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                Título                        
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                        BS_1895_05
                                            
        
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                Descripción                        
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                        Boletín Salesiano. Mayo 1895
                                            
        
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                extracted text                        
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                        ♦ > y il A l v o
 
 X. - N.
 
 ó
 
 —
 
 P u b lie a c io ii
 
 n u 'iiM u n l
 
 —
 
 M AYO
 
 <le
 
 IS 0 5 .
 
 OLETIN
 S A L E S IA N O
 El peligro, Padre Santo, está en la continua dJfaBlOo de libros Inbm es; y para poner coto á tamaño
 mal, yo no veo otro remedio, que la fundación de
 una Imprenta católica, puesta bajo el patrocinio de la
 Santa Sede. De esta manera, no haciéndose esperar nues
 tras respuestas, podremos con mayor ventaja descender
 al campo de la lid y responder con feliz éxito i las
 provocacionea de los aptetoles del error.
 
 <SAL«t)
 No se engañarla mucho quien intentara atribuir prin
 cipalmente á la prensa malvada todos loe males pre
 sentes, asi como la deplorable condición de las cosas
 i la cual bemos venido a parar. Loe escriiores católicos
 deben con todas sus fuerzas valerse de la imprenta pora
 bien de la sociedad.
 
 (Lbóxxim
 
 La prensa periódica sometida i la autoridad jerár
 quica, revestida del espintu de Jesucristo, viene á ser
 un poder inmenso; ilumina, soauene la verdad, hace
 desaparecer el error, salva y á v iliz a ; es una especie de
 apoóoiado sablime.
 
 (Sumowa)
 
 Buenos-Aires — LIBRERIA SALESIANA — Sarriá (Barcelona)
 1ECTURA8 CATÓLICAS. Publicación que se propone
 
 exclusivamente la enseñanza y defensa de la Keligión Católica mediante la difusión de libros
 morales y amenos adaptados á la inteligencia
 de todo el mundo. Cada mes sale á luz un npúsculo de 100 á 150 páginas quo se envía á los
 señores suscritores.
 
 Precio de sascricion (pago adelantado).
 En Buenos A ire s : Un año pesos m p .
 1 50
 — Provincias:
 —
 — . . .
 1 75
 — En el extranjero: —
 en oro . . 1 50
 A los Señores Suscritores, que quieran consti
 tuir centros de suscrición, se les concederá un
 10 p/® de descuento.
 Para los pedidos y precio de la suscrición se
 ocurrirá á cualquier casa Salesiana, á los res
 pectivos agentes ó á la Direción de la$ Lecturas
 en el Colegio P ío I X de Artes y Oficios, en A l
 magro, Buenos-Aires.
 CstecUmo en Ejemplos por el Pbro. Salesiauo D. Ca
 milo Ortózar. — Es una recomendable obra en
 la cual no sólo se exponen con gran claridad
 las enseñanzas de la religión, siuo que también
 con variados y preciosos ejemplos se alienta á
 practicar la virtud.
 Tercera edición en prensa en los Talleres Salesianos de Sarriá.
 Manual ds la Primera Comunión por el mismo autor. —
 Obrita sumamente á proposito para preparar á
 los niños á tan importante acto. — Tercera edi
 ción. En tela Pts. 2 00.
 Cl Joven instruido. Devocionario muy recomendado
 y del cual se han publicado más de cien edicio
 nes, escrito con gran esmero por el Pbro. D.
 Juan Bosco.
 Encuadernado en tela Pts. 1,00 — En badana
 de color 1,25 — En vitela y con cortes dorados
 2,50. — Preciosa edición de 1891. Pts. 5.
 Vida de Margarita Bosco por el Presbo. D. JuanLe-
 
 moyne. Obrita en la que se refieren con gran
 amenidad los admirables trabajos y virtudes de
 aquella buena aldeana, que con un corazón digno
 de una reina estaba escogida por Dios para
 la formación del San Vicente de Paul de nuestro
 siglo.
 Tercera edición. En rústica Pts. 1,00. — En
 cuadernada en tela 1,26. — En tela y cortes do
 rados 1,70.
 Mes de Miria, por el Sr. Presbo. Don Rodolfo Ver-
 
 gara Antúnez. Es uno de los más preciosos y
 recomendables libros que de este género j>nedan
 encontrarse para honrar á Maris en el mes que
 le está consagrado. £1 método, la unción y pie
 dad de las oraciones y reflexiones, los hermosos
 te m p lo s , la amenidad y pureza de estilo, lo
 hacen digno de la fama y popularidad de que
 
 gen.
 Tercera edición recién estampada en loe Ta
 lleres de Sarriá (Barcelona). Precio en Europa,
 Pts. — 1,00.
 
 OBRAS PDBLICADAS 0 DE VENTA
 tñ la Casa Salesiana de Almagro - Buenos Aim
 
 Severino 6 las ^enturas de un joven montañez seguide
 de la Vida de Santa Margarita de Oortona.
 La Misa por Mñr de Segur.
 La Semana Santa explicada por el abate Ganme.
 ¿MI hijo fraile? Prefiero verle muerto! Memorias de
 un joven contrariado en su vocación por el P b »
 D. C. M. V iglietti.
 Dicha y desdicha. — Los dos caminos por Matilde
 Bourdón.
 Vida del Bienaventurado Fray Martín de Parres de U
 Orden de Santo Domingo.
 Veladas de un artesano por Juan M. Pastor.
 Fe y líbre examen. — JEl Papa y el Concilio VaUcano. Bcnán—
 yla Vida de N . 8. Jesucristo.
 Una nueva devoción por Francisco Martinengo.
 El Cruzado. Leyenda original por Francisco Her*
 nando.
 El Gran Hecho. El Mundo adora á nn Judío Crueificado, por G. Gaume.
 El Corazón de Jesús al alcance de los niños por el
 Pbro Don Ramón Barberá, seguido de La Au
 rora de la devoción al S. Corazón de Jesús por
 el P. Luis Coloma de la Compañía de Jesús.
 Pilatillo, — La Maledicencia y Periquillo
 icíioás
 por el P. Luis Coloma.
 Vida de San Alfonso María de Ligorio por el P. V i»
 torio Loyodice.
 Agustín ó el triunfo de la verdadera oros.
 Valeria y al secreto por Matilde Bourdón.
 Valentín 6 la vocación contrariada por el Pbro Dos
 Jnan Bosco.
 Angela ó la pastoroilla de los Apeninos por el mismo
 autor.
 Compendio de la Historia de la Iglesia por el mismo.
 El Católico en el Siglo por el mismo.
 El Gran Paso por el P resb .» Francisco Martinengo.
 El Arte divina de la oración mental según San Alfonso
 M. de Ligorio.
 Respuestas claras y sencillas á las objeciones qno
 más comunmente suelen hacerse contra la reli
 gión por Mñr. de Segur, traducción de Don Qsr
 bino Tejado.
 El buen Combate de la fe por Mñr. de Segur.
 Da la Imitación de la Virgen María por una monja del
 monasterio de Marchtall.
 Antonio ó el pequeño huérfano de Florencia.
 El Liberalismo es pecado. — Cuestiones Candentes
 por Don Félix Sardá y Salvany.
 Josefina ó nna santa de nueve años por Mñr. de
 Segar seguido de la Vida de la Venersible Albín*
 piadosa modista.
 Los Francmasones por Mñr. de Segur.
 La Gran Bestia señalada á la juventud por el Pbre
 Don Francisco Martinengo.
 
 A no X • N. 5.
 
 Pablioaoii^n mensual.
 
 MATO de 18D5
 
 BOLETIN SALESIANO
 Quien recibiere éi xm niño én m i
 nombre, 4 mi me recibe.
 
 Debemos ayud£ir 4 nuestros her
 manos 4 fin de cooperar 4 la
 difusión de la verdad.
 
 (M a T H . X V I I I . )
 
 (III S. J uan , 8.)
 
 Ob recomiendo la niñez y la ju 
 ventud ; cultivad con grande es
 mero su educación cristian a; y
 proporcionadle libros que le en
 señen 4 huir del vicio y 4 prac
 ticar la virtud.
 
 A tien d e 4 la buena lectura, 4 la
 exhortación y 4 la enseñanza.
 ( I T imoth
 
 13.)
 
 E n trela s cosas divinas, la más su
 blime, es la de cooperar con Dios
 4 la salvación de las almas.
 
 (P ío IX.)
 Redoblad vuestras fuerzas 4 fin
 de apartar 4 la niñez y juven
 tud de la corrupción é incredu
 lidad y preparar asi una nueva
 generación.
 
 (S. Dio n isio .)
 E l Eimor al prójimo, es uno de
 los mayores y más excelentes
 dones que la divina bondad
 puede conceder á los hombres.
 (El Doct. S. F ranc . do Sales)
 
 (L eón X III.)
 
 [
 
 IV ,
 
 D IR E C C IO N en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T Ü R I N (Italia)
 S U lt lA R l O .
 Mes de Mar ía .
 P racticas en honor de la Sma V irgen .
 Misericordia DI^^NA.
 P rimer Congreso I nternacional Salesiano .
 Viaje (le Don Hua al Mediodía de Francia y á la Pa
 lestina.
 E spaNa . Santander. E l Carnaval en el Oratorio de Don
 Bosco. — iídlaffa. Una carta. Notas agenas en favor
 d© loa nirios desamparados. La infancia abandonada.
 — La Coruña. Los talleres saleaianos. — Gerona.
 A mérica , i^anfía^o de Chile. Escnela práctica de agricnltnra en Melipilla (continuación). — Boyoid. Ora
 torio festivo. — Otras noíicias.
 Noticias de nuestros Misioneros . Sraeil. Carta de
 Su Excelencia Eeverendisima Mons. Luis Lasagna,
 en su primer viaje al Matto Grosso (continuación).
 — Tierra del Fuego. El vj^orcillo para la Misión de
 la Candelaria. Primera visita de Mons. Fagnano á
 la Misión de la Candelaria. Consuelos y ixenas. De
 salvajes convertidos en artistas.
 Gracias de María A u xiliado ra .
 Noticias t V ariedades .
 Historia del oratorio de San F rancisco de Sa le ?.
 Bibliografía .
 Cooperadores Salesianos Difuntos.
 
 o podía haberse dedicado al culto
 especial delapiirísimaMadre delDivino Salvador, otro mes, que el de
 -i—r ' . ' ^layo. Mayo es el mes de las brisas y
 de las floresj es el mesdel ambiente tibio y perfumado; es el mes en que las decidoras ave
 cillas, atrevidas y bu-lliciosas, llegan por
 mauana y tarde hasta el tejado de la humilde choza, hasta la enramada del jardín
 I doméstico y muchas veces, hasta colocarse
 en trente de sus compañeras que en áurea
 j prisión, habitan los corrillos de aristocrá: tica mansión, entonando dulces himnos que
 ; en concierto suave y lánguido, van á peri derse en el espacio.
 !
 en Mayo, todo es hermoso, todo es
 sublime, todo es poesía... Las mañanas satu
 radas con el perfume de las flores; las tar
 des, con sus horizontes teñidos con ráíagas de oro y gualde que remedan an
 torchas de seres fantásticos que acompañan
 al sepulcro, al luminar del día; las noches,
 con sus millones de muiido.s luminosos, ro
 dando en silencio y ordenadamente, en la
 inconmensurable inmensidad del infinito.....
 
 1
 
 '
 
 — 98 —
 I L m8 noches son demasiado cortas! IN’o
 parece sino que la naturaleza, tiene miedo
 de vivir en medio de la obscuridad y se
 dü8])ierta muy temprano.
 Mayo, con sus brisas y sus flores, con su
 encanto y su poesía, parece decirnos constan
 temente. que no debemos vivir por más tiempo
 en medio de la prosáica obscuridad del vicio
 y del pecado.
 La Santa Iglesia, fiel intérprete de las
 (ieterminaciones del A ltísim o , ha querido
 consagrar este mes al culto especial de la
 Virgen M adre, para que todos los hombrea
 do buena voluntad acudamos al templo á
 impregnar nuestras almas con el delicado
 y casto perfume de la Rosa mística de Je
 ricé.
 Nadie que visite nuestros templos en este
 mes, puede dejar de sentir un grande atrac
 tivo hacia la virtud y pleno aborrecimiento
 á los vicios. 4 Y quién hay que no se con
 mueva , que no se sienta inclinado al bien,
 ante la pureza y la inocencia? ¿Qué cosa hay
 más hermosa, que un humilde, pero aseado
 a lta r, en cuyo centro se destaca, risueña y
 placentera, la santa imagen de la Madre del
 Redentor, á cuyos pies van á postrarse hu
 mildes los mismos ángeles en figura de ninas
 inocentes?
 En verdad que no sabemos si el delicioso
 aroma que en este mes envuelve nuestros
 templos, procede de las flores ó del casto
 corazón de las niñas que las ofrecen. ¡ O h !
 cuando vemos á aquellos ángeles del hogar,
 postrarse ante los pies de la Virgen corre
 dentora , temblamos materialmente, las lá
 grimas acuden á nuestros ojos, vienen á
 nuestra imaginación las sangrientas escenas
 del Calvario. ¿ Por qué la inocencia y la cas
 tidad , se abaten hasta el polvo? ¿ Por qué
 aquellas vírgenes, cuya alma más blanca que
 lii misma nieve, y que jamás se ha manchado
 con la más leve sombra del pecado, se
 postran á satisfacer delitos que no han co
 metido? A s í en otro tiempo la santidad y la
 pureza misma por esencia, Jesucristo Nuestro
 Señor, se abatió hasta el polvo y se postró
 á los pies de su Eterno Padre.
 E s q u e l a Iglesia Católica, Apostólica,
 Romana, con ser la única verdadera, es tam
 bién la única que puede llenar el mundo con
 la sublimidad y grandeza de sus ceremonias.
 ¿ Y cómo no habían de ser sublimes y con
 movedoras las ceremonias empleadas en el
 culto do la siempre Virgen M aría, de esa
 figura inmensamente grandiosa que se des
 taca en el cielo del cristianismo, cual astro
 brillante de primera magnitud, cuyos reful
 gentes rayos encienden los corazones en el
 santo amor de Dios, y son la guía constante
 y única que puede conducirnos al puerto de
 eterna salvación?
 Mas como á la pureza misma no puede
 ofrecerse cosa manchada, por eso es que las
 madres cristianas acuden al templo en este
 
 mes, llevando á sus ninas pequenitas, para
 que á la par del aroma de las flores, ofrezcan
 á la Virgen Madre, el aroma de sus ino
 centes corazones.
 Si queréis convertiros al bien, si queréis
 gozar de las verdaderas delicias que no
 cansan ni fastidian, id al templo. « Todo
 respira allí esplritualismo, todo habla al
 corazón: la V irgen , los cantos, las flores,
 las niñas inocentes que ascienden y descien
 den, llevando luces ó esparciendo aromas;
 las meditaciones son bellísimas, las oraciones
 llenas de santa inspiración. Con razón en
 todo el mundo cristiano se congregan los
 fieles en las iglesias y se empeñan en cele
 brar con pompa extraordinaria el mes mariano. »
 Mas no todos podemos asistir al santo
 templo para obsequiar á María, y sin em
 bargo ninguno que de su fiel hijo se precie
 debe descuidar un punto la práctica de este
 Mes que especialmente la está consagrado.
 Loable y digna de imitación es la santa
 costumore de muchas almas piadosas, que
 imposibilitadas de asistir al templo, en una
 de las más decentes habitaciones de la casa,
 se forman un pequeño , mas hermoso altar
 con la imagen de María, y allí, en unión de
 toda la familia, celebran, según su devoción,
 este Mes. Pero tal vez habrá alguno de nues
 tros lectores que ni aun esto podrá hacer;
 por* lo que bueno será advertirles que eu
 todas partes, aun en medio de sus diarias
 ocupaciones, sin necesidad de interrumpir
 las, se puede hacer el Mes de María. Basta
 dirigir breve súplica á María al levantarse
 por la mañana; ofrecer á gloria suya cuanto
 en el día se h a ga ; entremezclar tal cual
 pensamiento piadoso á la cotidiana labor;
 desplegar mayor fervor eu las prácticas dia
 rias de piedad, más exactitud en la propias
 obligaciones y mayor resignación eu los pa
 decimientos.
 Pero lo que sobremanera debemos hacer
 todos, el mejor obsequio que podemos y de
 bemos, si queremos atraernos sus celestiales
 miradas, ofrecer en este Mes á María, es la
 abstención de toda suerte de pecados. Sin
 esto, imposible nos será complacer ni agra
 dar á la Virgen de las V írgen es, á la más
 pura criatura, á ilu s tra Inmaculada Madre
 JEaría Santísima. Jias como para esto ne
 cesitamos fortalecer nuestra alma contra el
 poder de las tinieblas, otro obsequio no me
 nos grato á María ó indispensable para po
 der cumplir con el anterior, es ciertamente
 la frecuencia de los Santos Sacramentos,
 fuentes de toda gracia y santidad. Aun
 cuando no recitáramos oración alguna espe
 cial y todos nuestros obsequios se limitaran
 á estos, podemos estar seguros que el her
 moso mes mariano había de ser para noso
 tros manantial de bendiciones, copioso rau
 dal de gracias, prenda segura de la vida
 eterna.
 
 — 99 —
 
 e i| l\ o i| o r d e I k
 
 V ir g e i\
 
 Pedir la benedición á la Virgen Santísima
 al acostarse y levantarsey á imitOA^ión de san
 Estanislao de Kostl-a. — Si hemos elegido á
 Alaría por Madre nuestra, nada más propio
 y natural que honrarla así, como los buenos
 hijos. ¿Qué podremos temer, por otra parte,
 si damos principio al día y á la noche con
 la maternal bendición de María que todo lo
 puede!
 San Estanislao de Kostka fué quizá el
 primero que introdujo esta devoción practi
 cada después por
 muchos m i e m 
 bros de la Com
 pañía de Jesús.
 Y e ficacísimameute recomen
 dada p o r nue
 stro padre Don
 Bosco. Se refiere
 que cuando el
 Santo Joven se
 hallaba en Roma,
 %
 todos los días ,
 mañana y tarde,
 se a r r o d i l l a b a
 vuelto el rostro á
 'T :'
 la B a s í l i c a de
 Santa María la
 Mayor para salu
 dar á la Virgen
 Santísima implo
 rando su bendi
 ción y ofrecién
 dole sus servi
 cios
 lOjalá que to
 dos siguieran es
 te ejem plo! ¡ De
 cuántos males y
 peligros se libra
 rían los que acos
 tumbrasen esta
 práctica, que no
 ofrece dificultad
 alguna y apenas
 requiere algunos
 instantes deaten
 ción !
 
