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                Título                        
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                        BS_1895_08
                                            
        
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                Descripción                        
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                        Boletín Salesiano. Agosto 1895
                                            
        
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                extracted text                        
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                        J t-í= S f
 
 OLETIN
 SALESIANO
 El p « ] f ^ . Padre Saoto, está en la conUnua difu
 sión de libros iotemes; y para poner coto & tamaño
 mal. yo no reo otro remedio, que la fundación de
 una imprenta católica, puesta bajo el patrocinio de la
 Santa Sede. De esta manera, no haciéndose esperar nueetr.ns respuestas, podremos con mayor ventaja descender
 al campo de la lid y responder con feliz éxito á las
 provocaaones de los apóstoles del error.
 
 (S^LSt)
 
 No se engañarla mucho quien intentara atribuir prin
 cipalmente a la prensa malvada todos loa males pre
 sentes, asi como la deplorable condición de las cosas
 i la cual hemos venido a parar. Los escritores católicos
 deben con todas sus fuerzas valerse de la imprenta para
 bien de la sociedad.
 
 i
 
 {LmAmXlll)
 
 1-5
 La prensa periódica somet2 da i la autoridad jerár
 quica, revestida del espiriui de Jesucristo, n ene i ser
 no poder inm enso; ilumina, sosuene la verdad, hace
 desaparecer el error, salva y civiliza; es una especie de
 apoáolado sublime.
 
 (Aluovba)
 
 Buenos-Aires — LIBRERIA SALESIANA — Sarriá (Bareeloua)
 LECTURAS CATÓLICAS. Pablícación qae b6 propone
 exclnsivamente la enseñanza j defensa de la Re
 ligión Católica mediante la difusión de libros
 morales y amenos adaptados ó la inteligencia
 de todo el mundo. Cada mes sale á luz un opÚBoulo de 100 á 150 páginas quo se envía á los
 •efiores suscritores.
 
 Precio de gnscrícíoD (pago adelantado).
 En Buenos Aires: Un año pesos m^n. 1 50
 — Provincias:
 —
 — . . .
 1 75
 •— En el extranjero: —•
 en oro . . 1 50
 A los Señores Suscritores, que quieran consti
 tuir centros de siiscrición, se les concederá un
 10 o/® de descuento.
 Para los pedidos y precio de la suscrición se
 ocurrirá á cualquier casa Salesiana, á los res
 pectivos agentes ó á la Direción de las Lecturas
 en el Colegio Pío I X de Aries y Oficios, en Al
 magro, Buenos-Aires.
 Catecismo en Ejemplos por el Pbro. Salesiano D. Ca
 milo Ortázar. — Es una recomendable obra en
 la cual no sólo se exponen con gran claridad
 las enseñanzas de la religión, sino que también
 con variados y preciosos ejemplos se alienta á
 practicar la virtud.
 Tercera edición en prensa en los Talleres Salesianos de Sarriá.
 Manual de la Primera Comunión por el mismo autor. —
 Obrita sumamente á proposito para preparar á
 los niños á tan importante acto. — Tercera edi
 ción. En tela Pts. 2 00.
 El Joven instruido. Devocionario muy recomendado
 y del cual so ban publicado más de cien edicio
 nes, escrito con gran esmero por el Pbro. D.
 Juan Bosco.
 Encuadernado en tela Pts. 1,00 — En badana
 de color 1,25 — En vitela y con cortes dorados
 2,60. — Preciosa edición de 1891. Pts. 6.
 Vida de Margarita Bosco por el Presbo. D. Juan Lemoyne. Obrita en la que se refieren con gran
 amenidad los admirables trabajos y virtudes de
 aquella buena aldeana, que con un corazón digno
 de una reina estaba escogida por Dios para
 la formación del San Ticonte de Paul de nuestro
 siglo.
 Tercera edición. En riiatica Pts. 1,00. — En
 cuadernada en tela 1,25. — En tela y cortes do
 rados 1,70.
 Mot de María, por el Sr. Presbo. Don Rodolfo Vergara Antúuez. Es uno de los más preciosos y
 recomendables libros que de este género puedan
 encontrarse para honrar á María en el mes que
 le está consagrado. El método, la tmeión y pie
 dad de las oraciones y reflexiones, los hermosos
 qjemplos, la amenidad y pureza de estilo, lo
 hacen digno de la fama y popularidad de que
 goaa.
 Tercera edición recién estampada en loe Ta
 lleres de Sarriá (Barcelona). Precio en Europa,
 Pts. - 1,00.
 
 OBRAS PUBLICADAS 0 DE VENTA
 en la Casa Salesiana de Almagro - Baenos ürei
 Severino 6 las aventuras de un Joven montañez seguido
 de la Vida de Santa Margarita de Oortona,
 La Misa por Mñr de Segur.
 La Semana Sania explicada por el abate Glaume.
 ¿Mi hijo fraile? Prefiero verle muerto! Memorias de
 un joven contrariado en su vocación por el Pbro
 D. C. M. Viglietti.
 Dicha y desdicha* — Los dos caminos por Matilde
 Bourdón.
 Vida del Bienaventurado Fray Martín dt Porros de la
 Orden de Santo Domingo.
 Veladas de un artesano por Juan M. Pastor.
 Fe y libre examen. — X I Papa y el Concilio Vati
 cano. Renán— yla Vida de N. 8. Jesucristo.
 Una nueva devoción por Francisco Martinengo.
 Él Cruzado. Leyenda original por Francisco Her
 nando.
 El Gran Hecho. El Mundo adora á un Jndio Cmoi
 ficado, por G. Gaume.
 El Corazón de Jesús al alcance de los niños por el
 Pbro Don Ramón Barberá, seguido de La Au
 rora de la devoción al S. Corazón de Jesús por
 el P. Luis Coloma de la Compañía de Jesús.
 Pilatillo, — La Maledicencia y Periquillo sin mieds
 por el P. Luis Coloma.
 Vida de San Alfonso María da Ligorlo por el P. Vio*
 torio Loyodice.
 Agustín ó el triunfo de la verdadera cruz.
 Valeria y ol secreto por Matilde Bourdón.
 Valentín ó la vocación contrariada por el Pbro Dos
 Jnan Bosco.
 Angela ó la pastorclUa de los Apeninos por el mismo
 autor.
 Compendio dt la Historia de la Iglesia por el mismo.
 El Católico en el Siglo por el mismo.
 El Gran Paso por el Presb.™ Francisco Martinengo.
 El Arte divina de la oración mental según San Alfonso
 M. de Ligorio.
 Respuestas claras y sencillas á las objeciones que
 más comunmente suelen hacerse contra la reli
 gión por Mñr. de Segur, traducción de Don Ga*
 bino Tejado.
 El buen Combato dt la ft por Mñr. de Segur.
 De la Imitación dt la Virgen María por una monja del
 monasterio de Marchtall.
 Antonio ó el pequeño huérfano de Florencia.
 El Liberalismo es pecado. — Cuestiones Candentes
 por Don Feliz Sardá y Salvany.
 Josefina ó una santa de nueve años por Mñr. de
 Segur seguido de la Vida de la Vensrmble Albina
 piadosa modista.
 Los Francmasones por Mñr. de Segur.
 La Gran Bestia señalada á la juventud por el Pbro
 Don Francisco Martinengo.
 
 AKO X - N. 8.
 
 Publicación mensual
 
 AGOSTO de 1895
 
 BOLETIN SALESIAHO
 Quien recibiere & un nino en mi
 nombre, á mi me recibe.
 ( M a T H . X V I I I .)
 
 Ob recomiendo la niñez y la ju
 ventud ; cultivad con grande es
 mero su educación cristiana; y
 proporcionadle libros que le en
 señen á huir del vicio y á prac
 ticar la virtud.
 ( P í o IX.>
 
 Bedoblad vuestras fuerzas á fin
 de apartar &la niñez y juven
 tud de la corrupción é incredu
 lidad y preparar asi una nueva
 generación.
 (L e o x X II I .)
 
 Debemos ayudar á nuestros her
 manos k fin de cooperar á la
 difusión de la verdad.
 a i l S. J
 
 uan,
 
 8.)
 
 Atiende & la buena lectura, á la
 exhortación y & la enseñanza.
 (I T im o t ii . IV, 13.)
 Entre las cosas divinas, la más su
 blime, es la de cooperar con Dios
 a. la salvación de las almas.
 (S. D i o n i s i o .)
 
 DI amor al prójimo, es uno de
 los mayores y m&s excelentes
 dones que la divina bondad
 puede conceder á los hombres.
 (E l D o c t. S. F r a n c . (lo Salea)
 
 —J3 ^( DIRECCION en el Oratorio Saiesiano — Calle de Cottolengo N. 32, TURIN (Italia)
 s _____
 
 S U M A R IO .
 
 obrado en la tie rra j p a rte en v isitar aq u e 
 llos santos lugares que su H ijo babía con
 sagrado con sus p ié s , doctrina y m ilag ro s;
 y p a rte en form ar aquella prim itiva Iglesia
 del Señor que se comenzaba á p lan ta r y á
 extender por el m u n d o : y habiendo pasado
 xiliadora.
 Am é r ic a . S a n t ia g o d e C h i l e . Escuela práctica de su v id a en estos divinos ejercicios y santas
 Agricultura en MelipUla (conclnsión). — V il l a d e ocupaciones, y guardándola Dios algunos
 C u r a (Venezuela). Fiesta de María Auxiliadora. — años p a ra consuelo y bien de to d a la Iglesia,
 C o n c e p c ió n (Chile). Talleres Salesianos.
 siendo y a de anciana edad y viendo florecer
 N o t ic ia s d e n u e s t r o s M is io n e r o s . El Camarujo en
 la Pata^onia ó el culto público al Espirito bueno y el la fe y el nom bre de su Hijo, abrasada en
 culto pnvado al espíritu malo, y su terminación. (R e  amor y encendida en deseos de v e rle , le
 lación de Mons. Caeliero). — B r a s il . Carta de Su
 intensam ente qne la librase de las
 Excelencia Reverenduima Hmo. Sr. Luis Lasagna, en suplicó
 tem pestades y congojas de esta vida, y la
 tu primer viaje al Matto Grosso (Conclusión).
 llevase al puerto seguro de la bienaventu
 G r a c ia s d e M a r ía A u x il ia d o r a .
 E cos d e l P r im e r C o n g r e s o I n t e r n a c io n a l S a l e ranza, donde p a ra siem pre le viese y gozase
 S IA N O .
 de E l. Oyó el Hijo los piadosos ruegos
 N o t ic ia s y V a r ie d a d e s .
 de su M adre, y envióle u n ángel con la
 H is t o r ia d e l O r a t o r io d e S. F r a n c is c o d e S a l e s .
 nueva de su m uerte, y con u n a palm a en
 B ib l io g r a f ía .
 señal de la perfecta victoria que había al
 canzado del p e c a d o , del demonio y de la
 misma m uerte.
 se puede fácilm ente creer
 el júbilo qne tuvo el espíritu de la Inm acu
 lad a V irgen con ta n alegre nueva, por ver
 ^
 L A _____
 que se cum plía lo que tan to deseaba. M andó
 aparejar m uchas velas, lim piar y aderezar
 el aposento, componer su pobre cama p a ra
 giESPuR s que C risto, como victorioso y h acer fiesta y aparejarse á la m uerte y á
 : triunfador, ftté recibido con ta n ta gloria recibir en ella la visita del A utor de la
 en el cielo, la Sma. V irg en , los años que vida.
 Luego que se supo en Jerusalén la nueva
 vivió en J e ru s a lé n , p a rte se ocupó en
 altísim a contem plación de Dios y de los que la V irgen Sma. b ab ía tenido del cielo,
 misterios que E l vestido de su carne babía y se derram ó por aquella com arca entre los
 
 L a A s u n c ió n d e X u e s t r a S e ñ o r a .
 E l I l m o . S r . C o st a m a g n a A lo s p i e s d e l S a nto
 P adre.
 I m p r e s io n e s d e v i a j e . Tarín (Italia).
 E spa N a . m á l a g a . Un paseo. Párrafos notables— R ia l p .
 Se v il l a . — Solemnísimos cultos en honor de María Au
 
 — 170 —
 crÍHtiaiios, vinieron m uchos de ellos y se
 juntaron en la casa de la Virgen M aría, que
 era' en un apartado de la casa de la m adre
 de San Jiiíin, en el Monte de Sión, donde
 Cristo liabía cenado con sus discípulos ó
 instituido aquella mesa real de su sagrado
 c u erp o , y el E sp íritu Santo bahía venido
 en lenguas do fuego. Trajeron los beles m u
 chas velas, ungüentos olorosos y especies
 aromáti(;as, como los hebreos tenían de cos
 tum bre, muchos himnos compuestos y cau
 ciones divinas, p ara celebrar su glorioso
 ti'Ansito.
 H abía la H ienavonturada Virgen deseado
 ver en esta hora á los sagrados apóstoles,
 que á la sazón vivían y andaban predicando
 las victorias y gloria de su Hijo por el
 mundo, y echarles su bendición antes do
 salir de 61, y el Señor, á quien todas las
 cosas están sujetas y obedecen, por ministorio de ángeles ó de otra m a n e ra , se los
 trajo para (onsuelo de E lla y de los mismos
 apóstoles (lue so hallaron p re se n te s, y con
 ellos otros varones apostólicos.
 Incroible ñió la alegría de la Virgen cuando
 vió en su presencia aquella dichosa y san ta
 com pañía; y después de haber hecho g ra 
 cias á su precioso Hijo })or haberla regalado
 con e lla , volvióndose á e llo s, con rostro
 blando y con nn sem blante del cielo, les
 dijo el deseo que E lla había tenido de p a r
 tirse de esta vida, y que el mismo habían
 tenido los espíritus angélicos de verla á E lla
 en el cielo; que Dios se lo había concedido;
 y que p ara esto los había traido de dife
 rentes partes. Todos so enternecieron con estas
 nuevas, aunque le dieron el parabién de su
 gloria y bienaventuranza y encendieron las
 velas; y la V irgen sacratísim a se recostó
 en su hum ilde cama, y m irándolos á todos
 con su aspecto m ás divino que hum ano, les
 mandó que se acercasen y les hedió su ben
 dición, suplicando á su Hijo que El la conllrmase. Oonsolábalos y decía: 'Quedaoft con
 hijos míos muy amados, no lloréis por
 que 08 dejo, sino alegraos porgue voy d mi
 querido; y al ver á su divino Hijo bajar del
 cielo acompañado de innum erables cortesanos
 de su corte, con grande júbilo de su espí
 ritu , le dijo la Madre purísim a: l ’o te ben
 digo, Señor, dador de toda bendición, y luz
 de toda luz, porque te dignaste vestirte de carne
 en mis entrañas. Bien segura estoy de que todo
 lo que tú dijiste se cumplirá en mi. E n di
 ciendo esto se compuso decentemente en su
 cama, y llena de increíble gozo por ver á
 su Hijo que la llam aba, alzando las manos,
 le d ijo : Cúmplase en mi
 palabra: y d i
 ciendo esto, como quien se hecha á dormir,
 sin p e n a , ni dolor alguno, sino de puro
 amor de su Amado y de un fervorosívsimo
 deseo de verle y abrazarse eternam ente con
 E l, dió su espíritu aquel Señor á quien E lla
 haliía dado su carne. Murió la sacratísim a
 V irgen, no en pena del pecado, que no le
 
 ■
 fM
 É
 íiÉ
 Í
 
 tuvo, sino porque habiendo m uerto Je su 
 cristo su H ijo, no era razón que este privi
 legio se diese a su M adre ni á o tra persona.
 A l cabo de tres días llegó Santo Tomás,
 apóstol, que no se había hallado en la m uerte
 de la Sma. V irgen, y con grande instancia
 y sentim iento pidió á los demás apóstoles se
 abriese el sep u lcro , jiara que él tam bién
 viese y reverenciase el santo c u e rp o ; pues
 no había merecido venir antes y v erle, or
 denándolo Dios así p a ra que con esta oca
 sión se descubriese la gloria de la Purísim a
 V irgen, porque abriéndose el sepulcro, no se
 halló en él el sagrado c u e rp o , sino sola
 m ente los lienzos y la sábana en que había
 sido envuelto, y con esto entendieron que
 había re su c ita d o : y tornando á cerrar el
 sepulcro, del cual salía un olor celestial, se
 volvieron á la ciudad llenos de incomparable
 gozo, teniendo por cosa ciertísim a que la
 R eina de los ángeles y Señora n u e stra ya
 estaba en el cielo en cuerpo y alm a, gozando
 de la cara y bienaventurada presencia de
 su Hijo, por quien, en solemne triunfo, fué
 presentada delante del P a d re E te rn o , reci
 bida de E l como Esposa dulcísim a y temiólo
 suyo y coronada de gloria y constituida Em 
 peratriz del universo y R eina soberana de
 todas las criaturas.
 
 EL ILMO. SR. OOSTAMAGNA
 
 á los pies del Santo Padre.
 Koma, 20 de Junio de 1895.
 L'N estos momentos acabo de ser recibido
 __ en audiencia privada por Su S antidad,
 habiendo durado aquella un cuarto de hora,
 sin que, durante este tiempo, alguno me acom
 pañase. ¡Qué consuelo!
 E n tré solo en su cám ara privada y al
 hacer la genuflexión. Adelante, adelante, me
 dijo el Santo P ad re, adelante, Mons. Costamagna; icóm o estás f — Le besó el sagrado
 pie y el anillo de su san ta m an o , y p ara
 obedecerle me senté á su lado, pero no pude
 perm anecer de este modo mucho tiempo,
 porque ta n ta m ajestad y bondad me anona
 daban ; por lo que me arrojé á sus pies
 p ara responder á sus dulcísim as y am abilí
 sim as palabras.
 Quiso le hablara mucho del pobre E cu a
 dor, en la actualidad en manos de u na cruel
 revolución, y á continuación de mi difícil
 Misión entre los Jíb aro s , preguntándom e ,
 después de algunas indicaciones m ías, sobre
 la R epública A rgentina, sobre el Sr. Saenz
 P eña, á quien tan to estim a, el Sr. TJriban, en
 quien cifra sus esperanzas, sobre el futuro Ar-
 
