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Título
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BS_1905_07
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Descripción
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Boletín Salesiano. Julio 1905
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extracted text
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LETIN
&U.ESIANO
R e d a c c ió n y H á m i q i s t r a c i ó n
@
Via Cottolengo, 32
ANO X X
— N. 7
—
Publicación mensual
SUMARIO: Fiestas y recuerdos....................................
La Obra de los Hijos de M a r í a ...............................163
De nuestras M isiones: Ecuador
165
>
A través del Ecuador . . . 166
»
C u z c o - P e r ú .......................... ...170
Gracias de María A u x ilia d o r a ................................... i 77
Crónica Salesiana: Turin — Por España, grata vi-
—
—
Turin-Italia.
J U L IO de 1905
s ita : En Villaverde de Pontones — Car.ihanchcl
(Madrid) — En Vigo (Pontevedra) — Saivtamler
(España) — L a Paz (Bolivia) — Trclew-Cliubut-
.....................................................................
Variedades:
Relatos h
istó rico s....................................
*
......-----. . . .
Necrología - Cefermo N a m u n c u r á ............................ 1^.
B ib lio g r a fía .......................................................................i»«
FIESTAS Y RECUERDOS
A anunciamos á nuestros ama
dos Cooperadores que en Fe
brero del año próximo se
cumplen veinticinco años desde la He
gada de los primeros Salesianos á Es
paña y fundación del primer Instituto de
D. Bosco; fecha memorable para todos
los católicos, fecha que marca un punto
luminoso, si bien por muchos ignorado,
en la historia de la fe de nuestra pa
tria. Para conmemorar este añ o, que
bien podemos llamar jubilar de nuestra
Obra en España, y para que el recuerdo
despierte en todo.., los Cooperadores y
Católicos nuevo ardor y nuevo entu
siasmo para trabajar por la causa de
la fe, nos proponemos dar á las fiestas,
que con tal motivo se ^celebrarán, todo
el esplendor posible. A vosotros, pues,
acudimos en demanda de ayuda y so-
tén. á vuestra caridad, á vuestro cono
cido entusiasmo jíor las cosas de Dios,
para que déis á conocer el aconteci
miento y con él la Obra de D. Bosco,
para que con vuestra cooperación, con
vuestro óbolo y con vuestra presencia,
la solemne conmemoración resulte bri
llante, provechosa y general.
Reunión preparatoria de Madrid.
Á mediados del pdo. Marzo salieron
de Turin para visitar las Casas de Es
paña y tratar de los futuros festejos,
los M. RR. Sres, D. F elii-k M. R inaum
y D. L uis M. R occa , Prefecto General
él primero y Económo General el seo-undo de la Sociedad Salesiana (i).
&
(1) Habíamos anunciado en el B o l e t ín de Marzo
la salida para España con el mismo fin. de nuestro
amado Superior el M. R. Sr. D . Pablo Altera,
— i 62 —
En efecto, después de haber visitado
varias casas del Norte de España, se
reunieron en Madrid dichos RR. Su
periores, los tres Sres. Inspectores de
las Casas de la Península y varias
distinguidas personas, para tratar de
las líneas generales del programa, de
propaganda y preparativos de las fies
tas. En el mes de Abril publicamos
un telegrama, que, al terminar, la
junta se sirvió enviarnos. A parte de
las fiestas religiosas que en acción de
gracias al Señor por los beneficios de
venticinco anos de labor, se celebrarán
en todas las casas del Reino, se de
terminó celebrar en Sevilla, Barcelona
y Madrid respectivamente tres reunio
nes generales de Cooperadores y dos
exposiciones de trabajos manuales rea
lizados, en Sevilla y Barcelona.
La primera asamblea será convocada
en .Sevilla en el mes de Abril, durante
el cual se conceden en todos los ferro
carriles de España notables descuentos
con ocasión de las célebres fiestas de
Semana Santa y de las Ferias. Contem
poráneamente se tendrá una Exposición
nacional, esto es, de las escuelas pro
fesionales salesianas de la Península,
con el fin de animar siempre más á los
jóvenes artesanos, satisfacer á los be
neméritos Cooperadores que les prestan
su apoyo y acopiar consejos y obser
vaciones sobre cada uno de los trabajos
prc*sentados, observaciones que .servirán
para lo sucesivo.
La segunda asamblea se celebrará
en Madritl en el mes de Mayo , que
podrá coincidir con la fiesta de S. Isidro
Labrador, patrón de la capital.
La tercera tendrá lugar en SarriáBarcelona en junio, mes del Sagrado
Corazón. Para esta ocasión se espera
poder inaugurar la cripta del grandioso
Director Espititoal de la Sociedad Salesiana; pero
habiendo entVrmado diir.ante el viaje y obligado á
parirse en Marsella, no pudo cumplir la visita.
Gracias A Dio><, mic-itr»' amado .Superior se en
cuentra al presente del todo restablecidor
Santuario que en la cima del Tibidabo
se está construyendo en honor del Sa
grado Corazón de Jesús. Coincidirá con
la asamblea otra Exposición general
de las escuelas profesionales salesianas
del Reino.
Os invitamos
Desde ahora quedéis invitados, ama
dos Cooperadores, á las Juntas que en
Sevilla, Madrid y Barcelona, sucesiva
mente habrán de celebrarse; cada cual
podrá asistir á la que más á mano le co
ja, pero que vayan todos. Allí os espe
ramos, allí nos conoceremos y nos ha
blaremos como amigos, ó mejor, como
hermanos que somos en María Auxi
liadora y en D. Bosco, allí trataremos
de nuestros asuntos, de nuestros planes
y de nuestras esperanzas. Os esperamos
y seguros estamos de que vendréis.
Entre tanto, sería de desear que
cada Decurión reuniese á su centro en
conferencia para tratar de los festejos
que en todas partes, donde haya un solo
Cooperador, han de celebrarse en commemoración del fausto acontecimiento.
Hágase de manera que en las respe
tivas asambleas estén representados
todos los centros de Cooperadores.
Una frase del Cardenal Svampa.
Al terminar la primera sesión del
tercer Congreso Salesiano celebrado en
Turín en Mayo del 1903. «1 Emmo.
Cardenal Svampa. en un discurso lleno
de elocuencia y de entusiasmo, pro
nunció estas memorables palabras, que
bien podemos aplicar al momento pre
sente : Todas las obras Jnnnanas, dijo
el ilustre purpurado, necesitan de algo
que de cua/ido en cuando las reanime;
es fy^'eciso, pues, estimular, avivar el
espíritu de fei^vor y de unión en los
Coopera-dores Salcsianos, tant^} más después
de ciertos acontecimientosy luchas sociales
que requieren, exigen de nosotros una
acción más enérgica, una operosidad más
vk'a y conducente al objeto santo que nos
—
1Ó3 —
proponemos. NecesitaTnos dar f e de vida,
conocernos mejor v?ws á otros, volver con
el pensamiento á las obras realizadas 6
que se están realizando, estudiar las
nuevas necesidades creadas por los tiempos,
y buscar los medios más aptos po 7'a satis
facer las exigencias sociales. — He aquí
un programa de acción católica, social,
salesiana, expuesto por un Príncipe de
la Iglesia, Cooperador Salesiano, para
nosotros también Cooperadores: pro
grama que lo será también de los fes
tejos que nos preparamos á celebrar.
Dar gracias á Dios por lo pasado, por
los trabajos realizados; animarnos con
el buen éxito de nuestra obra, pero al
mismo tiempo apercibirnos de nuevos
medios para trabajar en lo futuro, alen
tándonos á nosotros mismos para sacri
ficarnos por la santa causa, la salvación
de la juventud, que hasta ahora ha sido
el objeto de nuestros desvelos. Eso es
lo que pretendemos, que las fiestas
resulten no sólo solemnes, entusiastas,
brillantes, sino también prácticas, pro
vechosas para nuestra santa obra.
La Obra íe los Rijos be (Daría
C u ltivem os la s vocaciones.
Rogad, pues, al dueño de la mies, que
envíe á su mies operarios (Mateo IX , 3S1
L ^ l Sucesor de D. Bosco, en una carta dirigida
V -X á todos los Cooperadores Salesianos en
Enero del año 1901, escribía: « E l triste espec
táculo que el mundo presenta por falta de sacer
dotes nos hace exclamar con frecuencia, numerosa
y abundante es la mies, pero pocos los operarios,
y desear que aún á costa de grandes sacrificios,
crezca cada día más el número de los buenos y ce
losos sacerdotes, como crecen las necesidades de
las almas. Que si tal deseo se entibiase algo en
nuestro corazón, lo encendería de nuev^o el célebre
grito de S. Francisco Javier : mandadnos obreros
ewtngéliccs que nos ayuden, grito que continua
mente nos repiten en sus pastorales y á viva voz
tantos Obispos, que nos manifiestan tantos
pueblos y nuestros mismos Misioneros.
<Nuestro amado Padre Don Bosco, á cu}^ celo
nada pasaba inadvertido de lo que pudiese con
tribuir á la gloria de Dios y salvación de las al
mas, encaminó primero por la vía del santuario
á un grandísimo número de niños, más tarde se
dió á facilitar los estudios á los que, ya entrados
en años, deseaban dedicarse á la carrera eclesiás
tica y que no lo habían jwdido hacer antes, en
la edad más conveniente, }x>r dificultades de fa
milia 6 por falta de recursos. » — Este es el ob
jeto de la Obra de los H ijos de a ria . I ttxiliádora,
que D. Bosco mismo declara en su Reglamento'
con estas palabras :« Siendo tan escasas en nues
tros días las vocaciones al estado eclesiástico,
los que estén en condiciones de hacerlo, se cui
darán especialmente de aquellos jóvenes que
por sus buenas cualidades y aptitud al estudio,
dieren indicio de vocación ; ayudándolos con
sus buenos consejos, facilitándoles la entrada en
los colegios ó pequeños seminarios de vocaciones,
donde puedan ser encaminados á este fin. »
« Si es verdad que la vocación viene de Dios,
es verdad también que la vocación no se desa
rrolla ni da frutos sazonados sin la labor y el
cultivo de hombre. Los obstáculos que en estos
últimos tiempos se oponen á los que quieren alis
tarse en el Clero 5' en las Congregaciones han
llegado á ser tales, que ningún católico debe ne
gar su apoyo á la obra importantísima de culti
var las vocaciones, y la dificultad que la obra
misma presenta dan- á la cuestión una Ími>ortancia particular. << (i).
Todos los siglos han sido para la Iglesia siglos
de lucha, pero en nuestros días lia tomado un
alcance y una imjwrtancia extrema. Los aconte
cimientos se precipitan unos tras otros ; vamos
á paso de gigante liacia la ruina de las cosas pa
sadas y en busca de nuevas instituciones ¿Cuál
será la causa que vencerá en esta desorganiza
ción de ideas que se va o|)erando ? Será sin duda
la que en sí p(»ea mayor intensidad de vida,
mayor vigor para mantenerse en existencia y
sobrejxinerse á los trastornos del tiemjio. En
la Iglesia católica la intensidad de la vida, el vi
gor, es la fe íntegra é incontaminada, la firmeza
de los principes, el ardor conquistador de su celo
y también la potencia numérica de su ejército: no
de un ejército armado, sino de un ejército de
apóstoles. Ved ahí porque la obligación de des
pertar, de cultivar muchas y firmes vocaciones
al sacerdocio es una de las que más se van im
poniendo en estos días.
Pero si nunca fueron más necesarias las voca
ciones, nunca fueron tampoco tan difíciles. En
otros tiempos nacía como espontáneo de entre los
M. Gnibert, C u líure dez vocaiwtu.
—
IÓ4 —
fieles el deseo de consagrarse al apostolado.: á
la multitud que se agolpaba á las puertas del
santuario y del claustro, bastaba abrírselas para
que entrara en él. Pero hoy han cambiado de
as]>ecto las cosas : la juventud de hoy huye no
sólo del claustro, sino hasta del templo : tanto
han hecho los malos por desacreditar el sacer
docio, que se le mira con recelo y por desgracia
muchas veces, con desprecio. La escuela es irre
ligiosa ó indiferente y si los niños no salen de
ella incrédulos y sectarios, miran con antipatía la
religión y la carrera eclesiástica. Y si muchos
padres confían sus hijos á los sacerdotes ó a los
religiosos, los mueve á ellos, no la fe en la digni
dad del sacerdocio, sino la esperanza de procu
rarles una posición desahogada.
El joven por su parte, por instinto propio,
aspira á la nobleza de la profesión; estamos
por decir, que prefiere un estado, una carrera
noble á una lucrativa. Cuando el sacerdocio
llevaba visible la aureola casi divina de la au
toridad de ministro de Dios, los buenos corpjíones lo abrazaban con generosidad y con
alegría : pero desde que los ardides infernales de
nuestros enemigos lo han desfigurado y escarne
cido, sólo se acepta como una cruz y pocos son
los que se deciden á llevar la librea del sacerdocio,
que es hoy como la púrpura rasgada que impu
sieron á Cristo, una señal de ignominia.
Y si se trata de la vida religiosa, la aversiónes
aún mayor : en los conventos y colegios les es
pera á los jóvenes, la oscuridad, la humillación,
los insultos y el olvido. Ellos que aspiran á la
gloria, ellos que han aprendido en las escuelas
sin Dios el culto de la materia, mal se podrán
avenir con la ignominia de un convento, donde
sólo existen los consuelos del espíritu que los
profanos no entienden y no quieren entender.
E l ambiente que hoy respira la juventud,
ambiente de distraciones, malos ejemplos, malas
lecturas, placeres y esjx'ctáculos no es á propósito
¡>ara formar sacerdotes. De entre esos ejército?
de jóvenes ligeros y sensuales no iremos á reclu
tar nuestras milicias, jx)r cierto
aunque Dios
puede hacer de un Saulo un Pablo. — Pero quedan
aún muchos que con un jx)co de educación y es
fuerzo jKKirían ser buenos soldados de nuestra
causa ; en los pueblos hay buenos corazones y
buenos ingenios, desconocidos y casi inconscien
tes de su proj)rio voler ; vayamos, ]>ues, en busca
de lo único bueno que nos queda para formar
buenos sacerdotes, buenos religiosos, y así ob
tendremos celosos apóstoles j>ara conquistar las
almas y recuperar el lugar que debemos ocupar
en la jerarquía social, aquel puesto de distinción
y de resixíto que á la dignidad del sacerdote de
Cristo le ixrtenece.
Recorred los pueblos en que la palabra reli
gión es aún una realidad, á los que no han llegado,
ó no han arraigado aún, las calumnias propa
ladas contra el clero : la juventud es aún mori
gerada y sana, en muchos corazones la aspira
ción al sacerdocio existió un día, fué su ideal, su
deseó, y si no han llegado á realizar ese voto
secreto, porque la falta de recursos, las circuns
tancias ó los parientes mismos no se lo han per
mitido, esa aspiración está dormida, no apagada:
bastaría quizás una palabra de recuerdo, una
invitación apremiante, uñ rasgo de caridad por
parte de una alma generosa para que la aspira
ción se renueve, los obstáculos desaparezcan, y
aquel corazón corra tras de la llamada de Dios al
convento ó al seminario. Y tened en cuenta que
las vocaciones que han arrostrado los años y las
dificultades son vocaciones firmes y arraigadas,
son vocaciones fecundas, las vocaciones que hay
se necesitan. « La experiencia nos ha enseñado,
decía D. Bosco, que de ios niños que se dedican
al estudio con el fin de abrazar el estado ecle
siástico, sobre diez apenas uno ó dos llegan al
sacerdocio : mientras que por el contrario entre
los jóvenes que han considerado y probado bien
su vocación, sobre diez, siquiera ocho se consa
gran á Dios definitivamente.» Y D. Bosco se
entendía del negocio de vocaciones, porque dudurante su vida dió á la iglesia más de 6000 sacer
dotes ya religiosos ya seculares.
E n otros tiempos todas las clases de la socie
dad daban su tributo personal al sacerdocio, en
manera que en él se unían y hermanaban todas.
Hoy los nobles y los ricos huyen del santuario :
ni la sublimidad ni la belleza de la Religión de
Cristo son ya capaces de conquistar ¡íara su ser
vicio los corazones que el brillo del oro seduce.
« Señoras, decía Mons. Mermillod, vosotras os
inclináis bajo la mano del hijo del pobre que
arrienda \mestras tierras, y os bendice y os per
dona \niestros pecados : mientras que las manos
de \Tiestros hijos no sirven para otra cosa que
para guiar el caballo en la carrera y aplaudir á
las actrices. » ¿ No es este un castigo y una hu
millación que los nobles y los ricos atraen sobre
sí cuando desprecian el sacrificio que el sacer
docio impone ? ¿No es esta una ingratitud para
con la Iglesia, que en todo tiempo ha defendido
el caudal de los ricos y adornado el blasón de los
nobles ?
Pero mientras los felices del mundo se dan á
los honores y placeres, el Dios de David y de
Moisés, escoge sus íntimos de entre los pobres y
los humildes y del fango de la tierra hace prín
cipes de su pueblo. Vayamos, pues, en busca
de los pobres para, por medio de ellos, salvar
á los pobres y á los ricos.
Pero ¿ queréis buenos sacerdotes ? ¿queréis
w
— J65 —
apóstoles? ¿queréis hombres según el corazón
de Dios ? — Pedid á Dios que nos los envie
y .... sembrad si queréis recoger: si queréis
apóstoles, fonnadlos, pues cada época tiene
los hombres que ella se forma. Dios llama al co
razón de los hombres in\ntándolos á su ser\icio :
los hombres muchas veces no le responden, otras
no comprende su llamada y á menudo no les per
miten las circunstancias acudir al llamamiento
divino : obligación nuestra es apartar todos los
obstáculos y poner de nuestra parte todos los
medios para que la voluntad de Dios se cumpla
en las almas. Y precisamente porque la obra es
difícil y penosa, nuestro esmero, nuestro tesón
debe ser mayor, pues el mayor título de justo
orgullo para nosotros es que una obra tan grande
y sublime no se pueda cumplir sin nuestra coo
peración.
