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Título
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BS_1888_12
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Descripción
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Boletín Salesiano. Diciembre 1888
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Fecha de publicación
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1888.12
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extracted text
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DICIEMBRE 1888
Instruyó a l pueblo y divulgó todo lo quehabia hecho.
Buscó las doctrinas útiles y escribió documentos
rectísimos y llenos de verdades. Las palabras de los
sabios son como punzas ó clavos, que penetran proI undam ente, y nos íueron dadas mediante nuestros
maestros por el único pastor.
(E clbsiastés X II, 9, 10
y
No se engañaría mucho quien intentase atribuir
principalmente á la prensa malvada todos Los males
y la deplorable condición de las cosas, á la cual
hemos llegado actualmente..., los escritores católicos
deben con todas sus fuerzas volverla en bien de la
sociedad.
(L eos X III)
11)
El pelijpo, - Sto. P a d re , está en la continua
difusión de libros infames; y para poner un dique
á este mal inmenso, yo no veo otro remedio, que la fundación de una imprenta Católica, puesta bajo el patrociñió de la Santa Sede. De esta m anera, no liaciéndose esperar nuestras respuestas, podréinos con mayor
ventaja descender al campo de la lid y responder con
íeliz éxito á las provocaciones de los apóstoles del
e rror.
(S a les )
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La prensa periódica sometida á la autoridad je1 ! rárquica, revestida del espíritu de Jesucristo, viene á
J|i
]| ser un poder inmenso: ilum ina, sostiene la verdad,
- hace desaparecer el e rro r, salva y civiliza; es cási
j| una forma de apostolado sublime.
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(A l IMG.VDa)
T T T Z R .IIN ' - LIBRERIA SALESIANA — T T T Z R nU tT
O R D IN IS 'S A N C T I B E N E D IC T I
ABBATIS MONASTERII S. STEPIIAN1 VERCELLENSIS
L IB R I Q U A T U O R
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M
j-jiurena Salesiana
TURIN
SELECTA EX LATINIS SCRIPTORIBYS IN VSVM SCHOLARS
PLAVTI (M. T. Attii) Trinumus. Ad recentiores editiones exegit, animadversio
nibus auxit et scliol. praelectionibus accommodavit Th. Vallaurius. — Editio
3*; un voi. de 144 pág...........................................................Peset. 0 60
II. — Aulularia. Ad recentiores editiones exegit, animadversionibus auxit et
scholasticis, praelectionibus accommodavit Thomas Vallaurius. — Editio 4a;
un voi. de 130 pág........................................................ .... . » 0 60
III. CESARIS (C. Julii) De bello civili commentariorum liber I et II. — Editio 3a, un
voi. de 68 pág............................................................................. » 0 25
IV. — De bello gallico commentariorum liber I et II. — Editio 6a, un volumen de
52 pág......................................................................................... » 0 20
V. CICERONIS (M. Tullii) Cato Major, seu de Senectute et de Somnio Scipionis. —
Un voi. de 48 pág.........................................................
»020
VI. — Epistolarum selectarum liber I. — Editio 3a; un voi. de 48 pág. » 0 20
VII. — Epistolarum selectarum liber II. — Un voi. de 40 pág. . . » 0 20
Vili. — Philippica HI in M. Antoniumet oratio pro Archia poeta. —Un voi.
de 32 pág........................................................................... . » 0 15
IX. NEPOTIS (Cornelii) Vitae excellentium imperatorum in usum adolescentulorum.
— Editio 4a; un voi. de 112 pág................................................ » • 0 50
X. TACITI (Cornelii) Vita C. Julii Agricolae. — Un voi. de 32 pág. .
» 0 20
XI. HORATII FLACCI (Quinti) Ex libris Odarum selecta cum notis. — Un voi. de
76 pág............................................................................ »
0 25
XII. — Satyrae et Epistolae selectae cum notis. — Un voi. de 64 pág.
» 0 20
XIII. CICERONIS (M. Tullii) De Senectute ( traduzione in italiano ). — Un voi. de
48 pág............................................................................ »
0 40
XIV. LIVII (Titi) Historiarum liber I. — Editio 4a; un voi. de 68 pág. » 0 30
XV. — Historiarum libri XXI et XXII. — Editio 5a; un voi. de 120 pág. » 0 40
XVI. OVIDII NASONIS (Pub.) Ex operibus selecta in usum scholarum. — Editio 4a;
un voi. de 64 pág............................................ ..................... »
0 20
XVII. CVRTII RVFI (Q.) De rebus gestis Alexandri Magni ; Historiarum lib e rili et IV.
— Un voi. do 80 pág..................................................... »
0 30
XVIJI. PHAEDRI (Augusti liberti) Fabularum Aesepiarum liber I et II crebris notis
exornati. — Editio 3a; un voi. de 32 pág. ................................. » 0 15
XIX. PHAEDRI (Augusti liberti) Fabularum Acsopiaruin liber III, IV et V, crebris
notis exornati. — Editio 2a; un voi. de 48 pág.............. »
0 15
XX. PLINII (Caecilii Secundi) Ex epistolis selecta. — Un voi. de 48 pág. » 020
XXI. SALLUSTII (C. Crispi) De conjuration* Catilinae historia. — Editio 3a, un voi.
de 49 pág........................................................................ »
020
I.
A
Ñ
O
III.-N
. 12.
Sale una vez al mes.
DICIEMBRE 1888
BOLETIN SALESIANO
Debemos ayudar á nuestros herma
nos á fin de cooperar á la difu
sión de la verdad.
Cualquiera que reciba á un niño en
mi nombre, recibe a mi mismo.
i Mat. xvrnj
(Ill S. Juan, 8 »
Atiende á la buena lectura, á la ex
hortación y á la eneenanza.
í l Tim. i t , 13i
Entre las cosas divinas la más di
vina es la de cooperar con Dios
á la salvación de las almas.
(S. PlONISlUl
Un amor tierno hácia el prójimo es
uno de los más grandes y excelen
tes dones , que la divina bondad
puede hacer á los hombres.
(EI Doct. S. Fraxc. de Sales)
Os recomiendo la niñez y la juven
tud; cultivad con grande empeño la
educación cristiana; proporcionadles
libros que enseñen a huir el vicio
y á practicar la virtud.
(P» IX)
Redoblad todas vuestras faenas para
retraer a la nines y juventud de
las insidias de la corrupción y de
la incre dulida d y preparar de esta
manera una nue7a generación.
iLsox XIII i
—
^
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4 DIKECCIOX eu el Oratori6 Salesiano. —Calle Cottoleu"-» \" 32, Turio lilaila)
S U M A R IO . — Felicitación. — E l lim o . Si*. Caglierò en
Españn. — Salida de Misioneros para la T ie rra del
Fuego. — Gracias de M aria Sma. A uxiliadora. — La
Tipografia Salesiana en las Exposiciones de Roma, B ru
selas, Londres y Bároelona. — C arla de Chile.
los Salesianos como sus alumnos, se
d irig irá n á pedir al Señor de un modo
particular, se digne conceder á todos
sus Bienhechores nuevo y felicísimo
a ñ o , Lleno de abundantes gracias y
favores tanto espirituales r o m o t e m
porales.
FE LIC ITA C IO N
EL ILMO. SEYORCAGLIERÒEY ESPIVI.
E l Pbro. D. M iguel R ú a , sucesor
Consagrado I). Bosco con incomparable
de D. Juan Bosco, con sus numero amor al cuidado de los niños pobres y asos ñiños, profundamente conmovido bandonados, día llegó en que la Italia fue
y lleno de reconocimiento por los muy estrecha para sus aspiraciones.
sentidos pésames y demostraciones de
La obra que la Divina Providencia le
simpatía y caridad que los Sres. Co había condado producía abundantes frutos,
operadores y Cooperadoras se han dig era universalmente estimada y llamada es
nado m anifestarle en este ano, tan luc taba á difundirse por todas partes.
No sólo los países más civilizados de
tuoso por la muerte del inolvidable
Europa sino que hasta las Indias, la China,
fundador de la Pía Sociedad Sale el Japón y muchos pueblos de América y
siana, aprovecha la propicia ocasión aun de Oceania, empeñáronse con v i\a
de las próximas Pascuas de Navidad instancia en conseguir algunos obreros de
y fin de alio para felicita r á todos la nueva extraordinaria institución, cono
ellos, deseándoles del Cielo toda clase cida con el nombre de Pía Soc iedad de
San Francisco de Sales.
do gracias y bendiciones.
Pero entre las numerosas solicitudes que
Todas las Comuniones y oraciones
que el día de Navidad harán, tanto recibió 1). Bosco, sin ser po-ible satisfacer-
— M2 —
las todas inmediatamente, una de las que
El primer Obispo Salesiano.
acogió con preferencia y sin demora lué
la de la ínclita España. La nobleza de
« A l lim o. Sr. D. Juan Caglierò cabe el honor
aquella nación, su constante adhesion á la de ser el p rim e r Obispo de la Pía Sociedad Sa
Iglesia, las gloriosas tradiciones con que lesiana.
» Nacido en Castelnuovo do A sti entró, á la
está enriquecida su historia, la fe inque
brantable ó hidalguía de sus hijos eran edad de 13 años, en el O ratorio de T u rin . Llegó
bastante á que la distinguiera con singular aqui á ser el discípulo favorito de su compa
predilección. Por eso quiso visitarla di trio ta D. Bosco , quien lo tuvo casi siempre á
mismo y expresarle elocuentemente con su lado, hasta que en 1875 1o constituyó je fe de
los misioneros que debían evangelizar á la Pa
cuánto placer y reconocimiento llegaba allí tagonia.
á establecer su Obra.