 M M ü r sobre la gloriosa Virgen y Madre
 de Dws o pensar en ella. — San Anselmo
 asegura que después de Dios, el pensamiento
 de que la Virgen Santísima es Aladre del
 Verbo, debe reputarse como el más aJto y
 m ás excelente^
 como la o c u p ación más propia
 de un cristiano
 deseoso de su sa
 S-eC'
 lud eterna. Quie
 nes, en verdad,
 no Layan olvida
 do su destino en
 el m undo, p o r
 v'’
 poco que consi
 deren, advertirán
 que sin el amor
 á María nada aprovechan,* mas
 icómo pueden amarla si no la co
 nocen? ¿y cómo
 la conocerán si
 uo piensan jamás
 en ella con la atención debida?
 Lo que se ama,
 está siempre en
 lamemoriay pen
 sar en ello es deLcia verdadera.
 Si queremos me
 dir el amorá nues
 tra S a n t í s i m a
 M a d r e , conte
 mos los instantes
 que en un día, en
 una semana ó en
 un mes, nos he
 mos ocupado de
 ella. Cualquiera
 luese e l resultado de este exa
 DOH JDM BOSCO Pro.
 men, sería muy
 util^ para la sal Fundador de los Salesíanos, H^as de M. Aui. y de los Cooperadora.
 (Cepit de d i eaadro da J. Kollíni. astigoo alamso do Dea Bosco)
 vación, proponernos m ^ t a r sobre las gradezas de la Virgen
 anusima, al menos en sus festividades, y en el
 BSEBICORDIA DIYDiA
 ñn
 enteramente á su culto cousagra0. A s i lo practicaban innumerables sanctos.
 Damasceno asegura inefable gozo, Entrar en el cielo, p o r equivocación, parece ooaa
 A^
 ^ tranquilidad aún durante la mn afortimada como imf>o8ÍbIe, y sin embargo
 ma, a los que acostumbren pensar con fre na sucedido hasta cierto punto, según vera el cu
 rioso lector.
 cuencia en la Virgen Santísima.
 El A bale Barón era un misionero incansable.
 Lna noche de invierno, en que se hallaba en
 Donay rezando el Breviario, fué llamado para
 asistir á nna buena mujer qbe se moría y le lia-
 
 —
 
 100
 
 inaba con urgencia. Acabar el rezo, echarse encima
 el manteo y coger el paraguas, pues llovía Á cán
 taros, fu 6 cosa (le un instante.
 Llega el buen misionero y penetra por un corre
 dor oscuro en la cusa, sin hallar ni portero ni
 persona vivie n te } sube á lodos los pisos: Uama
 en todas las puertas, oye por toda respuesta algu
 nas molas palabras y recoge algunos sofiones.
 Cuando al marcharse ya, descorazonado y seguro
 de haberse equivocado <lo puerta, so cruza en la
 escalera con una niña que le dice que en tal nú
 mero do tal corredor hay una mujer muy enferma,
 que vive con su marido.
 Corre nuestro misionero, busca la puerta y llama
 Un ciudadano de aspecto repugnante y cara enfurriiñada, abre, da un paso atrás, y fur’oso al
 ver una sotana, pregunta qué es lo que quiere.
 El sacerdote, que había divisado al punto á la
 mujer enferma en su lecho, por la puerta á medio
 abrir, echa á andar sin hablar palabra; mas el
 intratable inquilino le cierra el paso determina
 damente, y lo amenaza con echarle por la escalera
 abajo.
 — 1 Por amor de D io s! grita entonces la en
 ferma, señor Cm’a, no se vaya usted. ¡ Yo no quiero
 morir sin confesión! añade con voz angustiada.
 ¡Escena digna do .Homero! El misionero planta
 la mano en el hombro de aquel salvaje, y con
 acento firmo y resuelto lo d ice:
 — Y a lo está usted viendo, señor mío. Su mujer
 me llama teruiinantemeute, y ni yo tengo el de
 recho do negarlo mi m inisterio, ni usted el de
 ceiTanue el paso. En nombre de Dios, salga usted
 al punto y déjeme solo con esta señora.
 El bárbaro salo rofunfiumndo, y el sacerdote se
 dispone á cumplir con su deber.
 — L a Virgen Santísima le ha traído á usted,
 exclama llena de gozo la enferma.
 Y á continuación so gueja al sacerdote de que,
 hace diez años, su marido uo la deja poner el pie
 en la iglesia, y de que se ha negado absoluta
 mente á que so llamase al Cura, á pesar de que
 la veía morirse.
 — Poro yo tenía mucha confianza, añade, porquo todos los días rezaba nn Ave Mnría á la
 Virgen Santísima pata que no me faltase un sa
 cerdote en mi última hora.
 Acaba(la la confesión pregunta el misionero:
 — Pues, i cómo pjido usted al fin, envianuo el
 recado que he recibido í
 — j Qué recado, sí yo no he mandado ú nadie í
 — tPues no es usted la señora N...Í
 — No, señor Cura,
 — Pues, i no es éste el número 30 de la calle í
 — N o señor, (lue es el número 30.
 Con la oscuridad do la noche el sacerdote so
 había equivocado do puerta, y había, por egaírocacíón, confesado á una pobre cristiana que iba ú
 morir sin Saenviuentos.
 El sacerdote, muy comnovido, se aiTodilIó y dió
 giuoias al Señor por tan grande núscricordia. Eu
 seguida corrió al número 80, cumplió con su deber,
 y volvió al instante.
 Media hom había trascurrido solamente: la mo
 ribunda acababa do espirar, y su marido, arro
 dillado la velaba al pie del lecho.
 Do mauem que la virgen Santísima h,abía sido
 mu>' fiel á la cita. A l cabo do diez años, que
 la infeliz que la invocaba uo frecuentaba la iglesia,
 ella acudía, como Madre do misericordia, justa
 mente en la hora misma de la muerte.
 Cuánta confianza debemos pues, tener en aque
 lla s hermosí\s palabras: ;A/u>ra y en ¡a hora!
 
 —
 
 PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL
 SALESIANO
 Santo Padre ha dirigido al Emmo, Cardenal
 5 ^ Arzobispo de Bolonia, un Breve qne será
 leído en la primera sesión general del Congreso;
 y el Cardenal Lúcido María Parocchi, Vicario de
 Su Santidad ^ Protector de la Congregación Salesiana, también le ha dirigido la siguiente carta:
 E x c m o . y E e v m o . Sr.
 
 Siendo el Protector de los Salesianos, muy grato
 me sería poder asistir á su primer Condeso internacional, debido especialmente al celo de V. E.
 Más no siéndome posible, con la presente le
 aseguro mi unión en espíritu con V . E. y con
 nuestros venerandos Hermanos en el episcopado,
 para promover, con la instituciói^ del benemérito
 D. Bosco, uno de los más grandes bienes que ba
 proporcionado á nuestro s ig lo ; cual es, la educa
 ción católica de la juventud y la regeneración
 del obrero.
 Tanto el uno como el otro intento, se consegnirán seguramente, por la poderosa comunicación
 de gracias, de que es dispensadora la bendición
 del Santo Padre.
 De todo esto me a le ^ o desde ahora con V. E.
 y con la Congregación Salesiana, cuyo entusioEmo
 y decisión crecen al presentarse nuevos sacrifícios
 y trabajos.
 Beso á V . E. humildemente la mano, ofrecién
 dome
 De V . E.
 
 Devotísimo Siervo
 L. M. Card. PARROCCHI
 Protector de loa Salesianos.
 
 Roma, 6 de A b ril de 1895,
 
 Sabemos que varios Sres. de Barcelona sisti,rán al Conm-eso en representación de los aCooperadores Salesianos de dicha localidad, qne
 todos bau mandado sus adhesiones.
 Un medio eficaz para cooperar al éxito del Con
 greso, es la omcíón; así qne los que no pudieren
 asistir, pueden orar y orar mucho, para que Dio*
 proteja á los que asistan; no est:i demás este en
 cargo á pesar do que cuando nuestros Cooperadores
 recibau este número, ya habrán terminado las s^
 siones, pues los fnitos de este Condeso no se ban
 de recoger enseguida, sino después de poner en
 práctica sus conclusiones; y por esto debenio*
 rogar mucho.
 Las sesiones se celebrarán en la iglesia de Santa
 Catalina, donde se conserva incorrupto el cuerpo
 de la Santa.
 Nuevos Obispos han prometido su asistencia:
 pasan ya de 32.
 La prensil católica española, como igualmente
 la extranjera, tendrá, en su mayor parte, nume
 rosos representantes.
 Cincuenta han sido los trabajos llegados
 el Concurso musical para nn Himno Inaugural de
 Congreso. L a Comisión Examinadora á este objeto
 formada, después de maduro examen y de diripir
 palabras de encomio para todos los autores,
 juzgado como mejor, por responder á las cond*
 
 —
 
 101
 
 —
 
 clones prefijadas, el del eximio maestro de la Ca
 pilla de la Catedral de Macerata, Sr. D. A ¿ este
 f.TTTARFT.T.A .
 
 Siguen á este los de los Sres. Alfonzo Milani, de
 la de Bolonia; Jeremías Piazzano, de la de Vercelli; J. B. Urbano, maestro de música del Colegio
 de Alassio; José Terraboschi, de Treviglio j Agnstín Donini, de Milán.
 Damos á continoación la traducción española del
 Himno del Congreso: nos ha sido remitida x>or
 el Pbro. mejicano D. Gavino Chavez, Cooperador
 Salesiano; á quien damos las más cumplidas gra
 cias por su atención.
 
 f ílM N ^
 
 S A L S S IA N O
 
 De Oriente al ocaso, más bella que nunca
 Irradia, Don Bosco, tu santa bandera:
 Labor y Plegaría ; la empresa es entera
 Que el dedo del Sumo Pastor te trazó.
 En tomo á la insignia, ja acoje triunfante,
 A ejército inmenso, María Auxiliadora,
 t Alzaos! que de gracia cercana es la hora,
 Del día más felice la aurora nació.
 Del pueblo los hijos nos tienden la mano;
 Nos llaman una á una las viejas naciones;
 Del campo y ciudades acuden‘varones.
 Apóstoles nuevos que trae el Seuor;
 Y al triunfo se lanzan formando en batalla.
 De nobles Prelados las cruces los guían:
 A l cielo sonoras sus voces envían:
 A Dios solo gloria, ó imperio y honor!
 
 al
 
 VIAJE DE D. RÜA
 Mediodía de Francia y á la Palestina
 
 El día 6 del passado Abril, llegaba al Oratorio de Turíu, después de casi tres me
 ses de ausencia, nuestro muy amado Eector
 Mayor Don Miguel Eúa, de vuelta de la vi
 sita liecba á la Gasas Salesiauas del Medio
 día de Francia y de Palestina. Con gusto
 nos ocuparíamos en este número en detallarlos
 recibimientos que en todas partes se le han
 hecho; y las muestras de carino, veneración
 y respeto de que ha sido objeto. Mas no
 siéndonos posible ahora, esperamos poderlo
 hacer en el próximo número.
 Entre tanto de nos gracias al Señor y á
 María Auxiliadora, que sano y salvo nos
 le han restituido, salvándole de los varios
 peligros en que se ha visto, por parte de
 los enfurecidos elementos.
 
 SANTANDER
 
 EL CARNAVAL
 E N E L O R A T O R IO D E D. BOSCO.
 
 NTES de dar algtmos detalles acerca del Car
 naval pasiido en el Colegio, que los R R .
 __ __ PP. Salesiauos tienen establecido en esta ca
 pital, permítaseme hacer una pregunta.
 ¿ Qué es el Carnaval! — Fácil es la respuesta
 y mucho más una vez analizadas las sucintas in
 dicaciones, que á continuación se exponen.
 i Qué es lo que busca la juventudt — 4 Cuáles
 son sus ideales í •— 4 Cuál es el móvil, que la im
 pulsa? — No es otra cosa que el satisfacer esa
 sed frenética de placeres, esos gustos del apetito
 sensitivo, qu e, ofuscando á los jóvenes la razón,
 distintivo hm sublime entre los demás seres de la
 creación, los rednce al igual de los irracionales.
 Verdaderamente no es menester fijar tiempo algu
 no para ir tras asse liviandades y desahogos del
 hombre apasionado; pero ninguno es más á pro
 pósito que el que ofrece el Carnaval.
 4 Qué es, pues, el Carnaval en la moderna so
 ciedad ? El tiempo de los desatinos, de la desver
 güenza, de la inmoralidad, de los liltrajes é in
 jurias á Dios y ú los hombres. — Esa innumerable
 falange de jóven es, no atreviéndose antes á
 hacer ni decir abiertamente obscenidades, ahora,
 con el antifaz, y prescindiendo de toda suprema
 autoridad, no titubean en e llo , y desahogan y
 dan rienda suelta á sus apetitos, creyendo que ha
 llegado ya su tiempo, en que todo les estií penuitido. Y como esos tres días son cortos para ellos,
 redoblan su ardor, satisfacen sus pasiones, hártanse do los terrenos deleites, écbjinse en el cieno
 de las humanas concupiscencias, y de este modo
 los que antes eran imágenes vivas del Ser divino,
 trausfómianse en abismo de asquerosidades y envilócense más que los mismos brutos. Aléjense de
 Dios, y como ovejas descarriadas, no disfrutan más
 de aquel saludable pasto, que el buen pastor en
 vano intenta procurarles, sino que tragan á boca
 llena el mortal veneno q u e , con la rapidez del
 rayo, los conduce á la eterna perdición, j O fatal
 ceguera de la incauta juvenlYia!
 Hé aqu í, en pocas palabras, lo qne es el Car
 naval, en nuestros tiempos.
 I 4 cuál es el Carnaval del Oratorio de Don
 Bosco? — Enteramente contrario al que hemos
 descrito. Conociendo esos buenos al par que ce
 losos Padres el inminente peligro á que se bailan
 exiraestos multitud de jóvenes y niños, preparan
 joviales entretenimientos, con qne tenerlos con
 tentos, y al efecto abren las puertas de su teatro
 á esa juventud, ávida de nov^lades y pasatiempos,
 y allí, con morales representaciones, con juguetes
 cómicos, al propio tiempo que está alejada del con
 tacto corruptor, que invade plazas, calles y arra
 bales, v e cumplidos y satisfechos sus deseos; pues
 goza, ríe, disfruta, sin ofender al Señor.
 Tales foeron los entretenimientos, que los díajA
 
 —
 
 102
 
 24, 25 y 27 <ltl i)asa(lo Febrero, tuvieron lug.oi’ en
 el Oratorio do D. 13oaco.
 El domingo, 24, ho puso en cBcena el grandioso
 drama « Libertad, » (Tel Dr. Don Francisco Fenoglio, sacerdote Salesiauo, obra de mucho mé
 rito, que honra admirablemente á su autor, y que
 tuó interpretada con maestría por los jóvenes, que
 en dicho Oratorio so educan. En los entreactos la
 Honda do música locó con gran afinación y acierto
 escogidas piezas de su Rolecto repertorio, las (jue
 CTHtaron li los concnrrontes y fuercm muy aplau
 didas. En uno de los entrííactos se cantó el ju 
 guete cómico H CiahaHino (El Zapatero) acompa
 ñado al piano, mereciendo nutridos aplausos.
 Después del drama cantóse por los niños del Ora
 torio un coro. Rataplán, alusivo al Carnaval, que
 gustó también mucho j y, á los acordes de un airoso
 paso-doble ejecutado por la Banda de la Casa,
 desfilaron, rebosando de la mayor alegría y rego<'ijo, cuantas personas acudieron á presenciar el
 <‘.\p(‘ctáculo.
 Muchísimos bienhechores de aquel benéfico esta
 blecimiento lo honrai'ou también con su asistencia,
 «lando, por consiguiente, mayor realce y lucidez
 ú aíjuel honesto y jjúblico acto.
 A l día si^iicnte, 25, preparóse oti-a bonita y
 variada fmición. Eeprcseuti'ironse los dos sainetes
 Ratones cn trampa y Los noventa y nueve duros;
 repitiéronse I I Oiabottino y el Rataplán tan cele
 brados y aplaudido sel día anterior; todo sa
 lió ó gusto y &itisfacción del numeroso público,
 que do bote cn bote llenaba el espacioso salón,
 y , como el primer día, al són d é la música, reti
 ráronse todos, con el miís perfecto orden, á sus
 respectivos domicilios.
 El 27, xiltimo día del Carnaval, púsose de nuevo
 en escena el drama libertad y el festivo Rataplán
 «juo tan gratos recuerdos ó impresiones ha dejado
 bnpresns en el ánimo do cuantos lo oyeron. La
 «MincuiTcucia fué numerosísima, la interpretación
 <le los papeles á cual mejor, la Banda de música
 lucidísima, y el contento, general y entusiasta.
 Nada diré de las funciones religiosas, pues á
 más «le las misas y numerosas comuniones, el 27
 estuvo el Señor do manifiesto liasta las 3 de la
 tar«lo, hora en «¡ue se reservó, después de cantarse
 un precioso motete y Tantum Er<jo, á lo que si
 guió la Bendición con S. D. M.
 lié miuí el Carnaval en el Oratorio do Don
 Bosco. : Qué contrasto! ¡ qué oposición con el del
 mumlo! Aquel alegro; pero con la alegi-ía ange
 lical y conforme al cántico de D avid; Servite
 Domino in lacíitia ; éste, alegre, si so quiere: más
 con la alegría mundana, es decir, i)asa,joní, fugaz,
 «[ue siembra más tordo en ol corazón «lo sus adopt«is profunda pena y congoja; aquel, iimcento, ho
 nesto, según las h'yes de la s«ma moral y preceptos
 «lo Dios y de su Iglesia, esto malicioso, sabiuico,
 sin 8i\ieoión á ninguna ley divina ni eclesiástica;
 « I primero estriba eu la raztin , ayiuhula por la
 gracia, el segundo, en vez, en el capricho, antojo
 y sensualismo,
 ¡ Oh dichos«>s hijos del imimndorable y gran
 D. Bosco! :Invict«>s campeones do la religión del
 Cnu'ificudo! Seguid constantes la senda, que os
 ha tmzmlo vuestro iiusigne Fundador y Padre, qxie
 muchos seiíin h>s fnitos que reiwrt.afá la Iglesia
 mcdiimte vuestm piedad, abnegación, desinten-s
 y celo: muchas las victorias que alcanzareis contra
 «‘1 c«»uiún enem igo. que en triunfo se pasea p«>r
 dcMpúer;» y que eual león rugiente iut«ínta seducir
 á los inexpertos: eiuuginl. como hasta el presente*
 el llanto do tontos «lesvalid«>s, «lue, gimiendo bajo I
 
 —
 
 el peso de la indigencia y miseria, imploran fer
 vientes ayuda y favor.
 Dios, fiel remunerador, que vela y cuida de las
 tiernas avecillas del campo, sabrá debidamente
 recompensar tanto sacrificio, tanto desprendi
 miento, tanto amor.
 Alégrese Santander por tener en su seno luia
 Institución, cuyas elevadas miras son la cabal y
 peí fecta educación de la juventud, especialmente
 pobre; el presentar una día á la sociedad á esos
 niños, qne, ahora vagabundos recorren las calles
 de nuestra población, hechos honrados y laboriosa
 ciudadanos, amantes de la Religión, de la patria
 y de la familia.
 Aunámonos, pues, todos: contribuyamos con
 nuestro óbolo, y según lo permite nuestro estado
 y condicitm, al sostenimiento de esa Fundación
 regeneradora, que extendida por casi todas las
 partes del mundo, es el asombro y admiración de
 cuantos la contemplan. Hagámoslo aliora más qne
 nunca, considerando que es la voz do un sinnú
 mero de niños, que, clamorosos, nos lo suplican,
 la voz de nuestro esclarecido Prelado, que á ello
 nos invita con reciente pastoral (20 do Febrero).
 « Procurad, dice, refiriéndose álos eclesiásticos.
 » que todos gusten la suavidad del yugo de la ley
 » de Dios, y las dulzuras de seguir á Jesucristo;
 >• y, sobre todo, cuidad de los niñ«>s....... Si en
 >' alguna parte ha de hallar buena tierra la semilla
 » de la fé, es en el corazón de los pequeños: y
 » si la sociedad ha de ser verdaderamente cristíana
 » algún día, por los niños ha de comenzar. Lo
 » que sean los niños de hoy, serjin los hombres
 » de mañana. »
 Ahora bien: ¿qué no hacen por los niños los
 hijos de Don Bosco ? — ¿ Qué contratiempo, qné
 obstáculo es capaz de arredrarlos en su «íifíeil
 tarea? — Ninguno. Por ellos viven continuamente
 sacrificados sin más recompensa que el agradeci
 miento de estos mismos niños y el celeste galardón.
 Ayudémosles, pues, si queremos que Dios deirame sobre nosotros y sobro nuestras familias m
 gracias, y que al fin de la vida nos haga partí
 cipes de aquella gloria, que promete á sus fieles
 hijos.
 