 —
 
 171 —
 
 ^obispo, Vicario C apitular Mons. Bononeo y
 ^obre nuestro querido Mons. Espinosa. Me
 preguntó tam bién sobre todas nuestras Casas
 (le América y en modo especial de las de
 la Argentina, adm irándose al saber que liabía
 más de veinte, correspondiendo nueve á la
 sola provincia de Buenos A ires. Se detuvo
 algún tanto sobre el deplorable estado de las
 Repúblicas Sudam ericanas y las dificultades
 por que en ellas atraviesa la Iglesia C ató
 lica, arrugándose su noble frente y p in tá n 
 dose la tristeza en su amable rostro, m ien
 tras hacía estas reflexiones.
 ÍTo es necesario que diga que ante el P a p a
 me recordé de mi sucesor en la dirección de la
 Inspectoría A rgentina, D . José Yespignani,
 pues, accediendo á mis súplicas, le bendijo
 para que el Señor le dé fuerzas en su difi
 cilísimo cargo, y benignam ente le otorgó la
 facultad de d ar la bendición p ap al en cada
 una de las Casas salesianas é H ijas de M aría
 Auxiliadora, de la A rgentina. 2íunca ni en
 ninguna p a rte podré olvidarm e de los Salesianos que por tan to s años com partieron
 conmigo las penas y las glorias de aquella
 Misión y á los que siempre he am ado, no
 solo como á herm anos, sino como á queridí
 simos hijos. ¿Como -podía, pues, de ellos
 no recordarme an te el Vicario de H . S.
 Jesucristo? Parecíam e verles á todos á mi
 rededor, suplicando, gozando y llorando de
 consuelo ante este m ilagro viviente del m ori
 bundo siglo X IX . También he obtenido una
 especial bendición p a ra los Cooperadores
 Salesianos de A m érica y p a ra los limos.
 Sres. Cagliero, L asagna y P agnauo y para
 sus respectivas Misiones.
 Después de todo esto, permitíme presentar
 á Su Santidad los obsequios del Emmo. C ar
 denal F errari, en cuyo palacio me hospedó
 poco há cuando fui á d ar u n a conferencia
 en su ciudad de M ilán. E l Santo P a d re los
 acogió con m ucha complacencia y bendijo á
 este valiente campeón de la R e lig ió n , á su
 Clero, Seminario, al naciente In stitu to Salesiano y á los Cooperadores Milaneses. A l
 hablar del reposo festivo recientem ente ini
 ciado en M ilán, el Santo P ad re se anim aba
 y á sus labios asomaba un sonrís lleno de
 dulzura; lo bendijo p ara que persevere y
 continué avanzando.
 Le hablé de los preparativos que en la
 capital lom barda se hacen p a ra el X I I I Cen
 o s o Eucarístico, que se celebrará en se
 tiembre , y al saber que yo a s is tiría , me
 exhortó á no desistir de mi propósito. —
 Lleno todavía el corazón de los purísimos
 goces probados en Bolonia, d u ran te el Con
 greso Salesiano ju n to á la gran figura del
 Emmo. Cardenal S vam pa, no pude menos
 de hablar tam bién sobre este argum ento al
 Papa, que se mostró muy informado de todo
 y w u gran satisfacción me decía : ¡O h, tr a 
 baja mucho aquel mi querido C ard en al! Sí,
 á él se debe el reciente triunfo de los cató
 
 licos en las elecciones adm inistrativas. V á
 propósito de esto, el Santo P ad re continuó
 hablándom e con igual satisfacción de la no
 menos expléndida victoria de los católicos
 turiueses, teniendo palabras de gran enco
 mio hacia la persona del Arzobispo lim o.
 Sr. D avid dei Conti E ieardi. E s un A rzo
 bispo providencial, decía, y m uy á propósito
 p ara las necesidades de la Ciudad y de la
 Archidiócesis de Turín. Am a mucho á T urín
 y á los Piam outeses, y es por ellos corres
 pondido , siendo al mismo tiempo acérrimo
 defensor de la Iglesia y del P a p a ; por esto
 os encomiendo mucho de llevarle mis saludos
 y mis más cordiales gracias.
 H abiéndole dicho al final que volvía á
 Turwi p a ra celebrar la fiesta conmemorativa
 de Don Bosco y la de Don P ú a , p ara el
 que pedí una especial bendición como ig u al
 m ente p a ra todos los Salesianos y sus Coo
 esclamó
 peradores, ¡AJiJ Don Rúa, Don
 el Santo ÍPadre con inefable complacencia.
 Sí, ¡e bendigo^ y buenas fiestas á todos. E n el
 Kombre del Padre., del S ljo y del E spíritu
 8anto. Igualm ente bendijo á mi herm ano
 Luis, á su fam ilia y á todos los de Caram agua, mi pueblo.
 X uestro estimado- procurador general en
 P om a D r. D. César Cagliero y D . Miguel
 Fassio, misionero de Chile, fueron en este
 punto adm itidos á la audiencia. E l P a p a
 escuchó sus súplicas y les bendijo á ellos
 y á los niños del Colegio del Sagrado Co
 razón, los que, como prometió D. Cagliero,
 hicieron al d ía siguiente la Comunión por
 el P apa. Su S antidad nos despidió con p a 
 labras llenas de fe y de ternura, confiándo
 nos á la Om nipotencia y M isericordia del
 Señor. Deo et M arta gratias.
 A fino, in C. J .
 0 SA>’TIAG0
 Obispo titu la r de Colonia,
 en la Arm enia.
 
 IMPRESIONES DE VIAJE.
 T u r í n (Italia).
 Entre laa muchas personas que continuamente
 visitan el Oratorio de Turín, se encontraba últi
 mamente un rico señor de Méjico, el cual, llegado
 á su país, trasmitió á uno de los principales dia
 rios las impresiones recibidas, qne copiamos á
 continuación, para conocimiento de machos de
 nuestros lectores que aún no han podido visi
 tar dicho Oratorio.
 c Be cnanto he visto en esta capital, lo que más
 me ha llamado la atención es el Oratorio de San
 Francisco de Sales ó Colegio de Don Bosco, fon
 dado por el célebre sacerdote de este nombre.
 » No hay obra pía qne pueda comparársele. Es
 tablecido para la educación de niños pobres y
 
 —
 
 172 —
 
 abandonados, ba venido á atender una necesidad
 imporiosa de la clase proletaria y de la sociedad
 inquiotii y sacudida por el pueblo desmoralizado
 ior la impiedad. Si el cultivo del espíritu y la
 orinucióu del corazón es el íin más noble tanto
 do las instituciones civiles como de las eolesíásticas, ninguna más digna de aprecio que esta.
 > Las ciencias y las artes transforman á los indi
 viduos ; y en pocos establecimientos esta transfor
 mación es más grande y benéfica que en los co
 legios de Don Hosco.
 » El Oratorio do San Francisco de Sales educa
 casi mil niños: tinos estudian la letras, otros
 aprenden un arte ú oficio, y todos se informan
 en los santos principios y afecciones purísimas de
 la religión. Es este Oratorio una como colmena,
 una pequeña ciudad infantil llena de vida y
 alegría. Dicen que la recomendación más frecuente
 do aquel Santo á sus niños o ra: « Estad siempre
 alegres, » recomendación que continúan haciendo
 los hijos de su instituto j y en efecto, en el Ora
 torio Salesiono no so ven caras mustias, tristes
 ni enfadosas; son plácidas como la aurora y pa
 recen gozar de perpetua primavera.
 » En los talleres no hay lujo ni por sombra; pero
 sí mucho orden y diligencia. El vapor hace fimcionar las máquinas de las diversas oüeinas: diez
 para imprenta, cuatro para fundición de tipos,
 una para harina, etc., etc. Además hay allí litogi'afía, calcografía, encuadernación, carpintería,
 taller de escultura, cerrajería, sastrería y zapa
 tería. Soria de no acabar si me pusiese á descri
 bir los trabajos de aquellos pequeños industriales
 y artistas, cuya sola vista produce la más íntima
 satisfacción.
 » Ese Oratorio, « Casa madre » de los Salesianos,
 contiguo al Santuario do María Auxiliadora, ha
 dado origen á centonares de asilos y colegios,
 donde se educan millares de niñoSj y á varios
 centros do misiones en Patagonia, Tierra del Fue
 go, Ecuador y el Brasil, donde se regeneran y
 ganan muchas almas para el cielo.
 » Despertóse en mí el más vivo interés por conocer
 el sistema do educación y la clave de que los Salesianos so valen como de resorte m í^co para
 conseguir tau asombrosos resultados.
 » No necesitó aguzar mucho el ingenio para com
 prender que tal sistema no es otro que el seña
 lado por Nuestro Señor Jesucristo mismo: la ca
 ridad. Por eso ha dicho con gran sabiduría un
 ilustro prelado : « El mundo será do aquel que nuis
 le amo y mejor sopa demostrárselo. »
 » Con la práctica llel y constante do este sistema,
 para lo cual es menester suma virtud y abnega
 ción, la Obra do Don Hosco toma do día en día
 mayor incremento. Armonizadas en ella las letras
 y las artes, la escuela y el taller : alti'ruado el
 trabajo con las recreaciones : amenizados los estu
 dios y faenas C(»n juiseos sivludables, con t'scogidas
 representaciones dramáticas y con las armonías
 de la música y el canto, la niñez es santitícada
 por la religión, y sus días so i>asau ligeixis, ino
 centes y gozosos, lia imlxima que con caracteres
 indelebles estampó Don Hosco en su instituto fué
 la de San Francisco de Sales : « Todo por auior ;
 nada por fuerza. » « Ama, y haz lo que quieras, »
 decía con San Augustín. Asi para el educador
 SiUesiauo el luuor expansivo, afectuoso, ingenuo,
 paciente, es el móvil de toao, el imán con que
 cautiva los corazones ; y excluye no solo el retrai
 miento, la austeridad y las numeras imperiosas,
 sino todo áspero eastigt). Nada más evangélico y
 exqnisitmiu'ute patevual.
 
 Í
 
 » La Sociedad Salesiana ha sabido aprovecharse
 de las virtudes y enseñanzas de su fundador y
 cumplir su misión sublime. Por esto atrae sobre
 sí las bendiciones del cielo y los aplausos de los
 hombres; y no hace mucho que recibió de Su
 Santidad León XIII una carta de felicitación y
 aliento por sus trabajos. El sujeto que Don Boseo
 escogió para sucesor suyo es Don Miguel Rúa, sa
 cerdote de grau virtud é inteligencia. Sus trabajos
 rayan en lo increíble: sigue exactamente los
 pasos de Don Bosco, se inspira en sus mismas
 ideas y es la bondad personificada.
 » La vida de Don Bosco no se ha publicado aún
 por extenso. So me asegura que la tiene ya
 concluida su propio secretario, escritor distin
 guido, el Presbítero D. Juan B. Lemoyne, pero
 que no la dará á la estampa hasta la terminación
 del proceso do beatificación del siervo de Dios.
 » Un Cooperador Salesiano (1) y el doctor d’Espiney han dado entretanto á luz dos biografías
 en las qne, como testigos oculares, refieren intere
 santísimos sucesos y las cuales han obtenido la
 aprobación de la Sociedad Salesiana y gran acepta
 ción del público.
 > Ambas se bailan en lengua española y merecen
 recomendarse como hermosa, edificante y rega
 lada lectura.... »
 
 ---- ^
 
 M ÁLAG A.
 T J ls r
 
 IP A .S E O -
 
 Llevóse á efecto el paseo largo dispuesto por
 los PP, Salesianos y á él asistieron 150 niños del
 Oratorio que aquellos dirigen.
 Salieron de Málaga á las siete de la mañana y
 una vez en pleno campo, los pequeñuelos comen
 zaron á gozar las impresiones particulares de la
 vida libre que dá vigor y enerva.
 El trayecto hasta la barriada del Palo pasó rá
 pido cual un vuelo de golondrina.y los niños lle
 garon á aquella, alegres y sin cansancio, en com
 pañía del director, Padre Epifanio, del P. Mau
 ricio y de dos estudiantes en teología que prestan
 sus servicios en el Oratorio de San Enrique.
 Luego de llegar á la barriada, los expediciona
 rios oyeron misa, que celebró el P. Epifanio y
 eu la cual cantaron los niños diferentes coplas.
 La presencia de tan numerosos huéspedes en
 la pequeña localidad, llamó la atención de los
 vecinos y la multitud se aglomeró á su paso,
 cuando so disponían á seguir su escursión á la
 hacienda del Candado, propiedad del respetable
 y elocuente abogado D. Arturo Torrea.
 El trayecto desde el Palo basta el magnífico
 predim se recorro en pocos minutos.
 El Candado revela todo el buen gusto del Sr.
 Torres y haríamos aquí su descripción, pero e l,
 deseo de ser breves, nos lo impide.
 (1) D. Camilo Ortúzar, Pbro.
 
 —
 
 173 —
 
 En el Candado estaban á más de la señora de
 D. Arturo Torres y otras distinguidas damas, los
 Sres. D- Baldomero Grliiara, D. Ramón Pérez
 Costales, ex-ministro de la República, D. José
 Kuiz Blasco, D. Emilio Encinas, D. Juan Pareja,
 D. Diego Delgado y D. Pablo Ruiz Picazo.
 El agasajo del día para loa niños, (almuerzo,
 comida y merienda) fué costeado por D. Diego
 Delgado.
 El almuerzo se compuso de salcbichón, vino,
 pan y frutas; la comida de carne asada, baca
 lao, salcbichón, frutas y vino, y la merienda de
 un bollo, dulce y ciruelas.
 Antes y después de las distintas comidas, los
 niños tuvieron en la hacienda expansión cumplida;
 jugaron á sus anchas, treparon á las alturas,
 descendieron á la playa y puede asegurarse que
 el día de campo resTiltó para aquella iufancia
 completamente feliz.
 JPúi*i*afos iio ta 'b lo s ;.
 Copiamos los siguientes párrafos de una no
 table comunicación dirigida á uno de los diarios
 de Málaga, por juzgarlos de general interés.
 «En el número 3.324 del periódico de su digna
 dirección, aparece un suelto del mayor interés,
 por tratarse del más importante de los asuntos
 que preocupan á la humanidad civilizada; ello
 es la educación y sustento de los niños abando
 nados. Pero es el caso, que lo mismo en ese
 suelto que en otros muchos publicados por la
 prensa de todos los países, parece significarse,
 que son niños abandonados, solamente aquellos
 desgraciados que se hallan privados de todo cui
 dado y auxilio, y arrojados en medio del arroyo.
 Este error do apreciación, produce, á mi ententender. los funestos resultados de que todos los
 procedimientos que se emplean, sean ineücaces
 para curar tan repugnante lepra moral que pa
 dece la sociedad por el abandono de los niños
 pobres.
 » Todos estamos de acuerdo en que para com
 batir una dolencia física, es lo primero la exacta
 calificación de ella para averiguar las causas, y
 que sin verdadero diagnóstico, ocurre á veces que
 el trabajo de curar ha dado por resultado ponerse
 del lado del m al; y si esto ocurre en lo físico,
 4 qué peligro no se corre en lo moral donde los
 esperimentos se miran de ordinario con graves
 prejuicios, necesitándose siglos para comprobar
 que la pasión ocupó el lugar donde debió sen
 tarse la razón 1 Ocurre con el procedimiento de
 loa asilos para niños pobres, que la sociedad no
 fijándose en las causas qué producen el daño,
 cree solucionarlo recojiendo de modos varios, á
 los que siempre son inculpables, desde la crueldad
 con que los lleva á ima cárcel á purgar culpas
 ajenas, hasta la hipocresía con que los conducen
 á un asilo montado por la caridad de algunos
 Juanes de Robres, atendidos por piadosas y már
 tires mujeres dignas de ser empleadas en mejor
 causa.
 >Todos esos asilos sin excluir aún aquellos fa
 mosos que la tiesa Inglaterra tiene perfeccionados
 hasta admiramos porque parecen una finísima y
 complicada máquina de relojería, obedecen á un
 falso principio de moral y es de ello prueba evi
 dente que las clases bajas de los civilizados países
 del norte, se bailan hoy más distanciadas de las
 clases directoras, qne en la bárbara edad media.
 La cansa de tal resaltado se esplica fácilmente •,
 
 esos asilos tienen casi siempre por objetivo el
 privar á los opulentos del repugnante aspecto de
 la miseria y en honrosos casos de atenuar el sxrfrimiento del*^mísero, pero jamás el móvil es el
 verdadero amor del prójimo. El verdadero amor
 al prójimo ha de consistir en emplear todos los
 medios á nuestro alcance, para hacer con los
 niños de las clases desheredadas lo que unos
 buenos padres hacen con sus propios hijos , es
 decir, manifestar con sus hechos la aspiración do
 que todos podamos ser iguales según los méritos
 de cada uno.
 » Ahora b ie a ; la obra de Don Bosco realiza el
 hecho por medio de su sistema educativo moral
 y económico; en perfecta armonía coa los leccio
 nes del divino Maestro, los Salesiuuos dicen;
 dejad venir á mí los tunos, y los educan con ver
 dadero amor de padres bondadosos ó instruidos.
 » No teniendo esta carta por objeto hacer el
 paueglrico de Don Bosco y su obra, sino censurar
 las falsas bases é injustos procedimientos de edu
 cación social que conocemos, y también justificar
 nuestro vehemente deseo de llamar la atención
 de las almas generosas al estudio de un procedi
 miento que creemos eficaz, esperamos que en lugar
 de aconsejar á los Salesianos lo que deben hacer,
 se estudie y se analice su método y la manera de
 practicarlo; y del exámen y detenida crítica de
 su trabajo, resulte la cooperación de los que crean
 en el hermoso resultado de tan perfecta obra, ó
 la demostración de los defectos, por los que de
 otro modo la aprecien. »
 
 R1AL.P (Lérida).
 E evm o . S e . D. M ig u e l R ú a .
 Muy Rmo. P adre; deseando que la más per
 fecta salud impere por osos para mí muy deseados
 é inolvidables recintos, cábeme la dicha y ele
 vada honra de manifestar á V. Rma. que en Rialp
 donde desde el 93 existo uu Colegio Balesiano de
 1* y 2^ enseñanza, con niños, que sí bien monta
 ñeses y por lo tanto no tan listos como los que
 pululan y medran en populosas y meridionales
 ciudades, sin embargo tienen un corazón que ama,
 cuyas chispas saltan cuantas veces se les presenta
 ocasión.
 Así es que con el fin de festejar en sus días al
 Sr. Director del Colegio, D. Antonio Cometti, y
 darle nna prueba inequívoca del cariño que le
 profesan cuantos alumnos ya internos, ya externos
 se hallan en él congregados, abrieron una suscri*
 ción para costear nn objeto de capilla, como así
 se efectuó comprándose una casulla de valor y
 mérito tan significativo, como laudable.
 Por la crudeza del invierno y otras causas de
 alguna monta se trasladó la fiesta de S. Antonio
 al de Padua, y no podiendo celebrarse el 13 de
 Jnnio por ser la fiesta del Corpus Christi y ^ e más sufrir los exámenes en Lérida los matricu
 lados aquí en los tres primeros cursos del Ba
 chillerato, se difirió el festival para el 24 de Ju
 nio, conmemorando de esta manera el que fué
 onomástico del que desde el Cielo alienta y pro
 paga la Congregación Salesiana, de nuestro muy
 amado Padre y Fundador D. Juan Bosco.
 Así pues el 23 y como preparación á la gran
 fiesta se dedicó ai Sr. Director un acto recreo
 
 —
 
 174 —
 
 familiar en uno do los patios que tan solo para
 internos existo, patio muy bello y artísticamente
 adornado con mástiles que cubiertos de retama
 unos y otros do raúlti]des y variados papeles,
 Bujotaluui vistosos gallardetes y ricas banderolas.
 En el sitio i)residencial se improvisó con bande
 ras de Su Santidad, España é Italia un hermosí
 simo y muy vistoso pabellón que ostentaba en su
 centro un cuadro facsímil de D. Hosco.
 A las ü en punto se presentó el Sr. Director
 acompañado del Párroco do Rialp, Mosón Fran
 cisco Picolo, D. Salvador Carrera, notario, ambos
 muy entusiastas admiradores y muy propagadores
 de la Obra do D. Hosco, y enti-e atronadores
 vivas y calurosos palmoteos tomaron asiento.
 Seguidamente el Salesiano D. José Pujó acomañó con el barmonium el himno dedicado al
 r. Director, composición de muy sorprendente
 efecto, (jue fuó muy bien aplaudida por la con
 currencia y no profana, como también el Orfanello, II 2[arÍiuiio y la Eondinella, habiéndose
 ejecutado con maestría y gran entonación por los
 niños anteriormente aleccionados.
 Las com])08Íüiones que se leyeron en lengua
 del Lacio, francesa, en la del divino Dante y en
 la moliílua del inmortal Cervantes, como en el
 jícculiar lenguaje (dialecto) de lloger de Flor,
 fueron una expi*osión verdadera de los sentimien
 tos, que do simpatía y cariño sincero á todos vivilicu para con el que es Padre amoroso y Di
 rector celoso jamás olvidado y siempre amado.
 El 24 á las 7 li2 de su mañana los del Colegio,
 convencidos do que solamente se disfruta verda
 dera alegría con Jesús, se acercaron con devoción
 y fervor, que admiraron sin duda loa Angeles y
 contemplaron los concurrentes, á la Mesa eucarística, confortándose con el pan divino para pro
 seguir 011 las lides entabladas con los irreconcilialiles enemigos; mundo, demonio y carne.
 El oñcio solemne celebrado á las 10 de la
 mañana, fue cantado con sentimiento y delicadeza
 según dictamen emitido por las distintas clases
 jerárquicas, que, previa invitación, honraron el
 acto con su presencia. Entre la numerosa y dis
 tinguida concurrencia figuraban las nimias, Ma
 gistratura y ciencias médicas, representadas por
 otros tantos padres que en el Colegio tienen sus
 hi.io8.
 \
 Por la tarde y á las 4 112 so continuó el mes
 del Sagrado Corazón de Jesús, que terminó con
 la Hendición solemne. La escolauía del Colegio
 procuró dar el mayor realce posible cantando ya
 motetes ya el
 eryo más célebres y arroba
 dores^ do su bastante repleto repertorio, aunque
 incipiente, cautivando con sus melodiosos acentos
 ó impresionando vivamente á los que sintiendo
 interés por los cantores, absortos estaban asis
 tiendo.
 A las en punto so dió principio á la función
 teatral que el director do escena había preparadi) 5 esta consistía en un dranm titulado Xa cíis<j
 de la ¿ortuud, por D. Hosco. Todas sus ]iartc8
 pr»icurarou desempeñar sus papeles, teniendo pre
 sentes lo preceptos do Horacio, y nuestro Regla
 mento.
 Los intermedios fueron amenizados con los
 ciuitos del Marítimo, üomiineUa, iíimno alSr. Di
 rector, que con mayor efecto que en el patio por
 razones acxisticas complacieron en gran manera á
 la distinguida cuanto selecta concurrencia, por
 espacio de dos horas.
 ro r la noche hubo ilumiuación á la veneciana
 y algunos cohetes, experimentando todos y cada
 
 g
 
 uno una verdadera expansión de alegría que es
 exclusiva de la Obra de Don Hosco, pues todo es
 amor y en ella todo respira cariño, en eUa el Su
 perior es Padre, á veces amigo y otras hermano
 según convenga.
 Tal ha sido la fiesta, que atendidas las cir
 cunstancias de local, de difícil comunicación y casi
 de absoluto asilamiento, ha excedido en mucho á
 lo que podía y era de presumir, siendo preciso
 reconocer en todo la mano poderosa, la decidida
 y manifiesta protección de María Auxiliadora á
 cuyo manto y sombra va desarrollándose y adqui
 riendo imponente cuanto atrevido vuelo este centro
 de educación salesiana.
 En esta convicción eptá el que reiterando á
 y. Rma. los más expresivos afectos y saludos,
 implora paternal bendición y s. m. b. su siempre
 hijo
 T. M. S. P.
 Rialp, 27 de Junio de 1895.
 
