BS_1901_04

Ficha

Título
BS_1901_04
Descripción
Boletín Salesiano. Abril 1901
extracted text
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OLETIN
SALESIANO
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Cottolenijo, 32

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J I e d a c c io n

; ^ d m in is t r a c io n

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Turín (Italia)

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-T53—cía—su—131—su—tjs—syiE l am or a l prójim o es uno do los
m ay o res y lu.is ex celen tes dones <nie
l a d iv in a bondad puedo conceder á
los bonibres.
(S. E uaxc . de Sales.)

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’ c u ltiv a d con g ra n d e esm ero su
í educación c r is tia n a ; y p ro porcionadlo
♦ i lib ro s q u e la enseflen A b n ir d e l vicio
i V A p ra c tic a r la v ir t u d
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(P ío IX .)

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ItoilobU 'l v u e stra s fu e rs a s A fla 's
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p n rta r A la nlDoK y ........
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corrupción (¡ inorodnlidm i v pro- »
i p ^ ra r asi u n a n ueva g eneración.
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(L u ó s X I I I .) i

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PUBLIC AC IO N M EN SU AL

ANO X X II — N. 4

S tT M A B IO . — E n c ic lic a d e S u S a n tid a d . . . .
pág.
J u n to á l a tu m b a d e D . B o s c o ............................................ *
D oouineutos S alesian o s. — Eiscur.'so d e l D r. D u r á . . >»
E l E e p re s e u c a n te d e l S u ceso r do E . Bosco en A m é ric a »
D k KUKSi'KAS MlSiO.N'ics. — J u iiíii do lo s A n d o s — T ie r r a
del Fueso
..................................................................................’*
G ra c ia s do M a ría A u x ilia d o ra • • A ............................... . *
K uicstua Couuiwi’O.süiíNciA. — E » p a iln f S e v illa — J.im rir.a.
Q u ito (E cu ad o r) — P u iilaro iia» ( C h ile )— S ta . T e c la (Bep ú b lic a del Salvador) — A re q u ip a (P e rú ) — A su n c ió n



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ABRIL de 1901

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(P a r a g u a y i.................................................................................
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ÍCOTlCIASr ....................................................................................
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N ecrología
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G uabauos. — E l Sto. P a d re — Ig le s ia do V alsA lice — M ese .
E sp in o sa — lu d io s O nas — M ona. J a r a A la In a u g u ra c itm
d e l M onum euto A J e s ú s B e d e u to r — C u r u iú (P atA giiay) —
M úsicos d e l Colegio do A su n c ió n — B ecuordo do las liostoa
p a tr ia s e n C oncepción (C hile).

80
92
95
98
100
104

CARTA ENCI CLI CA
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J^mslvo ;§ariHsÍTno
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L E O N P A P A X lll

V
VENERABLES HERVIANOS
S A L U D Y A P O ST Ó L IC A B E N D IC IÓ N

^ A s graves controversias acerca d e las
cuestiones económ icas que desde ya
hace m ucho tiem po y en m ás d e una
nación agitan los áuimo.s, de tal modo
s e prox>agan y enardecen, que no siu

A .r z o l> is p o s ,

lix g a r e s

< |u e

Í > l> is p o s

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p a z

y
y

A p o s tí» lic í» .

m otivo susj)eiideu el juicio y ponen en
cuidado el ánim o aun de las personas
más prudentes. O piniones falaces, sobre­
m anera extendidas en orden, a.sí á teorías
' filosóficas, como á la vida práctica, íuI trodujeron tales controversias. De.spués,
los nuevos auxilios que en los tiemi>os
m odernos recibieron la.s artes útile.s, la
rapidez en las com unicaciones y los ins­
trum entos de todo género con que s e ha
conseguido aum entar Jas ganancias, di.s. m inuyéndose e l trabajo, han venido á

— 90 —

exacerbar el conflito. Por últim o, excitada
la pugna entre ricos y pobres por las
m alas pasiones de hom bres turbulentos,
las cosas han llegado á tal extrem o, que
agitados los pueblos con turbaciones m ás
y m ás frecuentes, parecen tam bién am e­
nazados de calam idades espantosas.
Y a N os, desde los primeros días de
Nuestro P ontificado, advertim os del pe­
ligro que ])or esta parte am enazaba á la
sociedad civil, y juzgam os deber N uestro
avisar á los católicos del grande error
que encierran las invenciones del socia­
lism o, y de la ruina que de él puede v e ­
nir, no sólo á los bienes de la vida, sino
tam bién á la probidad de las costumbres
y á los sagrados intereses de la religión.
Tal era el objeto de N uestras Letras en ­
cíclicas Quod a'^o&tolici muneriSj que dimos
el 28 de D iciem bre de 1878. M as como
los peligros fuesen cada vez m ayores,
N o s con m ayor em peño N o s esforzamos
en acudir á ellos con la oportuna provi­
dencia, dando asim ism o las Letras Éerum
novariim el día 25 de M ayo de 1891,
donde extensam ente tratam os d e los de­
rechos y deberes con que entram bas clases
de ciudadanos, á sabéis los que poseen
el capital y los que ponen su trabajo,
deben de convenir entre s í, mostrando
asim ism o, conforme á los preceptos ev a n ­
gélicos, los rem edios que han parecido
más eficaces para dirimir el conflito entre
esas dos clases suscitado.
Gracias á D ios N uestra coutíauza no
se ha visto frustrada, pues que hasta
aquellos mismos, cuyas opiniones no concuerdan con el juicio de los católicos,
obligados por ia fuerza (pie posee la ver­
dad, han reconocido en la Iglesia la vir­
tud con (pie atiende benéüca á todas las
clases sociales, singularm ente á la d é lo s
(pie sufren el rigor de m iserable fortuna.
Por su ]uirte, los católicos han percibido
copioso fruto do nuestra enseñanza, por­
que sobre haber recibido con ella nuevo
aliento y m ayores fuerzas para proseguir
sus óptim as em presas, han visto la luz
que anhelaban, moroed á la cual han
podido consagrarse más seguram ente y
con éxito más feliz á, esta clase de es­
tudios.
siguió tam bién que las dife­
rencias de üi)inión que había entre los
católicos desapareciesen en ])arte, ó por
lo m enos, se m itigasen, de tal m odo que
no im pidiesen la acción común para pro­
curar el bien de la clase proletaria, allí
donde eran más necesarios los esfuerzos

de todos. T ales son los auxilios presta­
dos á los que carecen de iniciativa, y
que llam an secretariado del pueblo; las
cajas' rurales de crédito; las sociedades
de socorros m u tu o s; las ordenadas á re­
mediar las necesidades consigu ientes á
los infortiiiiados accidentes del trabajo;
las asociaciones de obreros y otros au­
xilios de sociedades y d e obras.
A s í, p u e s, bajo los auspicios de la
Ig lesia se inició entro los católicos una
comunidad de acción y una solicitud de
instituciones en auxilio del pueblo, tan
cercado de asechanzas y peligros como
de' trabajos y penuria. E n un principio
esta m anera de beneficencia popular no
filé de ordinario designada con ningún
nombre; algunos le dieron el de sockelismo cristiano; pero ese nom bre y los
derivados de él cayeron luego, y no sin
razón, en desuso. D espués á m uchos pa­
reció bien denom inarla acción cristiana
popiilarj y no sin razón. En algunas par­
tes los que se ocupan en esta obra, son
llam ados cristianos sociales; pero en otras
es denom inada democracia cristiana, así
como los que se dedican á ella son lla­
m ados demócratas cristianos; por el con­
trario, la (pie los socialistas anhelan, es
la democracia social. D e estiis dos últim as
denom inaciones, y a que no la primerji,
es decir, la de cristianos sociales; pero la
segunda, ó sea democracia cristiana, suena
mal en los oídos de m uchos buenos, á
los cuales parece ver en este nombre algo
(le am biguo y peligroso.
Tem en á este nombre por m ás de una
razón, recelando d e una parte que con él
se puede encubrir uii fin político, á saber,
establecer el régim en dem ocrático ó pre­
ferir la democracia sobre las dem ás for­
m as de gobierno; y de otra, que así apa­
rezca apocada la virtud d e la religión
cristiana, reduciéndose sus miras á la
conveniencia y provecho d e la jilcbe, sin
mirar al bien de las dem ás clases. Tem en
adem ás que bajo ese especioso nombre,
se oculte el propósito de sustraerse á las
autoridades legítim as eu el orden civ il y
en el eclesiástico. P u es como en esta.s
controversias suele haber exceso y alguna
que otra vez acrim onia, deber N uestro
es ponerles lím ites, definiendo lo que
hayan de sentir los católicos acerca de
esta materia; adem ás de lo cual es razón
tam bién prescribir á su acción ciertas
normas que la hagan más extensa y sa­
ludable.

I

— 91 —
Qué pretem le la rfemocmem socm/, y qué
conviene que (|uiera la democracki cn'síífljiff, cosas son acerca de las cuales no
cabo duda alguna. Porque la primera,
aunque el exceso del error sea en unos
mayor que en otros, pero en m uchos lleg a

S. S. el Papa León X III.

á tai extrem o d e m alicia, que no hacen
cuenta alguna con el orden sobrenatural,
buscando exclusivam ente los bienes cor­
porales y terrenos y poniendo toda la
felicidad hum ana en adquirir tales bienes
y gozar de ellos. D e aquí que la autori­
dad resida, según ellos, en la plebe, para
que, suprimidos los grados entre las cla­
ses sociales y nivelados los ciudadanos,
se establezca entre ellos la igualdad eco­
n óm ica; de aquí la abolición del derecho

de p rop ied ad , y que la haeiem la y for­
tuna de ios unos, y los mismos medios
para^ la producción de la ri(|uezn, sean
poseídos de todos en común.
Por el contrario, la democracia cristiana,
por el mismo hecho do llamarse cristiami,
debe estribar en los princi­
pios establecidos por la le
divina, como en su funda­
mento, mirando de tal suerte
al interés' de los pequeñuelos, que se procure su perfeecionam ento moral en or­
den á los bienes eternos para
cuya posesión han sido cria­
dos. A sí (pie á los ojos de
la democracia cristiana m»
hay cosa alguna imls santa
que la justicia; el derecho
de adquirir y de poseer pro­
clámalo ella según toda su
integridad; deñende asim is­
m o la diferencia que inedia
entre las clases sociales, y
la tiene por m uy propia de
toda sociedad bien consti­
tuida; y quiere, por últim o,
que la forma y naturaleza
del consorcio hum ano sean
las que el m ism o D ios, su
adorable Autor, ha estab le­
cido. D e donde se sigu e cla­
ram ente que entre la dem o­
cracia social y la cristiana
no hay nada com ún: la m ía
de ellas diíiere de la otra
tanto como dista el socia­
lism o de la xirofesión de la
le y cristiana.
Pero no es lícito torcer el
sentido de la expresión de­
m ocracia cri.stiana aplicán­
dola al orden político; pues
aunque democracia, según
su significación literal y el
uso de los filósofos, quiere
decir régim en popular, mas
en la preseuíe m ateria ese nombre debe
entenderse de modo que, dejado todo
concepto p olítico, únicam ente signifique
la m ism a acción benéfica cristiana en
provecho del pueblo. Porque como los
preceptos de la ley natural y del E van­
g e lio exceden por sí m ism os á todos
los hechos humanos, es im posible que
dependan por jnodo alguno d e ningún
régim en c i v i l , antes pueden convenir
con cualquiera régim en que n o s e opon-

— 92 —
á la liouestidad u i á la jastioia. Son, niente, que es cuidar del bien y |)rovecbo
jmes, y perm anecen ajenos enteram ente de las clases m ás humildc-s, de tal modo,
tales |)receptos de las opiniones de ios que parezcan preteridas las superiores, de
l)urtido 8 y de las m udanzas de los su- las cuales no tien e m enos necesidad que
c.esos, de forma que cualquiera que sea de las otras e l E stado i)ara su conserva­
la constitución de la república, los ciu­ ción y perfeccionam iento. A esta n e c e ­
dadanos puedan y deban cumj)lir aque­ sidad provee la ley de la caridad de que
llos m ism os preceptos en que se les m anda hem os hablado an tes; porque esta ley
amar á D ios sobre todas las cosas y al abraza á todos los hom bres de todo grado
l»rójimo como ú sí m ism os. E sta fuó la como á m iem bros de una sola idéntica
disciplina constante do la Ig lesia ; así se fam ilia, como á hijos de un m ism o bon­
condujeron siem itre los Rom anos P ontí- dadosísim o Padre, redim idos por el mismo
lices al tratar con los E stados, cualquiera Salvador y llam ados á la m ism a eteruu
í[ue fu ese la form a de su respectivo g o ­ herencia. E sta es la doctrina y aviso del
bierno. Presupuesto lo cual, la acción y A p óstol: Uno solo es el cuerpo y ^mo solo
la intención de los católicos al promo­ es el E spíritu, como íina es la esperanza
ver el bien do la clase proletaria, no debe de vuestra vocación. Uno es el Señor^ imu
mirar x>or modo alguno á querer y tratar la fe , uno el hautismo. Uno el E ios y Padre
do introducir una m anera de régim en de todos, el cual es sobre todos, y gobierna
tod,as las cosas, y habita en todos nosotros (Ib
político en vez do otra.
Por modo sem ejante debe rem overse
fS e continuará).
(1) Ei)lies., IV , 4-6.
do la dem ocracia cristiana otro inconve­
1111III [ 11111111111111111111! IIIMI iiiii.iii I iiim;i.i.m^ i i f m n u 1111111111111111111111111111
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Imito á la tiiffik de ion losco
;NTUE las diversas fochas m e­
m orables que registran los
fastos de la P ía Sociedad
Salesiana hay tres que jam ás
se borrarán de la m ente, no
sólo de todo buen Salesiaiio,
sino que tam bién de todo
buen cooperador. La evoca­
ción de la primera comprime
el corazón de tristeza; el recner<lo de las otras dos lo
satura de inm ensa a le g r ía :
las dos i)rimeras son ya pasad as; la ter­
cera se verifleará, D ios m ediante, cu el
presente mes. Y a sni)Oiulrá el lector que
nos referimos al cuatro de Febrero de 1888,
día tristísim o por tantos m otivos para la
fam ilia sttlesiaua, porque en él se verificó
el sepelio de aquel amado Padre para el
salesiana; de aquel ineausable trabajador
Y dulce jefe para el obrero ; de aquel
cordial y m ansísim o m aestro para el niño,
en general de aquel gran protector y

regenerador de la hum anidad entera. E efiérese la segunda al tres de Septiem bre
de 1808 en el cual el Sem inario de las 3IÍsioiies extranjeras de V alsálico se vio
im m dado por escogida y selecta concu­
rrencia turinense ávida de presenciar una
cerem onia que á todos era grata, esto es,
la colocación de la primera piedra de
una iglesia que como hom enaje interna­
cional al Padre de la verdadera y com l)leta c iv iliz a c ió n , al gran apóstol del
siglo X I X debía levantarse á unos cin ­
cuenta m etros i»róximamente al O este de
su visitada tum ba La últim a fecha será
cou la ayuda de D ios el día catorce del
corriente m es en el cual se hará la con­
sagración de la ya concluida y preciosa
iglesia. Y o es uuestro pro[)ósito, ui m u­
cho m enos, hacer una relación detallada
de todas las partes <iue la constituyen,
Y cuyo conjunto form a uu todo elegante
y m ajestuoso, poniue esto lo reservamos
para cuando se puedau acompañar* á la

(lescripi-iüii los grabados: nuestro fiu lioj’
es dar las m ás expresivas g ra d a s á todos
los que han contribuido con su óbolo á
la realización d e un pensam iento cuyo
fin en vu elve el plausible y laudatorio ob­
jeto del agradecim iento.
Sí, benem éritos cooperadores, todos los
que habéis prestado vuestra ayuda para
erigir tan im perecedera obra habéis apren­
dido que D io s Nuestro Señor es grande

del Homenaje Interuacíomi] :i I).

en todjis sus cosas, y que el pastorcillo
de Castclm iovo de A sti , obedeciendo
pronta, sincera, y en cierto modo c ie g a ­
m ente á la voz de la D ivina P rovidencia,
se ha hecho dignísim o acreedor á las m a­
nifestaciones de carillo que hoy le m os­
tráis. La obra á él encom endada era v a s­
tísim a y c o lo s a l; la altura al parecer
in a ccesib le; pero la fe traslada
monta­
ñas (1 ) y lle v a á cabo concepciones que
los m undanos coiisiíleran como proyectos
exclusivam ente fan tásticos y propios de
im aginaciones extraviadas y en ferm as; y
aunque después vean su realización, lo
atribuyen á la quim érica casualidad. Sí,
(1) M ak c ., XI, 23.

habéis comprendido que D . B osco w cngo
al vagabundo y desvalido pilluelo que
anda ocioso por callos y ]»!azas, d()mlo
es el objeto de loa nula repugnantes lu­
dibrios y escarnios, aprendiendo, ó mejoi’
dicho, xioaesiomlndose de la herotuúa (lue
le leg a su triste suerte, digna por tantos
títulos de compasión, y llevándolo consigo,
lo despoja de los m ugrientos hara])os que
cubren su desnudez, lo lim pia, lo viste y

«b-dii-adii d S. Francisco de Sales — ValKiilico.