Cuando os encontréis con uno de esos jóvenes
llamados por Dios á su servicio, pero retenido en
el mundo por alguna dificultad, aconsejadle,
animadle, ayudadle á superar los obstáculos y
encaminadle al Santuario. D. Bosco fundó á
propósito una obra para cultivar las vocaciones
atrasadas, y los Hijos de D. Bosco esperan con
los brazos abiertos á esos jóvenes, para educarlos
é instruirlos en la carrera del Sacerdocio ó alis
tarlos en su Congregación, ^^osotros que tenéis
la dicha de comprender la dignidad é importan
cia de un sacerdote, podéis entender también
el mérito que lleva consigo, y la recom]X‘nsa qne
merece dar á la Iglesia un nuevo ministro, á las
almas un nuevo pastor y formar otro Cristo.
Amad, pues. buenos Cooperadores, amad
siempre más esta sublime obra de cooperar á
las vocaciones sacerdotales y religiosas, y soste
nedla, con vuestras fervientes oraciones, con
\'uestro ardorosos celo, con vuestra inagotable
caridad. Rogad, si. al Señor que envíe oj)erarios á
su mies; pero al mismo tiempo trabajad con
la palabra, con el ejemplo, con la acción para
sostener las vocaciones, y con caridad fuerte y
desinteresada contribuid al mayor incremento
de la obra de los H ijos de Marta Auxiliadora,
y estad seguros que Dios os pagará en inefables
consuelos todo lo que hagáis para aumentar el
número de sus ministros.
íf
* '■
E NUESTRAS MISIONES
w
ECUy\DOR
Una gracia de María Auxiliadora
(Caria del R. P . Francisco Matiana)
Cuenca, 24 de Octubre de 1904.
Amadísimo Padre D . M iguel Rúa,
^ i v a María Auxiliadora! ¡Qué buena es María!
Faltaría á uno de mis más sagrados deberes
si, por conducto del Boletín, no hiciese pública una
de las más señaladas gracias que haya recibido
en mi vida de nuestra buena Madre María Auxi
liadora. ¡A h ! sí, la Virgen de D. Bosco es tam
bién la Virgen de los hijos de D. Bosco! La
amo, V en mis largas excursiones apostólicas,
la doy á conocer por todas partes; y Ella me
;>aga con infinita generosidad. He aquí un fa
vor reciente.
Volvía de la capital del Ecuador, adonde había
ido para tratar jiersonalmcnte con el supremo
Gobierno de asuntos pertenecientes á nuestras
Misiones orientales, y me acompañaba el joven
jíbaro Antonio, una de las más hermosas pri
micias de nuestro largo y difícil ministerio.
Dejando atrás el pueblecito de Palmira, úl
tima parroquia de Riobamba, me dirigía á Tig
rón que eclesiásticamente pertence á la cuita y
católica Cuenca, y civilmente á Riobamba, reina
del majestuoso Chimborazo. Apenas había re
corrido media hora de camino, cuando sin que
yo me diese cuenta, en una curva de la carretera
me encontré cerca y enfrente del tren que con
gran velocidad venía de Guayaquil 6 de Dúrán.
Y o iba, por falta de otro camino, por la misma
vía férrea y montaba una muía de probada re
sistencia y robustez. A l oir el silbido de la má
quina y al ver el humo, la indómita bestia se
espantó de tal modo, que sin darme lugar á
apearme, se dió á precipitosa fuga por entre
—
j 66
pedregales y precipicios. Por una parte el tren
que se avanzaba, poi otra me cerraba el paso el
río Palmira, crecido en aquellos días con las
continuas lluvias. Una muía espantatada es la
más ciega é intratable de las bestias : yo temía,
ó que se precipitase en el caudaloso río ó que se
estrellase contra Jas ruedas de la locomotiva,
de la cual no distaba más de 50 metros ; pero
con la violencia que hacía para pararla, se rompió
un estribo, que al caer, acabó por espantar y
enloquecer del todo á la bestia que se dió á correr
desbocada saltando matorrales y árboles que
habían amontonado allí durante los trabajos de
la línea.
Hice un último esfuerzo para contenerla, ti
rando de las bridas , pero también estas se rom])ieron, de modo que con las dos correas que se
le enredaron en las patas delanteras y la caída
de algunos objetos que conmigo llevaba y que
uno tras otro, como arrastrados por un huracán,
il)an desapareciendo, la muía se volvió furiosa.
Kn este trance ¿qué hacer ? Echarme á tierra
era exponerme á segura muerte, porque la bestia
volaba; quedar montado era lo mismo que querer
¡n'ecijútarmc ó bajo del tren que distaba ya po
cos metros ó en las aguas del río. No había ya
csjicranza humana. Sin embargo, conservando
la serenidad de espiritu y, por decirlo así, tran
quilo — porque cuando uno se abandona en las
manos de Dios, no hay porque temer, — di una
mirada al cielo, y más con el corazón que con los
labios, dije á María Auxiliadora : « ¡Oh María,
Madre mía, á Tí me encomiendo! Tuyo soy, tuyo
q\úero ser siempre. Hágase la voluntad de Dios ;
si quieres que vuelva á trabajar entre los Jíbaros,
sálvame; sino quieres que parta para la eterni
dad, ábreme las puertas del cielo.»
Mientras me encomendaba así á María Auxi
liadora, la muía dió dos saltos repentinos sobre
algunas piedras y me arrojó á tierra; pero desgra
ciadamente, habiéndoseme enredado el pie en
el estribo, el furioso animal me llevó airastrando.
Y aepu me cspcral>a el prodigio. Llevándome
así por largo trecho, ensangrentada la cara, la
barba y las manos, rasgados el sobretodo y la
sotana, contusas las rodillas y otras partes del
cueri'K), jHirfm,se rompió la correa del estribo en
que llevaba el ¡>ie, y quedé tendido en tierra casi
sin sentido. Los maquinistas y viajeros me mi
raban desde el tren espantados y tristes, creyéndon\e muerto ó al menos g^a^^emente herido...
Pero al cabo de pocos minutos volví en mí mismo,
me levanté y ayudado }x>r mi buen jibarito An
tonio (que j>or e! espanto estaba blanco ccmio la
cera) y jxír dos señoies de Paln\ira, recogí los
objetos esparcidos por acá y acullá, y alcancé la
muía que había huido á algunas cuadras de dis
tancia.
~
Arreglé lo mejor que pude los objetos y la
silla; y después de breve pero fervorosa acción
de gracias á María Auxiliadora, me puse en ca
mino para Tigzán, á donde llegué ya muy avan
zada la noche.
En la casa parroquial fué acogido por el Pá
rroco, Dr. Julio Iñiguez, activo Cooper-ador Sa
lesiano, y por su familia con el agasajo acostum
brado. (3 on ellos pasé tranquilamente la noche.
A la mañana siguiente, después de celebrar la
S. Misa, continué mi viaje hacia el gran Azuay
y mi amada Cuenca.
En Cuenca me hallo ahora ; y después de haber
arreglado con las autpridades algunos asuntos,
partiré con destino al simpático y salesiano pue
blo de Sigsig y de allí al Vicariado de Méndez y
Gualaquiza, campo difícil, pero querido, de nues
tros sudores.
Me encomiendo, amado Padre, á sus oraciones.
Bendígame á mí, y bendiga á todos los que, alen
tados por la caridad, viven en las florestas orien
tales para la conversión de los Jíbaros.
De V. R. afmo. hijo q. b. s. m.
FR AN CISCO M A T TA N A
Misiojiero Salesiano.
3 través del Ecuador
------ -o g g -> — ---(Relación de D .. Abrahán Aguilera.
(Continuación).
Salida y lleg ad a : todo providencial.
Erase el 13 de Agosto.
A la hora en que las brisas de la tierra sopl.in
sobre la mar, S.S. I. se pa.seaba á las orillas dcl
golfo. Muy cerca las ondas se rompían contra las
peñas, y al retirarse rumoreaban entre la aren a;
el disco solar lento y majestuoso se ocultaba en el
poniente ; las garzas y las gaviotas, rozando sus
alas con las crestas de las olas, se recogían á las
rocas ; á lo lejos asomaba un velero pescador......
Todos : el mar, el sol. el ave y el marinero, todos
seguían su curso.... Sólo nosotros.... Pero ¡ vive
Dios ! que todo ha de cooperar en bien de los que
adoran su soberana voluntad.
Esto decía yo para mis adentros aquella tarde. Al
día siguiente, y a estábamos á bordo del Liniarí
y dábamos un triste adiós á tantos Hermanos
nuestros, que al vemos partir no acertaban á
darse crédito.
— ¡Oh Monseñor, así se van y tan repente ? Y
adónde ?
— Sí. hijos mios, me voy, y Dios os asista.
Os bendigo de corazón. María, cuyo glorioso trán
sito á los cielos mañana celebramos sea nuestro
amparo.
u
j
—
IÓ7 —
A poco una lancha los alejó, una ráfaga de viento
llevó en sus alas nuestros últimos saludos y des
pués... silencio por doquiera : sólo se dejaba oir
la voz del sentimiento, herencia amarga que nos
acompaña en los caminos de este mísero destierro
que se llama \dda.
Ciertos amagos de un nuevo desarrollo de la
bubónica en el Callao, y por consiguiente la certi
dumbre de otros cuantos meses de espera, indujeron
á Monseñor á irse á Panamá, pasar de allí á S. Sal
vador y de regreso tentar la entrada en la Repúb
lica Ecuatoriana, aunque fuese en el período de las
lluvias que ciertamente le hubieran estorbado la
visita á las Casas salesianas. Adviértase de
paso que los países próximos al Ecuador,
tienen su verdadero invierno en el verano,
cabalmente porque la temperatura es tan su
bida, produce gran cantidad de vapores
ácueos, que, enfriados en las regiones atmos
féricas, se condensan y precipitan en forma
de lluvia.
Estos los cálculos humanos, no los divi
nos. Por un maravilloso desenlace de las que
solemos llamar casualidades de la circuns
tancia, ocho días después aportábamos en
Guayaquil.
Á causa de las escalas en todos los puertos
existentes á lo largo del litoral peruano,
solamente después de cinco días de \úaje el
Limari pudo anclar en la bahía de Paita
penúltimo puerto de la República. Cinco
días de curiosidades aquellos en que llama
ban nuestra atención, ora la belleza de los
cortes caprichosos y atrevidos de una ú
otra quebrada por la que salía al mar un
tambo ó un riachuelo, ora la confusa eleva
ción de los cerros de la costa ; acá el repen
tino aparecer de la ballena, de algún delfín,
tiburón ú otros peces ; allá el paso inter
minable de miles y miles de palillos y al
catraces ; acullá una partida de lobos mari
nos echados perezosamente en los recuestos
de algún islote continental.
Se imaginaban y a nuevas maravillas en
los cinco días que aun nos quedaban hasta
Panamá, pero antes nos aguardaban ot: as
superiores á toda imaginación.
*
Unas treinta personas que se embarca
ron en Paita, v liablando de su ida á Gua
yaquil. se esforzaban por aclarar un misterio cor.
hipótesis.
Lo positivo era que esas familias, fastidiadas
de tanto esperar un decreto que les permitiese la
entrada en Guayaquil, liabían resuelto irse áTúm bez y allí trasbordarse á un vaporcito fluvial que
debía conducirlos al Puerto. La entrada era un
misterio. — « S i nos recibirán, si nos pondrán en
cnarantena, quizás los colores nacionales alucinen
á las autoridades de la Capitanía, talvez con alguna
restricción, etc.” — y mil razonamientos hipoté
ticos.
;Qué mejor ocasión para nosotros! Llegar áGuayaqmlen la época m ásoportunay ventajosa-iQué prov;¿sncia!... Pero la ocasión es calva, ad vertían los
anuguos. Y efectivamente, sólo por la mediación
de Dios y su Santísima Madre, no la perdimos.
Al día siguiente el Limari seguía su rumbo al
norte, v nosotros al noreste, hacia la ría del Guayas.
Era nuestro vaporcito una especie de ironía ó
sarcasmo de vapor. De los i8 metros de superficie
que podríamos regalarle, sólo .siete servían para la
tripulación (33 personéis !i); lo restante era para
leña, máquina, cocina, baúles, carga, etc,., etc.
¡ Dichosos los que fueron hallados dignos de ^cu
tarso en una silla ! Bienaventurado el que menos
topó con el hambre ú otras necesidades absolutas t
En fin. á la buena de Dios, íbamos caminando
seis ó siete millas á la hora.
Cuzco-Perú — Convento de la Merced.
El tiempo pasaba lento y la noclie se nos caía en
cima. S. Nicolás {así se apedillaba nuestra lancha de
vapor) dejaba atrás la isla del Muerto ó Santa Rosa,
y pretendía ll^ a r por eso á Puñá, ser recibido y
despachado, y luego, á las cuatro de la mañana,
dispertar al Capitán del puerto en Guayaquil con
algunos diez ó veinte pitazos. ¡Fantasías de chi
quillo ! Anocheció y S. Nicolás se hallaba luchando
con las aguas á luengas horas de Puná, endonde,
sin embargo, era indispensable hacer escala so
pena de una multa de cien sucres por los menos.
Con cuatro ó cinco silbidos el vapor anunció su
arribo, con quince ó veinte llamó al Capitán del
Puerto, el cual tal vez ni los oyó, 6 si ios oyó,
conociendo al bullicioso, dió una vuelta en la
cama y siguió durmiendo.
-
i68 —•
— ¡Víiya con semejante descortesía ! Paciencia !
Pasaremos aquí la noche.
Nuestros miembros molidos pedían aunque fuera
un jergón. í.os ojos semiabiertos miraban en derre
dor y... ¡ni tanto! El viento, que entraba como por su
casa, nos metía conversación por todas partes. Los
espíritus del sueño no acudían. Hubo, pues, que
resignarse. Un inglés por dos esterlinas sufriera
eso y mucho más. Un cristiano ¿debía estimar en
menos un grado de gloria ?.....
Luego todo quedó en silencio. Unos, quictecitos
para no dispertar á nadie , dejaban la silla y se ti
raban sobre el desnudo suelo ó viceversa ; otros,
alzando la cabeza, miraban el reloj y continuab.'’,n
como antes. Todos procurábamos dormir, y á media
noche finalmente logramos algo parecido. Entonces
las aguas poco á poco comenzaron á inquietarse y
las sombras de la noche cedían su puesto á la albo
rada. Eran las cuatro de la mañana.
S. Nicolás empieza á pitar largo y duro.
— iOh ! Deo gralias/ Pasó la noche. — dijo uno
respirando fuerte y prolongado, cual si acabase
de soltar de sus hombros un enorme peso que Ife
oprimía.
Dos horas después aparece el Capitán del Puerto
mirando á lo zahino.
— i Qué tal ? Cómo han pasado la noche?
— Como pejes.
— Lo siento mucho. No pude atenderos añoche
por prohibírmelo el reglamento.
— ¡Mal haya el sueño ! Sr, Capitán.
— ¿Qué queréis ! Primero los de casa.
— Tiene Vd. razón.
— Y bien ¿de dónde vienen ?
— De Túmbez, Sr. Capitán.
— Y la salud de todos ¿buena?
— Como Vd. ve, mi Capitán.
— ¡Perfectamente ! Pase libre.
— Un millón de gracias, Sr. Capitán.
— ¡Adiós ! — ¡Adiós !
Y con la plenamar siguió el S. Nicolás á Gua
yaquil.
]\Iil veces he tentado trazar con la palabra ó por
escrito la magnificencia de ese escenario, y otras
tantas he desistido. ¿Quién habrá que pinte las
islas encantadas, los bosques de una y otra orilla ?
los mirajes que al fondo se descubren ? ¿el lujoso
vestir de los manglares ? ¿Quien habrá que cante
la lucha bulliciosa v turbulenta
del ancho rio en la confusa barra,
donde el mar, defendiendo sus dominios,
la invasora corriente auda^ rechaza?
¡.\h ! No parece sino que Dios ha querido hacer
alli galas de su poder !
Serían las dos de la tarde cuando, á la orilla de la
ria. recostada en un declive, divisamos la hermosa
Guayaquil, segunda ciudad del Ecuador por su
población (45.000 hab.) y la primera, por su movi
miento maritimo y comerciaJ.
— ¿ \ nos recibinin ? — He aquí el misterio.
El S. Nicolás pita dos ó tres veces. Sus compa
ñeros : el l ’im w , el Olmedo, etc. le contestan. Ani
mado el nuestro se acerca más y más á la orilla.
— ¡Atrás ! — grita una -voz imperiosa y gruesa.
Nos retiramos algo así como cbn frío.
E l resguardo' acude para las formalidades de
costumbre. - Mira las personas, remira los objetos,
ojea los informes, escudriña y manifiesta perpleji
dad, pero al fin nos dijo : pueden saltar á tierra.
Pronto, sin demora, cada uno tomó su camino.
Monseñor fué á visitar al Capitán del Puerto, Sr.
Fernández Madrid, su conocido de tiempo atrás.
Aun no había pisado el dintel cuando :
— Para servirle, Sr. Madrid. Acabo de llegar.
— ¡Gracias ! limo. Pero... ¡S.S. viene del Callao »
— ¿Quién le ha dicho tal ?
