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                Título                        
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                        BS_1900_12
                                            
        
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                Descripción                        
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                        Boletín Salesiano. Diciembre 1900
                                            
        
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                extracted text                        
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                        {\ . ■
 I-?.
 
 ■ ESSI8 QÜIDEBBÜlTli^^
 
 SUMARIO
 D IC IE Z V IB R E d e 1 9 0 0 .
 B n la gru ta d s B e lé n .............................................
 ^Ac 315
 Solem ne hom en a je A Ju ooristo Redentor . . . » 317
 L ab cuatro B asílicas J u b i l a r e s ................................ ...... 3:¡o
 D e nuestras misiones . Tierra del Fuego Bxoureion
 
 rel AroWpiélago enhueca de Indios. — Faraguav.
 Ktereeantes
 noticias sobre los Indios Chamacocos »
 
 3'’!
 
 G racias i»i k a r I a A u x il ia im jh a .................................
 .330
 lIlSTOKLA 1»EL ORATORIO DE SAH FRANCISCO DE SALKS » 332
 K uestba Correspondencia . - E ip a ñ a . Ylgo. —
 
 l i S s # S Í|
 
 rico. La P laU (A r g e n tin a )..............................
 
 » .336
 
 XECBOLOOIA.......................................................................
 » 338
 N oticias r V a r i e d a d e s ............................................... ..... » 338
 B ibuogr ae I a
 ...................................................... i
 . » 3u
 
 I n d i c e ....................
 .
 .............................. ' . « 341
 U kauauos. — Monumento á Jesucristo Kedontor, levantado
 sobre el monte ilombarenó Junto d Ivroa, á 2.500 m —
 Boma. Basílica de Sta. Haria Mayor. - Tiarra del Fungo.
 Loe nuevos edi8cios de la Misión del Kio Grande- Pa
 raguay. Grupo de indioa CbamaooooB. — S. Juan BeicLmane.
 O b iía s S a l k s ia n a s
 SarHá (Barcelona). Argentina, Ohlla.
 
 r 0Tii, BoUvíMo Urugu<y« OoJombía, Paraaua»,
 Majéco. 8s Salvador»
 
 DA MIHI ANIMAS.
 
 C/tTERATOLLE
 
 CALENDARIO SALESIANO
 Para el año de grada 1901
 
 MAYO
 Jjuna nueva el 18.—Cuarto cree, el 26
 Salo el Bol 4 li. 40—Pónese 7 h. 13
 
 (1894) D . L uis L asagna (más ta rd e
 obispo) lleg a al P araguay.
 
 Infraoctava de la Ascensión
 130 Ss. P e d r o C e le s tin o p ., 226
 I b ó n p b ro ., P u d e n c i a n a v g .
 I . P. p ara los G. Salesíanos
 
 UKA NUEVA PUENTE
 L a ig lesia de M aría A u x iliad o ra
 fuó el xirincipio y fin de las em presas
 insxúradas á D on Bosco, á la vez que
 el m edio que le perm itió llev arlas á
 cabo. T no p a ra D o n Bosco sola
 m ente sino tam bién liara la c ristia n 
 d ad e n té r a la S antísim a V irg en abrió
 en la tie rra u n a n u ev a fu e n te de
 inagotables gracias. A sí lo eviden
 cian las estupendas y co n tin u as bendicionesj auxilios y m ilagros ex trao r
 dinarios q u e b a n obtenido y continúan
 obteniendo las personas que invocan
 á M aría con el títu lo d e A u xiliadora,
 y contrib u y en a l esplendor de su culto
 con ofrendas destinadas al tem plo
 que le está, erigido en T urin.
 N o es posible lle v a r u n re g istro de
 todas las gracias tem p o rales; su n ú 
 m ero 6 im p o rtan cia causan asom bro.
 
 L a l i b r e r í a S a le s ia n a d e S a rr iá -B a rc e lo iia a c a b a d e p o n e r á la v e n ta
 r,n p re c io so v e c o n ó m ic o C A IE N D A R IO p a r a e l a ñ o 1901, p rim e ro d e l
 sio lo X X A m á s d e la s in d ic a c io n e s re lig io s a s p a r a to d o fiel c r is tia n o y d e
 s e ñ a la r lo s d ía s e n q n e n u e s tro s b e n e m é rito s C o o p e ra d o re s p u e d e n g a n a r
 'in m in ic ra b le s in d ilig e n c ia s así p le n a r ia s com o p a r c ia le s q u e l a b e n ig n id a d
 d e l a I g le s ia le s o to rg a , c o n tie n e e x c e le n te s m á x im a s c r is tia n a s , h e c h o s
 e d ific a n te s , a n é c d o ta s , c u e n to s , c h a s c a rrillo s , e tc ., to d o , y a se c o m p re n d e ,
 ,le n lr o d e las m á s e s tre c h a s r e g la s d e m o ra l c a tó lic a . E l c a r tó n es u n cro m o
 a le g ó ric o á la s o b ra s s a le s ia n a s , m u y a r tís tic o y e le g a n te .
 T a c o s s u e lto s . =
 »
 co n c a rtó n
 
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 1,30
 
 »
 
 Librerías Salesianas y principales Católicas.
 
 ^g|üE cosa tan dulce y deliciosa para cesibles á nuestros sentidos. Pero muchísimo más
 el alma es ser creyente! Nunca po espléndido lia sido aún cuando, al llam ar gra
 dremos dar á Dios las debidas gra ciosamente al hombre al orden sobrenatural de
 cias por habernos favorecido con este la gracia, ha querido suscitar en nuestro espí
 don inestimable de la fe, que nos ritu el don de la fe, este nuevo y adecuado m a
 pone en comunicación íntima con el mundo so nantial de conocimiento, este principio superior
 brenatural.
 de percepción y de inteligencia que nos pone en
 Munificentísimo, en verdad, ha sido el Señor comunicación con las imponderables maravillas
 cuando, al concedernos los sentidos exteriores y que resplandecen en el mundo sobrenatural, para
 la sensibilidad interna, nos permitió ponernos en que el espíritu pueda recorrerlas con seguridad,
 comunicación con las innumeral)les maravillas admirarlas y saborearlas, como pueden hacerlo
 que resplandecen en el mundo de los cuerpos. los sentidos y la razón con respecto á sus tér
 Más espléndido ha sido cuando, al dotarnos de minos propios.
 inteligencia y de razón nos ha permitido que por
 i Cuán lamentable, triste y digno de compa
 niedio de ellas nos pusiéramos en comunicación sión es para el alm a carecer de esta luz sobre
 con el orden natural de las substancias espiri- natural, hermosa y brillante de la fe 3 No lo es
 tnales, descubriéndonos admirables secretos inac menos, sino mucho m ás, que el carecer de los
 
 —
 
 316
 
 entidos y del uso de razón. Menos desgraciados
 son el ciego, el imbécil 'y el idiota que el infeliz
 incrédulo. ¿Cuando se lia visto en el semblante
 de éste el aspecto de santa, inefable alegría que
 rebosa del pecho del fiel y creyente ? Podrá aquel
 fingir serenidad, fortaleza de espíritu, cuanto
 quiera; pero en realidad el corazón del incrédulo
 fluctúa en el caos, en el vacío, entre la zozobra,
 inquietud, horror y desesperación.
 Diecinueve siglos há, que la eterna Sabiduría
 del Padre comenzó, en el humilde portal de Be
 lén, la obra de regeneración y rehabilitación del
 linaje humano, derramando, desde allí, sobro el
 mundo, conforme había profetizado Isaías, Ja
 ju s tic ia y la abundancia de la 2>az. Los án
 geles del cielo se extremecioron de gozo y lo
 comunicaron, con la buena nueva, á los sencillos
 pastores, cantando; ¡G loria á D ios en las al
 turas, y, en la tierra, pas á los hombres de
 buena voluntad! Solícitos y alegres los pastores
 acudierun a admirar la gran maravilla, y én la
 gruta de Belén reconocieron, entre las pajas del
 pesebre y los humildes y pobres pañales en ([ue
 estaba envuelto el Niño Jesús, al Fuerte, al A d 
 mirable, al P adre del siglo venidero, al P r in 
 cipe de la paz, y le adoraron fervorosos y se
 levantaron de sus plantas, regocijados y enrique
 cidos con los dones celestiales que con divina
 profusión les prodigó el Niño Dios.
 ¿Quienes son los dignos de envidia, los sabios
 y poderosos de la tierra que arrastraban ricas
 telas y brocados, recamados de oro y piedras
 preciosas y eran conducidos en suntuosas carro
 zas, rodeados de esclavos, y nadaban en la abun
 dancia de placeres y riquezas, ó bien aquellos
 pobres, humildes y sencillos pastores, de quienes
 nos afirma San Lucas que regresaron de la gruta
 de Belén á sus cabañas glorificando y alabando
 á Dios, en todas aquellas cosos que habian
 visto y oido, conforme se les había revelado?
 Este regocijo, esta alegría so ha ido exten
 diendo por todo el mundo, á través de los si
 glos, para inflamar y vivificar siempre los co
 razones de todos los hombres de buena voluntad,
 los pobres de espíritu, los Immildes, los creyen
 tes; y en el d ía, podemos decir que aquellos
 sencillos pastores y los Keyes Magos no fueron
 más privilegiados de lo que lo somos nosotros.
 ¿Porqué? Porque guiados, conducidos é ilumiuados con la luz indefectible de la fe, podemos,
 aún hoy, reconstruir aquella hermosa, tierna y
 alegre escena, y, alli trasladados en espíritu, po
 demos ponernos en comunicación con los mismos
 
 —
 
 altísimos Personajes que en ella intervinieron.
 Allí podemos adm irar y adorar la sabiduría de
 Dios y su omnipotencia; allí podemos saborear
 las tiernísimas manifestaciones de su bondad y
 misericordia infinitas; allí^ seguros de ser oidos,
 .podemos conversar familiarmente con los ángeles
 santos, hablar al Hijo del Eterno Padre, y aun
 recibirle corporalmente, por la sagrada Comunión,
 y pedirle sus dones celestiales; allí nos le mues
 tran, cariñoso y divinamente enamorado de nos
 otros, su divina, purísima y encantadora joven
 Madre, María, y el más dichoso de los hombres,
 el castísimo y enamoradísimo Padre nutricio do
 Jesús, el glorioso San José.
 Al cumplir, pues, con el grato deber de fe
 
 l i c i t a r la s p re s e n te s P a s c u a s y el
 p rin c ip io de a ñ o y sig lo n u ev o á
 n u e s tr o s a m a d o s co o p erad o res y lec
 to re s , en n o m b re de n u e s tr o R vdm o.
 S u p e rio r D. niIGXTPL R U A , de la R E 
 D A CC IO N y de to d o s lo s S a le s ia n o s
 é H ija s de M a r ía A u x ilia d o ra , y s u s
 a lu m n o s, esto les deseamos; que conducidos,
 allá á la gruta de Belén, por una fe vivísi
 ma, les conceda el divino Infante sus dones
 y gracias para mejor amarle y servirle todos
 los días que dure nuestra frágil vida m ortal;
 obtengan, al igual de los santos Pastores, la
 protección de María y de José, y gocen de la
 única dulzura verdadera, que es aquella santa
 •paz que anunciaron los ángeles del Señor: la
 paz con Dios, la paz consigo mismos y la paz
 con el prójimo; esto es, aquella santa paz que
 con ser tan dulce y hermosa, no constituye más
 que una feliz preparación para la paz eterna de
 los cielos.
 
 S A L ID A D E U IS IO N E E O S
 
 El 30 de Octubre verificóse en el Santuario do
 María Auxiliadora do Turíu la solemne y siempre
 conmovedora función dol á Dios á los misioneros
 de Don Bosco. Dio la conferencia el jefe de la
 expedición R. P. Félix Caprioglio, que lleva ya
 22 años de vida apostólica. Al final de la función
 habló con su natural unción y celo el Emmo.
 Cardenal Eiclielmy, arzobispo de Tarín, encare
 ciendo á los misioneros la devoción al Corazón
 de María. Terminó dándoles su pastoral bendi
 ción. Con esta suben á 36 las carabanas de Mi
 sioneros Salesianos salidas para América, del
 Santuario de María Auxiliadora, en 25 años. I a
 presente se componía de 50 salesianos y algunas
 Hijas de María Auxiliadora.
 
 ~ 317 —
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 AHA co n trib u ir al u n iv ersa l y so m iinica principal y ordinariam ente por los
 lem ne Hom enaje, conviene que Santos Sacram entos. Si querem os, pues, me
 cad a uno de nosotros nos esm e recer algo delan te d e Dios, cuidem os de estar
 rem os en h onrar, glorificar, des- siem pre adheridos á Jesu cristo ; como el medio
 m ás á propósito p a ra unirnos á él y v iv ir de
 __________ ag rav iar y d a r gracias á líu estro
 Señor' Jesucristo, pidiéndole el rem edio de su v id a es la S antísim a E ucaristía, acerqué
 nu estras p artic u la res necesidades, y el triu n fo monos á m enudo á la S agrada Com unión ;
 de su causa y la extensión de su reino. — purificando antes, si hace falta, nuestras alm as
 Elem entos á propósito p a ra ese nuestro h o  en el Sacram ento d e la P enitencia, para (pie
 n a d a h a y a en nosotros que sea estorbo á la
 m enaje s e r á n :
 1.
 “ E l santo sacrificio de lo, Misa. — X adaefusión de la gracia. A sí n u estra v id a será
 como la m isa puede ser acepto y agradable la v id a de Jesucristo, como E l lo h a d ic h o :
 á Dios. E s hom enaje digno d e su in fin ita < el que me come, v iv irá por mí. »
 3.
 ® E l Santo Rosario. — D espués de Je su 
 M ajestad ; iiorque en ella no se ofrecen hum a
 nos dones, sino el cuerpo y la san g re de su cristo, nad ie puede favorecernos y ayudariioe
 Santísim o Hijo, como víctim a augusta, m ís como la S antísim a V irgen : p a ra *que nos
 ticam ente inm olada , p a ra a d o ra rle , hum i atien d a y venga en n u estro auxilio, de n in 
 llán d o se; p ara d a rle g racias p o r los benefi g u n a m anera mejor podemos llam arla, que
 cios que dispensó y dispensa á los hom bres; invocándola con las preces del Santo Rosario.
 p a ra p ag a r íiu estras deudas, ofreciéndose por ¡Mil y m il veces h a m ostrado cuán agradables
 n o so tro s; y p a ra in terced er y ro g a r por todos. le son esas súplicas, y lia colmado d e celes
 Y pues los m éritos de esa S ag rad a víctim a tiales dones á los que le rezan devotam ente.
 Misa, Com unión, Rosario... pueden y deben
 son de v alo r infinito, en ella alabam os á Dios
 y le glorificamos como m erece ser alabado y ser ofrecidos por todos en homenaje al Se
 glo rificad o ; le pagam os cuanto le debemos ñor. E xhortam os á todos á que lo h agan
 por todos sus beneficios; ponemos en sus con diligencia. Ojalá que puedan oír m isa
 m anos el precio d e nuestro rescate y deja <liariam ente; i>ero el q u e no pueda, u n a su
 mos canceladas n u estras d e u d a s; y form ula intención á los que la oyen y la c e le b ra n ;
 mos n u estras súplicas en u n a in stan cia di y, á lo menos, cuiden do observar fielmente
 vina, que n u n ca p uede ser desechada. — I\Ias, el precepto d e oirla en los días festivos, y
 para que la o frenda y la voz d e Jesucristo procuren asistir tam liieu en los de la No
 no sea solo suya, sino tam bién nuestra, es v en a d e la P urísim a, y en el últim o do ano.
 preciso que nos unam os á él en e s p íritu ; que — E l R osario, aunque es bien fácil rozarlo
 nuestras intenciones sean las s u y a s ; que nues diariam ente, ó á lo m enos los sábados y do
 tra un ió n sea ta n intim a, que en cuanto m ingos, que no fa lte siq u iera en los días
 es posible nos hagam os u n a m ism a cosa con m encionados, cuidando así mismo en ellos
 El, j)ara ofrecernos con él y rogar con él. de ofrecer la S ag rad a Com unión.
 4.
 “ — S erá m uy agradable á Dios y d e g ran
 Así honram os a l m ismo tiem po y glorifica
 mos ú Jesucristo, reconociendo y confesando provecho p a ra nosoBros dedicar u n rato cíwla
 d ía á la oración mental. E l profeta Jerem ías
 que sin él nada podemos en orden á n u estra
 salv ac ió n ; q u e él es nuestro R edentor, y que dijo qne «la tie rra está enteram ente desolada,
 sus m éritos infinitos, q u e ha^jemos nuestros, I>orque no h ay quien se recoja en su in terio r
 son los que nos purifican d e nuestros peca y medite.» S i todos nos parásem os á consi
 d erar atentam ente q u e somos de D io s ; q u e
 dos y nos reconcilian con Dios.
 2.
 ®L a Sagrada Comunión. — Iiu e stra s obrasla v id a es b re v e ; q u e podemos m orir en la
 carecen de m érito, si no v a n inform adas del h o ra m enos p en sa d a; que despees de muerto.s
 espíritu de D io s; esto es, si nosotros no esta hem os d e s e r juzgados, y el resultado de ese
 mos u n idos á Je.sucristo por la gracia san juicio será la gloria ó la condenación eterna...
 tificante: y la g racia santificante se nos co- si m editásem os esas y o tras verdades divinas,
 o tra sería n u estra conducta y otro b ien íliferente el aspecto d e la sociedad. Se atrib u y e
 (l) V. B olktíx de Xbre. pág. 288.
 
 — 318 ^
 céis á la calle á v u estra s sirvientas, sin pie
 (i S an ta T eresa esta sentencia: « d am e u n
 cuarto de hora d e m editación, y yo t e ase d a d de n in g ú n g é n e ro ; sino, m ás bien, dadles
 tiem po de. b u scar albergue c o n tra las ase
 guro el cielo. »
 . '
 chanzas ¿ e l esp íritu m alo y de la s mujeres
 5.® L a mortificación ú ohras de penitencia.
 perversas.
 A u n q u e la oración y dem ás obras buenas son
 P oned especial em peño en a rra n c a r los
 penales, porque, enterina la naturaleza, naa-o> niños de las m anos d e m aestros laicos y pro
 bueno se hace sin tra b iy o } sin em bargo, be- testantes, y en clausurar, si posible fuese, sus
 inos de añ ad ir á la oración la moriificMwn funestas escuelas: cuidad de que los adultos
 de nu estras potencias y sentidos. S an P ab lo
 no den su nom bre á sectas ó sociedades se
 nos reco m ien d a: «luortiftcad vuesteos miem cretas, reprobadas por la Ig le sia ; y de que
 bros : » « si padecem os con C risto , sere
 mos con 61 g l o r i f i c a d o s y p a ra que la p ^
 n iteu cia sea perfecta es menc.ster Toprim ir
 fuertem ente las aspiraciones de la carn e y
 las del corazón. Sin la penitencia del alma,
 la del cuerpo no vale n a d a .» (Ric. de S. Y ict.)
 Y esa penitencia liace falta, y a p a ra castig ar
 en nosotros las m aldades com etidas, y a para
 ten er á ra y a las pasiones ii fln d e que no
 nos a rra stre n de nuevo al pecado.
 P o r eso, ii m ás del dolor, que siem pre ne
 m es de g u ard ar en el corazón, de b ab e r ofen
 dido á Dios, todos podemos ag reg ar a la
 oración algunas m ortificaciones. E x q u isita v i
 i '
 g ilan cia p a ra no c a e r; g u ard ar los sentidos,
 p a ra (fríe no se dejen llev ar de la v a n id a íi;
 p riv arse de alguna recreación, au n q u e bonesta
 M
 (porque b u ir de las peligrosas es obligatorio
 para el c r is tia n o }) ay u n ar alg ú n d í a ; no
 comer de alg ú n m anjar ag rad ab le; em plear
 m
 u n ra to cada d ía en lectu ras esp iritu ales....
 estas Y o tras m ortificaciones q u e c u ^ q u ie ra
 podv;'rpracticar con el consejo d e su director,
 «lo serv irán como ta b la de salvación en m e ^ o
 del naufragio: le sacarán de las furiosas olas
 de los pecados y llev arán al puerto de la
 divina clemencia.» (Tertul. Lib. I d e Lcenit.)
 C." Celo de la gloria de
 Si d e v o ra s
 nos dolemos de que el Señor sea desconocido
 V d eslio u rado; si sentim os en nuestro cora
 zón u n a contelin de su santo am or, nos pres
 tarem os de buen grado, y con lüligeiicia, á
 ser cooperadores de Jesu cristo en la d iv in a
 obra de salv ar las alm as; procurando deste
 Monumento & Jesucristo Redentor
 r r a r el m al y d ifu n d ir el bien. P o r eso cada
 cual en la m edida do sus fuerzas, en lo que Levantado sobro ol monto Múutbaront, junto á Ivreo, &3,500 m.
 e stó á su alcance; las congrcgaeionos piadosas
 uniendo la acción do los avsociados, y los sa rom pan los d u ro s lazos que los atan , los que
 cerdotes todos, priucipalm cnto los párrocos por desgracia estuviesen ligados : y procurad
 y ecónom os, oxbortaudo y d irig ie n d o , como d esb a ratar los diabólicos planes
 jefes de ose m ovim iento do salvación, so (JSfor- tarios, que trab a jan p o r im pedir q u e los fieles
 zarán á lograr, intoresaudo á las a u to rm a d ^
 a n lo s S antos Sacram entos.
 y estim ulando su colo, que soa rep rim id a la re cVíbelad
 p a ra que todos los cristianos ^
 blasfem ia, santificados los días festivos, per acerquen á recibirlos á su debido tiem po. Cui
 seguido el juego y la inm oralidad en todas d ad señaladam ente de que los ninos reciban
 sus m an ifesíaeioues, y cerrados á prim era cuanto antes el bautism o, no sea <iue la tar
 h o ra d e la uoehe los ostableeim iontos en que danza los p riv e d e la posesión del c ie lo ; y
 Ift em briaguez se apodera de los hom bros y haced cnanto podáis p a ra q ^ e los enfermos
 los lanza á pcudoucias escandalosas, genera no m ueran sin el sagrado V iático y la b x i
 doras de crím enes sin cuento.
 trem a -ü n cio n . D esvaneced las necias y cri
 P a ra o v itar de alg ú n modo ta n to s m a l ^
 m inales preocupaciones de m uchos, q “ ®
 cu idad esm eradam ente de la educación cris punaces d e dejar m o rir á los parientes jl
 tia n a do vuestras la m ili:is: y m irad por dendos h a sta sin confesión, por
 v u estros sirvientes como por vuestros hi.jos: ó meyor, fa lta de te, de que haciéndoles ‘ü
 alejadlos de los peligros de p ec ar y no lan 
 
