BS_1886_01

Ficha

Título
BS_1886_01
Descripción
Boletín Salesiano. Octubre 1886
Fecha de publicación
1886.10
extracted text
aS o i .

- K 1.

Sale una vez al mes.

OCTUBBE 1886

BOLETIN SALESIANO
No se engañavia mucho quien intenuist' do atribuir
Instruyó al pueblo y di\nlgó todo lo que había hecho..
Buscó las doctrinas útiles y escribió documentos rec­
princii)aimente á la prensa malvada, toáoslos malos
tísimos y llenos de verdades. Las palabras de los
y la deploraWe condición do las cosas, A la cual
sabios son como punzas ó clavos, que penetran pro­
hemos llegado actualmente..., los escritores católicos
fundamente, y nos fueron dadas mediante nuestros p
con todas su.s fuerzas volverla en bien de la
maestros por el único pastor.
jij deben
sociedad.
(E c l b s u s t k s XII, 9, Y 11)
(L bon XIII)
K1 peligro, Sto. P a d re , está todo en la continua
difusión de los libros infames; y para poner im dique
á este mal inmenso, yo no veo otro remedio, que la fun­
dación de ima imprenta Católica, puesta bajo el patro­
cinio de la Santa Sede. De esta m anera, no hacién­
dose esperar nuestras respuestas, podremos con mayor
ventaja descender al campo de la lid y responder con
feliz éxito á las provocaciones de los apóstoles del
error.
(S a l e s )

La prensa periódica sotopuesta á la autoridad gerárgica, revestida del espíritu de Jesucristo, viene A
ser un poder inmenso: iimnina, sostiene la verdad,
hace desaparecer el en’o r. salva y civiliza; es cAsi
una forma de apostolado sublime.

(ALDiONnA)

V5S

LIBRERIA SALESIAWA DE TURIN.
EN ESPAÑA — L i b r e r í a
,♦ ;•Tr*'
i „)
; '' r;

S a le s ia n a ,

BARCELONA-SARRIÁ

E L

JOVEN INSTRUIDO
ENlA PRÁCTICA DE M DEBERES
Y EN

I r

V LOS EJERCICIOS DE LA PIEDAD CRISTIANA
I.

SEGUIDO



del Oficio de la SS. Virgen, del Oficio de Difuntos

T

Y DE LAS VÍSPERAS DE TODO EL AÑO

■'

p o r e l S a c e r d o te

U n to m ito e n -o 2 .

i

1 P e s e ta e l e je m p la r.

Esta olirita está dividida en tres partes.j^En la primera encontraréis
todo lo que debéis practicar y lo que debéis huir para vivir cristiana­
mente. En la segunda se encuentran reunidas las principales oraciones
que están en uso en las parroquias y en las ,c asas de educación. La
tercera, en fin, contiene el Oficio de la Santisiina Virgen, las Vísperas
de todo el año y el Oficio de Difuntos. Enífeitraréis además un pequeño
diálogo sobre los fundamentos de nuestra sin tá religión católica, adajitado
al tiempo en que vivimos. Añadimos al fin una corta colección de canciones
espirituales.

LATINI CHRISTIANI SCRIPTORES
IN VS V M S C H O L A R V M
{ i n - 16 ’ par-vu-m )

J ü lliil

I q iis

iiiiitt

liilfiri

S.

i:

^ ¿ b r o s circiimspicienti, qui in scholis ordinis secundi teruntur, minun prefecto TÍdebitnr
adolesceiitulos, ehristianum iiomen professos, historias, oratioiies et poémata tantummodo
ovolvere veteribus passim superstitioiiibus imbnta. Non suui equidem nescius neminem ferme
esse cuín T vllio in eloquentia coinparanduni; ntqiie poetas omittain, satis constat Caesareh,
Ijivivm ot Sallvstivh eo styli nitore probari, qui vel séniores a scribendo deterreant. Sed
(uun volo latinae linguae studiosos ad óptima exemplaria confugere, quo tutius bene dicendi artem arripiant, tum Ídem ipse contendo eis omnino non esse catliolicae doctrinaej
auctores invidendos, qui primis post Christum natum saeculis floruerunt. Quum enim mult^
peccent romani superioris memoriae scriptores in iis quae ad mores, ad gennanam huma
nitatem, atque praesertim ad ipsam Dei creatoris et providentis uotionem pertinent, omninj
decet tenellus alumnos ülis studiorum monitoribus uti, qui sibi credentem minime fallant,
quique perversis veterum praeceptionibus sapientissima documenta opponant, mox laetissimos
fructus latura.
Caeterum nemo tam hospes est in literis latinis qui uesciat, complures cliristianae sapientiae scriptores, tametsi altius spectabant, quam u t extima styli parte famam consequerentur, se tamen ad veterum imitationem cum laude composuisse. Quare et Svlpiciyjí
Seyervm memorant, qui de brevitate cum Sai.lvstio contendit, et Mixvcivn F eucem haud sane
inelegantem dictionein dialogis suis conciliantem, atque L actantivm, qui TuUiani styli
virtutes est consecutus, plañe u t mérito C h risU a n u s C icero s il a p p e lla tu s .
Quae cum ita sint, propositis jam pridein praestantissimis scriptorum voluminibus ad
legendum, optimum factu existimavi, si adolescentulos in patriae spem succrescentes ad eos
latinos quoque scriptores deducereiu, qui christianam doctrinam professi, de literis et de
religioue optime meriti sunt.
Jainqiie in vulgus prodiere cum adnotationibus Joannis Tamiettii, salesianae Familiae
alumni, Poctoris politiorum litteranim dÜigentissimi, Sancti Hieronymi Scripfa selecta et

Historia Sacra Siüpicii Severi, nec non Sancti Martini Vita ejusdem scriptoris. Nunc
vero en idem Joaunes Tamiettius edidit Lactautii: He mortihus persecutorum, Sancti
Augustini De Civitate Dei et S. Cypriani de MorfaJitate libros quos tibi propono, ut,
si alunmis tuis prodesse videas, apud meos alumnos librarlos sdas excusos prost-are, ut
niultorum manibus terantur. Vale.

AÑO I. -K. 1.

Sale una vez al mes.

OCTUBRE 1886

BOLETIN 8ALESIAN0
Debemos ayudar á nuestros bermanos á fin de cooperar á da difu­
sión de la verdad.
(in. S . J uan, 8)

Atiende á la buena lectura, á la ex­
hortación y á la enseñanza.
(i. Tib . IV. 18).

Entre las cosas divinas la más di­
vina es la de cooperar con Dios
á la salvación de las almas.
(S. D ionisio)

Dn amor tierno hacia el prójimo es
uno de los más grandes y excelen­
tes dones, cine la divina bondad
puede hacer á los hombres.
(El Doct. S. F ranc. de Sales)
H D IR E C C IO X

Oualquiera que reciba á uu nido en
mi nombre, recibe á mí mismo.
(Mat. XTIU.

Os recomiendo la niuez y la juven­
tud; cultivad con grande empeño la
educación oristiaua; propooionadles
libros que enseñen á huir el vicio
y á practicar la virtud.
(l'io IX)

Redoblad todas vuestras fuerzas para
retraer á la niuez y juventud de
las insidias de la corrupción y de
la incredulidad y preparar de esta
manera una nueva generación.
(León XIII)

e n e l O r a t o r io S a le s ia n o . — C a lle C o t t o le u ^ o X '’ 3 Ü , T u r iu ( I t a lia )

SU&1A.RIO — L a voz de los Misioneros de la Patagonia
— El Corazón de Jestís y la niñrz ■
— La iglesia del
Sagi-ado Corazón en liorna — Noticias de la Patagonia
— Carta do Paysandú — Una alijunacion — D. Bosco
en Milán Gracia de María Siua. Auxiliadora — Colegio
de Nuestra Señora del Cannen en Utrera.

LA VOZ DE LOS MiSIONEBOS DE LA PATA&ONIÁ
A D O K BOSCO
Y A LOS COOPERADORES Y COOPERADORAS SALESIANAS.

Qui.siéramos que en este mes una voz
se dejase oir desde uno al otro confin del
mundo y que el presente número del Boletín
Salesiano, viniese á dar en las manos de
cuantas personas tienen fe en Dios y amor
á fas almas. Esperamos, sin embargo, que
esta voz será siquiera oida por nuestros
Cooperadores y Cooperadoras y por ellos
divulgada como un eco fiél entre sus co­
nocido^ y amigos, moviendo la caridad y
el zelo de todos.
La voz que indicamos es la voz de los
Misioneros Salesianos de la Patagonia, de

5)