» Es un hombre ilu s tre que por sus muchos
El limo. Sr. D. Juan Caglierò, hijo pre y variados conocimientos ha merecido se le llame
dilecto de D. Bosco, inspirado en iguales Enciclopedia viva. H arto conocido es además su
sentimientos y con entrañable amor á a- nombre en la república de las artes en la cual
quella nación, propónese, como ya dijimos se hace grande estima del rico repertorio de
en el número anterior, visitarla muy pronto. composiciones musicales, particularm ente sagra
Obligado por las grandes necesidades de das, de que es autor. La pasión por la música
su Vicariato á regresar luego á América despertóse en él desde niño, cuando en el colegio,
lleno de entusiasm o, pasaba estudiando largas
quiere, sin embargo, tener antes la satis
horas en un m al piano.
facción de saludar á los cooperadores y
Esta excesiva contracción producía un b u llicio
bienhechores del instituto salesiano en Es que fatigaba y exasperaba á mamá M argarita (1),
paña. Al efecto llegará á Barcelona en la la cual un día llegó hasta á amenazar con una
primera quincena de Diciembre y mucho escoba al jó ve n músico.. Herido este en su d ig
siente que la brevedad del tiempo no le nidad de artista, nada halló más conveniente que
permita ir á la capital y á otras ciudades volverse á su pais. Pero no había aún salido do
del centro y mediodía, donde numerosos y la ciudad de T u rin cuando fue alcanzado y con
ducido á presencia de D. Bosco. — Rapazuelo,
entusiastas son los amigos de Don Bosco díjole el buen Padre,¿ con que te quieres ir ?
y su obra.
¿ No sabes que si te quedas conmigo llegarás un
El limo. Sr. Obispo se complace en ser día á ser Obispo ?
#
como el portavoz de D. Bosco, en llevar á
# *
lo< generosos españoles las afectuosas y
A la edad de quince años el niño Caglierò
últimas palabras del amado Padre, en dar
cayó gravem ente enfermo : una fiebre tifoidea y
les á conocer - como auxiliar y testigo - los congestion cerebral hacían tem er por su vida.
grandes trabajos de este insigne bienhe D. Bosco no le desamparaba un instante. Mas, á
chor de la humanidad : la educación y cui
pesar de los cuidados que le prodigaba, la en
dado del niño y del pobre, el piadoso y fermedad seguía aumentando y día llegó en que
eficaz estímulo del rico, las misiones á los el médico con tristeza le d ijo : — Don Bosco, ya
salvajes, la caridad, en íln, que se ingenia no hay esperanza ; es menester prepararlo á
m o rir.
de mil modos para ganar Jas almas y lle
» En consecuencia administráronsele los ú lt i
varlas al Cielo.
mos sacramentos al enfermo y esperóse que de
Pero además el Apostólico Prelado, á un instante á otro o curriera la catástrofe.
quieo está confiada la ardua empresa de
» Una mañana Don Bosco , angustiado el co
civilizar la Patagonia por medio del Evan razón , entró en la alcoba del m oribundo. V ió
gelio, colecta los recursos indispensables entonces una paloma que, despues de revolotear
para ello, y no duda que la España con sobre la cama del niño, dejábale caer sobre la
frente, ya fría , un ramo de olivo que llevaba en
tribuya largamente á Ja expresada obra.
Dicho lo anterior pardcenos oportuno
transcribir aquí el siguiente capítulo de Ja
Vida de Don Bosco por el Sr. Dr. D. Carlos
d'Espiney, como en la décima edición acaba de publicarse :
el pico.
» Don Bosco temiendo padecer una alucinación,
aproximóse á la cama y vió entonces al rededor del
niño C aglierò y aun sobre las cortinas del le
cho una m u ltitu d de seres extraños. — ¿ Son
hombres acaso ? — Sí : y entro olios distingue
dos tipos perfectamente marcados que compren
den á los demás : el uno es de fisonomía aplas
tada, m oreno-cobrizo y parece desgraciado ; el
otro es de alta talla, de aspecto guerrero, pero
con cierta expresión do bondad. Arabos inclinados
(1) La madre de Don Desco.
m iran con gran ansiedad el rostro del pequefio
moribundo.
» En tales momentos Don Bosco siento como
una repentina ilum inación y sin poder contener
las lágrimas, se allega al niffó y despues de con
siderarlo breves instantes le dice : — Caglierò
} quieres sanar ó i r al Paraiso ? — I r pronto al
Paraíso, si le parece bien á D. Bosco.
» D. Bosco profundamente conmovido m íralo
con indecible ternura y exclama: — N o , mi
querido hijo, todavía no es tiempo. Vas á sanarserás clérigo, sacerdote, y un día, misionero con
el b re via rio bajo el brazo, irás á reco rrer el
mundo en busca de almas que salvadlas bauti
zarás y serás Obispo.
» (E l lim o. Sr. Caglierò mismo es quien esto
ha referido en una Conferencia á los Coopera
dores Salesianos, en la iglesia de M aría A u x i
liadora, el 23 de Mayo de 1888).
» E l niño sanó, recibió el sacerdocio, se g ra
duó doctor en teología, fué misionero y por fin en
1884 fuó consagrado Obispo de Magida. Concluida
esta solemne é imponente ceremonia, el nuevo
Obispo, despues de abrazar á su anciana madre
va á Don Bosco, el que habiéndose sacado el
bonete le esperaba descubierta la cabeza. El
lim o, Sr. Caglierò se acerca con las manos ocul
tas en los vestidos ; á nadie , n i á su madre,
habia perm itido besarle el anillo pastoral. Mas
D. Bosco quiere estrecharle la mano y llevarla
á los labios. Abrázale entonces el Obispo; dulces
lágrimas expresan el amor del padre y del h jjo
y, despues de esta tierna escena, Don Bosco es
el prim ero en besar el anillo del Prelado.
— ¡H ijo mío, m i querido h ijo ! le dijo, ¡Bien
sabía yo que habías de ser Obispo !
» H ay m ás: I). Bosco sabía que el lim o. Sr.
Caglierò le asistiría en sus últim os momentos.
Esto parecía bien im probable, puesto que en 1885
el Obispo había vuelto á América del S u r; durante
la últim a enfermedad de Don Bosco hallábase en
la Patagonia y para m ayor desgracia el 3 de
Marzo de 1887, una te rrib le caída habíale con
denado á larga inraobilidad. En el paso de la
C ordillera de los A ndes, arrojóle el caballo en
medio de las rocas y precipicios y solo por m i
lagro se explica que no muriese en el acto. A l
recogerle observóse que tenía varias costillas
rotas y graves contusiones. Tanto más crítica
era la circunstancia cuanto que lejos se hallaban
de toda habitación y que había sido menester
andar centenares de leguas para encontrar so
corro medico.
» L a noticia de ta l accidente prodigo grande
y general consternación en el O ratorio. Sólo
Don Bosco no manifestó temor alguno.
» Poco despues el venerado Padre parecía
sucum bir bajo la acción de antigua enfermedad.
Temíase que de un momento á otro, tan preciosa
vida, se estinguiese.
Mas m ientras en todos los que á él venían se
manifestaba la m ayor inquietud, invariablem ente
decía: todavía no... dopo, dopo. Esperaba á su
amado h ijo que en efecto llegó a T u rin el < de
D iciem bre de 1887.
» A l presentarse el lim o. Obispo, Don Bosco
díó un profundo suspiro de alegría y consuelo.
Como lo había previsto y anunciado, su hijo 0 bispo faé quien le administró los últimos Sacra
mentos, recitó á su cabecera las preces de ago
nizantes y recibió su postrer aliento.
» Otras importantes predicciones hizo Don
Bosco, concernientes al prim er Obispo Salesiano
y que seguramente se cumplirán como Us otras.
•
• •
Despues de la m uerte de Don Bosco, numero
sas gracias y extraord ina rías curación® prueban
que el amante y amado Padre vela siempre por
sus hijos.
¡ Qué jam ás desfallezca la confianza de los Coo
peradores do San Francisco de Sales á quienes
tan entrañablemente amaba ! Tienen ahora en el
cielo un poderoso protector. *
SALIDA DE MISIONEROS
para la Tierra del Fuego.
A pesar de las varias veces que duranto el
año celébrase en la iglesia de María Auxiliadora
el tie rn o espectáculo de la salida de Misione
ros, sin embargo acude siempre a contemplarlo
m ultitu d de gente que , conmovida, complácese
en v e r á los hijos de Don Bosco perpetnar la
obra que con tanto celo comenzó.
E l dia 30 de O ctu b re . á las 3 d* la tarde,
reuníanse, al pie del a lta r de María, diez M isio
neros entre sacerdotes, acólitos y coadjutores y
cinco H ijas de María Anxiliadora , <ic>tinados á
seguir á D. José Fognano en las Misiones del
estrecho de Magallanes. Era como la vanguardia
que precede al lim o. Sr. Caglierò, quien de aquí
á un mes saldrá, como ya d ijim -, para Patagonia
con numerosa compañía de Misioneros. No se traía
de fundar nuevas estaciones , sino de aumentar
el personal en las que ya existen, lo cual es ne
cesario si se quiere asegurar el fruto de las fa
tigas de tantos años.
Empezó tan hermosa función con el cauto J
las Vísperas á las cuales hallábase pros'
lim o. Sr. D. Basilio Lelo, obispo t i f *
maria. La iglesia estaba llena •*
y Cooperadoras Salesianos.
peras, subió al pùlpito **
do del gran p n n ri* '
Padre de todo*
todos; que
murió
v- ‘
P‘
tie.
lesu
la ca
para a
verdad.
Como no nos es posible re fe rir «qui todo su
discurso, hablaremos tan solo (lo lo más p rin
cipal diciendo algo de lo m uy miserablemente
que aquella gente vive en aquellos vastos y po
bres desiertos.
los últim os instantes do una nación que muere,
si no el M isionero que lleva enarbolada la im a
gen do Jesús crucificado que ha padecido tanto
por los hombres?
Señores ; A quien pierde la p a tria terrona
abramos las puertas de la p a tria celeBto. Para
él no hay o tra elección que desesperar ó abra
zar la re lig io n .
Aquellos pueblos salvajes no pueden tener otra
felicidad sobre esta tie rra que la quo les propor
ciona la religion. Una fuerza de circunstancias
irresistible atrae hacia ellos la muchedumbre
D. José Fagnano estaba y a para despedirse de
una trib u de la T ie rra del Fuego , de la cual
que, emigrando de Europa, se extienden p o r las
regiones americanas. Sus te r r ito r io s , sin que
habíase granjeado la amistad. M ientras se dis
ponía para m ontar á caballo, se le presentó una
ellos lo piensen. son declarados propiedades
de un gobierno del cual no conocen la existen- | buena m ujer con un niño en brazos y otros dos
eia; sus familias son proclamadas súbditas de
á su lado de ocho á diez años de edad. Con. se
naciones, cuyos nombres ignoran completamente.