 — 310
 gim a indicación, se agraven en su dolencia
 y venga m ás p ronto la m uerte, jlnfelices!
 ¡Como si^ después de m orir se p u d iera rem e
 d ia r alg ú n daño I E l que ten g a la desgracia
 de i>erderse p o r ese descuido, m aldecirá la
 falsa com pasión j m entido cariño de los su
 yos. Ifo j lo s sacram entos no h acen m al. sino
 bien. E l que los recibe dignam ente, á m ás
 de cum plir u n a obligación gravísim a, queda
 consolado y fo rta le c id o , y m ejor dispuesto
 p a ra sanar, s i le conviene, como h a demostoado la experiencia, atestiguada h a sta por
 facultativos q u e no son católicos.
 H a y en tre todos u n medio poderosísim o do
 p ro pagar el bien ó el mal, y ese m edio es la
 prensa. — D e ella se valen los enemigos de
 la Ig lesia p a ra d isgregar y destruir, si pudie
 ran , la fam ilia cristian a. Las m alas lectu ras
 corrom pen las buenas costum bres y am orti
 guan y estiuguen la fe de las alm as. Los
 escritos contrarios á la d octrina católica están
 prohibidos x^or derecho n atu ral, divino posi
 tivo y ec lesiástico : x^orqne D ios m anda, la
 Ig le sia o rd e u a , y nuestro propio in teré s acon
 seja que no entrem os en cam inos q u e con
 ducen á la iierdicion. G uardaos, pues, de gus
 ta r el veneno que se os ofrece en novelas,
 íblletos y periódicos im píos ó inm orales; cui-,
 d ad de q u e no se envenenen la personas
 encom endadas á v u e stra autoridad, v ig ilan cia
 ó caridad. H o p restéis protección n i apoyo
 d e n in g u n a clase á los m alos periódicos, paVa
 no haceros cóm idices de sus iniquidades, y
 reos d elan te d e D ios de los daños q u e ori
 ginan. C onsiderad como m alos y prohibidos,
 no sólo los q u e de in ten to com baten ó es
 carnecen los dogm as d e n u estra S an ta E eligion, ó tra ta n d e cosas obscenas, sino tam 
 b ién aquellos que, como h a dicho el Señor
 A rzobispo de Sevilla, «se ap artan de las
 lecciones ó enseñanzas d e la I g l e s i a , no
 acex)tando todo lo q u e ella xirofe.sa, desde
 el Símbolo apostólico hasta el SyUabus; los
 que en m ateria de m oral p agan trib u to á la s
 preocupaciones de la época, in ten tan d o ju sti
 ficar lo que es injustificable, — el duelo, por
 e.iemplo, — ó sazonando sus narraciones con
 chistes obscenos 6 simxdemente p ican tes; los
 que á p retex to de iudejiendencia, olvidan lo.s
 respetos que se deben al sacerdocio, al epis
 copado, al suxiremo Pontificado y á las In s 
 tituciones eclesiásticas.» Y p a ra n eu tralizar,
 h a s ta donde sea posible, los esfuerzos d e esa
 m alh ad ad a prensa, p ro cu rad esp arcir x)rofusam ente e n tre las gentes sencillas hojas vo
 lan tes y lib rito s de sanas doctrinas, y favo
 reced y p ropagad cu anto os sea dado los pe
 riódicos católicos, especialm ente los que, bajo
 la censura eclesiástica, se consagran á la d e
 fensa de los in tereses de la K eligion y de la
 Iglesia.
 S.® — Será, im r último^ m uy d el agrado de
 D ios el obsequio que le hagam os en la per•sona de su Vicario. — E l Komano Pontífice,
 desiKijado x>or la revolución, carece de recur
 
 sos propios p a ra rem ediar todas las necesi
 dades de la S an ta Sede y las de loa pobres,
 á quienes debe socorrer y socorrer con mano
 in ó d ig a : á su p lir esa escasez h a n do acudir
 la dádivas de sus hijos exparcidos por todo
 el orbe. N osotros x>odríamos sin sacrificio, con
 sólo d estin ar u n a p arte d e lo que cercenemos
 á n u estra s suxierfluidades ó gastos inneeesa■rios, p re p a ra r y llev ar agradable ofrenda á
 N uestro Santísim o P a d re ou el aniversario
 de su coronación; testitícaudo así n u estra
 reverencia filial y n u estra adhesión á su sa
 g ra d a persona, y nuestro am or á Jesucristo,
 á quien en eUa veneram os.
 D ediquém onos con ahinco á la i)ráctica
 de las piadosas obras indicadas, p a ra que
 nuevStro Homenaje d Jesth JRedontor resulto
 g rato á sus ojos y nos merezca copiosas b en 
 diciones.
 «No olvidéis, nos dice N uestro Santísim o
 P a d re León S i l , que el fin exxireso y form al
 de esa solemne m anifestación do religiosidad
 y de fe, h a de ser abom inar do todas las
 blasfem ias proferidas, de todas las in iq u id a
 des llevadas á cabo por la im piedad en nues
 tro siglo, y ofrecer satisfacción piiblica á
 la M ajestad A ugustísim a de N uestro Señor
 Jesucristo, especialm ente de las injurias p ú 
 blicas que se le b a n inferido. Y, si liemos
 de preferir l a solidez á las ax^ariencias, la
 satisfiiccion q u e m ás es de desear, la satis
 facción verd ad era con inequívocos caracteres
 de tal, es arrep e n tim o s de nuestros pecados,
 im plorar de D ios x>^rdóii y gracia, volver á
 la x^ráctica y ejercicio de las vivtmles, ó d ar
 nos á ese ejercicio con m ayor emxieño y fer
 vor de espíritu.»
 
 H a s ta a q u í el v e n e ra b le P re la d o .
 S i to d o s p u s ié ra m o s eii iirá c tic a esto.s
 sa b io s co n se jo s, a m a d o s C o o p e ra d o re s, si
 to d o s c u m p lié ra m o s co n n u e s tr o d e b e r,
 n o h a y q u e d u d a rlo , la m a n o d e D io s
 s e o s t e n t a r á p ro p ic ia s o b re el o rb e c a tó 
 lico ó i r á m o v ie n d o los c o ra z o n e s , a b l a n 
 d a n d o los d u ro s, c a le n ta n d o lo s tib io s,
 d a n d o firm e z a á lo s v a c ila n te s y e n tu 
 s ia s m a n d o á to d o s, p a r a q u e to d o s fo r
 m e n u n so lo c o ra z ó n co n el P a d r e
 co m ú n , y a l u n ís o n o co n E l e n to n e n al
 n a c e r el n u e v o sig lo , e l h im n o u n iv e r s a l
 d e g lo ria y g r a t i t u d á J e s u c r is to R e 
 d e n to r.
 
 —Todas las cosas que existen en este mundo
 y se presentan á nuestras miradas, son una prueba
 viviente del poder y bondad.de un Dios Criador.
 —(D. Bosco).
 
 — 320 —
 fesion y que ta n dulces y sublim es m isterios
 evoca á la m em oria del peregrino cristiano,
 á quien tam poco deben pasar desapercibidos
 (Conclusión)
 u n cuadro devotísim o d e la S antísim a V irgen,
 atrib u id o á S an Lucas, los cuerpos d e San
 Jerónim o y de S an P ío V, y o tras m uchas
 é insignes reliq u ias que como inestim able te 
 IV
 soro custodia la C asa de la M adre de Dios,
 S a s íllc a de S a n ta SCarla M ayor.
 en la q u e tampoco escasean las preciosidades
 d el a rte n i las riquezas de sus m ateriales.
 A u n q u e la B asüica ac tu a l ocupa el mismo
 A. on sus com ienzos apajece esta
 B asílica bajo el am paro y p ro  lu g a r y área que la prim itiva, cuya tbrm a
 tección de la Ma<lre d e Dios, como en sus líneas generales tampoco h a perdido,
 desdo sus comienzos lo está tam - se diferencia m ucho de ella por la s restau
 raciones, decoraciones y mejoras que d u ra n te
 __________ bien la Ig lesia sa n ta y desde nues
 tra concepción lo estam os todos los deste quince siglos h a recibido, porque siem pre fué
 rrad o s liijos do B va. lis esta B asílica la casa esta B asílica objeto de especial predilección
 [)redÍlocta y escogida do M an a, como lo de para los P a p a s y reyes y p a ra todos los fieles,
 m uestra la historia do su fundación, expuesta m uchos do los cuales, á ejemplo del piadoso
 en el B reviario llom ano (1), en la
 form a sig u ien te:
 «Siendo L iberio Sumo Pontífice,
 »Juan, p atricio rom ano, y su noble
 »osposa, no teniendo lujos á quie»nes tra n sm itir sus b ie n e s , los
 ^ofrecieron á la S antísim a V irgen
 »M adre do Dios, suplicándole con
 »asidiias 6 in stantes preces que se
 »dignase m anifestarles de algiiti
 »modo la o b ra piadosa en q u e
 ^quisiere fuese em pleado el dinero.
 »10scuchando la bienaventurada
 vV irgen M aría benignam ente sus
 »8Íucoras oraciones, las aprobó
 »con este m ilagro. E n la noche del
 »5 de A gosto (2), cuando en Ro
 cina suele ser excesivo el calor,
 >se cubrió d e nieve u n a p a rte del
 »m onte E x q uilino. E n esta misR oma.—Basflioa de Sta. María Mayor.
 »ma noche aparecióse la M adre
 »de D ios, en suefios, á Ju a n y á su
 m atrim onio citado, teu íau g ran satisfacción
 »esposa, separadam ente, y les m andó que en
 »su honor edificasen u n a iglesia en el lu g ar en co n trib u ir con sus bienes á la conserva
 »que al día siguiente encontrasen cubierto de ción, m ejoram iento y esplendor de la B asílica
 »niove, pues do este modo deseaba hacerse L ib erian a y á su re sta u ra c ió n , cuando la
 ^h ered era do sus bienes. A presuróse J u a n á acción d e los tiem pos, la m alicia del hom bre
 .^referir lo ocurrido al P a p a Liberio, el cual ú o tras causas la d estru ían en todo ó en
 »afirraó que tam bién h ab ía tenido idéntico parte.
 U ace y a varios siglos que los católicos re
 »suefio. F orm ada u n a solem ne procesión do
 yes
 de E sp añ a figuran como insignes y espe
 »clero y pueblo, dirigióse el P a p a al frente de
 »ella al collado cubierto de nieve, designando ciales protectores y bienhechores de esta Ba
 »el IwgiM do la nueva iglosiiv, que fué fabri- sílica, en cu y a fáb rica m aterial expendieron
 cuantiosas sum as, contribuyendo además con
 »{iuda á expensas de J u a n y d e su esposa.»
 T al es el origen prodigioso d e la B asílica pingues legados á la decorosa m anutención
 d e S an ta M aría fifaj/or, nom bre que se le dió del cabildo y dem ás sagrados m inistros y al
 p o r su m agnitud. Llám ase tam bién B asílica esplendor dM culto divino.
 lÁberUina^ por haberse levantado bqjo el P o n 
 tificado y con aprobación del P a p a Liberio,
 y S an ta M aría del Pesebre, por conservarse
 —La palabra de Dios ea alimento y manjar de
 en ella la C u na en q u e nació el Salvador, re nxiestras almas, y está la constituyen; los sermo
 liq u ia preciosísim a que se venera en la Gon- nes, la explicación del Evangelio y el Catecismo.
 —(D. Sosco).
 
 LAS CUATRO BASILICAS JUBILARES
 
 ft) AA Aiom y AugHSt.
 P ) Ano 353.
 
 — :)'2i —
 
 MI
 
 TIERRA DEL FUEGO
 ----------- ^ ----------
 
 Dxcursiofí poi' el Archipiélago
 en husca «elu d ios.
 K vdmo.
 
 y
 
 A madísbio D. R úa :
 
 EA alabado nuestro Señor Jesucristo!
 He becho una bi'eve excursión por
 el archipiélago de la Tierra del
 Puego, al sur del estrecho de Ma. , - — gallanes, en un vaporcillo de treinta
 oneladas, en busca de los pobres indios que vi
 ven en medio de tantos escollos, esperando que
 se aproxime á la playa cualquier ballena. Me
 acompañaban algunos indios, los hermanos Juan
 bikora y Juan Asvini, una Hija de María Auxiüadora y una india que habla bastante bien
 el español y tiene muchos deseos de ayudar á
 sus compatriotas. E l vapor estaba provisto de
 víveres y carbón para seis días.
 La primera noche la pasamos en la costa sur
 de la isla Dawsón, donde acampamos á la orilla
 de un arroyuelo, porque á bordo no había co
 modidad para dormir tantas personas. El siete
 de febrero, á las cuatro y media de la mañana,
 nos poníamos en movimiento, y pasado el canal
 ^abriel, que divide la isla Dawsón de la Tierra
 del Paego por la parte S. O., entramos en el
 canal de la Magdalena, donde esperábamos en
 contrar á algunos indios que hacía tres años no
 lolvian á la misión. A eso de las dos vimos una
 c p o a que embocaba en el canal, y nuestros in
 dios comenzaron á. hacer conjeturas sobre quienes
 podían ser. Dije al capitán que la alcanzara, y al
 oír esta orden, lanzaron un grito de alegría y
 creció en ellos el deseo de saber quienes eran
 los que tripulaban aquella canoa. A la distancia
 de dos millas empecé á hacer señales con un
 pañuelo blanco, respondiéndome de la canoa con
 nn sombrero é indicándome, como supe después,
 el punto adonde debíamos dirigir el vaporcillo
 para desembarcar; pero el capitán, teniendo
 siempre derecha la proa hacia la canoa, la al
 canzó.
 E l pobre indio que la dirigía, al principio se
 asuntó, m ás, acercándonos, íanzó un grito de
 alegría que se confundió con el nuestro al reco
 
 nocer en él al indio Agustín con su mujer Ca
 talina y la suegra, vieja y sorda. Subió á bordo
 y d.ejo que las mujeres siguieran en la canoa
 hacia.el punto donde tenían el toldo. Le pre
 gunté por los compañeros, y me notició la muerte
 trágica de Santiago con la mujer y algunos otros
 y me manifestó el deseo de volver á la misión’
 Llegados al reducido puerto, encontramos al ca
 pitán Andrés, á su mujer y á otro viejo que no
 había visto nunca en nuestras misiones Se re
 solvieron á dej^ar aquella vida y á venir con
 nosotros, abandonando sus pirogas, una de las
 cuales, ya vieja, estaba medio'sumergida en el
 m ar. Llevaban consigo dos pieles de'’ lobo ma
 rino para resguardarse de la lluvia, y un perro
 c a ^ uno. Me pedían noticias de los P P . Pistone
 y Del-Turco, de los coadjutores Tarable y Occeili, de las hermanas Sor Luisa Ruffino v Sor
 h ilomena Micchetti y se alegraban sobremanera
 ai saber que estaban bien, y querían verlos.
 Levamos anclas y nos dirigimos al canal
 UicJcburn y a las seis, viendo humo en tierra
 nos aproximamos y reconocimos al indio Guillermo
 con su esposa, su padre y otra mujer. Desem
 barcamos para pasar la noche. Se cenó, se dijei-on las oraciones y, pasada una hora alrededor
 del í p g o -nos prepai-amos á dormir. Sor Juana
 valgimigli con las mujeres se retiró á un toldo
 y los dos coadjutores á otro. Imposible dormir
 enseguida porque no dejaban de conversar entre
 ellos.
 Muy de mañana estábamos al día siguiente
 a bordo. Mientras el vaporcillo se dirigía al ca
 nal de Santa Bárbara, celebré la Santa Misa,
 haciendo la comunión la hermana con los coad
 jutores, lo que se hace diariamente, asistiendo
 ahora una, ahora otra de las indias, no Imbiendo
 sitio para todos. Durante el día aporlamo.s á un
 pequeño puerto, donde habitan dos cri.stianos ci
 vilizados, como dicen los indios, establecidos allí
 para comprar de los indios pieles de nutria, lolws
 marinos ó focas, dando en cambio liarina, judías
 airoz y sobre todo aguardiente. El gobierno pro
 híbe este comercio, que es la muerte de la ma
 yor parte de los indios, pero nadie hace caso
 Encontré á algunos de estos indios, que á mi
 invitación, á la de sus compañeros y á la de la
 hermana con las mujeres, se decidían ya á ve
 nirse con nosotros, cuando uno de aquellos cris
 tianos, austríaco de nación, intentó oponerse. Tuve
 que usar de mi autoridad, alegando que los in
 dios no eran esclavos de ninguno y mucho me
 nos de él y que si se oponía, le denunciaría al
 gobernador, ilientras se embarcaban todos el
 austríaco dijo en voz baja á uno que se quedase
 con él, que tenía aguardiente y licores, cos^h que
 no se encuentran en nuestras misiones. E ' 'ndio
 Manuel, en el mejor español que pudo, resjwndió
 
 — 322 —
 al austríaco: — Nosotros m isión vestir hien^ hacer un poco de fiesta al día siguiente.
 Entre mí y en el retiro de mi camarote he
 calzar l)ien, comer bien, linda casa, m as no
 emborrachar, porque malo. íQué lección de un llorado alguna vez de consuelo al ver á la m i
 sión producir tantos frutos y progresar cada día
 indio á un civilizado!
 Me embarqué el último, aconsejando á aque más. Diez años hace me Wbiera asustado de
 llos dos infelices civilizados, que dejaran aquel recibir treinta indios de una vez para vestirlos,
 comercio inmoral y buscasen de vivir con un calzarlos, alimentarlos, albergarlos y ocuparlos
 trabajo honrado, no escandalizando 4 los indios. en el trabajo. Ahora, en un momento se hace
 todo, sin esfuerzo y con toda facilidad se les
 ¡Dios quiera que me hayan escuchado!
 Girando con precaución por entre los escollos procura lo necesario. ¡ Sea alabado, pues, el Se
 del canal de Santa Bárbara, encontramos á una ñor, que llama á estos salvajes para que salven
 pobre niña abandonada del padre y de un her su alma, por medio de nuestra Congregación que
 mano, porque no pudiendo remar, era una mo nos manda hermanos é hijas de María Auxilialestia para todos, lo que no
 soportan los indios. Gusto
 samente la recibimos, y ella
 ■y-'--'-' -Á
 con más gusto se reunió á
 las otras mujeres, y segui
 mos el viaje, dirigiéndonos
 ,
 ■ ,'S'
 al estrecho de Magallanes
 á la altura de Tuerto Gallant, que yo quería tocar,
 porque alguna vez los in
 dios se refugiaban allí. En
 -ííJ-ítretanto nos sorprendió un
 violento temporal, que nos
 hizo pasar tres horas de an •
 gustia. Como en el vapor
 no había comodidad, todos
 los treinta indios que llevá
 bamos con nosotros estaban
 acurrucados sobre el puente.
 Se asustaron á la primera
 ola que embistió al buque
 y, arrojándose todos á una
 parte, ponían en peligro su T ie r r a d e l F uego .—L os nuevos edificios de la Misión del Río Grande.
 vida y la nuestra. Pero los
 marineros cogieron a las mu
 jeres y á los niños y los hicieron bajar, 6 más bien, dora de tanto celo por la salvación de las almas!
 los arrojaron á la bodega, y en un momento quedó
 A las once estaba de nuevo á bordo para vol
 conjurado el peligro de volcarse el barco.
 ver á Puutarenas, adonde por el mal tiempo
 Después de tres horas entramos en el puerto, llegué el día 11 á las siete de la noche.
 lleciba, amadísimo Don Búa, los saludos de
 bajamos todos y encendimos una gran hoguera
 para secar nuestros vestidos; cenamos, cantamos todos nuestros hermanos, y ayúdenos con sus
 algunas coplas y todo concluyó en alegría. El oraciones y con los socorros que mandarán nues
 día siguiente lo empleamos en navegar parte del tros cooperadores, á cuya caridad está recomen
 e.'trecho de Magallaues, el canal Gabriel y parte dada la obra, y pida por nosotros.
 del canal dol Almirantazgo, llegando á San lia iael á las diez de la noche.
 S u afmo. en J . y M .
 A la señal de la llegada del vapor, se levan
 Monseñor J osé F agnako .
 taron todos los indios de la misión y corrieron
 P uu taren as, 20 de F eb rero 1900.
 al muelle, donde desembarcamos. ¡Qué fiesta!
 ¡Qué alegría! Los recien llegados se confundían
 con los de la misión, se abrazaban y se invita
 ban á sus casas, y sólo después de una hora se
 obtuvo el silencio en el pueblecillo, que foima
 nuestra misión. D. Crema, D. Carcino y todos
 se cuidaron do los nuevos roclutas y pensaron
 
 — 323 —
 
 PARAGUAY
 ktereajoteá noticias
 sobre ios indios Chamacocos.
 K en el número de Satiembre-Octobre
 de 1898 de nuestro Boletlv, nos hemos
 ocupado de estos indios que habitan
 en los conñnes del Paraguay y el Bra„
 manifestando al mismo tiempo nues
 tra grandibima es^ranza de poder fundar muy pronto
 entre ellos una Misión Salesiaua. A los interesantes
 detalles que entonces dábamos sobre estos indios
 parecenos conveniente añadir ahora ios siguientes’
 aun más interesantes, pues se refieren á la vida ín
 tima de estos salvajes, y contribuyen en gran ma
 nera á conocer su índole, carácter, costumbres, etc.
 bstos datos los tomamos de una importantísima con
 ferencia que el Sr. D. Guido Boggiani, que ha pa
 sado una gran parte de su vida entre eUos, pronunció
 en el Instituto Paraguayo de Asunción, no hace
 aun mucho tiempo.
 Es indudablemente muy grande el atrevimiento
 mío de hablar delante de tan inteligente auditorio
 en un Idioma que no es el mío y que todavía no
 poseo tan bien como yo quisiera. Estoy seguro de que
 cada uno de mis oyentes podrá á cada paso notar
 deficmncias en mi dicción y en mi pronunciación
 pseudocastellana. Mas, como no se trata aquí de dar
 pruebas de mis conocimientos literarios y filológicos
 á la verdad muy escasos, sino de entretenernos fa
 miliarmente durante unos breves instantes sobre algo
 que pueda llamar vuestra atención é interesaros
 elijo un argumento de entre las muchas cosas ol>
 servadas y estudiadas en los años de mi permanencia
 en vuestro hermosísimo pais......
 He dicho que os entretendría sobre algo que pueda
 llamar vuestra atención é interesaros. Verdadera
 mente hubiese hecho mejor con decir que os voy á
 entretener sobre algo que á mi me ha llamado la
 atención y que á mí me interesa, pues es muy po
 sible que lo que ha sido digno de atención é inter e ^ t e para mí, no lo sea para vosotros. Sea como
 quiera, ahora es tarde para semejantes escrúpulos,
 y es tiem ^ ya de esponeros el argumento que voy
 a tra to , l a podéis imaginarlo..... os voy a hablar
 de Indios, y para especificar mejor, de los Indios
 sobre los cuales, por circunstancias esl>eciales, ha recaido mi preferente atención. El tiempo
 muy reducido que á un conferenciante se concede
 no sena suficiente para decir todo lo que se podría
 sobre los usos y costumbres de esa gente, que es en
 sumo grado interesante para los estudiosos de la et
 nografía. Me concretaré, pues, á presentaros á esos
 buenos amigos míos, describiéndoos brevemente al
 gunos de sus prmcipales rasgos morales, los que son
 en ^neral la cosa más difícil de observar, v por
 C'Misigmente, los menos conocidos......
 