•«$-

la Tierra del Fuego y de las Islas Malvi­
nas. Después de las recientes exploraciones
que ellos practicaron por espacio de 2,500
kilómetros; después de haber subido y re­
corrido la mayor parte de los Andes; des­
pués de liaber hallado numerosas tribus
de salvajes; después de haber instruido y
bautizado á infinidad de personas; de.spues
de haberse encontrado, no pocas veces, ex­
puestos á grandes peligros ya de morir de
hambre, ya de perecer ahogados, ya de ser
devorados por las fieras, aquellos Misione­
ros vueltos á sus respectivas moradas, hi­
cieron oir á D. Bosco y á sus hermanos de
Europa, una voz digna de ser escuchada.
Esta suena a s í: « Mandadnos ayudes per­
sonales y materiales y nosotros darémos á
Dios, á la Iglesia y á la sociedad, la Pata­
gonia cristiana y civilizada. »
No era ciertamente diferente la voz que
en sus tiempos hacía resonar desde el Asia
á la Europa toda, el grande apóstol de las
Indias S. Francisco Javier; ni tampoco la
de los primeros y últimos operarios evan­
gélicos; antes al contrario esta es la voz
que resonaba en los labios del Divino .Sal-



vador cuando decía: La miés es mucha,
pero ios operarios son pocos. Rogad, pues,
al Dueño de la miés que mande operarios
á recogerla.
Los Cooperadores y Cooperadoras saben
ya í(ue hasta ahora D. Bosco y los Salesianos de Turin no se hicieron sordos á
este g rito , hecho otras veces oir por los
misioneros de América. Confiados en Dios
y en la caridad de nuestros bienhechores,
ayudados con sus limosnas, bendecidos y con­
fortados, por las palabras de Jesucristo, no­
sotros hemos enviado ya á aquellas remo­
tísimas tierras varias compañías de operarios
({ue hoy tienen á la cabeza un Obispo Salesiano el limo. Sr. D. Juan Cagliero y un
Prefecto Apostólico D. José Fagnano. Con
los medios que nuestros bienhechores y
bienhechoras nos suministraron, aquellos
Misioneros han podido ya abrir escuelas,
colegios y talleres para los hijos de los salvages; han establecido estaciones, fabricado
iglesias y conducido á Jesucristo muchí­
simas almas que antes no lo conocían y
encontrábanse sumergidas en las tinieblas
de la idolatría. Sea alabado el Señor y aplau­
dida la caridad católica.
Pero las obras que hasta ahora se em­
prendieron son insuflcientes á cubrir la
necesidad; puesto que el influjo benéflco de
estas mismas obras y las recientes escursiones apostólicas que se hicieron en medio
de los salvages despertaron en estos, un
grande deseo de conversión y ansia de ins­
truirse y de hacer instruir por los Misio­
neros y por las Hijas de María Auxiliadora
á sus hijos é hijas. De modo que ellos mis­
mos piden con instancia, que vayan sacer­
dotes y se abran muchas casas, á fin de
poder recibir con mayor facilidad y abun­
dancia las luces de la fe y de la civilización.
En vista de un afecto tan consolante que
aquellos indígenas demuestran liácia la
Santa Iglesia y de un avenir tan feliz y
próspero para la Religión, en aquellos filtimos confines de la tierra, Don Bosco ha
querido ser él el primero á escuchar la voz
do sus hijos de la Patagonia, enviándoles

2



al efecto una nueva compañía de ayudan­
tes. Esta saldrá de Turin para el próximo
noviembre juntamente con el misionero Don
Luis Lasagna, recien llegado de la América,
con el fin de perorar personalmente la causa
de sus colegas, ó mejor dicho, con el fin de
perorar la de tantos miles de pobres creaturas racionales, destinadas lo mismo que
nosotros á la libertad, á la gracia, á la gloria,
y que por el contrario se encuentran opri­
midas todavía bajo el yugo de la esclavitud
y sumergidas en la más triste miseria.
Ahora bien; para preparar la nueva conipañia de conquistadores de almas y de pro­
pagadores del reino de Dios sobre la tierra,
no dejan de ocurrir gravísimos gastos, ora
de ornamentos sagrados, ora de vestidos,
ora de viaje. La generosidad, pues, de los N
Cooperadores y Cooperadoras, que en las
expediciones pasadas, socorrió tanto á Don
Bosco, esperamos que en la expedición pre­
sente no será menos grande. Él apela á su
mucha caridad y en ella grandementt confía.
Ruega que escuchen como él la vOz de.
sus hijos y favorezcan sus empresas.
Los Cooperadores y Cooperadoras pueden
favorecerla, ya con ofertas de tela y piezas
de ropa blanca, con paño para sotanas y
manteos, con ornamentos de iglesia para la
celebración de la Misa y de las funciones
sagradas, con dinero para poder atender á
los gastos de trasportes por tierra y por mar;
en fin con cualquiera limosna que la pie­
dad inspire y las fuerzas lo permitan.
En el Oratorio de S. Francisco de Sales,
en Turin, desde donde saldrán los nuevos
misioneros, se recibirá con suma gratitud
ya personalmente, ya por correo, cuanto la
caridad industriosa enviará á este noble fin.
El número de los misioneros que saldrán
será tanto más grande, cuanto más abundan­
tes sean los recursos, y por esto suplicamos
á todos los Cooperadores y Cooperadoras,
tengan la bondad de buscar también otras
personas benévolas, las cuales quieran con­
currir á esta santa obra de humanidad y fe.
Nosotros anotarémos el nombre y ape­
llido de todos en los registros de nuestro

— 3 —

instituto para encomendarlos todos los dias
en nuestras oraciones, é implorar las ben­
diciones del cielo sobre ellos, sobre sus
familias, sobre sus obras, mientras que Dios
Nuestro-Señor los escribirá también en el
libro de la vida, esto es, de los predestina­
dos ; puesto que es sentencia de s. Agustín,
que quien atiende eficazmente á la salvación
de las almas pone en seguro la suya propia:
Ani7nam salvasti, anim am tuam iw aedestinasti.

EL CORAZOK DE JE SU S
Y LA NINEZ.

No hay persona que no sienta dolorosamente
moverse el corazón al contemplar la mísera conlicion en que yacían los niSos antes de aparecer
;1 cristianismo. | Qué horrorosas escenas, oh Dios
mió, no nos presenta de esto la historia! Y en
efecto, veamos allá en Egipto, en aquel mismo
Egipto llamado la cuna de la civilización más
' gloriosa, á los niBos expuestos á morir en las
i orillas d'’. N ilo, como acaeció á Moisés. He allí
[no tan lejos á aquellos otros arrojados al fuego
r.nte los" ojos de sus mismas madres en sacrificio
al cruel Moloch.
Y no debe creerse que Aténas y Roma se hayan
portado mqjor en este punto. Nosotros vemos al
legislador Solon permitir las más de las veces
á los padres el matar libremente á sus propios,
hijos. Vemos las leyes romanas de las doce ta­
ñías condenar á muerte á los nüíos nacidos de­
fectuosamente. Vemos en el primer siglo mismo
de la era vulgar, según narra un acreditado his­
toriador (1), á los niBos recien nacidos, á fin de
lestimoniar el dolor del pueblo por la muerte de
Germánico, ser muertos por aquel pueblo romano,
que pretendía imponerse á todo el mundo por su
cultura y sabiduría.
i Qué más ? ¿ No vemos quizá á Platón , el
genio más grande de la antigüedad pagana, or­
denar en aquel ideál suj'o de un Estado más
perfecto, que se dé muerte á unos hijos y á otros
se les eduque en tal manera que las madres no
puedan reconocerlos por propios hijos suyos ? (2)
Mas he aquí mudarse las cosas. Aquellos niños,
poco antes objeto de cruel desprecio, y de bár­
bara ferocidad, resucitan á nueva vida ,* una
nueva aureola circunda sus frentes, en sus ojos
se desprende unji luz de amor, en sus caras res­
plandecen rayos de paraíso. Y ¿ en qué consiste
esto ? Es el Corazón de Jesús que ha obrado este
milagroso cambiamento. Oh Dios mió, ¡cómo son
(1) SvETOxTO. en lamida de Calleóla.
(2) De RepubL t .

I.

santamente hermosos á vuestros ojos! Jesús ha
terminado entonces de hablar de la castidad á la
inmensa turba, de aquella castidad que solo los
perfectos entienden y que constituye la preroga­
tiva más luminosa del sacerdocio católico, y que es
para la Iglesia la causa más potente de los mi­
lagros de caridad que cada dia admiramos.
En este momento preséntase una multitud do
niños, que atravesando por medio del numeroso
gentío que cerraba el pasage, aproximase á Jesús.
Son las mismas madres que cogen en brazos n
sus niños y quieren presentárselos para que los
bendiga. En vano los discípulos se lo impiden;
la contradicción, que el pecado original había
puesto, además de la natural diferencia entre el
niño y el hombre, debía caer para siempre. Y
es el Corazón do Jesús que cumple esta obra de
santa destrucción, merced á la armonía de aque­
llas cosas que parecen las más desiguales. ¡ Oh !
dejad, dice El á sus discípulos, dejad á los niños
y no les impidáis de venir á mi, puesto que de
ellos es el reino de los cielos. En verdad os digo
que quien no recibirá el reino de los cielos como
niño, no entrará en él. Y abrazándolos después
cual un tierno padre, ponía sobre sus cabezas las
manos y los bendecía (1).
Palabras consoladoras, sublimes manifestaciones
de su Corazón afectuosísimo, las cuales revelan
bien claramente su inefable ternura, y la razón
misma de esta ternura, ya que en los niños, que
personifican la fragancia celeste de la castidad
virginal y el espíritu de humilde sencillez, nos
instruye el sapientísimo Jesús, y nos pone de­
lante como modelo, aquella altísima perfección
que él había venido á anunciar. No es, pues, ma­
ravilla si nosotros le vemos no dejar escapar
ocasión alguna, que se le presente, de inculcar á
sus discipulos y por medio de ellos á sus suce­
sores y a todos los hombres del mundo, la más
grande ternura y la más afectuosa solicitud hácia los niños juntamente con la mayor reverencia
y respeto hácia ellos. Y en efecto, Jesús en otra
parte después de haber tomado tiernamente entro
sus brazos á un niño y colocádolo en medio do
los que le escuchaban, díjoles aquellas memora­
bles palabras: Cualquiera que habrá recibido á
un niño en mi nombre, recibe á mí, y no solo á
mí, sino también á aquel que me envió. »
Quizá, observa aquí un profundo escritor, aca­
riciando y abrazando á aquel niño, quiso ponerse
por ejemplo á sus ministros en la Iglesia, de tal
modo que para ellos sean familia todos los niños
del mundo, y estos sean sus hijos. Una tradi­
ción de la Iglesia dice que aquel niño que Jesu­
cristo acarició, fué después un héroe y obispo de
Antioquía y se llamó Ignacio mártir (2). Y por
esta razón la Iglesia católica tiene entre sus ofi­
cios como uno de los más grandes é importantes
el de la educación de la juventud.
¿ No es ella la esperanza y el sostén de la fa­
milia , el género humano qne renace, la patria
que se perpetúa, la humanidad que se renueva
(1) Math. XIX- 13. 14 15; Loe. xvm, 16. 17.
(2) Foraari. D e l a v i d a d e J . C .. lib. 2. voL ii).

