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Título
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BS_1891_11
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Descripción
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Boletín Salesiano. Noviembre 1891
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extracted text
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Sale ima vez al mes.
AÑO VI. -N . 11.
NOVIEMBRE de 1891.
BOLETIN SALESIANO
Debemos ayudar é. nuestros lier<
manos & ñn de cooperar á la
difusión de la verdad.
(iri S. JUA2T, 8).
Atiende & La buena lectura, á la
ezbortación y á la enseñanza.
(I Timoth. I V , 13.)
Entrelas cosas divinas, lam&s di' vina, es la de cooperar con Dios
&la salvación de las almas.
(S. Dionisio.)
El amor al prójimo, es uno de
los mayores y méts excelentes
dones, que la divina bondad
puede conceder á los hombres.
(El Doct. S. Franc. de Sales).
Quien recibiere á un niño en mi
nombre, k mi me recibe.
(M.vrtr.
X V I I I .)
Os recomiendo 1^ ñinez y la ju>
ventud; cultivad con gran es
mero su educación cristiana; y
proporcionad libros que les en
señen á huir del vicio y k prac
ticar la virtud.
{Pío IX.)
Redoblad todas vuestras fuerzas
á fin de apartar á la niñez y
juventud de la corrupción é
incredulidad y preparar asi una
nueva generación.
(L kon X III).
DIRECCION en el Oratorio Salesiano — Calle de Cottolengo N. 32, TURIN (Italia)
Sumario.
P ro g ram a.
El monumento a D. Bosco j el Jubileo Salesiano.
lú ria Inmaculada.
Son Bosco 7 la cuestión obrera.
Exposición artística en el Cole^fio Salesiano de S. Benigno Canarese.
El Eminentisimo Sr. JacoTÍni en el Oratorio Sales ano de ITiza
Uarit’ma.
Los SalesianoB en Tierra Santa.
Noticias de nuestras Misiones en la Tierra del Fuego.
Huero Oratorio /estivo.
La oración de los baérfanos es particularmente acepta & Dios.
Venezuela. Sociedad Saleeians.
Oda á San Luis.
Gracias de María Auxiliadora.
Bistoria del Oratorio de San Francisco de Sales.
' f í • ’w1'VVVV
12 de Diciembre. A las 7 de la mañana Misa y
comunión general. A las 10 Misa fúnebre de pon
tifical en sufragio de las almas de nuestros bie
nhechores difuntos. A las 8 de la tarde Vísperas,
sermón de despedida á nuestros Misioneros y ben
dición con el Santísimo.
13 de Diciembre. Como en los día 6, 7 y 8.
lililí
EL MONUMENTO A DON BOSCO
y el «fubileo de la Obra Salesiana.
PROGRAMA
¿e la fiesta para el Jabileo de la Obra Salesiana
Octavario .
Los días 6, 7, y 8 da diciembre Misa y comu
nión general á los 7 de la mañana, á las 10 Misa
pontifical.
A las 3 de la tarde Vísperas, Sermón y Benditión con el S. Sacramento.
Los días 9,10 y 11. Solemnidad de las Cuarenta
Horas. A las 7 *de la mañana .Misa y comunión
general.
A las 8 Exposición con el Santísimo. A las 3 de la
t ^ e Vísperas, Sermón y Bendición con el Santíliino.
Muy grato nos es atmneiar que bien
pronto se term inará la decoración de la
iglesia de María Auxiliadora efectuada
como homenaje á Don Bosco, y que el
8 de diciem bre, en que cumple 50 años
la Obra Salesiana, se celebrará la inau
guración solemne de aquélla y el jubileo
de esta.
¡M aría! H e aquí la iuiciadora de la
empresa de Don Bosco. Los hijos de este
santo varón esparcidos por todo el mundo
le elevan ahora sus votos y ardientes
suspiros, innumerables amigos y devotos
suyos se unen á la alegría de éstos, y
los alumnos de todas las Casas Salesianas
— 14a —
llena de su fruto: palmitem cum uva. Era
éste el mejor modo de manifestar á sus
comjmñeros la fertilidad de aquella tierra.
P ara formarse, pues, idea de M.aría, no
debemos sei)ararla de Jesús, y es menester
que la veamos con su divino H ijo en los
brazos.
Si la omnipotencia infinita puede crear
mil mundos superiores al nuestro, con
firmamentos más estrellados, mares más
anchos y tierras más risueñas, no puede
ciertamente crear una madre más exelsa
que María. De aquí que de María nimqaam .satis, dice San Agustín, esto es:
todo lo que no se oj)one á la gloria de
Dios, puede decirse de María.
Kazou es que se guarda armonía en
tre el Hijo y la M adre: á nadie se le
ocurre engastar en plomo un diam ante;
cuanto más ¡irecioso sea éste con más
esmero se monta sobre oro y esmalte,
resultando que éstos honran á aquél y
aípiél á éstos. No otra es la proporción
de santitad que hay entre Jesús y
M aría: el H ijo , como diam ante ó i)erla
sin ¡)ar, honra á la Madre, y la Madre,
— bien que al Hijo no sea necesario, —
hónrale á manera de ])riinoroso esmalte.
Y así como el ser H ijo de Dios, es el
origen <le todos los honores (lebidos
á Nuestro Señor Jesucristo; el ser Ma
dre de Dios, 63 la razón de los sin
gulares honores que se deben á María.
Un célebi’e orador (pie hacía el ])anegírico de Filipo de Macedonia, desi>ués de
haber ponderado la nobleza de su ori
gen, sus gramlcs.ri(iuezas, la extensión de
su poder, su gran valor y el número de sus
victorias, creyó poner el colmo á sus elogios
estas palabras: « Yo desdeño todo lo que
he dicho hasta aquí, y creo; oh Filipo!
hacer suficientemente vuestro t)anegírico
con recordar (¡ue sois padre del gran
Alejandro, que coronado de gloria en
toda la tierra, es al ¡n’ojíio tiempo vues
tra corona. » Esto es precisamente lo
que con toda verdad ¡mede decirse á
M aría: Yo recogeré y resumiré todos los
elogios que se os ¡medeu dirigir, diciendo:
« Jalaría, vos sois la Madre de Dios, y la
Jtad re (leí Salvador del mundo; vuestro
P ara concebir una idea aproximada de Hijo está coronado de toda la gloria del
la dignidad de María es necesíirio aten cielo y tierra, y todos sus atributos consti
der á la de Jesús. Los exi)loradores de tuyen vuestra grandeza, por ser Él mismo
la Tierra Prometida á tín de que se com- vuesti’a gloria y corona. »
pnmdiese la feracidad de sus cíunpos y
A la manera que nuestra vista es de
la exuberancia de sus frutos, llevaron masiado débil para fijarla en un purí
outi'e dos, á los hijos de Israel, una vid simo cristal cuando el sol se letieju con
se preparan con entusiasmo ya para dicha
solemnidad.
¡Oh qué día feliz, día de grandes re
cuerdos , de singular reconocimiento y
amor I
El santuario tan renombrado de María
Auxiliadora, ricamente decorado y embe
llecido con todas sus galas, regocijará
el corazón de la fiel rauchediiinbre que
el día do la I n m acu la da C o n c epció n ,
irá á celebrar su tiesta, á escuchar las
más excogidas melodías y á gozar de las
emociones más i)uras del alma en la casa
edificada por la misma María. María ceiliJicavit sibi domum. Sí ella misma mandó
echar los cimientos en el lugar santificado
con la sangre de los mártires Adventor y
Octavio^ y i)roi)orcionó los recursos nece
sarios para la obra, sin que Don Bosco
fuese más que el instrumento de que so
servía para colmar á los lióles de gracias
y favores.
Prínci])es y subditos, ricos y pobres,
doctos é ignorantes entonan un himno
do reconocimiento á su celestial bienhe
chora. Y mientras ellos narran con trans
portes de alegría los beneficios alcanzados;
de entre estos uno sobre todo viene á
nustra memoria: y es que el Jubileo que
vamos á celebrar no conmemora una gra
cia sola, sino una sucesión continuada de
gracias: cincuenta años de particulares
bendicionés. María fuó y sigue siendo la
inspiradora, maestra, guía y sostén de la
Obra de Don Bosco. Don 13osco lo pro
clamaba bien alto y á ella se consagraba
con todo su corazón, y con su i)luma y pa
labra no cesaba de referir sus glorias y
maravillas.
¡Bendita sea María Auxiliadora! Éste
era el grito del alma de Don Bosco, y
éste el (¡ue sus hijos de Europa y Amé
ric a , de A sia y Africa repiten alboro
zados.
¡Bendita sea María Auxiliadora!
— 143 —
toda la fuerza de su lu z , así corto es
nuestro ingenio y muy débil uuestra
mente para llegar á íornmr un juicio
adecuado del mérito de ISlaría. Los mis
mos ángeles no son capaces de e llo :
tanta es la perfección de M aría , dice
San B ernardo, que sólo de Dios es co
nocida.
U na de sus más insignes prerrogativas
es el haber sido concebida sin ])ecudo.
Sabido es que San Francisco de Asís
tomó por patrona y abogada de su O r
den á María Im nac.ulada, declarándose
con seis siglos de anticipación, heraldo
de este dógina definido por Pió IX .
Grandes discusiones sobre esta verdad
suscitáronse en el siglo x iv , y el Ihipa
Benedicto X I ordenó en 1304 una diser
tación publica en la Universidatl de P a
rís. Duns Scoto recibió encargo del Ge
neral (le los religiosos Menores, de re
presentar á la Orden en aiiuel gran torneo
científico y de m antener en él la tradi
cional creencia de los franciscanos, para
lo cual se trasladó de Oxford á París.
Luego que se hubo i>reparado á la discución con oraciones, ayunos y retiro, en
camino á la Universidad, halló una es
tatua (le la Virgen Santísima y la sa
ludó con estas i)alabras de la liturgia
católica: «. DujnarG me laudare te. Virgo sacrata; da mihi virtutem contra hostes tuos.
Permitid ¡oh Virgen Santa! que os alabe
y dadme fuerza para vencer á vuestros
enemigos.» La estatua inclinó la cabeza
como i>ara sonreirle, quedando desde
entonces en igual actitud.
