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Título
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BS_1910_02
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Descripción
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Boletín Salesiano. Febrero 1910
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extracted text
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N. 2
Febrero de igio
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Turin — V ia Golfolengo N. 32.
SUMARIO: Un buen obsequio en el Jubileo del Padre 29
Bodas de p la t a ..................................................................3 ^
La Pía Sociedad S a l e s i a n a .........................................33
Tesoro e s p iritu a l.............................................................3^
De k ü e s t r a s m i s i o n e s : De Sud-Africa : D e Mo
zambique d Lapetown — Mozambique: La 7iueva ■
Colonia-Píisión de Moscelia — Matto Grosso: La
vuelta de la banda de los Bororos á las Colonias 39
BibliosTafía...................................................................... 43
El Congreso de los Cooperadores de Chile
. . .
44
(fe
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Ó
T;)
Q
E l c u l t o d e M a r í a A u x i l i a d o r a : N u e v a C a p illa 48
Gracias de María A u x il ia d o r a ................................... 48
P o r e l m o n d o s a l e s i a n o : Para el Jubileo del P.
Rúa — Croniquilla....................................................... 51
N o t i c i a s V a r i a s : E s p a ñ a : Salamanca — Ita lia :
J/ons. Marenco en su diócesis — yáldocco, N o
vara — M a lt a : Una disl/nción pontificia . . . 5^
,
A los Cooperadores Nicaragüenses.................................. 56
N e c r o l o g í a .......................................................................59
Cooperadores salesianos d i f t m t o s .............................. 60
0» BÜEIOBSEIJOIO E» EL JUBILEO DEL PADIE
"^^UANDO recorremos 1los vastos
salones de las Escuelas Pro
fesionales Salesianas, donde
se forman los obreros y los jefes de
taller, y vemos al uno sobre un trozo
de noofal tallando esmeradamente una
voluta ó el pináculo de un altar ó de
un mueble; al otro modelando en barro
una estatua á la que procura dar toda
la animación y la vida para luego re
producirla en mármol ó en madera;
al de más allá ordenando los tipos que
presto serán hermoso libro, á esotro
vigilando y recibiendo el pliego que
sale de la máquina de imprimir; cuando
vemos á esos alumnos en sus respec
tivas clases instruyéndose en las cien
cias y las letras indispensables á los
jefes de taller en quien los grandes
patronos puedan descansar confiados;
y principalmente cuando desde el pul
pito en la iglesia paseamos la vista
sobre ellos, como sobre un panorama
admirable, nos parece hallarnos en pre
sencia de un hermoso vivero de árboles
frutales. Aquí y allá vemos plantas más
robustas, que forman el encanto del
agricultor; que con su sombra empiezan
á proteger á las más delicadas: esas
son las diversas compañías y asociacio
nes del Colegio, especialmente las del
Santísimo Sacramento, S. José y S.
Luís Gonzaga.
Entonces, nuestra fantasía se ilumina
y exalta, contemplando dorados hori
zontes, y nuestro corazón bate con más
amor y entusiasmo. El campo se en
sancha, vernos las plantas esparcirse
por el mundo, enriquecer multitud de
huertos y vergeles, é ingertándose,
cambiar la naturaleza bravia de muchos
árboles silvestres.
Sí, vemos á esos jóvenes en medio
del mundo, infundiendo en la sociedad
nueva vida, como quería nuestro Ven.
Padre 1). liosco: los vemos repartidos
por las oficinas, farmacias, almacenes
y comercios, los vemos á bordo de los
buques, y en los trenes y hasta en las
alas de los aereoplanos; los vemos en
los talleres y fábricas, siendo en todas
partes modelos de vida cristiana, sostén
de la familia, consuelos de los Supe
riores Eclesiásticos y civiles, guías de
sus compañeros, lazo de unión y har
monía, buen olor de Cristo. — 'Podo
esto es el ideal de D. Bosco y ese
ideal se ha de realizar.
5K
* *
rante la educació.j del alumno. ¿Qué
otra cosa son sino, la enseñanza del
Dogma y de la Moral, mediante la
cual se procura arraigar en ellos los
sólidos principios y el sentimiento de
la responsabilidad y del deber; los
ejemplos que á diario pueden ver de
abnegación y caridad, de benevolencia
y desprendimiento; las recomendacio
nes continuas, el ambiente de cjue se
les rodea?
Esto es ya mucho, mas no satisfacía
á los anhelos del Ven. Juan Bosco.
Cuando los arholillos se trasplantan,
hay peligro de (¡ue el nuevo medio no
les pruebe y así vengan á agostarse
y morir. Para atajar el peligro, se pro
cura mejorar el nuevo ambiente, ha
cérselo propicio y seguro. Lo proprio,
precisamente lo proprio , acaece á los
alumnos que salen de los Colegios Ca
tólicos y especialmente á los que dejan
.nuestras Lscuelas Profesionales. Se les
ha hecho ver el beneficio inmenso que
Dios les ha otorgado al traerlos á un
Colegio Católico; se les ha mostrado
el bien incalculable que pueden hacer
en medio del mundo con su instruc
ción, su educación, y esi>ecialmente con
su caridad y fidelidad. A veces se han
inflamado v han presentido maravillo
sos, triunfos.
Mas he aquí cpie como sacudidos
por un trueno repentino, levantamos la
vista, y allá lejana, flotando sobre la
montaña que cierra el horizonte, vemos
una nube cenicienta con reverberacio
nes de fuego, señal de tempestad... y
temblamos... temblamos por las plantecitas. ¿Resistirán el ímpetu del viento?
la granizada ¿no arrancará sus hojas y
quebrantará sus retoños?
¡Se ven tantas caídas! naufragan tan
bellas esperanzas.
Es tan grande la fuerza de las se
ducciones, es tan amargo el sabor de
las burlas, tan fuerte el ¡)oder ile las
*
* *
malas compañías, tan tirano el respeto
Y a están en el mundo. ¡ Ah! la rea
humano, tan flaco el corazón ilel hom
lidad
de la vida es bien prosaica.
bre, que nada nos maravilla y en vez
de enojo, las víctinias nos causan pro Ellos pueden ejercer esa influencia,
pero no es inmediata. Kso se les ad
funda compasión.
Pero también es cierto que el hom virtió. Ya la ejercen, ¡ah! pero no es
bre no debe ser una caña moxada por impunemente, es á costa tle luchas y
el viento, sino un roble que desafíe el sacrificios. I ambién esto lo saben, pero...
huracán. Y también es cierto que Dios las circunstancias han variado. No se
tiene miras especiales sobre los alumnos sabía por experiencia lo que roen el
de los Colegios y Escuelas Prote.sio- corazón los desengaños, las burlas, las
nales del Ven. D. Bosco j porque los traiciones! Y a no podemos ir á cual
tiene destinados á ser, en mayor ó quier hora á desahogar el corazón con
menor grado, liintl^reras viras y lunii- el superior, con el padre del alma, con
Hosas en medio del mundo. A este fin el representante del Dios de los con
se ha venido trabajando sin cesar du suelos...
—
Y sin embargo, los alumnos de los
Salesianos — y lo mismo cabe decir
de todo colegio católico — deben per
manecer firmes como el torreón á quien
azota el viento, ó el escollo á quien
arremeten las furias del oleaje. Pa
sada la tempestad deben quedar allí,
excitando la admiración y la emulación
de los buenos y el respeto de los que
no lo son.
• I Qué hacer, pues ? El Venerable
3 1
—
les ha puesto en la mano dos medios
que bien empleados son poderosos, se
guros, infalibles. El primero la fe en
el alma, la confianza en la Providencia,
la seguridad de tener en cualquier mo
mento el auxilio de lo alto; el segundo,
la Asociación de los antiguos alumnos.
Prescindiendo del primero, convertido
ya en tópico, digamos dos palabras del
segundo.
{ Continuará).
B O D A S DE P L A T A
dijimos en el pasado nú hijo predilecto á la entrada de la sa
mero, el 7 Diciembre de 1884 cristía ; y cuando lo tuvo cerca, le
filé consagrado Obispo de tendió la mano para besar el anillo,
Mágida el Pbro. Salesiano Dr, D. mientras sus ojos derramaban ardo
Juan
Gagtiero, Vicario Apostólico rosas lágrimas; el nuevo Obispo le
de la Patagbnia Septentrional y Cen echa los brazos al cuello y en mu
tral. Fué aquel un día de inefables do amplexo mezclan sus lágrimas y
emociones de ternura. Era consagrante dejan desahogar un tanto el corazón ;
el Emmo. Card. Alimonda, el gran después, cediendo á las instancias,
orador que miraba á I). Hosco como consiente en dejarse besar el anillo.
á padre y á sus hijos como á herma Fué el primer ósculo que en él se
nos: y asistentes dos íntimos amigos, imprimió.
dos hijos del Venerable, en cuanto él
En el fausto aniversario, los fieles
los dirigió, Mons. Manacorda y Mons. de la Patagonia, obsequiaron á su
Bertagna. Con los niños y los Coope Padre con un rico cáliz de oro macizo.
radores estaba una anciana veneranda, En él ofreció el prelado la .Sangre
encorvada bajo el peso de sus 88 años, Inmaculada del Cordero Divino. Nos
pero con el alma bastante jo ven ; la otros le deseamos al insigne Festejado
conmoción la hacía derramar ardientes y se lo pedimos al Señor, que le con
lágrimas; era la madre del consagrado. ceda al Apóstol poderlo elevar en otra
Al lado del limo, y Rvmo. Sr. De circunstancia, en otra fiesta más grande
Macedo Costa, Obispo del Pará, en aún , y en un templo también más
el Brasil, que representaba á los Pas grande y más importante; en la Ba
tores Americanos, estaba D. Bosco. sílica Vaticana con la ocasión y en
Terminado el sagrado rito, aguardó al honor de un nuevo Beato!
,E G u x
—
Algunos rasgos. — Juan Cagliero nació en
Castdnuovo d'Asti el i i de Enero de 1838; en
tró en el Oratorio de S. Francisco de Sales
el 3 de Noviembre del 1851, ^ desde ese día
no se separó jamás de D. Bosco.
Carácter vivo y alegre, era el alma de todos
los juegos, jefe y maestro de la Gimnasia y de
todas las diversiones; pero también el primero
cu interrumpirlas cuando el deber lo llamaba á
otra parte.
Algunos episodios darán una idea de su ca
rácter.
Un día vino á faltar el músico que tocaba el
armonio en la iglesia, y los niños se pregunta
ban con ansiedad y temor :
— ; Quien tocará en su lugar? ¿qué figura
hará el Oratorio sin música y sin canto?
Al joven Cagliero le sabia mal que se pudiera
decir que i)or la ausencia de uno, el Oratorio ca
recía de música. Con una energía y constancia
de voluntad bien superior á su edad, pasa las
horas estudiando, y tanto trabajó que al do
mingo siguiente ocupó el coro y con mano se
gura arrancó al armonio las melodías que so
lían oírse. Este esfuerzo y su éxito íué para
D. Bosco una revelación del genio de su discí]>uIo. U. Ro-co le había enseñado el solfeo y los
rudimentos del arte divino: desde e=e momento
lo dedicó á la música y merced á un buen mé
todo de cultura, en breve se vieron los hermosos
resultados.
Kn 1864 se declaró el cólera en Castelnuovo
d ’Asti. Cagliero estaba recién ordenado, y no
bien supo lo que pasaba, y cómo la cmel en
fermedad segaba vidas y el miedo hacía di
fícil hallar quien asistiera á los enfermos; pi
dió á D. Bosco licencia para ir á prestarles sus
servicios, y rápido como el viento, se trasladó
á la villa. Tan grande fuó su abnegación, dili
gencia y celo en la asistencia de los apestados,
que el Municipio creyó de su deber condecorarlo
con una medalla expresamente acuñada para el
efecto.
Pasemos por alto otros honores y distin
ciones, su rápida carrera, su brillante examen
para el grado y borla de doctor en la Real Uni
versidad turinesa; sus cxmtiiiuas predicaciones
eficacísimas en diven os pueblos del Piamonte y
veámoslo cuando en 1875, era profesor de Teo
logía Moral, director e.^piritual de varios ins
titutos, maestro de música y una especie de
factótum en el Oratorio, de manera que se le
creía persona indis]X'iisable para todos. D. Bosco
había determinado enviar la primera ex^xdición
de Salesianos á la América. En ella no figuraba
el P. Cagliero. M;\s hé aquí que la víspera de la
partida, se presentan circunstancias tan graves
para el jefe de la expedición, que se ve obligado
3
2
—
á renunciar su cargo. E l tiempo urgía. Don
Bosco le pregunta á Cagliero si está dispuesto á,
partir. — <c E n el acto », le responde, y con una
actividad apenas concebible pasa el resto del
día y de la noche, arreglando los numerosos
asuntos que traía entre manos; pero con tal se
renidad y alegría, que su entusiasmo se comu
nica á los compañeros y la expedición queda de
finitivamente asegurada.
A sus primeros misioneros D. Bosco los
mandó á Roma, porque quería que así como
fué Jesucristo quien envió los apóstoles á pre
dicar el Evangelio; asi también fuera el Vicario
de Jesucristo quien diera directamente á los
Salesianos, el mandato de predicar ese mismo
Evangelio y esa misma Religión, que fundada
por Cristo, ha de perseverar hasta el fin de los
siglos.
Los misioneros estaban y a en el tren, cuando
notan que á algimos se les habían olvidado
objetos indispensables. E l P. Cagliero baja
del coche, no y a caminando sino volando, y en
breve está de vuelta con los objetos, pero llega
cuando el tren estaba y a en marcha; mira su
vagón, se abre paso por entre la multitud y los
guardias que quieren estorbárselo, levántase
sobretodo y sotana, salta á la plataforma ó
escabel, se aferra á la manilla; los suyos le abren
la puertas y lo acogen con una explosión de
admiración, mientras un caballero gritaba:
¡Canastos! ¡qué excelente bersagliere! (i).
— Y bersagliere soy, respondió Cagliero;
¡bersagliere del Señor!
*
La i>equeña caravana estaba y a para zar¡)ar
de Génova. D. Bosco los había acompañado
á bordo, para darles el último adiós; y para disi
mular su interna conmoción, había comprado
un diario y le pasaba la vista. Pero ¡oh fata
lidad! la primera noticia con que tropieza, es el
naufragio de un vapor q\ie había salido dos dias
antes, llevando varios misioneros á bordo.
Iba á ocultar el diario, cuando Cagliero, que
notó algo especial en el rostro de D. Bosco. pasa
rápidamente la vista por el diario, lee la infausta
noticia y, lejos de perder el ánimo, sonriente
exclama:
— ¡Esto me anima! ¡felices los misioneros que
han perdido la vida en el mar; y a han recibido
sü premio en el cielo! ¡ felices ellos!
Asi se mostraba desde el primer instante el
apóstol de la Patagonia y la Pampa; el jefe de
los valientes que llevaron á esas tierras heladas
el fuego de la fé, la luz de la civilización y el soplo
de un nuevo sistema educativo.
(i) Es nn cuerpo de infantería rápida exclus”. c dd
Ejército itatiauo. En algo se asemejan á nuestros cara
dores. N. d. R.
33
Comentarios al Decreto de Venerabílídad
de nuestro padre. ^
^
üc
^
#
I lq £ía ^ociecfaíf ^alcsiana
Y á ñn d« que su obra en favor
de la juventud no pereciera con el
andar del tiempo, sino que permane
ciera estable y ñrme, el Siervo de Dios
después de haberse aconsejado con
varones prudentes y con el mismo
D . Cafasso, y también con la más
amplia aprobación, oralmente otor
gada. del Romano Pontífice Pío IX,
el alio de 1857 fundó la Pía Sociedad
Salesiana. y con el unánime voto de
todos los Capitulares, la gobernó con
el titulo de Rector Mayor. L a cual
Sociedad, ensanchándose y extendién
dose de día en día, fué alabada y re
comendada por la Santa Sede el ailo
de 1864, y aprobada y confirmada con
decreto del i de M arzo de 1869.
I.
Su
O r ig e n .
€n preparación.
fi’]
v^l
idea de reunir una porción de corazones generosos que despojándose
de sus ideas, lo ayudasen primero á
esparcir y después á perpetuar la obra empren
dida en provecho de la juventud, brilló desde
luego en la mente de D. Bosco, una vez sacer
dote. D. Rúa, jovencito aún, le oyó exclamar
a menudo: jOh si tuviese doce sacerdotes á mi
disposición cuánto bien se podría hacer! Qui
siera mandarles á predicar las verdades de
nuestra santa religión no sólo en las iglesias,
^ino también en las plazas. Y echando á veces
la mirada sobre algún mapa, suspiraba al con
siderar como hay tantas regiones que yacen
aún en las tinieblas del error y demostrába su
ardiente deseo de llevar la luz del Evangelio á
1m lugares donde aun no había llegado el mi
sionero.
piirante algunos años D. Bosco acarició
la idea de inscribirse en algún Instituto y a exis
tente en el cual pudiera llevar á cabo sus de
signios y donde encontrara los medios de po
derlos poner por obra. Tenía vivos deseos de
rodearse de compañeros, en los cuales pudiera
infundir lo que él sentía én el fondo de su co
razón.
«Pero la Sma. Virgen, contaba él más tarde (i),
(0 Obedie:ites á los Decretas del P. P. Urbano VIII
í
e Otros Sumos Pontiáces repetinxis la protesta de
me había indicado en una visión el campo en
el cual yo debía trabajar. Tenia pues en mi
poder un plan premeditado, completo, del cual
no podía y no quería eu absoluto separarme.
En mí recaía completamente la responsabi
lidad del éxito del mismo. Veía claramente el
camino que debía seguir, los medios que debía
emplear para llevar á feliz término la empresa;
no podía pues exponerme al riesgo de malograr
el tal plan sujetándolo al juicio y voliintad de
otros. Ño obstante, en el año 1847 quise obser
var con mayor diligencia si existía y a alguna.
Institución en la cual yo pudiera tener la se
guridad de cumplir mi mindado, pero no tardé
en convencerme de que no la había. Aunque
estuviesen animadas de un espíritu rectísimo,
y fueran muy santos los fines á que aspiraban,
aún no correspondían á mis fines. Estos fueron
los motivos que me indujeron á no alistarme
en ningún? Orden ó Congregación religiosa. De
aquí que acabé por quedarme solo y en vez
de unirme á compañeros y a expertos en la
vida de Comunidad y ejercitados en los varios
cargos del ministerio Apostólico, tuve que ir
á buscar, según se me había indicado en los
sueños, jóvenes compañeros que yo mismo de
bía escoger, instruir y formar. »
¿Y cómo consiguió su objeto?
Corrían los años en que los gobiernos ha
bían declarado una guerra sin cuartel á las
Ordenes religiosas con la supresión de las mis
mas y la confiscación de sus bienes; hasta al
guna Congregación había sido destruida por
completo. Jx)S teatros, las no\'elas, los diarios
con las calumnias más infames y atroces,
ridiculizándolo todo, hacían aborrecible aí
pueblo la vida del claustro; la sociedad estaba
llena de prejuicios, á menudo en púl libo se des
preciaba á los religiosos; la palabra fraile era
tomada por todos como un insulto, y muchc^
entre los mismos religiosos ílevaban d¡e ní^a
gana el yugo de la regla! Todo esto h a c ía .n ^
difícil el encontrar, aunque fueran pocas,
cadones á tan noble estado.
Y sin embargo D. Bosco debía reunirías y
que á cualquier hecho sobrenatural relatado en estas
páginas no entendemos darle m is fe que la que merecen
respetables testimonios humanos.•'
— 34 —
ésta era su mi'sión. En efecto el espíritu del
Señor le hizo comprender el misterio de su
sueño en el cual las fieras se habían trocado en
corderos y una porción de estos en pastores;
menester era dirigirse á aquella clase de niños
que le había sido indicada.
