pre
sente en una casa Jíbara ha de pasar al depar
tamento de los hombres y permanecer allí.
Sería falta gravísima entrar por la puerta de
las mujeres y quedarse en la parte de la casa á
ellas destinada. Las mujeres nunca se presentan
en la habitación de los hombres á no ser que se
las llame á prestar algún servicio.
Los lechos están dispuestos simétricamente
á lo largo de las paredes; los de los hombres
consisten en una esiiecie de tablado de cañas
de bambú hendidas un jioco inclinado y soste
nido por estacas de una altura de cerca de 0*40
m. líl tablado es más bien corto de modo que
quien lo ocupa está con las piernas colgando
desde las rodillas para abajo. Para apoyar los
incs hay dispuesto transvcrsalmcnte un palo,'
bajo el cual siempre hay fuego encendido que
sirve para calentar y conservar secos los pies del
durmiente.
Cerca de cada lecho hay algunos pequeños
a>í;ieutos formados de un solo pedazo de ma
dera bastante bien labrados y una grande olla
de tierra cocida al sol cu donde se guardan los
espejillos, anzuelos, adornos, etc., etc., esto es,
todos los utensilios persónales. Las lanzas, las
bodoqueras, los fusiles, los sables y todas las
demás armas están apoyadas ó suspendidas de
\m nudoso palo que se halla cerca de cada cama,
•ó bien de las columnas que sostienen la casa.
Los lechos de las mujeres son semejantes á los
■ que usan los hombres, pero cerrados por arabos
iados con una especie de pared hecha de canas
78 de bambú hendidas, de manera que vienen á for
mar otras tantas celditas abiertas por delante.
En cada lecho están atados dos, tres ó más
perros de una raza indefinible, flacos y feos en
demasía, pero que son en extremo vigilantes y
excelentes ¡jara la caza. Cuando se acerca algún
extraño, aquellos perrazos con sus furiosos la
dridos producen un estruendo ensordecedor.
Delante de las camas de las mujeres se ven
clavadas en el suelo, tres estacas, que entren
zándose forman una especie de trípode del cual
suspenden las mujeres las ollas en que hacen la
comida.
LA CASA DE RAMON.
Para llegar á casa de Ramón tuvimos que se
guir un sendero que corre hacia el Sur á través
de espesas y majestuosas florestas, abundantes
en árboles colosales por cuyos troncos trepan
plantas variadas, parásitas y epifitas, entre las
cuales sobresalen gigantescos Philodendron.
Reina en estos bosques un silencio solemne;
sólo de cuando en cuando se oye de la cumbre
de los árboles el grito de algún Tucán, ó entre la
espesura del matorral se deja oír el canto armo
nioso del Flautero. Los Jíbaros me han dicho
que este cantor admirable es un pajarillo de
plumaje poco mstoso. Su canto semeja el de la
flauta; da comienzo por una .estrofa, que se in
terrumpe bruscamente. El suelo está cubierto
por doquier de un tapiz elegantísimo de se
lagináceas, espléndidos heléchos, palmas enanas,
begonias y multitud de otras plantas de de
licadas hojas.
I’uriosos ladridos nos anunciaron la pro
ximidad de la ca-:a de Ramón. Hállase situada
á dos ó tres horas de camino al Sur de la Misión
en medio de lozanos plantíos de bananos,
cañas de azúcar, yuca y achote. Es bastante espa
ciosa y bien construida. Como todas las casas,
de los Jíbaros tiene forma elíptica; comprende
además una especie de atrio y un pequeño
patio que da acceso á la puerta de los hombres.
Los muebles están dispuestos dentro con
mucho orden. Contra una de las columnas que
sostienen el techo está apoyado una especie
de armero en donde colocan con mucho orden
los numerosos fusiles, propiedad de la familia,
los sables, machetes y otras armas.
ARM.\S PREFERIDAS.
Antiguamente la lanza de punta larga y
triangular la hacían de la madera durísima de
la palma llamada Chonta; ahora, la citada punta
es de acero generalmente. Estos salvajes se 1^
procuran haciendo cambios con los blancos; es
— 79 —
efecto, los hierros de sus lanzas con los ma
chetes hachas y fusiles son los objetos prefe
ridos por los Jibaros para el cambio.
En la guerra usan como arma defensiva un
escudo redondo de madera bastante resistente.
Hubo un tiempo en que usaban hachas de
piedra, semejantes á las que tenían los antiguos
aborígenes; hoy casi todos las tienen de acero.
OBJETÜS DOMÉSTICOS.
Los enseres domésticos son casi todos de ma
dera ó tierra cocida. Las mujeres tienen mucho
habilidad para fabricar con arcilla, ollas, vasos
y escudillas {piñingas), que hacen cocer al fuego,
ó bien secar al sol. También usan como reci
pientes calabazas vacíos.
Estos saU’ajes como y a se ha dicho, tejen muy
bien el algodón con el cual confeccionan telas
y cintas de mucha duración. Para hilar el al
godón emplean una especie de rueca y un huso
de madera de Chonta, y para tejerlo, un telar
también de madera hábilmente combinado.
Los instrumentos musicales más usados pcu
los Jíbaros son, la flauta, una especie de cla
rinete hecho de cañas y un pequeño tambor.
Para trasmitir señales á gran distancia usan
el tunduli, grande caja sonora hecha de un tronco
de árbol ahuecado, sobre el cual golpean con
una pesada maza á guisa de martillo. E l tunduli da un sonido oscuro que se oye á gran disi
tanda.
LA « CHICHA » Y LA PESCA.
Indios Jívaros : Cayapú y Masshu.
El arma de caza preferida es la bodoquera,
largo tubo formado con dos pedazos de madera
de C/íC'/.: ? unidos y pulimentados con una espe
j e de resina. Soplando con fuerza dentro de tal
hibo, estos salvajes lanzan pequeñas flechas
de madera de 25 á 30 cm. de largo, con las
cuales hieren, sin fallar el golpe, pajarillos á la
distancia de 30 á 40 metros. Envenenando la
punta con una sustancia llamada ticuna, ma
tan con ellas, Penelopes, Monos y Ciervos. Los
Jíbaros se proveen de este \'eneno de los salvajes
Wven en el Río Marañón. Este veneno tiene
aspecto viscoso, es de color negruzco, y se
^®nser\-a en vasitos de tierra cocida.
L a chicha de los Jíbaros se prepara con pasta
de yuca [Manihot aipy). Para prepararla, las
mujeres hacen hervir la raíz de la yuca después
de haberle quitado la piel, y la majan hasta ha
cerla una papilla; después mascan ])arte de la
misma y lo escupen en la masa restante; parece
ser que la saliva obre como fermento. Después
que la pasta ha fermentado algunos días la
ponen en un vaso de tierra, ó bien, si deben lle
varla en viaje, la en\melven cuidadosamente en
hojas de banano. Para preparar después la bebida
diluyen una cierta cantidad de aquella pasta
en una escudilla llena de agua moviéndola con
las manos, y luego la mastican y la escupen en la
vasija.
Cualquiera comprende que á vista de tal
preparación el estómago se le revueI^'e á quien
no tenga costumbre de verla.
Cuando los Jíbaros quieren hacer una buena
pesca en\-enenan el agua de un buen tramo de
la corriente de un río con el jugo de la raíz del
Barbasco, arbusto que crece abundantemente
en aquellas florestas, arrojando al agua en el pa
raje en que quieren pescar ima buena cantidad
de dicha raíz previamente machacada. Al poco
tiempo el veneno comienza á obrar y ios peces
\-ienen á montones aturdidos y transportados
por la corriente. Los Jíbaros recorren entonces
el curso del rio, los van recogiendo, y así sin fa
tiga cogen grandes cantidades de ellos.
La pesca pr^ ticada por este procedimiento se
considera entre los salvajes como una fiesta, á
— So
la cual convidan á j)arientes y amigos hartán
dose de pescado y de cJiicha.....
CÓMO VIVEN.
I,os Jíbaros viven en la más completa anar
quía; no reconocen autoridad alguna. Cada fa
milia tiene su jefe ]>ero la autoridad de éste es
meramente nominal; ejerce una supremacía que
se limita al oficio de guía más bien que de jefe. Ni
en las guerras los padres tampoco tienen al
guna autoridad sobre sus hijos cuando estos
llegan á los 14 ó 15 años; los jóvenes se consi
deran á esa edad completamente libres de hacer
cuanto les plazca.
Por el contrario, las mujeres siempre están
sometidas á los hombres; solteras dependen de
sus padres, casadas, del marido y cuando éste
mucre pasan á poder de los hermanos del
muerto.
K1 matrimonio se reduce á la simi>le entrega
que hace el padre de la muchacha á su preten
diente. Con frecuencia sucede que el yerno
está obligado á servúr al suegro por algún tiempo.
La fiesta del casamiento celébrase cuando el
novio conduce á su casa á la novia. El que hace
de sacerdote da á beber á los esposos una in
fusión de tabaco; después los parientes bailan,
comen y tragan cantidades enormes de chiclux.
listos salvajes practican la poligamia. La
mujer es una verdadera esclava; debe seguir
á su marido en los viajes, llevando no sólo los
víveres sino también los objetos para el cambio,
mientras su señor y dueño camina delante sin
otra carga que sus armas. Ella del>e cultivar el
huerto, cuidar de los animales domésticos, lim
piar la casa, proveer la leña para el fuego y
hacer la cocina, y si su marido no está contento
de ella la golpea sin piedad.
Ocurre con frecuencia que hombres ya adultos
toman por esjxjsas muchachas de ocho ó diez
años. Dicen ellos que lo hacen para enseñarlas
y educarlas en sus costumbres particulares.
