BS_1896_11

Ficha

Título
BS_1896_11
Descripción
Boletín Salesiano. Noviembre 1896
extracted text
tv.f. ■
Quien recibiere á un
niño en mi nombre, á
mi me recibe.

Os recomiendo la ni­
ñez V la juventud; cul­
tivadcon t’ rnndc esmero
su educación cristiana;
y proporcionadle libros
que le enseñen á huir
del vicio y á practic.ir
la virtud.

r

(Ma t h . xvm.)
Entre las cosas divi­
nas, la más sublime es
la de cooperar con Dios
á la salvación de las
almas.
(S. D io n is io .)
E l amor al prójimo es
uno de los mayores y
más excelentes dones
que la divina bondad
puede conceder á los
hombies.
(S. F r a n c . de Sales.)

(Pío IX.)
R e d o b la d vuestras
fuerzas á ñn de apartar
á la niñez y )uventud de
la corrupción é incre­
dulidad y preparar así
una nueva generación.

tl.EÓN XIII.)

DA MIHI ABIMAS C f f lR A TOLLE

A N O X I — N . 11.
.^¡2__________________

^

CottolengG, 32

PUBLICACION MENSUAL

fiE P A C C iÓ N

y

AVISOS IMPORTANTES.
1^. Suplicamos encareoidamente & nnestios Blenhe*
chores que nos manden las relaciones de las gracias
que obtuvieren de nnestra querida Madre María Au­
xiliadora para glorificarla publicándolas. Si los & tores no son tan sefialados ó no parece conveniente
publicarlos, pueden tan solamente decim os; N. 2f.
da gracioB á Marta Auxiliadora por uno 6 varios favores
especiales recibidos de su mano; eto. Sería mny conveaieute que dichas gracias fueran cuando menos firtaadas por los mismos interesados para que pudieran
prestar fe cuando fuere necesario.
2^. Pero lo qne sobre todo les recomendamos es que
nos den pronto aviso de los Cooperadores parientes,
xnngos ó conocidos que murieren, para que publicando
*us nom bres en el Boletín puedan hacerse por sus
Minas los sufragios que prescribe el Reglamento. Muy
del caso fuera que mand aran á esta redacción la es­
quela mortuoria.
L a frita de recibo, la tardanza y los errores en
la dirección del Boletín, se remediarán á medida que
Bd nos vaya avisando.
i*^. Llamamos la atención de nuestros amados CooPci^oree, sobre la siguiente conclusión del Congreso
Salesiano:
Con si m ás vivo y esp ecial interés en c a re c e
te lectura del B O L E T IN SA L E S IA N O en el que

N O V IE M B R E de 1896

^Ad m i n i s t r a c i ó n

Ci

»

Turín (Italia)

^

revive de continuo el espíritu del ven eran do
D. BO SC O en s u s O bras, y h ace ard ien tes v o ­
tos p a ra qu e la lectura y p ro p agación del m is­
mo , m erced a l c elo de lo s C o o p e ra d o re s ,
trascien da fu e ra de ello s, en m an ara qu e su
difusión se a continua ó Ilimitada.
5”. Y á fin de qne el Boletín pueda cada día crecer
en interés é importancia, suplicamos encarecidamente
á todos los Sres. Directores ó encargados de los Ora­
torios festivos, Casas, etc. se sirvan tenemos al co
Tríente de cuanto de importante ó de edificación ó
amaestramiento se cumpla en sus respectivos Orato­
rios, procurando que estas oomonicacionea seau
y en c a s t e l l a . n o , en cuyo
caso nos será de gran placer el publicarlas lo más
pronto posible, pues necio fuera pretender, por impo­
sible, que una revista mensual como la nnestra, dé
sus noticias con la prontitud y regularidad de un se­
manario ó diario.
6^. Sucediendo frecuentemente qne parte de la co­
rrespondencia nos llega multada por frita de franqueo,
advertimos á nuestros cooperadores y lectores qne el
franqueo para el extranjero es O ’ S O p t s . por
cada I S grxn.., y f r a c c i o n e s , para las cartas;
O ’ O S , por cada íj>0
y fr a c c io n e s ,
para loe i m p r e s o s ; O ’ S O hasta S O g m - ,
0 ’ 4 0 hasta . . > 0 0 y O ’ ^ O más por
SO O
<5 f i r a c c i o u c s d e S O O para los manuscritos.

— 231 —

EDUQUEMOS L A NIÑEZ

NOTABLES AUTORIDADES EN LA MATERIA
UB el hom bre está inclinado al
mal desde su más tierna edad,
({lie los malos hábitos tomados
en los primeros años d ifícil­
m ente se pierden y que, por consiguiente,
os de todo punto necesario acostumbrar
al niño á la práctica del bien y de todo
lo que es virtud y á huir del mal y de todo
lo que es vicio, im prim iendo en sus almas
los hábitos de las virtudes cristianas, en­
tonces precisamente, cu que blandas como
la certi se ])restan con suma facilid ad á
cuahpUer imi>resión (lue quiera hacerse,
han sido las prácticas enseñanzas que
hemos deducido de los precedentes artí­
culos.
E l niño es, en verd.ad, un abonado
campo en el que D ios ha dej)ositado los
preciosos gérm enes de la virtu d y del b ie n ;
I)cro para que estos gérm enes puedan
desarrollarse y crecer fuertes y vigorosos
y producir abundantes y suavísimos fru­
tos, es necesario rodetirles de un adecuado
am biente, y cultivarles con continuados
trabajos para im pedir (jue la zizaña que
el en em igo del humano linaje se cuida
m uy bien do sembrar, no la ahogue, no
la mate, no estorbe su desarrollo, es de­
cir, precisa dar al niño una buena y só­
lid a educación desdo el principio. A s í lo
lian conn>rendido siempre y loh an con cu l(!ado los hombres juás t*minentes, de algu ­
nos do los cuales, paganos y cristianos, to­
mamos los siguientes testimonios.
E l célebre IMutareo escribía en la vid a
de L ic u rg o : « D el mismo modo (lue los
órganos tic los niños deben de ser desde
el nacim iento do éste bien d irigidos para
que crezcan sin deform iilad ni desviación
alguna, así es necesario em pezar al mis­
mo tiem po á form ar sus costumbres con
la m ayor rectitud y perfección posible,poi'q\iü entonces su blanda naturaleza se plega
con facilidad á cualquier form a que quiera
dársela. L o que se ha ya endurecido d i­

fíc il es de plegarse. Com o un sello se im­
prim e en la blanda cera, así la educación
en la m en te de los niños. »
E ste m ism o autor afirm a en el tratado
de la educación de los uiños,que la fuente
y raiz de toda honestidad y bondad está
en haber recibido á tiem po una buena
educación, y añade que lo que los agricul­
tores hacen con las plantas tiernas, que las
j)onen un apoyo para que crezcan sin estor­
bos, deben hacer los buenos educadores,
rodeando al niño de buenos y saludables
conscqos para que sus costumbres se ple­
guen á la virtud.
N o menos esplicítos que los paganos
han sido sobre este punto los escritores
cristianos.
S. Clem ente A leja n d rin o trae esta her­
mosa sim ilitu d : « L a leche que recibimos
de la m odriza es la que com pone nuestra
carne; su sustancia x)euetra en los huesos
del niño, en las venas, en las arterias, en
los intestinos y en una palabra, en todos
sus miembros, en todos sus órganos. Esto
mismo puede decirse de la educación de la
in fa n cia; todas las inclinaciones d el hom­
bre sus costumbres, sus virtudes y todos los
demás bienes que Constituirán la heren­
cia de su vida, no son otra cosa que el
fruto de la saua enseñanza y buena edu­
cación, que ban enfrenado su niñez. >
S. B asilio d i c e : « L a adolescencia es
com o una blanda cera que íácilm eute re­
cibe y conserva las' formas que quieren
dárselas y cede sin resistencia. Dém onos
lirisa, por lo tanto, desde sus primeros
año.s, á penetrarla y ejercitarla en todas
las v irtu d e s .»
L o mismo dice S. Gerónim o y en térm i­
nos no menos exp resivos: « E l niño tiene
en su naturaleza una tal tlexibilid ad que
lo hace suscei)tible do una form a y de las
imi)resiones que quiera darle la voluntad
(pie le instruye. O oiivieiie, por lo tanto,
form arle á la" práctica de la virtu d y del
l»i(‘u, mientras se conserva en la tierna
odad y fácilm ente se i>1ega su alma. » É in­
sistiendo en este ])untü, añade: « Sólo con
(Utieultad x>odrá arrancarse lo ipie se ai-raigó en el alma del niño en su edad
primera. A la vasija nueva dúrale el re­
sabio de lo que se echó en ella. L o m is­
mo que con las agiuts do un manantial
(]ue tom an la dirección (pie quiera dárse­
las, sucede con los niños en su edad iirim e ra ; os seguirán á donde queráis lle va r­
les. >
N o menos autorizado ó im portante es

— L'OO —

e l testim onio del c é le b ie P . Séñeri, prín­
cipe de la oratoria italiana. En el Cristiano
instruido escribe: « L a prim era edad de los
niños es com o una piedra en bruto, apta
á recibir los liueam entos de la v irtu d ó
del vicio que determ inen los primeros
golpes, que en nuestro caso no son otros
que los ejem plos y exhortaciones de los
mayores, que naturalm ente ejercen sobre
los niños una gran autoridad y uu incon­
trastable poder para inducirles á la virtud
ó al vicio, según sean aquellas. Es necesa­
rio, por lo tanto, em pezar desde un prin :;il)io antes que la masa se endurezca, porque
si fácil es doblegarles en la edad primera,
difícil y m uy d ifíc il será obtenerlo cuando
se han desarrollado. »
SeciTndemos, amados Cooperadores, las
enseñanzas que nos dan estos insignes
maestros; R odeem os de m il cuidados y
solicitudes á los niños que la d ivin a P ro ­
videncia nos jia dado, destilem os en sus
almas desde su prim era edad una sólida
y cristiana educación; habituémosles á la
práctica constante de la virtu d y del bien
y vigilém osles atentam ente
que no
adquieran ningún m al hábito. Sólo así i)odremos decir que hemos cum plido la alta
é importantísima misión que el Señor nos
ha condado al darnos nuestros hijos, y de
la cual deberem os darle estrecha cuenta.

U CO N W E M O RACIÓ N DE L O S FIE LE S D IFU N TO S
¡s 1111 doffraa muy consolador el que
nos enseña que hay un lugar de pur­
gación para las almas que, ó no ex__ piaron «leí todo la. peua temporal
laTi sus pecados ó salieron de este mundo
no limpias del todo del polvo de sus culpas
veniales.
Eu el libro I I de los Macabeos se lee de
un modo explícito que es santo y saludable
rogar p or los difuntos y ofrecer sacrificios por
elloSj para que queden Ubres de sus p e c á is ,
esto es, de las xienas que por ellos sufren en
la otra ■Nida.
En la tradición, eclesiástica, una de las
verdades que se presentan más ciertas y al
mismo tiempo más favorables, es la existencia
del Purgatorio, como confesó hasta el impío
heresiarca Cal vino. ¡ Tan clara brilló para él
la luz de la verdad sobre la existencia del
Purgatorio!
Si la negación de un dogma es una impie­
dad y una locura inexplicable, la negación del

Purgatorio es á más una crueldad durísima.
En efecto, los protestantes, negando la exis­
tencia del Purgatorio, quitan, sin compasión
á sus ilusos adeptos el dulce consuelo de^ioder
prestar alivio á las almas de sus queridos
dií untos.
La Iglesia católica, pues, siempre iiim 6
inmutable en el dogma, en conformidad á la
creencia del Purgatorio, ha querido dedicar
esclusivameute uu día á la conmemoración do
todos los difuntos, y este día es el li de N ovi­
embre, mes melancólico y sombrío porque en
ól se abren las puertas al triste invierno.
L a piedad de los tíelcs aprobada por la
Iglesia redobla aquel día sus oraeioiies, y en
muchas iglesias durante nueve días, se <ledican especiales sufragios á las benditas almas
de nuestros autepasados.
Según el cronicón del monje Sigiberto, S,
Odilón, abad de Cluny, instituyó eu los mo­
nasterios desu célebre Congregación Benedic­
tina cliiniaceuse, la solemue conmemoración
de los difuntos. Prouto todo el Occidente y
luego todo el mundo se uuió á Oluny abra­
zando la Santísima festividad de los difuntos.
La solemnidad de los difuntos consiste eu
rezar la tarde del 1.'^ de Noviembre las vís­
peras, y al día siguiente los maitines y laudes
del oficio de difuntos, á más del rezo propio
dei día, y en celebrar la misa fúnebre, ó sea
de réquiem. En los dominios de España y
Portugal se celebran tres iSlisas en sufragio
de los difuntos, por concesión de Benedicto
X IV , que restableció un antiguo privilegio
que había cuido en olvido. Eu este día todos
los altares son privilegiados.
Tengamos compasión de las pobres almas
del Purgatorio y oremos por ella.s, para que
ellas á su vez, libres de aijuella cárcel y re­
conocidas á* su generoso libertador, rueguen
ante el trono de la Majestad divina por la
salvación de nuestra alma. ¡ Qué consuelo po­
der decir: H ay un alma eu el cielo que me
debe en parte su felicidad !; que está obligada
á rogar por m í!......
Si Dios, ])or expresa revelación, nos hiciera
ver un alma en la gloria que hubiéramos
sacado del Purgatorio 4 con qué feno la invo­
caríamos 1 Pues aunque nosotros no la conoz­
camos, ella nos conoce y en el cielo no hay in­
gratos.
Afirma Santa Brígida haber oido á un alma
del Purgatorio que Je decía: « Gracias sean
dadas á los que alivian nuestros padecimien­
tos, > y otra voz exclamar con más fuerza;
« Dios Señor y Nuestro, por vuestro poder
infinito, recompensad largamente á los fieles
que nos socorren con sufragios y nos llevan
á la luz de vuestra divinidad.»

— 236 —

EL PRIMER MARTIR DE LA PATAGQNIA.

L a porción de la viñ a Salesiana tanto predilecta
de D on Bosco, la Patagonia, tocó en suerte a l ce­
loso P . Agosta, y allá desplego una extraordinaria
. actividad en el ejercicio de su sagrado m inisterio,
pareciendo que presintiese sus breves días. Doquie­
ra era conocido, se hacían instancias para tenerlo
como P á rro co ; doquiera fuese á dar misiones, le
hacían vio len cia para que se quedase, y los po­
blaciones d e P a ta go n es, V ie d m a , ConeW, Bahía
Blanca, Prin gles, P igü é, A lfa lfa , y últim am ente
Boca, lo recuerdan con adm iración y amor.
Destinado á la d ifíc il Misión del T e rrito rio del
Neuquén, m ientras que obsecuente á la obediencia
y lleno de fe rv o r se dirigía al nuevo y vasto campo
que 80 le bahía confiado, repentinam ente nos lo
arrebató la muerte pava trnsportai’la a l cielo.
¡ Adorem os los imperscrutables ju icios de D io s !
Profundam ente afli­
gidos por tan consi­
derable y prematura
pérdida, invitam os á
nuestros beneméritos
Cooperadores, quieran
unirse con nosotros pa-¡
ra sufragar e l alma
de nuestro amadísimo
hermano M ision ero; y
pnes la caridad le pro­
curó alas para volar
* á regiones lejanas á
extender el reino de
N . S. Jesucristo, la
caridad sea tam bién
ahora la que le ayude,
81 de ello tu viera nece­
sidad, para poder pa­
sar presto á los^ ,go-cesotemales de aquel
bienaventurado reino
que con tanto amor
y celo predicó.