 O i 'i í y e u d e l o s O l i a m a e o c o s — O lm *
 m a c o c o s b r a v o s — £ ^ n e ia ig ;‘a o u tx * o
 < ^ sto s y l o s x n a u s o s — 'X 'u iu a ita U A
 — L a ^ r a a fa m ilia d o lo s
 La tribu de los ludios comúnmente conocidos bajo
 el nombre de Chamacocos, jxirtoneco á una de las
 tan to naciones ó grupos de tribus indígenas que
 pueblan las inmensas y misteriosas selvas del Gran
 Chaco.
 Pertenecen lingüística y étnicamente á un grmw
 cuj-a principal tribu, la de los antiguos Zamucos
 de que tanto so ocuparon los Padres Misioneros Je^
 suitas, ya no existe.
 Tengo fuertes motivos para creer que Chamacoco
 no sea otra cosa sino un nombre derivado del de los
 desaparecidos Zamucos, al cual fonéticamente mucho
 se parece, tanto más si se pronuncia exactamente
 como lo h ac ^ los mismos Indios, ó soa Chamcuc,
 d ^ la Z ^ ^ ^
 ^
 parecido al
 El idioma es el termino de comparación más evi
 dente del parentesco que existe entre los modernos
 Uiamacocosy los antiguos Zamucos; y á mí me cabo
 j nonor de haber publicado el primer vocabulario
 de su idioma, y de haber dado las primeras amplias
 y toteras noticias sobre sus costumbres (1).
 Todos sabemos que su actual paradero es la parte
 onental de aquel territorio que está en discusión
 con k vecina república de Bolivia, y que forma el
 departamento de Bahía Negra.
 Son pues, paraguayos: y pai-a el caso de que un
 Ola pudiesen ser bolivianos, mucho perdería el Pa
 raguay y muchísimo ^ n aría Bolivia, pues mejores
 y más simpáticos ludios difícilmente podrían encon
 trarse.
 Hay otra tribu también, la que os conocida bajo
 el mismo nombre de Chamacocos, y es la do los
 Chámameos bravos, que acostumbran aparecer en la
 orUla del Kio Paraguay, unas cuantas leguas más
 al suü de iuerte Olimpo.
 Su paradero fijo es, eso emjiero, más al interior
 y viene á lindar, liaciael oeste, con el territorio ocu
 pado por los primeros.
 •
 tribus pertenecen á una misma famüia,
 mdudablemente, p u ^ hablan el iiiisrao idioma, sal
 vas pequeñas variaciuiius dialecticales de niiiguiia ó
 mínima importancia, y tienen costumbres ó industrias
 muy parecidas, por no decir idénticas.
 í»o son, en efecto, sino dos fracciones de una
 misma tribu, en otros tiempos unidas, y ahora se
 paradas y enemigas.
 Los Chamacocos bravos, hace unos pocos años
 diez ó doce cuando más, asesinaron al principal ca^
 cique de los Chamacocos mansos, que se llamaba
 Jraneco. Esta fué la causa de la separación definiüva de las dos fracciones, y de la guerra á muerte
 que se hacen... siempre que se encuentran.
 Los Chamacocos del departamento de Bahía Negra
 llaman a sus adversarios con el nombre de Tumanahá; y mis personales observaciones y las compaG u id o BoGGIA^•I, II, I , Ciamacoco, en loe AtU
 VIniropologia, V oi. II, ía*c. I ,
 
 — 321 —
 raciones que he podido hacer entre los documentos
 prevenciones contra lox
 antiguos que de aquellas regiones tenemos y el es
 luclios en {yeneral —
 Indios Gí-uaya»
 quies —
 Ií*;noraneia ele los Cliamutado presento de las cosas, me han traido al con
 cocos —Su. desconilau^ea con lo>i
 vencimiento de que Tumaiiahá sea el verdadero nombre
 lioinbres civiliíEados —Causa do
 que á ambas tribus corresponde.
 esta descoufianza —CarActer aEn un mapa étnico del Gran Chaco delineado
 legfre —i-a d i a r i a , uno de low
 por el abato Camafio, misionero, para el abate Jolís,
 mayores placeres del Chainacoco
 que lo publicó en uno de ios más impoi-taiites libros
 —Su seriedad y reserv a ante los
 do etnografía sud americana en la segunda mitad del
 extraños —T^l Cliainacoco no es
 siglo pasado (1), los Tomanahás figuran bajo el
 ladrón —I-a liacieuda de P u e r t o
 14 fie M aifO — ^Notable ejemplo de
 nombre de lin iin a h u s, quo es lo mismo, y al
 lionradez.
 nombre siguen estas palabras: todavía no reducidos;
 queriendo decir con eso que todavía no habían sido
 Que el Indio sea triste, poco expansivo ó indife
 catequizados y convertidos al cristianismo por los rente, que sea ladrón, que no'tonga aficiones, que
 padres misioneros.
 sea desagradecido y no sepa reconocer el bien que
 En ese mapa, la ubicación de esa tribu so en se le hace, que sea brutal y grosero y falto de poesía
 cuentra algo más al interior de la que les corres en sus costumbres, quo no tenga ninguno, en fin.
 pondería hoy día; y debía ser así, pues hay senas de aquellos seutimiontos nobles y elevailos de que la
 evidentes de que los territorius miis cercan<ts al liío gente civilizada cree tener el monopolio, todo eso es
 Paraguay, en todo el trayecto quo corro desde Fuerte creencia general, muy arraigada entre aquellos.....
 Coimbra, y tal vez más arriba, hasta, cuando menos. que no conocen á los Indios ó que los han obser
 Puerto Casado, estaban en aquellos tiempos ocupados vado muy á la ligera, sin profundizar en un exa
 todavía por una tribu guerrera y muy superior en men más atento de las causas.
 civilización, la que ya no e.\iste y que segiín el in
 Yo podría extender mi defensa á todos los Indiosigne padre misionero austríaco Martiii Dobrizhoflbr del Chaco y de otras partes en general, pues no mse llamaba do los Quctiadcgodis, y, según los mis faltarían argumentos y ejemplos apropiados, y podriii
 mos Chamacocos. Uetfiadáu; dos nombres que se ademas documentar mi razonamiento con citar opi
 corresponden perfectamente uno con otro.
 niones de muchísimos autores antiguos y modernos.
 Estos Quetiadegodis ó Uettiadáu eran una de las Mas eso me llevaría tan lejos, que acabaría por can
 dos fracciuiiüs' en quo se dividía la importantísima sar vuestra paciencia mucho antes de terminar mi
 tribu de los Mbayás, terror de todos los otros In  discurso.
 dios y do los mismos Españoles en aquellos tiempos. __
 lío puedo, sin embargo, resistir á la tentación d«
 La otra fracción se llamaba de los Eyiguayetjis,
 hacer una excepción, para un caso de toda actua
 según Dobrizhoffer, ó Eggiuágeg, según los mismos lidad.
 Oaduveos, los que representan hoy día lo poco que
 Todos sabemos que en los bosques adonde se en
 queda de la antigua gran familia Mbayá.
 cuentran los famosos yerbales paragua3ms del altt*
 Esa última fracción ocupaba ya antes de que los Paraná, vive una tribu que so llama de los GuayaMbuyás abandonasen el Chaco, los territorios que quios. Esos Guayaquios, se dice y se cree, son los
 están á Oriente dfl Rio Paraguay entro el Rio Apa seres más peligrosos y feroces de la tierra; son com
 al sud, y el Río Miranda al esto y al norte.
 pletamente ariscos y de üvl manera, que nunca siDesaparecidos los primitivos pobladores, con los han podido ni se podrán reducir y civilizar. No si*
 cuales estaban sin duda en guerras continuas, los si se dice también que son antropófagos, mas lo qu<‘
 Chamacocos vinieron poco á poco arrimándose al si se dice es que son extremadamente peligrosos para
 Río Paraguay, hasta quo ocuparon ol territorio en los cristianos que trabajan en aquellos parajes.
 quo viven hoy día, ol quo debo ser indudablemente
 Ahora bien, oid, Señores, lo quo acaba de publi
 mejor bajo muchos conceptos, aunque no fuese más carse al respecto, en una de las revistas científicas
 que por el agua abundauto que el gran no les pro más serias é importantes de Sud-América, en lo>
 vee en ouabiuiura estación del año.
 del Museo de la Plata, en una memoria
 Trazado asi brovemeiite y á grandes líneas lo quo del Señor De la Ilitte sóbrelos Indios Guayaquies.
 se sabe do la historia do mis Chamacocos, agregaré
 Son sus palabras:
 solammito ésto, aunque pueda tacliársemo de poca
 v< En fin, el carácter de ellos es de tal numera
 modestia, que esa tribu ora poco menos que dusci^ tímido g arisco quo sorprendidos por los cristianos
 nocida pava los estudiosos de la etnografía ameri y al ruido do las armas de fuego, son tomados por
 cana. antes de que yo me hubiese ocupado de ella un terror loco, huyen en desorden, abandonan a
 y hubiese publicado el vocabulario y las noticias á veces los hijitus, casi siempre sus armas y uten
 que me he referido hace uu momento.
 silios', y paralizados por un miedo tal vez su
 Y, después de esto, vamos al argumento.
 persticioso, se dejan matar sin resistencia. Jam as
 Muchas prevenciones so tienen, y muchas creen hemos oido citar el caso de quo un civilizado haya
 cias erróneas persisten en contra de los Indios en sido muerto por ellos, ó tan solo herido. Triste es
 general, las cuales, aúuque en cierto modo justifi decirlo: en esto se debe buscar la razón del des
 cadas por las apariencias, no lo .son en la realidad, precio que los Paraguayos demuestran hacia eso.sobro todo rofiriémloso á los Chamacocos.
 salvajes inofensivos y el porque los matan sin nmordimiento, seguros como están de uo correr piligro ninguno ».
 (1) JOUS,
 «ícl ürrtH Chaco, ITSÚ.
 
 ;>LM ~
 ¡Qué diferencia entre los preconceptos de la gene
 ralidad y la realidad délas cosas!
 Ahí teneis, Señores, á esos terribles y foroces
 Indios de la leyenda, reducidos á una manada de
 carneros inofensivos que se dejan degollar sin ni si*
 quiera tener el coraje de defenderse.
 Vamos á los Chamacocos. A la verdad, los Cha
 macocos, como todos los otros Indios, participan de
 un gran defécto, que es el de la ignorancia absosoluta de todo lo que acontece fuera del muy redu
 cido circulo de sus primitivas costumbres.
 
 El Indio reconoce la superioridad del hombre ci
 vilizado ; pero él sabe perfectamente distinguir entre
 hombre y hombre, y no se somete á cualquiera por
 el solo hecho de pertenecer á, un grado de civilización
 superior á la propia.
 Sin embargo, reconoce y respeta la autoridad del
 que él sabe tiene derecho, por su posición, A man
 dar; y le obedece voluntarioso, sobre todo cuando
 lo trata bien, con justicia y paciencia.
 Mas no sufre que otro que no .sea su patrén lo
 mando, ni del patrén mismo estó dispuesto jI sopor-
 
 P a u a ü l a y .—G ru p o d e lu d io s C ham acocos.
 
 Consecuencia de esa profunda ignorancia, que para
 ser justos, no se les puede imputar como culpa, pues
 depende de circunstancias muy complejas y absolu
 tamente independientes de ellos, es aquel sentimiento
 de desconñanza hacia el hombre civilizado y todo lo
 que á civilización pertenece, que muy erróneamente
 ha sido interpretado por natural tristeza y falsedad
 de carácter.
 No es así.
 El Indio es por lo general orgulloso, y ninguna
 cosa lo afecta más que el dejar aparecer su propia
 inferioridad: de ahí aquella especie de retraimiento,
 de reserva, de cuidado para no descubrir sos inte
 riores impresiones, que han sido creídos fruto de
 indiferencia ó de incapacidad para apreciar las cosas
 superiores, mientras proceden de sentimientos mucho
 más elevados y hasta un cierto puuto laudables.
 
 tar a ^ so alguno de autoridad. Tnjustamrnte retado
 ó castigado, el Indio, en la imposibilidad de Iiacor
 valer sus razones, porque no sabe expresarse en otro
 idioma que el propio, se calla, y antes que vengarle
 con a l ^ n acto de violencia, lo que en absoluto es
 contrario á su carácter, mas bien abandona el tra
 bajo y se aleja por algún tiempo, hasta que su justa
 indignación se haya completamente desvanecido, y
 hasta que crea que el patrón baya tenido el tiempo
 de reconocer, la ^'erdad ó que haya olvidado ya lo
 acontecido.
 El Chamacoco, en general, no es triste ni mucho
 menos, especialmente sí se encuentra entre gente de
 su confianza. Por el contrario, es de carácter suma
 mente alegre y por un nada se ríe á carcajadas. Es
 juguetón y le gustan las bromas, y se divierto y se
 somete con gusto á los más pesados trabajos con tal
 
 — 32G —
 de estar en compañía do otros y de poder charlar,
 reír y bromear á cada momento.
 La charla es uno de los snpremos placeres para
 los Chamacocos. Son capaces de pasar horas y horas
 de la noche charlando, ann despnes de haber pasado
 todo el día trabajando en rajar leña ó en voltear du
 ros quebrachos.
 En la toldería no tiene descanso la lengua du
 rante todo el día; y son muy pocas las horas de la
 noche en que reina un verdadero silencio.
 A tanta alegría y expansión, hace singular con
 traste el comportamiento serio, reservado y receloso
 del Chamacoco alejado del centro en que ha nacido
 y vivido, ó que se encuentre en presencia de gente
 civilizada que no conoce, ó con quien no tiene to
 davía bastante intimidad.
 Esa seriedad, esa reserva, ese recelo hacia algo
 desconocido, han sido interpretados generalmente en
 sentido muy desfavorable, y se ha ido formando un
 concepto del carácter del Indio, que está muy lejos
 de ser exacto y justificado.
 Por otra parte, el recelo de los indios hacia nos
 otros los civilizados tiene orígenes muy antiguos y
 muy graves, que lo justifican y que explican su per
 sistencia.
 Sobradas razones tienen los indios de recelar de
 nosotros; y es mucha suerte que ellos, en su ino
 cente ignorancia, no comprendan en toda su exten
 sión el mal que á veces se les hace; pues ninguna
 venganza sería bastante grande para castigar las
 culpas que los civilizados han cometido y siguen
 cometiendo contra estos pobres seres......
 Mas dejemos esto argumento á un lado, pues me
 arrastraría fuera del camino que hoy me he pro
 puesto seguir.
 El Chamacoco tampoco es ladrón; y lo ha demos
 trado hasta la evidencia en todos estos años, en los
 que so ha encontrado en contacto de la civilización,
 en los que mil veces habría podido dar impunemente
 curso á ese instinto, si lo tuviese.
 Allá, en el Chaco, nosotros estamos enteramente
 entregados á la discreción de los Indios, sin amparo
 de ninguna clase, si á ellos se les antojase atro
 pellamos y saquear nuestras casas y nuestras ha
 ciendas.
 Sin embargo, nunca hemos tenido que lamentar
 atropello ninguno do esa naturaleza.
 Cuando yo estoy en mi obraje de Puerto 14 de
 Mayo, la puerta do mi aposento se convierte cada
 día en punto do reunión do los Chamacocos grandes
 y chicos, hombres y mujeres que trabajan ó están
 de visita en mi establecimiento.
 Mi puerta no está nunca cerrada ni de día ni de
 noche, sino cuando yo necesito un poco de tranqui
 lidad para escribir ó hacer algún trabajo que re
 quiera mucha atención.
 Los Indios entran y salen y charlan y bromean
 á su gusto, y se aglomeran en mi piececii^, dichosos
 do poder ocupar las sillas en que se sientan los
 cnsfírtwos.
 Vuelven de los trabajos dol monte, y allí se vie
 nen ú descansar un rato los trabajadores y tras
 ellos sus mqjeros; y en breve toda la pieza queda
 repleta de gente como un tramvia en día de fiesta;
 todas las sillas están ocupadas, los baúles se con
 
 vierten en asientos, mi cama en sofá, y los chi
 quillos completan la carga con sentarse en el suelo
 desparramados por todos lados.
 Quien me haya visitado alguna vez en 14 de Mayo,
 podrá deciros qué clase de confusión reina soberana
 en aquella pieza que me sirve de particular habi
 tación.
 Aquí una gran mesa sobre la cual se amontonan
 papeles, libros, instrumentos dé dibujo, ejemplares
 etnográficos, zoológicos, antropológicos, arqueológi
 cos, máquinas fotográficas, pinceles, colores, tut^s
 de cristal llenos de bichos en aguardiente, y, en fin,
 cuantos otros cachivaches componen mi bagaje de
 estudios, que por ser éstos muy varios, son aquellos
 aún más variados ó innumerables.
 Allá están los otros muebles, invadidos también
 por toda clase de objetos sueltos, muchos de los
 cuales se podrían hacer desaparecer con la mayor
 facilidad.
 No hay rincón que no sirva de receptáculo á al
 guna cosa que ya no quepa en los muebles y en
 los cajones, ó que yo tengo á la mano para poderme
 servir de ellas en cualquier momento qne lo requie
 ran mis trabajos. En el sinnúmero de cosas con que
 tengo convertido mi aposento en nn verdadero bazar
 de cambalaches, hay naturalmente mnchas que for
 marían la felicidad de aquellos buenos amigos míos,
 los cuales podrían apropiárselas sin peligro de ser
 descubiertos.
 Con todo, nunca me ha faltado nada: y cuando,
 habiéndose extraviado algún objeto, las sospechas
 han caido sobre los Indios, siempre esas sospechas
 han resaltado infundadas.
 Os voy á citar un ejemplo que os hará ver hasta
 qué punto puede llegar la honradez délos Chamacocos.
 Cuando en 1885 la Compañía Nacional de Bolivia, encabezada por el finado Suarez Arana, fundó
 Puerto Pacheco , hoy Bahía Negra, y emprendió los
 trabajos de abrir el inmenso camino que á través de
 las forestas del Chaco debía poner en comunicación
 el interior de Bolivia con el Rio Paraguay, llegados
 esos trabajos á cierta distancia del puerto, convino
 construir unos galpones pura depósito de provisiones
 é instrumentos de trabajo, á fin de poder aprovisio
 nar con mayor facilidad y prontitud á los trabaja
 dores que se encontraban cada vez más retirados de
 las orillas del río.
 Reden entonces los Chamacocos empezaban á co
 nocer de cerca á la gente civilizada, pues aquel fué
 el primer punto de la costa occidental del Río Pa
 raguay entro Fuerte Coimbra y Fuerte Olimpo por
 una extensión de unas cincuenta leguas más ó me
 nos, que fue poblada por gente civilizada.
 Todavía se enconti-aban en el estado primitivo de
 sus costumbres, y seguían sin restricción el impulso
 de ellas.
 Hubo una gran creciente del rio aquel año, en
 consecuencia de lo cual los terrenos algo bajos, que
 se encuentran á espaldas de Bahía Negra, se inun
 daron, quedando por tal modo cortada toda comuni
 cación entre el puerto y el galpón ó depósito á qne
 me he referido.
 El agua, además, iba alcalzando y amenazaba biiccr perder aquellas provisiones que no había habido
 tiempo de retirar y transportar á otra parte.
 
 327 —
 Los Indios, por consigniente, quedaron dueños del
 campo, y en su poder quedaron todas aquellas bolsas
 de galleta, de maíz, de porotos y no só cuantas
 otras provisiones que el agua amenazaba.
 ¿Quién habría podido impedirles de aprovechar la
 buena oportunidad para darse una vez tan buen
 atracón de comida, la cual es casi siempre demasiado
 escasa para llegar á satisfacer á aquellos estómagos
 asombrosamente elásticos, con apoderarse de aquellas
 provisiones abandonadas ó indefensas?
 Pues bien, he aquí lo que hicieron: un día se
 presentan á la Administración de la Empresa, la
 cual estaba interinamente á cargo, en aquel enton
 ces, de mi socio Don Miguel J. Acevedo, quien me
 dió estos datos, unos cuantos Indios encabezados por
 uno de sus caciques; y, exponiendo el peligro en
 que estaban aquellas provisiones, de ser echadas á
 perder por el agua, sin provecho para nadie, pidie
 ron se les permitiese á los Chamacocos aprovecharse
 de ellas antes de que el agua las alcanzase.
 Causó tanta admiración tan honrado proceder en
 unos salvajes, los cuales habrían podido muy bien
 pasarse de todo permiso, seguros como estaban'de
 la más amplia impunidad, que en seguida se les
 otorgó el permiso que solicitaban.
 ¿Cuántos de los civilizados, en condiciones seme
 jantes, se habrían portado como lo hicieron los
 Indios ?
 £11 X
 u<3 io no es
 —Su
 a.mox* si la fsiinilia, si &
 >uscouteirx*a«
 neos y al suelo natal —Notables
 ejemplos de ag'i'ucleciiniento —
 Un
 cacique que conoce y sabe distinentro ci'vlizados y civilizsados.
 
 Pasemos adelante.
 El Indio, se dice, no tiene aficiones, es desagra
 decido y no reconoce el bien que se hace.
 Todo eso no es cierto, sino en apariencia, y no
 faltan ejemplos que demuestren lo contrario.
 Ante todo, el Indio es aficionadísimo á su fa
 milia, á su gente, á su tierra, y no sin grandísimo
 sacrificio consiente en abandonar esos bienes para él
 supremos.
 ¿Cuál hombre civilizado y de recto sentir podría
 criticar tan nobles sentimientos ? ¿ Cuál de nos
 otros no participa de los mismos sentimientos?
 ¿ Cuál de nosotros, que no sea un depravado, no
 tiene bien arraigado en su corazón el amor á su &milia, á la sociedad entre la cual ha sido criado y
 educado, á la tierra en donde ha nacido y vivido?
 ¿Qué diferencia existe entre el sentimiento que
 irresistiblemente empuja al Indio hacia sus selvas y
 sus primitivas gentes, y lo que nosotros llamamos
 amor á la patria ?
 Yo creo que no hay ninguna; de diferente hay
 solo esto; que, en su ignorancia, el Indio no resiste
 por ningún razonamiento al empuje de sus instinti
 vos sentimientos, mientras que á nosotros el razo
 namiento, la educación y el deseo de conocer el más
 allá de nuestro horizonte, nos sacan de nuestra pa
 tria, nos hacen abandonar á nuestra familia y á
 nuestra gente, y recorrer el mundo en busca de
 nuevos horizontes, de nuevas aventuras y de nueva
 
 gente; y llegan á veces hasta el punto de hacernos
 olvidar lo que el mismo salvaje no olvida nunca,
 nuestra tierra, nuestra familia.
 Y ese amor á la tierra y á la familia el Indio lo
 conserva puro y vigoroso durante toda la vida; nada
 se lo hace perder y todo Iq, sacrifica sin la menor
 vacilación antes que renunciar á esos bienes.
 Demasiados ejemplos tenemos para poder-dudar:
 y en la mayor parte de los casos, lo que ha sido
 interpretado por indiferencia 4 nna mejor vida, ó 4
 desagradecimiento hacia quien ha querido hacer 4
 alguno de ellos el bien do mejorar sus condiciones
 sociales, sacándolo de su centro de origen, no ha
 sido otra cosa sino el haber cedido 4 esa grande
 atracción que nosotros llamamos amor 4 la patria y
 4 la familia; amor que 4 nosotros es fácil en cier
 tos casos, poner á un lado y liasta olvidar, mientras
 que para el Indio, menos sensible 4 las influencias
 e.xteriores, es duradero é irresistible.
 Los Chamacocos no son desagradecidos.
 Ellos saben reconocer el bien que seles ha hecho;
 y su agradecimiento lo demuestran siempre que las
 circunstancias lo permitan.
 A menudo hemos tenido nosotros ocasión do pro
 barlo. Y es sobre todo en los casos de mayor apuro,
 cuando ese sentimiento se manifiesta.
 Más de una vez, estando yo en alguna explora
 ción, llegada la noticia, aunque infundada ó del todo
 absurda, de que yo corría algún peligro, se presen
 taron esponteneamente unos cuantos Chamacocos en
 nuestra casa, ofreciéndose resueltamente 4 salir en
 mi socorro y defensa.
 Una vez so encontró mi socio en serio peligro en
 Bahía Negra, en tiempo de los Bolivianos, por causa
 de una sublevación de unos peones, los cuales ha
 bían llegado 4 amenazarle do muerto si no cedía á
 sus pretensiones.
 Apercibidos los Indios del peligro que corría el
 hombre por el cual tenían respeto y cariño, inme
 diatamente se reunieron, y unos treinta do ellos, bien
 armados, so fueron 4 la casa de mi socio y le di
 jeron ; Acevedo; nosotros sabemos que los pcoties
 te quieren matar; por eso venimos aquí para de
 fenderte y no pennitiremos que nadie vtnya á
 hacerte mal.
 Y se establecieron delante de la puerta de casa
 y no se movieron de allá, ni do día ni de noche,
 hasta que cesó el peligro.
 Nadie los había llamado; espontáneamente se ha
 bían ofrecido sin pedir ni aceptar compensación al
 guna.
 ¿No tienen aficiones?
 Eso no es cierto. Los Chamacocos quieren muchí
 simo 4 sus hijos y 4 sus mujeres, y entro eUos está
 sumamente desarrollado el sentimiento de la amistad.
 ‘No solamente se quieren mucho entre ellos, sino
 que llegan 4 aficionarse fuertemento también 4 los
 estrafios, cuando estos han dado suficientes pruebas
 de apreciarlos y quererlos; y no dejan de demostrarlo
 cuando la ocasión se presenta.
 Hace pocos días llegó aquí el Vapor Leda de
 vuelta de su acostumbrado viaje 4 Commbá. To
 cando mi olwaje, recibió 4 bordo 4 un joven Chamacoco, quien dijo deseaba ir hasta Asunción 4 donde
 no ^ b ia estado nunca.
 