Al llegar á ia Sorboua, Scoto se halló
delante de un publico temible y de ad
versarios dignos de contender cou él. Los
religiosos dominicanos presentaron dos
cientos argumentos para demostrar que
la sentencia contra el género hnuiano,
alcanzaba á la Santísima Virgen. ICl re
ligioso franciscano oía atenta y recogi
damente. Cuando acabaron de hablar sus
contrarios se levantó, repitió por su mismo
orden (cosa difícil de explicar no admi
tiendo el milagroso auxilio de su protec
tora) los doscientos argumentos en que
aquellos habían apoyado la tesis que iba
á combatir, y los deshizo uno por uno
con irresistible elocuencia.
Los mienbros de la Universidad, <5omo
asimismo los legados del Papa, le salu
daron con nutridísimos aplausos, le die
ron el nombre de Doctor 8util y disi»usieron que de allí en adelante aquel fa
moso cuerpo, celebrase la fiesta de la
Inm aculada Concepción (1).
Tales motivos hacen singularmente ainable á María, á la vez que nos inducen
á recurrir á ella con la mayor confianza
y devoción. Y la devoción a María, como
dice San Ligorio, es el salvo conduct(j
para el cielo.
DON BOSCO
Y l a c u e s t ió n o b r e r a
Hace tres años, dice un diario de Bélgi
ca, que murió el humilde sacerdote de V^aldocco, Don Bosco, y habla todavía como si
lio hubiera muerto, y habla por ese espíritu
de continuidad y eficacia que Dios ha im
preso á sus obras.
Hay una cuestión cuya solución tiene en
suspenso en nuestros (lías á todos los que se
interesan por la humanidad y por la patria:
la cuestión del estado obrero.
Que esta cuestión se presenta con un as
pecto cada vez más alarmante, es nn hecho
conocido de todos. Se impone <5on su for
midable poder. E.s como un terremoto que
se oye cada vez más intenso y terrible,
amenazando revolver y arruinar de un mo
mento á. otro, no una ciudad, una provincia
ó un reino; sino el orden social entero.
Ahora bien, ¿qué hace Don Bosco en pre
sencia de este huracán que se aproxima!
Nuestro siglo grita: ¡trabajo!, ¡trabajo! y el
trabajo es la bandera (hd Oratorio de Don
Bosco, donde los jóvenes se aplican y acogen
con gusto. De sus talleres salen tipógrafos,
zapateros, sastres, fundidores, est-ultoies, etc,
etc. K1 establecimiento tipngráfico creado por
Don Bosco obtiene las más altas distincio
nes en las exposiciones del Vaticano, de Bru
selas, Barcelona, Londres y Colonia.
Kn la exposición nacional de Tarín en 1884,
se vió una nueva y enorme máquina parala
fabricación do papel: era la máquina Escher-Wyss de Don Bosco, que fué remitida
á la papelería salesiana de Malhi, donde re
cibió todavía perfección y desenvolvimiento.
Pero el trabajo separado de la fe e.sclaviza,
deshonra y embrutece: el obrero cuando no
dirige sus ojos al cielo, cuando no ve en pers
pectiva las promesas de una eternida(l di
chosa, bien pronto se abate y se hace esclavo
de la materia, entregándose al juego, á la
bebida y á la sensualidad, echáudoae eu
(1) Vida de San Francisco de Aeíe, po» Fraf
Xifwpoldo d e CheraDcé.
— 144 —
cuerpo y alma en brazos de la demagogia y
del socialismo que le arrancan todo ideal
consolador.
No es lo mismo el obrero-de Don Bosco
que descansa el domingo, santificando el día
del Señor, y eleva sus ojos al cielo, frecuenta
los sacramentos y se fortifica en la oración.
Ninguna dependencia, ninguna gerarnuía,
grita al obrero el socialismo; todos somos
iguales, enteramente libres é independientes j
y el obrero, escuebando estas voces traidoras,
se subleva contra el patrón, se declara en
huelga, 80 deja engañar por sus tribunos y
entrega (i la miseria ásu inujer y á sus hijos.
Bo contrario sucedo al obrero formado por
Don Bosco, quien predica á sus obreros la
igualdad delante de Dios y el deber de la
sumisión á los poderes de la tierra. En este
mundo, les dice, hay ricos y pobres, amos y
servidores: cada uno tiene su parte de de
recho y de deberes. Desgraciado el amo
inhumano! jPero desgraciado también el obrero soberbio! Y los jóvenes educados por
el santo sacerdote de Valdocco, son dóciles,
modestos y obedientes en el tañer á su pa
trón, que por su parte ama y estima nece
sariamente tan buenos obreros.
Para nosoti'os, al mismo tiempo que re
novamos la manifestación de nuestra afectuosa
estimación hacia el que hizo tan grandes
- Cr
IgJesia Parroquial y Oratorio Salesiauo de S. Bsnigno.
cosas delante de Dios y de los hombres, in
vitamos ó los filántropos y pensadores de
buena voluntad á resolver la cuestión obrera
en la escuela de Don Bosco.
En este Oratorio Salosiauo donde tan vivo
se conserva el recuerdo del querido domi
nador de tantos corazones apreiidorón cómo
los derechos del patrón se coucilian con los
doboi'es dül obrero, cómo la abundancia del
rico so acomoda con la escasez del pobre ,
cómo el superior vive en buena harmonía
con sus inferiores; cómo , en fin, la lucha
el ft*abajo y el capital eucoiitrará su
sola y vmxladera solución en el Evangelio
(le Nuestro Señor Jesucristo.
EXPOSICION ARTISTICA
en el Colegio Salesiano de San Benigno Canayese.
El Oratorio Salesiauo fundado hace doce
años por Don Bosco en San Benigno Oauavese, abrió el 23 de agosto pasado una ex
posición artística industrial á la que entu
siastas concurrieron todos los niños, esto es,
más de doscientos que trabajan en diverso.*» ta
lleres. La exposición se inauguró solemne
mente con la asistencia del limo. S6r Obispo
de Ivrea Mons. Eichelmy, del Alcalde y
Municipio, Sociedad de Obreros etc. etc.
145 —
Largo sería dar una idea de los muy aplaudidos discursos pronunciados en tal ocasión, como también enumerar los niil pre
ciosos objetos expuestos por los diversos
talleres, á saber: de dibujo, zapatería^ sas
trería, tipografía, encuadernación de libros,
carpintería, escultura, mecánica y cerrajería.
Baste decir que los trabajos expuestos sea
por la bondad, sea por la elegancia de la ejecu
ción, nada dejan que desear y bien pueden
competir con los los más acreditados estableci
mientos de nuestras grandes ciudades. Pero
son dignos de particular mención los tra
bajos tipográficos, como anuncios y billetes co
merciales en catorce colores ; las impresiones
de obras compuestas en variados y precio
sos caracteres ; las encuadernaciones tan só
lidas como de delicado gusto, y las escul
turas, siendo de notarse entre todas una
estatua de la Inmaculada Concepción y un
gran confesionario en madera de nogal, obra
maestra dedicada á la iglesia del Sagrado
Corazón en Boma; una máquina de vapor
ejecutada por Agbetto Guerrino y otra por
el joven José Arrigliini.
Dicha exposición celebróse con una her
mosísima misa de Palestrina, un acto li
terario musical, iluminación general etc.
etc. quedando todos los visitantes altamente
complacidos de los singulares progresos al
canzados por la Casa Salesiana de San Be
nigno, digna bajo rodos conceptos de cum
plido elogio.
En la Casa de San Benigno se alternan
y armonizan admirablemente la oración con
el trabajo, y los alumnos que allí reciben
educación y aprenden un arte ú oficio,
han sabido demosti’ar con sus propias obras
que bajo la bandera Salesiana se trabaja
con el más feliz éxito por el verdadero pro
greso y civilización. (Corriere Kazionale).
EL EMINENTISIMO SR. JACOBINI
EN EL ORATORIO SALESIANO DE NIZA.
El 22 de junio próximo pasado Su Eminen
cia Mons. Jacobini, Nuncio Apostólico de
Portugal, de transito por Niza Marítima, se
dignó visitar el Instituto de Don Bosco y
pasar allí las breves horas de que podía di
sponer en viaje á Lisboa. Monseñor hizo
una exhortación elocuente y afectuosísima á
los alumnos recomendándoles la piedad y
el reconocimiento á sus bienhechores.
El Em®® Sr. Jacobúii, celoso Cooperador
Salesiano, amaba entrañablemente á Don
Bosco, á quien recibía con suma bondad y
placer cuando los asuntos de la Piadosa
Sociedad le llevaban á Roma.
Monseñor se complació en hablar fami
liarmente con nuestros niños y después de
celebrar la Santa Misa, marchó al dia si
guiente á cumplir su misión en reemplazo de
Mons. Vanutelli, después de haber servido
diez años la Secretaría de Propaganda y
haber fundado el Círculo de San Pedro,
cuya importancia es mayor de día en día.
LOS SALESIANOS EN TIERRA SANTA
En el mea de julio anunciamos el viaje
hecho por nuestros misioneros á Tierra Santa.
Reproducimos ahora lo que dice La Liga
Lombarda de Milán respecto A la buena aco
gida con que han sido favorecidos:
« Es un hecho consolador que demuestra
la vitalidad y grandeza de la Iglesia el re
ciente establecimiento en Tierra Santa de
los sacerdotes do la Pía Sociedad Salesiana
fundada por el venerando Don Bosco.
Años hace que el Canónigo Don Antonio
Belloni fundó en Belén la Obra de la Santa
Familia destinada á la educación cristiana
de la juventud, y especialmente de la pobre
y abandonada. A fin de asegurar mejor el
porvenir de su Obra, el señor Canónigo Belloui, conforme al deseo de todos sus com
pañeros y auxiliares y plena aprobación del
Patriarca de Jerusaléii y de la Santa Sede,
quiso confiarla á la Pía Sociedad Salesiana.
Yaceptaudo los Salesiauos, el llamamiento
han llegado ya á Tierra Santa.
Sería demasiado largo describir las fiestas
y entusiasmo con que han sido recibidos.
