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Título
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BS_1887_03
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Descripción
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Boletín Salesiano. Marzo 1887
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Fecha de publicación
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1887.03
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extracted text
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Instruyó al pueblo y divulgó todo lo que había hecho.
Buscó las doctrinas útiles y escribió documentos rectísimos y llenos de verdades. Las palabras de los
sabios son cómo punzas ó clavos, que penetran profundamente, y nos fueron dadas mediante nuestros
maestros po1• el único pastor.
(ECLESIASTÉS XII, 9, 10 y 11)
-···-
No se engañaría mucho quien intentase ele atribuir
principalmente á la prensa malvada, todos los males
. y la deplorable condicion de las cosas, á la cual
hemos llegado actualmente ... , los escritores católicos
deben con todas sus fuerzas volverla en bien de la
sociedad.
(LEON XIII)
-···-
El peligro, Sto. Padre, está todo en la contínua
difusion de los libros infames; y para poner un dique
á este mal inmenso, yo no veo otro remedio, que la fundacion de una imprenta Católica, puesta bajo el patrocinio de la Santa Sede. De esta manera, no: haciéndose esperar nuestras respuestas, podrémos con mayor
ventaja descender al campo de la lid y responder con
feli'z éxito á las provocaciones de los apóstoles del
La prenRa periódica sometida á la autoridad jerárquica, revestida del espíritu de Jesucristo, viene á
ser un poder inmenso: ilumina, sostiene la verdad,
hace desaparecer el error, salva y civiliza; es cási
una forma de apostolado sublime.
(ALIMONDA)
(SALES)
ROMA .. LIBRERIA SALESIANA
BUENOS AIRES -
MONTEVIDEO -
~
NICTHEROY
TURil\L
/'
LECTURAS CATOLICAS
DE
BUE~OS
AIRES
y
ULTIMAS PUBLICACIONES
~·
PILATILLO
LA MALEDICENCIA
Y PERIQUILLO SIN MIEDO
EL
1
; HOMBRE DE BIEN
;;
~
ALMANAQUE
PARA
LECTURAS RECREATIVAS
POR EL
P. LUIS COLOMA, S.
J.
Un opúsculo en-32°, Peset. O 80
J
8 8 7.
Un opúsculo en-32°_, Peset. O 80
Roma, Turin -
LIBRERIA SALESIANA -
Montevideo, Buenos Aires
Catálogo de las obras, opúsculos y demás publicaciones de fondo y surtido
VIDA
DE
S. FRANCISCO DE SALES
OBISPO Y DOCTOR DE LA S. M. ·IGLESIA
POR EL
Pm RIVADENEIRArn
Un opúsculo en-32° Peset. O, 80
NOVENARIO
EN HONOR DE
S~
FRA CISCO DE SALES
O:BISPO
DE
GINEVRA.
Un optbculo en-32° -
Peset. O 50
por el
OBISPO DE MILO
con el reb·a.to
DEL
IN""SI~Gl"-T.E
FUN""DADOR
Un tomo en-16°, 4 reales en rústica, y 6 en ¡Jasta
Catálogo de ias obras, opúsculos y demás publicaciones de fondo y surtido
ANO
n. ~N.
3.
Sale una vez al mes.
Debemos ayudar á nuestros hermanos á :fin de cooperar á la difusion de la verdad.
(m. S. JuAN, S)
Atiende á la buena lectura, á la exbortaoion y á la enseñanza.
(r. Tm. rv. 13).
Entre las cosas divinas la más divina es la de cooperar con Dios
á la salvacion de las almas.
(S. DroNrsro)
Un amor tierno bácia el prójimo es
uno de los más grandes y excelentes dones, que la divina bondad
puede hacer á los hombres.
(El .Doct. S.
~
FRANC.
de
SALEs)
MARZO 1887
Cualquiera que reciba á un niño en
mi nombre, recibe á mi mismo.
(MAT. XVIII,
Os recomienc1o la niñez y la juventud; cultivad con grande empeño la
educaoion cristiana; propocionadles
libros que enseñen á huir el vicio
y á practicar la virtud.
(Pro IX)
Redoblad todas vuestras fuerzas para
retraer á la niñez y juventud de
las insidias de la oorrupoion y de
la incredulidad y preparar de esta
manera una nueva generaoion.
(LEON XIII)
DIRECCION en el Or•atoi'io Salesiano. - Calle Cottolengo N° 32, Turin (Italia)
SUMARIO-Jubileo Sacerdotal del S. Pontífice Leon XIII.
- La fiesta de S. Francisco de Sales - Nuestros Misioner•os - El Corazon. de Jesús y el remedio para uno
de los más tremendos males sociales - Noticias de la
Tierra del Fuego y de la Patagonia -Gracias ele María
Auxiliadora - Historia del Oratorio de S. Francisco de
Sales.
EL JUBILEO SACERDOTAL
del Sumo Pontífice Leon XIII.
En el último dia del presente año el Santo
Padre Leon XIII, cumplirá el quincuagésimo
año de su primera Misa. El 31 de Diciembre
ele 1837 fue ordenado de sacerdote. Son, pues,
cincuenta años de combates, de victorias y
de láureas inmarcesibles. Su mente, su corazon, su doctrina , sus obras , su altísima
dignidad, su inalterable firmeza ante los
enemigos ele la Iglesia, sus triunfos contra
los errores , y esfuerzos de las sectas coligadas contra El y contra la Santa Sede, lo han
rodeado de tal corona de gloria que resplandecerá por todos los siglos venideros.
Y circundado de esta gloria en medio del
aplauso de millones y millones de católicos
que le renuevan el juramento de su fidelidad, á vista de todo el mundo que lo reconoce y llama Padre , en medio de la
5.
;<-
admiracion del cielo y de la tierra, Él ofrecerá el 31 de diciembre la Víctima inmaculada , renovando al mismo tiempo los
puros regocijos y sagrados entusiasmos de
su primera Misa.
Todos los pueblos se han conmovido por
esta solemne festividad, y de todas partes
en mil y mil maneras van preparando demostraciones de honor, cuales quizá no recibió jamás ningun emperador dt;lla tierra,
por cuanto benéfico haya sido llamado por
las naciones que dominaba. En efecto ; la
gloria· del Papa tiene su término en la de
Dios y con ella se confunde, causa de la
felicidad del hombre ; y este memorable
acaecimiento era escrito en los designiofJ
de la Dhrina Providencia, para hacer conocer mejor al mundo qué cosa sea el Papa,
qué sea Leon XIII. Los secuaces del error
han gritado que el Papado está mue~·to.
Pero las familias, las Asociaciones, los Ordenes religiosos, los pueblos enteros esperan
aquel bendito dia para gritar lo que mil
veces han repetido ya:·- El Papado vive
y vivirá victorioso hasta el fin del mundo,
y nosotros , ·oh· Padre Santo , nosotros es.:.
tamos y estaremos siempre por Vos.
Nosotros hemos hablado ya otras veces
en nuestro B(')letin .de esta espléndida clemostracion de fe. Nuestra Pi a Sociedad no
será ciertamente la ültima en dar al Sumo
-26-
Pontífice, el mejor tributo de amor y obsequio que sabra y podra , y en el rnodo
indicado ya á la Comision promovedora de
Bologna, por carta de 25 de Mayo y 27 de
Dicjembre del año pasado. Pero sobretodo
pensamos sei'íalar este año con la consa~
gracion de la iglesia del Sagrado Corazon
sobre el Esquilino, iglesia que Don Bosco,
construyó por voluntad del mismo S. Padre
y cuya majestuosa fachada es debida á su
generosa beneficencia. El cumplimiento de
su deseo por medio de la Pia Sociedad Salesiana, hé aquí, nuestra obra principal en
esta porfía de devocion y amor a la Santa
Sede. Al Sagrado Corazon de Jesüs debe la
Iglesia sus triunfos.
LA FIESTA DE S. FRANCISCO DE SALES
y la Conferencia de los Cooperadores Salesianos en TuriJJ,
Bella y majestiwsa, como siempre, salió tarobien este año la iiesta de S. Francisco de Sales
en la iglesia de María Santísima Auxiliadora.
Su Eminencia Rdma. el Arzobispo Cardenal Alimonda asistía pontificalmente á la Misa, cantada
por monseñor Pulciano, Obispo de Casale. Monseñor L eto, Obispo de Samaria, cantaba las vísperas y daba la bendicion con el Santísimo Sacramento. El panegírico de nuestro amable Santo
estuvo á cargo de Mons. Guigonis, canónigo de
Cagliari.
Pero no menos bella fué la conferencia de los
Cooperadores Salesianos, que se tuvo el jueves
siguiente en la iglesia de S. Juan Evangelista.
Mucha era la concurrencia de señores y señoras.
A las 3 de la tarde, los niños cantores del Oratorio de Valdocco daban principio á la funcion
con el melodioso Benedictus de Gounod. A las
3 1I4 Don Bosco acompañado de varios sacerdotes
salesianos, venia á asistir á aquella cara reunion
presidida por Mons. Leto, y tomaba puesto en el
Sancta 8anctorum.
Concluida la lectura de un breve trozo de la
vida de S. Francisro de Sales , subía al púlpito
el R. P. M~renco , rector de la referida iglesia,
y por espac1o de una hora entretuvo al electo
auditorio, que lo escuchaba con viva atencion.