KRi>Ai>EnAMENTE poílcmos decir con toda
razón que ha sido ésto el año de las
pruebas para nuestra P ía Sociedad, pues
parece que S. D. M. quiera purificam os
on*órcim ol do las tribulaciones, del sacrificio y del
dolor. ¡ Sen hecha en todo, su santa v o lu n ta d !
N o habíamos aún enjugado las lágrim as do las
dosvonturas pasadas, do que y a hemos dado cuenta
á nuestros bcnoinóritos Cooperadores, cuando una
nueva y m uy doloi’osa vino á aumentar nuestra
allicción. En los últimos días del mes de A gosto
ol corroo proven ien te de la A rgen tin a, nos traía
sa dolorosísima nueva do que nuestro celoso M ilionero do la Patagonia, E . P . Francisco
A gosta, había sido arrobatado por las v e r­
tiginosas aguas del TÍO
Nouquón, m ientras se
d irigía á la residencia
de ChoBinalal, como
Superior do la Misión
de aquel T e r r ito r io ,
que liv obediencia le
confiaba.
E l P . A gosta nació
en Morzascü, Diócesis
d e A cqni (Ita lia ), el
12 do Octubre doÍS63,
do piadosos p a d re s ,
M ateo ó Isabel Priarone, que axln viven ,
los cuales de buena
gana le consagraron ni
Señor eu la P ía Socie­
dad Salesiana. apenas
conocieron ser esta la
vocación do su amado
h ij('. Entró en nuestro
C<Siiio
Oratorio do Tu rín eu
ocui’X
’i<$ esta,
N oviem b re de 187Í),
clessrracia.
donde dos años más
tardo recibió con in ­
Hemos recibido va­
menso jvibilo do su
rias cartas de la P ata­
alm a el hábito ecle­
gon ia y de la A rg e n ­
siástico do manos de
tina que nos anuncian
Don Bosco, y despnó.'<
la dolorosísima n u e v a ;
en el 1887^ concluidos
entre éstas hemos pre­
satisfactoriam ente sus
fe rid o la siguiente, del
estudios filosóficos y
hermano Serafín María
teológicos, las sagra­
Sam bom ardo de Chosdas órdenes del Sa­
m alal, por ser la más
R
.
P
.
F
ra
n
cisco
A
g
o
s
ta
.
cerdocio.
detallada en intere­
P ero sus aspiraciones
santes pormenores.
no tuvieron aquí todo
su cum plim iento, pues deseaba avdiontementeconsa¡F ia t rohintfis iua, D om ine!
g ra r su v id a á las Misiones, no cejando un inomento
t'U BU firmo propósito, ui descansando hasta que
R im o . P ad r e M ig u el R ú a :
lo obtuvo. Cuando llegó aquel afortunado día en
(MARGA es la n n evajqu e m e ve o obligado
que pudo sentir do sus Superiores que le habían
' á comunicar á V . R . pues ol Señor ha
elegid o imra form ar parte de la numerosa expe­
querido visitam os con un golp e terrible.
dición que debía conducir y gu iar cd lim o. Sr.
Su obediente y amadísimo h ^ o e l R . P .
Cagliero. su rego eyo llegó al colm o y una alegría
Francisco A gostab a dejado de existir: ha term inado
im fescribiblo inundó toda su alma. Desde entonces,
sus (lias en las agnas del río Nenqnén, m ientras
con ol entusiasmo de quien lia couseguido una gran
lo atravesaba para ve n ir á esta M isión á desplegar
victoria, con la intrepidez do un ai>óstol. empezó
el P . ÁgostA á prepararse para la partida, y el 7 su ardiente celo en cualidad de Superior. A q u í
hnbí.'imos quedado e l P ad re Panaro y yo, ^ r q u e
de Enem do 1889. á los pica de María A u xiliadora
el Rdo. P . Mateo G avotto, como más práctico de
le dimos el extremo adiós.

— 237 —
estos sitios, liabía id o liasta Hoca i)a ia acompañar
al nuevo S u p erior; por lo tanto, á é l le ha tocado
la triste suerte de asistir, ó m ejor dicho, de tomar
parte en tan. horrible y ¿olorosa escena.
Serian como las 7 1[2 de la mañana del ocho de
Julio, cuando de pronto sentí que golpeaban im ­
petuosamente la p u erta: corro,; oh Dios m ío! quedé
como petriácado a l saber la triste noticia de que se
había ahogado un Sacerdote. Pocos minutos habían
pasado y hé aquí que vem os entrar al P . Gavotto,
hecho una sopa, e l cual sin poder articular palabra
extendiendo los brazos, y llorando amargameute,
nos dió á entender que e l ahogado había sido el
que nos destiné el lim o. Sr. Cagliero por Superior,
el queridísimo P . Agosta.
lla b ia Siüido de Hoca el 1 do Junio, confortado
con la imiabra y bendición do Monseñor C aj'liero
y en compañía del P . G avotto había ido dundo
misiones á la gente que se encuentra en las cer­
canías del K ío A grio. £ I v ia je que debían hacer
era de casi 100 leguas, y desde e l A g rio les acom­
pañaba un buen señor llam ado Pedro Zúñiga, uiuy
práctico del camino. A las 4 de la madrugada del
8 de Julio se eucoutiubau en Taquim ilán, distante
unas cinco leguas de Chosuialul, y el P . Agosta
todo contento, estimulaba á sus compañeros de
via je para que se diesen prisa á ñu de poder ce­
lebrar la Sta. Misa cu Chosmalal, y tener tiempo
de ensayar e l Te Deum que, ul día siguiente se
debía contar con ocasión d e la tiesta n acional; por
lo que, adelantándose á todos, fué el que primero
subió á un collado desde donde se descubre Chosxnalal, y desde a llí mandó un entusiasta saludo
al Neuquéu.
* Salve, oh Neuquén, que vu elvo á verte después
de tanto tiem po ». ¡ Pubreuillo, bien lejos estaba
de fígorarse que e l Neuquén debía esta vez abt irle
la tumba! Ansiosos, ]>uo8, de llega r pronto ú Chosmalal, entraron cu e l n o, prim ero el P . Guvott<i,
después el Sr. P ed ro Zúñiga, y por últim o el P.
Agosta, quien al m eterse en el agua m iró ul reloj,
eran las 7,25 j el Sr. Zúñiga le preguntó si sufría
mareos, y é l le contestó que no lo sabía, xmes había
pasado pocos ríos.
E l punto del va d o ora precisam ente el mismo
por donde había pasado el P . G avotto para ir ú
Boca, y e l que desdo buce cuatro años toman
todos; jam ás ha presentado ninguna díticuluvd
grave; desgraciadamente, do pocos días acá pa­
rece que e l agua ha debido hacer una escavución
profunda, á cuatro metius de la parte del pueblo;
uslu cierto que cuando esUibau y a uasí para ulmiuzar
la orilla opuesta, im pelidos los caballos por los
ondas que se habían heeho impetuosas ¡i causa
del viento, cayei'ou uno deti'ás del otro en una
profunda fosa: sacudida así el agua y agitada
como estaba, se levan tó tan fu erte rem olino, que
e n vo h ió y arrastró al P . G avotto y al Sr. Zúñiga,
quien no obstante, pudo mautunei-se siem pre so­
bre el caballo; e l P . Agosta, que montaba un
albullo robusto, se adelantó á todos y , según de­
claración d e l Sr. Zúñiga, podía decirse qne estaba
y a fuera d e ^ l i g r o , en el que no habría caído
de n u evo, si hubiese sido más práctico eu el
manejo del caballo y hubiese conservado su presen­
cia de espíritu. En efecto, en lu gar de soltar las
riendas a l caballo cuando era a l caso, no lo hizo,
teniéndolas apretadas y m irando a l Sr. Zúñiga;
éste, que y a se revo lvía en el agua, le gritó: Padre, suelte las riendas a l caballo. — P e ro pa­
rece que no le entendió, pnes las ten ia como antes,
y continuaba m irándole; quizás le había y a ven ido
e l mareo, y la sensación que le debió haber pro­

ducido la desajiarición del P . G avotto y e l v e r
alejarse al Sr. Zúñiga arrastrado por las aguas,
acabó de perderle. E l hecho es que el caballo
estaba y a apoyado á la orilla opuesta, cuando el
pobre P . Agosta, fuese per desmayo ó por otra
causa, inclinóse hacia atrás tirando ul mismo tiem po
de las riendas; todo fué cosa do un momento:
retrocediendo el caballo, cjiyó el P . Agostii eu el
rem oliijo del que se había y a librado; el caballo
pudo salvarse dejando al desventurado Padre en
el terrib le rem olino que en volviéndole lo arrastró.
Después de algunos minutos rcaiuvreció á flo r de
agua, y el Sr. Zúüiija, que ya estaba en la orilla,
tirólo uua cuerda: ul la vió: exteudió la mano
para cogerla, mus no pudo: recógela ci otro á
tuda pris:i para echársela do nuevo, pero no lo
hizo ú tiempo, pues se había ya sumergido.
Eutre tauto el P. G avotto quo había ido nadando
debajo del agua durante ciisi una cuadra y media,
no dejando de rezar la ¿tuleo Jiegina á M aría
Auxiliadora, pudo asegurar un pie en el suelo
y sacar fuera la ctibeza; e l Sr. Zúñiga que lo
creía ya perdido, y que corría para socorrer al
P . Agosta, al v e r á aquel, le tiró la cuerda diciéndole: A gárrese á la cuerda. Padre. A garróse
él, mus no teuieudo fuerzas para salir, se arrojó
el otro al agua, y aforrándole i>or un brazo sacólo
á la orilla.
Eu aquel interm edio v ió pasar de fren te, por
m edio del río, a l P . Agosta: — Quédese aquí en
separo, d íjole e l Sr. Zúñiga a l P . Gavotto, gas yo
voyá socon'ei' al Padre Francisco) — y fué siguién­
dole; i>oro éste bahía y a desaparecido, reapare­
ciendo otra ve z por algunos instantes, mucho más
abajo, donde no había ninguna esperanza más
de sacarlo, y desaiMireció nuevamente. Mientras
pasaba el río y después de haber caído, no se le
oyó prouuuciar uua palabra; el P . G avotto no le
vió: absolvióle coudicíoualmente; hacía dos días
que se había confesado.
Apenas se supo en el pueblo el luctuoso ncnecimieuto, el Sr. Gobernador ordenó que se hiciera
uua d iligen te pes(]uisa por el rio, hasta quo se
eucuntrasu el cadáver; tres días y m edio han pa­
sudo y aun no su podido encontrar,.
¡ Que el Señor y María Sma. A u xiliad ora nos
lo hagan eucoutrar, para que en nuestro íinmouso
dolor podamos tener al menos el consuelo do
darle cristiana supuUura, y arrodillarnos unte su
tum ba H rezar por su eterno doscanso!
H o y hemos celebrado un solemnísimo funeral
en sufragio de su alma, asistiendo e l Sr. Gober­
nador y todas las demás autoridades. E l Sr. Go­
bernador está a tiíg id isim o , pues hacía mucho
tiemi>oque esperaba con im paciencia al P . A gosta;
y eu señal de luto ha suspendido por algunos
días el correo.
N o es necesario que d iga á V . R . cual baya
sido nuestro dolor, pues esperábamos al P . A gos­
ta como á un ángel consolador y vivifica d o r de
estas Misiones. £1 único consuelo que nos queda
es trasladam os frecuentem ente con nuestro pen­
samiento al huerto de Getsemaní, y exclam ar con
nuestro divin o Salvador: Ráyase, oh Padre m ío,
tu santa voluntad.
P o r cuanto m e consta, e l P . A gosta es el pri­
m er sacerdote salesiano que muere en la Patagonia. H a m uerto en la brecha cum pliendo la
obediencia y una obediencia para é l diñcilísim a.
pues era grande la repugnancia que sentía de pasar
los ríos. El Señor ha querido trasportarlo al pa­
raíso contento de su obediencia. L a Patagón ia, por
lo tanto, cuenta y a con un protector en el cielo.

— 23S —
E l I ‘ . Agosta lia dojmlo im inmenso yació en
esta M isiónj pidamos al Señor de la mies el que
podamos llenarlo pronto.
Mientras esta carta lle g a á sus manos, nosotros
pedim os al Señor que m itigue e l dolor que lia de
probar V . II. al leerla.
Dígnese, amadísimo Padre,m andam os una especialísim a bendición que nos conforto y dé ánimo
osp<!CÍalmento al P . G avotto para continuar sus
apostólicas cseuTBioues.
D o V . R . hum ilde y obediente hijo
in C. J.
Serafín M. Sambernnrdo.
Chosmalal, 11 de Julio de 1896.

V I.
Celoso Catequista — Pequeño artista — A + B . Amigo
de D. Bosco — Se prepara para ios exámenes —
Brillante éxito >- Reglamento para pasar bien las vaca­
ciones.
|S costumbre de los p rincipales Colegios

iSalcsianos el enviar los alumnos más
piadosos y aprovechados d los Orato__________ rió s Festivos yara enseñar el Cateéism o y asistir á la muchedumbre de niños que
concurre de todas partes. L u is Testa f u ó des­
tinado al O ra to rio de Sta. Catalina í '. y M.
de la calle B ra s il. .Desplegó luego ol celo mds
ardiente para conseguir que sus pequeños discí­
pu los asistiesen todos los Domingos d la Misa^
Catecismo y D ld tiea : enseñó con admirable p a ­
ciencia d murhos las principales ora ciones; y
con la mayor satisfacción iba preparando a l­
gunos en cada Dom ingo p a ra h a ccr su p rim era
confesión. P a r a conseguir este resultado L u is
solia p rep a ra r sus csplicaciones y ejemplo.^: tra ­
taba de i r bien p ro v is to de estampas, medalla.s
y otros regalitos; pero mds que todo se g ra n ­
jeaba el afecto de todos con su tra to sencillo
y amable, con su devoción, y también con entre­
tener con su vive::a y habitual alcgma d sus am iguitos durante las horas de recreo.
' iSólo de M »a cosa le oímos quejarse, y era,
míe sus di.scípulo8 poco atentos y comedidos no
le dejaban un momento de sosiego cuando quet'úi
dedicarse «
de sus acostumbradas p rá c ­
ticas de piedad, y de que le causaban fre ru e n tcs distracciones. P o r este m olico p id ió á sus

Superiores el poder a n ticip a r en los dia festivo^
la Sagrada C o m u n ión , recibiéndola antes de
las horas del O ra to rio , « asi, decía él, pod ré
con m ayor recogim iento y comodidad p rep a ­
rarm e y d a r gracias p a ra la Santa Com unión . »
2fo €8 extraño, pues, que los 800 niños que
frecu en ta n el O ra to rio ^ Sta. Catalina se glo­
rie n de haberle tenido como modelo y maestro
de piedad y todos á una^ le pregonen digno
im ita d or del Santo de quien llevaba el nombre.
Además de sobresalir en la piedad y en el
estudio se distingváa también en la m úsica y
en las representaciones teatrales, donde desple­
gaba una habilidad su perior á su edad y que
le ganaba un sinnúm ero deaplatisos. P e ro todo
esto no alteraba de un solo p u n to su modestia
y sencillez; m otivo q m ' e l cual era querido su­
mamente p o r todos, sin la m enor sombra de velos
y competencias, tan fá cile s de despertarse en
esos p rim eros ensayos de la edad ju v e n il.
Puede asegurarse que el niño L ilis Testa
había resuelto brillantem ente aquel tan conocido
p r o b le m a que el Venerando P o n P oseo con
ingeniosa g ra cia solia p rop o n er á sus queridos
discípulos: « A - { - B - - A í i i g -o d e D o n B o s c o . >
que el m ism o P o n Bosco ayudaba á resolver
de este m odos « {un niñ o) A l e g r e y B u e n o
ig u a l [6 equivalente) d A x i g o d e D o n B o s c o . »
B a jo este aspecto el n iñ o Testa alcanzó de
ta l modo la doble caraoteristica que P o n Bosco
quería en sus pequeños am iguitos, que bien se
le p od ría dar el dictado de v e r d a d e r o a m ig o
d e D o n Busco.