 — 328 —
 Ese joven cacique, pues tal era, se despidió de
 la madre, que empezó á llorar y á cantar, sin por
 eso oponerse al deseo del hijo, y de la joven esposa
 y de los amigos, y se embarcó resueltamente.
 Á vosotros os parecerá que no haya nada de extraño
 en todo eso, pues no e^ cosa nueva que uno se em
 barque en un cómodo vapor para dar un paseo de
 pocos días.
 , ^
 j • -u j
 Sin embargo, la resolución del Indio, no dejaba de
 tener su importancia, dados ciertos precedentes, pues
 había acontecido alguna vez que otros Chamacocos,
 engañados por los patronos de otros liarcos, no habían
 vuelto más de viajes semejantes, habiendo sido ven
 didos ó abandonados en Montevideo ó en Buenos
 Aires. Eso de ser vendidos como esclavos y de no
 poder volver más á sus selvas y á sus familias, es
 lo que más asusta á los Indios. Por consiguiente,
 no os fácil que se resuelvan á un paso para ellos
 tan peligroso. El joven cacique se resolvió al gran
 viaje, únicamente porque sabia que yo estaba aquí
 V que, por consiguiente, tendría buen amparo en
 cualquiera eventualidad.
 ,
 ,
 i
 _x..
 Tanto os así, que al llegar el Leda al puerto,
 cuando el señor Vierci quiso hacerlo bajar á tierra
 consigo para llevarlo á su casa, el Indio, sin querer
 decir porqué, se negó rotundamente á seguirlo, y
 nadie consiguió, por cuantos razonamientos y pro
 mesas so le hicieran, que abandonase el buque, que
 .•I sabia debía volver á Fuerto 14 de Mayo dentro
 do pocos días.
 n
 j
 Avisado por Don Francisco Vierci de la llegada
 del caciquillo y de su estraña conducta, ya me fiiruró las razones do todo eso, y le dije á Vierci que
 yo iría á buscarlo al día siguiente y que sin duda
 «d Indio bajaría conmigo.
 . • x í • i
 En efecto; la tarde del día siguiente fui al
 
 acercan á mí los Indios, grandes y chicos, y cómo
 las madres me entregan sin dificultad sus chiquillos
 para que yo los acaricie y los haga jugar en mis
 brazos, ó los cure de alguna enfermedad, con apli
 carles los remedios del caso, los cuales son acep
 tados sin desconfianza alguna.
 'Vicios coiixTines fl eivilxzaclos é In
 dios —¿ ü e quien es la -ventaja^?
 —Los Cliainacocos enemigaos de
 la •>
 ’-ioleneia —
 XJna vieija y su perro
 _
 _ Á-i-numento contundeute —A cervo dolor —E l canto enti*e los
 Clianxacocos —Excelente reme
 dio p a ra calirtar la ira —
 Espe.cilioo uni-fcrsal y toarato —
 Conclu
 sión.
 
 Se dice que el Indio es grosero, brutal, falto de
 poesía.
 , ,
 El Indio es grosero, á veces, como lo es todo
 hombre que no haya tenido educación, aunque no
 sea Indio. ¿ Cómo se pueden hacer cargos á los
 Indios de ser groseros, cuando tenemos en nuestras
 sociedades hombres que, á pesar de haber tenido
 una muy buena educación, son tan groseros como el
 último de los Indios?
 Cuanto á brutalidad, eso es un defecto que en
 todas partes es compañero de ignorancia y falta de
 educación. Sin embargo, debo agregar, para ser jus
 to, que jamás ha sucedido entre los Chamacocos he
 cho brutal alguno de los que cada día- vemos anun
 ciados en nuestros diarios, y que la violencia no en
 tra para nada en las costumbres de esos Indios, ni
 siquiera con los animales- que ellos crian.
 Es escusado agregar que los castigos violentos
 son del todo desconocidos, á menos que se trate de
 alguna contienda amorosa ó conjugal lo que, entre
 paréntesis, no es tampoco raro entre nosotros los ci
 puerto. El Indio estaba sobre cubierta, solo, en lugar
 V cultos.
 , .
 apartado, mirando hacia los muelles. Le hiw una vilizados
 Os he dicho que los Chamacocos ni siquiera con
 i^ofial con la mano ; me vió y en seguida salió de
 animales suelen usar violencia.
 . . j x
 su mirador; y con las muestras de la mayor satis losOs
 contaré lo que pasó dias antes de mi bajada á
 facción pintadas hasta la evidencia en los ojos, aga Asunción, entre una vieja India y yo, por causa de
 rrándose á la mano que yo le tendía, sin más ni dos perros ; y ya vereis cual do los dos ha sido vio
 menos bajó de un salto del vapor al muelle, y si lento y brutal, si el hombre civilizado, que lleva
 guiéndome sin la menor resistencia y sin observa botines de charol y cuello parado y sabe leer y escri
 ciones, estuvo largo rato sin poder decir una pala bir ó la pobre mujer salvaje, que va poco menos
 bra, do conmovido que estaba, por haberse por fin que desnuda, que se rapa el cabello y deja de la
 encontrado con el amigo seguro y do su entera con varse la cara y el cuerpo durante muchos meses en
 fianza que él esperaba.
 *
 señal de duelo, cuando se le muere el marido, y
 El pobre muchacho había quedado a bordo durante
 vive en los bosques durmiendo en el suelo sin casa
 dos días, Dios sabe con cuanta ansiedad en el alma, ni techo...... i Ya vereis por qué lado ha salido la
 .•sperando que yo apareciese, y sin saber cómo ha
 brutalidad y la violencia!
 ,
 ••
 cerme sabi'r que él estaba allí.
 Yo tengo en mi casa un perro negro, algo viejo,
 Tongo la seguridad de que, si yo no hubiese ido
 pero guapo aún y que sabe defenderse cuando se ve
 á buscarlo, el indio no habría puesto pió en tierra
 atropellado en sus derechos. La vieja madre del caV se habría vuelto á Puerto 14 de Mayo, sin haW visto nada do las tantas novedades que ence ciquillo que vino á Asunción, tiene también un perro
 guapo y muy malo.
 rraba la misteriosa ciudad que tenia delante de si. bastante
 Ella acostumbraba, desde algunos días, Uevar su
 ¿No os parece, Señores, que en el proceder de perro á mi casa en las horas de las comidas, para
 aquel Indio se encierra una dosis muy elevada de que su protegido aprovechara también de los sobran
 cariño y de confianza hacia mi persona, y que esto
 de las ollas.
 ,
 significa que el agradecimiento y el ^b er reconocer tesEso
 no gustó desde un principio á mi perro; tanto
 ol bien que se le hace, no es una virtud del todo que cada día se armaba una riña endemoniada, que
 desconocida entre los Indios ?
 . , t, l ■
 fin me hizo perder la paciencia, y agarrando un
 Y ose lio es un caso aislado ó excepcional. Bastana
 palo,
 salí á administrar..... justicia.
 ver, para convencerse, con cuanta confianza se me
 
 — 329 —
 La vieja estaba ya tratando de separar á las dos
 fieras y suspender la lucha que amenazaba tener un
 desenlace fatal para uno de los dos. Otros Indios la
 ayudaban; pero lo hacían con tan buenas maneras,
 llamando al uno y al otro nerro por sus nombres, ó
 
 S. Juan Berchmans.
 SteuU ttra de Uu E fc u d a t SaU tianat de Sarrii-Bareelona.
 
 tirándoles algún pedacito de palo ó algún terroncito
 de barro, que los enfurecidos animales ni les sentían
 ni les hacían caso.
 Llegó el hombre civilizado y empezó una tal mú
 sica de palos, especialmente sobre los lomos del perro
 invasor, que la lucha se acabó en un momento y
 el enemigo disparó hacia la toldería ladrando lasti
 mosamente.
 
 Si yo hubiese dado de palos, no á los perros sino
 á los Indios presentes, no creo que mayor dolor st>
 habría pintado en sus rostros.
 La pobre vieja salió de casa llamando á su porro, y al
 poco rato empezó á cantar desesperadamente y á llo
 rar á intérvalos, continuando en esa manifestación do
 duelo por todo el tiempo que duró su trayecto desdo
 mi casa hasta la toldería.
 ¡ Estuvo tres días sin reaparecer!
 Y como la vieja India, así son todos los Chama
 cocos.
 Ahora bien, ¿no os parece, Sefiores, que en ese
 canto desesperado y en ese llanto rítmico haya algo
 de muy poético y sentimental ?
 ¿No 03 parece, Señores, que el canto es una for
 ma muy poética para externar las emociones del
 alma ?
 Para los Chamacocos el canto es una forma didesahogo de imprescindible necesidad.
 El Chamacoco canta de alegría como do duelo :
 canta para festejar la luna nueva ó la reapa
 rición de alguna constelación conocida; cauta pai a
 festejar la lluvia que llena los caraguatós y los est
 ros, cuyas aguas so habían agotado durante la esta
 ción de la seca; canta cuando alguna pesadilla viein'
 á turbar y á interrumpir su sueño, para aplacar al
 espíritu maligno ó al alma de algún difunto que lo
 viene á molestar; canta cuando alguna desgracia <.
 la muerte cae sobre algún individuo de su familia;
 y en tal caso le acompañan todos sus parientes «
 amigos. Al canto fúnebre y al que sirve para aplacar al
 espíritu maligno de algún difunto, el Chamacoco al
 terna uu llanto académico y rítmico; el primero dura
 muchos meses, y es cosa que iiifnn.de en el alma di l
 oyente una profunda melancolía ; ese canto rítmico
 que se levanta de improviso, mientras todos duerim ii
 y los fuegos se apagan, en el silencio misterioso
 las noches; la imagen, el recuerdo, el espíritu del.
 difunto ha venido á molestar al sobreviviente, y hay
 que aplacar á esa visión pavorosa, recordando con
 el canto sus méritos y sus hazañas y sus buenas cua
 lidades, y hay que conmoverlo y satisfacer sus exi
 gencias con el llanto y el canto, hasta que so aleje
 y se pierda entre las sombras profundas do la selva
 sonora.
 El Chamacoco guerrero y cazador canta la muerte
 del enemigo ó la de la fiera; y su canto es el pa
 negírico rítmico de su victoria y de su propio valor.
 Canta el joven Indio para demostrar su fuerza, su
 guapeza, su resistencia; y en ese caso es capaz de
 cantar y bailar, acompañándose con la calabaza bien
 conocida por todos los Indios, durante toda una noche,
 sin descansar, hasta que un chorro do sangre le
 salga por la boca y le inunde el pecho; lo que de
 muestra su fuerza y su valor.
 ¿Nace un disgusto, una disputa entre dos hom
 bres? Se da desahogo á la ira cantando cada uno
 por su lado, haciendo alarde de sus más brillantes
 adornos de plumas, y de sus armas bien labradas.
 El canto es también el remedio más poderoso con
 tra todas las enfermedades, y los médicos Chama
 cocos hacen abundante y frecuente uso de él para
 ahuyentar á los espíritos malignos que han ido á
 meterse en el cuerpo de sus clientes.
 Se canta, en fin, por todo y en cualquiera ocasión
 
 y yo fncuentro en toJo eso nn sentimiento profun
 damente poético, muy interesante y digno de ser
 estudiado.
 Y todo hombre que no sea refractario á las emo
 ciones delicadas de la poesía, que de las cosas pri
 mitivas se desprenden, será por cierto de mi mismo
 parecer.
 
 que hasta entonces había tenido los ojos semi-abiertos,
 los cerró, empezando desde aquel momento la con
 valecencia.
 Ahora se encuentra sana y fuerte, gracias á María
 Auxiliadora, á quien quedo eternamente agradecido.
 
 • *
 Habréis comprendido ya que el que os está ha
 blando es un entusiasta admirador de la virtudes
 del Indio.
 Es verdad: mi entusiasmo hacia aquellos seres
 tan mal conocidos y tan despreciados, es grande; y
 tal ha quedado á través y á pesar de muchas des
 ilusiones y del mucho tiempo pasado entre ellos.
 Y debo decir que mi indulgencia para los defec
 tos que inevitablemente acompañan á sus virtudes,
 en lugar de disminuir ha ido siempre aumentando
 cada día.....
 
 A la ría s a la d d e lo s en ferm os.
 
 g t r a c m
 
 s
 
 G abriel D em g r is .
 C hascosm ír (Buenos Aires), 1900.
 
 Hacía más de tres meses que sufría de una ho
 rrible neuralgia en la cara. Con los esfuerzos de los
 facultativos se calmaron los dolores, quedándome,
 empero, una dureza, que por más operaciones que
 se me hicieron, no se me pudo quitar, produciéndome
 una molestia insoportable.
 Compadecida de mi doloroso estado una persona
 devota de María Auxiliadora, hizo en su honor una
 novena, prometiéndole entre otras cosas, si me ob
 tenía la salud, publicar la gracia en el B oletín SaLESIANO. Desde aquel mismo día notó alguna me
 joría, y en muy poco tiempo curé completamente.
 Lleno de gratitud á la Madre de todas las gra
 cias, cumplo la promesa, deseando que cuantos se
 hallen atribulados acudan á María Auxilio de los
 cristianos.
 J ulio A emedo, Pbro.
 S a lta , 5 de E nero de 1900.
 
 MARIA AUXILIADORA
 
 /I
 
 ...
 ¡G r a c ia s , A lad re m ía !
 
 Me es sumamente grato cumplir con la obligación
 que contraje para con María Sma. Auxiliadora, pu
 blicando las gracias que el Señor me concedió por
 su poderosa intercesión.
 Hacía más de un año quo tenia un hijo enfermo
 de la vista. Como el mal se agravara, llamó al
 Doctor, quien recetó un líquido para lavarse con él
 el ojo. Mas, en cambio de mejorar, se empeoró de
 tal modo, que nos hiio desesperar de su curación.
 Me dirigí entonoes á María Auxiliadora, cuya ima
 gen tenemos en casa, y á la que recurrimos siempre
 en nuestras aflicciones, pidiéndole la curación del
 niño. No bien la invocamos, prometiéndolo hacer ce
 lebrar en su honor una Misa y publicar la gracia
 en el B oletín S alesiano, si nos concedía lo que le
 IH'díamos, empezó á mejorar, y actualmente so en
 cuentra curado por completo de su dolencia.
 A este señalado favor quo obtuvo de mi amorosa
 Madre María Auxiliadora, debo añadir otro, no me
 nos extraordinario, y que una ve* más demuestra
 cuán grande es su poder.
 En Marzo último una hija mía de 8 años, ata
 cada de tifus y pulmonía, se vió reducida á tal ex
 tremo, que los médicos más fhmosos de la localidad,
 la desí^uciaron, pronosticándome que no pasaría
 aquella noche con vida.
 En mi aflicción recurrí á la Sma. Virgen, rogán
 dole con todo fervor le conservara la vida. La niña,
 
 aviaría so co rre á lo s a trib u la d o s.
 
 Estando el esposo de una amiga mía en gravísimo
 estado con un reuma articular agudo, desahuciado
 ya por los médicos, que viendo su impotencia, se
 negaban á visitarlo, aconsejé á su desolada esposa
 que pusiera toda su confianza en la Sma. Virgen
 Auxiliadora, haciéndole una novena, y si obtenía
 .por lo menos una pequeña mejoría, publicara la
 gracia en el B oletín Salklvno .
 La Sma. Virgen no hizo esperar su intervención,
 y en menos de quince días quedó el enfermo com
 pletamente restablecido.
 En nombre suyo y de su esposa, cumplo la pro
 mesa, dando gracias de todo corazón á la Sma.
 Vii^en por tan insigne favor.
 L . VlLLA G RA .
 
 S alta, J u n io de 1899.
 
 M a ría rc!<iaoita á lo » m aertos.
 
 En 19 de Octubre de 1898 verificóse un milagro
 sorprendente por intercesión de María Auxiliadora.
 Cayó un hijo mío enfenno de gravedad, con fiebre
 convulsiva y afección catarral, y después de luchar
 vanamente dos buenos facultativos con su enferme
 dad, ya desahuciado y con todas las señales de
 muerte, lo ofrecí á María Auxiliadora, poniendo á
 su cuello su medalla.
 En los momentos que hacía los preparativos de
 su entierro, observé que la Virgen Santísima me lo
 devolvía, y desde entonces filé mejorando hasta res
 tablecerse por completo. En reconocimiento, desde
 aquel momento llamó á mi hijo Angel María, y efec
 tivamente, con este dulce sobre-nombre fue confir
 mado á los pocos días. Hoy, rebosando mi corazón
 alegría y gratitud, publico la gracia en el Bolht.n
 
 —
 
 331
 
 ^ Salesiaxo p a ra ejemplo de los padres de fem ilia
 atribulados.
 J osé A x t . G ómez.
 G ranada (X icaragna), 14 de Jim io de 1900.
 
 M a ría sa lu d d e los enferm os.
 
 Poco más de dos años hacía que venía padeciendo
 ana fuerte tds que me presagiaba un funesto fin,
 pnes impidiéndome tomar cudquier alimento y poqnisüno descanso, estaba ya extenuado de fuerzas.
 Habiendo agotado todos los recursos humanos,
 recurrí á liaría Auxiliadora, me alistó de Coopera
 dora, rezó tres veces su novena, confesando y co
 mulgando, y con todo el fervor que pude le pedí me
 concediera la salud. Hoy que, gracias á tan celes
 tial Señora, me encuentro buena y sana, doy las
 más públicas gracias á nuestra buena Madre María
 Auxiliadora, habiendo ya mandado cinco pesos de
 limosna.
 J osefa D olokes Collado.
 P ueblo C h iq u ito de G ranada (Nicñxaffaa),
 13 de Ju n io de 1900.
 
 G ra c ia s á M a ría A u xiliad o ra.
 
 La niña Dolores Eioboó de Alvear se encontraba
 gravisiffia, casi sin esperanza de vida, según auto
 rizada Opinión de los médicos que la asistían, á
 causa de una angina ^ngrenosa que se presentó en
 el curso de la escarlatina que sufría.
 En uno de los momentos de mayor conflicto para
 la familia, que la suponían casi agonizante, llega
 el Sr. D. Juan Castellano, Sacerdote Salesiano, y
 exhorta á la familia á que tengan fó en María Au
 xiliadora, recomendándola aplicasen á la enfermita
 una medalla de esta muy amada Madre, bendecida
 por el mismo D. Bosco.
 La familia accedió, desconfiando del éxito, dada
 la gravedad de la enfermita, y le aplicaron la so
 bredicha medalla. Al poco rato comenzó la enferma
 á mejorar, y cinco días después declaraban los mé
 dicos haber desaparecido el peligro.
 Pocos meses antes y en idénticas circunstancias,
 tuvo esta familia la satbfaccion de esperímentar
 cuánto puede la Madre Auxilio de los Cristianos,
 cuando con fé se le invoca.
 Se encontraba en gran peligro y condenado á un
 funesto fin por la ciencia un tío camal de la en
 fermita de hoy, y gracias á la intercesión de esta
 bendita Madre, se encuentra hoy mejor que en nin
 guna época de su vida.
 Reconocidos á la protección que nos ha dispensado
 tan benéfica Madre, hacemos públicos estos hechos
 en el B oletln S alesiaxo, en prueba de nuestro agra
 decimiento.
 iViva María Auxiliadora!
 M iguel E ioboó.
 H o n tilla , 12 de Agosto de 1900.
 Nardéó Saruhala, de G erona: D oy nna lim osna á
 M. A. ^ r a sn ígleeis, por n n g ran d e fav o r recibido.
 — Antelmo Herranz, P b ro , de Id .: E n tre g o n n a lim osna
 M. A. p ara sn nnev a iglesia, p o r Ím favores q ae
 de E lla be re c ib id o .— J vmiiWo» de Llimde,áe Id.: Doy
 10 p tas. p o r Olí £ivor recibido. — F . í .d e Id.: P o r
 dos favores recibidos de
 A. doy a n a lim osna y
 
 —
 
 m ando celebrar n n a m isa. — Dolare* Bota y L hi»
 Salvador, de Cnssá de la S e lv a : M andan nua lim osna
 por u n favor re c ib id o .— Luía Buroh, de O lo t: Mando
 a n a lim osna p a ra la n n ev a ig lesia, por un favor vocibido de M. A. — Gerónimo Sánchez, de Carova (Ven e z n e la ): P adecía desde hace vein ticin co aHoa nna
 g ran enfermedad.- aendí á M. A., haciéndole v a ria s
 prom esas, y hoy me encuentro perfectam ente sano. «—
 Adelaida de Torrea, de Y nritagna : Doy gnicias á M. A.
 por h a b er salvado la v id a á u n a h e tm a n a m ía, cuando
 ya 86 desesperaba de sn enraeiou. — Magdalena Gar
 d a , de Id.: D oy gracias á M. A. por un g ra n favor
 recibido. — Bartola ComocAo, de Id .: Doy gracias lí
 M. A. por haberm e conceilido nn favor qne lo pedí. —
 S, O., de V alencia (V enezuela): H abiendo rep etid as
 vei'es leído en el B ulkt Ín los milngros do M. A., acudí
 á E lla con g ra n fo, y restitu y ó la «alud ó una seBora
 ya desahuciada. — Clara Co«*Mrtín, de I d . : Doy g ra 
 cias á .M. A. por haberm e d evuelto sano y salvo it
 mi esposo, que corría gi-avcs peligros. — Luwecia Laudaeta de Id.: Doy gracias á M. A. por haberm e librado
 de u n a te rrib le eiiierm edad de la cabeza, — Íí. L,, de
 Id.: EncontTííndorae m uy afligido <t causa de u n a e n 
 fermedad , acudí á M. A., y fu i oido. — Una Coo
 peradora Saleaiana, de Id.: Eii Marzó do 18J9 enfermó
 ta n gravem ente d e l saram pión una n ifU fa, que los
 m édicos descoufiuron de sa lv a rla : acudim os d M. A.,
 piísimos á la niQa sn m edalla, 6 hicim os v arias pro
 mesas, consigaieudo la salu d de la uiBa. — E n Mayo
 del mismo aüo, a n a jo v e n do la misma fam ilia, su
 frió, e n tre o tra s enferm edades, ataq u es a l corazón,
 ta n fnertes, que ponían en p eligro su v ida. Acudimos
 á M. A. y en poco tiem po se puso casi buena. — Xíanuel Bivaa, del C allao : Desde h acía un afio me en^ n t r a b a sin destino, y por consiguiente sin recursos.
 Empecé u n a novena á M. A. y a l c o n clu irla, h a b ía
 y a enco n trad o colocación. — Jfariíb Tereaa Molgora,
 de L im a:. D esde mi m ás tie rn a edad padecía u n a en
 ferm edad de nervios m ny m olesta, qne me h a hecho
 p asa r 18 años de continuos dolores. H e acudido ó
 .NI. A. y he conseguido la más com pleta onraFOion. —
 A. AT., de Cassá de la S elv a: A m ediados de Mayo una
 sefiora enfermó gravem ente de u n a peligrosa dolencia.
 A larm ada su fam ilia, acudió á M. A. y la g racia no
 86 hizo esperar. — A’iirewo 5 ctto, de Gerona: Mando
 celebrar n n a m isa en la G ranja Salosiana, en acción
 de g racias de nn favor recibido de M. A.. — N . y . .
 de o ta Colonia do F a m é s : Mando 2 ptas. p a ra la n ueva
 iglesia, p o r u n a g racia alcanzada. — N . y . , de Ge
 ro n a : P o r el mismo m otivo entrego cinco pesetas. —
 -V. A’._de Id ,: Id . por Id. — Ignacio Servitja, de Id.:
 Doy 25 ptas. en cm upliipiento do una prom esa hecha
 á M. A. — Concepción Terraa, de X.: Mundo 2 ptas. por
 dos favores recibidos. — y . y ., do C aldos do Malnv e lla : Mando celebrar n ueve m isas en honor do M. A.
 or nn gran favor recibido. — Carmen de I.luirella,
 e Gerona: Teniendo á una hija gravemente enferma,
 
 S
 
 visité nueve días seguidos á M. A, en la Granja 8alesiana, y obtuve sn cnracion. — li. E., do X.: H.aIlundose gravemente enferma una persona de la fa
 milia, TOdí y obtuve de M. A. su salud. — Blaaa Eacohznc, de Barcelona: Estando enfermo el iiiBoAlfonsito,
 le encomendó á M. A. y recobró la salud, por lo que
 doy gracias á tan tuena Madre.
 Antonio Armano, del Callao; Una Coop. de Lima;
 José_ Eeyneri, Pbro,, de La Paz; Catalina J. de López,
 de Kicar^na; Cándida Bosa Lnqne, de X.; Jnan B.
 Goyret, de Montevideo; Manuel Ortiz Arrieta, del
 Callao; Martín Chaoén ValdecuBas, de Lacena; Joan
 José P«heco, Pbro.. de Cuzco; José M. Pímentel, de
 Valencia (Venezuela); Una Coop. de X.; Bamón Coscollá, de Huesca; Josefa Domínguez, de Granada (Ni
 caragua); Josefa Espinosa, de id.; y Amelia Ll. do
 García, de Caracas nos han remitiao relaciones de
 favores recibidos de María Auxiliadora, las cnales l a s
 
 ptit>licai*emoR
 la mayor* f>ir©ve<
 1 ad, cuando A cada una la llcfi^uo
 su respectivo tumo.
 