Dijo cómo fácilmente los Cooperadores, que
forman una sola familia con los Salesianos y
gozan de lo_s tesoros espirituales~eoncedidos por el
Sumo Pon~1~ce, pueden ?c_npars,e. efll1Csa.ha~~on
de tantas ammas y adqmr1r merltos ante IJ1os
Nuestro Señor. Ocuparse de la juventud pebre
y abandonada, divulgar buenos libros, ser celante
por la gloria de Dios, dilatando el reino del
Evangelio con las Misiones, hé aquí las obras de
D. Bosco y de los Cooperadores."Las necesidades
son grandísimas, mas el corazon de D. Bosco es
grande cuanto la necesidad. Dénle, pnes, ::nnilios
y él sabrá emplearlos en obras saludables. Si los
colegios, asilos y talleres salesianos , esparcidos
por Europa y América están llenos de pobres .
niños, D. Bosco abrirá nuevas casas. Pero él
corno no posee nada propio, espera la limosna de
los generosos. La Patagoriia, regada por el sudor
de los Misioneros, recorrida toda por Mons. Cagliero y sus compañeros, se halla en grave
necesidad. Mucho se hizo ya, pero es nada en
comparacion de lo que hay que hacer todavía:
son necesarios más misior,eros y por consiguiente
tambien auxilios y limosnas. Mientras nuestros
hermanos , armados únicamente con la cruz ,
corren por aquellas interminables llanuras y se
internan hasta la ·Tierra del :Fuego, en busca de
almas, y en medio de sus trabajos apostólicos no
se olvidan de rogar y hacer rogar por sus bienhechores, esperan tambien nuestro auxilio y nos
extienden los brazos , á iin de que nosotros les
socorramos en la gloriosa empresa. Pero inmarcesible corona está preparada para quien coopera
en arrancar de las garras del demonio á miles
y miles de almas, que miserablemente se pierden
en aquellos lejanos paises.
El discurso del R. P. Marenco conmovió á
todos. Despues Lízose la colecta. El Ilmo. Sr. Leto
daba la bendicion con el Santísimo Sacramento.
Deberíamos añadir aquí las relaciones de las
Conferencias que los Cooperadores tuvieron en
varios otros lugares, pero por no ser demasiado
prolijos, haremos solamente una breve indicacion
de tres:
En Spezia, en la iglesia de nuestro Hospicio, predicó el panegírico de S. Francisco el ilustre orador Sr. D. Antonio Colli, que habia predicado
toda la nov-ena, recogiendo un copiosísimo fruto
de comuniones.
En Caravaggio, la Pi::l. Union de las jóvenes
Cooperadoras Salesianas, dirigida por el Rdo. A.r~
cipreste Sr. D. Maxímiliano Gandini, despues de
tres dias de retiro espiritual, la mañana del 29
de Enero, se reunía en la iglesia de Santa Isabel.
Se celebró la santa Misa, dióse la bendicion con
la reliquia del Santo, y las jóvenes que en número de 200 se acercaron á la santa Mesa, cantaron con singular maestría varios himnos sagrados y el Iste Confessm·. Por la ta1·de acudió
muchísima gente á la iglesia parroquial, á oir
las alabanzas de un santo tan caro y simpático
para los que aman la vedadera piedad.
En Valfenera d'Asti, el 2 de Febrero se tuvo
la primera conferencia, debido al celo del Rdo. Párroco Sr. D. Juan B. Cortese. Por la mañana
fueron muchos los que se acercaron á los santos
Sacramentos, y por la tarde, despues de las vís-¡· pera&-solemnes, el Sr. D. Ludovico Baldi habló
elocuentemente sobre la mision que Dios confió
1 á los Cooperadores Salesianos. La Santísima Virgen
))en~iga á tod<l8 estas ánimas generosas por sus
oracwnes y limosnas.
27
NUESTROS ;MISIONEROS.
II.
I.
El viaje.
El Ad.ios.
Marsella, 13 de Diciembre de 1886.
AMADÍSIMO pADRE :
Le escribo á nombre de todos mis compañeros.
Irémos dentro de pocos minutos á la capilla del
Oratorio de S. Leon, para repetir la funcion que
se hizo en esa la tarde del 2 p. p. Intervendrán
el limo Sr. Obispo y los Cooperadores y bienhechores de Marsella.
¡ Carísimo Padre! ¡Cómo palpita nuestro corazon en estos momentos! Esta tarde á las 6 zarparemos y dejaremos, quien sabe por cuantos
años, la tierra en que habita el más amado , el
más amable de los Padres, D. Bosco; tantos óptimos superiores y hermanos nuestros, y tantas
benévolas y caritativas personas.
Sí, el corazon nos palpita de doble sentimiento:
ele gozo y de dolor.
El pensamiento de que :finalmente salimos para
ir á aquellas tierras que tienen necesidad de Misioneros, salimos para llevar á tantos pueblos la
buena nueva, salimos para salvar tantas y tantas
almas, salimos con su bendicion paternal, mitiga
nuestro sentimiento de profunda ternura que probamos al abandonar la patria, los parientes , y
á
V. R.
¡ Amadísimo Padre! Bendíganos todavía una
vez más, antes de salir de Europa. N os otros todos nos sentimos inmensamente obligados hácia
V. R., que además de darnos el verdadero ejemplo de vida apostólica y de verdadera caridad
para con el prójimo, nos dió tambien el permiso,
la facultad , los medios para poner en práctica
cuanto nuestro corazon, desde hace ya mucho
tiempo, anhelaba.
N os protestamos tambien en alto grado agradecidos á nuestros carísimos Cooperadores y bienhechores , que con tanta bondad y caridad se
unieron, para ayudarnos en nuestra santa Mision.
Asegúreles V. R. que nuestra gratitud no tendrá
:fin, y las obras que .el Señor por su misericordia se dignará l1acer por medio de nosotros, las
ofreceremos á El por la felicidad temporal y
eterna de nuestros bienhechores y por ellos haremos tambien rogar todos los días á nuestros
pobres niños y salvajes convertidos.
Adios, carísimo Padre. El corazon se conmueve
demasiado al pronunciar esta palabra. Tocan ya
la campana. Salimos. Es una voz poderosa, irresistible, que nos llama á conquistar nuevos hijos
devotos al Santo Padre , al Sumo Pontífice, al
Vicario de Jesucristo, á Leon XIII, á avivar la
fe en aquellos que la han abrazado ya, y á encenderla en los que todavía no la tienen.
Nos bendiga, carísimo Sr. D. Bosco, y ruegue
siempre por sus amantísimos y afectísimos hijos.
SEBASTIAN GASTALDI, Pbro.
A Lonlo del Tibet, 23 de DiciembJ•e de 1886.
VENERABILÍSIMO PADRE:
Despues de mi primer viaje que hize, diez
años hace, á bordo del vapor Ibe1·ia, el cual llevaba por primera vez al Uruguay á los hijos de
D. Bosco, y del que, poco tiempo despues, hizo
el P. Costamagna en el vapor Santa Rosa, en
compañia de los primeros Misioneros que fueron
á la Patagonia, ambos viajes bien tristes por
cierto, V R., oh amadísímo Padre, tuvo siempre,
en. tantas otras expediciones que más adelante se
hicieron, hartos motivos para consolarse con las
gratas noticias que recibía acerca de las largas
y peligrosas naveg·aciones emprendidas por sus
hijos, los cuales tuvieron casi siempre prósperos
los vientos y tranquilo el mar.
Hoy, por el contrario, toca á mí de nuevo la
poco envidiable suerte de interrumpir esta serie
casi ya monótona de pací:ficas relaciones, con la
descripcion de nuevas borrascas, de nuevos sustos y penas , dignas verdaderamente de lástima
y compasion. ¡Pobres compañeros mios de Mision !. .... ¡Cierto que no se olvidarán jamás de
todo lo que sufrieron, especialmente en los dos
terribles días del 19 y 20 de Diciembre de este
año! Cuando salimos de Marsella la noche del
14, el golfo de Leon y el de Valencia, mostráronse con nosotros bastante :fieros, mas no era cosa
que nos hiciese temer. Si bien la mayor parte
de nuestros hermanos se hallasen mareados, había sin embargo algunos que se sentiap bastante
fuertes, y procuraban con sus chistes y donaires,
tener alegres y animados ·á los más pusilánimes
y tímidos. Además teníamos tambien grande
esperanza en que el Océano Atlántico nos trataría más benignamente. El buen capitan Sr. Andras , nos lo repetía á cada instante á :fin de
confortarnos y animarnos ; - Ciertamente ; el
Atlántico en esta estacion, es siempre más quieto
y pacífico que el Mediterráneo. Un poco de agitacion debíamos esperarla por estos lugares, pero
una vez que hayamos pasado el Estrecho de Gibraltar ¡oh! entonces estamos ya fuera de peligro y tendremos completa bonanza. Nosotros así
lo creímos, tanto más cuanto que teníamos suma
necesidad de dar un poco de descanso á nuestro
pobre y descompuesto estómago , y á la cabeza
que nos daba vueltas por todas partes. Vino,
pues, á confirmarnos mejor en esta cara esperanza la tarde del clia 16 , en la cual á medida
que nos acercábamos á Gibraltar, iba disminuyendo
el viento , pudiendo así disfrutar de vercladt3ra
c.alma , la cual permitió á todos reunirnos por
primera vez á la mesa y recrearnos un poco a-.
legremente, cosa que no habíamos podido hacer
todavía desde que abandonamos las playas de
Marsella. Pero aquella bonanza no era, otra cosa
más que una breve y dorada ilusion. A eso de
las 12 de la noche el Atlántico empezó á albo-
rotarse , el viento redoblaba su furia , movíase
violentamente el buque , el cual dió principio á
aquella especie de danza , tan fatal para los pobres navegantes. Sin embargo á medio dia parecía ya que las olas vol viesen á calmarse , y
nosotros pálidos y faltos de fuerzas salíamos de
nuestros camarotes y subíamos sobre cubierta,
para respirar un poco de aire puro. - Se ve ,
decia el capitan paternálmente solícito hácia nosotros, se ve que eran los últimos rastros de una
tormentl!- que ahora viene á apaciguarse enteramente. Animo, pues ; ahora irémos bien , el mal
tiempo ha cesado. - ¡Pobres de nosotros! pues
nos hallábamos en vez al principio de una de las
más espantosas borrascas. El cielo estaba todo
cerrado y oscurísimo de una manera que aterrorizaba ; por cualquier parte que dirigiésemos
la vista, imponía.