 C. M. E.
 Cooperador Salesiano.
 
 M A L A fiA
 Con la nueva fundación de JLUaga, se han desp«'.rrado eu su favor los nobles sentimientos de
 los malagueños: la prensa de dicha ciudad trabaja
 activamente para que sea conociday se la proteja,
 segiüi la atenta carta que á continuación pone
 mos y que diryió á todos los diarios el Señor qne
 subscribe á quien hacemos constar nuestro agra*
 decimieuto, como igualmente á la prensa de Máloga y á la católica de toda España, que en las
 actuales circunstancias trabaja con noble desin
 terés por fin ton grande.
 
 Sr. Director y Redactores.
 Distinguidos Sres. y amigos míos: Creyendo
 llenar un ileber de civismo y de alta moral, me
 
 — lo a —
 ermito llamai' sn ilustatida atención acerca del
 ratorio y refugio pam niños abandonados, que
 íTubajan por implantar en
 los hijos de
 Don Bosco, ó sea la Congregación de los « P P.
 Salesianos. »
 Inútil relatar á Vdes. el fondo y forma de la
 institución. Por su ejercicio de Vdes. ciertamente
 habrán hecho estadios detenidos de esta Congre
 gación tan cristiana y eminentemente social. Y a en
 tre las xarias provincias de España que cooperan á
 su desarrollo, tenemos la honra de que la de Bar
 celona cuente tres casas en las que reciben edu
 cación religiosa, literaria y artística, 400 niños
 internos y más de 1.200 externos.
 Por e llo , creo necesario y así se lo ruego, que
 esa ilustrada publicación, haga una activa pro
 paganda para despertar en esta Ciudad el celo de
 las clases directoras á fin de que protejan eficaz
 mente esta gran obra que si en principio es de
 caridad para los niños desamparados, es á la par
 segura garantía para la evolución pacífica del
 progreso humanoj y por tanto, á todos interesa
 y quizás doblemente á las clases privilegiadas por
 los bienes de fortuna, puesto que dicha obra lla
 mada es de modo evidente á servir de cauce á
 las corrientes sociales, que así serán manso río en
 lugar de asolador torrente.
 De Vds. afectísimo amigo s. s. q. b. s. m.
 B. G h ia u a .
 
 S
 
 en favor de los ninos desamparados
 EL k m DE Ik a i l E DE REPISO
 Redoblad Tneatrfto fiiortM *
 Un do garlar á la nl&et j
 de
 ÍiiTontnd
 screduiidad
 
 la com ipolón é
 y
 preparar aaf
 una nuera generación.
 
 iLEOj; XIII.)
 
 ^^BTAS bellísimas palabras salidas de labios nngelicales, son por si solas títulos bastantes para
 amar como ó padre cariñoso al sabio, benigno
 y virtuoso anciano, que para dicLa del linaje hu
 mano, rige la cristiandad.
 Preciso de toda urgencia es para los católicos
 corresponder con actos á tan elocuente arenga,
 que no hay mayor obra agradable á Dios que lá
 caridad en su manifestación de amor al prójimo:
 pero me atrevo á asegurar que aun fuera del cato^
 lirism o, no puede haber quien no encuentre be
 llísima la frase y deje de acudir á t^m saludable
 llamamiento, reconociendo todo el orbe en suma,
 que esas palabras son la voz divina trasmitida
 ]^ r hijo predilecto.
 ¡ O h! quien tuviera la dicha de ser elocuente,
 pma dirigir al pueblo de Málaga el reflejo de
 aquel rayo de luz que parte de Soma, en el ins
 tante en qne aquellas sublimes palabras brotan de
 ios benditos labios del padre común de los fieles.
 Pero no es menester de ella : que la Providencia
 divina nos fscilita los obreros para el trabajo que
 recomienda el Vicario de Cristo.
 Los hijos de Don Bosco han venido en este siglo
 á servir para tan grande obra, la de rect»jer con
 
 la cariñosa solicitud de tiernos padres y honrados
 ílirectores, á los que el fiero egoismo de la socie
 dad abandona física y espiritualmente.
 Así, aimque el más insignificante de mis conciu
 dadanos, me atrevo á invocar el socorro de clases
 pudientes de Málaga, no solo en contribuir con
 recursos, sino de ocuparse en estudiar la obra del
 humilde sacerdote piamontés, que si lo hace, no
 hay duda que la saludable y celestial simiente
 que Jesús sembró y Don Bosco ha labrado con esfoerzo de alma refulgente de santo amor, fructi
 ficará para el bien del hombre y se irjín cumplien
 do las promesas del Salvador, cuando dando
 su preciosa sangre por nosotros nos llevaba como
 hermanos á ssr hijos dignos do su Divino Padre.
 Un colaborador de D. Bosco.
 
 {La Uuiihi Mercantil, de Málaga).
 
 L A INFANCIA ABANDO NADA.
 
 ; 4 ^ ntre las giundes manifestaciones de la caridad, ninguna tan simpática yheimosa como
 la que supone la protección moral y material á la
 infancia desvalida.
 En lo que á Jlálaga respecta, se ha hecho cuanto
 con su situación económica era compatible, para
 alejar de sus calles el penoso espectáculo do la
 mendi<ádad más ó menos efectiva y ocultado
 con mauo impaciente, cuantas miserias afligen á
 las grandes poblaciones.
 Rodeados del silencio, del que la virtud es tan
 amiga, trabaja un puñado de héroes de la caridad,
 con a<iuella constancia que solo imprimen las
 grandes ideas.
 Dejad á los niños que vengan d mi, exclamaba
 el Redentor.
 Dejad ú esos niños desvalidos y faltos de todo
 amparo, que so acerquen á nosotros ; que snpliendu
 con nuestra fú lo que falta á su desesnerunto si
 tuación, sabremos apartarlos de su niiseniblo estado,
 y cuidando de su porvenir con la solicitud de
 verdaderos padres, algún día sabrán lo que deben
 á la sociedad, en la que parecían conaeiiados á
 ser su más terrible azote, dicen los PP. SalesianoR, al pediros nna limosna con el sublime pre
 texto de la caridad.
 Un limitado número de personas, dignas de
 todo el respeto que merece su desinterés y abne
 gación, han llevado á cabo la gran obra de re
 dimir á la infancia abandonada de nuestra po
 blación.
 Ante esta poderosa iniciativa, solo resta que la
 acompañe un movimiento general de las personas
 pudientes, traducida en una contribución que li
 bra á la conciencia de esta deuda social, y lleva
 al espíritu la más grande de todas
 satisiacciones: £1 bien ageno.
 
 {E l Diario de Málaga.)
 
 — 104 —
 
 L A C O R T IN A
 
 LOS TALLERES S A L E S IA M
 /A Atalaya, dü Santander, ba traído un horIjiiumo artículo reseñando la vida de los discípu
 los d(i D. Hosco y sus asilados en aquella población
 y haciendo un panegírico entusiasta do la obra
 de los talleres salesíanos.
 A l lado do esos elogios trae la prensa sautauderina una notíi triste. Instituto tan benélico, tan
 adecuado JÍ las circunstancias presentes, tan no»
 cewirio como antciminal del socialismo y la anar
 quía y como factor de gran valía para resolver el
 in’oblema do la miseria moral y material do los
 tiempos presentes, pasa grandísimos aprn-os y
 estrechez tunta, que ni siquiera tiene casa en
 aquella ciudad, y so vo obligado á pedir á la li
 mosna piiblica un asilo para los pobres raípierillos
 que alberga.
 « Más de CüATKOOlENTAS SOLICITUDES — sogún
 manifestación do los Padres — han sido despa
 chadas negativamente — dice La Atalaya — por
 la absoluta, incapacidad del local.
 Todas ellas iban escritas con la elocuencia de
 los ruegos v de las lágrimas y con la poderosa
 Tocomendaclóa de la miseria, y pedían... la cre
 dencial que no puedo negársele á ningún ser hu
 mano: pau y educación.
 Y no son óstas solas ; los miamos « raqueros »
 que, sin padre ni madre ni perro que les ladre,
 pululan por los muelles, comen lo que les dan ó
 lo que hurtan , duermen en los quicios de las
 puertas ó en los bancos de los paseos, lo ignoran
 todo y van inconsoioutemonto camino de la abyec
 ción y del presidio, los « raqueros » también
 acuden á llevar, por sí y ante sí, y con perfecto
 derecho, su solicitud rogando á los PP. Salesianos
 que los recoian.
 De esos, (pío tal vez constituyen una clase, hay
 amparados en el Oratorio muy cerca de 40 indi
 viduos; 40, entre « raqueros » y huérfanos que
 no tlimen á quien volver los ojos fuera de aquella
 santa casa, abarrotada de niños pobres.
 I Pero ya no caben más! Y con el vivo dolor
 que comprenderán los corazones caritativos, Imce
 locos (lías, vieron los P P . Salesianos alejarse calizba^jo do la puerta del Oratorio á un infeliz « raquerillo » quo, hambriento y desnudo, les pedia
 una plaza; ¡ infeliz « raiiuerillo » que, dltis después,
 víctima de una pulmonía, fué recogido en la calle
 por los guardias y conducido al hospital! »
 Y sin embargo, : cuánta mies no había quo co
 sechar en esta ¡Miblucióu, donde es necesario re
 mediar tantas miserias morales y materiales!
 ] Quiera el Señor mover el corazón de algún alma
 buena poi'a (pie con medios holgados proporcione
 á la Corulla esos talleres do tonta trascendencia y
 de tan biouheidior influjo en el porvenir de los
 pueblos!
 Por eso el Excmo. Sr. Arzobisi>o en su última
 visita á la Coruña, al iiro{H)uerse la feliz id(ja de
 la creación en esta capital del jPn<»*OM(»í() df Dórcros, ha mostrado su vivísimo deseo de que las
 J¿‘« ‘Mel(iíí y 2'alleres (talesia»os sean la sólida base
 de este Fafronato, á tin de atender de un modo
 establo á la instrucción. educación y anqwiro de
 las clases desheredadas de "ésta iwpulosa ciudad.
 Ksuocesario, pues, que las personas acaudaladass
 
 1
 
 I
 
 se muestren generosas en estos laudabilísimos pro
 pósitos de nuestro celosísimo Metropolitano, á fin
 de poder llevar á cabo un obra de tanta rtascendencia para la prosperidad de la Coruña.
 
 {Diario de Galicia.)
 
 GERONA
 ‘os Padrea Salesianos de esta ciudad, en vista
 del número siempre creciente de niños asila*
 dos, y de las muchas peticiones de entrada, han de
 terminado por faltarles ya lo ca l, arreglar el se
 gundo piso del ediücio recién construido, á pesar
 de tener ya una crecida cuenta pendiente con el
 maestro de obras, siguiendo en esto el ejemplo de
 D. Bosco, ol cual cuando se trataba dol bien do
 los niños pobres, no se amedrentaba por las deu
 das, y confiado en la Divina Providencia hacía
 los gastos necesarios.
 Los Salesianos de G-erona confiando en la gene
 rosidad de los buenos genmdeuses, amantes como
 son de favorecer á todo menesteroso, principal
 mente cuando se trata de niños pobres y desva
 lidos, de los cuales en la actualidad cuenta el
 asilo con el número de 29, han persistido en su
 laudatorio fin.
 A este objeto han abierto una suscripción, espe
 rando que serán muchas las personas que se harán
 inscribir en ella, dando su limosna por una vez
 tan solo, y los niños asilados harán oraciones
 especiales para ellos.
 Debemos además advertir á nuestros lectores
 que pueden también favorecer á los niños de este
 establecimiento con prendas de ropa, aunque sea
 usada.
 
 {E l Baluarte.)
 
 .A -is A r É r tiC u A .
 
 SA N T IA GO DE CHILE
 ESCUELA PRACTICA DE AGRICULTURA EN SIELIPILIA
 CContinuación J
 
 DISCURSO
 del Sr. Cura Párroco de Melípilla, presbítero
 Don Antonio Fernandez Moya.
 Carúrím», dilí^amtu no* tnricm,
 qu ia earüa$ ex Den «t t .
 
 I Jo» D. IV, 7
 Carito*... d ifu ea e tí in eordibvt
 no s trit p e r S p iritu m Saneíum
 q u i datue etl nobi*.
 
 Rom. V. 5.
 
 Acabamos de presenciar la sencilla y á la
 vez majestuosa ceremonia de la bendición
 de la primera piedra que va á servir de
 fundamento de un gran establecimiento. Aún
 resuenan en nuestros oídos las dulces pala
 bras que la significan.
 Esto no obstante, en estos momentos so-
 
 — 105 —
 lemnes de indecible alegría para todos y prin
 cipalmente para la actual generación de
 Melipüla y de grandes resultados y copiosos
 li-utos para sus futuras generaciones, for
 mando especial contraste, sin título alguno
 me presento ante vosotros: y si tengo el
 honor de dirijiros la palabra, es iinicamente
 obedeciendo á la voz de un deber que se
 impone á modo de instancias repetidas.
 Por eso espero de vuestra benévola aten
 ción sabréis disculpar el vacío que ha de
 dejar este mi humilde sacrificio en la es
 pléndida y brillante manifestación con que
 hoy se prepara una era de regeneración mo
 ral y social, manifestación que quedará es
 culpida con caractéres indelebles en el co
 razón de todos, con caractéres de oro en la
 historia de esta ciudad.
 Sí 5 hoy se dá principio ó una obra grande
 y benéfica, que dirigida por esos abnegados
 religiosos de Don Bosco, contiene y desen
 vuelve la linica potencia que dá valor á los
 hombres para que, formándose en la virtud
 de la caridad, amen con sinceridad á sus
 semejantes, y hagan agradables y dulces los
 oficios de una beneficencia recíproca. Esa
 potencia nos revela el origen divino de la
 caridad, que con su ejercicio supera todos
 los obstáculos y constituye entre todos los
 hombres grandes y pequeños, ricos y pobres
 una santa alianza, que ningún motivo ni in
 terés humano puede romper 6 debilitar.
 T es porque la caridad nos hace sentir y
 reconocer que Dios es el principio de todo
 cuanto recibimos; ya en el órden de la na
 turaleza, ya en el órden de la gracia, todo
 nos lo dá y todo se lo debemos: y que este
 Padre celestial que nos ama á todos, quiere
 que todos nos amemos por El. Carissimi diJiffamus nos furicem, guia charitas ex ])e o est.
 Mas si este Padre de quién es la caridad
 puede tener sus razones para repartir toda
 clase de bienes con mano desigual; puesto
 que no son iguales los talentos de todos, ni
 igual la salud ni las fuerzas , y aún en el
 cielo unas estrellas se distinguen de otras
 por su brillo y magnitud, sic et resurrectio
 mortuorum (1 Cor. x v , 42), quiere Dios sin
 embargo que aquél á quien distinguió en la
 distribución no sea más que el ecónomo que
 en su nombre socorre al necesitado sin glo
 riarse del bien que hace, sino reconociendo
 que lo que dá lo ha recibido del Espíritu
 Santo. Charitas... diffusa est in cordibus nostris per Spiritum Sanctum, qui datus est
 nohis.
 
 Del olvido de esta hermosa y celestial
 doctrina ha brotado la pavorosa cuestión
 social con todos sus horrores y errores, in
 cluso el socialismo y anarquismo, engen
 drado uno y otro á su vez por el egoismo
 y sensualismo. Entre las causas del socia
 lismo figura en primer lugar la apoetasía de
 las naciones.
 X i quién ha robado la fe de los pobres
 
 obreros? ¿ Quién ha sido el malvado que ha
 trasformado á esos desgraciados, de humildes
 y sencillos, en monstruos feroces que, lle 
 vando en una mano el puñal y la dinamita
 en la otra, no respiran sus pechos sino odio
 y venganza.
 « L a principal causa del socialismo, dice
 el sábio párroco TViiintexer, es el materia
 lismo de una vida sin Dios... » Se ha ne
 gado la existencia del cielo y so ha procla
 mado el goce material y sensual como el fin
 supremo de la vida. E l socialismo ha acep
 tado este dogma y pide la igualdad de pla
 ceres para todos, reclamando el derecho de
 las masas en el banquete de la vida mate
 rial. Y no podía ser de otro modo. Para el
 socialismo que ha negado ú olvidado abso
 lutamente el último fin del hombre, haciendo
 de éste un mono perfeccionado y no un sér
 inmortal que ha de descansar completamente
 en el Bien Sumo, lo presente es lo esencial,
 á diferencia del cristianismo, para quién lo
 presente es lo necesario y la vida eterna lo
 importante y lo esencial.
 Y sin necesidad de acudir á los caminos
 de esa vida sin fin , importante y esencial,
 i no hallaremos aquí abajo el remedio de la
 enfermedad que padece la sociedad actual ?
 ¿Xo se podrá encontrar la solución del pro
 blema social en la ciencia positiva y evolu
 cionista, en la fuerza armada ó en las leyes
 de represión?
 2ÍÓ, porque jamás ha habido época en que
 las naciones se hallen tan armadas como
 hoy y nunca los odios de unas clases contra
 otras han sido tan profundos y al parecer
 irreconciliables. X o busquemos tampoco esa
 solución en las afirmaciones de Speucer ni
 en la de los sociali.stas aún más científicos,
 porque unas y otras tienen por principal
 argumento el ateísmo, y ya sabemos lo que
 es una sociedad sin Dios. Ko, en fin, en loe
 leyes de repren.sión, porque si queda en pió
 el sistema, subsistiendo las mismas causas,
 irremisiblemente han de surgir los mismos
 efectos.
 Entonces ¿no hallaremos aquí abajo el
 remedio á tanto malí Oigamos; tiene ia pa
 labra Julio Simón : « Hace algunos años,
 Francia parecía haber renunciado á Dios y
 es menester que vuelva á Él. En esto es
 triba vnicamente la salvación.
 » Mucho puede el freno exteriof; pero el
 interior es el único que todo lo puede. »
 « E.sas naciones y esos gobiernos, decía
 ha poco otro político insigne, á quién todos
 conocemos, han visto y han visto bien que
 p ^ a triunfar en e.sta lucha por el manteni
 miento del orden social, no bastaban ya ni
 guillotina, ni la Siberia, que necesitaban de
 fuerzas de muy distinta naturaleza y que el
 dispensador único de esas fuerzas vive en
 el Vaticano. »
 A h í es donde la Iglesia tiene designado
 su lagar. ¿ Y sabemos por q u é ! Porque
 