Habiéndose desembarcado en Jafa el 15 de
junio en compañía de D. Belloni fueron re
cibidos en Colonia, á tres horas de Belén,
por los principales personajes dol país, y
luego en San Elias por los trescientos niños
que se educan en el Asilo de La Santa Fa
milia. Unióse poco á poco á éstos una mul
titud inmensa que los saludaba con vivas
y ardientes expresiones de júbilo como si se
tratara de uiia fiesta poj)uíar.
A principios del año próximo otros Sale
siauos deberán ir á Nazarot donde son es
perados con impaciencia. Los i)obres huér
fanos de Oriente serán así favorecidos con
toda la solicitud de Jos hijos de Don Bosco
los cuales trabajan incansablemente por la
regeneración moral y civil de la juventud. »
— 146 —
NOTICIAS DE NDESTEAS MISIONES
T ie r r a
del F u e go,
M is ió n d o S a n R a f a e l.
Isla do Dawson, 18 de abril de 1891.
B e t m o . Sil. D on B u a :
Héme aqiií, después de un afio, en visita
nuevamente de la Misión de San Bafael, en
rei>resentaci6n de nuestro Prefecto Apostó
lico el Sr. Don José Fagnano. lOh cuánto
progreso alcanzado! No es fácil imaginar
euáuto han tríibajado nuestros hermanos y
Hermanas de María Auxiliadora en solo un
aílo.
Copiosos son los IVutos de salud y civili
zación que van recogiéndose de estos pobres
salvajes; y si bien el enemigo de las almas
lienta toda clase de medios para estorbar el
trabajo del Misionero, la protección del cielo
0.8 aún más poderosa y manifiesta. Sabe Ud.
Sr. Don Bua que cada mes debemos man
dar de Puntarenas los víveres para los Mi
sioneros ó indios de esta isla; pues bien, es
raro que deje alguna vez de ocurrir algún
impedimento ó dilicultad que obliga á re
tardar el transjiorte. Tan pronto no se hallan
carros que conduzzean las mercancías hasta
la playa, como ora faltan los marineros ó se
embriagan cuando se ha podido á subido pre
c í o conseguir una nave: en suma siempre
hay que contar con un tropiezo serio que
vencer. Parecía, pues, extraordinario que al
partir yo con cinco coadjutores, cuatro Her
manas y cuatro niños todo anduviese á las mil
maravillas, hasta las aguas y el viento.
: Pero qué I Apenas la goleta Fxieguina^ á
bordo de la cual estábamos, hubo salido del
^ e rto se estrelló contra el vapor argentino
Tyr, que acababa de anclar á trescientos
metros de distancia. Con el choque se rom
pió el árbol ó palo mayor; la confusión y
espanto fueron indecibles, en el temor de que
ta nave hiciese agua; pero por fortuna la cosa
lio fué tan grave, aunque sí suficiente para
lio poder continuar viaje en la Fueguina
y deber esperar hasta el día siguiente á la
E7iriqucta. que á todos nos recibió menos á
un caballo que llevábamos para nuestros
trabajos.
Otras pruebas más sensibles todavía sue
len ocurrir en el lugar mismo de la Misión,
ya por parte de algún pérfido salvaje que
trata de introducir el desoixleu entre sus
compatriotas, ya por parte de alguno de los
trabajadores tomados á sueldo en las costas
de América, etc. etc.
Pero j Dios sea bendito ! que si estos con
tratiempos sirven para ejercitar la paciencia
1108 obligan á confiar más y más en el Señor.
Consuélos.
Los indígenas abandonando poco á poco
la vida bárbara y vagabunda, y formando
como un solo caserío y familia se ocupan
en apacentar los animales y abrir caminos
y canales bajo la dirección de un misionero
del cual reciben alimento, vestido, casa é
instrucción. Es la antigua forma de gobierno
patriarcal, donde el respetado y obedecido
como un buen padre de familia es el Mi
sionero. El Presbítero Don Pistone es el
alma y vida de todo el movimiento: él
es el primero en manejar la pala y el
azadón á la cabeza de los salvajes á quie
nes da ejemplo de actividad. Seis de nuestros
coadjutores, muy competentes en cultivar la
tierra, le acompañan en sus trabajos. Entre
las novedades que de tiempo en tiempo se
traen á esta tierra es de notarse una vieja
esc.iipeta de caza. La primera vez que acá
oyeron los indios el infernal rumor causado
por un disparo, se llenaron de tal espanto
(lue unos se arrojaron en tierra y otros echaroii á correr sin tino como si se tratara
de escapar de mortal peligro. Ya han per
dido semejante temor; pero fácil es imagi
nar cuán alta idea no tienen de quienes en un
momento pueden á su antojo causar tan
extraño ruido. Mas, es el amor el medio por
excelencia empleado para dulcificar su ín
dole é inducirles al trabajo.
La isla de Dawson va poco á poco to
mando el aspecto de un jardín; y es de
admirar particularmente un ancho vial que
del Caserío de la Misión conduce á una ri
sueña colína, en cuya cima se encuentra el
Campo santo en medio del cual se ostenta
una gran cruz, y á la sombra de la cual ya
reposan doce indios bautizados.
Mientras Don Pistone y los coadjutores
enseñan á los salvajes á cultivar los cam
pos , Dou Del Furco y las Hermanas de
María Auxiliadora les van amoldando poco
á poco á la verdadera vida civil, enseñándoles
con admirable paciencia los principios de la
religión católica y de la civilización, á la vez
que ensenándoles laleugua española. Nuestros
buenos indios han aprendido yalos rudimentos
de la fe, las oraciones de la mañana y de la noche
y algunos cantos sagrados. Es admirable su
compostura en la iglesia y muy edificado
quedó al observar el respeto con que escu
chan las instrucioues de Catecismo.
Linterna mágica.
En la tarde de una fiesta quise dar á los in
dios un espectáculo muy nuevo para ellos.
Había traído de Puntarenas una linterna má
gica y un organillo. ¡ Oh qué alegría! Salta
ban , bailaban y no podían tenerse en pió,
destornillándose de risa. Es indecible la curio
sidad y placer que en ello tenían. Las figuras
— 14; —
«ran generalmente de objetos sagrados. ¡ Con
^ué gusto veían aparecer uno después de
•otros los diversos personajes! Yo les hacía
la explicación de cíula uno; pero al compare
cer un Ecce Homo, sin que tuviera tiempo
de hablar, todos exclamaron Jesús^ Jesús el
Salvador. ¡ Ah qué conmovedora escena : era
un acto público de acción de gracias, de
reconocimiento ofrecido por este pobre pue
blo á Dios á quien comienza á conocer.
Sig^niHcación de una cpuz.
El 7 de abril fui con Don Pistone al con
fín de la isla donde él ha edificado una casa
para los indios que allí cuidan de un pequefio rebafio. El camino debimos hacerlo
en unas siete horas á caballo,' ya entre
espesos arboles, ya por pantanos ó á las ri
beras del mar. La casa estú situada en una
posición amenísima, junto á un cristalino lago
de aguas dulces en las cuales se ven cen
tenares de patos y otras aves salvajes. Cir
cundado en todo su contorno de bosques
siempre verdes y habitados por sin número
de pájaros que alegran con su canto, diríase
que es un pequeño paraíso terrestre. Es
parcidos acá y acullá se encuentran en la
punta unos siete lagos, cada uno como de
dos kilómetros de circunferencia, los cuales
en tiempo de su crecimiento, desbordándose
hasta parar sus aguas en el mar, contri
buyen á la fertilidad de una graii llanura.
El objeto de nuestro viaje era reconocer el
lugar del naufragio del Dora y plantar una
cruz conmemorativa de la muerte de nuestro
hermano Juan B. Silvestre.
El 0, celebrada la santa Misa, nos pusimos
en camino con el guardián de ha casa men
cionada y dos perros. Habiéndosenos dicho
que en cuatro horas podíamos hacer el viaje
de ida y vuelta, nuestras provisiones fueron
bien escasas pues que llegamos al lugar del
naufragio después doce horas de viaje. ¡ Qué
triste lugar! Sombreado por espeso bosque
está abierto sólo hacia oriente al pie de una
colina. Allí nos fué necesario pasar la noche.
Si grande era el cansancio, mayor fué el
apetito; por lo que mientras nuestro guía
recogía leña para hacer hervir agua y combatir
el frío, Don Pistone y yo fuimos ú buscar
algunos mariscos, en lo cual anduvimos
bien afortunados, p u ^ encontramos en abundaucia para todos. Tratábase ya sólo de
dormir; pero no teniendo ni aun una piel que
nos sirviera de cama, á fin de librarnos de
la humedad extendimos ramas secas en el
suelo y encomendándonos á Dios tratamos
de conciliar el sueño. Pero á un fresco viento
sucedió una fuerte lluvia y de pensar es que
no nos fué posible cerrar los ojos en toda la
noche. Al amanecer del dia siguiente ensil
lamos nuestros caballos y nos dirigimos á
la playa, j Qué desolación! | Cuántos barcos
habrán naufragado a llí! Dna multitud do
palos, remos, ciijas, mesas y otros objetos desti-ozados se hallaban confusamente amontomulos con troncos de árboles y hierros arroja
dos por el mar. Aquí se ahogó nuestro pobre
Silvestre el 21 de setiembre de 18S9, día
memorable por ia insurrección de los salva
jes de esta isla. {Alma preciosa, que por tan
santa causa perdiste la vida en esta inhospi
talaria tierra, intercede por los i>obves indios
de la Tierra del Fuego! qué todos conozcan
al verdadero Dios y gusten los beneficios de
una santa civilización.
Con dos leños formamos una gran cruz y
después de bendecirla y recitar uii De profimdis con otros salmos eclesiásticos, 1a con
dujimos á la. cima del moiitecillo y allí la
fijamos con la siguiente inscripción: Aquí
naufragó el Dora y se ahogó Juan Bautista
Silvestre, Catequista Misionero Salesiano, el
21 de setiembre de 1889.
Una visita —IVuevos cristianos.