El mar,· que en aquella calma momentánea no
había cesado de inquietarnos, comenzó nuevamente á agitarse poco á poco por los vientos que
con más furia ·é ímpetu venían del Norte á azotar nuestra pobre nave. Inútil es decir que todos corrimos entonces á escondernos en nuestros
camarotes , resignados á padecer todavía este
asalto. ¡ Y por cierto que fué terrible , cruél y
feróz. Imagínese V. R. que el viento con una
furia indecible investía de tal wanera al vapor
por la popa , que lo levantaba en peso como si
fuese una cáscara de nuez, obligando así á toda
la proa á z·abullirse en medio de las olas por algunos segundos, causando una congoja mortal en
todos los 1200 navegantes del pobre Tibet, que
se creían ya como perdidos.
Tan sólo quien es práctico del mar puede hacerse una idea justa de aquellos infelices momentos. Puesto que la hélice girando de un lado
á otro violentamente en el aire por algun tiempo
y con no poca frecuenCia , daba á toda la nave
tan fuertes sacudidas que creíamos la echase á
pique. Nosotros en nuestros camarotes, debímos
atarnos con cuerdas á las barandas de hierro,
para no ir rodando por el suelo entre la:s maletas y baules que corrian batiéndose de una á
otra parte, esparramando la ropa, libros tinteros
y etc., etc.
Pero hé aquí que mientras gemíamos en roedio de semejantes desgracias nos vino de repente una oleada tan fuerte, que destrozó de un
golpe la puerta que da al salon. No hubo ni siquiera uno que en aquel mornento no se hallase
con la sangre helada. El agua penetraba por todas partes.
Fué entonces cuando todos los oficiales y maquinistas atemori.zados por tan espantoso huracán, suplicaron con instancia al ·ca pitan que hiciese dar vuelta al vapor y buscase un puerto
de refugio. Pero él creyó sería una medida inútil, puesto que nos hallábamos ya demasiado lejos,
y se resolvió á hacer parar la máquina y dar
vuelta al vapor y fluctuando así toda la 'noche
del sábado , todo el dia del domingo , la noche
siguiente y parte del lunes, sin dar un paso adelante. Decir lo que en aquellos días padecimos
sería casi imposible. Le narraré más bien algun
episodio, que le hará comprender mejor nuestra
terrible sítuacion en aquellos tristes momentos.
En el memorable é interminable dia del19 de Diciembre, mientras yo me hallaba mojado de pies
á cabeza en la cama , asiéndome fuertemente á
las cuerdas para no rodar por el suelo, á uno de
los violentísimos sacudimientos de la nave , se
desclavó de la pared una larga y pesante mesa
de mármol, que 0ubria y unía los dos lavatorios
de la cámara. Llevada por el movimiento ondulatorio del vapor , se ponía derecha, ora de una
parte, ora de otra,· hasta que una vez vino á dar
con tal furia sobre mi almohada, que me habría
indudablemente hecho trizas, sí no hubiese alzado
la cabeza á tiempo y evitado el terrible golpe.
A un grito que di acudió un marinero y pudimos
de este modo, con no poco trabajo, detener aquel
mónstruo y atarlo á una baranda de hierro. La
parte más anegada y que hacía más compasion,
era la que ocupaban las pobres Hermanas. I..legábales el agua hasta las rodillas. En la noche·del
domingo, no pudiendo ya sufd1· más, todas mojadas , tiritando de frio y mareadas , hiciéronse
acompañar al salon. Allí echadas sobre un sofá
en un rincon de la sala , con los pies sujetos á
una tabla fija y arrimadas estrechamente las unas
á las otras, como una nidada de golondrinas, sostenían eon los sagrados nombres de Jesús y
María siempre en los labios , las incomodidades
de aquella noche lúgubre y eterna. Cuando hubieron recobrado un poco de fuerzas, entonaron
entre aquellos hoerores y espantos el Ave Ma1·1:s
Stella. Nosotros sentíamos desde abajo aquellas
notas, aquellos gemidos, como un eco lejano, que
imprimía en nuestro ánimo desolado una tristeza
inefable , una melancolía dulce, suave como la
esperanza del naúfrago. Jamás he sentido música tan tierna y conmovedora, jamás he hallado
en toda mi vida, ni siquiera bajo las bóvedas de
las más suntuosas basílicas, ni tampoco bajo la
cúpula de María Anxiliadora,jamás, digo, he hallado
el canto popular del Ave maris Stella, tan sublime,
tan encantador , tan potente sobre mi ánimo ,
como en aquella memoranda noche. Aquel JYlonsb·a te esse Matrem, aquel [ter para tutum en
aquellos tremendos instantes, para nosotros desfallecidos y casi sin esperanza de vida , nos llegaba del alto como una armonía angélica, como
un gemido indescribible de espíritus celestiales,
que suplicaban por nosotros , pobres desgraciados, á la poderosa Vírgen María llamada no en
vano la Estrella del mar, el Auxilio de los Christianos !...
·
El lunes á medio dia, duraba todavía rabiosa
y enfurecida la borrasca , pero iba, si bien lentamente, disminuyendo. El vapor surcaba con la
proa las graneles montañas de agua que venian
á embestirlo. Muchos de nuestros hermanos haciéndose un grande esfuérzo habían salido al aire
libre , y yo para estar en compañia de ellos ,
apesar de hallarme no poco m::treado , híceme
conducir á donde ellos estaban, en el corredor que
pasa entre el salon y el paparapeto del vapor.
Sentados todos eu nuestras sillas , ¡;ontemplábamos en silencio, pálidos como cadáveres aque-
-29llas olas, que pasaban por delante de nuestros
-ojos en línea recta de proa á popa. En las fuertes oleadas llegábamos alguna vez á tocar el mar
con los pies , pero sin otro peligro más que el
·de una buena rociada, que de cuando en cuando
servia para hacer asomar en nuestro rostro cadavérico un poco de sonrisa.
Mas parece que el demonio hubiese tenido envidia hasta de aquella poca paz casi sepulcral ,
puesto que alzándose de repente una altísima ola, ·
movida no sé de que espíritu maléfico, vino por
detrás en un decir Jesús , á arrojarse furiosamente sobre nosotros , envolviéndonos á todos
juntos y tentando arrastrarnos consigo en el profundo del mar , como habría f:!Ucedido si el alto
·parapeto no nos hubiese detenido, casi más bien
muertos que vivos. Entonces nos levantamos del
suelo todos mojados y buscamos á tientas la
puerta, á fin de volver á nuestras yacijas á es- .
perar el fin de aquella triste tragedia, que nos
tenia inquietos y temerosos. Todavía un hecho.
En aquel mismo tiempo el acólito Graglia , un
poco más tímido que los otros , se había parado
á la entrada del salon. Hallábase sentado y sujeto á la pared, cuando empujado por una fuerte
ola hubo de rodar toda la escalera con la cabeza
para abajo. Son 16 escalones con los ángulos agudos y forrados de acero. Los que lo vieron dieron un grito de espanto y corrieron á auxiliarle.
creyendo encontrarlo muerto en el piso inferior.
Pero por una gracia evidente de María Auxiliadora, no se hizo el menor daño· y encontráronlo
ya en pié, sonriéndose graciosamente de la terrible aventura.
Ahora bien, amadísimo Sr. D. Bosco, debemos
publicarlo por todas partes para honra y gloria
de nuestra buena Madre María Auxiliadora. De
tanto padecer , ele tantos sustos y temores de
tantos y tan peligTosos incidentes, no nos quedó
señal alguna. Llegando á las 12 de la noche del
lunes muy cerca de la Islas Canarias, el mar se
calmó del todo, y nosotros nos levantamos á la
ma'i1ana del mártes , muy temprano , y pudimos
oir reunidos la santa Misa. Todos los hermanos
é Hijas de María Auxiliadora, comulgaron y dieron gracias fervorosamente al Señor, y de allí
en adelante volvió á reinar eBtre nosotros la más
grande alegria y salud más envidiable. Gracias á.
la singular finura y cortesía del Ca pitan, del Comisario y de todos los oficiales, que nos colman
de deferencias, hemos podido colocar arriba una
bonita capilla, donde mañana y tarde hacemos
puntualmente nuestras funciones religiosas con
toda comodidad. ¡Oh! ¡ si sintiese con cuánta armonía y fervor cantamos entera y regularmente
la novena de la Navidad!
Dos veces al dia reunimos los n:iJ.1os y niñas para
explicarles el Catecismo y prepararlos á la sagrada
Comunion, que esperamos podrán hacer el. dia
primero de aüo, puesto que el de la Navidad
está ya demasiado cerca. La celebrarémos sin
embargo con la mayor pompa posible , teniendo
ya preparado al efecto varios motetes y todo lo
que por nuestra ·parte podremos hacer.
