BS_1892_09

Ficha

Título
BS_1892_09
Descripción
Boletín Salesiano. Septiembre 1892
extracted text
BOLETIN SALESIANO
D ebem os a y u d a r á n u e s t r o s h e r ­
m a n o s á fin d e c o o p e r a r á la
d ifu sió n d e l a v e rd a d .

& u ien r e c ib ie r e á u n n iñ o e n m i
n o m b r e , á m i m e re c ib e .
(.MATir. x v u t.)

( m S. JCAX, 8).
¿ ti e n d e á. la b u e n a le c t u r a , á l a
e x h o rta c ió n y á l a e n s e ñ a n z a .
(I T m oT ir. IV, 13.)
E n tre la s c o sa s d iv in a s , la m á s d i­
v in a , e s l a d e c o o p e r a r c o n D io s
á l a s a lv a c ió n d e la s a lm a s.
iS. D io n is io .)
£1 a m o r a l p ró jim o , e s u n o d e
los m a y o r e s y m á s e x c e le n te s
d o n e s , q u e l a d iv in a b o n d a d
p u e d e c o n c e d e r á lo s h o m b re s .
(E l D oct. S. F ra xc . de Sales).

Os re c o m ie n d o l a ñ in e z y l a j u ­
v e n tu d ; c u ltiv a d c o n g r a n d e e s ­
m e ro s u e d u c a c ió n c r i s t i a n a ; y
p ro p o r c io n a d le lib r o s q u e le e n ­
s e ñ e n á h u i r d e l v ic io y á iira c tic a r la v irtu d
iP io IX.)
R e d o b la d t o d a s v u e s tr a s fu e r z a s
á fin d e a p a r t a r á l a n iñ e z y
ju v e n t u d d e l a c o rr u p c ió n ó
in c r e d u lid a d y p r e p a r a r a s i u n a
n u e v a g e n e ra c ió n .
(L kox X III.)

DIRECCIO N en el O ratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, T U R IN (Italia)

los san to s, ni las alabanzas de toda la
corte celestial son nada comparados con
La Piadosa Obra. P a rticip ac ió n a l fru to e sp iritu a l de
seis m isas co tid ian as perpetuas.
el sacrificio que el Hijo de Dios hace de
Un secreto p a ra ser rico.
su
cueri)o y sangre adorables. El valor
Es tiem po de obrar.
de la misa es infinito. P o r grande que
Ita u a . F á b rica de papel en M ath i, ó im p ren ta del
Oratorio de San Francisco de Sales.
sea la ingratitud de los hombres ó inMons. J u a n Cagliero. lim o. O bispo de M agida y V i­
nuinerable.s que sean sus crímenes el
cario A postólico <lu l'atuguiiia.
Gracias do M aría A uxiliiulora.
Santo Sacrificio aplaca la divina justicia
Fie.sta de fam ilia en nuestro O ratorio de Turíii.
y
es origen de nuevas ó inagotables mi­
CoiiiVrcucias Sale.sianus en Faenza, Parm a, Lugo, Tosericordias. Si (jueremos imi)lorar perdón
leutiuo, Milííii etc.
Tierra S a n t a : licl/n. Asilo de l a S an ta F am ilia.
y re[)urar nuestras culpas, olitcner la vic­
F rancia . T alleres Salesiano.s de San Pedro en Niza.
toria de iiuostra.H pasiones y la perseve­
Historia del O ratorio de San Francisco de Sales.
rancia en el bien, la preservación de los
peligros que nos amenazan y la prospe­
ridad en nuestros intere.ses materiales, la
curación de una enfermeilad y la paz do
nuestra casa y familia no hay i)legaria
ni ofrenda alguna más eficaz (lue el santo
Sacrificio. De aquí (pie sea el sol de los
ejercicios
espirituales, el corazón de la
P a r tic ip a c ió n al fru to e s p ir itu a l
devoción
y
el centro del cristianismo, en
de s e is m is a s c o tid ia u a s jierp etu a s.
sentir de san Francisco de Sales.
Como el santo Sacrificio sea la reno­
Provechoso en sumo grado á los vivos
vación del padecido por N’uestro Señor no lo es menos á las almas del Purga­
Jesucristo en la cruz x*ara obrar nuestra torio. Descendamos allí con el jiensaredención, no hay á los ojos de Dio.s ho­ miento y oigamos á arpiellas almas que
menaje alguno más ajAreciable y meri­ X)arteu el corazón con sus gemidos: allí
torio. N i las oraciones y buenas obras, está quizá nuestro xmdre ó m adre, un
ai las penitencias y martirios de todos | hermano, un amigo.... Esas almas hijas
SU .Il.^ R IO .

LA PIADOSA OBRA

— 130
del Cielo y herederas de la gloria aspiran
con vivas ansias á la patria eterna. Sin
quejarse de Dios, cuya justicia y santidad
adoran y bendicen, padecen indecibles
tormentos y clam an diciéndonos: Ten^d
piedad de nosotras; no nos olvidéis tan
pronto; aliviad por caridad nuestra suerte,
que salremos después ayudaros generosamente
desde el cielo.
i Y cuál es el sufragio que prefieren í
¿Quó nos dicen ellas mismas en las vi­
siones con que han sido favorecidos tan ­
tos siervos de Dios? — H aced que se
apliquen algunas misas en favor nuestro,
es lo que repetidam ente exclaman.
A hora bien: no todos pueden hacer
grandes limosnas ni m andar celebrar
tantas misas como su devoción les ins­
pira, ya para beneficio propio, ya i)ara
el bien del lu’ójimo y en especial de los
difuntos; pero rara es la persona á quien
no es posible aprovechar los beneficios
(le la Piadosa Olrra establecida en la igle­
sia del Sagrado Corazón de Jesús en
Eoma, obra aprobada, bendecida y elo­
giadla por el Santo Padre y para gozar
de la cual, como en otra ocasión lo he­
mos dicho, basta concurrir con la limosna
(le una peseta para el Asilo del Sagrado
Corazón, fundado en Eoma por el In sti­
tuto Salesiaiio, con el ñn de albergar y
educar niños pobres.
La importancia de esta Obra, las gran­
des ventajas que reporta á los fieles nos
mueve á llamar de nuevo la atención
sobre ella.
Con la limosna de una peseta, que se ero­
ga tan sólo una ves, el donante tiene dere­
cho de form ar intención para, la celebración
perpetua de sois Misas diarias, en la iglesia del
Sagrado Corazón de Jesús en liorna, tanto
2>ara 2>rovecho proqno como de otras ¡¡ersonas,
vivas ó difuntas, y de cambiar la intención
cuantas veces quiera.
Puede inscribirse tambi($n á ios pár­
vulos, á los ausentes y á cualesquiera
pcrvsonas, auiupie ellas lo ignoren y asi­
mismo á los difuntos.
Deseando participar ó hacer partici]>ar
más abundantem ente del fruto de la Pia­
dosa Obra, cada uno puede repetir dicha
limosna de una peseta y multiplicar cuanto
guste las inscripciones para sí ó piira otros
sean vivos ó difuntos.
Todos los inscritos, á lUiís de la apli­
cación de las íilisas, participarán perpe­
tuam ente : 1® de la recitación del santo
Eosario y bendición con el Santísimo

Sacramento que cada día tienen lugar en
aquella iglesia; 2® de las funciones reli­
giosas que día á día so celebran en la
capilla de los niños del A silo ; 3® de la
Misa que diariamente oyen los alum nos;
4® de todas las demás funciones, novenas,
fiestas V solemnidades que se celebran en
dicha iglesia y capilla; 5® de todas las
oraciones y buenas obras del Instituto
Salesiano y alumnos de sus (3asas, co­
legios, asilos, oratorios festivos, misio­
nes, etc.

UN SECRETO PARA SER RICO
Cayó en manos de cierto joven un
libro titulado: « Medio f á d l de ser rico,
puesto al alcance de todo^ el mundo. » Ima­
ginaos si despertaría su interés... / Ser
rico! era su sueño dorado.
El libro decía entre otras cosas lo si­
guiente: « A horrad un. centavo en cada
uno de vuestros gastos y seréis siempre
rico... Tened una caja cuidadosamente
cerrada y obligaos á depositar todos los
días en ella una moneda del valor que
queráis: al fin de uii año os encontraréis
con u n tesoro... G astar sin necesidad al­
gunos céntimos cada día es arrojar por
la ventana algunos escudos al a ñ o , un
caudal al cabo de diez años... Aplazad
para m añana la compra de un objeto que
deseáis prociiraros hoj’’.... m añana quizá
lo encontraréis menos necesario. Separad,
entonces, el dinero que os hubiera costado
y veréis en i)oco tiempo la gran suma
que habéis economizado. »
E sta lectura le hizo reflexionar. Su
pensamiento fué subiendo, subiendo hasta
llegar á una región superior. El ángel
tutelar piu’ccía m urm urar algunas pa­
labras á su oído y decirle:
Haceos de
tesoros en el cielo, donde ni el moho ni
la polilla los consum en, y en donde los
ladrones no los desentierran ni roban...
Si tenéis mucho, dad b a sta n te ; si poco
dad de lo poco con buen corazón; así os
haréis de un gran tesoro para vuestros
días de apremio... El que da á los pobres
no conocerá la pobreza... H aced limosna
y Dios os recompensará. »
E n verdad, razonó consigo mismo, de
cuantos gastos he hecho, lo mejor apro-