No se debe, sin embargo, creer que estos sal
vajes sean insensibles al amor conyugal.....
CREENCIAS RELIGIOSAS.
'Los Jíbaros no tienen religión bien defi
nida; pero creen en una vida futura, en un
espirita l>enigno que hace crecer las plantas
y los animales y en otro malo llamado por ellos
Dicen ellos que este espíritu maligno
suele aparecérseles en el sueño bajo la forma de
una mona negra, sobre todo cuando están em
briagados por el cocimiento de ncUema, (i) que
(1) SeRvVn el doct. Rivet, el cocimiento de nattma lo
obiiciUM) los Jilxiros haciendo hervir en el .tgu.a una liana
ftíauisfei ia caapi). Cfr. h\ÍHtki\--pologie, lom. XVIII,
p. sya.
beben de propósito para provocar estas apa
riciones.
Tienen sacerdotes ó hechiceros, llamados
brujos ó huishinu, que presiden las fiestas más
como maestros de ceremonias que como ver
daderos sacerdotes.
El oficio principal de estos hechiceros es la
curación de los enfermos. Cree el Jíbaro que
todas sus enfermedades provienen de la mal
querencia de algún enemigo suyo. Para librarse
de él recurre al arte del brujo.
Los tales hechiceros son impostores desca
rados, que cumplen su oficio de noche y á fa
vor de las tinieblas. Se hacen pagar por antici
pado. Los honorarios consisten en un perro, un
hacha, alguna punta de lanza, ó un machete.
Para curar á un enfermo el brujo antes de
todo se embriaga (ó finge embriagarse) be
biendo infusión de tabaco ó de natema; después
hace apagar todas las luces y comienza á agi
tarse cantando una monótona é interminable
cantilena con la cual llama en su ayuda á los
Jguanchi: luego describe la entrada de éstos en
la casa á través de las paredes y prosigue na
rrando muchas otras bufonadas semejantes.
En seguida aplica la boca en la parte dolorida
del enfermo y chujia con gran esfuerzo escu
piendo de cuando en cuando. Cuando se cansa
de chupar ordena que se enciendan las luces y
enseña á los presentes ya una araña, ya un
diente de Saino, ya una espina ó cualquier otro
objeto que él osegura haber socado chupando
del cuerpo del paciente y es la causa de la en
fermedad. Inútil es decir qué tenía escondido
el objeto hábilmente en su boca ó en otra parte.
Si el brujo al visitar á un enfermo nota que
éste se encuentra próximo á morir, rehúsa cu
rarlo con el ]>retexto de que el enemigo ha in
troducido tan profundamente el objeto ma
léfico en el corazón del enfermo que le es im]K)sible extraerlo.
El brujo debe pagar con la vida su equivoca
ción si el enfermo muere, después de practicada
la cura. Para conocer el nombre del que fué
causa de la enfermedad, uno de los miembros
de la familia se embriaga con el cocimiento de
naícnta y después se retira á una cabaña cons
truida á propósito en lugar apartado del bos
que, donde evocado por su imaginación, feroz
mente excitada, el Iguanchi se le aparece en
sueño y le revela el nombre del enemigo. Desde
aquel momento se resuelve su muerte; tardará
quizás algunos años, pero rodeado de con.^t.antes
insidias acaba por ser muerto inexorablemente.
A causa de estas venganzas estos salvajcí
llevan una vida sumamente desgraciada. pM*
que están en continua an?ia. y las familias *
hallan cu guerra las unas contra las otras sin
descanso.
—
8i —
Las enemistades entre los Jíbaros, á más de
las cansas dichas se suscitan por otras muchas
con frecuencia fútiles.
INSTINTO BELICOSO.
El instinto belicoso está muy desarrollado
en estos salvajes, y es raro que cuando varios
de ellos se reúnen para conversar no terminen
hablando de matanzas, de guerra y sJianzas.
Los padres hacen cuanto pueden por insinuar
en la mente de sus hijos el odio contra los ene
migos de la familia.
Cuando los Jíbaros han resuelto atacar á una
tribu ó familia enemiga procuran reunirse en
d mayor número posible, después emprenden
el viaje, con frecuencia largo, para llegar á la
morada del enemigo.
Una vez cerca de su casa se esconden con cui
dado en espera de la noche. Acostumbran atacar
pasadas las primeras horas de la media noche.
Rodean la casa y arrojan sobre el techo algunas
flechas que llevan en su extremidad posterior, un
manojo de hojas secas encendidas, y así fácil
mente incendian la hojarasca que cubre el techo.
Las llamas y el humo denso que bien pronto
aparecen, obligan á los míseros habitantes de
la casa á salir fuera y entonces se produce una
algarada feroz en la cual los atacados entorp cidos por el sueño y cegados por el humo son
\-encidos con facilidad.
Realizadas así sus heroicas hazañas cortan la
cabeza á sus victimas y las llex'an consigo para
preparar la shanza.
de cerdos y pollos. Los hombres procuran reunir
gran cantidad de carne salvaje y de pescado que
conservan ahumada.
Son in^dtados á la fiesta todos los parientes y
amigos del festero, ó sea del que ha conquistado
la shanza. No pocos in\*itados \nenen alguna vez
de lugares distantes quince y más leguas de
camino.
L.\ € SH.A.NZA * .
Con este objeto desuellan con cuidado la ca
beza. y después de haber puesto la piel en agua
hir\’iendo la colocan sobre piedras enrojecidas
de grueso cada vez menor; el calor contrae la
piel hasta que ésta se reduce al tamaño de la
última piedra del volumen de una naranja, que
los Jíbaros suelen siempre llevar consigo á la
guerra. Finalmente- pistan la piedra, llenan la
piel con ceniza caliente, y por último cosen con
cuidado los labios y la abertura del cuello.
La cabeza momificada de este modo conserva,
aunque groseramente, las facciones del muerto,
ta cabellera y los pelos permanecen intactos.
Este lúgubre trofeo que el Jíbaro lleva con or
gullo en sus expediciones guerreras, da oca
sión á la fiesta más solemne que celebran estos
sal\-ajes.
Los preparativos para esta fiesta duran va
rios meses. Las mujeres fabrican un gran número
de ollas de tierra cocida, que después se llenan
de chicha, y crian á propósito una buena porción
Indios Jívaros: Mamacu y su hija.
La fiesta se convierte en una orgía desenfre
nada que dura cinco días, durante los cuales los
invitados bailan, beben y comen á más no po
der acompañando la francachela con una música
ensordecedora de flauta, tambor, gritos y gol
pes de iunduH.
Concluida la fiesta, cada uno vuelve á su casa,
y la shanza va á parar en seguida á manos de al
gún blanco que la compra generalmente al
precio de un fusil.
Las leyes del Ecuador prohíben rigurosamente
tan execrable comercio, prohibición muy opor
tuna. pues y a se comprende que el comercio de
semejantes momias contribuye á excitar los
instintos sanguinarios de estos salvajes,...
— 82 —
unos f 6n’ ki{res.
Cuando mucre un Jíbaro los parientes lloran
su muerte durante varios días con grandes la
mentos: ¡harán! ¡hacirán!... (Ay de mí! pobre
de mil). Si se trata de un nino lo ciitierran en
casa dentro de una fosa jirofunda. Si el muerto
es un adulto, construyen en uno de los huertos
(jue rodean la casa una cabaña de forma cua
drada, de cerca de 2 m. de lado y 1,50 de alto
formada con una empalizada y cubierta con un
techo de hojas semejante al de la casa. En medio
de ella colocan un tronco de árbol á guiso de
asiento sobre el cual colocan el cadáver sen
tado con los brazos sobre el pecho. Al rededor
del cadáver construyen una empalizada de
gruesos palos de Chonta, que después revisten
con una capa de anchas hojas enlazadas con
fuertes lianas de modo que forman un tubo
cilindrico de un medio metro de diámetro. Cu
bren la boca de éste con un grueso tablón de
madera sobre el cual colocan una piedra. En
el interior de la cabana cuelgan diversos canas
tos que contienen víveres de diferentes especies
y vasos llenos de chidui, á fin de que el muerto
no tenga hambre durante el viaje, que debe ha
cer, según ellos creen, para llegar al lugar de la
felicidad ó jiaraíso, en donde gozará dé toda
clase de jdaceres sin tener que trabajar.
Cuando hacía mi viaje por estas tferras. al
gunas familias de Jíbaros, que vivían en el
vallo de (Jualnquiza, acostumbraban llevar con
sigo sus muertos á la Misión, á fin de que fuesen
sepultados en tierra sagrada....
ESI'KR.'XNZAS DIC CIVIUZACIÜN.
El número de estos salvajes va disminuyendo
gradualmente, l.as causas jirincipales que con
tribuyen á diezmarlos son: las grandes enfermeda
des epidémicas, sobre todo las viruelas. En los
jiarajes en que se encuentran en contacto con
los blancos hay que añadir á las citadas causas
deletéreas el efecto mortal de las bebidas alco
hólicas á que son aíicúmadísimos y con que se
embriagan siempre que la ocasión se presenta.
Los Jibaros muestran mucha benevolencia
hacia los blana^s, animados con la esperanza
de obtener provecho en los cambios, merlianto
los cuales se proveen de instrumentos de hierro,
armas, municiones, vestidos y ornamentos.
voces, sin embargo, prevalece el instinto
sanguinario como lo prueban las matanzas
realizadas por estos salvajes hace 20 años antes
de mi venida á Gualaquiza y á Macas. Tero hay
que observar que quizá en aquella-^ wasiones,
la culpa no era toda de k>s salvajes, pues á lo
que parece, los blancos muertos habían empleado
ct)u ellos una conducta abusiva y ofendido el
orgullo de aquellos belicosos salvajes.