Sed, pues, queridos jóvenes agradecidos al Co­
en su Üor ? ¿ Qué cosa hay más grande, exclama
razón
de Jesús por el grande afecto que os mues­
s. .íuan Crisóstomo, que dirigirlos ánimos é in­
formar las buenas costumbres en el corazón de tra, por el bien inmenso que os ha hecho y os
los niKos. (Jfiíd maius quam aniniis moderarí continúa haciendo, por la solicitud más que pa­
terna que tiene de vuestra salvación corporal y
atque adoleíicentulomm fingere mores? (1).
Poro, ¡ ay de m i! el Corazón do Jesús instantá­ espiritual. Este agradecimiento grabadlo pro­
neamente se turba, su rostro vuélvese severo y fundamente en vuestra mente y en vuestro co­
amenazador, su voz siéntese en un tono alto y razón, manifestadlo también francamente con
tremendo: «¡Ay de aquel que habrá dado escándalo las palabras y con las acciones. El afecto, la de­
á uno de estos pequeñitos que creen en m í! me- voción al Corazón de Jesús sea la obra de toda
ior fuera que se le hubiera atado al cuello una vuestra vida. Pero sea un afecto sincero, sea una
muela do molino y lo hubiesen arrojado en el pro- devoción operosa, consagrando á él desde ahora
funtlo del mar. Guardaos bien de despreciar a uno todo vuestro corazón y resolviendo de huir con
do estos nihos, pues os digo que los ángeles suyos santo horror todo aquello que pueda empañar el
ven continuamente la cara de mi Padre que esta candor y disminuir vuestro nobilísimo fervor.
en los cielos. »
¡ Ah ! Pluguiese al Cielo que esta terrible ame­
naza, que el verdadero amor á la nitíez arrancó
do la boca al humildísimo Jesús, fuese por todas
LA IGLESIA DEL SAGSADO CORAZON EN ROMA,
partos profundamente esculpida y meditada. S i ,
Roma, 30 de setiembre 1886.
¡ ay do aquellos padres que con palabras y obras,
dan mal ejemi>lo á sus hijos ó que por negli­
R e s p e t a b l e Sr . D i r e c t o r :
gencia ó culpable interés los confian á perversos
educadores! ¡ ay de aquellos maestros traidores
DE LA Unitá CattoUca,
que con sarcasmos y mentiras contra la religión,
X)eo
gratias
et semper Deo grdtias. La fachada
háconse lobos rapaces de las almas de sus discí­
pulos! ¡ay de aquellos escritores impíos, que con de nuestra Iglesia monumental del Sagrado Co­
libros y diarios irreligiosos ó inmorales enve­ razón está ya concluida. La última piedra púsose
nenan y corrompen la monte y el corazón de la en la vigilia de la fiesta de S. Joaquín, día del
iuventud presente y venidera! Sí, venidera, puesto sapientísimo Pontífice León X III, que aceptaba
que vosotros sereis polvo, oh escritores impíos en su munificencia el edificarla a cuenta suya, }
ó irreverentes, poro vuestra infame obra de des­ lo habría hecho indudablemente si el conde César
trucción vivirá desgraciadamente. Semejantes a Balbo no hubiese propuesto la idea del voto na­
aquellas victimas que se inmolaban un dia sobre cional para auxiliar al Santo Padre en las pre-^
los sepulcros para placar a las sombras; todos sentes y graves circunstancias. Ahora toca á mi
aquellos que al leer vuestros escritos liabran per­ hacerme intérprete, en su incomparable diario,
dido su honestidad y fe, serán otras tantas vic­ de todos los que tomaron parte en esta gran­
timas, las cuales vendrán á inmolarse sobre vues­ diosa empresa, para decir una palabra de acción
tro sopulcro, no ya para daros la paz, sino para de gracias á cuantos cooperaron con la palabra
quitárosla in eterno; vosotros no viviréis y a , y con la limosna á esta obra de fe y amor.
pero seguiréis corrompiéndoos; cada página * Y en primer lugar á Su Eminencia Revma. el
impía vuestra será la ruina de un principio, Cardinal Alimonda, el cual con tanto zelo y con
la pérdida de una virtud, y de esta manera se tanto corazón ha tomado el encargo de invitar a
perpetuará vuestra obra de iniquidad, de destruc­ todos los Arzobispos y Obispos de Italia, para
ción moral, más terriblo y digna do castigo que que excitasen a los fieles, confiados á sus cui­
la del salteador de caminos que roba y el ho­ dados, á concurrir con sus ofertas á la edificación
de la espléndida fachada. Y á él, después del Co­
micida (¡no mata.
K1 poeta, osoribia hace un siglo el tonnese razón adorable de Jesú s, débese el mérito y el
llaretli grandemente irritado, el poeta (y lo mismo buon éxito de esta suseñeion que ha llegado a la
dignsodo cualquiera escritor en general) quo sa­ grande suma de 200,000 pesetas; suma verdade­
crifica al ara do la lujuria ó al Ídolo de la im­ ramente considerable atendiendo á los tiempos
piedad es un bribón que la sociedad debe tener presentes, y á las urgentes necesidades locales.
interés do esteriuinar como estermiiia á los on- Dios nuestro Señor que inspiró á tantos bienhe
vonenadoros y asesinos. Es necesario que el poeta chores á cooperar hasta ahora, inspirará cierta­
no se olvido jamás, que los aííos vendrán á con­ mente á alguna persona generosa el pensamiento
cluir su pobro y corta vida, y entonces vendrán de proveer alguna de las cuatro estátuas de mar­
también los remordimientos de conciencia ; ay de mol y algunas otras decoraciones, supliendo al
él si habrá en sus versos desviado de las buenas déficit de 40,000 pesetas.
costumbres, de la rígida moral y de la religión! (2).
(1) I h u n U i a , 6C*.
.
tt
• i
(í) C arta A su henuano Amadeo. E l mismo ü g o i ím c o I o
esiumtado del mal inmenso que producía en la juventud
un malvado romance suyo. pwhilndo severamente por la
lulesiju escril ía en la edición hecha en 1814. que si des­
pués de t.-mtas «liciones no fuese cosa imposible. el es-

critor lo aboliri.'i gustosamente y esto lo baria, porque cual-Quiera que exhorta al suicidio, se preñara mientras vis e ei
S n S e n t r d e haber s id o '<^^4 <Íe que alguno
al sepulcro (V. la Vida de.U.
Terribles palabras que debieran ser sénamente m e d ita ^
l>or los escritores, no menos que por los lectores tXt. ro­
mances.

o —
A todos, pues, los Revmos. Arzobispos y Obispos
una palabra de suma gratitud por el empeño que
en sus pastorales demostraron, como también á
todos los señores Párrocos, por el incómodo que
se tomaron en recibir los óbolos de los fieles y
finalmente á cuantos óptimos católicos que en
ma3'or ó menor cantidad dieron sus limosnas para
dicho fin. El Sagrado Corazón de Jesús sabrá
recompensárselos abundantemente. En nuestra
Iglesia hácense todos los dias oraciones en pú­
blico y en privado á favor de todos nuestros
buenos Cooperadores j todos los primeros viernes
de mes se celebra la santa Misa, únicamente por
ellos, y se hace una función especial para in­
vocar sobre sus familias el céntuplo en esta vida
y un gran premio en la otra.
Lo restante de la Iglesia está ya. á buen punto.
Las decoraciones en estaco, las doraduras de los
arcos y de las naves laterales, están ya concluidas,
3' el efecto es verdaderamente sorprendente. Tam­
bién las pinturas corresponden admirablemente.
El habilísimo pintor Virginio Monti, que por diez
años trabajó con el profesor Mantovaui en las
logias de Rafael, está pintando la cúpula, después
de haber pintado ya 50 cuadros en las naves la­
terales y en la traversal. También el distin­
guidísimo señor CarrozzelU que pintó no hace
mucho uno de los cuadros en S. Juan en Laterano, tiene ya preparados los bosquejos para la
ejecución de los cuatro profetas ma3'ores 3* de
los 12 menores.
Muchas otras noticias más particulares podría
comunicarle, las cuales reservaré para otra mia.
Entretanto me aprovecho de esta ocasión para
renovar á V., Revmo. señor teólogo, las muestras
de nuestra gratitud, por haber cooperado tan gene­
rosamente con su diario al cumplimiento del sa­
grado edificio. A las tantas obligaciones que á
y. me ligan uno también esta, encomendándole
á aquel Sagrado Corazón que nunca deja sin re­
compensa á quien promueve su gloria sobre la
tierra.
^f(’ crea sn¡/o affmo. y ohmo. sei'vidnr
F

r a n c is c o

D a l m a z z o , p á r ro c o .

