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                Título                        
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                        BS_1895_07
                                            
        
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                Descripción                        
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                        Boletín Salesiano. Julio 1895
                                            
        
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                extracted text                        
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                        jt ± s e
 
 OLETIN
 ^ SALESIMO
 El peligro, Padre Santo, eeti en la continua difu*
 8l6n de libros infames; y para poner coto i tamado
 mal, 70 DO reo otro remedio, que la fundación de
 una imprenta católica, puesta bajo el patrocinio de la
 Santa Sede. De esta manera, no haciéndose esperar nues
 tras respuestas, podremos con mayor ventaja descender
 al campo de la lid y i,^pouder con feliz éxito i las
 provocadones de los apóstoles del error.
 
 (6A1.S1)
 
 No se engañaría mucho quien intentara atríbuir príndpalmente á la prensa malvada todos los males pre
 sentes, asi como la deplorable condición de las cosas
 i la casi bemoe venido a parar. Los escritores católicos
 deben con todas bd” Coerzas valerse de Ja imprenta para
 bien de la sodedad.
 {ÍMáM XIII)
 
 La prensa períódica sometida i la lutoridad jerár
 quica, revesticU le l espinta de Jeaoim to, viene i ser
 nn poder inmenso; ilumina, sosuene la verdad, hace
 desaparecer el error, salva y a g iliz a ; es una especie de
 apoáoiado sobiime.
 
 (AUaOXM)
 
 Buenos-Aires — LIBRERIA SALESIANA — S arrií (Bareelona)
 LECTURAS CATOLICAS. Publicación que se propone
 exclusivamente la enseñanza y defensa de la Re
 ligión Católica mediante la difusión de libros
 oiorales y amenos adaptados á la inteligencia
 do todo el mundo. Cada mes sale á luz un opÓBculo do 100 á 100 páginas quo se envía á los
 ■efiores suscritores.
 
 «Q la Casa Salesiana de Almagro - Buenos A im
 
 Procío do sDscricíoD (pago adelantado).
 
 Severino ó las aventuras de un Joven moniaiiaz seguido
 de la Vida de Santa Margarita de Oortonü.
 La Misa por Mñr de Segur.
 La Semana Santa explicada por el abate Gaume.
 
 En Rueños A ire s : Un año pesos m|n.
 1 50
 — Provincias:
 —
 — . . .
 1 75
 — En el extranjero:—
 en oro . , 1 50
 A los Señores Suscritores, que quieran consti
 tuir centros do suscrición, se les concederá un
 10 X
 descuento.
 Para los podidos y precio de la suscrición se
 ocurrirá á cualquier casa Salesiana, á los res
 pectivos agentes ó á la Direción de las Lecturas
 en el Colegio F ío I X de Artes y Oficios, en A l
 magro, Buenos-Aires.
 Catecismo en Ejemplos por el Pbro. Salesiano D. Ca
 milo Ortúzar. — Es una recomendable obra en
 la cual no sólo se exponen con gran claridad
 las enseñanzas do la religión, sino que también
 con variados y preciosos ejemplos se alienta á
 practicar la virtud.
 Tercera edición en prensa en los Talleres SaIcsianos do Sarriá.
 Manual de la Primera Comunión por el mismo autor. —
 Obrita sumamente á proposito para preparar á
 los niños á tan importante acto. — Tercera edi
 ción. En tela Pts. 2 00.
 El Joven instruido. Devocionario muy recomendado
 y dol cual so lian publicado más de cien edicio
 nes, escrito con gran esmero por el Pbro. D.
 Juna Hosco.
 Eiicnadernado en tola Pts. 1,00 — En badana
 de color 1,25 — En vitola y con cortos dorados
 2,50. — Preciosa edición de 1891. Pts. 5.
 Vida de Margarita Bosco por el Presbo. D. Juan Lonioyne. Obrita en la que se roüoren cou gran
 amenidad los admirables trabajos y virtudes de
 aquella buena ahUviim, quo con un corazón digno
 de una reina estaba escogida por Dios para
 la formación dol San Vicente de Paul de uuostro
 siglo.
 Torcera edición. En rústica Pts. 1,00. — En
 cuadernada en tela 1,25. — En tola y cortes do
 rados 1,70.
 Mes de Mirla, por el Sr. Presbo. Don Rodolfo Vergara Antúuez. Es uno de los miis preciosos y
 recomendables libros que de este género puedan
 encontrarse para honrar á María en el mes que
 lo está consagrado. El método, la unción y pie
 dad de las oraciones y reüexiones, los benuosos
 ejemplos, la amenidad y pureza de estilo, lo
 hacon digno de la fama y popularidad de que
 goza.
 Tercera edición recién estampada en los Ta
 lleres de Sarriá (Barcelona). Precio en Europa,
 Pía. — 1,00.
 
 OBRAS PUBLICADAS 0 DE 7ENTA
 
 ¿Mi hijo fraile? Prefiero verle muerto! Memorias do
 un joven contrariado en su vocación por el Pbro
 D. C. M. Viglietti.
 Dicha y desdicha» — Los dos caminos por Matilde
 Bourdón.
 Vida doi Bienaventurado Fray Martín de Forres de 1»
 Orden de Santo Domingo.
 Veladas de un artesano por Juan M. Pastor.
 Fe y libre examen. — L¡1 Papa y el Concilio Vati
 cano. Renán—
 yla Vida de N . 8. Jesucristo.
 Una nueva devoción por Francisco Martinengo.
 Él Cruzado. Leyenda original por Francisco Her
 nando.
 El Gran Hecho. E l Mondo adora á un Judío Cruei
 ficado, por G. Gaume.
 El Corazón de Jesús al alcance de los niños por el
 Pbro Don Ramón Barberá, seguido de L a Au
 rora de la devoción al S. Corazón de Jesús por
 el P. Luís Coloma de la Compañía de Jesús.
 Pilatíllo, — La Maledicencia y Periquillo sin miedo
 por el P. Luis Coloma.
 Vida de San Alfonso María de Ligorío por el P . Viotorio Loyodioe.
 Agustín ó el triunfo de la verdadera cruz.
 Valerla y el secreto por Matilde Bourdón.
 Valentín ó la vocación contrariada por el Pbro Doi
 Juan Busco.
 Angela ó la paatorcilla de loa Apeninos por el mismo
 aiitor.
 Compendio de la Historia de la Iglesia por el mismo.
 El Católico en el Siglo por el mismo.
 El Gran Paso por el Preab.” * Francisco Martinengo.
 El Arte divina de (a oración mental según San Alfonso
 M. de Ligorio.
 Respuestas claras y sencillas ó las objeciones qne
 más comunmente suelen hacerse contra la reli
 gión iK>r Mñr. do Segur, traducción de Don Gibino Tejado.
 El buen Combate de la fe por Mñr. de Segux.
 De la Imitación de !a Virgen María por una monja del
 monasterio de Marcbtall.
 Antonio ó el pequeño huérfano de Florencia.
 El Liberalismo es pecado. — Cuestiones' CancUnies
 por Don Félix Sardá y Sah*any,
 Josefina ó una santa de nueve años por Mñr. de
 Segur seguido de la Vida de la Venerable Albin*
 piadosa modista.
 Los Francmasones por Mñr. de Segur.
 La Gran Bestia señalada á la juventud por el Pbro
 Don Francisco Martinengo.
 
 AÑO X -N. 7.
 
 Fablícación mensaal.
 
 JULIO de 1895
 
 BOLETIN SALESIANO
 Quien recibiere & un niño én mi
 nombre, á mi me recibe.
 
 Debemos ayudar ñ nuestros her
 manos & fin de cooperar á la
 difusión de la verdad.
 
 (M a TH. X V III.)
 
 a i l S . J u a n , 8.)
 
 Os recomiendo la niñez y la ju 
 ventud ; cultivad con grande es
 mero su educación cristian a ; y
 proporcionadle libros que le en
 señen á huir del vicio y & prac
 ticar la virtud.
 
 A tien d e á la buena lectura, á la
 exhortación y & la enseñanza.
 ( I T i m o t h I V , 13.)
 Entre las cosas divinas, la más su
 blime, es la de cooperar con Dios
 á la salvación de las almas.
 
 (Pío IX.)
 Redoblad vuestras fuerzas á fin
 de apartar á la niñez y juven
 tud de la corrupción é incredu
 lidad y preparar asi una nueva
 generación.
 
 (S . D i o n i s i o .)
 
 E l amor a l prójim o, es uno de
 los mayores y más excelentes
 dones que la divina bondad
 puede conceder á los hombres.
 (E l Doct. S. F r a n c . do Sales)
 
 ( L e ó n X I I I .)
 
 -+í$( D IR E C C IO N en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T U R I N (Italia) )g§i“
 
 S X J IM L A J IIO .
 P r im e r C o n g r e s o I n t e r n a c i o n a l d e C o o p e r a d o r e s
 S a l e s i a n o s . — Carta á Su Santidad. — Reapuetia de
 
 León X III. — Nueva prueba de benevolencia del Papa.
 
 PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL
 de Cooperadores Salesianos.
 
 Co n s a g r a c i ó n e p i s c o p a l d e l I l m o . S r . C o s t a m a g n a .
 C o s t a m a g n a , Obiapo titular
 de Colonia, en la Armenia, y Vicario Apoatólico de
 Méndez y Gualaquiza, en el Ecuador.
 
 Ilm o. S r . D . S a n t ia g o
 
 Don R ú a e n P a l e s t in a .
 E s p a S a . ilálaga. Conferencia Salesiana. — F i e s t a d e
 M a r í a A u x i l i a d o r a . Málaga. — Rialp.
 
 America. Santiago de Chile. Escuela práctica de agri
 cultura en Melipilla (continuación). — Bogotá. La
 Congregación Salesiana y el Oratorio festivo de
 León X III.
 No t i c i a s d e n u e s t r o s
 
 M is io n e r o s .
 
 Miaionea Sale-
 
 nanos de la Patagonia. Misiones. Tierra del Fuego.
 Chubút. Río Negro. — Braail. Carta de Su Excelencia
 Reverendísima limo. Sr. Luis Lasagua, en su primer
 viaje al Matto Grosso (continuación).
 Gr a c i a s d e M a r í a A u x i l i a d o r a .
 Ne c r o l o g í a . D o n A n t o n io S a l a , P b r o .
 No t i c i a s y V a r i e d .a d e s .
 
 Cooperadores Saleeiauos Difnntos.
 
 a S u is »n n tí< lu < l p o x * I o n
 n e n t íH iiiio s O a i* < le iia lo H
 Ilm o K .
 y 0 1 > ÍK p O H « l u o a « Í H t l « í r o n a l C o h í ^x’ O S o .
 B e a t ís im o P a d r e :
 (POSIBLE era d u dar d e l é x ito del p rim er
 C on greso d e C ooperadores S alesianos, qu e
 d e todas p a rtes á é l a c u d ie r o n , h ab íeu do
 sid o p o r V u estra S a n tid a d b e n d e c id o ; y a
 q u e de esa A p o s tó lic a S ed e b ro ta u na sin 
 g u la r y peren ne v ir tu d , qu e adm irablem ente
 a lim en ta y p rom u eve á cu anto á e lla se
 a d h iere: lo q u e si en m uchas obra.s é ilu s
 tres va ro n es resplan d ece, se adm ira aún m ás
 en e l fu n d a d o r d e la P ía S ociedad S alesiana,
 q u e no ftie n u n ca segu n do en e l am or y
 obsequio, p recio sa h eren cia qu e d ejó á sns
 h ijos, h a c ía e l S uprem o P a s to r d e la Ig le s ia .
 L o s deseos q u e desde ta n to tiem po a b ri
 gábam os d e re u n im o s p a ra tra ta r d e nuestros
 com unes in tereses, se h an v is to , m erced á
 l a bon d ad d iv in a , rea liza d o s. P o r efe cto d e
 este g ra tís im o C on greso, hem os p odido tra ta r
 y d isc u tir sobre la varie<iad d e la s O bras
 
 — 146 —
 Salesianaa, y h acer paten tes los frutos q iie
 por la bon d ad do D io s se han y a re p o rta d o ;
 y no por va n a ostentación, sino p a ra qu e s ir 
 v a n de agu ijó n á nosotros y de su ave a tra ctivo
 á los dem ás. P e r o , h abiéndose presen tado á
 nuestra v is ta inuciio más abundante la m ies
 qu e qu eda p o r re co g er, con más decisión y
 ánim o á esto hem os en derezado nuestras
 m iras. L a cristian a edu cación d e la n iñez,
 e l m ejoram ien to d e la clase obrera y la d i
 fu sión de la bu ena prensa, constitu yen los
 p rin cip a les argum entos á qu e se en derezaron
 con m a yor so licitu d nuestros consejos, sobre
 lo s q u e versa ro n nuestras discxisiones y á
 lo s q u e nuestras conclusiones se en ca m in a 
 ron. D e a q u í, com o m u y bien p r e v ió e l fu n 
 d ador de la O b ra, deb e esperarse e l rem edio
 y la sa lva ció n p a ra la sociedad qu e se d es
 com pone. M as, siendo así qu e la ca rid a d de
 aqu el va ró n de D io s, no circu n scribién dose
 lím ites, n i d eten ién dose an te d ific u lta d a l
 gu n a, v o ló en socorro d e los qu e aún yacen
 en las tin ieblas y som bras d e la m uerte,
 nuestras solicitu des tam bién se d irig ie ro n al
 acrecen tam iento d e la s M ision es en tre los
 pu eblos bárbaros.
 P o r lílt iin o , tratam os d e la m ism a P ía
 A s o c ia c ió n d e C ooperadores Salesianos, cu ya
 difu sión y p ro p a g a c ió n d e cuanta im p ortan cia
 sea, á n in gu n o se le ocu lta, y a qu e d e ella,
 s i bien en a p a rien cia h u m ilde, d e riv a , como
 d e la ra íz , la v id a y lo za n ía d e la F a m ilia
 S alosian a. A b rig a m o s firm ísim a esperanza,
 apoyados en la p rotección de la g ra n M a d re
 do D io s , en la d e San F ra n cis co d e Sales
 y aun en la de n uestro P a d r e y F u n d a d o r
 cu ya san tid ad de v id a no nos d e ja d u d a de
 su au toridad y g ra c ia en los cielos y nos
 d a segu ras esperanzas d e v e r le m u y pron to
 e le v a d o á la d ig n id a d d e los altares, de qu e
 los trabajos qu e p a ra m a y o r g lo r ia d e D io s
 y sa lva ció n d e la s alm as e m p re n d im o s , no
 h an d e ser in fru ctu osos en e l p o rve n ir. D e s 
 pués d e lo qu e, n ad a a firm ará m ás nuestras
 concebidas esp eran zas, com o la A p o s tó lic a
 ben dición de V u e s tra S a n tid a d , q u e , así
 com o nos fu e d e fe liz a u gu rio al re u n ir
 nos, nos será de du lce consuelo a l sep a ra r
 nos, y la que, a rro d illa d o s á V u estro s pies,
 fé rvid a m e n te O s pedim os.
 Dfli’oíísí'mos y ohedienlíshnos Hijos
 S ebastián, C ard . A r z o b . d e E á ven a .
 B g id io , O ard. A r z o b . d e F erra ra .
 D o m in g o , O ard. A r z o b . d e B o lo n ia .
 A n d ré s , C a rd . A r z o b . d e M ilá n .
 D a v id , A r z o b . d e T u rín .
 C a rlos M ., A r z o b . d e M ódena.
 B o q u e, A r z o b . d e Q u ieti.
 F ra n cisco, A r z o b . tit. d e A rm id a .
 A q u ile s , O b. d e A n c o n a .
 Joaq u ín , O b. d e F aeu za.
 L u ís, OI), d e Im ola .
 V ic e n te , O b. d e R e g io E m ilia .
 
 F é lix , O b. d e M on tep u lcian o.
 C a m ilo, O b. d e F a n o .
 L eo n a rd o , O b. d e M o d illa n a .
 F ra n cisco, O b. d e Teram o.
 Ju an B a u tista , O b. d e B o b io .
 C arlos, O b. d e A v e r s a .
 N ic o lá s, O b. tit. d e Sebasto.
 Ju an B a u tista , O b. d e O sim o y C ín g o li.
 A lfo n s o M ., O b. d e Cesena.
 R o b e r t o , O b. d e M a cera ta y T o len tin o.
 J u lio , Ob. d e T o d i.
 P e d ro , O b. d e G u astallia.
 V ic e n te , O b. tit. d e G a líp o lis .
 A le ja n d ro , O b. d e C o lle.
 C a rlos, O b. d e M o n tefeltro .
 P a b lo , O b. tit. de R o d ió p o lis .
 A n d ré s , O b. d e C arpe.
 A rís tid e s , O b. de F a b ria n o y M a n telica .
 R am ón , O b. elec to de F o r li.
 S a n tia go , O b. elec to d e C o lo n ia , en la
 A rm e n ia .
 
 Breve de S. S. el Papa León M
 en r e s p u e s t a á la a n t e r io r carta.
 
 I j e ó n 'X J . U t P a p a -
 
 A m a d o h ijo N u e s t r o , salu d y ben dición
 ap ostólica . — G ra n d e fu e N u e s tra a le g r ía al
 saber p o r tu c a rta y p o r la d e los otros
 O bispos, q u e e l re cien te C on greso h a ten ido
 e l fe liz é x ito qu e N o s le h abíam os au gu rado.
 N o m e cabía d e esto la m enor d u d a , co n o 
 cien do tu d ilig e n c ia en d isp on er tod as las
 cosas, e l celo d e lo s q u e á é l tom aron p arte,
 p a ra p ro m o ve r e l b ien de l a R e lig ió n , y la
 cortés h o s p ita lid a d d el p u eb lo boloués. A h o r a
 lio resta más, q u e con eficaz p erseve ra n c ia
 os a p liq u éis á lle v a r á la p rá c tic a las d e li
 b eracion es q u e unánim em ente habéis tom ado,
 y qu e e l clem en tísim o S e ñ o r , á q u ien p e r
 ten ece d a r e l in crem en to, se d ig n e fa v o re c e r
 con sus dones y h a c er p ro sp era r y coronar
 d e ópim os fru to s vu e s tra obra. A este fin,
 y a l m ism o tiem p o q u e agrad ecem os á t í y
 á los dem ás O b isp os la c a rta q u e N o s habéis
 e n v ia d o , á voso tros p rim eram en te y á cuan
 tos tom aron p a rte a l C o n greso, dam os en el
 S eñor, con tod o el a fecto d e N u e s tro corazón ,
 la B en d ición A p o s tó lic a .
 D a d o en R om a , en San P e d ro , e l d ía 4 de
 M a y o d e l año 1895, d ó cim o o cta vo de N u estro
 P o n tific a d o .
 Xjcóh S U I I , P a p a .
 
 M n prueba de benevoleQCia del Papa.
 D e o tra n u e v a p ru eb a d e b e n evo len cia de
 S . S an tid a d h a sido o b jeto nuestro Superior
 D . R ú a . e l cual escrib ió a l P a p a u na la rg a
 
 — 147 -
 
 Sn Excelencia ReYerendísima limo. Sr. SÁNTIÁGO COSTAMAGNA,
 Obispo titular de Colonia, en la Armenia,
 y Vicario Apostólico de Méndez y Gualaquiza, en el Ecuador (América).
 
 — 14S —
 curta sobro e l (C on greso, p o r m edio d el
 lim o . Br. T a ro z z i, S ecreta rio d e S . S. p a ra
 las cartas latin as.
 l í l S an to L’ ad re se d ig n ó a co ger con par*
 ticu la r afecto ta l e s c r it o , inniiil’e stando su
 satisfacción y re n o va n d o la B e n d ic ió n A p o s 
 tó lic a
 I ). liú a y á todos los C on gresistas.
 B n tre la s m uchas consoladoras espresiones
 do q u e abu nda la c a rta de respu esta qu e
 d ic h o lim o . Sr. d ir ig ía ó. D . I t ú a , se e n 
 cu entran las sigu ien tes qu e gustosos p u b li
 cam os:
 Santo Padre ha recibido U7ia nueva
 
 satisfacción; se consuela con
 neral y con el In stitu to, y
 fru to s en todas partes, de las
 propias, ayudado con mayor
 
 el Superior ge
 espera mayores
 obras que le son
 ardor p o r sus
 
 Cooperadores.
 
