-
Título
-
BS_1888_02
-
Descripción
-
Boletín Salesiano. Febrero 1888
-
Fecha de publicación
-
1888.02
-
extracted text
-
ANO I I I . -N . 2.
Sale uua vez al mes.
FEBRERO 1888
BOLETIN SALESIANO
Instruyó a l pueblo y divulgó todo lo que había hecho.
Buscó las doctrinas útiles y escribió documentos
rectísimos y llenos de verdad. Las palabras de los
sabios son como punzas ó clavos, que penetran pro
fundamente, y nos fueron dadas mediante nuestros
maestros por el único pastor.
(E clesiastés X II, 9. 10 v 11)
E l peligro, Sto. Padre, está todo en la continua
difusión de los libros infámes; y para poner un dique
á este mal inmenso, yo no veo otro remedio, que la fun
dación do una imprenta Católica, puesta bajo el patro
cinio de la Santa Sede. De esta m anera, no hacién
dose esperar nuestras respuestas, podrémos con mayor
ventaja descender al campo de la lid y responder con
feliz éxito á las provocaciones de los apóstoles del
error.
(S a l e s )
No se engañarla mucho quien intentase de atribuir
principalmente á la prensa malvada todos los males
y la deplorable condición de las cosas, á la cual
hemos llegado actualmente..., los escritores católicos
deben con todas sus fuerzas volverla en bien de la
sociedad.
(L eon X III)
La prensa periódica sometida á la autoridad je
rárquica. revestida del espíritu de Jesucristo, viene á
ser un poder inmenso: ilumina, sostiene la verdad,
hace desaparecer el error, salva y civiliza; es cási
una forma de apostolado sublime.
(Al m
onda)
ROMA - LIBRERIA SALESIANA * TURIN.
Sarria (Barcelona) - Utrera (Sevilla) - Niclhcroy (Brasil) - Buenos-Aires - Montevideo - Concepcion - Quilo
D. BOSCO Y SU OBRA
p o r el
OBISPO DE M ILO
con el re tra to
D E L
Iis r s ia - IT E
F T J IT X )-A .ü O I^
Un tomo e n -ir, 4 reales en rùstica, y 6 en pasta
*
Htoma — LIBRERIA SALESIANA — T u i*Ìn
.Sarria r.jrttíúnaj - tirerà (Strilli) • Nirlheroj
Bramii) - Suma*-tire - lonterMt* - foDffpriat - faiit
SCRIPTURA SACRA.
R1HL1A SACRA Vulgata»' editionis. Sixti V. Pontifici» Mnximi jussu reco
gnita et. Clementis V i l i auctoritate edita. Edilio emendatissima, S. Indicis
Congregationis Decreto probata. Un tomo en-K" de 84S pàg. Peseta» S 50
« Index. Praoiufio ad lectorem — Clemen* Papa V i li <*d por{*atunin re i n m m orm n — D r C ajk>iu <'i « • * r i| )tu r r
Doerotum ex Concilio Tridentino, «ectiono ipiarta — H ie ro nym i P rologue lia lrou p » __ O r n o i» __ 1 xìmìum —
Leviticus — Nuniori — Doulcroiiom iuui — Iomie — Liber judicum — R uth — U rtru u . p run o - i*<*<» ndu»
ter.iuy ot ounrtuM — l ’nraliporneuon p r ii u» et « s c n d u * —
prin .u * et - cundo* — T c t,,* . — J u ì* ih —’
Ksther — Job — Líber P u lm o ru m — Proverbia S .lom oui* — Ro-IcmaMc* — ( «auca canticorum — I .ber
Snpionlift» — lücclctfíaaticu* — Rain* — Jeremiad — Ranich — L c - Iu » l — l im i c i — o * r « — J(>, | —
—
Mi.lmu — Joans — Michacn — P U tU B v 11O-.m ... — soi.hoDi*» — A ffan ni» __
_
VlTlnehÌM H
Mu. Ini»;...numi prim u* et m’Ctindua — K\ .tip Inu.i - iindniu M a lth a ru m . M a iru m . L oM
<•! J o t A I M i »
Acta Apostolorum — Pnuli Kpialidn nd Itomnno», mi Conmino» p n m * r (
»4 U iU U i» , ad
ad Philipponsen, ad T h o u iJa n io M pi Ima »i aacuada, ad T im otheum (m ina e t eaceada. ad T itu m è d P t e
I.'Inonem et ad HobirtoOH — Jatìobl Epistola — P e iri U pubda p n m * • l a c c a d a — Joaaai» M untala
n umi,, e, Ie ri.il lud,.e K p is iu l, _ A p o c n ly p ii* — OmUo M a n » * * — fe d i» * l i t e r M i t e f t i . u a r E ^ .
Indox li'tilim oiiin m in i. I lirm lu et ApnMolto in h o m i TeaU m eoio c ita to m m a i t a la r i f r t r t te e ìa id O M t e
Hiinl
Ilobroicortun, Chaldaeorum, Ih accomunino nominum m tr r p m a u o — C rc o u lo ria Nnv» T i i u r o f i i L
bel.n I'1' '1“ " "• 'I " 1
• ' 1'' ■p'ibiiñ ut »acri« b ib b i* « frita r, ad o ^n » canela. i h k i M i nnllaa iH ra a « —
voeatoB, mi mi en brevitate eomplaoUtor »
1
1
m a m ' *“ * • * * • r # *
C O M I M D I U M H I R L 1C U M , sou lu v y is rx p o s itio h is to ria ru m p ra « c e p to n m i
pi o p u clin ru in • a d m o n itio n u m (|utie in D iv in o \ ’u ltim in e c o n tin e n tu r •
pnv(M°
...................................................................................... » 0 *0
S Y N O P S IS D I V I N I V O L U M IN IS e x e g e tiro -s . u m ilila «b A lp ln .n s o M a ria
U a iT c tta c x -c a th o d rA lis E cc le s ia e F re q u e n tin e n s is C a n o n ic o T h e o lo g o e x p o -
sita ot in dims lib ro s d is trib u ta . Dos volúm e nes e n -S de I ISO pàg. * 11) 00
IN U N IV E R S A M 8, S C R IP T U R A M H . P. Ja c o b i T in n i S. I. e o m in e n ai i up ( 111 lilt U ^ r
R ib lio ru m te x tu m ad e x e ru p la r V a tica n u m e x a c tu m ,
accedunt prolegom ena L a v in i L e m n ii et F ra n c . R u e i et n o ta tio n e » q u a m p n n m a c 1 . /a e h a n a o et P. lo s e p lii* H ru n e n g o : 5 v o i. c n -8* . a <50 00
« O V U M T E S T A lU iN T O lI
......
S M V. I
v ili.
-in a s
•|USS" m ' ° " n i,u ,u a tQu‘! « tU m n . U n to m o e n - 16* J.- <520 ,,á ........................................................................................................................... »
:] er»
SUpp corariiia
a nmie iI ^ ornatae
o h K G,ali1ELI1
Praeoo,n
|busT ’l uiv Mi >«
a diiure nsem
cornui
sodali
c » *m
■%issio
. n e m . e xco lu n t
de 1420 n io
Minan i .
t» a llo S. I. (.u a tro v o i. e n -lG *
1
“ s
s
*
‘
*
•
.......................................................................
®
,r ¡ x
‘J s
r 2 sf w
p
"
17 0 0
ASO I I I . - >\ 2.
Sale una
Tez
al mes.
FEBRERO1888
BOLETIN SALESIANO
Debpmo* arudar a nuestros herraanoi a fin do cooperar a la difu■ion de la verdad.
Atiende a la buena lectura, á la ex
hortación y a la onicñanai.
<1 T u . M. i »
Entre las comi divinai la m i* di
vina M la do cooperar con Dior
a U salvación do la i almai.
Un amor tierno hacia el prójimo e*
uno do loe m u grande» y «colen
te» done» , quo la divina bondad
paodo hacer a loe hombree.
Cualquiera quo reoiba á un niño en
mi nombre, reoibe a mi mismo.
(21at- xvini
Os recomiendo la niiTsz y la juven
tud; cultivad oon grande empeño la
oduoaoiou oristiana; proporcionadles
libros que eueoüeu a huir el vicio
y á praotíoar la virtud.
(Fio IXI
Redoblad todas vuestras fuerzas para
retraer a la niñoz y juventud de
las insidias de la corrupción y de
la inorodulidad y preparar de esta
manera una nuova goneraoiou.
(Leos XUIi
--É
M IMtlCCCIOV «
*u
«ornarlo iPt?V
Ornlorlu Snl«’**lau<
». —Culli* Collolt'iifr» IN
I"¡IX
?,Turin (Ilnlin)
w *»•>y U 1‘ífA» - \aOca* ..V u .»
A» D. Bhp - bylíM kt U la Hrm tiri lutfu U rvm» ém Mirla Awii!¿*tn —La luanaiJ-t Umíos —IIi*t ru
la i U nenn A» SA. l'n a o m «Se Sal**. — L’bo (n a potarte > I»
ry * p l-. — L u ti •<
•U n a u * A» »a picarte Hm — Ca
loa CbafVhliina btìxMoi t i «i i l i m:.
¿POR QUÉ SE FESTEJÓ AL PAPA?
Cuando «otre la oración y las lágrim as
moria Pio IX , sus adversarios pregonaban
á voz en g rito ijue con tèi bjyaba también
.i la tumba el Papado. Cuando después filé
elegido Pon tilico Leon X III, y sin ser pro
pietario de un solo palmo de terreno, com
pareció á la escena de la H is to ria , veia
contrarios al Papado á todos los Gobiernos
di* Europa. Han pasado apenas diez, años y
la escena aparece enteramente tranformada.
El orbe entero está hoy preseute en Roma
Y las naciones todas, en la variedad de sus
idiomas, pero con un solo corazón, aclaman
Padre y Pastor universal al Pontífice y le
renuevan con la riqueza de sus dones y
la elocuencia de sus protestas, sus senti
mientos de gozo, respeto y veneración. Y
todo esto ¿por qué? ;P o r q u e la barca de
Pedro, combatida del más fuerte oleaje y ,
al decir de sus adversarios, tan próxim a á
hundirse en los senos del mar alboro
> < r-
tado parece encontrar hoy mejores aguas?
¿Por ciiió con el Jubileo Sacerdotal de
Leon X III el entusiasmo y la generosidad
tornaron proporciones cuales jamás Se habían
visto? ¿De (fóndo proviene que los mismos
incrédulos á la vísta de tamañas fiestas,
do un concursq tan variado, tan conforme,
tan universal, se ven obligados á decir que
Dios ha obrado milagros portentosos en la
Persona de su Pontifico? Porque tèi es el V i
cario de Jesucristo; porque El es el suce
sor de aquel pobre pescador de Galilea á
quien el Sefior constituyó piedra angular
de su Iglesia, y á quien hizo entrega de
las llaves del reino de los cielos. Porque le
revistió de toda su autoridad, prometiendo
ra tifica r allá en la gloria todo lo que acá
en la tierra decidiere ; porque É l e s , en
fin, aquel á quien por todos los siglos fuó
prometida la asistencia del divino Espíritu.
Jesús, con sus magníficas promesas, fue la
razón últim a de todos los homenajes que
prepararon á su V icario en Roma.
Y así como los rios salen del océano
para volver á él, así de Jesús es de quien
salen y á Él á quien vuelven esas gran
diosas demostraciones de am or, esas pre
ciosidades ofrecidas, los regios homenajes
do los potentes y las mil y m il pacíficas
embajadas de todos los pueblos de la tierra.
Roma acaha de dar el testimonio más cabal
de ser la verdadera capital del mundo en-
— I n
tero, por dar morada al Jefe espiritual de de la Santa Sede: que quien da al Papa,
las naciones. A ella, corno un dia á Jeru- presta á Dios. Dichosos los que en esta
salen el profeta Jeremías, conviene repetir: ocasión mandaron su óbolo al P ontífice,
levántate y circunda tus sienes de aureolas por que además de haber intentado con
de gozo, regocíjate porque llegaron los dias solar su corazón, además de haber im itado
de tu gloria. Reyes y pueblos acuden á tí á los Reyes Magos que llevaron oro al
de todas partes y cada uno de ellos te Dios-Niño, han sum inistrado también un
llevan el tributo de su obsequio, á Ja ma medio al Papa de ser siempre el Padre
nera que cada campo ofrece al labrador el universal de todos los infelices.