 — 106 —
 úincamente ella tiene en sí el poder sublime
 de . iier un dique á ese torrente anárquico
 y devastador; porque solo ella puede ins})irar á los ricos y pobres del siglo espirante
 un sursuni corda restaurador.
 ; Dios ! H é aquí en una palabra sinteti¡cada toda la cuestión social. |Caridad! Hé
 aquí el medio de que Dios quiere se valgan
 los hombres y las naciones para que tengan
 solución satisfactoria las cuestiones interna
 cionales, los pavorosos problemas económi
 cos y el socialismo en todas sus anárquicas
 manifestaciones. Garisaimi diligamua noa inviccm^ guia charitaa ex Deo eat.
 i Quién sino el clero y las órdenes reli
 giosas principalmente la Congregación Salesiana, que es objeto de nuestra preciosa
 ó inolvidable fiesta, podrá resolver el pavo
 roso problema social predicando á cada uno
 sus deberes y amonestando á todos á que
 no se dejen arrastrar por loa bienes de la
 tierra, sino que tengan fijos sus ojos, su co
 razón y su alma en el cielo i ¡ Dichosos los
 que sufran con resignación sus trabajos y
 allicciones 1 Porque escrito está : ¡ Bienaven
 turados los que lloran porque ellos serán
 consolados I ; Dichosos también los miseri
 cordiosos, porque ellos alcanzarán miseri
 cordia I
 « E l obrero, dice el docto sacerdote Hitze,
 que no cree en la otra v i d a , no se hallará
 jamás contento y satisfecho,
 Por eso los
 sacerdotes salesianos vienen hoy á nuestro
 pueblo, no sólo á formar obreros en los pro
 gresos de la agricultura, industrias, artes y
 oflcios, sino á formar hombres en el santo
 temor del Señor y en el amor con que mútuamente debemos amarnos; porque la ca
 ridad procede de Dios. C arm im i, diligamua
 ■nos invicem, guia charitaa ex Deo eat. Ellos
 vienen á inculcar en el corazón de todos,
 estas sencillas y consoladoras palabras: No
 crió Dios al hombre para las cosas qticbradizas y caducas, sino para las celestiales y eter
 nas ; ni noa aló la tierra por habitación perpótua, sino j)or lugar de destierro (León X I I I ,
 J)e conditione o^djienm). Ellos vienen , en
 fin, á predicar : que el altar exterior en que
 se ofrece el sacrificio de la misa, aunque
 respetabilísimo, no es más que la figura del
 corazón del hombre generoso, del hombre
 que sabe conservar en su alma la caridad
 difundida por el Espíritu Santo. Charitaa...
 diffusa est in vordibus nostris per Spiritum
 Sanctum, qui datus est nobis.
 No se diga por eso que van á promover,
 á fomentar el socialismo; porque de ese
 modo no so promueve ni fomenta el socia
 lismo anárquico, el socialismo disolvente; á
 lo más se tratará de establecer, si se quiere,
 un socialismo cristiano.
 Enseñando á cada uno sus deberes, la re
 signación cristiana á loa pobres y á los ricos
 el qjercicio de la caridad, como aquella y
 ésta proceden de Dios y verdaderamente se
 
 refunden ambas en una sola v irtu d , según
 aquellas palabras de san P a b lo : L a caridad
 ea paciente, ea benigna, no busca stisprovechos,
 todo lo sobrelleva, todo lo soporta, resultara
 ese socialismo cristiano, en virtud del cual
 86 irán estinguiendo los odios de clases
 contra clases, se acercarán los de abajo con
 los de arriba; uniránse todos en los víncu
 los puros del amor divino formando un solo
 espíritu y un solo corazón 5 y al fin y al
 cabo, la sociedad quedará asentada en un
 pedestal de granito, cuya primera piedra
 será la caridad y su cúspide la vida eterna.
 j Honor y gloria al Señor Nuestro Dios,
 porque nos ha dispensado un gran beneficio
 con la excelente adquisición de los Reve
 rendos Padres Salesianos, que á ayudarnos
 vienen con su auxilio poderoso en la impor
 tante obra de la regeneración moral y social
 que todos anhelamos I
 ¡Gloria y alabanzas al sacerdote y caba
 lleros que con una constancia no común,
 afrontando toda clase de dificultades, ven
 cieron los mayores obstáculos para instalar
 entre nosotros tan benéfica institución !
 ¡ Gracias y bendiciones mil á los que ge
 nerosamente, con su óbolo ó de alguna otra
 manera , han contribuido á uno de los más
 grandes trabajos que en nuestra época han
 de infl.uir ciertísimamente en el manteni
 miento del órden social amenazado!
 ¡ Parabienes, respeto y amor á la primera
 y suprema autoridad eclesiástica de la na
 ción, que con su prestigiosa presencia no ya
 solo ha venido á dar brillo y realce á esta
 hermosa y deliciosa fiesta, sino á inaugurar
 una era de honra y gloria á Dios, de bien
 estar á la clase obrera, de paz á los hom
 bres de buena voluntad y de felicidad para
 la patria 1
 {Se continuará)
 
 O R A T O R IO F E S T IY O El domingo pasado se abrió en esta cixidad, en
 el establecimiento de los Padres Salesianos lo co
 nocido en su Congregación con el nombre de Orato
 rio Fes^iro. Consiste éste enla concurrencia de niños
 de fuera del Instituto, con preferencia, eso sí,
 los de más mala índole, malas costumbres, carácter
 díscolo é insubordinado, los domingos y días de
 fiesta, con el objeto de establecer entre ellos juegos
 inocentes y nada peligrosos, bajo la vigilancia de
 uno ó más Padres y de otra.s personas, evitíindose
 ))or este medio el que en estos días de asueto se
 estéu por las calles, con malas compañías, ocupados
 en conversaciones inconvenientes ó quizá muy da
 ñosas, ó bien en riñas ó á lo menos en bmscos
 juegos. T kw de aquel aliciente para ios niños,
 quienes necesitan naturalmente del juego, viene
 
 — 107 —
 el fin principal que se proponen los Padres Salesianos que e-s el de irles formando el corazón é
 instruirlos en la cosa que les es más esencial: la
 Religión; y asi, junto con la práctica de la misa
 y de una cortísima función religiosa por la tarde,
 se les hace una exhortación de religión, ó una en>
 señanza e ^ lic a d a y con ejemplos, del catecismo,
 ó se les cuenta una relación moral.
 Se saca también otra ventaja del Oratorio Fes^
 tivo, y es el descanso para los padres de íamilia,
 quienes no' tienen ni un momento para sí, por los
 prolijos cuidados que deben dispensar á sus h ijos:
 enviándolos al Oratorio quedan libres de la pesada
 carga, siquiera sea por un día.
 Esta invención s^esíana del Oratorio Festivo,
 llevada á cabo por primera vez en Tnrín por el
 bondadoso sacerdote don Juan Bosco, el amigo
 del pueblo, y establecida con el móvil de apartar
 á los hijos de éste de los vicios en que pueden
 caer y sobre todo para atraer á los ya caídos, ó
 la práctica de las virtudes y á las sanas costum
 bres, no puede menos de ser altamente encomiado
 por los bienes que trae, digna del elogio y buena
 voluntad de todo corazón compasivo por la suerte
 de las clases inferiores de la sociedad y por los
 niños abandonados ó perdidos de ella, y acreedora
 al decidido apoyo de todo el que se interese por
 el verdadero bien del país.
 Es de desear que en esta cap'tal, que bien
 necesita del Oratorio Festivo, procm'emos que asista
 el mayor número posible de niños, principalmente
 de aquellos que sean de las condiciones arriba
 indicadas.
 Damos el siguiente informe tomado en el InstitutoE1 niño que desee asistir al Oratorio debe ir
 con alguna persona de la familia para el efecto
 de inscribirse, ó si no la tiene puede irse en último
 caso solo. Por medio dennos sellitos que se pon
 drán en una libreta que se dará al niño, pueden
 saber los padres si aquel ha concurrido á las tres
 sesiones del día.
 Aunque los Padres Salesianos están bien escasos
 de recursos, se proponen hacer un esfuerzo para
 premiar al fin del año con becas dadas gratuita
 mente, á los cuatro niños que hayan tenido miis
 puntualidad en la asistencia y observado mejor
 comportamiento.
 Los nobles Padres Salesianos que pagan con
 bienes y con esfuerzo en favor del pueblo, la in
 diferencia y frialdad con que se les ha mirado,
 y lo que es más, las ofensas que en ocasiones han
 recibido, esos abnegados sacerdotes, decimos, no
 piden en cambio del nuevo sacrificio que ahora
 expontiíneamente se imponen, sino niños que me
 jorar, únicamente niños.
 Permítasenos aprovechar esta ocasión para hacer
 nuestros votos más sinceros por la prosperidad de
 los Talleres Salesianos, y porque llegue el día en
 que todos en esta capital se convenzan, dejando
 algunas errada.<>, aunque quizá involuntarias preocu
 paciones, de lo inofensivo de la caritativa y celosa
 Institución que tiene á San Francisco de Sales y
 á Don Juan Bosco como bases fundamentales del
 edificio.
 Gracias sean dadas al señor doctor Rafael Núñez
 que hizo venir á Colombia ú esos Misioneros ; gra
 cias también á ellos y en esp ^ ial á su infatigable
 Pastor, don Evasio Rabagliati, por la fecundísima
 semilla que están senibrando en el país. Dios quiera
 concederles largos años de vida entre nosotros.
 ( E í Telet/rama.J
 
 V i l l a d e C u r a CVeneruelal.— Debido al caso in
 cansable de la señorita Isabel Báez, ha hechado hon
 das raíces en esta ciudad la devoción á María Auxi
 liadora, á quien todos miramos < como la hermosa
 estrella de los Magos que nos ha de señalar, si
 nosotros nos ponemos bajo su protección el camino
 qne debemos seguir en las difícnltades que á cada
 momento se nos presentan, ya que Ella ha sido
 y es para el mundo actual manantial perenne do
 gracias y consuelos. »
 Las fiestas celebradas con motivo de la bendición
 de la estatua de María Auxiliadora y del estable
 cimiento público de su culto, han sido solemnísi
 mas, concnrríendo á ellas lo más selecto de la
 villa que en la devoción á María Auxiliadora, que
 allí ha nacido con el año, ven un presagio de la
 paz y tranquilidad quo durante todo él han de
 gozar, pues « Ella despejará los negros horizontes
 del porvenir. No hay, pues, que perderla de vista:
 Jiespice stcUam, roca Mariam. »
 M é p i d a (Yucatán). — También en esta ciudad
 se ha establecido la Archicofradía de María Auxi
 liadora, bajo la dirección del celoso sacerdote
 Don Enrique Pérez Capetillo. Este digno ministro
 del Señor se aplica con verdadero ahinco en pro
 pagar la devoción á María Auxiliadora que cada
 día va tomando nuevo y mayor incremento. Con
 igual celo trabaja para la moralización de los
 niños, para los que tiene establecido un Oratorio
 festivo, qne es muy frecuentado, y en el que los
 niños encuentran toda suerte de inocentes diver
 siones, así como también la proporción de instroirse en las verdades religiosas y en el bello
 arte de la música.
 Dios y María Auxiliadora recompensen larga
 mente á este noble y desinteresado sacerdote y
 satisfagan pronto sus anhelosos deseos de estable
 cer en dicha ciudad una nueva Casa Salesiana.
 A l a A r g e n t i n a . — El 21 de Febrero par
 tían de Génova en dirección á San Nicolás de los
 Arroyos, cuatro nuevos Misioneros Salesianos,
 guiados por D. Pedro Milano. Reguemos al Señor
 86 digne concederles un feliz viaje.
 P u e b l a (Méjico). — Acabamos de recibir una
 carta de este punto, en la que se nos comunica
 la llegada de los Misioneros que partieron de
 Tarín en Noviembre último; y las atenciones que
 durante su viaje fueron objeto. Debido á la mu
 nificencia del Sr. Marqués de Comillas, benemé.
 rito Cooperador Salesiano, obtuvieron la rebaja
 del 50 por 100. D e 'Veracmz á M éjico, donde se
 les recibió con música y a legría , un excelente
 Cooperador mejicano les pago el billete en pri
 mera clase. A l llegar á Puebla, término del viaje
 de algunos de ello s, el recibimiento fue indes
 criptible ; música, iluminación, fiestas y un so
 lemne Tedeum. — Sentimos no poder, por falla
 de espacio, publicar integra la carta en que todo
 esto se nos comunica.
 L ia M a p s a (Túnes). — También hemos reci
 bido noticias de la, llegada de los Misioneros Salesianos é Hijas de Mana Auxiliadora, que en
 Diciembre último partieron de Tnrín para fundar
 la tercera Casa Salesiana en A fiica. Una espan
 tosa toruienta les tuvo por varias horas en an
 
 —
 
 108
 
 giwtioBOH temores. « M as, dice la carta, d o solo
 salimos sanos y salvos do este fuerte temporal,
 merced indudablemente á las fervorosas invoca
 ciones que en aquellos supremos momentos nues
 tras licrnmnas y tíidos los pasajeros dirigieron á
 María Auxiliadora, sino que, lo que es más,
 fuimos acogidos en las i)layas africanas con mues
 tras de la Jiiás grande benev»dencia y sincera
 cordialidad. Eclesiásticos y laicos saludaron nuestro
 aiTibo como un presagio de bienandanza, espe
 cialmente para la juventud abandonada. Nada le
 diré do la paternal bondad de Su Excelencia
 Mona. Tournier, bastando recordar que él mismo
 fue en persona á Turfn á pedimos. Mons. Cle
 mente Combes, Arzobispo de Cartago y Primado
 do Africa, es una de las figuras más simpáticas
 lio puedan imaginarse 5 siendo Clemente, más
 e hechos que de nombro. Y a desde el primer
 momento en <iue nos vió nos dijo estas confor
 tantes palabras: Nous vivrons en famille. Nona
 /erona Iwn ménaíjCf aoyes tranquille. La veneranda
 Sor Josefina Civalleri, que desde hace catorce
 años so viene sacrifb undo por la juventud pobre,
 cauta ya el Nnne dimiltis; ¡tan grande es su
 alegría por la llegada de las Hijas do Don Bosco ! »
 
 a
 
 NOTICIAS DE NUESTROS MISIONEROS.
 B R A S IL .
 O A J E in P J i.
 
 de Sa Excelencia Reverendísima Mons. Lnis Lasagna,
 en su primer viaje al Matto Grosso
 —»
 
 a r.—-
 
 II.
 I jO » on^iiKlox’e s <lo InelioH. — IBu<>iicuti*o d o u n au tij^u o
 
 I
 
 capitán del Mercedes, sobre el que mi
 secretario y yo nos dirigimos al Paraguay
 para allí esperar y unirnos á nuestros her
 manos, es un viejo genovés llamado Esteban
 Nocotti, muy buen hombi'ej y hace más de
 40 años que navega sobre este río. Antes
 de encargarse del mando de este vaporcito
 y de otros que ha tenido á sus órdenes, na
 vegaba en barcos de vela y llegaba hasta
 el Paraguay, Corumbá y á veces hasta
 Cuyabá, empíeaiulo más de cióu días en esta
 travevSÍa. Era una delicia oirle contar las
 mil peripecias de sus largos viajes. Conoce
 X>almo por palmo el gran río y todos los
 terrenos adyacentes; pues que cuando na
 vegaba á vela y le faltaba el viento, echaba
 el áncora y con su carabina bajo el brazo,
 se iuternaba entre las selvas en busca de
 caza. No le faltaban ánades, perdices, cier
 vos, jabalíes y muchos otros animales de
 
 —
 
 entre los innumerables que pueblan estas
 zonas. Muchas veces, sin embargo, se en
 contraba con lo que no buscaba ni quería
 encontrarse; es á saber: con tigres, leopar
 dos, cocodrilos y serpientes de todas clases
 y lo i)6or de todo, con salvajes armados de
 venenosas flechas. Cuenta algunos hechos
 que espeluznan.
 A l presente en la orilla derecha se han
 establecido varias colonias; la izquierda es
 tan baja hasta el Pilcomayo que son ente
 ramente inhabitables por hallarse sujetas á
 continuos aluviones y porque los anteriores
 Gobiernos de la Argentina fueron tan des
 piadados con los salvajes, que los extermi
 naron casi por completo; así que en todo
 el inmenso y pantanoso territorio que se
 llama el Chaco Argentino no se encuentra
 un solo Indio. Las frecuentes eypedioiones
 militares los han destruido ó arrojado á !a
 otra parte del Pilcomayo, sobre el territorio
 de la República del Paraguay, que está lleno
 de ellos.
 N o puedo ocultar el gran sentimiento de
 tristeza que á todos nos dominaba pensando
 en las innumerables razas indígenas que
 poblaban antes estas orillas y de las que no
 queda ya aquí el más mínimo vestigio y
 cuyos últimos restos desparramados por bis
 florestas vírgenes de la zona tropical, están
 condenados á desaparécer si los Misioneros
 no.se dan jirisa á salvarles de la inmeneute
 destrucción que les amenaza. Preciso es
 confesar, para vergüenza nuestra, que la
 llamada civilización moderna es verdadera
 mente despiadada con estos pobres salvajes
 haciéndoles con frecuencia inocente blanco
 de sus mortíferos fusiles. Y no necesito fa
 tigarme mucho pava encontrar ejemplos do
 lo que d i g o ; pues precisamente en aquellos
 mismos días de mi arribo al Paraguay, lle
 gaba también un Suizo que formaba parto
 de la expedición del Sr. Müller para la ex
 ploración al Chaco y que era por todos alal)5\do y conocido con el terrible nombre de
 Calador de Indios porque nunca con su ca
 rabina había errado un golpe y porque en
 el Chaco Argentino había presenciado im
 pávido caer muertos ante él á más de cién
 desventurados salvajes. Son cosas horribles
 en verdad; mas que aquí se oyen con in
 diferencia.
 Pero es mejor que continúe la interrum
 pida iip.rración de mi viaje.
 E l 12 de mayo llegamos á Diamantino,
 pequeño pueblo, pero que muy pronto lle
 gará á ser una importante ciudad, ya que
 en él se han establecido varias colonias de
 Europeos y su suelo es fértilísim o; apro
 vechando la parada del va p or, quise bajar
 la tierra para telegrafiar al Sr. Obispo de
 Paraná á donde pensaba llegar aquella misma
 tarde á buen hora. En la parroquia , á
 donde me dirigí para visitar á N. Señor
 sacramentado, me encontró con Don José
 
 —
 
 100
 
 González que hace 18 años era vice-párroso
 de Las Piedras cuando allí nos establecimos
 nosotros. Me recibió con los brazos abiertos
 y no me dejó un momento de su lado. Es
 el único sacerdote que hay aquí al cuidado
 de más de 20,000 habitantes dispersos en
 una gran extensión. Me hizo visitar á al
 gunas familias italianas y no me permitió
 marcharme sin ver un vasto edificio que co
 menzó á edificar el Gobierno para escuela
 
 —
 
 nuestra t.ardanza, dejándome una carta en
 la que me saludaba y me autorizaba, en
 nombre del Sr. O bispo, para ejercitar mi
 sagrado ministerio en cualquier parte de
 esta extensa diócesis, que es la más grande
 de la Eepública Argentina j razón por la
 que el Obispo, á pesar de su celo, no podría
 recorrerla toda á no ser que
 Señor le
 diera alas.
 Sin contar con los vastos territorios de
 
 LAS PRIMICIAS DE LA MISION
 de la Candelaria qne saludan á Don Rúa,
 Rosario y Santa Fe cuya populación en tan
 grande, abarca la inmensa zona limitada
 por el Paraná y Uruguay, dividida en las
 provincias de Éntre Ríos y Corrientes y en
 el llamado Territorio de las Misiones que se
 encuentra entre el Paraguay y el Brasil.
 j Cuantas veces remontando el Uruguay
 para visitar á Paysandú, dirigía tristemente
 mi mirada hacia aquel vasto territorio del
 E n la diíScesis <lePax*aná.. —R u in a s
 que apenas me separaba el río y saludaba
 d e anti^ruas m a r a v illa s .
 desde lejos las bellas poblaciones de GualeLlegamos á Paraná bien entrada la noche. guaychú, Concepción, San José, Concordia
 El Vicario General que nos había estado es y otras, en las qne se encuentran tantos in
 perando largo tiempo, se retiró en -s-ista de felices emigrantes sin sacerdote, sin guía y
 
 naval y que á lo mejor paró las obras. Sus
 paredes, aun no terminadas, están ya casi
 en ruinas. Ahora quisieran confiárselo á los
 Salesianos para que establecieran una Co
 lonia A g ríc o la ; pero nos sería imposible
 aceptarlo por falta de personal.
 