 CONSAGRACION EPISCOPAL
 <lol lim o. Sr. COSTA-IMA-OIVAl
 ..
 Como ya eu el número anterior decíamos á
 nuestros lectores, el limo. Sr. Costamagna fue
 consagrado el día do la gloriosa Ascensión de
 N . S. Jesucristo á los cielos, en el Santuario de
 María Auxiliadora, por dispensa pontificia, siendo
 conengrauto el Excmo. ó lim o. Sr. Ricardi, Arzopispo de Turín, asistido por los limos. Obispos
 Sr. bcrta^nn, titular do Cafarnaún, y Sr. Leto
 do Samaría.
 A las 9 do la mañana la iglesia rebosaba de
 gente. Numerosos representantes se habían reu
 nido para presenciar la ceremonia do la consa
 gración, y entre ellos notamos á los de Caranmgna,
 patria dol nuevo Obispo, Rdo. Sr. Cura Párroco,
 Sr. Alcalde, algunos canónigos y piuTOCOs y un
 hormano del limo. Sr. Costamagna; á los Miem
 bros del Capítulo Superior do nuestra P ía Socie
 dad ; á Mons. Carpanelli, en representación del
 Cardenal Svampa, Arzobispo do Bolonia ; al Pbro.
 Sr. Cotalanotto, representando al Cardenal Celesía, Arzobispo de Palerm o; á un grupo do Coo
 peradores Milnueses; á algunos Cooperadores de
 Suiza, Francia y España; á Don Angel Piocono,
 director do la Casa salesiana de Mi\iico ; á Don
 Fassio, misionero <le Chile y á Don Colombo, del
 Uruguay, eu representación de los Salosiuuos de
 América y, por último, á varioc Superiores de
 las Casas sjilesianas de Italia.
 L a ceremonia do la consagración comenzó á las
 9 l i ‘J. entre los cantos de los niños del Oratorio
 y el religioso silencio y suma atención de los pre
 sentes , en muchos de cuyos semblantes se pin
 taba la más viva y pura alegría.
 Conforme iban pasando los actos en que puede
 oonsiderai-so dividida ton inqumento ceremonia,
 la ternura, la emoción y la curii>sidad más y más
 aumentaban.
 ¡ Cuanta majestad y grandez.a encierran las au
 gustas ceremonias de la Iglesia Católica! Es im
 posible atentamente presenciarlas, sin sentirse
 uno ariH>bado y obligado á confes;\r que allí donde
 la Iglesia ejerce su sublime ministerio, está el
 único, el verdadero Dios.
 
 A l terminar tan augustas ceremonias, que muchosentimos no poder una por una describir, Su
 lima, el Arzobispo de Turín, que por vez primera
 consagraba á un Obispo, no pudo menos de di
 rig ir su conmovida palabra á los circunstantes,
 sobre la grandeza y la dignidad episcopal, diri
 giendo fervientes congratulaciones al Consagradoy á la Congregación Salesiana, de quien el limo.
 Sr. Costamagna es digno hijo, terminando con un
 caluroso llamamiento á la caridad de los fieles,
 en favor de la dificilísima Misión de Méndez y
 Gualaquiza, que el nuevo Obispo va á emprender
 por especial encargo del Santo Padre.
 A l volver á la sacristía, fue una conmoventísima escena el encuentro del nuevo Obispo con
 Don Riía, que con el bonete en la mano, le es
 peraba para postrarse á sus pies y besarle el sacroanillo, mas su Urna, le detuvo arrojándose á su
 cuello y besándole amorosamente.
 Indecible es por otra parte el gozo y la alegría
 que entro los niños y Salesianos del Oratorio en
 dicho día reinaba por la inmensa fortuna de tener
 entre ellos á un nuevo Obispo salesiano en la
 persona del lim o. Sr. Costamagna, y para en al
 guna manera manifestarla, so imprimió un ele
 gante opúsculo con el retrato de su lima, y her
 mosas composiciones en prosa y verso, en italiano,
 latín y griego j y aún no contentos con esto, el
 jueves siguiente se puso en escena, intercalando
 la declamación de algunas composiciones del ci
 tado opúsculo, el grandioso drama en cinco actos,
 del Pbro. salesiano D. Lenioyne, titulado Cristó
 bal Colón; á cuyo acto asistieron numerosas y
 distinguidas familias turinesas y el limo. Sr. Ar
 zobispo.
 í Quiera el cielo derramar abundantemente sus
 gracias sobre el nuevo Pastor de la Iglesia, para
 que, correspondiendo á las esperanzas en él pues
 tas por el Vicario de Jesuscristo, logre ver pronto
 coronados sus apostólicos trabajos, con la sumi
 sión de su salvaje grey al suave yugo de Jesu
 cristo !
 
 )D II eco 11C0311eco 11W) 11iX u ' i CUJ >' CCO < ■Ci
 limo. Sr. D. SANTIAGO COSTAMAGNA.
 Obispo titular de Colonia, en la Armenla, y Vicario Apostólico
 de Méndez y Gualaquiza, en e! Ecuador.
 la lu z d el d ía en C a ram a gn a (P ia m o n te), e l año d e 18-46, y desde sus p r i
 m eros anos dem ostró una n atu ra leza ardiente
 y despejado in g e n io , p o r lo q u e su santa
 m adre tem ien do qu e el con ta cto con e l m undo
 hajase su v irtu d y destru yese su cristiana
 obra, se le confió á D o n B osco, e l cu al se
 lo lle v ó a l O ra to rio d e T u r í n , d o n d e te r
 m inó los estudios d e seg u n d a enseñanza,
 con n o ta b le a p ro vecb a m ieu to, recibien do des
 pués la sotan a d e m anos d e l m ism o D on
 B osco. A lg ú n tiem po más ta rd e fu e e n via d o
 a l c o le g io d e L a n z o com o p rofesor, siendo
 orden ado d e sacerdote e l 17 do setiem bre de
 ISGS y poco después n om brado D ire c to r es
 p iritu a l d e la s H ija s d e i l a r í a A u x ilia d o ra ,
 
 — 149 —
 con gregación fu n d a d a p o r D o n B osco, en
 ilorn ese.
 Com enzadas la s M isio n es d e l a A m é r ic a
 ■del Sur, D o n B o sco lo e lig ió com o S u p erio r
 ■de la tercera ex p e d ic ió n y en 1877 p a rtía
 para B uenos A ir e s , donde, en ca rgád ose d el
 servicio re lig io s o d e la c a p illa ita lia n a M ater
 Uisericordiae^ d e s p le g ó »to d o su celo y a c ti
 vidad en b ie n d e lo s m uchos ita lia n o s qu e
 a llá dem oran, sien do a l m ism o tiem p o D i 
 rector esp iritu a l d e v a rio s otros in stitu tos.
 Em barcado en 1878 en e l v a p o r 8anta Rosa
 para d a r una M isió n en la P a t a g o n i a , e s 
 capó m ila gro sa m en te d e una desh ech a b o 
 rrasca qu e d estru yó p o r en ton ces sus p r o 
 yectos, qu e pudo v e r re a liza d o s a l año s i
 guiente, sien do e l p rim er salesian o q u e i)uso
 ■el pie en la P a t a g o n i a , h o y y a p o r ellos
 recorrida y casi e v a n g e liz a d a en tod as d i
 recciones.
 M u erto en 1880 e l sacerdote D o n Fran ■cisco B o d ra tto , e l Ilu io . Sr. C osta m a gn a fu e
 nom brado S u p erio r de los Salesianos en
 aquellas re g io n e s , y m erced á sus fu ertes
 impulsos, se en gra n d ec ió p rod ig iosa m en te la
 Escuela de Artes y Oficios de San Carlos, en
 A lm a gro , y se lle v a r o n á cabo m ás d e doce
 nuevas fu n dacion es d e C asas salesianas é
 H ija s d e M a ría A u x ilia d o r a , en la E ep ú blica A r g e n tin a . H a v is ita d o v a ria s veces
 las M ision es d e la P a ta g o n ia , U ru g u a y , C h ile,
 Perú y E c u a d o r , d e cu ya lie p ú b lic a v o l 
 viendo, re c o rrió e l m ism o cam ino q u e costó
 la v id a á nuestro celoso M isio n ero D . A n g e l
 Savio, y a tra vesó la B o liv ia p a ra tra ta r con
 el P re s id e n te d e la E e p ú b lic a d e la fu n d a 
 ción d e una Escuela Salesiana de Artes y
 Oficios, lle g a n d o á B u en os A ir e s despu és de
 un pen osísim o v ia je d e más d e seten ta y
 cinco días.
 A p a sio n a d ísim o p o r la m ú sica, la cu ltiv ó
 con sin gu la r am or en m edio d e sus muchas
 y gra vosas ocupaciones, y com puso dos M i 
 sa s, u na Jiovena d e Tantum crgo, una c o 
 lección d e m otetes sagrados, v a ria s ro m a n 
 zas y gra n núm ero d e com posiciones re crea 
 tivas.
 P a r a co n trarresta r á la m ala prensa, fundó
 las Lecturas Católicas; y p a ra com odidad de
 los fieles y celeb ra ción d e los d iv in o s oficios,
 levan tó dos ig le s ia s en A lm a g r o y v a ria s
 otras en d istin to s pu ntos. X o o b sta n te tan
 m últiples y v a ria d a s ocu pacion es, atendió
 continuam ente a l cu idado d e l C o le g io de
 S. C a rlos q u e cu en ta con m ás d e trescien tos
 ñiños in tern os y d e 600 á 700 extern os.
 T a n re le v a n te s m éritos fu eron ú ltim am en te
 recom pensados p o r Su S a n tid a d , qu e le
 nom bró P a s to r d e la Ig le s ia y Y ic a r io A p o s 
 tólico d e M én d ez y G u a la q u iza , en e l E c u a 
 dor. E s ta distin ció n d e l V ic a r io d e J esu 
 cristo, abre n u evos y v a sto s h orizo n tes al
 in fa tig a b le celo d el Ílm o . S r. C osta m a gn a ,
 á qu ien deseam os la s m ás colm adas b e n d i
 ciones d e l c ie lo á fin d e qu e p u ed a p o r la r 
 
 gos años con tin u ar sus apostólicas tareas á
 g lo ria d e D io s y d ila ta c ió n d e l rein o d e J e 
 sucristo.
 
 DON RUA EN PALESTINA.
 No dudando sea del agrado de nuestros Coope
 radores, publicamos en este número algunas no
 ticias sobre el viajo que Don Kúa hizo últimamente
 á Palestina, noticias que con motivo del Congreso
 no nos ha sido posible publicar antes, y que debe
 mos á la caridad de uno de nuestros hermanos.
 Nuestro muy amado Superior general, D. Rúa,
 salió de Turíu á mediados de E n ero , y después
 de haber visitado á los Cooperadores, hermanos
 y niños de Niza Marítima, Cannes, Grasse, Tolosa,
 Navarra y Marsella, dando en todos estos sitios
 conferencias públicas y privadas, se embarcó el
 16 de febrero por la mañana, en el ]>rticntin de
 la Compañía francesa Cipriano Fabre, acompañado
 de Don Pablo A lb era , Director espiritual de
 nuestra P ía Sociedad y del ilustre Marqués de
 V¿Ueneuve-Tra»s, benemérito Cooperador de Mar
 sella, quien, habiendo perdido tino de sus amados
 hijos de 19 años, no halló otro consuelo á su dolor
 que el emprender el viaje á Tierra Santa disfruüindo de la compañía del Sucesor de Dou Bosco.
 E l -v in íe .
 Penosos en extremo fueron los dos primeros
 días de la travesía, pues un furioso viento que
 se desencadenó al salir del estreclio de Bonifacio
 y á la altura de Civitavecchia, puso al barco y i\
 los pasajeros en inminente peligro. Mas á partir
 del tercer día la navegación fuó feliz, y D. Rúa,
 con Don A lb e ra , pudo celebrar todas las ma
 ñanas el santo sacriticio de la Misa.
 En el Drucn'ia nuestros via jero s, en vez del
 lujo y de las no pocas comodidades que hay en
 otras embarcaciones, disfrutaron de completa li
 bertad y de una intimidad cordial que les fué
 mucho más preciosa, pues con toda facilidad y
 regularidad pudieron cumplir sus cotidianas prác
 ticas de piedad, y Don Rúa podía también aten
 der á la mucha correspondencia que en todos los
 puntos principales del trayecto, recibía.
 E l Erueniia ancló en Alejandría de Egipto el
 sábado por la tarde, 23 de feb rero , pero siendo
 hora muy avanzada no pudieron descender á
 tierra. A l día siguiente, celebrada la santa Misa
 y hechas las otras prácticas de pied ad, nuestros
 viajeros desembarcaron y se dirigieron al Colegio
 de ios Padres Jesuítas, donde fueron acogidos
 con la más grande cordialidad por el Reverendo
 Padre Cattín, Rector de aquel maCTÍfico estable
 cimiento, el cual usó de grandes deferencias con
 nuestro Superior Mayor, en los días que a llí per
 maneció.
 Durante los tres días que se detuvieron en A le
 jandría, Don Rúa visitó el Colegio de los Her
 manos de L a Doctrina Cristiana que prestan tan
 grandes servicios en Oriente j la Casa de losER.
 P P . Franciscanos y la de las Franciscanas; tam
 bién fué recibido * con grande benevolencia por
 Monseñor C o rb elli, y podo hablar con el bene
 mérito Señor Veritá, abogado, y con una caritativa
 
 — 150 —
 floñora católica, que ha fundado uu Orfanotrofio
 cientes luces y nubes de incienso: se entonó'el
 pura niñas. Nuestro Superior, á. su paso por A le
 Te Deum en acción de gracias á Aquel que con
 jandría, vió con sus mismos ojos cuan útil sería
 dujo su pueblo a la Tierra prometida y que ahora
 una casa-colegio de artes y oficios para completar
 conducía sobre aqueUa misma tierra al Padre de
 las obras de educación tan ílorecicntes en aquella
 los Salesianos. L a iglesia resplandece de luces.
 gran ciudad.
 E l Te Deum fue cantado magistralmente por
 El miércoles 27 de febrero, (i las 10. Don Rúa
 los ñiños del Orfanotrofio j la bendición con el
 y BUS compañeros so ombartaron sobro el Oharkluti,
 SS. Sacramento coronó esta primera parte de la
 vapor-correo do la Compañía Khédivió. Los pa fiesta.
 ^
 sajeros eran numerosos, en su mayor parte ingleses
 Poco después, reunidos el personal y los niños
 y alemanes, que formaban parto de una carabana
 en una vasta sala elegantemente adornada, Don
 do luristas á Oriento. E l tiempo ora sereno y
 Juan Relloni dió á Don Rúa la bienvenida; entre
 tranquilo. El jueves, á las once y media, llegaron
 tanto llegó la hora de la cena: era ya tiempo de
 á Jaffa, donde el Señor Canónigo Don líelloni,
 restaurar un poco los cuerpos cansados por el
 fundador de los Orfanotrofios de Tierra Santa y
 largo y penoso viaje.
 al i)resente Director Salesiano de aquellos estable
 cimientos , había venido á esperar al Superior
 P c j* m a n c iic ia e n S c l é n .
 General, con algunos otros Salesianos.
 Grande fuó la alegría de estos amados Misio
 A l día siguiente visitaron la“ Gruta. Impotente
 neros al saludar sobre la TieiTa Santa al Sucesor
 a describirlos, dejo imaginar los” sentimientos que
 de D. Rosco, y lleno do cordialidad el recibimiento
 llenaban los corazones de nuestros amados viajeros
 de los RR. PP. Franciscanos, verdadera P rovi postrados en la Gruta, que diez y nueve siglos
 dencia en Oriento do los viajeros. — Como en más
 atrás vió cumplirse el inefable misterio de amor,
 felices tiempos, los conventos son aquí casi las ii- la encamación del Verbo divino. ¡ Oh, cuantas
 nicas hospederías. — A las dos el ti'en salía para
 lágrimas corrieron de los ojos del Sucesor de
 Jesusalén. Es un contraste maravilloso el do la ci Don Rosco en aqueUos momentos y al día siguiente
 vilización moderna en un paraje que tan fielmente
 celebrando la santa Misa en aquella misma Gruta!
 conserva el aspecto do los tiempos bíblicos: se
 Nuestros peregrinos visitaron luego las diversas
 diríiv (pie Dios ha querido conservarla de este
 grutas anexas á la de la N atividad: la gruta de
 uiodo ú través do las edades , como testimonio
 San José, la de los Santos Inocentes, la de San
 imperecedero do las verdades de la Santa Escri Jerónimo... Luego fueron á saludar á los RR. PP.
 tura. E l tren procedo lentam ente, tanto que en Franciscanos, á quienes se debe la conservación
 ciertos momentos so podría seguir á pie. So atra de estos lugares, testimonios de tantas maravillas.
 viesa primero por magníficas llanui’as do suelo
 E l viernes y el sábado fueron dos días de
 muy fértil y todas cultivadas con cereales. N o se
 descanso para Don Rúa y sus compañeros: des
 v 6 una piedra y las pocas habitaciones que hay
 canso laborioso, pues no cesaron las visitas. Todos
 son do tierra j las de los Arabes son simples ca
 querían saludar al Superior General de los Sabañas de dos ú tres metros de altas con una pe lesianoB.
 queña abertura que sirve do puerta y de ventana.
 A l volver de la Gruta, el Orfanotrofio, de fiesta,
 Rion pronto el aspecto del país cambia y el tren
 dió una acmlemia en honor de Don R ú a : música^
 principia jí hacer varias subidas y bajadas por
 poesías , discursos (italianos , franceses, árabes y
 un monto sin árboles ni vegetación; luego sigue
 griegos): todo fué vivamente aplaudicio. Don Rúa
 el cauce de un río que desemboca en el mar, por
 acogió con alegría esta ténue demostración del
 Jafla. Acercándose á Jerusaléii, reiiaco la vejetaamor y veneración de aquellos buenos niños y
 ción. Los campos están cerrados con tapias ó
 amados hermanos.
 vallados. Nos hallamos en una región montañosa
 El sábado por la tarde y bajo la dirección del
 y muy ¡dntoresca, sin ni aún siquiera un árbol.
 mismo Don Rúa, que contó varios ejemplos edi
 A las seis de la tardo del mismo día, el tren so
 ficantes de nuestros hermanos llamados recieutedetiene en Jeruealéu y los corazones palpitan con
 mente á la eternidad, todos los habitantes del
 fuerza. Se desciende en una pobre estación, en
 Orfanotrofio principiaron el ejercicio de la Bueua
 medio á una infinidad de mozos árabes, entre
 Muerte.
 ómnibus do fondas y coches más ó menos primi
 A l día siguiente, primer domingo de cuaresma,
 tivos. Sin pomdrar en la ciudad santa, Don Rúa
 asistió Don Rúa con gran complacencia á la reu
 sube en un cocho con Don Relloni y toma el ca nión de la Cofradía del Corazón de María y á
 mino do Relén, j)orque tiene ardientes deseos do
 Ins Conferencias de San Vicente de Paul, de Beh*n.
 visitar su tan amado Orfanutrofio. Un gran luiPara todos tuvo nuestro Superior palabras de
 niero do niños salieron á recibirlo á la estación
 consuelo y de animación.
 y acompañaron el coche. unos á caballo, otros
 L a tarde terminó con la representación del
 en asnos y algunos á pie. Va anocheciendo. Pa drama titulado Ltt Patagonia, de Don Lemoyne.
 sando saludamos el pozo de los Royes Magos y la
 intercalado de varias piezas de música y con dos
 tumba do Rujiuel. A un kilómetro de Relén, un escenas cómicas en francés, que dieron á la reunión
 buen número do niños del Orfanotrofio esperan
 la nota chistosa y que tanto alegraron á quellos
 con linternas el coche do Don Rúa. ¡ Quó alegría!
 amados niños.
 Todos quieren besarle la mano. E l cortejo sube
 «Toi'ussalén.
 la cuosfa (pío conduce á la ciudad de David, y
 henos en el Orfanotrofio entre los vivas de una
 El lunes, -i de m arzo, nuestros videros se di
 compacta multitud. La música salesiana resuena
 rigieron á la Ciudad Santa. En el trayecto de
 en la magnifica capilla. los sacerdotes vestidos
 Belén á Jerusalén, el tema de sus discursos fueron
 con los ornamentos sagrados. y hw clérigos con
 las muchas memorias bíblicas que se bailan á
 sobrepelliz, se disponen procesionalmeute para
 cada ]>nso. Entre tanto ven aparecer las murallas
 conducir al altar al venerando Superior. La muly ciipulas de la ciudad.
 titiul sigue, y luego el Dios del Pesebre sale del
 Antea de llegar á la puerta de Jaffa se pasa detabernáculo y se coloca en medio de rcsplaudt- \ lante del sitio, que ahora no es otra cosaque una
 
 — lo l —
 balsa llena de aguas detenidas, donde se levan
 taba el ídolo M olocb, á quien los judíos sacrifi
 caron tantos niños inocentes. A la derecha se ve
 una fortaleza ennegrecida, llamada Torre de David,
 por que está edificada sobre el mismo sitio donde
 habitaba el santo Profeta.
 Don Rúa quería ir inmediatamente á postarse
 ante el Santo Sepulcro, recordando el entusiasmo
 y la devoción con que entraron por aquellas murallaa los Cruzados 5 pero ante todo se presentó
 al Exmo, y Rdmo. Patriarca latino Monseñor Piavi,
 que, aunque enfermo, lo recibió con suma bondad.
 A l despedirse del Rdmo. Patriarca, Don Riia
 quiso conocer personalmente al Obispo Coadjutor,
 Monseñor Appodia, con quién encontró al canó
 nigo V ila n is, antiguo Jilumuo del Oratorio de
 Turín, y á Don Scanzo que por muchos anos fue
 activo colaborador de Don Relloni.
 Luego le condujeron á visitar el Seminario, desde
 cuyo terrado se disfruta de una magnifica vista
 de la ciudad ; entanto Don Rúa contemplaba t ^
 hermoso panorama, se reunieron todos los semi
 naristas para besarle la mano y oir de él algunas
 palabras de consuelo j Don Rúa lo hizo bien con
 tento y con un lenguaje sencillo y cordial les
 exortó á cultivar el estudio y la piedad, para
 poder más tarde hacer grande bien en aquellas
 tierras santificadas por el Salvador.
 Nuestros peregrinos fueron luego á saludar al
 Rdo. Custodio de Tierra Santa, que es el Superior
 de todos los Conventos Franciscanos de Oriente.
 E l Cónsul francés recibió después á Don Rúa
 con signos de especial veneración; lo presentó
 á toda su familia, y se mostró muy aficionado á
 las Obras Salesianas.
 Después de comer y de haber visitado al Cónsul
 italiano, pudo finalmente nuestro venerando Su
 perior satisfacer su piedad. Con cuál emoción y
 devoción él haya visitado el Santo Sepulcro y el
 Calvario, no es fácil expresarlas. Deteníase á orar
 largamente en todos los sitios para ganar las
 indulgencias, mostrando sentir no poderse parar
 por más tiempo. Entro tanto los P P . Francisca
 nos lo llamaron para que hiciera la refección
 de la tarde en su compañía, los que quisieron
 también hospedarlo junto al Santo Sepulcro, para
 que la mañana siguiente, á las cuatro, pudiera
 celebrar la Santa Misa.
 Satisfecha su piedad en la basílica del Santo
 Sepulcro, nuestros amados peregrinos se dirigieron
 hacia la l*t« Dolorosa, deteniéndose en todas las
 estaciones que se pueden visitar. Luego ascen
 dieron al Monte de los Olivos, y tuvieron la fe li
 cidad de poder penetrar en el Convento de las
 Carmelitas, que se levanta sobre el mismo sitio
 donde N . S. Jesucristo enseñó el Padre nuestro.
 En el claustro, la Oración Dominical está escrita
 en treinta lenguas. Vieron también la Grota lla 
 mada del Credo, porque se cree que a llí se reu
 nieron los Apóstoles cuando compusieron el Sím
 bolo Apostólico. Luego besaron la piedra de la
 Ascensión, en la que se ven grabadas las plantas
 de los pies de N. S. Jesucristo , y descendiendo
 veneraron el sitio donde Jesucristo recibió el beso
 traidor é hipócrita de Jodas, la Gruta de la Ago
 nía y el sepulcro de la SS. Virgen María.
 A l anochecer, Don Riía entraba nuevamente en
 Belén, donde sus muy amados hijos lo esperaban
 con ansiedad para hablarle y recibir de él pa
 labras de consuelo.
 
