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Título
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BS_1902_10
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Descripción
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Boletín Salesiano. Octubre 1902
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extracted text
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OLETIN
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SALESIANO i
ANO x x m
— N. 10
PU BUCACm MENSUAL
O CTU BRE de 1 9 0 2
ORE.MUS PRO PONTIFICE NOSTRO LEONB
OREMOS POR NUESTRO PONTIFICE LEÓN XIII
D om iuus coD servet eum , e t vivíficet eum , e t
b ea tn in fa c ia t eTiin in té rra , e t n o n trn d a t eum
in an im am inim icorum ejns.
E l Señor le conserve, y le dé vida, y le haga
feliz en la tierra, y no lo entregue en las manos
de sus enemigos.
S m C A B IO — S a l v e ................................................................. 257
Kezed el S o s a r i o ..................................................................... 250
D e XUKiaAS uision'ES. — }Jatto G^rosso (Bratil) — Keaqoén
Crónica S a l e s i a u a ......................................................................... S78
N e c n i l o g i a ........................................................................................2S2
M emorias biográfloas de Mona. L uis Lasagna . . . .
263
Im portantísim o . . . . ,
264
NuEBTBOS ORABÁDOe. — Bou B úa — San José — B l Calvario
— E l B edentor — Faobada do la Iglesia de S ta. C atarina
y M onumento A C risto Redoutor en Buenos A ires — Dou
F ranoiseo G a rd a A viléi.
(PatngTmiB)
.......................................................... 201
G ra d a s de M arta A uxiliadora
............................................. 206
Ntrcffrsa CORUE8FO>n)iNCiA.— E spaO a: Córdoba — Am é
ric a : B ahia(B raeiI) — BarranquillA(CoIom bia)—BabiaB lanca (A rgentina) — B uebla (Méjico) — Saragnro (£•
enador) — Conoepolón ( P a ra g u a y ) ................................... 200
o^
---------------------------
T^al es el saludo, que á impulsos de la gratitud é inmeuso júbilo, brota como
natural de los labios y del co
razón de todos los Salesianos y
Cooperadores.
Una fecha memorable nos mue
ve á este entusiasmo; un grato
recuerdo nos invita á tributar al
insigne Sucesor de D. Bosco, al
venerable y amadísimo D. Rúa,
■¿
la prenda de nuesti-o amor y ve
neración hacia su persona.
Por que es indiscutible, que
todos los que conocen á este
santo sacerdote le profesan un
amor y un respeto que todos, si,
lo sienten, pero las más de las
veces no se lo explican. Vosotros,
pues, los que conocéis al Sucesor
de D. Bosco, tributadle también
el homenaje de vuestra gratitud
i
— 25S —
y de vuestra admii'ación. El mes
de octubre de este año, nos pre
senta una ocasión propicia. Hace
50 años que en la pobre Iglesia
de la Yirgen del Eosario, el 1852,
en Becchi (pueblecito humilde
que recogió el primer hálito del
Fundador de los Salesianos) un
modesto joven recibía el hábito
de los soldados de Cristo de ma
nos del K. P. Juan Bertagna, hoy
Arzobispo de Claudiópolis. Era
la primera dominica de Octubre,
ñesta de la Virgen del Eosario.
Miguel Ella, que tal era este jo
ven, fervoroso y recogido se acer
caba al altar para recibir la hu
milde librea del Sacerdocio. Con
quistó aquel día la Iglesia un
nuevo defensor de sus divinos
derechos y (guiado y amaestrado
en la escuela de D. Bosco) ad
quirió la Sociedad Salesiana un
Aposto!, un amoroso Padre.
¡ Salve, sí, Padre amado, Pastor
celoso , Superior tierno, salve I
Tus hijos, henchidos de amor y
regocijo, te saludan en una fecha
para tí y para nosotros tan me
morable. Cinquenta años de in
vencible valor, cinquenta años
de heróico sacrificio por la causa
de la Iglesia y de T > . Bosco te
han merecido el amor y la ve
neración de tus hijos extendidos
por toda la faz de la tierra y de
Dios una corona inmarcesible de
eterna gloria. Quiera el cielo con
servar tu preciosa existencia lar
gos años, para tener la dicha de
llamarnos por mucho tiempo tus
hijos, quiera el Señor bendecir
tus incesantes trabajos, tus nu
merosas fatigas: que el reino de
Jesu Cristo se dilate, que nuestra
Congregación crezca á tu bené
fica sombra. Eecibe el humilde,
sí, pero ardiente homenaje que
te presentan tus hijos en el quin
cuagésimo aniversario de tu en
trada en la santa milicia de la
Iglesia; acepta nuestro amor,
nuestra adhesión, nuestra grati
tud. ¡Salve, Padre amante, Pastor
celoso. Superior tierno, salve I
1
r
— 259 —
l|g f-E Z A D
EL t^^OSARIO
'XZJ
Qne resucite j se encienda
la devoción del Santo Kosario
entre vosotros y vuestoras fa
m ilias. — D on B osco .
« Somos peregrinos que de la tierra
vamos hacia el cielo, y por más áspero
y espinoso qne sea el camino, no desfa
llezcamos, no nos desanimemos, no deje
mos en medio de las penas y fatigas, de
tender las manos suplicantes hacia María
y de decirle con la Iglesia: A ti suspi
ramos gimiendo y llorando en este valle de
lágrimas. Y María, que conoce muy bien
las debiliilades de nuestra frágil natura
leza, aunque en su paso i>or este mundo
no las haya experimentado, y que es la
más cariñosa y tierna de todas las ma
dres, ¡con qué benignidad y presteza no
se moverá para socorrernos y confortar
nos con su celestial virtud! Si caminamos
por el sendero, que Jesús con su sangre
y María con sus lágrimas nos han seña
lado, llegaremos sin duda consolados con
su gracia á gozar también de su gloria
sempiterna.
Y ya que en el Kosario de María se
contienen tan provechosa y maravillosa
mente unidos un excelente modo de
orar, un medio oportuno para conservar
la fe y una admirable serie de ejemplos
en todas las virtudes, justo es que todos
los verdaderos creyentes lo tengan cons
tantemente en las manos, en los labios
y en el corazón. »
Así nos exhorta la voz vigilante del
Papa del Eosario desde su prisión en el
Vaticano, así pondera la bondad de Ma
ría en socorrernos y la eficacia del Ro
sario para mover el corazón de María.
Si en el siglo X III fué el Eosario el
arma irresistible á que no supo rechazar
la heregía de los torpes albigenses, si
fué el talismán divino que encantaba las
almas y las enfervorizaba con el fuego
santo de la oración, si fué el estandarte
santo de los cristianos en aquella hora
de verdadera angustia para la Iglesia, si
fué la salvación del mundo entonces, no
dudamos los que tenemos fe, (¡ue en estos
tiemi)os no menos aciagos y difíciles, en
este siglo de incredulidad y de desprecio
á todo lo que lleva la marca de santi
dad, será también el Eosario de Muría
arma irresistible, talismán divino, estan
darte santo, y salvación segura de la afli
gida Cristiandad. Xo sin razón el Santo
Pontífice que como experto centinela cus
todia el alcázar de la Iglesia con esa
intuición que le da la experiencia, la
santidad y la inspiración divina, ])redica
todos los años esta santa cruzada: Re
zad el Eosario, es el grito con que siem
pre invita á sus hijos á la defensa de
sus derechos y de su fe. Rezad el Eosario,
repite, que es ))renda segura de salvación.
Rezad el Rosario, familias cristianas, y
encontraréis paz y bienestar en el santo
asilo del hogar, una paz que en vano pro
mete la civilización con sus pintados pro
gresos: Rezad el Rosario, creyentes, y
volverá á resplandecer aquella aurora de
concordia y de religión que nos alumbró
en mejores días. No escuchéis la voz ha
lagadora de los nuevos apóstoles del pro
greso, que califican de antiguallas nues
tras santas prácticas, que os invitan á
abandonar hoy la oración para obligaros
mañana á renegar de la fe, no escuchéis
la voz de la indiferencia, de la incredu
lidad que os halagan como amigos y
os venden después como traidores; escu
chad la voz del Santo Anciano, que lla
mamos Padre, escuchad su palabra que
os invita á rezar el Rosario. Constantes,
inmutables como nuestro Dios que no
muda, sigamos las tradiciones y legados
de nu^tros creyentes mayores que sin
tanto vapor, sin tanto adelanto fueron
más felices i>or que rezaron más.
¡Oh tiempos aquellos de nuestra fe!
¡Oh tiempos de recuerdos santos en qne
el Eosario era preséa de honor, en que
el rezo del Santo Rosario al rededor del
hogar era el feliz término de días también
— :¿0(> —
librar. Dos actitudes, dijo el sabio Obispo
de Nancy, dos actitudes deben tomar los
católicos en estos tiempos de lucha: de
rodillas para orar y de pie para comba
tir. Si queréis combatir con valor al pie
de vuestra fe, si queréis alcanzar el triun
fo, rezad primero, y como os lo acon
seja vuestro Supremo Pastor, rezad el
Eosario, Vuestro vínculo, vuestro lazo de
amistosa unión para oponeros á la incre
dulidad, sea una ardiente fe, y nadie es
más creyente que quien reza más, y el
Eosario es la síntesis sublime, el admi
rable compendio de la fe, con los miste
rios que considera, y une la oración fer
vorosa con las plegarias que se elevan á
Dios. Oramos á D ios, s í, pero nuestra
Medianera es la más potente, la más be
névola, la más tierna de las Madres, Ma
ría, que ha sido en todo tiempo el au
xilio divino y seguro en las horas de
grandes angustias, poderoso socorro en
los combates de la fe, más temible á
nuestros enemigos que una numerosa fa
lange en orden de batalla. ¿Es posible
que si la llamáis cada día cincuenta ve
ces Madre, si la saludáis cada día cin
cuenta veces santa y bendita entre todas
las madres, si le pedís al día cincuenta
veces que niegue por vosotros por todo
lo que tiene de más amado y querido,
es posible, que os niegue su favor, que
os desatienda cuando ella conoce vues
tras necesidades TEezad, rezad el Eosario,
que esta oración es omnipotente.
Nosotros, amados Cooi^eradores, que
hemos heredado de nuestro inolvidable
Padre Don Bosco tan santa, tan prove
chosa, tan hermosa práctica, no olvidemos
sus palabras, palabras que deben sor
nuestro blasón y nuestra norma: ^«e re
sucite la devoción del Sa)ito Rosario entre
nosotros y nuestras familias. Y la oración
de este santo Eosario será nuestro con
suelo, por qué la plegaria consuela las
almas atribuladas, y la meditación de este
santo Eosario será nuestra guía en medio
de los fascinadores halagos de este mun
do traidor, y los ejemplos de este santí
simo Eosario serán poderosos estímulos
s. J o sé
para vivir bien, y morir bien. El Eosario,
E stataa de nuestra Escuela de Plástica de Milán.
que se llama simbólicamente corona, será
en el cielo nuestra eterna co
no tienen siquiera para María una ple también
rona.
garía, que no le presentan ni siquiera
una flor.
Eezad el Rosario, que será la fuente
de vuestro heroísmo en las batallas, que
en esta persecución encarnizada, debéis
felices por que eran días de fe! Hoy el
mundo desprecia el Eosario como una
antigualla, no lo reza por que se jacta
de no necesitarlo. Pero ¡ay del siglo que
no reza! ¡ay de esos árboles estériles que
l«DE NUESTRAS MISIONES í
tedes andando, nos decía en su lenguaje, que
yo les alcanzo al momento, y como si nada
ocurriera se acostó sobre la dura tierra, como
M ATTO CfiOHSfí (BraBil).
si fuera el hombre más feliz de los mortales.
Cuando llogjimos al sitio destinado para des
Desde <^uyabá al veftluinoso Arasnaya.
cansar, Palhare no había ido todavía: mandé
que lo íuerau á buscar y lo encontraron que
(Relación de D. Antonio MaJán). (1)
venía muy despacio, cansado y medio muerto,
diciendo en tono lacrimoso: he tenido vai
( Continuación)
venes y mareos en plena fioresta.
P r o e z a s de P a lh a re. —Pfuevo pro*
En el lugar llamado Rancluin ya estábamos
ced im ien to para g^uiar la s cuba*
todos
reunidos y allí almorzamos y comimos
H erías. — Oola cortada. — A. la
á la v ^ , no habiendo tomado otra cosa por
som bra d e una liig;uera. — £In la
cim a d e la &$ieri'a d e Ohapada. — la mañana que una taza de cafó que nos
H erm oso panor.ama. — £2u la estr^io D. Bálzola de Cuyabá. Bu bmto que
-tacióu d e JE
S.10 3£auso y en Burit;^.
los criados arreglaban las caballerías, nosotros
Una hermosa mañana nos convidaba A concluimos de rezar el breviario, dulce amigo
emprender de nuevo el viaje: después que del misionero, y rezadas las prácticas de
celebramos la Santa Alisa nos pusimos en piedad, nos acostamos con el fin de indemni
marcha, precediéndonos, como siempre, los zarnos de las horas perdidas en la noche
animales que iban cargados, para lo cual anterior.
Al día siguiente, 5 do Septiembre, después
salieron los criados con ellos dos horas anttís.
A los 25 kilómetros los alcanzamos, yemlo de cülübmr la Santíi Misa y de bautizar á
Palhare siempre li pie jxír temor á caerse de algunos niños, continuamos el viaje en di
la caballería, repitiendo en un portugués que rección a Uío Manso, nombre <pie no le
bien pudiera llamarse suyo, estas frases: cuadra más que por antíte-sis, pues no hay
Señor, por donde pasa el asm también paso puente que resistiv el íin]»etu de su corriente:
yo, y no retrocedo por nada de este «íwnrfo. nos i)arainos en el Tijucal, delicioso arroyuelo
Nos dijo que había sido soldado por espacio de ex<x;lente agua. Después <|ue bebieron las
de ocho años en el ejército imperial y que caballerías, eiti|>ezamos á subir la Sierra Cha
había atravesado muchas veces el Matto pada. Después de dos horas de lamoso camino
Grosso, conduciendo ‘X Itío Janeiro niuchus |K>r entre {>edregales, ora de profiiiidas gar
gantas. ora de horribles precipicios, dejando
maletas y de grandes dimensiones.
En este día se le ocurrió una idea original: que el ínstiiiU) de los caballos marcase el
estando cansado de tirar del ramal déla <*ji- camino, con mucho traba,j<> llegamos á la
bezada, lo ató á la cola de un caballo, y ha cumbre de la montaña que tiene de altura
biendo troi>€zado y caído el i>obre asno, es unos 800 metros sobre el nivel del mar. El
tuvo expuesto á suceder una <lesgnicia, y lauiorama era encantador y digno de la pluma
cuando menos se le habría arranado la cola de Chateaubriand, del pincel de Miirillo y
al caballo, pues este em|>ezó á correr, arras de la fantasía de Cainoens. En Europa gusta
trando, como es consiguiente al asno; }>ero muchísimo un camino recto y llanunuj si
el señor guarda de la línea tuvo la sere métricas y artísti(^as: en Ainérh^a varía el
nidad de cortar la cola al caballo y contener gusto. La naturaleza y la fioresta virgen
á los otros, pues uno de ellos hubiera matado ab.sorben todas las |X)teiicias del alm a: las
fioridas llanuras dilatan lo.s sentidos; el cris
á coces al infeliz caldo.
Xo se contentó con esto el negrito: al talino arroyuelo, el oleage de los lagos y el
emprender la marcha nosotros continuamos ruido de las cascadlas forman deliciosa armo
el camino, y él, enamorado de la magnifica nía y es la incesante orquesta que alegra los
sombra que proyectaba una higuera, se sentó corazones en estas ubérrimas y ricas tierras
junto al tronco, no habiendo varones ni fuerza del Brasil, sombreadas i>or las altas y deli
humana que lo hicieran levantar: vayan ns- cadas palmeras, y por los ramosos y corpu
lentos cedros, ^ n t ^ o s sobre una gran roca
de aquella inolvidable montaña, coiitemplá(1) Véase el Boletíh de setiembre, pég. 241.