F a d a fa lta b a ; pues, á nuestro L u is ito p a ra
ser un modelo de estudiantes, un verdadero dis­
cípulo de Don Bosco, y dichoso heredero de
la inocencia de ¿íacio, de la piedad de Magone
y de la sencillez de Besucco. E r a un tesoro
querido p a ra su buena madre, un precioso dejw sito para los Salesianos, que habrían deseado
fuese un día su hermano y a u x ilia r de la Obra
de Don B o s c o ; pero era también una hermosa
ñ o r de paraíso que no debía quedarse p o r mds
tiempo en esta tierra .
iSc prepa ró L u isito con el m ayor empeño p a ra
ren d ir sus exámenes, ya privadam ente ante sus
profesores, ya públicam ente en el Colegio N a ­
cional.
E n ambos exámenes salió brillantemente re c i­
biendo palabras de anim ación y alabanza de
¡os mismos profesores admirados de tanta f r a n ­
queza y perspicacia. Preguntado cómo había
podido s a lir airoso en esas pruebas, contestaba;
< L a V irgen Sma. me ayudó. » Y en efecto,
>'n aquellos días había recibido con extraord inaria
devoción los SS. Sacramentos y se le había
visto en tiem po de recreo hacer varias visitas
d la Capilla.
La noche antes de presentarse á los exámenes
del X aeional, el R ector del Colegio a l dar los a risos de costumbre d los niños les d ijo : « Os ha­
béis preparado muchos de vosostros con esmero
á los exámenes, se nota también cierto miedo 6
trepidación p o r el éxito que tendréis. P e r o ; re­
cordáis que después de este examen hay o tro

m

— 23D —

y después de esa aprobación 6 reprobación hay
otrat E l niño Testa estaba delante de los de­
más y eontestó con franqueza y serenidad en
nombre de todos: « Sí^ í*adre, hay el juicio
de Dios, el examen del plinto de la muerte, la
S R n ten eiti final,
1i n a l . » ¡Eichoso
?T iirlin sn é
Al!l! porque
n n r n v p . asicbmo
n jií r o m n
sentencia
durante ct año se había preparado con esmero
alprimer exameii, también se hollaba bien dis­
puesto para ese segundo, con una vida inocente
y piadosa.
Concluidos sus exámenes se preparaba ya
para las vacaciones, pero no con la liviandad
de otros niños de su edad amantes de una falsa
libertad. iSus pensamientos y sus designios siem­
pre estaban impregnados de sensatez y piedad
superiores á sus años. Concertó con un amigo
suyo de su mismo pueblo, «u j)/«»(íliegiain 6iito
de vacaciones doiule figuran alternadas con
diversiones inocentes las prácticas de piedad y
el cumplimiento de deberes como buen estudiante
y buen hijo. — Una visita á Jesús Sacramen­
tado todos los días. — Confesar y comulgar
al menos cada quince días. — Entretenerse á
menudo con sus antiguos Maestros y padres de
su infancia. — X o dejar nunca las tres Ave —
maríus por la mañana y por la noche^ prome­
tidas en Liijáii, etc., etc. — ¡X iñ o dichoso!
¿y no sabías que tus vacaciones las pasarías
en el cielo f , . , . ¿ que tu visita d Jesús y á
María sería una continua y dichosa conversaciónf... ¿ que tu recreo sería con los ángeles, que
tus premios serían la Corona de la Gloria?...

Hoeía Hisón Salesiana entre los salvajes de los
Llanos de S. Martín.
E d .mo. t ÁMADismo P a d r e :
.E encuentro d e nuevo eu B ogotá después
I de vein te días pasados en los Llanos de
S. Martín, adonde he hecho una segun­
da excursión para establecer d efin ítiya'
Misiones Salesianas.
TJi-frente uece«ida<l de esta. >Xisi<$n.
— Pairtida d e Misioaeross. —laggreso tx*iuxx.tal eu ■Villavieeacio. —JPelij3pros d e l ■viajero eu e sta s ragriones. —
. G ra u d io s id a d d e la n a tu ra
leza.

Desde horf». mncho tiem po, se hablaba aquí de
dicha M isión y era ardentísim o e l deseo de nuestro
<tmadwíTnn Sr. Am>bíspo, m anifestado varias veces

al infrascrito, de que se empezase de una v e z ; la
carencia de personal adaptado á la im portancia
y seriedad de la empresa nos im pedía sin em ­
bargo, de condescender como desde el principio
habríamos querido, á los deseos justísimos do nu­
estro dignísim o Prelado. E l 9 del p. p. Diciem bre,
día en que pasó á m ejor vida nuestro carísimo
P . M iguel U n ía (q. e. p. d.) moría también, pero
trágicam ente en las montañas do Uribo, el lldo. P.
José de Calasanz V e la do la esclarecida Orden do
Sto. Domingo, ol único religioso que desdo Imco
treinta años atendía á estas vastísimas Misiones.
Visitando la comarca do U ribo una noche lo tiró
el caballo en un precipicio donde nutrió á los pocos
minutos. Apenas v o lv í del Departamionto do San­
tander, á donde como V . R. sabe, m e había lle ­
gado para perorar la causa del Lazareto Nacional,
y donde m e recibieron con gran entusiastno por
parto do todas las autoridades y do la misma pobla­
ción, visitó por prim era vez a l Sr. Arzobispo y
éste me habló do nuevo y con más insistencia de
la urgente necesidad que había de dar principio
á las Misiones de S. M artín.» H ay, me decía, miles
y m iles do católicos sin la más mínima asistencia
religiosa,' hay cinco centros de población cristiana
sin un sacerdote y muchos m iles de salvajes que
esperan todavía la hora de su redención, por lo
que es im posible retardai'so más; de buena gana
les mandaría y o sacerdotes seculares, pero no los
tengo y por ahora n i aun siquiera la esperanza de
poderlos tener pronto. P o r otra parte, e l Rdmo.
P ad re Ilu.a, á quien he escrito sobre el particular
acepta con placer dichas Misiones y m e prom etió
que jue mandaría tres sacerdotes lo más pronto
posible; aliora bien, si la voluntad de loa Supe­
riores es ésta, también lo es la del S eñor; acepte
p orli) tanto, R. Padre aquellas Misiones y D. Boaco
le bendecirá desde el Cielo. »
i Cómo deeir <jue noT yo hubiera querido dejar
para más tardo la respuesta deüuitiva y dar tiempo
á que llegaran los refuerzos prom etidos d o T u rín ,
pei'í» uo tuvo el valor de am argar aquel corazón
<Ie Padre y Pastor con una suspensión indellnida
(pie «o Imbría prolongado por tod<» un arto.
Arreglam os lo más pronto posible lo necesario
para [)artir, con gran alegría ]iara el amadísimo
Pastor, y terminada la fiesta <Io nuestro Patrono
S. Francisco do Sales y el solenme funeral por el
alma de Don Bosco, partimos tres sacerdotes un clé­
rigo y un coadjutor paraS.^ía^tíu,la mañana del 3do
F ebrero entre los felices augurios y saludos do todos
los hermanos y niños de nuestiu Casa de Bogotá.
L os Llanos de S. Martín son iumensus llanuras
ue se extienden desde las Cordilleras Orientales
e Colom bia hasta el Occéano A tlán tico con miles
y m iles de leguas de longitud y latitud, necesi­
tándose varios meses p.ara atravesarla.*», razón so­
brada para creer que ninguno hasta Jioy lo haya
hecho. Son un quid simile de las Pampas de la
República A rgentina, pero más hermosas, más pin
torescas é iniuensamente más vastas; al N orte y
al Oriente tienen por lím ite el mar de las Antillas
y el A tlá n tic o ; al Sud el Amazonas, y al Occidente
las Cordilleras que llegan hasta el Pacífico. N'o son
tampoco tan monótonas como las citadas Pampas
de la A rg e n tin a : allá se camina días y más días
sin encontrar xin árbol ó una p ie d ra ; yerbas y ani­
males que pacen, algunos ríos y nada má.s; aquí
por e l contrario, hay noa variedad que arroba y
encanta. P o r algím as d e las florestas vírgenes, que
parecen no tener lím ites, el hombre ha podido
abrirse algún ca m in o ; pero no penetrando nunca
los rayos del sol por la gran espesara del bosíjue,

3

— 240 —
y llovieudu por meses seguidos, este camiuo so
convierte üu uu torrente y cu un pantauo, que e l
via jero con su cabullería debe pasar con suma lentilu d y con uo pocas molestias.
A esto su uñadeu los grandes ríos que se deben
vadear por falta do puentes, en estas regiones des­
conocidos j lo cual no puede menos de ofrecer
grandes iieligros y de ocasionar no pocos contra­
tiempos. Jju muía es el animal más á propósito
pura estos casos, jiorquo difícihneute tropieza y cae,
uo así el caballo. A los que ]ior vez prim era deben
atravesarlos se les presenta otro gra ve iieligro, cual
08 el írseles la vista por la rapidez do la corriente,
de manera que uo sabe dónde se h u lla , pues se
urce parado y camina, y imruciéudole que las aguas
arrastren al animal, su tiene por j)urdido. P o r este
m otivo ningún viajero pasa solo estos ríos, tomando
Bit'iupre un guia que los conozca bien y sepa donde
se encuentran los puntos menos profuudos. A más
do esto se toman otras precuucioues, como atar el
jirttpio caballo á la cola del caballo del guía, dis
traer la vista no mirando nunca al agua ó cerrando
del todo los ojos hasta pasar do una o rilla ó la
otra. Esttks precauciones su toman en los meses de
estío que es cuando pueden vadearse porque en in ­
viern o es del todo im posible, y entonces quien es
buen nadador su echa á nudo si tiene mucha prisa
-y necesidad de pasar, y si no, retrocede y desiste
de Hu empresa. En algunos puntos se encuentra
una pequeña barca hecha con el tronco de un
árbol, pero sin barquero que la guíe , así es que
q^uien se m ete en ella debe saber rem ar al mismo
tiem po que debe tirar del caballo,ofrucieudo graves
dillcultudus si éste no es dócil, jmes se coiTe el
p eligro de quedar ahogado. Unase á todo esto la
innum erable cantidad de cocodrilos t|Ue los puebla
y (pieda dicho todo. En estas urdientes tierras se
eiicuuutruu los cocodrilos á centeuari«e y ¡í millaves
cu todos los ríos. En las horas fresca.-, de la mañana
y de la tard e no abandonan el leeliu del río, puro
en las horas de calor salen á la orilla buscaudo
lu fresca arena, y a llí ]>asuu las huras muertas
tundidos á la larga con la desmesaraila boca abierta
haciendo entre tanto la digestión de lu presa que
durante la noche ha cuido entre sus «lien tes. Si
uo sienten los estímulos del hambre huyen de la
persona que se les acerca, puro en eas(» eoiitrario
persiguen y acometen con duses|>erucióu.¡ Desgra­
ciado del que cae al a g u a , pues está perdiilo !
Uam brieutos ó no le arrastran al fondo del vio, y
en esta liorrible situación la defensa es dilicilísium
si no im posible, porque el cocodrilo tiene la piel
invulnerable, de tal manera que el cuchillo no le
entra y las mismas balas resbalan sobre su duro
lom o siu hacerle el menor daño; la única cosa, y
m uy difloil por cierto, ijue se puedo hacer es m e­
terle dos dedos uu los ojos y cegarle pues almmloua
lu presa : pero recuperada do nuevo la vista vuelve
á pui'seguir con más furor á su víctim a hasta t)ue
obtiene su intento que es traugullarsu al desgniciado que uite outre sus graudes y atllados dientes.
l*or todos estos m otivos es siem pre peligroso
e l puso de estos graudt's ríos, y por lo mismo gouerulmeuto uo se viu^a de in viern o ; además, cuando
extenuado i>or la fa tig a y el calor desea el via jero
bañarse, debe e v ita r otro p eligro, pues en estos
ríos aunque sean pequeños, so encuentran dos clases
de pescados llam ados uiya y temblador, los cuales
v iv e n sepultados en lu tu'eua, pero apenas se les
pone el pie encima hieren, siendo graví&ima y casi
siempre m ortal la h e rid a ; en los puntos en que
hay piedras en vez de arena, estos animales no
BU eucueülrau.

L a pesca es abundantísima, siendo el alimento
principal do los salvajes de estas tierras. L a caz;»
es también muy abundante cucoiiii átidose por estas
florestas infinidad de i).ijaros, casi U)dos diferentes
de los nuestros en el cauto, tamaño y c o lo r; el
que más abunda por aquí os el [japagallo. Quien
en las prim eras horas do la mañami atraviesa la
floresta, goza de una música toda particular que
con mucha razóu se puedo llam ar el Benedicite
jDojhího, omnci i'oZucres cocli, d e l P rofctii Daniel,
pues es una co.sa que conmueve profundamente,
y al sentir tan dulce y grata armonía se siente uno
tocado de tiil manera en su corazón, que quien
sabe rezar experim enta la necesidad do hacerlo,
y quien no sabe queda avergonzado y confundido
al v e r que inocentes avecillas saben dar gloria á
su Criador y él u o ; por lo que á m i toca, puedo
decir que me sentía más compenetrado y recogido
y rezaba con más fervor que al pie del altar. Las
bestias feroces y especialmente los tigres y los
leones abundan muulio en estos desiertos, pero
estos dos últimos sobre todo, no asaltan jamás
cuando las personas son muchas ; además uo sufren
el hambre por la abundancia que á cada paso enuueutrau de animales con que cebarse. Más que
para las personas, constituyen un peligro continuo
para los anímales domésticos, por lo que los pro­
pietarios de ganado les hacen una caza perm a­
nente.
¡Cuánta grandiosidad y belleza ])resenta la natu­
raleza en estos d esiertos! N o me atrevo ni siquiera
á rucar de vuelo la ñora y la fauna, pues es una
cosa verdaderam ente prodigiosa v e r la sorpren­
dente variedad de plantas, yerbas, flores, etc. que
)>or aquí h a y ; y los pocos conocimientos adquiridos
tantos años hace, en los libros de te x to , no son
sulicieures {>ara trasladar al papel ni en sus lineas
más principales, el grandioso y soberbio manto
con (|ue la natura se cubro y em bellece.
No obstiiiite el estado verdaderam ente hórrido
del camino especialmente durante un día y medio,
llegam os tiualmuute en tres días al prim er pueblo
de los Llanos de S. Martín, es decir á V illa v iü u m 'io.

Unos sesentA arcos de triunfo, hechos con ramas
de olivo, ]>almas y otras plantas, nos indicaban que
acjuella buena y sencilla gente estaba contenta de
nuestro arribo.
V illíivlo o u o io
> lu r tiu

— ¿

—Uu

P orq u é

ó.

S.