Los fundadores de los otros institutos re
ligiosos habían encontrado entre los primeros
que se les habían juntado, hombres maduros en
la virtud y ciencia y experimentados en las co
sas del mundo y del espíritu. Eran vocaciones
formadas que podían servir de inconmovible
fundamento y en épocas en que generalmente
el mundo aplaudía á los que se consagraban
á Dios.
Para D. Bosco las cosas no pasaban así. El
del»ía fundar una Pía Sociedad, sin poseer hu
manamente hablando los elementos. No se
trataba de probar á los individuos, sino de
crearlos. Si quería cooperadores píos y doctos
debía formárselos él mismo. Era inútil pensar en
personas experimentadas en cosas de espíritu
ó de mundo.
Solo él, debía escoger de en medio de una
calle ó de un taller algunos niños entre los
miles que ‘‘rccuentaban el Oratorio, ayudarlos
á reformar su conducta induciéndolo.'^ á la fre
cuencia de los sacramentos, enseñarles el cateci.smo y los primeros elementos de la gra
mática italiana y latina, proveerles comida y
vestido y todos los medios necesarios para po
der adelantar en las clases superiores; y cuando
estuvieran suficientemente instruidos, vestirles
la sotana y ponerlos como maestros de los de
más niños que hubiesen ido viniendo mientras
al mismo tiempo estudiasen la filosofía y teolo
gía hasta ser sacerdotes.
He aquí el único camino, que inspirado de lo
alto y estudiado por él durante mucho tiempo,
debía proporcionarlo ^>oco á poco el personal
necesario para llevar á cabo su empresa. Y él
puso todos las medios para conseguirlo.
lín efecto hallándose el aiin en el Convitío
de
Erancisco de .\sís había dado clase á cua
tro jóvenes que había creído aptos para coad
yuvarlo. Había concebido de los mismos las
más. bollas esperanzas; pero, ellos, cercanos ya
al fin lo abandonaron. Repitió aún dos veces
la prueba: poro los jóvenes disuadidos por la fa
milia. ó de otra manera, dejaban los estudios y
hasta algunos el Oratorio. Pensó reunir en so
ciedad los Sacerdotes que le ayudaban en el
catecismo, pero también esta esperanza se
desvaneció.
Mas en el 1S49 junto con el Teol. Vola reu
nía en dos tandas de ejercicios espirituales unos
setenta jóvenes escogidos entre los centenares
que frecuentaban el Oratorio de Valdocco y el
de S. Luís de Porta Nuova, estudiándolos par
ticularmente para conocer si alguno maniiestaba señales de vocación al Sacerdocio. Entre
tantos escogió sólo tres: José Buzzetti, Carlos
Gastini y Jaime Bellia á los cuales añadió un
cuarto: Félix Reviglio el cual por hallarse en
fermo no había podido asistir con los otros á
aquel retiro espiritual.
Después (era un día del mes de julio) los
llamó y con un tono singular de voz. les dijo:
— « Necesito reunir jóvenes que rae quieran
seguir en las empresas del Oratorio. ¿Acepta
ríais vosotros el ser mis ayudantes?
— ¿Y en qué podremos ayudarle?
— Empezaré dándoos alguna clase elemen
tal. os enseñaré los primeros elementos de
latín, y si tal fuese la voluntad de Dios, quién
sabe si á su tiempo podréis ser sacerdotes.
— Sí, sí, respondieron los cuatro á una.
— Pero para que podáis llegar allá se requie
ren muchas cosas, y principalmente que os re
signéis á ser en mis manos como este pañuelo.
Y así diciendo se sacó del bolsillo su pañuelo,
empezó á sacudirlo y añadió: Como me veis
hacer con este pañuelo, así es necesario que
pudiera yo hacer con nosotros; esto es, quisiera
veros obedientes en todo, hasta á mis deseos.
Los jóvenes, vencidos por su elocuencia y ca
ridad, lo prometieron.
Pero, fuera de Bellia que había concluido
el curso elemental, los otros apenas sabían
e.scribir. Por lo cual en agosto les dió por maes
tro de los primeros rudimentos de gramática
italiana al Teol. Chiaves y después de-un mes
de prueba bien sostenida, empezó él mismo, con
una constancia admirable, á enseñarles las
primeras lecciones de latín. Mediante una coulimia enseñanza dada no sólo á horas fijas sino
á menudo en tiempo de recreo y también en el
de su pobre comida, llegó á hacerles aprender
eu el espacio de otro mes las declinaciones y
conjugaciones, adiestrándolos para los prime
ros ejercicios. Á mediados de setiembre los
llevó á la casa paterna de Becchi para propor
cionarles un poco de descanso y desahogo, sm
interrumpir por eso las clases.
De esta manera en catorce meses les puso en
grado de dar unos felices exámenes para la im
posición del hábito clerical, que sólo se conce
día á los que habían hecho regularmente todas
las clases de latinidad hasta la segunda de re
tórica. Estos cuatro jóvenes vistieron el há
bito clerical el 2 de febrero 1851 y su ejemplo
fué fecundo de santa emulación, porque tras
de estos vinieron muchos que aunque no se
quedaron todos con D. Bosco. todos empo®
conser\*aron en el fondo de su alma un amor
sin limites hada su maestro y bienhechor.
Oportunos estímulos.
Mientras él llevaba á cabo lentamente esta
costosa preparación, no ^altaron al Siervo de
Dios apoyos autorizados.
El Arzobispo Mons. Fransoni, el cual consi
deraba la obra del Oratorio como obra suya,
pues siempre la apoyó, defendió y bendijo,
antes de dejar á Turín, llamó repetidas veces á
D. Bosco para animarlo á dejar un seguro por
venir para, el Oratorio.
— Y ¿cómo haréis, le decía, para continuar
del Siervo de Dios en los años más críticos del
Oratorio lo animaba también generosamente
á la santa empresa.
Pero la idea de D. Bosco no tardó en llegar á
conocimiento de muchos; y hubo dignatarios
eclesiásticos que, aunque benévolos para con
él, le aconsejaron que desistiese de tal proyecto,
ya por lo triste de los tiempos, ya por la escasez
de personal, como también por la persecución
suscitada contra las órdenes religiosas. D. Bosco
respondía que nada era imposible para Dios, y que
si la obra que él quería establecer era del Señor,
-í' i
W
1
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S A L A M A N C A (E spañ a) — N u eva capilla del C olegio Salesiano.
vuestra obra? Vos sois mortal como todos los
hombres, y si no proveéis, vuestros Oratorios
morirán con Vos. *Es por tanto bueno que pen
séis en la manera de hacer que os sobrevivan.
Buscaos, pues, un sucesor; que á su tiempo
ocupe vuestro puesto. — Y concluía diciendo
<iue era necesario dar principio á la fimdación
de una corporación apropiada al objeto.
También el Ven. D. Cafasso, el amigo, el
Oínsejero y el bíenhedior de nuestro amadísiuio Padre, repetía frecuentemente á D. Bosco:
— Para >*uestras obras es indispensable una
®^ogregadón religiosa!
Y el téologo Borel que fué el brazo deredio
saldría adelante á pesar de todas las dificultades.
Por otra parte, él no podía menos de ver lo
difícil que era el establecer una Congregación
que supliese á tantas otras, destruidas por la
mano de la revolución. Pero la divina Provi
dencia que ju ^ a siempre con el mundo, ludens
coram eo omni tempoTA, ludens in orbe ierrarum,
quiso ser\’iree de un conocido hombre de E s
tado, y precisamente del ministro Urbano Ratazzi para sacar á D. Bosco de sus vacilaciones.
El constjo de Urbano Ralazzi.
Un día del 1857, hablando el Ministro con
D. Bosco, después de haberse entretenido algún
36
tiempo sobre el éxito de una lotería iniciada
por el Siervo de Dios, sobre la obra de los Ora
torios y sobre las ventajas que podía propor
cionar al Gobierno, le habló así:
— Y o hago votos para que Usted, señor
abate Hosco, viva muchos años dedicado á la
educación de estos pobres jovencitos; pero usted
es mortal como todos los hombres, y si muriese,
¿qué sería de su obra? ¿ha pensado V. en este
caso? Y si ha pensado; ¿qué medida piensa
adoptar para asegurar la existencia de su Ins
tituto ?
A esta pregunta inesperada Don Bosco, medio
en serio, medio en broma respondió:
— A decir verdad. Excelencia, yo 'no hago
cuenta de morir tan pronto y por esto, aunque
sólo por ahora, he pensado procurarme quien me
ayude, pero no tengo el modo de continuar la obra
de los Oratorios después de mi muerte. Ahora,
y a que S. E. me ha dirigido la palabra sobre
este asunto, tócame á mí preguntar: ¿Qué
medio deberé adoptar para asegurar la vida á
mi institución?
— Según mi opinión, y a que V. R. no quiere
hacer reconocer su Oratorio como Ente moral,
debería escoger algunos eclesiásticos y laicos
de su confianza, formar con ellos una Sociedad
sujeta á ciertas normas, embeberlos en su
esihritu para que fuesen no sólo sus ayudantes,
sino también los continuadores de su obra.
A estas palabras se dibujó una sonrisa sobre
los labios del Venerable. E l Ministro había hecho
sancionar la primera ley de supresión de las
Congregaciones religiosas, que siglos hacía
existían en los Estados Sardos; parecíale ex
traño á D. Bosco oír hablar á aquel hombie
de aquella manera. Por tanto añadió;
— ¿ Y cree S. E. que sea posible fundar una
tal Sociedad en estos tiempos? ¿y que pueda
durar sin que sus miembn^ estén unidos por
el vínculo religioso?
— Un vinculó es necesario, ctinveugo en ello;
pero un vinculo de tal suerte que los bienes no
pertenezcan á la Comunidad como ente moral.
— Pero hace dos años suprimió el Gobierno
varias Comunidades religiosas y quizá -e está
preparando la supresión de las que quedan, ¿y
permitirá que se funde otra, semejante á aque
llas?
— I,a ley de supresión la conozco yo, y co
nozco también su objeto. No debe temer de
ella ningún estorbo si Y funda una Sociedad se
gún las exigencias de los tiempos y conforme
á la N’igentc legislación.
— ¿V cómo sería ?
— Sería una Sociedad que no tenga la índole
de w.ino muerta, sino de wi.mo rini,* una socie
dad en la que todo miembro conserve sus de
rechos civiles, se sujete á las leyes del Estado,
pague ios impuestos, etc.. E n una palabra la
nueva Sociedad no sería ante el Gobierno más
que una Asociación de libres ciudadanos, que
«e unen y viven juntos para un fin de benefi
cencia.
— Y ¿puede S. E. asegurarme que el Go
bierno permita la institución de una tal So
ciedad y la deje subsistir?
— Ningún Gobierno constitucional y re
gular impedirá la institución y desarrollo de
una tal Sociedad; como no impide antes al con
trario promueve las Sociedades de comercio,
de industria, de cambio, de mutuo socorro y
otras semejantes, Cualquier Asociación delibres
ciudadanos está permitida, con tal que su fin y
sus actos no sean contrarios á las leyes y á las
instituciones del Estado. Esté tranquilo y
resuélvase; tendrá todo el apoyo del Gobierno
y del Rey, pues se trata de una obra altamente
humanitaria.
— Pues bien, concluyó D. Bosco, lo pensaré, y,
y a que S. E. se muestra tan benévolo para
conmigo y para con mis niños, si es necesario
me valdré de su ciencia y autoridad.
Las palabras de Ratazzi fueron para D.
Bosco un rayo de luz que manifestándole las
intenciones del Gobierno, lo tranquilizaron
completamente. Agradeció al Ministro su con
sejo. sin decirle que y a había desarrollado
aquellas ideas en el diseño de sus Constitucio
nes, prefiriendo que Ratazzi las estimase como
suyas propias. En efecto; muchas veces cuando
Ratazzi recibía á D. Bosco en el Ministerio le
incitaba á poner en práctica sus planes, de
modo que D. Bosco decía:
— Ratazzi quiso combinar conmigo varios ar
tículos de nuestras Reglas que tratan del modo
con que nuestra Pía Sociedad debe gobernarse
por lo que toca al código cri il y al Estado. Y
puede decirse que ciertas providencias i>ara
que no fuésemos hiolestadós por las autorida
des civiles, fueron cosas suyas.
Singulares oposicionesl'cro si la nueva Sociedad, que perpetuase
la obra de los Oratorios era querida por Dios,
deseada por hombres santos, acariciada por
todo ánimo honrado, é inculcada por xmo de
los más grandes ministros de Estado, no gus
taba mucho á otra potencia que, aunque in\dsible, tiene gran parte en el desarrollo de los
sucesos por los que atraviesan las humanas ge
neraciones. Creemos que ninguno se niaraNi*
liará de que relatemos estos hechos; porque hoy
ntuchas no creen en el Evangelio pero creen eo
múltiples hechos espiritistas, que. si son inne
gables en su mayor parte, no están siempre ple
namente probados.
4 Nosotros — asegura uno de los discípulos
má-; queridos de D. Bosco — notamos-que él
jufría graves sugestiones diabólicas siempre
que estaba para emprender cualquier obra im
portante para la mayor gloria de Dios. U na ma
ñana, habiendo preguntado á D. Bosco si ha
bía descansado bien, me respondió: — No mucho
porque ^uí molestado por un feo monstruo que
se me puso sobre el lecho y pretendía sofocarme.
— Este hecho no sucedió una sola vez y D.
Bosco decía claramente que eran molestias
infernales
Ahora bien, la noche en la cual, terminando
de escribir las primeras reglas de la Pía Sociedad
Salesiana, fruto de tantas oraciones, y escribía la
frase de conclusión: A d maiorem Dei gloriam. se
le apareció el inimicus homo agitándose sobre
la mesa, y le derramó la tinta sobre el manus
crito, éste se elevó con remolinos en el aire, vol\ió á caer y se esparcieron las hojas, oyéndose
gritos espantosos y extraños y quedó tan man
chado que no se podía leer, por lo cual Don
Bosco tuvo que rehacer su trabajo. Esto dijo
Don Bosco en confianza á algunos de los suyos.
Su biógrafo narrará otros hechos semejantes
los cuales se volvieron más terribles y frecuen
tes hasta el año 1864 y precisamente cuando
nuestro Venerable Fundador no tenía otra
cosa más metida^ en el alma que superar las di
ficultades y proveer cuanto era necesario para
obtener de la Suprema Autoridad de la Iglesia
el primer decreto de Collaudo ó ensayo de la
nueva Sociedad (i).
Don Bosco y Pío IX.
Aunque estaba seguro de la voluntad del
Señor, no obstante siendo de tanta transcen
dencia el asunto y dada su ilimitada veneración
por el Romano Pontífice y la Silla Apostólica,
Don Bosco no pudo menos de dirigirse expre^mente á Roma. Fué en efecto en compañía del
^érigo Miguel Rúa que estudiaba entonces el
tercer año de Teología en 1858. El Sumo PontíSce Pío IX . de feliz memoria, d 9 de marzo lo
admitió á su presencia recibiéndolo benigna
mente. Quiso ver además al clérigo que le
acompañaba, y quedando nuevamente solo
^n el Sier\'o de Dios:
(1) Sentimos el deber de repetir pablicaniente nuesío profundo reconocimiento al venerando biógrafo de
J. Bo' el Pbro. Juan Bta. Lemoyne que benignamenie
1*» concedió escoger de los siete volúmenes de las Me
morias biográficas de D . Bosco por él publicadas estas
tnponantes noticias, las cuales, no lo dudamos, serán
del agrado de nuestros lectores. Unámonos todos
* tgradecimiento para imploiar del Señor sobre él la
'x b y salud necesarias para coronar su enorme trabajo.
— Mi querido Don Bosco, dijo S. S. con pa
terno afecto; vos, creo que no olvidáis que sois
hombre y que debéis pasar por el trance por
el cual todos debemos pasar. ¿Habéis provisto
y a para vuestro Oratorio?
Don Bosco que y a deseaba tratar de su ar
gumento, acogió la propicia ocasión, respon
diendo que aquel era precisamente el asunto de
su ida á Roma, y presentándole una recomen
dación de Mons. Fransoni añadió:
— Ruego á Su Santidad se digne darme las
bases de una institución compatible con los
tiempos y lugares donde vivimos.
E l Vicario de J esucristo habiendo leído la re
comendación del ilustre desterrado y conociendo
las intenciones de Don Bosco, se mostró muy
contento y le dijó:
— Se ve que los tres estamos de acuerdo.
Luego le exhortó á redactar las reglas de la
Pía Sociedad según el fin que se proponía, dán
dole acerca de esto importantes indicaciones.
El domingo 21 de Marzo fué in-vitado á pre
sentarse nuevamente en el Vaticano; y el Papa
que deseaba entretenerse con él, habiéndole re
cibido benévolamente, le dijó en seguida:
— He meditado \iiestro proyecto y estoy
plenamente convencido de que traerá grandes
ventajas á la juventud. Es necesario ponerlo
por obra. ¿Cómo, si no, podrían conservarse
vuestros oratorios y proveer á sus necesidades
espirituales? Por esto me parece muy necesaria
una nueva congregación religiosa la cual debe
tener un vínculo apto para conseiv'ar la unidad
de espíritu y de obra ; ]>ero al mismo tiem])o
debe dejarse á sus miembros libres de aquellos
lazos que pudiesen embarazarlos ante la ley: es
decir, cada socio debe poder gozar del favor de
las leyes como cualquier otro ciudadano.
Y al mismo tiempo le enumeraba algunas
Congregaciones cuyas Reglas tenían especial
analogía con aquella que se iba á fundar.
Entonces D. Bosco presentando humilde
mente á Pío IX el manuscrito de las Constitu
ciones:
— He aquí. Santísimo Padre, le dijo, el re
glamento que encierra la disciplina y el espí
ritu que d ¿ d e hace veinte años guía á aquellos
que emplean sus fatigas en bien del Oratorio,
con las correcciones y adiciones según los
principios que me indicó S. Santidad la primera
vez que tuve el honor de besar Vuestros pies.
Pero como al desarrollar los diversos capítulos
me habré sin duda alejado del fin propuesto,
por esto yo lo presento á fin de que Vuestra
Santidad se digne leer, c o r r e r , añadir ó sacai
cuanto convenga á la mayor gloria de Dios 5
bien de las almas.
E l Sumo Pontífice tomando de las manos d€
Don Bosco el manuscrito, pasó algunas páginas
aprobando la idea que las había inspirado (i).
Kinalmente en otra audiencia concedida el
6 de abril de aquel mismo año. Pío IX decía
afectuosamente á Don Bosco que había leído
con atención el manuscrito de las Constitu
ciones y se lo devolvió.
Don Bosco lo abrió y vió que el Sumo Pon
tífice se había dignado añadir algunas notas y
modificaciones de su propia mano. El Santo
Padre mostraba descosí de que aquel regla
mento fuese sin más. entregado á una Comi
sión encargada de revisarlo; pero Don Bosco
pidió que le permitiese antes ponerlo algún
tiempo en práctica y luego presentarlo de nuevo
á S. S. para la aprobación.
L a primera reunión.
Vuelto D. Bosco á Turín fué preparando á los
mejores de sus ayudantes para dar su nombre
á la nueva Sociedad, y cerca de dos años des
pués el 8 de diciembre de 1859 anunció á
toda la comunidad que el día siguiente tendrían
una conferencia especial en su habitación,
después de que los niños se hubiesen retiradó á
descansar: y el 9 de diciembre los sacerdotes,
clérigos y coadjutores que cooperaban á las fa
tigas de D. Bosco, se reunieron.