 S E V IL L A .
 
 Solemnísimos eultos en honor
 de María Auxiliadora.
 ^P'oN el corazón henchido del más vivo entuH áí siasmo y movidos al mismo tiempo por el
 más puro agradecimiento, sentimos una verdadera
 necesidad de dar á conocer á todos, las hermosas
 fiestas que se han celebrado en Sevilla por los
 Salesianos y sus buenos Cooperadores y Coopera
 doras en honor de María Auxiliadora.
 Acostumbraban los antiguos grabar en los már
 moles con curactéres indelebles los bechos glo
 riosos realizados por sus decantados héroes, y
 nosotros que llevamos en nuesti’o corazón el grato
 recuerdo de estos días, saturados de la alegría
 más pura y de llenísimo gozo, intentamos tam
 bién comunicar á todos los amantes de María Au
 xiliadora y admiradores de la obra de Don Hosco,
 las gratas impresiones que axin hacen latir dul
 cemente nuestros corazones y á lodos animarles
 para que honren, ensalcen y glorifiquen á la que
 es Auxilio poderoso de los Cristianos.
 Sentimos una verdadera necesidad de exclamar
 como nuestro buen Padre Don Hosco: \ Cuán
 buena es María!
 Sí, buena, infinitamente buena es María Auxi
 liadora.
 Ella es quien vino á despertar en Sevilla el más
 vivo entusiasmo en favor de su Obra, porque bien
 udemos decirlo con orgullo y satisíacción que la
 bra de Don Hosco es Obra de María Auxilia
 dora.
 Sevilla, la ciudad de los Recaredos y los Fer
 nandos; Sevilla, la hermosa sultana de Andalu
 cía, el Edén de los moros, la que se mece dulce
 mente sobre las aguas del Guadalquivir; Sevilla
 con su artística y suntuosa catedral, con sus miles
 de iglesias, con su esbelta Giralda, con stis torres y
 minaretes, con sus alegres habitantes, con su azu
 lado cielo, con sus gloriosos hechos, con sus heróicos recuerdos históricos, dió muestra patente
 en esta ocasión también de ser por excelencia la
 Ciudad de María.
 
 S
 
 i
 
 175
 
 El corazón Sevillano late por María, vive por
 María y muere mil y mil veces por la gloria de
 María. Sevilla fné conquistada por María, pues
 Inchaban los valientes campeones del Eey Santo
 cobijados bajo el pendón de María.
 I Cómo no tenía pues que resultar solemne, im
 ponente, majestuosa la manifestación de los nobles
 Hijos de Sevilla en favor de María y de María
 Auxiliadora f
 
 Llegada de la Imagen
 
 Ya teníamos la Imágen de Mana Auxiliadora,
 éramos felices, un solo pensamiento nos aflig í y
 enturbiaba el júbilo de nuestros corazones. ¿ Cómo
 podremos á medida de nuestros deseos y con el
 mayor esplendor honrar á María Auxiliadora, si
 nada tenemos ?
 Educados en la escuela de nuestro buen Padre
 Don Hosco, solo nos quedaba uu recurso pero efi
 caz, potente y seguro: ¿ Cuál es el Salesiano que
 en sus apuros no acuda á María Auxiliadora t Y
 en electo, así hicimos y el éxito más feliz vino á
 confirmarnos una vez más en nuestra contiaiiza.
 ¡ Viva mil y mil veces nuestra buena [Madre!
 
 Se había anunciado que la Imagen llegaría
 para los primeros días de mayo. Habíase encar
 d o á los Talleres Salesianos de Sarria y so
 esperaba con vivísimas ansias el momento deseado
 Regalos á María Auxiliadora.
 en que podríamos contemplar la efigie de la que
 nuestro buen Padre nos había enseñado á amar
 No teníamos nada. La Imágen sin pagar, no te
 con tanto afecto y confianza. Los días nos pare níamos altar en donde colocarla, desprovistos de
 cían años. Aquello era un continuo preguntarse, todo, pero gracias á Dios con sobrada confianza.
 un deseo afanoso, un frenesí febril, ya no podía Ella, dijimos, se encargará de todo, nada le fal
 mos vivir sin la Imagen de María Auxiliadora. tará ; y así sucedió. Se puso á los pies de la Imá
 A llenar nuestros deseos y á excitarnos al más gen un cartel en el cual se indicaba sencillamente
 vivo entusiasmo he aquí que el día 6 de mayo se todo lo que bacía falta para el altar de María
 oye un solo grito que circula con la rapidez de Auxiliadora, y todo llegó. Siento no poder pu
 la chispa eléctrica: Ya está a h í: Ha llegado Ma blicar los nombres, pues su humildad me lo im
 ría Auxiliadora. No es para describirse el júbilo, pide, de un matrimonio virtuosísimo cuya fe y
 la alegría, el contento que inundó los corazones confianza en María Auxiliadora es digna del más
 de todos. Dejitremos la palabra al ilustrado Dia alto encomio , pero sí diré que desde el día en
 rio de Sevillu, que escribía en aquella ocasión.
 que tuvieron noticia de María Auxiliadora, que
 creo fué en noviembre del pasado año, no deja
 ron pasar ni un día siquiera sin venir, con gran
 María Auxiliadora.
 dísimo sacrificio á veces, á visitar la pequeña
 « Quien se hubiera encontrado el día 6 del co Imagen que se veneraba antes en nuestra iglesia.
 Pues bien, estos virtuosos señores se hicieron
 rriente entre los Salesianos instalados en el edi
 ficio de la Santísima Trinidad, á eso de la una de cargo de hai-er dorar y pintar un hermoso y gran
 la tarde, hubiera notado una animación y movi dioso altar para María Auxiliadora.
 Dos generosos cooperadores, cuyo afecto á la
 miento insólito, una gritería alegre y bulliciosa,
 un vaivén, un correr precipitado, un afanoso pre Obra de Don Hosco se ha patentizado en muchas
 guntarse y á las mil preguntas una unísona, ale ocasiones en que dieron muestra de generosidad
 gro y rápida respuesta: Ya está ahí. ¿Y quién y caridad, se porfiaron wintamente para pagar la
 estabat ¡Oh, contestaban mil voces, Marísi Auxi imagen de imcslra buena Madre.
 Y después comenzaron á llegar hermosos canliadora ! En efecto, había llegado la artística y
 primorosa Imagen de la Protectora de los Sale- deleros costeados por generosos cooperadores,
 BÍanos, obta acabadísima de los Talleres de Sa- cuyos nombres quisiéramos publicar como el de
 rriá dirigidos por los mismos Padres. Es una ver todas las demás personas oferentes si no nos lo
 dadera joya de hermosura y de arte. Al desta impidiera su modestia, ti\n grande como su ca
 parse el cajón y aparecer la bella y querida Imagen ridad. Y enviaron luego liermosísinios mantel<«,
 se levanta uu*entusiasta, fragoroso y prolongado preciosos jarrones y artísticos floreros. Una vir
 viva á María Auxiliadora mientras la banda Sa- tuosa señora envió una hermosa lámpara y otros
 lesiana hace resonar los alegres acordes de la diferentes y hermosos regalos en agradecimento
 marcha real. Aquello no es para describirse. Los de un señalado favor que había alcanzado de
 vivas, los gritos, las exclamaciones, las súplica, María Auxüiadora.
 Llegaron después dos hermosas casullas y un
 la alegría, el entusiasmo, el frenesí no tenían tér
 mino. — Ya la tenemos, decía uno. — Es nnestra artístico misal, diferentes juegos de sacr^ y atri
 Madre, repetía otro. — Yo la quiero una atroci les, algunas hermosas cruces, palmatorias y un
 dad, añadía un tercero más vivo que el azogue; estuche que contiene un artístiw y riquísimo cá
 y era aquello un hermoso desahogo de los más liz con BUS correspondientes vinageras. En fin,
 tiernos afectos y sentimientos de aquellos juve como era de esperar, nada faltó para el altar de
 María Auxiliadora. Quisiera también publicar los
 niles corazones.
 » Se colocó sobre un trono provisional en donde n«*mbre8 de otras insignes bienhechoras que con
 estará expuesta hasta el día en que empiece el generosa caridad nos ayudaron para hacer frente
 solemne triduo que piensan dedicar este año los á los grandes gastos de las fiestas.
 A todas estas generosas personas damos las gra
 Salesianc» á su Excelsa Protectora.
 » Nos consta que pieusan hacer una gran fiesta cias más sinceras y les aseguramos que nunca las
 con nna solemne procesión y nos halaga el pen olvidaremos en nuestras oraciones á fin de que
 sar que tomará gran incremento también en Se María Auxiliadora les centuplique el bien que
 están haciendo y del mismo modo que ellas con
 villa esta devoción tan simpática y tan tierna.
 » Mandamos mientras tanto la más cumplida currieron á preparar nn hermoso trono á su efigie
 enhorabuena á la Congregación Salesiana y á sus aquí en ia tierra, Ella sin duda les preparará un
 Cooperadores y tendremos el gusto de dar más excelso asiento allá en el Cielo.
 Damos también vivísimas gracia á todas las
 detalladas noticias acerca de la hermosa fiesta de
 parroquias, iglesias é Institutos religiosos que geMaría Auxiliadora.
 
 —
 
 176 —
 
 norosamonto pusieron A nuestra disposición los
 objetos do ijue carecíamos para arreglar y ador
 nar nuestra desprovista iglesia.
 No dejaró do emunorar entre los regalos que
 se hicieron A Muría Auxiliadora el desprendi
 miento y generosidad de algunas pobres mujeres
 de nuestro barrio ouo dieron muestra tiernísima
 de su amor A la Virgen Santísima. Vinieron las
 pobrocitas para ver la imagen que tanto habían
 oído ensalzar y quedáronse prendadas do su her
 mosura. Al ver luego los regalos que se habían
 hecho A nuestra buena Madre dijeron con una fe
 encantadora: nosotras no somos señoritas, no te
 mónos nada que ofrecer A la Virgen y ya que no
 i'odemos otra cosa, limpiaremos toda la iglesia y
 -María Auxiliadora nos agradecerA estji pequeña
 oirenda. Madre mía, decía una pobre ancianita
 con los ojos hechos dos fuentes do lAgrimas y
 mirando con una ternura indecible á la Virgen'j
 Madre mía, si he sentido en mi vida el ser jiobre,
 es ahora, pero Tu eres también madre de los
 pobres y agradccerAs lo único que puedo ofre
 certe (lito es limpiar tu casa.
 V cu efecto pusiéronse con un afán digno do
 todo encomio A aljolitav nuestra gran iglesia in
 tercalando entro un cubo y otro de agua tioruísimas y nidionti^B jamilatorias A la Virgen.
 ómo
 verdad tiue el corazón sevillano late
 ]ior Maiía!
 Ella os imgurA , oh i>iadosas hijas de Sevilla,
 vuoslia caridad y el Señor que tanto agradeció
 la pequeña ofrenda, de la ixibro mujer del Evan
 gelio. ii() dejarA siu galardíSn vuestro hermoso y '
 tiorno ofrecimiento.
 (Se continuará).
 
 que no recibe A menudo en la vida mAs que la
 parte del trabajo y del dolor j sus pesares son
 mAs inconsolables, sus decepciones más punzantes,
 sus desamparos más sin refugio; no conoce las
 ternuras del bogar que suavizan las batallas de
 la vida, ni las delicadezas del amor que suelen
 transformar las lágrimas eu sonrisas, las desespe
 raciones en esperanzas ni los consuelos sin pa
 labra de las artes, que distraen al espíritu de las
 preocupaciones y de los afanes materiales.
 Arrebatar al pueblo su fe, que es el único ideal
 de su existencia sin ilusiones, es matar on su co
 razón la consoladora idea de una justicia sobe
 rana que igualará al fin todos los destinos hu
 manos 5 sin fó en Dios, la vida so vuelve la más
 cruel de las injusticias y el pobre que no baeo
 más que sufrii* y que no aguarda compensación
 alguna, nos dirá con razón que, puesto que lo
 quitamos el cielo, le demos su ])arte de placer y
 de ventura en la tierra. Todos los horrores de la
 anarquía quedan justificados, y el socialismo se
 torna no solo justo, sino necesario. Arrebatar al
 pueblo su fé es también apagar en su alma todo
 fulgor de esperanza •, y es cierto, señores, es cierto
 en las clases altas y en las bajas, que cuando
 muero la esperanza es cuando sobre su tumba
 suele nacer el vicio.
 Los que no tienen ventura en la vida ni espe
 ran en la inmortalidad, buscan lógica y natural
 mente el aturdimiento, que es la anestesia de
 los pesares; y el pueblo, bien lo sabéis, no acierta
 á buscar olvido más que en la embriaguez, engendradora maldita de aquellas tragedias de es
 posas abandonadas, de niños que mueren á mi
 llares, de hijos pervertidos desde que abren los
 ojos á la luz, de hogares en que no se oye jamás
 una palabra de afecto ó de ternura, porque la
 boca que debiera pronunciarlas no despide más
 que hálitos de alcohol y de blasfemia.
 Esta escuela será como un lazo de unión del
 pueblo con Dios y con la sociedad: levantada
 A M T '] R I C A .
 con las donaciones de los ricos, es una ostensible
 prueba (le que estos aman al pueblo y trabajan
 por su bienestar; fundada y dirigida por sacer
 dotes, Im do probar (jue la Iglesia católica, madre
 SANTIAGO DE CHILE.
 veladora y cariñosa, consagra sus mejores esfuer
 zos á los hijos del ^dire, que son sus bijos pre
 dilectos. Aijuí recibirán ellos, de maestros t.an
 excelentes
 que ni los h\ios del rico los tienen
 Escuela Práctica de Agricultura en Mellpllla.
 mejores, lecciones do trabajo que los coloquen en
 aptitud de vencer honradamente en las batallas
 de la vida, y lecciones do moral y de virtud que
 abran su corazón á las dulces esperanzas y les
 ( Conclusión ).
 asegui'ou las inmortales recompensas do la patria
 Termina el discurso del Sr. Egafm, cooperador celeste. N() puede depositarse ofrenda de más
 valía ni más grata en los altares de Dios y de
 salesiuno (1).
 la patria, que formar obreros morales, inteligen
 tes, cristianos, que realicen la fortificante y fe
 Puesto que el mal de la hora presente esté en cunda alianza del trabajo y de la fé ; brazos ro
 la pérdida de la fé, el único remedio posible se bustos y corazones sanos, (^apaccs de impulsar á
 encuentra en el renacimiento de las creencias re la i>atria por la senda del progreso, y de formar
 ligiosas. Hay que hacerlas brillar de nuevo en la hogares en donde el alegre rayo de sol, las plá
 sociedad, jiara ilisipar estas sombras de euliia v cidas sonrisas y las íntimas bendiciones del alma,
 malestar (jue la envuelven : hav que hacerlas bri sean la prueba luminosa y risueña de que la fe
 llar eu el oorazéii ilel pueblo, sobre todo, que es licidad en la tierra no es herencia esclusiva del
 el que uiAs sufre al perderlas, v el que mús ne opulento, y que la fe cristiana, la creencia en xna.
 cesita , aún inu-a su bienestar de abiyo, la esi>e- patria inmortal para los buenos, hace iguales á
 raura de reeompensas inmortales arriba. Poniue todos los hombres, no solo ante Dios, sino aún
 es unís amado de Dios, y porque encoutrará sin ante las dichas verdaderas de la existencia.
 La educación vanamente abstracta que se dá
 duda mayores compeusaoioiies después, el pobre
 en la generalidad de las escuelas, tiene graves pe
 ligros, y aún diría irreflexivas crueldades para
 (l) Véase el utlm sro do julio.
 los desheredados de la fortuna. Los ramos de
 
 —
 
 177
 
 simple y dislocado adorno, para los cuales no
 encontrarán jamiís aplicación positiva en el medio
 social en que han de vivir, solo sirven para
 poblarles la imaginación de anhelos sin forma, la
 voluntad de deseos imposibles, la conciencia de
 sublevaciones irritadas y desastrosas. Hay estudios
 que, siendo muy útiles y aún necesarios para los
 favorecidos de la fortuna, son para los que deben
 vivir de sus manos tan perturbadores y perni
 ciosos como la lectura habitual de las novelas
 
 T a lle r e s
 
 -
 
 lias consideraciones públicas y privadas que el
 mundo tributa á los privilegiados del nacimiento
 y la fortuna. Esta Escuela será una hermosa y
 ancha puerta por donde pueden pasar hacia las
 cumbres luminosas los que han nacido en rincón
 humilde y oscuro; y pues que el rico, á menudo
 tan injustamente odiado, y el sacerdote, siempre
 tan calumniado, ‘se unen aquí para tender la
 mano al pueblo, hágase este digno de la Crus do
 Cristo, que le abre sus brazos protectores, y do la
 
 S a le sia n o s d e C o n c e p c ió n
 (K pág. 178).
 
 l>ara los caracteres apasionados y las imaginacio
 nes soñadoras. Ellos les infunden disgusto por la
 realidad, cólera ó desaliento ante las exigencias
 de la vida, espíritu de rebeldía contra el orden
 providencial establecido ]wr Dios. La Escuela que
 lioy se inaugura con brillante y merecida so
 lemnidad, salvará esos escollos, ofreciendo una
 educación que, junto con dar al obrero todos los
 conocimientos útiles á su estado, le ofrezca los
 medios prácticos de vivir holgadamente y_ de
 aspirar, por la honradez y el trabajo, á surgir á
 las alturas sociales. El cristianismo es la democracia
 en el bien; hay, señores, un fraternal y orde
 nado socialismo cristiano, que concede á la práctica
 de las virtudes v á los méritos personales aque-
 
 (C hile).
 
 sociedad, que le ofrece los medios de hacerse útil
 para la patria y para sí mismo.
 Esta será la mejor recompensa á que puede
 aspirar el virtuoso y abnegado fundador de esta
 casa; será el estímíilo más poderoso para hacer
 fáciles y amables las tareas de los maestros que
 van á dirigirla j y será, jmr último, lo que hará
 que la escogida concurrencia que hoy solemniza
 esta inauguración, recuerde como un día bien
 empleado, como un gran día, para la patria,
 aquel en que vino aquí á poner esta primera
 p ie¿^ .
 