ítr*li<l pui’U deto-

uoriiois en V illtrvlcou eio.
V illa viceu cio es vina población de casil.500 almos,
y marca el confín entre lu parte civilizad a y la
b á rb a ra ; por una i>arte, todo son montañas hasta
el imir Pacifico, y i>or la otra todo llanuras hasta
el OccéiUio Atlántico. Pocos años ha, fué destruido
totalm ente este X)ueblo x>or uu voraz incendio que
X>odría repetirse á cada m om ento, pues e l techo
de estas casas es todo de paja ó m adera ; las per­
sonas particulares han reconstruido de nuevo sus
cusas en poco tiem po, pero los cristianos uo han
tenido todavía tiem^K) de reedificar e l tem plo de
su D io s : tenemos, por lo tanto, uu pueblo sin
iglesia, puesto que uo ]m ede llamai'se iglesia una
habitación pequeña, estrecha y sucia donde se ce­
lebran los divinos M isterios ; apenas caben en ella
treinta ó cuarenta personas; d e campanario hace
im frondoso árbol que se eleva en m edio d e la
vecin a plaza, y dos campanas atadas á una rama
del mismo sirven para anunciar las fdneiones r e li­
giosas, encargándose de tocarlas por lo general xm

críticas circunstancias ! L o único era lUsmtir p w a
niño quG trepa por el árbol liaeta llegar arnba.En la
marcharnos y fijar nuestra residencia en S. Martin
misma plaza y á dos metros del suelo se ven ya
mal grado 1m repetidas instancias que nos hacían
los cimientos de la nueva iglesia que se proyecta
las Autoridades de V illa vicen cio para que nos que­
pero está interrum pido el trabajo y bay poca esp ^
dáramos en dicho pueblo. P e r o 4 cómo h a c e rlo !
ranza de reanu darlo.! Dios N . S. quiera que sea
pronto!
Sin quererlo, nosotros debíamos dar un
L a noolie es l>ueiia cons^lcra. L l o ­
disgusto á estos buenos babitautes: el punto fijado
ra m o s todos A S. M artín. —
para nuestra prim era residencia no era V illa v id e n lo s s a lv tv ie »»
s a l x 'i 's o q a l e u
cencio sino San Martín, pueblo si tuado á dos jo r ­
le s lia y a a d v e r tid o do iiiiiosti’a lionadas de distancia ; en esta elección no había en­
ru d a .
trado para nada e l capricho de favorecer á nn
pueblo más que á otro, sino el deseo de que saliese
Dicen que la noche es madre do buenos consejos,
todo á m ayor provecho de toda la Misión. Como ya
y yo pude probarlo m uy evidentem ente la noche
dije al principio, son cinco los centros de población
del 7 al 8 de Febrero. Llegada, en efecto, la ma­
cristiana quo la Autoridad eclesiástica ha confiado
ñana, me levan tó m uy tem pranito un poco disgus­
á loa Snlesianos; á sabor; V illavicen cio, S. Marüu,
tado y celebró la Sta. Misa, concluida la cual mo
S. Juan de Araina, U ribe y Jiram ena ; creo que todos
marchó solito á S. M artín en busca de caballerías.
figuran, en el mapa geográfico, al menos en los de
Excepción hecha de nuestros hermanos, ninguno
acá. Ahora b ie n j S M artín, que ha dado e l nombre
sabía nada de m i via je, pues yo quiso guardar el
á todas las inmensas llanuras que se extienden
m ayor secreto, porque tem ía que las Autoridades,
al rededor por centenares y m illares de leguas,
en serio ó en broma, m e jugaran alguna mala par­
está situado en el centro de los.pueblos antedichos
tid a si llegaban á saberlo. En dos días mo puse
de tal manera que en dos días de caballo se puede
en S. M artín con toda fe lic id a d ; encontradas en po­
ir á cualquiera de ellos, excepto á U ribe, que se
cas horas las diez caballerías necesarias, las en­
necesitan cuatro días con buen tiempo. P o r lo tanto
tregué á dos personas de confianza, para quo bva
debía ser S. M artín a l que se diera la preferencia
condujesen á V illa vicen cio y so trajeran á mis
por la gran ventaja que ofrecía de poder con más
amados hermanos y los equipajes. Después de cinco
prontitud acudir desde a llí á cualquiera de los otros
días llegaron felizm ente todos entre e l alegre r e ­
jmeblos en que nuestra obra fuese necesaria, como
pique de las campanas y la más sincera alegría de
también por encontrarse más cerca de las tribus
toda la población que se había vestido de fiesta,
de salvajes, objeto principalísim o de nuestras M i­
ostentando las puertas y ventanas vistosas colga­
siones. Con estos antecedentes, comprenderá fácil­
duras y las calles muchos arcos trinnfeles.
mente, amadísimo Padre, que era nuestro deber
Verdaderam ente tenían razón para tanto jú b ilo
vencer toda resistencia que se nos pudiera hacer
y regocijo, pues como aseguraban aún los más an­
para im pedir nuestro a irib o á la m eta designada,
cianos, jamás 86 habían visto cuati'o sotanas juntas
y con tanta más razón cuanto que todas nuestras
por aquellos lugares.
decisiones se habían tom ado de acuerdo con el
Después d e saludar á las Autoridades, que v i ­
Sr. Arzobispo que las había aprobado y bendecido.
nieron á dar la bienvenida á los recien llegados,
Para poder proseguir nuesti*o v ia je era indispen­
nos encontrábamos solos ocupados en abrir las
sable cambiar de caballerías, porque las primeras
cajas y ordenar nuestras cosas, cuando hó aquí quo
no servían ya, y además el dueño no quería tampoco
de im proviso vien e á llam ar nuestra atención un
dejárnoslas á ningún precio, por consiguiente se
confuso vocerío : I >08 Indios, los Indios — gritaban
debían buscar otras que fuesen mejores de las pri­
unos; — aquí vienen los salvajes, repetían otros.
meras, pues el camino (pie aún nos quedaba era
Abrim os la puerta para v e r lo quo pasaba, y 1 oh
muy d ifíc il y peligroso ; so trataba de pasar por
m a ra v illa ! vem os á pocos jiasos do la Casa una
selvas espesísimas y atravesar unos diez ríos, al­
turba de Indios hombres, mujeres y niños, los
gunos de los cuales muy caudalosos, bien que en
cuales, casi desnudos y seguidos de una « a n mul­
pleno estío. A esto se añadía e l camino siempre
titud de curiosos, venían precisamente á v er á los
fungoso, pues no alcanzándole nunca un rayo de
Padres. Nosotros estábamos verdaderam ente mara­
sol ni un soplo de v ie n t o , con la más pequeña
villad os con semejante sorpresa, no sabiéndonos
lluvia se hace intransitable por la gran dificultad
dar razón de lo acaecido. Entre los Indios reconocí
V peligros que presenta. T o que sabía y a todo esto
á cnatro que había encontrado el año pasado on
por haber pasado por é l uu año antes, insistía con
e l desierto á tres jom adas de S. Martín y después
las Autoridades y con las personas privadas á fin
de haberles saludado y preguntado el objeto do su
de que m e procurasen caballerías buenas y seguras,
venida, uno de ellos que hablaba en castellano
pero después de dos días en inútiles pesquisas echó
respondió á nom bre d e todos: — Bahiendo que
de v e r que sería tiem po perdido, porque como si
viniendo Padres á S. Martín, queriendo nosotros
obedecieran á una consigna, todos se negaban á
saludarlos. Barios más viniendo ahí. — Nuestro es­
proporcianárnoslas.
tupor crecía por momentos: tanto yo como nuestros
i Era m ala v o lu n ta d ! N o lo creo, sino más bien
hermanos nos pusimos á interrogarles de m il modos
los deseos que tenían de que nos quedáramos en
y maneras para saber quién los había avisado de
V illa v ic e n c io , deseos que todas las Autoridades
nuestra llegada, pero no pudimos d ^ c u b rir nada,
nos manifestaron varias veces en nombre de la
obteniendo por toda respuesta un ¡ Qitién sabel ,
entera población; pero desgraciadam ente,estepnedándonos á entender que no podían satisfacer á
l)lo con ser e l más grande de esta Comarca y tener
nuestras preguntas.
todas las Autoridades gubernativas, no tiene iglesia
Apenas qae<lamos solos, observó uno de los her­
desde siete años h a c e , como y a he dicho, por lo
manos : Don B obco, si mal no recuerdo, d ijo que
que nos era aun más d ifícil permanecer en él. Y
ven dría un tiem po en el que no b u s^ rían los
; cómo trabajar con provecho en nn pueblo sin
Salesian<» á los Indios sino éstos á los Salesianos.
i g le s ia !i Dónde reiiuir la población para los d i­
vinos oficios V para la instrucción religiosa y la ¿ Seremos ta l vez nosotros los primeros hijos de
on Boeco que empecemos á experim entar la verp red icación ! P o r otra parte , 4 qué hacer en tan

— 242 ~
dn<l <lo OBta aserción do nuestro venerado Fundador
y P ju lro í L os pobres salvajes no ban podido d e­
cirnos (julón les ha dado noticia de nuestro arribo:
I N o podría darse que hubiesen sido avisados por
algunos do los Augeles Tutelares de nuestra P ía
.Sociedad, ó bien por los Angeles do estas tierras
sumidas aún cu las tinieblas de la idolatría f

{Se continuará).

viaje á la República, de los primeros Salesianos
(Carta dol lim o, Sr. CostamagnaJ (1).
A m a d ísim o P a d r e :
¡(NALMENTE bcmos llegado sanos y salvos
jí esta Kepiiblica, pura la fundación de
las primeras Casas Salcsiauus.
L a terrib le desgracia que acaeció á
nuestra P ía Sociedad con la muerto del in o lv i­
dable INIuus. Lasugua (de santa memoria), y de gran
I>arto do sus compañeros de viajo, nos entreftivo
sobre las playas (leí Plata hasta el 13 de Enero,
día cu que los 14 Misioneros destinados á L a Paz
y A Suero, so reunieron á los pies de nuestra aluada M adre María Sma. A u xilia d ora ' en su San­
tuario do A lm agro (Buenos A ires), donde y a so
liabían reunido en 1886 y después el 31 de Enero
de 1888, los primeros Salesianos que pai'tierou
para Chile.
L a Sma. V irgen nos ha bendecido, obtenién­
donos del Sagrado Corazón de Jesús uu ánimo
decidido para superar cualquiera diücultad; cou
todo, soutimos muchísimo la separación do nues­
tro muy amado liermano Monseñor Cagliero y do
todos nuestros demás hermanos de los tres Casas
do Buenos Aires.
IDo OuoiioK
<lo
CUllo y rt Vul|>urat!So. —
la
cim a cltí los ^\.u<Ios. —A.utoloj^-astu .
Llegam os á Mendoza dos días después do nues­
tra partida y nos detuvim os una semana, para
dictar yo los E.Íereieios Espirituales do los Salesiauos y de las H ijas de María Auxiladora, y inira
adm inistrar la oouflrmación y dar la prim era
confereueia á los Cooperadores Salesianos ( 2).
H abiendo salido de Mendoza emprendimos la
travesía do los Andes, primevo eu tren, después
en carro y jmr liltim o eu muías, pasando á la al­
tura absoluta do casi 5.000 metros.
(1) Eq «1 nAmcra d« Agosto dimos i noostros beneméritos
(\Kii>er«dores is grsto nóticis del estobleoimiento do los Sale*
sisnos en dlobs BepAbllc*. y con este dimos principio i Is pn.
bliescidn de las interessutos cartos del limo. Sr. Costamagns
sintiendo que In sbumlsncie de originsl y el poco espsoio noe
hsyno Impeilido do hacerlo sutes, como hnhiers sido nuestio
deseo.
(S) V. Bol. do Julio.

A travesada la cima volvim os á los carros y
después a l tren que desciendo rápidamente, lle­
gando eu dos días á Sta. Rosa de los Andes, donde
nos esperaban los Rdos. Padres Tom atis, Seavini
y Corratella con e l clero de la ciudad y un in­
menso tropel de pueblo que nos acompañó á la
Iglesia Parroquial, donde di la beudioión. A las
10'/, del mismo día arribamos á Santiago de
C liile, vin ien d o ii recibirnos á la estación Mon­
señor Fagnano, el Edo. P ad re M igone y todos los
hermanos de las tres Casas Sulesianas de aquella
Capital.
E n Santiago nos paramos diez días, pues hubo
que hacer varias cosas, entre las cuales, dictar
los Ejercicios Espirituales á las tres Cíisaa do
María A u xiliadora, dar el hábito clerical á varios
novicios del N oviciado do Maciü y administrar
la santa .Confirmación.
E l 1 de Febrero, habiendo dejado eu nuestra Casa
do Valparaíso el personal destinado para la funda­
ción (le la Casa de Sucre, m e embarqué en el
vapor Lautaro (jue se dirigía hacia Antofagasta,
llevando conmigo el personal para la nueva Casa
de L a P az j nuestra partida fué señalada por una
especie de pesca m ilagrosa que se hizo en el puerto,
donde los peces cubrían la superficie de las aguas,
y por tm choque que se dieron dos buques el uno
entrando y e l otro saliendo del puerto, por lo
que el vapor que debía partir tuvo que volverse
atrás para rehacerse de la avería sufrida.
Tratados con toda cortesía por el Capitán del
Lautaro, nuestro v ia je pudo llamarse más bien
un paseoj costeamos siempre tierra chilena, y
pudimos, de cuando en cuando recrearnos admi1‘ando las hórridas bellezas de aquellas playas,
donde, por mucho (jue se observe, no so encuentra’
jamás, no diré un árbol, pero n i siquiera un hilo
de yerb a ó una florecilla.
Tocam os en Coquimbo, Carrizal, Calderas, C/íí^
ñaral de las Animas y Taltal, pueblos que parecen
haber sido in cen diados: nuestro vapor es como
uu morcado ambulante, pues en cada puerto de­
pone una porción do las mercancías cou que va
cargado, y después liacieudo uu saludo coutinúa
BU interrum pida m arch a; varios buques bucen aquí su cargameuto cou los tesoros del país, con­
sistentes en oro, plata, bronce, cobre, plomo, an­
tim onio, etc., que las minas de estos arrasados
montes ofrecen á los insaciables exploradores.
A mis amados hermanos, que por ves primera
eu su v id a liaeían esto via je, todo les causaba
im presión, pas.ando de m aravilla en m aravilla.
Como el Señor quiso, desembarcamos felizm ente
en Antofagasta después do cuatro días de m arj
y (ligo felizm ente, pues no pocas ban sido las
víctim as (jue se ha tragado ya aquel puerto sieiujn e borrascoso. E l lim o. Sr. V icario Apostólico,
Mons. G. M. Etebeverrín nos recibió como á her­
manos, y el Exemo. Sr. Presidente de la Rejníblica (le B o livia D . M. Baptista, en su exim ia
bondad dió orden al Cónsul de «jue nos tratase
como á verdaderos amigos, y así fné. A q u í vis i­
tamos e l Hospital público donde las Hermauas de
la C a rid a d , H ijas de Sta. Ana, hacen nn bien
inm enso; y llegad a la boi*a montamos en el tren,
que en tres días debía conducirnos desde Antofogasta á Oruro: nosotros empleamos cuatro, por
que habiendo salido eu viernes, e l tercer día que
era domingo, e l tren, como de costumbre, no se
m ovió ni siquiera para trasportar m ercancías; ¡ y
pensar qno e l director de la Compañía <js protes­
tante....! i Qué vergüenza para tantos católicos!