· ¡ Oh! cuántas cosas quisiera decirle todavía,
pero el tiempo es breve y esta carta sería demasiado larga. Dejemos, pues, lo demás para otra
vez. Por ahora sepa que todos estamos bien, que
le mandamos desde este Océano las más sinceras
y tiernas felicitaciones de nuestro corazon en las
fi.estas de Navidad, y le deseamos un buen fin y
óptimo principio de año. Haga el favor de parti·
cipar tambien dichas felicitaciones á todos nuestros
superiores , hermanos y bienhechores, recomendándonos á sus fervorosas oraciones ·y diciéndoles que por nuestra parte, jamás nos olvidarémos
de ellos ante el Señor. Si alguna cosa nos tocó
padecer por nuestro buen Jesús , lejos ele desanimarnos, nos alienta más y más, puesto que nos
hace ver patentemente, que nuestra obra, nuestra Mision , debe ser santa , cuando el demonio
desplega todo su furor contra nosotros con tanta
rabia. Y en verdad, nunca jamás hubiera creído
hallar en estos jóvenes y en estas pobres Her- .
manas, tanta seguridad y tanto valor. Bendito y
alabado 8ea el Señor, oh caro Padre, que ha sabido trasfundir tan excelente espíritu entre sus
hijos.
Todos le besamos con respectuosa ternura la
mano y bajo los ojos del Niño Jesús, que imploramos sea piadoso á V. R. y á nosotros, nos profesamos sus afectísimos y devotísimos hijos.
Lurs LASAGNA, Pbro.
La Uegada.
Un parte telegrá:fico mandado á D. Bosco desde
Montevicleo el dia 9 de Enero dice así:
LLEGAMOS FELIZMENTE.
LASAGNA.
Deo g1'atias et Mariae.
'
El CORAZON DE JESUS
Y EL REMEDIO
para uno de los más tremendos males sociales.
Un fuerte zumbido , como de un fuerte y vecino huracán, déjase sentir, desde hace ya algunos años. Este zumbido va haciéndose cada dia
más intenso y amedrentador y amenaza ya de
estallar y haeer trizas todo el edificio social. Son
las pasiones de los que nada tienen, que bullen,
son las desarregladas aspiraciones de los desheredados de la fortuna, que se hinchan, y en una
palabra la guerra del pobre que sufre, contra el
rico que goza, ó, como dícese del socialismo con-·
tra el capital, guerra que ya dos veces en menos
de veinte años llenó de luto y de sangre una
potente nacion , vecina nuestra, contaminó , no
hace muchos meses, de la barbárie más feroz á
un jóven y floridísimo reino, y está todavia en
vísperas de hacer de todos los Estados del nuevo
y antiguo continente, un monton de ruinas y desolacion~ En. vano se emplean las leyes humanas
-
30
puesto que estas concluyen haciendo más fuertes
á los ricos en sus posesiones, y más impotentes
los esfu,erzos de quien no posee, aumentando así
la enemistad y el odio entre una y otra clase.
En vano se prueba la instruccion que se difunde
y se querría generalizar, puesto que esta, si bien
en sí es un bien, sin embargo por sí sola no obtiene
otra cosa más, que hacer á los pobres más deseosos
de gozar y á los ricos más tenaces en conservar
los medios de vivir cómodamente. En vano se exponen los mismos progresos civiles; la civilizacían es impotente no tan sólo á salvar los otros,
sino tambien á salvar á sí misma. La conclusion
e.s que crece la pobretería y el hambre, y crece
al mismo tiempo no el número, sinó la opulencia
y la avaricia de los ricos. La historia no sólo
de. Roma pagana , sí que de todas las edades y
de. todos los lugares está ahí presente, para atestiguarnos esta dolorosa verdad.
Pero, entonces ¿no habrá algun remedio para
este mal tan tremendo ~ ¿Deberá la sociedad arruinarse y perecer irremisibleme:qte~ ... Viva el
Corazon de Jesús que nos ofrece El sólo el remedio saludable , infalible ; viva el Corazon de
aquel Jesús que colocando por primera entre las
bienaventuranzas, la pob!'eza , abrió á los hombres de buena voluntad una nueva era de fraternidad, de amor, de paz. Nacido Jesús de maqre pobre y en pobrísimo lugar, pobre tambien
El mismo has.ta el punto de hallarse falto muchas veces de las cosas más necesarias para vivir y no tener ni siquiera donde reclinar la cabeza , acompañado con hombres pobrísimos, que
pasan con dificultad la vida y frecuentemente se
ven precisados á pasar hambre, Jesucristo es de
por sí solo el más luminoso ejemplo., como el más
elocuente elogio de la virtud de la pobreza.
Pero despues del ejemplo vienen las palabras,
pues en la vida de Jesucristo las obras son siempre las primeras, pero á estas siguen despues la.:.
enseñanzas , los preceptos. Y estas enseñanzas y
estos preceptos, ~e los cuales está llena la vida
de Jesús, quiso El erigir como principio y base
de aquel nuevo código moral; que promulgó so- ·
bre el monte de las bienaventuranzas. En efecto,
es Jesús quien dijo, como. refieres. Mateo: Bienaventm·ados los pob1·es de espÍ1·itu, porque de ellos
es el 1·eino de los cielos ( 1), ó como dice s. L ucas,
bienaventm·ados, oh pobres, p01·que vuestro es
el 1·eino de Dios (2).
¡Bendita la boca que pronunció por primera
vez esta palabra ! !Bendito el día, bendito el lugar, donde se oyó por primera vez! Aquella palabra sanaba la más grande y vieja llaga, que el
pecado original hubiera· producido en el cuerpo
de la humanidad; aquella bendicion componía de
nuevo la unidad de la especie humana , restauraba en el hombre el daño que había causado la
sobrevenida corrupcion , traía sobre la tierra
nuevos días de paz y amor.
(l) Beati pauperes spiritu, quoniam ipsoru~n est regnum
coelorum (Matth. v, 3).
(2) Beati pauperes, quia vestrum est regnum Dei.
Luc. vr, 20.
Jesús , pues , sin juzgar malas por sí mismas
las riquezas y los bienes materiales de este mundo,
que son tambien dones suyos, quiso sin embargo·
enseñarnos cómo los pobres son los primeros que
van por el caminO que conduce al Cielo. Y con
este. nombre de pobres entendió primeramente
aquellos , que no por necesidad sino por espontánea voluntad se hacen tales por amor de aquel
Dios que dijo : Vé, vende todo lo que tienes y
dala á los pobres ... y sígueme ( 1). A estos, que
á las riquezas materiales anteponen las del espíritu, cuales son la verdad, la virtud, la paz, la
caridad, la castidad, la fortaleza, la mansedumbre
y semejantes; á estos prometió el Corazon de·
Jesús un reino , en cambio de las grandezas y
de los bienes terrenos, á los cuales renuncian, es.
decir, un conjunto de bienes eternos infinitos en
la gloria celeste. Comprendió en segundo' lugar·
á aquellos, que teniendo bienes terrenos no ponen sin embargo su corazon en ellos, sino que·
dispuestos á dejarlos, cuando esto sea necesario
para su salvacion, ocúpanse entre tanto en hacer
de ellas un santo y recto uso. Bendita, pues, no
nos cansaremos de repetirlo, la sabiduría siempre
antigua y siempre nueva del Corazon de Jesús;
su palabra bien comprendida bastaría por sí sola
á la completa curacion moral , como tambien á
la paz universal de la humanidad. i Queremos
cese aquella enemistad, aquella tremenda division entre ricos y pobres, que constituye el peligro mayor de nuestra edad? ¿Queremos, en una
palabra, salvar la Europa, ó mas bien, al mundo
entero de las espantosas calamidades que lo amenazan? Hagamos penetrar en el corazon de todos,
aquella palabra de Jesús, bienaventurados lospobres; procuremos que esta palabra anime y
avive nuestra vida pública y privada; procure-·
mos que el rico comprenda , que debe servirse,
de sus riqnezns para amar y beneficar al pobre,
y éste entienda al propio tiempo, que tiene que,
dar gracias al Señor de haberle puesto en condicion de conseguir más fácilmente las riquezas
del espíritu, ;r despues el tesoro de la gloria.
Y de aquí aparece la importancia social , sobretodo en nuestros tiempos, de una iglesia al
Corazon de aquel Jesús, de quien ha salido por
primera ve:!; la palabra que ha de regenerar y
bendecir á la humana sociedad; cada oracion ,
cada limosna, cada accion, aunque mínima, que
nosotros haremos para el cumplimento de aquella
iglesia , será un mérito particular que nosotros
alcanzarémos al regreso de la paz, á la renovacion del espíritu de concordia, á la propagacion
del reino de Dios, que es reino de caridad, á la
restauracion del edificio social arruinado.
Cuando los hijos de Israél sacados de la esclavitud de Egipto y atravesado el Jordán, entraron
en la tierra prometida, se acamparon en la llanura de Siehar entre los dos montes Hebál y
Garizím, donde ejecutaron inmediatamente las
órdenes que Moisés les había dado (2). Sobre la
cumbre del Hebál erigieron, pues, un altar al Se(l) Matth. xTx. 21.
(2) Deut.
XXVII, XXVIII;
Josué
YIJI.