alim enta, lo proj)oreiona m edios de sub­
sistencia y de.spuós lo conduce á la ig le ­
sia, de la iglesia al taller, del taller al
recreo, devolviendo á la sociedad iin
miembro útil y que en otras circunstan­
cias no hubiera sido otra cosa que un
ladrón, un asesino , y como consecuen­
cia necesaria, carne de presidio. H a­
béis com prendido que D . Bosco adm ite
al estudiante y lo lleva á la clase donde
le en seña que Deas scientiaram Dom inas
est, (1 ) que la verdadera salúduría con­
duce á D ios y que sin D ios la ciencia
es el hum o que desvanece el v ie n to ; es
la hojarasca seca arrastrada por el v e n (1) I R e o . , II, 3-

— 94 díibal, es la n a v ecilla ju g e te de las olas,
y fundado en esto, en sus aulas se enseña
ciencia verdad y no esa ciencia hueca
que engendra vanidad, destruye los más
agudos in gen ios y enloquece ó m ata las
m ás expertas inteligencias. H ab éis coni]>rendtdo que D . Bosco, padeciendo ar­
diente sed por la salvación de las almas,
educa al m isionero para que este, abanílonando á su amada patria, á los peda­
zos de su corazón, tales como sus queridos
padres, herm anos y dem ás fam ilia, y saci'ificando aún aquello que dentro del
terreno lícito pudiera prestarle puro gozo
y placer, corre presuroso á aquellas in ­
term inables pam pas ó pobladas selvas,
sufre con resignación, y hasta con gusto,
el hambre, la sed, el frío, el calor y todo
género do incom odidades anejas á aquel
género de vida por conseguir que aque­
llas salvajes lenguas pronuncien al m enos
el dulce Nom bre de Jesú s y de su San ­
tísim a M ad re, no contentándose hasta
que este divino y bendito E e y ha tomado
posesión de aquellos tam bién redim idos
corazones. H ab éis com prendido que D on
Bosco ha fundado la institución de esos
comi)asivo.s corazones que están saturados
de amor divino y de celo por la salvación
de las alm as; de esos án geles terrestres,
las H ijas de María Auxiliadora, para ijue
practiquen con las niñas lo que los Salesianos hacen con los niños, y á im ita­
ción de estos las véis educar, instruir,
abrir talleres y partir á lejanas tierras á
ejercitar los m ás acciidratlos ejem plos de
heroísmo y caridad cristianos, para con­
ducir cu aquellas apartadas regiones m u­
idlas alm as al Ueino cuya com piista eostitóc tan cara á su soberano y com pasivo
Dueño. H alléis com prendido en una pa­
labra que la Obra de 1). Bosco es en
cierta manera ilim itada, pues su acción
so extiende á todos los lugares, á todos
las puestos y condiciones donde haya
jóven es que educar y alm as que conducir
al Cielo; y porque os habéis hecho cargo
d e esto, queréis m anifestar exteriorm ente
ese amor que en vosotros ex iste y lo ha­
céis por m edio de un testim onio indeleble,
lo hacéis por m edio de una obra que
siem pre'hablará elocuentem ente m anifestu id o vuestra gratitud para con el in ­

cansable propagador de la devoción á
María A uxiliadora.
E sta iglesia, dedicada al Patrono de
nuestra am ada sociedad es como e l g i­
gantesco árbol que nace ju nto á la tumba
de nuestro am ado Padre y Fundador, cuya
sem illa, sembrada el 4 de Febrero de ISSS,
nació el 3 de Septiem bre de 1898 y em ­
pieza á fructifiar el 14 de A bril de 1001.
T en go evidencia que todos habréis ex­
perim entado y a los efectos de vuestro
generoso desprendim iento en favor de
esta o b r a , y adem ás siem pre tendréis
participación en los beneficios especiales
que ya todos conocéis.
Siem pre que vuestras ocin)acioues y las
circunstancias lo perm itan, acudid á Valsálice que en esta bella y xúutoresca
Oasa encontraréis una tum ba que des])ide rayos de luz tan deslumbradores
que ilum inan á todos los corazones por
oscuros que e s té n ; una tum ba que habla
á todas las conciencias, y que á i)esav
de su elocuencia se hace entender de
todos por rudos que s e a n ; una tumba
cuyo bálsam o cicatriza todas las llagas,
por profundas y extensas que sean; una
tumba que ablanda todos los corazones
por endurecidos que estén ; im a tumba
que allana todas las dlíicultades (lor in­
trincadas que sean , y una tumba que
consuela al triste, rem edia al iiecesilado,
levanta al pecador y eleva al virtuoso:
adem ás, inm ediata á esa tum ba hallaréis
una iglesia donde ten éis hasta cierto
[uinto derecho á iinjictrar favores es­
peciales, puesto (pie á vuestras expensas
se ha levantado, y no dudéis que (piien
la habita, Eem unerador de la m ás in sig ­
nificante obra buena, os dará abundan­
tes gracias y consuelos esp eciales para
cam inar sin tropiezo en este escabroso y
d iílcil cam ino de la vida.
Y vosotros, los <pie no podéis visitar
esto s santos lugares, unios en espíritu y
recibiréis los m ism os favores, pue.s el S e ­
ñor que conoce vuestros deseos y su im ­
posible realización . tam bién derramará
sobre vosotros copiosas beudicione.s.

-- 95 —

^Documeníos Salesianos
©iscuí’so prormnciado poi^ d

^w á

en la tercera sesión del Congreso Salesiano de Buenos Aires
ILUSTEÍSIMOS Y EEVERENDÍSIí IOS SEfíORES :
Señores Congresisias:
UAiíDO, á ruegos de su Santísima
Madre, liubo convertido nuestro
Señor Jesncristo el agua en vino,
en las bodas de Caná de Galilea,
los convidados, asombrándose de
la excelente calidad de aquella bebida mila­
grosa, le reprocharon al mayordomo del ban­
quete el que, contrariando á la costumbre e s ­
tablecida, se les estuviera sirviendo el mejor
vino en los postres, cuando se bailaban sa­
ciados ya del otro, y en la imposibilidad de
hacer buena provisión de aquel néctar.
Este relato bíblico, que invoco aquí en su
fin meramente histórico, tiene su aplicación,
pero en un sentido inverso, al caso cu que
vosotros y yo nos eucoutramos en este mo­
mento.
Ku el programa del Congreso Salesiano es
ésta la última de las sesiones, y dentro de la
sesión, es el mío el último de los discursos
relativos á lo.s temas propuestos. De manera
que, después de haberos escanciado en primer
términos los vinos generosos de los oradores
eximios, y conti-ariando nuestras costumbres
modermis, que guardan para los |>ostres el
tino y bullicioso champagne ^ se os hace un
.servicio al modo de la antigua costumbre he­
brea,'en que se os sirve al tíual el iH;ür vino,
un vino con el cual no os i>ermitan ser ni
ávidos ni cxigeute.s la excelente cualidad y la
copiosa cantidad de los que habéis anterior­
mente apurado.
Tenéis explicada en esta eximsicipii de
nuestra situacióu común, mi presentación y
mi súplica; debo yo ser breve para no extre­
mar vuestro cansancio, y debéis vosotros ser
indulgentes conmigo, y con las tesis que me
han sido encomendadas en situacióu tan ^>oco
favorable para mí y para ellas.
Y sin embargo, señores. ¡ qué hermosas é
interesantes tesis serían las relativas á la
prema popular y escolar!, una de las muchas
obras del celo i>or las almas á qne consagró

el venerable Don Bosco su fecundo aposto­
lado.
Se lee mucho en nuestros tiemiM)S; pero
¿quienes leen y qué leen, y sobre todo, qué
cosas deberían leerse, y por qué no se leen
esas sino otras T
He aquí un sinnúmero de motiv«)s de ob­
servación y de estímulo i>ara uu bien enteudido celo.
Notemos esto: los ricos leen, generalmeute,
poco ó nada; mientras que los ¡íobres do
nuestro tieiui)o suelen leer con avidez. Quizás
á esta circuustaucia se deba tanto ó más que
á cualquiera otra la rápida tlifusión de la
desazón revolucionaria y de la aspiración so­
cialista y anarquista cu la segunda mitad del
siglo que está á punto de terminar.
El hombre de placer ó de negocio, geueralmenU* no le e ; el sportman y el mercader, ab­
sorbido aquel por la frivolidad y éste i>or el
lucro, no tienen ni tiempo ni gusto para la
lectura: ni aun en los diarios que compran,
buscan el uno y el otro sino las noticias re­
lativas á su propia aflción, y miicbas voces,
ni aun esas, ]>orque el mercader las tiene pro­
pias más seguras y más rápidas que las de
su diario acerca de las operaciones y precios
que le afectan, como el hombre de club y
lientas hípicas croe tener datos reservados que
estima superiores á los de cualquier gaceti­
llero.
La familia del hombre pudiente, mercader,
profesional ó rentista, lee; pero lee, por lo
común, estas tres cosas: el devocionario, so­
bre el cual no mcnlita, en la misa del do­
mingo : la «Vida Social» á diario, buscando
en ella el balance documeutado de las vani­
dades propias ó ajenas, y la exi>osicíóii de los
chismes corrie»te.s en este y el otro lado de
los mares; y finalmente, la novela, i>ero no
toda y cualquiera novela.
No entra en los dominios de la familia pu­
diente la novela literaria en que haya ten­
dencia y arte, superiores á su propia cultura;
tampoco se recibe con agrado la novela na­
turalista, y á pretexto de naturalismo brutal
qne re\'ueÍve los jkízos y las heces de la so­
ciedad contemporánea; la novela eii que los

— 90 —
personajes sean sencillos y las situaciones
llanas, no es acogida con favor; pero lo ob­
tiene completo esa otra novela francesa ó in­
glesa, original ó traducida, en que los per­
sonajes, cloróticos ó soñadores, resultan gentes
«bien> de la mejor sociedad ó de la alta bur­
guesía, que reproducen en sus diclios y lieclios la propia insubstancial frivolidad, la
vanidad siempre desbordante ó la pieda<l va­
cilante y enfermiza ú otras cualidades menos
recomendables de los propios lectores de la
novela.
Contra esa desgracia, tan general de (pie
las personas pudientes no lean sino aquello

Mons. Eapinosa, Arzobispo do bu(5uos Aires.

quo nos los imponga ninguna fatiga ni les
produzca ningiiu provecho, dejándolas entre­
gadas á todas las sociedades enervantes do
lina vida fácil, sin suücieiite lastro intelectual
ni afectivo, hay la desgracia inmensamente
mayor de (]ue las clases verdaderamouto po­
pularos loen, y loyoiulo se desmoriüizau.
Las seccionos de robos, asi^sinatos y suici­
dios ; los extractos de pi'ocesos ó de 'senten­
cias judiciales sobix» divorcios y delitos contra
la honestidad; los relatos de crímenes ocu­
rridos en el país <5 en el extran jero son á las
clases lapidares aquello que es la «Yicia Sociab' á las clases acomodadas: hallan también
allí el catálogo de sus vanidades, el estimulo

de sus acciones, el ejemplo decisivo que co­
piar en el caso que tal vez mañana mismo
le ocurrirá al lector, y hasta el movimiento
ondulatorio de su propria, oblación, con las no­
ticias de antiguos amigos ó conocidos que re­
aparecen en las escenas del escándalo.
Si la «Vida Social» suscita la frivolidad
ó confirma en ella; las secciones de policía
y judicial infectan el virus del crimen
en las naturalezas predispuestas, ó bacen
empedernida la entraña del que ya es cri­
minal.
La función de esas lecturas es análoga en
el mecauismo social; sólo es distinto á. su­
jeto sobre el cual operan y más desastroso
uno que otro el fin inmoral á que lo con­
ducen.
Tiene también el pueblo su novela, que no
es ni la literaria, ni acaso tampoco la natu­
ralista; siuo esa otra, que veréis eu ediciones
baratas en las vidrieras de tantas librerías,
con portadas llamativas por lo grotescas: la
novela del conventillo y de las clases popu­
lares es esencialmente la novela de enredo,
de la aventura extraordinaria, en que el hé­
roe se encama en algún Rocambolo francés,
en algún Juan Moreira criollo, y de todos
modos, en cualquiera creación fantasista seinisucia, semiobscura.
Y tiene por últim o, una gran parte dcl
pueblo, en lo cual aventaja grandemente á lo.s'
burgueses, su lectura imlítica y dogmática,
formada i)or la hoja, el folleto ó el libro genuinamente socialista ó anarquista, que infilti-a en sus almas el odió á Dios y á todo
cuanto en la sociedad de los hombres do Dios
dimana.
Xo sé si vosotros habéis tenido ocasión,
como la he tenido yo, de recoger en la calle,
al paso, ó en el tranvía entro los rechina­
mientos de los herrajes y el golpeteo de las
sacudidas, ó eu la conversación con algún
pobre más ó menos auténtico que solicite
vuestra limosna, ó con algún obrero ó deso­
cupado quo os pide empeño ó recomendación
})ara que le den trabajo ó empleo: no sé, digo,
si habréis podido recoger, como las he recogide»
yo, alguna de esas palabras que os infiltran
su hondo dejo de amargura ó el sordo ruido
de la amcua.za socialista.
Ko s é si habréis tropezado cou grupos de
hombres volviendo, en discusiones y comen­
tarios, de alguna de las reuniones socialistas;
ni si habréis advertido que en las puertas de
los conventillos donde juegan chicos, hijos de
obreros, se corean ahora, corrientemente, los
himnos al Trabajo 6 á Ravachol, como veinte
ó treinta irnos atrás se eorealian el « ¡Oh
María, madre mía!», aprendido eu el templo
cristiano; ni si finalmente habréis observ^o
í[ue en los templos mismos, satisfactoriamente
frecueuüidos por el burgués, escasea el niño
obrero, como falta también el obrero mismo

— 97 —

Pues bien, señores, yo os aseguro, por mi
propia observación, que esos hechos existen
y que son muy graves; que ellos demu^tran.
que la descristianización popular es un hecho
más hondo y más avanzado de lo que general­
mente se advierte, y contra el cual, poco ó
nada valdrá, en el orden puramente humano,
el apego á la Keligión, más aparente que
intenso , de las clases medias ó pudientes.
[Ah no! la verdadera fuerza social no está en
esa masa semiiuerte, que hace de las prácti­
cas exteriores y menos costosas de la Keligión
un fócil entretenimiento do alguna do las ho­
ras del día que desean emplear sin esfuerzo
físico ni mentixl que las contrario.
No hay en el mundo sino dos fuerzas emi­
nentemente impulsivas: el amor y el odio.
E l odio á la Keligión está, como peligro del
futuro, en esos niños que corean los himnos
del socialismo en los patios de nuestros con­
ventillos.
Pero el amor á la Keligión, que pueda con­
trarrestar á ese odio, ^dónde está, scnore.s?
idónde hallarlo ? No ciertamente en la tibieza
burguesa.
Y he ahí porque ^tim o verdaderamente
grande la obra de Don Bosco, ya que él puede
repetir de sí mismo aquellas palabras:
ha
enviado d evangelizar d los pobres».
Esos pobres, que necesitan hoy evaiigelizacióu asidua ó inteligente, son las clases tra­
bajadoras. Para que las gentes del taller vuel­
van de nuevo al templo, del cual bsm
tado, es preciso que los hombres del templo
vayan al taller.
Kecordemos la santa y dulco parábola del
Buen Pastor, en la cual no es la oveja ex­
traviada quien regresa, sino el Pastor quien
deja en seguro á las ovejas dóciles para se­
guir por montes y valles con piadosas indus­
trias y rudas fatigas á la oveja descarriada
hasta alcanzarla, ponerla sobre sus hombros
y regresar con eUa al redil.
Tendremos la Iglesia abierta de par en par,
limpia y bien alhajada, y al sacerdote pronto
para el púlpito, para el confesonario ó para la
visita y administración de sacramentos á los
enfermos 5 pero ni el hombre del sibaritismo ni
el hombre del lucro, ni principalmente el hom­
bre del trabajo, acudirán á e lla ; y menos que
cualquiera de los tres el hombre del trabajo,
que recluido en su taller, aborrece general­
mente á su patrón, y habiendo confiado su
dirección espiritual al club ^ i a ii s t e , abo­
rrece también á Dios, y lo señala en el abo­
rrecimiento de sus hijos.
Esos hombres del trabajo son hoy más que
nunca «las ovejas que han perecido de la
casa de Israel» y están señaladas como campo
de preferente acción al obrero evangéli^. Si
fuese lícito augurar sobre los medios de la
acción futura de Dios, conjeturando por los

medios de su acción en el pasado, yo me ani­
maría á decir que no volverá á sor cristiano
el mundo, mientras no lo sea el taller y mien­
tras no sea función esoncialmeiito cristiana
la de ganarse el hombre ou el trabjyo los me­
dios do su penosa subsistencia.
Esa creo yo que es, principalmente, la ten­
dencia do la obra salosiana, Ojalá sus hijt>s
la comprendan, la sioutan, la ameiij la prosi­
gan , la fecundicen , como la sintió y amó,
bajo el impulso de la gracia, su venerable
Fundador.
l’atlres de la Congregación Salosiana, te­
néis sobre vuestros hombros una ruda tarea
y sobre vuestras cabezas uua inmensa res­
ponsabilidad: la obra do la ovaugelización
del pobre, devolviendo al trabajo manual su
excelso rango en el orden do los meilios es­
tablecidos por Dios para la santiíloacióu | la
obra de la evaugelizacióu de las clases ricas
ó enriquecidas, mediante la práctica ilimita­
da y hasta próiliga de limosna, que es para
ellos condición necesaria do salvación.
Señores, el más tremendo augurio para
nuestra época está quizás en el hecho, ver­
daderamente nefando, de que haya que impe­
trarse la limosna de los ricos para Dios y pan»
el pobre, por medio de fiestas en los teatros,
en los circos, en los paseos do coches ador­
nados de flores, en loterías, en juegos do azar
sabe Dios si acaso en modos y formas todavías peores.
Dios abomina ese dinero, y el rico emplea
así, en su propio daño, aquello mismo con
lo cual redimii'ía su alma.
Junto á la doctrina que dice al pobre: ora
et labora, es decir, santifica con la oración tu
trabajo, que os tu vida, hay que restaurar en
la conciencia del hombro adinerado otra:
«Como el agua extingue al fuego, así la li­
mosna borra los pecados».
Esto obra no es inferior á la otrii, ni por
las dificultades, ni por el mérib), iii por los
resultados. Acometedlas , padres salesianos ,
con igual decisión las dos,‘y con el mismo
tono de imperio con que Jesús dijo áEázaro
sepultado, «¿íaí,» decid vosotros al pobre y
íil rico que salgan, el uno de la mazmorra do
su trabajo, amargado por el rencor, al otro
de la sepultura de sus riquezas putrefactas
sin la caridad.
(Se continuará).