-

Hu el de&»iex*to <lo ^tilom ua. — XJim

I>ux*u<la «i Oiiluim i. —Xjos lu d io s ele
Uyuui. —-A. CUuUapata.
En la prim era jornada caminamos siempre por
montes, dentro del famoso desierto d e Atácama,
en donde tantos españoles conducidos por A lm a­
gro á Chile encoutrarou hi m uerte en tiempos do
la conquista, y donde, pocos años hace, perecieron
también tantos bolivianos, bajados de P otosí para
hacer frente á los chilenos triunfantes. ¡P e r o qué
hórrido é interm inable desierto !
Se camina asceudiendu siem pre y no so con­
cluye nunca j estamos y a á la altura de 2.ÜÜ0 me­
tros, y si bien hace doce horas que el tren devora
con gran furia la vía, el desierto continúa siem­
pre con toda su horiulez. Finalm ente ú las seis
de la tarde se v e despuntar nua mancha verde
que parece un oasis j es Caluma pequeño pueblo
de mala muerte, célebre por uuo de los más eucaVuizados combates entre bolivianos y chilenos.
Bajamos d e l tren, y después de haber tomado im
poco de alim ento fuimos d la Iglesia, donde des­
pués de nua b reve plática distribuí ú todos un
escapulario do la Sma. V irgen. A la mañana si­
guiente muy tem pranito celebramos la Sta. Misa
y salimos de CalainUf continuando nuestro viaje
lie ascensión por el siempre árido y m elancólico
desierto do A tácau ia; hemos llegado y a á la al­
tura de 8.233 metros y aún subim os; caminamos
por las faldas del volcán
i'ed ro que, todo
cubierto de nieves perpetuas humea coutiuuamcute.
Finalmente eucoutramos uu puente de hierro:
tieue cieu metros do alto y cient«) cincuenta do
largo; creíamos encontrar agua dulce en abun­
dancia, pero quedamos bien pronto desengañados,
pues la poca que hay serpea eu uu profuudo pre­
cipicio, parecieudo que quiera esconderse á nues­
tra vista, y por añadidura es salada. Term inado
el puente term ina el desierto de Añ/cnma, y so en­
cuentra Asco/ar, pueblo situado ú la altura abso­
luta de 3.9o6 metros : desde aquí se empieza á
descender por una suave pendiente. A nuestra de­
recha tenemos otro volci'm llam ado OlUujuc. mu­
cho HUÍS terrib le qno e l San Pedro, y que no cesa
de sacudir su negruzco penacho, infundiendo te­
rror á los piusajeros ; la misma locomotora parece
que le tenga miedo, y huye rápidam ente por la
]>eu(liente abajo, parándose apenas algunos minu­
tos. para tomar agua, eu Chujnana y JuUiri, las
primeras estaciones que encontramos eu tierra
Boliviana. Bien que pasado el Atácam a, e l suelo
sin embargo continúa siem pre á r id o ; saludamos al
vuelo las inmensas mesetas cubiertas de bórax,
propiedad de uu cierto Sr. Kascali, ita lia n o ; y
las interminables salinas, cubiertas ahora de agua llovediza, á causa de las llu vias torrenciales
que, especialmente en Febrero, atormentan á los
pobres caminantes d e B olivia.
Finalmente á las diez de la noche, cansados,
sin fuerzas, ateridos de frío y algunos de nosotros
con la liebre encima, llegam os ul frígid ísim o U•mui, pueblecito de Indios, situado á la altura abM'luTa de 3.660 metros donde de in viern o baja el
termómetro á 23 grados bajo cero, y está puesto
¡nada menos que en la zona tórrid a ! A qu ella
noche no pudimos reconciliar el sueño, tanto ]>or
el cansancio, como por la rarefacción del a ir e ;
y á la mañana siguiente, bien qne dom ingo, sólo
yo pude celebrar, porqne no había más qne una
hostia; d irig í tam bién m i palabra á aquellos po­

243 —
bres ludios y después salimos á tomar un puco
de aire lib re. Entonces empezó do nuevo la
admiración de uuesti’os queridos hermanos, pues
les parecía de encontrarse eu otro mundo; aquí
las mujeres lleva n sombrero como los hombrea,
quitándoselo al entrar eu la Iglesia ó al acerciuso
al Tata (Sacerdote), á quien con graji respelo y
reverencia besan la mano, y á las veces so airodillau eu su presencia; las madrea llevan atados
á la espalda eu una especio do zurrón uuo ó dos
niños los cxiales, cubiertos con su rospectivo som­
brero, duermen, comen, ó juegan con las largas
trenzas do la madre, mientras <iuo ésta so ocupa
cu sus diarias fuenns como si nada fuese ; por acá so
v e un grupo do ludios abigarradam ente vesliiloa
llüvaudü también sus largas trenzjis colgando so­
bro las espaldas; por allá uu numeroso rebaño do
llamas, guiadas por sus pastores, quienes pasan
el día y la noche eu su com pañía, oonduciendi)
v id a nómada, y que con la carne y producto do
L'ls mismas, se mautieueu y' pasan la v id a cómoda
y tranquila..... en una palabra, cosas todas <juo
hacían muy honda impresión cu la iinagiuación
de nuestros amados hermanos y que eu parte les
hacía olvid ar la inclem encia del clima.
Las Autoridades locales vinieron á visitarnos
ofreciéndonos sus servicios, por lo (¡ue les dimos
las más expresivas y cordiales gracias, y el lunes
siguieute á las seis de la mañana partimos para

Oniro.
L a prim era esttviión que encontramos fuó Serarayo} el trayecto se había hecho sobro una meseta
casi desierta, cubierta por acá y por allá do
musgo y de gram a, do la que se sirven los ludios
para cu brir el techo do sus ch ozas; es tau dura
que sólo las llamas piiedeu masticarla.
Pasado Sevaruyo, la meseta cam bia aspecto, y
de cuando en cuando se presenta una pobre choza
con su respectivo rebaño do llamas que pacen á
corto distancia, guardudiis por uua p:isturciila in­
dia que está continuamento hilaudo ]>ero sin Imso;
imls tarde el tren pas:i por m edio 4le setnbradus
do cebada, patotas, liabjis, etc., y alguna que otra
vez faldea la montaña que guarda eu su seno r i­
cas minas de plato, bronce, antiuioiiío y cobro;
á un lado se ven numerosos grupos de chozas d o­
minadas ]>ur mi ¡leiiuefio cam panario, y son los
pueldüs Jíuari y Challapata j á otro lado la vista
queda dulcemente sorprendida por variados es|iejisnios, que lo ofrecen panoramas encautadori's de
lagos , árboles y embarcaciones quo en lealidad
no existou. Mas hé aquí que llegamos á Challapaía: la población, eu su m ayor parte de In­
dios, se d irig e eu masa á la estación ; el je fe de
p olicía vestido de gala se presentó con un despa­
cho telegrálico en la mano, por el que pude enterarúio que e l Sr. Presidente do la Itepiíblica
había ordenado á t 4>das las Autoridades de los
pueblos situado.s ú nuestio paso, que vinieran á
obsequiarnos; ¡E l Señor colm e de toda suerte «le
bendiciones á nuestro generoso bienhechor y amigo,
el Exemo. Sr. B a p tista !
E ntre tanto ios ludios asaltan nuestro carruaje,
y lo prim ero que pretenden es la bendición del
TatUy y después uu escapu lario; Ies coutentamo;’.
á todos y en un d ecir amén dimos liu á nuestra.-,
provisiones; uua hora después llegábam os á Poopó.
donde con delicada cortesía se pujscutó el SubP refecto d e la ciudad con numeroso mannpañu
m iento, para felicitarnos en nombre del (íobieru;.
y d e la P a tria .

— 244 —

A.

Orui'o. — Ü^xpléuiliclo
recil>imlonto. —A l I*uluoio <le la Grobex*imeióii. — Uiiu fíTruta sox*i>x*esa <le
loK Iiicliow MíÍHieow. — L a Ooulxx*iiiueióa A m il uiiioH.

Ornsido ora nuestra m aravilla por los cordiales
rc'cibimiontos do ijuc Labíamus sido objoto hasta
aiiuí, poro nuestro estupor llegó al colmo, cuando
después do haber pasado ]>or inmcusas mesetas
cubierlns de agua, costeando el lago do l*oüpó,
lle.gainos linalmonte d Oniro, capital de provincia,
donde term ina el forrociu’ril. L a pequeña locomo­
tora no so había ])arado arln, cuando estalló, junto
con la banda m ilitar do la ciudad, un burra in ­
menso y fragorosísimo de toda la imblación de
Oruro, que se había apiñado en la estación y ca­
llea contiguas.
Bajamos desoguida, y fuimos acogidos cou mues­
tras del más sincero afecto y cordial regocijo por
ol Sr. Gobernador de la capital, el Abogado D.
Samuel Gouzdlez y Portal, por dos representantes
del Sujíremo Gobierno do Sucre d elegad os, para
lecibirnoa, por todo ol Clero de Oruro, por las
Autoridades escolásticas, m ilitares y de seguridad
pública, como tambióu por ol Sr. Naunetti, Cónsul
italiano en esta llepública. Después de los primeros
cumpliinieutos nos pusimos en miu'cha: nos esperabqii varios coches, mas fnó im posible acercarnos
á ellos, pues la onda del pueblo uos empujaba lejos;
el Sr. Gobernador hizo entonces un poco de paso
y iiuiso acompaunruos por todo el trayecto, pero fuó
una cosa muy d ifícil, pues los muchachos, iudios
y no iudios, como si hubiesen adivinado que ha­
bían llegado sus am igos, se precipitaban sobre
nosotros, dando viva s y besando la mano á los
Bucmdotos, y el anillo y cruz pectoral á este pobre
Obispo. Do cuando en cuando una gran llu via do
llores caía sobre nosotros cubriéndouas casi tuda la
persona : en una palabra, la alegría, la satisfacción
y ol regocijo del generoso pueblo de Oruro, había
.llegado al colm o.Finalm ente llegam os, ya de noche,
al Palacio de la Gobernación, donde todo había
sido preparado pura recib ir y dar hospitalidad á
los hijos del gran Don Busco. E l pueblo fuó des­
pedido á la puerta por el Sr. Gobernador, mientras
las Autoridades subieron con nosotros las cscalei'os
del Palacio, tomando iw rte en la explóndida cena
que nos luiuía preparado cu su misma cusa ol Sr.
Gobenuidor.
Entre tanto, hó ut^uí que de la lejana Sucre,
cupital do la íiepública, lle g ó un despacho telegráfteo: lo leo luego ai la pvt'soucia ae todos, y
era el siguieute: « Hnstrísimo Obispo Salesiano

CusínmiigHn:
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• S a LVUO KE&rETüOSAMENTK EN LA PERSONA DB 8Ü
Sk So u ía 1l m a . , á l a l i o n a C o n o r k g ac ió n qce
FUNDARÁ EN BüUVIA EL POQRESO Y ADELANTO
INrELECrUAL Y MORAL DE NUESTRA CLASE 0»UEUA.
E l S u pr e m o G o b ie r n o se c o m p la c e p o r t a n
fausto a c o n t e c im ie n to , y y o h e po n g o á sus
ÓRDENES COMO APMO. SERVIDOR»
N . OchoR
Jfim'sfro de Im irucción publica

y CoíOHtcación.
Kespondi deseguida cu su nombre, amadísimo
Padre, dándole las más sentidas gracias, y aseguraudo al Supremo G o b iern o , que desde aquel
momento los Salesíauos considerauiau á B olivia
como su segunda patria. Más tarde llegaron nuevos

telegram as de la Gobernación de L a Paz , dol
Exemo. ó lim o. Sr. A i“zobispo y de la Curia A r­
zobispal de Sucre. Nosotros no podíamos menos de
dar ai cada momento gracias infinitas á Dios N . S.
y á María Sma. A u xiliadora por tantos beneficiosy de cuando en cuando se oía á alguno de nos­
otros exclamar : ¡ Cómo se regocijará desde el
Cielo nuestro querido P ad re D. Bosco ! ¡ E l es sin
duda, quieu desde tan celestial morada nos pre­
para tan gratas sorpresas!
L a mañana del día siguiente, mientras nosotros
hablábamos de la altura de Oruro, que es de 3.700
metros sobre el n ivel del mar, y de la consiguiente
dificultad que sentíamos en la respiración, de re­
pente una extraña música vin o á herirnos los oi­
dos j observamos por las ventanas del Palacio, y
vim os uua escena curiosa en verdad : un grupo
do ludios músicos. Dos Indias de edad madura,
abigarradam ente vestidas, con su gran sombrero,
y cou una bandera blanca en la mano, la cual
agitaban marcando al mismo tiem po e l paso, pre­
cedían bailando, á la extraña com itiva, compuesto
de doce músicos que tocando una tosca flautado
caña, repetían siempre la misma nota de una me­
lancólica y monótona m elodía del tamborilero,
quien golpeaba desesperadamente su tam boril pa­
reciendo que quisiese reventarlo; detrás de*estos
venían el A lca ld e nuevo y e l viejo, todos dos muy
mal vestidos, empuñando el nuevo la vara de au­
toridad, guarnecida de adornos plateados.
Sin p ed ir permiso alguno, penetraron en el Pa­
lacio y subieron las escaleras en busca del Obispo,
pero no encontrándolo bajaron ni patio, y dispo­
niéndose en círculo continuaron la misma desen­
tonada cantilena.
Entonces^ «ab ien d o yo que ellos querían verme
y saludarme, bajé al patio para manifestarles nii
complaconoia y agradecim iento i>or tan hermosa
y sincera demostración de afecto, y m ientras coutinuabau soplando en sus flautas con toda la fuerza
de sus pulmones, impuse á cada uno un liúdo
escapulario del Sagrado Corazón de Jesús; dejé
para los últimos á los Alcaldes, y ellos creyéndose
olvidados me d ije ro n : — Nosotros gnei'er también
escapuJario — y uno de e llo s : — Xo ser el A lcalae riejo y este otro el joven. — L es contentó
deseguida, y m e despedí <\e todos bendiciéndoles.
Ellos continuando siempre su in variable pieza,
vo lvieron á la plaza donde se encuentra el Palacio,
girando toda la mañana por la ciudad, y tocando*
cou su escapulario al cuello y más contentos que
unas pascuas.
Antes de partir para L a Paz, administré la Con­
firmación, ocurriendo eu la Iglesia algo de in­
describ ib le, en lo que se v e la gran fe del pue­
blo de Oruro. M e presentaron de ima vez más de
m il niños, todos peqneñitos, pues los adultos loa
habíamos déjado para m i retorno. T od o lo bahía
dispuesto bien el Rdo. Sr. Párroco , pero no ha­
bía apenas empezado á confirmar, cuando la gente
tom a como por asalto la balaustrada, queriendo
cada cual ser el p rim ero; rae retiré al altar or­
denando á los Sacerdotes, á los Salesianos y á dos
guardias municipales, que no dejaran acercarse
sino uno á la v e z ; más todo en v a n o ; en menos
que no lo cuento saltaron la balaustrada, llenaron
el presbiterio, y se agruparon en torno a l altar
mayor, indios, indias, soldados y niños, con una
confusión y desorden que no tenía igual. Confirmé
todavía por algún tiempo, pero m e v i obligado á
retirarm e á la sacristía con el Clero, encargando
á los guardias que no perm itieran la entrada sino
cuatro á cu atro: pero n i aun con esto pudimos

— 245
conteuerles. Eu cuanto :1nosotros quedamos tan cau­
sados, que parecía que Labíauios salido de un campo
de batalla. ¡ Pobres Indios, su v iv a fe no les de­
jaba un m omento ti'anquilos aguardando su turno
jMira que sus lujos fuesen coutirmados !
L le g ó el día d e nuesti-a partida para L a Paz,
pero Labieudo sido ocupados nuestros puestos eu
el ómnibus p o r oti’os que fueron antes, tuvim os que
permanecer ti’es días más en Oruro. D ebo baber
sido esta la voluntad del Señor K . dijo e l bueno
del Sr. PiUTuco, dichoso de poder estar eu nuestra
coiiipañia, y tenía razón, porque si hubiésemos sa­
lido con aquel coche, nos hubiera tocado la triste
suerte de pasar un pésima noche eu una choza, sin
pan y sin fuego, por que so rompió el eje del
coche.
Cuando vin o e l momento de p artir deüuitivauieute, el óptim o Sr. Gobernador de la capital,
que nos había tratado siempre con paterna aten­
ción y delicada cortesía, nos procuró provisiones
]tara el camino, nos acompañó á la estación de la
diligencia, y a llá le recom endó encarecidam ente
al cochero, que se olvidase del carnaval al menos
durante nuestro via je, para que e l licor, tan abun­
dante eu dicho tiem po, no fuese causa-de ocasio­
narnos algún serio disgusto •, después p id ió la ben­
dición, nos abrazó cordialm ente saludándonos, y
uosoü-os partimos.