 — 178
 
 V
 
 J ^ N
 
 VILLA
 
 E Z U
 
 E L A
 
 .
 
 DE CURA.
 
 F iesta de M aría Auxiliadora.
 
 sagrado recinto; los cánticos, modulados con voz
 sonora por gargantas privilegiadas en combina
 ción con notables composiciones religiosas, con
 movían de manera halagadora las fibras mds ín
 timas del corazón; la oratoria sagrada presentó
 rasgos sublimes, suma elocuencia y dicción fácil
 y correcta que dejaron admirado al auditorio, cosa
 no extraña, sabiendo que el orador fué el señor
 canónigo Doctoral de Caracas, Dr. Arteaga, y las
 potestades eclesiástica y civil, personificadas en
 el Sr. Arzobispo de Caracas y en el Exemo. Sr.
 Presidente del Estado, se unieron en estos so
 lemnes momentos como para presentar al Dios de
 las naciones la significación do la armonía que
 existe en nuestra P atria, entro la Iglesia y el
 Estado. •
 Con sentimientos como los quo acabamos do
 rifiatar d vuela pluma, prueba esta población quo
 sus creencias, sus costumbres y sus prácticas,
 descansan sobre base que ha de resistir como la
 Piedra del Evangelio, los embates de las pasiones
 humanas sin ser derribada.
 Nos permitimos dirigir nuestras cordiales felicitacionoB d los encargados de llevar á feliz tórniino la festividad expresada, así como á las
 7)ei’aonas que con sus facultades y dotes especia
 les contribuyeron á realzarla
 R. G. G.
 Mayo 25.—1895.
 
 !bVuicioii(*8 inofiibloB exi)erimontnn los corazones
 (|i|ü laten ú iinimlaos do sentimientos olevailos,
 riuuuío presencian los actos con que nuestra
 li'ligión ofrece li los humanos las ningnificcucins
 do la Divinidad.
 Para aciuellos <ino lian aspirado desdo la inf.iucia una atimVsfeia saturada do buenos consejos,
 (lo educación escogida, do ojomplos moralizadores
 y do instrucción Ideii encaminada, formándose
 organismo moral y religioso capaz de soportar
 las intluencias de las falsas creencias, del indife
 rentismo y de la imitación ridicula, encierran
 estos momentos indecible dicha.
 Gracias il las generaciones anteriores niín se
 conservan guardadas con celo ovangólico las se
 millas del bien y celt'diranse con la esplendidez
 lino so merecen las manifestaciones do amor do
 la ereatuva ni Supremo Hacedor.
 Nos comidacemos, pues, en admirar la venera
 ción y lospeto con que la mayor parte de esta
 liuulosa poldación concurre á festejar en nuestro
 .gK—
 -------- :
 t(‘mplo lo (lue dil realce y preeminencias d las
 sublimes creencias cristianas , que viene lí ser
 como un reto á los descreidos, d los que imbuidos
 cu ideas del Iihrt'-¡>ÍCH80 , y do otros sofismas, q\ie
 ni aún oomi»rcndeu, no hacen otra cosa (pío de
 nigrar d la religión del amor sublime })ura ver
 (le impbvutur en los espíritus débiles sus ridículos
 ó iuox|»licabU*8 pensamientos.
 T u n e ro s Salosiauots.
 Numeroso concurso do fieles ha recibido la
 gracia celestial, y los escogidos jior Dios para
 siTvirlü do mediadores entre Kl y la crinturu han
 En el importante diario E l País, de dicha ciu
 cumplido con la divina misión formando cora dad, leemos cou gusto lo que sigue:
 zones diapvu'stüs para el bien y bi virtud, teniendo
 * Hemos tenido la oportunidad do hacer una
 la es\>eeial satisfacción do babor oido la profesión
 (le fé católica d un venerable anciano d (juicn la visita al establecimieutt) que dirigen los Rvdos.
 Providencia ha, iluminado el buen camino, des Padres Salesiauos do esta ciudad, y merced d la
 viándolo así do la sonda extraviada (Uie seguía. amable iiivitacióu que nos hizo uuo de ellos, pu
 Feliz (U, que aumiue ya en el ocaso de su vida, dimos recorrer dicho establecimiento, apreciando
 lia entrado en la gracia de Dios.
 Gratas, muy grabw omocioues fueron sentidas el magnifico pie en quo se encuentra y los im
 ))or las alnum nobles que presenciaron la suntuosa portantes progresos (pie ha realizado en un corto
 fiesta con quo el día 24 de mayo el centro Salo- espacio de tiempo.
 siauü, cuya directora es la Stiv. Isabel Bdez, quo
 » Nunca, nos imaginamos, ni siquiera por un mo
 jiov sus virtudes es preciada gala do estu respe mento, que una obra que hace pocos años se
 table sociedad, entro laque ha promovido el fer levantaba protegida xinicamente por la caridad
 voroso culto d María Auxiliadora, oonsiguieudo cristiana, hubiese alcanzado d tocar los límites d
 despiuls con grandes esfuerzos y persoverauto vo
 luntad hacer venir do Europix la preciosa imagen quo ha llegado la Obra Salesiana en Concepción.
 » Instalados los Padres Salesianos el año 1887 en
 (|UO 80 ostenta en magnífico albir de estuco de
 bellísima forma arquitectónica, imitación de ex- un modesto asilo, capaz apenas para dar cabida
 (piisitos nidrmoles y de cuyo cuidado olla misma en su intt'rior d un reducido número de alumnos,
 coa diligente celo vola, rindió d Miu-ía Auiilia- y faltos, casi por completo, de loa elementos de
 dora, en la ssmta iglesia parroquial, los tributos trabajo indispensables para llevar á cabo las cm(lo su veneración y do su amor.
 prcvsas quo pretendían realizar, parecíanos eso
 En el alt-ar mayor luciía la preciosa imagen, en imposible; creíamos que no pasaban de ser ilu
 medio d una decoración sencilla pero bella y siones de exaltada fantasía, imposibles de llevar
 atractiva; la iglesia contenía una concurrencia
 contrita y piadosa que asistía d demostrar su fé d la realidad.
 » Empero: ;cnán equivocados estábamos!.. Aque
 d la Corredeutora del géneri.) humano ; la música
 en raudales de bollas melodías se esparcía por el llas empresas han visto su desarrollo, y han ve-
 
 CONCEPCION (CHILE).
 
 -
 
 lío
 
 nitio á demostrarnos, de una vez por todas, que
 para el trabajo y la constancia no hay vallas que
 se paedau oponer.
 » Desde aquel año hasta la fecha, los Talleres
 Salesianos han aumentado su primitivo edificio
 con recientes y magníficas construcciones, en las
 cuales se han instalado toda clase de maquinarias,
 que proporcionan á los alumnos diversos trabajos,
 á fin de que cada uno opte por el que crea más
 conveniente aprender j siendo ese el que le ha de
 proporcionar después el pan que sustente su vida
 y la de sus hijos, mientras llegan estos á adqui
 rir también los medios de podérselo proporcionar.
 » Actualmente, so está terminando la cousü’ucción de una parte nueva, al lado norte del edi
 ficio.
 « Eü ella tuvimos oportunidad de ver dos mag
 níficos salones dormitorios, en los cuales, consi
 derando la extención y la ventilación inmejorable
 de que están dotados, pudimos comprender que
 estnrán los alumnos completamente desahogados
 y Ubres de toda enfermedad que, en otras cir
 cunstancias, pudiese sobrevenir.
 * Vimos también la cómodas salas destinadas para
 las clases y estudios de los educandos j los hi
 giénicos lavatorios de agua corriente que, en po
 cos días, quedarán terminados e tc .; y todo esto,
 de una construcción que en nada deja que envi
 diar á los mejores establecimientos de la Repú
 blica.
 »¡Y pensar que todo esto es obra puray esclu8Íva de unos cuantos celosos sacerdotes, que acep
 tan como norma de su vida, la consagración com
 pleta de ella, al alivio de ajenas necesidades! I
 » Verdaderamente que la Sociedad de Concepción
 debe sentirse orgullosa de ostentar en su seno á
 «na asociación como la que se distingue con el
 modesto pero honroso título de Congregación de
 San Francisco de Sales.
 » Trescientos niños que, sin medios para propor
 cionarse siquiera una escasa educación, vivían en
 medio de la, corrupción del mundo, espuestos á
 aparecer quizá algún día deshoniíulos ante la so
 ciedad; encuentran allí en los Talleres Salesianos
 «n hospitalario abrigo que, no solamente les proporciouará educación, sino que les enseñará un
 honroso oficio, que asegurará,el porvenir de sns
 vidas.
 *Sin tiempo p.ara entrar en suscintas relaciones,
 nos concretamos , por ahora , á enviar nuestras
 más sinceras felicitaciones á los Padres Salesianos
 de esta ciudad, por las grandiosas empresas que
 han logrado realizar; y felicitamos, al mismo
 tiempo, á la sociedad penquista, por los auxilios
 que haya podido preltar á la Obra Salesiana. Con
 satisfacción puede ver con cuanto acierto é inte
 ligencia lian sido aprovechados. *
 
 NOTICIAS DE NUESTROS MISIONEROS.
 Con sumo placer publicamos la presente rela
 ción, que nos envía nuestro muy amado Monse
 ñor Juan Cagliero, Vicario Apostólico do la i ’atagonia.
 Es una descripción do las tiestas del GamariijOf
 ó rito supersticioso de los Indios do la Pampa,
 de la Patagonia y de Chile, que ahora, gracias
 á Dios, se Im podido impedir , para dar Ingar á
 las solemnidades y ritos sagrados do nuestra
 santa religión.
 
 EL CAMARUJO
 E N " X.A.
 ó
 el cu lto público al E sp íritu bueno y el cuitó
 privado al esp íritu m alo, y s u term in a
 ción.
 I.
 Camarujo es el rito religioso de los ludios
 Pampas, de. los Theliuelches de la Patagonia, y de los vecinos Araucanos de Chile. No es
 propiamente idolátrico j la superstición es su ele
 mento predominante.
 Ellos no tienen sacerdocio, ni templos, ni ído
 los, ni dogmas, ni un sistema de doctrina moral
 ó religiosa con que puedan rendir hoiuenajés á
 la Divinidad. No saben leer ni escribir y tratan
 con los civilizados y cristianos por medio de sus
 intérpretes.
 Cada cacique, ó capitanejo, ó tribu lieiie h)s
 suyos, y los estiman en mucho. Ellos no poseen
 ni libros ni públicos manuscritos. Se guían pol
 los primeros dictámenes de la ley natural, según
 BUS leyes tradicionales y acordes con algunas re
 miniscencias antiguas do origen asiático; y todo
 su credo ó fé estriba sobre dos principios á gui.sa
 ded dualismo maniqueo.
 Creen en uu Esjúritu Rueño que otorga todos
 los favores y beneficios do que necesitan: y en
 un Espíritu malo (gualichú.) autor do todos Ies
 males, de todas las enfermedades y causa do la
 muerte.
 Los Indios sin darse cuidado del Espíritu bueno
 que poco conocen ; aúnan todas sus fuerzas y co
 nocimientos para aplacar y conjurar al espíritu
 malo que temen mucho.
 Después que los Misioneros salesianos pene
 traron en la Patagonia, los Franciscanos en la
 Arancania , y loe Indios se familiarizaron con los
 cristianos, poseen alguna noción de Dios , y
 saben que Gualichú (Lucifer) es enemigo de Dios
 y del hombre. Careciendo de sacerdotes, cada
 tribu tiene su Perimontán ó pitonisa que es adi
 vina y cura las enfermedades.
 Culto a l espíritu bueno.
 Para los Indios, el único acto de culto público
 y solemne es el Camarujo, ó acción de sacias al
 espíritu bueno por loa beneficios recibidos; ó do
 petición y rogativa para impetrar mercedes y
 gracias.
 
 —
 
 180
 
 Interviunon al logro do este ñu toda» las famiHaa de la tribu , y Á voces también las de las
 tribus limítrofes, y entonces se cuentan por miles
 los‘concurrunt«!8.
 A falta de templo , escogen una llanura, ó un
 oasis del desierto cercano á cualquier río ó lago
 poblado do verdes sauces (llorones), donde plan
 tan BUS toldoa á guisa de soldados acampados.
 El Oamnnijo dura varios días, en los cuales
 atruenan los aires con gritos salvajes y cantos
 desentonados^ bucen libaciones do agua, y so ro
 cían con la sangre exprimida del corazón do un
 tornero degollado por el cacique.
 A la estruendosa algazara suceden vortiginosos
 bailes de los hombres, do las mujeres, do los ni
 ños y de las niñas repartidos en cuatro grandes
 cíi'culos, y separados los hombres de las mujeres,
 así como los niños de las niñas.
 En pos do los bailes siguen las orgías, las ba
 canales depravadas, y las borracheras con bre
 bajes alcohólicos y adulterados de suerte que los
 hacen dormir por dos ó tres días. ¡ Pienso cada
 uno como queda paradanl la moralidad !
 II.
 C ulto A Q ualichu-Pitoniea.
 om.TO li (iHítUchu no es tan solemne} reviste más bien un carácter privado. Toman
 parto en él los miembros de una familia que
 tonga nn enfermo, y los vecinos acosados por
 opidemins ó enfermedades contagiosas, tal como
 la viruela, las liebres tifoideas, la injluenza etc.,
 oto. Consisto en los conjuros y extravagantes
 exorcismos que hace la machif curandera y _pcr»moííhÍH ó pitonisa.
 Para intimidar á Gualichú, ella manda ¡zar dos
 lanzas sobre el toldo ó choza del enfermo para
 <1110 no entre.
 Cuando la enfermedad es grave y temo que ya
 haya <nitrndo, entonces echa mano á tizones en
 cendidos , y corro al rededor de la choza einltioiulo gritos ilesesperados y levantando á lo alto
 ó bnjamlo los mencionados tizones á derecha 6
 izquierda, miimtras que dos jóvenes robustos lla
 mados por ella, con las lanzas on ristre, azotan
 el viento y traspasan los aires.
 Si sana el enfermo, os un indicio cortero do que
 han expulsado á Gnalh-hu-, ai muere, es señal <\uo
 Gualichú ha vemeido ; y outonces queman el toldo
 y emigran do aquel fatídico paraje infestado por
 el demonio.
 No solamente queman el toldo y huyen <lespavoridos del sitio donde croen que haya penetrado
 Gualichú, mas si por desgracia <ludan de que la
 pitonisa (machi) esté p<»seída imr Gualichú, y de
 <iuo loa enfermos mueren por causa suya, entonces
 a imitación do las antiguas costumbres orientales,
 le dan cnziv como á una maléñca hechicera y la
 matan despiadadamente (!'.
 Cabalgando ]»or el ilosicrto, no es cosa rara dar
 con alguna planta que descuella entre los demás
 arbustos, las ramas cargadas de andrajos de vesdi
 escribo, vlsitamlo 1m circeloA pAbllcas de
 Vie<lme, capital de 1» r«t»)^uia setentrional y lujEar de nnes<
 tra residencia. haliS i cinco indios torturados con coposas y
 itrillos y condonadlas por haber muerto bárbaramente i nn'm
 «nii.-ái á cunrenia leonas do distancia do noxotros, con la conTicriúu de qne en olla estuviese Qnatichn. Y para que sa1ie.«e
 reatnielito de su cuerpo, cotí todo y ser ya rmláver; pisoteáTonlo el Tientro basta tviincirla á una t^lomcracidn do carne
 podrida.
 
 —
 
 tiduras, pedazos de estofas, trapos de pieles y
 otras zarandajas por el estilo, en señal de voto
 que los Indios ofrecen y consagran á Gualichú.
 Esta planta es para ellos sagrada, pues entraña
 la virtud de apaciguar al enemigo, y hacerle á
 lo menos inofensivo.
 Cuando muero algún jefe de familia, le envuel
 ven en una mortnja do cuero y lo entierran con
 su lanza y sus boleadoras} si fuere además capi
 tanejo ó cacique, entierran también su caballo
 pura que en su largo trayecto hasta la eternidad
 no le falte con qué viajar, cazar y sustentar la
 vida. Luego so entregan al llanto por ocho días.
 Por la mañana al despuntar el sol, y por la tarde
 hacia el crepúsculo , dada la cara al oriente, gi
 men y hacen resonar el desierto con lúgubres
 caiitiuelas y plañidos como los que describen de
 Raquel los libros santos, plorans jilioa suoa. A fó
 que dichos cantares traspasan el corazón y ló em
 bargan de dolor y melancolía.
 Yo mismo he oído esos plañidos con el P. Milanesio, el P. Panaro y con el catequista Zanchetta en el año 1886, mientras nos bailábamos
 en la misión de Cbichiual, á cien leguas de la
 residencia central - de Viedma y Patagones y en
 la circunstancia en que había muerto el jefe de
 una numerosa parentela de Sayuhueque.
 Aun rae acuerdo que aquellas lúgubres y des
 compasadas cantinelas en medio al silencio del
 páramo, producían en mi corazón emociones nue
 vas que no había nunca experimentado en Eu
 ropa, escuchando la bellas y artísticas armonías
 de nuestros célebres compositores, do suerte que
 durante ocho días, por la mañana y por la tarde
 salía de mi choza y escuchaba sólito el lejano eco
 de sus quejas y lamentos.
 iir.
 C am arujo impedido en la trib u de Yanouche y disuelto en la del cacique Sayu
 hueque.
 ^uó cabalmente en esta misión que supimos
 ^ por primera vez lo que era el Camarujo.
 fUnos
 meses hacía que seguíamos en la tarea do
 
 instruir y catequizar á estas dos tribus : ya ha
 bíamos bautizmlo y conlirmado á todos tos chi
 quillos } los niños y las niñas más adultos, habían
 recibi<lo también el S. bautismo, y las mujeres
 aguardaban á que los hombres estuviesen de re
 greso do la caza del guanaco y del avestruz pa
 tagónico, para recibir la ^ a cia de lafé. Llegaron
 en efecto con varias tropillas de caballos carga*
 dos de pieles, plumajes y de carne secada al sol
 y salada con las aguas salobres que abundan por
 estos desiertos.
 Para festejar la llegada de sus boleadores y dar
 gracias al Grande Espíritu por la abundante caza
 obtenida y por su afortunado regreso á las fami
 lias, surgió en ambas tribus el jproyecto de cele
 brar con pompa tos ritos tradiciomues. Los que
 componían la tribu de Yancuebe, capitaneada por
 el buen caudillo Miguel Yancuche, recién conver
 tidos y bautizados en número de trescientos^ pidié
 ronme licencia para hacer la confesión a Dios,
 esto es, la fiesta del Camarujo; y sospechando
 nosotros de que fuera un rito extraño y supers
 ticioso, como lo era realmente, los persuadimos á
 que desistiesen de semejante proyecto, y lo al
 cancé, por lo que todos asistieron á la S. Misa,
 que celebré en acción de gracias al ver<lader<í Di<»s
 
 -
 
 lá l -
 
 Daeüo del cielo y de la tierra y dispensador de
 todo bien.
 No tal sucedió con el cacique Sayubueque, quien
 temiendo recibir una negativa, como había sido
 dada á la tribu de Yancuclie, preparó la fiesta A
 la callandita y reuniéronse en número de qui
 nientos.
 