— 98 —

üCEj
4^ Ya tienen conocimiento nuestros lectores de los
principales sucesos de América relativos á la
llegada, recepción y demás acontecimentos de que
ha sido objeto el Rdo. 8r. D. Albora en aquellas
apartadas regiones: he aquí lo que con fecha
l'^.de Octubre Yiltimo nos comunica su secretario
el Rdo. Sr. D. Gusmano.
T.fi l>ii.oiia s e m i l l a . —
• E u e l C o le g io
*D. B asco.» — TJni O r a to r lo _ ífe s tlv o a l
q u e a s i s t e n SO O O n iñ os- — E l
s e c r e t o <lel M is io n e r o .—E n l a B aca.
—U n a s o r p r e s a . — E l c a t e c i s m o
e n l a s e s c u e l a s d e l Grol>terno —U n
nuraixjo <&l a p u e r t a d e u n O r a t o ­
r io . — E l S O d o S e p t lo m t o r e e n
B u e n o s A.iu*es. E n S a n t a C a ta iin a ,~ ~
r.M d e v o c i ó n A S . «Tosó.

Las fiestas que siu interrupción se han cele­
brado en una y otra parte dorante nuestro viaje
han proporcionado á D. Albera ocasión muy
favorable para que pueda sembrar la buena
semilla precisamente donde el terreno se halla
muy bien preparado para recibirla y centu­
plicarla. Su palabra, siempre oportuna dado
el favorable ambiente y las circunstancias par­
ticulares que le acompañan, resuena del mismo
modo que en una agradable melodía la última
nota cuyas vibraciones, oscilando en el oido
y en el corazón, se pierden en medio de un
pensamiento snave, en un propósito firme que
tiende ú mejorar el alma. Algunas veces habla
largo rato y esto le molestiv mucho, divda sn
constitución, pues como todos saben es deli­
cada. y después de esto so retiro ú descansar,
consistiendo su reposo en el cambio do ocu­
pación : generalmente emplea este tiempo en
aconsejar, animar y cousoliu* ú aquellos her­
manos que le han dado cuenta de conciencia.
Accediendo gustoso ú los deseos de Don
Gberra fue á visitar el Oratorio de San Fran­
cisco de Sales ó Colegio D. Rosco. A él asis­
ten 300 rapazuelos y todos ellos estaban en
la iglesia con la mayor comimstura y con los
más vivos deseos de recibir, de manos del
Sr. 1). Albonv á su bendito Jesús, ornamento
adorable y amado de aquella pobre iglesia,
la cual procura en vano ocultar su miseria
bajo el adorno y resplandor de las numerosas
lucos ó imágenes sagradas que adornan el
altar mayor. El infatigablo Sr. Director ca­

rece de medios, pues son poquísimos los niños
que abonan la cuota mensual.
El oratorio festivo aumenta considerable­
mente, llegando algunos días el número de
niños á la asombrosa cifra de 2000. Mucho
consuela el considerar que, al menos una vez
á la la semana, 2000 niños dejan de respirar
un ambiente tan corrompido y que, además
de estar alegres y divertidos, oyen la divina
palabra y reciben en su mente un buen pen­
samiento y una impresión religiosa en su co­
razón, tanto más si aquella palabra y buen
pensamiento trasciende á otras tantas familias
de las que estos rapazuelos son como repre­
sentantes y á; las que llega el conocimiento
de la Obra Salesiana. Aquellos niños irán
durante la semana á la escuela, á la oficina
ó al campo; pero la buena impresión y el
temor del pecado los acompañará en todas
sus ocupaciones, y Dios quiera que se mo­
deren una y otra vez antes que la débil na­
turaleza se apodere de ellos. En día no lejano
serán hombres y quizá para la mayor parte
de dios la religión y las prácticas de piedad
serán im recuerdo lejimo que en los momen­
tos de pasión no tenga eficacia alguna; pero
generalmente llega un día en que este ree.nerdo, trocándose en remordimiento, obtiene
un efecto saludable y la consideración de lo
pacífica que fué su juventud, enya paz han
buscado en vano en otra parte, ¿uo tendrá
este recuerdo la eficacia de volverlos á con­
ducir á aquel Dios que desgraciadamente
habían abandonado?
A no dudar este es el Oratorio festivo más
frecuentado, y aunque no hay en él juguetes
que lo hagan agradable, pues solo cuenta con
una justa en cuya circunferencia hay varias
bicicletas sobre las cuales desarrollan sus
fuerzas y hacen ejercicio unos tíO niños, sin
embargo esto no es nada para el numeroso
concurso. Además el número de asistentes es
muy exiguo, habiendo sólo siete para tan
crecido número: esto no obstante todos es-,
tón alegres y parece que se multiplican y es- 1
táu en todas partes. Hay un secreto { decía
uno do e llo s) por el cual la vida del soldado
(yo digo del misionero) so puede hacer tanto
más hermosa y agradable cuanto más ardua

— 99 —
y penosa sea la obra: este secreto da vigor en
las fatigas, constancia en los sacrificios, aliento
en los peligros y una fuerte y serena trauqnilidad hasta en presencia de la muerte: este
secreto está compendiado en una palabra....
en el amor, líuestros hermanos aman á los
hijos del pueblo por Dios y á todo trance
quieren conducirlos á Dios.
En la Boca. Bien puede decirse que este es
un cuartel genovés trasplantado á Buenos
Aires. Kuestros hermanos están encargados
de las escuelas, á las que asisten 270 alumnos,
y además de la parroquia que cuenta 44.000
almas. D. Albera habla nuestro idioma con
los niños, hijos todos de italianos, les pre­
gunta el catecismo y los anima á perseverar
en el bien. Los niños que constituyen la se­
gunda elemental le preparaban una sorpresa:
aun siendo tan pequeños habían aprendido
una misa entera en canto gregoriano, y en
su presencia ensayaron ios Kiries. ¡Oh! Si
D. Eúa hubiese estado presente I E l tan celoso
por el canto llano, pues siempre lo está reco­
mendando, con seguridad se hubiera alegrado
muchísimo al ver que aquellos pequeños can­
tores desempeñaban su papel con relativa
perfección.
D. Albera vino á la Boca para satisfacer
los vivísimos deseos de D. Bonrlot quien quiso
verse, digámoslo así, en el Oratorio cuando los
dos en unión de otros compañeros tomaban
parte en los mismos juegos y asistían á una mis­
ma clase etc. etc.. iPobre D. Bourlotí (Con qué
dureza lo ha tratado una parálisis que padece!
Sin embargo no le falta esa alegría que produce
el celo por la salvación de las almas, ni ha sido
gran obstáculo para que en este año haya ad­
ministrado en su Parroquia el sacramento del
Bautismo á más de 1300 y haya regenerado
en las saludable aguas de la Penitencia á más
de 51.000 personas, las cuales se han acer­
cado después á recibir la Santa Eucaristía:
sólo se lamenta de la escasez de personal y
dice la utilidad que prestaría un solo sacer­
dote para asistir á la enseñanza del catecismo
en las escuelas del gobierno, porque aquí han
establecido, de común acuerdo con las leyes,
que la clase de Keligión y Moral se enseñe
por sacerdotes, y aun cuando nuestros her­
víanos se prestan muy gustosos, D. Bourlot
no puede mandarlos por ser ya muchísimas
las obligaciones que gravitan sobre ellos, pues
además de los cargos que desempeñan en
Casa y en las escuelas, atienden también á
las niñas que educan las Hijas de María
•Auxiliadora, que es un número muy respe­
table. Don Albera las visitó el 19 de Sep­
tiembre, día de trabajo, y sin algún aviso

preventivo, distribuyó cerca do 400 iiunlaUas, y una señora que rogjUó una
á cada nina en un día festivo, tuvo que abo­
nar más de un millar.
Nos sorprendió la tarde sin que todos los
hermanos pudiesen hablar coa D. Albera,
siendo por esto necesario prolongar más la
estancia en aquella Cusa. Ai>rovcchó la oca­
sión nuestro buen Piulre y dió uaa Confe^ c i a . El día siguiente, veinte de Septiem­
bre, se festeja aquí más que eii Italia; pero
la continua lluvia se encargó de impedir el
bullicio y algazara propios de día do fiesta:
nada hubo que llamara la ateiición si se ex­
ceptúa el cambio que se hizo de nombre á
la « Calle del Comercio » por el do « Calle do
Umberto I» .
D. Milano fué el encargado de dar ladesped id aáD . Albera de la Boca. A lasG yi/iSe m*omodó en el coche que debía conducirlo á Santa
Carlina para saludar nuevamente á aquellos
niños que fueron los primeros en recibir á 1).
Albera cuando arribó al puerto de Buenos Ai­
res. De la actividad que unida á la fe rev 4‘lu
este hermano nuestro, se cuentan maravillas.
Su devoción á S. José es excepcional por lo
cual, aunque no le falten espiuas por vi\ ir
en este valle de lágrimas, sin embargo, las
bendiciones descienden cual abundante y be­
néfica lluvia sobre abrasado campo, en aque­
lla Casa. Sus fondos eran excasísiinos y debía
pagar, no solamente á los obreros que tra­
bajan en la Casíi, sino otras deudas do C4>nsideración. Inmediatamente acudió á S. Jí)sé
|K)r medio de una novena que fervorosamente
rezaban niños y hermanos y él dijo que de
no conseguirlo haría un despropósito. Traiisfurrierou dos, cuatro y todos los días de la
novena sin que S. José hiciera nada. Enton­
ces D. Milano hizo el despropósito que había
l|roinetido (iM)rqae él lo que promete cumple).
.Se fué al altar de S. José, tomó la sagrada
imageu y la colocó en el altar: aquel mismo
día llegó la suma que bacía falta por lo cual
se subió nuevamente la bendita estatua á
.su nicho, en medio de las más extrepitosas
aclamaciones de amor y cariño hacia aquel
que es Padre del Señor del Uuiverso. La d<v
voción á S. José aquí en América es muy
general, especialmente en nuestras Casas y
de una manera especíalísima en aquellas que
la escasez es muy abundante, que por desgracia
son muchas. Tal vez no me equivoque el atri­
buir que D. Belmente y D. Eúa han tomado
ejemplo de aquí, pues siempre que se veían
necesitados de recursos materiales celebraban
el Santo Sacrificio de la Misa en el altai* do
tan poderoso Protector.
(Se continuaráJ.

100

JUNIN de los AND68 (Argeatiea).
Sr. Director del B oletín S alesiano.

u

Le agradeceré se sirva publicar eu su ilus­
trado Boletín el resultado bastante consola­
dor de los trabajos realizados por los misio­
neros sülesianos en Juiiín de los Andes.
A l liacerlo le confieso que no tengo otro
propósito que confirmar una vez más los be­
neficios innegables de la Religión cristiana,
y tambión manifestar mi gratitud á los bue­
nos católicos que nos lian favorecido con el
dbolo de su caridad, cuando repetidas veces
se lo Le pedido en mis conferencias en esa
cupilal.
Una labor asidua de seis años, nos La
puesto en condición de hacer un gran bien,
lio tan sólo á los indios, sino eu particular
modo á los niños, á las niñas y á toda la po­
blación de los alrededores de Juuín.
Y cuando digo alrededores, entiendo refe­
rirme á loa vivientes que pueblan una zona
que se extiende á centonaros de leguas al
pie do la majestuosa cordillera en los terri­
torios del Neuquón y Río Negro.
Juuín de los Andes, que se puede conside­
rar como el centro de la región mauzanera,
la que fuó ©u tiempos pasados rodeada por
varias agrupaciones indígenas, en donde éstas
celebraban sus juntas y hacían sus parlamen­
tos, eu los que se fraguaban horrorosos pla­
nes de invasión, robos, matanzas y otras mil
fechorías} planes que, como es muy natural,
daban por i^isiiltado jiórdidas de haciendas y
de vida, sin contar los numerosos cautivos
que arrancaban al seno de sus queridas fa­
milias para reducirlos á una vida salvaje.
Junín de loa Andes, esta humilde aldea que
desde los albores de su cuna, cuando no era
más que un pequeño destacamento de fuerzas
argentinas, presenoió repetidas veces horro­
rosas escenas de sangre, sirviéndole de remate
el último saqueo veriáciido á fines del ano
1S94, en que perdieron la vida varios oficia­
les, esta humilde aldea, convertida hoy en un
centro de Misión salesiana. entra en una éi>oca



de paz, de progreso y de civilización, á la
sombra, como quien dice, del campanario, ó
mejor dicho, bajo la influencia de los prin­
cipios inconcusos de nuestra Santa Religión.
Jnnín posee actualmente una humilde igle­
sia para el pueblo, levantada eu 1894 con las
©rogaciones de los vecinos. La casa de la Mi­
sión Salesiana cuenta con un edificio de 50
metros de frente por 40 de fondo, á dos mar­
tillos, dividido por otro edificio ©n el centro
constituyendo así dos departamentos, uno
para habitación de los salesianos y escuela
para niños, y otro para las Hijas de María
Auxiliadora y escuelas para niñas, con nn
salón capilla interna, oficiada por los salesia­
nos y á servicio de colegio y casa.
Eu este colegio, sin referirme á lo de los
años pasados, se han educado durante el curso
del presente año cerca de cien alumnos de
ambos sexos. De éstos, 40 son internos y loa
demás externos.
Los libros parroquiales de Junín registran
como unas dos m il partidas de bautismo, cuya
mayoría son indígenas, regenerados así á la
Religión de Cristo y á la vida social.
De los tres sacerdotes que se ocupan en
evangelizar esta región, dos están destinados
á recorrer la campaña, predicando la fe ca­
tólica y conquistando almas para Dios, mien­
tras uno queda en la casa, para la dirección
de la misma.
Y antes de acabar, voy á recordar que di­
chos padres, al ocuj)arse de mejorar las cos­
tumbres y perfeccionar los estudios ©n los
niños, no descuidan la parte materiaL Tienen
bajo su cuidado y cultivan con sumo esmero
una quinta alambrada, que consta de 13 hec­
táreas, de las que 3 están sembradas con hor­
talizas y otras semillas y plantas que son más
propias por aquellos climas. Sus alumnos tie­
nen de vez en cuando lecciones prácticas de
agronomía y para animarlos más, se les ad­
judica un pedacito de tierra que deben cul­
tivar ellos mismos, ganando un premio el que
lo hace mejor.
Agradeciendo la publicación de cuanto an­
tecede, cábeme el honor de saludarle aten­
tamente.
D o m in g o M il a n e s io , M . S. P b ro .
J a u íu de los Andes 29 de N oviembre de 1900.

i

— loi —

/O

T IE líllA DEL FUEGO
Ferf$ona.l de la M:ísí<Sii.

Ires hermanos, maestros de taller y
catequistas, quienes aun me acom........ pafian, tres oficiales carpinteros, tres
aprendices y otro muchacho formaron el personal de la misión liasta
Marzo de 1895, en el que se nos agregaron
un sacerdote, el P . Juan Zenone; y tres Hi­
jas de María Auxiliadora, Sor Luisa Rufina.
Directora; Sor Rosa Massolu-io, Vicaria; Sor
Rosa Gutiérrez, Maestra. Era ya de absoluta
necesidad este aumento de personal, pues el Director
no podia atender á todo, no podía cuidar de los
niños, cuyo número de día en día crecía extraordi­
nariamente y le era materialmente imposible recibir
en casa, á pesar de todos sus buenos deseos,
á las numerosas ninas y mujeres que incesan­
temente acudían á la misión pidiendo ser ad­
mitidas y participar del pan y del abrigo que
se daba á los niños.

algún tanto. Poro ei-a
una resistencia la suya
que dejaba entrever la
satisfacción con que se­
guiría la niña á la
hermana, si el natunil
temor á lo desconocido
no la detuviera. Pugnó
por desprenderse de la
hermana, lloró, gritó,
pero al poco rato se
tranquilizó y una son­
risa se dibujó en sus
labios. Procuró ante
todo Sor Rosa lavarla
bien con jabón, arre­
glarle el cabello y
vestirla decentemente.
¡Oh! ¡Qué contento el
de aquella niña cuando
por primera vez se vió
vestida! ¡Con qué mez­
cla de estupor y alegría
se contemplaba de pies
á cabeza! ¡Qué satis­
facción la de la pobi-o
Jiei’mana, qué satisfac­
ción para todo aquel que refle.tione un poco y vea el
•p a n bien que, con un gasto insignificante; puede
nacerse a aquellasinfelices criaturas contribuyendo
a comprar vestidos que cubran su desnudez'
Aquellos infelices no tienen nada, absolutamente
nada, ni alcanzan siquiera á cubrirse con an­
drajos, deben cubrirse con pocos palmos de piel
de guanaco. ¡Que ol)ra más grande, que méribi
no se granjean las personas que ron su óbolo
concurren á vestirlos! ¡ Oh ! sí. dichosos los mi­
sericordiosos porque encontrarán misericordia.
liea ti mherirordes qnia misfrirordium co«sc-

qw ntur.