m

— 131 —
vecliado es lo que está puesto eii la pió estado, al que quiere llegar á la per­
cuenta de mis buenas obras y hará valer fección Dios le ayuda aún con particular
mi ángel de guarda el día que se me consejo. ¿Y qué consejo le d a f S i quieres
llame á juicio.
ser perfecto, le dice, vende todo lo que tienes
A lentado con estos pensamieuto.s, tomó y dalo á los pobres, con lo que poseerás ««
con placer una moneda y se d ijo : L a tesoro en el cielo (1).
dej^ositaré en él hanco del cielo... Y fue
jSTo es una metáfora ni una hi])órbole,
anotando en su lib ro : Para los pobres... sino líalabra infalible y consohuiorsi, quo
Para enfermos... Enseñanza católica... Pro­ vemos cada día puestii en práctica en el
pagación de la fe... Obra de la Santa In ­ seno de la Iglesia. Esto es lo que hacen
fancia... Olla del pobre... Construcción de cuantas personas entran en religión. Heun templo...
nuuciau á todo y nada pucilen poseer:
Cumplió así lis inspiraciones de su ángel su tesoro lo tienen entero en el cielo.
Mas si no á todos es dado seguirlos,
que parecía decirle: Dios es alwra vuestro
deudor... Os pagará el ciento por uno : estad á nadie faltan medios de hacer limosna.
seguro.. Y jam ás revisaba su libro de B asta quererlo. No esté la mano exten­
cuenta sin sentir inexplicable satisfacción. dida para recibir y encogida i>ara dar (2),
Muchos creen ser dueños absolutos de porque el Señor puede entonces (piitarnos
los bienes que poseen, de tal modo que, lo que nos ha dado, y porque nos priva­
en su concepto, si quieren, pueden hasta mos así de bienes indeciblemente mayo­
arrojarlos al mar. Error iameutable y ífu- res. San Felipe Neri marchaba en cierta
nesto. Dios infinitam ente ju s to , sabio y ocasión por un camino apartado cuando
próvido, al crear ricos y pobres, ha im­ se le presentó un ángel en figura do
puesto á los primeros el deber de ser li­ pordiosero que le tendió la mano suplimosneros, sin altivez, reconocidos á la cau,te. Felipe le dió todo el dinero que
bondad de D ios, dispensador de todo llevaba. « Muy bien, Dios te lo pagará,
b ien; y á los segundos el de ser pacientes le dijo el mendigo; yo quería probar tu
en la indigencia y agradecidos á sus caridad. » Y desapareció. Cierto día de
bienhechores. Quien viste con esplendor invierno San M artín encontró en Amiens
admirable los lirios del campo y propor­ un hombre casi desnudo q'ue pedía li­
ciona alimento á las aves atiende con mosna. Movido á compasión y siu ten er
providencia inefable á los pobres. ¿ No es otra cosa que sus armas y traje m ilitar,
acaso su padre como lo es de los ricos t desenvainó la espada, dividió su capa y
Sí, ciertam ente, y los ama tanto que dió la m itad al pobre x>ara que se cubriese.
el bien que á éstos se hace lo considera Tan bella acción no quedó sin recom­
como hecho á É l m ism o, y no deja pensa. D urante la noche siguiente M artín
sin recompensa ni un vaso de agua darlo vió á Nuestro Señor revestido cou aíjuella
en su nombre. Y tanto estima Dios la media capa y oyó que decía á una corto
caridad con los pobres, que dice; Dad y de ángeles que le ro d eab a: « M artín ,
se os dará. E s más ventajoso dar que re­ catecúnieuo aúu, es quien me ha dado
cibir. Parte tu pan con el que tiene hambre esta capa. »
L a vida de los santos cslá llena de
y da albergue á los pobres peregrinos^ cubre
al desniulo y no desprecies la carne, con que rasgos semejantes y de manifestaciones
has sido formado. S i esto haces, brillarás divinas no menos sorprendentes. Si no
como la luz de la mañana, y tu virtud irá les imitamos en la penitencia, imitémosles
delante de tu casa y colmado serás de gloria. eii la caridad, y atraeremos las bendi­
Entonces invocarás el Señor y te, oirá; cla­ ciones del Señor sobre nosotros y nues­
marás y te dirá : Aquí estoy. Pescata tros bienes, sobre nuestros intereses tem ­
tus pecados con la limosna. E l que es miseri­ porales y eternos.
cordioso con el pobre, presta al Señor con
interés, y el Señor le pagará con creces.
(1) 8. Lucas, cap. x i r .
Dichoso el que atiende al pobre; en el día
(2) Eceles. IV.
malo le librará el Señor (1).
Es m ás: impuesto el precepto de la
limosna con los bienes superfiuos al i>ro(1) Isaías, LViii. — D an. iv, 24. — Prov. x ix .
P i . XL, 1.



— 132 —

ES TIEMPO DE OBRAR
contra la prensa impía y perniciosas
lecturas.

celo en un punto que nos parece de suma
importancia.
Hoy día los enemigos causan grandes es­
tragos en la heredad del Señor, sobre todo
por medio de la mala prensa, por medio do
libros, periódicos y diarios impíos y corrup­
tores, buscados y leídos por muchos. Todos
quieren leer y en tanta muchedumbre de librejos, los más leen lo (jiie es malo, y absorben
el veneno sin advertirlo.
Parecen estos tiempos los predichos por el
Apóstol: — Tendrá tiempo, dice, en que no
sufrirán la sana doctrina, antes amontonaráii maestros conforme á sus deseos, por de­
leite de su oído; y apartarán los oídos de
la verdad y los aplicarán á las fábulas.
Es tiempo que os opongáis con todo vues­
tro celo á la prensa malvada ; es tiempo que
la reprimáis con todas vuestras fuerzas ó
industrias de vuestro ingenio.
S í, reprimidla con sostener y promover la
difusión de la buena prensa, con asociaros,
suscribiros y aconsejar á otros que se sus­
criban á diarios y publicaciones de sanos
principios, religiosos y morales; reprimidla
con distribuir libros y periódicos buenos, con
prestarlos y regalarlos y hacerlos pasar de nua
en otra mano, áe familia en familia; reprimidla
con señalar la ponzoña que contienen los
libros que tratan algo contra la religión y
las buenas costumbres; reprimidla con no
dar nunca ni siquiera un céntimo á los
que escriben, publican ó vendeu hojas y li­
bros perversos; replimidla con aconsejar á
los parientes, amigos y conocidos, á no recurri)' jamás á la prensa malvada ni para
saber noticias, ni para promover sus propios
intereses temporales ; reprimidla con romper
los diarios, periódicos y revistas de mala
fama, (pie viniesen á caer en vuestras ma­
nos, á fin de que, dc.spués de haber perver­
tido quizá á alguna alma incauta no iierviei’taii aún alguna otra en vuestra casa 6
fuera de ella. Hagamos eu ima palabra en­
carnizada guerra á la mala iirensa, guerra
á los libros, diarios y iieriódicos contrario»
á la religión católica y á su sana moral.
(De
Círculo Católico).

El profeta David con vivo entusiasmo de
nmor y celo se dirigía íi Dios itíuestro Señor
dicíéndole: — Es tiempo de obrar, Señor:
tus enemigos lian arruinado tu ley.
En nuestros días esta misma aspiración no
deja do ser oportunísima. Los enemigos do
la Iglesia y do la religión, los enemigos do
Dios no descansan, antes bien tratan de
arruimu’, destruir y disii)ar todo lo que sabe
de religioso y moral.
Xiegau las verdades reveladas por Dios,
desprecian las leyes divinas, blasfeman á Je­
sucristo y á su Evangelio, hacen guerra (i
la Iglesia y á sus ministros, inventan montii'us y calumnias, profesan y divulgan doc­
trinas perversas y deshonestas , corrompen
las mentes y corazones do todos. Y al con­
siderar semejante desgracia, ¿qué ánimo ge­
neroso podría impedirnos exclamar hoy con
el santo y real rro fefa: — Es tiempo de
obrar, Señor, puesto que los iiecadores han
llegado ya al colmo de sii malicia y arrui­
nado tu santa leyí
Sí, rogueinos á Dios Nuestro Señor se digne
refrenar el íuipetu de sus enemigos j pero al
mismo tiempo recordemos que á la oración
debemos unir también nuestra obra. En la
antigua y nueva le y , Dios, para hacer el
bien ó impedir el mal, se sirvió siempre de
los hombres que eran más devotos suyos
para difundir la verdadera religión sobre la
tierra. (íuiso fuesen sus cooperadores los sa­
cerdotes y seglares, y hoy invoca todavía
ti auxilio de unos y otros con el mismo fin,
y por esto nos dice también por medio de
su Vicario : — Es tiempo de obrar, hijos
míos: despertad, levantaos y salid á la ba­
talla.
Kecordad las férvidas palabras que nuestro
Supremo Pastor, el sabio ó invicto León XIII,
dirigía á los católicos en su Carta EncícUca:
Jút .si no8. Todos los que aman la religión
católica, sepan que es ya tiempo de no de­
jarse caer por ningún motivo en los brazos
de la indiferencia é inercia, puesto (pie nin­
guno queda tan pronto oprimido como él
que so abamloiia á una necia seguridad.
en M ath i
Pidamos, pues, con todo nuestro corazón
al Señor que nos auxilie ; pero no des­ É IMPRENTA DEL ORATOrifl DE SAN FRANCISCO DE SALES
cuidemos hacer por nuestra parte todo lo
eu T u p í n
que la razón y la religión nos im])oiien, á
fin de ser también sus coadjutores, J)ci adiuUna fábrica do papel como la de que he­
torvs. Cuando los derechos del padre ó de
la madre son violados, toca á los hijos el mos hablado eu nuestro Boletín anterior, la
defenderlos: cuando es asaltada la familia, cual elabora una hoja de un metro y setenta
centímetros de ancho y de más de quinientos
4)ada miembro debe salir en su defensa.
Por cuyo motivo desearíamos que nuestros de largo por hora ; es decir una cinta capaz
Cooperadores estuviesen alerta y excitasen su de alcanzar á la cumbre de los Alpes eu tres-