Nosotros, pues, llenos de santo regocijo,
tributo de su fecundidad.
mientras tomamos parte nuevamente al
S í, nosotros venerando al Papa ado
ramos á Jesús,- felicitando á la Cabeza entusiasmo y regocijo del P ontífice, acla
visibile de la Iglesia en este quincua mado por millones y m illones de h ijo s , y
gésimo año de su ordenación sacerdotal, con reverencia y afecto le deseamos una
damos también gracias á la Cabeza in v i continua y riquísim a mies de palmas y
sible de la Iglesia, Jesucristo, que quiso triunfos, rogamos también con Él para que
concederle tal plenitud de edad acompañada el Señor L ° conceda la gracia de recon
de tan v iril fortaleza. Es Jesús quien le c ilia r con Dios á todos los corazones, y que
hizo su Vicario, Jesús quien le concedió la ninguno deje de p a rtic ip a r do la gran fiesta
gracia de llevar tan vigorosamente y en de las naciones. ¡ También los homenajes
tiempos tan difíciles y calamitosos el peso mandados p o r las Dietas, los Soberanos,
de la carga más importante que pueda Obispos y católicos de toda la cristiandad,
haber sobre Ja tierra; es Jesús quien ben
no son otra cosa más que la expresión de
dijo y dió vida y prosperidad á sus gene
las grandes ideas caritativas de Leon X III,
rosas solicitudes y á las arduas empresas de que desea acelerar el dia en que uno sea
su Pon ti íicado. Pero, como S. Pablo, puede el Pastor y una también la Grey '
Leon X II í decir que si El es lo que es por
la gracia de D ios, esta gracia no estuvo
/ Viva Leon X I I I ! L a s naciones católica* Le
estéril é infecunda en sus manos ; porque
si Dios la hizo crecer, El sin embargo la aclam an como á uno de los nuis g ra n d e « y
sabios P o n tifice s que ha ya n ocupado ¡a Cátedra
ha plantado y regado valerosamente. Su de Pedro. L a s naciones que están desgraciada
cesor de Pio IX , cuyo largo y celoso Pon mente fu e ra de la Ig le sia intense también p ara
tificado había renovado la vida de la Iglesia a p la u d irlo , reconociendo en E l a l más grande
y suscitado por doquiera el ardor de las y docto personaje del siglo X I X . Es el m undo
santas luchas y de la noble existencia, entero que se postra á los pies del Rotnano
Leon X III se ha mostrado dignísimo de Pontífice. Así expresábase Mons. Juan Caglierò,
recoger la herencia. Su celo y su actividad, en la iglesia de María A u xiliadora, el faustísimo
su gusto y su ingenio, su carácter y sus dia del Jubileo Sacerdotal do S. S. Leon X I I I .
tradiciones adquiridas en la diplomacia, han / V iva el V icario de Jesucristo !
sabido siempre en el mismo intento, abrirse
nuevos caminos. La historia dirá quizá un
dia que su reinado fué la paz después de
la guerra, la paz fecunda y gloriosa después
de la guerra necesaria.
NOTICIAS DE DON BOSCO.
Es empero muy cierto que todas las
Sabemos que los Cooperadores y Cooperadoras
aclamaciones, salidas de los diversos puntos
tomaron vivísim a parte en el dolor quo oprimía
de la tierra forman hoy como un arco de
nuestro corazón en los últim os dias del mes de
triunfó que cubre todo el Vaticano y esparce diciembre, cuando la enfermedad de nuestro ama
los esplendores de su gloria y pone espon dísimo D. Bosco empeoró ta n to , que nos hifc)
táneamente en los labios: V iva Leon X III. tomer muchísimo por su preciosa vida. Oraciones
V esos dones, que todos los pueblos man privadas y públicas, tridu o s, novenas, obras de
daron al Padre Santo, al propio tiempo que caridad, penitencias y hasta la ofrenda de la
en el Vaticano serán testimonio de todo lo propia vida, fueron presentadas ante el trono de
que se hizo para honrar y consolar al V i Dios por miles de personas de todas partes, edades
cario de Jesucristo, enjugarán también no y condiciones, á fin de que la D ivin a Bondad nos
dejase aún en la tie rra á nuestro bueno y amado
pocas lágrimas de nuestros hermanos, que
Padre. P o r uno de nuestros sacerdotes recibió
nunca recurren en vano al más benéfico también D., Bosco la bendición de M aría A u x ilia
de los Padres. Díjolo ya una vez un devoto dora que E l solia dar á quien, desde cerca y
— i5 —
lejos, la im ploraba por medio su jo . ¡Demos
rección al Este, teniendo á la derecha una serie
gracias á Dios que tan benignamente dignóse de pequeñas colinas, cujas cimas estaban cubier
escucharnos! ¡Démoslas también á la Sma. Virgen
tas de manchas oscuras quo miradas á lo lejos,
que se mostró con nosotros Madre amorosísima! nos parecían florestas. Más adelante encontramos’
Una vez más fué probado patentemente que la
un rio, confluente del que habíamos visto el
oración, hecha con fe j perseverancia, apojada
dia anterior, j lp pasamos sin inconveniente al
en los m éritos de N tro . Señor Jesucristo j en la guno, pues tenia poca agua j el fondo duro j
intercesión de su D ivina Madre, es omnipotente.
resistente. Bailamos en el campo algunos guana
Desde el 30 de diciembre, D. Bosco comenzó cos que cuando nos vieron so echaron á correr
a sentirse mejor, j al principio del p. pdo. enero desesperadamente.
vimos alejarse de su venerable rostro el peligro
De a lli á poco nos encontramos con una lla
do muerte que nos había hecho llo ra r j pasar nura que tuvimos que pasar á pie con no poco
momentos amargos. En los dias subsiguientes el trabajo. Después de un momento de descanso
mejoramiento fué haciéndose sensible j concluyó apresuramos el paso hacia la o rilla del mar. Nos
por dejarnos casi la certeza de un estado de acampamos más tardo en otra llanura situada ai
salud, sinó perfecto, á lo menos suficiente para Este, j c u jo aspecto ora el de una desmesurada
quo pueda ser todavía nuestro consuelo, consejero
alfombra do herbajes j flores. Desdo el punto
culminante de dicha llanura divisábase al Norte
V gula.
el Cabo Sundaj, j , un poco más cerca, el valle
Presentemente D. Bosco guarda aún cama; y
>odrin m u j bien darse que desdo ahora en ade- j desemboque del rio en el mar. A l este el mar
ante tuviese que pasar la vida retirado en que bañaba la costa, al Sur el Cabo Peñas y ai
occidente de éste, un lago que se asemeja mu
su cuarto. Parece que él mismo se lo espora,
por un tiempo más ó menos largo, porque, (lias cho á una bahía.
A I dia siguiente el doctor sacó la fotografia de
pasados, ojendo hablar de deudas bastante con
dos magníficas vistas ; ln del desemboque del rio,
siderables, dijo las siguientes palabras : Mucho
siento que desde hoy en adelante no podré a y u j más á lo lejos, la del Cabo S u n d a j, como
también la dol Cabo Poñas con su hermoso lago
daros romo lo hacia una vez, yendo en persona
al Sur. Cuando nos pusimos do nuovo en marcha
a buscar la c a rid a d ; he gastado todo to que
lo hicimos con dirección al Esto, costeando las
tenia antes de la enfermedad y ahora me h a llo
aún sin medios, m ientras nuestros niños co n ti faldas de un montecito, j á la distancia de unas
n ú a n pidiendo pan. ¿ Y cómo haremos? Es tres millas nos dirigim os hácia ol occidente para
no tropezar más tardo con las lagunas formadas
preciso p u b lic a r que quien q u ie ra d a r limosna
á D. Bosco y d sus huérfanos lo haga sin re por el referido lago. Sorprendiónos á las nuevo
un ligero aguacero : cuando cesó , j despues do
paro, porque yo no podré y a i r n i v e n ir de una
algún tiempo de m archa, divisamos delante de
jx irte á otra.
nosotros como unas veinte plantas bajas que
Pero si bien D. Bosco no podrá sa lir j a do su
nos servían para repararnos de la lluvia.
cuarto, estamos sin embargo j cstarémos siempre
Llegados allí comprendimos quo aquel era un
m u j agradecidos al Señor por la señaladísima
lugar frecuentado p o r los Indios. Nos detuvimos
gracia que nos hace conservándolo en nuestra
para descansar un poco mientras so preparaba
compañía.
Nosotros estamos seguros que los Cooperadores lo necesario á fin de sacar la fotografía del
p rim e r bosque que hasta entonces habíamos en
todos, por su parto, seguirán siendo caritativos
con nosotros, ó m ejor dicho, lo serán aún más , contrado. Hecho esto, continuamos hácia‘ el oc
sabiendo que, desdo ahora en adelanto, benefi cidente y atravesando los campos cubiertos de
abundantísima je rh a , llegamos por fin á las i l ,
ciarán con sus limosnas á los hijos j al propio
á la sombra de otro frondoso bosque.
tiempo consolarán al Padre.
f
EXPLORACION DE LA TIERRA DEL FUEGO.
(C ontinuación).
6 o. U n tem pe ra l. — E l ca b o Peñas.
— L o s bosques.
A las 11 de la mañana del dia 8 , cuando j a
nos preparábamos á montar á caballo, se des
prendió un huracán tan violento j acompañado
de tan fuerte granizada , que con dificultad po
díamos refrenar las mulas, en extremo espantadas.
Apénas cesó dicho temporal proseguirnos nuestro
cam ino; j á fin de e vita r el paso de las lagunas
que suponíamos encontrar en la cercana llanura
nos fuimos nuevamente hácia la más elevada que
habíamos recorrido j a unos dias aütes, con d i
'7°. U n a h e rm o sa regrion: lo s In d io s c irc u n
d a d o s p o r la tro p a .
Levantadas a lli nuestras tiendas mandamos va
rios soldados en exploración , temiendo siempre
alguna sorpresa por parte de los Indios. Dichos
soldados no vieron otra cosa que campos fé rti
lísimos, bosques m u j frondosos, abundantísima
agua por todas partes j m u j hermosas colinas.
Pasamos la noche sin novedad, j al día s i
guiente proseguimos hacia ol mar, caminando
con preferencia por las partes más elevadas,
siempre con el fin de evitar las frecuentes la
gunas. Nos internábamos por los espacios que
el bosque dejaba libres j á eso de las l i , cerca
del mar, sentimos algunos gritos provenientes del
in te rio r del bosque j que parecían ser de al-
— i r> —
A las 9 I j2 nos paramos y mandamos adelanto
Cun niño. Nos acercamos y vimos un grupo de algunos soldados para que nos franqueasen el
Indios compuesto de seis hombres, seis mujeres,
paso si fuera necesario.
v varios niños y niñas, de los cuales unos esta
ban comiendo carne de guanaco, y otros entre
teníanse en la playa recogiendo ostras y otros 9 o. E l Cabo S ta . In é s . — L a e x p e d ic ió n en
moluscos.
m e d io de lo s b o sq u e s. — C aza de u n G u a
Gomo nuestro Jefe deseaba apoderarse do algu
naco.
nos Indios para que nos sirviesen de guia y nos
ayudasen á llevar las cosas quiso hacerlos p ri
Proseguimos la marcha á las tres de la tarde
sioneros.
llegando en poco tiempo al Cabo Santa Inés, el
Mandó, pues, á los soldados rodear el lugar
más alto de toda la costa. L o subimos á caballo,
donde se hallaban colocados los toldos ; puso cen
siguiendo un sendero estrecho y al llegar á la
tinelas para prevenir sorpresas por la parte mas cumbre encontramos el paso cerrado por es
peligrosa y envió á seis soldados para que se pesísimos árboles. Habiendo visto algunos pa
apoderasen de los Indios que estaban pescando
sajes hacia el occidente, volvímonos atrás y nos
en la playa. Dos de ellos cuando vieron acer
dirigim os bácia dicha parte. A las 10 del dia 13
carse á los soldados se escaparon escondiéndose
nos pusimos nuevamente en v ia je , pero bien
en parte más espesa del bosque. Las mujeres,
pronto tropezamos con los mismos impedimentos
que estaban á la orilla recogiendo moluscos,
del dia an terio r. Eran florestas absolutamente
echáronse al agua, pero bien pronto el fuerte
im practicables. Tan solo costeándolas y buscando
oleaje las obligó á volver á la o rilla , donde los
los sitios más fáciles pudimos seguir adelante
soldados hicieron prisioneros á dos juntamente
andando así más de cinco m illas. A las 2 do la
con siete niños.
tarde viendo la imposibilidad de p ro s e g u ir, co
locamos las tiendas en medio de un hermoso
8 \ Residuos de una nave n a u fra g a d a . —
valle situado al centro de otros cuatro más pe
Descúbrense nuevas tr ib u s de salva je s. — queños. Antes de acostarnos, inspeccionando las
mulas, vim os que nos faltaban dos de las que
T em or de lo s In d io s.
estaban sin carga , pero como era ya m uy do
noche resolvimos buscarlas al dia siguiente por
E l dia i l continuamos el viaje por la pen
la mañana.