El 14 de abril llegó á esta isla la goleta
Exprés con muchos chilenos que vinieron á
visitar la Misión, y entre ellos la noble fa
milia Wilues de Valparaíso, la ctial admiró
el progreso conseguido en tan breve tiempo
y regaló abundantes víveres y vestidos para
los indios. La venida de estos señores era la
más propicia para administrar el bautismo
á diezisiete indios ya preparados parala rece
pción del sacramento. La función se celebró
el 15 de abril, y los nuevos fieles recibieron
el nombre de sus caritativos y distinguidos
padrinos. Estos buenos señores se compla
cieron en oír cantar por esta rústica gente
hermosas alabanzas al Señor. Quisieron oir
también algunos cautos indios; y es excu
sado decir, si atraen hasta las piedras como
aquellos de Orfeo. Nuestros bienhechores
encomiaron de corazón á los lujos de Don
Bosco y Hermanas de María Auxiliadora y
partieron satisfechos de su visita.
Esperanzas.
Nuestros hermanos esperan conseguir qu*
en el próximo invierno se establecerán con
nosotros unos cuarenta salvajes más, quienes
sin haberse aúu decidido á abandonar la vida
salvaje, vengan acá para luego internarse
en tos bosques. i Dios quiera tocarles el corazón!
Por no ser prolijo no paso á darle noticias
mas extensas de otra excursión hecha con
Don Pistone á la Bahía Loma, al S. O. de
la isla doude se bailan muchos indios salvajea. Es noa posición que mas bien parece
fortaleza que otra cosa, con un espesísimo
bo8(]uo junto al mar y reparada de los vien
tos por las colínas que la rodean. Con cinco
ó seis palos, como de un metro de altarai
,
:
;
^
«
■
— 148
puestos en semicír- culo, y atados por la
exti'einidad superior, forman su casa ó tienda
que la cubren de pieles: tal es la habitación
en la cual paeau su vida que es ó bien sen
tados ó echados y encendiendo á su alrede
dor grandes hogueras. Si se acerca algún
desconocido le disparan sus flechas 5 pero
si comprenden que no pueden alcanzar vic
toria emi)renden la fuga. Esperamos poder
antes de mucho atraerles también á noso
tros para ganar sus almas á Dios.
lieciba, muy amado Don Rúa, los más
afectuosos saludos de los misioneros de esta
isla y dígnese darles su bendición.
l)e V. B. affmo. hijo en J . C.
Sac. Maglioeino B oegatello .
NUEVO OEATOEIO EESTIVO.
Las Hermanas de Maíía Auxiliadora han
establecido un Oratorio Festivo en Niza Ma
rítima para atender á la educación y ensefianza religiosa de las niñas pobres. Esta
obra es bendecida visiblemente, muchas
siendo ya las confesiones y comuniones ad
ministradas allí, y numerosas las .personas'
que asisten ú la celebración de la Santa
Misa y ó las flestas que so celebran todo á
ün de mejorar la condición del necesitado
barrio en que so encuentra la casa.
LA ORACION
de los huérfanos es en particular agradable áDios
Nos escriben de Navarra que, como se tra
tase en la Casa Salesiana de obtener la cu
ración de uno de los alumnos aquejado por
una pulmonitis el cual estaba ya desausiado del médico, el Director l’bro. Sr. Perrot recomendó á todos los niños de la Casa
que aplicaran la comunión por la salud de
aquel compañero, quien á su vez la recibi
ría ó manera de viático. En efecto, al día
siguiente todos se acercan á la sagrada
mesa, y ¡ cosa singular ! cuando á medio día
viene el médico declara sorprendido que el
enfermo se halla fuera de peligi’o. Nueve
días después, el paciente jugaba alegremente
en el patio con sus compañeros.
Otro día la epidemia conocida con el nom
bro de rosoUa i>osti“a de una vez nuevo niños
en cuma. El espanto fué general; pero como
todos los alumnos resolvieran ofrecer por
tres días las comuniones, oraciones y buenas
obras á fin de alejiu* el mal, este no se re
pitió ni tan solo en un caso, sanando en breve
os dichos nueve enfermos.
Con frecuencia llegan á dicha casa reco
mendaciones como la siguiente: — París,
23 de octubre de 1890. — Bevmo. Sr.: Becomiendo á los suyos que rueguen por mi mu
jer que va á sufrir una seria operación qui
rúrgica. — El 10 de noviembre una nueva
carta añadía: Damos gracias á Dios y á Ma
ría Auxiliadora; pues que la operación de que
se trataba se ha efectuado con toda felicidad.
VENEZUELA.
S O O IE ID ^ ID
S A .3 L E S IA .ig - ^
Caracas: mayo 24 de 1891.
Señor Dr. D. Bicardo Arteaga JPhro.
Presente.
Míiy estimado amigo
y hermano en J . C.
En atención (i que usted es Director de
la Sociedad Salesiana en "Venezuela y pone
en práctica los medios excogidos por los
mismos P P . Salesianos para adquirir recur
sos con que sufragar los numerosos gastos
que tienen que hacer diariamente para sos
tener su benéfico cuanto importante Insti
tuto, espero se sirva usted aceptar la insig
nificante donación de sesenta y un ejem
plares de mi opúsculo: Vida de un CuraSanto, para que los venda al precio que usted
guste, y el producto se sirva remitirlo al
Reverendo P. Don Miguel Rúa, Superior de
los PP. Salesianos (Turin).
¡ O h , si en vez de esta pequeña ofrenda,
tuviera yo miles de ilesos, con el mayor pla
cer los pondría á su disposición l
Como en nuestro j>aís es poco conocido el
Instituto Salesiauo, permítame añadir algo
más, para que nuestros compaü’iotas tengan
idea de él , y llevados de su bella índole,
se decidan á cooperar generosamente á su
sostenimiento y mayor propagación, con el
ün de que Dios, en recompensa de tan buena
obra, nos conceda el insigne favor de que
vengan á Venezuela aquellos bienhechores
de la humanidad, y se establezcan en toda
la República, para derramar en ella los im
portantísimos beneficios que hacen en otra«
naciones, y de que tanto necesita la nuestra.
El,santo Sacerdote Don Juan Bosco, fun
dador de la Congregación Salesiana á fines
de la primera mitad de este siglo, se pro
puso llenar una necesidad urgente en la so
ciedad moderna. Notoria es (por ser casi
universal) la carencia de instrucción moral
y religiosa en los niños de nuestros tiem
pos; carencia que en la clase pobre llega
á su último grado. Don Bosco, por su ca
rácter sumamente bondadoso, fué ql su-
— 149 —
ffeto de quien la Providencia se valió para
remediar tan grave mal. lleuue niños pobres
V abandonados , y les alimenta cuerpo y
alma. Varias personas generosas, movidas
por su bello ejemplo, le ayudan en tan
hermosa obra de caridad. Ésta, bendecida
por Dios, crece de una manera admirable.
Muchos centenares de niños son atraídos,
con suma bondad, á los oratorios festivos
que establece Don Bosco; allí se les pro
porcionan diversiones agradables y juegos
honestos, bajo la inspección del fundador,
quien les dice: corred, saltad, divertios: lo
«rtico que os exijo es que no pequéis: luego se
les invita á dirigir á Dios una breve oración
en la capüla anexa al oratorio festivo; los
niños cumplen gustosamente con este supremo
deber; después se dá albergue y alimento á
los que son pobres; se les instruye, de la
manera más tierna y sin interés alguno, en
la religión divina y en la moral cristiana;
se les enseña algán arte ú oficio, para que ten
gan con qué sostenerse honradamente y pue
dan un dia formar familias virtuosas; á los de
más talento se les enseña latinidad, filoso
fía, ciencias naturales, canónicas y civiles,
para que ejerzau alguna profesión honrosa;
y los que sienten vocación al estado ecle
siástico, estudian Teología (Ciencia de Dios)
para ser misioneros, ir á i)redicar el evan
gelio en ios países civilizados ó por civilizar,
fundando colegios de artes y oficios; en una
palabra, á dilundir por todos los medios
posibles la buena semilla, para extender por
toda la tierra el Reino de Dios, esto es, el
orden, hermanado con la libertad, el bienes
tar general, la moralidad, las virtudes cris
tianas, en suma, la verdadera felicidad en
cuanto es asequible en este mundo j Y como
puede establecerse en la tierra el Reino de
Dios ó sea, ese fiorecientísimo estado de la
sociedad f No hay más medio inira estable
cerlo que la estricta observancia de las le
yes que el mismo Dios ha dado á los hom
bres \)ara su bien temporal^y eterno. Esto
es lo que enseñan á los ñiños los Padres
Salesianos con suavidad y ternura, y al
mismo tiempo que con sumo tacto y sabi
duría.
Y para tan grandiosa obra j con qué cuen
tan estos verdaderos amigos del i>ueblo t
Unicamente con los recursos que la Divina
Providencia se digna proporcionarles; con
la limosna de los fieles; con donaciones más
ó menos cuantiosas de personas^ generosas;
con las suscriciones á su Boletín íSalesiano,
en que dan noticias de sus misiones y de la
marcha general de la Obra; en fin, con al
gunas pequeñas contribuciones piadosas y
voluntarias que han excogitado para que los
fieles cristianos, al mismo tiempo que les
ayuden á remediar sus necesidades, ganen
innumerables gracias espirituales que ellos
han obtenido de la Santa Sede para todos
los que de alguna manera protegen su Ins
tituto. La Patagonia, la Tierra del Fuego,
la Argentina, el Brasil, Chile, el Ecuador
y Colombia gozan ya de los inestimables
beneficios que los PP . Salesianos prodigan
dondequiera que fijan su residencia.
Los venezolanos debemos elevar fervoro
sas preces al Señor para que nos dé un buen
número de PP. S^esianos, que vengan á
remediar tantas necesidades espirituales y
morales que experimenta nuestra cara patria.
Y mientras esto se consigue, demostremos
con generosas dádivas, cada cual según su
posibilidad, nuestro amor á tan santo como
Utilísima Institución.
Créame siempre su afmo. amigo y humilde
hermano q. b..s. m.
E nrique Marta Castro.
Presbítero.
Caracas: mayo 26 de 1891.
Señor Doctor D. Enrique María Oastro Pbro.