ñales y con el lenguaje n a tiv o , intercalando al
Los obligan á leyes que jamás han conocido, y
guna palabra castellana, daba á entender que
según ellas vienen juzgados. Y lié aquí que los
queria decir alguna cosa al Misionero.
primeros colonos pasan el rio. edifican sus casas,
— ¿Qué es lo que quieres? le pregunta el
Sr. Fagnano.
compran y venden terrenos fundados sobre un
derecho que los salvajes no reconocen , porque
— Irm e contigo.
hasta ahora ellos se han creído dueños de a— ¿ Y porqué te quieres ve n ir conmigo?
queilas tierras.
— Porque los blancos son m uy malos ; han
Entonces empieza alguna estancia á ilu m in a r
hecho boum boum y han matado á m i pobrela noche con la funesta claridad de los incendios;
marido. ¡ He llorado tanto ! Ahora estoy sola, no
tarde resultan las represalias. Sangro pide
puedo proveer carne para comer y tú, que eres
sangre. ; Pobres extrangeros que se hallan en
el capitan bueno, me darás comida á mí y á mis
los caminos recorridos por las trib u s irrita d a s 1 hijos.
L is gobiernos civilizados w a nian caballería. M iles
— No te a flija s , le dice el M isionero , m uy
y miles son los guerreros provistos de toda clase
pronto volveré por aquí y os trqeré á todos co
mida.
de arm as; los salvajes, también á caballo, mane*
ían tan solo la honda y la lanza.
— No, no ; yo me quiero i r contigo.
Est. -s huyen de la batalla en campo raso, porque
— Ahora no puede se r; tengo que i r m uy
sus fuerzas son inferiores á las del enemigo, al
lejos, y os sería imposible caminar tanto.
— Pues yo no me quiero quedar aquí, excla
cual intentan siempre sorprender y hacen pasar
maba la pobrecita llena de te rro r ; los blancos
noches no poco penosas. Unos combaten por la
hacen boum boum y matan á los hombres y á
propia .r.dependencia, otros para defenderse. Las
las mujeres.
trmus son perseguidas, alcanzadas, derrotadas y
E l Misionero, al ve r que no era posible per
dispersas: entonces no les queda más remedio
suadirla á que se quedase a llí , montó á caballo
que rendirse y s e rv ir al vencedor. ¿ De qué
y se echó á a ndar; entóneosla pobre m ujer se
parte está el derecho?
asió de la cola del animal y con su niño sobre
E l Misionero se presentaba un día á un Jefe
las espaldas, según costumbre de aquellos luga
de t r ib u . antes de que terminase la te rrib le
res, y los otros dos corriendo á los lados, acom
guerra . para suplicarle que soltase las almas :
pañaban al M isionero , q u ie n , despues de haber
— ¿Sois vosotros ó nosotros, le responde, los
andado cierto trecho, se paró y les dijo.
que hemos visto por prim era vez nacer la luz
— ¿Pero por qué os empeñáis en seguirme?
del sol en estas regiones ? ¿ Son acaso vues
¿ No veis que tengo quo i r m uy lejos ? Es pre
tros padres ó bien los nuestros quienes iban á
ciso que os volváis atrás. Yo iré pronto á vues
cazar por estos desiertos en los siglos pasados?
¿A quien, pues, fué dejada la heredad de estas
tra trib u y os traeré carne y vestidos.
— No ; nosotros iremos siempre contigo.
tierras ? Vosotros habitabais lejos de aquí, noso
tros no os conocíamos cuando aún éramos due
— ; Qué obstinación! Pero ¿cómo hacer? Es
ños.
cucha. Ves aquel hermoso valle que se extiende
— Semejante quejas se refirieron al general
entre aquellas altas montañas ? Pues bien ; á la
'v e l cual exclamó:
otra parto está el m ar y en una bahía verás
•$* ^ — Tienen razón... pero es preciso seguir adeanclada una nave que me espera. Ve, aguárdame
^ tèbte... así lo exige el bien de nuestras colo
allá en la playa y y o , de aquí á ocho días, te
b i ? 6' así la orden que hemos recibido.
alcanzaré y te daré todo lo que necesites.
nosotros decimos: ¿quién puede reducir
La m ujer se quedó un poco pensativa y luego
añadió :
* 3 l¿ * J * o seI,tlin*enlü8 de resignación á un pueimposible la lucha, si no el Misionero
— Poro ¿ vendrás do veras ?
5*
^liT ìcon el sello de Jesucristo en vínculo
— ¿No mo has llamado el capitan bueno?
vencedor y al vencido y de los dos
Pues entonces iré.
i )cloT&i'g\& Jfcolo pueblo? ¿Quién puede confortar
E lla, contenta, se d irig ió al sitio indicado con
1£ ? //
— 145 —
Sus h ijito s y bien pronto se perdió de vista on¡r0 los árboles de aquellas florestas. E l M isio
nero, despues do ocho días, apareció por la costa
j 0 la b ahía, y los m arineros de la nave, que
fia b a n inquietos por su prolongada ausencia,
apónas lo vieron, echaron al m ar un bote y fuenon á re c ib irlo . De a llí á poco apareció también
la referida m ujer q u e , llena de a le a ría , corría
con sus tres nifíitos por aquellas colinas. Venían
con ella otros seis salvajes. E l M isionero los
cogió á todos amorosamente y les d ijó :
— Haré que traigan de la nave pan y carne
os daré una buena provision.
— N o ; queremos irnos contigo allá, allá, m uy
ejos, decía la pobre m ujer, indicando en el ex
remo horizonte las últim as tie rra s de Patagonia.
— Y estos ¿ quiénes son ? le preguntó el Seor Fagnano señalando á los otros salvajes. ¿ P o r
ué los has traído?
— Yo no los. he traído ; les dije tan solo que
1 capitan bueno me llevaría consigo, y ellos se
esolvieron también á venir.
En tanto el bote se iba aproximando á tie rra ,
a marea estaba m uy baja.
Todos aquellos salvajes se m etieron en el m ar
rodearon el bote que venía á buscar el Misioero. Una vez dentro , querían en tra r también
líos sin que ni con palabras ni con promesas fuese
osible persuadirlos á quedarse en tie rra . Ante
al resistencia Don José Fagnano no pudo menos
e conmoverse y dejarlos subir al bote. E n tra on en seguida, recogieron las anclas y se d ir iieron á la nave la cual, con buen viento en
opa, corría rápidamente.
Los colonos de Puntarenas, vista la nave que
o acercaba , acudieron á la playa para dar la
ienvenida al Misionero y saber como le había
Jo en su expedición. E l bote vino á tio rra con
s salvajes y el Sr. Fagnano, quien, despues de
aber saludado á todos los que le esperaban,
e d irig ió á su casita de madera. Aquella po
re india con el niño sobre las espaldas, le se
pia detr.'s, asiéndole una parte del manteo ; el
ifio m ayorcito se cogió á la piel de guanaco do
madre, el pequeñito al vestido, y detrás iban
s demás salvajes formando cadena uno despues
6 otro. Caminaban avergonzados, cubriéndose la
ra con una mano, porque los colonos so reían
Qte la vista de semejante espectáculo.
El Misionero, llegado á casa, mandó preparar
n seguida una 1 iena comida para sus liuéspees; los vistió , les enseñó á lavarse y luego les
estinó á cada uno su habitación. Sin embargo,
dos preferían d o rm ir en el patio, al aire lib re j
emian que el tojado les viniese encima. M uy
ronto se dió principio á los catecismos. Los
os niños mayorcitos de la referida salvaje, de
u°na índole y m uy listos, apron lieron facilmente
s oraciones ; no así la madro que con d iflcu la(í entendía lo que se lo decía.
Con aquellos salvajes acaecieron varias oscoa?’ ?ra conmovedoras, ora ridiculas, do las cuales
moriremos una sobro el bautismo quo so ailm ilsL'ó al más pequeño de los hijos do la india.
11ó la p rim icia de aquella expodicion ofrecida a
Dios. L a madre io p e rm itió y fué por consi
guiente un día de gran tiesta en toda la colonia.
So adornó la capilla de madera lo m ejor que se
pudo y se in vita ro n á a sistir á tan santo acto á
varios oficiales del Gobierno C hileno, con sus
señoras. La ca p iliita estaba llena de gente. Ad
m inistrado el Sacramento, as señoras cogían al
recíen bautizado y , llenas de alegría y consuelo,
lo acariciaban y besaban.
En tanto la madre había tardado en ve n ir á la
capilla y llegó cuando ya estaba toda ocupada.
Los que estaban á la puerta le dije ron que no
era posible entrar. E lla creyó que no la dejaban
e n tra r porque no ora digna de estar en aquel
lugar. Se re tiró , pues, con ia cabeza baja y es
peró á que el M isionero saliese de la iglesia. Se
presentó á él y le d ijó :
— Quiero también yo ser digna de estar donde
está m i h ijo ; qniero hacerme c ris tia n a : échame
también á raí agua sobre la cabeza , para que
pueda ser h ija de Dios y feliz un dia para
siempre.
También ella fué cristia na como lo eran ya
sus hijos. ¡ Pobre madre ! Verdadera imagen le
las antiguas naciones de Am érica : acud.- al M i
sionero porque de él sólo presiente que le podrá
v e n ir la salvación tem poral y eterna. Consult-se
Li h isto ria : desde el golfo de Hudson
La
pxtrem idad de Patagonia el M isionero ha s ilo
siempre el Padre de los salvajes.
•
• *
Y no solamente los salvajes nec-sitan del M i
sionero, sino también nuestros pobres compatr Las esparcidos á m illares en sitios ; b la i'< y
desiertos. Lejanos de toda instrucción y a u xilio
re lig io s o , pierden tristem ente la le. La in -1;:.r.encia por las cosas eternas que reina por do
quiera, el vic io que triun fa , la idea de enrique
cerse, el no tener á su lado personas que los
amen con verdadero a m o r, los peligra ' que á
cada paso encuentran en sus largos via j > , el
pasar años y años sin ve r un sacerdote, el ju«*^
las malas costumbres, el ocio, corrompen d • ta l
modo sus corazones , que h o rro ru a tan >ol*' A
pensarlo. De aquí nace la n e ce dad de quo los
Misioneros se establezcan en medio de la em i
gración europea.