-
ñor con piedras no tocadas por el hierro, y desde
dicho altar elevóse bien pronto el humo de los
holocaustos y de las víctimas pacíficas. Sobresalía
en medio del valle el arca de la alianza, alrededor
los sacerdotes, despues los levitas, luego los ancianos y jueces, y por último todo el pueblo, del
cual seis tribus estaban cerca del monte Garizim
y las otras seis junto al monte Hebál. Cuando,
hé aquí, que los levitas se levantan y volviéndose hácia la parte izquierda del Hebál, mandan
el grito de la maldicion sobre los trasgresores
de la ley, y á aquel grito las seis tribus reunidas
en la cima responden con tristeza: Así sea. V uélvense despues hácia el Garizím y tomando un
tono suave de voz, profieren las palabras de bendicion sobre el pueblo fiel á la ley de Dios , y
este pueblo, representado por las seis tribus, colocadas sobre el Garizím, responde lleno de júbilo : Así sea.
Beneméritos Cooperadores y Cooperadoras ,
una escena sem~iante, pero mucho más consoladora, se nos presenta á la vista; un nuevo templo se eleva sobre la cumbre del Esquilino de
la Ciudad Eterna, pero este templo no simboliza
ya la majestad y el terror del monte Hebál.
Aquel está consagrado al Corazon de aquel Jesús
que, dejados los truenos y relámpagos, ama revelarse á nosotros todo suavidad, dulzura y amor.
En este templo resonará la voz del saeerdote,
pero no será ya voz de maldicion, sinó de bendicion, de misericordia y perdon.
¡ Oh! apresuremos la suspirada consagracion ;
la Cruz de la iglesia del Sagrado Corazon que
resaltará sobre las cumbres más altas de Roma,
será todavía el símbolo consolador de nuevas
bendiciones , que desde allá se esparcirán por
todo el mundo, será el remedio infalible al más
tremendo de los males , que desolan la sociedad
actual.
NOTICIAS DE LA TIERRA DEL FUEGO
y de la Patagonia.
S. Ca.rlos Almag-ro, 29 de Diciembre de 1886.
CARÍSIMO SR. DIRECTOR :
He venido á Buenos Aires con el consentimiento de mis superiores, D. Fagnano, Monseñor
Cagliero, y tambien del Sr. Gobernador, el cual
me dió gratis el billete de ida y vuelta. El motivo que me obligó á dejar Santa Cruz es el de
estudiar la manera de reunir una suma, á fin de
poder construir una capilla y una casa para nosotros en aquella m.ision, puesto que carecemos
tanto de una como de la otra. La capilla nos es
de absoluda necesidad, si queremos haeer un poco
de bien, como tambien la casa , si se quiere establecer una residencia. Me dicen que en Buenos
Aires hay cólera , y que cada dia , muere mi
cierto número de personas, víctimas de dicha epidemia. Sin embargo no dejaré de dar los pasos
necesarios para conseguir mi intento; es preciso
que me mueva, y me moveré.
3_1
D. Fagnano está visitando el territorio de su
Mision, aprovechándose de una expedicion científica á la Tierra del Fuego.
Dospues que hubo salido de Patagones, estuvo
con nosotros en Santa Cruz los dias 16 v 17 de
Noviembre, y el 24 del mismo mes, des¡~ues de
un viaje feliz, llegaba á S. Sebastian, bahía de la
isla del Fuego , cercana á la embocadura del
estrecho de Magallanes, al nord-este de la Tierra
del Fuego.
Segun las noticias que nos llegaron, al día siguiente (25), los soldados de guamiciun fueron
asaltados por los Indios Onas con una descarga
de flechazos, habiendo sido herido gravemente el
capitan argentino. Pero los pobres Indios quedaron bien mal parados y pagaron á carísimo
precio su mucho atrevimiento, pues los soldados
argentinos hicieron fuego sobre ellos y los persiguieron á bayoneta calada, dejando muertos á
catorce y muchos heridos , los cuales probablemente murieron al poco tiempo. Cogieron á algunos prisioneros, entre los cuales hay dos madres, con un hijo cada una de pocos dias.
Desde el 25 de Noviembre, dia de este acaecimiento , hasta el presente , no tuvimos más noticias, ni de la expedicion, ni de nuestro caro
D. Fagnano, no habiendo comunicacion alguna de
telégrafo, ni tampoco de correos.
·
Llegué á Patagones el 15 de Diciembre en el
Villm·ino, de vuelta de la Tierra del Fuego, el
cual llevaba los prisioneros. Entre estos habia
una mujer, que cantaba continuamente una cancion gutural y lúgubre y miraba alrededor de sí
como una loca. Se creia quizá ver las fantasmas
de sus parientes, muertos en la primera refriega.
A bordo ví tambien y acaricié á algunos pobres
niños ele pocos meses, primicias de la Tierra del
Fuego, bautizados por D. Fagnano, que les puso
al cuello una medalla de María Auxiliadora. ¡Pobres angelitos!
En Patagones no he encontrado á Mons. Cagliero , pues se fué por el Rio Negro, con los
sacerdotes D. Milanesio y D. Panaro y el coadjutor Zanchetta, á Chinchinal sobre Choele-Choel,
60 leguas distante de Patagones. En un mes ha
administrado ya el Bautismo á todos los niños y
niñas de la tribu de Sayuhueque, y muchas confesiones y comuniones. Muy pronto hará la solemne funcion del Bautismo de todos los adultos,
que serán cerca de dos mil Indios. D. Milanesio
es su brazo derecho y habla tan bien el idioma
Tehuelche, que hace maravillar á los mismos
indígenas.
Monseñor habita allí en una cabaña de madera
que sirve al mismo tiempo de dormitorio , sala
de recibo , refectorio y catedral. Entran dentro con toda libertad y sin ningun permiso el
viento, arena, sol, lluvia, pero especialmente un
calor de 40 grados que hace sufrir no poco á
Monseñor.
Tambien D.. Piccono. babia estado de Mision en
Bahía, en el Arroyo Curto y en Laguna Grande.
Ha encontrado italianos por todas partes , y lo
que es más, en Arroyo Curto, hasta Canaveses,
no todos flor de cristianos, pero de buen corazont
-32á los cuales nosotros estrechamos la mano de
una manera fraternal.
D. Remotti estaba tambien de Mision ya por
una parte, ya por otra del desierto.
Concluyo. Por aquí estamos bien. Solamente
D. Bourlot fué atacado por el cólera, pero ahora
está mejor que los otros, pues es un verdadero
Sanson en robustéz.
Ruegue mucho por nosotros y haga rogar, que
de veras lo necesitamos mucho, y especialmente
por quien, besándole humildemente la mano, queda
de V. R.,
Afmo. hiJo en J. C.
JosÉ MARÍA BEAuvom, Pbro.
Rno. SR. D. Bosco:
D. Beauvoir saliendo para Patagones, se llevó
consigo algunos objetos para la proyectada exposicion Vaticana. Son dos preciosos tapetes de
piel con plumas de avestruz patagónico, un látigo
para los caballos y algunos otros objetos más.
En Patagones dejé un lindo chigliango y una
capa de piel de guánaco y espero poder comprar
otras cosas y mandarlas más adelante á Turin.
Las hay muy hermosas que valen aquí 300 pesetas. Las ordinarias cuestan de 12 á 18 duros,
segun la grandeza, el dibujo y la cualidad. Son
trabajos de los Indios 'fehuelches, con muchos de
los cuales estamos en buena relacion, si bien por
lo de ahora son muy pocos los que se hicieron
cristianos. Cuando tendré caballos y una persona de confianza que me acompañe, iré con ellos
en peregrinacion á las Cordilleras, donde habitan
en el verano.
Estos pobres Tehuelches hállanse actualmente
divididos sin un Cacique general y muchas veces
se pelean unos con otros, especialmente cuando
están embriagados. En tales rinas queda siempre
algun muerto y muchos horrendamente heridos.
Estando divididos en la lucha, por disposicion
gobernativa, habitan tres regiones distintas, es
decir, unos la parte que está entre el Rio Sattegos y el de Sta. Cruz , otros entre este y el
rio Cico , y la tercera parte hácia el Deseado.
Además hay familias de Araucanos esparcidas
por todas partes, bastante temidas por los 'I'ehuelches por ser níuy batalladoras.
Ya dije á V. R. que raras veces, por falta de
medios de trasporte, hube de pasar los dos ríos
y pude con caballos que me prestaron visitar los
toldos más próximos á la ribera. Siempre me
recibieron con benevolencia, encontrando al mismo
tiempo buena disposicion para aprender cuanto
les enseñaba. No le describo cómo estando sentado en el suelo en medio del toldo , sobre una
hermosa piel de guánaco ó de caballo, me veía
rodeado de hombres, mujeres y niños, todos atentos á lo que yo les decía. El aproximarse para
ver el crucifijo y las estampas, el preguntar quién
hizo tan bellas cosas , qué era lo que representaban , y otras mil y mil interrogaciones , pro-
ducía una escena confusa, pero carísima. Las estampas son un magníiico medio para hacer entrar
en aquellas pobres cabezas las verdades de la
religion. N o hay sin embargo que admirarse si
uno se llena de molestos animalitos, ni tampoco
ser melindrosos en el comer y beber cuanto presentan. Tienen poca limpieza y un arte culinario
prehistórico; un caldo indefinible en unas tazas
muy sucias, un pedazo de carne asada ahumada,
generalmente de guánaco ó de caballo.