NOTICIAS DE LA PATAGONIA.
Patagones, 28 de julio 1886.
R e \ 'm o .

y

A m a d ís im o P

adre,

Retardé el escribirle porqué esperaba á que
llegasen nuestros misioneros, quienes hacia ya
siete meses encontrábanse en las faldas de las
Cordilleras.
Llegaron felizmente asistidos de un modo pro­
videncial por el Señor 3' por él también bende­
cid a en sus escursiones apostólicas.
Nuestro D. Milan^io es una verdadera provi­
dencia para todos los habitantes del Rio Negro;
acompañado por nuestro buen 1). Panaro y por

el coadjutor catequista Porcina recorrieron á cabajlo la inmensa distancia de 555 leguas, ó sea
2,o00 kilómetros. Atravesando por dos veces los
Andes ó Cordilleras, fue á dar á Chile tocando
en Antuco, Angeles, Concepción y Chillan , en
donde recojió limosnas y otros muchos ayudos
para la Misión de Malbarco, que se encuentra en
la vertiente oriental de los montes que forman
el Rio Neuquen, confinante del Rio Negro.
Riéronla Misión en 30 estaciones, ó sea centros
de población, más ó menos numerosas. Rautizaron
á l ,il 7 entre indígenas ó li\jos de familias cristia­
nas, celebraron 00 matrimonios y prepararon á
la santa comunión á
neófitos.
Con esta Misión queda ya explorado todo el
valle desde el Rio Negro hasta los confiuentes
Limay y Neuquen y todo el valle tanto do la
parte derecha como de la izquierda del Neuquen
con sus 10 ó 12 confiuentes hasta los confines
de Chile y de la provincia de Mendoza. De modo
que la parte de la Patagonia setentrional más
importante 3’ más poblada es 3"a por nosotros vi­
sitada, conocida, y se puede también decir cate­
quizada, si se exceptúan 4 ó 5 tribus, cuyos ca­
ciques mostráronse favorables á su conversión.
Ahora estamos preparando una carta etnográ­
fica de toda la zona comprendida entre el Rio
Negro y el Rio Colorado, señalando las estaciones
y centros de poblaciones, colonias 3^ tribus, no­
tando las distancias de una estación á otra, mar­
cando los rios principales y el lugar por donde
pueden pasar á nado los caballos, é indicando los
valles y montes más importantes.
Mando también á V. R. un minucioso prospecto
de los lugares por donde pasaron nuestros Mi­
sioneros, con el nombre de cada uno de ellos y
con una particularizada estadística do los bautismos,
comuniones 3- matrimonios efectuados.
Hemos hecho una predicación extraordinaria
para el santo Jubileo, tormando ocasión de la
Novena de N. S. del Carmen, patrona del Pueblo,
y predicando tres veces al dia. Se hicieron tam­
bién muchas comuniones.
Espero mucho en la Asociación del Aposto­
lado, inaugurada con muy próspero suceso.
Hace más de un mes que D. Savio .se encuentra
entre nosotros, y nos dá muchas noticias de su
misión en la Patagonia central y meridional. Ha
podido saber por los Indios Teliuelches que hay
muclias tolderías esparcidas en las inmensas llanu­
ras del desierto central y en las riberas de los
rios. En la primavera irá de nuevo á Santa Cruz
y tentará una importante excursión en aquellos
contornos. En dicha excursión le acompañarán
algunos Indios Tehuelches, catequizados y bauti­
zados 3'a por él, y entre estos el que se retrató
í aquí en Patagones, que V. R. puede ver á la de­
recha del barbudo misionero.
D. Beauvoir atiende entretanto á la misión
con Fossati, hasta la llegada de I). Savio.
D. Pagnano está desde hace algún tiempo en
Buenos-A3Tes en busca de dinero, pero según
me escribe, encuentra poca fortuna; y es una
cuestión séria, puesto que no puede salir para su
prefectura hasta que no haya satisfecho lo que



6

debe en el banco de empréstitos j que gastó á
fin de levantar la Iglesia. Nuestras casas están
llenas de deudas á causa de las construcciones
que continuamente se hacen y no pueden ayudar
á nosotros, pobrecitos liabitantes del desierto. Y
lo que más me disgusta es que nuestros sudores
apenas son suflcientes para poder pagar los in­
tereses do las deudas.
Kstoy rodeado de cartas que me escriben de
Chile, Sartiago, Valparaiso, Talca y Concepción,
y respondo prometiendo y que tengan paciencia.
Pero con ol personal que tengo no puedo ni si­
quiera dar un paso.
Cuanto antes debre pensar en establecer al
menos dos centros cerca del Rio Negro, pero sin
medios y personas no me atrevo á hacerlo y
espero la oportunidad.
Hemos sabido de su viaje á Barcelona y que
commota fiiit tota chitas. Como también que le
fueron ofrecidos omnia reffnam undiy qoeY.'R .
los aceptó todos juntamente con el mismo monte
Tibí dabo, para ofrecerlo á su verdadero Dueño
ol Señor.
Con este viaje habrá contentado seguramente
á los Catalanes, poro no á los Andaluces, y menos
á los americanos. los cuales quisieran inventar
un ferro-carril aéreo para poder tener el honor
do una visita suya.
Tongo necesidad de oraciones y muchas. En
los hermanos sacerdotes, clérigos y coadjutores
hay mucho empeño para observar las santas reglas
y para adelantar en las virtudes propias de un
’salesiano. Todos los jueves nos reunimos y te­
nemos una conferencia que versa ó sobre algunos
casos de moral, ó sobre algunos puntos de ascé­
tica, ó do algún punto de disciplina para la buena
marcha de nuestra misión.
Los oratorios festivos son bastante frecuentados
do niños y niñas y también bastante ordenados.
Vamos también recogiendo las espigas perdidas ,
ó sea, los jovencitos y adultos indios, esparcidos
entre varias familias cristianas. Y á fuerza de
instar, solicitando y recomendándolo, obtenemos
que nos los manden para instruirlos y bautizarlos;
y á los ya bautizados prepararlos á la primera
comunión.
Nuestro misionero de la Patagonia central
D. Boauvoir ha hecho una escui'sion hasta el cabo
Vírgenes, en donde se va reuniendo gente de
todas partes, y toda en busca de oro! Y verda­
deramente aquellas arenas son riquísimas por el
oro que contienen, y los exploradores dicen que
en ciertos lugares es más rico y abundante que
en California. ¡ Oh si fuese verdad que nosotros
nos encontrásemos también en la edad del o ro !
Reciba, amadísimo Padre, los recuerdos, cora­
zones , y afectos do todos sus hyos de la Pata­
gonia. Ruegue por nosotros, é invoque sobro
nuestra misión la protección y bendiciones de
María Sma. Auxiliadora.
Las Hermanas, que son también zelantisimas,
pidenle juntamente conmigo su paternal bendición.
Suyo en J. C. afmo. hijo
7 J uan, Obispo.



CARTA DE PAYSANDÜ’.
Paysaadú, 20 de mayo 1886.

Ya es tiempo que para nuestra común edi­
ficación , haga mos saber á V. Rev. y á todos
nuestros Cooperadores salesianos las grandísimas
bendiciones con que el Señor quiso favorecer á
esta generosa población después de la llegada de
los Salesianos. Por una perseverancia y longa­
nimidad superiores á cualquier elogio, unidas al
celo y fatigas incesantes de nuestro dignísimo
párroco D. Juan Allavena, en seis años este
campo, que parecía estéril, ha dado los más
lisonjeros frutos.
Florece la Congregación del Sagrado Corazón
de Jesús, la cual se compone de un grandísimo
número de señoras, las cuales con sus comuniones
y oraciones fervorosas obtuvieron las primeras
bendiciones del Señor sobre todo el pueblo. Se
estableció entre las más activas y dispuestas la
conferencia de S. Vicente de Paul que presta
grande ayudo y conforto á las familias indigentes
y abandonadas, ofrece en sus mismas habita­
ciones el óbolo de la caridad cristiana que con­
suela sin humillar y va siempre acompañado de
una palabra ó consejo oportuno, que proporciona
muchas veces á las conciencias turbadas y desca­
minadas la paz y la luz de la religión.
Se obtuvo que las nobles señoras de la bene­
ficencia llamasen á la dirección del hospital á las
Hermanas de la Caridad; se fundó en el mismo
establecimiento un asilo, en donde se educan á
muchísimos niños, preservándolos de las enfer­
medades del alm a, miéntras que á muy pocos
pasos de distancia ciíranse las enfermedades del
cuerpo.
Al lado de la parroquia levantóse como por
encanto un espléndido Colegio, donde se educa á
los hijos de las principales familias de la ciudad
y contornos, y al mismo tiempo todos los do­
mingos y dias festivos retínense multitud de niños
para divertirse y cumplir con sus deberes reli­
giosos. ¡ Si viese, V. R ., qué vida y qué santa
alegría! Es Jesucristo en la persona de sus sa­
cerdotes que, rodeado de una turba de inocentes,
juega con ellos y con ellos habla, haciéndose pe­
queño con los pequeños, para dejar caer en sus ingénuas é inocentes almas una palabra, una semilla
santa que debrá algún dia fructificar consolaciones
;i la Iglesia de Jesucristo, prosperidad y bendi­
ciones á nuestra patria. De esta manera se van
preparando con tiempo las generaciones futuras,
que deben un dia reparar las terribles y tristes
desgracias de la triste vida presente.
Pero no por esto fueron olvidados los hombres
de buena voluntad. Para animarlos se llegó á
reunir con el mismo é idéntico fin en dos dis­
tintas corporaciones, la Confraternidad de San
José y el Circulo de los Obreros. Las dos Socie­
dades^ á pesar de su vida de pocos meses, manifies­
tan sin embargo un vigor y actividad maravillosas.
Aquel que seis años hace hubiese osado predecir de
Paysandú cosas tan estupendas, sería ciertamente