— S í ; venía en el Limarí.
— Pero yo vengo de Túmbez. Por otra parte es
necesario saber qué tiempo ha que estoy viajando.
— ¿ Y no sabrá estas cosas un Capitán de Puerto?
— Está bien, Sr. Madrid. Punto en boca. Yo y
mi compañero tenemos el microbio de la salud
para regalarles.
La conversación siguió por otro lado.
En otras ocasiones también tendremos oportuni
dad de ver cómo las autoridades, á veces hasta los
mismos liberales, estiman y aprecian al Obispo
Salesiano. Es mucho decir en estos tiempos aciagos,
en que sería preciso que los Sacerdotes se disfra
zasen de bandidos para no ser rechazados del Ecua
dor, ó para entrar exentos de vejación.
Maria SS. AuxiÜadora ciertamente nos ha prote
gido de un modo visible en este viaje.
La salida del Callao en el día de su Asunción y
la llegada á Guayaquil en el ultimo de la Octava
de esa fiesta; el haber elegido el Liniari más bien
que el Sasosiris, vapor alemán que se tenia en vista;
el habernos encontrado con esas familias en Paita ;
el no haber salido el Sr. Madrid á recibimos en Gua
yaquil : todo eso demuestra que la salida y la lle
gada, todo iué providencial.
En la Reina del Guayas.
S. S. I. inmediatamente dirigió sus pasos á La
Filantrópica, elegante edificio frecuentadó por más
de 500 niños externos y pupilos. Allí están los SaIcsianos ; Monseñor al visitarlos venía como un
ángel protector, como un bálsamo saludable.
Guayaquil, asentada á los 2 ®i i ’ de latitud austral
y i®2i’ al O. del meridiano de Quito, posee una
temperatura media de 26° centígrados. E l centro
y noroeste de la población, tiene dos metros ó
metro y medio de nivel negativo. Esto dificulta la
higiene pública y, en épocas de lluvia, causa el
paludismo que, á su vez, favorece la fiebre amarilla,
las tercianas y otras epidemias especialmente ma
léficas para los extranjeros.
E l celebérimo Dn. Gabriel García Moreno, el
gran poeta Olmedo, el eminente estadista Rocafuerte y otros varones ilustres, son oriundos de
Gua>*aquil.
Este puerto ha monopolizado de tal manera el
comercio, que es el único centro de la actí\ddad y
riqueza nacional. Tres veces ha perecido presa de
las llamas ; diariamente las cinquenta y más cam
panas de la ciudad anuncian uno, dos y hasta tres
—
169 —
incendios, y , sin embargo, como el oro del crisol,
Guayaquil sale de las llamas más luciente, más
hermosa, más europea. L a juventud, empero, no
ha vuelto á recobrar á los RR. PP. Jesuítas ni á los
Hermanos de las Escuelas Cristianas. Ella es hoy
huérfana sujeta á una educación que, si nc prosti
tuye, profana su naturaleza. Ella es \dctima de las
costumbres é ideas que resultan de la vagancia, de
la ociosidad y del libertinaje. ¡Dichosa Guayaquil
que 5’a preparas un colegio para los Hijos de Don
Bosco ! En adelante no serán sólo mujeres las que
practiquen la religión.
*
Los primeros en obsequiar á Monseñor fueron
los Sres. Canónigos. Tras él continuaron los demás
sacerdotes de ambos cleros y las personas de más
reputación. Como no tienen Obispo, Monseñor se
hizo todo para todos y, vista la buena voluntad,
todos deseaban tenerlo y a para un sermón, ya para
una misa, una comunión general, una pontificación,
en una palabra, para toda fiesta que se las diera de
solemne.
Pontificó en la S. I. Metropolitana para consagrar
los óleos. (Juzgo conveniente advertir que si en ésta
como en otras ocasiones Monseñor desempeña los
oficios del Prelado, es siempre á ruegos y por em
peños de las autoridades eclesiásticas, servatís de
jure servandis). Celebró otro pontifical en L a Merced
y un tercero en S. Domingo. E n S. Francisco pre
dicó tres ó cuatro veces y otras tantas confirmó, y
dió la comunión á las Terciarias. Asistió pontifical
mente á una misa y predicó en la Iglesia de la
Victoria.
Haremos mención especial de la fiesta de la Vir
gen de las Mercedes, Patrona del ejército ecuato
riano.
Era de ver el grandioso templo con centenares
de luces, que, reflejándose en el dorado de los cha
piteles V las cornisas, iluminaban la imagen de
María, puesta en medio del esplendor y magnifi
cencia de los adornos como ágata primorosa en
gastada en una plancha de oro. La multitud de se
ñoras y de hombres (gran parte de los cuales asiste
á la Iglesia una vez al año solamente por la fiesta
de la Merced), esperaban ansiosos una palabra del
Obispo. Y éste, inspirándose en los ejemplos de
D. Bosco y en las necesidades actuales del pueblo
guayaquilefto, habló de la manera de confesarse
bien mediante el poderoso patrocinio de María SS.
de las Mercedes. Ella, que en otro tiempo libertaba
á los cautivos de la opresión morisca y la mazmorra,
puede y ansia redimir á los que yacen esclavos
del demonio en los cautiverios de la culpa. Los
RR. Padres Mercedarios decúin que el Prelado no
podía hacer nada más á propósito, y llamaban ex
traordinario el número de los penitentes.
Entonces comenzaron á llegar de los vanos pun
tos de la Diócesis, cartas en que los Sres. Párrocos
suphcaban á Monseñor se dignase visitarlos. La
premura del tiempo no permitió atender á to d o s;
sin embargo, S.S. lim a, aseguró que. Dios mediante,
no dejaría de hacerlo á vuelta de año.
Misión sublime.
¡Éra desastrosa y de trastornos para la S. Iglesia
en Ecuador ! Cuenca, Guayaquil, Loja, Porto\dejo,
todas esas diócesis reclaman un Pastor que las
utopías de la reforma han expatriado. ¿Querrá la
Providencia vengar los crímenes cometidos cu la
persona de sus representantes aquí en la tierra ?
¿Querrá acrisolar y robustecer la fe en la persecu
ción ? — Todo puede ser, pero nunca será que Dios
abandone á un pueblo que le adora.
E l Obispo Sale.siano parece destinado á dotar
de clero á las diócesis que en vano lloran su viudez.
En los vastos territorios del .\zuay y del Guayas,
tiene Monseñor un buen número de Sacerdotes y
de Párrocos que se llaman sus hijos y que le es
timan como á Padre, porque bajo su '.utcla y di
rección escalaron las gradas del altar. ¡Qué gozo
inundaclalm ay ladeleitaal ver en cadauno de ellos
un verdadero salesiano; la misma devoción y exac
titud en las ceremonias del rito, el mismo recalo
y amor á la niñez, el mismo celo por la salvación de
las almas ! Hé ahí la misión sublime de dar á las
Iglesias desemparadas. Sacerdotes caracterizados
con el espiíritu vigoroso de nuestra amada Con
gregación !
En el célebre santuario de S. Jacinto de Jaguachi,
cabecera del cantón Olmedo al N. E. de Guayaquil,
se efectuó el año pasado la ordenación sacerdotal de
cinco seminaristas, á quienes Monseñor predicó los
ejercicios antes de ordenarlos. Diseminadosyaenlos
curatos, ellos son los que piden al Obispo los visite
para que apruebe y bendiga los esfuerzos que hacen
por praticar las enseñanzas que de él han recibido.
Justo es, por tanto, que Monseñor les atienda y
doquiera estén, á fuer de Padre, vuele á visitarlos.
En camino.
E l 10 de Septiembre bajábamos presurosos por
la ría del Guayas á bordo de una chalupa. Ños
acompañaban el Sr. Cura Párroco de Balao, Dr.
Manuel M. Flor (uno de los ordenados en Jaguachi)
y un santo religioso, el Kdo. P. Gregorio de la Ve
nerable Orden de S. Francisco.
Un incidente siniestro nos dejó á merced de la
revuelta marejada que en sus empujes parecía ope
nemos un peligro, tal vez una vorágine. Salvada,
empero, la situación, continuamos hasta llegar á
la desembocadura del Balao, río que marcha pere
zoso y lento como deteniéndose extático ante las
maravillas que á diestra y á siniestra le coronan de
verdor. Las aguas habían decrecido, y la entrada
era imposible. Encallados, pues, en un banco, es
peramos allí la pleamar. Sólo se oía el martilleo
de las olas que hacían temblar la luna y las estrellas
al beso de sus rayos. E l manso arrullo y el lánguido
movimiento de ¿ mar, nos adormeció sobre la des
nuda tabla.
D e madrugada, al chillido de las cotorras y al
són festivo de las campanas que llevaban al lecho
de los hogares la noticia de nuestro arribo, entra
mos en la plancentera Balao, don del río omónimo
y de los cacaotales que la círcundam.
(Se coniinuará.)
— lyo —
C U ZC O -PERÚ
Fundación de una nueva Casa Salesiana
L o s Incas — C u zco y sus antigüedades.
(Carta del R. P . Santinelli.J
Amadísimo Sr. D. Rúa :
darle noticia de mi largo viaje de regreso á
^ Lima, le hacía notar que cuanto antes parti
ría para fundar la casa del Cuzco, según su deseo.
Por lo tanto, apenas llegado, escribí al limo.
Sr. D. G. A. Falcón, Obispo del Cuzco, partici])ándole que en la primera quincena de Febrero
]>artiría con el nuevo Director y con parte del
personal para la nueva fundación. E l limo. Sr.
Obispo me respondió inmediatamente con una
carta escrita de su propio puño, llena del en
tusiasmo y afecto que nutre por la obra sale
siana, y entre otras cosas me decía : « Con ver
dadera complacencia he recibido noticia de que
S. R. está ya en Lima de regreso de Italia con el
personal para la fundación de una casa del gran
D. Hosco en el Cuzco. Gracias á Dios y á la Sma.
Virgen Auxiliadora que tanto favorecen nuestra
Diócesis. Confiamos en la misericordia Divina
que se vencerán todas las dificultades...»
Reciba el Sr. Obispo desde estas columnas
las más sinceras muestras de agradecimiento.
De Arequipa al Cuzco.
Por lo tanto el lo de Febrero salí con el per
sonal, del que parte debía quedar en Arequipa,
parte debía ir al Cuzco. En Arequipa permanecí
ocho días á fin de reorganizar con mayor número
el Colegio para el nuevo año escolar ; y una vez
más debí admirar el impulso dado á los trabajos
de la Iglesia de María SS. Auxiliadora ya en
función, debido á la celosa caridad del Comité
de las Sras. Cooperadoras de aquella ciudad.
Partí para el Cuzco el día 2 i de Febrero, con
el nuevo Director D. Miguel Baldi y con parte
del ]>ersonal, debiendo salir la otra parte apenas
fuese establecida la casa ; y después de dos días
de tren y otros dos de diligencia llegamos á la
ciudad de los Incas.
Nada le diré, Rmo, Sr. D. Rúa, del viaje de
Arequipa á Juliaca, en cuya travesía el tren
asciende á una altura tal que supera á casi todos
los ferrocarriles del mundo, pues desde Arequipa,
que está á cerca de 2> 555 metros sobre el nivel
del mar, llega á cerca de 5,000 metros en el punto
culminante de la cordillera , llamado Crucero
alio.
Por lo demás para mí no es cosa nueva , ha
biendo pasado por allí varias veces en las visitas
á las casas de Bolivia ; y no me propongo des
cribir aquellos lugares, que ya otras veces lo hi
cieron Monseñor Costamagna y el P. Calógero,
con maestría. En toda esta travesía no se ob
servan más que pastos ó los encumbrados pe
ñascos de la cordillera de los Andes ; y el monó
tono rumor de la máquina, apenas si es interrum
pido en esta estación de las lluvias por aguaceros
y granizadas.
Pero no pudimos llegar á nuestro destino sin
que lo supieran muchos, jmesto que el conductor
del tren, preguntándonos y sabiendo que éramos
Salesianos, al punto telegrafó á otras personas,
por orden superior. En esto se veía la mano
oculta del bondadoso Obispo del Cuzco que todo
lo había dispuesto.
En Sicuani fuimos acogidos cordialísimamente por nuestro amigo y excelente cooperador
salesiano R. D. Manuel Váldiglesias, párroco y
Vicario foráneo de aquella capital de provincia,
quien me había recibido con la misma bondad
en otras ocasiones.
De Sicuani al Cuzco, ya cambia el aspecto de
la campiña, y el fértil valle bañado por las aguas
del soberbio Vilcanota, lo hacen fecundo en
mieses de trigo, maíz, papas, habas, quinúa;
hasta que el río se pierde á nuestra derecha para
irrigar el floreciente valle de ürubamba y unirse
después con el Amazonas.
Sim embargo, á nuestra izquierda nos acom
paña el pequeño Huatanay (agua-limpia) río que
pasa por en medio de la ciudad del Cuzco.
Á lo largo de este camino es notable la varie
dad de los paisajes, las frecuentes y bonitas
villas y la dulzura del clima. Los indígenas to
davía trabajan la tierra casi con métodos primi
tivos, consistiendo todo el trabajo en revolverla
en su superficie y echar en ella un grano que en
poco lienijío, jx)r la fertilidad de aquellos terrenos
todavía riquísimos de principios nutritivos, llega
á producir hermosos y abundantes frutos. Si se
les enseñara á trabajar la tierra con un método
más racional y á cultivar otras plantas, especial
mente los árboles de construcción, jcuánto pro
vecho no se sacaría!
El camino carretero que recorríamos, es digno
de compararse con las carreteras de nuestra
Europa ; está bien conseiv’ado, tanto, que entre
los que yo he visto en la Argentina, Ecuador y
Boli\-ia, lo he encontrado el mejor.
En Urcos, mientras se cambiaban las muías
y echábamos mano al repuesto , vino el Rdo.
Párroco de aquella capital de provincia con
ánimo de llevamos consigo, pues había recibido
orden del limo. Sr. Obispo de recibirnos con
solemnidad. En efecto, aunque no pudimos que
darnos con el buen párroco, la banda del pueblo
nos alegró con buena müsica y nos acompañó
con sus notas hasta que desapareció nuestro
cochecillo.
Lo mismo nos aconteció en S. Sebastián,
parroquia vecina á la ciudad, donde el jóven
párroco quería á toda costa que nos quedásemos
con él.
Pero después de haberlo saludado y dádole
las gracias, nos dirigimos al Cuzco.
Llegada á la ciudad del Cuzco.
Henos, pues, ya en el Cuzco. Desde lejos mi
rábamos y remirábamos aquella ciudad que en
Una muchedumbre compacta de pueblo nos
lleva como en procesión hasta el Palacio episcoy los vivas á D. Rosco, á D. Rúa, á sus hijos,
al venerando Prelado, que tanto había hecho
para obtener de Ud., amado Padre, la f\indación,
se confundían con una lluvia de flores que de las
ventanas y de la calle arrojaban sobre nosotros.
Finalmente, llegamos al palacio del limo. Sr.
Obispo. Allá está el buen anciano mirándonos
y saludándonos desde el balcón. Puedo asegu
rarle, amadísimo Padre, que yo quedé enter
necido á la vista de tanta bontíad por parte del
venerable pastor. Reuniéronse entorno suyo
Cuzco-Perú — Ruinas de la sala de los Sacerdotes.
tiempos pasados fué grande y temible, tanto
por su poderío como por sus riquezas de arte
y de metales preciosos. L a posición es deliciosa
y aún gallardean las torres de sus antiguas y
opulentas iglesias, transformaciones algunas
de templos paganos y mausoleos de la dinastía
ineaia.
Mas, hete aquí, que llegando á la estación,
embebidos en estos pensamientos, casi contentos
por creemos olvidados, un selecto número de
distinguidos eclesiásticos, comunidades religio
sas, personas todas de lo más granado de la so
ciedad, nos vienen al encuentro y con grande
entusiasmo saludan á los pobres hijos de Don
Rosco.
varios Rdmos. Sres. Canónigos, el Deán del
Cabildo, el Senador Pacheco y Orihuela, que
tanto influyeron para tener á los Salesianos en el
Cuzco ; varios representantes de la Unión Cató
lica y de las señoras de la Propagación de la Fe:
en fin lo más selecto de la Ciudad.
E l limo. Sr. Obispo dió desahogo á su contento
dirigiendo palabras de afecto y de agradeci
miento á Ud., Sr. D. Rúa, y al que suscribe, y
de animación á los hijos del Cuzco ; al paso que
con paternal acento ofrecía á los Salesianos su
apoyo y su casa. Y aprovechamos de lo uno y
die lo otro. Huéspedes del Prelado, yo y el Di
rector, fuimos en busca de una casa para poder
comenzar nuestra misión.
172
Todos y de toda clase de personas sin dis
tinción de partidos, han acogido con simpatía
la obra salesiana. Los diarios han hablado de
los hijos de D. Bosco con palabras de grande
estima. Así refería, p. ej., el digno diario La
Unión, nuestra llegada :
« E l viernes, tuvo lugar la feliz llegada de los
R R . Padres Salesianos, el Sac. Ciríaco Santinclli, Inspector de los mismos y el Sac. Miguel
J . Baldi, á esta ciudad. Desde las 2 de la tarde
más ó menos, hubo gran concurso de gente en la
estación, donde llegó á las 3 ^ la diligencia que
conducía á los citados Sacerdotes. Desde el mo
mento en que llegaron, fueron objeto de augu
rios y felicitaciones de todos los presentes, entre
los cuales recordamos, los canónigos García,
Pacheco, Jarfán; el seminario, las comisiones
de los conventos y otros señores respetables que
quisieron manifestar á los ilustres llegados, res
petuosos saludos y la bienvenida. Debemos
también nosotros manifestarles nuestro sincero
saludo, deseando que el fin y el programa tan
bollo que llevan en favor del pueblo del Cuzco,
sean coronados. » Hasta aquí el digno periódico.