diente del mismo raontecito hasta la o rilla de
E l 14 fué dia de descanso, de caza, de ale
otro rio, el cual tiene unos ocho metros de an
chura por uno do profundidad y cuya corriente es gría para todo el campamento. E l doctor Segors
muy lenta. Observamos allí lo que en los grandes y el capitan Marzano se ocuparon en sacar la
temporales, es decir, las mareas. Durante la baja fotografía de dos panoramas del bosque. A eso
mar dejan tanta inmundicia en las orillas que de las dos de la tardo, dos guanacos so aproxi
atascan la desembocadura del rio, de suerte que maron á las mulas que estaban pastándose, lo
; las aguas no conteniéndose en el álveo derrá- cual fué causa de entretenimiento para los solda
dos que, cogiendo cada uno su carabina tomaron
mansé por los campos , inundándolo todo. Al
mejor posición para cazarlos. Imando los dos ani
] llegar al mar vimos algunos restos de ballena v
j fragmentos de una nave naufragada. Vadeado el males vieron el peligro en que se hallaban, diéI nuovo rio subimos á una colinita donde encontra- ronse á la fuga , pero no pudieron • librarse de
< mos algunos fru to s, muy semejantes ú nuestra las balas dirigidas con admirable puntería por
uva ('¿/.'Ví. Mientras estábamos recogiéndolos v i el soldado C urvetto. A l verlos caer, todos solta
mos salir del bosque vecino cierto humo y al ron las armas y corrieron bácia ellos ; pero
t
mismo tiempo oímos ladridos de algunos perros cuando ya estaban m uy cerca, uno do los Tefe1 que parecía se hallasen á la distancia de un rulos guanacos se levantó de repente y con pre
d kilómetro. Eran quizá unos doce hombres con cipitada fuga obtuvo salvarse en el bosque. M ien
sus familias que esperaban la bajamar para ir á tras algunos soldados se quedaron desollando el
3
recoger los moluscos que las olas suelen dejar guanaco muerto, otros , cogiendo nuevamente la
¿
en las playas.
carabina, corrieron en persecución del resucitado
ti
A las 5 i|2 , al pasar una pequeña colina, v i fugitivo, el cual si bien gravemente herido, como
se veia por la poza de sangre que dejó al lado
li
® os otra vez como á unos cincuenta indígenas, entre
{/
hombres, mujeres y niños, los cuales al oirnos aban de una planta, pudo salvarse escondiéndose en
donaron sus cabañas, y se fueron á la cumbre el sitio más espeso de la floresta. Desollada la
de una montaña desde donde habrían podido do- ros y mientras so cortaba á pedazos , sacóse la
'«< tenderse ó h u ir en cualquiera dirección,
fotografía de todos los soldados, los Indios y
el
Era ésto nuestro quinto encuentro con los na- tiendas. E l guanaco m uerto era m uy gordo, y
qi.
turai es de la isla, los cuales, lejos de molestarnos
su piel tenia las señales de sioto heridas de
ca
binan atemorizados por nuestra presencia.
* flecha, recibidas en otro tiempo, y de las cuales
pe
El dia siguiente, á las 8 de la mañana, pro- había podido sanar. P o r aquí puede fácilmente
ni
seguimos nuestra marcha por los bosques obli colegirse cuánta dificultad deben encontrar los
de
=adof a *r ^ Ple y llevar las mulas por las pobres Indios en cazarlos, pues no tienen más
r ifin r t n c
1
arma que la flecha.
10* H u id a de c u a tro p ris io n e ro s — A p a
ric ió n de u n h o m b re á ca b a llo — L a
e xpedición P oper.
E l (lia 15 salimos un poco más tarde para
esperar la vuelta de los soldados, que habian ido
á abrirnos uu pasaje en el bosque. Recorrim os
sucesivamente dos honduras y al medio dia su
bimos á una altu ra de unos 200 pies que se
erguia en forma aguda y bañábala un rio m uy pe
queño. M ientras estábamos buscando un vado el
Sr. doctor Sogers sacó el panorama del valle del
S u r y de las nevadas montañas que aparecen al
occidente. A las 5 1]2 nos d irig im o s hácia el
Cabo S. Pablo y , dejándolo despuós á occidente,
nos paramos en un sitio de la parte del Sur
para esperar á los animales cargados, cuya
marcha habíase retardado un poco á causa de
las lagunas que tuvieron que pasar. En aquella
parada divisamos á lo lejos á algunos Indios
escondidos bajo las plantas, quienes, al sentirnos
pasar, se habian echado á correr, metiéndose en
sitio desde donde podian defenderse en caso
de necesidad. P o r el número de las cabañas
abandonadas pudimos colegir que serían unos
cincuenta, entro hombres, mujeres y niños. P ro
seguimos despuós nuestro camino hácia la o rilla
deí mar hasta lle g a r al encuentro de otro pe
queño torrente, donde descansamos un poco.
A las 12 del dia siguiente, cuando ya nos pre
parábamos para m ontar á ca b a llo , nos hicimos
«le cargo que faltaban cuatro de los Indios que
venian con nosotros. Hechas las oportunas d i
ligencias supimos que una de las mujeres se
habia escapado llevándose consigo á sus 3 hijos.
E l Jefe mandó dos soldados á buscarla, pero no
la pudieron encontrar. Viendo que la marea subia
y en la o rilla habia muchísimas p ie d ra s, nos
subimos á la altura. E n estas regiones los campos
eran menos ricos, pero los bosques mucho más
poblados.
A las 10 i\2 nos paramos para déjeuner : á
las 12, inienti as comenzábamos á caminar, vimos
á un hombro montado á caballo q u e , costeando
el mar. se d irig ía al Norte. Se mandaron á 5 do
nuestros soldados para, que fuesen á verlo y le
invitasen á ve n ir adonde nosotros estábamos.
Estos cumplieron con su oncargo y de allí a poco
solvieron con el Sr. D. L u is W o lff, alem án,
establecido en Babia I n ú t il, al Nord-Este de la
Tierra del Fuego, d cid e se ocupaba buscando
polvo de oro en la arena de las playas. Acom
pañábanle dos cria do s, E nrique Jon G ilien y
Layetano Sanchez. Hablaron con el Jefe y decían
que venían de la Bahia S. Policarpo, adondo
habían ido desde Puntarenas en una goleta lla
gada el Rajo, con el fin de procurar viveros á
Ja expedición Poper. Bien recibidos por los Indios
he aquel lu g a r, se habian quedado con ellos veinte
mas, esperando siempre á dicha expedición. Viendo
*¡Ue no venia, se decidieron á sa lir al encuentro
6 ella , y , en caso de no encontrarla, .habian deom inado volverse por tie rra á su residencia
en Babia I n ú t il, dejando los víveres al cuidado
de una trib u de Indios amigos. E l Jefe narró
también al Sr. W o lff nuestros diversos encuentros
con los naturales quienes habrían podido asal
ta rlo si se hubiese atrevido á proseguir el via jo
con un personal tan escaso como el que llevaba.
Aconsejóle, pues, á volverse atrás prometiéndole
que, apénas llegásemos á Bahia T etis, le mandaría
una barca que lo trasportara á Puntarenas. E l
Sr. W o lff aceptó e l consejo y se quedó con
nosotros.
11° O t r o s r e s t o s
de
n a u f r a g io s — D e
s ie r t o s , p a n ta n o s , t o r r e n t e s y b o s q u e s .
Salidos de a lii, entramos en una floresta que
bien pronto nos cerró ei paso. Nos volvim os
atrás bajando aquella a ltu r^ , que tanto nos habia
costado subir. Costeamos la o rilla del m ar hasta
que llegamos á un riachuelo, en cuyas inm edia
ciones nos quedamos dormidos. Un poco antes
habíamos encontrado algunos toldos abandonados.
Como no habia leña para encender el fuego, co
gimos en la playa algunos p a lo s, tablones do
barcos y troncos de árboles. E l pasto escaseaba
también mucho por los alrededores.
E l 18 nos vim os obligados á descargar las mulas
y lle v a r sobre las espaldas nuestras provisiones,
porque las o rilla s del to rre n te estaban llenas de
fango, y de este modo proseguimos p o r espacio
de no poco tiempo. Pasamos también por algunos
sitios tan cenagosos y resbaladizos que las mulas,
si bien descargadas, podian con dificultad sostenerse
en pie. A las tres do la tarde nos hallamos en
el desemboque de o tro to rro n cito formado por
las aguas de otros dos más pequeños, de los
cuales uno bajaba por el declive del Sur y otro
por el del N orte. A la distancia de unos 600 me
tros pasamos el prim ero y más tarde también el
segundo, pero mucho más de cerca. A I anochecer
nos atendamos á los pies do una colina m uy
cerca de un golfo formado por un rio que iba V»
esconder sus aguas en las espesísimas yerbas
del suelo. Esperábamos que podríamos lle g a r á
Babia S. Policarpo antes de la noche del dia 2¡>.
tanto mas que nos estimulaba el deseo de cono
cer cómo se habian conducido los reforidos In d io
amigos con las vituallas quo el Sr. W o lff les
habia confiado. Esta esperanza fué sin embargo
frustrada á causa de las grandes dificultades que
encontramos por el camino. A eso do las 10 tu
vimos que atravosar otro pantano m uy grande
que nos condujo á una selva espesísima ó in trin
cada. A fin de e v ita r incomodidades y pérdidas
de tiempo en a b rir un nuevo paso, nos volvimos
atrás, liácia la o rilla del m ar, donde esperamos á
que la marea bajase y nos permitiese proseguir
por la costa.
A llí encontramos otros restos de naves nau
fragadas. A medida que descendíamos hácia el
Sur, nuestro camino i base haciendo más d ifícil.
Los pantanos se sucedían unos á o tro s , y lo
mismo los torrentes, á todo lo cual agregóse
— IN —
también ol mal 'tiempo quo nos hizo portier al
gunos diais.
12° — L a bahia S. P o lica rp o — S enti
m iento de los Indios que creen m u e rto
al S r. W o lff — R ecibim iento fe s tiv o
& la expedición.
pantomima, no fueron suficientes para que las
nubes desapareciesen, lo faeron sin embargo
para hacernos r e ir no poco y pasar un momento
divertidos.
(tSc co n tin u a rá ).
GRACIAS DE MARIA AUXILIADORA.
Finalmente ol 21 subimos á una colina que
I.
so levantaba casi porpondicularmenle sobro el
En una ciudad del P ia m o n te , Ita lia , algunas
mar. Los criados dol Sr. W olíf, que habían ido
almas verdaderamente amantes do la gloria do
adelanto para sorprender do oslo modo íí los
Dios y de la salvación do las almas , empeñá
Indios y verificar si habían cumplido fielmente
con su onourgo, nos refirieron cómo ni llegar á ronse con todas sub fuerzas en establecer un
in stitu to de Hermanas relig io sas, lns cunlcs se
la bahia los Indios habían demostrado mucho
ocupasen do la educación moral y religiosa do
regocijo, poro cuando después advirtioron quo el
sefior W olíl no iba con ellos su alegría c o n vir las niñas, y particularm ente de las más pobres
tióse en profundo dolor, quo manifestaban tirá n y nbnudonadas. Seria d ifíc il im aginar cuánto fué
lo que trabajaron para poder sa lir con su in
dose por el suolo y gritando á mas no poder.
tento, pues el demonio no dtyó do suscitar contra
Como aquellos dos criados no comprendían la
tan piadoso proyocto infinidad de dificultades,
lengua do los Indios no habían podido harcorlos
comprender quo ol Sr. W o lff llegaría al dia si no solamento por las porsonas enomigns si quo
también por parto do las do quienes so espe
guiente, por cuyo motivo continuaron en su
raba algún apoyo y auxilio. A posar do todo ,
aflicoiou y llanto hasta la mañana del siguiente
din. Cuando, por fin, nos vieron vonir, so pusie las referidas personas no so nrrodrnron sabiendo
que las obras do Dios están sqjetas « muchas
ron á saltar y g rita r llenos do ulogría y con
pruebas y , muchas voces, aun á pruebas terribles.
tonto. Nos locaban la m ano, nos abrazaban y
Cornonzaron, pues, p o r a b rir un o ra to rio fi stivo,
baciari otras muchas cosas para manifestarnos ol
regocijo que les causaba nuestra llegada. Uno y acudieron con fervientes oraciones ¡i la Santi
do ellos quo parecía ol más distinguido y quo sima Virgen Auxiliadora.
; Cosa maravillosa ! Antes de un año sus deseos
respondía con más acierto á nuestras preguntas
fueron cumplidos. ¡A h ! ¡quó es demasiado buena
so llamaba Waatiol, y fu ó ol quo ayudó más
nuestra M adre Colesto para negar sus gracias
que todos al Sr. W o llf á desembarcar los vlvoros.