Los beneméritos Misioneros Salesianos están
dedicados con celo á la difícil obra de. civilizar
á estos salvajes. E n cuanto á los adultos no
hay que alimentar grandes esperanzas. El
Jíbaro, como dice muy bien un misionero {1}
pedirá con entusiasmo el Bautismo, especial
mente cuando sepa que en premio de ello le
darán telas y otros objetos; asistirá también
con seriedad y compostura á las funciones religiosa=;: pero cuando tratéis de hacerle moderar
alguno de sus salvajes y bestiales instintos siem
pre os responderá burlonamente.
Mejores esperanzas dan los jiiños. Si á fuerza
de paciencia se consigue hacer entrar en aquellas
juveniles inteligencias ideas civiles y morales,
es seguro que se conseguirá mucho de ellos,
porque son muy inteligentes.
E n estos últimos años los Misioneros Sale
sianos de Gualaquiza han conseguido que al
gunos niños y jóvenes Jíbaros vivan en la Mi
sión. Varios de ellos fueron educados conve
nientemente é instruidos en diversos oficios.
Uno de estos jovencitos acompañó en 1907 al
Padre Francisco (D. Francisco Mattana) en
su viaje á Europa. Y o tuve ocasión de verle ea
Turín en el Oratorio Salesiano, y me quedé ver
daderamente edificado de su aspecto.
UN RI-XUERDO PERSONAL.
Con gusto terminamos con un recuerdo per
sonal:
Antes de mi partida de la Misión se hizo una
fiesta en mi honor. Los misioneros y sus alumnos
han trabajado más de quince días arreglando
con telas de colores y banderas italianas, con
ramos y lloros toda la techumbre del taller con
vertida así en un salón de bellisinio asjjecto.
La bandera nacional que llevé al Pongo on
deaba sobre una tribuna en que yo debía sen
tarme.
El domingo 12 de julio se llevó á cabo la fiesta
en la que tomaron parte todos los colonos de
Gualaquiza y muchos salvajes. Después de al
gunos himnos, ejecutados bastante bien por los
alumnos de la Misión; los misioneros me diri
gieron varios discursos inspirados en el más
vivo afecto hacia mi. Entre otros, el misionero
Avalos pronunció un discurso en la lengua de
los Jíbaros. Y o respondí lo mejor que pude en
lengua española; después todos los invitados,
se reunieron en un banquete que resultó ani
madísimo. Se pronunciaron muchos brindis
ensalzando á Italia, al Superior de los Sale
sianos D. Rúa y á la República del Ecuador.
íi) Fr. J. M. Magalli, CotfC'ióii df carta'; setre ¡Ci
üiíminicaHas dei Oriente, Quito, 1S90, Carla V,
p. 3$.
A
fe r
w».
o-H-To.
T °-O o o o / ® \ o o O = “°Toooo” ‘^
E L CU LTO
de María Aaxiliadora
Nis tenemos la persuasión de que, en las vlclsliudes dolorosas de los tiempos
que atravesamos, no nos quedan más consuelos que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa protección de la Yirsen bendita, que iu¿ en todo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
n o x.
<}
J
S a lv o prod igio sam en te.
El 17 del corriente, el cielo se cubrió repentina'
mente de nubes, ima de las cuales, se extendía sobre
los hombres y las casas con ima oscuridad desa
costumbrada é impresionante. La tempestad
avanzaba amenazadora. Mi padre era secretario
del Ajmntamiento, y fiel ó su deber, resuelve sa
lir de casa antes que la tempestad se lo iinrida.
Apenas fuera, se oye un fragor seco, formidable
y nos hallamos de improtúso arrojados en un tor
bellino de centellas de fuego, vidros hechos peda
zos, ladrillos, piedras, argamasa y envueltos en un
pulxTSCulo denso, sulfuroso que nos quitaba la
respiración. « ¡Dios mió! María Auxiliadora! salvad
ú niestros hijos! ->Las mujeres lloraban desconso
ladas. Papá estaba tendido en iuikIío de la calle,
cubierto de sangre: el rayo lo había herido tan gra
vemente qxie no daba señales de xúda: ¿ Perderemos
á papá? ¡oh no! Madre Auxiliadora, salvádnoslo! ■>
Vino el módico al instante y no tlió esperanza nin
guna. De nuestro corazón continuaba brotando la
oraciíin ardiente, sincera, firme: - Vos todo lo podéis.
haréis, ¿verdad. Madre? Si. el corazón nos dice
que .si!
De pronto el pecho de papá se levanta;
papá respira; su pupila hasta entonces imnoblc,
mueve y sus labios pronimdan unas palabras
dulces que nos consuelan. El prodigio estaba realizrtdo. Papá \-i\ia. Después de un día de descanso,
ordenado por el médico, papá volvió á su oficina
coa indecible gozo de todos sus amigos.
¡Oh! que la Virgen Auxiliadora, la Consoladora
de los afligidos, acepte la oferta de una familia re
conocida. nos guarde y nos proteja siempre.
¡Viva María Auxiliadora!
La familia F e l i c e .
Jenne (Roma), Obre *6-1909.
Bogotá (Colomb.). — En Marly, casa de salud de
esta ciudad, debía practicársele á mi esposo una
operación al hígado, de la cual los médicos que
lo a.<,istian no esperaban se salvase. Antes de ser
<T>erado recibió la ^ d a . Comunión y dejamos en
®anos de iíaria Auxiliadora el buen éxito de la
operación. Pasada ésta, k) deshaudaron de nuevo:
le habían extraído tres litros de pus, y el pedadto
pequeñísimo de hígado que le quedaba, lo siLspendieron de una costilla con hebra de seda. Cinco
días después de practicada, entró en agonía.
Medio cuerpo tenia paralizado y se creía que nin
gún órgano fundonaba: redbió la Extrema Un
ción y se esperaba que de \m momento á otro expi
rara. vSolamente 3^0 deda que no moriria, porque
no lo pennitiria María Auxiliadora. iE esperanza
en'lilla fué muy grande, y por eso fué escuchada.
Hoy se encuentra mi esposo completamente bien,
y no deja mi solo día sin alabar á María Auxilia
dora. En acción de gradas publico tan milagrosa
curadón.
¡Alabanzas y gracias á María Auxiliadora!
A d e l a F. d e G o n z á l e z .
L a s P alm as (Esp.). — En circuastancia-s di
fíciles acudí á María Auxiliadora para (jue me ilu
minara, y del moílo que menos me e.spcraba é ins
tantáneamente redbi la suficiente luz para arre
glar mi asunto que me daba que jxmsar desde hacía
mucho tiempo. En análogo caso recurrí a Ella otra
ocasión y recibí igual favor.
24 Obre 1909.
I g n a c i o de J a r a .
L o rica (Col.), — Estando im joven de Moinil
casi ci^o, pues no veia más que bultos, la preceptora de escuela hizo una estampa Ixirdada de
seda y oro >’ la hizo bendedr y colocar en un marco
á fin de que el joven acudiere á la Virgen. El joven
se entregó completamente á María Auxiliadora no
cesando de pedirle que le devolviese la vista.
En poco tiempo y con asombro de todos fué visto
perfectamente sanado, y sin báculo ir y venir
cual sí nunca hubiese estado enfermo. De lo que
dá infinitas gracias á la Virgen.
M ariano G a rcía L l ó r e n t e .
Madrid (Col.). — Hada año y medio que á causa
de un enfriamiento pierdí casi del todo la voz. en
términos que apenas se me oía lo que hablaba. Se
gún opinión de los médicos, perdida toda esperanza
hallábame en peligro de volverme tísica. Hice
entonces la novena á Mana Auxiliadora con el
-
objeto de recolwar el habla natural. Al día si
guiente tle acabarla comulgué y habiéndome sen
tido tan enferma que tuve necesidad de hacer
cania, le pedí entonces á Nuestra Señora me diera
Ucencia de hablar recio y me pu.se á ensayar nom
brándola á ella misma. Iimiediatamente recobré la
voz natural.
I’ ueden atestiguar esto el Sr. Párroco y cuantas
personas me conocieron en mi anterior estado.
Por gratitud á María Auxiliadora, mi amadísima
madre, hago esta publicación é hice ima petjueña
linuxsna para las obras salesianas.
Setiembre 3 de 1909.
C lem en tina G onzález.
Ronda (Kspaña). — Durante más de lui año
estuve padeciendo una terrible enfermedad que
en más de una ocasión me ])ilso á las puertas de la
eternidad. I^a iiltima vez fué tanta la gravedad,
que se hicieron oraciones especiales por mi cu
ración; y la Sma. Virgen, que no desoye nunca las
plegarias de corazones fervorosos, quiso que yo
pudiera darle gracias una vez más de los favores
que Ella derrama á manos llenas.
Hace más de
año ejue disfruto de ima salud
excelente, y atribuyéndolo á eso que la Virgen ha
escuchado mis súplicas y las de mis hermanos y
niños de este Colegio, doy gracias á María Auxi
liadora y suplico se publique esta gracia.
F rancisco M árm ol.
Colón (Panamá). — En días pasados me sentí
atacado por vuia enfermedad bastante dolorosa.
Tomé varias clases de medicinas, y todo fué en
balde. Así. en tan fatal situación dejé pasar algún
tiempo, creyendo que — á la larga — pudiera
mejorar. ¡Triste y engañosa esperanza! El mal au
mentaba á medida que pasaban los dias.
En este estado, ya no me quedaba más que el
Auxilio Divino. Y deseé ocurrir al él. — líntoiices
me acordé de María Auxiliadora, de cuyo gran po
der ya había oído hablar.