De una manera semejante y con igual bene
volencia, escribieron los demás periódicos de
la localidad, la Verdad, el Trabajo y el Comercio.
En busca de casa.
E l veneradísimo Sr. Obispo, como padre amo
roso, no cesaba de dar gracias al Señor, por tener
ya en su diócesis á los Salesianos. Entre tanto,
nosotros noS pusimos en movimiento para poder
dar principo á nuestra labor , puesto que el
lema del salesiano es el de D. Bosco; « trabajo
Á los tres días de haber andado de acá para
allá incansablemente, encontramos una casita,
que‘ para los principios i>areció conveniente, y
la alquilamos. La dueña de ella, óptima y pia
dosa señora, nos la cedió casi toda en arriendo,
y apenas publicada la matrícula, comenzaron á
afluir los jóvenes,
Y ahora estamos buscando un terreno y un
local más adaptado para ixider extender nuestra
obra y salvar á tantos niños que desde hace tiemj>o esperan nuestra llegada.
Al concluir esta mi relación, amadísimo Sr.
D. Rúa, me i^crdonará si la alargo algún tanto,
á fin de darle algunas noticias históricas de estos
lugares y de las impresiones que se experimen
tan en una ciudad tan importante p>or su an
tiguo esplendor, cosa que creo será también
del agrado de los lectores del Boletín.
El Cuíco en tiempo de los Incas.
La gran ciudad del Cuzco, antigua metiópoli
del famoso Imi>erio del Tahuantin'Suyo, íué
fundada por el primer Inca Manco-Kapac, pro
bablemente á principios del siglo X I, sobre las
márgenes del pequeño río Huatanay. La pobla
ción ocupa un paraje elevado en anchurosa
planicie, terreno fértil, atmósfera limpia, que
bajo f l cielo de los trópicos disfruta de un clima
templado y saludable. El S o l fué la Divinidad
de los antiguos peruanos.
Esta histórica ciudad encerraba en su seno
más de 250,000 almas, sirviendo de capital al
vastísimo Imperio que, extendiéndose desde
Pasto, en el reino de los Shiris, hasta el río Maulé
en Chile, abrazaba toda esa desmedida extensión
que hoy componen las repúblicas del Ecuador,
Perú, Solivia y Chile.
La riqueza de sus templos, la solidez de sus
edificios, su lozana civilización y sus adelantos
en todos los ramos de las artes y de la industria,
causaron tanta admiración á los denodados caste
llanos, que la condecorarón con el nombre de
Nuevo Toledo ; pero más tarde á causa de sus
conquistas, leyes, heróes, milicia y religión, vi
nieron mejor en compararla con la soberba
Roma.
Monumentos.
Entre los que contenía el Imperio, los princi
pales eran : las fortalezas de Sacsay-hiiamin y
Ollantaitambo; el templo del Sol, llamado Concancha; los palacios de los Incas, el magnífico
observatorio astronómico de Pisac, llamado
vulgarmente Iniihuatana, el gran baño del Inca
formado de una piedra colosal al lado del
lago Titicaca, donde está el renombrado San
tuario de Copacabana entre los confines del
Perú y Bolivia ; y otros.
El monumento de Sacsay-huaman, cuyos ves
tigios demuestran su magnificencia y gran
deza, era una vastísima fortaleza que situada
en una roca algo escarpada, se alzaba orgullosa
sobre todos los edificios de la ciudad. Nosotros
á los pocos días de nuestra llegada, llevados de
la curiosidad, fuimos á visitar los restos de esta
gran fortaleza, apesar de las inclemencias del
tiempo.
He aquí lo que acerca de este monumento
incaico se lee en el Bosquejo de la ciudad del Cuzco,
escrito por el eximio escritor cuzqueño, Sr. c?nónigo Femando Pacheco,: « Esta fortaleza
estaba constmida con piedras muy sólidas de
extraordinaria magnitud, de forma pcliangular
y de diferentes dimensiones, colocadas sin nin
guna argamasa perceptible; por cuya razón se
asemeja á la obra de arquitectura, que les maes
tros en el arte conocen con el nombre de ciclópea:
el tamaño de algunas piedras pasa de 8 metros
de largo por 3 de ancho y i de grosor. Pero lo
que más asombra es el bruñido de los listones
con tal igualdad, la pulidez de los bordes con tal
— 173 —
perfección, y el ajustamento de las piedras con
tal arte, que es imposible introducir la punta
de un alfiler, ni la hoja de un cuchillo en la línea
de umón entre unas y otras. Las avenidas es
taban defendidas por tres parapetos en la extersión de más de 400 metros; y el espacio in
termedio de uno y otro, bien terraplenado hasta
lo alto del vallado : en el centro de cada uno
había una puerta con una losa levadiza. Un
baluarte de medio cuerpo de alto guarnecía el
ingreso de los mencionados parapetos ; y en la
plaza oblonga había también tres torres : la
mayor denominada redonda, por su forma cilin
drica, estaba destinada á recibir los tesoros de
las casas reales y del templo del Sol, en tiempos
calamitosos de guerras intestinas y de in\'asiones
extranjeras : las otras dos en las extremidades,
llamadas cuadradas, con muchos departamentos
destinados á alojar la guarnición del Estado.
Esas torres, unas con otras se comunicaban por
unas vias subterráneas, como también con las
casas reales y el templo del Sol. Á poca distancia
de la cindadela, hay un gran trozo de roca bas
tante oblicua, con una concavidad m uy pronun
ciada, conocido por la piedra lisa del Rodadero ;
para diversión de los habitantes del Cuzco, que
dejándose resbalar, como en algunos jardines
de Rusia, se solazan en los alegres días de la
Pascua principal. Desde la mayor elevación de
Is fortaleza se descubría una perspectiva encan
tadora, en que el agreste aspecto de la montaña,
el florecente verdor del valle y el brillante pano
rama de la ciudad, que ocupaba en primer tér
mino, formaban un armonioso conjunto bajo el
azul turquí de estos cielos. »
El autor de dicho folleto sigue describiendo
los varios y grandes edificios y palacios de los
Incas, de no poca importancia ; de tal modo que,
si no fuera por no molestar su atención mere
cería reproducirlo por entero.
Nosotros hemos admirado en varias partes
de la ciudad los restos y murallas de estos sun
tuosos edificaos. Pero entre las memorias anti
guas, nos interesaba visitar personalmente los
restos del gran templo del Sol. Sobre el mismo
terreno que ocupaba este templo, está construido
hoy el convento de Sto. Domingo de Guzmán,
cuyos religiosos nos recibieron con grande afecto
y cortesía mostrándonos todos los permenores
de estas antigüedades. Me parece, amado
Padre, que los lectores del Boletín leerán con
agrado la descripción que el mencionado Sr.
Pacheco hace del famoso Inli-huasi{css^ del Sol)
el más opulento de los adoratorios americanos,
el orgullo de la metrópoli y la maravilla del Impeno de Tahuantin-suyo. Héla a q u í:
♦ Este soberbio monumento ocupaba un área
considerable de más de 223 metros en circuito.
rodeado por una muralla de piedras finas muy
bien labradas. Por la unión de la techumbre con
las paredes, corría, tanto por la parte exterior
del templo, como por de dentro, un friso de oro
de palmo y medio de ancho. E l interior de este
célebre santuario de Inti-huasi era material
mente una mina de oro : cubrían su techo, lienzos
de algodón primorosamente tejidos, con borda
dos de diversos coloies, que presentaban muy
vistosamente el aspecto interior del techado de
paja. Todas la.^ paredes estaban tapizadas de
bruñidas planchas del precioso metal, de las
cuales unas servían de tabernáculos y otras de
ventanas. Una imagen que llenaba la testera
occidental, representando un rostro humano
circundado de rayos, como suele pintarse al sol,
hecha de una plancha de oro macizo de dimen
siones enormes, profusamente engastada de es
meraldas y otras piedras preciosas, hallábase
colocada, de tal modo frente á la portada orien
tal, que los primeros rayos del rey de los astros
daban en ella al amanecer, iluminando todo el
santuario, con un resplandor que parecía sobre
natural, y que reflejaban todos los adornos de
oro con que paredes y techos estaban por do
quiera embutidos ; el oro según el lenguaje figu
rado del pueblo, era las lágrimas del Sol. En
ambos lados de la imágen se hallaban los cadá
veres embalsamados de los Incas difuntos, cada
imo sentado sobie su liana 6 trono de oro.
«E n comunicación con esta parte principal,
había un grande pórtico de piedras pulidas, ador
nado en lo alto con una cenefa de oro, que servía
de vestíbulo á cinco capillas de menor dimensión,
L a mayor de ellas estaba dedicada á la Luna,
cuya imagen entallada en una gran plancha de
plata, con rostro de mujei, como madre de los
Incas, cubría casi todo el fondo del adoratorio :
sus bellísimos atavíos eran de plata como con
venía á la blanquizca luz del astro nocturno.
Las momias de las esposas legítimas de los Incas
estaban puestas á uno y otro lado de esta se
gunda deidad incásica. La otra capilla, dedicada
á la multitud de las Estrellas, que componían
el refugente cortejo de la hermana del S o l; tenía
la puerta de plata y los lienzos del techo de teji
dos azules, con laíwres blancas en forma de estrellitas muy resplandecientes. L a tercera, bien
ei^analanada de oro, á los terribles ministros
de la venganza celestial: el Rayo, el Trueno y
el Relámpago, bajo la denominación genérica de
Illa pa. La cuarta al Arco iris, cuya curva bri
llante embellecía las paredes del edificio con
unos colores tan vivos y naturales, que parecía
el arco iris verdadero. Por último, junto á estas
capillas, teníase una espléndida ssda, toda ella
forrada de oro, una especie de sacristía, para el
pontífice Huillac Huma, que casi siempre solía
11
— i 74 —
ser un miembro de la familia imperial; dicha
sala servía también para las conferencias de los
ministros mayores, que bajo la presidencia del
mismo pontífice, después de emitir sus pareceres,
resolvían todo, lo^ asuntos concernientes á sacri
ficios, víctimas, festividades y ceremonias reli
giosas. Las viviendas de los numerosos sacer
dotes, y hasta las de sus criados estaban rica
mente amuebladas y provistas de todo lo nece
sario para el esplendor del culto.
Doce vaso - inmensos de plata, llenos de granos
de maíz estaban colocados en la gran nave del
templo : los incensarios para los perfumes ; las
fuentes de agua para lavar las víctimas de los
sacrificios ; la cañería subterránea, por donde
pasaba el agua á varios departametos del esta
blecimiento ; el depósito de las ofrendas y todos
Un poeta esclarecido, C. Z. Calero, en una
poesía al Cuzco, exclama ;
« Cuzco, salud; en nuestra cara America
Otra Roma eres tú, según tu historia;
E l mismo poderio y misma gloria
Y la misma manera de crecer.
Como Kapac, adivinara Rómulo
E l futuro destino de su imperio,
Y si el de éste ha cubierto un hemisferio
E n el otro extendíase el de aquél. »
Ef Cuzco ea tiempo de los españoles.
Como en Roma llaman la atención del viajero
los monumentos de la Roma pagana, y asimismo
admira lo maravilloso que han sabido realizar
en los siglos de fe y piedad cristiana, el celo, la
los demás enseres pertene
cientes al servicio religioso
eran de oro y de plata. F i
nalmente, los jardines dcl
Sol, no sólo contenían imi
taciones del reino vegetal,
representando muchas de
ellas arbustos y ñores del
tamaño natural ; sino tam
bién las aves favoritas de
los Incas, que se gozaban
con la reunión de los ani
males conocidos en el país,
ejecutados por el mismo
estilo, y entre ellos el más
notable era el Llam a con
su vellón dorado ; todo ello
hecho con una destreza,
que en este caso probable
mente el valor del ]>recioso
Cuzco-Perú — Ruinas del Sacsay-huamán.
metal no sobrepujaba á la
finura del arte. De igual
modo, los instrumentos de
caridad y el arte con los monumentos cristianos
agricultura para la labranza de los jardines
que, á no dudarlo, exceden en magnificencia á
del Sol, y hasta los utensilos de la cocina, eran
los antiguos ; así puede decirse de los templos,
también de oro y de plata. i>
riquezas, pinturas y monumentos sagrados de
Á la lectura de estas memorias y á la vista de
la ciudad del Cuzco, levantados en los primeros
los restos de estas maravillas, nosotros, como
siglos del cristianismo en estas regiones. La
otros tantos viajeros, recordábamos los antiguos
católica España, al conquistar el Nuevo Mundo
monumentos de Roma ; y con razón el Coronel
á Jesucristo y á la Iglesia Católica, en todas
O ’Leary en una carta escrita el 1S25, entre otras
partes ha dejado huellas indelebles de fe y ab
cosas, decía: ^Cuzco me interesa infinito. Su histo
negación demostradas por sus monumentos sa
ria, sus fábulas y sus ruinas, son encantadoras.
grados.
Esta ciudad ¡)uede con razón llamarse la Roma de
Así en Quito hay iglesias que por su arquitec
la América. La inmensa fortaleza en el lado Norte
tura
y riqueza son de gran mérito ; como la com
de la ciudad, es su Capitolio; y el templo del Sol su
pañía de Jesús, San Francisco y otras.
Coliseo; ^lanco Kapac, fué su Rómulo; Viracocha,
De igual modo en el Cuzco, los templos no son
su Augusto; PachacuteC; su Marco Aurelio; Huayde
menor importancia, descollando entre todos
na Kapac,su César; Huáscar, su Pompeyo; Tupacla Catedral. Es éste uno de los monumentos más
Amaiai, su Belisario y Puma Kahua, su Rienzi,
gigantescos del nuevo Mundo, que casi iguala á
último patriota, que le dió un día de esperanza.»
— 17 5 —
la gran Catedral de Arequipa, reputada ésta
última, por personas competentes en arquitec
tura, como la mejor de Sud América. Lo mismo
puede decirse de la catedral de Sucre, en Bolivia,
la cual tiene mucha semejanza con la del Cuzco.
Es ésta, de suntuosa y bella arquitectura del
estilo del renacimiento. Mide 82 metros de largo,
por 30 de ancho y 20 de alto.
Fray Diego de Mendoza en su crónica de la
provincia de Charcas, dice hablando de esta
iglesia : « E s toda de piedia de sillería con primor
labrada, de tres naves, cubierta de bóvedas y
arquería con sus capillas. La nave de medio
la sostienen 18 columnas de magnitud colosal,
donde se admiran los secretos del arte que con
sisten en la unión de sus parte, la proporción de
las naves y la elegancia de su arquitectura. Se
edificó en el mismo sitio donde tuvo su palacio
el Inca Viracocha, octavo Rey del Perú, en el
espacio de 117 años, abriéndose al culto en 1654.»
Las demás iglesias, como la Compañía, San
Pedro, San Francisco, la Merced, Santo Domingo
Belen, etc. todas son monumentales por su gran
deza, por su construcción sólida y por su ar
quitectura. Pero lo que más atrae la atención
del viajero son las fachadas casi todas por el
mismo estilo. E l sobredicho autor Sr. Pacheco
hablando de la fachada de la Catedral, como
de una de las mejores, dice: « Campean tres ór
denes de columnas m uy airosas con sus bellos
capiteles á relieve, debido al cincel de autor
ignoto, que entrelazándose con mucha gracia,
van á perderse en los extremos, acabando con
una cruz y á los lados dos estatuas de S. Pedro y
S. Pablo. A los dos lados le flanquean dos torres
sólidas. »
En el coro espacioso y labrado artísticamente
corren dos parejas de órdenes de santos, entre
columnas y frisos tan primorosamente entalla
dos en cedro fino, que constituye una verdadera
maravilla del arte.
El pulpito también es de cedro con adornos
muy parecidos á los del coro. Hermosos púlpitos
también he obsen’ado en el Ecuador, en Are
quipa y en varias iglesias del Cuzco. Pero el que,
según mi parecer, es el único en su género y una
verdadera maravilla del arte es el de S. Blas
del Cuzco, que se dice sea de im solo trozo de
cedro. L a invención del trabajo corresponde al
arte.
E l precio de este púlpito, por la finura del
tallado, lo grandioso de la imaginativa y su an
tigüedad, es inapreciable. Allí se ven reunidos
admirablemente , el genio del hombre, la cons
tancia, la paciencia y la inspiración sublime de
la religión Católica que diviniza, por decirlo así,
las bellas artes, particularmente la pintura y
escultura.
En cuanto á obras de pintura, debimos ad
mirarlas en todas partes, porque es grande el
número de cuadros existentes en casi todos los
tem plos; pero entre todos merecen especial
mención: L a Purísima de la Catedral, llamada
la Linda, patrona de la diócesis ; el Señor de los
Temblores ; la Virgen de Belén en la parroquia
del mismo nombre; la Virgen del Bxien Suceso,
en S. Blas, aparecida, como nan*a la ti'adición,
en el muro del templo, y cuyo rostro semeja
un rayo del cielo tan divino, que al contemplarla
no nos parecía figura terrena.
Y notemos que en este país se descubre una
tendencia especial para la pintura, escultura
y para las bellas artes en general. Los tiempos
antiguos hablan del Cuzco, como de un centro
de ciencia y arte. En él florecieron dos grandes
y célebres universidades ; allí se fabricaba toda
suerte de tejidos admirables por consistenefa,
y variedad.
Riquezas sagradas.