Lo pusimos por nombro ol Capitan dol m io rto , espirituales y temporales *i quien la im plora con
confianza !
cuyo título le gustaba mucho, y so quedó uospués
II.
mucho más contento cuando el Jofo do la expe
dición le regaló una coruota, la que tocaba con
Hacia ya bastante tiempo que sentía una
mucha nfieion y alegría. Dospuós do la comida,
aflicción de espíritu tan grande quo difícilm ente
tiramos un poco al blanco á fin do d iv e rtir A podría describirse. Baste decirlo que todo rao
los Indios, los cuales acortaban siempre con sus
daba náuseas, la comida, ol recreo, la conversa
flechas y recibían una galleta por premio. E l
ción y , por añadidura, no oran pocas las noches
blanco Consistía en una tablilla cuadrada, colo
que pasaba sin poder ce rra r los ojos. Para nada
cada á la distancia de treinta metros. Entre ios
tenia gusto y aun la misma o ra ció n , que antes
Indios y soldados reinaba la más grando alegría.
formaba todo m i consuelo, se me había hecho
Nosotros mismos no podíamos menos de tomar pesante y do una pona gravísim a. Tampoco tenia
parto sinceramente en olla, puesto que al fin y
ganas de s a lir, y solo me habría gustado ostar
al cabo debíamos considerarnos dichosos teniendo
oncerrada en un cuarto dando desahogo á las
en nuestra compañía á personas prácticas do lágrimas.
aquellos lugares.
En tan deplorable ostado tuvo la dicha de
Nos llamaba mucho la atoncion un indígena
acordarme que en el ciolo tenia una madre tan
que tenia toda la cara pintada y parecia estaba
piadosa que no sabe hacerse indiferente á las
espiando todos nuestros movimientos. Por lo que angustias de sus devotos, y á E lla me recomendó
pudimos comprender profesaba entro sus cama
con toda confianza. Díjela , pues , asi : — ¡ Oh
radas las carreras de módico y sacerdote. L la
M aria Santísima, au xilio poderoso de los cris tia
mábase ¿¡uta, y nos hizo pasar momentos muv
nos y consuelo de los a tlig id o s , socorredme en
buenos y sumamente entretenidos. Gomo el tiempo
esta tris te ocasión ; yo, si me ayu d áis, os ofre
comenzaba a amenazar y á lo lejos oíase de
cerá un dono, m ientras que desde luego haré
cuando en cuando el ruido del tru e n o , el refe
celebrar una Misa en el a lta r de la iglesia que
rido Sula comenzó á contristarse y de allí á
os han dedicado, en T u rin , con el titu lo de M aría
poce so puso á a rro ja r saliba hácia ol cielo enAuxiliadora.
luriándoso sobremanera y haciendo por último
Después me fui á T u r in , habló con el reve
pedazos su pobre piel de guanaco. Cierto que si
rendísimo padre Sr. D. Bosco y le supliqué me
sus exorcismos, acompañados de tan fantástica
bendijese en nombre de la V irgen.
— 19 —
¡ O li bondad in fin ita de Jesús y de M aría !
Apenas hube recibido la bendición do M aría
A uxiliadora, me sentí sumamente aliviada al pro
pio tiempo quo llena do admiración y consuelo.
Ahora estoy bastante bien, mis asuntos tomaron
otro rum bo m ejor, no me falta el apotito, duermo
tranquilam ente, estoy alegro y con ten ta , rozo
con gusto; en f in , todo lo que antes aborrecía
ahora me es grato y deseo. Sea siempre amada,
alabada, venerada ó im plorada por todos M aria
Santísima, a u xilio de los cristianos y consuelo
de los afligidos que á E lla recurren.
raudo lenguaje canta todos ios dias himnos de
gloria á su Hacedor; poro y ¿por qué? porque
lo astros que lo adornan muévense unidos en
los inmensos espacios á manera de nn ejército
bien ordenado. ¿Acaso no so destruye en su
ó rb ita , y a causa de los terremotos se abro
bajo nuestros pies la tie rra ? La razón os que
cada átomo suyo, cada molécula , cada una , en
fin, do sus partes está unida á otra de ta l modo,
que, todas juntas , forman un cuerpo sólido y
.compacto capaz de com batir con cualquier fuerza
enemiga.
Presentadme una armada numerosa y guerrera
m.
como la ‘ do J e rje s , compuesta de dos ó más
m illones do hombros; pero si estos no están unidos
E ra el din 21 do agosto cuando oí docir á
en sus respectivas illas; si no combaten bajo la d i
muchos do mis amigos quo no solo en las aldeas
rección do sus generales; si cada cual pelea por
coreanos, sino también en algunas vidas de
nuestro d is trito , so lamentaba el te rrib le azote I su cuenta y donde m ojor le parece, no, no se
espere que semejante ejército sea capaz de des
de la pornospora Dicha calumidad había re
baratar a l oneraigo n i de conseguir la palma de
corrido colinas enteras con gravo daño do los
propietarios, pues privaba á las uvas de madurar la victoria.
Alejandro el Grando, rey de Macedonia, vence
por completo. F u i, pues, á v is ito r mi vida, y al
en batalla á innumerables ejércitos , y en doce
ver que tarnbion comenzaba á ser víctim a do
años solamente conquista la G re c ia , ol E g ip to .
tan te rrib le desgracia me desanimó muchísimo,
la Fenicia, Palestina, S iria , Asia Menor, Persia
¡»ero enseguida levantó los ojos al cielo y ox
y muchas otras provincias y reino s, que d ifí
ídame : ;ü b M aría A u x ilio de los C ristia n os,
cilm ente podrían «numerarse. La Sagrada E scri
socorredme ! M i breve oración fuó atendida y
tu ra hablando do la rapidez de sus marchas y
hoy no puedo monos de dar gracias con todo ol
do la prontitud do sus conquistas, lo compara á
corazón á tan misericordiosa M adre, ofreciéndole
un cabrito en su veloz carrera on modo que pa
ni propio tiempo m i pobre y hum ilde ofrenda.
rece no toca con los pies en tie rra . Pero ¿do
dónde provienon tan estupendas y prontas victo
IV .
rias? Pues nada raá vq u e de la discordia desús
E l atío pasado, por ol raes de a b ril, cayó on enemigos y do la fuerte falange compuesta de
ici ma de angina una niña de dos años, h ija do
los soldados más va lie n te s , los cuales d iscip li
una intim a amiga mia.
nados por él, combatían tan unidos y compactos
Después de haberla cuidado con e x tra o r
que rompían siempre, poro no se rompían nunca.
dinaria diligencia, el mal se agravaba cada vez
H<$ aquí ol secreto do sus admirables triunfos.
mas y ya presentaba todos los síntomas de una
Tam bién los robeldes, los im pios mismos, con
próxima m uerte. Sus p a d re s, sumamente an su conducta, nos dan una prueba segura de lo
gustiados, se deshacían on lá g rim a s , esperando
mucho que vale la union , sino de cu e rp o , á lo
do un momento á otro el sucoso de lari triste
menos do ánimo, do obra ó intención para salir
pérdida, puesto que ol médico lia b ia perdido ya
victoriosos tanto en las pequeñas como grandes
toda osporanza, Y o , on aquella noche tau d o lo emprosas. E l mundo entero está cubierto como
rosa, quise volar á la niña, y cuando mo parecía
do una red de sociedades m aléficas, de logias
quo iba á espirar mo acordó do M aría San
masónicas, Comunistas, Socialistas y otras sectas
tísima A u xiliad o ra y la supliqué con todo rni
p o r el estilo, cuyo satánico fin es exclusivamente
corazón , prometiendo pu b lica r en el B o le tín
a n iq u ila r, si les fuese posible, la Iglesia católica,
Salesiano la gracia obtenida, si mo concodia la
d o rrib a r los tronos y exterm inar á los ricos de
salud do aquella bucua niña.
la haz de la tie rra . Ahora bien ; todos estos con
¿Lo creería Vd.? Pues desdo aquel momento
la voz y con los escritos van grita n d o : Marche
la ontorma comenzó á m ejora r sensiblemente y
mos de acuerdo, combatamos unidos y saldremos
despues do algunos dias c o rr ii por casa, quedando
con nuestro intento. Y no pudiendo asegurar entre
sin embargo por espacio de dos meses sin voz.
ellos esta concordia por medio del amor, lo hacen
Ahora está sana y alegre y la madre la vistió
ó se obligan á hacerlo por medio de execrables
COu
hábito de Sta. R ita , para cu m p lir con ol juram entos. Saben, pues, y experimentan que la
voto bocho.
union hace la fuerza.
Aprendamos también nosotros á estar unidos ;
pero aprendamos tomando por modelo á nuestro
divin o Salvador ; aprendamos de su Esposa, la
Iglesia católica, nuestra madre y maestra. Quería
LA FUERZA DE LA UNION.
Jesucristo d e stru ir el im perio do la id o la tria do
minante sobre la tie rra y establecer en su lu g a r
E l ufando subsiste y consigue el fin para que
el reino de la Cruz. ¿Qué hizo para lle va rlo á
Ue creado mediante la union y concordia de sus
cabo? Se eligió una compañía de soldadoscoadjulu rte s . A si vemos al F irm am ento que con su
tores y confióles la colosal empresa. Pero á fin
de que lo consigan ¿qué medio les recomienda
como más.bueno? No otro que la union, y lo
que es más aún, á fin de que ésta exista entre
ellos y sea duradera, establece un Cabeza suprema,
á la cdal dice: Confirma fratre s tu o s: Anima
á tus hermanos. Dió á los Apóstoles una Cabeza,
observa S. Jerónimo, para quitar toda ocasión de
discordia entre ellos y poder asi, unidos y com
pactos, convertir á todo el mundo : U t capite
c o n s titu to , schismatis to lle re tu r occasio. No
basta: á fin de que conociesen más y más cuán
poderoso auxilio les habría proporcionado Ja union
para dilatar y establecer el reino de su amor sobre
la tierra recomiéndales también dicha union on el
momento más solemne. P o r cuyo m otivo en la
última cena y poco antes de dar principio á su
dolorosa pasión les d ijo : « Estad unidos entro
vosotros con los vínculos de la más dulco caridad;
araáos mutuamente, á fin do que el mundo co
nozca á m i Padre, crea en m i divina Misión, se
convierta y viva. » Y no contento con e sto ,
alzando los* ojos al cielo, oró así á su divino
Padre : « Padre Santo, guardad á estos mis que
ridos á fin de que se conserven tan unidos entre
sí que formen una cosa sola ; que su union
sea tan perfecta que pueda representar la xjue
existe entre Nosotros: P a te r Sancte, serva eos,
u t sint unum , sicut et nos unum sumus. Des
pués de esto ¿podríamos desear pruebas más
evidentes para persuadirnos de la fuerza de la
union?
Llenos de fu ro r y rabia los obstinados hebreos
se desencadenaron desde un principio contra los
piadosos secuaces del Nazareno para aterrorizarlos
y dispersarlos. Pero, ¿lo consiguieron quizá? No
por cierto; antes bien los aumentaron y fo rtifi
caron; ¿ y por qué? E l por qué nos los dicen
los Actos Apostólicos: « Y todos los creyentes
estaban de tal manera unidos que formaban una
sola familia con un corazón solo y una sola
alma: Omnes q u i credebant e rant p a rite r. » Con
somojante union de sentimientos en la fe, con
semejante union de corazón en la mùtua caridad,
con semejante union de recíproco auxilio en
obrar el bien, los Cristianos de los primeros
siglos resistieron al combate de las persecuciones
más terribles y feroces. Lejos de sor destruidos
y desbaratados, como esperaban obtenerlo á
fuerza do hierro, fuogo y fieras los Príncipes pa
ganos, los Cristianos crecieron cada vez más en
numero y valor. Lejos de dosaparecer de la tierra,
ellos mismos vieron por el contrario precipitar,
en medio de la desolación, á la nación ju d á ica ,
su prim era enemiga; después vieron hacerse
trizas, bajo los golpes de los bárbaros, el trono
de los Césares crueles y sanguinarios, y por
últim o fueron testigos de la ruina del gran co
loso del imperio romano, que con sus procón
sules y magistrados los habian perseguido encar
nizadamente por espacio de 300 años. ¿Qué más?
sin armas materiales, con solo estar unidos entre
ellos, os decir, unidos con los Sacerdotes, Obispos,
Papas y maestros, nuestros padres concluyeron
por ganar una victoria tan grande y gloriosa
que les hizo dueiíos del campo y de las tiendas
enemigas. D.esde el cuarto siglo la capital del
im perio romano vino á ser la capital de los
Cristianos; y desde aquellos palacios, donde un
dia se promulgaban los edictos de muerte contra
ellos, salen hoy dia, para difundirse por toda la
tie rra , los oráculos del Papa, su Padre y Maestro,
oráculos de rectitu d y ju sticia , oráculos de verdad
y vida. Sí, estas son m aravillas del Altísim o, pero
maravillas obradas por E l mediante la union de
sus fieles siervos.