I<e ofrecí una promesa, con tal que curara mi en
fermedad. Algunos (lias después, me entontre per
fectamente bien, lilla, dada su inmensa (X)mpasit’m para los que sufren haliia dc-iterrado mi enfer
medad. Y yo be dejo satisfecho mi ofrecimiento,
publicando hoy esta gracia.
36 de ngoMo de 1909.
Y . G. H.
San tiago (Esp.). — Por deber de conciencia
publuxi cu el Holet\n Salesiano. y mando á la Casa
de Vigií ¿5 ptas. de limosna.en señal de gra
titud jx>r el siguiente favor, obtenido de la Virgen
Siuitísima María Auxiliadora. Debido ó un cáncer
maligno, fui llevada al Hospital de Santiago para
ser operada: esto se hizo, pero con tan mal éxito,
que ios médicos manifestaron ser todo inútil y
me dejaron por desahuciada. Una auriga mia.
Da. V. P. de B.. ligada con mi familia con antitigua amistad, reúne á sus hijos y amigos y les
dice: Ahora es tiempo que acudamos á María
Auxiliadora: la (ñencia humana se dio por vencida:
•conviene inter\*enga el poder divino. Asi fué: á los
-pocos dias fui mejorando de tal modo, que ya no
8 4
-
queda rastro siquiera de mi doleniúa. ¡Gradas, pues,
oh Madre mí a!
5 de diciembre de 1909.
D. B.
Dan también, con tocia la efusión de su alma, gracias i
María Auxiliadora y envían una limosna:
Acoyapa (Nicaragua). — Doña Carmen L. de
Sevilla, i>or haberle salvado la salud y la vida, se
riamente comprometida por la fractura de un
brazo en medio de un desierto. — Srla. Adelina
Báez, por una gracia. Lni. 5 pesos.
Arenal S. Carlos (Costar.). — D. Francisco C. '
Hernán, por la salud recobrada. — Doña María
Hernández, por la curación de unas dolencias cró
nicas de 5 años. — D . Guillermo Mora, por va
rios favores.
Albacete (Esp.). — E l Exm o. Sr. D . Rafael
Aguado y Valcárcel, por liaberle sanado de una
grave enfermedad. Lim. 3 ptas.
Almodóvar del Pinar (Esp.). — D . Jacinto Herráiz, por un favor, y manda celebrar una Misa
solemne en honor de M. A.
Barcelona (Esp.). — La familia Camp, por fa
vores recibidos, hace celebrar dos misas,
Cartagena (Col.). — Doña Amelia Peñarredonda
de Caviedes, por haber obtenido la salud para sus
liijos Ana, María, Ernesto, José, Francisco, Rosa
y Jerónimo, y envia una limosna.
Canales (Esp.). — Doña Rosalía Pérez, por gra
cias recibiíias, 15 pías.
Coruña (Esp.). — D . E. M., por el buen arre
glo de un grave asunto.
Fuente Navarro (Esp.). — D . Honorio Rui*,
por un favor. L. 10 pts.
Gascuña (Esp.). — D . Eugenio H . Ladrón it
Guevara, por un gran favor, 5 ptas. — D. Per
petuo Martínez, Decurión tle los Coop. S. por uu
favor, 3 pías. — D . planuel Martínez Sáiz, por
ul. \ pta. — D . Alejandro Catalán, por la cura
ción de un cuñado suyo gravísimo.
Gerona (Esp.). — />. Juau Cassá, por la porten
tosa curación tle su nietecito Juan, que gravemente
enfermo acudió á Maria Auxil, ofreciéndole 5 ptas.
de limosna, que envia.
Jicuani (?)
Doña Maria Cannelina Tupayackt
por varias gracias, especialmente su salud — La
St'ñora Pezo de Moseoso, por un favor — Da. Car
men fenara TupayacAi, j>or la curación tle su ma
dre.
Madrid (Esp.). — Da. Carmen Morales, por fa
vores muy señalados á un primo suyo. — Da. Car
men Aviilaga. por la curación de su hijo — DaRamona GorUi, por la feliz operación de una so
brina suya, la curación de otra y muchos otros
favores. — D . J . M. C. p.or la salud recobrada y
otros favores. — D . Pedro Rodríguez por la cura
ción de un primo suyo.
Montilla (Esp.). — D . Algimiro Madrid y D*.
Aurora Espejo, fx>r haber librado á la enferma Can*
delaria Rufilo de graves consecuencias en un vómito
de sangre.
Niosilamba (Méjico). — Doña D. Barajas, por
la curación del apreciable joven D. jesús Amienta.
Ronda (Esp.). — Da. Maria Ferres, f>or un favor.
Rioseco (Esp.). — Da. Rosalía Pérez,, por un
favor. L. 15 pías.
Sarria (B. Esp.). — La Abadesa del Real
nasterio de Sia. Sfaria de Pedralbes, por la salod
concedida á una postulanta, hoy ya profesa. L- *
ptas.
POR EL NUMDO SflLESiaiNO
£1 lubileo Episcopal
de jE o n s . J u a n
^ a ^ lic r o .
ientras en el Oratorio de*' Valdocco se
conmemoraba con íntima fiesta de familia
la grata fecha del XX \' ®Aniversario de la
Crasagradón del primer Obispo Salesiano, en San
José de Costa Rica en Centro América donde pre
sentemente se encuentra como Delegado Apostólico
y Enviado Extraordinario de las Santa Sede, c»n
maravillosa unión de personas de todas las clases
sociales celebrábase con soleranisimo aparato la
misma fecha jubilar.
Bn Costa Rica.
El limo, y Revmo. Sr. Dr. D. Juan Gaspar
Stork, Obispo diocesano , anunciando con carta
pastoral del i6 de Noviembre las Episcopales bo
das de plata del gloriosamente Reinante Pontífice
Pío X, y las de su Representante en Centro América
ordenaba que en todas las Iglesias de la Diócesis el
de Diciembre se celebrara el doble aconteci
miento glorioso con numerosas Comuniones. so
lemnes oficios con sermones apropiados á la circustanda y el canto del himno del ^[radedmiento.
En la Santa Iglesia Catedral de San José ponti6có el limo. Mons. Cagliero. La Catedral estaba
bellisimamente decorada: sobre la ptierta principal
lodan los escudos de la Santa Sede y de la Delega
ción Apostólica en Centro América. El interior pre
sentaba im aspecto encantador; al fondo en el
altar la imagen de la Imnactilada Concepdón se
destacaba sobre tapices celeste y blanco, los sim
bólicos colores de la madre de Jesús: á los píes
flores en gran cantidad, de todos los matices, y de
todos los perfumes.
A las 8.50 la comitiva, formada por Mons. Ca
gliero, el Vicario y Deán del Cabildo, Doctor Zanora. la Comisión del Cabildo, los secretarios de
h Delegación Apostólica, el Secretario y comisión
del Sr. Obispo Diocesano, llegó al palacio Episco
pal en cuatro carruajes de lujo.
Hn el camino, desde la L ^ adón basta la Cate
dral, Mons. C^liero recibió el homenaje del pue
blo que se agrup>aba para verlo pasar y saludarlo.
Al llegar al Palacio Episcopal fué recibido con
•^sajos cordialisimos. formándose luego el cor
ojo precedido por el Maestro de Ceremonias, luego
a an lado y otro en dos filas el Seminario Mayor; al
centro el Delgado y los miembros del Cabildo,
dii^éndose á la Catedral entre niunerosos fieles
•pinados en las aceras.
Al llegar al atrio, mientras bajo una lluvia de
flores el cortejo se dirigía al altar mayor, la or
questa rompió con el hinmo miiversal del papa, de
Gans: fué aquello de un efecto prodigioso, emocio
nante especialmeute cuando á la nutnda orquesta,
quisá la más completa que haya tocado en aquella
Catedral, se unieron numerosas voces que luego eje
cutaron con intachable interpretación el « Tu es
Sacerdos » de Weigand.
Siguió la Misa Pontifical, durante la cual, bajola dirección del limo. Canónigo D. Rosendo de J.
Valenciano los cantores, orquesta, órgano interpretarono maravillosamente la Misa á cuatro voces
de Cayetano Foschini, op. 128; oyendo la con
currencia apiñadísima con mucha satisfacción una
hermosa improvisación con que Mons. Caglieroquiso agradecer la entusiasta participación de
tantos amigos á la celebración de su Jubileo Epis
copal: la inolvidable ceremonia terminó á las 12.30.
Y a desde el día antes, martes 7, en el palacio de
la Delegación Apostólica Mons. Cagliero había
obsequiado con mi suntuoso banquete á las más
altas personalidades. Asistieron el Dmo. y Rmo.
Sr. Obispo Diocesano, el Exmo. Sr. Presi
dente de la República, Honorable Sr. Presidente
de la Corte Suprema, Hxmos. Sres. Ministros de
Relaciones Exteriores, Gobernación y Guerra,
Exmo, Sr. Ministro de Panamá; Exmo. Sres. Dres.
Uclés, Angel M. Bocanegra, José Astúa Aguilar y
Morales: y los Honorables Señores Encargados de
Negocios de El Salvador, México y Guatemala.
A los postres hizo uso de la palabra el Exmo.
Sr. Ministro de Relaciones Exteriores: « Cuán
pocos, dijo, los que á semejanza del Venerable Pre
lado que hoy nos honra con su generosa hospitalidad,
pueden pensar sin temor de equivocarse: mi obra
no perecerá conmigo. Y yo añadiré á riesgo de las
timar una modestia de lodos bien conocida: el nom
bre del obrero tampoco será olvidado, porque está
inscrito en el libro de oro de los bienhechores de la
humanidad » y con im espléndido discurso tejí>> la
vida infatigable de ^lons. Cagliero.