 TT’. n C r e m i s á n .
 E l 6 de m arzo, nuestro amado Superior fuó it
 visitar la casa salesiana de Cremisán , distante
 uno diez kilómetros de Belén. A pesar del nuil
 estado de los caminos, quiso hacer el viaje á pie.
 A su llegad a , la casa estaba toda adornada, los
 niños hacían resonar aquellas colinas con sus vivas,
 y manifestaron su alegría con composiciones en
 italiano, francés, latín y árabe. A l día siguiente,
 después de comer, los alumnos de Cremisán re
 presentaron el drama ManoUto Gonzríless del Ih'ftb.
 Don Rúa, al oir á aquellos jóvenes árabes pro
 nunciar ton correctamente el italiano, creyó ha
 llarse en Italia.
 Nuestro Rector Mayor, antes de partir quiso
 visitar los campos y viñas que cultivan aquellos
 niños. Visitó también su bodega, que halló muy
 bien provista de vino, linico fruto de aquellas tie
 rras. Pero se vende con mucha dificultad : ¡ y eso
 que están tan necesitados de dinero y de un
 modo especial para proveer el pan !
 B e il^ ^ e iu a l.
 Kn el itinerario de Don Rúa, el día 12 de marzo
 estaba fijado para ir á visitar á los hermanos y
 alumnos de la Granja Agrícola de Beitgemal, si
 tuada como á mitad del camino entre Jerusalén
 y Jaffa. A las diez llegaba á la estación de.Deyrobiín, donde le esperaban con impaciencia todos
 sus hijos de Beitgemal, acompañándole hasta casa
 con grandes signos de fiesta y de alegría, oyendo
 con reverencia y afecto toda palabra que salía de
 sus labios.
 Nuestro Superior visitó detenidamente aquella
 grande casa que goza de una posición magnífica;
 quiso formarse una idea exacta de los trabajos
 de sus Salesianos, visitando las partes principales
 de aquella vasta propiedad. Luego bendijo una
 gruta de N. Sra. de I^urdes colocada en el i>ati<>
 do recreación, encomendando á los niños honra
 ran á María Sma. descubriéndose la cabeza cada
 vez que pjisaran por delante, la consi<leraran como
 la Señora do su casa y la consolaran huyendo el
 pecado.
 El 1-4 de marzo dejaba esta casa , después de
 haber consolado y animado á lodos aquellos her
 manos y alumnos, y haciendo votos para que la
 Providencia venga luego en auxilio de aquella
 casa que está en graves necesidades.
 K a za re t.
 Por el poco tiempo de que se disponía, era im 
 posible que Don Rúa visitara todos los lugares
 de Tierra Santa ; no quiso, sin embargo, volverse
 sin ver Nazaret, donde se efectuó el gran misterio
 de la Encarnación de N. S. Jesucristo y donde
 los Salesianos poseen también un vasto terreno.
 Después de andar parte en tren, parte por mar
 V parte en coche, llegaba á dicho punto á la una
 de la tarde del 15 de ^ r z o . Fué recibido con
 grande amabilidad y solícita caridad por lo sP P .
 Franciscanos; después de tomar un poco de a li
 mento, dirigióse á venerar el sitio donde se le
 vantaba la Santa Casa antes de que fuese Irasla¡ Hada por los Angeles á Loreto. Se postró ante el
 altar en que está escrito : Verbum caro hic /actum
 est. A las cuatro de la manana siguiente, el Su
 perior de los Salesianos celebraba la santa Misa en
 el mismo sitio, donde el Hijo de D ic« se encarnó
 en e l ’ seno purísimo de la Sma. Virgen María,
 haciendo luego una larga acción de gracias, an odillado sobre aquel mismo suelo, que por treinhi
 
 I
 
 w m
 
 — 152 —
 nfios piBaron lo8 pies HautÍBimos de Jesús y de
 Muría. Kutro todos los Santuarios do la Palestina
 el que mayormente satisface la piedad de los
 católicos es el do Nazarot, j)orque en este no
 existo aquella mezcla de ritos et(*rodoxos ni aquellas
 rivaU<la<les que tjuito disgustan á los peregrinos
 en Jerusalén y en Pelón.
 Entre tanto Don llúa fuó d ver ol terreno ad
 quirido por Don Polloni, cuya posesión, desde la
 vecina colina, domina toda la ciudad y parece
 que llama á los Salesianos para ojtoner una mu
 ralla al mal que hacen los maestros del error, esta
 blecidos á algunos metros de distancia.
 lili
 Nuestros viajeros al volver á Kaifa, dirigieron
 sus pasos hacia el Monto Carmelo, para orar en
 aquel sitio q\u'. fuó santificado con la residencia
 del Profeta Ellas y en ol que se erigió el primer
 santuario del mundo en honor de la Sma. Virgen
 María.
 El recibimiento que el P. Prior hizo al Superior
 de los Salesianos fuó tan cordial, que ni el tiempo,
 ni la distancia podrún borrarlo do su memoria.
 Presentaron á Don liúa un registro, en ol que
 los visitadores de aquel colebórrimo santuario
 acostumbran escribir sus impresiones y alguna
 niúximn. Nuestro Superior eseribió estaspalab^rns:
 Subiendo el Monte Carmelo, so presentan d la
 mente las palabras del Salmista: ¿ Quis ascendet
 
 in mouiem Vom inif innocens manibu» ct mundo
 cordf: 4 Quióii subird al monte del Señor ? Quién
 tenga puras las manos y limpio el corazón.
 Itu illi rt '.TafTíi.
 
 El domingo ]ior la mañana, 17 de marzo, después
 de haber celebrado la santa Misa en la hermosa
 iglesia lie los Carmelitas, nuestros viajeros deseendieron del Carmelo y determinaron tomar un
 biuj^uc que en unas sois horas los trasladaría á
 Jalla. Una horrible tempestad trastornó todo su
 plan, tanto que les obligó il hacer esto larguísimo
 viaje ])or tierra. El Padre Alessio, Carmelita, con
 miuella caridad que le ha hedió notable en toda
 la Tierra Santa, les procuró un cocho y cuanto
 les era necesario para el viaje. Reciba ol buen
 religioso nuestro más sincero agradecimiento por
 la caridad que usó con nuestro amadísimo Superior.
 El coche, con tres caballos, salió do Kaifa á las
 ocho do la mafinna, y no llegó á Jaffa hasta las
 diez del día siguiente. Sería demasiado largo
 describir las variadas aventuras de este viaje, que
 tanto contribuyó A hacer eonoeor ú Dou IWa el
 estado actual de la Tierra Santa y los esfuerzos
 que hacen los Israelitas, los Profoatantes y los
 Cismóticos ])ara extender siempre nuis y más su
 malóíica iníluencia eii aquel país. Do esto tomó
 él motivo para animarse siempre más A emplear
 todos sus vooursos. para impedir que los designios
 de los enemigos de la Iglesia Católica se realicen.
 s S a lU la t i l » U o l í ^ i i .
 Relcn querían celebrar con grande solemni
 dad la tiesta de San José, y Don Rúa había pro
 metido su asistencia. Para mantener su palabra
 80 impuso el no pequeño sacriticio de im tan largo
 y penoso via,je. Fué inmensa la alegría de sus
 hijos ni volverlo á ver. más esta alegría se trocó
 011 pena ni saber que al día siguiente el Superior
 IKU'tiria para Europa. Cuando él les dió sus últi
 mos reeuordi^s y les bendyo j>or última vez, la
 emoción general llegó hasta las bigrimas.
 
 E l 20 de marzo, á las 3 de la tarde, Don Rúa
 y BUS compañeros daban el último adiós á la Tierra
 Santa y se embarcaban sobre el Sindh, hermoso
 buque de la Compañía de las Mensajerías Marí
 timas. Hallábanse á bordo cerca de 700 personas,
 de las que más de 400 eran Sirios emigrantes.
 Apenas el Médico de b ord o, señor Petrowski,
 supo que entro los viajeros se hallaba el Superior
 de los Salesianos, el Sucesor de Don Bosco, corrió
 á ofrecerle su jiropio camarote con la esperanza
 de que en él so podría celebrar el Santo Sacriüeio. Toda la fam ilia salcsiana dá las más sin
 ceras gracias jior medio del JBolcHn al Doctor
 Petrowski por la generosidad que usó con nuestro
 Superior. Don Rúa en el buque conoció personal
 mente á respetables personas: se encontró con
 varios Cooperadores y amigos de las Obras Salesianas, do los cuales no podemos olvidar al Sr.
 Descampa, insigne bienhechor del Instituto Salesiano de Lila. Todo esto contribuyó á hacer menos
 monótono y fastidioso su viajo.
 Para visitar á los Cooperadores del C airo, car
 pital del Egipto, nuestros peregrinos desembarcaron
 en Port-Said y costeando el Canal de Suez, disfru
 tando á veces de la encantadora vista del variado
 paisaje, se dirigieron en tren á Alejandría.
 En el Cairo visitaron las Pirámides y otras ma
 ravillas de Egipto. Los P P . Jesuítas que le reci
 bieron también en el Cairo con grande cordialidad,
 le acompañaron á Matariele para que contemplara
 el árbol, bajo el cual, según la tradición, reposó
 la Sagrada Fam ilia, y luego á venerar la casa
 doüde la misma vivió durante su destierro en
 aquellas tierras.
 Después de breve parada en Alejandría, D. Rúa
 volvió á tomar su sitio sobre el Sindh para no
 dejarlo hasta Marsella á donde llegaron felizmente
 ol 29 de Marzo á las 8 de la tarde.
 Demos gracias de todo corazón á la Divina
 Providencia que ha guiado á nuestro Superior en
 este viaje, le lia protegido en loa peligros y ha
 bendecido y fecundado todas sus apostólicas fa
 tigas.
 A. T.
 
 E
 
 s i p
 
 ^
 
 i s r ^
 
 .
 
 M A LA G A ,
 Ooufoveuoia Sa.les¡laiia.
 Nos escriben desde dicha ciudad lo siguiente:
 « En la iglesia de los Miírtires se ha celebrado
 una conferencia salesiana, á la que, á más de
 un concurso bastante numeroso, asistieron los se
 ñores D. Manuel Casado, presidente de la L iga
 contra la Mendicidad, D. Manuel Buceta, teso
 rero, D. Joaquín B iig ella , secretario, D. Fran
 cisco Masó, presidente de la ('omisión encargada
 del Asilo de niños abandonados, y D. Ikildomero
 Glnnra, cooperador é individuo de la Junta.
 » Taiúbión asistieron los P P . Salesianos con 27 in
 ternos, 60 externos y 40 del Oratorio festivo, ó
 sea im total de 127 niños, figurando al lado de
 los referidos P P . los jóvenes estudiantes de teo
 logía D. Jaime Blancb y D. GuiUermo Alzina,
 llegados á Málaga hace pocos días para dedicarse
 á las prácticas religiosas de aquellos.
 
 — 353 —
 rador de las Obras salesianas y de su insigne
 fundador, tuvimos la dicha de que en el mes de
 Diciembre próximo pasado, los Salesianos pisaran
 el suelo de nuestra amada ciudad.
 Cuál sea al presente su desarrollo, bien puodt'u
 publicarlo sus obras y la fiesta quo con hintíX sa
 tisfacción muchos tuvimos el gusto do presenciar
 el día 24 del presente, en el ya citado Oratorio.
 Invitado atenta y cortésmente por los biu'uos
 Padres, puedo decirlo con toda franqiu'za. pasó
 un día felicísimo, quizás uuo de los mila alegres
 de mi vida.
 Gracias á la actividad y celo quo los Padredtos heredaron do su buen Padre y fiiudador,
 sxipieron disponer las cosas con tal ordeu, quo ;í
 todos nos dejaron admirados.
 Algunas seiuauas autos, ya se notaba en el Ora
 torio un gran movimiento, pues los cerca do dos
 cientos niños que acuden á sus escuelas, liabínu
 divulgado que el día 24 sería día do gran fiesta
 y alegría.
 Por fin tan suspirad«> día lleg ó ; jí las ocho en
 punto de la mañana, todos los niños externos ó
 internos estaban formados con mxicho orden en
 dos filas en el patio del colegio para recibir á
 S. E. I., que llego á dicha hora y pasando á la
 capilla por medio de los niños, foé á arrodillarse
 á los pies de tan bondadosa Madre, seguramente
 pjira hacer la preparación al Augusto Sacrificio
 <jue iba .i. celebrar. En el bondadoso semblante
 del Iltre. Obispo, se veía, pero de una manera evi
 dente, lo que eu aquellos momentos pasaba por
 su corazón, esto <*s, la alegría y consuelo que
 esperimentoba de ver aquellas sus pobres obejillas,
 mausíxs y caminaudo rectjis por el camino do la
 virtud.
 Revestido de los ornamentos sagrados, empezó
 el Santo Sacrificio, eu el que distribuyó el Pan
 <le los Angeles ]M>r vez ]»rimcra á 25 niños del
 Oratorio, no faltando muchas personas del distiuguido público, que también los acompañaron en
 «4 celestial banquete. ¡ Qué contrasto! un mes ó
 dos hace que estos inisnios niños eran, como vul
 garmente les llamamos, unas granujas, sin prin
 cipio alguno-de religión ni do educación, sin otro
 delito que. cl do no tener una mano amiga y ]irotcctora que les recogiera y les inculcara los de
 beres que tienen para con Dios, para cí>n el ]>rójim o y para consigo mismos. Ahora helos aquí,
 iiumiíditos, mansos y a]4icados.
 Concluida la sjiiita Misa, á los niños que hi
 cieron la primera Comunión, se les obsequió con
 bueno y abundante alunierzo.
 A las 10 y li2 de la mañana otra vez la
 espaciosa capilla se veía concurridísima, á causa
 de los deseos que todos tenían de asistir á la
 primera Misa s«>lemne que en ella se celebraba ;
 la cantó el M. I. Señor Rector del Seminario Con
 ciliar y Canónigo Chantre de esta Catedral, D. José
 Garrido, estando la orquesta á cargo de la banda
 J?crmo. Sr. D. Miytiel Búa, Pbro.
 del Asilo de S. Bartolomé de esta ciudad, laque,
 supo desempeñar su cometido, con satisfixcción «le.
 Por ])rimem vez y aunque el último de entre
 todos los presentes.
 loa Coopenidores salesianos malagueños, teugo el
 Hasta aquí todo fue magestuoso y sublime, más
 gusto de dirigirm e á V. E. para darle algunas y
 lo poético y lo más bonito fué á la hora d«? la
 breves noticias sobre el modo con que los RK.
 comida, que los RR. P P . ayudados «lo algunos
 PP. Salesianos celebraron la fiesta de su excelsa
 C«x»peradorea pudieron preparar abundantement«;
 Patroua María Auxiliadora, en el Oratorio de San
 para loe niños.
 tmrique de esta cindail.
 ¡ Qné espectáculo! en aquel momento, hubiesíí
 Mucho tiempo hacía que todos los buenos Ma
 deseado que toda Málaga presenciase el que ofrecía
 lagueños amantes de la educación cristiana de
 el hermoso patio interior del Oratorio: unos dos
 los niños, «leseábamos tener entre nosotros á los
 bijoe del inolvidable D. Bosco: gracias al incan cientos niños, cada cual armado «le sus respectivos
 sable celo de nuestro limo. Prelado, grande admi instrumentos, cuchara y tenedor y nn buen ape-
 
 * El Seoietai'iü del Obispado, D. Juan Alvarez
 Troya, leyó un capítulo de la vida de San Fran
 cisco de Sales, y acto seguido subió al pulpito el
 prelado y pronunció un discurso sencillo, elegante
 V nutrido de conceptos verdaderamente hermosos.
 * Expresó en un breve exordio que iba á ocu
 parse de la obra de D. Juan Bosco, obra que aiiu
 no ha sido comprendida entre nosotros, y á con
 tinuación dio clara idea del Cristianismo, demos
 trando que es de ayer, de hoy, de mañana, de
 siempre. Consignó que tiene esta religión por
 alma y espíritu la caridad, y al describir esta
 virtud la comparó con la electricidad que es luz
 »‘ii la lí'unpava elóctrica y sonido en el trueno,
 (|ue en la historia se apellida Martirio, y en otros
 concei>tos, Hermana de San Vicente de Paul y
 Hennanita de los pobres.
 » Se ocupó de la familia en sus relaciones con la
 influencia del Cristianismo, y significó que había
 pasado un ciclón por la superficie del globo,
 trayendo otros principios á cuya influencia oflojáronse loa lazos de la autoridad paterna y de la
 familia en general, quebrantando sus vínculos.
 » En esta situación aparece tm humildísimo sa
 cerdote. D. Juan Bosco, el cual fl.ió su atención
 en los niños desvalidos y comenzó á realizar su
 obra.
 » Explica esta, menciona sus fundaciones, con
 signa que funda escuelas, imprentas, granjas, lo
 mismo en Europa que en América, y ahora viene
 it Málaga para cumplir sus beneficios.
 • Recuerda el tristísimo incremento que había
 adc|uirido aquí la plaga de niños abandonados,
 plaga que era un borrón en nuestra cultura y réinora para hacer de este pueblo un manantial
 lio riqueza ; pero aíjuellas criaturas que repreaeiititlmn un motivo do dolor profundo y estaban
 destinadas quizás á constituir mañana un peligr<i
 para las familias y una amenaza para la sociedad,
 sin noción do Dios ni idea del deber y dispuestas
 para que los errores hicieran presa en ellas, van
 á cambiar de rumbo, por virtud de la obra d«i
 D. Juan Bosco.
 » Enumera algimas de las conquistas del Criatianiamo; ocupase do la significación do los P P . Salosianos; dice que baráu su obra poco lí poco
 pero con perseverancia y al amparo de su especial
 sistema educativo; pido que Msilaga les ayude
 con limosna generosa y liberal.
 • Acabó el acto dando el Sr. ObisjK) la bendición
 con S. D. M. .
 
 Fiesta de María Auxiliadora.
 M á l a g ’a .
 