{Se continuará).

■* QStfleJfiíy *■

te HABIA ADELliD ORA.

¡V iv a

M a p ja

A u x ilia d o r a !

Invocad todos á María bajo ol hermoso titulo A u -

xilium Christianorum, porque'quien á Ella acudo
con confianza obtiene cualquier gracia que la pida.
Era el día 30 de Setiembre del año 1895 á eso de
las 9 de la mañana cuando á mi tía Catalina Casa
de Monte la empezó un dolor punzante en un muslo ;
el mal siguió por varios dias sin quo ella lo hiciera
caso, pero viendo quo el dolor aumentaba siempre,
avisó á su esiK)so, quien llamó á los doctores que no
encontraron remedio alguno que la sanara; en vista
do lo cual determinaron operarla. El 10 do Dbro.
día seña ado para la operación, cuando ya todo es­
taba á punto, hubo de suspenderse por lo desapacible
del tiempo; lo mismo sucedió al dia seguiente y al
volver ol 12 , la enferma, que al sólo pensar en ello
padecía lo indecible, se negó resueltamente á que la
operaran. Siendo muy devota de María Auxiliadora
comenzó en unión de mi mamá una novena y obte­
niendo pronto alivio llamó el 2°. día á un doctor del
Rosario, quien la dijo que no era nada. Todos que­
daron estupefactos al oir semejante cosa, pues hacía
tres meses que la enferma estaba bajo la asistencia
de dos médicos. El insistió asegurando que todo se
reducía á la unión de dos venas que impedían la
Ubre circulación de la sangre. Dimos gracias á María
Auxiliadora por haber impedido la operación y con­
tinuó la novena quedando mi tía enteramente bien
al terminarla.
Durante esta enfermedad yo estaba como pupila
«n el Colegio de María Auxiliadora y leíamos en el
Boletín Salesiano que una persona había recibido
una gracia y prometió de publicarla en dicho Boletín;
‘•ntonces yo empecé una novena prometiendo hacer
lo misino y ahora cumplo con ella.
¡ V iva María Auxiliadora!

Catalina P onte
Aluinna del Culegio do M. Aux.

Sb . Director del Boletín Salesiano.

S. KicoUi lie loi Arrujut (Argontint), Fubroro <lo I89S.

M uy estimado SeSob :
Hallándome enferma en el campo sin médico y sin
remedios, y una enfermedad que hace algnnos años me
acompañaba, empecé una novena á María Santísima
Auxiliadora para qne me mejorara prometiéndola por
mi parte un pequeño obsequio visitando sn Capilla en
Patagones y haciendo publicar la gracia en el Boletín

Salesiano.
Con la I^ovena á María Sma. Auxiliadora rezaba
también varias oraciones á S. José, continuándolas en
todo el mes á É l dedicado. María Auxiliadora y S. José
escucharon mis humildes súplicas j presentemente me
encuentro bien. Doy por lo tanto gracias á María A u ­
xiliadora y á S. José y deseo que se publique la gracia
para que todos conozcan ana vez máa lo qne vale la
ctación acompañada de la fe.
I g kacu
Fatasunes, 2 de 3L to de 1S06.

a

. de Homero

Señor Director del Boletín Salesiano.
Muy Sr. m ío : para mayor gloria de María A u ­
xiliadora pongo en su conocimiento, para qne le dé
publicidad, el siguiente hecho admirable. En el hos­
pital de esta Ciudad hallábase enfermo do gravedad
nn individuo conocido mío de ideas sumamente libe­
rales que lo hacían renuente á todo lo que concierne
con las prácticas de nuestra Santa Religión. E l Ca­
pellán del hospital desesperaba ya de p ^ e rle indu­
cir á prepararse á bien morir, pues todos sus intentos
habían resaltado inútiles, cuando visitando yo nn día
ai enfermo pude conseguir que se dejara poner al
cuello una medalla de María Auxiliadora. Esto fué
como el primer paso en el camino de la conversión
de aquella anima descreída : de suyo á los pocos dias
pidió el confesor con quien arregló los asuntos de
sü conciencia con la mayor edificación, y recibíala
Sagrada Comunión con muchísimo fervor. Una mañtina quiso finalmente hacer un esfuerzo para levan



210

tarso y oÍr la Sta. Misa, y mientras so disponía para
esto acto piadoso, la onfennodad le arremetió con
vinii'in-ia, f^ntrcgando su alma cuando se disponía
para luvunüirse. Esto cambio tan radical en eso en­
fermo rovela una vez más la eficacia de la devoción
á Muría Auxiliadora.

B. T alaveba.
Caracas, 1 do Mayo do 1806.
Señor Director del Boletín Salesiano,
M uy señor mío :
Cumplo con un deber do gratitud immonsa hacia
María Auxiliadora, publicando la siyuiento curación
milagrosa que obtuvo de la oxcel.sa Sra.
Hacia ya tiempo que est;il)a alligido y muy ator­
mentado por una enfermedad do estómago que me
obligaba á arrojar toda clase de comida, lo cual me
redujo & una debilidad extrema que me obligó á
guardar cama.
En tan angustiosa situación recurrí á la que es
consuelo y bálsamo do los que sufren, L a Virgen
de J). Bosco, rezándolo una novena y suplicándole
me curara, prometiéndole al mismo tiempo, si mo
concedía tan gran favor, publicarlo en el Buletiii Salesiano ,• i Cosa maravillosa! El séptimo día de la no­
vena me sentí m ejor; el octavo pude retener por
primera vez el alimento y el noveno me encontró
completamente curado.
Agradecido á María Auxiliadora ruego á V . que se
sirva publicar en el Boletín Salesiano mi sincera
gratitud á nuestra Bondadosa Madre por su eficací­
sima intercesión para con Dios, é invito á todos ios
que la leyeren á ser devotos de tan Sma. Madre y
encontrarán grandes gracias y consuelos. Anticipo á
V . mi agradecimiento por este favor y me subscribo
su afino. S. S. in C. J.
M. M arcelino M ausio.
L o hace constar el que suscribo, Director del 0 ratorio del Sagrado Corazón do Jesús.
A . Ba IíZariü , P bbü.
S. Vicena deis Horts (Uarcelons), O dü Mayo de 1896.



mayor parto en prendas do vestir con el fin de que
puedan servir no sólo do estímulo al trabajo y estudio
sinó también de inmediata y práctica utilidad á los
niños, faltos de medios en su inmensa mayoría, fue­
ron distribuidos á .un número extraordinario do jó­
venes que frecuentan dichos Oratorios. Esta simpática
fiesta ofrece todos los años en el Oratorio festivo de
Tun’ii una grata singularidad, cual es la coronación
del jóven que ajuicio de sus compañeros, pues ellos
le designan, y Superiores, so ha más distinguido du­
rante el año por su asiduidad al Oratorio y por su
conducta moral y religiosa. Esta noble distinción le
ha cabido en suerte esto año al jovoiicito JosóBertoldo, el cual acompañado do sus padres y entre el
alegre sonido do la banda y los fragorosos aplausos
de sus compañeros, so preseiitó al Rdmo.Sr. D.Búa
para recibir la coronai
También las Hijas do María Auxiliadora han ce­
lebrado solemnísimaniente esta simpática fiesta en
sus colegios de Giaveno y Casale.
BODAS D E P L A T A
d e l C o le g io Salesiano de B o rg o S. M artino.
E l floreciente Colegio do S. Carlos de dicha ciu­
dad ha celebrado con una devota fiesta de acción de
gracias al Sagrado Corazón y una solemne academia
músico-literaria el 25 aniversario de su fundación.
Esto fuó el primer Colegio Salesiano que D. Bosco
abrió fuera de Turin, y su actual estado es flore­
ciente y prometo mucho para la educación de aquella
juventud, habiendo siempre gozado la estima y consi­
deración de bis familias cristianas.
S IR V A DE EJEM PLO .
Las Hijas de María Auxiliadora de Roma, con el
noble propósito de arraigar y asegurar más y más
la buena semilla que en su Oratorio festivo deposi­
tan cada Domingo en la abonada tierra, del corazón
de las numerosas niñas y jóvenes que lo frecuentan,
invitaron á un buen número do ellas á una tanda
do santos espirituales ejercicios que duraron cinco
días, con notable provecho do cuantas jóvenes y niñas
en ellos tomaron parte. La distribución es sencillí­
sima y se adaptaría muy bien á otros muchos Ora­
torios. Muy do mañana tenían la primera meditación
y oían la santa misa; al anochecer la segunda y la
bendición con S. D. M. y á una hora cómoda de
entre dia, una breve instrucción religiosa.
j Quiera el cielo que esta santa práctica de loa
ejercicios se introduzca y formalice en todos los Oratorios festivos de uno y otro sexo, pues muy grande
habría de ser el provecho moral de la juventud!
S E G U N D O CO N G R E SO
de los D irecto res D iocesanos de los Cooperadores.

D IS T R IB U C IO N E S D E P R E M IO S .
Solemnísimas han sido las celebradas en el Oratorio
de Turiu á los niños internos y del Oratorio festivo,
en el do S. José de la misma ciudad y en los de
Savüua y Florencia. Los premios, consistentes en su

Se ha celebrado eu Valsálice junto á la tumba de
nuestro querido padre D. Bosco, los días 23 y 24
del p. p. Setiembre, asistiendo gran número de Di­
rectores Diocesanos, entre ellos Mons. Carpanelli,
secretario que fué del Congreso Salesiano de Bolonia.

m

m

im

.

— 247
Varias y do gran importancia para la mojor organizacitín de los Cooperadores, han sido las decisiones
tomadas, pero faltos do tiempo y de espacio, nos
ocuparemos de ellas más detenidamente en el número
próximo.

Sr. Director del

JSoletin Salesiano.

Respetable Señor: Sólo me mueve a escribirle el
celo y la caridad con que los hijos del inmortal D.
Roseo,, siguiendo las huellas del celosísimo obispo de
Ginebra, S. Francisco de Sales, á quien el caudillo
de esta Pía Sociedad Salesiana, escogió por patrón y
puso como modelo á todos los que bajo el lema, D a
mihi animas caetei'a folie, quisieran seguirle para
renovar la faz de la tierra, trabajan en bien de la
juventud de Vigo con admiración de cuantos presencian
sus rápidos progresos y el celo ardiente de que se en­
cuentran animados.
Y siendo asi que hasta ahora nada ha dicho de esta
fimdacióu el Boletín, le daré una ligera idea de ella
desde sus comienzos hasta la fecha.
Para poder formarse una justa idea de la magna
labur de los Salesianos en el poco tiempo quo aquí
llevan, necesario es decir algo del estado de El Arenal,
barrio donde residen. El Arenal es campo, abonado
para la mala semilla, pues estó compuesto en su ma­
yor parte de pobres é ignorantes gentes alxindonadas
á sí misma. L a irreligión y la inmoralidad, por lo
tanto campaban á sus anchas, y para colmo do des­
dichas los protéstano s vinieron á recargar más las
t i n ^ de este tristísimo cuadro, estableciendo un centro
activo y poderoso factor para acabar con la poquísima
religión que á aquellos infelices hijos del pueblo aun
les quedaba.
Puede V . imaginarse, sin necesidad, de que yo se lo
diga, cuales serian los espectáculos que á diario se
pr '?.:nciaban, y el estado de la juventud que crecía
entre estos dos sayones: la enseñanza sin Dios que
r^'ibía en la escuela protestante, y los ejemplos practicvs, fruto de esa enseñanza, que veía en la calle,
su habitual morada.
L'na piadosa señora pudo comprar la casa y capilla
qu^ o .qaban los protestantes, y deseosa de reparar
en \o posible el mal que éstos habían hecho, fimdó
t í .u . -os católicas y las puso bajo la dirección de un
re?j-K-íable sacerdote.
En este estado las cosas. U fa ro n los Salesianos á
Vigo y por mandato del Dmo. Sr. Obispo se hicieron
cargo de dichas escuelas y capilla, siendo uno de sos

primeros cuidados para preparar el terreno á trabajos
posteriores, dar una misión de 8 días, cuyos buenos
resultados ninguno se esperaba; hombres quo hacia
catorce y más años que no se confesaban, so recon­
ciliaron con Dios y pusieron en paz su conciencia.
Otro de sus cuidados fué el establecimiento do un
Oratorio festivo, medio tan poderoso para cambiar
la faz do un pueblo, como decía el Venerando D. Rosco.
A l efecto arrendaron un campo conocido por la Fí^lícola, donde empozaron á reunirse los niños, ou gran
número todos los dias festivos,después do cumplido
el precepto do oir M isa; pero presentilndose serias
dificultades, se trasladaron á la plaza, y allí al aire
libre, los Salesianos comenzaron á dar un sublimo
espectáculo do caridad, enteramente nuevo para estos
habitantes, que se paraban admirados á contemplarle.
Haciéndose niños entre los niños, coman y salta­
ban con ellos metiendo la animación y el movimiento
en aquella tropa infantil, que crecía por momentos,
atrayéndoles suave ó irrisistiblemente de esto modo,
y teniéndoles alegres y divertidos y por ende alejados
de las pecaminosas diversiones, en que estos piUotes
tenían cifrada su dicha. Fácil será comprender el cam­
bio de conducta que casi insensiblemente se iría ope­
rando en los niños y én todo el barrio, merced al
infatigable celo que continuamente desplegaban los
Salesianos.
Encontrando pequeña Ó insuficiente la casa quo ha­
bitaban, se traslai^on á otra más hoIgaJa, pudiendi>
al mismo tiempo establecer en casa el Oratorio festivo,
asogurando de este modo la asistencia de los niños á
las sagradas funciones y al catecismo, con notable
provecho para su reforma moral.
Ensanchada la capilla y arreglada un poco más de­
centemente, los Salesianos no han perdido ocasión al­
guna para cristianizar el barrio. Y así recuerdo con
placer los solemnes cultos del mes de Marzo del pasadu
y presente año, la novena y fiesta de N . Sra. d<d
Carmen, resultando la procesión que so verificó por
la tarde, una imponente manifestación do fe católica y
un grandioso espectáculo pocas veces visto en esta
barriada, el novenario de ánimas, de Navidad y do
S. Francisco de Sales y tantas otras fiestas, quo han
presentado ocasióii al celoso Sr. Director para explicar
las verdades religiosas, rebatir los errores protestantes
é inculcar á cada uno sus respectivos deberes, de todo
lo cual se lia deribado necesariamente un renacimiento
de la fe y una notable mejora en las costumbres. Baste
decirle que la Capilla se ve siempre muy concurrida,
no faltando por cierto los hombres, que todos los días
se reza el rosario y se hacen otras varias prácticas
piadosas, y lo que es más importante, que se va ge­
neralizando la frecuencia de los Santos Sacramentos,
siendo ya muchas las personas de ambos sexos que
los reciben semanalmente y algunas todos los días.
Todos estos consolantes frutos obtenidos en apenas
año y medio de trabajos, nos hacen esperar mucho
de e ^ fundación y nos animan á cooperar á Obra
tan fructífera y saludable. Los Salesianos, en verdad,
necesitan mucho de nuestra cooperación, y más ¿hora
que levantan nn edificio apto para desarrollar debi­
damente su admirable obra, y yo quiero esperar que
esta cooperación no ha de fritarles en la noble V igo,
pues en sn interés está el que esa obra nc decaiga
por falta de medios.