Alguna vez no teniendo carne fresca, las mujeres con un grueso almiréz de piedra, pisan la
carne de caballo secada á fuerza de viento y sol,
despues de haberla meneado un poco , para librarla' de las moscas y del polvo. Sin embargo
es un alimento agradable para quien lo puede
sazonar con el apetito.
Callo las pequeñas aventuras S8rio-cómicas:
son cosas que suceden por todos estos pueblos,
caer del caballo, empantanarse hasta las rodillas,
varar en el río sobre algun banco de arena por
algun tiempo y sin poder repararse del viento y
de la lluvia, y otras cosas por el estilo. El año
pasado volviendo de una visita que hize á los
Indios, que estaban acampados en las riberas del
río Sta. Cruz , algunas millas más arriba de la
isla Pavon, atravesé el rio en un bote pequeño,
pero á fin de alcanzar una galera que estaba cargando leña para el gobernador, me ví obligado
á andar cerca de cinco millas á pié, casi siempre
sobre piedras y arena. Hallándome cargado con
mi saco y tahalí puede imaginarse como sudaría,
si bien la estacion fuese rígida. Finalmente llegué al sitio, los marineros me mandaron un bote,
para que pudiese embarcarme y llegar adonde
ellos estaban, pero por estar la marea muy baja
no pude aproximarme á la orilla. Confiado en
mis largas botas me metí en el agua , que por
desgracia estaba más alta de lo que yo me creia,
y el fango me impedia de levantar tos pies de
tal modo que no podía moverme. Entonces echáromne una cuerda desde el bote, y me tiraron á
tierra en salvo con toda mi ropa. Conocí entonces que no es prudente el fiarse demasiado de las
botas largas, las cuales son por· el contrario de
estorbo , cuando se llenan de agua y lodo. En
aquella tarde no se pudo llegar á casa por falta
de viento , debiendo sufrir durante la noehe el
mucho frio que hacia, pero todo, segun parece,
fué disposicion del Señor, á fin de que aquellos
marineros oyesen hablar algo de religion y leyesen al dia siguiente algunos hechos instructivos
y cünmovedores. Dos de estos marineros eran
protestantes y el que parecía más tenáz en sus
errores, me soeprendió, cuando pocos meses despues habiéndolo encontrado en la calle, me dijo:
- Señor Cura, ¿cuánto se paga por hacerse católico ? Yo pensé mucho sobre la religion luterana y veo que no es la verdadera , porque se
separó del catolicismo .y abandonó muchas verdades y puntos importantes de fe. Respondíle naturalmente que no debia pagar nada , sinó que
al contrario reeibiría un gran don por medio de
la gracia del santo Bautismo y de los demás Sacramentos; que su mente y corazon gozarían de
-33una paz inexplicable, sabiendo que pertenecía á
la verdadera Iglesül, y finalmente permaneciendo
:fiel á los preceptos y á la doctrina de nuestro
Divino Salvador, sin duda alguna poseería un
dia la: eterna felicidad. En breve concluyo con
decir, que despues de algunos días abjuró el lutePanismo y fué bautizado bajo condicion.
Ahora le diré alguna cosa sobre una visita
hecha recientemente á los Indios Sulinas al Norte
del rio Sta. Cruz y á la isla Pavon, distante 38
millas del embocadero y 26 del lugar de nuestra
ordinaria demora. A mediados del p. p. mes de
Noviembre decidí aprovecharme de una lancha
·que pasaba por el río, y pude hutizar á diez
personas; seis nii'íos menores de 7 años y cuatro
adultos, entre los cuales un Cacique de más de
60 años.
Si no le disgusta , le narraré ahora algunas
particularidades, si bien· de no mucha importancia. En la lancha había cuatro marineros : uno
natural de Astí que tenia cuenta de la vela, un
genovés que se ocupaba en sacar agua del bote ;
los otros dos estaban embriagados. Por fortuna
el que lo estaba más se quedó dormido y el
otro que estaba en la timonera, no se hacia de
cargo que la barra se le escapa])a de la mano.
Nos hallábart:).OS en un buen enredo, pero por
poco tiempo , pues nuestro pobre marinero habiéndole dicho yo que era un buen timonero, quiso
enseñarme el modo de guiar el timon. Era un
gusto oi.rlo gritar: á babor - á ·estribor - :fijo
hácia aquella punta - allí hay un banco - allá
un remolino. Por último con el favor del viento
y de la fuerte marea, en breve tiempo, llegamos
al sitio destinado. Los marineros querían proseg·uir po1• la isla PmJon, despues de haber yo desembarcado , pero el buen viento los abandonó
bien pronto y tuvieron que atracar el bote· con
el auxilio de un caballo. Todos dijeron entonces
c1ue sólo por el Cura habían tenido buen tiempo,
y que apénas saltó él en tierra , el tiempo se
puso malo y contrario.
·
El viejo ex-cacique, de quien hablé más arriba.
y que en el bautismo le puse por nombre Félix,
es un hombre vigoroso y robusto y ha viaja do y
combatido mucho con los Pampas del Río Negro,
con los Araucanos y tamhien con sus Tehuelches.
Ahora está pobre y tiene una· pierna rota, á
causa de una patada que le dió un caballo. Su
víeja mujer trabaja y le asiste como mejor sabe.
y puede.
En otra ocasion que la ví temblando por el
frio le regalé un vestido de lana ; y ella sin tantas ceremonias, se lo puso inmediatamente á la
presencia de todos. Cuando esté suficientemente
instruida, la bautizaré. El sexagenario Félix goza
cuando refiere sus aventuras, gestícula dragmáticamente y de cuando en cuando se acalora. Entre otras cosas narró cómo en una batalla con
los Araucanos cayó g·ravemente herido y lo hicieron prisionero , lo mal que lo trataron , cortándole nada menos que la or~j a izquierda. Cuando
decía esto, levantaba con las manos su larga cabellera, descubriendo las orejas. Despues, medio
riendo, añadía : m.i nombre es Incel; son los cris-
tianos que me llamarcrn Pat1·iu , porque tengo
una oreja cortada, como los caballos de la nacion
en que se llaman Patrius. ¡Yo Patriu, repetía,
yo Patriu como los caballos ! N o sé si hablase
maliciosamente, pero es por desgracia verdad que
algunos hombres tratan á sus semejantes peor
que á las bestias.
Desde Sulinas acompañado por un Indio cristiano y por otro que no lo era aún, recorrí cerca
de nueve millas hácia el Ri.o Lico, donde hay
tres toldos. Por el camino nos cogió un fuertísimo viento, despues una lluvia abundantísima y
una buena . granizada ; por añadidura no podia
meter los pies en los estribos, por ser estos demasiado pequeños, y al bajarme para hacerlos entrar con la mano , el brioso caballo alzó la cabeza ;.e me dió un fuerte golpe en la frente.
Quedé por un momento como fuera de mí, pero
no caí; el mal consistió solamente en una herida
que me quedó por señal durante algunos dias.
En aquellos tres toldos hay i6 personas ; cinco
eran ya cristianas, y á las otras i i las hautizé,
dándoles palabra de 1Tolver otra vez, para instruirlas mejor y dejarlas enteramente cristianas.
He sido ya demasiado prolijo, y por esto dejo
el resto para otra vez, pues quiero concluir con
la visita que hize á la isla Pavon. Me acompañó
D. Juan Rasso, que me ayuda mucho, sabiendo
el idioma de los Indios. Llegados, despues de un
fuerte galope de una hora y cuarto, á la orilla
del Rio y enfrente á la isla, vimos á un hombre
no muy lejos de una barca. Creyendo que me
hubiese visto y entendido la señal que le había
hecho, me despedí y dí gracias á mi compañero
que me había prestado el caballo. Fué un error
puesto que me quedé en la playa paseando de
arriba á bajo por más de dos horas , esperando
inútilmente que el bote viniese. ¿,No me han
visto? ¿No quisieron verme? Yo no lo sé ni
tampoco quise ·saberlo. Habia rezado ya todo el
Rosario y otras oraciones; :finalmente, haciéndose
noche, me alejé con· mi saco, y me dirigí hácia
una casita distante unas dos horas y media, con
el solo temor de no encontrar alguna vaca furiosa. Pero apénas hube subido á una pequeña
montaña , fuí sorprendido al ver dos hombres
montados á caballo que galopaban. Oyeron mi
voz y vinieron al momento. Les ayudé á echar
al agua una gruesa ciatta, y en ella, si bien con
mucho trabajo por la mucha corriente y fuerte
oleaje que hacia , me trasladaron á la deseada
isla Pavon, donde hautizé á un jovencito de i4
años. Antes para distinguirlo , lo llamaban Pettingol y ahora Enrique Pedro Dufour, habiendo
querido el padrino D. Pedro Dufour dejarle su
apellido. Este señor me dijo: - Mientras V.
bautizaba , yo sentía dentro de mí un regocijo
grande , una ternura , un alto sentimiento inexplicable; hasta ahora he amado á este j óven, pero
desde hoy en adelante lo tendré como si fuera
mi hijo y no como siervo.
¡ Amadísimo y Reverendísimo Sr. D. Bosco!
De todo lo dicho , ele todo lo que otros han escrito y escribirán, puede hacerse V. R. una idea
de nuestras dificultades y necesidades. Dios Ntro.
-34Señor inspire á V. R. para el bien de la Iglesia
y de los pobres Indios , y nos bendiga á todos
en Nombre del Señor y especialmente á quien
tiene el honor de protestarse de V. R.,
Obligadísimo hijo en J. C.