 — 154 —
 tito, fl(! (lÍHi)oníim ú Iiacor guorra st mía comida
 í|iio según üIloH, nunca la Imbíun visto tan gi-aude.
 Jj») nnÍH graudif)«o y lo que nuís mo llamó la aten
 ción, filó (ino cu esta comida no hay más supe
 riores ni interiores, todos son unos, todos so han
 confundido, todos son una niisiiia fam ilia: qniónes
 seiitailoH mi <•! suelo, (juióues do j»i<-. Los buenos
 l ’ l*. (.‘ntretnnto (iiio sirven á los niños ayudados
 do alguna buena señora, de vez cu cuando so
 sientan, t<nuan<lo do la misma comida de los
 niños, eomo para decirles: « Niños, si (d mundo
 os di^sjiriició, no temáis, supuesío que. aquí tenéis
 quien os ama, (¡nieu «lesea dividir el pan con
 vosotros.» ^(juicn iu> so acordaba «m a<iu«‘llos
 niomenhis do la comida (|Uo N. S. «lió al jdo «le
 a«iin‘l monto lí la iuimuisa multitud «lue lo s«‘.gu íaf...
 lOra un V(*r«ladero encanto ver <*1 modo tan
 admirablü e«m «luo ^l«•sapa^ecínn los biieims pe
 dazos (lo carno «juo l«*s ponían jmr «lelant**. ’Poílos
 t«‘iiían algo «pu) «locir ; uno exclamaba : ¡ qué «-oinida ! voy á jiegar un rcbeiiión quo ni li pedazos
 van ú po«l('rmo llovar á la casa do socorro; otro,
 ¡>iiK yo li«' comio p(í tr«*8 años ucr/aún.*; otr«),
 ¡ Jesús ! pues lo «JUO «’s yo d«>sd«i «*1 día en «iu«‘
 mo banti/arou no había c«uni«l«) tanta carne como
 h«».v ; y allá un cuarto gritaba : \«pie si «piicro á
 «‘stos l ‘adres ! los quiero más «pu! ¡í la maro mía ;
 pí'fo todas estas v«‘rdaderas andaluzadas mezcla
 das con los atr«mador«ís vivas lí 1>. IJoico, María
 Auxiliad«>ra y á los Cooperadores, éralo quo tenía
 «pie ver.
 Una i>vuoba d«i cuanto saben los Salesianos
 atraerse la simpatía y cariño de los niños, fue «d
 hecho siguií'ute: K1 llcvdo. P. Superior, para
 ah'gi ar más á sus niños, tomó unos cuantos cohetes y
 8«' «lispiiso á echarlos^ cuando al pegar fuego al
 priiiu'ro se corrió esto á todos y salieron casi á
 la v«’Z, «d superior se quema la mano y por los
 ñiños eoiTü la nueva de esta desgracia; eu esto
 muda la escena, so apodera de los niñosunaprofuuda trist«‘za, todos pregiuitan jmr su pa«lre y
 superi«>r, «piieren enlerar*se por sus pro])ios ojos
 y viudv*' la alegría á ellos cuando se les asegura
 <pu' no había sido nuda, aumpio al día siguiente
 td di«ho padre superior no jiudo ctdebrar.
 Por la luadio se la-prosentó una funcionoitu do
 f«'íitro : so jmso en eie«ma <d drama Itominijo 6’(ir«>,
 asistit'iulo á ella un numeroso y «Ustiugui«lo pú
 blico, n«) faltando «d Lxomo. ó limo. Sr. Obis]>o;
 «‘11 «‘1 salón no era p«)sible quo cupie.se mús gente.;
 Kxcus«> «Iccirlo, Sr. D. Uúa.que parece increíble
 que *‘stes niños pmliesi'u representar tan perfectaim'iite.^ teniendo jiresenie h) que antes eran
 y el imquísimo tiempo «pie Ih'van de estancia eu
 «d Oratorio; asi es que «lurante la r«‘pvesentacióu
 arrancaron al público prolongados aplausos.
 Anuuiizú toiluvía más la representación la banda
 «leí Asilo do San llartolomó. la quo ejecutó oseo*
 giilas pi«’zas «lurante los «uitreactos.
 Acto sogui«lo tuvo lugar una pequeña ilumina
 ción á la quo asistió S. E. I. v todos los que
 concurrierou á la representación: c«>n los suaves
 acólales «le los instrumentos nlteniabau las ar
 gentinas voces de los niños «pie rebosando alegría
 y fuera do sí do júbilo, oaiitabau coplas religiosas
 Y otras propias de este pueblo.
 Serian las diez de la inxdie, cuamlo se retiraron
 toihis, dejando á los Padres muchos beneplácitos
 y enhorabuenas. jK>r haber sabido durante tan
 breve tiempo dar tan gniu desarrollo á la fun
 dación.
 Keviuo. Sr. Pon liña: si los Salesianos han po
 
 dido hacer tanto en tan breve tiempo y contando
 con tan pocos recursos, ¿ qué harían si los mala
 gueños les dispensáramos nuesti’o decidido apoyo?
 Por mi parte, Sr. Don Rúa, aunque el último de
 los Cooperadores, le prometo hacer cuan fco pueda,
 porque veo en la obra salesiana, no solamente
 una gran obra cristiana, sino también una obra
 que está llamada á hacer mucho bien material á
 Málaga.
 S«jan pues bien venidos los hijos do Don Bosco
 á esta beiulita tierra y reciban la enhorabuena
 «le todos. Muchas gracias á Vd. Sr. D. Rúa, «luo
 aunque no lo conoce-mos p(‘rsonaImente, le amamos;
 y sino fuera mucho atrevimiento, de veras le pedi
 ríamos, si nos juzgaba dignos, quo tendríamos
 imiclio gusto do ver al sucesor del grande Don
 Bosc«> en nuestra tierra andaluza.
 Estos son los «leseos «leí pueblo malagueño, y
 especialmente do esto su afino. S.S. y Capellán.
 q. 8. m. b.
 
 Un admirador y Cooperador de la Ohra
 de Don Bosco.
 MiUaíja, 27 do Mayo de 1895.
 
 R ia lp .
 .
 
 Sr . D i r e «d t o b d e l Boletín Salesiano.
 
 Muy Sr. mío:
 María Auxiliadora parece quiera reinar en to«las partes; ya su «levocicúi so extiende en talos
 proiiorcioues, quo apenas, «Uríamos, se hallará
 rincón «leí mundo, «londe no haya «juicn la iiivo
 que bajo la advocación «le titulo tan consoladla
 jmra el corazón de tod«) cristiano. Ella se ha dig
 nado venir á reinar también entro nosoti’os, y
 quiere que á los pies «le su bendita imagen ven
 gan ahora á postrarse los humildes liijos de la
 nioiitaña. Una itruebu, entre muchas, del aniorv
 veueiiición quo estos le jmifesan, ims la ofrece el
 114 de mayo, día en que uciulieron al Colegio Salesiaim mimev«>sas y distinguidas jiersoiias do la
 villa y contonms á honrarla, prestando ante su
 sagrada imagen el sincero tributo «le sus home
 najes.
 La pequeña ca p illa , «huido los h\jos «le Don
 Bosco veneran lí su excelsa l'atrona, se veía en
 dicho día 24 esnu'radamente adornada, las pare«les revestitlas con colgaduras varias, el altarcite
 «le la Virgen provisto de la correspoiulieute ilu
 minación, y á los pies de la santa eligie va-iitó
 quo «isUnitiiban ílores las más «le ellas natimiles.
 rosas y claveles, de ellos blancos, de ellos encar
 nados, símbolos unos «lo su celestial pureza, y
 otros de su ardiente caridad.
 Por la mañana, á las 7 lp2 dijo misa de comunidatl el Rdo. D. Francisco Picolo, párroco de
 esta villa. A la entrada del presbiterio se liabía
 colocado un pequeño reclinatorio, en el que arro
 dillados y devotos oraban 9 niños del Colegio,
 envidiables criaturas, que -esperaban con ansia
 llegara el momento de unirse jwr primera vez al
 amoroso Jesús en el sacramento de su amor. Las
 palabras, que antes de repartir el Pan Encari#
 tico promiució el celebrante, estaban llenas de
 suavidad, poniendo ante la consideración de su»
 oyentes la exquisitíis linezas de que usó el buen
 Jesiis i>ava con los hombres. Pero, donde el atrac
 tivo y fuerza de su palabra llegó al colmo, fnc
 
 — 155 —
 eu la tierna y conmovedora alocución dirigida á
 los niños ya indicados, que arrancó lágrimas á
 algunas de las personas a llí presentes, en parti
 cular á sus padres, que rebosaban de gozo al con
 siderar la dicha incomparable de sus hijos. Duniute la Comunión se cantó á dúo por dos niños
 im precioso motete Ave vernm , delicada compo
 sición de L . Bórdese.
 Terminado así tan religioso acto, y cuando el
 reloj marcaba las 10 , se «lió comienzo á la Misa
 s«ilemne, en la que olició de celebrante el señor
 Arcipreste de Sort, D. rrancisco Riu, asistido por
 el Sr. Vicario de esta, y el Sr. Ibirroco de Bodes.
 El acostumbrado coro «le niños «leí Colegio inter
 pretó con acierto una sencilla y bonita Misa c«m
 acompañamiento de liarmonium, y luego un mo
 tete al tiempo del Ofertorio. El sermón estuvo a
 cargo del referido Sr. Arcipreste, quien supo «Iesempeñar laudablemente su com etido, versando
 su pequeño discurso sobre las bondades y gracias
 de María ^auxiliadora. Becordó varios hechos cul
 minantes en lo tocante al favor que siempre dis
 pensó á la Obra Salesiana, algunos rasgos de su •
 decidida protección para con el a«imirable é in
 signe Don Bo.sco, con la cual ayudóle á llevar á
 cabo su grandiosa empresa, destruyendo cuantos
 obstáculos se oponían á ella. Citó en comproba
 ción algunas de las señaladas gracias otorgadas
 por la invocación do tan glorioso nombre si sus
 líeles devotos, de las que son, decía, á todos, tes
 timonios perinauentes los muros de su magnífico
 templo en Turín. Mi pasó en silencio aqu«*l glo
 rioso ti'iuufo de las armas cristianas, obtenido sin
 duda por su mediación allsi en las aguas del
 golfo do Lepanto, cuando el poder de la media
 luna, que amenazaba si la cristiandad, fuó batido
 >• destrozado al impulso, no ya tan solo «le hu
 manas fuerzas, siuo merced tambi«ín al «livino
 aliento y si la protección especial que les dispen
 sara esta buena Madre, al llamarlsi en su ayuda
 aijuellos h«.*roes cristianos en medi«) del furioso
 encuentro y horroroso combate. lisibló, en íin, <*1
 orador sagrado «le la coutianza sin límites que
 ilebeu poner todos en Msvría Auxiliadora. da(lo
 el simor graude que nos professi, y el p(*«ler jnlueuso de que, por gracia, goza. Quiera Dios que
 Isis palabras con que ú tul conlianza nos auinmbn
 produzcan sus efectos y se vaya ext«'ndiend«> ]M»r
 todas paites la devoción hacia la que es el couBuelo de todos, Msiría Auxiliadora.
 La función de la tarde consistió en el canto de
 los dos primeros misterios del Kosíirio, luego de
 acabada la devota lectura que puso término «al
 mes de Marúa. Acto seguido, se puso al Señor «le
 mauiliíjsto, dejándose oir otra vez los acentos del
 Are r<TU«i y luego los melodiosos acordes del
 2'antum erno, coronando el piadoso acto la so
 lemne ben«lición qne se dió con S. D. M. A eso
 del anochecer, y para d.ar remate á la fiesta,
 hubo algunos fuegos artiíicialea, en tanto que la
 banda ejecutaba escogidas piezas, para recreo de
 la c«mcurreucia. Esta, tanto por la mañana como
 por la tarde, asistió á Lis funciones sagradas, lo
 uiús numerosa que permitía el estrecho recinto
 de la «japiiia, de la que regresaron gratamente
 impresionados cuantos presenciaron los honores y
 deuuis obsequios que en este día se tributaron á
 Moría Auxiliadora, para venerar su memoria y
 engrandecer sns bondades. Es de esperar que la
 Heina del Cielo en retom o de los sinceros bomenajes que le ofrecen boy sus devotos, no podrá
 menos de bendecirlos y de interesarse en sn fa
 vor. Ella los guiará en vida, ya que con razón se
 
 llama Estrella del m ar, y los libríirá de los bo
 rrascosos días de este proceloso pUdago, para
 ponerlos en el puerto seguro «le salvación.
 Se ve, pues, estimado Sr. D irector, c«>ino do
 día en día la devoción y el entusiasmo por Marta
 Auxiliadora cunde más y más tninbi«bi «>utro estos
 sus hijos, y ninguno dejará de esperar resulttui
 de aquí grandes bienes, porque subido es, e«mt«)
 10 atestiguan he«*hos iunumerables , «pie «'sta «!«'vocióu reporta á los puobUis todo género de pr«ts])t“ri«lad«‘s aún teitt]>oral«‘s.
 Termino, Sr. l)irecf«tr, aprovechando la «teasiem
 que se me presenta para ofrecerme de V.
 
 A . S. S.
 K. O.
 
 Cooperador Salcsioíio.
 Rialp, 10 de junio «le 1895.
 
 11 lii:i I I i Vi i.i I I I I I I I M
 
 I I I I I ri I I I I l i l i I I I I I I I I I
 
 A M É K IG A .
 S A - lS r X IA ^ C 3 - 0
 
 C íIIX ,E .
 
 E sc u e la P r á c tic a «ie A g r ic u ltu r a en M elip illa .
 
 {Coniitiuociún),
 Discurso dd Sr. Eyaña, Cooperador salesiano,
 lim o, y Bdmo. señor:
 Señoras y señores :
 Refieren los hijos <le Don Bosco que su funda
 dor solía liablaih-8 de una tierra lejana y hosjiitalaria que había vÍ8lunihra«lo en proñ-rica v i
 sión, y donde les deparaba Dios campo fe«ain«lo
 pava su ai>08tolado. Un día , «*d la infatigable y
 liienhechora peregrinación con que los .Sulesiaiios
 van llevando por todo el inundo la Cruz de .Je
 sucristo y las herramientas «leí (rahajo, traiiíos
 como providencialmente i>or la mano todoimilí;rosa que maneja las olas y los vientos, llegaron
 á estas playas chilenas; y ellos, viajeros sin
 puerto, que atraviesan los mares y continentes
 sin «letenerse en ninguno, que no ven ni desean
 en su sauta jorna«la otro término que la patria
 inmortal, sintieron, sin embargo, que llegaban á
 un hogar, que estaban entre los suyos, que les
 era lícito levautar aquí tiendas más duraderas y
 pensar en el úni«jo reposo que ellos conocen, el
 del largo trabajar: es qne arribab.an por fin á la
 tierra hospitalaria y l«-jana qne Don Bosco les
 anunciaba en sus visiones proféticas.
 De la acogida que han «‘Dcontrado en este her
 moso y noble rincón del mundo, que ningún via
 jero deja de mirar con sim patía, y cuyos hijos
 tienen el rasgo más verdadero del patriotismo,
 el de amar al que ama á Chile, os está hablando
 esta ben éfit» fundación, que es una de las varias
 que ha levantado en este suelo, para su gloria y
 nuestro bien, la protectora mano de Maiía Auxi
 liadora. Un celoso sacerdote, enyo nombre no
 necesito pronunciar, porque está en vuestros la
 bios, y cuya modestia no temo herir porque es
 bastante sincera para creer que esta fnndación
 no es obra suya sino de D io s, se propuso dotar
 á esta ciudad de sus especiales afectos con uno
 
 — 156 —
 <lo nquülloft establecimientos que hacen en las
 poblaciones las veces que los iaios en las costas
 toniiontosas; que irradian luz do moral y de
 verdad para salvar ú los liijos del pueblo de los
 irreparaulos naufragios de la ignorancia y del
 vicio, como aquolloK salvan á los navegantes de
 los peligros de las sombras y tempestades.
 Despiiés de algunos años de abnegados esfuer
 zos, poseído por aquella fé que remueve los mon
 tos, con aquella constancia lirmo y i>aciente que
 vence todos los obstjículos, el fundador de esta
 Casa dos veces bendita, en nombre do Dios y en
 nombro do la patria, tiene hoy la íntima y grata
 satisfacción do entrogarla eii manos de aquellos
 <1110 desde lineo tanto tiempo, aiín antes de que
 conocieran nuestros fórtiles campos y nuestro
 blando y puro cielo , ya sabían quo existía un
 lugar do la tierra en ilondo les estaba prometido
 un vasto y fecundo hogar. H oy termina la misión
 del virtuoso fundador, y comienza la de los esfor
 zados maestros; y al entregar realizada la noble
 idea que ól concibió y li la cual han dado forma
 la caridad cristiana y el patriotismo chileno,
 cumplo con uno de los más gratos deberes de su
 vida, tributando por mi humilde jialabra público
 testimonio de su profundo agradecimiento á todos
 aquellos que han prestado un concurso sin el cual
 esta hermosa realidad no habría sido más que el
 piadoso pero estéril ensueño de un sacerdote que
 quería servir á su fé y á su patria. H e dicho que
 esta obra se debe al patriotismo chileno, porque
 considero hermanos y creo animados de^ senti
 mientos análogos á los nuestros, á los generosos
 estranjoros cuya puerta no se cierra nunca cuando
 80 llama á ella en nombre de nuestro progreso ó
 de nuestras necesidades.
 Ks quo también, señores, se trata aquí de alzar
 un baluarte para la común defensa, de imirnos
 contra peligros extremos que amenazan á todas
 las naciones y aún á todas las creencias, de opo
 ner sólido dique, el único eficaz, á la ola fangosa
 y gigantesca que azota á la sociedad universal,
 para entrogarla en escombros á los desórdenes de
 la anarquía.
 Arrasti’adas por una propaganda criminal y fu
 nesta, las clases trabiijodoras viven hoy en por
 fiada rebelión conti'a Dios, contra la autoridad y
 contra la fumiliu; rotos los lazos de amor que
 unen á los hombres como hermanos, no vim que
 dando ya más quo los abismos do odio quo los
 soparan como adversiuúos. Y lo más doloroso cu
 esta horrenda perversión do las conciencias, es quo
 el formidabb' Jiuracjiu do revuelta quo es como
 postrimer estertor de nuestro s ig lo , comienza á
 sacudir también á las clases altas. Nuestra so
 ciedad misma se ha sentido en estos lUtimos
 tiempos cruel y repetidamente impresionada con
 crímenes extraños y horrendos ipio revelan un
 estado social en disolución : uu hijo asesina alevosamente á su padre, con todos los horrores de
 la traición y do la codicia, lo entierra en su
 propia casa, como pni*a mostrar que ni en ella ni
 en su conciencia tiene cabida el remordimiento,
 y sobre las mal unidas tablas que ocultan el ca
 dáver destixirado, se pone á contar el dinero que
 ha do producirle su pi\rricidio j uu padre, ó el
 quo hace sus voces, mata á lento y horroniso
 martirio á unos imbres niños que extenuados y
 agonizautes no tienen fuerzas ni para gemir, y
 quo habrían perecido cu indecible suplicio si el
 ojo do la justicia no acierta á descubrir tan inicua
 tragedia; hasta los iliáfam>s y dulces sueños tU*
 un amor realizado se ven envueltos repentina
 
 mente en sangrienta nube, que mata para siem
 pre la sonrisa en labios juveniles y la dieba eu
 un corazón virginal. Todos, inocentes y culpables
 grandes y pequeños, fuertes y débiles, se ven
 arrastrados en la turbia corriente que empuja á
 la sociedad. E l hombre ha declarado la guerra á
 Dios, y Dios no necesita ni siquiera luchar para
 castigar y ven cer: le basta con dejar entregado
 al hombre á sus propias pasiones.
 
 {Se coiitvuKmi)
 
 BOGJ-OXA.
 