considerado como un imaginario ó loco, y no
obstante, por la misericordia del Señor, estos
son ya otros tantos beneficios reales que nosotros
todos los dias admiramos. Sabrá V. R. que para
fomentar siempre más y más el fuego de la di­
vina caridad, llegó oportunamente el Dr. D. Luis
Lasagna, tan amado y estimado en esta ciudad,
donde los hombres de todos los partidos saben
apreciar su espíritu conciliador, su infatigable
actividad y su desinterés en todas las empresas
que pueden redundar en favor de los pobres y
de los niños abandonados. Con so predicación
fácil y fervorosa preparó primeramente á los
niños y niñas para cumplir con la Pascua y fueron
más de 250 los que comulgaron por su mano el
día 9 de mayo; ciento recibieron el Señor por
primera vez en medio de una multitud grandí­
sima que asistía al acto solemne con el corazón
conmovido y los ojos llenos de lágrimas. El dia
siguiente era el destinado para las señoras de la
conferencia rodeadas de sus pobres ancianos aban­
donados; i qué espectáculo tan conmovedor, si
aquellos que tanto hablan de igualdad y frater­
nidad, sin entender lo que dicen, hubiesen visto
esta escena.' Yo que me encontraba presente no
pude detener las lágrimas y lloré de consolación.
¡ Ver á señoras respetabilísimas acompañar y
sostener por el brazo á uno á uno tantos pobrecitos á la sagrada mesa, comulgar con ellos y
prestarles servicios más que de madre, añadiendo
además que ellas mismas los habían instruido
antes y después calzado y vestido con hábitos
nuevos y decentes! ;Oh cómo debían los ángeles
admirar con alegría indescribible á estos otros
ángeles de la tierra que emulaban su caridad!
Pero aproximábase el domingo 16 de mayo ,
fiesta del Patrocinio de S. José, destinada para
la Pascua de los hombres y particularmente de
los socios del Círculo Católico. Se trataba de una
grande novedad, y V. sabe cuanto cuesta el primer
paso en estas cosas y en estos tiempos de abierta
persecución y de indiferencia glacial. Muchos
creían imposible la empresa y aconsejaban que se
abandonase ó se diferieseáfin de evitar un fracaso
seguro; pero el éxito más espléndido coronó la
fe de los buenos y las fatigas del Dr. Lasagna.
Paysandú vió por primera vez desde que existe
á 120 hombres acercarse á la santa Comunión
con una compostura y devoción de fe grande y
edificante. Se notaba entre ellos á los represen­
tantes de todas las clases sociales que venían á
resarcir á Jesucristo la cobarde apostasía de
nuestros tiempos. Desde el docto laureado hasta
el modesto artesano, desde el hombre de leyes
hasta el humilde labrador, desde el rico hasta el
pobre, todas las profesiones, todas las artes, todos
los grados y condiciones sociales de Paysandú.
estaban honorablemente representados en este
acto solenone de fe, de fraternidad y de valor
cristiano.
Aquellos hombres que se arrodillaron delante
del altar y se inclinaron ante su Señor, se sin­
tieron ciertamente al levantarse mucho más
fuertes para combatir las pasiones y los escán­
dalos que por todas partes vemos continuamente

y al mismo tiempo se hicieron dignos de la admi­
ración y del respeto de todos ios que todavía no
han vendido sus condencias.
No le hablo del proyecto de concluir cuanto
más pronto la iglesia de S. Raimundo, de la fun­
dación de un Colegio de Hermanas y de un sun­
tuoso asilo de mendicidad que debrá ser la gloria
de Paysandú; estas y otras noticias las sabrá á
su tiempo; por lo de ahora me apresuro á con­
cluir esta relación ya demasiado estensa, enco­
mendándome en sus oraciones y deseando toda
felicidad á Paysandú por tan grandes progresos
religiosos y morales y mandando mis congratu­
laciones á todas las almas generosas que trabjyan
y se sacrifican contribuyendo á efectuarlos.
Un Cooperador Salesiano.

m ABJURACION Y UNA MAGNIFICA FIESTA
en el OratoTÍo de S. Pedro y S. Pablo en Menilmontant,
París.
París, julio 1886.

M. R. Sr. D.

B o sco :

Ama V. tanto á sus pobrecitos niños, que siente
grandísimo gusto cada vez que oye narrar alguna
cosa referente á alguna de nuestras casas. Por
esta razón me tomo hoy ia libertad de escribirle,
para referirle una ceremonia conmovedora, que
tuvo lugar en los días 3 y 4 de este mes, en su
querida Gasa de Menilmontant.
Se trata de una abjuración, del bautismo y de
la primera comunión de un obrero protestante.
He aquí el echo de esta conversión preparada
indudablemente de un modo todo providencial.
Hace como unos seis meses, que un domingo,
después de la bendición un jóvon artesano, que
hacia ya algún tiempo frecuentaba nuestro Ora­
torio, me entregó de parte de su padre el si­
guiente billete; — Estimadísimo Señor: Le escribo
estos pocos renglones porque mi hijo desdo el
dia que comenzó á ir al Oratorio de V. me está
atormentando continuamente, diciéndome que
desea hacer su primera comunión; yo no quiero
impedírselo.
Permítame que le diga que yo soy protestante,
que mi mujer es católica y que mi hijo, también
católico, fué bautizado en Nancy. Tengo todavía
un niño y dos niñas, que no recibieron aún el
bautismo; ¿podría V. decirme si los puedo bau­
tizar ? Le ¿iludo respetuosamente y quedo de V.
líumildisimo sei'vidor
H*"
Calle de S... 3.
Fácil era el imaginarse una grande miseria
moral y material, pero por desgracia la miseria
era todavía más grande de lo que yo me figuraba.
La pobre familia habitaba en un solo cuar­
tucho húmedo y miserable; el padre de unos
35 años de edad, zapatero, dejaba traslucir en

— 8 —
.su rostro las extremas privaciones y la mayor
congoja y miseria. El pobre hombre habla na­
cido en Strasburgo de un padre católico y de
una madre protestante. Su padre, viejo soldado
del imperio, se cuidaba muy poco de religión y
liabía abandonado la familia por continuar mejor
su vida aventurera.
La madre, protestante fervorosa, había hecho
educar al hijo en su religión y este había du­
rante siete años, frecuentado el catecismo y obte­
nido, después de un simulacro de comunión, el
certificado siguiente, que le trascribo á título de
curiosidad :
« Iglesia cristiana reformada de Metz.
» Certificado de confirmación y admisión á la
» Santa Cena. Yo, el infrascrito Ministro del
» Santo Evangelio y Pastor de la Iglesia de Metz,
certifico que Eugenio G. H..., nacido en Stras» burgo, departamento del Bajo Rhin, el 26 de
» junio do 1851, después do haber sido instruido,
» según el Evangelio de Jesucristo, sobre las
» verdades do la fe cristiana y sobre los deberes
» de todo fiel cristiano, fuó admitido á confirmar
» solemnemente los votos de su bautismo el do» mingo 28 do mayo de 1865, ante la Santa
» Iglesia, y ha prometido al Señor de mostrarse
» siempre digno de la vocación de cristiano, con
» la pureza de sus costumlires, con una vida pia» dosa y sincera caridad, y que en virtud de tal
» promesa ha participado por primera vez á la
» Santa Cena, en el templo, el 4 de ju n io , dia
» siguiente al de Pentecostés.
» En fe do ello expido el presente certificado.
>‘ Quo la gracia y la paz le sean concedidas por
>> parto do Dios nuestro Padre y de N. S. Jesucristo (Rom. i, 7).
> Metz, domingo 1 de junio de 1865.

« El pastor: O... »
Más larde nuestro protestante había optado
por la nacionalidad francesa y había contraido
matrimonio, ó mejor dicho, había corrido peligro
do contraorlo, puesto que, lie aquí lo que sucedió.
Él, protestante, había consentido en casarse según
la Iglesia Católica, pero su novia, católica, había
rehusado de presentarse en el templo; de suerte
que, para arreglarlo todo no se presentaron ni á
la iglesia ni al templo.
1)0 esta ilegítima unión habían nacido cinco
hi,jos; poro la desgracia parecía les perseguía
por todas partes, como una maldición fatal, do
modo que la pobre familia vino á refugiarse en
París, único refugio á quien no lo encuentra en
otra parte.
¡Desgraciados! su miseria hizose más oculta,
si, pero no monos cruel: y un dia acosados por
el hambre, por la tristeza y desesperación deli­
beraron do asfixiarse... Solo la vista de sus po­
bres y desgraciados hyos los contuvo de cometer
tan horrible y triste crimen.
— Sabia bien, decíame el pobre padre , que
Dios existo y que yo hacia m al, pero habría
preferido la muerte, antes que ver á mis hyos
padecer el hambre ó hacerme yo mismo un