 — lio —
 
 I'*
 
 i
 
 ‘i
 
 sin consuelo! ¿Habríi ya sonado para ellos
 la hora de socorrerlos t
 E l actual Presidetite de la Bepública A r 
 gentina, Sr. Don Luis Saenz Peña, hombre
 de gran corazón y mucha experiencia, es
 admirador de la Obra de Don Bosco j y haoieiidü sabido por Mons. Cagliero que yo
 debía emprender este tan largo viaje, quiso
 verme, me colmó de cortesías y me instó
 mucho para que cuanto antes estableciera
 Misioneros Salesiauos en dichas regiones.
 M e dió cartas conmendaticias para los Go
 bernadores de aquellas partes y me pro
 metió su apoyo personal y oflcial para el
 establecimiento en ellas de los Salesiauos.
 Después de tres días enteros de navega
 ción, llegamos á Corrientes, capital de la
 provincia de su nombre y sujeta, como he
 dicho, al Obispo de Paraná. Me esperaban
 el senador Carlos A valo y el sacerdote es
 pañol Sr. Arachevaleta, que me acompaña
 ron á visitar al Gobernador á quien entregué
 la carta del Sr. Saenz Peña. Hablamos lar
 gamente sobre las necesidades de la pro
 vincia y la Obra de Don B osco; mas no
 creí conveniente tomar compromiso alguno;
 pues que el servicio religioso de dentro y
 fuera de la ciudad lo prestan dos Conventos
 de Franciscanos, que también visité. En uno
 de ellos, dependiente de la Congregación de
 la Propaganda de Boma, todos los religiosos
 son italianos, así que puede V. figurarse
 cual sería la satisfacción de todos al encon
 trarnos á tantas leguas de la patria.
 Después de tres horas dejamos á la de
 recha el río P aran á, que se interna prime
 ramente entre la Argentina y el Paraguay
 y después se repliega más hacia el oriente,
 hasta perderse de vista en las fiorestas del
 B rasil, y arribar á sus fuentes entre las
 cadenas de montañas vecinas al Océano
 Atlántico. Bajando desde Corrientes, la na
 vegación sobre el Paraná se hace difícil por
 dos días y después completamente imposible
 por sus frecuentes saltos, majestuosas cata
 ratas y horribles precipicios. Es aquí preci
 samente donde sus márgenes comienzan á
 ser pobladas por numerosivs tribus salvajes.
 Es aquí donde en los pasados siglos los Je
 suítas obraron aquellos protUgios de celo y
 de heroísmo que han sido y serán la admi
 ración de las jentes. A la entrada de estas
 florestas so descubren todavía los restos de
 sus renombrados colegios y las ruinas de
 sus doradas iglesias y solmrbios torreones.
 Mas en vano procura el corazón despertar
 los concertados ecos de aquellos himnos y
 cantos que un día se alzaban al cielo de
 miles do simples y sencillos corazones; en
 vano busca la vista aquellos campos culti
 vados por millares y millares de Indios ga
 nados por su inimitable celo á la Holigión y
 á la civilización cristiana. Todo ha desapa
 recido ; todo ha sido destruido. Los Indios
 tornándose á su primitivo estado, de nuevo
 
 se internaron en las selvas y aquellas majes
 tuosas y solitarias ruinas sirven de albergue
 á las fieras y á venenosas serpientes.
 
 m.
 Sobre el Fareig^ay. —Horrible a»
 gura del cocodrilo. —En la capital
 del Paragruay.
 
 L amanecer del día 16 de mayo, despixés do
 _____ _ celebrada la santa M isa, saliiuoB á. admirar
 las bellezas del río Paraguay, sobre cuyas ondas na
 vegábamos hacía ya más de diez horas. E l pano
 rama era encantador. Si bien á la isouierda era
 todo pantanoso, á la derecha se extendía el florido
 suelo do la Bepública del Paraguay. A l fondo
 aparecían vastas colinas y montañas, vestidas do
 pomposa vegetación.
 Las aguas del río se habían disminuido y clari
 ficado muchísimo, y nosotros pudimos contemplar
 bajo los inclinados árboles d é la orilla, la horrible
 figura de grandes cocodrilos, aquí llamados jocaréSj que salen á flor de a ^ a para calentarse al
 sol. Estón inmobles, con los ojos abiertos, cual
 si fueran de granito. Desde proa les disparamos
 varios tiros, mas si no se acierta á tocarlos no
 se mueven, ni tuercen un miembro y continúan
 impasibles. Tienen las escamas tan duras, que si
 la bala no les dá de lleno, salta sin hacerles mal
 alguno. Entonces se enderezan perezosamente so
 bre sus cuati'O patas y con movimientos desagra
 dables se deslizan bajo el agua. Estos ríos y sus
 afluentes están llenos de tales animaluchos, y
 cuanto más se va hacia el Ecuador son mucho
 más numerosos, hasta cubrir el lecho de los ríos,
 ton-entes y lagos adyacentes.
 Solamente los indios los aprovechan cazándolos
 y devorando sus pestilentes carnes, por lo quo
 ellos mismos exhalan un olor insoportable.
 L a presencia de estos cuadrúpedos hoce muy
 peligroso el baño en estas aguas; puesto que su
 cede con frecuencia que el cocodrilo aferrando
 improvisadamente con sus dientes ú los incautos,
 los arrastra al fondo y los devora.
 Narraba el capitán Nocetü á este propósito, que
 hace algunos años llevaba á bordo como mozo á
 un díscolo hijo de un íntimo amigo. En las horas
 más abrasadoras de un día de verano, aprovechando
 la oca.sión do que el vapor se había detenido por
 falta do vien tos, aquel desaconsejado se desnudó
 y descendiendo la escala se tiró al río para re
 frescarse. Todavía no se había sxmiergido comple
 tamente cuando dió un horrible grito: corrieron
 todos los marineros y lo vieron retorcerse deses
 peradamente entre las mandíbulas de un enorme
 cocodrilo. E l capitán le apxmtó con su infalible
 carabina yniató al monstruo y jimtamente al joven.
 ¡ A l menos, me decía, tristemente, pudimos ente
 rrarlo en tiem\ firme! Débil consuelo para sus
 desolados padres.
 Ija corriente de estos ríos arrastra consigo gran
 cantidad de plantas, las que algunas veces se agh>nievan en tal número y de tal modo compactas
 que forman verdaderas islas en la superficie.
 Los ríos Paraguay y Paraná forman muchas
 islas y algunas muy extensas, que en pocos ante
 60 cubren do verdes plantjw y frondosos arboles.
 Cuando vienen grandes avenidas sepultan las islas
 existentes para formar otras nuevas: minan las
 
 — u i —
 orillas, se abren nuevos caminos, arrastran troncos
 de árboles gigantescos,
 van á formar nuevos
 bancos y nuevas islas. Por esta causa, niugi&i
 geógrafo puede precisar el verdadero curso de
 estos ríos que en sus tan caprichosos rodeos cam
 bian BU forma y profundidad á cada momento.
 Por esto, todo buque que quiera navegar por estas
 aguas debe tomar por guía un piloto especial, que
 uiucho más que con la ciencia naútica, sepa, con
 muy práctico o jo , conocer y casi diría adivinar
 todos los caprichos y sorpresas de estas corrientes
 tan vai'iahlcs como impetuosas.
 En nuestro v i^ e , el vapor se detuvo algunas
 horas en Humaita, primer pueblo del Paraguay y
 después en V illa del Pilar. Desde aquí mandé
 telegi'áticamente un saludo al Presidente de la
 Kepública del Paraguay Señor González y al Re
 verendísimo Adminístiudor Diocesano D. Arrúa.
 Los terrenos de la orilla izquierda pertenecen
 á la Argentina, la que se los apropió como tierras
 de conquista después de la famosa guerra que sos
 tuvo con el Pai'agnay de 1864 al 1870, sostenida
 por el Brasil y el U ru g^ y . E l Brasil i>or derecho
 de conquista traspoi-tó sus confines al río A pa, y
 la Argentina los dilató hasta el Pilcomayo.
 Sobre la embocadura del Pilcomayo, los Argen
 tinos tienen una fortaleza con algunos soldados
 íle guarnición. Todo aquel inmeitóo territorio que
 desciende hasta Santa P é y se extiende hasta la
 provincia de Santiago del Éstero y de Salta, pan
 tanoso, bajo, malsano, sujeto á laigas inunda
 ciones, está casi completamente despoblado, si se
 excepüian dos 6 tres puntos algo elevados y ocu
 pados por empresas coloniales, que invierten su
 capital y algiin millar de brazos en cultivar la
 cana de azúcar.
 Asumpcióu, capital de la Rcpiiblica, no dista
 mucho del Pilcomayo, así que, llegamos el 27 de
 I^íayo á la uua de la ta rd e, nueve dias después
 de nue.stra salida de MontevideoNo me detengo á describirle los cordiales reci
 bimientos que me bideron, los trabajos que em
 prendí y los proyectos que preparé, pues me pa
 rece habérselos ya notificado en otra carta que le
 «‘scribí. Tanto más que dentro de poco deberé
 volver para visitar á los indios del Chaco y luego
 atravesar toda aquella Repiiblica , para conocer
 más de cerca la célebre tribu de los Kainguá y
 llegar al Paraná y á las aguas del alto Uruguay,
 sobro las cuales espero descender poco á poco basta
 Paysandú y luego á Montevideo.
 És necesario que yo me forme uua idea clara
 y precisa de las necesidades y de los peligros que
 «'frece el inmenso campo que se abre á nuestra
 Misión, para proveer con tiempo los medios que
 serán mtís aptos al buen éxito de la empresa.
 Es tm viaje largo, penoso y lleno de dificultades,
 pero dé extraordinaria importancia, y espero que
 María Santísima Auxiliadora me ayudará á llevarlo
 á cabo felizmente, para de este modo señalar con
 mi paso los nuevos caminos que deberán frecuentar
 nuestros amados Misioneros Salesianos.
 Y ahora, vosotros ¡ ob jé'venes electos, que sentís
 arder en vuestro pecho la llama del cielo, vosotros
 qne os sentís llamados por Dios á altas y árduas
 «•mpresas por la salvación de los pueblos y la
 gloria de Jesucristo! volved aquí vuestra visia,
 «mderezad á estos lugares vuestros pasos. Nó, no
 os faltará ciertamente abundante mies, sacrificios
 y triunfos, punzantes espinas y celestiales conso
 laciones, la corona de la victoria ó la palnifl. del
 martirio. Nuevos horizontes se abren á los intré
 pidos apóstoles de lo s salvajes, nuevos mundos
 
 abren sus puertas á los Angeles propagadores de
 la cristiana civilización, á los héroes del Evan
 gelio. De vosotros también cantarán las genera
 ciones presentes y futuras: ; O guam spedosi pe
 
 des evangelisantium pacem, eoangelieantium tona!
 
 IV .
 
 Z.,as d o s o irilla s d e l i'io . £ Iu l a Koim
 t ó r r i d a . — X^os p o l> r e s lu d io s d e l
 O lia c o . — O o r u i i i b f i , ó m u ln d e l a
 o a p i t a l d c l >£ u tto O r o s s o .
 I ^ W e l vapor Diamantino llega ron el 4 ó e ju
 ^ nio al Paraguay el mundo Don Solari, Don
 Artxu’O Castelli, el clériTO Colli y el catequista Juan
 Bautista Ruffier, con su Director el celoso Pbro. Don
 Antonio Maláu, que eran los escocidos para ecbar los fundamentos de la difícil Misión del
 Matto Grosso.
 Hemos preferido establecer en él nuestro punto
 de partida, porque siendo la parte más central do
 la América del Sur y encoutrándose por todas
 partes rodeado de liordas salvajes, nos parece el
 más apto y estratégico para emprender en todas
 direcciones una vigorosa y general campaña para
 la conversión de estos indígenas.
 Me uní, pues, con nuestros amados hermanos
 sobre el piróscafo brasileño el * Diamaiitino > que
 en la mañana del 6 levó anclas pjira ir nueva
 mente contra las plácidas ondas del rio Paraguay.
 Me acompañaron á bordo el Ministro de Cultos,
 el Administrador Diocesano, el Rector del Semi
 nario, los hijos del Embajador Argentino, varios
 celosos Sacerdotes, y el Presidente de la Confe
 rencia de S. Vicente de Paúl, Señor Sauibonini
 y otros muchos amigos. Y hubieran venido muchos
 más, si en aquella misma boia no hubiera teuidq
 lugar la solemne sepultura del señor Ricardo
 García, Embajador del Uruguay, que espiró entro
 mis brazos el día anterior después de recibir de
 mis mauoB los supremos auxilios de nuestra Santa
 Religión.
 Desde nuestro encuentro, fué grande y visible
 la protección que nos dispensaba el Señor. Tam
 bién sobre el J)íaniafi/í«o podíamos libremente
 celebrar misa en privado, tod«*s los días y en los
 festivos celebrábamos una en «1 salón para como
 didad de los viajeros, alegrón '«da con cautos y
 música, pues el buen Don S«>1 ri viajaba con su
 armonium portátil, que deberá ser uú día la de
 licia de los pobres salvajes.
 En tanto principiaba el cal«T á dejarse sentir
 con mayor fuerza ; estábamos ya en el grado 24
 de latitud austral, y al siguiente entrábamos en
 la zona tórrida. A la derecha teníamos las her
 mosas orillas del Paraguay, De tanto en tanto
 aparecían entre las sombras de corpulentos árboles
 modestas cabañas de pastores y labradores que
 viven aUí casi en perpetua soledad. ¡Pobrecitos!
 en caso urgente. ¡ cuanto tiempo deberían emplear
 sobre fiúgiles barcas para llegar á la ciudad!
 Por tierra lee es completamente imposible, no
 existiendo caminos ni sendas abiertas entre las
 selvas, ni pnentes sobre los grandes torrentes que
 vienen á dar el tributo de sus aguas al gran río.
 En la parte opuesta, eeto es, á nuestra izquierda,
 continuaba siempre el suelo bajo y pantanoso del
 Chaco, poblado casi exclusivamente de Indios
 errantes, qne en tiempo de grandes lluvias se re-
 
 —
 
 112
 
 tiran poco á poco linata el pie de las grandes
 liioiiltiijus de lu lloliviu.
 El suelo su Imlhi cubierto de impeneti’ables bos
 ques, palmas, cedros, chebracho y jacarandá y
 üe üié)i oirás pínulas estimables.
 Cuando llegamos u(|uí, las aguas so habían ya
 retirado en gran parto , de modo que los pobres
 indios i>riiieijMalmn á ncercurso á la orilla; noso
 tros tuvimos ocasión do ver algunos gnipos antes
 do llegar íi nuestro des'ino.
 Llegamos á las 7 á V illa Concepción. Multitud
 do inilioB casi desnudos y pintarrajeados de en
 carnado vivo y negro lustroso, rodearon nuestro
 bu(iue pidiéndonos galleta y algunos regalos que
 estiman mucho. Estos indios del Chaco, frecuentan
 mucho este puerto para cambiar las pieles de tigre
 y otras ileras, con sal, do que mucho necesitan,
 y aguardiente (jue les gusta demusindo. A mi
 vuelta deseo detenerme aquí cinco ó seis días para
 ver do hacer un i>oco de bien y conocer más ív
 fondo íl estos indios, entre los quo pienso dentro
 de poco internarme.
 En Villa Concepción nos detuvimos poco; ense
 guida omju'endimos de nuevo nuestro viaje, basta
 (pie flnnlmente el 10 al auochccoi/ llegamos al
 Puerto do Coruinbú.
 A medida quo ascendíamos, el calor se hacía
 más sofocante y la sed in.sufrible.
 Solo á lo lejos se divisaban algunas montañas,
 mas á nuestros alrededores no se veían sino pan
 tanos, ó iuterinimibles bosques casi sumergidos
 cu las aguas estancadas.
 Por dos ó tres veces nos detuvimos en algunos
 peqxieños promontorios, donde trabajaban mezcla
 dos algunos centenares de indios y blancos, en
 cortar los vetustos jírboles de la floresta, que los
 buques traslailau á Bueuos Airea, á Montevideo
 y ít Europa. De esta clase es el ílainado Puerto
 Casado, nombre del pro]>ietario, riquísimo Es
 píalo , quo eompró en el Chaco un territorio que
 tul vez es tan grande como la España entera.
 Pen> i do quo le sirve si es por completo inhabi
 table 1
 Hallamos también en nuestro camino el Puerto
 Pacheco, ó Bahía Negr-a, que es la Siberia del
 Paraguay. No ya )»or el frío, puesto que el calor
 tropical 'es intensísimo, sino porque aqui son tras
 portados los borrachos incorregibles, los malhe
 chores etc. etc.
 Siendo estos los confines con el Brasil, están
 ocupados por un presidio m ilita r, que vigila á
 a<iuellos onearcelailos. Hasta aquí llegó en su audaz
 exploración nuestro llorado liermano Don Angel
 ¿avio, y yo no me entretendré en describírselo
 ¡)ues ya lo hizo él mismo á su tiempo.
 Dirélo solamente quo sentí con todo mi corazón
 VíT com>r jí lu orilla á tantos hombres y nuyeres
 ombrutecidos. y á tantos salvajes desnudos comple
 tamente entro la precoz soldadesca. ¡ Qué extraño
 es vivan como lleras, no teniendo ni iglesia, ni
 un sacerdote, ni freim que les couteuga!
 Lo lio dicho quo llegamos el 10 do junio al
 Pueito do Corumbá. Aunquo esta es la segunda
 ciudad del Matto Grosso, en ^Hiblación ó im|>ortancia rivaliza con lu capital Cuyabá; no crea sin
 embargo que Corumbá sea como uno de nuestros
 puertos; apenas podría parangonarse á los más mo
 destos jmeblecitos do nuestra patria. Excejituados
 los soldadiw de guarniciou, son unos tres mil habi
 tantes. Tiene la Aduana del Estado y aquí se
 detienen los vaiwros: imrque más arriba el agua
 decrece tanto, que para navegar es necesario tomar
 pequeños vaporcitos do ruedas ligeras y la mayor
 
 —
 
 parte de las vecesni aún estos pueden proseguir
 En tal caso se trasborda sobro barcas chatas, y
 einpujadas no por vela s, ni por remos, sino á
 fuerza de poals que hombres robustos clavan eu
 el fondo de río. Y esta suerte nos tocó también
 á nosotros.
 Eu Corumbá salió á recibirme el Párroco, Don
 Constantino Tarzio y el cónsul de Bolivia. A l día
 siguiente descendí á tierra para visitar la Iglesia
 al Comandante de la plaza coronel Horacio y al
 dónsul Italiano señor Carcano, que luego me acomcañarou á bordo, precedidos de la banda del Re
 gimiento. El viejo Párroco está solo y cuenta bajo
 BU jui’isdición más de cien leguas do territorio.
 Solamente una escuela para niños y otra para
 niñas dirigidas por religiosos y religiosas respectivuiiaente, podría con el tienijio mudar el espeto
 de aquella cinndad fundata sobre rocas calcáreas
 calentada por un sol abrasador, y sin atender
 á otra cosa qtie al tráfico do lu vida material.
 ¿ Podremos nosotros contribuir un día á esta obra
 de regeneración? ¡ Dios lo quiera!
 
 (Se continuará)
 
 TIERRA DEL FUEGO
 
 El vaporcillo para la Misión de la Candelaria.
 EN la relación oficial sobre las Obras Salesianaa
 que nuestro Reverendo Superior general Don Rúa
 hizo en el p:isado enero, dió ya la consoladora
 noticia de q le Monseñor Fagnano, Prefecto Apos
 tólico de la Tierra del Fu ego, había podido ad
 quirir el tan necesario vaporcillo para las varias
 Misiones de la Tierra del Fuego, líe aquí la carta
 que le ti’ujo tal anuncio.
 