D. José Fagnano, en los prim eros años, de su
m isión, recien llegado á un pueble-cito de la Re
pública Argentina, fué avisado de que en el hospital
so hallaba gravemente enfermo un Europeo que
horrorizaba á todos por lo m uy furioso que fre
cuentemente so ponía. E l M isionero fu» .i vurlo,
se acerca al lecho del desgraciado y le habla en
su idioma patrio, con la esperanza ilo que aque
llos acentos, oidos tantas veces en los labios de
su madre, lo pudiesen calm ar algún tanto. Pero
el infeliz m ira do reojo .al sacerdote, lo in
sulta infamemente y le vuelve las espaldas. En
tonces el M inistro do Dios pregunta á los que
lo asisten cuál es la comida que más lo "is la a
aquel desgraciado , y le contestan : —
àfé v
azúcar. — Sale afuera, lo compra y s - lo pre
senta al enferm o, quien , arrancándoselo do la
— MO —
mano, ni siquiera le da las gracias. E l M isio
con secretos que ningún m ortal puodo todavía
nero intenta d irig irlo alguna palabra de vida
penetrar. Varias voces el Misionero lo habla d,.
oterna, pero, á fin de e vita r osconas demasiado
relig io n, do Sacramentos, do Jesús y do Maríatristes, veso obligado á abandonarlo.
pero sus palabras son siompro contestadas con
Despues de haber re c o rrid o , durante varios
desprecio y sarcasmo : — Di, al monos una vez
meses, evangelizando muchos de aquellos puoblo¡Jesús m ío, m isericordia! — Nada; el infoiò
citos, vo lvió al sobredicho donde se hallaba el
prosigue en obstinado silencio. Y duranto el día’
infeliz enfermo, y el Comisario del Gobierno le
cuando el Misionero se aleja para atender á las
pasa aviso de que un compatriota suyo hállase
obligaciones do su sagrado m inisterio, no hace más
»*n el hospital m ilita r enfermo do gravedad. A
quo p ro fe rir apodos insultantes y llenos de despreta l anuncio, el celoso M isionero corre allá ; el
ció contra su bienhechor.
hospital consiste en una vasta cámara, la puerta
Hasta el últim o instante continua en tan triste
está cerrada con llave. Se oyen dentro gemidos
estado. E ntra en agonía : las Hermanas ruegan
prolungados. Manda á buscar al g u a rd ia n , y ,
al pie de su cama, el Misionero llora á lágrima
viendo que no venia, da dos fuertes golpes y
viva y lo exhorta por últim a vez á decir: — Jesús
abre con dificultad la puerta. A ta l r u id o , el
mío, m isericordia! — Tampoco : expira impeni,
enfermo se levanta, so asoma á la ventana , se
tente.
agarra á la reja y g rita : — No me m ates, no
#
* #
me mates.
E l Misionero, al entrar, apénas si puede respi
Así concluía D. José Fagnano :
ra r por el mal olor que sentía, y acercándose al
« Y hé aquí cuál es la empresa del Misionero
desgraciado, lo reconoce y procura calmarlo. Le
Salesiano : Consolar, socorrer, enseñar el camino
di'*e que se baje de la reja y lo lleva cariñosa
del cielo no solo á los salvajes , que no lo han
mente á su lecho. ¡Oh Dios m io! ¡Cuánta m i
conocido nunca sino á nuestros mismos compa
seria! ¡Parece un monton do estiércol! L o hace
triota s que lo han perdido. Pero para llevar a
s e n ta r, le pregunta amorosamente por su salud
cabo tal empresa se necesitarían las riquezas de
y . diciéndole que lo llevaría á su propia casa,
un rey. Los largos viajes , el edificar iglesias,
sale de su cuarto para buscar gente que le ayu a b rir escuelas, mantener gratuitam ente niños cd
dase á trasportarlo : — No me abandone, no me* los hospicios, socorrer en las necesidades mate
abandone Vd., g rita el enfermo. Quédese aquí , riales á muchos infelices, originan gastos enor
sino vienen y me matan.
mes. Para in s tru ir á los salvajes, es preciso re
— Me vov, pero vuelvo pronto, le dice el Sr.
cogerlos por algún tiempo en un sitio fijo y dar
Fngnano. N o . no te abandono, te llevaré á de comer á tribus enteras que, nómadas por na
mi casa, te curaré y estaré siem pre á tu lado.
turaleza, tendrían que dispersarse para procu
— Y se fué. Como llueve á cántaros, va al
rarse el sustento necesario con la caza y pesca.
P o r cuyo m otivo, yo os recomiendo esta tarda
comercio y pide algunos metros de tela encerada:
la limosna ; sí, no dudo de que la h a ré is, pues
— ¿Para aquella bestia? le responde e l comer
no me faltan pruebas de vuestra generosa can
ciante : mejor le regalaría una pistola para despa
dad. Hasta ahora, debo deciros, no nos ha faltada
charlo de este mundo.
nada, y m il veces al día hemos bendecido *
— No es esta la respuesta que me esperaba,
nuestros Cooperadores, rogando al Señor se digne
¿cuánto cuesta esta tela?
remunerarles centuplicadamente , aun en esU
La paga y la lleva en seguida al hospital.
tie rra , todo el bien que nos han hecho, tanto*
Encuentra por el camino á dos hombres y les
nosotros como á nuestras Misiones.
suplica que lo ayuden á trasportar á aquel pobre
Yo, pues, parto contento de haber podido darò»
enferm o: — ¿A aquel demonio ? Jamás; le res
las gracias y saludaros por últim a vez. ¿Y sabéis
ponden.
adonde voy? En una isla de la T ie rra del Fuego
— Pero, en fin, es una obra de caridad la
me espera* una trib u . Se había reunido mientra-1
que haréis.
yo me disponía para venir á Europa. Les ofrcc*
— No hay caridad que valga con semejante
que volvería y que me esperaran en aquel lugar,
hombre.
pues llevaría comida y vestidos para todos y ^
— Pues bien; ea , diez reales á cada uno y
enseñaría á amar á Dios y ganarse el Paráis
vamos.
— Pero ¿Y cuándo volverás? me preguntaroi'
Se m iran mùtuamente y aceptan. Colocado el
— E ra d ifícil precisar el día de m i vuelta conj'
enfermo en una camilla y cubierto con la refe
también hacérselo comprender, pues su aritiD®'
rida tela, lo llevan á casa del Misionero , donde
tica es harto lim itada. Ellos cuentan uno y d°s:
encuentra buena habitación, cómoda cama y todos
hasta aquí llega su numeración, y para indicó
los alimentos y medicinas que su deplorable
estado requieren. ¡ Pobre cito ! Dos ó tres te rr i un numero superior añaden m uch o , mucho.
bles enfermedades le aquejan. Desde las prim e
suerte que para hacerme entender, los seña1;
ras horas del día hasta el anochecer lo asisten
la luna, y dando una vuelta con la mano para in ^
Jas Hermanas, y la noche entera la pasa á su caries e l g iro propio mensual les enumeraba:"'
lado el Misionero, que lo lava dos veces al día
Uno, dos, uno, dos, hasta llegar á siete. Viendo <l"
de pies á cabeza. Un mes entero dura tan amo
se quedaban como atolondrados, los pregunté v
roso y caritativo sacrificio. So espera quo tanta
mo habían entendido, y mo respondieron
no. Entonces mo arrim é á un árbol y en •"
caridad llegará á conmover aquel corazón llagado
corteza hice sucesivamente dos tajaduras, re
vobUcum su m . el Señor, oh M isioneros, está
novando el mismo movimiento anterior con in con vosotros; El os dará la sabiduría, la palabra
dicación á la luna , y como si hiciera su giro
el auxilio necesario. Sí, Misionero*, id tranquidos veces, les dije :
lo* ; el Señor, que o* ha dado tan santa y gene
— Uno y dos.
rosa inspiración, está con vosotros, os auxiliará
— Bueno ; respondieron.
siempre. Id tra n q u ilo *, pues afortunadamente
Hice otras dos tajaduras repitiendo el gesto : lleváis un buen Jefe; con vosotros va el Reve
— Uno y dos. ¿Entendéis?
rendo D. José Fagnano, quien, con su ciencia y
— Sí.
gran prudencia , «erá vuestro verdadero y fiel
Hice otros dos del mismo modo : — Uno goía. Id tranquilos, pues estáis bajo la protección
y dos.
de vuestros compañeros que han conseguido va
— M uy bien; replicaron.
el premio de sus fa'igas. Sí, una Hija de Maria
Auxiliadora y un Salesiano, que yo mismo he
Entonces hice uno solo diciendo: — Y uno.
Cuando hayan pasado tantas lunas que sumen á conocido, murieron en aquellas tierras como ver
uno y dos, á uno y dos, á uno y dos, y uno, daderos mártires, y a hora, desde el cielo , no
podrán menos de asistir s y protejer *. Teneientonces yo me hallaré de vuelta entre vosotros.
además la protección del veneradísimu Padre, del
— Perfectamente; hemos entendido, excla
maron todos á una v o z , y nosotros te aguarda queridísimo D. Juan Bosco, que desde el Cielo
os bendice. Id, pues, tranquil
y no temáis.
remos aquí.
> Ya sé que todos sois generosos y entre
"Es este el motivo que me obliga á anticipar
vosotros hay uno qoe do nombro, el cual. Lecha
m i salida. En el mes que viene concluye el
tiempo prefijado, y , si retardo, ellos se esparci la petición y recibida la órden «le obediencia al
punto, sin poder i r ¿ ver á les parientes. Lace
rán por el desierto y despues será m uy difícil
de ello un sacrificio y se va.
el reunirlos. ¡O h! paréceme verlos aún por la
; Bien ! digo yo á este, y ; bien ! digo tam
ribera del m a r , ó sobre alguna de las colinas
bién a todos. Vosotros dejais la patria y Joque coronan la is la , mirando ansiosos hacia
parientes, pero un gran premi * os está prep.i
aquella parte, por donde un día. Dios mediante,
rado, premio que n isiq u i-ra podemo* im aginali >
aparecerán las velas de m i nave.