FABRICA SALESIANA DE PAPEL

m

m m m

— 133 —
< líp , representa ciertamente una organiza­
ción y actividad sorprendentes. Y si bien son
dignas de verse allí en movimiento perfec­
tamente regular y uniforme las diversas
máquinas que obedecen á una fuerza motriz
de 300 caballos, y no es menos de reparar
la enérgica é indispensable acción del agua
y del fuego para la metamorfosis de los tra­
pos : esto es de su blanqueo mediante dila­
tado cocimiento y lavado ; su coloración con
sustancias preparadas al efecto, y su con­
versión en papel al pasar por una larga y
prolija serie de cilindros metálicos, sin em­
bargo lo que en aquel establecimiento causa
más singular maravilla es el buen concierto
del numeroso personal que en tal industria
se emplea, y la paz de que todos gozan ga­
nando lionrado salario, con producir un papel
de bien sentada fama por su bondad y eco­
nómico inecio.
La máquina de la fábrica está dispuesta
de modo que con ella se puede trabajar pa­
pel de mil clases j blanco ó de color ; para
imprenta, música ó dibujo ; ya el de lirimera
suerte destinado á convertirse en moneda
legal y corriente, ya el de marca mayor para
estampar mapas ó cromolitografías; tanto el
continuo, que inntado y decorado se emplea
en adornar las paredes de las habitaciones,
cuanto el de estraza y otros aplicables á sin­
número de curiosas industrias, como flores
de mano, abanicos, quitasoles, pantallas, ca­
nastillos, faroles chinescos, e tc .; sin hablar
del que plegado y conglutinado se trans­
forma en cartón, con el cual se fabrican cajas,
bandejUlas, floreros y otros objetos de- arte,
mesas y hasta muebles, puertas y estatuas:
y puede verse hoy día en Bergen (Yorvégia)
una de las más singulares aplicaciones del
papel, cual es una cómoda y graciosa iglesia
con capacidad para mil personas, y la cual
acaba de construirse únicamente con papel
cartón, llamado i)or su dureza cartón-piedra.
Con todo una fábrica semejante exige cre­
cidos gastos para su plauteacióu, y ias en­
tradas de ésta sirven aún para pagar los
costos ocasionados y los múltiples trabajos
establecidos por el Instituto Salesiano en
aquella localidad.
*•
Hemos dicho en nuestro artículo anterior
q^ue gran parte del iJajiel que en Mathi se
produce pasa á servir en las imprentas del
propio Instituto; á saber, en las existentes
en Turín, San Benigno Canavese, San Pier
d’A rena, Niza , Lila , Marsella, Barcelona,
Buenos Aires, Yichteroy, San Pablo y Bo­
rona del Brasil etc.
Don Bosco, comprendiendo la gran influen­
cia de la prensa en la sociedad moderna, de­
terminó contrarrestar en la medida de sus
fuerzas la difusión de las malas lecturas, y
estableció desde luego en el Oratorio de San

Francisco de Sales una imprenta que no tardó
en desarrollarse extraordinariamente.
Dícese que Guttemberg, cuando inventó la
estampa, tuvo un sueño en que de un modo
alegórico previó los futuros destinos do aqué­
lla. Parecióle ver un manantial de agua purí­
sima que daba origen á dos ríos, uno de los
cuales se conservaba cristalino como la fuente
misma, al paso que enturbiado ol otro, sus
aguas llegaban á ser ropuguautos, malsanas
y pestilentes.
En dicho Oratorio no se coulemporiza ni
transige con la impiedad.
Es curioso ver allí junto á unas cuatro
liermosas máquinas para fundir tipos y al
lado de los trabajos de grabado, litografía y
estereotipia diez poderosas máquinas do im­
prenta , montadas conformo á los adelantos
más recientes y en constante movimiento.
Unas estampan, para nuestros Cooperadores,
los Boletines en italiano, francés, español é
inglés, en tanto que otras imprimen libros
escogidos para la enseñanza, ediciones ex­
purgadas de los clásicos y obras recomen­
dables de todo género.
Y así como la fábrica de Mathi ocupa mu­
jeres que no cuentan con más recurso que
su trabajo y ninas pobres dirigidas por las
Hijas de María Auxiliadora, los talleres de
esta imx>renta dan trabajo á multitud de
niños, en gran parte huérfanos, que reciben
educación de los Salesiauos. Se pueden contar
ya por millares las obras estampadas en estas
máquinas, los libros instructivos, morales y
religiosos, entre los cuales son de notarse
los correspondientes á las Lecturas Católicas
ftimladas por el mismo Don Bosco. ¿ Quién
puede imaginar el resultado de tan preciosa
semilla ? Cada día somos testigos de los be­
neficios reportados con ellas, de verdaderas
conversiones obradas por la gracia de Dios
al servirse de tan humilde instrumento.
En la fábrica de j>apel de l^latlii como en
las máquinas de imprenta del Oratorio de
San Francisco de Sales se ve la mano de
Dios que no cesa de bendecir las obras de
BU siervo; por esto cuantos las visitan ex­
claman: ¡ tJs un milagro de Don Bosco!
Bien ha dicho el Exemo. Sr. Donato Velluti de S. Clemente, Obispo titular de Oropa ;
« 2Í0 era Don Bosco un hombre rico en cau­
dales, sijio que de ellos estuvo tan desgra­
ciado y cercado de pobreza, que un solo
campo que tenía vendió para dar de comer
á sus chiquitos. Si algunas riquezas tuvo,
estas fueron extrema confianza en Dios y
gran caridad para con todos. Y cuéntase
que obró grandes portentos que nos colman
de maravilla y que apenas puede creer nues­
tra fe floja y escasa. Eepetidas veces fav'oreció el Señor á este humilde sacerdote con
aquellas especiales gracias que los teólogos
llaman gratis datae. Señores, yo nada afirmo
por cuenta propia, y refiriendo lo que sé y
me han dicho soy muy cauto y guardaréme

— 134 —
en adelantarme al juicio de la santa Iglesia.
Pero si un Soberano Pontífice dijo que los
milagros mayores de santo Tomás de Aquino
eran los capítulos de la Suma Teológica,
séame permitido el decir: j Para qué buscar
milagros en la vida de Don Boscof i Sus
milagros verdaderos y más preciosos no son
acaso sus casas, sus oratorios, y esa muche­
dumbre de niños que ha conseguido salvar?
jUo son por ventura estos milagros bastan­
tes en calidad y número f Señores, la vida
de Don Bosco ha sido un milagro continuo:
esto puedo deciros sin que os sepa decir otra
cosa. »

saludarle en la prensa al arribo á estas pla­
yas, augurando su venida como precursora
de grandes obras, y hoy realizadas, nos toca
despedirle.
¡Ojalá que todas nuestras predicciones tu­
vieran siempre igual resultado!
Cumplió todos nuestros ideales en un
tiempo relativamente corto, y hoy parte al
viejo mundo satisfecho de estos pueblos y
satisfecho de sí mismo, á juntar nuevos ele­
mentos de vida que incorporará á su retomo
á nuestros destinos, ensanchando así la ac­
ción de nuestros adelantos.
Allá, al otro lado del mar, aclamará nues­
tros progresos y en medio de la grandeza y
C 'í> C '':^ O O C O O C O '“v■v~v^V "v•V -v*v*\rv"v'V ■■v''v~v'^^v■V “v^*'^
rodeado de millares de admiradores, su co­
razón dedicará un lugar preferente á estas
playas apacibles donde se levantan Viedma
y Patagones, pueblos ligados íntimamente á
sus más queridas afecciones; donde si bien
es cierto que ha sufrido penas y contrarie­
dades, es innegable también que ha experi­
mentado consuelos y demostraciones infinitas.
Estas palabras que encierran los senti­
(D el periódico de V iedm a, titu la d o Hio Negro).
mientos de la población desnudas de adula­
Este prelado distinguido de la institución ción , y dictadas por la verdad, sirvan al
Salesiaua. salió en la última galera hasta ilustre viagero de testimonio del alto aprecio
la capital federal, de donde se embarcará para que todos le tenemos, debido á sus vírtudea
y grandes obras realizadas en favor de nues­
Europa.
Obrero inteligente ó infatigable, mucha tros progresos y nuestra cultura moral y
parte de nuestros adelantos son debidos á material.
¡Adiós! y que su viage lo realice con la
su constante labor y desvelo.
Virtuoso, afable y honrado, era conside­ mayor felicidad, para poder muy pronto sa­
rado y respetado por estas poblaciones que ludarle nuevamente entre nosotros.
le han contado siempre como pastor cariñoso
Jim io 9 ele 1892.
ó inmejorable amigo.
Deja*, pues, entre nosotros el sentimiento -^ '1 i 11 m 111111
m i m u ri i;!::rii:i:n;ii!i!i::ii;i!^
por su ausencia, á la vez que las huellas
preciosas de sus obras, que nos consuelan
y que no se borrarán jamás, porque son de
carácter trascendental, llenas de sinceridad
y amor.
El tampoco se olvidará de estos pueblos
en que tanto y tanto ha batallado por in­
C u r a c ió n o b te n id a p o r in t e r c e ­
culcar las ideas morales de la sociedad sobre sió n d e M u ría A u x ilia d o r a . — José
las bases sólidas de la religión, propagando Oasaliiii hacía cuatro años que padecía una
al mismo tiempo con excelentes resultados pulmonía crónica, acompañada de gran postra­
la luz del saber en infinidad do escuelas ción y debilidad y de una angina que apenas
esparcidas en el territorio y establecidas le permitía sacar la voz. Agrógiiese á esto
por él.
que no podía ya retener alimento alguno en
Ha instituido sociedades de beneficencia, el estómago. Todos los remedios tomados en
creado un hospital, recogido huérfanos, re­ el hospital de Pavía, y después en Tiiríu bajo
partido consuelo entre los enfermos, dotado la atención del célebre doctor Bossolo habían
ftl público de un módico y botic-a y hecho sido ineficaces. Sin esperanza alguna en los
practicar la caridad, distvibuyéndola'ámplia- hombres, recurrió por fin á María Auxilia­
mente entre los menesterosos.
dora, y abandonainio toda medicina, puso
Tal es, á grandes rasgos, el cuadro de los en la Santísima Virgen toda su confianza.
actes que nos deja á la contemplación de La Madre de inefable bondad premió su fe :
todos, i)ura que con criterio sereno podamos desde aquel momento el mal comenzó á
medir lo que puede la fe divina, ejercida ceder: recobró la voz natural, se le regula­
por apóstoles dotados de inteligencia y vo­ rizó la digestión y á poco se restableció en
luntad.
tal manera que todos los que le conocían no
Monseñor Cagliero es, pues, digno de nues­ cesaban de mirarle llenos de maravilla. Retra iMÍmiraciÓH más profunda.
conooiílo él á ten .«leñalada gracia, no cesa
jFeliz coincidencia! á nosotros nos tocó de publicar que María le ha vuelto á la