 Funtarenas 23 de Julio 1894.
 R
 
 eym o
 
 Se ñ o r D
 
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 R
 
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 :
 
 i^^'iNALMENTE liemos obtenido el tan suspirado
 vaporcillo, que nos hará más fácil el visitar
 y socorrer á nuestros hermanos,-especialmente á
 ios do la Candelaria. U eg ó el martes (17 de julio),
 con más de una semana do retivrdo.
 V e n ia ’de Buenos Airea, donde lo había con
 tratado nuestro Prefecto Apostólico Don Fagnauo;
 eu el trayecto el mal tiempo le obligó á refugiarse
 eu el pequeño puerto León, donde lo esperabais
 Providencia parir ejercitar una obra de caridad.
 Pocos días antes, im buciuo de vela cargado de
 gruño había sido arrojado contra la costa y allí
 esperaba algún aiuxilio del cielo: digo del ciclo,
 porque por tan pequeño puerto no suele pasar
 ningún vapor. E l nuestro fue su salvación, y con
 esta obra de caridad principió srt nueva Süsión.
 Es un hermoso vaporcillo en la forma y muy
 econótrrico en el consumo; de doscientas cincuenta
 á trescientas toneladas; do construcción fuerte,
 con cuarent.n y cinco caballos de fuerza y á dos
 hélices para poderlo volver en m;ís breve espacio,
 y por lo tanto muy apropósito para nuestra Misión
 del R ío Grande. Se contrató en 60.000 duros ar
 gentinos, suma que tomamos á empréstito dd
 Banco de C h ile: esperamos que la Providencia
 vendrá pronto en nuestra ayuda para poder pagar
 
 — 113 —
 mos á los escollos de la entrada, que yo conside
 raba como otras tantas columnas de Hércules; y
 cuando los tuvimos cerca y oí g rita r: ¡ Cuatro
 metros! ¡cuatro y medio! con las lágrimas en los
 ojos exclamé también á alta vo z: ¡V iv a Dios!
 ¡ Viva María Auxiliadora! — Nos hallábamos ya
 en el río, fuera de peligro, estábamos en el puertii
 del Río Grande. Lloré de consolación, pues que
 si nuestro vaporcillo puede entrar en este Río,
 está segura la Misión de la Candelaria y asegu
 rada la conversión de los desventurados Onas, que
 al presente son objeto de cruel caza por jiarte de
 una sociedad que adquirió del Gobierno »le Chile
 una grande extensión de terreno jiara dedicarla
 al pasto.
 Entrado en el r ío , el vaporcillo hedió anclas
 por haber cesado la alta marea; pero yo descendí
 á una canoa y me dirigí á la casa provisoria de
 la Misión que se veía á unos cinco kilómetros de
 distancia sobre la orilla izquierda del Río, y donde
 con ansiedad me esperaban nuestros amauos her
 manos.
 L a casa que habitan tiene dos pequeñas habi
 taciones en la planta baja y un pequeño desván,
 Una de estas habitaciones sirve de escuela, de re
 fectorio y de dormitorio para los hermanos; y la
 Devotísimo y obligadísimo en Jesucristo ota-a de estudio, de almacén para todas las cosas
 necesarias á la Misión y de dormitorio para el
 Mag g io rix o B orgatello , Pbro.
 Director Don Beauvoir. Don Delturco que le hacía
 compañía, había ya vuelto á Puntaxenas.
 El hermano Juan Ferrando es el mayordomo
 de la Misión; Jacinto Villaeura, ayudado por dos
 indios , Miguel Calafate y del pequeño Pedro Gama,
 bautizado el pasado abril, tiene el cuidado de las
 PRUHERA VISITA DE MONS. FAGNANO
 bestias para el servicio de la Misión: Cesarlo Villabos es cazador y panadero. El horno lo tiene
 Á la . M i s i ó n , d e l a C a n d e l a r i a
 ^ exeabado á la orilla del río y su caza se dirige
 especialmente contra el guanaco, sirviéndose del
 fusil, de loa perros y de los caballos.
 Pmitarenas, 19 de Agosto de 1894.
 Cuando yo llegué, rodeaban la casa Misión como
 A m a d ís im o S r . D o n R ú a j
 unos setenta indios. Otros muchos que habían
 llegado cu los pasados meses, se habían alejado
 oco hace que he llegado de la Misión de la
 en busca de víveres. Pero no se han debido ale
 Candelaria sobre el Río Graude de la jar mucho puesto que se descubre no muy lejos
 Tierra del Fuego, después de un fatigoso viaje de
 el humo de sus hogueras. Antes bien, un buen
 veintiocho días.
 número que volvieron el catorce de este mes, ase
 Apenas llegó de Buenos Aires nuestro nuevo
 guraron que otros estaban jiara volver.
 ivaporcillo, hicimos los preparativos necesarios
 Por esto es necesario jiens^ir en levantar casas
 para la Misión, y el día 22 de julio nos embarca- para los indios, para los Misioneros, para las Hijas
 ‘ mos Don Pistone. el hermano Forcina y yo.
 de María Auxiliadora, escuelas, tálleles, una vasta
 Tuvimos diez días de continuas borrascas, de capilla, un hospital, etc., etc. Si el Sefutr nos
 modo que el tiemi>o nos obligó á retirarnos varias bendice y nuestros Cooperadores nos ayudan con
 voces á los pequeños puertos de estos canales, y
 sus limosnas, esperamos poder fabricar todos estos
 solamente el día 10 de Agosto pudimos llegar á edificios de Setiembre á Mayo próximo venidero
 la entrada del Río por el Atlántico.
 y fonnar en breve tiempo un hermoso lugarcito.
 _Eran las nueve, hora de alta marea en aquellos
 Para mayor facilidad en el desembarco, me pa
 sitios, cuando el capitán principiaba á dirigirse reció ojmrtuno trasladar la casa, que es toda de
 hacia la entrada. Se veía una especie de cordón madera, más vecina á la emboca<lura del Río
 espumoso, que partiendo del Cabo Snnday (DoGrande. A l presente la casa se coloca junto á un
 [ mingo) al norte, llegaba al Cabo Peña al sur;
 pequeño puerto ó reparo que forma el mismo río
 , era un juego de los flujos que daban contra las y en donde no corre tanto peligro de encallar el
 varias puntas de los escollos que se avanzan en vapor, como lo correría subiendo más arriba. A
 el mar por tmla la parte oriental de la Tierra del poca distancia del Río nacen varías fuentes de
 I Fuego. Frente á nosotros, esta blanca cadena se
 agua potable, este es á no dudarlo el sitio m;ís
 interrumpía por espacio de cerca trescientos metros:
 apropiado para establecer la nueva colonia de
 , era la boca del Rio Grande.
 indios.
 El va]M>rciIlo viajaba con un cuarto de su fuerza,
 Con el tiempo podremos también ir al Cabo
 y toda la tripulación estaba sobre el puente pronta P e ñ a . d is tó te pocas horas, donde estaríamos
 á cualquier maniobra. A cada minuto se oía el
 más defendidos de los fuertes y continuos vientos
 [ grito del capitán que anunciaba la pronfondidad que reinan en el Río Grande. Mas por ahoi-a la
 del agua y en todas las caras se veía pintada la
 prudencia nos aconseja no exponernos á inútiles
 ¡ansiedad acostumbrada en los casos de j>eligro.
 peligros.
 El fondo disminuía á medida que nos acercába
 Hay all un hermoso valle circundado de mon-
 
 «Bta gran deuda. Le pusimos por nombre Toriao,
 de la Sede principal de nuestra Pía Sociedad.
 Dos días después de su llegada cargó irnos treinta
 animales que llevó á la Isla Dairsón para servicio
 de aquella Misión j luego cargó maderas y liveres
 en abundancia y en la larde de ayer, llevando á
 bordo á Monseñor Fagnano, á Don Pistone y al
 hermano Porcina, levó anclas con dirección al
 Río Grande. Les deseamos un feliz viaje.
 La Misión de la Candelaria nos costará muchos
 sudores y muchísimo dinero. Necesitamos sobre
 manera que la Providencia venga abundantemente
 en nuestro socorro. Grande es nuestra confianza
 en ella, puesto que se ti’ata de ima obra santísima,
 de la salvación de muchas almas. Si esperamos
 todavía un poco, ¡ cuantos pobres salvajes morirán
 bajo el cuchillo de los crueles fiauchosl Su cabeza
 está puesta al precio de una libra esterlina. ¡ Po
 bres salvajes 1 ¡ y pensar que tal barbarie es obra
 de gente civilizada, de protestantes, para salvar
 BUS ganados! Cosas son que gritan venganza ante
 el conspecto de Dios; y que al mismo tiempo
 [ excitan á nuestro Monseñor Fagnano á sacrificar
 cuanto sea necesario para poder salvar el mayor
 número posible de estas infelices almas.....
 
 »
 
 1
 
 — 114 tecillos cubiei'tofl do bos<|UC8; pero estos montes
 y büsquecilloB favoreeeiían á los indios para Lacornos nml si quisieran, por lo quo por ahora es
 mejor sufrir un poco de viento y tener segura la
 vida. Donde estamos presentemente, es un sitio
 muy descubierto desdo donde se ven todos los al
 rededores perfectamente y á larguísima distancia.
 Don Bci-nabó prepara gran cantidad de madera
 que cargará sobro nuestro vaporcillo para princi
 piar la fabricación de cuanto lo dejo dicho. Ahora
 solo pienso construir cien casitas para los indios,
 poro tal vez no bastarón. Necesitamos mucho de
 la ayuda del Sofior y do su amorosa Providencia,
 por quo á más do estas construcciones, es nece
 sario quo pensemos también en mantener infini
 dad de familias que acuden á la Misión. El pasailb es una esperanza del porvenir; por lo que
 no iludo quo no nos faltaríín los medios materiales.
 Nuestros beneméritos Cooperadores continuarán
 eievtnuicüto dándonos pruebas de la bondad do
 Dios.
 Reciba, amado Señor Don Rúa. las cordiales
 felii-itaciones de todos estos mis amados hennanos,
 unidas á las do los indios de la Candelaria y esecialiuento de F e lip e , Matías, Joaquín, Benito
 um lay, Pedro G am a, Simón Delfrío y Juan
 Mutha, quo estén recogidos en la casa Misión bajo
 la asistencia y cuidados del hermano Roncbi y
 quo por mi medio lo mandan su fotografía. Ben
 díganos y )iü 80 olvido do socorrer á su
 
 S
 
 J/cctíaimo en Jesús y 2[aria.
 JOSÉ FAGNANO, Pbro.
 F K S r s O T O A P O S T Ó L IC O .
 
 CONSUELOS Y PENAS
 Puntarcuas 27 de agosto de 1894.
 R
 
 e v e u e n d ís im o
 
 Su . D on
 
 R
 
 úa
 
 ;
 
 son y diversas las noticias que debo
 darle; unas buenas y malas otras.
 Ayer tuvimos una gran consolación ; dos jóvenes
 de unos diez y ocho años vistieron el hábito délas
 Hijas de María Auxiliadora. Son cinco ya las hijas
 de Puntavenas quo so consagran al Señor en la
 vida religiosa , y «|Ue con otras cuatro do Chile,
 se unieron á las llerimuias quo vinieron do Eu
 ropa para ayudarnos en el apostolado. Esto nos
 prueba quo el terreno no es tan ingrato, ni complotamento estéril, como parecía en uu principio.
 Esperamos quo Dios N. S. nos maudará niños
 en nuestra ayuda, :L o neeositamos tanto! ¡Oh
 cuanto mal intenta liacor el demonio en esta ciu
 dad y en estas regiones! ¡Atemoriza el pensarlo!
 Cada vapor q\io llega á este puerto, pone nuevos
 obstáculos á la obra luoralitadora del Misionero.
 Si el Señor iio pone remedio, la cosa va mal.
 Encomeudanu>e encarecidamente en sus oraciones
 y en las de nuestros amados Cooperadores á nos
 otros Y á estas pobres almas tan insidiadas por
 el demonio, quo hace cuanto puedo para no de
 jarse arnuioar este extremo confín do la tierra,
 donde ya de tanto tiemi>0 ha fundado su reino.
 El martes de la semana pasi\da á las d iei de
 la noche, con tiempo borrascoso, con viento frío
 y nieve. Monseñor Fagnam», apenas de vuelta de
 la Misión de la Candelaria, en compañía de Don
 
 *
 
 AR IA S
 
 Pistone y de Don Scagliola, con el mismo vapo
 Toríno partió para la Isla Darvsón, con el íiu dfi
 trasladar á aquella Misión doce indios que nw
 confiai'on pocos días antes y para llevar víverei
 á nuestros hermanos. A aquella noche siguió un
 día todavía peor para viajar; el viento helado
 continuó por todo el día y cada media hora venían
 ondas de' helada nieve. Nuestros pobres hermanes
 pasaron todo aquel tiempo en v i a j e ; pues el
 jueves por la mañana, con nn tiempo no menee
 perverso, estaban ya de vuelta con Don Bernabé
 que se prepara para ir al Río Grande.
 Trajeron buenas noticias de la Misión de San
 Rafael. L a pequeña iglesia está ya termina y oj
 muy hermosa; le falta solamente la torre. Inau
 guraron el muelle que es muy cómodo y tuvieron
 el consuelo de ver venir nuevos indios, entre loa
 cuales uu cierto Jacinto, compañero del Capita
 nejo A ntonio, que es el más indiferente hasta el
 presente para con nosotros y fué el que cooperé
 más eficazmente á la triste iusun'ección contra
 Don Pistone en 1891 ; vino con toda su familia
 decidido á quedarse para siempre en la colonia:
 fuó recibido muy cortésmente y se le asignó una
 casa. L a escuela de música va procesando como
 también progresa el espíritu de religión entre los
 salvajes. En resumen, esta Misión principia ya á
 darnos algunos consuelos.
 Aquí en Puntarenas, aunque la estación sea
 propicia para fabricar, por falta de medios y con
 grande dolor nuestro, hemos debido suspender los
 trabajos de la nueva iglesia, que tanto necesita
 mos. La capilla actual, además de ser privada,
 es completamente insuficiente para una población
 de más de tres m il almas. Los gastos hechos ya
 para esa nueva construcción pasan de diez J
 siete mil seiscientos pesos, de los quo hasta el
 presente, solo hemos podido reunir diez m il qui
 nientos, y todavía serían necesarios al menos otioí
 veinte mil.
 Y i deberé ocultar á V., amadísimo padre, que
 estamos cargados de deudas? Todavía están por
 pagar los quince mil pesos por el via^je que el
 vapor Aniedeo hizo el año pasado á la Misión de
 la Caudcliu'ia; otros tantos hay por provisiones
 necesarias para los dos colegios de Punttircnns:
 luego paiu la Misión de Dawsón, para esta imevs
 iglesia, para la Misión de la Candelaria; en u«»
 palabra, nos hallamos tan cargados do deudos,
 que dan mucho que pensar á Monseñor, porque
 no sabe como podremos pasar adelante. ¡Pobre
 Monseñor! Confía tanto en la Divina Providencia,
 quo estamos ciertos que no nos faltará en iM
 presentes estrecbeces.
 En tanto mío admiramos la grande confianza en
 la Divina Providencia de este nuestro amado
 Prefecto Apostólico, nos edifica sobremanera sn
 gran espíritu de sacrificio. Animado del mayor
 celo por la gloria de Dios y por la salud de las
 almas, se muestra siempre intrépido y no le arre<lra
 peligro alguno. L a semana jjasada cuando des
 embarcó en el Río Grande, con intensísimo frío
 y nieve en abundancia, no pudieudo la canoa
 Uegiu* á la orilla, se descalzó y se dirigió á tiert»
 con el agua y fango hasta las rodillas. Antc.^ »if
 salir de Puntarenas para aquella Misión, yo le
 había provisto de un buen par de zapatos; mas
 á su vuelta no v i en sus pies que unas viejas npatillas. jQue había hecho de los zapatos? C<h>*
 tesando en aquella capilla, vló al indio Calafate
 que perdía los pies entre dos viejos zapatos; no
 le permitid) su compasivo corazón ilejarlo ir en ral
 estado á recibir la santa Comunión; se quitó los
 
 — 115 —
 lapatos y se los regaló al joven indio. — Tales
 actos de abnegación y sacrificio le atraen grande
 mente las simpatías basta de los mismos salvajes,
 y á nosotros nos sirven de grande estímulo para
 soportar con a l e ^ a cualquier sacrificio.
 Reciba, amadísimo padre, mis afectuosos saludos
 y le ruego se digne exterderlos á todos esos digno
 supriores. Bendígame y me permita besarle con
 
 treinta metros de largo y muy fuerte, por lo que
 al desembarcar no nos hemos de mojar los pies
 como antes. Desde el muelle una larga y derecha
 cíJle conduce á la elegante iglesia, capaz de algu
 nos centenares de personas, con su conveniente
 coro y ahora su Vía Crucis. Una gran cruz, le
 vantada en medio de la amplia plaza de la iglesia,
 parece quiera abrazar toda la nueva colonia, la
 
 Banda de Música compuesta de Indios: Isla Dawsón.
 respeto la mano y profesarme con aprecio, afecto
 y reconocimiento
 De V. S. Rev.'“
 
 Humilde y devoto hijo
 M agg io rixo B or g ate llo , Pbro,
 
 DE S IL IU E S C O N O T O S ES ARTISTAS
 Puntarenne 25 de setiembre de 189-#
 Re
 
 v
 
 .“ ® S r . D . R
 
 úa
 
 ;
 
 L día 10 de los corrientes fui á la Misión
 de San Rafael, isla Dawsón, para colocar en
 aquella iglesia, con la debida autorización el Via
 Orueis que faltaba. Xoré grandes progresos.
 Hallé ya construido un hermoso muelle de unos
 
 que va de día en día aumentando sus edificios
 para los nuevos civilizados. L a iglesia, la casa de
 los Misioneros y la de las Hijas de María Auxi
 liadora, se hallan ya circundadas de hermosos
 edificios para las escuelas, los talleres y doniiitorios de los niños y de las niñas, y hasta para
 las viudas. Además, la escuela de música, el hos
 pital, la panadería, el matadero y, poco distante
 del muelle, se hallan algunos grupos de casas si
 métricas que forman calles derechas, donde ya
 habitan varias familias de indígenas. Distante de
 las casas y á la otra parte del río se halla e l ce
 menterio. Los indios acogidos en la colonia son
 muchos m ás; y deleita el ver lo bien educa«los
 que se muestran. A m i llegada, vinieron muchos
 á darme la bien venida, á saludarme y p re g ^ ta r
 por los otros Misioneros de Puntarenas, á a g u 
 jarme y darme la mano como á un íntimo amigo.
 Alegra sobremanera el ver á estos indios, tan
 groseros en la apariencia usar modos tan gentiles
 y expresar bastante bien sus sentimientos en es
 