Vos q u i re liq u is tis omu ia et preut i est is m r
Cuando me halle en medio de ellos , cuando
empieze de nuevo m i evangelizacion y les bable c e n tu p lu m accipietis et n la m aeternum ptissidde vosotros, mis queridos Cooperadores y Coope bitis. Recibiréis, pues, el céntuplo en esto raun 1
radoras, vosotros no tendréis solamente el reco y el Paraiso en la vida futura.
» EL Emmo. Cardenal Alimonda, nuestro mu;
nocimiento y las oraciones de los que, por medio
amado Arzobispo, con el cual he b a b lrb eM
vuestro, habré salvado, sino también tendréis el
tarde, me ha dicho que toma viva parte en esta ex
amor, la protección do sus ángeles custodios que
se harán intercesores vuestros ante el trono de pedición y , en su nombre y e n A le otro Obi>j
la misericordia de Dios, tendréis asegurado el que con el estaba, os mania la bendición.
» Nosotros todos, quo estamos aquí presento
poderoso patrocinio do María Sma., y por último,
en esto mundo y en el otro, sereis bendecidos os prometemos rogar por vuestro feliz viajo.
» Y ahora yo, pobrecito, os bendigo en nombr
copiosamente por el Señor. »
de Jesucristo, de Maria Sma. , de! Papa , d |
•
* *
A n^el de esta Diócesis, en el de nuestro vem
Apénas el Rdo. Sr. Fagnano puso fin á su radisimo padre Don Bosco. q ie de>de ei ch!
nos m ira, y del muy querido Superior Sr. D |
conferencia, el lim o. Sr. Leto dio la bendición
M iguel Rúa, que Dios N tro. Señor conserve p
con el Smo. Sacramento, despues do la cual di
muchos años. *
gnóse d ir ig ir fervorosas palabras á los Misioneros:
•
« Interpretando el deseo de los Superiores ,
• •
dijo, vengo á daros el últim o adiós con la ben
Dada la bendición, bajó del a ltar mayor co
dición. Id , decía Jesús á sus Apóstoles cuando
estaba aún sobre esta tie rra , id d evangelizar los brazos abiertos. Fue una escena imponer
los m ellos. Lo mismo os digo hoy á vosotros : fisima.
E l presbiterio estaba lleno de sacerdotes
Sí, id, oh Misioneros, á llevar la luz del evan
gelio, id á ilu m in a r las gentes, id á salvar aque acólitos, vestidos con roquete. Los .Misioneros $
llos pueblos que caminan aun entre las tinieblas habían colocado en pie delante de una baram ]
de la m uerte...... Ut vos eatis, et fru c tu m affe cubierta con tela encarnada. El Sr. Fagnano í j
ra tis et fì'uctus vester maneat. Sí, id á llevar acercó al Obispo y se abrazaron y bes.»ron cc J
los frutos do bendiciones celestes á aqtiollas le las lágrimas en los ojos. Todos los Misionen I
janas regiones. ¡V alor! Quizá alguno d irá : 'io no se presentaron al limo. Sr. Obispo y luego fu I
ron á dar el abrazo al Sr. Rector M ayor y I
sirvo para nada, yo... — Calla, lo respondo yo.
¿Por qué tomes? Y los Apóstoles ¿para que todos los demás hermanos. Interim, las armonios I
5
voces de los niños cantaban el L a u d a i*■ £*■
servían? Poro el Señor les d ijo : Ecco ego r«ii um qui nes gentes.
biscum sum. Y al Profota Joromias, que so la
Los Misioneros se dirigierou hacia Ia puer I
mentaba do no sabor ni siquiera hablar, d ijo :
I llegar allá, mud; I
Soy yo quien to manda, ostaré contigo, te pondré principal de la iglesia.
en los labios mis palabras; no temas, ve. Aece personas so acervaron a los sacerdotes para 1 I
saries la mano. Salieron aquella misma tarde por
la linea de Modan , Marsella y Burdeos, donde
un vapor de la Compañía T ra n sa tlá ntica , en
35 días, los llevará á Puntarenas, y á la T ie rra
del Fuego.
Que sea feliz vuestro viaje, oh queridos h e r
manos , que sea m uy rica y abundante la raiés
que vais á recoger en el campo evangélico. Voso
tros. antes de salir, luisteis á arrodillaros ante la
tumba de D. Bosco para rezar una oración en su
sufragio , para recomendaros á él. Regocijaos.
Sus huesos se estremecerían de alegría al ver
que vosotros continuáis cumpliendo los planes de
salvación, por él mismo trazados, y de los cua
les os hablaba tantas veces con el entusiasmo
ie su corazón enamorado de Dios.
Yo sane enteramente de allí á dos días y m i
hermano va siempre mejorando, do ta l modo, qué
puede ya atender á su oficio. Además ol módico
ha declarado que los pulmones están sanos. Demos,
pues, gracias á la Sma. V irgen A uxiliadora y á
su casto esposo S. José, al cual nos hemos tam
bién encomendado.
Dígnese Vd. publicar esta gracia lo más pronto
posible y anticipándole mis agradecimientos, tengo
el gusto de ofrecerme de Vd. humilde servidora,
Q. B. S. M.,
Lig u ria , 23 de Agosto de 1888.
V. F . S. C.
LA TIPOGRAFIA SALESIANA
GRACIAS DE MARIA SMA. AUXILIADORA.
I.
R dmo . Sr . D ir e c t o r :
Con toda la efusión de m i corazón, doy infinitas
radas á María Sma. Auxiliadora, quien, despues
e haberme obtenido la salud, que hacía ya diez
seis meses había perdido, dignóse darme nueva
rueba de su extremada bondad, intercediendo
or mi ante el trono de Dios N tro Señor para
ue me concediese la salud de un h ijito m ío ,
ue hacia tres años estaba enfermo y era atorh-ntado últimamente por insistentes fiebres y
olores renmáticos. A h o ra , al verlo de nuevo
in alegre y contento, m i corazón se regocija
inndemente. y, llena de reconocimiento hácia
i n buena Madre, no puedo menos de m anifestar
is insignes gracias recibidas, á fin de co n cu rrir
on mis pobres palabras á glo rificar á Aquella que,
on fundada razón, fué llamada Consoladora de
»3 afligidos y A u xilio de los Cristianos.
De Ud. S. S. Q. B. S. M .,
L u is a M . F.
T u rin , 30 de Abril de 1888.
H.
M u y R do . S eñor :
A fln de cum plir con la promesa que hice de
ib lic a r la gracia , en caso de que mi hermano
yo, recuperásemos la salud, le d irijo hoy los
guientes rengloucilos.
E l invierno pasado caímos los dos enfermos
fuerte bronquitis, manifestándose al poco
impo síntomas de tisis y, lo que es más aún,
m i hermano empezaban ya á dañársele los
limones. Los dos nos agravamos tanto que per
nios las esperanzas de sanar.
A l aumentar el rnal, nos recomendamos con
do fe rvo r á nuestra querida madre María. Y en
13cto ¡cuán bondadoso es su corazón materno!
en las Exposiciones de Roma, Bruselas, Londres
y Barcelona.
Los diarios de Ita lia dan cuenta en estos días
de las espléndidas distinciones con que la Tipogra
fía Salesiana lia sido honrada en las Exposiciones
de Roma, B ruselas, Londres y Barcelona. Noso
tro s no podemos menos de manifestarles nuestro
más v iv o agradecimiento por tanta benevolen
cia que infunde en nuestro corazón mayores
y más particulares deberes. Como no es posible
reproducir lo que todos dicen, á fin de ponerlo en
conocimiento de nuestros beneméritos Coopera
dores y Cooperadoras, por la gran parte que les
cabe, publicamos con sumo gusto el artículo do
la U n ità C a tto lica , N . 268.
« Durante el tiempo de la esplendidísima E x
posición V a tic a n a , con que el universo entero
quiso celebrar el Jubileo Sacerdotal del gran
Pontífice Leon X I I I , nos liemos entretenido va
rias veces hablando de la parte que tomó la
Ita lia en tan fausto acontecimiento en el que
supo demostrarse reina sobre todas las naciones,
tanto por la espontaneidad del afecto como por
el número y riqueza de los donativos, ofrecidos
en homenaje de fe y amor al Supremo Gerarca
de la Iglesia Católica.
» Ahora tenemos el gusto de a d ve rtir que
nuestra T u rin no se lia quedado atrás de ninguna
ciudad italiana en tan afectuosa como artística
Demostración. De lo cual son evidente prueba
los varios y señalados premios adjudicados á
nuestros conciudadanos, de que ya otras veces
hablamos.
» Entre los que tuvieron mayores distinciones
en la Exposición V a tica n a , cuéntase también la
Tipografia Salesiana de T u rin , á la cual dió tan
vigorosa vida aquel hombre extraordinario por
la piedad y por el espíritu sublime de caridad,
D. Bosco, del cual llo ra m o s, desdo hace pocos
meses, la muerte.
» En efecto, dicha Tipografía expuso en aquella
Exposición significantísimos donativos, entro los
cuales es digno do p a rticu la r mención el esplén
dido volumen en-4° mayor intitulado : L a F ilo
sofía, L a H is to ria y las L e tra s en el concepto
de Leon X Ilí.
— M9 —
» A esta obra tipográfica, tan admirable no
menos por su alta excelencia intrínseca que por
su valor artístico y tanto más por haber traba
jado on ella los niños del O ratorio Salesiano,
quo en su Tipografia son caritativamente amaes
trados por distinguidos artistas , fué adjudicada
la m ed a lla de oro. Si se tiene en cuenta el nú
mero y valor de las producciones tipográficas ,
enviadas por las naciones más industriosas á la
referida Exposición, fácilmente se puede colegir
cuánto sea el valor artístico del mencionado
trabajo.
» No debe, pues, m aravillarnos que el ju icio
de la Comisión de la Exposición Vaticana haya sido
confirmado, no macho tiempo despues, en la del
Concurso internacional de artes é industrias de
Bruselas y en la Exposición universal de Bar
celona, cada una de las cuales han honrado la T i
p o g ra fia Salesiana con la. gran medalla de oro,
calificando dicha obra de magnífico trabajo t i
pográfico.