I
2G2 —
bamos en lontananza los lechos de tortuosos
ríos, las liumildes cabanas, rodeadas de verdes
jardines, espesísimos bosques en. los que se
oye el dulce arrullo de inocente tórtola y el
aullido de la traidora caiifíussú. Hubiéramos
permanecido allí días y días, pero continua
mos la mavídia porque el sol estaba ya cerca
del ocaso y el sitio donde debíamos parar
lejano: por otra parte, no habíamos ido allí
para gozar de los encantos que presenta la
naturaleza, sino para hacer que los habitantes
de aquel hortus conclmun, encerraran en sus
corazones el benditísimo y amado Corazón
de Jesús. Nuestro viaje por la cima de la
m ontaña fué felicísimo. Aun por la tarde, los
rayos solares calentaban nuestra tostada piel j
pero el aire era puro y los caballos parece
que querían devorar el largo camino que se
perdía en el horizonte, siguiendo siempre la
dirección de los i)alos del telégrafo. A las 7
de la tarde llogamos íl la estación de te
légrafos del llío Manso acogiéndonos el jefe
con la sonrisa en los labios y las mayores
muestras de contento, y dispensándonos todo
género do atenciones. Como era ya de noche
TIOS pusimos á cei»ar, teniendo muy buena
ocasión \>ara hablar de asuntos espirituales,
manifestando esta familia gran satisfacción.
Aquí nos hablaron de una nueva tribu lla
mada de los Borords-Coroados, dándonos mi
nuciosos detalles de su manera de vivir y de
sus costumbres. Reuniéndose todos los habi
tantes de aquellos alrededores, pasamos un
buen día, pues todos recibieron los Santos
Sacramentos: también nos dierondetelles to
pográficos de aquella región, donde pensamos
fundar na centro colonial.
Al amanecer celebramos ol Santo Sacrificio
de la Misa, asistiendo todos con mucha de
voción, agregándose á los antes dichos algu
nas caravanas que venían do Ouyabá y de
otros sitios. Apesar del estado de salud del
Jefe, Sr. Assis, nos acompañó un buen trozo
do camino, volviendo á su casa cuando nos
faltaba ya poca distancia para llegar al Burity, donde nos habíamos de hospedar en casa
de D. Diego Borges: un hijo de este Señor
había estado varios anos en nuestro Cplegio
de S. Gonzalo.
Estos lugares ya los había yo visitado el
1894 eu mi víale á San Lorenzo: desdo en
tonces no se había visto, ni siquiera un sa
cerdote en aquella colonia qne llegaba á
almas. No os imr consiguiente de extrañar
que administrara á una misma persona el
Bautismo y la confirmación, y que al ben
decir uu matrimonio hubiera de bautizar los
hijos. Alegróse sobremaneraDonDiego cuando
supo el fin de nuestra excursión; y habiendo
Tisitaih» la colonia Teresa Cristina cuando la
dirijiamos nosotros y después. nos describía
con negros colores la total ruina en que se
halla por descuido de los nuevos encargados,
que si no se llevaron consigo hasta el terreno
fué por la única razón de que uo podían. Y,
como era natural, los indios privados del mi
sionero que les enseñara el temor de Dios y
sus santos mandamientos, tom an á su.s an
tiguas costumbres; huyen de la ciudad donde
los esclavizan, y so internan en la floresta.
Desgraciadamente hemos de reconocer que más
do un gobernante ha sido cómplice do los
dolorosos sucesos que vamos á narrar.
Atravesamos el caudaloso San Lorenzo lle
gando á eso del anochecer á Capim-Branco,
qne es centro importante do red telefónica y
donde ya se ven edificios bien fabricados y
techados á nuestra usanza. Está situado en
bellísima llanura, circuida de montanas casi
todas simétricas; lo que ofrece uu panorama
muy delicioso. El río de San Lorenzo corre
vertiginoso como á unos 400 metros de dis
tancia de la estación central, rodeada de unas
50 casas en que viven los empleados de la
red. De Ouyabá dista 26 leguas y más de
60 de nuestra colonia.
A instancias de los buenos habitantes de
esta estación y para dar también un poco de
descanso á. las bestias, sobre todo á las do
carga, todos, tirios y troyanos nos decidimos
á pasar allí un par de días. Visitando á las
gentes de por allí, fuimos á casa do nuestro
amigo Don Pedro rernández, y á la del Beñor Inspector de la línea Don Francisco
Ignacio. ¡Pobre señor! el día antes de nues
tra llegada fué á ver como destruíiiii una
parte de la floresta, que tenía intención de
sustituir con una campiña plantada de trigo
y legumbres; y queriendo él mismo trabíij^u’
un poquito arremetió con al hacha á un ár
bol gigantesco que había de caer con los
demás, y servir para las tremendas fogatas
do Octubre. Por desgracia el árbol con un
terrible crujido so rompió antes de tiempo y
al querer huir el Sr. Inspector, cayóle una
de las ramas encima de la pierna izquierda,
lanzándole sobre un tronco, dislocándole una
rodilla, y dejándolo presa de agudos dolores.
Inmóvil en sn lecho el Sr. Ignacio no hacía
más que dirigirse al cielo, repitiendo ácadu
iustíinte: ¡María SS. socorredme! ¡mitigad
mis dolores! Le prestamos los auxilios que
estaban en nuestra mano y el día 8 , naci
miento de Nuestra Señora, celebró pública
mente la Misa según la intención del enfermo
y del i)ueblo, á fin de que el Señor no les
fiUtase nunca en su divina Providencia, de
la qne es prenda segura la devoción á la
SS. V irgen, cuya fiesta celebrábamos aquel
día tan recogidos y apartados del ruido mun
danal. Terminada la función el enfermo se
sintió algún tanto mejorado, y besaba con
afecto y machas veces la m edica de María
que le había tocado en la distribución que
hice á los presentes. E ran las primeras me
dallas y rosarios que veían aquellas bnenas
gentes, y figúrese V., Reverendo P a d re , el
respeto y amor con qne las besaban y las vol
vían á besar. Aprendan, aprendan aquí esos
cristianos, que no quieren ver en el culto ex-
— 263 —
tenor á laa cosas sajíradas, más qne simples posición una buena muía, que no nos fué do
devociones y no medios ingeniosos de qne poca utilidad en la caravana, imabando por
usa nuestra Santa Aladre Iglesia para recor regalarnos un precioso toro ZeUiy do óptima
darnos, que aquellos santos y santas que ve raza, y algunas vacas, porque no quiero (de
neramos fueron hombres como nosotros y que cía él) dar principio á la colonia con un ahl<ir
con todo practicaron las virtudes en grado tivo absoluto.
heroico.
A quí, lo mismo que cu otras partes, los
De mucha utilidad fué nuestra estancia en habitantes se mostraron ni principio algún
Capim-Branco, especialmente para Don Fran tjiuto tímidos por el resi>eto que tienen á loa
cisco Ignacio, puesto que desde la noche del sacerdotes, poro en cuanto so enteraron de
7, que pasamos junto á su lecho después de que éramos hijos del dulcísimo P. Bosc.o, nos
haberle vendado con el lino empapado en rodearon todos hasta con una grata impor
vino de Alisa, fué siempre meioraudo, hasta tunidad. Alas precisamente en esas conver
que pudo después de algunas horas extender saciones familiares se echa de ver y se ad
con facilidad sus piernas.
mira el corazón grande do los brasileños.
DI médico de Cuyabá, avisado por telé Habiendo corrido entre ellos la voz do que
grafo, hubiera empleado tres días en llegar, el Señor Alayor nos había regalado algún
y el enfermo no podía sufrir que se marcha animal, se alzó entro ellos una santa envi
ran quienes le habían librado de tantos su dia; así que habiendo uno de loa más in
frimientos. Mayor era nuestro disgusto al ver fluentes promovido una suscripción en nuestro
un pueblo tan grande, falto de instrucción favor, á las pocas horas éramos ya dueños
religiosa, y dispuesto á recibirla y por otra de veinte bueyes, vacas, caballos etc. ¡Qué
parte tan abandonadoI ¡Crecen creyendo en suerte, amadísimo Padrel Esta, la de estos
Dios y en la esperanza de encontrarse todos hijos del campo es verdiMlera caridad cris
en el Paraíso, pero no tienen ni un alma que tiana. Ellos la practican, y no los que bajo
le^ distribuya el Pan de los Angeles, que les el nombre de filantropía todo lo corromj)en,
señale la senda de la v irtud, y que les su desde las sublimes págiuiis del Evangelio,
ministre el divino pasto del Evangelio!...
basta los sentimientos naturales de caricbwl
Pero, fuera pensamientos tristes y adelante, y benevolencia.
adelante que nos esperan los Bororos, que
Pasamos la noche siguiente en una choza
no son menos infelices. El relinchar de las de madera y hojas de burity, que es una palma
caballerías nos advierte que ya nos detene útil y muy abundante. DuratLte la noche se
mos demasiado y el camino que nos queda desencadenó uii temporal. Cubrimos con un
aún es bastante largo. Al despedirnos de cuero de buey á nuestras caballerías, y luego
aquella población en nuestros rostros brillaba procuramos librarnos de la humedml al prin
la alegría, pero nuestro corazón do misionero cipio, y después de una impertinente y to
se encogía de tristeza y se sentía pequeño, rrencial lluvia; pero todo fiié inútil, por huís
muy pequeño ante el inmenso campo que se que nos tapábamos con todo lo que nos caía
presentaba á la vista.
entre las manos. Si á veces conseguíamos
Guiados por Don Alanuel Do-Campo, per tomar una posición monos expuesta al agua,
sona de mucha influencia, que nos había de repente caínl)iai)a de dirección el viento
ofrecido sus servicios al principio de la mi y nos obligaba á levantarnos y buscar otro
sión, atravesamos el lugar llamado Roncador rincón de la choza más abriga<lo. Le aseguro
é hicimos alto en casa del Señor Alayor Alo- que los que menos sufrieron, fueron los <}ue
reno el 9 de Setiembre. Dicho caballero nos colgando su red de dos árboles, se echaron
recibió con la bondad que le c.aracteriza y nos en elhi, dejando llover, como decía el
preparó una suculenta comida.
parable P alb are, á voluntad. Entre tantas
Nuestro distinguido amigo, el citado Señor ¡ idas y venidas se nos pasó la noche, medi
Mayor D. Alanuel Da-Qunha Moreno, oficial ' tando en las cosas de Dios y de la eternidad.
del ejército, causado del mundo, compró una
Al día siguiente llegamos á la casa del
porción de terreno y allí levantó una casita Sr. Teófilo Borges, y á eso del anochecer á
en la que pasa sus días educando á sus hijos Lagoa Seca, mientras negros y enormes nu
y numerosa familia, cultivando la tierra y barrones parecía se preparaban á divertirnos
dedicándose á la crianza de ganado caballar con la misma música de la noche anterior.
y vacuno.
Una plaga de mosquitos de todas clases y de
De noche nos alojó con soma comodidad, los célebres Perpendiculares pemilongos blan
poniendo á nuestra disposición lo mejor que cos (así llamados porque al chupar la sangre
en su casa tenía; por la mañana nos agasajó se alargan mucho, extrayendo al propio tiemi>o
con esmero; en una palabra, de tantas aten el humor maligno que se concentra al rededor
ciones usó con nosotros, que sólo María Au de la herida, causando fuerte escozor é in
xiliadora le podrá recompensar debidamente. flamación cutónea de seis á ocho centímetros
Pero ni aún aquí paró la amabildad del Se de diámetro), revoloteaban sobre nosotros,
ñor Moreno: ordenó á sus criados que nos entrándosenos por el cuello y las mangas:
proveyeran, como así mismo á los animales, á sos picaduras son preferibles las discipli
de toda eq»ecíe de alimentos: puso á mi dis nas más austeras de las órdenes más rigo-
— 264 —
rosas. Habíamos pasado todo el día cou un
simple desayuno ^ y nos era de todo punto
imimsible encender fuego para cocer uu poco
de arroz: el temporal lo destruía todo, y nos
cogió la noche á la Dieu merei. Conmovido
ol buen Dios por las oraciones y necesidad
de sus hijos, despejó el cielo á eso de las
nueve de la noche, quedando la atmósfera de
uu hermoso color azul, sembrado de millares
de estrellas, con todos los encantos que pre*
senta el cielo brasileño en aquellas soledades.
IteforzamoB nuestros entumecidos miem
bros, y en la sonrisa de los labios se pintaba
■íanibión la doscouteutadiza cara de uu apetito
que nos devoraba. Gracias al viento quesopiaba, por entonces no nos molestó el torril>)e borraohudo ^ como tampoco el no menos
terrible Polvera (mosquito pequeñísimo y casi
microscópico que pica con una fuerza inóreible), ni los importunos Lambe-oUioa (otro
insecto que ó enjambres persigue todo el día
la boca del viajero que no fuma): ninguno
de estos apareció esta vez porque el viento
se lo impedía. Dimos devotiimente gracias á
Dios por el alimento que nos había enviado.
Nuestro buen africano, guasón como siempre,
no callaba más que cuando comía; de todas
maneras no i)arábamos de reir á sus espal
das, puesto que debía encender el fuego y
prepararnos la comida de arroz cocido, frígolos sin sal y té con las primeras hojas que
lo venían á la mano. Buscando lena entre la
yerba para encender la lumbre, con voz gan
gosa y más rota que un tinaio viejo se puso
á. gritar: ¡Ay madre! que miedo tengo — de
la serpiente escondida — que es animal muy
traidor — ¡con que ojo y atención!: — que
cuando «no se espanta^ — señal es que le mor
dió.
El 12 de Septiembre ints paramos junto á
un arroyo, cercano á una espesa y oscum
floresta, que es uno do los panoramas más
sublimes de la naturaleza y que ou frase de
un célebre escritor, supera al Océano en mis
terios y exuberancia, do tal manera que la
inteligencia humana, ante esi>ectáculo tan
grandioso, casi instintivamente se eleva á la
idea do Dios. De cuando en cuando resonaba
on los aires uu formidable rugido, que Don
PediH> Eernández nos decía ser do una pan
tera; pues abundan aquí mucho estos ani
males feroces, lo mismo que el hormiguero 6
tamandúa, de larga y poblada cola, de gran
des uñas y fuerza prodigiosa eu las garras,
que es capaz de matar á uu toro y hasta
uu tigre, si le
en las manos: se alimenta
de hormigas que caza, introtlucieiido eu los
liormigneros su enorme y sutil léiigua, que
impasible retira asaltadla i>or las infelices
víctimas.
Desdo la estación telegniftea de Saugradouro, envió uu telegrama á nuestros herma
nos de Cuyabá y á D. Miuiuel M artiuho,
cuyo nombre lleva el nuevo Oentxo que se
levanta allí. Nos paramos eu casa del Dr.
D. Manuel Joaquín dos Santos. Dicho Señor
había ido á Cuyabá llamado por el Gobierno;
pero sabedor de nuestro viaje, telegrafió desde
la Capital á su Señora esposa, D.“ Leonor dos
Santos, quien salió á recibirnos, y nos ofreció
un verdadero banquete con toda la atención
y amabilidad. El Doctor dos Santos es un
experto médico de la marina brasileña, con
numerosa clínica en Cuyabá, adicto á la
escuela de marineros y gran Cooperador Salesiaiio, haciendo ya siete años que incodicionalmente presta sus servicios gratuitos á
nuestros cuatro Colegios de Cuyabá. Padre
de uu inteligente niño, alumno nuestro, y
cansado ya de la vida pública, de la que
piensa retirarse del todo, con una pensión
que espera, el Dr. dos Santos, ha adquirido
un terreno de unos 2.500 kilómetros cuadra
dos, regado por numerosos ríos y arroyos que
fertilizan hermosos campos entre verdes y
pintorescas colinas, y bosques de las más
escogidas maderas, t^ e s como jacaramdá, ce
dro, ameiro, vinhático etc., etc.: todo ello en
un clima deliciosísimo, sobre un altozano de
casi 700 metros al nivel del mar, con vistas
bellísimas, variedad de ganado, propriedad
del Sr. dos Santos, que escogió
retiro
para pasar el resto de su vida, ejercitándose
en el trabajo y benéficas obras de caridad.