A esta niña le fue impuesto el nombro de
María Patrocinio, en memoria y agradecimientí»
á la Santísima Virgen, en cuya fiesta del Pa­
trocinio entrábamos en Río Grande y sentábainHS
nuestro reales por primera vez en el continente
fuegnino. Era huérfana de padre y madre, her­
mana menor del niño Juan José Mata, causa
por la cual le dimos este apellido, que .será tam­
bién el de cuantos hermanos les encontremos.
Damos á todos los parientes de primer grado
el a u llid o que hemos dado al primero que fué
Kmpiezsm Ct entrar las iiiüa!? — recibido entre nosotros, método, que seguimos,
por parecemos el más conveniente. Estos apellidos
>Xarfa Patrooiiiio Mata.
nos los dictan las circunstancias en que los encon­
Dos días después de la llegada de las Hijas de tramos ó en que se nos presentan los indiridnos
María Auxiliadora se presentó una pobre huerfani- que después los llevan, por ejemplo; llamamos
ta. Viéndola Sor Rosa quiso tomarla de la mano é Mata á Juan José por halarle encontrado en una
introduciría en casa, si bien la niña se resistía
m a ta ; á otro del Frío, porque al presentarse á

^ loá -

í
J'
V■
t:

nosotros tiritaba de fr ió ; á un tercero Sunday
porque le encontramos en el cabo del mismo
nombre y á un cuarto Gama, porque, estando
alojados cerca de este río, le recibimos.
En adelante la misión fué en aumento y puede
decirse que no pasaba semana en que no llega­
ran nuevos asilados ya del uno ya del otro sexo.
Pero como la puerta de la jaula estaba abieila
se me escapaban muchos pájaros, que deseaban
gozar á sus anclias de la omnímoda libertad de
sus campos, hasta que un cazador de indios les
aprisionaba ó hasta que agobiados por el hambre
ó impulsados por la necesidad de vestirse de
nuevo, volvían á la misión, donde sabían que
serían recibidos como en su casa. Viéndose tan
libres como bien tratados, sus salidas se hicieron
cada vez más raras y después de algunos meses,
cuando querían salir, no se escapaban sino que
por lo regular venían á mí y capitán, me decían,
may-lyken: me voy á paseo. Muy bien, con­
testaba, pero vuelve pronto ; y hasta alguna vez
que otra le daba galletas para uno ó dos días.
Cuando les negaba la salida les liacía comprender
del mejor modo posible que' era para ellos cosa
mala y perjudicial salir en ciertas circunstancias.
U u a b a l l e n a e n c a l l a d a oxt l a a v e n a
e n la b a li f a d e
S e b u a t id n — O ow e u l o s in d io s p a v a a p v o -v e c lia v la
—D o s p e o n e s d e l a <X lxcplotadova. » —S o v p v e s a y pvisl<Sn.

A veces dolorosos acontecimientos vinieron á
comprobar el acierto de mis aserciones. He aquí
entre otros uno que me pai’ece conveniente re­
ferir, como muestra de que la Providencia nos
guiaba en nuestro camino é iluminaba en los
duros trancos en que á menudo nos hallábamos.
¡ Ojalá los queridos indios nos hubiesen siempre
escuchado, que entonces no liabríaii pagado con
la vida unos y con horrorosas penas otros su
necia terquedad!
Cerca de la bahía de S. Sebastián se había
encallado una ballena y los indígenas, cuando
lo supieron, amantes como son de la carne y
grasa de este cetáceo, se dieron cita y unos des­
pués de otros acudieron á la bahía á celebrar
un festín que prometía ser opulento. Y lo fué
de veras; engulleron cuanta grasa les permitió
su ancho y elástico vientre y haciendo provisión
para unos días se retiraron á la misión. La for­
tuna de estos primeros fué la desdicha de otros
segundos, que quisieron ir también á celebrar
su festín. Pero cuando lUiis entregados estaban
á las delicias del banquete fueron sorprendidos
por dos peones, á los que no osaron resistir, vién­
doles armados y montados á caballo y de los
que se dejaron atar y conducir, primero á la
cárcel de la Bahía de S. Sebastián, luego al de­
partamento de la sociedad explotadora de Bahia-

Iniitil. Se liabía sabido teto en la misión, pol­
lo cual, á los que, no escarmentados en las per­
sonas de sus compañeros, intentaban ir allá para
aprovechar su parte de botín, decíamos que no
fueran, que los cristianos los cogerían y ¡ pun !
los matarían, de. lo que ellos no hicieron ningún
caso, muy al contrario, se rieron y por la noche
se escaparon. ¡ Desgraciados! ¡ qué cara pagaron
su desobediencia! Fueron y cuando más atentos
estallan á no perder nada de lo que la Provi­
dencia les liabía deparado, se vieron asaltados d*
otro.s dos peonesj los cuales, rifle en mano, les in­
timaron que, dejando .su apetecida presa, mar­
chasen delante de ellos castigando con la muerte
al quO' resistiese. Los infelices, anonadados por
tan desagradable como inesperada sorpresa,
no tuvieron más remedio que rendirse y ob^ecer
ciegamente á sus verdugos.
A.SiAlta.n los: iu<lio.«i
y l o s íiojffvtelí a n .

ix l o s clo s p e o n e s

Por aquella parte los encerraron en la cárcel
de San Sebastián y después los entregaron al
administrador del departamento en Bahía Inútil.
Al día siguiente los sacaron de sus encierros y
los llevaron fuera de la ciudad. A mitad del
camino sea que los peones estuvieran realmente
causados, sea que quisieran detenerse un poco,
se apearon de sus caballos y tranquilamente siu
cuidarse de los presos, se tendieron en el suel".
Estos que si salvajes eran, de tontos no tenían
un pelo y hasta parecía que adrede, para intentar
un golpe de mano se hubieran reunido los más
despavilados, al verse libres de la atención df
sus guardias tomaron una súbita resolución. Se
miran y se entienden mutuamente, se levantan
y en un santiamén se arrojan sobre los dos peones,
(ellos eran siete y de los más gallardos y va­
lientes, entre ellos el mismo capitán) los degüe­
llan con sus propios cuchillos y, dejándolos exá­
nimes y nadando en sangre, vuelven libres á su:^
cami>os, cuando ya se creían llegados á las puerta?;
de la muerte. Dichosos por una parte viéndose
libres de la muerte ó cuando menos de una dura
y penosa esclavitud, para ellos m il veces peinque la misma muerte; eran por otra unos des­
dichados, reos de dos muertes, aunque estas fue­
ran disculpables dada la necesidad en que los
pobrecillos se vieron de cometerlas para sal­
varse á sí mismos de tan espantosa suerte. ¡ Si
ellos hubiesen obedecido no se habrían visto en
tan duro trance, ni hubieran sido la causa de
que sus compañeros fueran después tan atrozmente
perseguidos, y de que inocentes pagaran con la
muerte la culpa de ellos. Espantosos son los
efectos de la desobediencia. Si se pudieran preveer
no habría desobedientes, y ¡ cuán diferentemente
andaría el mundo!

— 103 —
L ti p o l i c í a d e S. S e l> a s t iá ii —I_.legra
<Vl a m is ió n — Riigfor d e l j e f e .

Dos días después llegaban á la misión el co­
misario de policía de S. Sebastián y seis vigi­
lantes, contándonos el hecho, preguntándonos si
sabíamos el paradero de los indios. Como no los
encontraran en casa, en la que en aquel entonces
estaban tan sólo los niños del colegio y algunos
viejos, que no se habían rhovido de sus casitas,
descansando por unos días, salieron en persecución
de los indios á los que no pudieron dar caza.
Volvió á los pocos dias el mismo jefe con el
juez de paz, un sargento y seis policías y nos

M aría P atrocinio M ata, p rim era n in a que in?r«'S(> <n
la C asa de H ijas de M aría A uxiliadora, y M aría J o ­
sefa Ven, m adre del uiTio J . Tomás V en, (indioe).

preguntó si habíamos sabido algo, si alguno de
los malhechores había vuelto á la misión ó si
estaba recogido en ella. Contestamos no saber
nada del asesinato sino lo que ellos nos habían
contado y que no sabíamos el nombre de los
asesinos. Hablando después con uno de la casa,
supe que uno de los muchachos, que habían ve­
nido el día anterior, traía un revólver y que sin
duda era de los de la refriega. Estando almor­
zando se habló del hecho. Censuró el jefe la acción
de los indios diciendo : ¡ Que indios más alevosos!
Y ¡qué co b a rd a ! ¡Esperar que los pobres dur­
mieran para degollarlos! ( es preciso advertir
que este señor estaba fuertemente enojado contra
los indios, porque meses antes le habían asaetado

un caballo). ¿Cómo se sabe, señor, que elK^ dur­
mieran? respondí ¿Dónde esbi el b'stigo -lUc
esto afirme ? Por otra parte no sé por qini se
califica de asesinos á unos lioml>ros que. en justa
defensa, se ven en la ineludible necesitlatl de
cortar el hilo do la existencia agena para sjilvar
el de la propia. Ningún código, aun el de la
nación más bárbara, los puede condenar. Si V.
se hubiera encontrado en el mismo wiso no hu­
biera hecho menos. Tan preciosa es su vida como
la de su injusto agresor, si V. puede quitórsela
á él. antes que se la quite él á V.. está en su
derecho. Cabalmento es lo que han hecho esos
que V. llama asesinos, siendo no imís quo de­
fensores do su vida, como consta de la relación
que me han hecho del suceso. Estaban estos indios
en la plaza y muy lejos del alambrado, comiendo
de las cai'iies do una ballena, allí encallada,
cuando de pronto se ven agredidos de dos peones
de la Compañía Explotadora á caballo y arma­
dos de rifles, los que intimidan, apresan y con­
ducen á la cárcel á aquellos infelices <iuo iie
habían cometido otro delito, que el de nacer in­
dios. De allí los llevan al departamento de Bahía
Inútál, es decir, al extranjero, al territorio chi­
leno. ¿Que hubiera V,hecho en semejante aprieto?
¿Se habría dejado conducir como manso cordero,
ó bien, habría aprovechado la ocasión que iiiá.s
propicia se le presentara para librarse de sus
verdugos, aun, si preciso fuera, quitándoles la
vida ? Cierto, que haría esto último, que es n¡más ni menos lo que han hecho los desdichados
indios. Pero V. d ice: los peones dormían y ade­
más no es cierto que se pensaba castigar á los
indígenas con’ la inuert*'. Sería verdad, pero se
les dejaba en la incertidumbre de si los castigos
que se les preparaban eran para ellos menos so­
portables que la muerte, por lo que no juzgo
necesario sentar como líipótesís que los peones
durmieran para explicar su muerte, porque esta
incertidumbre haría estar á los indios tan atenf >
al más mínimo descuido de sus guardias, que
cuando dejaran estos á un lado las armas, ó
bien para encender sus cacliiinbas, se arrojarían
sobre ellos y les darían la m u erto . Confundid»',
el jefe y no sabiendo que responder á mis ar­
gumentos y advírtiendo que fuera en el «-orredor
estaba almorzando con los demás el chico, á quien
dije antes le habían visto un revólver y á
quien se suponía cómplice de los asesinos, diri­
giéndose al hermano que servía á la incsa. diju
con voz colérica : «M ire, cójame á aquel mu­
chacho y no me lo deje escapar, que quiero lle­
vármelo». «Dispense, contesté yo entoní^s, nin­
guno de esta casa puede hacer esv. Es un oficio
odioso y me acarrearía serias con.secuencias. Sol­
dados tiene V. que pueden prenderle. Nos evite
un disgusto». Creyéndose por este motivo des-

—.104 —

:

h

airado el jefe, se levantó, renegando como tin
loco 3' mandó al sargento, que buscara al mu­
chacho y lo asegurase. ¿Pero qué? El chico,
que no tenía un pelo de tonto, había olido de
antemano lo que se le preparaba, así que antes
de que se lo creyesen ¡pies para que os quiero!
liabía tomado el dos y cuando lo buscaban es­
taba en lugar seguro. Cuando volvió el sargento
diciendo que no S3 encontraba al despavilado
muchacho, el jefe se puso fuera de sí por la
rabia y dió luego orden terminante de aprontarlo
todo, para partir en la madrugada del día si­
guiente en persecución de los asesinos, asegu­
rando no volver á S. Sebastián, sin haberles se­
veramente castigado. En efecto apenas amaneció
el día señalado para la expedición, partió con
el juez 3‘ los soldados en dirección al Oeste, per­
diéndose pocos momentos después á los lejos.

de los Salesianos bajo el títu lo de jMaría A u x i­
liadora.
M a j íu e l O r t iz A b r i e t a
Coop. Salesiano.
Lima, 2i de Mayo de líKX).
■Virg-o I? o teu s.

Cumplo mi deber h acia María A uxiliadora,
de quien rae glorío en llam arm e su indigno
hijo, publicando una gracia recientem ente re­
cibida. A cansa de una dispepsia d el estómago,
de que adolezco jui casi dos anos, estoy ex­
puesto á sufrir de continuo dolores flatuleiitos :
uno de estos me atacó m uy fnertem ente eu
la noche del 6 de dunio do este año. N in gú n
remedio m e alivió desde que m e acosté hasta
haber invocado ;i María A uxiliadora, tocán ­
dome con la Tnedalla, y prom etíle á la vez
publicar este favor eu el B o l e t ín S a l e s ia n o , y
también com enzar su novena al día sig u ien te
en com pañía de m i m am á eu caso d e q u é me
salvase d el sem ioólico que padecía la noche
indicada. A hora rae hallo sano debido a l so­
corro perpetuo de María Santísim a, á q u ien
m e honro en glorificarla dando p ú b lico te s ­
tim onio de su poder.
J u a n J o sé P a c h e c o .
Cuzco (Perú) 20 de .Tiiiiio de 1900.
X )ig¡tu « ü o i o s t liio .

MARIA AUXILIADORA
^

-A-

M u r ía O o n tso la a o r n <lo

Si la Madre de D io s se m uestra piadosa en
auxilio de la.s eansns esjiirituales, uo deja sin
«uiibargo de ser solíoita en la.s materiules.
EueoiitrAudome sum ido en la más profunda
melaneolía por ciertos asuntos d e iiegoeio, me
dirigí al íH)legio J)o>¡ Jiowo do la Torcera Orden
ilel C’.alUuK para desahogar m is ])enas eon uno
do m is hijos, aoólito salosiauo, (¡nieii al oir
las angnsU as que torturaban mi eorazón, eon
las lágrim as en lo s ojos mo i)vometió eomeiizar eon tod») el fervor posible una no­
vena á su querida Protectora, lílaría A iix illailora, y recitar á memnlo, durante el día,
el Avordiios do S. Penuirdo.
En gracia no so hizo esperar: bien pronto
experim enté que la s diüenltm les v temores,
unos tras otros, so iban disipando. P or lo »jne¡
agradando á t^ste iusigno favor, euvú) al S e ­
ñor D irector de los saleaianos dos ex-votos
do jdata, sím bolo de nü reconocim iento v
afecto h acia tan bondadosa Madre.
Term ino esto i-elación suplicando á todos
los que se eueueutm a en sem ejante ó eii otra
ad v ersid a d ,q u ein v o q u eu á la E xcelsa Patroiia

Si allige sobrem anera el pensam iento do
angustias sufridas, no obstante siem pre con­
suela el Imber encontrado, en nuestras d es­
venturas, medio.s por los cuales al áni.mo abatiilo se despierta y rejuvenece ; y es tanto
ma 5'or este consuelo, cuanto q u e ‘ tien e por
base de su esperajiza la K eligión.
En los tiem pos que alcanzam os, estam os
sujetos á m il ]ienalidades y sufrim ientos:
triste condición de nuestra n a tu ra leza 'co ­
i-rompida. N o h a y cristiano que en su s aflic­
ciones dirija su v ista al cielo; pero en cam ­
bio tenem os un sinnúm ero d e ellos, desde
liaco ya m ucho tieni]X), que en trances apu­
rados conciben sus lison geras esperanzas en
aquello mismo, considerado incapaz para sa­
tisfacerlas.
Ea últim a reconvención no m e parece deba
hac(‘r.se ú la cooperadora salesian a Sra D oña
C. G.. á m i m uy querida por el lazo de pa­
rentesco que á ella me u n e; pues con tanto
acierto y p r e v is ió n , juzgó de menor v a lía el
saber humano que el poder divino, conside­
rando destin os providenciales del segundo,
la s fundadas atirinaciones del primero.
D ebido á esta confianza,el cielo en ju g ó la s
lágrim as de aípiella madre piado.-^a. uo consintien io que la pérdida de su hija Juanita fuese
Cíiusv de lu to entre la fam ilia. ¡ Juanita I
jPobi-e an g elito l que pronto em iiezaste á gu s­
tar las airmrgiiras del v iv ir I ¡B en d ita m il
veces seas. V irgen Santa! ¡Siem pre la misma;
C onstante A u x ilio de los cristianos!
R eunida la fam ilia el día de N avidad, en-