Iin])lorado con las oraciones acostumbradas
el auxilio del Espíritu Santo y la asistencia de
María Snia. luego de haber recordado lo ex
puesto en anteriores conferencias, con \’isible
emoción anunció que había llegado la hora de
dar forma nueva á aquella sociedad que desde
tanto tiempo hacía, pensaba fundar, que había
sido el principal objeto de sus cuidados, que
Pío IX había animado y aplaudido, que ya
existía con la observancia de las reglas tradi
cionales y á la cual la mayor parte de los presen
tes pertenecía en espíritu y algunos también
por una promesa temporal: terminó diciendo
que había llegado el momento de declarar si
querían ó no dar su nombre á la Pía Sociedad
que habría conservado el nombre de Su» Fran
cisco de Sales.
La declaración tuvo lugar el 18 de diciembre
de aquel mismo año. De los presentes á la pri
mera asamblea solo dos no se presentaron. He
aquí el acta existente en nuestros archivos de
aquella memoranda reunión:
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
E l año del Señor mil ochocientos cincuenta y
nueve, el día dieciocho de diciembre, en este Ora
torio de S. Francisco de Sales, en la habitación
del Sacerdote Juan Bosco se reunieron: Este, el
Sacerdote Víctor Alasonatii. los clérigos Angel
Savio diácono, Miguel Rúa, subdiácono, Juan
Cagliero, Jtum Bta. Francesia. Francisco Pro
vera, Carlos Ghivarello, José Lazzero, Juan Bonetti, Francisco Cerrutti, Celestino Durando
{siguen otros nombres) con el fin de promover y
conservar el espíritu de verdadera caridad que
se requiere en la obra de los Oratorios para la ju
ventud abandonada la cual en estos desgracia
dos tiempos, es corrompida de mil modos en des
honra y daño de la sociedad y precipitada en la
impiedad é irreligión.
Determinaron pues de comim acuerdo todos
los Congregados erigirse en Sociedad ó Congre
gación la cual teniendo por mira el mutuo au
xilio para la santificación propia, se propusiese
la gloria de Dios y la salvación de las almas es
pecialmente de las más necesitadas de instruc
ción y educación....
El acta continúa dando cuenta de las pri
meras elecciones á los cargos de la nue^•a so
ciedad. de la cual D. Bosco « iniciador y pro
motor fué invitado « á aceptar el cargo de Su
perior Mayor » y lleva las firmas de todos los
reunidos.
Mientras nos reservamos hablar más difusa
mente del objeto y también del bién llevado á
cabo por la nueva sociedad en el espacio de cin
cuenta años, recordamos con nuestro venerado
superior Don Rúa que precisamente el 18 de
diciembre de este año celebramos las Bodas de
Oro de la Pía Sociedad Salesiana é invitamos
á nuestros lectores á dar gracias á Dios por la?
bendiciones que á ésta se dignó otorgar en los
diez lustros recorridos.
T E S O R O E S P IR IT U A L
Indulgencias Plenarías para el mes de Marzo :
(t) Fué cu e«a nudiencia cuando el Papa Pfo IX, de
tniUu memoria, propuso á Don Bosco nombrarle monseñor.
Este que nunca había ambicionado honores, se lo
axntdcciiS ilicieiuto: — Santidad, ^qué linda ti^um haría
yo si fuere obisjK» en medio de mis niños!... Mis hijos
ya no me reconocerían ni pondrían en mi su coiiti.inza
si debiesen Itamarnui Monseñor. Ademas el mundo jx>r
causa de esta dijtuidad me creerla rico y yo no me
atreveiín A jiedir j>ara nuestro Oratorio. ¡Beatísimo Pa
dre ! ¡ es mejor que yo siij.a siendo siempre el pobre
D. R<i»-o! — El Piqw .atbnin^ la humildad del Siervo
de LMos y sntisfixo sus deseos.
El
»
»
»
día
»
»
»
18.
20.
24.
25.
Fiesta de los Dolores de María SSma.
Domingo de Ramos.
Jueves Santo.
Fiesta de la Anunciación de María
Santísima.
» * 27. Pascua Florida.
D E J S lU E S T R A S M I 5 I O M E S
DE SUD-AFRICA
De Mozambique á Capetown.
Lorenzo M árquez — P re to ria — Joannesbourg — C ondiciones e co n ó m ica s y r e
ligiosas — L a O b ra S a le s ia n a en la
Colonia del C ab o.
[Carta del P . Cogliolo).
Capetown, 18 Octubre 1909.
Veneradísimo P . Rúa:
J^^^SPERO que haya recibido mis cartas anteriores en que le comunicaba mjs
impresiones sobre los diversos puertos
tocados en el v ia je , especialmente Mozambi
que. Dejé á los hermanos de esa misión el 24
del pasado mes, y llegando á Lorenzo Márquez
después de seis días de viaje, decidí trasladarme
á Capetown, por el ferrocarril Lorenzo MárqtuzPretoria-Joannesburg. pues el barco Adolphe
Wermann. no emplearía menos de 15 días, de
biendo hacer escala en varios puertos del Africa
meridional.
En Lorenzo Márquez fui huésped del limo.
Sr. Obispo Ferreira de Silva, que partiendo antes
que yo de Mozambique, me aguardaba ya. He
podido apreciar el progreso que va alcanzando
la Capital portuguesa. Lorenzo Márquez es una
bahía encantadora y el puerto más activo de
toda la costa oriental, pues es el puerto natu
ral de todo el Transvaal. L a ciudad tiene ele
gante aspecto moderno, calles anchas cruzadas
de tranvías eléctricos, frondosa vegetación,
magníficos puntos de \dsta, población nume
rosa y cosmopolita; portugueses, ingleses, ale
manes, franceses, muchos indios, chinos y
griegos y algunos italianos. Pero desgraciada
mente d progreso moral y religioso no corre
parejas con el material. Apenas tiene una capdlita que hace de parroquia y un colegio para
regentado por las Hermanas de S. José
de Quny. Creo que con el tiempo la obra Sale^*^a podría hacer un gran bien.
En 18 horas me Ue\*ó el tren de Lorenzo Már
quez á Pretoria, capital del Transvaal.
La línea es muy hermosa é importante por
sus atrevidos trabajos de construcción. Del
clima siempre ardiente de Lorenzo Márquez se
pasa á una temperatura casi fría en una altura
de casi 2000 metros sobre el nivel del mar. con
vastas campiñas bien cultivadas, donde se apa
cientan numerosos rebaños, y se tiene por un
momento la ilusión de hallarse en las praderas
de Lombardía y Piamonte. Hice un corto alto
en Pretoria y admiré el desarrollo material y
comercial de Ingleses y Holandeses.
De Pretoria á Joannesburg el ferrocarril sigue
subiendo por entre deliciosas praderías, quintas,
jardines, pueblos y aldeas importantísimas;
entre el fragor de máquinas de todo género, se
llega á la región de las minas de oro.
En la sola región de Joannesburg no bajan de
150, y en cada una trabajan miles de obreros,
casi todos indígems, contratados á precio muy
bajo en las colonias portuguesas, inglesas, etc,
etc.. El territorio de cada mina es un verdadero
pueblo, con sus casas, su hospital, escuela, igle
sia; pero casi todos los trabajadores son pa
ganos y de los pocos católicos, la mayor parte
frecuentan las escuelas y las iglesias protes
tantes. Gracias á la caballerosidad de un buen
amigo portugués, he podido visitar una mina,
bajando á la profundidad de unos 1000 metros,
donde se agitan entre moles de granito tantos
seres humanos. ¡Oh! ¡cuantos sudores, cúantas
fatigas, cuánta arte é industria para robar á
las entrañas de la tierra el precioso metal! No
podría decir cuántos y cuán perfectos son los
procedimientos para no perder ni una insigni
ficante partecilla, desde las minas de tonela
das de dinamita para pulverizar los peñascos,
basta los procesos químicos más complicados
por los cuales el oro se separa, se purifica, se
reúne en bloques considerables.
Joannesburg es verdaderamente la ciudad del
oro, de la opulencia, de la vida afanosa, in
quieta. Sus calles, sus edificios, sus casas de
comercio son admirables, y goza de un cli
ma excelente, debido á sus 2000 metros de
altura sobre el nivel del mar. Todas las re
ligiones se profesan allí y todas con libertad y
respeto.
ICn Joanncslnirg reside el operoso Sr. Vicario
Apóstolico del Transvaal, Mons. Guillermo
Miller, irlandés, de los Oblatos de María Inma
culada, los cuales tienen además los Vicariatos
Apostólicos de Kimberly y de Natal. Mons.
Miller me acogió con sumo afecto y cortesía, y
con él y sus religiosos pasé unos días de reposo
y paz que me retemplaron el ánimo, un tanto
abatido por la soledad de estos viajes tan largos
y en medio de gente tan extraña. K 1 Vicario
Apostólico, que por su apostura y sus modales
me recordaba tanto á Mons. Lasagna, no dejó de
hablarme del gran bien que en Joannesburg
á los más absurdos prejuicios, debido en no pe
queña parte á la deletérea propaganda de un
periodicucho italiano de la cáscara amarga y
color de sangre. Visité al Cónsul Don César
Poma, de Biella, excelente persona que anhela
por nuestra obra en favor de los Italianos.
Partí de Joannesburg el i i y en 48 horas de
tren llegué á Capetmvn. en donde y a encontré de
vuelta de Europa el P. Tozzi, director de nues
tra casa. Todos los Hermanos están agradeci
dísimos á los Superiores que han acudido eficaz
mente en auxilio de esta ca^a. ¡Oh! era ya tiempo
de que la obra del Venerable Bosco tuviese tam-
M O S C E L IA (M ozam bique) — L o s prim eros am igos del M isionero.
podrían hacer los SaJcsianos. y se mostraba pe
saroso de halla^^e presentemente en gra\dsimas
amdiciones financieras, que no le permiten to
mar la iniciativa de nuestra fundación; pero
lo ol^ervé que también á nosotros nos será iml>osible por algi’m ticmjío poner mano en nue
vas empresas.
V no fué del toflo inútil mi detención en la -'iudad porque por la bondad divina, fuéme dado
devolver á la Iglesia y presentar á Monseñor.
d(is distinguidos jóvenes portugueses, bien em
pleados en aquella ciudad, y también relacio
narme con la no pequeña Colonia italiana que
ptu desgracia vi\-en en el más grande abandono
religioso, olvidados de la Iglesia y entregados
bién en estas lejanas tierras y en medio del de
sarrollo y progreso de las sectas, un domicilio
más digno del nombre católico y del espíritu
profundamente católico-romano de su Funda
dor! En el acto \*isité al Rvmo. Sr. Vicario Apos
tólico, Mons, Rooney, á quien presenté el saludo
y los obsequios de mi Rvmo. Superior General
Aquí es apreciada de todos las Obra Salesiana, como que concurre eficazmente á la for
mación intelectual, moral y profesional de la
juventud.
Confío poder zarpar del puerto de
con rumbo á la India en los primeros días do
Noviembre. El ^■ iaje será larguito, no menos de
20 días. Sus oraciones v su bendición me acom-
—
pañen siempre y me hagan menos largos y mo
nótonos los días que he de pasar en el mar.
Con afecto y reverencia.
De su paternidad, venerando Superior,
Obedientísimo hijo in C. / .
P edro C oglioiX) Pbro., S. S..
íDo^ambiquc flírica-Orienlal
La nueva Colonia-Misión de Moscelia.
(Caria del R. D. Martin Recalcati).
Moz^’ mbique, 21 setiembre rgo9.
Veneradísimo Padre R ú a :
rt"®Tr:RDADERAMENTE hace y a bastante tiempo
que no le mandamos noticias; pero
sabemos que el M. R. P. Cogliolo, que
en su bondad paternal S. R. nos ha enviado
á nsitarnos, se las ha dado y una tan impor
tante como es la apertura de un nuevo centro de
acción. La nueva residencia no será por ahora
sino im apéndice de nuestras escuelas de Mo
zambique, pero muy oportuna y necesaria;
oportuna porque allá irán poco á poco los ele
mentos que no se muestran aptos ó inclinados
á las artes y oficios; necesaria porque se formará
una clase de agricultura regular y á esa ciencia
se irán aficionando los jóvenes que han de for
mar excelentes familias cristianas en estos cam
pos abandonados.
La nueva ca^a se levantará en Moscclia, es
decir á las faldas de una verde colina que se
apoya en la vasta y hermosa bahía de Mocambo. Sobre el fuerte de la cima ondea una
bandera portuguesa, vigilante centinela del
territorio. Las pocas casas ó pagliotas están fa
bricadas de palos re\-estidos exteriormente de
fango, y cubiertas de paja; el mobiliario, idén
tico en todas partes, consiste en una ó más este
ras sobre las cuales se duerme, una olla llena de
agua con frecuencia sucia y un mortero para
triturar el maíz, ó el arroz, ó la mandioca, de
los cuales se hacen una papilla que es el aliniento de todos los días. De las paredes penden
machetes, flechas, lanzas, armas indivisibles
de esta gente, y á veces algún arcaico fusil.
Desde el fuerte se goza una espléndida vista:
por un lado el océano Indico, frecuentemente
tan encrespado y tan impetuoso; por el opuesto
una llanura vastísima, fértilísima pero inculta,
atravesada y regada por el río Monapo, arre
batado y desbordado en tiempo de llmnas, y
pequeño riachuelo en tiempo de sequía.
Precisamente en esta llanura y junto al río
se levantará la ca=a-misión. En todo el con
torno y entre el follaje verde-oscuro se encuen
4 1
—
tran pequeños pueblos de negros. Estos serían
hermosos tipos altos y robustos, si no tuvieran
la malhadada costumbre de pintarrajearse la
cara y todo el cuerpo con bijas que los hacen,
según ellos bellísimos y elegantes; pero para
nosotros, horrorosos. Unos llevan el cabello cor
tado á rape, otros lo gastan largo y con i>einados ridículos. Su vestido se reduce á un simple
taparrabo. A primera vista parecen arrogantes,
con su machete al cinto y su lanza en la mano;
pero observándolos de cerca y fijándose en sus
grandes y melancólicos o jo s, insi)iran com
pasión. jPobrecitos! Poco á poco serán cier
tamente susceptibles de educación; pero serían
más pronto convertidos y ci\-ilizados, si no se
les hubiera ido inoculando desde hace siglos,
la religión mahometana con todos sus vicios.
Tales son los Macúas, esa raza fuerte y nume
rosa, que según se dice cuenta 300.000 almas
y habita el norte de esta vasta provincia. Un
tiempo eran antropófagos; ahora se dice que no
lo son ya; pero entre las montañas del lago
Niassa parece que aún quedan representantes
de la antigua raza.
Fuera de las aldeas de la costa, toda esta
gente jamás ha visto al Misionero; pero Dios
mediante, toda ella será nuevo campo para las
fatigas de los hijos de D. Bosco. ¡Oh! si tantos
generosos corazones jóvenes de Europa vieran
estas inmensas regiones, marcadas todavía con
el sello de la maldición, predas de los errores
más monstruosos y los vicios más abominables,
¡oh! no, no vacilarían sobre la decisión que de
bería tomarle. Dios lo quiere, e. te es el grito de
la humanidad y de la Religión. La lucha será
dificil; pero segura la victoria.
El Gobierno e^tá dt‘cidido á ceder á la misión-Colonia un vasto terreno; iK.*ro nosotros
comenzaremos con poco.
Actualmente se están construyendo dos ca
bañas; una para habitación, la otra para capilla;
una palizada de circunvalación nos defenderá
de los leones, tigres y fieras que muy á menudo
gustan dejarse oír y ver por estos paraje?. ¿Y
después? Después recogeremos algunos niños,
á quienes enseñaremos á leer y escribir, mien
tras algunos jóvenes escogidos de nuestra es
cuela, conocedores de la lengua, se con\x*rtirán
en catequistas y así. Dios mediante, nos ]>repararemos á la conquista del interior.
S. R., amadísimo Padre, no nos olvide nunca
á los pies de María Auxiliadora, y si tiene algún
salesiano deseoso de venir al «Africa tenebrosa*,
mándenoslo, que le quedaremos agradecidos
para siempre.
Bendíganos á todos, especialmente á su
Devotísimo hijo,
Martín R ecalcati, Pbro. S. S..
— 42 —
íl)aíto-Oro$$o (Bra$il)
La vuelta de la Banda de los Bororos
á las Colonias.
I. — D e S. P a b lo á A ra g u a ry .
[Carta del P. D. Luis Montuscht).
Cuyabá, i i septiembre 1909.
Revmo. P . Rúa:
puedo, gracias á Dios, comunicarle
algunas noticias referentes á la vuelta
de los Músicos indígenas Bororos, que
ta n to ' entusiasnio siLScitaron en la Exposición
Nacional de Kío Janeiro. Nada voy á decirlo lo
que allá pasó, pues con solícito afán el Boletín
Salesiano ha recogido cuanto de más importante
publicaba la prensa diaria; pero sí sería falta
imperdonable no hablar de algunas circuns
tancias especiales que acompañaron la vuelta.
Es tarde, es cierto, pero el trabajo de todos es
tan abrumador que no hay tiempo para escribir.
El 18 octubre era el día señalado para la
vuelta de S. Pablo á Araguary, viajando 960
kilómetros en tren, pero siempre por entre dila
tadísimos campos de fertilidad asombrosa y
extensas ])lantaciones de café. La Compañía
« Mogyana * nos dió gratuitamente un coche de
primera cla-e y el transporte de todos los equi
pajes. y fuera de esto, se nos dispensáronlas ma
yores atenciones por parte de todos los emplea
dos, sieni])re solícitos, siempre finos y siempre
complacientes. El viaje era largo, sí, pero talvez
hubiéramos podido realizarlo de un tirón ; mas
no nos lo permitieron los hermanos, los coo
peradores y los pueblos y ciudades de la linca
y sus cercanías, por el vivo deseo que tenían de
ver y oír á toda costa á sus amados Bororos y
las melodías de sus instrumentos.
De S. Pablo partimos á las 10 de la mañana
con dirección á Campinhas, que es una hermosa
é industriosa ciudad de 40.000 habitantes, con
excelentes etUficios públicos y privados, es
pléndidas calles y jardines y en un clima muy
sano. Aunque la temperatura era ardientísima y
especialmente a la hora de llegada, las dos de la
tarde, y haber el pueblo acudido por dos veces
inútilmente á la estación para recibimos; la
multitud era tan numerosa. que apenas po
díamos abrirnos paso. Un gran coche reservado
del tranvía, nos condujo al colegio, y por la
tarde, la ciudad quiso que hubiera una función
dedicada á los Bororos y en beneficio de los
mismos.
El día siguicjite salimos para Ribeirao Prelo,
en donde nos aguardaba otra soiqíre-^. Las
autoridades, las Etcuelas en corporación y el
’ OY
Rev. P. Euclides, antiguo alumno nuestro, nos
aguardaban en la estación, al frente de 4.000
personas. A l llegar el tren la banda municipal
entonó ima bella marcha y en medio del mayor
entusiasmo aquella multitud nos acompañó á
Casa del Sr. Vicario. E l P. Malán, dió las gra
cias con breves pero elocuentes palabras, á
aquella población, tanto por el recibimiento
que nos dispensaba cuanto por la colecta que
allí mismo, espontánea, generosamente, habían
reunido para los músicos bororos.
La misma acogida, el propio entusiasmo nos
aguardaba en Batataes, en donde permanecimos
tres días. El Sr. Vicario invitó á la población á
cantar el Tedeum en acción de gracias y rogó
al P. Malán que dijera algunas palabras sobre
la misión. Aquí recibimos algvmos telegramas
de la sociedad « Juventud », de Franca, impor
tante ciudad que nos invitaba para que nos de
tuviéramos siquiera algunas horas. E l P. Ma
lán, deseoso de llegar cuanto antes á Araguary
para hacer los preparativos del viaje á las co
lonias se excusó cortésmente; pero el despacho
produjo el envío de una comisión especial para
que atendiéramos sus súplicas. Ante tan delicada
presión, resolvimos acceder, y llegamos á
Franca el día siguiente á las 9 de la noche. Esta
era obscura y un fuerte viento había impedido
á muchos salir á la estación que dista nada menos
que dos kilómetros: y sin embargo había e.sperándonos más de 6.000 personas y dos bandas.