 'vAy'
 *^ ^ ^
 
 y.T-V
 
 volviéndose h acia mí, y estrechándom e con más
 fuerza, m e dijo: « E n cuanto á V., que Dios
 le bendiga y le ayude á perseverar en d ca
 m ino que h a empezado, ilu c h a es la falta que
 hacen buenos sacerdotes que trabajen en fa
 vor de los niños. A ctualm ente, apenas si se
 h alla en el campo y m uy ra ra s veces, u n ino
 cente. »
 (ConchisionJ
 » Dicho esto, dirigió al cielo fervorosas ja
 Capítulo último .
 culatorias é ib a exclam ando con voz entre
 c o rta d a : ¡O h Señor, cuán g ran d e es vuestra
 AOÍA m ás (le doce anos que veíamos m isericordia!..... Yo m oriré y de hoy en ade
 • , ” [lodeD .B osco, lan te os podré am ar sin tem or d e ofenderos.
 ^
 trabajaiuloy padeciendo, al v irtu o  C ontento estoy de que m i cuerpo vaya á pu
 so Saicerdotü D ou V íctor A laso- d rirse .... D entro de poco iré in doimnn a'teriiatti. D espués de D ou Bosco, iios- nitatis mew. Señor, por mueho.s títu lo s os per
 tenezco... T ened piedad d e mí... Os ofrezco el
 otiWA lo am ábanlos m ás que á iiiu{íúu otro,
 y a p o r sus virtudes, y a por la b lan d u ra y sacrificio no sólo de m i cuerpo, sino también
 suavidad do sus m odales. Fuó com pañero de de m is afectos.... G rande es la confianza que
 Dou Bosco; liabía escocido por campo de sus tengo en v u e stra m isericordia, oh Señor....
 trabajos nuestro O ratorio, al cual prestó ser D e repente^ exclam aba con énfasis; Exurgat
 Deus 6t dissipentur mimiai eh(e.
 vicios iiuíulculables. B u este ano tuvo que
 * Luego quedó u n in stan te aletargado, y
 dejar su trabajoso oücio, y después de h ab er
 pasado al^Tiu tiem po en A vigliaua, su p atria, a l despertar, p arecía que u n m olesto i>eusa¡ Cuántas
 regresaba al O ratorio, y desdo aípií se tra s m iento tu rb ase .su m ente y d e c ía :
 lad ab a á lianzo, á resp irar el aire balsám ico veces h e dicho á D on B o sco : quiero esto,
 (lo los m ontes. A llá lo alcanzó la m uerte. quiero aquello.... h ag a esto, sino..... y .... la
 .
 V alga esta ráp id a m ención como u n pequeño obediencia!...
 » — P ero V. — le observó yo (conociendo
 trib u to d e g ra titu d (pie yo consagro á la me
 m oria de a(piel Sacerdote, in tim ó te insepa el becho a l cual se refería), no podía obrar
 de otro modo, e ra necesaria u n a resolución
 rab le com pañero de D on Bosco, que tan to
 trabajó en nuestro flivor. jVlucho m ás m ere e n é rg ica....
 » — E s v erd ad .... pero.... al punto de la
 cería, y en la persuasión de que no fa lta rá
 q u ien recuerde m ás extensam ente su me m uerte las cosas se juzgan m uy diversamente...
 m oria al O ratorio, me lim itaré por de pronto, ya... ó esto... sino... espero, sin em bargo, que
 á reproducir aquí la ca rta que describe sus Dios me h a b rá xierdomido...» Luego se tran
 últim os momentos, y que me fué enteegada quilizó y volvió á rezar. »
 La m uerte de D on A lasouatti fué precedida
 por el cro n ista do aquella época. V enía d iri
 gida á D on Bosco, y era del ten o r siguiente: por la do D on D om ingo Kuffiuo, p rim er di
 rector del Colegio de Lanzo. Joven do 2ñ
 « M^iy Heteremlo Padre:
 años, lleno de celo, consagraba toda sn ener
 » A las 13 en punto de esta noche, f i l t  gía y su v irtu d en favor de aquella uiieya
 ra b a nuestro (luerido P refecto Don V íctor Casa. P ero después do h ab er hecho concebir
 A laso u atti. La V irgen Sma. lo quería hoy de sí mismo las m ás halagüeñas esperanzas,
 en el cielo p a ra celebrar la fiostiV de su Ma tu v o que dejar aquel Colegio, á m ediados del
 ternidad con los ángeles y con los santos. P a  año, y volver al O ratorio, donde acababa su
 sando p or alto loa detalles do su m uerte, me v id a en el herm oso d ía consagrado á la me
 lim itaré á recordar brevem ente sus últim as m oria de la V irgen del Carm en. O tro Sacer
 expresiones. A nteayer, después de habérsele dote, joven tam bién y d e santas esp e rau z f.
 ad m in istrad o el Sacram ento de la E xtrem a caía víctim a do la m ás deplorable desgracia.
 unción, me llam ó á su cabecera, y tom ándom e Don Bosco se m ostraba sereno, á iiesar de
 d e la mano me di>>: « P ro n to m oriré. M añana estes sensibles p é rd id a s; m as la resignación
 quizás y a no e x ista ; acuérdese d e hacer á la volunted de D ios no podía im pedirle que
 ro g ar p o r mí. liecom iende á Don Bosco que, se m anifestase á todos sus niños. Y_lo hizo,
 d u ra n te u n mes, no me olvide en el sacrifteio en el día do S an J u a n de aquel ano, reco
 d e la Misa, S alude en nom bre mío á tmlos m endando á sus hijos que lo ayudasen á He
 hizo llo rar, cuando
 los Sacerdotes y acólitos de la C asa; n ad a v a r ta n pesada cruz.
 tengo que dejar, pues todo lo ipie i>oseía lo hizo alusión á la m uerte inm inente de Don
 h e dado y a al O ratorio. » Y aq u í se detuvo A lasonatti.
 S i las cosas internos d el Oratoric) recibían
 algunos instantes, ponpie la sofocación lo
 o p rim ía; luego p rosiguió: « Recom iende á tales golpes, y otros peores, por lo v f to, ame
 los niños del O ratorio que recen por mí y me n azaban su yiorvenir, nosotros sentíam os, sin
 perdonen si alg u n a que o tra vez los he cas em bargo, no sé q u e valor por la visible pro
 tigado sin m erecerlo, ó dejé de castigarlos tección que Dios p restab a á la O bra de Don
 cuando hn bient debido hacerlo. * E n seguida, Bosco. In v itad o por algunas personas bené
 
 HISTORIA DEL ORATORIO
 DE S. FRANCISCO DE SALES
 
 •
 
 — 333 —
 volas á ir á Florencia, donde en aquel año h a
 bíase trasladado la cjvpital, él aceptó con la
 esperanza d e h a lla r recursos para la consü-uccioii de la iglesia de M aría A uxiliadora.
 Era la prim era vez q u e v isita b a dicha ciudad,
 y. aunque todo lo esperaba de la divina P ro 
 videncia, no p o día p rev er con que éxito. A ntes
 de em prender el viaje, recom endó á ios niños
 del O ratorio q u e rezasen con fervor, diciendo
 que confiaba en ellos y en la sa n ta causa que
 tenía en tre manos.
 Se me p erd o n ará la expresión, que por más
 exagerada que p arezca, h a pasado y a a l do
 minio de la histo ria. Digo, pues, que su ida
 á F lorencia fuó u n verdadero triunfo. Saco
 do las m em orias de aquel tiem po y de los
 diarios que h ab lab an de eUo con frecuencia,
 que se alojó en elfpalacio arzobispal, donde
 fué trata d o con la m ayor consideración. E l
 Capítulo de la M etropolitana, que quería hon
 rarlo, deseaba q u e fuese á v isita r su mag
 nífica Iglesia. E l A rzobispo expresó este
 deseo á D on Bosco y lo acompañó u n día, á
 eso de las 10 de la m añana. Todos los ciiuónigos, revestidos con g ra n pompa, lo ag u ar
 daban en la sacristía, con el V icario general
 de P ra to y el O bispo de Fiesole. A su en
 trada, le salieron todos al encuentro, hacién
 dole m il fiestas. Luego, héeholo sentar, leyé
 ronle alg u n as coiuimsiciones en verso y en
 prosa. D espués in staro n á Don Bosco á que
 hablase, y éh au n q u e no esperaba sem ejante
 inW tacion n i ta l recepción, con todo, se le
 vantó. Eecordó q u e en a<iuel lu g a r donde se
 hallab an reunidos, se había dado principio al
 Ooncüio de Florencia, que en los asientos
 que ellos ocupaban entonces, se habían sen
 tado los P ad re s de la Iglesia, que en aquella
 aula h ab ían resonado las voces de los legados
 del Pontífice: luego continuó refiriendo las
 ])alabras d e elogio y de aliento que el Pa]>a
 dirigió á la Asam blea, concluyendo que él
 no p<»día te n e r otros sentim ientos mejores
 «lue d irig ir á los P relados presentes y al
 ilustre Colegio de la C atw lral de Florencia.
 Todos ([uetlaron asoinbra<lo.s al oir este dis«•urso. ])orque adem ás de estar siicado de has
 cireunstaix'ias del lu g ar, salió inesx>erado en
 aquel momento el recuerdo de aquel hecho
 histórico y su aplicación ta n adecuada y ha
 lagadora.
 P ero D on Bosco h ab ía ido á F lorencia para
 hallar socorros en favor de sus obras, y no
 le faltó la mano de la P rovidencia.
 Creo que fué en aquel mismo lugar, donde,
 al salir, se encontró con varios ilu stre s se
 ñores y señoras q u e , teniendo noticia de su
 próxim a salidiv. le dijeron:
 — ¿ P o r qué quiere V. reg resar ta n pronto
 á T a rín ? 4X 0 i>odría quedarse algunos días
 m ás con nosotros?
 — M is querides niños me esi>eran.
 — ; Qué im porta ? Que esperen. C uando irá
 H- versm.
 — ;Q u é imiK)rta? Tengo que proveerles el
 
 alim ento. S i no me voy m añana, ¿quién les
 pag ará el pan?
 — ¿C uántos son?
 — M il, j)oco m ás ó menos.
 — B ien; pero nos parece que, aunque V.
 se quedara por algunos días, no su friría n .....
 — P o r mi p arte, me quedaría gustoso; y si
 Vds. quisieran proveer el pan necesario a
 mis niños, me quedaría aquí h a sta el liu de
 la sem ana.
 — ¿V qué sum a so necesita p a ra satisfacer
 las necesidades de sus niños d u ra n te estos
 pocos días?
 — D iez m il francos.
 — \ si se hallasen ¿se (juedaría V. de
 veras f
 — ¿ P o r qué lio?
 — P u es bien, yo lo dai*c á V. los 10.000
 francos.
 — A esta condición m e quedo.
 — ¿Q uiere que se los traig a aquí inm edia
 tam ente? E n este momento no los tengo con
 migo. S i V. se contenta, se los rem itiré esta
 ta rd e a l Arzobispado.
 — Sea enhorabuena. ¡ Que el Señor la ben
 diga!
 L a noble señora de quien la P rovidencia
 se servía aquella tarde, p a ra favorecer á Don
 Bosco, era la m arquesa G erini.
 P o r la ta rd e le fué entregadii la sum a y Don
 Bosco se quedó.
 Y puesto que estam os hablando de Don
 Bosco en Florencia, en busca de recursos para
 sus rapazuelos y para la construcción de su
 Iglesia, nos fué referido i>or personas que
 se haUalmn presente.s y por empleados de las
 oficinas gubernativas, algo digno de ser co
 nocido.
 M uy á m enudo, como contará un día la
 h isto ria, era llauuwlo al M inisterio dol Inte
 rm r, p a ra asuntós de la m ayor im portancia
 U n día D on Bosc.o conversaba <5011 los Mi
 n istro s Lanza, Hettino Iticásoli, y varios oti’o.sefiores. E l señor U uiza, vnello á Don Poseo,
 dijo:
 — P ero, dígam e: ¿de dónde saea V. el
 dinero necesario para alim entar á tantos iiifio.s, y jjara sostener h m tas casas f JOste es
 u n secreto, y, ca.si d iría un misterio.
 — Señor M inistro — (X)ntestó Don Bosco —
 voy ad elan te siem])re á vai)or.
 — P ero ¿cóm o? expliqúese V.... yo 110
 entiendo esta .jerigonza.
 — Voy a d e la n te, añadió Don Bosco, ha
 ciendo p u f. p u f, p u f (1). E l señor «Ministro ya
 comprende.....
 — E n tie n d o , mi querido A b ate — di.jo
 Lanza — i»ero esos p u f, ta rd e ó tem prano
 h ab rá que pagarlos, y aquí es donde se oculhv
 el m isterio.
 (1) Son palabras del dialecto piamontés, quesigii;,
 fican «
 ». Como si dijéramos, qne qui*,r Ja
 s. ’ . de pr<>íigo con dinero i>reatado, se par*-^^ al
 Lomo qoe se reduce á nada.
 
 -- í i J i --en favor de la ju v en tu d pobre y abandonadai
 lo cual se realizó m ás tarde.
 P ero al llegar aquí me crece tan to la materia
 e n tre las manos, que debo lim itarm e á recordar
 sólo dos ó tre s cosas de este últim o año, con
 el cual term in a el período d e la h isto ria del
 O ratorio que me h ab ía propuesto escribir.
 Los trabajos de la Ig lesia im ogresaban á ojos
 v istas; veíanse y a las paredes á u n a altara
 notable, m ientras D on Bosco se d ab a maña,
 X>ara proveer los auxilios, m ateriales. Entre
 tanto, hacia fines de Ju n io d el año 1866, lle
 g ab a á Turíu, sin saber donde reclinar su
 cabeza, Mons. P edro P o ta , obispo de Guastalla, arrancado á su diócesis y enviado á
 n u estra ciudad. L a m ism a ta rd e d e su lle
 gada, presentábase á los P ad re s de la Misión:
 pero ellos y a ten ían otros hué^. Mes.... De
 allí pasó ai C ottoleugo, pero se le conteste
 ([ue no h ab ía aposento conveniente, y se le
 indicó el O ratorio Salesiauo, donde fácilmente
 h ab ría hallado hospitalidad. E l buen Obispo
 no conocía el O ratorio y se presentó con cierta
 timidez. D on Bosco no sabía cómo componér
 selas. Sus mismos cu arto s eran y fueron siempre
 m odestos en extrem o. ¿ Cómo recibir, pues, y
 hospedar á u n O bispo? P ero estas dificulta
 des fueron desvanecidas al m om ento por el
 ilu stre desterrado, que sonriendo dijo: « Me
 dicen que D on Bosco recoge á los pobres y
 desam parados. P u es bien, ¿quién m ás desamX)arado q u e yo? Considérem e V. como un
 ])obre h u e rfa u ito , y coucédame, como á uuo
 de ellos, u n pequeño asilo. » Y D ou Bosco
 lo recibió cou to d a cordialidad. Cuando se
 supo en el O ratorio quien era ei ilu stre i>ersouaje, y las condiciones en que se hallaba,
 el júbilo de todos fué inm enso. S eñal ea de
 q u e D ios bendice nuestro O rato rio , nos dijo
 D on Bosco X)or la noche, y nosotros nos re
 tiram os gritan d o bajt) las ventanas de Mon
 señor: ¡V iv a (d O bispo de G uastalla! L a ver
 d ad que digam os, la com odidad no era mucha,
 y el santo P relado hubo de contentarse cou
 u n pequeño cuarto donde dorm ía y de una
 antesala donde recibía y se lo servía u n a mo
 d esta comida. D u ra n te el corto tiem po que
 ]>ermaneció en la Casa, fué un modMo i>evfecto de todas las vü'tudes. Lo m ás edificante
 ])ara nosotros fué el verle cada ocho días confesiu-sc cou D ou Bosco eu la sacristía, ponién
 dose de rodillas en el suelo cou los niños y
 esperando su turno. C uando por vez primera,
 se vió JÜ venerando p asto r, ta u resignado y
 tra n q u ilo eu medio de las persecuciones que
 sufría, e n tra r eu la sacristía p a ra confesarse,
 todos se levantaron resjMíctuosamente para
 cederle el lugar. P ero él se retiró á u n rincón
 y allí perm aneció inm óvil h a sta que todos
 W hubieron confesado. ¡Qué qjemplo edifleaute
 i>ara todos!
 Quedóse con nosotros h a sta O ctubre, época
 en que se dejaron eu lib e rta d á_varios Obispos
 (l) Floivcillus llám anso h o y d ía á alg u u as uiáxiy C ardenales, obligados á v iv ir lejos d e sus
 uiaa i'ristiaiia> sacadas do la L su ritu ra ú de las obras
 diócesis por el tem or de que fuesen contrarios
 do los s.tutos.
 
 — V ea V., señor M inistro, le añadiré que
 d en tro de la m áquina, se requiere fuego; para
 que vaya adelante se necesita alimeirto...
 — Tero 4 de qué fuego entiende V. ha
 blarm e? interrum pió el M inistro.
 — D el fuego de la fe en Dios — contestó
 entonces D on Bosco,— sin la cual se desm oro
 n an los imperios, caen los reinos, y la obra
 del hom bre se reduce á nada.
 E stas i»alabras, pronunciadas como solía
 hacerlo á veces D on Bosco, dejaron en los
 interlocutores la im presión m ás solemne, y
 todos se persuadieron de que e ra realm ente
 un v aró n de Dios. Y si Dios quiere, nos h a 
 llarem os o tra vez con el barón Iticásoli, cuando
 este hom bre de estado, haciéndose in térp rete
 de los deseos de la nación, se dirige á liorna,
 con el objeto de obtener la provisión de m u
 chas sedes vacantes de las diócesis de Italia.
 Y verem os entonces como la prudencia, la
 piedad, la doctrina, y m ás que n ad a el afecto
 ú la A u to rid ad Suprem a del Sumo Pontífice,
 lo liacían aceptar con gusto en calidad de
 m edianero por am bas partes. Y D on Bosco
 se m ostraba agradecido á Dios que quería
 servirse de él, d el pobre pastorcillo de ü astelnuovo, como él decía, p a ra o brar m aravillas,
 p a ra ho n ra suya, p a ra provecho de la Ig lesia
 y i)aru la salvación de la p atria.
 P ero lo m ás adm irable es que D on Bosco,
 cu Plorencia, abrum ado por ta n ta s ocupacio
 nes, h a lla b a tiem po p a ra pensar eu las cosas
 m ás i>equeñas, que pudieran servir p a ra
 fom entar en sus niños el am or á la v irtu d
 V la p ráctica de la religión. E n u n a carta
 d e aq u ella época, hallé h a sta las fiorecillas (1 )
 <iue 61 d estinaba á cada uno de ellos, cual
 medio m uy á propósito p a ra prepararse á ce
 leb rar la fiesta de N avidad. F inalm ente, á
 l.rincipios del año 18GG regresaba e n tre los
 suyos, que se ]>repararon á recibirle con un
 entusiasm o indescriptible.
 N o debo o lv id ar u n a o b ra que se llevó á
 cabo en el tran scu rso de este año, que d;ó á
 conocer siem pre mejor á D on Bosco, y le me
 reció m ás que n u n ca el títu lo de ra d re ds
 lo8 huG)'/anÍtos.
 E u 185-1, como dije nuteriorm euto hablando
 d e aquella época, había abierto su O ratorio á
 los niños q u e hab ían quedado huérfanos con
 m otivo d e la invasión del cólera, q u e había
 asolado á la ciudad d e T uríu y sus coreauías.
 P u es b ie n ; es sabido que eu 1SG5 el te rrib le
 contagio atacó á la ciudad d e jVncoiia. Don
 Bosco se ofreció á recib ir h a sta u n centenar
 de huérfanos. Cuando vió Uegiu’ á unos cuantos
 do ellos, indisciplinados y rudos, i>orque d e 
 jados d u ra n te m ucho tiem po abandonados
 á sí m ismos, exi>erimoutó uii profundo dis
 gusto y vió la necesidad do a b rir O ratorios
 festivos tam bién en aquellas regiones do Italia,
 
 íú nuevo orden de cosas vigente entonces en
 Italia. E l C ardenal E e-A u g elis, que desde
 1801 v iv ía en la Casa de las Misiones, visitado
 repetidas veces por Don Sosco, h ab ía prome
 tido que cuando h ubiese recobrado la liber
 tad, n o h a b ría dejado de p asa r á v isita r el
 Oratorio. Sé q u e p reg u n tab a m uy á menudo
 por nosotros, y que cuando alguien le hablaba
 del O ratorio, se m ostraba ansioso de saber
 todo lo que á él se refería. Recuerdo que un
 día, m ien tras en nuestro P arlam en to se había
 hecho u n a propuesta audaz contra nuestro
 Clero, y alg ú n diputado h ab ía salido con
 cierta teoría que casi olía á persecución, Don
 Bosco nos dijo que uno de los niños del O ra
 torio le h abía encargado do com unicar al
 C ardenal D e-A ngelis que preparase sus ma
 letas. E l C ardenal, p o r toda contestación á
 D on Bosco (con encargo de particip arla á su
 profeta) como en son de chanza, le hizo leer
 la propuesta h ech a en la C ám ara....
 — ;^o o b stante — añadió D on Bosco — el
 profeta es v eríd ic o ; V. E . prepárese á p artir.
 T— P u es bien, cuando me vea libre, no de
 jaré d e ir á v isita rle a l Oratorio»
 — T yo le aseguro que lo recibirem os con
 fiestas solemnes.
 — i Me h a rá conocer tam b ién al joven pro
 feta?
 — Indudablem ente. Lo vigilo, sin embargo,
 p ara que no se crea aliguid magnum; pero se
 lo presen taré (1 ).
 Y llegó aquel d ía solemne, y nosotros p u 
 dimos v er de cerca, aquel piadoso purpurado
 y de ánim o constante y fuerte co n tra todo
 lo que poilía red u n d ar en peijuicio de la re
 ligión y en m enoscabo de sus propios deberes.
 E l tu v o la deferencia de v e n ir á nosotros
 después de h ab e r celebrado la Sta. M isa en
 la C onsolata, donde, nos dijo, h ab ía hecho
 u n m em ento especial por nosotros, que ha
 bíam os rogado p ara alcanzarle la g racia de
 poder volver p ronto á su diócesis. S us pala
 bras, dichas con voz tem blorosa y con grande
 esp íritu de bondad, nos convencieron u n a vez
 m ás de que, si nuestro país no hubiera te
 nido n u n ca otros enemigos, le h ab ría sobrado
 siem pre la paz y la tran q u ilid ad . Nos aseguró
 que llegando á Rom a no h a b ría dejado de
 h ab lar ^ Santo Padi*e de nuestro Oratorio,
 y nos h ab ría ayudado siem pre en lo posible.
 A q u el fué uno de los días m ás b ^ o s del
 O ra to rio .........y fué recordado siem pre con
 afecto. Se recibía y se h o n rab a á u n v erd a
 dero apóstol, q u e jmr am or de D ios y del
 V icario de Jesucristo, hab ía sufrido m ás de
 seis anos de prisión.
 E sciibieudo á los suyos á este respecto,
 d e c ía : « Plácenos reco rd ar aquel providencial
 O ratorio d e niños, puesto bajo la protección
 (1) Ja m á s pode saber de qu ien D on Bosco enten d ía
 h ab lar. Lo que sé ee que cuando L egaba á descubrir
 ai^u de ex trao rd in ario en un jo v en , -soLa cam b iar de
 m odales uuu él y tra ta rle á menudo con dureza, p a ra
 tenerlo huiuLde.
 