malhechor. Mi mujer tenía mucha razón cuando
me decía que Dios nos castigaba por causa de
nuestra mala situación; pero este Dios ha tenido
piedad de mí, puesto que fue entónces que agi­
tado por los remordimientos de conciencia, escribí
á V. por medio de mi h ijo , y fue también en­
tónces que V. me sacó de la miseria en que yacía
con mi famüia. —
En efecto, en breve tiempo, gracias al zelo
inteligente de varias personas piadosas y gene­
rosas de aquel barrio, todo fué regularizado. La
familia abandonó su mísera vivienda y se fué á
habitar en otro alojamiento mejor y más salu­
dable; proporcionáronles trabajo y además las
cosas más indispensables para vivir y sustentarse.
Las niñas fueron colocadas en un instituto de
monjas y los dos niños vinieron á nuestro Ora­
torio; uno para prepararse al bautismo 3^ el otro
á la primera comunión. Finalmente habiéndose
cumplido todas la formalidades del Estado Ci\H
y de la Curia Arzobispal, celebraron el matri­
monio según la Santa Iglesia Católica. La for­
tuna penetró con el órden y moralidad en la
modesta habitación del pobre hijo de la Alsacia.
Un dia, era el del matrimonio, después de la
ceremonia, nos entreteníamos hablando de los
asuntos domésticos. — Qué cosa necesitarían
VV., les dije, para salir para siempre de la
miseria? — Necesitaría, respondió él, un trabajo
seguro y utensilios... ¡Ah! si pudiese trabajar en
mi casa, cuán feliz sería! — Trabajo no le fal­
tará; pero ¿3’ qué cantidad necesitaría para com­
prar los utensilios más indispensables? — Cal­
culó, contó, y después.'.. — Unas 18 pesetas. —
Pues bien, he aqni 20 pesetas que me dieron
para YV. — El pobre obrero miró la moneda
de oro... fijó la vista en su mujer, después en mí
y finalmente exclamó: — ¡Y decir que ahora soy
maestro y dueño de un taller!
A decir la verdad, no pude contener la risa á
esta exclamación tan cándida de un dueño de
taller de 20 pesetas. Pero ¿ qué importan las
ilusiones? El era feliz. Mas prosigamos nuestra
historia.
Un dia que una persona amiga visitaba la fa­
milia encontró al padre algo pensativo. ¿Porqué,
le dijo, está V. tan preocupado? — ;Ali! señora,
es porque no soy feliz; yo soy ahora el solo
protestante de toda mi familia. — ¿Por causa de
quien? respondió la buena visitadora; puesto que
si V. lo desea sinceramente, no ha.v dificultad
ninguna... pero ruegue V., roguemos juntos al
Señor á fin de que le haga conocer la verdad.
Poco tiempo después, nuestro pobre obrero
vino una tarde á visitarme decentemente vestido
y con un folio en la mano que me entregó di­
ciendo: Aqui tiene V. Reverendo Padre, el cer­
tificado de mi primera comunión protestante; no
quiero serlo jamás, quiero ser católico^ lo quiero...
Sin esperar á otro dia, comenzó en aquel mmmo
momento á recibir la primera lección de nuestro
catecismo .v continuó de este modo viniendo todos
los dias después del trabajo. Era un verdadero
placer contemplar el ardor y la avidéz, con que
nuestro catecúmeno bebía la sana doctrina. De

— u —
tanto en tanto mo interrumpia exclamando: ;Y
considerar que yo no sabia estas cosas! ni si­
quiera mi mujer debe saber esto; ¡oh cómo estar:!
contenta cuando yo se la diga!
En efecto, en familia se ocupaban en hacer la
repetición de las verdades aprendidas el dia antes
en el catecismo. Era verdaderamente edificante.
La preparación progresaba cuando acaeció un
caso conmovedor. La anciana madre de nuestro
protestante ■sivía aún y contaba ya 83 años, y
había sido expulsada brutalmente de la casa de
uno de sus hijos, quedando así desamparada.
Nuestro convertido no desmayó : — Es mi madre,
dijo él, mientras pueda le daré asilo y la cuidaré
yo; se lo debo y la Divina Providencia nos ayudar:í. — Sin calcular más ofrecióle su pobre casa.
Entretanto la anciana enferma allí albergada oía
lo que se decía en casa y tenía siempre presente
el espectáculo cuotidiano déla caridad cristiana;
todo esto la conmovió y también ella declaró que
quería ser católica.
Aquí presentábase una séria dificultad, puesto
que la pobre enferma apenas sabía hablar fran­
cés ; pero esta dificultad fue muy pronto vencida,
porque su hijo se encargó de catequizarla y se
vió ¡espectáculo conmovedor! á este buen hijo
de 35 años de edad hacer silabear á su pobre
madre, extendida sobre el lecho de m uerte, las
oraciones que ordinariamente las madres suelen
enseñar á balbucear á sus hijos, cuando todavía
están en la cuna. Las Hermanas de Niederbron,
que nosotros tenemos por dicha muy cerca de
nuestro Oratorio, se encargaron de completar esta
educación; y ya nosotros habíamos fijado para la
próxima liesta del Sagrado Corazón la abjuración
do la madre, la primera Comunión de la abuela,
del hijo y del pequeñito nieto; pero el Señor
nos rehusó este espectáculo consolador. De re­
pente el estado de debilidad de la anciana se hizo
más grave y por consiguiente fné preciso apre­
surar la cosa. Un dia estando yo ausento, nuestro
buen hermano D. Benard, debió recibir su abju­
ración, administrarle el santo bautismo bajo con­
dición, escuchar la confesión do la pobre mori­
bunda que encontrábase aún en pleno conocimiento
de sí misma, prepararla á recibir la primera co­
munión y finalmente recibió también la ExtremaUnciou. Algunos dias después, la feliz convertida
da 84 años moría tranquilamente, y digámoslo
también, con grande alegría y con las más admi­
rables y consolantes disposiciones, á fin de re­
posar para siempre en el Sagrado Corazón de
Jesús, Dios de las infintias misericordias.
No puedo menos de hacer aqui una reflexión
sobre la misericordiosa bondad de nuestro Pa­
dre celeste. ¡ Cuántos hombres abrumados por las
desgracias repentinas, por los infortunios que
parecen exceder toda medida, encuéntran.se al
punto de abandonarse en los brazos de la deses­
peración ! Y sin embargo. Dios no ha obrado con
ellos sino con amor, puesto que aquel era el solo
medio para arrancarlos del infernal abismo hácia
el cual corrían sin apercibirse. La desgracia les
abrió los ojos, los echó en brazos de la divina
misericordia y fueron salvos. Esto es lo que a­

caeció á nuestra buena anciana. No parecía sinó
que fuese para ella la mayor de las desgracias
y una desgracia irremediable, el verse arrojada
á la calle por uno de sus mismos hi¡ios á una
edad tan avanzada. Y sin embargo nosotros ve­
mos que prueba tan grande de amor dábale Dios
permitiendo tal cosa, pues fué para ella nada
menos que el medio de su salvación eterna y lo
procuraba además la paz y el gozo en los últi­
mos dias de su ^fida en esto mundo.
Aprendamos, pues, de esto á bendecir siomprcla mano de Dios, que nos ama mucho más de U
que nosotros amamos á nosotros mismos.
Decir los desvelos do nuestro buc'u obrendurante la enfermedad do su m adre, seria cosa
imposible; no la abandonó ni un solo instante
por algunos dias y noches. Y tuvo ol gran con­
suelo de recoger su último respiro y oir su úl­
tima cita: — Hijo mió, adiós, hasta vernos en
el cielo. Lloró amargamente, pero católico de co­
razón , aceptaba ya el dogma tan consolador d<
la comunión de los Santos, desechado jior los des­
graciados protestantes; y estuvo contento en po­
der orar por el reposo eterno del alma de su
madre. Esta separación no hizo otra cosa (¡110
inflamar cada vez más su deseo y solicitar con
sus votos el dia de su entrada en el seno de la
sola verdadera Iglesia. La fecha de tal dia fué
fijada para el Domingo 4 de julio. En aquel dia
debíase celebrar una triple solemnidad. La fiesta
de S. Pedro y S. Pablo patronos del Oratorio;
la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, al cual
está dedicada nuestra Capilla y por último la pro­
cesión solemne del SS. Sacramento. Nosotros ha
bíamos para tal dia fijado también el bautismo
de otros dos adultos y la primera comunión de
12 niños externos, que se preparaban según cos­
tumbre con ejercicios espirituales de tres dias
pasados completamento en retiro en nuestro Ora­
torio. Sin embargo tuvimos que anticipar al .sá­
bado, 3 de julio, las ceremonias de la abjuración
y del bautismo que se hicieron con las debidas
facultades en nuestra capilla á la presencia de
testigos, de padiános y madrinas y do un cierto
número de fieles devotos y de nuestros queridos
niños internos, estudiantes y artesanos.
Autorizado con las facultades necesarias por
el Exemo. é limo. Sr. Richard , he podido cum­
plir minuciosamento la.s bellas ceremonias litúr­
gicas prescritas por el R itual, esto e s , dar la
absolución in foro externo, recibir la abjuración,
hacer pronunciar la fórmula de fe de Pió IV,
imponer la penitencia pública y finalmente pro­
ceder á la administración del santo bautismo á
nuestros tres adultos. Todos los circunstantes con
nuestros catecúmenos repetían con toda devoción
y piedad las hermosas fórmulas y ceremonias li­
túrgicas tan llenas de significación y tan graves
en su sencillez.
Nosotros habíamos elegido por padrino de nues­
tro neófito á uno de nuestros buenos cooperado­
res , un miembro de las Conferencias de S. Vi­
cente de Paul, el señor Virion, compatriota suyo,
que quiso se le pusiese por nombre Pablo; dos
de nuestros internos, dieron á sus ahijados, uno