— 105 —
treg:ábase á las dulces emociones y honestos
^íasatiempos , con esa vehemencia , con ese
placer que cauteriza las penas todas del su­
frimiento , tan comunes y frecuentes en los
vaivenes de la vida, cuando vino a turbar
.iquella espausión un estremecimiento brusco,
que sacudiendo los miembros de la más pequeñita entre los presentes, la dejó sumida
en profundo letargo.
Los cuidados de los circunstantes se con­
virtieron en prodigar á la paciente algún
alivio; pero inútilmente. Llámase al médico,
el cuai declara que la enfermedad era natía
menos que un ataque cerebral.
Lpt consternación y el espanto que se pintó
en el rostro de todos son más fáciles para
imaginados que para descritos; viniendo á
enconar más la tristeza la imposibilidad en
que se hallaba el Doctor de poderla salvar.
¿ Qué pasará ? ¿ Dejarán que la enfermedad
vaya minando aquel cuerpecito endeble cmil
lo es el de una criaturita de tres años? j Oh!
no, no lo aguanta el corazón de su tierna
madre. EUa no iniede ver que sufra tan acer­
bos dolores el ángel de su carino. tTna re­
pentina idea le asalta: mira á la enferiuita,
y semejante al mercader cuando halla su te­
soro , sonrie dulcemente; levanta- su rostro
bañado en llanto, fija la vista en la estatua
de María Auxiliadora y obedeciendo á un iml)ulso, comprensible sólo para el corazón de
uua madre angustiada, })óstrase de hinojos
V humedece con sus lágrimas las frías losas
del pavimento.
Pasan breves instantes: ¿y 1 negó T | A h !
luego se levanta, corre hacia el lecho de su
hija idolatrada, y besando aquella frente abra­
sada, exclama con efusión: isí, ángel mío,
sí, la Virgen de D. Bosco te sanará. En efecto:
al cabo de algunos días el consuelo más puro
sustituía á la amargura mas cruel. La gracia
había sido obtenida.
Pregunto ahora al ateo, al escéi)tico: ¿Os
atreveréis á negar lo sobrenatural y divino que
encierra este hecho al parecer insignificante T
LLo atribuiréis á la casualidad f Pero si la
casualidad, señores míos, no existe. 4 A la
buena complexión de la niña? ¡oh! entonces
os diré que ignoráis la potencia de uu ataque
cerebral aun en las personas que gozan de
mayor robustez.
En lo que respecta á mí podré deciros que
cuando veo á una criaturita de tres anos, des­
pojo que la ciencia médica considera como
inútil; cuando la veo sufrir atrozmente, en
medio de horribles convulsiones y por es­
pacio de qnince días sin que un rayo de esimranza fulgure en sa frente; cuando con­
templo la decisión de aquella madre y el
fruto instanUueo de la súplica que á María
dirige, no puedo menos de exclamar:
J h i e st h ic.

Quizás más de uuo se n a llamándome san­
turrón, fenático, retrógrada etc.; pero no ol­
viden en su demencia los que tal hagan que

les pasa lo que al ciego que mira y no vé»
I Cómo, ha de ver el pobre si no tiene ojiw J
1 Perdonadlos, Señor, que no saben lo que
hacen!
J. B. O.
A - S M i d e c l m l o i i t o A M a .i* íu .

Hoy cumplo 0011 uu deber de agradeolmiento á María publicando la siguiente cu­
ración que al invocarla obtuve.
Hace pocos días caí con uu catarro, al pa­
recer de mediana importeiicia. La pequeña do­
lencia tuvo feliz resultado con gran satisfac­
ción de toda la familia, cuando he aquí que
á eso de las doce de la noche acométeme un
acceso de tos tan continuado y violento que
estuvo á punto de producirme la muerto en
medio de una cruel y terrible asfixia. Ante
ten pavoroso como inesperado peligro me di­
rigí al momento á la Excelsa Señora, y en
poco tiempo vi deshacerse la amenazadora
borrasca. Cumpliendo la promesa que hice en
tan apurados iustautes, publico esta gracia
en el B o l e t ín S a l b s ia .no . N o lo había hecho
antes por causa de la guerra.
J o s é M a e í a P i m e n t b l , h ijo .
V aleuoia (V enezuela) I** de O ctubre de 1899.
Sara Senostrosa de Maoul (C h ile), da gracias á M.
A p o r h a h e r obtenido u u a colocación que hu m an a­
m ente h ablando h u b iera sido im posible ob ten erla por
la s c ircu n sta n cias desfavorables que oouonrríau. —
ifargarita Biudanest de Pona de Alay (C indadela de
Menorca), y ana Religiosa del Sagrado Corazón da/««ií«
de M ahon (Id .), d an gracias á M. A. por favores re ­
cibidos. — S . M. de E oija (S evilla). H allándom e sin
poder a n d a r p o r ten e r uu pie lastim ado ofrecí á M. A.
hacer u n a novena y adem ás p u b licarlo eii el B oletín
S alesian o si se m e ponía bueno, y como o b tn v e la
curación lo rem ito por si qnioreu publicarlo. — Joaauin P ujol y
de S a rria (B arcelona). E stan d o p afa
¿xsm iuarm e de 2* alio de B acbillerato y no h a l l ^ dome b ien preparado p a ra la n o ta do sobresaliente,
la cual era indispensable p a ra h acer oposiciones en el
In s titu to , reonrri á M. A. y á s u Esposo 8 . Jo sé pro­
m etiéndole hacer dos novenas, re g a la r dos oirios y
pnhlioar la g ra c ia en e l Bo letín S alesian o . Siendo
ate n d id a m i sápUoa, cum plo m i peomeaa. —
Bautiata Pineda de T otona (Murcia). H e recibido doe
irraoiM y desearía se pu b licaran . L a p rim era es haberse
lib rad o d e l furor d e los tagalos de F il ip i n a on her*
mano mío. haciendo dos atios_ que no sab ía de él,
m ediante la invocaoión de M. A. a l h acerle u n a no­
vena. L a segunda es la ouraoión de o tto herm ano de
u n a e ra r e enferm edad en menos do ocho m as, e x tra ­
ñando BObremauera a l m ódico. Mi estado de p<^rM a
uo m e perm ite e n v ia r n a d a p a ra e l tem plo de M. A.
de S arriá, pero s i le doy m is pobres o r a c i o ^ . —
Maximino Moneatel de S an ta A na [COTta
oías á M A. por tres favores re c ib id o s. 1. habOT sido
corado de n n ren m atism o ; 2P la
e ra n d e h inchazón e n la m an d íb u la
y el 3.
h ab er sido curado de u n a hinchazón en la « r g a n t a
que n o m e p e rm itía n i tra g a r U sa liv a : o t ^ í r ^ r
a S anto E osario y á la m its d esta b a com pletom ent»
bneno, adm irándose m i fa m ilia ; se c o n v e n c i ó n de
la v e rd a d a l llevarm e que comer y
q n e tra M b a
con fa c ilid a d . — M aría Martínez de María ( A l m ^ ) .
Hace dos meses que m i m adre sufWó n n a o o n g ^ ió n
cerebral que le produjo u M p a r f lis i^
d ijeron que casi era segnra la m uerte. Yo me postré í
los píes de M. A., le empecó u n a novena.
25 t r e t a s p a ra la s O bras S alw ian as y p u b licar esto
g r a c ^ en e l BOLETÍN s i oía m is ruegos. H oy cumplo

— lOC —
m i promesa, pues m i m adre h a recobrado la salud
y sus facu ltad es m te le o tu a le s.— Una dtsvotade ^ a r ia
Auxiliadora de Id . E uoontráudom e enferm a de g rav e­
dad puse to d a m i fe en M. A. ofreciéndole 5 p esetas
p ara las O bras salesianas, y la publioaoión. e n e l B o ­
l e t ín Ba l esia n o . H abiéndom e concedido la g racia
entrego la lim osna y deseo se cum pla la segunda parte
de lili prom esa. — M aría S. de M ontilla (O órdoba)^ace
pfiblico su profundo agradecim iento á M. S. A. p o r tres
d istin to s favores recibidos. — Salaz Vázquez de A raoeiia. P ró x im a & unos difíoiles exám enes de los cuales
deseaba s a lir con n o ta de sobresaliente a o u ^ á la q u e
es A uxilio de los cristia n o s prom etiéndole hacerm e
oooporadora salesiaua y p u b lic a r la g racia. H abiendo
obtenido m i deseo cum plo lo prom etido, bendiciendo
m il y m il reces á ta n uuena M adre. — Adela Gnerrej'o Vega y hermanas de G ranada. H allándose n u estra
m adre a ta c a d a de u n a enferm edad m uy g rav e y en­
contrándose desahuciad a de seis m édicos oímos decir
los favores que se o b ten íau p o r m ediación de M. A.
H ecurrim os fervorosam ente a ella prom etiéndole p u ­
b lic a r la g racia y h a c e rla cooperadora sa le sia u a : á
los pocos días estab a re sta b le c id a y h o y oompletam cuto buena, j)or lo cual cum plim os la prom esa. ■—
L u z Bolaños de Id . E n el año 1898 m i herm ano F ra n ­
cisco so vió en u n tran ce apuradísim o en el cual es­
capó de perder la v id a : n u estro s ruegos á M. A. le
salvaron y hoy hago p ú b lic a la g ra c ia .— Carolina P .
da Molo do Buenos A ires. CumpTioudo u n a prom esa
que h ice á M. A. p o r la m ejoría de m i b ija E lena,
luljunto una pequolia lim osna y deseo que e ste fav o r
se i>ublique en el B oletín S alrsian o . — A . M . G.
de A. de Id . D iscordias de fa m ilia m e te n ía n b a sta n te
disg u stad a. Conociendo los innum erables favores de
n u estra bondadosísim a M adre, M aría A ux iliad o ra
ofrecí h acer u n a novena, d a r u n a p equeña lim osna
p a ra u n a Misa y pu b licar la g racia en e l B oletín
>8alksiano . E l sóptim o d ía v in o a m i casa la persona
objeto de los disgustos y tuvim os la m as cum plida
y satisfacto ria reco n ciliació n .— MariaConoepeiÓ7i Groteróa de Y aritagua. H abiendo recibido u n go lp e m uy
fu erte en uit ojo acudí im m ediatam ente á M aría Au­
x ilia d o ra y le ofrecí que ta n p ro n to como recobrase
la salu d h a b ía de confesarme y le h a b ía de h a c e r una
novena: ob tu v e la gracia que h o y p ublico, pues así
tam b ién se lo ofrecí, y seré h a s ta e l fin de m i v id a
su fiel esclava. — D. Antonio Vinajeras M artin de Se­
v illa, cayó enferm o de im as o ale u tu ia s tifo id eas en
29 de Marzo de 1900 y poniéndose la nio<lalla de M.
A. a l mes siguiente, se in ició ol m om ento su m ^ o ria
h asta sa n a r dul todo.

M U E S T R A
O O REESPO N D EN O IA
tílai

SEVILLA.
R vmo S b . D. Miguel R úa.
Según las leyes do la naturaleza el corazón hu­
mano siento la necesidad de com unicar á sus se­
m ejantes sus sentim ientos, ya sean tristes, para
recibir consuelo y alivio, ya alegres, p ara que
todos participen de su regocijo. No se admire
V.. am ado Pudre, si ruego con instancias que se
inserte en las columnas del Boletín Salesiako
la rehición q u e , como desíihogo del entusiasmo
que siento por la Obra Salesiaua, voy :i hacer con

el objeto de que todo el mundo conozca mía vez
más el bien que por medio de ella se hace á la
juventud, pues no me son desconocidos los altos
fines que se proponen, cuando con sus atractivos
llam an la atención del mundo entero.
Las Hijas de María A uxiliadora establecidas en
esta ciudad, que form an parte de ese cuerpo gi­
gantesco de la Congregación Salesiana, quisieron
el día 13 del corriente alegrar los corazones de
los buenos sevillanos presentando á la pública
veneración una hermosísima efigie de María Au­
xiliadora, teniendo lugar en el mismo día su so­
lemne bendición. El trono que le prepararon, los
centenares de luces que ardían á su alrededor,
la majestad encantadora de la im agen hacía creer
que se había desprendido una parte del cielo, y
trasladado á la Iglesia de San Antonio de Padiia
en donde tuvo lugar la solemne función, enageujindo de puro amor hacia esta n u estra celesial
Reina á los corazones am antes de María, y ablan­
dando á los que resisten á su gracia.
A las 2 y t /4 de la tai'de Su Excelencia Rma. é
lim a, el Sr. D. Marcelo Spínola y Mae.stre, Ar­
zobispo de esta Ciudad, llegaba al templo y fué
saludado con los entusiastas acordes de la m archa
real. Revestido con los ornam entos sagrados y
asistido por un numeroso clero, bendijo la estatua.
L a banda salesiana hizo resonar sus acordes
dentro del espacioso tem plo, inundando de santa
alegría á los corazones de todos los circunstantes;
luego S. E. I. subió al pulpito, ó inspirado en el
amor á María, con su palabra dulce, suave, p e­
netrante y persuasiva, pintó las glorias de María
Inm aculada Auxiliadora, como lo hiciera un San
Bernardo, un San Alfonso de Ligorio, un San Beruardiiio de Sena, dejando prendados de amor
hacia María á todos los corazones.
Acto seguido el Sr. D irector de los Salesianos
de esta Ciudad, D. Pedro Ricaldone, dió la ben­
dición con S. D. M.
A la fi,esta religiosa, siguió la recreativa, asis­
tiendo S. E. I. con paternal bondad, com placién­
dose sobremanera, y con él toda la num erosa y
selecta concurrencia, de los adelantos de las
alumnos, demostrados en la fácil ejecución de los
cantos y recitación de diálogos y poesías, siendo
por lo tanto copiosísimo en frutos el trabajo de
tau benem érito Instituto.
£1 salón destinado
1& Academ ia músicoliteraria, estaba adornado con verdadeit» gusto :
todo salió satisfactoriam ente, y á mí no me resta
sino felicitar á la Congregación Salesiana, ú las
Hijas de María Auxiliadora de Sevilla, y elevar
ardientes plegarias á Dios Nuestro Señor pura el
mayor incremento de una Obra tan santa y pro­
vechosa en todos sentidos.
Anticipándole las más expresivas gracias y en­
comendándome á sus oraciones, me repito de Y.
afma. y S. S. en J . C.
q. b. s. m.

TJna Cooperadora Salesiana.
S evilla 16 de D iciem bre de 1^00.

— 107 —

<3ÜÍT0 (Ecuador).
Relación del R. 8r. B. Euido Roca Misionero
8aIesiano en la República del Ecuador.
(Continuación.) (1)
X^le^ada. á Grua>ra<]uil. — LTu in o id e n t e — 3Xiisa d e r±*anoi*scauo. —
Felipe e u c u e n t r o d e u n
C o o p ex ’a d oi- y l a ID iviua F r o v i d e u c i a . —F 1 p u e b l o d e O liiin b o . —
TJu m o m e n t o d e 6$uisto. —01mg;'uaiT>
p a c ta .