Demos un vuelo, y dejando á un lado los p r i
meros siglos parémonos un instante en el nuestro,
ochando una rápida ojeada á los años presentes.
¿ Quién no ve la guerra que en todas partes del
vie jo y nuevo mundo, on los reinos, en los im
perios, en las mismas repúblicas, se hace hoy dia
¡i la Iglesia de Jesucristo^ ¿Cuándo se vió ar
marse contra E lla tantos enemigos y emplearse
tantas armas para combatirla? L ib ro s infam es,
cátedras de pestilencia , adulaciones , engaños ,
amenazas , confiscaciones , destierros, violencias,
prisiones; todo, on fin, púsose en obra, do todo so
abusó para daño do E lla. Esta guerra y prácticas
secretas y artificiosas fueron en todas partes tan
bien dipuestas, que varias veces sus enemigos
creyeron podrían, dentro de poco tiempo, entonar
el canto de la completa victo ria ; y algunos de
los más altaneros ya andaban gritando que las
puertas del infierno estaban para prevalecer contra
la Iglesia católica y derribarla enteramente. Pero
lié aquí que sus esperanzas se desvanecen ; la
voz de triun fo muere en sus labios, puesto que
los más reflexivos de sus adversarios convéncense
y confiesan hoy que la Iglesia católica, lejos do
perder en esta g u e rra , jamás se demostró tan
fuerte como hoy dia, ni jamás fué tan estimada
y amada en el mundo. E lla es la victoriosa y
lo será siempre. ¿Y de dónde proviene un efecto
tan contrario a las humanas provisiones? ¿Cuál
es la causa ? La causa es la admirable concor
dia do sus Obispos entre s í , y de todos los
fieles con el Papa. Estos Jefes de Israel en E u
ropa, A frica, Asia, Oceania, América y en las
islas más remotas del mundo, están entre si u n i
dos en el creer, enseñar y obrar lo mismo. Todos,
y la historia contemporánea nos lo demuestra
patentemente, todos, digo, á riesgo de los sacri
ficios más grandes, de multas y de perder la
libertad como también la vida , no solamente
admiten y predican las mismas verdades de f e ,
sino que concordes profesan las mismas le ye s,
aprueban las mismas prácticas , condenan los
mismos e rro re s , combaten á los mismos ene
migos. Además esta concordia do los p rim e
ros Pastores con el Papa produce Ja union
de los Sacerdotes, y la do éstos aquella de los
simples fieles, de suerte que por esta union per
manece inmoble è inconcuso el grande edificio
de Jesucristo, subsiste su re in o , extiende sus
confines y se acrecienta cada dia más con nuevas
trib u s y pueblos.
•
Sí, repitámoslo bien alto : es grande, pero m u y
grande la fuerza de la union.
Cooperadores y Cooperadoras, miembros como
—
omos de una misma fam ilia, promovamos esta
union entre nosotros , á íin de quc^ nuestra
pia Sociedad pueda re s is tir fuertemente todas
las pruebas, superar á todos los obstáculos y
conseguir el fin que se ha propuesto , esto
de hacerse ú til á la sociedad favoreciendo
jag buenas costumbres. E l vinculo do nuestra
concordia sea el amor. Amémonos como her
manas en Jesucristo , y á fin do obtenerlo
más fácilmente,- los Decuriones de cada pueblo
cuiden de conocer sus propias decurias, y los
cooperadores procuren también conocerse m utua
mente. De este modo podrán ayudarse mejor en
la práctica del bien y darse especiales pruebas
de fraterna caridad. Amémonos con rogar unos
por otros, aconsejarnos, defendernos, enfervori
zarnos en el servicio de Dios y procurar la sal
vación de las almas. Ojalá se pudiese re p e tir de
nosotros lo que decíase ya do los prim eros fieles:
j Ved cómo .se a m an ! N o , no entren nunca en
nuestras filas la envidia y los ce lo s, dos disol
ventes de cualquier union , dos bajas pasiones
que pusieron ya en cruz al H ijo do Dios y que
íroenentemente aun h o y , bajo h ip ó crita capa,
continúan crucificando y haciendo padecer á sus
Discípulos. S i podemos hacer bien, hagámoslo de
corazón; sinó, mostrémonos contentos do que se
naga el bien á otros y ayudémosles á h a ce rlo ,
siquiera con las palabras, s in o podemos de otro
modo. Obrando así, harómos re in a r entre nos
otros la union y la paz ; con ésta, nuestra Con
gregación será cada vez más benéfica, porque
Dios N tro . Sefior la fecundará con la llu v ia de
sus bendiciones y sostendrá con el brazo de su
omnipotencia.
5
DEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SALES
(Continuación).
C apítulo
IX
Aflicoion y lágrimas. — Un rayo de luz. — D. Pe
dro Merlo. ^— El galpón de Valdocco. — Contrato
— Oonmooion y entusiasmo. — Acción de gracias.
— Ultima despedida del prado.
En la devota peregrinación á N trn . Señora de
(-n m p a jn a habíamos colocado en las manos de
Maria nuestra suerte : pero antes que terminase
dicho dia, nuestras esperanzas y sobre todo nuesh‘OS corazones debían verse sometidos á una dura
Prueba.
Hácia las dos de la tarde, casi todos los niños
nel O ratorio se hallaban en el prado. Sabiendo
?.l,e era la últim a vez que podíamos d isfru ta r de
® ’ n?s parecía experim entar un gusto p a rticu la r
Jjí1 pisotearlo corriendo de a rrib a abajo. Estamos
partos que aquella tarde hemos socado tantas
aices del pasto como para poner en peligro el
joso patrim onio de los hermanos Defilippi.
s ^ I a hQra designada hubo Catecismo, canto ,
ermon, todo como los Domingos anteriores. Des{¡Ues de esto volvim os á nuestras diversiones;
P®r° un hecho extraordinario no tardó en llam ar
21
nuestra atención y en moderar en muchos de
nosotros el deseo de divertirnos. Aquol que hasta
entonces había sido siempre el alma de nuestras
recreaciones y que semejante á s. Felipe N e ri
se mostraba pequeño con los pequeños, cantando,
jugando, corriendo con nosotros, nuestro querido
Don Bosco estaba retirado, silencioso y melan
cólico. E ra la primera vez que lo veíamos tan
retirado. No veíamos en sus lábios aquella dulce
sonrisa que le ora característica; su rostro de
notaba algún profundo pesar; sus ojos estaban
bañados en lágrimas. Caminaba y oraba. Algunos
de nosotros notando tal estado, nos acercamos á
él para acompañarlo ; pero en vez, retiraos, nos
dijo, dejadme solo.
¿Cuál era el motivo do su tristeza? E l pobre
D. Bosco en aquellos momentos estaba oprimido
por el peso de un dolor que no es posible des
c rib ir. Se bailaba como el agricultor que ve a menazados sus campos y sus más halagüeñas es
peranzas p o r el cielo cubierto de oscuras nubes,
y por el granizo desolador; se hallaba como el
pastor amoroso que se ve obligado á abandonar
su querido rebaño , á dejar sus corderitos a la
merced de lobos hambrientos; so hallaba como
un padre, como una madre cariñosa que por
fuerza debe separarse quizá para siempre de sus
amados hijos. Revolvía on su imaginación estos
tristes pensamientos: — Mis ayudantes me han
abandonado, dejándome completamente solo á cargo
de estos cuatrocientos niños ; no tengo ya más
fuerzas ; m i salud ya debilitada, y para colmo de
todo esto, dentro de dos horas se vence el plazo
concedido para reunirlos en este prado; es ne
cesario b a ila r otro local en donde juntarlos; es
preciso darles aviso para el próximo Domingo,
y sin embargo no hay n i esperanzas de conse
g u ir el lo ca l, á pesar de los empeños, y desde
esta tardo se concluirá el Oratorio. ; Han s id o ,
pues, inútiles tantos trabajos y sudores' ¡Es ya
una imperiosa necesidad el despedir á tantos ñi
ños que me am an, abandonarlos nuevamente,
verlos de nuevo vagabundos por las calles r
plazas, por los campos y prados ; sumergidos en
ei vicio ; transportados á prisiones, perdidos tem
poral y eternamente! no es por cierto esa la vo
luntad do Dios!... Ante estas reflexiones, fuá tan
intenso su dolor, que el pobre Don Bosco no pudiendo contenerse prorrum pió en suspiros y llantos.
Podría alguno preguntar: ¿y las esperanzas
ante la seguridad que había tenido sobre el fe
liz éxito de su O ratorio se desvanecieron en
aquella ocasión?
Creemos nosotros que estando el Señor para
conferir un favor extraordinario al Oratorio dán
dole una morada estable y segura. quiso que
aquella tarde el fundador expori meni ase toda la
amargura y peso del abandono, á fin de que fuese
mas apreciado el beneficio ; pues es regla gene
ra l de la Providencia D ivina precedei’ con gran
des sacrificios los más señalados favores. Pero
en aquel estado de opresión, Don Bosco no per
dió su confianza, y do <'l se puedo repetir lo que
del gran Patriarca Abraham escribió san Pablo:
Contra spem in spem c re d id it, u t fieret pater
—
20
—
quo les hizo dueños del campo y do las tiondas
toros y confióles la colosal ompresa. Poro á fin
enemigas. D^esde el cuarto siglo la capital del
de que lo consigan ¿qué medio los recomienda
im porlo romano vino á sor la capital de los como m ás.buono? No otro quo la u n io n , y lo
C ristianos; y desdo aquellos palacios , donde un
que os más aún, á fin do que ésta exista entre
dia se promulgaban los edictos de m uerte contra
olios y sea duradera, establece un Cabeza suprema,
ellos, salen boy dia, para difundirse por toda la
á la cüal d ic e : C onftnna fra tre s tu o s : Anima
tie rra , los oráculos del Papa, su P adre y M aestro,
á tus hermauos. Dio á los Apóstoles una Cabeza,
oráculos de re c titu d y ju s tic ia , oráculos de verdad
observa S. Jerónimo, para qu ita r toda ocasión de
y vida. Sí, estas son m ara villa s del A ltísim o , pero
discordia entre ellos y poder así, unidos y com
m aravillas obradas por É l mediante la union de
pactos, c o n v e rtir á todo el m undo: U t capite
sus fieles siervos.
constituto , schism atis to lle re tu r occasio. No
basta: á fin do quo conociesen más y más cuán
Demos un vuelo, y dejando á un lado los p r i
poderoso a u xilio les habría proporcionado Ja union
meros siglos parémonos un instante en el nuestro,
para d ila ta r y establecer el reino de su amor sobre
echando una rápida ojeada á los años presentes.
la tie rra recomiéndales también dicha union en el
¿ Quién no ve la guerra que en todas partes del
momento más solemne. P o r cuyo m otivo en la
viejo y nuevo mundo, en los reinos, en los im
últim a cena y poco antes de dar p rin cip io á su
perios, en las mismas repúblicas, se hace hoy dia
dolorosa pasión los d ijo : « Estad unidos entre
á la Iglesia de Jesucristo*? ¿Cuándo se vió a r
vosotros con los vínculos de la más dulce caridad;
marse contra E lla tantos enemigos y emplearse
amáos mutuamente, á fin de que el mundo co
tantas armas para com batirla? L ib ro s infam es,
nozca á m i Padre, crea en m i divina M isión, so cátedras de pestilencia , adulaciones , engaños ,
convierta y viva. » Y no contento con e s to , amenazas , confiscaciones , destierros, violencias,
alzando los ojos al cielo, oró así á su divino
prisiones; todo, en fin, púsose en obra, do todo se
Padre : * Padre Santo, guardad á estos mis que
abusó para daño de E lla. Esta guerra y prácticas
ridos á fin de que se conserven tan unidos entre
secretas y artificiosas fueron en todas partes tan
si que formen una cosa sola ; que su union
bien dipuestas, que varias veces sus enemigos
sea tan perfecta que pueda representar la *que
creyeron podrían, dentro de poco tiempo, entonar
6xiste entre Nosotros: P a te r Sancte, serva cos,
el canto de la completa vic to ria ; y algunos de
u t s in t u num , sicut et nos u n u m sumus. Des
los más altaneros ya andaban gritando que las
pues de esto ¿podríamos desear pruebas más
puertas del infierno estaban para prevalecer contra
evidentes para persuadirnos de la fuerza de la
la Iglesia católica y d e rrib a rla enteramente. Pero
union ?