Celebramos el Santo Sacrificio, al que asis
tieron todos los de la villa de Santos; dis
tribuí algunas Comuniones, dejando los bau
tismos, bendición de matrimonios y confir
maciones para cuando volvamos.
( ConcluiráJ.
6N BL V A L L e m i NKU^UBN
(Pata^oiiia).
(Relación de D. Domingo Milanesio.)
E evmo. S k. D. :Migujíl B úa.:
Amadísimo Padre en J, C .: El día 15 de
Enero siilimos eu compañía de Mous. Cagiiero,
D. Gavotto, D. Frauchini y un servidor, di
rigiéndonos á Storquín.
El viaje se realizó en un fuerte breck de
campaña; abría la marcha un carricoche para
la carga y la caballería de reserva con tres
soldados. Después de una hora de camino
sobre la costa izquierda del río Neuquén,
cuyo piutorosco vallo se admira con sus her
mosas quintíw, nos paramos en el paso de
« Don Anselmo », tumba de muchas vícti
mas y de tristísimos recuerdos.
A uuas cuadras de dicho paso elévanse unos
Siiuoes llorones, indicando tristemente al pa
sajero la tumba de nuestro hermano D. Fran
cisco Agosta, que en la flor de la vida, lleno
de esperanza y de virtudes, cual glorioso
— 205 —
atieta de Cristo, sucumbía en esas hondas y
corrientes aguas, mártir de su celo y cari
dad Cristiana.
Tin sólido barcón nos trasladó á la otra
orilla, juntamente con el hreck y equipaje,
mientras los caballos con mil dificultades
dicen aquí, pues ei nuevo l“ué destruido imu’
las crecient^ de los ríos. E ra , pues, un
miuo intratisitable, sembrado de piedras, pre
cipicios, despeñaderos y cuestas insuperables,
así es que Monseñor y su secretario se atlolantítrou á pió, los demás fuimos á caballo,
y los vehículos vacíos y en peligro de rom
perse á cada instante.
Mas de una vez quedó admirado do la ac
tividad y energía de Monseñor en las subidas
y bajadas de e«sas altísimas moimuñiis. Viaja
mos todo el día y parte do la noche, oucoutrando de cuando ou cuando pequeñas vega.^
y hermosos vallecitos, ricos de agua, pjistos
y trigos, que los buenos pobladores cultivan
con grandes sacrificios y paciencia.
En las primeras horas de la noche la luna
con su plateada luz iluminaba nuestros pasos
y pudimos contemplar entonces los altos pi
cos de las cordilleras dol Viento, Domnllo y
Thromen. todos cubiertos de nieve: á dere
cha y á izquierda nos rodeaban áridas sie
rras y escarpadas montañas, mientras nos
hundíamos con peligro en las profundas que
bradas, que los soldados del 7“. de caballería,
zanjaban como expertos veteranos, guiando
nuestros vehículos y tropilla de reserva.
A pesar de todas las precauciones tuvimos
que sufrir bastante. Encontramos una ancia
na, llamada Castillo, de más de cien años do
edad. EÜa había conocido á Monseñor en el
Arileo, hace catorce año.s en la primera mi
sión que dió en la Cordillera. Vino á ca
ballo, acompañada de sus hijos, ya de canas
y de sus nietos y biznietos t todos siguiendo
su ejemplo cumplieron con sus deberes reli
giosos. Permaneció allí cuatro días, durante
los que Monseñor, atendida su edad, la con
vidaba por la mañana con im poco de cafó
y partía con ella la sopa dol mediodía.
O tra señora muy enferma, previendo la
proximidad de su muerto, so hizo trasladar
á la misión con el fin de recibir, quizás por
última vez, los Santos Sacramentos. Tan í^ave
era su estado, que Monseñor le permitió la
Comunión por viático. Al regresar á su po
bre habitación no acababa de agKwlecer á
la Sma. Virgen por tan señalado beneficio.
Non inveni tantam fidem in Israel.
E l Calvario
Grupo de nuestra Escuela de Cerámica de Milán.
l>asaban á nado, pues la impetuosa corriente
los arrastraba hácia enormes peñascos. Allí
ocupamos unas horas en preparativos y luego
nos fortalecimos con un sabroso asado, ^ p a
gando la sed con el agua del río que bañaba
nuestros asientos.
Finalmente emprendimos la marcha, ó mejoT dicho, la subida de la Precordillera. El
camino carretero era uno solo, sí vigo, como
Estas son, amado P adre, las noticias quo
puedo darle por ahora. Vea como trabaja Mon
señor á pesar de su edad, y vea cuanto sufre
por llevar almas al Cielo.
Bendigamos á todos y en especial á ou
hijo en J. C.
q. b. 8. m.
DoMi:?GO M i l a n e s i o
Misión. Sales.
Norqaín, 8 de Febrero de 1902.
— 2GG ^
V*
"‘í
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J @ ra e ía s
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M ARIA A U X IL IA D O R A
"..í* ’
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; L ío o i* <l WLnx’í n !
La nifiii ]\larí{i Ar<;amitliuiTy ile 13 aííos de
■edad, almumi interna del Colegio María A hsñliadom de Labia Llancii, fué acometida de
dolores de estomago acompañados de bincUazóii.
A l principio atribuyóse á indigestión; mós,
como no cediera á los medicamentos que en
tales <',asos suelen administrarse, llamamos al
facultativo, quien maniíestó no comprender
la eniermedad, por presentarse con síntomas
eomplicados y oscuros, ordenando , sin em
bargo, algunas medicinas.
Fué enviada á casa de sus padres quienes,
¡)ara mayor seguridad, llamaron una junta de
médicos; éstos declararon unánimes, tratarse
de una tuberculmis ¿ntestinal aguda, aconse
jando una diíicil y peligrosa operación.
Es más fácil imaginar que describir el
dolor que tal noticia piodujo en la ya angus
tiada familia; más aún: al consultar con el
cirujano especialista, les manifestó que la
pacietite no podría sobrevivir á la operación,
pues la enfermedad, en 15 días, había tomado
proimrciones alarmantes; además, una exce
siva liinoha/.ón del vientre y estómago acu
saba complicación con hidropesía. Con el
intento de hallar mejoría, fuó visitada suce
sivamente por renombrados módicos de la
localidad y do Unenos Aires, y bulos se decla
raban impotentes unte la gravtxlad del mal,
que progresaba rápidamonte. Se prescindió,
conu> inútiles, de toila clase do mcdieaiueiites, y su familia sólo aguardaba el golpe fabil
que debía poner üii á una existencia tau
querida.
Empero. iulinitamoute más allá del poder
humano, alcanza el do nuestra Celestial Patrona, María AuxiUmiora. Y ¿quién solicitó
j:unás el socorro de tan buena Madre, sin ser
lávorablcineute atendido?
Comenzamos pues, con tal objeto, una no
vena en su honor, ^irometiendo hacer cimtar
una Misa y publicar la gracia en el Boletín
Salksiano . Lapjwieute acompañaba iiuestr.is
ormdoues desde su lecho, haciendo promesa
de llevar siempre con fervor el Santo Esca
pulario.
¡Ühl La bondad de nuestra queridísima
Madre, no podía hacerse sorda á los clamores
de quienes tan de veras la invocííban. Cuando
se creían que había llegado al fin de la vida
para la pobre enferma, María le devolvía la
salud, con grandísima alegría de su familia
y sorpresa de los médic.os que no podían creer
á sus proprios ojos, debiendo atribuirlo todos
á una intervención sobrenatural. Gracias á
María Auxiliadora.
Habiendo ya trascurrido mes y medio des
pués de obtenido tan señalado favor, y ha
biendo dicho el facultativo que se halla com
pletamente curada, cumplo la promesa hecha,
para que sea lionrada por todo el mundo
nuestra común Madre María Auxiliadora.
Sor J osefa T orta
J}irectora del Colegio M. Aiu-Uiadora
Baliía Blanca (Argentina),
31 de Diciembre de 1901.
Gri-acias á, M aría A-uxiliadora.
Mi apreciable esposa estaba amenazada de
quedarse completamente sorda. El Sr. mé
dico, después de apurar todos los recursos
de sus vastos conocimientos, confesó por úl
timo su impotencia para curarla. A ocupar
el puesto del médico vino la Virgen Sma.,
inspirándonos la feliz idea de invocarla fer
vorosamente con el consolador título de
Auxilio de los Cristianos, prometiendo publi
car la gracia y, aunque pobre jornalero, en
viar una ])eseta para su templo de Sarria.
Hacer la invocación acoiniiañada de la sobre
dicha promesa y quedar curada mi esposa
sin necesidad de probar nuevos medicamentos
fué cosa de pocos días, por lo que después
(le rendir gozosos gracias á nuestra amada
Auxiliadora, enviamos la oferta y la relación
por si juzgan conveniente líublicarla en el
Boletín S alesiano .
B uenaventura F ern Xndez.
Coop. Sales.
Mongay (Lérida) 30 da Diciembre de 1901.
D ok fji.'u o ía s e o iiw o fru itla s.
Por el cumplimiento pascual del año pa
sado distribuí entre los Cooperadores y Coo
peradoras de c.sta localidad la medalla de
María Auxiliadora. Una pobre enferma se
acercó á mí, y al verla tau mal, le di una
medalla, animándola á qne pusiera toda su
confianza en María Auxiliadora y que hiciese
al efecto una novena, pidióndole la salu d : le
recomendé que insistiese si no conseguía la
gi-acia á la primera vez. Cuando le daba el
dolor, aplicaba la medalla al tumor febroso
que padecía, según declaración facultativa.
En el mes de Mayo hizo la novena y renovó
la petición, i)cro siempre si le convenía, pro
metiendo dar una limosna para las Obras
Salesiauas, El día 24 de dicho mes, fiesta de
tan buena Madre, estaba completamente bien,
y agradecida cumple la promesa.
- 267 —
■ Una Cooperadora Salesiana fné atacada
de un fuerte dolor. Yo estaba sobresaltado
y ella con mucha fe me dijo que pidiese por
sil salud. Puí á una ermita que está cerca y
allí recé muchas veces el acordaos y prometí
publicar la gracia en el B o l e t í n S a l b s i a n o .
Al regreso estaba completamente bien, por
lo que cumplo la promesa.
J o s é SX n o h is R ic o .
AJgaeña (Alicante) 18 de Febrero de 1902.
A£ai*ia m e <li<$ l a s a l u d .
El día 17 de Julio de 1901 fuí atacada do
una enfermedad infecciosa. Durante cinco
meses me visitaron varios facultativos, y los
resultados fueron completamente nulos, pues
no conseguí mejoría alguna. Mi familia se
hallaba consternada por el peligro en que me
encontraba, y aunque todos éi'amos muy de
votos de María Auxiliadora, no nos habíamos
acordados da acudir á tan buena Madre. Por
último recordando que otras veces nos había
socorrido, me puse al cuello una medalla con
su bendita imagen, prometiendo si sanaba dar
una limosna y publicar la gracia en el B o
l e t ín Sa l e s ia n o . a
los dos días inicióse
la mejoría y hoy cumplo la ]>romesa, pues me
hallo completamente restablecida.
M a u ía d e l L o r e t o P iíío l .
Y aleucla (E.spaQa), 29 de Mayo de 1902.
A l a r i a A .u x iliu d o i* a m e clió l a s a l u d .
Hace dos años me encontraba gravemente
emfermo sin haber conseguido el menor alivio
de los recursos recetados por los fticultativos
que me visitaban. Con el mismo fin de ob
tener una mejoría completa, recorrí casi totla
esta provincia y parte de la Murcia y lo
mismo me sucedió. En ninguna parte la ciencia
manifestaba curarme. En esta situación no
podía continuar.
Obedeciendo á los ruegos de una coope
radora salesiana ofrecí á María Auxiliadora
la mezquina ofrenda de cinco pesetas con
tal de recobrar la salud. Tan poderosa Madre
no dilató el cumplimiento de mi tierna súpli
ca haciendo que sintiera inmediatamente los
efectos de su gracia.
Libre hoy del mal estar que tauto me in
comodaba, doy infinitas gracias á tan excelsa
madre, rogando al mismo tiempo que todo
aquel que tenga peuas, se llegue cou toda
confianza á María Auxilio de los Cristianos.
G in é s A s e n s io C a s t e l l a r ,
Zargeua, 30 de A bril de 1902.
S a l v a d o c o n t r a t o d a o p in ió n .
Enfermó gravemente de fiebre tifoidea un
alumno de nuestro Colegio llamado Z a b ^ a ,
agravándose hasta el extremo de creer que
se moría: en este trance se hizo una novena
á María Auxiliadora, teniendo el cousimlo
de verlo ya convaleciente. Siu saber como,
volvió á atacarle la enfermedad y la wenída
fué fatal. Cuando regresé de una !Misióu que
había dado me dijo el Sr. Director que le
había administrado la Extremaunción, y que
fuera á asistirlo, pues estaba en el período de
la agonía. Mi estujwr ftié grande al encontrar
el enfermo ya como oádavor, no dando ningimo de los tres médicos que lo jusistiáu es]>eranza de salvarlo. Di á su familia una me
dalla de María Auxiliadí)ra pura que la pu
sieran á la cabeciera acon8(jAn'doli« que i)idiesen por su salud á la Sma. Virgen. Regresó
al Colegio, y en unión do todos' los niños
pedimos á nuestra Madre que le devolviera
la salud, como sucedió. ÉL último día de la
novena que eiupozainos en honor de María
Auxiliiulora, el niño abandonaba el lecho,
yendo á dar gracias á tan buena Madre.
J
osé
M . B ii e n t a n a
Mis. Sales.
Babia Blanca 28 de Agosto del 1901.
, XS.eco'bró l a salu ó l.
El 19 de Marzo, se cayó de uii colurajiioque tenemos en el salón de recreo, una de his
aluiuuas, de 16 anos de edad, y fué tal la
caída que en el acto quedó sin soutido y
cou un bulto en la sien izquierda. En tan
horrible trance acudí á S. José, como Patrón
del Colegio, y á María Auxiliadora. Ense
guida empezamos á sentir su protecion, pueshabiendo llamado al médico, se eiicoutró al
momento. Dicho Señor declaró que el estado
de la enferma era grave, por lo qae so avisóá sn familia y á un sacerdote que le admi
nistró el Santo Sacramento de la Extrema
unción; entre tanto yo i)a«aba por la frente
de la moribunda una estampa <le María Au
xiliadora, pidiéndole que por lo que sufrió
al pió de la Cruz, so C()jn)iade<tiera de nos
otras, y devolviera la salud á nuestra que
rida alumna; y pani obligarla más, mandé
á una de las Hermanas que fuera á la Ca
pilla con todas hy{ niñas y empezaran una
novena en su honor. Dios quería probar nues
tra fé, y el mal iba agrabándose.
A l cuarto día resolvieron los médicos que
como último remedio se le lucera una oi)eración, sin que por esto asegurasen mejoría,
como en efecto sucedió, pues tenniuada, de
clararon que había sido inútil por no ha^
berso encontrado la causa del maL
La madre de la enferma preguntó al mé
dico operador si no habría medio de salvar
la vida de sn hi.ía, á lo que el méilico con
testó ; Señora, lo que es itn¿}osible al hombre no
lo es á Dios. Mientras Juiya un soplo de vida
no hay que desconjiar.
Yo por mí parte no iterdía las esperanzas,
por el contrario, cuanto más triste era nues
tra situación tanta más confianza tenía en la
que es Salud de los enfermos.
La noche de la opKsracíón, mientras se hacía
esta, nos fuimos todas á- la Capilla, y cada
270 —
Imn parecido tan diferentes y tan simpáticos, qne
ya ui siquiera so distiognen en ellos las buellas
del abandono. No podemos resistir á la tentación
de decir algo sobre la fiestecita que celebraban.
Su celoso Director estaba im paciente por tener
tina capillíta en que recogerlos los días festiyos
y al íln lo consiguió, ñjando su bendición para
el sois de Abril y preparando una solemnidad ex
clusivamente iufantil.