» La Exposición Italiana de Londres premiaba
dicho trabajo con la más alta recompensa, es
decir, con el p rim e r diplom a de h o n o r, decla
rando que la sección de T ip ó g ra fo s está m uy bien
representada. También en comparación de los
mejores modeles ingleses, las pruebas expuestas
muestran trabajo preciso y elegante.
» Despues de lo d ich o , no podemos añadir
palabra sobre el mérito y precio de esta obra,
siendo ya el referido ju ic io suficiente prueba de
los adelantos y progresos de la T ipo g ra fia Sale
siana de T u rin , que puede hoy com petir cou
Inglaterra, comunmente llamada la más indus
triosa de las naciones.
» Honor, pues, á la T ip o g ra fía Salesiana por
las cuatro altas distinciones obtenidas este año,
lo cual hace ver patentemente cuán excelente sea
la enseñanza que. en el arte de la estampa italiana
reciben los niños de D. Bosco. Honor al Clero
italiano que, á los sarcasmos y calumnias secta
rias, responde tan noblemente, agregando la fe
al arte, la piedad al trabajo y haciendo servir el
ingenio á la glorificación del Papado y á las
grande .as de Italia católica. »
7TTT n 11111 i i , i 11T
C A R T A
R E
C H IL E .
Talca, 14 do Julio do 1888.
M u y amado y lid o . P a d re :
Como ya le fué anunciado , el 28 do A b ril se
celebraron solemnes funeralos en sufragio del
alma de nuestro amado Padre D. Bosco, en la
iglesia catedral de Santiago. En ella no se ce
lebran nunca funerales gratuitamente si no por
los queen ella ofician ó por los principales persona
jes de la República. Poro los Chilenos, que hacia
Bosco abrigan grando estima y veneración,
considerándolo como uno de los primeros educa
dores do nuestro siglo y uno de sus principales
bienhechores, lian qnerido darle este honor, siendo
el i° el lim o, y Rdmo. Sr. Arzobispo quien o r
denó se celebrasen con toda solemnidad. Ade
más dignóse p o n tifica r, ayudado de todos los
clérigos y sacerdotes del Seminario. Asistían á
la función todas las asociaciones de la ciudad
con sus correspondientes estandartes y extraor
dinario número de personas. Los Salesianos es
taban representados por el D irector de esta casa,
Sr. T ornatis, y D. Evasio Rabagliati de la de
Concepcion. E l elogio fúnebre estuvo á cargo del
célebre Orador sagrado que Ud. ya conoce, S r.
Pbro. D. Ramon Angel Jara, que predicó en nues
tra iglesia del Sagrado Corazón, de Roma, en
la fiesta de la consagración. Fué para él una
ocasión m uy propicia y de la cual se sirvió para
demostrar de un modo maravilloso el intenso
amor y profunda veneración que hacia D. Bosco
sentía, al caal tuvo la gran fortuna , como él
decía, de conocer « ¡Oh qué duice es haber co
nocido á este venerable sacerdote! »
Su manera de expresarse era animada y ca
lurosa.
« ¡A h ! ¡ D. Bosco, D. Bosco ! ; venerado Padre
y santo amigo ! ¿ Por qué teníais fuego en las
palabras, rayos de luz en la mirada y calor en
vuestras manos , cuando vuestra vida se estaba
ya apagando}. P or qué me halagabais diciéndome
que íbamos á ser siempre amigos, si en secreto
estabais ya escribiendo vuestra despedida de la
tie rra ? P o r qué me encargasteis que al llegar á
m i p a tria , ayudara á vuestros hijos y hablara
de vuestras obras, si sabíais ya que m i prim era
palabra iba á ser para hablar de vuestras obras,
pero regando con lágrimas vuestro sepulcro 1
¿ P o r qué no me dijisteis que vuestro abrazo de
despedida era para la eternidad y vuestra ben
dición era la postrera en este mundo ?... >
E l o ra d o r, dando p rincipio con el testo del
Evangelista : S in ite p a rvulos venire a d me (san
M arc., cap. x, v. 14) ; dejad á los niñe«s v e n ir á
mí, muestra cómo los hombres más ilustres de
la Iglesia, comenzando por Cristo hasta el últim o
de los que han seguido sus hu e lla s, han sido
héroes de caridad y cómo á la cabeza de los de
este siglo hállase 1). Juan Bosco, que, inflamado
de amor hacia los niños huérfanos y abandonados,
les abre los brazos y los atrae del mismo modo:
S inite parvulos venire ad me: Dejad a los niños
venii* á mi. P or los niños él sacrifica su vida y los
últimos dias de su madre; confiando en Dios y en
María supera toda dificultad y peligro. Para los ni
ños abre Oratorios festivos, establece escuelas, elova grandes edificios, construye templos suntuosos,
y , para ser ayudado en la obra de la educación
de la juventud y a* fin de que ella continúe en
el mundo despues desu unione, funda ias Congre
gaciones de los Salesianos. Hyas de Maria A u xi
liadora y Cooperadores Salesianos.
Y todo esto ¿por qué lo hace? Porque Don
Bosco ama á Dios con el amor do los sanios, y
por lo tanto ama á los niños, objeto de las d i
vinas complacencias,
« 1). Bosco, proseguía ol oradlespues do
» haber recorrido la vida del amado d.mnto, había
— 150 —
»
•
»
•
»
»
v
••
»
»
f
»
»
»
aprendido en san Pablo la excelencia de la cnridad y las cualidades de la reina de las v irtu des ; pero la caridad misma, la habia bebido en
su fuente inagotable, que es Dios. Si, señores ;
parece que Dios, cuando quiere form ar un héroe de la caridad, no necesita sino descorrer
un poco la cortina del m isterio que le oculta
á nuestros o jo s, y basta un instante de contemplacion de aquella belleza in fin ita para que
se arrebate el alma con aquel celo que devoraba las entrañas del Profeta y para que se
v iva muriendo con esa doble enfermedad de
los santos: la nostalgia del cielo y la locura
del amor...
» Don Bosco amaba á Dios de esta manera y
e por eso. en el alma de cada niño encontraba
> una copia del Criador, y quería no sólo que
» los niños se salvaran sino que ninguno se per- diera. Pues, helo a llí , m ultiplicando por cen■ tenares sus a silo s, colegios y seminarios en
> Italia, España, F ra n c ia , A u stria é Inglaterra.
» D. Bosco amaba á sus niños ; pero quería no
> solo librarlos de la miseria sino procurarles
» el bienestar posible. P u e s , hélo a l l i , recor
riendo las ciudades de Europa, mendicando en
■ las calles y en los templos, colectando sumas
fabulosas para derramarlas en seguida entre
» sus m illares de, hijos.
» Don Bosco amaba á sus niños; pero quería
» no solo salvarlos sino santificarlos á todos.
» P ues, hélo allí , trocado en director y padre
» espiritual de cuantos vivían á su lado.
» D. Bosco amaba á sus niños ; pero quería que
• jamás sus almas se mancharan con la fealdad
del pecado. Pues, hélo a llí, persiguiendo á los
pecadores, con rasgos de caridad que recuer• dan los del evangelista San Juan. — « T u
> dinero ó tu vida, » gritóle una noche un ase» sino que le sorprendió, atravesando una mon> taña. — « Te daré gustoso la vida, contestó
la v íc tim a , si tú me das tu alma para sal- varia. » — E l asesino ilum inó con su linterna
» el rostro del v ia je ro , y retrocedió espantado,
» dando un g rito . — « ¡Don Bosco! » — Era
» un antiguo asilado de su colegio de T u rin ,
» que, sordo a todos sus consejos, había mere» cido la expulsion y era, á la fecha, bandolero.
» Quiso h u ir el desgraciado, pero Don Bosco lo
• estrechó sobre el corazón y le pidió con lá» grimas que cortara de una vez la cadena de
• sus vicios. — * Lo haré mañana, Padre mío »
» dijo sollozando el infeliz. — « No ; ahora
• mismo, » le replicó Don Bosco. — Y , sen» túndese en un tronco de la selva y teniendo á
» sus pies á aquel pobre pecador, purificólo la
• conciencia, le abrió las puertas del cielo y le
» tuvo por muchos años ú su lado.
» Don Bosco amaba ú los niños; pero pare» cíale estrecha la Europa para las ansias de su
» celo. Hizo que sus hijos atravesaran los ma» res y vin ie ran en busca de niños que salvar
» á la República Argentina y al B ra s il, al E» m ador y al Uruguay. Supo que las vastas
• regiones de la Patagonia y de la T io rra del
» Fuego no habían sido exploradas por la fe, y
» envió sus logionos do sacerdotes en busca de
» los salvajes y sus hijos para darles civiliza» cion y paraíso.
» T ú también, oh Chile, p atria afortunada, tú
» también fuiste el objeto de sus últimos pro» yectos. En ti pensaba con sin igual cariño
» aquel apóstol del Señor; hablaba de t i como
» si ya vie ra en tus campos y ciudades, pobla» das de niños, las casas de sus hijos ; suspiraba
» por sembrar de apóstoles y talleres las selvas
» vírgenes de la infeliz Araucania, y su corazón
» se alegraba al saber que era creyente tu pue» blo, y era abundante tu mies.