- i o ­
do 12 años y el otro de 13, los nombres de
Ernesto j Luis.
Las madrinas fueron elegidas entre las devotas
señoras, que contribuyeron tan poderosamente con
su celo y caridad, á la fiesta de un dia tan berraoso y bello. Lospues de la redacción del acta
concluyóse la ceremonia con el canto de una ala­
banza sagrada á la Sma. Virgen, la Reina de las
Misericordias.
Poro la fiesta se había inaugurado solamente;
esta debía coronarse al dia siguiente. La Misa
dq la primiera Comunión se dijo á las 8 y 1|2
en nuestra capilla admirablemente adornada. Era
magnífico y conmovedor el ver á nuestro neófito,
de 35 años do edad y á su hijo de 13, recibir
juntos á su Dios por primera vez; la madre ha­
cía también su comunión; de modo que no for­
maban más sobre la tierra que un solo corazón
y una sola alma. No le describo, amadísimo pa­
dre , esta ceremonia, diróle solamente para su
consuelo, que un gran número de externos, todos
los internos y muchísimos fieles acompañaron á
la feliz familia á la Mesa eucarística. A las 11
cantóse la Misa solemne en canto grogoriano que
nuestros queridos niños, digámoslo de paso, aman
y aprecian cada vez más y ejecutan siempre con
mayor maestría y perfección.
Después de las Vísperas que se cantaron á las
3 tuvo lugar la renovación de los votos bautis­
males que nuestro buen obrero pronunció por
prim ero; después la consagración á la Sma. Vir­
gen. Luego salió la procesión solemne del San­
tísimo Sacramento. Todos nuestros niños externos
ó internos habian porfiado para superarse en celo,
originalidad y buen gusto en erigir y adornar
los altares (reposoir). Habían formado tres : uno
do S. José, otro de la Sma. Virgen y el último
dol Sagrado Corazón de Jesús. No se á cual de
los tres dar la preferencia, pero diré que el de
S. José, superaba indudablemente á los otros por
su originalidad.
Nuestros carpinteros habían hecho un altar con
un banco y adornándolo curiosamente con algunos
de los instrumentos y utensilios de su oficio. El
aspecto era verdaderamente gracioso.
No hablaré ni de los cantos, ni del órden de
la procesión, ni de la piedad general; ¡ oh cómo
nuestros estudiautes estaban contentos con sus
estandartos y nuestros recien comulgados con sus
volas en la mano, liaoiendo la corle á aquel Dios,
que liabia venido por la mañana á llenar sus co­
razones do gozo y alegría! ¡oh cómo rebosaban
de júbilo y contento los niños que componían el
clero!
El buen liyo de la Alsacia tenia una de la bor­
las dol palio formando pareja con un respetable
personaje y detrás de S. D. M. seguía una mul­
titud de gente, que al recibir las bendiciones de
Nuestro Señor no podía persuadirse que semejante
ceremonia se hiciese al aire libre en Menilraoutant.
Por la noche, después de la fiesta religiosa,
vinieron á imirso con nosotros en un modesto
banquete, en honor de los santos apóstoles, nues­
tros amadísimos hermanos de la Conferencia de
S. Vicente de Paul.

No es necesario que le haga el elogio del es­
píritu de sacrificio, que estos señores demues­
tran en mil maneras. ¡Ah, Padre amadísimo, qué
buenos y preciosos cooperadores! ¡qué hijos tan
buenos y devotos cuenta V .!
Pero nuestra fiesta no se había concluido to­
davía ; al dia siguiente, lunes por la mañana, fui­
mos al Arzobispado con nuestros recien comul­
gados del dia anterior, á fin de presentarlos al
Sacramento de la Confirmación.
Un hermano de S. Vicente de Paul hizo de
Padrino á nuestros 12 confirmandos. El limo.
Sr. Richard, fuó como siempre de una bondad
suma para con los hijos de D. Bosco. Quiso to­
mar por la mano on señal de afección á nuestro
convertido, todo confuso de tanto honor, y tuvo
para todos las más paternales y dulces palabras.
El regreso á Monilmontant fué de los más alegres. Nuestros queridos niños, durante estos
dias habian gozado de tanta felicidad en el Ora­
torio que no querían abandonarlo jamás. F ué,
sin embargo, necesario separarse hasta el domingo
siguiente, dándose palabra de volver, á la cual
respondieron todos con entusiasmo sin igual.
Me apercibo, caro Padre, que mi narración ha
sido demasiado larga, pero V. me perdonará puesto
que se trata de sus hijos. Los bendiga, venerable
Padre , bendiga á nuestros neófitos , á nuestros
bienhechores y á nuestros zelosos hermanos de
S. Vicente de Paul.
Y por último se consuele al ver que María
Auxiliadora, aquí como en otras partes, se com­
place en ver fructificar todas las obras que nos
confian.
¡ Ah I esto es porque V. ama tanto á esta Vir­
gen bendita y porque todas sus obras no tienen
otro fin que el de hacerla amar y glorificar jun­
tamente con su divino H ijo!
Su humildísimo y af)no. hijo
Garlos B ellamy, pbro.

D. BOSCO EN MILAN.
(Extracto del Corriere di Torinó).
Milán, 12 de Setiembre.

Como fué anunciado, ayer en el tren correo
de la 12-40 llegó á Milán nuestro venerable Don
Bosco, en cuyo simple nombre el público suele
compendiar el apostolado de caridad que desde
tantos años está cumpliendo en el mundo.
Recibido en la estación por varios profesores
de nuestro seminario, por algunos sacerdotes y
seglares ya alumnos suyos, hiciéronlo subir en
el coche de nuestro Arzobispo, que quiso tenerle
como huésped suyo. Pero si la vista de D. Bosco
llenó á todos de grande júbUo, alegría y admi­
ración, también un sentimiento de profunda pena

— lí —
y compasión ha causado en todos los presentes,
su estado de salud.
' Tiene las piernas totalmente débiles y no ca­
mina sino acompañado de otros, y con grande
dificultad. De esta manera subió las escaleras del
palacio arzobispal, que por cierto no son pocas.
El recibimiento afectuoso que nuestro Arzobispo
ha hecho á D. Bosco, no se explique; es nece­
sario haber sido testigo.
D. Bosco, que á pesar de la edad y los acha­
ques, conserva el ojo vivo y la mente clarísima,
reconoció á todos cuantos se le presentaron y
manifestóles lo muy satisfecho que estaba en en­
contrarse entre los buenos milaneses. Después á
uno que con el hablaba dijole: Estoy vecino á la
eternidad, pero no debo irme sin haber antes
recibido la bendición del Arzobispo de Milán.
Un pensamiento tan delicado lué después re­
compensado con un acto de humildad por parte
de nuestro Arzobispo, que basta indicarlo para
comprender el alto significado y sentir una ver­
dadera conmoción. El limo, y Rmo. Sr. Arzo­
bispo salió personalmente á recibirle, arrodillóse
á sus pies y pidióle la bendición!
En el dia de ayer fueron innumerables las vi­
sitas de los sacerdotes y seglares, que concurrie­
ron al palacio Arzobispal, pero I). Bosco se re­
tiró pronto á descansar.
Esta mañana tuvo lugar en el templo de Santa
María de las Gracias la reunión anunciada por
D. Bosco en favor de las Misiones Salesianas.
El templo estaba adornado sencillamente; á las
11 la multitud que se reunía dentro era grandí­
sima á pesar de que el Secoh, con arte digna de
este triste diario, intentase de dar á la conferen­
cia el carácter de demostración clerical, haciendo
presagiar desórdenes. Pero el piadoso deseo del
Secolo fué despreciado y una docena de munici­
pales, fueron suficientes para mantener el órden
más perfecto.
S. E. lima, que ya por la mañana á las 7 ha­
bía distribuidcv la Comunión general en el templo
de S. Joaquin, acogido con grandísimo entusiasmo,
con la banda de música, por aquellos parroquia­
nos. que quisieron celebrar con j úbilo la primera
fiesta patronal del templo, debido casi todo á la
munificencia del Arzobispo, llegó á las 11 en
punto á Santa María de las Gracias.
Asistió, pues, á la santa Misa con acompaña­
miento de música de los alumnos de D. Bosco.
De la admirable ejecución musical de los alumnos
de D. Bosco no ocurre hablar á los torineses;
fué una grata sorpresa para nosotros y, digámoslo,
un ejemplo saludable para la música que se canta
en alguna de nuestras iglesias.
Terminada la Misa, todos esperaban ver subir
ai pulpito á D. Bosco, quien se encontraba sen­
tado á un lado del altar mayor. La conferencia
hizola el M. R. P. D. Luis Lasagna, misionero,
llegado recientemente de la América meridional.
Comenzó el exordio con palabras de verdadero
agradecimiento hacia el Ai^obispo, á quien debe
en gran parte el encontrarse apóstol del Evan­
gelio en lejanas regiones, haciendo además notar
que en aquel mismo dia cumplía el vigésimo año