Gracias de María Auxiliadora

IF
135 •vida, y para expresión de sii gratitud y me­
moria del heclio le envía el anillo de oro
que le acompaño. « Este es el regalo nupcial
que hice á mi esposa, me dijo; ahora de
común acuerdo lo ofrecemos muy de corazón
á María Auxiliadora ú quien debo mi cura­
ción. »
De V. R. afmo. SS.
Luis B ix za n i .
V iU abiscossi, 30 de a b ril de 1889.

• «•
C u r a c ió n in s ta n tá n e a . — Desde la
edad de siete años, venía sufriendo males
penosísimos é incurables. Si bien los médicos
no cesaban de atenderme, apenas conseguían
producirme algún alivio y me daban espe­
ranza alguna de sanar.
Un día me ocurrió el feliz pensamiento de
hacer uu voto ú María Auxiliadora, que
tantas gracias concede ú sus devotos, segúu
había yo leído en el Boletín Salcsiano. Me
encomendé con viva fe á su patrocinio, y
en el instante mismo desaparecieron todos
mis males y me sentí perfectamente sano.
Jamás podré expresar el consuelo y la
gratitud que me llenaron entonces el co­
razón.
Jío cesaré de manifestar mi reconocimiento
á María en el tiempo y por toda la eter­
nidad.
Bellino Muneeato .
F r a tta Polesine, 25 de a b ril de 1892.

«**
U n m is io n e r o s a le s ia n o d e b id o
á la b o n d a d d e M a ría . — Hace ya

nueve anos que la Santísima Virgen me con­
cedió una señaladísima gracia. Era simple
clérigo y estudiante de filosofía en la Gasa
Salesiana de San Benigno Canavese, cuando
una mañana de enero, corriendo y jugando
con mis compañeros , caí y sufrí uu fuerte
golpe al azotar el cuerpo en la basa de uu
püar. Conducido á la enfermería y puesto
en cama se llamo sin demora al médico, el
cual me ligó fuertemente la espalda derecha,
donde notó una grave rotura. A poco, en
vez de mejorar, me sobrevino aguda fiebre
que no mé dejaba reposar ni de día ni de
noche. Temíase por mi vida y era inminente
’ma seria amputación.
Afortunadamente recordé entonces las p a­
labras de Don Bosco: E l que quiera obtener
(jraeias de María, ayude nuestras Misiones.
Reflexioné uu rato y luego, encomendándome
á María Auxiliadora le prometí que si me
restituía la salud y lo tenían á bien mis su­
periores me consagraría al servicio de Dios
en las Misiones y publicaría la gracia. Dormí
entonces tranquilamente hasta el otro día.
Me levanté al toque de la campana como los
demás compañeros y con maravilla del en­
fermero, de los superiores y de toda la casa
seguí el horario establecido por el reglamento.

La enfermedad había desaparecido comple­
tamente, de tal modo que para asegurarme
más y más de que había recobrado toda la
fuerza de mi espalda herida, cargué sobre
ella un gran banco sin dolor alguno. La
gracia era notoria y manifiesta: María Au­
xiliadora se había dignado escucharme.
Referí en consecuencia al Director de la
Casa, el señor Don fulio Barberis , mi pro­
mesa y luego á Don Bosco y expresó mi vo­
luntad de venir á servir en las misiones, si
era del agrado de mis superiores. Pasaron
algunos años, durante los cuales tuve tiempo
de terminar mis estudios y recibir las ór­
denes sagradas, luvsta que en 1891, obede­
ciendo á la voz de mis superiores, partí para
Colombia, contentísimo de dar cumplimiento
á mi promesa.
No es esto todo: de tiempo atrás sufría
mi i)adre de un cólico tenaz y doloroso. Mu­
cho me afligía su estado y se me partía el
alma al darle el abrazo de despedida. ¡Oh
cuánto rogué por él! ¡y cuán grande es la
bondad de María Auxiliadora I Diómo mi
padre su beneplácito para cumplir mi proX>ósito, y el día mismo de mi partida, el 4
de febrero de 1S91 ella le daba la salud
perdida, de una vez y completamente, sin
que haya padecido desde entonces ni un
síntoma del mal, como me lo asegura en re­
petidas cartas.
Aun más: el día primero do la fiesta ce
lebrada en honor de María Auxiliadora aquel
mismo año un hermano conseguía exhonerarse del servicio militar, y casi al mismo
tiempo otro sorteaba para el mismo servicio
un uílmero favorable para poder continuar
sus estudios como clérigo salesiano.
Por fin el hermano menor lleno de júbilo
conseguía entrar en el Oratorio Salesiano
de Turíu. Dios quiera que sea también un
día hijo de Don Bosco.
Así seremos tres doblemente hermanos en
la Congregación, á más de una liermaua re­
ligiosa en las Hijas de IMaría Auxiliadora.
Perdouéseme estii maiiifestaciÓJi uu tanto
íntima, y no se d ig a: non erat hic locus ,
pues creo sería imperdonable que al referir
una gracia temporal no hiciera mencú'ni de
la gracia por excelencia como es la de la
vocación religiosa.
Me persuado cada día más de la razón que
Don Boeco tenía para prometer á nombre de
María Auxiliadora todo género do bendicio­
nes y gracias álos bienhechores de las Mi­
siones Salesiauas. No dudo que los Coopera­
dores de nuestras misiones son hijos predi­
lectos de María Auxiliadora, como lo prueban
día á día innumerables hechos. Ciertamente
que los que ponen su confianza en María
serán felices en el tiempo y en la eternidad.
M a y o e in o O l iy a z z o
M isioneio Salesiano.
B ogotá (Colom bia); 31 de enero de 1892.

m

13C —

FIESTA DE FA M ILIA

COPEREEIÁS SALESIAMS

en nuestro Oratorio Saiesiano

---- --------------

El 24 do junio 86 celebró con uu acto literario-musieal en honor de Don Sosco, de
gratísima 6 imperecedera memoria, y del he­
redero de su espíritu y sucesor suyo nuestro
amado Padre y Superior Don ]\riguel lina.
A un precioso coro de quinientas voces
infantiles que entonaba un cauto compuesto
por D. Büsco mismo en los orígenes del Ora­
torio , respondía otro coro de trecientos can
tores, que con acompanainiento de la banda
de la casa ejecutaba magistralmente el gran­
dioso liiiuno del maestro Dogliani. El efecto
era admirable é imponente.
Entre las composiciones en prosa y verso
llenas do afecto, gratitud y contento conmo­
vió sobremanera uu diálogo titulado DI oholo
del Obrero; esto es ochenta liras que los
excelentes alumnos del Oratorio festivo pre­
sentaban á Don Kua, como fruto de sus sa(irificios, haciendo votos por el ensanche del
mismo Oratorio, ya estrecho pura contener á
tantos centenares de niños que allí concu­
rren.
Don Rúa, x>rofuiidamente conmovido, agra­
decióles tan preciosa ofrenda, y les dijo que
recomendaba á la divina Providencia aque­
llos votos á ñn do que convertidas las ochenta
liras en ochenta mil se pudiera dar pronto
comienzo al trabajo.
Al día siguiente los antiguos alumnos del
Oratorio, vinieron á su vez en gran número
ú conmemorar las bondades sin cuento del
querido Padre y expresar su singular esti­
mación á su dignísimo sucesor. Rocibióronles
los alumnos de la casa al son de música y
luego en una sala preparada al efecto pro­
nunciáronse elocuentes discursos.
Entre tanto celebrábase en la iglesia de
María Auxiliadora una misa solemne con
música del Oherubiui, Gounod y Palestriiia.
Por íln en la tardo tuvo lugar uu acto literario-musical más solemne todavía , como
que no era ya sólo la exi>resión de los sen­
timientos del Oratorio hacia Don Hosco y su
Sucesor sino la de toda la Sociedad Salesiana. La numerosísima concurrencia de Coo­
peradores y demás personas que honraron
aquella tiesta de familia con su xíresencia
\ aplaudieron repetidaiuonte con entusiasmo
cada una do las partes de aquel acto y que­
daron en extremo complacidas de tan tierna
y x'reoiosa manifestación.