Este contestóle agradeciendo o^rdialmente las
honrosas frases del Ministro y las exquisitas aten
ciones con que ha distinguido la Delegación, y con
rebosante afecto añadió: E n este momento tan
lleno para mí de suaves emociones, me siento tam
bién en la obligación de manifestar mi grande sa
tisfacción ai Exmo. Sr. Presidente de la República,
al limo. Sr. Obispo, á los Exmo. Sres. Presidentes
del Congreso y órrte Suprema, á loe Ministros del
Poder Ejecutivo, á los Ilustres Magistrados de la
Alta Corte de Justicia Centro Americana y á mis
amadísimos Colegas del Cuerpo Diplomático, por
—
la honra altísima que me han dispensado asistiendo
á este humilde ágape, cuyo fin es recordar y festejar
el X X V * Aniversario de mi Consagración Episco
pal Y después de tributar un agradedmiento fer
voroso á la Divina Provideticia por los auxilios
con que le ha cencedido de trabajar tánto y siem
pre con éxito, « M is años, añadió, mi experiencia,
mi actuación y frecuente contacto con los más emi
nentes hombres de Estado de las Repúblicas del Sur,
Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil me
autorizan á proclamar alto y sin ambajes que los tres
fundamentales factores de cultura, progreso y civili
zación de los pueblos y naciones son sin discusión
alguna: la Paz, el Trabajo y la Religión. E l bene
ficio de la Paz es un don del Cielo; el trabajo una
ley divina: ¿y la Religión? Ella es madre y maestra
de la colectividad hwnana; y con su doctrina y pre
ceptos morales ilumina y dirige al hombre por las
sendas gloriosas del saber y por el imperioso del de
ber, hasta llevarla al conseguimiento de su fin inme
diato y último, la prosperidad temporal y la feli
cidad imperecedera allende la tumba. Y estas tres
palabras, paz, trabajo, religión, continuarán siendo
mi lábaro y mi programa de acción por la grandeza,
por la liberdad y bienestar social de las repúblicas
hermanas de Centro América...*> y concluyendo,
brindó * por la felicidad de mis ilustres comensales,
por la paz Centro Americana y por la conservación
y ventura personal del Sumo Pontífice Pío X , mi
augusto Señor el cual en estos mismos días, á la par
que su humilde enviado, cumple también el X X V *
Aniversario de su Consagración Episcopal *.
Ni menos solemne y menos importante carácter
revistió el banquete con que en el Palacio Episcopal
se obsequió á Mons. Cagliero el dia 8, temunada
la solemne misa pontifical.
En el recinto preciosamente adornado, además
del limo. Sr. Obispo y el Exmo. Sr. Presidente de
la República, los Exmos. Sres. Ministros de Go
bernación , Relaciones Exteriores y Guerra, el
Presidente de la Corte, el Presidente de la Corte
de J usticia Centro Americana, asistieron otras n\imerosas personalidades de la República y todos los
miembros del clero de la Capital.
Ofreció el banquete el Deán del Cabildo limo,
señor Zamora y le contestó primorasamente Mons.
Cagliero: habló también muy aplaudido el Dr. Zambrana. Presidente de la Corte de Justicia Centro
Americana, exponiendo elevados conceptos acerca
de la Paz.
A los tres de la tarde, terminado el banquete,
Mons. Cagliero se dirigió á su residencia acompa
ñado por la ho!iorable comitiva de la nrañana. y en
el trayecto fué saludado por niuchisimas personas :
toda la calle presentaba un aspecto animadisimo,
los tranvías estaban llenos de gente y por las calles
á pie y en carruaje circulaban todos los que iban
á rendir homenaje al Exmo. Sr. Delegado.
Cuando este llegó á su palacio, ya habían arri
bado los romeros de provincias que lo vivaban y
aclamaban con gran entusiasmo. Monseñor se
manifestó complacidísimo de aquella ovación y
dió a todos su bendición episcopal.
Ni aqxü conclu\*eron los festejos pues el Gobierno
86
—
dignóse enviar más tarde la Banda Nacional qw
obsequió á Mons. Caghero con rm selecto con
cierto.
En ima palabra, todos, Iglesia, Gobierno, pueblo,
todos tomaron parte activa y entusiasta para fes
tejar al que reconocen como representante del
Sumo Pontífice: la prensa toda unánime dedicó ar
tículos espléndidos en preparación á tan fausto
acontecimiento y recogió con escrupulosidad con
soladora la crónica de esos días inolvidables.
4 . v 3í
El cáliz de oro,
obsequio de la Patag'onia á Mons. Cagliero.
El Bien Social, periódico católico importante
editó un hermosísimo número extraordinano
con ihistraciones de la Inmaculada, de S. SaO’
tidad P ío X. y del Delegado Apostólico. Todo el
clero seglar y regular de la República dedicó
Mons. Cí^liero un folleto de adhesión y felicita
ciones. expresando en él la más entera sumisión
y los más fer\'ientes augurios al Representante del
Santo Padre, proclamándolo * utuí de las i^-*‘
grandes y bellas figuras episcopales de nuestro
consuelo y ornato de nuestra madre la Iglesia Cató’
lica. V al propio tiempo y por no menores
«w ilustre Americano, cuyo nombre, entrelazado c'"'
los de ¡os grandes bienhechores de este Contin^<
-
8 7
vivirá, orlado de sumes y purísimos destellos, en
¡a memoria y en el corazón de cien pueblos diversos ».
En € El Salvador ».
Otro delicadísimo saludo llegó oportunísimo al
corazón de JIons. Cagliero, queremos decir él
que firmaron todos los miembros del clero de la
República del Salvador; quienes, antes de dejar el
lugar en que cimiplieran su retiro anual, imitando
á su dignísimo Pastor, imánimes quisieron dirigir
al Delegado Apostólico el saludo reverente y los
votos más ardientes por el feliz éxito de la misión
que el Santo Padre le encargara. Y en toda la dió
cesis del Salvador el Dmo. Obispo diocesano quiso
que se celebrara con mucha solemnidad la fecha
jubilar de llons. Cagliero. En todas las pa
rroquias hubo solemnes oficios y el canto del Te
Deum.
Grandioso Homenaje de la Patagonia.
Desde la misma Pat«^onia llegaron á Monseñor
señales inequívocas del júbilo con que se ^radeciera
á Dios el favor grandísimo de haberlo dejado llegar
á la fecha venturosa del Jubileo Episcopal. El
Semanario Flores del Campo, fundado por Mons.
Cagliero en Viedma, salió en elegante papel de
lujo llevando en su portada una hermosa dedica
toria del Pro-Vicario; en todas las Iglesias y ca
pillas de las florecientes poblaciones se elevaron al
délo votos ardientes por la prosperidad y ventura de
de aquél que con sus apostólicas fatigas ganara un
día aquella tierra para la civilización y para la
Iglesia.
Pero, más aim que nuestros rápidos rasgos de
crónica, habla én favor del entusiasmo y gratitud
de aquellas tierras Patagónicas, el espléndido ri
quísimo rhW-7 . de oro macizo que sus habitantes
ofrederon á su Vicario Apostólico por su Jubileo
Episcopal.
Se trata de tm trabajo de orfebrería excepcio
nalmente artístico y ejecutado en oro puro, del
cual se emplearon en la patena y copa solas, 400
gramos. El pedestal, el tronco y la mitad de la copa
por defuera están cincelados primorosamente y
ostentan engarzadas innumerables miniaturas en
colores vivos, principalmente cuatro en la base re
presentando María Auxihadora, San Francisco
Javier, San Francisco de Sales y San Juan Bau
tista; cuatro en el nudo medianero del sagrado
vaso con las efigies de los Evangelistas, y final
mente otras cuatro alrededor de la parte superior
con alegorías de las tres virtudes teologales. Fe,
Esperanza y Caridad, y la imagen deifica del Sa
grado Corazón. Los pcamenores son muy acabados y
dignos del alto valor de la materia preciosa y del
coste de la obra y, más que todo, del aprecio filial
de los fel^reses de Mons. Cagliero que en las apar
tadas regiones patagónicas suspiran por el Ilustre
Pastor, y en el basamento del Cáliz han expresado
con letras su gratitud al insigne Misionero.
-
Un autógrafo de Pío X.
Empero el broche de oro que ha de cerrar estos
pobres apimtes de crónica será la hermosísima y
muy sigmficativa carta que el Santo Padre Pío X
quiso enviar á su representante eu Centro América.
Hubiera debido encabezar estas lineas, pero el
suave perfume de acendrado amor que de ella se
desprende ha de consolar los que sientan la breve
dad de nuestra crónica.
Cierto, todos nuestros lectores han de exclamar,
como lo hicieran un dia las tmbas al ver á Jésus
conmovido por su amigo Lázaro: ¡ Oh 1 ¡ cómo lo
amara!.... (i).
Venerabilis Frater,
salutem et Apostolicam Benedictionem.
Praeclara quae te honestant in Ecdesiam meriia,
quaequae haud exigua consequuta sunt benevoleniiae
Nostrae testimonia, hoc etiam a Nobis expetunt
pietaiis officium ut peragenti tibi annum quinquagesimum a quo votorum religione piae Sodeiali a
Divo Salesio nomen dedisti et vigesimum quintum
a suscepto episcopali honore, quo remotiores corPore, eo propius accedamus animo, fausta quaequae
adprecaturi.
Ñeque enim fas est pairem filio desse laetanti,
ñeque filii gaudia esse numeris ómnibus absoluta,
quin paterna communione compleantur.