Muy estimado amigo:
He recibido su apreciable carta de 24 do
los corrientes y con ella el donativo de se
senta y un ejemplares de su interesante
obrita: Vida de un Cura Santo, cuyo pro
ducto dedica usted generosamente á las obras salesianas, de las cuales estoy encar
gado por designación bondadosa de nuestro
muy amado señor Arzobispo.
Al aceptar agradecido su ofrenda, me es
satisfactorio manifestar á usted la compla
cencia con que he visto la reseña que usted
hace de la Institución Salesiana, tan meri
toria, tan simpática, tan fecunda en ópimos
resultados doquier ha florecido. Indudable
mente Don Bosco fue escogido por Dios de
una manera especial para atender á las más
urgentes necesidades de la época presente;
la educación de la niñez y la práctic^a del
trabajo. El hombre que desde sus primeros
años se ha ejercitado en el amor á la vir
tud, en la observancia del deber, en el res
peto de todos los legítimos derechos; que
ha aprendido á amar el trabajo y halla en
él fuente riquísima de bienestar, no se ex
traviará fácilmente después do las mil vi
cisitudes que ofrece la vida humana llena
de sinsabores y de azares, y, lejos de ser
elemento jierturbador y de desorden, será
en el puesto donde la Providencia le colo
que honra de la sociedad, ya que el trabajo
y la virtud ennoblecen, dignifican, salvan y
hacen prósperas las naciones. ¡ Hé aquí la
aspiración de Don Bosco y el fin de la
Institución Salesiana ! El Cardenal Alimonda, lumbrera del episcopado católico y
astro refulgente en el campo de las ciencias,
formó el elogio del humilde hijo de Castelnuovo de A sti, en una frase bellísima y
compendiosa: Don Bosco es un divinizador
— 150 —
He su siglo, dijo, lleva á su siglo hacia Dios,
porque iodo lo ajusta, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo llena con la caridad divina.
Uno mis votos á los suyos, nii caro amigo,
¡)ara pedir á la Providencia nos conceda la
mer('-ed inapre<5Íable de ver pronto entre no
sotros A los hijos de Don Bosco... ¡Cuántos
beneficios de todo género reportaría nues
tra patria! afortunadamente el Supremo Ma
gistrado conoce el mérito de esos eximios
obreros del verdadero progreso, y su noble
<joraz6n, siempre abierto para todo lo que
tiende al engrandecimiento de la Nación, les
profesa sincera estimación. Esto, unido al
(5olo apostólico del llustrísimo señor Arzo
bispo, admirador apasionado de los hijos de
Don Bosco, y los minierosos coopera<lores
existentes en la capital y en diversas loca
lidades de la República, me hace vislumbrar
como no lejana la aurora feliz que ilumine
el establecimiento, en Venezuela, de los Salesianos; pues no es posible que qm-de ella
rezagada en el camino que han trillado ya
Buenos-Ayres, Chile, Bolivia, Ecuatlor, Bra
sil, Colombia y Uruguay.
Apresuremos con nuestras fervientes sú
plicas la realización de tan grata esperanza,
y empeñemos para ello nuestras relaciones,
nuestra intluencia y nuestro valimiento, se
guros de que hacemos una obra meritoria
ante Dios y de los más felices resultados
para la sociedad civil.
Con toda la sinceridad de mi corazón me re
pito de usted agradecido amigo y hermano
en J. C.
Q. B. S. M.
Piio. R icardo A rteaga .
O
D
^
A SAN LUIS GONZAUA
í» El TERCER CESTESÍRIO DE SD GLORIOSA MtERTE
1 los Mu; Rerercudos Padres de la Comp. de Jesús.
Tú que en empírea Bode
Mueatnis cómo la vil uaturalesa,
Divinisada por la gracia, puede
Levantarse ú la angélica pureza,
V Bubir triunfadora
Al trono que perdido Luzbel llora,
Oyen»o: no con brillo,
Ni profana belleza ornar procuro
£l candor do tus aras; don sencillo
Te ofrece mi pobreza... ¡ Ah fuera puro
Cual fragancia que mana
Campo florido al sol de la mañana 1
¡ Fuera el férvido afecto
Do alma elevada á aspimeión sublime,
Cuando en arrobos del amor perfecto
No con pahxbras sus anhelos gime;
Y ardor do interna llama
Purpura el rostro y la mirada inflama !
Mas iioy que á ti me llego,
Angel de mi niñez, tras tantos años
De luchar con tormentriis y error ciego,
Náufrago de la mar de los eugiiños,
No te traigo msís dones
Que el cendal de inocencia hecho jirones.
Como en lejano día
Percibiendo hoy la virginal fragancia
Y de argentinas voces la ariimiiía,
Vuelvo á vivir en auras de mi infancia,
Y siento otra vez lUma
El altíia con efluvios <le azucena.
Hierve con alborozo
La niñez cu mi pecho: dadme flores,
Nubes de incienso, cánticos de gozo;
Y tribiiteuto ¡oh Luis! altos loores
Los siglos en su vuelo.
La inmoljlo eterniilnd gloria en el cielo.
A ti, Lucero santo,
AlumbraAlor de la mañana breve
A quien tiende la aurora róseo manto;
A ti Pureza que á pureza mueve,
Y de quien es íigura
Cuanto brilla en candor y en hermosura.
Por eso á par de tu ara
Bullo la infancia como enjambre activo
Junto á la flor que néctar le almibara:
Riela en sus ojos el pudor esquivo,
Y en la mejilla herniosa
Sobre albor de jazmín nácar de rosa.
Cual haces de azahares
De vírgenes el coro so presenta:
Diáfano velo, espuma de los mares,
Las encubiertas gracias acrecienta,
Gracias que rinden piilma
A las que ocultas celan dentro el alma.
Así del ciclo inmenso
Por el etéreo abismo, en láctea lista,
Aquí y allá, cual difusivo incienso,
¡Qué cándidas se ofrecen á la vista
Las nebulosas belhxa,
Dando materia para hacer estrellas!
Inocencia de infancia,
Candor amable sin doblez ni dolo,
Del engaño y del mal sabia ignorancia,
1 Por qué eres tan fugaz T ¡ Ay! dura sólo
Tu resplandor natío
Lo que dura en las flores el rocío!
4 Por qué la venenosa
Sierpe de la malicia el dulce nido
A la paloma argéntea robar osa
Que tiene oculto en el rosal florido t
qué cruel se ceba
t Por
n el tierno botón de la flor nueva?
¡ Oh Luis ! ¡ Oh limpio seno !
Templo de la pureza inmaculado,
A quien no infleionó con su veneno
El voraz monstruo que engendró el pecad».
nido hecho á palomas,
t Oh
>0 exhala la inocencia sus aromas.
4 Pudo el barro terreno
De tu alma ser hospedador dichoso
Sin mancillarla con inmundo cieno t
No, casto Luis, de la pureza esposo,
Tú viviste otra vida,
De la materia inerte el- alma hnída
— 151 —
Poest» el semblante al ruego,
Tui^eute el pecho do el deseo aotiva
Abmsjuuieiitos de divino fuego j
Del vuelo la actitud y ansia impulsiva,
Y el alma toda oídos,
Sin medio corporal, toda sentidos.
¿ Cuál ala voladora;
Qué presteza de luz cuando se lanza
Kn pos de las tinieblas que devora j
Qué rapidez de pensamiento alcanza
Al flamígero vuelo
Que en alas del amor te eleva al cielo t
Diine i con qxié palabra
Se expresa !a alabanza en la celeste
Morada á la purezji? ^Qué oro labra
El ceñidor de su virgínea veste?
iQué palma, qué corona
Sus martirios y triunfos galardona?
Lo sabes, y la gracia
Que llueve en ti á raudales, y acrecienta
El liambre con hartura q^io no sacia.
Vuelve & tu alma de Dios tan avarienta
Que por Él, y sin pacto.
Das, no contado, tu tesoro intacto.
No con mas gozo el arca
Atesta de oro la codicia, y suma
Suyas más tierras que la vista abarca.
Que tú, líbre del fausto que te abruma,
Ves ajenos tus bienes,
Y tu corona en las fraternas sienes.
Quitas la espada al cinto,
Al pedio la presea refulgente,
Al hombro el rico manto tn ostro tinto;
y mancillas con polvo la alba frente;
Y alza la cruz tu diestra;
Y muerto al mundo tu sayal te muestra.
Sayal con que Layóla
Cubrió de castidad el blanco lirio,
De santos mil la fúlgida aureola.
Celo do Apóstol, sangre de martirio,
Luminares de ciencia,
Del bien la actividad y omnipotencia.
En él miras ya rotos
Lazos del mundo, y ves el sacrificio
Que á Dios te inmola con eternos votos;
En él la cruz sangrienta dcl suplicio,
Y tu pacto de alianza
Con la Fe y el Amor y la Esperanza.
Y con todo, te late
La ambición en el pecho, y te atormenta,
Raza de héroes, el ansia de conihate;
Quieres lidiar en lucha más sangrienta
Trabada en ti contigo,
y ser tu vencedor y tu enemigo.
Con ínclitas victorias
Que callada humildad esconder ama,
Tus propias glorias á heredadas glorias
El brillo oscurecieron y la fama.
Que aun la vanidad necia
Ensalza al corazón que la desprecia.
\ Cuánto te fué traidora
La sombra del retiro! Ve cuál creíce
Tu nombre del ocaso hasta la aurora,
Y mármoles y templos ennoblece;
No ya gloria lombarda,
Gloría que el mundo á las edades guarda.
Y el Pastor que gobierna
La grey de Cristo y su redil florido
Como á Custodio de la infancia tierna
Te dió el cayado y cargo de su cuido,
A que libres de daño
Las esperanzas tiernas del rebaño.
Ejercita tu oficio,
¡Oh guardián de los niños, Luis Gonzaga!
Dales el puu de vírgenes nutricio,
Dales gustar el viuo que te embriaga;
Y gózate con ellos,
Que puros é inocentes son tan bellos!
Hoy tientan su inocencia
Falsa amistad con pérfido atractivo,
Ponzoña de soberbia en falaz cicueia,
El ocio muelle y el placer uocivo.
Tienta el ángel que cae,
La sierpe halaga y el abismo atrae.