Faeuza.
El 31 de mayo el sacerdote Doctor Don
Francisco Oerruti, miembro del Capítulo Supe­
rior de la Sociedad Salesiana, por delegación
especial de Don Rúa hizo en Faenza ante
numerosos Cooperadores del Instituto una
conferencia, que se dignó presidir Su Ex^
Rev’"“. el Sr. Obispo de la Diócesis. El señor
Cerruti refirió el origen, incremento y objeto
de la Pía Unión de Cooperadores Salesianos
y llamó vivamente la atención al referir im­
portantes hechos de que fué testigo en vida
de Don Rosco.
Concluida la conferencia el limo. Señor
Obispo encomió altamente la obra j^rovideucial de Don Rosco y sus hijos á quienes de­
nominó verdaderos apóstoles de la caridad
suscitados por Dios para proporcionar al
pueblo la educación que en nuestros tiempos
se requiere.

Piirma, Lugo, Toicntiiio.
No menos dignas de mencionarse son las
Conferencias dadas en seguida por Don Ce­
rruti en las ciudades de Parma, Lugo y Tolentiuo. La concurrencia fué en todas partes
numerosa. Gente de todas las clases sociales
escuchaban inmóbiles y con singular interés
la x)alabra fácil del orador que con ardiente
celo exponía las ideas y trabajos de Don
Rosco y su Instituto, relativos á la educa­
ción de los niños.
El sacerdote saiesiano Don Esteban Trioñe
despué.s de dar varias conferencias en Ivrea,
Módena, Ferrara, Venecia, Udine, Vicenza,
Verona y Brescia casi todas las cuales fue­
ron solemnizadas con la presencia de los
Arzobispos y Obispos diocesanos, siendo por
todas partes acogido con gran afecto y en­
tusiasmo, el 14 de junio dió otra en la iglesia
de San Mareos de Milán llena de fieles y
presidida del limo. Monseñor Rossi.
El orador dió una idea de los colegios,
asilos y talleres fundados por Don Rosco,
de los seminarios salesianos y misiones del
mismo Instituto. Bendito sea Dios, diio, á
quien se debe todo honor y gloria, x)ues se
ha dignado bendecir los trabajos de su fiel
siervo no sólo durante la vida de éste sino
aun después de su muerte; x)ues que todas
estas obras continúan creciendo y jírosperando al i)aso que se fundan nuevas casas
que llenas de vida producen bien x>ronto los
más saludables resultados.

— 137 —
Cuando crecen los peligros y miserias del
pueblo es menester redoblar el interés por
mejorar su condición. Todos pueden concu­
rrir en su favor : dinero, libros , vestidos,
muebles etc., objetos que á veces sirven de
estorbo en la casa del rico contribuyen 4 ale­
grar la vida del pobre...
El limo. Sr. Kossi mostró en seguida las
uecesidades del pueblo de Milán y de cuánta
importancia es confiar la educación de la ju­
ventud á obreros evangélicos, cuyo trabajo
se bendice en todas partes. Eecomendó de
todo corazón las obras salesianas y dijo:Asi como sostenemos un ejército para que
defienda nuestros intereses materiales, justo
es que sostengamos un ejercito de a])óstoles
que salve la fe y moralidad del pueblo. !Miláu está con Don Bosco, exclamó; tiene el
más vivo interés por sus obras y quiere pres­
tarles su ayuda y })roteccióu...
Dada después la beudicióu con el Santí­
simo Sacramento pasóse á una sala á tratar
de formar nna Junta Protectora de la^ Obras
de Pon Bosco. La Pía Unión de Goopcrado7'es
¡Salesianos, llamada festivamente por Don
Bosco la Francmasonería cristiana^ recibió al
mismo tiem]io numerosas personas que solicilarou inscribirse, deseosas de contribuir al
l)ien de los niños pobres y á las Misiouesj
V de ganar las singulares indulgencias acor­
dadas por Su Santidad.

T IE R R A . S A N T A
(B e lé n )

Asilo de la Santa Familia.
En nuestro Boletín del mes de febrero re­
ferimos la simpática ceremonia efectuada poco
antes en el templo de María Auxiliadora ;
esto es la bendición y adiós del liector l\Iayor de la Pía Sociedad Salesiana á diez y
ocho misioneros que se despedíaji para em­
prender camino á Tierra Santa.
Vamos ahora á transcribir las noticias que
de ellos liemos recibido más tard e:

El viaje de Marsella á Belén.
E e v í t o . S e . D o >* E u a :

¡Tierra Santa! ¡Tierra Santa! Bien com­
prende U. cnan dulces suenan á nuestros
oídos estas palabras y cuan vivos sentimien­
tos despiertan en nuestra alma, sentimientos
de amor y gratitud 4 Dios que nos guía 4
aquellas playas, y 4 nuestros Superiores que

nos han abierto el camino indicado por el
Señor.
Don Antonio Varaia, nuestro Director, le
dará noticia de nuestro viaje; pero yo le
diré lo que el procurará callar: esto es que
ha cuidado de nosotros con la solicitud del
mejor de los padres, aliviándonos las fatigas
de todos y fortificando nuestras almas con
los santos sacramentos y prácticas de i)iedad
establecidas por nuestras reglas. T»>dos los
hermanos animados de excelente espíritu sufreu con gran paciencia las numerosas prue­
bas y contratiempos que se han presentado,
sbi dudar que se cambiarán en abundantes
bendiciones para provecho de la IMisión misma
á que vamos destinados.
El tiempo pasado en Alejandría fué sin­
gularmente penoso: hemos debido ir de acá
l>ara allá por toda la ciudad á causa de una
horrible tormenta y nos liemos considerado
muy afortunados con encontrar en la tarde
un refugio en el F'igcr, es decir en el mismo
vapor que nos trajo de Marsella y que nos
había sido necesario dejar á causa de que
no conducía pasajeros á Jafa. La Ñoche
Buena la pasamos tristemente en dicho barco,
si bien á media noche una música medio sal­
vaje saludó el nacimiento del divino Salva­
dor. A la mañana siguiente el Sr. Varara
dijo la misa y nos cupo á todos el consuelo
de recibir la santa comunión. Pero nuestro
pensamiento volaba al templo de María Au­
xiliadora, donde con tanta pompa se celebra
esta preciosa solemnidad.
lío sin peligro nos embarcamos, á eso de
las ocho, en el vapor Khedivie^ que se ba­
ilaba anclado á gran distancia : agitadas las
aguas hacían bailar á nuestro pobre esquife;
pero María Auxiliadora cuidaba de nosotros.
IMañana, Dios mediante, llegaremos á Be­
lén. Entre tanto nos es muy grato manifes­
tar á U. nuestro reconocimiento, y asegugurarle que trataremos de ser menos indignos
de la bondad con que nos favorece.
A. N.
J a fa , 28 de d id em liro de 1891.

• «•
E e v .^® y

muy amado

P a dre :

Ayer llegamos todos en buena salud á Jafa.
El mareo ya se ha ecliado al olvido, y el
contento de la caravana se trausparenta en
lo.s semblantes.
Gracia.s á los buenos servicios del Cónsul
italiano, hoy á las tres de la tarde podremos
continuar viaje á Belén. lie celebrado esta
mañana la santa Misa en la iglesia parroI quial de los ER. PP. Franciscanos y distriI buido la comunión á todos los nuestros. Los
' hijos de san Francisco nos recibieron con
) gran afecto. El Sr. Canónigo Belloni, fun­
dador de la casa á que nos llama, mandará
• uno de sus sacerdotes á recibirnos en Jeru• saléu.