A las I I hubo teatro lírico en honor y beneficio
de los Bororos, con discursos de un abogado y un
profesor que con elocuentísimos acentos enrai
zaron la obra humanitaria de los Misioneros y
emitieron conceptos admirables sobre la obra
Salesiana. Nuestro pequeño músico Thiago su
bió al palco y pronunció una corta composición
para dar las gracias, despertando viva Simpatía
y admiración; y por fin el P. Malán rogó á los
presentes elevaran un canto al Su])remo Señor,
que ha querido servirse de los humildes hijos
de D. Bosco para realizar aquella pequeña obra
de bien, que ellos admiraban.
El día siguiente proseguimos hasta Ubcraha,
donde nos colmaron de atenciones y finezas los
RR. PP. Dominicanos y los Maristas, como
también el limo. Sr. Obispo Eduardo Duarte
S}d\’a, quien se llamó afortunado de poder re
cibir y hospedar en su casa á los hijos de D.
Bosco y á los Bororos, sus hijos. Los alumnos
del Gimnasio diocesano, dirigido con gran comj>etencia por los RR. PP. Maristas, ofrecieron
á los Bororos una afectuo.su velada.
Finalmente el 3 de noviembre llegamos á
la pequeña pero pintoresca ciudad de Arugíí ’ívY en todas las ciudades intermedias á
las mencionadas, al llegar el tren se agolpaba
— 43 —
la gente pidiendo que tocaran una pieza nues
tros músicos. Se satisfizo esta legítima cu
riosidad, menos cuando se veía que los niños
estaban cansados. E n Uberabigiuz estaban
esperando las principales autoridades y el en
tusiasmo que se apoderó de la población fué
tan grande que el tren tuvo que pararse más de
una hora: hubimos de bajar, tocar algunas pie
zas y dejamos fotografiar. Entre los muchos
curiosos, se presentó uno que con desenfado sin
igual nos preguntó muy seriamente si esa era
efectivamente la banda que había tocado en
Rio á la presencia del Emperador...W Por lo
visto, aquel gentil caballero no se interesa mu
cho por la política de algunos años acá.
En Aragitary nos detuvimos ocho días, porque
era preciso preparar muchas cosas para el viaje,
y entre otras, comprar unos 50 mulos, pues
teníamos apenas 25. Fueron días atareadísimos.
El Sr. Intendente Municipal de Araguary nos
colmó de atenciones y admirado de la obra salesiana, nos prometió mandar en nombre del
Ayuntamiento, frazadas y otros objetos para
la Misión. Antes de ponemos en marcha reci
bimos cartas de Batataes comunicándonos que
el paso de los Bororos había dejado tan buenas
impresiones, que un padre de familia que hasta
entonces había impedido hacer la santa co
munión á sus tres hijos, dispuso inmediata
mente que la hicieran, y dos protestantes, ad
mirados del celo de los misioneros católicos, se
habían convencido y convertido á nuestra Re
ligión Sacrosanta.
Continuaré por el próximo correo. Entre tanto,
amadd Padre, dígnese presentar mis respetuosos
obsequios á todos los Superiores y bendecir á
quien, besando sus manos, se profesa
Obediente y afmo. hijo in Corde Jesu
L n s M o n t u s c h i Pbro. 5 . S..
BIBLIOGRAFÍA.
La infatijíable pluma del P. Kciz A m a d o S. J.
ha enriquecido nuestra biblioteca con tres nuevas
hermosas obritas, tan sólidas y amenas como sabe
hacerlas él. Se titulan : ¡H e perdido la f e ! E l se
creto del Exito y la Piedad Ilustrada. Sentimos que
la índole e.special de esta Revi.sta no nos permita
extendernos en su examen; pero no podemos mede recomendarlas . especialmente la segunda,
fingida á los jóvenes de 15 á 20 años, en forma
3e conferencias de 15 minutos. -A nuestro juicio, es
mo de los libros más hermosamente prácticos y
Utiles que se han escrito, y lo consideramos muy á
3rop.^,Ñ¡to para premio y regalo á los jóvenes que
.erminan el BnclHllerato y comercio. Están editados
?OT
y Fe, Madrid. Son volúmenes en 8® de
*74. 3>2 y 352 págs. y 3, 2,50 y 2 pesetas respecti‘■ amente.
Vademécum Sacerdotis, para el año de 910, editado
por P o p e l ín H e r m a n o s , 3 Ene Se'guier, París (6).
Este año ofrece la Agenda una novedad, y es con
elegante lapicero, y además ha mejorado tanto en
texto, como en la encuadernación : calendario. Corte
romana y Episcopado americano, formulario litúr
gico, medicina usual, dietarios ; pasta ílexible, tar
jetero y lápiz. — Precio fr. 1,75. Por correo certiñeado fr. 2,25.
De la Librería Católica internacional de Don
L u is GiLt^(Bña. Balines 83): El IV volumen de su
Biblioteca' Religión y Cultura. Es el Tratado ele
mental de Filosofía, ilebida á las mejores plumas del
Instituto Superior de Filosofía de la Universidad de
Lovaina. La traducción, que es fiel y correcta, de
la 2‘ ed. francesa, se encomendó al R. V. José de
Besalú, Capuchino. Comprende este tomo: Intro
ducción y Nociones Propedéuticas, por el C a r d . M k r c i E R ; Cosmología , por D. Mvs ; Psicología , Criteríologia y Oniologia, por el C a r d . M e r c ir r . La
recomendación de esta obra está hecha con decir
que es del Emmo. Sr. Mercier, el sabio Cardenal de
Malinas, que ha restaurado el Escolasticismo, ata
viándolo con ropaje moderno y escoltándolo con
la ciencia experimental, cuyos recursos emplea el
Autor para probar la verdad. Precio 5,50 ptas en
rústica y 6,50 en magnifica tela inglesa. El II tomo
completará la Obra.
— A mis Seminaristas, por S. E. el C v r d e n a l
M e r c ie r , Arzobispo de Malinas, Primado, tradu
cido de la 5* edic. franc. por D. Alfonso ñP. Ra
mírez. Un volumen en 8®, de i i ijz x 19 cms., de
nutrida lectura. En rú.stica, ptas. 2; en tel i inglesa
3. Son conferencias preciosas educativo-i íligiosas
en que trata con sorprendente profundid d y cla
ridad, del retiro, del recogimiento, de la ( isciplina
de la palabra, de la palabra de Dios, de ia medi
tación (que para él es conversaeión cordial), de la
paz del alma, de la desconfianza de nosotros mis
mos y de la confianza en Dios.
De la Librería Salesiana de .Garrid — Nuestra
.Semana Negra, ó los Salesianos en la última se
mana de Julio de 1909, por R o d o l f o M. F ie r r o
T o r r e s , .S. S. ; narración anecdótica de la parle
que en los tristes sucesos de la Semana lúgulire
tocó á los Salesianos. Está escrita con gran s«;ncillez, como de testigo presencial: constituye los
tomitos de meses de Nov. y Dbre. de las Lecturas
Católicas. Precio en rústica una peseta, 100 fiágs.
Juana de Arco, vida compendiada pero completa
de la incomparable doncella de Orleans, reciente
mente beatificada por Pió X, corresponde al N® de
la Lecturas Católicas de Enero 1910.
De la Tipografía moderna de Valetuia (Esp.) he
mos recibido nn elegante libro de 252 págs. en 8»
con varios fotograbados , titulado Don Carlos de
Barbón y de Ausfría-Esfe, por D. M a n u e l P o l o
y P k y r o l ó .n , ex'diputado á Cortes, Senador del
Reino y Jefe Regional Carlista de Valencia. Estudia
la vida, carácter y muerte de D. Carlos. — Precio
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De la Tipografía de las Escuelas Profesionales Salesianas de Sevilla.
La Cooperacíófl en la A|ricaltara. .Tomos LX X V LXXVI y LX X Vir de la Biblioteca Agraria .Solaríana, por el Sr. Prof. D. Amando Castrovieío.
El Problema Forra|ero — El trébol ladloo. Tomo
LXXVIIÍ de Ja misma Biblioleca, por el Revmo.
P. Ril'.^lflone.
Askaitnra Movilfsta — ó Cultivo de las Abejas. Tomo
LXXIX de dicha Biblioteca, por el Sr. D. Pedro
Villuendas Herrero.
J
— 44 —
El Congreso de los Cooperadores Salesianos
DE
C H IL E
n los (lías 21, 22, 23 del pasado No
viembre se verificó en Santiago de
Chile con éxito brillantísimo el VI Con
greso de Cooperadores Salesianos.
La crónica de ese acontecin.i;nto tan glorioso
para nuestra Pía Unión y para toda la Sociedad
Salcsiana nos la ofrece el periódico de Santiago
La VniónyXa. re]>roducimos con mucho gusto
agradeciendo á la Dirección de aquel importante
diario sus inapreciables servicios.
L a grande A sam blea inaugural del Domin
go ai — Numerosa concurrencia — D is
curso del Exm o. S r . S ib ilia — Un au tó
grafo de S u Santidad.
lirillantisinia resultó la fiesta de la inaugura
ción del Congreso de los Cooperadores Salesia
nos, que en la tarde del Domingo se reunió en
el salón de honor de la Universidad Católica.
El amplio y elegante teatro de la Universidad
se hacía pequeño para dar cabida á la numerosa
y distinguida concurrencia que asistió al acto.
P'n el proscenio, el asiento de honor fué ocu
pado por el Kxmo. Sr. Internuncio Apostólico,
Monseñor Enrique Sibilia. quien tenía á su de
recha al limo. Obispo de la Serena, Monseñor
D. Ramón Angel Jara; al Vicario del Arzobispa
do, Sr. D. Manuel Antonio Román: al General
de División, Sr. José Manuel Ortúzar; al Secre
tario de la Internunciatura, Monseñor Francisco
F'agni; D. Raimundo Larrain Covarrubias; y
á la izquierda, el limo. Obispo de Colonia. Dr.
D. Santiago Costamagna; el Vicario del Arzo
bispado. Sr. Infante; D. Ricardo Matte Pérez,
Monseñor José Fagnano; limo. Obispo de I^egione, Monseñor Miguel Claro; R. P. Castro, y
los Señores Presbíteros D. Luís Xai y D. Rafael
Edwards Salas.
E l Ihno. Obispo da la Serena, Sr. Jara, declaró
abierta la
ofreciendo en seguida la palabra
ai Exnto. Sr. Sibilia, quien pronunció el siguiente
discurso:
« l'enerabies hermanos, amables Cooperadores:
E l bien imponderable intelectml y moral qtu. en
distintas naciones del orbe, la Sociedad SaleSMna de D. Bosco pro.liga d ¿i juik:HÍ¡ui p.irlicuiarmeníe obrera, aviia la satisfacción que sierxto en
acceder d los deseos del trnerable Presidente efec
tivo. V abrir el sceito Congreso de los Cooperadores
Salesianos. que k w escogido como centro de reunióti
esUt hermosa República.
Hijo del pueblo, iluminado de lo alto, el vene
rable D. Bosco vió claramente las necesidades de
los tiempos presentes. Fiel á las inspiraciones de
Dios, consagró toda su vida en favor de los niños á
quienes no sonrió la fortuna. Penetrado de que en
¡a ciencia como en el arte hallan los hombres uní
fuente de satisfacción y d bienestar; y en la fe y
en la virtud encuentran la verdadera civilización,
la única fortaleza, el único bálsamo en las adversi
dades de la vida, no vivió sino para beneficiar á los
niños; se desveló por ellos; les proporcionó con
paternal cariño instrucción, abrigo, educación, y
con eso un medio poderoso con que — al enriquecer
su entendimiento con nociones útiles de ciencia y de
arte, y á un tiempo al instruirlos en las verdades
eternas — hacer de ellos hombres de bien, virtuosos,
útiles á sí misinos, á la familia y á la patria.
¡Misión sublime! que no podía menos de merecer
las más halagüeñas alabanzas y la más decidida
aprobación del Pontífice romano. Pío I X llamó á
D. Bosco « ü tesoro de Italia », León X I I I quiso
inscribir su nombre á la cabeza de la Pía Unión:
Pío X . gloriosamente reinante, ha dado numerosos
testimonios de predilección á la obra salcsiana,
hasta decretar á D. Bosco el honor de « Venerable».
Ullitm prenda del amor paternal del .-1 ugusto Pon
tífice, es Li Bendición Apostólica especialísima que
otorga á este Congreso, de lo cual soy yo el feliz men
sajero.
Amados Cooperadores Salesianos: Dios y el
Papa están con vosotros; sed. pues, bienvenidos.
Reunidos aquí en nombre de la caridad cristiana,
animados del espíritu de D. Bosco. alentados por
la presencia y la autoridad de tan esclarecidos pre
lados, que el Espíritu Santo puso para regentar la
Iglesia de Dios, firmes en el santo propósito de
consagrar vuestros esfuerzos al bien de la juventud,
esperanza á un tiempo y temor de la sociedad humam, trabajad con empeño siempre creciente por
la educación é instrucción de la juventud obrera,
protegedla y coniinmd este suhlinu apostolado
salesiano, y asi extenderéis el reinado de Jesucristo
sobre ki tierra.
E l campo que se os presenta es vastísimo: ardua
la tarea ; pero fortalézcaos el auxilio de lo alio,
■
para vosotros motivo de aliento y manantial de ener
gía cristiana la bendición del Supremo Jeriina dt
la Iglesia, que con efusión del alma, imparte á
promotores, á ios Salesianos. á sus CoQpcr.'..'o*f'
á ios que asisten v participan á este CongrCíO. e.:''
yo con el augurio de un é.xiío el tnás brilLv:!:. >
— 45 —
unu tnús de ubérrimos frutos, me complazco en
iniciar en el Santo Nombre de Dios y bajo tos auspi
cios y protección de Marta Auxiliadora de los cris
tianos, inspiradora celeste y consejera de todas las
iniciativas de los Salesiatios del Venerable Don
Bosco *.
El Secretario del Congreso, Presbítero Sr.
D. Rafael Edwards, dio lectura á continuación
al siguiente autógrafo enguado por S. S. Pío X ,
creído poder asistir, siquiera el último día. á la So
lemne Asamblea de los Cooperadores Salesianos de
esta República. Pero ya que la salud no me ím per
mitido maniiestar de viva voz, en aigtout de esas
extraordinarias reuniones los seniimietUos de m»
alma hacia los dignos hijos del Venerable D. Bosco,
consigno por medio de ésta mi adhesión sincera á
los acuerdos de esa Asamblea: v, á la ves, me es gra
tísimo dar testimonio del singttlar aprecio y respeto
o ► 'VJO
A
CAA-er-r-^ f ‘
cuya traducción dice:
«'A m»s queridos hijos en Jesucristo, los Coope
radores Salesianos, que se han de reunir en Con
greso en Santiago de Chile, junio con el voto de que
las propuestas y deliberaciones que se han de discu
tir con/rií^Mya»» al triunfo de la fe y de la moral
cristiana en medio de los pueblos, otorgamos con
(fusión de corazón la Bendición Apostólica.— Del
Vaticano, áy de Octubre de 1909. — Pío X . Papa ♦ .
Se leyó á continuación una carta del Cardenal
Secretario del \’aticano, Sr. Merr>* del Val, en la
cual expresa sus votos más sinceros por el éxito
dcl Congreso de Cooperadores de Santiago.
Se dio lectura también á la siguiente comuni
cación del Sr. Arzobispo de Santiago:
« Congreso de los Cooperadores Salesianos de
CkiU. — Adhesión dd Iltrxo. y Revmo. Sr. Arzo
bispo.
Arzobispado, Noviembre 22 de 1909. — Revdo.
Padre Visitador de los Salesianos. D. Luis Nai.
Muy Reverendo Padre: — Hasta ahora había
e -< ^ c '
que la Sociedad Salesiam se ha ganado en toda
esta Arquidiócesis por su constante labor, su abne
gado celo y las evangélicas virtudes de sus miembros.
Profundamente agradecido á los servicios de su
laboriosa Pía Sociedad y á ¡as obras de apostolado
con que favorecen á mis diocesanos, quedo de Vues
tra Reverencia.
Su afectísimo Capellán y amigo en nuestro Seiíor
Jesucristo. — {Firmado): J. Ignacio, Arzobispo
de Santiago.
El limo. Sr. Jara ocupó luego la tribuna ma
nifestando el sincero ^radedraiento con que el
distinguido auditorio había acogido las comuni
caciones de S. Santidad y del Cardenal Merry
del V*al, y proponiendo que fueran contestadas
en el acto. E sta indicación de Monseñor Jara
fué recibida en medio de atronadores aplausos.
Se redactó entonces este cabl^ram a y además
otro de adhesión para el f ’resbítero D. Miguel
Rúa, Superior General de la Sociedad Salesiana, en esta forma:
« A l Santísimo Padre Pío X , Roma. — Los
Obispos y Prelados, los Salesianos y sus Coope
radores, reunidos en Santiago, para el V I Congreso
de los Cooperadores Salesianos. agradecen conmo
vidos las bendiciones de Su Santidad, y humilde
mente ofrecen sus sentimientos de amor y (dial
obediencia, — RamónAngel Jara, Obispo electo de
la Serena y Director General de los Cooperadores
Salesianos ».
« Revmo. P. Miguel Rúa, Rector General de los
Salesianos. Ttirín. — E l V I Congreso de los Coo
peradores Salesianos, honrado con la presencia del
Exemo. Sr. Internuncio Apostólico y del Episcop<ido Chileno, saluda y felicita al digno Sucesor de
Don Bosco en el Jubileo de su sacerdocio, fecun
dísimo en bienes para la Iglesia y la América
A continuación el limo. Sr. Jara, empezó su
discurso haciendo la historia de la obra de los
Salesianos en Chile, mostrando los rasgos cul
minantes de su obra generosa, los innúmeros
sacrificios que ella había costado para difundir
firmemente la misión noble encomendada por
Don Bosco.
Recordó con carino que él había conocido
hace y a más de veinte años al ilustre prelado
de quien había recibido el nombramiento de
Director General de los Cooperadores en Chile.
Como siempre, se le tributó al elocuente orador
una salva entusiasta de aplausos, aclamando
también los asistentes, durante largo rato, á los
Salesianos y rompiendo en seguida la orquesta
con la Canción Nacional.
Habló luego el Diputado D. Darío Urzúa; el
Sr. Ignacio Verdugo declamó una poesía inti
tulada <1 Don Bosco t>, y D. José M. Cifuentes,
disertó largamente sobre la educación obrera.
Antes de terminar la sesión, el limo. Obispo
Salesiano, Monseñor Costamagna. tuvo elocuen
tes frases de agradecimiento para los Coopera
dores Salesiano®, y pidió al Internuncio la ben
dición de Su Santidad, para los presentes.
En seguida comenzaron á retirarse los con
currentes. dándose por terminada esta primera
sesión de los Cooperadores Salesianos.
SEGU N D A REUNION.
Numerosos discursos — O tros detalles.
Ante una distinguida concurrencia celebró el
22 á las 5 1., de la tarde, en la casa de la Gratitud
Nacional, su segunda Asamblea el Congreso de
los Cooperadores Salesianos. con el objeto de
leer y discutir los acuerdos presentados por las
Comisiones de Estudio.
Hizo la solemne apertura de la Asamblea el
limo. Obispo de La Serena Dr. D. Ramón Angel
Jara y en seguida habló el limo. Obispo titular
de Colonia. Sr. Dr. D. Santiago Costamagna.
dando á conocer la necesidad de establecer ora
torios festivos en la mayor parte de las ciudades
de la República y la importancia de los que fun
cionan en las casas salesianas.