A d te igitur a publica, quam omnium fidelium
gerimus, cura converfentes animum, ¡aetamur sane
te coelestium gratiarum ope ita cumulavi ut uiiius
diei gemínala laetitia, bina eaque amplissima complectaris et recolas divina beneficia, quorum altero
evangelicae perfectionis studio, vocanti te Deo
arctius adhesisti, collaia altero diviniíus potestate,
summo es auclus sacerdolio, in infedeles Antertcae
Meridionalis populos Christi nomen et docirinam invecturus. Dum graíulamur utrumque, te optimis prosequimur ominibus.
Ne quid vero desit pietaii in te Nostrae, gratulationibus addémus preces ad Deum, quibus cum
caiholicae ecelesiae cui, gravissimis functus muneribtes, uti bonus miles Christi Jesu jamdiu inservis, tum Nobismetipsis quibus es percarus, te conservari quam diutissime poscimus.
Auspex interea divinorum munerum et testis
praecipuae benevolentiae Nostrae, Apostólica sit
Benedictio quam tibi. Venerabilis Frater. amanHssime in Domino imperiimus.
Datum Romae, apud S. Petrum die X Novembris
MCMIX, Poniificaíus Nostri anno séptimo.
PIUS PP. X.
Venerabili Fratri Joanni
Archiepiscopo Titulari Sebastensi
Delegaio Apostólico
Apud S. Josepk de Cosía Rica
S. Josepk de Costa Rica.
(I) Jo. XI, 36.
—
Venerable Hermano,
Salud y Apostólica Bendición.
Los méritos preclaros que te dislinguem en la
Iglesia y te han captado especialisimas muestras de
cariño de parte Nuestra, requieren también de Noso-^
tros en señal de amor, que. celebrando tu el quin
cuagésimo aniversario de tu ingreso en la Pía So
ciedad de San Francisco de Sales, y el vigésimo
quinto de tu consagración episco-pal, cuanto más
lejanos nos hallamos con el cuerpo, tanto más Nos
acerquemos con el alma para desearte toda prospe
ridad.
A la verdad un padre no puede mantenerse ex
traño al gozo de su hijo, ni sería completo el júbilo
de un hijo sin la participación de su padre.
Por lo tanto, dejando todo cuidado y dirigiendo
nuestra mirada á ti, nos alegramos viéndote tan col
mado de celestiales favores, que con doble motivo
de gozo en un solo día puedas reunir y festejar dos
grandísimos beneficios; por los cuales, siendo con
el primero llamado de Dios, te adheriste más estre
chamente á la evangélica perfección: y confiriéndo
sete con el segtmdo divina potestad, fuiste revestido
de la plenitud del Sacerdocio para que llevases el
nombre y la doctrina de Cristo á los pueblos infieles
de la América Meridional. Mientras pues nos con
gratulamos por este doble motivo, te hacemos los
mejores augurios.
Y para que no falle ninguna demostración de
nuestro amor para contigo, á nuestras felicitaciones
agregamos la súplica ■ d Dios, con la que pedimos
que seas conservado por muchísimo tiempo ya para
la Iglesia Católica á la que sirves como buen soldado
de Jesucristo cubriendo desde tantos años impor
tantísimos puestos, ya para Nos, siéndonos tu que
ridísimo.
Sea por lo tanto augurio de las divinas gracias y
prenda de Nuestra particular benevolencia la Apos
tólica Bendición que á ti. Venerable Hermano, otor
gamos muy amorosamente en el Señor.
Dado en Roma, cerca de S. Pedro, el día lo de No
viembre de milnovecieníosnueve, séptimo de Nues
tro Pontificado.
'
PIO PP. X.
A l Venerable Hermano Juan
Arzobispo Vitular de Sebaste
Delegado Apiysiólico
en S. José de Costa Rica
San José de Costa Rica.
Ni contento con esto el Santo Padre Pió X. el
dia de los festejos enviaba á Mons. Cagliero
por medio de su S^vretario de Estado, el Eumio.
Card. Merry del Val, un cablegrama en que repe
tíale una ver. m.issus felicitaciones, sus augurios
y su bendición particularisima.
¡Escuche Dios N S. los deseos de su Vicario!...
88
/.
—
( ( Crónica de los Oratorios F estivo s))
TRIESTE. — Hazañas del Cinematógrafo. — «Si
el Cinematógrafo, dice l'Osservatore Triesíino, re
presenta mía conquista de la técnica, no siempre
puede llamarse un iiustrumento de educación y ci
vilización: antes fué el contrario, las representa
ciones Cinematográficas, rebajadas al mero ca
rácter de especulación comercial, con frecuencia se
sacrifican al mal gusto y á las pasiones desvergon
zadas. ellas que debían servir para la elevación
intelectual y moral de los espectadores.
* La influencia de semejantes representaciones
más inmediata y más viva que la de las lecturas, es
dañosa principalmente á los niños, á los estu
diantes, á los jóvenes, que es el público constante
de estos espectáculos en Trieste, sin que las dispo
siciones legales logren garantizar la pirreza del
alma y de las costumbres, amenazadas á diario
en dichos cines.
» De todo esto se dió cuenta y no en vano, el «Sr.
Director del floreciente Oratorio festivo de la Calle
Istria y se propuso poner im remedio á mal tan
pernicioso.
* Al cine opone el cine, y eficazmente ayudado
para S. E. el Sr. Obispo, Dr. Nagl y las principales
notabilidades de la ciudad, ad^quirió tm esplén
dido aparato, del cual se sirve para recrear, ins
truir y educar á los niños del Oratorio.
* La noble iniciativa pedagógica obtuvo desde
luego todo el apoyo y el aplauso de los buenas.
»Las proyecciones se inauguraron el 12 diciembre
p. p. á la presencia de S. E. el Sr. Obispo, á quien,
señal de afecto y gratitud, le dedicaron los niños
ima cordialisima velada ».
LIMA (Perú). — Inauguración de un Carronsd.
— Tuvo lugar esta fiesta infantil el domingo
14 de Noviembre, con un ameno programa y ante
numerosa concurrencia de niños y algunos bien
hechores de aquel Oratorio festivo de Santa Rosa
de Lima. Indescriptible fué la animación que reinó
en todos, durante el desenvohimieuto del variado
entretenimiento: sobretodo la chistosa farsa « t n
pintor en apuros » hizo destemillar de risa.
Pero esto no era todo, lo principal estaba en la
bendición del nuevo medio de diversión tan suspi
rado. Se dió principio á la ceremonia con un
discurso alusivo al acto, pronunciado por el Di
rector del Oratorio.
* Tal vez os extrañará, dijo, que para un acto
tan sencillo hagamos tanta fiesta, pero aquella
extrañeza se disipará si recordáis que el espíritu
del V. P. Don Bosco. es el de la alegría, de la ale
gría de Dios. Con este espíritu D. Bosco ha arra^
cado del ricio y atraído á la práctica de la vir
tud á tantos jóvenes, dando asi un solemne mentís
á todos aquellos que creen que para ser virtuoso
hay que mostrarse triste y taciturno.
» Bien sé que no hay que confxmdir el medio c«»
— 89 —
el fin, pero al niismo tiempo es preciso confesar,
que sin los medios no conseguiremos el objeto,
y todo eso y mucho más son los ju^os en un Ora
torio festivo; son la condición absoluta para hacer
que se acerquen los niños, el aüciente más pode
roso para atraerlos como mansas ovejas al aprisco
del Pastor Divino. La juventud quiere bulla, mo
vimiento. alegría y dicha sin fin y nosotros de
muy buena gana se lo proporcionamos, con tal que
estén basadas en el santo temor de Dios y en la
paz de una buena conciencia *.
Inmediatamente después de la bendición el
Carrousel fué tomado por asalto por las distintos
grupos de niños que no cabían de contento: y al
són de entusiastas marchas comenzó á moverse
el imponente aparato, engalanado con las insig
nias del bicolor nacional: lento al principio, rá
pido como una fiecha después: bajaban irnos, su
bían otros, hasta que vinieron las sombras de la
noche, y los niños tuvieron que retirarse á sus ho
gares con la dulce esperanza de ver llegar muy
pronto el domingo siguiente.
Actuaron como padrinos el Sr. Dr. Saturnino
Olaechea, Presidente del Tribunal de cuentas,
y los Sres. Carlos Devoto, Nicolás Zolezzi y Ma
nuel Verme, entusiastas bienliechores de aquel
oratorio. Ultimamente supimos que fué obsequiada
una hermosa caja de música para amenizar el mo
vimiento del Carrousel. Dios pague tanta caridad,
y que tenga muchos imitadores.
CRÓNlC/\
de io s
E x-H lu n rio s
SARRIA {Bña}.— Bajo la presidencia del Rmo.
Sr. Inspector de la Provincia Tarraconense, Dr.
D. José María Manfredini, se reunieron el 9 enero
los miembros de la Junta directiva de los A. A.
de Barcelona para tratar de la posición que han
de tomar ante la iniciativa del Círculo J uan Bosco
de Turin, y se determinó:
1" Adherirse plenariamente á dicha sociedad
para presentar como homenaje al Rmo. Superior
General en sus bodas de oro , una Federación
Internacional de todos los A. A. de las casas salesianas, esparcidos por el mundo.
2* Trabajar activamente por dar á la asociación
de Barcelona toda la amplitud y la intensidad de
vida posible.
.í* Fundar entre los Socios una Caja de Mutuo
Socorro, á la cual puedan participar también los
alumnos de los C o ic o s Salesianos.
Por ahora tienen su domicilio en los salones res
taurados del Instituto Salesiauo de S. José, en las
calles Floridablanca y Rocafort.