 Érase un domingo del mes de diciembre, que
 en este hemisferio austral es caluroso como nues
 tro mes de junio allí, y después de la comida es
 perábamos, como de costumbre, que los niños y
 las niñas yinieseu á la doctrina cristiana •, pues
 siempre solían acudir en cuadrillas de á treinta,
 cuarenta, ochenta, ciento ó doscientos. Viendo
 que no parecían, salimos de nuestra choza; ten
 dimos nuestra mirada en cuanto abarcaba por el
 horizonte sensible j oh estupor!... Columbramos
 en el fondo del valle más cercano, una mancha
 que eclipsaba los fulgentes reverberos del sol,
 mientras entre torbellinos de polvo agitábase y
 hormigueaba por todas partes, una multitud de
 Indios, centelleaban las lanzas y cruzábanse ca
 ballos, jinetes y pedestres sin numero.
 Como nada sabíamos de aquella reunión, roga
 mos á tres jovencitas que se dirigían hacia aquella
 muchedumbre , que se apearan j y habiéndonos
 satisfecho, por ser ellas de las más instruidas
 y asiduas al Catecismo} nos dijeron que se cele
 braba la fiesta del Camamjo. Luego al punto
 mandé preguntar por Sayubueque para que sin
 demora se presentara á la casa de la misión
 adonde lo llamaba el Obispo.
 Vino en seguida acompañado por los lanceros,
 sus dos hijos y otros dos intérpretes. Preguntóle
 entonces porque aunara tanta gente y celebrara
 festividades sin invitar á su amigo el Obispo j y
 que por eso mismo habíanme acometido sospechas
 de que así la reimión como la fiesta fueran malas.
 Le hice observar que su tribu, habiendo sido bau
 tizada en parte, y otra siendo ya catecúraena, no
 podía más tomar parte en aquellos ritos supersti
 ciosos ; y que tratiindose de una reunión religiosa
 para dar gracias á Dios de la abundante caza
 hecha, cumplíale al ministro de Dios, al obispo
 con BUS sacerdotes misioneros, presidir la festivi
 dad, no ya al cacique.
 Estaban conmigo el P. Milanesio^ el P. Panaro
 y el catequista Zanchetta, un temeule de divi
 sión y tres sargentos mayores llegados en el
 mismo día, de la próxima guarnición de Eoca.
 Por de pronto, viendo el cacique Sayubueque que
 el Obispo estaba rodeado de un Astado iíayor
 harto más noble y fuerte que el suyo, dejó su
 nativa fiereza, y me suplicó que permitiera la
 fiesta solamente por aquel día y aquella noche.
 Mas conjeturando nosotros los desórdenes que
 por ende seguirían, me mantuve inflexible exhor
 tándole á no querer apesadumbr.ar á su amigo el
 obispo, que había venido de su lejana residencia
 para instruir á sus hijos y á su tribu en la fé
 cristiana y en la civilización.
 Prometió disolver el Camamjo que ya había
 empezado con danzas, sonidos y gritos salvajes,
 mientras corrían las cuadrillas de los lanceros á
 caballo á gnisa de nn gran torneo.
 Pero temiendo que Sayubueque ó no quisiera
 escucharme, ó no pudiese ya tener á raya á la
 turba, di oi^en de preparar nuestros caballos y
 revestido de las insignias episcopales, monté á
 caballo. Vinieron conmigo el P. Milanesio y el
 
 P. Panaro; y á galope tendido fuimos en la di
 rección del Camamjo con ánimo resuelto á disol
 verlo . Buena ventura diónos la Providencia, pues
 en cuanto nos vieron, los niños escaparon pronto
 y se retiraron en los toldos, las mujeres abando
 naron las danzas, y Sayubueque con sus lanceros
 fuese mohíno, no queriendo acarrear disgusto á
 su amigo el Obispo.
 Desde entonces acá, no se babló mjls de este
 acto de pública superstición, y las mismas fami
 lias ya no llamaban á machi, pitonisa, para loa
 exorcismos contra Gualichú.
 (Se coiiiiiiHard).
 
 B R A S IL .
 
 Carta de Su Excelencia Reverendísiraa limo. Sr.
 LUIS LASAGKA, en su primer viaje al Matto
 Grosso. _ _ _ _ _ _ _ _ _
 (Gonclmión).
 IX.
 V uelta <ie C uyabíl —E l E. >Xai*iaiio
 <le Bagrunlia —Oazu <ie lu d io s —
 E l Oaeique Gruazti.
 
 Moutevideo, 17 de Setiembre de 1894.
 A m a d ís im o PA DEEj
 
 S^ONTiNüANDO láá notioias anteriores, el 22 do
 julio salí de Cuyahá con solo mi secretario
 para desandar el largo y fatigoso viíyo descrito
 en mi carta anterior. Hasta m río nos acomi)añaron el ilustre señor Presidepte del Estado, el
 ilustrísimo Sr. Obispo y una gran multitud do
 pueblo, de entre loe cuales más de doscientos
 niños de los más pobres y necesitados do la
 ciudad, de quienes éramos ya cordiales amigos.
 No podían separarse de mí y me preguntaban
 con las lágrimas en los ojos: — ¿Cuando volverá
 á vemos? — Abracó y bendije todo conmovido á
 nuestros queridos hermanos, me despedí do aque
 llos señores y de tan buena gente que reverente
 nos saludaba, y luego nos colocamos en la famosa
 barca chata, que no nos molió tanto porque, llevada
 9r la corriente, descendía á buen paso sobre el
 uyabá.
 Al día siguiente á mediodía alcanzamos al vaporcillo Coxipó, que, no obstante sus estrecheces
 é incomodidades, nos pareció nn palacio en com
 paración de la bafea, y el día 17 estábamos ya de
 vuelta en Commbá.
 Acompañado |K>r el párroco, por el cónsul ita
 liano y por otros señores, vom á visitar la ciudad
 y sus alrededores, para examinar el sitio en que
 un día deberán plantar sus tiendas los Salesianos,
 y entre otras cosas vi la construcción, ya bastante
 adelantada, de nna bonita iglesia dedicada á
 Santa Ana, y cayos trabajos ha ya veinte años
 están snspendidoB, razón por la qne las paredes
 del presbiterio y un hermoso arco ya conclnido
 amenazan mina. Inició esta obra un buen Capu
 chino italiano, el P. Mariano de Bagnalia, el qne
 fué Misionero entre estos salvajes de la floresta
 
 S
 
 -
 
 1^2 -
 
 l>or cimienta año», fornmmlo algunas aldeas que
 ^ orilla. Generalmente son de la tribu de
 al prcHente estim ya conipletamente derruidas.
 depuesto su fiereza.
 i^oH JmlKw, viíiuloHo solos y sin defensa, y ame
 nazados do ser lieeínm esclavos por nlguiids civi- Donde quiera que habite alguna familia cristiana
 animales, ellos van de tanto en
 Jizados sil) írntmfms que les preparaban embosca ?.?,L
 das para Horpremlerles y vendeilos como esclavos
 en los mercados de la ciuilad, se internaron de largos y pesados trabajos, reciben algún pan
 vizcücho, anzuelos, cepos, ó alguna otra friolera
 nuevo en las iiniienetrables llorestas del Matto de
 ningún valor, y las mujeres si pueden adqniUrosHo, para conservar su libertad y volvieron á
 sus coHiiimbrcs salvajes. Y no debemos maravillar m alguna, sábana, se envuelven estrechamente
 nos de tales tropelías de los civilizados, en tiem- tu ella. AI tercer día el vapor se detuvo un poco
 para cargar dos bueyes para el consumo de á bordosalté a tierra para visitar á los amoa de hi facmu
 ,1
 m íandades
 se repiten hoy en día, á pesarmismas
 de que toría y a los pobres ludios que se acumulaban
 a h para vender á los pasajeros una especie de
 na ya sie.te anos <iue la esclavidud está abolida
 abanicos tejidos con hojas de palma. También yo
 <-‘»«“ntré con un Doctor de les
 compre uno, para tener ocasión do hablarles
 tuiitiba, (luien, huyendo do una muerto cierta
 como que era uno de los cabecillas do la taii y les regmlé medallas y oti-os objetos; mas no
 desacmisejada y mal parada revolución contra el pude onteuderlos, jiorque hablan una lengua endiablada. Estos Indios son muy desventurados v
 íw!¡¡Ílí‘"
 Brasil, atravesó las florestas,
 no menos que ellos lo son los cristianos que so
 l in ¡1 I
 y muy mal parado
 l la ciudad do Concepción del Paraguay, desde aventuran á vivir sobro las orillas de estos ríos
 las costas dcl Athuitico, habiendo empleado tres pues en la enorme distancia que media enti-e Corumba y Concepción del Paraguay, no hay ni un
 S n i / '"
 con frutos
 salva ies y de <-aza, cuando podía hallarla , y n¡- bacoidotc, ¡m siquiera un Misionero! Y esto oue
 . umd.) inuisna á las varias tribus do s/ilvajls, O n r n r . i r R
 de Coimbra, de
 que hallo en su camino, las que siempre lo reci- üii npo. de Bahía Negra y ¡ tantas y tantas fac
 torías de cristianos y tantas tolderías de salvaiesi
 Iirnwln
 l>mu, este Sr. me contaba
 mío til un sitio llamada \accai-ia, poco distante ¡I obres almas! y ¿hay de qué admirarse si con
 «jo la atluem-m del Parapanema con el Paraná, sus costumbres se hacen semejantes á las bestias?
 El viernes 2() de julio el vapor se detenía frente
 vive mi ermd oíicial del ejército, que en unión
 c e otros iierdidos, cazan á los Indios para veu- á (Joncepción. fsos despedimos del buen capitán
 y de los compañeros de viaje y siütamos á tierra
 o besE
 ^<^torías do criaderos
 o bestias. A aquellos sitios tan leíanos llega sobre la barca de la capitanía del puerto. Varios
 señores nos salieron á recibir y nos condujeron á
 m í? "
 ^
 hi acción del Gobierno, la casa del Sr. Ildefonso Fermíndez, uruguayo do
 abíisd? ^
 B.davm se deploran tan enormes oiigen, y que aquí es un rico señor, propietario
 ^
 mmiorosos rebaños.
 ^’olvien(lo á nuestro querido P. Mariano, estuvo
 I gnmm anos como jiárroco en Corumbá, y ya Había llegado el día autenor de su factoría, con
 \ lojecito so retiro á Kío Janeiro para concluir sus su señora y un hijo, y nos colmó do nteiiciónes
 d a« 011 un lamvento Al pasar ¿or Montevideo! iba..
 te aiu.s hace, se detuv() algunos días con nosotios en Villa Colon, donde admirados oíamos la . n X
 nnnaeión de sus aventuras y de sus fatigas aposViéndome contilolieas. ( liando llegó á Kío Janeiro dejóse llevar
 nuevamente do su celo, y coadyuvado por el Í-? . V í® asediado por la multitud á quien maJa Confirmación y la
 I.stado de S. labio, donde, cinco años hace, tuvo
 • mm tnigiea muerte. ¡Que Dios premie á aquella V ai n ¡
 vaporcito que hace el
 alma generosa!
 uqueim Ma.10 nua^ez á la somaiia, por lo que si vo hu
 Cortésmonto invitado pt.r el Coronel, visité el biera pi'rdido la salida del domingo, habría de8i!.nana antvra ; ’p^ro temlnarsenal do guerra por él dirigido y que so en b.,I„ 08|,m„piepararnie para
 cuentra á dos millas do Corumbá, haciendo el
 trayecto en un hermoso vaporoito, con que mandó
 a lecibirme. 1 rahnjan en él más do trescientos
 Entro la ciudad y el Chaco hay una gran na
 o irc'ros, y la población del enserio «nexo, á más
 del cuartel, va de t;erea dos mil quiiiieutns per- homs”drím??^i
 «I
 tres
 sonas, do los que un buen número son italiaims. mnas do barca . contando con buenos remeros
 ilo b itu llo s. hace doec años que no tienen ea- Esto no obstiuite, todas las mañanas llcgau mipidlnii y viven completamente abamlonados á sí meixisos ludios, iwrdioseros la mayor m rte y
 mismos. lU aituible Coninel, que liá [mico llegó
 imcittcos del Chaco y pertenecen á la tribu de
 allí, > la oliomlidad, me colmaron do ateneioues
 y todos mo suplicaron les mandara un Misionero
 ®‘**‘vwi»les y do buena índole
 prometiemlome que lo amarían de todo corazón
 tuti.m en las c ^ s , patios, tiendas, pero nimoa
 y lo a.\ udarían con todas sus fuerzas
 se apropian nada pidiendo en cambio hasta ¿ s t í
 a boribi dcl Inuiano, grande v cómodo vanor reHrn¿
 Soldados los obligan
 ” á
 brasileño- que á las once levaba nudas v nos retirnr>.e á la otra parto del rio.
 conducía hacia el Paraguay. Esta ver el vapor cabira dí^íw
 cacique Guazií,
 tocaba de día ciertos puntos que la vez anterior caboM de e.stos salvajes, excoltado por cuatro dé
 pasamos de noche, por lo que ptidemos ver nue- SI 3 Indios abigarradamente pintados, llevabau ape?
 n 8 un andrajo que les cubría parte del cue?K
 giupos do Indios qUe tlccha en mano se acerca- quulando el resto completamente d e s n u d o ^
 hubiera visto, ¡qué pedazo de gigante era aque
 
 1
 
 —
 
 183 —
 
 ludio! Me pasaba de más de un palmo, tenía la
 niueculatura de Hércules, derecho, con la cabeza
 f espaldas algo hacia atrás, tenía el aire de un
 formidable guerrero. Chapurreaba un poco el es
 pañol y Tenía á felicitarme por mi llegada y á
 invitarme á su tienda. Me prometía leche y uvas
 muy buenas. Quería á todo trance lleTarme con
 sistí y llegó ya á tomarme por un brazo con sus
 sucias manos. Tenía la canoa preparada y sus
 cuatro ayudantes de campo me íisegnraban que
 eran valieules remadores y tan expertos nada-
 
 ríales, cargado de deudas, que agravan mi Mi
 sión, ante el espectáculo de tantas necesidades
 que no se pueden remediar, yo me sentía caer
 de ánimo.
 Además debe saber, amado Padre, que en esta
 tribu se há ya establecido una Misión protertante,
 espléndidamente sostenida por la Sociedad Bíblica
 de Londres. Todos me dicen que es impotente y
 estéril j mas ¿ quién no ve que esto será un te
 rrible obstáculo al Misionero catélico ? Lt)s píotestantes nos lian precedido, tomaron la van-
 
 T a lle r d e Carx^intería —
 
 (lloncepcióii (C h ile).
 
 ( V. pág. 178;.
 
 dores, que me habrían llevado sobre sus espaldas
 basta la orilla opuesta del gran río.
 Les hice buenos regalos y amablemente me
 despedí de ellos y se foeron algo disgustados y
 con la cabeza baja. <Qué habrá pensado entre sí
 aquel infeliz hijo de la floresta? ¡Si él hubiera
 podido leer en mi corazón habría visto que más
 grande era mí tristeza y dolor por no poderle
 a^mpañar! En aquellos momentos yo me desha
 cía por un lado en deseo de ayudarles, y por
 otro me adoloraba el pensar que por ahora y tal
 ve* por muchos años no podré prestarles auxilio
 alguno. Buscaba dentro de mí algún recurso,
 hacía cálculos imaginarios, mas sin poder llegar
 á nada positivo. Sin personal, sin medios mate-
 
 guardia para sembrar la cizaña ; y nosotros men
 sajeros de salud llegaremos tarde y tal vez j quién
 sabe cuando podremos llegar! ¿Cuando, cuando
 amanecerá el día, en que tamb’én sobre estas
 tierras, como en las regiones patagónicas, se
 puedan multiplicar los Misioneros, Hermanas de
 María Auxiliadora, buenos catequistas y honestos
 agricultores para plantar la civilización y salvar
 á estas desgraciadas'tribus? A aquel Dios que sabe
 sacar de las piedras hijos de Abraham , y ablan
 dar los corazones empedernidos, suplicamos nos
 mande cuanto antes buenos Misioneros y limosnas
 para sostener con trato estas cristianas empresas
 y para conquistarle á estos pobres hijos de la
 floresta.
 
 —
 
 184
 
 X.
 ^
 
 domingo 22 de julio, ncojniíañudo do muclia
 gonto, me omburcabn on el vapor Pingo que
 Ho dirigía íi la eapital dol Paraguay. Muchos In
 dios Lenguas se revolvían en canoas entorno ni
 vapor y ino miraban no só si por curiosidad ó
 por <Iesconsuülo. Yo partía con el ardioiito deseo
 do volver luogo á aiiuollos lugares á dejar Misio
 neros. Tanto más que al Esto do Concepción, A
 la parto opuesta del Chaco, hay otras tribus de
 Indios, más dignos de compasión y do socorro
 nuo los otros. Estos son los Kaiguá, vulgarmente
 llamados CaimoA. De las lejanos montañas do
 Amambay y do Maracnyú muchos de ellos han
 descondido A las llanuras y Alas colinas próximas
 A Concepción. Estos salvajes conservan tradiciones
 (lo orílen, moralidad y trabajo y esto les hace
 superiores A los otros. Conservan vestigios del
 Evangelio predicado A sus antepasados por los
 JoRuitas. Cuando ven A un ostranjoro, levantan
 alto una tosca cruz en señal de paz.
 Todas las tardes al caer el sol, el Cacique reúno
 su tribu, y con las manos levantadas entona un'
 cántico, (}ue vm-lven á repetir todos juntos al
 despuntar del alba ; se sabe que este cántico os
 el
 noHter traducido en la antigua lengua
 guaranítica, desconocida hoy d ía , pues la que
 habla el vulgo en bulo el Paraguay es un gua
 raní degenerado, un dialecto que casi no tiene
 Romcjanza alguna con la antigua lengua do las
 Misiones de los Jusuibis.
 Ijos KaiguA son pacíficos, de buen corazón y
 de una moralidail maravilh>sa. He aquí una prueba.
 1)uraiito la guerra (lue el sanguinario tirano López
 B»>stuvo con las potencias aliadas del Brasil, Uru
 guay y Argentina, no contento con fusilar A los
 pi'vsminjes que por razones infundadas lo parecían
 sospechosos, aprisionaba A sus mujeres é hijas y
 las trasporbiba A estas ílorestas, condenándolas A
 morir de hambre.
 En el año 18<)9, de una sola voz, mandó más de
 mil. Descalzas, mal vestidas y rodeadas do las
 lanzas de viles soldados, se bis obligaba A caminar
 doscientas y más leguas sin descanso ni alimen
 tos, siendo dejadas en medio do espesos bos
 ques, abandonadas A sí misnms, para (juo murierivn do hambre. Las pobrocitns so alimentaban
 con raicea y frutos silvcstroa y especialmente con
 ciertas naranjas muy aimvrgns, que se crían en
 los montos. Dormían sobre el duro suelo, espuostas A los vientos, A las lluvias torrenciales, y en
 peligro de ser devorados i>or las fieras. Y jay de
 la que intentara huir! pues un cordón de sol(iadoB las impedía el paso. Algunas 8ncumbiei*on
 A las fatigas y al hambre; otras murieron desospí'Tadus, pero imiclms, ^quión lo creería? fueron
 salvadas ñor los salvn.fe8. Los KainguA de las
 montañas lejanas, al sabor cuanto sufrían aque
 llas infelices eriatunrs, cautamente se acercaban
 A los soldados, con caza v buenas frutas, y se
 Ib'vaban consigo, robándolas, unas cincuenta cada
 vez, para quitar toda sospecha A los crueles cen
 tinelas del tirano ; v A travós de ios bosques, con
 largas ó iuteviuinables caminatas, las conducían
 al eampamento del ejercito enemigo, que las re
 cibía V mantenía ou sus tiendas. De este modo
 estos ludios KainguA ó CnimoA salvaron casi A
 la mitad, y yo mismo he hablado varias veces y
 largamente con las señoritas Bedoja y con la
 viuda del es-presidente Gil. que fueron de las
 afortunadas arrancadas A una muerte cruel por
 la piedad de los salvajes. Y ellas mismas me ase
 