Verificado el acto por el dignísimo Sr. D. Ma
riano Atnaya, Cura Párroco de S. Lorenzo, á cuya
solicitud debo Córdoba en gran parte esa nueva
conquista do la caridad, hicieron la prim era Co
munión 86 parvulitoB, que con edificación general
colgaban sus aventuras callejeras al árbol de la
Cruz, trocando los desvíos de los hom bres por la
tiern a solicitud de un Dios sacram entato, las íutinias dulzuras del más tino de los amantes. £1
Rvdo. Superior de los Misioneros de María, el
P. Antonio Pueyo les distribuyó la divina Euca
ristía propartlndoles con una sentida plática, que
encarecía la predilección de Jesós y de María
hacia los niños.
Después del desayuno tom aron los juegos por
asalto y allí fuá Troya. E ra de ver el desahogo
do n<]nellas criatu ras; im pacientes, locuaces, viviirachoB se entregaban á las expansiones de su
edad con la fiebre del entusiasmo, y el que antes
los viera apedrearse ó ealrur á la piola ea las
plazas y callejones do la ciudad, queda aún más
sorprendido. Aquellos modales provocativos, aque
lla charla grosera, aquellas pendencias, aquellas
risotadas picantes so han fundido en otro molde
y arrancan ahora con el mismo estrépito, es verdad,
porque la niñez es estrepitosa como una cascada,
])ero do una m anera correcta, atractiva, natural,
que no ofende ni lastim a; es el reflejo de dos
cientos corazones que ya no beben en los charcales del vicio, es la eflorescencia de doscientas
almas visitadas por la paz de los ángeles.
Al d ar las diez y m edia se acaba el cuchicheo
y empieza la Misa solemne que fué el último acto
notable de tan hermosa tiesta. Nos sorprendió un
pequeño coro de vocecitas ejecutando la liúda
misa do los Inocentes, y sí bien el arte estaba
lejos do cubrirles con sus alas, se felicitaba no
obstante de ten er aprendices de tres meses tan
bien organizados para la música y tan celosos
del éxito.
El P. Gabriel, carm elita descalzo bien conocido
cordobeses y euamorado del iSím'ts pareufós,
ÍmrloB
tizo en estilo fam iliar y penetrante un sermón
dirigido á poner de relieve el trabajo de los salesianos en favor de los {Ktbres; term inó haciendo
un llam am iento á las almas generosas para que,
modiaute una cooperación positiva, se desarrolleu
con libertad y lozanía las escnelas recieniuaugurndaa.
A pesar de h aber term inado la Misa á la una
do la tarde, no hubo por parte de los niños seña
les do impaoiencia, y su recogimiento fué tal, que
hizo derram ar lágrimas á
de uua persona.
Sirva esta breve relación como de enhorabuena
á los señores que más se han interesado por la
Obra de D. Hosco; sus esperanzas se ven en parte
realizadas y quiera el cíelo que el soplo de la
indiferencia y del egoísmo no lleguen jam ás á
helar estos preciosos gérm enes que acaban de
b ro ta r á la som bra de la caridad cordobesa.
Sírvame esta ocasión para ofrecerme d e V . afmo.
B. 8. q. b. s. m.
M. F xrmándsz.
CAcdob*. U da M syo da IMS.
BAH IA (Brasil).
Bahía, 12 de Abril de 1892.
Evdísirao. y amadísimo Padre: Le remito
con algún retraso las noticias, que V. E. an
siosamente espera acerca de la fundación ae
la casa de Sergipe. Varias han sido las cau
sas y no la menor por cierto una postracióp.
de fuerzas, que he sufrido, efecto del viaje
mismo. Salimos, nuestro querido hermano Dou
Luis Pascual y yo de Bahía, el 2 de Marzo
y llegamos ú Arcajú despnés de seis días de
camino. Quisimos inús bien viajar por tierra
que por mar, aunque con mayor dificultad y
trayecto, ya para conocer el interior de estsi
región, ya para visitai* á varios cooperadores.
Y el Señor nos preparaba también el triunfo
de su gracia en muchas almas.
El viaje fué hermoso, consolador y diver
tido. Hermoso; porque se nos acogió con se
ñales de veneración y de afecto, con aquella
cordial hospitalidad que forma la nota carac
terística del pueblo brasileño. En Timba nos
hospedó el Evdo. D. Félix Ferreira de Carballoj en Itabaim iña, el Sr. Ernesto Cam
pos, diguo hermano del Sr. Presidente; en
Buqnín, el Capitán Leónidas Carballo Fontes; en S. Cristóbal, el Evdo. Párroco Don
Florencio da Silva. Fuimos ademán s^asajados
con paternal bondad por el ntre. Presidente
Olimpio Campos en el mismo palacio gober
nativo.
Fué consolador, pues tuvimos la comodidad
de celebrar cada día la santa Misa. Eu Timbo
y Buquin, aunque fueseu las dos ó tres de
la mañana en días feriales, asistía á nuestra
misa numeroso pueblo. En Itabaimiña, donde
nos paramos para esperar un guia, pasamos
gran parte de la mañaiui en el confesonario,
ya porque era primer Viernes de raes, ya
para secundar los piadosos deseos del celoso
Vicario Jonás José González y de los numero
sos devotos del Sdo. Corazón de Je sú s, ha
biendo así^podido preparar una hermosa Co
munión general para la Misa de las once.
Fué divertido. Quieu no ha viajado en caraviuua por parajes aún no vistos, admirando
la hermosura de la naturaleza siempre varia
á medida que varía el panorama, ya sabiendo
colinas, ya descendiendo á profundos valles,
ya atravesando extensas mesetas, ya pasando
florestas, ya vadeando ríos, no puede formarse
una idea de lo que nosotros experimenta
mos. Es además encantador al rayar el alba
ó al ponerse el sol, oir el gorjeo de miles de
avecillas que revolotean sobre nuestras ca
bezas ó corretean á nuestros pies dóciles y
mansas, pues los cazadores aquí no las per
siguen. P ara dar un carácter aún más diver
t i d á la excursión no es raro tener algún
encuentro poco amable por cierto, como en
los conñnes de Sergipe, después de Cachoeira,
con una pequeña Qiboya de más de dos me
tros de larga, que atravesada en él camino
271 —
por dourte debíamos pasar muy plantada y
majestnosa, jeomo que tavieroii que pararse
nuestro caballos para no molestarla! Al pen
sar que estas serpientes cuando son ya gran
des estrujan y descoyuntan en sus espirales
á un regular ternero, le hacen crujir los huesos
y se le beben la sangre como un refresco.....
no lo niego, no, lo afirmo con el poeta: ün
frió en mis miembros se}iU discurrir.
El estado de Sergipo, de forma casi trian
gular, es el menor en extensión, pero el do
mayor densidad en la población, do los Es«
fados del Brasil. E l cultivo del tabaco y al
godón constituye la principal riqueza de la
comarca; crecen además en abundancia man
dioca, arroz, caña de azúcar y diversos ce
reales. Hay entre las maderas muchas de gran
vídor como sucu^ira, panfo'ro, cedro, peroha y
genipapro.
El cii ma en el litoral y riberas de los ríos,
que desbordan en la estación lluviosa, es hú
medo y i)oco sano; pero en la zona interior,
especialmente en las mesetas y colinas, es
seco y el calor no es excesivo.
Arcajú es la ciudad principal, y pudiera de
cirse, metrópoli en miniatura: tiene sus pun
tos de semejanza con Venecia. Está situada
entre dos mares; uno de agua por delante,
y ]>or detrás otro de arena. Goza de una en
vidiable tranquilidad.
Interesante es la historia de su fundación.
Hasta el año de 1855, era capital de Sergipo
S. Cristóbal, cindadela situada en el declive
de dos colinas, distante como dos leguas del
mar, con clima delicioso, abundantes aguas,
gran riqueza de edificios, iglesia y conventos.
Uno de esos hombres de voluntad inven
cible, el Presidente I)r. Ignacúo Joaquín Bar
bosa , quiso trasladar la capital. Por ley
del 17 de Marzo de dicho año la asemblea
de diputados em¡>ezó ú funcionar en una villa,
distante hacia el mar, cinco leguas de San
Cristóbal. Mientras todo movimiento comer
cial quedaba paralizado en la capital antigua,
se aumentó en la nueva, que siguió llevando
el nombre de Ascajú. Este parage era rico
en árboles llamados eajiís (semejantes á los
melocotoneros), y entre ellos se había erigido
un altar (un ara) de lo que se quiere deribar
el nombre de Arcajú.
Su posición es estratégica en tiemi>o do
guerra y comercial en el de paz, pues se
halla k la desembocadura del Rio Cqtinguipa,
que es navegable por unos 35 kilómetros.
Podrían fondear en él los vapores de la Tran
satlántica^ si no lo estorbaran los bancos mo
vibles de arena, que hay en la c,osta del mar.
Los vaporcitos de diversas compañías brasi
leñas dan á este puerto alguna animación.
La ciudad es i^equcña, pero hermosa; sus
calles son ordenadas y limpias, y sus casas
de agradable aspecto. La perspectiva que pre
senta al navegante es encantadora. En una
bonita plaza se elevan en buen concierto loe
palacios de la Presidencia, de las Cámaras,
del Municipio y de las Escuelas Corniales.
Campea en me«iio la igloaiiv, que conserva en
la ciudad sn puesto de honor, asi como loa
sentimientos religiosos conserva!» también su
puesto de honor en el corazón do loa SergiI)anos. El nuevo edificio del Hospital, ai-
E l R edentor
Bajo-relíere de nuestra Escuela de Cerrímica de Milán.
tuado en lo alto de una loma atrae en es
pecial nuestra atención y además de propor
cionamos su visita el placer de contemplar
el hermoso panorama, que nos presenta la
ciudad recostada á los píes de la pendiente,
vista á vuelo de pájaro, nos proporciona la
dulce consolación de ejercitar la caridad cris
tiana con los pobres enfermos.
Existen varias fábricas, y entre todas la
principal es una de tejidos, propriedad del
- 272 —
Sr. Coronel Augusto César Ferrai, óptimo
Coojmrador Salesiaiio. Las calles están siem
pre bastante concurridas, y en los días de
mercado sil animación es extraordiaaria.
¡Cuanto más lo sería, si hubiese medios de
comunicación con el interior de la comarca!
Por ahora no hay en Sergipe ferrocarriles,
ni tranvías, ni ómnibus, ni siquiera coches
pfibUcoa ó particulares. Se viaja lindamente
(i pie, á caballo ó en carreta do bueyes á
gusto del (mnauinidor. La tranquilidad se intcrrmnpo tan sólo con los ejercic.ios de una
compañia de soldados y con Jas notas armo
niosas de su banda correspondiente. Los ciu
dadanos son en gran manera corteses, hos
pitalarios y morigerados.
Después do un día de reposo, fuimos en
compañíii del Sr. Presidente y varios otros
Señores, á visitar algunas ttncas, que juzga
mos más á propósito j>ara la fundación de
una Colonia Agrícola. La elección recayó eu
un terreno que, cíisi á mitad de camino entre
la antigua y nueva ca]>ital, poseo el Sr. Pre
sidente. La posición es magnílica. Costea el
terreno por unos tros km. el Eío Pitanga, de
aguas buenas y abundantes; y la riega eu
su parte extrema el Kío I*oxíiu. Sus colinas,
mesetas y valles son en gran parte fértiles
y so prestan á diversos plantíos de árboles
iVutales, viñedo y caña de aziicar, con pastos
]»ara el ganado, jardines etc: gran parte la
oiaipa la floresta. El Sr. Presidente tuvo á
bien cedórnosla con la casa, en parte yaediücada, la cerca de alambrado, el plantío de
riOOO pies de árboles frutales y buena parte
del ganado.
Baiifizainos la nueva casa con el nombre
de S. José, para ponerla bajo la protección
del Guardián del Artesano Divino, y tambiéu en reconocimiento al Iteverondo y siem
pre amado 1). José Lazzero, que tanto ha tra
bajado y trabaja ])or el adelanto do las casas
del líorte del Ilrasil.
Celebramos la inauguración el 10 de Marzo,
y el hnmihle. suse.ritor trelebró la •Misa pri\t\v\'ix en una Capilla i>rovisoria. Si bien en
la Tebaida (tal es y tal será el nombro de la
propiedad) no hubo gran eone.urrenoia, no
faltaron personas, que por su dignidad llena
ran por sí solas la falta de la muchedumbre.
Asistieron el Sr. Presidente, el jefe de la poliiMu, Dr. Manuel Texeirn, el Coronel Terencio
Sampayo y diversos Señores do ambas capi
tales.
Como prenda do gratitud, ofrecimos aquel
mismo día á Mons. Olimpio Campos, funda
dor do la primera oasa eu Sergipe, una oleo
grafía do 1). Hosco. Dios i>ermitió, para aci
barar hkH delicias de aquella modesta, pero
eordiul festividad, que el Sr. Presidente de
vuelta á Areajn cayese enfermo; pero feliz
mente ora cosa de ik>co, y al cabo de algunos
días tuvimos la satisfacción de verlo lleno
de vida y actividad terminar los trabiyos re
lativos á la fundación.
La dominica de Resurrección á las 5 de la
tarde, tuvo lugar la Conferencia Salesiana^
anunciada ya con anticipación y honrada con
la presencia del Sr. Presidente, del R- Vicario
Foráneo, Canónigo Manuel Raimondo Mello
(antiguo amigo mió en S. Pablo) y de todas las
autoridades civiles y militares. La voz del
humilde predicador, aunque ronca, pudo con
mover los corazones: el argumento, Esmiela
Agrícola Sáleaiana de ¡S. José, era por si mismí
elocuente y el auditorio estaba muy bien pre
parado. En todo reinó una santa enuilacióu.
Un señor regaló varias piezas de pena; unas
caritativas señoras se encargaron con noble
desinterés de preparar el equipo para 20 ni
ños, y para repetir las conmovedoras escenas
de Belén, no ftvltarou generosas personas que
vinieron á ofrecernos huevos, frutas, etc. Po
bres y ricos mostraron simpatía por la obra
de D. Bosco, que Dios ha suscitado, no sé si
para mayor bien de los pobres ó de los ricos.
A las 4 del siguiente día, yo volvía á Bahía
con el corazón conmovido por las muestras
de bondad que me habían dado y lleno de
esperanzas de ver muy pronto la humilde
plaiitecilla crecer, robustecerse y dar copiosos
frutos. Abracé al buen hermano V alle, que
por aquellos días había llegado á Tebaida, y
al siempre amable D. Luis Pascual, que quiso
acompañarme hasta S. Cristóbal. A la ma
ñana siguiente, pues, al incierto resplandor de
la luna atravesaba eu canoa el Río VaraBarrio, llegando poco después de despuntar
la aurora á Porto-da-Varsea, donde me es])eraba uu guía. Por la tarde del mismo día
llegamos á Estauua, alegre y hermosa ciudad,
con puerto de mar á dos leguas do distancia.
El Rdmo. Canónigo Victorino Correa da Silva
Poute.s me dio generosa hospitalidad y no
permitió qno yo saliese hasta después de co
mer, en una excelente canoa con tres rema
dores. Un ])oco á remo y casi siempre á vela,
viajamos liasta Caclioeira da Abbadía sobre
Porto R eal, río pobre en agua dulce, pero
que, como tiene ancho cauco, permite la en
trada del agua del Atlántico. Llegado des
pués de media noche, fui cordialmente aco
gido por el Sr. Coronel Horacio Numes, po
diendo por la mañana antes de continuar mi
viaKN celebrar la santa Misa
¡Feliz coincidencia! era el primer Viernes
do mes. La primera y la última Misa cele
brada en Sergipe, fué el primer Viernes de
Marzo v Abril, como si el Sdo. Corazón de
Jesús quisiera poner mi pequeña misión bajo
su protección divina. ¡Ojala que este Santo
Corazón oiga las plegarias de este su hu
milde devotó y bendiga la Obra salesiana en
este simpático Estado de Sergipe! Quiera
nuestro buen Jesús inspirar al Rdmo. Señor
D. Rúa y á los RR. Superiores del Capítulo,
vivo interés por esta obra incipiente, y á
nuestros hermanos de Europa, encendidos de
seos de venir en nuestra aynda. ¡Cuantas ins
tancias no me hicieron los Cooperadores Sale-
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siauos, prometiéndome sn valioso apoyo, para
que yo pidiese á V. R. personal de Salesianos
para abrir un Colegio, ó al menos un exter
nado en la Capital: para que pidiera á V. B.
que mandase buen número de Hijas de María
Auxiliadora que puedan cuidarse de las niñas
pobres y ricas y tomar la dirección del bospitall Y tienen razón. Eu todo Sergipe no
hay por ahora ni siquiera una religiosa: y
religiosos, sólo dos Salesianos. ¿Qué hjicer
sino rogare Dominum messia ut mittat operarios
in messem snain, pedir á Jesús y á sus repre
sentantes muchos obreros....? Escúchenos el
Sdo. Corazón y escúchenos también V. R.,
amado Pariré; de este acto de caridad le es
taremos siempre muy agradecidos.