lié aquí que sus esperanzas se desvanecen ; la
Llenos de fu ro r y rabia los obstinados hebreos
voz de triu n fo m uere en sus labios, puesto que
se desencadenaron desde un principio contra los
los más reflexivos de sus adversarios convéncense
piadosos secuaces del Nazareno para aterrorizarlos
y confiesan hoy que la Iglesia católica, lejos de
y dispersarlos. Pero, ¿lo consiguieron quizá? No
perder en esta g u e rra , jamás se demostró tan
por c ie rto : antes bien los aumentaron y fo r tifi
fuerte como hoy dia, n i jamás fué tan estimada
caron; ¿ y por qué? E l por qué nos los dicen
y amada en el mundo. E lla es la victoriosa y
los Actos Apostólicos: « Y todos los creyentes
lo será siempre. ¿Y de dónde proviene un efecto
estaban de tal manera unidos que formaban una
tau contrario á las humanas previsiones? ¿Cuál
sola fam ilia con un corazón solo y una sola
es la causa ? L a causa es la admirable concor
.
alm a: Omnes q u i credebant e ra n t p a rite r. » Con
dia de sus Obispos entre s í , y de todos los
semejante union de sentimientos en la fe, con
fieles con el Papa. Estos Jefes do Israel en E u
semejante union de corazón en la mùtua caridad,
ropa, A frica , Asia. Oceania, Am érica y en las
1
con semejante union de recíproco a u xilio en
islas más remotas del mundo, están entre si u n i
*obrar el bien, los Cristianos de los prim eros
dos en el creer, enseñar y obrar lo mismo. Todos,
siglos resistieron al combate de las persecuciones
y la h isto ria contemporánea nos lo demuestra
d
más terribles y feroces. Lejos de ser destruidos
patentemente, todos, digo, á riesgo de los sacri
y desbaratados, como esperaban obtenerlo á ficios más grandes, de multas y de perder la
a
fuerza de hierro, luego y fieras los Príncipes pa
libertad como también la vida , no solamente
ganos, los Cristianos crecieron cada vez más en
admiten y predican las mismas verdades do f e ,
número y valor. Lejos de desaparecer de la tie rra ,
sino que concordes profesan las mismas leyes ,
j1
ellos mismos vieron por el contrario p re cip ita i’, aprueban las mismas prácticas , condenan los
en medio de la desolación, á la nación ju d á ic a ,
mismos e rro re s , combaten á los mismos ene
tí
su p rim e ra enemiga; después vieron hacerse
migos. Además esta concordia de los p rim e
trizas, bajo los golpes do los bárbaros, el trono
ros Pastores con el Papa produce la union
d¡
de los Césares crueles y sanguinarios, y por
de los Sacerdotes, y la de éstos aquella de los
ei
últim o fueron testigos de la ruina del gran cosimples fieles, de suerte que por esta union per
qí
loso del im perio rom ano, que con sus procónmanece inm oble ó inconcuso el grande edificio
ca
sales y magistrados los habían perseguido encar- de Jesucristo, subsiste su re in o , extiende sus
rizadamente por espacio de 300 años. ¿Qué más? confines y se acrecienta cada dia más con nuevas
t
sin armas materiales, con solo estar unidos entre
trib u s y pueblos.
•
ellos, os decir, unidos con los Sacerdotes, Obispos,
Sí, repitámoslo bien alto : es grande, pero m uy
<le
Papas y maestros, nnestros padres concluyeron
grande la fuerza de la union.
por ganar una v ic to ria tan grande y gloriosa
Cooperadores y Cooperadoras, m iembros como
— 21
joioos do una m ism a fa m ilia , promovamos esta
uDion entre nosotros , á fin de* que ^ nuestra
pia Sociedad pueda re s is tir fuertem ente todas
las p ru e b a s, superar á todos los obstáculos y
conseguir el fin que se ha propuesto , esto
0S de hacerse ú til á la sociedad favoreciendo
jas buenas costumbres. E l vínculo de nuestra
concordia sea el amor. Amémonos como her
manas en Jesucristo , y á fin de obtenerlo
más fácilm ente, los Decuriones de cada pueblo
cuiden de conocer sus propias decurias, y los
cooperadores procuren tam bién conocerse m utu a
mente. De este modo podrán ayudarse m ejor en
la práctica del bien y darse especiales pruebas
de fraterna caridad. Amémonos con rogar unos
por otros, aconsejarnos, defendernos, e n fe rv o ri
zarnos en el servicio de Dios y p ro cu ra r la sal
vación de las almas. Ojalá se pudiese re p e tir de
nosotros lo que decíase ya de los prim eros fieles:
; Ved cómo se a m a n ! N o , no entren nunca en
nuestras filas la envidia y los celos , dos disol
ventes de cualquier union , dos bajas pasiones
que pusieron ya en cruz al H ijo de Dios y que
frecuentemente aun h o y , bajo h ip ó crita ca p a ,
continúan crucificando y haciendo padecer á sus
Discípulos. S i podemos hacer bien, hagámoslo de
corazón; sinó, mostrémonos contentos de que se
naga el bien á otros y ayudémosles á h a c e rlo ,
siquiera con las palabras, si no podemos de otro
modo. Obrando asi, harémos re in a r entre nos
otros la union y la paz : con ésta, nuestra Con
gregación será cada vez más benéfica, porque
Dios N tro . Señor la fecundará con la llu v ia de
sus bendiciones y sostendrá con el brazo de su
omnipotencia.
HISTORIC DEL ORATORIO DE S, FRANCISCO DE SALES
(Continuación).
C a p ít u l o
IX .
Aflicción y lágrimas. — Un rayo de luz. — D. Pe
dro Merlo. — El galpón de Valdocco.
Contrato
— Oonmooion y entusiasmo. — Acoion de gracias.
— Ultima despedida del prado.
En la devota peregrinación á N tra . Señora de
Campagna habíamos colocado en las manos de
María nuestra suerte ; pero antes que terminase
dicho día, nuestras esperanzas y sobre todo nues
tros corazones debian verse sometidos á una dura
prueba.
Hácia las dos do la tarde, casi todos los niños
del O ratorio se hallaban en el prado. Sabiendo
?¡,e °ra la ú ltim a vez que podíamos d isfru ta r de
e‘> nos parecía experim entar un gusto p a rticu la r
°n pisotearlo corriendo de a rrib a abajo. Estamos
Cortos que aquella tarde hemos secado tantas
juices del pasto como para poner en p e ligro el
uJ°so patrim onio do los hermanos D e filip p i.
A la hora designada hubo Catecism o, canto ,
i ettnon, todo como los Domingos anteriores. Desj,Ues de esto volvim os á nuestras diversiones ;
I‘cr° un hecho extra o rd in ario no tardó en llam ar
nuestra atención y en m oderar en muchos de
nosotros ol deseo de d ive rtirn o s. A q u e l que hasta
entonces había sido siempre el alma de nuestras
recreaciones y que semejante á s. F elipe N e ri
se m ostraba pequeño con los pequeños, cantando,
jugando, corriendo con nosotros, nuestro querido
Don Bosco estaba re tira d o , silencioso y m elan
cólico. E ra la p rim e ra vez que lo veíamos tan
re tira d o . No veíamos en sus labios aquella dulce
sonrisa que le era característica : su rostro de
notaba algún profundo p e sa r; sus ojos estaban
bañados en lágrim as. Caminaba y oraba. Algunos
de nosotros notando ta l estado, nos acercamos á
él para acompañarlo ; pero en vez, re tira o s, nos
d ijo , dejadme solo.
¿Cuál era el m otivo de su tristeza ? E l pobre
D. Bosco en aquellos momentos estaba oprim ido
por e l peso de un dolor que no es posible des
c r ib ir. Se hallaba como el a g ric u lto r que ve a menazados sus campos y sus más halagüeñas es
peranzas p o r el cielo cubierto de oscuras nubes,
y p o r el granizo desolador ; se hallaba como el
pastor amoroso que se ve obligado á abandonar
su querido rebaño , á dejar sus corderitos á la
merced do lobos ham brientos; se hallaba como
un padre, como una madre cariñosa que por
fuerza debe separarse quizá para siempre de sus
amados hijos. Revolvía en su im aginación estos
triste s pensamientos: — M is ayudantes me han
abandonado, dejándome completamente solo á cargo
de estos cuatrocientos niños ; no tengo ya más
fuerzas ; m i salud ya debilitada, y para colmo de
todo esto, dentro de dos horas se vence e l plazo
concedido para reu n irlo s en este prado ; es ne
cesario h a lla r otro local en donde ju n ta rlo s ; es
preciso darles aviso para el próxim o Domingo,
y sin embargo no hay n i esperanzas de conse
g u ir el lo c a l, á pesar de los empeños, y desde
esta tarde se concluirá el O ratorio. ¡Han sid o ,
pues, in ú tile s tantos trabajos y sudores! ¡E s ya
una imperiosa necesidad el despedir á tantos n i
ños que me a m a n , abandonarlos nuevamente,
verlos de nuevo vagabundos por las calles y
plazas, por los campos y prados : sumergidos en
el vicio ; transportados á prisiones, perdidos tem
poral y eternam ente! no es por cie rto esa la vo
luntad de Dios !... A nte estas reflexiones, fué tan
intonso su dolor, que el pobre Don Bosco no pudiendo contenerse p ro rrum p ió en suspiros y llantos.
P odría alguno p re g u n ta r: ¿y las esperanzas
ante la seguridad que había tenido sobre el fe
liz é xito de su O ratorio se desvanecieron en
aquella ocasión?
Creemos nosotros que estando el Señor para
co n ferir un fa vo r extra o rd in ario al O ratorio dán
dole una morada estable y segura, quiso que
aquella tarde el fundador experimentase toda la
am argura y peso del abandono, á fin do que fuese
mas apreciado el beneficio ; pues es regla gene
ra l de la Providencia D ivina preceder con gran
des sacrificios los más señalados favores. Pero
en aquel estado de opresión, Don Bosco no per
dió su confianza, y do él se puedo re p e tir lo que
del gran P atriarca Abraham escribió san Pablo :
C o n tra spem in spem c r e d id it, u t /fe t'd p a te r
m u lta ru m g e n tiu m , secundum q u m l d ic tu m est
r i : Contra las previsiones do los hom bros, él
conservó la osporánza de ser padre de numerosa
ta:r.ilia, conforme á lo que le había sido prome*
tido.
Algunos de nosotros, próxim os à el, lo vim os
levantar sus ojos al cielo bañados en lágrim as
y lo oiraos esclamar : « Dios m io , ¿por qué no
ine manifestáis el local en qne queréis que se
reúnan estos niños? Hacédmelo conocer, y decidme
qué debo hacer. > E ra esta la súplica del dolor,
pero el mismo tiempo do la esperanza ; y el bon
dadoso D io s , padre de los h u é rfa n o s, no tardó
on acoger aquellas piadosas lágrim as y escuchar
aquellos amorosos lamentos.
No bien Don Bosco había concluido estas pa
labras y enjugado su lla n to , cuando se acerca un
ta l D. Pancracio Soave tan balbuciente que para
sacarle fácilmente de la boca las palabras habrían
sido necesarias las tenazas de Nicodemus. Este
bnen hombre presentándose á Don Bosco , del
m ejor modo que pudo le preguntó: — ¿Es ve r
dad que YtL busca un local para un ta lle r.
— Xi> para un ta lle r, pero si para un O ra L rio . — Xo sé, añadió Don Pancracio, si es lo
mismo un ta lle r que un O ratorio ; lo cierto
s que hay un lo ca l: venga Yd. á ve rlo. Es proíedad del Sr. Don José P in a r d i, persona m uy
honrada. Venga y hará un buen negocio.
Esta propuesta inesperada fué para D. Bosco
como un rayo de luz en medio de densas nubes.
En aqu ¿I mismo momento llegaba un fie l amigo
Don Bosco, llamado D . Pedro M erlo, fundador
de una institnciuu que tiene por -fin rem ediar al
abandono c*n q u * se encuentran muchísimas doneli as pobres y m ujeres desgraciadas, que, des
pues de haber estado en la prisiones ó haberse
entregado á la deshonestidad, son tan desprecia
da? por las personas honradas, que es casi im
pasible conseguir de ellas un pedazo de pan ó
una ocupación para proporcionárselo con su tra
bajo. Compañero de Colegio de nuestro D. Bosco,
y conoced' r de los gTandes beneficios de su obra,
aquel digno «sacerdote, siempre que podía, acudía
á ayudarlo, prestándose con toda voluntad á en
señamos el catecismo, p re dicarnos, asistirnos y
cosas ?emejante8. — ¿Qué tienes? preguntó é l á
m i amigo, apénas r ió su semblante ; nunca te be
visto tan melancólico. ¿Te ha sucedido alguna
desgracia ? — Desgracia no. pero me encuentro
en nn grande apuro. Hoy es el ú ltim o día que
podemos reunirnos en este prado ; ya está decli
nando el día ; tengo que anunciar á mis hijos en
qué r itió se reunirán el próxim o domingo y no
sé donde será. Este hombre rae asegura que hay
aqui cerca uno como ine conviene y me in v ita
á que lo visite ; has llegado pues m uy á tiempo.