I.as riquezas de las iglesias del Cuzco necesi
tarían ima prolija descripción si quisiera descri
bírselas. Me limitaré á dar una reseña general.
Se cuenta que, en la inauguración de la Catedral,
el Obispo celebrante, el Exmo. Sr. Orega Soto
Mayor, hizo cubrir el pavimento de ella con plan
chas de plata del peso de 200 marcos de oro cada
una. Los ornamentos de la Iglesia son de inesti
mable valor. Incensarios y cálices en gran nú
mero, todos de plata y oro. Un carro, para el
Corpus Dontini, todo de plata y así también los
paramentos de los sacerdotes y obispos. Hay
un ostensorio de un metro de altura, todo de oro
macizo, y tan pesado, que un hombre robusto
con dificultad levanta el solo pedestal.
Sus adornos son de pectorales y anillos de
los obispos, diamantes, esmeraldas, rubíes, y
demás piedras preciosas en profusión. I^ a lmente son de precio grandísimo un crucifijo de
marfil y un báculo de plata dorada.
Nada diré de los muchos altares de cedro tra
bajados con arte, y dorados con oro tan fino que
los siglos no han bastado para empañar su brillo,
de tal modo que parecen dorados ayer. Muchos
son los altares cubiertos de p la ta ; el principal
es de la Catedral, hecho de xma sola plancha de
este metaL
Pero por desgracia, es triste decirlo, muchas de
estas maravillas van decayendo, y necesitan un
pronto reparo, como en muchas partes ya se
está haciendo, para que no se pierda el patrimonio
artístico de la nación.
En el mismo Perú, muchas iglesias han sido
ya restauradas enteramente y con laudable pron
titud, como la Catedral de Lima, y el hermoso
templo de Santo Domingo ; la Merced del Cuzco,
I
í
—
San Francisco, Santa Teresa y otras ; de suerte
que las mejorías modernas con la conservación
déla antigüe dad,hacen un contraste admirable.
Eficacia de la Rellgida.
También en el Cuzco, como en otras partes,
siem})re se deja notar la eficacia de la Iglesia
Católica que sabe transformar los corazones,
las costrumbres y mejorar el arte pagana.
Paso en silencio las varias apariciones que re
cuerda la historia y que conmemoran los monu
mentos, y solo referiré la que tuvo lugar en el
templo del Sagrario junto á la Catedral. Allí
existe un triple recuerdo de los primeros tiem
pos de la conquista. Primeramente se ve un
altar donde el P. Valverde, primer sacerdote que
viflo al Perú y más tarde primer Obispo del Cuzco, celebró el Santo Sacrificio de la Misa en la
Metrópoli de los Incas.
En segundo lugar, Nuestra Señora del Triunfo
que, según la tradición, dió milagrosamente la
victoria á los españoles contra un ejército de
200,000 indios capitaneados por el Inca Manco,
En fin, el tercer recuerdo es la cruz de la conquis
ta, traída i)or el Padre Valverde. Delante de esta
cruz se postraron Pizarro y Almagro, Atahualpa
y Manco II®; los vencederos y los vencidos.
Como termino de esta parte de memorias,
monumentos y riquezas religiosas, debería decir
alguna cosa de los edificios monumentaler, de
los conventos religiosos de ambos sexos ; pero
siento no poder decir lo que quisiera, especial
mente de la Compañía de Jesús, de San Francis
co, de los Dominicos, Agustinos y Mercedarios
dcl Cuzco, por no permitírmelo lo estrechos lí
mites de una relación. Sin embargo, pasando
j)or alto todos estos conventos y el hermoso y
vasto seminario, no ])uedo dejar de mencionar
el de la Merced, edificio de carácter es¡)ecial por
sus pórticos primorosamente labrados en piedra,
por sus pinturas, trabajos de óptimo pincel y
la grandiosa escalinata coronada por un arco
do piedra de tan bizarra y esbelta estructura
que un arquitecto romano al verlo, exclam ó:
« Es este un paso arriesgado de arquitec
tura. »
Para concluir, le daré todavía una ligera idea
del Cuzco con respecto á su posición y clima,
siendo de mucha importancia especialmente
para nosotros.
Climatología y Agricultara.
La ciudad del Cuzco segitn las obsei^^ciones
do N\-strom, está situada á 3,488 metros sobre
el nivel dcl mar, á 13'-' 32' 45” de latitud Sur;
74'^ 25’ 1 1 ’* longitud Oeste de París. Tempe
ratura media en el tennómetro centígrado, 13®
176 —
sobre cero. Esta posición difiere m uy poco de la
determinada por Pentland en 1842. Colinda
por el E . con el ramal de la cordillera de los
Andes ; por el N. cqn la cindadela del Rodadero;
por el O. con la quinta de Piccho ; y por el S. con
la colina del Huanacauti.
E l Cuzco por su clima templado y por la fer
tilidad de su óptimo terreno, es susceptible de
los cultivos más útiles é interesantes que puedan
darse en una zona templada; jlástima grande que
esté falto de agua, este poderoso y necesario
elemento de la agricultura ! Pero, más tarde, con
la actividad de las autoridades, aumentando el
caudal de agua, se convertirá en ameno jardín.
Mas la perla de la agricultura constitúyenla
sus valles, donde crecen toda suerte de árboles
y se cosechan toda clase de frutos. Allí crecen
orgullosas las gramíneas, el cacao, la caña de
azúcar, la coca, la quina, el café, las plantas
económicas y tintóreas más importantes y es
pecerías mas buscadas.
Entre los animales, además de los de lanar
y bovinos conocidos, son especiales : el llama, el
guanaco, la alpaca, la vicuña, la chinchilla, el
paco-vicuña, ricos en pieles y lanas muy estima
das en la vieja Europa. — E l más rico y cercano
de los valles es el de Urubaraba, bañado por el
río Vilcanota. Está á siete leguas de la ciudad
y los cuzqueños lo llaman : Pedazo del Cielo.
Yo tuve el gusto de visitarlo el año pasado.
Conclusión.
Me parece, amadísimo Sr. D. Rúa, que la obra
Salesiana en el Cuzco, habiendo encontrado des
de sus principios tan grande apoyo en toda
clase de personas ha de ser bendecida por Dios,
y que con su auxilio ha de adquirir el desarrollo
moral y material suficiente para que podamos
con provecho trabajar por el bien de las almas.
E l Oratorio festivo, primer pensamiento d>
nuestro Padre D. Bosco, salvará sin duda á
muchos pobres jóvenes; desde ahora tengo el
gusto de comunicarle su fundación, que en honor
del Padre putativo del Salvador, se llama Ora
torio de S. José. Pero más que todo, la instruc
ción agrícola encontrará más vasto campo.
Debo añadir además una noticia que no dudo
ha de resultar de su agrado.
Después de tantos días empleados en buscar
sitio para nuestra definitiva residencia, hemos
encontrado y comprado al fin un gran terreno
(cerca de 50.000 metros cuadrados) donde podre
mos levantar un hermoso edificio y establecer
una colonia agrícola. Nosotros lo reputamos
como una gracia de S. José, en cuyo mes esta
mos, y que de tanto en tanto sabe dispensamos
algunas de sus larguezas.
Y en realidad, encontrar en menos de quince
días y en la ciudad, un lugar adaptado á nuestro
fin, de Escuela de Artes y Oficios y Agricultura,
es una gran cosa,
Y a en el local arrendado hemos instalado las
clases, tenemos un buen número de jóvenes que
promete irse aumentando cada día.
Bendiga, amado Padre, esta casa, á nuestros
carísimos hermanos, y en especial á mí que,
saludándole afectuosamente, me repito su afmo.
hijo q. b. s. m.
r i P i A r n QAXTTTMT7T t t
Poro. saUztano.
Cuzco-Perú, 15 Mano 1905.
O X )X > c o X X 3
i!
- 'p
'i'i
RACIAS
de María Auxiliadora
JSlós teiicfnos la persuasión de que, en las vicisitudes dolorosas de los tiempos
que atravesamos, no nos quedan más coftsuelos que los del Cielo, y entre éstos,
la poderosa protección de la Virgen bendita, que fu é en todo tiempo el A uxilio
de los Cj'istianos.
Pío X.
M aría, M adre de los pobres.
Aunque indigno, quiero tener la dicha de
registrar un episodio en la historia inmensa de
las glorias de María Sma. Auxiliadora.
Hace pocos minutos que me llamaban á casa
de un tal Pedro Palacios, quien, apenas me
hubo saludado, « Padre, me dijo, dígnese
aceptar esta pequeña limosnita, que he ofrecido
á María Auxiliadora por un favor obtenido ».
Y al mismo tiempo me alargaba una peseta,
que había prometido dar á este seminario de
Atocha, que como todos saben, es bien pobre
de recursos.
El agraciado me contaba el hecho de esta
manera. — Tenía á misdos hijos gravemente en
fermos, y no podiendo ir á llamar un médico
á la ciudad por no tener con que pagfarle,
acudí á María Auxiliadora para que fuese ella
su médico y su boticario, todo á la vez. Mis
ruegos fueron escuchados, pues, casi instantá
neamente mis dos hijos empezaron á mejorar,
y al cabo de pocos días (muchos menos que
los que se hubieran empleado con una cura
ti.
diligente) recobraron su primitiva y buena
salud. Ahora cuinj>lo lo prometido á nuestra
Madre y Auxiliadora, dando esta pequeña
limosna.
P a b l o V a l l e , Pbro.
Atocha (Ecuador), 10 de Marzo de 1905.
U n a m edalla de M aría.
flace algunos días, luí llamado á la cabe
cera de un enfermo, renitente hasta entonces
y obstinado en rechazar los auxilios de la
Religión. El celoso Párroco del lugar, que
quiso prestarle sus auxilios, había sido brusca
mente rechazado; un Padre Jesuíta que, con
la unción que les es propia, intentó lo mismo,
no había sido más afortunaclo. Hallábame por
casualidad en aquellos contornos dando un
paseo con mis alumnos, cuando me refieren el
hecho. Acudo entre esperanzado y temeroso,
y desde la primera visita me persuado de que
los protestantes habían arruinado aquella alma,
adornada por otra parte de bellas cualidades.
Mi trato, que procuré fuera amable, lo con
movió hondamente, y me captó su simpatía;
-
178 ~
empero no daba esperanza ninguna; á mis
observaciones respondía con frialdad: « Dios
es bueno y su culto es espíritu ». Por manera
que no admitía ni los Sacramentos, ni el culto
de los Santos. Por la noche volví, y logré me
aceptara la medalla de María Auxiliadora y
del Sagrado CorazAn. A l día siguiente en mi
visita matutina observé que tenía delante un
cuatlro del S. Corazón. Sin embargo, ni en
ésta ni en las tres visitas siguientes logré con
vencerlo del todo. El tiempo urgía: la recia
enfermedad que le había ya destruido el pulmón,
el corazón y demás visceras, amenazaba llevarlo
de un momento á otro á la tumba, y además
nosotros debíamos tornar á casa. Toniéle la
fría mano para despedirme, diciéndole con
llanto: « Amigo mío; ha despreciado V. ebdón
de Dios ». Miróme con aquellos ya moribun
dos apagados ojos, dos lagrimones rodaron por
sus mejillas, y con acento de profundísima triste
za. me dijo: « Padre, le doy las gacias por la
bondad que ha tenido conmigo; pero no puedo
complacerlo, no me confieso : ruegue por mí ».
Partido el corazón, abandoné la casa. Corrí á
la iglesia, y dije á María: « Tú que eres la
madre y el auxilio de los cristianos, no dejes
perecer esta alm a; ve que lleva tu medalla;
por los méritos de tu siervo D. Bosco, obténnos del Sagrado Corazón la gracia: yo
publicaré tus glorias ». Monté á caballo, y
triste, pero lleno de confianza, torné á casa.
Tres días después, recibía de la familia este
telegrama: « Confesóse, murió ».— Agradecido,
publico la gracia. ¡Bendita seas, Madre amada!
R
F ie r r o
l’ bro. Salesiauo.
odolfo
Mosquera (Colombia), Enero de 1905.
¡Qué buena es M aria l
Cumplo con el sagrado deber de gratitud á
la Sma. \ ’'irgen María Auxiliadora haciendo
¡niblicar en el Boletín Sixlcsiano el favor que
coiuadió á mi hijo Julio, librándolo de una
muerte cierta é inmediata, en los días i i y 12
del pasado diciembre. K1 niño sufría de una
fuerte desintería, tanto que el médico creyó
cercano su fin. Llena de angustia me postré
ante la imagen sagrada de María Auxiliadora
pidiéndole me concediera la gracia de aliviar
á mi hijo de tan terrible mal, empezando in
mediatamente una novena. Siento no poder
hacer una clara explicación de los sensacionales
detalles de tan hermosit trancisión; no había
aún terminado la novena, cuando el niño em
pezó á mejorar.
Agradecida de esta gracia, doy mil pesos
para celebrar una misa en el altar de María
Auxiliadora y deseo se publique esta gracia
en el Boletín Salesiano para mayor honra y
gloria de Dios y de su Sma. Madre, para que
recurran á ellos todos los afligidos, seguros de
que encontrarán alivio en sus penas y consuelo
en sus amarguras.
M
ercedes
de
P ia n e t a
Cooperadora.
Soledad (República de Colombia), 6 de Enero de 1905.
M aria todo lo puede.
Hacía cuatro largos años que una aguda
enfermedad venía consumiendo por grados ini
medio gastada existencia y la exigua fortuna
que Dios me concediera.
En balde consulté á muchos médicos y probé
de aliviarme con mil medicamentos y cuidados,
por que nada era bastante para calmar mi do
lencia.
Un hijito mío, presentemente educado en
las Escuelas Salesianas de esta Capital, teme
roso de quedar antes de poco sin madre, me
encomendó al auxilio de María que todo lo
puede, haciendo una novena para obtener mi
curación. Cuando ésta llegaba á su término
comencé á sentir mejoría; encontrándome en
este momento casi curada del todo.
Por tan señalado favor, yo y toda mi fa
milia damos gracias á María Auxiliadora, pro
metiendo eterno agradecimiento á la poderosa
Auxiliadora de los Cristianos.
R am ona C asan o va.
Valencia (España), 17 de Octubre 1904.
Confianza en María.
Siempre que lie acudido á la Reina de los
Cielos nunca ha dejado de socorerme.
Padeciendo un hijo mió de convulsiones y
teniendo que ir á tomar los baños que el mé
dico le liabia prescrito y no pudiendo acom
pañarlo, mis apuros fueron grandes temiendo que
durante el viaje se le repitieran los ataques que con
frecuencia solían darle; no sabiendo que hacer
en tan grave apuro para una madre, lo enco
mendé á Maria Auxiliadora poniéndole una me
dalla al tiempo de montar en el tren, y María
Santísima oyó mis súplicas, pudiendo llegar mi
hijo sin contratiempo alguno, por lo que le
doy mil gracias.
También he recibido otra gracia de la Reina
de los Cielos.
ir
— ^79 —
Una hermana mía cayó enferma de pulmonía;
encontrándose sola y siéndole imposible avi
sarme, se encomendó con todo su corazón y con
gran fe á María Auxiliadora, prometiendo, si le
concedía la salud, publicarlo en el Boletín. Fué
escuchada su súplica, pues al día siguiente, pudo
dejar el lecho, sin haber tomado medicamento
alguno: por lo que tanto mi hermana como yo,
damos mil gracias á la Santísima Virgen.
A ruegos de la agraciada lo hago público.
M a RIAN.\ VEL.AZQUE2
S eiilla (España) lo de Marzo, 1905.
Loor a María.
En Enero del año pasado acometióme una
enfermedad g ra v e ; fui asistida por los mejores
médicos de León. En mi vida había sentido
lo que entonces; creía estar dañada, pues tenia
los sudores nocturnos, dolor al pecho y las
espaldas. Mi familia ponía los medios posibles
por curarme de tan cruel enfermedad. Y mi vida
sólo era llorar. En tan triste situación aconsejóme
una Señorita implorase el auxilio de María; cosa
que hice,- con gran fe. Mandé celebrar una misa
cantada en su capilla, después de haberle rezado
su novena. Empecé á visitar la imagen de María
en su capilla y á medida que aumentaban las
visitas, mayor alivio sentia en mí enfermedad.
Prometí publicar la gracia, y como estoy casi
sana, lo hago, alabando una y mil veces á María
Auxiliadora, deseando que todo el mundo la
venere.
E m p e r a t r iz S a l a m a n c a .
Chinandega (Nicaragua) Febrero, de 1905.
M a lla A uxiliadora la curó.
En el mes de mayo, del corriente año, empezó
á sufrir de una afección en el bazo, mi hijita
María, de cinco años de edad: enfermedad que
contrajo en las costas del Norte de esta misma
República. La enfermedad tomó proporciones
tan alarmantes, que los facultativos dudaban so
breviviera, pues además del acceso del mencio
nado órgano se había desarrollado una malaria
que la tenía postrada, por cuya razón su preciosa
existencia se hallaba al borde de la tumba.
Llevaba ya más de tres meses de sufrimiento,
y en medio de mi tribulación pedí á María
Auxiliadora, Reina de los Cielos y protectora
de la humanidad, unos días antes que el facul
tativo pusiera manos en mi enfermita, que me
la devolviera á la vida guiando la mano del ci
rujano. En efecto, dos días antes de la operación
o:'reci á la Santísima Virgen que la haría su de
vota, que le rezaría su novenario y daría una
limosna publicando tan señalado favor en el
BoUfín SaUsiano como testimonio de gratitud.