No le ocultaré Rvmo. Sr. D. Rúa que m i cora­
zón al llegar á Guayaquil se encontraba oprimido
por distintas impresiones : por una parte me re ­
gocijaba sobrem anera al pisar o tra vez la tierra
de García Moreno, tierra que había sido el prim er
campo de trabajo después del noviciado, tierra
mucho más querida, cuanto más en ella habíamos
tenido que sufirir m is compañeros y yo por tan
santa causa como es la de Dios. P or o tra parte
serios temores m e im presionaban. V erdad que
m is bigotes, m i b a rb a , m i vestido seglar y mi
soltura deslum braban los enem igos: mas 4no podía
ser descubierto por la indiscreción de alguno que
por acaso me hubiese conocido ó por algún otro
incidente f Sin embargo contíando únicam ente en
el poder y bondad de María, me hice fuerte, y
con to d a ñ'anqueza salté á tierra y m e dirigí á
un hotel para de allí disponer m i viaje al in te ­
rior. Me era forzoso andar por las calles de Gua­
yaquil, 7 esto no se hacía siu peligro, pues en esta
ciudad había bastantes de nuestros antiguos alum­
nos, y podían conocerme, como sucedió. Marchaba
tranquilam eute por una calle, cuando de repente
oigo una voz que dice: “ Padre, P a d re .” Mi com­
pañero y yo seguimos el camino apresurando el
paso, como sin darnos cuenta, pero poco después
oímos por segunda vez las mismas palabras.
“ P a^re, P a d re .” Cruzamos por otra calle y el
mismo individuo poniéndose delante y cogién­
dome del brazo me d ijo : « 4No me conoce V.
P adreé Buenos días, P ^ r e 4cóiuo por a<iuíf »
E ra uno de nuestros antiguos novicios que había
estado conmigo en Sangolquí. — Bien te conozco,
le contesté, mas ten prudencia y calla. En seguida
nos separamos y regresé al hotel. H acía varios
Hfftw que no celebraba el Santo Sacrificio, y mi
deseo era vivísimo. Con este deseo y para recor­
dar los días que en el convento de los RR. PP .
Franciscanos habíamos pasado en la época de
nuestro destierro, fui á visitarlos. Me encontré
con el M. R. P. Torras, el mismo que tradujo al espa­
ñol la obra del Dr. D ’Espiney acerca de nuestro
buen P ad re D. Bosco. U na vez que le manifesté
todo, se deshizo en atenciones, y le prom etí que
iríamos á dorm ir al Convento. Así lo hice. P asa­
mos la tard e muy entretenidos por la bondad dé
aquellos KR. P P . y además á la m añana signiente
pude celebrar la Santa Misa vistiéndome el há­
bito íranciscano. Sumamente agradecido, el día 9
dejamos el convento y la ciudad de Guayaquil
para irnos en ferrocarril á Chimbo. Al tom ar
nuestro asiento en el tren nos encontram os con
nn buen señor con quien entablam os conversa(1) V éase el Bo l etín de Marzo pág. 7o.

ción. Había sido un fervoroso Cooperador Si\tesiano y adm irador de las obras do 1), Bosoo. y
de esto nos apercibimos al hablar do los Talloroa
Salesianos de Riobamba y do las cosas do Quito.
Naturalmente yo mantenía mi situaciéu y disi­
mulando no conocer muía de todo esto, apavontaba
oir con bastante indiferencia su animada y en­
tusiasta convoreaoióu. Por o tra parto so lloimba
mi corazón do júbilo al oir onsalzjir nuestra que­
rida P ía Sociedad, y me parecía reconocer en
este conipiñero de viaje nn instrumoiito do la
Diviua Providencia pan'i nuestro viaje al inteiior.
Sin embargo no me parecía conveniente el des­
cubrirme. D u d ab a} pero al llegar á Chimbo era
necesario resolverse. El corazón me indicaba quo
debía ser un excelente caballero, y quo era la
D ivina Providencia quien lo enviaba, por lo que
llamándole al fin á parto le dijo: — Señor, su
bondad, su conversación entusiasta por la Obra
Salesinna me ha iuspirado mucha coniiauza ipuedo
manifestarle á Ud. uu secreto como Cooperador Salesiano, como á u n am ig o l— Momiró sorprendido
el caballero y como adivinando lo que iba á des­
cubrirle me contestó: — Hábleme con toda con­
fianza, que estoy pronto á servirle en todo lo quo
pueda. — Pues bieu, le añadí j sepa quo yo soy
Salesiano y Sacerdote ) las circuustancias actuales
m e obligan á ocultar bajo estos .vestidos mi ca­
lidad y m i carácterj marcho cou mi compañero
para Riobamba y necesito que Ud. al llegar á
Chimbo, me ayude á buscar bestias para viajar á
fin de encaminarme al interior. — Con mucho
gusto, replicó el caballero, y agradeciéndole la
confianza que Ud. me h a hecho, yo le buscaré
todo para que se venga conmigo Á mi hacienda
y de allí siga su viaje para Riobamba. — Este
bondadoso Señor, el ángel de la Providencia, era
el Sr. D. Enrique Coronel, distinguido caballero
ríobambeño y amigo sincero de los Salesianos.
Séanle dadas los gracias una vez más en las co­
lumnas de este i>eriédíco quo llegará á sus manos,
y sepa que los Salesianos actuales de Quito con­
servarán para él eterna gratitud. Para que V.
Rvmo. Sr. D. Rúa cumprundu toda la importancia
de los servicios do este Señor, y por ende la
grandeza de la bondad y luiKerícordia divinos que
visibleiiicuto nos m otegíau duruute nuestro viaje,
debe saber que Chimbo es un pueblo enteram ente
aislado, situado en uu lugar malsano, cuenta con
poca población, siu Sacerdote, siu iglesia, y aún
casi siu religión, empleados sus pocos moradores
en el servicio de la linca férrea y en el poco co­
mercio que ocasiona el tránsito del viajero. La
imporüvucia del ferrocarril de Chimbo á Duráu
no se deduce por la unión de estos dos pueblos
sino por la comunicación entre sí y cou el puerto
de los m últiples ó importantísimos ingenios, ó
sea fábricas de azúcar y refinerías de esto mismo
artículo que existen en todo el valle que se ex­
tiende entre estos dos pueblos. De lo dicho se
deduce fácilmente que a<|uellos pobres habitantes
abandonados á si mismos, no pueden ser sino
m alos, poco serviciales. A esto agrégaese que
ra ra vez se encuentran bestias por viajar, asi es
que á veces el viajero so ve o b li^ ^ o á permanecer
largos días en este pueblo inhospitalario, con pe­
nalidades y subidos gastos que no son para sufrir.
Esto tal vez nos habría sucedido á nosotros, cou
el riesgo de ser descubiertos, sin el providencial
encuentro con el Sr. Coronel. £0 efecto al llegar
á Chimbo después de ocho largas horas de viaje
en tren, nos encontramos con la novedad de ouo
no había animales para marchar. Mas como la na*

IT
— 108 —
cienda de nuestro- amigo distaba pocas horas, h a ­ por supuesto no consentimos que se fuera por
bían venido sus caballerías para conducirle á su lo mismo que mayores peligros había p ara nos­
casa en la misma tarde. El ói)timo Cooperador otros quiénes hubiéramos quedado indefensos y
arregló con el arriero de su hacienda nuestro expuestos á extraviarnos con ta n ta espesura de
vijije pura liiobam ba, prestándonos los tres ani­ árboles, con ta n ta oscuridad y sin ningún cono­
males, pero en tanto partim os con él á su h a ­ cimiento. Insistiendo el individuo en regresar,
nos disponíamos nosotros á seguirle antes que
cienda.
¿Quién sei'á capaz do describir lo im ponente y quedarnos, cuando ya divisamos próximo á alcan­
aouibrío al misjiio tiem [)0 de aquel viaje? El ca­ zarnos á nuestro buen amigo. Un suspiro que ma­
m ino serpenteaba por entre las espesuras de bos­ nifestaba á las claras la pesadilla de nuestro
ques, ya bnjamlu por laderas casi inaccesibles, ya ánimo salió de nuestro pecho, y tranquilizados ya,
subiendo enqiinadiis alturas, por todos los lados seguimos el viaje sin ningún otro incidente.
Habiendo llegado á la hacienda se esmeró nues­
nos rodeaban árboles gigantescos que meciéndose
á las ráfagas <lel viento pioducíau un ruid o ex- tro Cooperador en prepararnos una cena im pro­
trnñi> <)U6 aterraba y parecía hablarnos con su visada cual podíase dar eu lugares desam parados
y apartadísim os de todo centro j luego rezadas
mudo Icuguiijü del tem or y respeto que causaban.
¡Quo iiirneusidatles de bos­
ques vírgenes existen aún
en este E cu ad o r, en este
país i>rivilegiadü por su exuberauto naturaleza! Es verdaderam ento rico y produc­
tivo, mas infructuoso porTa
falta absoluta de caminos y
de iug<'UÍo en sus habitantes
para explotar tan tas rique­
zas. Ya auochecía y la oscu­
ridad del cielo, el siloncio
del bosque, el murmullo del
río que con vertiginosa car­
re ra se precipitaba en el
fondo de una profunda gar­
g a n ta , la gritería de los
nu)uos y aves nocturnas que
pueblan estas selvas..... todo
concurría á infundir en nues­
tra s almas no sé que sen ti­
m ientos de tem or, y al mis­
mo tiem po de admiración
hacia el Creador de todas
las cosas. Como suele suceder
en sem ejautescircunstaucias
los cuatro viajeros caminá­
bamos silenciosos, casi su­
midos en tina profiuula me­
ditación, y así de este modo,
Moiis. Jara en In bendición de la E statua del Redentor en Concepción
después de tres lloras de
(Chile).
buena mai'clia, llegamos á la
hacienda do nuestro amigo j denom inada cou el nuestras oraciones de regla .y las devociones par­
nom bre de « Chaguarpacbi. » P ara que esta relaticulares que nos habíamos propuesto cada día
cióu sea completa referiré un incidente «jue nos h asta acabar (Ilamarémosla así) n u estra peregri­
causó unos ratos de buen suato. Venía con nosotros nación, nos dispusimos á descansar. Nos había
un paje de nuestro Cooperador. Esto á la niidad preparado el dueño dos camas, por supuesto sin
del viajo so quedó cou uuos amigos en una casa colchones ni sábanas, pues ra ra vez se encuentrau
que eucoutramos en el camino, siendo estas casas estos enseres en las liaciendos de las m ontañas :
}mra una selva lo que los oasis del desierto. Nos yo me tendí en u n a amaca y allí me entregué al
dijo quo siguiésemos adelante con su paje. Ya sueño.
nos habíamos alejado buen trecho, cuando de
(Se continuará).
repente el pojo se detiene y haciendo adem án de
retroceder nos dioe; — Quédense aciuí Uds. y yo
vuelvo para v er que ha pasado con mi patrón. —
fUNTASK K AS (Chik).
H abía tomado el pobre algunas copas más de lo
que convenía, vicio casi incurable aquí cutre
R y íio . S r . D. Miguel R úa.
la gente baja y en tre los indios. — ¡Quedarnos
solos en medio de la floresta sin arm as, sin co­
Amado P adre: El día 20 del pasado Noviembre á
nocim iento de la trocha que debía seguirse! Nos las nueve y m edia d é la m añana m urió con la paz del
opusimos á su propuesta, pero él se m auteuía justo nuestra herm ana C atalina P elisetti, Directora
Arme en su designio. — No puedo abandonar á de las H ijas de M^. Aux*. en la Misión de S. R oque:
mi amo, nos rep etía, aquí hay muchos peligros, su cadáver ha estado expuesto eu la iglesia dos
sea por ]iarte de los aním ales como por parte de días, donde h a concurrido mucha gente á orar
bamioleros que so aprovechan de la oscuridad dé por su eterno descanso y el funeral ha sido una
la noche y de la espesura de la se lv a ; es preciso verd.adera m uestra de adhesión y cariño á estas
que vuelva adonde está m i patrón. — Nosotros indignas hijas de D. Bosco, pues han tomado parte

— lO'J —
liasta las autoridades, asistiendo el mismo Señor
Gobernador.
La carroza que conducía el féretro iba cubierta
con un rico tapiz de seda blanca, y las niñas que
llevaban las cintas iban vestidas con trajes tam­
bién de seda blanca, siguiendo detrás las otras
niñas en dos ñlas, llevando al cuello la medalla
de bijas de M aría: las m ujeres iban vestidas con
el habito del Sagrado Corazón, contribuyendo todo
á dar al acto m ayor esplendor y g rav ed ad ; sea
para mayor gloria de Dios.
Todas estas Hijas de M aria Auxiliadora le sa­
ludan, amado Padre, y todas se recomiendan á
sus oraciones.
Su hum ilde hija en J . M. J.

Angela. Vállese.
Fantarecas. 6 de Diciembre de IQOO.

SANTA TKCLA (Rep. de 8. Salvador).
E vmo. Sr . D. Miguel E úa.
Hace ya algún tiempo que el Boletín SalesiANo no habla de esta Casa que no deja de ser
imx>ortaute por muchas razones. A la verdad si
pensamos que este colegio fué el último esfuerzo
de aquel grau apóstol y diría m ártir D. Luís Calcaguo, si reflexionamos que promete muchísimo,
por el apoyo de los buenos y la admiración y
respeto de los mismos indiferentes, nos conven­
ceremos de seguro que esta casa es importuutísinia
y que se debe romper el silencio.
Hablaré, pues, Sr. D. Eiía, «v la tiesta celebrada
en honor de nuestra bendita ^iad^e Muría Auxi­
liadora: esta no solamente llenó sino que supero
todos nuestros mejores deseos.
Por la m añana recibieron por primer.a vez el
P an de los Angeles nuis de una docena de niños
debidam ente dispuestos. Cantáronse unos hermosos
motetes por los pequeños músicos y fue digno
principio de ta n grande solemnidad la comunión
general de todos loa internos y buen núm ero de
los externos. Poro lo mejor de la flest-i fuó la
Misa Solemne. Cantóse la de María Auxiliadora
de Mr. Cagliero y al Evangelio ocupó la cátedra
del Espíritu Santo el livdo. Padre Euríquez, grau
adm irador de las obras de D. Hosco, quien con
su docta ú la vez que elocuente palabra tuvo como
por una hora arrobado al distinguido auditorio, nan-ando los bcueñeios inmensos que María prodiga
ú la humanidad. El panegírico fué on verdadero
y digno homenaje á la Virgen Santísim a tributado
por esta ciudad de Santa T ecla; es em inentem ente
católica según lo dem uestra el número consolador
de Cooperadores Salesianos y adm iradores de sus
obras. Enti’e las Cooperadoras so distingue la
Señora D ‘*. Beati-iz de Estévez, verdadera m adre
de los Salesianos. Todo elogio sería seguramente
inferior al m érito de esta augusta m atrona. Su
noble, ñgura descollará siempre en la historia
salesinna: bien se puede decir que es otra D*.
Dorotea de España, pues su cariño para nosotros
no tiene lím ites. Dios pague aún en este valle
de lágrim as á nuestra buena m adre y concédale
ver realizados sus santos y nobles deseos acerca
de la Obra Salesiana.
Añadiré que la fiesta se celebró en un hermoso
salón edificado con los fondos que nos prox>orcionó
tina rifa prom ovida xk>t la su so ^ch a Doña Beatriz.

Adornaban el salón hermosos floreros cedidos por
la misma y por otros bienhechores. L a estatua
de la Santísima Virgen se Imllalia en la parto más
lum inosa de la sala, coronada do rosas y lirios;
pero el mejor adorno eran los corazones “heneliidos de fe, de amor, do eutusiasmo hacia la Virgen
María.
Su humildo hijo y S. S,
<p b. s. m.

IbiO L unati.

AfíBQUltM i ( V m ) .
Rvsio. Sr . D. Miguel R ú.\.
Me pei'uiito enviarlo una breve relación do la
últim a m idad del a ñ o , por ser do alguna impor­
tancia.
A principios del mes de Septiembro arribó á
esta Ciudad nuestro dignísimo Vicario General
Mons. Costamagna. Su presencia inundó de gozo
nuestros corazones} su palabra vigorizó nuestro
espíritu, y su virtud estimuló nuestras almas.
G rata satisfacción experimentó S. E. í. al pre­
senciar los rápidos progresos que ha adquirido
esta Casa en menos de dos años. Visitó las clases
con bastante detención quedando muy satisfecho
al ver que se practicaba el espíritu do uuestií»
F undador y Padre D. Bosco, que es abnegación
por parte de los maestros y adelanto eji el es­
tudio y piedad por p arte de los alumuos. Perm a­
neció con nosotros 20 días con el lin de recibir
y acompañar al Exemo. Mons. Gasparri, Delegad»»
de S. S. León X III que venía con dirección á la
República de Bulivia.
Organizáronse numerosas comisiones presididas
IKjr el Sr. Obispo de la Diócesis, Mous. Bailón, y
en coiu])añía de las autoridades civiles fuó á re ­
cibir á Mous. Gasparri á .Moliendo, puerto dis­
tante do Arequipa 8 horas do ferroaírril.
Las manifestaciones de cariñoso eutusiassiio que
demustró no son ])iira descritas. Al día siguiente
continuó el viaje con dirección á ésta, acompa­
ñado por todas las cmiiisiuiies, siendo objeto do
indecibles muestras de adljesión y alecto eu todas
las estaciones del tránsito. Eu Vítor, medio ca­
mino de Moliendo á Arequij>a, se unió á lu comi­
tiva Mous. Costamagna <[uu había ido ú esm-rurlo.
Llegado á la estación de esta Ciudad, llamada
con razón la Roma del Perú por su fé y religión,
cerca de veinte mil persoim.s lu agoardabun y lo
vitoreaban con frenético eulusiasmu. 8 . £ . Mous.
Gasparri ju nto con la comitiva lloraba de em o­
ción al contemplar tan conmovedor á la vez que
alhagüeno espectáculo. Fué alojado on el Palacio
£¡»iscopal eu donde nuestra banda felicitó al
ilustre huésped, jmdíeudo después los músicos
besar el sacro anillo y recibir su bendición, ü u
distinguido joven en representación del Círculo
Católico de la juventud are<iuipeña, dirigida ¡mr
los P P . Jesuítas, saludó á Mons. Gasparri con un
conceptuoso discurso que c*m gusto entresacamos
sólo algunos fragmentos. Dijo « que si Are<jui]»a
h a sido y es grande y gloriosa, lo debe al cato­
licismo y al sacerdocio} si tiene valor ee pí>rqin'
tiene f é } si no tiene hambre, si no lu aniquila c!
pauperismo es porque está impreso en so corazón
el m andato del Nazareno, que ordenó partir el
{tan con el h am briento} que si no es uno acosado en

lio —

:u
‘k

liis calles ))üi' esas turbas inmeusas de los que
dcm audau limoaus. como en aquellas ciudades en
que se dice no reina el ultram ontauism o, es por<jue aquí está el pobre fraile que quita de su boca
el m endrugo de pan, para darlo al mendigo que
en su puerta le bendice. »
Una efemérido tan gloriosa para la Congrega­
ción, como las lindas de P lata de las Misiones
Salesiiinasen A m érica, no podía quedar desaper­
cibida principalm ente por los Snlesianos de este
(Jontiuente; y m ientras en la República Argen­
tina se celebraban Congresos, so iniciaban expoHiciones para recuerdo de tan memorable feclia,
los Salesimios y Cooperadores de Arequipa no
podían dejar pasar en silencio tan fausto día.
Organizáronse á este fin fiestas religiosas, cele­
brándose con toda solemnidad un triduo con
sermones apropriados al caso. El día de tan lau ­
dable acontecuniento hubo Comunión general,
cantóse una Misa solemne, y un solemne Í'e JDeuja
en acción de gracias dió feliz rem ato á la fiesta.
Aun más, el 29 do Noviembre con ocasión do la
distribución de ])remios á los alum nos, solem­
nizáronse las Rodas de P lata con un acto m ú­
sico literario, en que Imcioiido uso de su pa­
labra Mons. Silva y el Dr. D. Javier Delgado,
«•ucusiastas Cooiícradorcs, pronunciaron unos muy
acomodados discursos ud hoc encomiando la
labor salesiaua y haciendo votos por el feliz
éxito de las Misiones en América. El acto re­
sultó de gala y fué del agrado general.
E ntre las m ejoras y adelantos de la Obra
Salesiana en Arequipa conviene notar la funda«ióu do la Colonia Agrícola (pie sostenida con
i'l decidido apoyo de la II. Ju n ta Departameutiil
va ad elan tan d o 'á paso de gigante. Ultiuiauiente
la misma Ju n ta ordenó la compra de un gabinete
completo do iiistruineníos do química agrícola con
la añadidura dé instrum entos para uii observa­
torio meteorológico pai-a uso de la misma Colonia.
El fin de ésta es d ar á los alumnos una enseñanza
teórico-práctica : está dividida en varias secciones
correspondiente.«; á los diversos ramos en que se
<livide la A gricultura como: horricultiira. arboricnltura, floricultura y ngricultura proi>riamento
dicha. A los dos costados dcl terreno elévause
dos hermosos edificios de forma octagonal, uno
para conservatorio de plantas y el otro para ob­
servatorio meteorológico, presontaiido de e.sta ma­
nera todo el terreno un bellísimo patxuam a.
Lo que causa adiniracióii al que visita la Obra
Salesiaua de Arequipa es la Obra del Monumento
ó Santuario do íla ria A uxiliadora, dedicado á
Jesucristo Redentor como recuerdo do la finaliza­
ción del si^lo y comienzo del futuro. Todos lo
llaman pm vulencial y maravilloso contando apenas
un uño de trabajo estii ya próximo á techarse:
t»nlo es efecto de la generosidad y decidido apoyo
dcl |)ueblo arequipoüo y de lodo el Departamento
máximo del de varias distinguidas persouas. Ojalá
(pie la proteccióu do M aría y la caridad urequijieúa cuanto autos acaben la obra empezada, y así
cu el prim er año del siglo se pueda hacer la soUinue iuauguración del nuevo templo de María
Auxiliadora. Siu más p ara ahora.
De V. amadísimo Padre S. S.
q. b. 8. m.