Asiste un poco al recreo de estos niños ; voy á
verlo y m uy pronto estaré de vuelta. — He‘ ve
nido para prestarte mis servicios ; veto tra n q u i
lamente, y haz con toda comodidad lo que ne
cesites. — Don Bosco se re tiró con Don Pan
cracio.
En el lugar indicado encontró una choza de
un solo piso con una escalera y una baranda
carcom idas, rodeada de huertos, campos y p ra
dos. Don Bosco estaba por su b ir, pero Don P i
nardi y lio n Pancracio le a d virtie ro n qne el sitio ,
que le" ofrecían no era ese, sino o tro cercano y
a llí lo condujeron. E ra este un la rgo galpón cuyo
techo era tan inclinado que de un lado tenia poco
más de un m etro de a ltu ra . Don Bosco tu vo que
usar no pota atención para e v ita r cabezazos. E l
piso era el suelo, y cuando la llu v ia era abun
dante, se podia navegar en bote. A lo más podia
s e rv ir para depósito de lena. Además parecía que
en aquellos dias los ratones y comadrejas tenían
sus citas a llí. — Es demasiado baja ; no me s irv o
d ijo Don B o scó , despues de haberlo observado.
— Yo la a rre g la ré , anadió Don P in a rd i ; haré
escavaciones, pondré escalones, haré otro piso,
y todo lo que Vd. desee, porque tengo mucho
gusto en que Vd. fije aquí su ta lle r. — No
es t a lle r , m i querido a m ig o , sino O ra to rio ,
esto es una pequeña Iglesia en donde re u n ir a l
gunos niños. T anto m e jo r , y con mucho m ayor
gusto haré todo. Yo tam bién soy cantor, y ven
dré á ayudarle. Traeré dos sillas una para mi
y la otra para m i esposa. Tengo además una
lám para en casa, la colocaré aquí.
Este buen hombre parecía fuera de sí de ale
g ría al te n er una Iglesia en su casa, y el deseo
que entonces tu vo de hacer contrato podría tal
voz ig u a la r al de D. Bosco.
Os doy gracias, d ijo Don B o sco , por vuestra
buena voluntad y por las propuestas que m e ,
hacéis. Si podéis bajar el piso á lo menos 50
centímetros, acepto la oferta ; pero ¿cuánto que
ré is ? — Trescientos francos ; me ofrecen más ;
pero prefiero cedérselo á Yd. por ser con un fin
relig io so y para el bien público. — Os daré
trescientos veinte, con tal que me cedáis también
este pedazo de terreno para recreo de los niños
y os comprometáis á a rre g la r todo para el pró
xim o Dom ingo. — Perfectam ente; está hecho el
contrato ; venga el Domingo ; todo estará en
orden.
Don Bosco completamente satisfecho y rebo
sando de gozo nos reunió en torno á sí, y en
alta voz se puso á g rita r : « Alegraos, m is hijos,
alegraos ; hemos encontrado el O ratorio ; tendre
mos Ig le s ia , sa cristía , piezas para clases, sitio
donde co rre r y ju g a r. E l Dom ingo, el Domingo
ya iremos. Es en la casa de Don P in a rd i; * y
•1 decir osto nos indicó el lu g a r que por ser
próxim o se veia desde el prado. A l o ir esta no
tic ia no pudimos estar quietos. Nos desbandamos
inm ediatamente y quien corría , quien saltaba,
quien arrojaba al aire su so m b re ro , quien g r i
taba con cuanta tuerza podia, parecía el fin del
mundo. L a gente que allí se encontraba, llena
de admiración se acercaba á nosotros para in fo r
marse del m otivo do tal alboroto. E l Sr. M erlo
se reia, y Don Rosco lloraba de consuelo. Fué
un momento de conmoción, y entusiasmo indes
crib ib le , una escena digna de perpetuarse en la
historia. Así, por la bondad do Dios, é interce
sión de la Purísim a Virgen M aria pasábamos
como por encanto de una profunda tristeza á una
extraordinaria alegría.
— Zi —
del corazón; estos son los avaros que no la dis
fru ta n n i dejan d isfru ta rla . O tros la emplean en
fiestas, diversiones mundanas, viajes inútiles, ves
tidos en extrem o lujosos , espléndidos banquetes
como hacen los despreocupados y derrochadores.
O tros la emplean en fines más malos é inicuos
como los adheridos á las sectas maléficas. Todos
estos emplean m al la grande potencia de la mo
neda y darán estrecha cuenta un dia al Señor
del m al uso que hicie ron de ella.
N o s o tro s , p u e s , en vista de todo e s to , no
podemos menos
notar que si los h ijo s del
siglo porque vive n sin fe y aspiraciones á una
vida feliz más allá de la tu m b a , porque no tie
nen caridad con sus semejantes, emplean de mala
manera sus riquezas, los h ijo s de la luz , que
esperamos riquezas imperecederas en el Cielo y
que albergamos en nuestro pecho un corazón
palpitante de am or de Dios y del p ró jim o , de
bemos p o r el co n tra rio em plearlo con buen fin
y según los dictámenes del m ism o Dios, que es
el Dueño supremo.
Y en efecto : ¿ qué es lo que nos dice este So
berano Dador é in fa lib le M aestro? — Abramos
la Sagradas Páginas, y , entre otros, encontrare
UNA GRAN POTENCIA
mos estos solemnes documentos : — H y o • m io ,
y la obligación de emplearla bien.
con lo que tienes haz bien y ofrece á Dios obla
ciones d ig n a s.— H onra al Señor con tu hacienda
Si preguntásemos cuál sería la potencia más
y dale las p rim icia s de todos tus frutos. — No
grande del mundo, quizá no todos responderían
defraudes la lim osna del pobre: Eleem osynam
acertadamente. Respondamos, pues, nosotros y d i
p a u pe ris ne defraudes. Esta expresión: non
gamos quo la potencia más grande de la tie rra
d e fra u d a re , explica bastante una verdad no bien
es el dinero. Testim onio de ello es, no solamente
entendida p o r la generalidad de los hombres, es
el consentimiento de todos los hombres, sino ta m
decir, que la limosna es un débito. F ra n g e esu
bién Dios mismo que hizo e s c rib ir: Pecuniae
r ie n t i panem tu u m : P arte con el ham briento tu
obediunt o m n ia : Todas las cosas obedecen a l
pan. Observad, reflexiona aquí S. Agustín, cómo
dinero, como al soberano más poderoso ( i ) .
Dios no d ice: d a tu pa n a l h a m b rie n to , sino
Y no solamente es la más grande sino tam bién
en el humano consorcio, es la potencia más ne p á rte lo ; y esto para darnos á entender que
aunque no tengamos más que un pan solo, sin
cesaria, de suerte que, entre los hombre, con el
embargo no debemos exim irnos de hacer caridad
dinero se hace todo y , sin é l , nada. ¿ Quién
á los p o b re cito s, sinó rom perlo p o r la m itad y
podría vestirse, comer y , en una palabra, v iv ir ,
d iv id irlo con ellos.
si no tuviese dinero ó una persona que le sum i
Los pasos citados son del A n tig u o Testa
nistrase los medios para atender á sus necesi
mento (1 ); pero no menos apremiantes son los
dades? Y las obras humanitarias, los hospicios,
de la nueva L e y del amor. — Haced limosna ,
hospitales y etc. ¿podrían quizá su b sistir sin
dice Jesucristo, con lo que os sobra: Quod superasi
dinero y socorrer á tantas m iserias que , cual
date eleemosynam. — Con vuestras riquezas pro
lugubre manto, cubren hoy dia la tie rra ? — A
^sta necesidad quiso sujetarse el mismo d iv in o , curad ganaros amigos, para que cuando falleciéreis os reciban en las eternas moradas. — Necio,
Salvador. En efecto, el Evangelio nos dice que
llam a el Señor á un rico , que en vez de d is tri
los discípulos tenian en su nombre dinero para
b u ir sus bienes á los pobres los tenia amonto
stender á las necesidades comunes y dar limosna
nados ; n e cio , esta noche serás llamado á la
?
pobres : E t suorum necessitai ib us, a liisq u e
eternidad y todo lo que tienes ¿de quién será ? (2).
a d ig e n tib u s tribuens, como explica e l venerable
A lguno d irá quizá : D a r lo que uno tiene á
ceda (2). Es, pues, evidente que la moneda es
los pobres no es un mandamiento, sino solamente
más grande y necesaria potencia del mundo.
un consejo, que no obliga bí\jo pena de pecado.
Poro esta potencia ¿cómo es y debe ser em
— Es preciso d is tin g u ir : Es, si, tan solo de
pleada por quien dispone de ella? — Hoy d ia ,
consejo e l despojarse de todo y darlo á los
‘'orao siempre , hay quienes la conservan ociosa
pobres p o r am or de Dios, como lo hacen los re
° n cajas de h ie rro como si fuese una divinidad,
ligiosos, poro es de precepto el hacer limosna
lJ¡ ‘ dolo ó una jo y a intangibile, consagrando á
según las propias fuerzasy particularmente cuando
lps pensamientos de la mente y los afectos
Despues do aquel desahogo de gozo, D. Bosco
nos itnpuBO silencio, nos dirigió breves palabras
sobre ol feliz resultado de nuestra peregrinación,
y nos in v itó á a rro d illa rn o s para rezar el Rosa
rio en acción de gracias. Fué aquella la oración
de g ra titu d hácia nuestra celestial Bienhechora
y M a d re , que el mismo dia había escuchado
nuestras súplicas.
Concluido el Rosario, dimos el últinn^adios al
prado, que hasta entonces habíamos amado por ne
cesidad, pero que abandonábamos sin pesar por
la seguridad de que el nuevo s itio era m ejor y
más establo.
E l sol ya se habia ocultado detrás de los A l
pes, cuando emprendimos la re tira d a á nuestras
casas para re fe rir los acontecimientos de aquel
dichoso dia.
En el p ró xim o capítulo narraróm os la inaugu
ración del nuevo local, que nunca jam ás debíamos
abandonar.
(Se c o n tin u a rá )
(1) Kccl. x, 19.
0¿) Lib. 4, cap. 54, in Luc. 12.
(1) Eccl. !v , 1. — x iv , 11. — Prov. n i, 9. —
Is. Lvin, 7.
(2) Liv. xu 41. — xvi. y. — xii, *20.
i
1
(
I
c
a
(i
ti
1.
tí
•I.
ei
'I'
es
pe
m
de
sucede alguna desgracia y el prójim o so halla
en extrema necesidad do alma ó do cuerpo. ¿Qué
es lo quo dico sobro oslo particular ol Apóstol del amor, el Discípulo prodilecto? « Quien
no tiene caridad con sus herm anos, no tiene
á Dios, no tiene la vida consigo ; ahora bien ;
quien poseo bienes de este mundo y ve a
sus hermanos on necesidad y no los socorro
i tendrá caridad i Cierto que no. » — Santiago
dice asimismo : « ¿ Qué aprovechará, hermanos
mios, á uno que dice que tiene f e , si no tiene
obras ! , P or ventura p o d ría n le sola salvarlo ?
No, pvrque se hará ju ic io sin m isericordia á
aquel que no usó de misericordia. » — Y que
esto sea asi, nos lo dice bien claro el H ijo de
Dios hablando en el ju icio final: « Apartaos de
mí malditos*al fuego eterno, porque en la persona
de los pobrecitos yo tuve hambre y no me disteis
de comer: tuvo frió y no me abrigasteis, estuve
sin casa y no me la proporcionásteis » ( i) .
¿A onál razón creeremos nosotros se apoyaría
el D ivino Salvador cuando dijo : Que más fá c il
rosa es pasar un camello p o r el ojo de una
o aoja, que e n tra r un rico en el reino de los
cielos, sino á la del desperdicio que hacen al
gunos del dinero ? — ¿ Y por qué m otivo fué
arrojado al infierno el rico Epulón? La E s c ri
tura no aduce • otro más que los opiparos ban
quetes que hacia con frecuencia, y el haberse
rehusado á socorrer á las necesidades del pobre
Lázaro (2).
De estos hechos y de los referidos oráculos
resulta bien claro y manifiesto que el emplear ,
al menos una parte de nuestros bienes tempo
rales en la m ayor gloria do Dios y auxilio de
los pobres, no es ciertamente un consejo, sino
un precepto, de cuya observancia depende la sal
vación eterna.