Donde se abandona los niños, donde no se les
hace el catecismo dominical y no se les busca con
los atractivos de los oratorios festivos, los tem
plos se asemejan á verdaderos sepulcros, pues
sus naves se verán vacías y silenciosas.
Un distinguido y elocuente religioso del Sa
grado Corazón de María dió á conocer en una
sucinta exposición las « condiciones para la
atención de los emigrantes que vienen á América*
en la que opta por agrupar á los emigrantes ca
tólicos, por su respectiva nacionalidad, en aso
ciaciones autónomas, con las reglas necesarias
para su administración interna, é instruir oficinas
con registros que faciliten la colocación de los
trabajadores y funden escuelas gratuitas para
obreros y sociedades protectoras de la vejez.
E l Sr. Gonzalo San Martin, salesiano, hizo
á continuación uso de la palabra, leyendo un
hermoso discurso sobre el ideal que encierra la
obra de los Oratorios festivos fundados por el
Ven. Don Bosco y la predilecta de su corazón.
A l terminar su discurso se le tributó al orador
una entusiasta salva de aplausos, siendo feli
citado por los limos. Señores Costamagna y Jara.
Poco antes de terminar la Asamblea el Secre
tario del Congreso, Pbro. D. Rafael Edwards,
dió lectura á algunas notas sometidas al Con
greso Salesiano por la comisión de estudio.
T E R C E R A REUNION.
Mons. Ja ra pone término al Congreso.
E l 23 á las 5
P. M. se verificó, en el Teatro
de la Universidad Católico, la solemne asamblea
de clausura del Congreso.
A la hora indicada tomaron colocación en el
proscenio el Exemo. Internuncio de S. S.. Mon
señor Enrique Sibilia, que tenía á su derecha al
Presidente efectivo del Congreso, Monseñor Ra
món Angel Jara, y á su izquierda á los Obispos
Monseñores Claro y Costamagna, al Rector de la
Universidad Católica. Pbro.^D. Gilberto Fuenzalida. al \'isitador de los Salesianos, Rev. Sr.
D. Luis Nai y al Secretario del Congreso, Pbro.
D. Rafael Edwards S..
A la derecha de Monseñor Jara tomaron colo
cación Monseñor Fagnano. Prefecto Apostólico
de Tierra del Fuego y Patagonia Meridional: los
Senadores Señores Ricardo Matte Pérez v Do
mingo Fernández Concha y el Secretario de la
Legación Pontificia. Monseñor Francisco Fagni.
Tanto la platea como los palcos v demás de
partamentos del teatro estaban completamente
ocupados por la enorme y selecta concurrencia
que asistió al acto, cuyos nombres por lo mismo
harían interminable nuestra relación.
— 47 El aspecto de la sala era imponente y contri
buía á dar mayor solemnidad y realce á aquella
hermosa sesión de clausura que tan duraderos
recuerdos dejará en la memoria de los asistentes.
Las Congregaciones religiosas estaban repre
sentadas por sus miembros más conspicuos.
La sociedad de Santiago concurrió también
á esta fiesta en gran número; las más prestigiosas
familias se habían dado cita en el amplio y ele
gante local.
A las 5^4 rompió la orquesta con los primeros
acordes del Himno del Congreso, cantado por los
coros de los Colegios Sa’esianos.
Inmediatamente después, el limo, Sr. Jara
declaró abierta la Asamblea.
El Secretario General leyó una hermosa co
municación del limo. Sr. Arzobispo que fué
recibida en medio de atronadores aplausos.
A continuación el Hmo. Sr. Obispo de Colonia
dirigió la palabra á la Asamblea. L a bondad in
superable del ilustre Prelado que rebosa en sus
palabras, conmovió profundamente al auditorio.
El elocuente discurso del R. P. Mateo Crawley
arrancó entusiastas aplausos en cada uno de sus
periodos. El orador fascinó á la concurrencia
con su talento brillantísimo y persuasivo.
La orquesta ejecutó con lucimiento la Barca
rola de Marcelli y en seguida el Revmo. Padre
Pittini subió á la tribuna para saludar al Con
greso en nombre de los Salesianos y Coopera
dores del Uruguay.
Las palabras del P. Pittini fueron recibidas
con estruendosas salvas de aplausos.
El Sr. Pbro. D. Miguel Latorre leyó una inspi
rada Oda á D. Bosco que impresionó profunda
mente.
Después de la lectura de las conclusiones, el
Sr. D. Clemente Díaz León hizo uso de la palabra
siendo muy aplaudido.
El Re\*. P. Nai se levantó en seguida y pro
nunció en una elocuente alocución sus agradeci
mientos á nombre del Superior General de la
Sociedad Salesiana, á todas las personas que
habían cooperado con tanto entusiasmo al feliz
^ t o del Congreso.
El limo Sr. Jara puso término al Congreso con
mía de esas impro\*isaciones suyas que más que
anebatar enloquecen á los auditorios.
Y La Unión concluye su crónica con estas pa
labras muy significativas:
Felicitamos á los RR. PP. Salesianos por el
insuperable éxito de sw Congreso.
con atraso el presente número á nuestros amados
lectores nos impiden dar siquiera un resumen de
los hermosos discursos pronunciados en las inol\ridables asambleas y apuntar siquiera las más
importantes resoluciones y votos aprobados por
Junta Directiva y proclamados por la Asamblea.
Sin embargo no podemos callar que en el Tem
plo de La Gratitud Nacional se verificaron magestuosas funciones religiosas cuyo programa
transcribimos:
DOMINGO 21. — 7J4 a . M. Misa rezada por
el limo, y Revmo. Sr. Arzobispo de la Arquidiócesis. — 9,15 Misa Pontifical del limo. Sr. Dr.
D. Ramón Angel Jara, Obispo de S. Carlos de
Ancud. — Sermón del Sr. Pbro. D. Luís Felipe
Contardo, Secretario del Obispado de Con
cepción. — Se cantó la Misa Mater Castissima,
á dos voces con acompañamiento de órgano, del
M® Cirilo Cupani.
8 P. M. Sermón del limo. Sr. D. Santiago Co~
stamagna. Obispo titular de Colonia, quien dió
también la Bendición con S. D. M.
LU N ES 22. — 7 ^ A. M. Misa rezada por el
Reveno. Mons. José Fagnano, Prefecto Apostó
lico de la Patagonia Merid. y Tierra del Fuego.
9^/4 A. M. Misa Pontifical por el limo. Sr. Dr.
Santiago Costamagna. Sermón del R. P . Ezpeleta,
S. J. — Se cantó la Misa Kyrie jons bonitatis
en canto llano.
8 P. M. Sermón del Sr. Pbro. Salesiano Don
Luís Héctor Sallaberry; y dió la Bendición con
S. D. M. el Revmo. Mons. José Fagnano.
M ARTES 23. — 7V2 A. M. Misa rezada por el
Rev. Sr. D. José Vespignani, Inspector de las
Casas Salesianas de Argentina.
9 ^ A. M. Misa Pontifical por el Exemo. Señor
Dr. D. Enrique Sihilia, Internuncio Apostó
lico; al fin de la Misa dió la Bendición Papal.
Se cantó la Misa Mater Castissitna del M, Cupani.
8 P. M. Sermón del Sr. Pbro. Salesiano Don
Pascual Richetla. Solemne Te Deum.
M IÉRCOLES 24. — 9V2 A. M. Misa Pontifical
de Réquiem en sufragio de los Cooperadores Sa
lesianos difuntos, por el limo. Sr. Dr. D. Miguel
Claro, Obispo de I.,egíón. — Se cantó la Missa
Quinta del M° Haller, á dos voces iguales con
acompañamiento. Dies Irae y Libera me del
M° Ravanello.
Y no podemos concluir esta brevísima
información sin dar las gracias en nombre del
Revmo. Sr. D. Miguel Rúa á todas las personas
que en cualquier manera prestaron su apoyo para
que el Congreso tuviera tan brillante éxito.
Confiamos poder volver sobre este acontecimienti! importantísimo. La estrechez del espacio
y el tiempo muy apremiante para que no llegue
I
EL CULTO
de María Auxiliadora
N6b (cRccnos la persuasión de que, en las vicisitudes dolorosas de los tiempos
que atravesamos, no nos quedan más consuelos que los del Cielo, y entre estos,
la poderosa protealón de la VIrfen bendita, que lué eo todo tiempo el Auxilio
de los Cristianos.
pio x.
Nueva capilla. — K 1 23 de Octubre p. p..
S. Sría. lima, y Revma. D. Francisco Alberti,
Obispo Auxiliar de ba Plata (Argentina),
bendijo solemnemente en 5 . Isidro una capilla
dedicada á María Auxiliadora. Fueron padrinos
los señores Avelino y Andrés Rolón, José Pirán,
Carlo.s I'élix Molbrán, José Barreiro, Juan Dibar,
Ceferino Indar y el Doctor D. Luis Manzoni;
y madrinas las Señoras Carolina Arana, Justina
y Lorenza Rolón, Dolores Clortando, Justa G.
Fernández, Enriqueta Malbraur, Margarita Ba
rreiro, Gregoria y Marcelina Lagos, Antonia Avalle y María Pirán; todos ellos han contribuido
eficazmente á las obras. El Rmo. Sr. Prelado quiso
trasladar por sí mismo y solemnemente el Santí
simo Sacramento, de la capilla primitiva á la
nueva iglesia y asistir pontificalmeiite á la Misa
cantada. Al día sigitiente, celebróse con singular
entusiasmo la fiesta de nuestra poderosísima
Reina y Madre.
M aría A u x. y la A doración nocturna.
Gracias de María /tuxiliadora.
^
país, con un compañero de via je, perseguida á
causa de una calumnia, y pedí á la Santísima Vir
gen, me sacara de aquel apurado trance, y publi
caría sus gracias en el Boletín Salesiano, y man
daría además una limosna; así lo hago, llena de
gratitud á la Virgen Santísima. E n marzo p. pdo.
pasamos terribles é indecibles angustias, causadas
por una sospecha que se tuvo de un hennano mío.
Acudimos pronto á la Virgen Auxiliadora, ofre
ciéndole publicar la gracia, si resplandecía pronto
la inocencia del cahunniado, y la Virgen pronto
nos concedió lo pedido y además nos envió tran
quilidad perfecta á ese respecto.
D. deM. A.
Cindadela (Esp.). — Smuamente delicada de
salud desde mucho tiempo y después de haber
echado sangre por la boca varias veces, hija de
padres que murieron tuberculosos, desalmciada
por los médicos, acudí á M. A. prometiéndole una
limosna para su culto y publicar la gracia. Hoy
del todo restablecida, cumplo gustosa la última
parte de mi promesa.
Nov. 1909.
M. L.
^
C artago (Costa Rica). — Hace cuatro anos, toda
mi familia y yo estábamos en una situación te
rrible y angustiosa: pues en dicho tiempo dos de mis
henmuujs tuvicn>n que salir A otro pais y era este
viaje ta n ' jx-ligroso y arrie.'^ado. que dudába
mos .salieran del territorio sin ninguna novedad. Yo
acudí á la \’irgeii Santísima y empecé á rezarle una
novena. La proteec'ióu de nuc.stra queridisima Ma
dre no nos faltó, pues al terminar la no\-ena reci
bimos noticias de mis hermanos. ¡Ya estaban fuera
de todo peligro! Mi hennano J. M. A. siempre hace
sus excursiones, y c;\si siempre son sus viajes deimcsiado expuestos; mi madre entonces ruega á la
Sautisima Virgen, se le lleve á casa .sano y salvo, y
asi sucede sin timlanza. E l 1907 salia yo de mi
Estella. — Como cooperador Salesiano, á Ma
ría Auxiliadora acudo siempre, y nunca en vano.
Das grandes favores he recibido últimamente:
1® Trataba de implantar aquí la « obra senúdivina ' de la Adoración nocturna; pero niiigum
de las tres iglesias parroquiales reunía comodidad
ni sitio oportuno. <Qué hacer? Acudí á María Au
xiliadora, poniéndole por intercesor á S. José; y
cuando má.s difícil era la empresa, he aquí que
una señora que ni siquiera conocía la Adoradón.
nos ofrece en ventajosas condiciones ima casa
adosada á ima parroquia y asi se solucionó d
conflicto.
L a Adoración se inauguró hace un año, con una
.solemnidad nunca vista; con cinco nutridos tur
nas: hoy son nueve de 28 y 29 hombres cada uno,
verdaderos soldados de Jesucristo, y tiene además
centenares de socios honorarios. E s tiempo de pn>
— 49
clamar este favor y gritar iViva María Auxiliadora!
Cayó mi hermano gravemente enfenaio de
pulmonía y el médico declaró el caso muy difícil,
asegurándonos que el sexto y séptimo día serían
muy apurados, y de nuevo acudí á María A. y S.
José. ¡Cosa admirable! en los mismos dias en que
debía ser más serio el mal. se acentúa la mejoría
y es de notar que el doctor es m uy entendido y
optimista. La conv.ilescencia ha sido rápida y se
gura. ¡Oh Madre mía! yo te amo y te pido me con
cedas propagar mucho tu devoción entre mis pa
rroquianos!
C o r p u s G a r í n . Pbro..
León (Nicaragua). — Los mejores médicos de
esta ciudad me desahuciaron’ en ima terrible en
fermedad á los riñones, hasta que vino el Dr. D.
César Tigerino, cooperador Salesiano, y acon
sejó á mi familia acudir á M. A. que tantos mi
lagros hace en el mundo.
Mi esposa estaba aturdida y desesperada por
que yo había entrado en agonía. Mas el doctor la
respondió que humanamente la partida estaba
perdida, pero por eso mismo el poder de Dios se
baria más ostensible. Inmediatamente comenzaron
una novena y yo á reponenne y hoy me encuentro
completamente sano.
Sbre. I3-I9i>9.
F r a n c is c o V a i
lad ares
Madrid. — Un hermano mío vivía alejado de la
religión, y como cayera gravemente enfermo, me
preocupó más que antes; por lo cual lo encomendé
fervorosamente á M. A. suplicándole le hiciera
conocer la necesidad de volver á Dios. Mis espe
ranzas no quedaron defraudadas; se confesó y de
mostró gran paciencia y resignación cristiana du
rante la enfennedad y sobre todo se le despertó'
una gran devoción á María Sma. en la que perse\-eró hasta sus últimos momentos, muriendo con
grandes muestras de contrición y absoluta con
fianza en María Auxiliadora.
¡Bendita sea Ella!
ternal, las salvó milagrosamente á todas, en el mo
mento de invadir el agua sus hogares.
Sbre. 30 1909.
Las Hijas de María Auxiliadora.
O ren se (Esp.). — Siendo yo seminarista, hallá
base mi hermana en ima Congregación religiosa,
con marcada vocación; pero el diablo que nunca
descansa, la persuadió de que uo era verdadera.
Mis reflexiones la tranqitiliz;mMnx)r algún tiempo;
mas luego las tentaciones arreciaron de tal suerte,
que las Superioras me comvmicaron su de.spc<lida
solicitada. Pedile á M. A. que la iluminara, y que
á lo menos perseverara hasta que siendo yo sa
cerdote, pudiera teiierla á mi lado y no exjx)nerla á los peligros de este mundo. María oyó la
súplica por que mi hermana lloró su flaqueza y se
confirmó en su vocación. Envió 25 ptas. para los
huerfanitos de D. Bosco.
Agosto de 1909.
Un Pbro. de Orense.
S . J a rico (Arg.).— Sufcría mi señora una opre
sión que le impedia la respiración, y encima le so
brevino ima enfermedad aguda m uy grave. Sin
esperanza humana, acudí á M. A. rezándole la ora
ción ¡Oh santísima! y prometiendo mía limosna
y publicar la gracia, que riño luego, pues curó de
la segunda enfennedad, y asta bastante aliviada
de la primera. Envío 28 francos parados misas en
el Santuario.
Obre, de 1909.
A n g e l S a r to
U tr e r a (Esp.). — Seis meses llevaba padeciendo
dolorosa gota, y apurados los recursos humanos,
acudí á M. A. ofreciéndole publicar la gracia. líl
24 me hice trasladar á la iglesia de los Salcsianos,
y le pedí con el mayor fervor. Ese dia comencé á
sentir mejoría y al siguiente la piel estaba com
pletamente limpia y el médico declaró que se había
obrado en mi un verdadero milagro. ¡Gracia.s,
Madre mia!
Obre, de 1909.
Obre. 1909.
E. A. C. de la B.
M. G. R.
Málaga. — Dinero perdido y bailado. — Perdi
25.000 ptas. y no pudiendo hallarlas en itinguna
parte, recurrí á M. A. prometiendo publicar la
gracia. Esto era á las 12, y la Sma. Virgen no
dejó sin recompensa mi fe. Aquella misma noche
paredó la cantidad íntegra. Agradecida publico
las alabanzas de la Sma. Virgen.
Sbre. 19-1909.
C arm en G . Mü ll e r .
Monterrey (Méj.) — E n la noche del 27 al 28
agosto una espantosa inundación asolaba gran
parte de la ciudad, arrasando innmnerables edi
ficios. Algunos miles de personas fueron víctimas
de las terribles olas que nada respetabais y arras
traban cuanto encontraban á su paso. Nuestro
colegio no sufrió deterioro por estar en la parte
®ás alta de la ciudad; pero temíamos por nuestras
riñas externas, muchas de las cuales habitaban á
1^ orillas del rio. Las encomendamos á María
Aoxiliadoroa y Ella, extendiendo su manto ma
V ied raa (Rep. Arg.). — H ad a un año que igno
raba el paríidero áe un hijo mío: las cartas y tele
gramas á los lugares donde se presumía podía estar,
no tuvieron efecto. Aterrada por su suerte, acudí
á M. A. y el 15 de Agosto me dirigí, s^ ú n cos
tumbre, á su santuario local para cumplir mis devodones y allí le rogué con todo el fervor posible
me hidera sa'ber algo de mi hijo, prometiéndole
publicar la grada, y dejé el asim toen sus manos.
¡Oh bondad de María! E l 24 llega un telegrama de
mi hijo anundándome que vivía y estaba muy bien.
¡Gradas, oh M adre!
27 Agosto de 1909.
M a r ía E
c h e r r iq u e .
Dan también, con toda la efnsión de so alma, gracias á
.Haría Anxiliadora y envíao ana limosna:
B arcelo n a (Esp.). — C. C. por un favor alcanzado
y otro esperado. L. 2 pts.
B éjar (Esp.). — Da. Serra Harguindty v. de Harguinalgui, por la milagrosa curación de su hermano.
— so —
Bélgida — Da. María Vallas y cuatro otros de
votos más, por favores reciiíidos.
Bernal (Arg.). — Una devota de M. A . por un
favor.
Bocono (Ven.). — D . R. A . Jiocaranda, por un
favor — Da. Genoveva JiriceHo, por id. — Da. Fran
cisca de Aguilera, Da. María del Carmen Aguilera,
D . Evencio Monlitla, D . A . A . H y de A . R. por
favores recibiílos. — Da. Andnera Aguilera y her
manas, por haber devuelto la salud á su tío el gene
ral Santana Saavedra. — Da. Emilia Ribas de Briceño, por haberla devuelto á su nieto Hernán V.
González. Todos envian una limosna.
Bogotá (Col.). — Da. M. L. R., por la curación
(le una liija, la buena colocación de un hijo, haberla
librado de un incendio y dado medios para arreglar
una finca.
Burjaaol (Val.). — En este pueblo se han obte
nido varias gracias, entre ellas la curación de un
esíiuizo juzgado incurable, la de un devoto, y la de la
hija única de A . P. enferma de fiebres.
Cali (Col.). — D . C. C. M., por haberle sanado .
prodigiosamente de una herida. — D . Aníbal Mera
Caicedo, por haberle sacado de una dificultad huma
namente Invencible.