Cini.vco Saktixeli.i .
Jtr«qtUi>ai 10 de l)icioml>re d e 1900.

(t^afagüay).
R vmo. P adre Sr. D. Miguel R úa.
Existo á unas leguas de Villa Concepción un
lugar denominado Gurusú Isabel (Cruz Isabel),
donde suelen detenerse los viajeros y hasta ir
expresamente muchas personas á solicitar favores
ó á cumplir promesas, ante la tum ba de una mujer
que todos reputan por santa.
Muchas veces había oído hablar de esa Cruz, y
tenía vivos deseos de conocer ese lugar. El mes
jmsado, uuo de nuestros distinguidos bienhechores
de Villa Concepción, el Sr, Don Carlos Quevedo,
vino á invitarm e, jior si quería ir cou la banda
de música á dar un paseo que se había pvoyec-

Curuzú Is.al'ol (P.iríiguay)
lado pava satisfacer la devoción de los vecinos
<le la Villa. Acepté gustoso y el día 27 de Oc­
tubre, nos embarcamos en el vapor ularora que
nos llevó á Concepción.
A pesar de la lluvia que nos acompañó casi
todo el viaje, lo pasamos muy feliz y el viernes
28 por la tarde, llegamos á la villa, donde fuimos
recibidos con mucho entusiasmo por los vecinos
de la localidad. Nos trasladam os ium ediatam ente
á nuestro Colegio, donde, á pesar de la poca co­
modidad, pasamos tranquilam ente la noche y al
amanecer, asistieron á Misa los niños, rezaron sn>oraciones, y tomaron un buen desayuno, dirigiénd<*uos acto seguido á la caucha de carreras, doud«debíau runirse las carretas y vehículos que habían
de conducirnos. Allí esperamos que se jiíntaran
todos los romeros, á quienes recibía la bauda sa­
ludándolos con alegi'63 tocatas, y cuando todos
estuvieron.nos pusimos en marcha.
No hablo del camino, que fué sobremanera d i­
vertido ya por la vai’iedad y expleudidez que pre­
senta la' naturaleza, ya por los continuos percan­
ces que interrum pían nuestra marcha.
Llegamos al famoso lugar á eso de las once de
la mañaua, ó inm ediatam ente celebré misa junto
al ranchito donde se encuentra la Cruz tradicional
V que podrá ver S. R. en la fotografía que le
envió, tomada en el momento de dirigir yo la
palabra á los piadosos concurrentes: el resto de
la fiesta resultó muy bieu.
El Sr. Quercd<». me ha ofrecido el ranchito de
Oini:iÍ Isabel, cou sus alrededores, para que con

111
las limosnas que depositan allí los deyotos fíeles,
podamos con el tiempo levantar una pequeña
Iglesia, para realizar después devotas peregrina­
ciones, y d a r comodidad á los romeros de acer­
carse á los Santos Sacramentos.
Acabo mi carta, gastoso de haberle podido ha­
cer ver u na vez más, como se conserva aún entre
el pueblo paraguayo la fé que infundieron en 61
las misiones cristianas en aquellos tiempos en
que al decir de M nratori existía en el Paraguay
un cristianism o feliz.
Rogándole se sirva im p artir su bendición sobre
sus afectuosos hijos del P araguay me es grato
suscribirm e de S. E . nfmo. hijo en Jesús

A mbkosio M. T urbiccia.

P s T rd iñ g

¡ fe

A f s í V a r i e D a D e s &

F i e s t a <le S a n F r a n c i s c o d e S a l e s
e n S a r r i a ( B a r c e l o n a ) . — Según indica la
convocatoria que hemos recibido precedió á
la función un solemuo triduo que dió comienzo
el día 26 de Enero y en el cual el día 27 hubo
sermón. El 29 celebraron la festividad del P a ­
trono de la P ía Sociedad Salesiana, habiendo
como es consiguiente Misa de Comunión general,
Misa solemne, sermón predicado por el Dr. D.
J. Román García, vísperas y beudicióu con S. D.
M.: el día 30 celebraron el X III aniversario de
la m uerte de nuestro amado P ad re y el 2 de fe­
brero, fiesta de la Purificación deX uestra Señora,
tuvo lugar la Conferencia Salesiana en la iglesia
parroquial de Sauta Ana de Barcelona, estaudu
á cargo del Rdo. Sr. Dr. D. Ju a n H ernández y
González.
P í a U n i ó n d<* C ]< M » p cra d o r« s S a l e s i a n o s d e !\la i* ía ( .4 .liu e i'ia ) . — Si bien desde
el año 1890 existía en esta V illa dieba P ía Unión,
sin embargo no babía Decurión. El día* 16 de 0< tabre de 1900 fué nombrado el Presbítero y Coa<!ju to r de esta Iglesia Parroquial D. Pedro Maitíni z
Romero, por el Rvdmo. Señor Rector Mayor de
los Salesianos D. Miguel Rúa, desde cuya fecha
y de común acuerdo con el Sr. Cura Ecónomo de
esta Villa D. Francisco Gómez López y de his
Cooperadores, queda nom brada la J u n ta en la
forma siguiente: Presidente: Rdo. Sr. C ura P á ­
rroco. Decurión Tesorero: D. Pedro Martínez Ro­
mero, Pbro. Publicista: D. Ju a n F . Alarcón Serrauo, Perito Agrónomo. Secretario: Don Luís
Navarro Motos, Médico titu lar.



Todos los Cooperadores la aceptaron ]>or una­
nim idad y resolvieron dar conocimiento al limo.
Sr. Obispo de esta Diócesis y al Rvmo. Sr. Rector
Mayor.

M É J J IO O B e n d í o i ó n d c l niiev<» t e m p l o d o G l o r í a
A i i x i i i a d o i 'a , — lie aquí lo que dice un diario
de Méjico. « Anuuciaiuüs uportuuamouto que so
iba a efoctuar la bendición do la nueva capilla
levantada en el Colegio Salesiauo, eu la cual, se
rendirá culto á María Auxiliadora.
La ceremonia so efectuó el día anunciado y
vamos á dar jügunos detalles del templo y do la
im portauto coremonia.
La capilla, como dice una lápida de mármol
incrustada eu uno do los muros, ha sido levan­
tada como sufragio por el eterno descanso del
alma del Sr. D. Praucisco Dosal y del Río, y la
costearon varios deudos de esto señor, en vista
de que la antigua capilla, por sus reducidas d i­
mensiones, uo satisfacía ya las necesidades espi­
rituales de las crecientes colonias do santa Julia
y San Rafael.
L a pequeña capilla será convertida en salón de
estudios ó en teatro, á fiu de que en él se efec­
túen pequeñas fiestas escolares y veladas literarias.
E l nuevo templo es bastante espacioso y alto,
perfectam ente dispuesto para recibir gran cantidad
de luz; su piso es de mosaico, y su altar, aunque
meramente provisional, m ientras se levantii otro
de mármol, es bastante agradable.
Efectuó la coremonia de la bendición, el Sr.
D. Autüuio Ricenrdi, Inspector General de los
Salesianos de Méjico, y fueron padrinos del actr
el Sr. Lie. D. Fernando Orvafmuos y Quiutauilh.
y su bertnami la Srta. Guadalupe.
L a concurrencia era muy distinguida; además
de las familias princi;)alo 8 de la Colonia y de
otras que habían ido do esta ciudad y do Tacuba,
hallaba presente el Miuisti'o Plenipotenciario
•leí Reino de Italia, Sr. Conde Magliano di ^'ilIar
San Marco.
Después do la ceremonia ]insaron los cuncurreutes á la sacristía, en donde se levantó una acta
uue fué firmada prim ero por el li. P. Kiccardi y
¡ior el Conde Magliano, y eu seguida por todos
los presentes.
D urante la ceremonia, tomó parte el magnífico
oifeóu dcl establecimiento. »
■ V E IT E Z X JE -L A ,
F i e s t a d e !% Iaría A u x i l i a d o r a e n C a I m d a r e . — Gran entusiasm o reinó en todos
los Cabadarenses el día de la función de nuestra
Augusta Patrona. El 26 de Mayo á las cuatro de
la tarde se bendijo la preciosa imagen y al día
si^ruieute hubo misa cantada, motetes, v£s{>eras
y solemne bendición con S. D. M. Que Alaría
Auxiliadora acoja benignam ente los homenajes.



112

que con tan ta BÍnceridad le trib u tan estos sus
hijos, y deiTamo sobre ellos sus abundaiices g ra ­
cias.
I^ns IfijitiM (le Mai'ia Auxiliadoi'a en
“L a 'tribuna'' do Asun­
ción dice, liecorduiiios bien que en mía tarde en
que las nubes cansadas de llorar sobre la tie rra
so iban empujadas por una brisa fivisca al p rin­
cipio, muy helada después, las vimos desem bar­
car: estábamos en el muelle.
Cuando pisaroii tierra se dibujó la alegría en sus
sem blantes; los curiosos les dieron paso y muchos
^e p reguntaron; ¿y estas liermuims? — Son Salosiamis — contestamos á los mas próximos.
Conocemos su obra en el Uruguay.
Ellas pasaron y muchos sin saber porque, nos
descubrimos. Nosotros lo liicimos por veneración ;
¿«juién nos la inspira? Su obra que es fundar
escuelas y talleres, es decir cuidar do la educacióu á las niñas. Es hacer de sus discípulas
obreras educadas é instruidas, lo mismo para las
faenas que hayan de proporcionar el pan de
i-ada día, como ]*ara las <iuo hayan de agitarse
en la vida del liogar: ])or eso las casas de la
Sociedad Salesiana levantan al lado del tiille r.
la escuela y jim to á óst:r la Capilla, con lo cual
atiemlen «le una m anera m aravillosa al corazón
y al c.spíritu.
Unos cuatro meses apenas han ])asado desd»*
el día «lo su arribo y ya comienza su obi*a Á
dejarse sentir.
U ltim am ente acaban de realizar sus exámenes
las distintiis clases que han establecido. Con
ese motivo nos fué posible v isitar el estable«imiento y oir á un conjunto de iiiñ.as hablar
sobre distintos ramos y hac«-r ejercicios físic«>s
y cantar cantos escolaros ensalzamlo las activi­
dades de la escuela. Vimos muchas uiñitas; era
im enjam bre bellísimo.
Las H ijas de Marín Auxiliadora tienen un apveei«» espoiñal al Laraguay : la fundación de escue­
las y talleres lian «le hallar jior consiguiente,
protección para m i obra, p«)ique es una obra do
bcucliciü general.
(*Kta K<‘|>úl>lí<*i«. —

I.a Olirn Sah^siana ('ii ol l*ara{;(iay.
— El anlcrior «Uavio «lic«*. Ayer visitam«)s la Es­
cinda Salesiana establecida lupií; m>s había rugado
con insistencia. D. T urriceia que fuéramos á ver
los trabajos exhibidos y hechos por sus alunnms.
Fuiuu>s por la uiafm iui: la escuela estaba ale­
gre porque había reeibiilo la visita de S. E. el
.Señor Aeeval y do su Ministro dol Culto.
Allí hallamos tendidos eu línea de batalla en
lili amplio corredor los trabajos d élo s talleres, to*b)S bien pre.sentailos», y bien ^H^rfeoioiiadoa, á tal
extnmio que si uno no viera á los pequeños artesjuios «pie no son mayores de 15 aims, no creelia que esos divei'sos y hermosos trabajos pudie­
ran ser de ellos.
Los talleve.s basta boy organizados por D. Turrieeia. ese misionero de su ('ongregaeión qmtodos ptHleiuos verlo con frecuencia por nuestras



calles agita«lo y presuroso para i r ya á ver al
g«)bierno á pedirle protección, ya al fllánrvopo á
rogarle ayuda, ya al comercio á pedirle trabajo
para sus talleres, siempre afable, risueño y lleno
do esperanzas para su obra, tiene, decimos, esta­
blecidos los .siguientes': panadería, carpintería,
h errería, sastrería, zapatería, encuadernación, tijiogralía, música y basta el cultivo de una huerta
que comieuza á darle legum bres, frutas, etc..
Realmente es digno de aplauso el entusiasmo
con que los salesiano.s se dedican al engrandeci­
miento de su obra entre nosotros: y son tan po­
sitivos los bimeüciüs que han de rv p o rtaral pueblo,
al pneblo pobre d<^ nuestro p aú , que sería obra
sen.sata el «[ue el g«)bieviio n«> les escatime auxilio
y que la porcii'm jmdieiite Ir.s ayude con su.s
simpatías y el comercio con su concurso.

Mií.sicds di'l (’nlegio úp Asun«!i«ju en
Ctinizii Js:ili«'l (Paraguay).
Es justo enviar á I). Turriceia y á su congre­
gación el apliiu.stt pi>r la Verdailora robustez que
refleja su escuela; y á esa enorm e porción de
desvalidos «pie aiTaiica de la senda que encamina
ul vicio para devolverlos á la sociedad como ele­
mentos útiles para la nación.
Días de gloria «leseumo.s á la Congregación Sale.siaua.
I>4»s íu‘istas eii Ciiyahá. — En el Colegio
Sale.'ii:!!))) «le S. Gouz:ilo se h a n celebrado en los
días 17, 18 y 19 do Noviembre últim o el vigésimouvinío aniversario de la llegada de los Salesianos
ii América y la distribiiciúii de premios tanto á los
e s tu d ia n tO v S como á loa artesanos. Su decoración
Uinto eu lo interior como eu lo exterior fué ad­
m irable llamando subrem anera la atención el
alum brado á la veneciana por su variedad de
colores y la artística colocación que presentalw u
los faroles, ofreciendo maguítico golpe de vista
las diversas ügurirs geométriíias que estos for­
maban.
Li\ función religiosa fnó solemnísima en to«las
sns partes, estando la Conferencia de los coojteradores á cargo del R. Sr. D. Antonio Malan. La
exposición escolar ha sido objeto de los mayores

— 113 —
encomios del numeroso público que ba ido á vi­
sitarla. Eu la sección gráfico-científica figuraban
cuadros y mapas primorosamente b ecb o s: en la
fotográfica grupos de salesianos y vistas de ciu­
dades y bellos paisajes,, llamando la atención los
trabajos exhibidos de los distintos tallei’es. En
las academias hubo entusiastas discursos y poesías,
alternando con bonitas piezas de nnísica prim o­
rosamente ejecutadas por las bandas del Colegio

A requipa, Noviembre 30 (lo 1900

Al Sr. Inspector de Casas Salcsianas del 11. Con­
cejo Provincial.
Sr. I nspector:
Los infrascxútos, miembros de la Comisión nom­
brada por US. para recibir los exámenes de la
escuela Salesiaua, cumplimos con e.vpedir el eo

Kceuerdo de las fiestas patrias celebradas en Concepción (Cliile).
de m arina y del octavo batallón de infantería.
Los ejercicios gimnásticos y acrobáticos practica­
dos por los alumnos y dii’igidus por los Salesia­
nos agradaron sobrem anera. El día 19 cantaron
un solemne Te De.nin en acción do gracias, liaciendo de preste el Exemo. ó lim o. Sr. Obisp<>
quien bonró con su presencia bis fnuciones. así
como también el Exemo. Sr. Presidente de Estado.
De todo corazón agradecemos á tan ilustres per­
sonajes y á cuántos han tomado p arte en estas
fiestas el mucho bien que hacen y el ínterós qne
se toman por la ju v en tu d desvalida.