Contal el aleve lazo
No es ya amparo el hogar, ni el vigilante
Celo ubicuo de padre, ni el regazo
En que el amor materuo suplicante
Llagas del alma cura
Con bálsamo de amor y de ternura.
Libra al uiño inoceuto
Do esc primer escándalo funesto;
Detóu al joven cuando ya impaciente,
Dcl abismo dcl mal al borde puesto,
Cuu ánima intran()uila
En la iumineiito decisión vacila.
¡ Ah ! salve tu pureza
La savia de la vida en limpia infancia,
En el candor virgíneo, la belleza.
El bien uiayor, del mal en la ignorancia;
Salva eu el hijo tierno
LiO que es imis caro al corazón materno.
Y á mí infclice salva
Mi ya causada edad: tú q\ie luciste
Cándida estrella de mi vida á el alba,
Sé también astro de mi tarde triste,
En cuyas luces vea
La mañaua del ciclo que alborea.
Así sigas fecundo,
Custodio fiel de virginales flores,
Embalsamaudo con tu aroma el mundo;
Y tribútente ¡ oh Luis l altos loores
Los siglos eu su vuelo,
La inmoble eternidad gloria en el cielo.
SI de Junio de 1691.
B e l is a r io P eña ..
Gracias de María Auxiliadora
Apenas restablecido de una grave indisposicióu que por cerca de cuatro meses lue
había impedido consagrarme á mis estudios,
me sobrevino un fuerte dolor de cabeza que
por varias noches no me permitió dormir.
Si bien no le di importancia por lo pronto
á este mal, no tardé eu advertir que era el
principio de otro mayor, como quiera que
sufrí sucesivos ataques de epilepsia que au
mentaron mas 7 más en inteusídad dorante
una semana, hasta repetirse más de siete
veces en un día y Uegar en cierta ocasión
a privarme del sentido. Me encomendé en
tonces á María Auxiliadora, prometiéndole
publicar la gracia si me alcanzaba el lestable*.
— ir)'2 —
cimiento de la salud; y yenda al sacerdote una hermosa fiesta con gran concurso de
Don Miguel Riia imploré su bendición. ¡Viva personas á ella invitadas. Desempeñó el re
M aría! Desde ese mismo día no lie vuelto á. ligioso acto el doctor Don Gattino, párroco
sufrir ataque alguno, y lian pasado ya seis del Borgo D ora, de feliz memoria; el cual
meses durante los cuales nada me estorba con un breve discurso nos explicó el origen
y los tres principales oficios de la campana
el desenipeno de mis’deberes.
expresados en este verso:
A t il io L o m b a e d i .
Laudo Beum verum, voco plebem, congrego
Turfn, 28 do julio de 1891.
clerum.
Concluida la sagrada función, se repre
sentó un gracioso sainete que excitó á todos
Bollestar, 12 de enero de 1891.
á risa.
El mismo señor Prior en aquel mismo año
EDO. S r . D. Miguel E ua :
nos dio otra prueba de su caridad. Hacía al
Muy estimado señor: hace ya próxima gún tiempo que Don Bosco había dejado la
mente dos años que me ocurrió el siguiente costumbre de entregarnos el dinero por la
suceso. Hailíibase en nuestra compañía en noche para que nosotros mismos nos com
el jiueblo de Ooscullano un tío nuestro lla práramos el pan al día siguiente, tomándolo
mado Pascual Baringo de edad avanzada, eii cambio ,al por mayor y dándonoslo él
el dial ár consecuencia de una caída, que se mismo, conformo se hacia en las otras casas
complicó con ataques de asma, se encontraba de educación. De esto vino, que, á los pocos
bastante grave, especialmente una noche que dias nuestro Director, entre otras deudas
no podía encontrar postura para descansar. tenia uua con el lianadero que subía á 1,20U
Yo en este apuro (pues lo que más nos an pesetas; do manera, que este buen señor
gustiaba era hallarse lejos de su familia), muy pronto nos amedreutó diciéndonos nos
recurrí á la Virgen Santísima, bajo el título haríapasarporel hambre si pronto no se le pa
de Auxiliadora, prometiéndole, si le daba la gaba su deuda. Sabido esto por el buen Prior,
salud, hacer público este beneficio en el cubrió toda la deuda. Pero se dirá ¿ quien
Boletín SaleeianOy y efectivamente desde en es este buen Señor, que con tanta generosi
tonces se sintió mejor, de manera que á los dad provée con iian y campanast Este es,
el ilustre Sr. Conde Carlos Cays de Giletta,
pocos días ya estuvo bien del todo.
Me alegraré que el caso se publique en diputado, quo fué en el Parlamento Subal
su Boletín, i)ara gloria de Dios y de su pino, y después activo y humilde sacerdote
Sma. Madre bajo el título de Auxilio de los salesiano. El mismo nos regaló un palio con
otras colgaduras y tapetes, nos prestó ocho
Cristianos.
Con este motivo se ofrece de Vd. seguro hermosísimas arañas, que habían servido
para adornar los salones de la reina María
servidor que B. S. M.
Adelaida, con ocasión de sus bodas.
M. V i c e n t e A sso , C ura.
De aquí que en nuestra iglesia adornada
con todo lo más necesario para el divino culto,
se pudo hacer la solemne exposición del
Santísimo Sacramento de las Cuarenta Ho
ras, (celebradas por vez primera) habiendo
HISTORIA DEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SALES. en los tres días consecutivos un extraordi
nario concurso de niños y fieles. Para se
cundar tan religioso donativo y dar á todos
SEGUNDA PAETE.
ocasión de piedad, siguió al triduo un octa
vario con sermón durante todas las tardes,
C a p ít u l o I.
siendo copiosísimo el fruto que de él se sacó,
administráronse los sacramentos de la confe
(Continuación).
sión y comniiión, lo mismo que si hubiésemos
Desdo el año anterior en que junto á la estado eu días do misión. Este uo acostum
iglesia do San Eraucisco de Sales se había brado fervor, dió ocasión á que se continua
colocado una pequeña campana, faltaba sen las Cuarenta Horas eu los años siguientes,
una, que satisficiera ú la necesidad. Un no con sermón y otras prácticas de piedad ; lo
ble patricio turinós que asiduamente venía cual todavía se observa hoy en nuestra igle
á hacernos el catecismo en los días festivos sia de Muría Auxiliadora.
l)uso i'emedio ú ello. Elegido por segunda
voz Prior do la Couii)afiía de San Luis,
quiso dejar un recuerdo de su cargo, do
nando una sonora campana; la cual con sus
agudísimos sonidos, continúa todavía lla
mando á los jovencitos de la ciudad, á que
acudan al Oratorio festivo. En el día en
que fuó bendecida y colocada, se hizo
— 153 —
C a pít u l o II.
Li propaganda protestante. •— El Amigo de la Juventud.
— Historia Eclesiástica. — Aviso á los Católicos.
— Lecturas católicas. — Dificultad de censura. »
La ira de los protestantes. — Las polémicas. — Un
libro cogido al revés. — Diálogo. — Carta del Car
denal Antonelli.
}^uestro deber de bistoriador no nos per
mite pasar .en silencio una obra importante
que tuvo cuasi principio con nuestro Ora
torio , y que durando todavía produce un
gran bien entre el pueblo cristiano; queremos
decir la publicación de las Lecturas Católicas,
He aqui su origen.
El rey Carlos Alberto, como bemos di
cho, había emancipado á los protestantes y
judíos. Parecía que con este acto se entendía
tan solo la libertad de profesar exterionneute
su culto, sin detrimento dq la Eeligión ca
tólica. — Pero los herejes no lo entendieron
así; y por esto, apenas obtenido este permiso
y el de la libertad de imprenta, se dedicaron
al momento á hacer una tenáz propaganda
de sus errores entre el pueblo católico, va
liéndose para ello de todos los medios poábles y principalmente de libros y hojas
perniciosas. Aparecieron, entre otros, los dia
rios : La Buena Niieva^ La Luz Evangélica y
El Cronista PiamontéSj y á. esto siguió luego
ana multitud de libros bíblicos y no bíblicos,
de poca monta, destinados k repartirse por
los pueblos, penetrar en las familias y correr
por las manos de todos, para pervertir así
la mente, corromper el corazón é introducir
el veneno en las almas alimentadíis con la
más pura doctrina. Esto prueba que los pro
testantes estaban ya preparados para esta
propaganda impía j al paso que los católicos
no lo estabau para ponerla un dique, ó impedir
ó al menos mermar sus desastrosas conse
cuencias; y más, porque fiando en la ley
civil que hasta aquel entonces habla prote
gido á la Eeligión católica de los asaltos de
la herejía, no creía fuera inútil el prime ar
tículo de la ley del Estado que decía: La Re
ligión Católic^ Apostólica^ Romana es la sola
Keligión del listado. Así es, que los católicos
se encontraron como soldados descuidados
al oir sonar la trompeta en son de guerra, y
que llamados para descender al campo de baúUa, no tienen el armamento necesario para
combatir al enemigo, el cual de tiempo se hal
laba ya armado hasta los dientes. En resúmen
hacía falta la profusión de libritos de buena
y amena lectura, y poquísimos se poseían;
habiendo en cambio obras voluminosas y
de erudición, que no hacían al caso. De aquí
qae estuvieran en peligro de perder la fé,
ao solo la juventud sino aun todo el pueblo
bajo, al cual tendían á pervertir con prefe
rencia los enemigos de la Iglesia.
A vista de esto, encendióse de caridad y
celo el corazón de nuestro D. Bosco, quien
con el fin de preservar de tan ponzoñoso
virus á sus jovencitos, proveyó á un medio
de salud que sirvió aun para millares de
personas. Así que unido con otras buenas
personas que le ayudaron en la colaboración,
entre los cuales había los Dres. Carpano _y
Chiaves, comenzó á publicar un pequeño
diario titulado
delaJuventud, el cual
en aquella ocasión hizo mucho bien, porque
á más de tratar argumentos instructivos con
forme á la necesidad, impedía á los jóvenes
el acudir para adquirir noticias .á los diarios
perversos y por ende embeberse de depravados
máximas. Compuso y publicó folletines y hojas
volantes, llenas de religiosas máximas y salu
dables consejos, adaptados al día, lo cual re
partido todo gratuitamente á millares, y entre
los jóvenes y adultos y principalmente en
las ocasiones de Ejercicios espirituales, Misioues, Novenas, Triduos y fiestas, produjo
tal bien que es difícil calcularlo.