» Si, señores; 1). Bosco amaba á Chile. La
» entusiasta acogida que Santiago y Valparaiso,
» Talca y Concepcion hicieron al lim o. Sr. Ca» glie ro, el Obispo Salesiano, le conmovió pro» fundamente. — « Es preciso, me decía en la
» últim a de sus cartas, que mis pobres liyos
» suplan con el esfuerzo de sus virtudes á la
» escasez de su número, á fin de que paguemos
» en parte la g ra titu d que debemos á Chile. »
» N o hace un año me entregaba para nuestro
» Rdmo. Arzobispo una súplica escrita con su
» temblorosa m ano, pidiéndole que protegiera
» las obras de los salesianos en Chile. Y en la
» víspera de caer en su lecho de m ue rte , es» crib ió un saludo, ta l vez las últimas palabras
» que estampó su pluma , para el lim o. Obispo
» de M artirópolis. ¡ Abrazo de amor que, al tra» ves de las distancias, enviaba el prim er edu» cador de este siglo á otro apóstol de la cris» tiana educación ! »
Siempre creciente en su entusiasmo, el orador
quería pasar á tra ta r de la parte sobrenatural
que en 1). Bosco existe y de la cual muéstranse
visiblemente ser Dios y la Sma. Virgen guía
continua del santo varón. P e ro , temiendo por
una parte anteponerse demasiado pronto al juicio
de la Iglesia, y por otra no pudiendo ocultar lo
que su corazón sentía, pronunció las siguientes
calurosas expresiones:
« Mas, ¿ qué importa ? señores, os diré con un
» distinguido obispo de España : « Ei gran mi» lagro de Don Bosco es haber realizado su
» obra. » S í; gran m ilagro es que un pobre
» sacerdote, sin influjos y sin dineros haya de» jado en el mundo cerca de dos m il sacerdotes,
» formados por su mano ; trescientos m il niños,
» educándose en sus escuelas; centenares de
» tem plos, colegios , talleres y asilos ; legiones
» de obreros , que se ganan con su trabajo la
» vida ; una corona de hombres ilustres, criados
» á su sombra, y que son eminencias en la his» to ria , en la teología, en el derecho, en la fi» losofía, en las industrias y en las artes, y que
» haya dejado, como brillante de honor, á uno
» de sus primeros niños trocado en Obispo por
» la plenitud del sacerdocio, en príncipe digm» simo de la Iglesia.
« Gran m ilagro os que Don Bosco, humilde
» hyo del p u eblo, llegara á ser el consultor y
> consejero obligado do los Prelados mús ilustres
» de Europa que iban á pedirle la bendición para
» sus rebaños.
— 151 » Gran m ilagro e s, en medio de la porfiada
» Doblado en su silla, bajo el peso de gravísimas
guerra hecha al clero por el gobierno italiano, » dolencias; cruzadas sobre el pecho sus maver á D. Bosco doblegando las iras y enter- » nos ; dulcísima la mirada ; inefable La sonrisa
nociendo las almas del marques de Cavour y
> de sus labios, y su acento... ¡ah! su acento...
del m inistro Rattazzi.
» no sé lo que tenia; solo sé que los hombres
» Gran m ilagro es ve r á Don Bosco llegar » no hablan jamás así. Hablaba lento, muy que» á París y conmover aquella moderna Babilo» do ; sus palabras tenían algo de la lluvia que
» nia, que sólo tiene tiempo para lucrar y go- » refresca y mucho del fuego que enardece. Sus
» zar, hasta ser estrechas las calles por donde ■» manos se levantaban apenas para bendecir, por» él transitaba é insuficientes los templos donde » que estaban gastadas, de tanto dar limosna al
» se presentaba á pedir limosna para sus pobres. » pobre, de tanto enjngar el llanto al desgraciado.
Despues de haber hablado, con débil voz , de
» Gran m ilagro es ve r, en estos tiempos, al
» Conde de Chambord, que moribundo en Aus- los últimos instantes de nuestro muy amado Pa
» tria , llama á Don Bosco á su cabecera, como dre y del triunfo que Dios le rindió en la sepul
» lo hiciera Luis X I con san Francisco de Paula. tura, se d irig ió á sus h ijo s , los Saiesianos, es
» Gran m ila g ro , en fin, señores, es que este pecialmente á los de Am érica, animándolos a
» siglo x ix que desprecia lo sobrenatural y que proseguir con valor la obra de Don Bosco, y
» se burla de la f e , haya sacudido el peso de terminaba su larga y fervorosa oración con estas
palabras : « Salvemos á los oídos, salvemos á la
» la materia que lo oprime, y levantándose del
» lodo del sensualismo en que ya ce , como el juventud: ta liu m enim est regnum coefanrm,
» ciego del Evangelio, haya salido al encuentro porque de ellos es el reino de los cielos. »
Tan magnifico discurso aumentó la veneración
» de D. Bosco, en persona de sus hijos, dicién» dole : Credo, Domine... fac u t videam — « ¡ Se- que ya se tenía á Don Bosco y redobló el en
tusiasmo que sentían hacia los Saiesianos. á los
» ñor, yo creo... haz que pueda ver ! »
» Oh, santa Casa de T urin, todavía me parece cuales querrían ver muy pronto esparcidos por
» estar mirando tus soberbios edificios, tus enor- todo Chile y de un modo especial en la capital.
» mes claustros, y tus espléndidos ta lle re s, en Plegue á Dios Ntro. Señor que tales deseos se
vean pronto cumplidos y que nosotros podamos
» que silbaba el vapor, crujían los maderos, ful» guraban los hornos, rechinaban las máquinas corresponder mejor á sus esperanzas.
Esta casa, queridísimo Padre, va progresando
» y brotaban de las prensas, como palomas men» sajeras, periódicos, revistas y libros para el si bien algo despacio. En tres meses se ha re
formado enteramente y reducido a forma de ver
» mundo entero.
» Hermosa Iglesia de María Auxiliadora, aun dadero colegio. Tenemos una escuela diurna y
» me parece sentir desde tu altar, aquellas ple- otra nocturna para niños externos que de dia
» garias de novecientos niños, mitad rum or, mi- llegan á 95 y de noche á 25. También han em
» tad gem ido, que, como viento en alta mar, pezado á funcionar los talleres de carpintería
» subía á tu cúpula y de allí volaba hasta los cielos. zapatería y sastrería con 32 niños, van au
» Celda veneranda de Don Bosco, creo sentir mentando á medida que se prepara la casa. Se
ha organizado también la Congregaci n de San
» de nuevo aquella grata impresión, cuando v i
» que en tus paredes pobres y desnudas, no lia- Luis, tan recomendada por nuestro llorado Don
» bia mas adorno que el recuerdo de dos amo- Bosco. Los niños en general s. n muy buenos y do
» r e ' : el retrato magnífico de su madre y esta ciles. E l trabajo del sagrado ministerio es inmenso.
En esta ciudad nos estiman muchísimo, de
» suulime inscripción, que es el lema dado por
» D. Bosco al escudo do sus hijos : Di i m ih i bido, como ya dije, á la veneración que tienen
á Don Bosco, á quien llaman San H *o, y á cuya
» a n im a s, coetera tolle, « dame almas y llévate
intercesión se recomiendan par.» obtener gracias.
» todo lo demás. »
Dígnese, amadísimo Padre, dirigirnos algunos
» Piadoso O ra to rio , bendecido por cinco car» denales ; nido escondido en que Don Bosco rengloncitos y mandarnos su bendición, que nos
» celebraba en privado la santa Misa ; aun me pague el sacrificio de bailarnos tan lejos lo T u
rin , y nosotros lo recibiremos todo como un
» parece to 'ar aquella ara sagrada donde corrían
» las lágrimas y se iluminaba el rostro do aquel gran regalo.
Saludamos con grau respeto y amor á nuestros
» que hacía recordar á San Alfonso de L igorio,
queridos Superiores y especialmente a Yd., nuestro
>> á San Felipe N e ri ó á San Lorenzo do Brindis.
» Tarde dichosa del 3 de Marzo do ÍS S i, en muy amado y venerado Hector Mayor.
» que por vez primera llegué á los pies de aquel
C«d aprtkacita
U l i U Icta U tÜ M - S»r**U 11TF.0 CHlS U tB
>> ombro extraordinario ; tú no te borrarás jaTiri», USS - Tlp*cr»I» fataDi».
» más de m i memoria. Me parece que lo veo....
»
»
»
»
IN D IC E
DE L
Enero.
Carta do Don B o s c o .......................
•• P4*?'
Noticias do la enfermedad do Don Bosco • • »
Salida do los Misioneros Swlesianos nnm el heuador y llegada do Mona. C aglierò i\ 1urut . »
Gracias do M aría A u x ilia d o r a ........................... *
0
_
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A 1 O
1 8 8 S.
El candidato jura 1« |>i»sidan«i:i ■'< Eeuador p«;/L'wt aclenme toma Jo hábito >■«
¡fficsiz» de
Mari.. Suva. Auxiliadora
Historia d.l Oratorio Jo S. Era». . . de Sales ,
Valentín o la Vocación contrariada .
. . .
»
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id.
— 152 —
Julio.
Febrero.
¿Por q> < **? íp-ti*jó »1 P * p » T ........................ pég.
Serti cui* de U cnírniieda*! de l). Honro
Exploración de L Tierra dol Fuego • •
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•
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(.¿rm-n.s di M am A a iilb d á tr* ............................ *
La fuerza de la unios
.
*
H i- un» d i i Oran n o «le S. Francisco do Sales »
fu.» gran j* ■< ¡i1:a y la o bligación do em plearla
b i t a .................................................................. *
l ’ n hercio»-' e je m p lo ................................................. *
Lista >l< 1"» Cooperad tin 's fillo e itlw on el ahO 1887 »
Marzo
: D. B o a r o ! ....................................................»
Lllicuoa cm«meatos..........................................*
Lo- dcapojjft do Don Busco expuesto en su apoB d t o .................................................................. »
An-oríos de la muerte de D. Bosco
.. . »
Loo antiguos alan.nos-...........................................»
La chulla ardiente: Los niños alumnos . . »
El p iM ftfe ........................................................ »
El aito- d los h ijo s ..................................... »
Carta «i* i L
Cardenal Alimouda .
. .. »
L is huara* fu n e b re *..................................... »
Pergamino colocado en el ataúd de Don Bosco»
El ».u - v n o ....................................................»
La* exequias................................................... >
Leon X 111 y D. B o s c o ................................. »
Calida de ios Misioneros . . . .
.. . »
Abril.
N —ka aaLda de nuestros Misioneros y el Mes de
M am A u x ilia d o ra ..................................... »
Daño de la ctiiermedad de D. Bosco . . . »
L» tumuíac i o n ...............................................»
L i Annaspo de Vercelli y D. Bosco . . . »
Ari*o a li i Sres. C ooperadores.................. »
Valva tin o la Vocación contrariada. . . .
»
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ib.
52
La fiesta do Moría Auxllíndorn on Turin . pág.
Viajo do loa Minio ñeros Salesianos ú Quilo . »
Ornela do Marín Sina Auxiliadora
. . . .
*
El Pana y Irta Hija» do M a r í a .........................»
Estrecho do M agallanes......................................»
Gracia obtenida por intercesión do D. Bosco
»
Carta de Chilo
Los funerales......................................