 LA CONGREGACION SALESIANA
 y ol Oi*atoi*io festi-vo <le León ZVIIII.
 L a institución del día, la obra salesiana de Dou
 Juan Bosco, está hoy de plácemes en esta capital,
 por la inauguración solemne del jardín para niños
 de todas clases, que ha plantado hace poco tiempo
 y que se conoce con el nombre de Oratorio festivo.
 El paternal cariño que los Padres salesianos
 muestran para con esos pequeños hijos, el interés
 que toman por el bien de ellos, la confianza y
 bondad con que los tratan, han liecho crecer no
 tablemente sn nrímero y ya hoy en los días de
 fiesta cerca de cuatrocientas almas infantiles glo
 rifican á Dios con la alegría.
 Esos amantes de la niñez, con diferentes juegos,
 con obsequios de imágenes, frutas, dulces y liasta
 con representaciones breves y jocosas que con
 vierten en escuela de moral, han sabido captarse
 la voluntad de ellos. Varias caritativas personas
 lea ayudan en aquello.
 Cuando so dan las clases de catecismo ó una
 exhortación en la capilla, llama la atención el or
 den y buen comportamiento que les han acostum
 brado á guardar, y es cosa que conmueve el verlos
 por la tarde hincados de rodillas, á campo raso
 y en un completo silencio sucedido á tanta alga
 zara, rezar todos juntos el A r e 2larta y recibir
 la dulce bendición que do despedida les imparte
 Jesús Sacramentado.
 A llí reina la diosa do la Alegría. Una vez que
 el niño ha asistido al Oratorio, siquiera sea por un
 domingo y obligado por luamluto de sus jiadres,
 ya le es sensible despedirse do él y trabajo cuesta
 el que lo abandoue á las indispensables horas de
 salida. En cierta ocasión encuentra un Padre á
 uu niño escondido en la parte oscura de un salón,
 parapetado detrás de alguuos objetos y como en
 actitud de espía. Lo observa y nota que trata de
 ocultarse ú las miradas de un joven que lo busca.
 Pasa luego bastante tiempo y al volverlo á \ cr
 por la tardo uu tanto cabizbajo, lo interroga acerca
 ilol modo como ha pasado el día y él responde:
 li e tenido, Padre, nn día dichosísimo j pero ahora
 tengo miedo de ir á casa porque mi madre es pro
 testante, mi hermano mayor masón, y me van á
 castigar al saber que he estado aqm'. Entonces,
 contesta el Padre, hagamos este convenio; di eu
 tu casa que un señor muy bravo te sujetó como
 un esclavo todo el día, te trató á palos y te pn>hibió moverte. Quién sabe como saldría el chico
 de su apuro j es lo cierto que ha vtielto al Oratorio
 y siempre manifiesta el mismo gozo y contento de
 que allí se disfruta.
 Y a 80 están obteniendo los frutos de los desin
 teresados trabajos á que se dedican esos bem-
 
 157 —
 vülos sacerdotes, educadores privilegiados de la
 iulUncia. E l domingo pasado, á las 7 de la ma
 ñana, en la iglesia de los Padres, estuvo adornada
 la mesa eucarística por gran número de niños del
 Oratorio j entre éstos unos cincuenta se acercaban
 por primera vez á ella, los cuales, después de las
 preparaciones requeriaas y de un retiro de tres
 üias, iban ya puriücados á recibir de las mismas
 manos del Ilustrísimo señor Arzobispo, doctor
 Don Bernardo Herrera Restoepo, la divina Hostia
 de la le, á adorar en su pecbo al Dios del pe
 sebre de Belén y á depositar por medio uel
 sacrumeuto de la conürmación, sus votos de cris
 tianos en las sagradas manos del benemérito P re
 lado, sentando asi plaza de soldados al pie de la
 bandera de la cruz. Tiernas y bellas palabras muy
 apropiadas al acto, dirigió el dignísimo Pastor
 á su pequeña grey, y, con la suavidad que lo
 distingue, la invita á entregarse con confianza en
 manos de su Dios, á ofrecerle el único sacrificio
 por E l reclamado, que es de llevar una vida mo
 desta y buena.
 En seguida, los de la primera comunión, tuvie
 ron el placer de acercarse con los Padres al re
 fectorio.
 A eso de las dos de la tai'de se nota bastante ani
 mación y corren todos los niños al encuentro de
 alguna persona que entta. Es el venerable Jefe
 de la Axciiidiócesis que con su exquisita amabi
 lidad deja besar su anillo á todos los cfiicuelos
 que acosándolo al derredor se disputan el puesto.
 Acto continuo, el simpático y jo via l Padre üliguel
 Mitlé, director inmediato del Oratorio festivo, ve
 rificó la rifa de infinidad de juguetes, vestidos,
 libros, calzado y m il regalos más que agra
 decían los niños con toda la efusión de su alma.
 Cómo sería el gusto de ellos ciumdo su querido
 Padre les auuucia que el Ilustrísimo Señor Arzo
 bispo, debido lí su bondad pura con aquellos pequeñuelos, les ha traído generosamente im presente
 de cien pesos que se destinarán á darles un fa
 moso paseo.
 Comunicaron más expansión á la ilestu de los
 niños unas cumx>osicioues llenas de scutiuiieuto y
 la música de la banda del instituto, cuyos nota
 bles adelantos hacen pensar en el mérito de su
 muestro.
 Para cada error ó mal trascendental que resul
 tan en el mundo. Dios envía algún grande hom
 bre, algún santo para conjurarlo, is'o bien acaban
 de dar el to<iue de agonía del protestantismo y
 cuando aun repercute hasta en las selvas el eco
 del rugido del León de Loyola, que saltó á la areua una vez aparecida la audaz secta, cuando hoy
 vemos que viene el manso y dulcísimo hijo del
 cielo de Italia con su bella Congregación Salesiana
 que es como bálsamo suave con frescura de locío,
 llovida de lo alto, á apagar el sofocante calor y
 el hastío de la atmósfera de infierno del socia
 lismo, en que se asfixian las sociedades modernas.
 Es ella, en medio de las estrepitosas cascadas del
 bullicio y fiebre del mundo, como la rama de he
 lécho de la orilla que se mece suavemente al
 impulso de ios aires fríos de la montaña.
 S’ en verdad, que terrible, avasallador y de con
 secuencias funestas y amenazantes para la socie
 dad, debe ser el nuevo mal, cuando ha sido pre
 ciso que la divina Providencia coloque en la tierra
 todo el corazón de un Hosco. « 'Ib-abajo, pan y
 cielo >, es la paula sobre que él quiere calcar ai
 pueblo para salvarlo del socialismo, que requiere
 
 sobre todo, remedio moral. Realmente que matur
 anarquistas para destruirlo, es pretender eliminar
 el veneno de la vívora á fuerza de lurraneaiio
 escamas.
 lái es en las ciudades, vemos á los hijos do
 Don Bosco, con el atnictivo dcl imán, umoutonav
 colmenas ue niños en tlcrrcdor de si, y unmestruriüs en las artes, las letras, la vii’tudj y con
 la dulzura de su patrón, el sanio caballero tíiui
 Prauciscü do tíales, trasfuruuu' rupazuulos inútiles
 y más fiu'de nocivos, en hombres útiles á los suyos
 y á su patria.
 Cii es en las misiones, los vemos, intrépidos Co
 lones del mundo do Cristo, salvar los océanos,
 abordar en remotas regiones como la Tierra del
 Fuego, recorrer las abrasadas arenas de las playas
 y acallando con voluntad de hierro los gritos de
 su cuerpo que pide una gota de agua pura apagar
 la sed, un mendrugo de pan para la boca, ó con
 la piel aterida de frío, cuarteada por ia escarcha
 y tostada por los vientos, perseguir siu tregua á
 las almas penetrando en su busca hasta lo más
 espeso de las montañas vírgenes. A' es que ver
 daderamente en sus cristianas y templadas venas
 hierve el celo por la gloria de D ios; aquel celo
 que hacía exclamar á ese santo Padre de la ju 
 ventud: « Dadme almas, Señor, y retened todo
 lo demás. »
 En esta ciudad ha habido, en no muchas per
 sonas por fortuna, ignorancia con respecto a lo
 que es la institución salesiana y á los civilizado
 res fines que ella se propone; algunas, muy pocas,
 y de orden idterior en su filiación política, han
 procedido con sistemática animadversión hacia
 ella para aiiusionur al pueblo y conducirlo á un
 levantamiento cuyo principio buscaban ai acuso;
 y tanto es así, que ahogada por el Dobieruo cierta
 insubordinación, se notó marcudumeute que deja
 ron en la más completa calma á los Reverendos
 Pudres tíulesianos.
 Ojalá que en esta capital, de piedad sólida, uos
 dediquemos todos á apoyar ia grande obra de Don
 Bosco, uim cuando sea con nuestros pequeños úboloB; que no la dejemos trabajar sola
 cosa que tanto uos interesa, como es el bien de
 nuestro pueblo; que seamos todos suyos, vivamos
 de su vida y palpitemos unísonos con ella.
 Debemos pronunciar aquí muy alto el nombre
 del varón fuerte, que es la energía y la actividad
 reunidas; á quien no agobian el martirio moral
 de asiduo confesor, sus vigorosos sermones, ni los
 cuidados de ima grau casa; y de quien va á Agua
 de Dios y á Santander á estrechar contra su pecho
 de apóstol las mismas llagas y úlceras vivien tes;
 y no temamos que con esto se altere su modestia,
 que el Padre don Evasio P^abagliati es muy de
 Dios para prestar oido á los dichos de los hombres.
 
 {E l Telegrama).
 
 1111111111111 [ m 111II n 1111111 í í I
 
 NOTICIAS DE NUESTROS MISIONEROS.
 MISIONES S A L E S im S DE U PATAIiONTA,
 Publicamos á continuación el Informe que el
 Ilnstrísínio señor Caglíero envió al señor Ministro
 del Caito, por medio del limo, señor Dr. D. Juan
 
 í
 
 i
 
 — 158
 A. Hoiuio, rcupecto á 1¡ih M íhíuiios SalcBinnas de
 la I ’atiiguiiia:
 E xcM O . S e ñ o k :
 
 proMeiitur á V. E. el Infonno sobre
 las Misiuiies ú cargo de los Sacerdotes Salesiaiios y ileriiiaiuiH do Maiia Auxüiadoia eu los
 'rorritoriüs ÍJucioiiales del liío N egro, del Nouquéii, del (Jlitibút, Sauta Cruz y Tiorru del Euego.
 El año transcurrido fue fecundo <iu obras evan
 gélicas para el bien de los indígenas, bastante
 numeresos y muy desparramados en estos desier
 tos, y eji obras do adelanto y progreso para el
 bieneslar de las colonias que se van poblando
 cada (lia más y cniiumuido inicia los saludables
 senderos de la lleligión, do la moral y de la ci
 vilización.
 ]>XÍKÍ0I10.S.
 Nuestros Sacerdotes Misioneros lian recorrido
 una y mas veces las margenes del lito Negro, del
 liío Colorado, del lito Neuquén, del Lim ay y
 atravesado por centenares de leguas los montes,
 valles y (quebradas de las ourdilleras, desdo el
 paao de liuriloehe al liío Jiarranca, que señala
 los límites entre la i>ruviueia de Mendoza y la
 gobernación dcl Neuquén.
 Además, con un viaje de siete meses, dos de
 nuestros Misioneros visitaron los grupos de indios
 'l'lieimelclies, silos eu BalcUetu, eu los valles del
 Cimüút y Maquiuchou liasta el lago Nabuel-buapi
 y Juuin lie los Andes, ai paso que otros reco
 rrían, en la regiones más australes, los valles do
 ¡Santa Cruz, liío Ualiegos y las llanuras del liío
 Chico.
 Estas escursiouos aiiostólícas y los trabajos
 evangélicos eu las liesideucias y Estaciones de
 m isión, dieron por resulctido la conversión de
 muchos indígenas, el bautismo de niillares de cria
 turas, ademas do los cousuclos religiosos propureimiudos á los pobres moradores del desierto, con
 vmitajus iiimeusas para Ja iustruccióii moral y
 religiosa, y jiura la civilizaeióu cristiuua de estos
 nuevos pueblos que siu duda algum i, van ú ser
 los primeros cimientos de una futura y tlurccieute
 l ’roviücia.
 'X’i i i i i í i í . v
 INiiovu
 
 Oon«ti*u.ccioii.es. — Igrlcslass. — Coleg-ios. — 1-Iospitalcis.
 
 Eu Koca se concluy<3 el templo y se inauguró
 en diciembre próximo pasado, con universal jú
 bilo de ,1a guarnición y do la población entera,
 que desdo hacía tiempo suspiraba por ese sagrado
 edificio indispensable para su vida moral y para
 el muvimieuto social do la colonia.
 Los gastos fueron sufragados por la población,
 por la Misión y por el Superior Gobierno. Allí
 nuestros pudres y las Heruiauas de María Auxilia
 dora regentau con el aplauso de los liabitautes y
 autoridades los dos colegios do la misión. Y basta
 se bau odiado los cimientos de un hospital ya
 provisto de su botica, á cuyo frente están las
 Jíermanus de Caridad. Y á nadie se oculta lo in
 dispensable que es un establecimiento de esa na
 turaleza eu aquellas alturas y en aquel centro dcl
 desierto.
 En Juuin de los Andes, Gobernación del Neu
 quén, se está así mismo concluyendo la nueva
 Iglesia, y nosotros hemos emjíezado nuestro ediliciü de liesideucia, escuela y hospital, necesarios
 para aquella numerosa colonia, de grande porve
 nir y que es á la vez baluarte de la República
 en aquellos lejanos parajes.
 E q Conesa, sobre el Río Negro, acabamos de
 techar la nueva casa de la Misión, que servirá
 de Iglesia provisoria y de colegio para la instruc
 ción y educación cristiana de aquella creciente
 población.
 
 c iiu u u o :.
 !3XÍ!SÍóu
 
 — Colcí»*io.
 
 1X u !s i >í 1 u L.
 Eu Rawsóu, capital do la Gobernación del Clmbút, nuestros Padres y nuestras Hermaims son
 valla á la herejía vecina y salvaguardia para los
 católicos argeutiuos, cuyos hijos frecuentan la
 iglesia y los dos colegios de la misión. Y' como
 su impusiera la necesidad de un hospital en aquella
 tim apartada eomareii, ya se está editicando cou
 los reciu'sos do la pobliicióu, do la misióu y es
 peramos tambiéu que del Superior Gobierno.
 
 x’u iiio o .
 -
 
 31«ilviims.
 
 Eu la costa oriental do la Tierra del Fuego,
 cou no pocos SíUTiUcios iiersouales y pecutiiiuños,
 pudimos al tlu abrir la nueva Misión de la Candoluria eon casas, iglesias y escuelas, sobre la
 iiuírgeu del lito üraude. A esa nueva misión ueudierou eu número de más do quiuieutos los in
 dios Omis y los Aealufes, dispersos en los alrededorisB de Cshuaía, á ios cuales, además de iustruirlos en las verdades cristianas, fue preciso
 proporcimalíes alim ento, vestido y abrigo en
 casas y chozas de madera, como ya lo hicimos eu
 la Misión do S. lialael, en la Isla Dausóu. ¡ Y
 es preciso decirlo, las Uermauas de María A u xi
 liadora, eu aquellos climas gélidos é inhospitala
 rios. nos prestan su couciirso no solo abuegado....
 henneo!
 En las Islas Malvinas, asimismo continúan írabiyaudo^ cou bastante provecho, nuestros ¡sacer
 dotes misioneros eu favor de aquellos habitantes
 del Atlántico y en bien de la instrucción y de
 nuestra 8auta Keligióu.
 
 R IO
 
 IM iaiX O .
 
 O o lo fíio . — Xi^tsíouelíi <lo .A.i’ tOís y O lÍ4*ios<. —XOasfuolti asíi’ic o líi. —XXo«— ^V.!ssUo <lo j>Xouoi*os.
 
 Eu Vieduia, capital del Rio Negro, mediante
 la constancia, los cacriticios y gastos sin nüminro
 de nuestra Cougregacióu, acabamos de dar la úl
 tima mauo al cditício líel nuevo hospital, más
 cómodo y más ventilado que el primero. Consta,
 pues, do su botica surtida de toda clase <ie re
 medios, salas para convalecientes y tres espacio
 sos salones ¡uira los enfermos. Y es único para
 todo el vasto valle del Río Negro y para el in
 mediato Partido de Patagones.
 Desde su fiiudacióu, que fué á mediados de
 1S89, entraron más de quinientos enfermos, de
 los cuales cuatrocientos cincuenta salieron cura
 dos. Este hospital está á cargo de la Misión y lo
 dirigen las Hermanas de María Auxiliadora, y
 nos quedamos pagados con poder aliviar ú la i>o
 
 bre humanidad y cooperar al bien espiritual de
 las almas.
 So va concluyendo también la nueva y gran
 diosa construcción de tres pisos, destinada para
 colegio y escuela de Artes y Oficios. Y ya en sus
 vastos salones, clases y talleres estudian, traba
 jan y aprenden como ciento cincuenta niños ex
 ternos, pupilos, indígenas y menores, que nos son
 confiados y recomendados por las autoridades del
 Territorio.
 Por lo re ga la r, los alumnos que concurren h
 nuestros colegios salen sobresalientes en los exá
 menes que rinden, presentes las aiitoridades ; y
 las obras que salen de nuestros talleres de berroría, carpintería, hojalaleiia, zapatería y sastrería,
 son alabadas por las personas inteligentes; como
 también son elogiadas las piezas que á menudo
 nuestra banda instrumental toca en las solemni
 dades religiosas y fiestas patrias.
 Nuestra escuela práctica de agronomía progresa
 con admiración de todo el vecindario; la viña
 con sus ricas uvas, la horticultura con sus legum
 bres y verduras y los árboles con sus sabrosos fru
 tos, son argumento incontrastable del adelanto
 de la agricultura en este valle hasta ayer infe
 cundo y estéril, y sus productos no son de poca
 utilidad para las doscientas bocas, que reclaman
 su pan cotidiano en esta casa, centro de la Mi
 sión y Asilo de los desamparados.
 Las Hermanas continiían trabajando en su vasto
 colegio y asilo anexo parala educación de ciento
 cincuenta niñas externas, pupilas y huerfauitas.
 Y tanto ellas en Viedma, como sus hermanas en
 lloca y en Rawsón del Chubút, se esmeran en
 rehabilitar á las pobres menores y mujeres delin(‘uentes depositadas en nuestras casas por Jas au
 toridades judiciales.
 Y consuela ver como estas pobres infelices ade
 lantan en 'la religión y en la instrucción alcan
 zando aprender á leer y á escribir y á practicar las
 virtudes del cristiano y de su sexo.
 Apenas á grandes rasgos , excelentísimo señor
 Ministro, puedo extender este informe, sea para
 no tediarle, sea para no distraerlo de sus graves
 ocupaciones: creo empero. se.a anficientemente
 para darle una idea cabal de todo lo que la Mi
 sión Salesiana está realizando en estos a¡»artados
 Territorios en pró de la Religión, del progreso y
 adelanto de esta rica porción de tierra argentina.
 Y basta para poner en conocimiento del excelen
 tísimo señor Ministro que sin un valioso apoyo mo
 ral y material del Superior Gobienio, no nos será
 posible continuar con éxito y satisfacción común
 la grande obra de la conversión, colonización y
 civilizaciém de la Patagonia, confiada sino en
 todo, en parte, á nuestro celo y á nuestro apos
 tólico ministerio.
 Saluda al Exemo. señor Ministro
 S. S. S. y Capellán
 JU AN
 
 Obispo Tit. de Zfagida
 iedmji, marin de lítSS.
 
 B R A S IT .
 Carta de Sa Excelencia Reverendísima limo. Sr.
 LUIS LASAGNA, en su primer viaje al Mallo
 Grosso.
 V.
 ol i’io S a u
 noI h ’O
 ol Ciiy*al>st:
 m al
 >'ij\ia I
 ¡O lía n la alniiulaiioia «lo pi'^^iai'OK
 y «le |>«'«*osI — Itii <i*ií,ii«*o >5n«*«*xo.
 —13«'l v a p o i’oitojí lina l>ai*«*íi. —
 oonileinoK «V ti«'i*rti. — IL.U'íS'ainors á
 la oai>ilal.
 D ÍA 11 de junio al anochecer, estábamos ya
 todos sobre el frágil vaporcito Coxipó , en el
 que apenas si nos fué permitido llevar con noso
 tros algunas maletas con lo más indispensable.
 Todo lo demás debimos dejarlo en Corumbá;
 puesto que, siendo ya muy poca la profundidad
 del río, corría peligro el vaporcillo de encallar ;
 por esto era necesario aligerarlo cnanto fuera po
 sible para mantenerlo á flote. A más de unos
 ochenta pasajeros, venían unos cuarenta soldados,
 con sus mujeres y niños, como aquí se usa, ne
 gros y mulatos, indios y mestizos. El vaporcito
 no tenía sino pocos camarotes para señoras, y por
 fortuna el piloto me cedió gentilmente el suyo
 pava mí y para mi secretario. A popa y á proa,
 como á ambos lados del vaporcito. había estre
 chos corredores abiertos, que de día servían de
 paseo y refectorio común y de noche de dormi
 torio general.
 Cada cual se arreglaba como podía ; con un
 saco ó una manta do viajo y una iiiabda por al
 mohada, so pasaba la noche lo mejor que se po
 día. Los que disfrutaban de buen sn«*fio y de sa
 lud á toda prueba, oran más que afortunados,
 pues á la mañana se levantaban c<m solo los
 liiiesos algo doloriiloa. No fue tanta mi fortuna;
 ya que atravesando dín.s y semanas enteras lu
 gares pantunosoB, de donde el s«>l levantaba den
 sos vapores, que condensándose á la noche caían
 en fina llu via húmeda y n ociva, qne m* j)odía
 evitarse, despertáronse en mí punzantes dolores
 reumáticos en las espaldas, latios y espina dorsal.
 Pasé muy malas noehes y de día me levantaba
 niuy mal parado. Tanto sufrí que todavía no me
 he restablecido completamente.
 De nuestros hermanos ningmio so ha resentítlo.
 y el ánimo y la alegría no han faltado jamás
 entre nosotros.
 El vajmrcito se detenía cada 24 Iioras para pro
 veerse de leña, que es su combustible, en los lu
 gares dontle algtmo de esos hombres atrevidos
 habían plantado su cabaña, para la cría do ani
 males y el enllivo del arroz ó del inniz, en aque
 llos miasmáticos pantanos.
 A l cabo de dos días dejamos el río Paraguay
 á la izquierda para entrar en el San Tv«)renzo,
 sobre enyas riberas acampan los Indios Corvados,
 entre los que nos hallaremos dentro de poco. Des
 pués de 28 horas de navegación por el San l o 
 renzo. lo dejamos á la derecha para entrar en la
 boca del pequeño y s<'ri>enteantc Cuyaliá.
 Nada de notable nos había acontecido hasta
 a q u í; pero bajándose las aguas veíamos sumer
 girse mayor número de rei»ugnaní«-« ct»c«Hlrilos.
 