— 138 —
Dígnese IJ. bendecir á sus hijos, la buena tiempo á los pastores al venir el mal tiempo*
voluntad que los anima y sus futuros tra­ desde nuestra casa se ven los campos que
bajos.
pertenecieron á Booz, en los cuales, como
A n t o n io V a e a i a
en los tiempos bíblicos, se recogen por los
pobres las espigas dejadas abandonadas des­
Sacerdote.
pués de la cosecha j cada viña tiene su torre
Ja fa , 28 de diciem bre de 1891.
en la cual hay un guardián más ó menos
vigilante encargado de alejar ios chacales y
* *
ladrones. Pero no concluiría tan pronto si
me pusiese á notar todos los detalles que
M u y q u e e id o P a d e e :
traen á la memoria mil recuerdos de la Sa­
Hemos ya tenido el consuelo de llegar á grada Escritura. T á la verdad que estos
Belén y de visitarla rápidamente. El Cielo recuerdos son de valor inestimable, como
ha bendecido nuestro viaje relativamente que llevan más fácilmente el pensamiento á
corto, habiendo debido trasbordarnos.
los pasos del divino Eedentor. Jamás me
El Sr. Canónigo Belloni y todo el mundo había imaginado encontrar cuadros tan ma­
nos han colmado do atenciones.
jestuosos y fieles de aquellos memorables
Pronto visitaré á Jerusalén, para seguir tiempos.
camino de Beitgemal, lugar de mi destino.
No tardará en recibir carta de uno de los
El cisma, la herejía y el mahometismo
nuestros á fm de que el Boletín pueda dar
coligados contra la Iglesia.
noticias á los amigos de Don Bosco.
Dígnese rogar por nosotros y recibir la
El cisma y la herejía hacen inauditos es­
expresión del profundo afecto y veneración fuerzos para adueñarse de los Lugares San­
de cada uno de sus hijos en N. S. Jesu­ tos 5 y es de admirar cómo estas sectas que
cristo.
se detestan se unen para combatir al catoli­
A n t o n io V a e a ia
cismo, rindiendo así involuntario homenaje
Saceidote.
á nuestra Eeligión, pues que todas las po­
tencias del infierno se vuelven contra eUa.
B elén, 29 de diciem bre de 1891.
Herejes y cismáticos edifican acá y allá pa­
lacios , templos, escuelas y establecimientos
todo género de un esplendor nada común
Primeras impresiones. — La gruta de Belén. de
en estas regiones. Increíbles son los esfuer­
zos que todos ellos hacen para atraer la ju­
E pifanía d e 1892.
ventud y corromperla; y no se repara en
E evm o. P a d r e :
medios ])ara debilitar la influencia del cato­
Nos ha cabido la suerte de oír ya esta licismo. Se ha llegado á excitar contra él el
mañana la misa y recibir á Nuestro Señor fanatismo musulmán; y he oído asegurar que
en la capilla de los Edos. PP . Franciscanos á la instigación de los cismáticos se debe el
contigua á la gruta en que nació el divino que los turcos construyan actualmente en
Salvador. ¡ Cuántos recuerdos vienen aquí á Belén una mezquita enteramente innecesaria,
la mente en esta fiesta de la Epifanía! En como que aquí no pasan de trecientos á cua­
un día como éste vinieron á arrodillarse los trocientos los sectarios do Mahoma.
La ignorancia, la corrupción, la maldad
reyes magos en esta gruta.
de
los cismáticos dificultan en gran manera
Los trajes orientales que ahora se usan
fueron quizá los mismos vestidos por ellos j la obra de las Misiones.
y en camellos como los que vemos trajeron
El Canónigo Don Belloniá Jesús recién nacido sus dones do oro, in­
cienso y mirra.
Este celoso sacerdote, movido de ardiente
deseo de dar gloria á Dios y salvar almas
en estos lugares, comprendió que el único
Recuerdos bíblicos.
medio eficaz de luchar con éxito contra tan­
Parece que por disposición de la divina tas maniobras infernales era la educación de
Providencia el Oriente ha quedado desde la niñez. Sin bienes de fortuna, sin influencia
mucho tiempo atrás estacionario á fin de que de ninguna especie, pobre profesor del Se­
se comprenda mqjor la verdad de la Santa minario Patriarcal de Beit-Jallan (entre Belén
Escritura, con presentarnos á la vista idén­ y Jerusalén), parecía que estériles habían de
ticos cuadros á los que llamaron la atención ser sus deseos y esfuerzos. No fué a s í: co­
de los autores inspirados del Antiguo y menzó con la economía de veinte francos á
vestir á un pobre uiño; Dios bendijo sus
Nuevo Testamento.
Las costumbres son las mismas; consér­ propósitos y de aquí que ellos tomaron cuerpo
vase el modo de arar y limpiar el grano pri­ y fructificaron.
Hoy día los trabajos del canónigo Belloni
mitivos I antiguas cavernas abiertas en los
montes sirven pai*a dar abrigo, como en oti’o comprenden:

— 139 1 ®Ul Asilo Católico de Belén, con cien
infernos j docientos externos, y al cual estó
sne-ia una iglesia de 32 metros de largo y
U de ancho;
2® Jiña escuela nocturna con treinta y tres
jóvenes j
3® Jjas Conferencias de San Vicente de
Paúl con cuarenta- miembros;
4®Tin colegio agrícola (en Cremisán, cerca
de Belén), cuyo terreno mide cien hectáreas.
5® Vn Asilo agrícola eu Béit-Oemal, en la
via de Gaza, adonde se llega en cinco horas
de camino de Belén. Comprende novecientas
hectáreas, regaladas por el marqués de Bute.
Los alumnos que allí se educan llegan ac­
tualmente á 65.
6®Una pequeña construcción con vasto y
bien situado terreno en Jerusalén.
7®Un vasto terreno en ÍCazaret perfecta­
mente situado para establecer un colegio para
niños. Bien se sabe que Nazaret es en Tierra
Santa el cuartel central del protestantismo.
Las copiosas bendiciones concedidas por
Dios á los trabajos y grandes pruebas por
que ha debido pasar el Sr. Belloni son una
garantía y fundado motivo de esperanza para
d porvenir.
Mas para luchar contra los enemigos y con­
tribuir de un modo eficaz á la rehabilitación
de esta tierra j regada con las lágrimas y
sangre del divino Eedentor, se necesitan re­
cursos capaces de contrarrestar la obra de
aquellos. Los herejes y cismáticos tienen di­
nero en abundancia, del cual se sirven para
comprar y perder las almas.
Nosotros, por el contrario, somos pobres;
pero con la ayuda de Dios y las limosnas de
nuestros Cooperadores confiamos salvar mu­
chos niños que se albergan y educan en las
casas enumeradas.
La Palestina Católica es pobre y apenas
puede contribuir escasamente á la obra de
regeneración emprendida; nuestras miradas
estón fijas en Europa que con su caridad
ejerce aquí una verdadera cruzada, cruzada
pacífica que sólo mira al bien de las almas.
Los Salesianos han venido á contribuir con
trabajo á las santas obras emprendidas
por el Sr. Canónigo Belloni. Confiamos en
Dios que las colmará de ^acias. En 1863,
ol inaugurar el Sr. Canónigo su Asilo de
Belén-, esta ciudad contaba 2000 católicos,
hoy día llegan á 4000. Sin duda que á Don
Bdloni y sus discípulos es debido en grau
parte tan consolador resultado.
Ta ve U d ., muy amado Don E u a , cuán
digna de estimación es la grande obra á la
cual me estimo muy dichoso de haber venido
á servir en la medida de mis pobres fuerzas.
No terminaré ésta sin decirle que el Cón­
sul general de Francia en Jerusalén, el se­
ñor Ledous, se entretuvo allí largo rato con
nosotros y nos colmó de atenciones.
Mucho recuerde á mis hermanos en el Pe­

sebre. Espero nos hemos de comunicar con
frecuencia por la vía del Cielo.
Deseando á TJ. toda felicidad me suscribohumildemente
Su afmo. S . y S.
A. K.
^ ^ lir

iz a )

Colegio y Talleres de San Pedro.
La Casa Salesiana de Ifiza, fundada el afín
1875, fué la primera establecida por Don
Bosco en Francia. Pocas han tenido un co­
mienzo más pobre y humilde, como quiera
que nació en dos ó tres cuartos bajos de
alquiler, pagados por la caritativa Sociedad
de San Vicente de Paul.
Al presente como trecientos niños del pue­
blo reciben educación en ella y aprenden un
arte ú oficio bajo la dirección de inteligentes
maestros.
El vasto edificio edificado en la plaza de
arm as, si bien no es un palacio, lejos está
ya de ser un portal, y los Cooperadores SaJesianos de la localidad ponen todo empeño
en ensancharlo á fin de extender su obra
bienhechora.
Semejante transformación efectuada en tan
corto tiempo nos sorprendería en extremo si
no hubiéramos de atender más que á los
medios humanos ; pero bien sabido es que si
en todas las obras de Don Bosco resplan­
dece lo sobrenatural, ésta que, antes do lle­
gar él á N iza, le luó ya dada por Dios á
conocer y manifestado su singular destino,
tiene un sello njás providencial: es la expre­
sión misma de los beneficios que el Señor ha
dispuesto regalar á dicho pueblo.
El colegio de Niza nos trae á la memoria
importantes episodios de la vida de Don
Bosco : — ¿Padre mío, como queréis aoei>tar
en 90,000 francos este edificio cuando no te­
néis ni lo necesario para la escritura de com­
pra-venta! le preguntó el abogado Michel.
— Es verdad que nada tiene Don Bosco,
pero pagado el valor quedará aún un so­
brante de cerca de 12,000 francos, le con­
testó. T así fu é, porque Dios le envió el
dinero de donde á veces era menos de es­
perar.
Fué eu esa casa en la cual se presentó en
cierta ocasión al varón de Dios un pequeño
y desastrado violinista.

— UO -

— fD e dónde eres, amigo mío?
— Yo no sé.
— tDe dónde vienes?
— lío sé.
— ¿Tienes padres?
— xío los conozco.
— ¿A dónde vas?
— yo no sé.
— Bien, iiijo mío, ven conmigo, que tienes
todas las cuiüidades para albergarte en casa
de Don Bosco.
En la misma casa fiié donde recibió de vi­
sita al limo. Sr. l’ostol y tuvo aquella visión
<iue (5011 tanta gractia refiere su biógrafo, el
Sr. d’Espiney. Y por íin allí fué donde, ya
acliaco.so y vacilantes sus piernas, resbaló^il
pasar el río raiilón y cayó al agua. Afor­
tunadamente nada sufrió; pero tanta era su
pobreza y la de su casa que tuvo (pie guar­
dar cama mientras le secaban las sotanas,
por no tener otras que mudarse.
Confiamos, pues, que al tratarse ahora de
ensanchar ese establecimiento no han de
faltar los recursos, (pie el mismo Don Bosco
moveró los corazones desde el Cielo, donde
no olvidará jamás á sus amigos y bienhe­
chores.

HISTORIA DEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SALES
C a p it u l o v i i .

<Conli7)unc{9n}
Un sanio Joven del Oratorio. — Pequeño apóstol. —
Favorito del cielo. — Una profecía. — Angel al cielo.