»
Historia dol Oratorio do S. Francisco de Sales »
Llegada do un Prefecto Apostólico Salesiano al
Oratorio de T u r i n ...........................................»
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ib.
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92
Agosto.
Felicitación do los Salesianos á S. S. Leon X III»
A la querida memoria do D. Bosco . . . .
»
Gracia de María Smtt Auxiliadora
. . . .
»
Carta de C h i l e .................................................... »
Viaje de los Misioneros Salesianos á Quito . »
Noticias do Patagonia.......................................... »
Los funerales.........................................................»
Historia del Oratorio de S. Francisco de Sales »
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ib.
96
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101
102
Setiembre.
Pia Union de los Cooperadores Salesianos
. »
Las ánimas del Purgatorio y el Jubileo sacer
dotal del Padre Santo......................................»
La Santísima Virgen Auxiliadora en la República
A r g e n tin a .........................................................»
¿Dónde encontrar un verdadero retrato de Don
B o s c o ? ...........................................
»
Viaje de los Misioneros Salesianos á Quito
»
Ultimos días de curso en el Oratorio de S. Fran
cisco de S a l e s .......................
»
Colegio Salesiano de Buenos Aires . . . . »
Conferencia del Sr. D. José Fagnano en Chieri »
Fiesta del Sagrado Corazón cíe Jesús en Bat-tersea
. . . . . * ...........................................*
Los funerales......................................................... »
Mayo.
L i íi -12. de Maria A u x ilia d o r a .................. »
53
Octubre.
No*<raa.................................
» 54
Crv—. obtenida por intercesión de María AuxiPróxima salida de Misioneros Salesianos pora
lía - .- .r a ....................................... ...
» ib.
Patagonia y Tierra dei F u e g o ....................... »
D M._ .-i ii ; . i ...............................................»
55 E l Rosario y Leon X III ................................. »
r< w u —i w ionia fúnebres de D.Bosco .
. » 56
La Santísima Virgen Auxiliadora en la República
Carta de Barcelona.......................................... »
60
Argentina ................................................ •
»
Cart- de S e rilia ............................................... »
01
Noticias americanas : Tierra del Fuego ; República
Li l i - .v. Caglierò en el Vaticano . . . .
» 63
Argentina ; Chile
. . . _. . . . • • »
L
ni*.- de b. Bosco acerca del Papa» 64
Viaje de los Misioneros Salesianos á Quito . »
D li
•>j el Obispo de Montevideo . . . »
ib.
Historia del Oratorio do S. Francisco de Sales »
I t B ■' - y
el
Obispo de Pami lona
. . lunernles
. »
65 .Los
. .....................................................»
b. H
• el Cardenal M assaia........................ » ib.
Valentin ó la vocación contrariada . . . .
»
D. Ii ■ >y
írl
Arzobispo de Tébas
ib. . . . . »
Noviembre.
D. ii'r ' - o y
el
P. lienza ......» 06
b Botr i y Cenar C a n til................................. »
Los Misioneros . .
»
ib.
Lea funerale»................................................... »
Gracias do María A u x ilia d o ra ............................ »
ib.
Or
- i» ' da por ínter- e-,- i de Lb Hosco
» 67 Noticias americanas ; Patagonia ; República A r
IL -’' : . .• i Oratorio de b. Francisco de Sales » 68
gentina .............................................................. »
Yiaje de los Misioneros Salesianos ú Quito . »
Junio.
Peregrinación del Clero italiano á Roma; Triduo
!>;► Misjomr- ■ en la muerte de D. Bosco
, » 69
y Misa de Requiem celebrada por el Padre
K1 Exorno. é lln. ». S.r. Obispo de Rio Janeiro á
Santo en la Basílica de S. Pedro . . . .
»
lo* Balenano!» de la Caaa do Nicthcroy, eu La
Los igoferak-s
.....................................................»
muert/* d»* b. I k a c o ....................................... » 70
Carta» do lo* MiJuoiwro»
....................... /» ib.
Diciembre.
El Sagrado Coraron do Joan» y la humildad
» 72 Felicitación ...................................................... .....
Oraci . del Sagrado C r»viu do Jcmí# . . . »
74
El limo. Sr. Caglierò on E s p a ñ a .........................
Hi-torfa del i): «torio o» s. Framúnco de Sales * ib.
Salida do Misioneros para la Tierra dol Fuego. „
Exploración de la ì u rrà del Fuego . . . .
» 76 Gracias de Maria Sum. Auxiliadora . . . .
»
Lo* fune ral» »
79
La Tipografia Salesiana en las Exposiciones de Ro
La Conferencia do lo» Cooperado:re» en ocaatoa
mo, Bruselas, Londres, y Barcelona . . . »
de la fasta do María Auxiliadora. . , . » 80
Carta do Chile................. .... ............................
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141
ib.
143
148
ib.
149
T TI R í N
L ib r e r ia Salesiana
THUN
XXII. S.4LLVSTII (C. Crispi) De bello Jaznrtliin» hist
— Editio V ; 'in v .
70 pág................................................................................. Pes •*. 0 30
XXIII. VIKlìlUI MAKOXIS (P.) Aeneis. — Encuaderoa<Io
. . . .
• 1 —
XXIV. — Bucolica et (teurgica. — Un voi. do 88 pág........................- 0 25
XXV. PLAVTI (M. Attii) Captivi. Comedi,!, ex recerróone Fr. Ben. Bottami tu
nensi editore passim emendata. Accedunt animadversi m-s in di - -r tionem Frid. Ritschelii de Plauti poetae nominibus. — Editio 3‘ ; un voi.
de 80 pág.............................................................................. » 0 10
XXVI. CICERO.YIS (M. Tullii) Philippica li in ». Antonino. Ite •
’
1 ~
auxit Joannes Baccius. — Editio 2*; un voi. de 80 pig. . . 1 1 1"
XXVII. TIBVLLI (Albii) Carmina castigata, crebris notis exem* . — E • U: u:i
voi. de 100 pág................................
» 0 40
XXVIII. LVCRETII (Titi Cari) De rerum natura. In usura tir a • i - . . a ' —
tionibus auxit Joannes Baccius. — Editio 2l; un voi. de 38 j i r * " 10
XXIX. LIVII (Titi) Historiarum libèr II. In usum tironum cur.i • *.
nibus auxit Joannes Baccius. — Editio 4*; un voi. de 96 p
o 1"
XXX. PALVHBI (Aloysli) Minerval. Comoedia. — Un voi. do 64 p g. .
H
XXXI. CICEROAIS (M. Tullii) Tuseulanarum disputationum lit- r L !a ;>•.
■uravit, adnotationibus auxit Joannes Baccius. — Un voi. d
:—
1
XXXII. — Tuseulanarum disputationum liber II. In usum tironum ..
' itionibus auxit Joannes Baccius. — Un voi. de 68 pág. . . > " 4■>
XXXIII. — Laelius, sive De amicitia. Dialogus ad T. Pomponium A r: ;m. — V
voi. de 40 pág............................................................................ » 0 2 '
XXXIV. SALLVST1I (C. Crispi) De bello jugurthino historia. Iu usum tironum curavit,
adnotationibus auxit Joannes Baccius. — Un voi. de 160 p.
1 co
XXXV. SALLVSTII (C. Crispi) De eoujuratioue Catilinae historia, ia s 'ia r ai:
curavit, adnotationibus auxit Joannes Baccius. — Un voi. d- 96 j>. » n In
XXXVI. 0V1D1I NASOAIS (Publii) Et Metamorphosibus selecta in D' r i
rum. irante I. Bartolio. — Un voi. de 164 pàg...................................» 0 60
XXXVII. C. PLINII (Caecilii Secundi) Panegyricus Traiauo Imperatori dirius, un: ■
Vine. Lanfranchio. — Un voi. de 68 pdg.....................................» 0 30
XXXVIII. lIRtilLlI MARONIS (P.) Bucolica et tleorgica. in usum tironum cur vi!, a ia >tationibus auxit Joannes Baccius. — Accedit carmen Cunelas Ausi, ¡lis.
an. MDCCCLXXXU. — Un voi. de 204 pág................................. w O so
XXXIX. CLAVDII CLAYD1AN1 De Rapto Proserpinae libri III. — Un voi. de 10 p. « 0 io
XL. VÌRtìlLII MARONIS ( P.) Aeueidos libri tres priores. — Un voi. d 70 p.ir. » o I r
AU- QVINTILIANI (M. Fabii) Institutionis Oratoriae liber dcrimu>. — Un voi. ite
100 pág...................................
» O 80
TURIN
Libreria Salesiana
TURI N
IN
VSVM
V
'
SCHO LARVM
you.
e n - i6 ° .
I. HIERONYMI (S.) De viris illustribus Liber
Vitae
S. P auli E rem itae, S. H ila rio n is E rem itae , M alchi
Monachi et Epistolae selectae cum adnotationibus Joannis
singularis;
TAMiETra Sac. Doct................................................. Peset. 0 80
D. SVLPICn [Severi)
Historiae Sacrae
libri II cum adnotatio-
riibus Joannis T a m ie ttii ..............................................»
0 40
HI. — Vita Sancti Martini, edidit atque adnotationibus illu
s tra v it IOANNES T amiettivs Sac. Doct.
.
.
.
»
0 40
IV. LACTANTII (L. Caecilii F irm ia n i) De mortibus persecu
torum Liber unus, cum
adnotationibus Joannis T a m ie ttii
Sac. Doct.........................................................................»
0 60
V. AYGVSTINI fSancti A u re lii) De Civitate Dei Liber quintus;
e d id it
Sac. J o a n n e s
T a m ie ttiv s
p o litio ru m
rum Doct........................................................................ »
litte ra
0 40
V . CYPRIANI (S. Thascii Coecilii) Liber de Mortalitate et
Epistola ad Demetrianum, cum adnotationibus Sac. Joannis
T amiettii Doct.
..............................»
0 40
M I. Acta Sanctorum martyrum Viti, Modesti et Crescentiae; e d id it
Sac. Joannes T amiettivs Doct....................................... »
0 20
M IL AMBROSII [Sancti) Mediolanensis Episcopi De Officiis
Libri tres, edidit JoannesTamiettivs Doct. .
.
»
1 00