que el limo. Sr. Calabiana, lo autorizaba para
vestir el hábito sacerdotal.
Desarroyó después una conferencia improvisada
sobre la obra de D. Bosco, propagada prodigio­
samente en breve tiempo en las principales ciu­
dades de Italia y en muchísimas regiones do la
América. Dijo que más de 200,000 niños tiono
D. Bosco bajo las grandes alas do su caritativa
protección en el mundo, ó hizo un cuadro efica­
císimo de las escenas horrorosas quo sucodon en
los países salvajes, donde por lo do ahora no
llegó aún la caridad evangélica á arrancar á los
niños de la barbarie y á llevarlos las luces del
cristianismo y de la caridad.
Creo que si la conferencia hubiese sido liecha
en uu lugar privado en vez de la Iglesia, quien
sabe cuantas y cuantas veces el orador hubiera
sido interrumpido por lor aplausos de un electo
auditorio, que encontrábase enteramente conmo­
vido j máxime cuando D. Lasagna con vivas pa­
labras, demostró que las Misiones , no son sola­
mente una obra religiosa, sinó también una obra
de patriotismo que debería persuadir á nuestros
gobernantes para que eximiesen del servicio mi­
litar al menos á aquellos clérigos que se dedican
á las misiones. Concluida la conferencia se liizo
la colecta. No sé actualmente cuanto habrá sido
lo que se recogió, pero puedo suponer con fun­
damento que el resultado habrá sido digno de la
benéfica Milán.
La función se concluyó con la Bendición y des­
pués con un espectáculo del todo commovedor.
D. Bosco no hizo un público discurso, pero se
puede decir que habló casi á todos los presentes
en particular. Cogió después S. E. R. á D. Bosco
por el brazo y acompañábalo atravesando toda
la iglesia con grande admiración de todos. Creíase
y se temía que la multitud se agolpase, pero, la
delicadeza y prudencia de todos fueron tales, quo
aquel espectáculo edificante se cumplió sin in­
conveniente y por último el venerando Prelado
y el apóstol, tanto amado por nuestra población,
pudieron llegar adonde estaba el coclio y salir
en medio de los aplausos de todos.
Desde Santa María de las Gracias el limo. Sr.
.\rzobispo con D. Bosco so dirigieron al colegio
de San Carlos en Puerta Magenta , donde oran
esperados por una numerosa reunión de selectas
é ilustres personas.
Durante el poco tiempo que D. Bosco estuvo
en Milán, dice la Lega Lombarda, en las salas
del Arzobispado fué un continuo movimiento. Es
mucho de notar la suave armonía de carácter,
de dulzura y caridad que distingue á estos dos
personages, nuestro Araobispo y D. Bosco. Ayer
mismo, por la tarde oyéndolos hablar familiar­
mente, nos sentimos llenos de'una suavísima ad­
miración.
El lunes por la mañana, á las 7 i\4 D. Bosco
celebró la misa en la capilla privada del Sr. Ar­
zobispo. Asistían muchas señoras y señores y to­
dos sus discípulos, á los cuales distribuyó la Gomunion. Después de la misa sentado en una de
las vastas sMas del ^Arzobispado recibió á los que
allí se encontraban, dirigióles un discurso lleno

— li? —
de caridad, dióles la bendición j después quiso
hablar particularmente á cada uno, dándoles un
recuerdo, acompañándolo con alguna palabrita
clíistosa. — A las 4,25 salió para Torino con el
directo.
Deberíamos también decir alguna cosa de las
osplóndidas coníerencias, tenidas por nuestros Co­
operadores Salesianos en Busto Arsicio y en Cá­
salo Litta, pero lo haremos en el siguiente nú­
mero, por falta de espacio en el presente.

GRACIA DE MARIA SMA, ADIILIAEORA.
Locnrn. 31 julio de 1886.
H k spk ta ule

Sr.

D ir e c t o r ,

Ayer he recibido las medallas. La jóven do
([uien le liablaba á V. otra vez, está bien, aunque
l)astanlo dóbil. Puédese muy bien llamar la sal­
vada por María Auxiliadora.
También aquel niño de trece anos y la señora
do 25, invadidos por el cólera y ón estado gra­
vísimo, ó mejor dicho, desesperado, están mucho
mejor, y estoy cierto que sanarán. Despnes que
los confesé, les di una medallita, los puse bajo
la protección de nuestra Señora A uxilium Christianoruin y Ella los salvó. ¡Viva María y siem­
pre viva! A Ella invoque el pueblo cristiano, á
Ella recurra en todas las necesidades que ciertiiinento no quedará jamás desatendido.
Desdo el lunes pp. por la mañana no hubo
ningún nuevo caso de cólera y espero que María
invocada con fé nos será en adelante propicia, y
en Ella pongo toda mi confianza.
Soa, pues, bendita y siempre invocada.
Con todo mi afecto y respeto quedo de V.
S. S. Q. B. S. M.
B a s il io , c o o p . sa l.

COLEGIO DE NUESTRA SEÑORA DEL CARWEN
en U tre ra .

K1 dia 10 del corriente se inauguraron los es­
tudios on ol colegio do Nuestra Señora del Cái'mon, establecido por los Padres Salesianos en la
inmediata ciudad de Utrera.
El acto fue solemne en extremo y dqjó llena
do entusiasmo á la escogida concurrencia que
asistió á él.
Empozó con un hermoso canto del maestro Dogliani, leyendo enseguida ol director del estable­
cimiento, Sr. 1). Ernesto Oberti, un breve pero
elocuentísimo discurso, en el cual, después de tri­
butar gracias al insigne bienhechor y cooperador
de los Salesianos de Utrera, Sr. D. Diego M. San­
tiago , explico el plan que se proponían seguir
en la enseñanza los directores y profesores del
referido colegio, plan que desarroDarían teniendo
siempre presente y usando los medios señalados
en las palabras del Espíritu Santo:
et

La concurrencia acogió con nutridos aplausos
el elocuente discurso del Sr. Oberti.
Acto continuo un niño vestido á la antigua
española, cantó la siempre encantadora y tierna
romanza 1’Orfanello, de Monseñor Gagliéro, con­
moviendo y haciendo llorar á muchos concur­
rentes.
A continuación recitáronse varias poesías espa­
ñolas, italianas y francesas, gustando mucho el
diálogo del P. Peuoglio, que tenia por fin expli­
car la importancia del estudio.
La parte musical estuvo perfectamente desem­
peñada, agradando á todos no solo la referida ro­
manza r Orfanello , sino también el canto del
Strambotto, ópera muy original del maestro Devecchi, asi como la composición del maestro que
enseña á su discípulo á solfear.
Cerca de dos horas duró la brillante y solemne
velada, saliendo todos de ella completamente com­
placidos.
Aquella misma tarde los Padres Salesianos con
los alumnos del colegio, saludaron en el camino
que va al Coronil á nuestro amadísimo Prelado,
que haciendo parar el coche, dió á besar su pas­
toral anillo á todos los alumnos.
(Del Diario de Sevilla).

UN DEAMA SOBRE S. AGUSTIN.
En la Colección de Lecturas Dramáticas de
nuestro Oratorio de Turin publicóse últimamente
uno en latín, quo por el argumento y por la
forma, merece ser adquirido, leído y recitado por
toda la juventud educada en los Seminarios é
Institutos religiosos. Está escrito en versos plau
tinos y sn autor es el Pbro. Dr. Sr. D. Juan
Francesia. Sabemos que entre los que escribieron
favorablemente, S. E. el Cardenal Parocchi, á
quien fné dedicado este trabajo, dirigió al autor
una magnifica carta latina, congratulándose con
él vivamente. El P. Mauro Ricci, célebre y gra­
cioso escritor, llegó á decir casi felices las faltas
de S. Agustín, pues merecieron un tan cumplido
y elegante expositor, en ol autor del presente
drama. He aquí sus palabras:
O culpa AurcU i
feUcia doñee
E x calmno eliciet carm ina. Docte, tu o !

Un opúsculo en-32° á 30 cénts. ejemplar.

J A A T I S O .

Suplicamos ú los señores Cooperadores
se dignen dispensar el retardo del presente
Boletín., debido á la falta de algunos me­
dios, de que, por ser la primera vez que se
imprime en esta Tipografía, hemos care­
cido. En los meses sucesivos procurarémos
llegue á tiempo oportuno.
C«B a p n ta U u ie I& ia t. Edesíástia — GmDt« liTCQ 6BÍCLI0SE
T«ritt. ISSí - Tip»rr>a» 5*Imí«m

SELECTA EX CHRISTIANIS SCRIITOIBVS
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Vol. in-lG® parvu.m .

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- Vita Sancti Martini: edidit atque adnotat. illustravit

Joannes Tamiettius Sac. Doct...................................»

F•

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De mortibus persecutorum, Liber

Iv C lL líllllll

unus, cum adnotationibus Jo-

,

annis Tamiettii Sac. politior. lit. Doct. in-16“ pag. 88 » 0,60
V.
Civitate Dei Liber quintus;
• ^
^
^ l l l l l edidit Sac. Joannes Tamiettius
politiorum litterarum Doct........................................ » 0,40
VI.
S .

p r Í 3 ,llÍ

Liber de Mortaiitate e t Epistola ad
Demetrianum, cum adnotationibus

Sac. Joannis T a m i e t t i i ........................................... »

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HISTORIA ECLESIASTICA
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J tiY e n ttid

Y ÚTIL A TODA CLASE DE PERSONAS
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P. JUAN BOSCO
FU N D A D O R

DE LA C O N G R E G A C I O N DE S. F R A N C I S C O D E S A L E S
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P e se ta ^

BREVIARIÜM ROMANÜM
EX DECRETO SS. CONCILII TRIDENTINI
R ESTITU TU M

S. PII V PONTIFICIS WIAXIMI
JUSSU EDITUM

CLElVrENTIS VIII, URBANI VIII ET LEONIS XIII
AUCTORITATE REC06NITUM

Cum adpt'obatione S. Rituum Congregationis

A v o lu m |

2 0 P e s e t.

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