TüRl.N.— El 8 diciembre celebraron los Socios su
fiesta social. Acudieron nutridísimos á las fundooes que se celebraron expresamente por ellos en el
Santuario de M. A. y á mediodía se reunieron en
íntimo banquete. Ocupaban la cabeza de la mesa
el celoso Consiliario Eclesiástico D. Juan Minguzzi,
el prof. Gribaudi, Consejero del Ayuntamiento y
presidente del Círculo, el Cav. Fáa. el conde Cappello, el abog. D. Javier Fino, el ab. Massazza, el
ab. De Lauso, el Señor Sandrone y el Señor
Pretto.
Abrió los brindis el Presidente, recordando los
felices dias de pasados años y entonando un himno
de gratitud á D. Bosco y á D. Rúa. Pretto explicó
la nueva obra del Circulo, es decir la « Caja de
Ahorro y Previsión *. El contador Sr. Biedenuaim
disertó sobre la alta moralidad del Círculo y final
mente el elocuentísimo y batallador abogado Fino
pronunció im grandilocuente discurso sobre la
Obra Salesiana, sus batallas, sus vicisitudes y sus
triunfos y el reflejo que la educación que ella da,
tiene en la sociedad. Iras palabras fraternales del
Consiliario pusieron término á los brindis.
Por la tarde se reunieron casi todos los socios con
sus familias en los locales del Circulo, en donde el
Ab. Fino dió una maravillosa conferencia sobre
Lourdes, su hisioria y sus ynaraviUas, ilustrada con
más de roo hermosas proyecciones. La orquesta
del Círculo ejecutó bellas piezas.
SANTA TECLA (Centro América). — El 21 de
Noviembre tuvo lugar en nuestro Colegio de
Santa Cecilia, la segunda reunión de los antiguos
alumnos de los Colegios Salesianos. Se celebraba en
ese día la fiesta de la Patrona del C ol^ o, y la lle
gada de tantos jóvenes que de nuevo vohnan ú
visitar aqnel lugar de recuerdos infimtiles contri
buyó á solemnizar más tan grata fecha. Después de
edificantes oficios religiosos, pasó la concurrencia
al hennoso salón-comedor, profusamente engala
nado, para asistir al banquete con que los Padres
obsequiaban á sus antiguos alumnos.
Además de los Superiores y ex-alumnos asis
tieron los más caracterizados miembros de la no
bleza Tecleña y los amigos y bienhechores del
Colegio, gozosos de tocar con mano, como suele
decirse, los hermosos resultados de la educación
según el espíritu del Ven. Don Bosco.
A los p o ^ es fueron aclamados para tomar la
palabra los doctores Flamenco y Fortín y el Pbro.
Dr. D. José M. López Peña quienes con palabras
de rebosante afecto y admiración para D. Bosco
y los humildes continuadores de sus obras una vez
más declararon la oportunidad de la Institución
Salesiana que entre sus múltiples obras no olvida
á los jóvenes especialmente cuando los lanza al
mundo que pudiera destruir en poco tiempo el
precioso edificio de la educación con tanto esfuerzo
procurada.
A estos incomparables amigos de la Obra Sa
lesiana y á un niño del colegio que saludó en
nombre de sus compañeros cc«itestó con elocuente
palabra el Vice-presidente de los ex-alumnoe, 3 r.
D. Pedro Nuila G. impresionando agradable
mente el auditorio que aplaudió por último al
Rev. P. José Misieri, Inspector de los Salesianos
de Centro América, quien se congratulaba con los
—
antiguos discípulos quienes se reunían bajo su mi
rada de amante padre.
Más tarde verificóse la sesión en la cual se tra
taron asimtos tán importantes como: propuesta de
una Caja de Mutuo socorro; participación á los
Festejcxs J ubilares de Mons. Cagliero ; Adhesión
á la Federación de todas las Sociedades de antiguos
aliunnos; adhesión y homenaje al Sr. D. Miguel
Rúa en sus Bodas de oro sacerdotales, etc., etc..
Publicamos en nuestras páginas un fotograbado
que representa im grupo de esos valientes exalumnas: sólo sentimos no haber podido pre
sentar toda la nimierosa sociedad debido á que
muchos miembros no pudieron fotografarse por
motivos ineludibles. Todos sinembargo tienen de
recho á nuestra admiración conocedores como quien
má.s de las infinitas dificultades que encuentran
esos jóvenes para reunirse siquiera \ma vez al año^
N O T IC IA S VAI^IA 5
ESPAÑ A.
BARCELONA. — Las Escuelas restauradas. —
Casi tcKlos los periódicos de esta Capital han ha
blado con entusiasmo de la bendición de las nue
vas Escuelas Salesianas en las calles Floridablanca y Rocafort; y á la verdad que había razón
para entusiasmarse y cantar un himno á la Bon
dad divina. Diclras escuelas se levantan en el lo
cal que fu6 magnifico salón de actos antes del
incendio de julio.
ICl 8 enero á las 3 ^ do tarde llegó el Apóstol in
cansable de Barcelona, el líxmo. Sr. Dr. Juan
Lagxinrda y Feuollera. La banda de las Escuelas
de Sarriá le recibió á los acordes de'la Marcha de
de los Infantes, perfectamente ejecutada bajo la
acertada direcióu de su Maestro D. Juvenal Vilani.
Entre los aplausos de innumerable gentío visitó
el Pastor lo que fueron dependencias de un hermaso instituto, y bendijo los nuevos locales.
Acto seguido oaipó la presidencia en la tarima
colocada en el pórtico, teniendo á su derecho al
limo. Sr. Marqués de Alós. A la izquierda al R v tu o .
Sr. Dr. 1>. José M. Manfredini In.spector de los Salesinnos, A un lado y otro en el pórtico las repre
sentaciones de las Sras. Cooperadoras y Sres. Coo
peradores, presididos por los señoras y señoritas
Codolar, Marquesa de Alós. viuda de Pascual, etc.
y Sres. Lvtis Codolar, hijo, limo. Conde de Santa
María de Pomés. Cayetano Pareja, Hulling,
Conde de S. Esteban etc.; al aire libre multitud de
familias y los 250 niños de las nuevas escuelas,
una representación de los estudiantes de la casa
Salesiana de SarriA, y la banda, representante de
los artesíuias de la misma, todos los cuales ejecu
taron un hinmo de ocasión, con k> cual comenzó
9 0
—
la velada, que es una de las mejores á que hemos
asistido; pocos números, cortos y muy interesantes.
En nombre de los Cooperadores saludó á S. E.
D. Cayetano Pareja, por hallarse enfOTUo de al
gún cuidado su Presidente el limo. Sr. Marqués de
Pascual. Ensalzó á los hijos de Don Bosco. que
han trabajado con tezón adquiriendo posiciones
para contrarrestar los esfuerzos de la impiedad.
Recordó á la insigne bienliechora doña Dorotea
Chopitea de Serra, y terminó diciendo que nues
tro Prelado con la labor que viene realizando
cumple A maravilla los deseos de Pío X, de res
taurar todas las cosas en Cristo.
El niño Domínguez recitó una preciosa poesía,
y el coro del Instituto cantó ima composición de
carActer popular. Los alimmos Campíns y Sánchez
recitaron mi intencionado dialoguito que fué muy
aplaudido, como también unos estilos de jota con
coplas hechas exprofeso, muy bien cantadas por
el niño J uan García Muñoz de la casa de Sarriá.
En nombre de los alumnos de Sarriá saluda al
Prelado el niño Luis Martin que le invita á visitar
los locales profesionales de Sarriá y expone el ideal
del obrero: ser amante de Dios, de su patria y de
la Igle.'íia, que santifica el trabajo.
Y después de ima marcha tocada por la banda,
el Ihno. doctor Laguarda prommdó un breve y
elocuente discurso, del cual es síntesis imperfecta
lo que sigue:
Dijo que sentimientos encontrados comnovian
su corazón pues de un lado veia las huellas, todaria
muy vivas, muy penetrantes de pasadas hecatom
bes, cuyo recuerdo apena, y por otro, ve escenas
de carácter infantil, llenas de ese encanto que
tiene todo aquello cu que intervienen los niños.
Y después de enaltecer la obra de Don Bosco
agregó; « Pero ¿qué tienen esas instituciones para
la niñez, tan hermosas; qué tienen de odioso estas
manifestaciones de la \nda infantil de los niños
que aqm se educan: qué tienen esas escuelas que
pueda provocar las iras de lo.s íevolucionarios, las
iras de esos hombres que se cebaron en este co
legio y dejaron estas huellas tan terribles ?
* Mirad: cuando vais á entrar en una iglesia
y veis una cruz pintada ó esculpida en sus paredes,
decís que en aquella iglesia se ha practicado una
ceremonia que se llama la cons^ración. lín \Trtud de la consagración, aquel edificio resulta una
casa sagrada, porque está efectivamente dedicada
á Dios Nuestro Señor. Pues bien, se han incendiado
muchas casas, y establecimientos porque se trataba
de casas consagradas á Dios. Hay aquí algo di
vino, algo de Dios; se cultivan las almas, se ensena
de Dios, se le lleva á Dios, y desde luego se con
cibe que la revolución y los revolucionarios qpc
son enemigos acérrimos de Dios, miren con saña
estas iirstituciones tan hermosas porque acarician
ó Dios.
* Los re\x»lucionarios podrán ser implacables,
mas nosotros tenemos la santa terquedad de los
hijos de Cristo, y no cejaremos nunca.
* En un momento de lucidez exclamó el imp*o
Pablo Bourget: «La Iglesja es la perpetua prinopiadora. * Hace muchos años se inauguró este o>
_ 91 —
legio: y nos lo derribaron; este año lo inaugura
mos de nuevo, y si lo echaran, abajo mañana, lo
Tolveriamos á inaugurar [Aplausos prolongados y
vivas al Sr. Obispó).