Campo Elias (Ven.). — D , Juan B. Hernández,
Da. Hortensia Ochoteco, Da. Aureliana Andueza,
por favores recibidos. — D. Carlos M. Banlander,
por la curación de su esposa. — Da. Genoveva Briceño, por haberla sanado de la vísta. — Da. María
Rosario Mejia de A ., por haberle sanado á su madre.
Todos envían una limosna.
Colmenar (Esp.). — Da. ¡diaria Molina de Sánchez
por liaber curado milagrosamente á su vecina dña.
Agueda Muñoz, lim. 5 pts.
Ensenada. — Da. Filomena v. de Pascual, por la
buena colocación de un sobrino.
El Almendro (.Mic.). — Da. Esmeralda G. de Membreño, por una gracia. — D. Justo Pastor Membreño,
por el hallazgo de unas joyas.
Granada (Nic.). — Da. Mercedes Mongalo R., por
haberla curado de graves dolores en la boca. — Da.
María M. de García, por el buen éxito de una ope
ración — D . Cecilio Gallo M., por haberle curado
milagrosamente de una tenaz enfermedad de hígado,
riñones y espalda; el invocar con fé á María Auxi
liadora hizo lo que la medicina no había hecho.
Lim. I pta. —
rfít/o/fl. por haber hallado joyas
perdidas. Lim. 5 i>esos. — D.Jose' .Matías Barberena,
por un favor. — Da. Marcela Vargas, por un favor
concedido á una prima suya.
Groné (Esp.). — Da. Manuela G. de Cerrenó, por
un favor, lim. 5 ptas.
Jinotepe (Nic.). — Da. Angela P. v. de Alegría, por
haberle dado la salud á su hija dña. Angelina de
jacoby. — Da. Elena C. Zúfiiga, por haberle de
vuelto la salud á su primo Francisco.
Labftteca — (Col.). — D . José H. Villamizar, por
la milagrosa curación de su hermana.
Madrid (b'sp.). — D. .'<era/>io ¿üinFago, por ha
berle vencido todos los innumerables y graves obstá
culos que sentía para ser religioso. — Da. Carmen
Arrétlaga, por la curación de su hija. - A i . Car
men .Morales, por haberle obtenido una buena colo
cación á un primo suyo — Da. Romana Gofii, por
muchas gracias, especialmente la curación de una so
brina y el feliz éxito de la operación de otra sobrina.
Maraya (Nic.). — Da. Emilia de Solórzano, por
un favor recibido. Lim. a pe.sos.
Málaga (Esp.). — Da. Carmen Gnmercioy Müller
por la milagrosa curación de su hermano, que pa
decía catarro intestinal rebelde a los remedios, y mal
de corazón.
Mendoza (Arg.). — Da. Matilde G. de Barroso,
por la salud de una hija y por otra gracia. Lim. 5
pesos.
Montilla (Esp.). — Da. M. A . de V. Z., por ha
ber curado á un niño enfermo de calenturas.
Musa (Esp.). — Da. Mama Sirvent y Puig de
Martí, por una gracia especial.
Noya — Da. María Mercedes Francisco, por un
favor.
Puebla de D Fadrique (Esp.). — Da. Polonia Villartubia, por haber librado de la muerte á .su que
rido esposo, gravemente enfermo á consecuencia dé
una caída en que se rompió la tibia y el peroné de
la pierna izquierda.
Riofrío (Costa Rica). — Da. Rosario Bonilla, por
haberla curado de una grave enfermedad, 1. 5 pesos.
Rocafuerte (Ec.). — ü . G. H ., por haberle sacado
de una gran tribulación, !Ím. 5 sucres.
S. Marcos (Nic.). — N . N . por no haberla de
jado morir en un gravísimo peligro á consecuencia
de la embriaguez, y promete corregirse. — Da. Dionisia Roja, por varios favores. — Da. Lorenzana
de Dávila, por la milagrosa curación de su hijo
Miguel.
Santander (Esp.). — Una hija de María, por ha
ber vencido innumerables dificultades que se opo
nían á la entrada en religión de una persona querida.
S. Gil (Col.). — Da. Rosalina C. Muñoz, por la
salud recobrada, lim. 5 pesos.
S. Jerónimo (Cost.). — D . Felipe Bonilla R., por
un gran favor, lim. 25 pesos.
Santa Teresa (Nic.). — Da. Josefa Chávez, por
haberle devuelto la salud, lim. 2 pesos.
Talayera de la Reina (Esp.). — Da. Pilar Rodrí
guez, por dos grandes favores concedidos á ella per
sonalmente y á una liija suya mortalmenie enferma.
Tarancón (Esp.). — F . C. de D ., por un especial
favor, lim. 5 ptas.
Uruapán (Méx.), — Da. Máxima A . de Cazares,
por haberle devuelto la salud á su hijo.
Valencia (Esp.). — Da. Angela A . de Gómez A.,
por haber curado de fiebres infecciosas á su hija, y
devuelto la salud á una sirvienta casi moribunda.
Vigo (Esp.). — D. L . G. M., por varias gracias
recibidas, lim. 100 ptas. — Da. E. V. v. de T. por
la curación de un hijo enfermo de nacimiento. —
N . N. por gracias recibidas, 25 ptas.
Vitoria (Esp.), — Da. R. I. B ., por una gracia,
1. 5 ptas.
Wilde — Da. María Ramona Urqnizü, por ha
berla curado tres veces portentosamente.
Yaritagua (Ven.). — Da. I. Modesta de Jiménez,
por haberle devuelto la salud á su esposo y á uu
sobrino. 4 bol. — Da. Petra Rojas, por varios fa
vores. lim. I pta.
Zapatoca (Col.). — Una devola, por la salud
cobrada. — Da. Filomena de Díaz, por haberla li
brado de un animal ponzoñoso.
X (i) — Da. María Méndez Saavedra. por la salud
de su marido y muchos otros favores. — E. M. de
S. por la curación de su hermana, lim. 25 ptas. —
Da. Natividad BeHlloch,x>ax haberle devuelto la salud.
— D . J . U. L ., por un favor singular á su her
mano.
PIDEN O R A C IO N ES
varios señores C(M)peradores para obtener favores
importantes.
(i) Estas relaciones Il^piron sin expresar el lugar (íe proce
dencia. Rogamos á los señores agradados que se sirvan e i p r e »
claramente todas tas sellas; nombre, apellido, lugar de -1 ^
midlio, para eritar reclamaciones y disgustos, pues grad as ai>>
niraas 6 faltas de sus requialos no publicaremos.
POR EL MUNDO SflLESlílNO
Para el Jubileo del P. P^ua.
El Comité Turinés promotor de los
Festejos para el Jubileo Sacerdotal del
Sucesor de D . Bosco, ha aprobado una
Gradar que se enviará individualmente
á todos los Cooperadcrres esparcidos por
d mundo, y ha conjiado á su digno Pre
sidente el Jlmo. Sr. Barón D. Antonio
Manno, el encargo de reunir con el
mismo fin un Comité de Damas Turinesas, Protectoras de la Obras Salesiafias. En una inminente reunión se com
pilará el Programa detallado de los
Festejos y se procederá al nombramiento
de las Comisiones que se encargarán di
rectamente de llevar á buen término y
asegurar el éxito de dichos Festejos.
La Comisión Salesiana residente en
el Oratorio de Valdocco, ha mandado
ya á todas las Casas Salesianas los mo
delos para el Album-Recuerdo, que se
presentará al Rmo. P. Rúa el
de
Junio, y recomienda vivamente que se
recojan solicita y cuidadosamente las fir
mas, como también las limosnas que con
stituirán el Obolo para la Misa Ju
bilar.
En Venezuela se ha recibido con ver
dadero entusiasmo el anuncio del Jubileo
Sacerdotal del Rmo. Sr. D. Rúa.
En Caracas se fcn'tnó un Comité com
puesto del Exmo. Sr. Arzobispo Castro,
Presidente Honorario; Pbro. D r. R.
ArUaga, Presidente efectivo; D r. D.Juan
de D. Méndez, D r. D . J. M. Núñez
Ponte, Vicepresidentes: Drs. D. Pedro
I. Romero y José F . Rivodó, Secreta
rios; D. Santiago García, Gral. D.
Julio F . Sarria, D . Mariano Ihirra y
D r. F . Luis Rodidguez, Vocales; y D.
Caldos Cabrera, Tesorero
Con el mismo objeto de estudiar el
modo mejor de conmemorar el Jubileo
y tomar parte en los festejos, se ha
constituido otro Comité en la diócesis
del Zulia, bajo la Presidencia del limo.
Sr. Jiménez, Vicario Capitular. Otro
en la Diócesis de Barquisimeto, presi
dido por el lltre. Sr. Vicario Dr. Alvarado.
*
* *
Mientras damos estas alegres noticias
á nuestros amados lectores, les suplica
mos á todos y á cada uno en particular
que eleven sus oraciones al cielo, para
impetrar la salud y conservación del
Padre estimado, quien desgraciadamente
se ha visto obligado d guardar cama,
por persistente enfermedad reumática,
durante varias semanas. Que las fe r
vientes plegarias de nuestros buenos Coo
peradores, le alcancen del Señor tanta
salud, que pueda vivir todavia muchos
años con nosotros, para ejemplo nuestro
y edificación y salvación de tantas almas.
C R O N IQ U ILLA .
PEROSA-ARGENTINA (Italia). — Siempre son
bellas y
las fiestas, cuando las ins
pira el ideal de « Religión y Patria »; pero lo son
de un modo especial cuando las celebran los
—
niños, como sucedió en Perosa el 31 octubre
p. p.. día en que los niños que frecuentan el
Oratorio festivo, inauguraron solemnemente su
bandera, regalada con mano generosa por S. E.
el H. Pacta, subsecretario del Ministerio de
Gobernación, y apadrinada por el Cav. Berthülot y su digna esposa. La función religiosa
de la mañana fué conmovedora. Después de
la misa bendijo la insignia el P. Paolasso y pro
nunció un elocuente discurso.
Por la tarde tuvo lugar la inauguración ofi
cial en el salón de actos de la casa, con un elevado
y elegante discurso del profesor Cav. Fabre y
algunos actos literarios y musicales del Círculo
« Domingo Savio ». El orador saludó á la ban
dera como símbolo de muchas cosas, todas bellas
y todas insi>iradoras de sentimientos generosos
y fuertes; en ella saludó, como patriota, á Italia,
y como cristiano á las tres virtudes teologales,
allí simbolizadas en los tres colores, y á la Cruz,
señal de redención, que corona el asta: y que
enseña á 4qs jóvenes estudiantes y artesanos
que, si bien el estudio y el arte forman una parte
principal de su existencia, sobre todo ello debe
brillar, y dominarlo todo eficazmente, la idea
religiosa: y terminó con un himno á D. Bosco
de quien se confesó uno de los más queridos
y acariciados hijos durante su niñez y ju
ventud.
ROMA. — Ignis (fuego) se llama la sociedad
gimnástica del Oratorio festivo del Sagrado Co
razón. A fines de Octubre se presentó por pri
mera vez en concurso con más de 500 gimnastas
en Viterbo. y obtuvo el primer premio (me
dalla de oro y corona de laurel) por trabajos
colectivos, y uno de sus socios el 2 ' premio en
saltos de altura y medalla de plata en la ca
rrera.
NOTICIAS VARIAS
ESPAÑ A.
SALAMANCA — El nuevo Instituto, ( i ) — Bien me
rece \ma corta Monografía esta Casa Providencial y
hoy lu presentamos á nuestros lectores sin nin
gún trabajo de nuestra parte, pues el diario salnumtino* E ¡ Lábaro *.se k> ha tomado por nos
otros. No hacemos sino reproducir el articulo del
estimado colega:
(i) Sentinu-» mucho oue el exceso de materiai atrasado
nos impidiera publicar a tiempo esta interesante relación.
5
2
—
có m o vinieron lo s Salesianos.
Hace y a unos cuantos de años que la Sociedad
de San Vincente de Paúl, tuvo la feliz ocurrencia
de encomendar su « Protectorado de industriales
jóvenes »á los Salesianos. Vinieron los sacerdotes de
Don Bosco á Salamanca y como encuadrase perfectatnente en su apostolado la dirección de aquella
Ivscuela de industriales, que habia nacido en el
Palacio episcopal á la mira del sabio Obispo Sr.
Izquierdo, pensóse pronto en que convenía en
sanchar la acción de los Salesianos y que su mi
sión educadora debía extenderse, con urgencia,
á mejorar la situación de la juventud obrera, á
cuidar de la instrucción y moralidad de los niños
de la calle.
N ecesidad de ediñcío nuevo.
L a casa de las Conferencias de San Vincente,
dió de sí más de lo »que materialmente contenia.
Se establecieron varios grados de enseñanza pri
maria y de adultos, continuaron las clases noctur
nas de dibujo y música y modelación, se estableció
el oratorio festivo. Y los niños de las clases jorna
leras. y los niños de los ricos acudieron en muche
dumbre, como enjambres á los halagos y esmeros
de los Salesianos. E ra necesario echarlos á la
fuerza, y dar algunas horas de descanso para los
profesores.
D . Juan Tagfliabúe. — L o s donantes.
Arraigó la obra pues la semilla cayó en buena
tierra.
Vino como director un hombre providencial, un
salcsiano de cuerpo entero, inteligente, celoso,
apostólico: D. Jtian Tagliabúe.
Encontró este director la obra sale.siana en ca
mino de avanzar mucho, pero estancada. Te
nían ya adquiridos terrenos para edificar la nueva
casa, en la que habían de desenvolver toda su ad
mirable jjedagogia y ijrofesión de educadores. Y
se puso al habla, al oído, al consejo del inolvi
dable P. Cámara. El llorado obispo adivinó en Don
J uan unos destinas de salvación para esta ciudad,
y le franqueó sus entusiasmas, su ¡jrotección.
E l dia de la inauguración decía D. Juan, con lágrintas en los ojas: • Hoy es dia de revelar que aquel
P. Cámara ftté el primero que puso en esta tundación sus esperanza.s alentadoras. No un mes,
sino una larga temporada, todas las semanas re
cibia yo mil pesetas del Sr. Obispo para pagar los
jontales de estas obras. Y al despedirse de mi para
siempre, cuando su viaje á Villaharta. sus pala
bras fueron: ¡D. Juan, adelante, adelante!
Tira en Septiembre de 1902 cuando se empezó con
decisión la construcción del edificio inaugurado
ayer.
Doña Isabel Vicente legó á los Salesianos para el
colegio de los niños pobres cien mil pesetas: don
Fulgencio Pérez Tabernero envió otro donativo
importante: doña Gonzala Santana entregó a
ios Salesianos, para concluir las obras más ur
gentes. cien acciones del Banco de España: don
José Acedo hizo un donativo de doce mil pesetas.
Y asi, con generosidad de los Salmantinos y á la
— 53 —
de la acción de los Salesianos pareda materia obli
gada. Pero ayer redbí aquí, al bendecir esta casa,
tales impresiones en mi alma, que cambio mi plan.
¿Para qué plantear el problema si aquí está la soludón? Esta es la soludón de la fe, la solución de
E l plan de lo s Salesianos.
Jesucristo. Esa otra solución que se ha ensayado,
hijos míos, en Barcelona, es de los que no creen,
Falta una gran parte. Con lo hecho quedan
la de los enemigos de Dios y de la sociedad.
abiertas las escuelas gratuitas graduadas para
* Con los ojos de la cara contemplamos y cono
los niños pobres y el oratorio festivo para solaz y
reaeo de los niños; gimnasios, ju ^ o de pelota, etcé cemos las cosas de la crcadón en el orden natural;
con la razón, destello de luz divina, entramos en el
tera, etcétera. Y además los niños necesitados,
comerán y merendarán en el colegio de los Sa conocimiento de las causa.s y de los prindpios en el
mundo intelectual: con la fe llegamos al mmido de
lesianos.
Falta edificar el internado para pobres y ricos.
lo sobrenatural.
« Con estos ojos de la fe hay que mirar estas obras
Que por cada niño rico que pueda satisfacer su
de la Providencia de Dios. Dios que mueve á los
pensión haya por lo menos otro interno gratuito.
Falta construir, las clases para los adultos. Y esta hombres, que señala los caminos.
blecer en locales amplios las escuelas profesionales;
« Aquí está el dedo de Dios. E n la obra de los Sa
lesianos ha de poner Salamanca su fe, para un día
no talleres que se tema de ellos la competencia,
de mejores destinos, para que esa juventud, que
«ano escuelas de aprendizaje de industrias nuevas,
para que luego en la ciudad se instalen y prosperen.
ha de ser el mañana de nuestra ciudad, no sea ima
Con estas notas se puede entender qué impor inquietud y una anrenaza; para que aquí, jimtamente con la instrucción, reciba la fe \*iva, la edu
tancia y trascendencia, qué provechosos frutos ha
de reportar la obra de los salesianos en Sala cación moral y religiosa que Ueve luego savia nueva
manca.
á la vida social. »
Hablando de cómo ha habido largueza en al
L a iglesia.
mas buenas que han contribuido á realizar lo que
La iglesia es de estilo romano, con planta y cu parecía un sueño con el nuevo y espléndido Colegio
bierta de basílica. Un arco de medio punto forma el
de los Salesianos, y como complemento, habló el
encuadrado para el altar mayor: el retablo es senseñor Obispo de la limosna, para exhortar á sus
cülo: en lo alto la imagen de María Auxiliadora
hijos á la cooperación á estas instituciones de amor
y en las hornacinas laterales San Francisco de Sa y de caridad sublime del concepto de la propiedad
les y San I,uis.
cristiana que hace á h'S ricos admini.stradores de
El templo es de regulares dimensiones. E l deco los pobres: que impone como deber de justicia la
rado. el artesonado, los altares, el conjunto y los
limosna. Hermosos testimonios adujo el Prelado
pormenores son obra del salesiano señor Recasén,
para hacer patentes los quilates del deber de so
de las Escuelas de Sarriá.
correr á los necesitados de emplear los bienes
sobrantes en obras de misericordia y caridad, en
El sentido intim o de la fundación Sa lesia n a .
socorrer á los desvalidos, en adoctrinar y educar á
Esta casa tiene el fin de toda la Obra del V.
los desamparados.
Juan Bosco, tal y como se la ha descrito en el Bo* Si algmio de vuestros prójimos mucre de ham
letin Salesiano en sus artículos intitulados Misión
bre, en expresión de San Crisóstomo, tú rico, que
s^ial de la Obra Salesiana. Asi lo comprendió el
no lo socorriste, eres su asesino *.
Exmo. é limo. Sr. Obispo de Salamanca, y lo de
Esta obra ha de dar sus frutos. Se ha de conocer
mostró á la faz de todos el lo de octubredel pasado
su beneficio. Otras generaciones bendecirán lo que
año. Por eso. junto con el testimonio de gratitud
hoy hacemos por educar al pueblo.
que los Salesianos. y los Salmantinos con ellos,
En estas reflexiones se extendió el Sr. Obispo, re
le tributamos desde estas columnas; reproducimos
velando su emoción, su contento, en viva satis
algunas de sus elocuentes frases.
facción y consoladoras esperanzas.
Nuestro Sr. Obispo, desde su entrada en Sa
lamanca miró con especial cariño á los Salesianos;
T am b ién el M agistral.
siempre puso en ellos confiada esperanza en orden
En idénticos conceptos abundó el M. I. Sr. Dr.
á la reforma de las costrumbres del pueblo, les
D. Nicolás Pereira, magistral de la Diócesis sal
oto^a á manos, llenas su bendición y ap>oyo; no les
mantina; lo cual no es de extrañar, pues por cual
ha escatimado afecto ni protección: el día diez de
octubre quiso mostrar de un modo solemne su em quier lado que se la mire, es la obra salesiana una
Obra eminentemente social. E l Doctor Pereira
peño en esta obra, dirigiendo su autorizada palabra
desarrolló ante el numerosísimo auditorio y coa
al abrirse de par en par las puertas del nuevo y
la fluidez que le es propia, este sugestivo tema:
uiagnifico colegio.