 — 160 —
 PiiH/ilMtiiios á ¡loco» metr(»K <lo olio» ])c-ro no b6
 inquiotabun por iiudio. EclmdoB sobro la arena,
 <ton la cabo/.a un jioco Icvimtaila y baciondo cen
 tellear al Hol los agudos y formidables dientes de
 BUS enoianes nmndíl>ulas, nos seguían inmóbiles,
 con sus Haitones ojos. Si á bordo no se hubiera
 prohibido tirarles, bü habrían ]>odido matar nmc’hos. Su cuero sirvo para forros de maletas y
 baúles; mas aquí ninguno so dedica á su caza, á
 excepción de los indios, cuando bíS aprieta el
 hambre.
 Soltro nuestras cabezas vimos pasar gi-andea
 bandadas do papagayos, verdes y pequeños, lla 
 mados cotürrittid , y de los comunes do plumas
 verdes y amarillas. También vimos otros muy
 grandes verdes rojos y amarillos, con un enorme
 pÍ4to curvo. A<iuí los Ilaniau araraa, los salvajes
 los domestican en sus tiendas, para adornarse la
 cabeza y cintura con sus plumas en los días de
 liesta, y i>or que en su superstición creen que el
 alma de sus difuntos pasa al cuerpo del arara.
 En estos ríos hay una gran abundancia de pe
 ces. So halla el i)acñ, el dorado, el piraputauga,
 (d pez rey y otros m il grandes y pequeños, ador
 nados algunos con los más hermosos colores; sus
 canicR son tinas y exquisitas. Se los ve atravesar
 las aguas y saltar sobre la superficie de las ondas,
 alegres y jugiuítoues it pesar de que tienen nu
 merosos y feroces enemigos. A más de los coco
 drilos, de los camaleones y de los mismos tigres,
 que Imbrientos so arrojan al agua para aferrar
 ctm SUR unas los grandes peces; sin contar el
 llamado lobo marino y el capivar, dos grandes
 mamíferos anllbit>8 quo so alimentan de peces;
 i quién podría euumemr la gran variedad do pá
 jaros acuátií‘08 (|UO i>asan continuamente de la
 una orilla lí la otra, sumergiéndose, nadando,
 arrojámlose repontiimmonte, quien de un modo
 íiuien «le otro, asediando á cada momento la vida
 lie los pobres peces?
 Do entro estos pájaros hay algunos que con las
 alas estendidas ocu])au más do dos metros, y otros
 quo tienen las patas, el cuello y el }>ico tan lar
 gos que soríuu una verdadera nionstruosidad, si
 uo su supiera que Dios los formó así para quo
 pudieran procurarse su alimento.
 Esto no obstante, los peces son siempre nume
 rosísimos. Tanto <pio algunos indios acostumbran
 acecharlos en algunos ángulos del r ío , y do esti5
 modo los cojon en cantidades enormes, y puestos
 en grandes ealderas, les extraen la grasa, que á
 los pobrecitos les sirve para las luces y para ooudimonbir sus comidas.
 A l sobrevenir las grandes lluvias, en setiembre
 y octubre, priueipiau los iii>s á salirse do madre
 y los grandes peces pura sustraer sus crías á la
 voracidad do los cocodrilos, penetran por los
 canales que se abren en los estanques y nuevos
 lagos que so forman en las florestas, donde de
 ponen sus huevos y ven aumentarse á millones
 BU progenie. Y cuando al cesar las lluvias, hacia
 abril ó mayo, principian á bajarse las aguas, to
 dos juntos, como un ejército imueuso, temiendo
 quodai'se en seco, vuelven nuevamente al río.
 Sucede con frecuencia quo alguno les cierra el
 puso, en cuyo caso al secarse los lagos, los reco
 gen á carretadas para extraerles la grasa.
 Navegando por el rio Cuyabá, misamos cerca
 de un lugar tristemente célebre. Se llama/líccada
 lio aternuio, ó oam|>o del terraplén . portpio la
 casucha está construida sobre un cerro artificial,
 luira preservarla de las inuudacioue.^.
 V ivía aquí, \>oco8 años hace, uu tal Figueredo
 
 con su fam ilia y varios campesinos, ocupado en
 criar animales y cultivar algunos cereales. Arma
 dos de buenos fusiles para atemorizar á los In
 dios, cazaban á cuantos se acercaban á sus po
 sesiones. Estos Indios eran los Coreados, los
 mismos quo la Providencia quiere confiar á los
 Salesianos, Mas los ludios en vez de alejarse,
 ofendidos en sus derechos do soberanos de aquel
 suelo, y provocados por los asesinatos cometidos
 en sus hennanos, como verdaderos salvajes, ju 
 raron vengarse.
 Espiaron el momento en que el señor Figue
 redo, alejándose con sus criados de su casa, aten
 diera á los trabajos de la veciua floresta, y ellos,
 penetrando cautelosamente entre los densos bos
 ques , sorprendieron en su casa á la señora con
 sus hijos, y los estrangularon á todos sin que ni
 siquiera uno se salvara. Las cabezas de la madre
 y de los hijos las colocni'on sobro palos plantados
 á alguna distancia en el jiatio y Bu sangre la pu
 sieron en platos sobro la mesa j'a preparada para
 la cena.
 A l anochecer volvía alegremente el señor F i
 gueredo á su amado hogar , y no oyendo, como
 de costumbre, los festivos gritos de sus niños que
 saltando salían á su encuentro, apresuró el paso
 lleno de sobresalto, y cuando llegó al patio dio
 un grito y cayó al snelo fuera de sí. Sus criados
 lo acomodaron en una barca y se lo llevaron muy
 lejos del nefando sitio, que no volvió á ver ja 
 méis. V iv e aún, mas está loco; pasca solo, y fre
 cuentemente gesticula y acciona como un deses
 perado, levanta loa ojos al cielo y llora, llora
 inconsolable su tremenda desgracia. ¡ Pobre
 hom bre!
 Y o bendije, con el corazón trasp.asado de dolor,
 la tosca Cruz que so levanta sobre el sitio del
 suceso, ó imploró la misericordia do Dios sobre
 la pobres víctimas inoceutea y sobro los desgra
 ciados é ignorantes verdugos.
 El día 2,") de junio al anochecer, nos detuvimos
 ante una casa campestre, donde esperaba un co
 rreo á caballo, venido por orden del Presidente
 del Estado jiara saber si los misioneros llegaban
 en el vaporcito. Apenas recibida la favorable res])uesta. desapareció por los serpenteantes senderos
 de la floresta. Esto era uu signo de que nos fal
 taba ya muy poco camino que andar. Un ]>oeo
 más arriba siendo el río poco iirofnndo y más suave
 su eorriente, la arena do los bancos so acumulaba
 en demasía y nos cerraba el paso ; por lo que el
 capitán hizo trasladar á una barca todas las m.v
 lütas y objetos de algún peso para aligerar el va
 por y do este modo tentar el paso quo se hizo
 con feliz resultado. Esperábamos poder llegar á
 Cuyabá, la capital, la tardo del día siguiente,
 mas nos engañamos; por la mañana, mientras nos
 ])reparábamo8 para celebrar la santa Misa en mi
 habitación, el. vapor encalló por segunda ver en
 los bancos do arena.
 El capitán, por su parte, uo omitió trabajo al
 guno para vencer este nuevo obstáculo. Hizo des
 cender á todos los pasíijeros y bajar los enseres
 á la barca, y do este modo volvió á flote el mez
 quino vaporcito. que prometía conducimos al me
 nos hasta Cuyabá.
 Mando á algunos marineros que soudearan el
 río en varios sitios, luego retrocedió y volvió á
 avanzar hacia la derecha, luego hacia la izquierda,
 después por el medio, tentando en mil maneras
 salvar este obstáculo. mas todo fue in ú til: la
 arena uo le permitía avanziir. Entonces mandó
 I hechar anclas á la sombra de los árboles de la
 
 — 161 —
 orilla próxima, para librarnos de los rayos de im
 sol abrasador y luego nos llamó á bordo por ú l
 tima vez para la comida.
 Nosotros abandonamos para siempre el vaporcito Coxipó j nos colocamos como sardinas en una
 barca chata. ¡ Qué larga, qué eterna fué aquella
 noche!
 Los mosquitos, no nos dejaban ni un momento
 en paz y nos chupaban la sangre. En vano creí
 poderme librar de ellos poniéndome dos pares de
 gruesas medias, no obstante el calor que hacía;
 pues con su larga trompa sabían habrirse el ca
 mino para llegar á la carne.
 La barca ora empujada jior diez robustos hom
 bres, i>or cuyo pecho y espaldas desnudas, corría
 abundante sudor. Nosotros, envueltos eu uua
 manta para defendernos del copioso rocío, en vano
 tentábamos conciliar el sueño.
 Los remeros para no decaer al i>eso del trabajo
 se mantenían uniformes en los empujes, mar
 cando un compás extraño con los pies, que rom
 pía los oidos. Era, pues, imposible pegar los ojos.
 Finalmente apareció la aurora y la barca se
 aproximó á la orilla, donde fué atada á un tronco
 para dar un poco de descanso á los fatigados ma
 rineros, mientras que nosotros con impaciencia
 saltamos á tierra y corríamos cada uno por nues
 tro lado para descorrearnos y para otros fines que
 no es del caso nombrar.
 Después de tomar algo de vizcocho, con un
 poco de salchichón, que nos supo á gloria, y uu buen
 vaso de agua del río, emprendimos nuevamente
 nuestro viaje á Cuyab'S, á donde llegamos entre
 el volteo de las campanas, conciertos de la banda
 musical y disparo de morteros, el día 18 de junio,
 á las 12 en punto, esperados, abrazados y feste
 jados por el Obispo limo. Sr. Carlos d’ Anionr,
 por el digno Presidente del Estado, por Genera
 les y Magistaidos y por todo el pueblo que se
 apiñaba á nuestro alrededor, y que nos acom
 pañó entre nubes de polvo basta la iglesia de San
 Gonzalo, en la que se cantó un solemne Te Deinn.
 V I.
 Ouj-al>íi; s il posi<*i<Sn, su a s p e c t o y
 p r o d u c to s u sitiii*»les. —
 oión. — B íli't iu r íi co stu in l> re. — L o
 q u e del3ei*Au lia c e i- lo s 3Xisloueros.
 
 será conveniente le dé algunas noticias de esta ciudad y del extensísimo Es
 tado del Matto Grosso, del que es capital. Cujabá está edificada sobre dos colinas paralelas al
 río, y separadas por un arroyuelo, que si bien
 Una gran parte del año está seco, en tiempo de
 lluvias se llena y corre soberbio al río.
 La población será de cerca dieciseis m il ha
 bitantes. Las calles estrechas y tortuosas, que en
 la estación de las lluvias son otros tantos torren
 tes. Los edificios son casi todos de un solo piso,
 sin gusto ni arte, pero bien arreglados, con patio
 y huerto. Las pocas iglesias están construidas al
 antiguo uso portugués en forma de salón que se
 estrecha para dar lugar al presbiterio y sacristías
 laterales. E l Obispo tiene solamente tres sacer
 dotes que le ayud^^n en la capital, y otros ocho
 diversas parroquias, de las cuales, muchas, hace
 lugos años están sin pastor. Hay un Seminario,
 Erigido hace cinco años por los celosos MisíoBeras Lasaristas, que son la Providencia de la
 iglesia del Matto Grosso : pero las vocariones son
 
 tan raras, que el Obispo en diez y seis años solo
 pudo ordenar im sacerdote, y mientras escribo no
 hay si no uu seminarista que estudia segundo
 año de latín.
 Desde hace tres años existe también un asilo
 para niñas dirigido por las Hermanas de la Cari
 dad. Es la obra predilecta del Obispo que Im heclio
 prodigios de caridad y de santo celo pava obtener
 su fundación y engrandecimiento. Asila unas cua
 renta niñas internas y otras tantas externas.
 Cuenta tres cuarteles de soldados y uu arsenal,
 uua farmacia, un destartalado teatro, que funciona
 raras veces, y varias casas de negocios que i>rovecu á precio muy subido á los liabitautes del
 Estado las cosas más indispensables á la vida.
 El suelo es muy fértil, rico de aguas, maderas
 y minas de oro, de plata y do hierro, aún no ex
 plotadas. Los productos son variadísimos y algu
 nos de extraordinario valor, como la goma elás
 tica y la ipecacuana, que forman la principal
 materia de explotación de este extenso país. La
 ipecacuana es la raiz de un arbusto que aquí lla 
 man puaya, que se encuentra en los bosques y se
 reproduce con la más mínima raiz que siempre
 queda anexa al suelo. L a goma elástica, á su vez,
 se extrae de un hermoso {irb ol, derecho y alto,
 llamado por los botánicos syfonia elástica, que
 crece vigoroso en los terrenos bajos, que por v a 
 rios meses yacen bajo los aluviones de los afluen
 tes del Amazonas. Estos árboles se llaman aquí
 sirinyaes y forman grandes selvas, en gran pai'te
 todavía sin explorar, fuentes de fáciles ganancias
 para los habitantes de la campaña y de grande
 riqueza para la nación. Un solo hombre puede
 extraer en un día imís do 30 K g. de goma, que
 se paga sobre el lugar á 4 pesetas el K g. ¡ Y con
 qué facilidad puedo extraerse ! Hacen varias in
 cisiones eu la corteza, y la sabia que corre abun
 dante se recoje en uu recipiente, lomuido con la
 corteza de una fruta muy jiarecida á la calabaza
 y se aplica al tronco con un ik >co de fa n go ; por
 la tarde recojen esta sabia en un c a h h T O , la i>onen al fuego y la condensan con ácidos; una vez
 condensada hacen bolas que venden á gran ])recio á los tratantes que á su voz las mandan á
 Inglaterra, donde se usan i>nra los variadísimos
 trabajos de goma elástica.
 Eu esrits florestas se liallan también el árbol
 de la quinina y la planta de la vainilla ; so})re
 las orillas de los ríos la zarzaparrilla, y en las
 regiones confinantes con el Paraguay, la yerba
 mate, que se extrae de un árbol, no más grande
 del naranjo. Sus hojas tostadas y machacadas,
 dan un polvo semejante al té de las Indias, pero
 de un aroma y efectos tónicos que le hacen más
 recomendable. N o hablo de la caña de azúcar
 que crece pronto y vigorosam ente, del algodón,
 cacao, arroz, maiz y jadías, que dan varias cose
 chas al año y en gran abundancia.
 E l café se cría en algunos sitios; y el trigo se
 sustituye, en todo este territorio, con la man
 dioca, planta ñudosa, parecida á nuestro geranio,
 pero mucho más alta. Después de ocho meses, su
 raíz se halla transformada en un bulbo mucho
 más grueso que nuestras zanahorias, y de más de
 dos metros de largo y unos veinte centímetros
 de diámetro. Asada al fuego ó dentro de grandes
 calderos, se obtiene una harina que sirve para
 diversos usos y que constituye el ordinario ali
 mento de estas poblaciones.
 L a educación está poco extendida en las cam
 piñas, donde las comodidades de la vida se ig
 noran por completo. Eu una estrecha cabaña de
 
 — 162 —
 palos cubierta con liojas secas, á veces abierta
 por dos extremos, viven frecuoiiteuieutebombres
 y mujeres, niños y ninas, todos juntos, con el
 cerdo, cou la cabra y con una media docena de
 perros, i>or lo menos; no se encuentra ni una
 mesa, ni una silla, ni un armario. Dos piedras y
 una cacerola forjuan la cocina y el bosque es el
 refectorio común. A los palos de la cabana atan
 algunas redes que do noche les sirven de lecho
 y de día de nsieutos. Un viejo baúl es el único
 mueble de muchas cabañas.
 Raros son los inatj iinonioa; por lo que sus
 uniones son provisorias, sin aspiraciones para sí,
 sin iutorfis para sus hijos.
 Y no obstante, con suelo tan fértil, con tanto
 abundancia de lodos los bienes do Dios, ¡ cuúu
 filcil lo sería al hombro adquirir una posición de
 corosa y dejar á sus hijos una heredad, con la
 que pudieran v iv ir cómodamente sin grandes tatig a s ! Mas el calor propio de este clima, la gran
 facilidad de adquirir pescado y frutos naturales,
 como bananas, naranjas-y la mandioca, iucliuiin
 estas poblaciones á la holganza y al abandono.
 No piensan nunca en el día de mañana , y te
 niendo hoy con que llenar bien ó mal el estó
 mago, tumbados á la sombra i)asau las horas fu
 mando y bebiendo el aguardiente destilado de la
 ciuia do azúcar.
 En muchos sitios, los niños van completamente
 desnudos hasta los doce años ó después , lo que
 causa honda pona al verlos. Parecen animalitos:
 colo les falta andar ú gatas. Tienen la bárbara
 sostumbre de aguzar los dientes incisivos á los
 niños después de los oehos años. Con un cuchillo
 aplicado al diento hacen saltar los pedazos á gol
 pes do imirtillo, y de este modo aquellos pobres
 infelices, á costa de horribles sufrimientos, pue
 den lucir por toda su vida sus aíilados dientes
 tMuno los do un cocodrilo.
 Aquí no so conocen nuestros instrumentos de
 agricultura, como el arado en sus múltiples for
 mas, etc., etc. Usan solamente el azadón para
 toda especio de plantaciones, y la naturaleza es
 tan fecunda, que recompensa abundantemente sus
 trabajos cou todo bien de Dios, varias veces al año.
 Causa maravilla ver como en medio á tontas ri
 quezas, estas gentes se obstinen en v iv ir en tonta
 miseria y privaciones. ¡A b ! ¡si supieran tTabajnr
 con energía y sacar provecho do su trabajo! No
 existiría en el imiudo uu sitio miis rico ni más
 próspero que este.
 Por esto será muy conveniente comenzj\r aquí,
 más bien qxte en otras sitios, por abrir escuelas
 de agricultura práctica y talleres para los otlcios
 más necesarios á la vida. Con el trabajo y ense
 ñanza 80 podrá fácilmente levantar este pueblo,
 que en general es de buena índole, dócil, respe
 tuoso, y ngeno á los crimeues que se lameutau
 donde reina la relluada civilización de nuesti’O
 siglo.
 Los abortos, por ejem plo. los infanticidios y
 otras nofaudades, son aquí complctanieute desco
 nocidas; todo esto nos hace esperar que el mise
 ricordiosísimo Señor se apiadará de este pueblo
 tjm sen cillo, y lo mandará buenos Misioneros y
 celüsíis maestros, «lue lo conduzcan al camino de
 la salvae-ión eterna, eleveu su dignidad, y le en
 señen los medios uuis oportunos |>ara su pn>speridad, que lo engrandezca á sus ojos, y á los de
 las naciones vecinas.
 Pero nuestra obra eu estas regiones debe en
 modo especial dirigirse en favor de h>s pobres
 salvajes; V ., seiu>r Don Rúa. espera sin duda
 
 que yo le dé algunas noticias sobre ellos. Pues
 bien ; Don Maláu y Don Solari se han ya enca
 minado á la tribu de los Coroados, situados sobre
 las riberas del río san Lorenzo.
 E l Gobierno nos cede la dirección del grupo
 que forma la Colonia Teresa Cristina, guarnecida
 cou veinticinco soldados. E l Sr. Presidente del
 Estado, Eexmo. Sr. D. José Manuel Mnrtinlio,
 abogado, hombre de recto criterio y de bondad
 exquisito, nos ayuda en esta obra, con nna dili
 gencia ó interés dignos del mayor encomio. Ha
 mandado retirar de allí á un Coronel que era
 Comaudantü de las fuerzas y jefe de los Indios,
 y deja todo en las manos del Misionero, con plena
 autoridad en el gobierno, y libertad para iniciar
 ó hacer las reformas que creamos necesarias. Dió
 un bneu guía á nuestros hermanos y, cuatro cria
 dos cou mulos y provisiones para su largo viaje
 de diez días á través de las florestas; deberán
 buscarse la carne con la caza y dormir al cielo
 raso, sobro hamacas tendidas de una á otra rama
 de gigantescos árboles, para librarse de las cari
 cias de los tigres y de las visitas de las serpien
 tes. Mas esto lo sabrá á su tiempo por ellos
 mismos.
 Y o entretanto le digo que la tribu de los CorondoB pertenece á la raza Tupí, que es más co
 mún al Norte y Oeste del B rasil; mientras los
 otros salvajes del Sur y del Paraguay pertenecen
 á la raza Guaraní. Son cerca de 20 m il esparci
 dos en pequeños grupos, por las florestas. Apeuw
 trescientos se acercan á la Colonia para recibir
 la ración del Gobierno, y estos después de algnnos meses ceden el sitio á otros y vuelven á em
 prender su vida errante por los bosques y los
 ríos.
 .
 Todos nuestros esfuerzos deberán , pues, diri
 girse á atraerlos á nosotros, reunirlos en pueblecitos y fijarles uu sitio lijo para instruirlos en la
 santo Religión, en la agricultura y en los oficios
 más comunes. Pero antes de que pueda obtenerse
 uua tal victoria , ¡ cuanto tiempo deberá pasar,
 cuantos gastos deberán hacerse y cuantos smloros, sacrificios, sufrimientos soportar los pobres
 Misioneras!
 Pero confiamos completamente en el apoyo ue
 María Auxiliadora y esperamos ver dentro
 poco levantarse la cruz de Jesucristo en las fierestas vírgenes, y cobijar bajo su som b ra, eo
 solo á los Coroados, siuo también á los Bakilierins, á los Charvantcs y á tantas y tontas otm
 tribus como viven errantes bajo el verde tache
 do los frondosos y gigantescos árboles de esta*
 zonas tropicales.
 vn.
 D e i s o i ú p o i ó i i y u s io s e l e l o s C o r o a *
 < lo s .— S u . g - o l > i e i r u o . — H a b i l i d a d
 l a e a »s a y p e s c a . — X r i s t e c o u d *'
 c*i<5u d e l a s l u u j e r e s . — C r u e l d a d
 o o ii lo s lila o s .
 •^TÜXESruÉs de haberle descrito el largo v i #
 hecho para venir al Matto Grosso, no íe
 será desagradable, según creo, oir algunas infor
 maciones más importantes que yo recogí en aqa«líos mismos sitios, sobre los Indios Coroados. !^
 mado este nombre en su acepción lite r a l, quiere
 decir tonsurado ; y en verd a d , llevan todos e
 la coronilla una especie de tonsura, que se hacen
 arnmcáudose los pelos, i No podría muy bien ser
 