 guraron conmovidas que en el trato con aquellos
 ludios, en cuyo poder estuvieron más de dos
 meses, habían admirado tanta caridad y pureza
 de costumbres, que quedaron altamente maravi
 lladas. Fácilmente se adivinará , pues, con que
 instancias y con que acentos me suplicaron man
 dara algún Salesiauo para bautizar aquellos pobres
 Indios y así premiarlos con el tesoro de la fe por
 la gran caridad que habían usado con ellas.
 Al anochecer, el vapor echaba anclas frente A
 unas casitas escondidas entre los Arboles, donde
 debía cargar leña para la máquina. Yo miraba
 sobro el caserío para observar un numeroso grupo
 de Indios que desnudos estaban recostados A lu
 sombra de un árbol. El señor, que es argentino,
 de la provincia de Córdoba, al vernos, corrió al
 mayordomo del vapor, cierto Domingo Savio, genovés, rogándole intercediera conmigo para que
 fuera á bautizarle un niño de seis meses. Lo hice
 muy gustoso y Don Balzola preparó lo necesario en
 una salita. Vinieron las mujeres, los curiosos y
 la función principió. Entonces se separó del grupo
 de los Indios un hombrazo, desnudo, todo sucio
 y con sus largos cabellos en confusión subió
 A bordo, y acercándoseme, me hizo compren
 der que también él y todos los suyos que
 rían ser cristianos, pedían el bautismo. \ Pobre
 Indio! Sope que era uno de los Caciques de la
 tribu de los Lenguas, tan numerosos en el Chaco.
 Le hice comprender que antes debía instruirlo,
 prepararlo bien, y que no teniendo tiempo ahora,
 volvería otra vez. También mi secretario intentó
 con signos y con gesticulaciones hacerlo un poco
 de catecismo, y trasmitirle la idea de Dios, (jue
 desde el cielo gobierna el mundo y que también
 se cuida de ellos y proveerá A su necesidad. Dió
 A entender que había comprendido, y contento
 de los regalos que le hicimos, descendió A tierra,
 donde los suyos le rodearon para oir el éxito do
 su embajada; nosotros, partimos.
 Autos de despedirse de nosotros, aquel Indio
 gigante, cu prueba de su gratitud, se sacó de sus
 orejas L‘l nula hermoso ornamento que tenía y se
 lo entregó como recuerdo A Don Balzola. ^ Qué
 cosa era? Un palillo de madera de seis ceutímetros de largo y cinco de diámetro, que llevaba
 atravesado en un enorme agujero hecho en la
 parto inferior de la oreja. i Bien diverso por cierto
 del que usan nuestras mujeres de Europa para
 los pendientes! | Aquel era una abertura horrorosa!
 No obstante aquellos infelices lo tienen como un
 adorno, como una belleza, y todos van á porfía
 A cuiü le lleva más grande. También esto her
 moso objeto lo mandaré A Turín para nuestro
 museo de ValsAlice.
 Veo que no concluiría nunca, amado Padre, si
 quisiera darle aunque no fuera más que un bos
 quejo de las mimerosas tribus salvajes que ya de
 siglos esperan un Misionero, que los levante do
 su postración y los saque de su embrutecimiento.
 Son razas tan desventuradas, tan decaidas y
 degradadas por la ignorancia y por la supersti
 ción , que muchos civilizados desnaturalizados
 creen poder justificar los asesinatos é infamias
 que cometen contra ellos, con decir que no son
 hombres, que no son seres de nuestra especie.
 ¡Oh si supiese cuantos horrores, cuantas nefandades execrandas se cometen, amparándose en
 estas impías razones!
 Tristemente célebre fué la espedición de Crevaux, que en 1882 explorando el río Pilcomayo y
 siguiendo su cauce atravesó todo el Chaco lla
 gando hasta las montañas de Bolivia, siendo ho-
 
 —
 
 185 —
 
 rriblemente asesinado con toda su gente por los
 Indios Tobas. ^Cual fué la causa de este crimen?
 El ingeniero Vemiaud, que se aventuró en medio
 de aquellos Indios y que entre ellos estuvo nueve
 meses consecutivos para rescatar al menos el ca
 dáver del explorador Crevaux, me dijo él mismo
 que los ñeros Tobas habían cometido aqueUa bar
 baridad para vengar el honor de sus mujeres é
 bijas, desvergonzadamente ultrajadas por el audaz
 explorador y por su gente.
 ^jNo hablo de los Guayaquis, de los Matacos, de
 los Guaycurus y de otros muchos; llegará tiempo
 en que nuestros Misioneros podrán darle noticias
 más detalladas y relaciones más consoladoras. Mi
 corazón se angustia á la vísta de tantas miserias
 que no puedo socorrer como quisiera. Me en
 cuentro tan impresionado que no tengo valor
 para proseguir por este año mis exploraciones.
 Tanto más que en la Asunción tendría que en
 tenderme con un nuevo Gobierno y con él tomar
 nuevas medidas para el largo y peligroso viaje,
 ya anteriormente concertado , pues una revuelta
 militar bechó á tierra al Gobierno del Sr. Gon
 zález, desterrando á este y á sus principales par
 tidarios. Hasta mi salud en medio á tantos mias
 mas palúdicos ha empeorado mucho, y mis dolores
 reumáticos me hacen temer que un día ú otro
 me quedaré postrado sin movimiento en algún
 desconocido rincón de estas lejanas tierras.
 Además recibí en Asunción im telegrama en
 que se me notificaba la dolorosa noticia de la
 inesperada muerte de nuestro amado hermano
 Don Carlos Cipriano, hombre de mucha expe
 riencia y prudencia, que durante mis viajes go
 bernaba en mi lugar las Casas del Uruguay,
 i Cuanto lo sentí, qué terrible y grande aflicción
 para mi corazón !
 También de Nictheroy y de San Pablo recibí
 noticias graves, que me hicieron apresurar mi
 vuelta. Muy bien pensé^ cuando decidí dejar para
 otra ocasión mis excursiones á través del Para
 guay, del Alto Paraná y del Alto Uruguay, y re
 solví apresurar mi vuelta á Montevideo j)iira tratar
 de las cosas de aquella Misión y cuanto antes
 volver á salir jiara Río Janeiro.
 En Asumpción ordené en la catedral á dos
 nuevos sacerdotes paraguayos, administré la Con
 firmación, reanudé- con el nuevo Gobierno los
 asuntos para la futura fundación de nuestras Mi
 siones, y despidiéndome de Monseñor Bognrín,
 preconizado Obispo del Paraguay (1), de Monseñor
 Arrúa y de otros amigos que quisieron acompa
 ñarme á bordo del Centauro, el 29 de julio salí
 del Paraguay en dirección á Montevideo.
 i Bendito sea el Señor que me ha conducido
 salvo en medio de mis amados hermanos, después
 de haber tocado con mis propias manos lo pro
 fundas que son las llagas de estas pobres pobla
 ciones del Alto Paraguay y del Matto Grosso! A
 esta vista desconsoladora, nace expontáneo un
 grito de reconocimiento al Señor, que me dió
 por ctma, no tierras salvajes, sino la Italia, tierra
 clásica de la religión y civilización, cima de las
 bellas artes y de toda ciencia verdadera; tierra
 privilegiada, donde resplandece inmortal la cá
 tedra de San Pedro, donde el Papado irradia en
 cada ciudad, en cada aldea y aún en los más
 (1) Este naevo Prelado de Asumpción del Paraguay
 fué consagrado Obispo por el mismo Monse&oi Lasagna, el domingo o de febrero del presente año.
 Asistieron á ]a ^em ne ñ i n c i ó D el Presidente de la Re
 pública, los Ministros y todo el cuerpo diplomático.
 
 obscuros rincones de nuestra patria tanta luz de
 verdad, tanto calor de vida y de virtud cristiana;
 donde á millares florecieron los héroes y los santos
 dejándonos á nosotros una preciosa herencia de
 ejemplos inmortales y de gloria imperecederas.
 A estas enormes distancias, circnndados de la
 barbarie y de la soledad, oprimidos por las pri
 vaciones, i con qué sauto amor recuerda ol Mi
 sionero su amada patria! ¡ con qué santo ardor
 nuestra alma se levanta á Dios y reconocida im
 plora cien veces al día sobro la lejana patria,
 sobre sus amados amigos y bienhechores todas
 las bendiciones del Cielo !
 Diga V. á todos los buenos que no se olviden
 de estos pobres Misioneros, esparcidos por este
 grande continente americano para ganar almas á
 Dios y extender los confines do la civilización
 cristiana ; dígales que rueguen por nosotros, que
 nos ayuden, y que se asocien con su caridad á
 nuestras apostólicas fatigas, á nuestras civiliza
 doras empresas.
 Su affmo. hijo en J. C.
 L uis
 
 Obispo Tiiular de Trípoli.
 
 GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
 S e . D on Mig u e l R úa .
 
 JBsUmadmmo Señor:
 Un sagrado deber hacia la Sma. Virgen Auxi
 liadora me x>oue en el caso de distraer á V. de
 sus muchas ocupaciones, contando con que la
 bondad de V. me dÍ8X)eusará. £n el mes de enero
 del presente año, encontrándose mi hermano An
 tonio Gómez gravemente herido por un enemigo,
 en su establecimiento de Campo Alegre, hice yo,
 Mercedes Gómez, la promesa de mandarle decir
 una Misa á María Sma. Auxiliadora en su santuario
 de Tuiín y de hacerle una novena ]iara que mi
 hermano recobrase su salud, y así me lo conce
 dió y desde el primer día que empecé á hacerla
 se notó la mejoría y al terminarla estaba com
 pletamente bueno. Hago esta manifestación ]>ara
 probar una vez más las gracias de María Auxi
 liadora que nunca abandona á sus devotos, siem
 pre que la imploren con fe y devoción.
 También le pido á V. que me en<^oiuiende en
 sus oraciones y le niege á la Sma. Virgen jior la
 paz de mi casa y la unión de mi familia.
 Venezuela, 1895.
 
 M e r c e d e s G ómez
 
 M uy R d o . P. D. Mig u e l R ú a :
 
 Severendo Padre:
 Hace algún tiempo escribí á S. R. suplicán
 dole pidiese á la Santísima Virgen María Auxi
 liadora, por la conversión de un hijo mío. La
 Virgen Sma. me ha hecho el milagro , pues des
 pués de una grave enfermedad qne le llevó á las
 puertas del sepulcro, recuperó milagrosamente la
 
 — 186 —
 salud del cuerpo, y con esta la salud de su alma j
 por lo cual doy gracias incesantemente á la San
 tísima Virgen.
 Su atenta S. que besa S. M.
 Una devota de María y
 Cooperadora Salesiana.
 Caracas, 30 do abril do 18Ü">.
 ]>£ai*iti l u o l iu H n lv tu lo . — Hace algu
 nos meses que me asaltó una ardiente fiebre que
 muy pronto degeneró en malignas viruelas. El
 médico nsust^ido, {>uso sobro aviso á mis amados
 Superiores ]>ara lo que pudiera sobrevenir 5 lo
 que, yt> advirtiendo, comoncó uua fervorosa no
 vena á nuestra oomiin ^[adre María Auxiliadora,
 durante la cual, mi Sr. Director D. Luis Piscetta,
 no me visitaba todos los días, me daba la bonioión de María Auxiliadora.
 K1 primero y segundo día do la novena arreció
 tanto el mal, que creimos que nuestras oraciones
 me disponían para el tremendo paso de la muerto;
 mas al torcer día so inició una sensible mejoría
 que continuó rápiíliimeute, hasta quedar comple
 tamente bien en poc<ts días. No es esto solo; aco
 metido también jior un agudísimo dolor de oidos
 y agotado.s h*s recursos do la ciencia, acudí á
 María y desaparecieron los dolores.
 ¡ Gloria sea siempre dada á la Salud de los en
 fermos y Auxilio (7c los cristianos por sus contin\ias bondades en favor do sus devotos! No nos
 olvidemos nunca (uie María, como dispensadora y
 acxioducto do las (livinas misericordias, está siem
 pre pronta á escuchar nuestros ruegos en Qualquior necesidad eu <100 estemos , tanto en favor
 nuestro, como en el do otras personas, por quie
 nes con fe y confianza, la pidamos.
 
 a
 
 A d o lfo M a r ía T o r o .
 
 Bdo. P . £}irector de los Talleres Salesianos
 de Sarria.
 Barcelona, mayo de 1895.
 Mi respetable P. y Señor :
 Habiendo visto amenazadas mis rentas de grave
 disminución, imploró la protección de María Au
 xiliadora al objeto do que me librara de tal que
 branto si esta era su santa voluntad. Pocos días
 después, gracias á María Auxiliadora, me fué favorableiuonto otorgado tan singular favor. Al pe
 dir la gracia, entregué 25 pesetas de limosna para
 invertirlas en la construcción de la iglesia que
 en esa Casa está eu proyecto; ahora que ya la
 tongo recibida, mando d V. la cantidad de 250
 pesetas, con destino al propio objeto.
 l'ougan la bondad R. P., V. y asilados, de ayu
 darme d dar gracias d la Abogada de causas di
 fíciles y, si como (áspero, alcanzo nuevos favores,
 se complacerá en avadarles con su óbolo esta su
 humilde S“. S \
 Q. S. M. B.
 Una Cooperadora salesiana.
 
 ECOS DEL 1.^" CONGRESO INTERNACIONAL
 SALESIANO.
 Comenzáramos en este número á trasladar
 á estas colum nas algunos de los más nota
 bles discursos pronunciados por insigues ora
 dores en las diversas sesiones del Congreso y
 antes parécenos conveniente d ar á conocer
 alguna que otra de las m uchas adhesiones
 llegadas de E spaña y América.
 
 Viilsalice (Tarín), julio de 1895.
 
 BARCELONA.
 Vri;ol, 2 do muyo <lo 1S95.
 lido. P. Superior de los Talleres Salcsianos
 Sarria (Píírnu).
 Mi;v AIMIECIADO Y lll>0. P aDRK
 Hace meses pedí una gracia especial d nuestra
 liondadcRÍsima Madre Níaría Auxiliadora, prome
 tiendo repartir cineuenta ejemplares do ía her
 mosa obrita La ÍTrt/c» de Don Boseo, y publi
 carlo on el Boletín Salesiano, si alcanzaba lo que
 podía. Después do oueomendarme con gran con
 fianza d la Santísima Virgen, repartí los libritos ;
 y habiendo la Señorji acogido benigna mis súplicas, oonoediéndome la gracia pedida, esporo do
 la amabilidad de V. se dignard hacer público mi
 aCTadecimiouto d las finezas do tan cariños»
 Madre.
 Sírvase V. aceptar la limosna que le mando
 para la iglesia on construcción de María Auxilia
 dora. y disiHuiga como gusto do su afmo. S. S. y
 Capelldii,
 Q. B . S. M.
 JOAQVÍX SOLAXS, Pbro.
 Coopmidor Salesiano,
 
 Adhesión de los Cooperadores.
 E íimo. Sb.
 - Imposible fuera á la Junta do Cooperadores Salesiauos de Barcelona permanecer indiferente ante la
 próxima celebración del Congreso.
 El lazo de cristiana fraternidad que con sus ini
 ciadores nos une, la índole de las cuestiones en que
 el mismo dol«ni ocuparse y el fin nobilísimo á que
 se encaminarán sus tareas, habían de despertar, como
 en realidad han despertado, simpatía vivísima y ad
 miración entusiasta entre los cooperadores con que
 en Cataluña y en España toda, cuenta la obra
 vadora del inmortal D. Bosco.
 Esta Junta, al saludar muy cordialmente al pri
 mer Congreso Salesiano, se adhiero <á sus resoluciones
 y con gran rendimiento implora de la que es Auxilio
 dulcísimo del pueblo Cristiano, que derrame gracias
 copiosísimas sobre osa egregia Asamblea.
 Besan, con el mayor respeto, el anillo de V. Emi
 nencia y suplican su bendición.
 L a junta.
 (Siguen las firmas).
 
 .
 
 — 1S7 —
 
 Adhesión de las Cooperadoras.
 Eminentísimo Señor Cardenal D. Domingo
 Svampa, Arzobispo de Bolonia y Bresidenie del
 primer Congreso Salesiano.
 E m inentísimo P r ín c ip e :
 
 mirada de águila, descubrió el nuevo Apóstol del
 siglo XIX al terrible enemigo de la época, midió sus
 fuerzas, aquilató su poder, reconoció sus trincheras
 y dirigió contra él la certera puntería do sus tiros,
 creando, como acertadamente dice uno do sus admi
 radores una de las «irfs asombrosas y espléndidas
 maravillas para salud de nuestro siglo.
 Mas, creada su obra, era necesario qiio se arrai
 gase y propagase en el seno do la doliente huma
 nidad para que el hombro pudiera aprovecharse do
 sus frutos do salvación y do vida ; y hé aquí la
 razón de eso Congreso de Cooi>eradores Salosianos,
 do cuyos fecundos trabajos tantos y tan grandes
 bienes esperamos. Roma habló y sus hijos obedecen;
 por la boca del Vicario de Jesucristo habla la di
 vina Sabiduría: Los enemigos de la Iglesia ame
 nazan vuestra fé ; defendeos. Obrad, mas sin tur
 bulencias : extended la esfera de t'uestra arción á
 la defensa de cuanto hay de más sagrado: oponed
 prensa a prensa y reunión á reunión. Saleaos á
 vosotros, salvad á vuestras familias y á vuestra fé.
 La Junta de Señoras de las Obras Salesianas de
 Barcelona (Hostafranchs) aplaude, pues, con todo el
 alma el Congreso Salesiano de Bolonia, considerán
 dolo como salvaguardia avanzado de la sociedad ; se
 adhiere con entusiasmo á todas sus tareas y deci
 siones, que recibirá como órdenes y avisos del cielo
 para la propagación de la grandiosa obra á la que
 se ha consagrado, y eleva fervorosos votes á Dios
 misericordioso para que sea fecunda, provechosa y
 bienhechora su salvadora actividad.
 Besa respetuosamente el Pastoral anillo de Vuestra
 Eminencia
 La Junta.
 (Siguen las firmas).
 