Misión educadora de los Salesianos. Los beneficios
* Hejncs de ahogar con la abundancia de bienes al
que en todos los órdenes; económico, intelectual y
f'al .j::e ríos atemoriza ». De este pensamiento de
moral se reportan de la educación religiosa, la
San Pablo hizo el Sr. Obispo tema para su oradón.
contraposición de la escuela atea; modo como
' Me había propuesto. <Ejo, hablar del problema
los Salesianos entienden la educación cristiana.
social, de las reladones entre pobres y ricos, del
tnflnpnría que SU criterio ha de tener en la sociedad;
proletariado y de los patronos, porque tratándose
vista de un ideal de restauración social para el pue
blo, se ha llegado á reunir una suma de medio
millón de pesetas para concluir la iglesia y la parte
del col^ o edificados.
todo de este pasó como raudales de lumbre, ante
loa ojos del alma y el corazón de los presentes.
Para la ilu.stre dama que con su inagotable cari
dad contribuyó primera á dotar a Salamanca de
asta obra,lo mi.smo que para todos sus Cooperadores,
pidió las bendiciones de María Auxiliadora de los
Cristianos.
peridad te acompañen doquiera..... Que las ple^
garias de tus hijos Te sostengan en el arduo ca
mino; que el Cielo Te colme de Carismas divinos
VALDOCCO. — Salesianos á ia América. — El 28 de
Octubre se reunió numeroso pueblo de Turiu eu el
Santuario de M. A. para asistir á la tradicional
despedida de los Salesianos que cruzan el mar
IT A L IA .
para buscar almas en la América en donde tantos
buscan oro. Ocupó el pulpito el P. César Césari, Di
Mons. Marenco en su Diócesis.
rector de la Casa Salesiana de Mosquera, y con efu
n i ingreso del Obisj>o Salesiano en su diócesis
sión y conocimiento de causa habló de las obras de
ha sido un verdadero triimfo. Entró en Massa
Don Bosco allende el mar. El se conmovió profun
acómpañado del Rvmo. P. José Bertello, Ecónomo
damente y conmovió al auditorio, al evocar la
y Consejero Profesional de la Pía S. S.. del dr.
siempre grande, siempre bella figura del P. Unia,
Dante Muuerati, S. S. Vice-proem-ador General de
y despedirse en nonibre de todos los compañeros!
la P. S. S. el Inspector ó Provincial de las Casas
de los Superiores, parientes y amigos.
Salesiamis de Liguria y Toscana, etc. etc. el i®
E l Eminentísimo Card. Richelmy bendijo los
noviembre |x)r la mañana. En la estación lo espe Crucifijos y los puso en el pecho de los viajeros.
raba el comité de Nobles y del pueblo. Un gran E n elocuente alocución les recordó la grandeza de
dísimo grupo de niños representaban á los suyos,
su vocación y les explicó el sentido en que se lla
como i^rcsintiendo el grande amor que por ellos
man y son Sucesores de los Apóstoles: con el buen
siente el preclaro liijo de D. Bosco.
ejemplo, con el trabajo incesante, con los con
Atravesó en carroza la ciudad y bajó en la iglesia
tinuos sacrificios serán como eUos, confesores y
de S. Sebastián entre las aclamaciones del pueblo;
y mártires.
allí se revistió de pontifical y siguió procesionalRetirado el Cardenal, los misioneros pasaron de
nientc á la Catedral. E l pueblo lo rodeaba reve uno en uno á la presencia del venerando Rector
rente, amante, lleno de júbilo. Desde el altosano
Mayor recibiendo el tierno abrazo de despedida.
de la iglc.sia los bendijo otra vez y entró á celebrar
E l Sucesor de D. Bosco para cada cual tenia un
pontificalmeute: el templo estaba Heno; el gentío
recuerdo, una palabra especial.
escuclió con emoción la primera Homilía de su
También partieron 10 hijas de María Auxilia
Pastor.
dora.
A metlio dia hubo mi banquete de loo cubiertos,
El 4 diciembre tocaron el puerto de Barcelona
ofrccitlo al Prelado por el comité, en el Seminario!
y bajaron á saludar á sus hermanos de Sarriá y
Hablaron Mons. Parozzi, el abogado Perfetti, el
derramar una lágrima sobre las ruinas, no repa
comendador Lombardo, el P. Bertello y no faltó
radas aún, del instituto de S. José.
la \oz de la juventud, cuya representación osten
La Fiesta del Trabajo. — En el hermoso salón
taba el Qrculo Católico 5 . Jtian B. LasaUe, que
de actos del Oratorio de S. Francisco de Sales se
dirigen tan hábilmente los beneméritos Hennonos
verificó el 14 noviembre la distribución de pre
de la Doctrina Cristiana. El Circulo publicó ademios á los alunmos de las Escuelas profesionales.
má.s un Núuiero Unico de circunstancia, dedi E n puestos de honor estaban los retratos del Papa
cado al Obispo.
y D. Bosco y ocupaban el estrado las notabilida
Un biaqucle de pobres y otro de presos. —
des del Clero. Ayuntamiento y Municipio de Turin.
El Prelado habla dispuesto dar simultánea
E l Director P. Marchisio dió cuenta en magni
mente al banquete que á él le ofrecía el Comité,
fico y sencillo discurso, de los trabajos del año.
otro por su propia cuenta á loo pobres y otro
Excelente impresión produjo la noticia de haber
A los presos todos. Tan al olma les llegó esta
introducido en la secdón de cajistas y tipógra
delicada muestra de cariño, que al dia siguiente
fos un nuevo adelanto, la sección de linotipia, y
se acercaron 50 presos á recibir los Santos Sacra para todos los alumnos un Curso formal y regtdar
mentas.
de Conferencias sociales. 18 alumnos redbieron el
En Garran. — El domingo siguiente, 7 nov.
diploma de habilidad profesional. Una ovadón
hizo su primera visita á la dudad de Carrara, qué saludó al joven Ignado Rivotti, quien se hizo
le tributó la misma cariñosa recepdón. I^a cate acreedor á un premio espedal, consistente en la
dral estaba de bote en bote y la palabra del Pastor
inscripaón á la Caja de Previsión Nacional, fuera
fué muy bien rwibida. Administró el Sacramento
del metálico que los demás redben siempre al
de la Confirmadón A cerca de mil niños y niñas.
terminar su carrera profesional.
En Castelauovo de Garfacnana no fué menos en
E l Cav. Ameudo, miembro del Consejo de la
tusiasta la recepción, el 13 del mismo mes. Todas
Previsión Nadonal. elogió públicamente la acerUus autoridades eclesi;isticas y a viles le colmaron
tadisiina conducta del Director P. Marchisio al
de atendón y expresaron su gozo de tenerle por
inscribir A los alumnos en esa benéfica obra. Su
Padre y Pastor.
entusiasmo jx>r los Salesianos credó cuando con
Al saludar una vez m is al ínclito Prelado ha su habitual modestia, el Director le dijo que 00
cemos nuestras las palabras de un seminarista de
había hedió sino cumplir con un deber, pues esa
Castelnuovo de G. Que la Paz, la Salud y la Pros
era <la voluntad de los Superiores, y manifestada
— 55 —
ístá en nuestro mismo Reglamento, que manda
á los Salesianos y muy especialmente á los Dire
ctores y Prefectos, cuidar activamente de mirar
QO sók) por la recta formación profesional, sino
«ncaminar á los jóvenes á las formas más mo
dernas y seguras del ahorro y previsión. >
Y no estaba concluido.
El venerando P. Rúa, con su acostumbrada en
cantadora sencillez dió las gracias á las primeras au
toridades de Turín, que con su presencia honraban
la fiesta de sus queridos obreritos. y tenninó re
comendando á los niños seguir lo ejemplos de pie
dad, alegría y trabajo que les dejara su antiguo
compañero Domingo Savio (i).
novara
abajo y de la izquierda hacia la derecha) per
maneció bajo las ruinas de su casa desde las
5-30 del 28 diciembre hasta las 8-40 del tres
de Enero siguiente; Plácido Larco (el penúlti
mo) 4 dias con sus dos hermanitas; Pascual A r
tuso (penúltimo de la segunda fila) pudo ser extraído
después de tres dias, gravemente herido. Cada cual
narra la manera casi milagrosa como lo salvaron;
la impresión al ver á sus padres y hermanitas ho
rriblemente aplastados: la experimentada al saber
ser el único sobreviviente de munerosa familia,
como Francisco Desiifano (5® de la 3 fila) qxie ¡k t dió los diez miembros de ella, salvándose él por
haber salido pocos minutos antes, á trabajar.
(I ta lia )_L o s 20 huerfanitos recogidos en nuestro colegio después del terremoto de M essin a.
Manual premiado. — Las Escuelas Profesionales
de D. Bosco acaban de obtener im nuevo testinionio de su competencia técnica. E l nuevo Ma
nual del Sastre, por el Mtro. Salesiano D. Gui
llermo Giani, ha conquistado en la Exposición de
Lingu^Iossa, la j>laca de honor y la medalla de oro.
novara — Veinte huerfanitos al Lago Mayor.
— En el Instituto Sales. S. Lorenzo hay 20 huer
fanitos de los del horrible terremoto de Calabria y
Sicilia del 28 diciembre 1908, todos los cuales tie
nen su historia tierna y conmovedora; p. ej. Pa
scual Lacquaniti (el ultimo de la primera fila del
grabado, calculando siempre desde arriba para
0 ) La Casa Editorial Sa 1e*iana de Sarriá acaba de hacer ana
artística de la V ida de es.e angélico joven, eacriu por
^ Vea. Bosco.
El 24 octubre los Superiores los llevaron á dar un
paseo por el Lago Mayor. E l tiempo era espléndido.
Después de visitar la hermosa y activa ciudad de
Arona, subieron al S. Carlos, quedando extáticos de
admiración ante la famosa estatua colosal, y maravi
llados de las bellezas del Seminario etc.. E l H.
Senador Faraggiana y su digna esposa, los reci
bieron en la estación de Arona, les llevaron á su
quinta, los trataron á cuerpo de rey. los hideron
pasear por el Lago, y al despedirlos, acariciaron
sus frentedtas, por las cuales pasó un soplo de
poesía, exterioriz^o en sus infantiles gritos de en
tusiasmo y gratitud, debido á las impresiones redbidas. fuertes sá, pero también agradables. Como
dato simplemente, añadiremos que se calcula en
40.000 francos k> que el Institxrto salesiano debe
gastar para ponerá esos huerfanitos en estado de
buenos y competentes obreros.
MALTA.
SLIEMA
La distinción Pontificia conferida
por Pío X al primer bienl:echor de los Salesianos
en Malta dió lugar A una linda fiesta la última Do
minica de noviembre. El salón de actos déla
tutis Domus estaba repleto de gente y adornado pro
fusamente con banderas, tapices, palmas y macetas.
A.si.stía lo más granado de la isla, los Miembros del
Consejo Ejecutivo y legislativo. Jueces de S. M.
y altos Dignatarios de la Iglesia, y del Estado.
^El público recibió con fragorosos aplausos A S.
Ivxcia. Rvma, el Arzobis-jw Mons. Pace y A D.
Alfonso M. Galea, quienes estaban rodeados de
conspicuos personajes.
ICl M. R. P, Pasee. Inspector de las casas de Sici
lia, en nombre del Rvmo. P. Rúa dirigió la palabra
al festejado Sr. Galea, haciéndole saber que la San
tidad de Pío X . en vista de sus grandes merecimien
tos para con la obra del V. Bosco, ó sea del pueblo
m stiano. con Breve de 7 septiembre, lo nombraba
Comendador de ¡a Orden de S. Gregorio ^lagno. Gran
des aplausos acogieron las últimas palabras.
l'vl I'.xmo. Sr. Arzobispo se congratuló con el
br. Galea por la merecida distinción y mientras
le ponía en el pecho las ricas insignias, la banda
entonaba la Marcha Pontificia.
1.1 pueblo ovacionó A los dos eminentes personajes.
Nucstríus iiiAs vivas felicitaciones al gran Cató
lico y Cooperador Salesiano.
II los Cooperadores Dicaragüenses.
I^OS es ^rafo comunicar que el Rcvmo. Sr.
D. M iguel Rúa ha nombrado Dírccíor General
I^acional de los Cooperadores Salesiano^
de la República de Nicaragua, al Sr. Pbro.
□ o d o r D. NICOLÁS TIJERINO, Secretario de la
Venerable Curia Eclesiástica de LEÓN.
Roigamos pues á todos lo^ entusiastas
Cooperadores de aquella hidalga República,
que se dirijan siempre á esc su nuevo Jefe por
todas la^ cuestiones que
les puedan ofrecer:
á él diríjanle también los que hayan sido
nombrados Decuriones ó los que hayan
constituido ccqtros ó agrupaciones de Coo
peradores ó lectores de! polctíq Salesiano.
L a s ofertas, limosqas. etc., todo en fin, está
autorizado á recibir y tratar en nombre de
esta Dirección de Turin. Csperamos guc por el
conocido celo de tan honorable Sacerdote ve
remos Aumentar de un modo consolador las
filas
los Cooperadores Nicaragücqscs y
el bien que la Pia Uqión de Cooperadores
produce doquiera sus miembros están bien
organizados.
MEMORIAS BIOfiRÁFICAS
de M ons. Luís Lasagna.
C A P IT U LO X X X IV .
El 19 de febrero de 1893 — Un encargo honorífico
— Va á Roma — La audiencia del Papa y de
varios Cardenales — Sus proyectos sobre la emi
gración italiana — El cumplimiento de una pre
dicción de D. Bosco — La plenitud del sacerdo
cio — Una página del registro escolástico - - En
el pueblo nativo.
N los últimos meses de 1892 toda la eterna
ciudad estaba en movimiento. Hervían
los trabajos en preparación de las solemní
simas fiestas con que el Orbe Católico iba á cele
brar la fecha del 19 de Febrero de 1893, venturoso
día del jubileo episcopal de León X III. Inflamában.se los Católicos en santo entusiasmo y acudían
A Roma desde los más lejanos países, ansiosos de
prosternarse A los pies del Padre común de los
creyent^ para protestarle, con los más humildes
homenajes filiales, su incondicional sumisión y
ofrendarle lo más precioso que poseían.
El Superior de las Misiones .salesianas del Uru
guay y del Brasil no podía desaprovechar esta
buena coyuntm a de atestiguar una vez m:ís su
profunda veneración y su devoción sin limites al
\ icario de Jesucristo, tanto más cuanto al pisar
tierra de Italia había recibido del Circulo Católico
de Montevideo el hoiiroso encargo de asegurar al
Papa que los miembros del mismo, aunque sepa
rados por inmensas distancias del Jefe visible de
la Santa Madre Iglesia, le amaban con el más acen
drado afecto, le profesaban la m;\s entera obedien
cia. participando de sus alegrías y dolores, y que
A fuer de teniisimos hijos, hadan los más ardientes
votos por la lil>ertad y el triunfo de la Esposa del
Cnicificado. Pero sobre todo creía el P. Lasagna.
que le incumbía la obligadón de presentarse al
supremo Jerarca de la Iglesia Católica para darle
cuenta de los esfuerzos hechos por él y por sus ama
dos hermanos para extender los confines del reino
de Jesucristo, y consolar el corazón del Padre Santo,
narrándole los halagüeños resultados que por la
grada de Dios habían obtenido los hijos de Don
Bosco en el Uruguay y en el Brasil.
S. S. León X III que y a conoda los meredmientos del P. Lasagna le acogió con indecible afabi
lidad. y exhortándole á seguir con tesón el camino
emprendido, mostró cuánto contaba con su celo
para laconserv’ación de la fé entre los emigrantes y
para la regeneración de las tribüs salvajes que tar
— 57 —
aumerosas vagan á orillas de los ríos ameri
canos.
Cordialisiinas fueron asimismo las audiencias
que le concedieron el cardenal Mariano- Rampolla,
Secretario del Estado y el cardenal Lúcido María
Parocchi, á la sazón Vicario de S. S.. Nuestro hu
milde misionero, prendado de la extrema beni
gnidad de estos dos Eminentísimos Príncipes,
después de haber impetrado varios favores para
sus misiones, se sintió animado á exponer, con
aquel entusiasmo tan espontáneo en él cuando
se trataba de la salvación de las almas, varios
atrevidos planes acerca de la emigración de los
Italianos.
Entre todos estos proyectos mencionaremos el
referente á la Palestina. Apesarado de la miserable
condición de tantos Italianos emigrados al Brasil,
condición que él había observado con sus propios
ojos; pero mucho más espantado de los grandes
peligros con que aUá -tropiezan de perder la fé y
las buenas costumbres por falta de sacerdotes, aca
riciaba la idea de dirigir las corrientes de la emi
gración italiana hacia la tierra santificada durante
más de treinta años por las huellas del Divino Sal
vador. Opinaba que se debía preferir el Oriente á la
América, sea por más cercano, sea por más á pro
pósito para custodiar el tesoro sagrado de la fé reli
giosa, pero sobre todo para no permitir que la
Palestina se sustraiga á la benéfica influencia de la
Iglesia Católica. Efectivamente, aquellas histó
ricas regiones se ven ahora como tomadas por
asalto por colonias rusas, israelíticas y protestantes
las cuales por otra parte demuestran con todo
linaje de cultivo que el aspecto yermo y erial de
aquellas colinas y llanuras sólo se debe á la holga
zanería de sus habitantes. L e parecía que los ca
tólicos no debían permitir que las ganaran por la
mano los judíos y los cismáticos, y afirmaba que
esta colonización era la única vía de conservar y
acrecentar el prestigio de que Italia gozó siempre
en el Oriente, merced á la caridad y al patriotismo
de los beneméritos hijos de S. Francisco de Asís.
Como le sucede al que está entusiasmado y poseído
de una idea, tal vez no reparó en los obstáculos con
que en las condiciones políticas actuales había
de tropezar la Santa Sede en la realización de este
plan, reconocieron sineinbargo aquellos Eminen
tísimos personajes que el P. Lasagna poseía el
don de intuición de las grandes empresas y no
le faltaba la firmeza necesaria para acome
terlas y tesón para darles cima. Las proposiciones
del ardiente misionero, al paso que merecían
aprobaciones y aplausos, ponían en levanta
dísimo pimto sus dotes de apóstol. Su aureola que
primero estaba como velada, radió en todo su es
plendor y le mereció ser puesto sobre el candelabro
8n la Iglesia de Dios. L a Santa Sede, mejor infor
mada de sus relevantes dotes de inteligencia y de
corazón.* entendió que aquel sacerdote podía ex
tender considerablemente el campo de su celo y
actividad una vez que estuviese revestido del caepiscopal. Por eso. que en aquel mismo tiem
po que él aprovechaba tan fructuosamente en
Roma trabajando sin descanso en pro de sus mi
sion a, la Santidad de León X III, en las bienha
dadas fiestas de su jubileo episcopal, para dar una
nueva prueba á la Pía Sociedad Salesiana y un
premio á los importantes servicios prestados por
el P. Lasagna á la Iglesia y á la civilización, se
dignó encumbrarle á la plenitud del sacerdocio,
nombrándole Obispo titular de Trípoli.
¡Admirable disposición de Dios y asojnbro.sa
virtud de s\is siervos! Ct>n este acontecimiento se
cumplía mía predicción tácita que en Diciembre
de 1886 le había hecho D. Bo.sco al P. Lasagna en
el momento en que éste iba á salir del Oratorio de
Turín. El misionero se había despedido ya del v^euerando anciano después de una ternísima conver
sación que bien á las claras revelaba el pesar de
entrambos en separarse, cuando D. Bosco le volvió
á llamar como si aun tuviese algo grave que par
ticiparle. Después de mi último afectuosísimo sa
ludo, el buen Padre le entregó una cajita sobre la
cual había escrito de su puño y letra: A l P . Lasagna.