— 2áS —
Dispénseme, Sr. Director, si le he sido molesto, pues
como lo be dicho en un principio, sólo la admiración y
el amor que profeso á la Obra de D. Bosco me han
movido ó dirigirle estas mal pergeñadas líneas,y mande
como guste ó su afmo. S. S.
J . C.

ti H 1 L B

Cooperador Salesiano.
Vlgo-1806.
Sr. D irector del Boletín Salesiano.
V ii

r •
Am adísim o hermano en e l Señor:

ti K R 0 N A.
Queriendo los líR . P P . Salesianos premiar la buena
conducta religiosa, moral y laboriosa de sus niños les
condujeron ú mediados del pasado Julio á un alegre
y ameno día de campo á la deliciosa y pintoresca villa
de Bañólas.
Existe en esta hermosa villa un antiguo convento
de Benedictinos, ocupado hoy dia por una respetable
comunidad de sacerdotes, que se dedican á dar mi*
siones por los pueblos circunvecinos. Do esta comu­
nidad os Superior el R . P . Miguel Ros y forte, insigne
Cooperador salesiano, el cual accediendo á los deseos
del Sr. Director do la Granja de S. Isidro, puso á su
disposición la Iglesia y un claustro que sirviera de
comedor para los niños y sus maestros.
L a alegro comitiva llegó á las 6 de la mañana,
dirigiéndose derechamente a la iglesia, donde los niños
oyeron misa y casi ‘ todos ellos se acercaron al divino
banquete, cosa que no dejó de admirar á la numerosa
concurrencia que llenaba la iglesia, atraída por los
acordes do la banda.
Terminado el suculento almuerzo, al que no dejaron
de hacer honor aquellos vivaces rapazuelos, salieron
á dar un paseo hasta el encantador lago, no muy
distante, y al volver, la banda tocó ddante de la
Rectoría, de la casa del ingeniero Sr. D. Ramón Gusiñer, celoso cooperador y ante el ayuntamiento, cuyos
miembros celebraban en aquel momento la sesión. Los
niños fueron en ambas partes muy obsequiados.
Durante la comida reinó la misma alegría y aún
mayor si cabe, por la abundancia de todo bien de
Dios, merced á la munifícencia de los buenos sacerdotesde la Casa Misión.
Dirigiéronse después al Circulo de la Juventud Ca
tólica donde ya eran esperados por la junta y nu­
merosos socios. A llí fueron obsequiados con café y
pastas y la l»n d a dejó oir do nuevo sus melodiosos
ecos.
Habiéndose encapotado el cielo á eso de las 2 y
caido una lluvia torrencial, el R. P . Superior ofreció
a l Sr. Director la Casa-Misión para que los niños
pudieran pasar la noche ; pero no fue necesario apro­
vecharse de tan generoso ofrecimiento, jiues al poco
rato serenóse el cielo y el Circulo Católico preparó
algunas tartanas con las que los niños pudieron vol­
ver á Gerona, alegres y satisfechos por el hermoso
poseo que habían dado y por el cariñoso recibimiento
y las muclias muestras de simpatía recibidas de los
respetables sacerdotes de la Casa-Misión, del Sr. Cura
Pjirroco, do las autoridades, del Círculo Católico y
do todo el vecindario.
N . X.
Julio 96

Juzgt) que m uy gratas noticias serán para V. y
demás Salesianos, las que le pueda dar de nuestro
veneradísim o Señor Obispo D. Santiago Costomagna, quemente se baila aquí en C hile de paso para el
Ecuador futuro campo de sus apostólicas mtigas.
Gozando, gracias á Dios, de buena salud y siempre
Extraordinariam ente activo, se ocupa ahora en vi­
sitar nuestras Casas deSantíago, Valparaíso y Talca,
y el viernes últim o tocó el honor de su v is ita tam­
bién á esta Casa de Concepción, ciudad que por
su hermosura ó im portancia com ercial y hallarse
situada á la o rilla derecha d e l caudaloso é histórico
río Bío-Bío, es m erecidam ente llam ada « L a Reina
del B ío-B ío ».
N uestra numerosa banda in fa n til esperaba á su
lim a , en la estación y saludó su llegad a con la
m ejor marcha de su repertorio. Pintoresco efecto
producían los músicos en su regreso al Colegio,
rodeados de niños que llevaban en sus manos her­
mosos farolitos chinescos.

Talleres Salesianos de Concepción (Chile).
A la distancia de algunos metros del Estableci­
m iento dieron la bieuvenida al Sr. Obispó nuestros
doscientos alumnos internos, cada uno con un farol
chinesco y llenando los aíres de atronadores y
entusiastas vivas. En la oscuridad d e la noche,
aquel fantástico y oscilante resplandor y los acordes
d e la luúsica mezclados ci>u los gritos infantiles
de alegría producíau un efecto m ágico.
£ u el in terio r del Colegio, fren te á la entrada
pudo su lim a , újarse en un hermoso transparente
rodeado de luces, en e l cual tíguraban artística­
m ente entrelazadas con arabescos las palabras Tota
vatio
rneae A fa n a lem a que cifra e l escudo del
Ilustro Obispo.
E l dom ingo 8. hubo solemne función en la ca­
p illa privada, durante la cual confirió órdenes á
algunos clérigos nuestros y á varios religiosos Es­
colapios. Numerosa fué la Comunión General, du

— 249 —
rante la cnal 21 de nuestros alumnos recibieron por
vez primera en su pecho e l Pan de los A n geles.
Inmediatamente después d e la Misa, su Urna, bautlu> solemnemente bajo condición a l alumno estadiante Jan T . Joung, huérfano de padres esco­
ceses protestantes.

Plaza de Concepción.
[¿Grande fue la im presión que causó esta m ística
ceremonia, sobre todo cuando acompañado por sus
padrinos, el respetable caballero y grande am igo
nuestro D. Tom ás Menchaca S. y su h ija la Srta.
D“. Isabel Menchaca en representación do su Se­
ñora D “. Clem encia do Menchaca, se acercó por
primera vez al banquete eucarístico, i% recib ir en
BU corazón a l Cordero Inmaculado.
Coronó la fiesta e l acto Literario-Dram ático-M usical que se d ió en honor del Excm o. ^ Ilm o . Sr.
Obispo, desgraciadam ente ante muy reducida con­
currencia, á causa d e l m al tiem po propio de la
presente estación.
Muy complacido quedó el lim o. Sr. Costamagna
de la ejecución del programa, lo que tu vo A bien
manifestar en el b reve discursito con que so dignó
poner térm ino a l A cto constatando a l mismo tiem po
los adelantos y progresos realizados en el Estable-

ron los talleres con un m otor do fuerza de 8
caballos y con numerosas máquinas perfeccionadas.
T o d o esto, á la verdad, nos ha dejado agobiados
bajo e l peso de nnmerosos y considerables deudas,
poniéndonos esto á veces en serios apu ros; pero,
por otra parte, tan grande es el bien que gracias
á Dios N . S. se pnedo hacer, que confiamos cu la
d ivin a Provid en cia y en la generosidad ó inagotable
caridad de nnestros Bienhechores y amados Coo­
peradores Salesianos,quienes nos harán salir cuanto
antes do tan a flictivo estado y así nos será posible
extender más y más nuestra Obra cu benolicio do
los hijos del pueblo .
E l lunes $ del presente salió el Sr. Costamagna
para T a lca y do a llí so d irig irá á Santiago y V a l­
paraíso, para embarcarse después á l a vu elta del
Ecuador y hacerse definitivam ente cargo do sus
Misiones.
Quo el Señor derram e sobro su lim a, las más
copiosas y escogidas bendiciones do C ielo y quo su
buen A n g e l le protqja durante la larga travesía,
lo sostenga en las dificultades y sacrificios por quo
deberá pasar y lo defienda en los peligros do todo
género á los cuales se verá continuamente expues­
ta su v id a de Apóstol, son los votos que salen de
lo más íntim o del corazón do estos humildes hijos
de Don Bosco y de sus alumnos, agradecidos por
la grande benevolencia qne se dignó demostrarles,
y por las bondades y favores que les disperisó du­
rante sn corta permanencia en esta Casa.
Anteanoche lle g ó á ésta la Rda. M adre General
de las H ijas de M aría Auxiliadora, que de vuelta
d e la v is ita á sus Colegios d e l Perú , y Chile, se
d irigía a l vecino puerto do Coronel á embarcarse
con via je á Puntarenas y T ie rra del Fuego, para
consolar con su presencia á las Herm anas de aque­
llas Misiones.
A la salida de la ciudad pudo adm irar desde el
tren el m agnífico puente de hierro sobre el B ío Bío. E l tren emplea con regu lar velocid ad diez
minutos en pasarle. T ie n e 1889 m etros de largo,
número quo cuenta los mismas cifras del año en
que se estrenó. Saludo m uy afectuosamente á nues­
tro Rdmo. y amadísimo Superior General do p arte
de estos sus devotísim os liijos, y V. disponga du su
A fin o, hermano en J. C.
A lejandro Garbarí, Pbro.
Coocepción (Chile), 11 de Junio de 1600.

■-^1

LIMA (f^eríi).

Puente de hierro sobre el Bío-Bio. —

Concepción.

ciiniento durante los cinco años tranBcurridoB desde
su última visita. En efecto, se ha podido concluir
el nuevo edificio, que nos ha p erm itido agregar
una sección d e alumnos estudiantes internos y au­
mentar el número d e los artesanos. Se enriquecbí-

E l 14 de Junio, dice la Revista católica, los alu mnos
internos de la Escuela Salesiana de A rtes y Oficios
celebraron e l onomástico de su digno director, e l
B .P . A n ton io E iccardi, con una preciosa actuación.
E l patio de entrada a l local, que había sido d e­
corado sencilla a l par que elegantem ente, resultebs
estrecho para la numerosa concurrencia que asistid
á tan sign ificativa fiesta.
Uno de los principales atractivos de la actuación
era e l estreno de la banda de música, compueeta
p o r S4 de los alumnos in tern e» del establecim iento.
Tocaron d iferen tes piezas musicales, y en todas ellas m erecieron las justas demostraciones de apro­
bación de la concurrencia que los escuchaba con
verdadero entusiasmo. Este resultado es aún más
d ign o d e adm iración y de encomio, si se tie n e

— ü.jl) —
consicloración e. b reve tiem po que Imce que los
P P . SalcsianoK recibieron los iustrumeutos de la
banda y cumenzarou A. enseñar li los alumnos.
En ciinuto á la ¡tarto literaria de la actuación,
los alumnos (¡ue en ella turnaron parte se deseui¡teñarun lucidamente, haciéndose acreedores á los
aidausos <]ue so les prodigaron.
A l concluir, el Sr. Carlos M. Elias, que había
sido nombrado ¡tadriiio de la licsta, pronunció un
m agnífico discurso,ternunado el cual,el P.R iccardi,
en breves y expresivas trases, agradeció la mani>
festacióii con que había querido celebrarse su ouonnistico y expresó su reconocim iento á cuantas
personas se liabíun dignado concurrir.
E l Sr. Carlos Elias, como padrino de la fiesta,
agasajó cumplidamente á los uluumus todos del
establecim ieiitu, quienes cu la mañana recibieron
la sagrada comunión en la misa celebrada al efecto.
Cada una do estas modestas y hermosas fiestas
que los P P . Sulesiaiioa organizan dan clara idea
de, los progresos que hacen los alumnos cuuliados á
su dirección. H oy cuenta la Escuela con 65 internos
distribuidos en los difereutes talleres que tienen
establecidos, y son : sastrería, zapatería,carpintería,
herrería y principios do ulbañilería y colonia agrí­
cola. Tuvim os ocasión de apreciar sus trabajos por
los obsequios hechos por cada T a lle r al P . R iccardi,
y ellos son, en vordad, reveladores de sus notables
adt'lautos.
N o descuidan los P P . Sulesianos el Oratorio F es­
tiv o que establecienm á su llegada, y por los 200
nlmmios pertenecientes ú ól que asistieron el douiiug o á la actuación en houor del P . Riccardi, compreudemos el gran bouoficio que con él prestan á esos
pobres niños, que tal vez, por la condición de m i­
seria en que viven , jiodrían fácilm ente precipitarse
en el abismo del vicio. Entre los regalos vim os una
pn'ciosa lira de mebvl, obsequio de algunos CoopeiMdores.
Muy do veras desearíamos que el número de
estos aumentara din á día, y muy purticulurmoute
que la Sociedad de BeucUconcia ó la M unicipalidad
dispensasen el más decidido apoyo álus Sulesianos.
Y a lo dijimos en mío de nuestros mimoros anteriores
y lo repetimos hoy : si los Sulesianos dispusiesen
de un bical propio y por consiguiente so hallasen
en condiciones de aumentar el número de los alum­
nos internos de su estubleoiiuieiito, ¡ qué gran
bien se haría á tantos niños pobres y desvalidos,
expuestos á sor victim as del mal 1

--------^

B o lo n ia ; los cantores eran acompañados por la
pequeña orquesta del Colegio, que m ereció re­
petidos aplausos. Term inado el himno Salesiano,
el Sr. Dr. D. Francisco Izquierdo M artí, Xotario
de este Arzobispado, leyó -uu elegante discurso,
con el que dio uua prueba miís de su aprecio y
cariño á la Obra Salesiaua y su Fundador Don
Bosco.
Term inado el discurso del Sr. Izquierdo se pro­
cedió á la distribución de xiremios que consistían
en la tradicional m edalla de oro, para premio
único do buena condiita, y en libros de amena,
instructiva y edificante lectura i>ava premios de
las diferentes materias cursadas por los alumnos.
Los agraciados recibían su iirem io de manos del
lim o, y Rdmo. Sr. Arzobispo. En los intermedios
se declamaron por los niños bellas jioesías tanto
en honor de S. Francisco do Sales, Patrón del
Colegio, como referentes á asuntos morales y pa­
trióticos ; á cada una de estas composiciones li­
terarias seguían escogidas piezas de música eje­
cutadas por los mismos alumnos.
A l term inar el acto, el que suscribe tomó la
palabra para dar las gracias á la numerosa conourreucia y despedir á los niños para las vaca­
ciones. P o r los cordiales plácemes que recibimos
de los Padres de fam ilia que presenciaron nues­
tra distribución do premios, puedo asegurar (jne
seefectuó con general satisfacción de todos, abrién­
dose nuestro cavazón á la esperanza de poder
otro año hacer estéusivas nuestras tareas á mayor
número de alumnos.
Bendíganos á todos, Rdmo. Sr. D. Rúa, y re­
ciba los sentimientos de la m ayor veneración
de su afm o. h ijo en J. y M.
E n r iq u e R i v a , Pbro.
Caracaa, 28 de Agosto de 1806.

^ -------(Í A fíA O A B

(V o u c ü u e ia ).
Rdmo. Su. D. R ú a :

Mü es grato cumplii* con lo que le prom etí en
ju i últim a do darlo algunos iwvmenores acerca
de nuestra fuucíoncita de distribución do premios,
voritleuda el 9 do los corrientes y con la que co­
ronamos nuestro prim er año escolar en esta incipieuto fum lación. S. S. lim a, y Rdma. D r.
Crispido ü ícá teg u i, dignísim o A rzobispo de Ca­
racas ¡u'osidía el auto, acompañado de varios dis­
tinguidos caballeros de la Ciudad, como el Sr.
Comaudante de armas del D istrito Federal, el Sr.
Cónsul del U ruguay, el Vice-Cónsul de la Repú­
b lica A rgen tin a, el Secretario de correspondencia
del Centro Católico de Caracas, etc. Se d ió prin­
cip io á la función con el himno Salesiano comfu c s to en ocasión del
Congreso Salesiano en

C o iiS T i'O S o ' K i i c n x ' í s t i c o e le I j u j y o . —
L a celebración del segundo Congreso Eucarístico
on la ciudad de L u go ha sido uua manifestación
solem ne y pública de la fe y amor de los espa­
ñoles á Jesús Sacramentado.
Asistieron á esta grandiosa Asam blea los Em­
ilios. Cardenales Cretoni y Casañas con 19 Sres.
Obispos. Verificáronse cuatro secciones, durante
las cuales fueron pi’onuuciados notabilísimos dis­
cursos, distinguiéndose e l lim o. Sr. Obispo de
Salamanca por su arrebatadora elocuencia que bíxo
sacar estrepitosos aplausos al numeroso público.
H onraron e l Congreso con su presencia los Excmos. é lim os. Sres. Arzobispos de Santiago de Cuba
y de Burgos, pronunciando este últim o e l dia de
la apertura un notable discurso que llam ó la aten­
ción de todos los congresistas, por lo elevado de
sns conceptos filosóficos y form a correctamente li­
teraria.