Ya cerrada la noche llegué si Tim bad casa
del Sr. 1). Félix Ferreira y pude volver á ver
á Mons. Antonio Elizvario Machado y Mons.
Zacarías López dos Santos, ambos celosísimos
Cooperadores Salesianos. Al siguiente día, al
caer de lá tarde, llegaba á Bahía del Salva
dor, rival en grandeza y hermosura de RioJatieiro: mis queridos hermanos y los niños
del Liceo del Salvador me recibieron cariño
samente.
Bendiga, R^Lno. y amadísimo Padre á los
hermanos y uinos de Sergipe y de Bahía, sin
olvidarse de los de Peruambiico, que todos
tienen la dicha de llamarse suyos. Bendiga
en especial á este que de V. E. ae repite
hijo afmo.
LOLENZO G I0ED A ^’0.
B A FÍFU N -Q liLLA
Sr. D irector y heriiiauo en el Señor :
Xo hace aúu cinco meses, que hemos seutudo
los reale-s en esta imporuiute cíutlud culoiubíuuu,
situada ú corüi distaneia del mar Caribe, y sin
em bargo hemos tenido ya el placer de celebrar a l
gunas bellísimas fíest-as. A íin de no hacerme
lar^o eu demasía puso por alto Jas ñestas de
Ckn pu.s, del Sagra«lo Coraeóu de Jesús y la de
nuestra celestial Patroua María A uxiliadora por
m ás que está últiiim merecería uua relación cum
plida y detallada. Me ceñiré tan sólo á mencionar
la tiesta de X tra. Señora del Perpetuo Socorro,
que tuvo lugjir el 22 del mea pasado, y de la de
San Luís, que se celebraron en la iglesia de San
Ho<iue ndm iuistrada por nosotros. He aqoí pues
la relación que de la prim era hace un periódico
de esta ciudad.
« Las fiestas religiosas de n uestra Señora del
Per{>etao Socorro se han celebrado con adm irable
pompa en la Iglesia de San Roque. L a m anera
como fueron organizadas por las Sras. D^. Mer
cedes M. de Salas, Presidenta de la Sociedad y
D*. Pepilla P . de Castoo, Vicepreeidenta, bien
merece que hagamos de las fiestas citadiu nna
relación completa.
£1 domingo último hubo misa rezada á las 6 a.m ..
en la que comulgaron cuatrocientas personas. A
las 7 nueva misa á la que concurrieron, para
liMcer su prim era comuoióu , cioqueota niñas. A
las ocho hubo recepción de nuevas Horuinuos del
Perpetuo Socorro. A este acto asistió toda la con
gregación.
Después de ese acto, empezó la misa mayor.
Ofició el Reverendo Padre ih iaU , Cura Párroco
de San Roque. El templo presentaba uu golpe
de vista adm irable. El magnítico altar mayor,
obra del insigue Valiente, estaba ricamente ador
nado con ramilletes artificiales de tlori» doradas
y muchas luces. La imagtuj, verdademmeute her
mosa de Nuestra Señora <lel Perpetuo Socorro,
uiusó íutiimi admiración á toda la concurrencia
que fue numerosísima. El sermón estuvo á cargo
del Reverendo Padre B eruanlino, do los Capu
chinos, oue llenó su cometido con adnúralilo tino
y una elocuencia conmovedora que impresionó
vivam ente á todos los quo tuvieron la fortuna de
oírle. La música fué también un verdadero triunfo.
La onjuesta del distinguido maestro incjieuno Sr.
Torres, dirigida por el mismo, tocó de uu modo
digno del mayor elogio. El canto nada dejó <juo
desear. La señora María M. de Torres y la seño
rita Leonor Azuaga, cuutarou maravillosamente.
Después de la misa, la concurrencia se dirigió
ai Biizjir situadi* en la casa del Sr. D. Francisco
Valiente y servido por distinguidas dam as de
nuestra sociedad. La veuta de boletos superó todo
lo que se esperaba.
Por la tarde se verificó la Procesión anunciada.
A ella asistieron las Heriuanda<les del P irpeiuo
SoeoiTo y algunas otnis de las de la ciudad. Al
gunas niñas de corta edad fueron con trajes sim
bólicos. A la processióu coucurrierou la Banda
.Militar y medio batallón Pichincha, enviado galautemeut-e por el Estado Mayor Generalísimo del
Ejército del Atlántico. »
Quince días después, esto es el 6 del corriente,
con menor pompa, pero quizá con más piedad,
celebramns la fiesta de S. Luís, patrono de la ju veiitiul. Eu dicho día cerca de lOü niños do amvos sexos, jírevia una semana de retiro, se acer
caron por prim era vez ú la Sagrada Mesa. Todo
el mundo quedó prendado y edificado lí la vez al
contemplar aquel mniieiosu grupo do niños y ni
ñas que con tan ta piedad y devoción recibían en
Hu pecho el Pan de los fuertes. Muy | kh;u8 veces
se habrá |)reseuciado uu acto tan tierno.
¡ Que dichosos estuvierou U»do el día los niños
que habían tenido lu dicha de com ulgar! No ce
saban de darm e maestras de agradeciinieuto. Vién
dolos tan bien dispuestos, y con el objeto de hacer
duraderos tan buenos sentim ientos los animé á
ingresar eu la Compañía de S. Luis, que se esta
blecerá el dumiugu próximo. ¡Quiera Dios bende
cirla para que produzca frutos de virtud y de
salvación en medio de la numerosísima juventud
de esta inm ensa i»rroquía de San Boque!
De V., Señor Director,
afmo. hermano en C. J.
E. Bkiata Pbro.
SarrsaqoillSj 8 ds Jonio de 1902.
BA H IA B LA N C A (AíwefltÍHa.)
E
bvmo,
Se . D . Mig u e l E úa.
Muy azoado Señor y Padre e n j . C .:L as lejanas
misiones de la América Meridional fueron el sueño
dorado de nuestro amadísimo Fundador D. Bosco
y^quién puede dudar de que lo seau igualm ente
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274 —
de STi SaceBor^ que con mano certera y a guiando
la nave Baleeiana en la pesca m ilagrosa de las
alm as t Es indudable que Vuestra P aternidad
tiene x>rusente d toda la fuinilia ealesiaua, y mien
tras los hijos ladean en la llanura contra los ene
migos do la fe, bondadoso Padre, cual otro Moisés,
tiene las manos levantadas al Cielo para que bajen
sin cesar los auxilios de las divinas gracias y se
obtenga victoria tras victoria*, y se salven las
almas. Y ¡cuéiito consuelo no ha de experim entar
su paternal corazón por cada victoria que so ob
tenga! Y tam bién ]([ué satisfacción la nuestra
al poderle n arrar alguna acción ed iü cau te! El
pensamiento del P adre que cual experto centinela
vela y ora; cuántas veces nos alienta on los tra
bajos y en las ditícultades y nos hace agradables
los sacriflcios y deleitables las privaciones!
Esperando que consolará sobrem anera á su co
razón de padre, voy á darle noticias de la mÍBÍón
de Tornquist.
Eu esta vasta parroquia de Bahía Blanca van
pros¡)ornndo pueblos de nueva formación, que recla
m an imperiosamente los auxilios de la iíeligión, si
no so quiere que se conviertan en focos de inm o
ralidad-. Entre éstos so halla Tornquist, que dista
míos 80 kilóm etros de Bahía Blanca, sobre la vía
dol ferro-carril del Sur y á los pies de la pinto
resca Sierra do Ciirrumalán, estéril como las
Fiatas.
Tornquist cuenta con unos 2000 habitantes, di
seminados en uliacnvs en un radio de unos 15 km.
A i>L‘8ar do la bondad del suelo, la agricultura
lu'ospera poco á causa de la escasez de lluvias y
lio las heladas tardías que suelen causar daños
notables á las planraciones.
Dichos habitantes son españoles, italianos, austriacos, argentinos y aleiuanea: gente pacífica y
trabajadora, de costumbres modestas, debido á
la excasez da las producciones.
Hace varios años que el Rdo. P. José M. Brentan a visita esto pueblo cada dos, tres ó cuatro
meses xmra ten er encendida la antorcha de la fe.
Aunque soii tan raras las visitas del sacerdote,
60 hallnn en Tornquist varias familias italianas
y austríacas, en las cuales reinan costumbres ver
daderam ente patriarcales. ¡ Bien se ve que Dios
quiere toner fervorosos adoradores en todas jiartes,
y mientras la inmeusa mayoría se postra ante el
v il becerro ó el inm undo Baiil, no falt-au heles
Abdiivs (|ue sólo hincan la rodilla unte Dios tres
~veces santo!
Eu la ültim a visita á Tornquist permuuecí 10
días pam preparar los niños á la 1*. Comunión
y para que pudieran los mayores oumxdir el Prece))to Pascual.
KI resultado ha sido halagüeño, si su tiene eu
cuenta la Culpable indiferencia en que viven estos
que ordiuaríaiueute se contentan con
Íiobladores,
lautizar á los hijos. Ue tenido el gran consuelo
do dar la Santa Coimiuiúu ú unas 50 personas,
de catequizar á nuls 70 eutre niños y niñas, de
los cuales 24 hau hecho su prim era Comunión.
¡La prim era Comunión! Este divino desposorio
contraído entre el Rey de los siglos y el alma, es
siempre una tiesta tan solemne <)ue no se puede
im aginar acción más sublime. Xo síu rozón se
rodea este acto de gran solemnidad para que el
ajiarato exterior represente luqjor y dé idea á
las jóvenes inteligencias de la solemnidad que
en el alm a se celebia.
Esta vez, Riño. Padre, faltó casi por completo
el a'm rado exterior, más ¿quién podrá describir
el a.:>orozo que hubo en el Cielo ese díaT ;Oh
qué radiantes de alegría habrán estado los án
geles de esos n iñ o s!
Un medio excelente para a tr a e r á los niños á la
doctrina han sido los vales y los pequeños pre
mios repartidos el último día, en el cual la asís
teucia pasó de 70 niños y niñas.
Tam bién adm inistré el santo bautismo á 49.
habiendo entre ellos varios jóv.enos de 10, 12 y
aún 14 años.
Por todo esto demos gracias á Dios y á las dos
beneméritas familias de los Señores Vicente Colli
y Esteban Rulli, quienes han dispensado al P. Mi
sionero toda clase de atenciones. Otorgúeles María
Auxiliadora la merecida recompensa.
Voy á concluir, amado Padre, im plorando su
paternal bendición para esta Parroquia y para su
obediente hijo en J. C.
q. b. s. m.
PABRICIO SOLÜAXO.
Buhia Blanca 15 de Junio do 100*2.
PU sB U
R evmo Sr . D. Miguel R úa
Revmo. y amadmo P a d r e : El d ía 17 del co
rriente, tuvimos la dicha de recibir por prim era
vez en nuestra pobre Casa de Puebla al recién
llegado limo. Revino. Sr. Obispo diocesano Dr.
y Maestro Don Ramón Ib arra y González.
Como V. R. es el más afectuoso de los padres,
así he pensado hacerle participo de los goces de
BUS hijos lejanos de Puebla, dándole una breve
relación acerca de tan ilustre y preciosa visita.
Al llegar el lim o, y venerado Pastor Angelopolitano le formaron valla los numerosos niños
de nuestro Colegio, y la banda le dió la bienve
nida tocando una do sus mejores piezas musicales.
Momentos después Su Señoría lim a, entraba en
el Suntuario de María Auxiliadora, acompañado
dol pequeño Cloro, m ientnis resonaban en el
sagrado recinto las majestuosas y patéticas notas
dol motete Sacerdos et ponti/ex, de nuestro lim o.
Sr. Obispo Dr. Don Juan Cagliero, bien interpre
tado por la Schola Cantorum del Colegio. Siguió
el canto del Te D eum y de un Taititim ergo á
cuatro voces del mismo ilustre autor, term inando
la función religiosa con la bendición con S. D.
Míyestad, dada por el dignísimo Sr. Obispo visi
tante.
Acto seguido pasó á ocupar el lugar de honor
en el Salón de Actos, donde se le dedicó á S. S.
lim a, y Revma. un Acto Literario-Drainático*
Musical.
Hé a q u í, amadísimo y reverendísimo Padre,
come se expresa, acerca de ésta grata visita, el
acreditado Diario católico, JEl F a is en so número
del 23 del co rriente:
» S u e l Colegio Salesiano.
» En la visita que hizo á ésta benem érita fun
dación el lim o. Sr. Ibarra, quedó sum am ente com
placido por ios adelantos artísticos de la niñez,
que allí recibe educación, y, lo mismo que Mon- •
señor b a m p e r, enviado extraordinario de S. SLeón X lll en esta República, admiró la belleza
d a lÁ Capilla de María Auxiliadora, la mejor qne
tenemos en esta Capital, enriquecida con hermo
sos mosáícoe, con fina variedad de mármoles del
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Estado y con magníficos tralmjos de los alumnos
de carpintería, entre los que son dignos de llam ar
la atención un púlplto y n n confesionario, obras
de incrustación riquísim a que pueden competir
con la celebrada sillería del coro de nuestra Ca
tedral.
» E l Hmo. Sr. Ibarra en prueba, de la satis
facción que tu ro al visitar el plantel, y al ser tan
justam ente agasajado por los P P . Salesiauos y
alumnos, les obsequió con un día de campo. »
H asta aquí, el citado Diario. A los pocos días después de tan agradable vi
sita, se efectuó el « día de campo » yendo todo
el Colegio hasta la hermosa y vasta Hacienda de
« Manzanilla », sitiiacia al uor-este de la ciudad,
y como á dos leguas de distancia. Pero antes de
salir para el paseo, se ofieció á nuestro dignísimo
y bondadoso Pastor una numerosa corona de Co
muniones y todas nuestras pobres oraciones.
Dios nuestro Señor conserve por muchos años
su preciosa esisteucia para el bieu de esta Dió
cesis, y S. R. dígnese pedir para que así sea.
Reciba, amadísimo P a d re , las expresiones más
respectuosas de todos sus queridísimos irijos del
Colegio de Puebla, los que besando atentaimente
su mano, piden su bendición por medio de este su
hum ilde, y afmo. hijo in C. J .
Sac. J oan S camüzzi.
P u eb la de loa A ngeles, 25 de tTolio de 1902.
8Ag.A 6Uft>
3 (Ecuador).
R e v e r e n d ís im o S r . D o n M ig u e l R
úa
Amadísimo y venerando P a d re : Después de
saludarle respetuosam ente, haciendo votos por
la conservación de V. R. y felicidad de la bene
m érita Congregación S alesiau a, que me es tan
singularm ente querida, paso á comunicarle, por
creerlo de su agrado lo sig u ien te: El prim er día
del presente siglo, los feligreses de esta parro
quia, que está á mi cargo, habían hedió voto de
eregir una Capilla conmemorativa del solemne
hoimmnje á Cristo R edentor, en una colina que
dom ina la población y que desde ese dí:. lleva el
nombre de « Siglo V einte •. Colocaron en dicho
sitio una gran Cuz y eu ella una pequeña imagen
de María Auxiliadora, á cuyo culto se dedicará la
Capilla que h a de eregirse. Ahora bien, el día y
del próximo jiasado mes de Marzo, en medio de
un numerosísimo concurso de p u e Ú o , con asis
tencia de litó Autoridades civiles, del Concejo Mu
nicipal y de las principales personas del lugar y,
debidam ente autorizado por el Prelado Diocesano,
bendije y coloqué la prim era piedra de esa Ca
pilla y celebré luego una Misa cantada predicando
un sermoncito apropriado á aquel hermosísimo
acto. Hablé á m is feligreses de Moría Auxiliadora,
de D. Bosco y de su Congregación y los invité á
pedir fervorosam ente por la pronta glorificación
de D. Bosco, por la prosperidad de la Congrega
ción y por su Superior General, mi amado D. Búa.