 Cosa cierta es que el espíritu de las tinieblas, en
 su constante afán por abatir la dignidad humana,
 encadenando al liombre á su dominio, suscita á cada
 paso contra la sociedad obstiiculos sin cuento que
 obstruyan su marcha y la alejen de su tármino y
 destino, que no es otro que la posesión del reino
 celestial, único fin de su agitada vida. Así, en todas
 las épocas y paises ha procurado soliviantar las bas
 tardas pasiones que, como recuerdo del barro vil
 que sirvió de materia á su existencia, anidan en
 el fondo del corazón Immano, ya suscitando errores
 que obscurecieran la luz de la verdad, hija del cielo,
 ya fomentando el espíritu de rebelión, hijo del or
 gullo y del odio que naturalmente engendra, ya pro
 vocando persecuciones horrorosas para quebrantar la
 costancia y energía de los fieles y detener el vuelo
 prodigioso de los grandes atletas, continuadores de
 la obra divina del Crucificado. Mas no es menos cierto
 que Dios Nuestro Señor, en su infinita misericordia,
 vela constantemente como Padre amorosísimo por su
 criatura predilecta , y á su impulso incontrastable,
 brotan pnr modo maravilloso en el fecundo jardín
 de la Iglesia, invencibles campeones que, con la luz
 esplendorosa de su inteligencia y con el indomable
 esfuerzo de su voluntad, desafían, ¡cual cedros secu
 lares del prodigioso Líbano, el furor de las tormentas
 y desbaratan para siempre los planes del infierno,
 reduciendo á la impotencia su astucia y su poder.
 Uno de estos adalides victoriosos, uno de estos atletas
 invencibles , es sin duda alguna nuestro glorioso
 Adhesión de las Sras. “ Roperas.,,
 Padre y fundador D. Bosco.
 Hoy como nunca la rabia destructora del averno
 amenaza do muerte á la humana sociedad: los ene
 Emincntisinu} Sr. Cardenal Svampa, Presidente
 migos declarados de Dios rigen los destinos de las
 naciones ; hállase reducido á prisión el Padre comün honorario del Congreso de Cooperadores Saleeiade los fieles; odiada y perseguida la Religión, ca nos. Bolonia.
 lumniados sus ministros, pervertida la enseñanza,
 solo y sin freno el principio de autoridad y do tal
 EMINENTISIMO SEÑOR.
 modo trastornados los fundamentos del orden social
 Las señoras que suscrilien faltarían á uno de sus
 y religioso, que la anarquía más espantosa domina
 en todas las esferas, baste el punto de convertirse más sagrados deberes si á las muchísimas adhesiones
 el hecho de la fuerza bruta en derecho de las turbas que de todas las partes del Globo se elevan á V. E.
 desenfrenadas, y de tributar incienso de adoración Rdma. con ocasión del primer Congreso de Coopera
 al padre de la mentira que en todo tiempo había dores salesianos, que tendrá lugar en Bolonia los
 sido considerado como raiz y ñindamento del mal días 23, 24 y 25 del próximo Abril, no unieran la
 y causa y origen de tedas las humanas calamidades suya, aunque la mAs sencilla y humilde.
 Las señoras sobredichas unidas en un mismo sen
 y miserias.
 En ten tristes circunstancias, y para hacer frente timiento y animadas de unos mismos deseos de coo
 á tan horrendas calamidades, suscitó la divina Pro perar á la obra del inmortal D. Bosco, se impusie
 videncia uno de sus hombres escogidos, que con la ron la voluntaria y caritativa obligación de consa
 alteza de su intendimiente y el ñi^o sagino de su grar algunas horas de la semana, horas que tenían
 corazón supiera elevar una barrera infranqueable al para su solaz y recreo, para recomponer las prendas
 mal típico del siglo, que no es otro que ese terrible de ropa de los muchos pobres huérfanos y abando
 socialismo, cuya ^tima manifestación es la anarquía nados que se educan cristianamente en las Escuelas
 destructora, verdadero remedo del infierno. Con su salesianas de Sarria (Barcelona), haciendo en este
 
 —
 
 188
 
 jjoquofia parto ol olicio do madres cariñosas de unos
 seres vordadoramonto dignos do lástima y compasión.
 En hacer esta obra do misericordia de vestir al
 desnudo, nos cabo la dicha do sor flelos imitadoras
 de la primera mujer do quo so valió la divina Providoiicia para ayudar al Fundador do la Congrega
 ción salesiana á soportar tantos sinsabores y superar
 miles y miles do dificuitad,os como se presentan á los
 jirincipios de una obra como la Salesiana. Esta mujer
 i’uorto ha sido Margarita Occhieiia, madro del mismo
 I), Bosco.
 ¿ Quión ha sido la madro do los primeros Imorfanihjs recogidos por Don Bosco on ol oratorio do Turin y La madro ora Margarita; asi la llamaban aquollos pobres niños; olla después de atender á los
 quehaceres do la casa, la tardo so la pasaba arre
 glando la ropita do sus acogidos, pasando así todos
 sus años en una continua vida do privaciones.
 Además nos consuela el pensamiento do quo somos
 las primeras on España quo nos ocupamos en esta
 caridad, osporando quo á las pocas quo ahora nos
 hallamos reunidas para un fm tan laudable, vendrán
 otras á engrosar ol número y so formarán juntas do
 osta Índole allí donde hay casas salosianas, especialmonto do aquellas señoras y señoritas quo no saben
 en (juo ocupar las horas del día.
 Nosotra-s, i)ues, con toda miostra alma nos adhe
 rimos al Primor Congreso Salesiano y ])rometomos
 dar á conocer entro nuestras relaciones la importante
 obra do D. Bosco y continuar siempre, con la ayuda
 do Dios, la empresa quo hemos empezado de coope
 rar, según la medida do nuestras fuerzas, al bien do
 la ])obre juventud abandonada.
 Y á íin do quo sean fnictiiosds nuestros trabajos,
 suplican á V. E. lídma. su Pastoral Bendición estas
 sus hmuihlcs hijas.
 CSif/iien las firmas).
 
 NOTICIAS Y VARIEDADES.
 — La Memoluoria trimestml de laa niisioneá itrotestautcs do
 Batavia, contieno el testimonio siguicuto en fa
 vor do loH niisbmeros católicos :
 « Nu se puedo negar que la Iglesia do Koimi
 hace progresos alarmantes en las Indias. Unidos
 en nu cuerpo como una falange macedónica, los
 católicos avantan siempre y ganan victoria sobre
 victoria.
 » Como Iglesia, la Iglesia Itomaua cria una
 impresión favorable. Al menos ofrece el oapectóculü do una Iglesia quo es verdaderamente una,
 » Lo quo uno pix>fesív como articulo do fe. el
 otro no lo niega. Por su organiMción nos sobrepiya niuolio. El superior de nuestro establcoimientó eolesijlstico os nombrjtdo por el Gobierno
 y es ordinariamento algún funcionario del Estado.
 A la cabera de las misiones romanas se halla un
 Obisi>o nombrado por el Jefe do la Iglesia cató
 lica y reconocido por el Gobierno. Este Obispo
 
 —
 
 es generalmente un misionero que ha envejecido
 en el país y posee nna autoridad real.
 » El desinterés de los sacerdotes romanos es
 verdaderamente admirable.
 » Las misiones católicas tienen escuelas en to
 das las ciudades. Esas instituciones son magní
 ficas bajo más de una relación. Todo el mundo
 las admira, y muchos protestantes no vacilan en
 instruir á sus hijas en los conventos.
 » Las religiosas educan á las niñas que les son
 confiadas, con mucho tacto; y es raro hallar una
 de sus discípulas que no hable de sus maestras
 con gran afecto.
 » El celo con que los sacerdotes romanos visi
 tan los hospitales y las ])risioues, merece todo
 elogio. Los pobres jtroclaman unánimemente su
 caridad y su espíritu de sacrificio. De ahí viene
 que el pxiblico y el Gobierno tengan de ellos una
 opinión tan favorable. »
 T e r r i b l e e x p i u c i ó n . — Al terminarse
 la revolución francesa, un respetable sacerdote
 entró en las salas de un hospital, y se acercó á un
 enfermo que, sumido en pobre lecho, disfrutaba
 al parecer de una paz y alegría envidiables.
 — Parece que seguís bien, le dijo el sacerdote.
 ¿ Cuál es vuestra dolencia ?
 — ¡ O h! heridas muy graves, contestó el en
 fermo.
 — Esperareis verlas en breve cicatrizadas, pues
 vuestra calma me dice que muy pronto imdreis
 salir de aquí.
 El pobre enfermo se puso á sonreir.
 — Miro V., Padre. ¿Porqué no levanta V. un
 poco la sábana V
 Levantóla el sacerdote y se estremeció al ver
 que al enfermo lo faltaban los dos brazos.
 — ¡ Qué! repuso el enfermo, ¿ se espanta V.
 do tan poca cosat levántela V. un poquito más..
 Así lo hizo el sacerdote. Al infeliz le faltaban
 también las dos piernas.
 — ¡ Oh! exclamó el sacerdote, ; cuanto os com
 padezco !
 — ¿ Compadecerme ? muy merecido lo tengo.
 Así traté y puse yo la imagen sagrada de Jesu
 cristo crucificado. Un día mis camaradas y yo nos
 encontramos una imagen del santo Cristo en
 mitad do un camino, y empezamos á hacer burla
 y mofa de ella. Animado por las brom;is de mis
 compañeros, quise aventa^iarme á ellos, y me subí
 á la cruz como mejor pude, rompí á la Imagen
 h)8 brazos y las piernas, y el tronco se cayó al
 suelo. Al poco tiempo entramos en fuego. A la
 primera descarga del enemigo quedé yo de ma
 nera que para salvar mi vida se hizo posible po
 nerme en el deplorable estado en que me veis.
 Así castigó Dios mi sacrQego ultraje, y confío
 que me concederá expiar mi crimen en este
 mundo, para concederme el perdón en la otra
 vida.
 ¡ Dichoso aquel á quien castiga la justicia di
 vina con -peuns temporales y que sabe aprove
 charse de ellas para evitar las peuas de las eter
 nidad !
 
 —
 
 189 —
 
 D io s s e lo p a g u e . — £n el mes de Marzo
 de 1880, Don Sosco, encontrándose de paso en
 Niza (Francia), reunió á sus Cooperadores en la
 modesta capilla que tenía entonces el Patronato
 de San Pedro} ante una numerosa j escogida
 concurrencia hizo una interesante exposición de
 su Obra y de los resultados obtenidos, é hizo en
 seguida personalmente la colecta.
 — Dios os la pague, dijo á un caballero que le
 daba una moneda de oro.
 — j Oh! si es así, contestó el caballero, que me
 pague un poco más; y puso en la bandeja otra
 moneda semejante.
 
 Fensum ientos Xlueaiústlcos.
 
 Este es el Pan de cada d ía : recibidlo, pues,
 cada día, para que cada día os haga el provecho
 apetecido; pero es de todo punto indispensable
 que vuestra vida esté de tal modo arreglada, que lo
 podáis recibir dignamente todos los días.
 8. Augustin.
 
 £n los primeros siglos del Cristianismo admi
 tíase indistintamente á la Comunión diaria á los
 niños y á los adultos: de ella procedía aquella
 vigorosa savia de la vida cristiana, aquel espíritu
 de fe, de oración y de fervor, que dió á la Igle
 sia tantos Santos y Mártires de diez, doce y quince
 años.
 Segur.
 
 H IST O R IA DEL O RATORIO
 DE SAN FRANCISCO DE SALES.
 C a i' ít o l o
 
 X V I ( 1 ).
 
 (CtrMiíi%acióK).
 En la primera clase del bachillerato, donde en
 señaba el clérigo Celestino Dorando, el caballero
 Gatti preguntó sobre la geografía y límites de
 Ita lia , entre otras, hizo á un alumno estas pre
 guntas:
 — ^En cuantas especies se divide el gobierno
 moná^uico?
 — En dos: en' gobierno monárquico absoluto y
 en gobierno monárquico moderado ó constitu
 cional.
 — ¿Cuál de estos dos gobiernos es el mejor?
 El pobre niño al oírse hacer una pregunta tan
 superior á sus ñierzas no supo cont^tar. Lo notó
 Gatti, y como si bramara por oir una expresión
 contraria al gobierno constitucional, que vige
 entre nosotros, le hizo esta insinuación:
 fl) Yease el Boletín de Mayo.
 
 — ¿No te parece que sea mejor el gobierno
 absoluto, en que el rey hace por sí solo, lo que
 le parece y gusta?
 A tal insinuación el profesor Durando se creyó
 en deber de observar á Gatti que tales preguntas
 no eran para un niño del primer año del bachi
 llerato. — ¿Cómo puede pretender de un niño, lo
 dijo, una respuesta adecuada á una pregunta, quo
 daría seriamente que pensar á una persona an
 ciana y profunda en política?
 Mas el niño cómo si hubiera recibido la inspi
 ración de un ángel, respondió:
 — Me parece que cualquier forma de gobierno
 es buena, cuando son honrados los gobernantes.
 Una respuesta tan bien apropiada sorprendió
 mucho á Gatti y á sus colegas, y fué por muchos
 días el toma de nuestras conversaciones.
 Las preguntas más capciosas fueron hechas en
 las clases 4^ y 5“ del bachillerato, en las que en
 señaba el clérigo Juan Bautista Francesia. Un
 alumno de 5^ fué interrogado y respondió del
 modo siguiente:
 —■¿Has estudiado la historia romana ?
 — Sí, señor; he estudiado aquella parte, que
 según el programa escolástico, será materia del
 examen dual.
 — ¿Me sabrías decir por quién fué muerto Julio
 César?
 — Julio César fué muerto por M. Bruto y por
 otros conjurados.
 — ¿Bruto, procedió bien matando á aquel opre
 sor de la libertad, á aquel tirano del pueblo ?
 ¿ qué me dices?
 — Digo que Bruto procedió m al, porque un
 súbdito jamás debe rebelarse contra su soberano,
 y mucho menos quitarle la vida.
 — ¿Y cuando un soberano obra mal?
 — Si obra mal, será juzgado y castigado por
 Dios, mas los súbditos lo deben respetar.
 — Pero dim e: ¿no se podría atentar contra
 Víctor Manuel, para que deje en paz á los reli
 gioso^ á los sacerdotes, á los obispos y al Papa?
 —> Señor, dijo entonces Don Alasonatti, estos
 preguntas no son para un niño; esto más bien
 que examen es una trama.
 El pesquisidor insiste, no dándose por enten
 dido, y el niño respondió :
 — No, señor, no se puede. Si un rey no obra
 bien, á su tiempo dará cuenta á Dios, pero los
 súbditos no pueden en conciencia hacerle mol
 alguno. Antes bien, deben rogar al Señor tenga
 de él misericordia, le toque el corazón y le con
 vierta, entre tanto, paciencia.
 — Si debemos rogar al Señor le toque el cora
 zón y le convierta, luego es malo; ¿no es así?
 — Yo no he dicho que el rey sea malo; hablo
 en general y nada más. — Dichas estas polabras
 el alumno todo turbado se puso á llorar, y Gatti
 le preguntó :
 — ¿ Porqu^ lloras ?
 — El alumno le dijo entre sollozos, lloro por
 que V. me pregunta cosas que no pertenecen á
 historia, y temo responder mal.
 — No te turbe, concluyó G atti; me has res
 pondido muy bien. — Y tal vez á pesar suyo,
 demos afirmar nosotros, el examinador no podía
 decir otra cosa.
 En la misma clase á un alumno de 4® el Ca
 ballero le preguntó:
 — ¿Conoces al rey?
 — No lo he visto nunca, pero sé que es nuestro
 soberano.
 — Soberano perverso, que persigue á los sa-
 
 —
 
 190 —
 
 <;erdoteH, á los n-ligiusos y á la Iglesia, ¿no es
 verdad ?
 — Estas cosas no pertenecen á la historia que
 debemos estudiar, y por esto no se que respon
 derle.
 — Si lio las estudiaste en la liistoria, se las
 habrás oído á alguno.
 — Jaimts las he oido j antes, por el contrario,
 la historia do Italia escrita por Don Hosco, que
 nos sirvo de texto, elogia á Victor Muimol y á
 mis antecesores.
 
 nadie ciertamente podía haberse imaginado que
 V. me hiciera tales preguntas.
 En la clase 3^ del bachillerato donde enseñaba
 el clérigo Juan Turchi, las preguntas fueron sobre
 la geografía de Italia, y el examinador quedó sa
 tisfecho de las prontas y adecuadas respuestas
 del nino Luis Yarak, hijo de un docto rabino de
 Ivrea, que con su padre había sido instruido en
 la religión y bautizado poco tiempo antes.
 Mas á los alumnos que verdaderamente pusie
 ron en tortura fueron á los de la 2^ clase del
 
 t
 
 P a t io d e lo s T a lle r e s S a le sia n o s d e C o n c e p c ió n (C hile).
 rV .pdg.
 
 — Pero, en resumen, los pereoguidores de la
 religión son unos malvados : Victor Mamiel es un
 perseguidor de la i*eligión j luego es un malvado.
 — V., señor, conoce los hechos mejor que yo.
 y podrá razonar asi; pero yo jamás he dicho' ni
 oí decir á Don Hosco ni á mi profesor que el rey
 sea un malvado. Tan sólo sé que hace algún
 tiómpo, habiendo enfermado el rey, Don Hosco
 ordenó se rezara por su restableciuiiento y por
 el bien ile su alm a; yo tAmbiéu rogué por ól.
 — Pero tu me estás diciendo costis que alguno
 te ha sugerido.
 — No. señor, respondo lo que me dicta el co«wón. Nadie me ha sugerido cosa alguna, porque
 
 1 7 S ;.
 
 b.achillerato, que tenían por maestro al clérigo
 Segundo Peltiva que ya pasó á la eternidad. En
 estA clase los perseguidores hallaron por fin de
 que gloriarse. Visitando los cuadernos en limpio
 <ie los alumnos, hallaron que el profesor les había
 lÜetndo por trabajo un trozo de una carta latina
 del Papa Pío IX, que ya había visto la luz
 pública.
 — ¿Cómo? preguntó Gattij ¿se dictan á los
 niños las cartas del Papa?
 — Obser>'e, señor, respondió el maestro. que
 no es una carta, sino tan solo un trozo; y es un
 texto de pura Latinidad, que parece extraído de
 uua obra de Cicerón.
 
 —
 
 191 —
 
 El Gatti, que no sabía niuclio de latín, sin mi
 rarse en nada replicó:
 — De cualquier modo que sea, no son estos
 los autores que se deben explicar en las escuelas.
 — Yo no be indicado á mis alumnos, como
 cbísicos, los escritos del Papa; les be dictado so
 lamente algunas lineas para que las tradujeran
 como trabajo de prueba. Para esta clase de tra
 bajos que se dan una vez por semana, general
 mente elijo temas aislados: cayó en mis m ^o s
 este trozo, que juzgué adaptado á la capacidad
 de mi clase, y lo dicté. Creo no haber violado
 con esto ninguna ley escolástica.
 Tales razones no sirvieron para nada j los tres
 pesquisidores, juzgando haber por fin hallado el
 hilo de la temida conjuración, quisieron examinar
 uno á uno todos los alumnos de aquella clase 5
 mas como los niños debían ir á comer, lo dejaron
 para la tarde.
 Era ya mediodía. Clérigos, asistentes, maestros
 de enseñanza y de oficio y los niños se fueron á
 comer, y los pesquidores acompañados por Don
 Bosco, que había reemplazado á Don Alasonatti,
 aprovecharon aquel tiempo para inspeccionar la
 casa en busca del quimérico delito. No dejaron
 rincón ni escondrijo sin visitar; todo lo que inñmdía la más mínima sospecha era atentamente
 examinado. Entraron en el refectorio estando co
 miendo los niños, examinaron lo que comían y
 preguntaron á algunos si padecían hambre. Des
 pués visitaron la cocina, la bodega, los dormito
 rios, los talleres y por equivocación ó por dema
 siado celo, abrieron hasta los lugares conumes.
 En la cocina miraron las bollas, hicieron abrir los
 armarios y su vista escudriñadora llegó hasta la
 tinaja del aceite y el saco del arroz. Y el Gatti,
 que era el que se mostraba más celoso, viendo
 en el pavimento un ladrillo colocado hacía poco,
 sospechó se hubiera allí escondido el cuerpo del
 delito, y acercándose a él le golpeaba cou el pie
 y escuchaba á ver si algún vivo ó muerto le con
 testaba. En el mismo sitio habriendo una alacena
 saltaron dos ratones y Don Bosco se puso á reir.
 — i Porqué se ríe ? le preguntó el señor Masnnrdi.
 — Verdaderamente, respondió Don Bosco, de
 bería mejor lamentar lo mucho que rebajáis vues
 tra dignidad y autoridad con tan pueriles inda
 gaciones; pero me río porque espantáis á los ra
 tones.
 En la bodega indagaron no solo por los rin
 cones más obscuros, sino también dentro de los
 toneles. Viendo una grande cuba, el señor Masnardi preguntó si estaba bacía ó llena.
 — Desgraciadamente está bacía, respondió Don
 Bosco.
 Entonces el señor Masnardi subió sobre la cuba
 y miró dentro, sospechando que estuviera llena
 de dinero ó de armas, ó tal vez de conjurados
 como el caballo de Troya. Sucios y disgustados
 por no hallar lo que buscaban, los tres pesquisi
 dores se animaban mutuamente diciéndose:
 — St: nos ha asegurado que algo existe en esta
 casa; por lo que, bascando, lo debemos en
 contrar.
 — Yo os aseguro, añadió Don Bosco, que en
 esta casa no ha habido ni hay cosa alguna
 que os iuterese. v por esto no lo hallareis aunque
 lo busquéis hasta el día del juicio.
 Ya no faltaban más que los dormitónos. Allí
 palpaban y examinaban los jergones; pero los
 pol'vecUlos no pudieron hallar más qne alguna
 pul;;a y llevársela consigo á pesar suyo.
 