 335 —
 especial de S. F rancisco de Sales, y de la
 G ran V irgen A uxiliadora, creado y sostenido
 por el celo de u n pobre Sacerdote.»
 Tam bién M onseñor R ota regresaba á su
 diócesis, después d e haber pasado con nosotros
 cinco ó" seis meses. Todos los que llogjiban
 á conocer a l R ustre P relado, quedaban pren
 dados de su v irtu d , de su paciencia, de su
 resignación, y especialm oute de aq u ella sin
 g u lar m odestia que se herm aim ba en él con
 una v asta erudición y u n a ciencia profunda.
 N i pasó su v id a ociosa e n tre nosotros, sino
 que, en su celo apostólico, empleó su tiem po
 confesando, catequizando, confirmando, casi
 hasta hacer creer que la D iv in a Providencia
 se había servido de quien lo hizo condenar,
 pjira p rep arar á este P relado la más com pleta
 justificación y el triunfo m ás solemne.
 Debo añ ad ir aquí u n a respetuosa palab ra
 de elogio á nuestro insigne bienhechor á la
 851ZÓU, prefecto de Turín, el conde F elipe R ad icati de P asserano. E l fué el encargado por
 la D ivina P rovidencia de confortar en su
 destierro a l O bispo de G uastalla, que ag ra
 decido á Dios por tan to favor, solía decir que
 los días m ás beUos de su v id a habían sido
 los que h ab ía pasado eu la ciudad de T arín.
 Tam bién la fam ilia de los condes A ppiaui de
 C astelleto, u n id a al conde R ad icati con los
 v in e r o s deú parentesco y por los de la fe
 cristiana, rivalizaba con él en estos genero
 sos actos de veneración h acia Mona. Rota. Y
 debe a trib u irse á su elocuente palabra, si
 Mons. R ota pudo volver á su silla episcopal.
 P o r consiguiente, no bien llegó á G uastalla
 el ilu stre desterrado, dirigió u n pensamiento
 á T nríu, recordando las delicadas atenciones
 recibidas de ta n ta s personas distinguidas por
 su v irtud, carácter y dignidad. Su carta, d i
 rig id a al D irector de la Unitd CattoUca, mere í^ ría ser reproducida aquí en toda su in te
 gridad, por los honrosos concej)tos que vierte,
 no sólo eu favor de T urín, donde era in v i
 tado con frecuencia á ejercer su ininisterio
 episcopal sino tiim bien de todo el Piam onte.
 Me lim ito á reproducir lo que se refiere á
 nosotros.
 « No puedo ni debo o lvidar á aquel hom bre
 incom parable q u e me recibió eu su casa y
 m e prodigó generosam ente tantos cuidados y
 delicadas atenciones; me edificó con sus virtm l^ , con su celo, y au n diré, con los ])rodigios de caridad que obra eu su Oratorio de
 S. Francisco de Sales. A quellos seiscientos ó
 setecientos niños sacados, eu su m ayor i>arte,
 de la m iseria, que allí se educan en la s letras
 y en las a rte s , y lo q u e m ás im porta, en el
 santo tem or de D ios; aquellos Sacerdotes y
 acóÜtí^s, que dedicados á la educación de
 les ñiños, llev an u n a v id a m ás m ortificada
 que la d e ios virtuosos clau strales; aquella
 C asa q u e cobija u n a fam ilia ta n virtuosa, sa
 lid a á luz por m ilagro, y la m agnífica iglesia
 q u e se lev an ta á su lad o como por encanto,
 se pueden llam ar, especialm oute eu este siglo
 
 — 336 —
 y en estos tiempos calam itosos, verdaderos
 prodigios de D on Bosco. »
 P ero el O rato rio , á semejanza de u n río
 que, salido de su inauantial, después de m u
 idlas diñcultades, en tre riscos y peñascos que
 le disim tan el paso, lia logrado finalm ente
 prepi r.irse u n lecho ancho y cómodo, fe rtili
 zar los terrenos que costean sus o rillas j el
 Oratorio, digo, se h a desarrollado y h a to 
 mado proporciones m ucho m ás vastas quizás
 que las que alcanzara á vislum brar la m ente
 de su fum lador. Y a en aquel m ismo ano,
 Don Bosco se disponía á ir nuevam ente á
 Roma, p ara recibir el segundo sello del V i
 cario do Jesucristo.
 P ero aquí term in a mi tarea, y asom brado
 envío desde lo íntim o de m i corazón un sa
 ludo á mi O ratorio. lie empezado su h isto ria
 desdo cuando se in iciab a en la pequeña sa
 cristía de Han F rancisco de Asís, y Dios me
 h a concedido la g racia de poderla continuar
 h a sta el ]n'esente (1806), h asta el fin do los
 cimm lustros, que me h ab ía propuesto expo
 ner á mis lectores, á saber, h a sta bajo la m a
 jestuosa cúpula do M aría A uxiliadora, donde
 se remontó con u n vuelo rápido, continuo y
 m ilagros(í. A quí suelto la plum a. S i h e logrado,
 á veces, in teresar al lector con la narración de
 sus azarosas vicisitudes y do sus peligros, de
 sus victorias, de sus an g u stias y de sus con
 suelos, alabado y bendecido sea Dios que me
 conservó la v id a y me hizo experim entar, al
 contar sus m aravillas, la satisfacción de mos
 trarm e agradecido hacia este mismo Oratorio,
 donde Don Bosco, por su bondad, me recogió
 joveucito, me educó en la v irtu d y en la re 
 ligión, y donde, llegado á la v irilidad, pude
 derram ar sobre otros herm anos míos menores,
 aquellos mismos beneficios, (pie en la dulce y
 suave escuela de u n padre ta n g ran d e había
 recibido. P aralícese mi mano, péguese al p a
 lad ar mi lengua el d ía en (^uo yo dejare de
 h ab lar de ti, oh nido querido de los anos
 m ás bellos de mi vida; m orada do paz y ca
 n d ad , asilo de v irtu d , de estudio y d e san
 tidad. ¡C uántos hijos han encontrado aqui á
 su padre, y (pié padre! ¡C uantos pobrecitos,
 cuántos ignorantes, cuántos desgraciados, han
 liallado a(pií ]>an, trabaj<), ciencia y un ri
 sueño porvenir! ¡Q uiera D ios <pie otros cen
 tenares y m illares hallen siem pre en ti la
 alegría del (orazón, la paz del alma, la reli
 gión, el am or do Dios y del pixíjiiuo, el celo
 p ara la salvación de las alm as, y en tre tus
 hum ildes ¡(aredes se preparen á las santas
 rntallas de la vida, á la gloriosa reeoiui>ensa
 d i paraíso!
 \ \ (pie pasé aquí tantos años, saboreando
 las di 'zu ras de una j)az y de u n a alegría iuexplicab k ». una sola cosa pido á mi íSeñor: Vt
 inhahitvm ¡n domo Domini mei ómnibus diebus
 vitw m(a\
 X. B. — Así concluía la presento historia
 el querido Don Bonetti. Dios satislizo su
 
 deseo. Poco después de haber escrito las úl
 tim as palabras, sorprendido por la enfermMad,
 b ajab a á la tum ba, llorado de todos los que
 le hab ían conocido, m ereciendo el elogio que
 el E sp íritu Santo trib u ta á los hom bres ilus
 tres. « E llos fueron ricos en v irtu d , y no
 buscaron m ás que lo bello, y llevando la paz
 á sus casas, fueron celebrados por los que
 vivieron en su tiem po, y su v irtu d será ala
 b ad ^ p o r todos los siglos; su estirpe y su
 gloria no te n d rá n fin, y sus despojos descan
 sarán en paz, a l paso q u e su nom bre pasará
 inm aculado de generación en generación. »
 
 (E ccles .
 
 x liv .)
 
 U E S T R A
 
 C O R R E S P _O N D________
 ENCIA
 
 f3l_____
 tTisi
 “‘SÍ’
 
 ¥ iG 0 .
 Sr. D irecto r del B oletín S a lesia no .
 
 Acto verdaderamente consolador para un alma
 católica, presenciamos el 22 de Julio cou la snntuosa procesión que, procedente del ex-Convento,
 se encaminó al Arcual con objeto de trasladar
 tres hermosas imágenes á la nueva capilla que
 en dicho barrio han levantado los Salesiauos.
 Precedía la cruz parroquial, á la que seguían
 dos hermosos estandai*tes y la im.agen de la Vir
 gen del Carmen, que tiempo ha se veneraba en
 la .antigua capilla del mencionado barrio; á ésta
 seguíala bolla imagen del Sgdo. Corazón de Jesús,
 Patrono de la nueva capilla, y luego la encanta
 dora de María Auxiliadora. Entre los repetidos
 estampidos do los cohetes y los suaves acordes
 de la banda dol regimiento de JIuvcia, llegamos
 al Arenal, donde los buenos vecinos habían re
 gado las calles y adornado los balcones, desde
 muchos de los cuales arrojaban flores á nuestro
 piuso- Colocadas las imágenes en un lugar prepa
 rado al efecto, dirigió la palabra á la concurrencia
 nuestro Rdo. Sr. Director D. Matías Buil, dando
 las gracias á cuantos habían concurrido á solem
 nizar* acto tan laudable, y exhortándoles á qm*
 en sus ti’ibnlaciones acmlaii con recta intención
 á los pies de la Madre dol consuelo, María Au
 xiliadora.
 Al dar ima ojeada retrospectiva y ver la de
 gradada condición en que un pueblo enti'egado,
 en su mayor parte, á los caprichos de una secta
 mil veces de Dios maldita, yacia, y al notar por
 otra parte el cambio radical que tuvo, debido á
 los nobles corazones de .algunas piadosas almas
 que aunaron sus esfuerzos á los de los hijos de
 D. Bosco, no puedo por menos de dar, aunque
 concisamente, una idea del entusiasmo con que
 tres días después se inauguró en el barrio del
 Arenal, una espaciosa capilla dedicada al deífico
 Corazón de Jesús.
 
 — 337 —
 Tiempo hacía que S. S. I. el obispo de Tuy se
 había ofrecido para bendecir solemueniente el
 nuevo templo} pero no pudiendo por asuntos de
 grande importancia, envió como su representante
 al M. I. Sr. Dr. D. Miguel Vállelo, Chantre de
 la S. I. C.
 A los 6 de la manana se bendijo solemnemente
 la Capilla, y á las 7 dijo la Misa de Comunión
 Greneral nuestro Rdo. Sr. Director, quien hizo
 una breve, pero entusiasta plática en que exhor
 taba á los fieles á acercarse al banquete Eucarístico.
 A las 10 Misa que con exposición de S. D. M.
 ofició solemnemente el ya mencionado Sr. Chan
 tre, cantada por la orquesta del reputado maestro
 Sr. Olivarry, ocupando la cátedra del Espíritu
 Sto. nuestro Sr. Director, quien patéticamente
 nos hizo ver la importancia suma de un nuevo
 templo, apoyado en aquellas palabras de la Sa
 grada Escritura: <H cbc est doums Domini firmiter (Bdificata. » Puso término á estos actos la ben
 dición con S. D. M.
 A las 6 de la tarde se colocó el Viacrucis, re
 zándolo con los fieles.
 A las 7 hubo Rosario, terminado el cual, subió
 al pulpito el Rdo. Sr. D. Argimiro Martines ex
 catedrático del Seminario y actualmente Capellán
 de la Enseñanza, quien dió las gracias á la con
 currencia, animándola á contribuir al sosteni
 miento de la benéfica obra Salesiana. Acto se
 guido hubo solemne bendición con el Smo. Sa
 cramento, cantando un hermoso Tantum JBrgo la
 susodicha orquesta.
 Inútil es decir lo satisfechos que quedaron los
 habitantes del Arenal, y no menos los hijos de
 D. Bosco y los que como ellos desean la salva
 ción de las almas, al ver que en aquellos rostros,
 que tanto tiempo se hallaron poseídos de la tris
 teza y melancolía, se refleja ya aquella paz que
 80 niega á los impíos. ¡Quiera el cielo enviar
 saludables rocíos para fecundizar esta semilla !
 S alv ador F er k a k d ez , Pbro.
 Vigo, 8 d e A gosto de 1900.
 
 LA PLATA (Argpfltma)
 
 I
 Muy apreciado Sr. Director
 
 del B oletín S alesia no .
 
 Con el corazón rebosante de júbilo por el feliz
 y halagüeño éxito de la fiesta, que, en honor de
 San Luis Gonzaga, celebramos el día 15 de
 Julio, le mando esta pequeña relación, deseoso de
 que encuentre una benévola acogida en algún
 rinconcito del B oletín S alesiano , para que conste
 á todo el mundo que los niños platenses no quie
 ren quedar en zaga á nadie en honrar al glorioso
 patrono de la juventud.
 La fiesta se hizo preceder de un fervoroso
 triduo, quo remató con una confesión general de
 todos los niños.
 Una deshecha tormenta, acompañada de con
 tinuos relámpagos, truenos atronadores y fuerte
 
 granizada que se desencadenó la víspera en las
 primeras horas de la noche, nos obligó á retirar
 banderas y cuantos adornos habíamos preparado.
 Pronto, sin embargo, se serenó el cielo y no so
 iignó nuestra fiesta, como fundadamente temíamos.
 Apenas despuntó el alba, viórouso afluir nu
 merosos grupos de niños, cuyos rostros risueños
 reflejaban el candor de sus almas, ol deseo do
 sus corazones de recibir á Jesús, á imiüicion do
 S. Luis, á quien so proponían imifar.
 Llegada la hora do la Misa, hallóse muy redu
 cida la capilla j>ara i*ecihir al sinnúmero do
 niños que habían acudido.
 Lo que conmovió y outerueció profundamente
 á todos fué el contemplar A un centenar de niños
 acercarse en ademán devoto á la Mesa Eucarística, y de.spues de haber recibido á Jesús en sus
 corazones retirarse modestamente á sus iinestos
 deshaciéndose en actos de amor y gratitud hacia
 el Dador de todos los bienes.
 Después de la Misa, pasaron al comedor, donde
 se refocilaron con todo el bien do Dios, con que
 los había obse<iuiado la generosidad do nuestro
 querido amigo y bienhechor D. Juan Ceriale,
 y otros Cooperadores.
 En la Misa cantada, nuestros niños cantores
 nos trasladaron á regiones superiores con sus
 armoniosas melodías. Muy grata impresión causó
 en todos el armonioso acorde de un poderoso
 bajo, Sr. Ramello (antiguo alumno de D. Bosco)
 con las argentinas voces de nuestros cautorcitos.
 El sermón estuvo á cargo del Fiscal de la
 Curia Sr. Echevertz, el cual por la facilidad y
 propiedad de locución y delicadeza de senti
 mientos que le distinguen, no solo correspondió,
 sino que superó la firma que tiene ya adquirida,
 de sobresaliente orador.
 Nada le diré ni de las variadas diversiones, ni
 de las carreras de embolsados y sortijas, ni de
 las golosinas y confites que se repartieron con
 profusión, ni en fin, do los juegos mil que en
 tretuvieron largo tiempo á los 500 niños que
 habían invadido el Colegio.
 Por la tarde celebróse la recepción do nuevos so*
 ciosen la Comp-iñíado S. Luis, y después de breves
 y apropiadas palabras que dirigió el Sr. Director
 al mar de niños pruseiitcs, so dió la bendición
 con S. D. M. En seguida so ¡ misó al nuevo loail
 destinado á salón de actos, donde representóse
 muy bien y con general agrado el drama B. Lo
 renzo Jlírfríír.
 Acabó tan hermoso día con los fuegos artificíales
 y con la elevación de varios globos, dejando en
 todos gratos é indelebles recuerdos.
 Sírvase, Sr. Director, aceptar los saludos do
 este BU
 Afino. Hermano en J. C.
 S. M., Pbro.
 L s P iste, 17 de Jallo de 1900.
 
 —A cada instante dite á ti mismo: < He/>..do
 criado para Dios, para salvar mi alma yj quiero
 salvarla, á cualquier costa, y quiero q;ie en ade
 lante el amar á Dios y salvar mi alma sea el
 único fin y blanco de todas mis acciones. Se trata
 de ser para siempre dichoso ó para siempre des
 graciado. jOb^ piérdase todo, con tal que yo me
 salve!»—(D. Bosco).
 
 ■pp
 
 — 338 —
 
 A .P « iV A R IE D ñ 0 E S &
 iVIKNf)f)XA (Ar^entiua).
 Sr. D irector del B oletín S alesiano :
 
 OS Salesianos de esta Casa y los prin
 cipales bienhechores de la misma
 hemos sufrido en estos días una dolorosa pérdida.
 El 4 del corriente Setiembre,
 un telegrama remitido desde Cór
 doba, del Monasterio de las Herma
 nas Esclavas del Corazón de Jesús,
 donde residía hacia más de nueve años, nos co
 municaba que el Señor había llamado, de súbito,
 á recibir la recompensa de los justos á la ve
 neranda Mamita de los Salesianos de Mendoza,
 la Hermana Escolástica, Esclava del Sagrado
 Corazón de Jesús.
 Hace poco menos de diez años, que esta alma
 grande y generosa, llam ada en el siglo Doña
 Escolástica llam es de Pescara, siguiendo con
 singular abnegación el ejemplo de los Apóstoles,
 venciendo todas la? dificultades que se le opo
 nían, lo dejó todo, ó más bien, depositó en el
 banco de la Divina Providencia parte de sus cuan
 tiosos bienes, dando á los Hijos de D. Bosco,
 por intermedio de la Sociedad Católica, la parte
 principal del terreno y casa en que funciona este
 Colegio Salesiano; á las Esclavas del Sgdo. Co
 razón de Jesús, casa y terreno para su Colegio:
 otra parte la repartió en limosnas y otras obras
 de caridad, y lo restante lo dió á su esclarecida
 nieta la Sra. I).* Lucila Barrionuevo de Bombal,
 la que, más bien que una p.irte de sus bienes,
 parece haber heredado toda la piedad y cari
 dad cristianas de su aluiela.
 Acompañamos á la humilde y piadosa Sra. do
 Bombal en su justo dolor, y pedimos al Sr. Di
 rector que recomiende á las oraciones de los Iwneméritos Cooperadores Salesianos el alma de la
 virtuosa o inolvidable Mamita.
 L. B o t t a , Pbro.
 Moudora, 8 do Setiembre de 1000.
 —Muchos dicen que el dar lo superduo á los
 jHdu’es. es simplemente uu consqio. ]>en> no un
 precepto. No oreáis á Kxs que así liablan; el Di
 vino Salvador dfio estas palabras, no como un
 consejo, sino en el U)uo imperativo del que m an
 da.—(D. Hosco).
 
 F ic 8<a d e U laría A u x ilia d o ra y exn<
 iiiciiOK liiiaics, eii B ilia r (S ala iiia iira ). —
 
 Graiulü fué la solemnidad con que celebramos
 este uño las fiestas de la Inmaculada, Navidad
 y S. ¿’iancisco j pero mayor, mucho mayor, fué
 la pompa y majestad que revistió la de María
 Auxiliadora. Durante todo el mes de Mayo se dió
 la bendición solemne, precedida de breve lec
 tura. El 3 de Junio fué el día señalado para fes
 tejar á nuestra querida Madre.
 La misa de comunidad, se dignó celebrarla el
 Sr. D. Valentín Domínguez, Canónigo de la S.
 I. C. de Santander. La comunión fué general y
 el expectáculo conmovedor: el continente devoto
 de los niños al presentarse á la sagrada mesa,
 las suaves y melodiosas armonías del canto, la
 esbelta imagen de M.aría, rodeada de ñores, cer
 cada de luces, bajo riquísimo dosel de raso azul...
 ¡qué cuadro tan tierno í
 El cura párroco de Santa María ofició en la misa
 solemne, Nuesti’os alumnos interpretaron admira
 blemente la misa María Auxiliadora li tros voces,
 del limo. Sr. Cagliero, y el sermón corrió á cargo
 de D. Benito Jesús Sánchez, distinguido sacer
 dote do la localidad. Celebró las glorias de María
 con la facilidad que le caracteriza; dirigió pala
 bras de encomio á D. Busco y sus hijos estable
 cidos en Béjar por mediación de D. Evaristo
 enrabias, Pbro. (Q. E. P. D.) á quien, como íntimo
 amigo suyo, recomendó á las oraciones de los
 presentes.
 No hubo por la t:\rde entretenimiento alguno,
 como eu las demás fiestas se acostumbraba, por
 que la proximida<l de los exámenes, que debían
 rendir nuestros alumnos, imi)idieron prepararlos.
 A propósito de los exámenes, no puedo dejar de
 decir que gracias á la visible protección de
 María, tuvieron un éxito brillantísimo. De ellos
 habla Jja Victoria, semanario de Béjar, en los
 siguientes tárm inós: « Del Colegio Salesiano de
 esta ciudad nos han remitido los siguientes dato.o.
 referentes á los exámene.s de fin de curso verifi
 cados en dicho centro docente por las comisione.^
 del Instituto provincial de que ya hemos dado
 noticia á nuestros lectores: Exámenes 66 : califi
 caciones; 23 sobresalientes, 22 notables, 11 bue
 nos, 10 aprobados y ningún suspenso.
 Felicitamos eordialísimamente al director, pro
 fesores y alumnos del referido Colegio, por tan
 brillante re.sultado y , además, ]>or las frases de
 encomio, que sabemos ])ronnuoiaron los dignos
 individuos do las comisiones examinadoras, los
 cuales lio han titubeado en decir, como el año
 anterior, que los alumnos de ios Salesianos esta
 ban muy bien preparados y honi-aban, tanto en
 la .sección de ciencias como en la de letras, á
 «US ilnstmdtis profesores.
 