Enternecido el misionero y persuadido de que no
contendría sino algún objeto de piedad, ni siquiera
se le ocurrió abrirla en aquel instante, y temiendo
en el -viaje que se le extraviara la guardó en mía
de sus valijas y no se cuidó más de ella hasta llegar
á Montevideo. Sólo allí se le vino á las manos aque
lla cajita y abriéndola encontró con su gran asom
bro y confusión una predosisinia cadena con ima
tarjeta que por un lado tenía estas palabras: Por
una gracia deMaria Auxiliadora, y por el otro: Para
el segundo Obispo Salesiano. Quizá Dios, revelando
á D. Bosco el porvenir de este su amadísimo hijo,
le había dejado antev'er esta su elevación al episcopado. Por e.so el buen Padre quiso reservarle esta
cadena destinada por un bienliechor al primer .sa
cerdote salesiano que después de Mons. Cagliero
fuese investido con la dignidad episcopal.
Y no fué ésta la sola predicción al respecto, por
que, como el mismo P. Lasagna hulx) de confesar
á su queridísimo amigo el Canónigo Luis Calcagno
de Casal Monferrato, también otro .santo sacerdote
de América algunos años antes, no á título ríe au
gurio y cumplimiento, sino con toda convicción le
había prenunciado que sería obispo.
Nuestro Misionero tenia á la sazón cuarenta y
tres años.
Para que no se prolongara demasiado su au
sencia del campo de la labor fué preciso apresurar
su consagración que se verificó el 12 de Marzo de
1893 en la iglesia monumental dcl Sagrado Co
razón de Jesús en el Castro Pretorio en Roma. El
Eminentísimo Cardenal Lúcido María Parocdhi,
Vicario de Su Santidad y protector de los Salesianos, fué el Obispo censurante: le asistían. Mons.
Alejandro Grossi, ex-obispo titular de Trípoli y
elevado entonces al arzobispado de Nic^polis y
secretario de la Sgda. Congregación de las Indul
gencias y de las &igradas reliquias, y Mons. Juan
C^liero, primer obispo salesiano. Entre los asis
tentes merecen especial mención la diputación
enviada por Montemagno, patria del consagrando,
y los peregrinos del Uruguay, Paraguay, y Brasil
que habían ido á Roma para el jubileo episcopal
del Padre Santo: á todos ellos se les había reser-
-
5 8
vado lui puesto de honor en el presbiterio. Ni tamf>oco podia faltar el venerando D. Rúa, Rector
Mayor de los Salesianos. que acompañó el augusto
rito con las más fervorosas plegarias. E l terní?iino encuentro del novel obispo con su amado
Superior, después de terminada la sagrada cere
monia, les arrancó á entrambos copiosas lágrimas,
y el afectuosísimo abrazo en que se estrecharon
conmovió profundamente á los numerosos espec
tadores.
Rn aquel mismo día se dignó León X I I I admitir
á su axidiencia al novel obispo, acompañado de
Mons. Cagliero, D. Rúa y hasta doce salesianos
tm\s. Holgóse en extremo de las noticias que se le
dieron con respecto á la Pia Sociedad Salesiana, y
especialmente de los progresos de las misiones en
la América del Sur. Dirigiéndose después al nuevo
obispo añadió que idénticos resultados esperaba
de las misiones del Uruguay, Paraguay y Brasil.
• Sois joven, continuó el Papa, y lleno de actividad.
Por eso os liemos elegido obispo. Allá es menester
gran laboriosidad: espero que además del bien que
obraréis vos mismo, vuestro celo servirá de acicate
á los otros Salesianos para trabajar eficazmente
en aquella porción de la viña del Señor *. E n simia,
el Padre Santo con la elección de Mons. Lasagna,
mostró cuánto le preocupaba el incremento de las
misiones por aquél dirigidas, no habiendo creído
oportuno designarle una sede especial.
Una brillante y gratísima academia músicoliteraria coronó aquel día, memorando en los fastos
de la Socie lad Sale-siana. En ella se vitoreó al novel
Obispo, al Rector Mayor D. Rúa, pero más aún
al Sumo Pontífice León X III tan tiernamente afi
cionado á los hijos de D. Bosco. L a espléndida ve
lada (lió principio á una larga serie de fiestas triun
fales (jue ni siquiera podemos enmiierar, y que ]X)r
otra parte tienen tantos rasgos de semejanza que,
de.scrita una. quedan tocias descritas las denu'is.
Empero nuestra narración resultaría incompleta
si pa.sáramos en silencio la visita de Mons. Lasagna
al colegio donde habia transcurrido parte de su
juventud y conocido el camino por el que Dios lo
habla de conducir á la encumbrada dignidad de
obispo. Desde Borgo Son Martillo tuvo la atención
de c.scribinue (pie cutre tantas y tan bellas compo
siciones que se habían Icido en su honor, ninguna
le habla sido tiui grata como la simple lectura de
una página dol registro escolástico en la que. con el
nombre do su profe.scir y los do sus condiscípulos,
estaba consignado el brillante éxito de su examen de
licencia de humanidades.
Merece ;isimismo una mención el grandioso aco
gimiento que le hizo Montemagno, su patria: « Es
imposible, escribe un testigo ocular, describir las
fiestas, el entusia.smo con que los habitantes de
Montemagno recibieron á su ilustre conciudadano.
Jiuuás he visto nada semejante: fué un verdadero
delirio. Sius coetáneiv» tenían bien presentes la ingeuiosivlad é hidalguía que habia demostrado el
aciSlito Lasagna en 1870 con ocasión de la visita
militar: para librarles del peligro de faltar á las
leyes de la Iglesia en aejuel día. que era viernes,
los habia convidado galantemente á un almuerzo
-
de vigilia que de antemano les tenia preparado.
Llenos ahora de recocijo por la exaltación de sii
amigo á tan alta dignidad quisieron atestiguarle su
estima yendo á buscarle con siete carruajes hasta
la estación de Altavilla, adonde llegó el obispo á
las tres postmeridianas, acompañado de los canó
nigos Calcagno y R o m an ó la de la catedral de
Casal Mouferrato. Ofreciéronle un rico misal, y
saludándole con im afectuoso discurso, tuvieron
todos á mucha honra acompañarle hasta Montemagno.
A la entrada del pueblo el caballero Riuetti que
desempeñaba el cargo de alcalde, le dirigió en nom
bre de toda la población una cordial bienvenida
con los más entusiastas plácemes por la excelsa
investidura que sus méritos le habían granjeado.
Monseñor, abrazando á aquel digno representante
del pueblo, su tutor y segundo padre, deedaró que
en el abrazaba á todos sus conciudadanos.
Siguieron otros saludos, declamados por un
alumno de las escuelas y por una maestra, y luego
precedido de la música y de im gentío que á duras
penas podia ser contenido por los encargados del
orden, avanzó bajo ima lluvia de flores por las
calles empavesadas y vestidas de fiesta. Al paso
vieron ima casa que lucía colgaduras y galas par
ticulares. E ra la casa solariega de Mons. Lasagna.
AUí estalló xma salva de vivísimos aplausos. Coa
gran trabajo pudieron adelantársela mujer más an
ciana y el niño más joven que allí habitaban para
ofrecerle dos ramos de flores. Monseñor bendijo
aquella mansión cjue le renovaba la memoria (le
sus tiernos años y de sus idolatrados padres, ya arre
batados á su cariño y, al mismo tiempo que á la
casa paterna, tuvo el consuelo de dar por primera
vez la bendición episcopal á todo su querido pue
blo.
A la puerta de la Iglesia parrcxiuial el Párroco
Don Tomás Cámera le presentó en nombre de sus
(xmterráneos muy ricos dones entre los cuales
descollaba una mitra preciosa que el mismo Pá
rroco le puso en la cabeza. Vestido pontifical mente
entró en la iglesia y dió gracias á sus (ompatriotas
cuya memoria había llevado siempre grabada en
el corazón hasta las apartadas regiones del Uru
guay y del Brasil. Cantóse un solemne Te Deum y
luego dió la bendición con el Smo. Sacramento.
El dia siguient*. festividad de la Anunciación,
celebró de pontifical, y á la tarde, después de haber
predicado un sermón alusivo al misterio del dia,
impartió la bendición papal que personahnente
había solicitado y obtenido del Padre Santo. Pot
la noche toda la población fué iluminada, y la
plaza mayor ofrecía un espectáculo maravilloso.
Después de los fuegos de artificio, fueron tantos
los vítores y aclamaciones, que Monseñor hubo
de hablar una vez más á sus queridos conterráneos
y agradecerles tan grandes muestras de afecto y
regocijo.
*
E l domingo de Ramos después de las fimciones
su ra d a s le aguardaba una gratísima sorpresa. In
vitado á dirigirse ú la casa nativa, encentró d
patio convertido en amplio pabellón cuyas más
preciíKas galas eran los mismos (xinciudadanos dd
— 59 —
misionero que allí reunidos prorrompían en reite
rados VÍV3S á Mons. L a s a ñ a . E l Obispo dejó oír
de nuevo su elocuente palabra, evocando el re
cuerdo de sus padres y las vicisitudes ora tristes ora
risueñas de su infancia y deduciendo aquellas apli
caciones morales que le ocurrían con tanta oportu
nidad y sazón.
El caballero Doctor Rinetti no perdonó medio de
agasajar y honrar dignamente á aquel á quien él
en su bondad miraba como liijo y cuya luminosa
carrera daba tanto lustre á su patria. L a Pía So
ciedad Salesiana fué representada en estos gran
diosos festejos por el Padre J osé Lazzero, miembro
del Capitulo Superior, y por varios Directores.
Mons. Pablo María Barone, Obispo de Casal,
lejos con la persona, mas presente con el espíritu y
el corazón, quiso asociarse al regocijo de todos los
habitantes de Montemagno, enviándoles im terní
simo telegrama. A las felicitaciones del Obispo se
añadió la bendición del Papa. ¿Qué más quedaba
que desear ? Pero al fin U^ó, y deraasi^o pronto,
el momento de la separación. Monseñor estaba pro
fundamente conmovido y aquellas buenas gentes
manifestaban con sus lágrimas el deseo-de gozar
un poco más de su presencia. ¡Deseo en verdad bien
justificado porque y a no le volverían á ver sobre la
tierra!
C
NECROLOGIA
=
111=
En Río Gabriel murió la muerte de los justos el
Grande de España
Cxino. Sr. Conde de Vlllafranqucza
gran cooperador Salesiano. Nació en 1857. de los
Exmos. Condes de Ciret y de \’’illafranqueza. Si
guió en Francia la carrera de Ingeniero Agrónomo
en la que alcanzó el éxito más brillante. Aficionado
á los campos y á la naturaleza, los estudió y cul
tivó con amor, dejando á este respecto hermosos
trabajos inéditos que acreditan su grande labo
riosidad y amor del estudio. Hombre de caridad
verdaderamente cristiana, él mismo enseñaba en
la escuela que para la ilustración moral y cien
tífica de sus colonos habla fundado y sostenía con
larga mano: por ellos se sacrificaba, y á todos pro
curó hacer bien. Cumplido caballero y soldado de
Cristo, ni su piedad le hizo jamás pesado, ni su
exquisita cortesía le llevó nunca á condescendencias
que su conciencia repugnara. Dejó á propios y ex
traños admirables ejemplos que imitar. Su muerte
fué el último sacrificio que con generosidad liizo al
Sagrado Corazón de Jesús de quien era devotí
simo.
Todos los pueblos comarcanos tomaron parte
en sus fimerales, pues era universalmente esti
mado y querido. O jalá haya muclios grandes tau
grandes como el Sr. Conde de VUlafranqucza.
D. Cecilio Cucero.
3
El dia 23 de noviembre en Santiago de Chile
dejaba de existir la señora
diercedes Cebados de C.
Los salesianos pierden en ella una de sus
principales bienhechoras. Entusiasta y generosa
nuraba á los hijos de D. Bosco como sus propio> hijos y, como una madre cariñosa, vigi
laba y -;e preocupaba por cada uno de ellos.
He«pués de larga y dolorosa enfermedad, Dios
qui-^i darle el premio de su caridad donándole
Utta muerte tranquila, fortalecida con todos los
auxilio> de la religión y con un padre salesiano
<jue la ayudaba á dar el paso terrible de la
muerte.
La recomendamos á las oraciones de los
cooperadores de todo el mundo y que al mismo
hempo pidan á Dios suscite muchas de esas
almas generosas como la Sra. Mercedes Ca
ballos de C- para que se eirtienda siempre más
^ influencia bienhechora de la Obra Saleaana.
Primer cooperador Salesiano de la Patagonia
se durmió plácidamente en el Señor el 12 de J ulio
del año p. p.. Hombre de costumbres patriarcales
como padre quería y ayudaba á los Salesianos.
y tenia ima piedad ardiente y sencilla. La distan
d a de 50 quilómetros que lo separaban de la igle
sia, no le impidió jamás cvimplir con sus delK?rc.s religio.sos y asistir puntualmente al ejercido del jarimer viernes en honor del Sagrado Corazón de
Jesús, cuya devodón tenia muy arraigada. Y a
viejo y enfermo, todos los primeros jueves llegaba
infaliblemente á Viedma ó Patagones para con
fesarse y comulgar al otro dia.
Con no menos ardor amaba á María Aux.. á
quien levantó una gradosa iglesia en medio de sus
campos, y todos los años celebraba su fiesta con
gran solemnidad, á la cual asistían todas las fa
milias del contorno, á quienes ofreda también un
banquete. Tuvo el inefable consuelo de ver á su
hija entrar religiosa en el Instituto de Hijas de
María Auxiliadora, que fué la primera religiosa de
la Patagonia. Sor Sietes, ángel de pureza y bondad,
que lo precedió al paraíso.
i Taz eterna á las almas de los bienhechores 1
— 6o —
Cooperadores Salesianos difuntos.
ESPAÑ A.
Rdo. Sr. D, Prancisco Burgués
Apiés (Huesca
Sr. D. Félix Vives
Barcelona
* > J uan Castelló
*
Sra, Da. Dolores Torres de Revira
»
* * Carmen Berenguer
Algatnesi {Valencia)
» o Mariana Berenguer
•>
*
» > I''rancisca Seguí
Cassá de la Selva
* * Pik\r Martínez
Cuenca
Rdo, Sr. D. Venancio Palomo
*
Sr. D. Feliciano Cruz
*
* f Manuel Coronado
*
Exma. Sra. Condesa de Priego
Coruna
Sr. D. Salvador Fita
Cuart de Foblet
Rdo. Sr. D. Juan Pasciial
Gerona.
» » * Heriberto Mallofré
»
Sr. D. Raimundo Falgas
>
* » José Xandicra y Xandiera
*
Sra. Da. Dolores Rosés
»
» > Francisca Olmo v. de Martínez
»
*
* * Manuela Rosés
Sr. D. Manuel Pérez González
Geiape (Vigo)
’ * Javier P'errer
La Bisbal.
* • José Casellas
>
ICxma. Sra. Baronesa de Ferrer
»
Rdo. Sr. D. Juan Vila
La Estela.
Sra. Da. María Romero Pintor
Lúcar (Almería).
» • Magdalena Fernández
Madrid.
* ^ Kloisa Benitez de Lugo
»
ICxma. Sra. Marquesa de Casa López
*
" Condesa de Guadiana
*
Rdo. vSr. D. José Soler
Píilaírugell
Sr. D. Juan Plaja
»
» * Pedro Vives y Roca
S. Feliú de Guixol.
Sra. Da. Francisca Campillo Sueca (Valencia).
Rdo. Sr. D. Esteban Ivsteve
Torroella de Fluviá.
A M É R IC A .
Sra. Da. Mercede.s Duarte C. Comatapa (Nicaragua).
» > Ricarda Ortega
*
»
» “ María de P. Romero
*
»
* * María Patrocinio Tigerino '
»
Sr. D. (til Marenco
>
*
* » l'wlro 1’'. Ortega
»
» » José María Urbina
»
*
» * Leandro Calero
»
>
Sra. Da. /Vdelaida Mosquera Caldono (Colombia).
» * Josefa Tiunaris V. de Sánchez Dirio (Nic.).
» ' Mercedes Herrera de López
»
*
Sr. D. Ramón C^mez
Florida (Colombia).
Sra. Da. Jesús de la Hoz de Estrada Guatemala.
Sr. Dr. D. Aurelio Novoa G moiuíhiV (Ecuador).
Sr. D. Ceferino Bennúdez
Leór. (Nicaragua).
Sra. Da. María B. de Zapata '
«• » Teresa B. de Arena Montevideo (Unig.).
Sr. D. Carlas Algorta
»
»
*
* Fortimato Bonifacio
»
»
Srta. Ansonna Reyes
»
*
Sra. Da. Tomasa B. de Dubaldo
Minas »
» » Jacoba de Obregón Moyogalpa (Nic.).
» » Ana S. de Mendoza Portoviejo (Ecua.).
Sr. D. Manuel Cedeño
»
»
» » Manuel Antonio Segura
Pasto (Colom.).
Sra. Da. Rosa Segovia
*
>
« * María Ana de Méndez Paso Arena (Urug.).
* » Mariana Donoso de Iregle Quito (Ecuad.).
Rdo. P. Luis Lodizo
»
»
Sor María Carmen González
>
»
Sr. 'D. Antonio Vacas
»
*
* » Rafael Borja Jerovi
»
»
* » José María Clüriboga
»
*
“
* Carlos Ponce
»
»
Sra. Da. Mercedes H . de Cedeño Rocafuerte *
* > Tomasa Domínguez
Silvia (Colombia).
* * Remigia de Ruiz Sta. Rosa (Venezuela).
* » Neftali Alvarado
»
»
» * Francisca Pérez
»
*
* » Asunción Vázquez
»
*
» ?• Patrocinia de Meneos S. Cristóbal [Guat).
* * Bárbara CRmzález S. Pedro Carchó *
& » Prudencia Salina S. Lorenzo (Paraguay).
Sr. D. Gregorio Romero
«•
>
K »
»
Mendoza
*
»
» * José Ant. Sanabría
»
» » Albino Martínez
Somotillo (Nicaragua).
& » José Ant. Madrigales
*
*
Sra. Da. Matea Gómez
»
■
Srta. Micaela Zúñiga
S. José (Costarica).
Sr. D. Luis Caseros A.
Salamá (Guatemala).
Rdo. Sr. D. Domingo Ant. Arroyo »
^
* » » Juan Valdiglesias
Sicuani (Perú).
Srta. Engracia Alvarado Yaritagua (Venezuela).
* Nicomedes Perdomo
»
'■
» Josefa Antonia Perdomo »
■'
Sra. Da. Juana F. de Mosquera *
»
> » Petra M. de Sosa
»
*
Sr. D. Juan B. Orozco
»
*
> • »
Pimentel
*
Sra. Da. Petra R. de Alvarez
»
*
Sr. D. Lino Segundo Ck)itia
*
* " Froilán Escalona
^
’
Sra. Da. Trinidad Obregón Yamundi (Colombia).
* * Rosa Torri
*
^
» * Josefa Navarrete
*
■>
*
» ^ Rafaela Córdoba
> * Rufina F. de Lucumi
*
»
» * María Galán
Zapatoca (Colombia).
» * Ninfa Serrano
»
f » Amelia Serrano de A.
»
•
* » Vietoria Rueda Suárez *
Sr. D. Juan G. Strauch Emmerich >
*
Martin Rueda Suárez
»
Sra. Da. María de J . García de Gómez »
»
R. I. P.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica:
Gerente: JO SE GAM BIN O.
Establee. Tip. de la S. A. Int. para la B. Prensi
Corso Regina Margherita, N. 176 - TÜRíN*
-
Fecha
-
1910.02