 Eran ya las dos de la tarde. Los niños, con
 cluida su congojosa recreación, se dirigieron á
 sus respetivas escuelas y talleres.
 Entonces los tres pesquisidores cesaron de su
 indecorosa ocnpación y volvieron á emprender el
 examen de los estudiantes para el que se mos
 traban más gustosos. Aquí les dejó Don Bosco
 para ir á tomar un poco de alimento.
 Para estar más á sus anchas, los examinadores
 tomaron asiento en la antecámara del prefecto, ó
 hicieron pasar uno á xmo á todos los ahimuos de
 la 2^ clase del bachillerato y á otros, poniéndoles
 en tal tortima con sus preguntas, que era una
 barbaridad y bajeza.
 De esto nos da una prueba el interrogatorio
 siguiente, hecho á uno de aquellos pobres niños:
 — íCon quién te confiesas?
 — Con Don Bosco.
 — ^Hace ya mucho tiempo que te confiesas
 cou él ?
 — Desde hace dos años que estoy en esta casa,
 pues siempre me he confesado cou él.
 — i Y qué te dice de bueno en la confesión ?
 — Me da buenos consejos.
 — Dime alguno; ¡tengo tanto deseo de cono
 cerlos !
 — He oido decir que las cosas oidas en confe
 sión no es bueno decirlas á nadie. Ademjís, si
 V. desea buenos consejos, puede ir á confesarse
 con Don Bosco, y estoy cierto que le dará cuantos
 quiera.
 — Ahora no tengo tiempo. Pero dim e: <no te
 dice que el Papa es un santo?
 — Dice que el Papa se llama Santo P adre; y
 yo creo muy bien que es santo, porque es muy
 bueno y es el Vicario de Jesucristo.
 — <Ño te dice que son malvados los que le
 han quitado sus Esüidos ?
 — Estas cosas no pertenecen ti la confesión.
 — <Pero estas cosas, no son pecados?
 — Si son pecados, piénsenlo los culpables
 cuando van á confesarse. Yo, no habiéndolos co
 metido, no estoy obligado .á confesarlos.
 Por esto cjvda cual podrá deducir lo demás. El
 señor Gatti insistía en preguntar qué liabía dicho
 el profesor al dictar el ya citado trozo de carta
 pontificia; maó todos alinnahan cou verdad, que
 no había añadido nada.
 Ya fuese jwr el «lusancio ó por la convicción
 de no poder hallar el quimérico delito , los jmsquisidores, después de casi 7 horas de inútiles
 pesquisas, desistieron de tan ignominiosa tarea y
 se retiraron. Empero so llevaron un paquete de
 cuadernos que tomaron en las escuelas para exami
 narlos mejor en sus oficinas: el Gatti unió ade' más un ejemplar de la Vida del joven Domingo
 Savio, hallada á un alumno de la clase 1® del
 bachillerato; y Don Bosco para completar la me
 dida añadió también las reglas de la casa, aún
 todavía manuscritas. — En estas reglM, les dijo
 al entregárselas, verán los señores ministros sobre
 qué principios y máximas morales se apoya la
 educación que doy á mis niños, y podrán persu^
 dirse de qne ecte instituto lejos de cansar festidioB al gobierno, coopera al bienestar de
 fa.milias y de la sociedad, formando buenos hijos y
 sabios ciudadanos. Espero por lo tan to , añadió,
 que nos dejarán en paz á mí y á mis niños. —
 Mas por la malignidad de algnnM indignos em
 pleados esta esperanza quedó fallida.
 (Se continuará).
 
 192 —
 
 BIBLIOGRAFIA.
 £jS ttu (llo R ILiltcx*ariON. — En los Talleres
 Snlesíauos de Sarriií (Barcelona) acaban de editarse
 bj\jo el títnlo genérico do Eiitudio>i Literarios, tres pri
 morosos artíonlos gramaticales y nn breve epitomo
 de galicismos, por el P. Ortiízar, de la Congregación
 do D. Bosco, bajo el pseudónimo de Abeja. Son sos
 epígrafes: La lengua y el arto, La lengua y el uso, La
 lengua y el abuso, y contienen Anas observaciones pro
 pias sobro el arte de la palabra en general y mós
 partionlarinente sobre ol idioma castellano, que pu
 dieron muy Justamente haber merecido á su malogrado
 autor, lugar muy señalado entre los tratadistas do
 míís valía Lo corto de este sustancioso opdsoulo baoe
 deplorar no baya tenido ocasión el perspicaz crítico
 y erudito filólogo de desarrollar tal materia en mis
 amplio volumen. De venta en la Librería Católica,
 Pino, 5, Barcelona y librerías salesianas.
 F. Sarda y Salvany.
 IL<(i S o i ii u ii t i O c i'tó lio a de Barcelona. Revista
 semanal dirigida por D*'. Antonia Bodrigues de TJreta,
 con la colaboración de insignes escritores.
 Esta importantísima Revista se halla en el séptimo
 ano de su publicación. Do humildísimos principios,
 gracias it la extraordinaria actividad y reconocido
 mérito de su digna y virtuosa Directora, ha logrado
 ponorso á la altura de las mejores publicaciones de
 BU género. No siendo otro su ñu que el de cooperar,
 con otras no meuos importantes Revistas, como la de
 Madrid, Yalonoia y Salamanca, & poner valla á tanta
 Revista inmornl como se viene publicando en España,
 no dudamos sertí favorecida por cuantos de católicos
 se precien. — So suscribo al módico precio de 5 pts.
 anuales, en la calle del Bruch, 90, 3® y en las prin
 cipales librerías católicas de España.
 
 E l ID iflim aclo i* . Novela original de D'^. Anto
 nia Rodríguez de Ureta.
 Esta notable obra, cuyo éxito igualan pocas, ha
 merecido los plácemes á su autora de los hombres más
 eminentes en las letras, y sobre todo, una bendición
 apostólica de Sn Santidad León XIII, cuya augusta
 persona tantos alientos ha dado á doña Antonia Rodrígnez de Ureta, á fin de que continúe trabajando,
 cual lo hace, en pro de la difusión de sanas y esco
 gidas obras literarias. — Véndese al precio de dos
 pesetas en rústica, y tres elegantemente encuader
 nada en tela, en Barcelona y en las principales libre
 rías de España y Ultramar.
 I*e<xw.eño Ca.to<í¡sino do lii Música,
 
 para uso de los Colegios y Oratorios festivos, por
 el Pbro. Antonio Motalli, Cura Vicario de Viuces.
 Quito, Tipografía Salesiana.
 Agradecemos la bondad con que su autor se ha
 <lignado remitirnos un ejemplar del Pequeño Catecismo
 de la música, que recomendamos ú nuestros lectores,
 especialmente á aquellos que están al frente de algún
 Oratorio festivo, pues en pocas páginas y de una ma
 nera sencilla y clara, como quien á niños se dirige,
 dá las más importantes nociones de tan bello arte y
 simpliñea sobre manera el trabajo de los que en los
 oratorios festivos ó colegios tienen á su cargo ense
 ñarle á los niños.
 
 C a t e c i s m o S a l e s i a n o , por el Pbro. D. Gabino Chávez. Puebla (Méjico), Tipografía Salesiana.
 Entre los muchos Catecismos que sobre diversos
 asnntos religiosos ha dado á la Propaganda Católica
 el celoso sacerdote Sr. Chávez, se encuentra el de que
 ahora nos ocupqmos, dedicado á la Obra Salesiana.
 Divídelo el autor en tres partes; en la primera habla
 del Obrero, 6 sea de Don Bosco, detallando á grandes
 rasgos los hechos más culminantes do la vida del va
 rón de Dios, hasta los primeros años de su aposto
 lado ; trata en la segunda de la Obra, diciendo ser
 obra de Dios, por reunirías cuatro señales por las que
 estos obras se distinguen; á saber: 1^. La nada de
 I jU v o * d o l F u l p i t o . Excelente Revista de sus principios y de sus instrumentos; 2'. La especial
 cenal, interesantísima ó todos loa sacerdotes, en i" intervención de la Virgen María; 3*. La persecución
 menor, papel fuerte y dieciséis páginas. Publica: de la tierra y del inñcrno, de los hombres y de los
 P’Aotos de la Santa Sede, y fallos de los tribunales. demonios; 4*. La rapidez y extensión de su’desarrollo
 2” Sermones y panegíricos originales. 3“ Ejemplos his en el mundo: dedica, por último la tercera, á los
 tóricos, sagrado.s. religioso» y profanos. 4" Respuestas Cooperadores Snlesianos. — Consta de 55 pag. en 16®
 á las consultas hechas por los subscriptores. Su precio, y 63 muy á propósito para la propaganda católica.
 6 ptas. al ano en la Peuísnla, y 3 en Ultramar y paí Agradecemos al autor su atento envío.
 ses de la Unión Postal; pago adelantado. Puntos de
 subscripción: Tluesca, D. José Banzo, director de la
 L í i s M is io n o s s O n t^ S lic a s . Publicación
 Voa del PtUpito.
 qnincenal ilustrada que contiene ameno ó interesante
 texto formado por conmovedoras cartas de Padres Mi
 Cat<Ui<»u, por D. Félix Sanlá sioneros. relaciones de atrevidos viajes, progreso de
 y Salvany, Pbro., Director de la Reriafa PopMÍnr de las distintas cristiandades, etc. etc. acompañando á
 las relaciones preciosos grabados. Cada año forma nn
 Barcelona.
 elegante tomo en folio mayor de más de 500 peinas
 Acaba de publicarse el tom o v i i i , eu ol que se con cerca de 400 grabados. Precio de subscripción en
 dau reunidos varios de los artículos del Sr. Director España é islas adyacentes: 14 pts. al año, ó 7 pts.
 de la Rci'ísta Popular, que ra:ís permaneuto interés semestre, Puede remitirse el importe en libranza del
 ofrecen para la controversia de nuestros días, y que Giro ^lutno, letra de fácil cobro ó sellos de úanqueo,
 pueden considerarse casi siempre como otros tautos oertiticando en este caso la carta. Se subscribe en la
 opúsouh^, no indignos do figunir entre los más di Re«lacoióu y Administración, Librería y Tipografía
 fundidos «leí referido escritor. — Véndese, al igual de Católica, Pino 5, B.arcelona, y en casa de los señores
 los siete precedentes, á cuatro p«^setas eu rústica, seis corresponsales de la misma.
 h\josauieuto enouadema«lo en tela y plancha dorada y
 7,60 con la misma encuademación y corte dorado, en C«a apnbadin de la AatoridadBclesástica - 6«nat« JOSE GIKBIXOla Librería Católica, Pino, 6.
 Tarín —- Tipografía Salesiana.
 
 Buenos-Aires — LlBBERiA SALE81ADIA — Sarriá (Barcelona)
 Mis dificultades. — /Pero si yo no tengo f i ! Yo gui- El Heroísmo en sotana por el General Ámbert.
 íícra practicar mi religión, jgero no pneáo, por Taxil. Un varapalo á las sectas.
 Yo he sido impío. Bevelaciones espiritistas y mar
 el P. D. Damás S. J.
 sónicas por José Huertas Lozano.
 La Lámpara del Santuario. Novela moral religiosa
 por el Emmo. Cardenal Wiaeman. ¿Say un Dios El Dios de otro tiempo por Conrado de Bolanden.
 gue cuide de nosotros y de su Iglesia 7 por 31ñr. Quién es Jesucristo? D. L. C. de Segur.
 de Segur.
 Opúsculos de propaganda contra el protestantismo.
 La té y la Ciencia moderna por el mismo.
 Los verdaderos amigos del Pueblo por el 11.'“'^ S.r
 Los Viajeros del Ferrocarril, seguido de la Vida de
 Obispo de M á l a g a ....................... Pts. 0 60
 la Dastorcita Santa Germana Cousin por el Pbro. Don Bosco y su Obra por el
 Obispo do Milo,
 Francisco Butiña de la Compañía de Jesús.
 hoy día de M tila g a ............................» 0 60
 Vida de San Luis Gonzaga por el K. P. Bivadeneira. Don Bosco por el Doctor Don Carlos D^Espiney^
 Los Muertos y los Vivos. Conferencias acerca de las
 Caballero Gran Cruz de la Orden pontificia de
 San Gregorio Magno. Acaba de publicarse la
 comunicaciones de Ultratumba por el P. Matignon.
 segunda edición española muy aumentada y re
 El Mejor libro 6 el Crucifijo por el Sacerdote Bonvisada con todo e s m e r o ...................> 3 —
 giovanni.
 Principios Elementales de Gramática Latina, por el
 Benjamina.
 Presbo Salesiano Don Celestino Durando ¡tra
 tado el más sencillo,' metódico y práctico para
 Lecturas recreativas por el P. Luis Coloma.
 alcanzar el conocimiento de dicho idioma, y
 Vida de Santa Rosa de Lima por el P. Pedro Bivaque ha sido aplaudido por excelentes latinistas
 deneiia.
 y
 maestros.
 Sel Infierno al Paraíso, beclio Mstórico del siglo pa
 Segunda edición hecha en Barcelona > 2 —
 sado por el P. Juan José Franco.
 Maquinaciones tenebrosas y Rasgos edificantes. Colec La Casa de la Fortuna, Drama del Presbo. D. Juan
 Bosco................................................... » 0 áO
 ción de historias escogidas por el Presbo. Don
 Semana Santa. Texto en latín, con traducción al
 Camilo Ortúzar.
 castellano de las lecciones, espístolas, evange
 La Presencia Real de N. S. Jesucristo en el Santísimo
 lios, y con explicación de las ceremonias de
 Sacramento del Altar por Mñr. do Segur.
 cada función, recientemente publicada en loa
 imitación de Cristo. Edición elegante y económica.
 Talleres de Sarriá. En tela pts. 1 25. En piel
 El Poder Temporal del Papa ó ¡a Cuestión Romana.
 de 1 50. á 3 25.
 Vida de San Vicente de Paul seguida de la del B. Juan
 Don Bosco. Amenos y preciosos Documentos sobre
 G. Perboyre.
 su Santa Vida y admirables Obras compilados
 Cartas espirituales escogidas de San Francisco de Sales.
 por un Cooperador Salesiano. Un voL en-16 de
 De los deberes del hombre por Silvio Pellico.
 pág. 440, P e se ta s..................................... 1 00
 Las siete maravillas de la Virgen del Valle por el B.
 Vida
 de Miguel Magone. Narración interesantísima
 P. Bemardino Orellana.
 hecha con no menor gracia que naturalidad y
 Vida da San Agustín por el Presbo Don Julio Bar
 sencillez, por el Presbo. Don Juan Bosco, y en
 bería. Edición popular encomiada por varios
 la cual se manifiesta cómo un niño recogido de
 Cardenales y Obispos, traducida al español de
 la calle llegó á ser uno de los alumnos más »•
 la última edición italiana. — Talleres Salesiaventajados y virtuosos del Oratorio Salesiano
 nos de Sarriá.
 de Turín, donde murió en olor de santidad.
 Vida de Domingo Savio el San Luis Gonzaga del 0Segunda edición, traducida cuidadosamente y
 ratorio Salesiano. Belación de singular interés
 publicada
 con elegancia en los Talleres Salesiaescrita por el Presbo. Don Juan Bosco y tradu
 nos de Sarriá. P e s e t a s ....................... 0 40
 cida con todo esmero para los Talleres SolesiaCulpa y Perdón - Seyano. Son dos de los dramas más
 nos de Sarriá.
 a c r^ tad o s del muy distinguido escritor Presbo.
 Primer libro de Lecturas graduadas con nociones
 D. Juan B. Lemoyne.
 elementales de aritmética, geometría y cate
 Traducción española. Cada uno, Pts. . 0 40
 cismo. — Sarriá.
 Üistoria Sagrada. Cien lecciones con grabados saca La Virgen de Don Bosco, por el Presbo. Don Camilo
 Ortúzar. Preciosa colección de gracias y favo
 dos de la Biblia ilustrada de Doré. — En rús
 res alcanzados por intercesión de María Auxi
 tica 0,75 Pts. En tela 1. De lujo 1,50.
 liadora, muy eficaces para avivar la fe y piedad
 Felicidad desconocida por el Presbo Esteban Trione.
 Leyendas y Tradiciones por Francisco F. de Capella,
 de los fieles.
 Tercera edición de lujo, Pesetas . . 0 60
 La Fe y la Incredulidad.
 La Perla escondida por Matilde Bourdón.
 Vida del Presbo Salesiano Don Víctor Alassonati, por N. B. A l precio de cada obra es preciso añadir el
 10 p. % por los gastes de correo y expedición^
 el E. P. Franceaia.
 
 Buenos-Aires — LIBRERIA SAIESIASA — Sarriá (Barcelona)
 
 PURLfCACIONES RECIENTES
 
 CATECISMO ESPllCADO CON EJEMPLOS
 por el Salesiaiio D. CAMILO ORTIÍZAR, Pbro.
 La Tipografía Salesiana de Sarri«1.-Barcelona acaba de publicar la tercera edición, m
 una obra de sumo interés, la que recomendamos de un modo especial á los señores P á 
 rrocos y personas dedicadas al espinoso cargo de in stru ir á la juventud, no siéndolo menos
 á toda suerte de personas, y m ayorm ente á los padres de fam ilia. E l piadoso autor lia
 espuesto con c la rid a d , no sólo las enseñanzas de nuestra san ta Religión, sino que, con
 acierto, lia reunido variados y preciosos ejemplos que alientan á practicar la virtud.'
 K E l Catecismo constituye el fundam ento indestructible de la educación cristiana. En
 él se resuelven todas las grandes cuestiones y se enseñan los más sagrados deberes; es el
 aso viisterwso que une al hombre con Dios, el cielo co» la tierra, el tiempo con la eternidad.
 « P a ra facilitar su conocimiento n a d a más á propósito que añadir los ejemplos á la
 doctrina. Las palabras mueven; los ejemplos arrastran. E l camino de los preceptos es largo
 y penoso, el tfe los ejemplos corto y agradable. N uestro Señor sem braba de parábolas sus
 enseñanzas. »
 E l Catecismo explicado con ejemplos que anunciamos, tiene, pues, el objecto propuesto.
 Constituye un tomo de 1010 páginas, y se vende al precio de 4 ptas. en rústica, y 6 en
 cuadernado.
 
 AL CI ELO
 
 POR MARI A
 
 por el Presfa. Don CAMILO ORTÚZAR,
 de la Pía Sociedad de San Francisco do Sales.
 
 Tip. Salesiana T arín. E n rústica
 
 .
 
 P ta. 1.
 
 BOLETIN SALESIANO
 Afio X. - K. 8-
 
 —
 
 Publicación mensual
 
 —
 
 AfíOSTO de 1895
 
 
        
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                Fecha                        
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                        1895.08