 1
 
 Este mismo Semanario se dignó recomendar en
 otj-a ocasión nuestro Colegio en los siguientes
 encomiásticos térm inos, que vivam ente le agra
 decemos :
 « Por muchas é importantes razones es recomen
 dable este Colegio; por el lugar ameno, sano y
 pintoresco que ocupa en una de las mejores po
 siciones al Mediodía de la ciudad; por tener al
 frente la preciosa vega de la población, la esta
 ción del ferrocarril j disfrutar de una de las sitnaciones más agradables de la localidad.
 Cuenta con magníficos y desahogados salones,
 espacioso patio con frondosa arboleda donde los
 niños pueden recrearse, siendo indispensable que
 después de sus ocupaciones escolásticas tengan
 unos ratos de expansión al aire libre : hay capilla
 en el interior del Colegio donde los alumnos pue
 den con toda comodidad cxtmplir sus deberes re
 ligiosos sin necesidad de salir á la calle; la pen
 sión es sumamente módica: cuarenta y cinco pe
 setas mensuales para la segunda euscñuuza y
 treinta para la primera; mediante esta modesta
 pensión, tienen los alumnos cuatro comidas diarias,
 sanas y abundantes.
 Siendo, en fin, bien notorio que el escollo más
 glande de la juventud y que acarrea más disgus
 tos é irreparables pérdidas á padres é hijos son
 las malas compañías y la corrupción, los Salesianos, bien poseídos de esta verdad, ponen gran
 esmero en qxie los niños á ellos confiados estén
 continuamente atendidos, de modo que desde el
 instante en que el padre ó encargado se los con
 fía. nunca dejan de ser vigilados, y por esto, en
 ninguna ocasión ni por ningún motivo, excepto
 el de enfermedad, si en tales casos se solicita, se
 permite la salida.
 Se autorizan, sin embargo, las salidas durante
 his vacaciones generales del verano, pudiendo
 también, si así lo desean los padres ó encargados,
 permanecer en el Colegio donde tendrán sus di
 versiones. Los paseos reglamentarios tienen lugar
 todas las semanas en coiporacion y acompañados
 de los Superiores.
 La enseñanza es muy esmerada como lo de
 muestran los brillantísimos resultados de los exjímenes de prueba de curso.
 Se baila autorizado este Centro de ensenauza
 por el Excmo. Prelado de la Diócesis, para que
 con la misma validez académica d«*l Seminario
 Conciliar, mediante el oportuno examen, ime.hui
 cursar los alumnos que se sientan con veniadera
 vocación eclesiástica los cursos de Latinidad basta
 la Filosofía exclusive.
 También se dan clase.s de solfeo y se ensenan
 las principales lenguas vivas, como el fnmces.
 alemán, italiano. Se admiten niños internos \
 externos desde la edad de siete años.
 Como resumen de lo dicho hasta aquí, conclui
 mos asegurando que los padres y encargados tie
 nen en el Colegio Salesiauo de Bejar un centro
 Que es recomendable bajo todos conceptos: por
 el reconocido celo en la enseñanza, por el grande
 esmero en la educación religiosa, por lo modico
 de la pensión y por sns excelentes condiciones
 higiénicas.
 C a s a S a le « la n a d a C in d a d e la (Mekorca).
 _Del semanario católico de Mabón, E l
 de Areim, tomamos el siguiente suelto: «E l
 mingo último, 30 de Setiembre, se celebró en la
 C a s a '^alesiana de dicha ciudad una extraordinaria
 fiesta con motivo de la repartición de premios a
 los alumnos que asisten á las escuelas Salesianas
 
 V se educan bajo la dirección de aquellos benemeTÍto.s Religiosos. Por la mañana, á las siete y
 media, hubo Misa de Comunión geiioval, en la
 que recibieron el Pan de los Angeles veinte niños,
 que aplicaron sus comuniones por la prosperidad
 de los Biebechores Salesiaiios. Por la tiirde, á las
 cuatro,-tuvo lugar lu bendición de dos hermosas
 estatuas de San Luis y de San Estanislao, eieiulo
 bendecidas por el Excmo. Señor Obispo de esta
 Diócesis ; fueron pidrinos do la primeva el Sr. D.
 Juan Siutes y Sagreras; y do la segunda al niño
 Lorencito Cardona y Cabrisaa.
 Acto seguido so pasó al patio, donde so verificó,
 in\Ío la presidencia del Exorno, ó limo Prelado,
 una agradable fie-sta lírico-musieiil.
 Finalmente el Excmo. Sr. Obispo dirigió su
 autorizada palabra al numeroso concurso de fieles,
 diciendo que si el más grande do los divinos pre
 ceptos es amar á Dios sobro todas las cosas y al
 prójimo como á nosotros mismos, según la ense
 ñanza del Divino Maestro, uno do los mejores
 modos de manifestar nuestro amor al jirójimo es
 interesarnos jior la educación de la juviuitud.
 Tuvo S. E. frases elocuentísimas pura fustigar
 la con.spiraoioii del odio, que en contraposieiou
 á la obra de amor va tendiendo lazos y traba
 jando con celo digno de mejor causa, en perder
 V corromper á la juventud. El discurso del Señor
 ObisiK) fue coronailo con una nutrida salva do
 aplausos tributados por la concurrencia, que con
 religiosa atención y ci’eciente interés había escu
 chado su elocuentísima palabra. S. E. lima, dió
 la bendición á los allí reunidos, dándose por ter
 minada tan brillantísima fiesta.
 Por nuestra parre felicitamos • al Rdo. P. Di
 rector de la Casa Salesiaua y á todos sus celosos
 Cooperadores. »
 ^ E - C S - E lS r T I lS r A .
 E n h o n o r dpi R do. I*. I^ablo A lb o r a .—
 
 En calidad do Visitador General de nuestras
 Casas del Nuevo C<mtim-nte, y para iiuo lo reproHcutara en las fiestas do las Eoddfi ilc Pldtu de
 lius Misi<*ncs Salesiaiias fuá nmmhido ]»or nuestro
 .Superior General, el Rdo. P. Pablo Albiíra,^ Di
 rector espiritual de nuestra Pía Sociedad. Como
 no |K>día ser á menos, los .Salesiaiios de, America
 in u tributado al reprosentimte do D. Púa coidialísimos recibimientos y orgaiiizii<lo eti sa honor
 solemnes fiestas, de algiiims de las cuales nos dan
 cuenta los diari»« católico» de Buenos Aires:
 Pufblo y La Voz de lu LjlesUi. A continuación
 reproducimos los sueltos respectivos de ambos
 diarios:
 .
 ^ ,
 En el CoUijio Pió JA '.—Como previamente liahíanioH anunciado, se efectuó ayer (10 de Setieinhre) la gran demostración que en honor del
 K. P. Albera habían organizado en el Colegio de
 San Carlos (Almagro) los alumnos, ex-alumno8 y
 Cooperadores de los Colegios salesianos do esta
 ciudad.
 , ,
 , ,
 ,,
 Inútil sería hablar en particular del estmgido
 programa, pues son bien conocidos les festivales
 que en dicho Colegio se celebran. Basta enumerar,
 entre otro, el canto de la Antífona, puesta en
 uiÚMca por Mons. Cagliero, Quain meÍMttdutf con
 motivo de la cidocacion de la piedra fundamental
 de la nneva iglesia de San Carlos.
 Excelente fue el efecto que produjo el Áve Ma
 ría, del Gounod, cantada por el coro de Santa
 Cecilia, compuesto por alnmnos Salesiaiios. y la
 nueva, aunque ya conocida, Seyenaía del R. P*
 
 i
 
 — 340 —
 Pedrolinl, vice-director del Colegio Salesiano de
 Bía’iial, quien no omite esfuerzos para que la músicu sagrada adelante cu las Casas salesianas, y
 cada obra suya acusa uu notable progreso.
 Al terminarse el acto, el R. P. Albera babló
 en sentido muy lisonjero para los niños y Coope
 radores argentinos. Dijo que la Casa salesiana de
 Buenos Aires podía compararse sin e-xageracion
 alguna al Oratorio de Tuvín, i>ues entre todas las
 Casas salesiaiias í)ue fd liabía vi.sitado, y (juo eran
 la mayoría <le las existentes, en ninguna había
 notado (d adelanto y entusiasmo de la de Buenos
 Aires, haciendo fervorosos votos ]>ara que el
 entusiasmo se acrecentase ou bien de la niñez
 desvalida, y de la Obra del gran pedagogo del
 siglo X IX , el inmortal Don Bosco, quien uo había
 omitido sacriíicios en aras de la juventud aban
 donada.
 'i’nmbiüii babló el R. P. Josó Vespigtiani, agra
 deciendo ó los numerosos Cooperadores su con
 curso á lu munifcstaciou en humonaje al P. Al
 bora, formulando sinceros votos por el progreso
 (le la Obra sale.siana.
 Entre la numerosísima concurrencia pudimos
 notar lí la mayoría do los curn-pitvrocos de núes
 tra capital, directores do los diferentes Colegios
 salcsiimoB en la Hepiiblioa, limo. Vicario Capi
 tular Dr. Dnprut, Mons. Villnnova Sauz, JIous.
 Echngüü, representantes de los RR. PP. Bayonesos, Rüdentoristns, Concepcionistns, Lazaristas,
 del Verbo Divino, Jesuítas y deniiis Ordenes ó
 infinidad de otras conoe.idas personas de nuestra
 alta sociedad y comercio.
 Pi(‘8tas como la celebrada ayer, demostrativas
 de sinceros afectos bacía los diseipulos de Don
 Bosco. deben reproducirse en pro del aumento
 dcl bien y en homenaje de reconocimieuto A la
 grande Obra de los Salesianos.
 Jín La Plata. — Ayer (26 de Setiembre), llegó
 A la Plata el distinguido sacerdote R. P. Albera,
 acompañado de su secretario P. Gusmano, y de
 los PP. Vespignani, Milano y Zaninetti.
 La capilla de los Sagrados Corazones había
 sido engalanada como en las grandes festividades.
 A las 2, en presencia del limo. Señor Alberti,
 Fiscal eclesióstico, Presbítero Etclievertz, los
 PP. Franciscanos Arias y Cruz, distinguidos Coo
 peradores y Cooperadoras, dió su conferencia el
 represt'ntaiitü dcl Superior General, siguillcando
 el mérito d(^ la gi'un Obra que tiene entre manos
 la Pía Sociedad Salesiana. Suplicó A Monseñor
 Alberti interpretase con su palabra elocuente é
 insinuante las mima que Don Bosco tuviera al
 arrojar hv semilla do esa institución, altamenfo
 regcnoradova y beuétlcu para la sociedad y los
 niños.
 Así lo hizo el Prelado, uo sin autos protestar,
 en au humildad, contra loa conceptos que él llunuS
 exagerndtM», proumiciados por el Pudro respecto
 A su persona.
 Les dió A los Cooperadores y Cooperadoras una
 buena nueva, cual em la celebraciou, A mediados
 del próximo Noviembre, de uu Congreso Salesinno, Segundo General, cuyos frutos prácticos y
 copiosos hizo entrever A sus oyentes, descorriendo
 el velo del porvenir. Terminó pidiendo al P. Al
 bora otorgara su bondícion al numeroso público,
 que complacido la recibía cual si fuera del mismo
 Don Bosco, como que en malidad era de uno de
 sus hijos pit'dileetos.
 Siguió la beudieiou con el Santísimo Sacra
 mento, pasando cu seguida la concimeucia al
 
 salóu del Colegio, donde los Padres y alumnos
 recitaron hermosos trozos literarios, cantando
 escogidas piezas en homenaje A tan esclarecido
 huésped.
 Las imís favorables y edificantes impresiones
 han roeojido todos cuantos tuvieron ocasión de
 tratar con el R. P. Albera.
 
 F ie sta d e iflaría A n x ilia d o ra en Conoepclon. — P l País, diario de esta ciudad, trae
 
 en uno de sus números de Mayo los siguientes
 l»artictílaies de la tiesta que los Salesianos consagiarou A nuestra excelsa Patroua.
 Como estaba ummeiado, se ha celebrado con
 toda solemnidad en el Colegio Salesiano la fíesta
 <11 honor de María Auxiliadora, Patroua de loa
 ilijos de Don Bosco.
 Éu la misa do las 7 Vs so acercó á la Sagrada
 Mesa gran número do fíeles y de asociados á la
 Archicofradía de María Auxiliadora. Recibieron
 la primera Comunión unos veinte alumnos del
 Colegio, que dirigen loa RR. PP. Salesianos. El
 rector, señor Pbro. Sallaberry, que celebró la
 misa (le comuuion general, tuvo frases llenas de
 unción para eufervorar ú sus jóvenes alumnos
 momentos antes de recibir éstos por primera vez
 la Sauta Eucaristía. Nos llamó la atenciou ver la
 devoción con (jue sei^’a cercaban á la Sagrada Mesa,
 no sólo los que llegaban á ella por primera vez,
 sino tambieu los numerosos alumnos internos y
 externos que comulgaron, puede decirse, en su
 totalidad.
 Celebró la misa de función el señor prebendado
 Don Francisco Urrejola, sirviéndole de diáconos
 los presbíteros señores Bergia y Negropoute, am
 bos de la Congi’egacion Salesiana.
 El R. P. Gualdo, Superior do los RR. PP. de
 la Compañía de Jesiis, en un brillante panegí
 rico, presentó A María Santísima como verdadero
 Auxilio de los Cristianos, estimulando á sus nu
 merosos oyentes á eouHar siempre en la bondad
 luaternal de María. Ya es conocida la fama ([Ue
 como orador sagrado Im sabido conquistarse eutre
 nosotros el dignísimo Superior de los RR. PP. Je
 suítas. Por miestru parte sólo añadiremos que su
 discurso fué uua obra acabada, en la que supo
 comunicar á su auditorio, cou su palabra elo
 cuente y persuasiva, el fervor de su apostólico
 celo.
 La misa fué cantada con acoiupafiamicnto de
 orquesta pcyr los alumnos, con verdadera afina
 ción y buen gusto. Distiguiéronse los solos del
 JucurHatHS y A(7nus Del. Felicitamos al señor
 Pérez ]M)r el feliz éxito alcanzado en la parte
 musical de la función de ayer.
 Por la tarde tuvo lugar un .certamen literarioniusical, en el cual cada uno de los alumnos rivalizjrba oon sus coiup:’ñeros, queriendo manifestav su amor AlaSma. Virgen ya con henuosas
 y bien declamadas poesías y discursos, ya cou
 cautos é himnos en honor de la Virgen de Don
 Bosco. Por fin todos los alumnos reunidos tri
 butaron uu hermoso homenaje á María, cantando
 un precioso himno, iniontras desfilaban ante la
 imagen de María Auxiliadora, que artísticamente
 adornada con profusión de flores, en un lindísimo
 trono, parecía aceptar complacida el obsequio de
 BUS hijos.
 Con este acto, que resultó lucidísimo, se puso
 fin á los festejos que los Salesianos y sus alumnos
 prepararon en obsequio de su excelsa Patrona.
 
 I
 
 —
 
 341
 
 -V E 3 S T E Z T J E I L .^ .
 M a ría A u x ilia d o ra en Sinam áioa. — Nos
 escribe el celoso Cooperador Salesiano R. D. Luis
 de Yiceute R íos: < £1 día de uuestra amadísima
 Madro María Anxijiadora fué solemnizado en esta
 Parroquia de mi cargo, con la festividad de Pri
 mera Comunión : 12 niños y 20 niñas, después
 de tres días de retiro y con la preparación nece
 saria, recibieron en bonor de María Auxiliadora
 la sagrada Comunión. — Por la tarde sacamos
 en procesión una pequeña imagen de María Auxi
 liadora, y al llegar al templo, después de haber
 celebrado el acto de la renovación de las pro
 mesas del bautism o, uno por uno los niños,
 arrodillados ante la imagen, fueron haciendo un
 pequeño acto de consagración á María. Al ter
 minar los niños, siguió toda la concurrencia, que
 era numerosa. Terminó el acto con la instalación
 de la Sociedad infantil do niñas, titulada
 de María Auxiliadora. — El Circulo de la Ju 
 ventud Católica, que se instaló el día de Pente
 costés, está puesto también bajo la protección de
 María Auxiliadora. De este modo se dará á co
 nocer y á amar á la Virgen de D. Bosco, en esta
 población de Siuamáica. »
 «
 U n a lie ro in a . — Del precioso libro L a E u 
 ropa Salvaje, del notable escritor P. Alarcón y
 Melendez, S. J., tomamos el siguiente hecho, que
 revela una gran sublimidad de sentimientosi
 € La ley de la vida suele ser la ley de los con
 trastes. Acabo de saber que Sor Angela, á quien
 cuadra peifectameute el nom bre, tan conocida
 en estos misiones católicas (el hecho es reciente,
 acaece en la América Septentrional), y tan amada
 de los pobres enfermos y do los niños abandona
 dos, ha pasado á mejor vida: ¿ sabéis cómo Y ¡£n
 medio de los accesos de la rabia!
 Muerte siempre horrible j pero en este caso en
 vidiable, como vais á ver.
 Unos cuarenta días hace que nuestra angelical
 religÍ4>sa iba á una gira campestre con una nu
 merosa división de esas pobrecitas niñas, á las que
 abandonan estos salvajes.
 La alegría se reflejaba en las aseadas y sonro
 sadas Asonomías de aquellas criaturas, que no te 
 nían más madre en la tierra que á Sor Angela:
 la seguían , ó precedían, ó rodeaban , cantando,
 jugueteando, hablaudo todas á un tiempo, dispu
 tándose BUS caricias y no cansándose de llamarla
 ¡madre!, en todos los elevados tonos de su inñuitil diapasón.
 Sur Angela oía aquella multiplicada conñrmacion de sus afectos maternales para con aquella
 numerosa prole que Dios le había dado, con tanta
 más complacencia, cuanto ese hermoso título se
 podía conciliar en ella con las prerrogativas de su
 amada pureza.
 Al fin del camino en que se encontraban, divi
 sábase un bosquecillo j Sor Angela propuso un
 premio para las que á todo correr llegasen más
 pronto á tomar aquellas posiciones. Aceptan el
 desafío con regocijada algazara. Mas... á la mi
 tad del cam ino, hé aquí que del mismo bosque
 avanza á todo correr contra la infantil tropa un
 enorme perro de apagados ojos y boca cubierta
 de amarillenta baba. Unos campesinos, armados
 de .escopetas, corrían detrás de él, gritando desa
 foradamente : j Que ra b ia ! ¡ Que rab ia!
 El perro se dirigía á las niñas y Sor Angela,
 con la rapidez del relámpago, se interpone entre
 el perro y las niñas, gritándoles:
 
 —
 
 — ¡Huid todas! ¡Corred á casa, á casa!
 Y mientras esto dice, y las niñas despavovidius
 retroceden y se dispersan. Sor Angela extiendo
 su brazo hacia el rabioso animal, que hace prosa
 en él con más de 20 profundas mordeduras.
 Y Sor Angela no aparta aquel cebo precioso do
 aquella inmunda boca, basto quo, volviendo la
 vista a trá s, se cerciora de quo todas sus niñas
 habían desaparecido.
 A los cuarenta días, Sor Angela moría como
 hemos dicho. >
 
 BIBLIOGRAFIA
 C n rC tu * P n M t o r n lc H y otra» exhorlaoiortét dol exoelontisimo é ilustriaimo SeOor Doctor D. F kdbo C asas t S outo ,
 Obispo de P lasenoia: desde G de Fobroro do 1870 á 0 do
 Febrero de 1898. Edloios completa, ordenada y corregida por
 el Presbítero Doctor J üak B autista C asas y G onzai .e s , ca
 nónigo prorisor y Vicario general de la diócesis de Orense, etc.
 —12 pesetas enenadomBda on pasta ospanula. — Madrid, Im
 prenta de San Francisco de Sales, 1808.
 