No se limitó aquí la caridad de nuestro
buen padre; en aquellos mismos días dió á
luz un compendio de Historia Eclesiástica,
que fué acogido con beneplácito por toda
clase de personas. En el prefacio entre otras
cosas decía a s í: « Habiéndome dedicado por
muchos años á la instrucción de la juventud,
y deseoso de procurarla todo lo que le fuera
de Util conocimiento y á mi de fácil adqui
sición , miré de hallar un breve Curso de
Historia Eclesiástica, que se adaptara á su
capacidad. Encontré en verdad algunos, por
más de una razón preciosos, pero para el fin
que yo los quería, erau ó demasiado volu
minosos, ó más de lo regular esteusos en lo
que se refería á la historia profana. Unos
podiánse llamar muy bien disertaciones en
forma polémica sobre varios hechos de la
Iglesia; y otros, — traducidos do lengua
estraiigera, — les cuadraba mejor el nombre
de historia particular que el de universal.
Y lo que no pude observar sin indignarme,
fué que ciertos autores parece que tengan
miedo de hablar del Eomaiio Pontífice y do
los hechos que principalmente atañen á la
Iglesia. Por esto, movido de la necesidad y
por instancia de personas autorizadas, me ho
determinado á escribir este compendio de
Historia Eclesiástica » (1).
Y no fué esto todo; vistos los principales
errores que los herejes iban diseminando per
todas partes, valiéndose de la imprenta para
ir contra la Iglesia católica, se persuadió de
la necesidad de facilitar camino fácil al
pueblo, para adquirir los principios funda
mentales de nuestra Eeligión. Con este fin
compuso y publicó un librito titnlado: Avisos
á los Católicos, el cual á la vez que amaes
traba á los lectores en las verdades más ne
cesarias, les prevenía contra las insidias del
Cl) Se han hecho varias ediciones.
— 154 —
lierror. Bs dipno de poner aquí el proemio
de la obrita que les ofrecía 1). Bosco:
« Pueblo católico, decía, abre los ojOvS. Se
te tienden inuclms redes con el fin de ha
certe caer en ellas y alejarte de aquella
única, verdadera y santa iíeligión que solo
se halla en la Iglesia de Jesucristo.
» Kste peligro fué ya muchas veces pre
visto y inanifeatado por nuestros legítimos
Pastores los Obispos, para defendernos del
herror y ensenarnos la verdad.
» La misma infalible palabra del Vicario
de Jesuc.risto, nos previno sobre este lazo de
perdición tendidos ó loa católicos, es á saber:
de que muchos malvados querrían arrancar
de vuestros corazones la Religión de Jesu
cristo. Estos tales se engañan ú si mismos
y ejigañan á. los otros, no los creáis.
> Unios como en un solo corazón y una
sola alma á vuestros pastores, que ellos os
ensenarán la venlad.
» Jesús dijo á S. Pedro: Tu eres Pedro
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y
las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella; porque yo estaré con vosotros
basta la consumación de los siglos.
» Esto dijo á S. Pedro y á sus sucesores,
los Romanos Pontífices, y á ningún otro.
» El que os digiera cualquier otra cosa
diversa de la que yo os digo, no lo creáisj
08 engaña.
» Estad persuadidos de esta gran verdad:
En donde está el sucesor de S. Pedro, allí
está la verdadera Iglesia de Jesucristo. Nin
guno se halla en la verdadera Religión, sino
( 8 católico ; y ninguno es católico sino acata
ai Papa.
» Nuestros Pastores, y especialmente los
Obispos, nos unen con el Papa, y el Papa
nos une con Dios.
» Por ahora leed atentamente los siguientes
avisos, los cuales, bien grabados en vuestros
corazones, serán suücieutes pura preservaros
del error.
> Esto que aquí brevemente viene expuesto,
lo tendréis más tarde explicado en otro libro
más extensamente.
» El Señor de las misericordias infunda á
todos los católicos valor y constancia para
mautonvrse fieles en observar aquella Reli
gión, en la cnul nfortunadameute hemos na
cido y si«lo ediu'udos.
> Uonstancia y valor, de manera que estemovs prontos á padecer cualquier daño aun
cuando fuere la misma muerte, antes que
decir ó bucer cualquier cosa contraria á la
Religión católica, verdadera y única Reli
gión de Jesucristo, fuera de la cual no hay
salvación. »
Esta obrita tuvo gran éxito; de manera
que en solo dos años se distribuyeron más
de dos cientos mil qiemplares. Y todo lo
qne fué de alegría á los católicos sirvió de
dese.Hperac.ióti á los protestantes, ya que
ereyéiiduse seguros y con toda tranquilidad
pofler debastar, á manera de los filisteos, el
campo del Señor, les salió al encuentro ua
nuevo Sansón, que ponía en descubierto sq$
ardides, venía á romper sus filas y á blandir
sus armas en defensa del pueblo de Dios.
Y así D. Bosco sin dejarse acobardar por
nadie y comprendiendo de la ira de los ene
migos la utilidad de su obra, miró de con
tinuarla y darla mayor amplitud; lo que hiz(»
por medio de una publicación periódica y
ayudado de varias persouas. Y he aquí In
publicación mensual de la Lecturas Cató
licas^ que principiadas en el año 1853 con
tinúan todavía difiiudiéndose por toda la
Italia é islas adyacentes.
Aquí debemos manifestar una dificultad
que halló D. Bosco al exponer su proyecto.
Siempre sumiso para cou su superior, lo
envió para su aprobación al Sr. Arzobispo
Monseñor Luís Franzoni, que se hallaba to
davía en su destierro de Liouo, el cual no
solo aprobó sino que alabó tan buen pensa
miento. Por lo que Don Bosco habiendo pre
parado algunas cuartillas para su impresión,
quiso antes darlas á la aprobación de la
Ónria Arzobispal de Tarín; y aquí fué Troya.
Ni uno quiso asumirse la responsabilidad de
Censor, y poner bajo ellas su firma. Aducían
por razón, ser peligrosísimo en aquellos días
ponerse enfrente y entrar en lucha con pro
testantes y masones; quien para desacerse
de tales adversarios juzgaban lícitas cuales
quiera armas, aun cnaiulo fueran las de la
cobardía y silencio. Y todo era porque re
cordaban el asesinato del Conde Pelegrín
Rossi, de Monseñor Palma y del Abate Ji
ménez, director del diario El Lábaro de Roma;
y de otros muebos defensores de la verdad,
que íes sucedió lo mismo en aquel tiempo.
Y no en vano temían, por lo que acaeció
poco después en el mismo Tarín, con el in
trépido Director de La Armonía^ el Rdo. Dr.
D. Santiago Margotti; cosa otro tanto de
esperarse de los sectarios, en contra de cual
quier escritor católico (1).
(1) El 28 de enero de 1856 sobre las nueve y medís
de la noche el Dr. Man;otti, según tenía costumbre,
retirábase á su casa situada en la calle de la Zocea.
Al volver la esquina de la calle do la V'nnoliiglia psrs
entrar á la de la Zecca y junto al cafó del Progreso,
so ve en el instante acometido por nn fulano, que bastón
en mano y sin decirlo Dios to guardo, le asestó tal
golpe en la cabera, que le dejó sin sentidos y tnmbailo en el suelo. Así estuvo por espacio de un bnes
rato, hasta que por allí acertó á pasar un buen bombre, miiou al ver á nn sacerdote tendido en medio de
la callo y en aquellas horas, consideró algo le había
8uoo<lído, y haceroándosele ayudóle á lev.autarseRecobrando á poco, el buen Dr. Margotti los sentidos
allí y solo con aquella caritativa persona,
f’a viéndose
preguntó en nonde se hallaba; y como le respon
diera que estahau en el ángulo de la casa Biraf^
suplicó le acompañara hasta la suya, indicándole
cerca estaba. Acompañado y auxilíailo por el deseo;
nocido pudo llegar á su casa, en donde se le prestó
de momento la primera cura.
Llamados los nombres de la ciencia no snpieron ^
lesión grave. El golpe que i\ia dirigido á la sien iz
quierda, estorbado por el sombrero, su principal efecto
— 155 —
Con to(10) después de algiiim reHexióii de
Oou Bosco, uno de los Oeusores determinóse
scce<Ier ó su demumle , y turnando el ma
nuscrito i>úsose á leerlo ; no bien había leido
la segunda cuartilla cuando todo atemorizado
le llama y le dice, devolviéndole el escrito:
«Aquí tiene V. su trabajo, ataca al ene
migo de frente y lo deja sin salida. Por mi
parte no me comprometo á firmar su apro
bación y entrar en Imtha ; son demasiados
recientes los hechor del abate Yimenezyde
Monseñor Palma, y no quiero.yo poner á pe
ligro mi vi«la. »
jQuó hacer, pues, en tal situación? De
acuerdo con el Muy Iltre. Sr. Vicario Ge
neral, Don Bosco expuso el hecho al Sr. A r
zobispo, el cual <lesde su destierro no cesaba
de prodigarle toda clase <le api>yo. Sabida
por lo tanto esta dilicultad, el celoso Pi'ehulo
escribió una carta á Don Bosco i>ara que la
presentara al limo. Sr. 1>. Luís Moreno,
obispo de Ivrea. En ella el buen Sr. Arzo
bispo suplicaba á su sulragáiieo tuviera á
bien acoger bajo su protección y censura la
publicación de Don Bosco; á lo cual accedió
gustosísimo el limo. Sr. ftÍ<íreuo. A este fin
delegó al abogado Sr. Piiioli, su Vit«ii io Ge
neral, para revisar los escritos que se debían
publicar, permiliémlole <le ocultar su nombre
en el sotoes(TÍto. Alcanzailoeste apoyo, nuestro
Don Bosco diose prisa á repartir el programa
de su suscrii)cióii por todas partes, llegando
&obtener algunos miles de suscriptores. Y
en el mes de marzo de aquel mismo año,
salía á luz el primer tomiío tilulado El Ca
tólico in8tniÍ<Io, que fué para los protestantes
lo que es el cañón y la metralla en el campo
de batalla.