Después del encendido amor de Dios Do­
mingo tenía el más singular por !María In­
maculada y por el Papa. En honor de la
Peina augusta del Cielo estableció entre sus
compañeros una asociación que dura todavía.
Celebraba tas solemnidades de ]\[aría, prece­
didas de fervorosas novenas, y sobre todo era
admirable la devoción con que le consagraba
el mes de mayo.
Hablaba dol Santo Padre como el hijo más
afectuoso y reverente, rogaba por ó\ y ma­
nifestaba vivo deseo de verle antes de morir.
Como asegurase «pie tema cosas de grande
importancia que decirle, preguntado por Don
Bosco sobre que cosas eran esas, le respon­
dió: — Si pudiera hablar con el Papa le
diría que en medio de las grandes tribula­
ciones que le aguanlaii, no cese «le trabajar
con particular solicitiul por la Inglaterra,
que Dios prepara al catolicismo uii gran
triunfo en atpiel reino.
— Y ¿cu que te fundas para pensar así?
— Se lo d in ', para que .si va á Poma se
lo diga al Santo Padre; pero le ruego que
no lo cuento á otros: Una mañana mientras

daba gracias de.spués de la comunión me so­
brecogió una ftierte distracción y me pareció
ver una llanura vastísima llena de gente
envuelta eii densas tinieblas. Caminaban
pero como quien ha perdido el tiñó y sin
ver donde ponían el pie. « Esta región, me
dijo uno, que estaba á mi lado, es la Ingla­
terra. » Le iba á hacer varias preguntas
cuando vi al Sumo Pontífice Pío IX, tal
como se le representa en muchos cuadros.
Vestía majestuosamente, y llevando en si
diestra una . hacha luciente avanzaba entre
aquella turba de personas. A medida que se
adelantaba, las tinieblas desaparecían con el
resplandor del hacha, y la gente era inundada
de tanta luz como en pleno mediodía. Esta
luz, me dijo el amigo, es la religión cató­
lica que debe iluminar á la Inglaterra.
El año ISÓS habiendo ido por primera vez
Don Bosco á Poma contóle el caso al Santo
Padre, quien lo escuchó con bondad y pla­
cer. « Esto, le dijo el Papa, me confirma en el
propósito de trabajar decididamente en favor
de la Inglaterra que es ya objeto de toda
mi solicitud. Esta narración me servirá al
menos como piadoso consejo.»
Savio filé en tal ocasión un verdadero pro­
feta; porque ¿quién ignora el gran progreso
que de treinta años á esta parte viene al­
canzando el Catolicismo en el Peino Unido!
La gerarqiiía eclesiástica restablecida en In­
glaterra y Escocia, la libertad concedida-á
los católicos para el ejercicio del culto, la
facultad que se les ha acordado de predicar
y enseñar, las numerosas iglesias católicas
levantadas en todas partes, las conversiones
de día en día más crecientes de protestantes,
muchos de ellos ministros, diputados, sena­
dores, lores, marqueses, etc., la disipación
do las prevenciones contra el Papa y la
Iglesia católica, el interés con que se trari
de conocerla, todo esto y mucho más son
prueba evidente de que Domingo Savio ilu­
minado por Dios vio el porvenir.
Pero un alma adornada de tantas virtudes
y favorecida de tan preciosos dones era más
digna ilel Cielo que de la tierra, y Dios la
llamó á sí.
]>e oomplexiúu delicada y escasa .salud en
18.TT decayó de tal modo que se temió por
su v ida; y étimo no bastasen las atenciones
tpie se le prodigaban en el Oratorio, Don
Bo.sco llamó varios médicos en consulta, J
conforme á la recomendación de estos de que
suspendiera los estudios y fuera á respirar
el buen aire de sus país, advirtió á sus pa­
dres y quedó determinada la partida para
el primero de marzo. Domingo sólo se re­
signó á ello por conformarse á la voluntad
de Dios.
— I Por qué vas tan de mala gana á tu
casa? le pi-eguntó uno.
— Porque deseo terminar mis días en el
Oratorio.

— lil —

142
— Se trata sólo de que vayas á reponerte
un poco y vuelvas acá en seguida.
— ¡Oh, eso no ; me voy para no volver 1—
Hay fundados motivos para creer que tuvo
revelación sobre el día y hora de su muerte.
Llegado á casa y visitado por el módico
•éste juzgando que la enfermedad era de in­
flamación hizo uso de las sangrías. Pareció
que la enfermedad cambiaba de aspecto y se
obtenía cierta mejoría: así lo aseguraba el
médico y lo creían los i)adres del enfermo;
pero muy diverso era el i>arecer de Domingo;
y persuadido de que era mejor recibir con
anticipación los santos sacramentos que ex­
ponerse á morir sin ellos llamó á su padre
y le dijo: — P a p á , buena cosa será hacer
una consulta al médico del cielo; deseo con­
fesarme y recibir la santa comunión. — Se le
complació : vino el Cura Párroco, le confesó
y administró el santo Viático. Parecía un
serafín: renovó lleno de contento las pro­
mesas de la primera comunión y dijo: — Sí,
Jesús y María, yo soy vuestro, y antes morir
que pecar.
Si había sido siempre edificante su pa­
ciencia, en esta última enfermedad llegó á un
grado de admirable santidad. Tomaba sin la
menor repugnancia todos los renfedios aun
los más desagradables; sin dificultad alguna
padeció diez sangrías en tanto que sonriendo
exclamaba: — 4 Qué es una pequeña pica­
dura de estas en comparación de los clavos
con que taladraron Jos pies y las manos de
Nuestro adorable Salvador?
Pasados algunos días el médico le felicitó
y á sus padres, creyéndole siempre mejor:
— Demos gracias á la divina Providencia,
dijo, la enfermedad está vencida; ahora sólo
es menester una buena convalecencia. A lo
que Domingo contestó sonriendo: — Ven­
cido está el mundo; sólo falta que me pre­
pare á comparecer como conviene delante de
Dios.
Así que se hubo retirado el médico pidió
que le administrasen los santos óleos. Con­
descendieron sus padres por complacerle;
pues que ni ellos ni el Párroco veían peli­
gro próximo de muerte, antes bien la sere­
nidad de su semblante y jovialidad de sus
palabras daban motivo de creer que iba real­
mente mejorando. Al dársele la bendición
papal 61 mismo dijo el Confiteor y respondió
todas las preces del sacerdote. Guando oyó
que con aquella ceremonia so le otargaba la
bendición apostólica é indulgencia plenaria
experimentó el mayor consuelo. Dco grafios
y semyer Deo gratias exclamó: — Se volvió
luego al crucifijo y repitió esta jaculatoria
que le había sido siempre familiar: « ¡ Oh
amable Jesús mío! para manifestaros mi re­
conocimiento y en reparación de mis infide­
lidades, os doy mi corazón, me consagro en­
teramente á vos y propongo con vuestra
gracia no ofenderos más. »
Era la tarde del 0 do marzo de 1857. El

que le oía hablar y veía tan sereno, podía
imaginar que sólo estaba en la cama para
descansar. Su rostro alegre, sus ojos llenos
de vida, y en pleno conocimiento, nadie se
figuraba que se aproximase una catástrofe.
Hora y media antes de que exhalase el
último suspiro vino á visitarle el Cura, y
viéndole tan tranquilo se deleitó un rato eo
oírle recitar fervorosas jaculatorias. Cuando
ya se retiraba, Domingo le dijo: — Señor
C ura, tenga la bondad de dejarme un recuerdo. — ¿Qué recuerdo podré dejarte? —
Alguno que me sirva de consuelo. — Bien
acuérdate de la pasión de Nuestro Señor.
— Deo gratiaa, la pasión del Señor esté siem­
pre en mi mente, en mi boca y en mi co­
razón. Jesús, José y María, os doy mi alma
mi corazón y mi vida. Jesús, José y María,
asistidme en mi última ágonía. Jesús, José y
María, haced qne yo muera en paz en vues­
tra santa compañía.
Dichas estas aspiraciones se adormecié y
descansó como media hora. Despertándose
después volvió la vista á sus padres y d^o:
— Papá. — Aquí estoy, hijo, iqnó necesi­
tas? — Querido papá,, ya es tiempo; tome
el Jóven Instruido (1) y léame las letanías
de la buena muerte.
A tales palabras la madre de Domingo
prorrumpió en llanto y se retiró de la alcoba.
Al padre partíasele el corazón de dolor y 1m
lágrimas le ahogaban la voz. Con todo, co­
bró ánimo y empezó á recitar las letanías.
Itespondía Domingo con voz clara Jmís mi­
sericordioso , tened compasión de mí. Cuando
oyó aquellas palabras : «xFinalmente, cuando
mi alma comparezca ante vos, y vea por vez
primera el esplendor de vuestra majestad, no
la arrojéis. Señor, de vuestra presencia, antes
bien dignaos recibirla en el seno amoroso de
vuestra misericordia para que cante eterna­
mente vuestras alabanza.s, » esto es preci­
samente lo qne yo deseo, exclamó./OA.
papá^ cantaré eternamente las alabanzas dtl
Señor. Pareció después que se concentrabi
como quien reflexiona algo de importancia.
Poco después dijo alegremente: ¡Adiós, papé^
adiós! ¡Oh qué cosas tan hermosas veo! Di­
ciendo esto y sonriendo con celestial sem­
blante expiró con las manos cruzadas sobre
el pecho y sin hacer el menor movimiento.
La santa vida y preciosa muerte do Do­
mingo dan lugar á creer qne voló derecho
al Paraíso.
Domingo Savio, ya lo he dicho, fuó orna­
mento y gloria dol Oratorio. X si la hermosura
y fragrancia de una flor manifiestíui la ri­
queza del terreno, y la bondad de nn fruto de­
muestra la de la planta qne lo produce, l«demos decir que con Savio se prueba la
bondad del instituto del Oratorio. Mucho
(1) E l Joven Instruido es n n dcTocionario escrito p<*
D on Sosco expresam ente p a ra la ju v e n tu d , y del en»
se h a n hecho m ás de cien ediciones.