 — 116 —
 nfiol, á pesar dol poco tiempo que hace que s©
 alian en Li colonia. Dios visiblemente bendice
 esta Misión, y da grande incremento a las fatigas
 TTTTTTT”
 do los pobres Salesianos.
 A l volver ú Puntarenas, traje conmigo los niños
 indios do la escuela de música, que vinieron á
 alegrar con sus instrumentos las ílestas patrias
 que so celebraron en los días 17, 18 y 19 de los
 comentes. Apenas han pasado siete meses desde
 C o n f i a n z a e n IH a p ía . — A fines del pa
 que tomaron el instrumento y ya lo manejan con
 sado diciembre un niño de diez y siete me
 grande inat'stría. Tocaron varios trozos de música
 religiosa en la iglesia durante las sagradas fun ses, á causa de una grave pulmonitis, estaba
 ciones: y otros durante la distribución de premios
 en gran peligro de perder la vida, pues
 ú los niños do las escuelas y dieron todos los tres
 todos los remedios que el arte aconseja para
 días íjrnn concierto en la plaza que arrancaron
 tales enfermedades eran inútiles. Grande
 entusiastas aplausos y excitaron en todos gi-ande
 mente afiigidos sus padres, pero llenos de
 inaravillat ¿ Quien habría dicho, tres años hace,
 confianza en María Auxiliadora, hicieron
 ■cuando (‘stos jóvenes salvajes descendían de los
 voto de hacer una novena de oraciones en
 montes que en tnn breve tiempo serían tan ox]>erto8 artistas? Parece un sueñoj y no obstante su honor. ¡Oh bondad de la Santísima Yir<‘8 una realidad tan cierta y segura, que, mientras gen..^.! E l primer día de la novena principió
 llena el corazón dol Misionero de iuex])resable
 el niño á sentir un sensible mejoramiento,
 ■consuelo causa grande admiración A cuantos ereíy en pocos días curó perfectamente. Beco4iu que ora imposible la civilización de los sal nocidos sus padres por tan señalada gracia,
 vajes fueguinos.
 mandan una pequeña, pero sincera y devota
 Estos amados indios do la Isla Dawsóu, en los
 oferta.
 pocos días que estuvieron entro nosotros, nos ediílcaron grandemente con su devota compostura en
 F e r e a e i s P e b v o s t o , Pbro.
 las sagradas funciones. A más do uno de estos
 Lueedio, 29 d© Enero de 1894.
 habitantes arrancaron hígi’imas de consuelo con
 el angélico recogimiento con que se acerca
 ban ú recibir la santa Comunión, y con la pre
 cisión con que servían la santa Misa, vestidos de
 IVuestpa señ o ra del perp etu o socorro.
 sotana y roquete como tantos monaguillos.
 — Un nuevo prodigio obtenido por la intercesión
 ¡Oh amados fueguinos, vuestras oraciones tan
 de Nuestra Señora del Perpétuo Socorro tenemos
 bien hechas, son aceptas al trono de Dios, sí, y
 que registrar en España.
 cada día descienden las divinas misericordias sobre
 L a Revda. Madre María Josefina, Superiora del
 esta vuestra tierra y sobre vuestros infelices her
 Colegio de los Santos Corazones en ToiTelavega
 manos ! Pocos días hace, nos entregaron otros
 (Santander), doce años venía padeciendo del estó
 nuevo indios procedentes del Canal Schmid, que
 mago con tal acerbidad, que los cuatro primeros
 irán con vosotros á auineiibir la población de la
 Isla Dawsón; con vosotros irán á participar de los pasó postrada en la cama, y la viscera llegó
 los grandes beueílcios de la Religión, y de la ci á ulcerarse, y aunque en los últimos seis años
 vilización. ¡O h ! quiera el Señor conceder esta parece que ésta desapareciera, dejóla en un estado
 de absoluta imposibilidad para alimentación qui
 gracia A todos vuestros hermanos errantes por
 no fuera la vegetal muy reducida. E l distinguido
 estas playas.
 médico que la asistió «lurante esta larga enferme
 Antes de que estos valientes músicos volvieran
 dad creyó en estoa Ultimos días que debía pres
 ú la Isla Dawsón, les fotogralíainos, y su reti’ato
 cribirla algún alimento jiutó substancioso, y leadse le mando, Reverendísimo Señor Don Rúa, para
 ministró algunas gotas de peptona disueltas en un
 que pueda conocer á estos nuestros amados indios
 poco do agua, y otro día media yema de huevo;
 convertidos en artistas. Bendíganos, amado padre,
 á nosotros, á nuestros salvajes, ú nuestras misio pero en ambas ocasiones fueron tan fieros los do
 lores do estómago, que, no permitiéndola retener
 nes: encomiéndenos al Señor todos los días en
 ese exiguo alimento, la dejaron en t í estado más
 el santo Sacrificio de la Misjv, y encomiende en
 deplorable. Se anunciaba un desenlace fimesto.
 modo espeidal al que le eseribe, que tiene el
 En talos circunstancias llegó al convento el 9
 honor do in'ofesavso su
 de Diciembre un Padre Redeutorista con t í fin de
 Devoto y ohligadmmo hijo
 dar ejercicios á las niñas educandas, y enterado
 de que cerca de dos meses había, la- enferma
 M auoiokino B ougatello , Pbro.
 estaba en cama con un catarro general de carác
 ter gripal, dominante á la sazón, agotadas ya
 sus fuerzas, v resistiendo la acción de los medica
 mentos y d e h i alimentación miís sencilla, propuso
 á la revoreuda Madre tomara en tres días conse
 cutivos una miniatura de Nuestra Señora del Per
 petuo Socorro, enteramente resignada en las manos
 de Dios, pero con una ilimitada confianza en el
 poder do clarín, á la cual había de rezar cada
 vez tres Avemarias.
 La enferma aceptó jcostosa é hizolo con fé. El
 día 10 iKir. la noche, sin embargo, parecía que tí
 padecimiento se bahía agrabado notablemente. Su
 aspecto inspiraba compasión. Sintiéndose tan mal,
 dijo al señor m edico: « Parece que me faltan tres
 
 E
 
 GRACIAS DE MARIA ADXILIADORA.
 
 — 117 —
 dedos de frente ; * j- á la Hermana ^ne la asistía,
 le aseguró que eñ tal estado le parecía que Nuestra
 Señora, más bien que curarla, iba ó llerársela
 consigo. Llegó el día 11, y á las nueve de la ma
 ñana tomó la última miniatura en presencia del
 Padre, elcual la dejó luego. Tres cuartos de hora
 después llama á la Hermana enfermera, y con
 rostro alere dice: « L a Santísima Virgen me ha
 curado copletamento. » Era un hecho.
 Sin embargo, no acertaban las hermanas á
 creerlo. L a enferma se levantó. Llamados el refrrido Padre y el señor Capellán, halláronla sen
 tada en su silla , pero con aspecto de perfecta
 salud. E l dicho señor Capellán la invitó á bajar
 ála capüla, y con paso ^-me descendió, con sor
 presa de todos. L a noticia se comunicó rápida
 mente á toda la casa, y las dos comtmidades de
 religiosas y educandos corrieron alborozadasj y
 en medio de la más viva alegría cantaron á la
 Santísima Virgen en acción de gracias su propio
 himno del Ma^ni/icat; y desde ese día su salud
 es perfecta.
 Las sustancias más refractarias al estómago de
 la dicha religiosa, y que, áju icio délos médicos,
 fundado en repetidas experiencias, debieran pro
 ducir en él efectos de un cáustico, son ya la base
 de su actual alimentación. Su aspecto, sus fuerzas
 y la aplicación á los ejercicios de su estado y oficio
 de Superiora, son, después de solos tres días,'cual
 de una persona que jamás hubiera sufrido que
 branto en su salud.
 Estudiando á Benedicto XTV, profundo é indis
 cutible maestro en la materia, á cuatro pueden
 reducirse los caracteres esenciales de toda curación
 milagrosa: ésta debe ser súbita, completa, durable
 é imposible de realizarse naturalmente en las con
 diciones de su manifestación, ¿ Quién podrá negar
 todo esto en el hecho que acabamos de presenciar í
 Sin embargo, á la Iglesia toca su auténtica apro
 bación ; mas nosotros sin adelantar juicio alguno,
 faltaríamos á la conciencia si auto suceso tal no
 dijéramos, de acuerdo con el señor m édico: J)iDei est hic, es.decir, si no reconociéramos á
 Jesucristo interviniendo en él para glorificar á su
 Divina Madre en su amable advocación del Per
 pétuo Socorro.
 H.
 Torralarega, 14 de Diciembre de 1894.
 
 U n s u c e s o p r o d ig ^ io s o . — En la prensa ca
 tólica do Salamanca leemos el siguiente relato de
 un hecho prodigioso acaecido recientemente:
 « L a Religiosa profesa en el Instituto de Sierras
 de San José, de esta ciudad, Hermana Dolores,
 venía padeciendo hacía ya cinco años una enfer
 medad crónica que le hacía sufrir agudísimos do
 lores en todos los miembros. De quince meses á
 esta parte la dolencia se había agravado en tales
 términos, que ya no podía dicha Religiosa aban
 donar el lecho, y todo su cuerpo estaba paralítico.
 El pasado miércoles, uno de los días en que más
 fuertes habían sido los dolores, la Rda. Madre
 Superiora exhortó á la Religiosa á tener gran con
 fianza en la Sma. V irg en . á quien confiaba su
 curación. Sor Dolores recibió con tanta alegría
 esta nueva, que tomando en sus manos la Medalla
 &£ilagrosa que pendía de su cuello y una estampa
 que también era imagen de dicha medalla, comenzó
 a dirigir tiernas jacmatorias á la Reina del cíelo.
 > Las demás Religiosas, de rodillas en tomo
 
 del lecho de Sor Dolores, rezaron con todo fervor
 la Letanía y la Salve, mientras que las niñas de
 las escudas dirigidas por las Sierras de San José
 se recogieron en la capilla del establecimiento
 para unir sus plegarias á las de sus dignas profe
 soras.
 » E l favor del cielo no se hizo esperar; media
 hora después, y al despertar de un ligero sueño.
 Sor Dolores pedía su ropa y abandonaba el lecho
 W ena y sana, siendo la admiración de sus Her
 manas en Religión, que no cesaron de alabar á
 D io s, dirigiéndose inmediatamente á la capilla
 para entonar un Tedéum.
 » Sor Dolores cantó con voz vigorosa cual si
 nada hubiera ten id o, y desde aquel instante
 (miércoles 10 de Enero de este año, á las tres de
 la tarde) ha practicado todos los actos do Comu
 nidad sin sentir la menor molestia.
 » Si este hecho es ó no milagroso, resuélvalo la
 Iglesia; nosotros, como fieles cronistas, lo referi
 mos, no sin dar gracias por el portento á la Sma.
 Virgen. »
 
 ------------
 
 NOTICIAS Y VARIEDADES
 £1 cen ten ario d e S a n F e lip e X e r i . —
 Grandes son los preparativos que en Roma se
 hacen para el tercer centenario de San Felipe
 Neri que se celebrará en dicha ciudad el días 26
 del corriente Mayo. Si todos los católicos deben
 aplicarse con celo al feliz éxito de este glorioso
 centenario, con mucho más motivo los jóvenes y
 BUS maestros. Todos los colegios, escuelas, orato
 rios festivos y círculos y asociaciones de jóvenes,
 deben por lo tanto prepararse á celebrar con
 pompa y júbilo este feliz acontecimiento.
 No dirigimos esta invitación solamente á las
 Casas Salesianas y á todos los Colegios católicos,
 sino también á los Cooperadores Salesianos^ lo.s
 que, por el espíritu que Don Hosco infundió en
 su Asociación, son educadores natos de la ju 
 ventud.
 Educar santamente á la juventud y salvarla,
 es la más grande necesidad de estos tiempos y el
 sublime apostolado á que N. Señor nos llama.
 Recurramos, pues, confiados á San Felipe para
 que nos preste su a ^ d a en esta que fue su em
 presa predilecta, é imitemos sus ejemplos. — Re
 comendemos á nuestros lectores la vida de S. Fe
 lipe que en el presente mes publican las U e e t u r a s C a t ó l i c a de Saniá-Barc^ona.
 C o n v e r s i ó n . — Un repartidor de libros pro
 testantes de Madrid, gracias á la lectura de los
 folletos de propaganda católica popular que publica
 el Apostolado de la Prensa, se ha convertido á la
 Religión que profesó en su infancia. — Hé aquí
 los frutos de las buenas lecturas y un fuerte argu
 mento para desplegar cada día más nuestra energía
 y celo en pro de la propaganda católica en todas
 sus formas, sin j>erdonar trabajo ni sacrificio al
 guno.
 
 • •
 M a s v a l e m a n a q u e f u e r z a . — D e una
 
 — lis —
 carta do iiuoMtra Cana de Málaga, copiamos el siguieiitü ediílcauto lieclio: « Hacía algún tiempo
 (¡110 un niño ya grandecito ouería quedarse con
 nosotros y viendo que no podía conseguirlo, pues
 ya V. sabe las estrecheces de la Casa, cierto día
 Ho coló dentro y como quien no quiere la cosa,
 con mucho disimulo dejó llegara la noche, que
 era muy oscura y tempestuosa. A l abrírsele la
 n i i e ^ para que se marchara á su casa, en tono
 lastimero, Padrccito, me dice, i donde quiere V.
 lie vaya si no tengo casa ? ~ Nosotros tampoco
 isponemos ahora de cama para tí. — No importa;
 yo dormiré bien en cualquier rincón.
 N o pudiendo resistir más, el Sr. Director se
 quitó una manta de su cama y nosotros, uno el
 jergón y otros otra cosa, quedando así todo arre
 glado. Pasó muy bien la noche y amaneció más
 alegro que el alba. Y a está todo cambiado; por
 fuera, cou uiia limpieza gen eral, y por dentro,
 con la confesión y comunión. Se porta bien y
 está contento. *
 
 a
 
 U n i>oeii>o p a r a e l P a r a í s o . — Un indio
 del Canadá, al abrazar la fó católica, se confesó
 con el lloj)ii-Negra (así llaman al sacerdote cató
 lico) de babor robado algún tiempo antes doce
 pesetas á un jiastor calvinista do la vecindad, y
 80 lo advirtió que debía restituirlas. Esto bueu
 salvaje, llamado Juau Bautista, se dió prisa á
 cumplirlo. Se proseuta, pues, eu casa del ministro,
 y le d ice:
 — Mí te haber robado, Ropa-Negi-a decir á m í:
 Juan Bautista, vuelve el dinero robado.
 — i Quó dinero ?
 — Doce pesetas robadas á tí por mí, mal salvaje;
 pero ahora buen indio, tener agua del Bautismo
 sobro lu fronte, mí ser hijo del Grande Espíritu.
 Toma tu dinero.
 — Estó bien, uo hiutes más. Buenos días Juan
 Bautista.
 — ; Buenos días ! no basta; mí querer otra cosa
 — i Y ijué quieres í
 — Mi querer un recibo.
 — ¡U n recibo! y j piu-a qué necesitas tú un re
 cibo? 4 tü ha dicho acaso el Ropa-Negra que lo
 pidas?
 — Ropa-Nepa no dice nada; es Juan Bautista
 querer uu recibo.
 — ¿ Y para quó lo quieres? Tú me has robado,
 tú me lia.s restituido: esto basta.
 — No basta: tú viejo , mí jó v e n : tú morir sin
 duda primen*, mí morir después do tí. 4 Lo en
 tiendes?
 — N ó : 4 qué quieres decir con esto?
 —- Escucha más: esto querer decir mucho: esto
 querer decir todo. Mí llamar á la puerta del cielo,
 el gran jefe San Pedro abrir y decir: 4 Eres tú
 Juan Bautista? y 4 (iuó quieres? Mí responder:
 Mí querer entrar en la casa del Grande Espíritu.
 Y él decir á m í; 4 Y tus pecados? Mí responder:
 Ropa-Negra haber perdonado ú mí. San Pedro
 añadir: 4 Y tu hmto al uiiuistni? 4 lias restituido
 el dinero? Enséñame tu recibo. Ahora, pues, tu
 ves la situación del pobre Juan Bautista, pobre
 nidio sin n'oibo, obligado imra poderlo hallar, á
 gilopnr por todo el infierno.
 
 NECROLOGIA
 
 EL C A R D E N A L B E N A V I D E S
 El sábado, 30 de Marzo, poco después del medio
 día, entregó su alma á Dios el eminentísimo señor
 D. Francisco de Paula Benavides, Cardenal Arzo
 bispo de Zaragoza. En su larga agonía, el Carde
 nal dió muestras de mucha conformidad y gran
 deza de ánimo, edificando á los que le rodeaban
 y cuidab.an, basta q u e, cousuraados sus din y
 cargado de méritos, hecha la recomendación del
 alma y oyendo la exhortación del Obispo auxiliar
 de la diócesis, el Cardenal dobló tranquilamente
 la cabeza y se presentó ante el juicio de Dios.
 Era el decano de los Prelados españoles; pre
 sidió eu Madrid y Zaragoza los dos primeros Con
 gresos católico-nacionales; creó el Seminario de
 estudiantes pobres y tomó parte activa en otras
 obras de celo y propaganda religiosa, distinguién
 dose por caridad, que le ha dejado pobre de re
 cursos luateriales, pero rico en merecimientos.
 Amaba y favorecía á los hijos de Don Bosco y
 era Cooperador Salesiano.
 Háyale recibido benigno y amoroso Nuestro
 Señor Jesucristo; y por si necesitara de los su
 fragios de los vivos, ayúdennos nuestros amigos
 en la piadosa obra de ofrecerlos por su alma-
 
 R. I. P.
 
 HISTORIA DEL ORATORIO
 DE SAN FRANCISCO DE SALES
 
 CContinuación)
 
 — Hasta el presente han provisto en parte
 Don Bosco y su madre, vendiendo sus po
 sesiones, y la caridad de piadosas personas.
 5ías hoy día se puede decir que todos nues
 tros recursos consisten en las limosnas de
 nuestros bieiibeobores.
 — iQuiéues son estos bienhechores?
 — A muchos no los conozco, y otros no
 quieren que los hagamos conocer, y por esto
 no me hallo en estado de poder satisfacer á
 la pregunta.
 — j- Dónde tienen el dinero ?
 — Xo tenemos ni siquiera caj a, porque
 