ANGEL SAVIO, Pbro.
Santa Cruz de Patagonia, 5 de Diciembre de 1886.
Gracias de María Auxiliadora.
I.
REvMo. SR. D. JuAN Bosco:
Amadísimo Padre: Voy á referirle una hermosa gracia de María Santísima Auxiliadora, de
la cual fuí testigo ocular.
Habiendo yo sabido en Río J aneiro , que una
señora (azendei1·a llamada Antonia Lodovica Mascarenhas, buena cooperadora salesiana, se encontraba gravemente enferma en la (azenda, y temiendo que no se hubiese confesado aún, pues
hallábase su casa bastante distante de la parroquia, me decidí ir á visitarla. Debia salir para mi
mision y lo hize el 2i de Agosto en compañia de
D. Manuel Fonseca, hermano coadjutor, en el tren
de las 7 de la mañana y llegamos á la estacion de
Ubá á las 2 de la tarde. Desde este punto hasta la
(azenda hay todavía que recorrer á caballo tres
leguas, de suerte que llegamos allá á las seis y
media. La familia, que ya nos conocía, apénas
nos vió, se puso toda contenta y no acababan de
repetir que verdaderamente el Señor me había
mandado allá, para dar á la agonizante la última
absolucion. 'rodos mostraban vivo deseo de que
me quedase hasta que la pobre señora hubiese
espirado. Hacía ya dos dias que la enferma no
hablada nada, y se decía que no daba señal alguna
de conocer á los parientes que la asistían. Sin
embargo yo no tardé mucho en hacerme de cargo,
que la enferma veía y oía todo, aunque pareciese
que estaba sin sentido. Me quedé solo, le dirigí
algunas palabras para excitarla á actos de verdadero dolor, y despues la absolví y dí la ben~
dicion con la indulgencia in articulo mortis.
Luego rezamos con toda la familia algunas
oraciones de los moribundos vv las letanías, dando
despues la bendicion de María Auxiliadora á la
moribunda. Entre tanto el médico quG había dicho poco tiempo antes era inminente la muerte,
aproximóse al lecho y exclamó sorprendido, que
el pulso de la enferma había mejorado. Entonces
salí de la habitacion diciendo que si notaban
peoría me llamasen.
Al día siguiente por la mañana confesé á algunas personas de la familia, las cuales comulgaron en la misa , que yo quise ofre·~er al S agrado Corazon de Jesús y á María Santísima
Auxiliadora por la enferma. Por la noche habiéndose agravado el estado de la referida enferma, me llamaron aprisa y como todos, sin
excluir el mismo médico, aseguraban que estaba
ya en agonia , y en efecto parecía que iba á
espirar de un momento á otro, nos pusimos de
rodillas , díla por segunda vez la bendicion de
María Auxiliadora , luego supliqué con todo mi
cora•wn á la Sma. Vírgen que concediese á la
moribunda la gracia de poder conocer y hablar á
sus parientes , que habian venido· aquel mismo
dia de lejanos paises. Sin embargo al poco rato
parecióme temeraria mi súplica y dije : ¿Quién
soy yo , oh mi buena Madre , para pediros con
tanta confianza esta gracia? Pero ¡cuán buena
es María Sma. Auxiliadora ! Con grandÍ¡¡<lima admiracion de todos , la señora desde aquel momento comienza á sentirse mejor, pasa la noche
más tranqníla y empieza á conocer y hablar á
· sus parientes y á todos los que iban á verla. Por
la mañana mientras me preparaba para celebrar
la santa Misa, vienen á decirme que la señora
habla y me llama para confesarse. Hé aquí las
palabras que ella pronunció : Que do Padre que
esteve aqui hontem da no'ite á ·minha cabeceira?
¿Dónde está aquel Padre que estuvo ,aquí ayer
por la noche vecino á mi cabezera ? E a quelle
a quem a Senhora deu da outra vez a esmola.
Es aquel, le respondieron, á quien V. dió la otra
vez la limosna.
Ah / é aquelle que cantou nao é? chamem a
elle, que1·o me con(essm· / as senhoras hontem
se confessarao e eu tambem quera. ¡Ah! replicó
la enferma, es aquel que cantó; ¿no es verdad?
Llámenlo, me quiero confesar ; Vds. se confesaron ayer; yo quiero confesarme tambien.
Entro en la habitacion y la encuentro sentada
en un sillon. Me miraba. Despues de varios meses
de dura ent'ermedad y de la agonía que acababa
de sufrir , habiendo estado dos dias sin habla,
esperando ú cada instante la última hora. , oírla
en aquel momento confesarse con toda tranquilidad y con tanta facilidad y claridad de mente
¿cómo se podrá negar que María Sma. Auxiliadora , puso sü santa mano sobre la cabeza de
aquella buena señora ?
Como tenía además la garganta bastante libre,
le administré, con todas las ceremonias prescritas, el santo Viático durante la misa. ! Oh como
fué bella, conmovedora y edificante aquella funcion ! Más de diez parientes suyos asistían á la
augusta ceremonia, sin contar con los de casa y
del vecindario.
La paciencia y resignacion de la enferma, unida
á todo lo que más arriba dije , eran para la familia motivos de grande consuelo. El 27 la señora empeoró, el 28 había entrado por segunda
vez en agonía. En la mañana del 29, dia del Purísimo Corazon de María, me llamaron para asistida en sus últimos instante& , pero despues de
una hora fui á celebrar la misa por ella , persuadido de que esperaba este regalo para despues
morir. En la santa misa supliqué á la Santísima
Vírgen que si sn muerte estaba ya decretada, se
la llevase consigo al paraiso en aquel mismo dia
dedicado á su sagrado Corazon , puesto que el
purgatorio parecía que lo hubiese ya hecho durante el tiempo de su larga y penosa agonía.
Concluida la misa vienen á decirme que la
enferma mejoraba y que habia podido tomar un
-- 35
poco de caldo. Todos aseguraban que en aquel
.estado habría podido vivir muchos dias, mas yo
decía : - Muere hoy seguramente ; lo verán Vds.
- Me parecía imposible que María Auxiliadora,
no quisiera conducil' al cielo á la que había sido
tan devota suya, en aquel hermoso dia de su
sagrado y purísimo Corazon. En efecto, á eso de
las nueve y media de la noche, espiraba estando
yo á su lado. ¡ Qué muerte tan hermosa!
Dispénseme V. R. si abusé demasiado de su
bondad con esta carta. Me bendiga y ruegue á
la Sma. Vírgen á fin de que me tenga siempre
bajo su preciosísimo manto. ¡Oh cuánto lo necesito!
Todos estos hermanos me encargan haga pre·
sente á V. R. sus recuerdos.
De V. R.,
Humildúimo y obligadísirno hiJo
CARLOS G. PERETTo, Pbro.
Colegio de Sta Rosa, 16 de Oc.tuhre de 1886.
II.
MuY APRECIABLE SR.:
Viva Ma1·ia Auxiliwn Christianorum /Desde
seis dias á esta parte ca;usa estragos entre nosotros el cólera morbus. Han tenido lugar seis
casos fulminantes , casi todos ellos á un mismo
tiempo, y cinco fueron seguidos de muerte. La
sexta persona atacada fué una buena jóven, criada
de una óptima familia. El domingo por la mañana á las diez y media, fuí llamado á toda prisa
para ir á administrarle los sacramentos Acudí
Luego y la hallé en gravísimo estado , pude confesarla y en seguida le administré los santo óleos
porque su vida se hallaba en peligro.
Hecho esto me . acordé que llevaba conmigo
algunas medallas de la Vírgen, bendecidas por el
P. Bosco, y sacando una del bolsillo la dí á be·
sar á la enferma y encargué que se la colgáran ·
al cuello , diciéndole : - Confiad y tened fe en
María: invocadla y acudid á ella bajo el título
de María auxilio de los Cristianos y María os
librará de la muerte , si vuestra salud corporal
será provechosa á la de vuestra alma. - La enferma coli viva y santa alegria besó la medalla
y cuando s.e la hubieron colgado al cuello, le pareció que ya se hallaba en salvo.
En aquel mismo momento dirigí desde el fondo
de mi corazon , una súplica á la Sma. Virgen
María, diciendo : - Maria A uxiliu.m Ch1·istianorum, ayudadnos en esta desventura y si áun
no es tiempo de que cese la cólera de Dios,
haced que se mitigue al menos, de manera que
este morbo fatal no cause tantos estragos, y puedan los enfermos curar y restituirse á su primera salud. Yo, en prueba de reconocimiento y
O'ratitud trataré de difundir cada vez más, entre
~is feligreses, la devocion hácia vos, y los excitaré á invocares bajo el glorioso nombre de Auxilio de los Cristianos , y difundiré entre ellos
las medallas que llevan vuestra efig·ie.
Estos pensamjentos cruzaron por· mi mente
ante el conmovedor espectáculo que presentaba
la enferma. Habiéndome detenido aún algunos
momentos en aquel appsento, me pareció ver en
la enferma mayor calma; luego, poniéndola bajo
la proteccion de la Virgen, volví á la parroquia.
Al oscureeer, fuí nuevamente á visitarla y noté
en ella una sensible mejoría. Volví al otro día
por la mañana y por la tarde, y conocí entonces
que María Auxiliadora había escuchado la oracion y otorgado la gracia. La jóven se vió Wwe
no solo del cólera sino tambien del tifus que la
acompañaba y que era lo que más hacía temer
al médico.