Todo esto fué en la víspera de la operación; pues
el facultativo Doctor Don Emilio Lacayo, no
garantizaba la vida. Se llevó á cabo la operación
extrayéndosele como un “ litro de pus ” ha
biendo resistido la pacientita despierta tan di
fícil como dolorososa operación, con asombro
de muchas personas; pues se vela que una mano
invisible protegía y sostenía á mi querida hijita
y guiaba la cuchilla del facultativo. L a enfer
mita se encuentra actualmente gozando de buena
salud. Loor á la Reina del Cielo y de la Tierra,
que cuida de sus devotos hijos.
F
e l i c it a s d e
V
il l a v ic ie n c io .
San Marcos (Nicaragua) 25 de Noviembre de 1904.
M aría A uxiliadora siempre n os escucha.
Desde que la Comunidad de RR. PP. Salesianos se estableció en esta Ciudad, yo me
hice uno de los devotos de la Reina de los án
geles, María Auxiliadora.
Siempre que le he pedido alguna gracia, Ella
me la ha concedido, y ahora voy á publicar una
que ha pocos dias me concedió.
Se hallaba mi pobre padre gravemente enfermo
de un fuerte ataque de gripe que degeneró en
pulm onía; y viéndose los facultativos sin espe
ranzas en las medicinas, mandaron le fuesen ad
ministrados los Santos Sacramentos que con
sumo gusto él recibió: terminado tan comovedor acto, yo me dirigí á la Iglesia de Nuestra
Señora del Carmen donde reside dicha comu
nidad y me arrodillé á los pies de María A u xi
liadora, pidiéndole la salud para mi pobre pudre,
prometiendo si me lo concedía mandar decir una
misa en su altar y le hacer la devota novena
que el R. P. Director de dicha Comunidad me
dijo que Don Bosco acostumbralju á recomendar
á los devotos de María. Doy gracias a María por
la gracia que acaba de concederme, y al mismo
tiempo al siervo de Dios Don Juan Bosco que
también me ha escuchado en las súplicas que le
hice.
M a n u e l C asau bon S o l a n o .
(Sevilla) 5 de Diciembre de 1904.
Dan tambiéo, coa toda la efusión de su alma, gradas
á María Auxiliadora y envían una limosna:
Alboraya(Valencia-España) — A . B., por un favor
señalado obtenido de .María Aux.
Barcelona (España) — Marta Caridad Rodríguez,
hace público su agradecimiento, por haber obtenido
de tan buena Madre una señalada gracia.
Bélgida (\'alencia-España) — Remigio Valls envía
al Oratorio de S. Antonio varias limosnas que le
fueron entregadas por algunos devotos agradecidos
á ^Í3ría .Aux. por favores obtenidos.
Betijoque (Trujillo-V'enezuela) — José M, CasUllano: Doy infinitas gracias á Maria Aux. porque.
i8o —
Ibídem — Julio Ramírez. — En Mayo del año
con su poderosa intercesión, ha librado á mi hija
pasado, encontrándome en situación apurada y des
Euricia de Jesús de una tenaz enfermedad que le
ponía en peligro la vida, y exhorto á todos los lec pués de probar todos los medios para salir de ella,
recurrí con fe y confianza á María Aux. A los pocos
tores á esperar y acudir en el poder Maria.
dias mis súplicas habían sido escuchadas, aun en
Burgadá de Monsolí (Gerona-España) — José
Sarral da gracias á Maria Aux. por un favor al más de lo que yo esperaba.
Talca (Chile) — José
Roco: Mi hija enfermó
canzado.
gravemente en el campo y no sabiendo que reme
Caracas (Venezuela) — Isabel II. de Rodríguez,
dios darle, acudí á Maria Aux. prometiendo una
agradecida por dos especiales favores obtenidos.
misa y una limosna. Mejoró mi hija sin remedio
Conqueruda (Sorin-Espafia) — Don Juan López
Alonso: Encontrándose una hermana mía en grave
alguno y el día siguiente se encontró perfectamente
peligro, acudí á Maria Aux. ofreciéndole una li sana. Agradecido cumplo lo prometido. — Carlota
T. de G. Doy gracias á Maria Aux. por favores
mosna y publicar la gracia: desde entonces mejoró
que se ha dignado concederme.
notablemente.
Valencia (España) — A . M. Coop. s a l.: Encon
Cuart de Poblet (Valencia-España) — Concepción
trándome en momentos de angustia por tratarse de
Jimeno da infinitas gracias á Maria Aux. por tres
un asunto de honra é interés, acudí á María Aux.
favores obtenidos.
Gerona (España) — Una devota de Maria Aux.
ofreciendo mandar decir una misa y publicar la
gracia : mi plegaria fué benignamente escuchada y
por varios favores recibidos, manda una limosna
yo cumplo gustosa lo prometido.
que prometió.
Ibídem — Francisca Turio; Tenía en el pie, desde
Ibídem — Engracia Falgues y su hija Angela
hacia mes y medio, una herida que me producía
mandan celebrar una misa en acción de gracias á
horribles dolores, especialmente cuandp el médico
María Auxiliadora por haberles alcanzado la salud
me.lo curaba. Viendo en el B o l e t ín las gracias
en una enfermedad que padecían.
que Maria Aux. concede á los que á Ella acuden,
— Carmen Fible y Ferrer da gracias á Maria
empecé una novena, y al séptimo dia empece á
Aux. por un favor alcanzado y remite una limosna.
sentirme mejor y hoy estoy perfectamente curada.
Gigante (Colombia) — D . Manuel M'‘ Rada Pbro.
— Francisca Sanz ofrezco dos misas y un ex-voto
rende testimonio público de gratitud á Maria Aux.
por un favor recibido. — Milagros Ribera: tecienpor un señalado f^avor obtenido mediante su pode
do á un hijo con fuertes calenturas, coloqué sobre
rosa intercesión, y hace votos al cielo por que el
culto y devoción de su Divina Bienhechora, tome
el enfermo una estampa de María Aux. prometiendo
una limosna y publicar la gracia si sanaba. Mí es
cada dia mayor incremento en el pueblo cristiano.
peranzas no fueron frustradas: al poco tiempo el
Granada (Nicaragua) — Josefa Dolores Montiel,
niño se halló perfectamente curado.
da gracias á Maria Aux. por un favor recibido. —
Vinces (Ecuador) — Juan León y Montiel, da pú
Francisca de Veividea (de Masaya), por una gracia
blico testimonio de gratitud á Maria Aux. por haber
alcanzada.
curado instantáneamente de un fuerte cólico que
La Plata (R. Argentina) — Alberto Berretla Rojas
no había podido curar la medicina. — Carmen Arias
agradecido á nuestra bondadosa Madre Maria Au.x.
V. de R. y Severo Rodríguez dan gracias á María
por varios favores recibidos.
Aux. por favores recibidos. — Manuela v. de PiManagua (Nicaragua) — Maria Mercedes Zabala
da gracias á Maria Aux. por haber recobrado la meniel, Mercedes de Morán, Rosa Ester Pimentel,
Onésimo Fuentes y Benjamín F . de Donoso, agra
salud. — Guadalupe Espino, por haber obtenido la
decidos á Maria Aux. por favores recibidos, envian
curación de varios males que padecía. — Teresa
Sandoval, por haber obtenido de Maria Aux. que
una limosna,
su hermano sanara de una pulmonía.
Súplica á María Anzllladora.
Ibldem — Juliana l'illalfa de González, Aurora
Ramírez, Isabel Medal y Lorenzana de Ramírez
Un excelente Señor de Buenos Aires se reco
dan público te.stÍmonio de gratitud á Maria Aux.
mienda á las oraciones de todos los lectores para
por especiales favores obtenidos.
alcanzar de Maria Aux. una gracia especial que
Murcia (España) — Alejo Molina Márquez, agra
necesita.
decido á Maria Aux. por haberle obtenido un favor
señalado, da una limosna para su culto.
N. B. — Suplicamos encarecidamente á los agra
Palafrugell (Gerona) — D. J. F., da gracias á
ciados, se sirvan indicar con claridad, su nombre y
Maria Aux. por un favor recibido de tan piadosa
apellido, y el pueblo, provincia y nación de su resi
Madre.
dencia. Si la cualidad de la gracia exige que se
S. Juan de Dios Dados. (Costarica) — Gertrudis
Murcia, Procesa Valverde, José JA López, Rafaela,
conserve el incógnito, sírvanse advertírnoslo y pu
Manuel y Rafael Monje agradecidos á Maria Aux.
blicaremos sólo las iniciales ; pero necesitamos sa
por favores obtenidos envian una limosna para su
ber la proveniencia precisa de las gracias para
culto.
poder responder de su autenticidad. Es cosa que
Sort (Lérida-España) — José Viros, por favor
vivam en te recom endam os.
recibido de Maria Aux. doy una limosna.
San Clemente (Chile) — Luisa Miranda y Gre~
gorio González dan gracias á Maria Aux. por haber
alcanzado lo que pedían.
— i8i —
IMPORTANTE PUBLICACIÓN
S U S A N T I D A D P IO X ha autorizado á la Librería Salesiana de Turin para publi
car la edición oficial del L I B E R G R A D U A L I S reservad a á la T ip o gra fía V atica n a.
L a edición, con las notas m usicales de Solesm es, y de goo págin as de texto, re
sultará ex p lén d id a— E l precio es de 6 liras (al cambio de 31 ^,'0 con 7,86 plus) — Saldrá
á la luz dentro de pocos m ese s: pero suplicam os se hagan los pedidos con anticipación:
de este m odo se contribuye á cubrir los gasto s que la L ib rería debe hacer para
publicar esta E d ición oficial.
D irigirse á : L a L ib rería S alesiana - Cottolengo 32 - T u rin - Italia.
■ jé><rTT-a<v-Tr:>^vróra<vr(vro:><vc (>~><ycQ~>o<^xnr>0«c<>< oX>g: o X>c: o c orxyc o XX: o -i»0«co>0^o:xVi
ROÑICA SALESIANA
TURÍN — Fiesta solemne de María SS. Auxiliadora en
el Santuario de Valdocco. — Grandiosa é imponente,
apesar de la inclemencia del tiempo, resultó la fiesta
de María Auxiliadora, que siempre, pero especial
mente desde la solemne Coronación de su bendita
Imagen, ha revestido gran aparato y acompañado
particular fervor. Cada año se nota mayor afluencia
de fieles y peregrinajes, mayor intensidad de fervor,
mayor suntosidad en las funciones.
La fiesta fué precedida por un devoto mes, co
menzado el 23 de Abril, Pascua de Resurrección. El
mes de María Auxiliadora no es más que el mes
de las flores, con su mismo fervor, sus mismas
funciones, y la misma frecuencia de fieles, solo di
fiere de aquel en que empieza una semana antes
para terminar el día 24 de M ayo, solemnidad de
María Auxiliadora y se concluye con una solemne
novena.
Devoto, pues, y solemne transcurrió el mes ben
dito de María Auxiliadora, en el Santuario de Val
docco que por la mañana y por la tarde se veía
lleno de fieles. La función diaria era doble: por la
mañana á las 5 y media, por la tarde á las siete,
ambas con sermón y Bendición con S. D. M. La
frecuencia de los fíeles á los sermones dió conso
ladores resultados, pues aparte de la piedad de
lodos, las Comuniones fueron numerosísimas; más
de treinta mil se distribuyeron durante el mes, á
las que si añadimos diez mil del dia de María Au
xiliadora y dos siguientes, nos da el número de
más de ¡cuarenta mil comuniones!
En medio de tanta afluencia y fervor de los fieles
llegó la solemne Novena. y apesar de que parecía
imposible pedir más piedad y asistencia, por la
mañana el Santuario no sólo se llenaba durante la
función, sino que seguía lleno hasta tarda hora de
almas hambrientas del Pan de la vida, mientras
que p>or la tarde la elocuente y viva palabra del
M. Iltre. Sr. Stelluti-Scala enfervorizaba á los nu
merosos oyentes que asistían á las funciones.
£1 dia 17 se celebró solemne conmemoración de
de la Coronación Pontificia, interviniendo el Exctno.
Sr. Spandre, Obispo Auxiliar de la Diócesis. La vís
pera de la fiesta, tanto á la conferencia dada por
el Dr. D. Pedro Gallo S. S., como á las primeras
vísperas pontificadas por el Excmo. Sr. Cástrale,
Obispo tit. de Gaza, acudió al Santuario inmenso
pueblo. ¿Qué diremos del espectáculo, que de.spués
de las sagradas funciones, la noche de la víspera y
la siguiente, presentaba la plaza del Santuario,
espléndidamente iluminada hasta tarda hora! Cán
ticos de júbilo, plegarias é himnos se iban repitiendo
sin cesar ante la S. Imagen, mientras que fuera
un immenso gentío se solazaba contemplando la
iluminación de la fachada y de la cúpula.
El dia 24, festividad de María Auxiliadora el .San
tuario se abrió á las 3 de la mañana. Desde las 2
de la mañana hasta las i i se'celebraron continua
mente misas en los 13 altares del .Santuario. A las
5 í|2 el R. P. Rúa celebró la primera Misa <ie la
Comunidadd : á las 7 el Exmo. Cird. Agaslín Rlcbelmy
celebró la segunda: á las 10 pontificó el Exmo.
Sr. Cástrale, obispo tit. de Gaza y antes del olertorio pronunció un hermoso y elocuente panegírico
el M. Iltre. Sr. Stelluti-Scala. Dc.sde la madrugada
hasta muy avanzada la noche el templo estuvo
siempre concurridísimo. El tiempo lluvioso y cu
bierto impidió la solemne procesión que se proyec
taba después de las Vísperas pontificales, pero con
todo las manifestaciones de fe dentro del Santuario
continuaron con no interrumpido fervor.
De todas las provincias de Italia, especialmente
del Norte, el dia de la solemnidad y en los suce
sivos, llegaron numerosos y devotos peregrinajes
que se turnaban en las funciones del templo y que,
dada la variedad de los peregrinos, daban al San
tuario un aspecto nuevo y hermoso.
AI terminar esta breve reseña de la festividad
de nuestra Augusta Patrona, damos gracias á la
Divina Providencia por el desarrollo portentoso de
esta devoción y suplicamos á los Cooperadores que
no se cansen de predicarla y propagarla, pues Ella
-
i 82
es el signo dendito de nuestra bandera y Ella es
nuestra defensora en las batallas de la vid a : la dul
císima, la augusta Madre de Dios, María Auxiliadora.
Por España
GRATA
VISITA
En VILLAVERDE DE PONTONES (Santander). — Esta
Itispectoria Céltica está de plácemes por la gratí
sima visita de nuestros amados Superiores, el
sei\or Don Felipe M. Rinaldl y el Sr. Don Luis Rocca.
I Cuánto aprecio, amor y entusiasmo por D. Bosco
y su digno Sucesor despierta la presencia de tan
distinguidos personajes 1 Doquiera llegan, se ganan
las simpatías y se roban los corazones de todos.
I.os dias 6 y 7 de Marzo la casa de Villaverde
tenia la grande dicha de albergar á los venerados
visitadores. Entre recibimiento, academia, cantos y
músicas, discur.sos, conferencias públicas y priva
das, las horas pasaron tan rápidas como instantes.
Todo pasa aqui bajo ; ma.s el recuerdo de esta vis iu quedará profunda é indeleblemente grabado en
nuestros corazones.
CARAÜANCHEL (^íadrid) — En e! Seminarlo del Sa
grado Corazón de Jesús. — Nos comunican : Cuando
nos enteramos de la próxima venida de nuestros
amados superiores, Rdo. Sr. Don Felipe M. Rlnaídi
y Kdü, Sr. Don Luis Roca, impo.sible es describir el
júbilo cpie inundó nuestros corazones. Superiores y
alumnos de este novel seminario salesiano, desea
ban por momentos estampar ósculos de amor y
gratitud en las manos de D. Felipe M.“ Rinaldi,
<|iie por tantos años fué el oráculo y esforzado
campeón entre los Salesianos de esta nuestra ben
dita l-)spafia, y de D. Luis Rocca que aun no te
níamos la dicha de conocer.
El 10 de Marzo á las 7 de la tarde entraban di
chos Sres. en este oasis del Sagrado Corazón de
Jesús y María Auxiliadora, en medio de las más en
tusiastas aclamaciones de Superiores y alumnos,
más bien que como subordinados como amantes hi
jos (]ue no podían contener el corazón en el pecho
<le alegría, formando en su derredor apretado grupo
para besar sus manos y escuchar de sus labio.s
sabias y cariñosas palabras llenas de la dulzura de
los justos. Los acompañaba el muy Rdo. .Sr. Ins
pector de la provincia Hética. Bajo hermoso cuadro
■ de María .Auxiliadora y frente al de nuestro venera«.lo padre. D. Bosco, que se halla en el centro de
la escalera que da acceso al segundo piso, senta
dos en modestos sillones para descansar un mo
mento, escucharon el tradicional .^ndiatno, romfxtg ni.,
cantado por todos con gran entusiasmo; después un
estudiante leyó una cordial y afectuosa bienvenida
A tan queridos huéspedes, la que fué ovacionada,
mereciendo cariñosa rc.spuesta de nuestro amado pa
dre D. Rinaldi. De alli pasamos á nuestra diminuta
capilla , en la que con apuros cupimos, entonándo.se solemne Te Deum.
El sabado n llegaron los Sres. Inspectores de
la Tarraconense y Céltica. Los Rdos. Sres. Don
—
Felipe M^. Rinaldi, D. Luis Rocca y los tres Ins
pectores celebraron durante este día dos conferen
cias que versaron sobre asuntos importantes de
especial interés para nuestra querida España.