143

bien hizo en vida y continúa haciendo Do­
mingo después de muerto; su ejemplo ser7irá siempre de modelo y estímulo á los niüos
•■que vienen á sentarse en los mismos bancos
I y seguir el mismo reglamento en el Oratorio
! de San Francisco. En todo tiempo podrán
■éstos decir; Aquí entre estos muros con las
: mismas ocupaciones y deberes que yo, con
las mismas prácticas de p ie d ^ hechas dili­
gentemente se santificó un niuo de mi edad
y fué una alma privilegiada de Dios: aquí
creció como planta escogida, digna de ser
tiasplantada ai Cielo. Y si tal fué él ¿por
qué no podré serlo yo! Si Ule et citr non ego?



A fin de consagrarse á nuestra educación
aquel digno sacerdote renunció al bienestar
de su acomodada familia, un cuantioso esti­
pendio que percibía como acreditado maes­
tro, y desdeñó las consideraciones más ó menos
mundanas que algunas personas aun impor­
tantes del clero le hicieron para que cam­
biara de propósito. Movióle más que todo
ello el ver á Don Bosco solo que necesitaba
un sacerdote que le acompañara en Valdoooo;
movióle el saber que le ofrecía un vasto
campo para ejercitar útilmente el sagrado
ministerio en beneficio de multitud do niños
indigentes , y si bien no podía esperar

i»!.
-

:--a

El Oratorio en un prado. — Don Bosco confiesa á sus chicuelos.

Ca pítu lo Y III.
Wmer prefocio de la Casa. — El marqués D. Domingo
Fassati. — Un hábil catequista. — Honesto y alegre
carnaval. — No se ve Superga. — Grande estrechez.
— Renato d’Agliano y una gracia del Cielo — Pe­
queña lotería. — El Síndico General de Turín y el
«Inistro del Inftrior. — Urbano Ratazzi en el Oratorio.
San Clemente y el limo. Sr. Luis Fransoni. — Diálogo
entre Ratazzi y Don Bosco.

El ingreso de Domingo Savio en el Ora­
torio no filé el único digno de notarse que
nos hizo Dios en el año 1854; pues que casi
al mismo tiempo vino á ayudar á Don Bosco
y cuidar de nosotros uno de los sacerdotes
más ejemplares y laboriosos de la diócesis de
Tarín, el Sr. Don Víctor Alasonatti, de Avigliana. Fué el primer prefecto y ecónomo de
la casa, el brazo derecho de Don Bosco en
aquella época, un segundo padre para noso­
tros y un poderoso sostén de los Oratorios.

L

más estipendio que el vestido y alimento,
Dou Bosco, en nombro de Dios, le prometía
una rica corona de gloria en el Cielo. Ketiróse en coiisecueucia de su c<^a y país natal
y vino á nosotros eu la vigilia de la Asun­
ción de la Santísima Virgen para permane­
cer hasta la muerte, que le ocurrió cu nuestro
colegio de Lanzo el 8 de octubre de 1865.
Sacerdote de gran celo y virtud trabajó tam­
bién activamente en los últimos anos de su
vida por obtener que la Santa Sede recono­
ciese y aproba.se el culto ab immemorabili del
Beato'Pedro Querubín Testa do Avigiiana, su
patria: y lo consiguió no sin fatiga y detri­
mento de su salud. Aquejado tiempo hacía
de una enfermedad que le llevaba poco á
poco al sepulcro, esperaba por días el decreto
de beatificación.
Al recibirlo lo leyó visiblemente conmo­
vido , luego pidió al Director del colegio se

— 144 —
lo leyera de nuevo , y poco después fortale­
cido con los sacramentos y demás consuelos
de la religión se durmió en el Señor. Esta
I)reciosa muerte fue como un premio que le
alcanzó el beato Testa.
Hay inásí si en tiempo anterior el Ora­
torio liabía sido favorecido ya con la bene­
volencia de numerosos eclesiásticos y secu­
lares, desde eiitoiuíes creció el número y afecto
de nuestros bienlieídiores. Sai asistencia pres­
tada por los estudiantes á los coléricos du­
rante la terrible ei)idemia y las públicas ala­
banzas trilmíadas con este motivo por la
!Munici[)alidad de T urín, dieron á conocer
mejor la naturaleza y objeto del Instituto de
Don Hosco. Por otra parto la extraordinaria,
y sería do anudir, la prodij^íosa preservación
de todos los niños del Oratorio de aquel tre­
mendo azote fué como una señal maniliesta
de la osiíecial prote(5ción que Dios dispen­
saba á sil buen Siervo.
Podría eminierav muclms personas benemói'itas, no i)ocas de las cuales viven todavía
y que fueron para Don Hosco los instru­
mentos de la divina Providencia; pero como
no sea este el lugar más oportuno, mé concretaró á decir dos palabras sobre el marqués
Don Domingo b’assati, llamado ya por Dios
ú gozar el premio de su insigue caridad.
Portouoíáeute á una de las más nobles fa­
milias, del Piumoute, bahía servido lealmente
á su Bey en tiempos de paz y de guerra y
distinguido en los campos lombardos en 1848
y 41). tíu valor militar le había hecho acree­
dor al grado do Comandante de la Guardia
del Cuerpo, que era á manera de la antigua
cohorte pretoriana. Habíase desposado con
Doña María De-^Maistre (hija del ilustre Eodolfo y digna nieta del hábil diplomático y
lilósofo José), sefíora de tan nobles y raras
prendas que la Keina María Adelaida., es­
posa de Víctor Manuel 2", la escogió no sólo
para dama de la corte sino para amiga ó íntima
confidente.
Un personaje de tan alto mérito, liabioudo
conocido la Obra de Don Bosco, fué luego
uno de sus admiradores y sostenedores. Vi­
sitaba eoii frecuencia el Oratorio con tanto
interés como si fuese su casa y familia ; de­
dicábase á instruir personalmente á los niños
internos y externos y por varios años todos
los días lio la cuaresma iba á hacer el cate­
cismo á una clase numerosa de pobres arte­
sanos, llegando con esto motivo á retardar
notablemente su hora do comida. Cierta oca­
sión en que llegó á dar clase un poco tarde,
como encontrara á otro quo bacía sus veces
dijo humiUlomeiite : « He cometido una falta
y es menester que baga iieuitenoia, » y dicho
esto tomó asiento entre los niños y allí per­
maneció hasta el fm de la instrucción.
{Singular era su celo y admirables las in­
dustrias que ingeniaba para conseguir la
atención y asistencia íVeciiente do los niños.
Acostumbrado al orden, disponía sus alumnos

como buen soldado, de modo que los tenía
á todos delante de sus ojos, é interrogaba
ya á u n o , ya á otro de improviso á fin ile
que, con el temor de no poder responder,
ninguno se distrajese. Tenía una lista con
el nombre y apellido de los alumnos, apun­
taba las asistencias, la aplicación y conducta
y distribuía premios á los más recomen­
dables. ^ífo obstante que ante los niños pa­
reciese de aspecto serio y militar, todos le
amaban cordialmente y asistían á su ^clase
con particular contento. Deseoso de perfec­
cionarse en el arte de instruir á los pequeñuelos no desdeñaba asistir á las confe­
rencias que de vez en cuando bacía Don
Bosco á sus catequistas; y solía decir quo
no había conversación, ni entretenimiento
alguno que le proporcionara satisfacción se­
mejante á una media hora de instrucción de
catecismo á los niños del Oratorio. Tales
palabras y ejemplo tan edificante merecen la
imitación de todo buen católico, especial­
mente en los días que alcanzamos.
El Sr. Marqués nos manifestaba de mil
modos su benevolencia, como se verá por el
hecho siguiente ocurrido el iilfcimo día de
carnaval de 1855. Desde los orígenes del Ora­
torio había establecido allí Don Bosco el
ejercicio llamado de la buena muerte, el cual
consiste en hacer una confesión y comunión
como si fuese la última de la vida y en re­
citar algunas oraciones propias de tal cir­
cunstancia. Este ejercicio se hace cada mes
y en el último día de (Jarnaval, en cuya
ocasión se ofrecen especiales sufragios por
las almas del Purgatorio. Teniendo conoci­
miento de esto el Marqués Fassati dijo : —
« Los hijos de Don Busco en el último día
de carnaval suelen consolar á las almas del
Purgatorio con ofrecer por ellas la confesión,
coiimiiión y algunas oraciones; y yo quiero
festejarlos en este tlía á ellos mismos. » Así
lo hizo: el 20 de febrero uu centenar de niños
del Asilo y los demás del Oratorio festivo
oyeron la m isa, recibieron los santos sacra­
mentos , recitaron las letanías de la buena
muerte y ofrecieron por las almas del Pur­
gatorio no solo estas buenas obras, sino
también el sufrimiento de uu frío intenso
que bacía tiritar de dar diente con diente.
Mas al salir de la iglesia encuentran un pre­
mio inesperado: uu abundante emparedado
de pan con salchichón. Parecía que las ben­
ditas almas los recompensaran por manos del
señor Marqués. Y no fue esto sólo; pues
(pie aquel caritativo bienhechor quiso que á
la comida se les sirviese á todos una buena
empanada. Compráronse los materiales y ya
desde la vigilia anterior los preparó mama
^Margarita, ayudada de varios improvisados
aprendices de cocinero.
{Continuará)
Coa aprobación do la intorídad Eclesiástica • Gtreste 40SÉ GAIBINO.
T iu in , 18!U - TipogroTía S olcáiaa».

Fecha
1892.09