Desde aquel día parece tamhien que el cólera
se manifiesta con· un carácter más benigno. El
mártes tuvieron lugar otros cinco casos, los cuales, aunque se presentaron con gravísimos síntomas, se hicieron luego menos temibles ; no son
rebeldes á la medicina y continúa la mejoría, si
se exceptúa un caso declarado por el médico
esporádico, al cual sig·uióse inmediatamente el
tifus galopante. Es el paciente un jovencito de
i2 años y se halla en gravísimo peligro ; anoche
cuando le puse al cuello una medalla de la Virgen , parecía estar ya moribundo. ·Esta mañana
fuí á verlo, lo llamé y me reconoció. i Quizá no lo
salve la Vírgen ?- Yo lo espero. El poder de María es inmenso, á no ser que sea más provechoso
para su alma el dejar este mundo en tan tierna
edad, la Vírgen es tan buena que no dejará de
escucha!' nuestras preces. Dígnese tambien V. R.
pedir por él.
Le ruego me envie un millar de medallas benditas por Don Bosco , para distribuirlas en esta
poblacion.
Sobremanera agradecido á nuestra celestial
Madre, me declaro de V. R.,
S. S. Q. B. S. lvf.,
FRANCisco BASILIO, Pbro.
Lacora de Sambonifacio, 23 de Julio de 1886.
HISTORIA DEL ORATORIO DE S. FRANCISCO DE SALES.
(Continuaoion.)
CAPÍTULO II.
Fiesta de la I:~unaculad.a Conce¡lcion.
· - Principio del Oratorio Festivo.
El Oratorio de S. Francisco de Sales , como
todos los otros de su clase, es como una familia
de pobrecitos. Pero para que una familia sea
bien dirigida, educada y protegida, necesita una
madre amorosa. Madre piadosa de estos Institutos y su poderosa Protectora , . debia ser la
excelsa Vírgen María. Muchas pruebas elocuentes
podríamos citar para demostrar que tal era la
voluntad de Dios; pero debiendo aún conservarlas
ocultas, nos contentaremos con recordar que pre-
-
36
cisamente ·en un dia dedicado á la más hermosa
prerogativa de la Reina celestial, tuvo principios
el Oratorio, cuya historia referimos.
La vista lastimosa de jóvenes encarcelados y
de tantos otros desgraciados que seguían el camino del deshonor y de la perdicion , era un
estímulo que incesantemente punzaba el corazon
de D. Bosco, y le impelia con violencia á consagrarse con singular empeño al cuidado de tantos
jóvenes inexpertos y casi completamente abandonados. Despues de haberlo consultado con Dios
y con D. Calfasso, empezó á idear el modo y el
tiempo de dar principio á su obra. Hacía ya algunos dias que se ocupaba de esto , cuando de
repente un hecho inesperado le abrió el camino.
Expondrémos este hecho como nos lo han referido algunos de nuestros más antiguos compañeros. El 8 de Diciembre de 184:1 , fiesta de la
Purísima, se hallaba el P. Bosco en la sacristía
de la Iglesia de S. Francisco de Asís, y cuando
empezaba á revestirse con los ornamentos sagrados para celebrar el santo sacrificio de la Misa,
el sacristan llama á un jóven pidiéndole la ayudase. - No sé, le contestó el jóven avergonzado. Ven acá, quiero que ayudes la Misa. No sé, volvió á decir el jóven. - Y si no sabes
ayudar á Misa , replicó el sacristan enfurecido ,
i para qué vienes á la sacristía? y tomando el
plumero descarga fuertes golpes sobre el pobre
niño: El P. Bosco al ver esto levantó su voz
. contra el sacristan, diciendo : i qué haces? ¿porqué maltratas á ese pobre niño? ¿qué mal te ha
hecho? - ¿Y para qué viene á la sacristía, si no
sabe ayudar á misa?
- De cualquier modo que sea , has obrado
muy mal;
- t Y Vd. qué tiene que ver?
- Tengo que ver ; es un amigo mio. Llámalo
inmediatamente, necesito hablarle.
El sa.cristan obedeció á las órdenes del P. Bosco,
y el jóven se le acercó temblando y llorando.
- i Has oido Misa? le preguntó amablemente el
P. Bosco. - No, contestó el niño.- Bueno, ven
ahora á oírla, y despues te háblaré de un asunto
que te agradará mucho. El deseo del P. Bosco
era tan solo de mitigar la afiiccion del pobre
muchacho, y borrarle una mala impresion contra
las personas empleadas en la sacristía ; pero
mucho más elevados eran los designios de la
Providencia, que queria en aquel día asentar la
base de un grande edificio.
Despues de haber concluido la santa Misa y
la accion de gracias, Uamó al jóven y con semblante alegre asegurándole que el sacristan no
volvería á maltratarlo, le hizo las siguientes preguntas: ·
¿Cómo te llamas, mi querido amigo ?
Me llamo Bartolomé Garelli.
¿De qué pueblo eres ? .
Sov de Astí.
¿Vive todavía tu padre ?
No, mi padre se ha muerto.
¿Y tu mamá?
Tambien ha muerto.
¿Cuántos años tienes ?
Tengo diez y seis.
¿ Sabes leer y escribir?
No sé.
i Has hecho ya la primera Comunion '?
Todavía no.
¿Te has confesado alguna vez?
Sí, pero cuando era chico.
¿Vas al Catecismo ?
No me atrevo.
¿Por qué?
Porr1ue mis compañeros, á pesar de ser más
chicos , saben la doctrina , y yo tan grande no
sé nada; por eso tengo vergüenza de ir con
ellos.
- Y si yo te enseñase el Catecismo separadamente, ¿vendrías á aprenderlo ?
Sí, vendría muy contento.
¿Y te gustaría venir en este cuarto?
Sí, pero con tal que no me castigasen.
N o tengas miedo, nadie te hará nada. De
aquí en adelante tu serás mi amigo , y tendrás
que verte conmigo solamente. ¿Cuando quieres
empezar?
Cuando Vd. quiera.
i Esta tarde?
Sí.
i Quieres tambien ahora?
Bueno, con mucho gusto.
Entonces el P. Bosco empezó por la señal de
la cruz, pero su discípulo no lo seguía porque
no sabia ni el modo ni las palabras, y por eso el
maestro en la primera leccion se entretuvo en
enseñarle el modo de hacer la señal de la cruz,
la existencia de un Dios Criador y el fin para
que hemos sido croados. Dcspues de media hora
lo despidió con mucha amabilidad , suplicándole
que no faltase el próximo domingo. Aunque de
escasa memoria , sin embargo con la constancia
y el empeño del P. Bosco, el jóven con pocas
lecciones logró aprender todo lo necesario para
hacer una buena confesion y poco despues una
santa Comnnion.
No pasó mucho tiempo sin que muchos otro.s
jóvenes se juntasen con este primero, que bion
puede llamarse la primera piedra del Oratorio.
Sin embargo el P. Bosco en aquel invierno se
limitó á atender á algunos más grandecitos, que
se encontraban en Turin leios de sus familias .
y que necesitaban un cate~ismo especial. Entr~
estos había muchos de Biella y de Milan , la
mayor partA albaüiles.
Este es por lo tanto el principio de nuestro
Oratorio, que , bendecido por el Señor y protegido por la Inmaculada Maria , se ha extendido
admirablemente.
(Continuará)
C6n aprobacion !ie la Ant. Eclesiástica -
Gerente lliLi'fEO GIHGLIONE
'rnrin, 1887 - 'l'ipogralia Salesiana.
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tertius et quartus - Paralipomenon primus et secundus- Esdrae primus et socundus - Tobías- JudithEsther - Job - Liber Psalmorum - Prove1;bia 8alomonis - Eoclesiastes- Cantica canticorum - Líber
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ad Philippenses, ad Thessalonieenses prima et secunda, acl Timotheum prima et secunda, ad Titum, ad Philemonem ét acl Hebraeos - Jacobi Epístola- Pétri Epístola prima et secunda - Joannis epístola prima, secunda et tertia - Judae Epístola - Apocalypsis - Oratio Manassis - Esdrae liber tertius et quartus Inclex testimoniorum a Christo et Apostolis in Novo Testamento citatorum ex veteri quae huc in id congesta
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S. Pii V. Pontificis Maximi jussu editum, Clementis VIII, Urbani VIII et
Leonis XIII auctoritate recognitum, cum adprobatione S. Ritumn Congregationis; 1885, 4 vol. in i6°, charactere rubro et nigro
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quas per suas Litteras .Apostolicas diei XXVIII Julii anni 1882 S. D. N. Leo P. XIII
ad universam Ecclesiam Breviario Romano utentem direxit, et per S. R. Congre~
gationem explicavit. Quod quanto oneri editori, sacerdotibus vero commodo atquG
utilitati sit, nemo est qui non videat.
Quap:ropter in hac nova editioneofficia vel :recentius concessa, velad universam
Ecclesiam extensa, aut in nonnullis immutata et correcta suis locis collocavhnus ;
officia vero votiva per annum, ritu semiduplici, pro singulis hebdomadoo feriis ex
indulto co:ncessa adjecimus, una cum rmis rubricis rubro charactere imp:ressis. Haec
peculiarite:r quoad editionis o:rdinem et perfectionem.
Si vero inspiciatur Typographi sollicitudo et cura, tum pro nitore et perspi~
cuitate impressionis, tum pro grammaticali et orthographica correctione verborum;
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quod apprime agnoscens .Sacra IUtuum Congregati o su.a .adp:robatione communivit.
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