El 12 á las 7,30 celebró misa de comunidad el
muy Rdo. Sr. D. Luis Rocca, durante la cual se
cantaron preciosos motetes. A las 10 ofició solem
nemente el muy Rdo. Sr. D. Felipe M». Rinaldi,
oyéndose suavísimas melodías de S. Gregorio, en
las que admiramos una vez más la unción de la mú
sica propiamente del cielo, en que con tanto gusto
y solicitud nos amaestra el dignísimo Sr. Director
de este Seminario.
Durante todo el dia, la más santa y cordial ale
gría reinó entre salesianos y novicios. |Bien podiamos exclamar: no hay más que un solo peiisaniiento
y un solo corazón !
A las 4 de la tarde los Rdos. Superiores asistie
ron á nuestro improvisado teatro, en donde se exhi
bieron pobres cortinas y otras cosas que se supo
nen ; esto por sobra de decoraciones. ¡ Ojalá hu
biese algún caritativo Cooperador que nos propocionara materia!,aunque usado, para nuestros ejercicios
de declamación ; le quedaríamos sumamente agra
decidos.
La función de teatro y velada no fué más que
una demo.stracíón sincera de amor filial. Bonito 3’
sencillo himno de ocasión dio comienzo á dicha
fiesta: nuestro amado P. Director pronunció sen
tido saludo, en el que presentó á nuestros muy
Rdos. Superiores á una selecta concurrencia de
este noble pueblo de Carabanchel. Acto seguido
se declamaron bellas composiciones en prosa y
verso. También representaron ios buenos adscritos el
precioso drama <lel R. P. Francesia, A d Golgotbam,
que fué magistralmente interpretado. Los mismos
representaron el bellísimo cuadro: E l llanto de un
Angel, de D. C. M-"^. Vidal. Terminó el acto con
hermosas palabras que dirigió á los circunstantes
el muy Rdo. Sr. D. Rinakli.
A las 7, después de los solemnes Vísperas, el
muy Rdo. Sr. D. Pedro Ricaldone pronunció una
hermosa plática, enforvorizando en gran modo á
estos buenos adscritos, dando también la bendición
con S. D. .M.
El Rdo. Sr. D. Luis Rocca puso término á este
hermoso dia, dándónos las buenas noches : nos pa
recía estar viendo y oyendo á nuestro buen padre
D. Bosco, ya por que nos hablaba el dulce idioma
italiano, >’a por la virtud que se reflejaba en su
rostro y palabras. Asi terminó este feliz d ia ; que
pocos tan dulces volveremos á ver.
El 13 celebró la misa de comunidad el Rdo. Sr.
D. Luis Rocca; después del desayuno nuestro que
rido Sr. D. Rinaldi, no sin antes haber hablado
con cada uno de nosotros en particular, nos dió
hermosa conferencia de despedida en la capilla;
terminada la cual marcharon para la casa de Ma
drid.
¡ Que pronto pasan estos hermosos instantes de
amor entre padres é hijos.
EN VIQO (Pontevedra). — Gratas horas de jú
bilo y alegría inmensa nos ha proporcionado la
venida tan suspirada y feliz de nuestros muy
amados y dignos Superiores, D. Felipe M. Rinaldi y D. Luis Rocca. Serían las 4 de la tarde,
cuando nuestro Sr. Director, en compañía de varios
bienhechores nuestros y numerosa concurrencia,
se hallaba en la estación esperando su llegada.
¡Qué satisfacción y consuelo hubo de experi
mentar el R. P. Rinaldi al cruzar las calles de una
ciudad que tan amada y conocida le era !.....pero
maj'or, mucho mayor consuelo sintió en su corazón
al verse rodeado de unos 200 niños que le aclama
ban frenéticos y entusiasmados, cantando un himno
de triunfo. Enseguida pasaron á nuestro salón de
actos. Formaban la presidencia D. Felipe M. R i
naldi, D. Luis Rocca, D. Pedro Cogliolo, D. Ramón
Zabalo nuestro Sr. Inspector, el párroco del Sdo.
Corazón y numerosos bienhechores del Colegio.
I-a escolanía interpretó lindamente 3 bonitos
números y los niños merecieron en la declamación
los mas calurosos aplausos. Al final D. Rinaldi
con frases impregnadas de amor
paternal saludó á todos y los ani
mó al mismo tiempo á la \-irtud y
al estudio.
El 23 de ila rzo pasó á la parro
quia del Sdo. Corazón, donde le
aguardaba numeroso gentío, á
quien dirigió una sentidísima plá
tica de amor y consuelo cual un
buen Pastor.
Hnalm ente' el 24 se despedía
de nosotros, dejando tan dulce y
grato recuerdo que jamás se bo
rrará de nuestros corazones.
183 -
meroso concurso de fieles.
Antes de las seis de la tarde el amplio salón-teatro
del Colegio se hallaba lleno de numerosa y distin
guida concurrencia.
La velada, comojtodos los demás actos celebrados,
fué presidida por el Excelentísimo Prelado, que
fué constantemente aclamado por los ahiinnos.
L a sección de declamación puso en escena una
comedia en tres actos que fué perfectamento iulorpretada.
En los intermedios el coro de niños cantó acer
tadamente algunos mimeros de música.
E l ilustrado director del Colegio, Don Jesús Carbailo dió á continuación una conferencia.
Empezó el virtuoso sacerdote dando las gracias
al venerable Prelado y á todos los que asistían A la
fiesta.
Después dijo que así como en una sociedad, en
determinadas épocas, se da cuenta á los socios del
SANTANDER (España) — Fiesta
de María Auxiliadora. — De « E l
Diario Montañés * cortamos :
Con extiaordinaria solemnidad
se celebró en el Colegio Salesiano
la anunciada fiesta en honor de
Cuzco-Perú - - Ruinas del templo del Sol.
María .Auxiliadora.
L a p a rte su perior ea un tem plo crittian o .
Por la mañana , á las siete y
cuarto, hubo Misa y Comunión de
estado de la misma, así los Salesianos, cumpliendo
Coo¡>eradores Salesianos y alumnos. Se acercaron
á la Sagrada Mesa numerosos alumnos, y entre
su Reglamento, tenían que dar cuenta á los coo
éstos más de veinte que comulgaban por vez pri peradores )• bienhechores de la obra de Don Bosco,
mera, convenientemente preparados por los Pade la marcha y estado actual de la institución.
drw Salesianos para tan sublime acto.
Relató los adelantos introducidos en la ense
ñanza con la implantación de las clases de imiRíca,
.Á las diez v media se celebró Misa solemne con
tfiolín, y dibujo lineal y de figura.
asistencia del Excelentísimo é Ilustrísimo Señor
Hizo notar el gran adelanto que representaba
Obispo de la Diócesis. Dijo la Misa el reverendo
Padre Romeo, S. J., superior de esta residencia.
la inauguración del gabinete de física é historia
natural, gracias á dos> ó tres cooperadores que con
Del sermón estuvo encargado el reverendo Padre
notable desinterés han contribuido á tan necesaria
Superior de los Carmelitas de esta residencia, que
pronunció una elocuente oración sobre la devoción
y útil mejoría.
Refiriéndose luego al estado de las obras del
á .^Iaría Auxiliadora.
nuevo edificio que para Colegio Salesiano se cons
El coro de alumnos del Colegio ejecutó admira
truye en el pasco del .Alta explicó las causas de la
blemente una preciosa Misa.
Después de la comida, la brillante banda de mú demora en trasladarse á aquel local, haciendo ati
nadísimas consideraciones sobre el asunto.
sica del Colegio interpretó escogidas composiciones
Terminó diciendo que los Salesianos se darán
y un magnifico Gramophom reprodujo hermosas
por satisfechos si sus trabajos corresponden á las
p i e ^ de canto, banda y orquesta.
constantes pruebas de afecto que reciben de los
-Á las cuatro y media tuvo lugar el ejercicio del
cooperadores.
Mes de las ñ ores; asistió nuestro venerable
Se puso después en escena una zarzuela que
Prelado, que al terminar dió la bendición al nu
— 1 S4 —
cantaron los niños con gran afinación.
Para terminar la velada, nuestro amadísimo
Prelado se dignó dirigir la palabra á los concu
rrentes.
Su Excelencia Ilustrísima, en brillantísimos pe
ríodos, felicitó por su obra á los Salesianos, excitó
á los niños á que continuaran tan útiles y sabias
enseñanzas y recomendó á los cooperadores con
tinuasen prestando su apoyo y protección á la
obra salcsiana.
Terminó autorizando al director del Colegio
para que en su nombre se repartiese á los niños
una merienda.
Entre la concurrencia vimos á los muy ilustres
señores Provisor, Arcediano y Arcipreste de la
Santa Iglesia Catedral y á otros respetables sacer
dotes.
Asistieron también á la fiesta los superiores de
los Carmelitas, Agustinos, Jesuítas y Pasionistas
de las Residencias de Santander.
No hay que, consignar que, conociendo el desvelo
de los Padres Salesianos por los niños que tienen
á su cuidado y la brillantez que revisten todas las
fiestas que organizan, salieron todos satisfechísimos
de tan agradable y simpática fiesta.
• **
Merece especial mención el gabinete de Física é
Historia natural inaugurado ayer.
Los trabajos y desvelos d d sabio director del
Colegio, el virtuoso y dignísimo sucesor del inolvi
dable Don Angel Tabarini, para conseguir tan im
portante medio de instrucción, se han visto coro
nados por el más lisonjero éxito.
A este feliz resultado han contribuido dos ó tres
cooperadores, cuyos nombres no citamos por no
ofender su modestia.
El nuevo gabinete es verdaderamente notable.
Está dotado de diferentes instrumentos de Física,
aunque no todos los necesarios, por lo caro que re
sulta un material completo.
También existen varios aparatos para el estudio
de la Química.
En Historia natural hay curiosísimos ejemplares.
De biología existe una completísima colección,
la mejor, quizá, do todos los gabinetes análogos.
En jv.meyalogia hay bastantes ejemplares y los
mismos niños en sus excursiones están comple
tando esta sección.
ICl gabinete, instalado perfectamente, fué \*isitadisimo. Durante toda la mañana el director
I’adre Carballo explicó detenidamente á los visi
tantes el objeto de los diversos aparatos.
Con seguridad (jue no ha de faltar á los Salesianos
ayuda en su mcritisima obra, para que el colegio
esté dotado de lo necesario para la enseñanza
y en breve se inaugure el nuevo local. Todos han
de contribuir á tan útil y provechosa labor que
reilvmda en beneficio de los pobres niños desemparados.
Es á lo que aspiran los virtuosos hijos de Don
Bosco. Todo por los pobrecitos niños.
E l bien que están haciendo en Santander es in
calculable. Las personas de nobles sentimientos,
que se interesan por el bienestar de sus prójimos
y por el progreso de su ciudad, no deben perder
de vista la obra de los Salesianos,
H oy se están tocando y a los beneficios de sus
desvelos y de sus sacrificios, que sólo Dios puede
premiar como se merecen.
LA PAZ (BoHvla)— Fiesta de S. José — Solemae
reunión. — Cortamos de « E l Comercio de Solivia »:
Brillante resultó la fiesta que el domingo tuvo
lugar en el Colegio de Don Bosco, festejando á San
José, patrono del Director, P. Reyneri.
El domingo, á las nueve, tuvo lugar la misa so
lemne, á la que asistieron diversas personas y mu
chos de los cooperadores de la Capital.
A l Acto literario celebrado por la tarde en el
salón dcl Colegio acudieron ilustres personajes.
E l Exmo. Sr. Presidente de la República honró
con su presencia la fiesta literaria-musical, llegando
á las 2 p. .. con su escolta, que estrenó un \dstoso
uniforme de parada.
Entre los asistentes, notamos á los Ministros
Capriles, Castillo y Pinilla ; al Cónsul Italiano se
ñor Torti, y á los señores H. Gutiérrez Presidente
de la Municipalidad, V. Farfán, R. Zapata, A. Iturralde, J. S. Machicado, Fresbítero Chávez, Ca
pellán de las Universidad, al Rector del Colegio
de San Calixto, y otros PP. Jesuítas ; al Provin
cial de la Merced con otros P P. de ese Convento,
Teniente Coronel Michel, Angel M. del Solar y á
infinidad de otras personas que sería largo enume
rar.
Los discursas, y poesías fueron aplaudidísimos.
Numerosos obsequios recibió el P. Reyneri como
demostración del cariño que ha sabido conquis
tarse en la Paz.
A l terminarse la función , el P. Reyneri, con
acento conmovido y frase elegante, agradeció la
manifestación de los e.x-alumnos, de los actuales y
de las diversas personas que habían concurrido
al acto.
— Los ex-alumnos, aprovechando la fiesta de su
antiguo Director, inauguraron entre ellos una socie
dad, para continuar moralmente vinculados al
establocimento en donde crecieron y aprendieron
los oficios de que hoy viven.
Felicitamos á los ex-alumnos Pazeflos por tan
acertada decisión: de estrecharse entorno á la ban
dera de D. Bosco que es bandera de paz, de tra
bajo, de religión, de adelanto.
TRELEW-CHUBUT ARfiENTlNA. — Colocación de la pri
mera piedra de un templo católico dedicado á María Sma.
Auxiliadora. — El lunes 3 del p. p. Abril, tuvo lugar
la colocación de la primera piedra de la Capilla ca
tólica del pueblo de Trelczv.
El tiempo favoreció la fiesta que fué concurridí
sima, hallándose presentes muchísimas familias de
Rawson y aquella localidad.
Aumentaba el brillo de la función la presencia
de la principal autoridad del territorio, que supo
sobreponerse noblemente á todos los obstáculos,
para contribuir con su prestigio moral al triunfo
de la verdad católica, que es también la Religión
del Estado.
-
185 —
Gracias á la buena voluntad y caballerosa cor
tesía del Sr. Capitán Hernández, el lugar de exca
vación en donde se debia hacer la función, estaba
sombreado por ,un espacioso toldo, con un artístico
contorno de banderas y gallardetes.
El Rvdo. Sr. Provicario principió dando breves
explicaciones del acto litúrgico, que se cumplió con
toda purvlualidad.
Con este acto, el terreno y el edificio futuro que
dan en propiedad y bajo la jurisdicción de la Iglesia
Católica, como cosa consagrada al culto.
,\1 bajar los Sres. Padrinos la piedra, habló bre
vemente y muy emocionado el Sr. Daleoso, quien
tuvo expresiones felices, como cuando dijo que se
alegraba del acto cumplido en el dia, no tan sólo
por representar un gran progreso de nuestra Reli
gión, sino que también porque á él se vinculaba
el nombre de una respetabilísima familia, la del
Sr. Ministro de Culto, Doctor Don Carlos Rodrí
guez Sarreta, que había aceptado el Padrinazgo.
Al terminar la función se hizo oir la palabra muy
oportuna y autorizada del Sr. Gobernador. « El hom
bre en la vida, dijo, ora y trabaja: del fruto de
su trabajo goza en esta vida y del fruto de su ora
ción en la eternidad...» La forma literaria y la ele
vación de los conceptos nada dejan que desear;
nos felicitamos por haberle oído y le agradecemos
el favor que ha hecho á todos concurrentes.
Echábamos en olvido, que fué extendida un acta
de la función, en que se hace constar que el tem
plo está dedicado á Ntra. Sra. Auxiliadora ; acta
que se firmó por las Autoridades, Padrinos y gran
mayoría de asistentes, y, que colocada y lacrada
en un tubo metálico, se bajó después con la piedra
en la excavación.
Los Señores representantes de los Padrinos fue
ron muy felicitados por el buen éxito de la fiesta
y por su digna actuación. Unimos nuestros hu
mildes parabienes á los demás, con los votos más
sinceros de que el templo católico de Trelów ,
dedicado á N. S. J. C. y á María Sina. Auxiliadora,
sea pronto una hermosa realidad.
fV.
.-j\
VARIEDADES
W \s^ óx\cos
MISIONES SA LESIA N AS DE L A PATAGONIA
L .\ IN D IA JU AN A
hasta hace poco en las afueras del pueblo
de \’iedma, centro de las Misiones del Río Negro,
tina india cristiana, muy vieja y casi ciega.
Practicaba poco ó nada las máximas de N. S.
Religión, vivía en la mas completa pobreza y era
conocida con el nombre de Doña Juana.
Después de las inundaciones de 1899, que todo
lo destruyeron, se vió agobiada de achaques y do
necesidades, basta faltarle muchas veces lo nece
sario para la vida. E^tas y otras causas obligabnn
á Doña Juana á ir muy á menudo al Cdlcgio de l;vs
Hermanas de María Auxiliadora, á pedir limasna.
Un día se presentó y dijo :
— 4 Hermana, yo ser muy ixjbre. dame yerbas
y harina, que yo también tengo que vivir. »
— Con mucho gusto. Doña Juana, lo contestó
la Hermana, pero yo desearía \*crla también siquiera
una vez en la Iglesia asistir á la santa Misa y reci
bir los Santos Sacramentos. ¿ No es acaso Ud. cris
tiana ?
— « Pá eso me llevo bien en mi casa. Que se con
fiesen no más las Hermanas : de mí Dios está con
tento y lo demás ¿pá que ? *
— Úd. me dice que se lleva bien, sin embargo, yo
sé que muy á menudo y apesar de su pobreza, ad
mite bailes, á la manera de los indios, en su casa, y
lo peor es que hay chicos, y son sus nietos, que
presencian esas diversiones peligrosas y.... eso no
está bien, mejor sería que Ud. les enseñara á cono
cer á Dios...