 — 163 —
 mente. Ellas están encargadas de la cocina, de
 qae hayan tomado esta costumbre de algún Mi
 fabricar los pucheros, de partir la leña con ha
 sionero que en otros tiempos les haya visitado f
 chas de piedra, de encender el fuego frotando con
 L a estatura de estos Indios es generalmente
 fuerza y rapidez un trozo de madera en un agxialta j son de color bronceado, tienen los ojos
 jero abierto en nn leño seco, de hacer cestas de
 negros y rasgados, pómulos salientes, nariz chata,
 mimbres especialmente la llamada baquiié, dentro
 boca grande y labios abultados como todos los
 de la cual ponen todos sus enseres, que sobre la
 Indios de la raza americana. Tienen la ñ-ente
 cabeza trasladan á largas distancias, mientras
 toda cubierta de pelo hasta cerca de las cejas y
 sobre sus espaldas y costados llevan á sus lujos
 no toleran ni siquiera uu pelo en todo el resto
 pequeñitos.
 del cuerpo, arrancándoselos todos uno á uno.
 Van completamente desnudos, llevando al cuello
 Su sencilla cabaña consiste en cuatro palos y
 y muñecas collares de conchas y caracoles, redon
 un techo de hojas de palma, del cual cuelgan la
 deados con los dientes ó con piedras y agujereados
 caza. Dentro de una bolsa que llevan siempre
 en el centro con un hueso afilado j por él pasan
 consigo, conservan sus ti-ofeos y guirnaldas. Duer
 un cordoncito que hacen con las fibras de las
 men al cielo raso sobre pieles de tigres y la bolsa
 hojas de coco, aquí llamado tucú, entremezclando
 sobredicha les sirve de almohada.
 con las conchas y caracoles pequeñas bolitas en
 Estos Indios se pueden considerar como chi
 carnadas ó negras, fruto de ciertos arbustos, en
 quillos toda su vida. Inconstantes, desprevenidos,
 manera que parecen rosarios. En las grandes fies desamorados para con sus mujeres, excesivamente
 tas se ciñen extrañamente la cabeza y riñones
 severos con sus hijos y crueles al corregirlos. A
 con guirnaldas de vistosísimas plumas de papaveces, por castigo, les clavan en las piernas un
 gallos ó de otros pájaros, y se ponen en el cuello,
 hueso afilado cuya punta hacen salir por la parte
 espaldas y muñecas, adornos hechos con dientes
 opuesta cinco y más centímetros, y en este es
 de tigre, de tatú, de cocodrilo ó de otros animales.
 tado se lo dejan dos y á veces más días. Son
 Píntanse estrañamente todo el cuerpo con una
 fastidiosos hasta el extremo pidiendo y mendi
 pomada que hacen con los frutos de escarlata del
 gando á los pasajeros, y ¡ ay de ellos si no tu
 urucú y mezclan con la grasa del tigre y más vieran algo que darles! Estiman mucho un cu
 generalmente con la del cocodrilo: parecen diablos
 chillo ó un hacha, pues tan necesarias les son
 escapados del infierno. Esta pomada bien sea por
 para cortarse la leña, cazar y pescar, y son avisu hedor, como por ser pegajosa como la pez,
 dísimos por los collares de cintos de vivos co
 los defiende de los mosquitos y de otros muchos
 lores, de espejos y tijeras.
 Crian y tienen siempre separados los niños de
 vampiros, que aquí abundan extraordinariamente.
 las niñas, y es muy difícil ver entre los jóvenes
 La tribu y sus fracciones son dirigidas por una
 el más mínimo acto inmodesto. Los niños salen
 cabeza suprema, ayudada de otras subalternas.
 de la tutela á los quince años y deben ya v iv ir
 E l primero es llamado Paclienimegera, el segundo
 Tacmegei'a, y el tercero Agmegera. Tienen un sa por sí, con la caza, y desde este tiempo so buscan
 una joven, que desde aquel momento queda su
 cerdote <5 brujo á quien llaman Baire. E l P a chemmegera es electivo, el Baire hereditario. Para exclava. Es rarísima la poligamia, siendo apenas
 aspirar á ser cabeza de la tribu se requiere que
 un privilegio de sus jefes.
 Los niños, al décimo día de su nacimiento, son
 el Indio sea robusto, valeroso en la guerra contra
 presentados con cierta solemnidad al Mugo de la
 los Indios, audaz en las correrías y en la caza de
 fieras y que conozca bien las florestas, á fin do tribu, el que con un hueso afilado llaiiiadu buratrasladar de una á otra parte en busca de caza gara, les agujerea el labio in ferio r, y para que
 á su tribu <jue le obedece ciegamente. Son muy no so cierre les pone dentro un palo redondo;
 esto lo hacen para que durante su vida, en las
 vengativos, y si les matan á alguno de la tribu,
 grandes solemnidades, puedan ponerse cañitas
 toman siempre cruel venganza ; por eso estos
 negras, rojas ó blancas semejantes á nuestros por
 pobrecilos están siempre en guerra y sin notarlo,
 taplumas.
 van exterminándose por si mismos.
 Viven de caza y pesca. El hombre lleva arco
 y flechas y es diestrísimo en su m an ejo; á 25
 O f i c i o d e l B a i r e . — Xei*rn >le p r o 
 metros, difícilmente yerran el golpe, bien dirijan
 f e t a . — BCat$f:a q u d p u n to llcc^a e l
 la flecha á un pajarito que vuela por el aire, 6 á
 c u lt o superfeiticioso <le I om iiiucj*un pez que surca las aguas.
 toi^. — 1.41 fi e s t a d e l B acu im i*ú . —
 Hombres y mujeres son ya desde niños tan há
 B a m e te m p síc o si8 i.
 biles nadadores, que se les creería anfibios. Descien
 El Baire, su sacerdote ó brujo, tiene por prin
 den hasta lo más profundo del río y a llí se man
 cipal oficio conjurar los alimentos que podrían
 tienen x>or largo tiempo, nadando y con los ojos
 serles nocivos, como la carne del cocodrilo, del
 abiertos. Persiguen bajo del agua al gran pez
 tigre y el maiz verde. Las ponen ante él cuando
 llamado jahú y lo afierran por las agallas con un
 el sol está bien alto, y él, adornado con plumas,
 gancho, al que atan una cuerda, con la que lleprincipia á gesticular y gritar espantosamente
 rados á la orilla, arrastran su presa ya muerta.
 siempre mirando al sol, y conclnye con algunas
 Cuando no hallan otro alimento, entablan batalla
 cantilenas, en las que le ac^impaña su m u jer;
 cuerpo á cuerpo con el cocodrilo hasta matarlo á
 hecho el conjuro, toma la mejor parte de la presa
 puñaladas; también se alimentan con monos y
 y se retira á su cabaña. N o sale nunca á caza;
 otros animales.
 la tribu le provee de cuanto necesita, y acude
 Las mujeres son consideradas como bestias de
 presuroso al llamamiento de los suyos, puesto que
 carga. Cuando el marido sale á cazar, fija á la
 es el médico de la tribu. Pero no sabe hacer otra
 mujer la hora de la comida, y ¡ ay de ella si á
 su vuelta no halla con que satisfacer su desmesu enra, que atar fuertemente con cortezas de árbol
 la parte ó miembro dañado, y gesticular y cantar
 rado apetito y voracidad! L a pobrecita debe
 hasta aturdir al enfermo. Algunas veces aplica la
 buscar, pedir al vecino, robar, pescar, industriarse
 boca á la parte enferma y chupa, chupa fuerte
 en cnanto sepa para qne en su holla hierba algo,
 mente para extraer el espíritu maligno j y si á
 sino el marido, á su vu elta , la apalearía brutal
 
 — 1C4 —
 p(!Bar (le oHto, el enfermo empeora y el maligno
 (•«píritii no Hale, entonces el huiré ])rofetiza el día
 y hora do la nmortc, y el pobre enfermo infali
 blemente debe morir, ])nra (juo la i)rofecía se verillíiiio. Acorcilndosc la liora fatal, el baire cubre
 la cara d(d enf(!rmo con un tegido de hojas y
 luego ]>asaiido la mano bajo tan grosero velo, con
 dos dedos le cierra las narices y con el resto de
 la mano lo comprime fiiertemento la boca y lo
 asñxia. Ksta es la horrible infalibilidad de este
 }>rofeta de Satanás, que todos veneran, rcisignándoso á pere,cer un día ú otro sofocados por sus
 manos.
 Cuando la víctima espira , el haire pronuncia
 solemnemente la palabra : lii, que signilica mtirió.
 Y enlonces principian los llantos, los gritos y las
 liorribhis escenas. Si el muerto es un niño, la
 madre se corta con un vidrio en ambos pechos para
 hacer gotear su sangro sobro el cadáver j y si es
 adulto, todos los j>arieutes más ju'óximos se cortan
 en las ¡)iernas hasta cubrirlo de sangro j á continuaei('m y siempre gritando, so arrancan los polos
 hasta quedar horriblemente calvos. Se ])intan des
 pués do negro todo el cuerpo en señal de luto y
 aquelhís Jugos i)onotrando en las lieridns dejan
 unn indeleble mancha negra á medida que se van
 cicatrizando.
 Su culto por los muertos raya en la locura.
 Doce horas di'sptiés do la muerto, sepultan el ca
 dáver cerca de la cabaña y casi á llor do tierra,
 y para acelerar la putrefaccián lo riegan todos
 Jos días. Después de quince días descubren aquel
 cuerpo medio ijutrofacto y lo llevan al río ó lago
 vecino j lo suiuergíui en el agua, y todos los pa
 rientes, ro(h*ándole, lo descuartizan ; con las uñas
 soparan la carne de los huesos, los lavan y lira])ian muy bien sin perder uno y en este estado
 los trasladan á la cabaña, los ungen con la célebre
 pomada rosa llamada vrucú, los colocan en un
 cesto adornado do vistosas plumas y así se prepainn para celebrar al día siguiente la célebre
 ílesta llamada Jiacuriirú.
 Jtuy de mañana se reúne toda la tribu, y desde
 la salida d<‘l sol, hasta que so pon o, sin tomar
 alimento, no hacen otra cosa que cantar á dos
 coros, hombres y jnujores, una incomprensible
 canción, acompañados do una extraña máaica,
 que consisto en dar con nn bastoncillo sobre una
 caña y (Ui liacer ruido con d(js piedras, á modo
 do tambor. Para no sucumbir á tan riguroso
 ayuno, mastican una r a íz , (juo por más que g ri
 ten y canten, les conserva siomiiro su ronca voz;
 08 para ellos un secreto sacro y por ningáu precio
 rovoluu á nadie á qué j)lanta pertenezca.
 A l anochoc('r van procosiomilmente á sepultar
 los huesos. Si estos pertenecen á uno de los ca
 bezas, ó al sacerdote, se sepultan en lo imis pro
 fundo d(‘l r í o : dos de ellos desaparecen bí^Jo el
 agua y van á atar el cestillo en una roca del
 fondo del río. donde lo dejan para siempre. Si el
 difunto es persona dcl vulgo, sus huesos se se
 pultan en tieiTa. con ramas bi\io y sobre el ces
 tillo ]>ara que no sea tocado de la tierra y luego
 lo abaudoimu ]>ara siempre. Estos ludios tienen
 tanto niiedo á los muertos, que. después de las
 funciones descritas, no so acercan nunca más á
 una sepultura.
 Tienen conocimiouto de la inmortalidad del
 alma, y creen en la metempsícosis ó transmigra
 ción de los espíritus. Creen que el alma de un
 sacerdote transmigra á una estrella, do modo que
 cuando ven alguna que se corre, los invade un
 terror y una confusión indescriptibles. Salen to
 
 dos fuera de sus cabañas gritando, llorando y
 gesticulando con las manos para conjurar á aquella
 alma del Baire, por temor de que vuelva á la tierra
 á hacerles algún daño. El alma de uno del vulgo
 creen que entra en ciertos papagayos de enorme
 pico y de vistosísimas plumas rojas, amarillas y
 verdes llamados ararás ; por esto los domestican
 y tienen en sus cabañas, y las mujeres llevan con
 sigo en el Baquité cuando cambian de habita
 ción ; con las hermosas plumas de este auimal
 liacon las guirnaldas y cinturones con que se ador
 nan los días más solemnes.
 V III.
 O i’eoiioiu on e l
 — 'Víii'ic<lu(l <le leii^tutís. —'Voi*ii<*i<lu<l y i*ol>iiKtez; «le Io.k C oi’oacloíS. — sSii e.iermtíK coiiiáii. —3Xo<lo <lo tt'jei*.
 — K<Miie<lio eo iitra la iiiordetiara
 «le la !-4ei*j>iciite. — Oa:«a <lcl tisffi*e.
 —Iuíeli«*i(lacl «le a<xaello!S s a lv a je s .
 
 I^ O R lo que llevo dicho, habrá podido fácil
 mente comprender que estas teibus de Co
 reados tienen una vaga creencia en una especie
 de dualism o; el dios del bien, que ellos figuran
 en el sol, y el dios del mal que llaman Boupe,
 el mismo á quien los Patagones conocen con el
 nombre de Gualicho- Su religión no tiene otra
 manifestación que el supersticioso y exagerado
 culto de los muertos y las múltiples conjuras hechas
 por su Baire contra el temido Boupe.
 Cada una de estas tribus tiene su leugua pro
 pia, tanto que entre ellos casi no so comprenden;
 por lo que el Misionero deberá trabajar mucho
 para aprenderlas todas. Y esto deberá hacerlo
 estando entre los Indios y recojiendo todas las
 espresiones do sus mismas bocas; pues no existe
 gramática ni diccionario alguno de este género.
 Todas estas lenguas ó dialectos proceden de raicee
 comunes, como es muy fácil descubrir; así por
 ejemplo, los Coroados llaman Baire A su sacer
 dote, otros Bagó y otros Payé. No es necesario
 que yo le diga que todas ellas son muy pobres
 do vocablos : con la misma voz un poco niodilicada, espresan imiolias y muy diferentes cosas. No
 conjugan los verbos, usándolos siempre eu infini
 tivo. Con los pronombres, adverbios y más que
 todo con signos do las manos, indican las varia
 ciones de persona y do tiempo.
 Como todos los salvajes de esta zona, los Co
 roados son voracísimos. Cuando hacen una buena
 caza, la consumen liastA llenarse como odres. Pa
 rece sienten de todo corazón dejar sobra alguna,
 y por esto en tal caso vuelven á la carga y se
 llenan en tal modo que no pueden tenerse en pie.
 Aman muchísimo las bebidas alcohólicas, y cuando
 pueden obtenerlas, no las dejan hasta embria
 garse.
 Son tan poco previsores, que hallando un árbol
 frutal, lo cortan para comerse sus fru tos, sin
 pensar ni cuidarse del porvenir.
 En general estos ludios son robustos y parece
 increíble lo ágiles que son en la carrera, en la
 que acostumbran hacer frecuentes ejercicios, lle
 vando sobre la cabeza troncos de árboles ó piedras
 de 100 y hasta de 120 k. de peso; y se acostum
 bran á esto de tal modo, que corren velozmente
 y por largo espacio sin dejar caer su peso, no
 obstante los céspedes y ramas de árboles entre
 lazadas, entre las que deben abrirse paso.
 
 — 165 —
 Esto lo hacen con la mira de hacerse aptos
 para salvar, en tiempo de guerra, á sus parientes
 y compañeros cuando estos caen heridos ó muertos
 en el campo de batalla j pues juzgarían como
 grande desventura el abandonarlos á las vengan
 zas ó ultrajes de su odiado enemigo.
 Es también muy común el ejercicio de la danza,
 que á veces dura días enteros con ocasión de al
 guna gran fiesta, como después de una victoria,
 6 después de la caza del tigre. Danzan siempre
 separados los hombres de las mujeres y así ais
 lados gesticulan con brazos, cabeza y cuerpo en
 mil maneras, siendo sus movimientos tan lentos
 y sin gracia, que al verlos no pude alejar de mi
 mente la impresión que recibí cuando niño viendo
 á los osos, que con frecuencia suelen llevar por
 nuestros pueblos algunos charlatanes, haciéndoles
 bailar delante de los admirados aldeanos, con
 aquellos estúpidos y pesados movimientos propios
 de esa bestia repugnante.
 Los Coroados no saben tejer que pequeñas fajas,
 que usan para adornarse el cuello y las muñecas
 en los días festivos. Se sirven de la fibra del tucú
 y de hüo de color cuando pueden obtenerlo de
 algún cristiano, en sus correrías. Para tejer clavan
 en tierra las dos puntas de una grande rama
 arqueada y de frente á esta otra semejante: de la
 una á la otra tienden estrechamente los hilos
 que luego tejen, apretando y comprimiendo los
 transversales con una espátula de madera, siendo
 esta la única industria de los hombres y que de
 bien poco les sirve.
 Se curan las mordeduras de las serpientes con
 el cauterio, aplicándose inexorablemente sobre la
 herida un tizón ardiendo, quemándose la carne
 hasta el hueso. A proposito de estos temibles
 reptiles, V. sabrá como en estos últimos años la
 ciencia ha descubierto tm poderoso contraveneno
 contra sus mordeduras, que antes solían ser futoles y á veces fulminantes. Dándose á tiempo
 inyecciones con manganeso de potasa, quedan
 neutralizados los más potentes venenos; razón
 por la que no son tan temidas las serpientes de
 cascabel y tantos otros reptiles venenosos que
 antes causaban la muerte entre horribles espas
 mos á tantos inadvertidos pasajeros. Es esto un
 nuevo y grande consuelo para el Misionero que
 debe pasar por estos parajes, siempre prevenido
 con este poderoso contraveneno.
 Xo cazan al tigre con la lanza, luchando con él
 cuerpo á cuerpo como algimos Indios del Ama
 zonas ; los Coroados en cosa tan peligrosa han ya
 aprendido otro uso propio de cristianos. Llevan
 consigo, como ayuda, numerosísimos perros, y
 estos, descubriendo al tigre ya á distancia, prin
 cipian á ladrar desesperadamente, y adelantán
 dose poco á poco en círculo contra él, con sus
 continuos ladridos y con sus afilados dientes, lo
 obligan á trepar á un árbol y á cobijarse en lo
 más alto entre sus gruesas ram as, donde con
 mucha mayor facilidad el cazador puede apuntar
 sus flechas ó fusil y atraversaíe e l corazón.
 Si bien el tigre de estos paises, aquí llamado
 on:a, es mucho más pequeño que el del Africa ó
 Indostán, no obstante es mny fuerte. Se avaJanza
 de frente contra el buey, clavándole una garra
 en el pecho mientras qne con la otra le aferra
 las narices y luego con nn rápido movimiento,
 como para retorcerle la cabeza, en un abrir y
 cerrar de ojos le hace caer muerto á tierra: hecho
 esto lo toma con los dientes por una pata y se
 lo hecha acuestas, llevándoselo á uno de los a.itios más apartados y espesos de la floresta para
 
 devorarlo á su sabor. Esta fiera es muy común en
 estas florestas y es el azote de los numerosos pas
 tores de ganado m ayor, ocupados siempre en
 perseguirla cou ima multitud de perros.
 L levo conmigo la piel de un maguífico tigre ,
 matado no muy lejos de aquí, y apenas llegue á
 Montevideo se la mandaré á Tun'n , para que
 pueda ver por sus propios ojos las afiladas y
 largas uñas, y potentes garras de esto ferocí
 simo animal. L e mandaré también flechas, arcos,
 collares, cuerdas y saquitos hechos por estos In
 dios y más tarde animales y curiosos pj\jaros do
 estas lejanas zonas.
 Fiimhaento le diré que los Coroados son muy
 propensos y mueren muchos do pulmonía fulmi
 nante, ó do tisis lenta, a causa do su ignorancia
 y usos salvajes, ya que procuran estar siempro
 en el agua como las ranas; i>or lo cual después
 de ga n d es fatigas y carreras afanosas, buscan un
 refrigerio en ella, y asi contraen enfermedades
 mortales. Y si desgraciadamente se desarrolla
 entre ellos la viruela, la escarlatina, la influencia,
 \í otras enfermedades contagiosas, como ha suce
 dido ya varias veces, entonces no se salva ni uno;
 pues, apenas sienten la fieb re, corren al río v e 
 cino y cuanto más la fiebre aumenta, más se su
 mergen en las ondas, por esto cada cual puede
 imaginarse á que fa t^ es consecuencias so ex
 ponen.
 ¡Infelices ! ¡ Por cualquier lado que se les mire,
 son dignos de compasión y lástim a, y necesitan
 que tantos generosos corazones, como en el mimdo
 se encuentran, vuelen en su auxilio. Digan otros
 lo que quieran; mas yo estoy persuadido que todos
 ellos son susceptibles de educación y cultura. T o 
 mados desde niños, aprenden con facilidad á leer
 y escribir, se amoldan á nuestros usos y costum
 bres y llegan á entender y gustar las verdades
 de nuestra santa religión. Cierto es que so re
 quiere tiempo y una man dosis de abnegación y
 paciencia; mas los felices resultados llenarán un
 día de inefable consuelo el corazón del Misionero,
 alegrarán á los Angeles del cielo y aún harán se
 gocen los hombres escépticos y duros de corazón.
 Vengan, pues, los corazones generosos lleno»
 del espíritu de Dios y acompañados de los auxi
 lios de los buenos, y en pocos años veremos sur
 gir como por encanto florecientes cristiandades,
 donde por tantos siglos ha reinado Satanás j ve
 remos desarrollarse la verdadera civilización y el
 bienestar, donde antes extendían su manto la de
 solación y la barbarie; y contemplaremos con
 fruición á estos hijos de la floresta, juguetes
 ahora de Luzbel y víctimas de las más horribles
 supersticiones, hechos hijos de Dios y hermanos
 nuestros en la caridad de Nuestro Señor Jesu
 cristo.
 