Bienaventurados, pues, aquellos que habrán
cumplido con este deber. Bienaventurados los
misericordiosos, por que ellos, según dice el D i
vino Salvador, alcanzarán misericordia, y el dia
de! ju ic io final oirán estas dulces y suaves pa
labras: Venid, benditos de m i padre, venid á
poseer el reino que os tengo preparado : Venite,
benedici i p a tris rnei, possidete pa ra tu m vobis
regnum a constitutione m undi.
UN HERMOSO EJEMPLO.
Ninguno ignora con cuánta devoción y fre
cuencia rogaba la santa y seráfica doctora Teresa
de Jesús por las ánimas del Purgatorio. E lla
misma refiere que el Señor la hizo conocer la
mucha bondad con que acogia las oraciones que
por diclias almas le rezaba todos los dias.
Un dia recibió nuestra Santa del Sr. D. Ber
nardino de Mendoza, una casa y un hermoso
jardín, para fundar en Valladolid un monasterio
en honor de la Sma. Virgen. A l hacer la entrega
de las escrituras suplicóla quo procurase realizar
cuanto antes aquella fundación, porque tenia cierto
presentimiento de una cosa que debia acaeccrlo
(1) Joan, v, 17. — Jacob it. — Matt. xxv.
(2) Mattk. six. ¡A . — Lt-i. xvi.
h
En electo; de allí á poco tiompo sorprendiólo
la muerte y ni siquiera tuvo tiempo para recibir
los santos sacramentos. Sumamente afligida a]
o ir tal n o tic ia , la santa se apresuró á rogar
por el alma de su bienhechor. Nuestro Señor
hizola entonces conocer que la caridad del di
funto y la intervención de su santa Madre ha
bíanlo obtenido la gracia de una contrición porfecta, b cual le sirvió para librarso del infierno,
pero que no saldría del Purgatorio hasta el dia
que se celebrase la prim era misa de comunidad
en el nuevo monasterio.
Esta revelación no dejó un momento de sosiego
á la santa hasta el día en que pudo i r personal
mente á dicha ciudad para dar principio á la
construcción del referido monasterio.
Sin embargo habiéndose detenido algo por sus
muchas ocupaciones se le apareció el Señor otra
vez y la dijo : « Date prisa porque esta ánima
sufre mucho. » Entonces dió la santa inmedia
tamente sus órdenes, pero los trabajos no ade
lantaban como ella quería. Por cuyo motivo hizo
levantar un oratorio provisional y apénas estuvo
arreglado decentemente mandó celebrar el santo
sacrificio de la Misa.
M ientras comulgaba vió el alma del difunto
que, radiante, se acercó á darle las gracias y do
repente desapareció resplandeciente como el sol
á la dulce morada de la gloria. Llena de inde
cible jú b ilo y regocijo, la santa dió humildemente
gracias al Señor, cuya bondad es inefable para
con sus elegidos.
NECROLOGIA.
Hó aquí los nombres de los Cooperadores y
Cooperadoras que en el año pasado pasaron ¡i
m ejor vida y de cuyo fallecimiento hemos tenido
noticia.
Recomendamos sus almas en las oraciones de
nuestros Hermanos, á quienes advertimos que
muchos de nosotros serómos también llamados
en el presente año, si bien ignoramos el mo
mento y hora. Por cuyo motivo conviene bailar
nos preparados y hacer pronto el m ayor bien
posible, á fin de que podamos responder al gran
llamamiento con mucha confianza en la m iseri
cordia de Dios.
1. Alvarez, M. — M ad rid .
2. Aragón (Diego M" Santiago, Marqués de
Ulloa) — Utrera.
‘■i. Blanco, R. — Zamora.
\ . Ciudad Francisco — Burgos.
5. Escolano Antonio — Barcelona.
6. Font, J.
P alm a.
1. Fornor, L . — A licante.
8. García Abad, Manuel — Lugo.
0. Labat Manuel — Utrera.
10. Landa P atricio — Burgos.
11. Lizourbe, P. — Soria.
12. Minto, J. — Palm a.
13. Miquolarena Antonio — S a rria.
I » eprebacíea rie la let. Bcleeitetlea -
fiereata I t l M
Tirili, Ifftl — Tlpcgrafla Saloli «i.
•nltíUO-U
H o rn a — LIB R E R IA SALESIANA — T u r in
Sami (Barcelona) - Utrera (Serilia) - Nicliieroy (Brasil) - fumos-tires - Montevideo - Concepcion - Caita
EDITIONES LITURGICAS
BR EVIAR IU M ROMANUM ex decreto SS. Concilii Tridentini restitutum ,
S. P ii V. Pontificis Maximi jussu editura, Clementis V I II . Urbani V ili, et
Leonis X I II . auctoritate recognitum, cum adprobatione S. Rituum Congre
gationis ; 1885, 4 voi. in - 16°, charactere rubro et nigro. . Peset. 22 (XI
— Encuadernados en tela inglesa y dorso flexible
. . . . ' . » 29 —
— En piel, dorso flexible y c o r t e encarnado........................................... » 30 — *
— En piel, corte dorado .........................................................................» 37 —
— En segrí negro, corte dorado, dorso flexible
. . . . . . .
42 —
Taurinonsom llano oditionom Breviarii Romani in quatuor partes .noviter editam, quam vobis exhibemus, vobaquo conr«elidamus. Iiev.mi. Ecclesia Christi Sacordotes humaniter ac benigno vos exceptnros confidimus. Locupletissima namqu" est
et u t numeris omnibus esset absoluta totis viribus conati sumus.
In ‘primis novam Jianò editonem ad norman recentiorum decisionum redogimus, quas per suas Litteras Apostólicas diei
XXVUI Julii anni 1882 s. B. N. Leo P. X III ad universam Ecclesiam Broviario Romano utentem direxit, et per S. P.. Con
gregationem explicavit. Quod quanto onori editori, sacerdotibus vero commodo atquo u tilita ti sit, nemo est qui non videat.
Quaproptor in .hac nova editiono officia vel recentius concessa, vel ad univorsam Ecclesiam extensa, aut in nonnuliii
immutata ot correcta suis locis collocavimus; officia vero votiva per annum, ritu semiduplici, pro sinauiis hebdomada
foriis ex induito concessa adjecimus, una cum suis rubricis rubro charactere impressis. Haec peculiariter quoad editionis
ordinem ot perfectionem.
Si vero inspioiatur Typograpbi sollicitudo ot cura, tum pro nitore et porspiouitato impressionis, tum pro grammaticali et
orthographica correctione verborum ; si splendor impressionis coloribus nigro-rubris exornatae, si couinmda in quatuor vo
lumina divisio non ita grandia singula u t oneri sint, sed satis ampla et perspicuis characteribus typicis u t visui omnium
facilis sit lectio, huic oditio certo prae omnibus o rit accepta. E t certe nihil iuieetum reliquimus quominus perfectissima
evaderet, quod apprimo agnoscens Sacra Rituum Congregatio sua adprobatione communivit.
Inspecta insuper p re tii tenuitate, certe hac editio om nium commodissima e rit. Qui illa m ig itu r sibi comparare
v o lu e rit litteras m itta t una cum pretio in fe riu s adjecto. — In I t a lia : A la Libreria Salesiana, Calle Cottoiengo ?,2 Turia
BREVIARIUM ROMANUM ex decreto etc. Totum, en 32°. dividido en
veinte libritos cómodos para viaje, 1887 .........................................» 12 —
— Encuadernados en s e g r í ...................................................................» 16 —
Cum ox Revisione, poracta ab admodum Rev. P. Hadriano Saraceno Presbytero Con*. Oratorii Nobis constet hanc editionem
Broviarii Romani exactam osso ad Norman Docròtorum S. Cong. Rituum, quae novissime edita sunt, eam vulgari permittimus.
Taurini dio .10 docombris 1886
© C AJET A N U S C ardinalia Archiep.
Th. Joseph Corno, Caneen. Arch.
La Libro™ Salesiana do Turin so encarga de proveer, mediante el aumento necesario de gastos J«
importe, á los que adquiriendo dicho Broviario, tuviesen necesidad de los siguientes
Suplementos Locales
Para España
....................................................................................................................................... » 5 00
— Bnenos-Aires y Montevideo
. 1
.........................................................................................» 1 50
— Chile
. ,
................................................................................................................ » 1
50
— Q u i t o ............................................................................................................................................. »
2 50
— el Brasil y Portugal
........................' .................................................................................... » 3 75
— el Ecuador
................................................................................................................................. »
2 50
— Inglaterra (Suplemento y Apéndice)............................................................................»
3 75
— T r e n t o .............................................................................................................................................»
0 75
BREVIARIUM ROMANUM (Totum) ex Decreto SS. Concilii Tridentini re
stitutum, S. P ii V. Pontificis Maximi jussu editum, Clementis V III. et U r
bani V III. auctoritate recognitum, cum Officiis Sanctorum novissime a
summis Pontificibus usque ad hanc diem concessis. Mediolani
.
8 —
Encuadernado en piel .
. * ........................................................ » 10
—
—
— d o r a d o ....................................................» 1 4
—
—
— segrí ........................................................ » 2 i
—
E l precio Indicado es para Ita lia . P ara el extranjero aumenta proporcionadamente.
Roma — LIB R E R IA SALESIANA - Turin
Sarria (Barcelona' - lirem (Sevilla) - Mclberoj (B
rasil) - B
uenos-A
ires - Monlevidoo - C
oncepcion - Q
uilo
P- co
EDITIONES LITURGICHE
d.
ej
q»
C3
p<
m
d*
M i a s a l e R o m a n u m ex decreto sacrosancti Concilii Tridentini restitutum, s. P ii V. Pontificis maximi
jussu editum. Clementis V IT I, et Urbani Y I I I . auctoritate recognitum, cum additamentis novissimis. —
Editio l stereotipa Romana, tertio Taurini impressa, 1880; volumen in-4° impressione coloribus nigro
rubris e x o r n a t a ........................................................................................................................ . . . Pes. 12 50
Pelle c o n s u tu m ..............................................................................................................................18 50
Pelle, foliis inauratis et c u s t o d i a .............................................. i ...................................» 20 — ,
■ Pelle sagri, foliis inauratis et c u s t o d i a ............................................................................> 2 5 —
Missae propriae dioecesis Taurinensis
. . »
2 —
»
»
G e n u e n s is .........................................................................................................
»
2—
»
»
N e a p o lita n a e ..................................................................................
. . . >
3 50
*
»
Siciliae
............................................................. »
2—
*
Ordinis Francisc............................................................................................................... »
5 —
»
>
Carmelit............................................................
•
4 50
G l i s s a l e R o m a n u m ex decreto ss. Concilii Tridentini restitutum, s. P ii Y. Pontificis maximi jussu
editum. Clementis V il i, et Urbani V il i, auctoritate recognitum cum Missis Sanctorum novissime per Sum
mos Fontifices usque ad hanc diem concessis, cum textu et cantu a Sacrorum Rituum Congregatione ad..........
- 20 —
probato. — .........................................................................................................
Volumen in-4° gr. impressione coloribus
nigro-rabris
exornata
Pelle c o n s u t u m ....................................................... .....
25 —
Pelle, foliis inauratis et custodia
................................. ....
28 —
Pelle, impressione aurea, foliis inauratis et custodia . .
30 —
36 —
Pelle sagri, impressione aurea, foliis inauratis et custodia
Missae propriae dioecesium Hispaniae
.................................
»
á 3 —
>
> Dioecesis Albae P o m p e ia e .................................
»
»
i 50
>
>
> Albigauni . . . . . . . . .
»
o —
>
>
»
Alexandriae
¿
' T
. ...
»
1 50
>
*
» Aquarum S tia t........................................
»
2 30
>•
>
> A q u ila e ...................................................
2 __
»
»
»
» A s t a e ...................................................
>> 2 90
>
»
»
Augustae Taurinorum
. . . .
»
2 40
>
>
» A grigenti . . . . . . . . .
»
2 80
>
»
»
Bugellae
. . -............................ .....
1 75
»
^
>
Casalensis . . . t ......................
»
3 —
>
>
> Cunei............................. ....
f
»
2 40
>
>
* Eporediae
. . . . . . .
; .
3 —
»
*
»
»
D e r t o n a e ...................................
. 1 50
»
*
>
»
Fossani
. , . »
2 50
»
1 50
Narniae
»
2 —
»
3 —
N o ti
. .
»
3 —
No variae
»
1 —
Nuceriae
3 50
»
Nusci
. .
1 60
»
Ncvocomi
»
2 —
Panormi
2 20
»
Petelliae
f in a rd ii
v> 3 —
3 50
Praenostis .
»
»
Recineti
1 —
Savonae
>» 2 _2 50
V^rcellanun
»
1 25
Vicorduni
»
1 30
»
E l precio indicado es p a ra Ita lia . Vara cl rifra n g e rò aumenta proporcionadamente*