£ I pueblo quedó anim ado y decidido á ayudarm e
en esta santa obra. Dígnese Y. £ . bendecirla y
y atraer las bendiciones del cielo. Bendiga tam
bién á estos mis feligreses y en especial á este
que de Y. S . se repite afino, q. b. s. m.
F ernando Sequeira, Pbro.
22 de Jo n io d s 1903.
FARAGUxXY
E q el disífíto de (lonoepció».
CContinuaciónJ.
Sali<ln —d it
Buvroto.
Xlii paso
Aún no habían dado las ocho do la ma
ñana del once do Enero, cuando ya estábamos
de camino D. Domingo Queirolo, director
iiue.stro, un niño, una truía y yo sin más equi
paje que alguna ropa interior para mudarnos.
El altarcito portátil ya lo habíatnos mandado
por delante, porque no hubiéramos podido
llevarlo en el caballo. El cielo estaba en
cantador y despejado, {¡ero algunas negras
nubecillas en el horizonte barruntaban no
lejana tein{)estad.
Después de cuatro horas largas de camino
por bosques y llanuras llegamos á casa do
un amigo nuestro que nos invitó á quedamos
con mucha cortesía. Mientras tanto la tem
pestad que nos venía muy cercana, al llegar
nosotros allí se desencadenó furiosa con una
lluvia y con un viento que amenazaba desa
rraigar los árboles del suelo; pero nosotros
como que ya estábamos seguros decíamos
lo del o tro: ahí me las den todas. Repuestos
del cansancio y tomado algún alimento nos
volvimos á poner en marcha.
A la caída de la tarde llegamos á Ilinguacuré, donde habíamos {¡eusado hacer nuestra
primer parada. Ihuguaciiró es do D. Felipe
Neri H nerta, actual Presidente municipal y
está á 50 kilómetros de Villa Conccimión.
2ÍO hubo aquí na<la de particular: dijimos
Misa todos los días y hubo un bautizo y varias
comuniones. Por causa del mal tiem {)0 no
pudimos despedirnos de Ihugusvcuré hasta el
día quince. Eran hacia las diez y siete y el
camino que nos quedaba era aún Itastuute
largo. Al anochecer nos {¡aramos á tomar
algún alimento y em{>reiidida otra vez la
marcha á las veinte y dos entrábamos eu el
deseado Paso Barrete, sobre el Asquidabán.
Toda la {¡oblación dormía menos los dichosos
canes que ladradan desesperados al pasar [>or
delante de ellos. Llamamos á una casita que
estaba al lado del río y nos salió una buena
umjer con la cara algo refunfuñona sin duda
por lo intempestivo de la visita; pero apenas
conoció quienes eran los huéspedes: Ave
Alaría Purísima! dijo: y echó á correr como
una loca á despertar á toda la casa para que
viniesen á saludar al Fai. Enseguida puso á
nuestra disposición toda su despensa y ya
no sabía como agradecernos el favor y la
honra que según ella, la habíamos hecho.
Llevónos después á ver otra casa que tenía,
consagrada á !2ftra. Sra. de los Milagros y
qne li^ ía de Iglesia. Había delante uua píazuelita cubierta, bastante cómoda y espaciosa,
Gustónos el sitio que nos venía pero muy
bitíii por lo fresco y oportuno, y dormimos
ííoino reyes y de un tirón toda la noche, tanto
jiiÓM íiuanto que el cabalgar todo el día nos
tenía harto cansiuios.
Paso Barreta os un pueblecito que aunque
poco, va constíintemento y día ])or día eu
íinmento. Bebe su existencia al río que corre
á sus pies y 4 la imiclui afluencia de pasa
jeros que quieren reposar allí antes de atra
vesar el río. Se encuentra 4 00 kilómetros
de Concepción y aunque no consta en las
geografías^ los liabitautes no bajan de muchos
(íontenarcs. Pero con todo eso no hay ni un
sacerdote que pueda decir Misa una voz al
año siíjiiiera! La Iglesia, realmente desman
telada es la que indiqué arriba. Las dein4s
casas son todas de barro con techos de paja.
Al alba, la luz que nos hirió eu los ojos,
nos desj)t*rtó y nos levantamos. Un hombro
de por allí se fuó corriendo por todas partes
divulgando la noticia de que había un sa
cerdote, y en monos do una hora la Iglesia
rebosaba de gente ansiosa de escuchar la Sta.
Misa. Preparamos un altarcillo y lo adorna
mos como en un día de gala; lo mejor que
so i>udo. Acabado el Santo SacrlGcio y tras
breve colación empezó el bautizo de los niños.
A las once, con im sol capaz de derretir los
sesos, bendijo el Sr. Director un camposanto
nuevo, recién hecho y 4 dos kilómetros de
distancia; por la noche siguiéronse algunos
bautismos mós y nos pusimos 4 disposición
de aquellos buenos habitantes. A la mañana
del día siguiente, bien de mañanita partimos
de Paso Barrete, haciéndonos estas ó pareci
das reflexiones: « Si estos gentes así y todo
son tan buenas y tan sencillas ¡qué no hai’ía
con ellas un buen sacerdote que les impar
tiera las divinas euseñanztis! »
E li Mancttiollo —A.rroj’ 0 P rim ero —
Xíolla Vistti.
Ibamos camino de Mnneuello, cuando á
mitad del via.K* nos empezó 4 molestar y no
poco una lluvia regular, sin que nuestros
ponchos valieran para gran cosa. Antes del
medio día ostébamos en Mammello que es
del Sr. D. Basilio Quevodo y Oomp.^y dista
de üomieiHjióu W kilómetros. Allí el doseaiiso
y abundantes alimentos nos devolvieron nues
tras perdidas fuerzas y uunndo el sol lml>o
debilitado algún tonto la de sus rayos, nos
volvimos á poner en marcha.
Había eu Maueuollo una gran extensión
de termno sembrado do inandiooa, que es lo
que eonstitíiye el necesí\rio y úuico alimento
de ios que viven lqK>s de las impulosas ciu
dades: pues bien una infinidad de jabalíes
(más de ti^esoiontoa) que andaban por los
bosques vecinos se lanzó 4 él y salvada la
corea pudo entrar 4 su talaute. Lo que luego
sucedió no es i>ara descrito; ni una planta
de mandiiK'a quetló eu pie. Pero los de Mancuello outen\dos del tromeudo asalto se ar
maron todos y se lanzaron contra los jabalíes.
La lucha fuó reñida: y por lUtimo se retira
ron estos quedando en el campo veinte y dos
muertos y huyendo no pocos heridos.
Después de dos días en que nada nos ocu
rrió de particular, 4 pesar de habernos de
tenido en varios lugares, nos encontrábamos
en Arroyo Primero, propiedad así mismo del
Sr. Quevedo y Comp.“ Bautizamos dos niños
y tomamos descanso. Doscientos kilómetros
nos separaban de Concepción y antes de sa
lir el sol ya ostúbanios en dirección 4 Bella
Visto, meta de nuestro viaje. El corazón nos
latía do alborozo al encontrai’nos ton poco
lejos de los confines del Paraguay, como les
sucede casi sioini)re 4 los que ó viajan poco
ó por cortas distancias. Casi eran las nueve
ya, cuando aparecieron 4 nuestros ojos y entre
los árboles las blancas casitas de Bella Vista
que se nos antojaban palomas eu el horizonte.
tJua hora más y estábamos allá. Nadie nos
esperaba en el lugar y por eso no hay que
extrañar que niños y mujeres salierou con
un palmo de boca 4 las puertas y ventanas
miráudonos extáticos, mientras nosotros des
filábamos tranquilos por medio de las calles.
Bella Vista es un pueblecito de regulares
dimensiones y de no escasa importancia po
lítica y comercial por hallarse sobre el río
Apa, que divide el territorio Brasileño del
de Paraguay. Su x)oblacióu no es considera
ble, i>ero si se tieue eu cuenta que aún no
hace cuatro años que está fundada se verá
que su desarrollo es extraordinario y sor
prendente; estando sus casas diseminadas
sin orden n i concierto alguno, resalta que
carece de calles líropiamente dichas, sin que
por esto deje de haber bastante comodidad.
Los géneros que necesitan vieueu de Con
cepción y lo que no se puede iutroducir jmr
la mucha distoiicia ellos mismos se lo con
feccionan. Eutre Concepción y Bella Vista
media la distancia de doscientos veinte y
cinco kilómetros, no habiendo entre ellas más
vía de comunicación que el caballo y las
carretos como las llaman, cuyo servicio es
imi)erfecto pero mucho, por los pésimos ca
minos que hay, y por que los ríos no pocas
veces se saleu de uiadre. La población gira
al rededor de una colinita que se alza frente
al Ajía, cuya cumbre corona el edificio del
comandante militar.
De este buen caballero fuimos muy bien
recibidos, y con él tuvimos una conversación
en que hablamos de todo un poco, manife-stáudouos entre otras cosas la gratitud que
desde luego seutía x>or el bien que podíamos
hacer en Bella Vista, pues x)asaban de dos
cientos los niños que estaban sin bautizar.
Bogándole que nos indicara un sitio donde
pudiéramos alojarnos, nos contestó que la
Comaudaucia quizá no servía, tauto ix>r Ja
estrechez del local como por hallarse bastante
apartada del centro de la población; i>ero
tuvo la exquisita amabilidad de indicarnos
— 277 —
él mismo otra más acertada á la que Mzo y á quien debía entregar una carta; y 4 cuál
no sería su sorpresa al encontrar allí reuni
nos acompañara un soldado.
Era dueño de esta casa im tal D. Boque dos á tantos jefes del Brasil que celebraban
Kojas á quieu conocíamos, pero que estaba el buen éxito de los uegociost Un geneiol
ausente: no obstante su Señora,
de muy buen corazón como todos
los de aquí, nos acojió con suma
complacencia, alojándonos en una
estancia sumamente limpia don
de erigimos un pequeño altar
adornado de cuantas luces y
flores nos fué posible. Sólo fal
taba una cosa para completar
la alegría: nuestro altar portá
til: se los habíamos dado en Paso
Barreto á un carretero que debía
llegar con nosotros á Bella Vista,
pero por circunstancias desfa
vorables no lo pudo hacer hasta
después de mucho tiempo. Ente
rada asimismo la gente de nues
tra llegada corrieron presurosos
á regenerar á sus hijos con las
aguas del Bautismo. Llegaron
estos á ciento cinco, algunos
adultos y jóvenes más, y no fal
taron tampoco algunos indios.
E ütre estos hallamos á uno
llamado Teófllo de siete años de
edad cuyo aspecto no era como
el de los dem ás, acercándose
mucho al de los civilizados. Por
manera que nos vino la idea de
llevárnosle y civilizarle. Sépase
con todo eso que esta raza de
indios es indudablemente la más
inteligente y sociable de las
del P a ra g u ^ . Mas el padrino
de aquel nino no quiso acceder
á nuestra petición. Más a ú n :
el muchachito tenía un abuelo
el cual sabidas nuestras inten
ciones, nos vino diciendo con
muy buenos modales que le
dispensáramos, pero que no po
día complacernos. Efectivamente
el bueno del padrino le había
dicho mentirosamente que el
padre del niño entonces en Brar
sil no quería de ningún modo
alejar de sí á su hijo; del mismo
modo nos aseguró que en cuanto
encontrara entre sus compañeros
uno como él enseguida nos le
presentaría.
Por aquellos mismos días se
había concluido una revolución
Fachada de la Iglesia de Sta. Catarina y
que había puesto en desolación y
Monumento á Cristo Redentor en Buenos Aires.
lutoámuchasfamilias del Brasil,
y precisamente entonces los principales cabe que ya en un viaje había visto á nuestro
cillas se habían reunido en Bella Vista para P. Superior, se levantó de pie y pidió á sus
establecer allí las condiciones de paz, por compañeros el permiso de in v ité al Sacer
parecerles aquel sitio más seguro por ser ex dote á que pasase adelante. Accedieron ellos
tra je re . Nuestro Señor Director hubo de ir j el Director tomó asiento entre aquellos
mientras tanto á ver á un Señor que conocía ilustres caballeros.
— 278 —
A pesar de ser Bella Yiata tan populosa,
tiene ni una iglesia 6 capilla que pueda
valer para los divinos oficios en tiempo de
misiones. Nuestro Sr. Director deploró esta
doñcioncia y procuró animar á la geute á
que concurrieran á llenarla con generosidad..
Ni uno dejó de corresponder á su piadoso
deseo; pero todos exigían que el Sr. Obispo
les mandase (i lo menos dos veces al ano un
sacerdote; no obstante á. ruegos del mismo
Sr. Director doítidieron escribir al Sr. Obispo
y mientras poner manos (i la obra. El tiempo
urgía, en el Colegio nos esperaban el 2 de
Febrero para la fiesta de S. Francisco do
Sales, aún debíamos visitar algunos otros
puntos; razones todas por las cuales habíamos
determinado dejar á Bella Vista el 24 de
Enero. El diablo se metió do por medio: á
la hora de paitir empozó á caernos una de
secha lluvia que duró, si no pasó, de dos
horas, lo que nos obligó á dejar el viaje para
más tardo. En consecuencia, el mismo viernes
ya bastante cerrada la noche salimos de
Bolla Vista, y acompañados por el amo de •
c,asa que ya había llegado y por otro amigo
suyo, estábamos de nuevo en Arroyo Primero
á las 23. Todos dormían, por lo que nadie
se dió cuenta de nuestra llegada. Nosotros
procuramos descíinsar lo mejor que pudimos,
A las 10 y media pasamos á Zapallo-cué,
donde se encontraba la familia de D. Félix
CTgarte, muy bienhechor de los Salesianos.
En la noche que allí hemos pasado bautiza
mos á dos niños.
A pesar de las repetidas instancias de
aquella buena familia y de la lluvia que caía
á torrentes, partimos á la mañana siguiente
camino de Bedoya-cuó donde llegamos á
medio día. Bedoya-cuó está á 150 km. de
Villa Concepción. Antes era propiedad del
Sr. D. Julián Quevedo (q. e. p. d.) y ahora
de D.“ Vincenta Mendoza que aún vive y es
una buena Cooperadora Saiesiaua. Nos en
contramos con un Profesor del Colegio Na
cional, con quien nos entretuvimos en útües
y amenas conversaciones. E n Bedoya admi
nistramos cuatro bautismos.
Nada más de particular nos ha ocurrido
hasta Villa Concepción, sino es que en Paso
Mhutú donde pasamos administramos tam
bién el Santo Bautismo á varios niños.
In trn (Italia). — Dice la Oronaca Novarese:
« El luartos por la tarde, procodeute de Novara,
llegó ó esta ciudad Cl Reverendísimo Sr. D. Mi
guel Rúa, Superior General do los Salesianos,
rtconipallado de D. Josó Bortello miembro del Ca
pítulo Superior. Fué recibido por dos numerosas
Illas do colegíalos, acompañados de sus respecti
vos Suiioriores, dirigiéndose directamente al Co
legio do S. Luís, siendo recibido con un bonito
himno de bienvenida, formando un hermoso con
traste la iluminación con variados surtidores de
agua. Al día siguiente visitó todo el Colegio y
después de mediodía fué á la Casa de las Hijas
de María Auxiliadora y á un Oratorio festivo, di
rigido por cuatro de ellas. También visitó los ciu
dades de Canoero j Cannobio, marchando des
pués á Zuiza. Hemos visto de cerca á D. Rúa y
podemos decir que D. Rosco dejó un sucesor dig
nísimo, pues cuantos le ven dicen que no de
muestra más que santidad en todos sus actos.