 (!:e continuará).
 \'\\\l■'
 
 GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
 Méjico, 11 de enero de 1895.
 M c r R d o . P . A x g e l P ic c o n o :
 
 Habiendo tenido nna caída en la que me las
 tim é nna pierna, como tanto la enfermedad como
 la curación, me cansaban grandes dolores, ofrecí
 á la Sma. Virgen de D. Bosco, qne sí me sanaba,
 
 —
 
 166
 
 publicaría osta gracia; y habiéndola obtenido,
 llena de gratitud por tan grande beneficio, cum
 plo mi promesa.
 Soy do V. atonta y S. S.
 F a u s t in a
 
 Calzad a.
 
 Baruoloiia 1 do febrero de 1805.
 Sr. Director del Boletín Salesiano.
 Muy
 
 Sk .
 
 m ío
 
 :
 
 Voy á narrarle xiii hecho on ol que no puede
 monos do verso la mano de Dios y la protección
 <lü María Auxiliadora.
 A últimos <le noviombro dol año pasado, mi
 madre cayó gravomoute onforma, quedándoselo
 i)aralizada la parto izqiiierda del cuerpo. V i
 sitada por los módicos, estos no hallaban otra
 solución que hacerla una oporacióu abriéndole la
 rodilla y parte do la piorna. Su estado era gravo
 y por momentos se agravaba; mas, inútiles oran
 los medicamentos. En tal grado de postración,
 pasó mes y medio. Y o , á la sazón, me hallaba
 fuera de mi casa, y mi familia me hizo sabedor
 del triste estado do mi madre. Y o no sabía donde
 acudir para buscar remedio pronto y eficaz; poro
 on ol instante me asalta el pensamiento de re 
 currir á María Auxiliadora, poniendo bajo su pro
 tección la vida do jui madre. A l momento escribí
 una carta en la que lo recomendaba invocara á
 esta buena Madre, la mandó una novena de María
 Auxiliadora y entre muchas otras cosas, la decía
 estas textuales palabras: « Madre querida, si V.
 tiene fe en María, si en Ella confía, cierto estoy
 que Ella, en esta novena que la recomiendo haga
 con fervor, antes do concluir los nueve días V.
 sanará y podrá andar por sí sola, é irá á dar
 gracias á María Auxiliadora, confesando, comul
 gando y visitándola en su propia capilla de Sarriá. » Estas son las principales palabras que d i
 rigí á mi madre.
 A l recibir mi carta, principió el primer día de
 la n oven a: todo fue principiar, como el mal des
 apareció, y á los tres días podía andar y el liltimo salió de casa por sí sola y fue á rendir gra
 cias á María Auxiliadora, á su propia capilla do
 Sarriá, realizándose lo que yo había puesto bajo
 la protección de tan btiena Madre. Por esto creo
 conveniente hacer pública esta gracia do María
 para que crezca más su devoción cada día.
 Me ofrezco de V . afino, y hermano on Cristo
 N. Señor
 
 —
 
 Desde niño, me ha parecido dulcemente poético
 el lenguaje católico empleado hacia la Sma. Virgen
 M aría; pero la idea vital no puede expresarse,
 sino sentirse.
 Hace poco (en el mes de setiembre) una per
 sona de m i familia había caído como herida de
 ese azote qne ha hecho tantas victimas en Zacatécas, el tifo.
 Se pusieron todos los cuidados para combatir
 la rebelde enfermedad, y uno después de otro,
 fueron contagiándose, sin quedar ya ninguno sin
 esa dolorosa enfermedad.
 Mis tíos, y cinco de sus hijos, lucharon con el
 delirio de la calentura, y la Señora, mi tía, en
 estado de suma gravedad, no podía recuperar la
 salud, según la opinión del módico que la asistía.
 Mi tío, que era el que parecía estar menos grave,
 murió.
 En ese día llegó á ésta ciudad mí estimado
 amigo el Sr. Pbro. D. Rafael Noguer (salesiano),
 y me dió algunas medallas de María Auxiliadora.
 Los enfermos recobraron pronto la salud, y la
 Señora mí tía que estaba próxima á la muerte,
 pues había comenzado la gangrena, se alivió, con
 fesando deberle este beneficio á la Santísima V ir
 gen María.
 
 Hace tres días que vo lvió á esta capital el muy
 estimable P . Noguer, y tuvo la bondad de rega
 larme dos medallas de María Auxiliadora.
 A yer estuvo una persona manifestándome que
 se encontraba en estado de gravedad uno de los
 miembros de su familia, de ideas algo extravia
 das y que no quería confesarse.
 L e di nna de las medallas con que babía sido
 obsequiado por el R. P. Noguer, y hoy, después
 de la misa de Coro, tuve el gusto de reconciliarlo
 con Dios Nuestro Señor, á petición de él mismo,
 que autes hacía alarde de incredulidad.
 Lleno de gratitud, quise comunicarlo á los muy
 estimables P P . Salesianos para que le den gra
 cias á la Sma. Virgen, ya que mi pequenez no
 puede hacerlo de uua manera digna.
 Estos dos casos, los he presenciado yo mismo
 y croo de mi deber manifestarlos para la gloria
 de la Santísima Virgen María.
 D o m in g o
 
 T . R o m e r o , Pbro.
 
 Zaoatooas (Méjico), 1 de marzo de 1895.
 
 llO SE N D O PO N S A D A
 
 Cooperador Salesiano.
 
 Méjico, 20 de febrero de 1896.
 L a infrascrita declara que su hermana Juana
 pidió á María Sma. Auxiliadora la gracia de cu
 rarse do las caleuturt\s, ofreciendo una limosna
 al colegio salesiano, en construcción, de esta ciu
 dad. L a mañana siguiente á tal promesa, obtuvo
 la gracia, ouráudose completamente.
 J osefa G o n zález.
 
 O l o x 'l a A
 — Los nombres más
 hermosos que so le h.au «lado á la Sma. Virgen
 M aría, expresan las distintas gracias que les dis
 pensa á su hijos.
 
 Sr. Director del Boletín Salesiano.
 M uy Señob Mío :
 El día 4 de abril de 1S95, se me extraviaron
 uu ttilón y una factura, que llevaba en el bolsillo,
 al ir n cumplir un encargo. Todo osnslado me
 puse á buscarlos y no pudiendo encontrarlos,
 acudí con todo mi corazón á la Sma. Virgen Au
 xiliadora, que me concedió la gracia qne deseaba.
 Deseo, pues, que este hecho se publique tanto
 para mostrar mi agradecimiento á María, como para
 que otros que se encuentren en semejantes d i c 
 ciones acudan á tan bondadosa Bienhechora.
 Nunca en la vida se me olvidará esta gracia que
 la Sma. Virgen me ha concedido.
 Soy de V. afmo. S. S.
 M a r ia n o R o m o .
 
 — 167 —
 
 NECROLOGIA.
 
 DON A N T O N I O S A L A , Pbro.
 El 21 del prósimo pasado mayo, expiraba á la
 edad de 59 años, en e l Oratorio de Turín, el sa
 cerdote Don Antonio Sala, fortalecido con todos
 los a u x ilio s de
 nuestra santa Re
 ligión y rodeado
 de sos hermanos
 de religión y de
 algunos de sus pa
 rientes.
 Nacido en Monticello de Roragnate, diócesis de
 Milán, entró en el
 Oratorio el o de
 marzo de 1863, y
 después de casi
 dos años de prue
 ba vistió la sotana
 de manos de Don
 Bosco, en octubre
 de 186-1. Cumpli
 dos con gran éxito
 sus estudios de
 filosofía y teología
 al mismo tiempo
 que desempeñaba
 varios cargos en
 el Colegio de Lan
 zo, se ordenó de
 sacerdote el 22 de
 mayo de 1869.
 Por su carácter
 manso y rectitud
 de e s p í r i t u , se
 atrajo bien pronto
 el cariño de Don
 Bosco, el cual, co
 nociendo sus ex
 cepcionales dotes,
 le llamó al Orato
 rio para confiarle
 el cargo de Ecó
 nomo de la Casa
 y más tarde de
 toda nuestra Pía
 Sociedad; ca rgo ,
 que por la volun
 tad de sus herma
 nos, d e s e m p e ñ ó
 basta sn muerte.
 Bajo su inteligen
 te dirección,ámás
 de los muchos co
 legios que de doce años á esta parte se han
 abierto en Itaüa y fuera de e lla , se llevaron á
 cabo las importantes obras de las iglesias y
 tcapectivos colegios del Sagrado Corazón de Je
 sús, en Roma, y de San Juan Evangelista en
 Turín, el mausoleo sobre la tumba de Don Bosco
 y el decorado del Santuario de María Auxiliadora,
 en Taldoco.
 Don Sala, como muy bien decía nuestro amado
 lector Mayor en la esquela de defunción maná hennanos, parientes y amigos , ha bien
 
 merecido de la Pía Sociedad Salesiana, cuyos in 
 tereses procuró aún con detrimento de su salad.
 Hacía más de un año que lo trabajaba una en
 fermedad al corazón y aún cuando se confiaba
 en la pericia de los médicos y cuidados que se le
 prodigaban, y más que todo en las oraciones que
 continuamente por su s^ud se elevaban á María
 Auxiliadora, nuestro Señor quiso llevjírselo con
 sigo , pues ya estaba maduro para el cielo. jAdoremos sus inescrutables designios’ María Atixiliadora, por otra parte, quiso sin duda que la acomtañara en la ceebracióu do aqnella fiesta, que
 él, por tantos nños, se e s fo r z ó
 en hacer lo mits
 solemne posible.
 A la conducción
 del cadáver á la
 iglesia, á la Misa
 de R e q n i e m , á
 las exequias y al
 cementerio, asis
 tie r o n
 v a r io s
 C oo p era d o res,
 amigos, las Hijas
 de María Auxi
 liadora, represen
 tantes del Colegio
 conocido por GU
 ArtigiaiielK y xm
 buen nxímero de
 niñas vestidas de
 blanco.
 El 27 de Junio,
 en el Santuario
 do María Auxilia
 dora. se celebra
 ron í&s solemnes
 exequias de los
 treinta días. Cele
 bró la m is a el
 Prefecto general
 do n u e s tra Pía
 Sociedad y los n¡x‘i08 del Oratorio
 cantaron la misa
 Iteguinn, á cua
 tro voces, del Terziani, y en gran
 número se acer
 caron á la Santa
 Mesa, en sufragio
 del alma de unestro amado Sup'erior. El misionero
 salesiano D. An
 gel Piccono, di
 rector de la Casa
 de Méjico, leyó la
 oración rúnebre,
 teniendo á la numerosa concnrrencia suspendida
 de sus labios, por la sublimidad de sus conceptos
 y lo bien que supo retratar á D . Sala.
 Suplicamos á t ^ o s nnestros lectores se dignen
 elevar al cielo una, plegaria por el descanso eterno
 del alma del finado.
 
 Í
 
 DON ANTONIO SALA, Pbro.
 
 R. I. P . A.
 
 — IGS —
 N O T IC IA S Y V A R IE D A D E S .
 — 3 —
 XJiitt eonvci*HÍ<5n.
 
 Acaba do veriflcavrto en ConstaiiLinopla la con
 versión do una familia griega, á la cual acompa
 ñaron circustancins en extrojno notables.
 Una criada perteneciente tí la r(‘ligi»)ii cismática
 y hasta entonces muy íiol, sucumbió ú la tenta
 ción do robar á su ama dos brazaletes do gran
 valor. Acosada por los remordimientos de su con
 ciencia, fuó á confesarse con un sacerdote tam
 bién cismático, quien después do liaberla pregun
 tado el nombro do su ama, la d ijo : « ;O h ! Ksa
 señora os rica y no necesita los braztiletes ; con
 servad vos el uno y dadme á mí el otro. »
 Poco tranquila la desgraciada sirvienta con soinojanto decisión, fuó á consultar el caso con un
 religioso católico, el cual, como era do esperar, le
 mandó devolver todo, prometiéndola buscarlo otra
 casa si su ama llegaba á despedirla, llízolo así
 la criada y después do confesar el delito á su se
 ñora, esta 80 hizo contar muy minuciosamente la
 historia del robo y las decisiones do los dos sa
 cerdotes cismático y católico, y después de bien
 enterada, regaló los brazaletes á la criada, diciéndola: « Vó á suplicar á eso sacerdote católico que
 venga aquí, porque mi marido, mis hijos y yo,
 con todos loa dependientes de la casa, (pieremos
 hacernos católicos.
 Tomamos del excelente Diario de Lérida lo siguieuto: « Nos escriben de liialp que ha sido muy
 biou recibido el resultado do los exámenes que
 los alumnos dol Colegio Salcsiano de aquella villa
 lum sufrido en esto Instituto provincial, en los cua
 les han obtenido cuatro certificaciones do sobre
 saliente y doce de notable.
 » Si 80 tiene en cuenta lo reciento de la insta
 lación del colegio j el número excesivo do asig
 naturas que han do estudiar los alumnos y lo
 quo 80 tardó en determinar las que en definitiva
 habían de estudiarse en los Institutos después do
 la reforma del Señor Gvoizard, do modo quo ya
 estaba entrado el curso cuando so señalaron
 textos, se linbrá do concluir quo el resultado ob
 tenido por el Colegio do Kialp es digno de todo
 aplauso. »
 £21 <leNi*uiiKo~<lol tlo m iuíifo .
 
 E l duque Carlos Guillermo do Ikunswick quo
 v ivía á principios del siglo, dio sienniro muy giaudo
 importancia á la guarda de los domingos y días do
 íiesta. Como llegase á saber quo los campesinos do
 cierto lugar tenían la costumbre do reunirse en la
 taberna a la hora del ollcio divino, y pasársela be
 biendo todo el tiempo que debían estar en la igle
 sia, vestido do un redingote abotonado hasta la
 barba, so instaló en la venta quo lo habían indi
 cado. A l tiempo quo la campana convocaba á los
 Heles á la oración, llega la turba do doacreidos pro •
 cedida de un gordo y pesado personaje, cuya rubi
 cunda nariz y cura encendida, á leguas lo señalaban
 como á je fe de la divertida tropa. Siéntase á la
 cabecera do la mesa y obliga al duque á tomar asiento á su lado, por supuesto que no sin haber antes
 eehailo una escrutadora mirada de descontianza
 sobro convidado tal. quo nadie se acordaba haber
 visto en el querido recinto do la taberna. Entre
 tanto, el ventero había puesto delante del presi
 
 dente de la mesa un enorme cántaro de aguar
 diente; éste lo toma entre sus manos, échase al
 coleto una buena gaznatada y lo entrega al duque
 diciéndole: JPdmlo á tu vecino. Voltea el cán
 taro y llega al presidente, le da un cordialísímo
 saludo y lo vuelve á poner en circulación. Cada
 uno de los convidados, segxln su orden, lo bacía
 con delicia y lo dejaba diciendo al más próximo:
 Pásalo ú tu vecino. A la tercera vuelta del
 dichoso cántaro, levántase encendido en cólera el
 duque, desabotónase el disfraz, y exponiendo á
 las atónitas mii’adas de la comparsa su bien co
 nocido uniforme y las insignias do soberano,
 vuélvese al presidente y lo da el mjís soberbio
 bofetón de los quo Immanas mejillas soportaron,
 diciéndole: ¡Pásalo á tu vecino! Luego, viendo
 indeciso al agraciado, tira el duque de la espada
 y d ic e : « Cuidado con andar en remilgos y no
 asentar de firme la mano: porque á cualquiera
 de vosotros que tal suceda, le será mal contado. »
 No lo (lijo á sordos; pues á esas palabras, levántanse los robustos brazos y comienzan á llover los
 cachetes del uno al otro extremo de la mesa;
 cinco, seis de seguida; y peláranso las barbas á
 guantadas, s i, satisfecho el duque con el castigo
 quo á tan incorregible chusma acaba de afligir,
 no la pusiese en sosiego. Cuentan que el domingo
 siguiente nadie tuvo la más remota idea de acudir
 á la taberna.
 
 COOPERADORES SALESIANOS DIFUNTOS.
 E*'. Florentina Ramírez — Huelva.
 L^. Catalina Biíez
 »
 D. Francisco de Paula Orta — Caracas (Venezuela).
 D. Ramón Hermoso
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 E*. Micaela de Boorinaud
 »
 »
 » Merceil Castillo
 »
 »
 » Merced G. de Gordils
 «
 »
 Sra. Begofla de Qnevedo
 »
 »
 Sv. Dr. Santiago Delgado, Pbro.
 »
 »
 Sr. D. T . Tejera, Canónigo
 »
 »
 Sra. 1 Catalina G. do Wilhelms »
 »
 Sra. L '. Emilia González
 >>
 »
 »
 Martina de Castro — V illa do Cura
 »
 Sr. D. llorínes Cardoro — Maracaibo
 »
 Sra. D* Muría Luisa Langaray de Molfino — Lima
 (Poní).
 Sr. D. Agapito Fermíndez — Mójico.
 »
 Frauoisco Escarza — Cueruavaca (Méjico).
 »
 Jesús Macedo — Ciiautilliíu
 »
 »
 Carlos Pozo — M^ico
 »
 Josó Carrasco — Otnmba (Méjico).
 Sn». D''. .Juana Rublo do Cuevas — Méjico.
 Señorita Moiitcrrubio
 »
 »
 Barradas
 »
 Sra. D“. Mercedes Lozano Gómez — S. Luis de Potosí
 (Méjico).
 Sra. D '. Juana Maza de Dnblán — Méjico.
 »
 Genoveva Cepeda de Morfín — Méjico.
 »
 Carmen Ortiz de la Huerta
 »
 •
 Margarita P. do Cadenas
 »
 ^
 Felipa Rojas de Ortega
 *
 SapHcamns encarecidaraento A nuestros lectores se sirvan
 avisarnos de la miiorte de algún cooperador para incluirlo en
 esta lista. Ignaimente los snplicamos no se olviden en sns
 cotidianos i^orcicios de piedad, de estas almas con quienes
 en vida estuvimos nnidos con el vincnlo de la cristiana caridad.
 Acordémonos qno la oaddad de qne usáremos hacia las ben
 ditas Almas del P arla to rio , Dios dispondrá soase coit noso
 tros despnés de nnestra muerte.
 REQUIEM AETERNAM DONA EIS DOMINE.
 
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 « E l C atecism o con stitu ye e l fu n dam en to i n d e f e c t i b l e d e la edu cación cristian a. En
 é l se resu elven todas las g ra n d es cuestiones y se eiíSeñan los m ás sa gra d os d e b e re s ; es el
 
 azo misterioso que une al hombre con D ios, el cielo con la tie rra , el tiempo con la eternidad.
 « P a r a fa c ilita r su conocim iento n ad a m ás á p rop ó sito qu e a ñ a d ir los ejem plos á la
 doctrin a. Las palabras mueven; los ejemplos arrastran. E l cam ino d e los precep tos es la rg o
 y penoso, e l d e los ejem plos corto y a gra d a b le. K u estro S eñ o r sem braba d e parábolas sus
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