»¿Por qué? Porque nosotros los que formamos
parte de esta Iglesia que se llama docente, noso
tros, que hemos recibido de Cristo la misión de
^n<yfiar á las gentes y difundir el Evangelio por
todo el mundo; consideramos un deber sostener
esos colaos. Son para los niños, y como hijos de
la Iglesia, tenemos el derecho indiscutible de for
marlos, y por esta razón los buscamos, queremos
tenerlos á nuestro lado siguiendo el ejemplo del di
Alabó el Prelado la caridad despicada por los
católicos barceloneses para la edificación ó restau
ración de los templos, siendo sus últimas palabras
para evocar la memoria de Don Bosco,
Hizo votos para que la obra salesiana prospere,
implorando la bendición del Venerable Don Bosco.
4 Deseo que sea muy extensa, dijo, para que ari
pueda abrazar ó mayor número de niños. Una
palabra para vosotro?.. queridos niños. Me habéis
complacido sobreixianera y quiero que conservéis
algún recuerdo de esta sencilla fiesta. Mañana por
la tarde recibiréis algo que vuestro padre os euvia
para que de ella guardéis buena memoria. *
Al Sr. Obispo con
testó brevísima, y por
lo mismo eficazmente,
el Dr. Manfredini po
niendo á todos los Salesianos de su Inspec
toría á las órdenes del
Ihrelado para volar
adonde él ordene y
hacer lo que él les
mande, é implorando
la bendición de Don
Bosco por mano del
Prelado.
A los acordes de la
Marclia de Infantes sa
lió el Prelado entre
vítores y bendiciones
de la numerosa coiicurrencia.
Al día siguiente los
niños fueron obsequia
dos con una merienda
por el caritativo Pre
lado.
SALAMANCA. — Aun
que lo didio en e) nú
mero anterior, ya da
sufidente idea de lo
hermoso de la fiesta
celebrada para inau
SANTA TECLA (Centro América). — Un grupo de Ex-Alumnos.
gurar la únportante
casa salesiana, hemos
riño Maestro y venderíamos hasta la última alhaja resuelto publicar la reladón detallada, aunque un
áe nuestras iglesias, para que nunca falte la ense poco tarde, por causas ajenas á nuestra voluntad.
Dos días antes y por delegadón de nuestro
ñanza en las escuelas cristianas.
» Se me ocurren unas palabras de Pío IX , pa Exmo. Prelado, el Sr. Director bendijo dos her
mosas campanas que llevan el nombre de María
labras hermosísimas, dichas en ocasión solemne,
cnando hada poco tiempo que había perdido Axíxiliadora y S. Juan en memoria de nuestro Ve
aquellos Estados suyos, y había perdido su inde- nerable padre.
Todos los niños en número de 200 asistieron al
peadenda en el orden temporal: ‘ ‘Que me privéis
de mis Estados es muy sensible, es verdad; pero acto y fueron lucg;o obsequiados con una suculenta
qoe me quitéis á mis niños, es mucho más sensible merienda y una sabrosa limonada, sorpresa con
que los agasajó Da. Josefina Müller, madrina de
para mi corazón".
* Eso decimos los Obispos en presenda de las la fiesta.
Las campanas de la torre con a l ^ e repique
ascQelas laicas ó neutras.
»Nos traspasa el corazón que se nos prive de nues- anundaban á toda Salamanca la lib ada del Exmo.
hos niños: y yo os as^uro que antes venderé mi Sr. Obispo. Por otro lado ima turba de niños díspectoral y mi anillo, que consentir que los niños se priestos en filas de tres en fondo precedidos del
privados de. concurrir á las esencias cris- grupo gimnástico « Sport Virtus * de imiforme, y
con su hermosa bandera, cruza la plaza, dirigíén» (S« repite la ovación).
dosc al nuevo edificio para asistir á la bendición
de la Nueva Iglesia.
Numeroso público ocupaba los bancos de la ca
pilla comentando la belleza de los altares é imá
genes, oTjra de las « Escuela profesionales Salesianas de Sarriá *. Apenas aparece el Sr. Obispo
vestido pontificalmente la multitud se arrodilla,
pero el Prelado manda desalojar la Iglesia y da
comienzo la bendición asistiendo á ella gran nú
mero de devotos de todas las clases sociales,
con respetuoso silencio. Después de la bendición
el númeroso público tomó como por asalto el her
moso edificio viéndose en los visitantes la más
completa satisfacción. Y tienen razón, la obra es
por todo aspecto y por todo pimto sabnantina.
A las 7. el Sr. Director, delegado por el Sr. Obispo
bendijo las imágenes de María Auxiliadora. San
Francisco de Sales, San Luís, S. José y la del di
vino Corazón de Jesús y con este acto terminó
la fiesta de dicho día.
Para solemnizar la inaugiuación se dispuso vm
piadoso triduo. Desde muy de mañana las cam
panas anunciaban el comienzo de las fiestas. El
líxmo. Sr. Obispo tuvo la misa de Commiión dis
tribuyendo el pan de los fuertes á más de 300 per
sonas á las que se daba como recuerdo rma her
mosa estampa de María Auxiliadora. Se cantaron
en la misa de Comunión motetes de Perosi, Haller,
Más y Serracant, Bottíizzo etc., que fueron inter
pretados por los niños del Colegio.
A las 10^4 se celebró la misa solemne oficiando
de Pontifical el limo Sr. Obispo de Ciudad Ro
drigo. Ocupó la cátedra del E. S. el Exmo. Sr.
Obispo de la diócesis y pronimció una oración
llena de amor y sencillez en pro de la obra Salesiana y de Salamanca, invitándolos á todos á con
currir para terminar pronto el colegio que ha de
ser el alivio de los pobres y un poderoso auxilio
de la ilustre Salamanca.
La orquesta del Oratorio y la Capilla de mú
sica reforzadas por los mejores elementos de la
ciudad llenaron á satisfacción su cometido bajo
la dirección del M.* salmantino D. M. Rodríguez.
Por la tarde, D. Manuel Marín entusiasta pro
pagador de la Obra de D. Bosco, prommeió un
bello discurso lleno de fuego y amor hada la obra
del gran pedagogo del siglo X IX .
Los dias n y 12 de Octubre pontificaron los
Sres. Obispos de Astorga y Salamanca respectiva
mente. Los Oradores <ie estos dias, el Sr. D. Ni
colás Pereira, Magistral de esta S. I. B. C. y el
Exmo. Sr. Obispo de Astoiga, mostrándose cono
cedores del espíritu de la Pía Sociedad Salesiana,
decían que la única soludón del difícil problema
social es la educación de la juventud y que los
hijos del V. J. Bosco son quizá los encimados más
directamente por Dios de esta difidl empresa.
El último día el cuadro dramático de este c o l^ o
quiso obsequiiu- á los tres Sres. Obispos de Ciudad
Rodrigo, Astorga y Salamanca con una velada dra
mático-literaria en la que promuidó un hermoso
discurso nuestro siempre entxísiasta cooi>erador
D. Andrés Rubio Polo, director de * E l 5 íi/mantino *. Se estrenó luego el nuevo y espadosos teatro
con una predosa zarzuela titulada * Alma espa
ñola, » que fué muy aplaudida.
Asi queda solemne y ofidalmente inaugurando
el grandioso instituto Salesiano de Salamanca,
que está llamado á ser imo de los mejores de la
R a Sodedad Salesiana. Parece que todo lo qne
arraiga en la dudad ilustre tiene destinos inmor
tales. Pueda .cer que los tenga también este edifido soberbio destinado á ser en hecho y verdad y
cu sentido verdaderamente cristiano Casa del
pueblo.
Sra. Da. Carolina Gerpe de Blanco.
Falledó en Buenos Aires el día 4 de Didcmbre de
1909 esta grande Cooperadora Salesiana.
Describir los rasgos biográficos de la extinta se
ría labor harto prolija. Baste saber que al propio
tiempo que criaba á sus hijos en el santo temor de
Dios, se dedicaba siempre y en todas partes al ejerd d o de la caridad. De un talento y clarovidencia
espedales, tenía palabras de consuelo y aliento para
cuantos soHdtaban su opinión y consejo, aá como
también tenía frases enérgicas para todo deslen
guado que osase herir ó ridiculizar la Religión 6
s\is Ministros. Con estos tales era inexorable,
hollando todo re,speto humano.
Su muerte tras largos padedmientos. que sutrió
con luia padencia y confonnidad verdaderamente
cristianas, fué tan apadble y dulce que admiraba á
cuantos la presenciaron. Su hijo Magín, sacerdote
Salesiano. previa competente autorizadón. celebró
la Santa Misa en la antesala de la casa de la enferma,
administrándole la Santa Commiión. Durante el
curso de la enfermedad tuvo el consuelo de que sn
hijo menor. Luis, sacerdote salesiano también, le
administrase la Extrema Undón.
El Rvdo. Padre José Vespignani, Su]»rior de
los Salesianos en la República Argentina, impartió
á la ilustre enferma la Bendidón Apostólica in
artículo morlis, y varias veces la de María Auxilia
dora.
No obstante la santa muerte de esta noble y
nerosa bienhechora, rogamos á todos los Coc^*
radores y Cooperadoras Salesianos pidan al Seño:
por el eterno descanso del alma de la que en dda »
llamó Carolina Gerpe de Blanco y obtengan reágnación y confonnidad cristiana para su atribulado
esposo y demás deudos, á quienes renovamos nues
tro más sentido pésame
R. I. P.
Con a|>robación de la Autoridad Eclesi.istíca"
Gerente: JOSE GAMBINO.
Establee. Tip. de la S. A. Int. para la B. Prensa
Corso Regina Margherita, N. 176 - TURI^*
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Fecha
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1910.03