Las Lecturas Católicas apenas fueron vistas
que complacieron íi todos; de tal modo, que
por leerlas, apenas imjtresas, venían ya á
quitóninslas de entre las manos. De aquí
que la ira de los protestantes se levantara
como terrible inc-einlio. Probaron de comba
tirlas ya por ineílio de sus periódicos, ya por
medio de sus Lecturas Evangélicas, pero en
vano; no era posible luchar contra la verdad
y contra la sencillez de estilo y claridad do
Don Bosco ; haciendo aun entre sus adeptos
la triste figura <le uii quijote.
Ko pudiendo de esta manera hacer desistir
i Don Bosco de sti obra, so valieron de otros
medios, echando mauo á las disputas ó po
lémicas^ persuadidos de que á ojos cerrados
le hubieran ó convencido ó avergonzado.
Para ello determinaron presentarse en el
Oratorio, yemlo unas veces dos, y otras va
rios juntos. En general, su discusión con
sistía en gritar y en pasar siempre de cues
tión en cuestión, sin venir nunca al fin del
punto que se discutía. El sin embargo jatmW
les dió á comprender estuviera de ellos cau
sado ; recibíalos siempre con toda cortesía y
benevolencia; y oía con mucha cabna y pa
ciencia sus dificultades y disparates, con
testando cou argumentos claros y sencillos
que los dejaba sin palabra que contestar. A
este fin tenía gran cuidado en no dejarles
pasar de cuestión en cuestión, como acostum
bran hacerlo los herqjes en sus disputáis con
los católicos, sino que los aprisionaba en
una de ellas y hasta que se había diluci
dado y hecho meter la mano, por decirlo así,
en la verdad, no los saltaba. De lo que resultiiba que los que eran de buena fó se
retractiibau de sus errores; y los que nó, uo
sabiendo que contestar, salían vocifera mío y
renegando; á los cuales Don Bosco se con
tentaba cou decirles: « amigos míos, con
injurias y bablando de esta mnm‘ra no se
prueba nada; » ó bien: « los gritos y los
ultrajes no son razones; » y así los despedía
confundidos.
En una de estas polémicas, un interlocutor
llamado Pugno coulesamlo de no saber plan
tar cara á Don Bosco, dijo: « Nosotros no
sabemos responder porque no liemos estu
diado, mas .si estuviera aijuí nue.stro Ministro,
veríamos! Él es una pozo de ciencia, y con
solas dos palabras hace callar á todo.s los
cursis. » Al cual contestó Don Bosco: Acedme
pues un favor, <lecidle que venga con vosotros,
y que le espero con vivos deseos. El recado
filé dado ; y he aquí que un día se presentan
en el Oratorio el ministro De Sanctis y el
ministro Mcille, acompañados<ie otros' dos cac.ques que eran de los prím'.ipales Valdenses
conforme la residentes en Tarín. Después do
saludarse buena educación , dióse principio
ív la polé mica que duró desde las once do
la mañana hasta las seis de la tarde. Sería
demasiado extenso si quisiéramos referir todo
cuanto se dijo en aquella disputa; con todo,
plAoenos manire.star un hecho. La discusión
de.spui‘s de versar sóbrela autenticidail de la
Sagrada Escritura, la tradición, el primado
de San Pedro, sobre sus sucesores y la Con
fesión, habíase veniilo á parar al dogma dei
lo reeihíó la orrja, de tal modo, qae qaedó esta ra Purgatorio, y Don Bosco había probado esta
jada de arriba nl>iijoK1
qno sin duda creía sa víctima había vt^niad <Ie fé con la razón, con la historia y
quedado miierUi, huyó nrncipÍLa<l:unciitu, dcj.tirlo allí con las Sagradas Escrituras ya del antiguo
el ItOHl/m con el cual h.'ibín cometido su fechoría. ermo del nuevo Te.stainento, sirviéndose para
Visto este, parece iiicntiru piidicna salir dicho scHor
Doctor, en ]>arte, con Uui p<»co daño. Consistía en nn ello del texto latino con su traducción ita
grueso palo de fresno de bastante niagiiitnd, del- liana (1). Y he aquí que uno délos compe
gailo por lina parte y grueso iHir 1.a otra.
Afortunadaiueiite el inalvatio no aluaiizd todo sn
tí) Estas polémicas fneran despnns escritas por Don
deseo; y el ralcmso escritor una vez restablecido,
o y salieron en los Hbrítos «le l.'vs Lectura» Cató
eontiiiiid como antea eiii|>Iivni<lo su pluma en defensa
Uea», e'u los primeros süos «le sa publicación.
de los intereses de la Iglesia j de la souiedad.
— loO —
tídores no queriéndose rendir, dijo: « El
texto latino y el italiano no bastan; es pre
ciso acudir á la fuente ó sea al texto griego. *
A estas palabras Don Bosco toma al mo
mento el texto griego de las Sagradas Escri
turas que allí tenía, y le dice: « He aquí,
señor mío, el texto griego de la Santa Biblia,
y vea si está conforme á la traducción del
texto latino é italiano. »
Aquel pobrecillo que sabía lo mismo el
^ e g o que el chino, no atreviéndose á con
fesar la verdad, tomó con sumo temor el
libro en sus manos, y ojeábalo del principio
al final, simulando buscar el punto en cues
tión. ¿Pero queí la casualidad fué que co
giera el libro al revés. Don Bosco notán
dolo, déjole que buscara y rebuscara, hasta
que por fin le dijo: Dispense V. señor mió,
pero advierta que sino halla el texto es por
que ha cogido el libro al revés, cójalo asi y
vea si aliora dá con él. De como quedó el
buen perillán, es mas para pensar que para
decirlo. Con el rostro mas colorado que una
amapola y hecho una furia j echó el libro
encima de la mesa, y asi terminó la polémica.
De esta y de otras pruebas semejantes se
valieron los protestantes para hacer desistir
á Don Bosco de su publicación en contra
de la secta. Y como últimos tentativos se
valieron do la adulación, de la promesa y
de las amenazas. Era ya algo avanzada la
(arde do un domingo del mes de enero de
1864, cuando se presentaron en nuestra Casa
dos señores, suplicando hablar con Don Bos
co. Aunque cansado y fatigado por el tra
bajo de la tarde en el Oratorio festivo, pues
hacia poco que acabada de llegar, mandóles
entrar y tomar asiento en su compañia.
Como la hora era algo adelantada, y por
otra parte, aquellos dos desconocidos no
demostraban toda la confianza, nos pusi
mos algunos de nosotros en vigilancia, ace
chando y oyendo cuanto en la conferencia
se trataba. A poco oímos á uno de aquellos
dos cabatleritos, que sin duda sería todo un
señor ministro valdense, que so expresaba
de la siguiente manera:
Ministro: Usted, señor Teólogo, ha reci
bido de la naturaleza un gran don, y es el
de hacerse leer y entender por el pueblo; á
este fin desearíamos nosotros, que empleara
este, tan claro talento en cosas tan útiles como
son: las ciencias, las artes y el comercio.
Don Bosco: — En verdad, señor, que se
gún mis débilés fuerzas he hécho hasta de
ahora lo que V. me manifiesta; he publi
cado un compendio de Historia Sagrada, otro
de Historia Eclesiástica, un opusculito sobre
el sistema métrico decimal, y algunas otras
obribis, que con la aceptación que han sido
Con aprobación de la Autorit.id Ecl siásücr
acogidos juzgo no habrán sido inútiles. Mas
ahora mis deseos son de dedicarme con mas
ahinco á las Lecturas Católicas, ya que juzgo
son de gran utilidad para la juventud y
para el pueblo.
M. — Sería mucho mejor que V. se dedi
cara á escribir alguna obrita para las es
cuelas, como por ejemplo; algún libro de
historia antigua, algún tratadito de geografla, de física ó de geometría, y no las Le
cturas Católicas.
-D. -B. — i Y porqué no de estas Lecturas f
M. — Porque la materia que en ellas se
trata ha sido materia ya dicha y repetida
por muchos.
J). B. — Es verdad, que esta materia fué
ya tratada por muchos, pero también es
verdad que lo ha sido en gruesos volúmenes
de erudición, mas bien escritos para las per
sonas doctas que para el bajo pueblo, al cual
son dirigidos los pequeños y sencillos opusculitos de las Lecturas Católicas.
M. — Pero este trabajo no le produce nin
gún beneficio; y si V. atendiese á la obra
que nosotros le proponemos, proporcionaría
á la vez un bien material al benemérito Ins
tituto que la Providencia le ha confiado.
Acepte V. esta dádiva (eran cuatro billetes
de mil pesetas) y no será la última, pues
le prometemos, que otras vendrán y serán
todavía mayores.
J). B. — l Y para que fin todo este di
nero?
M. — Para que V. lo emplee en la obra
propuesta y cooperar á su Instituto.
B . B. — Dispénsenme Vs. señores, si de
vuelvo su dinero. Por ahora no puedo aten
der á otro trabajo científico ma que al de
las Lecturas Católicas.
— Pero si este es un trabajo inútil...
D. B. — i Si es un trabajo inútil, en que
quedan perjudicados Vs? i Y si es asi como
Vs. dicen á que esta cautidad para impe
dirlo ?
jlf. — Usted, señor, no se fija en lo que
hace; reusando esta oferta perjudica á su
Instituto, y expone su persona á ciertos da
nos y á ciertas consecuencias...
B . B. — Señores mios, comprendo lo que
Vs. quieren decir con estas palabras; y debo
manifestar á Vs. que, por amor á la verdad,
yo no temo á nadie. Al hacerme sacerdote
me he consagrado al bien de la Iglesia Ca
tólica y al de las almas, y particularmente
al de la juventud. A este fin he dado prin
cipio á la publicación de la Lecturas Católicasj que con la ayuda del Señor intento
contLT’W y promover con todas mis fiierzas.
{Se continuará.)
<Jerente JOSÉ G.\MBINO. - Turin, 1891 - Tipografía Saiesiana.
-
Fecha
-
1891.11