-F’E .-RTJ.
Resultado de unos exámenes en la
Casa Salesiaua de Arequipa. — Con
rancho gusto publicamos íntegra la información
que ha rem itido al Sr. Inspector de aq relia loca­
lidad la Comisión nom brada al efecto para cele­
b ra r dichos exámenes. Dice así:

M

rrespondienle informe.
D urante los días 2<». 21, 22 y 2íl del actual,
hemos examinado las cinco clases en que están
divididos los estudios de la Esetiehi.
La I* clase compuesta de 60 alumnos, se exa­
minó de Religión, Grannítica, A ritm ética pnictica,
Ivectura y de Nomenclatura,
Los 50 alumnos que componían la clase segunda
además de los cursos de la clase anterior (excejK
ción de. Lectura y Noinenclatnra estudiadas con
algo más de profundidad), fueron examinado» de
Historia del Perú, Geografía General y del Perú
y Caligrafía.
De las anteTíores m aterias, estudiadas á su
vez con mavor deteniiníento, á las que del»e
agregarse C artilla Agrícola y Geometría.
exa­
minó la tercera clase corajmesta de 40 niños.
En la 4* que merece nna mención ]iartícalar,
oimos á 14 niños hablar con lucidez sobre los
i tratados mismos, pero más extensos que liñ do

— 114 —
la Huteriov y adem ás en Astronomía, Geología,
y Zoología.
La clase 5“ es una clase complementaria de las
otras, y en ella especialm ente se dedican al Co­
mercio y á la A gricultura; 15 eran los alumnos
qne examinamos en esta clase, la que tam bién
dié altas pruebas de aprovechamiento.
Debido al método especial, observado por la
C^ngregacióji, nos fué satisfactorio v er que cada
uno do los niños de las diferentes clases, traía
composiciones escritas sobre distintos puntos do
los varios cursos, de que eran examinados, las
más do ellas correctas denm strabau mucho ejer­
cicio y labor bastante.
Estos trabajos uuidos á la exactitud en las
contestaciones y á la claridad de la expresión en
cada uno »le los examinados, nos reveló desde el
primer nmmento el trabajo constante y. asiduo del
cuerpo de profesores.
Todos los alumnos han m anifestado su apro­
vechamiento, contestando satisfactorianiente.
De loa 179 niños que hicieron el exáineii, á
pesar de la escrupulosidad observada, 70 de ellos
obtuvieron el calillcativo de sobresaliente.
Debemos tam bién informar á US. que la sección
de artes y oficios so encuentra en floreciente es­
tado. Vimos á 17 alumnos en mecánica, 15 on
sastrería, 20 on carpintería, 12 en zapatería y en
agricultura 20.
El estado actual de los talleres es inm ejorable;
en ellos se nota orden y método especial. No so
trabaja ninguna obra pai*a fuera todas son para
la casa, por requerirlo así el objeto de la enseíiauza, el que debe alejar, desde luego, todo
tem or de competencia en la clase obrera.
Se hacen los preparativos necesarios pjvra que
queden establecidos, en el año próximo venidero
los talleres de escultura y modelación.
Los artesanos, que en las clases de estudio
forman una sección especial, tienen adem ás otras
clases de adorno ó accesorias, como son las de
nuisica, cauto y dibujo lineal y de adorno. Cono­
cidos son los progresos de la banda de música
del ostiiblecimicnto.
Nada debemos decir á US. del porvenir gran­
dioso que á Areípiipa espera con el adelanto que
ha adquirido la sección agrícola, porque este es
ya público y notorio.
La comisión se complace al m anifestar que los
exámenes de la Escuela Salesiana de Arequipa
han alcanzado un éxito brillante.
El udelanU) intelectual, moral y m aterial do
este e.stablecimiento es una esperanza halagadora
no solo para Ave(iuii>a, sino para la P a tria toda.
Irf>s referidos exámenes han traducido la abne­
gación que cai-acteriza á los infatigables hijos
«le D. Bosco.
Queda así emitido el informo á que hacemos
referencia.
Dios guarde á US.

M. B ksioxo Valdivia — J. E liodoko Zavala
M. W enceslao D elgado.

C M ir L E
Repaptieión de premios en el Pairotrocinio de San «fosé de Sautiag'o. —
Fué ima fiesta privada digna de figurar en d
program a oficial de celebración del nuevo siglo
el acto de distribución de premios verificado el
22 de Diciembre últim o en el Patrocinio de San
José.
La antigua escuela h a sido transform aila en un
soberbio plantel de educación, montado como el
mejor de nuestros colegios.
La noclio del sábado presentaba su interior el
m as bellísimo aspecto, contrastando siuguhvi-mente
con sn exterior sencillo.
Su gran patio de más de cien metros por cada
lado, se veía repleto y como vulgarm ente se dice,
no había donde poner un a lfiler; en el fondo se
levantaba un espacioso proscenio tan bien arre­
glado que de todos los puntos del p a tio , conver­
tido en salón, se dominaba por completo.
P a ra todos los invitados fue una grata sorpresa
la transformación del patio, que presentaba el con­
traste singular de ser salón y parque, porque al
lado de cada asiento, rompiendo el afombrado,
aparecía un tronco de árbol leñoso.
U na cuarta parte estaba ocupada por los alum­
nos y el resto por los invitados, entre los cuales
ocupaba el sitio de honor el lim o. Sr. Obispo de
Guayaquil, señor Del Pozo.
A las 9 y m edia dio comienzo la fiesta con uu
trozo musical ejecutado niagistralm ente por la
orquesta.
El Señor D. Augusto Lescur, profesor del estable­
cimiento, pronunció uu discurso que fué aplau­
dido.
Las oteas partes del programa fueron todas eje­
cutadas por aluiimos del colegio.
La distinguida concurrencia hizo los más ca­
riñosas manifestaciones á los adores, «lue con tanto
aplomo y con esa gracia especial que presta á los
niños la emoción profunda de verse ante nn pú­
blico, entre el cual están sus padres, sus hermanos
y los padres v hermanos de sus compañeros y
amigos, habían desempeñado su empresa.
L a fiesta resultó hermosísima y estamos ciertos
qxie su recuerdo quedará grabado por mucho tiemjto
en el corazón de los que tuvieron la suerte de
concurrir.
El colegio Patrocinio de San José toma cada
día mayor impulso, gracias al talento con que es
atendido por sus directores.
.A .I? ,< 3 -E l> T T IlsrA Lios Salesiauos en
(I'uenos
Aires). El primer fruto de uuCi>ii;;reso.
Escuela, Capilla y Oratorio festivo. —
De buen grado transcribiríam os todo lo que acerca
de este hecho escriben algnnos periódicos de Bue­
nos A ires; pero nos concretaremos á la relación
que hace el I. y R. Sr. D. F . Villanova Sanz,
Prelado doméstico de Su Santidad.
Debo, di(^, á una invitación de últim a hora la

115 —
aeistencia á un hecho-primicia del Congreso de
Cooperadoi'es Salesianos.
!
Soy franco ; hubiera sentido no saborear el p ri­
mer fruto del árbol, para cuya plantación he con­
tribuido lleno de entusiasmo y sanísim a intención.
Aun más ; honroso considero acceder al ruego
de la dirección de E l P ueblo, escribiendo, así
sea á Tuela pluma, la crónica de la fiesta de ayer,
tan consoladora como sig nificativa: no quiero ser
egoísta, reservando el escrito p a ra mi modesto
semanario E l Mensajero del G. de Jesús.
Harto sabido es que las escuelas protestantes
habían sentado sus reales en Palerm o, teniendo
por alumuos niños de fam ilias católicas: ¡qué re ­
proche para Buenos Aires !
Mas tam bién es notorio que uua de las resolu­
ciones del reciente Congreso de Cooperadores S a ­
lesianos, encarece la creación de escuelas en los
barrios más abandonados.
Pronto se puso manos ú la obra ; no convenía
que las palabras se las llevara el viento.
Una activa comisión do dam as recogió fondos
para los gastos del Congreso. Como todo se hizo
con economía, sobraron más de veinte m il pesos,
con lo que se h a comprado uu terren o de ocho
mil varas cuadradas en las calles Dorrego y Costa
Rica j los dos cuerpos de edificio en él construidos,
de antigua ijerteneucia de la sociedad Servicio
Doméstico, son suficientes para comenzar la en­
señanza.
L a obra, como se ve, está m uy vinculada con
el pasado Congreso.
A las 8,30 de ayer se bendijo la capilla provi.-íoria y el edificio por el Ilustrísim o Señor A r­
zobispo, Doctor Espinosa, cuyo celo de misionero
ofrecerá valioso ápoyo. no lo dudamos, á esta y
]>arecidas iniciativas, ta n favorables á la cristiana
educacióu de la niñez pobre. £1 Reverendo Pre­
lado estaba acompañado del Reverendísim o Sr.
D. Albera, V isitador general salesiano, y de los
Padres José y Pedro Vespiguaui, Perazzo, Stefeuelli, jMazzolo, Viggiulo y el infrascripto.
Siguió la Misa rezada por Monseñor Cagliero,
con escogidos motetes á cargo de 35 alumnos del
colegio Pío IX de Almagro : bendijese en seguida
un Niño J e s ú s , siendo padrinos «los hijitos de la
Señora Doña E nriqueta Alais de Vivot, cuyos sentimientos'de piedad van ligados á su plausible acti­
vidad en la propaganda salesiana.
Se cantó el T e J ) e u m ; dió la bendición Mon­
señor Espinosa, y el querido Obisjm Salej^iauo,
Monseñor Cagliero, pronunció un discurso en el
que camparon los afectos del corazón, para con­
vencer de lleno al auditorio, formado de gentes
IK>bres del barrio y señoras tan distinguidas como
Teodelina Fernández de Alvear, E nriqueta Alais
de Vivot, E rnestina Bullrich de Mosquera, Ade­
lina Salvadores de Mosquera, M aría Sagasta de
Elía, Magdalena y Leopoldina A la is; las dos pri­
meras y el Dr. Mosquera y el Sr. W illiam s fue­
ron los padrinos de la bendición.
Apenas term inó de hablar monseñor Cagliero,
la banda del Colegio Pío IX de Almagro, com­
puesta de cincuenta niños y dirigida por el maes­
tro Barderi, alegró aquellos parajes con bien in­

terpretadas piezas, retirándose complacida la con­
currencia , especialmente los «uoradores do Ina
cercanías, gozosos por establecerse una IgU'siu y
colegios de religiosos.
Unos cincuenta chiquillos del barrio, la mayor
parte descalzos y mal vestidos, hicieron neto
de presencia á la inauguración. ¡Estos forman la
herencia que rccogo la Congregación Salosiaim !
Estos serán loa prim eros alumnos do los padro.s
Mazzolo y Viggiolo.
Y á tales niños hay que educarlos gratuitam ente
y facilitarles libros y vestidos, pura sacarlos ch­
ías escuelas protestantes. ¿Cómo llegar á tanto
si los católicos no acuden con su ayuda.
No desconfiemos.
La Capilla del Sagrado Corazón, el Colegie»anexo de León X III y la escuela do Artes y Ofi­
cios, próxima á instalarse, no han do quedar en
el olvido de los buenos. ¿ Por qué f Porque no es
posible m irar con indiferencia la propaganda
protestante en Buenos Aires, ciudad ejue tantas
pruebas ha dado de acendrado catolicismo.
Alea Jacta cst j ya so ha arrojado la prim era
piedra en los fundam entos do la o b ra : que ésta
suba gallarda en Palermo y otro.s parajes, sonmis ardientes deseos.
El salesiano quiere trabajar j dadle los instru*mentos de labor.
Quiere transform ar al niño pobre y vagabundo
en hijo obediente y ciudadano provechoso : ins­
taladle talleres.
Quiere moralizar al niño que trabaja y al obrero,
a d u lto ; llevadlos al oratorio festivo y á la es­
cuela n o ctu rn a; el salesiano lus recibirá coa Iosbrazos abiertos.
Cuidad de los cuerpos de los niños con el ves­
tido y alimento y el salesiano im^lelavá el alma
con el cariño de a rtis ta : da niihi animas; ca-tera
tulle.
Xuevo toiiiplu de San CarloH en Alluafi^po. — Como homenaje do fin y ])rincipm
de siglo á Jesucristo lii-dojitor y á María Auxi­
liadora, los Socios Salesianos, á cuyo cargo está
la parroijuia de San Carlos do Almagro, han conce­
bido la idea de dotar á aquel im portante barrio
de uua iglesia que esté en arinuníu con su pro­
greso ó importancia.
Esta idea ha sido bendecida por Su Santidad
I.<eón X III, quieu ha delega<lo por desjuicho te ­
legráfico al Excelentísimo Internuncio Monseñor
Sabatucci para que en su iioniljre y representa­
ción bendiga la prim era piedra del templo.
Este será por su elegancia y suntuosidad ano
de los primeros de la Capital, y su interior com­
pletam ente original y nuevo , pues tendrá dos
p resb iterio s, uno alto y otro bajo, dedicándose
uno al Sagrado Corazón y otro á María Auxilia­
dora.
L a fiesta empezó con la recepción del Dele­
gado pontificio Mods. Antonio Sabatuccí por el
lim o. Mons. Cagliero, Comunidad del colegio Pío
IX , alumnos estudiantes y artesanos, banda de m ú­
sica, congregaciones y archicofradías, etc., etc..

— 116 —
L a recepción se hizo de acuerdo cou el cere- .
jnonial de obispos, y en seguida Monseñor Ca- |
güero celebró de pontifical estando presente el
Éicm o. Sr. Internuncio.
A la una de la tard e Monseñor Sabatucci pro­
cedió á bendecir la piedra fundam ental de la que
fueron padrinos el Exemo. Señor presidente de
la Ro])ública, T eniente General D. Julio A. Roca
y la Señora Doña Teodelina Fernández de Alvoar.
E l discurso estuvo ó cargo del lim o, señor ^ icario C apitular, Dr. D uprat.
En el momento do la colocación do la piedra
la Schola Cuntonnn del Colegio entonó la anlífona
O quam metacndun que compusiera Monseñor Cagliero en 1864, para la colocación do la primera
])iedra del santuario de María Auxiliadora en
Turin.
Terminó el acto con la bendición Papal dada
por el Exemo. Sr. Internuncio.
A las 2 y l/g se celebró un acto literario mu­
sical en bonov del Exemo. Señor Presidente de
la República y del Exemo. Monseñor Sabatucci.
Como la obra dem anda grandes gastos loa Salesianos han organizado la recolección de fondos
por medio do subscripciones de 25, 20, 15, 10 y
5
mensuales, otorgando á las personas que se
fomprometen ú contribuir en esta forma el título
de socios contribuyentes del Homenaje á Cristo
Redentor. Han instituido además una categoría
especial de lüenhecbores de la obra pava las per­
sonas que contribuyan con 100 ó 50 $. meusnales
(liiranto uu año, concediendo además á tales bienbecbores el derecho de disponer de una beca g ra­
tu ita ó sem igratuita respectivam ente en el Cole­
gio Salesiano de Almagro.

BIBLIOGRAFIA
M ES DE M A R IA A U X IL IA D O R A
por D. Ciríaco Santinelll
X^resbitero

Salesiax^o

Tara dUandir la devoción á María Auxi­
liadora y los saludables electos obtenidos mediauto su protección, expone el Autor en este
libro consagrado al Mes de María Auxiliadora,
no sólo las glorias de esta buena Madre, sim»
también la maravillosa propagación de esta
tierna devoción, y los extraordinarios prodi­
gios que Jlaría ha obrado en favor de sus
devotos, l'lste libro muy bien imdemos lla­
marlo: Libro (le los devotos de Mana AturiUadora y de los Cooperadores Salesianos: se
Inüla en lil Librería Salesiana de Sarria
.^Barcelona).
Eu nlstica ptas. 0*70: cu tela ptas. TUO.

El Exemo, Señor
© .

G u ille r m o
Y

l^ o lla n d

fa lle s

G o o p e r a d o i=

S a le s ia n o

e conocí para sentir los efectos
de su encendida caridad.... le vi
y trató algunos días descubrien­
do en él tesoros de profunda
liumildad, fe arraigadísima y
amor entrañable á ios pobres...
y le i>erdí, le perdimos mejor
dicho, los Salesianos que acabamos de en­
contrar en el venerable anciano á un Coo­
perador desinteresado, eficacísimo.
Esta hermosa alma voló á gozar de sus
muchas buenas obras el día 13 de h'ebrero
de lOül. El Señor le haya pagado según su
poder y generosidad la impbrtauto limosna
con que él inició su cooperación para ayu­
dar esta incipiente fundación cu Madrid:
apenas supo nuestra misióu y deseos de te­
nor escuelas, oratorios festivos y más tai'dc
Escuelas de Artes y Oficios para esta juven­
tud abandonada, hizo suyo el pensamiento
queriendo contribuir á su realización. El ha
muerto; nuestra obra crecerá, esperamos, y
vivirá; eii ella siempre se bendecirá la me­
moria del que se podrá llamar su i>rimer
Padre, ya que primero que nadie acudió C4>ii
su limosna á sacarla de la nada y á echar
sus cimientos.
Dios consuele á toda su familia cou quie­
nes siucerameuto compartimos el dolor y la
l>cua y haga que se perpetúe el recuerdo de
tan prácticas virtudes, qiu* del ilustre finalio hicieron un modelo de padre y de caba­
llero cristiano.
M adrid, 1 de Marzo de 1901.
Sac. E r n e s t o O b e e t i .
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Fecha
1901.04