Pedimos á Dios que Tuolra otra vei ó Intra para
mostrarle el aprecio que se tiene á su persona y
á la Obra Saiesiaua. »
S n a la ri (Oerdeña-Italia). — El día 9 de Mayo
último llegaron á esta población cuatro Hijas de
María Auxiliadora, llamadas por S. E. R. Mons.
Ingbeo para que dirijan el Asilo infantil, deseando
al propio tiempo que abran una escuela de lavores para las niñas mayores. Toda la ciudad ba
demostrado su reconocimiento para con su celo
sísimo Pastor, pero quienes lo han mostrado más
vivamente son las niñas. Aunque el local no está
todavía en condiciones, sin embargo el primer
domingo hubo una verdadera invasión de niñas,
deseosas de conocer á sus futuras educadoras. La
inauguración se hizo casi sin preparativo ninguno,
pues la aceleró S. E. I. al ver las buenas dispo
siciones de las niñas. El día de Pentecostés se
acercaron á la Santa Mesa ventidos niñas, reci
biendo por primera vez al Rey de reyes y des
pués, con el escapulario del Carmen y acompa
ñadas de las Hqas de María Auxiliadora fueron
DO
pues á la mañana siguiente debíamos emprender la marcha.
Zapallo-cix.<S. —
Bedoya-cué. —
Paso
IM
C
utli-ú.. —
J>e ■vuelta en 'Villa Ooncepción.
— 279 —
al Asilo. Fueron recibidas por la D irectora con
las mayores m uestras de cariño, y después de liablar con todas, les regaló una hermosísima imágen
de María Auxiliadora, recomendándoles que reza
ran todos los días un Avem aria p ara que la San
tísima Virgen las lib re de todo pecado, reco r
dando siempre con placer aquel d í a , el más me
morable de toda la vida.
Después de besar los pies á la bella im ágen de
María A uxiliadora, fueron despedidas b asta las
dos, hora en que debía empezar el Oratorio fes
tivo. Acudieron más de 200 n iñ a s , prometiendo
desde luego que se cosecharán muchos y abun
dantes frutos.
S e v i l l a , (España)—L a c a sa d e laS m a. Trinidad
celebro el 25 del pasado Junio el décimo aniversario
de su ñm dacióu. Las funciones, que para tan fausta
conmemoración se organizaron, resultaron solemní
sim as, celebradas todas según la costum bre sale sia n a ; pero con el entusiasmo oriental proprio
de los hijos de la Señora del Betis. N uestra en
horabuena á los Sevillanos que han sabido sos
tener la obra salesiana. A delante! y llevemos
muy a lta la bandera de M aría A uxiliadora y de
D. Bosco.
H f ilá n . — Escuela de Cerámica Artística. —
Creemos del agrado de nuestros lectores, reprodu
cir aquí algunos de los adm irables trabajos de
nuestra Escuela de cerámica artística de Milán,
que en poco tiempo ha sabido captarse la admi
ración de todos y las alabanzas de la prensa. De
los grabados que aquí exponemos, el prim er grupo
representa el Calvario. Sobre pedestal en fonna
de m o n te, que ligura el G ólgota, se eleva una
rústica cruz rodeada de una m ultitud de Angeles,
que en triste actitud adoran el divino Moribundo.
Jesús, inclinada la cabeza sobre los hombros con
viva expresión de dolor, dirige sus m iradas á su
Madre que traspasada por el angustia m ira tam
bién á su Divino Hijo, que está para exhalar el
últim o suspiro. Es u na escena adm irable que no
se puede contem plar sin conmoverse profunda
m ente. Todo el grupo es de cerám ica á fuego
lento con esm alte b lan co ; ha sido varias veces
reproducido. Una vez lo fué por u na noble fa
m ilia de Kusia, que tuvo ocasión de adm irar nues
tros trabajos en la exposición de San Petersburgo,
que se ha cerrado h a p o co : allí tam bién el Zar
y la Zarina, prendados de los labores, se hicieron
con varios de dichos objetos. El segando trabajo,
el Redentor, fué ofrecido en regalo á S. S. León X III
en ocasión del 25°. aniversario de su glorioso Pon
tificado : tuvo el Santo Anciano para nuestras la
bores palabras de encomio. Hepresenta en bajorelieve, la cabeza del Salvador que respira una
serena y m ajestuosa dulzura. Es tam bién de ce
rám ica con esm alte blanco y fondo azul. L a cor
nisa que lo rodea de m adera de nogal, es rica en
adornos de estilo puro del siglo XV**.: encima
campea el blasón pontificio: es trabajo de la eaeuela de escultura del mismo Institu to .
Grandes progresos tam bién ha hecho la escuela
de P lástic a : prueba de ello sea la herm osa es
tatu a de S. José, en la cual el Santo so nos pre
senta en actitud de entregar á los devotos el
divino Niño.
Todo nos mueve á esperar que estas escuelas,
regidas por la ra ra habilidad del Caballero .Tuan
Baut. M inguetti, contribuirán en gran junuova al
aprecio merecido quo profesan los miliuicsea al
Instituto de S. Ambrosio.
A r e q u i p a (Pet'ú). — Nuestros hermanos de
Arequipa han celebrado solenmenumtu la ílesta
do María Aiixiliadora; reinó entusiasmo y fervor
y las autoridades locales honraron los actos con
su presencia. Es verdaderam ente consolador ver
como se acrecienta el amor á la Virgen, Auxilio
de Cristianos, quo es la gran inspiradora de obras
grandes.
B o j¡:o tá (Colombia). — La trabajada república
do Colom bia, á quien de todo corazón deseamos
suerte más próspera, tiene ya la (lidia de contar
eutre sus hijos á seis salo-sianos, que el 3 del pa
sado'Muyo, recibieron el orden sagrado do Diáco
nos y que esperamos prontos, serán sacerdotes. Son
conquista del infatigable celo del P. Silvestre
R abagliati, que Io.s atrajo á la Congregación y
los amaestró con sus palabras y su ejemplo. Gra
to nos es darles nuestra enhorabuena y partici
par de su santa alegría.
i * a y s a n d ú . — El Señor y Slaría Auxiliadora
bendicen nuestra misión en esta ciudad, fundada
por el abnegado mi.sionero Padre Sandú. Tenemos
aquí dos colegios, el uno con doscientos treinta
alumnos, y con unos ciento el otro. Paysaiulú ha
dadi» ya á la Congregación catorc(i sacerdotes y
un coadjutor, sin hablar de los varios acólitos y
aspirantes que están linqiarándose á trabajar oh
la parte du la viña del .S(Mlor (]tie ha sido con
fiada á los hijos (le D. Hosco.
Tambiéu el Colegio de las Hermanas de !María
Auxiliadora está muy lloreüi(‘ute.
Está asíinisnio á nuestro cargo la inmensa pa
rroquia que cuenta más de veiiiLicjncu mil habi
tantes.
T oda su vasta extensión es anualm ente reco
rrid a por nnestx'os misioneros. Y tanto aquí en
la ciudad, como en los demás centros de población,
es en extrem o consoladcra la piedad y frecuencia
de sacramentos.
Los Salesianos somos los únicos sacerdotes que
hay en el departam ento, así es que también te
nemos la capellanía de las Hermanas del Huerto,
quienes con abnegación sin limites atienden al
hospital, á nn asilo y á un próspero colegio.
Machas cosas podría decirle de nuestras fiestas
en el colegio y en la parroquia, pero teniendo en
cuenta los anteriores datos y que todas ellas natnralm ente han de ser <í estilo salesiano, y a se
pueden nuestros Cooperadores form ar ana idea.
A r t a n a (Castellón de la Plana- E spaña).— £1
celoso P adre Luís V ila r, salesiano en sos afectos y
obras, fom enta en esta villa la devoción á María
—
280
A niiliadora y, apasionado por D. Bosco, propaga
como verdadero apóstol su espíritu y sus obras.
En u na carta que, como descripción de las fiestas
nos dirigía dice así: ■ Al P. Bosco, no sé que
me pasa, le tengo de ta l m anera en el corazón,
que le profeso más afecto que á ningún s a n to :
tem o en esto ser extrem ado, pero me es casi n a
tu ra l. Yo sé que no cst:i canonizado, pero lo amo
como si lo estuviera. Creo que sea esto recom
pensa por lo mucho quo he trabajado por d ifu n
d ir con tesón la gloria y santidad del P. Bosco,
y estoy dispuesto á difundirla en todo y por
todo. »
Este año ha organizado con entusiasm o y pompa las
fiestas de María Auxiliadora, y, con su convincente
palabra conquistó nuevos Cooperadores Salesianos.
Ha sabido mover las Autoridades ecelesiástiens y
civiles para que honren á la V irgen de D. Bosco,
y en especial este ano, su fiesta ha constituido
un verdadero triunfo. Nuestras felicitaciones á
los Iiabitantes de Artana por el entusiasmo que
despliegan en el bien. A delante! Y al Rdo. Padre
V ilar nuestra enhorabuena y sinceras gracias por
lo á pecho que se tom a la causa de nuestra obra.
I t u e n o s A i r e s {Argentina). — Como m onu
mento á Cristo R edentor, en estos tiempos en que
se le quiere disputar el cetro del m undo al que
por su divina Filiación es el Señor de los Señores
y Roy de los que dom inan, nuestros liermanos de
Buenos Aires han levantado u na m ajestuosa es
tatua. He aquí como nos la describe el excelente
diario L a Voz de la Ig lesia:
c Una de las últim as obras aprobadas y b ende
cidas por el querido é inolvidable Monseñor Cas
tellano en los últim os días de su preciosa vida,
es el monumento á Cristo R edentor, que surge al
frente do la Iglesia de Santa Catalina. £1 plano
es obra del Sr. Domingo Donati, ingeniero arqui
tecto, inspirado en los del siglo x iv y x v .
L a atención principal y dom inante de las pro
porciones y formas arquitectónicas son de carácter
gótico-lombardo y sus elementos proi>orcionnlinento altos sobre las demás m agnitudes han sido
trazados con esi>ecial acierto.
L a parto decorativa os de grandísim a im por
tancia y de interesante significación, entrando en
ella do lleno la utilización profusa do la botánica
y la figura hum ana, en formas escultorias, contri
buyendo á d ar los más delicados efectos de clarosouix), la fantasía de loa Sres. Ju an de Marchi y
€K)rongio Fontana, escidtores á quienes fuó con
fiada tan im portante ejecución.
L a estética general del etliflcio se presenta
despejada, con líneas verticales y arcos de dos
centros.
Es verdaderam ente magnífico el espectáculo que
prt'senta la construcción de su conjunto, tan es
belta y atrevida, que parece desafiar el es|>acio*
Sus güilas agudas, sus columnas delgadas hasta
la exageración, sus bóvedas elevadas y sus calad:is
iwreiles. sus grandes vanos decorados dan un
sei.tim iento tal del altivéz, que el espíritu asciende
aún más de lo iúdicado realm ente p o r la forma.
—
Todo sirve de base á una m ajestuosa estatua en
bronce que representa al D iv in o R e d e n t o r .
Esta estatua donada por el benem érito Coope
rador salesiano Sr. D. Carlos Caimi, es de cobre
batido a m artillo, cincelada, y dorada completa
m ente con oi'o finísimo. Tiene de alto m etros 4.30,
y fué trabajada en los talleres del muy conocido
D. Luís del Bo de Milán.
L a efigie es de D. Rosa Zanazio, que bendecida
y aprobada por León X III fué adoptada para
todos lo monumentos que coronan los m ás altos
montes de la bella Italia. Colocada á la altura
de 54 metros y en paraje de los más altos de la
ciudad, cual es el do la barriada de Santa Cata
lin a , domina completamente la entera ciudad
de Buenos Aires en adem án de bendecirla.
— Conciei’to de cinco campanas para la torre
monumental. — Por el testim onio que dieron todos
los que lo colaudarou, es sin duda el principal
concierto de campanas que existe en la Capital.
Echadas á vuelo las cinco campanas, form an con
ciertos con las notas de m i bemol, fa , sol, sol
sostenido y si bemol. Provienen de Pádua, por
interm edio de la casa de ornam entos sagrados de
los bien conocidos señores Bruno y Bisaghi, de
Génova, cuyo representante en ésta es el apre
ciable señor E. Cosso, que tiene su depósito y
escritorio en la calle Bolivar, 693.
Todas las cam panas tienen hermosos grabados
como el escudo de León X III, el Argentino, Sa
lesiano, etc., y tam bién adecuadas inscripciones :
Soli Deo honor et gloria — Jn te, Lamine, speravi
non confundar in aeternvm — A /ulgore et tempestate
libera nos, Domine. L a cam pana mayor pesa 1800
kilos y está dedicada al Apóstol Santiago, en
memoria del joven Santiago Ginocchio. L a se
gunda pesa 850 k ilo s; es donada por el señor
Bernardo Bachoulet en memoria de su finada es
posa Magdalena Lahourcade. La tercera está de
dicada á San Julián, y pesa 700 kilos. L a cuarta
lleva el nombre de Don Bosco, el fundador de
la Pía Sociedad Salesiana y está dedicada á San
Ju an . La quinta ]>esa 350 kilos, se llam a Don Rúa
y es dedicada á San Miguel. La inauguración de
las campanas en la nueva y esbelta torre tuvo
lugar en el mismo momento de la bendición del
monumento el domingo de Julio.
Las fiestas celebradas en la capilla de Santa
Catalina Virgen y Mjirtir, con motivo de la ben
dición é inauguración del monumento á Jesucristo
Redentor, colocado sobre la torre de la iglesia,
revistieron mucha solemnidad.
D urante la m añana se oficiaron varias misas,
en la cuales se dió la comunión á los fieles. A
bis 9,80 Monseñor Florencio Villanova Sans ce
lebró una misa solemne, á la que asistió de pon
tifical el iuternnncio apostólico.
D urante esta misa, pronunció un sermón sobre
las glorias del poutíficado de León X III, el pres
bítero Mano -I Gk>nzález Díaz.
El acto de la bendición estuvo á cargo del
Obi8x>o de Jasso, Monseñor Gregorio R om ero, y
fueron padrinos de él la Srta. Jesusa Garmendia
y el Sr. Carlos Caimi.
— 281 —
Después de la bendición se organizó la proce
sión del Corpus, que recorrió las calles Brasil,
Piedras, Caseros, Tacnarí y Garay.
De vuelta la procesión al templo, predicó el
cura de Santa Lucía, presbítero José A. Orzali,
sobre el significado de la inauguración del mo
numento á Jesucristo Redentor.»
M e r c e d e s O r ie n ta le s {Vruguay). — Cor
tamos de un autorizado periódico:
«Nunca es tarde, dije para mi capote, al salir
el domingo pdo. del festival celebrado en el Co
legio San Miguel en honor de su digno Director
Pbro. Juan P. Rodríguez, y consecuente con mi
modo de pensar, aquí amigo, fastidiemos un tan
tico al querido y paciente E l A m i g o d e l O b r e r o
con una breve reseña de las fiestas, no sólo de
San Pedro sino también de María Auxiliadora.
Y aquí me tiene desgranando mis espigas bastante
descoloridas.
El 1.® de Junio solemnizaron los PP. Salesianos
de ésta á su sin par María Auxiliadora con una
expléndida función religiosa. El panegírico estuvo
á cargo del señor Director del Colegio, quien lo
hizo por cierto con maestría y mucho corazón.
El domingo siguiente dieron una velada literario-musical en la misma Capilla, la cual seme
jaba á la real morada de la blanca visión de los
profetas. Allí pasamos momentos de Paraíso.
Pronto apareció la aurora anhelada del 29 de
Junio, día onomástico del P. Rodríguez, y por
ende día de fiesta para el importante Colegio de
San Miguel.
En efecto, muy temprano aiín las campanas do
la Capilla con sus alegres repiques y los morteros
con sus estrepitosas bombas invitaban á los 40 ni
ños do primera Comunión al banquete encarístico,
con que el buen Jesüa les brindó en la misa ce
lebrada por el señor Cura Arrospide, en la que se
cantaron bonitos motetes, concluyendo los agra
ciados niños con el Himno al deífico Corazón que
cantaron al pie del santo altar.