 Esto obra notabilísima y de suma importancia
 para el clero y el pueblo fiel salo dividida on dos
 grueí«os volúmenes de 746 páginas el primero y
 S04 el segundo. Comprende aquel todos los docu
 mentos pastorales, doctrinales y legales del reve
 rendísimo autor, dirigidos á sús diocesanos placentiuos desde el año 1876 basta 1888 j y ofrece
 éste los que vieron la pública luz desde 1888 á
 1897. Por vía de apéndice concedió lugar el com
 pilador al fin del primer tomo á la ya muy cono
 cida Pastoral con que en 1898 ensenó y dió alientos
 á los católicos españoles para el común combateel susodicho Prelado de Plasencia. Apenas hay
 punto alguno moral, dogmático, social religiosoque no exponga con suma competencia, solidez y
 claridad j los preceptos del Decálogo, los consejos
 evangélicos, la necesidad do las virtudes toologales y cardinales, los ])reservatívos contra la
 herejía protestante, las excelencias y los beiiellcios de la Santo Bula, las conferencias morales
 del clero, el daño incalculable do los malas lectu
 ras periodísticas y novelescas, el Sacramento do
 la Penitencia, la Primera Comunión do los niños,
 la devoción y obediencia al Vicario de Jesucristo,
 la relajación de las buenas costumbres, el verda
 dero celo por la gloria do Dios y lu salud do lasalmas, la condenación de periódicos impíos, las
 misiones, el ynno, la oración, la observancia y la
 infracción dél descanso y la santificación del día
 del Señor, el domingo, la blasfemia con sus ho
 rrores é infernal malicia, la exposición admirable
 de algunas Encíclicas del Sumo Pontífice León XIII,
 y en particular la que comienza JJumanum genus
 y Libertas, donde se declaran y condenan y re
 futan con apostólico valor, y se deseinascaran
 ventajosísimamente los males, daños y errores
 heréticos de las sectas maldecidas y anatemati
 zadas de la masonería en todo el orbe cristiano,
 con las modernas libertades liberales de perdi
 ción. No hay apenas punto alguno de las cien
 cias y disciplinas teológico-cclesiásticas y re
 ligiosas qne no se o&ezca magistralmente ense
 ñado y dilucidado en la por mil motivos digna
 y laudable colección de las Pastorales del sobre
 dicho Príncij>e de la Iglesia, que el sábio cañó-
 
 — .342 —
 nigo provisor de Orense reproduce en letras de ciocinio de la lógica y no con el argumento de
 molde par.a provecho incalculable de sacerdotes la fuerza, adornándolo con hermosos pensamien
 y seglares do nuestra mísera y desdichada patria tos, con figuras, comparaciones y símiles opor
 española. N¡ tampoco se da error antiguo, ni mo tunos, atrae y subyuga, y el orador sagrado con
 derno, que no reciba golpes de muerte en los sigue los triunfos que apetece y el fin altísimo
 escritos pastorales del insigne Obispo de la dió que persigne.
 cesis de Plaeencia. Pero entre los errores mo
 Los sermones del-P. Cáceres reúnen todas estas
 dernos, el que verdaderamente resulta desmenu condiciones, y en el autor deben de ser harmó
 zado y hecho polvo en tan excelentes Pastorales, nicas la manera de pensar y la manera de sentir
 sobretodo en las del voliimon segundo (añodel889), predicando, por los grandes elogios que ha me
 es el del siglo xix, el TAberalismo, repetidas veces recido su oratoria, justísimos por lo que hace al
 condenado por los Vicarios de Dios en la tierra, pensamiento y á la composición, y no menos justos
 y en particular por Gregorio XVI, Pío IX y por lo que respecta al decir, pues el testimonio
 León XIII, todos do felicísima recordación.
 es bien fidedigno: es el testimonio de varios
 El reverendísimo Prelado, con la antorcha de egregios Prelados americanos. »
 la ciencia en una mano y la espada de la auto
 ridad divina y apostólica en la otra, persigue y A’mcvo cui-HO do nicdUneloiicM MnociMlotnle»
 por el P . Chaignon, S. J., traduccioa liecha «le la «técimá
 acosa hasta en sus últimas tiincheras á los eiTores
 tercia edición franecBa. — 5 tomos en 8.®; 3 ptas. cada tomo
 modernos, las libertades de cultos, de enseñanza,
 en lAst. y 3’75 en pasta flexible y corte encarun«Io. - Libredo imj)renta, do la emisión libre del pensamiento
 n a Salesiana de Sevilla, 1000.
 y deimis que loe políticos extraviados y ciegos
 Sabido es que la oración mental, útil á todos
 apellidan derecho nuevo, conquistas de la libertad
 y moderna^ civilisacion. Sin que todo ello junto los cristianos, es necesaria á los Sacerdotes que
 sea mós sino el combustible del infierno y la tea deben aspirar á la más alta perfección. Sin la
 Oración es imposible la vida espiritual j y aunque
 de Satanós, que desde Lutero, generador y padre
 es verdad que existen muchos libros que ayudan
 í\ g\ libre examen, con todas sus consecuencias de
 racionalismo, positivismo, socialismo, liberalismo á hacerla con fruto, no habíamos visto ninguno
 y anarquismo, tienen A Europa convertida en un tan completo y apropiado como el que nos ocupa.
 inmenso volcan de fuego revolucionario y devo- De él dice el Mensajero del Corazón de Jesús ;
 « El nombre del P, Chaignon es más que sufi
 rador de toda justicia y derecho público.
 Así, i)ues, el incansable y doctísimo Prebendado ciente para encarecer tan interesante obra. No
 do Oron.se, el Doctor D. Juan B. Casas, merece dudamos en llamarla el verdadero tesoro del sa
 mil y mil plácemes y profundo reconocimiento cerdote , el cual, á la par que va hallando' en él
 del clero y pueblo español por el inagotable ar los medios más eficaces para su santificación, en
 senal do las bien templadas armas teológicas, fi cuentra también tal profundidad y abundancia
 losóficas, morales y disciplinares qxie pone en sus de- doctrina, un conocimiento tan extenso y com
 manos, para que jmodan manejarlas muy ventajo pleto de las Sagi’adas Escrituras y de los Padres
 samente contra los enemigos do nuestra santa fe de la Iglesia, material tan copioso para la predi
 y Religión católica, apostólica, romana, con evi cación, un caudal de ideas tau nuevas y eficaces,
 dente buen resultado en pro do la gloria de Dios, y sobre todo, tal unción y sabor eiuineutementé
 sacerdotal, que es imposible dejar su lectura una
 de su Iglesia y la salud eterna de las almas.
 vez comenzada, ni lesistir á su atractivo, que es
 verdaderamente fascinante. »
 E l l * i i l | i l t o A i i i c i ' l c a i i i o , 6 Strm onet dogmático», paneaíriro* y moraU», por el R. P . XicoUs Cáceres, S. J . —
 T I : Sermone» del Smo. Sacramento y de alguno» mitlerxot
 de Jetueri»to. — Un tomo en 8.® do xxiv-C80 pAg. 7 francos
 on vAst y 8'7Í5 onc. — B, Herder, librero editor pontificio,
 Priburgo do Brisgovia (Alemania).
 
 Sustanciosos, abundantes en doctrina, galanos
 en su huigiiajo y saturados de tierna unción, que
 fácilmente se ¡iisimiii oii el corazón cristiano, son
 e.stos sermones del P. Cáceres. Numerosos Pre
 lados lian felicitado al autor y lian aprobado su
 libro, figurando al frente de cUo» el Emmo. Car
 donal CjisciiJiires. Arzobispo do Valladolid, quo
 entro otras cosas, dice lo siguiente :
 « La exposición xlo la palabra divina, misión
 confiada iM>r «d xlivino Maestro á sus discípulos
 y en olios á los .sacordotea, ha de ser soucilla,
 sentida, con vonladcra unción, pnni quo ilustre
 las inteligímeias y conmueva los corazones. Claro
 está «pie el orador sagrado d«*bo conocer loa
 grnmb's maestros en la exposición de la venlad
 evangélica y citarlos cuando sea conveniente j
 p«ico ó nada nuevo se puede decir que ellos no
 «lije'van y su autoridad es indi.scutiblo ; también
 lo han de s« r c«uiocid.-is las rel.ncioiies entre la fe
 y la ciom'ia, para salir al paso á los sofismas do
 los pensadores impíos, y sacar limpia, como es,
 la venla«l de la ivligion de cutre los errores que
 pivti'mleu mentirla y desacreditarla. Todo esto
 reuniílo y manifestado con pureza de dicción, con
 la suavidad del que intenta convencer con el ra
 
 L n z <lol S ol. — Este título lleva la preciosa
 iiovelita que la Revista Popular de Barcelona re
 gala á sus numerosos suscrítores. Contiene la
 narración de la vida de ana distinguida dama,
 que sacrifica las afecciones de su corazón juvenil
 al cumplimiento de sus cristianos deberes de hija
 sumisa y hermana amantísima y beróicaroente
 desinteresada. Está escrita con facilidad y se lee
 con gusto, siendo además eiuinenteniente moral
 como todos los libros de la distinguida autora
 D.* Matilde Troncoso de Oiz (Raquel).
 liO O tnrns G nfólicnis. — Los últimos opúsculos
 que hemos recibido de esta importante publica
 ción corro.sponden á Agosto-Noviembre de las de
 Sarriá, y Junio-Agosto de las de Buenos Aires,
 f 08 opúsculos so titulan respectivamente : Roma
 !l Parts, CTiía práctica, por el marqués D. José
 Boschi ; Oatnilo, estudios religio.sos, históricos y
 literarios; Pensamientos y ejemplos para las fami
 lias cristianas, por C. S. Sacerdote Salesiauó; Mi
 madre, recuerdos de su vida y de su santa muerte,
 por Mons. de Segur, y La 'confesión de la reinal
 o sea el glorioso martirio de S. Juan Nepomuceuo.
 
 — 343 -
 
 I 3 ^ 3 D Z O E
 
 3 D IB 3 L
 
 Enero.
 
 1
 
 Conferencia S a l e s i a n a ................................... Pdg.
 C a rta d e l Evdm o. P . M ignel R ú a á los Coo
 peradores SalesianoB
 *
 L as inundaciones de la P a ta g o n ia y la s Mi
 siones S a l e s i a u a s .......................................
 *
 N ecrología : Rdo. S r. D . C ésar C agliero, In s
 pector y Procurador de la C o i^ e g a o io u
 S alesiana en Roma. — D.* Inés B ew um ea.
 — R. P ad re Domingo B adano. — D.® Potro n a M. de G p a sc h .............................. .
 *
 N uestra Correspondencia. España. M adrid.
 — M oiitilla (C órdoba) — Cxudadela (Me
 n o rc a ).— A m M ca. Santiag o de C h ile .
 . »
 G rabatlos. V iedm a in u n d a d a — L a P la z a
 W in ter, frente a l Colegio Salesiano de
 V ied m a— R uinas de V iedm a — V ista de
 P atagones inundado — L a C alle Roca en
 P atagones — D. B ernardo V acchina — R.
 S r. D . C ésar Cagliero.
 
 í
 
 2
 10
 
 25
 28
 
 Febrero.
 E l Año S anto de 1900
 *
 Suspensión de Ind u lg en cias y F a c u lta d e s .
 «
 A m pliación de los favores d e l Ju b ile o . . »
 Solem ne H om enaje á Jesu cristo R edentor . »
 D e n u estras M isiones. B rasil, U na Misión
 P a sto ral en el M atto Grosso. — Colombia.
 M isión de los L lanos de S. M artin —C uyabá
 ( B r a s i l ; ....................................................... *
 *
 G racias de M aría A u x i l i a d o r a .................
 »
 N uestra C orrespondencia. España. Gerona —
 América. B ernal (A rgentina) — S. S alvador
 »
 N ecrología: D . Lorenzo M ari tañ o . . . .
 *
 N oticias y V a r i e d a d e s ................................
 *
 B i b l i o g r a f í a ....................................................
 »
 G rabados. S agrada F a m ilia (Cuadro a l óleo
 d el Salesiano D. V icente G utiérrez do Sarriá) _ A lumnos d el Colegio de Corum bá
 (M atto Grosso) — Cuerpo de S. F austo,
 q u e se venera en la Ig lesia S alesiana de
 Bernal — N uestra Sra. de la s Nieves en el
 ‘•Rocciamelone” — V ista de Susa y del
 “ Rocoiameloue” .
 Marzo.
 S.S. León X III y la s O bras Salesiauas . .
 León X I I I .................................................. _ ; .
 D e nuestras Misiones. liraaiJ. U na Misión
 P a sto ral en e l M atto Grosso — Palestina.
 P o r m ontes y por v alles—.Jííua de Dios (Co
 lombia). Las ñest&s áel info rtu n io . . .
 G racias de M aría A u x i l i a d o r a ....................
 N uestra C orrespondencia. R«paña. C uenca —
 América. A requipa (Perú) — M ontevideo
 (U ruguay)— Iq m q n e (C hile) — L as Piedras
 (U ruguay) — ila c u l ( C h i l e ) .....................
 N ecrología: E l R vdm o. P . X ifré . . . .
 N oticias y V a r i e d a d e s ...................................
 B i b l i o g r a 'f í a ........................................................
 G rabados. P laza de S. P edro en Roma —
 S.S. León X III — N iños y niñ as de Cueuca
 — CapU la d el N o\'iciado de Macul.
 
 32
 3.S
 85
 38
 
 47
 49
 53
 53
 60
 
 1 0 O O
 
 M em orias d e l R. P . B eauvoir, M isionero Sa
 lesiano
 .............................................................. Pég. 104
 G racias de M aría A u x iliad o ra
 . • . . .
 » 105
 N u estra C orrespondencia. España. S alam an
 c a — M adrid— Baraoaldo — Aménoa. Paysandit — J n n íu de Los A n d es— C aracas .
 » 108
 N ecrología: Sra. D.* G ertrudis Y. de Rebo
 lledo — M. I. Sr. Lodo. D. Ram ón F o u t —
 D. Frauoisoo B a u z ií— Sra. D.* D olores P .
 de Pérez — D.A ntonio P irá n B asualdo .
 » 113
 N oticias y V ariedades . .
 » 114
 B i b l i o g r a f í a .......................................................
 » 117
 G rabados. S an tu a rio de la S agrada F am ilia
 6 In s titu to Salosiano de Anoono— Sociedad
 in fa n til de C aridad do P a y e a n d ú -—V ista
 e x te rio r 6 iu to n ia del Colegio Salesiano de
 Caracas.
 Mayo.
 Magnífico proyecto. Consagración de los niños
 á M aría A u x i l i a d o r a ...................................
 ■ 120
 Romerías á P a r a y - le - M o n ia l.........................
 ■ 121
 C rónica d e l Año S anto . . . . . . . .
 » 123
 D en u estras Misiones. Ecuador. V icariato do
 M éndez y G ualaquiza — Tierra del Fuego.
 M isión de la Is la D a ^ so u — Colombia.
 Algo sobre L a z a r e t o s ...................................
 > 125
 Gracias de M aría A ux iliad o ra . . . . .
 > 134
 N uestra C orrespondencia. España. Sarriií
 (Barcelona) — B aracaldo (Bilbao) — Cin
 d ad ela (Menorca) — América. Asunción
 (Paraguay) — Iq u iq u e (Chile) — Buenos
 A ires — Mendoza ( A r g e n t in a ) .....................
 ’ 137
 N oticias y V a r i e d a d e s ...................................
 ’ 144
 B i b l i o g r a f í a .......................................................
 » 146
 Cooperadores Salesianos difiiutos . . . .
 » 146
 Grabados. S. F elipe N erl (26 do Mayo) — S.
 F elip e quem a sus m anuscritos — M uerte
 de S. F e lip e — Exposición del cadiíver y
 se p u ltu ra — Iq u iq u e. Ig lesia y colegio sale s ia u o — A lumuos del colegio salesiano.
 Junio.
 
 »
 *
 
 »
 »
 
 R8
 
 »
 
 71»
 
 7.5
 
 »
 »
 
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 K7
 89
 
 »
 »
 »
 *
 
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 94
 96
 
 Abril.
 A nuestros C o la b o r a d o r e s .............................
 Hc»menaje u niversal á la S agrada F a m ilia .
 A la C iudad E t e r n a ........................................
 Cr.'mic.'i d el Año S a n t o ....................................
 D e nuestras M isiones. B rasil. U na M isión
 P a sto ral en el Matto Grosso — Aryeittiiia.
 A p titu d de los indios de la Pa'.agonia p a ra
 e l progreso y la c u ltu ra . . . . . . .
 
 ^ Z T O
 
 nuestros benem éritos colaboradores . .
 La Com unión frccu ejjU i...................................
 K1 trono de la E u c a ristía . _ .........................
 De n u estras Misiones. A frica. Las Obras
 Salesiauas do O rín — T ifrro del Fuego. Me
 m orias del R. P . Beauvoir, .Misionero Salosiauo — (.'olomtia. Algo sobre L azaretos .
 G racias de M aría A u x i l i a d o r a ....................
 N uestra C orrespondencia. España. G erona —
 América. Asunción (Paraguay) — C allao
 (P en i) — V alparaiso ( C h i l e ) ....................
 Necrología. Rdo. D .L u isd o J u liá n y Seqiiodo
 - D.* C asild a de Itu rriz a r y U rquijo— D.
 E v a risto C arab ias Y u sto ..............................
 N oticias V V a r i e d a d e s .............................. .....
 Hi.storia del O rato rio de San Francisco de
 Grabados! N trá. Sra. del P erp etu o Socorro
 — He aq u í el Cordero de D ios que q u ita
 los pecados del inundo — L ago F a g u an o
 _Jala Dawsou : V ista de la m isión salegiaiia; Banda d e m úsica com puesta de in 
 dígenas — Niños del colegio salesiano de
 A sunción — V ista de la C ated ral de .Malta:
 v ista in ie rio r: vista del puerto — .S. S al
 v ad o r: G rupo de niños d e l In stitu to salesia n o ; I ^ s pequeños agricultores.
 
 » 147
 ■ US
 » 160
 
 » 152
 ■ 159
 103
 * 166
 » 167
 
 * 173
 
 Julio.
 
 Jesús y los uif:''E1 Jubileo
 
 »
 
 17ñ
 
 »
 
 176
 
 — 3U —
 De imeetriiB Misiones, -^ ríc a . L as O bras saicsiaiias (lo Oiííu — Tierra del Fuego. Me
 m orias (leí lí. P . Beanvoir, M isionero salesia iio — Colombia. Algo sobre L azaretos . Pág.
 G racias de María A u x i l i a d o r a ....................
 »
 N uestra üurresiiondencia. España. B arcelona
 — América. V illa C o u c e ]ic io ii....................
 »
 Dooiinioutios salesianos: D ictam en — E n la
 F inca M o d e lo .................... • .........................
 »
 N oticias y V a r i e d a d e s ....................................
 »
 H isto ria dol O ratorio de S. Francisco do
 S a l e a .................................................................
 »
 G rabados. Jesils y los ninos — S agrado Co
 razón de Jesús — S. Ig n acio de Loyola —
 8. M arcelo P a p a — G oleta M arta Auxilia
 dora y edificios provisorios en la B ahía de
 8. S ebastiini— In s titu to salcsiano S .Jo só
 — B anda de m úsica del In s titu to de San
 José — E l precepto jinscual cu la s escuelas
 sulesiauas de S arria.
 
 178
 187
 190
 193
 197
 201
 
 27t
 27í
 283
 283
 286
 
 Noviembre.
 
 Agosto.
 
 E l J u b i l e o ............................................................
 L as ouatro IBasílioas J u b i l a r e s ....................
 Crónica del Año S anto . . . . . . . .
 De nuestras Misiones, .áfrico. Las O bras salesiauus de O ra n — Tierra del Fuego. Me
 m orias del R. P. Boauvoir, M isionero sal e s i a u o ............................................................
 Gracias de María A u x i l i a d o r a ....................
 N uestra Correspondencia. España. S a rrlá
 (Barcelona) — Vigo — Gerona — América.
 Asuucion ( P a r a g u a y ) ..............................
 N oticias y V a r i e d a d e s ...................................
 B i b l i o g r a f í a .......................................................
 Grnba(los. Roma. B asílica de 8. P odro en el
 
 20.3
 201
 
 206
 
 208
 218
 220
 225
 229
 
 Jesús — 8. F rancisco de Sales — B arce
 lona. Im agen de M aría Ausilia^orá7'*fftl^
 se venera en la C ap illa del c ^ é ^ lo saW^
 sia n o — Iglesia sa le sia u a d e C hieri (T urin).
 
 Kehoe — Josó F é lix V illarin o — R afaela
 de Ib a rra y A rám barry, V da. de V illalo n g a — C am ilo P o u c e ................................ Pdg.
 N oticias y V a r i e d a d e s ....................................
 »
 H isto ria del O ratorio de 8. F rancisco de
 S a l e s .................................................................
 >
 B ibliografía. O bras de Alfonso K anneugieser
 Cooperadores Salesianos d ifu n to s . . . .
 >
 G rabados. N tra . Sra. d e l-R o sa rio — Roma.
 B asílica de S. J u a n de L etrú n — In te rio r
 de la B asílica de San J o a n de L e trú n —
 C u iafao . In te rio r de la C ap illa salesian a
 — Aaüo salesiani) de San J o s é — T alleres
 del Asilo de San J o s é — Oswieoim. Ig lesia
 de San Ja c in to — R u in as del convento de
 Dominicos.
 
 •
 
 F au stísim a f e c h a ........................................
 >
 U na n u ev a oración lí M aría A u x iliad o ra .
 >
 Solemne H om enaje á Jesu cristo R edentor .
 >
 L as cu atro B asílicas J u b i l a r e s ...............
 »
 D e n u e stra s Misiones. Brasil. M isión P asto
 ra l en el M atto Grosso — Tiorra del Fuego.
 Memorias del R. P . Beauvoir, M isionero
 salo sian o '— Tunin de los .Andes (N enqnen).
 F lo ré e n la s P a t a g ó n i c a s .........................
 >
 G racias de M aría A u x i l i a d o r a ...............
 >
 H isto ria del O ratorio de San F ran cisco de
 S a l e s ............................................................
 >
 N uestra C orrespondencia. España. Gerona.
 — América. A sunción (Paraguay) . . .
 >
 Necrología. Don V icen te María T ettam anzi,
 P b ro ............................................................
 >310
 N oticias y V a r i e d a d e s ..............................
 >
 B i b l i o g r a f í a .................... .... ..............................
 >
 Grabados. S. E stanislao K o stk a — G rupo de
 salesianos y prim eros in d io s recogidos en
 la M isión de R íogrande — Gerona. F a
 chada d e la nneva Ig lesia de M aría A uxi
 liad o ra — Geroua. G ranja salesian a ó Ig le 
 sia de M aría A u x ilia d o ra -^ V illa Concep
 ción. Prim eros alum nos d el Colegio Salesiauo.
 
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 294
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 303"
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 310
 313
 
 Setiembre.
 
 E l Ju b ileo . ............................................. ..... .
 Las cuatro B asílicas J u b i l a r e s ....................
 Crónica del Afio S a n t o ....................................
 De unostras Misiones. Colombia. Algo sobre
 L a z a r e t o s .......................................................
 Gracias de M aría A u x i l i a d o r a ....................
 N uestra C orrespondencia. España. S a rria
 (Barcelona) — Jm /fícn . Bogotá (Colombia)
 —- Callao (l^ e rú ).............................................
 Necrología. R .P . A ntonio Pórez B arb a — Sr.
 D. Jm ia ii S n iu u a r ti n ....................................
 N oticias V V ariedades
 ..............................
 B i b l i o g r a l b i ........................................................
 Grabados. El santo N iño de P ra g a — Roma.
 B asílica do San P ablo — Rom a. In te rio r
 de la Basflien d o S au P a b lo -^ ^ tr a . Sra. do
 los Doloroa — L im a (l'e rú ). T aller de za
 p atería del colegio salcsiano — B anda de
 m úsirn.
 F olletín. Don Sosco Ni&o.
 
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 >258
 
 Octubre.
 
 A las m adres o rlstian n s . . . . . . . .
 M aravillas d el R ( » a r i o ....................................
 Las cuatro B asílicas J u b i l a r e s .....................
 Do m testras Misiones. B rasil. U n a n u ev a M i
 sión en el M atto G rosso— Sta. liosa (C hrafao). Asilo de 8. J o s ó ..............................
 G racias de M aría A u x i l i a d o r a ....................
 N uestra Correspondencia; ¿>paÑa. C arm ena
 ^ o v illa ) — América. Iq m ^ u e (C hile) —
 Cnoiiea (E cuad o r)— V alencia (Veneznola)
 Necrología. T ris te a n iv ersario — G uillerm o
 
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 > 261
 » 263
 > 270
 > 272
 
 Diciembre.
 
 E n la g ru ta de B e lé n .........................................
 Solemne H om enaje á Jesucristo R edentor .
 Las ouatro B asílicas J u b i l a r e s ....................
 De n u estras Misiones. Tierra del Fuego. E x 
 cursión por el A rchipiélago en b u sca de
 lu d io s — Paraguay, in te re sa n te s n o ticias
 sobre los lu d io s C h a m a c o c o s ....................
 G racias de M aría A u x i l i a d o r a ....................
 H isto ria del O rato rio de San F rancisco de
 S a l e s .................................................................
 N u estra C orrespondencia. F<5)flñ(i. V igo —
 Amírico. L a P la ta (A rg e n tin a )....................
 N e c ro lo g ía ............................................................
 N oticias y V a r i e d a d e s ...................................
 B i b l i o g r a f í a .......................................................
 I n d i c e ..................................................................
 G rabados. M onum ento á Jesu cristo Reden
 to r, lev an tad o sobre el m onte Momiarone
 ju n to á Iv ie a , á 2.500 m . — Rom a. B asílica
 de S ta. M aría M ayor — T ierra d e l Fuego.
 Los nuevos edificios de la m isión del Río
 G rande — P arag u ay . Grupo de In d io s C ha
 macocos — S. J u a n Berchm ans.
 
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 ConaprebadoB d« 1& Aotoridad Eclesiásfics, - Gereala: JOSÉ GilBlNO
 
 
        
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                        1900.12