— 251 —
Se dió fin al Congreso el día 80 de A gosto, con
una Misa de P on tifical que celebró el Nuncio do
BU Santidad, Mons. C retou i, y una solemnísima
procesión con e l Santísimo Sacramento, como no
había presenciado otra seme.iaute la ciudad de
Lugo. Según acuerdo de los lim os Sres. Obispos
allí reunidos, el tercer Congreso Eucarístico se
celebrará, en Burgos, el año 1899, y el cuarto en
León, el año que se designe en el anterior.
El día 19 verificóse un Certamen eucarístico con
asistencia de muchos Prelados españoles.
Después de term inado el Congreso, los Prelados
asistentes dirigieron dos respetuosos m ensajes;
uno á nuestro Santísimo Padre León X I I I , y otro
á S. M. ia K eina Regente. Tam bién ha resultado
lucidísima la peregrinación al sepulcro del g lo ­
rioso apóstol Santiago, y brillantísim o y de prác­
ticos resultados el discurso pronunciado en Compostela ante 20.000 peregrinos por el lim o . Sr. 0bÍ8j)o de Santander, D. V icen te S. Sánchez do
Castro.
¡ Bendito y alabado sea por siempre el Santí­
simo Sacramento d e l A l t a r !

£ 1 1 j^ruii A.póstol cío la u iiicz en e l
S i í j l o I V !I X ! ó sean, Rangos biagráficos sobre Don
Hosco y la Congregación Salesiana, por el P.. Teresa
■T. M.*’ Palonicque de, la misma Congregación. — Coleooiéu de doce artículos publicados cu vatios dia­
rios españoles y uiuericaitos, y ú los que se han agre­
gado otros uutícias quo Ies sirven de complemento.
Forman un voiu-ineii elegantenieiite iini>reso y con
profusión de gv.vbados, y consta la obra de XVI-160
pág. De venta .'\1 precio de 1 pts. en rústica en las
librerias salodianus y principales librerías católicas.

Roo. P . T ebeso J. M.* P alomeque.

M u y estimado Señor:
S e recibido el ejemplar de Jos « Rasgos B iogrúñeos » que ha fenulo la bondad de remitirme,
por lo que le doy las gradas más expresivas, asegurándole que me ha sido muy grata su lectura,
por lo interesante y p o r lo que contribuye al au­
mento de la devoción hacia el venerando S o n
Bosco, fundador de la Congregación Salesiana.
Con este motivo tengo el honor de ofrecerme de
7. afino, amigo S . S. y Capellán
Q. B . S. JS.
B enito , Obispo de Lugo.
— Noslia proporcionado verdadero deleite la lectura
de eeta obrlta, que pinta admirablemente al granD.
Bos- ■ y 80 proaigiosa obra. Es en verdad m aiaviUúáu y demuestra la eterna vitalidad de la Iglesia
católica, ver en medio de este siglo nuestro, tan ape­
gado £ los intereses materiales, qne corre desalentado
en
de todos los placeres, que cada vez parece más

materializado y degradado, á un D. Bosco, humildí»
simo sacerdote, desprovisto de lodo poder y toda gran­
deza, llevar á cabo con el poder de la fe cristiiuia su
obra santa, de educación, de reforma, de eusonanzaque 86 extiende ya por todas las partes dol luuudo.
Dice bien el ilustre autor de la obra que oxaniiiinm os: « Si la divina Providencia opuso mártiivs ú los
tiranos, doctores á la herejía, anacoretas al srusnalismo y pléyade de santos á la reforma j cuando la fa­
m ilia se descompone y el edificio s*>cial bambolea, y
los descreídos políticos, para ser lógicos consugrau sus
mayores esfuerzos á impedir que la fe cristiana ins­
pire y dirija la educación del niño, que es it la socie­
dad lo que la semilla al árbol, la flor al fruto, la
maünua al día ; Dios, eu su infinita misericordia, lejos
de nbaudouar la sociedad lí sus locos desvarios, se em­
popa cu salvarla como Padre cariñoso, y envía al
muudo hombres extraordinarios con un sentimiento
do paternidad universal, que les hace mirar en cada
nillo un hijo, por cuya regeneración darían gustosí­
simos sus vidas.
Y á la cabeza do esa falange contemporánea do apóstoles de la onse&auza cristiana, relurmudura del
individuo, de la familia y de la suciedad, descuella,
circundado do lucos portentosas, ol sacerdote Juáu
Busco. Reunidas eu eu alma por maravilloso modo la
humildad del Patriarca do Asís, cou ol celo do Do­
mingo de Guzmáu; el amor apasionado do Teresa de
Jésús, con la forma creadora del capitán do L oyola;
la caridad do Vicente de Paul cou la mansedumbre
de Francisco de Sales, D. Bosco se presenta al inmido,
abre sus brazos, y en nombre de la Iglesia repite los
palabras del divino Salvador: « .Sinífepan’KÍos tínírs
ad me ». « Dejad que los niños se acerquen á mí ».
Cou verdadera unción, nnyor dicho, con el amor ilel
hijo al padre, refiere el hijo de D. Bosco la biografía
de éste y todo lo referente á su obra. Trata del ora­
torio de S. Francisco de Sales, de la Congregación
Salesiana, del Escudo de ésta, de las Hijas de María
Auxiliadora, do las Misiones Salesiauas, de D. Bosco
y de la buena prensa, do los cooperadores salesiauos,
ílel sistema educativo de D. Bosco, etc., etc., con cono­
cimiento de causa y cou estilo elegante y animador.
Nuestras felicitaciones al piadoso autor.
Soluciones Católicas, de Valencia.
— E l presento libro contiene cririosas é iuteresantos
noticias sobro la vida de don Juan Ihisco, fundador
de la Congregación Salesiana. que tan imi)ortaiites
servicios presta en la educación do la niñez do miestro siglo. Como todo lo que se refiere á don Juan
Bosco y su obra tiene un ]>articular atractivo tiara
todos ios que se iuteresau por la regeneración (le la
sociedad, cuya base está cu la sólida y crÍNtiuna ins­
trucción de la juventud, croemos (jue será este libro
leído cou gusto; pues, á más do «-uaiitoH jiorinonoros
se dosceu sobro la rida y la fundación dol ilustre
misionim) italiano, termina ron unos cuantos rasgos
y anécdotas biográficas, que lo retratan do cuerpo en­
tero.
jSemauarío Católico de Reus.
— Dos objetos, á cual más instructivos y edificantes
se ha propuesto e l autor de estos « Rasgos Biográ­
ficos • : dar á conocer á Don Bosco, y poner do mani­
fiesto la excelencia de su obra; valiéndose del des­
arrollo que ha adquirido y de las ventajas espirituales,
que proporciona a la juventud. Uno y otro han sido
tratamos de inauo maestra; extrañando y a<liiiiraiido
á la vez los medios de que echa mano la Providencia
para el logro de sus altísimos fines.
Haga el Señor prosperar obra tau amable.
E l Santísimo Rosario — Vergara (Gtüpúzcoa).
— Es Tin estudio coiiosísimo para la historia y para
loe católicos, hecho
sinceridad, con detalles, que
por lo imparciales y verídicos hacen interesantísima
la figura del gran don Bosco, apóstol incansable de
la fe. padre cariñoso de los desdichados á qnienes
ilostró y socorrió, iucalcándoles á la vez ideas emana­
das de la doctrina del Cmcificado, fundando desjmés
la Sociedad Salesiana y sus talleres que tanto m ito
proporcionan á la sociedad y á Is religión.
España Xliutrada, de Zaragoza.

— K1 Oran Apóstol ile la Xiñez en ©1 siglo X IX —
Así so titula lili hermoso folleto con ilustraoioixes de
monto, í|u« lía llegado d nuestras manos. Contiene
datos líiogrúdcos solire Don Hosco y su ohra, la ConCTcgacirtii Halesiana, El autor Os oí P. s.alosiano Tereso
J. M .‘ Palomequo, quien en estilo sonoillo desarrolla
los hechos unís importantes dol gran reformador, del
humilde obrero do la eiisenanza, del protector de los
uiflos.
Da ohra de los salcsianos se ha extendido con ma­
ravillosa rapidez, porque lleva el sello de las obras
de Dios, porque responde, romo todas las congrega­
ciones henilecirl.as por la Iglesia, á nna gran necesi­
dad social, d comhatir e.sa indiferencia en qce se hau
criado tantos nidos, ((ii« rneihioron en la educación
gérmenes do muerte, en lugar de armas do huoii tem­
ple para luchar y no ser vencidos en ol combate con­
tra las malas iuclinaeioiies.
Nosotros, que tantas veces hemos combatido la ensefianza sin Dios ó mejor dicho, la eiiseñan/a contra
Dios, poniue en esto mt <-alm término medio, hemos
deseado desde lo unís íntimo de nuestro corazón que
80 regenero por los Salosiunos ó por otr.a agrupación
religiosa atuíloga, la emsonunza en nuestra jíatria, tan
oomprometida en las escudas por leyes más ó monos
contradictorias, por una serie de tanteos, que ya era
tiempo que cesaran.
Vayan nuestras folicitacionca al P. Palomeque por
el horiuosq trabajo que hadado lí luz, dando jí cono­
cer el espíritu de Don Hosco, el amigo de 103 niños.

La Patria, de San Salvador.
Ijft Tipografía Salcsiaua do Titrín nos ha remitido
uu ejeinjílar do su iuteresaute obra iiiio rccoiiila los
hechos lie tan portentosa Congregación desde Don
Hosco hasta nuestros días.
Tiene abundantes grabados y es tan amena su lec­
tura, que no puede dejar el libro do la mano sin ha­
berlo terminado, quien empiece á leerlo.
Agradecemos ouiuplülamento tan precioso obsequio.

Reviala Católioa, de Lima (Perú).
Con este título se ha publicado nna completísima
bitígrafía de D. Hosco, como recuerdo del Congreso Salosiauo últiinameuto celebrado en Italia. A la obra
signo nn apéndice relativo íí historias que so refieren
al mismo personaje, entre las cuales jiarece muy no­
table la autorización concedida ú li. Hosco por el mi­
nistro Urbano Patazzi para que llevase uu ilía do
pa.seo, desdo Turíu al pueblo de Stupiuigi, lí 300 jó ­
venes presos. Acoutecimionto es ol que recordamos
nue no tiene semejante en todo ol curso do la historia
(le los sistemas neiiitenciarios.
Citau.se en el libro de ({iie hablamos, las principales
misiones de loa Pl*. Sale.sianos y los juicios que han
merecido de varios l^relados. priuoipalmeuto españoles.
E l libro del P. Palomeque propííndona instructiva y
editiennto leetura, y mucho celebraríamos que adqui­
riese la rt'putaeión que merece y que seguramente no
pretende su autor, eoutontiíuduse con dar it conocer
eii España & una de las nuís notables Celebndadet
Católicas del siglo XIX, menos conocida de lo que de­
biera ser entre nosotros.
JF4 Catélioa, de Cádiz.
XJ m v o u o i i o ó la prfífaitación de los dias/estivos'
Drama ou cuatro notos del Dr. D. F. F. Salesiauo. —
L a reiliu’ciéu de las L o o f u r u s O i & t ó l i o u M
de Sarriá uo podía haber estado más oportuna con la
publicación de este precioso drama de aotnaUdad, ll.amado á ^>roducir uu gran bien. L a profonaolóii de los
días festivos es con razón un veneno que oorroe á las
mudexuas suciedades y las precipita á la muerte. La
(\ausa principal de la pavorosa Cuestión Social, dice
el autor, está en máxima parte en la profonucióu de
los días de fiesta. E l hecho que el autor nos presenta,
es uu hecho que desgracia(iameute se repite con «lemasiada frecuencia: apenas en una honrada familia
entnv el desprecio de los días del Señor, entran con él
todos los males. Creemos que la representaoióu de este
drama en los centros de educación y principalmente

L

en los Círculos de Obreros, ha de producir grandes
bienes. So lo recomendamos á nuestros lectores, como
Igualmente las excelentes X ^ e c t u r r a s O a t o lic a s .
l a i ' e c l a c c i ó a del Mensajero del Corazón
flc Jeaxia de Bilbao, hemos recibido la notable Carta
Pastoral del limo. Sr. Obispo do Tarazoua, que tiáta
de la ínclita Compañía de Jesüs, blanco preferente cu
todos los tiempos de los tiros de los impíos y de los
malvados. En esta níitablo Pastoral, el Sr. Obispo de
farazíjna defiendo primero con potísimos argumentos
la existencia de las Ordenes religiosas, y destruye
luego (lo una manera cumplida los cargos lanzados
contraía Couqíañí.a de Jesús. Agradecemos laatencién.
E li o l
m i t o i ú o i * reoomendamos á
nuestros lectore.s la obrita ¡il Catequista instruido, pu­
blicada por U » <Salc«i«U(), ó impresa en nuestra Tipo­
grafía do Quito (Ecnadorl. La siguiente carta laudatoria
ha sido dirigida al autor por el limo. Sr. Dr. D. Fe­
derico González Suároz, Obispo do Ibarra (Ecuador).

E do, P adre C. S., Sacerdote Salesiako .

M i muy apreciado Padre:
JJn muy grato consuelo para m i alma, atribu­
lada por las desgarradoras escenas de la guerra
civil, me ha proporcionado V. P . con su opúsculo
intitulado El catequista instruido: lo he leído, con
sumo agrado,_ y le tributo mis más sinceros agra­
decimientos por haberlo escrito y p o r haberlo dado
ú la estampa.
L a obra del Catecismo es para m i la obra de
las obras; y así cuanto contribuya á establecerla
y mejorarla no puede menos de ser no sólo aplaudi­
do sÍ7io bendecido por m i: su opúsculo nos hacia
falta, ha venido en hora oportuna. ¡ Bendito sea
el libro! ¡L Ío s Nuestro Señor derrame sus gracias
sobre el autor!
Todo está bien en su lib ro: doctrina, estilo,
lenguaje, todo, hasta la impresión. H a condensado Y. P . en cortos y sencillos párrafos la gran
obra del famoso Obispo de Orleans, ilZb«sí77or
Dupanloup, y ha hecho á nuestros ptárrocos un
servicio inmenso. Su optisculo debe ser leído, es­
tudiado y reducido á la práctica p o r nuestros
sacerdotes. Enriem c dos docenas de ej< tupiares para
mis eclesiásticos, á quienes quiero obsequiarlo, man­
dándoles consagrarse, á la obra de la evangeliza^ción de los niños. Cotno V. P . lo hace notar, los
niños fueron, con los pobres y los pecat^es, el
objeto de las inefables predilecciones de Jesucristo,
nuestro adorable Redentor.
Dígnese aceptar V. P . el sincero agradecimien^
de su muy atento servidor y seguro capellán
F ederico,

Obispo de Ibarra.
Ibarra, 28 de Junio de 1896.

Coa •probteioa dt It AamidodSclesiúüc*. — GerenU JOSÉ GilSUO*
Turín — Tipografía Salesiana.

Fecha
1896.11