 — 119 —
 
 el aprecio de los hombres; si no una infame
 página en la historia 4 Sois enviados para
 buscar cosas que puedan interesar al fiscal?
 Cumplid en buen hora vuestro encargo, mas
 no seáis opresores de los honestos ciuda
 danos en su pacífico domicilio. Y o protestaré
 contra vosotros ante el ministro, ante la
 misma persona del rey, y espero que no serán
 insensibles á mis quejas.
 A estas enérgicas palabras, el caballero
 Gatti, con humilde y cortés exterior, Señor
 Don Bosco, respondió , escúsenos ; nosotros
 no hemos venido para hacer mal á n ad ie:
 no hemos hecho otra cosa que pedir aclara
 ciones.
 — Las aclaraciones se piden á quien puede
 darlas. Superior responsable de este instituto
 soy yo: á mí pedidme aclaraciones y no á
 los subalternos.
 — Escúsenos, dijeron á su vez el señor
 Masuardi y el profesor P e t itti; y persuádase
 que lo ocurrido fué contra nuestra intención.
 Y así concluyó el suceso.
 Entre tanto, invitados los inquisidores á
 la habitación contigua, expusieron también
 á Don Bosco que tenían la orden de explorar
 la casa y visitar las escuelas, mas de hacerlo
 todo amigable y cortésmente.
 — Si teníais el encargo de hacer las cosas
 de un modo amigable y cortés, observó Don
 Bosco, no era necesario que os hicierais
 acompañar por un piquete de polizontes
 para atemorizar á mis pobres niños.
 — Esté cierto, respondió el señor Masuardi,
 que las guardias no tocarán ni un cabello á
 ninguno de los suyos, y que han venido
 según las disposiciones de estilo.
 — Las guardias de pública seguridad, los
 soldados y los carabineros, replicó Don
 Bosco, no acostumbran comparecer en las
 casas de los j)articulares sino para arrestar
 á los malhechores. Me parece imposible que
 hombres de inteligencia y constitucionales ,
 cuales deben ser los señores ministros, sin
 ninguna prueba puedan c rcT que en este
 colegio existan malhechores, poniendo bajo
 los pies los artículos de bi ley que garantizan la ioviolabilidad dei domicilio y la
 inmunidad de las personas.
 Este modo tan franco de hablar descon
 certó algún tanto al triumvirato, que luego
 dió á entender que hacía muchas cosas á
 su arbitrio ; puesto que después de la obser
 vación de Don Bosco, las guardias se ale
 jaron de nuestra habitación la una después
 de la otra y se fueron á colocar eji los de
 siertos campos que en aquellos tiempos cir
 cundaban el Oratorio.
 La conversación de Don Bosco con aque
 €t violenti rapiunt illud.
 Dichas estas palabras de aliento al pa llos señores se prolongó por media h o ra , y
 ciente, Don Bosco se volvió á los agentes y los inquisidores tuvieron de él todas aque
 justamente indignado: — Yosotros, les dijo, llas informaciones qae podían convencerles
 abusáis de vuestro poder; debeis ser jueces qae de nuestro instituto el gobierno nada
 y os hacéis verdugos. Este proceder no os tenía que temer; pues nada hallaron. FJspeproporcionará ni las bendiciones de Dios, ni raudo al menos descubrir alguna cosa, de que
 
 iipeuas llega alguna limosna, la destinamos
 á cubrir deudas.
 Estas concienzudas j verídicas respuestas
 de nuestro buen prefecto no fueron des
 agrado de los agentes. A estos, prevenidos
 por sus jefes, se les liabía ocurrido que Don
 Bosco poseía gran cantidad de dinero en
 viado por el Papa y por los príncipes des
 tronados, bajo el pretexto de socorrer á los
 niños, pero en realidad para asalariar sol
 dados y promover la guerra contra el go
 bierno.* Esta idea era alimentada por los
 malos diarios. En aquellos mismos días habían
 también sido requiridos é injustamente en
 carcelados algunos Jesuítas residentes en
 Turín; por lo que la imprenta sectaria publi
 caba á cuatro vientos la falsa noticia, de que
 ol fiscal había hallado entre ellos grandes
 tesoros y documentos importantes, que reve
 laban la existencia de una vasta conjura
 ción. Mas Don Bosco está en relaciones con
 los Jesuítas, iban diciendo nuestrosenemigos;
 por lo tanto en su instituto se debe hallar
 materia delincuente. Embebidos en tales ju i
 cios, los tres inquisidores pretendían á toda
 costa que Don Alasonatti les indicara el te
 soro ; por lo que Masuardi para infundirle
 miedo le dijo:
 — V . nos engana; Y . tiene un tesoro y
 nos lo quiere ocultar; Y . es un Jesuíta; pero
 nos veremos.
 A tan villanos tratamientos aquel hombre
 de Dios, que estaba siempre lleno de ocu
 paciones y poco bien de salud, se sintió des
 fallecer.
 — P (‘ro yo, señores, no os hago mal al
 guno, dijo^ y se desmayó. Este inesperado
 deliquio hizo avergonzar á aquellos ilustrísimos , que notando haber obrado no ya
 como honestos empleados , quisieron , reme
 diar ol mal hecho, sosteniendo al desfallecido
 y colocándolo en una silla.
 Dios mandaba en aquel momento á Don
 Bosco, el que, entrando en la habitación y
 viendo en aquel deplorable estado á su que
 rido y digno ayudante, sintió vivísima pena.
 Acercándose, le tomó por la mano y le llamó
 por su nombre. E l buen Don Alasonatti á
 la palabra de Don Bosco pareció volver en
 si, y con ñaca voz respondió: — Ayúdeme,
 Don Bosco.
 — No se afane, le contestó este: ahora
 estoy yo, y tomo el cuidado de tod o: aní
 mese : Vim pafjor, añadió débilmente el buen
 prefecto.
 — Yeo que sufre violencia, continuó Don
 Bosco, y de corazón le compadezco; mas
 acuérdese que regmnn coelorum vini j¡)atitur
 
 —
 
 120
 
 se pudieran gloriar ante sus je fe s , pidieron
 visitar las escuelas, y Don Bosco los com
 plació. Los quiso acompañar el mismo Don
 Alasoiiatti ya vuelto en sí.
 Aquí conviene notar que el caballero Gatti,
 que era encargado en modo especial de v i
 sitar las escuelas, sabía poco de latín y de
 griego, pues había-sido simple profesor de
 geografía é historia en el colegio nacional,
 y al i)resente tenía en el ministerio de pú
 blica enseñanza el oficio de inspector de las
 escuelas elementales. P or lo que se limitaba
 ú preguntar íi los alumnos sobre la geografía
 y la historia, y ú hacerles algunas mal
 intencionadas. E l señor Masnardi sentado á
 la cabeza de los bancos hacía á los niños
 vecinos preguntas confidenciales; y el profe
 sor Petitti ya tomaba notas, ya examinaba
 los cuadernos en limpio y los en borrador.
 Parecía que su intención fuese el arran
 car de la boca de loa escolares una res
 puesta , ó el hallar escrita una palabra,
 que pudiera interpretarse contraria al rey ó
 á las libres instituciones, para después acusar
 á Don Bosco, como si aquí se diera una
 instrucción dañosa ó peligrosa al Estado.
 Duró aquí un pequeño resúmen de las pre
 guatas que hicieron.
 (Se continuará).
 
 B I B L IO G RAFIA
 E l Ctiteciísjino c u <^jcni|>log! d e l p i*e sb i t e i ’o d o n O u m ilo O ir tú z a r .
 Ea. ú luipstro ju ic io , uno de los libros más útiles é
 interesantes que se hayan escrito destinados á la ensehanza do In religión.
 E l autor ha sabido realizar el v ie jo precepto de
 Horacio, de unir lo ú til y lo agradable, amenizar la
 enseñanza con una variada y oportuna colección de
 ejemplos, que no solo la hace comprensible á la in 
 teligencia del más ru d o , sino tam bién interesante y
 práctica. Es sabido el interés qne despiertan, espe
 cialmente en los n ilio s , las historietas y narraciones
 de cualquier género qne consiguen mantener cautiva
 su v o lá til im aginación. Aplicando este sistema rt la
 enseñanza del catecismo, se consigne hacerlo amable
 y provechoso: pues, al par qne el nino goza con el
 ejemplo, retiene por largo tiemiio la doctrina m oral é
 dogm ática que va unida a' él.
 Di fundir la enseñanza religiosa es uno do los grandes
 bienes reclamados por las necesidades de nuestra época,
 en que el estudio de la religión ha dejado do ser o b li
 gatorio en los colegios del Estado y en que con las
 reformas irreligiosas se ha tratado de hacer desnreoiublo la relig ión á los ojos d el pueblo. De aquí la
 necesidad de instruir bien á los u in oa. avivaries el
 sentim iento religioso y formar cristianam ente su co
 razón, tan sensible á las imprt'sioues del bien como
 á las d cl mal. Harto conocidas son liis palabras de
 L e ib n iz t! « Ketbrnmd la etlucación de los niños y re
 formareis el mundo. » I>on Itosoo decía en confi'rmaoión de est-a ve rd a d : « jC m U es e l origen de tantos
 m ales y aberraciones como preseuci-amos éu los mismos
 países catóH^^)sf L a etlucación pagana que so da g e 
 neralmente cu las escuelas. » Y agregab a: « H e com
 b atid o m i vid a entera contra esta i>etversa edncación,
 que m archita el espíritu y el corazón de la infan cia;
 y ya v ie jo y extenuado, muero con el dolor d e no
 
 —
 
 haber encaminado del todo la obra de la reforma áí1
 la educación ó instrucción, sin la cual no llegaiem»
 jam ás á tener una ju ven tu d enteramente cauílioa..i
 Y lo peor es que, al mismo tiempo que se d'eseaúi
 en ciertas clases sociales la lectura de las obras
 relig ió n y de controversia c ató lica , se difundeU
 lectura de novelas y publicaciones inmorales en ng,
 la im piedad deixama e l veneno á manos llenas. ^
 Los ataques contra la relig ió n tienen ordinariámentí
 por causa la profunda ignorancia de sus dogmas, dt
 su moral, de su culto y de su h is to ria ; pueselmays
 numero de los que la atacan solo la conocen e n l«
 obras escritas p or sus enem igos, sin tomarse el ta-1
 b ajo de le e r á sus apologistas y defensores. Pretende
 conocer la relig ió n por este medio, es como pretende
 estudiar la filosofía en la historia íle los delirioa j *
 aberraciones d el espíritu humano.
 Conocer la religión es ordinariam ente lo qne basu i
 para am arla, pero para conocerla es preciso cstadinl
 concienzudamente e l catecismo. Y esto estudio jerij
 tanto mtís provechoso cuanto más comprensible m i
 para la in teligen cia y hable al corazón con más posuasiva elocuencia, pues dicho está que « la fé nace!
 d el corazón, » fuente y origen de todo lo bueno y d:
 todo lo m alo que hayen e l hombre.
 Es lo que se propusó y consiguió el autor dd;
 Catecismo en ejemplos, con upa laboriosidad digna dt
 todo encom io, poniendo ante los ojos de sus leotoKj¡
 la m oral en acción con rasgos históricos, tan oportanoí!
 como elocuentes. Uno solo de estos rasgos obra muchu
 veces con más eñcacia en el corazón, que muchas pá
 ginas de árida doctrina. P o r esta razón es un litoo
 Utilísim o para los catequistas y demás personas qiü|
 por su m inisterio se ocupan en la enseñanza de U
 relig ión á los niños y al pueblo, y de gratísim o sola»
 para todos.
 N o dndamos que los católicos sabrán aprovecharen
 bien de la relig ió n las enseñanzas estampadas en ente
 precioso libro, fruto d el encendido celo de nn coraa¿
 sacerdotal y de la suficiencia é ilustración de un dis
 tin gu id o sacerdote.
 E l Catecismo en ejemplos, del que se acaba de hao«
 la tercera edición, consta de 1010 páginas y se vend»
 al precio de 4 ptas. eu rústica y 6 puademado. Lib rería Salesiana de Sariá-Barcellona y principales
 librerías católicas.
 
 COOPERADORES SALESiANOS DIFUNTOS
 Emmo. Sr. Cardenal Don Francisco de Paula Benavides, Arzobispo de Zar.igoza.
 Exm o. ó lim o. Mons. José Ignacio Ordóñez, Arzobispo
 do Quito.
 *
 »
 »
 Isidoro Barriga, Obispo de Gua
 yaquil.
 Sr. Don Juan León M era — Anibato ( 2 ’H n^iiraft«íi).
 »
 » Faoimdo P e ra lta — Quito (PicAincAab
 »
 » D an iel Escobar — Quito (Pichincha).
 »
 » Joaquín Andrade — Cotacachi (/mftflftMra).
 Sra. D .* Mercedes Leonor A lm eida~Q uito(PicAinciífl).
 »
 » Petroua Ram írez — Quito (Pichincha).
 
 Suplicamos euesreciásmeote & nuestros Isctores se sim »
 evisarnos de la muerte do slgún cooperador psra inolnirloA
 esta lista. Igualmente Ies suplicamos do se olviden en soi
 cotidianos ejercicios de piedad, de estas almas con quienes
 envida estuvimos unidos con el vinculo de la cristiana caridad.
 Acordémonos que la caí idad de que usáremos hacia las be*ditas Almas del Purgatorio, Dios dispondrá se use con nos^
 tros después de nuestra muerte.
 REQUIEM AETERMAM DONA EIS DOMINE.
 PATER, AVE, REQUIEM.
 
 CfiB apnbftciÓB ds U ioteridad EdsuAsties - Gerente J0S¿ 6A1B1XQTun'n — T ip ografía Salesiaua.
 
 Buenos-Aires — LIBRERIA SALESIAKA — Sarríá (Barcelona)
 Mis dificultades. — fPero íiy o no tengo f é ! Yo quitiera practicar mi religión, pero no puedo, por
 el P. D. DamAs S. J.
 La Lámpara del Santuario. Novela moral religioaa
 por el Emmo. Cardenal Wiseman. ¿ Hay un Dios
 que cuide de nosotros y de su Iglesia t por Mñr.
 de Segur.
 La fé y la Ciencia moderna por el mismo.
 Los Viajeros del Ferrocarril, seguido de la Vida de
 la Pastorcita Santa Germana Cousín por el Pbro.
 Francisco Rxitiña de la Compañía de JesiSs.
 Vida de San Luis Gonzaga por el R. P. Rivadeneira.
 Los Muertos y los Vivos. Conferencias acerca de las
 comunicaciones de Ultratumba por el P. Matignon.
 El Mejor libro 6 el Crucifijo por el Sacerdote Bongiovanni.
 Benjamína.
 Lecturas recreativas por el P. Luis Coloma.
 Vida de Santa Rosa de Lima por el P. Pedro Rivadeneira.
 Oei Infierno al Paraíso, becbo bistóríco del siglo pa>
 sado por el P. Juan José Franco.
 Maquinaciones tenebrosas y Rasgos edificantes. Colec
 ción de liistorias acogidas por el Presbo. Don
 Camilo Ortúzar.
 La Presencia Reai de N. S. Jesucristo en el Santísimo
 Sacramento del Altar por Mñr. de Segur.
 Imitación de Cristo. Edición elegante y econ<^mica.
 El Poder Temporal del Papa ó la Cuestión Bomana.
 Vida de San Vicente de Paul seguida de la del B. Juan
 G. Porboyre.
 Cartas espirituales escogidas de San Francisco de Sales.
 De los deberes del hombre por Silvio Pellico.
 Las siete maravillas de la Virgen del Valle por el R.
 P. Bemardíno OreUana.
 Vida de San Agustín por el Presbo Don Julio Bar
 bería. Edición popular encomiada por varios
 Cardenales y Obispos, traducida al español de
 la última edición italiana. — Talleres Solesianos de Sarriá.
 Vida de Domingo Savio el San Luis Gonzaga del 0ratorio Salesiano. Relación de singular interés
 escrita por el Presbo. Don Juan Bosco y tradu
 cida con todo esmero para los Talleres Salesianos de Sarriá.
 Primer libro de Lecturas graduadas con nociones
 elementales de aritmética, geometría y cate
 cismo. — Sarriá.
 historia Sagrada. Cien lecciones con grabados saca
 dos de la Biblia ilustrada de Doré. — En rús
 tica 0,75 Pts. En tela 1. D e Injo 1,50.
 Felicidad desconocida por el Presbo Esteban Tríone.
 Leyendas y Tradiciones por Francisco P. de Capella.
 La Fe y la Incredulidad.
 La Perla escondida por U atilde Bonrdón.
 Vida del Presbo Salesiano Don Víctor Alassonatl, por
 el B. P . Franceaia.
 
 El Heroísmo en sotana por el General Ambert.
 Taxil. Un varapalo á las sectas.
 Yo he sido impío. Revelaciones espiritistas y mar
 sónicas por José Huertas Lozano.
 El Dios de otro tiempo por Conrado de Bolanden.
 Quién es Jesucristo 7 D. L . C. de Segur.
 Opúsculos de propaganda contra ei protestantismo.
 Los verdaderos amigos del Pueblo por el
 S.r
 Obispo de M á l a g a .......................Pts. 0 50
 Don Bosco y su Obra por el 11.™^ Obispo de Milo,
 boy día de M á l a g a ........................... » 0 60
 Don Bosco por el Doctor Don Carlos D ’Espinevi
 Caballero Gran Cruz de la Orden pontificia de
 San Gregorio Magno. Acaba de publicarse la
 segunda edición española muy aumentada y re
 visada con todo e s m e r o .................. » 3 —
 Principios Elementales de Gramática Latina, por el
 Presbo Salesiano Don Celestino Durando: tra
 tado el más sencillo, metódico y práctico para
 alcanzar el conocimiento de dicho idiom a, y
 que ba sido aplaudido por excelentes latinistas
 y maestros.
 Segunda edición becba en Barcelona » 3 —
 La Casa de la Fortuna, Drama del Presbo. D. Juan
 B o sco .................................................. » 0 40
 Semana Santa. Texto en latín, con traducción al
 castellano de las lecciones, esp&tolas, evange
 lios, y con expUcación de las ceremonias de
 cada función, recientemente publicada en los
 Talleres de Sarriá. En tela pts. 1 25. En piel
 de 1 50. á 3 25.
 Don Bosco. Amenos y preciosos Documentos sobre
 su Santa Vida y admirables Obrxu compilados
 por un Cooperador Salesiano. Un vol. en-16 de
 pág. 'ááO, P e s e t a s .................................... 1 00
 Vida de Miguel Magone. Narración interesantísima
 becba con no menor gracia que naturalidad y
 sencillez, por el Presbo. Don Jnan Bosco, y en
 la cual se manifiesta cómo un niño recogido de
 la calle llegó á ser uno de los alumnos más aventajados y virtuosos del Oratorio Salesiano
 de Turín, donde murió en olor de santidad.
 Segunda edición, traducida cuidadosamente y
 publicada con elegancia en los Talleres SalesianoB de Sarriá. P e s e t a s .......................0 40
 Culpa y Perdón • Seyano. Son dos de los dramas más
 acrc^tados del muy distinguido escritor Presbo.
 D. Juan B. Lemoyne.
 Traducción española. Cada nno, Pts. . 0 40
 La Virgen de Don Bosco, por el Presbo. Don Camilo
 Ortúzar. Preciosa colección de gracias y favo
 res alcanzados por intercesión de María Auxi
 liadora, muy eficaces para avivar la fe y piedad
 de los fieles.
 Tercera edición de Injo, Pesetas
 . . 0 50
 N. B. A l precio de cada obra es preciso añadir el
 10 p. % por los gastos de corteo y es^edkió»^
 
 Bnenos-Aires — • LIBRERIA S A IE S M A — Sarriá (Barcelona)
 
 PUBLICACIONES RECIENTES
 
 CATECISMO ESPLICADO CON EJEMPLOS
 por ol Salesiano D. CAMILO ORTCZAR, Pbro.
 L a Tipografía Salesiana de Sarriá-Barcelona acaba de publicar la tercera edición, üís
 una obra de sumo interés, la que recomendamos de un modo especial á los señorea Pá
 rrocos y personas dedicadas al espinoso cargo de instruir á la juventud, no siéndolo menos
 á toda suerte de personas, y mayormente á los padres de familia. E l piadoso autor La
 espuesto con claridad, no sólo las enseñanzas de nuestra santa Eeligíón, sino que, con
 acierto, ha reunido variados y preciosos ejemplos que alientan á practicar la virtud.'
 « E l Catecismo constituye el fundamento indestructible de la educación cristiana. En
 61 se resuelven todas las grandes cuestiones y se enseñan los más sagrados deberes; es el
 aso misterioso que une al hombre con Dío«, el cielo con la tierra j el tiempo con la eternidad.
 « Para facilitar su conocimiento nada más á propósito que añadir los ejemplos á la
 doctrina. Zas palabras mueven; los ejemplos arrastran. E l camino de los preceptos es largo
 y penoso, el de los ejemplos corto y agradable. Nuestro Señor sembraba de parábolas sos
 eusenanzas. »
 E l Catecismo explicado con ejemplos que anunciamos, tiene, pues, el objecto propuesto.
 Constituye un tomo de 1010 páginas, y se vende al precio de 4 ptas. en rústica, y 6 en
 cuadernado.
 
 A L CIELO
 
 POR
 
 MARIA
 
 por el Presb. Don CAMILO ORTÚZAR,
 de la Fía Sociedad de Sao Francisco de Sales.
 
 Tip. Salesiana Turín. En rústica
 
 . . . .
 
 Pts. 1.
 
 
        
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                Fecha                        
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                        1895.05