Los niños del Colegio ejecutaron con afinación
y gusto nna bonita misa de Sntti), á cuatro voces,
acompañada con nna orquesta que dirijía el joven
ox-alumno May.
Por la noche nos divertimos de lo lindo, como
dicen los muchachos, con nn buen número de va
riados fuegos artificiales, amenizando el entrete
nimiento una banda de música preparada por el
ya citado joven músico May.
El 6 del que rige se coronaron dichas fiestas
con un acto literario-musical dado en el mismo
local del Colegio en honor del Director.
Fné un festival ameno y variado; todos sus
números merecieron un justo aplauso del numeroso
V selecto público que llenaba el salón.
¡Bien por el Colegio San Migoel! ¡Adelante
con esas fiestas que son vida, adelanto y confra
ternidad! »
E c u a d o r . — Sociedad Filantópica del Guaya».
_Hace va 53 años, existe en Guayaquil una Ins
titución benéfica, consagrada á la edncación de
los jóvenes en escuelas y tallertSS. Fuiulnda el
1849 por ana Sociedad de distinguidos Caballeros
de Guayaquil, se propuso por principal fin arran
car á los niños humildes y pobres do los brazos
de la holganza y de la disipación, proporcio
narles conocimientos literarios y ciontíllcos en
sns escuelas, á los que para ello mostraban incli
nación, y enseñar en loe tulleres un oficio do
cente á los demás. Es la primera corporación de
beneficencia, no sólo en Guayaquil, sino on toda
la República del Ecuador. Los socios con su coo
peración contribuyen al sostenimiento do la Fi
lantrópica, que cada día más próspera, esparce
entre los hijos de Guayaquil los efectos de su
7'
litgiirhf.
Vf
Sr. D. Francisco García Avilés.
caritativa labor, á la que no dudó llamar un
escritor, la madre de los hijos del pueblo. “ El Sr.
D. Francisco García Avilés es su actual Presi
dente desde hace doce años consecutivos. Doce
años que este distinguido Caballero se consagra
á hacer el bien á su patria y su labor modesta
y silenciosa, pero eminentemente aprecíale y pa
triótica ha sido ya fecunda en beneficios prácticos.,,
Pues bien, este ilustre y caritativo Caballero,
que ha sacado ya con sn generoso desinterés del
vicio y de la ignorancia á tantos jóvenes, ha lenido por bien, hollando el respeto humano, con
fiar su Institución al cuidado de los hijos de
D. Sosco. He aquí sus propias palabras (1): « Con
vencido de qne la buena marcha del internado
depende de la organización qne le imprimaD los
encargados de regentarlo} y que en el mundo enO) Inform e qne dicho Sefior preeentd á 1» JTonU G e o e n l «1
19 de E nero de 1902.
— 282 —
tero está reconocida la competencia de los P P .
SalcHÍaiios para servir á esta clase de institucio
nes, en condiciones económicas y de régim en in
terno^ (jUü no h an logrado los profesores láicos,
Ite contrnindo con dichos PP . Salesinnos la di.
rección del internado, debiendo segnir el mismo
ouer]io de profesores, y niaiiejados directam ente
por la Sociedad de fondos del establecim iento,
como lo son ahora. Las ventajas de confiar á los
Salesinnos el internado cstfiu justificadas consul
tando acerca do las Escuelas de Artos y Oficios
que están encomoudadus á ellos y que son consi
derados como los más competentes ou esto ram o,
ai>arto del regimen disciplinario que les es pecu
liar y sin el cual no cabe imuitenor en buen pie
un ostablecimieuto de instrucción como el nuestro.»
El Instituto cuenta 600 alumnos estudiantes, con
todos los adelantos que requieren los tiempos.
Los artesanos son en núm ero de 200 y poseen
todos los talleres « un magnifico arsenal do tra
bajos, como son m áquinas de las más modernas
y herram ientas suficiontos para todo género de
trabajos. » Loor, pues, al insigne y caritativo Sr.
D. Prancisco García Avilés y á Sus honorables
socios jM>r BU obra caritativa, y sincero agradeci
m iento por la confianza con que han distinguido
á los humildes hijos de D. Sosco.
eternidad, como había vivido piadosamente
en Jesucristo.
Enviamos el testimonio de nuestro dolor á
la atribulada familia del respetable anciano
y agradecidos á sus beneficios, rogamos por
él y pedimos á nuestros lectores una plegaria.
Dr. Carlos Bravo.
)L 17 de Marzo del presente año falleció
el Dr. Oarlos B ravo, víctima de tenaz
y prolongada enfermedad, á la edad de 61
años.
El Dr. Bravo fué un ilustre ciudadano, de
clara inteligencia, que dedicó toda su vida
al estudio de las ciencias y de las letras;
era el mejor historia<lor y geógrafo de Bolivia; explorador y notable bibliófilo. Cuando
murió ocupaba el puesto de jefe de la sección
de límites en el Ministerio de Relaciones ex
teriores.
Deja muchas obras: pero su mejor legado
es el recuerdo de sus virtudes. El colegio
Salesiano, del cual era Cooperador decidido,
llora su muerte y agrad.ecidos á sus benefi
cios pedimos una plegaria por su descanso
eterno.
Sra. marta ¡osefa Sánchez.
Don manucl Buceta
Cooper. Salcslano.
vgX NOCHE recibimos la inesperada triste noT ■ ticia del fallecimiento del que fué nues
tro bieubeclior insigne, Don Manuel Buceta
Lói>ez.
Ei*a el finado modelo de ctvballeros cristia
nos, deoluulo do esposos, padre amantísimo y
amigo letü y sincero.
Hombro de sólida piedad y caridad arrai
gada. coadyuvó con tenias sus fuerzas al desarn>yo de nuestra sociedml, como verdadero
Cooi>oriwior Salosiano.
El Seüor ba llamado á sí ó su siervo de un
d u h Io prouto ó imprevisto, suprimiéndole los
sufrimientos de larga dolencia, y dejándole
tan sólo el tiempo necesario para que reci
biese los Sautos Sacramentos y pasara á la
)i. día 25 de Marzo, tras larga y penosa
enfermedad sobrellevada con la más
cristiana resignación, entregaba su espíritu
á Dios la distinguida Señora María Josefa
Sánchez. Su muerte ha sido muy llorada,
sobre todo por los pobres de quienes era bien
hechora, y por las instituciones religiosas, á
quienes socorría con mucha generosidad.
Los Salesianos agradecidos piden por su
descanso eterno.
R. I. P.
283 —
MEMORIAS BIOGRAFICAS
DE
M O H S . L U IS
C a p ít u l o X ,
TJna soüal »es-ux*adeperse'v’ei*anoia
—Su proflíiíiióu i'elis'iosa — E n e l
Colesfío ele E an zop ara repou<‘x*s<‘
—S eoi’eta lu c h a —S u s uue'V'as ocu
p acion es y su s estu d io s — Buen
descex'uiniento en la e le c c ió n d e
li1>i*os — U na adinixrable lecció n
de pedag'ogs'ia.
Los sucesos hasta aquí relatados ocurrie
ron en un tiempo, en que Luís no estaba aún
moralmente ligado á la Sociedad de S. Fran
cisco de Sales. Acaso el demonio sabiendo
que le quedada poco tiempo, sciem quia modicum temptis habet, multiplicaba sus asaltos,
aumentaba su astucia para apartarlo de su
propósito y conducirlo do nuevo al mundo.
Pero Dios, cuya infinita sabiduría resplan
dece en sacar bien del mal, había permitido
tales asaltos para que nuestro buen Lasagna
no se dejase llevar á este género de vida,
sembrado de privaciones, sacrificios y cruces,
sólo por un pasajero entusiasmo. Así que,
habiendo trillado durante estos dos anos el
sendero de la piedad, de las humillaciones y
del sacrificio, había podido formarse una justa
y completa idea de la vida Salesiana; y si
los obstáculos que se le habían presentado
no habían podido hacerle retroceder, era señal
segura de su futura perseverancia.
Muchas veces en sus íntimos coloquios con
D. Bosco, le manifestaba con filial confianza
sus frecuentes debilidades y el decaimiento
fatal que de vez en cuando le abrumaba. £1
buen padre, qne le conocía íntimamente y
que estaba persuadido, de que sus palabras
eran leyes para Luis, creyó oportuno romper
con todas sus dudas é incertidumbres por
medio de la profesión religiosa. Por tanto, le
propuso resueltamente que se preparara á
emitir los santos votos en el próximo Sep
tiembre. El 19 de dicho mes del año 1868,
en la modesta capilla de la casa que entonees poseíamos en Trofarello, después de ha
berse fervorosamente preparado con los ejer
cicios espirituales, dictados por Don Bosco
mismo, el Clérigo Luís Lasagna tuvo la dicha
de consagrarse todo á Dios con la pi'ofcjsióu
religiosa. Había visto variius veces á otros
hermanos, que en igual ocasión se presenta
ban temblando ante el altar: los había oido
como pronunciaban su irrovowvble consagra
ción á Dios con voz outrocortada por los
sollozos: bimbión él había experimentado en
todo su ser un rápido estremecimieiito, al
considerar las graves obligaciones que de se
mejante contrato con Dios so derivan; poro
al llegarle su turno, perdiendo el temor, hizo
con ánimo resuelto y generosa voluntiul su
inmolación. Salió de Trofarello con el alma
inundada de júbilo, que se traslucía en el
rostro, llevando consigo un dulcísimo recuerdo
del acto memorable que había realizado, y al
mismo tiempo un firme propósito de combatir
con todas sus fuerzas aquellas malas inclina
ciones, que en los ejercicios había más cla
ramente reconocido en sí mismo, y propúsose
los medios que en lo porvenir había de adop
tar para alcanzar de ellas completa victoria.
Al principar el año escolástico reanudó las
tareas de su clase regularmente. Incapaz de
refrenar los ímpetus de su celo por el ade
lanto de sus alumnos, se impuso fatigosos
trabajos de que bien pronto se resintió su
salud. En diciembre do aquel mismo año, el
médico propuso á los superiores, que le exo
neraran de aquel cargo y lo trasladaran á
otro clima, si querían conservar por largo
tiempo su existencia. D. Bosco, siempre solí
cito por la salud de su amado hijo, lo destinó
al Colegio de S. Felipe Neri en Lanzo Toriuese. Era este precisamente el clima que él
necesitaba. Al tiempo en que llegaba á Lanzo,
ya todos los Salesianos tenían su ocupación
particular. Es verdad que fuó acogido con
exquisita caridad por el Director, D. Juan
Bant. Lemoyue, qne cuidó con toda solicitud
de la salud de aquel hermano, poro, coaiido
se encontró ya capaz para desempeñar alguna
ocupación, como no tenía nu destino particu
lar, tuvo qne contentarse con humildes em
pleos que, á decir verdad, probaron cuanto
era sn adelanto en el espirita de abnegación.
Se le confió la asistencia de los parvulítos,
á quienes convenía prestar toda clase de servicios, tanto de día como de noche, espe
cialmente para conservar la limpieza de sos
personas: y nuestro Lasagna cumplió este
oficio, más bien propio de nn criado qne de
nn asistente, con tal sencillez y modestia
qne era de santa edificación á sus hermanos.
Con todo no nos atrevemos á asegorar qne
en el secreto del corazón sn amor propio no
hnbo de reñir armas con la obediencia: pero
— 2S4 —
aolo un íntimo amigo, á quien, como eolia,
abría su Jilma con todo candor, pudo conocer
los eefuer/os que él hacía por rechazar esta
pasión, y lo que le costó vencerla. Al mismo
tiemjK) el Director, que callado contemplaba
y estudiaba al reciónllegado, se persuadió
muy prouto de que por su ingenio, por su
esníritu de iniciativa, pero sobretodo por su
piedad y fortaleza de alm a, de que estaba
pródigamente dotado, llegaría á sor su prin
cipal apoyo. Por esto lo adiestraba con es
mero en ia piedad y en el estudio, procu*
ramio á la vez rehacer su salud perdida.
Por su parte el Olérigo Lasagna, que estiíuaba en mucho á Don Lemoyiio por haber
oido hablar de 61 repetidas veces, puesto
ahora bajo su sabia dirección, se sintió irre
sistiblemente atraído hacia é l , y durante
todo el tiempo que permaneció en Lanzo le
amó tiernamente y le confió todos sus secre
tos. El más mínimo deseo del Director era
para Luís un mandato, á que con prontitud
obedecía. Teníase á la vez por dichoso con
estivr en compañía de otros Salesiauos virtuo
sos y beneméritos, cuyos ejemplos procuraba
imitar. Y como algunos de sus hermanos
habían sido sus condiscípulos y ya le cono
cían, sobrellevaban con caridad su carácter
siempre vivo y algún tanto impetuoso j de
tíSte modo se ahorró muchos disgustos, que
«le otro modo hubiera experimentado. Por
twtas y otras razones, bien pronto tornó á
dibujarse en su semblante aquella .suave son
risa qm* conservó siempre; su conversación
se revistió do aquella amenidad que parecía
haber perdido; y los años piwados en Lanzo
con razón pueden considerarse como los más
poéticos de su vida.
Nuestro Luía supo aprovecharse de aquella
calma para repagar la filosofía, y gustoso
aceptó el encargo de preparar para el exa
men tío esta matoria á dos jóvenes hermanos.
Advirtiendo qtie de tiempo atrás no había
estudiado bastante la Teología, se consagró
con anm.a aplicación á ella ba;jo la sabia
diitH'ción de sn Director. Ayudado do la vas
tedad y agudeza de su ingenio, conseguía for
marse ante todo ima idea general de los trata
dos que dt‘bía estudiar, y después descendía
á particularizar hvs cuestiones. No se con
tentaba con noiáones superflciales, no jwrdonaba fatiga alguna, con tal que llegase á
jmseer un conocimiento claro y preciso, y
dominar imr completo la materia que formaba
el objeto de su estudio. Sus brillantes exá
menes son clara prueba del amor con que se
dedic.aba á las ciencias eclesiásticas, y del
buen método do que disponía para poseerlas.
Mostró ya desde entonces gusto especial
en la elección de libros. Prefería las obras
y los autores que tratan de ciencias ó lite
ratura, y aborrecía esos libelos cuya lectura,
sino arranca del todo la fe y la inocencia,
que es lo más común, hace perder lo más
precioso, que es el tiempo. Las ventajas de
esta su prudencia en la lectura y en el estadio
se vieron palpablemente, cuando tuvo á su
cargo la enseñanza en las clases más impor
tantes de nuestras escuelas, y cuando, para
alcanzar los títulos necesarios, se examinó
en la tJuiversidad de Tarín.
Es finalmente muy digno de notarse el alto
conce})to que el hubo de formarse de la res
ponsabilidad en la asistencia á los jóvenes
colegiales, oficio humilde en si mismo, pero
grande delante de Dios y grandemente me
ritorio. Servíanle á este fin de no pequeño
estímalo las sabias instrucciones y paterna
les avisos de sus amados superiores. Y su
fe viva y su celo ardiente pronto le persua
dieron de que nada hay tan agradable al
deífico Oorarón de Jesús, como imi)edir con
la solícita asistencia, que un pobre joven
tenga la desgracia, de crucificarle y coronarle
de e.spiuas dejándose arrastrar á cometer un
pecado. Cuando sea nuestro Luís elegido
Superior, veremos como habla á sus amados
hermanos del deber de asistir, como explana
las ideas acerca de este deber con tal per
suasión y celo, que no pocos se creerán di
chosos en cumplirlos, j Admirable lección á
los educadores de la juventud 1
(Se continuará).
lit ip o p l'a t iH s iit io
Repetimos el aviso dado en nuestro nú
mero de Julio último, para aquellos Sres.
Directores que aun no nos mandaron las
listas para contribuir al Obolo del Sto. Pa
dre, rogándoles encarecidamente que se den
la máxima solicitud en hacerlo; advirtiéndoles que necesariamente deben haber llega
do á esta Dirección el primero del próximo
Noviembre.
En el número siguiente publicaremos loa
nombres de aquellas Casas que hubieren con
tribuido á esta suscripción.
Cm ifnkÓM 4i b Ibtóial lAnriki - GeniU: J0SÍ filXBQO
-
Fecha
-
1902.10