— «Vamos, hermana, como si no supiera cono
cer á D io s; yo hago eso pá que se críen alegres,
pué yo sé que si los cliicos están alegres, también
cuando grandes estar... y mejor. »
Otro dia entró en la portería del Colegio, y sin
llamar tomó asiento y se quedó muy tranquilla es
perando. Pasó por allí una Hermana y le dijo :
— ¿Qué se le ofrece, doña Juana ?
— « Espero la Hermana Teresa, pá que me dé
algo pá comer. »
— Mientras espera, puede Ud. ir á la Capilla (es
taba frente á la pwrtería) y hacer una visita.....
rezar....
— «¿Pá qué ? si yo medio c i^ a y a no veo á
Dios !»
_ Pero Dios la ve ciertamente á Vd., y si le
ruega, la escucha....
En esto llega la Hermana Teresa, encargada de
atender álo s pobres é instruir á las indígenas, yconociendo su grande ignorancia y su necesidad de
instrucción le dijo ;
— Y o desearía mucho que Vd. aprendiera á rezar,
siquiera un poquito.
.— < Y o ser vieja, ya no servir pá esas cosas, px)r
Dios, déjame hija, que cuando yo me muera, mi
alma volando, volando.... volando como los paja
ritos pá too.....»
Y hablándole la Hermana del juicio de Dios,
contestó ella :
— * Déjame, hija, esas cosas, no sirven pa vivir ;
mejor llevarse en paz, tener pá comer y cuando sea
más vieja, morir en la m ata como... Créeme hija,
yo ser v-ieja y saber mucha cosa. »
— ¡Y a veo lo que sabe ! p>ero como no puedo
sacarle de la cabeza esas ideas tan torcidas, per
mítame á lo menos una cosa, que yo sea su amiga
y -me prometa que cuando U^i* ®sté enferma me
llamará á su lado, y hará cuanto yo le diga.
Y ella (riéndose): — « Sí, hermanita, con tal que
me des la salud y algo pá comer. »
é
^ 1
— i86 —
— Sí, sí de cualquier manera procurarémos que
Dios le dé la salud. ¿Me quiere, entonces por su
amiga ?
— < Bueno, sí, sí. »
Venía cada semana á. la portería, repitiéndose
todas las veces las mismas escenas, más ó menos
serias ó ridiculas.
Un día, sintiéndose muy desfallecida— «áverhermanita, le dijo, si me haces la caridad de alguna
cosa, ando muy mal y no tengo ni pá un pucherito!*
— Iré á ver ^i hay algo para darle, entretanto
vaya Ud. á la Capilla y encomiéndese á la Divina
Providencia.
— «Hija, y a t e he dicho otras veces que yo soy
vieja y no sirvo pá esas cosas. *
— Bueno, bueno no se enoje, Doña Juana, vaya
sólo para ver una linda Señora ; es la Madre de
Dios y también Madre de todos los cristianos.
Y como el demonio la tuviera todavía ilusionada
dijo :
— «lAh! sí, ya veo que Vd me está engañando.
Soy vieja de esas cosas, yo sabe muy bien... y no
necesito que me engañen.... »
— Dios me libre de engañar á una pobre anciana
como doña Juana. Venga, pues, venga conmigo y
estará Vd. contenta.
La toma del brazo y casi á la fuerza, la hace en
trar en la Capilla, mientras ella seguía rehusándose
y gritando ; « yo no veo, yo no veo... yo... medio
ciega. »
No se hallaba nadie en ese momento en la iglesia ;
la Hermana, pues, la encierra dentro y la observa
sin que ella se aperciba.
La vieja, como atónita, se puso á mirar de un
lado á otro, de arriba á abajo ; por fin dió con la
grandiosa estatua de María Auxiliadora y exclamó :
fl .\h ! ah!., ahí está... »
No pudiendo distinguirla bien, se iba acercando
siempre más y más hacia el altar ; cruzó la balaus
trada, subió las gradas y colocóse sobre la tarima.
D ^ de allí miraba, la pobre, de hito en hito la estatuadeM aríaAuxiliadora: y hablando en indio, pare
cíame que dialogaba con una persona, sin que yo
nada comprendiera.
Lo que en esos momentos pasó con la vieja Jnana,
lo que vió y oyó. no pudimos saberlo por entonces.
Pasaron unos mc.scs sin tener noticias de ella,
hasta que un día vinieron ««as paisanas buscando
á la Hermana Teresa : y preguntándoles ella lo que
deseaban, contestaron :
— Vieja J uana estar enferma mucho en el campo,
ahora venir al pueblo, e.star en cania muy enferma,
pedir Hermana amiga suya.
— Pobre Doña Juana, cuidádmela mucho,llamad
al doctor y dadle remedios. Llc\’adle esta medalla
de María Auxiliadora, decidle que tenga fe en la
Virgen Santísima que la va á sanar.
I axs paisanas se fueron ; pero en el mismo día
\*ol\'ieron diciendo :
— La enfcnna quiere Hermana uimga suya... la
Hermana creyendo esto fuera para pedirle limos
na, la encomendó á las damas \'icentinas, que muy
pronto la socorrieron con carne y comestibles.
No siendo eso lo que más deseaba la vieja Juana,
volvieron otras dos ó tres veces, diciendo siempre
que la enferma quería á la Hermana amiga suya....
L a Hermana Teresa entonces presurosa fué,
acompañada por la portera del Colegio, que todos
conocen con el nombre de abuelita; y al entrar en
la choza de la vieja, le dice: buenas tardes, Doña
Juana ¿cómo está Ud.?
— «Hermana, yo tanto desear Vd.; vos faltar pro
mesa (y empezó á llorar) yo muy enferma casi mu
riendo, yo sólita al mundo, sólo vos amiga, y muchas
cosas tener aquí pa decir.... »
— Tranquilícese, pues aquí estoy, tenía esperanza
de verla muy pronto restablecida, por eso no vine
antes... Pero no se aflija. Dios la va á mejorar pron
to. Entretanto, dígame no más lo que tanto desea
ba contarme.
— « Hija, yo no voy sanar más, y me voy m orir;
por eso te llamé pá que me enseñes á rezar , con
fesar y ser yo también amiga de Dios. Si, hija, por
caridad, por amor de Dios, te pido enseñame, ya
todo vo y á hacer ; en la gloria te voy pagar. »
Con el mayor gusto : es lo que siempre de
seaba.
— Pero dígame una cosa, ¿cómo es que antes
no quería oir hablar de Religión y ahora tiene tan
tos buenos y santos deseos ?
— «¡Ah! sí, sí, todo diré como siento aquí (seña
lando el corazón).... aquella vez, vos me mandaste
ver aquella Señora, la Virgen Madre de Dios ; ah !...
me llamaba con la mano,... yo me acercaba, y Ella
siempre seguía Uámandome. Y o entonces no com
prender nada ; después yo siempre soñar con esa
Señora... Sí. sí, aquella Virgen linda, grande... muv
buena... y me dice siempre que me quiere mucho v
que si yo quiero ir con E lla tengo que ser amiga de
Dios, confesar, recibir aquí en mi pecho á Dió, rezar
pá hacer toda cosa bien.
— Y o contestar no saber... y ella : Hermana en
señar. Todo eso tener yo secreto aquí en mi cora
zón y creéme hija, yo contar verdad y no engañar. >
— No lo dudo, respondió la hermana, y asi
debe ser como Ud. dice. ¿No se acuerda Ud.
cuando yo la llevé á la iglesia, para ver á la SS.
Virgen, Madre de Dios, y le dije que también era
Madre nuestra ?
— «Es cierto, es cierto...»
— Una prueba ahora tiene Ud. segura de que
Ella quiere ser Madre y más tarde recibirla en la
gloria.
Y la pobre indígena insistiendo :
— «Sí, sí, pero pronto enséñame, pué yo ando
muy maU yo no voy sanar más. »
Conociendo la Hermana que la enferma estaba
grave, se apuró á enseñarla á recordar su vida pa
sada, á acusarse en la Confesión, para obtener el
perdón de Dios.
— Y bien doña Juana ¿quiereahoraqueledigamos
al Padre que venga ?
— « Si. sí que venga : yo todo puedo decir, así
Dios perdona... perdonar... yo vieja tener pecados
^•iejos, mejor Padre viejo, saber más, pám í mejora
Levantando al cielo sus manos trémulas, repetía :
¡Perdón Dios !... ¡Dios mió perdóname !....
Fué el Padre, y hallándola preparada, recibió su
confesión y le fueron administrados los S. S. Sacra
mentos....
IS 7 -
— Con que doña Juana ¿ahora está contenta?
— *Sí muy contenta; qué lindo, ahora soy hija
de Dió. Dió es mi Padre, y a no quiero saber nada,
yo espero aquí hasta que ÍDió me lleve con É l! ¿pá
qué tantas cosas ? Nada servir, nada ser, estar sólo
con Dios.
Mira, Hermana, deseo que vengas á menudo á
hablarme de Dió y de la Virgen Auxiliadora, y
asistirme cuando me muera.... »
Me olvidé una cosa pa decir al Padre viejo, y es
que me haga la caridad de comprarme el cajón y
enterrarme... como los cristianos...
— Bueno, yo me encargo de avisar al Padre viejo,...
y cumplirá con sus deseos.
A l día siguiente la pobre India Juana, rodeada de
algunas piadosas señom del vecindario y unas
pocas indígenas, trocaba su pobre y humilde choza
con las espléndidas y eternas mansiones del Cielo...
¡La infinita misericordia de Dios la había sacado
de un modo portentoso de las tinieblas de la igno
rancia, y nuestra buena Madre María Auxiliadora
la había librado de las pérfidas ilusiones del de
momo !.
tento y conmoción del Sumo Pont'fice. A prin
cipios del año escolar fué enviado á nuestro Co
legio de Frascati, en el cual se dedicaba con
empeño á los estudios.
Pero si de día en día su alma se iba encendien
do más y más en esios santos ]n'0]>6sitos, su saUul
desmejoraba,
y
una
enfermedad
lenta. }>cro
inexorable lo iba consumiendo hasta (jue el i r
del pdo. Mayo por la mañana espiraba en el
ósculo del .'“'eñor, dejando fallidas las esjieranzas
que todos habían puesto en él y en su porvenir.
Esta triste noticia causará sin duda gran cons
ternación, especialmente en Argentina, pero nos
es dulce esperar que el piadoso joven haya ya
comenzado en el cielo un poderoso apostolado
de oraciones y de intercesión ante el trono de
Ceferino liamuncurá
í^ e c o r d a r á n nuestros lectores dos preciosas
Ceferino N am u n cu ri.
cartitasdeCeferino Namuncurápublicadas
en el mes de Abril del año pasado, en las cuales
el joven hijo del primer cacique de la Patagonia
Dios en favor de sus paisanos, los patagones.
manifestaba ingenuamente todo el candor y
Ceferino Namuncurá será siempre un modelo
piedad de su alma. El buen Ceferino se venía
de piedad y de candor, un ejemplo luminoso dd
preparando al sacerdocio : llegar á ser sacerdote
poder de la religión en las almas sencillas y ge
y misionero de su patria, era el voto más ardiente
nerosas y un fruto precioso de las fatigas de
de su generoso corazón.
nuestros Misioneros.
Para secundar su vocación, el Exmo. Sr. Ca-
A los niños que le n este doloroso anuncio,
gliero, volviendo á Italia el año pasado, trajó
recomendamos que no olviden en sus oraciones
consigo al piadoso joven, para que, primero en
á este joven hijo del desierto y que imiten su
un Colegio Salesiano y después en Roma, se de
pronta y generosa correspondencia á las gracias
dicase tranquilamente á sus estudios.
del Señor.
Nuestro sentido pésame al anciano y valoroso
Los primeros meses de su permanencia en
Italia, Ceferino los pasó con gran contento suyo,
á la sombra del Santuario de María Auxiliadora
y de la tumba de D. Bosco, en Turín. En sep
tiembre del año pasado, fué recibido en audiencia
por el Padre Santo, y en aquella solemne cir
cunstancia renovó su propósito con gran con
Cacique Namuncurá y á sus parientes.
Repose en paz el alma del bueno y querido
Ceferino.
A. d. C
— i88 —
Bibliografía
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■ expresa el objeto de este precioso libro en los úl
timos hermosisimos versos de su introducción :
Es muy pequeño para tí este mundo ;
Remóntese tu aliento soberano:
Y , arrebatado eii éxtasis profundo,
Canta á Dios, todo amor, vate cristiano.
La mayor parte de las poesías son religiosas y
todas las demás morales; émula de D. Cayetano
p'ernández, la musa cristiana del Sr. de la Cuesta
canta la fe, la virtud, á Dios y á María en sus
hermosos versos.
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la .S. Escritura sobre las verdades eternas, glosadas
y explicadas con verdadera maestría y unción, que
á lo santo y útil del objeto une lo vario y agra
dable de la forma, con poesías religiosas interca
ladas, de autores clásicos y hermosos ejemplos.
Muy recomendable á las almas piadosas que en él
pueden encontrar materia de meditación y buena
lectura.
Complemento de la Üufa Histórica ó Itinerario de la
primera PeregriHaeión í'aseonj>ada á Tierra Sjnta.
_Junta de la segunda peregrinación vascongada
ha tenido la amabilidad de remitirnos este comple
mento. bien redactado y lleno de eniditas y variadas
noticias v hermosos planos sobre P'emcia, Asta Me
nor, Cos/antiHOpla v Atenas.- cosaque agradecemos en
el alma, especialmente al Sr. Diputado D. José M*
Urguijo, alma v motor de esta grandiosa manifes
tación de fe española. Damos las gracias también
por el opúsculo del Apostolado de la Prensa Una
Semana Santa en Jerusalen que con el Complemento
de ia Guia nos han remitido. — Callar en vida y perdo
nar en muerte. Más largo es el tiempo que ia fortuna,
de Fernán Caballero — Conferencias infantiles á los
tiitlos de los Cooperadores Salesianos, por Aitrora
Lista — Consejos de todos colores y verdades de todos
sabores por D . Andrés Garriga, Pbro cura de Sta
Rosalía de Camargo; son los títulos de los tres
últimos opúsculos de las Lecturas Católicas, de Sarria
— Cada uno o’so ptas en rústica y 0*75 en tela.
Escuela Tipográfica salesiana. Barcelona-Sarriá,
apartado 175.
El nuevo escapulario Canónico del Sagrado Corazón de
Jesús y de la Madre de Misericordia.
¿Para qué, en esta época de tanta frialdad y egoísmo,
<|uiso Jesucristo Nuestro Señor dar A conocer esta devo
ción tan saludable de su Sacratísimo Corazón ?
No tuvo otro fin que el de encendemos en su amor y
hacernos comprender de una manera muy viva y expre
siva lo mucho que nos ha amado. •
Y , en efecto, nada más, poderoso para animarnos á
devolver, si cabe, amor por amor á nuestro adorable Re
dentor, que nos enseñar E l mismo su divino Corazón
fuente y símbolo de amor, herido de amor por norotros,
coronado con la cruz, rodeado de punzantes espinas y
trapasado por la lanza.
Llevando el santo escapulario del Sagrado Corazón de
Jesús y difundiéndole entre los fieles, cumplimos el deseo
más ardiente de Nuestro Señor, de ver su divina im ^en
sobre el pecho de todos sus siervos, según se dignó ma
nifestarlo á su devota la Beata Margarita María, y se
cundamos los anhelos de los romanos Pontífices y vene|rabies obispos, que nos exhortan encarecid^ente a
practicar la devoción del deifico Corazón, diciendo que
« en este divino Corazón, cual señal segura de futura
victoria, hemos de poner toda nuestra esperanza; á El
hemos de pedir, y de El hemos de esperar, los remedios
contra los males que agobian la sociedad actual y la sal
vación de todos los hombres».
Admirables son los frutos de esta devoción del Cora
zón de Jesús; las cartas de varios señores sacerdotes re
bosan de alegría al haber visto, por medio de este santo
escapulario, renovarse enteramente sus parroquias, desa
parecer la horrenda blasfemia, triunfar del respeto hu
mano los que antes no se atrevían á frecuentar la iglesia,
y volver A las pr.Acticas cristianas empedernidos pecadores.
¿Qué extraño, pues, que Dios Nuestro Señor se haya
dignado recomendar este insigne escapulario con mer
cedes extraordinarias, si no es otra cosa que el compendio
y recuerdo de la bondad del Salvador y de su Madre
Santísima y Misericordiosísima con nosotros, é incentivo
eficacísimo del amor que les debemos?
Todos trabajemos para arraigar muy profundamente
en nosotros mismos v en los demas esta tan preciosa
devoción al Sagrado Corazón y A María Purisima, Reina
y Madre de Misericordia, y nos haremos acreedores A
las tan consoladoras promesas de Jesús en favor de los
que propaguen esta santa y simpática devoción.
E l escapulario, con estampas para confeccionarlo con
forme al modelo aprobado por el Sumo Pontífice, con el
mismo librito que lo da A conocer, todo se halla de venta
en las priiicip.a1es librerías de Madrid, entre otr.ns las
de Henrique Hernández, Paz, 6, y viuda de Rico Pontejos. 8, S. José Arenal, 20.
I os saceitlotes religiosos v misioneros pueden, para
obtener la facultad de bendecirlo é imponerlo valida y
canónicamenie en España, dirigirse al reverendo padre
superior de los Misioneros Oblatos de Mana Imaculada,
Rafael Calvo, i. Madrid, ó Umieta (Guipúzcoa).
Los gastos son de i peseta 50 céntimos y 25 céntimos
más para el certificado. E l importe en sellos de Correo
ó libranza del Giro Mutuo.
Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica;
Gerente; JOSÉ GAMBINO.
Turín, T ip . Salesiana (B.S.) — V ia Cottolengo, 32.
-
Fecha
-
1905.07